Reportaje: en el cementerio El Carmen

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EL REPORTAJE EL CARMEN: HISTORIAS & ANECDOTAS CURSO : TALLER DEPRODUCCIÓN Y REDACCIÓN PERIODÍSTICA II ESTUDIANTE : KARIN YESENIA OLANO VILLEGAS ANALÍ SAAVEDRA MÉNDEZ DOCENTE : MG. LARCERY DÍAZ SUÁREZ Pimentel, 26 de Mayo del 2010 C C C C Escuela de Ciencias de la Comunicación

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EL REPORTAJE

EL CARMEN: HISTORIAS & ANECDOTAS

CURSO : TALLER DEPRODUCCIÓN Y REDACCIÓN PERIODÍSTICA II

ESTUDIANTE : KARIN YESENIA OLANO VILLEGAS

ANALÍ SAAVEDRA MÉNDEZ

DOCENTE : MG. LARCERY DÍAZ SUÁREZ

Pimentel, 26 de Mayo del 2010

C C C C Escuela de Ciencias

de la Comunicación

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REPORTAJE

Cementerios con historia

EL CARMEN: HISTORIAS & ANECDOTAS

En busca de las huellas de los olvidados

Un lugar con numerosas historias que

reposan bajo el grueso suelo de con-

creto y otras que están presentes día a

día. Ese es el casi centenario cemente-

rio El Carmen, que abre sus puertas y

nos recibe deseoso de mostrarnos su

legado, entre el tumulto de curiosos y

familiares que vienen a dar un último

adiós o una visita rutinaria a sus difun-

tos.

Por el largo y angosto camino a cuyos

lados están los cuartales de la Familia

Cuglievan y la Sociedad de Obreros de

la Unión encontramos, los mausoleos y

tumbas de personajes notables, aque-

llos hombres y mujeres destacados

que, a pesar de los años, dejaron hue-

lla en una ciudad que quizá ya los ha-

brá olvidado ¿O no?, tales como: la

Familia Woyke, la Familia Puga, la Fa-

milia Cassinelli, los héroes de la Guerra

del Pacifico, la Sociedad de Amantes

de las Artes, entre otros.

“El Carmen” es uno de los principales

camposantos de la ciudad de Chiclayo,

y el más visitado por la comunidad

desde 1917. A lo largo de sus 93 años

posee un total de 129 cuarteles de 5 y

7 niveles. Hoy en día, yacen allí apro-

ximadamente 20 mil personas.

Según sus características arquitectóni-

cas, está estructurado con cuarteles de

nichos para adultos y párvulos, tumbas

bipersonales y mausoleos. En la cimen-

tación resalta el uso de concreto arma-

do, con acabados en mármol y granito.

Actualmente, tiene un área de 60,000

metros cuadrados.

Durante el día se aprecia un radiante

sol que acoge a los visitantes y trabaja-

dores de aquella residencia sepulcral.

Por la tarde, en medio del silencio;

una campana a lo lejos, advierte que ya

pronto anochecerá, y el camposanto

será cubierto por la oscuridad.

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VISITA A LA SOCIEDAD DE OBREROS 1ERO DE MAYO

Durante el trayecto a la tumba de José Leonardo

Ortiz, el insigne héroe lambayecano; llama la

atención un mausoleo: la Sociedad de Obreros

1ero de Mayo. Dentro, en una catacumba subte-

rránea, unas escaleras de madera protegidas en

la parte superior con rejas corroídas por el tiempo

y el olvido…. Al bajar, cuarteles de 5 filas y 7 co-

lumnas. Cada una con una historia que contar:

llanto, sufrimiento y valentía. Sí, la valentía de

haber vivido para servir. Eso se observa en las

lápidas de cada hombre y mujer que ahí reposan.

Una botella vacía, agua descompuesta, paredes

carcomidas por el tiempo, un florero del champú

de moda, y el ruido de los pájaros, descubren

cómo el dolor desapareció de aquellos que alguna

vez lloraron la pérdida de un ser querido. De lo

que ahora, sólo quedan recuerdos.

Puertas con luna catedral, la firma de un desconocido, fan de un conocido grupo de

fútbol, condensan el clima de El Carmen. El lugar, que si bien es cierto más pertenece

al mundo del más allá, muchos que son de acá estampan su vida en cada gráfico de

alguna tumba carmelina.

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UN HOMBRE LLAMADO MIGUEL……

Son las 4:10pm. El tránsito de dos buses

y una combi alertan que un evento triste

tendríamos que presenciar. Un cajón sale

del carruaje funerario. Personas de todas

las edades. Unas vestidas de negro.

Otras, de colores sutiles. Todos, dando el

último adiós. No obstante, lo que nunca

olvidaremos es el estribillo de una can-

ción de Darío Gómez “Cuando ustedes

me estén despidiendo con el ultimo

adiós de este mundo no me lloren que

nadie es eterno nadie vuelve del sueño

profundo…”, se escucha en tono melancólico a un amigo muy cercano de Miguel

Ángel Ramos López, un joven de 21 años. Fue una de las víctimas del llamado del

destino, quien nos arrebata un soplo de vida y nos conduce al camino del silencio y

una profunda soledad. Un día como hoy o como cualquier otro, fue enterrado en el

cuartel de San Hilarión, un santo beato, que hasta sus últimos días luchó por su fe y

creyó en el mundo. Así también fue Miguel, muchacho trabajador, querido hermano,

esposo e hijo. Murió en un accidente que ningún familiar quiso mencionar... Miguel

Ramos ¡presente, presente!, Los padres, hermanos y la viuda, lloraban amargamente.

¿NEGLIGENCIA O SIMPLE DESCUIDO?….

A través de nuestro recorrido por la parte pos-

terior del cementerio el Carmen de las Brisas,

nos percatamos de un hecho, que la mayoría

de la comunidad chiclayana desconoce. Y esta

es la problemática del mal manejo de los ca-

dáveres que se encuentran frente al cuartel

San Gregorio, donde se construyen nuevos

nichos.

La “Fosa Común” o “La Cruz Mayor”. Así se le llama a esa

zona, donde uno al pasar puede tropezar con huesos rega-

dos, lápidas a medio sepultar, cajas rotas, ropa esparcida

de los cadáveres. Hechos que nos llevan a pensar la forma

en que son tratados los restos de las personas de condición

humilde, que no cuentan con los recursos necesarios para

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ser enterrados en un nicho y así recibir cristiana sepultura; cuerpos que son removidos

por una excavadora, sin darse cuenta que están destruyendo ataúdes y dispersando

huesos, que son considerados en su mayoría N.N, porque ningún familiar se acercó a

reconocer su cuerpo. Estos individuos irrumpen así con la tranquilidad de los difuntos

aquí existentes, los mismos que al final del día, son olvidados por los curiosos que

visitan el camposanto, sin considerar que, a pesar de estar muertos merecen que en

su última morada puedan descansar en paz.

Sí, Miguel, todos te recordarán aunque digan que nadie es eterno en este mundo. En

el cielo sabemos que serás eterno.

La vida entre la muerte

Omar de los Santos, vigilante del cementerio, cuenta su histo-

ria vivida en este recinto.

Nunca he experimentado un hecho paranormal

durante mi recorrido por los pasillos del cemente-

rio.

Aquí es muy tranquilo, yo nunca he visto ni he

sentido nada fuera de lo normal, yo pienso que

esas apariciones solo se te presentan cuando es-

tás sugestionado y piensas que verás o escu-

charás algo aunque algunos de mis compañeros

me contaron que sí habían visto cosas y bultos en

la oscuridad. Han pasado tantas cosas aquí. La

que más recuerdo es la de una pareja de “punks”,

que tuvieron relaciones sexuales en un sótano de

tumbas antiguas. Fue una especie de ritual creo,

porque habían hecho una cama con periódicos e

iluminado el sótano con velas negras. No me ha-

bía dado cuenta de esto hasta cuando encontré

unos preservativos tirados en el piso.

Otra fue la de un oficial de la policía. Vino con un brujo que le hizo un ritual para que

apruebe su examen de ascenso, pero como nosotros no lo queríamos dejar pasar por-

que no tenía permiso se fue. Después regresó y se metió por la parte posterior del

cementerio. Cuando nos dimos cuenta y fuimos a sacarlo, él y sus hombres nos apun-

taron con sus pistolas. Nos dijeron que no digamos nada y se fueron.

También me acuerdo que por las tardes, durante una semana venían al cementerio

una señorita en silla de ruedas con dos amigos. Entraban a las 5:00 y salían en la no-

che, cuando ya íbamos a cerrar el cementerio. Eso era todos los días, hasta que una

vez fui a buscarlos, porque ya era hora de cerrar y no salían. Me sorprendí al ver a la

chica sobre los nichos corriendo con sus amigos. Entonces los saqué. Desde ahí no

los he visto venir más.

Omar Santos. Vigi lante del Cementerio.

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Aquí nadie roba nada. Nos encargamos de que así sea. Somos dos vigilantes. Mien-

tras uno se queda a cuidar la puerta principal, el otro se encarga de dar un recorrido

completo a todo el cementerio para asegurarse de que todo en orden.

OTRO CEMENTERIO CON HISTORIA… “JARDINES DE LA PAZ”

“Tratar al cuerpo con dignidad y respeto”. Este

lema caracteriza al camposanto “Jardines de

la paz” considerado el primer cementerio eco-

lógico. Fue creado un 17 de febrero del año

1993. Ahora cuenta con 18 años de existen-

cia en Chiclayo y alberga en sus instalaciones

a 1800 personas sepultadas.

En el Osario, los trabajadores ven a sus di-

funtos como “diamantes”. Así nos comentaba

su administrador, Alberto Antonio Seclén Me-

dina. Durante una breve entrevista, expresó

en todo momento su admiración por el lugar que, por su modernidad en sus nichos y

tumbas, asiste a los deudos para depositar en su última morada a sus seres queridos.

No es lo único que lo caracteriza. En este camposanto existen historias que encierran

sus pasillos y caminos donde reposan esos hombres y mujeres que por causas del

destino o voluntad propia llegaron allí; tales como las que nos cuenta Alberto Seclén

Medina, administrador del lugar:

¿Ha sido testigo de algún hecho sobrenatural dentro del cementerio?

Sí. Un día cuando acababa de llegar. Escuché que golpeaban las rejas de la puerta

del camposanto. Salí a ver y no había nadie. Entonces, me di cuenta que se trataba de

las almas de los diamantes que aquí tenemos sepultadas. Les dije que se tranquiliza-

ran y que no perturben a los vivos.

¿Ha percibido un cuerpo que no pertenezca al mundo de los vivos o alguna

sombra extraña durante su estancia en el camposanto?

Sí. Una vez. Mientras caminaba por las tumbas, vi algo que se movía tras uno de los

tantos árboles que tenemos aquí. Era una persona vestida de blanco.

Es así como concluyen las historias sucedidas a vivos y muertos, las mismas que irán

siendo desplazadas al pasar del tiempo.