REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN

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INSTITUTO SUPERIOR DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN DEL ESTADO DE MÉXICO EL VÍNCULO JÓVENES, ESCUELA, COMUNIDAD EN LA SOCIEDAD ACTUAL PARTE 1. EL CONTEXTO DE EXCLUSIÓN EDUCATIVA, POBREZA Y VULNERABILIDAD DE LOS JÓVENES EN EL SUR DEL ESTADO DE MÉXICO REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN PRESENTA DRA. ROCÍO ELIZABETH SALGADO ESCOBAR DOCENTE-INVESTIGADORA DIVISIÓN ACADÉMICA TEJUPILCO TEJUPILCO, MÉX. OCTUBRE DE 2015

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INSTITUTO SUPERIOR DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

DEL ESTADO DE MÉXICO

EL VÍNCULO JÓVENES, ESCUELA, COMUNIDAD

EN LA SOCIEDAD ACTUAL

PARTE 1. EL CONTEXTO DE EXCLUSIÓN EDUCATIVA, POBREZA Y

VULNERABILIDAD DE LOS JÓVENES EN EL SUR DEL ESTADO DE MÉXICO

REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN

PRESENTA

DRA. ROCÍO ELIZABETH SALGADO ESCOBAR

DOCENTE-INVESTIGADORA

DIVISIÓN ACADÉMICA TEJUPILCO

TEJUPILCO, MÉX. OCTUBRE DE 2015

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Índice

Presentación .......................................................................................................................... 3

Introducción .......................................................................................................................... 4

1. Los jóvenes y la escuela en los contextos rurales de América Latina al sur del

estado de México. Cartografía de un vínculo desde la exclusión, la anomia y la

emergencia comunitaria ....................................................................................................... 7

1.2 Mapeo de la precariedad social y educativa de los jóvenes ........................................... 10

1.2 El vínculo anómico ......................................................................................................... 19

2. Exclusión educativa situada. El caso de San Miguel Ixtapan .................................... 27

2.1 Territorialidades excluyentes .......................................................................................... 28

2. 2 San Miguel Ixtapan: raíces, gestión comunitaria y exclusión sitiada ............................ 34

3. Territorialidades de fuga y agencialidad comunitaria ............................................... 39

3.1 Yo… no vine a la escuela, pero vine a construirla. El VJEC como filiación ................ 44

3.2 Hacer la secundaria: de la cooperación nominal a la escuela vivida ............................ 48

Anudamientos analíticos .................................................................................................... 53

Fuentes de consulta ............................................................................................................. 55

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Presentación

El informe de investigación que presento es la primera de tres partes de una investigación

institucional más amplia titulada El vínculo jóvenes, escuela, comunidad en la sociedad

actual la cual problematiza los modos de corresponsabilidad, recursos y estéticas de la

dependencia social en el marco de una dinámica estructural y una cultura que parecen más

preocupadas por atender el “aquí y ahora”, en donde el pasado pretende volverse olvido, el

presente riesgo y el futuro incertidumbre, una sociedad en la que diversos autores (Castel,

1997; Beck, 1998, 2000; Bauman, 2007) enfatizan el conflicto social y exclusión que generan

la eventualidad y precariedad laboral, institucional y material, a lo que se agrega la

violencia y crimen organizado, que en gran medida trastocan la construcción de relaciones,

sentidos y proyectos para las nuevas y viejas generaciones con la escuela y la comunidad;

al tiempo que con pujanza emergen y anticipan otras formas de vínculo producidas por su

agentes (Giddens, 2011) al convocar a la memoria y a un nosotros, sujeto-pueblo, que se

forma y transforma en comunidad, entre solidaridades fuerza, usos de poder y utopías

En esta primera parte de la investigación El contexto de exclusión educativa, pobreza y

vulnerabilidad de los jóvenes en el sur del estado de México, articulo escalas de realidad

entre lo internacional y local que dan marco al contexto educativo de la juventud rural de la

región sur del estado de México y Tejupilco, municipio al que pertenece San Miguel Ixtapan,

localidad concreta donde se realiza el estudio. También enfatizo aquí la dimensión política

del vínculo subrayando las prácticas, relaciones, recursos y formas de organización de la

comunidad y los jóvenes, las cuales se articulan precariamente con políticas educativas para

que la juventud tenga acceso a instancias fundamentales de inclusión social.

Metodológicamente realizo aquí un acercamiento a indicadores cuantitativos que se leen e

interpretan a la luz una realidad concreta y emergente, en complejas relaciones y distintas

temporalidades de los sujetos. La investigación se pronuncia por una metodología dialógica

interpretativa con la que realicé un anudamiento teórico-empírico pretendiendo la captación

de sentido de las palabras y acciones sociales en su contexto y formas histórico-culturales

en que éste se ha producido y produce (Webber, 1971) y en el entendido de que el diálogo es

conversación (Freire, 1970; Santos, 2014) encuentro horizontal de dos o más lógicas,

proceso en el que se abre a la reflexividad (Giddens, 2011) de las partes, en donde una lógica

no se sobrepone a las otras, reconociendo que todas las partes involucradas aportan a la

construcción del conocimiento a través de la lectura, autoría e interpretación de la realidad

desde la experiencia, saberes y praxis.

Adelanto que las siguientes dos partes de la investigación permitirán avanzar en la

construcción epistémico-teórica de las categorías centrales, así como en los rastros, rostros

y significados del vínculo jóvenes, escuela, comunidad, el cual resulta siempre abierto y

discontinuo, siempre dándose, en tanto configuración histórica, pedagógica y cultural que

se entrama con la memoria, corresponsabilidades, proyectos y subjetividades de los agentes

sociales de nuestro tiempo.

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Introducción

De entrada quiero apuntar que al vínculo jóvenes, escuela, comunidad (VJEC) lo entiendo

como una articulación compleja de tres categorías históricamente referenciales entre sí en la

era moderna; no obstante el sentido de esa relación ha ido cambiando, renovando o

quebrantando de acuerdo a los proyectos políticos, pedagógicos y sociales de cada época.

Por ello dicha articulación la planteo y problematizo como una configuración histórica,

pedagógica, política y cultural, no del orden de lo dado y suturado, sino de lo dándose,

aclarando que las dimensiones de estudio no se dan por añadidura o de manera consecuente,

sino que cada una toma contenido en el tratamiento teórico con el que me he aproximado a

un contexto como es el sur del estado de México y concretamente a la comunidad de San

Miguel Ixtapan, municipio de Tejupilco. La dimensión histórica del VJEC me ha posibilitado

seguir rastros desde la aurora moderna hasta nuestro tiempo, en una relación dialéctica entre

pasado/presente/futuro. Desde la dimensión pedagógica he podido advertir sus rostros cual

recurso de formación, circulación de saberes, aprendizajes y solidaridades entre sus agentes

a través de la construcción de los proyectos de comunidad y escuela. Desde la dimensión

política, lo apunto como proyecto estructural, pero también de ejercicio del poder y el

ejercicio del derecho, la memoria y la praxis. La dimensión cultural lo articula con

configuraciones simbólicas y estéticas con las que se construye sentido y utopías

intergeneracionales.

Sin duda esas dimensiones se entrecruzan, desencuentran y/o tensan entre escalas de realidad

macro-globales y con contextos concretos micro-locales, como es la comunidad de San

Miguel Ixtapan, en donde, precisamente, la tensión entre las lógicas estructurales y la

agencialidad comunitaria han venido tramando, reconfigurando y fracturando los sentidos

sociales del VJEC desde el pasado hasta llegar a la época actual caracterizada por la

globalización y un voraz neoliberalismo que en la región de América Latina, el país y

nuestros pueblos, aparecen signados por la desigualdad, bajo la lógica del libre mercado, la

violencia, el urbanocentrismo, la incertidumbre y la anomia social que amenazan a los

proyectos de los jóvenes y la comunidad construidos a partir de la escuela.

En este contexto, el informe enfatiza el entre como la complejidad que articula

históricamente las estructuras hegemónicas excluyentes con la agencialidad de los sujetos-

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pueblo. El entre alude a las condicionantes de género, sociales, culturales o raciales, que en

ocasiones se constituyen en determinantes de destinos, pero en otras, refiere a la tensión que

se produce cuando el poder hegemónico se des-encuentra (un encuentro no prescrito) con los

logos y locus emergentes de los sujetos, en este caso de una comunidad campesina y

ancestralmente salinera que bajo sus propios valores y desempeños se puso hacer su escuela

como la posibilidad de que los jóvenes pudieran ejercer el derecho a la educación, vislumbrar

otros horizontes y un antidestino (Núñez, 2007) para sus muchachos y muchachas, como se

nombra a los jóvenes en San Miguel Ixtapan.

Aquí muestro el rostro de un vínculo que de Tierra de Fuego a San Miguel Ixtapan se trama

en una compleja e histórica condición de ausencias, exclusión, riesgo, anomia y desafiliación

como eslabones de una cadena de poder vulnerante de viejas y nuevas generaciones que dejan

ver los datos duros; al mismo tiempo que reconoce la capacidad del sujeto-pueblo de alterar

el sentido de esas condiciones en una corresponsabilidad intergeneracional de una comunidad

que pone sus empeños, anhelos, tiempos y utopías en los jóvenes. Inicialmente, en una

pretensiosa cartografía de exclusión pongo en relieve la precariedad y bajos niveles de

escolaridad juvenil, particularmente de los contextos rurales, así como la trama de una

política social y educativa de circuitos diferenciadores de lo rural/urbano en el marco de una

estructura hegemónica que se disloca cuando irrumpen los sujetos sociales1 (León, 1997) en

una pluralidad de territorialidades y prácticas que tejen una madeja de subjetividades y

posibilidades materiales y simbólicas en un proyecto común e intergeneracional.

Así, el acercamiento a indicadores internacionales, nacionales, estatales, regionales,

municipales y locales de exclusión social y educativa de los jóvenes, resulta una manera de

denunciar las ausencias del proyecto moderno del VJEC, pero también de reconocer las

territorialidades de fuga, ahí donde los jóvenes y las comunidades rurales del sur del estado

de México, como San Miguel Ixtapan, no sólo viven la crisis del proyecto moderno, sino

encarnan y dislocan ese proyecto occidentalizante y urbanocéntrico con sus diversas formas

1 León (1997) reconoce que los sujetos sociales se mueven entre la determinación y la posibilidad como movimiento constitutivo de las

relaciones de objetivación e historicidad que se condensan en coordenadas de espacio y tiempo donde cobran ritmo y sentido los proyectos

y las prácticas de apropiación del mundo.

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de agencialidad ante un poder que históricamente ha desatendido a la juventud, las escuelas

y los contextos rurales en México y América Latina.

En un primer apartado del reporte abordo el vínculo jóvenes, escuela, comunidad en los

contextos rurales de América Latina a San Miguel Ixtapan transversalmente marcados por la

exclusión y la anomia, que se resignifican desde la emergencia comunitaria. En un segundo

momento, enfatizo las formas situadas y sitiadas de exclusión en la localidad y sujetos de

estudio; para luego, en un tercer apartado, dar lugar a la territorialidades de fuga y

agencialidad comunitaria, pues los jóvenes, profesores y la comunidad de San Miguel Ixtapan

más allá de sujetos carenciados y enunciados, son sujetos de enunciación y evoca-acción,

constitutivo que tensan la condición hegemónica, discursiva y normativa del vínculo para

lugarizar (Escobar, 2005) su emergencia y posibilidad a través de capacidades de gestión,

corresponsabilidades intergeneracionales y de género, filiación y liderazgos comunitarios,

además de sus perspectivas y utopías comunes manifiestas en una inquietud por el futuro que

hoy resulta cada vez más contingente para las muchachas y muchachos, como nombra a sus

jóvenes la comunidad sureña de San Miguel Ixtapan.

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1. Los jóvenes y la escuela en los contextos rurales de América Latina al sur del estado

de México. Cartografía de un vínculo desde la exclusión, la anomia y la emergencia

comunitaria

Coloco aquí el concepto de cartografía desde un enfoque social y político trabajado por

diversos autores del campo de la sociología, antropología y geografía en América Latina

(Chaves, 2001; Grosfoguel, 2002, Castro-Gómez, 2005), el cual me permite plantear la

cartografía como el modo de mapear un territorio más allá de un punto de vista fijo y plano

(Castro-Gómez, 2005) para considerar una visión holística de actores que comparten un

espacio lejano o cercano, en el sentido del lugar, como territorio en tanto porción de

superficie terrestre delimitada por una lógica organizativa y política (Giménez, 1998) donde

marco las coordenadas del hemisferio, el país, el estado, la región, el municipio, la localidad

y la escuela de San Miguel Ixtapan; pero también reconozco las relaciones y prácticas

significantes que establecen los sujetos en y con dicho espacio, en la proximidad de lo

cotidiano, la interacción y la intersubjetividad, procesos en que el territorio se convierte en

territorialidad(es) (Lindón, 2000) al ser apropiado, vivido, sentido, significado, en tanto

espacio de experiencia individual y colectiva.

Para la construcción de la cartografía de exclusión social y educativa de los jóvenes en los

contextos rurales de nuestro hemisferio y concretamente de los y las jóvenes campesinos y

salineros de San Miguel Ixtapan, retomo básicamente dos premisas: una de la perspectiva

decolonial en cuanto a que el pensamiento, el ser y las prácticas están lugarizados, lo que

implica reconocer, según Escobar (2005), que el lugar (geográfico y simbólico) conecta no

sólo la ecología, el cuerpo y los procesos económicos, culturales y sociopolíticos que

materializan la colonialidad del poder; sino que también conecta con otras formas de

producción de lo social, el conocimiento, la productividad y lo educativo, que dan cabida a

miradas y actores históricamente invisibilizados como son, en este caso, los jóvenes y la

comunidad de San Miguel Ixtapan, así como sus teorías y políticas comunitarias que

desmontan la lógica occidental moderna para colocar a los sujetos-pueblo como

constructores de saberes, relaciones, tradición, responsabilidades, proyectos y horizontes

generacionales e intergeneracionales.

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Complemento esa primera premisa con la de Haraway (1995) quien desde una perspectiva

posmoderna-feminista plantea la necesidad epistémico-crítica de una mirada situada cuya

apuesta es la localización y encarnación de mujeres, hombres y formas de conocimiento que

históricamente han sido velados por la objetividad occidental de la ciencia, el colonialismo,

el progreso, el capitalismo-neoliberalismo y una supremacía de lo masculino sobre lo

femenino, valgan como ejemplos el menosprecio que enmarca la carencia material y

simbólica así como el antagonismo con el que históricamente han sido sitiados los contextos

rurales frente a los urbanos; otro ejemplo, es la condición de las generación joven frente a la

generación adulta y además masculinizante, o la escuela moderna frente a los saberes

socialmente productivos e intergeneracionales de la comunidad rural. Son precisamente,

estos lugares otros los que me permiten visibilizar las ausencias del proyecto occidental

moderno, pero también los logos y locus de un sujeto, individual y comunitario a la vez, no

sólo determinado y de resistencia, sino de organización y contra-acción al poder hegemónico.

La cartografía hace un mapeo de América Latina como “territorio de la globalización”, al

que Giménez (1998) caracteriza como aquel en el que se han trastocado las dinámicas

dominadas por la lógica territorial, local e íntima a lo largo y ancho de sus naciones, ciudades

y pueblos para establecer nuevas relaciones sociales a través de flujos y redes financieros y

de comunicación, territorio que en realidad se densifica entre Estados Unidos y Europa,

constituyéndose en un proceso polarizado y desigual del capital, conocimiento y poder.

Cartografiar la exclusión social y educativa tiene que ver entonces con la forma compleja en

que se están produciendo los cambios sociales y con el producto de dichas dinámicas que se

traduce en diversas y nuevas exclusiones en donde las personas encuentran límites y sentidos

para el acceso a sus derechos sociales, económicos, políticos y culturales. Así, en el mapeo

de la exclusión se coloca en el centro a los sujetos en el marco de la acción social evitando

rasgos que le naturalicen admitiendo que “Nadie nace excluido, se hace” (Castel, 2004: 57).

Por tanto, también se mapean territorialidades de fuga, como puede ser la propia comunidad

con sus formas de corresponsabilidad y filiaciones intergeneracionales, o la escuela, en tanto

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territorialidad emergente de trayectos y proyectos juveniles, ambas formas de prácticas

sociales subjetivas que abren la posibilidad de hacer frente a la opresión y exclusión2.

No obstante, es innegable que en los países y pueblos de la región de América Latina, la

exclusión afecta principalmente a niños y jóvenes, condición que sin duda determina,

condiciona, limita y reconfigura los sentidos y rostros del vínculo jóvenes, escuela,

comunidad cuando en el último siglo no sólo ha ido de la precarización al riesgo, sino, como

mostraré más adelante también toma hoy un rostro anómico en el que a pesar de los esfuerzos

individuales, familiares y comunitarios tener escuela difícilmente se traduce en deseables

sociales para los jóvenes, como el empleo y acceso a condiciones mínimas de bienestar para

la vivienda, alimentación y atención a la salud, lo cual fractura los proyectos juveniles, la

normatividad y la norma cuando los jóvenes tienen que dejar o ya no les interesa la escuela,

pues ante su empobrecimiento material, social y cultural optan por emigrar de su comunidad

o insertarse en la informalidad y paralegalidad (Nateras, 2010).

En este sentido, la cartografía del VJEC se traza desde coordenadas de exclusión y se enuncia

desde lugares y no lugares (Augé, 1992), en tanto contextos físicos y simbólicos que al ser

trastocados por las diversas formas excluyentes producen carencias de sentido del lugar, que

en este caso puede ser la propia escuela que desde Comenio fue concebida como receptáculo

de juventud, o de la comunidad que tradicionalmente brindaba apego e identidad de

generación en generación; empero, ambos espacios hoy se reinscriben en un intrincado juego

de arraigos, relaciones, corresponsabilidades y memoria, frente a pertenencias cada vez más

provisionales y efímeras provocadas estructuralmente por la falta de garantías de cohesión

social y de anomia que merman subjetivamente la satisfacción de aspiraciones y necesidades

personales, comunitarias y sociales construidas por los jóvenes a partir de la escuela y al

mismo tiempo modifica y posibilita otras, emergentes, nuevas o renovadas formas de

2 Según Luengo la exclusión puede ser entendida como “… los procesos mediante los que las personas o grupos de ellas, no tienen acceso,

o sólo acceso restringido, a determinados derechos considerados como vitales para vivir con un mínimo de bienestar y seguridad, tales

como el trabajo estable, la vivienda digna, la atención sanitaria, la educación, etc., que definen lo que se conoce como ciudadanía social”

(Luengo, 2005:7).

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adscripción, dinámicas y lazos con y entre la comunidad en una dialéctica relación del

pasado/presente/futuro.

Considero que el punto de partida de la cartografía de exclusión es el reconocimiento del

carácter histórico, diverso y discontinuo de la juventud y de los jóvenes como actores

sociales, políticos, culturales y de derecho que no comparten homogéneos modos de

inserción en la estructura social, escolar y comunitaria, aunque en las teorías pedagógicas y

el discurso político, los jóvenes sean los principales destinatarios e interlocutores del

proyecto social simbolizado en la escuela, la cual no siempre es provista por el Estado,

ahondando las desigualdades y acceso a la escolaridad cual medio privilegiado de cohesión

social, sobre todo en las localidades rurales, como San Miguel Ixtapan, en donde tanto la

escuela y su accesibilidad inicialmente fueron impulsados y sostenidos por cooperación,

organización, empeños, gestiones, mano de obra, aspiraciones y proyectos de la comunidad.

1.2 Mapeo de la precariedad social y educativa de los jóvenes

Según Reguillo (2012), en América Latina, la visibilidad social de la juventud en la segunda

mitad del siglo XX como segmento poblacional, cultural, de consumo y derechos tiene que

ver con la reorganización económica resultado de la aceleración industrial, científica y

tecnológica que trajo ajustes en la organización productiva de la sociedad, la oferta, consumo

cultural y educativo, así como del derecho. Empero, como dejarán advertir las cifras de

informes internacionales, nacionales, estatales, regionales y municipales, así como el

acercamiento a las biografías de los jóvenes y dinámicas comunitarias, dichos procesos de

afirmación social de la juventud y los jóvenes han estado, para el grueso de ellos y ellas,

históricamente marcados por la pobreza, desigualdad, violencia, conflicto y tensión en la

demanda constante de su protagonismo en el espacio público3 y comunitario.

La visibilidad de los jóvenes claro que no resulta homogénea, por el contrario encuentro que

en las ofertas de educación escolarizada y culturales, así como las investigaciones sociales y

3 Dicho conflicto, de acuerdo con la autora, se ha dado principalmente en el marco de acontecimientos políticos como el desgaste del

sistema político-económico, la crítica al autoritarismo, la respuesta represiva a las manifestaciones juveniles y la emergencia de sus culturas como modos diferenciados de reconocimiento y heterorreconocimiento en el marco de la globalización de identidades juveniles (Reguillo,

2012).

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educativas dirigidas a este sector poblacional en América Latina y en México se han

focalizado en un estereotipo de juventud preponderantemente urbano (Durston, 1996;

Kessler, 2007) que desconoce las diversas formas y espacios particulares de vivir la juventud.

Los otros jóvenes, los del contexto rural (además de indígenas, migrantes, jornaleros,

afrodescendientes) han quedado invisibilizados, carenciados y escasamente estudiados

debido a la homogeneidad de una categoría urbanocéntrica de juventud, la cual puedo asociar

con distintos factores: la dinámica demográfica concentrada en las zonas urbanas desde

donde se construye el imaginario hegemónico-mediático de una juventud ideal (escolarizada,

consumista y en moratoria hacia la edad adulta, ahora cada vez más prolongada y al cobijo

del seno familiar), pero ¿dónde se sitúan los otros y las otras jóvenes? Aquellos y aquellas

como los que viven en San Miguel Ixtapan, que además de ir a la escuela trabajan en el campo

y precariamente consumen moda y tecnología o aquellos que tienen que dejar la escuela a

temprana edad por falta de recursos económicos, unión con la pareja, embarazo, migración

o inserción en la informalidad laboral o el narcotráfico, además del limitado consumo

cultural.

Las formas de producir la invisibilidad de los jóvenes, particularmente del contexto rural,

tendrían que ver, según Santos (2010) con las lógicas de clasificación social como los

circuitos diferenciadores rural/urbano, además de las lógicas de la productividad, del

desarrollo industrial frente a las formas tradicionales de producción agrícola, así también del

conocimiento y cultura universal protagonizados por la escuela frente a los saberes

comunitarios, éstas constituyen formas asimétricas de modernidad, progreso y globalización;

en estas dimensiones estructurales de carácter epistémico, político, económico y cultural, el

empobrecimiento de los jóvenes va articulándose como un transversal de América Latina a

San Miguel Ixtapan, atravesando territorios globalizados, de Estados-nación, intermedios y

próximos4 (Giménez, 1998).

4 Giménez señala una naturaleza multiescalar del territorio, una es la escala elemental que sería la casa habitación como medicación entre

el “yo” y “el mundo exterior”; los territorios próximos prolongan la casa: es decir, el pueblo, el barrio, el municipio, se trata del nivel local,

frecuentemente objeto de afección y apego; los territorios intermedios que serían los regiones como espacios entre las rutinas locales y el

vasto mundo; el siguiente nivel escalar son los espacios del Estado-Nación donde predomina la dimensión política-jurídica del territorio, sin excluir la simbólico-cultural; finalmente están los territorios supranacionales y globalizados donde proliferan las relaciones

supraterritoriales (Giménez, 1998).

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En la revisión de diversos informes internacionales he podido apreciar que a pesar de los

notorios adelantos en materia social y de su actual bono demográfico5, la región

latinoamericana no ha podido reducir la desigualdad en la distribución del ingreso y el acceso

a activos productivos debido a las bajas tasas de crecimiento por largos periodos y el

desempleo que impide a la población liberarse del flagelo de la pobreza. De ahí que autores

como Alba (2009, 2011) insistan en la discusión del concepto de bono demográfico como

una ventana de oportunidades determinista y con resultados automáticos, por el contrario

advierte que es necesario tratarla con relación a otras dimensiones de la realidad social y su

contexto; por ejemplo, la estabilidad política, las estrategias económicas, los mercados

laborales, los niveles salariales, los rezagos y las desigualdades sociales y regionales que

“actúan como factores que ´diluyen´ las supuestas oportunidades excepcionales de las

actuales condiciones demográficas” (Alba, 2009: 7); ante lo cual las posiciones

gubernamentales –enfatiza el autor- no necesariamente se han traducido en políticas públicas

y acciones de gobierno coordenadas, prioritarias y efectivas para aprovechar la coyuntura

demográfica de este siglo.

En ese sentido el bono demográfico parece que se va de las manos cuando en América Latina

y el país no ha sido posible ofrecer a los jóvenes oportunidades de desarrollo y la posibilidad

de participar activamente en la sociedad, aspectos que no corresponden con la realidad de

nuestra región, marcada por la exclusión social y educativa, así como por la precariedad

laboral; subrayo que dichas condiciones no son sólo adjetivas, sino enuncian condiciones

históricas bajo las que se configura el VJEC.

Según Castel (1997) la precariedad laboral ha afectado la condición salarial, incrementado el

desempleo masivo y el deterioro de la calidad de las ocupaciones, así como de los sistemas

clásicos de protección social, imprimiendo al futuro el sello de lo aleatorio. Por supuesto, la

precariedad laboral trastoca la configuración del VJEC, pues hasta hace dos décadas el

binomio escuela-empleo se apreciaba como vía de inserción y movilidad social, condición

que se fractura cuando, por ejemplo, según cifras de la OCDE señalan que a mayor

escolaridad, menores posibilidades de obtener empleo formal, aumentado el riesgo para las

5 El bono demográfico refiere a una fase en la que el equilibrio de edades muestra una relación favorable entre la población en edad de

trabajar (jóvenes mayores de 15 años y adultos) y la población dependiente (niños menores de 15 años y adultos mayores, de 65 años y

más), observando un mayor peso relativo de la primera (UNFPA-CEPAL, 2011).

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nuevas generaciones de quedar fuera de los sistemas laboral y social, además de la dificultad

para trazar un presente-futuro.

Datos de la ONU señalan que el desempleo abierto aumentó del 6.9% en 1990 al 10% en

2004, el sector informal urbano y las actividades agrícolas de baja productividad han

absorbido desde entonces más de la mitad del empleo de la población, lo que a su vez redujo

el porcentaje de quienes estaban cubiertos por los mecanismos de seguridad social que había

prevalecido hasta comienzos de la década de los ochenta. Estos factores acarrean la muy alta

probabilidad de que los hijos de los pobres, no tengan acceso a servicios de educación, salud

y empleo, cual condición de riesgo social y redundando en el círculo vicioso de la pobreza

que afecta al 43% de la población, incluido un 19% que vive en pobreza extrema en América

Latina (ONU, 2005). De 52 millones de personas en pobreza, el 75% reside en zonas urbanas,

lo que obedece a la mayor incidencia de la pobreza en las zonas rurales (37%) en comparación

con las urbanas (13%) (ONU, 2005). La localidad de San Miguel Ixtapan no es la excepción,

al presentar un alto grado de marginación (CONAPO, 2010) al igual que el 93.8% de la

población asentada en las localidades rurales del país.

Es de resaltar que en el hemisferio más de la mitad de la población que vive en extrema

pobreza se concentra en tres países: Brasil (25%), México (14%) y Colombia (12%) (Rico y

Trucco, 2014). Desde 1980 los y las jóvenes de América Latina han nacido y crecido en el

marco de crisis económicas seguidas de políticas de ajuste, el repliegue del Estado de

Bienestar y una mayor presencia del sector privado en las provisión de los servicios sociales

impactando en un acceso segmentado al sistema educativo, el trabajo y en general a la

inclusión social; esta es una condición estructural que fractura y reconfigura al vínculo

jóvenes, escuela, comunidad, en el marco de un entorno social en donde las nuevas

generaciones enfrentan más exigencias en las credenciales educativas, el manejo de

tecnologías y los años de educación requeridos para disminuir el riesgo de caer en la pobreza

según el Fondo de Población de las Naciones Unidas y la Comisión Económica para América

Latina y el Caribe (UNFPA-CEPAL, 2011).

En la región latinoamericana el 28% de la población total está en el rango que va de los 10

a los 24 años, en promedio 30.3% de la población de 15 a 29 años vive en pobreza y el 10.1%

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en indigencia6, este grupo poblacional junto con los menores de 15 años son los más

vulnerables a las carencias materiales y sociales, estando en mayor desventaja los de las áreas

rurales, indígenas y afrodescendientes (UNFPA-CEPAL, 2011). En el caso de San Miguel

Ixtapan, el 44% de los hogares de los jóvenes no tienen agua, luz o drenaje e incluso hay

viviendas que no cuentan con ningún bien, las condiciones de marginación se acentúan en

las rancherías y caseríos que le rodean y de donde proviene un importante número de alumnos

de la escuela secundaria. En el pueblo, la pobreza material de las familias y la escasez de

fuentes de empleo ha ocasionado que la migración interna/externa de los jóvenes sea una

práctica generalizada, ya sea temporal o definitiva, teniendo que dejar la escuela.

A la condición de pobreza se agregan los pocos o nulos derechos de voz de los y las jóvenes

del contexto rural en la toma de decisiones familiares y comunitarias; como en una

conversación advertía Miguel Ángel, un joven estudiante de la licenciatura en danza,

habitante de San Miguel Ixtapan, egresado de la secundaria en donde ahora realiza su servicio

social

Miguel Ángel… mientras no estés casado como que no tienes voz aquí en el pueblo, aunque

seas mayor de edad, en las reuniones que hay de la delegación pues citan a todas las personas

y a lo mejor vamos nosotros los jóvenes y parecemos niños ahí, porque si tú hablas … ¿y tú

quién eres?... luego hasta las mismas personas te reclaman… Tú ni cooperas para los

castillos7, no das cooperación para los eventos que se realizan en diciembre… en mi caso yo

me siento como que cohibido, como inferior… (CONV300413P6).

Al coto de inmadurez y sospecha en que, en ocasiones, son colocados los jóvenes en su

pueblo, se adiciona una recriminada carencia de ingresos y aportaciones monetarias, además

de la falta de espacios propiamente juveniles (por ejemplo, áreas deportivas y de recreación

cultural, salvo la escuela y a veces ni ésta). Por tanto, pensar la juventud me lleva a reconocer

diversas condiciones y formas subjetivas, diferenciadas y desiguales en que se es joven en

San Miguel Ixtapan y el resto de América Latina, señalada como la región más inequitativa

del mundo (ONU, 2005).

6 En América Latina el 25% de los jóvenes de 15 a 29 años no puede satisfacer sus necesidades mínimas, incluida la alimentación (UNFPA-

CEPAL, 2011). Casi 15 millones de adolescentes entre 10 y 18 años viven con menos de un dólar al día en la región. 7 Estructuras de pirotecnia de grandes dimensiones utilizadas tradicionalmente en las fiestas patronales de la región.

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Para 2010, en la región 1 de cada 5 habitantes era una adolescente8 (Rico y Trucco, 2014), lo

cual ha representado un enorme desafío para los sistemas de salud, laborales, de recreación,

legales y por supuesto educativos. Particularmente en México la población adolescente y en

edad de cursar los estudios de secundaria (12 a 14 años) representa el 6% de los 35.8 millones

de jóvenes mexicanos entre los 12 y 29 años de edad. De estos jóvenes un 30% reside en

localidades rurales y casi la mitad de ellos tiene menos de 17 años (UNFPA-IMJUVE, 2012)

y se distribuye como se muestra en la Gráfica 1.

Gráfica 1. Distribución de la población total de México por grupos de edad, 2010

Fuente: Elaborada por Fundación IDEA con datos de la ENIGH 2010. UNFPA-IMJUVE, 2012.

En la precariedad social en la que viven los jóvenes en el campo y la ciudad, éstos ven

vulnerado su derecho a la educación cuando aún existe un importante porcentaje de población

adolescente y joven que no culmina la enseñanza secundaria. Según el estudio de Rico y

Trucco, Adolescentes derecho a la educación y al bienestar futuro (CEPAL-UNICEF, 2014),

en América Latina el 25% de la población de 12 a 18 años que no asiste a un centro educativo

declara que los motivos económicos son la razón más importante de no ir a la escuela. En

San Miguel Ixtapan, como en otros contextos rurales del hemisferio, la falta de recursos es

una de las principales problemáticas de los jóvenes, quienes ante la necesidad de ayudar con

8 Para fines de este trabajo la adolescencia se considera una etapa primera de juventud, cuyo rango etario se marca entre los 10 y 19 años

según organismos internacionales como el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Organización Mundial de la Salud

(OMS). Los rangos etarios varían entre los países, en el caso de México el Instituto Mexicano de la Juventud los considera entre los 12 y

19 años. Cabe señalar también que todas las personas por debajo de los 18 años de edad son niños, de acuerdo a la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño (CDN), con lo que se benefician de la protección legal dada por este instrumento internacional. Al mismo

tiempo pueden también ser jóvenes ya que las Naciones Unidas define la juventud entre las edades de 15 a 24 años.

Page 16: REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN

16

la economía familiar apoyan en los quehaceres desde temprana edad o se ocupan en lo que

pueden, así lo advertía en uno de nuestros diálogos Ismael, estudiante de segundo grado de

secundaria:

Rocío: Ismael ¿Tú crees que los jóvenes aquí en San Miguel Ixtapan tienen problemas?

Ismael: (Asiente con la cabeza)… La falta de dinero, porque hay algunos, bueno este… hay

algunos jóvenes que pus no trabajan, nada más se la pasan ahí en su casa y pues hay algunos

que sí, algunos se van al trabajo, ya cuando tienen su dinerito pus luego… luego sus amigos

les dicen, no pus préstame dinero… uno se compadece de los amigos porque pus uno no

quiere verlos así… tristes… y que no tienen pa´ comprarse algo y uno les tiene que prestar

tan si quiera algo

Rocío: ¿tú de donde sacas dinero Ismael?

Ismael: Esteee (se queda pensando)… a veces me aparto el dinero, este por ejemplo si hoy

me dieron dinero pues me lo aparto p´al otro día y así me voy guardando mi dinero, o a

veces cuando me voy a trabajar, este me voy a trabajar con mi papá a sembrar, cosechar o

sacar tierra y me da dinero y pus ya me vengo con dinero a la escuela (CONV280513P7).

Como Ismael, más del 50% de los y las jóvenes que asisten a la secundaria en el municipio

de Tejupilco estudia y trabaja desde los seis años (Hernández, López & Salgado, 2012), lo

hace principalmente por tradición familiar y se ocupan en actividades de la casa, el campo o

en el caso de algunas rancherías cercanas a San Miguel Ixtapan en la producción de sal

comestible, así también en los negocios familiares o como aprendices de algún oficio. Estos

jóvenes también son parte de más de la mitad de la población empleada de 15 y 17 años que

en el hemisferio trabaja en el sector agrícola (Rico y Trucco, 2014). Aunque el 22% de los

jóvenes del municipio señala que no recibe ningún salario o pago a cambio, la mayoría valora

los conocimientos que obtienen al desempeñar esas actividades que les permiten ayudar

económicamente a su familia.

Si bien desde la década de los noventa, en la región latinoamericana la población joven en la

ciudad y el campo ha venido incrementado sus niveles de escolaridad, al mismo tiempo y de

manera paradójica, también ha aumentado su participación relativa en empleos precarios o

atraviesa periodos de empleo o subempleo prolongados (Ibarrola, 2010). Condición que ha

orillado al 5.5% de jóvenes entre 15 y 29 años a emigrar a Estados Unidos por motivaciones

laborales, esta población representa el 25% de la población total de inmigrantes

latinoamericanos, de los que en su gran mayoría son jóvenes provenientes de México

(UNFPA, 2011).

Page 17: REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN

17

Bajo el argumento de que el derecho a la educación es un medio esencial para lograr el

progreso individual y de las naciones, así como el reconocimiento e implementación de otros

derechos, organismos internacionales se han encargado de enfatizar que en materia de

desarrollo, la conclusión y calidad de la educación secundaria afecta la trayectoria futura de

los y las estudiantes, sus familias, la comunidad y la sociedad en su conjunto, de ahí el

impulso a los gobiernos en las tres últimas décadas para el diseño de instrumentos globales

y regionales que definan metas en materia educativa para adolescentes y jóvenes9. La década

de 1990 se ha reconocido como de expansión educativa básica en América Latina, ésta fue

promovida por diversas reformas con el principal objetivo de incrementar el acceso a la

educación de niños, niñas y adolescentes. Como resultado en casi todos los países de la región

se ha universalizado la conclusión de la enseñanza primaria y masificado el acceso a la

enseñanza secundaria10; no obstante la mitad de la población a los 17 años ya ha abandonado

el sistema escolar y sólo uno de cada tres completa la secundaria sin rezago (Rico y Trucco,

2014).

Si bien los países del hemisferio se han comprometido con metas educativas similares vale

señalar que aún existe una importante heterogeneidad regional sobre todo en países en donde

la desigualdad étnica y rural/urbana es significativa. Hasta hace casi una década la brecha de

cobertura educativa urbana/rural era de 36.9% y 11.8% respectivamente (IIPE, 2005),

evidenciando el desafío que aún tienen las reformas para lograr una educación de calidad y

equitativa para todos en la región latinoamericana.

Según el estudio de Rico y Trucco (2014), en México11, al igual que Bolivia, Brasil, Costa

Rica, Colombia y Ecuador, actualmente más del 80% de los jóvenes termina la educación

primaria, pero es moderada la conclusión de la secundaria debido a la alta tasa de repitencia

y abandono, situación que se hace más patente en pueblos indígenas y zonas rurales, donde

se incrementa la dificultad para acceder a una educación de calidad que posteriormente les

9 Cfr. Objetivos de Desarrollo del Milenio (2000), las Metas de Educación para Todos de la Naciones Unidas (2000) y las Metas Educativas

2021 de la Organización de Estados Iberoamericanos (2008) 10 Según la CEPAL (Rico y Trucco, 2010), de 1970 a 2009, la matrícula en secundaria para el promedio de la región aumentó del 28% al

90% (tasa bruta de matrícula). 11 De acuerdo a los avances en las Metas Educativas 2021, el SITEAL (2012) clasifica a los países de América Latina en cinco grupos:

Grupo I con alto egreso en el nivel primario y alto egreso en el nivel secundario (Argentina, Chile y Perú). De forma descendente está el

Grupo 2 con alto egreso en el nivel primario y egreso medio en el nivel secundario (Estado Plurinacional de Bolivia, Brasil, Colombia,

Costa Rica, Ecuador, Panamá y México) Grupo 3 con alto egreso en el nivel primario y bajo egreso en el secundario (Paraguay y Uruguay); Grupo 4 egreso medio en el nivel primario y secundario (República Dominicana y El Salvador); Grupo 5 egreso medio en el nivel primario

y bajo egreso en el nivel secundario (Honduras, Guatemala y Nicaragua) (SITEAL, 2012).

Page 18: REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN

18

permita incorporarse a niveles educativos superiores, así como contar con los recursos

necesarios para dar continuidad a sus estudios.

Por otra parte, se destaca que los niveles de aprendizaje alcanzados por los jóvenes son una

referencia acerca de la calidad de educación, la cual está siendo cuestionada, ante los bajos

resultados académicos obtenidos en las evaluaciones internacionales12, además de que a pesar

de los amplios avances en cobertura educativa éstos no se traducen en una inserción laboral.

En un contexto dispar a las oportunidades educativas, el eslabonamiento de la escolarización

con el empleo se reduce y, eventualmente amplia las inequidades sociales (Rico y Trucco,

2014) y altera el sentido de la carrera escolar para los jóvenes y las familias.

Desde hace más de una década la CEPAL ha planteado que concluir la enseñanza secundaria

constituye el umbral educativo mínimo para reducir la posibilidad de vivir un futuro en

situación de pobreza, no obstante, se sabe que la cantidad de años de estudio no garantiza el

desarrollo de una vida en condiciones de mayor igualdad, participación y ejercicio de los

derechos, sino que la educación forma parte de un proceso amplio de capacidades

individuales y colectivas.

De punta a punta en la región latinoamericana los jóvenes enfrentan problemáticas educativas

comunes: escasa oferta, sobre todo en los niveles superiores, infraestructura inadecuada,

predominio de escuelas multigrado, insuficiente formación de docentes, carencia de insumos

y materiales didácticos, así como contenidos curriculares poco pertinentes, abriendo la

brecha entre los que acceden a una educación de calidad de los que tienen como única

oportunidad una escolaridad sin recursos, pobre (Gentili, 2010). Si bien existen avances

significativos en materia de equidad de género, cobertura y expansión educativa, se hace

necesario seguir avanzando con mejoras sustanciales que permitan que adolescentes y

jóvenes dispongan de una educación de calidad, adaptada a sus necesidades y a las exigencias

que las nuevas realidades demandan e imponen. Como ha señalado Gentili, universalizar la

educación primaria y secundaria en América Latina es hacer frente a la injusticia social y la

desigualdad educativa, “compañeras de ruta y aliadas en su capacidad para debilitar aún más

12 En términos generales los países de América Latina se encuentran muy por debajo del promedio de los países de la OCDE en los

resultados de desempeño académico. Menos de la mitad de los estudiantes de 15 años cuenta con las competencias mínimas, lo que revela

grandes desafíos para el futuro y crecimiento de la región (Rico y Trucco, 2014).

Page 19: REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN

19

los fundamentos de nuestra frágiles democracias” (Gentili, 2010: 120) y las formas de

cohesión social.

En estos primeros trazos de la condición social y educativa de los jóvenes de América Latina

a San Miguel Ixtapan me parece importante poner en relieve la condición diferencial de ser

joven; así como los excluyentes circuitos sociales, económicos y educativos en los contextos

rurales y urbanos del hemisferio. A partir de los datos cuantitativos en sus distintas escalas y

aproximaciones a la voz de los jóvenes puedo señalar que la precariedad no sólo es

estructural, sino también subjetiva, cala las biografías y territorialidades de los sujetos, lo

que sin duda, como se verá en los siguientes apartados, marca límites en los proyectos

juveniles, comunitarios y sociales que normativa y normalizadamente siguen vinculados con

la escuela; pero también detona en formas de agencialidad que permite construir proyectos

alternos y caminos emergentes para concretarlos.

1.2 El vínculo anómico

Las condiciones sociales prevalecientes en América Latina y, particularmente en México se

caracterizan, desde la década de los ochenta, por constantes crisis económicas que han

configurado un panorama poco alentador para los jóvenes, considerados uno de los grupos

más vulnerables y a quienes, como ha enfatizado Reguillo (2012), las condiciones de

empobrecimiento les han replegado en un quiebre de expectativas que favorece su

proclividad al desencanto existencial y anomia social. Aquí quiero retomar la categoría de

anomia para dar cuenta del debilitamiento de los vínculos sociales como el VJEC, que en la

época actual ha perdido fuerza como canon de inclusión social que se sostenía en el binomio

escuela-empleo, esto en el marco de un voraz neoliberalismo global cuyos estragos sociales

y económicos condicionan la precariedad estructural y trastocan la subjetividad de los

jóvenes y comunidades menos favorecidos.

Si bien el concepto de anomia fue introducido en las ciencias sociales por Durkheim en su

obra El sucidio (1897/1989) como parte del diagnóstico de la modernidad de su época

haciendo alusión a los “desajustes” sociales de la era industrial y a la falta de habilidad de

los sectores de bajos recursos para alcanzar metas socialmente valoradas, recupero estos

Page 20: REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN

20

planteamientos, (asumiendo su necesaria re-contextualización) para enfatizar el quiebre entre

los fines que la sociedad occidental-moderna ha establecido como “ideales” para la juventud

y los medios precarizados que en el contexto local/global de América Latina proporciona a

sus jóvenes para alcanzarlos. Lejos de asumir una explicación causa-efecto o estrictamente

funcionalista de fenómenos considerados a-normales (fuera de la norma) o “divergentes”

como el rezago educativo, la violencia, el narcotráfico o las migraciones de los jóvenes,

planteo la necesidad de una revisión desde su especificidad histórica.

En ese sentido, con la categoría de vínculo anómico refiero a la fractura o quiebre del VJEC

como recurso del pensamiento pedagógico, político, social y cultural moderno que hasta el

último tercio del siglo XX posibilitaba a las generaciones jóvenes alcanzar objetivos sociales

“normativamente deseables” como ser joven y estudiante o estudiar para tener un trabajo

seguro, no mortificarse y no vagar, como decía don Juárez, un anciano campesino de San

Miguel Ixtapan, a quien le hubiera gustado que su nieta sacara una carrera, en lugar de

casarse saliendo la secundaria, o que lo hubieran hecho sus hijos, quienes no quisieron

estudiar, mejor se fueron pa´l norte en busca de trabajo y mejores oportunidades de vida.

Los casos de esos jóvenes, al igual que los de aquellos que son orillados a salir de la escuela

por falta de recursos o sentirse excluidos de las lógicas y dinámicas escolares en el marco de

una crisis del sentido social de la experiencia escolar, denotan la ruptura de trayectorias más

o menos estables las cuales fueron trazadas para algunos de nosotros bajo la secuencia: de

la casa a la escuela, de la escuela al trabajo y del trabajo a la jubilación. Sin embargo; como

lo han venido mostrando las cifras y las precarizadas biografías y dinámicas comunitarias,

esos vínculos están estructuralmente quebrantados o incluso, anticipadamente rotos para

muchos jóvenes, demeritando los esfuerzos individuales y comunitarios en la obtención de

medios y recursos para perseguir la inserción social a través de la escuela; aunque muchos

como don José, el conserje de la secundaria de San Miguel Ixtapan, sigan significándola, tal

vez, la última vía hacia un futuro distinto y socialmente valorado por eso les dice a cada rato

a sus tres jóvenes hijos estudien para que agarren una carrera, aunque sea chiquita, que

estén cobrando, que tengan un trabajo y tengan ISSEMYM. Don José al igual que otros

padres y ancianos de la comunidad que contribuyeron a hacer la escuela en el pueblo, cree

que

Page 21: REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN

21

Don José: [la escuela les sirve a los jóvenes] para que se independicen, yo les digo a mis

hijos ustedes sigan estudiando a lo mejor si me va a beneficiar porque un día van a decir:

no señor los hijos de don José uno es maestro, otro es doctor, otro es ingeniero, a lo mejor

ustedes me pueden ayudar también, me pueden dar para esto, pero imagínese si no, si no

llegan a estudiar, que no tengan una carrera, nada, al contrario que ustedes me ayuden, van

a querer que yo los esté ayudando todavía, es lo que yo les pongo de ejemplo a veces, porque

sí… sí es difícil aquí, le digo, hay veces que trabajo y hay días que no tengo ni pa´ un refresco,

yo que trabajo, que cada quincena estoy cobrando… a veces si me preocupo, ya me las veo,

ahora hay gente que no trabaja que no hace nada, imagínese como ha de estar (CONV

220413P15).

A pesar de los ahíncos individuales, familiares y comunitarios no siempre se logra la carrera

para ser alguien en la vida, para cumplir la norma y formar parte de ese contingente que

tendrá un futuro admirable imaginado por el mundo adulto y el sistema social. De acuerdo

con Reguillo (2012) actualmente la trilogía escuela-trabajo-ciudadanía no es la norma, ni la

opción para el grueso de la población juvenil latinoamericana. Particularmente, las opciones

de educación y oportunidades laborales para los jóvenes en México13 y sus regiones

conforman un panorama poco alentador manifiesto principalmente en la condiciones de

marginación y pobreza que impiden el ejercicio efectivo de los derechos que les han sido

conferidos por el Estado mexicano y organismos internacionales.

Además del costo estructural, está el costo social y subjetivo que la condición anómica

conlleva cuando se rompe el vínculo juventud-escuela, donde el rol de estudiante es lo

positivo, necesario y favorable para una incorporación a la sociedad y a la ciudadanía

(Hernández, 2007), mientras los que no se ajustan a la norma; por ejemplo, aquellos que

fueron excluidos de la escuela, que no tienen empleo o que se insertan en la paralegalidad o

el narco, pasan de ser una población en riesgo, a perfiles poblacionales portadores de riesgos

(Núñez, 2004), con un estatus especial para coexistir socialmente, pero en circuitos paralelos,

en donde encuentran justificación políticas públicas preventivas con un enfoque de

saneamiento social, con el que se desconocen los procesos históricos de empobrecimiento no

sólo material de los sujetos y sus comunidades, sino también diversos procesos de acción y

construcción de sentido.

13 En 2010, los jóvenes representaban la tercera parte de la población económicamente activa, y, sin embargo, constituían más de la mitad

de la población sin empleo (CONAPO, 2011).

Page 22: REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN

22

Los jóvenes “inadecuados” son “acusados indiscriminadamente de hedonismo, ausencia de

compromiso, falta de interés y banderas defendibles” (Reguillo, 2012: 138); como decía don

José, los jóvenes que no estudian la secundaria andan en malos pasos, trabajan una semana

para tomar dos o tres días o si no muchos ya andan con los que son de La Familia, con la

gente mala, que les pagan bien. En tanto, en la escuela las profesoras y profesores coinciden

en señalar que si bien, antes estudiar se veía como futuro, hoy tiene poco valor para los

estudiantes; la profesora Jovana, quien además de trabajar, vive en San Miguel Ixtapan,

apuntaba que ahí a los alumnos se les ve mucha pesadez y que los jóvenes aunque tengan

calificación de 10, de todos modos se van, no viene motivados de casa. No sólo les falta una

motivación familiar, también social lo suficientemente sólida para seguir, pues la escuela

significa para muchos casi la única opción institucionalizada de lograr algo, como decía

Omar, un joven salinero de tercer grado.

Un vínculo anómico enuncia lógicas de poder bajo las que los jóvenes de los contextos menos

favorecidos, rurales o urbanos, rompen la norma de un estereotipo juvenil que idealmente

debe estar en la escuela y a partir de ahí trazar una trayectoria de éxito instrumentalizada a

través de vínculos como “… educación para el trabajo; trabajo para la consecución de un

ciudadanía normalizada; ciudadanía como categoría estable de derechos y obligaciones”

(Reguillo, 2012:138), deseables que colocan hasta hoy a la escuela y el trabajo como las

instituciones centrales para la producción y reproducción de la vida social, pero que también

denotan grandes desafíos para los Estados frente a nuevas formas de demanda, organización

y proyectos juveniles y comunitarios que encaran un orden excluyente.

Así, aunque las cifras muestran que en materia educativa México ha tenido importantes

avances durante la última década ya que actualmente los jóvenes del país tienen en promedio

9.3 años de escolaridad (UNFPA-IMJUVE, 2012), el egreso en el nivel secundaria aún es

medio, según el Sistema de Información de Tendencias Educativas en América Latina

(SITEAL, 2012). Por su parte, datos del Instituto Nacional para la Evaluación de la

Educación (INEE, 2012) señalan que en 2010 el grupo de 12 a 14 años alcanzó el 91.4%14

14 Vale señalar que la tasa de asistencia escolar aumentó con respecto al año 2000 donde se registró el 85.4%; así también en el grupo de

edad 15 a 17 la asistencia escolar aumentó del 55.3% al 67.2% (INEE, 2012).

Page 23: REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN

23

de asistencia escolar, mientras que de la población de 15 a 17 años sólo asistió el 67.2% de

los jóvenes. Los retos para el sistema educativo son contundentes, sobre todo si consideramos

que datos de la Encuesta Nacional de Juventud (IMJ-ENJ, 2010) señalan que el 18.7% de

los jóvenes entre 12 y 29 años deja de estudiar antes de cumplir los 15 años15. En el país,

entre más aumenta la edad menor es el porcentaje de jóvenes que se encuentra estudiando;

sólo llega a la educación superior alrededor de una cuarta parte de cada generación (INEE,

2011).

El panorama descrito representa fuertes retos para la política educativa que permitan el

acceso y permanencia escolar de los jóvenes, pues aún no se logra ofrecer centros escolares

adecuados para todos, en especial para aquellos de los contextos indígenas y rurales, que

además de la invisibilidad social y cultural, enfrentan circunstancias desfavorables en el

hogar, son los que recorren mayores distancias y asisten a las escuela con mayores carencias16

(INEE, 2011). Eneida, una joven que de su ranchería a la secundaria de San Miguel Ixtapan

viaja a diario 10 minutos en ruletera17 o más de 20 caminando, considera que

Eneida: [Los jóvenes dejan la escuela]… por la economía, luego no tienen suficiente dinero

y dejan la escuela, ya no empiezan a venir y pues muchos así, no quieren venir a la escuela,

ya no les interesa y pues les vale y ya no vienen

Rocío: ¿Por qué crees que pasa eso?

Eneida: porque son muy rebeldes, no sé… porque luego piensan que la escuela no sirve

para nada que de todas maneras se van a salir y pues mejor se salen de una vez y ya no

estudian (CONV070513P10).

Las palabras de Eneida me permiten advertir que el ejercicio de los derechos sigue, en mucho

condicionado, y en otras determinado, por el ambiente en que viven los y las jóvenes, y cómo

el vínculo con la escuela se vuelve anómico cuando en su familia y comunidad no cuentan

con los medios para seguir las trayectorias valoradas de cohesión social, cuando empiezan a

sentir, parafraseando a Durkheim (1897/1989) que sea el camino que se recorra resulta como

15 Este dato representa un reducción del 5.6 y 19 puntos porcentuales respecto a 2005 (24.3%) y 2000 (37.1%) respectivamente (IMJ-ENJ,

2010). 16 Respecto a la infraestructura con la que se oferta el servicio educativo a los jóvenes, destaca que en México casi la mitad de las escuelas

de educación secundaria son telesecundarias, 31 y 12 de cada 100 centros escolares son generales y técnicas respectivamente, 7% son

comunitarias y 0.8% para trabajadores (INEE, 2012). En promedio las secundarias comunitarias16 cuentan con 13 alumnos y un docente; las telesecundarias con 70 alumnos y cuatro docentes; las técnicas con 379 alumnos y 21 docentes, y las generales con 275 alumnos y 19

docentes. En términos de matrícula, las telesecundarias atienden a poco más de la quinta parte (20.7%); las generales a la mitad (50.2%),

las técnicas reciben al 28% del alumnado y las comunitarias a penas medio punto porcentual del total, (INEE, 2012:33). 17 Camionetas tipo pick-up que ofrecen el servicio de transporte colectivo en el municipio de Tejupilco.

Page 24: REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN

24

si uno se moviese agitadamente en el mismo sitio y cuando a pesar del goce de las esperanzas,

no se puede sobrevivir indefinidamente a las decepciones repetidas de la experiencia que no

siempre corresponde con la fe del progreso y la normatividad.

Cabe enfatizar que, no obstante la obligatoriedad y el avance en la cobertura del nivel

secundaria, éste es el que más jóvenes excluye después del de media superior18. Como se

puede observar en la Tabla 1, en las últimas cuatro décadas la secundaria es el nivel de

educación básica que menos puntos porcentuales ha reducido en su rezago.

Tabla 1. Rezago de la población de 15 años y más en educación básica.

Información censal. Estados Unidos Mexicanos

Año

Población de

15 años o más

Población de 15 años o más

Analfabeta

%

Sin primaria

terminada

%

Sin secundaria

terminada

%

Rezago

total

%

1970 25 938 558 6 693 706 25.8 11 063 021 42.7 4 822 789 18.6 22 579 516 87.1

1980 37 927 410 6 451 740 17.0 9 442 220 24.9 9 202 456 24.3 25 096 419 66.2

1990 49 610 876 6 161 662 12.4 11 642 527 23.5 11 921 824 24.0 29 726 013 59.9

2000 62 842 638 5 942 091 9.5 11 716 715 18.6 14 898 655 23.7 32 557 461 51.8

2010 78 423 336 5 393 665 6.9 10 082 386 12.9 16 424 106 20.9 31 900 157 40.7

Fuente: INEA, 2014. Con base en Censo de Población y Vivienda, 1970 a 2010, INEGI, Estadísticas Básicas,

SEP.

Puedo destacar que en 2010 en secundaria el rezago fue del 20.9% y se concentraba entre los

jóvenes de 15 a 19 años (INEA, 2010). Actualmente es mayor en zonas urbanas (78%) que

en rurales debido a la dinámica demográfica en las dos últimas décadas, donde la

concentración poblacional urbana pasó del 71 al 78% de la población nacional19.

18 Declarado constitucionalmente obligatorio a partir del ciclo escolar 2012-2013. 19 Las localidades rurales (equivalentes al 98% de las localidades en México) hoy concentran sólo el 22% de la población a diferencia del

29% en 1990 (INEGI, 2010). Es impresionante también la evolución de poblaciones con menos de 100 habitantes que pasaron de 108 307 en 1990 a 140 253 (CONAPO, 2010), en estas localidades minúsculas y aisladas es donde se dificulta más ofrecer servicios educativos de

calidad a los niños y jóvenes (INEE, 2007)

Page 25: REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN

25

Según datos del INEE (2014) en las localidades rurales existe una relación directa entre el

tamaño de la localidad y el porcentaje de asistencia escolar de los jóvenes, pues conforme

se reduce el tamaño de la localidad también la cobertura del sistema educativo y las

posibilidades de estudiar. Condición excluyente que no siempre asume el Estado; por el

contrario son los jóvenes, como el caso de Eneida, o inclusive, de familias que tienen que

desplazarse en busca de escuela20, fue el caso de don Eladio y otros campesinos de rancherías

aledañas a San Miguel Ixtapan quienes llegaron allí hace más de treinta años con la intención

de que sus muchachos, que empezaron a crecer, pudieran ir a la escuela.

De acuerdo al último informe del INEE (2014), la Tabla 2 muestra que en las zonas rurales

asisten a la escuela 91 de cada 100 jóvenes de 12 a 14 años, mientras en las urbanas lo hace

el 95%21. La brecha aumenta 17 puntos porcentuales entre los jóvenes de 15 a 17 años (59%

para quienes viven en áreas rurales y 76% para sus similares urbanos).

La desventaja de asistir a la escuela, como condición normativa y social, se hace mayor para

los jóvenes que habitan en localidades de alta marginación, con algún tipo de pobreza

(alimentaria, de capacidades o patrimonio) o entre aquellos que realizan trabajo

extradoméstico y/o doméstico, es el caso de las y los jóvenes de San Miguel Ixtapan, la

mayoría ayuda en los quehaceres de la casa, la siembra de temporal y cría de animales; así

como en la extracción de sal y otros trabajos informales en los negocios familiares o como

chalanes de albañil. Según el INEE (2014) la inasistencia de los jóvenes que realizan

actividades domésticas es mayor en las zonas rurales y aumenta con la edad. Parece haber

condiciones similares de rezago educativo entre hombres y mujeres, cifras recientes muestra

que de los jóvenes de 15 a 17 años sólo 79.9% de los hombres y 78.7% de las mujeres han

logrado completar su educación secundaria (INEE, 2014).

20 Cabe señalar que en el país, de las localidades entre 500 y 2 500 habitantes sólo el 67.3%, como es la localidad de San Miguel Ixtapan,

cuenta con una escuela secundaria; datos del INEE (2014) muestran que la tasa de inasistencia en secundaria se duplica cuando no hay

escuela. Así, el vínculo jóvenes, escuela, comunidad rural se trama en el marco de una escolarización masiva, pero con crecientes desigualdades económicas y sociales que segmentan el derecho a la educación y jerarquizan la inserción laboral como condiciones básicas,

normativas e instrumentalizadas (Reguillo, 2012) de inserción social de un importante número de jóvenes rurales. 21 A diferencia de hace una década, las condiciones de escolaridad de la población joven rural ha ido en incremento, en 2010 el 88% de los

jóvenes de 12 a 14 años asistía a la escuela secundaria y el 56% a la educación media superior, el incremento es notorio con respecto al año

2000 donde los porcentajes fueron de 78% y 38% respectivamente. La brecha es amplia con respecto a sus pares urbanos, donde el porcentaje de asistencia fue en 2010, de 93% en secundaria y 73% en media superior, aunque la asistencia fue mayor que en la década

anterior 90 % y 64% (INEE, 2012)

Page 26: REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN

26

Tabla 2. Porcentaje de asistencia escolar obligatoria de los jóvenes rurales y urbanos

2000, 2010, 2014

Nivel educativo

Tipo de localidad

2000 2010 2014

Rural

%

Urbano

%

Rural

%

Urbano

%

Rural

%

Urbano

%

Secundaria (12 a 14 años)

78

90

88

93

91

95

Media superior (15 a 17 años)

38

64

56

73

59

76

Fuente: Elaboración propia con datos del INEE, 2012 y 2014.

A nivel nacional se han tenido avances importantes en materia de acceso y cobertura

educativa reflejada en un aumento de escolaridad de los jóvenes en los contextos rurales; sin

embrago, aún existen notables diferencias en el acceso, infraestructura y rentabilidad. A

últimas fechas, programas del combate a la pobreza como Oportunidades, ahora Prospera,

han permitido a mayor número de jóvenes del contexto rural el acceso a la educación básica

y media superior, pero, qué tanto se han ampliado y cimentado sus perspectivas de vida o

logrado un mayor nivel de habilitación social a mediano y largo plazo cuando al finiquitar

las fechas de los programas, las comunidades siguen carenciadas de alternativas para la

integración al mercado laboral, lo que en muchos jóvenes ha generado altos niveles de

frustración y desinterés por el futuro (Márquez, 2013). Aunque los jóvenes rurales poseen

mayores tasas de escolarización que sus padres, sus tasas de desempleo son mayores, cada

vez son más los jóvenes que se insertan en el sector informal (Canclini, 2004) y si bien se

encuentran ante información y estímulos sobre nuevos y variados bienes y servicios carecen

de su acceso mayoritariamente.

Autores como Reguillo (2010, 2012) y García Canclini, han advertido ya que en México y

el resto de América Latina existen dos juventudes, una bien posicionada en el acceso a más

y mejores medios de comunicación, para acceder a las redes de conocimiento globalizado y

tecnologizado, con acceso a las condiciones mínimas de bienestar, educación, salud, empleo.

La otra en cambio, desigual, diferente y desconectada (García Canclini, 2004) con escaso o

nulo acceso a la red, la tecnología de la información; así como a los servicios básicos de

Page 27: REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN

27

bienestar. De manera estructural y subjetiva, los jóvenes de los contextos rurales, en su

mayoría forman parte del grueso de este segundo grupo, ellos y ellas en condiciones

desventajosas enfrentan hoy la batalla de ser joven entre biografías empobrecidas, en una

sociedad insistente en invisibilizarlos conceptual, social, educativa y políticamente en una

homogénea condición de juventud occidental y urbanocéntrica.

Las cifras, la trayectorias escolares precarizadas y el quiebre de expectativas son el rostro

anómico del VJEC y una arista del vínculo del riesgo, evidente entre otros aspectos, en el

des-vínculo de los sentidos y objetivos políticos, pedagógicos y culturales planteados desde

la modernidad occidental, con respecto a la precariedad estructural, el debilitamiento de la

política social, el desdibujamiento del Estado garante de los derechos sociales y el descrédito

de las instituciones en los contextos global y local de América Latina. En estos contextos el

vínculo jóvenes, escuela, comunidad es anómico cuando difícilmente puede seguir

sosteniendo la utopía de Comenio y Rousseau como medio para la emancipación humana y

el contrato social vía la institucionalidad y el ejercicio de derechos básicos de las nuevas

generaciones, en muchos casos sitiadas por la exclusión educativa y social.

2. Exclusión educativa situada. El caso de San Miguel Ixtapan

Hasta aquí he venido trazando una cartografía desde territorios y territorialidades

históricamente marcados por la exclusión como transversal que vulnera estructuralmente el

derecho a la educación de los jóvenes y da un rostro anómico al VJEC, cuando la experiencia

escolar difícilmente se traduce en la concreción de proyectos socialmente deseables para o

de la juventud, o en un espacio de participación y dinamismo de saberes y vivencias que

reconozcan formas y propuestas alternas, posibles y demandantes de un proyecto de futuro

individual y comunitario. Precisamente las cifras e itinerarios escolares precarizados obligan

a revisar el sentido del vínculo de las nuevas generaciones y la escuela en escalas intermedias

y próximas en donde los jóvenes y la comunidad crean, recrean y significan particulares

modos de acceso a la escolaridad, cultura y conocimiento.

Page 28: REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN

28

2.1 Territorialidades excluyentes

Las territorialidades excluyentes son geografías simbólicas de escalas intermedias (Giménez,

1998), en las que considero la dimensión estatal y regional, así como su continuo cruce con

otras más próximas, municipio y localidad; las cuales se miran marcadas por precariedades

materiales y sociales que vulneran al VJEC cual medio para ejercer el derecho a la educación

y una ciudadanía social, en gran medida determinados aún por el origen socioeconómico, la

condición de actividad y el lugar de residencia de los jóvenes. Si bien reconozco que estas

condiciones de ningún modo resultan en formas de esencialización e identidades asignadas a

los jóvenes y las comunidades, sí constituyen un terreno frágil para la interpelación de la

escuela en el orden de la integración social (Duschatzky, 1999), aunque paradójicamente

también son territorios de expectativas, trayectos y proyectos emergentes de viejas y nuevas

generaciones.

En el contexto nacional, el Estado de México resulta una entidad clave por su bono

demográfico, ya que aquí se concentra el 14% de la población joven del país (4 908 743 en

2010) y de ésta un 36.7% está en el rango de edad 12 a 17 años (1 865 761) (IMJ-ENJ, 2010);

entre las características educativas de los jóvenes encuentro que el 22.6% no alcanza a

completar la educación básica, aunque los datos estadísticos señalan un incremento en el

porcentaje de jóvenes que asisten a la escuela, el cual pasó de 47.6% en 2005 a 51.4% en

2010. Los datos de la Secretaría de Educación (2012) señalan que el grado promedio de

escolaridad de la población fue de 9.3, lo que me permite señalar que para los jóvenes

mexiquenses la escuela secundaria resulta un piso educativo, pero insuficiente para la

inserción social en el modelo político-económico, en donde no están plenamente

posicionados en el ejercicio de sus derechos.

Cabe advertir que la entidad presentan los más altos índices de deserción en el nivel. Datos

del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos señalan que la población de 15 años

y más en rezago educativo en secundaria alcanza el 20.4% con un incremento de un 8.7% en

una década (INEA, 2010). Como se puede observar en la Tabla 3 históricamente en el estado,

al igual que en el país, la secundaria es el nivel con mayor rezago, después del de media

Page 29: REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN

29

superior, y éste se concentra en un 81% en las zonas urbanas debido a las dinámicas

demográficas de la población en pobreza que van del campo a la ciudad22.

Según, la Encuesta Nacional de Juventud (2010) entre los principales motivos que explican

la deserción escolar de los jóvenes en la entidad destaca la falta de dinero para pagar la

escuela (20 %), la necesidad de trabajar (14.0%), matrimonio, unión o paternidad (11%) así

como la falta de interés (11%), lo que sin duda demanda reformas en la escuela, que no se

agotan en lo curricular o laboral, sino que hacen necesaria una mayor articulación de las

necesidades educativas de los jóvenes y su contexto comunitario y social.

Tabla 3. Rezago de la población de 15 años y más en educación básica.

Información censal. Estado de México

Año

Población de

15 años o más

Población de 15 años o más

Analfabeta

%

Sin primaria

terminada

%

Sin secundaria

terminada

%

Rezago

total

%

1970 1 966 826 540 492 27.5 837 376 42.6 346 855 17.6 1 724 723 87.7

1980 4 178 358 569 298 13.6 915 782 21.9 1 189 988 28.5 2 675 068 64.0

1990 6 031 182 543 528 9.0 1 145 925 19.0 1 576 532 26.1 3 265 985 54.1

2000 8 286 915 529 939 6.4 1 176 371 14.2 1 994 388 24.1 3 700 698 44.7

2010 10 635 400 466 067 4.4 1 041 939 9.8 2 168 179 20.4 3 676 185 34.6

Fuente: INEA, 2014. Con base en Censo de Población y Vivienda, 1970 a 2010, INEGI, Estadísticas Básicas,

SEP.

En la entidad, la oferta escolar y pública para los jóvenes entre los 13 y 15 años, edad

normativa para estudiar la secundaria, se da a través de 3 655 escuelas, cifra que se

incrementó en un 21.7% del ciclo escolar 2000-2001 al 2010-2011 (SE, 2012), de éstas el

58% es de sostenimiento estatal y 26% federalizado; respecto a las modalidades 56% son

secundarias generales, 31% telesecundarias y 13% secundarias técnicas. La matrícula se

22 Aunque el 89% de las localidades en el estado de México son rurales, en éstas solo vive el 13% de la población, el resto se concentra en

las zonas urbanas (71%) y suburbanas (16%).

Page 30: REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN

30

concentra en las escuelas secundarias generales con un 66%, secundaria técnica 22%,

telesecundaria 11% (SE, 2012). El comportamiento histórico de los indicadores educativos

del ciclo escolar 2000-2001 al 2011-2012 fueron los que se muestran en la Tabla 4.

Tabla 4. Indicadores educativos en secundaria Estado de México

Ciclo escolar 2000-2001/2010-2011

Ciclo escolar Índice de

absorción

Cobertura Reprobación Deserción Eficiencia

terminal

2000-2001 93.1 87.5 23.1 7.9 75.7

2011-2012 95.9 97.5 15.7 4.3 87.1

Fuente: Secretaría de Educación en Cifras ciclos escolares 2011-2012.

Se puede observar que aunque la absorción y la cobertura están cerca de alcanzar la

universalización de la demanda, la eficiencia terminal aún representa un agudo problema, el

cual se relaciona con la reprobación y la deserción. El INEE (2010) ha señalado que en la

poblaciones rurales, marginadas, pobres y rurales, el incumplimiento de la Normatividad de

la Escolarización Obligatoria es de casi 39% (22 puntos porcentuales mayor que en la

población urbana) (INEE, 2010:31). No obstante, vale decir que en las últimas décadas el

sistema educativo estatal ha logrado en la región avances en materia de oferta escolar y

equidad de género en el acceso a la educación; sin embargo también es una realidad las

dificultades que hoy enfrentan las escuelas del medio rural para crear escenarios educativos

que permitan a los jóvenes circular sus saberes, enfrentar el riesgo, la violencia y el crimen

que se vive en sus contextos e insertarse en dimensiones y espacios sociales más amplios.

Si bien, el Estado de México tiene un grado de marginación bajo, con población

mayoritariamente urbana en un 87% (INEGI, 2010), las diferencias en su interior son

amplias. En la última década, algunos municipios de la entidad han destacado por su

concentración poblacional y altos niveles de desarrollo económico y humano, como el caso

de Naucalpan o Cuautitlán Izcalli, también es de llamar la atención las profundas

desigualdades en los ámbitos de salud, ingreso y educación en sus localidades y diferentes

regiones, sobre todo las rurales, como es la Región X Tejupilco, donde se encuentra el

municipio y localidad de estudio.

Page 31: REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN

31

Actualmente el estado de México está dividido en 16 regiones que agrupan a sus 124

municipios con problemáticas compartidas y acciones para el desarrollo de la entidad.

Concretamente la Región X Tejupilco está conformada por los municipios de Tejupilco,

Amatepec, Tlatlaya y Luvianos. Al suroeste colinda con los estados de Guerrero y

Michoacán, su población actual es equivalente al 1 % del total de entidad (SE, 2011); de la

cual, más del 71% se concentra en localidades rurales con menos de 2 500 habitantes y el

16% reside en localidades urbanas con más de 15 mil habitantes (INEGI, 2010).

Figura 1. Región X Tejupilco

Fuente: Secretaría de Educación del estado de México, (2011)

En la región, pueblos como San Miguel Ixtapan y rancherías forman parte de la llamada

Tierra Caliente23, éstos comparten características geográficas, productivas, históricas y

culturales; así también marcadas condiciones de marginación, violencia y narcotráfico que la

han convertido en una tierra que arde donde cada vez más jóvenes miran en el crimen

organizado un camino más corto que la trayectoria escolar para solventar sus carencias. Al

respecto, la profesora Jovana, de la asignatura de historia me conversaba saliendo de clases

Profa. Jovana: … Yo siento que muchos alumnos vienen presionados por los papás a

estudiar y estos alumnos vienen aquí pero no te cumplen, no te salen adelante, pues no, no

vienen motivados de casa. Algunos sí, algunos sí vienen, algunos sí tienen una visión, una

meta, se ven más allá de… y otros vienen nada más a calentar la silla y alumnos que se

23 Histórica y oralmente se reconoce así a los pueblos de los Estados de México, Guerrero y Michoacán que colindan al sur de la entidad

mexiquense, sus pueblos desbordan fronteras político-administrativas a través de sus sones, sombreros, fiestas, tradiciones y comida; símbolos culturales que constantemente se encuentran, chocan, desdibujan o hibridan con otras manifestaciones culturales producto de la

globalización, el mercado y los medios (Cfr. Díaz, 2004; Salgado, 2008).

TLATLAYA

LUVIANOS

TEJUPILCO

AMATEPEC

Page 32: REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN

32

vienen 40 minutos caminado… pero saliendo de la secundaria [dicen] mejor me voy a

Estados Unidos o hay alumnos como Ismael que te dicen: quiero ser narco y es su visión

(CONV120313P13).

Las aspiraciones de Ismael son parte de las tendencias anómicas que marcan el complejo

acceso, experiencia y permanencia escolar de los jóvenes, donde la institución no siempre va

a cumplir su normativo papel social, como se da cuenta en lo cotidiano y en las cifras de

rezago educativo en la región y el municipio de Tejupilco que se muestran en la Tabla 5,

donde destaca el porcentaje de analfabetismo y rezago en secundaria que alcanza un 53.7%

de la población de 15 años y más que no sabe leer, ni escribir y/o no ha iniciado o concluido

la educación primaria o secundaria (INEA, 2010).

Tabla 5. Rezago educativo en la Región X Tejupilco

Tabla 5. Rezago educativo en la Región X Tejupilco

Municipio

Población Total de

15 años o más

Analfabetismo Sin primaria Sin secundaria

Absoluto % Absoluto % Absoluto %

Amatepec 21, 398 3, 729 17.4% 3, 988 18.6% 4, 954 23.2%

Tejupilco 47, 483 7, 223 15.2% 7, 697 16.2% 9, 468 19.9%

Tlatlaya 25, 251 4, 746 18.8% 4, 250 16.8% 5, 321 21.1%

Luvianos 18, 985 3, 951 20.8% 4, 472 23.6% 4, 642 24.5%

Total 113, 117 19, 649 17.4% 20, 407 18.0% 24, 385 21.6%

Fuente: Secretaría de Educación 2011, con base en estimaciones del INEA, 2010.

Los municipios de Amatepec, Tlatlaya y Luvianos tienen Alto Grado de Marginación,

Tejupilco, Medio; lo que permite señalar que a mayor grado de marginación, crecen las

posibilidades de encontrase en rezago educativo. Cifras de la Secretaría de Educación del

Estado de México señalan que en la región el promedio de la población alcanza 6.3 años de

escolaridad, lo que sin duda evidencia un grave problema de exclusión educativa. Además

hay que agregar que en sus municipios la infraestructura cultural para los jóvenes se acota a

un centro cultural, una casa de cultura y el museo estatal del sitio arqueológico de San Miguel

Ixtapan.

Page 33: REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN

33

Las cifras hacen evidente que el derecho a la educación básica en el país es todavía un

propósito normativo y que en las regiones más desfavorecidas y rurales, como lo es

Tejupilco, el contexto social y el índice de marginación son factores de exclusión educativa,

en la que los jóvenes son los más vulnerables.

Particularmente el municipio de Tejupilco, al que está adscrito el pueblo de San Miguel

Ixtapan, puede ser considerado rural por la actividad agropecuaria en el 56% de sus hectáreas

(Bando Municipal, 2013), en éste coexisten nuevas y diversas formas de socialidad entre el

campo y la ciudad a partir del incipiente desarrollo urbano de la cabecera municipal, el flujo

migratorio a causa de la escasez de empleo24 e inseguridad, además del desarrollo de las

redes de comunicación con las urbes y sus propios pueblos y rancherías; dichas relaciones

están estructuralmente determinadas por el contexto de pobreza, violencia, consumo,

tecnologías de comunicación, migraciones internas y externas, en el marco de una sociedad

que no sólo ha sido transformada económica y políticamente por el modelo neoliberal y la

globalización; sino que también ha modificado las prácticas y experiencias productivas,

culturales y educativas de la población joven, así como su relación con otros.

Pese al panorama futuro poco alentador, la mayoría de los jóvenes del municipio opinan que

la secundaria representa uno de los escalones para seguir estudiando, obtener un buen

empleo y ganar dinero. Bajo ese ideal muchos se siguen escolarizando motivados con

programas compensatorios y becas estatales o federales que han contribuido a sostener la

matrícula escolar, empero para muchos otros la deserción es una condición latente por falta

de recursos económicos, por las ilusorias propuestas del narco, o porque ya no les interesa la

escuela ante la anomia e incertidumbre del futuro, haciendo evidentes que los jóvenes no

están posicionados del derecho a la educación al estar excluidos de procesos educativos que

les permitan reactivar contenidos, estrategias y espacios a través de los cuales se forman y

dinamizan su mundo social y cultural. Pero dejando ver también, la emergencia de otros

sentidos de la experiencia escolar y de la juventud como formas de praxis juvenil, cuando

por ejemplo Eneida, una estudiante campesina de segundo grado, mira en la escuela un medio

para alfabetizar y compartir con la gente de su pueblo lo que ella aprende.

24 El municipio de Tejupilco tiene grado medio de intensidad migratoria (CONAPO, 2010). Gran parte de la población se encuentra en el

sector informal y del 96% de la población ocupada, más de la mitad recibe en promedio dos salarios mínimos (INEGI, 2010).

Page 34: REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN

34

2. 2 San Miguel Ixtapan: raíces, gestión comunitaria y exclusión sitiada

El pueblo25 de San Miguel Ixtapan se localiza a 15 kilómetros aproximadamente de la ciudad

de Tejupilco, cabecera municipal. Ixtapan significa en lengua náhuatl: ixtal, sal y pan, lugar:

“Lugar en donde hay sal” éste tiene una importancia cultural y productiva desde la época

prehispánica debido a sus veneros de salitre a la orillas del río San Felipe que bordea a la

localidad y la herencia de los salineros, oficio que se ha transmitido de generación en

generación y en el que actualmente participan en su mayoría ancianos y adultos, son pocos

los jóvenes, lo que pone en riesgo la extinción esta actividad histórico-cultural heredada de

la civilización mesoamericana a la comunidades campesinas tradicionales de la región (Mata,

1999).

Debido a los servicios con que cuenta actualmente la localidad: agua potable, electricidad,

vías de comunicación y transporte e instituciones educativas públicas de todos los niveles;

de manera estratégica y ante las dinámicas del crimen organizado en la región, hace casi

cuatro años se estableció en las afueras del pueblo la Zona Militar No.22, con la cual se ha

incrementado la migración interna; así como el consumo para los comercios locales y la

matrícula en las escuelas, aunque ésta adquiere una condición flotante pues por lo regular las

familias militares residen en la localidad temporalmente. Así también a San Miguel Ixtapan

le rodean rancherías y caseríos cuya población asiste caminado, a caballo o en carro a recibir

servicios de salud y educación; así como a la parroquia, las compras y obtener periódicamente

los apoyos económicos de los programas compensatorios estatales o federales.

Cabe reconocer que como San Miguel Ixtapan resguarda las raíces indígenas de la región de

las que dan cuenta la zona arqueológica del lugar y los vestigios del museo local que desde

1991 están bajo el estudio, resguardo y conservación del Instituto Mexiquense de Cultura;

destaco también sus formas tradicionales de organización comunitaria para el trabajo en los

parajes salineros y los campos de maíz, aunque como propiedades éstas no se conservan del

todo en forma comunal26; así también para definir necesidades y objetivos compartidos a

través de las reuniones y asambleas comunitarias a las que se avisa de boca en boca o con las

25 En la geografía estatal, según su Capítulo II Art.9 Fracción III se denomina pueblo a las localidades de entre mil y cinco mil habitantes,

con servicios públicos indispensables, entre éstos cárcel, panteón y centros educativos de enseñanza primaria. San Miguel Ixtapan es uno de los trece pueblos del municipio de Tejupilco, y a diferencia de lo que marca la citada ley, éste no tiene cárcel y cuentan con servicios

educativos desde preescolar a nivel superior. 26 En San Miguel Ixtapan en la última centuria, la forma tradicional del usufructuar y poseer los recursos naturales por parte de la comunidad

tradicional se trastocó de manera sustancial con el régimen de pequeñas propiedades (Mata, 1999).

Page 35: REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN

35

tres campanadas de la iglesia y a las que generalmente asisten los ancianos y jefes de familia

del pueblo. Estas reuniones, no eximen las divisiones barriales o las adscripciones políticas,

empero tampoco son impedimento para llevar a cabo prácticas de gestión comunitaria como

son: decidir cargos de autoridad moral o acciones conjuntas de servicio a la comunidad,

pues apunta Esposito (2009), la comunidad no implica sólo recibir, sino también deber y

hacer por y con los otros. Además, las reuniones y asambleas comunitarias posibilitan

espacios de formación del sujeto-pueblo y del sujeto político a través de la discusión de las

situaciones de la vida colectiva.

Por ejemplo, en San Miguel Ixtapan reunirse para nombrar al mayordomo significa decidir a

quién se le habrá de otorgar autoridad moral con reconocimiento en la comunidad, éste es

un cargo anual, voluntario, propuesto o autopropuesto entre los jefes de familia que gozan de

una condición económica y moral desahogada, con poder de convocatoria y de mantener

lazos solidarios entre los barrios y localidades aledañas que son parte de la parroquia. El

mayordomo pone a prueba su vocación de servicio a la comunidad, es el encargado de la

realización del ciclo festivo (fiestas de cuaresma, temporal y mayores, de la que destaca la

fiesta regional al Señor de los Milagros del 30 de diciembre al 6 de enero), también es

responsable de la administración de la caja de la iglesia; es el administrador de los bienes

sagrados y tiene a su cargo conservar la tradición cultural (Mata, 1999).

En ese sentido, se puede decir que los procesos de organización comunitaria tiene su mayor

expresión en los procesos productivos de la sal, el maíz y en el ámbito religioso (Mata, 1999)

ya que mantienen su autonomía y autosuficiencia para su producción y reproducción. La

gestión comunitaria en este caso tiene que ver con usos, costumbres, memoria, modos de

ejercicio del poder a través de la organización, decisión, jerarquías internas, divisiones de

género y generacionales, en el marco de las cuales se dinamizan sabidurías, conocimientos,

valores y símbolos, es decir visiones de mundo. Por supuesto, estos procesos de gestionar la

comunidad y la cultura local ingresan al VJEC, y aunque la escuela muchas veces no lo

reconozca, constituyen espacios, tiempo y prácticas de formación de lo común, de relaciones,

solidaridades, aprendizajes y sentidos de los agentes comunitarios, incluidos los jóvenes, a

quienes, si bien no se le atribuye un papel protagónico, no son sólo herederos pasivos de las

Page 36: REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN

36

prácticas ancestrales, la memoria y la tradición, sino que las resignifican en el marco de los

nuevos escenarios y dinámicas sociales.

Así, me parece necesario reconocer que si bien las formas tradicionales de gestión

comunitaria siguen vigentes en San Miguel Ixtapan, éstas también se encuentran o son

paralelas con otras formas de organización y acción del poder y la cultura de las comunidades

rurales en el marco del sistema estructural neoliberal promotor de la competencia,

consumismo e individualidad. Mata apunta que también

Existen otras actividades de la comunidad donde hay poco o nada de control sobre

de ellas y que corresponden básicamente a relaciones con el gobierno, con grupos

económicamente fuertes en la región y con otras instituciones no tradicionales

(Mata, 1999: 23).

No obstante, a través de lo que yo he denominado aquí prácticas de agencialidad comunitaria

puedo reconocer otras formas de organización y acción con las que el sujeto-pueblo intenta

el proyecto de comunidad gestionando la participación de figuras y dimensiones de la

estructura política a través de los delegados, presidentes y diputados locales, así como las

pautas de las políticas sociales en el país para la satisfacción de carencias y necesidades

materiales de la comunidad, como en su momento fue la escuela secundaria. Dichas prácticas

de agencialidad llegan a constituirse en modos de praxis del sujeto-pueblo que le han

posibilitado hacer frente a mecanismos de una exclusión sitiada en la que históricamente los

contextos rurales han sido empobrecidos material, educativa y culturalmente.

San Miguel Ixtapan, no es la excepción, se encuentra entre las numerosas poblaciones de

México menores a 2 500 habitantes. En el Censo de Población y Vivienda (INEGI, 2010)

registró 1251 personas, 46.9 % sexo masculino y 53% sexo femenino. De los 271 hogares

censales, 79.3% tiene jefatura masculina y 20.7% femenina, la mayoría de las familias se

dedica a la actividad agropecuaria de autoconsumo, servicios, comercio, la música en bandas

de viento y algunas familias, a través de los ancianos, principalmente, conservan la actividad

ancestral de la producción de sal comestible.

Cerca de dos kilómetros antes de llegar al pueblo, se encuentra La Hacienda, una localidad

rural que se caracteriza por el casco de una vieja finca donde hay un yacimiento de agua que

Page 37: REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN

37

riega extensas tierras de sembradíos de maíz y tomate, ahí hace años se estableció un vivero

que fue fuente de ingresos para algunos campesinos; sin embargo, uno de los mayores

problemas de la comunidad sigue siendo la falta de empleo formal, como advierte don José,

quien antes de ser conserje anduvo de albañil en México, eso desde que estudiaba la

secundaria, también fue músico y sigue sembrando la tierra

Don José: pues el problema es que no hay… no hay trabajos aquí, aquí siembran todos casi,

por eso le digo que está difícil porque si no siembra, no tiene trabajo y no hay a donde

trabajar imagínese… si hubiera trabajo, imagínese aquí había una fábrica de… de ropa, no

sé si vio hasta allá arriba en la entrada, on´tan los militares hay una casa grande iba a ser

una fábrica de ropa, pues parece que no pero ahí había chavas trabajando ya, nuevos,

jóvenes, mujeres ahí trabajando, ya se habían acomodado… cuando estaba el vivero abajo

donde está la zona militar abajito, empezando la zona militar estaba el vivero y ahí mucha

gente trabajaba pues aunque sea 3 meses, 4 meses, 5 meses, hay algunos que se quedaban

medio año, pus había algo a donde ir a trabajar pero ahorita ya no… no hay trabajos, no

hay nada, no hay, ni trabajo de albañiles (CONV220413P13).

En San Miguel Ixtapan el índice de marginación es alto (SEDESOL, 2010) y de la población

económicamente activa (343 personas) el 13.4% no tiene una ocupación definida (INEGI,

2010). Por lo regular, la población joven femenina acude en busca de trabajo principalmente

a los centros urbanos, Tejupilco, Toluca o la ciudad de México y los varones hacia la frontera

persiguiendo el sueño americano, mientras otros engrosan las filas del crimen organizado.

Además, la localidad tiene migración interna, es receptora de hombres, mujeres o familias,

que llegan de localidades aledañas más pequeñas a emplearse en la construcción, la siembra

u otras actividades informales como el comercio de ropa, discos, alimentos o el transporte.

En el caso de los jóvenes, algunos llegan por oportunidad de trabajo, aunque la mayoría lo

hace para estudiar en la secundaria general, el Centro de Estudios de Bachillerato (CBT)

creado en el 2010, o en la Universidad Tecnológica del Sur del Estado de México (UTSEM),

que desde 1997 ha tenido el propósito de responder a las demandas de educación superior de

la población sureña, además de fomentar el acceso y permanencia a la escuela para

contrarrestar las tendencias migratorias. No obstante, la profesora Ofe, en sus más de 27 años

de servicio en la secundaria, observa que en cada generación más alumnos van perdiendo el

interés por estudiar

Profa. Ofe: … Como ha venido pasando el tiempo en los alumnos, en cada generación hay

menos interés por… por la escuela, como que los jóvenes van perdiendo ese interés, yo no

Page 38: REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN

38

sé si es por la influencia de… pues de muchos factores, primero problemas familiares, la

tecnología, la televisión, como que ellos van perdiendo el interés de… como que ellos ya no

tienen esas metas, como yo le decía, yo siempre tuve en la mente, de estudiar, trabajar,

ayudar a mi mamá y como que ellos… en ellos ya no se ve eso, en los jóvenes de ahora, como

que tienen otros intereses, como que ellos no han definido lo que quieren, como que teníamos

la idea de trabajar y apoyar a nuestra casa y como que ahorita eso se ha perdido maestra,

pregunto a los jóvenes y a veces no te saben contestar, como que no tienen… un proyecto de

vida, como que no saben qué quieren hacer más adelante… (CONV030713P5).

Lo que comenta la profesora Ofe me lleva a centrar la reflexión inicialmente sobre la idea

parcial de una política educativa que ha apostado sólo por la disponibilidad de escuelas en el

pueblo y la región, sin llevar de la mano un proyecto social que procure el acceso y

permanencia de los jóvenes, además de contrarrestar la anomia e incertidumbre social que

empantanan sus proyectos de vida. Así también, veo la necesidad de reconocer que la escuela

no es la misma, en todas las épocas, ni significa lo mismo para todos los sujetos; en el marco

de los cambios sociales ha habido un desplazamiento de significaciones alejadas de las

“normales” o legitimadas y aunque como apunta Duschatzky (1999), la imagen de una

identidad escolar de tipo esencialista ha perdido vigencia ésta permanece.

Sin duda, el establecimiento de las escuelas ha sido coyuntural para la localidad, pues como

decían los jóvenes en el encuentro de la escuela y la comunidad que organizamos con el

director de la secundaria, la construcción de éstas ha contribuido a que se dinamicen los

comercios, se renten cuartos, abrieran los ciber, se hiciera la carretera, pavimentaran

algunas calles y se estableciera la ruta de transporte colectivo permanente Tejupilco-San

Miguel Ixtapan-Amatepec; sin embargo, estos beneficios no han sido suficientes para abatir

el rezago educativo y la deserción escolar cuando de los jóvenes de 12 a 14 años que

normativamente están en edad de asistir a la escuela secundaria el 17% no está en las aulas y

la población tiene en promedio 5.6 años de escolaridad (INEGI, 2010).

El rostro anómico y del riesgo se afirma en contextos como San Miguel Ixtapan, donde queda

a discusión la disposición normativa e instrumentalizada del VJEC como recurso de presente

y futuro para el grueso de la población juvenil; pues como decía Miguel Ángel, uno de esos

jóvenes del pueblo que pese a las adversidades económicas y familiares hoy cursa la

Licenciatura en Danza Folclórica,

Page 39: REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN

39

Miguel Ángel: [En San Miguel Ixtapan] pocos jóvenes son para terminar una carrera, otra

parte para trabajar pero no ejercen una carrera con un título, sino de albañil o de otro

aspecto, y la otra parte es para casarse… (CONV300413P10).

Las experiencias y cifras hacen evidente que el derecho a la educación es todavía un propósito

normativo en las localidades rurales como es este pueblo sureño, donde la exclusión

constituye un circuito intergeneracional a pesar de la disponibilidad de la oferta educativa,

en ocasiones, como en el caso de la escuela secundaria, gestionada y sostenida por la

comunidad. Lo anterior permite afirmar que el acceso juvenil a la escolaridad no queda

asegurado por decreto (Hernández, 2007), lo cual hace necesario revisar las condiciones

históricas, sociales, materiales, estructurales y subjetivas, que individual y comunitariamente

configuran y dan sentido a la construcción material y simbólica de la escuela, a la

permanencia y proyectos de los jóvenes, enfatizando en las relaciones, recursos,

interacciones, límites y fronteras que configuran su vínculo en el marco del contexto

comunitario y social, en donde las redes del poder hegemónico tejido en la exclusión, la

anomia, el riesgo o la desafiliación se desencuentran o tensan entre territorialidades de fuga

y prácticas de agencialidad comunitaria sostenidas históricamente por políticas,

corresponsabilidades, filiaciones y solidaridades comunitarias e intergeneracionales.

3. Territorialidades de fuga y agencialidad comunitaria

En esta cartografía social y educativa de los jóvenes situada y sitiada por la exclusión es

posible reconocer formas complejas de articulación entre la condición estructural y subjetiva,

donde el entre, tensa relaciones de poder y abre la posibilidad de prácticas emergentes del

sujeto-pueblo que descolocan estructuras homogéneas y hegemónicas para crear otras formas

de estar, apropiarse y recrear su mundo, ahí donde los sujetos sociales -individuales y

comunitarios a la vez- son capaces de articular su espacio y tiempo con interacciones y

trayectorias que, como apunta León “… no obedecen únicamente al criterio de distancia

cronológica o de secuencia y ordenamiento concatenado de pasados objetivados en

estructuras” (León, 1997:45), sino también a contenidos y formas que operan en coordenadas

espacio-temporales plásticas y polifónicas, a veces dispersas e incluso atomizadas, que

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40

matizan las dinámicas de los sujetos que tensan el orden excluyente y esencializante del poder

para construir lo que se quiere, configurando lo que yo llamaría territorialidades de fuga.

Concretamente en esta cartografía las territorialidades de fuga ponen en relieve la

agencialidad comunitaria, categoría que me permite evocar la historicidad del sujeto-pueblo,

en términos de la objetivación como un movimiento de condensaciones y despliegues entre

sujetos y realidades (León, 1997), donde agencialidad se configura como aptitud para la

acción que, como señala Giddens (2011), produce una diferencia e implica poder en el

sentido de aptitud transformadora, en este caso de la comunidad de San Miguel Ixtapan al

emprender la acción de hacer la escuela secundaria para sus muchachos o guaches, abriendo

la posibilidad de ejercer el derecho a la educación, como un recurso de filiación y

construcción de destinos no anticipados.

Las territorialidades de fuga y la agencialidad comunitaria son el rostro de un vínculo que

escapa a la norma, es emergente, es campo de acción de sujetos que desde sus recursos

culturales, económicos y políticos fueron capaces de construir su escuela cual símbolo de

una modernidad ruralizada, denotando también que en comunidades como San Miguel

Ixtapan, la escuela secundaria no fue una disposición vertical del Estado; sino que ha ido

constituyéndose en una territorialidad emergente, comunitaria y juvenil.

Así en un esfuerzo por contextualizar el vínculo jóvenes, escuela, comunidad rural en San

Miguel Ixtapan, surgen las preguntas por los sentidos de los campesinos de la comunidad

para gestionar y cooperar para hacer la escuela secundaria y cómo es que hizo. A través del

diálogo con los ancianos de la comunidad, los profesores y algunos padres de familia que

fueron los primeros muchachos y muchachas que recibió la escuela secundaria a principios

de 1980, puedo dar cuenta de que, en gran parte, el vínculo de la comunidad con la escuela a

la que hoy asisten las generaciones jóvenes está sostenido en la evoca-acción, es decir en lo

que se ha vivido, lo que se ha hecho, en este caso con o a partir de la escuela, no en el sentido

del mero recuerdo, sino –como ampliaré más adelante- de la memoria individual y

comunitaria que hace significativa la acción social y las razones de su hacer.

En San Miguel Ixtapan hacer la escuela secundaria no fue –como decía antes- una disposición

estatal, sino que implicó políticas comunitarias y corresponsabilidad de distintos grupos: los

Page 41: REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN

41

ciudadanos, las familias, la comunidad, juntos asumieron el compromiso de construir la

escuela, que no fue sólo hacer la faena, sino también construir juntos significados,

responsabilidades, camino y horizonte, motivados por sus roles sociales y civiles, como

adultos-varones, padres y jóvenes; así también por las utopías modernas generadas a partir

de la escuela y expandidas muy probablemente a través del discurso de los primeros

profesores rurales con quienes de chamacos algunos aprendieron la letra y operaciones

básicas en sus rancherías de origen, más recientemente a través de la incidencia de la escuela

primaria que se fundó en el pueblo antes de la secundaria y también a través de los discursos

políticos asociados a la escuela que tradicionalmente se hacen escuchar en campañas

políticas, en la radio o la televisión.

Como podrá verse a continuación, la construcción de la escuela ha implicado organización

y gestión comunitaria, interrelaciones generacionales y filiales en un proceso configurado y

significado por hombres, mujeres, líderes comunitarios y los jóvenes; además de distintas

escalas de política pública.

Fue hace poco más de tres décadas, cuando algunos adultos varones de San Miguel Ixtapan

estando en bola, empezaron a platicar sobre lo necesario que era tener ahí una escuela

secundaria, pues sus muchachos crecían, terminaban la primaria y pocos eran los que tenían

oportunidad de viajar a la localidad de Tejupilco, cabecera municipal y el lugar donde se

encontraba la escuela más cercana. Entonces, como recuerda y me conversa don Eladio,

vecino del pueblo y padre del actual director de la secundaria, fue que un grupo de padres de

familia empezaron a organizarse para gestionar la escuela, como dice él …eran señores

animosos [que dijeron] ¡órale hay que hacerlo y hay que hacerlo! Y ahí entre todos tratamos

de hacer la secundaria… Según don Eladio su principal interés era la oportunidad de echar

a sus hijos a la escuela para que agarraran un carrerita, tuvieran un trabajo para

mantenerse, o a ver qué… Don Eladio compartía su inquietud, las expectativas y utopías con

los otros padres campesinos que como él, veían en la escuela secundaria un medio para que

sus hijos siguieran estudiando y salieran adelante… para que no se quedaran –como ellos-

a sembrar la tierra.

El relato de don Eladio puede servir como pre-texto para dilucidar por qué y cómo se han ido

configurando en la comunidad los significados en torno a la escuela simbolizada como el

Page 42: REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN

42

medio para la educación formal de los hijos-jóvenes-muchachos en los contextos rurales de

México y América Latina en la época moderna. Con el relato de don Eladio coloco al VJEC

como un mediador emergente de proyectos comunitarios e individuales exigidos por la

presencia de juventud. En San Miguel Ixtapan, tres décadas atrás el VJEC fue

configurándose en corresponsabilidades de los adultos por echar a los muchachos a la

escuela, como decía don Eladio, y simbolizada receptáculo de juventud por Comenio en los

albores modernos. Así también, la emergencia del vínculo ha representado posibilidad, lo

que está por venir, en donde un a ver qué amparaba búsqueda, novedad, esperanza o ir

siempre más allá de lo dado y sido.

Las utopías y acciones para construir la escuela hicieron emerger un vínculo que fue

configurándose en débitos intergeneracionales a modo de filiaciones que permitieran a los

jóvenes construir un futuro que rompiera con el círculo de la exclusión y posibilitara a los

muchachos mayores recursos para la inserción y movilidad social.

Hacer la escuela convocó a la participación de distintos grupos sociales y también

generacionales que en la acción asumieron roles y responsabilidades que configuraron el

sentido, dinámicas e incidencia de la escuela en la vida familiar y comunitaria. La relación

entre generación adulta y joven mediada por la escuela ha sido una relación etaria y cultural

(Feixa, 1996), así como filial, que determina y está determinada por las relaciones de los

individuos con sus ascendentes y descendentes, en donde tradicionalmente, han sido los

adultos, varones, padres de familia, profesores y representantes del pueblo -veladamente se

reconoce la presencia de las mujeres, sean madres o profesoras- los encargados de proyectar,

gestionar y hacer la escuela secundaria para los jóvenes.

Cabe destacar que a través del encuentro comunitario Escuela y comunidad. Voces y memoria

que hacen nuestra historia, que organizamos con el profesor Polo, director de la secundaria

y al que convocamos a diferentes agentes comunitarios y escolares, pudimos reconstruir y

compartir las experiencias comunitarias en la gestión de la escuela, así como vivencias e

itinerarios en o con relación a ésta. Ahí, don Beto, quien fue delegado cuando se comenzaron

los trámites para la construcción del edificio que actualmente ocupa la escuela, expresaba

Don Beto: primero nosotros pensábamos en… en hacer… cumplir lo que nos tocaba de

nuestro con la comunidad, entonces este… después ya se empezó a … hacer la obra, nos

Page 43: REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN

43

pedían trabajar, ahí no nada más eran los padres de familia, ahí venían los ciudadanos,

todos, todos… Los padres de familia pues imagínese estaban emocionados porque iban a

estudiar sus hijos aquí, es más ya estaban estudiando. Yo maestra, no vine a la escuela, pero

vine a construirla… lo que nos toca pues hacer a nosotros los padres de familia, tenemos

las responsabilidad, entonces hay que cumplir, cuando uno toma la responsabilidad hay que

cumplir (ENC070613P7).

En su plática don Beto expresa la corresponsabilidad como adulto, padre de familia y

delegado municipal por la educación no sólo de sus hijos, sino de los jóvenes de la

comunidad, la posibilidad de tener escuela simbolizaba para los adultos una forma de

“responsabilizarse y asegurar” un recurso de filiación para los jóvenes, es decir de ejercer

derechos y la posibilidad de obtener beneficios sociales tales como empleo y seguridad

social. Hacer la escuela ha implicado diversas formas de relacionarse y vivificarla, de

imaginar y emocionarse juntos con construir nuevos horizontes en una época, que si bien fue

considerada una “década pérdida” para el desarrollo económico y educativo en México y

América Latina, en los contextos rurales como San Miguel Ixtapan, los adultos, los

ciudadanos, los padres, la comunidad se pre-ocupaban por los jóvenes como símbolo de

futuro, denotando también una relación filial donde la escuela constituye un legado de la

generación ascendente a la descendente, configurando un vínculo que se mueve entre el

pasado/presente/futuro. A esa relación filial se integran los profesores, quienes

contribuyeron y contribuyen a la tarea de educar a los jóvenes, confiando en que lo que allí

aprenden permita mejorar sus oportunidades en la vida y formas de inclusión social.

En otro sentido, debido a su cargo de elección popular, don Beto hizo manifiesto su

compromiso con la comunidad para que el Estado, a través del gobierno municipal,

reconociera y atendiera la demanda por el acceso y ejercicio del derecho a la educación como

prescribe el Artículo 3º. Constitucional desde 1917. Aunque se hace necesario enfatizar que

en un inicio la escuela fue un proyecto costeado por el pueblo, constituye su legado para las

nuevas generaciones pues ahí han estudiado y estudian sus hijos, nietos u otros parientes y

aunque al principio eran pocos, como decía Don Beto, hoy los jóvenes todavía deben de

venir a disfrutar del esfuerzo que el pueblo hizo para ellos.

Así, la construcción de la escuela resulta en y de prácticas de agencialidad comunitaria que

denotan un vínculo emergente en el que ancianos, adultos y jóvenes, hombres y mujeres,

Page 44: REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN

44

participaron en la construcción material y simbólica de la escuela, pegando tabiques y

haciendo mamposteo, pero también mandando a los muchachos y muchachas a la escuela,

formando a profesores y directores, proyectando futuros. Una comunidad que cambió un

estado de cosas preexistentes y que de no ser por ellos y ellas, de su poder de organización,

gestión y acción, no ejercerían o se hubiera postergado aún más el ejercicio de su derecho a

la educación. En este sentido, el VJEC implica también enseñanzas, experiencias, procesos

de creación y circulación cultural, donde estos últimos se traducen, según Feixa (1996) en

determinadas percepciones del espacio y el tiempo, en determinadas formas de

comunicación, formas emergentes y direcciones en la transmisión y construcción de saberes,

responsabilidad, filiación, posibilidad, son componentes del vínculo, al igual que

mecanismos de agencialidad, producciones estéticas y lúdicas, discursos simbólicos e

ideológicos; así como apropiaciones sincréticas de los flujos transmitidos por las agencias

culturales hegemónicas.

3.1 Yo… no vine a la escuela, pero vine a construirla. El VJEC como filiación

Cuando palabras arriba don Beto decía yo maestra, no vine a la escuela, pero vine a

construirla hace patente formas de interpelación y relación con la escuela no normadas, en

donde ésta se erige como núcleo de sentido y campo de posibilidad (Duschatzky, 1999)

desbordando las prescripciones y situándose en el terreno de la experiencia educativa como

corresponsabilidad intergeneracional para construir los mecanismos de inserción social o

filiación para sus muchachos y denotada en el empuje, organización y acciones en

comunidad que han tenido como destinatario simbólico a los jóvenes en quienes las

generaciones adultas han invertido, no sólo trabajo y recurso económico, sino también

anhelos, relaciones y utopías.

Al respecto de la inversión de capitales comunitarios y familiares en la escuela y los jóvenes

de San Miguel Ixtapan, el primer director de la secundaria y ex presidente municipal de

Tejupilco, profesor Herminio Santín, en una conversación en su casa, reconocía que

Herminio: … la gestión se hizo a partir de la petición de los padres de familia… había una

población importante que no tenía la oportunidad de viajar a Tejupilco donde estaba la

escuela secundaria más cercana y además de que tenían que pagar gastos de traslado,

Page 45: REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN

45

entonces este… un grupo de padres se organizaron y fueron a la ciudad de Toluca al

Gobierno del Estado, finalmente el Gobierno del Estado les pide que hagan un censo de

cuántos alumnos debían de ser los que tenían este interés y cuál era la población que en la

escuela primaria se tenía de manera permanente en sexto, en quinto, en cuarto para ver si

era posible su subsistencia… ahí esa escuela se nutría en ese entonces también de Lodo

Prieto, ahí no había secundaria, de Cerro Gordo, San Felipe tampoco tenía secundaria,

entonces eso dio la oportunidad de tener alrededor de un grupo aproximado de 30 alumnos

(CONV210513P1).

Como señala el profesor, los padres de familia, así como los ciudadanos del pueblo

asumieron la responsabilidad de hacer el censo, motivados por el imaginario del progreso e

inserción social atribuidos a la escuela y porque la carrera escolar así como el mercado de

trabajo demandaban cada vez un mayor nivel educativo. La comunidad convocó a formar

el comité para la construcción de la secundaria, en la organización también se involucraba

el delegado, como autoridad, ciudadano y padre de familia; para llamar a reunión –como

siempre- se tocaban tres veces la campana de la iglesia, así lo recuerda don Eladio, quien

fungió como secretario del comité

Don Eladio: en la comunidad se convocaba a la gente, se platicaba el trabajo y algunos

pues respondían que sí y algunos otros ¡No! ¡No!, los que decían sí eran más mayoría, pues

sí hay que hacerlo y nos jalábamos a los otros… primero se hizo así: hay que formar el

comité, un presidente, un secretario, un tesorero, vocales. El presidente ese fue don Porcayo

ajá, ya más grande, más diferente, le dicen tú… tienes más dinero pa´que completes, ta´

bien, no no dijo nada el señor, era animoso también… yo participé como secretario y por

ahí se fue despacito va, no muy recio poco a poco se juntó la lana, luego se hizo, se compró

el terreno… el documento salió pues a nombre del pueblo de San Miguel Ixtapan, sí del

pueblo (CON160413P10).

El relato de don Eladio da cuenta de cómo hacer escuela fue constituyéndose en un proyecto

colectivo y común que demandó liderazgo comunitario y que caminaba de acuerdo a las

temporalidades de la propia comunidad. Formar el comité y convencer a la gente para llevar

a cabo la obra no fue tarea fácil, hubo que sortear la negativa de algunos ancianos que no

tenían muchachos para la escuela, o quienes pensaban que era mejor que los hijos trabajen,

no obstante se impuso la mayoría que deseaba darles estudio y con ello una frontera a un

futuro distinto al anunciado en la historia familiar y comunitaria. En las decisiones y el

ejemplo de quienes integraron el comité también fue importante la condición generacional,

como se puede ver en el relato de don Eladio, el más viejo, fue el presidente, pues fungía

como figura responsable, sabia y pudiente.

Page 46: REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN

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Además, en la comunidad había que conciliar las viejas y aún vigentes divisiones y disputas

políticas por la supremacía entre las familias caciquiles del barrio de arriba y las del barrio

abajo. Al respecto, el profesor Herminio Santín comentaba en nuestra plática

Herminio: … en Ixtapan todavía hay diferencias en los problemas de la gente en cuanto a

que los de arriba y los de abajo, o sea ni querían que la escuela fuera arriba ni querían que

fuera abajo. Don Beto López fue mi delegado, es un hombre muy trabajador y ahí con los

que tenía bronca era con los señores de una familia que tenía el poder político por muchos

años, entonces casi eran los que decidían lo que se hacía y lo que no se hacía, estaban ahí

muy bien posicionados y ese era el enemigo a vencer, ellos eran la resistencia que son los

de arriba y los de la parte de abajo eran gente muy trabajadora y esa gente era la que me

sacaba adelante en cualquier asunto y era la que participaba… pero los líderes eran los de

arriba… líderes así en su época casi como caciquil de esos que ya lo dijeron ellos y eso es

lo que se hace, las gente les tiene respeto como… eran los que… en su momento eran los

delegados y la gente de afuera [de abajo] era más humilde, más trabajadora (CONV210513

P5).

El relato abre un ángulo de mirada en donde la escuela se va configurando no sólo en las

relaciones cordiales e idílicas de comunidad; sino que también sortea enfrentamientos,

luchas de poder a su interior, intereses de grupos antagónicos, creencias y proyectos de la

gente, expectativas y responsabilidades de los diferentes grupos. Favorablemente, en este

caso, la comunidad hizo frente al poder político o protagonismo caciquil y la población

reticente, el comité gestor y pro construcción, con el apoyo del supervisor de la zona escolar,

profesor Alfredo Cardoso y del profesor Herminio Santín, logró que la secundaria se

autorizara como una escuela por cooperación, teniendo que adscribirse al Reglamento para

el Funcionamiento de los Patronatos de las Escuelas Secundarias por Cooperación del

Estado (1968), aún vigente, el cual en su artículo primero y séptimo ha señalado que este

tipo de instituciones deberán conformar un patronato que fungirá como representante y

encauzador de la iniciativa privada en favor de la escuela y tendrá como función esencial

crear una fuente permanente de ingresos para ésta. El Artículo 13 expresa que

Artículo 13.- Compete al Patronato, como una de sus obligaciones principales,

desplegar toda energía y dinamismo con el fin de lograr que se construya, reforme,

adapte o mejore el edificio de la Escuela en los lugares que lo requieran, pudiendo

recurrir para ello a todas las gestiones y medios lícitos a su alcance y contando

siempre con el apoyo de las autoridades educativas.

El comité normativamente se constituyó en patronato, el cual se encargó del pago de los

académicos durante dos años, apoyó a los profesores para gestionar la oficialización, la

Page 47: REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN

47

compra del terreno y en parte, de la construcción del edificio escolar. Así quedó asentado en

los oficios de solicitud al secretario de educación para que autorizara, primero la

oficialización de la secundaria en el ciclo escolar 1984-1985 y meses después su construcción

(Véase Anexo 3).

Fue una obra en parte -aclaraba en el encuentro comunitario don Beto, el ex delegado-

porque recibió apoyos y recursos del gobierno estatal, así también a través de la gestión del

director y el delegado ante otras instancias políticas como las diputaciones federales y

locales, además del gobierno municipal. Los ciudadanos por medio del comité hicieron su

parte, aportando el dinero para pagarle a los profesores y para la compra del terreno donde

se hizo la escuela, el cual es del pueblo y está en el centro para no enardecer las divisiones

entre el barrio de arriba y el de abajo, a ese recurso económico se sumaron las ganancias de

una feria del pueblo y las aportaciones del material para construcción de la región y la mano

de obra no calificada.

Como puede apreciarse la escuela secundaria de San Miguel Ixtapan es producto de los

esfuerzos de la comunidad, hombres y mujeres, éstas últimas que aunque no se mencionan

también colaboraron llevando almuerzos, atendiendo a los hijos que iban a la escuela

primaria y secundaria e incluso hubo aquellas, como doña Marciana Flores, que siendo viuda

tuvo que cooperar económicamente sin ningún distingo. La construcción de la escuela, si

bien implicó una relación con el Estado, distintos niveles de gobierno, estatal y municipal,

normatividades o relaciones políticas de los profesores, delegados y ciudadanos para hacerse

de materiales, inmobiliario y equipo para fortalecer la tarea educativa de la institución, dichas

acciones dan muestra de que la escuela no fue colocada en el paisaje de la comunidad, sino

que fue un proceso desde abajo y una inversión comunitaria, no sólo económica, sino también

social, cultural y familiar, configurando un vínculo sostenido en relaciones

intergeneracionales, filiales y políticas.

Hoy la pregunta es por el sentido, valoraciones y densidad de ese vínculo, cómo se han

transformado o renovado esas solidaridades emergentes para hacer escuela, cómo son sus

relaciones ahora, qué tan sólidas o contingentes resultan, qué futuro mira la comunidad a

través de sus muchachos y muchachas, en particular en aquellos en quienes las familias

invierten recursos, tiempos y proyectos tras el ideal de ser alguien en la vida esperando que

Page 48: REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN

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la escuela brinde aquellos aprendizajes que permitan insertarse de otro modo en las dinámicas

sociales, particularmente, en el mercado de trabajo, donde parece que hay poco lugar para

los y las jóvenes ante el alto índice de desempleo y los bajos salarios.

Preguntarse por el vínculo jóvenes, escuela, comunidad en San Miguel Ixtapan, también

encuentra cabida cuando para los muchachos y muchachas de hoy, las utopías de la

comunidad y los profesores inspiradas en la escuela, se evaporan cada vez más rápido y

cuando su vínculo se vuelve cada vez más contingente y las relaciones más provisionales,

donde como apunta García Canclini (2004), poco interesa a los jóvenes tener historia y miran

con escepticismo o indiferencia a quienes les hablan del futuro.

3.2 Hacer la secundaria: de la cooperación nominal a la escuela vivida

Tras la gestión de los ciudadanos y padres de familia de San Miguel Ixtapan, el gobierno del

Estado de México y la Secretaría de Educación, Cultura y Bienestar Social (SECyBS)

autorizaron la secundaria del pueblo como escuela por cooperación27 en 1982. En ese año,

estaba al frente del gobierno estatal el Lic. Alfredo del Mazo González, y Emilio Chuayffet

Chemor como secretario de educación. Cuando la comunidad empezó a gestionar la

secundaria, el país vivía un periodo de elecciones presidenciales, José López Portillo se

preparaba para otorgar la estafeta del poder a Miguel de la Madrid. En la década de 1980,

México y los países de América Latina fueron azotados económicamente ante la caída de los

precios del petróleo y otras materias primas, así como por el alza en la tasa de interés en los

montos de los pagos de la deuda externa que sumieron a esas naciones en una década de

crisis económica (Alcántara, 2008), considerada por CEPAL como la década perdida.

Aunque al tomar la presidencia Miguel de la Madrid llevó a cabo un ajuste estructural que

permitió la recuperación de la estabilidad económica manifiesta en la disminución de las

tasas de inflación e incremento en las exportaciones, aparecieron algunos efectos negativos

como al aumento del desempleo y la reducción en el gasto social, afectando principalmente

27 Las escuelas secundarias por cooperación en el país tienen su origen hacia los años treinta con la instalación de las secundarias obreras

por cooperación en las poblaciones agrarias.

Page 49: REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN

49

los presupuestos de salud y educación (Alcántara, 2008), situación que se agravó con el

sismo de 1985.

En el contexto de la política educativa nacional, la fundación de la secundaria se dio hacia

la recta final del llamado proyecto educativo estabilizador y los albores del proyecto

modernizador, los cuales marcaron un fuerte dinamismo en la distribución de la escolaridad

en todos sus niveles, en un momento en que el número de jóvenes rurales llegaba a su

máximo en el país (Durston, 2002). A finales de los ochenta, casi la totalidad de niños estaba

en primaria, la mitad de la población en el nivel secundaria y el 16% en los niveles superiores

(Padua, 1998); así también la población alfabetizada de 15 años o más rebasaba el 80% y

tenía 5.4 años de escolaridad (INEE, 2006).

Políticamente la fundación de la secundaria de San Miguel Ixtapan fue cobijada por el

Programa Nacional de Educación, Cultura, Recreación y Deporte 1983-1988 que en el

discurso enfatizaba lo precario de los servicios educativos en zonas deprimidas, aunque en

lo operativo, casos como el de la comunidad sureña tuvieron que asumir la promoción y

sostenimiento de la secundaria en sus primeros años como escuela por cooperación.

La gente mayor recuerda y consta en los oficios de gestión (Cfr. Anexo 2) que inició en la

casa de los maestros propiedad de la escuela primaria, así escuela contribuyó a seguir

haciendo escuela. Entonces hubo 33 alumnos, y dos maestros de tiempo completo, pagados

por el Gobierno del Estado, quienes hacían la función de directivos y catedráticos

auxiliándose con profesores de la primaria con Normal Elemental que estaban estudiando la

licenciatura y que – me conversaba el profesor Herminio Santín- apoyaban con la promesa

de que más adelante pudieran ser contratados, dichos maestros colaboraban con eficiencia y

entusiasmo a pesar de que el pago que por horas clase percibían era de 35 pesos que pagaba

el patronato gestor con la cooperación de los padres de familia. En el ciclo escolar 1984-1985

se oficializó como secundaria general del Estado y a finales de 1985 fue inaugurado el

edificio que hoy ocupa. Un año después fue equipada con el laboratorio, los talleres de

cocina, corte y confección, así como de carpintería, en la actualidad sólo se imparten los dos

últimos, dividiendo las tecnologías para mujeres y hombres respectivamente.

Page 50: REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN

50

El plantel está ubicado en el cuadro céntrico del pueblo, que forman la parroquia, el

preescolar, la primaria, un pequeño tianguis, algunas tiendas de abarrotes, una vieja

explanada con una cancha de basquetbol y un Centro Comunitario de Aprendizaje28 con

funcionamiento irregular. A la escuela se llega por la calle principal del pueblo que se desvía

de la carretera federal Tejupilco-Amatepec, o siguiendo por ésta a unos tres kilómetros al

costado derecho.

La escuela tiene un cerco perimetral de alambrado, y algunas partes de tabique, consta de un

edificio de dos plantas. Entrando por la puerta principal, también de alambrado, está un patio

de tierra con árboles de estatura media que alojan en su sombra a los jóvenes durante el

almuerzo y sus convivencias en el receso, ahí también pone su puesto la señora que ofrece

antojitos, dulces y bebidas a los muchachos. También desde temprano llega todos los días el

señor de las paletas con una desgastada hielera de unicel. Caminando por un pasillo a mano

derecha está el amplio taller de carpintería, las escaleras para la segunda planta, la dirección,

con una pequeña sala de recepción y cubículo divididos por paredes de triplay que ocupan la

orientación, subdirección y dirección. De frente está una pequeña plancha de cemento que

hace de cancha deportiva o patio cívico, a mano derecha prolonga el laboratorio de ciencias,

equipado con lo elemental para su funcionamiento, y finalmente el módulo de sanitarios.

En la planta alta, subiendo las escaleras, se llega a un pasillo con barandal al frente, de lado

izquierdo conduce a las tres aulas ocupadas por los grupos de cada grado. A lado derecho de

las escaleras está la sala de medios, con internet y 19 computadoras de las que sirven 16;

aunque se usan excepcionalmente pues son equipos obsoletos que están en la escuela desde

hace más de una década; enseguida el taller de costura, con viejas máquinas de coser,

afectadas por el tiempo y desuso, pero que el director recientemente ha reparado.

El personal de la escuela actualmente lo conforman seis profesores frente a grupo, dos

orientadores, dos directivos, un adjunto al taller de computación y el conserje encargado de

la limpieza y mantenimiento. Los profesores horas clase tienen entre 5 y 28 años de servicio.

28 En 2001 la SEDESOL y el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey firmaron un convenio de colaboración para crear

los Centros Comunitarios de Aprendizaje (CCA) en las zonas marginadas, menos desarrolladas y geográficamente asiladas en el territorio

nacional con el objetivo de reducir la brecha digital mediante el uso de herramientas tecnológicas y acceder a la oferta de cursos de

Capacitación para la Vida y el Trabajo (SEDESOL, 2014). En San Miguel Ixtapan el CCA funciona en una construcción provisional que está frente a la parroquia. Ahí se instalaron un par de computadoras con internet para uso de los niños y niñas. Éste lo abre, sin un horario

establecido, una persona asignada por el municipio o por el delegado.

Page 51: REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN

51

Tres profesores tienen el grado de licenciatura, uno con maestría, otro con Normal Elemental

y uno más que sólo cuenta con estudios de primaria y tiene 27 años impartiendo el taller de

carpintería.

Según los indicadores del ciclo escolar 2012-2013 la matrícula de la escuela fue de 120

alumnos, 39 en primero, 38 en segundo y 43 en tercero. En ese ciclo escolar la deserción fue

del 7.83% presentándose el mayor porcentaje en primer año que fue del 11. 36% y en segundo

de 7.7%, en dicho ciclo escolar, la escuela tuvo un 95.56% de eficiencia terminal. La

deserción es mayor en las mujeres donde alcanza el 7.3%, mientras que en los hombres el

mayor problema es la reprobación que fue del 12.1%. La salida de la escuela, en parte se

debe a que casi el 15% de los alumnos provienen de la zona militar y se van antes de terminar

el nivel o el ciclo escolar; entre los jóvenes de la comunidad; la deserción se da sobre todo

en las mujeres, quienes se salen para unirse con la pareja o porque ya no se sienten a gusto

en la escuela.

La escuela simbólicamente cierra su puerta con una cadena a las siete de la mañana, aunque

siempre está abierta, sobre todo para los padres de familia, el supervisor o representantes de

otras instancias de la comunidad como el centro de salud. Es tradición que afuera de la puerta

algunos padres de familia esperen antes de las 10:20 a sus hijos con el almuerzo, porque

adentro sale más caro o no les gusta a los muchachos, ellos y ellas lo reciben discretamente

y lo ingieren solos o con los amigos sentados en los bordes de la barda, en las escaleras o de

pie en los pasillos de la escuela, pues no hay un lugar apropiado para comer a pesar de las

propuestas e insistencia de los alumnos por acondicionar una bancas. El director señalaba

reiteradamente que los padres se preocupan por llevarles el almuerzo a los hijos, pero nada

más… de ahí, los dejan en la escuela como piedras en el agua.

En la institución se aprecia la disciplina y el respeto (Díaz, 2006), difícilmente se ve alumnos

fuera de clases o haciendo algún tipo de desorden, la escuela está prácticamente en silencio

durante los 50 minutos que duran los módulos, sólo a veces, algunos profesores sacan a los

alumnos del salón cuando no cumplen con la tarea, los mandan con el director para que les

asigne alguna actividad extra relacionada con la materia, aunque ellos prefieren actividades

de limpieza de la escuela, porque dicen, son menos aburridas; los alumnos tienen prohibido

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entrar a la dirección si no tienen asunto que tratar, como lo señala el letrero que hasta que

se cae está pegado a lado de la puerta.

En general estas son las condiciones en que se trabaja y estudia en la escuela secundaria de

San Miguel Ixtapan, la cual por más de tres décadas ha sido un referente importante para la

vida comunitaria y la vida juvenil en el pueblo pero no ha podido impactar en la reducción

del rezago educativo, cuando actualmente la población alcanza en promedio 5.6 años de

escolaridad (INEGI, 2010). En este contexto, reflexionar sobre el vínculo jóvenes, escuela,

comunidad rural implica preguntarse ¿qué pasa cuando resultan insuficientes los capitales

cognitivo, social y político de los jóvenes, cuando éstos no logran traducirse en vías para

trascender la pobreza y marginación en los contextos rurales? Cuando aunque la escuela

secundaria es valorada en la comunidad como un nivel de estudios que no alcanzaban las

generaciones anteriores, su certificado se traduce en el escaño de una accidentada ruta

biográfica-escolar sostenida por una cada vez más remota movilidad social en el marco de

una estructura económica en la que se profundizan las brechas sociales y la precarización del

trabajo, el aumento del desempleo y la informalidad, contexto en el que decía líneas atrás, ni

los más escolarizados pueden encontrar un empleo, lo que sin duda, trastoca los intereses y

significados de las familias en torno a la escuela y de los jóvenes para permanecer tanto en

la institución como en la comunidad.

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Anudamientos analíticos

Si bien en el apartado he pretendido mostrar la configuración del VJEC desde la exclusión,

la precariedad y la anomia, no como adjetivos, sino como constitutivos de la configuración

histórica del VJEC que se advierten a través de los datos duros e itinerarios sociales y

escolares, no pobres, sino estructuralmente empobrecidos particularmente de los jóvenes y

comunidades de los contextos rurales. Aunque he de reiterar que esa condición no es un

determinismo, pues el poder hegemónico se ve trastocado ante el despliegue de una

subjetividad política, emancipadora y potencial del sujeto-pueblo que se constituye en

prácticas de agencialidad, filiaciones y solidaridades comunitarias que se oponen a la

reproducción del orden dado, desmontando pasado y presente e imaginando e intentando lo

por venir, haciendo al VJEC siempre abierto y emergente.

La cartografía me permitió mapear cómo el vínculo tensa su configuración entre políticas

sociales y económicas excluyentes de las juventudes, escuelas y comunidades rurales, frente

a maneras emergentes de contra acción del poder sostenidas en un hacer juntos para nuestros

muchachos, formas de política y agencialidad comunitaria que se traducen en

corresponsabilidades, anhelos, interrelaciones y evoca-acción que en el encuentro

comunitario y en las conversaciones cara a cara nos permitió convocar a la memoria a través

de la reflexión de acciones y vivencias compartidas. El encuentro posibilitó que con los

jóvenes, profesores y agentes comunitarios advirtiéramos cómo el pasado da forma al

presente, pero también cómo éste, señala Giroux (1995), representa al primero a partir de las

voces e historias de los sujetos particulares que, desde sus territorialidades, temporalidades

y capitales simbólicos descolocan identidades escencializadas abriendo nuevos espacios para

la circulación de saberes, pertenencias, el reconocimiento y la necesidad del nosotros como

vínculo solidario, pero siempre contingente y también emergente.

En la configuración del VJEC la subjetividad tiene el papel de “imprimir direccionalidades

potenciales a la práctica” (León, 1997: 57) detonando diversos e inusitados modos de

apropiación del presente, el pasado y el futuro. En este sentido la cartografía no se traza sólo

bajo las coordenadas del poder, no es sólo cultura hegemónica, sino también territorialidades

de fuga, coordenadas espacio/temporales de prácticas comunitarias emergentes que en y

desde lo local matizan las formas estructurales de desafiliación, anomia y riesgo. Es en esas

Page 54: REPORTE FINAL DE INVESTIGACIÓN

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territorialidades de fuga donde la comunidad de San Miguel Ixtapan fue gestando prácticas

de agencialidad cuya apuesta fue hacer su escuela secundaria en tanto acto de filiación de los

jóvenes como destinatarios simbólicos de los capitales, inversiones y proyectos comunitarios,

del modo de imaginar y trazar el futuro común por la vía de una de las instituciones que hasta

hace poco era garante, o al menos símbolo, de inserción social.

El VJEC desborda el sentido normativo, políticas y territorialidades excluyentes y sitiadas

cuando desde lo local la comunidad coopera para construir material y simbólicamente una

escuela que no tenían, denunciando la histórica desatención educativa y social del Estado

hacia los jóvenes de los contextos rurales en la recta final del siglo XX, pero también

visibilizando prácticas de contrapoder a través de emergentes formas de organización

nutridas por políticas, liderazgos, utopías e interrelaciones generacionales, géneros y roles

entre los agentes de la comunidad, incluidos los profesores y por supuesto, los y las jóvenes

en calidad de destinatarios e interlocutores del proyecto.

Sin dejar de reconocer que el empobrecimiento de las nuevas generaciones de América Latina

al sur del estado de México, están marcadas por lógicas dominantes y la violencia de un

sistema socioeconómico, educativo y cultural desigual en el que se trazan los rostros de un

VJEC anómico y del riesgo; reconozco que éste se articula al mismo tiempo entre

dimensiones próximas y simbólicas de los sujetos que se tejen, como en el caso de San

Miguel Ixtapan, con la memoria, saberes, voces, perspectivas e intersubjetividades de los

jóvenes, profesores y agentes comunitarios que interactúan, en un espacio social situado y

con agencialidad, lo cual, como abordaré con mayor amplitud en el siguiente apartado de la

investigación, muestra que la configuración del VJEC es para sus agentes una relación

discontinua del pasado/presente/futuro, impredecible, polifónica y poliédrica, por ello es

siempre creación, búsqueda, camino, horizonte… ir más allá.

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