Revista de RADIO Y EDUCACIÓN · la lección inaugural de Radio ECCA en el curso 2005-2006....

Revista de

RADIO Y EDUCACIÓN de personas adultas y nuevas tecnologías

Radio ECCA Fundación Canariaradioecca.org

Exclusión social y ECCA

Nº 68 junio 2014Radio ECCA Fundación Canaria

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ja.santana

Texto escrito a máquina

LA RADIO Y LA CREACIÓN DE CIUDANANÍA

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Boletín nº56

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Presentación

Authors from three differentcountries answer, from their ownreality, our question about theeducative power of the radio. Thevalidity of the radio as a mass mediain such different contexts, and theset of problems it goes trough, pointout that there is room for reflectionand searching.

BUILDING A NEWCITIZENSHIP USINGTHE RADIO

Des auteurs de trois continentsdifférents répondent, selon leurspropres points de vue, à nosquestions sur le pouvoir éducateurde la radio. La valeur de la radiocomme moyen de communication demasses dans des contextes aussidifférents et le forte problématiquequ’elle traverse nous ouvre lechemin d’une réflexion et d’unerecherche intéressante.

LA RADIO ET LACRÉATION DECITOYENNETÉ

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PRESENTACIÓN:LA RADIO Y LA CREACIÓN DE CIUDANANÍA

Radio y ciudadanía

Esta es la pregunta que nos hemoshecho en la redacción de RADIO YEDUCACIÓN DE PERSONASADULTAS:¿Cuál es el papel de la radio no do-cente como medio para la formaciónde las personas? En concreto, ¿sirvela radio para ayudar a la cons-trucción de la ciudadanía?En torno a estas preguntas iniciales,nos pusimos en contacto con dife-rentes personas que, desde pers-pectivas muy diferentes, plantearonnuevas preguntas y ensayaron susrespuestas.El periodista Fernando Delgado,con amplia experiencia en televisión,radio y prensa, fue invitado a impartirla lección inaugural de Radio ECCAen el curso 2005-2006. Brillan-

temente, nos expuso su experienciaa través de una más que sugerenteautobiografía radiofónica.El equipo de Programación de RadioECCA fue invitado a celebrar unpequeño seminario interno al que seañadieron algunas personas de laDirección y el profesor D. ManuelMartín Santana. Como resultado delmismo, nació el segundo artículo deeste número. En buena medida,podemos decir que refleja la expe-riencia de la radio no docente enRadio ECCA, pero también refle-xiona sobre el contexto en el que sedesempeña y sobre la función socialque tienen los medios en nuestrasislas.Luis Dávila es actualmente el se-cretario ejecutivo de la mayor

López Pérez, Lucas1

Autores de tres continentes nos responden, desde sus propias perspectivas,a nuestras preguntas sobre el poder educador de la radio. La vigenciade la radio como medio de comunicación de masas en contextos tandiferentes y la fuerte problemática que atraviesa nos señalan uninteresante camino de reflexión y búsqueda.

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Presentación

asociación de radios educativas delmundo. La experiencia de ALER(www.aler.org) queda reflejada en suescrito. La mirada es seria y el mo-mento crítico: las radios educativasaparecen entregadas al mercado sinel apoyo de una administraciónpública que se ha empequeñecidodesde el neo-liberalismo.Aunque Pierre Belanger conocióde cerca la labor educativa de RadioSanta María, le pedimos que nospresentara el panorama radiofónicode Canadá. Nos interesaba espe-cialmente la función social de laradio en el Quebec. El contexto decomunidad francófona en medio deun universo anglófono y lasrespuestas dadas por la Adminis-tración pública y las empresasprivadas a través de la radio nosresultaron importantes.

Russell Pollit escribe en Sudáfrica.Su análisis sobre las posibilidadesde la radio educativa en su país nospresenta diversos elementos: eltránsito de la situación del"apartheid", las diferentes agenciasde control sobre la radiodifusión, larelación entre las iglesias y losmedios de comunicación.El conjunto del número nos presentaun panorama rico y, a la vez, crítico.Desde diferentes experienciasestamos en disposición de afirmarel poder y la misión formadora de laradio, principalmente en la creaciónde ciudadanía y en la difusión delos valores necesarios para lasociedad democrática. Del mismomodo, tendremos que reconocerque muchas son las dificultades.

1) López Pérez, Lucas S.J. es el director general de Radio ECCA Fundación Canaria.

Notas

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Editorial

Dans les suivants paragraphes, lelecteur il va a trouver la convictionprofonde de qui faisions la directionde cette publication: la radio, atravers de sa programation habi-tuelle fût, est et sera un instrumentfantastique pour la formation envaleurs et la construction de bonscitoyens.

In the following paragraphs thereader will detect the firm convictionof the responsibles of this publica-tion: the radio, through its usualprogramming, was, is, and willalways be a wonderful media fortransmitting good values andbuilding a better society.

RADIO TEACHES

LA RADIO ÉDUQUE

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La radio educa

En los siguientes párrafos, el lector encontrará la convicción profundade quienes dirigimos esta publicación: la radio, a través de suprogramación habitual, fue, es y será un fantástico instrumento para laformación en valores y la construcción de ciudadanía.

EDITORIAL: LA RADIO EDUCA

La experiencia de Radio ECCAmuestra que la radio docente fun-ciona. Del mismo modo, podemosasegurar que la radio no docente, através de sus programas cotidianos,puede ser también una radioeducativa. La radio, junto con elresto de los medios, tiene una laborprivilegiada en la formación envalores cívicos y enla misma creación deciudadanía.

Un medio masivoy actualLas nuevas tecnolo-gías no han conse-guido desbancar a laradio de su puestosocial. El conjunto delos artículos que pu-

blicamos en este número nos dicenque la radio, en contextos tan dife-rentes como Sudáfrica, América La-tina, el Quebec canadiense o las Is-las Canarias, sigue siendo un mediode comunicación masivo y actual.Aprendemos a vivir en sociedad. Enel mundo globalizado de este iniciodel tercer milenio, los medios de

comunicación de ma-sas son transmisoresde conceptos, actitu-des y valores. Nues-tra postura ante fenó-menos como la emi-gración, la revolu-ción de género, elcontacto entre lasculturas y las religio-nes, u otros queafectan nuestras vi-das, está marcada-

La radio, juntocon el resto delos medios, tieneuna labor privile-giada en laformación envalores cívicos yen la creación deciudadanía

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Editorial

Quienes controlan o quieren controlar el poder político oeconómico saben que deben estar en los medios

mente influenciada por lo que nosllega a través de los medios decomunicación.

Un instrumentoversátilLa radio tiene la capacidad parahacerse escuchar por muchaspersonas con una inversión noexcesiva. Permite formatos muydiversos. Posibilita con facilidad laincorporación de la audiencia.Quienes controlan o quieren con-trolar el poder político o económicosaben que deben estar en losmedios y, raramente, renuncian a laradio. De hecho, en nuestros díasvivimos movimientos sociales ypolíticos que expresan todas susaristas a través de las posturas delos diferentes comunicadoresmediáticos y de las instituciones quelos sostienen.

Algunas condicionespara una radio educadoraEn resumen, como veremos a lo lar-go de toda la revista, la radio puedeser un instrumento de formación.Sin embargo, hay una serie de con-diciones de posibilidad de la mis-ma, que podemos traducir en tresgrupos de exigencias:

• Exigencias para quieneshacen la radio.

• Exigencias para la Admi-nistración pública.

• Exigencias para el con-junto de la sociedad.

Para que los medios, y en concreto,la radio, puedan ser un instrumentode formación, la sociedad de la quenacen debe ser una sociedad queno pretenda utilizarla como arma deagresión. Es necesario que sea unasociedad con un mínimo de valorescomunes compartidos. No podemospedir a los medios de comunicaciónque creen los valores sociales quela sociedad misma no tiene. Sin em-bargo, esta sociedad debe ser capazde tolerar suficiente pluralidad;como mínimo, aquella que se esta-blece entre los valores realmentevividos y aquellos con los quesoñaríamos vivir. La radio debe sercapaz de tomar una cierta distanciacrítica que le permita proponer alconjunto de la sociedad los sueñosque ella misma lleva dentro y que lepermita señalar también aquellospuntos en los que no está alcan-zándolos.Corresponde a la Administraciónpública posibilitar la funcióneducadora y formadora de la radio

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y del conjunto de los medios. Lalegislación debe permitir la iniciativade la sociedad, incluso alentarla yprotegerla. Si pretendemos que laradio educativa viva, deberemosprotegerla igual que protegemos laescuela. Las experiencias quemostramos en este documento nosenseñan que las administracionespúblicas tienen un rol importante,por más que las circunstancias delos países puedan ser marcadamentediferentes.

Las personas quehacen la radioFinalmente, los equipos de profe-sionales que hacen la radio debentener una clara intención educati-va. Sus comportamientos profesio-nales, los contenidos que elijan parasus programas y la relación parti-cipativa que establezcan con la au-diencia deben ser coherentes con la

propuesta educativa que tienen de-trás. Estos equipos profesionalesdeben tener una relación responsa-ble con la institución para la que tra-bajan. Las personas deben sentirserespaldadas por la empresa titular yesta debe sentir que las personasresponden a los valores educativosque propone. En la forma de gestio-nar la vida interna, en los modos deobtener los recursos económicos,en las maneras en que se da cuentade lo que la institución pretende, sejuegan también los valores procla-mados por la emisora, es decir, sufunción formadora.La radio es un medio actual. La radiotiene capacidad para que la sociedaden la que se desarrolla la utilicecomo un instrumento de creación deciudadanía. Esa es nuestra con-vicción. Esa es nuestra tarea.

Los equipos de profesionales que hacen la radio deben teneruna clara intención educativa

La radio educa

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We approach to the educativemission of the radio through theexperience of a very reputable radioprofessional. All the details offeredby Fernando Delgado are part of hisown biography. Along his speechthis author dealt with subjects suchas the task of the radio in the historyof our recent society, the use ofdifferent resources, the arrival ofnew technologies and the primacyof the voice. For some minutes wehad the opportunity to travel backin time and become the audience orthe protagonists of his ownexperiences.

Lección inaugural

Nous approchons la missionéducative de la radio à traversl’expérience d’un professionnelradiophonique prestigieux. Tous lesenseignements que nous apporteFernando Delgado sont basés sursa propre biographie. Le travail dela radio dans l’histoire récente denotre société, l’utilisation desdifférentes ressources, l’arrivée denouvelles technologies et l’impor-tance de la voix sont, entre autres,les thèmes que l’auteur nous inviteà réviser tout en dirigeant notreregard vers le passé dont noussommes, pour l’instant, spectateursou protagonistes.

AUTOBIOGRAPHY ONTHE RADIO

AUTOBIOGRAPHIE DELA RADIO

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Autobiografía desde la radio

Nos acercamos a la misión educadora de la radio a través de laexperiencia de un profesional radiofónico de prestigio. Todas las pistasque pone ante nosotros Fernando Delgado están hilvanadas en su propiabiografía. La labor de la radio en la historia reciente de nuestra sociedad,el uso de los diferentes recursos, la llegada de nuevas tecnologías y laprimacía de la voz son algunos de los temas que el autor nos invita arepasar a la vez que lleva nuestra mirada hacia un pasado que, porinmediato, nos tuvo de espectadores o protagonistas.

Fernando Delgado1

AUTOBIOGRAFÍA DESDE LA RADIO

Hace unos cuantos veranos, tuvela ocasión de compartir con unosjóvenes canarios unas horas de jue-go y reflexión sobre literatura y pe-riodismo – con la radio por medio,naturalmente – en la isla de LaGomera. Y una de las sorpresas deaquel encuentro universitario la pro-tagonizó un alumno de cuya dedi-cación en la vida sólo supimos mástarde, cuando él mismo anunció queal día siguiente llegaría con retrasoa clase. Sobre todo cuando dijo porqué llegaría con retraso: no teníaquién le ordeñara las cabras y se ibaal sur de Tenerife a cumplir ese trá-mite para volver después, en el mis-mo día, a la actividad de aquella

Universidad de Verano de LaGomera en la que estábamos.

Un cabrero en las aulas y uncurso de toponimia

Su aspecto no sólo era parecido alde cualquier universitario, sino másatildado incluso, y su preparaciónintelectual y sus dotes para la escri-tura eran destacadas entre elalumnado con gran ventaja. Un ca-brero, pues, en las aulas. Nos con-tó, además, con mucho detalle, cómono sólo deseaba hacer compatibleel estudio con el ganado, sino dequé manera se aferraba a su condi-

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Lección inaugural

ción de cabrero en el campotinerfeño de Granadilla como unmodo de ver el mundo y ser fiel auna tradición, cuyos rasgos litera-rios, sobre todo orales, perseguía.

Quien, como yo, por razones fami-liares, ha conocido las carencias dezonas de Canarias, sometidas anta-ño a la miseria, como el sur tinerfeñoy la propia isla de La Gomera en laque nos encontrábamos, aquel des-cubrimiento supuso algo más queuna anécdota y la convicción deque, a pesar de todos los abusos ylos pleitos, Canarias ha vivido unareal transformación. El cabrero es-tudioso era de San Isidro, el mismobarrio granadillero en el que mi ma-dre, casi analfabeta, tenía que bus-carse en su niñez el transporte paraconseguir acudir a la escuela de vezen cuando. Comprenderán con quéemoción contemplaba yo este cam-bio, no sólo en la manera de ver elmundo por medio de la educación,sino en la nueva realidad de las co-municaciones. De qué modo me im-presionó esta eliminación de las dis-tancias físicas, intelectuales y espi-rituales que se habíaproducido en las bre-ves y tantas veces lar-gas, sin embargo, dis-tancias insulares.

Así que, a pesar denuestras legítimas exi-gencias para que todollegue a ser mejor, espreciso reconocer que

con el concurso de todos se ha con-seguido que este sea, sin duda, elmejor momento histórico de las Is-las Canarias.

Uno de esos aspectos de avance yde progreso ha sido, sin duda, la al-fabetización y la educación de nues-tra gente. Y sobra resaltar aquí, en-tre quienes lo saben muy bien, elimportantísimo papel que RadioECCA ha cumplido en esa nuevarealidad. Por supuesto, con su tra-bajo de enseñanzas regladas y suseficaces métodos de formación enlos que la radio ha sido, desde 1965,el aula amplia donde todo el mundoha tenido cabida y el aula acogedo-ra en la que los necesitados del co-nocimiento lo hallaron. La radio apa-rece como instrumento de servicio,que lo es tanto o más que de comu-nicación. Pero también la radio hasido, con ECCA, un instrumento departicipación y, por lo tanto, de en-cuentro, de diálogo, en un mundocada vez más intercomunicado.

Es enormemente meritoria la tareaalfabetizadora de ECCA, hace aho-ra cuarenta años. En medio de un

erial educativo, en-contró un buen cam-po de experimenta-ción en una sociedaddeprimida como lanuestra. Se trata deuna experiencia queECCA ha podido ex-tender más tarde.Pero no ha sido me-

A pesar de todoslos abusos y lospleitos, Canariasha vivido una realtransformación

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Cada vez es más complicado pensar por nuestra cuenta enesta Sociedad de la Comunicación

nos meritoria la capacidad de evo-lución y de adaptación a las necesi-dades y a los cambios del tiempoque el proyecto de los jesuitas hasabido satisfacer.

Cuando se nombra ECCA como «ra-dio cultural y de servicio», uno va-lora el hecho de que, habiendo usa-do prodigiosamente la radio comoinstrumento de vida, ECCA hayaconseguido poner a disposición dela gente útiles de trabajo, conoci-mientos prácticos para ganarse lavida. Pero en una sociedad comoesta, con los valores del humanis-mo muchas veces en crisis, tambiénECCA ha conseguido alimentar unaeducación como la del joven cabre-ro, que alterna el pastoreo con elgozo del conocimiento y con el dis-frute de la buena convivencia. Espreciso todo esto en la sociedad delruido y de la prisa.

Decía mi querido maestro, el profe-sor Emilio Lledó, que cada vez esmás complicado pensar por nuestracuenta en esta Sociedad de la Co-municación, a la que - por eso mis-mo- reconozco a veces como «so-ciedad de la incomunicación». Talvez por esta dificultad para pensary para transmitir lo que pensamos,rechace a veces Emilio Lledó conironía que lo presenten como filó-

sofo, ante el temor de parecer unaespecie en desuso. Pero una socie-dad sin pensadores, que toma poranacronismo la filosofía, quizá seauna sociedad preparada para con-sumirse en su propio limbo, paraconvertir los instrumentos de pro-greso en instrumentos de propiaaniquilación. La autoafirmación, tannecesaria al individuo, se niega enla pobreza de su lenguaje o en laperversión de los signos con los quese entiende, cuando no en el olvidode los símbolos con los que se ex-plica.

Hará ahora dos años, contaba yo,en los periódicos y en la radio, cómoandaba en esos días la coordinado-ra de los cursos de una universidadde verano buscando como una locael décimo alumno que le faltaba paraque pudiera celebrarse un cursosobre toponimia. Le sobrabanaprendices de informática, de eco-nomía acelerada, de derecho comu-nitario, de materiales de construc-ción y hasta de periodismo. Los be-carios de derecho comunitario aspi-raban a ser burócratas de la UniónEuropea, tan bien remuneradoscomo exige la moderna y a la vezanquilosada y confusa burocraciaeuropea, y los de periodismo soña-ban con ser famosos charlatanes


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El desprestigiode la reflexiónfrente a lacháchara define aesta sociedadutilitaria yfalsamentepragmática comoa un conjunto deindividuos que,en buenamedida, hanrenunciado a lanecesidad dereconocerse ensu verdaderaidentidad

más que ilustrados reporteros denada. Pero lo que es la toponimia noganaba adeptos, con lo cual era po-sible que el curso,para cuya realizaciónse requerían al menosdiez alumnos, llegaraa suspenderse. Losmás prudentes pre-guntaban para quéservía eso, qué utili-dad ofrecía para unempleo, cómo se pue-de perder el tiempo enlas curiosidades queofrece hurgar en elnombre de los luga-res y entender a tra-vés de ellos pueblosy culturas. Los másdesvergonzados sereían de la toponimiapor antigua y, con lodivertidas que debende ser las universida-des de verano paraellos, no se explicaban cómo pro-gramaban esos cursos sin ningunautilidad práctica a primera vista. Elalumno no encontrado y el cursoperdido no era una anécdota: el pla-cer del conocimiento, la aventura dela curiosidad intelectual, la compren-sión de los individuos y los pue-blos, la fascinación por la palabrahan pasado a ser «mariconadas»para quienes sólo esperan de laUniversidad respuestas tecnológi-cas, manuales prácticos para com-petir. Se busca, así, una Universi-

dad que no toque el corazón de lospueblos, sino que dé herramientasde trabajo bien remunerado. El des-

prestigio de la re-flexión en esta Socie-dad de la Comunica-ción frente a la chá-chara define a estasociedad utilitaria yfalsamente pragmáti-ca como a un conjun-to de individuos queen buena parte hanrenunciado no sólo alplacer de saber porsaber, sin ánimo de lu-cro, sino a la necesi-dad de reconocerseen su verdadera iden-tidad.

Pero para ser libres esnecesario estar eman-cipados. A esta eman-cipación, por mediode la educación y dela cultura, ha contri-

buido de modo tan notable RadioECCA que los canarios podemos ydebemos tenerla más que como unaemisora como una verdadera insti-tución nuestra. Pero, además, enesta tierra de islas, donde a las frag-mentaciones naturales e insalvablesde la geografía se unen tantas ve-ces los intentos disgregadores y lospleitos y confrontaciones, ECCA hasabido ser también un instrumentopara salvar las distancias entre per-sonas y entre grupos, entre clases

Lección inaugural

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sociales y entre sectores diversos.Salvar las distancias, esa es la cla-ve. Salvar las distancias en unosterritorios donde podría parecer queno las hay - y las hay más - no esalgo que se resuelva sólo por mediode infraestructuras y de transpor-tes, sino a través de la educación ydel entendimiento. Y me alegro deque la radio, tan esencial en mi vida,haya podido ser así, entre nosotros,un mágico Samborondón. Y si lo hasido entre nosotros, los canarios,también lo ha sido luego, en su pro-yección internacional, con África yAmérica como objetivos, para losdemás y para nosotros en nuestrarelación con el mundo.

El micrófono, la radiogramolay un padre jesuita

Pero la radio, un instrumento mo-desto, cada vez más asequible en laevolución de la tecnología, con untransistor a mano para el pastor ypara el intelectual, es más que uninstrumento eficaz. Es también unacaja de resonancias del corazón, quehay que llenar de pálpitos para quesea un espacio confortable para elespíritu. Y pensando en esto estabacuando decidí que esta intervención

mía de hoy no fuera la de un preten-cioso que tratara de explicar a losbuenos maestros de ECCA lo queeducar por la radio significa. Decidí,por tanto, que esta intervención nofuera la de un colega, que tambiénlo soy – maestro por unos años ysensible a los sacrificios y a la dedi-cación del magisterio –, sino la deun profesional de la radio, que hadedicado buena parte de su vida almedio, para homenajear a la radio alcumplirse 40 años de Radio ECCA.

Porque si en la radio es importantehablar, y hacerlo con rigor, es asi-mismo importante saber escuchar, yhacerlo con la mejor sensibilidadposible. Quiero decir con esto queun profesional de la radio debe ser,ante todo, un buen oyente. La bio-grafía de la radio, pues, es la biogra-fía de su oyente, siempre alumno,sea cual sea la condición del oyen-te. En mi caso, que es el que modes-tamente expongo ante ustedes, afalta de mayor pericia en otras cáte-dras, he de admitir que la existenciade una infancia radiofónica como lamía fue lo que me condujo a trabajaren la radio. Lo de profesional mesuena siempre a funcionario, aun-que tengo al funcionario por nobleservidor público. Pero cualquier re-


Porque si en la radio es importante hablar, y hacerlo conrigor, es asimismo importante saber escuchar, y hacerlo conla mejor sensibilidad posible

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paso en la memoria a mi encuentrocon la Radio me ha de conducir ine-vitablemente a aquel momento en elque me regalan un micrófono (creoque de los que llamaban de carbón,porque funcionaba además de conelectricidad con pilas, quizá seríahoy una pieza museal) y lo conectéal enchufe destinado al tocadiscosen la radiogramola familiar. Así, pues,yo hablaba desde una habitación ymis peroratas podían escucharse enel resto de la casa a través del alta-voz de la radio.

No podría confirmar ahora si aquelarrebato precoz de radiofonista vinode mi fascinación por la Radio o demi condición de alegador, que esuna característica de los tímidospara sobrevivir. En todo caso, misprofesores y mis condiscípulos enel colegio tinerfeño guardan buenamemoria de mi tendencia a la orato-ria, y digo buena porque no lo hanolvidado, aunque convendría decirque también guardan el recuerdo te-rrorífico de la verborrea imparable

que más de una vez me llevó a serexpulsado de clase. En todo caso,es de suponer que en mi camino porla Radio quedara atrás mi vocaciónpredicadora porque, de no ser así,habría de reconocer mi fracaso: nohay, a mi entender, mayor enemigode la radio que un predicador; aun-que el éxito de algunos predicado-res contemporáneos, y hablo de pre-dicadores civiles, pudieran darnosa entender que son consustancia-les al medio.

Pero, si afino más la memoria, he deatribuir precisamente a un jesuita, elpadre Guillermo García, que fue miprofesor de Latín y Griego, y al queyo admiraba por sus saberes litera-rios, el contagio del interés por laRadio. Él poseía un pequeño estu-dio en el que realizaba por su cuen-ta unos espacios de contenido reli-gioso y entregaba después la gra-bación a la radio local. Asistir en si-lencio a aquel acto radiofónico, enel que el sacerdote no sólo hablabasino que se empleaba como una es-pecie de pionero autocontrol, erapara mí un momento mágico. Oírdespués en la radio aquellas mismaspalabras reproducía una emociónparecida. He de pensar, pues, que elmimetismo propio de los niños porefectos de la admiración hacia unadulto que se impone como para-digma tuvo algo que ver, no sólo enmi gusto por la literatura - en la bi-blioteca de los jesuitas de Tenerife,en la parroquia de la Concepción de

Lección inaugural

No podría confirmar ahorasi aquel arrebato precozde radiofonista vino de mifascinación por la radio ode mi condición dealegador, que es unacaracterística de lostímidos para sobrevivir

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Santa Cruz, descubrí lo mismo aGaldós que a san Agustín -, sinotambién en mi devoción por la Ra-dio.

Pena, penita, pena

Pero ser un niño de los cincuentaen España suponía tener la memo-ria poblada de sonidos: la radio erael altavoz de todos ellos. Tal vez,por eso, aquellos viejos receptoresaparatosos, que tenían lugar prefe-rente en las reuniones de familia,aparecen hoy como cofres de nues-tra sentimentalidad. Al verlos aho-ra, al recordarlos, revivimos las mú-sicas que desprendían y, al oír a lastonadilleras cantando la España depandereta de aquel tiempo, oímoscon ellas a las madres o a las mu-chachas de servicio que se unían alas voces de la radio y dejaban oírsus canturreos por los patios. Nosé si era un modo de distraer la tris-teza, pero todo el mundo cantabaentonces, ajeno al ridículo, y la ra-dio, que no se abría a otras cosas,se llenaba en un tiempo de silenciode concursos de voces que estimu-laban las jóvenes y las viejas voca-ciones de cantaoras.

Tuvo que venir la democracia paraque la radio se abriera por el teléfo-no a los oyentes y conociéramos deveras su capacidad de participación.Sin embargo, aquel modo de seguir-la, cantando con ella, en los tiem-pos en que el teléfono era todavíaun privilegio de unos cuantos y la

palabra pública el derecho exclusi-vo de los que mandaban, supuso, asu modo y con sus carencias, unanticipo de la radio participativa delos años de la libertad. Y entre esasanticipaciones, por su especial co-metido, estaba esta meritoria RadioECCA de los tiempos fundacionalesde otro jesuita de la radio: el anda-luz padre Villén.

Es seguro que cada uno recordaráahora una canción distinta si se leremite a la evocación de aquella épo-ca: «Pena, penita, pena», cantadapor Lola Flores, resuena en el patiode mi memoria y casi se funde con lasintonía triunfal del parte de RadioNacional que difundían por obliga-ción todas las emisoras. Lejos esta-ba de intuir entonces que un día lle-garía a dar noticias yo mismo enRadio Nacional con la exacta y gra-ve formalidad de los locutores de la


Aquel modo de seguir laradio, cantando con ella,en los tiempos en que elteléfono era todavía unprivilegio de unos cuantosy la palabra pública elderecho exclusivo de losque mandaban, supuso, asu modo y con suscarencias, un anticipo dela radio participativa de losaños de la libertad

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época. Y, al sintonizar en la más ocul-ta habitación de mi casa, casi comoun rito, Radio Pirenaica o la BBC -esta vez la radio abriéndonos losojos que la propaganda interior seempeñaba en cerrarnos-, estaba muylejos de presentir que, con el pasode los días, habría de tocarme la ta-rea de hacer con otros una radioespañola - Radio Exterior - que pu-diera suponer, para los que nos es-cuchaban en países sin libertad, laesperanza de que el mundo y la vidaeran otra cosa en otros lugares, quees también una tarea a la que con eltiempo ha llegado Radio ECCA ensu evolución.

Pero, como se ve, nuestra sentimen-talidad no podía escapar a los ardi-des de una España en la que el fal-so folclore era un instrumento de unpatriotismo también impostado.Tampoco la emoción del fútbol es-capaba al protagonismo de la radioy si entonces vivíamos la tensión

de los goles en el grito colectivo delos reunidos junto a la radio. La can-tinela de la transmisión deportiva odel relato futbolístico de las tardesde los domingos quedó asociadapara siempre a la melancolía de unatarde que anunciaba el final del bre-ve ocio y nos empujaba al retornorutinario al colegio en la mañana dellunes. Aún hoy, la retórica de la cró-nica deportiva, su música exaltaday monótona, me devuelve a aque-llas tardes en las que la vida parecíadetenerse de un modo provisionalen la ya de por sí detenida sociedadprovinciana de aquellos tiempos.

Pero la radio daba las órdenes devida: una tal señora Francis indu-cía al buen comportamiento a tra-vés de las consultas que le hacíanlas solitarias oyentes que hallabanen el medio una alternativa al confe-sionario parroquial; los elocuentesoradores sagrados ampliaban su púl-pito, en el que se mezclaban la aren-

Lección inaugural

Habría de tocarme hacer con otros una radio -Radio Exterior-que pudiera suponer, para los que nos escuchaban en paísessin libertad, la esperanza de que el mundo y la vida eran otracosa en otros lugares

Una tal señora Francis inducía al buen comportamiento através de consultas que le hacían las solitarias oyentes quehallaban en el medio una alternativa al confesionario

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ga patriótica con las amenazas delinfierno, en las solemnes novenasque transmitían o en la misa de docey el rosario que congregaba a lasabuelas junto a un receptor conver-tido en improvisada capilla casera;el Régimen recordaba las bondadesdel Caudillo y la eficacia de su obray el himno nacionalabría y cerraba lasemisiones al grito de«Viva Franco, ArribaEspaña». Tambiénejecutaba la radio lasórdenes de recogi-miento en aquellassemanas santas enlas que la música reli-giosa nos imponía unobligado y silenciosoretiro y la prohibiciónde cantar era obede-cida en las casas. Yno había onomásticao cumpleaños quefuera tal si a la tarta con velas noacompañaba la dedicatoria de uncuento o una canción infantil en laemisora local, si no oías tu nombreen la radio, acompañado de la ex-presión de cariño de los tuyos. Ni lamuerte escapaba a la radio: muy me-nesteroso tenía que ser el difuntoque no mereciera su esquela con eldetallado recuento de familiares quesuplicaban una oración por su almay la asistencia al sepelio.

Pero ya he dicho que el recuerdo demi infancia es un recuerdo pobladode sonidos y, hurgando en ese baúl

de los sonidos, apenas consigo re-construir las notas de un programainfantil de la tarde de los jueves enRadio Club Tenerife: el tío Pepotenos dedicaba canciones y cuentosa los niños y lanzaba al final unaflecha con caramelos que llegabancada semana a casa y que nos los

encontrábamos, unavez concluido el pro-grama, detrás del apa-rato de radio. Otroejemplo de radioparticipativa que ne-cesariamente ha vin-culado a este medio lainfancia de quienesvivíamos esa particu-lar ilusión todos losjueves. Sin embargo,el hecho de que aque-lla fuera la radio denuestra infancia noquiere decir que fuerauna radio niña, ni si-

quiera una radio joven en los tiem-pos en que una vitalísima radio ope-raba en toda Europa: era la vieja ra-dio de nuestra infancia que repartíailusiones de abuela. Esta ilusión delprograma infantil, como la de losReyes Magos, se desvanecía el díaen que nos llegaba un rumor de quetambién el tío Pepote eran nuestrospadres y, al conseguir asomarnos ala trasera del receptor antes de quelos caramelos salieran de la flechade aquel mago de voz engolada,como eran entonces casi todas lasvoces de la radio, descubríamos allí


Esta ilusión delprograma infantil,como los ReyesMagos, sedesvanecía el díaen que nosllegaba un rumorde que tambiénel tío Pepote erannuestros padres

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con anticipación los caramelos. Losniños de mi época, en estas islas,adonde algunos suponen que casitodo llega al menos sólo una horamás tarde, fuimos unos niños sintelevisión. Es fácil entender que nosólo nuestros sueños de infanciaviajaran del tebeo, que aquí llamá-bamos el colorín, o del cine de nues-tros matinés, a la radio; sino que,además, nuestro entorno todo seevadiera de la grisura ambiental bus-cando en la radio la ficción de losenredos inocentes de los cule-brones, con los que tenían cita lasmujeres de nuestra casa en las tar-des de radio.

No hay ningún motivo para sentirnostalgia de aquella radio amorda-zada, pero un medio tan vivo es unasegura víctima en una sociedad sinlibertad: nuestra radio lo fue. Su dialse detuvo donde el pulso de su au-diencia y nuestro pulso era el queera. Cantó como podíamos cantar yse expresó como podíamos expre-sarnos. O sea: poco. Es tan nuestracomo la música de nuestrosguateques porque la música deaquellos guateques fue la suya. Vi-vió con nosotros y a nuestra mane-ra y por eso nuestra memoria seconstruyó con ella. Empezó a hablarde veras cuando nos dejaron hablara los demás o cuando conquistamosnuestro derecho a hablar. Tampocointuí entonces que me iba a ser dadodirigir un proyecto de radio jovencomo Radio 3, pionero de tantos

atrevimientos posteriores de unaradio madura que ha sido, paradóji-camente, más joven que cuando notenía edad. Ahora, la radio españolaes una de las más vigorosas radiosde Europa y no sé si eso quiere de-cir que la sociedad española está asu altura, ni si ella está a la altura dela moderna sociedad española. Encualquier caso, el camino que siguiódesde sus tiempos de espectáculosde variedades cara al público a estede rigurosa informadora, con susluces y sus sombras, como las nues-tras, es un largo camino que requie-re otro repaso a su sentimentalidady a la de sus oyentes. Al fin y alcabo, una misma educación senti-mental.

La voz radiofónica yel acento

Pero, a pesar de la presencia de laRadio en la sentimentalidad de lasociedad en la que se desarrolló miinfancia, no he sido proclive a atri-buir a eso mi vocación, mi destino,o como quieran llamar ustedes a laazarosa aunque imbatible manera devincular mi vida al medio. Y digoimbatible porque, en los cortos pe-riodos de mi vida en que sin aban-donarla del todo he pensado que medespedía de ella, la Radio ha vueltoa reclamarme y a proporcionarmesatisfacciones o desasosiegos, se-gún los casos, con lo cual he llega-do a la conclusión de que, si nada

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lo remedia, nuestro matrimonio va amantenerse hasta la muerte.

Pero lo que ni el jesuita maestro demi infancia de radio, ni yo mismo,teníamos previsto es que la edad metrajera una voz que los demás iban atener por radiofónica; aunque algu-na vez he llegado a pensar que lasvoces también se buscan, se traba-jan y, al fin, se educan. Fuera lo quefuere, que no viene al caso discutir-lo si no es en una conferencia al efec-to, un buen día acudí a Radio Ju-ventud de Canarias con el fin departicipar en un programa del cole-gio y fue allí donde alguien detectóen mi voz, recién estrenada comoquien dice, condiciones propiaspara dedicarme a la Radio. Si no re-cuerdo aquel momento como espe-cialmente jubiloso es seguramentepor dos razones: la primera, que es-taba tan seguro de tener una vozidónea que no me resultó muy hala-gador que digamos el reconocimien-to obvio. Y la segunda, que ya poraquel entonces me fascinaba tantola escritura, todo lo escrito, la emo-ción del papel, que hubiera preferi-do que alguien me dijera que lo míoera el periódico y no la Radio.

Por lo que a la voz se refiere, tanfundamental en la radio de enton-ces como al parecer secundaria enla más moderna radio española, nun-ca le di especial valor. En los flirteosy en las relaciones amorosas siem-pre llegaba un momento en que mepreguntaban, en pleno arrebatoamoroso, ¿nadie te ha dicho unacosa? Yo respondía: ¿Qué, la voz? Ycuando me replicaban que sí, que-daba decepcionado. Siempre espe-raba que descubrieran otra cosa. Enla Radio, como oyente, siempre es-pero lo mismo de los otros: ese algomás detrás de la voz. Por lo que tie-ne que ver con la prensa escrita, deboser sincero con ustedes: la he prefe-rido siempre a cualquier otro medio.Sería muy prolijo si trato de explicarlas razones de esa preferencia, poreso quizá he dicho muchas vecesque lo que me sucede en relacióncon ese gusto tiene que ver con micondición de hombre antiguo: pre-fiero también las tiendas de ultra-marinos a los supermercados, el trenal avión y el fogón a la cocina eléc-trica.

Quizá deba reconocer que esa indi-ferencia inicial ante el hecho de te-ner una voz bien dotada para la Ra-


Por lo que a la voz se refiere, tan fundamental en la radio deentonces como al parecer secundaria en la más modernaradio española, nunca le di especial valor

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dio, o la relativa indi-ferencia inicial frentea la Radio misma enrelación con el perió-dico, me permitió ha-cerme querer por ellaal reconocerme esqui-vo: siempre me hesentido más queridopor la Radio que apa-sionado por ella; poreso, también he llega-do a la conclusión, talvez errónea, de que sisales a la calle a bus-car el amor no lo en-cuentras y cuandoviene y se instala esperas que no teabandone. De todos modos, estimoque la Radio consiguió seducirmesin que yo lo esperara. Creo que eseste un medio en el que es imposi-ble permanecer, y mucho menos cre-cer, pasivamente.

No quiero que esto sea solo el rela-to de la Radio de mi vida, aunquesólo de eso podrían desprenderse,y espero que se desprendan, otrascosas. Debo retomar algo que dijerespecto de la voz en la Radio de mijuventud. Dije que era importante lavoz como no parece serlo ahora ydebo confesar que lamento lo queahora sucede. Y no ya porque meencuentre en posesión de una vozque, a estas alturas, por culpa deltabaco, la edad y el poco cuidadoque le presto, es ya muy otra, o por-que, además, en largos periodos de

mi vida radiofónicame haya apartadovoluntariamente delmicrófono para asu-mir otras tareas; sinoporque, si la palabraes el instrumentoesencial del medio (lapalabra por sí misma-el uso de la palabraexacta, justa, dentrode un sistema colo-quial- nos llevaría aotra conferencia) lavoz es el vehículo deesa palabra y le sirvecon tanta más efica-

cia cuanto más adecuado sea su bri-llo -no el que oculta la palabra sinoel que la resalta, no el que distanciala palabra sino el que la hace máscercana- y cuanto más propio le seasu ritmo más penetra en el oyente yconsigue su complicidad.

Lo que sucedió en nuestra Radio esque, con frecuencia, la voz vacua seimpuso a la palabra, la voz sin con-tenido sirvió a la retórica, la voz fa-tua fue un fin en sí misma. Si se aña-de a eso la posterior asociación delas mejores voces de la Radio delfranquismo al NODO -tener voz deNODO-, se comprenderá el modo enque se asoció aquí una buena voz ala Radio del pasado y se dio paso avoces estrepitosas o al amateu-rismo ininteligible como expresiónpropia de la nueva Radio. Pasear porEuropa en los años posteriores a

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Lo que sucedióen nuestra Radioes que, confrecuencia, la vozvacua se impusoa la palabra, lavoz sin contenidosirvió a laretórica, la vozfatua fue un fin ensí misma

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nuestra transición política y oír lasvoces de la radio alemana, inglesa,francesa o, sin ir más lejos, la portu-guesa, voces bien timbradas, rítmi-cas, cálidas, convincentes, nos obli-gaba a tratar de explicarnos nuestroproceso: ese camino en el que seolvidaron las formas del medio,como rechazo a la preponderanciade las formas, para revitalizar loscontenidos con una espontaneidadde la que la radio carecía y, afortu-nadamente, hoy tiene.

Otro tanto ha venido a pasar conlos acentos regionales. Remontarémi memoria personal para explicar-lo: cuando fui a hacer aquel progra-ma del colegio y me invitaron a que-darme en la Radio, a lo visto parasiempre, hube de hacer un cursillocuyo principal objetivo consistía eneliminar de los alumnos, canarioscomo éramos, todo resquicio deacento insular. Pasé duras pruebasleyendo en voz alta con un lápiz enla boca para pronunciar la ce y lazeta, tratando de aproximarme alacento clónico, a las diccionesenvaradas de los peninsulares. Enla Radio de la España Una, Grandey Libre, no se admitía la pluralidadde acentos. Pasé pues por los tor-mentos que siempre asocio al día de

la Ascensión. Y explicaré por qué:cuando llegaba tal fecha, en aquellaRadio, donde también se ofrecíandiscos dedicados, teníamos que re-petir con frecuencia el nombre deAscensión, uniendo la ese y la ce,que para nosotros suponía un es-fuerzo extraordinario: «A doña As-censión Rodríguez Marín, de su hijoManuel, felicitándola por su santo».

Pero ni tanto ni tan calvos : hoy, enla radio canaria, más que recuperarel acento, que forma parte de nues-tras señas de identidad, se ha recu-perado el más chabacano de los len-guajes de la calle y la impropiedadlingüística más que los girosdialectales de nuestro castellano. Yeste ejemplo es válido también paraotras autonomías en las que, cre-yendo ser fieles a su propia expre-sión diferencial, se reclaman los as-pectos más negativamente fol-clóricos de sus lenguas y elcostumbrismo más nefando.

Sin embargo, el primer ejemplo deadmisión por el sistema de nuestroacento peculiar se dio en TVE conla aparición en los telediarios de unacanaria, Cristina García Ramos.Pero los que ya habíamos sido edu-cados en la obediencia debida al


Hoy, en la radio canaria, más que recuperar el acento, queforma parte de nuestras señas de identidad, se ha recupera-do el más chabacano de los lenguajes

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acento único no podríamos cambiar-lo ante un micrófono. Así pues, unavez entré en Radio Nacional poroposición, fui requerido para inter-venir en la inauguración del centroemisor de Noblejas en sus emisio-nes para América. Lo que se queríade mí era que hablara en canario conun histórico locutor peninsular, Án-gel Fernández Conde, para garan-tizar a la audiencia de allá un acentocercano a los plurales acentos deAmérica. Ya era tarde: mi confusiónde «eses» y «ces» ante un micrófo-no lo hacía imposible. Recuerdo queun buen día, trabajando ya en Ma-drid, solicitó de mí la Cervecera deCanarias que pusiera mi voz a unspot publicitario. Resultó imposible:cualquier peninsular hubiera paro-diado mejor la voz que se necesita-ba. Y hasta en el ámbito de la litera-tura me trajo alguna vez algún in-

conveniente la impuesta conversióndel acento: en los momentos de ma-yor euforia independentista en Ca-narias, en los congresos literariosde las Islas, traté de ser condescen-diente y presentar mis ponenciascon mi acento de origen: tampocolo conseguí. Durante algún tiempopedía disculpas por ello, ahora no.Cada cual habla como quiere y pue-de. Yo soy hijo de estas islas, perotambién de aquellas circunstanciashistóricas, vividas para bien y paramal. En el balance positivo he dedecir que, posiblemente, no hubierahecho las mismas cosas que he he-cho sin esa capacidad de adapta-ción a un acento más común, y nadamás ajeno a mi estilo que presentar-me como una víctima de lo que nohe sido.

Sin embargo, la Radio estuvo tancontrolada por el franquismo y tantrivializada por el Régimen que eraimposible, desde una posición inte-lectual crítica, no sentirse acomple-jado por trabajar en ella con las con-tradicciones que generaba el propiosistema político. De un lado, unopodía expresar su disidencia -hablodel tardofranquismo- en el seno delas redacciones, sin mayores con-secuencias; pero en momentoscruciales - el asesinato de CarreroBlanco, por ejemplo- podía uno sen-tir cómo aquellos mismos que tereían las gracias de progre comen-taban entre sí que los enemigos lostenían dentro, sembrando el miedo.

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La radio estuvo tancontrolada por elfranquismo y tantrivializada por elRégimen que eraimposible, desde unaposición intelectual crítica,no sentirse acomplejadopor trabajar en ella con lascontradicciones quegeneraba el propiosistema político

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Y de otro lado, en mi caso, compro-baba cómo los intelectuales amigospodían ser más comprensivos conlos medios escritos del sistema quecon la Radio. Me ocurrió, por ejem-plo, con Rafael Alberti. El día enque nos encontramos en Roma porprimera vez, viviendo Franco, esta-ba orgulloso de que ComisionesObreras, oculta naturalmente, hu-biera ganado las elecciones sindi-cales en el diario «Arriba», pero ig-noraba el valor de quienes en la ra-dio española esperaban su hora. Y,si no hubiera sido porque en la ra-dio española había ya un fermentode jóvenes demócratas que espera-ban su hora, quizá la adaptación delmedio a la nueva realidad hubierasido más indecisa y torpe. Por elcontrario, fue audaz, renovadora,capaz de ir por delante de la realidadpolítica y de devolver a la Radio todasu fuerza participativa, sus condi-ciones de excelente lugar de en-cuentro.

La movida y Radio 3

En ese marco, tras la experiencia deRadio Exterior de España, a la quealudí al principio, me fue encomen-dada la dirección de lo que enton-ces era el Tercer Programa de Ra-dio Nacional, donde por cierto sedesarrollaba también una radio edu-cativa.

En la experiencia de Radio Exteriorhabía vivido el ensayo general de lo

que podría ser una radio democráti-ca - se nos concedían licencias por-que el último franquismo se empe-ñaba en proyectar una imagen exte-rior más libre. Además, había tenidoel conocimiento de las radios euro-peas y me había permitido analizaren vivo el fracaso de los tercerosprogramas culturales, tan ajenos ala naturaleza del medio, tanencorsetados, tan enlatados, don-de de una conferencia se pasaba aun sesudo ensayo en un aburridodiscurso inacabable. Para colmo, ennuestro caso, el protagonismo deese cenáculo de minorías se reducíapor lo general a los intelectuales yartistas más o menos afines al Régi-men o que no le presentaban resis-tencia. De ahí también el divorciode nuestra clase intelectual con laRadio, un medio que había emplea-do en Alemania, por ejemplo, la ca-


Si no hubiera sido porqueen la radio española habíaya un fermento de jóvenesdemócratas queesperaban su hora, quizásla adaptación del medio ala nueva realidad hubierasido más indecisa y torpe.Por el contrario, fueaudaz, renovadora, capazde ir por delante de larealidad política

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pacidad creativa de un BertoltBrecht o un Dürrenmatt para su pro-ducción dramática y que había aco-gido en Francia al propio Alberti, aVargas Llosa y a buena parte de loscreadores de lo que luego sería el«Boom latinoamericano».

Así, pues, nos empeñamos en se-guida en involucrar a nuestros inte-lectuales más disidentes con su opi-nión y a los radiofonistas máscombativos. Se trató de una progra-mación abierta que transformó aquelañoso Tercer Programa en lavitalísima Radio 3, que ya existía

como programa musical aislado, perono como una emisora totalmenteabierta a la participación. Constitu-yó un esfuerzo de entusiasta movi-lización democrática, un modelo deRadio que luego ha servido a lasradios alternativas para consolidarun espacio abierto, plural, donde loque un día resultara escandaloso seprodujera ahora con normalidad. Setrataba de hacer una radio cultural,sí, pero con un concepto de la cul-tura que sintonizaba con el espíritude la movida madrileña: la culturacotidiana, exenta de solemnidades.

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O, dicho de otro modo, una radio escultural más por el modo en que seproduce, generando ella cultura,que por sus contenidos de campa-nillas. Debo confesar que aquellaRadio 3 de 1981 fue mi empresaradiofónica más ilusionante y creoque en la evolución de la Radio delos últimos años no ha tenido pe-queño papel. Quizá de aquel proyec-to se desprenda mi manera de con-cebir la Radio hoy y tal vez mi mane-ra de hacerla en la actualidad no seaajena a aquel diseño. Uno de losproyectos que entonces ensaya-mos tímidamente - y que más tarde,

ya como director general de RadioNacional, pude desarrollar - fue larecuperación del relato radiofónico,la renovación de las fórmulas dra-máticas de la Radio. Empeñé en elloa Fernando Fernán Gómez y suobra «El viaje a ninguna parte» fueantes que novela o película un se-rial dramático. Pero también partici-paron en el empeño Rosa Chacel yFrancisco Ayala, Álvaro Pombo yVázquez Montalbán, FranciscoNieva y José Antonio Gabriel yGalán. Tal vez la audiencia iba en-tonces por otra parte, pero la radioespañola es posible que tenga pen-

Uno de los proyectos que entonces ensayamos tímidamente-y que más tarde, ya como director de Radio Nacional, pudedesarrollar- fue la recuperación del relato radiofónico

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diente esa recuperación de sus ca-pacidades expresivas que no se re-ducen al debate, al alegato y a laimprovisación. Recuerdo que cuan-do se oyó por primera vez la progra-mación de la nueva Radio 3 el equi-po de dirección de Radio Nacionalquedó extrañado y me comentó que

aquella parrilla parecía de onda me-dia. Es curioso: hasta entonces, laspocas opciones de FM que habíase dedicaban especialmente a la mú-sica. Ignoraban que la mejora de ca-lidad de un soporte nada tenía quever con las características de unaprogramación y que la concurren-cia de opciones en la FM constitui-ría en seguida la atracción principalde los jóvenes por la Radio.

He pergeñado algunas ideas, tal vezescasas pero espero que útiles, alhilo de mi experiencia másgratificante de la Radio. La memoriame aconseja arrumbar los desencan-tos que se mezclarían después conalgunos entusiasmos, sobre todoporque constituirían, otra vez, ma-teria para un ciclo en el que, por aho-ra, no quisiera emplearme.

Lo que sí quisiera, para terminar, esresponder aquí en voz alta a la pre-

gunta que algunos alumnos se ha-cían en la Universidad de Veranode El Escorial: ¿Por qué la Radio?La Radio porque es algo más queun neutro y rápido transmisor denoticias; la Radio porque es un an-tídoto para muchos contra la sole-dad; la Radio porque es un lugar de

encuentro sin moverse; la Radioporque es un cenáculo para la dis-crepancia; la Radio porque no ex-cluye el divertimento y la distrac-ción, pero tampoco la reflexión. LaRadio porque rompe fronteras; laRadio porque cultiva la imagina-ción; la Radio porque pone en con-tacto a unos con otros y establecela complicidad, la comunión entregentes diversas. La radio porquesigue siendo un instrumento útil deservicio y de educación o porquesuscita la pasión. Pero la radio, so-bre todo, porque cultivando la opi-nión y la crítica, asomándonos a larealidad por medio de voces diver-sas, puede crear el espacio necesa-rio de la convivencia en el que des-de tu casa entras en diálogo con losotros. En tiempos de mordaza, la ra-dio es anodina; en tiempos de liber-tad, la radio es un agente de la tran-sigencia. No hay que sentarse jun-

Pero la radio, sobre todo, porque cultivando la opinión y lacrítica, asomándonos a la realidad por medio de vocesdiversas, puede crear el espacio necesario de la convivencia

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to a ella, ni frente a ella. Te acompa-ña en la intimidad y en el camino, enel duermevela y en la acción, mien-tras trabajas o cuando descansas;no exige, no se impone, se deja oír.Todo eso puede ser la radio y pue-de ser el ruido de la protesta legíti-ma lo mismo que el de la algaradasectaria de quienes quieran prosti-tuir este noble y sencillo instrumen-to de concordia. Las nuevas tecno-logías no la han reemplazado, hancoadyuvado con ella o la han he-cho más necesaria. Desde la radiode galena a la radio digital, lo mis-mo.

La Radio. Por ejemplo: una radiocomo esta Radio ECCA en la quetodos los canarios nos encontra-mos, y en cuyos logros, como ha

subrayado el presidente Adán, losciudadanos tenemos una parte im-portante. Una radio que cumple 40años y que, como el joven jesuitaque es ahora Director general de laFundación que la sostiene nos re-cuerda con gracia, es la cifra de lamadurez. Una radio madura a la quetenemos que felicitar, porque a esamadurez se llega, y se llega tan biencomo ha llegado ECCA, porque lacaja de la radio no sólo tiene pilasen el dial de ECCA, sino las cabezasy los corazones de todos esos hom-bres y esas mujeres que se empe-ñan con entusiasmo en que la radiosea un instrumento de concordia yun motor del talento de sus oyentesy, en consecuencia, de la sociedada la que sirve. Enhorabuena a RadioECCA, enhorabuena a todos.

1) Delgado, Fernando es periodista. El presente artículo es la transcripción de lalección inaugural del curso 2005-2006 de Radio ECCA.

Notas

Lección inaugural

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The following pages will deal withthe experience of Radio Ecca and themass media in the Canary Islands.Which social and educative role dothe mass media play? Which role dothey play nowadays? But, above all,the authors try to give an answer tothe following question: How can aradio station collaborate to build acitizenship with values?

Estudios e informes

L’expérience de Radio ECCA et del’environnement médiatique des IlesCanaries constitue la matièrepremière de la réflexion exposée dansles pages suivantes. Quelle est lafonction sociale et éducative desmédias? Quel rôle jouent-ilsactuellement? Mais surtout, lesauteurs ont pour but de répondre àla question suivante: quelles sontles conditions pour que la radiopuisse collaborer à la constructiond’une citoyenneté ayant desvaleurs?

THE CANARY ISLANDSSITUATION AND THEMODEL OF ECCA

LA SITUATIONCANARIENNE ET LEMODÉLE ECCA

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LA SITUACIÓN CANARIA Y EL MODELO ECCA

La experiencia de Radio ECCA y del entorno mediático de las IslasCanarias constituye la materia prima de la reflexión que se plasma enlas siguientes páginas. ¿Qué función social y educativa hacen los mediosde comunicación? ¿Qué papel desempeñan en la actualidad? Pero, sobretodo, los autores pretenden responder a esta cuestión: cuáles son lascondiciones de posibilidad para que la radio pueda colaborar en laconstrucción de una ciudadanía con valores.

Colectivo Radio y Educación1

Ni los mediosescritos ni laafluencia decontenidos através de la redocupan elespacio de laradio

En Canarias y en Radio ECCA

Los medios de comunicación estánpresentes en las vidas de las perso-nas. La radio desempeña un papelespecífico. Ni los medios escritos nila afluencia de contenidos a travésde la red ocupan el espacio de laradio como lugar parainformarnos, ampliarnuestros conocimien-tos o llenar el tiempode ocio. El pequeñotransistor está pues-to mientras trabaja-mos en la oficina o enel taller, mientras con-ducimos, mientrasatendemos las tareasdel hogar. Por eso, elíndice de penetración

de la radio en la población españo-la, según el EGM, no baja jamás del50% y puede alcanzar el 57%, sólosuperada por la televisión, que al-canza al 90% de la población1.

Por otro lado, actual-mente no existe aquelconcepto unitarioque gobernó nuestracultura radiofónica.Es probable que, ennuestro imagina-rium, la "radio" noexista ya si no es através de las múlti-ples emisoras. Lasgrandes cadenas na-cionales - SER,

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Estudios e informes

COPE, Onda Cero, Punto Radio -y algunas locales, casi siempre afi-liadas a las primeras, nos presentana sus principales figuras, que inci-den en las opiniones de los ciuda-danos y ciudadanas de nuestra so-ciedad. Pero, por supuesto, el men-saje no es único. No podemos argu-mentar que algo es así porque lo dijo«la radio», sino que le damos fiabili-dad a lo que tal o cual comunicadoro comunicadora nos manifiesta. Losnombres de un grupo de hombres ymujeres, como Iñaki Gabilondo,Carlos Herrera, Gemma Nierga,Federico Jiménez Losantos, NievesHerrero, Carlos Llamas, Julia Ote-ro, Luis del Olmo, Concha GarcíaCampoy, César Vidal, Julio CésarIglesias, sugieren a cada oyente unavaloración diferente.

En este artículo, pretendemos pre-sentar la experiencia de RadioECCA. En síntesis, lo que queremosexponer es que, en ECCA, tenemosuna propuesta de cómo la radio pue-de ser un elemento creador de ciu-dadanía. Para mostrar esta convic-ción, abordaremos primero la expe-riencia que actualmente tenemos dela radiodifusión en el Reino de Es-paña y en la Comunidad Autóno-ma de Canarias. A continuación,señalaremos los elementos del con-texto cultural, social, político y eco-nómico que, a nuestro juicio, condi-cionan la actual función de la radioy, en concreto, de una radio comoECCA. Nuestra reflexión fundamen-

tal se centrará en el análisis de lascondiciones que deben darse paraque la programación adquiera carác-ter formativo. Pretendemos mostrarcómo estos elementos se puedenarticular en un proyecto comoECCA.

Tres distincionesEl panorama actual de las emisorasradiofónicas en Canarias nos per-mitiría hacer tres distinciones: so-bre la titularidad u origen de la se-ñal, sobre los contenidos y, final-mente, sobre el estatuto legal.La primera distinción hace referen-cia al origen de la señal y a su titula-ridad. Existen dos grandes grupos:las cadenas de ámbito nacional y lasemisoras locales. Esta división noes totalmente exacta, puesto que lamayoría de las emisoras locales al-canza acuerdos con las grandes ca-denas . De ese modo, buena partede su parrilla se emite al enganchar-se a la programación de alguno delos grupos más poderosos del país.Por supuesto, todos estos grupos,que hemos nombrado ya en la intro-ducción, son conocidos por la ma-yoría de las gentes de las islas: laSER, propiedad del grupo PRISA; lacadena COPE, de la que la Confe-rencia Episcopal Española es ac-cionista mayoritaria; Onda CeroRadio, vinculada a Antena 3 TV y aEuropa FM; Punto Radio, del gru-po mediático Vocento. Con dueñossimilares o parecidos, tenemos otras

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Las emisoras localesacercan el medio a supoblación destinataria yconvierten la realidadcorriente en protagonistade la programaciónradiofónica

cadenas de emisoras: Radio Cien,Radio Cuarenta Principales, M-80Radio, Intereconomía.Las emisoras locales mantienen, enCanarias, una programación muydiversa. Tenemos desde las emiso-ras que se centran en problemáticasmuy autóctonas hasta las que sedirigen al público de lengua y ori-gen extranjeros. Queda fuera de si-tio la pretensión de hacer un análi-sis de la programación de estas emi-soras locales. Sí podemos asegurarque desempeñan un papel desigualen función de las comunidades a lasque se dirigen prioritariamente. Suvalor, sin embargo, es indiscutible:acercan el medio a su población des-tinataria y convierten la realidad dela vida corriente en protagonista delas programaciones radiofónicas.Una segunda distinción, pertinentea la hora de dibujar un primer pano-rama de las emisiones radiofónicasen Canarias, viene marcada por eltipo de programación que se puedeescuchar en ellas. Esta distinciónobedece a la que usa el propio EGMentre radio generalista y radio temá-tica. Las radios generalistas mantie-nen una programación que, en sín-tesis, se basa en tres elementos: losinformativos, las revistas radiofó-nicas y las agendas culturales. Tie-nen, sin duda, connotaciones ideo-lógicas y diferentes estilos deaproximación a la realidad, pero dis-curren por esquemas de programa-ción similares. Las grandes cadenas

nacionales responden de forma bas-tante aproximada a esta descripción:

a) Informativo de primerahora, mientras la gente selevanta y acude a su tra-bajo.

b) Revista de la mañana, mien-tras la mayoría de la gentedesempeña sus funcioneslaborales o domésticas

c) Informativo, al partir la jor-nada laboral (con espaciospara la programación local).

d) Revista radiofónica de latarde.

e) Informativo de tarde noche(con espacios especialespara los deportes o lasagendas culturales).

f) Revistas nocturnas, nor-malmente tras los progra-mas estelares de informa-ción deportiva, en torno ala media noche.


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Se da también una programacióndiferente, más encaminada al ocio,conformada por las denominadasRadio Fórmula. Cadena Cien, Ra-dio Dial, M-80 Radio y Radio Cua-renta Principales son, probable-mente, las más conocidas. Su pro-puesta es fundamentalmente musi-cal aunque, en algunos casos, in-corporen pequeños paquetes infor-mativos, algunos concursos quepermiten la participación de los y lasoyentes o, en determinados momen-tos, la conexión con su matriz parala emisión de algún programa este-lar (casi siempre, del ámbito del de-porte). Por supuesto, existen tam-bién radios que especializan su pro-gramación. Así tenemos Radio Ma-ría, de inspiración católica, que pro-grama una parrilla de contenidoseminentemente religiosos; RadioClásica que, como su nombre indi-ca, apuesta por una programación

encaminada al disfrute de la deno-minada música clásica o Radio Mar-ca que, por su parte, mantiene unaemisión con contenidos deportivos.

La última distinción que pretende-mos indicar hace referencia al esta-tuto legal de las emisoras. En Cana-rias, al igual que en todo el Reinode España, a la espera de que elMinisterio de Industria, antes definales del año 2005, presente el nue-vo panorama de regulación del es-pacio radioeléctrico mediante el PlanTécnico Nacional, existen muchasempresas que emiten de forma quepodríamos denominar «alegal». Dehecho, se ha constituido la asocia-ción RADICAN, Asociación de Ra-dios Independientes de Canarias,integrada por unas ochenta empre-sas de diferente entramadoinstitucional. Lo cierto es que la si-tuación del espacio radioeléctricocarece de una regulación clara y deuna autoridad capaz de imponer esaregulación.

Dentro de este panorama, RadioECCA tiene dos particularidadesimportantes: es la única emisora detitularidad canaria con ámbito y pro-gramación total y exclusivamentecanaria y es la propietaria de todossus centros de emisión. Su progra-mación docente la sitúa en el ámbi-to de las emisoras temáticas, aun-que su programación no docente tie-ne una configuración más cercana alas radios generalistas; en ella to-

Lo cierto es que la situa-ción del espacioradioeléctrico carece deuna regulación clara y deuna autoridad capaz deimponer esa regulación.En este panorama, RadioECCA es la única emisorade titularidad canaria conámbito y programacióntotal y exclusivamentecanaria

Estudios e informes

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dos los elementos significativos nosinvitan a entenderla como una radiocultural y de servicio.

La voz de su amo

En nuestra sociedad mediática, don-de la comunicación es poder, losgrupos de medios representan, confrecuencia, la defensa de determina-dos intereses. No corresponde aeste artículo emitir juicios de valorsobre la tarea que hace determina-do grupo mediático ni qué interesespuedan estar detrás de los mismos.Sin embargo, sí podemos hacer al-gunas observaciones generales, queson pertinentes a nuestro tema: lacapacidad que tienen los medios decomunicación de conformar ciuda-danía con valores sociales.

1) La pluralidad de los medios es,en sí misma, un elemento de educa-ción social para la democracia. Lasociedad canaria, al igual que suce-dió con el conjunto de la sociedadespañola, partía de una visiónmonolítica de la realidad que nos lle-gaba a través de un grupo de me-dios controlados por la administra-ción pública de la dictadura fran-quista. Las emisiones radiofónicasdaban cabida sólo a los datos y lasopiniones que aquel poder incívicopodía permitir. Los pequeños már-genes legales de libertad aparecíanvinculados a la Iglesia y sus emiso-ras, que partían de una afinidad conel régimen que se fue diluyendo con

el tiempo. El otro polo de libertad,situado al margen de la estrecha le-galidad, se encontraba en las emi-siones que provenían del extranje-ro. Por eso, la llegada de la libertady la explosión de múltiples gruposmediáticos fueron un signo positi-vo. Los medios de comunicación y,en concreto la radio, ayudaron a ar-ticular la sociedad de un modo másplural. En el momento actual, las em-presas radiofónicas, al reflejar inte-reses diversos y visiones diferen-tes sobre la realidad, ayudan a crearuna ciudadanía que sabe ser mástolerante y, a la vez, tener más fun-damento para la propia toma de po-sición.

2) El poder y las dimensiones de al-gunos medios crea situaciones de«cuasimonopolio» en algunos espa-cios concretos. No nos referimosúnicamente a la situación de las gran-des cadenas y los grandes gruposque, efectivamente, en determinadosespacios, pueden ser las únicas op-ciones del dial. Hablamos tambiénde las pequeñas emisoras locales

En nuestra sociedadmediática, donde lacomunicación es poder,los grupos de mediosrepresentan, con frecuen-cia, la defensa de determi-nados intereses


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que, en su ámbito, pueden conver-tirse en el único catalejo por el queel público en general se acerque a larealidad inmediata. Lo cierto es quese vive mundialmente un procesode concentración de las empresas ylos poderes económicos. Eso mis-mo sucede en España y, por ende,en Canarias. Algunos gruposmediáticos cuentan con periódicos,televisión, radio, editoriales, empre-sas de cine, e igualmente con expe-riencias empresariales en otros cam-pos: hostelería, inmobiliaria, y más.Esa amplitud de presencia tambiénadquiere a, veces, una profundidadexcesiva: tener muchos puntos enel dial o ser la única emisora capazde estar en el dial de determinadapoblación. Como la necesidad de lu-cro económico es muy importante,en nuestras islas con menos pobla-ción o en determinadas zonas demayor dificultad orográfica sucedeque el abanico de posibilidades serestringe y está en manos de pode-res económicos muy determinados.

3) La libertad de los medios es,igualmente, creadora de ciudada-nía. Es evidente que, en el mundooccidental, las libertades formalesalcanzan a nuestros medios. No hayun poder político que controle su

actividad y la dirija de forma coerci-tiva. La existencia de la radio públi-ca, con su actual estatuto, no entraen competencia desleal ni reduce lasposibilidades de la libertad. Sin em-bargo, hay amenazas evidentes:

a) La concentración del poder eco-nómico en algunas pocas manosque atraen hacia sí a determinadosmedios como un área más de su ne-gocio y los convierten en el escapa-rate en el que exponen o disfrazansus intereses.

b) El maridaje entre las opcionespolíticas organizadas y los gruposque controlan los medios. La segun-da amenaza se concreta en nuestrasituación canaria de una manera su-ficientemente abierta como para que,con relativa facilidad, la opiniónpública identifique a las cabecerasde periódico o a las emisionesradiofónicas con los intereses deuna determinada formación política.Sin embargo, la primera amenaza, lade la defensa de intereses empresa-riales o económicos a través del con-trol de determinados medios, exigeuna observación más atenta o unconocimiento de los intereses queno están fácilmente a disposición delpúblico en general. En buena medi-

Lo cierto es que se vive mundialmente un proceso de concen-tración de las empresas y los poderes económicos

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da, esta situación hace pensar ennuestros medios como «la voz desu amo». Esos «amos», dado el ni-vel de inversiones y de gestión queexigen el manejo actual del sector,sólo pueden ser de dos tipos: losque obtienen su poderío directa-mente del respaldo político oinstitucional, y los que tienen unpoder económico propio suficiente.

4) La ética periodística, es decir, delas empresas de la comunicación yde las personas que trabajan en es-tos ámbitos, no tiene la claridad quenecesitaríamos. Gracias a la inicia-tiva del grupo de Izquierda Unida,entró en el Congreso de los Diputa-dos una propuesta de ley para unEstatuto del Periodismo. La medi-da resulta muy discutible y todaslas empresas periodísticas, sea cualsea su orientación ideológica, hanmanifestado sus objeciones, no pe-queñas, a un texto que, en su prime-ra fase de redacción, quería atribuiral poder político fuertes controlessobre la actuación del colectivo deperiodistas. Sin embargo, este de-bate no es ajeno a una sociedad que,en general, se siente indefensa anteel poder de los medios y de loscomunicadores/as. La libertad deexpresión, sin duda un valor para la

sociedad en su conjunto, es vividacomo una excusa para la mentira yla agresión o para el encubrimiento,sin más, de intereses económicos opolíticos poco confesables. Losmensajes simples y contundentes,los mensajes poco matizados, sus-tituyen con facilidad a la expresiónmás articulada de una realidad com-pleja. En los medios de comunica-ción, la virulencia de la batalla polí-tica parece empeñada en dejar pocohueco a quienes pretenden haceruna labor informativa «apartidista».La no distinción entre opinión ydatos lleva, al menos en algunos ca-sos, a la impresión de que los datosno importan o que son siempre utili-zables como instrumento de crea-ción de una determinada opiniónpública. Por otro lado, la cada vezmás frecuente mezcla entre informa-ción y publicidad traslada la credi-bilidad de los comunicadores ycomunicadoras a la credibilidad delas empresas que anuncian. Quienpaga, manda.

5) El mundo de valores de los me-dios de comunicación es muy cohe-rente con el mundo de valores de lasociedad en la que actúan. Se tratade un efecto lógico de la introduc-ción de los medios en la sociedad

La no distinción entre opinión y datos lleva, al menos enalgunos casos, a la impresión de que los datos no importan


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del mercado. Los medios viven dela publicidad. La publicidad se acer-ca a los medios en función de losíndices de audiencia. La audienciase consigue, fundamentalmente,manteniéndose dentro del marco delo aceptable para la sociedad en laque los medios nacen y viven. Deese modo, las divergencias que en-contramos en losmedios son las mis-mas divergenciasque está dispuesta atolerar la sociedadespañola, o canariaen nuestro caso, sincambiar de dial. Escierto que esas di-vergencias tolera-bles, manejadas conhabilidad, arrastrana la audiencia en unadirección u otra, ra-dicalizando sus pos-turas. Por otro lado, los valoresque inspiran a las empresas perio-dísticas no son siempre coherentesconsigo mismas. Unas veces, losmárgenes de libertad que existendentro de las propias empresas ge-neran visiones enfrentadas o, al me-nos, divergentes dentro de la pro-pia programación. Otras veces, mien-tras la labor de los sujetoscomunicadores pueda encaminarsehacia unos valores, la publicidad,exigencia de la economía del medio,se mueve con referentes éticos muydiferentes. En la televisión, no esextraño que un programa pretenda

resaltar la relación igualitaria entrelos géneros mientras un anuncio deautomóvil cuela la idea subliminalde que, junto con el auto, se entre-ga una «top model» al decidido com-prador. En la radio, los valores deun consumo responsable se combi-nan con el mensaje mercantilista deun consumo frecuente y sin medi-

da.

Canarias: islas

Radio ECCA nacióen Canarias en1965. La situaciónsocial y cultural delArchipiélago hizoconveniente y posi-ble su expansión yla prolongación enel tiempo de su pro-gramación. Hoy,aunque la Funda-

cion ECCA actúa en muchas áreasde la España peninsular o en las pro-pias Islas Baleares, su emisora estáradicada en Canarias y, al margende quienes puedan seguirla a tra-vés de Internet, tiene entre susoyentes habituales a los habitantesde la Comunidad Canaria.

Desde la época en que se emitieronlos primeros programas han pasadocuarenta años. En esas cuatro dé-cadas, el panorama de las Islas hacambiado. Estamos convencidos deque los medios, todos ellos, actúansiempre en un contexto, condicio-

Mientras la labor delos sujetoscomunicadorespueda encaminarsehacia unos valores,la publicidad semueve con referen-tes éticos diferentes

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nados por él y con pretensión deactuar sobre él. Por eso, en este apar-tado pretenderemos señalar algunascondiciones del contexto canarioque, a nuestro juicio, condicionansobremanera la pretensión de Ra-dio ECCA de ser una emisora capazde alentar los procesos de creaciónde ciudadanía con valores socialesen esta comunidad.

1. En Canarias somos islas. Se tra-ta, sin duda, de un elemento consti-tutivo de nuestra realidad y que noscaracteriza en dos direcciones: ha-cia dentro y en nuestra relación conel mundo. Hacia dentro, el carácterinsular genera espacios fragmenta-dos. La economía, la cultura, la or-ganización política, la vivencia reli-giosa tienen la marca de lainsularidad. El conflicto casi perma-nente entre las dos islas capitalinasy de estas con las que tradicional-mente se denomi-naron «menores»es sólo una mani-festación, probable-mente la más agre-siva, del carácter in-sular de quieneshabitamos en las is-las. Hacia fuera, ennuestra relacióncon el mundo, lasgentes de Canarias«nos vivimos» conuna fuerte peculia-ridad. La distanciafrente al territorio

continental del que formamos partepolítica; la tradicional relación cul-tural con Latinoamérica (sobretodo el Caribe, pero no únicamen-te); y la vecindad con África, uncontinente del que nos hemos sen-tido cultural, política, religiosa y eco-nómicamente tan distantes, nos hadado una conciencia de identidadregional que, en ocasiones, pudieraparecer contradictoria con elfragmentarismo del territorio queocupamos. Los medios de comuni-cación tienen, sin duda, uncondicionante en ambos sentidos.

2. En Canarias no estamos aisla-dos. Ni nuestra historia, hecha delmestizaje y de las rutas de paso queprovenían o fenecían en Europa, ninuestra situación actual lo permiten.Hay tres elementos que queremosresaltar en este sentido:

a) La realidad político-institucionalde Canarias preten-de evitar las tenden-cias al aislacionismo.La Comunidad Au-tónoma, aunque daun fuerte papel degestión a los Cabil-dos, dota de un am-plio poder legislati-vo al Parlamento deCanarias, que esta-blece normas váli-das para todas laspersonas residentesen las Islas, sea cual

Hacia dentro, elcarácter insulargenera espaciosfragmentados (...).Hacia fuera, ennuestras relacionescon el mundo, lasgentes de Canariasnos vivimos con unafuerte peculiaridad


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sea, aquella en la que habiten. Delmismo modo, la pertenencia al Rei-no de España y, a través del mismo,al marco multinacional de la UniónEuropea, remandan continuamentea la comunidad canaria hacia unámbito de identificación social mu-cho más amplio, el de Europa y eldel mundo occidental.

b) La realidad económica de las Is-las es, cada vez más, la de una redde intereses compartidos. Es ciertoque algunas Islas mantienen unapredominancia agrícola y, en otras,los servicios, principalmente lahostelería, ocupan el primer lugar.Sin embargo, se observa un aumen-to progresivo del número de peque-ñas empresas que dejan el ámbitode su isla para actuar en el conjuntode ellas, como un mercado único.Para ello, el esfuerzo en la mejora dela red de transportes parece una ta-rea decisiva. Pero, además, la situa-ción geopolítica de las Islas las vuel-ca a un tipo de relación con el exte-rior de fuerte contenido económico.Las empresas canarias de hosteleríaactúan ya en el Caribe, la Españapeninsular o la costa occidental delMagreb. Cada vez más, las compa-

ñías Canarias tienen intereses enCabo Verde, Senegal o Mauritania.Las relaciones con Europa son in-tensas: la llegada de sus turistas, lasexportaciones de productos agríco-las y la consideración de las Islascomo objetivo uno de la política decohesión de la Unión Europea.

c) La cultura canaria es una culturavinculada sin duda, por sus valoresy por sus mitos, con el mundo lati-no, con el hispano, con el europeo,con el de Occidente. Cada una delas islas tiene su peculiaridad cultu-ral, y el habla expresa buena partede esas peculiaridades en el uso dealgunos vocablos y giros, en losacentos y ritmos, o en la pronuncia-ción de determinados fonemas enfunción de su situación en la pala-bra. Estas peculiaridades, y otras,no dejan de ser riqueza para un en-tramado cultural común, que sumala herencia de los pobladoresprehispánicos a la que los diferen-tes grupos posteriores han ido in-troduciendo.

3. Estas dos características ante-riores matizan todos los demás ele-mentos del contexto en el que vivi-

Cada una de las islas tiene su peculiaridad cultural, y elhabla expresa buena parte de esas peculiaridades en el usode algunos vocablos y giros, en los acentos y ritmos, o en lapronunciación de determinados fonemas en función de susituación en la palabra

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mos. Estos otros elementos son lospropios del mundo occidental ac-tual. De ellos hay cuatro que quere-mos resaltar especialmente: la socie-dad de la globalización, la sociedadmulticultural, la sociedad política-mente abierta y la desigualdadsocioeconómica entre norte y sur.

a. Cuando ECCA nació, hace cua-renta años, vivíamos en una socie-dad que apenas conseguía salir dela autarquía de la posguerra espa-ñola. La relación que las personasde las islas teníamos con el mundoexterior era casi exclusivamente lade la emigración o la de la llegada defuncionarios provenientes de la Es-paña peninsular. Hoy, las economíasestán mezcladas y la mirada a nues-tros problemas tiene que ser muyamplia. Las costumbres y los valo-res de las jóvenes generaciones is-leñas no son tan distantes de las delos chicos y chicas de Londres,Johannesburgo, Nueva York o Bar-celona. El desarrollo del comerciopone en nuestros mercados produc-tos de todo el mundo. Los seguido-res de U-2, The Beatles o La Orejade Van Gogh no están en desven-taja con los de Taburiente, LosSabandeños o Mestisay. Con unequipo que ya existe en el treintapor ciento de los hogares de las Is-las, podemos seguir la BBC, una emi-sora de Beijing o Catalunya Radio.El Riveiro o el Alvariño compitenen el mercado con los vinos france-ses o los herreños. A todo esto, que

tiene un poder enorme de «unifor-mización» de hábitos de consumo,valores de vida y costumbres éti-cas, llamamos globalización.

b. La proximidad con África y la que-rencia con América hizo siempre delas Islas Canarias, sobre todo delas islas con mayor actividad por-tuaria, un lugar para el contacto delas culturas. La comunidad hindú,repartida por las islas, es un claroreflejo de ello. Sin embargo, es a par-tir de la inversión económica de lossetenta y de la entrada en la UniónEuropea, cuando Canarias se con-vierte en destino de personas que

provienen de otros contextos cul-turales de forma más masiva. Nues-tras empresas en la costa occiden-tal de África tienen, del otro lado dela moneda, la llegada a nuestras tie-rras de muchos hombres y mujeresque buscan escapar de su situacióneconómica deprimente. Estas perso-nas vienen con grupos suficiente-mente capaces de mantener la pro-

Las costumbres y losvalores de las jóvenesgeneraciones isleñas noson tan distantes de lasde los chicos y chicas deLondres, Johannesburgo,Nueva York o Barcelona


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pia peculiaridad cultural. La genteque llega es, culturalmente, extrañapara quienes ya habitamos aquí. Lostiempos en que vivimos nos abo-can a una necesaria convivencia. Enel modelo a seguir, tenemos muchosejemplos que nos preceden. No pa-rece un objetivo razonable la meradisolución cultural de quienes lle-gan a nuestra sociedad, con aporta-ciones en todo caso simbólicas re-ferentes a su folclore o exotismo.Tampoco parece razonable preten-der la creación de realidades socia-les separadas radicalmente a modode guetos, como se ha producidoen algunas sociedades occidenta-les. La multiculturalidad es, en bue-na medida, una consecuencia y ungen defensivo frente a la globa-lización uniformadora.

c. Siguiendo la terminología de K.R. Popper, debemos decir que Ca-narias es hoy una sociedad abierta.El concepto es fundamentalmentepolítico. Por sociedad abierta se en-tiende aquella que permite las de-nominadas libertades democráticas:reunión, asociación, expresión, cul-to, etc. Se trata de una sociedadabierta porque no propone un úni-co horizonte político para la vida delas personas y porque permite la in-troducción, a través de sus orde-namientos regulados, de ideas ypropuestas que puedan hacerla evo-lucionar. Por supuesto, el sistematiene sus disfunciones. Es posibleque, tal y como señala el profesorMarina en «La inteligencia fraca-sada», determinados modos de or-ganizar la sociedad puedan sugerira algunas personas que todo vale,que todo da lo mismo, y que no hayvalores ni principios por los que re-girse. Igualmente, es posible que lafragilidad de los controles o la debi-lidad de la ética social pueda llevara algunas instituciones a que se déuna tolerancia impotente ante la co-rrupción, tanto del funcionariadocomo de quienes nos representanpolíticamente. Del mismo modo, elsistema representativo, que es el queusamos para abrir nuestra sociedad,puede generar una profesiona-lización de la gestión social y políti-ca. De ese modo se crea una castaespecial para quienes se dedican ala misma y, a la vez, la ciudadanía

Tampoco parece razonablepretender la creación derealidades socialesseparadas radicalmente amodo de guetos

No parece un objetivorazonable la mera disolu-ción cultural de quienesllegan a nuestra sociedad

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común se inhibe de su compromisocon la «res publica».

d.La llegada masiva de personasprovenientes de entornos cercanosha hecho que Canarias tome con-ciencia de su lugar en la frontera dela pobreza. Canarias está dentro dela U.E. y su economía protegida demercado la sitúa en los niveles deingresos de los denominados paí-ses desarrollados. Sin embargo, elámbito geográfico del norte del Áfri-ca Occidental es un ámbito de po-

breza. Quienes llegan a las Islas vie-nen huyendo de la miseria econó-mica cuando no de la opresión polí-tica. Del mismo modo, muchas per-sonas provenientes de Latinoamé-rica encuentran un nuevo hogar enlas Islas. Aunque su llegada se daen circunstancias menos dramáti-cas, al menos en apariencia, es lamisma pobreza y la inestabilidadsocial y política la que les hizo salirde su tierra a la búsqueda de nue-vos horizontes. Se trata de síntomasde una realidad más profunda: vivi-

mos en un mundo radicalmente des-igual, donde los recursos económi-cos y los niveles de vida se concen-tran en unos pocos países y dejande la mano a continentes enteros.

Lo real y lo virtual

Los medios tienen una fuerte fun-ción social. Del modo en que ellosse usan depende, en alguna medi-da, qué cosas son aceptables parauna sociedad y cuáles no. Muchasveces, en mitad de los conflictospolíticos o en las campañas paraganar unas elecciones, observamosque las opiniones de los contendien-tes tienden a moverse en el ámbitode lo socialmente aceptable, mien-tras que los elementos que usan paradiferenciarse tienen más que ver conla credibilidad personal o de la or-ganización política.

Desde que Peter Berger y ThomasLuckmann cerraran el círculo de lasociología del conocimiento en sulibro «La construcción social de larealidad», sabemos que los princi-pios éticos que guían a las perso-nas tienen un referente social fun-damental. Los valores que orientanlas vidas de los seres humanos sonvalores aceptables para la sociedaden la que viven, son valores plausi-bles, o son, por el contrario, valoresajenos a la misma y, en ese sentido,heréticos. Sólo algunas herejías

Del modo en que losmedios se usan depende,en alguna medida, quécosas son aceptablespara una sociedad ycuáles no


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triunfan: lo hacen porque los medioscon las que son comunicadas sonsuficientemente loables, aceptableso creíbles para el conjunto de la so-ciedad. De ese modo, las herejíasdejan de serlo y, una vez aceptadas,se convierten en valores que orien-tan la vida de las personas en unacomunidad determinada.

El poder de crear valores aceptablesestá, por tanto, en alguna medida,en los medios que se usan para co-municarlos. A lo largo de la historia,este poderío llevó a ampliar, en untriple paso, los derechos a la infor-mación y la comunicación. Nacierona la contra; es decir, nacieron parafrenar el poder político que los usa-ba en beneficio propio. En un pri-mer momento, durante el siglo XIX,apareció la libertad de prensa (enotras palabras: la libertad de quie-nes tenían medios para montar lasempresas editoras, ¡por tanto, elderecho de un pequeño grupo deseres privilegiados!); con el sigloXX, se trató de plasmar, en una se-rie de estatutos del periodismo, lalibertad de profesionales de la pren-sa, de escritores/as y periodistas(igualmente, un grupo privilegiadodentro del conjunto de la sociedad);

sólo posteriormente, con la declara-ción de los derechos humanos, seseñaló que el sujeto del derecho a lainformación y la comunicación eratoda persona, por el mero hecho deserlo.

En la actualidad, el panorama quereflejábamos en la primera parte denuestro artículo, nos invita a algu-nas reflexiones:

1) Los medios son la realidad. Lospensadores estructuralistas formu-laron que las personas son el lugaren el que habla su cultura. El pensa-miento postmoderno, dando unavuelta de tuerca, entendió que elhiperrealismo de los medios de co-municación, con la programación envivo y en directo, con la llegada delcolor y el sonido de alta fidelidad,empezó a hacer indistinguible lomediático de aquello que realmentesucedía. Lo real y lo mediático son,para espectadores o espectadoraso para quienes escuchan una emi-sión radiofónica, una misma cosa.

2) Los medios deciden, en buenamedida, la jerarquía de realidad delas cosas. Una emisora de televisióndecide qué cosa es lo importante en

Sólo algunas herejías triunfan: lo hacen porque los medioscon las que son comunicadas son suficientemente loables,aceptables o creíbles para el conjunto de la sociedad

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un día: lo sitúa en el mejor horario yle dedica un tiempo determinado.

3) Los medios deciden, al menos enparte, la categoría de realidad en laque un acontecimiento debe estar.El carácter de «noticia» se adjudicaa determinados acontecimientos yno a otros; otros sucesos adquie-ren el carácter de «espectáculo» ode «ocio». Un director de informati-vo decide que el estreno de una pe-lícula debe ser relatado durante eltelediario de máxima audiencia, traslas noticias deportivas. Además degarantizar un cierto relajamiento paraalgunos espectadores y espectado-ras que han escuchado entre indife-rentes y atónitos el listado habitualde conflictos y malas noticias, elproducto cinematográfico elegidoadquiere una relevancia que pasa-ría desapercibida si únicamente ocu-para un lugar en el programa espe-cializado en cinematografía.

4) Sin embargo, los medios no deci-den la categoría en que un hecho derealidad debe clasificarse. Una tra-gedia es una tragedia y un acto de-portivo es únicamente eso. Es posi-

ble que el partido de fútbol en el queEspaña perdió la posibilidad de ac-ceder directamente a la fase final delmundial fuera seguido por más gen-te que la que dedicó la misma inten-sidad de seguimiento a los efectosde los huracanes en el Caribe. Noobstante, la categoría de la realidaden un hecho y otro, por más queaparecieran en los noticiarios del día,no son la misma. Y la gente es capazde distinguirla.

5) Los medios tampoco tienen lacapacidad absoluta de establecer lajerarquía de la realidad. Seguramen-te, el número de minutos dedicado ala lesión de una estrella futbolísticapueda ser mayor que el número deminutos dedicado a la huelga de lospescadores con motivo de los pre-cios del gasóleo. La valoración quenos merece un acontecimiento y otrono va en función exclusivamente dellugar que ocuparon en los medios.

6) Finalmente, sin embargo, los me-dios no son la realidad. La mayorparte de las cosas importantes quenos suceden a cada uno y cada unaen la vida no aparece en los medios

Finalmente, sin embargo, los medios no son la realidad. Lamayor parte de las cosas importantes que nos suceden acada uno y cada una en la vida no aparece en los medios decomunicación. Estas cosas son, si cabe la expresión, muchomás reales


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de comunicación. Esas cosas son,si cabe la expresión, mucho más rea-les.

La radio y su función social:condiciones de posibilidad

Atribuimos a la radio una funciónsocial: la creación de ciudadanía. Alo largo de este artículo hemos se-ñalado algunos elementos que re-flejan el mundo en el que esa radiotiene que desempeñarse. Desde laexperiencia de ECCA, podemos se-ñalar algunas condiciones de posi-bilidad para esa misión.Se trata, fundamental-mente, de estas cuatro:

a) Una misiónclara y defini-da.

b) Un medio li-bre y creíble.

c) Un grupo de profesionalescapacitados/as y quecreen en lo que tienen en-tre manos.

d) Una programación respe-tuosa con la audiencia yorientada a lo cultural y alservicio.

ECCA tiene una misión clara y defi-nida. La encontramos plasmada enlos estatutos de la Fundación quele da respaldo jurídico y resulta evi-

dente para su público: llevar la me-jor formación posible al mayor nú-mero de personas. Aunque ECCAdedica una serie de espacios docen-tes a cumplir esta misión, no es, sinembargo, exclusiva de los mismos.Todas las actividades y todos losprogramas de ECCA se orientanhacia la misión.

En lo que se refiere a la segundacondición de posibilidad, la libertady la credibilidad de ECCA se defi-nen a partir de diversos parámetros.En síntesis, son estos tres:

a) La historia de ECCAexige su libertad y jus-tifica su credibilidad.

b) El entramado ins-titucional que la sostie-ne es un sistema deequilibrios fuerte.

c) Su modelo de finan-ciación le permite situarse como unaradio cultural y de servicios.

Como decimos, es la propia historiade esta Casa, marcada siempre porel concepto y la dedicación a la so-ciedad en la que está, la que posibi-lita su credibilidad y su libertad. Esamarca actúa en todos los niveles.Actúa en la audiencia de ECCA quele concede la credibilidad que tie-nen las instituciones fiables que seprolongan en el tiempo. Actúa enlos y las profesionales de Radio

La historia deECCA exigesu libertad yjustifica sucredibilidad

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ECCA, que se saben exigidos porun servicio de calidad y de ética.Actúa también en el entramadoinstitucional que da entidad jurídi-ca a Radio ECCA, que no tiene otrofin que mantener su orientación alservicio de la comunidad.

Efectivamente, el Patronato de laFundación ECCA fue pensado paraincorporar a todos los sujetos de laacción formadora de la Institución.La presencia de la AdministraciónPública permite que ECCA seavisualizada como un servicio públi-co, por más que la iniciativa privadala hiciera nacer y hoy le dé tambiénsostenimiento. La presencia de lacofundadora Compañía de Jesús yotras entidades eclesiales permiteseñalar siempre los grandes fineséticos que se inspiran en el huma-nismo cristiano. La presencia deotras entidades de la sociedad civilayuda a mantener su libertad frentea los organismos más poderosos. Lapresencia del propio colectivo deprofesionales y de los destinatariosy destinatarias de la Institución dotaa la gestión de la Casa de un gradode realismo necesario para el servi-cio que se pretende llevar a cabo.Es ese Patronato el responsableprimero de la financiación de la Ins-titución. Se trata de ingresos pro-venientes de origen fundamental-mente público, aunque también delas tasas pagadas por las propiaspersonas destinatarias o del mece-nazgo. Todo ello permite a ECCA

prescindir de los avisos comercia-les en su programación y, de esamanera, evita competir en el merca-do de la publicidad con otras em-presas del sector.

La tercera condición de posibilidadnos refiere directamente al equipode personas que se responsabilizande la marcha de la Institución. Fren-te a otros tipos de relación formativaen la que se da el contacto directo,los medios masivos distancian a lapersona del destinatario de su men-saje. Sabemos que, en toda relaciónde comunicación, la presencia y laimagen física, la reconocida, condi-ciona tanto la emisión como la re-cepción de los mensajes. La relaciónque se establece a través de losmedios masivos elimina esa presen-cia inmediata y la reviste de ciertoanonimato. Las personas que traba-jan en el medio conocen sólo undestinatario colectivo, una pobla-ción meta a la que se dirigen de for-ma genérica. Del mismo modo, lapersonalización que el o la oyentehace de quien le habla a través delas ondas es, la mayor parte de lasveces, la de un icono colectivo. En

La personalización que elo la oyente hace de quienle habla a través de lasondas es, la mayor partede las veces, la de unicono colectivo


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ese sentido, el carácter ejemplar quetiende a darse en toda relación edu-cativa adquiere un perfil diferenteen la relación mediática. Por un lado,se refuerza con el efecto multiplica-dor de quien llega a la vez a unamultitud de personas en sus cir-cunstancias particulares. Igualmen-

te, se refuerza por la imagen de mar-ca que tiene el medio concreto delque hablamos (en nuestro caso, porla imagen institucional de RadioECCA). Por otro lado, se debilita porel anonimato. Todo esto nos permi-te formular que, para que la progra-mación de Radio ECCA sea efecti-va en su pretensión de posibilitarciudadanía, los hombres y mujeresque trabajan en ella colaboran en lamisma línea, por más que manten-gan las peculiaridades propias decada uno o cada una, generando una

imagen común: la de una radio cul-tural y de servicios.

Finalmente, situábamos una cuartacondición de posibilidad: una pro-gramación respetuosa con el oyen-te y orientada a lo cultural y los ser-vicios. De hecho, la programaciónno docente en Radio ECCA buscaestas finalidades2:

• Animar a las personasadultas a que pongan losmedios para su promocióncultural.

• Alentar la participación enlas actividades culturalesque tienen lugar en las di-ferentes islas.

• Fomentar el conocimiento,el aprecio y el compromisocon las peculiaridades cul-turales y religiosas denuestra sociedad, su orga-nización política, social yeconómica, y el medio físi-co en el que nos movemos.

• Promover el conocimientode todas las islas, con suspeculiaridades, en el con-junto de la Comunidad ca-naria, y de esta última encada una de las islas.

• Apoyar y estimular todaslas iniciativas de diálogointercultural e interreli-

Todo esto nos permiteformular que, para que laprogramación de RadioECCA sea efectiva en supretensión de posibilitarciudadanía, los hombres ymujeres que trabajan enella colaboran en la mismalínea, por más que man-tengan las peculiaridadespropias de cada uno ocada una

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gioso que se dan en nues-tro entorno.

Una radio cultural y deservicio

Cuando debemos presentar y re-flexionar la experiencia de RadioECCA como entidad comunicadora,sobre todo cuando nos centramosen su programación no docente, unatriple humildad debe presidir nues-tra labor. En primer lugar, la de quiensabe que está al servicio de otros yotras y, en ese sentido, reconoce queesa sociedad tiene la fuerza y el po-derío para resistirse a los empeñosde manipulación o de monopoliza-ción de la realidad. En segundo lu-gar, con la humildad de quien sabeque un mal uso del poderoso ins-

trumento que tiene en las manospodría destruir mucha humanidad.En tercer, pero no último, lugar, lahumildad de quien sabe que no estáen posesión de la verdad; puestoque, más bien, la verdad es algo quenos posee a nosotros y de lo quepodemos ser instrumentos más omenos torpes, más o menos diligen-tes para su transmisión.

Creemos que esta reflexión es váli-da para todos los medios. Tambiénpara todas las emisoras radiofónicas.Ciertamente, es necesaria en unainstitución, Radio ECCA, que notiene otro fin que este: «llevar lamejor educación posible al mayornúmero de personas; sobre todo aaquellas que más necesidades cul-turales presentan».

Notas

1 En la elaboración de este artículo participaron: Rosario Armas Fernández, JuanCarlos Hernández Atta , Braulio Trujillo Rodríguez (miembros del equipo deProgramación de Radio ECCA), Ángel Fierro Domínguez (jefe de Programación deRadio ECCA), Manuel Martín Santana (ex profesor de Radio ECCA, actualmenteprofesor de Filosofía de Enseñanza Secundaria Obligatoria y Bachillerato), María delCarmen Palmés Pérez (directora de Radio ECCA) y Lucas López Pérez (directorgeneral de la Fundación ECCA).2 EGM mayo 2005, en AIMC. Resumen del EGM: www.aimc.es3 En el año 2001, en el marco del XV Seminario Regional de Radio ECCA, se abordóla cuestión de su libro de estilo. El acento se puso en que ECCA es un «instrumentopara la participación». Fundamentalmente, se trató de responder a estas preguntas:1) ¿Cómo motivar para el estudio? 2) ¿Cómo ser escaparate del acontecer propio?3) ¿Cómo hacer región canaria? 4) ¿Cómo dar voz a los que no la tienen? Los finesque presentamos en nuestro trabajo entran, sin duda, en estas preguntas. Sin embargo,con una ampliación de la mirada a todo aquello que el fenómeno de la globalizacióngenera: el diálogo intercultural e interreligioso.


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The birth and development of theeducative radio stations in LatinAmerica was initially bound to theliteracy campaign led by the CatholicChurch. The economic supportduring those years was consi-derable. Nowadays, the educativeradio stations do not receive somuch external economic support andthey have a lot of problems to obtainpublic financing in the countrieswhere they work. The articles showthe everyday problems anddilemmas which the educative radiostation is going through at thebeginning of this third millennium.

Estudios e informes

La naissance et le développementdes radios éducatives en AmériqueLatine a pour origine un besoind’alphabétisation qui, en bonnepartie, fut menée par l’EgliseCatholique. Les aides économiquesde ces années-là furent généreuses.De nos jours, les radios éducativesne reçoivent pas autant d’aidesextérieures et connaissent denombreux problèmes pour obtenirdes aides publiques dans les paysoù elles se trouvent. Cet article nousmontre les problèmes et lesdilemmes quotidiens auxquels estconfrontée la radio éducative audébut du troisième millenium.

NEW CHALLENGESFOR THE FORMATIVERADIOS IN LATINAMERICAN COUNTRIES

NOUVEAUX DÉFIXPOUR LA RADIOFORMATRICE ENAMÉRIQUE LATINE

nº 56 dic 2005 51

Si uno pregunta a cualquier dueñode emisora ¿cuáles son sus objeti-vos?, responderá sin pestañear:educar, informar y entretener. Perosi la pregunta fuera: ¿enqué forma educa? Larespuesta no sería tancontundente. Quizássolamente emisorascomo las de Fe y Ale-gría, cuyo objetivo esla educación formal porradio, tendrían una res-puesta concreta. Re-sulta que, a pesar de laspotencialidades delmedio, en los momen-tos actuales la tarea de

El nacimiento y desarrollo de las radios educativas en América Latinase vinculó inicialmente al empeño de alfabetización que, en buenamedida, lideró la Iglesia Católica. Las ayudas económicas de aquellosaños fueron generosas. Hoy en día, las radios educativas se encuentransin tantas ayudas exteriores y con muchos problemas para obtenerfinanciación pública en los países donde están radicadas. El artículonos muestra los problemas y dilemas cotidianos en los que la radioeducativa se mueve a inicios del tercer milenio.

Luis Dávila1

Resulta que, apesar de laspotencialidadesdel medio, enlos momentosactuales latarea deeducar no esparte de susprioridades

Radio formadora en A.Latina

educar no es parte de sus priorida-des.

La escuela por radio

Cuando los países deAmérica Latina se plan-tearon entrar al desa-rrollo por la vía de la in-dustrialización, vieronnecesario calificar lafuerza de trabajo. Senecesitaba alfabetizar aenormes masas decampesinos e indíge-nas que no conocíanlas letras. En especial,la Iglesia Católica em-

NUEVOS RETOS PARA LA RADIOFORMADORA EN AMÉRICA LATINA

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prendió la tarea con la educación adistancia a través de la radio. A faltade establecimientos educativos enlas comunidades marginales, se pro-pagaron las escuelas radiofónicas.Las radios diseñaban planes com-pletos para cada asignatura en con-cordancia con los planes naciona-les, dictaban clases desde el micró-fono, frecuentemente convocabana sus distantes alumnos a sesionespresenciales, mandaban deberes ylecciones, tomaban exámenes y ca-lificaban. Miles de personas adqui-rieron su bachillerato bajo este sis-tema, que sigue funcionando hastael presente, aunque en el panoramageneral de la educación de cada paísdel continente ocupa un lugar mar-ginal.

Treinta o cuarenta años después, lamayoría de radios educativas setransformó en otro tipo de emisoras(regionales, participativas, libres,para el desarrollo, comunitarias, po-pulares, ciudadanas). Lo educativo,entendido el concepto dentro delmarco de lo escolar, quedó relega-do. ¿Qué sucedió? ¿Cuál fue el re-sultado de todo este proceso?

Los datos demuestran que la tasade analfabetismo es bastante menor

que la que teníamos hace cincuentaaños. Sin embargo, no hay estadís-ticas que precisen cuál es el nivelde conocimiento funcional que ad-quirió la gente. Muchas personasaprendieron las letras, pero no en-tienden lo que leen y no logran arti-cular un escrito con lógica. En elEcuador, los resultados arrojadospor el «Proyecto Aprendo» refleja-ron que, en la actualidad, la notapromedio del estudiantado es 8 so-bre 20. El conjunto del sistema edu-cativo es deficiente. Esta situación,en mayor o menor medida, es exten-siva a buena parte de los países deAmérica Latina, salvo excepcionescomo Costa Rica o Chile.

Dentro de los sistemas educativosdel continente, el modelo radio-fónico tampoco consiguió cambiarsubstantivamente la calidad de laenseñanza. Por dos razones: prime-ra, porque se mantuvo inserto en losplanes de educación nacionales,que no se renovaron de acuerdo ala etapa del conocimiento que vivi-mos; que no crearon incentivos; queno exigieron preparación permanen-te a maestros y maestras; que seentramparon en las luchas reivin-dicativas de los gremios del magis-

La mayoría de las radios educativas se transformó en otrotipo de emisoras (regionales, participativas, libres, para eldesarrollo, comunitarias, populares, ciudadanas)

Estudios e informes

nº 56 dic 2005 53

terio; que todavía arrastran las defi-ciencias de la educación tradicional.Segunda, porque desde las radiosno se crearon corrientes alternati-vas que superaran dichas taras. Endefinitiva, la falla vino, por un lado,de la estructura educativa de cadapaís y, por otro, de las propias debi-lidades de los proyectos educativosradiofónicos.

Los programas educativosabiertos

La tarea educativa de la radio que-dó entonces reducida a la transmi-sión de conocimientos a través deprogramas dedicados a salud, me-dio ambiente, nutrición, produccióny otros por el estilo. Estos progra-mas, que son útiles y muy comu-nes, carecen, sin embargo, de pro-puestas curriculares definidas y ter-minadas, de metodologías, de pla-nes de seguimiento de las audien-cias, de definiciones encuanto a públicos espe-cíficos, de métodos deevaluación cualitativa ycuantitativa y otrosrubros que son indis-pensables en los proce-sos educativos. Son,en este sentido, abier-tos, lo que quiere decirque son escuchados,en la mayoría de las ex-periencias, por cual-quier persona, y los te-mas dependen de he-

chos circunstanciales (por ejemplo,el énfasis que se le dio al tratamien-to de la enfermedad del cólera cuan-do empezaba a entrar en los paísesde la región) o de la voluntad delproductor del programa.

Financiamiento: uninsalvable dolor de cabeza

En este punto vale la pena detener-se en el asunto de la pertenencia ycategoría de frecuencia de las emi-soras. La gran mayoría de emisorasdel espectro radioeléctrico de Amé-rica Latina tiene la categoría de co-mercial. Si en los actuales momen-tos no solo predomina una econo-mía de mercado sino una sociedadde mercado, concluiremos que lascondiciones apuntan a que esasemisoras tengan, en el servicio pú-blico, un objetivo de cada vez me-nor importancia.

Hay algunas radios deamplitud moduladaque cumplen con estafunción, pero cual-quier buena intenciónse topa con la crudarealidad: las emisorasen AM son las que re-ciben la menor partedel pastel publicitario.Al tener menos ingre-sos, menor capacidadtienen de producir pro-gramas educativos quedemandan presenciade profesionales de

Lascondicionesapuntan a queesas emisorastengan, en elserviciopúblico, unobjetivo decada vezmenorimportancia


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distintos campos. En el caso de lasFM, el predominio de la música y delos noticieros hace que cualquierprograma con tendencia educativasea marginal.

Gran número de las emisoras queantes formaban parte de ese rangode educativas eran (algunas toda-vía lo son) financiadas por el Esta-do o por agencias de cooperación,fundamentalmente europeas. Losproyectos que recibían tal contribu-ción solían incluir la producción deprogramas de salud, género, dere-chos humanos, medio ambiente,agricultura y otros que buscaban elmejoramiento de las condiciones devida de las audiencias a las que lle-gaban. Con ese financiamiento secontrataban comunicadores y espe-cialistas en cada tema, que impulsa-ban dichos proyectos.

Como desde hace más de una déca-da la llave de la cooperación empe-zó a cerrarse y el Estado del Bienes-tar se declaró viejo y cadavérico,esos programas poco a poco hanido desapareciendo. Y, ante la faltade recursos externos, esas emiso-ras han sido lanzadas a la arena delmercado en condiciones de extrema

desventaja frente a las comerciales,que siempre estuvieron ahí. La difi-cultad para conseguir recursos hafrenado la continuación de progra-mas educativos. Más bien, estasradios han tenido que reducir susprogramaciones a lo informativo ymusical, que son los génerosradiofónicos que más fácilmente re-ciben auspicios, como forma de su-pervivencia.

¿Quién encara la inversiónsocial?

Achicada la cooperación internacio-nal, liquidado el Estado del Bienes-tar, echado todo a la suerte de unmercado que no entiende de inver-siones sociales, la radio educativacada vez pierde mayor espacio. Ha-cer un programa educativo resulta,a estas alturas del partido, más difí-cil que hacer hielo frito.

Lo paradójico es que en algunospaíses, como en el caso ecuatoria-no, el Estado tiene los instrumentoslegales para aprovechar espacios enla radio con fines educativos. Si losgobiernos dieran un salto cualitati-vo en la educación, produjeran unarevolución en sus estructuras, bien

Como desde hace más de una década la llave de lacooperación empezó a cerrarse y el Estado del Bienestar sedeclaró viejo y cadavérico, esos programas poco a poco hanido desapareciendo

Estudios e informes

nº 56 dic 2005 55

podría hacerse uso de la radio parallegar a aquellas comunidades leja-nas del campo, o para atender a lagran masa de inmigrantes que lle-gan a trabajar a las ciudades, o paraque reciban enseñanza aquellossectores absolutamente olvidadoscomo los recluidos en las cárceles(actualmente, IRFEYAL de Ecuadortiene un proyecto educativo parapresos).

Y si no son los Estados, las propiasinstituciones educativas podríanrenovarse. En este sentido, hay ejem-plos que merecen destacarse: EnVenezuela, el Instituto RadiofónicoFe y Alegría -IRFEYAL-, que tieneescuelas y radios por todo el país,viene impulsando una red nacionalde computadoras que utilice tecno-logías de informática de tal formaque sus estudiantes tengan accesoa fuentes de información centraliza-das, las que proporcione el institu-to, y descentralizadas, las que seencuentren navegando en Internet;y que sus profesores puedan actua-lizar sus conocimientos para mejo-rar así la calidad de su asignatura.

Podrían hacerse muchos programas,sobre los temas más necesarios, queprocurasen el bienestar social. Sepodrían producir programas cruzan-do variables como el costo de losalimentos y el nivel nutritivo de losproductos comestibles, para reco-mendar a las personas de escasosrecursos menús que estén al alcan-ce de sus manos y que permitan laadecuada alimentación, especial-mente de los niños y niñas. En Lima,Perú, se llevó a cabo una experien-cia como ésta, y tuvo bastante éxi-to, sobre todo en los barrios margi-nales, donde, ante la crisis, sus ha-bitantes habían decidido impulsarlas ollas comunales.

Lastimosamente, luego de un tiem-po, el programa dejó de tenerfinanciamiento externo y no pudocontinuar.

Radio ciudadana y educación

Uno de los objetivos fundamenta-les de las radios populares, educati-vas y comunitarias es el de generarprocesos sociales que permitan elingreso a un campo educativo re-novado. Ya no puede medirse el éxi-

Bien podría hacerse uso de la radio para llegar a aquellascomunidades lejanas del campo, o para atender a la granmasa de inmigrantes que llegan a trabajar a las ciudades, opara que reciban enseñanza aquellos sectoresabsolutamente olvidados


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to de una emisora sólo en la canti-dad de oyentes, en el «rating»; enla difusión de noticias (por másparticipativas que sean); en laempatía con su audiencia respectode la oferta musical; o, para el casode las radios que atienden la educa-ción formal, en la cantidad de bachi-lleres que gradúan cada año. Lo queimporta es, sobre todo, cuántos pro-yectos sociales apoya cada emiso-ra, cuál es el éxito de las moviliza-ciones que se generan para esos

proyectos, si se consiguen los fi-nes que se proponen. En otras pala-bras, estos procesos tienen que vercon una actuación activa de la radioen cada comunidad en la construc-ción de políticas públicas de mane-ra participativa.

Para esta forma de educar por radiohay que plantearse de entrada dospremisas básicas. Primera, ningunapráctica educativa puede estar fue-ra del contexto cultural de cada co-munidad. Y segunda, se trata de quela comunidad se vaya educando enfunción de su propio desarrollo,generado desde su cultura, desdesus intereses y desde su forma sim-

bólica de nombrar y expresar el mun-do. No se puede considerar más eldesarrollo en América Latina, sinoel desarrollo de América Latina.

Para decirse educativa y ciudada-na, una radio debería cada año eva-luar su presencia en dichasmovilizaciones. Se trata de que laradio, en articulación con otros ac-tores sociales que tienen similaresobjetivos, propicie la participaciónciudadana en la construcción depolíticas públicas en distintos ám-

bitos: legislaciones, asuntos presu-puestarios, derechos. Que las radiosparticipen activamente en mesas dediálogo, ya sean locales, naciona-les e internacionales. Que articulenmovilizaciones que tengan que vercon acciones directas de la ciuda-danía: cabildeos; campañas estu-diantiles para proteger el ambiente;debates sobre temas educativos conmaestros y maestras, madres y pa-dres de familia, representantes delalumnado, ONG; protestas socialescuando las autoridades no cumplen;acciones de control social; genera-ción de nuevos lideratos; promo-ción de la circulación del poder. Que

Se trata de que cada comunidad se vaya educando enfunción de su propio desarrollo, generando desde su cultura,desde sus intereses y desde su forma simbólica de nombrary expresar el mundo

Estudios e informes

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las radios, abiertas a la diversidadcultural, establezcan relacionescomunicativas constituyéndose enespacios de articulación de proyec-tos educativos y sociales gestiona-dos conjuntamente con otras insti-tuciones. Radios cuyas evaluacio-nes anuales se preocupen más delnúmero de movilizaciones socialesque propiciaron antes que del nú-mero de oyentes que tuvieron: ¿Sugestión sirvió para que participaranlas organizaciones barriales, las igle-sias, el ejército, las comunidadeseducativas? ¿Cuántos reporterospopulares de la emisora o alumnosy alumnas que recibieron clasesradiofónicas se convirtieron en lí-deres de las distintas comunidades?¿Cómo apoyó el fortalecimiento ymovilización de organizaciones debarrios, clubes juveniles, mujeres,clubes de protección del ambientey otros? ¿Cómo ayudó la radio a or-ganizar a los consumidores? ¿Cuálfue su aporte para mejorar la nutri-ción de los niños? ¿En cuántas me-sas de diálogo locales, regionales ynacionales participó la radio junto alas audiencias en la construcción depolíticas públicas?

En definitiva, la radio educativa dehoy tiene que evaluar de manera sis-temática y permanente cuánto hace,a través de programas escolares adistancia u otro tipo de programaseducativos, para que sus oyentesse vuelvan activos en la defensa delbien común; cuánto contribuye a

que exista más desarrollo, más de-mocracia, más ciudadanía y, porende, mayor papel político de losciudadanos.

Las radios asociadas enALER

La Asociación Latinoamericana deEducación Radiofónica está actual-mente en esta onda. ALER cuentahoy con ciento diecisiete (117) ins-tituciones afiliadas de dieciocho (18)países del continente. Son radioseducativas, alternativas, ciudada-nas, comunitarias, participativas…La Asociación nació hace treinta ytres años y ha vivido, básicamente,tres etapas:

I. La primera etapa, que inspiró suiniciación, fue la de la radio educati-va, aquella que alfabetizaba yescolarizaba a través del micrófono.Corrían los tiempos en que se con-cebía el desarrollo mediante la su-peración de las economíasagraristas y el impulso de políticasque favorecieran la sustitución deimportaciones. Los altos índices deanalfabetismo, especialmente en laszonas rurales, eran obstáculos paraesta perspectiva. Radios católicasentraron en la onda de alfabetizar.Conscientemente o no, coadyu-varon a la corriente de la CEPAL yaportaron, desde la comunicación,en un punto que se consideraba crí-tico para la salida del subdesarrollo.

El sentido político comunicativo deesta etapa estuvo marcado por el


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desarrollismo. La comunicación erael instrumento para cualificar la fuer-za de trabajo a través de su alfabeti-zación.

II. La segunda etapa fue la de la ra-dio popular. El fracaso de las tesisde la CEPAL en su afán de desarro-llar las economías, las mayores con-diciones de desigualdad e ine-quidad, el auge del movimiento obre-ro y campesino, el fortalecimientode los sectores de izquierda, el sur-gimiento de la Teología de la Libera-ción, la seducción que ejercía la Re-volución Cubana en la juventud re-belde de la época, la aparición o cre-cimiento de frentes insurgentes, elfracaso de las democracias tuteladaspor el Departamento de Estado delos Estados Unidos, la consiguien-te ruptura de los regímenes consti-tucionales y la suplantación por dic-taduras, además del compromisoque había adquirido el personal delas radios educativas al palpar lapobreza circundante (la alfabetiza-ción radiofónica iba dirigida a los

más pobres entre los pobres) hizocambiar de visión: para salir del sub-desarrollo no bastaba con alfabeti-zar, había que cambiar las estructu-ras políticas y económicas de lospaíses.

A la luz de la educación popular,aquella que había iniciado PauloFreire, la radio educativa se trans-formó en radio popular. Su objetivoera acompañar a las organizacionespopulares para la construcción delproyecto popular, que en algunoscasos era, lisa y llanamente, el pro-yecto socialista.

Era una época de cambio. ALERtuvo en esta etapa un extraordina-rio aporte. A través de manuales deproducción radiofónica y de talle-res de capacitación in situ, en todaAmérica Latina logró poner en prác-tica una síntesis teórica que forjóuna escuela de radiodifusión distin-ta a la de las emisoras comerciales.

Tres fueron los aspectos destaca-dos de esta forma de hacer radio:

La comunicación era el instrumento para cualificar la fuerzade trabajo a través de la alfabetización

A la luz de la educación popular, aquella que había iniciadoPaulo Freire, la radio educativa se transformó en radio popular

Estudios e informes

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1) La participación del pueblo en laprogramación.

2) El uso de formatos que partían deuna comprensión del lenguaje po-pular.

3) Contenidos liberadores, anticapi-talistas y antiimperialistas.

En esta etapa ingresaron en ALERotras experiencias radiofónicas, másallá de las educativas y católicas.Antes de terminar el milenio, losEstatutos de ALER aceptaban ya ainstituciones cristianas y/o huma-nistas.

El sentido político comunicativo deesta etapa estuvo marcado por lalucha de clases. La ComunicaciónPopular fue la dimensión masiva dela Educación Popular (los propiosteóricos de la Educación Popularafirmaban esto). Se sobredimen-sionó lo político por sobre lo comu-nicativo. Pese a que ya se hablabade comunicación dialógica, la comu-nicación continuó siendo instrumen-talizada para objetivos políticos.

III. La tercera etapa es la actual. Elsocialismo desapareció como op-ción paralela al capitalismo. Termi-nó la guerra fría y con ello las políti-cas de Seguridad Nacional. El Esta-

do - Nación entró en crisis, al igualque la razón instrumental que trajoel modernismo. El sistema imperantedesplegó un nuevo régimen de acu-mulación flexible identificado comocapitalismo salvaje. Las nuevas tec-nologías de la información y la co-municación, TIC, irrumpieronimpresionantemente, se posicionó laSociedad del Conocimiento, laglobalización se hizo realidad. Rei-na el pensamiento único basado enuna ética pragmática que anteponela efectividad y los resultados porencima de todo. La comprensión dela sociedad a través de la lucha declases ha quedado corta. Han apa-recido otras luchas, otros actores.El movimiento popular se ha con-vertido en movimientos sociales, laciudadanía se ha puesto a la ordendel día. Con el aporte de las mujeresy los indígenas, la identidad y lacultura han emergido como temasprofundamente importantes.

Cambió la época. ALER ingresó aesta etapa en condiciones de crisis.Muchas radios asociadas habíanperdido su sentido y el sentidoidentitario de la Asociación tambiénse hallaba en cuestión.

En varios casos ocurrían experien-cias como éstas:

Reina el pensamiento único basado en una ética pragmáticaque antepone la efectividad y los resultados por encima detodo


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El concepto de la participaciónradiofónica se había vaciado: mien-tras que emisoras comerciales, queantes no daban cabida a la partici-pación, ahora se llamaban «interac-tivas»; las radios populares queverdaderamente habían sido par-ticipativas habían burocratizado elformato. Los micrófonos, otrora ca-llejeros, ahora no salían de la cabi-na.

Aquel lenguaje popular que habíaforjado una radiodifusión diferentevolvía a los formatos clásicos y tra-dicionales. Algunas radios se me-tían en la angustiosa lucha por el«rating». Lo informativo se volvíacasi en la condición de ser de lasemisoras (la borrachera de lo in-formativo, a decir del Equipo Lati-noamericano de Formación deALER), no teniendo otro referentepara reconocerse que el de la com-petencia comercial, y, lo más grave,no marcando otra pauta que la de laagenda hegemónica. Tendieron adesaparecer los programas educati-

vos. La producción en general sevino abajo. Se perdió creatividad,imaginación.

En términos de contenido, sepriorizó un discurso contrahe-gemónico, de oposición, de denun-cia, no de proposición, de construc-ción. El investigador Óscar Forero,a quien se le pidió a fines de 2004hiciera un análisis del discurso queexpresaba ALER a través de sus in-formativos satelitales (por tanto unamuestra muy pequeña y posiblemen-te sesgada, especialmente si se con-sidera que ALER es todo un con-junto de alrededor de 100 institucio-nes radiofónicas), concluyó:

«Asumiendo los criterios devalidación hegemónicos,(ALER) fomenta lo contrahe-gemónico e invisibiliza proce-sos político-culturales. Presen-ta lo social, centrado en unacosmovisión antropocéntrica,moderna, ‘occidental’, visibi-lizando sólo dos opciones, elmundo se relata en blanco ynegro. Se está en contra, a fa-vor, o no se ha tomado posi-ción. Muchos procesos, enton-ces, se invisibilizan. El excesi-vo papel de mero medio de tra-

No teniendo otro referente para reconocerse que el de lacompetencia comercial, y, lo más grave, no marcando otrapauta que la de la agenda hegemónica

Algunas radios se metíanen la lucha por el rating

Estudios e informes

nº 56 dic 2005 61

ducción de la lectura crítica delmundo fundada en criteriospolítico ideológicos contrahe-gemónicos, se ve tensionado,interrogado, por una puesta enescena que alude (aunquemarginalmente) a la integralidadde los seres humanos, a la di-versidad de Latinoamérica. Enmedio de la narrativa permanen-te que invita a asumir la trave-sía en la cuerda floja (denunciade lo hegemónico, fomento a locontrahegemónico) se presen-tan ramalazos que invitan a dia-logar, a conversar».

Para remate, unas y otras radios sin-tieron que la parte económica seconvertía en amenaza. Por todasestas razones, la XI Asamblea deALER, realizada en junio de 2001,resolvió- como tarea fundamental-la redefinición del Proyecto PolíticoComunicativo de ALER.

A pesar de las crisis económicas yde sentido, hubo, por ventura, hon-rosas excepciones, algunas de lascuales fueron recogidas en la inves-tigación La práctica inspira, comouna manera de identificar guías, ca-minos, salidas.

El proyecto políticocomunicativo

Precisamente, a raíz de esta investi-gación, en un trabajo de construc-ción conjunta que involucró a laJunta Directiva, parte del equipo de

Secretaría Ejecutiva de ALER, alEquipo Latinoamericano de Forma-ción –ELFO-, a Directores y Secre-tarios Ejecutivos de CoordinadorasNacionales, al personal de al menosveinte emisoras afiliadas y a perso-nas cercanas a la Asociación, se halogrado concretar lo que sería el ini-cio de un nuevo Proyecto PolíticoComunicativo (PPC) que se sinteti-za en los siguientes contenidos:

El PPC es un proceso de transfor-mación cultural que considera queel ámbito más importante del que-hacer radiofónico de las institucio-nes afiliadas en ALER es la cultura,

A pesar de las crisiseconómicas y de sentidio,hubo, por ventura, honro-sas excepciones, algunasde las cuales fueronrecogidas en La prácticainspira


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Estudios e informesconsiderando la interculturalidadcomo un proceso en construcción.

El PPC no es un objetivo sino unaestrategia. Esto permite hacer delPPC una metodología dinámica quetiene como objeto propiciar una co-municación diferente.

ALER intuye que el PPC tiene cami-nos entrelazados por los que hayque transitar. Estos caminos son,básicamente:

La producción de sentido

La incidencia

La estética

Estos ejes tienen como base lasostenibilidad social, organizativa yeconómica. Todo en el plano de lacultura y la interculturalidad.

La producción de sentido

Las radios afiliadas en ALER tienencomo tarea ayudar a cambiar el sen-tido del mundo que vivimos. El sen-tido es el alcance de la significación.En todas nuestras prácticas, en locotidiano, producimos sentido. Lacomunicación no puede seguir sien-do tratada como instrumento, sinocomo la producción misma de senti-do.

Esto se refiere a un proceso en elque las culturas interactúan entre síy entran en diálogo bajo un marcode respeto, equidad, tolerancia y dereconocimiento de la diversidad.

La comunicación, como un espaciode creación de sentidos, es tambiénuna dimensión de la creación cultu-ral, que está constituida por prácti-cas comunicativas que permitenentender la producción y transac-ción de significados en la in-teracción social.

La apuesta por la interculturalidad,implícitamente, es la apuesta por unejercicio democrático y de equidad.Se sostiene en relaciones democrá-ticas y en la igualdad de condicio-nes entre los actores de una socie-dad. En la práctica supone que esun modelo crítico a los modelosexcluyentes y discriminadores.

Esto implica asumir y construir unamirada propia del mundo, conforma-da desde el terreno que caminamoscotidianamente. Implica sustituir lamirada que los otros tienen de no-sotros, desechando los indicadorese índices creados para medirnos.

Las radios afiliadas a ALER tienen como tarea cambiar elsentido del mundo en el que vivimos. El sentido es el alcancede la significación. En todas nuestras prácticas, en lo cotidia-no, producimos sentido

nº 56 dic 2005 63

El mayor desafío de esta transiciónes salir del modelo de pensamientoque nos construye como carentes yempezar a construir desde los talen-tos y potencialidades locales.

Esta propuesta supone un cambiode enfoque que se aparta de la vi-sión económica del mundo, en la quela sentencia precede al diagnóstico.El enfoque centrado en la econo-mía, por ejemplo, observa a los paí-ses del Sur desde la desventaja ylos condena a incorporar modelospara crecer concebidos en otroscontextos. Se trata de entender eldesarrollo de los llamados paísespobres y no el desarrollo en esospaíses.

Cambiar de enfoque no implica des-conocer la terrible exclusión social,las asimétricas relaciones de poder,la injusticia social y la miseria. Im-plica asumirlo, tenerlo presente ydesde allí ver las potencialidades,los talentos y las tradiciones cultu-rales propias en las que se encuen-tran las semillas para crecer. Así, elpapel que juega la comunicación esclave. La comunicación se convier-te en un espacio de producción ylegitimación de sentido, en un pun-

to estratégico para el desarrollo delos países.

La meta, entonces, es la constitu-ción, desde el ámbito de la comuni-cación radiofónica ciudadana, deotro sentido de vida. Algo diferen-te, distinto, que implique otras sen-sibilidades, otros valores, otros con-tratos sociales. La comunicaciónhegemónica produce un sentidomercantilista, consumista, indivi-dualista. De lo que se trata es deconstruir sentidos e identidadessolidarias y comunitarias.

La estética: cuestión deoficio

Las radios alternativas, populares,comunitarias, educativas siemprehan privilegiado la ideología sobreel sentido. La radio ciudadana de-bería velar por lo contrario. Al tenerpresente la creación de sentidos, lasformas cobran valor. Más aún siconsideramos que forma y conteni-do son partes imprescindibles de undiscurso.

La estética es la manera de conectarel mundo cultural de la vida cotidia-na con la comunicación radiofónica.El ciudadano no es un ser natural

La meta, entonces, es la constitución, desde el ámbito de lacomunicación radiofónica ciudadana, de otro sentido de vida.Algo diferente, distinto, que implique otras sensibilidades,otros valores, otros contratos sociales


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con una identidad racionalmenteconstituida y expresada. El ciuda-dano y la ciudadana son el produc-to de las interacciones intersubje-tivas permanentes expresadas en es-téticas heterogéneas, que nada tie-nen que ver con los formatoshegemónicos con que se nos quie-re homogenizar.

La construcción de nuevas estéti-cas para una radio implica experi-mentar con nuevas narrativas querespondan coherentemente a loscontextos culturales de nuestras co-munidades; por ejemplo, incorpo-rando permanentemente la metáfo-ra, recurriendo a la retórica más quea la lógica y saliendo de la culturadel vértigo, lo "light" y el populis-mo, para entrar en la pausa, la re-flexión y el análisis profundo.

La radio popular, ciudadana, comu-nitaria, más que una cuestión deprofesionales es, desde esta pers-pectiva, una cuestión de oficio. Ha-cer radio ciudadana es cosa de ar-tistas, de buenos artistas que bus-

can incidir también desde la disputaestética.

La sostenibilidad no es solocuestión de dinero

La sostenibilidad también tiene treslados: el lado social, el ladoorganizativo y el lado económico.Dejemos de lado este último y enun-ciemos brevemente los otros dos.

La sostenibilidad social tiene que vercon la producción en red y el traba-jo en consorcio. Una radio comuni-taria, ciudadana, educativa, popu-lar, o como se llame, se niega a símisma si camina solita, porque laconstrucción tiene que ser colecti-va, ya sea en el ámbito local, nacio-nal, regional o continental.

La sostenibilidad organizativa tieneque ver con la construcción conjun-ta, con el trabajo en equipo en nues-tras radios y, sobre todo, con la par-ticipación de las y los ciudadanosen la gestión de las emisoras, lo cualquiere decir su integración en la de-

El ciudadano y la ciudadana son el producto de lasinteracciones permanentemente expresadas

Estudios e informes

La sostenibilidad organizativa tiene que ver con la construc-ción conjunta, con el trabajo en equipo en nuestras radios

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finición de políticas, programacio-nes y evaluaciones.

Otra comunicación esposible

Cuando en el Foro Social Mundialse habla de que otra comunicaciónes posible, no se debe entender laconsigna como cuestionamiento dela comunicación dominante, la co-

1)Luis Dávila es actualmente Secretario ejecutivo de la Asociación Latinoamerica-na de Educación Radiofónica, ALER, que reúne a 117 instituciones de radio en 18países de América Latina.

Notas


municación comercial; sino, sobretodo, para asumirla autocráticamen-te en la perspectiva de dar un saltocualitativo en las prácticas propiaspara la construcción de ese otromundo posible.

Otra comunicación es posible, sí,pero en nosotros mismos. Eso es loque se está propiciando en ALER.

Radio ECCA Apartado 99435080 Las Palmas de Gran CanariaESPAÑAFAX: (34) 928 - 20 73 95

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de personas adultasBoletín

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Estudios e informes

L’Afrique du Sud sort de l’isolementet de «l’Apartheid» il y a un peuplus de dix ans. L’auteur nous inviteà contempler le panorama actuel dela radiodiffusion dans cette société.Il compare la situation antérieure etl’actuelle, analyse les systèmes decontrôle social sur les émissionsorganisés par l’AdministrationPublique et, enfin, il étudie lasituation des médias en relationavec les Eglises ou la façon delaquelle ces dernières se situent faceaux médias.

More than a decade ago apartheidand confinement ceased to exist inSouth Africa. The author invites usto analyse the present scene of theradio broadcasting in this society.He compares the previous situationwith the current one; he analysesthe social control systems of thePublic Administration on thebroadcasting; and, finally, hereviews the situation of those massmedia related to the Church and theposition of the Church on thebroadcasting media.

THE FORMATIVE RADIOAND THE CHURCH’SEXPERIENCE IN SOUTHAFRICA

LA RADIO FORMATRICEET LES EXPÉRIENCESDE L’EGLISE ENAFRIQUE DU SUD

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Sudáfrica se convirtió en un paísdemocrático en 1994, hace 11 años.Antes de esto, la mayoría de losmedios estaban controlados por elEstado y sometidos a una fuertecensura. La South African Broad-casting Corporation (SABC) teníala situación bajo su control, al ser,entonces y ahora, el único grupomediático en el país con las suficien-tes estaciones de radio emitiendo endiversas lenguas. Se trata de unaentidad financiada con dinero delEstado y, por tanto, antes de 1994,utilizada por el Gobierno como ins-trumento de manipulación social ypolítica en diversos temas de impor-tancia. Hasta cierto punto, algo si-milar sigue sucediendo con el ac-

LA RADIO FORMADORA Y LA EXPERIENCIA DELAS IGLESIAS EN SUDÁFRICA

Sudáfrica sale del encierro y del «apartheid» hace poco más de unadécada. El autor nos invita a mirar el panorama actual de laradiodifusión en esta sociedad. Compara la situación anterior con laactual, analiza los sistemas de control social sobre las emisionesorganizados por la Administración Pública, y, finalmente, entra a repasarla situación de los medios de comunicación vinculados a las Iglesias oel modo en que estas se sitúan ante los medios de comunicación.

Rusell Pollitt1

Radio e iglesias en Sudáfrica

tual gobierno de ANC (AfricanNational Congress). Esto explicaque, a lo largo de estos años de de-mocracia, tengan lugar algunas fuer-tes controversias en torno al con-trol de los medios y de las sutilesmanipulaciones de la SABC que fa-vorecen al Gobierno.Las tecnologías de la comunicaciónhan producido una revolución delos medios que los ha convertidoen los catecismos y púlpitos denuestros tiempos. Los medios noson neutrales. Tienen su propia epis-temología y afectan las concienciasde un modo sutil, inconsciente e in-comprensible para la mayoría de laspersonas. Esto sucedió de un modoclaro y evidente en los años del

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«apartheid» en Sudáfrica. Los me-dios formaban parte del régimen ylo ayudaban a profundizar en susintereses. Los medios tienen unapoderosa capacidad de persuasióne influencia; también en la Sudáfricade nuestros días.Ya había, antes de las eleccionesdemocráticas de 1994, un número depequeñas estaciones locales en di-ferentes lenguas. Sin embargo, será

posteriormente a esa fecha cuandotenga lugar un fuerte crecimiento delas emisoras locales. En la actuali-dad, casi todas las provincias cuen-tan con cierto número de emisorasen sus propias lenguas comunita-rias y con sus propias redaccionesperiodísticas. Todo ello conlleva lanecesidad de una autoridad másestructurada y ordenada capaz denormalizar las emisiones públicas.Así, en el año 2000, junto con unaserie de medidas de control, se uni-ficaron algunos organismos existen-tes y se formó la Autoridad de Co-municación Independiente deSudáfrica (ICASA, en sus siglas eninglés). Se trata de un organismo quesupervisa y estudia todos los me-

dios de comunicación del país, in-cluyendo las radioemisoras nacio-nales y locales. Del mismo modo,este organismo está encargado dedar las licencias que permiten ope-rar a las diferentes entidades delsector. También se facilitan algunaslicencias temporales que permiten aalgunos grupos minoritarios emitiren determinada área geográfica du-rante algún tiempo. Finalizado el pla-zo de esta licencia, la misma entidad

o comunidad puede aspirar de nue-vo al permiso para emitir, si lo de-sea.

Autoridad de ComunicaciónIndependienteLa Autoridad de Comunicación In-dependiente en Sudáfrica es el or-ganismo regulador del sector de lastelecomunicaciones y las emisionesradiofónicas. Fue creada en julio delaño 2000. Asumió las funciones dedos organismos reguladores pre-existentes: la Autoridad para laRegulación de las Telecomunica-ciones en Sudáfrica (SATRA, en sussiglas inglesas) y la Autoridad parala Radiodifusión Independiente(IBA, en sus siglas inglesas). Am-bas entidades se acabaron fusio-

En la actualidad, casi todas las provincias cuentan con ciertonúmero de emisoras en sus propias lenguas comunitarias ycon sus propias redacciones periodísticas

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nando en ICASA, a fin de facilitaruna regulación efectiva y sin fisurasde las telecomunicaciones en esteproceso para adaptarse a las nue-vas tecnologías.La ICASA recibe su mandato a partirde cuatro estatutos: El Acta del año2000, por la que se crea la Institu-ción; el Acta de Radiodifusión In-dependiente, de 1993; el Acta parala Radiodifusión, del año 1999; y,finalmente, el Acta de las Telecomu-nicaciones, número 103, de 1996.Este organismo, para interés públi-co, regula las telecomunicaciones ylas actividades de las entidadesemisoras. Sus competencias clavesson las siguientes:

• Establece las regulacionesy políticas que gobiernantodo el sector.

• Dispensa las licencias paralos proveedores de servi-cios de telecomunicacio-nes y radiodifusión.

• Vigila el cumplimiento delas normas, regulaciones ypolíticas que tienen quever con el sector.

• Actúa como árbitro en lasdisputas y conflictos en-tre las empresas o entre

éstas y el público en gene-ral.

• Planifica, controla y dirigeel espectro de frecuencias.

• Protege a los consumido-res frente a prácticas em-presariales ilegítimas, ser-vicios de baja calidad oproductos hirientes oinsultantes.

La influencia de la radio enSudáfricaLa radio es, y seguramente seguirásiendo, el medio más poderoso parallegar a la mayoría de la gente enSudáfrica en el futuro previsible.Una amplia proporción de la pobla-ción se encuentra en zonas ruralesy en áreas con desventajas econó-micas. Esto quiere decir que, fre-cuentemente, para mucha gente, laradio se mantiene como fuente im-portante para la educación, la for-mación de opinión pública y el esta-blecimiento de tendencias valora-tivas. Es la principal fuente de infor-mación para mucha gente en todolo que se refiere a economía y políti-ca. Todo esto casa muy bien con elhecho de que un amplio porcentajede la población de Sudáfrica per-manece analfabeta o con un nivel

La radio es, y seguramente seguirá siendo, el medio máspoderoso para llegar a la mayoría de la gente en Sudáfrica


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educativo muy bajo y, por tanto, esincapaz de obtener información apartir de la prensa. Otro factor eco-nómico que influye en esta situa-ción está en el hecho de que existeun índice de desempleo muy eleva-do; por lo que la mayoría de la gentede Sudáfrica posee un aparato deradio, pero no recibe diariamente elperiódico pues resulta demasiadocaro. En algunos lugares del país,no existe todavía alimentación eléc-trica; de ese modo, la gente no tienetanto acceso a la televisión y, enconsecuencia, su principal fuentepara recopilar información y forma-ción vuelve a ser la radio. Esto em-pieza a cambiar en la medida en quecada vez más personas tienen acce-so a la televisión. La capacidad quemuchas radios locales tienen paraemitir en diferentes lenguas (hayonce lenguas reconocidas oficial-mente en el país) permite que mu-chas más personas tengan acceso ala radio en su propia lengua mater-na y que, por lo tanto, quieran escu-char esas emisiones.Esto supone mayor responsabilidadsobre los hombros de quienes ma-nejan y hacen funcionar estas emi-soras. Tienen un enorme poder de

persuasión. Existe una emisora lo-cal en la provincia en la que vivo,Kwa Zulu - Natal, que es, funda-mentalmente, una emisora musical.Con frecuencia me hace caer en lacuenta de cómo actúan sobre el es-tablecimiento de tendencias entre lapoblación joven de la provincia. Laemisora parece, desafortunadamen-te, alinearse más y más con la músi-ca hip-hop / rap norteamericana (¡ycon la moda que la acompaña!) ycada vez más jóvenes de la provin-cia se dejan influir por la misma.Durante una reciente velada en quela gente cantaba, pude comprobarpersonalmente cómo esta influenciaes real: muchos de los jóvenes in-tentaban cantar las piezas emitidaspor esta estación radiofónica. Másimpresionante todavía es observarcómo no sólo cantan, sino que, ade-más, siguen los modos de vestir y elestilo de los cantantes norteameri-canos cuyos «hits» suenan en laemisora.Parece que muchos partidos políti-cos, especialmente antes de las elec-ciones, usan también este mediopara promover sus propias siglas –con su conjunto de promesas- amedida que se acerca la carrera elec-

La capacidad que muchas radios locales tienen para emitiren diferentes lenguas permite que muchas más personastengan acceso a la radio en su propia lengua materna

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toral. Esto sucede tanto en el ámbi-to nacional como local. De esemodo, las últimas y recientes elec-ciones locales tuvieron su publici-dad en las emisoras de este ámbito.Igualmente, las emisoras locales sir-ven para transmitir algún encuentropolítico con las elecciones a la vis-ta. Además, los partidos políticos,sobre todo aquellos que tienen di-nero suficiente, pueden usar y usanlos medios para convocar a la gentea los diferentes encuentros popula-res políticos.Actualmente, los sindicatos hanpuesto en marcha una acción entodo el país contra el desempleo, lapobreza y los recortes laborales envarios sectores de la economía. Laradio pública ha sido utilizada deforma muy amplia para radiar la huel-ga que tiene lugar cada lunes en di-ferentes puntos del país.

El impacto de la radio enSudáfricaSe hace difícil averiguar el impactoreal de la radio en Sudáfrica. Pode-mos decir con verdad que ya exis-ten emisoras de radio en la mayoríade las lenguas habladas en el paíspor la mayor parte de los gruposculturales. A menudo, estas emiso-ras se localizan en comunidades es-

pecíficas de una concreta área geo-gráfica a cuyas necesidades preten-den responder. La mayoría son depropiedad privada, con un titularcorporativo o con una organizaciónno gubernamental (muchas vecesuna comunidad religiosa) detrás ysosteniéndose con la publicidad quegeneran. La radiodifusión es unaactividad muy cara en Sudáfrica. Lamayor parte de los gastos se van enproveer los equipos, en los salariosde las personas y, también, en elpago de los impuestos y tasas fija-das por las autoridades comuni-cativas como ICASA.A lo largo de los últimos años, semanifiestan algunas tendencias quepueden indicarnos el poder de laradio en Sudáfrica. Cada vez másemisoras pasan del modelo «revis-ta» al de «talk radio»1. La emisoraen inglés de carácter nacional pare-ce especialmente decidida a adop-tar este formato radiofónico, demodo que la mayoría de sus espa-cios se han convertido ya en «talkshows». Incluso existen algunasemisoras, mayoritariamente locales,que fueron preconcebidas comoemisoras privadas con formato «talkradio». Se trata, en la actualidad, delestilo de radio con más éxito enSudáfrica, adoptado por un amplio

Cada vez más emisoras pasan del modelo «revista» al de«talk radio»


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número de emisoras. Los temas quese abordan en el espectro radiofó-nico se convierten en objeto de char-la en las ondas: cuestiones políti-cas, económicas, religiosas, sobresalud, coleccionismo, cuidado deanimales. Probablemente, encontra-remos factores históricos y socia-les para explicar el desarrollo de la«talk radio».En Sudáfrica, antes de 1994, la si-tuación de aislamiento suponía quela sociedad estaba incapacitada paraexpresar su opinión en foros públi-cos. La llegada de la democracia en1994 significó una doble apertura:

por un lado, hacia el resto del mun-do; pero, también y sobre todo, delpropio país hacia él mismo. Por lotanto, temas que en el pasado seconsideraban tabú pasaban a la plazapública y quedaban expuestas aldebate. La gente quiere expresar ydiscutir las diferentes materias, y la«talk radio» se ha convertido en elmodo más popular de hacerlo. Decualquier manera, la «talk radio» seconvierte así en un signo de la vo-luntad de la sociedad sudafricana,de sus ciudadanos y ciudadanas, departicipar en la democracia del paístomando parte en el debate sobre

los temas que se discuten en el foropúblico de la radio.La mayoría de los contenidos de laradio sudafricana son de producciónpropia. Lo contrario de lo que suce-de con la televisión, que consistefundamentalmente en shows norte-americanos emitidos por las estacio-nes nacionales. De hecho, en lo quea la radio se refiere, hay muy pocoscontenidos de producción interna-cional. Esto se debe a cierto númerode razones. En primer lugar, enSudáfrica, frente a lo que sucedecon los países de su entorno, la gen-te no suele estar atenta a las radios

internacionales. Sorprende vercómo en Nigeria o Zambia la gentededica su tiempo a escuchar cana-les como la BBC. Existe, en esospaíses, una cultura de audiencia quelleva a la población a la escucha delas emisoras internacionales. Estono sucede en Sudáfrica, muy posi-blemente debido a una historia deaislamiento del país y de su gente.La recepción de emisoras interna-cionales era pobre como era pobreel número de señales debido a lassanciones impuestas al país, demodo que la gente nunca adquirióel hábito de escuchar emisoras de

La mayoría de los contenidos de la radio sudafricana son deproducción propia. Lo contrario de lo que sucede con la TV

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otros entornos. Más y más estacio-nes locales conectan ahora ciertonúmero de veces al día para emitirprogramas de emisoras internacio-nales como la BBC, la CNN o la«Voice of America». Otro factor, prin-cipalmente entre la gente negra, hasido la barrera lingüística. Para mu-chos, el inglés- que es la lengua máscomún de las emisoras internacio-nales- es, habitualmente, una segun-da, tercera o, incluso, cuarta lengua.Ciertamente, no es la lengua queescogerían para escuchar la radio.La radio se usa igualmente para ad-vertir a la gente, diariamente, sobreel flujo del tráfico en torno a los cen-tros más importantes. Algunas emi-soras de radio –de titularidad priva-da-, tienen su propio helicóptero quevuela mañana y tarde para determi-nar el tráfico desde el aire y dar in-formaciones en directo que facilitenel traslado hacia o desde el trabajo.Ha quedado demostrado que se tra-ta de una actividad muy popular.Aunque se trata de un servicio de-masiado caro que ha frenado a al-gunas empresas; otras, en cambio,han extendido el servicio incorpo-rando paramédicos al equipo delhelicóptero, de modo que están dis-ponibles para la ayuda en caso deaccidente.Muchas radios locales promocionanproyectos de desarrollo comunita-rios. Por ejemplo, en Kwa Zulu -Natal, la radio local tiene el proyec-to «Calor en invierno». La radio ani-

ma a los oyentes a donar ropas ysábanas cálidas a fin de que muchaspersonas sin hogar, económicamen-te deprimidas, reciban alguna ayu-da que les permita superar los du-ros meses del invierno. La mismaemisora lleva también adelante unprograma en el que tratan de expo-ner la situación desesperada en quealgunas personas se encuentran,con la esperanza de que algunosoyentes puedan responder con ge-nerosidad a sus necesidades. Elbuen resultado de este proyectogenera historias que el programaemite con frecuencia. Se trata, nosólo de conseguir que la gente seamás consciente de las circunstan-cias y situaciones en las que se en-cuentran otros seres humanos, de-bido a enfermedades sociales y a lapobreza; sino de movilizar a la po-blación para que ayude y contribu-ya al desarrollo de la comunidad lo-cal. La radio pretende, por tanto,estar al servicio de la comunidad.

La Iglesia y la radioAproximadamente, hay tres millonessetecientos cincuenta y dos mil seis-cientos veintisiete (3.752.627) per-sonas católicas en Sudáfrica, unpaís de unos cuarenta y cinco millo-nes seiscientos ochenta y nueve milcuatrocientos cuarenta y dos(45.689.442) habitantes. Se trata, portanto, de una población católicapequeña, en comparación con elnúmero total de personas.


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La Iglesia, en Sudáfrica, no tieneun impacto demasiado fuerte en losmedios nacionales. De vez en cuan-do, en apariciones esporádicas, seentrevista a algunos personajes dela Iglesia o hacen algunos progra-mas concretos de ra-dio que no se emitende forma permanente.En los últimos años,se han recortado lasemisiones religiosasen la mayor parte delpaís. En buena medi-da, los antecedenteshistóricos marcan estasituación. El régimendel «apartheid» teníauna fuerte base calvi-nista y, de esa mane-ra, el resto de las emi-soras cristianas tuvieron muy pocoespacio, como alguna otra religión.Así, el acceso a las licencias paraemitir se convirtió en todo un tema.Sin embargo, a partir de 1994, haylicencias para radios de diferentesreligiones y las demás estaciones,como la Radio Nacional, emitenpequeños programas de naturalezareligiosa, aunque siempre de formamuy limitada. Podría decirse que,aunque se ha abierto el espacio auna mayor pluralidad religiosa; sinembargo, se ha disminuido el espa-cio total dedicado a contenidos reli-giosos. De ese modo, en algunaspersonas empieza a existir la impre-sión de que entidades como ICASA

tratan de dejar la cuestión religiosaal otro lado de la línea, dificultandosu salida al «aire» y manejándosecon el entramado de lo políticamen-te correcto. De algún modo, se tratade la misma tendencia que va ha-

ciendo de Sudáfricauna democracia alestilo occidental conun fuerte compo-nente de secula-ridad. Este fenóme-no llega también alos medios, y la pro-gramación religiosaqueda reducida a loque se podría deno-minar un mínimo.Existe, además, unarelación más bienpoco afortunada en-

tre la Iglesia, especialmente losmiembros de su jerarquía, y los me-dios laicos de Sudáfrica. Se debe amuchos factores. Muchos de losmiembros de la jerarquía se sitúantodavía en esa mentalidad que leshace pensar que lo que ellos dicendebe aceptarse y hacerse, lo queestá totalmente fuera de lugar en unasociedad secular. El debate en tor-no al preservativo para la preven-ción del SIDA es un buen ejemplode esta situación. Los miembros dela jerarquía insisten en que el pre-servativo no debe usarse, inclusoaunque estemos hablando de cues-tiones vitales. Esto atrae la atenciónde los medios y muchas radios de-

Existe, además,una relación másbien pocoafortunada entrela Iglesia,especialmente losmiembros de sujerarquía, y losmedios laicos deSudáfrica

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sarrollan auténticos «talk shows»de larga duración sobre el tema. Losmedios toman a la Iglesia como dia-na y la fiabilidad de esta se pierdeen los debates que se generan acontinuación. Así, por mantener unapostura definitiva en el tema de lospreservativos, tema tremendamen-te complicado aquí, la Iglesia dejade ser creíble entre los medios, has-ta el punto de que estos tratan demantener a la alta jerarquía fuera delos mismos porque «no escuchan ysiempre dicen lo mismo».De hecho, la escasa publicidad quela Iglesia tiene en los medios no esprecisamente una ayuda y la Iglesiaparece quedarse sin sustancia y sinespacio.La tecnología nospermite gestionarmás informacióncomo una mera expre-sión de opiniones.Cuando algo se poneen escena, se equili-bra con la propuestade un punto de vistadiferente. Si la Iglesiadice que el abortoestá mal, los mediospresentarán inmedia-tamente la visión y lasrazones opuestasque permiten decir que está bien. Ladiscusión religiosa pasa, por tanto,al dominio público y, a menudo, loslíderes religiosos quedan a merceddel poder, la fuerza y la competencia

de los profesionales de los medios.En buena medida, pudiera parecerque los líderes religiosos no reco-nocieran ni quisieran reconocer queya no pueden «dictar» meramentesu propuesta, sino que debendialogarlas y discutirlas de un modomucho más abierto sin pretendercondenar o meramente defender.Hace un par de meses, la ComisiónJusticia y Paz de la ConferenciaEpiscopal Sudafricana publicó undocumento sobre el racismo en lapropia Iglesia y sobre el crecientedistanciamiento entre las comunida-des con medios económicos y lasmás pobres, que suelen estar divi-didas también por líneas raciales. Elinforme pasó a los medios de masas

y encontró un lugaren la portada de unperiódico nacionalque se publica losdomingosl. A la ma-ñana siguiente, lu-nes, la Radio Nacio-nal tuvo un «talkshow» sobre la mate-ria, con la presenciade algunos represen-tantes de las iglesiascristianas en el estu-dio o al teléfono. Fuemuy embarazoso elmomento en que un

alto miembro de la jerarquía, figuraprominente de la ConferenciaEpiscopal, negó todo conocimientosobre racismo en la Iglesia. Muchas

Pudiera parecerque los líderesreligiosos noreconocieran niquisieranreconocer que yano pueden«dictar»meramente supropuesta


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personas se sintieron agraviadas yempezaron a llamar para señalar endirecto diferentes incidentes quehabían vivido y que tenían compo-nentes racistas. Aún así, el repre-sentante de la jerarquía volvió a ne-gar todo conocimiento de ese tipode situaciones. Se trata, pues, deotro ejemplo sobre cómo la Iglesiapierde credibilidad en los mediosseculares, especialmente en la radio,en Sudáfrica.Cabe decir que hay un cierto miedoa los medios por parte de la Iglesiay, sobre todo, por parte de la jerar-quía eclesiástica. Este miedo inca-pacita para unas buenas relaciones.De modo que, cuando cualquiermiembro de la jerarquía aparece enla televisión o Radio Nacional,adopta un tono defensivo que, unavez más, evita unas relaciones másfluidas y confiadas, provoca unapartamiento progresivo del mundode los medios por parte de la Iglesiay una autoexclusión de la misma pormiedo al escándalo público. Se hace,por tanto, necesario que la Iglesiareconozca que cada vez más genterecibe su información religiosa a tra-vés de los medios seculares y no através de los instrumentos internosde información. Paul Soukup dice:

«A pesar de la explosión de conoci-mientos sobre lo religioso, los cre-yentes habituales saben cada díamenos de su propia tradición. Enbuena medida, la pegatina con eti-queta, los eslóganes publicitarios,el café y las camisetas con ilustra-ciones han sustituido a los refranespopulares y a los proverbios religio-sos como normas para vivir».2 Si laIglesia quiere ser efectiva en su mi-sión con los medios, debe buscarestos factores y actuar sobre ellos.

Las iglesias de la reforma yla radioSon numerosas las iglesias reforma-das que tienen emisoras de radiocomunitarias y actúan con muchamejor soltura que la Iglesia Católi-ca. En buena medida, se debe, comoindica Robert White S.J.3, a que ellosmuestran una mayor pasión en eluso de los medios. ¡Esa pasión quehabía sido alentada por el ConcilioVaticano II en su documento Intermirifica! Nos hace caer en la cuen-ta de que, ya desde 1920, las igle-sias reformadas entraron a usar losmedios y que no han parado de cre-cer en este uso. Las iglesias refor-madas se mostraron más abiertas ypositivas ante la cultura popular de

Son numerosas las iglesias reformadas que tienen emisorasde radio comunitarias y actúan con mucha mejor soltura quela Iglesia Católica

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modo entusiasta y rápido. Diseña-ron las técnicas de los políticos po-pulistas, los periódicos o los publi-cistas en su búsqueda de la audien-cia. De alguna manera, esto se debeexplicar desde el acercamiento másfluido a la teología y al entendimien-to no institucionalizado de la orga-nización eclesiástica.Del mismo modo, es decisiva la ca-pacidad de las iglesias reformadaspara conseguir los fondos suficien-tes para dotar económicamente es-tos medios. Mientras la Iglesia Ca-tólica alentaba a su gente a invertiren las escuelas parroquiales, las igle-sias reformadas miraban hacia losmedios de comunicación. Así suce-dió en Sudáfrica. La mayoría de lasiglesias reformadas que tienen unaradio comunitaria son capaces derecibir sumas importantes de dona-tivos con las que afrontar sus gas-tos. La gente católica, como dijimosmás arriba, parece tener menos ge-nerosidad y otras prioridades: es-cuelas, construcción de parroquiasy seminarios.

La radio católicaen SudáfricaEn julio de 1999, los dominicos es-tablecieron una emisora local cató-lica denominada «Radio Veritas».Inicialmente, podía emitir en unapequeña área geográfica: Gauteng.Actualmente, la emisora está a dis-posición de la audiencia de Gautengy también en la televisión satelital.

Según su propia documentación, laemisora se describe a sí misma deacuerdo con los parámetros que se-ñalamos a continuación.«Radio Veritas» pretende mostrar laaproximación de la Iglesia Católicaa un conjunto de temas concretos.Aunque no es un punto de vistamuy diferente al de otras Iglesias,se pretende subrayar una visión glo-bal sobre la particular y un métododiferenciado de proponer el Evan-gelio. Más allá de esto, la emisorapretende informar y educar a la au-diencia sobre otros puntos de vistay otras convicciones religiosas, demodo que se puedan iniciar diálo-gos satisfactorios sobre los temasque afectan al área en la que se emi-te. Se abordan los contenidos queafectan a la vida de la gente en susparroquias, ciudades, culturas y ne-cesidades. En ese sentido, la emiso-ra está atenta a la cooperación conlas iglesias locales, los obispos ylas congregaciones religiosas, quejuegan un papel importante para lo-

Mientras la IglesiaCatólica alentaba a sugente a invertir en lasescuelas parroquiales, lasiglesias reformadasmiraban hacia los mediosde comunicación


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calizar las necesidades reales de lapoblación.La emisora sufre una permanente ba-talla financiera. Los dominicos hanaportado generosamente recursosmateriales y humanos, pero la radionecesita continuar la búsqueda defondos y obtener donaciones paraseguir navegando. La emisora tienemultitud de programas religiosos yde estudio bíblico: la misa diaria, elángelus, y otras aportaciones simi-lares están presentes en su progra-mación. Sin embargo, no tiene unaespecial incidencia la formación encuestiones políticas, económicas osociales. Por otro lado, la poca po-tencia de la emisión y la dispersiónde la gente católica en Sudáfricahacen que, en definitiva, llegue amuy pocas personas de su pobla-ción meta. De vez en cuando, la emi-sora consigue un permiso provisio-nal para emitir con mayor potencia,como durante los acontecimientosen torno a la muerte y el funeral deJuan Pablo II. Sin embargo, la ma-yor parte del tiempo, la emisora que-da aislada dentro de su área geo-gráfica de Gauteng, salvo para quie-nes tienen acceso a la plataformadigital televisiva vía satélite. Del

mismo modo, su tamaño les impidetener recursos suficientes para unaprogramación amplia. El caso es quela inmensa mayoría de la IglesiaCatólica sudafricana seguiría losfunerales papales a través de las ra-dios o televisiones nacionales detitularidad laica.La emisora católica levanta otrascuestiones de contenido más pura-mente intraeclesial. Nos referimos aaquellas que hacen referencia alsentido teológico de las emisionesde las celebraciones, como la euca-ristía, a través de las ondas. Se tratade un modo de hacer accesible a unmayor número de personas la cele-bración que, sin embargo, planteacuestiones referentes a su sentidoteológico. Autores como Karl Rah-ner abordaron este tema en lo refe-rente a la televisión en su libro Lapropuesta cristiana: ensayos enteología pastoral4.En síntesis, parecería que «RadioVeritas» no trata de forma suficien-temente amplia aquellos temas queafectan a la vida cotidiana del país yque su uso para la formación de loshombres y mujeres de la IglesiaCatólica es pobre en temas políti-cos, sociales y económicos.

El caso es que la inmensa mayoría de la Iglesia Católicasudafricana seguiría los funerales papales a través de lasradios o televisiones nacionales de titularidad laica

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ConclusiónA lo largo de este artículo hemospretendido reflejar la situación de laradio en Sudáfrica, su posiciona-miento y la diversidad de su contex-to. Además, hemos pretendido mos-trar específicamente la relación en-tre la Iglesia y la radio en este país.La radio parece un instrumento conmuchas más potencialidades. Dellado católico, no se da apenas unuso interesante de la radio y, ade-más, presenta demasiadas dificulta-des y muy pocas ocasiones de en-cuentro. La actitud de sospecha pre-side las relaciones entre los mediosy la Iglesia, principalmente de suslíderes. Finalmente, tratamos de es-bozar el trabajo de las emisoras reli-giosas y católicas enSudáfrica. En lo quese refiere específica-mente al proceso ca-tólico, la potenciali-dad del medio estátodavía poco implan-tada en la mentalidadde las personas y notermina de abordarcon claridad los te-mas reales de la agen-da diaria en política,sociedad o economía. Existe la ne-cesidad y el espacio para el creci-miento en las relaciones entre la Igle-sia y los medios, en especial la ra-dio, en Sudáfrica. La radio es, delejos, el medio masivo más potentey accesible en este país. A través de

la radio llega la formación en valo-res políticos, económicos y socia-les para mucha gente. Sin embargo,la Iglesia, con su pretensión de for-mar en valores, no acierta aintroducirse en este campo, quizáspor su situación económica y depersonas, también por su actituddefensiva y miedosa, más que con-fiada.Probablemente, Robert White5 nosaporte el mejor resumen de la situa-ción entre la Iglesia y los medios enSudáfrica. White explora semioló-gicamente los efectos de los decre-tos y constituciones del ConcilioVaticano II en la Iglesia. Se animó ala Iglesia, mediante el decreto InterMirifica a usar los medios en la pro-

clamación del Evan-gelio. El nuevo mun-do mediático no esevitable, debe serasumido y utilizado.Desafortunadamen-te, los obispos, pas-tores y las congrega-ciones religiosas tie-nen poca sensibili-dad sobre el impactoreal de los medios enla vida de la gente y

también muestran poca imaginaciónen el uso de nuevas formas de de-sarrollo espiritual a través de los me-dios. De ese modo:

«Los medios de comunica-ción están poco integra-dos en los planes de las

A través de laradio llega laformación envalores políticos,económicos ysociales paramucha gente


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diócesis, las parroquias olas congregaciones reli-giosas. Dependen de lainiciativa personal de al-gunos individuos. La for-mación en temas comuni-cativos de los agentespastorales en seminarios uotras instituciones de for-mación teológica o pasto-ral es pobre, inadecuadao inexistente. Incluso hayevidencias de que la cali-dad de las homilías y deotros instrumentos mediá-ticos ha decaído desde elConcilio». Latourelle, op.cit., 582.

White describe una «profundaambivalencia en la cultura católicade los medios masivos de comuni-cación». La Iglesia reconoce la im-portante influencia y, sin embargo,se trivializa el asunto o se condena

a los medios como algo corrupto.De hecho, a su juicio, ni el decretoInter Mirifica, ni tampoco el poste-rior Communio et Progressio con-siguieron arrancar de raíz esta posi-ción ambivalente. Aunque hay másapoyo a iniciativas vinculadas a losmedios y a la producción de conte-nidos, no se ha producido una pre-sencia significativa del mensaje delEvangelio en los medios públicos.Existe, por tanto, desde esta pers-pectiva, una ambivalencia en tornoal poder y el carácter benéfico de laradio y el conjunto de los medios enSudáfrica. Quizás se empieza a to-mar conciencia de ello. Quizás, laexpresión de Bernard Lonergannos sitúe. En el modo de abordar laspredisposiciones de la Iglesia,Lonergan dice que la Iglesia tiendea llegar «sin respiración y un poqui-to tarde». La pregunta que quedaes esta: ¿qué cosa nos perdemoscuando llegamos tarde?

Notas

1 «Talk radio» es un formato radiofónico que se centra en la discusión de algunospuntos temáticos. Incluye la participación radiofónica de los oyentes. Cada espaciode la «talk radio» se denominaría «talk show».2 Soukup, P. (ed.) 1996. Media, Culture and Catholicism. Kansas City: Sheed &Ward. Pg.773 Ver Robert White, en Latourelle, R. (ed.) 1989. Vatican II Assessment andPerspectives (Volume III) Mahwah: Paulist Press.4 Ensayo titulado ‘The Mass and Televsion’ , en Rahner, K. 1963. The ChristianCommitment: Essays in Pastoral Theology. New York: Sheed & Ward.5 Ver Robert White, en Latourelle, R. (ed.) 1989. Vatican II Assessment andPerspectives (Volume III). Mahwah: Paulist Press.

Estudios e informes

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La réalité sociale et culturelle duCanada est marquée par la pluralitéculturelle et linguistique des deuxcommunautés qui représentent lepays : l’anglophone et la franco-phone. L’auteur écrit du Québec etétudie le panorama de la radio-diffusion dans sa communauté. Lavision pleine d’espoir qui nous estprésentée nous aide à proclamerqu’il est possible de créer un modèleradiophonique culturel et de ser-vices dans les émissions radiopho-niques générales, pu-bliques commeprivées.

Canada’s social and cultural realityreflects the cultural and linguisticplurality of the two communitiesexisting in the country: the English-speaking and the French-speakingcommunities. The author writesfrom Quebec and sets the scene ofthe broadcasting in his community.The promising view that hedescribes helps us to claim that aradio model which provides bothcultural and services is possiblewithin the general radio broad-casting (private and public ones).

RADIO FORMATIVE AMISSION: THE QUEBECEXAMPLE

L’OEUVREFORMATRICE DE LARADIO: LE CAS DEQUÉBEC

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Con mucho gusto acepto colaboraren esta publicación de Radio ECCAFundación Canaria. Se trata de unainstitución que, desde sus orígenes,se implicó en el apoyo a la radiodi-fusión de calidad. La labor de estaFundación es conocida, sobre todo,por la imaginación creadora quemanifestó con sus programacionesradiofónicas escolares de carácteracadémico, difundidas - en primerlugar y sobre todo - en regiones ocontextos socioculturales dondeuna parte importante de la pobla-ción no había podido acceder a laescuela.Yo mismo pude experimentar la per-tinencia de las intuiciones y realiza-ciones de ECCA, puesto que cola-

LA LABOR FORMADORA DE LA RADIO: EL CASODEL QUEBEC

La realidad social y cultural de Canadá viene marcada por la pluralidadcultural y lingüística de las dos comunidades que marcan el país: laanglófona y la francófona. El autor escribe desde el Quebec y repasa elpanorama de la radiodifusión en su comunidad. La visión esperanzadaque se nos plantea nos ayuda a proclamar que es posible un modeloradiofónico cultural y de servicios dentro de las emisiones radiofónicasgeneralistas, tanto públicas como privadas.

Pierre Belanger1

Radio en el Quebec

boro desde hace muchos años conRadio Santa María, en la Repúbli-ca Dominicana. Es una de las pri-meras estaciones de radio que adop-tó y adaptó los programas de la Fun-dación ECCA para las poblacionesde las zonas rurales y, posteriormen-te, de los barrios populares. De esemodo, se creó, en colaboración conel Ministerio de Educación Nacio-nal de la República Dominicana,las «Escuelas Radiofónicas SantaMaría» para permitir a los alumnosy alumnas completar estudios pri-marios hasta final de octavo año.Aunque el trabajo de esta institu-ción de República Dominicana sehaya revelado un éxito eminente,tanto desde el punto de vista de la

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educación nacional como del de laexperiencia radiofónica, se debe ad-mitir que este tipo de programaciónsólo interesa a una pequeña parte -y una parte muy espe-cífica - de la audienciatotal a la que una esta-ción puede pretenderdirigirse. La Funda-ción ECCA tiene, portanto, razón al pregun-tarse sobre las posibi-lidades que ofrece laradio para la educaciónde un público más am-plio. A la cuestión«¿Puede ser educativala radio dirigida al granpúblico?», responderéque sí. Me baso en mipropia experienciacomo oyente y, por su-puesto también, en laexperiencia de la radiofrancófona del Cana-dá. No pretendo pre-sentar el resultado de una investi-gación científica original, pero sí re-flexionar, con los elementos que mepermite mi formación en Ciencias dela Comunicación, mi trabajo en laproducción audiovisual y mi expe-riencia en la formación del personalde estaciones de radio. En síntesis,pretendo mostrar cómo las grandesaudiencias generalistas radiofó-nicas, a inicios de este siglo XXI,pueden encontrar en la radio un ins-trumento para crecer como perso-

nas y como ciudadanos y ciudada-nas.Mi valoración y mi evaluación posi-tivas de la dimensión «educativa»

de la red francófona deRadio-Canadá se ba-san, también, en lascomparaciones quehemos podido hacer alo largo de estos últi-mos años con la situa-ción de la difusiónradiofónica en variospaíses. Los cuatroaños que pasé comoSecretario General deUnda, la AsociaciónCatólica Internacionalpara la Radio y la Tele-visión (que ahora sedenomina SIGNIS), mepermitieron entrevis-tarme con artesanosde la radio y tambiénescuchar sus progra-

maciones en distintos contextosculturales. Sin caer en la jactancianacionalista, me atrevo a avanzarque los oyentes del Canadáfrancófono, y más concretamentedel Quebec, tienen a su disposiciónun buen servicio de ofertaradiofónica. Esta valoración gene-ral de calidad es atribuible a variosfactores. En primer lugar, existe unelevado número de profesionales delos medios de comunicación forma-dos en las universidades y escue-las especializadas del Quebec. En

Sin caer en lajactancianacionalista,me atrevo aavanzar quelos oyentes delCanadáfrancófono, ymásconcretamentedel Quebec,tienen a sudisposición unbuen serviciode ofertaradiofónica

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segundo lugar, se da un dinamismocultural que fuerza al pequeño pue-blo francófono de Norteamérica a sercreativo y vigilante. Además, en ter-cer lugar, el contexto social y eco-nómico tiene buena salud y una tra-dición democrática que incita a laparticipación en los debates públi-cos. Estos factores favorecen unadiversidad y una alta calidad de lasemisiones, tanto en la radio públicadel Estado como en las muy nume-rosas estaciones privadas. A esterespecto, el carácter de competen-cia desempeña seguramente tam-bién un papel positivo; aunque, enla arena comercial, la dictadura delas cuotas de escucha puede tenercomo efecto un descenso del nivelgeneral para rastrillar una audienciapopular más amplia.Permítanme una palabra aún en be-neficio de los lectores que no ha-yan tenido la ocasión de seguir decerca la situación específica y bas-tante única de la sociedad deQuebec. Este cuadro, demasiado rá-pidamente resumido a continuación,

permitirá a pesar de todo tomar con-ciencia de algunas de las caracterís-ticas del universo radiofónico deQuebec. Quebec es esta esquina detierra donde vive una «sociedad dis-tinta» en muchos aspectos. Su po-blación, de aproximadamente sietemillones de habitantes, es en másde un 85% francófona. Se trata deun islote francófono en medio delmar anglófono septentrional-ameri-cano. Durante mucho tiempo, lasociedad de Quebec fue bastantehomogénea. De cultura religiosa ca-tólica, se desarrollaba en esferaseconómicas tradicionales cuyos res-ponsables eran, principalmente,anglófonos. A partir de los años 60,una revolución - que se calificó de«tranquila» pero que podemos de-cir que ha significado uno de los másprofundos cambios que una socie-dad haya conocido en el siglo XX –trastocó significativamente todaslas cosas. Un gran número de per-sonas de Quebec abandonó la ins-titución católica, aunque sigan con-siderando mayoritaria y positiva-mente los valores cristianos. Afron-taron muchos de sus asuntos des-de el punto de vista político y eco-nómico. La inmigración desempe-ñó un papel cada vez más importan-te en medio de una sociedad conuna de las tasas de fecundidad másbajas del mundo, que parecía reac-cionar así a los tiempos en que, bajola enseñanza de la Iglesia, se favo-recía la creación de familias nume-rosas. De ese modo, una ciudad

La inmigración desempeñóun papel cada vez másimportante en medio deuna sociedad con una delas tasas de fecundidadmás bajas del mundo

Radio en el Quebec

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El rendimiento mercantilse convierte en un objetivoprioritario de toda estaciónde radio comercial

como Montreal se volvió totalmen-te cosmopolita. Por lo general, setrata de una mezcla de culturas queresulta suficientemente armoniosa.La situación política está marcadapor un movimiento nacionalista quepropone la independencia deQuebec. En el Parlamento está re-presentado por el denominado Par-tido «Québécois». Dos veces se haconvocado un referéndum. La últi-ma vez, quedaron prácticamente em-patados los partidarios de la inde-pendencia y aquellos que defiendenla continuación del vínculo con elresto del Canadá. La cuestión delreconocimiento de la especificidadde Quebec sigue animando la esce-na política, pero también desbordaesa esfera. Se trata de un debate lle-vado a cabo de forma muy civiliza-da, tanto en las familias como en losmedios de comunicación.De este retrato social y cultural sedesprenderá que la radio en Quebec,aunque está bajo la supervisión deun organismo federal canadiense,merece una mirada distinta de la mi-rada que se podría hacer respecto ala radio en el Canadá anglófono.Este último, generalmente muy po-tente, está también caracterizado poruna mayor influencia de la sociedadde EE.UU. No significa eso que laradio anglófona del Canadá sea muysimilar a la de los EE.UU. La redpública radiofónica canadiense eninglés está muy presente en un paísde distancias enormes y población

dispersa entre el Atlántico y el Pací-fico y se caracteriza por su esfuerzoen hacer de vínculo entre todas es-tas regiones y personas. Las redesprivadas, sin embargo, sí respondenmás de cerca a los modelos prove-nientes de la frontera sur.Tras estas consideraciones inicia-les, quiero ahora abordar directamen-te la cuestión que da título a mi artí-culo: ¿Puede ser educativa la radiogeneralista destinada al gran públi-co? Me detendré, sucesivamente,

en la radio comercial, las radios co-munitarias, las estaciones de origenreligioso y, finalmente, me dedicaréde modo principal a la radio públicadel Estado.

Las posibilidades y loslímites de la radio comercialEl rendimiento mercantil se convier-te siempre en un objetivo prioritariode toda estación de radio comercial.Para alcanzar estos objetivos pecu-niarios, la emisora de radio debeatraer el mayor número de oyentesde modo que tenga el mayor núme-ro de cuñas publicitarias al mayor

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precio posible. En este contexto,¿puede una emisora radiofónica te-ner objetivos «educativos»? Des-de la perspectiva administrativa, unaradio comercial presta un tipo deservicio a la comunidad que se re-gula a través de una licencia queconcede el Gobierno. En conjunto,la mayor parte del tiempo de las emi-soras comerciales se destina a pres-tar un servicio de entretenimiento,pero también informativo. En su pre-tensión de agradar y atraer oyen-tes, la música constituye el conteni-do mayoritario de la programaciónde muchas emisoras comerciales.Cada vez más, las estaciones emi-soras se especializan en un tipo demúsica apreciado por un númerorelativamente grande de oyentes;mediante esta programación, dirigi-da a los gustos musicales de unadeterminada audiencia, la emisorapretende mantenerla a la escucha delo que emite a lo largo del mayornúmero de horas durante el día.En buena medida, esto ha provoca-do que en casi todas partes del mun-do se observe una fuerte tendencia:la banda AM se olvida en favor dela banda FM. Ésta ofrece una cali-

dad musical mucho mejor que la pri-mera. Se anuncia incluso que, enlos países más desarrollados desdeel punto de vista tecnológico, la ra-dio digital sustituirá pronto a lasemisiones en FM, siempre a causade su más alta calidad sonora ade-más de por la ampliación del territo-rio que alcanza mediante el uso delsatélite.En Quebec, las estaciones de radioAM no atraen ya mucho la atenciónde las grandes audiencias; quedareservada para un público más tra-dicional que llega a ser significativoen determinadas regiones. EnMontreal existen dos estaciones deinformación continua que emiten enAM; una lo hace en francés y la otraen inglés. Recientemente, la que fuela primera estación que emitió enMontreal, una emisora generalistaen AM y que perdía audiencia deforma continuada, fue comprada porun conglomerado de la comunica-ción que inmediatamente la trans-formó en una estación especializa-da en deporte y salud. De ese modo,nos muestra una primera salida: hayun servicio educativo posible a tra-vés de la especialización de deter-minadas estaciones AM sobre áreastemáticas que no encontramos enlas estaciones musicales.Sin embargo, la gran mayoría de lasestaciones de radio comerciales delQuebec están, en primer lugar y so-bre todo, para difundir música a tra-vés de las ondas. Intercalan a ve-

Hay un servicio educativoposible a través de laespecialización de deter-minadas estaciones AMsobre áreas temáticas

Radio en el Quebec

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ces cortos boletines de noticias, deuna duración entre treinta y sesen-ta segundos, preparados por algu-nas agencias especializadas y nopor los propios periodistas respon-sables de las emisoras. La informa-ción sobre el tiempo y la situacióndel tráfico de automóviles ocupa unespacio puntual e importante.¿Cuál es el lugar de la educación ental programación? Su función edu-cativa aparece en el papel culturalque estas estaciones desempeñan.En primer lugar, su propuesta sirvepara dar a conocer la obra de losartistas y ayuda a ampliar los gus-tos musicales de la audiencia. Ensegundo lugar, las emisoras FMapoyan y retransmiten otras activi-dades del mundo cultural: festiva-les de música, jazz, clásicos, cine, y,de ese modo, dan a conocer al con-junto de la población determinadosacontecimientos de la escena cultu-ral. En tercer lugar, observamos quelas emisoras tienden a programartambién entrevistas con los artistasy otros protagonistas culturales,

aunque esto suceda más bien en loshorarios de baja audiencia. De estemodo se completa el panorama delos elementos educativos que en-contramos en la programación ma-yoritaria de las emisoras comercia-les del Quebec.¿Encontramos posibilidades de par-ticipación e interactividad en la pro-gramación de estas emisoras? Efec-tivamente, algunas estaciones AMapostaron mucho por que las tertu-lias radiofónicas participativas atrae-rían a sus oyentes. Este tipo de pro-gramas permitía dar salida a las frus-traciones de los oyentes más popu-lares contra quienes tienen el po-der.Sin embargo, las estaciones FM tien-den a mantenerse lejos de cualquiercontroversia. Como su objetivo con-siste en acompañar musicalmente,sin molestar la actividad de susoyentes - «La radio en el trabajo»es el lema con el que se define algu-na de ellas-, no se hace necesarioprovocar la participación de la gen-

Algunas estaciones AM apostaron mucho por que las tertu-lias radiofónicas participativas atraerían a sus oyentes

Más que una actividad explícitamente educativa, tendremosen esta actividad un apoyo a los valores positivos que hacenmejor la sociedad

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te ni hacerle oír opiniones diversassobre temas calientes que correríanel riesgo de agraviarlos y fomenta-rían el cambio inmediato de estación.Por eso, las estaciones pretenderánuna interactividad y participaciónfocalizada por la elección de temasmusicales o de intérpretes. Igual-mente, se invita a la gente a dedicarlas canciones que les gustan a susamistades. O, en horarios noctur-nos, algunas de estas estaciones sehacen más «tiernas» y difundenmensajes pregrabados en el que al-gunos oyentes envían una palabraa las personas a las que quieren. Esaatención a los demás, la expresiónde la ternura y la importancia de lasrelaciones positivas entre las per-sonas podría verse como una parti-cipación de estas estaciones en lacreación de una sociedad mejor. Másque una actividad explícitamenteeducativa, tendremos en esta acti-vidad un apoyo a los valores positi-vos que hacen mejor la sociedad.

Las radios comunitariasEn algunos países, las estacionesde radio comunitarias desempeñanun papel de primera importancia enla sociedad y complementan activa-mente la oferta de las estacionescomerciales en el terreno de la infor-mación. En Quebec, al igual que pasaen muchos países industrializados,las estaciones de radio comunita-rias son poco numerosas y con unainfluencia muy limitada en la socie-

dad. La razón principal de esta si-tuación es, seguramente, el tipo delicencia que las autoridades les con-ceden: se limita su potencia y la de-finición de su misión se acota demodo que no entren en competen-cia directa con las grandes redesradiofónicas comerciales. Por tan-to, la perspectiva económica limitael posible papel de las radios comu-nitarias.Bajemos a lo concreto: ¿A qué enti-dades se conceden las licencias deradio comunitaria? La mayor partede las veces, se trata de asociacio-nes de estudiantes de las universi-dades o a grupos étnicos específi-cos.En el primer caso, la estación emite,entonces, desde el departamento decomunicaciones de la instituciónuniversitaria y sirve de terreno deexperimentación a los estudiantes.No se trata, sin embargo, en modoalguno de una estación al serviciode los proyectos académicos de lainstitución.En las estaciones universitarias sediscute mucho, pero el debate secentra únicamente en las cuestionesculturales. La radio del campus ofre-ce una salida a los creadores musi-cales alternativos, cuya música nopuede encontrar espacio en la pro-gramación propia de las estacionescomerciales.En ese sentido, la radio universita-ria, dirigida a un público fundamen-

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talmente joven, abre horizontes ydesempeña un papel de educaciónpara la novedad y para la aperturacultural.Las estaciones comunitarias«étnicas» o al servicio de las distin-tas comunidades culturales minori-tarias de una ciudad como Montrealtienen buena reputación. Dan espa-cio, para hacerse oír, a personas que- por sus características culturales -no tendrán nunca entrada en losgrandes medios de comunicaciónorientados comercialmente. Ofrecenemisiones en distintas lenguas, se-gún una programación establecidade antemano, emisiones que sirvende lazo efectivo entre los miembrosde estas comunidades culturales.Desempeñan, pues, un papel socialimportante. El hecho de que se re-serve más espacio para la palabra yel intercambio de mensajes que enlas emisoras musicales comerciales

permite reconocer una importantedimensión educativa. Sin embargo,esta capacidad educativa se dirigey se limita a las comunidades cultu-rales específicas que constituyen suaudiencia.Un último aspecto que debemosmencionar en esta colaboración delas radios comunitarias con la for-mación y con la educación tiene quever con su facilidad para dedicarsea las causas sanitarias o humanita-rias en general. Con motivo de unacatástrofe natural en un país de lasAntillas, por ejemplo, una estacióncomunitaria puso en marcha un«maratón radiofónico» para animara los auditores a hacer prestacioneseconómicas con las que ayudar alas personas damnificadas. En estecaso, en una ciudad como Montreal,con la presencia de múltiples comu-nidades de diferente origen, la emi-sión se dirigirá, en primer lugar, alos originarios del país que sufrió lacatástrofe. Sin embargo, se consta-ta con frecuencia una reacción po-sitiva en una audiencia mucho másamplia. Constatamos, por tanto, quelas radios comunitarias pueden res-ponder a la llamada de la gente endesamparo. He aquí otro valor so-cial al que las estaciones de radiocomunitarias pueden dar respuestaa menudo. Aparentemente, es másfácil modificar las programacionesde las estaciones comunitarias quede aquellas grandes estaciones con-

Las estaciones étnicasdan espacio a personasque no tendrían nuncaentrada en los medioscomerciales

Las radios comunitariaspueden responder a lallamada de la gente endesamparo

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dicionadas por los intereses comer-ciales.

El caso de las estaciones deradio religiosasLas estaciones de radio de carácterreligioso o espiritual, en el Canadá,son poco numerosas y muy recien-tes. Hasta los inicios de los añosnoventa, la ley de radiodifusióncanadiense no permitía que una li-cencia se pudiera conceder a un gru-po religioso. Ello se explicaba porlos excesos cometidos por algunosemisores de las iglesias evangélicaslibres, en el oeste canadiense, en losaños veinte y treinta, a principiosdel tiempo de la radio en Canadá.Con los cambios de los tiempos, selevantó la prohibición y, ahora, lasasociaciones religiosas tienen acce-so a las licencias de radiodifusión.Sin embargo, las normas para laoperatividad de estas emisoras obli-gan a que tengan en cuenta el con-texto social ecuménico y multirre-ligioso en el que vive la poblacióncanadiense. Su inspiración puedeser la de una fe específica, pero laprogramación debe ir dirigida a unpúblico amplio, no puede ser secta-ria y no puede combatir a otros gru-pos religiosos.En Quebec, sólo dos grupos pidie-ron y obtuvieron una licencia de ra-diodifusión para una emisora reli-giosa, una en Montreal y otra en laciudad de Quebec. Estas emisorasusan, sin embargo, algunos reemi-

sores para llegar a regiones másamplias. En ambos casos, fuerongrupos católicos, muy mayoritariosen Quebec, los que pusieron en mar-cha esos proyectos. Las estacionesestán, sin embargo, bajo la respon-sabilidad de consejos de adminis-tración totalmente independientesde las autoridades religiosas. Equi-pos, constituidos en buena parte porvoluntarios, garantizan la prepara-ción y la salida a antena de las emi-siones.

El carácter específico de estas esta-ciones, que sin entrar en competi-ción directa con las grandes redescomerciales se incorporan a unaaudiencia más amplia que las radiosde tipo comunitario, les permite des-empeñar un papel educativo en di-ferentes aspectos. Sin pretenderhacer una catequesis, difunden, noobstante, entrevistas con diferentespersonalidades que son testigos desu propia fe. Algunas emisionesabordan la explicación de los textosbíblicos o las escrituras sagradas deotras tradiciones religiosas. Duran-

Las estaciones de radiode carácter religioso, en elCanadá, son poconumerosas y muyrecientes

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te algunos programas, se anima a laaudiencia para que plantee las difi-cultades que la gente encuentra ensu vida y se proponen pistas desolución o se orientan hacia algu-nos recursos institucionales que lespermitan abordar esa problemática.También hay espacio para la oración,bajo distintas formas, y eso se abor-

da también como un objetivo edu-cativo. La música de varias tradi-ciones religiosas forma parte delpaisaje sonoro y contribuye tam-bién a esta educación para la ora-ción. La información difundida esdiferente a la que la audiencia en-contrará en las demás estaciones.Se trata de una información que pro-viene de agencias de noticias espe-cializadas en la información religio-sa. Es, por tanto, un complementopara la «dieta informativa» habituala disposición de la población. Laparrilla de estas estaciones deja tam-bién lugar a un «editorial» que, pro-nunciándose o llamando la atencióndel público sobre tal o cual dimen-sión de un problema social, fomen-ta los deseos de abordarlo desde unnuevo ángulo. Se trata, sin duda,de una pretensión educativa.

En resumen, si bien es cierto que lasradios de dimensión espiritual ocu-pan un espacio pequeño en el uni-verso radiofónico de Quebec; sinembargo, pretenden desempeñaruna misión formativa o educadora,no tanto para enseñar los conteni-dos específicos de una confesiónreligiosa, cuanto para favorecer la

reflexión y la integración de todaslas dimensiones de la persona.

La oferta de Radio-Canadá:la red públicaPor razones de carácter histórico ytambién político, el Gobierno cana-diense dio su apoyo a las redespancanadienses de radio y televi-sión, en francés y en inglés, en lasdos lenguas oficiales del país. Silas redes de televisión pública nose distinguen de manera radical delas redes comerciales competidoras- la publicidad que supone una par-te muy importante de sus ingresosorienta la emisión en función del jue-go de cuotas de audiencia y expli-can buena parte de las decisionesde programación -, sin embargo, laradio de CBC (en inglés) y Radio-Canadá (en francés) son ejemplos

Radio Canadá es ejemplo de una radio pública dirigida haciauna audiencia amplia, una radio que se distingue por ladiversidad y la calidad general de su programación

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de una radio pública dirigida haciauna audiencia amplia, una radio quese distingue por la diversidad y lacalidad general de su programación.Mencioné raíces históricas y políti-cas. Desde el punto de vista históri-co, el tipo de programación y servi-cio de radiodifusión nacional quetenemos en el Canadá es herederode la BBC. Esta referencia basta paraindicar las normas que, en teoría almenos, se aplican a la manera deestar en antena Radio-Canadá. Aimagen de su hermana británica,Radio-Canadá se orienta por laprofesionalidad, la independenciaperiodística y el apoyo a los artistasy artesanos del país. Sin embargo,hay algunas diferencias: la pobla-ción es menos numerosa que enGran Bretaña; el territorio es mayor;

la proximidad con la manera de ha-cer «americana» es mayor y se mal-tratan a veces los créditos presu-puestarios que vienen directamen-te de los impuestos de los canadien-ses. Dicho esto, debemos, sin em-bargo, resaltar que la radio públicadel Canadá es reconocida sin dudapor su calidad.

Por otra parte, se hace necesaria to-davía una palabra sobre el contextopolítico. El Gobierno canadiensedebe mantener una fuerte red públi-ca para prestar un servicio a la po-blación canadiense en las dos len-guas oficiales. Eso es lo que explicaque la red francófona esté disponi-ble para poblaciones francófonastan minoritarias como las de Albertao Terranova. La presencia de la redinglesa en Quebec desempeña elmismo papel en un medio anglófonotambién muy minoritario. En estecontexto, sólo una determinaciónpolítica fuerte puede garantizar unservicio que, desde el estricto pun-to de vista comercial, no sería jamásrentable.El Gobierno Federal financia, portanto, estas amplias redes de radio

pública con cargo a sus presupues-tos. Sin embargo, el Gobierno nointerviene directamente en la mar-cha de las operaciones ni en la pro-gramación. La elaboración de loscontenidos de las emisiones se en-carga a agencias no partidistas. Porsupuesto, se espera que los profe-sionales de las redes públicas no sehagan portaestandartes de opcio-

La red francófona está disponible para poblacionesfrancófonas minoritarias como las de Alberta o Terranova

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nes específicas como la soberaníadel Quebec. Sin embargo, es incues-tionable que, con el paso de losaños, las redes francófonas cana-dienses permitieron la expresión li-bre de todas las opciones políticas,incluidas las partidarias de la inde-pendencia de Quebec. Excluyendoalgunas excepciones, tenemos quereconocer que Radio-Canadá hagozado de una bonita historia de li-bertad de expresión; lo que signifi-ca que no se trata de una Radio asaldo del Gobierno o,mucho menos, del par-tido en el poder. Estoes lo que libra a la ra-dio canadiense de unalacra tan habitual enmuchas otras socieda-des en desarrollo. Ade-más, los operarios yoperarias de la radiopública del Canadá tie-nen ciertamente con-ciencia de participar enla buena imagen por laque el país es reconocido. Radio-Canadá internacional y Radio-Ca-nadá en Internet participan en esteesfuerzo de promoción nacional sincaer en excesos nacionalistas.En nuestra presentación nos con-centraremos en la red francófona deRadio-Canadá, con la que tenemosmayor familiaridad. Nuestro acerca-miento será desde el tema específi-co que tratamos en este artículo: elcarácter educativo de la radio; en

este caso, de la programación de laradio pública.De vez en cuando, gritos de indig-nación se alzan por parte de los de-tractores de Radio-Canadá. Segúnestas personas, la radio estatal ofre-cería una programación elitista queno recogería las preocupaciones delas personas normales de la calle.Es posible que esta acusación pu-diera tener fundamentos reales enla programación de la segunda redoperada por la empresa estatal. Se

trata de una red cultu-ral que se llama, en lazona francófona, «Es-pacio Música». Estafrecuencia tiene pormisión ofrecer a los ar-tistas canadienses dehorizontes diversos yproducciones de másdifícil acceso un mediopor el que llegar a unpúblico más amplio.Pero cuando hablamosde la primera cadena de

Radio-Canadá, la acusación deelitismo no tiene fundamentos rea-les. De hecho, en varios «mercados»(término con el que me refiero a ciu-dades y regiones diversas en térmi-nos de escucha radiofónica), la ra-dio pública obtiene excelentes cuo-tas de escucha. En Montreal, laemisión de la mañana de Radio-Ca-nadá ocupa la primera posición, su-perando en audiencia a estacionescompetidoras que ponen en las on-

De hecho, envarios «merca-dos», la radiopúbica obtieneexcelentescuotas deescucha

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das a animadores populares e inclu-so a humoristas muy conocidos.En general, se puede decir que laradio de estado canadiense es másaccesible a un amplio público que laradio estatal de los Estados Unidos.En esta se «habla» mucho y se re-servan sus debates a menudo a lasgentes de mundo universitario, a ve-ces a los cronistas políticos o artís-ticos especializados. Sin embargo,las emisiones de Radio-Canadápermiten a todo ciudadano y ciuda-dana, caracterizados por un deter-minado nivel de educación y de cu-riosidad, conocer el mundo en elcual vive, sentirse a gusto sintoni-zando su frecuencia.

Vistazo sobre laprogramaciónNos proponemos, ahora, dar unavuelta rápida a la programación dela red francófona de la primera ca-dena de Radio-Canadá, resaltandoaquello que se pueda considerar decarácter educativo. Una anotaciónque podría ser previa es la siguien-te: la mayor parte de las horas deescucha de radio en Canadá tienen

lugar en el coche. Se trata de perso-nas que trabajan en la carretera o depersonas que viven en los barriosde la periferia de la ciudad y que via-jan en automóvil entre su domicilioy su lugar de trabajo. Debemos aña-dir, además, a los usuarios del trans-porte público que escuchan la radioa través de un transistor personal1.a) Al principio del día (entre las cin-co y las nueve de la mañana). Ra-dio-Canadá presenta una emisiónde servicios concebida para los quese levantan temprano y van a traba-jar. Todas las estaciones entran encompetencia por esta importantefranja horaria. En Montreal, Radio-Canadá es número uno. En otrasciudades, está muy bien situada. Elequipo de animación es dinámico;pero, además, su servicio informati-vo aborda las noticias de forma efi-caz. No se centra únicamente en lasnoticias locales sino que, también,gracias a la contribución de los co-mentaristas, la información nacionalo internacional llega a los oyentes através de un intercambio informalentre los miembros del equipo. Uncronista está encargado de presen-tar los grandes títulos y artículoseditoriales de los grandes diarios delmundo. Se programan algunas en-trevistas cortas con protagonistasde primera plana de la actualidad,incluidos, por ejemplo, los ganado-res de pruebas deportivas, o perso-nalidades del mundo de la cienciasobre las que los focos de la actua-

Las emisiones de RadioCanadá permiten a todociudadano o ciudadanaconocer el mundo en elcual vive

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lidad se han centrado. Todo esteconjunto permite a los oyentes in-corporar la información de una ma-nera ligera, con un estilo que pareceapropiado al inicio de cada día. Portanto, el tiempo que buen númerode oyentes dedica a desplazarse alinicio de la mañana se vuelve agra-dable y educativo.b) El segundo tramo de la mañana(de nueve a once y media) se hacemediante la conducción de una per-sonalidad experta en animación yque está respaldada por un equipode reporteros regulares y que dirigetambién entrevistas en profundidad.Este segmento se dedica a genteque tiene una determinada libertadde audición. De nuevo, se trata depersonas que van en sus automóvi-les. Pero también se trata de perso-nas que permanecen en el hogar,principalmente amas de casa y jubi-lados. Los reporteros repasan losdatos fundamentales de la escenapolítica y económica y abordan te-mas que superan, por su compleji-dad, el marco de las emisiones de

noticias. Hay un especialista encuestiones de consumo que presen-ta noticias y datos de interés para laformación en el consumo responsa-ble. Igualmente, se aborda toda latemática que refiere al medio am-biente, otro ámbito que requiere unaformación permanente de la pobla-ción en general. Se trata, en resu-men, de una amplia gama que permi-te ampliar la información, los cono-cimientos y los horizontes.c) La franja horaria del mediodía ocu-pa entre las once treinta y la una ymedia de la tarde. Se trata de otromomento estelar para la radio públi-ca de Canadá. En primer lugar, sehace una presentación de la actuali-dad en las distintas regiones dondela red francófona de Radio-Cana-dá tiene sus corresponsales. Se tra-ta de un repaso general que tieneun fuerte carácter «educativo», alpermitir que los habitantes de losgrandes centros urbanos tomenconciencia de la realidad y los pro-blemas vividos en regiones muchomás distantes. Se trata de una tareade sensibilización en la que esta ins-titución está prácticamente sola. In-mediatamente después del boletínmás amplio de noticias del medio-día, es la hora de la tribuna telefóni-ca en la que la gente de la audienciapuede expresar sus opiniones so-bre una cuestión precisa de actuali-dad que ha sido elegida por el equi-po de producción. Esta tribuna tie-ne algunas diferencias si se la com-

Los reporteros repasan losdatos fundamentales de laescena política y económi-ca y abordan temas quesuperan, por su compleji-dad, el marco de lasemisiones de noticias

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para con las emisoras comerciales.Aquí siempre se da la palabra enprimer lugar a algunos expertos queintroducen los elementos principa-les de los temas del día. De esemodo, las intervenciones del públi-co están mucho más arraigadas enla realidad y no son simples expre-siones de sentimientos exaltados oexasperados. La tribuna telefónicade Radio-Canadá aparece así comouna de las pocas emisiones de estetipo que pueden ser calificadascomo educativas.d) De trece treinta a quince horas, elcorazón de la tarde, se centra en laemisión de canciones. Se trata deuna emisión ligera, como quien cons-truye una pausa en el centro del día.Los artistas que salen en antena, notienen siempre el carácter de estre-llas que generalmente aparecen enlas emisoras comerciales. Se trata decantantes que prestan una especialatención a los textos de sus cancio-nes.e) Al final de la tarde canadiense, ala hora de la «vuelta a la casa» (en-tre las quince y las dieciocho treintahoras), la radio se pone de nuevo alservicio de toda esta gente que hacelargos trayectos en coche. El menúse alimenta más de información quedurante la emisión de la mañana,puesto que se da la ocasión a todoslos reporteros para que se haganeco de lo que escucharon en las rue-das de prensa del día o de lo queencontraron en los expedientes que

les fueron encomendados para suinvestigación. Se insertan cortosintervalos musicales, crónicas sobreel tiempo atmosférico, la circulacióny la escena artística. La calidad delos periodistas garantiza la calidadeducativa del conjunto. Durante laúltima hora, las cuestiones interna-cionales se abordan en un apartadoque se titula «Sin fronteras». Seproponen algunas entrevistas conexpertos de distintos países. Sinduda, estas emisiones son una oca-sión para el conocimiento de la rea-lidad y el aprendizaje.f) La tarde noche canadiense deRadio-Canadá ofrece, en primer lu-gar, una emisión específicamentededicada a la gente joven. Algunasnoches se dirige a los niños, y otrasnoches se dirige a los adolescen-tes. Se trata de una tribuna telefóni-ca con un tema anunciado de ante-mano. Recurre a personajes invita-dos que saben dirigirse a los jóve-nes. La empresa estatal es la únicaque ofrece este tipo de emisión. Esun éxito incuestionable. Se trata de

La tarde noche de RadioCanadá ofrece, en primerlugar, una emisiónespecíficamente dedicadaa la gente joven. Algunasotras noches se dirige alos adolescentes

Radio en el Quebec

nº 56 dic 2005 97

una ocasión para la toma de con-ciencia por parte de la gente jovensobre toda clase de temas, como lasrelaciones entre la gente de distin-tos orígenes, las bases de la buenanutrición, los esfuerzos requeridospara llegar a objetivos elevados, etc.Se trata de una tribuna telefónicaciertamente educativa, aunque elformato no tiene nada de académi-co. El resto de la tarde noche, unperíodo de baja audiencia para to-das las radios puesto que la televi-sión reina sobre esta parte del día,Radio-Canadá propone música denuevo.g) En fin de semana, Radio-Cana-dá programa algunas emisiones másespecializadas. Hay espacios parael mundo de la agricultura, de la sa-lud, de la ecología; también para laactualidad económica. Estas emi-siones dan la palabra a gente quetiene algo que compartir. Por su-puesto, van dirigidas a públicos máslimitados, personas que quieran in-formarse y aprender, antes que apúblicos que solo busquen el en-tretenimiento ligero para olvidar laspreocupaciones del trabajo y de lavida.En resumen, los auditores y oyen-tes de la primera cadena Radio-Ca-nadá tienen a su disposición unaprogramación que, sin tener comoetiqueta el término «educativa», esrica en información. Más aún, lamayoría de las emisiones son fuen-te de formación para el espíritu y dan

ocasiones y oportunidades paraampliar las opiniones y los horizon-tes.Uno de los departamentos que par-ticipa de esta misión educativa, unaspecto sobre el que todavía no hellamado la atención, es el serviciode noticias. A pesar de la limitaciónde sus recursos, si se los comparacon los de otras grandes redes na-cionales como la BBC o Radio Fran-cia, Radio-Canadá mantiene unared de corresponsales en las distin-tas partes de Canadá y también enel extranjero. En este último caso,un buen número de colaboradoresy colaboradoras son periodistasautónomos, pero que forman partedel universo de Radio-Canadá.Radio-Canadá es, prácticamente, laúnica emisora que ofrece un boletínde noticias en cada hora de las vein-ticuatro del día. El boletín de noti-cias no es en sí mismo una activi-dad educativa, pero la toma de con-ciencia que permiten las buenasfuentes de información colabora, sinduda, en la formación de una audien-cia, en la creación de un pueblo edu-cado.

Sí, la radio puede sereducativa...Este repaso general de la escenaradiofónica de Quebec2 permite con-cluir que la audiencia de este rincóndel mundo goza de una ofertadiversificada y suficientemente ricapara contribuir a su crecimiento en

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distintos aspectos. Si ya la calidadde la radio pública permite encon-trar un «valor añadido educativo»a casi todos sus espacios, las esta-ciones de radio privadas, las comu-nitarias, las religiosas e incluso lascomerciales, contribuyen a su ma-nera a una atmósfera que permite lahumanización de la sociedad. Porsupuesto, también se pueden en-contrar en Quebec ejemplos de «ra-dio basura», y contamos con el ejem-plo de la propia ciudad de Quebecdonde un conductor radiofónico sinvergüenza se vio obligado final-mente a dejar la antena bajo la pre-sión de muchos grupos y personas.Sin embargo, estos ejemplos nega-tivos son una excepción; porque,generalmente, la radio contribuye afavorecer una correcta toma de con-ciencia del público sobre diferentestemas de interés común. Incluso,

manteniendo su primer objetivo co-mercial de ser una radio entreteni-da.La sensibilización y la conciencia-ción, que tienen lugar - a menudode manera informal - en el universoradiofónico en el que viven las gen-tes del Canadá abordan temas con-cretos como la cuestión de laecología, de la conservación de losrecursos y de la lucha contra la con-taminación. Del mismo modo, tam-bién aborda de forma muy real eltema de la apertura a la diferencia, alas minorías sexuales (la margina-ción de los homosexuales disminu-yó radicalmente en los últimos años),y a las minorías étnicas de diversasculturas y orígenes. La diversidad,la tolerancia, la aceptación, el inte-rés por los otros cultivos son frutasque maduraron al sol de un univer-so radiofónico que les dio un lugardestacado.

Notas

1 Pierre Belanger S.J. es estudioso de la comunicación en Canadá. Participó en latarea educativa de Radio Santa María, en República Dominicana.2 «Walkman» en el original francés.3 Es difícil hablar de forma general del panorama franco-canadiense. Lo que se hadicho más arriba a propósito de Radio-Canadá es aplicable, generalmente, a las otrascomunidades francófonas del país: muchas emisiones de las que hemos hablado sedifunden por toda la red; otras son de ámbito regional pero comparten los mismosobjetivos que aquellas de la antena principal en Montreal. Por otro lado, fuera deQuebec, el espacio radiofónico comercial está casi monopolizado por la radio enlengua inglesa, con frecuencia demasiado influenciada por la cultura musicalestadounidense.

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