Relatos y Cuentos. Textos elaborados para el taller de creación de cuentos 2008.

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Relatos y cuentos 2008 Rafael López Azuaga Universidad de Cádiz

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Primera edición: diciembre 2014 Relatos y Cuentos. Textos elaborados para el taller de creación de cuentos 2008. Universidad de Cádiz. (c) Rafael López Azuaga. Creative Commons. Librear. Escritura de los textos: 2006-2008. Publicación del libro: 2014.

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ÍNDICE DE RELATOS Paquillo “El Marinerillo” y la Comunicación No Verbal 4 Juan, la mujer y el sobre especial 5 La esperanza es lo último que se pierde 9 Las llamas me cubren 17 Mi primer día en la Universidad 19 Paco o pasión de amor 23 Cuando la familia se separó 30 Titirítirí 36 45 minutos en el Parque Genovés 37 Del cielo al infierno 38 El mundo de Georgie 51 ¿Capítulo X? 53

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Paquillo “El Marinerillo” y la Comunicación No Verbal

Rafael López Azuaga

Fueron subiendo en cada puerto y hablaban distintos idiomas. Estaba

Paquillo “El Marinerillo” muy confuso en esa situación. No entendía nada de lo que hablaban todas esas personas. Escucha diferentes formas de hablar, muchas palabras nuevas, acentos diferentes al suyo, cada uno pareciéndole más raro que el anterior:

-Oh, this wine is very good! Spanish’ drinks are the best! -Waku waku, wuach chi nare jar? -Bonjour! Comment s’appelle vous, monsieur? -Achierikina! Su principal temor era cuando tuviese que llamarles para ir a comer. No

sabía cómo hacerlo. Él nunca estudió idiomas. Probó a hablar en castellano, pero nadie lo entendía. Se agobió mucho, así que decidió hacer lo siguiente: se acordó de las películas del cine mudo, en donde se expresaban a través de gestos. Por ello, decidió correr y pararse a tocar el hombro a todo el mundo y decirles, mediante gestos, que había que irse a comer a la cocina, y tocándose el reloj que llevaba en la muñeca como indicándoles que ya era la hora de comer.

El primer paso estaba ya cumplido, pero ¿cómo iba ahora a saber qué plato

querían, si la carta estaba en castellano? Lo que hizo fue cocinar todo y llevarlo en una gran camarera y que ya cada uno escogiese lo que deseaba comer. Se ponía delante de cada plato, y hacía gestos con los brazos, señalando los platos para que la gente le señalase con el dedo cual quería para luego él servírselo sin problemas. Bueno, poco a poco iba saliendo del paso, pero ¿cómo lograr atender sus necesidades a lo largo de la travesía? Para ello, intentó simular que era sordo y que, para comunicarse con él, tenían que usar señas.

Para ir al servicio, simulaban que le apretaban la barriga. Para pedir un

teléfono, simulaban con los dedos que tenían uno pegado a la oreja. Para pedir una bebida, simulaban con la mano, formando una “c”, que estaban bebiendo, y se la acercaban a la boca para hacerlo más creíble.

Son algunos de los ejemplos que transcurrieron en el barco. Al acabar el

trayecto, se despidieron con la mano de él. La motivación de Paquillo mejoró. Ha aprendido a comunicarse no verbalmente, y se siente preparado para recibir a cualquier extranjero en su barco, y esto incita a que su barco genere muchos clientes.

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Juan, la mujer y el sobre especial

Rafael López Azuaga Juan salía de la facultad, tenía clase de Fundamentos de la Doctrina

Católica y se dirigía a un curso sobre Animación Sociocultural. A Juan le encantaba la enseñanza y sobretodo los niños. Le encantaba hacer cursos, ya que tenía unas ansias por aprender y mejorar su formación para poder satisfacer a sus niños de una manera más satisfactoria. Él tiene veinticinco tacos, es natural de Ubrique y, aunque al principio quiso estudiar Informática, se dio cuenta que el trabajar con los ordenadores y el ocuparse de toda su maquinaria le aburría y que le encantaba ayudar a sus compañeros con las tareas y a enseñarles cosas a sus hermanos y primos más pequeños. Con ello, se dio cuenta que lo suyo era la enseñanza.

Este curso es el momento preferido de la semana para Juan. Le cae bien

todo el mundo, aparte de que le gustan los perritos calientes que sirven en la cafetería, pero sobretodo le encantaba ir porque se encontraba la chica que le gustaba: Nuria. Desde aquel día en que se sentó a la vuelta en el autobús al lado de ella, se quedó completamente enamorado de ella. Su dulzura, su sonrisa, su pelo y su manera de expresarse y de reflexionar, cautivó a Juan. Además, al igual que Juan, le encantan los niños y el magisterio, así que prácticamente están hechos el uno para el otro.

Hoy, tras salir de clase, Juan se atrevió a pedirle si le gustaría ir mañana

viernes por la tarde al cine. Nuria aceptó encantada, ya que le caía muy bien Juan y además que estaba cansada de tantos exámenes y le gustaría despejarse. Juan se puso muy contento, casi pegando saltos a medida que iba dirigiéndose a su casa. Cabe destacar que Juan siempre ha sido muy fracaso con las chicas. Para empezar, es algo tímido y cuando ha tenido alguna oportunidad, la ha echado a perder por culpa de una metedura de pata suya: plantón inesperado (una vez se quedó dormido y una chica que le gustaba se enfadó con él), malentendidos (tras una borrachera, acabó echado encima de otra que estaba borracha y la chica con la que estaba saliendo le vio y le dijo que no quería volverle a ver nunca más) y muchas más cosas, pudiendo escribir perfectamente un libro tan gordo como el Quijote. Al día siguiente, Juan se despertó tras pasar una mala noche debido a lo nervioso que estaba por lo que le esperaba hoy. Se pone su mejor ropa, se echa gomina en el pelo, se echa colonia y coge un par de rosas de su maceta para regalárselas a Nuria. Se dirige hacia la parada de autobús más próxima, ya que Nuria vive un poco lejos de donde él vive. Desde allí, percibe que una mujer en la acera ha roto un sobre en mil pedazos. Le pareció una actitud bastante extraña, aparte de que se dijo a sí mismo: “qué mujer más marrana, ya podía haberlo tirado a la basura en lugar de poner perdida la calle”.

Cerca hay un chico con un sobre en el bolsillo y, al ver que ella lo

rompe ( esto antes de que Juan se percatase de esta situación ), se detiene. Es un chico con dos pendientes y un “piercing” en la ceja, pelo rizado y con unos pantalones de rapero de manera que se le asomaban los gayumbos. Juan, que es muy cotilla, se acerca a preguntarle qué ha ocurrido. El chico le dice a Juan:

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-¿Sabes qué ha hecho esta mujer? ¡Ha roto el sobre en donde venía la formulación para la creación de un antídoto contra el cáncer! ¡Es una locura!

-¿Contra el cáncer? ¿Y por qué ha podido hacer una cosa así? -¿Qué por qué? ¡Te lo diré! Su suegra padece cáncer de hígado y quiere que

se muera ya para heredar toda su fortuna. Si ella entrega el sobre con la fórmula esa, sus sueños se echarían a perder.

-¡Eso es muy cruel! Además, se va a morir igualmente, ¿qué más le da esperar?

-Es que resulta que su relación con su marido está bastante regular, y si heredan ahora y se divorcian, perfectamente ella puede apoderarse como penalización de toda su fortuna.

-¡Dios, qué mujer más cruel! Oye, ¿y tú cómo sabes todo eso? -Soy su vecino, y muchas veces le he escuchado quejarse de su suegra y de

que iba a destruir esa fórmula, la cual ha costado mucho lograr, imagínate, ¡más de cincuenta años!

Juan no se podía creer lo que escuchaba. ¿Cómo podía existir una mujer

tan egoísta que no solamente por sus caprichos iba a fallecer un familiar, sino que además millones de personas que padecen de cáncer van a tener menos posibilidades de curarse por su culpa? Es por ello que decidió recoger los papeles e intentar reconstruir la fórmula, pero antes que nada, necesitaba la ayuda de esa mujer para hacerlo. Por ello, decidió perseguirla. Se pone a buscarla, pero no la ve por ningún lado. Juan empieza a agobiarse, ya que la ha perdido de vista y olvidó pedirle los datos a aquel chico. Cuando pensó en retirarse, la vio de lejos. Juan se esconde detrás de un árbol y la divisa. Dicha mujer está esperando el autobús para irse a Madrid, para huir mientras se olvidan de ella por todo este jaleo del sobre. Se pone de mientras a leer la prensa y de repente saca el móvil y habla con alguien. Aprovechando este descuido, Juan decide comportarse como un héroe y decide cogerla de un brazo y llevársela a la Comisaría.

-¿Pero qué haces, niño? –dice la mujer. -La voy a llevar a Comisaría, lo sé todo –Le comenta Juan. -¿Qué dices qué sabes? ¿Estás drogado o qué? ¡Suéltame! – Comienza a

forzar para largarse de allí. -¡Y un carajo la voy a soltar, asesina! Las personas como usted solamente

merecen estar en la cárcel. -¿Yo en la cárcel? ¡Válgame Dios, lo que hay que oír! ¡Suéltame, cretino! Juan y la mujer comienzan a pelearse hasta que de repente aparece la

policía y decide entrometerse en la pelea. Los esposa y los mete dentro de su coche y se los lleva a la Comisaría. Allí, Juan y la mujer están con las esposas puestas y vigilados por otros policías para evitar que se escapen. Están sentados enfrente del Comisario, el cual pide explicaciones de lo ocurrido en la calle.

-¡Este niñato debe de haberse escapado del manicomio! Estaba yo tan tranquila sentada en mi parada esperando el autobús para irme a Madrid a ver a mi hermana y de repente aparece este y dice que me va a meter en la cárcel –comenta la mujer.

-¡Del manicomio ha salido usted, so loca! ¿Cómo se ha atrevido a hacer lo que ha hecho? ¡Señor, la vi rompiendo un sobre en cuyo interior se encontraba el antídoto para el cáncer! ¿Y saben por qué lo ha hecho? ¡Porque desea que su suegra, la cual padece de cáncer, fallezca para así heredar toda su fortuna!

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-¿Pero qué dices? ¿Yo romper el sobre del antídoto del cáncer? ¡Dios me libre! Además, ¡mi suegra falleció hace dos años y que en paz descanse!

-Sí, y yo voy y me lo creo, aquí tengo la prueba. Recogí los pedazos del sobre que rompió usted en la calle. Ahora mismo los juntaremos y obtendremos la fórmula de dicho antídoto.

Los policías comienzan a montar el sobre y se dan cuenta que lo que hay es un mensaje escrito, pero no aparecen fórmulas químicas ni nada por estilo, ni siquiera nombres de elementos químicos. Juan no entiende qué está pasando. Cuando se disponen a leer, ven que se trata de un mensaje publicitario de “El Corte Inglés”, el cual le decían que había ganado un pelapatatas.

-¡Pero si esto es sobre un premio para un pelapatatas! No entiendo nada. -Sí, es que ya tengo cuatro pelapatatas en mi casa y ninguna de mis amigas

los quieren, ya que siempre me regalan pelapatatas. ¡Estoy harta de comer patatas todos los días!

-Pero entonces, ¿por qué su vecino me contó que usted llevaba el antídoto y que quería que su suegra muriese?

-¿Te refieres al yonkie ese? ¡Ese se mete de pastillas y de marihuana como si fuese agua! A lo que te refieres de la suegra y el cáncer, eso es la novela que escucho todas las tardes por la radio. Se llama “Problemas de Matrimonio”, en donde se cuentan las desventuras y odios de unos matrimonios que se llevan muy mal y que solamente desean la desgracia para el otro. Es bastante original y me tiene enganchada. Lo que pasa es que ese tarado es aficionado a cotillear a los vecinos. Imagínate que escuchó que mi vecina Doña Úrsula había cortado la cabeza a Teodoro, y se pensó que era un tío y se puso a difundirlo por el barrio, y luego resulta que Teodoro era un lechón que le habían traído del pueblo y que le cortó la cabeza para asarlo y comérselo con sus hijos y nietos. ¡Manda huevos!

Juan se llevó un chasco enorme y todos los policías se echaron a reír. Juan

estaba avergonzando de todo lo ocurrido. De repente, se acordó de la cita que tenía con Nuria. Fue corriendo a su casa pero ya no estaba allí. Han pasado seis horas desde la hora en que quedó con ella. Intenta llamarla al móvil, pero no lo coge. Juan se vuelve a su casa. Otra vez ha vuelto a meter la pata. Al llegar a casa, su hermana pequeña, de veintidós años, le preguntó qué tal le había ido la cita y que por qué había tardado tanto en regresar. Juan dice: “ya he vuelto a hacerlo”.

Una vez más la ingenuidad de Juan le había causado una mala pasada. Su

hermana la estuvo consolando. De nombre Marta, no es tan amante de los estudios como su hermano (no acabó el Bachillerato y se puso a trabajar de dependienta en una tienda de ropa y por las noches en un “pub” de camarera) pero es bastante más espabilada que él (ha salido mucho más, conoce más mundo y ha convivido con un tipo de gente tanto en la tienda como en el “pub”...). Le preparó sus crépes preferidos, aquellos rellenos de chocolate y miel que tanto les gustan. Juan se animó y decidió al día siguiente llamar a Nuria y explicarle lo ocurrido.

Pero algo malo ocurrió. Se enteró de que Nuria se puso muy triste con el

plantón que le dio Juan y se lo contó a un amigo íntimo que ella tiene. Fueron los dos al cine y luego a cenar. La cita fue tan romántica que acabaron besándose, él se declaró y han acabado juntos. Juan, tras escuchar esto, se deprimió. Se fue a llorar a su cuarto, lamentándose de ser tan inocente y de

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creerse todo lo que le dicen. A partir de ahora, decide centrarse más en los estudios, ya que su obsesión por tener novia le está bajando las notas ( antes sacaba todo Sobresaliente, y ahora no pasa del Notable alto ) y lo que le hace es amargarse más.

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La esperanza es lo último que se pierde

Este relato está basado en un sueño de un buen amigo mío, poseedor de una gran imaginación que le llevará muy lejos. Le dedico este relato con

todo mi cariño.

Rafael López Azuaga

Fernando se levanta a las siete de la mañana, como suele hacer todos los días para ir al trabajo. Suena su genuino despertador redondo con dos campanas y un pequeño pero valioso martillo se encarga de golpear dichas campanitas para intentar que Fernando no se quede dormido como le ha llegado a pasar algunas veces. La cama de Fernando es algo estrecha, solamente cabe él y pudiendo apenas moverse, con lo que si un día se trae alguna chica a la cama, van a tener que hacerlo en el suelo porque de otra manera pues resultaría bastante incómodo. Se estira, se tira el cuesco que siempre se tira a primera hora de la mañana y se dispone a vestirse. Comienza un nuevo día de trabajo para Fernando. Trabaja de conserje en la facultad de ciencias de la educación de Puerto Real, aguantando a profesores egoístas, cada uno con sus manías, y a alumnos que, aún estando en el último año de psicopedagogía, todavía no sepan contactar con los profesores, dónde están las aulas o perdiendo todas sus cosas por diferentes rincones e la facultad. Pero sobretodo, todavía nadie ha aprendido que está prohibido fumar, y Fernando odio el tabaco y su salud está empeorando por culpa del ambiente tabaquero en el que se encuentra metido.

En otro lado del planeta, se despierta Rachid. Trabaja de camarero en un

buen restaurante de su ciudad. Es muy aficionado a las ciencias ocultas. Por las noches, lee libros dedicados a esa ciencia, elabora un diario de los sueños que ha tenido y los analiza mediante una serie de diccionarios que posee, ve películas de fantasía y magia, ...Es su pasión. Por desgracia, muchos de sus amigos y familiares han rechazado esta afición que tiene Rachid. Lo consideran un loco. Le dicen que todo son tonterías, que eso no puede considerarse una ciencia porque está basado en una serie de concepciones que ya no se encuentran de moda en la actualidad. De pequeño, la gente le puso “El Brujo” debido a esta afición que poseía. Rachid pasaba de todos ellos. Se refugiaba en un blog que había creado, en donde publicaba informes sobre sus investigaciones. Entre ellas, destacaba algunas en donde decía que había conseguido contactar con espíritus. Los convocaba mediante una serie de conjuros que había extraído descifrando las leyendas sobre dichos espíritus y aparecían delante de él. Rachid, a pesar de las críticas que recibía, era feliz. Se ganaba la vida honradamente y su blog, a pesar de todo, la gente lo visitaba, aunque muchos lo hicieran para reírse de él.

Fernando no es feliz con su vida. No le gusta su trabajo. Él estudió

casualmente en esa facultad, pero esto es lo único que ha podido encontrar, una vez que se jubiló el anterior conserje. Los profesores lo conocían, así que se aprovechaban mucho de él, ya que Fernando siempre fue un alumno muy obediente: “Fernandete, tráeme esto”, “Fernando, llama a mi mujer para decirle que voy a llegar más tarde, anda”, “Fernanditín, ábreme el aula de informática mientras me tomo un carajillo”, “Venga, Fernando, no le digas a nadie que he sido yo el que ha fumado en este despacho”, ...Hasta los alumnos le faltaban el

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respeto, puesto que, debido a su actual situación amorosa, la gente pensaba que era mariquita y muchos tíos se burlaban de él. Dentro de conserjería, se encontraba escrito cosas como: “Fernandote, cómete to el cipote”, “Fernando, ya estás de nuevo mariconeando”, “Fernandón mariposón”, etc. Su vida era pura monotonía: de casa al trabajo, del trabajo a casa. Tan solo su monotonía se rompía cuando tenía que ir a comprar comida, la cual era poca.

Fernando coge el coche y sale de su casa, teniendo cuidado de que nadie

viniese por detrás, ya que si se carga el coche, ya le esperaba una buena con su padre, el cual era su dueño. Vivía en “El Chinarejo”, cerca de Conil, con lo que siempre tenía que recorrer media hora con su coche para poder llegar al trabajo. ¡Oh, cuánto deseaba poder aprobar unas oposiciones y trasladarse a una gran ciudad, y vivir cerca de su trabajo para poder dormir hasta la hora en que comenzasen las clases! Para colmo, había una niebla muy espesa por la zona, así que puso la radio para intentar relajarse un poco. En ese momento estaban dando el parte deportivo. Una vez más, el Cádiz C.F había perdido un importante partido. Se está jugando la permanencia en segunda división. Comentaba que, tanto la afición como los jugadores están desanimados con la racha que está últimamente teniendo el equipo, pero les asegura que la esperanza es lo último que se pierde y que, a pesar de todas las dificultades que tienen, que irán a por todas. Fernando rechazó el comentario que soltó el entrenador: “¡Bah, que lo último que se pierde es la esperanza! Eso dicen todos, y luego pasa lo que pasa. A mí ya no habrá nada que me haga cambiar mi actual situación. Estoy condenado”.

De repente, debido a la distracción de Fernando y a la espesa niebla en la

que se hallaba inmerso, acaba chocando contra algo. Se trata de una persona que iba en moto hacia Conil. La niebla lo había hecho casi invisible. Fernando aparcó en el arcén y se bajó a socorrerle. Se trataba de un joven de unos quince años que al parecer se dirigía al instituto a un nuevo día de clase. Intenta comprobar si está consciente, pero tiene dificultad para respirar. No sabe que hacer, nunca antes le había pasado algo parecido a Fernando y no disponía del manual de conducir puesto que se lo había prestado a su primo Andrés. En esos instantes, el joven muere. Fernando se encuentra agobiado. No sabe que hacer. Piensa que es un asesino, que acaba e matar a este pobre joven. Fernando se está volviendo loco. Su vida es una mierda, y ahora estará lamentándose todo el tiempo debido al acto que acaba de cometer. Va a tener que estar dando parte de su sueldo a la familia para cubrir la pérdida de su hijo. “¡Dios, qué calvario me espera!”, se dice Fernando a sí mismo. Debido a esta desesperación, se mete dentro del coche, arranca a toda velocidad y decide estrellarse contra el primer árbol que esté en su camino. A 150 Km/h, Fernando se estrella contra un árbol, estrellándose contra el parabrisas de su coche, dándose un golpe tan fuerte que le quita. Fernando había muerto.

Bueno, Fernando no va a sufrir más. No soportará más las tonterías de los

profesores y de los alumnos de la facultad, ni tampoco a sus padres ni tampoco a las cotorras de las vecinas, que siempre le criticaban por todo. Ya ha muerto y ya le dejarán en paz, para siempre. O...¿tal vez no? De repente, sale un espíritu del cuerpo de Fernando que empieza a expandirse por toda la zona. Fernando va cambiando de apariencia. Conserva la misma cara, pero su cuerpo representa al de un ángel. Tiene dos alitas y no tiene cuerpo. Parece un muñeco hecho de

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globo y sin dibujitos. Pero eso no es lo más raro de todo. Lo curioso es que, allá por donde vaya él, la niebla le sigue. Fernando gira el brazo, y la niebla también gira alrededor de la zona. Fernando se encoge, y la niebla desaparece. Se vuelve a abrir, y ésta vuelve a aparecer. Sí. Al parecer, Fernando se había convertido en un espíritu de la Tierra, y a él le había tocado ser el controlador de las nieblas. Había oído hablar de estos espíritus en muchas leyendas. Una leyenda dice que existe un espíritu llamado Cesáreo que se ocupa de decidir dónde y cuándo llueve mediante sus llantos, otro llamado Alexandro que se ocupaba de levantar viento con sus brazos cuando él lo veía conveniente y otro llamado Seymour que se ocupaba de promover un calor desértico por la zona cuando le producía fiebre lo mala que era la gente. Todos esos chicos murieron en un cruel accidente de tráfico: ambos chocaron, no consecutivamente, contra un árbol cerca de “El Colorado”.

¿Sería ese mismo árbol en el cual Fernando ha chocado violentamente?

¿Tiene ese árbol poderes para que cualquier que choque sobre él, tenga como destino el controlar algo característico de nuestro planeta? Fernando no sabía. Puede que haya sido casualidad, o puede que tal vez no. Pero se hacía la siguiente pregunta: ¿por qué le había tocado ser el controlador de la niebla, y no de otra cosa? Llegó a la conclusión de que, debido a que la niebla había sido el causante de todo lo ocurrido, se le dio este poder para intentar controlar de que a nadie, a nadie más, le pasase lo mismo que a él por culpa de la niebla. Tenía su sentido: como él había muerto por culpa de la niebla, quiere decir que necesita un control para que nadie le pase lo mismo que a él, ya que es algo por lo que se sufre mucho, y él es una prueba de ello. Fernando estaba orgulloso de su misión, pero Fernando se encontraba lleno de odio. Mucha gente le había tratado mal desde el día en que nació. Sus padres continuamente le daban hostias por todo, en el colegio se metían con él siempre y le pegaban a la salida del colegio, muchas chicas le habían dado calabazas, en la facultad nunca le invitaban a las fiestas y los profesores le pedían favores debido a que era demasiado “cagao” como para negarse. Y, como ya sabemos, actualmente su vida no era como para tirarle flores. ¿Por qué se iba a preocupar por la seguridad de aquellos que tanto le habían maltratado? ¿Por qué a él tenía que haberle pasado esto, alguien que nunca hacía ningún mal a nadie, mientras que otros están traficando con drogas en el pueblo y nadie se atreve a echarles el guante? ¡Se acabó! Fernando estaba harto de siempre ser el “primo” de Conil. Por ello, decidió vengarse.

Fernando cubrió todo el pueblo de niebla. Durante varios días, la niebla no

cesaba en el pueblo. La gente no sabía que es lo que ocurría. Algunos se pensaban que les había caído una maldición, otros que el Señor estaba furioso con todos y uno, tranquilos, pensaban que se trataba de una mala racha y que luego vendría el buen tiempo. La venganza de Fernando no se estaba cumpliendo, ya que los conileños parecían haberse acostumbrado a que hubiese niebla en su pueblo. Fernando estaba empezando a enfurecerse. De entrada, nadie le había echado de menos. Vio que recogieron su cuerpo y el del joven, pero solamente hicieron un gran funeral para el joven, mientras que a él solamente le dedicaron una misa que duró menos de la cuenta para poder dedicarle tiempo al joven, y lo enterraron con solamente la presencia de sus padres y de sus tíos, mientras que a la del joven, el cual era un macarra pervertido y drogata (por lo que había podido oír) acudió toda esa gente a la que no pudo acudir a la de él. Lo gracioso es que, en los pueblos vecinos, le

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dedicaron fiestas en homenaje a su muerte, mientras que él permaneció discriminado dentro de su ataúd, sin que nadie se acordarse de él y viéndolo todos como un criminal por haber matado al joven. Fernando, indignado, decidió extender la niebla a todos los pueblos de alrededor de Conil.

La gente comenzaba a sufrir. Ya estaban pensándose que esto era una

epidemia. La niebla comenzaba a afectar a las cosechas y a la flora. El sol no llegaba prácticamente a los pueblos y todo se estaba muriendo. Las placas solares se estaban convirtiendo en inútiles y se estaba gastando más energía eléctrica que nunca, ya que, al no llegar el sol, no había luz para poder ver. Los animales estaban desorientados, no sabía cuando era de noche y cuando de día, ya que la niebla prácticamente tapaba los rayos solares de lo densas que eran. La gente no cogía los coches por temor a tener un accidente y llegaban tarde al trabajo, muchos de ellos teniendo que salir muy temprano para poder llegar con tiempo. Por las calles, la gente tenía que estar toqueteando todo lo que tenían alrededor por temor a chocarse con algo. Se producían muchos accidentes a pesar de todo: gente que se caía por las alcantarillas, gente que resbalaba por la calle, motos a las que atropellaban a personas, excursiones suspendidas por el mal tiempo, cargamentos de comida que no llegaban debido al mal temporal que hacía, ...Sí, señor. La venganza de Fernando empieza a surgir efecto. Fernando está tan obsesionado con los resultados que decide extender su niebla por todo el planeta. Fernando extiende más sus brazos y la niebla va aumentando. Llega a Badajoz, llega a París, llega a Estocolmo, llega a Nueva York, llega a Bagdad, llega a Sydney, ...Sí, Fernando ha conseguido invadir todo el planeta con su niebla.

Las televisiones de todo el mundo daban parte de todo lo ocurrido. Conil

parte como el lugar en donde surgió, ya que eran conscientes de que allí predominó la niebla durante semanas antes de extenderse por todo el planeta de una manera abrasadora. Los conileños no sabían de dónde procedía la niebla. Surgió un día por arte de magia, decían. Cuando dijeron “magia”, llamó la atención a muchos individuos que eran amantes de todo lo relacionado con las ciencias ocultas. Estos individuos estuvieron estudiando y estudiando, a ver si encontraban alguna solución. Probaron exorcismos, ritos, pociones mágicas, darle regalos a Dios para que ponga fin a esta amenaza, intentaron convocar a los dioses para que pusieran fin a esta niebla, grupos de personas bailaron la danza de la lluvia para intentar desaparecer la niebla ( bien era sabido por todos que, cuando llovía, era imposible que hubiese niebla a la vez ), ...Nada, no ocurría nada. Nadie podía ver que el espíritu de Fernando era el que controlaba la niebla y el que, a causa de todos los males que le produjo la sociedad, extendía de tal manera la niebla como venganza.

Rachid se entera de todo esto gracias a un e-mail que le enviaron con unos

enlaces a vídeos en Youtube sobre estos fenómenos. Él, evidentemente, estaba padeciendo las nieblas y dudaba de que era por acción de los dioses, pero desconocía exactamente cuáles. Le pareció esta leyenda muy interesante y añadió una entrada en su blog comentando su experiencia con otros espíritus. Recordó cómo gracias a una serie de conjuros logró contactar con otros espíritus. Decía que todos estos espíritus, cuando ejecutaban malas acciones, era porque había algo en el mundo que le desagradaba. No sabía el qué, pero que seguro que a Fernando algo le disgustaba. Pensó que tal vez los seres más

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cercanos a Fernando podrían tener alguna idea. Si a Fernando las cosas le iban mal, pues esta epidemia podría ser su venganza. Rachid estaba reflexionando y poco a poco acercándose a lo que en realidad estaba ocurriendo.

Fernando se encontraba en un momento de gloria. Daba gracias por el

poder que le había sido otorgado. Le hubiera gustado podido conocer a los otros dioses para que le contasen sus experiencias, pero por si acaso éstos le llegasen a obligar a que parase toda esta masacre, pues prefiere no conocerlos. Los amantes del ocultismo siguieron estudiando hasta que una viejecita de ochenta y dos años llamada Eusebia recordó que, hace muchos años, tres chicos se estrellaron contra un árbol en “El Colorado” y que, a partir de entonces, se convirtieron en tres espíritus de la Tierra. Uno controlaba la lluvia, otro el viento y el tercero se ocupaba del calor. Ellos tres podían controlar estos fenómenos de la forma en que les diese la gana, extendiéndose todo cuanto ellos quisieran. La gente se rió de esta leyenda, pero de repente, uno de los primos del joven al que atropelló Fernando recuerda que el “asesino” se estrelló en un árbol en “El Colorado”. Sale en televisión comentándolo. La gente empieza a reflexionar. Todo encaja. Si la masacre comenzó tras la muerte del joven y del asesino, y éste murió estrellándose en un árbol cerca de “El Colorado”, pues todas las piezas encajan. ¿Cómo poder encontrar a Fernando? ¿Dónde se encontraba?

Mucha gente se fue al lugar en donde falleció Fernando y comenzaron a

gritar su nombre. ¡Fernandoooo, Fernandooooo! Nada. Fernando no aparecía. ¿No se enteraría o tal vez se hacía el loco? No se supo, pero Fernando viajaba por todo el planeta aprovechando este poder, y disfrutaba de ciertos placeres: ver a chicas bonitas desnudas, ver las películas que nunca pudo ver en su día y gratis, ver partidos de baloncesto gratis, ...lo que no podía era comer, ya que era un espíritu y no tenía necesidad de ello. Total, ya estaba muerto. Los amantes del ocultismo formaron una asamblea para analizar alguna forma de contactar con Fernando. Trajeron sus libros de ocultismo, diccionarios, apuntes, ...hasta un portátil con un cañón para visionar posibles páginas de Internet o vídeos o presentaciones que tuviesen elaboradas. Fueron buscando datos sobre esa leyenda. Lo que les interesaba era poder saber alguna manera de contactar con los espíritus. Rebuscando, encontraron un blog perteneciente a un tal Rachid. Leyeron las entradas en donde comentaba su opinión sobre la epidemia de las nieblas y sobre cómo consiguió contactar con otros espíritus.

Los ocultistas hablaron con el alcalde de Conil sobre esto y decidió

contactar con Rachid. Gracias al blog y al poseer e-mail, no hubo problemas para ello. Rachid comentó que, para poder contactar con Fernando, tenía que dirigirse al mismo lugar en donde falleció. El problema es que, por culpa de la niebla, el viajar era muy peligroso. El asunto era peliagudo. ¿Qué podían hacer para que Rachid viniese a Conil sin peligro alguno? A Rachid se le ocurrió lo siguiente: si la niebla impide que, por encima del mar, la visibilidad sea escasa, ¿por qué no ir por debajo? Total, que decidieron enviar un submarino para recoger a Rachid. Por mar Fernando no tenía ningún poder, así que no había ningún peligro. Rachid llegó a Conil. Cada vez las plantas se van muriendo y los animales se están muriendo de hambre. El planeta está cada vez más en peligro. La niebla está afectando negativamente a la sociedad, incluyendo trastornos psíquicos. Rachid decidió ir sólo al lugar, sin ninguna compañía, para evitar que

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Fernando se asustase. Todos se pusieron de acuerdo para no acudir al lugar ni a grabarlo en vídeo. Ellos mismos, según se fuese la niebla o no, ya sabrían el resultado.

Rachid pronunció las siguientes palabras: ¡ALAKAZAM ECHYGA CHIBA

BISNESS FERNANDO! ¡NIEBLA DU POSTA! ¡VEA MOI! De repente, empezó a salir un brillo del cielo. Poco a poco iba creciendo e iba apareciendo un espíritu. Sí. Era Fernando. No sabía cómo habían podido encontrarle, ya que desconocía el conjuro. Rachid se encontraba frente a él, cara a cara.

-¡Oh, Fernando! Es un placer conocerte. Todos te hemos estado buscando durante estos días. Dime, ¿por qué has hecho esto? -¿Quién eres tú? ¿Cómo me has encontrado? ¿Cómo sabes mi nombre? -Me llamo Rachid y soy ocultista. Todo el mundo habla de ti. Todos saben que tú creaste esta niebla. Han leído la leyenda. Todos han estado intentando contactar contigo para acabar con esta niebla. -¡Y un carajo voy a acabar con esta niebla! ¡Que se lo han creído ellos! ¡Encima eso! -Fernando, sé que tienes un problema. Sé que haces todo esto por venganza. A tu funeral sé que fue muy poca gente. ¿Estas enfadado por eso? -Ojalá fuera solamente por eso. ¡Todos me habéis maltratado durante todos estos años! Me han insultado, me han pegado, me han marginado, se han aprovechado de mí, no me dan trabajo para lo mío, ...He sido siempre el “primo” de Conil. ¿Cómo no voy a estarlo? Y ahora me muero y la gente ni se acuerda de mí, les importa un carajo que yo haya desaparecido. -Fernando, te han dado ese poder para hacer el bien. Todos los que han fallecido en tus circunstancias se les asignó un poder para que ejerciesen el bien. El clima es importante, tú lo sabes, has estudiado magisterio. ¿Por qué te vengas? -¡Ya te lo he dicho! No me trataron bien. Así es como mejor me siento. Haciéndoles sufrir, qué sepan cómo sufría yo. ¡Ahora me toca a mí ser el malo! -Pero esto no va a llevarte a nada, Fernando. ¿Por qué no intentas solucionar tu vida? -¿Vida? No te has enterado todavía. ¡Que estoy muerto, coño! -¿Y que más da? ¿No tienes espíritu propio? Estás aquí, de todas formas. Puede que no tengas un cuerpo y no puedas ya influir con tu inteligencia en la sociedad, tan solo con tu poder. Pero, si lo deseas, puedes comenzar una nueva vida en ese nuevo mundo. -¿Nuevo mundo?

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-¡Claro! Tienes mente y puedes hablar, escuchar, reír, sentir, ...Comer tal vez no, pero el resto sí. Nadie ya se va a meter más contigo, puesto que ya has muerto. Podrías formar una familia de espíritus, jugar al parchís con los espíritus, ...Ellos no te conocen aún, ya que te dedicaste a producir niebla por todo el planeta para satisfacer tus ansias de venganza. -Bueno, no es malo lo que me propones, pero no por ello voy a dejar esta niebla. La gente me hizo mucho daño, y ese daño persistirá siempre y no voy a irme tranquilo sin consumir mi venganza. -¿Y si te curásemos ese gran daño que tienes, podrías rectificar? -Sí, podría. Solamente deseo que el pueblo se arrepienta de sus actos y me lo manifiesta de la manera en que ellos quieran. -Dime, ¿alguna persona te ha amado? -Nadie. Yo he amado a muchas personas, pero siempre me han dado calabazas. -¿Y cómo sabes que nadie te ha amado? -Hombre, me imagino que lo sabría. Vamos, digo yo. Además, para que veas, a mi funeral solamente fueron mis padres. -¿Estás seguro de que solamente fueron tus padres? ¿Seguro que nadie fue a verte? -Segurísimo. Yo estuve presente tanto en el funeral como en el entierro. -No digo que no, pero creo que no viste lo que pasó después. Estarías tan enfurecido que solamente pensabas en ejecutar tu venganza. -¿Cómo? -Había una chica alta, con pañuelo de la romería y muy guapa que fue a llevarte flores y que, cada tres meses, ha ido a visitarte. Se llama Marta. Ella ha estado siempre enamorada de ti. Nunca se metía contigo. Lo sé porque, antes de venir aquí, contacté con todos los seres cercanos a ti y aquellos con los que te relacionabas. Y hablé con ella. -¡Marta! ¡Dios, no me acordaba de ella! Estudiábamos juntos y algunas veces me invitaba a su casa a merendar. En el recreo algunas veces jugábamos al escondite. -Exacto. Ella te amaba en secreto y te lo reflejaba con sus actos de cariño. No se atrevía a declararse, pero siempre hablaba bien de ti y ella, al igual que tú, fue discriminada por sus compañeros. Nunca ha tenido pareja y está igual que tú. -Dios...es verdad...¡Y yo pasé de ella debido a mi obsesión por querer tener novia! Al estar con ella, las chicas pensaban que era mi novia, así que no podía ligar. ¡Dios! ¿cómo he podido estar tan ciego?

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-Le hiciste mucho daño, y aún así, se acuerda de ti y desea volver a verte. Sabe todo lo que estás haciendo. ¿No te lleva esto a la reflexión, Fernando? -Sí, es cierto...¡Cómo me gustaría abrazarla y besarla! ¡Quiero reencontrarme con ella! -Ahora estás muerto. No puedes resucitar, pero ella sí puede morir y reencontraros. -¡Ah, no! ¡Eso ni hablar! No puedo hacer que muera a la fuerza por estar conmigo. Tiene ella que morir honradamente, es decir, que le pase algo por el destino, pero nunca que sea asesinada o se suicide para poder estar conmigo. -Está bien. No le diré nada a nadie, pero a cambio, me gustaría que le dieses una oportunidad a la gente. Ellos se portaron mal, pero tú también con ella te portaste muy mal. -¿Y cómo sé que no me engañas? -Bueno, si quieres seguir, sigue. Espera un tiempo. Puede que te haga abrir los ojos.

Rachid se fue a su casa. Escribió en su blog los resultados sobre la charla con Fernando. Decidió ocultar lo de Marta para evitar cualquier conflicto, ¡no vaya a ser que la asesinen a propósito para acabar con esta epidemia! Contó que Fernando estaba muy enfadado y que cuando viera que los seres que le perjudicaron tengan ya su castigo completo, levantará la epidemia y todo volverá a ser como antes. Pasaron los años. Todo seguía igual. La gente se había acostumbrado a la niebla, pero deseaban con ansiedad que llegase el sol. Todo parecía seguir igual hasta que ocurrió un suceso: Marta decidió coger la moto para enviar un correo urgente a su tía Clotilde, pero se estrelló contra un árbol. Una vez más, Fernando tuvo la culpa. Presenció este hecho y se reencontró con Marta. Ambos, al verse, se dieron un abrazo. Fernando le pidió disculpas por haber pasado de ella y por haber hecho que ella tuviese un accidente por culpa de su niebla. Arrepentido, se ve como una mala persona y decide hacer desaparecer toda la niebla, dejando el cielo despejado. Las plantas vuelven a florecer, los animales son felices, nadie sufre más trastornos psíquicos y todo el mundo es feliz de nuevo. Fernando también es feliz. Va a comenzar una nueva vida, aunque muerto, junto con una maravillosa mujer al lado. Todos los problemas del pasado ya no valen la pena. Todo ya iba a ser mejor.

Rachid no estuvo presente, pero sí vio que el cielo se había despejado.

Pensó que tal vez ya Fernando encontró el amor verdadero. A pesar de haber muerto y de todo lo ocurrido, consiguió Fernando su objetivo de no estar solo y de ser respetado y vivir una vida feliz, algo que no poseía antes. Sí, tuvo razón el entrenador del Cádiz C.F: la esperanza es lo último que se pierde.

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Las llamas me cubren

Rafael López Azuaga

No te vas a creer lo que ha pasado, mi vida. Estaba yo, tan tranquilo, administrando unos documentos cuando de repente se ha proclamado un incendio. No sé cómo ha podido producirse. ¿Un tarado ha dejado un cigarrillo encendido al lado del butano? ¿un miembro de la competencia quiere acabar con nosotros? ¿Dios está enfadado con nosotros y ha provocado este incendio? No lo sé. Yo estaba aquí trabajando y no he prestado atención a esos detalles. He intentado salir de alguna manera, pero me encuentro a una gran altura, las escaleras están en llamas y el ascensor no funciona. Si me tiro, moriré en el acto, así que prefiero esperar y, en estos instantes que me quedan de vida, escribirte esta carta, la cual introduciré en mi chaqueta para que, cuando encuentren mi cadáver, a su vez encuentren esta carta.

Quiero decirte que el haberte conocido ha sido lo mejor que me ha pasado

en la vida. Hasta entonces, era un tipo amargado que lo único que hacía era estudiar, trabajar y quedarse encerrado en su casa viendo la televisión mientras el resto salía de marcha. Mi vida estaba condenada a la soledad, pero entonces llegaste tú. Todavía recuerdo aquel día en el parque, como si hubiese sido ayer. Te caíste en la fuente, yo te rescaté y te llevé a mi casa para ducharte y cambiarte de ropa. Fue un flechazo. Tu sonrisa de felicidad con motivo de agradecimiento me conquistó. Desde entonces, siempre hemos estado juntos, y ese amor dio lugar a dos niños preciosos. Siempre llevo conmigo sus fotos, y lo peor de todo esto es no poder volver a verlos y que pierdan a su padre. ¡Dios, me hubiera gustado verles crecer, verles avanzar en los estudios y casándose, dándome preciosos nietos!

Me he quedado sólo en el edificio. Todos lograron huir a tiempo, pero se

olvidaron de mí. Tal vez porque era el único que se encontraba en esta planta y se pensaban que estaba vacía. ¡Dios mío! ¿Por qué tuve que quedarme sólo aquí? ¿Por qué tuve que quedarme dormido mientras trabajaba? ¿Por qué tuve que dejarme el móvil en casa? ¿Tal vez estaba todo programado para que coincidiese el incendio estando yo en esta situación? Ya no vale la pena debatirse el por qué, sino en el qué hacer ahora. Quisiera vivir estos últimos momentos relajados, pero el hecho de no poder despedirme de ti no me deja concentrarme. He pensado en hacer imitaciones de artistas que siempre me gustaron pero que nunca me atreví a hacerlo por vergüenza, pero si tú no estás aquí para verlo, no sirve de nada. He pensado hasta en masturbarme pensando en ti, al menos despedirme de este mundo sintiendo placer y haciéndome olvidar los sufrimientos, pero me siento como un cerdo, y tampoco deseo morir así, ¡lo que me faltaba sería fallecer estando caliente y que la gente, al descubrirme, se debata qué estaba haciendo en ese momento en horas de trabajo!

He estado pensando incluso qué hay después de la muerte. ¿Comenzamos

otra vida sin acordarnos de la anterior? ¿Nos vamos al cielo y nos convertimos en fantasmas o ángeles de la guarda? ¿O simplemente nos morimos y punto? Esto me inquieta, ya que antes de nacer entiendo que viésemos todo apagado, pero tras morir, ¿cómo vamos a pasar lo que queda del mundo sin poder verlo,

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sin poder sentirlo? ¡Ojalá hubiese alguna forma de demostrarlo y así quedarme tranquilo!

Lo que más me fastidia de todo es no haberte demostrado mi amor al cien

por cien. Últimamente, reconozco que estaba muy apagado. Solamente estaba centrado en el trabajo, apenas dedicaba tiempo a mis hijos, no te hacía caso en la cama, no te ayudaba en las tareas de la casa, prefería ver el partido antes que ir contigo al cine o al teatro, ...Estás muy disgustada conmigo, lo sé. Lo descubrí un día que, buscando una revista, vi una hoja escrita a mano que hablaba de la separación de bienes y del proceso del divorcio en sí. Me sentó como un tiro. Me hizo dar cuenta de que, tontamente, os estaba perdiendo. Casualmente hoy, a la salida del trabajo, tenía pensado darte una sorpresa: había cogido unos días libres para irnos todos juntos de vacaciones a donde quisiéramos. Íbamos a recuperar el tiempo perdido, pero el destino parece haberme fastidiado. Tal vez Dios me ha castigado por eso, por haberos descuidado durante este tiempo. Hasta ahora, no me he dado cuenta de todo lo que habéis estado sufriendo. Este suceso me ha hecho ver lo que se sufre cuando se está a punto de perder a lo que más quieres en este mundo y que encima ha sido algo que uno ha estado descuidando, consciente o inconscientemente.

Bueno, esto cada vez se va derrumbando más. Casi se me cae una viga

encima, mientras te estaba escribiendo estas palabras. Ahora mismo voy a dar por finalizada la carta. Solamente quiero decirte que te quiero, a ti y a nuestros hijos, que siento mucho mi comportamiento de estos últimos tiempos y que cuides bien a mis hijos. Bueno, tú eres libre de hacer lo que quieras con tu vida. Si deseas casarte de nuevo, te dejo libertad, ya que lo que quiero es que seas feliz y si otra persona puede hacer que consigas esa felicidad, pues me parece bien. Lo único que te pido es que te reúnas conmigo en el cementerio cuando te llegue el momento, que nos entierren juntos para poder volver a sentir tu calor. Adiós, amor mío, tu marido nunca te olvidará.

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Mi primer día en la Universidad

Rafael López Azuaga

Hoy es un día muy especial. Mi clase y yo vamos a visitar la universidad. Nunca he estado allí. He oído decir a mis padres que allí van aquellos que quieren estudiar mucho y trabajar en lo que les gusta. Pensé en ese momento que habría solamente cuatro gatos, ya que no creo que a muchos les guste estudiar. Tomo como referencia a mis hermanos, que son la pesadilla de mis padres y lo que hacen es jugar a la videoconsola, salir a ligar con chicas, chatear en el ordenador, escuchar música todo el día, ...Nada relacionado con los estudios, son unos auténticos flojos. Además, con la de camareros que hay por aquí, dudo que tuviesen que estudiar una carrera universitaria para serlo, ya que me veo hasta yo misma capacitada para ser camarera a mis cuatro años.

Mi clase estaba revolucionada. Adorábamos las excursiones, ya que lo

mejor era salir fuera de nuestra clase y no tener que hacer tantas fichas. Estamos correteando y jugando con los juguetes cuando la maestra nos llama para formar una asamblea. Nos comenta que vamos a ir a la universidad, ni más ni menos que a la escuela en donde estudian aquellas personas que quieren ser maestros como ella y en donde en su día ella fue a estudiar, por lo que está muy contenta. Me preguntaba: ¿cómo será la universidad en donde estudian los que quieren ser maestros? ¿habrá niños para que puedan practicar, o incluso robots que simulan ser esos niños? ¿elaborarán allí las fichas que tanto nos obliga a hacer la maestra? ¿se inventarán allí nuevos juegos educativos para nosotros? Mi curiosidad aumentaba como subía la leche cuando mi madre la dejaba en el fuego demasiado tiempo. Tras hablarnos sobre cómo era la universidad, nos mandó a recoger nuestras mochilas, nuestros chaquetones y a ponernos en fila por parejas para salir a coger el autobús para ir por primera vez a la universidad.

Mientras llegábamos, me puse a mirar por la ventana. El cielo estaba tan

despejado que no lo lograba distinguir del agua del océano. Mis compañeros saltaban en el asiento y mi profesora les llamaba cada dos por tres la atención. Algunos se dedicaban a charlar más que los políticos, otros a comer y eructar más que un borracho en una taberna, mi compañero del asiento de detrás se tiró un pedo que ahogó a su compañero de al lado y yo estaba nerviosa por conocer la universidad. Me habían hablado hasta ahora tan bien de ella que estaba ansiosa por conocerla. Deseaba que hubiese niñas como yo para jugar con ellas o unas maestras simpáticas a las que abrazar y besar como la mía. Cada vez nos acercábamos ya a la urbanización y de lejos veía una cúpula muy extraña. La maestra nos dijo que esa era una de las universidades de la zona, pero a la que nosotros íbamos era la facultad de ciencias de la educación. Cuando vi la universidad de la cúpula más de cerca, me quedé maravillada. Era preciosa. Cada vez tenía más ganas de llegar y conocer por dentro ese fantástico mundo de las universidades.

Cuando fuimos llegando a la facultad de ciencias de la educación, me llevé

una desilusión. Mientras que la primera que vi era preciosa, de mi color preferido, limpia y con una cúpula, la que íbamos a visitar era vieja, fea, de un color verdoso asqueroso, con un patio más viejo que el de mi colegio y lleno de coches con más años que Matusalén. Nos bajamos del autobús y la maestra nos

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presentó al facultad. Comentó que allí estudió durante tres años y que fueron los tres mejores años de su vida. Tal vez por dentro era diferente al exterior. Mi madre siempre me dice que nunca debo fiarme de las apariencias, que siempre tengo que mirar como son las personas por dentro. Tal vez por dentro esta facultad sea preciosa, llena de colores, de animalitos e incluso de caramelos. Por ello, me animé más.

A la entrada, nos recibió un hombre más calvo que un huevo y con gafas

que me recordaba a Mortadelo, uno de los personajes preferidos de mi hermano mayor. Llevaba un polo blanco con el símbolo de la universidad y nos saludó muy cariñosamente dándonos la bienvenida a la universidad, y que a continuación íbamos a recorrer toda la facultad. De nuevo volví a desilusionarme. No veía ni colores, ni caramelos, ni animalitos, ni maestras, ni niñas como yo ni nada. Tan sólo vi unos pocos ordenadores más viejos que yo, un panel con tres o cuatro folletos pobres y unas paredes tan desgastadas como las lápidas del cementerio de mi pueblo. Fuimos andando en fila y recorriendo la facultad. A medida que avanzaba, nada me impresionaba. Todo me parecía igual de feo. Fuimos pasando por un pasillo que llevaba a una sala en donde había muchos estudiantes. La diversidad era enorme: una gorda con unos pantalones estrechos que le hacían ver todas las bragas, una chica con gafitas y más granos que una paella valenciana, un melenudo con perillita que llevaba un mp3 como el de mi hermano mediano y con un anillo en el ombligo que me daba escalofríos al sentir el dolor que tiene que producir el llevar eso puesto ahí, un grupo de chicos que se reían tanto que parecían hienas, lo que me aterraba aún más.

Por fortuna, ya este miedo que se me había acumulado fue disminuyendo

al cruzarnos con un señor simpático y regordete. Nos saludó cariñosamente, nos preguntó dónde veníamos y se puso a echarnos piropos. Al ver ese pelo canoso, esa barriguita y esa simpatía, pensé que tal vez podía ser Papá Noel que se había afeitado o su hijo, el cual se gana aquí su sueldo mientras su padres, ya mayor, solamente trabajaba una vez al año mientras los elfos se ocupaban de prepararle todos los regalos para el día de Navidad. Al verme a mi, me preguntó cómo me llamaba y cuántos añitos tenía. Me dio un fuerte beso, y me animé. Me dije que tal vez este sitio era bonito por dentro y que también podía tener cosas maravillosas. Pero esta sensación de bienestar se vino abajo a medida que fui avanzando por el pasillo. Me encontré a una señora delgada, fea, con gafas de cubo de botella y con una coleta que me recordaba a una bruja. Se puso a saludarnos y me recordó a las brujas de la televisión. Esas manos, esas uñas y todos esos papeles que llevaba me asustaron. ¿Tendría poderes para hipnotizarnos? ¿Esos papeles estarían llenos de conjuros para aterrorizar a los niños? Su risa me heló, era más maléfica que la de la madrastra de Blancanieves. Comencé a pedirle a mi maestra que nos fuéramos, pero ella se entretuvo hablando con ella, parece que la conocía. Cuando la señora nos dijo “si venís a estudiar aquí, seré muy dura con vosotros”, ya me entraron ganas de llorar.

Comenzamos a subir por las escaleras. A medida que me iba alejando de

esa mujer, mis lágrimas empezaron a apagarse. Ya estaba más calmada y empecé a pensar en el simpático regordete que nos encontramos al principio. La planta baja no me dio una gran satisfacción, así que espero que el resto de la

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facultad resuelva todas estas malas impresiones. Pues cuando terminé de subir las escaleras, todo me pareció más triste que antes. Abajo al menos había carteles, folletos, fotografías, un cuarto de baño, ...ahora solamente veíamos una pared y encima de nuevo ese color verdoso apestoso. Nos encontramos a un señor con gafas que parecía muy simpático y nos saludó. Ya empezaba a relajarme pero cuando se agachó para saludarnos, se le cayeron unas carpetas y unos papeles se revolearon por el suelo. Me fijé y estaba lleno de marcas rojas. Todas decían cosas negativas y que estaban suspensos todos esos trabajos. Me aterroricé. Me desilusioné y me di cuenta de la gran verdad que me dijo mi madre aquel día. ¡Dios, este hombre, con lo dulce que parece por fuera, por dentro es más malo que el tabaco! Me espanté y quise insistirle a la profesora que nos fuéramos, que me daba miedo ese hombre. Cuando terminó de hablar con él, proseguimos nuestro camino.

Cada vez me desilusionaba más la facultad. Grietas por todas partes,

señores feos y con cara de mico, paredes desgastadas, enchufes rotos, olor a pipí, ...¡Dios! ¿qué sitio era éste? ¿y aquí era donde estudiaban aquellos que querían ser maestros? Pues mi escuela es así. Es bonita, llena de flores, con dibujos de payasos y de mis personajes preferidos de dibujos animados, de azul y rosa, con olor a alegría y con unas maestras bonitas, jóvenes y cariñosas como la mía. ¿Cómo mi maestra pudo haber estudiado aquí? ¿Aprendió aquí a ser tan buena maestra como lo es con nosotros? No veía ninguna referencia a la realidad en esta facultad. Todo me parecía muy diferente. ¿Cómo esta facultad podía tener esta estética y estos maestros tan feos cuando la mía es preciosa? ¿Y éstos son los que preparan a los futuros docentes? No sé si aprenderían algo aquí, pero por ahora me está dando la sensación de que todo lo que aprendieron lo aprendieron cuando se fueron al colegio a practicar.

De repente se nos acercó un hombre con gafas, viejo, cuerpo deformado,

canillas y con una nariz más fea que picio. Saludó a mi maestra y nos pidió hacer una práctica con nosotros. Me dije que tal vez ahora se iba a animar la cosa. ¿Veríamos payasos? ¿habría dibujos animados? ¿jugaríamos al escondite? Estaba ansiosa, parece que tal vez esto pueda comenzar a acercarse a lo que tengo en mente como escuela. Nos metió dentro de un aula fea y nos repartió por parejas un vaso con azúcar. Se puso a hacernos preguntas y yo no entendía nada. Nos preguntó cosas absurdas como que si el azúcar desaparece cuando se echa en el agua. ¿Cómo va a desaparecer? ¿acaso se muere cuando contacta con el agua? Si muriese, no notaríamos el sabor dulce en el agua. Se puso a hablar con mi maestra de cosas raras, nombrando no se qué de las concepciones cada dos por tres. En el colegio nunca hacíamos estas cosas tan raras y aburridas. ¿Qué entiende este hombre feo y narigudo por educación? Nosotros jugamos, manejamos ordenadores, salimos al patio, ...vale que de vez en cuando hacemos fichas, pero son más bonitas y aparecen personas divertidos, y aquí solamente aparece un estúpido vaso de agua con azúcar y encima el aula es más pobre que el garaje en donde mi padre deja el coche.

Luego bajamos de nuevo abajo y nos llevaron a la cafetería. ¡Qué bien, por

fin algo interesante! Estaba muerta de hambre. Todo este paseo por la fea facultad y los disgustos que me había llevado me habían abierto el apetito. Tenía ganas de comerme diez natillas para satisfacer mis disgustos. Entramos en la cafetería y todo cambió. Era preciosa, con unos cuadros bonitos, todo muy

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abstracto y hasta había una televisión en donde echaban “Los Simpsons”. ¡Oh, qué alegría sentí! ¿Cómo una facultad tan fea podía tener una cafetería tan preciosa? Las paredes me recordaban al chocolate con leche que me traía siempre mi padre cuando regresaba del trabajo, y las camareras tenían un uniforme que me recordaba a la de mi hamburguesería preferida. El día parece que iba a mejorar, me sentía más alegre. Pero esta alegría se vino abajo cuando me sirvieron la comida. Estaba seca, lleno de verduras que olían fatal, los espaguetis eran sin tomate y nos dieron agua en lugar de coca-cola. Además, las camareras estaban continuamente encima de nosotros, quitándonos el plato cuando terminábamos, no dejándonos charlar alto ni jugar. Parecía que estábamos en la cárcel, ya que hasta en el comedor del colegio tenemos más libertad. Además, las camareras eran muy serias, amargadas, mientras que en el colegio siempre nos contaban chistes, nos alababan cuando nos comíamos todos, ...aquí les daba igual si no comíamos, nos retiraban el plato y a otra cosa. No se preocupaban por nuestra nutrición. ¿Y esta es una cafetería? ¿De aquí toman ejemplo los maestros que decidan encargarse del comedor? ¡Pues nos podemos preparar!

Nos despedimos de la facultad. Hoy ha sido mi primer día en la

universidad. No sé si todas las universidades serán como esta, pero espero que no sea así. No sé que voy a ser de mayor, solamente tengo cuatro años y todavía no he experimentado mucho en la vida como para decidirme. Mis hermanos no me inspiran, pasan mucho de la universidad. La verdad es que, viendo el panorama que hay aquí, no me sorprende que no les guste estudiar. ¿Cómo será la escuela a medida que vaya avanzando de cursos? ¿Será cada vez más aburrida? ¿Estará decorada con los intereses que tenga por esas edades? ¿Estará cercana a mis intereses o simplemente me obligarán a comportarme y a ser lo que ellos digan? Al menos las otras dos universidades están más contextualizadas, estando una más cerca del mar y la otra al lado de un edificio de investigación científica y lleno de aparatos y laboratorios, al menos por lo que veo cuando me voy dirigiendo al autobús con mi grupo. ¿Volveré algún día a la universidad? No sé si con el paso del tiempo me acostumbraría e incluso le cogería cariño. No sé si detrás de estas impresiones que me ha dado la facultad se oculta algo asombroso. ¿Volveré para experimentar? Tal vez, pero cuando sea más mayor y sobretodo cuando me haya comprado una armadura para defenderme.

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Paco o pasión de amor

Rafael López Azuaga

Nota: Este relato fue escrito en agosto de 2006, pero hemos decidido incluirlo aquí.

Aquí estoy yo. Mirando las estrellas tranquilamente sin que nada me moleste. Una de mis aficiones es hacer dibujos con ellas. Pero no me refiero a dibujar la osa mayor, el cazador,...Me refiero a hacer mis propios dibujos. ¿No han hecho ustedes algún librillo de esos de unir los puntos en los que al unirlos siguiendo los números indicados les sale un dibujito? Pues esto viene a ser lo mismo. Principalmente dibujo animales, aunque luego voy dibujando objetos, personas, extraterrestres,...Cuando se está solo y no se tiene nada, uno se busca las diversiones necesarias. Perdón, no me he presentado. Me llamo Francisco Jacobo Ramírez, aunque la gente me conoce como “Paco”. Tengo 22 años y vivo en una chabola. Soy una persona que vagabundea por las calles en busca de comida, dinero,...lo que sea para poder mantenerme. Probablemente no dure demasiado tiempo, no tengo una higiene y una nutrición demasiado adecuada. Actualmente tengo un trabajo de cocinero en un restaurante de lujo el cual conseguí hace poco ( ya más adelante les comentaré como lo logré ), pero el dinero voy ahorrándolo para causas mayores. Detesto el consumismo, prefiero ahorrarlo para casos de urgencia, lo que debería de hacer la gente. Se preguntaran ustedes que por qué estoy en esta situación. Mi familia, aunque ustedes no se lo crean, era más bien rica. Teníamos dos casas, una de ellas un chalet precioso con piscina y pista de tenis. La otra era un piso enorme, de los más caros de la ciudad, y aún así nos podíamos permitir tener una asistenta y monitores personales de deporte: una monitora de aeróbic, un monitor de tenis y otro de golf,...y aparte teníamos contratado un masajista espléndido, todavía hecho de menos sus masajes. Te hacían sentir que estabas en el paraíso. Pero termino de dar detalles porque ustedes están a la espera de que vaya al grano. Nuestra riqueza procedía de invertir en bolsa. Al encontrarnos en una ciudad grande, invertimos en una empresa de taxis. La gente necesitaba los taxis para ir de un lado a otro, puesto que en la ciudad no había metro y los autobuses iban siempre llenos y tardaban mucho en llegar. La gente siempre va con prisas a todos lados, no paran. No sé para que tanto presumir si nunca pueden relajarse y disfrutar de la vida. Se les ve siempre corriendo, con el móvil en la mano, vestidos de etiqueta aunque sea en verano y comiendo asquerosa comida congelada. Pues bien, resulta que al cabo de unos años instalaron una red de metro en la ciudad. Los beneficios eran los siguientes: seguridad, velocidad, capacidad de llevar gente, coste,...Un ticket de metro con varias entradas para entrar en la red vale unos seis euros mientras que un taxi por llevarte a la esquina de donde te encuentras, ya te cobran eso. Evidentemente, nos arruinamos al caer en picado nuestra inversión. Mi familia tuvo que prescindir de los monitores, de la asistenta y vender el piso y la casa de campo. Como no encontrábamos compradores debido al alto precio de las casas, tuvimos que rebajar de manera escandalosa el precio. Ahora están instalados en el piso viejo de mi abuela en otra ciudad, llegando escasamente a fin de mes.

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Estarán ustedes con una cara bastante rara. Estarán preguntándose que por qué no me fui con ellos. Resulta que yo y mis padres nos llevamos como el perro y el gato. Nos peleamos continuamente por todo. Mi padre quiso que estudiara la carrera de Medicina ( como él ), pero a mí no me gustaba estudiar. No me llegué a sacar ni el graduado escolar, era demasiado flojo. Me echaron porque no podía repetir más veces y me puse a ayudar a los cocineros. Resulta que uno de los cocineros tuvo que darse de baja, así que me ofrecí para ayudarles. Los resultados eran tan positivos que decidieron no contratar a otro cocinero y tenerme ahí. Ya que no estudiaba, pues que hiciera algo por lo menos. Tras esas buenas experiencias, me entró el gusanillo de estudiar algún curso de hostelería y dedicarme a la cocina. Él decía que el mundo de la hostelería es un trabajo muy mal pagado y muy duro, y que había hosteleros por todos lados y que iba a quedarme en el paro. Insistía en que retomara los estudios. Su insistencia era tan severa que me matriculó en un colegio en donde la edad no importaba. Lo hizo sin mi opinión. Me negué completamente, estaba muy a gusto trabajando en la cocina, me iba de maravilla. Estuve dos años allí y fueron los dos mejores años de mi vida. Mis padres no se molestaron en buscar otro cocinero porque decidieron usar dicho dinero para los caprichos de mis hermanos. Ellos se compraban de todo, así que usó el dinero para darles la paga semanal. Ellos sí estudiaron, pero eran unos pijos de mierda y creidísimos. Yo me peleaba mucho con ellos. Tras la negativa de mi padre, me fui de casa. Cuando me fui, todavía mi familia era rica, no había pasado lo de la red de metro. Con el dinero de mi cartilla, me busqué un pisito. Estuve buscando trabajo, pero como no tenía ni el graduado escolar, me echaban de todos lados. Poco a poco se me iba agotando el dinero y me negaba a volver con mis padres. Lo siento, tengo mi orgullo. Al poco tiempo, el casero me echó por falta de pago. Y ya ven, por eso estoy en esta situación. Hace ya dos meses de eso. Ahora vivo aquí, en esta pequeña chabola que me he montado. Tengo muebles, ropa y hasta una televisión. Es pequeña, pero suficiente para mí. Se preguntarán ustedes: Pero si se quedó sin dinero, ¿cómo ha conseguido usted todas esas cosas? ¿robando? No señor, yo no soy ningún ladrón. Yo tengo mi dignidad y mi orgullo, ya lo he comentado antes. Lo he conseguido de forma honrada y sin trabajar. La gente no sabe apreciar el valor de las cosas que tienen. Enseguida se ponen a tirar cuando compran algo nuevo o porque se desgasta un poco. La gente saca los muebles que no quieren y los dejan al lado de los contenedores de basura para que los recojan y los tiren. Yo siempre todas las noches, antes de que venga el camión de los basureros, miro lo que hay y lo cojo. Tengo tres sillas, un mueble con cajones para guardar cosas, un zapatero, una mesa de playa medio coja pero que lo he solucionado con un ladrillo, un colchón para dormir, dos mantas viejas, una televisión que el único problema que tenía era que la antena estaba rota pero que conseguí una que habían tirado por ahí y vino de perlas. El mundo está corrompido por el consumismo. La gente no para de comprar por comprar, no ahorran el dinero y lo que hacen con él es gastarlo todo sin parar. Yo por ejemplo tengo solo un par de pantalones y tres o cuatro camisetas, las que me llevé cuando me fui de casa. No necesito más, cuando se ensucian las lavo en la fuente y listo. Entiendo que la gente puede entrar a robarme, pero estoy en una zona privada escondido. El dueño está en el extranjero de viaje de

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negocios y viene solo una vez al año. Aquí llevo solamente dos meses, que fue cuando se fue. Todavía me queda tiempo hasta entonces. Ese tipo no tiene familia, así que nadie vendrá aquí. Para alimentarme, tengo mis truquitos. Aquí hay manzanos, con lo que con ellas tengo mis vitaminas. Luego me paso disimuladamente por la plaza. No saben ustedes lo que desperdician los dependientes. Tiran bolsas con lo que les ha sobrado, que luego no solamente son huesos, hay hasta trozos enormes de carne. Disimuladamente las cojo, ya que las dejan para que luego las tiren a la basura. No solo de carne, también de verduras o cosas caducadas como cajas de galletas, envases de leches y zumos, conservas,...Para el agua, me basto con la fuente del parque ( allí hay naranjos, con lo que de vez en cuando cojo algunas ). Todos los días hago en el parque algo de footing y gimnasia, para mantenerme en forma. Paso de volverme obeso, hay que cuidarse. Pero eso sí, no se puede estar toda la vida así. Hay que trabajar para ganarse algún piquillo. Un día hice el siguiente truco para conseguir que me admitieran en un restaurante como cocinero ( ya les dije antes que les contaría como lo conseguí ). Uno de los restaurantes más conocidos es “Rojo y Amarillo” ( de los colores de la bandera de España, el fundador era algo facha y amaba mucho su país como lo amaban en su día todos los franquistas ). Pedían experiencia en el currículum y yo ni siquiera tenía hecho el currículum y no tenía ni el graduado escolar. Por ello, lo más probable es que me echaran en cuanto entrara. Tenía que demostrar mis cualidades como cocinero para que ellos las vieran y así vieran lo bueno que soy. Tuve que idear una táctica para convencerles. Entré ( eso sí, con mi mejor ropa y recién lavado ) y pedí de lo mejor de la casa ( es decir, lo más caro ). Hacía tiempo que no comía tan bien: Una ensalada mixta gigantesca, pato a la naranja con patatas y pimientos fritos, dos vasos de fanta de limón ( no bebo bebidas alcohólicas ni fumo, ya les he dicho que me cuido ) y tarta helada, de la más cara que había. Tras darme el festín, le dije al camarero que no poseía el suficiente dinero pero que si me dejaba trabajar hasta cumplir con el dinero ( vi que necesitaban ayudantes ), que ningún problema. Resulta que un camarero estaba de baja por enfermedad, así que con ello evitaban buscar un suplente para ese día ( era sábado por la noche, que es cuando más se llena ). Estuve al principio lavando los platos pero necesitaban ayuda en la cocina. Me colé e hice el plato que habían pedido, un empresario riquísimo: pavo relleno adornado con caviar y especias, versión 2006. Me dispuse a hacerlo. Ya les dije que me encantaba la cocina y que pensaba dedicarme a la hostelería, así que me dispuse a cocinarlo y añadirle ingredientes secretos. El camarero que me “contrató” vio como terminaba de hacerlo, así que se llevó algo confuso la bandeja. Cuando el empresario probó el plato, se quedó entusiasmado con el sabor. Decía que anteriormente no había probado un pavo trufado igual ni cuando otras veces había comido en el mismo restaurante. Orgulloso, decidió que se enteraría todo el mundo de esta mejora en la cocina del restaurante. El camarero se dio cuenta de que yo lo hice, así que se dispuso a llamar al dueño ( el hijo del que lo fundó ). Le comentó lo ocurrido con el empresario, así que me contrataron como cocinero. Sigo trabajando allí, cobrando un suelto decente. Ahora ustedes se preguntarán que por qué sigo viviendo en esta chabola. Paso de gastarlo directamente, ya les he dicho que detesto el mundo del consumismo. Lo guardo en mi cartilla, que

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aún la conservo. A veces como allí de lo que sobra. La gente desperdicia la comida. Piden platos enormes y luego se dejan la mitad. Disimuladamente, en vez de tirar todo eso a la basura, lo guardo en una fiambrera de la empresa y me lo llevo para comérmelo. Con eso y con lo que comenté, estoy por ahora bien cuidado. No tengo amigos. Perdí los que tenía cuando vivía con mis padres. Recuerdo que los sábados por la noche salíamos de marcha y nos íbamos a las discotecas a ligar y menear el esqueleto. Reconozco que hecho de menos el sexo. Por las noches, a escondidas, solía masturbarme. Ya no lo hago, pero reconozco que hecho de menos los placeres eróticos. El otro día, cuando salía de trabajar, me crucé con una chica que me atrajo. No era muy guapa, tenía el pelo raro, gafas y totalmente plana ( nada de senos ni glúteos prácticamente ). Pero vi algo en ella que me llamó la atención. El caso es que mi corazón latía sin parar y tenía la sangre helada. Apenas podía moverme. Comencé a seguirla disimuladamente. La chica parecía distraída pensando en sus cosas, así que no notó que la seguía. Averigüé la casa en donde vivía, pero si quería algo con ella, tenía que informarme. Así que ideé lo siguiente: subí al piso en donde vivía ella, llamé a la puerta haciéndome pasar por un misionero que quería ofrecerle cosas sobre Dios. Afortunadamente un tipo me dio cosas de estas sobre sectas, la palabra de Dios, Jesucristo,...Me soltó un rollo que de repetírmelo tantas veces me lo aprendí de memoria. No soy creyente, pero esta vez puede serme útil hacerme pasar por uno. La chica me hizo pasar al salón y mientras se dirigía a por un vaso de agua, me puse a ver la casa. Solamente había fotos de viejos, ninguna de un joven. Con ello pude deducir que la chica no tenía novio. Le pregunté si podía ir al servicio. Era una excusa para colarme más adentro en la casa sin que sospechara. El cuarto de baño estaba al lado de su habitación y pude ver un libro que ponía “diario”. Lo cogí y me lo escondí. Tras darle el discurso sobre la religión ( idéntico al que me dieron a mí en su día ), me fui y le di en vez del teléfono que allí venía, mi correo electrónico. El correo electrónico me lo saqué en su día cuando aún mi familia era millonaria. Este es: [email protected]. De chico me interesaron los tornados, y “gust” es tornado en inglés. De momento todo estaba saliendo a pedir de boca. En el trabajo me iba bien y además aprendía cada vez más sobre cocina y cada vez me salían mejores los platos. Siguen tirando cosas en los contenedores, las cuales yo cojo, limpio y las uso. El otro día tiraron un teléfono móvil que llevé a una tienda para que me lo arreglaran y perfecto. Así para cualquier urgencia lo tengo, y ya lo puedo usar cuando me llame mi chica. He estado leyendo su diario. Se llama Blanca Morillo Fernández, tiene 21 años y trabaja en una tienda de ropa. Su vida es muy monótona: solo trabaja, nada más. No sale apenas, no tiene vida social porque de pequeña siempre la discriminaron. En su diario se lamenta por todo eso y espera algún día encontrar el amor verdadero. Se me ocurrió visitarla en la tienda en donde trabajaba. Me disfracé para que no me reconociera. Me afeité, me corté el pelo y me puse un bigote postizo. Además, me encontré unas gafas de sol, con lo que con ellas disimulé bastante. Entré, pregunté por un traje para una boda y me los enseñó. Comencé a hablar con ella, sacando los temas que a ella le gustaban. Uno de sus hobbies eran los gatos. Le encantan los gatos. Así que solté que mi gato se había meado en mis zapatos. Mientras me enseñaba zapatos, le hablaba. Disimuladamente me fui hacia la biblioteca municipal.

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Entré en el correo y vi un e-mail de ella. Me decía que aceptaba la oferta, pero que podía interesarle a una prima suya que es forofa de esas cosas. Así que me dijo que un día quedáramos. Le respondí al e-mail diciéndole que fuera por la noche a cenar al restaurante en donde trabajo en mi día libre. Me puse mis mejores ropas y me dirigí allí. Allí la vi y la saludé desde lejos. Al sentarse, me comentó lo de su prima y me dio sus datos. Al pedir la comida, los camareros me reconocieron y me saludaron. Le rebelé a la chica que yo trabajaba allí. Tras comentar lo de su prima, comenzamos a charlar. Empecé a sacar otros temas que a ella le gustaban. Para empezar, le encanta el cine. Todos los sábados por la tarde ella asiste al cine. Le encantan las películas de amor. Una de las últimas que vio fue “El tigre y la nieve”, del actor y director Roberto Begnini ( algo así era su apellido ). La chica estaba encantada conmigo, parecía que hacía tiempo que no mantenía una conversación así con nadie. Tanto que me atreví quedar para ir los dos al cine el próximo sábado por la noche. Aceptó encantada ( siempre iba sola, ir por una vez acompañada para luego comentar con alguien la película, era algo que no hacía desde hace mucho tiempo ). Parece que todo va viento en popa, pero me equivoqué. Pasó lo peor que podía haber pasado. Blanca llamó a la empresa de religión y al decir mi nombre, nadie lo reconoció. Blanca se quedó asustada, no sabía que pensar. Se pensaría que era alguien que quería timarla o algo por el estilo ( bueno, en este caso sería timar a su prima, no a ella ). Al día siguiente, durante el descanso por la comida, Blanca fue al restaurante donde trabajo. Preguntó por mí. Cuando salí, me dio una bofetada. Me dijo que era un timador, un farsante, que había hecho todo esto para timarla, que se aprovechaba de la gente inocente como ella,...Me echó un broncazo tremendo. Me desanimó bastante y hasta cometí algunos fallos en la cocina ( me pasé con la sal en uno de los platos, se me cayeron unos platos, resbalé con un poco de agua que cayó al suelo,... ). Cuando acabó mi turno, me fui corriendo a mi casa. Me puse a mirar las estrellas, como ya saben ustedes que me gusta. En todos los dibujos que hacía, me salía el rostro de Blanca. No paraba de pensar en Blanca. Me he enamorado completamente de ella. Pensé en la forma en como perdonarle lo que he hecho y aclarárselo todo, que yo no quería timarla. Así que me dirigí a las dos de la madrugada a su casa. Subí hasta la planta en donde estaba su piso. Pegué la oreja a la puerta y escuché un silencio absoluto. Quería pensar algo para conquistarla. Necesitaba una idea para que se despertara de forma agradable y no enfadada. Ella debía de seguir enfadada conmigo por el tema de hoy. Seguidamente me acordé de un cantautor que le gustaba: Luis Eduardo Aute. Recordé que una de sus canciones preferidas era “Al Alba”. Fui enseguida a buscar la letra en Internet. A esas horas estaba un salón recreativo abierto. Me conecté enseguida, me conecté en el Google y copié en una hoja de un anuncio que arranqué de las paredes. Luego, con ayuda de los coches que se encontraban debajo del edificio y de una escalera que encontré un día por ahí tirada, me subí a un balcón del segundo piso. Ella vivía en el quinto, así que cuidadosamente comencé a escalar. Reconozco que tenía un poco de miedo, porque si me caía, podría fallecer. Tenía que haberme traído el colchón para amortiguar la caída. Pero en el amor no existen baches. Cuando hay que recuperar o salvar una relación ( bueno, en este caso, una posible relación ), no existen obstáculos. Por suerte no había nadie alrededor. A esas horas por esas

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calles no había ni Dios. Reconozco que temía encontrarme con un policía y que pensara que era un ladrón. Logré escalar hasta su ventana. Como truco me imaginaba que ella estaba esperándome en la ventana para rescatarla, como si fuese la princesa Fiona o aquella de las trenzas larguísimas. La tenía un poco abierta porque hace calor. Tuve que echar para arriba despacito la persiana, con cuidado de no caerme. De repente resbalé y me agarré a la cornisa. Estaba a punto de caerme. Estaba colgado y no había nadie para ayudarme. Maldecí el momento en el que olvidé coger el colchón. No me quedaba más remedio: cantar la canción. Era la única forma de llamarle la atención a Blanca. Me puse a cantarla. Blanca se despertó y reconoció la canción. La escuchó con alegría, aunque con algo de desprecio puesto que no se me da bien cantar. De repente, pensó y reconoció mi voz. Abrió la ventana y al verme agarrado a la cornisa, gritó. Le pedí que me agarrara, que en ningún momento quise timarla para llevarme el dinero, que lo hice todo para poder llamarle la atención, que robé su diario ( ella estaba confusa porque pensó que lo había perdido ) para conocerla mejor y así saber como conquistarla, que me colé haciéndome pasar por el de la secta religiosa para tener una excusa para colarme,...y por último, la frase mágica: que me había enamorado de ella, que no paraba de pensar en ella, que yo si la quería por como era y que les dieran por saco a todos los que la discriminaban porque para mí era una diosa. De repente empezó a llorar y las lágrimas cayeron en mis manos. El escalofrío hizo que una de ellas resbalara. Estaba a punto de caerme. Cuando la otra comenzó a resbalarse, ella me agarró. Los vecinos, por el jaleo armado, se asomaron por la ventana. Vieron el acontecimiento y estaban asustados. Algunos pensaban que me quería suicidar, otros que me había asomado por la ventana y había resbalado,...dudo de que pensaran que había escalado hasta allí para recuperar el amor. Con la ayuda de Blanca y un poco de esfuerzo por mi parte, conseguí entrar dentro de la casa. En ese momento Blanca y yo nos besamos y acabamos enrollándonos. Lo hicimos con una pasión que jamás ninguno de nosotros dos experimentó. Era pasión de amor. Bueno, aquí acaba mi historia. Ahora mismo he quedado con ella para tomar algo. Mientras llegaba la hora, me puse a dibujar en las estrellas y de paso a contarles mi historia. Estamos pensando en vivir juntos. Para ello, tendría que deshacerme de todos estos muebles. Puede que les parezca raro que ya tan pronto vivamos juntos, pero ambos estamos solos y nos necesitamos el uno al otro. Pienso vender mañana todo esto a un trapero o a algún sitio para que lo reciclen. Por suerte, con mi trabajo en el restaurante, me han subido el sueldo. El fallo que tuve con la sal aquel día no se me contó por lo que ocurrió aquel día en el restaurante. La gente de allí es comprensiva a pesar de todo, entienden lo que es tener problemas. Actualmente la mayoría de las familias tienen problemas en sus relaciones, no tienen confianza entre ellos. Y con los amigos ocurre, es muy difícil evitar los malos rollos. Todos mis compañeros pasan por eso, así que entendieron mi problema, y más tratándose de que era la persona de quien estás enamorado. Con mi sueldo, el suyo y los ahorros ya mencionados más los que ya tenía de que iba ahorrando por mi contrariedad al consumismo (tal como he ido demostrando a lo largo de esta historia ). Si nos amamos, puede marchar todo bien. Hace poco envié un correo a mi madre. Le conté como era mi vida:

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“Vivo con una persona maravillosa de la que estoy locamente enamorados, ambos tenemos un trabajo fijo con un sueldo decente para mantenernos y no somos consumistas, con lo que nos va de maravilla. Un día de esto iré a visitaros. Quiero que olvidemos todas las discusiones y que nos perdonemos. Siento el haberme escapado, pero lo necesitaba para rehacer mi vida. Con ello, mirad lo que he conseguido, hago lo que me gusta y tengo a Blanca. Tengo ganas de que la conozcáis. Un abrazo”. Bueno, ya me marcho. Espero no haberles aburrido con mi historia. Espero oír sus historias pronto. Gracias.

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Cuando la familia se separó

Rafael López Azuaga

Somos una familia que siempre estuvo espiritualmente muy unida.

Siempre íbamos juntos a la iglesia, teníamos la misma ideología política, nos gustaban las mismas cosas y detestábamos las mismas cosas. Siempre hacíamos todo juntos, pero últimamente, la familia se ha separado bastante. Perdón, no me he presentado, me llamo Julián, tengo cuarenta y cuatro años y soy pastelero. Tengo una mujer llamada Juana María, de dos años menos que yo, y tres hijos: Christian, de dieciocho años; Marta, de quince años y Ernesto, el pequeño, con solo ocho años. Mi suegro vive con nosotros, se llama Pedro y tiene setenta y cuatro años. Mi suegra falleció hace cuatro años y mi mujer se negó a que se quedase sólo, así que se quedó a vivir con nosotros. Todos vivimos juntos en la ciudad de Cádiz, más conocida como la “tacita de plata”.

Mi familia ya no es lo que era. No sé que ha podido ocurrir, pero con el

tiempo nos hemos distanciado. Ya no vemos juntos la televisión ni salimos juntos para ir al cine o al teatro. Cuando lo hemos hecho, cada uno ha entrado en una película diferente. Antes tomábamos la leche juntos con pastelitos que había hecho en el trabajo, pero siempre cada uno está con sus amigos o de compras. Mi suegro se pasa el día en la taberna jugando con sus amiguetes a las cartas y al dominó, aspirando grandes cantidades de tabaco de sus amigos. Mi mujer se va todas las tardes a un club de escritura y luego se va con sus amigas a una cafetería a cotillear y a criticar a todo el mundo. En cuanto a mis hijos, el mayor está todo el día estudiando y cuando no, sale de marcha con sus amigos. Mi hija se ha echado un novio y está todo el día fuera con él, descuidando los estudios. El pequeño se encuentra todo el día jugando al fútbol, a la videoconsola y viendo los dibujos animados. Yo, por mi parte, me quedo en casa aburrido. Me pongo a leer la prensa, me conecto a Internet un rato, echo la siesta, veo alguna película en la televisión o simplemente salgo a pasear, recordando los viejos tiempos.

Parece ser que, con el paso de los años, todas las familias comienzan a

distanciarse. Yo no quiero que me pase eso. Por ello, decidí acudir a un psicólogo para ver qué podía recetarme.

-Veamos a ver, Don Julián, lo que ocurre es que usted tiene miedo de que,

con el paso de los años, su familia empiece a olvidarse de la microsociedad que forman ustedes como familia y empiece cada uno a hacer su vida. A veces, pasan de la familia por temor a que ustedes se metan en su vida y les dejen en mal lugar ante su nueva microsociedad, en este caso, los amigos, las parejitas, ...Ya asocian las palabras “ocio” y “diversión” con esas nuevas microsociedades y no con la familia –le comenta el psicólogo.

-Bueno, eso ya lo sé, pero ¿qué puedo hacer para evitarlo? –pregunta

Julián, muy preocupado. -El problema es que ya no asimilan lo que les ha aportado el estar siempre

todos juntos. Tienes que intentar que recuerden aquellos momentos que pasabais juntos, aquellos en donde compartíais todo. Deberíais de visitar a

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antiguos familiares, ver imágenes de familiares que no están, vídeos y fotografías de cosas que habéis hecho juntos, contar anécdotas, ...Todo eso hará ver la luz en tu familia e intentar recuperar el tiempo perdido.

Bueno, a partir de entonces, intenté buscar vídeos, fotos, ...de cosas que

habíamos hecho juntos. Un día, mientras esperaba a que llegasen todos, instalé mi viejo proyector de súper-8 y el proyector de diapositivas e instalé una gran pantalla. Decidí prepararles una suculenta comida, como sorpresa. Nuestro plato preferido, aquel que todos teníamos en común, era el “arroz tres delicias”. Cocí arroz y lo freí mezclando ajos, salchichas, jamón de York y trocitos de tortilla. Preparé dos salsas diferentes y las puse en un cuenco, para que cada uno se sirviese a su gusto. Pensé en aquel licor que a todos nos gustaba. Era un licor que nos preparaba siempre mi suegra, que en paz descanse. Mezclaba zumo de limón natural, zumo de fresas natural, “seven up” y zumo de albaricoque. Te dejaba un gusto en la boca que parecía que había una discoteca a rebosar dentro de ella. Poco a poco fueron llegando todos. Les sorprendió mucho que hubiese preparado la cena por sorpresa.

Nos sentamos todos y comencé a preguntarles qué tal les había ido el día.

Se quedaron todos en silencio. Así que fui paso por paso. Primero le pregunté a Christian qué tal le iban los estudios. Me dijo “Bien...”. Él ya nunca comparte sus notas, solamente cuando tengo que firmarlas. Parece ser que no quiere ninguna presión sobre mí, ¡ni que yo les presionase, si yo siempre les digo que lo hagan lo mejor que puedan! A continuación pasé por Ernesto, preguntándole qué tal el partido. Dijo: “Bien, empatamos”. De repente, otro silencio. No sé cómo conseguir que me cuenten más detalles. Parece que tengan miedo de cómo vamos a reaccionar. ¿Qué puedo hacer ahora? Por ello, decidí enseguida poner en marcha los proyectores. Comenzamos con una película de nuestro viaje a Barcelona. Aparecíamos todos de jóvenes. Ernesto todavía era un bebé y fueron también mis padres con nosotros. Mi suegro no fue, se quedó con mi suegra en su casa. Estuve comentándola.

-¡Dios, ¿os acordáis del Palacio Episcopal? ¡era precioso! Por allí cerca

había personas actuando para que les echáramos dinero. Echo de menos las pesetas, con esto del euro los precios han subido una barbaridad. Además, eran más nuestras, no sé. ¿Vosotros qué pensáis?

Cuando me asomé, vi que Marta estaba enviando mensajitos por el móvil,

Ernesto estaba leyendo un tebeo de “Mortadelo y Filemón”, mi mujer se puso a fregar los platos y mi suegro y Christian se quedaron dormidos. Sentí un gran vacío en mí. No sabía qué hacer. La conexión entre mi familia había desaparecido. Durante la cena, el único que hablaba era yo. Me ponía a contar los pasteles que vendí, lo que me comentaban las vecinas que venían a comprar pan, el pedo que se tiró mi compañero de trabajo Basilio cuando se agachó a atarse el zapato, ...pero no me respondían apenas, solamente Marta me respondió diciéndome que había perdido el apetito cuando conté lo del pedo de Basilio. Me siento completamente chafado, como si yo fuese un bollito relleno de crema y me hubiesen aplastado con la palma de la mano contra la mesa. La crema es mi sangre, mi esperanza por conseguir la unidad de mi familia, y se va esparciendo por la mesa, perdiéndola para siempre, puesto que cuando la recojan la van a tirar a la basura, y desaparecer para siempre toda mi esperanza.

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Recogí todo y les dije que me iba a acostar ya, que entre el trabajo y la cena,

estaba agotado. Me pasé toda la noche dando vueltas en la cama, preocupado. ¿Había perdido para siempre a mi familia? ¿Qué podría hacer para recuperarla? ¿Cómo podría lograr que mi familia se diese cuenta de mi preocupación y de nuestro problema? ¿Debería llamar a mi psicólogo para que venga a mi casa a darles una charla? ¿Y si eso resulta demasiado violento para ellos, como forzado a querernos? No sé qué hacer, estoy desesperado, más que el coyote intentando cazar al correcaminos, que el equipo de mi ciudad por lograr el ansiado ascenso a primera división, ...¡Señor, dame fuerzas, por favor!

Al día siguiente, tras salir del trabajo, fui a ver a mi psicólogo. En lugar de

coger el autobús, me fui andando. Cogí por el paseo marítimo para relajarme un rato. Ya hace calor, así que viene gente a disfrutar de la playa. Todavía hay pocas sombrillas, pero ya dentro de nada comenzará la temporada de playa y esto se llenará. Esto me recuerda a cuando íbamos todos juntos a la playa. Nos poníamos en el lado en donde se encontraba la heladería “Alicante”, solo que acercándonos más a donde se encontraba el agua. Nos tumbábamos boca arriba y charlábamos de nuestras cosas. El estar todos juntos ahí tumbados y hablando era un gran momento de placer, parecía que nos encontrásemos durmiendo en un balneario, sin presiones, como si ya estuviésemos jubilados y mientras tanto el Sol se encargaba de darnos un masaje con sus manos con forma de rayos. A la hora de bañarnos, nos turnábamos por miedo a que nos robasen, pero cuando jugábamos en la arena, siempre estábamos todos juntos. Construíamos castillos, dibujábamos en la arena mojada, jugábamos a las palas, al fútbol, a enterrarme, ...Eso sí, como estoy gordito, les costaba hacerlo y nos podíamos llevar toda la tarde.

Llegué a la consulta, cerca de las puertas de tierra. Le comenté todo lo que

ocurrió anoche a mi psicólogo. -Bueno, parece ser que los recuerdos del pasado no han funcionado

correctamente. Pero si te fijas, solamente has usado aquellos que funcionaron correctamente. Nos queda otro tipo de recuerdos que puede hacerles ver la luz y recuperar la confianza en ti y entre todos –comenta el psicólogo.

-¿Cuál es? ¡Por favor, estoy desesperado! -Pues se trata de intentar recordar algo que en su día intentasteis hacer

pero que, entre una cosa y otra, pues no lograsteis hacer. Vamos a ver, ¿hubo algún viaje que intentasteis hacer, que todos deseaban con fuerzas pero que luego no pudisteis hacer? –pregunta el psicólogo.

-Bueno, quisimos ir a Disneylandía, pero costaba carísimo y coincidió

además con el fallecimiento de mi madre. Estábamos muy dolidos y mi padre se encontraba con la moral por los suelos y comenzó a enfermar. No podíamos irnos de allí y dejarle solo en el estado en el que se encontraban.

-¡Pues ya está! Reintenta de nuevo hacer ese viaje. En aquellos tiempos, no

estabais en condiciones de viajar. Pero tus padres ya fallecieron, que en paz

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descansen, y ya no tenéis por qué preocuparos. Tu suegro, afortunadamente, todavía se encuentran bien y podéis llevároslo de viaje.

La idea no me pareció mala, así que decidí probar. Para que todo fuese más

emotivo, preferí darles una sorpresa a mi familia. Fui a la agencia de viajes del Corte Inglés y reservé un viaje a Disneylandia para seis personas. Toda la familia junta allí de viaje en este fin de semana. Había salido algo caro, pero todo sacrificio valía la pena para poder recuperar a mi familia. Llegué a casa y me puse a preparar el paquete con los pasajes, envuelto en papel celofan para que fuese más emocionante, como cuando nosotros éramos pequeños y veíamos con ilusión los regalos de los Reyes Magos envueltos. Tras cenar nuestra tortilla de patatas de todos los jueves, les puse en medio de la mesa el paquete. Les dije “adivinad lo que es”. Mi familia me miró con cara rara. Comenzaron a decir cosas absurdas: “pastelitos para el postre”, “una foto”, “un paquete envuelto en papel celofan”, “dinero”, “un perfume”, “puros”, ...Nadie acertó, así que le di el paquete a Ernesto para que lo abriera.

-Parecen unos billetes de avión, papá –comentó Ernesto. -Exacto. Son unos billetes de avión. Me acordé de que, hace algunos años,

quisimos ir todos a Disneylandia, pero por las circunstancias que ocurrieron por aquellos tiempos, no pudimos hacerlo. Pues bien, para este fin de semana, he pensado que podríamos recuperar aquel sueño que tuvimos y pasárnoslo en grande, todos juntos, en familia.

-Pero papá, ¿estás loco? Este fin de semana tengo yo el partido contra el

colegio “Rebaño de María”. ¡Soy el pichichi del equipo, me necesitan! –comenta Ernesto, muy enfurecido.

-¡Y yo tengo el lunes un examen de Matemáticas, con Don Gerardo, y

aprobar un examen de los suyos es más difícil que lograr que Cádiz y Jerez sean hermanos! –comenta a continuación Christian, muy nervioso.

-¡Y yo he quedado con mi novio para ir al concierto de Roberto

Chikilicuatre, en Chiclana! ¡Tenemos las entradas desde hace un mes! –comenta Marta, muy histérica.

En ese momento, me vine abajo. Recogí los pasajes y me fui a dar una

vuelta. Esperaba que mi familia saliese detrás mía, pero no. No sé si es que no se han dado cuenta de que he salido, o si se piensan que he ido a sacar la basura o si he ido a mirar el correo o a sacar dinero, ...No lo sé, pero es una muestra más de que mi familia ya no es lo que era. Me fui a dar un paseo, esta vez por dentro de la ciudad, ya que hacía mucho frío por el paseo marítimo. Fui andando por la avenida Juan Carlos I, viendo las luces y los coches circulando por allí, con un tono amarillo como el de un caramelo de limón. Estaba destrozado por dentro. Me sentía como si corazón fuese un jarrón que un loco, totalmente enfurecido, ha arrojado al suelo con todas sus fuerzas para desahogarse. Estaba totalmente destrozado, en cachitos, y los llevaba arrastrando y hacía que mi andar fuese incómodo. No pude más y me senté en uno de los bancos que hay en la acera que se encuentra enfrente del bar “Stop”.

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Me puse a pensar: ¿qué podría hacer ahora? He perdido una buena cantidad de dinero inútilmente. Puedo devolverlo, pero no me devuelven todo el dinero. ¿Devuelvo cinco y me voy sólo este fin de semana a pensar? ¿Los vendo y con el dinero que gane me hago un viaje para mí solo a Estados Unidos? ¿Pido el divorcio? Necesito cambiar de vida. Me siento como un niño perdido en un laberinto con muchas caminos pero que solamente uno da lugar a la salida. Volví a las tres de la madrugada a casa. Mi familia estaba acostada. Nadie me esperó para saber a dónde había ido. Esto ya era el colmo. Jamás me había sentido tan mal. Decidí acostarme en el sofá, no tenía ganas de estar al lado de mi mujer. Me puse a pensar en una solución, pero ya empezaba a quedarme dormido.

Al día siguiente, siendo viernes, una vez que salí de trabajar, volví a visitar

a mi psicólogo. Le conté todo lo ocurrido. Esta vez me dijo que hablase esta noche con la familia para explicarles por qué salí de casa sólo, sin avisar a dónde iba. Esta vez la herramienta tenía que ser el diálogo. Si quería reforzar el diálogo y que mi familia fuese sincera conmigo, tenía yo que romper el hielo. Ya tenía un suceso interesante a contar que, en teoría, tenía que interesar a toda la familia: mi salida de anoche. Esta noche decidí en la cena comentarlo todo. La volví a preparar yo, esta vez cociné unos filetes de pescado con habichuelas salteadas con jamón de York y cebolla y una ensalada. Durante la cena, nadie se inmutó. Parecía que no se acordaban de lo que pasó anoche. Por ello, decidí empezar yo. Les conté el por qué anoche salí y la actitud que he tenido durante estos días con los recuerdos y luego con el viaje a Disneylandia. Mi familia comenzó a reflexionar, no se habían dado cuenta de mis intenciones durante estos días.

Me comentaron que reconocían que habían desatendido demasiado a la

familia. Estaban tan concentrados en sus intereses, sean los exámenes, los amigos, el novio, los partidos de futbito, los juegos de la consola, el club de escritura, el trabajo, ...que ya parecíamos que éramos un grupo de vecinos que compartían mesa y que luego cada uno se iba a por su lado. La rutina había hecho despistarnos. En el fondo, reconocieron que echaban de menos los viajes que hacíamos hace años, que iban a conocer sitios y a mucha gente. También se acuerdan de que íbamos siempre juntos a todos los sitios, y ahora cada uno se va con sus amigos. En su momento les pareció una novedad el irse con otras personas y por eso acabaron rechazando a la familia. Lo mismo ocurre con las cartas frente a los e-mails, las cámaras digitales frente a las de súper-8, los carritos frente a los coches, los barcos de vela frente a los aviones, ...Todo aquello que siempre estuvo con nosotros y que nos trae bellos recuerdos, lo hemos sustituido por las novedades de una manera desagradecida.

Está decidido. Vamos a intentar recuperarnos. Por ello, tras cenar,

decidimos reunirnos todos juntos y nos comentamos nuestras intimidades. Christian nos contó que últimamente no estaba contento con las notas, ya que se esforzaba y le ponían siempre menos de la que se merecía; Marta comentó que su novio tenía miedo de ir a casa y que por eso nunca lo trajo para presentárnoslo, pero que era un buen chico, muy atento a ella y que quería estudiar periodismo; Ernesto comentó que le gustaba una chica llamada Susana, prima de su amigo David Jesús, y que intentaba siempre lucirse en los partidos de futbito para impresionarla, y que además jugando al último juego de Pokémon ha conseguido seis medallas en dos días y cuarenta nuevos Pokémon

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capturados. Mi mujer, comentó que estaba pensando en publicar un libro con los relatos que había escrito estos días en su club de escritura y le pedimos que nos leyese algunos de ellos. Nos comentó que le daba vergüenza contárnoslo debido a la rutina que últimamente se había formado en nuestra casa. En cuanto a mi suegro, comentó que un amigo hizo trampas jugando al póker y que se pelearon, aunque luego se pidieron disculpas y se tomaron unos tintos.

Al final, todo salió bien. Le compré un ramo de flores a mi psicólogo como

agradecimiento por toda su ayuda, ya que si no hubiera seguido todo lo que me decía día tras día, jamás hubiera llegado hasta este nivel. En vista de que mi familia y yo teníamos una agenda apretada, nos prometimos contarnos todos los días los detalles más relevantes de nuestro día y los domingos ir todos juntos a la iglesia, comer y luego ir al cine, cada día tocándole a uno de nosotros elegir restaurante y película. Tenemos pensado este verano ir todos juntos a Disneylandia, ahora en serio. Mi suegro últimamente está más feliz, más atento con todos nosotros. Parece ser que el clima que se ha formado en casa le ha agradado y últimamente no va demasiado a jugar con sus amigos, sino que va a ver a Ernesto a jugar al fútbol, me visita en el trabajo, va al club de escritura a escuchar los relatos, nos hace algunas veces la cena, ...Estoy feliz.

Somos una familia que estuvo espiritualmente muy unida. Tuvimos un

bache, y ahora volvemos a estar unida, puede que no tan espiritualmente, pero sí unida. Y esto lo digo porque Christian se ha hecho fan de Mariano Rajoy cuando nosotros siempre hemos sido del partido socialista. Pero bueno, hay que saber respetar las creencias, y estar unidos sin que éstas nos dañen.

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Titirítirí

Rafael López Azuaga

Vuelvo a abrir mi bar. Le pido a mi indio que me haga un bocadillo de jamón con tomate para desayunar y un café “cortado”. Llegan clientes a desayunar, van a ir a su trabajo y eso significa dinero para mí. ¡Oh, sí, consumid, consumid más! ¡Pedid una tapa de ese jamón, que es el mejor que tengo y a su vez el más caro! ¡Sí, sí, sí! ¿Sabéis que con los beneficios que me aportáis me he comprado una televisión de plasma? ¡Podremos ver los partidos de la “Champions League” todos juntos! ¡Titiritirí!

Por la tarde me echo una buena siestecita. Duermo dos horas y media de

siesta, es el mejor momento del día, en donde me relajo del trabajo y puedo roncar sin que a nadie le moleste, ya que a mi madre no le importa y mi hermano se encuentra a estas horas fuera de casa. Sueño con mi bar, con mi equipo de fútbol preferido y sobretodo con chicas bonitas a las que le hago el amor. Es aquel momento en el que me evado de todo y me ausento, soñando cosas felices que espero que algún día ocurran para aumentar aún más mi felicidad. ¡Titiritirí!

Luego vuelvo a mi bar y juego con mis amiguetes al mus, al dominó, al

cinquillo, al bingo, al parchís, ...¡a lo que sea! Es el momento en donde nos ponemos a despejarnos, a contarnos cómo nos ha ido el día, a hablar sobre fútbol y sobre la situación actual de nuestro país, poniendo verde sobretodo al Zapaterete ese. ¡Niño, ponme otra caña, a mí y a mis amigos, que hoy invito yo! Esta noche voy a comer mi plato preferido, el cual ha preparado mi madre especialmente para mí. ¡Dios, qué nervioso estoy, me encanta cuando cocina mi plato preferido! ¡Titiritirí!

Por la noche, salgo a divertirme. Espero hasta cerrar el bar, ganando más y

más dinero, ya que a estas horas algunos chavales salen de copas y me compran siempre alcohol, y como lo vendo un poco más barato que el resto, los beneficios luego son mayores para mí. Creo que voy a comprarme un nuevo coche. Esta noche iré a mi casa de putas preferida a tirarme a una de ellas. ¿Será rubia? ¿Será morena? ¡Dios, ojalá sea una mezcla de ambas! Me llevo preservativos a punta pala, por si acaso. ¡Niño, cierra bien esta noche, y procura no llevarte las sobras, que con ellas mañana haremos las croquetas! Hay que saber ahorrar, para luego ese dinero gastarlo en mis caprichos. ¡Titiritirí!

Ya he acabado mi día. Es hora de acostarme. Leeré mi periódico preferido y

luego me echaré a dormir unas cuantas horas. Tengo que recuperar las energías perdidas hasta ahora. Jugar con los amigos, atender el bar, las putas, ...todo eso gasta mucha energía y es preciso recuperarlas para mañana poder rendir satisfactoriamente. Pondré el despertador un poco más tarde, ya estos cazurros se encargarán de abrir mañana y de atender el bar. Les diré que tenía fiebre pero que luego me bajó. ¡Dios, cómo adoro ser el jefe, ya que yo puedo despedirles a ellos pero ellos a mí no, porque soy el jefé! ¡Gracias, señor, por la vida que me has dado, por ser un buen cristiano e ir a la iglesia todos los domingos y darte una buena propina en la colecta! ¡Titiritirí!

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45 minutos en el Parque Genovés

Rafael López Azuaga

� Ver agua fría en un día frío. � Los pájaros se van a duchar. � Los árboles se retuercen del frío que tienen. � “No me ha dado tiempo a ir a verte”. � “¿No vas a recoger al chaval hasta las nueves y media?”. � Dos jóvenes disfrutan de la tarde libre riéndose entre ellos mientras

toman café para protegerse del frío. � Un hombre medita mirando al suelo, con gafas oscuras y chaqueta de

cuero negra. � ¿Cómo voy a solucionar mi problema? � Se sienta al lado de la estatua de la virgen. � Pensiones. � Palomas que sueñan con la libertad, salir de donde están encerradas y

unirse con las que están libres por el parque. � El gato se lo piensa. Si salto a cazar, puedo mojarme, pero también puedo

alcanzar mi objetivo. � Angustia, incertidumbre. � Me siento algo nervioso, estresado. � Niña asustada al verme. � Se marchan a clase. � Me estresa el agua de las fuentes. � ¿Cómo pueden estar relajados en estos bancos? � El gato espera una presa, en su sitio, disimulando. � El saxofonista se desahoga. � El perro llora. � El saxofonista está tocando de pie. � Tristeza, pide un deseo, que sintamos dolor. � Un nuevo mundo. � Salgo al nuevo mundo y recibo sustos: ruido, golpes, coches que casi me

atropellan, ...

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Del cielo al infierno

Rafael López Azuaga

-Bueno, Alicia, tienes que intentar acordarte, piensa un poco cómo

empezaste en este negocio. Ten en cuenta que todos tenemos un principio y un fin. ¿Cuál fue tu principio? –comenta una periodista.

Nos encontramos en un pequeño chalet cerca de un pueblecito de

Extremadura. Se encuentra una mujer ya algo mayor, de unos sesenta y cinco años, con el pelo canoso y la cara ya muy cansada. Se trata de Alicia Martínez, una antigua actriz que era muy conocida en el mundo del cine y de la prensa rosa, pero llegó un día en que su fama cayó en picado.

-Ya lo sabes de sobra, Marta. Comencé saliendo en Internet. ¿No

recuerdas? –responde Alicia. -Sí, pero quiero que me lo cuentes tú. Quiero conocer tus sensaciones, tus

recuerdos más llamativos de aquella época, qué te impulsó a hacerlo, ...¿me entiendes?

-Sí, mira. Te comento. Todo empezó un noviembre del año 2007. Yo tenía

veintiún años. Mi novio me había dejado tras cinco años de relación. Durante esos cinco años, sólo salía con mi novio, así que perdí a todas mis amigas, ni siquiera tenía sus correos electrónicos, ya que entró un virus en mi Messenger de aquel entonces. Una amiga me comentó que lo había visto con mi amiga Cintia charlando muy íntimamente y hasta cogiditos de la mano, lo cual me dolió bastante. Era sábado noche y no tenía a nadie con quien salir, así que me quedé en el ordenador. Leyendo la prensa, vi un enlace hacia un sitio lleno de vídeos llamado Youtube. Entré y vi como algunas personas grababan vídeos en donde se iban de fiesta con sus amigos, monólogos, parodias, sus viajes, ...¡hasta los pedos que se tiraban!

-Ya, ¡ja, ja! Yo tenía también ahí mi propio nick, pero ya se perdió cuando

desapareció Youtube. Qué tiempos aquellos. -Bueno, sigo. Estaba viendo todos esos vídeos y me parecieron muy

interesantes, así que, como estaba aburrida, decidí grabar un monólogo. Pensaba que tal vez así me daría a conocer y haría amigos. Veía como muchas de esas personas recibían mensajes riéndole las gracias o diciéndoles que les gustaría conocerle algún día. Todo eso me tentó y me dije que por intentarlo no perdía nada.

En ese instante, la imagen se traslada al pasado. Aparece una Alicia joven,

con el pelo moreno y con un físico normal, ni gorda ni delgada. Aparece vestida con unos vaqueros y una camisa de tirantes de color blanco. Está colocando una cámara de vídeo encima de un trípode y la conecta. Se pone a hablar. Está haciendo un monólogo.

-Buenas noches. Me llamo Alicia Martínez. Este es mi primer monólogo y

tengo que advertir que es improvisado. Hoy me ha dejado mi novio Roberto tras

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cinco años de relación. Me ha dicho que nuestra relación no ha prosperado y que por eso decide cambiar de vida. Vamos, que me ha dejado porque todavía no hemos follado y seguro que se ha ido con la guarra-asquerosa de mi amiga Cintia para desahogarse a base de polvos. Habla tanto de ella y son tan amigos que seguro que están ahí dándole que te pego. Como muestra de lo guarro que es mi ya ex-novio, aquí os enseño unas cuantas fotos y algunos vídeos.

De repente, en dicho vídeo aparecen imágenes en donde sale su novio

haciendo el payaso. Sale el calzoncillos, rascándose el culo, enseñando el culo, un vídeo en donde suelta un erupto, otro de un pedo que se tiró en la cara de su primo ( bajándose además los pantalones para ello ) y ya el que fue la repera: un vídeo que le pasó una amiga en donde pillaron a su novio y unos amigos viendo películas pornográficas y masturbándose los unos a los otros.

El vídeo acabó siendo de los más vistos durante esa semana y Alicia recibió

muchos mensajes de apoyo. Su novio se enteró de lo ocurrido y decidió mudarse de ciudad debido a la vergüenza que había pasado, cambiándose el look para evitar que le reconociesen ( se dejó barba, se puso gafas de sol, se rapó la cabeza, cambió de vestimenta, etc ). Alicia había ganado la batalla y estaba muy feliz. Decidió crear más vídeos en donde contaba anécdotas de su vida, sus aficiones, grababa los viajes que hacía, los platos que cocinaba al estilo de un programa de Karlos Arguiñano, daba sesiones turísticas de su pueblo, etc. Los vídeos de Alicia eran de los más vistos en Youtube y muchos usuarios se suscribieron a sus vídeos.

-Tu salto a la fama fue en un plis-plas. Quién iba a decir que tu ex-novio

puso la primera piedra. Pero tú y yo sabemos que no se quedó la cosa en esos vídeos, también decidiste crear un blog, el cual tuvo mucha acogida. –comentó la periodista.

-Sí, ¿cómo voy a olvidar mi blog? Aún lo echo de menos. Era mi lugar de

desahogo y conocí a muchas personas. Principalmente fue el blog lo que me llevó a la fama, y ponía enlaces de los vídeos de Youtube, siempre relacionados con los comentarios que había dejado en el blog. Opinaba sobre todo lo que me disgustaba de la sociedad: el gobierno de Zapatero; el cabrón que tenía como profesor en Literatura Española Medieval, de la carrera de Filología Hispánica; los presumidos que eran los del Real Madrid, las drogas que circulaban en mi pueblo, ...Joder, qué tiempos aquellos –recuerda Alicia, muy sonriente ella.

Nos volvemos a trasladar al pasado. Se encuentra Alicia escribiendo en su

ordenador su opinión personal sobre las tapas que se sirven en el chiringuito que hay en una de las playas de su pueblo, las cuales son muy mala para su gusto. Examina su blog y tiene muchos comentarios en referencia a su anterior comentario, aparte de que sigue haciendo vídeos que publica tanto en Youtube como en su blog. La fama de Alicia llega hasta el mundo de los medios audiovisuales. Una cadena de la Comunidad Autónoma en donde vivía, Canal 79, se dio cuenta de la popularidad que estaban ganando los vídeos y el blog de Alicia, así que pensaron para contratarla de entrevistadora en un nuevo programa que iban a inaugurar sobre entrevistas, llamado ZetentayNuebe.com. Cuando Alicia recibió la noticia, no se lo podía creer. Su oportunidad había

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llegado. Apalancó durante un tiempo sus estudios de Filología Hispánica y se dedicó exclusivamente a las entrevistas.

Alicia viajaba por el mundo haciendo entrevistas, siempre rociándolas con

un toque de humor y de surrealismo para atraer al público. En esos instantes, ya Alicia dejó de subir vídeos en Youtube, pero sí seguía escribiendo de vez en cuando algún comentario en su blog para opinar sobre los entrevistados. Resulta que a ella le desagradaban muchas personas a las que entrevistaba, pero tenía que aguantarse y hacer dichas entrevistas, pero claro, su blog era personal y ella podía soltar lo que quisiera. Ella fue alcanzando bastante fama y ganó mucho dinero gracias a las entrevistas que hacía.

La cadena pensó en explotarla más, dándole un papel en una serie muy

popular que ellos tenían: El sexo y yo, una parodia de la mítica serie americana Sexo en Nueva York. Le dieron el papel del personaje de Miriam, una prima de la protagonista de la serie. Su personaje era alguien que había tenido problemas con sus parejas, ya que la engañaban o se aprovechaban de ella. Era un papel que podía bordar perfectamente, ya que todavía estaba dolida por lo que le pasó con su ex-novio. Su personaje de Miriam alcanzó una buena popularidad, ya que daba muchos toques de humor a la serie, aparte de que era bastante friki su personaje: se divertía estudiando Matemáticas, insistía en que el mejor deporte era el ajedrez, le apasionaba jugar al cinquillo, se inventaba historias de sexo con sus muñecas Barbie, se pasaba el día cantando coplas mezclándolo con heavy-metal, se negaba a ponerse pantalones y siempre llevando falda hasta los tobillos, ya que se sentía desnuda o rara llevando otra cosa diferente.

Compaginaba su trabajo como actriz con el de entrevistadora.

Prácticamente había abandonado el blog, ya que le quitaba mucho tiempo. El dinero le salía por las orejas. Pero todo lo que sube tiene que bajar.

-Tenías de todo, Alicia. El personaje de Miriam es inolvidable. Diste ahí

todo lo que aprendiste gracias a tus monólogos en Youtube, aparte de lo que te enseñaron en ZetentayNuebe.com. ¿Por qué lo tiraste todo por la borda? ¿Qué tenías en contra de Luis Alberto, el antiguo presidente del Rayo Kinético? –pregunta la entrevistadora. Cuando lo entrevistaste, lo pusiste verde.

-Porque era un machista, un degenerado y un fascista. Trataba mal a las

mujeres y a los inmigrantes y encima tenía como afición irse de putas, estando casados y con tres hijos que tenía. Tuve un día que entrevistarlo cuando su equipo llegó a la final de la Copa del Rey. Fue muy antipático conmigo, ya que me consideraba algo inferior a él por el hecho de ser mujer. No aguanté más y le hice una crítica muy fuerte en mi blog, el cual tenía algo abandonado. Como muchos usuarios estaban suscritos a mi blog, recibieron un e-mail en donde se les notificaba de la actualización de mi blog, y entre ellos se encontraba un sobrino de Luis Alberto. Éste se lo enseñó y me denunció, y acabaron despidiéndome.

-Recuerdo además que a partir de entonces, enfadados con la cadena,

comenzaste a rebelarte de ellos en la serie de El sexo y yo.

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-Sí, estaba muy enfadada, así que en el siguiente episodio que rodamos, en uno de los chistes, Miriam comentaba que le indignaba que hubiesen despedido a su entrevistadora preferida del programa de ZetentayNuebe.com, ya que le encantaba. Entendieron la indirecta, y le sentó mal, con lo que decidieron acabar con mi personaje para echarme para atrás. En la serie explicaron mi ausencia diciendo que Miriam se tuvo que ir a las Canarias debido a que le salió allí un trabajo, y solamente se mencionaba de vez en cuando en la serie, pero dejándolo como a una tonta. En su lugar contrataron a dos nuevos actores que estaban de moda y por ello la audiencia no bajó, sino que subió.

-Bueno, pero ahí no se queda todo, Alicia. Recuerdo que seguiste luchando

y decidiste entrar en el mundo del cine. -Dios, cómo iba a olvidarme del día en que entré al cine. Vi un casting para

una comedia de Juanito Pozo, un director muy popular de comedia de aquel entonces. Me puse a actuar como Miriam y me dio el papel, ya que le gustaba mucho ese personaje. Con Juanito me fue muy bien. Coordinamos de maravilla.

-Y tanto que coordinasteis...-insinúa la entrevistadora. Ahora mismo aparece una secuencia en donde aparece Alicia de joven con

el director Juanito Pozo. Ambos se cruzan y se ruborizan. Parece ser que ambos se están enamorando. Juanito siempre orientaba a Alicia y ella hacía siempre todo lo que le pedía. Rodaron tres películas juntos: Los problemas de Lara, Spanish History Ñ y sobretodo la que le llevó a los premios Goya: Siete y medio (7’5). Esa noche estaba Alicia muy emocionada. Estaba nominada al Goya a la mejor actriz. Nunca antes pensaba que iba a llegar a alcanzar un premio de ese estilo. Todo se lo debía a Juanito, aparte de que su relación estaba mejorando. Se daban muchos roces, él le daba abrazos, se daban besitos a escondidas y alguna vez la llegó a invitar a cenar, habiendo algún acto impuro en ellos. Lo habían hecho. Ella y Juanito se acostaron una noche tras una cena. Alicia estaba muy ilusionada. Ya se había olvidado de lo que le pasó en la tele y estaba pensando en comenzar una nueva vida con Juanito.

Fue a buscar a Juanito para decirle sus sentimientos, pero descubrió algo

inesperado. Estaba hablando por teléfono y escuchó la siguiente conversación: No te preocupes, cariño, te conseguiré ese Goya cueste lo que cueste, tú eres la mejor. Alicia no podía creérselo. La estaba engañando con otra. Alicia se puso a llorar en su camerino, pero por dentro pensó en una venganza. Esta vez no iba a escribir nada en su blog, sino ponerse en acción en el acto. De entrada, sospechaba que era una de sus rivales por el Goya a la mejor actriz. No sabía quién podía ser hasta que vio a Paula Cruz hablando con él y cogiéndose de las manos. Paula Cruz estaba también nominada al Goya a la mejor actriz. Intuyó que Juanito quería chantajear a los jueces para que le consiguiera el Goya a la mejor actriz. Alicia se negaba a perder de esa manera, así que ideó una estrategia para dejarla en evidencia: se coló en el camerino de Paula Cruz y le robó el audífono que tiene para que le graben los discursos que tiene que dar cuando alguien gana un premio. Le grabó un nuevo discurso y se lo devolvió.

En la ceremonia de los Goya, todo transcurrió con normalidad. Alicia se

mantuvo callada, aunque Juanito de vez en cuando le tocaba las piernas y ella se

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negaba. Juanito no entendía por qué le rechazaba ahora, pero pensó que tal vez se sentía incómoda en la ceremonia. Llegó el premio a la mejor actriz y la ganadora fue la que Alicia esperaba: Paula. Por ahora todo se estaba cumpliendo. Llegó el momento de la venganza de Alicia. Cuando Paula Cruz comenzó su discurso, dijo: Bueno, yo en realidad no se lo tengo que dedicar a mi director ni a mis padres este premio, sino al cerdo de mi amigo Juanito Pozo, el cual ha conseguido que me den este premio gracias a que ha chatajeado a los jueces a cambio de mis tetas rellenas de silicona.

Todas las personas se escandalizaron al escuchar esto y Paula Cruz no

entendía nada. Juanito Pozo estaba confundido, no entendía nada. Alicia le dio en ese instante una patada en la entrepierna a Juanito y le dijo: Esto es por engañarme. Juanito le insistió en que no tenía nada que ver, que él jamás intentaría que el Goya se lo diesen a otra persona que no fuese ella, y más siendo ella la actriz de su película. Ella le insistía en que le escuchó llamarle “cariño” por teléfono y que iba a conseguirle el Goya costase lo que costase, y que luego le vio dándose con ella cariñitos. Juanito le dijo que con la que habló era su madre, la cual estaba ilusionada con que su hijo ganase el Goya al mejor director, ya que él estaba nominado y quería tener ese premio en su casa, encima del televisor. Paula solamente era una antigua compañera de trabajo con la que tenía confianza pero nada de sentimientos.

Al día siguiente, este escándalo apareció en todas las revistas, tanto

nacionales como internacionales. Paula y Juanito denunciaron el hecho a Alicia. Juanito no quiso volver a ver más a Alicia y Paula Cruz le puso una demanda por dejarla en evidencia delante de todo el mundo. Esto le costó la ruina a Alicia.

-Ese momento fue histórico, todavía se sigue recordando en la historia de

los premios Goya. Los celos te llevaron a la ruina, Alicia. Prácticamente ahí empezó tu decadencia. ¿Qué hiciste al respecto? –pregunta la entrevistadora con insistencia.

-Bueno, sinceramente no guardo un bonito recuerdo de lo que pasó a

continuación, pero me imagino que has venido para saberlo todo. Estaba muy deprimida, mi blog había sido eliminado por inactividad, suprimieron mi cuenta de Youtube, ...Todo estaba acabado. Decidí entonces continuar con la carrera de Filología Hispánica. Cuando la dejé, me encontraba en el tercer año. Volví allí y cuando fui a matricularme, los planes de estudio habían cambiado y la mitad de las asignaturas no me las querían convalidar, aparte de tener que cursar otras que en su día no estaban. Por ello, decidí matricularme en la carrera de Magisterio en Educación Primaria. Quería borrar todo mi pasado y dedicar mi vida a la educación de los niños. Por suerte, podía quitarme todos los créditos de Libre Configuración convalidando varias asignaturas de Filología Hispánica, todavía existía esa posibilidad. Pero cuando fui allí, me di cuenta de que todos me conocían y se reían de mí. No me imaginaba lo que podría ser convivir con un grupo que tiene unos conceptos negativos de ti, así que me eché para atrás y me matriculé en la UNED.

-La fama es dura, Alicia. Cuando la toman contigo, no te dejan vivir y

aunque te admirasen, sería un sinvivir, ya que te estarían haciendo fotos continuamente, espiándote, cotilleando tu vida personal, queriendo ir al lado

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tuya para fardar delante de los demás, ...-comenta la entrevistadora, con síntomas de que a ella le ha pasado.

Ahora volvemos al pasado. Aparece Alicia matriculándose en la carrera de

Psicología. No quiso volver a vivir con sus padres, de los cuales había pasado desde que estuvo con su novio. Como estaba arruinada, tuvo que buscarse un trabajo. Eso sí, debido a que su currículum solamente tenía los trabajos que había tenido en el mundo del espectáculo, solamente pudo encontrar algo en una taberna. Para poder pagarse los gatos, decidió trabajar a jornada completa y de lunes a domingo. Por las noches, intentaría estudiar un poco y aprovechar los días de fiesta, aparte de los descansos en la taberna. Al principio comenzó muy motivada, pero con el paso del tiempo, Alicia acababa más agotada del trabajo y no concentrándose a la hora de estudiar.

Para evitar agobios, decidió aparcar los estudios hasta las navidades, para

así aprovechar las fiestas y poder presentarse a los exámenes del primer cuatrimestre. En la taberna le iba bien, empezó a conocer a gente y parecía que todo iba a mejorar. La motivación de Alicia fue aumentando, aunque reconoce que se aburría un poco al no salir con gente, ya que llegaba a su casa muy cansada y solamente le apetecía dormir. Pasó el tiempo y llegaron las navidades. Alicia tenía más tiempo libre y decidió ponerse a estudiar. Pero tuvo un problema: no se concentraba. Intentaba memorizar, pero no le entraba nada en la cabeza. Todo estaba tan lleno de palabras técnicas que no entendía lo que estaba estudiando. Intentó contactar con sus tutores, pero estaban todos muy desperdigados en navidades.

Alicia estaba agobiada. Necesitaba algún método para que le entrase todo

en la cabeza. Intentó probar yéndose a la biblioteca para ver si el ambiente estudiantil le motivaba a concentrarse, pero nada. Hacía muchos años que había dejado de estudiar. Empezó a agobiarse y de repente un chico que estaba enfrente suya le dijo: si tomas una de estas, tu concentración aumentará, te la dejo si quieres solamente en diez euros. Alicia no sabía qué hacer. Sabía que eso eran drogas, pero estaba tan desesperada que aceptó. Alicia, a partir de entonces, comenzó a tomar drogas de todo tipo que le ayudasen a tener un mente que funcionase mejor. Llegó un momento en el que su consumo llegó a un límite, llegando a la desgracia en un día: intentó pedir permiso en la taberna para ir a examinarse, y le decían que no podía ser porque tenían que preparar la taberna para acoger las fiestas del barrio. Alicia, totalmente drogada, le armó una buena bronca y comenzó a insultarle delante de todo el mundo, hasta el punto de que llegó a atizarlo. La gente se asustó y salió de la taberna. A continuación salió también Alicia para ir a la facultad a hacer el examen. Su nivel de ira había aumentado por las drogas.

Fue a la UNED a hacer el examen de Psicología Social. Llegó al aula, se

encontraban aproximadamente unas veinte personas que iban a hacer el examen. Alicia comenzó a ponerse nerviosa. Tenía ganas de fumarse un porro pero no tenía nada. Además, cuando leyó el examen, no se enteró de nada. No entendía nada del examen, a pesar de que se sabía prácticamente todo. Cabreada, saltó:

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-¿Pero quién coño ha elaborado este examen? ¡No entiendo nada, cojones! –gritó Alicia muy enfurecida.

-¿Qué le pasa a usted, señorita? El examen ha sido sacado del temario de la

asignatura, elaborado por la misma persona que hizo dicho temario. No hay nada raro. Además, le pido que se controle, por favor –insistió el examinador, muy enfadado.

Alicia continuó su examen. No sabía a qué responder, así que intentó

contarle lo que sabía. Todo lo que escribía eran cosas sin sentido debido a que la ansiedad por fumarse un porro le tenía la mente desconcentrada. Un fragmento de una de sus respuestas decía así, con mala letra: La motivación consiste en el trauma que siente uno cuando se le ponen motes. Esto afecta a su condición psicología tanto de manera positiva como negativa. Si le llaman “la puta”, quiere decir que es una guarra y una asquerosa, y eso a uno le afecta muy negativamente, sobretodo a su escleorosis mental, que es la capacidad que tiene para realizar tareas funcionales.

Su ansiedad por fumarse un porro aumentaba y volvió a armarla: -¿Alguien tiene algo de marihuana? Es que necesito fumarme un porrito

para poder seguir haciendo el examen. –pregunta Alicia, muy inocentemente, dentro del aula.

-¿Un porro? ¿Pero está usted loca, señorita? ¡Fumar drogas es ilegal, le

puede costar muy caro! ¡Le ruego que se comporte o la obligaré a abandonar el aula! –grita el examinador, bastante nervioso.

-¡No me hable usted de ese modo, gilipollas! ¡Le voy a dar una paliza! Alicia se levantó corriendo y le pegó una patada en la entrepierna y

comenzó a tirarle de los pelos y a darle patadas en el trasero. El resto del alumnado se levantó para defender al examinador, y uno de ellos llamó a los conserjes para pedirles ayuda y llamar a la policía. Entre todos, redujeron a Alicia. La policía llegó y se la llevó a comisaría. Allí la identificaron y reconocieron que se trataba de Alicia Martínez, antigua actriz. La noticia llegó a todas las revistas y periódicos nacionales e internacionales. De nuevo Alicia había vuelto a caer en picado. Perdió su empleo en la taberna por el escándalo formado y además la expulsaron de la UNED por actitud violenta. Debido a su adicción a las drogas, acabó ingresada en un centro de desintoxicación.

Estuvo allí ingresada un buen tiempo hasta que consiguieron

desintoxicarla y que acabase rechazando cualquier tipo de droga. Accedió a ir a casa de sus padres. Los padres no habían tenido noticias de ella desde hacía muchos años, aunque sí sabían que había trabajado en la televisión, en el cine y que tuvo problemas con las drogas (¡como para no saberlo!). Allí Alicia reflexionó sobre su comportamiento. Se dio cuenta de lo negativa que eran las drogas, así que decidió organizar una campaña para prohibir cualquier tipo de droga. Inauguró un nuevo blog con un nuevo nick y contó su experiencia con las drogas. Grabó nuevos vídeos para Youtube organizando campañas contra las drogas. Contaba sus experiencias, cómo era antes y cómo es ahora y cómo su

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vida se fue a la mierda por culpa de las drogas. Se apuntó de colaboradora en el Proyecto Hombre. La fama de Alicia de nuevo volvió pero esta vez fue a mejor.

-Todo fue excelente, Alicia. Te reformaste y estabas haciendo el bien. De

nuevo eras admirada por todos. ¿Por qué tuviste que echarlo todo a perder? Es algo que nunca he entendido -pregunta la entrevistadora.

-Bueno, fue una crisis que tuve. Comencé una relación con un compañero

de trabajo, Jacinto. Empezamos a salir, echamos tres polvetes, cenamos algunas veces juntos, los domingos nos íbamos al cine, ...Todo marchaba de viento en popa. Yo, una vez más, como una gran gilipollas, me hice demasiadas ilusiones. Le quise plantear irnos a vivir juntos en un piso y, cuando se lo propuse, salió corriendo del lugar. Le llamé por teléfono y me dijo que no estaba preparado para una relación estable. El problema es que nuestros móviles tenían cámara y él se pensaba que la suya estaba desconectada y vi que se estaba follando a una rubia con unas tetas que parecían misiles. Esa noche tenía un acto de agradecimiento por todo lo que estaba haciendo, con la prensa incluida. Me emborraché por mi desesperación con los hombres y cuando llegué allí, estaba borracha perdida.

Aparece una escena en donde Alicia tiene que dar un discurso de

agradecimiento por el homenaje que le han hecho a todo su esfuerzo. El dinero de la entrada piensa donarlo para desintoxicar a todas esas personas. Pero Alicia llega al palacio de congresos ( en donde se celebra dicha ceremonia ) muy borracha. Comienza a hablar sin sentido, no sabiendo si está a favor o en contra de la droga porque no sabe ni lo que es, ...hasta que llegó un momento en el que vomitó encima del alcalde. Se dieron cuenta de que estaba borracha. ¿Cómo una defensora de las drogas se emborracha? No tiene ni pies ni cabeza. Por ello, al día siguiente de nuevo volvió a aparecer en la prensa. Otra vez había metido la pata y había provocado un gran escándalo público. Fue despedida del Proyecto Hombre por ser un mal ejemplo.

-Eras todo un caso, Alicia –bromea la entrevistadora. Hiciste de todo pero

siempre tenías que hacer algo para fastidiarla. Desde entonces, permaneciste ausente hasta que un día, ahora nueve años, saliste en todas las portadas de las revistas del corazón. Aquí tengo un ejemplo del “Hola” que dice lo siguiente: Alicia Martínez encontrada en un puti-club como “empleada”. ¿Cómo pudiste caer tan bajo, Alicia? ¿Tan mal lo tenías como para caer en la prostitución?

-¿Qué querías que hiciera? (comienza a desesperarse) Mi vida estaba

acabada. No tenía amigos, mis padres fallecieron, estaba más sola que la una, no tenía dinero, no encontraba trabajo, ...Al final, tuve que cambiarme el DNI, el look e irme por ahí a buscar. Como con esa identidad no tenía estudios, esto fue lo único que encontré, algo que si sabía hacer más o menos de la experiencia cogida con mis anteriores relaciones.

Aparece Alicia con la cabeza rapada, la piel morena, con los ojos pintados y

vestida de prostituta. Se la ve bailando en el club, haciendo cariñitos a los clientes, llevándoselos a una habitación, ...Por las mañanas, está en su casa durmiendo para reposar, haciendo ejercicios para las piernas y las caderas. No vive mal, ya que tiene de todo, pero está triste. Está avergonzada de hasta donde

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ha tenido que llegar. ¿Por qué tuvo aquel día que subir aquel vídeo en Youtube sobre su novio? ¿Por qué no siguió con la carrera de Filología Hispánica? ¿Por qué se metería aquel día con Luis Alberto? Son preguntas que se va haciendo continuamente. Para desahogarse, creó un blog en donde contaba todas sus anécdotas con los “clientes” que tenía. Eso sí, se inventó el nombre para disimular. El blog obtuvo mucha audiencia y mensajes de apoyo.

Pero un día ocurrió algo inesperado. Tenía un nuevo cliente, tocado al azar.

Ella se preparó para recibirlo. El cliente entró. La cara le resultó algo familiar, pero no caía, tal vez era alguien famoso y por eso le sonaba. A él también le sonaba la cara, pero tampoco caía. Se pusieron a hacer el amor. Empezó a gemir de una manera que a Alicia le despejó la mente. No era ni más ni menos que su antiguo novio: Roberto. A ella se le escapó su nombre, y cuando la escuchó, reconoció esos ojos.

-¿Alicia? Pero, pero..¿qué haces aquí? ¿cómo has llegado a esto? -Ya ves, todo me ha salido mal en este vida. Si yo te contara... -Sé todo lo que has pasado. Yo también leo la prensa. Me costaba creer que

esa chica eras tú. Desde que me pusiste a parir en Youtube, a mí las cosas me han ido mal también. Me tuve que ir de sitio, pero a pesar de que mi aspecto era diferente, me acababan reconociendo. Como nunca estudié, pues acabé trabajando en un trabajo de mierda. Nunca conseguí ligar con ninguna chica. Siempre he vivido sólo y para satisfacerme, he tenido que irme de putas. Y ahora me encuentro con la que me hizo la gran putada de mi vida.

-Estaba muy enfadada, Roberto. Nunca te perdoné lo que me hiciste. Yo te

quería, te di toda mi vida, y me dejaste por Cintia. -¿Qué yo te dejé por Cintia? ¿Pero qué dices? ¡Jamás hice eso! No tuve

ninguna otra novia. Yo te dejé porque últimamente no me escuchabas, me sentía como que estaba hablando con la pared y vi que nuestra relación estaba yéndose a la puta mierda.

De repente, Alicia comienza a recordar. Recuerda que, durante esos años,

estaba muy concentrada con los exámenes de Filología Hispánica. Siempre estaba estudiando y cuando salía con Roberto, tenía la mente concentrada con los exámenes y no prestaba atención a Roberto. Se da cuenta de que el problema fue ella, y no porque Roberto fuese un canalla.

-Pero, entonces, ¿por qué me dijeron que Cintia y tú...? -¡Me cago en la leche! Yo y Cintia charlamos sobre lo ocurrido y ella me

consoló, pero cada uno se fue por su lado. Lo que pasa es que allí erais todos tan cotillas que de un granito de arena hacíais un mundo entero. Cuando vi los vídeos, me hiciste mucho daño. Vale que fuese un cochino, pero siempre lo hacía de broma. Mis amigos eran así y acabé copiándoles su comportamiento.

Alicia comienza a mirarle a los ojos. Está a punto de llorar. Se está dando

cuenta de que, si hubiese estado más atento, ahora mismo no habría llegado a lo

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que es ahora. Ni habría publicado ese vídeo, ni hubiera sido actriz, ni hubiera dejado la carrera de Filología Hispánica y, por supuesto, ni hubiera acabado de prostituta. Comenzó a besar a Roberto y en ese instante llegó el jefe de Alicia.

-¡Eh, Suspiro de gades, ya se te acabó el turno con este pavo! Tienes ahí a

unos cuantos futbolistas esperándote. Hoy te vas a tener que quedar toda la noche, porque han perdido cinco a uno y tienen ganas de desahogarse.

Alicia se quedó paralizada. No quería dejar ahora a Roberto. Estaba

volviendo a sentir cosas por él, a la vez que arrepentimiento. No quería seguir prostituyéndose.

-Lo siento, pero abandono este trabajo -le dice Alicia. -¿Cómo dices? –comenta extrañado el jefe. ¡Tienes un contrato! ¡Hasta que

finalice no puedes romperlo! ¡Ahora sal y satisface a todos esos futbolistas, que están deseosos de sexo duro!

Alicia se va andando hacia fuera, mirando para el suelo. El jefe aprovecha

para darle un azote en el culo, diciéndole: “además, seguro que te pagan el doble por dejarles tocar ese culo que tienes”. Roberto no puede ver esta actitud y estalla.

-¡Alto! ¡Alicia no se irá a ninguna parte! ¡Si le ha dicho que no quiere seguir

siendo una prostituta, pues no lo será! ¡Alicia, vente conmigo! ¡Podemos intentarlo de nuevo!

-¿Alicia? ¿Pero no te llamabas Agustina? Alicia se quedó maravillada con Roberto. Su corazón volvió a palpitar como

el día en que ambos se declararon. Decidió dejar de esconder su identidad. -No. Alicia. Alicia Martínez, para servirle. Antigua actriz nominada a los

Goya y colaboradora del Proyecto Hombre. Todo surgido por rechazar a este pedazo de hombre.

El problema es que allí se encontraba un periodista disfrutando del

“espectáculo” y escuchó la conversación. No podía creer lo que estaba viendo. La antigua Alicia Martínez, famosa por sus escándalos públicos, convertida en una prostituta. No pudo evitar sacar una foto, sobretodo en el momento en el que le pegaba una torta a su jefe. La gente del blog la reconoció debido a que había una foto suya publicada en él y perdió audiencia. Como despedida, Alicia se despidió del blog y agradeció la atención que le ofrecieron.

Pasó el tiempo. Alicia y Roberto se casaron. Ambos se mudaron y se fueron

a un pueblecito de Extremadura. Allí trabajaron en el campo y tuvieron tres hijos: Manuela, Germán y Pablo. Tuvieron un huerto y una granja. Todo lo que cultivaban, la mitad era para autoconsumo y la otra mitad la vendían. Además, Alicia estudió un curso de HTML y, aprovechando lo que aprendió cuando creaba vídeos y blogs, trabajó de webmaster, ganando el sueldo suficiente para

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pagar todas las necesidades: electricidad, agua, vestimenta, etc. Vivieron los cinco muy felices, y sus tres hijos se casaron y tuvieron nietos.

-Es una alegría que todo saliese bien. Ahora vives tranquila en el campo y

eres respetada por todos tus vecinos. Pero, ¿no echas de menos el mundillo del espectáculo? –pregunta la entrevistadora.

-Para nada. Lo mejor que me ha pasado en la vida es haberme podido casar

y tener tres hijos que son una bendición. Ahora quiero ocuparme de la educación de mis nietos. Echo mucho de menos a Roberto. Los últimos meses de su vida fueron duros. El cáncer le machacó bastante. Estuvimos mis hijos y yo cuidándolo, el queriendo aún trabajar. Al final le dejamos, pero llegó un momento en que no podía con su cuerpo. Murió hace ahora dos meses. Desde entonces, apenas he salido de aquí. Ya me he jubilado y estoy cobrando una pensión. Todos los meses voy al cementerio a llevarle unas flores. Sin él, jamás me habría salvado. Llegué al cielo gracias a él y conseguí escapar del infierno gracias a él también. Siempre ha estado conmigo, aunque parezca mentira.

Han pasado dos meses desde esta entrevista, la cual salió publicada en la

revista Magazine Corko, una revista muy popular que publica el diario La gaceta de España todos los domingos. El instituto de nuevas tecnologías leyó la entrevista y se acordaron de Alicia Martínez. Ella había contribuido en muchas nuevas tecnologías: los blogs, los vídeos de Internet, páginas web, medios audiovisuales, prensa, ...Mostraron su dolor con todo lo que había sufrido Alicia en la vida, incluyendo el reciente fallecimiento de su marido. Hoy hay una ceremonia que entrega premios anuales para aquellos que han contribuido al desarrollo de las nuevas tecnologías en España. Este año han decidido dárselo a Alicia Martínez por su aportación al mundo de Internet, con sus blogs, vídeos en Youtube y páginas webs diseñadas. El dinero le servía para ayudarle a mantenerse, a ella y a toda su familia, aparte de servir como una disculpa por lo mal que se había portado con ella la gente, no solidarizándose cuando se encontraba en plena crisis. Alicia volvía a sonreír. Volvió a sentir el cariño del público.

Decidió crear un nuevo blog en donde haría un comentario semanal sobre

sucesos de la vida cotidiana. No insultaba a nadie, solamente daba su opinión y creaba una comunidad de aprendizaje entre todos sus afiliados. También subía vídeos compartiendo su vida familiar, sobretodo cuando jugaba con sus nietos y daba consejos sobre cómo educarles. El blog tuvo una buena acogida, con lo que le dieron a Alicia un trabajo de columnista en La gaceta de España. Estuvo escribiendo dicha columna hasta su muerte a la edad de ochenta y siete años. Eso sí, falleció feliz, contenta por haberle dado el cielo una nueva oportunidad.

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Nunca antes había visto una sensación igual. Todo era tan verde que parece que uno está nadando en una piscina llena de billetes, ya que la sensación de gozo que puede dar puede ser idéntica. Las ramas eran largas como varios cuellos de jirafa juntos y tenía tantas hojas como estrellas en el cielo. Tenían todas una forma bastante peculiar, las cuales parecían manos, ya que pones tu mano encima de ellas y parece tener la misma forma. El sol golpeaba de lleno en el paisaje como si estuviese duchándose con él. El sol brillaba de manera que convertía el paisaje en toda una alegría, provocando felicidad, paz, armonía, ...Dan ganas de quedarse a vivir allí para siempre.

Vas caminando por la hierba y es tan suave como si te estuviesen dando un masaje con unas manos llenas de talco. Hay tantos árboles que parece que estoy en el estadio Ramón de Carranza viendo un partido de fútbol del Cádiz, y la hierba me hace simular aún más esa sensación. Me voy al centro de la pradera y me encuentro con un divertido camino. No sigue ninguna línea recta, es un camino que parece un circuito de motos. Me tumbo al lado y parece que estás en el circuito de Jerez presenciando las motos circular y circular a toda velocidad. En el centro hay unas flores violetas las cuales palpitan en mis ojos debido al bello color, limpio y brillante que emiten dichas flores.

Sigo avanzando y llego a una especie de montañita, la cual parece que es un

bulto de arena metida dentro de una alfombra, y al escalar veo de nuevo más bosque. Lo presencio y parece que es infinito como límites de funciones. La paz que reina, el sol que palpita en la pradera y la nula presencia de seres vivos con la excepción de la abundante flora da la sensación de que uno está en el cielo, de que está durmiendo en la mejor cama y en la habitación más tranquila del mundo mundial. Cuando llego al final del camino me encuentro en medio de dos conjuntos de flores, cada uno de un color diferente. De nuevo vuelvo a encontrarme con el violeta y también me obsequian con un blanco. Flores blancas que, en conjunto, parece una gran piscina de leche. Me vuelvo a introducir dentro del bosque. Camino sin encontrarme con piedras, está tan despejada la hierba que puedo hacer una carrera lo más rápido posible, a excepción de un par de árboles plantados en el césped pero divisibles como personas obesas en el pasillo del instituto. Hay flores blancas, flores que parecen bolitas de nieve que flotan en el aire.

Los árboles son altos cuales rascacielos, y como son tantos, uno puede

jugar al escondite y no ser encontrado durante cientos de años. Veo a una niña con falda subir ahí y presenciamos sus braguitas sin ningún problema. Hay

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árboles con hierbas que parecen una paella de todas las mini-hojas que poseen. Todas son tan bonitas, tan limpias, tanto las flores como la hierba en sí que le dan a uno ganas de comérselas todas y sin echarles nada, ya que son tan preciosas que su sabor tiene pinta de ser el placer de los dioses. Hay varios arbustos por el camino, pequeños y redondos cuales granos de un adolescente con acné, y verdosos como la equipación de fútbol de Marruecos.

En resumen, un paisaje placentero, tan lleno de paz, de soledad y de

elementos llenos de vida que le dan ganas a uno de quedarse a vivir allí para siempre o al menos de ser enterrado entre esas hierbas una vez que fallezca.

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El mundo de Georgie

Rafael López Azuaga

Hoy comienza un nuevo día en la vida de Georgie, o sea, ¡yo! Todos nos queremos, todos trabajamos, nadie se mete con nadie, nadie roba a nadie, no hay conflictos por la zona, todo está limpio y el día es precioso. Voy a comprar el periódico y saludo a mi amigo Abel, el quiosquero. Su quiosco es pequeño, teniendo colgadas en un tendedero algunas revistas y periódicos, con pizas de las de tender la ropa. Se encuentra un cartel que pone “ABELNEWS”, con las letras pintadas de color negro y con el fondo de color amarillo. Vende revistas de todo tipo: infantiles, serias, del corazón, de moda, de historietas, de relatos, coleccionables, ...¡hasta revistas eróticas, algunas de ellas basadas en el “Kamasutra”! Dentro solamente cabe él y se sienta en una vieja silla de paja. Nunca le he visto sentarse en otra silla, parece que esa silla le da suerte, ya que la cuida como si fuese su propio hijo. Nos damos dos besitos, le compro el periódico y le dejo una propina por ser tan buen quiosquero y amigo. Está muy feliz, le encantan las propinas y que siempre le agradezcan su trabajo.

Voy a trabajar. Me encanta mi trabajo. Trabajo de camarero en una

cafetería muy bonita. Me gusta la decoración, de color marrón, con losas rugosas y con piedrecitas pequeñas pegadas en ellas. Hay varias macetas, algunas de ellas con hierbabuena, las cuales ambientan con un dulce olor a menta la cafetería, atrayendo a la clientela. Servimos cafés de todos los tipos: cortado, descafeinado, doble, con chocolate, con nata, con vainilla, con picatostes, con helado de sabores, ...También servimos té, combinando muchas hierbas de todos los sabores, desde fresa hasta guacamole, tan exquisito que tomarla es como si Dios se hubiese depositado en tu lengua y te estuviese dando un masaje en ella. Viene mucha gente, ya que es una cafetería con buena fama, y sobretodo a la hora del desayuno vienen aquí a tomarse un café o té con un buen trozo de tarta. Tenemos tarta de manzana, de pomelo, de zanahoria, de limón, de chocolate, de fresa y nata, helada, de whisky, de crema, ...¡Sabemos hacer de todo! La gente es muy educada, siempre nos da las gracias por todo, nos habla con educación, nunca dicen palabrotas en nuestra cafetería, se dan besitos cuando se saludan, los niños obedecen a sus padres y no cometen travesuras, ...

Tengo un descanso para comer con mis compañeros de trabajo. Comemos

siempre en un restaurante en donde toda la comida es deliciosa. En la ciudad somos vegetarianos todos, así que no tenemos que matar a nadie para comer y la comida se nos hace más relajada. El restaurante se llama “Chef Verdulosky” y está decorado con fotos de verduras y de él con personas famosas: Harrison Ford, Pierce Brosnan, Ramón García, Rosa López, Francisco Ibáñez, Arturo Pérez-Reverte, Ronaldinho Gaucho, Rafa Nadal, Fernando Alonso, Dani Pedrosa, Tony LeBlanc, ...Es de color verde y las mesas y sillas son de una madera bastante resistente, tanto que hasta un elefante podría sentarse sin problemas. Son muy limpios y ponen unos manteles de tela preciosos, aparte de que suelen poner música de ópera y unas velitas cuando es de noche. Hacen unos platos con las verduras dignos del paladar de un Dios. Los espaguetis que hacen se me deshacen en la boca y siento tanto placer como si estuviesen dando una fiesta en mi lengua. Mis compañeros de trabajo son encantadores. Pablito es gordito y cariñoso y siempre cuenta unos chistes divertidísimos, Carolo es

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alto y siempre juega con nosotros al baloncesto y es un gran estudiante de Historia, Amanda está enamorada de mí y siempre me regala algo por San Valentín. ¡Dios, espero algún día poder declararme a ella y casarnos y tener muchos hijos, y que estudien en la Universidad y nos den nietos tan guapos como ellos! Mi jefe siempre es bueno con nosotros. Nos da ánimos, se preocupa por nuestra vida personal, nos ayuda a hacer el trabajo que nos cuesta, nos adelanta el sueldo cuando ve que estamos en algún apuro, ...Todo el mundo le adora y siempre nos abrazamos cuando llegan las vacaciones.

Por la tarde, vienen nuestros mejores clientes a merendar. Algunos de los

que por la mañana desayunan en el descanso de su trabajo, otros vienen con su familia a merendar para descansar de la jornada diaria. Nos cuentan sus anécdotas, cómo les ha ido el día, escuchamos juntos la radio, jugamos a las cartas, ...La tarde es la mejor parte del día, más agradable y animada gracias a la música que ponemos en la cafetería. Para cerrar, entre todos limpiamos la cafetería. Somos un gran equipo, nadie se escaquea y colaboramos en limpiar todo lo que hemos ensuciado. Nos despedimos y cada uno se va para su casa a cenar y a descansar. Me voy a mi casa a prepararme unas croquetas de bacalao con patatas fritas. Mi casa es pequeña, pero me encanta, es luego más fácil de limpiar. Tiene una cocina con losas azules y blancas, un cuarto de baño con losas blancas con dibujos de florecitas, un salón con una televisión, mi ordenador portátil, una cadena de música, unas cuantas películas y CD-Rom de música, cuadros con fotos de mi familia y mis amigos, algunos pósters de carteles de películas de cine, un dormitorio con una cama para dos personas y con una manta nórdica como colchón y manta, ...¡Todo me encanta! Si algún día Amanda y yo nos casamos, pienso irme a vivir con ella a una casa igual pero más grande, para que quepan todos mis hijos. ¡Dios, cómo adoro vivir en este barrio rebosante de paz y felicidad! ¡Gracias Señor, por haberme dejado vivir aquí y no en otro sitio lleno de guerras, peleas, palabrotas, comida basura, contaminación y políticos mentirosos!

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¿Capítulo X?

Rafael López Azuaga

-No me lo puedo creer. Estoy a poco tiempo de mi muerte. ¿Quién iba a pensar que este viaje iba a acabar de esta manera? –se dice a sí mismo Isidro.

Isidro se encuentra en lo alto del barco, junto a otras personas. Todas están

agarrándose a la barandilla para evitar patinar hacia el mar. El barco cada vez se hunde más y más. Alrededor hay hombres sudando por sus vidas. Muchos se preguntan qué han hecho para merecer esto. Otros se preguntan por qué Dios puso ahí ese puto iceberg para que chocasen contra él. Un hombre está continuamente rezando porque sabe que su Dios va a salvarlo de la muerte. Por su parte, a Isidro le preocupa otra cosa diferente: el no haberse declarado a su querida Paula.

Lleva todo el puto viaje intentando declarársele. Cuando estaban bailando,

iba a hacerlo pero se resbaló con un charco de ponche que había derramado el borrachín de Basilio y le tuvieron que llevar a la cama debido al daño que se había hecho en el pie. Cuando se recuperó, estaban hablando los dos mientras miraban el mar y estuvo a punto de decírselo pero la comida le había sentado tan mal que tuvo que irse corriendo al servicio más cercano a hacer sus necesidades fisiológicas. Esta mañana se levantó mejor y se enteró de que todo fue debido a que accidentalmente cayeron muchas especias en su cena por el accidente que tuvieron dos de los cocineros que acabaron tropezando, el primero llevando su plato y el segundo las especias. Pero esta y otros sucesos más le han impedido declararle su amor.

Ahora esta noche tenía la oportunidad de declararse a ella, y con más

razón. El duque de Wallynstown, de nombre Oswaldo, tenía la intención de pedirle su mano y llevársela a Italia, en donde vivía actualmente debido a su cadena de pizzerías, la cual estaba teniendo un gran éxito en dicho país. Pero

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Isidro sabía que solamente la quería para ampliar su fama, ya que muchos rumoreaban que era mariquita por no tener una esposa. Si se casaba, estos rumores desaparecían y la prensa cotillearía mucho su relación, lo cual le daría más dinero del que tiene. Pero, por desgracia, no venía a su querida Paula por ningún lado. Sospechaba que estaba en uno de esos botes con el duque que, a pesar de ser un hombre, tenía muchos contactos. Pero comenzó a mirar los que estaban y se dio cuenta de que él también se encontraba entre esos hombres que estaban temblando por la llegada de la muerte.

Estaba sorprendido. Pensaba que un hombre de la talla del duque de

Wallynstown tendría preferencia sobre todo el mundo. No pudo evitar investigar qué es lo que había ocurrido. Se fue acercando poco a poco hasta donde estaba él, agarrado a la barandilla y sudando a chorro.

-Señor duque, ¿qué hace usted aquí? Debido a su influencia en su país, ¿no

debería de estar en uno de esos botes salvavidas? –pregunta Isidro. -¡Eso mismo digo yo, señor mío! Fui allí a meterme en uno, pero un

imbécil me dijo que solamente podían las mujeres y los niños, y que si ya sobraban, que ya los sortearían. ¡Dios mío! ¿Qué voy a hacer? ¿Cómo va a sobrevivir mi cadena de pizzerías sin mí? – lamenta el duque.

-Bueno, puede todavía haber posibilidades de salvarnos – reflexiona

Isidro. El agua está helada, sí, pero podríamos construir algo que flotase. Espere, ¡no es ninguna tontería lo que digo! –comienza a alegrarse, pensando que todavía hay una esperanza-¿por qué no construimos usted y yo un bote personal utilizando las puertas? Hay muchas que, debido a la presión de la gente huyendo y del agua, han sido derribadas.-Le sugiere Isidro. Normalmente no se lo hubiera dicho a él siendo su rival, pero en este caso estaba desesperado y necesitaba una mano de obra urgente, ya que sabe que él, antes de llegar a ser lo que es ahora, trabajó en el puerto construyendo barcos, con lo que su experiencia le resultaría muy valiosa.

-Señor mío, ¡qué gran idea acaba de tener usted! Yo en su día construía

barcos, así que, entre los dos, podemos construir uno para nosotros. Puede que no dé resultado, pero si no lo intentamos, nunca obtendremos posibilidades de salvarnos. Pero, ¿cómo iremos si esto se inclina cada vez más? ¡Nos podríamos caer en el agua! –comenta el duque en tono pesimista.

-Vamos a hacer lo siguiente: vamos pasando entre todas estas personas y

nos apoyaremos en la barandilla que está en los bordes. Iremos poco a poco deslizándonos por esas barandillas hasta llegar a la puerta en donde nos lanzaremos hacia la puerta y entraremos dentro del camarote. Arrancaremos las puertas y cogemos todo lo que nos pueda hacer falta para construir nuestro bote.

-De acuerdo. Vamos poco a poco por aquí –comenta el duque. Ambos van poco a poco pasando entre toda esa multitud que está ahí

apretujada para evitar caerse al fondo del mar. Muchos se quejan, ya que sin querer les están pisando. Hay más caras conocidas: el simpático camarero

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Pablito también se encuentra entre esa multitud, agarrando su querida bandeja, de la cual nunca se desprende ya que dice que en su interior hay diamantes. También se da cuenta de que el gordo Selio también se encuentra allí, degustando a la vez un muslo de pollo que se estaba comiendo antes de que se empezase a avisar a la gente de que el barco se estaba hundiendo. El ascensorista Martínez también se encontraba allí, maldiciendo el día en que le quitó a su rival Pérez este puesto a base de trampas. Isidro y el duque consiguen llegar al borde de la barandilla y comienzan a bajar poco a poco. A veces estuvieron a punto de resbalarse, pero agarraban con todas sus fuerzas, tanto que el duque acabó pegado a una de ellas debido al hielo que había.

-¡Oh, no! –exclamó el duque. ¡Me he quedado pegado! ¿Qué voy a hacer?

Si hago fuerza, ¡podría arrancarme la piel! Amigo mío, sálvese usted, no olvidaré el detalle que ha tenido usted de compartir su idea conmigo.

Por un momento Isidro se lo pensó. Si se quitaba de en medio al duque, no

tendría barreras para conquistar a su querida Paula. Pero ahora recordó el motivo por el que se embarcó en esta travesía: el matrimonio concertado entre él y Roselia, la hija de Don Pedro. Todo por intereses económicos. El padre de Roselia, Don Pedro, estaba arruinado. Si casaba a su hija con Isidro, sus problemas económicos estarían solucionados gracias a que los padres de Isidro son ricos. Don Pedro convenció a sus padres debido a que querían casar ya a Isidro, pero como él no encontraba pareja, pues le concertaron ese matrimonio, ya que fue el primero que apareció, aparte de que Don Pedro es amigo de sus padres. Isidro se negaba a casarse con Roselia, ya que le parecía una mujer despreciable. Pero necesitaba al duque para que le ayudase a construir el bote, el cual tenía mucha más experiencia que él. Pero de repente, se le ocurrió una idea y se la guardó hasta que llegase el momento oportuno. La cuestión ahora era salvarse, y era imprescindible que el duque se salvase para que dicha idea pudiese ser puesta en prácticas y acabar todos contentos.

-¡Ni hablar, señor duque! Dos aliados jamás se abandonan el uno al otro.

Poseo aquí una navaja que cortará ese hielo. Usted lo que tiene que hacer es aguantar e intentar presionar con la mano para producir calor y favorecer a que el hielo se derrita. Aguante, amigo mío, ¡aguante! –exclama Isidro.

Isidro comienza a cortar con la navaja, con cuidado de no cortarle la piel al

duque, y el duque presiona con todas sus fuerzas para producir el suficiente calor que derritiera el hielo. Llegó un momento en que se despegaron sus manos y se agarró a Isidro para evitar caerse al agua.

-Muchas gracias, amigo mío. Nunca olvidaré esto que está haciendo por

mí. Le prometo que se lo recompensaré –exclama el duque, muy agradecido. Ambos logran llegar al camarote y arrancan una puerta. Van bajando con

cuidado por las escaleras buscando utensilios para construir su bote. Isidro pensaba que tendría ahora más posibilidades de reencontrarse con su querida Paula y declararse. Piensa que, aunque no logren salvarse, el hecho de haberla conocido y de haberle robado su corazón hacen que todo este suceso haya valido la pena, ya que moriría muy feliz, con una sonrisa en la boca y habiéndose

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librado de casarse con Roselia. Cuando están buscando los materiales, escuchan unos gemidos dentro de un camarote.

-¡Señor duque, aquí dentro hay alguien! ¿Cree usted que deberíamos de

abrirle la puerta para que tenga también posibilidades de salvarse? -Nuestro bote será pequeño y sólo soportará nuestro peso. Pero eso sí,

también tiene derecho a idear una idea para que pueda salvarse por su cuenta, como también lo tienen aquellas personas que lo que hacen es acobardarse y esperar a que un milagro de Dios les salve. ¡Oh, qué gente más ingenua abunda por estos mundos!

Isidro obedece al duque y destruye el pomo de la puerta, logrando que se

abra. Ambos descubren algo inesperado: aparece ni nada más ni nada menos que Paula sentada en una silla, la cual estaba cantando. Pensaban que Paula estaba en uno de los botes salvavidas por el hecho de ser mujer. No entendían nada.

-Pero, ¡Paula! ¿Qué haces aquí? ¿No deberías de estar en los botes? ¿Quién ha podido hacerte algo así?–pregunta muy sorprendido Isidro.

-¡Sí, lo sé, pero me niego! ¿Y sabes por qué? ¡Porque me niego a casarme

con ese ser despreciable que va contigo! ¡El duque de Wallynstown! ¡Solamente me quiere para sus intereses personales, pero no me ama! ¡Prefiero la muerte antes que esto! ¡Y sí, me escondí yo misma a propósito para evitar que me encontrasen! Pensaba que no había nadie, así que me puse a cantar mientras esperaba la muerte. Al menos, que mis últimos instantes de vida fuesen agradables.

-Pero querida mía, ¡claro que te quiero! ¿cómo has podido pensar una cosa

así? ¡Sálvate con nosotros! El bote será suficiente para los tres –le dijo el duque y en ese momento, cogió a Isidro y se lo llevó a solas y comenzó a hablarle–Amigo mío, veo que tú también conoces a esta loca. Deseo casarme con ella. Tú que pareces tener confianza con ella, necesito que la convenzas de que se salve y se case conmigo. Te estaré eternamente agradecido.

-Bueno, pues ahora le tengo que confesar algo. Yo amo a Paula con todas

mis fuerzas. Sé que usted tenía intención de casarse con ella y le consideraba mi rival, pero acudí a usted porque necesitaba alguien experimentado en el mundo de los barcos para que me ayudase a construir un bote estable. Usted dirá “¡qué hijo de puta!”. Vale, puede que sí lo sea, pero tengo una idea que puede satisfacer sus intereses, los cuales conozco debido a que espié una conversación entre usted y su mayordomo, a la vez que los míos.

El duque se quedó muy sorprendido. Le pareció despreciable la actuación

de su amigo. Le dieron ganas de robarle su navaja y asesinarlo allí mismo, pero también era cierto que necesitaba a alguien para ayudarle a construir el bote, aparte de que él antes le salvó la vida. Le tendió la mano y prefirió seguir como si no hubiese escuchado nada, aunque tenía interés por saber cuál era la idea que tenía este muchacho. Pero ahora, ambos tenían que convencer a Paula.

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-¡Que no, que no y que no! –exclamaba Paula. ¡Que no quiero salvarme! ¡Me niego a casarme con ese idiota! ¡Mis padres me obligarían, y no quiero sufrir! ¡Prefiero la muerte!

El duque estaba agobiado. No parecía tener remedio. En un acto

desesperado, confesó: ¡Está bien! ¡Me interesaba casarme contigo por intereses! Me acusan de mariquita, y no quiero que me acusen de ello. Al casarme contigo, todos esos rumores desaparecían, aparte de que la prensa me aportaría mucho dinero. ¡Está bien, prefiero salvarnos y que me sigan llamando mariquita! Mira a este hombre. ¡Este te adora! Me ha dicho que te ama. ¿Tienes algo en contra de este hombre? ¿O también vas a morir por no quererle?

Paula se quedó sorprendida. No podía creerse lo que estaba oyendo. Ahora

se hacía una idea de lo que quería Isidro decirle todo el tiempo pero nunca lograba porque siempre en ese momento le pasaba algo. Ahora entiende qué le quería decir cuando se acercó a su habitación con un ramo de flores, o cuando se puso a cantarle bajo su camarote pero ella le tiró un jarrón pensando que era el duque. Tras escuchar esto, se abalanzó hacia él y le besó. Se dieron un apasionado beso, pero el duque los interrumpió:

-Señores (tose un poco), les recuerdo que nos estamos hundiendo y que

como sigamos así, moriremos congelados. ¿No íbamos a construir el bote? –recuerda el duque.

-¡Cierto, amigo mío! Cuando nos salvemos, le contaré a usted mi idea, ya

que se ha portado muy bien con nosotros y no podemos dejarle así. -¿Por qué no me la comenta mientras construimos el bote? Para construir el bote, arrancaron las puertas y cogieron un par de mesas.

Las amarraron con cuerdas que tienen en los barcos para amarrarlo a los muelles, ya que son muy resistentes. Cogieron mantas de las camas para protegerse del frío e incluso provisiones que se encontraban en la cafetería. Isidro le comentó su idea. Como el duque desea casarse con alguien para evitar que le llamen “mariquita”, podría casarse con Roselia, la cual desea casarse con alguien rico, y el duque es muy rico, más que los padres de Isidro. Al duque le pareció una buena idea. De repente, escucharon romperse algo.

-No quiero alarmaros, pero me parece que el barco está empezando a

romperse.-comenta Paula. -¡Rayos y truenos! –exclama Isidro. ¡Es cierto! ¡Tenemos que lanzarnos ya

al agua! Sino, ¡podría caérsenos el barco encima y morir aplastados! -De acuerdo. Montémonos y nos lanzaremos esquiando por el borde del

barco. ¡Ahora! El barco empezó a partirse. ¿Se salvarán los tres? ¿Morirá alguien?

¿Aceptará la familia de Roselia que se case con el duque? ¿Será Paula aceptada por la familia de Isidro? ¿Se salvará el resto de la tripulación? Lo sabremos en el siguiente capítulo.

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El origen del blog “El Sacapuntas del Chivo” fue un taller de creación de cuentos organizado por la Universidad de Cádiz. El autor, q ue asistió a este curso como un premio recibido, se animó a escribir un gran con junto de cuentos y relatos que presenta taquí a modo de recopilación. El autor aún se estaba iniciando en la escritura, de ahí a la irregularidad de la calid ad de algunos textos, pero puede resultar interesante para tomar ideas a la hora de plantear tareas en las escuelas.

Este libro se terminó de maquetar en diciembre de 2014 y se distribuye gratuitamente a través de Internet, desde la web de Librear.