Reseña. El Fracaso de La Nacion

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Alfonso Múnera. Elfracaso de la nación. Región, clase y raza en el Caribe colombiano (1717-181Q, Banco de la Repúbllca- E1 Áncora Editores, Bogotá, 1998 La lectura del libro del historiador Alfonso Múnera constituye, sin lugar a dudas, uno de los más estimulantes ejercicios académicos para los interesados en la historia regional colombiana, ya que por su nivel de teorización, sus desarrollos metodológicos y el manejo de la realidad histórica del Caribe colombiano es un importante modelo para replantearnos la forma de estudiar la llamada «historia nacional». El libro inicia con una crítica a los elementos fundacionales de la nación mostrando que fueron establecidos por José Manuel Restrepo en su Historia de la Revolución en Colombia desde la década de 1820 y que han sido reproducidos sin ningún examen por prácticamente todos los historiadores colombianistas, tanto nacionales como ex- tranjeros. En este aspecto, Múnera continúa con la crítica iniciada por Germán Colmenares a una de las obras historiográficas colom- bianas que ha sido considerada como más sólida dado el conoci- miento y la cercanía que el autor tenía con los hechos que narraba.' No olvidemos que la crítica de Colmenares, bien expuesta en algu- nos de sus ensayos de Las convenciones contra la cultura, se orienta a mostrar que hay una serie de tensiones en la obra de Restrepo: entre el imperio de la ley, el afianzamiento de instituciones perma- nentes y las pasiones individuales y colectivas, que subyacen al problema de la formación del Estado y a la necesidad de mantener la integridad de la nación. También evidencia la existencia de ten- siones sociales que se enmarcan en el conflicto entre la élite y lo popular. 1. Una versión más amplia de los argumentos de Germán Colmenares aparece en su articulo «La historia de la revolución de José Manuel Restrepo: una prisión historiográíica», en Revista de Extensión Cultural ns 19, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, julio de 1985. Este mismo artículo puede consultarse en Germán Colmenares et. al.. La Independencia. Ensayos de Historia Social. Colcultura, Bogotá, 1986. Desde este punto de vista. Colmenares orienta su critica más a una concepción de la historia y a su función, mientras que Múnera critica justamente lo que Colmenares consideraba más sólido: los hechos históricos mismos.

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  • Alfonso Mnera. Elfracaso de la nacin. Regin, clase y raza en el Caribe colombiano (1717-181Q, Banco de la Repbllca- E1 ncora Editores, Bogot, 1998

    La lectura del libro del historiador Alfonso Mnera constituye, sin lugar a dudas, uno de los ms estimulantes ejercicios acadmicos para los interesados en la historia regional colombiana, ya que por su nivel de teorizacin, sus desarrollos metodolgicos y el manejo de la realidad histrica del Caribe colombiano es un importante modelo para replantearnos la forma de estudiar la llamada historia nacional.

    El libro inicia con una crtica a los elementos fundacionales de la nacin mostrando que fueron establecidos por Jos Manuel Restrepo en su Historia de la Revolucin en Colombia desde la dcada de 1820 y que han sido reproducidos sin ningn examen por prcticamente todos los historiadores colombianistas, tanto nacionales como extranjeros. En este aspecto, Mnera contina con la crtica iniciada por Germn Colmenares a una de las obras historiogrficas colombianas que ha sido considerada como ms slida dado el conocimiento y la cercana que el autor tena con los hechos que narraba.' No olvidemos que la crtica de Colmenares, bien expuesta en algunos de sus ensayos de Las convenciones contra la cultura, se orienta a mostrar que hay una serie de tensiones en la obra de Restrepo: entre el imperio de la ley, el afianzamiento de instituciones permanentes y las pasiones individuales y colectivas, que subyacen al problema de la formacin del Estado y a la necesidad de mantener la integridad de la nacin. Tambin evidencia la existencia de tensiones sociales que se enmarcan en el conflicto entre la lite y lo popular.

    1. Una versin ms amplia de los argumentos de Germn Colmenares aparece en su articulo La historia de la revolucin de Jos Manuel Restrepo: una prisin historiogrica, en Revista de Extensin Cultural ns 19, Universidad Nacional de Colombia, Medelln, julio de 1985. Este mismo artculo puede consultarse en Germn Colmenares et. al.. La Independencia. Ensayos de Historia Social. Colcultura, Bogot, 1986. Desde este punto de vista. Colmenares orienta su critica ms a una concepcin de la historia y a su funcin, mientras que Mnera critica justamente lo que Colmenares consideraba ms slido: los hechos histricos mismos.

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    Restrepo pretenda sustentar la nacin con base en elementos histricos -de carcter poltico- y no culturales, ideolgicos o econmicos, lo que puede ser resumido, segn Mnera, de la siguiente forma:1. La existencia de una unidad poltica constituida desde el Virreinato

    de la Nueva Granada y que pretende tener como centro a Santa Fe.

    2. La idea de que la lite bogotana se levant en 1810 para crear una nacin independiente y que contra este loable propsito conspir el genio del mal introduciendo divisiones que fueron encabezadas por la lite de Cartagena.

    3. La afirmacin de que la independencia de la nacin colombiana fue obra nica y exclusiva de las lites, pues los sectores populares apoyaron a la corona espaola.

    Un seguimiento de la forma en que estos tres elementos han sido reproducidos por los modernos estudiosos del proceso de independencia permite a Mnera elaborar un excelente estado de la cuestin. En l resalta la forma en que muchos historiadores han abordado el estudio de la historia nacional, sin realizar un ejercicio mental que permita mirar los elementos constitutivos de la Nacin colombiana, lo que lleva a que la nacin deje de ser un concepto con contenidos tericos y sea vista, nica y funcionalmente, como un espacio integrado polticamente por instituciones coloniales, en este caso las del Virreinato. Mnera muestra cmo esta concepcin viene desde el historiador Restrepo hasta historiadores modernos que aceptan que la independencia de una nacin que, supuestamente exista desde la poca colonial, fue obra exclusiva de la lite criolla.

    Esto incluye a su vez otra afirmacin mediante la cual el autor demuestra cmo varios historiadores contemporneos, inmersos en esta forma elitista de ver la historia, adoptaron sin mucha crtica las tesis de Benedict Anderson sobre la existencia de unas comunidades imaginadas que colocaran las bases del nacionalismo: incluso llega a criticar algunos estudios que plantean la existencia desde la poca colonial de un supuesto protonacionalismo que, desde luego, slo poda ser desarrollado por la comunidad de criollos ilustrados, lo que constituye una continuidad acrtica en las visiones elitistas de la historia de Colombia que se impusieron desde la independencia. En la base de esta concepcin histrica est el

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    hecho de que dichos historiadores slo han visto a los sectores dominantes criollos como el nico agente histrico en las luchas de independencia y se olvidan, al igual que Restrepo, de la participacin de otros sectores, en este caso los subordinados, populares o subalternos. Este elemento de explicacin histrica aparece tericamente soportado en el libro de Mnera en una abundante historiografa internacional, aunque llama la atencin que no hace mucho uso de la historiografa latinoamericana que aborda este tema.2

    Todas estas crticas y soportes tericos permiten plantear sus tesis fundamentales que controvierten no slo los planteamientos de Restrepo, sino tambin los de prcticamente todos los autores que han escrito acerca de la independencia:1. La construccin de la nacin fracas porque la Nueva Granada

    como unidad poltica no existi nunca.2. Al estallar la independencia no hubo una elite criolla con un

    proyecto nacional, sino varias elites regionales con proyectos diferentes.

    3. Que las clases subordinadas tuvieron una participacin decisiva, con sus propios proyectos e intereses, desde los orgenes de la revolucin de independencia.

    2. Mnera reconoce que quizs las fuentes que utiliza para estudiar lo popular no son las ms pertinentes. Aunque no quiero plantearlo en trminos de crtica porque no conozco las circunstancias y limitaciones en que la Investigacin se llev a cabo, no deja de llamarme la atencin el hecho de que no utiliz de ningn autor latinoamericano para estudiar la participacin popular en los hechos de independencia. A modo de ejemplo menciono solamente algunos: Rene Danilo Arze Aguirre, Participacin popular en la independencia de Bolivia, Fundacin Cultural Quipus, La Paz, 1987; Eduardo Prez, La guerra irregular en la independencia de la Nueva Granada y Venezuela. 1810-1830, Universidad Pedaggica y Tecnolgica de Colombia, Tunja, 1982; Francisco Zuluaga, Guerrilla y sociedad en el Pato, Universidad del Valle, Cali, 1993; del mismo autor: Clientelismo y guerrillas en el Valle del Pata, 1536-1811 en Germn Colmenares e t a i. La independencia..., cit.: Gerardo Len Guerrero, Pasto en la Guerra de Independencia 1809-1824, Tecniimpresores, Bogot, 1994; Alonso Valencia Llano, lites, burocracia, clero y sectores populares en la independencia quitea (1809-1812), en Procesos. Revista Ecuatoriana de Historia, N 3, Quito, Universidad Andina Simn Bolvar / Tehis, II Semestre, 1992; Heraclio Bonilla, La oposicin de los campesinos indios a la repblica peruana: Iquicha, 1827, en Heraclio Bonilla y Amado Guerrero, ed.. Los pueblos campesinos de las Amricas. Etnicidad, cultura e historia en el Siglo XDC Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, 1996. Quedando por enumerar los muchos estudios que existen acerca de la participacin popular en Pasto, en apoyo de los realistas.

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    Superando las dicotomas analticasLa forma de lograr la demostracin de estas tres propuestas resulta, tambin, muy interesante y puede ser utilizada como modelo para investigaciones sobre la historia regional, pues no se deja meter en la dicotoma regin-nacin, sino que realiza justamente un anlisis ms fino al desarrollar tres tipos diferentes de estudio: macrohistoria, mesohistoria y microhistoria, que no corresponde al complemento nacin-regin-localidad. Es decir, Mnera no se pierde en el juego teleolgico planteado por Restrepo y los otros historiadores criticados por l, que ven que la historia tiene sentido slo como historia de la nacin colombiana. Todo lo contrario, realiza un estudio comparativo de lo que hoy conforma el territorio colombiano para mostrar cmo la diversidad regional -explicada por diferentes manifestaciones culturales, por distintos procesos econmicos y formas de intercambio y por la imposibilidad de vencer el aislamiento que produca la hostil geografa- impeda objetivamente que se pudiera hablar de una nacin. Esto le permite mostrar lo que realmente exista: unas regiones dbilmente unificadas por unas lites que pretendan controlar no slo los factores productivos y de intercambio, sino tambin el dominio ideolgico, poltico y social. Esto, desde luego, produjo choques que llevaron a que los factores de identificacin de los habitantes se dieran ms en torno a una ciudad que en espacios territoriales ms amplios.

    La aplicacin de este tipo de anlisis al Caribe colombiano le permite mostrar que la regin sufre de una muy baja densidad demogrfica que la convierte en una zona de frontera que es incorporada mediante el lento desarrollo de las haciendas ganaderas y permanentes reordenamientos que incluyeron la reubicacin de algunos pueblos. Desgraciadamente este tema, que podra ayudar a entender la consolidacin de procesos de mestizaje y una creciente mulatizacin de Cartagena, no es trabajado en forma ms amplia por el autor, a pesar de los estudios que l mismo y otros autores costeos y de otras regiones han realizado.3

    3. Alfonso Mnera, Mestizaje e Identidad en el Caribe colombiano, XXII Conferencia Internacional de la Asociacin de Estudios del Caribe, Barranquilla, 1997; Jorge Conde Caldern, Reformas borbnicas y reordenamiento del espacio en el Nuevo Reino de Granada. El caso de la Provincia de Cartagena en el Siglo XVIII, en Historia Caribe, N 1, Barranquilla, 1995; Csar Mendoza Ramos, Reformas y Resistencias en el Caribe Colombiano durante el Siglo XVIII, en Ibidem, Adolfo Meissel Roca,

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    En esta situacin de marginalidad, slo la ciudad de Cartagena parece expandirse econmicamente, debido a su papel de centro de comercio de esclavos y de distribucin del oro del interior, lo que la convierte en un punto estratgico para el imperio espaol, ya que se consolida como la entrada a los Andes. Pero precisamente, segn el autor, esa ventaja estratgica va a impedir, por los temores espaoles a las guerras imperiales con otras potencias europeas, que Cartagena participe en el libre comercio con el Caribe, lo que llev a que el desarrollo econmico comercial fuera buscado en el contrabando, del cual participaban no slo las lites, sino tambin los sectores populares; en esta actividad est la base de las grandes fortunas de la lite y las modestas de los pardos. Muestra tambin cmo la amplia participacin de todos los habitantes en actividades ilcitas va a relajar los principios de autoridad y a ofrecer canales de ascenso social, que van a dar la idea de un Caribe desordenado, perifrico o marginal. Independientemente de estas visiones, lo cierto es que en Cartagena surge una sociedad ms abierta, no obstante existir una lite local que se negaba a aceptar a los otros por incultos y que haba hecho de la localidad su espacio de dominio. Esta lite, por su contacto con el extranjero, se haba convertido en ilustrada, aunque segua practicando las viejas exclusiones nobiliarias a pesar de estar inmersa en un amplio proceso de criollizacin.

    Lo importante es que la lite tuvo un amplio sentido de cuerpo, que se materializ en la creacin del Consulado de Comercio (1789) con ilustrados como Jos Ignacio de Pombo a la cabeza. Gracias a la solidaridad frente a la defensa de sus intereses corporativos, este Consulado pudo enfrentar las pretensiones hegemnicas y las crticas de los comerciantes del interior y del exterior, lo que iniciara un conflicto que estara presente durante todo el proceso de independencia y que muchos historiadores -en su afn nacionalista- han desconocido. En palabras del autor esto refleja una inconsistencia terica y metodolgica frente a los estudios de historia regional: Porque -dice el profesor Mnera- por un lado se acepta que en el Siglo

    Esclavitud, Mestizaje y Haciendas en la Provincia de Cartagena. 1533-1851, en Gustavo Bell Lemus, comp., E l Caribe colombiano. Seleccin de textos histricos. Ediciones Uninorte, Barranquilla, 1988. Para un nfasis comparativo con otras regiones esclavistas, como por ejemplo el Valle del Cauca, puede verse: Eduardo Meja Prado, Origen del campesino vallecaucano. SiglosXVm y XIX, Universidad del Valle, Cali, 1993

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    XVIII la Nueva Granada estaba compuesta por regiones autnomas y sin mayor relacin entre ellas, y por el otro, a la hora de discutir su historia, la perspectiva regional desaparece para ser suplantada por la imagen de la Nueva Granada unificada, con unos intereses nicos y hasta con una idea nica de su progreso.

    Lo ms importante -segn Mnera- es que las propuestas y estudios elaborados por el consulado y hasta su proyecto de establecer una imprenta, hicieron que se les viera como un grupo polticamente peligroso y as lo fue porque de l salieron los ms importantes activistas de la independencia.

    Los activistas de la independencia: la lite y los sectores popularesGracias al estudio de este mbito regional y local, el autor puede introducirnos en el proceso de independencia de Cartagena y en la diversa participacin de sus habitantes, lo cual se podra resumir en los siguientes hitos:1. El 12 de agosto de 1809 el Cabildo respondi a los abusos y

    amenazas del Virrey y desconoci sus rdenes. Lo que signific adoptar el libre comercio en particular con los EE. UU.Esto le permite demostrar que a pesar de enfrentarse a la primera autoridad del virreinato, el choque era entre dos lites: la de Santa Fe y la de Cartagena; lo que en el fondo constituy una guerra de ciudades. Esto es bastante significativo, si se tiene en cuenta que la primera forma que asumi la independencia en otros sitios fue la de guerra de ciudades. Son los casos de la Revolucin de Quito en 1809, con su enfrentamiento con Cuenca y Guayaquil; lo mismo ocurri en la Gobernacin de Popayn, donde las ciudades confederadas del Valle del Cauca lucharon contra Popayn y Pasto.La observacin del autor en el enfrentamiento entre Cartagena y Santa Fe y los fracasos del primer intento independentista no puede ser ms acertada: el problema de la nacin no aparece como un proyecto sino como la pretensin de la lite santaferea de imponer una hegemona que no se basaba en construcciones sociales, econmicas, culturales, o ideolgicas anteriores. De all su fracaso.

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    2. El 22 de mayo de 1810 el Cabildo depuso al gobernador Francisco Montes para lo que se apoy en los sectores populares y en el Batalln de Pardos.Deponer al gobernador y encontrar una identidad de intereses entre la lite y los pardos, llev a que Cartagena, con la participacin popular, se convirtiera en el primer sitio del Caribe donde se declar la independencia. El autor muestra cmo los pardos actuaron dirigidos por Pedro Romero con un proyecto poltico y social claro: Independencia era sinnimo de igualdad. Esto llev a una cada vez mayor participacin popular que permita el ltimo hecho de importancia en el proceso de independencia:

    3. El 11 de noviembre los sectores populares obligaron a que el Cabildo de Cartagena declarara la independencia de Espaa.El acto fue una consecuencia de las inconsistencias de los representantes en las Cortes de Cdiz, quienes se negaban a aceptar la igualdad de derechos entre los blancos y los hombres que tenan Mculas de la tierra, pues la presin popular por lograr la igualdad llev a que en la Constitucin del Estado dictada en 1812 se plasmara, por primera vez, reivindicaciones populares, sobre todo lo referente a la igualdad de derechos entre todos los hombres libres. La bsqueda de esta reivindicacin que signific una separacin entre la lite y los sectores populares llevara, entre otros factores, al fracaso de la independencia, pues Cartagena debi enfrentarse sola a las ciudades vecinas ocupadas por los realistas, en particular Santa Marta y Riohacha, mientras se libraba una guerra interna que se resolvi con el sitio impuesto por Morillo en 1815.

    PreguntasfinalesMe quedan tres dudas: Por qu Mnera prest tan poca atencin a los sectores rurales? Aunque l adelant una respuesta en las conclusiones diciendo que sta era precisamente la pregunta que faltaba por responder, pues no era su objetivo, no deja de extraar al lector que se dejara de lado una de las principales caractersticas de la sociedad caribea. Mi extraeza radica en que en otros espacios coloniales, con sociedades mayoritariamente rurales, se dieron procesos de arrochelamiento -tal y como sucedi en el Caribe- que llevaron al surgimiento de sociedades alternativas, libertarias, fren

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    te a la dominante sociedad esclavista que se desarrollaba en las haciendas. Esto es mucho ms importante cuando en el libro se reconoce un alto grado de mulataje como caracterstico del Caribe en general y de Cartagena en particular.

    La otra pregunta es: Cul es el papel que en el consulado de Cartagena, o que entre la lite de Cartagena, con sus fuertes relaciones internacionales, juega la masonera? Y cmo influy ella en los actos de independencia? Esta, desde luego, no es una pregunta que el autor se formula y puede parecer pretensioso hacerla. El asunto es que durante el siglo XIX Cartagena fue uno de los centros ms importantes de la masonera y suena extrao que esta asociacin no jugara un papel destacado en la conformacin del Consulado, ni en el proceso emancipador.

    Y, por ltimo, por qu Mnera titul su libro Elfracaso de la Na- cir? Ese no es el tema, todo lo contrario: l muestra que la construccin de la Nacin no fue lo que movi la independencia del Caribe, ni la de Colombia. La respuesta slo la puede dar el autor, pero me inclino a creer que este es un pecado que cometemos los historiadores cuando seguimos sin mucho reparo los consejos de los editores.

    Estas preguntas, desde luego, no empaan un libro que es un excelente modelo para reinterpretar la historia colombiana, que tan mal nos la han contado y nos la siguen contando, tal como lo demuestra el profesor Mnera.

    Alonso Valencia Llano Profesor del Departamento de Historia

    de la Universidad del Valle