Resena Teoria de La Educacion-libre

8/18/2019 Resena Teoria de La Educacion-libre

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© Ediciones Universidad de Salamanca Teor. educ. 24, 2-2012, pp. 249-264

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hoy queda para la filosofía de la educa-

ción dentro del contexto académico dela pedagogía.¿Es tiempo de seguir guiando la

exploración filosófica de quienes seforman en las universidades para sermaestros, educadores sociales o peda-gogos? ¿Se pueden establecer pautas,seleccionar autores, imponer temáticas,adoptar estilos, en un contexto de pen-samiento donde figuras como el maes-tro ignorante, el profesor facilitadoro el pedagogo acompañante se con- vierten en símbolos emergentes dentrodel espectro del pensamiento educa-tivo contemporáneo? ¿Es recomendableseleccionar clásicos de la pedagogía,acotar términos, hablar de ética delquehacer pedagógico, indagar en lasposibilidades del derecho educativo,en un mundo donde la alegre novedadproclamada por Gilles Lipovetsky en su

libro La era del vacío (1987, 36) es que«Dios ha muerto, las grandes finalida-des se apagan, pero a nadie le importaun bledo»? ¿Será el momento, quizá,de poner en valor las palabras de unpensador tan a priori excéntrico comoRudolf Steiner que llegó a señalar que«todo lo que ocurre en el mundo exte-rior y que ha conducido a la presentecatástrofe es, a la postre, el resultado de

lo que se enseña en las universidades»(2008, 225)?Todas estas son preguntas que-

dan situadas en los bastidores del libro Filosofía de la educación, Cuestionesde hoy y de siempre (2012) escrito porMaría García Amilburu y Juan GarcíaGutiérrez, profesores de filosofía dela educación que en la actualidad ejer-cen su labor docente en la Universi-dad Nacional de Educación a Distancia

G ARCÍA AMILBURU, M. y G ARCÍA GUTIÉ-RREZ, J. (2012) Filosofía de la educa-ción. Cuestiones de hoy y de siempre .Madrid, Narcea/UNED.

Escribir un manual de filosofía dela educación entrado el siglo XXI estodo un reto. El resultado que se puedeesperar de un trabajo que encara seme-jante desafío, pocos se podrán atrevera discutirlo, es incierto. No ha pasado

quizá aún demasiado tiempo, poco másde tres décadas, desde que el filósofo Jacques Rancière sentenciara en su yaclásico para la pedagogía, El maestroignorante (1981), que «el maestro aton-tador es tanto más eficaz cuanto es mássabio, más educado y más de buenafe». Y es que este texto de Rancière/ Jacotot supuso un importante vuelcopara todos aquellos que piensan desde

la filosofía la educación y viceversa. Sinduda, ésta es una obra que ha dejadosobre la mesa de la educación unnúmero destacado de interrogantes, asícomo una cantidad no menos nume-rosa de respuestas no encontradas –res-puestas que parecen flotar en el aire,que diría el mismísimo Bob Dylan ensu afamado estribillo de Blowing in the Wind (1963)–, que quizá sean la basedel margen de maniobra posible que


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(UNED). Un trabajo que por su con-

tenido y estructura pretende ser unaherramienta útil en el estudio de la filo-sofía de la educación para todos aque-llos que se acerquen a esta disciplina.Siendo, sin duda, uno de los puntos adestacar que se trata de un texto cuyaestructura sencilla y lenguaje claropermiten combatir la intuición que seexpresa en sus páginas iniciales de quea la filosofía se le teme porque no sela entiende.

Este trabajo, con un acusado carác-ter reflexivo y sintético, muestra, a su vez, una constante intención por acer-car la filosofía a la práctica docente,un propósito que dota a la obra deuna frescura que nace de la prácticadiaria. Por ello, uno de los elemen-tos de mayor valor del texto reside ensu carácter didáctico. Además, comoseñala Richard Pring en el prefacio, esta

obra se suma a los esfuerzos que se vienen realizando para que la filosofíade la educación hoy día ocupe un lugardestacado en el discurso educativo.

De ahí que entre los temas queson abordados en el libro Filosofíade la educación. Cuestiones de hoy y siempre , puedan hallarse aclaracionesconceptuales de la filosofía en relacióncon la educación, su lugar dentro de

las disciplinas pedagógicas, la impor-tancia que tiene en el desarrollo de latarea docente, la manera en que ayudaa definir las propiedades del hechoeducativo o los ámbitos y modalidadesen que se produce, ubicar los agentesque participan de la teoría y prácticaeducativa, su presencia en la historia ysu evolución en el tiempo, así como elespacio que corresponde a la filosofíacomo disciplina dentro del campo de

conocimiento de la filosofía de la edu-

cación. A lo que se añade un estudio dealgunos de los principales conceptosque todavía hoy tienen presencia parala comunidad científica internacionalde la filosofía de la educación.

Un contenido posiblemente opor-tuno, aunque al tiempo atrevido, enun contexto en el que pensar el lugarque hoy puede, debe y quiere ocuparla filosofía en la formación de futurosmaestros y profesionales de la educa-ción es, cuando menos, problemático.Baste mencionar que autores como Jorge Larrosa vienen cuestionando lapropia posibilidad que existe de pensarfilosóficamente dentro de un contextoexpresamente institucionalizado comolo son las facultades universitarias. Unacrítica que el propio Larrosa ha plan-teado en los siguientes términos en elreciente artículo publicado en la pres-

tigiosa revista Educational Philosophyand Theory con el título «Endgame: Rea-ding, writing, talking (and perhaps thin-king) in a faculty of education»: «Cuandolos estudiantes hablan, siento que noson ellos los que hablan. Cuando hablanen el lenguaje del conocimiento, la únicacosa que dicen es “soy un alumno”. Yeste “soy un alumno” expresa embrute-cimiento, así como humillación e impo-

tencia» (p. 688).El poso que queda tras la lectura deeste libro es que la filosofía de la educa-ción, dentro del ámbito de la pedagogía,es deudora de un camino ya recorridoque apenas significa nada en compa-ración con el camino que queda porrecorrer. Una senda, como no podíaser de otra forma, de constante cambio.Un hecho que ya era percibido por losprimeros pensadores presocráticos,


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como Tales de Mileto, Anaxímenes,

Heráclito, Parménides o Pitágoras, que veían en el cambio el motor del pen-samiento; o, dicho de otro modo, elprincipio y el fin del camino. Un reco-rrido que, en última instancia, estimulael recuerdo y trae a la memoria la letrade la canción Todo cambia (1982) com-puesta por Julio Numhauser y tan mag-níficamente interpretada por MercedesSosa: «Todo cambia, pero no cambia miamor por más lejos que me encuentreni el recuerdo ni el dolor de mi pueblo y de mi gente».

Patricia Quiroga

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