La Culpabilidad

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INTRODUCCIÓN.

El sentimiento de culpa es “el proceso psicológico que se da ante la experiencia subjetiva de la culpabilidad. Supone un estado afectivo consciente o inconsciente ante la creencia de haber infringido alguna ley, principio ético o norma, sean estas reales o imaginarias, y que produce malestar continuado.

La función del sentimiento de culpa es la expresión del miedo de ser censurado o desaprobado, la defensa contra ese miedo y la defensa contra el impulso de acusar a los demás. Este estado teje una estructura neurótica en el comportamiento que se manifiesta en la relación real o ficticia con el otro” (Claudia Karabaic).

En el diccionario de la Real Academia Española se define a la culpa, entre otras definiciones, como la “Omisión de la diligencia exigible a alguien, que implica que el hecho injusto o dañoso resultante motive su responsabilidad civil o penal.”

En Derecho penal se le puede definir como la conciencia de la antijuridicidad de la conducta, es decir supone la reprochabilidad del hecho ya calificado como típico y antijurídico, fundada en el desacato del autor frente al Derecho por medio de su conducta, mediante la cual menoscaba la confianza general en la vigencia de las normas. 

El problema de la culpabilidad es central en el Derecho penal, por cuanto determina finalmente la posibilidad de ejercicio del ius puniendi (facultad sancionadora del Estado).

Bajo la categoría de la culpabilidad, como último elemento de la teoría del delito, se agrupan todas aquellas cuestiones relacionadas con las circunstancias específicas que concurrieron en la persona del autor en el momento de la comisión del hecho típico y antijurídico.

Desde el comienzo de la corta historia la teoría del delito el concepto de culpabilidad referido tanto al actuar del sujeto como al sujeto mismo. Desde el punto de vista de la teoría psicológica la culpa, la cual tiende a un enfoque naturalista, se hablaba únicamente de dolo o culpa, dicho de otra forma, se analizaba las acciones del sujeto y el resultado de estas; Sin embargo bastabaque el resultado le fuera imputable subjetivamente al autor para determinar la culpabilidad.

Este concepto sufrió múltiples críticas, principalmente por el nexo que existe entre la culpa inconsciente y la falta de capacidad para medir el alcance de una acción. Posteriormente algunos autores como Frank, Goldschmidt y Freudenthal Mezger configuraron la culpabilidad como un juicio normativo de reproche al autor por haber cometido algún delito.

Kant decía que “el efecto jurídico de un delito es la pena”. Es meritorio lo que alguien hace de más conforme al deber en comparación con aquello que la ley

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pueda obligarle. El delito moral consistía en no comportarse a la altura de lo esperado (deméritum).

Sin embargo, la conexión entre pena y culpa nos e convirtió en parte de la doctrina penal hasta que los “Helgelianos” subrayaron que este concepto era necesario entre los elementos de la teoría del delito.

Desde ese entonces se plantea que la culpabilidad debe legitimar la pena.

Esta normatividad cambio el concepto dolo y culpa, en adelante no se presentaran como formas de culpabilidad, sino como elementos de ella. Welzel culmino el proceso de desplazamiento del dolo y de la culpa, al reelaborar el concepto de acción como acción final, sostuvo que”dolo y culpa no eran formas de culpabilidad, sino solo formas con que el sujeto se vinculaba con la acción y que, en consecuencia, en tanto que objeto valorado pertenecía, implícitamente, la mayor parte de las veces, al tipo penal”.

Con la adición del dolo y de la culpa o imprudencia al tipo penal, la culpabilidad fue denominada en lo normativo al juicio de reproche al autor "por haber podido actuar de otro modo" y en lo subjetivo en la exigencia de "capacidad del sujeto para motivarse por la norma".  

Al final la culpabilidad sintetizó todo su contenido en un juicio de reproche al autor por haber podido actuar de otra manera y no hacerlo. Este planteamiento da a entender como una situación de culpabilidad en definitiva, a la forma de actuar del sujeto, ya que este pudo haber omitido la acción antijurídica sin embargo decidió continuar con esta.

ELEMENTOS DEL DELITO: PRINCIPIO DE CULPABILIDAD

Se conoce con el nombre de principio de culpabilidad a un “conjunto de exigencias de carácter político criminal que constituyen límites al jus puniendi tanto en el nivel de creación como de aplicación de las normas penales y también a la existencia misma de la propia culpabilidad como categoría dogmática en la teoría del delito” ( Hormazábal Malarée, Hernan).

La culpabilidad es presentada como un elemento reductor de una acción tal como la los elementos tipicidad y antijuridicidad. El ius puniendi marca 3 límites:

1. La existencia de una vinculación personal en forma de dolo o culpa entre el sujeto y el hecho.

2. La observancia de proporcionalidad de la pena, la que no puede rebasar en cantidad y calidad a la culpabilidad del sujeto responsable de la comisión del hecho.

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3. El fundamento de la responsabilidad de la persona solo puede ser un hecho y de ningún modo circunstancias personales del sujeto como podría ser el rechazo social que pudiera originar su modo de vida.

Sin embargo, la coherencia con un modelo que en la teoría del delito estime que dolo y culpa son categorías que pertenecen a la tipicidad, desplaza cada una de estas tres exigencias a diferentes momentos dentro del derecho penal.

Esta tipicidad no se fundamenta en una concepción final de la acción, sino en la exigencia de que una acción típica ha de significar un riesgo para un bien jurídico, la vinculación de dolo o culpa no se deriva de la culpabilidad, sino del principio de exclusiva protección de bienes jurídicos.

En la discusión referida a la culpabilidad como elemento del delito esta se encuentra vinculada con la teoría retributiva de la pena. En esta visión sobre la pena, sus fines y funciones, la culpabilidad constituye un elemento esencial y dio lugar a un derecho penal que Schünemann desde una perspectiva histórica llama "derecho penal de retribución de la culpabilidad, en el que la función de la pena se halla únicamente en retribuir la culpabilidad que el autor ha cargado sobre sí al realizar el hecho punible, y en restablecer la justicia". En todo caso dicha retribución implicaba también la proporcionalidad de la pena que en sí misma tenía que reflejar la medida de la culpabilidad. De esta manera el binomio "culpabilidad y pena" se constituiría en el derecho penal de "retribución de la culpabilidad" en una unidad indisoluble.

INJUSTO VS. CULPABILIDAD.

"La distinción entre injusto y culpabilidad es considerada con razón como una de las perspectivas materiales más importantes que ha logrado elaborar nuestra ciencia del derecho penal en los últimos cien años"(Roxin, Claus).

En el modelo causalista-naturalista todo lo objetivo quedaba contenido en el injusto y todo lo subjetivo en la culpabilidad haciendo difícil darle veracidad a estos conceptos.

Roxin lo planteaba como un verdadero problema básico de la dogmática jurídico- penal el por qué caracterizamos como "culpable" o "no culpable" una conducta ilícita, si concurren determinados requisitos positivos y negativos".

El autor considera a la categoría culpabilidad como “un atributo de la acción, como el tercer elemento reductor de la acción, por tanto, como un elemento del hecho punible, lo que, a nuestro entender, ya quedó establecido con la determinación del injusto”. En el injusto ya quedó plasmada objetiva y subjetivamente su participación en el hecho delictivo. No obstante, para la reacción punitiva hace falta el análisis referido a la persona a la que indiscutiblemente en el injusto se le ha atribuido el carácter de partícipe de una acción ilicita. Una categoría, en definitiva, que haga de puente entre el injusto y la pena referida a la persona, pero independiente del hecho injusto.

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Luego, a una teoría del delito ha de seguir una teoría de la responsabilidad o del sujeto responsable, como la denomina Bustos Ramírez, que es absolutamente independiente de la acción. “El delito no es injusto culpable, es sólo injusto y otra cosa es la responsabilidad del sujeto que tiene que ser establecida de acuerdo con reglas y principios propios de culpabilidad” (Bustos Ramírez).

Las normas están dirigidas a personas, las que, como tales, el Estado democrático les reconoce su dignidad y autonomía ética. Por lo tanto, la norma no es simplemente una cuestión de obediencia o desobediencia. El injusto es el momento del análisis de un hecho o situación antinormativo en la que aparece vinculada la persona. Pero en el momento de la culpabilidad ya constatada, el injusto, su injusto (el de la persona), se trata de considerar a esa persona en su plenitud frente al Estado en su antinomia manifestada en la comisión del injusto.

Por eso, por la propia naturaleza del juicio de culpabilidad, cuyo objeto es la persona, no pueden aplicarse los mismos principios que rigen el injusto, que es un hecho o situación. La culpabilidad no puede ser un elemento de la acción como lo plantea la doctrina. Así como el hecho da lugar a una teoría del delito o del injusto, la culpabilidad tiene que dar lugar a una teoría de la culpabilidad con reglas y principios diferentes.

LA CULPABILIDAD.

La culpabilidad es la relación directa que existe entre la voluntad y el conocimiento del hecho con la conducta realizada. Para algunos autores, la culpabilidad es el elemento subjetivo del delito y el eslabón que asocia lo material del acontecimiento típico y antijurídico con la subjetividad del autor de la conducta.

Para precisar la naturaleza de la culpabilidad, Griselda Amuchategui, en su libro “Derecho Penal” maneja dos teorías; la teoría PSICOLÓGICA y la teoría NORMATIVA.

TEORÍA PSICOLÓGICA: Funda la culpabilidad en el aspecto psicológico del sujeto.

TEORÍA NORMATIVA: Según esta teoría, la base de la culpabilidad radica en la imperatividad de la ley, dirigida a quienes tienen capacidad para obrar conforme a la norma, a fin de que se pueda emitir el juicio de reproche.

En virtud de que la imputabilidad es presupuesto de la culpabilidad, esta teoría excluye a los inimputables. El Código Penal para el Distrito Federal en su artículos 8º y 18, hace referencia a la culpa y el dolo, así como las acciones u omisiones delictivas solamente pueden realizarse dolosa y culposamente.

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Obra dolosamente quien el que, conociendo los elementos objetivos del hecho típico de que se trate, o previendo como posible el resultado típico, quiere o acepta su realización.

Obra culposamente el que, produce el resultado típico, que no previó, confiando en que no se produciría, en virtud de la violación de un deber de cuidado que objetivamente era necesario observar.

EL DOLO.

El DOLO Y LA CULPA

El dolo y la culpa constituyen, en términos del estado actual de la evolución de la dogmática penal, elementos del tipo penal, lugar resultante de su ubicación a nivel de la acción por parte de la teoría final de la acción, la cual hoy se percibe como dominante en la dogmática penal, cuestión por la que debemos desterrar todo planteamiento que pretenda analizarlo como forma, especie o elemento de la culpabilidad.

El dolo consiste en causar intencionalmente el resultado típico, con conocimiento y conciencia de la antijuridicidad del hecho. También se conoce como delito intencional o doloso.

El artículo 168 del Código Federal de Procedimientos Penales a partir de la reforma de 1994 señalaba:

El Ministerio Público acreditará los elementos del tipo penal del delito de que se trate y la probable responsabilidad del inculpado, como base del ejercicio de la acción; y la autoridad judicial, a su vez, examinará si ambos requisitos están acreditados en autos. Dichos elementos son los siguientes:

La existencia de la correspondiente acción u omisión, de la lesión o en su caso, el peligro al que está expuesto, el bien jurídico protegido;

La forma de intervención de los sujetos activos; y

La realización dolosa o culposa de la acción u omisión.

EVOLUCIÓN DE LA TEORÍA DEL DOLO.

El dolo ha constituido durante el transcurso de la historia uno de los elementos subjetivos de mayor relevancia, sus antecedentes podemos ubicarlos en el derecho romano, siendo una de las grandes aportaciones del periodo tardío de la antigua Roma, el incluirlo como uno de los presupuestos de los llamados delitos graves.

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En los inicios de la teoría del dolo se le concibió a partir de la teoría de la voluntariedad, desarrollándolo como una consecuencia directa que el autor ha previsto y deseado; sin embargo, esta idea fue superándose, hasta que se sustituyó por la representación, bajo la base de que no permitía definir el dolo eventual.

En el derecho romano, el dolo se menciona por ejemplo en el incumplimiento de las obligaciones, y se define: es una conducta positiva o negativa, consciente, antijurídica, con el afán de dañar. Respecto al tema del incumplimiento de las obligaciones provoca la imposibilidad del cumplimiento.

ELEMENTOS DEL DOLO.

Los elementos del dolo son dos:

Ético: que consiste en saber que se infringe la norma, y

Volitivo: que es la voluntad de realizar la conducta antijurídica.

EL CONOCIMIENTO.

El conocimiento de lo que se pretende hacer es uno de los elementos exigidos por el dolo, pero cuales son las características de dicho conocimiento. En principio, debe ser actual, es decir en el momento mismo en que el autor despliega su comportamiento y debe referirse a los elementos del tipo objetivo que está concretando.

Sin embargo, no todos los elementos del tipo objetivo son factibles de conocer de una misma manera, por ejemplo, los normativos exigen de una valoración jurídico-social, incluso requieren de un conocimiento técnico; por ejemplo un título de crédito, el servicio público, las armas de uso exclusivo del ejército y fuerzas armadas, ameritan una reflexión jurídica y una respuesta de la ley, siendo distinto el conocimiento que puede tener una persona con instrucción jurídica en comparación con quién adolezca de ésta; sin embargo, la exigencia de la ley es el conocimiento simple que se pueda tener de dichos conceptos, mas no el jurídico, pues de otra manera supondría la exigencia de conocimientos jurídicos, es decir basta con saber lo que es un título de crédito en términos de cómo lo conoce una persona en general.

Por otra parte, los elementos descriptivos requieren la percepción de los sentidos, por ejemplo las lesiones que se infieren a una persona durante una riña suponen el conocimiento de la violencia que se está ejerciendo para dañar al oponente.

En relación con el conocimiento, este puede anularse con motivo del error, sea sobre los presupuestos o bien sobre los elementos del tipo, con las posibilidades

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del ser vencible o bien invencible, el primero existe en aquellos casos en que el sujeto activo no tiene la posibilidad de conocer la realidad típica objetiva no valorativa, a pesar de ponerse en juego el cuidado posible y adecuado para no caer en una falsa apreciación, en tanto el vencible aparece cuando el sujeto por no haber desplegado el cuidado posible y adecuado produce la lesión o puesta en peligro del bien jurídico.

Los efectos del error son diversos, así, tratándose del invencible, no existe el dolo ni la culpa y para el caso del segundo se elimina la posibilidad del dolo pero no de la culpa.

QUERER.

En materia de voluntad, vale la pena recordar la idea respecto de la libertad de voluntad que se origina en la libertad individual del ser humano, su aparición en la concreción del tipo, por ejemplo, el que desea dañar el patrimonio de otra persona y lo logra.

En el sentido anterior, la voluntad es una definición del sujeto activo sobre un objeto conocido y puede presentarse de manera deliberada o indeliberada. Pero en cuáles casos puede afirmarse que el sujeto quiere realizar su comportamiento; podríamos señalar que será cuando acepta el resultado anticipadamente, sea por representación o bien porque aparece como probable sin que tal probabilidad sea suficiente para detenerlo en la realización de su propósito, o bien en la omisión del deber que está obligado a acatar.

El querer puede ser anulado en un momento determinado por la presencia de fuerzas externas irresistibles denominadas como vis absoluta, vis maior y los actos reflejos.

La vis absoluta y la vis mayor son fuerzas físicas externas e irresistibles que, por recaer sobre el cuerpo del sujeto, impiden, en el caso concreto, al querer típico, la primera es atribuible al ser humano y la segunda a las fuerzas de la naturaleza.

Los actos reflejos se entienden como reacciones del cuerpo humano involuntarias en respuesta a estímulos externos.

Un enfermo mental no puede ser culpable, por carecer de imputabilidad.

CLASES DE DOLO.

Al analizar el dolo es factible distinguir tres especies que tradicionalmente identifica la doctrina.

En la actualidad, en vista de los aportes derivados de la Teoría final de la acción es preferible utilizar un concepto más restringido del dolo, que se entiende como

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dolo natural, concepción diversa de la propuesta del finalismo ortodoxo, en la que el dolo incluía solamente el conocer y querer la realización de la situación objetiva por el tipo del injusto, y no se requiere que se advierta que dicha realización es antijurídica.

En cuanto a su clasificación, la teoría tradicional ha identificado otras especies, tal es el caso de la clasificación propuesta por Celestino Porte Petit, el cual desdobla las clasificaciones en atención a ocho distintos aspectos:

Por su nacimiento (inicial o precedente y subsiguiente); Por su extensión (determinado e indeterminado); Por la modalidad de la dirección (directo, eventual y de consecuencia

necesaria); Por su intensidad (genérico y específico); Por su duración (de ímpetu, simple y de propósito); Por su contenido (de daño, de peligro, de daño con resultado de peligro y

de peligro con resultado de daño); Por su categoría (principal y accesorio), y Por su realización (posible y real).

En resumen, podríamos adelantar que son tres las clases de dolo que engloban las diferentes especies que la teoría ha identificado, en tal virtud, consideramos suficiente hablar de:

a) Dolo directo de primer grado (o intención en sentido estricto),b) Dolo directo de segundo grado,c) Dolo eventual, mismos que a continuación trataremos de analizar:

EL DOLO DIRECTO DE PRIMER GRADO O INTENCIÓN.

En este primer caso el dolo de primer grado o intención se refiere al autor que persigue la intención típica, o en su caso, el resultado requerido por el tipo, dominando el factor de la voluntad.

Es decir el sujeto activo tiene la intención de causar un daño determinado y lo hace de manera que exista identidad entre la intención o el resultado típico.

La intención en el sentido anterior se reduce a una cuestión subjetiva que alcanza la concreción del tipo penal, situándose más allá del tipo objetivo y que acorde con el tipo se debe tener presente pero que no precisa alcanzar.

En efecto, la intención es retomada por el legislador en diversos tipos, los cuales aluden a eventos futuros, refiriéndose a la intención no como dolo, sino a nivel de la certeza, la duda o el desconocimiento.

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Un ejemplo de lo anterior se encuentra en lo dispuesto en el artículo 301 del CPF al señalar como responsable de las lesiones que a una persona cause algún animal bravío, será responsable el que con esa intención lo azuce, o lo suelte o haga esto último por descuido, en este caso el Código utiliza la expresión “intención” a fin de excluir la posibilidad del dolo eventual, dejando la posibilidad del dolo de primer grado o intención, en virtud de que la manifestación de la voluntad por parte del sujeto va dirigida a un objetivo claramente determinado.

Otro ejemplo es, el agente desea violar y lo hace. Hay dolo directo cuando la voluntad va encaminada en forma directa hacia el resultado.

DOLO DIRECTO O DOLO DE SEGUNDO GRADO (INDIRECTO).

El dolo directo constituye una de las manifestaciones del dolo al revestir la producción de un resultado típico con la conciencia de que se quebranta un deber jurídico, en pleno conocimiento de dicha circunstancia y del curso esencial de la relación entre la relación humana y el cambio en el mundo exterior, con voluntad de realizar la acción y con representación del resultado que se quiere.

En otras palabras, el sujeto desea un resultado típico, a sabiendas de que hay posibilidades de que surjan otros diferentes; por ejemplo, alguien quiere lesionar a un comensal determinado, para lo cual coloca una sustancia venenosa en la sal de mesa, sabiendo que podrían resultar afectados otros individuos.

Lo cual se traduce en la concurrencia del autor del conocimiento de lo que va a realizar en relación con el tipo y en especial la previsibilidad de la producción de un resultado típico, siendo el conocimiento el aspecto central.

La manera como el legislador acostumbra designar el dolo directo es mediante la idea de “conociendo” o “a sabiendas”, así el artículo 9º del CPF señala: “obra dolosamente el que conociendo los elementos del tipo penal quiere o acepta la realización del hecho descrito por la ley”.

DOLO EVENTUAL.

El dolo eventual lo entiende la doctrina en los siguientes términos: “cuando el autor prevé como posible el resultado típico y se conforma con él”, idea que el CPF ha retomado en el sentido de “obra dolosamente el que, previendo como posible el resultado típico, quiere o acepta la realización del hecho descrito en la ley”. En este tipo de dolo el sujeto activo dirige su comportamiento hacia un fin de total indiferencia para el derecho penal, pero del cual se puede derivar un resultado típico el cual prevé como posible, sin que incida dicha circunstancia en modificar su comportamiento, sino por el contrario sigue adelante y asume el riesgo.

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A fin de establecer la distancia entre el dolo eventual y la culpa consiente, podemos partir de la teoría del consentimiento, la cual propone la existencia del dolo eventual cuando el sujeto consiente o acepta la producción del resultado, en tanto que si realiza la acción con la confianza de que el resultado no se produzca, se dará la culpa consiente o con representación. La teoría de la probabilidad prescinde a la hora de deslindar el dolo eventual y la culpa consiente de un elemento esencial del dolo: el elemento volitivo. El dolo es conciencia y voluntad de la realización de los elementos objetivos del tipo. En el dolo eventual la relación de la voluntad con la realización de los elementos objetivos del tipo es menos intensa, pero es preciso que concurra un elemento emocional, que refleje la actitud del sujeto ante la posible lesión del bien jurídico.

Por otra parte existen otras clases de dolo, como:

El genérico. Es la intención de causar daño o afectación, o sea la voluntad consiente encaminada a producir el delito. Hay penalistas que niegan la existencia de este dolo.

El específico. Es la intención de causar un daño con una especial voluntad que la propia norma exige en cada caso, de modo que deberá ser objeto de prueba. Jiménez de Azua critica esta denominación y considera más apropiada la de dolo con intención ulterior. Para ejemplificar el dolo genérico y el específico, puede servir el caso de homicidio en razón del parentesco o relación: existe un dolo de querer matar y un dolo específico de querer matar al ascendiente, descendiente, cónyuge, etc. En lo personal, opino que esta hipótesis del dolo específico absorbe al genérico.

El indeterminado. Consiste en la intención de delinquir de manera imprecisa, sin que el agente desee causar un delito determinado; por ejemplo, colocar una bomba para protestar por alguna situación de índole política: el sujeto sabe que causará uno o más daños, pero no tiene intención de infringir alguno en particular.

Cabe insistir que el dolo es un proceso psicológico, que se traduce en la intención de querer un resultado típico.

CONCEPTO.

El Código penal no define el dolo de manera expresa, pero el inciso 1o del artículo 34, proporciona la base legal para elaborar su teoría, como reverso del error o ignorancia de hecho excluyente de la comprensión, por parte del autor, de la criminalidad del acto o de la dirección de su acción.

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El inciso 1o del artículo 34 representa la base legal de la Teoría del dolo.

Art. 34: “No son punibles: 1o El que no haya podido en el momento del hecho, ya sea por insuficiencia de sus facultades, por alteraciones morbosas de las mismas o por su estado de inconsciencia, error o ignorancia de hecho no imputable, comprender la criminalidad del acto o dirigir sus acciones”.

El dolo tiene, por lo tanto, un doble contenido. El elemento intelectual del dolo está constituido por la comprensión o conocimiento de la criminalidad del acto ejecutado, vale decir, por el conocimiento del hecho y de las circunstancias que fundamentan el tipo delictivo y su antijuridicidad. A pesar de que el inciso primero del artículo 34, para caracterizar la imputabilidad únicamente exige que el autor haya podido comprender la criminalidad del acto, cuando se trata del dolo, que representa el reverso del error y de la ignorancia, esa posibilidad se transforma en comprensión o conocimiento efectivo, ya que si no fuera así, el autor ignoraría la criminalidad del acto o estaría en error a su respecto. El elemento volitivo del dolo consiste en el querer, por el autor, el acto cuya criminalidad conoce. Por lo tanto. El elemento volitivo del dolo presupone su elemento intelectual.

El autor quiere el hecho:

a) Si tiene la intención directa de ejecutarlo, (dolo directo)b) Si tiene la intención indirecta de ejecutarlo (resultado necesariamente ligado

al efecto querido) (dolo indirecto)c) Si asiente la realización del hecho que prevé como probable (menosprecio

de la consecuencia probable) (dolo eventual)

No se puede decir que el autor haya aceptado la eventualidad de delinquir porque se haya representado la posibilidad de que eso ocurra, desde que a lo posible que es lo corriente frente al futuro, razonablemente no se le puede atribuir un constante impulso decisor.

DOLO ESPECÍFICO.

A veces el tipo delictivo exige como elemento subjetivo especial del delito, un conocimiento o una intención especial (dolo específico o elemento subjetivo del tipo). Esta especialización del dolo excluye la imputación del mismo delito a título de culpa o, cuando consiste en una intención especial, la imputación a título de dolo eventual.

MOMENTO DEL DOLO.

El dolo debe existir en el momento del hecho. No hay dolo antecédeos ni dolo subsequens. Ese momento es el del comportamiento delictivo y no el del resultado, si ambos no coinciden temporalmente.

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EL DOLO NO SE PRESUME.

El Código penal no acepta el principio de la presunción del dolo. Su existencia, como la de los otros presupuestos de la pena, depende de las pruebas de la causa.

EL ERROR Y LA IGNORANCIA COMO CAUSAS DE EXCLUSIÓN DEL DOLO.

a. Evolución de la teoría del error

El error y la ignorancia de hecho (C.P., 34, inc. IO ) excluyen el dolo, porque, implicando, respectivamente, la falsa noción o la falta de noción del autor respecto del hecho cometido, eliminan su comprensión de la criminalidad del acto, porque le impiden saber lo que hace. A los fines de su consideración jurídica, el tratamiento de la ignorancia va involucrado en el error, porque en lo que atañe a la exclusión del elemento intelectual del dolo, la falta de noción equivale a la noción falsa.

El principio Error Iuris Nocet.

Se ha discutido y se discute si el error de hecho y no el error de derecho, elimina la culpabilidad penal si no se es imputable al autor. La evolución de la legislación, doctrina y jurisprudencia se ha producido en el sentido de restringir cada vez más el principio error iuris nocet. Tradicionalmente se habla de error sobre los hechos configurativos del delito (error de hecho) y de error sobre la clasificación o regulación jurídico penal de esos hechos (error de derecho en sentido amplio). Luego se distinguió el error de hecho en el sentido señalado, el error sobre una ley distinta de la penal que le sirve de fundamento a ésta (error de derecho extrapenal) y el error sobre la existencia de la ley penal (error de derecho penal). Modernamente, el error de hecho y el error de derecho extrapenal pasaron a configurar el error sobre el tipo delictivo, vale decir, el error que recae sobre un elemento objetivo del tipo, sea fáctico (antiguo error de hecho) o normativo (antiguo error de derecho extrapenal). Frente al error de tipo se distinguió el error sobre la prohibición penal del hecho.

En la primera etapa (error de hecho y error de derecho en sentido amplio) solo excusaba el primero. En la segunda (error de hecho, error de derecho extrapenal y error de derecho penal), producían ese efecto los dos primeros. En la tercera (error sobre el tipo y error de prohibición) excusa el primero y respecto del segundo se admite cada vez más su eficacia exculpatoria. Bajo el rubro de “conocimiento por el autor e antijuridicidad del hecho y de la eliminación de ese conocimiento por el error”, los autores alemanes han expuesto dos puntos de vista

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distintos acerca del conocimiento por el autor de la prohibición penal del hecho y de la eficacia del error a su respecto.

LA CULPA.

La culpa es el segundo grado de culpabilidad y ocurre cuando se causa un resultado típico sin intención de producirlo, pero se ocasiona por imprudencia o falta de cuidado o de precaución, cuando pudo ser previsible y evitable, la doctrina le llama delito culposo, imprudencial o no intencional.

Los elementos de la culpa, son las partes esenciales con que se integra:

Conducta (acción u omisión) Carencia de cuidado, cautela o precaución que exigen las leyes. Resultado previsible y evitable Tipificación del resultado Nexo o relación de causalidad

Clases.

Consciente. También llamada con previsión o con representación, existen cuando el activo prevé como posible el resultado típico, pero no lo quiere y tiene la esperanza de que no se producirá,

Inconsciente. Conocida como culpa sin previsión o sin representación, existe cuando el agente no prevé el resultado típico, así realiza la conducta sin pensar que puede ocurrir el resultado típico y sin prever lo previsible y evitable. Dicha culpa puede ser lata, leve y levísima:

Lata. En esta culpa hay mayor probabilidad de prever el daño Leve. Existe menor posibilidad que en la anterior Levísima. La posibilidad de prever el daño es considerablemente menor

que en las dos anteriores.

PUNIBILIDAD DE LOS DELITOS CULPOSOS.

Estos delitos de rigen por las reglas previstas en los artículos 51, 52, 60, 61 y 62 del Código Penal Federal y 70, 71, 72, 76 y 77 del Código Penal del Distrito Federal.

PRETERINTENCIÓN.

En este tercer grado de culpabilidad, algunos autores como Jiménez Huerta, llaman a la preterintención también ultraintención, la cual consiste en producir un resultado de mayor gravedad que el deseado. Existe intención de causar un daño menor, pero se produce otro de mayor entidad, por actuar con imprudencia.

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En cada Código Penal local se establece la noción del delito preterintencional; sin embargo, hay que aclarar que no todas las legislaciones penales estatales lo contemplan.

En el delito preterintencional se encuentran los elementos siguientes:

Intención o dolo: De causar un resultado típico, de manera que el sujeto solo desea lesionar.

Imprudencia en la conducta: Por no preveer ni tener cuidado, la acción para lesionar ocasiona un resultado distinto.

Resultado mayor que el querido: La consecuencia de la intención y de la imprudencia en el actuar ocasiona la muerte, de modo que se produce un homicidio preterintencional.

PUNIBILIDAD.

Se cuestiona por qué si en los delitos culposos (imprudenciales) el agente no tiene intención de causar un daño o afectación a un bien jurídico, existe una pena. La respuesta es que el sujeto deja de tener la cautela o precauciones exigidas para evitar una consecuencia dañosa a otros.

Con ello se sanciona al responsable del delito aunque no haya intención delictuosa, pero es reprochable su falta de previsión y cuidado; por otra parte, se protege a la sociedad, que quedaría en estado de abandono jurídico si no se castigaran los delitos culposos.

DELITOS QUE PUEDEN REVESTIR LA FORMA CULPOSA.

Dada la naturaleza de cada delito, solo algunos de ellos admiten la forma culposa, mientras que otros, por su propia esencia, únicamente son intencionales. En algunos delitos se puede configurar la culpa, por ejemplo el homicidio, lesiones, daños, y en otros no, por ejemplo, la violación, el estupro y el robo.

Cabe agregar que el delito es una conducta típica y antijurídica, realizada por un sujeto imputable y culpable.

CAUSAS.

Las causas de inculpabilidad son las circunstancias que anulan la voluntad o el conocimiento:

a) Error esencial de hecho invencible.b) Eximentes putativas.c) No exigibilidad de otra conducta.

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d) Temor fundado.e) Caso fortuito.

CLASES DE ERROR.

El error puede ser de derecho o de hecho, y éste, a su vez, ser esencial (vencible e invencible) o accidental: aberratio ictus (en el golpe), arrebatio in persona (en la persona) y arrebatio delicti (en el delito).

Error de derecho. El error de derecho ocurre cuando el sujeto tiene una falsa concepción del derecho objetivo. No puede decirse que es inculpable quien comete un ilícito por error de derecho, ni puede serlo por ignorar el derecho, pues su desconocimiento no excusa de su cumplimiento. En el error de derecho no existe causa de inculpabilidad.

ASPECTO NEGATIVO: INCULPABILIDAD.

La inculpabilidad es la ausencia de culpabilidad; significa la falta de reprochabilidad ante el derecho penal, por faltar la voluntad o el conocimiento del hecho. Esto tiene una relación estrecha con la imputabilidad; así, no puede ser culpable de un delito quien no es imputable.

ERROR INVENCIBLE.

ERROR. Es la falsa concepción de la realidad, no es la ausencia de conocimiento, sino un conocimiento deformado o incorrecto.

IGNORANCIA. Es el desconocimiento absoluto de la realidad o la ausencia de conocimiento.

Error de hecho. El error recae en condiciones del hecho; así, puede ser de tipo o de prohibición. El primero es un error respecto de los elementos del tipo; en el segundo, el segundo cree que no es antijurídico obrar.

Error esencial. Es un error sobre un elemento de hecho que impide que se dé el dolo.

a) Error esencial vencible. Cuando subsiste la culpa a pesar del error.b) Error esencial invencible. Cuando no hay culpabilidad. Este error constituye

una causa de inculpabilidad.

Error accidental. Cuando recae sobre circunstancias accesorias y secundarias del hecho.

a) Aberratio ictus. Es el error en el golpe. De todas formas se contraria la norma. Por ejemplo, alguien quiere matar a una persona determinada, pero

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a quien priva de la vida es a otra, a causa de imprecisión o falta de puntería en el disparo.

b) Aberratio in persona. Es el error sobre el pasivo del delito. Igual que en el anterior, se mata, pero en este caso, por confundir a una persona con otra.

c) Arrebatio in delicti. Es el error en el delito: se produce otro ilícito que no era el querido.

Es causa de inculpabilidad únicamente el error de hecho, esencial invencible. Resulta más común y también más exacto hablar de error de tipo y error de prohibición, en vez de error de hecho y error de derecho.

El error de tipo consiste en que el agente obra bajo un error sobre alguno de los elementos del tipo penal; el error de prohibición se refiere a que el agente cree, erróneamente, que su actuación está amparada por una causa justificativa.

EXIMENTES PUTATIVAS.

Son los casos en que el agente cree ciertamente, (por error esencial de hecho) que está amparado por una circunstancia justificativa.

Legítima defensa putativa. El sujeto cree obrar en legítima defensa por un error esencial invencible de hecho. Por ejemplo, alguien se acerca de manera sospechosa a otra persona y ésta, creyendo que va a ser agredida, le da un golpe severo, luego se sabe que solo quería preguntarle la hora.

Legítima defensa putativa recíproca. Dos personas pueden obrar por error esencial invencible de hecho, ante la creencia de una agresión injusta, y obrar cada una de ellas en legítima defensa por error.

Legítima defensa real contra la legítima defensa putativa. Puede ocurrir también una conducta típica resultante de obrar una pe4rsona en legítima defensa real contra otra que actúa en legítima defensa putativa. Habrá dos resultados típicos y dos excluyentes de responsabilidad: al primero le beneficiará una causa de justificación y al otro, una causa de inculpabilidad.

Estado de necesidad putativo. La comisión de un delito puede existir cuando el agente, ´por error esencial de hecho invencible, cree encontrarse en un estado de necesidad. Para algunos autores, cuando los bienes jurídicos (el sacrificado y el salvado) son de igual jerarquía, se trata del estado de necesidad como causa de inculpabilidad.

Cumplimiento de un deber putativo. El sujeto puede creer que actúa en cumplimiento de un deber a causa de un error esencial de hecho invencible.

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Page 18: La Culpabilidad

Ejercicio de un deber putativo. Esta figura será factible si se produce un delito por un error de la misma naturaleza de los casos anteriores, cuando el sujeto cree que actúa en ejercicio de un derecho.

Caso fortuito. Consiste en causar un daño por medio de accidente, sin intención ni imprudencia alguna, al realizar un hecho licito con todas las precauciones debidas. En realidad, para algunos autores, el caso fortuito, es una causa de inculpabilidad, mientras que para otros es una excluyente de responsabilidad ajena a la culpa, pues se obra con precaución y al realizar un hecho lícito; así, se produce un resultado solo por mero accidente, lo cual deja absolutamente fuera la voluntad del sujeto.

CONCLUSIÓN

La concepción de la culpa es un término muchas veces ambiguo ya que por la misma complejidad de los elementos que la componen su definición se dificulta.

Al darle una normatividad y delimitar los distintos conceptos que acompañan a esta facilita llegar a un juicio, y determinar el grado de culpa del sujeto.

Para el ejercicio del derecho es necesario su análisis, para poder así determinar la inocencia o no inocencia de un individuo y llegar al fin máximo de este que es la justicia.

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