Responsabilidad y Culpabilidad

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UNIVERSIDAD CATÓLICA DE SANTIAGO DE GUAYAQUIL RESPONSABILIDAD Y CULPABILIDAD Conceptos, elementos y error de prohibición José M. Ricaurte, Leonardo Vera, Cristhian Tapia Martes, 7 de febrero de 2012

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Universidad católica de santiago de guayaquil

RESPONSABILIDAD Y CULPABILIDAD

Conceptos, elementos y error de prohibición

José M. Ricaurte, Leonardo Vera, Cristhian Tapia

Martes, 7 de febrero de 2012

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1. CONCEPTOS PSICOLÓGICOS Y NORMATIVOS DE CULPABILIDAD

La culpabilidad se configura en el delito como la valoración que se hace al sujeto que

cometió el injusto para asignarle o no una pena. Esta valoración consiste en que hay que

encontrar la manera de hacer responsable penalmente al acusado. ROXIN parte de dos

datos de los que depende la responsabilidad: de la culpabilidad y de la necesidad preventiva

de sanción penal, una visión de la escuela funcionalista de la dogmática de la teoría del

delito. La definición concreta que brinda es que “el sujeto actúa culpablemente cuando

realiza un injusto jurídico-penal pese a que (todavía) le podía alcanzar el efecto de llamada

de atención de la norma en la situación concreta y poseía capacidad suficiente de

autocontrol, de modo que era psíquicamente asequible una alternativa de conducta

conforme a Derecho.” Como proceso penal se considera como el conjunto de condiciones

que determinan que el autor del injusto atribuible sea criminalmente responsable del

mismo. Los elementos que se utilizarán para establecer si alguien es o no culpable

dependerán de la teoría de la pena en la que se fundamente, como por ejemplo, ya vimos,

que ROXIN da un dato extra además de establecer la culpabilidad: la necesidad preventiva

de la pena, que es una idea de las teorías preventivogenerales, ya sea positiva o negativa, de

la pena.

La culpabilidad se ha visto dividida históricamente en culpabilidad por el hecho y

culpabilidad por autor. En el primer punto se tomará en cuenta solamente la actitud que

tome el autor respecto del injusto, es decir, se le cargará con la responsabilidad por el hecho

de haber cometido la acción típica y antijurídica. Dentro del segundo punto se tomará en

cuenta todos los aspectos del sujeto autor del injusto, se le hará un juicio sobre el

comportamiento, un juicio de reproche, sobre el autor en general, con lo que pretenderá

explicar por qué el sujeto ha sido capaz de cometer el injusto y si es conveniente imponerle

una pena.

La culpabilidad en el primer sentido ha tenido una evolución de fundamentos: parte de la

teoría psicológica de la culpabilidad, donde lo que importaba era la comprobación de que la

“voluntad del autor es causal de del hecho ilícito”, es decir, la culpabilidad era concebida

como una vinculación psicológica del sujeto con el acto lesivo. Esto fue una construcción

de la escuela naturalista del siglo XIX, que intentaba explicar los conceptos jurídicos como

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conceptos empíricos demostrables por la ciencia. El dolo y la culpa eran definidos como

formas de culpabilidad y la imputabilidad era solamente un presupuesto de la culpabilidad

o de la punibilidad. Las principales críticas que se le hace al concepto psicológico de

culpabilidad son:

a) La imposibilidad de incluir en ella los casos de culpa inconsciente, donde es

imposible encontrar una vinculación psicológico-objetiva de la voluntad del

autor con el resultado; y,

b) La imposibilidad de abarcar los supuestos de necesidad exculpante, donde el que

actuaba estaba en plena vinculación psicológica con el resultado lesivo, y en

razón de que sólo existía dolo e imprudencia, no había lógica con qué vincular

estos casos a una situación de exclusión de culpabilidad.

c) La errónea concepción de la imputabilidad, pues esta necesariamente debe

pertenecer al concepto de culpabilidad y no ser un presupuesto de esta.

De la teoría psicológica de la culpabilidad se pasa a la teoría normativa de la culpabilidad,

partiendo de una concepción formal de la culpabilidad, la cual considera que la relación

subjetiva del autor con el injusto no es para nada suficiente. El primero mencionado por

ROXIN el tratadista FRANK, quien hace un “descubrimiento” sobre el concepto de

culpabilidad. Dice que ésta se debe determinar mediante estos tres elementos: 1) por la

normalidad mental del sujeto; 2) por una concreta relación psíquica del sujeto con el hecho

o al menos la posibilidad de la misma (dolo o imprudencia), y; 3) por la normalidad de las

circunstancias en las que actúa el sujeto. Dentro de esta teoría se desarrolló el concepto de

reprochabilidad, que es “imputar una conducta prohibida a la culpabilidad de una persona

cuando se le puede hacer un reproche por haber incurrido en ella” es decir, preguntarle al

sujeto por qué actuó de manera contraria a Derecho cuando pudo haberlo hecho dentro del

Derecho. Luego menciona el desarrollo que hizo GOLDSCHMIDT en relación a este

término, que lo define como la infracción de una específica ‘norma de deber’. En estos

autores surgen los conceptos de inexigibilidad.

La doctrina finalista es la que saca el dolo y la culpa de la culpabilidad y los ubica en el

tipo, y la infracción objetiva del deber de cuidado en los delitos imprudentes, y así eliminar

los conceptos que formaban la teoría psicológica de culpabilidad. En esta doctrina se

configuran también los tres elementos de la culpabilidad que son la imputabilidad, la

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posibilidad de conocimiento de la antijuridicidad y la exigibilidad de una conducta

conforme a la norma.

Cabe incluir este párrafo, repitiendo lo que anteriormente se expuso, que ROXIN considera

que a la concepción normativa, que es eminentemente formal por el hecho de considerar a

la culpabilidad como una valoración normativa, le falta la parte en la que ésta cumpla la

función de encontrar la utilidad de imponer una pena al sujeto, es decir, servir de filtro y a

la vez como mecanismo de contención del ius puniendi.

ROXIN incluye cinco concepciones de la teoría normativa de la culpabilidad y las examina

a cada una:

1. Culpabilidad como “poder actuar de otro modo”

Establece que hay responsabilidad partiendo que el ser humano es libre de dirigir sus

acciones, y por lo tanto, el obrar contra derecho es una elección de su voluntad, sustentando

la necesidad de imponer una pena. Esta es la que sigue el Código Penal ecuatoriano.

2. La culpabilidad como actitud interna jurídicamente desaprobada

Dice su fundador que culpabilidad es “reprochabilidad del hecho en atención a la actitud

interna jurídicamente desaprobada que se manifiesta en él”. Es un juicio de desvalor sobre

la actitud global del sujeto frente a las exigencias del derecho. Ésta concepción no va más

allá de la teoría formal de la culpabilidad, dice lo mismo pero con otras palabras.

3. Culpabilidad como deber responder por el carácter propio

Se fundamenta en el determinismo filosófico, el cual considera que cada quien es

responsable de su “ser así”. SCHOPENHAUER creía que cada resultado podría ser

diferente dependiendo del sujeto que haya actuado. Esta doctrina cree que cada ser humano

es capaz de dirigir su rumbo, y por ende sus circunstancias, por lo que pretende

responsabilizar al sujeto “por ser como es en la actualidad”. Esto es incomprobable, tanto

como el poder actuar de manera distinta en el momento del injusto, pues los datos con los

que se cuentan para posiblemente demostrar esto son infinitos.

4. La culpabilidad como atribución de acuerdo a las necesidades

preventivogenerales

De la que es partidario JAKOBS, quien cree que la culpabilidad es funcional: “sólo el fin

dota de contenido al concepto de culpabilidad.” Este fin es la prevención general positiva,

es decir, la estabilización de la confianza en el ordenamiento que ha sido perturbada por la

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conducta delictiva. La culpabilidad y la posterior punición corregirían este caos en la

expectativa normativa. Pero esto deriva en una impersonalidad total de la culpabilidad, y su

aplicación daría paso a abusos, como por ejemplo, dice ROXIN, el enfermo mental que a su

juicio ha sido considerado inimputable, hay que cargarle la responsabilidad y la

culpabilidad si ha cometido un injusto, mientras no haya esperanza cercana de la cura o

tratamiento para su trastorno. Dice ROXIN que se puede utilizar la comprensión de KANT

en cuanto a que viola el principio de la dignidad humana.

5. La culpabilidad como actuación injusta pese la existencia de la

asequibilidad normativa

Esta sostiene que hay que cargarle con culpabilidad al sujeto cuando el mismo estaba

disponible psíquica y anímicamente para responder al llamado del cumplimiento del deber

normativo. Es factible poder sostener de nuevo el libre albedrío del sujeto en su conducta,

cosa que no se puede demostrar, sin embargo, en los casos especiales se apoya en la

psicología y la psiquiatría para demostrar cuáles han sido las causas mentales que

determinaron el injusto.

2. ELEMENTOS DE LA CULPABILIDAD

Los elementos que conforman el concepto de culpabilidad están determinados según a

cómo se concibe a la acción dentro de la dogmática de la teoría del delito. Así, desde la

corriente finalista, la culpabilidad se conformará de tres elementos esenciales: 1) la

imputabilidad, 2) la cognoscibilidad de la antijuridicidad de la acción, y 3) el actuar en una

situación de normalidad o exigibilidad. Todos estos elementos responden a la definición de

culpabilidad como un obrar contra el derecho “pudiendo hacerlo en forma adecuada al

derecho” (BACIGALUPO, 1998), en una situación en la que no se pueda excluir la

reprochabilidad.

ROXIN expone que, además de realizar una fórmula para cargarle con responsabilidad al

sujeto que cometió el injusto, se deben utilizar estos elementos para contestar a la pregunta

¿es necesaria la pena? Hay casos en los que el sujeto puede que no se haya motivado por las

normas y en tales, ¿cómo debe actuar la pena? Es decir, ¿es preventivamente necesario

imponerle una pena a un sujeto como el de este caso?

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Cabe agregar que algunos autores, con dirección de ARMIN KAUFFMAN, prefieren no

considerar a la imputabilidad y al conocimiento de la antijuridicidad del acto como dos

elementos separados, por lo que los dos constituyen elementos que explican la incapacidad

de motivarse de un individuo, por lo que se mezclarían en uno sólo, dejando como

resultado la división de la culpabilidad en dos elementos: la capacidad psíquica de

culpabilidad y la exigibilidad. Por lo que tomamos la división de los elementos que, como

ya dijimos, se viene dando desde el finalismo.

A) IMPUTABILIDAD O CAPACIDAD DE CULPABILIDAD

GARCÍA CAVERO comienza diciendo que para que alguien pueda ser imputable

penalmente, “es necesario que la persona esté en pleno uso de sus facultades físicas y

mentales, de manera que no sólo pueda percibir adecuadamente la realidad, sino también

comprender el orden social y determinarse de acuerdo a esta comprensión”. En el delito,

puede que el autor tenga una determinada capacidad psíquica para realizar la acción, pero

así como puede, también hay la posibilidad que su psiquis haya sido, por así decirlo,

neutralizada por cierto factor natural, social o psicológico. Es lo que se conoce en la

generalidad como el “saber qué está haciendo o no saber qué está haciendo”.

Para determinar si alguien es imputable o no, según ROXIN, hay que entablar en ellos un

proceso psicológico-normativo, y buscarles algún defecto en su mente que los haya llevado

a inhibirse de la motivación, y cometer el injusto, aunque no le brinda demasiada

credibilidad, pues de todos modos se van a emplear métodos de valoración normativos

dentro de las leyes penales. La imputabilidad es un concepto de naturaleza normativa, y no

hay que confundirlo como asunto de la medicina. Sin embargo, para llegar a determinar la

capacidad de comprender la desaprobación jurídico-penal y la capacidad de dirigir el

comportamiento de acuerdo a esa comprensión, es necesario utilizar criterios de esta otra

ciencia.

En su libro, ROXIN habla de los (I) estados de conexión biológico-psicológicos, que se

pueden clasificar en cuatro:

1. El trastorno psicológico patológico:

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Corresponde a todas las alteraciones biológicas, ya sean psicosis exógenas (como

intoxicación por drogas o alcohol, enfermedades bacteriológicas o virales, etc.) o

endógenas (incluyen trastornos psíquicos que no han sido explicados a cabalidad, como la

esquizofrenia), y que tienen repercusión tanto en la fisiología como en la psicología del

sujeto. Incluye también alteraciones biológicas.

2. El trastorno profundo de conciencia:

Incluyen alteraciones “psicológicamente normales”, pero que necesitan llegar a ser

profundos o tener una cierta intensidad que lo haga inevitable una cierta conducta. Aquí

encuadran como efectos del insomnio, estrés, fatiga o determinadas formas de estados

pasionales.

3. La oligofrenia:

Considerada como una debilidad intelectual congénita. Puede tener tres diferentes grados:

leve, media y grave.

4. Otra anomalía psíquica grave: trastornos psíquicos comparables a los psicológicos

patológicos, pero que no están dentro de esa regulación por no tener ninguna

enfermedad como desencadenante.

Luego nos habla de la capacidad de comprensión e inhibición, que es la posibilidad que

tiene el sujeto de entender los presupuestos jurídico-penales y que le sea posible dirigir su

conducta de acuerdo a ese entendimiento. La capacidad de culpabilidad o imputabilidad

notablemente disminuida que es cuando se da la posibilidad de que el sujeto ha perdido su

capacidad de control debido a alguno de los casos mencionados antes o a una toxico-

dependencia a largo plazo que haya disminuido su capacidad de inhibición. Otra situación

donde puede la inimputabilidad del sujeto es la actio libera in causa, la cual dice que el

sujeto podría ser imputable antes de cometer el injusto, pero que en el momento antes de

hacerlo, estableció el escenario que iba a producir el injusto. Por ejemplo, el hombre que se

emborracha para pegarle a su mujer, actúa en estado de inimputabilidad por alteración

fisiológica exógena, que ha desinhibido al sujeto de su autocontrol, y por lo tanto, se debe

cambiar el tipo penal por el de lesiones imprudentes.

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Otros son los casos legales, que por disposición de la ley, ciertos sujetos quedan fuera del

alcance de la capacidad de culpabilidad penal, como es el caso de los menores de 18 años,

cuyo régimen es el establecido en el Código de la Niñez y la Adolescencia.

B) COGNOSCIBILIDAD DE LA ANTIJURIDICIDAD DE LA ACCIÓN

Se refiere básicamente a que si en el momento de cometer la acción típica, el autor tenía la

posibilidad de estar consciente de la antijuridicidad de tal, por eso es que es un

conocimiento potencial. Según GARCÍA CAVERO, “el conocimiento del carácter

antijurídico del hecho es un elemento de la culpabilidad que no se constata como realidad

psicológica del autor, sino una imputación que se hace a partir de criterios jurídicos

penales”. Para determinar este conocimiento, se remite a ciertos niveles de imputación de

éste, que son:

a. El conocimiento de ordenamiento jurídico-penal: impera el presupuesto ignorantia

iuris non excusat, lo que quiere decir que nadie puede alegar el desconocimiento del

derecho, pero hay una cuestión importante sobre los sujetos: deben ser personas

integradas en la sociedad para imputárseles un conocimiento de las prohibiciones

que rigen en su vida como parte de la sociedad.

b. El conocimiento de que el hecho realizado es antijurídico: se puede exigir el

conocimiento de la antijuridicidad de un acto aquel que, en razón de sus

circunstancias, debía saber que este iba a constituir un delito.

Que al sujeto se le pueda imputar el conocimiento de un acto antijurídico depende también

de la finalidad que le demos a la imputación de ese conocimiento en la teoría del delito.

Concretamente dependerá del rol que cumpla el sujeto al momento de cometer el delito y si

estaba consciente de que su conducta iba a producir un efecto negativo en el orden social o

si es punible bajo el derecho penal.

En la imposibilidad de conocer la antijuridicidad de un acto por algún medio, puede

configurarse un error de prohibición invencible, que será tratado más adelante.

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C) LA EXIGIBILIDAD DE OTRA CONDUCTA

El autor debe actuar bajo situaciones de normalidad, en el que no tenga una influencia

irresistible para actuar acorde al ordenamiento jurídico, y respetarlo. Cuando se ha

verificado que el autor ha dirigido su conducta a lesionar un bien jurídico en una situación

de normalidad, podría ser capaz de imputársele el injusto. Cuando no se encuentra dentro

de una situación normal –existe una causa de inculpabilidad- no se le puede exigir al sujeto

que actúe de una manera distinta al injusto.

Hay ciertas situaciones de inexigibilidad, tales como:

a. Exceso de legítima defensa: cuando alguien se protege o protege un bien jurídico

con el que esté vinculado de alguna agresión ilegítima con racionalidad en sus

medios, se podrá dar por justificada la legítima defensa. Pero en el caso en el que

use medios excesivos, no se podrá justificar. Sin embargo, hay situaciones en la que

es indeterminable en el momento de defenderse, la ponderación de los medios de

defensa, por lo que un sujeto en una agresión actual ilegítima que utiliza medios

irracionalmente excesivos por defenderse solamente, no podrá reprochársele el

injusto. Pero si el que se defiende llega a librarse del peligro y aun así continúa con

su “defensa”, no se podrá tratar de un supuesto de inexigibilidad de otra conducta.

b. Estado de necesidad exculpante. Cuando alguien se encuentra en una situación de

peligro actual que amenace la vida, la integridad corporal y la libertad, y no haya

otro modo de librarse de ella más que cometer un acto antijurídico, no podrá serle

reprochado ese acto. El estado de necesidad exculpante está limitado a la persona

que está amenazada directamente o a alguien con el que tenga estrecha vinculación,

como familia, uniones de hecho o amistad. No es aceptable el estado de necesidad

exculpante si el sujeto aceptó soportar o tolerar el peligro de esos bienes jurídicos.

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c. Miedo insuperable: en el miedo insuperable, el actor está consciente de lo que hace,

pero su capacidad para autodeterminarse se ha visto repelida a causa de la

insuperabilidad de este. No debe confundirse con un excesivo miedo producido en

la persona, pues se enredaría con el pánico, que podría alegarse como causa de

demencia temporal. El miedo no debe provenir solamente de la amenaza de un bien

jurídico, pues podría también confundirse con un estado de necesidad exculpante.

Será el juez el que decida si el miedo fue insuperable para esa persona y declararlo

como causa de exculpabilidad.

3. ERROR DE PROHIBICION

Se conoce al error de prohibición como una institución compatible con el moderno Estado

Social y Democrático de Derecho e imprescindible para el derecho penal actual, que puede

dar lugar a la exclusión total o parcial de la culpabilidad –entendida como reproche-,

cuando el agente que realiza una acción prohibida carece de conciencia de antijuridicidad o

dicho de otra manera, no está en posibilidades de comprender que su accionar es

antijurídico, ya que supone que su conducta es plenamente permitida o está autorizada por

el derecho vigente bajo el amparo de una causa de justificación.

La sola falta de comprensión de que se hace algo injusto no debería descargar de

responsabilidad. "Quien no hace examen en modo alguno de su hecho, y por ello no se

percata de que hace algo injusto, no actúa aún por ello sin culpabilidad o con culpabilidad

disminuida."

LAS FORMAS DE CONCIENCIA DEL ERROR DE PROHIBICIÓN

No sólo posee conciencia de la antijuridicidad quien reflexiona durante la comisión del

hecho sobre la antijuridicidad de su conducta y de ese modo piensa constantemente en ello.

Efectivamente existen sujetos así, p.ej., cuando alguien ha de superar graves escrúpulos y

remordimientos de conciencia durante el hecho; pero son más bien escasos. En el caso

normal, p.ej., un ladrón naturalmente sabe que hurtar está prohibido, pero durante la

ejecución dirige su conducta a cometer el injusto.

La consciencia:

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El injusto se diferencia de la falta de consciencia de la antijuridicidad, aunque con

posibilidad de adquirirla, en que la consciencia produce efectos en las percepciones

actuales de la acción. Así, un ladrón toma precauciones para no ser descubierto y atrapado

(p.ej. se mueve sin hacer ruido y con cautela), aun sin reflexionar sobre la prohibición, es

decir, la conciencia de la antijuridicidad influye en su conducta, aun cuando no piense en la

prohibición. En cambio, quien ha olvidado una prohibición actúa despreocupadamente en el

ámbito de ésta.

TIPOS DE ERROR DE PROHIBICIÓN

El error de prohibición será directo, según Zaffaroni, cuando recaiga sobre el conocimiento

de la norma prohibitiva y será indirecto cuando recaiga sobre la permisión de la conducta;

la cual puede consistir en la falsa suposición de existencia de un permiso que la ley no

otorga o bien en la falsa admisión de una situación de justificación que no está dada. En el

error de prohibición directo, también llamado abstracto, el autor considera que su actuar

es jurídicamente irrelevante, sea porque supone la falta de una norma o porque cree que ella

no tiene tal extensión, o bien porque cree que la norma como tal carece de vigencia

material. En cambio, el error de prohibición indirecto, también llamado concreto,

consiste en que, a pesar de conocer el mandato normativa, el autor supone, una retirada de

la norma frente a su autorización para actuar.

Está también el error vencible, cuya consecuencia es que al momento de la

individualización de la pena, ésta será menor por tratarse de un error, mientras que el error

invencible es aquel en cuya consecuencia se configura la exclusión de la culpabilidad, no

mereciendo tal acción ser castigada con una pena.

Hay ciertos criterios que ROXIN trata para poder esclarecer la vencibilidad del error de

prohibición:

1. La vencibilidad del error de prohibición como presupuesto de la actuación

culpable

La vencibilidad o invencibilidad del error de prohibición va a consistir únicamente en la

posibilidad de que el sujeto sea capaz de conocer en lo que consiste el injusto, cosa que no

siempre se da, aun teniendo una obligación que, por su posición o situación dentro de la

sociedad, debía cumplir, que es la de informarse sobre los cambios jurídicos que acontecen

o van aconteciendo en el transcurso del tiempo. El pensar que este deber general, a decir de

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ROXIN, es contrario al principio de culpabilidad, pues se está intentando mirar el asunto de

una manera objetiva, y no subjetiva como debe ser.

2. La disculpabilidad del error como caso de exclusión de la responsabilidad

jurídico-penal

Aplicar el error de prohibición de una manera objetiva hace que sea rígida la aplicación a

los supuestos casos en los que se alegue error de prohibición, pero esto sólo trae una

saturación del sistema jurídico-penal, por lo que ROXIN busca darle un punto de vista más

adecuado a la necesidad del sistema de imponerle una pena al sujeto. Cuando el sujeto es de

aquellos que hace los esfuerzos por satisfacer la fidelidad de la norma, se debe disculpar al

sujeto, porque aun queda un poco de culpabilidad en su actuar. Por tanto, en sentido

jurídico un error de prohibición no sólo es invencible cuando la formación de dudas era

materialmente imposible, sino también cuando el sujeto poseía razones sensatas para

suponer el carácter permitido de su hecho, de modo que la actitud hacia el Derecho que se

manifiesta en su error no precisa de sanción.

3. Los medios para acceder al conocimiento de la antijuridicidad

El tener mala conciencia debería suponer sin duda una incitación a seguir tratando de

aclarar la conformidad a Derecho de la propia conducta, de modo que en esa medida la

exigencia de una "extensión de la conciencia" puede tener sentido (sin perjuicio de la duda

de si la conciencia se puede "extender" a voluntad). Pero la mayor parte de los errores de

prohibición son de tal índole que la conciencia no puede contribuir para nada en su

evitación. Por lo que, como dice ROXIN, la conciencia no es el medio ideal para llegar al

conocimiento de la antijuridicidad, sino que son la reflexión o la información, que consiste

en extender sus esfuerzos más allá de lo personal para aprehender los conocimientos que

alguien más le pueda dar, por ejemplo, un abogado.

4. ¿La vencibilidad del error de prohibición como culpabilidad por el hecho o

culpabilidad de autor?

Se considera que el error de prohibición se da al momento de cometer el hecho, por lo que

es en ese momento en el cual el sujeto no estaba consciente de que su actuar era

antijurídico. Sin embargo, hay casos en los que se puede rebatir que el error de prohibición

estaba, está y estará presente en el transcurso de la vida del sujeto, por no haberse instruido

nunca sobre las normas jurídicas que le corresponden saber. Pero entablar esto como

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argumento para la demostrar la vencibilidad del acto es irse por el lado de la culpabilidad

como conducción de la vida, que se encuentra dentro de la culpabilidad de autor, cosa que

va en contra del principio de culpabilidad, porque es pedirle a todos los sujetos que se

instruyan fuertemente sobre todo el Derecho existente de su nación para no cometer ningún

delito.

5. Los presupuestos de la vencibilidad en particular

Un error de prohibición de quien no ha puesto o no ha agotado estos medios no es en modo

alguno vencible, sino que la vencibilidad depende de tres presupuestos o requisitos que se

fundamentan el uno en el otro:

a) Cuando exista un motivo para cerciorarse: cuando en el sujeto hayan aparecido

dudas sobre sus actos por influencia de terceros o de su propia moral, que le constriña a

asegurarse que su actuar está acorde a derecho; cuando no tiene dudas pero está consciente

que su actuar se encamina en un sector jurídicamente tutelado; y, cuando está consciente

que su conducta es dañosa para algún tercero particular o colectivo. En estos tres casos es

factible que el sujeto deba asegurarse antes de actuar. En cualquier otro que esté fuera de

estos, habrá una consecuencia de la paralización de la actividad social, pues todo el mundo

debe ponerse a valorar con criterios jurídicos, cosa que no es fácil y por ende, no exigible,

para poder continuar con su normal desenvolvimiento.

b) La medida necesaria de los esfuerzos por cerciorarse: todo ciudadano que se haya

dado cuenta que estaría por cometer un acto antijurídico deberá, como dijimos antes,

extender su voluntad a instruirse sobre el tema en el que se va a meter a actuar. Una fuente

primaria es la consulta con un abogado, aunque podría alegarse invencibilidad de error de

prohibición cuando éste dé información inexacta, desactualizada o dudosa a la persona que

consulta. Otras fuentes pueden ser las instituciones que tienen relevancia en el

ordenamiento jurídico del país, la jurisprudencia u opiniones jurídicas uniformes de

profesores y juristas.

c) La posibilidad de acceder al conocimiento de la antijuridicidad en caso de realizar

esfuerzos insuficientes: aun cuando el sujeto no pudo instruirse debidamente, pero se hizo

una idea de lo que debía o no debía hacer, pero aun así llega al injusto, es error invencible

si se demuestra que hay posibilidad de que lo que concluyó podría haber sido recomendado

por algún jurista.

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Otros tipos de error de prohibición

También existe algo conocido como error doble de prohibición, que es cuando el sujeto

no conoce la prohibición específica del tipo, pero considera prohibido por otra razón su

hecho. Ej. Un tío seduce a su sobrina de quince años; no sabe que la seducción de

muchachas de quince años está prohibida; pero erróneamente piensa que las relaciones

sexuales entre tío y sobrina están prohibidas como incesto. El sujeto tiene aquí una "falsa"

conciencia de la antijuridicidad, es decir aprecia una prohibición que no existe, pero no

conoce la realmente existente. Se trata de un error de prohibición, porque falta la conciencia

del injusto específico del tipo.

El error de subsunción es un error de interpretación, es decir que el sujeto interpreta

equivocadamente un elemento típico de modo que llega a la conclusión de que no se

realizará mediante su conducta. De tal modo puede ser error de tipo o un error de

prohibición o incluso solo un error irrelevante. En sí, un error de subsunción no es un error

de prohibición, más bien son errores que se dan en el desenlace de la vida del sujeto.

Cuando el sujeto considera válida una ley conforme a los parámetros del ordenamiento

jurídico, pero no la estima vinculante para sí por razones políticas, ideológicas, religiosas o

de conciencia, se configura un error de validez. Las razones de esa índole no modifican en

nada la conciencia del carácter prohibido de la propia acción, que es lo único decisivo, y

por lo tanto, la capacidad de inhibición estaba alterada y puede alegarse exculpabilidad.

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BIBLIOGRAFÍA

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