REPÚBLICA CHECA, ESLOVAQUIA, HUNGRÍA, … · Como solemos hacer en nuestro últimos viajes,...

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www.losviajesdelolishy.com 1 REPÚBLICA CHECA, ESLOVAQUIA, HUNGRÍA, AUSTRIA, LIECHTENSTEIN Y ANDORRA FICHA TÉCNICA DEL VIAJE PREPARACIÓN DEL VIAJE 25/06/10, Viernes: CÁDIZ – BIDART (FRANCIA) 26/06/10, Sábado: BIDART – MULHOUSE 27/06/10, Domingo: MULHOUSE – KARLŠTEJN (REPÚBLICA CHECA) 28/06/10, Lunes: KARLŠTEJN – PRAGA – KARLŠTEJN 29/06/10, Martes: KARLŠTEJN – PRAGA – KARLŠTEJN 30/06/10, Miércoles: KARLŠTEJN – KARLOVY VARY – LOKET – CHEB – MARIÁNSKE LÁZNE – KARLŠTEJN 01/07/10, Jueves: KARLŠTEJN – ČESKÉ BUDĚJOVICE – ČESCÝ KRUMLOV – HORAŽĎOVICE – KARLŠTEJN 02/07/10, Viernes: KARLŠTEJN – KUTNÁ HORA – TELČ – TŘEBÍČ – OSTROVAČICE 03/07/10, Sábado: OSTROVAČICE – ZELENÁ HORA – LITOMYŠL – OLOMOUC – KROMĚŘÍŽ – OSTROVAČICE 04/07/10, Domingo: OSTROVAČICE – BRNO – OSTROVAČICE 05/07/10, Lunes: OSTROVAČICE – LEDNICE – BRATISLAVA (ESLOVAQUIA) 06/07/10, Martes: BRATISLAVA – CASTILLO DE SMOLENICE – CASTILLO DE ČERVENÝ KAMEŇ – MODRA – PEZINOK – SVÄTÝ JUR – BRATISLAVA 07/07/10, Miércoles: BRATISLAVA – BANSKÁ ŠTIAVNICA – IGLESIA Y CAMPANARIO DE MADERA DE HRONSEK – BANSKÁ BYSTRICA – CASTILLO DE BOJNICE – ČIČMANY – MARTIN 08/07/10, Jueves: MARTIN – VLKOLÍNEC – IGLESIA DE MADERA DE LESTINY – IGLESIA DE MADERA DE TVRDOŠÍN – IGLESIA DE LIPTOVSKÉ MATIAŠOVCE – LAGO ŠTRBSKÉ PLESO – LEVOČA 09/07/10, Viernes: LEVOČA – KOŠICE – CASTILLO Y CONVENTO DE SPIŠ – IGLESIA DE ŽEHRA – LEVOČA 10/07/10, Sábado: LEVOČA – IGLESIA DE MADERA DE HERVARTOV – BARDEJOV – IGLESIA DE MADERA DE LADOMIROVÁ – IGLESIA DE MADERA DE NIŽNÝ KOMÁRNIK – IGLESIA DE MADERA DE BODRUŽAL – LEVOČA 11/07/10, Domingo: LEVOČA HOLLÓCŐ (HUNGRÍA) LAGO BALATON (BALATONBERÉNY) 12/07/10, Lunes: LAGO BALATON (BALATONBERÉNY - BALATONFÖLDVÁR – TIHANY – KESZTHELY – HÉVÍZ - BALATONBERÉNY) 13/07/10, Martes: LAGO BALATON (BALATONBERÉNY) – PÉCS – LAGO BALATON (BALATONBERÉNY) 14/07/10, Miércoles: LAGO BALATON (BALATONBERÉNY) – ABADÍA DE PANNONHALMA - VIENA (AUSTRIA) 15/07/10, Jueves: VIENA

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REPÚBLICA CHECA, ESLOVAQUIA, HUNGRÍA, AUSTRIA, LIECHTENSTEIN Y ANDORRA

FICHA TÉCNICA DEL VIAJE PREPARACIÓN DEL VIAJE 25/06/10, Viernes: CÁDIZ – BIDART (FRANCIA) 26/06/10, Sábado: BIDART – MULHOUSE 27/06/10, Domingo: MULHOUSE – KARLŠTEJN (REPÚBLICA CHECA) 28/06/10, Lunes: KARLŠTEJN – PRAGA – KARLŠTEJN 29/06/10, Martes: KARLŠTEJN – PRAGA – KARLŠTEJN 30/06/10, Miércoles: KARLŠTEJN – KARLOVY VARY – LOKET – CHEB – MARIÁNSKE LÁZNE

– KARLŠTEJN 01/07/10, Jueves: KARLŠTEJN – ČESKÉ BUDĚJOVICE – ČESCÝ KRUMLOV – HORAŽĎOVICE

– KARLŠTEJN 02/07/10, Viernes: KARLŠTEJN – KUTNÁ HORA – TELČ – TŘEBÍČ – OSTROVAČICE 03/07/10, Sábado: OSTROVAČICE – ZELENÁ HORA – LITOMYŠL – OLOMOUC – KROMĚŘÍŽ

– OSTROVAČICE 04/07/10, Domingo: OSTROVAČICE – BRNO – OSTROVAČICE 05/07/10, Lunes: OSTROVAČICE – LEDNICE – BRATISLAVA (ESLOVAQUIA) 06/07/10, Martes: BRATISLAVA – CASTILLO DE SMOLENICE – CASTILLO DE ČERVENÝ

KAMEŇ – MODRA – PEZINOK – SVÄTÝ JUR – BRATISLAVA 07/07/10, Miércoles: BRATISLAVA – BANSKÁ ŠTIAVNICA – IGLESIA Y CAMPANARIO DE

MADERA DE HRONSEK – BANSKÁ BYSTRICA – CASTILLO DE BOJNICE – ČIČMANY – MARTIN

08/07/10, Jueves: MARTIN – VLKOLÍNEC – IGLESIA DE MADERA DE LESTINY – IGLESIA DE MADERA DE TVRDOŠÍN – IGLESIA DE LIPTOVSKÉ MATIAŠOVCE – LAGO ŠTRBSKÉ PLESO – LEVOČA

09/07/10, Viernes: LEVOČA – KOŠICE – CASTILLO Y CONVENTO DE SPIŠ – IGLESIA DE ŽEHRA – LEVOČA

10/07/10, Sábado: LEVOČA – IGLESIA DE MADERA DE HERVARTOV – BARDEJOV – IGLESIA DE MADERA DE LADOMIROVÁ – IGLESIA DE MADERA DE NIŽNÝ KOMÁRNIK – IGLESIA DE MADERA DE BODRUŽAL – LEVOČA

11/07/10, Domingo: LEVOČA – HOLLÓCŐ (HUNGRÍA) – LAGO BALATON (BALATONBERÉNY)

12/07/10, Lunes: LAGO BALATON (BALATONBERÉNY - BALATONFÖLDVÁR – TIHANY – KESZTHELY – HÉVÍZ - BALATONBERÉNY)

13/07/10, Martes: LAGO BALATON (BALATONBERÉNY) – PÉCS – LAGO BALATON (BALATONBERÉNY)

14/07/10, Miércoles: LAGO BALATON (BALATONBERÉNY) – ABADÍA DE PANNONHALMA - VIENA (AUSTRIA)

15/07/10, Jueves: VIENA

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16/07/10, Viernes: VIENA 17/07/10, Sábado: VIENA – GRAZ – VIENA 18/07/10, Domingo: VIENA – ABADÍA DE MELK – WACHAU – ENNS – SALZBURGO 19/07/10, Lunes: SALZBURGO 20/07/10, Martes: SALZBURGO – GARGANTA DE LIECHTENSTEIN – LAGO HALLSTATTER

- HALLSTATT – LAGO WOLFGANG - SANKT WOLFGANG IM SALZKAMMERGUT – SANKT GILGEN – SALZBURGO

21/07/10, Miércoles: SALZBURGO – KUFSTEIN – RATTENBERG – SCHWAZ - NATTERS 22/07/10, Jueves: NATTERS – HALL IN TIROL – INNSBRUCK – NATTERS 23/07/10, Viernes: NATTERS – IMST – LANDECK – SCHELLENBERG (LIECHTENSTEIN) 24/07/10, Sábado: SCHELLENBERG – MAUREN – ESCHEN – SCHAAN – PLANKEN –

TRIESEN – BALZERS – MÄLS – TRIESENBERG – VADUZ – SCHELLENBERG 25/07/10, Domingo: SCHELLENBERG – CASTRIES (FRANCIA) 26/07/10. Lunes: CASTRIES – ANDORRA LA VIEJA (ANDORRA) 27/07/10, Martes: ANDORRA LA VIEJA – CANILLO – ENCAMP – ESCALDES-ENGORDANY –

ANDORRA LA VIEJA 28/07/10, Miércoles. ANDORRA LA VIEJA – PAL – LA CORTINADA – ORDINO – SANTA

COLOMA – ANDORRA LA VIEJA 29/07/10, Jueves. ANDORRA LA VIEJA – SANT JULIÀ DE LOIRÀ – ARANJUEZ (ESPAÑA) 30/07/10, Viernes. ARANJUEZ – CÁDIZ VALORACIÓN DEL VIAJE FICHA TÉCNICA DEL VIAJE FECHAS: del 25 de junio al 30 de julio de 2010 TOTAL DÍAS: 36 KM. RECORRIDOS: 11.446,7 GASTO TOTAL DEL VIAJE: 3.581,59 € GASTO MEDIO DIARIO: 99,49 € PREPARACIÓN DEL VIAJE Este año hemos decidido visitar algunos países de Centroeuropa de los que tenemos muy buenas referencias: REPÚBLICA CHECA, ESLOVAQUIA, HUNGRÍA (sólo una parte, ya que el norte y la capital ya los conocemos), AUSTRIA y LIECHTENSTEIN, y de regreso a casa, hacer una parada en ANDORRA para escalonar el trayecto. Como solemos hacer en nuestro últimos viajes, iremos con nuestro coche, un Citroën Xsara Picasso y nos alojaremos en campings; en los dos primeros países alquilaremos bungalows y en los demás plantaremos nuestra tienda, ya que los precios de los bungalows se disparan y el presupuesto no da para tanto. Además, así no tenemos que hacer reservas previas y podemos modificar el recorrido previsto si las circunstancias lo requieren. Este año tenemos un problema añadido, y es que, desde hace unos meses, cuando encendemos el coche aparece un mensaje que dice “Fallo motor” y le cuesta trabajo arrancar; lo hemos llevado varias veces a nuestro mecánico de confianza, incluso al concesionario de “Citroën”, pero no dan con la tecla, el caso es que el coche anda perfectamente, sólo que le cuesta arrancar. Decidimos liarnos la manta a la

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cabeza e irnos de viaje, si se avería el coche, llamaremos al seguro para que nos mande una grúa y lo lleve a un taller, a ver si así averiguan qué le pasa. Después de varios meses informándonos sobre qué es lo que hay que ver en estos países, sobre todo en Internet, tanto en foros de viajes, como en webs de relatos, como en páginas de información turística, diseñamos una ruta que cumplimos casi en su totalidad. Compramos la “Guía Total de la República Checa”, del 2009, la “Guía Total de Eslovaquia”, del 2007. Ya teníamos la “Guía del Trotamundos de Europa del Norte y del Centro”, de 1984, que también nos llevamos. Además de nuestro inseparable TomTom Go 710 con mapas de toda Europa, llevamos el atlas de carreteras de “Michelín de Europa”, de 2007, a escala 1:1.000.000. Cargamos en el coche algo de comida, material de acampada (incluidas dos tiendas, una bastante grande para cuando estemos más de una noche en un sitio, y una pequeña que se monta en dos segundos para cuando sólo vayamos a dormir una noche), sacos de dormir, colchón hinchable, almohada, cocina de gas, material de cocina, una neverita de hielo, mesa plegable, dos cómodas sillas plegables, ropa para un par de semanas (contamos con hacer un par de coladas por el camino) y otros utensilios que necesitaremos durante el trayecto. Por supuesto, cámara de fotos y cámara de video. 25/06/10, Viernes. Comenzamos una nueva aventura: CÁDIZ – BIDART (FRANCIA).

1.094,4 km. 12h 09’. Tras desayunar, partimos a las siete y cinco de la mañana, con 21º de temperatura y cielo algo nublado. ¡Qué bien!, hoy empiezan nuestras vacaciones estivales. Vamos hasta SEVILLA y luego subimos por la autovía “Ruta de la Plata”, que está recién construida, tiene poca circulación y de paso nos evitamos Despeñaperros y la M-50 de MADRID. A las 11:40, a la altura de PLASENCIA, llueve un poquito, aunque estamos a 28º. Seguimos por SALAMANCA, VALLADOLID, BURGOS, ÁLAVA y GUIPÚZCOA y, poco antes de las 7 de la tarde, entramos en FRANCIA, que está a 1.068,4 km. de casa. Nos damos cuenta de que hemos entrado porque la cabina de peaje de la autopista tiene los rótulos en francés, ya que no hay ningún tipo de resto de lo que en su día fue una aduana. Llegamos sin novedad a BIDART, que está a 26 km. de la frontera, y nos dirigimos al Camping Oyam (N 43º 26' 06.74" O 01º 34' 56.80"), pues no lo conocemos y así variamos. Llegamos a las siete y cuarto, con 27º de temperatura y cielo despejado. En esta zona hay varios campings y, hasta ahora, todos han estado bastante bien, sin embargo, no podemos decir lo mismo de este camping: la recepcionista no es muy amable que digamos, cosa poco habitual por aquí; no nos da opción de elegir parcela, sino que nos manda directamente a la que a ella le da la gana. Los WCs nos pillan algo lejos y el acceso a ellos es a través de un camino empinado y bastante irregular; la mayoría de los servicios y duchas están cerrados, parece que aún están preparando el camping para el verano. Al menos, la chica del bar nos abre amablemente la botella de vino que llevamos, ya que se nos ha olvidado el sacacorchos. Como hoy ha sido un día bastante cañero, algo habitual en las primeras jornadas de nuestros periplos europeos, estamos algo cansados, así que ducha, cena y a dormir. Hace mucha humedad.

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26/06/10, Sábado. Atravesando Francia de SO a NE: BIDART – MULHOUSE. 1.050,1

km. 12h. No se descansa bien en este camping porque la carretera se encuentra justo al lado y toda la noche se han podido oír a los coches circulando a toda velocidad. Desayunamos, recogemos y, a las ocho y cuarto no vamos, con una temperatura de 18º y buen tiempo. Hoy toca otro día cañero, ya que tenemos que atravesar FRANCIA, desde el Suroeste, donde nos encontramos, hasta el Noreste, junto a la frontera alemana, pasando por el departamento de AUVERNIA. La idea es avanzar todo lo que podamos, intentando llegar hasta cerca de ESTRASBURGO. Tenemos varios campings localizados por la zona y, según lo cansados que estemos, nos quedaremos en uno u otro. Atravesamos el país sin dificultad, eso sí, pagando peajes cada dos por tres. Al final, algo pasadas las 8 de la tarde, y con otros 1.050 km. recorridos, decidimos quedarnos en el primero de los campings previstos, el Camping de L’ill (N 47º 44’ 04.69” E 07º 19’ 27.30”), en MULHOUSE. Es bastante grande y acogedor, con enormes castaños y mucha zona verde donde acampar a nuestra elección. En principio, nos decantamos por un sitio cercano a uno de los dos módulos de servicios, pero no montamos la tienda aún y nos vamos a dar un paseo, cervecita en mano (comprada en la recepción) para ver si hay otro lugar que nos guste más. Y así es, cerca del otro módulo encontramos un lugar que nos gusta más, así que vamos por el coche y nos instalamos con la compañía de numerosos mosquitos (ellos llegaron antes). El camping está flanqueado, a un lado por el Río Ill, y al otro por el canal que conecta los ríos Ródano y Rin. Por cierto, el módulo de baños tiene una placita central con un enorme macetón repleto de flores. Es precioso. Cuando llegamos, la recepcionista nos dijo que dentro del camping hay una furgoneta que es una pizzería ambulante, y que está abierta hasta las nueve y media. ¡Qué bien! Tras montar la tienda y ducharnos, vamos hasta la furgoneta con muchas ganas de comer pizza… pero ya han cerrado, ¡¡¡y no son ni las nueve!!! En fin, que organizamos rápidamente una cenita fría a base de filetes de melva, aceitunas, queso y paté, y abrimos una botella de vino con el sacacorchos que hemos comprado esta mañana en una gasolinera. Y así, nos vamos a dormir. Los mosquitos se han ido a la cama también. 27/06/10, Domingo. Ya estamos en la República Checa: MULHOUSE – KARLŠTEJN

(REPÚBLICA CHECA). 686,6 km. 6h 54’. Hoy hemos descansado muy bien, a pesar de que a las cuatro y media empezó a cantar un pajarito, mientras otro le contestaba desde muy lejos; qué curioso, cada trino sonaba diferente, ¿qué se estarían contando? Pronto se unieron al coro el resto de los pájaros del camping, que eran muchos, muchos. A las 6 de la mañana suena el despertador. El día, como los anteriores, luce radiante, pero hoy más porque es el cumpleaños de Jose. Tras desayunar (los mosquitos se han despertado también), Jose abre sus regalitos, recogemos los bártulos y, pasadas las siete y media, con 20º de temperatura, nos vamos de FRANCIA y cruzamos ALEMANIA por sus autopistas gratuitas y sin límite de velocidad (siempre que las numerosas obras y los abundantes

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atascos lo permitan) para llegar hasta las cercanías de PRAGA, capital de la REPÚBLICA CHECA, donde pasaremos los próximos cinco días. Hoy, el día no nos depara muchos kilómetros, más o menos la mitad de los que hicimos los dos días anteriores, así que, sobre las doce y media entramos en la REPÚBLICA CHECA, con 31º y un sol espléndido. Paramos en el puesto fronterizo para comprar una pegatina o viñeta que es obligatoria para poder circular libremente por las autopistas checas. Entre las distintas opciones, elegimos la de 10 días, que puede pagarse en coronas (250) o en euros (15), cuando 250 coronas equivalen a unos 10 euros. Para evitar la estocada, cambiamos aquí mismo euros por coronas (sólo 25 euros porque el tipo de cambio es muy malo) y pagamos la viñeta en coronas. La abreviatura de corona es Kč o también CZK. Intentaremos buscar un cajero en algún pueblo para sacar coronas directamente. La señora que nos vende la viñeta nos dice que tenemos que escribir en la misma la matrícula del coche y pegarla en el interior del parabrisas del coche, en la esquina inferior derecha. Una vez que hemos pegado la viñeta, circulamos por el puesto fronterizo y vemos que hay varios quioscos que también la venden, y están vacíos, sin cola; lo que pasa es que casi todos hemos parado en el primero de ellos porque pensábamos que era el único. Luego paramos en una gasolinera para repostar. Pagamos con tarjeta, ya que sólo tenemos unas pocas coronas, y comprobamos que el gasoil está más caro que en ESPAÑA y que incluso en FRANCIA. Al pasar por otras gasolineras, nos fijamos en los precios y es prácticamente el mismo en todas. Nuestro destino es KARLŠTEJN, un pequeño pueblo situado a 25 km. de PRAGA, en BOHEMIA (ČECHY), la región occidental del país, en cuyo camping vamos a dormir los próximos cinco días. Desde aquí, haremos excursiones a la capital y a otras localidades checas. Gracias al TomTom llegamos sin dificultad, a las dos y media de la tarde, al camping (que no está indicado) y que se llama Autokemp Karlštejn (N 49º 56’ 02.57” E 14º 10’ 15.14”). Nos recibe en la recepción un peculiar señor que nos pregunta muy preocupado si tenemos pasaporte; se los mostramos y se tranquiliza. Le decimos por señas, ya que sólo habla checo, que queremos alquilar un bungalow (en checo se llaman “chaty”). Nos enseña uno para dos personas y otro para cuatro, y nos quedamos con el segundo ya que es muy barato: 700 coronas (28,00 €) y además tiene nevera. También nos enseña el módulo de servicios, que está muy cerca, y nos dice que las duchas funcionan con monedas de 10 coronas (0,40 €). Nos pide que le paguemos por adelantado pero no acepta tarjetas; le explicamos que no tenemos efectivo y nos indica dónde hay un cajero. Le decimos que después de comer sacaremos dinero y le pagaremos; no le hace mucha gracia, pero acepta, no sin antes anotar ostentosamente la matrícula del coche en un papel. El camping dispone de un pequeño bar y de un amplio comedor, muy agradable. Pedimos al fin las ansiadas pizzas y, mientras las preparan, nos sentamos al fresquito a tomarnos sendas cervezotas de aquí, ¡qué ricas y fresquitas, con el calor que hace! (en checo, cerveza se escribe “piwo” y se pronuncia “pivo”). Cada pizza cuesta 105 coronas (4,20 €) y cada cerveza de medio litro, 25 coronas (1,00 €). Nos llegan las coronas a lo justo. Comemos muy bien y luego vamos a la “chaty” y cambiamos los muebles de sitio: el frigorífico a un rincón, la cama en medio, la mesa y las sillas las sacamos al porche,… Colocamos nuestras cosas y, con todo el calor, nos vamos andando al pueblo, que está a 900 metros de distancia, para conocerlo y para sacar dinero de un cajero. KARLŠTEJN (775 habitantes) consiste en una agradable calle empinada, repleta de restaurantes y tiendas de recuerdos, que finaliza en un Castillo (Hrad), construido en estilo gótico en el siglo XIV y reformado en estilo renacentista en los siglos XIX y XX, al que no

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entramos porque cerró a las 5; de todas formas no pensábamos hacerlo porque ya estamos un poco hartos de visitar castillos y palacios cuyo interior se repite una y otra vez. Hemos decidido entrar sólo en aquellos que tengan un valor realmente singular y éste, aunque los checos lo consideren su mejor castillo gótico, no nos incita a pagar las 300 coronas (11,56 €) que cuesta por persona (con visita guiada obligatoria). Dicen que posee una rica colección de fantasmas que se aparecen de vez en cuando. Una vez visitado el pueblo-calle-castillo, sacamos dinero de un cajero automático, damos una vuelta por un pequeño centro comercial que hay junto al río y nos acercamos a la estación de ferrocarril, que está justo enfrente del camping, pero en la otra orilla del río, por lo que hay que caminar hasta un puente para poder cruzarlo. Como mañana vamos a coger el tren que va a PRAGA, para así descansar del coche, queremos comprobar cuánto tiempo se tarda en caminar entre la estación y el camping; resultado: unos 15 minutos (hay 1,1 km.). Y ya, nos volvemos al camping, acalorados y dispuestos a descansar un ratito en el porche de la chaty bebiendo la excelente cerveza checa. Mientras compramos las cervezas en el bar del camping, aprovechamos para pagarle la estancia al dueño. Más tarde, nos duchamos y cenamos en el bar unas salchichas enormes a las que les habíamos echado el ojo a mediodía, y que resultan estupendas; cada una cuesta 35 coronas (1,40 €). Refresca mucho por la tarde-noche; en cuanto se pone el sol, la temperatura baja bastante y hay que abrigarse. 28/06/10, Lunes. ¡Qué bonita es Praga! (aunque haga mucho calor): KARLŠTEJN – PRAGA

– KARLŠTEJN. 60 km. (en tren) 11h. ¡Qué frío ha hecho esta noche! Como nos acostamos sin los sacos, tuvimos que echarnos las mantas que había en la chaty. Ya no vuelve a pasarnos más. Nos levantamos, desayunamos y, a las nueve menos diez vamos caminando hasta la estación que, como comprobamos ayer, está a 1,1 km. y tardamos 15 minutos en llegar. Compramos en la taquilla dos billetes de ida y vuelta, que nos cuesta cada uno 66 coronas (2,64 €) y a las 09:09 llega el tren (pasa uno cada media hora) que tarda 44 minutos en recorrer los 30 km. que nos separan de la Estación Central (Hlavní nádraži) de PRAGA (en checo PRAHA). Todo el casco histórico de la ciudad ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La ciudad tiene 1.300.000 habitantes. En el año 2002 ya visitamos PRAGA (1.190.000 habitantes), pero nos estuvo lloviendo todo el tiempo, por lo que no pudimos disfrutarla bien. Hoy hace un día radiante y estamos seguros de que la visita a la capital de la REPÚBLICA CHECA va a ser muy distinta. Caminamos hasta el cercano y bonito edificio neorrenacentista del siglo XIX que alberga el Museo Nacional (Národní Muzeum), y que vemos sólo por fuera, ya que no nos apetece meternos en un museo tan temprano. A sus pies hay una bella fuente circular que se asemeja a una tarta de cumpleaños. El Museo se encuentra en la parte superior de la Plaza de Wenceslao (Václavské náměstí) que, con sus 750 m. de largo y una anchura que oscila entre los 40 y los 60 metros., más que una plaza parece una gran avenida, y que une la Ciudad Nueva (Nové Město), donde nos encontramos ahora, con la Ciudad Vieja (Stare Město). En realidad, la Ciudad Nueva no lo es tanto, ya que fue mandada construir por Carlos IV a mediados del siglo XIV, y estuvo habitada por comerciantes, artesanos y cerveceros; una parte fue demolida a finales del siglo XIX. A la entrada de la plaza-avenida, que en sus inicios fue un mercado de caballos, se alza la Estatua ecuestre de San Wenceslao, patrono de BOHEMIA, una de las dos regiones en las que se divide el país. Un poco más abajo, rodeadas de un pequeño seto, se encuentran las Lápidas homenaje a dos jóvenes estudiantes que se prendieron fuego a sí mismos en 1969, en protesta

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por la ocupación soviética del país. La plaza está flanqueada por preciosos Edificios de diferentes estilos: art nouveau, constructivismo, neorrenacentismo, etc., construidos en su mayoría a comienzos del siglo XX, cuando se produjo una profunda remodelación de la misma, y que se encuentran ocupados sobre todo por hoteles, restaurantes y tiendas de moda, lo que hace que la plaza tenga bastante animación a pesar de no ser peatonal. La parte baja de la plaza, que es su única zona peatonal, se conoce como Můstek, en recuerdo a un pequeño puente que había aquí y que ya ha desaparecido. Nos llama la atención que, a lo largo de la plaza, donde hay tantos comercios lujosos, se encuentran varios puestos ambulantes de comida callejera (lástima que todavía sea muy temprano, porque huelen que alimentan). Al llegar a la parte baja de la plaza, donde ya comienza la Ciudad Vieja (Stare Město), giramos a la derecha por la, en parte peatonal, Calle Na príkopë, deleitándonos con sus hermosas fachadas. No paramos de hacer fotos. Al poco, llegamos a la Plaza de la República (Námesty Republiky), donde se encuentran algunos edificios de gran belleza, como la Torre de la Pólvora (Prašná brána), junto con la Torre de la Ciudad Vieja, la única de las 13 torres defensivas que tenía la muralla de Praga del siglo XIII que aún se conserva; fue reconstruida en estilo gótico en el siglo XV y nuevamente reconstruida a finales del siglo XIX; en la Edad Media fue una de las puertas de acceso a la ciudad, y actualmente se utiliza como sala de exposiciones. Mide 65 m. de altura. A su lado, unida por un puente medieval voladizo, se alza la Casa Municipal (Obecní düm), de comienzos del siglo XX, que se anuncia como “el edificio art nouveau más significativo de Praga”, y que alberga una sala de conciertos, llamada “Salón Smetana” y un precioso restaurante-cafetería. En el resto de la plaza se encuentran diversos Edificios con unas impresionantes fachadas, que hacen de ella una de las más bellas y elegantes de la ciudad. A través de la peatonal Calle Celetná, llegamos al corazón de la ciudad, a la Plaza de la Ciudad Vieja (Staroměstské námesty), la más turística de PRAGA y una de las más bonitas del mundo. A pesar de que sus edificios están construidos en diferentes estilos arquitectónicos, todos muestran una perfecta armonía artística. Desde siempre ha sido el centro comercial, cultural y social de la ciudad.

Sin duda, el edificio más bello de la plaza es el del Antiguo Ayuntamiento (Staroměstská radnice), que en realidad no fue construido expresamente, sino que es la consecuencia de la rehabilitación de una casa en el siglo XIV y la posterior anexión de edificios limítrofes que se fueron comprando cuando las posibilidades económicas lo permitían, lo que le da un aspecto actual bastante heterogéneo. Aquí se encuentra la Oficina de Turismo. En la punta izquierda del Ayuntamiento se encuentra la preciosa Casa U Minuty, edificada en el siglo XV, que fue anexionada en 1850 y en la que vivió en su infancia Franz Kafka; en ella destacan los esgrafiados de su fachada. Lamentablemente, el Ayuntamiento se encuentra actualmente en obras y no podemos ver todas estas fachadas, aunque han tenido el detalle de colocar unas lonas protectoras en las que aparece una foto a tamaño natural de las mismas, lo que permite hacerse una idea de su belleza. A la derecha del Ayuntamiento se alza el edificio más fotografiado de la ciudad: la Torre del Reloj, de 69,5 m. de altura, cuya construcción, en estilo gótico, finalizó en 1364. Se puede subir y disfrutar de una hermosa panorámica de la ciudad. La fama de esta torre se debe al Reloj Astronómico (Pražský staroměstský orloj) que se le agregó a comienzos del siglo XV; todos los días, a las horas en punto, hay en el reloj una serie de autómatas que se mueven, congregando a miles de turistas (y carteristas) ávidos de filmarlos o fotografiarlos. El reloj consta de tres partes: en la parte superior hay dos ventanas que se abren cada hora y por las que desfilan una serie de figuras de madera que representan a los 12 apóstoles; sobre las dos ventanas hay un gallo que canta cuando el desfile termina y las ventanas se cierran. En el centro se encuentra la pieza más antigua del reloj (1410): un cuadrante astronómico con forma

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de astrolabio; en su interior hay un círculo con los signos zodiacales que se mueve según la posición de las estrellas en el firmamento; las manecillas del reloj representan al Sol y a la Luna. La esfera tiene tres círculos concéntricos de números: la exterior, en números Schwabacher, una peculiar grafía gótica, muestra la antigua forma de medir el tiempo en Bohemia; la central, en números romanos, marca la hora en Europa Central, y la interior, en números arábicos, mide el tiempo babilónico, en el que la duración de la hora varía según la época del año. Este es el único reloj del mundo capaz de hacer esta medición. A ambos lados de este cuadrante astronómico hay cuatro figuras, que también se mueven en las horas en punto, que representan a las debilidades de la sociedad medieval: la Vanidad, que se contempla en un espejo, la Avaricia, que agita una bolsa con monedas, la Muerte, que tira de una cuerda y gira un reloj de arena, y la Lujuria, representada por un turco que toca un instrumento musical. En la parte inferior del reloj hay un disco calendario que muestra círculos con alegorías de los meses del año, según los trabajos rurales que se realizan en cada momento, y otros más pequeños con los signos del zodiaco. Desde 10 ó 15 minutos antes de cada hora en punto, se concentran multitud de turistas frente al reloj. En realidad, esto que vemos es la fachada lateral del Ayuntamiento, ya que la principal, perpendicular a ésta, fue destruida por los nazis el 8 de mayo de 1945, justo un día antes de la llegada del ejército ruso, que liberó la ciudad. Nunca fue reconstruida y su lugar lo ocupa hoy una explanada con árboles. En esta explanada hay varios puestos de comida ambulante en la que ofrecen cerdo asado a la leña; no podemos resistirnos al olor y al hambre y nos compramos sendos bocadillos con sus respectivas cervezas, que nos zampamos sentados en un banco. Después de comer vamos a la Iglesia de San Nicolás (Kostel sv. Mikulase), que está justo enfrente. En su blanco interior, destaca una impresionante lámpara colgante de cristal de bohemia. El derribo de un ala del Ayuntamiento por parte de los nazis permitió que esta iglesia, construida en estilo barroco entre 1732 y 1737, forme parte de la plaza. Como hemos dicho, la plaza se encuentra rodeada de edificios con fachadas de colores pastel, a cual más bonita, unas en estilo rococó, otras en estilo barroco, otras en estilo art-nouveau, otras en estilo renacentista,… pero formando todas juntas un conjunto armonioso. Algunas son sedes de hoteles o restaurantes. De entre todas, destaca el Palacio Golz-Kinsky (Palac Golz-Kinskych), cuya inconfundible fachada con estucos rosas y blancos, hacen de él el edificio rococó más bello de la ciudad; aunque el palacio se construyó en el siglo XIV, su soberbia fachada es del XVIII. Actualmente, es una dependencia de la Galería Nacional de Praga. Pegada al anterior se encuentra la Casa de la Campana de Piedra (Düm U Kamenného zyonu), construida en el siglo XIII en estilo gótico; reconstruida en los siglos XIX y XX, se usa como sala de exposiciones. Al lado, se alza la Iglesia de Nuestra Señora de Tyn (Kostel Panny Marie před Týnem), cuyas dos torres góticas de 80 m. de altura son uno de los signos distintivos de la plaza. Construida entre los siglos XIV y XVI, su entrada está tapada por dos casas, por lo que se accede a ella a través de un pasaje que hay en las arcadas, pero que en estos momentos se encuentra cerrado por obras. En el centro de la plaza está el Monumento a Jan Hus (Pomník mistra Jana Husa), el principal reformista checo, que murió en la hoguera en 1415 por hereje.

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Después de deleitarnos con tanta belleza, abandonamos esta animadísima plaza y recorremos algunas de sus calles limítrofes, que también poseen preciosos edificios. Poco a poco nos vamos adentrando en el Barrio Judío (Josefov), que también se encuentra repleto de turistas. En este barrio hay cinco sinagogas antiguas abiertas al público, y que funcionan como museos: la Sinagoga Maisel (Maiselova Synagóga), construida en 1591, la Sinagoga Española (Španelská Synagóga), de 1867, la Sinagoga Pinkas (Pinkasova Synagóga), de 1492, que tiene un Viejo Cementerio Judío (Starý Židovský Hřbitov) a su lado, la Sinagoga Klausen (Klausová Synagóga) y la Sinagoga Vieja-Nueva (Staronová Synagóga), del siglo XIII. Cierran los sábados y fiestas judías. La entrada conjunta para las cuatro primeras es de 300 coronas (12,00 €, incluye también un cementerio y una sala ceremonial) y para la Sinagoga Vieja-Nueva es de 200 coronas (8,00 €); como nos parece muy caro y, además, algunas ya las vimos la otra vez que estuvimos en PRAGA, decidimos pasar de entrar y de pagar (la de cervezas que nos vamos a tomar con los 40,00 € que nos acabamos de ahorrar). Seguimos paseando por las bonitas calles de la ciudad, en dirección hacia el Río Moldava (Vltava), en cuya ribera se encuentra el Rudolfinum, un edificio neorrenacentista, construido a finales del siglo XIX y restaurado un siglo después, que alberga una gran sala de conciertos. Frente a él se alza la imponente mole del edificio que alberga el Museo de Artes Aplicadas (Uměleckoprůmyslové muzeum). Desde aquí, junto al Puente Mánesův most, se disfruta de una preciosa panorámica del Barrio del Castillo y del propio Castillo, que visitaremos mañana. Ahora, nos dirigimos al cercano Puente de Carlos (Karlův most), el más conocido, transitado y fotografiado de la ciudad. En la entrada hay gente disfrazada de marine americano que te ofrece un paseo en barco por el río (previo pago de su importe, claro). Este puente barroco, que une la Ciudad Vieja con el Barrio Pequeño (Malá Strana), se caracteriza por las torres que tiene en cada punta, por las estatuas que lo flanquean, por las vistas que ofrece de las riberas del Moldava, por sus puestos ambulantes de artesanía y de pintura, por su extraordinaria animación… y por sus carteristas, así que cuidado. El puente, ordenado construir por Carlos IV, Emperador del Sacro Imperio Romano, se edificó entre 1357 y 1402, y reemplazó a otro puente de piedra (llamado de Judith) que se cayó en 1342. Mide 516 m. de longitud y 10 de ancho, posee 16 arcos y exhibe 30 estatuas y conjuntos escultóricos que se colocaron alrededor del año 1700 (en realidad, lo que se ven son copias, ya que los originales fueron trasladados al Lapidarium del Museo Nacional para protegerlos). Como muchos rincones de esta ciudad, este puente también tiene su leyenda: se dice que Carlos IV, aconsejado por los astrólogos, decidió que las obras comenzaran exactamente en el año 1357, el día 9 del mes 7, a las 5:31 horas, para que esta fecha formase una secuencia de números impares capicúa: 135797531. Desde 1978 es peatonal. En la orilla de la Ciudad Vieja, el puente comienza en la llamada Torre del Puente de la Ciudad Vieja (Staroměstská mostecká věž), construida en estilo gótico al mismo tiempo que el puente; mide 47 m. de altura y fue seriamente dañada en 1649 debido a un ataque de los suecos. En la otra orilla del río y del puente, se alza la Torre del Puente de Malá Strana (Malostranská mostecká věž); en realidad son dos torres unidas por un arco voladizo: la primera, románica y más baja, formaba parte del antiguo Puente de Judith, y la otra, gótica, se construyó en la segunda mitad del siglo XV. Tras atravesar el puente, paseamos un poco por los alrededores hasta que decidimos que es mejor dejar esta zona para mañana, por lo que continuamos por la ribera del río y lo cruzamos por el siguiente puente, llamado Most Legií, al final del cual está el Teatro Nacional (Národní divadlo). El calor es insoportable, por lo que, al llegar al final del puente, giramos a la derecha y cruzamos un pequeño puente que nos lleva hasta una islita que hay en el río, llamada Slovanský ostrov, donde hay un magnífico barco-cervecería en el que damos cuenta de algunas

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jarras de medio litro llenas de rica y fría cerveza checa. El camarero habla algo de español y nos cuenta que estuvo un año trabajando en Conil de la Frontera (Cádiz) para ganar dinero y ahorrar para casarse, pero que había tanta marcha que tal y como ganaba el dinero se lo gastaba en juergas y no pudo ahorrar nada, así que la novia lo obligó a volver. Estamos nuevamente en la Ciudad Nueva (Nové Město). Después de una hora degustando la excelente piwo a la sombra, nos armamos de valor y continuamos con la visita de la ciudad (no llevamos gorras, ni paraguas ni nada que nos proteja del sol). Seguimos caminando por la ribera del río, contemplando y fotografiando las magníficas fachadas de los edificios de esta zona, a cual más bonita, hasta llegar al siguiente puente, donde hay una plaza en la que destaca la Casa Danzante (Tančící dům), un simpático y llamativo edificio deconstructivista que terminó de edificarse en 1996 y que se asemeja a una pareja de bailarines, por lo que se le conoce popularmente como Ginger & Fred. El edificio es propiedad de una conocida compañía de seguros holandesa. Son las seis de la tarde, llevamos 8 horas pateándonos la ciudad bajo un sol de justicia y estamos agotados, así que enfilamos en dirección a la Estación Central para volver a casa. Por el camino, seguimos viendo preciosos edificios. Pasamos por una bella placita en la que se alza el Ayuntamiento Nuevo (Novoměstská radnice), que al principio nos parece una iglesia. Seguimos hasta regresar a la Plaza Wenceslao, donde compramos “El País“ por 75 coronas (3,00 €) y de aquí vamos hasta la Estación, donde cogemos el tren que nos lleva hasta KARLŠTEJN. Una vez en KARLŠTEJN, todavía nos quedan 15 minutos de caminata hasta el camping. Al salir de la estación, vemos que están terminando de inflar un globo aerostático justo al lado, por lo que nos paramos a ver como lo inflan y se eleva; hay otros dos globos sobrevolando la zona. Y ya, llegamos al camping a las ocho menos diez y, tras la reparadora ducha y las cervezas de rigor, volvemos a cenar en el bar: comida no-light de nuevo (pollo frito, queso frito, patatas fritas), pero rica, rica (9,60 € más las cervezas). De regreso a la chaty, nos sentamos en el porche a tomarnos un chupito de ron, regalo de cumpleaños de Jose, y escuchando el croar de las ranas. Empieza a refrescar. Noche perfecta después de un día perfecto. Y mañana, más. 29/06/10, Martes. Seguimos con el calor y con el síndrome de Stendhal (y pasamos a

cuartos): KARLŠTEJN – PRAGA – KARLŠTEJN. 60 km. (en tren). 10h 25’. Hoy vamos a seguir visitando PRAGA. Igual que hicimos ayer, después de desayunar fuimos caminando hasta la Estación de Ferrocarril, compramos los billetes y cogimos el tren de las 10:09. Queremos terminar de ver lo que está previsto, aunque creemos que esta ciudad puede dar para mucho más, pero por esta vez sólo podemos dedicarle dos días.

En primer lugar, queremos visitar el Barrio del Castillo (Hradčany), que está sobre una colina. Para ello, una vez en la Estación Central (Hlavní nádraži) de PRAGA, compramos dos billetes de metro que podemos usar durante media hora y cinco paradas, suficiente para llegar hasta la parada de metro de Malostranská. Funciona muy bien el metro: es limpio, moderno y eficaz; cada billete cuesta 18 coronas (0,72 €) y los compramos en la taquilla que hay en la Estación Central. Llegamos a Malostranská, salimos al exterior y comenzamos a subir por la calle escalonada Staré zámecké schody, que eran las antiguas escalinatas reales; conforme vamos ganando altura, se nos va apareciendo una bella panorámica aérea de la ciudad y de sus

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tejados. Con la excusa de hacer fotos, aprovechamos para recuperar un poco el aliento, aunque la subida no es nada dura.

Finalmente, llegamos al Castillo de Praga (Pražský hrad), que en realidad es una ciudadela en cuyo interior hay varios palacios y templos conectados por callejuelas y patios. En total, mide 570 m. de largo y 130 de ancho, lo que le convierte en la mayor fortaleza medieval del mundo. Comenzó a construirse en el año 870 y, a lo largo de los siglos, se le fueron añadiendo edificios y reformando los existentes, por lo que es una auténtica amalgama de estilos arquitectónicos: gótico, neogótico, renacentista, barroco y neoclásico. El acceso es gratuito, aunque para visitar algunos edificios o zonas hay que pagar. Actualmente, es la sede oficial del Presidente del país. Entramos en el Castillo, dejando a la derecha la Torre Negra, del siglo XII, subimos por la Calle Jirská y, a la derecha, frente al renacentista Palacio Lobkowicz (Lobkovický palác), del siglo XVI, hay un patio con un bar y una terracita; al fondo, hay un torreón que fue la Casa del Supremo Burgrave y que alberga el Museo del Juguete (Muzeum hraček). Como el precio de la entrada es razonable: 70 coronas (2,80 €), decidimos entrar (los menores de 15 años no pagan); después de subir muchas escaleras, llegamos por fin al museo. Repartido en dos pisos y en siete salas, dispone de más de sesenta vitrinas de juguetes antiguos, europeos y americanos, clasificados por materias; los juguetes pertenecen al praguense Ivan Steiger, que también expone otra parte de su colección en Munich, donde reside actualmente. Los juguetes más antiguos que se exponen tienen más de 150 años, y hay prácticamente de todo: trenes, juguetes de madera y hojalata, maquetas de casas victorianas, coches, motos, camiones, aviones y barcos de latón, muñecas de porcelana, soldaditos de plomo, granjas con animales, pistas de circo,… todos ellos con multitud de accesorios. También juguetes musicales, ositos de peluche, robots de plástico, etc. En la planta superior hay una exposición permanente dedicada a la muñeca “Barbie” (que acaba de cumplir nada menos que 50 años), en la que se exhiben cientos de muñecas Barbie de todo tipo y en todas las versiones disponibles; hay una que es clavada a Liz Taylor cuando rodó “Cleopatra”. Hacemos muchas fotos en este entrañable regreso a la infancia. Estamos una hora viendo juguetes, y eso que no se pueden tocar. Un ala del museo da al Callejón del Oro (Zlata Ulicka), que puede verse desde una ventana; lamentablemente está en obras. Este callejón tiene pequeñas casas con fachadas de colores, en una de las cuales (en la número 22) vivió Franz Kafka durante dos años; actualmente albergan tiendas de recuerdos y para entrar en el callejón hay que pagar. Mira por donde, lo hemos visto gratis. Continuamos la visita del castillo y, pronto, llegamos a una amplia explanada. A nuestra derecha se encuentran la Basílica y el Convento de San Jorge (Bazilika a klášter Sv. Jiri), fundadas en el año 920 y destruidas en el gran incendio de 1142. Fue reconstruida, dándole el aspecto románico actual, aunque ha sido reformada y ampliada en numerosas ocasiones; de hecho, su conocida fachada barroca es de finales del siglo XVII. Su excelente acústica la convierte frecuentemente en sede de conciertos musicales. Frente a la basílica, se alza, majestuosa, la Catedral de San Vito (Katedrála svatého Víta), que comenzó a construirse en 1344, y se finalizó a mediados del siglo XX, vamos que se lo tomaron con calma. Es uno de los mejores ejemplos del gótico checo, su templo más grande y se ve desde toda la ciudad, en parte, debido a su campanario de 96 m. de altura. Para entrar hay unas colas enorme, por lo que desistimos de entrar (además, ya la habíamos visto cuando estuvimos aquí hace unos años). El calor se va haciendo cada vez más insoportable. Frente a la catedral se encuentra la larguísima fachada rosa del Nuevo Palacio Real (Nove kralovský palác).

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Pasamos al siguiente patio, donde destaca la Fuente de Kohl, de 1686, la más antigua del país y, finalmente, salimos… por la entrada, y es que hemos hecho el recorrido al revés. La entrada está permanentemente custodiada por dos guardas cuyo único cometido es permitir que la gente se haga fotos con ellos.

Llegamos a la Plaza del Castillo (Hradcanské Namestí), que es por donde entran las personas decentes, que originalmente estuvo rodeada de viviendas de campesinos, destruidas por el gran incendio de 1541, y reemplazadas por bonitos palacios edificados por la nobleza: a la derecha está el Palacio del Arzobispo (Arcibiskupský palác), edificado en estilo rococó a comienzos del siglo XVIII y que alberga la Galería Nacional (Národní galerie), que reúne la mayor colección de arte del país. Justo enfrente, se alza el Palacio Schwarzenberg (Schwarzenberský palác), uno de los mejores edificios renacentistas de la ciudad, construido en el siglo XVI, destacan en él sus esgrafiados en blanco y negro. Hace muchísimo calor, así que entramos en una tiendecita bajo los soportales de un edificio de la plaza y compramos una lata de cerveza de medio litro bien fría (39 coronas = 1,56 €). Al fondo de la enorme plaza, se alza el Palacio Toscano (Toskánský palác), de finales del siglo XVII y restaurado en la década de los 90 del siglo pasado. Un poco más adelante, vemos la Iglesia del Loreto (Pražská Loreta), del siglo XVII, que tiene un campanario muy famoso. Cerca de aquí se encuentra el Monasterio Strahov (Strahovský Klášter), que comenzó a edificarse en el siglo XII, pero un incendio lo destruyó en 1258 y fue posteriormente reconstruido en estilo gótico; en el siglo XVI fue profundamente reformado. En el siglo XVII fue saqueado por los suecos, nuevamente reconstruido, destruido otra vez en el siglo XVIII, esta vez por los franceses, y reformado en estilo barroco. Dentro del Monasterio podemos visitar la Basílica de Nuestra Señora, en la que destacan los frescos que tiene en el techo, sin embargo, se encuentra cerrada la Biblioteca, que alberga dos hermosas salas: la Sala Teológica y la Sala Filosófica. Después de esta visita, iniciamos el descenso callejeando un poco por el barrio y adentrándonos a su vez por otro, por el Barrio Pequeño (Malá Strana), bajando por las Calles Úvoz y Nerudova, repletas de bonitas fachadas, de tiendas y de restaurantes para guiris. En uno de ellos se anuncia un menú a 160 coronas (6,40 €), nos parece un buen precio, el sitio es bonito, limpio y agradable y entramos. Comemos bien, pero a la hora de pagar, a las 320 coronas de los 2 menús, le suman 70 de dos cervezas (algo razonable)… ¡¡¡y 130 (5,20 €) por un “tax service” que no estaba anunciado en ninguna parte!!! Le discutimos un poco a la camarera pero no hay nada que hacer, al final la comida nos sale por 520 coronas (20,80 €) los dos. Sigue siendo barato, pero no tiene nada que ver con el precio que anunciaban. Bueno, tampoco vamos a enfadarnos por tan poco dinero, pero ese “tax service” hay que anunciarlo. En la Calle Nerudova, muchos edificios conservan símbolos que servían para identificarlos antes de que se numerasen las casas, así, destacan: la Casa de los Dos Soles, la Casa de la Llave Dorada, la Casa de los Tres Violines, la Casa del León Rojo, la Casa del León Dorado, etc. También llaman la atención el Palacio Tun-Hohenstein, sede de la Embajada italiana, y el Palacio Morzin, que alberga a la Embajada rumana. La calle finaliza en una plaza llamada Malostranské námeští, en la que hay diversos edificios históricos construidos por la nobleza y que hoy albergan edificios del gobierno, teatros o restaurantes. Entre todos, destaca la Iglesia de San Nicolás (Kostel sv. Mikuláše), del siglo XVIII, una de las tres que existen en la ciudad dedicadas a este santo; es una de las

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mejores representaciones que hay del barroco checo, aunque en estos momentos se encuentran cerrada. Tras visitar la plaza, giramos a la derecha, por la Calle Karmelitská. Aquí se alza la Iglesia de Nuestra Señora de la Victoria (Kostel Panny Marie Vitězné), construida en 1611, lo que la convierte en la iglesia barroca más antigua de la ciudad y lugar de peregrinaje de los católicos de todo el mundo, ya que en ella se encuentra la imagen del Niño Jesús de Praga (Pražské Jezulátko), una estatuilla de 47 cm. de origen andaluz, que llego a PRAGA en 1628 como regalo de bodas, y a la que se le atribuyen diversos milagros. Tiene una colección de más de 85 trajes. En la iglesia hay estampitas del niño en multitud de idiomas, con una oración en el reverso; Lola coge algunas para dárselas a la madre y que la reparta entre sus amigas. A cambio, dejamos un donativo de 20 coronas (0,80 €), aunque nos equivocamos de cepillo y lo mandamos a las misiones. Al salir, seguimos caminando por esta calle, en la que somos los únicos guiris. El ambiente es distinto, más auténtico, más praguense, más agradable y nos permite disfrutar de la PRAGA real, de la que no se visita, pero en la que viven los praguenses. Caminando, caminando, llegamos otra vez a nuestro chiringuito recién descubierto, en una islita del Moldava, donde saboreamos unas estupendas piwos, en un marco incomparable. Después de un merecido y refrescante descanso, regresamos caminando hacia la Estación Central, donde cogemos el tren que nos lleva a KARLŠTEJN y a su camping, donde llegamos a las ocho menos veinte. Nos duchamos y nos encaminamos al bar, dispuestos a cenar viendo el partido de fútbol que hoy disputan las selecciones de ESPAÑA y de PORTUGAL (octavos de final del Mundial de SUDÁFRICA). Sin embargo, la tele está apagada y no están los camareros habituales; nos inunda cierta inquietud. Encargamos otra cena no-light (a partir de mañana, algo de moderación) y le pedimos encarecidamente al camarero nuevo que nos encienda la tele para ver el partido y que luego nos sirva la cena, en este orden. Son las ocho y media, hora en la que empieza el partido. El hombre se agobia un poco ante tanta demanda, y se pone manos a la obra, con cara de preocupación: coge una gran antena portátil y unos cables e intenta conectarlo todo. Fracaso: “No signal”, nos dice. Parece que piensa: “Mira que venir dos españoles precisamente cuando juega ESPAÑA. Y yo con el bar medio vacío… y encima vienen a cenar a las tantas, cuando ya tengo mi cocina recogida”. Otros parroquianos que están tomándose una cerveza en el bar, intentan ayudarle sin éxito, mientras nos dicen que ellos defienden a la selección española y quieren que gane el Mundial. Tras varios intentos, el camarero se pone cada vez más nervioso y, finalmente, pide ayuda por teléfono. Mientras llega su salvación y la nuestra, nos tomamos unas cervecitas y, sin decir ni mú, miramos el reloj pensando que ya está bastante avanzado el primer tiempo. A todo esto, nos trae la cena y nos anuncia que “ESPAÑA no gol”. Por fin, llega un personaje, que debe ser el mismo al que ha telefoneado, con cara de loco y con una vestimenta bastante desastrosa, pero que parece entender de electrónica y de antenas. Examina los cables mientras murmura en checo un diagnóstico que parece de gravedad extrema, ya que parece que falta una pieza. Se va en una moto y, al poco, vuelve con más cables y con un soldador. Perplejidad. Con mucha soltura y numerosos gestos y murmullos, suelda dos cables y… ¡se hizo el milagro!, ya podemos ver el partido. El camarero respira aliviado, menudo interés se ha tomado el hombre, entre el cachondeo de sus amigotes, que se unen a nosotros para ver el resto del partido. Vamos cero a cero. Cuando marcamos el gol de la victoria (en realidad lo marca Villa, pero todos le ayudamos a chutar), todos los presentes lo celebramos con alegría y se nos

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acercan unos moteros, que hoy van en bici, para darnos la enhorabuena, nos dicen que conocen ESPAÑA pues han estado en MÁLAGA. Se van deseándonos buena suerte, pues somos sus preferidos. Finalmente, ESPAÑA gana y pasa a cuartos, mientras recibimos las felicitaciones de los checos que están con nosotros. Nos vamos a la cama cansados pero contentos, con tantas emociones. Las ranas comienzan su concierto de todas las noches (no se cansan). El aire de la noche bohemia se respira fresco y limpio. Qué calor ha hecho hoy. 30/06/10, Miércoles. Bonitos pueblos y balnearios del norte de Bohemia: KARLŠTEJN –

KARLOVY VARY – LOKET – CHEB – MARIÁNSKE LÁZNE – KARLŠTEJN. 414,2 km. 10h 14’.

Esta noche ha hecho calor, este clima nos confunde: ahora que dormimos abrigaditos, nos asamos. Después de dos días de descanso, nuestro coche vuelve a los caminos: vamos a conocer algo más de BOHEMIA, a la que los checos llaman ČECHY, y que es la región occidental de la REPÚBLICA CHECA (hay otras dos regiones: MORAVIA, en el este, y SILESIA, al norte de la anterior). Salimos a las nueve y media, con 18º y cielo despejado, y enfilamos hacia KARLOVY VARY (51.500 habitantes), donde llegamos tras dos horas de carretera (autopista E-50 y luego la carretera E-49). Dejamos el coche en un aparcamiento al aire libre (N 50º 13’ 51.27” E 12º 52’ 09.25”) que hay junto a la Estación de Autobuses; una hora cuesta 20 coronas (0,80 €) y dos horas 60 (2,40 €), así que pagamos dos horas para poder ver el pueblo con tranquilidad. Es una ciudad-balneario que ya visitamos la otra vez que estuvimos por aquí, pero donde no nos importa volver. KARLOVY VARY significa “El balneario termal de Carlos”, en referencia a Carlos IV, emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico, quien la fundó en 1370. En la primera mitad del siglo XX, la ciudad formó parte de ALEMANIA, y sus habitantes hablaban mayoritariamente alemán, de ahí que también sea conocida por su nombre en alemán: KARLSBAD. Actualmente, es el balneario más grande del país y una de sus ciudades más bellas. La Calle Varšavská nos lleva hasta la ribera del estrecho Río Teplá (Řeka Teplá), que fluye encajonado entre montañas; a ambos lados del río se construyó la ciudad. Una veintena de puentes permite cruzar de un lado a otro. Debido a que la nobleza solía venir aquí para tratarse enfermedades como la gota o la tuberculosis, se construyeron hermosos Edificios en el siglo XIX y comienzos del XX, mayoritariamente barrocos, con preciosas fachadas en tono pastel. Caminar junto al río es una gozada para la vista y la cámara de fotos echa humo. La ciudad cuenta con 13 Manantiales principales, más de 300 secundarios y, además, el río Teplá también lleva agua caliente. El agua de estos manantiales se puede beber, de hecho, por todas partes venden unas jarritas de porcelana tan bonitas como caras, por lo que es mejor llevarse una de casa; la temperatura del agua varía de un manantial a otro, pero oscila entre los 40º y los 73º, lo que hace que el agua esté asquerosa, a pesar de lo cual hay gente que bebe un trago de todos los manantiales que se encuentran dispersos por la ciudad. También se encuentran por toda la ciudad Baños termales con propiedades curativas, hoteles-spas, masajes tailandeses, sanatorios y actividades diversas relacionadas con la hidroterapia y el termalismo. El paseo es de lo más agradable. Hay bastantes turistas. Al llegar al Gran Hotel Pupp, de soberbia fachada, damos la vuelta y regresamos por la otra orilla, donde vemos edificios de gran belleza como el Hotel Quisisana Palace, el Teatro

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Vítězlav Nezval, la barroca Iglesia de Santa María Magdalena (Kostel Sv. Máří Magdaleny), etc. Otra de las características de esta ciudad es que aquí se produce el licor checo por excelencia, el Becherovka, amargo, producto de la mezcla de 32 hierbas y raíces en unas proporciones que son un secreto, y con 38º de alcohol; se fabrica desde 1807. Hemos pagado dos horas de parking, y están a punto de cumplirse, así que regresamos al aparcamiento con algo de prisas para evitar que nos multen. Son las dos de la tarde y estamos a 35º. Nuestro siguiente destino es LOKET (3.000 habitantes). Poco antes de llegar, paramos a comer en un Mirador (N 50º 11’ 12.30” E 12º 44’ 58.92”), con banco de madera, a la sombra, y vistas al pueblo, que apareció espontáneamente tras una curva. Desde aquí hay una bonita panorámica del Castillo (Hrad) gótico del siglo XII y reformado en el XVI, que alberga un museo de la porcelana y una exposición permanente de fantasmas. Después de la comida, vamos al pueblo y aparcamos en la Plaza del Mercado, preciosa, con Edificios de gran belleza, como el del Ayuntamiento (Rodnice). En el centro de la plaza se alza la Columna de la Plaga (Morový sloup), algo habitual en la mayoría de las localidades checas, y que conmemora el final de una epidemia de peste negra que hubo en esta zona en el siglo XVII. Subimos por una calle escalonada y llegamos a la Iglesia de San Wenceslao (Kostel sv. Václava) cuyo interior no podemos visitar ya que está cerrada. Desistimos de subir hasta el castillo porque ya lo hemos visto desde el mirador y no tenemos intenciones de visitar su interior. Aparecen algunas nubes, parece que está refrescando un poco. Nos vamos ahora a CHEB (33.000 habitantes). Seguimos los indicadores que nos llevan al centro y encontramos sitio en el pequeño aparcamiento privado (N 50º 04’ 41.31” E 12º 22’ 19.53”) del Hotel Hvězda. Al lado, está la triangular Plaza del Mercado, epicentro de la ciudad, cuyo verdadero nombre es Plaza del Rey Jorge de Podebrady (Náměstí Krále Jiřího z Poděbrad). Esta plaza adoquinada, que data del siglo XIII, posee muy bellos edificios, entre los que destaca un conjunto de 11 casas de estilo gótico tardío conocidas como Špalíček, situado en el centro de la plaza. Muy cerca se encuentra la Iglesia de San Nicolás y Santa Isabel (Kostel sv. Mikuláše a sv. Alžběty), construida en estilo románico en el siglo XIII y reconstruida en el XIX en estilo neogótico. Antes de regresar al coche, compramos algo de comida sana en un supermercado, que ya está bien de tanta grasa, que a este paso vamos a terminar regular de salud. Lola intenta comprarse unas sandalias estupendas, en una tienda regentada por una pareja de chinos que ya estaba cerrando, pero se ponen tan solícitos que resultan pesados y, Lola, agobiada, al final no compra nada. De camino al camping, paramos en MARIÁNSKE LÁZNE (14.000 habitantes), al que la “Guía Total” describe como más tranquila que su “gemela” Karlovy Vary, pero no terminamos de encontrarle el encanto, aunque sí un par de casas bonitas a las que fotografiamos. Es cierto que tiene baños termales, pero ni por asomo puede competir en belleza con KARLOVY VARY. Son más de las 6 de la tarde y estamos a una hora y media del camping. Habíamos previsto visitar también PILSEN (PLZEŇ), pero ya no nos da tiempo, así que otra vez será. Alcanzamos la autopista E-50 que nos deja muy cerca del camping, adonde llegamos a las 19:47 horas, con 24º de temperatura y buen tiempo. Ducha, cena sana (espaguetis) y a la cama. No sabemos si esta noche toca frío o calor, así que nos preparamos para cualquier eventualidad.

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01/07/10, Jueves. Nos equivocamos de pueblo en la Bohemia del Sur: KARLŠTEJN –

ČESKÉ BUDĚJOVICE – ČESCÝ KRUMLOV – HORAŽĎOVICE – KARLŠTEJN. 394,2 km. 9h 49’.

Tras un buen desayuno, a las nueve y media, con una temperatura de 26º y buen tiempo, partimos para conocer el sur de BOHEMIA. Nuestro primer destino es ČESKÉ BUDĚJOVICE (95.000 habitantes). Para ello, nos acercamos antes hasta la carretera R-4 y bajamos hasta la carretera E-49 que nos deja en la ciudad. Dejamos el coche en un céntrico parking al aire libre (N 48º 58’ 23.19” E 14º 28’ 37.95”). El casco antiguo es muy pequeño, y todo gira en torno a la Plaza Přemysl Otakar II (Náměstí Přemysla Otakara II), un enorme cuadrado de más de 130 m. de lado, con edificios soportalados que poseen fachadas barrocas y renacentistas de colores pastel (cada una de un color), a cual más bonita. En el centro de la plaza se encuentra la octogonal Fuente de Sansón (Samsonova kašna), del siglo XVIII, la fuente barroca más grande del país. No hay ni un solo árbol en toda la plaza. En uno de sus vértices destaca el barroco edificio gris del Ayuntamiento (Radnice) con su torre del reloj. En el vértice opuesto se encuentra la Catedral de San Nicolás (Katedrála svatého Mikuláše), construida entre los siglos XIII y XIV y varias veces reformada; nos resulta más bonita por fuera que por dentro. Justo a su lado se alza su campanario, que es el edificio más representativo de la ciudad: la Torre Negra (Černá věž), del siglo XVI y estilo gótico-renacentista; se puede subir por sus escalones por sólo 30 Kč (1,20 €). Su altura es de 71,9 metros. Detrás de la catedral se encuentra la pequeña Capilla de la Agonía del Señor (Kaple Smrtelných úzkosti Páně), del siglo XVIII. De aquí vamos al Monasterio Dominico con la Iglesia del Sacrificio de la Virgen María (Dominikánský klášter s kostelem Obětování Panny Marie), el edificio histórico más valioso de la ciudad; construido en el siglo XIII en estilo gótico, le fueron añadidos elementos barrocos y rococós, y todavía conserva unos magníficos frescos medievales del siglo XIV. Ya no viven monjes en él. La entrada al claustro cuesta 10 kč (0,40 €) por persona. Además de por su belleza monumental, esta ciudad es también conocida porque aquí se fabrica cerveza desde el siglo XIII; en la actualidad, la marca más famosa que fabrican es “Budweiser” (hasta no hace mucho, a la ciudad se la conocía por su nombre en alemán: Budweis). Deshaciendo el camino andado, regresamos al coche y pagamos el parking: 1 hora = 10 kč (0,40 €). Vamos ahora al cercano pueblo de ČESKÝ KRUMLOV (13.600 habitantes), cuyo centro histórico ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Comenzó a construirse en el siglo XIII, en los meandros del Río Moldava (Vltava) y muestra edificios medievales de estilos gótico, barroco o renacentista, muy bien conservados ya que no sufrieron daños durante la II Guerra Mundial. Dejamos el coche en un parking al aire libre (N 48º 48’ 56.72” E 14º 18’ 57.24”) que hay justo a la entrada cuando, de repente, el cielo se oscurece y empezamos a escuchar truenos; como son más de las dos, nos preparamos unos bocadillos que tenemos que comernos dentro del coche, porque de inmediato descarga un buen chaparrón. Cuando terminamos de comer, también termina de llover y comenzamos a caminar. La fuerte lluvia no ha conseguido bajar las temperaturas y las calles se secan en un pis-pas. Cruzamos un puente, pasamos bajo la Puerta Budějovice (Budějovická brána) y entramos en el Casco Antiguo por la adoquinada Calle Latrán; a mitad de la calle se encuentra la Puerta Roja (Červená brána) y pasamos bajo ella. En la calle hay muchas casas bonitas que albergan restaurantes y tiendas para guiris, ya que este pueblo es muy turístico, de hecho, la mayoría de las excursiones de un día que se ofrecen a los turistas que van a PRAGA son para visitar KARLOVY VARY o ČESKÝ KRUMLOV. Antes de llegar al Río Moldava, ya se ve la Torre del

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precioso Castillo (Hrad), el segundo más grande del país, después del de PRAGA; sus orígenes se remontan al siglo XIII y en el siglo XVII sufrió unas profundas reformas que le dieron su aspecto barroco actual. Pasamos junto a la puerta, pero decidimos dejarlo para el final. Es un pueblo muy turístico y está bastante animado. Oímos hablar español por doquier. Cruzamos el río por un puente e iniciamos la subida hasta la Plaza de la Concordia (Náměstí Svornosti), la más importante de la localidad. Entre sus bonitos edificios se encuentra el del Ayuntamiento (Radnice), construido en el siglo XVI en estilo renacentista; en sus sótanos se encuentra el Museo de la Tortura (Museum Tortury). En el centro de la plaza se alza la Columna de la Virgen María, realizada en estilo rococó en 1716. Desde aquí, subimos unas escaleras para llegar a la Iglesia de San Vito, de estilo gótico, que no nos parece gran cosa; luego tomamos la Calle Horni, que posee magníficas fachadas, y nos lleva hasta un Puente desde el que hay una impresionante panorámica aérea de la ciudad. Retrocedemos por le mismo camino y, al llegar a la puerta del castillo, decidimos que no nos apetece entrar (hemos visto docenas de castillos, palacios y similares y, al final, todos nos resultan similares), así que volvemos al parking. Poco antes de llegar, nos encontramos en el suelo un billete de 200 coronas (8,00 €), qué suerte, somos ricos. Aprovechamos para comprar una revista “Barbie” en checo para la colección internacional de nuestra sobrina Bárbara que, aunque ya es mayor, aún seguimos comprándole una en cada país que visitamos. El parking nos cuesta 10 kč (0,40 €) por una hora y media. La última visita de hoy hemos previsto que sea al pequeño pueblo de HOLAŠOVICE (140 habitantes), declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Es una especie de pueblo-museo, fundado en el siglo XIII, que tiene 120 edificios barrocos construidos entre los siglos XVIII y XX, muy bien conservados. En el centro de la plaza, donde hay una fuente, se encuentran 22 casas de fachadas barrocas pintadas. Cuando llegamos, nos encontramos con una Plaza que, sí, tiene una Fuente, pero las Casas que hay a su alrededor no nos parecen gran cosa, ¿y esto es Patrimonio de la Humanidad? No es para tanto. Damos un pequeño paseo por el pueblo, que tiene la Iglesia de San Pedro y San Pablo (Kostol sv. Petra a Pavla), muy antigua, la Puerta Roja (Červená brána), edificada en la segunda mitad del siglo XIII, pero nada más. Bastante decepcionados nos marchamos. Y es que por un error de planificación, y por desconocimiento del idioma checo, hemos programado el TomTom para que nos lleve a la localidad de HORAŽDOVICE (5.700 habitantes), situada relativamente cerca. No nos damos cuenta de que nos hemos equivocado de pueblo hasta que llegamos a casa (si alguien quiere ir al auténtico HOLAŠOVICE, sus coordenadas son: N 48º 58’ 14.69” E 14º 16’ 24.96”, y está tan sólo a 15 km. al oeste de ČESKÉ BUDĚJOVICE). Regresamos al camping, donde llegamos a las siete y cuarto de la tarde, con 27º y buen tiempo. El resto de la tarde lo pasamos haciendo vida contemplativa y bebiendo piwos. Mañana nos vamos de aquí; nos ha gustado BOHEMIA. Por cierto, por toda BOHEMIA hemos visto muchos carteles anunciando “Penzion” o “Pension”. La habitación doble cuesta alrededor de 500 coronas (20,00 €). 02/07/10, Viernes. Patrimonios de la Humanidad moravos: KARLŠTEJN – KUTNÁ HORA –

TELČ – TŘEBÍČ – OSTROVAČICE. 325,4 km. 9h 44’. Desayunamos, recogemos y volvemos a colocar todos los muebles en su sitio, ya que al llegar los habíamos cambiado de posición. A las ocho y media de la mañana, con 24º y buen

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tiempo, partimos. Nos vamos de BOHEMIA, la región occidental de la REPÚBLICA CHECA, la de los famosos (y carísimos cristales), y nos dirigimos hacia el este, hacia la región de MORAVIA (MORAVA). Circunvalando PRAGA, debemos soportar algunas caravanas (menos mal que cuando fuimos a PRAGA lo hicimos en tren, que no sufre atascos), y tardamos casi 3 horas en recorrer 100 km. Finalmente, llegamos a KUTNÁ HORA (21.000 habitantes). Todavía estamos en BOHEMIA. Su Centro Histórico ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Dejamos el coche en un pequeño aparcamiento que hay en el centro (N 49º 56’ 59.08” E 15º 15’ 54.70”), en la Plaza Svateváclavské y comenzamos la visita. Subimos por la Calle Poděbradova, donde se encuentra la gótica Casa de Piedra (Kamenný dům), del siglo XV, que alberga el Museo Municipal y que muestra un bonito balcón de piedra en su fachada. Tomamos la calle que está justo enfrente, y llegamos a la Calle Husova; giramos a la derecha y nos encontramos la Iglesia de San Juan Nepomuceno (Kostel sv. Jana Nepomuckého), de bonita fachada barroca. Unos metros más arriba, en una pequeña plaza, hay una bella Fuente gótica de piedra. Regresamos bajando la Calle Husova hasta llegar a la Columna de la Peste (Morový sloup), del siglo XVIII, similar a las que existen en la mayoría de las ciudades checas.

Cerca de aquí, se encuentra el enorme edificio del Tribunal Italiano (Vlašský Dvůr), reconstruido en el siglo XIV y convertido en una residencia real. A su lado, se halla uno de los edificios más representativos de la ciudad: la Iglesia de San Jacobo (Kostel sv. Jakuba), construida entre los siglos XIV y XV en estilo gótico. La entrada cuesta 40 coronas (1,60 €) y la simpática taquillera nos da una breve pero completa información sobre la iglesia. Al salir, giramos a la izquierda y tomamos la Calle Barborská que, pasando junto al Colegio Jesuita (Jezuitská kolej), nos lleva hasta la Iglesia de Santa Bárbara (Chrám svaté Barbory), edificada en estilo gótico entre los siglos XIV y XX y, sin duda, el edificio más hermoso de la ciudad. Para entrar hay que pagar 50 coronas (2,00 €), pero merece la pena. Con esto, damos por finalizada la visita a esta ciudad. Estamos a 29º y cuando entramos en el coche, es un horno. Vamos ahora a TELČ (5.700 habitantes), que pertenece a la región de MORAVIA. Su Centro Histórico ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. En realidad, su centro histórico es tan pequeño que se reduce a la Plaza del Mercado (Náměstí Zachariáše z Hradce); eso sí, es una plaza preciosa, repleta de Casas renacentistas del siglo XVI, algo singular en una región en la que abunda la arquitectura barroca. Con el paso del tiempo, se les han añadido algunos elementos barrocos y rococós. Las hermosas fachadas de colores de estas casas guardan una perfecta armonía. Aparcamos en la propia plaza, en la que no podían faltar una Columna de la Peste (Morový sloup), y una Fuente, ambas del siglo XVIII. Al fondo de la plaza se encuentran el Colegio Jesuita (Jezuitská kolej), construido en el siglo XVII en estilo barroco, que incluye la Iglesia del Nombre de Jesús, del mismo periodo, la Iglesia de San Jacobo (Kostel sv. Jakuba), del siglo XIV y un Castillo (Hrad) construido en estilo gótico en la segunda mitad del siglo XIV y reconstruido en estilo renacentista durante el siglo XVI. Detrás del castillo hay un Jardín estilo inglés, a orillas del Lago Štěpnický rybník. Todo está pegado, por lo que la visita al pueblo se hace con rapidez. Regresamos al comienzo de la plaza donde se halla la gótica Iglesia del Espíritu Santo, que posee una Torre románica de 49 m. de altura. Otros dos Lagos, además del ya mencionado, rodean la ciudad: el TELČ - Ulický rybník y el Staroměstský ribník. Y esto es todo lo que hay que ver; nos ha gustado mucho esta tranquila, agradable y hermosa ciudad. La siguiente visita es a TŘEBÍČ (38.000 habitantes). Dejamos el coche en un aparcamiento al aire libre (N 49º 12’ 57.09” E 15º 52’ 51.85) y, de repente, comienza a llover

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con tal intensidad que aprovechamos para comernos el pic-nic dentro del coche, así hacemos tiempo a ver si escampa. Pasada una hora, y viendo que no cesa la lluvia, cogemos los paraguas y vamos caminando hacia la Basílica de San Procopio, pero a medio camino nos volvemos porque nos estamos poniendo chorreando. Subimos al coche y vamos con él hasta la Basílica de San Procopio (Bazilice Panny Marie a sv. Prokopa), declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Menos mal que vamos en el coche, porque hay que subir una señora cuesta y, con lo que está cayendo, nos hubiésemos puesto hechos un asco. Damos un par de vueltas y, como no encontramos donde aparcar, dejamos el coche en el patio de la basílica (N 49º 13’ 03.27” E 15º 52’ 23.69”); la verdad es que no vemos ningún cartel que lo prohíba. La abadía se construyó en el siglo XIII, formando parte de un monasterio benedictino del siglo XII; en el siglo XVI, el monasterio se derribó y se construyó en su lugar un castillo que se encuentra actualmente unido a la basílica. En el conjunto coexisten los estilos románico y gótico. En el siglo XVIII, la basílica fue reformada. Por dentro es preciosa, aunque no nos gusta que la hayan iluminado usando unas luces verdes que no vienen a cuento. Están celebrando misa a las 4 de la tarde, y es que aquí van a otro ritmo, comen más temprano y lo adelantan todo. En ESPAÑA ésta bien podría ser la misa de ocho. Después de la visita, salimos y comprobamos que ha dejado de llover y ha salido el sol. Igual que ayer, tras la lluvia intensa pasamos a disfrutar de una tarde espléndida, como si no hubiera pasado nada Delante, junto al Río Jihlava, se encuentra el Barrio Judío (Židovská čtvrť), que también ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La basílica y el barrio simbolizan la convivencia entre cristianos y judíos desde la Edad Media. Vamos en primer lugar a ver el Cementerio Judío (Židovský hřbitov) que, aunque está fuera del barrio, también es Patrimonio de la Humanidad. Tiene una parte más moderna, del siglo XIX, y otra más antigua del siglo XV, y contiene unas 4.000 tumbas. Aparcamos en la puerta (N 49º 13’ 13.30” E 15º 52’ 42.31”) que está cerrada, pero hay un cartel que invita a pasar, así que la abrimos y entramos. Estamos completamente solos. El césped está muy alto, dando imagen de abandono. La parte más antigua es la que más llama la atención, con cientos de lápidas clavadas en el suelo conteniendo inscripciones en hebreo. Es todo lo bonito que puede ser un cementerio. Después de visitarlo, volvemos al coche y vamos al Barrio Judío, que vemos sin bajarnos del coche, ya que no encontramos nada que merezca la pena. Su valor es, sobre todo, histórico. Durante la II Guerra Mundial, todos los judíos que vivían aquí fueron deportados y sus viviendas pasaron a manos de personas de otras religiones. Con esto finalizamos las visitas por hoy. Le decimos al TomTom que nos lleve a OSTROVAČICE, donde hay un camping en el que nos gustaría dormir las tres próximas noches, y usarlo como campo base para conocer la región de MORAVIA. A unos 50 km. de nuestro destino, nos encontramos la carretera cortada, pero hemos descubierto que, en estos casos, ponen unas flechas sobre un cartel con el fondo naranja, indicando una ruta alternativa, así que, como “Garbancito”, vamos siguiendo las señales hasta llegar a la autopista A-1. Finalmente, llegamos a OSTROVAČICE, que está al lado de la autopista, donde se encuentra el Camp Alpa (N 49º 12’ 23.39” E 16º 24’ 55.91”), que no es más que un bar con un jardín en el que se puede acampar, 4 bungalows y un módulo con baños y fregaderos. Son las seis y cuarto y estamos a 32º de temperatura. Somos casi los únicos inquilinos y, enseguida, la dueña, que es bastante más simpática que el dueño del camping anterior, nos muestra uno de los bungalows, nos trae sábanas limpias y nos anuncia que mañana juega la selección española y que, por supuesto, podremos ver el partido en el televisor del bar. Aunque en principio el bungalow parece algo cutre, terminamos aceptando, no sin antes darle un buen flete al frigorífico. Tras instalarnos, nos vamos a dar una vuelta por el pueblo, que resulta no ser más que una calle muy

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larga, en la que está el camping. No hay cajeros automáticos y el único supermercado cerró a las cinco. Como no tenemos suficiente efectivo para pagar las tres noches, y no hay cajeros, la dueña nos dice que no hay problema, que le dejemos un documento acreditativo y le paguemos cuando queramos. Y ya, a terminar de pasar la tarde noche, bebiendo cervezas en el bar (nos las podemos llevar al bungalow), que cuestan 22 coronas cada una (0,88 €9 por 0,5 l.). Hay muchos parroquianos en el bar, viendo la tele, charlando, bebiendo cerveza y jugando a las cartas. Por cierto, el bungalow cuesta cada noche sólo 470 coronas (18,80 €) y las duchas son gratuitas. Qué bien vamos a dormir. 03/07/10, Sábado. Más Patrimonios de la Humanidad de Bohemia y de Moravia:

OSTROVAČICE – ZELENÁ HORA – LITOMYŠL – OLOMOUC – KROMĚŘÍŽ – OSTROVAČICE. 380,5 km. 9h 51’.

Tras descansar divinamente, a pesar de que a las cuatro de la mañana ya es de día, nos levantamos dispuestos a seguir conociendo las regiones de BOHEMIA y de MORAVIA. Todos los sitios que vamos a visitar hoy han sido declarados Patrimonio de la Humanidad, así que vamos con ganas. MORAVIA se presenta como la CHEQUIA auténtica, sin apenas turismo, más que el moderado local. Sus ciudades son típicas del este de Europa: nos recuerdan a la POLONIA auténtica, o a LITUANIA o a cualquier otro país que estuvo detrás del “Telón de acero” y que no están influenciados por el turismo occidental, como sucede con PRAGA o con KARLOVY VARY. Salimos a las nueve y veinte de la mañana, con una temperatura de 25º y cielo despejado. En primer lugar vamos a ZD’ÁR NAD SÁZAVOU (22.700 habitantes) en la región de MORAVIA. Muy cerca de aquí se encuentra ZELENÁ HORA, que no aparece en los mapas, donde se alza la Iglesia de Peregrinación de San Juan Nepomuceno (Poutní kostel svatého Jana Nepomuckého), declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Aparcamos justo delante (N 49º 34’ 46.02” E 15º 56’ 36.16”). Es la obra cumbre del gran arquitecto Jana Santiniho Aichla, que la edificó en la primera mitad del siglo XVIII para honrar la memoria del mártir checo, San Juan Nepomuceno. Según la leyenda, sobre el cuerpo del mártir muerto aparición una corona con cinco estrellas, por eso, la iglesia está cargada de simbolismos: la planta tiene forma de estrella de cinco puntas, la iglesia tiene cinco puertas, en el altar principal hay cinco estrellas y cinco ángeles,… Está construida en una mezcla de estilos gótico y barroco. Tras pasar un muro que la circunvala, llegamos a la iglesia, que está cerrada. Sólo permiten visitas guiadas, y en estos momentos se está celebrando una; para la próxima todavía falta bastante, así que nos conformamos con verla por fuera y sacar unas fotos. Nos hemos ahorrado las 80 CZK (3,20 €) que cuesta cada entrada. Nuestro próximo destino es LITOMYŠL (10.200 habitantes), que está en la región de BOHEMIA. Aparcamos en la Plaza Smetana (Smetanovo náměstí) (N 49º 52’ 09.40” E 16º 18’ 46.27”), epicentro de la ciudad, que está muy animada, con mucha gente paseando. Esta plaza está repleta de bellísimas Casas renacentistas o góticas, la mayoría con arcadas; también aquí se encuentra el Ayuntamiento (Radnice) gótico. De la plaza parte la Calle Ulice Josefa Váchala, que tiene tres arcos, y en cuya esquina hay una casa con bonitos Esgrafiados; esta calle nos lleva a la Calle Ulice B. Němcové, en la que hay algunas agradables terracitas, y llegamos a la Iglesia Prioral (Proboštský kostel), que no es nada del otro mundo. Desde aquí ascendemos hasta una amplia explanada en la que se encuentra la Iglesia Escolapia (Piaristický kostel). Frente a ella, se alza la majestuosa mole del Castillo (Zámek) renacentista del siglo XVI, que ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Destacan los

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esgrafiados de sus fachadas. En el castillo nació el músico Bedřich Smetana. Aunque se puede ver un poco de su interior, para verlo completo hay que sumarse a una visita guiada que cuesta 120 CZK (4,80 €), lo que descartamos. Sin más que ver, regresamos al coche. Vamos ahora a OLOMOUC (100.000 habitantes). Volvemos a estar en MORAVIA. Llegamos hasta la Plaza Alta (Horni náměstí), donde aparcamos en medio de la plaza (N 49º 35’ 36.46” E 17º 15’ 03.37”), entre otros coches cuyos propietarios están en una boda. La construcción más importante de la plaza y de la ciudad es la Columna de la Santísima Trinidad (Sloup Nejsvětější Trojice), declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Esta columna, de 35 m. de altura, es un grupo escultórico, de estilo barroco, construido entre 1716 y 1754 en honor de Dios, como muestra de gratitud al haber finalizado una plaga de peste que asoló a Europa Central. También es una muestra de patriotismo local, ya que todos los artistas y maestros artesanos que participaron en su construcción eran de OLOMOUC, incluso la mayoría de los santos que están representados mantenían algún tipo de relación con la ciudad. La UNESCO la ha considerado como uno de los ejemplos más excepcionales del apogeo del arte barroco en Centroeuropa. La verdad es que es preciosa, y tiene tantísimas estatuas y detalles, que te puedes tirar horas mirándola con detenimiento. Mientras nos deleitamos con la contemplación d ela columna, observamos cómo los invitados a la boda se marchan y dejan nuestro coche solo, en medio de la plaza. Le preguntamos a unos policías, por señas, porque sólo hablan checo, si podemos dejar el coche donde está y nos dicen que no, que tenemos que aparcarlo en otra parte, y nos indican cómo llegar a un aparcamiento cercano. Así que subimos al coche y nos lo llevamos a otro aparcamiento que está a unos 200 metros (N 49º 35‘ 32.76“ E 17º 14‘ 58.33“). Regresamos andando a la plaza y seguimos con las visitas. En el centro de la misma se encuentra el Ayuntamiento (Radnice), edificado en estilo gótico en el siglo XV. Tiene una torre de 76 m. de altura en cuyo exterior se encuentra un antiguo y sofisticado Reloj Astronómico (Orloj), también del siglo XV, que fue reconstruido tras la II Guerra Mundial de acuerdo con las consignas del realismo socialista, por lo que las figuras religiosas fueron cambiadas por trabajadores, atletas, científicos, granjeros, etc. y se modificó el carillón para que tocase música tradicional local. Muy cerca de esta plaza se halla la Iglesia de San Mauricio (Kostel svatého Mořice), que fue construida en el siglo XV en estilo gótico, y que posee el mayor órgano de Centroeuropa. Atravesamos la plaza y llegamos a otra, a la Plaza Dolní náměstí, donde se alza otra Columna de la Peste (Morový sloup), del siglo XVIII, así como las barrocas Fuente de Júpiter (Jupiterova kašna), de 1730, y Fuente de Neptuno (Neptunova kašna), de 1695, dos de las seis que permanecen en la ciudad dedicadas a la mitología romana. De aquí vamos a la Iglesia de San Miguel (Kostel svatého Michala), edificada en el siglo XIII y reconstruida en estilo barroco en los siglos XVII y XVIII. Su interior es precioso. Esta iglesia es, con todo merecimiento, uno de los referentes de la ciudad. Seguimos callejeando hasta llegar a la Plaza de la República (Republiky náměstí). Justo en la entrada se encuentra la Iglesia de la Virgen María de las Nieves (Kostel Panna Maria Sněžná), del siglo XVIII, que tiene una impresionante fachada barroca, aunque no podemos ver su interior porque está cerrada (al parecer tiene unos frescos muy bonitos). Enfrente está el célebre Café 87, que tiene fama de hacer las mejores tartas de chocolate del país (compramos un trozo que nos cuesta 45 coronas = 1,80 €, y es verdad que está exquisito). Continuamos paseando hasta llegar a la coqueta plaza en la que se erige la Catedral de San Wenceslao (Katedrála svatého Václava), construida en el siglo XII en estilo románico y reformada en estilo gótico en los siglos XIII, XIV y XIX. A su lado está el Palacio Episcopal. Su torre mide 100,65, lo que la convierte en el cuarto edificio más alto del país. Y con esto, damos por visitada

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esta agradable ciudad, que alberga bonitos edificios, algunos de gran valor. Regresamos al coche paseando a la sombra, ya que hace mucho calor. Todavía nos queda un pueblo por ver hoy: KROMĚŘÍŽ (29.500 habitantes). Vamos directamente al Jardín de las Flores (Květná Zahrada), declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Aparcamos enfrente (N 49º 17’ 51.92” E 17º 23’ 01.09”) y, al entrar, vemos un cartel que pone que cuesta 30 coronas (1,20 €), pero no hay nadie en la taquilla, así que entramos y damos un paseo. Se trata de un jardín dividido en cuadrados, con los setos recortados haciendo formas geométricas y con un par de laberintos que sólo se aprecian desde el aire; flores, más bien pocas. El jardín fue diseñado en el siglo XVII por un arquitecto italiano y en el centro se alza un templete barroco con algunos frescos. La verdad es que no nos parece gran cosa. Cogemos el coche y vamos a la Plaza Velké náměstí (N 49º 17’ 53.11” E 17º 23’ 34.78”), rodeada de bellas fachadas. En una esquina se encuentra el Palacio Arzobispal (Arcibiskupský zámek); tanto el palacio como sus jardines han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Lo malo es que cierran a las seis y ya son más de las seis, por lo que nos tenemos que conformar con ver el palacio por fuera. Cerca de la plaza se encuentra la Iglesia de San Juan Bautista (Kostel sv. Jana Křtitele), levantada en el siglo XVIII en estilo barroco. Y ya está, volvemos al camping, donde llegamos a las siete y cuarto de la tarde, con 27º de temperatura. Nos duchamos y nos preparamos para ver el partido que juega dentro de una hora la selección española contra la paraguaya. El bar del camping tiene un buen televisor y mientras acabamos con las existencias de cervezas, vemos como ESPAÑA vence y pasa a semifinales; dentro de cuatro días nos espera ALEMANIA que acaba de vapulear a ARGENTINA. Tras la victoria, cenamos y a la cama. Hoy ha hecho calor todo el día. 04/07/10, Domingo. Brno y relax: OSTROVAČICE – BRNO – OSTROVAČICE. 12,4 km.

(en coche) 4h 51’. Después de tomar un buen desayuno, hoy vamos a visitar la capital de MORAVIA: BRNO Para ello, hemos previsto ir en coche hasta la estación de ROSICE y ahí coger el tren. El problema es que son las ocho y cuarto y no hay nadie en recepción, y la puerta del camping está cerrada con un candado. Nos acercamos a recepción, a ver si hay anotado algún número de teléfono al que llamar, pero nada, estamos prisioneros; nos aproximamos a la puerta y… ¡¡¡vemos que el candado está puesto, pero abierto!!!, así que lo quitamos, abrimos la puerta, salimos, y volvemos a cerrar la puerta y a poner el candado. Son las ocho y media y estamos a 24º. Hoy va a hacer calor otra vez. El tren pasa a las nueve menos cuarto, así que vamos rápidos hasta la cercana localidad de ROSICE, que está desierta, dejamos el coche en una explanada (N 49º 10’ 46.69” E 16º 23’ 11.02”) y caminamos por la misma calle, unos 200 m., hasta la estación. No hay nadie, la taquilla está cerrada y no hay máquina expendedora de billetes, ¿dónde los compramos? Sólo quedan un para de minutos para que llegue el tren. De repente, llega una señora y se para en el andén, nos acercamos a ella y le preguntamos (por señas, porque sólo habla checo) dónde podemos comprar el billete, y nos responde que dentro del tren, que está llegando en esos momentos. Como no estamos seguros de haberla entendido bien, nos vamos directamente a buscar al revisor que, también por señas, nos dice que no nos preocupemos que nos sentemos y que ahora pasara él a cobrarnos. Los dos billetes, ida y vuelta, nos cuestan en total 92 coronas (3,68 €); el trayecto es de 21 km.

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En unos veinte minutos llegamos a BRNO (405.000 habitantes), la segunda ciudad del país. Por cierto, se pronuncia “Berno” y no “Breno”, como erróneamente dicen los presentadores de TVE que retransmiten las pruebas de motociclismo. Nos llaman la atención las estaciones de ferrocarril: las de BOHEMIA eran más nuevas y más limpias, en cambio las moravas están algo dejadas. Subimos por la calle que está enfrente de la Estación, giramos por la segunda calle a la izquierda y llegamos a una plaza llamada Mercado de las Coles (Zelný trh), ya que aquí se instalan puestos ambulantes de verduras, frutas y flores desde tiempos inmemoriales. En esta plaza se encuentran algunas edificaciones notables, como el Museo Regional Moravo (Moravské Zemské Muzeum), el Teatro El Ganso en una Cuerda (Divadlo Husa na Provázku) o el Teatro Reduta, del siglo XVII. En el centro de la plaza se encuentra la Fuente Parnas (Kašna Parnas), barroca, de finales del siglo XVII, con figuras que representan a los tres imperios antiguos: Babilonia, Persia y Grecia. De la plaza parte la Calle Radnická ulice, en la que se encuentra el Ayuntamiento Antiguo (Stará Radnice), construido a partir del siglo XIII en varios estilos; destaca la puerta gótica de piedra que hay en la torre, rematada por cinco torrecillas, encontrándose la del centro torcida. Nada más entrar vemos una rueda colgada en la pared y un cocodrilo disecado suspendido del techo, conocido como Brněnský drak, que es la mascota de la ciudad y que lleva ahí colgado desde hace más de 400 años. Aquí se encuentra también la Oficina de Turismo. Vamos ahora a la Plaza de la Libertad (náměstí Svobody), rodeada de bellos edificios renacentistas. Desde la Edad Media, en esta plaza vivían los nobles y los ciudadanos más acaudalados. En el centro se alza una Columna de la Peste (Morový sloup), barroca del siglo XVII, presente en casi todas las ciudades checas. La Calle Zámečnická ulice nos lleva a la contigua Plaza Dominicana (Dominikánské náměstí), donde se halla la Iglesia de San Miguel (Kostel sv. Michala), cuyo interior barroco es bonito. A su lado, en la misma plaza, está el Ayuntamiento Nuevo (Novoměstská Radnice), ubicado en un antiguo monasterio dominico del siglo XIII y reconstruido en el siglo XVIII en estilo barroco. Nos gusta su interior. Continuamos luego por la Calle Ceská ulice, en cuyo número 5 se encuentra la Cervecería más antigua de la ciudad, la Stopkova plzeňská pivnice, inaugurada en la segunda mitad del siglo XIX, que tiene pinta de estar abandonada; es una pena porque su fachada es muy bonita. Muy cerca está la Iglesia de Santiago (Kostel sv. Jakuba), construida entre los siglos XIV y XV en estilo gótico tardío; su espigada torre mide 92 m. El interior de la iglesia es muy bonito. Regresamos hasta el Mercado de las Coles y subimos a la Colina Petrov por una empinada calle que conduce a la Catedral de San Pedro y San Pablo (Katedrála sv. Petra a Pavla); aunque originalmente fue una basílica románica, en el siglo XIII fue reconstruida en estilo gótico y a finales del siglo XIX se le realizaron profundas modificaciones neogóticas. Su bello interior conserva partes de la decoración barroca original. Así, finalizamos la visita a la ciudad. Hay una vivienda funcionalista, llamada Villa Tugendhat, que es Patrimonio de la Humanidad. Está en la periferia de BRNO, pero debido a obras de restauración, se encuentra cerrada desde comienzos de año hasta la primavera de 2012. Al llegar en el tren, vimos que detrás de la estación había un supermercado “Tesco” abierto”, al que nos dirigimos porque necesitamos comprar comida. Pasamos por un túnel, bajo la vía del tren, y aparece ante nosotros una ciudad totalmente distinta, agudizándose la sensación de estar en la antigua Europa del Este, con la típica arquitectura funcional soviética y un animado mercadillo callejero; precisamente, el supermercado es lo único que le da un toque occidental a este barrio. Cargamos el carrito con comida y, al ir a pagar, volvemos locas a las

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cajeras porque hemos cogido 10 sobres monodosis de mostaza, para las salchichas, y no tienen código de barras; las cajeras no consiguen averiguar cuánto cuestan y al final nos los regalan. Regresamos a la Estación (Nádraží), subimos al tren y, por si acaso, le preguntamos al revisor si éste es nuestro tren; nos dice que sí. Tras media hora de recorrido y 6 paradas, nos bajamos en la estación de ROSICE U BRNA, que es la nuestra. Caminamos hasta el coche, que está a pleno sol y a la una y veinte, con 30º, llegamos al camping dispuestos a pasar una tarde relajados. Lo malo es que el bar (el único del pueblo) está cerrado, maldición. Aprovechamos que tenemos tiempo y hace sol para hacer la colada a mano, que ya llevamos diez días de viaje. Comemos, leemos y ordenamos los papeles y el resto de cosas que llevamos. A las 5 de la tarde, llega la recepcionista y abre el bar, ¡¡¡por fin!!!, cerveza bien fría. Dado que tienen un horario tan escueto en la recepción, aprovechamos para pagar el bungalow y que nos devuelvan el carné que les dejamos. Los vecinos de bungalow nos invitan a un licor local y nosotros les correspondemos ofreciéndoles una copita de “Solera 47”. Al anochecer, recogemos la ropa, que ya está seca, nos duchamos, cenamos y a la cama. Hoy ha vuelto a hacer calor. 05/07/10, Lunes. ¡Qué trabajo nos cuesta salir de Chequia!: OSTROVAČICE – LEDNICE –

BRATISLAVA (ESLOVAQUIA). 213,4 km. 5h 32’. Tal y como nos imaginamos, a la hora de marcharnos no hay nadie en recepción; menos mal que ayer nos devolvieron la documentación que les habíamos dejado en prenda. Desayunamos, recogemos y, a las nueve y cinco, con 23º y el sol en todo lo alto, nos marchamos. Vamos en dirección a ESLOVAQUIA, por las autopistas D-1 y D-2, pero antes de llegar a la frontera nos desviamos por la carretera 422 para ir a LEDNICE, ya que la UNESCO ha declarado Patrimonio de la Humanidad el PAISAJE CULTURAL DE LEDNICE-VALTICE (LEDNICKO-VALTICKÝ AREÁL), un complejo barroco, de 283 km2, que se extiende entre ambas localidades, en el que existen, lagos, bosques, jardines, palacios, casas, estatuas, etc. Estamos en el sur de MORAVIA. Desde unos kilómetros antes de llegar a LEDNICE (2.300 habitantes), ya observamos la extraordinaria animación que hay por la carretera, con multitud de personas montando en bicicleta o pedaleando. Cuando llegamos al pueblo, lo encontramos repleto de turistas. Encontramos sitio en un aparcamiento al aire libre (N 48º 48’ 06.89” E 16º 48’ 09.98”) que hay que pagar por adelantado; echamos en la máquina 20 coronas (0,80 €) que nos sirve para dos horas. Cruzamos la carretera y entramos en el recinto donde se encuentra el Castillo Estatal (Státaí Zámek), que vemos sólo por fuera, mientras caminamos por sus jardines. La verdad es que no tenemos ningún plano, pero vemos que mucha gente se dirige por un sendero hacia un lago, así que nosotros hacemos lo mismo; si todo el mundo va hacia esa dirección es porque allí debe haber algo que merezca la pena. Caminamos durante unos 1.700 m., junto a un lago muy bonito, aunque el paseo podría ser más agradable si no fuera por los miles de mosquitos que nos atacan. Llegamos hasta un Minarete de 62 m. de altura considerado como el más alto situado fuera de un país musulmán; fue construido entre 1797 y 1804). Regresamos por el mismo camino agobiados por las picaduras de los mosquitos. Una vez en el coche, y puesto que ya nos marchamos de la REPÚBLICA CHECA, decidimos gastarnos las coronas que nos quedan usando un truco que hemos utilizado con éxito en otras ocasiones: consiste en llenar el depósito de gasoil, pagar con las coronas que nos quedan y el resto con la Visa. Sin embargo, tenemos la mala suerte de que la chavalita joven que

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está en la gasolinera llegó tarde el día que repartieron la inteligencia, y nos dice (en checo y por señas, ya que sólo chapurrea un poco de inglés) que sólo podemos pagar en metálico, que para pagar con tarjeta teníamos que habérselo advertido antes y que ya ha programado el cobro para que sea en metálico y no puede cambiarlo (la verdad es que no sabe cómo hacerlo). Comenzamos uno de esos diálogos de besugos que no conducen a nada, ya que no entendemos por qué no puede anular el cobro y marcar otro nuevo. Le decimos que no tenemos efectivo, que dónde hay un cajero para sacar coronas, y nos dice que busquemos en el pueblo, pero que tenemos que dejarle un móvil o un documento en prenda no sea que no volvamos. La chavalita está sola en la gasolinera, no hay ningún superior al que podamos dirigirnos, así que se nos plantean dos opciones: montar el pollo, llamar a la policía y perder varias horas, o buscar un cajero, pagar y marcharnos; optamos por lo segundo. Después de dar varias vueltas, resulta que el único cajero que hay en VALNICE está estropeado y, según el TomTom, el más próximo se encuentra a unos 10 km. Nos aproximamos a él, preguntamos a un lugareño y, finalmente, conseguimos sacar coronas; regresamos a la gasolinera, pagamos y nos marchamos. No entendemos como pueden poner a una persona tan ceporra al frente de un negocio, pero bueno, en todas partes hay un garbanzo negro y nos ha tocado a nosotros. Lo malo es que hemos perdido una hora en este trasiego. Como nos han sobrado algunas coronas, paramos en un súper y compramos algo de comida. Del pueblo checo en general, tenemos que decir que son una gente afable, al menos las que nos hemos encontrado en los campings. Les encanta la cerveza y son grandes consumidores de ella: la beben de medio en medio litro, incluso desde muy temprano. También les encanta montar en bicicleta, están por todas las carreteras, en grupos familiares, de amigos o solos; se entiende esta afición teniendo en cuenta lo crudos que deben ser aquí los inviernos, en cuanto llega el buen tiempo lo que les apetece son actividades al aire libre. Nos ha gustado más BOHEMIA que MORAVIA y nos ha faltado por ver SILESIA, una pequeña región situada al noreste, limítrofe con POLONIA. Seguimos por la autopista D-2 y, a las dos menos veinte de la tarde entramos en ESLOVAQUIA, con 28º de temperatura y buen tiempo. En la frontera compramos una pegatina o viñeta, que cuesta 4,90 € y dura 15 días, que tenemos que pegar en el parabrisas y que nos permite circular por las autopistas eslovacas sin más coste, A las tres menos veinte llegamos al camping que habíamos previsto en BRATISLAVA, el Autocamp Zlaté Piesky (N 48º 11’ 17.53” E 17º 11’ 08.12”). Alquilamos un bungalow para cuatro personas con nevera, que nos cuesta 38,30 € la noche. Resulta ser como todos los campings de las capitales: muy grande, demasiado para nosotros, que preferimos los campings pequeñitos y familiares, atendidos por su dueño, lo que supone una garantía de calidad, tanto en trato como en servicios. Pero como es el único camping que hay en los alrededores, nos tenemos que conformar. Desde al camping, se accede a una amplia playa lacustre, que se encuentra atestada a esta hora y con este calor, tanto por los lugareños como por los campistas. Además, hay varios chiringuitos, cada uno con su música a todo volumen. Menudo ambiente. Para los eslovacos, a tanta distancia del mar, esto debe ser lo mejor de lo mejor, pero para nosotros, acostumbrados a la arena de verdad, a las olas, al olor a salitre y a la brisa marina, esto nos parece demasiado artificial, o demasiado continental, para intentar siguiera darnos un chapuzón. Lo primero que hacemos al llegar al bungalow (uno de los pocos que quedaba libre) es darle un limpiado a fondo y echar insecticida, porque tenemos a todos los bichos del barrio instalados en el bungalow. Luego compramos cervezas (el precio varía según el chiringuito, entre 0,90 y 1,40 € el vaso de medio litro), comemos en el porche y nos vamos a ver la ciudad. Qué bien, hemos regresado a los euros.

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Junto a la recepción hay una caseta donde venden los billetes para el tranvía nº 4 (0,70 € cada uno) y compramos cuatro. Salimos fuera, cruzamos la autovía por un puente y, de inmediato, llegamos a la parada del tranvía, que tarda unos 25 minutos en dejarnos en el Casco Antiguo de BRATISLAVA. Aunque la ciudad tiene 450.000 habitantes y es grande, todo lo que hay que ver se concentra en el Casco Antiguo, por lo que es suficiente con dedicarle una tarde. Vamos primero a ver la Iglesia Azul o de Santa Isabel (Modrý kostolík), que está algo apartado, aunque no mucho. Se construyó a comienzos del siglo XX en estilo art-nouveau. Es pequeña y muy coqueta; por supuesto, está pintada de azul. Parece una tarta. Lamentablemente, están en misa y aunque podemos entrar no permiten hacer fotos. Frente a ella, hay un Edificio muy bonito, del mismo estilo, pero pintado de amarillo. Desde aquí nos dirigimos al Casco Antiguo (Stred Mesta) propiamente dicho. Llegamos a la Plaza Primalciáne námestie donde se encuentra el Palacio del Primado (Primaciálny palác), edificado en estilo clásico en el siglo XVIII. A su lado se contempla la fachada trasera del Ayuntamiento Viejo (Stará Radnice), construido originalmente en el siglo XIV, aunque ha sufrido profundas reformas a lo largo de los siglos. Caminamos junto al ayuntamiento y llegamos a la Plaza de Armas (Hlavné námestie), la principal de la ciudad. Además de la fachada principal del Ayuntamiento Viejo, la plaza está rodeada por bonitas fachadas renacentistas. Paseando por algunas calles peatonales y comerciales, con abundantes terracitas, llegamos a la Catedral de San Martín (Katedrála sv. Martina), que fue construida en estilo gótico entre los siglos XIII y XVI, y que cuenta con una torre de 83 m. de altura; está en obras y no se puede visitar. Desde aquí, y sobre una colina, se divisa el Castillo (Hrad); sus orígenes se remontan al siglo X, aunque ha sido reconstruido en estilos gótico, renacentista y barroco. No subimos, pero en su lugar nos sentamos en una terraza pija donde nos cobran 5,00 € por dos cervezas de medio litro. Tras el refrigerio, vamos a la Puerta de San Miguel (Michalská brána), originaria del siglo XIV, y posteriormente reformada; de las cuatro puertas que tenían las antiguas murallas, es la única que queda en pie. La verdad es que BRATISLAVA, para ser una capital centroeuropea no es nada espectacular, pero ya que estamos aquí había que verla. Desde luego, no le llega ni a la suela de los zapatos a las cercanas PRAGA o VIENA. Son más de las siete de la tarde y el calor (29º) sigue saliendo de las entrañas de la tierra para instalarse a la altura en la que estamos nosotros. Volvemos a casa por donde hemos venido, en el tranvía nº 4. Y así, agotados, más que nada por el calor, nos duchamos y cenamos. La mayoría de la gente que estaba en la playa del lago ya se ha marchado y, a eso de las nueve, cierran los bares, excepto uno en el que se oye un grupo musical cantando en directo salsa, boleros y melodías en español con acento sudamericano. Las ventanas del bungalow no tienen persianas ni cortinas, así con las tapamos con lo que podemos, por aquello de la intimidad y para que la luz del amanecer no nos despierte a las cuatro de la mañana. Un vigilante del camping nos dice en inglés que lo dejemos todo bien cerrado con llave, ya que hay ladrones merodeando por el camping. A dormir. 06/07/10, Martes. Primer día de lluvia y sin calor: BRATISLAVA – CASTILLO DE

SMOLENICE – CASTILLO DE ČERVENÝ KAMEŇ – MODRA – PEZINOK – SVÄTÝ JUR – BRATISLAVA. 121,5 km. 4h 06’.

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Nos despierta una mañana fresquita, qué bien, después de tanto calor cae un ligero chubasco, suficiente para refrescar el día. Tras desayunar, nos ponemos en marcha a las nueve y media, con 21º. Si en los próximos días sigue lloviendo, seguramente nos quejaremos, pero hoy es un alivio que se agradece. Todas las visitas previstas para hoy están en torno a la carretera 502, que discurre por una región vinícola junto a la cadena de los Pequeños Cárpatos (Malé Karpaty). En primer lugar vamos hasta SMOLENICE (3.300 habitantes), desde donde parte una carretera que sube hasta el Castillo (Zámek), construido a comienzos del siglo XX en estilo neogótico, sobre las ruinas de otro castillo del siglo XIV. Actualmente es la sede de la Academia de Ciencias Eslovaca y se usa para celebrar congresos, bodas y celebraciones varias. Hay un pequeño aparcamiento a la entrada (N 48º 30’ 50.28” E 17º 25’ 58.05”). La verdad es que no tiene pinta de castillo, más bien parece una casa palaciega. Nos conformamos con verla desde fuera; las mejores vistas están en la carretera de acceso. Regresamos por la carretera 502 y, al rato, nos desviamos para ver el CASTILLO DE ČERVENÝ KAMEŇ (HRAD ČERVENÝ KAMEŇ), que significa “Castillo de la roca roja”. Aunque sus orígenes se remontan al siglo XIII, ha sufrido profunda transformaciones y su aspecto actual de residencia data del siglo XVII. La entrada, con visita guiada en eslovaco obligatoria, cuesta 6,00 €. Hay un parking en N 48º 23’ 38.65” E 17º 20’ 03.84”) Lo vemos desde fuera porque no nos gusta; de hecho, ni siquiera le hacemos una foto de recuerdo. De aquí vamos a MODRA (8.700 habitantes), uno de los principales centros vinícolas de la región de los Pequeños Cárpatos, famoso por su porcelana blanca y azul. La carretera 502 pasa por el centro. Aparcamos y damos un paseo, aunque no vemos nada de interés. Aprovechamos para comprar algo de comida en un pequeño súper. El siguiente destino es PEZINOK (21.300 habitantes), que también forma parte de la ruta del vino. Damos una vuelta e intentamos sin éxito entrar en sus tres iglesias, ubicadas en la calle principal, pues están cerradas, así que nos marchamos. La carretera 502 nos lleva hasta SVÄTÝ JUR (5.000 habitantes), que visitamos desde el coche ya que está lloviendo. Como el tiempo no acompaña, y estamos cerca de BRATISLAVA, regresamos al camping, donde llegamos a la una y media de la tarde, con 19º de temperatura, dispuestos a pasar una tarde relajada, que llevamos mucho tute. Hasta ahora, lo que llevamos visto de ESLOVAQUIA no nos ha gustado nada, esperemos que la cosa mejore en los próximos días. Al poco, sale el sol y cocinamos en el porche el pollo salteado y la menestra que acabamos de comprar, mientras damos buena cuenta de la cerveza eslovaca (hasta ahora, lo mejor del país). Con toda la actividad que había ayer por la tarde, con todo el mundo yendo y viniendo a la “playa”, con los chiringuitos en plena ebullición, y hay que ver cómo ha cambiado el panorama: apenas estamos nosotros en el camping y en lugar de la música chiringuitera sólo se oye el viento meciendo los árboles. Momento ideal para acabar con una botella de vino y leer algún libro interesante. Hasta que lleguemos a HUNGRÍA no tendremos otra tarde de relax, así que vamos a aprovecharla. Además, los bichitos están recogidos. Se oyen truenos a lo lejos. A media tarde, sale el sol y damos un paseíto por el camping, que está un poco sucio, aunque los baños están limpios. Por la noche, ducha, cena y a la cama.

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07/07/10, Miércoles. Patrimonios de la Humanidad y España a la final: BRATISLAVA – BANSKÁ ŠTIAVNICA – IGLESIA Y CAMPANARIO DE MADERA DE HRONSEK – BANSKÁ BYSTRICA – CASTILLO DE BOJNICE – ČIČMANY – MARTIN. 399,2 km. 10h 39’.

Desayunamos, recogemos y a las ocho y veinte de la mañana, con sólo 18º de temperatura, cielo cubierto y viento fuertecillo, partimos hacia el interior de ESLOVAQUIA. Al coche le cuesta un poco arrancar, pero lo hace, y una vez arrancado ya no vuelve a dar problemas. Nuestra primera parada es en BANSKÁ ŠTIAVNICA (10.600 habitantes), pueblo medieval declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. En su territorio hay 201 monumentos catalogados como patrimonio cultural eslovaco. Durante los siglos XIII al XVIII fue el mayor productor de plata de Europa, y uno de los principales productores de oro. En 1762, se fundó aquí la primera universidad técnica del mundo: la Academia Minera. Para llegar aquí, cogemos la autopista D-1 durante 50 km., y luego tomamos la carretera E-571. En dos horas y media llegamos a la Plaza de la Santísima Trinidad (Námestie Svätej Trojice), que es el corazón de la ciudad y se encuentra en una empinada cuesta donde encontramos un sitio para dejar el coche (N 48º 27’ 34.20” E 18º 53’ 32.54”). Está rodeada de palacetes mayoritariamente renacentistas, del siglo XVI, y en el centro se alza una Columna de la Peste (Morový stlp), con la Santísima Trinidad en su cúspide, para conmemorar el final de la epidemia de peste que asoló Centroeuropa durante el siglo XVIII. En la parte baja de la plaza se encuentran la Iglesia de Santa Catalina (Kostol sv. Kataríny), consagrada en 1500 y edificada en estilo gótico tardío, y el Ayuntamiento (Radnice), construido en el siglo XV en estilo gótico y bastante reformado en el XVIII; al otro lado de la calle, vemos la Iglesia Evangélica (Evanjelický kostol), edificada a finales del siglo XVIII en estilo clasicista. Los tres edificios están cerrados, por lo que sólo podemos verlos por fuera. Suena el reloj de alguna iglesia con una música muy bonita. Subimos por la Calle Sládkovičova hasta la Torre de las Llamadas (Klepanie veža); se construyó en 1681 en estilo renacentista, y servía para avisar a los mineros en caso de incendio, desastre, horario laboral, asambleas, etc. Más arriba se encuentra la Iglesia de Santa María de las Nieves, conocida como Frauenberg, pero no subimos. Desde aquí hay una buena vista de los tejados de la ciudad. Bajamos hasta la Plaza del Ayuntamiento y subimos por una escalinata hasta el Castillo Antiguo (Starý Zámok), cuyos orígenes se remontan al siglo XIII. Hay que pagar para entrar, así que nos conformamos con disfrutar de la vista aérea de la ciudad. Descendemos y giramos a la izquierda, por la Calle A. Kameťa, en la que hay bonitas Fachadas renacentistas, así como algo de animación, porque el resto del pueblo está muerto. Un poco más adelante, subiendo a la izquierda, se alcanza la Iglesia de la Asunción (Kostol Nanebovzatia Panny Márie), pequeña y coqueta; su interior es bonito. Fue construida en el siglo XIII en estilo románico, pero ha sufrido numerosas restauraciones; su fachada actual es neoclásica. Seguimos callejeando y pasamos ante una Sinagoga (Synagóga), que está rodeada de andamios. Regresamos a la Plaza de la Santísima Trinidad y entramos en la Oficina de Turismo, junto a la que hay una especie de simulacro de mina antigua. Este pueblo es lo más bonito e interesante que llevamos visto de ESLOVAQUIA, pero tampoco es para tirar cohetes. El cielo sigue nublado y la temperatura ha descendido a 14º. Al intentar arrancar, el coche se cala y nos da un buen susto; esperamos un minuto, lo intentamos de nuevo y…. ya arranca bien. Nos vamos ahora a ver la Iglesia y el Campanario de madera de HRONSEK. En los Cárpatos eslovacos hay cuarenta y ocho iglesias de madera, de las que 8 han sido inscritas por

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la UNESCO en la lista del Patrimonio de la Humanidad; dos son católicas, tres protestantes y otras tres grecocatólicas (católicas que usan el rito bizantino). Ésta es una de las iglesias dedicadas al culto protestante, que fueron construidas entre los siglos XVII y XVIII. Tras una rebelión de los protestantes húngaros contra la dinastía de los Habsburgo, el rey Leopoldo I les quitó todas sus iglesias y se las entregó a los católicos, especialmente a los jesuitas. Más tarde, en 1681, promulgó una ley que permitía a los protestantes edificar nuevas iglesias siempre que cumpliesen con las estrictas condiciones fijadas en sus artículos 25 y 26: debían construirse fuera de las murallas de las ciudades, con un máximo de una en las ciudades más grandes y dos en cada región; además no podían tener la entrada directamente desde la calle, y había que levantarlas en el plazo máximo de un año, usando sólo madera, sin utilizar un solo clavo y no podían tener torres. Por esta razón, a las iglesias de madera protestantes se las conoce como “iglesias articulares”. La Iglesia articulada de madera de HRONSEK (Drevený Artikulárny Kostol), cumple con todos estos requisitos, aunque cuando se restauró sí se utilizaron clavos; terminó de construirse en octubre de 1726 y es la única iglesia eslovaca construida en estilo escandinavo. Tiene capacidad para 1.100 personas sentadas y desde todas partes se puede ver el púlpito. Junto a la iglesia hay un campanario de madera, construido al mismo tiempo, que también es Patrimonio de la Humanidad. Mal aparcamos en N 48º 38’ 57.65” E 19º 09’ 19.56” (no hay otro sitio) y nos acercamos a visitarla; lamentablemente, está cerrada y nos tenemos que conformar con verla por fuera. Es bastante bonita. Nuestro próximo destino es BANSKÁ BYSTRICA (82.000 habitantes). Dejamos el coche en un céntrico aparcamiento al aire libre (N 48º 43’ 55.26” E 19º 08’ 24.72”) que nos cuesta 0,90 € por dos horas. La peatonal y comercial Calle Dolná nos conduce hasta la plaza principal, la Námestie SNP (Slovenské národné povstanie = Levantamiento nacional eslovaco), en la que contemplamos hermosas fachadas góticas, renacentistas y barrocas, aunque algunas están semitapadas por los toldos de los numerosos restaurantes y cafeterías existentes. Hay bastante animación. En el centro de la plaza se alzan una Fuente de piedra de comienzos del siglo XX, hecha en estilo Art Nouveau, y un Obelisco de mármol negro levantado en honor de los soldados rusos muertos durante la liberación de la ciudad en 1945. Al fondo de la plaza, en la parte alta, vemos la Torre del Reloj (Veža s hodinami), de 1552, que está ligeramente inclinada, una Columna de la Plaga (Morový stĺp), del siglo XVIII, y la Catedral de San Francisco Javier (Katedrála svätého Františka Xaverského), barroca, que data del siglo XVIII y que se encuentra cerrada. Seguimos subiendo y llegamos al Castillo (Hrad), un conjunto de edificios civiles y religiosos de los siglox XII y XIII; su elemento más llamativo es la Barbacana, una espigada torre construida en estilo gótico, salvo su parte superior que es barroca. Al lado está la Iglesia Parroquial de la Asunción (Farský kostol Nanebovzatia Panny Márie), construida en el siglo XIII en estilo románico y restaurada posteriormente en estilo gótico. Y esto es todo lo que hay que ver en esta agradable y simpática ciudad. Aprovechamos que hay un supermercado para comprar algo de comida y regresamos al coche. Continuamos hacia el norte del país, comemos en el área de servicio de una gasolinera y llegamos hasta BOJNICE (5.000 habitantes), cuyo único interés reside en su Castillo (Hrad). Muy cerca, encontramos un sitio donde aparcar (N 48º 46’ 47.17” E 18º 34’ 48.81”). Se nos acerca el guardacoches y nos dice que son 4,00 € por todo el día, a lo que le contestamos que ya son casi las 4 de la tarde y que sólo vamos a hacer algunas fotos. Al final, le damos 1,30 € por 1 hora, e inmediatamente después, se marcha; al parecer, termina su jornada laboral a las cuatro de la tarde. El castillo es precioso, como sacado de un cuento de hadas, y hay un gran montaje comercial para guiris alrededor. No se sabe con exactitud cuándo se construyó el castillo original, pero ya se menciona en escritos del año 1113, aunque como un castillo hecho de madera; el actual, de piedra, es del siglo XIII y es de estilo gótico. Desde hace años se celebra aquí el

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festival de fantasmas y monstruos, que atrae a grupos de teatro de todo el mundo. La entrada cuesta 5,70 €, por lo que nos contentamos con verlo por fuera, aunque también podemos entrar a su patio interior. Lo rodeamos totalmente mientras le hacemos bastantes fotos. Nos ha gustado mucho, es de lo mejorcito que hemos visto hasta ahora en este país. Volvemos al coche y nos dirigimos a ČIČMANY (250 habitantes). Se pronuncia “Chichmani”. Se encuentra en el Valle de Rajec, entre las montañas de Stražovce y los Pequeños Fatras (no Tatras, sino Fatras). Tradicionalmente, sus habitantes se dedicaban al pastoreo y a la elaboración y venta de bryndza (un tipo de queso de oveja) y luego al trabajo en vidrio y a la confección de tejidos hechos a mano. Desde el siglo XIX, las mujeres del pueblo empezaron a decorar las casas con dibujos geométricos, hechos con pintura blanca, que contrastan armónicamente con el marrón oscuro de la madera. En el siglo XX, un incendio destruyó muchas de las casas, aunque fueron reconstruidas. Aparcamos en la calle principal (N 48º 57’ 22.16” E 18º 31’ 01.18”), en la que se encuentran la mayoría de las casas decoradas y damos un paseo. Apenas si hay gente por las calles y se disfruta de una quietud muy agradable; además, el cielo se ha abierto y hay una hermosa luz. Es un pueblo muy pintoresco. En una de las casas hay un museo, pero ya ha cerrado. También está cerrada una iglesia barroca que data del siglo XVII. Por fin empezamos a ver cosas bonitas en ESLOVAQUIA. Ya hemos terminado las visitas por hoy. Programamos el TomTom para que nos lleve al Autocamping Turiec (N 49º 06’ 28.13” E 18º 54’ 00.90”), situado en la localidad de MARTIN, al norte del país. Llegamos a las siete de la tarde, con 18º de temperatura y buen tiempo. Nos recibe una señora algo seria pero muy profesional. A nuestra petición de un bungalow, nos ofrece dos opciones: el caro y el barato y nos lleva a verlos. Primero nos enseña el “caro”, que resulta ser el mejor bungalow de este viaje, hasta ahora, con una buena cama, cocinita, cuarto de baño y, en el piso de arriba, dos camas más. Está todo limpio y nuevo y huele bien, y cuesta ¡¡¡25,90 E!! Luego nos lleva a ver el barato, que no es más que un reducido cubículo con dos camas; ni siquiera preguntamos el precio, elegimos sin dudar el bungalow “caro”. Regresamos a recepción y llega la sorpresa de la noche: nos dice que esperemos unos minutos a que llegue el jefe, un atractivo y educado sesentón que nos trata estupendamente; se llama Viktor y chapurrea el español, aunque nos entendemos mejor en inglés. Nos enseña el bungalow de nuevo: las luces, el agua caliente, la cocina,.. todo en orden. Nos pregunta amablemente por la ruta que estamos haciendo por ESLOVAQUIA, se la explicamos y le parece muy completa. Le decimos que a las ocho y media juega la selección española contra la alemana, en la semifinal del Mundial de Fútbol de Sudáfrica y que nos gustaría verlo; le preguntamos si hay algún bar cercano. Tras pensarlo un poco, nos dice que el bar que está enfrente del camping no tiene buen ambiente (“no son inteligentes”), así que nos ofrece el televisor que hay en la recepción.

Qué bien, falta casi una hora para que comience el partido, así que nos duchamos rápidamente y, cuando estamos cenando, aparece Viktor de nuevo, nos trae una revista muy completa sobre las iglesias de madera y nos dice que, mejor, vayamos a ver el partido a su casa, que está al lado, dentro del camping. Así que, a la hora convenida, nos acercamos a la casa, bien aprovisionados de cervecitas y vino y nos recibe Viktor que ya ha sintonizado el televisor. Resulta ser un magnífico anfitrión que, como nosotros, defiende a ESPAÑA (no sabemos si porque le gusta ESPAÑA o porque odia a ALEMANIA, algo muy frecuente entre los europeos que padecieron el nazismo). Aprovechamos para preguntarle cosas sobre ESLOVAQUIA, que contesta con gusto en una especie de espanglish; la verdad es que charla por los codos. Está estudiando nuestro idioma por su cuenta y lo entiende bastante bien, aunque todavía le cuesta un poco construir frases. Nos explica que el idioma eslovaco y el checo son muy parecidos y que se entienden entre ellos sin problemas, aunque cada uno hable su lengua. También nos dice que

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su camping es muy tradicionalista y que a las diez de la noche cierra la puerta y quiere que haya silencio absoluto; no admite a chavales jóvenes con guitarras porque hacen mucho ruido. Mientras vemos el partido, nos cuenta que las enormes chimeneas que hemos visto por todo el pueblo son de fábricas de tanques, qué susto, y nosotros durmiendo al lado.

Al final, gana ESPAÑA otra vez, ¡¡¡bieeeen!!! (con golazo de cabeza de Puyol). Ya estamos

en la final. Viktor nos comenta que nuestro rival será HOLANDA (lo acaban de decir en la televisión eslovaca y él nos lo traduce) y que no piensa perderse el partido. Tiene el presentimiento de que ESPAÑA va a ganar y nos asegura que se acordará de nosotros mientras esté viendo el partido. Nos despedimos agradecidos de nuestro encantador anfitrión: educado, cortés, buen conversador y animador de “La Roja”. Nos vamos a la cama encantados por la victoria de nuestra selección y por la confortabilidad del bungalow. 08/07/10, Jueves. Más iglesias de madera: MARTIN – VLKOLÍNEC – IGLESIA DE

MADERA DE LESTINY – IGLESIA DE MADERA DE TVRDOŠÍN – IGLESIA DE LIPTOVSKÉ MATIAŠOVCE – LAGO ŠTRBSKÉ PLESO – LEVOČA. 294,3 km. 8h 41’.

Nos levantamos lamentando que sólo tengamos que pasar una noche en este estupendo alojamiento, pero es que en los alrededores no hay nada más que ver. Desayunamos y, cuando estamos recogiendo las cosas, aparece Viktor, que se interesa por nosotros. Al despedirnos nos asegura que está convencido de que la selección española ganará el mundial. Estupendo, eso es lo que hace falta. Nos acordaremos de Viktor cuando estemos viendo la final. Hasta la vista, Viktor, muchas gracias por tu amabilidad. Salimos a las nueve menos diez, con 19º y buen tiempo. La mañana está clara y preciosa; invita a hacer camino. El paisaje ha cambiado: aparecen poco a poco suaves colinas que se van transformando en montañas más y más altas a medida que avanzamos por los Cárpatos Occidentales. Lo primero que visitamos es un pueblo con 35 habitantes, sí 35, que viven en 18 de las 45 casas que hay en el pueblo; el resto de las casas las usa gente que sólo viene los fines de semana y vacaciones. Además ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Se llama VLKOLÍNEC y está a 718 m. de altitud, y está en cuesta. El pueblo es peatonal, por lo que dejamos el coche en un aparcamiento que hay en la entrada (N 49º 02’ 15.11” E 19º 16’ 34.26”). Para entrar en el pueblo hay que pagar 2,00 € por persona. Apenas si tiene un par de calles por las que damos un más que agradable paseo matutino; incluso llegamos a ver y a saludar a un par de sus habitantes. El pueblo está considerado un museo al aire libre de arquitectura popular: sus edificios son de madera, con estuco de color pastel (blanco, azul y ocre), y tejas también de madera. Por el centro de la calle principal, baja un arroyo encauzado por canalones de madera. En el interior de una de las casas hay un pequeño Museo con una exposición sobre la forma de vida en el pueblo, en el que se muestran algunas habitaciones. También vemos un Campanario (Zvonica) de madera de 1770. Un poco apartada, y construida con ladrillos, se encuentra la Iglesia de la Ascensión de la Virgen María (Kostol Nanebovzatia Panny Márie). A continuación, vamos hacia el norte, para ver la Iglesia articulada de madera de LEŠTINY (Drevený Artikulárny Kostol), edificada en 1688. Dedicada al culto protestante, es Patrimonio de la Humanidad. Aparcamos (N 49º 11’ 20.91” E 19º 20’ 57.54”) bajo la iglesia y

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subimos al montículo en el que se encuentra. Como está cerrada, nos tenemos que conformar con verla por fuera. Para llegar a la siguiente visita, seguimos yendo al norte: se trata de la Iglesia de madera de TVRDOŠÍN (Drevený Kostol), edificada en el siglo XVI y dedicada al culto católico. Su verdadero nombre es Iglesia de Todos los Santos (Kostol Všetkých svätých). También ha sido inscrita por la UNESCO en la lista del Patrimonio de la Humanidad. Aparcamos en la puerta (N 49º 20’ 10.06” E 19º 33’ 30.17”) y cruzamos la tapia que la rodea, como sucede con la mayoría de las iglesias de madera de esta zona. La entrada cuesta 2,00 € por persona y 1,00 € por hacer fotos en el interior. Pagamos y entramos, por fin podemos ver una iglesia de madera por dentro. Los chavales que están en la taquilla encienden todas las luces para que podamos apreciar con más detalle sus antiguas pinturas y tallas. Destaca un precioso altar barroco del siglo XVIII. Todo huele a madera añeja. Al lado de la iglesia hay un Cementerio con tumbas llenas de flores de todos los colores. Aunque resulte tétrico decirlo, es muy bonito. Al salir, paramos en un supermercado “Tesco” y compramos vituallas. Nos dirigimos ahora hacia el sur, por la carretera 584, cuando, justo a la salida de un pueblo llamado LIPTOVSKÉ MATIAŠOVCE, vemos una bonita iglesia. Sus paredes no son de madera, aunque sus tejados sí. Paramos en la puerta (N 49º 09’ 06.08” E 19º 32’ 37.44”) y la vemos por fuera, ya que también está cerrada. Ha sido una sorpresa encontrarla porque es muy hermosa. Se llama Iglesia de San Ladislao (Kostol sv. Ladislava). Lástima que esté cerrada. Seguimos hasta el LAGO ŠTRBSKÉ PLESO (“Pleso” significa “Lago de montaña”), que se encuentra a 1.350 metros sobre el nivel del mar; ¡cuánto hemos subido! Hay una animación tremenda y, a duras penas, encontramos un sitio donde aparcar (N 49º 07’ 15.19” E 20º 03’ 47.54”). Nada más bajarnos, el guardacoches nos cobra 1,00 €. Caminamos por la misma carretera, entre el gentío (esto parece una feria), junto a numerosos puestos de recuerdos, y cogemos una desviación a la izquierda que nos lleva hasta la orilla del lago, que es una maravilla. Este lago, de origen glacial, se originó hace más de 10.000 años, mide aproximadamente 640 m. de largo por 600 de ancho, y tiene una profundidad máxima de 26 metros. Como cosas curiosas, cabe decir que no tiene ningún afluente o defluente visibles, y que permanece congelado una media de 155 días al año. Se encuentra situado en la parte sur del Parque Nacional de los Altos Tatras; en el año 2005 estuvimos haciendo senderismo en POLONIA, en la parte norte de este parque, concretamente en la bonita localidad de ZAKOPANE. Mira por donde, conocemos los Tatras por las dos vertientes. De hecho, vemos algunos autobuses con matrícula polaca. Hay un sendero de 2,25 km. que circunvala el lago, por la orilla, y lo recorremos durante un buen trecho, haciendo fotos. Qué cantidad de gente hay. Después del paseo, regresamos al coche. Nos ha gustado mucho. Con esto, damos por finalizadas las visitas de hoy, así que nos vamos a buscar alojamiento. Nos dirigimos al este del país, al Camping Podlesok (N 48º 57’ 51.55” E 20º 23’ 06.17”), situado junto a la Garganta Prielom Hornádu, pero el único bungalow que les queda cuesta 50,00 €, no tiene nevera y huele mal, nada que ver con el magnífico bungalow en el que dormimos ayer, así que nos vamos un poco más al norte, a un camping que está cerca de la localidad de LEVOČA; se llama Autocamping Levočská Dolina (N 49º 02’ 59.23” E 20º 35’ 14.39”). El propietario nos muestra un bungalow pequeñísimo, que es francamente malo (aunque sólo cuesta 10,00 €), pero nos dice que el edificio de la recepción es también una pensión y que tiene habitaciones; nos enseña una sin nevera y sin terraza, y otra, algo más cara, con ambas cosas más cuarto de baño y TV. Puesto que esta última sólo cuesta 36,00 €, no lo dudamos, ya

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que podremos cocinar en la amplia terraza. Al lado está el bar-restaurante el camping. Qué chollo hemos pillado. Vamos a estar aquí tres días. Son las cinco y media de la tarde, estamos a 26º y el día está soleado. Subimos todas las cosas (la habitación está en un primer piso sin ascensor), nos instalamos y pasamos el resto de la tarde eslovaca descansando tranquilamente. La jarra de medio litro de cerveza cuesta en el bar sólo 0,95 €, así que nos tomamos unas cuantas sentados en la terraza, a la sombrita, disfrutando del magnifico paisaje. Cenamos salchichas de esas tan ricas que hay por aquí. Qué bien se está de vacaciones, pero bien. 09/07/10, Viernes. Una carretera cortada nos impide ver la cueva de hielo y la de

aragonita: LEVOČA – KOŠICE – CASTILLO Y CONVENTO DE SPIŠ – IGLESIA DE ŽEHRA – LEVOČA. 283,9 km. 7h 38’.

El día amanece como los anteriores: claro y algo más fresquito que al principio del viaje, por eso mismo nos parece estupendo. A las nueve y media, con 20º y un sol radiante, nos encaminamos hacia la Cueva de Hielo de Dobšiná (Dobšinská Ladová Jaskyňa), situada en plena región del Karst eslovaco. El TomTom nos mete por una carretera de montaña, con un firme pésimo, muchos árboles y repleta de curvas, aunque eso sí, muy bonita. Cuando sólo faltan 6 km. para llegar, nos encontramos la carretera cortada por unos operarios que están podando las numerosas ramas de árboles que dificultan la circulación; algo que habíamos comentado que nos parecía muy necesario, pero tampoco hacía falta hacerlo hoy precisamente. Además, podían haberlo avisado a la entrada de la carretera para evitar que nos zampáramos innecesariamente curvas y más curvas con el suelo lleno de agujeros. Los operarios se lo están tomando con mucha calma, lo que quiere decir que piensan estar aquí todo el día, así que no nos queda otra que darnos la vuelta. A todo esto, el espacio es mínimo: no hay arcén y sitio sólo para que circule un coche. Tras una inspección a pie del terreno, damos marcha atrás unos cuantos metros, cuesta abajo, y en una curva, sí, en una curva, que es donde hay algo más de espacio, y después de muchas maniobras y gracias a la pericia del conductor y a las indicaciones de la copiloto, conseguimos dar la vuelta sin caernos por el barranco. Le decimos al TomTom que nos busque un itinerario alternativo y nos ofrece uno en el que hay que dar un rodeo de varias horas, por lo que lo descartamos. Lástima, no sólo nos quedamos sin ver esta Cueva de Hielo, sino también la que está a continuación, la Cueva de Aragonita de Ochtina (Ochtinská aragonitová Jaskyňa), de la que tenemos excelentes referencias. Ambas cuevas son Patrimonio de la Humanidad. Bueno, al menos lo hemos intentado. Hemos perdido en total 3 horas (para recorrer sólo 70 km.). Empezamos bien el día. Al menos el paisaje es bonito (y es que, el que no se consuela es porque no quiere). Por cierto, en este trayecto, nuestro coche ha alcanzado los 100.000 km. No está nada mal para sólo 3 años.

Por dar algunos detalles, para visitar la Cueva de Hielo hay que dejar el coche en un parking (N 48º 52’ 26.33” E 20º 18’ 10.05”) y luego subir caminando durante media hora, salvando un desnivel de 120 m. Está abierta de 09:00 a 16:00 horas con entradas guiadas cada hora, que duran unos 30 minutos. La temperatura en el interior es de 0º, por lo que hay que ir abrigados y con calzado antideslizante. No sabemos el precio de la entrada. Para ir a la Cueva de Aragonita, se deja el coche en un aparcamiento (N 48º 39’ 47.62” E 20º 18’ 16.31”) y luego hay que caminar unos 300 m. por un camino fácil. Está abierta de 09:00 a 16:00 horas, con visitas guiadas cada hora, que duran una media hora. La temperatura interior es de 7º. No sabemos cuánto cuesta entrar.

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Así que, con el puchero en el rostro y apesadumbrados, ponemos rumbo al este, hacia

nuestro próximo destino: KOŠICE (235.000 habitantes), la segunda ciudad más poblada del país. Encontramos aparcamiento en la céntrica Calle Puškinova (N 48º 43’ 11.62” E 21º 15’ 45.88”) y pagamos una hora de parking (1,00 €). Caminamos hasta la peatonal Calle Mlynská y giramos a la derecha; un poco más adelante, en una esquina, se encuentra el precioso Palacio de Jakab (Jakabov palác), construido a finales del siglo XIX en estilo art nouveau. Junto a él, hay un pequeño Puente que cruza sobre una avenida, y que ha sido decorado colocando fundas de lanas de colores sobre algunas de sus barandillas o farolas; es como si alguien se hubiese dedicado a tejer mangas de lana y luego las hubiese colocado en las barandillas. La verdad es que queda muy bonito. Damos media vuelta y enfilamos la Calle Mlynská hasta llegar a la Calle Principal (Hlavná ulica), sobre la que orbita toda la vida de la ciudad. En ella, destaca sobremanera la impresionante mole gótica de la Catedral de Santa Isabel (Dóm svätej Alžbety), el templo más grande de ESLOVAQUIA y la catedral gótica más oriental de Europa; hasta aquí se extendió el arte gótico europeo. Se construyó entre los siglos XIV y XVI, y a finales del siglo XIX sufrió una profunda remodelación. Está prohibido hacer fotos en su interior, pero como hay muchas cámaras de televisión y focos (deben estar haciendo un reportaje) y cierto descontrol, aprovechamos para sacar un par de fotos ya que es bastante bonita. A su lado, se alza, bastante más modesta, la Torre de San Urbano (Urbanova Veža), un campanario gótico del siglo XIV, cuya campana pesa 7 toneladas. Tiene un tejado piramidal, de estilo barroco, que le fue añadido en el siglo XVIII. En su interior, acoge un museo de cera.

Seguimos paseando por la Calle Principal (Hlavná ulica), que fue originariamente una

plaza medieval. Posee numerosas tiendas y bonitas fachadas y se encuentra muy animada; normal, con el buen tiempo que hace. En invierno todo esto tiene que ser diferente y muy duro. En la que calle hay tres parques y en cada uno hay una fuente, siendo la más conocida y bonita la Fuente del Canto (Spievajúca fontána), cuyos chorros de agua cambian al compás de la música que suena, parecen estar bailando. A continuación se encuentra el edificio neobarroco que alberga el Teatro Estatal (Štátne divadlo), levantado a finales del siglo XIX. Detrás del teatro se erige la Columna de la Peste (Morový stĺp), del siglo XVIII, que como sucede en casi todas las que hay en la REPÚBLICA CHECA o en ESLOVAQUIA, tiene una estatua de la Virgen María en su parte superior. Y ya está, esto es todo lo que hay que ver en esta ciudad. Al salir, nos damos cuenta de su magnitud, ya que es enorme, con numerosos edificios tipo colmena, que recuerdan la época en la que aún estaban tras el telón de acero. Nos vamos ahora en dirección al camping, hasta el CASTILLO DE SPIŠ (SPIŠSKÝ HRAD). La información que tenemos nos advierte de que es una ruina, aunque también dice que hace 20 años que lo están restaurando, por lo que albergamos la esperanza de que sea algo interesante, puesto que es Patrimonio de la Humanidad. Situado sobre un montículo calcáreo, 200 metros más alto que el terreno circundante, el castillo se comenzó a construir en el siglo XII, se incendió en 1780 y, desde entonces, está en ruinas. Desde lejos no tiene mala pinta, pero conforme nos acercamos observamos que, efectivamente es una ruina. Llegamos hasta la entrada de un aparcamiento (N 48º 59’ 54.94” E 20º 46’ 12.72”) que está a unos 10 minutos a pie del castillo y comprobamos que hay que pagar 5,00 € por persona por entrar en las ruinas, y además el parking, así que nos volvemos del tirón, ante la mirada atónita del guardacoches, ataviado con un “uniforme” compuesto por pantalones cortos, camiseta y gorra. Cerca del castillo está la localidad de SPIŠSKÉ PODHRADIE (3.800 habitantes), cuyo único interés reside en que, a su lado, está el CONVENTO DE SPIŠ (SPIŠSKÁ KAPITULA), un recinto medieval amurallado que comprende: la Catedral de San Martín, construida entre los

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siglos XIII y XIV en estilos románico y gótico, un Monasterio y una calle en cuesta. Subimos por la calle y aparcamos junto al Monasterio (N 49º 00’ 02.25” E 20º 44’ 30.01”), que está cerrado. Entramos en la Catedral de San Martín (Katedrále sv. Martina), que es de pago pero no nos damos cuenta; cuando llevamos un rato dentro haciendo fotos, un guía que está con un grupo eslovaco nos dice en un correcto inglés que si queremos seguir dentro tenemos que pagar, así que nos vamos porque ya la hemos visto y, la verdad, tampoco es gran cosa. Tanto el pueblo como el convento son Patrimonio de la Humanidad. Desde aquí hay una bonita panorámica del castillo, al que hacemos algunas fotos. No muy lejos, se encuentra el poblado de ŽEHRA, donde se ubica la Iglesia del Espíritu Santo (Kostol Ducha svätého), edificada en estilo románico en el siglo XIII. También es Patrimonio de la Humanidad. En esta zona hay multitud de asentamientos gitanos, con docenas de niños corriendo y jugando en la carretera, lo que nos hace ir con mucho cuidado para no atropellarlos. Para colmo, la iglesia está cerrada, y por fuera no es nada del otro mundo, por lo que nos marchamos. La verdad es que no entendemos cómo la UNESCO declara Patrimonio de la Humanidad a esta serie de “monumentos”, edificios que no le llegan a la suela de los zapatos a otros como la Catedral de Burgos o la de Chartres, que evidencian su valor arquitectónico y artístico. Quizás aquí lo que se valore sea su valor histórico, si no, no se entiende. Esta claro que hoy no nos están saliendo bien las visitas. Regresamos a LEVOČA (14.700 habitantes) y aparcamos en la plaza principal (N 49º 01’ 38.61” E 20º 35’ 22.27”), que es donde se concentra todo lo que hay que ver en esta localidad declarada Patrimonio de la Humanidad. En esta plaza, llamada Námestí Majstra Pavla, se encuentran los principales edificios de la ciudad. Lo primero que vemos es un Templete en medio de un jardín que hay en la plaza en el que una banda de música toca música tradicional y clásica. No hay mucha gente escuchando, pero los que estamos ponemos interés. La edificación más significativa de la plaza es la Iglesia de Santiago (Kostol sv. Kakuba), construida en la segunda mitad del siglo XIV en estilo gótico. Hay obras a su alrededor y no se encuentra abierta al público; una pena, porque posee el altar gótico más alto del mundo (18,62 m.), realizado en madera de tilo a comienzos del siglo XVI por el maestro Pablo (la plaza se llama así en su honor), un artesano ciego. A continuación se halla el Ayuntamiento (Radnice), junto a él, la Jaula de la Vergüenza (Klietka hanby), una jaula metálica confeccionada en el siglo XV para encerrar a las mujeres que cometieron algún delito. Mientras estamos aquí, una niña se nos acerca para pedirnos dinero, le decimos que no y se va, pero es evidente que alguien la ha dejado aquí para que mendigue. También hay una Iglesia Evangélica (Evanjelický kostol). Volvemos al camping; como sólo son las cinco de la tarde (26º y sol, como todo el día), hacemos una pequeña colada a mano, más que nada para aprovechar la magnífica terraza que tenemos, que está a pleno sol, lo que nos asegura que la ropa se secará enseguida. Además, descubrimos un pasillo interior por el que se accede directamente al bar (y en el bar hay cervezas), sin tener que dar tanto rodeo como ayer. Luego: lectura, poner papeles en orden, relax y, en suma, vacaciones. Cuando nos vayamos, en el bar van a decretar tres días de luto porque se les han marchado los clientes que más cervezas beben. 10/07/10, Sábado. Iglesias, iglesias y más iglesias: LEVOČA – IGLESIA DE MADERA DE

HERVARTOV – BARDEJOV – IGLESIA DE MADERA DE LADOMIROVÁ –

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IGLESIA DE MADERA DE NIŽNÝ KOMÁRNIK – IGLESIA DE MADERA DE BODRUŽAL – LEVOČA. 285,3 km. 6h 53’.

Hoy daremos por concluido nuestro periplo por tierras eslovacas, recorriendo la ruta que tenemos prevista por el noreste del país, en la que queremos visitar varias iglesias de madera declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La verdad es que tendremos que recorrer bastantes kilómetros, pero no podemos hacerlo de otra forma; además, como las autopistas no están terminadas, se suceden tramos en los que se puede circular a 130 km/h., con otros que están en obras y que te obligan a desviarte por comarcales y a atravesar pueblos bastante feos por los que no se puede ir a más de 50. Por las comarcales se puede ir a 90 km/h., pero como los pueblos están tan cerca unos de otros, al final vamos casi todo el rato a 50 km/h. En primer lugar vamos a HERVARTOV, donde se encuentra la Iglesia de San Francisco de Asís (Kostol sv. Františka z Assisi); una iglesia católica de madera, que forma parte de la lista del Patrimonio de la Humanidad. Aparcamos al lado (N 49º 14’ 47.60” E 21º 12’ 14.90”) y nos acercamos a verla. Como suele ser habitual, está cerrada, pero una pareja de franceses nos comenta que vienen con un guía eslovaco que ha ido a buscar a la señora que tiene la llave de la iglesia, así que esperamos unos minutos a que lleguen y entramos con ellos. Los franceses se declaran seguidores de “La Roja” y quieren que gane mañana la Final del Campeonato del Mundo. La entrada a la iglesia cuesta 1,00 € por persona y 1,50 € por la cámara de fotos. La verdad es que merece la pena porque es una maravilla: su interior está dividido en dos partes y está decorado con pinturas murales de 1665, bastante bien conservadas. El altar es de mediados del siglo XV, al igual que el resto de la iglesia. La pena es que si no sabes dónde vive la señora que tiene la llave no puedes entrar; suponemos que en otras iglesias de madera que hemos encontrado cerradas, el sistema de apertura sería similar. Nos despedimos de los amables franceses y seguimos la ruta. A continuación nos dirigimos a BARDEJOV (33.000 habitantes) y encontramos un sitio muy céntrico para aparcar (N 49º 17’ 29.57” E 21º 16’ 27.72”). El casco antiguo medieval está perfectamente conservado, y ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Buena parte de este casco antiguo lo ocupa la Plaza del Ayuntamiento (Radničné námestie), con su característico suelo de piedra, que está flanqueada por hermosas Casas burguesas, pintadas de colores pastel, y edificadas en estilos gótico o renacentista. La plaza, de forma rectangular, mide aproximadamente 200 x 70 m. En el centro se alza el Ayuntamiento (Radnice), del siglo XVI, cuya parte inferior es gótica y la superior, renacentista. Tras él destaca, majestuosa, la Basílica Menor de San Gil (Bazilika Minor sv. Egídia), levantada entre los siglos XIII y XV, y que es la única iglesia del mundo que expone en su interior 11 altares policromados góticos del siglo XV. La entrada cuesta 1,50 € por persona y otros 2,00 € por hacer fotos; nos da mucho coraje pagar una entrada y luego un suplemento por hacer fotos, pero esta iglesia merece la pena. Si además se quiere subir a la torre, hay que pagar otros 3,00 €. Su interior es muy bonito y nos gustan mucho los bancos de madera, que están muy labrados. Nos llama la atención la música de fondo: es una versión gregoriana del “Child in time” de Deep Purple, y el caso es que suena muy bien. De nuevo en la plaza, observamos que, a pesar de ser las 11 de la mañana y de hacer un día soleado, no hay casi nadie paseando por ella (tampoco por el resto de la ciudad). Seguimos paseando, perdiéndonos un poco por las calles medievales del pequeño casco antiguo, y llegamos a la Iglesia grecocatólica de San Pedro y San Pablo (Gréckokatolícka Cirkev sv. Petra a Pavla), que está cerrada, pero a través de una reja podemos contemplar su hermoso altar. Muy cerca, se encuentran las Murallas de los siglos XIV y XV, que están muy

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conservadas. Y con esto acabamos la visita de esta pequeña, bonita y escasamente animada localidad. Desde aquí, nos dirigimos mas hacia el noreste del país, casi en la frontera con POLONIA, para visitar tres iglesias de madera que se encuentran muy cerca unas de otras. La primera está en LADOMIROVÁ, y se llama Iglesia del Arcángel Miguel. Está dedicada al culto ortodoxo griego y es Patrimonio de la Humanidad. Fue levantada en 1742 sin usar un solo clavo. Aparcamos delante (N 49º 19’ 41.94” E 21º 37’ 34.57”). Como suele ser habitual en este tipo de iglesias, está cerrada y no hay ningún cartel que indique el horario de apertura o a dónde podemos dirigirnos para que la abran (bueno, igual sí lo pone, pero como está en eslovaco no lo entendemos). Está rodeada por un cementerio con curiosas cruces de madera y metal. En segundo lugar vamos a NIŽNÝ KOMÁRNIK, donde se encuentra la Iglesia de madera de Nuestra Señora (Chrám Ochrany Bohorodičky), también ortodoxa griega. Aparcamos en una pequeña explanada que hay junto a un puente (N 49º 22’ 30.42” E 21º 41’ 48.61”) y subimos andando a la iglesia, que está muy cerca. Cuando llegamos, como era de esperar, está cerrada (es una pena, porque hemos visto fotos de su interior y es preciosa), así que nos contentamos con verla por fuera. Es bastante reciente, ya que fue edificada en 1938. Tiene un cementerio alrededor. Nuestra última visita de hoy es a la cercana localidad de BODRUŽAL, donde encontramos la Iglesia de madera de San Nicolás (Kostel sv. Nikolaje), que como las dos anteriores, también está dedicada al culto ortodoxo griego. Junto a la iglesia hay un pequeño aparcamiento (N 49º 21’ 08.79” E 21º 42’ 29.00”) donde dejamos el coche. Esta iglesia es Patrimonio de la Humanidad y, lo que es mejor, está abierta. Nos atiende una señora que sólo habla eslovaco y nos dice que la entrada cuesta 1,75 € por persona, y que está prohibido hacer fotos. Es una lástima porque su interior, lleno de pinturas murales y de iconos, es muy bonito. Nos explicó toda la historia de la iglesia en eslovaco, por más que intentábamos hacerle comprender que no entendíamos ni torta, ella seguía con su explicación. Al final, prestando atención, nos quedamos con algún concepto, como que durante la II Guerra Mundial entró una bomba por el techo pero que, afortunadamente, no explosionó. Y es que el lenguaje de los signos vale para todos los idiomas. La iglesia se edificó en 1658 y ha sido recientemente restaurada. Al final, la señora nos dio dos postales de la iglesia, pero no nos dejó fotografiar su interior.

En los Cárpatos eslovacos hay 48 iglesias de madera, y además muy bonitas, pero no están preparadas para el turismo (tal vez porque el turismo en esta parte del mundo es testimonial): es bastante frustrante llegar a una iglesia y encontrártela cerrada, y así una tras otra, y tan sólo en contadas ocasiones tener la suerte de que esté abierta pero luego no permitan hacer fotos, ni siquiera sin flash, o tener que pagar por hacer fotos, cuando ya has pagado una entrada. Bueno, son casi las dos de la tarde y estamos a un par de horas de casa, así que decidimos comer allí, aunque eso suponga tener que hacerlo más tarde de lo habitual. A las cuatro menos cinco llegamos al camping-pensión y comemos muy fresquitos en la terraza, bebiendo cerveza bien fría. Fuera, hace una temperatura de 30º. Eso sí, la colada está seca, qué bien. Después de descansar un rato, vamos en busca de algún sitio que debe haber por aquí cerca donde bañarse, pues hemos visto a mucha gente caminando por la carretera con pinta de haberse dado un chapuzón. Efectivamente, justo enfrente del camping sale un camino que, en

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300 m., conduce a un laguito con pedalos y chiringuitos, donde seguramente han pasado un buen día “playero” todos los que hemos visto andando por la carretera, que por cierto, se han ido de golpe, dejando el paraje desierto. Enseguida comprendemos por qué: a esta hora de la tarde, todos los mosquitos campan a sus anchas, así que nos vamos rápidamente. Nos ha llamado la atención que, junto a la carretera hay un carril-bici por el que circula bastante gente que lleva puestos unos esquíes con ruedas y se impulsan con bastones, como si estuvieran esquiando. Suponemos que aquí tiene que nevar tela y están entrenándose. De vuelta al camping, bajamos poco a poco todo lo que no vamos a necesitar hoy, y lo guardamos en el coche, así mañana lo tendremos adelantado y no habrá que subir y bajar tantas veces. Tras las cervezas y el vino de rigor, cenamos en la terraza. Qué bien vamos a dormir. 11/07/10, Domingo. Hungría nos recibe con calor y con victoria de España: LEVOČA –

HOLLÓCŐ (HUNGRÍA) – LAGO BALATÓN (BALATONBERÉNY). 488 km. 9h 06’.

Después de un buen desayuno, hoy dejamos ESLOVAQUIA y partimos rumbo a HUNGRÍA. Arrancamos a las ocho y media, con 22º de temperatura y buen tiempo. El trayecto discurre casi todo el tiempo por carreteras comarcales que nos permiten despedirnos de las carreteras eslovacas con lo habitual: con obras. A las once y media, con nada menos que 31º, entramos en HUNGRÍA, por la carretera comarcal 594 que, de inmediato, nos lleva a la localidad húngara de IPOLYTARNÓC, donde paramos para sacar de un cajero automático, algunos forintos, la moneda local. Aunque HUNGRÍA pertenece a la Unión Europea, no ha adoptado el euro como moneda. Aquí, también hay que llevar las luces encendidas todo el tiempo.

Tras una hora circulando por comarcales húngaras, llegamos a HOLLÓKŐ (376 habitantes), declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Nada más llegar, un señor nos dice en un correctísimo húngaro, que traducimos por los gestos que hace, que para aparcar debemos comprarle un ticket que cuesta 600 forintos (2,22 €), que además nos proporcionará un descuento de 100 Ft en la entrada de un museo y de un castillo cercanos. Pagamos y aparcamos (N 47º 59’ 50.38” E 19º 35’ 23.10”). A pesar de lo pequeño que es el pueblo, vemos muchos autobuses turísticos, lo que se traduce en que hay mucha gente por las dos calles que componen su Casco Antiguo. Se trata de un museo al aire libre en el que contemplamos más de cincuenta Casas rústicas, construidas en el siglo XVII de acuerdo con la arquitectura tradicional palóc (los palóc son una minoría étnica magiar, cuyos orígenes se desconocen, que se asentaron en esta zona del norte del país), aunque se han sustituido los techos de paja por otros con tejas. También observamos un pequeña Iglesia católica del siglo XIX y la Capilla de San Martín (Szent Márton Kápolna). Buena parte de las casas han sido convertidas en museos etnográficos o en tiendas de recuerdos para guiris. Es evidente que este pueblo vive del turismo, aunque hay que reconocer que es bastante bonito y está muy bien cuidado. Hay flores por todas partes. Desistimos de ir al Castillo (Vár) porque, a pesar de que lo anuncian como uno de los mejor conservados del norte del país, se ve bastante decrépito De aquí vamos al LAGO BALATON, donde vamos a pasar tres días; paramos en una gasolinera para llenar el depósito de gasoil (1 litro = 328,9 Ft = 1,22 €) y para comprar la viñeta (en húngaro, matrica) que nos permitirá circular libremente por las autopistas húngaras. La

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viñeta en realidad no es una pegatina para pegar en el parabrisas, como sucede en otros países, sino que es el simple ticket de caja que demuestra que la hemos pagado. Guardamos el ticket como oro en paño, por si nos para la policía magiar en alguno de los abundantes controles policiales que tienen montados; nos ha costado 1.530 Forintos (5,66 €) y sirve para cuatro días (también las hay de mayor duración). Seguimos por comarcales hasta llegar a la autopista M-3, que lleva hasta BUDAPEST, donde encontramos algunos atascos. Por un error, en lugar de circunvalar la capital húngara, nos metemos por todo el centro. Mira por donde, ya la hemos conocido por tercera vez (la primera fue en 2002 y la segunda en 2004). Finalmente, la autopista M-7 nos lleva hasta la orilla sur del LAGO BALATON. En una gasolinera, compramos cubitos de hielo (495 Ft = 1,83 € por 2,5 kg.) y cervezas (una lata de medio litro cuesta 199 Ft (0,74 €). Vamos directos hasta el final del lago, hasta la localidad de BALATONBERÉNY, donde se encuentra el Berény Naturista Kemping (N 46º 42’ 48.28” E 17º 18’ 40.02”), cuya principal característica, como su nombre indica, es que es nudista. Abrió sus puertas en 1990 y es el camping nudista más antiguo y más grande del país (tiene capacidad para 1.600 personas); también posee su propia playa lacustre (nudista, obviamente). Llegamos a las cinco y media de la tarde, con una temperatura de 34º y el sol luciendo en todo lo alto; en la recepción, antes de entrar, nos advierten que el camping es nudista. Nos dicen cuáles son las parcelas en las que podemos acampar y seleccionamos una bastante amplia. Montamos por primera vez en este viaje la tienda grande, a la que llamamos “Blue Inn”, porque es azul y la compramos en INGLATERRA el año pasado. Hay bungalows y apartamentos, pero los precios son bastante caros, por eso montamos la tienda. Lo único malo son los mosquitos.

Tras el montaje, y cerveza y copa de vino en mano, damos un paseo por el camping y por su playa. Nos acercamos al bar para ver si van a retransmitir la final del Campeonato del Mundo de Fútbol entre ESPAÑA y HOLANDA y nos dicen que sí, que por supuesto. Como somos los únicos españoles del camping (la matrícula del coche nos delata) y la selección española despierta tantas simpatías, al poco de llegar, se nos va acercando gente que nos asegura que quieren que gane ESPAÑA, entre ellos nuestros vecinos de la parcela de al lado que nos invitan a ver el partido en su caravana, en la que tienen una tele (nos invitan por señas, porque sólo hablan húngaro). Aunque pensábamos ir a ver el partido al bar, nos sabe mal rechazar tan amable invitación y aceptamos. Nos dicen que nos llevemos nuestras sillas y nuestras bebidas. Nos duchamos y cenamos con rapidez para estar a punto cuando empiece el partido. Nuestros vecinos resultan ser dos matrimonios húngaros que, por supuesto, defienden a la “Roja”. Durante el partido los invitamos a un par de botellas de rioja que se toman con placer. Cuando termina la final, con la victoria española gracias al fantástico gol de Iniesta, sacan una botella de champán que tenían preparada para la ocasión y brindamos todos juntos por el triunfo. Poco a poco, se van aproximando al lugar donde estamos, campistas de todas las edades, sexos y nacionalidades para darnos, muy contentos, la enhorabuena, en húngaro, en inglés, en francés, en alemán e, incluso, en un chapurreado español. Gloriosa noche: ¡¡¡ESPAÑA, CAMPEONA DEL MUNDO DE FÚTBOL,OÉ, OÉ, OÉ!!! 12/07/10, Lunes. A orillas del lago con los mosquitos: LAGO BALATON

(BALATONBERÉNY – BALATONFÖLDVÁR – TIHANY – KESZTHELY - HÉVÍZ). 182,7 km. 8h 52’.

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Mientras estamos desayunando, se siguen acercando campistas en pelotas a felicitarnos efusivamente por la victoria de anoche. Qué gracia, debemos ser los únicos españoles del camping, se ha corrido la voz de que estamos aquí, y como la “Roja” cae tan bien, vienen todos entusiasmados a darnos la enhorabuena. Son muy simpáticos y amables. Está claro que anoche, todo el camping estuvo pendiente del televisor y que una mayoría abrumadora defendía a la selección española. Bueno, no todo el mundo puede decir que vivió el primer triunfo de ESPAÑA en un mundial de fútbol desde un camping nudista húngaro. Y ahora, vamos con las visitas. En el año 2002 estuvimos en BUDAPEST, y en el año 2004, visitamos de nuevo BUDAPEST y también conocimos el llamado “Recodo del Danubio” y el norte de HUNGRÍA, así que en este viaje vamos a ceñirnos a HOLLÓKŐ (ya lo vimos ayer), al LAGO BALATON y a PÉCS, y con esto ya habremos visto lo más interesante de este bello y agradable país. Hoy vamos a visitar el LAGO BALATON, uno de los mayores de Europa, con 79 km. de longitud y una anchura máxima de 14 km.; su superficie total es de 594 km2 y su profundidad máxima es de 12,2 m., aunque hay que adentrarse mucho para que el agua cubra. La temperatura media del agua es de 25º. La parte sur, en la que nos encontramos, es la más turística: aquí hay grandes hoteles, urbanizaciones, zonas de ocio, hipermercados, playas pequeñas, discotecas, restaurantes y muchos carteles anunciando que se alquilan habitaciones o apartamentos (la mayoría, escritos en alemán, lo que nos hace suponer que el turismo austríaco y alemán es el predominante entre los extranjeros). El lago es el principal destino del turismo interior húngaro. La orilla norte no es tan turística, pero alberga poblaciones históricas y viñedos que producen excelentes vinos. Los alrededores del lago son ricos en manantiales termales. La autopista M-7 discurre paralela a la orilla sur del lago, y existen una carretera comarcal y una línea ferroviaria que lo circunvalan en su totalidad, pasando por casi todos los pueblos que se asientan en su orilla. A las diez menos cuarto, con ¡¡¡30º de temperatura!!! y el sol brillando en toda su plenitud, enfilamos la carretera de circunvalación (que no tenemos claro si es una carretera o una calle, ya que está totalmente urbanizada y no se puede circular por ella a más de 50 km/h. Vamos en el sentido opuesto a las agujas del reloj. Por la izquierda parten numerosas calles que conducen al lago; tomamos una de ella aleatoriamente y llegamos a un lugar donde dejar el coche. Desde aquí, caminamos unos metros hasta la orilla del lago; hay gente bañándose, aunque el agua apenas si les llega por la cintura, a pesar de que no están cerca de la orilla, en la que abundan los juncos. A lo largo del lago hay muchas miniplayas a las que les han acondicionado un camino de acceso y, en ocasiones, un pequeño embarcadero.

Paramos en BALATONFÖLDVÁR (2.000 habitantes), un pueblecito similar a los demás que pueblan los alrededores del lago, con una playa junto a una zona residencial, con bares, tiendas en las que venden flotadores, bañadores, protectores solares, postales, etc. Aquí compramos la revista “Barbie”, escrita en húngaro, para la colección internacional de nuestra sobrina Bárbara y una postal para nuestra amiga Carmeli, que pronto será su cumpleaños (la postal nos cuesta 100 Ft = 0,37 € y el sello, que compramos en la oficina de correos, 210 Ft = 0,78 €). El pueblo no tiene más interés que el residencial y el lúdico. La oferta de alojamiento por todo el lago es amplia: campings, hoteles, pensiones, habitaciones, chalets, apartamentos,… Al poco, vemos un hipermercado “Tesco” y entramos para avituallarnos. Intentamos coger un carrito, pero las monedas que tenemos no sirven, así que le pedimos cambio a una jovencita que está por allí, y que se encuentra envuelta en una bandera española; cuando le

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decimos que somos españoles, exclama, en inglés: “Great!” y se va corriendo a buscarnos cambio. Vuelve enseguida con la moneda adecuada y se queda sorprendida de haber conocido a unos españoles justo al día siguiente de que nuestra selección (a la que ella admira) ganara el Mundial de Fútbol. Qué graciosa, una húngara cubierta con la bandera española (y lo que tiene más mérito: con el calor que hace, que estamos a 38º). Compramos bebidas y comida y una bolsa de cubitos de hielo de 2,5 kg. (300 Ft = 1,11 €), así como un antimosquitos. Metemos en la neverita portátil que llevamos las bebidas y parte de la comida, así como el hielo, de esta forma, cuando regresemos al camping tendremos bebidas frías y la comida bien conservada. Llegamos a SIÓFOK, localidad que nos recibe con un atasco tremendo, lo que nos hace dar la vuelta a la primera ocasión y salir de ella por patas. Regresamos por la autopista M-7 hasta SZÁNTÓD, donde vamos directos al embarcadero (N 46º 52’ 46.14” E 17º 54’ 02.75”) para coger un ferry que cruza el lago y nos lleva hasta la Península de Tihany, en la costa norte del lago. El ferry es bastante caro: 2.450 forintos (9,07 €) por un trayecto de apenas 10 minutos. Aunque el horario que hay junto a la taquilla pone que salen cada 40 minutos, la verdad es que zarpan continuamente, en cuanto se llenan de vehículos o de personas que van a pie, por lo que apenas si tenemos que esperar. El viaje es breve pero bonito, a pesar del calor que hace: 38º. Al llegar a la península, desembarcamos y subimos hasta la localidad de TIHANY (1.350 habitantes), que está atestada de turistas. No hay donde aparcar, aunque finalmente encontramos un hueco en un pequeño parking al aire libre (N 46º 54’ 53.34” E 17º 53’ 12.15”), que cuesta 350 Ft (1,30 €) por 1 hora. El pueblo es, básicamente, una calle repleta de tiendas para guiris, bares y similares. Una escalinata nos lleva hasta una Abadía Benedictina (Bencés Apátsági), fundada en el siglo XI y reconstruida en estilo barroco en el siglo XVIII; la entrada cuesta 800 Ft por persona (2,96 €), así que nos conformamos con verla por fuera. Desde aquí se disfruta de una hermosa Panorámica del lago. Regresamos a la calle principal, damos un paseo por ella y entramos en la Casa de la Pimienta (Paprikahás), que tiene la fachada recubierta con miles de ristras de guindillas y de ñoras; entramos a curiosear y compramos una ristra de cada una. También venden un amplio surtido de productos locales: vino, miel, artesanía, etc. Continuamos por la carretera 71, en dirección oeste, que va paralela a la costa norte del lago. Paramos a comernos unos bocatas en una sombrita que encontramos y continuamos hasta llegar a la localidad de KESZTHELY (21.000 habitantes). Vamos directamente a la Plaza Principal (Fő Tér), donde encontramos un hueco para dejar el coche (N 46º 45’ 55.53” E 17º 14’ 34.38”), justo delante de la Iglesia Parroquial (Főtéri plébániatemplom), edificada en el siglo XIV en estilo gótico; no podemos ver su interior porque está cerrada. Al lado de la iglesia está el bonito edificio del Gimnasio Estatal (Állami Gimmázium). Caminamos por la peatonal Calle Kossuth Lajos utca, repleta de tiendas, y aprovechamos para comprarnos un helado (150 Ft = 0,56 €) y una granizada (200 Ft = 0,74), ya que hace bastante calor. Esta calle lleva hasta el principal monumento de la ciudad: el Castillo Festetics (Festetics Kastély), construido en estilo barroco entre los siglos XVIII y XIX. Como no nos parece gran cosa, pasamos de pagar una entrada y regresamos al coche. Media hora de parking nos cuesta 100 Ft (0,37 €). Para rematar el día, nos dirigimos al pueblo de HÉVÍZ (4.500 habitantes). Dejamos el coche en un amplio parking (N 46º 47’ 26.60” E 17º 11’ 29.17”) y caminamos hasta el cercano Lago Termal (Tófürdő), el segundo lago medicinal más grande del mundo, con una superficie de 4,4 hectáreas y una profundidad máxima de 37 m. La temperatura del agua en verano es de 33-35º y en invierno no baja de 23º; tiene propiedades curativas para numerosas enfermedades reumáticas, ginecológicas, neurológicas, etc., aunque están contraindicadas para enfermedades

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cardiacas, hipertensión, asma,… Es un importante centro de turismo medicinal desde el siglo XVIII. Las entradas cuestan 1.900 forintos (7,03 €) y permiten permanecer y bañarse en el lago durante un máximo de 3 horas. Como falta poco para que cierren y, además, no nos apetece meternos en un agua tan caliente con el calor que hace, compramos unas entradas de visita, por 500 Ft (1,85 €), que no permiten bañarse, pero si recorrer las instalaciones durante media hora. Hay una zona al aire libre y otra cubierta, que recorremos y fotografiamos sin ningún problema. Hay bastante gente metida en el agua o tomando el sol, sobre todo personas mayores, todas agarradas a sus flotadores que pueden alquilarse en el balneario o en cualquiera de las muchas tiendas que se encuentran en los alrededores. Y ya damos por finalizadas las visitas de hoy, así que regresamos al camping, que está muy cerca. Llegamos a las siete menos veinte con una temperatura de 31º. Aprovechamos para poner una lavadora (hay que comprar en recepción una ficha que cuesta 1.000 Ft = 3,70 €), mientras una amable señora nos explica en húngaro cómo funciona (el caso es que la entendemos). Luego vamos al lago a ver la puesta de sol, lástima que los mosquitos también están viéndola. Regresamos a nuestra parcela a tomarnos una copita y se nos acerca nuestro vecino de enfrente, belga, a felicitarnos por la victoria futbolística de anoche; le invitamos a una cerveza y se queda un rato charlando con nosotros hasta que vamos a recoger la ropa a la lavadora. Después, intentamos cenar fuera, pero los dichosos mosquitos nos lo impiden: a Jose lo están devorando, así que nos metemos a comer dentro de la tienda. En fin, mañana será otro día. 13/07/10, Martes. El calor da paso a la lluvia fresquita: LAGO BALATON

(BALATONBERÉNY) – PÉCS – LAGO BALATON (BALATONBERÉNY). 295 km. 7h 48’.

Menos mal que por la mañana no hay mosquitos y podemos desayunar fuera de la tienda, porque dentro hace calor. Partimos a las nueve y cuarto con una temperatura de 25º. Vamos a visitar la ciudad de PÉCS (157.000 habitantes), que se encuentra a unos 150 km. del camping, cerca de la frontera con CROACIA, y todo el trayecto se desarrolla por carreteras secundarias, lo que significa que tardaremos 3 horas a la ida y otras tantas a la vuelta. Esperemos que la ciudad valga la pena. Dejamos el coche en un amplio aparcamiento al aire libre (N 46º 04’ 19.20” E 18º 13’ 46.59”) situado céntricamente. Pagamos 600 Ft (2,22 €) por 2 horas y comenzamos a caminar por la Calle Bajcsy-Zsilinszky utca, hasta llegar a la cercana Plaza Kossuth tér, en pleno casco antiguo de la ciudad. En esta plaza se alza la Sinagoga (Zsinagóga), edificada en 1869 sobre una sinagoga anterior, testimonio de la importante presencia judía en la ciudad. Los nazis deportaron a unos 30.000 judíos de PÉCS, de los que sólo 3.000 regresaron. Muy cerca de la plaza está la Calle Teréz utca, donde se encuentra un curioso edificio modernista con la fachada torcida y un rótulo que pone Római udvar (Corte romana). Tiene un curioso patio interior lleno de tiendas. De aquí vamos a la plaza principal de la ciudad, la Széchenyi tér, aunque antes de visitarla nos desviamos por la Calle Perczel utca, en la que hay bonitos edificios, y luego por la peatonal y concurrida Király utca. Aquí se encuentra el Teatro Nacional (Nemzeti Színház), construido a finales del siglo XIX.

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Finalmente, regresamos a la Széchenyi tér, hermosa y amplia plaza con edificios de gran belleza, como los que albergan al Ayuntamiento (Városháza) o a la Diputación (Megyeháza). Pero sin duda, el edificio más importante de la plaza y de la ciudad se sitúa en medio de la plaza: la Mezquita del Pashá Gazi Kasim (Gázi Kászim pasa dzsámija), que actualmente es una iglesia católica. Fue construida entre los años 1543 y 1546 y es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura otomana en HUNGRÍA; no tiene minarete porque los jesuitas lo derribaron en 1766. El interior es muy bonito, con una curiosa mezcla de decoración turca y cristiana. Posee un cuadro de la Virgen María que se dice que es el más antiguo del mundo. Desde la parte superior de la plaza parte la Calle Janus Pannonius, que lleva hasta la Plaza de la Catedral (Dóm tér). Aquí se encuentra el Centro de Visitantes Cella Septichora, que da acceso a la Necrópolis Paleocristiana de Sopianae, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y que conserva los restos arquitectónicos de una comunidad cristiana del siglo IV: capillas, hipogeos y mausoleo. También muestra frescos de San Pedro y San Pablo. La entrada cuesta 1.200 Ft (4,44 €) por persona. Al lado, se alza la Basílica de San Pedro y San Pablo (Szent Péter és Pál Bazilika), que es la catedral de la ciudad. La entrada cuesta 800 Ft (2,96 €), pero pasamos de pagar y nos limitamos a verla por fuera. No es gran cosa. Aunque fue edificada en el siglo XI, en estilo románico, fue profundamente reformada en el XIX. Frente a la catedral está la ajardinada Plaza de San Juan (Szent István tér), donde se encuentra, al aire libre, el Mausoleo Paleocristiano (Ókeresztény mauzóleum). Vamos ahora caminando hasta la Mezquita del Pashá Hassan Jakovali (Jakováli Hasszán pasa dzsámija). Sólo podemos verla por fuera porque está cerrada. Ya de regreso al coche, pasamos ante el precioso edificio que alberga la Oficina de Correos (Postapalota), aunque por dentro no es tan bonito. Cerca, se alzan varios edificios modernistas de curiosos diseños. El parking nos cuesta 600 Ft (2,22 €) por 2 horas. Subimos al coche, compramos hielo en una gasolinera y algo de comida en un súper. Estamos a 34º de temperatura y son algo más de las dos de la tarde. De regreso a casa por la misma tortuosa carretera, paramos junto a ella para comer algo, cosa que hacemos dentro del coche, con el aire acondicionado puesto, ya que fuera no se puede estar por el calor y por las moscas. A las cinco de la tarde, con 31º, llegamos al camping. Al poco, se nubla el cielo y se oyen truenos a lo lejos; parece una tormenta de verano. Se siente en el ambiente y se escucha en los árboles. Por si acaso, recogemos la ropa tendida, que ya está seca. Nuestro vecino de parcela nos asegura que se trata de una tormenta pasajera; al menos, ha refrescado un poquito. A las seis y media comienza a llover, suavemente, durante una hora. La lluvia da paso a una tarde fresquita y muy agradable, que rematamos con un buen baño en el lago al atardecer, viendo la puesta de sol. Genial. Ducha, cena y a la cama. 14/07/10, Miércoles. En Austria también hay calor y mosquitos: LAGO BALATON

(BALATONBERÉNY) – ABADÍA DE PANNONHALMA - VIENA (AUSTRIA). 353,7 km. 7h 10’.

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Aunque está el día soleado, la tienda está empapada ya que esta noche ha estado lloviendo, así que tenemos que guardarla mojada, ya que hoy nos vamos a AUSTRIA. Antes de marcharnos, nos despedimos de nuestros anfitriones húngaros el día del partido, de los alemanes que teníamos a nuestra derecha, que se marchan a dar un paseo en bicicleta. Justo al partir, nuestro vecino belga sale de su caravana y también nos despedimos de él. Hasta que llegamos a la puerta, nos vamos despidiendo de todos los que vemos. Lo que une un camping nudista.

A las nueve menos diez, con 26º y buen tiempo, dejamos este agradable camping y enfilamos la autopista M-7, en dirección BUDAPEST. Al llegar al final del lago, giramos hacia el norte, por la carretera 82 que nos conduce hasta PANNONHALMA, donde se encuentra una Abadía (Pannonhalmi Főapátság) construida en el año 996 y que ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Dejamos el coche en un aparcamiento cubierto, gratuito y vigilado (N 47º 33’ 16.74” E 17º 45’ 37.46”) y vamos a la taquilla; aquí, una señora, en un español más que correcto, nos dice que las visitas son guiadas, que pueden ser en español o en húngaro con un texto en español, pero que la próxima visita es a las doce, y son poco más de las once. No nos apetece la idea de estar una hora esperando, así que decidimos marcharnos porque no queremos llegar tarde a VIENA.

Antes, le decimos al TomTom que nos lleve a un centro comercial que nos pille de camino,

con la esperanza de que haya un supermercado “Tesco”, nuestro favorito, pero el que hay es otro que también nos hace el apaño. Hacemos una compra grande de comida y bebidas, ya que en AUSTRIA están las cosas más caras, y gastamos todos los forintos que nos quedan, excepto 500, para poder comprar cubitos de hielo, ya que en este centro comercial no hay. Con suerte, los encontramos en una gasolinera cercana y aún nos sobran 95 Ft., que es justo lo que cuesta un bombón de café, así que gastamos hasta el último céntimo de dinero local. También llenamos el depósito de gasoil, pagando con tarjeta. Llenamos la nevera portátil con el hielo, las cervecitas, el vino y algunos embutidos y, ahora sí, nos vamos a AUSTRIA. Cogemos la autopista M-1 y, a las 13:09, con 33º de temperatura, entramos en AUSTRIA. En la misma frontera, junto a una gasolinera, compramos la pegatina o viñeta que, pegada en el parabrisas del coche, nos permitirá circular libremente por las autopistas austriacas durante 10 días; cuesta 7,90 € (por cierto, hemos regresado al euro).

La autopista A-4 nos lleva directos a VIENA, en cuyas cercanías tenemos localizados tres campings. Le decimos al TomTom que nos lleve al Camping Wien West (N 48º 12’ 49.39” E 16º 15’ 00.86”), para lo que tenemos que atravesar toda la ciudad. Los campings de las grandes ciudades no nos suelen gustar, porque suelen ser grandes, masificados, impersonales y caros, pero como están cerca de la ciudad y bien comunicados, no nos queda otra que aceptar. Después de hacer algo de cola, alquilamos un bungalow, que en realidad es una habitación grande, con dos camas literas, un par de armarios, una mesa con sillas y un porche en el que hay otra mesa y más sillas. En recepción nos dan unos paquetes con las sábanas impecables. El bungalow cuesta 35,00 € diarios por dos personas, una ganga. Son las dos de la tarde y estamos a ¡¡¡37º de temperatura!!! No hay sitio para aparcar el coche delante del bungalow (mejor dicho, debajo, ya que está sobre un pequeño terraplén), porque todo el espacio está aprovechado para ubicar caravanas y autocaravanas que, por cierto, están muy pegadas ya que las parcelas son ínfimas. Aparcamos momentáneamente debajo, subimos las cosas y llevamos el coche junto a la recepción, donde hay sitio para dejarlo. Al fin, comemos, bebemos y, a pesar de que hace mucho, pero mucho calor, nos vamos a visitar la ciudad.

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En la recepción del camping compramos dos tarjetas de transporte, llamadas The Vienna Card (Die Wien Karte), que permiten usar el metro, el autobús y el tranvía ilimitadamente durante 72 horas (la primera vez que la usemos hay que picarla en una maquinita) y además ofrece descuentos en muchos lugares de interés; cada una cuesta 18,50 €. Tenemos que escribir en ellas nuestro nombre. Mientras compramos las tarjetas, observamos que hay dos parejas de españoles que han llegado con sus autocaravanas y que no consiguen entenderse con la recepcionista, que les habla en inglés; les hacemos de intérpretes, conseguimos que se entiendan, pero se muestran indignados: “¡Cómo es posible que en un camping de Austria no hablen español!”. Pues porque el idioma oficial de AUSTRIA es el alemán, aunque casi todo el mundo habla perfectamente inglés; pretender que encima hablen español, francés, italiano, portugués, croata, polaco, noruego, eslovaco, griego, sueco, etc., carece de sentido. A todos nos gusta que nos hablen en nuestro idioma, pero si viajamos a otro país, tenemos que mentalizarnos de que, o sabemos idiomas, o tendremos que entendernos por señas. Indignarse, y poco menos que tachar de incultos a los austriacos por no saber español, nos parece una pasada propia de quienes se creen el ombligo del mundo. Si los españoles viajásemos más al extranjero, los nativos que trabajan en el sector turístico se esforzarían en aprender nuestro idioma, pero mientras sigamos siendo cuatro gatos los españoles que vamos a otros países por nuestra cuenta, sin un guía que nos esté traduciendo a cada momento, no se van a molestar en aprenderlo. A unos metros de la puerta del camping se encuentra la parada de los autobuses 152 ó 148, que nos llevan hasta la boca de metro “Hütteldorf”, en la línea U4 (en alemán, metro se dice U-Bahn), y desde aquí, al centro. En recepción nos han dado también una tabla con los horarios de los autobuses, que funcionan hasta poco más de la medianoche. Tras un transbordo en el metro, nos bajamos en la Plaza de San Esteban (Stephansplatz), centro neurálgico de VIENA (WIEN), capital de AUSTRIA, que tiene 1.700.000 habitantes y cuyo centro histórico ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. También es la capital del Estado Federado de VIENA (Bundesland WIEN), uno de los nueve que conforman la REPÚBLICA DE AUSTRIA (REPUBLIK ÖSTEREICH). En esta bulliciosa y animadísima plaza destaca sobre todos los edificios la imponente silueta de la Catedral de San Esteban (Domkirche St. Stephan), posiblemente, el monumento más bello de la ciudad. Fue construida en el siglo XII en estilo románico, aunque ha sufrido numerosas reformas y ampliaciones a lo largo de los siglos hasta llegar a su apariencia actual, claramente gótica. De hecho, cuando llegamos estaban restaurando la fachada. Esta catedral es que no para. Habían tenido el detalle de colocar unas lonas recubriendo la fachada, en las que estaba impresa, a tamaño natural dicha fachada, de tal forma que, viéndola de lejos, da el pego y parece que es la catedral realmente. Unas de las partes más llamativas del edificio son sus tejados, compuestos de 230.000 tejas esmaltadas de colores formando figuras geométricas, que incluyen el escudo del Imperio Austríaco, realizado en 1831, y las letras F I (Franz I, emperador de Austria). El interior, cuya visita es gratuita, es sencillamente, una maravilla; poco hay que contar, simplemente, recomendar su visita pausada, deteniéndose en los mil y un detalles que nos muestra (portales, altares, capillas, púlpito, órganos, tumbas, sacristías, estatuas, imágenes, bóvedas, pilares,…). Salimos al exterior y la rodeamos completamente, observando las estatuas y relieves que muestra en sus fachadas, así como la belleza de sus ornamentados tejados. Numerosos coches de caballos ofrecen sus caros servicios a los turistas que están dispuestos a pagarlos. Compramos una cerveza fresquita en un súper y nos la tomamos mientras paseamos.

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Nos acercamos caminando, mientras disfrutamos de los hermosos edificios que jalonan la ciudad por todos sus rincones, a la Iglesia de San Pedro (Peterkirche), construida a comienzos del siglo XVIII en estilo barroco. Su interior es una obra maestra; sencillamente, precioso. Frente a la iglesia se encuentra una plaza llamada Graben, rodeada de bellos edificios con tiendas de marca a unos precios imposibles. En el centro de la plaza vemos la Columna de la Peste (Pestsäule), erigida por el emperador Leopoldo I al terminar, en 1679, la plaga de peste que asoló Centroeuropa. Este tipo de columnas son similares a las que hemos visto en la REPÚBLICA CHECA o en ESLOVAQUIA. Seguimos paseando y por todas aparecen fachadas de edificios a cual más bonita; es increíble el legado artístico tan grande que posee esta ciudad. Admirados, llegamos a la calle peatonal Kärntnerstrasse, la más comercial de VIENA, y que, obviamente, está repleta de edificios de gran belleza. Entramos en la Iglesia de Malta (Malteserkirche), levantada a comienzos del siglo XIX; dedicada al culto católico romano, está iglesia gótica es la sede de los Caballeros Hospitalarios. Fue profundamente restaurada en 1998. En esta calle se encuentra también el Hotel Sacher, origen de la famosa Tarta Sacher (Sachertarte), un bizcocho de chocolate con mermelada de albaricoque. Hay muchísima gente dentro, por lo que pasamos de entrar. Justo enfrente del hotel se alza el edificio de la célebre Ópera Estatal (Staatsoper), construida en el siglo XIX en estilo neorrenacentista. En la década de los cincuenta del siglo XX fue restaurada ya que resultó dañada durante la II Guerra Mundial. Continuamos por la misma calle, hasta llegar a la arbolada Plaza de Carlos (Karlsplatz); en uno de sus laterales destaca la majestuosa fachada del Musikverein, una famosa sala de conciertos del siglo XIX. Sin lugar a dudas, el mejor monumento de la plaza y uno de los mejores de la ciudad es la Iglesia de San Carlos Borromeo (Karlskirche), aunque son casi las ocho de la tarde y ya está cerrada, por lo que volveremos otro día para ver su interior. Hace mucho calor pero, afortunadamente, en la plaza hay una fuente de agua potable fresca que nos sabe a gloria. Cerca de aquí se encuentra la Calle Wienzeile, donde todos los sábados se instala el Naschmarkt, un popular mercado ambulante que incluye más de 120 puestos en los que se venden, sobre todo, productos gastronómicos. Evidentemente, hoy no está instalado, y menos a esta hora, pero sí que vemos docenas y docenas de cafeterías y restaurantes de todo tipo, con sus correspondientes terracitas, que se encuentran abarrotadas de gente que está degustando especialidades culinarias de todo el orbe: aquí hay restaurantes especializados en comida vienesa, india, vietnamita, turca, israelí, libanesa, italiana, vegetariana, francesa, sudamericana, mexicana, etc. Estos establecimientos, que no son ambulantes, también forman parte del Naschmarkt, abren todos los días, y crean una agradable atmósfera. Damos un paseo impregnándonos de los exquisitos aromas que salen de las cocinas. Regresamos al comienzo de la calle, donde se levanta el Pabellón de la Secesión Vienesa (Sezession), construido entre 1897 y 1898 en estilo modernista. Destaca su cúpula dorada de bronce llamada popularmente el Repollo (Krauthappel); bajo ella, con letras también doradas, se lee el lema de la Secesión: Der Zeit ihre Kunst, der Kunst ihre Freiheit (A cada tiempo su arte, a cada arte su libertad). La Secesión vienesa fue una parte del modernismo, un movimiento artístico que floreció a finales del siglo XIX. Agotados, sobre todo por el calor, decidimos regresar al camping, que ya está bien por hoy. Para llegar, debemos hacer tres transbordos en metro más uno adicional porque hay un tramo de vía que está cortada y el trayecto correspondiente a una parada hay que hacerlo en un

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autobús que han habilitado para la ocasión. Luego, cogemos el autobús que nos deja junto al camping, al que llegamos cerca de las nueve de la tarde-noche. Nos tomamos unas cervezas bien frías, gracias al hielo que hicimos anoche y que metimos en la neverita portátil que llevamos, nos duchamos, pero no podemos cenar en el porche porque allí se han instalado todos los mosquitos del pueblo. La espiral antimosquitos les hace hasta gracia, ya que revolotean alrededor de ella como si nada. Así que abrimos unas latas y nos disponemos a cenar dentro del bungalow, a pesar del calor que hace. Al rato, salimos y… los mosquitos se han ido a dormir, así que cambiamos de planes de nuevo y cenamos fuera, fresquitos y exhaustos. 15/07/10, Jueves. Descubriendo la Viena clásica: VIENA. 11h. Hemos descansado muy bien, pese a las previsiones la noche ha estado fresquita y muy agradable, y además estábamos agotados, así que no nos levantamos hasta las ocho. Tras un buen desayuno, salimos del camping a las nueve de la mañana. El autobús y el metro (luego hay que caminar un poco) nos llevan a nuestra primera visita de hoy: el Palacio Schönbrunn (Schloss Schönbrunn), considerado uno de los palacios más bonitos del mundo y declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. De los diversos recorridos que se ofrecen, elegimos el llamado “Grand Tour”, que cuesta 12,90 € por persona, pero que con la Vienna Card se nos queda en 11,40 €. El precio incluye una audioguía en español que explica todo lo que vamos viendo en esta residencia de verano: Salas de representación, aposentos privados de la pareja imperial (Francisco José y Sissí), así como los recintos más suntuosos, que datan de la época de María Teresa, en el siglo XVIII; en total, 40 salas. Fue construido entre los siglos XVII y XIX, siguiendo los dictados del clasicismo, aunque su interior es claramente rococó. Destaca el color ocre de su fachada, conocido como “Ocre Schönbrunn). Tras la bonita visita, que dura alrededor de una hora, damos un paseo por sus jardines, buscando la sombra porque el calor es abrasador. En los inmensos jardines destaca una bella fuente (en alemán, Schönbrunn significa precisamente “bella fuente”), conocida como la Fuente de Neptuno (Neptunbrunnen), aunque varias. Después de esta bonita visita, regresamos al metro y cruzamos toda la ciudad para ver la Iglesia Votiva (Votivkirche), edificada en el siglo XIX en estilo neogótico. Lamentablemente, está cerrada y, además, cubierta de andamios; es una pena porque parece muy bonita. Nos conformamos con ver los bellos edificios que hay a su alrededor, que no es poco. Cogemos por la calle Schottengasse, donde hay un supermercado en el que compramos una lata de cerveza de 0,5 l. bien fría, por 0,70 €, que nos bebemos mientras caminamos. Vuelve a hacer calor. Llegamos hasta el Palacio Kinsky (Palais Kinsky), un edificio barroco del siglo XVIII. Frente a él, se alza la Iglesia de los Escoceses (Schottenstift), fundada en el siglo XII por monjes benedictinos irlandeses (Irlanda en latín se decía Scotia Minor, de ahí la traducción errónea del nombre de la iglesia). En el siglo XVII tras los daños sufridos por un rayo y por el incendio que provocó, fue profundamente remodelada en estilo barroco y, en el siglo XIX, se reformó en estilos renacentista y neobarroco. Es una iglesia muy bonita, sobre todo por dentro. De aquí vamos a la cercana Universidad de Viena (Universität Wien), fundada en 1365, aunque el edificio actual es del siglo XIX. Entramos en el edificio de las Facultades de Psicología y de Periodismo y recorremos sus ornamentados pasillos y salas, haciendo fotos, sin que nadie nos diga nada. Al lado de la Universidad se abre la Plaza del Ayuntamiento

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(Rathausplatz), una amplia explanada ajardinada rodeada de bellos edificios. Uno de ellos es el del Teatro de la Corte (Hofburgtheater, o Burgtheater o simplemente die Burg), que abrió sus puertas el 14 de marzo de 1741. Fue muy dañado en la II Guerra Mundial, pero fue restaurado posteriormente conservando su estilo neobarroco. Se encuentra cerrado, por lo que sólo podemos verlo por fuera. Enfrente se alza el imponente edificio del Ayuntamiento, pero antes de visitarlo, y como son más de las dos y media, decidimos ir a comer. Para ello, vamos a la espalda del ayuntamiento, a la Calle Lenaugasse, 11, donde se encuentra el Restaurante Centimeter, que forma parte de una de las más curiosas cadenas de comida vienesas, ya que casi toda la comida se pide por metros. Nos sentamos en una de las mesas que hay en la terracita y nos tomamos dos metros de salchichas con patatas fritas y 4 jarras de cerveza de medio litro, que en total nos cuestan 23,70 €. La exquisita y original comida (bueno, y las cervezas) y la hora que hemos estado sentados, nos sirven para reponer fuerzas, que ya se estaban mermando debido al calor y al tiempo que llevamos caminando (y eso que la ciudad no tiene cuestas, pero es muy grande). Y ahora sí, vamos a ver el Ayuntamiento (Rathaus), donde se encuentra la Oficina de Turismo. El edificio, que se encuentra en obras, fue construido en el siglo XIX en estilo neogótico con algunos elementos renacentistas. Es un edificio grande, de 152 m. de largo, 127 de ancho y una torre de 103 m. de altura rematada por el Rathausmann, una estatua de 5,4 m. de altura (incluyendo la bandera) que es el símbolo de la ciudad. El edificio tiene siete patios interiores, aunque debido a las obras de restauración, sólo podemos ver un par de ellos. A pesar de que las obras y los andamios no permiten contemplarlo en todo su esplendor, se nota que es un edificio majestuoso. Como la ciudad de VIENA es también un Estado Federado, el alcalde hace las veces de Gobernador del Estado y el Consejo Municipal de Parlamento federal. Hay visitas guiadas gratuitas los lunes, miércoles y viernes no festivos, a las 13 horas. Rodeando al ayuntamiento hay varios edificios soportalados de una inusitada belleza; todavía estamos admirando uno cuando aparece otro. La cámara de fotos está echando humo. ¡Qué bonitos son!, cuántos detalles tienen. Frente a ellos se alza el edificio que alberga la sede del Parlamento Austríaco (Österreichisches Parlament), levantado en el último cuarto del siglo XIX en un original estilo griego clásico, cariátides incluidas. Muy cerca se encuentra el Palacio de Justicia (Justizpalast), impresionante edificio neorrenacentista construido a finales del siglo XIX. Desde aquí, vamos a la Plaza de María Teresa (Theresienplatz), en la que destacan dos edificios gemelos, situados uno frente al otro, cada uno en un extremo de la plaza: el que alberga al Museo de Historia Natural (Naturhistorisches Museum) y el del Museo de Historia del Arte (Kunsthistorisches Museum). Ambos museos fueron inaugurados en el año 1891 por el emperador Francisco José I. La entrada del primero cuesta 10 € y la del segundo 12 €. Frente a ellos, cruzando la avenida, se encuentra el Palacio Imperial de Hofburgo (Hofburg Schloss), que con sus 2.600 habitaciones distribuidas en 18 alas de una docena de edificios, es el palacio de mayor tamaño de la ciudad. Durante 600 años fue la residencia de la dinastía de los Habsburgo y de los emperadores austríacos y austrohúngaros. Actualmente, es la residencia del presidente del país. Su construcción comenzó en el siglo XIII y finalizó en el XX, por lo que muestra elementos de todos los estilos arquitectónicos. Nos limitamos a verlo por fuera, lo que nos lleva un buen rato, ya que el conjunto de edificios es enorme. Frente a él, en la Plaza de los Héroes (Heldenplatz) hay otra providencial fuente de agua potable fría que nos salva la vida, ya que estamos deshidratados por el calor; bebemos un buen trago de agua y volvemos a ponernos en la pequeña cola para volver a beber, y así hasta tres veces seguidas. ¡Qué sed tenemos! Debemos estar a cerca de 40º de temperatura.

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Salimos a la Plaza de San Miguel (Michaelerplatz), de forma circular, donde se halla la Iglesia de San Miguel (Michaelerkirche), construida en 1219 en estilo románico tardío y reformada en estilo gótico durante los siglos XIV y XV, aunque conserva elementos renacentistas, barrocos y neoclásicos. Es bastante más bonita por dentro que por fuera. Formando parte del Palacio de Hofburg se halla la Escuela Española de Equitación (Spanische Hofreitschule), fundada en 1571, que mezcla dos ingredientes básicos: la utilización de caballos eslovenos de raza lipizzana (aunque al principio se usaron de raza española) y la técnica española de doma tradicional. En un edificio anexo, vemos algunos caballos pastando y posando para los turistas. Vamos caminando hasta una boca de metro para ir al Parque Municipal (Stadtpark), uno de los pulmones de la ciudad. Tiene una superficie de 65.000 m2 y fue el primer parque que tuvo la ciudad, ya que fue inaugurado en 1862. Diseñado en estilo inglés, damos un agradable paseo por él, rodeando su lago central, y contemplando el bonito Monumento a Johann Strauss hijo, famoso violinista que compuso muchos valses inolvidables, hecho en bronce y adornado con un arco de mármol ricamente esculpido. Curiosamente, se trata del monumento más fotografiado de VIENA. También vemos aquí una Estatua de Franz Schubert y muchas otras estatuas y bustos. Por fin, exhaustos, volvemos a casa. Cuántas cosas hemos visto y todas preciosas. Cogemos el metro hasta nuestra estación y allí tomamos el autobús. Nos bajamos algunas paradas antes del camping, para ir a un súper que habíamos visto a la ida, pero ya está cerrado. Por suerte, encontramos otro en los alrededores y compramos ingredientes para hacer una ensalada, que con este calor es lo que apetece. También compramos algunas cervezas. Volvemos a coger el autobús y llegamos al camping a las ocho de la tarde. Vamos al bar a ver si nos venden cubitos de hielo, pero nos los regalan. ¡Qué bien! Nos duchamos y, tras otra lucha encarnizada con los mosquitos, podemos por fin cenar en la terraza, ya que se van todos de golpe. El motivo: se desata de inmediato una fuerte tormenta, con sus rayos y truenos, pero cenamos fuera igual, en el porche del bungalow. Qué fresquitos. 16/07/10, Viernes. Visitamos la Viena menos turística: VIENA. 11 h 30’. A pesar de la tormenta de anoche, el día amanece radiante y caluroso. Salimos a las nueve menos cuarto dispuestos a amortizar la Vienna Card, la tarjeta de transporte que compramos al llegar, pues hoy vamos a ver cosas que se encuentran muy distantes entre sí y tendremos que usar muchas veces los autobuses, tranvías y metro, aunque la verdad es que, desde que llegamos, no hemos dejado de utilizar la tarjeta que hemos rentabilizado a base de bien. La primera visita es a la Iglesia de San Carlos Borromeo (Karlskirche), donde ya estuvimos anteayer, pero como estaba cerrada, volvemos hoy para poder verla por dentro. Esta iglesia es la culminación del arte barroco en AUSTRIA, posiblemente, la iglesia más bella del país. El emperador Carlos VI prometió su construcción si finalizaba la epidemia de peste que asoló Centroeuropa en 1713, y la comunidad judía de VIENA fue obligada a sufragar los gastos de su construcción, que finalizó en 1737. En el centro de su fachada central hay un pórtico de inspiración helenística sobre el que se alza una imponente cúpula verde. El conjunto está flanqueado por dos columnas con relieves representando la vida del santo; los relieves están

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dispuestos en espiral, en una clara imitación de la Columna de Trajano que se encuentra en ROMA. Dos torres barrocas en los extremos completan la fachada principal del templo. Pasar al interior (se entra por una puerta lateral) cuesta 6,00 €, pero con la Vienna Card, nos sale por 5,00 €. El interior es una maravilla, repleto de retablos, estatuas y frescos. Estropea un poco la visión un andamiaje que han puesto debajo de la cúpula, en cuyo interior hay un ascensor; subimos y luego continuamos ascendiendo a pie, por una escalera, hasta llegar a lo más alto del interior de la cúpula, lo que nos permite estar a un par de metros de los frescos que la rodean. La verdad es que nunca habíamos tenido esta experiencia. No sabemos si los andamios y el ascensor están aquí permanentemente, o es que los han colocado para restaurar las pinturas de la cúpula, que muestran vivos colores; en cualquier caso, casi podemos tocarlas con las manos. Por cierto, este fresco fue pintado por Johann Michael Rottmayr. Nos ha cautivado esta iglesia por su belleza. Nos dirigimos de nuevo a la boca de metro de Karlplatz, que por cierto, está cubierta por una bonita marquesina, y cogemos la línea U3 hasta Simmering, en el sureste de la ciudad. Una vez aquí, tomamos el tranvía 6 ó 71 que nos lleva hasta el Cementerio Central (Zentralfriedhof), también conocido como cementerio de los músicos ya que hay varios enterrados aquí. Es un cementerio enorme, tanto que el tranvía tiene paradas en sus tres puertas. Nos bajamos en la última e intentamos localizar la tumba de Beethoven. Preguntamos a unos jardineros, pero sólo hablan alemán, así y todo nos mandan en una dirección; luego preguntamos a otra persona y nos envía en dirección opuesta. El cementerio es como un parque, con numerosos árboles y estatuas, incluso vemos un menhir, pero no encontramos lo que estamos buscando. Finalmente, vemos un grupo de personas que lleva un plano del cementerio y que hablan inglés, que son los que nos indican el camino correcto. Resulta que en vez de bajarnos en la tercera parada, nos teníamos que haber bajado en la segunda (Zentralfriedhof 2), entrar en el cementerio, seguir al frente y, después de unos 100 m., a la izquierda, se encuentran la Tumba de Ludwig van Beethoven, la Tumba de Franz Schubert, la Tumba de Johann Strauss hijo y la Tumba de Johannes Brahms, todas juntas, formando un círculo. Concretamente están en el Grupo 32-A. Cuánto arte tenían los cuatro. Cerca hay un Monumento a Mozart, pero no es su tumba, sólo un monumento. De hecho, ahora vamos al Cementerio de San Marx (Sankt Marx Friedhof) donde sí está enterrado el genial compositor de SALZBURGO. El tranvía 71 nos lleva hasta Liftaßstrasse; cruzamos la vía del tren por un pasillo subterráneo, giramos a la derecha y llegamos al cementerio, bastante más pequeño que el anterior, pero también repleto de árboles y de estatuas. Hay varias personas sentadas en los bancos, a la sombra, leyendo tranquilamente; desde luego, hay que reconocer que el sitio es tranquilo como él solo, ya que no hay ni un guiri. El cementerio funciono como tal desde 1784 hasta 1874, por lo que hace 136 años que no admite más “huéspedes”. En la entrada hay un cartel con una relación de personalidades que están enterradas aquí, clasificadas por su profesión, con indicación de la parcela en la que se encuentran. Subimos por la calzada principal unos 200 m. y, a la izquierda, se encuentra la sencilla Tumba de Wolfgang Amadeus Mozart. La verdad es que Mozart fue enterrado en una tumba comunitaria simple, y hay quien opina que no se sabe con exactitud en qué parte del cementerio está. Tras rendirle tributo, regresamos a la parada del tranvía y cogemos el nº 71 que nos deja junto a la boca del metro. Aprovechamos para comprarnos una cerveza en un súper (0,90 € por una lata de 0,5 l.) y ver el ambiente de este barrio del extrarradio, que no tiene absolutamente nada que ver con el centro de la ciudad. Una vez en el metro, y después de muchas paradas y un par de transbordos, nos bajamos en Vorgartenstrasse, en la línea U-1,

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situada en la parte norte de la ciudad, a orillas del Río Danubio (Donau) que más que azul es marrón. Aquí se encuentra la Iglesia de San Francisco de Asís (Franz-von-Assisi-Kirche) también conocida como Iglesia Trinitaria (Trinitarierkirche). Se construyó entre los siglos XIX y XX para conmemorar los 50 años de gobierno del emperador Francisco José I. Fue construida en estilo románico renano, y tiene el aspecto de un castillo medieval, con sus torreones y sus llamativos tejados rojos. Es realmente bonita. En su interior destaca sobremanera la octogonal Capilla de Isabel (Elisabeth Kapelle), realizado en estilo otomano en homenaje a la emperatriz Sissí que fue asesinada en GINEBRA el mismo año en que inauguraron la iglesia. Tras la visita, damos un paseo por este barrio para conocerlo, vemos el Río Danubio (Donau) y pasamos por delante del Parque de Atracciones Prater (Wurstelprater), en el que destaca la enorme figura de la famosa Noria (Riesenrad). Aunque la entrada al parque es gratuita (se paga cuando se sube a una atracción), no nos llama mucho la atención y, además hace muchísimo calor, así que nos compramos otra cerveza en un súper. En este barrio hay bastantes musulmanes, lo que hace que haya varios kebabs en los alrededores, pero no son más que la una y media, temprano para comer (al menos para nosotros, porque ellos comenzaron a comer al mediodía). Seguimos paseando hasta llegar a la boca del metro, en el que vamos de nuevo hasta el Ayuntamiento, con la idea de comer otra vez en el Centimeter, el restaurante en el que nos comimos ayer las dos salchichas de un metro cada una. Esta vez pedimos un Cordon Bleu y un Wienerschnitzel (un filete empanado, el plato principal de la ciudad); la verdad es que nos cuesta terminárnoslos porque son enormes. La comida, incluidas cuatro cervezas, nos cuesta 32,20 €. Nuestra próxima visita es al Palacio Belvedere (Schloss Belvedere). Combinando metro y autobús, llegamos a sus proximidades, aunque luego tenemos que andar un rato. Este palacio barroco del siglo XVIII, que en la actualidad alberga tres museos de arte, no esta mal, pero hemos visto tantísimos edificios bonitos en la ciudad, que éste no nos llama la atención, por lo que no entramos. Lo que sí merece la pena son sus bellos jardines y fuentes. Al final de los jardines se encuentra la Iglesia de los Salesianos (Salesianerinnenkirche), edificado en el siglo XVIII en estilo barroco. Cerca de aquí, en la Calle Jauresgasse, apartada del mundanal ruido de los turistas, se alza la Catedral Ortodoxa Rusa de San Nicolás (Russisch-Orthodoxe Kathedrale zum Heiligen Nikolaus), construida a finales del siglo XVIII en un claro estilo ortodoxo ruso. Por fuera es preciosa, pero lamentablemente está cerrada. Una pena. Caminamos hasta el metro, lo cogemos, nos bajamos en Rochusgasse, en la línea U3 y vamos hasta la Casa Hundertwasser (Hundertwasserhaus), un edificio de 52 apartamentos, 4 locales y una galería comercial situado en la Calle Kegelgasse nº 34-38, diseñado por el pintor y escultor austríaco Friedensreich Hundertwasser. Construida entre 1983 y 1986, la casa no responde a ningún patrón arquitectónico, aunque guarda similitudes con el modernismo. Es una amalgama de colores, de formas imposibles, de árboles en las terrazas, de suelos ondulantes, de azulejos en las fachadas,… todo un alarde de imaginación. Incluso los cuartos de baño que hay en el sótano (que cuestan 0,60 €) son diferentes; es difícil explicar este edificio, mejor ir a verlo. Merece la pena. Después de esta impactante visita, regresamos a la boca de metro pero, antes, bebemos abundante agua en una fuente que está al lado. El agua está rica, rica, y nosotros deshidratados.

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Vamos en metro hasta Hütteldorf, donde cogemos el autobús que nos lleva hasta el camping, donde llegamos a las ocho y cuarto. Nos ha encantado VIENA. El camping está tan masificado como de costumbre, incluso están haciendo una barbacoa cerca que está ahumando a todos los campistas. Nos duchamos y, a la hora de cenar, vuelven los mosquitos por lo que nos refugiamos dentro del bungalow. Esperamos un rato y volvemos a salir: ya se han ido. Qué raros son los mosquitos vieneses. Hoy volvemos a cenar fuera. 17/07/10, Sábado. Bonita ciudad austríaca: VIENA – GRAZ – VIENA. 403,7 km. 8h 25’. Desayunamos y, después de darle un para de días de descanso al coche, hoy lo recuperamos para ir a GRAZ. Antes de partir, dejamos algunas cervezas en una de las dos neveras comunales que hay en el camping, y algunas bolsas con agua en un congelador para poder disponer mañana de hielo. ¿Seguirán ahí cuando volvamos? Lo sabremos a la vuelta. Salimos a las nueve y cuarto con 27º a la sombra y el sol luciendo esplendoroso en el cielo. La autopista A-2 nos lleva hacia el sur, directos a GRAZ, capital del Estado Federado de ESTIRIA (STEIERMARK) que, con sus 263.000 habitantes, es la segunda ciudad del país. Su Centro Histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Encontramos aparcamiento en la Calle Joanneumring (N 47º 04’ 03.70” E 15º 26’ 29.39”), muy cerca del centro y echamos en la máquina 2,00 €, que en condiciones normales nos daría para 2 horas, pero como es sábado, y sólo hay que pagar durante medio día, con lo que hemos pagado podríamos dejar el coche aquí hasta el lunes, ya que los domingos tampoco se paga. La ciudad está bastante animada, hay muchos comercios y mucho trajín de personas yendo y viniendo.

Vamos a la Calle de los Hombres (Herrengasse), que está flanqueada por edificios renacentistas, góticos y barrocos de enorme belleza. No paramos de hacer fotos en esta hermosa calle, que es el núcleo vital de la ciudad. La calle es peatonal, aunque por ella circulan modernos tranvías. La calle comienza en una plaza triangular llamada Am Eisernen Tor en la que hay un florido jardín, una fuente y la omnipresente Estatua de la Peste. Entre los edificios que jalonan la calle, destaca la Iglesia Parroquial (Stadtpfarrkirche); los orígenes de esta iglesia gótica se remontan a 1440. Enfrente de ella se encuentra la Oficina de Turismo. La calle finaliza en la Plaza Mayor (Hauptplatz), una de las más bonitas del país. En ella sobresale la enorme mole del Ayuntamiento (Rathaus), construido en el siglo XIX en estilo clasicista. Las fachadas de los edificios que rodean la plaza son de una inusitada belleza, ya que algunas están pintadas con frescos y otras están ricamente estucadas. De aquí subimos por la Calle Sporgasse, la más antigua de la ciudad, que está bastante enfocada al turismo. Desde aquí parte una empinadísima calle que lleva hasta el castillo, pero decidimos que será mejor subir en coche más tarde. Nos dirigimos a la Catedral (Dom), un edificio gótico del siglo XV que una vez tuvo sus paredes exteriores recubiertas con frescos, pero que hoy en día sólo conserva algunos restos. Su interior no es gran cosa. A su lado se encuentra el Mausoleo del Emperador Ferdinand II (Mausoleum Kaiser Ferdinands II), un hermoso edificio manierista del siglo XVII que, lamentablemente, está cerrado. Seguimos paseando sin rumbo, perdiéndonos por las calles de esta bella ciudad, y así llegamos a la Ópera (Opernhaus), que sólo podemos ver por fuera. Se inauguró en 1899 y es la segunda más grande del país. A su espalda se encuentra la Plaza del Emperador José (Kaiser

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Josef Platz) en la que se ha instalado un mercadillo ambulante que ya está recogiendo. Al lado hay una modesta Iglesia Evangélica (Evangelische Kirche). Regresamos al coche y subimos a la Colina Schlossberg, donde hubo un castillo desde 1125, hasta que Napoleón ordenó destruirlo en 1809. En 1560 se construyó aquí una Torre del Reloj (Uhrturm), de 28 m. de altura, desde la que se divisa una bonita panorámica aérea de la ciudad. Aparcamos justo al lado (N 47º 04’ 25.51” E 15º 26’ 16.08”), algo que no le hace gracia a algunos visitantes que, extenuados, han subido a pie; ¡pues a nosotros no nos molesta que hayan subido a pie! Esta torre no fue destruida porque los habitantes de la ciudad pagaron un rescate para evitarlo. Desde aquí vamos a la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús (Herz-Jesu-Kirche), que con sus 109,6 m. de altura, es el edificio más alto de la ciudad. Se construyó a finales del siglo XIX en estilo neogótico. Aunque está apartada del centro, el TomTom nos lleva hasta la puerta, donde tenemos suerte y encontramos un sitio para aparcar (N 47º 04’ 09.06” E 15º 27’ 18.36”). La iglesia es impresionante, lástima que esté cerrada. En las afueras de GRAZ se encuentra el barroco Castillo de Eggenberg (Schloss Eggenberg), declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, pero no nos apetece nada visitar otro castillo, ya hemos visto muchos, así que regresamos al camping. Antes, paramos en un supermercado Interspar, enorme y muy bien surtido, donde compramos comida precocinada e ingredientes para hacer una ensalada. Luego paramos en una gasolinera que tiene sombrita en la zona de descanso, y nos comemos el pic-nic. Además, en la gasolinera, ¡tienen cubitos de hielo! (2 kg. = 2,99 €). Regresamos por la misma autopista A-2 por la que hemos venido y a las seis menos veinte llegamos al camping, con 29º de temperatura. Hoy hemos tenido un día más tranquilo y algo más fresquito, o quizás sea que hemos estado menos tiempo en la calle y más en el coche, con el aire acondicionado. Mientras nos tomamos una copita fresquita, damos un paseo por el camping y nos sentamos un rato en el porche del bungalow, al atardecer, antes de que lleguen los mosquitos y nos echen. Por cierto, las cervezas que dejamos esta mañana en la nevera comunal siguen allí, bien frías, pero las bolsas con agua para hacer hielo han desaparecido; menos mal que hemos encontrado cubitos. Tal vez haya sido la propia gente que limpia el camping, pensando que era una gamberrada de alguien; por si acaso, metemos en el congelador botellas y latas de cerveza llenas de agua, que disimulan más, para tener hielo mañana. Después de cenar comienza otra tormenta eléctrica a la que sigue la lluvia. 18/07/10, Domingo. Primer día lluvioso del viaje: VIENA – ABADÍA DE MELK –WACHAU –

ENNS – SALZBURGO. 388,7 km. 6h 42’. Ha estado lloviendo toda la noche. Hoy nos vamos, al fin, de este camping. Adiós mosquitos nocturnos, adiós bungalow lleno de bichos y telarañas, adiós cuartos de baño alejados. Es tan difícil encontrar un camping cercano a una gran ciudad y que esté bien. Recogemos el hielo que hemos fabricado en el congelador comunal y lo metemos en la neverita portátil, junto con bebidas para que estén frías esta tarde, cuando lleguemos a nuestro nuevo destino. Desayunamos, recogemos, acercamos el coche al bungalow todo lo que podemos y lo cargamos con todas las cosas que llevamos. Devolvemos las llaves del bungalow en recepción y partimos. Son las nueve en punto de la mañana, tenemos una temperatura de 17º y chispea un poco. La

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mañana se presenta fresquita y húmeda, lo cual es un alivio después del tremendo calor de estos días. La autopista A-1 nos lleva en poco más de una hora a MELK (5.200 habitantes), pequeña localidad situada a orillas del Río Danubio que forma parte de la lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Pertenece al Estado Federado de BAJA AUSTRIA (NIEDERÖSTERREICH). Su principal, y casi único, atractivo es su Abadía benedictina (Benediktinerstift Melk). Aparcamos muy cerca de ella (N 48º 13’ 38.74” E 15º 20’ 10.07”) y vamos caminando. Al principio dudamos en entrar, ya que cuesta 7,70 € por persona y nos tememos que vaya a ser más de lo mismo. Afortunadamente, se encuentra abierta una puerta lateral de la iglesia que hay dentro de la abadía y podemos asomarnos un poco. ¡Qué maravilla del barroco! Sin pensarlo, vamos a la taquilla y compramos dos entradas. La abadía es un complejo de edificios y jardines que puede visitarse casi en su totalidad. Fue fundada en el año 1089; en el siglo XII, su biblioteca alcanzó renombre universal debido a sus numerosos manuscritos, muchos de ellos de producción propia. En el primer tercio del siglo XVIII, una profunda reforma le dio su aspecto barroco actual. Está ubicada en un promontorio desde el que se dominan el pueblo y el Danubio. La abadía cuenta con varios patios; desde uno de ellos se accede al interior, subiendo por la Escalera Imperial (Kaiserstiege) hasta los Apartamentos Imperiales (Kaiserzimmer), convertidos en salas de exposiciones. Cada dependencia está iluminada de un color, consiguiendo unos efectos muy originales. Luego llegamos a una gran terraza con una hermosa panorámica del Danubio. A continuación se encuentra su afamada Biblioteca (Bibliothek), de gran belleza. Incontables volúmenes antiguos, auténticas obras de arte de la encuadernación, se apilan en las preciosas estanterías de madera decorados con elementos dorados. En el techo hay frescos con figuras angelicales; completan el decorado un precioso telescopio antiguo y dos grandes bolas del mundo. De aquí bajamos a un patio y entramos en la joya de la abadía: la Iglesia (Kirche), sin duda, la más bonita que hemos visto en este viaje, y mira que hemos visto bastantes. Es el barroco llevado a la perfección. Estamos un buen rato flipando con sus frescos, sus estatuas, sus adornos, sus mármoles, sus balcones, sus altares,…, fotografiándolos y filmándolos sin parar. De aquí vamos a los jardines, donde hay un templete muy bonito convertido en restaurante. Nos ha encantado esta abadía. Hacemos el intento de dar un paseo por el pueblo, pero comienza a llover, así que nos metemos en el coche y nos marchamos. MELK es la puerta de entrada a WACHAU, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y situado en el Estado Federado de BAJA AUSTRIA (NIEDERÖSTERREICH). Es un valle de 36 km. de longitud recorrido por el Río Danubio (Donau). Aquí se produce el famoso vino Riesling. Dos carreteras, la 3 y la 33, discurren paralelas al río, una a cada lado; nosotros cogemos la 3, por lo que llevamos el río a nuestra derecha. Por el camino encontramos bonitos pueblecitos, ruinas de castillos y muchos viñedos. El valle finaliza en la localidad de KREMS. La autopista S-33 nos lleva a la A-1, y ésta nos deja junto a ENNS (11.300 habitantes), que pertenece al Estado Federado de ALTA AUSTRIA (OBERÖSTERREICH). Tiene el privilegio de ciudad más antiguo que se conserva en el país. Aparcamos (N 48º 12’ 49.01” E 14º 28’ 45.29”) en la Plaza Mayor (Hauptplatz), flanqueada por bonitos edificios burgueses. En el centro de la plaza se alza el emblema de la ciudad: la Torre de la ciudad (Stadtturm) que fue construida entre 1564 y 1568 como torre de vigilancia, torre del reloj y campanario. Mide 60 m. y se puede subir a su parte más alta utilizando sus 157 escalones pero, afortunadamente, está cerrada en estos momentos; y encima hay que pagar 1,00 €. Su arquitectura mezcla los estilos gótico y renacentista.

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Y desde aquí, nos marchamos a la ciudad en la que vamos a pasar las tres próximas noches: SALZBURGO. La autopista A-1 nos conduce directamente hasta esta ciudad. Vuelve a llover. Tenemos localizados 4 campings en sus cercanías. Vamos directamente hasta el Camping Kasern, que tiene la ventaja de que en la misma puerta para un autobús que va directo al centro de la ciudad, pero cuando llegamos no hay nadie, está vacío y con pinta de llevar tiempo cerrado y abandonado. Así que nos vamos a otro, concretamente al Camping Nord Sam (N 47º 49’ 38.51” E 13º 03’ 44.72”). Llegamos a las cuatro menos veinte, con 23º de temperatura. No tienen bungalows, por lo que tenemos que montar la tienda grande, precisamente hoy que está lloviendo, aunque no mucho. La recepcionista nos indica en que zona están las parcelas libres, damos una vuelta pero no nos convence ninguna porque no son muy grandes (las hay más grandes, pero hay que contratar electricidad, algo que no necesitamos); al final, la señora de recepción nos ayuda a encontrar una. Antes de montar la tienda, comemos algo preocupados, porque no sabemos si cabrá en esta parcela ya que la tienda mide 7 m. de longitud. Finalmente, montamos la tienda, labor ardua porque cabe muy, muy a lo justo y, además, sigue lloviendo. ¿Es qué no hay término medio: o un calor asfixiante o esta lluvia coñazo? Algunas piquetas no podemos clavarlas por falta de espacio, así que tenemos que amarrar los vientos a los árboles colindantes. Porca miseria. Cuando terminamos de montar, deja de llover, así que aprovechamos y damos un paseíto por el camping mientras nos tomamos una copita, como solemos hacer habitualmente. Hay autocaravanas y caravanas de toda Europa. El camping no es muy grande, tiene piscina y los servicios están muy bien. Hay muchos árboles. Salimos al exterior para continuar el paseo, pero estamos en una zona residencial en la que no hay nada que ver. Pasamos el resto de la tarde tranquilamente y luego cenamos espaguetis, algo que nos encanta. Aunque hay bastante humedad en el ambiente, hace un buen rato que no llueve. Por suerte no hay mosquitos. Tras la cena, a dormir. 19/07/10, Lunes. ¡Qué ciudad tan bonita y elegante!: SALZBURGO. 11 h. Tras la lluvia de ayer, la mañana se presenta clara y fresca; la temperatura ha bajado al menos 15º con respecto a la que teníamos en VIENA. El aire se respira limpio, estupendo. Desayunamos y compramos en la recepción del camping dos billetes de autobús de 24 horas, por un importe de 3,20 € cada uno (un billete individual, válido para un sólo viaje, cuesta 2,00 €, por lo que sale muy a cuenta). Salimos a las nueve de la mañana, con 19º y cielo despejado. A 140 m. de la puerta del camping está la parada del autobús nº 23, que nos lleva hasta la estación central de autobuses; una vez ahí, cogemos el nº 6 que nos deja en el centro. Tiempo total: de 20 a 30 minutos, dependiendo del tráfico. SALZBURGO (SALZBURG), es la capital del Estado Federado de SALZBURGO (SALZBURG) y tiene una población de 148.000 habitantes. El Centro Histórico (Altstadt) de la ciudad ha sido declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad.

Nos bajamos en la parada del Palacio de Mirabell (Schloss Mirabell), convertido en edificio administrativo. Se construyó a comienzos del siglo XVII en estilo barroco y caminamos por su interior como Pedro por su casa; incluso vamos al WC. Pero lo más llamativo del palacio no es el edificio en sí, que tiene sus detalles bonitos, sino sus espectaculares Jardines (Mirabellgarten), llenos de estatuas, fuentes y flores de todos los colores. Desde aquí hay, además, una bonita panorámica del castillo de la ciudad.

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Caminamos por la ribera del Río Salzach, que divide la ciudad en dos, y lo cruzamos por un puente que nos lleva al Centro Histórico de la ciudad, que es peatonal. Pronto llegamos a la peatonal Calle del Grano (Getreidegasse), la más comercial y concurrida de SALZBURGO, aunque está ahora comenzando a despertarse. Diversos pasajes, repletos de tiendas, la comunican con otras calles que discurren paralelas. Éste es el corazón comercial de la ciudad, o lo será dentro de una hora. Al final de la calle se alza la Iglesia de San Blas (St. Blasiuskirche), que se encuentra cerrada. Construida en el siglo XII en estilo románico, ha sufrido importantes reformas a lo largo de los siglos que han hecho irreconocible su aspecto original. A su lado se encuentra el edificio del antiguo Hospital Municipal (Bürgerspital), que actualmente alberga el Museo del Juguete (Spielzeugmuseum) y el Museo de los Instrumentos Musicales (Museum für Musikinstrumente), situado al pie de la Colina Mönchsberg, a la que no subimos (hay un funicular que te lleva hasta arriba) porque preferimos subir a la colina del castillo, y con una ya basta La entrada a estos museos cuesta 3,00 € que pagamos muy a gusto porque lo merecen. Los juguetes antiguos que se exponen son geniales, delimitando claramente los de niños y los de niñas. Disfrutamos enormemente contemplando y jugando con una enorme maqueta por la que circulan varios trenes; también hay cocinitas y casas de muñecas con accesorios de la época a la que pertenecen. Nos ha encantado este museo. Al lado está el Museo de los Instrumentos Musicales, cuyo principal problema es que no permiten hacer fotos. Al lado de cada instrumento hay un botón que, si lo pulsas, se escucha una melodía interpretada por ese instrumento, así puedes saber cómo suena. Muy interesante. Salimos al exterior y continuamos paseando plácidamente. Junto a estos museos se encuentra el Estanque de los Caballos (Pferdeschwemme), bello monumento barroco con hermosos frescos y estatuas. Un poco más adelante nos topamos con la Iglesia Franciscana (Franzinskanerkirche), originalmente románica, pero restaurada en estilo gótico más tarde, con elementos barrocos. En el lugar que hoy ocupa, siempre ha habido una iglesia desde el siglo VIII. Su interior es una mezcla de estilos arquitectónicos que guardan una gran armonía entre sí. Muy cerca de aquí se halla uno de los edificios más singulares de la ciudad: la Abadía de San Pedro (Stift Sankt Peter), un monasterio benedictino fundado en el año 696 que ha sufrido numerosas y profundas reformas desde entonces, lo que ha originado que sea una confluencia de estilos arquitectónicos, desde el románico hasta el rococó. Su interior es precioso. Mención aparte merece su impresionante Cementerio (Petersfriedhof), que posee unas lápidas de gran belleza (todo lo bonita que puede ser una lápida mortuoria, claro). Este cementerio es tan popular que incluso vemos como le están haciendo un reportaje fotográfico a una modelo. Una de las señas de identidad de SALZBURGO (que literalmente significa “El castillo de la sal”) es que aquí nació el gran compositor Wolfgang Amadeus Mozart, y la ciudad y sus comerciantes se aprovechan de ello: por todas partes hay referencias a Mozart, cajas de bombones de Mozart, postales de Mozart, camisetas de Mozart,… Al lado del cementerio está la entrada del tren cremallera que sube hasta el Castillo o Fortaleza de Hohensalzburgo (Festung Hohensalzburg), situado en un promontorio de 542 m. de altura. Su construcción comenzó en el siglo XI y finalizó en el XV, en estilo gótico tardío, y aunque fue varias veces sitiada, nunca fue tomada. Compramos el billete más caro, que incluye la

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entrada al castillo y la subida/bajada en el tren cremallera: 10,50 € por persona. El ascenso es espectacular, pues conforme vas ganando altura, la ciudad se postra, espléndida, a tus pies. La panorámica desde lo más alto es fantástica, máxime teniendo en cuenta que hoy hace un día estupendo, totalmente despejado. En el castillo, además de los consabidos miradores, ocupados por terrazas de bares en las que nos metemos sin cortarnos, hay una serie de dependencias en las que se realizan visitas gratuitas “conducidas”, que no “guiadas”; nos explicamos: al entrar, te dan una audioguía en español y vas siguiendo a un guía que no explica nada, se limita a indicar el recorrido para que nadie se aparte de él; en los lugares señalados, pulsas el botón de la audioguía y ésta te da una explicación sobre lo que estás viendo. No hemos tenido la sensación de pertenecer a ningún grupo, ya que el guía nos da bastante margen de maniobra. Por otra parte, no están permitidas las visitas por libre a esta zona que es muy bonita y, además, está incluida en el precio de la entrada. Ya por nuestra cuenta, visitamos la Capilla de San Jorge (Sankt Georgs Kapelle), ubicada en un gran patio y construida en el año 1502. En las dependencias del castillo vemos una exposición de instrumentos de tortura, que incluyen un escabroso cinturón de castidad, y un simpático museo de marionetas. La visita completa, que nos ha llevado más de una hora, nos ha gustado mucho, pero ya toca descender. Una vez abajo, nos dirigimos a la Kapitelplatz, donde compramos una hogaza de pan de 2 kg. por 6,00 €, en una Panadería tradicional que abastecía a la abadía (Stiftsbäckerei St. Peter). La electricidad la consiguen gracias a una Noria que hay al lado y que ha funcionado desde 1922, aunque la actual es de 2007. En esta plaza también se yergue la impresionante mole de la Catedral (Domkirche), levantada en el siglo XVII en estilo barroco. Aquí fue bautizado Mozart. Es un edificio muy bonito, especialmente su interior. A su lado, se encuentran la Plaza de la Residencia (Residenzplatz) y la contigua Plaza de Mozart (Mozartplatz), que son el epicentro de la ciudad, aquí se ubican numerosos restaurantes, con su correspondientes terrazas, repletas de turistas gracias al buen tiempo. Hay un ambientazo tremendo y aprovechamos para hacer muchas fotos. Con esto ya hemos visto prácticamente todo lo mucho que hay que ver en esta ciudad. Buscamos un sitio para comer y terminamos en un buffet chino donde comemos muy bien. Después de comer, seguimos paseando, ya que el tiempo acompaña y la ciudad se presenta magnífica. La Calle del Grano (Getreidegasse), que esta mañana estaba casi desierta, está en estos momentos a rebosar, y además se muestra preciosa, con sus comercios y con sus bonitos carteles metálicos anunciándolos. Aquí se encuentra la Casa Natal de Mozart (Mozarts Geurtshaus), en la que el irrepetible genio de la música vino al mundo el 27 de enero de 1756, pero no entramos porque nos parece una tomadura de pelo para sacarle la pasta a los turistas; al final van a ser cuatro habitaciones con muebles de la época (lo que no significa que hayan sido utilizados por Mozart) y un par de partituras originales. Seguimos caminando hasta llegar a la Plaza de la Universidad (Universitätsplatz) donde, además de un mercadillo ambulante, vemos la Colegiata Universitaria (Universitätskirche), edificada en el siglo XVIII en estilo barroco. Su interior es muy interesante. Un poco más adelante hay una pequeña y bonita torre que marca la hora, la temperatura, la presión barométrica, etc. SALZBURGO, como todas las ciudades del país, está tomada por las bicicletas, por todas partes ves gente montada en bicicleta y en cualquier esquina aparece un aparcamiento con docenas de bicicletas. Ojalá en CÁDIZ fuera igual. Volvemos a la ribera del río, donde tomamos el autobús nº 7, que nos deja muy cerca de la que posiblemente sea la mejor cervecería del mundo: la Augustiner Bräustbübl. Vista desde la calle, parece que la puerta da acceso a un convento normal, pero conforme bajamos sus

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escaleras y caminamos por sus amplios pasillos nos damos cuenta de que nos estamos adentrando en un lugar muy especial. Pronto, en los pasillos, en lugar de imágenes religiosas, aparecen puestos de comida para llevar (carnes, salchichas, ensaladas, pescados, panes,…) y que pueden ser degustados en algunos de los enormes salones de madera o en el impresionante patio al aire libre, sombreado por numerosos castaños. En las estanterías hay cientos de jarras de porcelana de diferentes tamaños (desde 0,5 l. hasta 3 l.); coges la que quieras, vas a caja y pagas, te dan un ticket, enjuagas la jarra en una fuente (no sabemos por qué, ya que están limpias) y se la das a un camarero, junto con el ticket, para que te la llene de cerveza que saca directamente de un barril de madera. A continuación, te sientas donde quieras, dentro o fuera, a tomarte la cerveza y a comer si has traído comida de tu casa o la has comprado al entrar. El ambientazo es impresionante (el buen tiempo acompaña), con bastantes personas vestidas con el traje típico austríaco. Hay gente de todas las edades, en pareja o en grupos grandes, ya que hay mesas de todos los tamaños y es frecuente compartirla con desconocidos y así hacer amistad. Esta cervecería fue fundada en 1621 por monjes agustinos venidos de MÚNICH (ALEMANIA) y la cerveza se sigue elaborando con la misma receta tradicional de entonces, respetando los estrictos requisitos del “Reinheitsgebot”, el “Derecho de pureza” bávaro, que data de 1516. El edificio tiene una superficie de 5.000 m2 y sólo el patio tiene capacidad para 1.500 personas sentadas, lo que la convierte en la mayor cervecería de AUSTRIA. También tiene 4 salones (en uno de ellos caben 250 personas sentadas) y 3 habitaciones privadas. Lo único malo es que sólo abre de 3 de la tarde a 11 de la noche. Por cierto, una jarra de medio litro de cerveza cuesta 2,80 € y nos tomamos tres cada uno. Curiosamente, no hay muchos guiris, casi todos los clientes son nativos. En fin, que el ambiente es de lo más festivo y nos lo pasamos en grande. Tras este colosal remate a la impresionante visita de SALZBURGO, volvemos en autobús al camping, donde llegamos a las ocho de la tarde, con buen tiempo. Después de ducharnos, cenamos y nos acostamos. Hoy no estamos tan cansados, a pesar de haber caminado bastante, debido a que no ha hecho tanto calor. 20/07/10, Martes. Gargantas, valles y lagos alpinos: SALZBURGO – GARGANTA DE

LIECHTENSTEIN – LAGO HALLSTATTER - HALLSTATT – LAGO WOLFGANG - SANKT WOLFGANG IM SALZKAMMERGUT – SANKT GILGEN - SALZBURGO. 246,5 km. 10h 32’.

Desayunamos y, a las ocho y media salimos, con 18º y buen tiempo. Hoy queremos conocer los montañosos alrededores de SALZBURGO. La autopista A-10 y la carretera B-311, nos llevan hasta nuestro primer destino de hoy: la GARGANTA DE LIECHTENSTEIN (LIECHTENSTEINKLAMM), que está a unos 70 km. de distancia, en el Estado Federado de SALZBURGO (SALZBURG). En la entrada hay un aparcamiento gratuito (N 47º 19’ 02.50” E 13º 11’ 30.24”) donde dejamos el coche. Entrar cuesta 4,00 € por persona y bien que merecen la pena. Se trata de una estrecha garganta, con paredes de hasta 300 m. de altura que, en ocasiones, parece que van a tocarse, con una longitud total de 4 km., situadas en los Alpes Austríacos. Como por su fondo corre el turbulento Río Großarl, para poder recorrerla, en 1875 se instalaron unas pasarelas de cemento y madera, a instancias de Johann II, príncipe de Liechtenstein, de ahí el nombre de la garganta. El recorrido abierto al público es de unos 1.000 m. El paseo por la estrecha garganta es espectacular, húmedo y, a veces, algo oscuro. El río resuena con estruendo a unos metros de nuestros pies, formando saltos, turbulencias y rápidos. Hay que ponerse algo de abrigo porque hace fresquito. El colorido es indescriptible. A esta hora (son poco más de las nueve y media),

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hay muy poca gente, lo que nos permite hacer fotos con tranquilidad, sin agobios. Tardamos 45 minutos en llegar al final del trayecto, donde se encuentra la Cascada Schleier (Schleierwasserfall). Al regreso, nos cruzamos con una auténtica multitud de visitantes, muchos de ellos españoles, a los que saludamos. Menos mal que hemos venido temprano porque con tanta gente no se puede disfrutar bien de este espectáculo. La siguiente visita se encuentra a 77 km. de aquí: se trata de HALLSTATT (815 habitantes), situada en el Estado Federado de ALTA AUSTRIA (OBERÖSTERREICH). Para llegar, regresamos a la autopista A-10, la seguimos en dirección Este, y luego tomamos la carretera B-166. En poco más de una hora llegamos al Lago Hallstatter (Hallstattersee), que se muestra espléndido; nos detenemos en un par de miradores para hacer fotos del lago, que es una enorme y plácida lámina de agua azul en la que se reflejan las cumbres alpinas. Finalmente, llegamos al pueblo y dejamos el coche en un aparcamiento (N 47º 33’ 18.49” E 13º 38’ 43.33”) que hay al lado; echamos 4,50 € en la máquina y esto nos da para dos horas. Tanto HALLSTATT como sus alrededores han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Hay mucho turista y nos llama la atención la enorme oferta de alojamiento que tienen: hoteles, apartamentos, pensiones, habitaciones en casas particulares,… Caminamos por un paseo que hay a orillas del lago hasta llegar al Centro Histórico (Historiches Ortszentrum). La mayoría de las Casas están de hechas de piedra en su parte inferior, y de madera en la superior, con balcones repletos de flores de vivos colores. Muchas de estas casas están colgadas de la montaña, y todas disfrutan de espléndidas vistas al lago. Desde una de las calles laterales, se divisa perfectamente la Cascada Waldbachstrub, un salto de agua de 90 m. en tres tramos. Llegamos a la Plaza del Mercado (Marktplatz) rodeada de bellas fachadas y una fuente en el centro. Desde aquí se ve la espigada torre de la Parroquia Evangelista (Evangelische Pfarrgemeinde), construida a mediados del siglo XIX en estilo neogótico, cuyo interior es tan austero como todos los templos de esta confesión. Desde aquí iniciamos, con tranquilidad, el ascenso hasta la Iglesia Parroquial de la Ascensión (Pfarrkirche Himmelfahrt), edificada entre los siglos XII y XVI en estilo románico; su torre, visible desde todo el pueblo, se levantó en el siglo XII. Está dedicada al culto católico. Posee un curioso cementerio, con bonitas lápidas de madera y una impresionante panorámica del lago y de los tejados del pueblo. Sólo por ver esta vista ya merece la pena la subida que, por otra parte, tampoco se nos ha hecho dura. La iglesia, por su parte, posee un interior bonito e interesante. Y con esta bonita panorámica, damos por finalizada la visita a este encantador enclave. Regresamos al coche y volvemos por la misma carretera, la L-547, bordeando el lago. Encontramos un pequeño aparcamiento, con algo de sombra y un poco de suciedad, situado sobre el lago, y aprovechamos para comernos unos bocadillos. Luego seguimos y, a 800 metros, encontramos un sitio magnífico para comer, con playa, mesas y todo tipo de servicios (N 47º 35’ 37.05” E 13º 29’ 04.15”); estas cosas nos suelen pasar. Ya que estamos aquí, paramos y sacamos algunas fotos al lago. Más adelante, encontramos cubitos de hielo en una gasolinera, ya tenemos bebidas frías cuando lleguemos al camping. Continuamos ahora por las carreteras B-166 y B-158 hasta llegar al Lago Wolfgang (Wolfgangsee), donde se encuentra la localidad de SANKT WOLFGANG IM SALZKAMMERGUT (2.800 habitantes), también en el Estado Federado de ALTA AUSTRIA (OBERÖSTERREICH). Tanto el lago como su entorno han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Dejamos el coche en un aparcamiento al aire libre (N 47º 44’ 16.64” E 13º 27’ 01.86”) y echamos 2,00 € en la máquina, que nos sirve para dos horas. El pueblo, muy turístico, está plagado de hermosos edificios; no paramos de hacer fotos. Subimos hasta la Parroquia e Iglesia de Peregrinación San Wolfgang (Pfarr und Wallfahrtskirche Sankt

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Wolfgang) y nos asomamos al Mirador que hay frente a ella, desde el que se disfruta de una impresionante panorámica del lago, rodeado de montañas alpinas que se reflejan en sus aguas azules. La iglesia original, construida en el siglo XII, fue reconstruida en el siglo XV en estilo gótico después de que un incendio la destruyese. Su interior, con decoración barroca, es precioso, mostrando frescos del siglo XVII que cubren por completo los techos y paredes. Bajamos hasta la orilla del lago, donde hay abundantes hoteles, pensiones, habitaciones para alquilar en casas particulares, restaurantes, etc. Poco a poco, regresamos al coche. Este pueblo nos ha parecido muy bonito.

Hemos salido de CÁDIZ, con un problema en el coche, ya que le costaba arrancar y aparecía un mensaje diciendo “Fallo motor”, sin que los mecánicos que lo han visto supieran qué le pasaba. A pesar de eso, nos hemos venido de viaje, ya que una vez que arranca, el coche va estupendamente. Bueno, pues cuando arrancamos no aparece el mensaje, ¡¡¡después de 26 días de viaje y de más de 8.200 km.!!! ¿Se ha arreglado sólo? A ver cuánto dura. Nos marchamos de aquí, bordeando el hermoso lago al que no paramos de hacer fotos desde distintos miradores. Volvemos a entrar en el Estado Federado de SALZBURGO (SALZBURG). Nuestra última visita de hoy es a otro pueblo que está a orillas de este impresionante lago: SANKT GILGEN (3.700 habitantes). Es un pueblo muy turístico y nos cuesta encontrar aparcamiento, aunque finalmente encontramos un hueco donde dejar el coche (N 47º 45’ 52.03” E 13º 22’ 04.01”). Damos un agradable paseo por sus calles, haciendo fotos a los bonitos edificios y al lago, hasta llegar a la plaza en la que se encuentra el Ayuntamiento (Rathaus), delante del cual hay una estatua de Mozart tocando el violín, y es que esta localidad intenta publicitarse como la “Ciudad de Mozart”, con fines exclusivamente turísticos, ya que Mozart jamás estuvo aquí, aunque su madre si nació en este pueblo y su abuelo y su hermana vivieron en él. Y ya está, finalizamos las visitas por hoy y regresamos al camping, que está a una media hora de aquí. Llegamos a las siete de la tarde, con 28º de temperatura y cielo despejado. Hoy ha vuelto a lucir el Sol todo el día. Mientras nos tomamos una merecida copita, damos un paseo por el camping, nos duchamos, cenamos y nos acostamos. 21/07/10, Miércoles. Del tirón al Tirol: SALZBURGO – KUFSTEIN – RATTENBERG –

SCHWAZ- NATTERS. 208,5 km. 5h 37’. Desayunamos, recogemos la tienda y guardamos las cosas en el coche. Nos vamos de esta maravillosa ciudad rumbo al Oeste, a la región más famosa de AUSTRIA: el Tirol. Partimos a las diez menos veinte, con una temperatura de 27º y cielo despejado. Cogemos la autopista A-8 y, en 15 minutos, entramos en ALEMANIA, por donde circulamos casi una hora hasta volver a entrar en AUSTRIA. Ya estamos en el Estado Federado de TIROL, donde se encuentran las montañas más altas del país, que superan los 3.700 m. de altura y tienen nieves perpetuas. El paisaje alpino es precioso. La primera parada la hacemos en KUFSTEIN (17.400 habitantes). Aparcamos en una céntrica placita (N 47º 34’ 54.89” E 12º 10’ 21.05”) y damos un paseo por sus calles. El edificio más llamativo es la Fortaleza (Festung), ubicada sobre un promontorio de 90 m. de altura. Hay referencias escritas de su existencia desde 1205. Se puede subir en un monorraíl, pero no nos

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apetece porque no parece que su interior sea nada del otro mundo. Bajo el risco donde está la fortaleza, se encuentra la Iglesia de San Vito (Sankt Vitus Kirche), la más antigua de la ciudad, pues fue construida en el siglo XV en estilo gótico y reformada en estilo barroco en el siglo XVII; en su interior destacan los frescos de las bóvedas. Muy cerca se halla el Ayuntamiento (Rathaus). Esta ciudad la anuncian como “La perla del Tirol”, pero nos da la impresión de que han exagerado bastante. Nos vamos ahora, por la autopista A-12, a la cercana RATTENBERG (405 habitantes), la ciudad más pequeña de AUSTRIA. Dejamos el coche en uno de los varios aparcamientos de que dispone (N 47º 26’ 24.30” E 11º 53’ 43.52”) y entramos en la Parroquia de San Virgilio (Pfarrkirche St. Virgilius), construida en el siglo XVI en estilo barroco y reformada varias veces; su interior es realmente bonito. Luego, damos un paseo por su calle principal, la Südtirolerstrasse, muy animada y dotada de muchos comercios especializados en artesanía local de vidrio, y restaurantes; llegamos hasta el final de la calle, donde hay otro aparcamiento a orillas del Río Inn, y regresamos por el mismo camino. Una de las características de esta ciudad es que fue construida hace 600 años junto a la Colina Rat, de 900 m. de altura, para protegerla de los ataques de los bandidos. Esto hace que durante el invierno esté siempre a la sombra sin recibir el más mínimo rayo de sol, de ahí que tenga tan pocos habitantes. Ha habido proyectos para colocar espejos giratorios que reflejen la luz solar durante el invierno y la dirijan hacia el pueblo, pero todavía no se han colocado. De vuelta en el coche, seguimos por la autopista A-12 hasta llegar a SCHWAZ (13.000 habitantes). Aparcamos en su calle principal Franz-Joseph-Strasse (N 47º 20’ 44.29” E 11º 42’ 31.99”). Uno de los edificios más llamativos es el que ocupa actualmente el Ayuntamiento (Rathaus), que fue construido a comienzos del siglo XVI en estilo gótico tardío y que muestra una interesante decoración en sus fachadas. En un extremo de la calle se alza la Iglesia Parroquial (Stadtpfarrkirche), levantada en el siglo XV en estilo gótico, cuyo interior nos gusta bastante. Sin duda, lo mejor del pueblo, son las montañas alpinas que lo rodean, por lo demás, no tiene gran cosa que ver. De nuevo en el coche, buscamos cubitos de hielo pero no encontramos. Volvemos a la autopista A-12 y vamos a HALL IN TIROL, donde tampoco hay hielo, pero sí cervezas frías. Son las dos de la tarde, si visitamos el pueblo, llegaremos al camping cerca de las cuatro, y además hace muchísimo calor, por lo que decidimos buscar el camping ya, comer y descansar toda la tarde, y mañana visitar este pueblo a la fresquita con más tranquilidad. Dicho y hecho. Cerca de aquí está INNSBRUCK, que pasamos de largo para ir al Camping Natterer See (N 47º 14’ 17.85” E 11º 20’ 20.73”), situado junto al lago del mismo nombre, en la localidad de NATTERS. En la recepción nos dicen que no les queda ninguna parcela libre pero que tienen una zona de acampada sin parcelar y sin servicios. Nos ofrecen ir a verla en un coche eléctrico, cuyo conductor es muy divertido, nos dice que nos lleva a la selva; conduce como un loco mientras no para de bromear, por lo que tenemos que agarrarnos para no caernos. Casi, casi. Nos lleva hasta una pradera enorme, más grande que un campo de fútbol, sin árboles pero con mucho césped, sin agua, sin electricidad, salvaje, silenciosa, con poca gente, algo apartada, eso sí, del bullicioso camping y de los servicios (exactamente a cuatro minutos caminando, unos 300 m.). Nos lleva de regreso a la recepción donde hacemos los trámites de entrada y volvemos a la pradera con nuestro coche. Son las tres y cuarto, estamos a 37º nada menos y el cielo está despejado.

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Comemos a pleno sol, pues no hay sombra, y nos vamos a dar un paseo por el camping, ya montaremos la tienda más tarde, a la fresquita. Hoy nos toca una tarde relajada. Los servicios y la cocina comunal están en la planta baja de un largo edificio, y las duchas en el primer piso, y desde ellas se disfruta a un lado, de una impresionante panorámica de los Alpes, y al otro del Lago Naterer See. La zona de duchas es de lo más divertida: en el centro hay varias vitrinas con una increíble colección de cientos de cochecitos de juguete con caravanas y de autocaravanas, antiguos y modernos. En los módulos individuales de duchas (también las hay familiares) han colocado fotos antiguas de campings, muy graciosas. Las duchas para niños simulan tormentas con lluvia y rayos; se lo pasan bomba los enanos. Todo está limpio e impecable, y muy moderno. Bajamos a ver el lago de cerca; hay bastante gente bañándose, tirándose al agua en tobogán o jugando en unas plataformas de plástico flotantes. Lola no puede resistirse y se mete en el agua. De pronto, a lo lejos, escuchamos unos truenos, por lo que volvemos a nuestra pradera para montar la tienda antes de que llueva. Cuando ya está montada, Jose se queda descargando las cosas y preparando el dormitorio y la cocina que llevamos, mientras Lola vuelve a la zona de duchas para darse un tinte, que ya llevamos casi un mes fuera de casa y le hace falta. Se coloca frente a unos magníficos tocadores que hay en las duchas de señoras y se pone manos a la obra (o a la brocha), ante la mirada atónita de una niña pequeña. Mientras le hace efecto, aprovecha para poner al día el diario y para cargar las pilas de las cámaras. A esto se le llama aprovechar el tiempo. Al rato, llega Jose anunciando que en el bar-restaurante que hay en el camping, están cantando música tradicional tirolesa, con los característicos gorgoritos; estamos un buen rato escuchándolos. Desde aquí vemos también que las parcelas son muy pequeñas (sucedía lo mismo en los campings de VIENA y de SALZBURGO), está todo el mundo muy pegado, y al estar el camping atestado de gente, da más sensación de agobio. Qué bien estamos en la pradera, amplios y tranquilos, aunque los baños nos pillen algo lejos. Regresamos a la tienda y, a las nueve menos cuarto, comienza a llover, incluso con truenos. Cenamos dentro de la tienda y nos acostamos. Está un buen rato lloviendo, pero luego escampa. 22/07/10, Jueves: Las iglesias tirolesas son preciosas: NATTERS – HALL IN TIROL –

INNSBRUCK – NATTERS. 42,7 km. 5h 49’. Hoy no le hacemos mucho caso al despertador, como no tenemos que recoger para irnos a otro sitio, nos quedamos en la cama una hora más después de que suene. Finalmente, nos levantamos, vamos al baño en el coche, desayunamos y, poco después de las nueve y media partimos, 25º y cielo despejado (con qué rapidez cambia aquí el tiempo). Vamos a seguir visitando el Estado Federado de TIROL. En primer lugar, vamos a HALL IN TIROL (12.700 habitantes), que ayer no lo vimos porque decidimos dejarlo para hoy. La misma autopista A-12 que ayer nos trajo hasta aquí, vuelve a llevarnos a esta ciudad, cuyo casco antiguo es el mayor del Tirol. Hemos recorrido sólo 16 km. Dejamos el coche en un céntrico aparcamiento subterráneo (N 47º 16’ 51.47” E 11º 30’ 14.29”) y comenzamos la visita a pie. Vamos callejeando, entre bonitas fachadas, hasta llegar a la Plaza Superior (Oberer Stadtplatz) en la que se encuentran el Ayuntamiento (Rathaus), edificado en estilo renacentista en el siglo XV, y la Parroquia de San Nicolás (Pfarrkirche St. Nikolaus), construida en el siglo XIII y ampliada y reformada en estilo gótico en el siglo XV, dedicada al culto católico; después de un fuerte terremoto, fue reconstruida en estilo barroco

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en el siglo XVII. Su interior es muy bonito; sin duda, una de las mejores iglesias barrocas de AUSTRIA. Seguimos paseando por la ciudad, que tiene algunas cuestas, hasta llegar a la Iglesia Jesuita (Jesuitenkirche), levantada a comienzos del siglo XVII en estilo barroco; una reja no permite visitar su interior, pero sí verlo desde fuera. Al salir, vemos, aparcada en la calle, una caravana metálica, plateada, con aspecto de ser muy antigua pero estando en uso, nos recuerda a algunas de las que hemos visto en el camping en la exposición de caravanas de juguetes. Al lado, se encuentra la Colegiata (Stiftskirche), también barroca. De aquí vamos, al último monumento de la ciudad que nos falta por visitar: el Castillo Hasegg (Burg Hasseg) y su Torre Münzer (Münzerturm). Desde aquí, al igual que desde otras zonas de la ciudad, hay una preciosa panorámica de los Alpes nevados. Regresamos al parking, que nos cuesta 1,40 € por 2 horas (en realidad, la primera hora es gratuita, pero la segunda ya cuesta 1,40 €). De aquí nos vamos a la cercana INNSBRUCK (120.000 habitantes), la capital del TIROL, situada en el Valle del Río Inn y rodeada de montañas alpinas de más de 2.000 m.; de hecho, es la capital austriaca del esquí. Se trata de una ciudad muy marcada por el Emperador Maximiliano I y por la familia Habsburgo. Dejamos el coche en el aparcamiento de un supermercado Spar, que nos cuesta 3,00 € por 3 horas. Caminando por la Calle Leopoldstrasse, que está en obras, como medio país, llegamos de inmediato al Arco del Triunfo (Triumphpforte), erigido en 1765, en conmemoración de la boda del Gran Duque de Toscana (más tarde Emperador Leopoldo II) y de la muerte repentina del Emperador Francisco I. Seguimos por la misma calle que, a partir de aquí, cambia su nombre por el de Maria-Theresien-Strasse, que es la calle principal de la ciudad. Aquí se encuentra la Iglesia de los Siervos de María (Servitenkirche), construida entre los siglos XVII y XVIII, en estilo barroco, aunque la torre se añadió en 1899. Seguimos paseando por esta calle, jalonada de hermosas fachadas barrocas y renacentistas. En el centro de la calle se alza la Columna Votiva de Santa Ana (Annasäule), que se levantó en 1706 en conmemoración a la defensa contra una invasión bávara durante las Guerras Españolas de Secesión. Esta parte de la calle es peatonal y los bajos de los edificios están plagados de comercios, bares y restaurantes, lo que unido al buen tiempo que hace, da lugar a un agradable ambientazo. Desde aquí se disfruta de una impresionante panorámica de los Alpes. Un poco más adelante, se encuentra una bonita iglesia barroca: la Iglesia del Hospital (Spitalkirche), con su inconfundible fachada rosada, que fue construida a comienzos del siglo XVIII; merece la pena realizar una visita a su bello interior. Al final de esta animada calle se encuentra el edificio más aclamado y visitado de la ciudad: la Casa del Tejado Dorado (Goldenes Dachl), construida en 1420, en estilo gótico tardío, por Federico IV como residencia de los soberanos tiroleses; el Emperador Maximiliano I ordenó en 1500 cubrir el tejado del balcón con 2.657 tejas de cobre. Actualmente alberga un museo en su interior. Pegada a la casa hay una pequeña fuente metálica de la que mana un agua potable fresquísima, ideal para combatir el calor que hace. Frente a esta casa, en una esquina, se alza majestuosa y coqueta la Casa Helbling (Helblinghaus), edificada en el siglo XV en estilo gótico, en 1730 se le añadieron unos preciosos estucados rococós. Actualmente es un edificio residencial y comercial cuyo interior no es visitable. Enfrente está la Torre Municipal (Stadtturm), gótica, de alrededor de 1440; en 1560 se sustituyó su tejado puntiagudo por una cúpula en forma de bulbo. Se pueden subir andando 148 escalones para contemplar la panorámica, y encima hay que pagar. Toda esta zona es peatonal y se encuentra ambientadísima. Todos los bajos están ocupados por tiendas o restaurantes con sus correspondientes terracitas; es el sitio más turístico de la ciudad. Los edificios de los alrededores rivalizan en belleza; algunos son del siglo XIV. Uno de estos edificios está ocupado por el Hotel-Restaurante Goldener Adler (Águila Dorada), construido

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en 1390; bajo sus soportales hay varias placas de mármol en la que están esculpidos los nombres de personajes ilustres que se alojaron en él y el año en que lo hicieron, entre ellos se encuentran: el Emperador Maximiliano I (1494), Mozart (1773), Goethe (1786), Paganini (1828), Camus (1952), Sartre (1972), y muchos más. Otro edificio famoso es la Ciudadela de Otto (Ottoburg), una torre residencial gótica, de 1494, actualmente ocupado por una taberna típica tirolesa. Desde muchas esquinas es posible disfrutar de una preciosa vista de los Alpes. A la espalda de la Casa del Tejado Dorado se encuentra la Catedral de Santiago (Dom St. Jakob), erigida en 1720 en estilo barroco. Su interior es una auténtica joya, una maravilla. Estamos un buen rato contemplándola, intentando no perdernos un detalle, y haciendo muchas fotos. Detrás de la catedral está el Teatro Provincial (Landestheater), en cuya fachada ocre sobresalen cuatro altísimas columnas corintias. El edificio se construyó en 1654, pero a mediados del siglo XIX en el estilo clásico que conserva actualmente. Aquí se realizan funciones de teatro, ópera, opereta y ballet. Frente al teatro se alza el Palacio Imperial (Hofburg), construido en estilo gótico tardío a mediados del siglo XV. La entrada cuesta 8,00 €. Más adelante se encuentra la Iglesia de la Corte, pero sólo se puede acceder a ella a través del Museo Tirolés de Arte Popular, que cuesta 4,00 €, así que lo dejamos porque no nos apetece meternos ahora a ver un museo. A continuación está la Universidad Vieja y la Iglesia de los Jesuitas (Jesuitenkirche), del siglo XVII, barroca. Cada vez hace más calor, con el frío que debe hacer aquí en invierno. Regresamos al coche dando un paseíto y, ya que lo hemos dejado en el parking de un supermercado, entramos y aprovechamos para comprar algo de comida y de bebida fría. No hay cubitos de hielo. El coche, que lleva tres horas a pleno sol, es un horno; tenemos que abrir las puertas y encender el aire acondicionado un rato antes de poder entrar. Mientras tanto, programamos el TomTom para que nos lleve a la Basílica de Nuestra Señora (Basilika zu Unserer Lieben Frau, más conocida como Basilika Wilten). Construida a mediados del siglo XVIII, es la obra cumbre el arte rococó tirolés. Hay un aparcamiento delante (N 47º 15’ 13.91” E 11º 23’ 52.12”) donde dejamos el coche (0,50 € por media hora). La basílica es fantástica, es para tirarse horas y horas contemplando y deleitándose con cada uno de sus detalles. La cámara de fotos echa humo. En esta ciudad hemos visto varias iglesias preciosas. Enfrente de ésta hay un cementerio y, al fondo un trampolín de salto de esquí; da la impresión óptica de que los saltadores van a caer directamente sobre las tumbas. Cruzamos la calle andando y llegamos a la Abadía de Wilten (Stiftskirche Wilten), fundada en 1138, aunque el actual edificio barroco data de 1665. Tras las fotos de rigor, regresamos al coche y nos vamos a buscar cubitos de hielo en una gasolinera. El camping está a sólo 7 km. de aquí, así que damos por concluidas las visitas de hoy y nos vamos a casita, donde llegamos a las tres y media de la tarde, con 32º de temperatura. Cogemos el pan, los quesos que hemos comprado y las cervezas y nos pegamos un festín junto al lago, único lugar del camping en el que hay sombra en este momento. Después de comer, volvemos al mirador que está junto a las duchas y aprovechamos para seguir cargando las pilas de las cámaras mientras leemos un buen rato. Cuando calculamos que ya hay sombra en nuestra verde pradera, a media tarde, regresamos a la tienda. Mañana nos vamos de AUSTRIA rumbo a LIECHTENSTEIN, así que decidimos levantarnos muy temprano para recoger la tienda, pues desde que amanece le está dando el sol y recoger con calor no apetece demasiado. Lo que hemos visto de AUSTRIA nos ha parecido

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precioso. A estas alturas, se agudiza la sensación de fin de viaje; como que el tiempo vuela y parece que fue ayer cuando estábamos con los preparativos. Ordenamos las cosas y recogemos todo lo que podemos para tenerlo adelantado para mañana. Después de ducharnos, cenamos y nos acostamos. Han aparecido algunas nubes con mala pinta. Después de tantísimo calor, parece que va a llover. 23/07/10, Viernes. Liechtenstein nos recibe con mucha lluvia: NATTERS – IMST –

LANDECK – SCHELLENBERG (LIECHTENSTEIN). 219,4 km. 7h 30’. No ha parado de llover en toda la noche y la mañana se presenta por el estilo. Es curioso, hace tres días, al llegar a este camping, tuvimos que esperar a que hiciera menos calor para montar la tienda, y ahora debemos esperar a que escampe para desmontarla. Después de un buen rato, parece que afloja un poco y aprovechamos para recogerlo todo, aunque la tienda esté mojada. Pagamos el camping y, a las diez menos cuarto, con 18º y una fina lluvia, nos marchamos camino de LIECHTENSTEIN, aunque antes, como es habitual, haremos algunas paradas para despedirnos de las tierras austríacas. Tomamos la autopista A-12, dirección Oeste, hasta llegar a nuestra primera parada de hoy: IMST (9.500 habitantes). Dejamos el coche en un céntrico aparcamiento al aire libre (N 47º 14’ 30.71” E 10º 44’ 22.74”) y damos un paseo. Vemos, en primer lugar, la Iglesia de San Juan (Johanneskirche), construida en el siglo XIII en estilo neo-románico, pero se le añadieron elementos barrocos en el siglo XIX. Lo más llamativo es colorista fachada, ya que su interior carece de interés. Desde aquí parte el camino que lleva a la Garganta del Jardín de Rosas (Rosengartenschlucht); se trata de una estrecha garganta, por la discurre un río que desciende formando saltos y rápidos. Han instalado pasarelas de madera y escalones de piedra que resbalan bastante. Un cartel a la entrada avisa de que el recorrido total dura 1,5 horas (y otras tantas para regresar); como el tiempo amenaza lluvia, decidimos no arriesgarnos y recorrer sólo un tramo. La verdad es que en el Tirol hay numerosas posibilidades para hacer senderismo, escalada, barranquismo y otros deportes de montaña, pero con mal tiempo no nos atrevemos ya que puede ser peligroso. De vuelta en el pueblo, intentamos localizar sus 18 fuentes históricas, pero sólo encontramos dos (la verdad es que el pueblo es alargado y en cuesta, por lo que no caminamos mucho). Vuelve a llover. De nuevo en el coche, retomamos la autopista A-12 para ir a LANDECK, localidad tirolesa cuyo principal atractivo son las montañas alpinas que la rodean, y que en estos momentos no se ven debido a que las nubes están muy bajas y las ocultan. Sin bajarnos del coche, ya que está diluviando, damos una vuelta por la ciudad y nos marchamos. Más adelante, pagamos 8,50 € de peaje por cruzar un túnel de 15,5 km. que, suponemos, nos habrá evitado un montón de kilómetros de carretera de montaña. Se encuentra a la altura de FELDKIRCH, localidad que también habíamos previsto visitar, pero con la que está cayendo no merece la pena, así que damos por terminada nuestra visita a AUSTRIA, país que nos ha encantado y que recomendamos encarecidamente, a pesar de que hoy haya hecho mal tiempo. Las autopistas S-16 y A-14 nos conducen hasta el PRINCIPADO DE LIECHTENSTEIN (por cierto, se pronuncia “Lijtenstain”), donde entramos a las dos de la tarde, con 17º y lloviendo. Hay policías en la frontera, pero nos indican que pasemos sin pararnos. El país mide

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tan sólo 24,5 km. de longitud y 12,4 de ancho, por lo que lo recorremos en un pis-pas. Tiene 36.000 habitantes. Al Oeste se encuentran los Alpes tiroleses, y al Este SUIZA; en medio, un estrecho valle por el que fluye el Río Rin, que sirve de frontera entre LIECHTENSTEIN y SUIZA. Paralela al Rin, discurre la única carretera digna de ese nombre que existe en el país y que es la que tomamos. Las poblaciones se suceden unas a otras, sin apenas espacio entre ellas. El gasoil está muy caro y las gasolineras tienen los servicios cerrados con llave, con lo apañado que es este recurso cuando se está ruta. Las nubes bajas nos impiden ver las, seguramente, bellísimas montañas. Programamos el TomTom para que nos lleve al único camping que hay en el país: el Camping Mittagsspitze (N 47º 05’ 10.42” E 09º 31’ 35.70”), ubicado junto a la localidad de TRIESEN. Cuando llegamos, nos encontramos con que la recepción está cerrada, y es que tiene un horario imposible: de 08:00 a 10:00 y de 16:30 a 20:00. Como son casi las tres, preguntamos en la cafetería y nos confirman que ese es el horario de recepción, así que decidimos comer en un banco cubierto que tienen y esperar a que abran. Después de la comida, para de llover y damos una vuelta por el camping, en el que hay muchos bungalows y pocos coches; pensamos que están vacíos y que no tendremos problemas para alquilar uno. En la recepción hay un cartel indicando que, si está cerrada, podemos acampar donde queramos y ya haremos el papeleo de entrada cuando abran, pero con esta lluvia no es plan montar la tienda. Efectivamente, a las cuatro y media, una recepcionista que sólo habla alemán, abre y nos comenta que no tiene bungalows para alquilar, que los que estamos viendo son en propiedad. Nos ofrece una habitación grande, con un montón de camas, que hay sobre la recepción, pero nos advierte que si vienen más clientes tendremos que compartir la habitación con ellos. Como no nos agrada la idea, nos marchamos. Le preguntamos si hay algún otro camping por los alrededores, pero nos contesta que el más cercano está en SUIZA. Vuelve a llover. Junto al camping hay un hotel, pero nos piden 126,00 € por noche. Demasiado para nosotros. Echamos mano del plan B, que es pernoctar estas dos próximas noches en habitaciones que alquilan en casas particulares. Tenemos las señas de dos: una está muy cerca, en TRIESEN; llegamos pero no hay nadie, tocamos el timbre pero nadie nos abre. La otra está en SCHELLENBERG, en la otra punta del país (que es pequeño, pero está en la otra punta, y hemos pasado por delante al venir), así que antes de ir, telefoneamos (423 373 23 91) y una amable señora nos dice, en una mezcla de inglés y alemán, que sí, que tiene una habitación libre con una cama de matrimonio, baño privado y desayuno incluido por 90 francos suizos (la moneda oficial del país), que equivalen a unos 69,30 €. Le contestamos que de acuerdo, que estamos en el sur y que en media hora estaremos allí. Menos mal, porque se nos ha acabado el plan B y el plan C es alojarnos en uno de estos caros hoteles. El TomTom nos mete por una autopista suiza, que va paralela al Rin, pero por la orilla suiza, y nosotros sin viñeta (¡ay, ilegales!). Recorremos 9 km. en 6 minutos; no nos hubiese importado comprar la viñeta porque, de todas formas, la vamos a comprar pasado mañana, pero no encontramos ningún sitio donde hacerlo. Menos mal que no hay policías. Finalmente, a las cinco y cuarto de la tarde, con 16º y lloviendo, llegamos a una hermosa casa, con un no menos bonito y florido jardín. Se llama Fruhstuck Pension Büchel. Aparcamos en la puerta (N 47º 13’ 42.44” E 09º 32’ 53.66”). Nos recibe una encantadora señora que se llama Heidi y nos conduce, por una escalera de madera, hasta el segundo piso, donde nos muestra una estupenda habitación, con baños y unas vistas estupendas. Está impecable. Qué bien. Nos pregunta a qué hora queremos el desayuno y nos pide la documentación para hacernos la ficha de entrada. Mientras tanto, vamos subiendo los trastos y nos instalamos encantados; esta tarde toca relax, que llueva si quiere, pero que mañana esté bueno otra vez. La casa es un pequeño

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museo de antigüedades, con montones de fotos antiguas de la familia de la señora. En la TV de plasma que hay en la habitación se coge TVE-1, así que cenamos viendo el telediario. Como no tenemos cervezas frías, tomamos vino tinto, que entra mejor con este tiempo infernal. 24/07/10, Sábado. Siguen la lluvia y la niebla: SCHELLENBERG – MAUREN – ESCHEN –

SCHAAN – PLANKEN – TRIESEN – BALZERS – MÄLS – TRIESENBERG – VADUZ – SCHELLENBERG. 68,7 km. 5 h 28’.

¡Qué bien se duerme en la casa de Heidi! (así es como se llama la dueña). A las ocho y media bajamos al comedor para desayunar y compartimos mesa con una pareja de irlandeses que viven en VIENA y que van a ALICANTE. Lo primero que hacen es felicitarnos por la victoria de la selección española de fútbol, qué gracia. El desayuno es abundante y está exquisito. La señora Heidi cuida hasta el último detalle. A las nueve y diez, con 13º y lloviendo, nos lanzamos para conocer este pequeño país, aunque lamentablemente no podemos disfrutar de lo mejor que tiene, que es su entorno, porque las nubes siguen cubriendo las montañas alpinas. Casi todos los núcleos de población se encuentran en el valle, aunque en las laderas de las montañas se ven algunas casas aisladas. Damos en primer lugar una vuelta en coche por el pueblo donde hemos dormido: SCHELLENBERG (1.000 habitantes) que carece de interés, son una sucesión de chalets algo apartados entre sí, y unidos por una carretera en cuesta. Vamos luego a MAUREN (3.800 habitantes), situado muy cerca, que es más de lo mismo pero sin tanta cuesta. Lo vemos desde el coche pero no nos gusta. Además, no hay nadie por las calles, suponemos que debido a la lluvia. De aquí nos dirigimos a ESCHEN (4.200 habitantes), que está pegado. Tampoco le vemos interés, salvo una iglesia bastante fea. Algo más al sur, se encuentra SCHAAN (5.800 habitantes), la localidad más poblada del Principado. En ella se encuentra la Parroquia de San Lorenzo (Pfarrkirche St. Laurentius); aparcamos delante (N 47º 09’ 59.91” E 09º 30’ 40.92”) y vamos a visitarla, aprovechando que ha dejado de llover. La parroquia fue consagrada el 5 de octubre de 1893 y en ella destaca su espigada torre que tiene una altura de 81 m. Está hecha de piedra y su interior no es nada del otro mundo, además, están en misa y no podemos visitarla bien. Ha sido restaurada entre 2003 y 2005. Las nubes están bajas y tapan las montañas, aunque de vez en cuando se puede ver un pico sobresaliendo. Es una pena porque el paisaje alpino debe ser precioso. Y desde la montaña debe haber una bonita panorámica del valle en el que se asienta el país, así que decidimos subir a una de las localidades que están en la falda de la montaña, a ver si encontramos algún mirador despejado y podemos contemplar el valle. Subimos hasta PLANKEN (425 habitantes), pero las nubes nos impiden ver el paisaje. Eso sí, ¡qué pedazos de chalets tienen los paisanos! Con buen tiempo deben disfrutar de unas vistas fantásticas. Volvemos a bajar hasta la carretera principal, atravesamos VADUZ, que lo dejaremos para el final, y seguimos hacia el Sur. Pronto llegamos a TRIESEN (4.800 habitantes), localidad

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en la que se encuentra el único camping del país, pero tampoco encontramos nada que nos llame la atención. Seguimos por la carretera principal y vamos a BALZERS (4.500 habitantes). Damos una vuelta en coche y no encontramos nada de interés, además las calles están desiertas. Al igual que en las restantes poblaciones, hay muchos chalets de una o dos plantas, con su jardín, su coche (uno o dos) aparcado en la puerta, todo muy lujoso, todo muy bonito, pero, ¿cuándo lo disfrutan? Ni un monumento, ni un edificio histórico,… es verdad que el tiempo no acompaña y eso nos hace sentirnos pesimistas, pero tenemos que reconocer que este país nos está defraudando bastante. Justo al lado está MÄLS, que más que un pueblo parece un barrio de BALZERS. Es más de lo mismo, aunque sobre un pequeño cerro, vemos el bonito Castillo Gutenberg (Burg Gutenberg), edificado en el siglo XII. Parece que las nubes se abren un poco y podemos disfrutar de la visión de un trozo de las montañas. Aprovechamos para hacer algunas fotos, que hasta ahora no hemos hecho casi ninguna. Aquí se acaba LIECHTENSTEIN, ahora toca subir otra vez por la carretera principal. Este país es tan pequeño que si aceleras un poco te sales. Al llegar de nuevo a TRIESEN, vemos que hay un poco de claridad entre las nubes. Detrás de las montañas hay otro valle más pequeño, donde se encuentran localidades como STEG. Tal vez allí no haya nubes y podamos disfrutar de los paisajes. Dicho y hecho: comenzamos la ascensión hasta TRIESENBERG (2.500 habitantes) que está semioculto por la nubosidad y tratamos de seguir subiendo por una zigzagueante carretera, pero llega un momento en que la visibilidad se reduce a 3-4 metros solamente, en una estrecha carretera de montaña, por lo que desistimos. En cuanto encontramos un hueco, damos la vuelta ya que nos parece peligroso continuar por aquí. Al bajar, encontramos un mirador desde el que se divisa parte del Valle del Rin, por el que discurre la carretera principal y en el que se asientan las principales localidades del país. Paramos y aprovechamos para hacer algunas fotos antes de que las nubes vuelvan a taparlo. Regresamos a la carretera principal y vamos a VADUZ (5.200 habitantes), capital de este pequeño país. La carretera es a su vez la calle principal de la ciudad. Aparcamos junto a ella (N 47º 08’ 22.85’ E 09º 31’ 17.31”) y comenzamos la visita. Enfrente del aparcamiento se alza la Catedral de San Florián (Kathedrale St. Florin), cuya construcción, en estilo neogótico, finalizó en 1873. Pertenece al culto católico y la encontramos cerrada por obras. Continuamos por la peatonal Calle Städtle; aquí, lo primero que vemos, a la derecha, es el Edificio del Gobierno (Regierungsgebäude), construido en 1905, que también se encuentra cerrado. A su lado se encuentra el Nuevo Edificio del Parlamento (Neues Landtagsgebäude), construido en el año 2008. Si sólo son 36.000 liechtensteinianos, ¿para qué quieren tantos edificios oficiales? Más adelante vemos los edificios que albergan el Museo Nacional (Landesmuseum), el Museo Filatélico (Briefmarkenmuseum) y el Museo de Arte (Kunstmuseum). Seguimos y llegamos a una placita en la que está el Ayuntamiento (Rathaus), construido en 1933 y restaurado en 1984. Muestra tres esculturas equinas en su frente. Delante del ayuntamiento hay varias tiendas que venden esas cosas que les gustan a los turistas (con abundancia de navajas suizas, de esas que tienen mil cosas incorporadas), así como algunos restaurantes con ¡¡¡terrazas!!!, y las tienen puestas con el mal tiempo que hace. Desde casi cualquier parte de la ciudad se divisa su símbolo, el Castillo (Schloss), que se encuentra en la ladera de la montaña. El castillo fue construido en el siglo XVI y es la residencia oficial de la familia principesca; se puede subir caminando por un

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sendero de montaña, pero no se puede entrar, así que nos quedamos abajo. Damos un paseo sin rumbo por las calles de la ciudad y nos metemos a comer en un kebab un poco caro (2 kebabs y 1 coca-cola = 16,17 €) y no muy bueno. En fin, todos los días no se puede comer bien. Bueno, pues ya hemos visto la ciudad y el país, bueno, todo el país no porque las nubes nos han tapado lo más bonito (por no decir lo único): las montañas y los paisajes. Mañana nos vamos, pero si hace buen tiempo, dedicaremos un par de horas a recorrerlo y verlo radiante. Antes de regresar al coche, compramos provisiones en un supermercado, en el que compramos, entre otras cosas, dos botellas de vino del país. A las tres menos veinte, regresamos a la pensión y nos disponemos a pasar la tarde lo mejor posible, descansando, que mañana tenemos una larga etapa de trayecto. Vemos en la tele el triunfo de Alberto Contador en el Tour de Francia. Nos planteamos salir a caminar un rato, pero vuelve a llover, no es una tromba de agua, pero sí es una lluvia fina y molesta, de éstas que te ponen empapado. Mejor descansamos calentitos en la habitación, leyendo y ordenando los papeles. Por la noche, cenamos y a dormir, que mañana nos espera un largo día hasta FRANCIA. Vamos de regreso a casa, pero pararemos unos días en ANDORRA para conocerla y para escalonar el regreso y que no se haga tan duro. A ver si mañana está el día despejado y podemos contemplar bien LIECHTENSTEIN, que se nos ha quedado un poco de sabor amargo en la boca. 25/07/10, Domingo. De regreso a casa vuelve el buen tiempo: SCHELLENBERG –

CASTRIES (FRANCIA). 856,2 km. 10h. Aunque no llueve, el día amanece tan nublado como ayer, por lo que nuestras pretensiones de echar un vistazo de última hora a los paisajes alpinos de este pequeño país, para verlo con sol y el cielo despejado, y poder hacer fotos bonitas, se esfuman. Las nubes siguen cubriendo gran parte de las montañas que albergan este valle, y eso que un tímido sol pugna por salir, pero pueden pasar horas antes de que lo haga. Bueno, así tenemos una excusa para volver en otra ocasión. Desayunamos y pagamos el alojamiento en euros. Bajamos las cosas al coche y, tras despedirnos de la entrañable Heidi, nos marchamos a las ocho y diez, con 14º de temperatura. Al coche le cuesta trabajo arrancar (ha vuelto a encenderse la luz de “Fallo motor”), pero en un par de intentos lo consigue. Cuatro kilómetros después, cruzamos el Rin y ya estamos en SUIZA, concretamente en la autopista A-13. Para circular por las autopistas suizas, hay que comprar una viñeta o pegatina, que cuesta 40 francos (30,80 €) y permite circular libremente por la buena red de autopistas suizas desde el día en que la compras hasta el 31 de diciembre (el precio es el mismo si la compras el 1 de enero o el 30 de diciembre). Para alguien que la vaya a usar todo el año resulta baratísimo, pero nosotros sólo vamos a utilizarla durante unas horas, y encima nos encontramos con retenciones por obras. Al principio vamos preocupados porque no encontramos dónde comprar la viñeta, así que a la altura de VADUZ nos salimos de la autopista y volvemos a entrar en LIECHTENSTEIN, pero no vemos dónde comprarla, así que retornamos a la autopista suiza y nos arriesgamos a que nos pille la policía. Afortunadamente, en la primera gasolinera que vemos, la venden; de paso aprovechamos para echar gasoil, que está a 1,48 € el litro. Ya más tranquilos, avanzamos por las bonitas tierras y lagos suizas. En cuanto dejamos el valle que comparten ambos países, las nubes van desapareciendo, la temperatura sube y el sol comienza a mostrarse cálido y agradable. Atravesamos SUIZA de Este a Oeste, usando las autopistas A-13, A-3, A-1 y A-401; de vez en cuando aparece un bonito lago y, al final, el bosque alpino se convierte en mediterráneo.

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A la una de la tarde, entramos en FRANCIA, con 23º y el sol luciendo bonito y claro. Conforme avanza el día, el buen tiempo se instala y las temperaturas llegan a los 30º. Continuamos por las autopistas francesas A-41, A-43, A-48, A-49, A-7 y A-9, que nos llevan hasta la costa mediterránea. Hacemos varias paradas por el camino, para descansar y, en una de ellas, nos comemos unos bocadillos y compramos una baguette para la cena.

Inicialmente, habíamos pensado pernoctar en CARCASONA, en un camping que ya conocemos, pero después de 10 horas conduciendo, decidimos que ya vale por hoy y paramos un poco antes, en CASTRIES, donde se encuentra el Camping Le Fondespierre (N 43º 41’ 38.99” E 03º 59’ 45.63”). Llegamos a las seis y diez de la tarde, con 32º y cielo soleado. En la recepción nos indican cuál es nuestra parcela, y dejamos en ella el coche. Hoy no hemos encontrado cubitos de hielo (en FRANCIA es casi imposible), así que nos dedicamos a comprar cervezas en la recepción, a 2,00 € la lata de 0,5/l, eso sí, con un 7,9 € de alcohol. Cervezas en mano, nos vamos a dar una vuelta de reconocimiento por el camping, para conocerlo, cotillear y estirar las piernas. Luego, montamos la tienda pequeña ya que sólo vamos a estar aquí una noche. Como es domingo, no hemos encontrado nada abierto para comprar algo para la cena, y tampoco hemos podido repostar gasoil fuera de las autopistas, ya que los domingos hay que pagar con tarjetas de crédito y las máquinas no aceptan las nuestras. En el camping hay un fuerte ruido a chicharras, que nos confirman que estamos en el Mediterráneo. Los olivos y alcornoques pueblan este camping familiar y básico, más que suficiente para pasar una noche. Lola aprovecha para refrescarse en la piscina del camping, a lo justo, porque están a punto de cerrarla. A medida que va ocultándose el sol, las chicharras van acallando su canto; la verdad es que acompañan, igual que la ñora húngara que nos va a servir para condimentar la cena que vamos a improvisar con las provisiones que nos quedan. Ducha, cena y a la cama, que mañana también tenemos otra etapa de trayecto, aunque no tan larga como la de hoy. 26/07/10, Lunes: Andorra es una cuesta muy larga, rodeada de montañas, donde se

venden tabaco y MP4: CASTRIES – ANDORRA LA VIEJA (ANDORRA). 389,8 km. 5h 25’.

Desayunamos, recogemos y, a las nueve y veinticinco, con 26º y cielo despejado, partimos rumbo a ANDORRA. Llenamos el depósito de gasoil en un supermercado cercano (1,089 €/l.)Tomamos la autopista A-9 y, al llegar a NARBONA, cambiamos a la A-61, que discurre paralela a los Pirineos. Antes de llegar a TOULOUSE, cogemos la A-66 y luego seguimos por nacionales y por carreteras comarcales de montaña. Conforme nos vamos adentrando en los Pirineos, el cielo se va cubriendo, las temperaturas descienden hasta los 14º, cada vez hay más curvas y cuestas empinadas y, al final, la niebla hace aparición. Pasamos por algunos pueblos muy bonitos, aunque todos en cuesta. Cada vez hay más coches en la carretera, hasta el extremo de que los últimos kilómetros de ascensión los tenemos que hacer en primera. Llega un momento en que la niebla es tan densa que no vemos casi nada. Justo al llegar a la cima (1.800 m. de altura), a la una y veinte, entramos en el PRINCIPADO DE ANDORRA e, inmediatamente, se nos ofrece la posibilidad de iniciar la bajada por otra carretera llena de curvas y cuestas o meternos en el Túnel D’Envalira. Optamos por esta segunda opción a pesar de que cuesta 6,20 €; desconocíamos la existencia de este túnel pero nos imaginamos que si lo han construido es para evitar las carreteras de montaña.

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Efectivamente, más tarde comprobamos que el túnel, que mide algo menos de 3 km., salva el Puerto de Envalira, con pendientes del 8% y alturas de más de 2.400 m. Al salir del túnel, ¡¡¡sorpresa!!!, no hay niebla y luce un sol espléndido, es increíble cómo ha cambiado el tiempo den 3 km., debido a que las propias montañas pirenaicas, en su vertiente francesa estaban aprisionando a las nubes, impidiendo que se dispersaran. Comienza una interminable cuesta debajo de 28 km., por la carretera CG-2, la principal del país, que pasa por numerosas poblaciones en las que abundan las macrotiendas en las que venden productos supuestamente baratos: licores, jamones, café,… La temperatura ha subido a 29º de golpe y porrazo. En una gasolinera compramos cubitos de hielo (2,00 € por una bolsa de 2 kg.). Finalmente, llegamos a ANDORRA LA VIEJA (ANDORRA LA VELLA), la capital del país, la atravesamos y, a la salida, se encuentra el Camping Valira (N 42º 30’ 07.18” E 01º 30’ 55.14”), donde vamos a dormir 3 noches. Llegamos a las tres menos diez, con 29º y un sol espléndido. Nos recibe un simpático señor que atiende a la vez el supermercado y la recepción. Elegimos la parcela que más nos gusta, comemos y montamos la tienda grande. Cuando diseñamos este viaje, de tantos días, dejamos abierta la posibilidad de que por algún motivo tuviésemos que estar en algún sitio más tiempo de lo programado, en cuyo caso no hubiésemos podido venir a ANDORRA, pero como no hemos tenido ningún imprevisto, ahora disponemos de dos días y medio para conocer este país, del que tenemos algo de información, pero no hemos conseguido ningún mapa de carreteras. Tendremos que comprar uno. En recepción nos informan que para ir al centro podemos coger un autobús cuya parada está, según se sale del camping, a unos metros a la izquierda. Efectivamente, al poco llega el autobús (1,40 € cada viaje) que en unos minutos nos deja en el centro de ANDORRA LA VIEJA. El conductor del autobús es muy amable y simpático y nos indica por dónde cae la calle principal, que está a dos pasos. ANDORRA es el único país del mundo cuyo idioma oficial es el catalán y sólo el catalán, sin embargo, todo el mundo habla español perfectamente. La capital del país, en la que nos encontramos, está ubicada a 1.123 m. sobre el nivel del mar, y cuenta con una población de 24.500 habitantes, de los que el 43% son españoles y sólo el 33% son andorranos. Buscamos un ciber-café porque Lola tiene que matricularse en la Universidad de Cádiz antes de que termine el plazo, pero el ciber tiene un sistema de bloqueo que impide descargarse la página con los horarios, y sin ella no puede elegir las asignaturas. Qué preocupación. A unos metros de aquí se encuentra la Avenida Meritxell (Avinguda Meritxell), que es la más comercial de la ciudad. Durante muchos años, aquí se venía a comprar, debido a su amplio surtido y a sus bajos precios, aunque estos últimos han subido bastante y ya no sale rentable desplazarse hasta aquí expresamente para comprar. Esta avenida está repleta de tiendas de todo tipo, bancos, etc. Después de un buen rato paseando y mirando escaparates, compramos algo de comida en un inmenso supermercado, y volvemos al camping en autobús, con el mismo chófer que nos trajo a la ida y que, cuando nos bajamos, nos saluda como si nos conociéramos de toda la vida. Nos ha llamado la atención la cantidad de solares sin edificar que hay, y que están sembrados con la planta del tabaco. Nos tomamos una copita, damos un tranquilo paseíto por el camping, nos duchamos, cenamos y nos acostamos. Ha refrescado un poco. 27/07/10, Martes. Iglesias románicas andorranas: ANDORRA LA VIEJA - CANILLO –

ENCAMP – ESCALDES-ENGORDANY – ANDORRA LA VIEJA. 46,5 km. 4h 43’.

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Hoy no es necesario que madruguemos porque lo que queremos ver se encuentra a tiro de piedra, como todo en este pequeño país, así que salimos del camping a las diez de la mañana, con 19º de temperatura y el cielo estupendo y despejado, lo que nos permite disfrutar de las montañas y valles a pleno pulmón. Es una lástima no haber tenido este tiempo en LIECHTENSTEIN. ANDORRA se puede definir de varias formas:

• Como una larguísima cuesta rodeada de montañas y con abundantes tiendas y bancos (no olvidemos que el país está considerado como un paraíso fiscal).

• Como un hermoso valle inclinado con una impresionante colección de iglesias románicas. • Como varios pueblos alineados y en cuesta, con casas construidas con pizarra y un

ambiente cosmopolita, si se quiere, o tranquilo, si se busca.

Todo depende de lo que cada cual haya venido a buscar y haya querido encontrar. Las visitas de hoy se caracterizan por las iglesias románicas. En primer lugar, comenzamos a subir por la carretera CG-2. Poco antes de llegar a CANILLO, aparece, a la derecha, la desviación para ir al Santuario de Meritxell. Aparcamos (N 42º 33’ 16.48” E 01º 35’ 25.24”) al pie del santuario y nos adentramos en su interior. Se trata de un templo construido en 1976 por el arquitecto Ricardo Bofill. Después de un mes viniendo como venimos, ahítos de barroco y de renacimiento, este edificio nos parece frío, triste y desangelado. No nos gusta nada, aunque reconocemos que el entorno en el que se encuentra es paradisíaco. Continuamos hasta CANILLO (1.149 habitantes), localidad que, a pesar de su pequeño tamaño, cuenta con cuatro campings. Está situada a más de 1.500 m. de altura. Una vez pasado el pueblo, junto a la carretera, a la derecha, se encuentra la Iglesia de San Juan de Caselles, construida entre los siglos XI y XII. La iglesia sigue el diseño arquitectónico propio de las iglesias románicas andorranas: una nave rectangular con techo de madera, un ábside semicircular y un campanario cuadrado de estilo lombardo, todo ello de piedra de granito. Junto a la iglesia hay un aparcamiento (N 42º 34’ 15.01” E 01º 35’ 26.10”). En el interior del pueblo se haya la Iglesia de San Serni, también de origen románico, aunque reconstruida en el siglo XVII; su campanario, de 27 m. de altura, es el más alto del país. Aparcamos (N 42º 34’ 03.12” E 01º 35’ 51.91”) como podemos al lado de la iglesia y subimos caminando hasta ella. Su interior, como suele ser habitual en las iglesias románicas, es bastante austero. Por cierto, la entrada a todas las iglesias andorranas es gratuita y se pueden hacer fotos sin problemas, pero siempre hay una persona que trabaja allí y que, a una distancia prudente, te vigila. Seguimos bajando por la CG-2 hasta ENCAMP (8.800 habitantes). Intentamos encontrar el Conjunto medieval de Les Bons, donde se encuentra la Iglesia románica de San Román, pero después de varias vueltas no damos con él, y es que todavía no hemos conseguido el mapa de carreteras. Lo que sí encontramos es la Iglesia Parroquial de Santa Eulalia; a su lado hay un aparcamiento (N 42º 32’ 03.37” E 01º 34’ 33.54”). De sus orígenes románico-lombardos, la iglesia conserva el campanario, de 23 m. de altura, y dos de sus paredes; el porche fue añadido a finales del siglo XIV. Durante los siglos XVII y XX fue reformada y ampliada. No podemos ver los tres retablos barrocos que guarda en su interior porque está cerrada. Después de esta visita, volvemos a la carretera CG-2 y bajamos hasta ESCALDES-ENGORDANY (16.000 habitantes), que físicamente forma una única ciudad junto con ANDORRA LA VIEJA. Justo al llegar, una desviación a la izquierda nos sube, por una estrecha

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carretera de montaña, hasta la Iglesia de San Miguel de Engolasters. Unos metros más adelante hay un pequeño espacio para aparcar (N 42º 30’ 41.60” E 01º 33’ 37.57”). En esta pequeña iglesia románico-lombarda del siglo XII, aunque el porche es más moderno, destaca su desproporcionado campanario, de 17 m. de altura. También está cerrada, por lo que nos limitamos a verla por fuera. Desde aquí hay una bonita panorámica del valle en el que se encuentra el núcleo ANDORRA LA VIEJA – ESCALDES-ENGORDANY, que tenemos a nuestros pies. Al igual que LIECHTENSTEIN, este país es tan pequeño que todo está al lado. Sin darnos cuenta, ya estamos otra vez en ANDORRA LA VIEJA, donde compramos cubitos de hielo (¡qué bien, aquí hay cubitos en todas las gasolineras!), y para hacer tiempo mientras se enfrían las cervecitas, hacemos escala en un supermercado donde compramos provisiones para el almuerzo (ensalada, langostinos y pinchitos de dos sabores: adobados y a la andaluza), y vino para lo que queda de viaje. De aquí vamos a la Iglesia de San Esteban (N 42º 30’ 26.58” E 01º 31’ 18.05”), pero como no encontramos ningún aparcamiento en la calle, metemos el coche en el parking de un centro comercial. La iglesia sólo conserva una parte de lo que fue el antiguo templo románico, el resto es el resultado de siglos de reformas y ampliaciones, las principales realizadas en el siglo XX. También se encuentra cerrada. Damos un paseo por el pequeño, pero agradable, Casco Antiguo de la ciudad y volvemos a por el coche. Compramos un periódico en español, para que así el parking nos salga gratis; la cajera nos dice que nos hemos pasado del tiempo gratuito, pero por esta vez nos perdona. Y así, regresamos al camping, a las tres menos veinte, con una temperatura de 31º, con la intención de comer, leer un rato y, a la fresquita, coger de nuevo el autobús para volver al centro, pero estamos tan cansados y se está tan bien aquí, que cambiamos este plan por un paseíto por el camping y una tarde de relax. La sensación de fin de vacaciones estivales de este año es cada vez mayor. Menos mal que pronto llegará octubre y, con él, otro viajecito. Hay que resaltar de las iglesias románicas, y sobre todo de las que hemos visto por esta zona, que destacan por su longevidad, por su olor a añejo, por su sobriedad elegante y por su grandiosa pequeñez en estos inmensos valles. No podemos evitar pensar en cuánta gente habrá pasado por ellas; años y personas de cuya historia son testigos. Las horas van pasando entre copitas y paseos por el camping, hasta que toca cenar. Luego, nos acostamos, que mañana tenemos que seguir visitando este país cuyas ciudades carecen de interés, pero que posee una enorme riqueza paisajística gracias a los Pirineos, y arquitectónica, debido a sus iglesias románicas. 28/07/10, Miércoles. Seguimos visitando iglesias románicas y valles pirenaicos: ANDORRA

LA VIEJA – PAL – LA CORTINADA – ORDINO – SANTA COLOMA - ANDORRA LA VIEJA. 47,4 km. 4h 45’.

El día empieza ajetreado, pues Lola debe matricularse para el Grado de Historia y el único ciber-café que hemos visto no permite descargarse unos ficheros claves para la matrícula. Recurrimos telefónicamente a nuestro compi Juan Carlos que, con su buen talante habitual, la matricula del curso completo con la posibilidad de modificar la matrícula en septiembre y quedarse sólo con las asignaturas que le interesan, ya que cursar el curso completo estando trabajando es una paliza de la que no tiene necesidad.

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Mucho más tranquilos, nos disponemos a hacer las visitas de hoy, que serán las últimas de nuestras vacaciones de veranito de este año. Salimos a las diez y cuarto, con una temperatura de 26º y cielo despejado. Nos vamos directamente a la localidad de PAL (229 habitantes) y dejamos el coche en un pequeño aparcamiento al aire libre (N 42º 32’ 43.78” E 01º 28’ 28.47”). Lo más interesante de este pueblo es la Iglesia de San Clemente, a la que llegamos después de subir alguna que otra cuesta. En la iglesia nos recibe una chica muy amable que nos la enseña y explica estupendamente; la iglesia, románica, fue edificada a finales del siglo XI y principios del XII, aunque posteriormente fue ampliada. Conserva algunos frescos, aunque no sabemos a ciencia cierta si son originales. Destaca su campanario lombardo, cuadrado, con tres pisos de ventanas geminadas. Un poco más debajo de la iglesia, se encuentra el Centro de Interpretación, donde nos ponen un interesantísimo video, de unos 15 minutos, que cuenta los orígenes y la historia del románico. Nos ha gustado mucho. Después de visionar el video, otra chica nos muestra un pequeño museo en el que se explica la técnica del pintado de los frescos y muchos detalles sobre la construcción de estas iglesias románicas, con algunas maquetas. Ha estado genial y es gratis. No deben venir por aquí muchos turistas porque a las chavalas se las ve muy entusiasmadas mientras nos dan sus explicaciones, intentando lucirse, como si fuésemos sus únicos interlocutores en mucho tiempo. El paisaje pirenaico sigue siendo espectacular. La siguiente visita es a la localidad de LA CORTINADA (740 habitantes), en la carretera CG-3. Aquí se encuentra la Iglesia de San Martín de la Cortinada, construida en estilo románico en el siglo XII, aunque fue ampliada en los siglos XVII y XVIII. Conserva en su interior algunos frescos románicos originales, de finales del siglo XII, así como un retablo barroco de madera del siglo XVII. La chica que está vigilando la iglesia sólo habla si le preguntamos algo y lo hace con cierta desgana; hoy no debe ser su día. Justo al lado de la iglesia hay un pequeño aparcamiento (N 42º 34’ 35.95” E 01º 31’ 04.58”). Al otro lado de la carretera, junto al Río Valira del Norte, están la Muela y la Sierra de Cal Pal, de finales del siglo XVI y principios del XVII. Aunque dejaron de funcionar alrededor de los años 60; se pueden visitar previo pago de 3,00 € por persona. La energía hidráulica producida por el río es la que las hacía funcionar. De aquí vamos a ORDINO (2.700 habitantes) y dejamos el coche en un aparcamiento (N 42º 33’ 22.01” E 01º 31’ 57.36”) que está en el mismo centro, junto a la Oficina de Turismo. A unos metros, en una rotonda, se encuentra el Museo de las Microminiaturas, algo fuera de serie; su autor, un ucraniano llamado Nicolaï Siadristy, considerado el máximo exponente mundial del género, ha sido capaz de colocar en el ojo de una aguja una escena del desierto: una pirámide y tres camellos, o de labrar en una semilla de amapola otra escena espectacular. Se exponen una veintena de microminiaturas que hay que ver con microscopios, ya que a simple vista no se aprecian. La entrada cuesta 4,00 € por persona, pero merece la pena pagarlos. Al lado hay un museo de iconos rusos, pero no entramos. Impresionados por las maravillas que se exponen en este museo, damos un paseo por el pueblo para estirar las piernas. Las casas, como no, son de piedra. Se ve algo de animación en este pueblo, porque los demás estaban muertos. Entramos en la Iglesia y, de inmediato, la vigilante se pone a seguirnos a unos metros de distancia; la sensación de estar vigilados resulta un poco desagradable. Aunque originalmente la iglesia era románica, ha sido totalmente reformada en épocas posteriores. Lo más llamativo de su interior es el retablo barroco de madera del altar mayor, del siglo XVII. Luego, seguimos paseando, curioseamos un poco en la Oficina de Turismo y regresamos al coche. El parking cuesta 0,40 € por 1 hora.

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Compramos cubitos de hielo en una gasolinera, cruzamos ANDORRA LA VIEJA y llegamos a SANTA COLOMA (3.000 habitantes). Aparcamos mal en el Carrer dels Sartells (N 42º 29’ 33.72” E 01º 29’ 45.49”) y caminamos por esta estrecha calle hasta la Iglesia Parroquial. Es un edificio prerrománico, construido en el siglo X, al que le fue añadido un campanario lombardo, de planta circular, en el siglo XII; es uno de los pocos campanarios circulares que hay en ANDORRA. En el interior hay una vigilante que amablemente se ofrece a explicarnos lo que queramos y a contestar a todas nuestras preguntas. Nos llama la atención que el retablo barroco ocupa un lugar que no es el suyo, ya que está en el ábside, en lugar de en el altar. La simpática vigilante nos explica que estaba en el altar, pero que cuando lo retiraron para restaurar la iglesia, descubrieron que detrás había unos frescos románicos del siglo XII, por lo que decidieron colocarlo en el ábside para que se puedan contemplar estos frescos. Qué interesante y qué bonito. En una urna de cristal se muestra una talla de madera policromada que representa a la Virgen de los Remedios. Dentro de la iglesia hay abundante información turística, entre ella, un mapa de carreteras de ANDORRA (¡¡¡ahora que nos vamos!!!). Con esto finalizamos las visitas a este país, pequeñito pero con mucho que ofrecer, sobre todo en el plano paisajístico y en el cultural. Son las dos, así que nos vamos al súper Andorra 2000, nuestro favorito de aquí y hacemos algunas compras: vino y vermut para llevar a casa, ligeramente más baratos que en CÁDIZ; en el resto de los productos no hemos visto grandes ventajas, y como no fumamos, pues tampoco hemos tenido que comprar tabaco, presente en grandes cantidades en las entradas de todos los supermercados y, al parecer, mucho más barato que en los estancos. A las 3 de la tarde, con 33º y el sol en toda su plenitud, llegamos al camping, donde nos comemos una tortilla de patatas acompañada por una rica ensalada y queso. Mientras Jose prepara la comida, Lola se pega un chapuzón en la piscina del camping, que hoy apetece con este calor. Después de comer y descansar un rato, nos vamos en el autobús al centro. El conductor no es el mismo de ayer, aunque es igual de amable y simpático. Vamos caminando al Spa o Centro Hidrotermal o como queráis llamarlo de Caldea, que no se encuentra en ANDORRA LA VIEJA, sino en ESCALDES-ENGORDANY, lo que pasa es que son dos localidades que están unidas y no sabes cuándo estás en una y cuándo en otra. El edificio que alberga este centro parece una catedral recubierta de placas de cristal. Arquitectónicamente hablando, se trata de una construcción supermoderna, a la que se accede por una pasarela suspendida por unos pivotes, y en cuyo interior se encuentra el mayor spa de Europa. La entrada es carísima (34,50 € por persona durante 3 horas), aunque muchos hoteles andorranos ofrecen paquetes combinados “hotel + spa” a unos precios bastante más asequibles. Nuestro camping no ofrece estos paquetes, así que nos conformamos con dar una vuelta por los espacios comunes, desde los que se puede ver la zona de baños, y lo bien que se lo están pasando, y nos vamos. De todas formas, tampoco nos hemos traído el bañador, aunque reconocemos que la próxima vez que vengamos los traeremos. Con los dientes largos por la envidia, damos otra vuelta por la ciudad, hacemos algunas pequeñas compras, pensando más en los regalos de Reyes que en los inmediatos, y volvemos al súper, en principio sólo por naranjas, pero luego te picas y compras más cosas: un escurridor plegable para la pasta (estupendo para los viajes porque apenas si ocupa espacio) y un sacacorchos, que el que tenemos es muy malo. Todo quedará en la caja de los tiestos de la cocina, preparados para el próximo viaje.

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Regresamos al camping y nos dedicamos a holgazanear, leer, beber, picotear, pasear, ducharnos, cenar, dormir,… Pues nada, que mañana volvemos a ESPAÑA. Se nos acaban las vacaciones estivales, pero nos lo hemos pasado muy bien durantes estos treintaytantos días, hemos conocido en profundidad algunos países centroeuropeos (nos han encantado), y el coche, a pesar de su supuesta avería, está respondiendo perfectamente. 29/07/10, Jueves. Regresamos a España, ¡Campeones, oé, oé, oé!: ANDORRA LA VIEJA –

SANT JULIÀ DE LOIRÀ – ARANJUEZ (ESPAÑA). 648,3 km. 8h 45’. Hoy regresamos a ESPAÑA. Nos levantamos tempranito para desmontar la “Blue Inn” y dejarla bien limpita hasta su próximo uso, que se presume será dentro de un año. Afortunadamente, el tiempo seco del que hemos disfrutado estos días en ANDORRA nos facilita esta operación. Ayer compramos una escoba para que el rendimiento de este menester sea mayor con menos esfuerzo; es muy chula: tiene el palo extensible, así que la podremos guardar en el maletero del coche para otras ocasiones sin que estorbe demasiado. A las nueve y media, con 21º de temperatura y el sol reluciente, nos marchamos. Cogemos la carretera CG-1, que lleva al Sur y, al llegar a SANT JULIÀ DE LOIRÀ (9.600 habitantes), nos desviamos a la izquierda por la comarcal CS-120 que, entre curvas y cuestas, nos lleva hasta la Iglesia de San Cerní de Nagol. Unos metros más adelante hay un pequeño prado donde aparcar (N 42º 28’ 11.50” E 01º 30’ 04.84”). Esta iglesia románica se encuentra cerrada en estos momentos, por lo que sólo podemos verla por fuera. Debido a su enclave en alto, nos permite disfrutar de una espléndida panorámica del paisaje pirenaico de este país, que junto a sus iglesias románicas son su principal atractivo turístico. Y ahora sí, regresamos a casa. A las 10:18 horas, con 22º, llegamos a la frontera y una guardia nos hace abrir el maletero; cuando ve la cantidad de trastos que llevamos se limita preguntarnos si hemos comprado tabaco o alcohol y le contestamos: Nooooo, y nos deja pasar. Recorremos los 600 km. que nos separan de ARANJUEZ (MADRID), donde vamos a pasar esta noche, concretamente en el Camping Internacional (N 40º 02' 31.70" O 03º 35' 57.65"), que ya conocemos, y al que llegamos a las seis y veinte de la tarde, con 39º de temperatura. El resto de la tarde lo pasamos con tranquilidad: cervecita, piscinita, paseíto y apurando los últimos coletazos de estas vacaciones. Luego, ducha, cena y a la cama. 30/07/10, Viernes. De regreso a casita: ARANJUEZ – CÁDIZ. 605,5 km. 6h 27’. Tras desayunar, recogemos por última vez la tienda en este viaje de 36 días, que nos ha permitido conocer algunos países centroeuropeos, que por cierto son preciosos y cuya visita recomendamos encarecidamente. Salimos a las ocho y veinte, con 19º y cielo despejado. A las 12 estamos en CÓRDOBA, con 29º, a la una y cuarto en SEVILLA, con 32º, y a las tres menos diez en CÁDIZ, con 29º. Subimos las cosas, dejamos el coche en el parking y compramos algunos cartuchos de pescaíto frito, que hace más de un mes que no lo probamos y ya tenemos mono.

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El coche ha ido como una seda, a pesar de que le costaba un poco arrancar. A ver si el mecánico consigue descubrir qué es lo que le pasa. En este viaje hemos visitado seis países y ninguno tiene salida al mar. Eso se nota cuando, 36 días después, regresamos a CÁDIZ y olemos el aroma del Atlántico, ¡qué rico! Ahora toca poner lavadoras, ordenar los papeles, escribir el relato de este viaje y preparar el próximo. Qué bien nos lo pasamos viajando. VALORACIÓN FINAL DEL VIAJE COSAS POSITIVAS: REPÚBLICA CHECA:

• Los buenos precios. • La cerveza. • Nos hizo buen tiempo. • Hay campings por todas partes. • La pegatina que hay que comprar para circular libremente por las autopistas es barata.

ESLOVAQUIA:

• Su moneda es el euro. • Los buenos precios. • La cerveza. • Nos hizo buen tiempo. • No es muy turística. • Hay abundantes campings. • El Autocamping Turiec, en Martin, es extraordinario. • La pegatina que hay que comprar para circular libremente por las autopistas es bastante

barata. HUNGRÍA:

• Los buenos precios. • Nos hizo buen tiempo. • El buen ambiente del Berény Naturista Kemping. • La amabilidad de los húngaros. • Hay campings por todas partes. • La pegatina que hay que comprar para circular libremente por las autopistas es bastante

barata. AUSTRIA:

• Su moneda es el euro.

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• Nos hizo buen tiempo casi todo el recorrido. • La belleza de sus ciudades y de sus iglesias barrocas. • Tiene una buena red de autopistas y carreteras. • La pegatina que hay que comprar para circular libremente por las autopistas es bastante

barata. • La delincuencia prácticamente no existe. • Hay abundantes campings. • Todo el mundo habla inglés.

LIECHTENSTEIN:

• La delincuencia prácticamente no existe. ANDORRA:

• Su moneda es el euro. • Nos hizo buen tiempo. • Hay campings por todas partes. • En todas las gasolineras venden cubitos de hielo. • Todo el mundo habla español.

COSAS NEGATIVAS: REPÚBLICA CHECA:

• Los checos son un poco secos. • Las carreteras, salvo las autopistas de peaje, no son muy buenas. • Hay muchas obras, tanto en carreteras como en las ciudades. • Mucha gente sólo habla checo, lo que dificulta entenderse con ellos.

ESLOVAQUIA:

• Las carreteras, salvo las autopistas de peaje, no son muy buenas. • Mucha gente sólo habla eslovaco, lo que dificulta entenderse con ellos.

HUNGRÍA:

• Las carreteras, salvo las autopistas de peaje, no son muy buenas. • En el Lago Balaton hay muchos mosquitos. • Mucha gente sólo habla húngaro, lo que dificulta entenderse con ellos.

AUSTRIA:

• Los campings son malos y están excesivamente masificados.

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• Los precios son más altos que en España. LIECHTENSTEIN:

• Las ciudades carecen de interés. • Nos hizo mal tiempo. • Sólo hay un camping en todo el país. • Las carreteras no son muy buenas. • Los precios son más altos que en España.

ANDORRA:

• Ya no es tan barata como antaño. • Las carreteras no son muy buenas. • Las ciudades no son especialmente bonitas.

LO IMPRESCINDIBLE DEL VIAJE: REPÚBLICA CHECA:

• Praga • Karlovy Vary • České Budějovice • Český Krumlov • Telč • Olomouc • Brno

ESLOVAQUIA:

• Iglesia y Campanario de madera de Hronsek • Castillo de Bojnice • Čičmany • Iglesia de madera de Tvrdošín • Lago Štrbské Pleso • Iglesia de madera de Hervartov • Bardejov

HUNGRÍA:

• Hollócő • Lago Balaton • Pécs

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AUSTRIA:

• Viena • Graz • Abadía de Melk • Salzburgo • Garganta de Liechtenstein • Hallstatt • St. Wolfgang im Salzkammergut • Hall in Tirol • Innsbruck

LIECHTENSTEIN:

• Suponemos que cuando hace buen tiempo, los paisajes alpinos tienen que ser impresionantes, tanto las montañas vistas desde el valle, como éste visto desde aquéllas.

ANDORRA:

• Las iglesias románicas. • Los paisajes pirenaicos. • Museo de las Microminiaturas de Ordino. • Centro Hidrotermal de Caldea.