Revista Cultural Las Cruces N° 33

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Agrupación Cultural Las Cruces Cultural. Las Cruces, mayo 2012 / PINTURA EL QUIRINAL, Leo Mendoza Casa Barco El Palomar Castillo Falabella Casa de Reposo Casa de las Rocas Casona Lila Las Dos Torres del Quirinal Villa Poza Verde Casona Blanca Casona Astaburuaga Casona Alonzo Casona de las Cadenas Casona Santa Cruz

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Revista Cultural Las Cruces N° 33

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Agrupación Cultural Las Cruces

Revista Cultural. Las Cruces, mayo 2012 / Nº 33

PINTURA EL QUIRINAL, Leo Mendoza

Casa Barco El Palomar

Castillo FalabellaCasa de Reposo

Casa de las RocasCasona Lila

Las Dos Torres del Quirinal

Villa Poza VerdeCasona Blanca

Casona Astaburuaga Casona AlonzoCasona de las Cadenas

Casona Santa Cruz

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DirectorLuis Merino Zamorano

EditoresM. Teresa Quintino - Luz

Díaz-TenderoLeón Aguayo - Víctor Gaete – Gustavo León

Jorge Córdova – Patricia Concha

Beatriz Amenábar – Elizabeth Vázquez

Paulina Carrasco – Pedro Alonzo Retamal

Emma Urbina – Amador Ruiz – Texia Roe

Corrección de Textos

León Aguayo – Víctor Gaete

[email protected]

EDITORIAL

PINTURA

PORTADA

El pintor Leo Mendoza se ha ocupado de rescatar en sus pinturas toda la riqueza de los patrimonios de Chile, especialmente los del pueblo balneario de Las Cruces.

Apreciamos el hermoso óleo que nos muestra las hermosas casonas del barrio El Quirinal, sus colores, pero especialmente su arquitectura que se complementa con el bello paisaje costero donde se emplazan, todas miran al Océano Pacífico y le dan al pueblo de Las Cruces su identidad tan particular.

Las celebraciones del 1 de mayo, Día del Trabajo nos encuentra felices en la reparación de nuestra casa-sede, que se encuentra ubicada detrás de la Biblioteca Publica Las Cruces y que nos fue entregada en comodato por la I. Municipalidad de El Tabo hace poco tiempo. Durante este mes llamado el Mes del Mar, se celebra además de las Glorias Navales y el Día del Patrimonio, a este último dedicamos este número de la Revista: en portada el pintor Leo Mendoza nos muestra la riqueza arquitectónica del barrio El Quirinal, en las paginas centrales el escritor Gustavo Frías nos cuenta en una interesante crónica los orígenes de los nombres de nuestros barrios patrimoniales, la socia Texia Roe nos invita a imaginar el aquelarre realizado para la reparación de nuestra casa-sede, tres destacados pintores crucinos nos muestran las hermosas casonas del pueblo en una colorida galería de arte, finalmente dos poetas: Leon Aguayo nos muestra su soneto “Mi canción serrana” y Gustavo León los poemas “Recuerdas” y “Que suplicio” bajo el seudónimo de viL.

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CRONICA

Gritaron despavoridos los poetas del litoral al ver el séquito de brujos (a) montados en aéreas escobas atravesar en raudo vuelo el nubífero camino azul del cielo otoñal enfilando hacia el punto exacto de la esperada sede brujeril camuflada al lado siniestro de la inocente Biblioteca del lugar.Alguien había dicho algo, que tal vez, a lo mejor, quizás por escrito u oral, le comentó el amigo de una amiga, entendido en asuntos burocráticos, un documento, solicitud o informe que podría o no podría ser efectivo, aceptando a fin de cuenta que la Municipalidad proporcionara en comodato por cinco años a los brujo del litoral la sede antes dicha, desconociendo el Edil que para los adictos a la brujería, magia o hechizos el tiempo medido por el calendario no existe. Por lo tanto a ocupar desde hoy y a futuro la dormida casa carcomida por el implacable paso del tiempo, informó maléfica la voz pastosa de la brujilda Michelle, a cuya audición se encendieron las luces verdes del brujo Amador, quien haciendo relucir su auto-otorgado titulo de constructor, ordenó: ¡Manos a la obra, obreras del Aquelarre!.Iniciándose al momento la recolección de traperos, escobillones, detergentes, zapolio, cloro, visualizándose desde ya en la imaginería quimérica la reconstrucción de la casa, superando el trauma causado por el agorero pronóstico del bujo Pedro quién advirtió doctoral que al primer martillazo la sede se nos vendría encima.Y no fue así, pues la danza del serrucho se mantuvo por horas aquel primer día del trabajo voluntario, donde tablas a medio roer creyeron enfrentar el fin del mundo advertidas por el huir desenfrenado de las pequeñas, grandes, peludas, rubias, negras arañas, expuestas al sol, después de tantas generaciones habitando en la oscuridad y el amado silencio, profanado por los neófitos aprendices del claveteo, quienes primeros se dieron a la tarea de sacar la ventana enfrentando el temido derrumbe. Mas, la voz firme, sumada a la fuerza de la mirada verde del constructor decidió la acción del diablito en manos de Jorge Grey (creo que pariente de

¡AQUELARRE EN LAS CRUCES!Por Texia Roe

Dorian Grey) la sujeción del marco ya sin vidrio del musicólogo Víctor, todos bajo la inspección ocular a la distancia del crítico intelectual Eulogio, Gustavo, Sir Arthur Lyon (Gus para los amigos).Desde su guarida del bosque, impedida de asistir al evento debido a un fuerte resfrío, la rubia bruja Elizabeth acude a la quema de incienso del conjuro leyendo el vaticinio augural: “ñoño siembre ocuñe conh ños varoñes ño…..”, que traducido a nariz despejada dice: Como siempre ocurre con los varones no logran pasar mucho tiempo sin acudir a la protección guía de la mujer y así con voz de suplicantes piden a “la que brilla con Luz propia” dueña de las arcas de la Agrupación Cultural un dinerillo para compra de materiales. Consultará a Patty, una exótica flor mezcla de sirena y bruja, hija de Neptuno, que vive en una concha sobre las olas del mar, quien hace de secretaria del brujerío debiendo anotar la constancia de la emisión del dinero. De pronto la alta maga Beatriz visualiza por los aires el vuelo de Emma la brujilda que con su mirada aguileña descubrió los jardines colgantes de Babilonia y como recuerdo de ellos, trajo para la sede plantas hermoseando de verde tanto el interior como el exterior, y al apalear unos secos matorrales descubre una arqueológica terraza que dada su antigüedad resistirá en el plenilunio invernal próximo las frenéticas danzas brujeriles y el hedor etílico del baile inaugural de la sede presidida por la magia de Michelle, quien demostrando sí escuchar a las masas encargó a la joven e inexperta bruji Texia hacerse cargo de la compra de vino(s), una Coca-Cola para algún cartucho despistado y botella (sssssss) de pisco, considerando que en este Aquelarre nacerá la leyenda de los brujo y brujas del litoral central.Editará esta crónica y la difundirá cual lluvia de ideas, la mano diestra de luismerinogmail.

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CRONICALAS CRUCES, BARRIOS VATICANO Y QUIRINAL

Gustavo Frías

Imperio la suma de todos ellos y Roma su capital, debían disponer de un lugar que los identificara y se sintieran como en casa.La colina vaticana en cambio, lugar llamado así porque era el sitio donde subían los poetas o vates para cantar sus versos, estaba perforada por cavernas volcánicas. Fue allí donde se refugiaron los primeros católicos para orar y realizar sus ritos de adoración.Cuando el emperador Constantino (274-337) adoptó el cristianismo como religión favorecida por el Imperio Romano y convocó al concilio de Nicea, entonces

El Quirinal, 1920

Uno de los enigmas que caracterizan al balneario de Las Cruces es el nombre tradicional de sus dos primeros barrios, Vaticano y Quirinal. Ambos provienen originalmente de dos de las siete colinas sobre las cuáles se extendía la Roma clásica, capital de todos los pueblos conquistados. Sobre la colina del Quirinal se levantaba el Senado del pueblo Quirite Romano, SPQR, Senatus Populus Quirite Romano, donde habían construido templos de todas las religiones practicadas por los numerosos pueblos conquistados por las legiones. La idea era que siendo el

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los cristianos comenzaron a construir sus lugares de oración sobre la colina donde por dos siglos se habían reunido.Al poco tiempo, considerando que la suya era la única religión verdadera, los cristianos abogaron por la destrucción de los diversos templos construidos en la colina del Senado. Tardaron un par de décadas en conseguirlo.Los primeros vecinos de Las Cruces, Santos Pérez Eastman, José Tomás Matus, José Toribio Marín y parte de su parentela, eran católicos tan observantes, que varios de ellos tenían capillas en sus casas, incluso monseñor Carlos Casanueva, obispo de Santiago y rector de la Universidad Católica era visita frecuente de la casa de Alfredo Barros Errázuriz, llamada El Palacio hasta el díade hoy. De hecho, fue en los retiros espirituales que realizaba en dicha propiedad donde convenció a San

Alberto Hurtado de hacerse sacerdote, a Hernán Díaz Arrieta de transformarse en comentarista literario de los diarios de la Iglesia, y, dicen, a Juanita Fernández Solar, de entrar al claustro carmelita donde se convertiría en Santa Teresa de Los Andes.Aunque católicos en su mayoría, los librepensadores que también comenzaron a veranear y construir sus casas al sur de la Playa Amarilla, consideraban tan exageradas las demostraciones de fe que tenían lugar en la colina de enfrente, que comenzaron a llamarla Vaticano, así, Quirinal era el nombre apropiado para el nuevo barrio.

El Vaticano, 1920

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POESIARECUERDAS

Recuerdas,Cuando arrancábamos de los pacos,

El ‘86

Tomando tu mano,Gritaba ¡Corramos!

En esos momentos,Me importaba un pito,

La democracia,Los derechos humanos

O el estado de sitio.Sólo me importaba,

Tu risa nerviosa, tu cara asustada.

Y así entre llantosCarreras y gritos

Me empecé a enamorar

QUE SUPLICIO

Que suplicio más grande,Estar a tu ladoY no abrazarte.

Tus labios invitandoY no besarlos

Tus muslos a mi alcanceY no tocarlos

Que suplicio más grande

viL

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MI CANCION SERRANA

Yo ya no se si por ser tan dichosotriste árbol de sotobosques ardientesme veneran caballos y serpientesalimentando en Rodas al Coloso.

Lobas pelanduscas furcias calladaseste mi bosque suda tierna sangreencrucijadas fontanas del hambrecuando amantes lloran frías llamaradas.

Muchas ratas dan feroz griteríaesqueléticos ágapes trotoneshechiceras niñas bebos llorones.

Esta es mi canción Sombrereros Locosbuquecitos de cartón siendo pocoschiquita para vos mi serranía.

León Aguayo

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GALERIA de ARTE

Carlos Quinteros

Leo Mendoza

Marcelo Folch

Casona Jaime Silva

Casona GonzálezEl Palacio