REVISTA DIEZ, NÚMERO 89

EN

TR

EV

IST

A C

ON

AM

ÍN G

UIL

LÉ

N F

LO

RE

S

En este número escriben:

* HÉCTOR

CORTÉS MANDUJANO

* LUIS ARMANDO

SUÁREZ A.

* ENRIQUE

ROBLES SOLÍS

DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.

Contenido

3.– CHICA DE DIEZ: CINTHIA

6- EDITORIAL:

Aniversario.

7.– ZAGUÁN:

ARENILLA: Por los caminos de lo eterno.

10– PATIO:

Galería: Las fotografías de la quincena.


19.– BALCONES:

Casa de Citas

Las preguntas de Nedda.

Autor: Héctor Cortés Mandujano.

31.– CORREDORES:

Jan de Vos o la sorpresa de verlo

sorprenderse

Autor: Luis Armando Suárez A.

40.– SITIO:

El futbol y la violencia consentida.

Autor: Enrique Robles Solís.

45.– TAPANCO:

ENTREVISTA:

Con Amín Guillén Flores.

Entrevistadora: Patricia Espinosa V.

51.– ACTUALIDADES.

54.– MOJOL.


Revista catorcenal, hecha en la tierra de los cositías con la bendición de Tata Lampo.

Editor responsable: Alejandro Benito Molinari Torres

Contacto: [email protected]


Comitán, ciudad que habla de vos

EL LUGAR IDEAL PARA DISFRUTAR LO MEJOR

DE LA VIDA

CENTRO TURÍSTICO

LOS ROBLES CHUCUMALTIC

Alberca y chapoteadero.

Tina de masajes.

Restaurant—bar.

Paseos a caballo.

Senderismo.

Área de camping.

Espeleoturismo.

Ingreso para nadar en la Laguna

Chuculmatic (buceo y snorkel).

Kilómetro 3.5

Carretera que conduce al Balneario

San Francisco Uninajab.

Informes:

TELS: 01 963 63 2 28 74 Y 9635963006



En la fotografía: Gabriel Lalo, David Esponda y Juan Manuel González

Radio Brisas de Montebello, de La Trinitaria, Chiapas, celebró su octavo aniversa-

rio.

Radio pública, perteneciente al Sistema Chiapaneco de Radio, Televisión y Cine-

matografía, conmemoró ocho años de servir a la comunidad de la región.

Con un festejo que inició a las cinco de la mañana y se prolongó hasta altas

horas de la noche, el equipo de trabajo de dicha emisora refrendó su compromiso de

servicio.

Durante estos ocho años de transmisiones, Brisas de Montebello ha logrado posi-

cionarse en el gusto de buena parte del auditorio radiofónico.

Dentro de las actividades que se realizaron el 13 de agosto de 2011 sobresalió el

Foro dedicado al tema: ―El papel de la radio como medio de comunicación y su in-

fluencia en la sociedad‖, con la participación del arqueólogo Gabriel Lalo Jacinto y

dos representantes de medios de comunicación radiofónica. Ahí se hizo énfasis en la

responsabilidad de la radio pública de realizar programas que respeten la inteligen-

cia de la audiencia y promuevan valores universales.



El Santo Patrono de La Trinitaria es El Pa-

dre Eterno. La iconografía para represen-

tarlo es compleja. El creyente advierte la

presencia de tres entidades: el Padre, el

Hijo y el Espíritu Santo: ¡La Santísima Tri-

nidad!

Tal vez por eso, porque el pueblo a toda

complejidad le quita su cara de soberbia, la

gente de Zapaluta, cuando habla del santo

le dice Padre Eternito. Existe una gran dife-

rencia entre lo eterno y lo eternito. Lo eter-

nito es algo que está a la vuelta de la esqui-

na, algo que se calienta al lado del fogón, al-

go que vuela al lado de la mariposa

(papelito del viento). Lo eternito es cuidar a

un pichito, darle su leche a una cabra re-

cién nacida, recostarse sobre el césped mo-

jado o abrir los brazos en el valle para reci-

bir el aire.

¿Cómo no iba a ser compleja la icono-

grafía del Padre Eterno? Lo eterno es un te-

rreno vedado al pensamiento del hombre.

Mencionamos la eternidad y pensamos en

algo ilimitado en el tiempo y en el espacio,

sin advertir que el concepto está más allá

del tiempo y del espacio, más allá de las di-

mensiones conocidas, más allá, mucho más

allá, de nuestra concepción del universo y

de nuestro conocimiento del mismo Padre

Eterno. Por esto, los zapalutecos le dicen

Padre Eternito, que es como decir

¡caramelo de miel!


Las cajitas de Molinari



¿Y cuándo los vestidos de mascota para tu Adelita?



¡Ya ven, hasta el 69

está conmigo!



¡Ay, no, ya no aguanto

los plantones de estos

transformers enanos!



¿Y por qué estás

encerrado acá, compa

martillo?

Porque ―clavé‖ sobre

una pared que aún no

cumplía los dieciocho.



Bueno, es que en el NORRTE todo lo RRELLENAMOS.



¡Ay, qué coraje, ahí

viene otra vez doña

Abundia, va a abrir la puerta

y voy a perder mi quinta

vida! ¿O es la sexta ya?


En la diez ¡tenemos todo el día en nuestras manos!


Teléfono - 6326661



Dice Armando de Armas, antes de ini-

ciar la entrevista (martinoticias,com):

―Nedda G. de Anhalt es narradora, en-

sayista, entrevistadora, maestra, tra-

ductora, y crítica literaria y cinema-

tográfica, con más de una docena de li-

bros publicados. Nació en La Habana,

Cuba y, desde 1967, es ciudadana mexi-

cana‖.

Sobre sus orígenes como entrevista-

dora, declara Nedda: ―Por azares de la

buena suerte, las dos entrevistas que

más impacto tuvieron en México fueron

las de Guillermo Cabrera Infante y Ly-

dia Cabrera. La de Guillermo —que

fue mi estreno como entrevistadora—

cubrió la primera plana del suplemento

―Sábado‖ del unomásuno, durante la

gloriosa época en que lo dirigía Huber-

to Batis. La de Lydia, angelada por el

baile de los chicherekus y las oraciones

de los orishas, se publicó en el número

125 de la revista Vuelta, la mejor revista

literaria de aquel entonces, dirigida por

Octavio Paz. […] Me inicié entre dos

Cabreras y, con el rotundo espaldarazo

de dos padrinos literarios de la talla de

Batis y Paz, quedé legalizada como en-

trevistadora‖.

Nedda nos invita a comer en su ca-

sa del DF. Detallista como es, tiene dis-

puestos dos pequeños pasteles (uno pa-

ra Balam Bartolomé y otro para mí,

por nuestros cumpleaños) que cerrarán

la espléndida comida cubana con que

agasaja a quienes la acompañamos en

esta mesa circular que da al jardín y a

los gorjeos de los pájaros que habitan

los árboles cercanos. La casa de Nedda

es una especie de museo con cuadros

originales de grandes maestros, algunos

muy cercanos amigos suyos: Wilfredo

Lam, José Luis Cuevas, Rufino Tama-

yo, Francisco Toledo… Dos presencias

fotográficas se subrayan entre la multi-

tud de bellos objetos y obra plástica

que llevaría mucho tiempo describir:

Octavio Paz y Reinaldo Arenas, enor-

mes creadores muy próximos al co-

razón de nuestra amabilísima anfitrio-

na.

El primer libro de entrevistas que

leí de Nedda, regalo suyo, fue Dile que

pienso en ella, porque del anterior, Rojo

y naranja sobre rojo, ni ella tiene más

ejemplares que el de su archivo perso-

nal. Por fortuna, el poeta Efraín Barto-

lomé me lo dio prestado y pude gozar

con las múltiples virtudes periodísticas

de Nedda: la amenidad que provoca en

las charlas, el conocimiento vasto de la

vida y la obra que tiene de los entrevis-

tados, la valentía de las preguntas di-

rectas y la libertad de disentir con las

respuestas. Sus dos libros, además, son

puntualísimos en aclarar cualquier alu-



sión a personajes o sucesos históricos

con la investigación que se vuelve preci-

so pie de página. Estos dos libros son,

me parece, el abc de la historia y el arte

en Cuba, porque los entrevistados no

sólo hablan de sí mismos: tienen mira-

das panópticas, panorámicas.

Rojo y naranja sobre rojo (Editorial

Vuelta, 1991), con un cintillo que anun-

cia Voces cubanas en el exilio, contiene

once conversaciones de las cuales com-

parto contigo lector, lectora algunas

respuestas. La entrevista de Severo Sar-

duy da título al libro y alude al nombre

de un cuadro de Mark Rothko. Severo

dice (p. 79): ―Hay algo que me llama la

atención y me hace pensar tanto en las

canciones cubanas como en las mexica-

nas y argentinas: alguien siempre grita

‗¡Alegría!‘ o ‗¡Azúcar!‘, pero fíjate que

esa gente que grita lo hace con una voz

propiamente funeraria. Y es que esa

alegría está atravesada por la muerte.

Creo que somos grandes, ¿verdad?‖

Una de las verdades repetidas por

muchos de los entrevistados en ambos

volúmenes es que los dos autores funda-

mentales contemporáneos de Cuba,

maestros de generaciones, son Virgilio

Piñera y José Lezama Lima (Martí co-

mo figura tutelar de todo y de todos).

Severo dice que Piñera (p. 80) ―llegaba

a pedir a mi madre batidos totalmente

irrealizables. Por ejemplo un batido de

papaya —espero que esa expresión no

quiera decir nada en México—, sin azú-

car, porque no podía consumirla por la

diabetes; sin hielo, porque le dolía la

garganta; sin leche, porque era mala y

le hacía engordar; sin papaya… ¡Un

batido totalmente metafísico! Y mamá

y Virgilio preparaban aquello‖.

Otra de las características de las

charlas es la información humana que

dan sobre los monstruos literarios. Por

ejemplo, en ―Coloquio de la Sauesera

con Enrique Labrador Ruiz‖ éste cuen-

ta muchas cosas no muy ventiladas de

Neruda (p. 92): ―Estaba casado con la

Hormiga (Delia del Carril, aclara Ned-

da al pie). […] No era como son las hor-

migas, eso era una contradicción, pero

Pablo, que era muy burlón, le puso ese

apodo‖. (P. 93-94): ―Pablo tuvo un gran

drama en su vida. Se casó con una

holandesa aún más aficionada que él al

alcohol. Esa mujer se bebía una botella

entera a las primeras horas del día. Tu-

vieron una hija loca. Pablo se portó

muy bien, pues mientras estuvo viva

esa niña, no se casó de nuevo‖. (P. 96):

―Yo iba al bosque de Chapultepec. […]

Pablo venía y me reclamaba: ‗Pero

¿qué hace usted en el bosque? Es una

porquería y demás no tiene libros‘. Era

una pasión por los libros…‖ Hay, tam-

bién, instantes aleccionadores. Pregun-



ta Nedda (P. 101): “—¿Por qué no salis-

te antes de Cuba? ¿Qué te retenía? La-

brador me mira incrédulo. Parece no

entender mi pregunta […]

―—Mis libros.‖

En ―Eloísa Lezama Lima: una resisten-

cia fogosa‖ conversan sobre el genial

José (p. 109): ―Mi hermano no cedió.

Fue criticado por su estilo. ‗No te

entiendo‘, le decían. Eso nunca lo

afectó‖. Eloísa lee una carta donde Le-

zama escribe una frase que me encantó

(p. 121) “Robert Altman […] es perso-

na en extremo cordial con una inteli-

gencia que nunca quiere ser un cuchillo

sino una mano‖.

En ―Reinaldo Arenas: Aquel mar

una vez más‖ habla este narrador fuera

de serie de la esposa del autor de Para-

diso que (p. 148) “asume la responsabi-

lidad de salvar a Lezama física y espiri-

tualmente. María Luisa salía todos los

días a hacer colas para que el hombre

pudiese comer. Se pasaba las horas pa-

ra conseguirle una fruta, buscarle un

poco de arroz o mecanografiando todo

lo que Lezama escribía a mano‖. Are-

nas también habla de lo que el régimen

de Castro ha hecho (p. 158): ―Una vez

que confiesas que eres un criminal y

que el comunismo es maravilloso, fir-

mas la confesión y cesan las torturas.

Entonces o te mandan para la casa o

para un campo de trabajo forzado, o te

fusilan. Es lo mismo que en la Inquisi-

ción‖. Y aclara (p. 164): ―Y lo insólito

es que en Cuba sea Fidel Castro el jefe

de una ‗revolución‘. Él es la típica

herencia española reaccionaria: educa-

do en un colegio de jesuitas, antijudío,

antihomosexual y antinegro. Fíjate que

en el Comité Central de Cuba no hay

negros‖.

En la conversación ―Eugenio Flo-

rit: La importancia de llamarse Euge-

nio‖ hay una gran frase definitoria (p.

202): “Yo soy más feliz escribiendo tris-

tezas‖. De ―Carlos Franqui: el reposo

del guerrero‖ (p. 241) es esta reflexión:

―¿Cómo cuentas que en un país peque-

ño, en 31 años ha habido por lo menos

un millón de años de prisión para sus

ciudadanos? ¿Cómo cuentas que 25 mil

personas pueden estar veinte años en

una prisión?‖

Dile que pienso en ella (Ediciones La

Otra Cuba, 1999) toma su título de una

frase de ―Pensamiento‖, una popular

canción de Rafael Gómez Mayea. La

alusión es obviamente a la Cuba que los

doce entrevistados llevan en la memo-

ria.

Los que hablan aquí, y en el libro

anterior, son gente que ha vivido, leído

y pensado mucho; por eso es que uno

aprende tanto al leer sus testimonios.



Nedda hace, de nuevo, un trabajo ex-

cepcional. En ―Justo Rodríguez Santos:

un sauce de reflexiones‖ nos asomamos

a los chismes (p. 31): ―El que sí era tre-

mendo era Juan Ramón Jiménez. […]

Decía horrores de los poetas; que si el

Machado no se bañaba nunca, que te-

nía el saco blanco por la caspa, que

había botado a Lorca de su casa, una

vez, porque se peleó con su novio el ma-

rinero. […] No dejaba títere con cabe-

za‖.

Habla del Martí mujeriego (p. 33):

―Las mujeres caían rendidas. Martí era

un peligro. […] No te extrañe que mu-

chas veces entre los refugiados hospe-

dados en esa casa hubiera alguno que

se levantase por la noche y viera a

Martí en calzoncillos cruzando de un

cuarto a otro. (P. 36) Era un delirio lo

que él tenía en la garganta. Las mujeres

lloraban, algunos hombres se desmaya-

ban.‖

En ―Herminia del Portal: una lec-

tora privilegiada‖ nos habla de cómo

corren de una casa a César vallejo y su

esposa. La casera adoraba a sus perras;

una de ellas muere (p. 46): ―le salió al

paso la dueña llorando. ‗¡Ha muerto la

princesa! ¡Ha muerto la princesa As-

trid!‘ ¿Qué hizo Georgette? (esposa de

Vallejo) Le dijo: ‗Yo me cago en la

princesa‘. La mujer se indignó y los

echó‖. Otra vez Neruda (p. 52): ―La

verdad es que Neruda era antipático, y

cuando tomaba se ponía pesado‖.

El testimonio de Martha Freyde so-

bre los derechos humanos en Cuba es

impactante. Fue muy cercana a Fidel

Castro y luego encarcelada y torturada.

Sufrió vejaciones, pero al final dice (p.

101): “En la cárcel, aunque parezca

una paradoja, recuperé mi inocencia.

Cuando digo inocencia quiero decir que

he salido crecida. Yo no odio. Creo, co-

mo Martí, que si odiara a alguien me

odiaría por ello a mí misma‖. Cuenta

cosas terribles, como ésta (p. 108): ―En

Cuba, hay otro problema trágico con

los jóvenes que se inyectan sangre de

un individuo con sida para adquirir la

enfermedad. Así los llevan al sudatorio,

¿sabes por qué? Para poder comer an-

tes de morirse. Fíjate que doble situa-

ción psicológica: la suicida de adquirir

esa enfermedad que se sabe es la muer-

te y el querer comer un poco antes de

morirse‖.

Gastón Vaquero habla, en ―Una is-

la rodeada de libros‖, del amor entre

Manuela Sáenz, que era casada, y

Simón Bolívar (p. 115): ―Fue un flecha-

zo. […] Se quedaron juntos para siem-

pre. Ella le salvó la vida a Bolívar tres

veces, en atentados que les hicieron en

distintas épocas. Bolívar no era cobarde

[…] pero ella era más fuerte que él. En

uno de los atentados salió a defenderlo

ordenándole que se metiera debajo de

la cama. […] En otra ocasión, también



desafió a los asesinos, mientras Bolívar

lograba huir saltando por la ventana‖.

Lorenzo García Vega dice en

―Anverso y reverso de un poeta‖ (p.

167): “En literatura se puede hacer lo

que uno quiera. ¿Hay algo más irres-

ponsable que la literatura?‖ A él le pre-

gunta Nedda sobre una mujer (p. 169):

―¿Ella vive?‖ y él responde: ―No lo sé,

pero creo que todavía no la han ente-

rrado‖. Belkis Cuza Malé, en ―Poesía,

pintura y esoterismo‖ habla de uno de

los personajes a quien más admira: El-

vis Presley (p. 222): ―Él no era un can-

tante a secas. ¿Tú sabes que Priscila (su

mujer) era una niña que él lleva a la ca-

sa a vivir sin tener relaciones con ella?

Durante siete años la relación fue de

bondad y pureza. La puso en la escuela

a estudiar‖.

María Elena Cruz Varela es su últi-

ma entrevistada. En ―La desnuda espe-

ranza‖ dice (p. 333): ―Es muy grave ce-

rrar uno mismo la puerta de su casa

con los hijos dentro y decir: que se que-

men. ¿Qué otra salida hay a los ojos del

mundo? ¿Qué otra cosa podemos pe-

dirle a Fidel Castro? ¿Qué sea huma-

no? ¿Qué renuncie? Yo le pediría que

volara en pedazos. A veces he sentido

dentro de la Isla el deseo de ejecutarnos

de una punta a la otra con todos -

dentro. Pienso que es un poco lo que Fi-

del está deseando‖.

Contactos:

[email protected]


http://issuu.com/revista10/docs/yo_tambi_n_me_llamo_vincent_-_novela__breve.

Si alguien desea el archivo en PDF, favor solicitarlo a:

[email protected]



Un par de semanas antes de su deceso,

lamentable suceso por cierto, tuve

oportunidad de pasar una deliciosa tar-

de de charla e intercambio de ideas con

Jan de Vos. La ocasión se presentó gra-

cias a los buenos oficios de Judy, nues-

tra amiga en común. Pero no todo fue

fortuito. A instancias mías, Judy propi-

ció el mágico momento invitándonos a

comer a su casa, en San Cristóbal de

Las Casas.

Fui testigo de la llamada telefónica

mediante la cual Judy lo invitó al ága-

pe: ―Jan, hola, cómo estás? No ha habi-

do oportunidad de vernos últimamente,

pero qué te parece si para enmendar la

falta vienes a la casa a comer el próxi-

mo martes? Nos acompañará un editor

de Comitán, quien mucho te admira y a

quien quiero presentarte. Tiene interés

de charlar contigo‖.

Fue así como se concertó la cita,

programada para la semana siguiente.

Por fin iba tener oportunidad de cono-

cer a quien mucho he admirado, efecti-

vamente, desde que leí el primer libro

suyo que llegó a mis manos: ―La paz de

Dios y del Rey. La conquista de la Selva

Lacandona (1525-1821)‖. Además de

que su nombre también reviste para mí

una suerte de alta dignidad, de respeto

profundo por su actitud heterodoxa al

haberse atrevido -con documentación

en mano- a cuestionar uno de los más

incuestionables mitos con que las ver-

siones oficialistas nos han mantenido

cautivos: el de que los antiguos chiapa-

necas se arrojaron al vacío desde el ce-

rro del Tepetchía, en el Cañón del Su-

midero, antes de permitir que fuesen

sojuzgados por los conquistadores espa-

ñoles. Tamaña hazaña de Jan, que por

supuesto tuvo un muy oneroso costo

político para su subsecuente estancia en

estas tierras chiapanecas, es algo de lo

que me cautivaba de su personalidad y

de su profundo amor y respeto a la ver-

dad.

Sin duda otro asunto que no fue del

agrado de los historiadores oficialistas

y de quienes han medrado con la figu-

ra de los lacandones, fue su muy bien

documentada tesis sobre la desapari-

ción de los auténticos lacandones –

aquel pueblo indomable que le cupo el

privilegio de ser ―una de las últimas co-

munidades indígenas libres…‖ y cuyo

conocimiento de la selva le permitió

mantenerse al margen del largo brazo

conquistador español-, resultado de las

constantes expediciones armadas a la

selva.

Así pues, Jan de Vos era todo un

personaje para mí. Y supongo que para

miles. Pronto habría la oportunidad de

charlar personalmente con él sobre los

terrenos pantanosos de la muchas veces

manoseada historiografía chiapaneca.



La ocasión llegó. Jan nos contó de

su reciente viaje a su país natal, de la

manera en que padeció ese viaje acom-

pañado de una fuerte depresión; de sus

intenciones de reanudar sus trámites

para ser ciudadano mexicano y de su

convicción inquebrantable de pasar sus

últimos días en Chiapas. Se le veía estu-

pendamente, muy animado, lleno de

nuevos proyectos. El punto nodal de la

conversación se centró en la figura de

un personaje que a través de la lectura

de sus obras, yo le había cobrado una

gran admiración y lo relacionaba con él

mismo: Fran Pedro Lorenzo de la Na-

da. Un fraile dominico que realizó una

gran labor evangélica y cuyo apasiona-

do trabajo al servicio de los pobladores

autóctonos, le había provocado proble-

mas con la curia episcopal.

―Jan, ¿y por qué no has trabajado

una novela teniendo como personaje a

ese extraordinario individuo descubier-

to por ti? Su vida es una muy maleable

materia prima para el trabajo narrati-

vo‖- le pregunté.

Quizá llegará el momento, nos res-

pondió. Pero ya entrado en tema, nos

confió que estaba concluyendo sus me-

morias. Que le había enviado sendos

textos a un par de amigos suyos y ofre-

ció hacer lo mismo con nosotros para

darle una opinión al respecto.

―Inclusive, como no se trata de un tra-

bajo académico que deba ser arbitrado

por mi institución, podríamos pensar

en publicarlo contigo –me dijo-. A lo

cual me manifesté muy honrado; pero

con cierta perspicacia desarrollada con

los años gracias a mi trabajo de editor,

le propuse de inmediato la posibilidad

de reeditar su obra ―La memoria inte-

rrogada‖, un texto publicado en 2004

en una edición bastante limitada, que

recientemente había tenido oportuni-

dad de conocer –Jan obsequió ejempla-

res de propia mano a sus amigos, uno

de los cuales llegó afortunadamente a

las mías-. Según le argumenté a Jan,

debía hacerse un tiraje mucho más am-

plio y hacer todo lo posible para que

ningún estudiante de historia o aficio-

nado a la misma, se privara de ese

magnífico texto que yo me atreví a cali-

ficar -en presencia de su autor- como el

testamento de un historiador mediante

el cual confía y lega a la posteridad sus

profundos conocimientos sobre el tema

atesorados mediante una larga trayec-

toria dedicada a la ciencia histórica.

Jan propuso que esperásemos a

que sus memorias estuviesen perfecta-

mente terminadas, para publicarlas,

pero autorizó en cambio que Entre Te-

jas llevase a cabo la edición de ―La me-

moria interrogada‖.

Consideré que era entonces el mo-

mento para proponerle el tema que me



interesaba plantearle y que tenía que

ver con que preparase un texto sobre su

experiencia con el Archivo Histórico de

Comitán, allá por los setentas, el cual

habría de utilizar para la edición del li-

bro que sobre el tema estamos a punto

de dar a la luz y que esperamos sea el

inicio de una serie de ediciones que pre-

tendemos hacer con la mayor parte de

los municipios de nuestro estado. Jan

aceptó preparar el texto y hacérnoslo

llegar.

Detrás de su afamado nombre, del

halo de autoridad que cubre a un

humanista de nuestros tiempos, de un

acucioso investigador de nuestra histo-

ria para lo cual ha tenido que buscar en

la mayor parte de archivos y galerías en

que se encuentran los valiosos docu-

mentos sobre nuestra historia estatal –

Archivo General de Indias, en Sevilla;

el Archivo General de Centroamérica,

en Guatemala; el General de la Nación

y el Diocesano, en nuestro país y estado,

respectivamente; entre muchos más-,

aquella tarde había aflorado el ser

humano generoso, afable, gratísimo

conversador, de mirada chispeante

cuando las palabras tocaban los linde-

ros del conocimiento y la inteligencia.

Asimismo nos confió cosas persona-

les, encantadoras, sumamente huma-

nas, llenas de ternura, en medio de sus

vivencias recientes; también, por su-

puesto, nos compartió sus peripecias en

el mundo intelectual y sus desencuen-

tros con colegas suyos, a quienes creyó

haber sorprendido en circunstancias de

infidelidad a la primera premisa del co-

nocimiento: amigo es Platón, pero más

amiga es la verdad.

Supe que nos habías dejado un

sábado, de regreso de Palenque a San

Cristóbal. Fue una ruda noticia. Tu

bonhomía imperó, tu condición de

hombre bueno, por encima de los laure-

les. Eché mucho de menos la posibili-

dad de verte nuevamente por estos la-

res, luego de que habíamos establecido

ya una firme complicidad en nuestra

respectiva labor editorial: tú, escribien-

do los textos y yo, minuciosamente,

haciéndome cargo con mi equipo de

trabajo, de publicarlos y distribuirlos.

Recuerdo constantemente esa ima-

gen tuya, Jan, observando sorprendido

el proceso mediante el cual, como por

arte de magia, al contacto con el agua

caliente contenida en un bol, viste

abrirse una bola de té chino y aparecer

una flor de loto acompañada de esen-

cias y aromas exóticos que nuestra anfi-

triona te sirvió a la mesa, al final de la

comida. Así me imagino la expresión de

tu rostro ante cada nuevo descubri-

miento sentado frente a los pergaminos

de donde arrancaste nuestra historia

para salvarla de los estropicios del



tiempo.

Así te recuerdo ahora

Jan, tu persona y tu formi-

dable obra abriéndose -como

aquel té de loto- al contacto

tuyo con las aguas de la eterni-

dad; en espera de que tus memo-

rias sean publicadas para disfrute

de quienes tuvimos la fortuna de

conocerte y de quienes te conocen

y conocerán a través de la lectura

de tu innumerable bibliografía.

[email protected]

www.entretejas.com



México es un país maravilloso, de ver-

dad extraordinario, amante del futbol

como un escaparate contra el estrés co-

tidiano, que sirve como un poderoso

motivo para reunir a la familia y a los

amigos. Con el futbol, además de escri-

bir novelas tristes, muchas personas tie-

nen beneficios colaterales y qué bueno.

El salario de los futbolistas es, en mu-

chos casos, alarmante en comparación

con el grueso de la población y es tan

digno como cualquier trabajo. El mun-

do del futbol, es un mundo inexpugna-

ble, cerrado, privado, inaccesible.

El domingo pasado, 21 de agosto

para ser exactos, fue verdaderamente

lamentable ver a Federico Vilar, porte-

ro del equipo Monarcas, al árbitro y al

abanderado, entre otros jugadores, del

Morelia y del Santos, atravesar corrien-

do la cancha desaforados y llenos de

pánico, buscando la entrada de los ves-

tidores para protegerse de las detona-

ciones de las balas que se escuchaban

por doquier. En otros tiempos, esas de-

tonaciones no hubieran provocado al-

guna reacción en los jugadores, en el

público y en el cuerpo arbitral y el par-

tido hubiera continuado sin pretexto.

Hoy día, viviendo en la cultura del te-

rror y la violencia, todos al oír los dis-

paros (ya sabemos distinguir el ruido

de los disparos, entre los cuetes y los

triques), huyeron despavoridos bus-

cando refugio. El público civilizada-

mente se protegió y en orden procuró

también su protección.

Los disparos se efectuaron a 300

metros del estadio, donde las autorida-

des dispusieron de un retén y los delin-

cuentes decidieron atacarlos. Es cierto,

el evento delictivo nada tiene que ver

con el futbol ni con la familia futbolera,

fue un acto casual que dejó en claro la

vulnerabilidad de todos.

Sin embargo, los directivos del fut-

bol tanto Presidente como Secretario

General y los presidentes de los equi-

pos, aprovecharon la oportunidad para

buscar apoyo en las autoridades federa-

les, que nada tiene que ver una cosa con

otra. Justino Compean y Decio de Ma-

ría, a la sazón, Presidente y Secretario

General de la Federación Mexicana de

Futbol, al igual que los Presidentes de

los equipos, deberían buscar solución a

las agresiones, broncas y violencias que

se desatan en las tribunas, a las que na-

die les pone remedio y atenta contra la

tranquilidad y seguridad de todos los

asistentes al estadio, ¡eso deben hacer!

En Puebla, el día domingo 21 preci-

samente, cuando se celebraba el partido

entre Puebla y los Pumas de la Unam,

la bronca fue fenomenal al igual que

vergonzosa: unos desadaptados golpea-

ron impunemente a una mujer, sin con-

sideración alguna. Del mismo modo,



golpearon a otras personas, sin control

de la autoridad ni mucho menos reme-

dios de los federativos del futbol. La

reunión de los federativos con el Secre-

tario de Gobernación, de nada va a ser-

vir, porque la delincuencia organizada

es ajena al futbol y está haciendo su

―chamba‖. A los federativos solo les in-

teresa el negocio y el dinero, no quieren

que se les caiga el teatro ni se preocu-

pan por la seguridad de los aficionados,

si esto fuera cierto, ya deberían aseso-

rarse y promover una legislación efecti-

va para proteger a los aficionados en

los estadios, pero en contra de las po-

rras y las mafias de desadaptados que

golpean y vejan a quienes no van con

su equipo, o incluso a quienes siendo

equiperos, los ven diferentes bajo los

efectos del alcohol. Sanción y cárcel

contra los verdaderos delincuentes, no

conferencias de prensa y falsas preocu-

paciones. Los federativos han consenti-

do la violencia, está a la vista. Brozo el

payaso tenebroso tiene razón, ese tipo

de violencia no les interesa, les sirve.



Estamos llenos de cultura.

¿Cuándo venís a

Comitán a

llenarte de luz?

Consejo Ciudadano de Cultura Municipal



La música, la algarabía, el argüende se escucha a lo lejos. Más cercano el concierto de

los pájaros que revolotean sobre las notas del viento al besar las hojas de los árboles. La

mirada ardiente del sol, envuelve, seduce, y emociona. Bañado por el ala dibujada de un

árbol, frente al templo del Padre Eterno, don Amín Guillén Flores, hombre sincero y ca-

bal, con la amabilidad que lo distingue respondió las siguientes preguntas:

Aquí ¡Comitán! En su corazón ¿qué?

Aquí Comitán es todo un pueblo. Aquí Comitán no tiene figura física en alguna per-

sona. Aquí Comitán es una sociedad hermosa con los aciertos y defectos del mundo,

con todos sus chismes, con todos sus adelantos científicos, con todos sus poetas y es-

critores. Siento que eso es Aquí Comitán: es fotografía, es cuento, es leyenda, son li-

bros, son apuntes, son historias, es deporte, es alegría y lo más hermoso, son los ojos

de los pequeños que ven hacia el futuro.

De sus actividades, ¿cuál es la que más le gusta?

Primero verte a los ojos. Los ojos de las señoritas, de los niños, de las mujeres ¡son

hermosos!, porque representan para mí los bosques, el agua de lluvia, los atardece-

res hermosos de la selva.

¿Qué le hace falta al periodismo en Comitán?

Periodistas, salvo ciertas excepciones.

¿Por qué hay tantos cronistas en Comitán?

Comitán es un pueblo de cronistas, ¡bendito sea Dios! Es

bueno que haga crónica todo mundo, es bueno que haya

miles, millones de cronistas. Que el pueblo hable, que la

sociedad, a través de sus cronistas, diga: aquí estoy presente,

estas son mis cosas positivas, estas son mis negativas.

Los escritores que ha tenido Comitán han dejado una

crónica preciosa. Ojalá que toda nariz, toda boca, todos los

ojos que estén en Comitán sean cronistas, porque

ese es el valor de un pueblo; que platique lo

que siente, lo que goza, lo que sufre,

sus necesidades, sus aciertos. La

crónica significa escribir día a



día cuáles son nuestros adelantos, nuestros progresos, nuestra esencia, nuestros

baches.

Ahora en estos tiempos cualquiera quiere ser poeta y no es así. El poeta tiene

una esencia fina, no tiene sentimientos negativos en su corazón. El poeta y el escri-

tor son la voz del pueblo y son entes que nacen para cantarle a su pueblo.

¿Para qué preservar en libros la palabra de nuestro pueblo?

Para que las generaciones venideras sepan lo que sufrimos y lo que gozamos en

equis tiempo; para dejar lo que nosotros estamos leyendo actualmente; para en-

trar a una realidad comprobada de nuestro pasado. No podemos seguir pensando

que el chulul es nada más originario de Comitán y que es un injerto; no podemos

seguir pensando que Rosario Castellanos es de Comitán, aunque aquí se le haga

un homenaje; no podemos seguir pensando que los lacandones existen, cuando se

terminaron en 1800. Ese es uno de los trabajos que debemos dejarle como legado

a la gente que va a seguir nuestros pasos y nos va a leer. Por eso los libros ¡son im-

portantes! Adelante con cualquier espacio que se preste para es-

cribir y para expresar nuestros sentimientos. Y nuestros sentimien-

tos están abiertos a cualquier crítica favorable o en contra, no

hay ninguna situación que nos avergüence, al contrario, bienve-

nida sea porque eso es la libertad de expresión. Que todas las vo-

ces se expresen. Los cronistas deben ser todo el pueblo y no nada

más unos cuantos.

Bajo el techo azul y asediado por la tranquilidad del

aire, finalizó: no hay nada más sublime que poder

contemplar el gesto hermoso de los campos, de

las mariposas, del corazón del pueblo que aseme-

ja una orquídea en flor donde van abrevar las

abejas, los chupamirtos, los colibríes, que hacen

posible lo más sagrado del mundo, la poliniza-

ción y la consecuencia de la vida.


Honorable Ayuntamiento

de Comitán

y

Universidad

Mariano N. Ruiz

¿Te gusta escribir? El Centro Comiteco de Creación Literaria es

¡para vos! Ser parte del Centro no tiene algún costo económico. Lo

auspicia el Honorable Ayuntamiento de Comitán 2011-2012.

Sesionamos los miércoles en la sede del Centro, frente al Santuario del

Niñito Fundador.



CRÓNICAS DE ADOBE

Ricardo Hiram Liévano Flores asistió como invitado de honor al programa del

martes 23 de agosto. Actualmente él realiza estudios de Maestría en Bélgica. Es

experto en Percusiones. El tema tratado fue: ―Los sonidos y silencios que nos

otorgan identidad‖.

En la foto: Paty, Ricardo y Genaro.

Crónicas de Adobe - Todos los martes, de 3 a 4 de la tarde, en www.imer.gob.mx


El 19 de agosto se efectuó el

Certamen de Elección de

Reyes de la Tercera Edad,

de la XV Meseta Comiteca

Tojolabal, en el Teatro de la

Ciudad, de Comitán.

El acto fue organizado por

el DIF Municipal de

Comitán, y se contó con la

presencia de los DIF

Municipales de la región.

Después de emotiva

participación de las parejas

representantes de los

diversos municipios la

pareja del municipio de Las

Margaritas obtuvo el

triunfo y el honor de

representar a la región en el

Certamen Estatal.



PRODEFA y A, A.C. invitó a un Foro para plantear el severo problema que

afecta a los Lagos de Montebello.

El pasado martes 22 de agosto, a partir de las ocho de la noche, en las

instalaciones del Colegio Mariano N. Ruiz - nivel Primaria, personas

comprometidas con el cuidado del Medio Ambiente explicaron cómo la

contaminación del Río Grande afecta la coloración de los Lagos de

Montebello que ya perdieron su maravilloso colorido por el fenómeno de la

Eutrofización.

Los asistentes expusieron sus puntos de vista e hicieron conciencia de la

necesidad de atender, con urgencia, dicho problema.



Digo, si así ¡ya no entendés!...

REVISTA DIEZ, NÚMERO 89

Documents

Transcript of REVISTA DIEZ, NÚMERO 89