Revista Memorias de la insurgencia Afrovenezolana

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Tamboreo.Colección

Museo Arturo Michelena.

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El 10 de mayo de 1795, el zambo José Leonardo Chirino hijode una indígena y de un esclavo libre, encabezó una lucha en laserranía de Coro, específicamente en la hacienda de Macanillapor la libertad de los esclavos. Esta insurrección inspirada, enparte, por la revolución haitiana estaba fundada en los siguientesobjetivos: el establecimiento de una república democrática, la li-bertad de los africanos esclavizados, la abolición de la esclavitud,la supresión de los tributos pagados por los indígenas (demora),así como de impuestos como la Alcabala. Este primer acto de in-surgencia fue brutalmente sometido por las autoridades españo-las, Chirino fue ahorcado en la Plaza Mayor y su cabeza expuestacomo castigo ejemplar para posibles movimientos ulteriores.

La mano de obra esclavizada era una pieza fundamental dentrodel sistema colonial, a pesar de ello estos seres humanos llevabanuna vida llena de privaciones e injusticias, estas limitaciones juntoa las ideas provenientes de Haití representan un despertar de la con-ciencia sobre sus condiciones de vida y la necesidad de un cambio.El levantamiento de Chirino conmocionó a la élite de la sociedad co-lonial, ya que representaba un movimiento que podría desatar gran-des desajustes en el status quo de la colonia, con la denuncia en contrade las relaciones sociales de dominación.

Mayo es el mes de la Afrovenezolanidad, y este año se celebran215 años del movimiento insurgente de José Leonardo Chirino, portal razón, la revista Memorias de la Insurgencia Afrovenezolanabrinda este espacio para la discusión de temas tan importantes comola participación en la guerra de Independencia, el racismo, el endo-rracismo, pero, sobre todo, los actos de resistencia frente a un sistemaopresor, entre otros. Estos temas representan los nudos historiográficosque deben ser abordados principalmente en una sociedad como la ve-nezolana que se encuentra actualmente en un proceso de inclusión degrupos que han sido tradicionalmente excluidos.

De nuestra serie Insurgencia se estrenan secciones entre las que seencuentran: El Epígrafe General con un cuento afrodescendiente sobre elviento; Orígenes, que expresa nuestras raíces afrooriginarias; Esclavitudcon la denuncia del sistema esclavista durante la colonia; Rebelión, re-saltando la importancia de la participación en la guerra de Independen-cia y el intento de acallar la revolución haitiana en Venezuela; Identidad,en donde se expone el racismo y las relaciones coloniales que definieronla identidad venezolana; cierra con Devenir y la entrevista a Reinaldo Bo-lívar, Viceministro para África, así como las luchas actuales de las mujeresafrodecesdientes en la lucha por la tierra.

El Centro Nacional de Historia y el Archivo General de la Nación,entes adscritos al Ministerio del Poder Popular para la Cultura, cum-pliendo con los objetivos de democratizar la memoria nacional, presen-tan esta publicación haciendo un reconocimiento a las sectorestradicionalmente excluidos por la historiografía tradicional, así como delos hechos que se encuentran presentes en la construcción de la sociedady la identidad venezolana./

Editorial

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El vientoEn otros tiempos el viento era una persona. Se convirtió en un ser con plumas, y voló, y habitó en la montaña. En otros tiempos era una persona;por eso en otros tiempos rodaba una pelota; la tiraba, porque sentía que era una persona. Se convirtió en un ser con plumas, y entonces voló, habitó en una gruta de la montaña. Sale, vuela, retorna a su casa. Va a dormir en ella, se despierta tempranoy sale; vuela lejos; otra vez, vuela lejos. Retorna a su casa porque siente que necesita buscar sustento. Como otra vez, y otra, y otra; retorna a su casa; y de nuevo vuelve a ella para dormir./

Cuento originario del pueblo sudafricano Bushmen

Extraído del libro Antología negra

(mitos, leyendas y cuentos africanos),

recopilación de Blaise Cendrars. Caracas, Fundación Editorial

El perro y la rana, 2007.

Agradecimientos: Oficina de Enlace con las ComunidadesAfrodescendientes Ministerio del PoderPopular para la Cultura, Instituto de las

Artes de la Imagen y el Espacio(IARTE), Museo de Ciencias Naturales,Centro de la Diversidad Cultural, Equipode Iconografía de la Revista Memorias

de Venezuela, Viceministrode Relaciones Exteriores

para África Reinaldo Bolívar.

Memorias de la Insurgencia Afrovenezolana Mayo 2010, Nº 2

Centro Nacional de Historia:Presidente: Pedro Calzadilla.

Directora Ejecutiva:Lucy Morán.Archivo General de la Nación:

Director General: Luis Felipe Pellicer.

Editora: Diana Duque.Coordinadores: Marianela Tovar y

Alexander Torres Iriarte.Iconografía: Carlos Velázquez

y Pedro G. Chávez. M.Arte y Diseño:Taller de Diseño CNH

Corrección: César RussianColaboradores: José Marcial Ramos

Guédez, Karin Pestano, EmanueleAmodio, Alexander Torres Iriarte, CarlosFranco, Diana Duque, Gema Sulbarán,María Cristina Bassalo, Cristina Soriano,

Jenny González Muñoz, Surbis Landinez y Krisna Ruette.

Impresión:Fundación Imprentade la Cultura

ISSN Déposito Legal N°PP200902DC3328

Centro Nacional de Historia Final Av.Panteón, Foro Libertador,

Edificio Archivo General de la Nación,PB/ Tlf. (0212) 5095826/24

Correo Electrónico [email protected].

Páginawww.cenhisto.gob.ve

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I

Diversos y complejos fueron los mecanismos ideológicos delos cuales se valieron los invasores para justificar sus accionesde saqueo y rapiña. Prácticamente exterminado el indígena, elnegro africano llenaría los nuevos requerimientos de la acumu-lación del capital de la empresa depredadora. Cual mano de

obra, instrumento de trabajo sin corazón ni alma, fue utili-zado por la voracidad disfrazada de civilización. El cristia-nismo, pese a su carga redentora y revolucionaria, fueusado con fines inconfesables para exaltar la dominaciónhispana, a la vez de “normalizar” un crimen disfrazado

de progreso. Los conceptos de pecado y salvación fueronutilizados de manera indiscriminada durante el siglo XVI yXVII por los europeos como arma de culturicidio. La Bibliacomo criterio de verdad, y más específicamente el Nuevo

Testamento, mezclado con imaginarios medievales y leyendasantiquísimas, prepararon el caldo de cultivo para el sentimientode minusvalía del negro cazado como animal en el continenteancestral. Argucias —no existe otra palabra— que intentabanexplicar la naturaleza esclava de los negros fueron constru-yendo una especie de teología de la sumisión, una filosofía dela servidumbre.

Mentiras, medias verdades, deformaciones, prejuicios,idearon la historia de un pasado oprobioso del negro, ahorasinónimo de esclavo. El caso más emblemático fue el de Alonsode Sandoval, teólogo jesuita, en su Tratado sobre la esclavitud de1627. Los africanos tienen la impronta de Cam:

Los Etíopes, que comúnmente llamamos negros, traen su origen deCam, que fue el primer siervo y esclavo que hubo en el mundo, por ha-berlo maldecido su padre Noé a él y toda su generación por la desver-güenza que usó con él, tratándole con poca reverencia cuando se embriagó

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Esa gente

oscuraSin recibir el bautismo

los negros no pueden ir al cieloAlonso de Sandoval

[Alexander Torres Iriarte]

ORÍGENES

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al comerse unas uvas (...) y por ello perdió Cam la nobleza, y aún la libertadcostándole quedar por esclavo él y toda su generación, que fue la primera ser-vidumbre que se introdujo en el mundo. Y siendo claro por linaje, nació os-curo. Y de allí nacieron los negros, y aún pudiéramos decir también losesclavos como tiznando Dios a los hijos por serlo de malos padres (...) que alos que tienen buenos, llamamos de sangre esclarecida, como los que no, degente oscura.

Alonso de Sandoval sostiene además que el Creador marcó de“tisne” la tez del siervo como signo de castigo. Como castigo tam-bién sería pertenecer a una cultura y a una religión diferente a lacristiana. El agua bautismal volvería sus “ánimas blancas”. Susnombres serán cristianos, así como su idioma, su reuniones y jol-gorios. Nada de “hechicerías” negroides. “Lo negro no es bueno”,machacaba.

La Iglesia se valdría de su investidura “espiritual”, y de sus an-sias mercantilistas, hasta el punto de lucrarse con remuneracionesdirectas por el adoctrinamiento de esclavos y sirvientes. Todo setraducía en una aculturación del negro, su paganización, su sata-

nización y el ostracismo de una historiografía cada día másblanca y pasteurizada.

II

El racismo es la creencia,doctrina, teoría o prácticasocial que afianza el poderentre grupos diferencia-dos genética, física o cultu-ralmente. El prejuicio de

creer en una raza superiores su soporte real. Por su-puesto, esto es pura igno-

rancia, no hay tales“características biológicas ex-cepcionales”. Las únicas dife-rencias son las culturalmenteadquiridas. No existen hombres“naturalmente” bárbaros o “ni-

ches”. Y aquí reside la crítica altérmino raza como instrumento de

diferenciación y supremacía de unospueblos sobre otros. Pese a las diferen-

cias entre los grupos de la época indí-gena, es en la colonia, con la sociedad

estratificada del conquistador español del siglo

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The abolition of the slave trade./ Imágenes tom

ada de la página web: http://w

ww

.loc.gov. Con el link:

http://ww

w.loc.gov/pictures/item

/98510128/?sid=fc7c4194bf99e632ee62d2c032723bd0

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XVI que arranca el largo expediente de crímenes e injusti-cias. El blanco peninsular subestimaba al criollo, y éste,ahora “amo del valle”, domina a negros, indios y pardos.Como es bien conocido, los negros cazados en las regionesecuatoriales de África terminaron siendo mano de obra degrandes plantaciones tropicales.

En la historia venezolana el racismo es un eje transversalde la realidad social. La negación misma de la condición hu-mana tiene un peso significativo. Ligia Montañez es taxativa:

La esclavitud de negros como hecho económico-político lleva in-cluido el racismo como componente ideológico esencial. En esa escla-vitud, el concepto de racismo parece alcanzar su expresión másacabada y por ello la más aberrante, porque si bien todo racismo im-plica que un grupo étnico se asume como superior y en consecuencia,asume a los otros como inferiores, en el caso de la esclavitud de afri-canos, el blanco europeo ni siquiera estimó al negro como ser hu-

mano inferior, simplemente no lo consideró ser humano: loconsideró cosa. En la práctica económica lo trató, lo usó y lodestruyó como cosa útil. Esta expresión racista en el esclavismoes tan magnificada, tan exagerada, que en su exageración pa-

reció negarse a sí misma.

Ni la cacareada abolición de la esclavitud de 1854detuvo la servidumbre en nuestro país. Sin embargo,lo más peligroso que este fenómeno sociohistórico en-traña es el endorracismo, es decir, el desprecio a lopropio y a sí mismo, en un imaginario de ser el otro-opresor. Sobre este aspecto Ligia Montañez señala elcaso colonial con repercusiones contemporáneas:

A nuestro modo de ver, cuando se penetra un poco más enel concepto —y en consecuencia en la realidad a la cual élalude— puede observarse que no sólo es un comportamineto de

descalificación hacia los otros; él conlleva la autodescalificación entanto se trata de un fenómeno generado por el mestizaje, o, dicho enlos términos rascistas de la época, de un fenómeno entre impuros dis-

putándose probables grados de pureza que le permitan beneficiarsecon las ganancias sociales correspondientes (...) En términos ge-

nerales podríamos afirmar que la persona endorracista, mes-tiza, uno de cuyos ascendentes es blanco, desarrolla un

proceso perceptivo más o menos así: Valora en símismo, como positivos, los rasgos de blanco que

posee. Desvaloriza en sí mismo los rasgos noblancos (negros o indígenas). Valoriza en losdemás mestizos, como rasgos positivos,aquello que evidencian su ascendenciablanca. Desvaloriza en los demás mestizosaquellos rasgos que evidencian su ascenden-cia negra o indígena.

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El racismo es un arma fundamental de losbloques hegemónicos que se sienten amenaza-dos por los “otros”; un caso emblemático es elde los indígenas estadounidenses —numérica-

mente superiores a los nuestros y sin las mismasgarantías constitucionales— que en pleno siglo XXI

viven en “reservas”, alejados de las comunidades ve-cinas, execrados de “la sociedad del confort”. Bajoeste supuesto, millones de personas han ido a dar alcadalso, a los hornos crematorios o han sido víctimasen la actualidad de “bombas inteligentes” teledirigi-das por burdas intensiones imperialistas.

Los medios de comunicación, como agencias depoderosos intereses económicos, reproducen conteni-dos racistas, sobre todo contra el negro, pese a todala infraestructura legal que los prohíben. Intolerancia,violencia, estereotipos, distorsiones son las diferentesmanera —sobre todo encubiertas— como se nos pre-senta el racismo.

Es un requerimiento revisar minuciosamentenuestras escuelas, nuestros estudios históricos, y suenseñanza; instrumentos ideológicos que han respal-dado, muchas veces, el mito de la igualdad racial./

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Para leer m

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Montañez, Ligia.

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a. Caracas,

Fondo

Editoria

l Tropyk

os, 1993.

León Portil

la, Miguel.

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Fondo de Cultu

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Económica, 1992.

Todorov,

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México, S

iglo XXI, 1989.

sin tituloColección Libros Raros de la Biblioteca Nacional.

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[ Emanuele Amodio ]

Negros, brujos y

curanderosLa represión de la Inquisición y del Protomedicato en la Provincia de Venezuela durante la época colonial

Durante la época colonial la introducción deesclavos africanos añadió a la población de Ve-nezuela, conformada por indígenas y blancoscriollos de origen europeo, un contingente po-blacional nuevo, tanto en lo que se refiere a lamano de obra como en la cultura local. Se tratade una inmigración forzada que fue aumen-tando durante los siglos: los nuevos esclavos yesclavas se fueron añadiendo a los hijos de losdescendientes de las anteriores generaciones,entre los cuales había ya grupos manumisos y,sobre todo, un gran número de individuos re-sultado de las uniones mixtas entre hombres ymujeres de origen africano, y hombres y muje-res indígenas, a los cuales se añadían tambiénlos hijos de esclavas resultado de la violenciasexual de sus dueños, a menudo libres por con-cesión de sus padres biológicos o por habersecomprado su libertad. Así, con buena aproxi-mación, podemos decir que, en las últimas dé-cadas del siglo XVIII, había en la Provincia deVenezuela cerca de 80.000 blancos, 54.000 indios,54.000 esclavos y 150.000 individuos pertenecien-tes a las llamadas “castas”, constituyendo elgrupo más numeroso de la población y queeran definidos localmente como “pardos”.Esta categoría de pardo, incluía tanto los mes-tizos– unión de blanco e indio– como los mu-

latos –unión de blanco con negro– y los zam-bos –unión de indio con negro–. A éstos seagregaban también los individuos de los cru-ces intermedios entre las anteriores figuras:“tercerones”, “cuarterones”, “tiente en aire”,“salto atrás” y “sambayos”, entre otros.

Los contingentes de esclavos y esclavas,tanto los de la primera generación —los quehabían sido comprados— como los de las su-cesivas —los que habían nacido en condiciónde esclavitud—, eran destinados sobre todo ala agricultura y las minas, con pocas posibili-dades de desplazamiento fuera de las hacien-das donde vivían y trabajaban. Salvo la fuga,las posibilidades de movilidad estaban limita-das al traslado al servicio directo de sus due-ños en las casas urbanas, lo que podía darsecon frecuencia cuando las haciendas de losdueños de esclavos se encontraban cercanas ala urbe de residencia, como en el caso del vallede Caracas. Muchos de ellos, sobre todo las es-clavas, permanecían sirviendo a sus amos enesas casas urbanas, tanto que para las últimasdécadas de la colonia había en Caracas cercade 8.000 individuos de origen africano, en granparte todavía esclavos, de los cerca de 40.000habitantes.

Considerando que el grupo social domi-

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nante estaba constituido por los blancos, crio-llos o peninsulares, era el color de la piel lo quedeterminaba la posibilidades de ascenso socialde las varias “castas”, además de sus posibili-dades económicas, y éstas presionaban y lu-chaban para ocupar un mejor lugar social yeconómico. Frente a esta presión, los criollosblancos se resistían pero, al mismo tiempo, es-taban conscientes que la integración de los par-dos a la sociedad local era necesaria, aunquefuera de manera desigual, a su misma super-vivencia económica y social. Esta resistenciacriolla se expresa de manera explícita con lapromulgación de las Cédulas de Gracias alSacar, emanadas por el rey a partir de los añossetenta del siglo XVIII, que permitían la “dis-pensa de calidad”, es decir, la posibilidad deuna “limpieza de sangre”, por lo menos en losdocumentos, a quienes tenían dinero para pa-garla. De esto intentaron aprovecharse los par-dos con caudales para intentar “transformarse”en blancos legales y así ser reconoci-dos iguales por los criollos.

Esta compleja situación social, conformadapor relaciones conflictivas, explotación y resis-tencias, expresaba un contraste de vivencias eidentidades, resultado de la confluencia y con-traposición de culturas diferentes, en granparte fragmentadas que, sin embargo, se resis-tían a desaparecer impulsando formas sincré-ticas en los varios niveles estamentales yétnicos. Tipos de comida, maneras de hablar,formas médicas, modos productivos tradicio-nales, eran algunos de los ámbitos en los cualesse expresaba la resistencia de todos estos gru-pos subalternos, frente a la represión que, enforma institucionalizada, imponían los blancoscriollos y peninsulares. El aspecto que nos in-teresa historiar es el de la medicina, en consi-deración del hecho que cada cultura, tanto deorigen indígena, como africana o española po-pular, tenían formas propias de entender la en-fermedad y su curación.Por esto, por ejemploen Caracas, había una multitud de curadores ycuradoras que ejercían su profesión, a menudocon tanto esmero que los mismos mantuanos a

sin titulo / Imagen del libro: La Negritud en Venezuela. Caracas (Cuadernos LAGOVEN). 1991. Colección Centro de Documentación "Walter Dupouy".

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veces recurrían a ellos. Sin embargo, los curasy los médicos universitarios intentaban portodos los medios prohibir el ejercicio de la me-dicina a esas figuras expertas de origen étnicoy social diferente: los curas, ya que veían en suscuraciones la obra del demonio; y los médicos,porque consideraban falsas sus curaciones y,de cualquier manera, reclamaban sólo para síel derecho de sanar. De la represión a los cu-randeros negros y pardos se encargaron sobretodo dos instituciones: el Tribunal del SantoOficio de la Inquisición y el Protomedicato.

La represión inquisitorial de los curanderos

Los primeros tribunales de la Inquisición enAmérica son de 1570, en Lima, y 1571, en Mé-xico. Las provincias de Tierra Firme quedabanbajo la jurisdicción del Tribunal de Lima. Sinembargo, las grandes distancias impedíancualquier actuación efectiva, tanto que en 1610se creó un nuevo tribunal, el de Cartagena de

Indias. La jurisdicción del nuevo tribunal in-cluía todo el Nuevo Reino de Granada, TierraFirme y las islas antillanas. La estructura localde la Inquisición reproduce la de otras regio-nes de América: un comisario, proveniente delclero secular, auxiliado por un notario y algu-nos alguaciles. Ya para la segunda mitad delsiglo XVII existían comisarios en casi todas lasciudades y villas de las diferentes provinciasde Tierra Firme, mientras que en los “pueblosde indios” eran los misioneros los que se ocu-paban de los casos y los derivaban hacia lassedes comisariales. Caracas servía de centro dereferencia para tramitar el envío de los casosmás graves al Tribunal de Cartagena.

El abanico de las trasgresiones denunciadasy/o reprimidas era muy amplio, siendo lasmás sonadas: herejía, idolatría, brujería, hechi-cería, blasfemias, libros y pinturas prohibidas,solicitación sexual de los curas y usura. Comoes posible observar, se trata de categorías sufi-cientemente fluidas para solaparse, depen-diendo de la percepción del comisario local,pero también de su saber eclesiástico, sobretodo por lo que se refiere a los manuales deconfesión y, en general, a los tratados escolás-ticos de moral cristiana. Ya que las prácticascurativas populares mezclaban universos cul-turales diferentes, donde es posible encontrarel uso de yerbas y masajes con rezos cristianos,incorporación de espíritus africanos como ayu-dantes de las curaciones, junto a rituales adi-vinatorios y diagnósticos de tipo mágico, losinquisidores vieron en estas prácticas supers-tición, herejía y hasta la acción del demonio.De allí la feroz represión.

Veamos algunos casos de curanderos y cu-randeras de la Provincia de Venezuela, paratener una idea del tipo de práctica y su repre-sión. El primer caso que citamos ocurre en 1665en el pueblo de indios de Portillo de Carora,donde un negro, presuntamente libre, es acu-sado de haber dado muerte a varias personasutilizando yerbas que, según su intención, de-bían curarlas (el documento se encuentra en elArchivo Arquidiocesano de Caracas). Citamosunas declaraciones del juicio:

…Los dichos indios de miedo no se atrevieron porser el dicho negro grande bozabide y que sabe, por ha-berlo oído decir a todos los indios de la dicha Doctrina,

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del Padre Salvador Leal que el negro era grande hechi-cero y matador con hierba y que vio, estando en ladicha Doctrina, morir a un indio que llamaban Francis-cote de la encomienda de Salvador Álvarez de la Parra,a quien el negro mató con hierbas, por estar amance-bado con la mujer, y después este testigo vio morir a ladicha mujer del indio y la confesó y que no tenía másmal que un gran dolor en la barriga y que la vio puestauna piedra en el dolor y que a su parecer pesaria mediaarroba y que la india dicha le dijo a este testigo quedicho negro había hecho a su marido comer un pescadofresco crudo, acabado de sacar del rio y que erapara curarlo, que con esto murió luego y que sonmuchos los embustes, hechicerías, abusos que enla dicha Doctrina había ya introducido y quesabe que dejó discípulos en la dicha Doctrina.

Como descubre el comisario de la In-quisición que investiga el caso, elproblema se había complicado porel hecho de que el cura del pueblohabía mandado prender al curan-dero y lo había azotado, como ex-plica el quinto testigo:

Tiene el conocimiento de que elnegro fue azotado por el padre que sele pringo con cenisa de maguey, tenialos lomos cenisientos y que este castigose lo hiso porque supo que una yndiadoña Juana de la encomienda de Ni-colas Vargas porque hacia que la cu-raba con hechicería, que el testigo nole vio haser ninguna, y que le padreSalvador Leal le dijo muchas becesal testigo como alcalde del pueblode doctrina Andres Tua que emosde hazer para echar de aquí a este negro que es boxa-bide y hase mucho daño.

Frente a esta punición, el reo decide qui-tarse la vida, así que, estando preso, mandó aun conocido a buscar los medios para realizarsu intención:

Era la flor blanca (de un arbol pequeño) y le diolas señas de dicho árbol y que quando la estava co-giendo echaba mucha leche y que se las trajo a dichonegro y se las dio y que entonces el negro saco de lafaldisquera de sus calzones unas hiervas y las juntoy revolvió con las que este testigo le traxo y se lascomio y que luego comenzo a echar espumarajos por

la voca y se quedo sin habla con el cuerpo en el piso.

Estas pocas referencias nos presentan uncuadro complejo de una situación dramáticaque contiene todos los elementos que hemoscitado arriba: la acusación de hechicería, la re-presión eclesiástica, el uso de yerbas paracurar, etc. El caso nos indica también que el es-cándalo se produce cuando la curación no fun-ciona, al menos ésa parece ser la causa de ladenuncia, aunque expresa claramente unas re-

laciones complejas entre grupos étnicos di-ferentes que, de alguna manera, originan el

desenlace. El curandero negro parece seraquí el cuerpo extraño tanto paralos indios como para los blancos y

los curas, el no integrado que es utili-zado hasta que es necesario y cuandofalla se vuelve débil para defendersey sucumbe, pero con una acciónfuerte de protesta. Como dice un tes-tigo, “pudo morir emperrado deverse preso”.

El hecho de que la actividadcuranderil se encuentre reprimidauna vez que sale a la luz pública elfracaso del curandero puede ser de-mostrado por otros casos delmismo tipo registrados a lo largodel siglo XVIII, como el del morenolibre de nombre José Antonio Rive-rón en 1792, acusado, en un pue-blito de la costa de Caracas, deejercer falsamente el papel demédico, curandero y hechicero(Archivo General de la Nación,

Caracas). También aquí una esclava del con-vento de unas monjas había muerto despuésque el curandero le había dado unos polvospara liberarse de las malversaciones del ma-yordomo. Evidentemente, en este caso, nosdeslizamos hacia un campo contiguo al de lamedicina popular, el de la “magia amatoria”,ya que el mayordomo era también compañerode la esclava y ésta ya no aguantaba la relación.El curandero consiguió escapar.

Los casos citados parecen confirmar lo quelos edictos de la Inquisición ya sugerían: las fi-guras de curador y hechicero se mezclan confacilidad, por lo menos en la percepción de losvecinos y de la “policía moral” institucionali-

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zada. Esta superposición se junta también conla acusación de blasfemia y herejía, como en elcaso de Francisco Rumbos en 1745, un mulatoesclavo de Quíbor, a quien se le acusa de prego-nar que el era él Cristo retornado en la tierra,poniéndose en una cruz, mientras que su mujerAna María, zamba libre, se colocaba a los piesde la cruz y los indios de Cubiro le besaban lamano para pedir la curación de sus enfermeda-des (el caso es reportado por Armila Troconis deVeracochea, 1984). Ahora, más allá de las repre-sentaciones religiosas que la pareja escenificabaa beneficio de sus clientes, sale a relucir que lafama de curador de Rumbos había llegado tam-bién a los blancos hacendados y a su mismodueño quien, frustrado por no conseguir alivioa sus males de manos de los médicos laureados,se había dirigido a su mismo esclavo para quelo curase. Se demuestra aquí que las fronterasculturales entre grupos estamentales diferenteseran bien permeables, aunque manteniendo lasdiferencias sociales.

Aunque las acusaciones anteriores parecendirigirse tanto a curanderos como a curande-

ras, percibimos una diferenciación de género,relacionada también con el oficio ejercido. Así,mientras que los hombres son acusados sobretodo de herejía y blasfemia, a las mujeres se lasacusa con más facilidad de brujería, sobre todocuando se trataba de comadronas. Esto se ex-presa claramente en las denuncias que parien-tes y vecinos, estimulados por los comisariosdel Santo Oficio, realizaban constantemente, amenudo para resolver problemas y conflictosde otro tipo, donde aparecen también delacio-nes a los blancos. Por ejemplo, de las 124 dela-ciones contenidas en un Cuadernillo deDenuncias que reposa en el Archivo Arquidio-cesano de Caracas, 23 son mujeres denuncia-das por hechicería (10), brujería (2), posesiónde libros prohibidos (5), blasfemia (4). Sobre-salen las acusaciones de hechicería y brujeríaatribuidas a mujeres pertenecientes a las “cas-tas” y la de lectoras de libros prohibidos, con-formadas por mujeres blancas. Por su parte,encontramos también ocho hombres pardos ynegros acusados de hechicería. Veamos unejemplo de denuncia:

El R.P Joseph Maria del Rosario Arévalo Religiosocarmelita confesor de Juan de Dios Reo de la Real car-cel denuncia por mandado del penitente que Josseph de los Santo moreno araguato le havia prometido aldeclarante librarlo de su prisión por medio de unasoraciones que nunca le declaró, recibiose este denuncioel dia 4 de agosto de 87 a las cinco de la tarde.

La represión de los curanderos por el Protomedicato

Mientras la Inquisición continuaba repri-miendo a los curanderos acusándolos de bru-jería, otra institución de control se crea enCaracas, el Protomedicato, con jurisdicción entodas las provincias de la Capitanía General, apartir de 1777, y destinado a interesarse más omenos de los mismos expertos curadores, perodesde una perspectiva diferente: el saber mé-dico de los curanderos, en relación con su ori-gen (universitario o práctico); y la legalidadde su práctica en el acto curativo. Se trata dedos procesos diferentes, pero concomitantes,ya que al cambio paulatino del saber médicoeuropeo se asocia una política de control,tanto de los cuerpos como del saber médicoy su ejercicio.

sin titulo / Imagen del libro: La Negritud en Venezuela. Caracas (Cuadernos LAGOVEN). 1991. Colección Centro de Documentación "Walter Dupouy".

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Los curanderos capitalinos eran de origendiferente, mezclándose en la misma definicióntanto los populares de origen indígena y afri-cano, como los blancos españoles o de otras na-ciones europeas que ejercían en Caracas unamedicina más o menos popular o culta, deri-vada de los libros de popularización de la me-dicina que circulaban abundantes o por haberservido como ayudantes de algún médico o enel hospital de San Pablo. Entre estos últimosencontramos también individuos mulatos ypardos, naturalmente libres. Aunque duranteel siglo XVIII se habían producido algunos in-tentos de frenar el crecimiento de estas figuras“salvajes” de la medicina, es con la llegada aCaracas en 1762 del médico mallorquín Lo-renzo Campins y Ballester que se produce unpaulatino cambio en la relativa tranquilidadque los curanderos habían gozado hasta esemomento. En 1763, Campins consigue incor-porarse a la universidad como catedrático demedicina, inaugurando el 10 de octubre de1763 la enseñanza de la medicina en Caracas.Sin embargo, no parece haber conseguido el re-sultado esperado, es decir, la inscripción demuchos estudiantes, atribuyendo esta situa-ción precisamente a la presencia de un crecidonúmero de curanderos en la ciudad. De allíque, diez años después de haber creado la Cá-tedra de Medicina en la Universidad PontificiaSanta Rosa de Lima de Caracas, propone laerección de un Tribunal del Protomedicato, aejemplo de los que desde algunos siglosexistían en otras regiones americanas y en lamisma península. Las razones de Campins sonlas siguientes: se debe instituir un control másrígido de la profesión médica y reprimir si esnecesario. Para justificar esta opción, aparte delanálisis de su fracaso como profesor de medi-cina, Campins propone una explicación socioe-conómica a la falta de estudiantes criollos: acausa del gran número de curanderos“mulatos” y “negros”, la medicina en Caracases identificada como profesión despreciable,perteneciente a los estamentos más bajos de lasociedad. Los criollos desdeñan dedicarse a esaprofesión para no ser confundidos con tales“negros”, siendo temerosos de “...malograr elfruto de sus tareas”.

El 17 de enero de 1777, el Consejo de Indiasacepta la creación del Protomedicato en Cara-

cas pero, en consideración de que en Caracashabía pocos médicos universitarios, se permi-tiría a los curanderos más hábiles ejercer des-pués de aprobar un examen sobre susconocimientos médicos. Creado así el Proto-medicato y nombrado Campins como primerprotomédico, se trataba ahora de poner enpráctica las indicaciones de la Real Cédula. Seformó la junta que debía examinar a los curan-deros y se decidieron los aranceles a pagar porlas actividades del Protomedicato. Sobre eltema de los curanderos, la junta se reunió sóloen julio de 1778, presidida por el capitán gene-ral don Luis Unzaga y Amezaga, y constituidapor representantes del Cabildo, la Iglesia, launiversidad y, naturalmente, por el doctorCampins, único médico de la junta. Fueron lla-mados a examen catorce “curiosos”, entre cu-randeros, boticarios y cirujanos. De éstos sepresentaron sólo seis, el 8 de julio de 1778, yfueron examinados por la junta: cuatro fueronaprobados como cirujanos romancistas y doscomo médicos. De éstos, los dos médicos eranuno “pardo limpio” y el otro “pardo libre”.Entre los cirujanos había también, por lomenos, un mulato. Los curanderos que noaceptaron ser examinados por el Protomédicocontinuaron su actividad, incluidas algunasmujeres que no habían sido llamadas a exa-men. Así pasó con el cirujano y curandero Juande Crubes, el curandero y boticario Luciano dela Santa, el curandero Juan José de Combe, etc.

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Campins y sus sucesores continuaron con la re-presión de los curanderos y las curanderas par-das y negras.

El caso del boticario José Sebastián Sisomerece una mención particular. Se trataba deun “pardo libre”, caraqueño, que había ejer-cido la medicina como ayudante del doctorZuñier y administrador de su botica, ejer-ciendo con éxito como farmacéutico y médico.Parece que el gobernador Solano había utili-zado con satisfacción sus servicios, nombrán-dole cirujano del Batallón de Pardos. Esteboticario y curandero, una vez que la noticiade la creación del Protomedicato circuló porCaracas, se adelantó al llamamiento a examendel Protomedicato, apelando directamente alrey para conseguir autorización de ejercicioen Caracas. Desde Madrid se autorizó su ac-tividad interinamente, mientras que se orga-nizaba el examen. Sin embargo, incluido en lalista de curanderos llamados a examen, no sepresentó, continuando su actividad. De cual-quier manera, en el mismo 1778, el protomé-dico, después de una inspección a la botica, leentregaba licencia para ejercer solamente laactividad farmacéutica.

Más dramático fue el caso de la curanderaMaría Gregoria Ramos Casanueva. Como yahemos visto, en Caracas había muchas curan-deras que no fueron incluidas en la lista deCampins. Después de la institución del Proto-medicato, Campins comenzó a prohibirles elejercicio de la medicina. De una, por lomenos, a quien el protomédico mandó a apre-sar, sabemos que reaccionó violentamente, de-nunciando a su vez a Campins y alegandoque tenía una experiencia de más de treintaaños en la profesión y, además, no cobraba. Ensu defensa, la curandera Ramos presenta uncuadro realista de la medicina en Caracas:

Si el doctor Campins hubiese fulminado mi causacon imparcialidad llevado del celo aparentado quenos pretende persuadir le impelió a ello, era indispen-sable que también hubiera levantado Auto a procedercontra otras muchas mujeres y aun señoras principa-les que no ignora se ejercitan públicamente tantocomo yo en medicinar este o aquel enfermo por las ra-zones y causales relacionadas y aun se vería en la ne-cesidad de proceder contra toda la Ciudad porquecada cual en su casa regularmente medicina sus en-fermos y apenas en un caso muy muy urgente sellama a un médico, que luego tratan de despedirlo por

hacerse insufribles el costo de visitas y botica, y tam-bién porque las más veces no aprovechan sus recetasy vienen a mejorar los pacientes con los medicamen-tos que llaman caseros y con muchas yerbas medici-nales de que abunda la Provincia (Archivo General deIndias, Sevilla).

De cualquier manera, las acciones del Pro-tomedicato no fueron muy efectivas, si consi-deramos todos los problemas que acarreó yque los curanderos continuaron, de una ma-nera u otra, ejerciendo. Otra tentativa para eli-minarlos fue emprendida en 1792 por eldoctor Felipe Tamariz, alumno y sucesor deCampins. El ataque de Tamariz incluyó explí-citamente también a los curanderos dotadosde títulos por el Protomédico en la época delexamen (1778). En 1800, Tamariz presentó alCabildo la propuesta de negar la licencia a lospardos argumentando que ya había suficien-tes médicos blancos para atender a la pobla-ción; el Cabildo rechazó la solicitudconsiderando que todavía eran necesarios. Te-nemos aquí, una vez más, la comprobaciónde la diferente actitud hacia la poblaciónmenos favorecida entre el Cabildo de Caracasy los médicos universitarios. Después de va-rios pleitos, el doctor Tamariz consigue en1809 que la Real Audiencia anulara la cédulade 1777 sobre la tolerancia de los curanderos,y así pudo negar legalmente el ejercicio de laprofesión médica a los pardos.

Sin embargo, la guerra de Independencia im-pidió que la represión de los curanderos se con-tinuara cumpliendo y, de hecho, muchos deellos prestaron su servicio en el ejército patriotapor largos años. De cualquier manera, termi-nada la contienda independentista, la profesio-nalización de la medicina universitaria,impulsada por Vargas, no dejaba espacio paraun ejercicio diferente de la medicina y los curan-deros populares continuaron siendo reprimi-dos, amén que a los pardos les era negada, hastatiempos recientes, la entrada a la universidad,en defensa de la gremialización estamental.Pero, ésta, es ya historia contemporánea./

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Ni europeos, ni africanos, ni asiáticos. Nosotros nos declaramos

créoles.Jean Bernabé

Imagen del libro Voodoo de Henning Christoph y Hans Oberlander. / Editoprial : TASCHEN. Hohenzollernring. 1996. Colección del Centro de Diversidad Cultural del MPP para la Cultura.

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Más allá del marEl día 5 de diciembre de 1492 el almirante Cristóbal Colón,

junto a sus compañeros invasores, llega a la isla que llamaríaLa Hispaniola, sitio ocupado en ese momento por pueblos in-dígenas como los arawak, caribe y taíno, llegando a contar untotal aproximado de 300.000 personas, cantidad que se veríamermada rápidamente por causa de las atrocidades de los sa-queadores e invasores europeos, al masacrar gran número depobladores en franco detrimento del ser humano.

A comienzos del siglo XVI las tierras de La Hispaniola seencuentran completamente ocupadas por colonizadores quevuelcan sus ansias de poder sobre la territorialidad como pro-piedad privada (bien sea para el rey o para individualidades),las riquezas encontradas e incluso sobre la fuerza de las gentesquienes son utilizadas como mano de obra para realizar los tra-

bajos forzosos en pro del beneficio de los extranjeros. La islaposteriormente será dividida y una de sus partes se con-

vertirá en habitación para la ocupación del Reino deFrancia, que instaurará un cruel sistema esclavistasustentado en la “fuerza negra”, constituida por unenorme lote de hombres, mujeres e infantes, quie-nes tras ser víctimas de secuestros en masa, son tra-ídos a América, el llamado “Nuevo Continente”,para continuar el trabajo comenzado por los indí-genas (hasta ese momento casi extintos de sus pro-pias tierras).

De manera que para 1502 los negros africanos lle-gan al Caribe, poniendo sus primeras pisadas en La

Hispanola. El rey Fernando el Católico, como “sobe-rano” de las “tierras descubiertas”, permite primera-

mente la entrada de 17 africanos esclavizados a la isla, fechaa partir de la cual se abre el paso para el traslado involuntario

[ Jenny González Muñoz. ]

Vaudou:herencia africana

en la sangre americana

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de miles de personas provenientes del lejano continente,quienes se asentarán definitivamente en el resto de las islasen 1530. Como es de suponer, la presencia de la nueva manode obra que sustituiría a la más débil indígena sería un factordecisivo para el incremento de las actividades económicas delas Antillas Mayores, lo cual se ilustra en la cantidad de másde 75.000 esclavizados presentes en el Caribe para finales delmismo siglo XVI.

En los “barcos negreros” son trasladados también otros pro-ductos comercializables como la canela, nuez moscada,pimienta, azafrán, vainilla y una diversidad de especies. Losafricanos, al ser ingresados a las naves, son colocados en luga-res donde la salubridad, el calor y la falta de aire, confabulancon el maltrato, la ausencia de buena alimentación y la poca hi-dratación, factores que conllevan a la muerte sistemática demuchas de estas personas, quienes sucumben a las condicionesinfrahumanas y salvajes a las que son sometidas a lo largo deinterminables horas de viaje hacia lugares inciertos. Ademásde estas condiciones deplorables, los africanos y africanas tam-bién son víctimas de agresiones físicas además de psicológicas,estas últimas reflejadas cuando son separados de sus familiasy obligados a convivir con personas desconocidas pertenecien-tes a otras etnias y que, por consiguiente, no hablan el mismoidioma. Esta estrategia es realizada por los secuestradores eu-ropeos para evitar una posible comunicación entre los africanosy de esa manera imposibilitar conatos de sublevación.

Si bien es cierto que la situación suscitada con los indígenases bastante significativa en el ámbito del desprecio por el serhumano que lleva al genocidio, la tortura y otras vejaciones yaharto conocidas, la situación de las y los africanos es diferente,aunque no menos dolorosa: son sacados de sus tierras, de sushogares, llevados contra su voluntad a lugares lejanos, desco-nocidos, para ser maltratados, violados, asesinados, explota-dos, despojados de toda forma social, política, económica.Nunca más regresarían a sus tierras nativas.

Los negros son reclutados a lo largo de Guinea principal-mente, el lugar más recorrido es el litoral que va desde Senegalhasta el Congo y Angola. Sin embargo, la mayor explotación selleva a cabo en lo que llamarían Costa de los Esclavos, ubicadaen el actual Benín (antiguo Dahomey), sobre todo en Lagos yOuidah, en el reino de Juda. Hacia 1770 el agotamiento del “ga-nado humano” en estas zonas fuerza el desplazamiento al sur,concretamente en las tierras bantú.

La rápida e intempestiva movilización de esclavizados afri-canos a América trae consigo que para 1788 en las Antillas Ma-yores los blancos constituyan 7 por ciento de la población y losesclavizados 88 por ciento.

Imagen del libro Voodoo de Henning Christoph y Hans Oberlander. / Editoprial : TASCHEN. Hohenzollernring. 1996. Colección del Centro de Diversidad Cultural del MPP para la Cultura.

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Hugh Thomas, en su libro La trata de los esclavos. Historia deltráfico de seres humanos de 1440 a 1870, explica que:

La rápida despoblación de la isla La Española y la necesidad de traba-jar las minas, inicia el rápido aumento de la población negra esclava. Elrey Fernando el Católico autorizó el 22 de enero de 1510, en Valladolid,“el transporte de cincuenta esclavos negros, los mejores y los más fuertesdisponibles para que trabajaran en la isla La Española” (…) el 14 de febreropidió a la Casa de la Contratación que enviara otros doscientos esclavos,a la mayor brevedad posible, para que fueran vendidos en Santo Domingo.

Sin embargo, pese a los factores adversos que sufren los afri-canos trasladados a América, en los “barcos negreros” tambiénviaja la magia, la fuerza de la creencia. Con estas gentes se tras-lada parte de su cultura, religión y también su idioma, elemen-tos que subsistirán de una u otra forma a lo largo de los siglosvenideros, logrando estar presentes aunque sea tras la máscaraoccidental. Una parte de África encuentra su cuna en América.

Tambores, danzas y ceremonias bajo el manto del vaudou

Traídos de Senegal, Costa de Marfil, Dahomey, Angola,Mozambique y Sudán, entre otras naciones, los secuestradosafricanos son subyugados al trabajo a lo largo de la costaatlántica, desde Nortea mérica hasta Argentina, incluyendoAmérica Central, tanto continental como insular, desde dondeson expandidos en las zonas internas del continente ameri-cano, aunque la mayoría de la población inmigrada sobreviveen países como Cuba, Haití, Brasil, Panamá, Colombia y Ve-nezuela, lugares en los que, a pesar de la prohibición de lasmuestras de manifestaciones culturales africanas dictamina-das por las autoridades por medio del Code Noir, en 1685,donde se penalizan incluso con la muerte, se comienzan aponer de manifiesto, en las noches, cuando los esclavizadospueden descansar, danzas, ceremonias, rituales y cantos queevocan el añorado continente africano.

Ya que en América no se cuenta con los mismos árboles yotros materiales necesarios para la construcción de los instru-mentos musicales africanos, el ingenio cobra fuerza y se tomanlos que están a la disposición, lo cual implica una suerte deadaptación a los nuevos modelos americanos. Así, por ejemplo,se tiene la marimba, cuyo antepasado es el xilófono africano,construido originalmente con materiales muy distintos a losque brinda el medio ambiente americano. De igual manera sonutilizados cilindros, conos, barriles, y una serie de materialescomo el cuero, la madera, entre otros, los cuales son de granutilidad para las construcciones de un instrumento bastantesignificativo para las prácticas religiosas africanas: el tambor.

Los tambores, en sus diversas manifestaciones, son

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empleados en variadas funciones relacionadas con los ritos sa-grados de origen africano como, por ejemplo, podemos desta-car el candomblé, la macumba, el lucumí o el vaudou. Al ritmo delos tambores las deidades danzan y consiguen su presencia enlas tierras americanas velando a través del médium por la vidade sus hijos africanos. Una muestra significativa de resistenciaafrodescendiente, africana o afroamericana, es precisamenteeste apego, lo que se focaliza de manera sustancial en Haití,país declarado tras la victoria independentista de 1804, como“la primera república negra de América”. La parte francesa dela antigua La Hispaniola, desde la primera llegada de los afri-canos esclavizados en el siglo XVI, se fue convirtiendo en unlugar donde la herencia del “continente negro” cada día es máscreciente, haciendo de esta nación un fenómeno interesante quemaravilla a unos y causa rechazo a otros, pues la fuerza de suidentidad se afianza en la revitalización de su propia cultura,su propio idioma y su propia religión.

Los tambores rada, los tambores congo, aún resuenan en elaire haitiano para dar paso a las danzas ceremoniales en honora Ogún Badagri, Legba, los gemelos Marassa, Erzuli Freda Daho-mey, Loco, y los demás loas del panteón, mientras los cantos encrèole (idioma compuesto por una mezcla de palabras de len-guas africanas, dentro de las que destaca la fon, y el francés), seextienden a los rincones más apartados del espacio.

Respecto a la importancia de la presencia del tambor en elvaudou haitiano, el antropólogo Alfred Métraux expresa:

Los ritmos de los tambores, estrechamente variados, y que llevan elnombre de las tribus africanas que los introdujeron en Haití, dirigen lospasos y las actitudes de los bailarines. Asimismo, convocan a las numero-sas familias divinas, ya que la danza es un acto ritual del cual se despren-den fuerzas misteriosas que actúan sobre los “invisibles”. La música y ladanza gustan a los dioses porque éstos también son bailarines a quienessubyuga la magia del ritmo.

En el interior de la habitación adaptada para hacer el pan-teón, los creyentes descendientes de aquellos viejos africanos

que fueron secuestrados por los europeos y traídos como es-clavizados a las ahora tierras haitianas, llaman a los espíritus(loas) para que desciendan y bailen con ellos, se comuniqueny pidan sus sacrificios, tal como lo hacían en la recordadaÁfrica, tras el llamado de los loas.

Una de las formas de resistencia de la cultura africanaen América más significativa es la presencia y prácticadel vaudou haitiano, que se ha extendido a otras latitu-

des donde oriundos de este país se localizan. De manera quese ha diseminado en Jamaica, Martinica, Curazao y parte de losEstados Unidos, entre otros.

Originariamente proveniente de distintas etnias africanas,

Imagen del libro Voodoo de Henning Christoph y Hans Oberlander.

Editoprial : TASCHEN. Hohenzollernring. 1996. Colección del Centro de Diversidad Cultural

del MPP para la Cultura.

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el vaudou es un viajero que acompañó a los esclavizados afri-canos en la larga travesía a bordo de los “barcos negreros”.Al llegar a las tierras que actualmente constituyen Haití, estacreencia o práctica religiosa se enriquece con los aportescrèoles y europeos que le imprimen un politeísmo here-dado primordialmente de Benín (antiguo Dahomey).Este culto ancestral se focaliza en genios y diosescomo un homenaje a los loas que trascienden enalma la forma material humana o animal, en unacto de fe donde los houngan y los bokô, es decir,los sacerdotes y los médium, se convierten en ver-daderos canales de comunicación entre los serestrascendentales y los terrenales.

El vaudou toma fuerza creciente en la isla ame-ricana como una suerte de organización que en-globa las fuerzas promotoras emancipatoriasindependentistas. Bajo la figura del vaudou y delcrèole, el primero como fe que tiene como deno-minador común la procedencia y la condiciónde sus fieles, y el segundo como idioma únicono comprensible para los europeos, que seconvierte en una especie de cómplice entrelos esclavizados. A pesar de la imposicióndel catolicismo como religión “obligatoria yoficial”, la cantidad de adeptos del vaudousiguen realizando sus calendas y sus ritualesamparándose bajo un manto de creencia lossantos y santas católicos que no es otra cosaque enmascarar su verdadera práctica de fe,de allí la presencia de figuras “católicas” dentro de los pan-teones vaudou, como pueden ser a las de San Pedro, la Vir-gen María, San Sebastián, quienes realmente obedecen acaracterísticas africanas que desde ese momento se tornanen afroamericanas. De manera que las representaciones delvaudou se convierten en una cultura doblemente trasplan-tada ya que, por una parte viaja desde África a América,y una vez estando aquí sufre otra transformación, puestiene obligatoriamente que adaptarse a los nuevos line-amientos sociales impuestos y, a su vez, a la nueva cul-tura con la que se encuentra en esta parte del mundo.

Las prácticas del vaudou también llevan a los esclaviza-dos a una unión casi sempiterna que los mantiene cobija-dos por una solidaridad y una complicidad sólo posiblecuando se comparte algo que los une desde el más allá. Res-pecto a esta característica el teórico Jean Kerboull acota:

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El culto a los espíritus ancestrales según sus obligaciones se comportansegún la conveniencia, dentro de una cierta mesura, donde la cohesiónentre los miembros de una familia dispersa encuentran en dioses y geniosel reclamo de sus alimentos, entonces la familia se une ya que toda enteradebe estar presente, practicar sus rituales y dar sus ofrendas.

Esta unión familiar se perpetúa incluso trascendiendo lamuerte. Pero es de destacar que estas “familias” son constitui-das por la filiación de la fe y no necesariamente de la consan-guinidad, factor éste que la hace más significativa porque es unacto voluntario y no impuesto por ninguna ley divina o no. Lapráctica religiosa del vaudou, no obstante, no ha tenido un ca-mino fácil para sus adeptos, desde la época colonial e inclusohasta nuestros días en los que aún son vistos bajo la óptica eu-rocentrista sin tomar en cuenta que el vaudou constituye unaporte africano a la cultura latinoamericana. La práctica delvaudou en Haití es una actividad que choca literalmente con laspolíticas establecidas desde la Iglesia Católica y sus fieles, yaque la consideran como creencia “primitiva” llamando fetichesa sus dioses y diosas e incluso tildándola de brujería ligada di-rectamente a la figura de Satán, cuando bien es sabido que estepersonaje pertenece exclusivamente a la religión ligada con lacreencia en Jesús. Alfred Métraux refiere que:

Durante todo el período que se desarrolla desde la promulgación dela Independencia de Concordate en 1860, Haití estuvo separado de Romay, por ende, de los cuadros de la Iglesia, pues esta nación no era católicamás que en las “declaraciones solemnes de sus diversas constituciones”.El culto católico no estaba suspendido, pero estaba bajo otras manos in-signes (…) Lejos de esclarecer al pueblo, ellos (los eclesiásticos) se enri-quecían dentro de sus más locas supersticiones. Uno recibió diez pesospor sus plegarias para hacer llegar la lluvia que era necesaria, otra aceptócinco fuertes por un exorcismo para tranquilizar a una vieja señora quehabía sido acusada de loup-garou [vampiro]…

Pero más allá de estas posiciones y acciones, el vaudou se ex-pande a lo largo de todo Haití consiguiendo en cada lugar unsitio apto para construir un panteón, para cantar y bailar paralos loas, para hacer sonar el maravilloso retumbe de los tambo-res que dialogan entre sí, diciéndose secretos que deberán sóloser conocidos por los africanos y sus descendientes y nunca porlos extranjeros. El rol del vaudou va más allá de una simplepráctica religiosa en honor a los muertos, es un poder que arre-mete contra el enemigo para imprimirle temor. En la colonialas palabras y sonidos sagrados del vaudou fueron un puntocrucial para el comienzo de la gesta emancipatoria del pueblohaitiano, la noche del 14 de agosto de 1791 se pondría de ma-nifiesto la potencia de las tradiciones africanas en tierras ame-ricanas cuando un grupo numeroso de esclavizados africanos

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acudieron al llamado de los loas, quienes por medio del hounganBoukman les ordenaron dirigirse a Bois-Caïman, lugar dondese llevaría quizá la ceremonia vaudou más famosa de la historia,pues en ella se gestó el proyecto que concluiría con la revolu-ción que traería consigo la Independencia de la República deHaití en 1804.

La noche del 14 de agosto de 1791, doscientos esclavos son reunidosen un claro de Bois-Caïman: cada uno de estos hombres ha sido buscado,en cada “habitación” de la isla, en función de su influencia. El hombreque da origen a este encuentro se llama Boukman. Es un houngan. En laasistencia, todos los futuros jefes de la Guerra de Independencia, en par-ticular el famoso Toussaint-Louverture, están ahí. Boukman explica queson los loas quienes han decidido reunir estos hombres, no para pedirlesnada sino para comunicarles la DECISIÓN de los espíritus (Pradel y Cas-gha. Haití: la république des morts vivants).

Con sangre proveniente del sacrificio de un cerdo, los hom-bres que intervendrían en la revuelta libertadora haitiana, entreellos Toussaint-Louverture, sellarían un pacto secreto y sagradoque trascendería la muerte, un pacto entre ellos como seresmortales, y un pacto también con los loas, quienes serían los ga-rantes del triunfo sobre el enemigo europeo. Más allá de la ora-ción, el vaudou juega con los procesos que establecen unacomunicación entre las fuerzas sobrenaturales y las terrenalespara configurar situaciones que en la creencia de los no adeptossuelen considerarse como de magia negra o blanca. La presen-cia de los loas, quienes tienen funciones para arremeter contrapersonas y colectivos e incluso torcer el destino ya establecido,los “muertos andantes” conocidos como zombies, que andanpor las calles de Haití o trabajando en los campos, con la miradaperdida, sin memoria y sin pensamiento propio, los loup-garou,especie de vampiros que persiguen por las noches a los incau-tos, y las famosas muñecas diseñadas para hacer el bien o elmal a la persona que representan.

La muñeca vaudou debe ser construida con cabellos, trozosde ropa, sangre, saliva, carne, uñas u otra pertenecía directa dela víctima a ser entregada a la supervisión de los loas. El procesode preparación consiste en una franca relación de intercambiode energías entre la muñeca y la persona que está haciendo elconjuro, de esta manera la tela se impregna de esa fuente quese tendrá dentro del objeto de la víctima previamente conju-rado en nombre del loa necesario de acuerdo con el propósito,por ejemplo, si el conjuro es de amor la muñeca se deberá ofre-cer a Erzuli Freda Dahomey, quien es el loa del amor, la sexuali-dad y la atracción carnal. En los círculos tradicionales yorubade Nigeria la noción que se tiene de la muñeca está íntima-mente relacionada con lo que se podría catalogar como magianegra. Sin embargo, en Haití, Martinica, Curazao y los países

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francófonos ubicados en la costa occidental de África, la mu-ñeca es una parte más de la ceremonia y el ritual vaudou. Lasmuñecas, así como otros objetos animistas, suelen ser compa-radas con los orishas de los yoruba, que no son dioses ni sereshumanos, ni plantas, ni piedras, ni meros objetos, sino imáge-nes sagradas con una gran fuente energética, pues absorben laatmósfera donde se encuentran en el panteón. Cuando se hablade vaudou generalmente se piensa en las muñecas, en los alfile-res clavados en ellas, en la magia prácticamente inmediata quese manifiesta sobre la persona, pero ella es sólo uno de los pun-tos de esta práctica religiosa. En ella están las posesiones quehacen posible que alguien meta los brazos en aceite hirviendosin sufrir ningún tipo de lesión, en desenfrenos espirituales,pero también en una rica danza ceremonial y una maravillosamúsica que vino de África en los “barcos negreros”, a bordocon los secuestrados africanos, y que se han mantenido enAmérica en cientos de signos como forma de resistencia a másde cuatro siglos.

Pero, en ese momento, la noche se llenó de tambores. Llamándose unosa otros, respondiéndose de montaña a montaña, subiendo a las playas, sa-liendo a las cavernas, corriendo debajo de los árboles, descendiendo porlas quebradas y cauces, tronaban los tambores radás, los tambores congós,los tambores Boukman, los tambores de los grandes pactos. Los tamborestodos del Vodú (Alejo Carpentier. El reino de este mundo)./

Para seguir leyendo:

Carpentier, Alejo.

El reino de este mundo.

La Habana: Unión

de Escritores

y Artistas de Cuba, 1964.

Metraux, Alfred. Voodoo in

Haití. Universidad de Texas,

Schocken Books, 1972.

Pradel, Jacques. Haití,

la republique des morts vivan.

Monaco: Editions du Rocher,

1983.

Imagen del libro Voodoo de Henning Christoph

y Hans Oberlander.Editoprial:

TASCHEN. Hohenzollernring. 1996. Colección del Centro de Diversidad Cultural

del MPP para la Cultura.

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Avisos sobre fugas y venta

de esclavosGazeta de Caracas, viernes 26 de enero de 1810, tomo I, Nº 81, p. 4.

A D. Pedro Cobeña, Vecino del Pueblo de Altagracia en elValle de Orituco, se le huyó el día siete del presente mes un es-clavo nombrado Vital, color negro colorado, corcoba en la es-palda, canillas delgadas, de edad como treinta y cinco años. Elque lo aprendiere lo llevará o avisará al Justicia Mayor de dichoValle, quien pagará los costos, y gratificará al aprehensor.

Gazeta de Caracas, viernes 16 de marzo de 1810, tomo I, Nº 89, p. 4.

A D. José M. Padrón de este vecindario se ha profugado unesclavo llamado Juan José de edad 20 a 21 años y con estasseñas. Color amulatado, barbilampiño, bien formado, pelocrespo, ojos garzos, con algunas cicatrices en la cabeza, pro-penso a arrojar sangre por la boca y muy dado al juego de pe-lota. Su dueño ofrece gratificar por su captura o anuncio de suparadero.

Gazeta de Caracas, viernes 6 de abril de 1810, tomo I, Nº 92, p. 4.

Señas de un negro prófugo - De la estancia de Café deAnauco de la pertenencia de D. Gerardo Patrullo se profugó elmartes 27 de marzo por la noche, un Negro bozal, llamadoPedro, de edad 20 a 22 años, algo robusto, y un poco tartamudo,con una pequeña dificultad que padece en la pronunciación,camisa y pantalón largo y ancho de coleta, al que lo prendierey entregare a la justicia más inmediata o a su propietario, ade-máis de los derechos de cojida se le gratificara.

Gazeta de Caracas, viernes 22 de junio de 1810, tomo II, Nº 104, p. 4.

A D. Domingo Lopes se le han huido dos esclavos nom-brado Juan Josef, color sambo colorado, cara delgada, vozgruesa, cantilla delgada y Josef Maria, color sambo, reque-mado, espaldudo, medio maneto, los dedos de la mano torci-

La fuga de esclavizadosen territorio venezolanoconstituyó una práctica

común desde loscomienzos mismos de este

terrible modo producciónesclavista en la colonia.

A partir de laintroducción de esclavosen Venezuela, el maltrato

por parte de losesclavistas y la búsquedade libertad los obligaron a

refugiarse en las montañasformando Cumbes en los

que implantaron sus propias reglas y formas

de vivir. Por lo general losesclavizados negros

fugados eran perseguidosy fuertemente castigados,

estos escarmientosvariaban desde el azote

hasta la pena de muerte,evidencias de esta realidad

se encuentran en el Archivo General de la

Nación donde existen unagran cantidad de

expedientes en los que severifican las constantes

fugas de estos esclavizados en las

distintas poblacionesvenezolanas, así como

también se halla gran cantidad de escapados

africanos en los papeles dela Gaceta de Caracas

ubicadas en la BibliotecaNacional. La huida de los

esclavizados africanosformó parte del contexto

esclavista venezolano, el cual se dio a lo largo y

ancho de este territorio nose detuvo hasta

adelantado el siglo XIX.

La fuga de los esclavizadosafricanos en tierras

venezolanas

Gema Sulbarán

ESCLAVITUD

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dos, la voz gruesa, hermanos, jugadores de garrote, y al últimole faltan dos dientes: que se pagaran todos los costos.

Gazeta de Caracas, miércoles 4 de diciembre de 1810, tomo VI, Nº 105, p. 3.

A D. Bernardo Ferrara se le ha huido el 26 de agosto últimoun esclavo moreno llamado Onofre: tiene buena presencia, undiente fallo en la mandíbula superior, y en pie izquierdo unacicatriz de úlcera por un barril que le cayo: es de edad de 18 a20 años, muy sagaz y prosista. Según átimas noticias ando porel partido de la sabana de Ocumare, como hacia Tacata, Cúa yla hacienda de la Lleguesti, Quien lo aprendiese recibirá su gra-tificación.

Gazeta de Caracas, miércoles 3 de diciembre de 1812, tomo VI, Nº 161, p. 4.

Al escribano D. Miguel Tejera, que vive enfrente del oratoriode San Felipe, se le ha profugado un negro nombrado Josef Pru-dencio, de edad de 19 años de estas señas: la frente muy bro-tada hacia fuera, la nariz ancha, ojos sumidos, pies y manosdemasiados largos, de regular estatura y delgado de cuerpo. Elque lo aprenda y lo entregue a su dueño, será gratificado con20 pesos.

Gazeta de Caracas, miércoles 20 de enero de 1819, tomo VIl, Nº 230, p. 4.

El coronel D. Josef Pimentel, dueño del mulato Josef Mariahuido, cuya nota se dio para su aprehensión en la Gazeta nu-mero 226, folio 1736 del miércoles 23 de diciembre del año pró-ximo pasado, ofrece cincuenta pesos al que cogiéndolo se loentregue en la Guaira asegurado.

Gazeta de Caracas, miércoles 21 de abril de 1819, tomo VIl, Nº 244, p. 4.

Quien quisiere vender cinco negros solteros de 18 o 25años, que sean labradores de café, sanos y no cimarrones,ocurra a D. Gerardo Patrullo, que habiendo ajuste se pagarande contado.

Gazeta de Caracas, miércoles 29 de marzo de 1820, tomo VIII, Nº 296, p. 4.

La persona que quisiere comprar un esclavo con oficio dezapatero de edad de 20 años, y sin tacha alguna que lo hagadespreciable, puede ocurrir á D. Félix Farreras, que reside enla tienda de ropa que esta frente de la puerta de la capilla delos Terceros de San Francisco.

Sin titulo.Colección Libros Raros

de la Biblioteca Nacional.

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[ Karin Pestano ]

El caso de Francisca Paula Aguado:

resistenciaen el marco de la legalidad

Tensiones sociales evidentes a finales del período colonial

La sociedad colonial rígidamente estratificada, con sus je-rarquías étnicas intrínsecas, albergaba en su seno una dinámicaen la que los individuos permanecían en constante movi-miento. Es por esta razón que en ella se desarrollaron grandestensiones entre los grupos contrapuestos en intereses y en laescala de posicionamiento social. Tales tensiones se hicieronmás evidentes a finales del período colonial (1780-1810) de loque se habían mostrado anteriormente.

En este sentido el grupo social encumbrado, elitesco, el delos blancos criollos y peninsulares, se muestra conservador yrenuente al movimiento de ascenso de los individuos de menorescala social, por ver en este hecho cierta amenaza en contra desus privilegios de nobleza y honor, y porque igualmente aten-taba en contra de sus intereses económicos. Como prueba deello, solicitudes de licencias de matrimonio, dispensas de cali-dades, dispensas de ilegitimidad y peticiones de libertad jurí-dica, reposan en los archivos históricos.

El sistema de esclavitud, como parte de aquella sociedad,tiene su cuota de participación en los conflictos sociales de fi-nales del siglo XVIII y principios del siglo XIX. Pues los escla-vos, como individuos que igualmente se movían en el ámbitosocial, por una parte eran despreciados por causa de su ascen-dencia africana tanto por los blancos propietarios como por elresto de los grupos libres —mezclados o no mezclados— y porotra, eran menospreciados por estar ligados a la esclavitud.

Esta discriminación dio pie a la creación de categorías so-ciales para definir la calidad de los individuos y establecer elacercamiento y/o alejamiento consanguíneo, tanto de los

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negros como de los blancos1. En el fondo detodo esto, lo más importante era estar cercadel blanco y distanciarse del negro, ya que enesa medida “mejoraba la calidad étnica deuna persona”.

Asimismo, los esclavos fueron vistos por lasélites y los propietarios como una posesión obien propio de la economía (en el caso de los es-clavos de plantación y los dedicados a algún ofi-cio productivo); y como un símbolo de riquezau opulencia en el caso de los esclavos urbanos(quienes generalmente se desempañaban enquehaceres domésticos y de calle). Este hechose vio favorecido por la promulgación deleyes que intentaron regular la formación so-cial de la colonia.

Acceso de los esclavos a la libertad jurídica

En los primigenios códigos legislativos dela colonia, Las Siete Partidas del rey Alfonso X,El Sabio (1282-1284) y la Recopilación de leyes deIndias (1680), fueron establecidas las formasque tenían los esclavos de acceder a su liber-tad, ya sea por recompensa, testamento, carta,justiprecio, maltrato, bautismo, etc. Despuésdel establecimiento de éstas y sus preceptos,no se promulgó ninguna otra regulación enrelación con la obtención de la libertad jurí-dica para los esclavos.

Pues, por una parte, parece que a lo largode todo el período colonial se dio por sentadala vigencia de las formas de acceso a la libertadjurídica, establecidas en las Partidas y en la Re-copilación; y por otra, con esto se confirma elhecho de que la corona española no tocaba decerca el tema del otorgamiento de la libertadjurídica, porque atentaba contra sus preceptosde dominación y para evitar cualquier tipo desublevaciones. Estas premisas se mantuvieron

durante los tres siglos de dominación españolay contribuyeron significativamente en los con-flictos originados por las tensiones sociales.

En consecuencia, la primera vía de escapeque tuvieron los esclavos al mal vivir en quelos mantenía pertenecer al último escalafón deuna sociedad estratificada fue el fenómeno delcimarronaje, éste fue una de las expresionesmás palpables y, en ocasiones, radicales deldescontento social característico de los exclui-dos. Sin embargo, la ilegalidad de este proce-dimiento dio pie a que aquellos esclavosfugados que por desgracia eran capturadosfueran sometidos a crueles castigos para queno reincidieran y, del mismo modo, la sanciónvalía para aleccionar a otros que pretendieranhacer lo mismo.

Sin embargo, también hubo muchos escla-vos que decidieron actuar amparados en lasoportunidades que les brindaba la ley paraconseguir su libertad. Este modo de resistenciaal sistema social en el que habían nacido requi-rió de muchos años de sacrificio y trabajo extrapara aquellos que decidieron comprar o auto-comprar su libertad o la de sus familiares, yaque para obtener el dinero y pagar el precio desu liberación debieron trabajar para los propie-tarios fuera de los horarios.

Aunque algunos esclavos contaron con lasuerte de tener un amo o ama de tolerante dis-posición que les otorgara la libertad por volun-tad propia, a través de cartas dadas en vida odejadas por testamento, sin embargo, los casosde otorgamiento voluntario de libertad jurídicano siempre tuvieron un final feliz. En los archi-vos reposan varios ejemplos de muchos liber-tos que después de haber obtenido su carta delibertad, debían litigar en los tribunales paraconservar su nueva condición jurídica. Estoocurría, mayoritariamente, cuando la libertad

1 Tercerón, cuarterón, quinterón, tente en aire, salto atrás, coyote, castizo, morisco, albino, lobo, cambujo, chamizo, cholo,pechuelo, etc. fueron algunas de las categorías creadas en la sociedad colonial para definir la calidad del individuo. VéaseManuel Alfredo Rodríguez. Los pardos libres en la colonia y en la independencia. Luis Felipe Pellicer. Entre el honor y la pasión.Familia, matrimonio y sistema de valores en Venezuela durante la crisis del orden hispánico: 1778-1820. Willmam Parra.Mestizos y mestizaje en la iconografía colonial venezolana.

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les era dispensada por medio de testamentos, pero los herede-ros de sus antiguos amos se pronunciaban en contra del otor-gamiento de la anhelada carta.

Tal fue el caso de Francisca Paula Aguado, quien acudió ala Real Audiencia de Caracas para litigar su libertad, lacual le había dejado su ama en vida, contra don Migueldel Toro, quien fuera albacea testamentario de su dueñay quería someterla de nuevo a esclavitud.

Francisca Paula Aguado, mulata libreEl caso de Francisca Paula Aguado da muestras de

la lucha que se presentaba entre los sentimientos degratitud que podía tener una ama hacia su esclava,contra el hecho de que ésta no dejaba de ser una pro-piedad y parte de sus bienes.

Doña Gertrudis Aguado le otorgó la libertad a suesclava, Francisca Paula Aguado, el 12 de enero de1798, con la condición de que siguiera a su lado hastasu fallecimiento. Esta retribución por sus buenos ser-vicios y el amor que le tenía fue ratificada en su tes-tamento. Sin embargo, Miguel del Toro, como albaceay heredero de doña Gertrudis, se negó a otorgar la li-bertad a la mulata Francisca Paula, por las muchasdeudas que su ama había tenido en vida.

El juicio comenzó el 7 de julio de 1800 y se extendióhasta el 9 de agosto de 1801. Miguel del Toro era el yernode doña Gertrudis, pues estuvo casado con su hija, Sole-dad de Silva, quien para la fecha del juicio también habíamuerto, razón por la cual este hombre quedó a cargo de losbienes de su suegra, ya que éstos fueron heredados por susdos hijos menores de edad.

Muerte y testamento de doña Gertrudis Aguado

Doña Gertrudis murió el 9 de abril de 1799,con pocos bienes, entre ellos Francisca Paula,a quien desde ese momento debió hacérsele efectiva su libertadjurídica. El licenciado Rafael González, quien actuó como re-presentante de Francisca Paula ante el tribunal, suplicó que asíse cumpliera:

...en atención a los buenos servicios que dicha mulata le ha prestado y alamor y cariño que le profesa quiere hacerle gracia de darle la libertad graciosabajo la condición de que ha de quedar en su servicio [el de doña Gertrudis]hasta que la entierre y que se mantenga con la honrosidad y lealtad que hastael presente, y deben por esta razón otorgarle la correspondiente carta de su li-bertad (...) que ahorra y liberta a la mencionada esclava, Francisca Paula...

Sin titulo.Imagen del libro Conocer a Venezuela. SALVAT. Navarra, España. 1985.

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Doña Gertrudis Aguado fue dueña deFrancisca Paula desde que ésta estaba entierna edad, se trató de un regalo que le hizosu hermano, el presbítero Miguel Aguado en1778. Por los afectos que habían nacido entreambas, durante el tiempo que vivieron juntas,doña Gertrudis le hizo la promesa de otor-garle la libertad a principios de 1797. Y estavoluntad fue ratificada por ella misma en lacláusula cuarta de su testamento, el cual yahabía entregado a las autoridades con firmadel 3 de agosto de 1799:

…declaro que a Francisca de Paula mi mulata quela poseo por mi esclava por herencia de mi primer hijaMaría de la Soledad a quien se la donó su tío DonPedro Miguel Aguado mi hermano le tengo hecha cartade libertad para que la goce después de mi falleci-miento, cuyo bien le hago; no sólo porque me lo suplicómi segunda hija María de la Soledad que casó con DonMiguel del Toro [sino] por el grande cariño que le teníapor haberse criado juntas, y el amor lealtad con que laservía por haberla yo adjudicado sitio por el habermecontinuado después de la muerte de la dicha mi hijasirviendo con el mismo cariño, fidelidad y recogi-miento, aguantándose mis continuas enfermedades.Con especialísimo amor y paciencia, de que me obligaa suplicar a mi yerno y nietos, que aunque no me fa-culten la poquedad de mis bienes, el que no me anulen

dicha libertada, me lo hagan graciosamente aunque seade lo suyo por amor de dios, en cuya confianza muerosatisfecha de la generosidad con que siempre me ha fa-vorecido en cuanto se me ha ofrecido dicho mi yerno…

Sin embargo, en la novena cláusula delmismo testamento contradecía lo antes ex-puesto:

…suplico a Don Miguel del Toro que mediante quele tengo suplicado que por ningún pretexto me dé pornula la libertad de Francisca. Le suplico que en caso deque no se pueda hacerme este favor mando que se laden a mi hermana Doña Rosalía en doscientos pesos yque no pueda valer más, esto es a cuenta de los cuatro-cientos que declaro le estoy debiendo. GertrudisAguado…

El señor Toro, en su condición de albacea,expuso que los papeles de libertad de Fran-cisca Paula Aguado se le habían extraviado, yque éstos habían sido elaborados por el escri-bano público Gabriel Aramburú, lo que efecti-vamente fue certificado por él mismo, puesmandó a hacer una réplica de los papeles enlos que Gertrudis Aguado le daba la libertad aFrancisca Paula, firmada el 6 de julio de 1799.

A favor de don Miguel del Toro, el escribanoAntonio Juan Tejeras presentó la copia de unacarta firmada también el 6 de agosto de 1799, enla que se dan por nulas todas las disposicionesde Gertrudis Aguado en su testamento, con loque también se anulaba la libertad de FranciscaPaula, la cual resultó ser falsa.

Oposición de otorgar la libertad a Francisca Paula

Miguel del Toro utilizó la novena cláusuladel testamento de su suegra en contra de la li-bertad de Francisca, y ésta fue enviada a servircomo esclava en la casa de doña RosalíaAguado, una vez que falleció su hermana, envez de hacerse efectiva la libertad. NicolásToro, en representación de su hermano Miguel,de quien era apoderado, expresó que doñaGertrudis tenía muchas deudas y por eso la li-bertad debía anularse, ya que Francisca eraparte de sus bienes, y el hecho de haberla de-jado en manos de su hermana como parte deuna deuda que le tenía da cuenta de ello.

Sin titulo.Imagen del libro Conocer a Venezuela. SALVAT. Navarra, España. 1985.

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Para defenderse Francisca huyó y emprendió la demanda,alegó que Miguel del Toro había tomado los bienes de doña Ger-trudis como suyos, y los había disfrutado sin hacer ningún tipode inventario. Ante el tribunal expresó el 18 de julio de 1799:

Suplico se sirva, habiéndome por presentada con los adjuntos docu-mentos, de los que se deduce, ser yo persona libre, sin obligación de servir,ni sujetarme a persona alguna, mandar se haga así entender a Don Migueldel Toro, y a Doña Rosalía Aguado, y de consiguiente se abstengan de in-comodarme en manera alguna, y hecho que sea se me entregue el expe-diente original para mi resguardo, por así de justicia que imploro.

De este modo Francisca solicitaba al tribunal que intervi-niese en el problema y le concediera su carta de libertad paralibrarse de los maltratos del albacea y de la hermana de su an-tigua ama. Una de las soluciones que ofreció Miguel del Toroal tribunal fue tomar en cuenta la posibilidad de poner precioa la libertad de Francisca Paula, ya que, según él, ésta pertene-cía a los bienes de su esposa, en virtud de que su suegra no ledejó otros bienes. Por esta razón argumentó que a FranciscaPaula no se le podía dar la libertad, porque como los bienes dedoña Gertrudis no alcanzaron para cubrir la dote de su hijaMaría Soledad Silva, Francisca Paula formaba parte del menajedotal. De igual manera alegó que Francisca estaba peleando porsu libertad a causa de estar preñada, para que su hijo no nacierabajo el régimen de esclavitud, p orque aunque la habían dejadolibre, sin la correspondiente carta no era efectiva su libertad,por lo cual seguía siendo esclava. En este sentido aseguró quese escaparía y se escondería fuera de la ciudad para abortar alhijo que esperaba.

Por otra parte, Miguel del Toro pidió que se le devolviera aFrancisca como propiedad de sus hijos, ya que de los cinco es-clavos que les correspondían por herencia, doña Gertrudis ven-dió tres, y a dos le concedió la libertad.

La resistencia de Francisca PaulaPor su parte, Francisca Paula alegaba que los herederos de

su antigua ama le causaban disgustos y la atropellaban, por esarazón conscientemente declaró: “...debo ser tratada, y puedodisponer de mi persona y mi arbitro como libre de toda servi-dumbre; pero (…) Don Miguel del Toro con título de Albacea,o heredero por sus hijos, tal vez, por ignorancia, me trata comoesclava”. Consecuentemente, el 18 de julio de 1799 se le impusouna caución al señor del Toro para que no se acercara a Fran-cisca Paula, de esta manera se le reconoció a ésta el otorga-miento de la libertad y se le “...da facultad para que trate,contrate, y haga todos los actos judiciales, extrajudiciales queuna persona libre puede, y debe hacer...”.

Sin embargo, el caso continuó, y del Toro manifestó queSin titulo.Imagen del libr o Conocer a Venezuela. SALVAT. Navarra, España. 1985.

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tenía otra preocupación, ésta era que Franciscano estaba fijamente en su casa de habitación.Pues mientras se desarrolló el juicio FranciscaPaula alegó que gozaba de su libertad, pero nodijo ni dónde, ni con quién vivía, muchomenos cómo se sostenía. Por el desconoci-miento que tenía Miguel del Toro sobre su pa-radero, reclamó que Francisca volviera a sucasa, en términos de la época: que fuese depo-sitada en su casa.

Pero el 1° de agosto de 1800 el tribunal negóel depósito que solicitaba de la mulata y, ade-más, puso a disposición de Francisca Paulauna partera para que verificara su estado y laasistiera, mientras al dueño de la casa dondeésta residiera lo previnieron de que tenía quecomparecer ante el tribunal y dar cuenta decualquier novedad.

Francisca Paula respondió a los hermanosdel Toro que si era por acreedores, no había in-convenientes en que se le diera la libertad,pues el hermano de doña Gertrudis, el curaMiguel Aguado, había pagado cuatrocientospesos de un dinero que le debía en favor de sulibertad, pero que Miguel del Toro ignorabaesto por no haber hecho inventario de losbienes que recibió.

Francisca Paula era esclava doméstica yvivió en libertad durante dos años, durante eljuicio, finalmente la sentencia se da a su favory es aprobada por el gobernador y capitán ge-neral Miguel Guevara Vasconselos. Cierta-mente la escritura pública de libertad que leconcedió su ama estaba fechada el 12 de enerode 1797, por lo tanto alegó en su defensa que:

...no siendo mi libertad testamentaria, o concedidaen su testamento, sino más de dos años antes, en virtudde un contrato entre vivos, y por el cual quedo desdeentonces irrevocable, no pudo arbitrar sobre ella en sutestamento, como que no tiene nada de común con susbienes, ni acreedores...

De esta manera, finalmente se hizo justiciadespués de dos años de constantes litigios.Después de haber sido liberada de toda servi-dumbre, Francisca Paula Aguado tuvo que li-tigar su cambio de condición jurídica, de

esclava a liberta, por causa del enfrentamientoentre los sentimientos de gratitud y afecto quesu ama expresó al darle la libertad, aunquecondicionada, en contra de los intereses econó-micos de Miguel del Toro, quien la veía sim-plemente como un bien mueble, sin importarlelos sentimientos que su esposa y su suegra hu-biesen tenido por ella.

Aunque Francisca ejercía su libertad desdeel principio del juicio, debió hacerlo desde laclandestinidad y sin informar al tribunal, ya queel señor del Toro pudiera tomarla de nuevocomo esclava por la fuerza, desconociendo lavoluntad expresada por su suegra en vida.

Por ser una esclava doméstica (sin algúnoficio particular conocido) es presumible quese dedicara a estas labores para poder vivir enlibertad. Lo trascendental de este caso es la du-ración del litigio y los diferentes alegatos deMiguel del Toro en oposición al otorgamientode la libertad. Aunque su poderío no le impi-dió a Francisca Paula cambiar de condición ju-rídica y, muchos menos, ejercer su nuevoestatus social.

Los juicios sobre libertad, una nueva fuente para hacer historia social

En este caso se hacen evidentes las tensionessociales existentes en las últimas décadas del pe-riodo colonial, por una parte los esclavos busca-ban ser libres, pese a la oposición de la élitepropietaria que, por su parte, hacía lo posiblepor impedir el ascenso de todos aquellos que seencontraban peor posicionados en la escala so-cial, y más aun cuando se trataba de los esclavos.Esto es entendible cuando se toma en cuentaque, para los propietarios, los esclavos eran pro-piedades, parte de sus bienes económicos.

No obstante, hay que hacer la excepción deaquellos amos y amas que de buena voluntadla daban libertad a sus esclavos y esclavas, yasea en vida o después de su muerte. Tal es elcaso de doña Gertrudis Aguado, quien con elpaso del tiempo llegó a sentir gran amor haciaFrancisca Paula, según expresó con sus pro-pias palabras, y por gratitud a sus buenos ser-vicios le concedió la libertad en vida. Pero

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este tipo de propietarios eran excepciones dela generalidad.

Con todos los inconvenientes que pudierantener los libertos para gozar del ejercicio de sulibertad, les era posible cambiar de vida y deposición en el sistema social. En este sentidotenían cierta movilidad social, ya que pasaronde un estrato a otro cuando obtuvieron su li-bertad jurídica.

Es por esta razón que los juicios sobre li-bertad se constituyen en una fuente de sumaimportancia para el estudio del sistema de laesclavitud, y su repercusión en el engranajesocial, ya que en éstos se ve reflejada la vozde los esclavos a través de sus declaracionesy los mecanismos de defensa que utilizabanen contra de sus amos para hacerse libres,aunque estuviesen representados por procu-radores que de igual forma eran contrarios aellos socialmente.

Por otra parte, en los testamentos donde seles otorga libertad a los esclavos se manifiestanlas relaciones de afecto que pudieron desarro-llarse entre los amos y sus esclavos, de estemodo se suaviza la dicotomía amo-esclavo,dueño-propiedad, y se hace posible verla comouna relación humana./

Para seguir leyendo:

Manuel Alfredo Rodríguez,

“Los pardos libres en la colonia

y la independencia”

(Discurso de incorporación como

individuo de número de la

Academia Nacional de la Historia).

Caracas, Academia Nacional

de la Historia, 1992.

Pellicer, Luis Felipe.

Entre el honor y la pasión.

Caracas: Universidad Central

de Venezuela, Fondo

Editorial de la Facultad de

Humanidades y Educación, 2005.

Lavado de arenas diamantíferasen Brasil por esclavos negros.

Imágenes del libro Conocer a Venezuela. SALVAT. Navarra,

España. 1985.

Page 38: Revista Memorias de la insurgencia Afrovenezolana

[ Carlos Franco Gil/Diana Duque ]

Afroamericanos:esclavitud, emancipación y resistencia

MARTIn LuTHeR KIngIMAGENES TOMADA DE LA PAGINA WEB:HTTP://WWW.GOERIEBLOGS.COM CON EL LINk: HTTP://WWW.GOERIE-BLOGS.COM/SPORTS/GIVEANDGO/WPCONTENT/UPLO-ADS/2010/01/MARTIN-LUTHER-kING-jR.jPG

Page 39: Revista Memorias de la insurgencia Afrovenezolana

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Blanco y negro: cosas distintasLa presencia de la “barrera racial” es uno de los elementos

clave en la conformación de la sociedad estadounidense en laactualidad, esta característica se arraiga desde la apariciónmisma de las colonias inglesas que se establecieron en el nortedel continente americano a inicios del siglo XVII. Dichos asen-tamientos surgen en un tiempo histórico signado por la pre-ponderancia del esclavismo como forma productiva de laspotencias coloniales (España, Portugal, Holanda, etc.), en estesentido Inglaterra no iba a ser una excepción; una economíaagrícola requería mano de obra barata e intensiva que fuera derápido acceso, ya que no era del interés británico repetir hechoscomo el del invierno de 1609, en el cual por falta de cosechasmurió 85 por ciento de los colonos de la región de Jamestown.Para esto se inició un proceso de “importación de personas”—eufemismo para definir el secuestro de seres humanos paraesclavizarlos en América, que quedaría registrado luego de laIndependencia, en la Constitución de los Estados Unidos, en elartículo I, sección novena—, de grandes contingentes humanosprovenientes del África occidental, los cuales eran sometidos ala fuerza e introducidos en un mercado internacional donde noeran más que simples mercancías con un precio fluctuante, afin de cuenta se trataba de un negocio redondo para los intere-ses europeos. La falta de un estatus jurídico claro propició quedesde un inicio se generara un “sentimiento racial especial, deodio, menosprecio, piedad o paternalismo, que acompañaría laposición inferior de los negros en América durante los 350 añossiguientes. Esa combinación de rango inferior y pensamientopeyorativo que llamamos racismo” (Howard Zinn, La otra his-toria de los Estados Unidos).

Las diferencias entre negros y blancos fueron claras desdeentonces, un grupo superior dedicado a dominar y someter aun grupo de condición inferior; cuestión para la cual fue nece-sario construir mecanismos que recalcaran a los esclavos negrossu categoría subalterna y dependiente de los grandes amos, elsistema creado estaba fundamentado en una manipulación psi-cológica soportada por el maltrato físico, el cual no varió conla llegada de la independencia estadounidense en 1776. Varioselementos jugaron a favor de los intereses de los grupos domi-nantes, particularmente en los estados sureños de la unióndonde el esclavismo se arraigaría de forma definitiva; el manejoque se le dio a la religión y la educación las convirtieron en lasherramientas ideales para beneficiar la estructura establecida.Constantemente los curas procuraban desarmar moralmente

a los negros, arrancarles la fe en la posibilidad de conquis-tar la libertad; los sermones a los esclavos trataban de in-

culcar que sólo la sumisión, la conformidad y la

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obediencia abrirían a los negros el camino al pa-raíso, igualmente hacían apología sobre que losnegros eran descendientes directos de Ham,Caín y otros personajes “malvados” de la Biblia;la predicación fue un instrumento de presiónideológica muy importante en la América delNorte, en donde la inmensa mayoría de los ne-gros eran analfabetas. La falta de instrucción fueotra pieza clave en en control de los sometidos,ésta no sólo era un producto derivado de la es-clavitud, se le fomentaba de manera especial;a los plantadores les convenía que los esclavospermanecieran ignorantes por lo fácil que re-sultaba dominar a un pueblo que no sabía quéera la libertad, se promulgaron disposicioneslegislativas que prohibían categóricamente ins-truir a los negros, a los infractores de estas nor-mas se les imponían rigurosos castigos. Todoesto, ligado a otros factores como la propa-ganda y la consolidación política de los escla-vistas, justificó la inferioridad del negro a lapar del convencimiento del estado natural deesta situación dentro de la sociedad de un paísque para el año de 1800 había ingresado a suterritorio 15 millones de esclavos.

De la inercia a la rebeldíaLos atenuantes que dificultaron la lucha

por la libertad y la igualdad de los afrodes-cendientes en el norte del continente, se con-jugaron con un aparato jurídico que reducíaal mínimo el accionar de los sectores interesa-dos en promover los principios ya menciona-dos; los códigos negreros y las continuasreformulaciones de las leyes de esclavos fuga-dos son ejemplo claro de esto. Sin embargo,es responsable afirmar, en contradicción conla visión de la historiografía tradicional, quese dio un proceso de resistencia fomentado deforma endógena al sistema esclavista-racistaestadounidense. Dicha rebeldía se evidenciópor diferentes vías, las fugas, la insurgenciaarmada, la música, el robo de propiedades yla huelga de brazos caídos fueron las formasmás representativas de ésta.

Las evasiones jugaron un factor preponde-rante en la resistencia negra norteamericana,

ya que desde la etapa colonial se tienen regis-tro de esclavos en busca de la libertad, aunquealgunos historiadores han tratado de desacre-ditar las huidas como mecanismos de insur-gencia, si tomamos en cuenta la dureza delcastigo a los fugitivos, el hecho de que tantosnegros decidieran escaparse puede calificarsecomo una demostración clara de rebeldía. Al-gunos de los castigos estipulados en los códi-gos eran extremos, como el de Virginia, el cualindicaba:

Si se atrapa a un esclavo (...) el juzgado del condadotendrá competencias para imponer castigos al esclavoen cuestión, bien sea por desmembramiento o cual-quier otra forma de castigo (...) que a su discreciónconsiderase adecuado, para la reforma de tal incorre-gible esclavo, y para aterrorizar a los demás de talesprácticas.

La mentada independencia y la creación delos Estados Unidos no limitó el hecho de quelos esclavos se siguieran fugando, esto se debióa que en los objetivos de la revolución bur-guesa norteamericana nunca se incluyó la libe-ración de estos grupos. Si bien es cierto quegrandes contingentes de esclavos fueron libe-rados por los republicanos en la guerra, lo eranpara ser usados como tropas en los frentes debatalla; solamente en Carolina del Sur se cal-cula que huyeron no menos de 25.000 oprimi-dos entre 1775 y 1783; otros datos afirman queunos 100.000 esclavos se escaparon en el na-ciente país durante el mismo período; sin dudaque en este concepto de libertad no entrabanlos afrodescendientes. Para las fugas se inge-niaron los modos de operación más diversos,desde disfraces y conspiraciones internas hastalos underground rails road (rutas subterráneasde tren que llegaban a las fronteras de los esta-dos esclavistas); la esclava fugada Harriet Tub-man ayudó a liberar por su cuenta a más de300 esclavos utilizando las vías subterráneas.

Con frecuencia se habla de la pasividad delos negros en cuanto a rebelarse contra susopresores en tonos más contundentes y violen-tos, dicha hipótesis no se sustenta cuando serescatan los diversos casos de asesinatos a ca-

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pataces y dueños de plantación que sedieron en el siglo XVIII, es más lógicoafirmar en primer lugar que las revuel-tas armadas de negros en los EstadosUnidos fueron de menores proporcionesque las del Caribe y América del Sur, yque a diferencia de éstas en su mayoríaeran producto de individualidades ogrupos pequeños totalmente desarticu-lados, para la época se tuvieron registrode “250 casos en que habían intervenidoun mínimo de diez esclavos en casos derevuelta o conspiración” (Herbert Ap-theker, American Negro Slave Revolts).Con la llegada del siglo XIX se inició unaetapa de revueltas y complots, que sibien no tuvieron una conexión evidente,eran reflejo del descontento de los afro-descendientes ante el engaño que le su-puso la Independencia. La primera deestas conspiraciones fue la promovida

por Gabriel Prosser el 30 de agostode 1800; este esclavo de Virginia, aquien se le atribuyo ser un fanático

religioso y conocer los hechos revolu-cionarios de 1791 en Haití, organizó

un plan para tomar Richmond con unamilicia entrenada de unos 1.000 escla-vos, éstos, que se encontraban reunidosa diez kilómetros de la ciudad, no pudie-ron iniciar la operación al ser sorprendi-dos por las autoridades locales. JamesMonroe, quien para el momento ejercíael cargo de gobernador de Virginia, or-denó detener a los involucrados para

someterlos a juicio. Prosser y 34 desus compañeros fueron condenados

a la horca.En el año de 1811, Nueva Or-

leans fue sacudida por el mayormotín registrado en los analesestadounidenses. La ciudad delestado de Luisiana fue tomadapor unos quinientos esclavosparticipantes de una huelgaen la hacienda del mayordel ejército Andry. Provis-

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tos de armas blancas asesinaron a algunos de los familiares delmencionado militar, desbordada la euforia decidieron marcharhacia los puertos, aquí fueron controlados por tropas oficialesy milicias de blancos, quienes asesinaron 66 negros en las ac-ciones; otros 17 fueron fusilados posteriormente.

Los hechos culminantes del movimiento de los negros enaquel período lo constituyen las acciones de 1822 bajo la direc-ción de Denmark Vesey y las de 1831 lideradas por Nat Turner.La insurrección dirigida por Vesey fue incentivada por la crisiseconómica en los estados sureños, cuestión que no sólo agravólas ya denigrantes condiciones de vida de los esclavos, ya quede la misma manera empeoró la situación de los afrodescen-dientes libertos. Vesey, un carpintero que había comprado sulibertad en 1800, proyectó la toma de Charleston (Carolina delSur), e iniciar una revuelta general de esclavos, negros libres yblancos pobres. El plan de insurgencia fue delatado y 35 parti-cipantes activos de la conspiración, incluido Vesey, llevados ala horca. Es significativo que en este movimiento participasenblancos, lo que demostraba el quiebre estructural de la eco-nomía en los estados esclavistas; de los Yeomens (blancos po-bres) fueron condenados a prisión cuatro implicados. Estecomplot, a diferencia de sus antecesores, fue “bien organi-zada. Abarcaba a diez mil esclavos” (R. Ivanov, La historiade los Estados Unidos y el problema negro).

A consecuencia de esta acción la represión de losesclavistas aumentó considerablemente, sin em-bargo, las conjuras continuaron en la mayoría delos estados sureños. El 21 de agosto de 1831 esta-lló en el condado de Southampton, Virginia,una pequeña insurrección que generó granconmoción entre los plantadores del sur. Con-siderada como la última rebelión negra signi-ficativa antes de la guerra civil, fue dirigidapor el esclavo Nat Tuner, hombre religiosoque declaró posteriormente que fue guiadopor revelaciones que le destinaban a ser ellibertador de los esclavos negros. Este hom-bre logró agrupar a unos 70 oprimidosque asaltaron varias haciendas de la re-gión asesinando aproximadamente unas55 personas, incluidos niños y mujeres;en el accionar se le sumaron otros escla-vos que finalmente fueron contenidos enuna serie de enfrentamientos que trajeroncomo consecuencia la muerte de unos 120negros en el sitio, más de un centenar deesclavos presos, de los cuales 53 fueron

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juzgados y 16 ejecutados, incluidos tres negros libres. Turnerno escapó del ajusticiamiento.

Estos acontecimientos llenaron de temor a los dueños de lasplantaciones y a quienes apoyaban este sistema productivo. Seadoptaron medidas severas de control, como el toque de quedadiario para los esclavos, a los negros libres se les prohibió salirde sus estados de origen en una región que fue militarizada porlas Fuerzas Armadas. Si realmente los afrodescendientes esta-dounidenses hubieran sido pasivos y sumisos como lo señalanalgunos textos, ¿por qué era necesaria tanta represión? La res-puesta puede resultar obvia.

La emancipación pensada desde adentroLa construcción de la libertad de los esclavos en los Estados

Unidos se ha concebido como una iniciativa de la élite liberalpro abolicionista (tanto del norte como del sur), en busca de su-primir una forma productiva anacrónica con el modelo indus-trial que se encontraba en plena expansión. Dentro de lascúpulas partidistas de los estados libres no era tema de impor-tancia la libertad de los negros por mero altruismo, lo prepon-derante era la libertad de la mano de obra perceptora desalarios más económicos que el precio de manutención de laspersonas en cuestión. Se inventó una serie de métodos propa-

gandísticos que condicionaron a la opinión pública (sobretodo en los estados del norte de la unión) a creer que la

lucha por la emancipación de los esclavos se dabapor lo amoral, lo inhumano y lo criminal de unainstitución cuya esencia era la explotación del hom-

bre por el hombre. Tal vez existieron efervescentespartidarios de una abolición incondicional como el

cuáquero William Lloyd Garrison, por mencionar alguno, peroquienes tomaron la batuta por estas reivindicaciones formaronuna camarilla autodenominada como los anti-Nebraska (des-aprobaban el Acuerdo Kansas-Nebraska, el cual indicaba que

uno de cada dos estados anexados a la unión fuera esclavista),cuyo grueso de miembros fueron fundadores de Partido Re-

publicano, incluido Abraham Lincoln. El abolicionismoblanco tenía ideales y metas distantes de los objetivos delos afrodescendientes.

Los sectores negros van a gestar sus propios principiosde igualdad con la conformación de ideales endógenos

que promovieran una libertad deslastrada de intereses eco-nómicos; un ala revolucionaria que era partidaria de la utiliza-

ción de todas las formas de lucha política en contra de laesclavitud y por la incorporación activa a esa lucha de lospropios afectados. El líder de esta ala fue Frederick Douglas,

quien ya en 1849 se había pronunciado porque los abolicionis-

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tas apoyaran resueltamente las insurrecciones de esclavos ne-gros, en las que se veía un trascendental medio de lucha por laabolición de la esclavitud. Un aspecto muy positivo de la acti-tud de Douglas fue su decidido apoyo a las acciones conjuntasde los blancos y negros que combatían la esclavitud. Este íconodel pensamiento negro fue seguido por millares de esclavosque se veían representados en él, un esclavo emancipado queen 1830 huyó al norte y allí participó activamente en el movi-miento abolicionista. Pensador autodidacto se hizo famoso enlos Estados Unidos y el extranjero como brillante orador e in-transigente luchador por la libertad de los negros.

Douglas consideraba que la esclavitud no era un mal únicode los estados sureños, sino que era un sistema racista en dondelos estados “libres” jugaban en compli-cidad por mantener un estatus de do-minación bajo conceptos excluyentesde libertad, ciudadanía e igualdad:

...vuestra tan cacareada libertad una licencia inmunda;vuestra grandeza nacional, una vanidad sin igual; vuestros cantosde alegría están vacíos, desprovistos de corazón, vuestra denuncia delos esclavos, una desfachatez impúdica; vuestros gritos de libertad e igual-dad, un hueco sarcasmo (...) una delgada cortina para cubrir crímenes queavergonzarían a una nación de salvajes. Actualmente no hay nación en latierra que peque de prácticas más chocantes y sangrientas que el pueblode los Estados Unidos (Frederick Douglas, 4 de julio de 1852).

Este hombre fue uno de los más importantes humanistas deNorteámerica, no sólo luchó por la libertad de los negros, sinoque igualmente postulaba la concesión de los derechos electo-rales de la mujer, así como criticaba acerbamente la política ex-terior de los Estados Unidos.

Los pensadores y oradores negros jugaron un papel básicoen el desarrollo del pensamiento abolicionista, expresaban ladureza del sistema a través de la experiencia, denunciando lacomposición racista y machista de una sociedad que se encon-traba en plena transición. Isabella Bomefree encausó estas co-rrientes de propuestas reformistas de la época. Esta esclava, quelogró huir a Canadá en 1827, se convirtió en una oradora con-notada de los derechos de la mujer negra; tomó el seudónimode Sojourner Truth, juego de palabras que significa “residentepermanente de la verdad”.

En la década de 1850 formó parte de la Sociedad Norteame-ricana de Lucha contra la Esclavitud, trabajando con Oliver Gil-bert en la creación de una autobiografía donde se reflejaran lasvivencias de la mujer y sus propuestas de alternativas al sis-tema estadounidense. Durante el Congreso de la Mujerrealizado en la población de Akron (Ohio), Truth protagonizóuno de los episodios más llamativos del período preguerra, alu-

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dió no únicamente a la denigración racial, sino a como ésta secombina con la condición femenina para aumentar la humilla-ción como ser humano:

Los caballeros dicen que las mujeres necesitan ayuda para subir a lascarretas y para pasar sobre los huecos en la calle y que deben tener el mejorpuesto en todas partes.

¡Pero a mí nadie nunca me ha ayudado a subir a las carretas o a saltarcharcos de lodo o me ha dado el mejor puesto! y ¿acaso no soy una mujer?¡Mírenme! ¡Miren mis brazos! ¡He arado y sembrado, y trabajado en losestablos y ningún hombre lo hizo nunca mejor que yo!, y ¿acaso no soyuna mujer? Puedo trabajar y comer tanto como un hombre si es que con-sigo alimento y puedo aguantar el latigazo también! Y ¿Acaso no soy unamujer? Parí trece hijos y vi como todos fueron vendidos como esclavos,cuando lloré junto a las penas de mi madre nadie, excepto Jesús Cristo,me escuchó y ¿acaso no soy una mujer? (...) ¿De dónde vino Cristo? ¿Dedónde vino Cristo? ¡De Dios y de una mujer! ¡El hombre no tuvo nada quever con Él!... (Sojourner Truth).

La emancipación fue pensada como un movimiento amplio,que concebía el cambio de la estructura social, pero lo que sinduda ocurrió fue la utilización de la raíz del pensamiento abo-licionista para favorecer los intereses de la élites de poder enesta nación, las mismas que promoverían una guerra de per-juiciosos engaños donde moriría el pueblo llano en su mayoría,una guerra para reinventar la libertad e igualdad con preme-ditada estafa.

¿Equidad?Los acontecimientos que impulsaron la Guerra de Secesión

en los Estados Unidos fueron amplios; sin bien es cierto que elargumento más vendido es la supresión de la esclavitud, otrashipótesis, como la manejada por Karl Marx, señalan que fue unconflicto entre dos modelos económicos incompatibles, o la delhistoriador Carl Degler, quien maneja la idea del factor miedocomo el motivo real por el cual los blancos pobres del sur lucha-ron a favor de unos terratenientes que monopolizaban el comer-cio en la región. De lo que no se duda es que dentro del discursopolítico del presidente republicano Lincoln (elegido en 1860), lapalabra abolición no contaba hasta 1862, un año después del ini-cio de una guerra que se libraba por la “no expansión” de un sis-tema establecido y políticamente consolidado como el esclavista,y por sostener la unión en la federación norteamericana. Abra-ham Lincoln en 1863 dictó la Proclama de la Abolición de la Es-clavitud; R. Ivanov relata cómo miles de negros fueron anexadosa las tropas mediante la leva, “eran objeto de una brutal discri-minación (...) a los negros se les discriminaba al adjudicar cargos(...) a las familias de negros no se extendían los beneficios quegozaban las familias blancas”.

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El devenir de la conflagración definió una serie de objetivospor parte de las cúpulas norteñas que en un principio no se es-tablecieron, entre éstos emancipar a los esclavos. Mas allá dedescribir el desarrollo del más importante conflicto bélico in-terno de la nación norteamericana en su historia, es interesanterecalcar que los resultados de éste deben someterse a un análi-sis ajustado a las realidades de la época, para entender la pre-ponderancia de la reformulacion de un marco jurídico queestableció unos principios que contradecían la esencia racistadel sistema político estadounidense del siglo XIX.

Cuatro documentos al fin de la Guerra de Secesión, llama-dos las enmiendas de la reconstrucción, configuraron (al menosen papel) la igualdad, la participación y el régimen de derechosciviles de los negros en los Estados Unidos; los contenidos deéstos fueron revolucionarios para las caducas concepciones en-dógenas de la política norteamericana, sin embargo, su aplica-ción en la mayoría de los casos fue limitada por los mismospromulgantes. La enmienda XIII a la Constitución se promulgóel 6 de diciembre de 1865, en ésta se otorgaba libertad plena alos esclavos, y se prohibía este sistema en el territorio nacional,aunque con ciertas excepciones: “Sección 1. Ni en los EstadosUnidos ni en ningún lugar sujeto a su jurisdicción habrá escla-vitud ni trabajo forzado, excepto como castigo de un delito delque el responsable haya quedado debidamente convicto”.

La aprobación de esta modificación se dio tras un debate endonde se evidenció la contrariedad que representaba dicha me-dida para las élites políticas y económicas de la nación, ya quela Cámara de Senadores continuamente difirió la aprobaciónde ésta. Si bien la decimotercera enmienda sólo oficializaba laproclama de 1863; en 1866 se va a discutir en el Congreso unproyecto de Ley de Derechos Civiles que fue introducido porel senador republicano Lyman Trumbull. El proyecto básica-mente propone instalar una serie de mecanismos que permi-tieran el acceso al sistema judicial a los negros, los aspectosbásicos del texto eran: “1. El derecho a ciudadanía, 2. Penali-dades por privar a una persona de cualquiera de los derechosde la ley, por razones de raza, color, 3. La jurisdicción en lo civily criminal será acorde con las leyes federales, o la ley común”.Este proyecto de ley fue rechazado por veto del presidente An-drew Johnson el 27 de marzo de 1866 argumentando que:

Es otro paso, o quizás un salto, hacia la centralización y la concentra-

ción de todo el poder legislativo en el gobierno nacional. La tendencia delproyecto sera resucitar el espíritu de rebelión y detener el progreso deaquella influencias que están rondando muy cerca del Estado para romperlos lazos de la unión y la paz.

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http://www.erh.noaa.gov con el link:http://www.erh.noaa.gov/ilm/EEODiversity/

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En medio de la conmoción que provoca elveto presidencial, las cámaras del Congresoproponen una decimocuarta enmienda consti-tucional, cuyos alcances son similares a los quecontemplaba el Proyecto de la Ley de DerechosCiviles, pero el hecho de que lleve sanciónconstitucional le otorga una obligatoriedad in-discutible en toda la nación. En esencia, en eldocumento se abre el espectro del concepto deciudadanía:

Sección 1. Toda persona nacida o naturalizada enlos Estados Unidos, y sujeta por ello a tal jurisdic-ción, es ciudadana de los Estados Unidos y del Es-tado en que resida. Ningún Estado podrá crear oimplementar leyes que limiten los privilegios o in-munidades de los ciudadanos de los Estados Unidos;tampoco podrá ningún Estado privar a una personade su vida, libertad o propiedad, sin un debido pro-ceso legal; ni negar a persona alguna dentro de su ju-risdicción la protección legal igualitaria.

La redacción propuesta inicialmente fuemodificada en varios aspectos, sobre todo porlos reclamos de los representantes de los esta-dos sureños, quienes se opusieron especial-mente al voto del negro, en este aspecto quedóestablecido que no se obligaba el voto delnegro, sino que en tal caso se reducía propor-cionalmente la representación de los estados.

La última de las enmiendas de la recons-trucción, la decimoquinta, fue promulgada el13 de febrero de 1870, en ésta se garantizaba elderecho al voto de los negros. Su contenido ensí es muy amplio ya que no define la propor-ción de los sufragios o si esta disposición es va-riable en las legislaciones estatales, hecho quemotivó interpretaciones que fueron contrariasa los derechos de los afrodescendientes. La raízdel texto indica: “Sección 1. El derecho de losciudadanos de los Estados Unidos a votar noserá negado o disminuido por los Estados Uni-dos o por cualquier Estado debido a raza,color, o condición anterior de servidumbre”.

Con el establecimiento de este nuevo marcojurídico se inició un nuevo período caracteri-zado por la búsqueda del cumplimiento de los

mandatos constitucionales establecidos, los cua-les fueron viciados, sobre todo en los estados su-reños, en donde se desarrollaron mecanismosde cohesión física y psicológica que conllevarona la supresión real de los derechos civiles de losafroamericanos dentro de un sistema emanci-pado, supuestamente equitativo, pero eviden-temente racista.

La segregación continúaEs importante destacar que todos los dere-

chos alcanzados por los afroamericanos luegode la guerra civil fueron sistemáticamente sa-boteados por dos poderes fundamentales delsistema político: el poder legislativo y el poderjudicial, de esta manera se cumplía la sentenciasegún la cual la libertad otorgada desde los go-bernantes sólo tendría el alcance que éstos qui-sieran darle, por lo tanto, a pesar de todos losavances que se alcanzaron a nivel jurídico, enel plano material las condiciones de los afro-descendientes siguieron siendo prácticamentelas mismas luego de la “liberación”.

La política que se instituyó a partir de estemomento fue la de “iguales pero separados”,en la cual regía principalmente un sistema deapartheid que funcionó hasta mediados delsiglo XX, y que se denominaba sistema de se-gregación racial. Los afrodescendientes comen-zaron a levantar su voz en contra de los abusosque les imponía el sistema social de exclusiónal que los condenaba el sistema político impe-rante. Estas condiciones comenzaron a ser re-chazadas y se convirtieron en un problema enel seno de una sociedad atravesada por el ra-cismo, las protestas que se originaron en la dé-cada de los cuarenta sirvieron para crear elComité por los Derechos Civiles, que básica-mente no solucionó el problema, porque no in-volucraba a los actores clave de este procesoque son los invisibilizados de esta historia.

En 1955 Rosa Parks, quien volvía de su tra-bajo planchando camisas para un hombreblanco, al ver los puestos del transporte pú-blico destinados a las personas de su color lle-nos, decidió sentarse en el lugar de uno que noestaba asignado a las personas de su raza, este

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pequeño gesto generó toda una ola de protes-tas por parte de este grupo, en la cual siglos derepresión y exclusión explotaron en una batallacampal por la consecución de sus derechos ci-viles, el carácter y las acciones que tomaron lasprotestas de los afrodescendientes fueron va-riados, desde manifestaciones pacíficas comolas propiciadas por Martin Luther King, hastaacciones de protesta más radicales y violentascomo las reclamadas por Malcon X. En su con-junto estas propuestas llevaron a replantear eltema de la segregación, pero a nivel jurídico re-presentaba un problema ya que, años atrás, sehabía proclamado la “libertad de los esclavos”.

Es importante resaltar que muchos elemen-tos se unieron para que fuera tomada en cuentala cuestión de los derechos civiles de los afro-descendientes, en primer lugar “la segregaciónera costosa para el país”, en segundo lugar, larelevancia que adquirieron los Estados Unidosa nivel mundial luego de la segunda gran gue-rra como una de las potencias hegemónicas, lasegregación era una piedra en el zapato en unpaís que quería representar en el mundo el es-pacio en donde reinaba la “democracia, la liber-tad y la igualdad”, y en tercer lugar las fuertesprotestas protagonizadas en su mayoría por losafrodescendientes, quienes lucharon y se resis-tieron de múltiples formas al sistema de segre-gación social.

Los resultados más visibles de todas estas lu-chas fueron las distintas leyes por los derechosciviles que se promulgaron a finales de los años50 y 60, que no resolvían tajantemente el pro-blema de fondo que era el racismo imperantetanto en el sistema político como en el social delos Estados Unidos, la lucha más inmediata delos afrodescendientes era por los derechos civi-les, los cuales les fueron concedidos a través delas enmiendas 24, de 1964, y 26, aprobada en1971, realizadas a la Constitución de los EstadosUnidos, lo cual viene a representar una de lasincongruencias más grandes de este docu-mento, ya que se realiza una enmienda para ra-tificar una decisión que se había tomado 100años antes, el problema más visible de los Esta-dos Unidos en cuanto a la segregación social se

resolvió, luego de esta enmienda, pero el ra-cismo sigue intacto en esta sociedad.

Las luchas sólo consiguieron la obtenciónde los derechos políticos, es decir, derechosindividuales dentro del sistema, las luchasen la actualidad se centran en conseguir rei-vindicaciones que tienen que ver con los de-rechos políticos, sociales y económicos, yaque, según una investigación mencionadapor Moore en su libro Estúpidos hombres blan-cos, un negro en los Estados Unidos hoygana 61 por ciento menos de lo que gana unblanco, según este autor las diferencias entrelos negros y los blancos en este país son lasmismas que hace 120 años, esto refleja el im-pacto que genera aún en la actualidad el ra-cismo en los Estados Unidos./

Para seguir leyendo:Aptheker, Herbert.Las revueltas de los esclavos negros norteamericanos. Madrid: Siglo Veintiuno, 1978. Ivanov, Robert. Blacks in United

States history. Moscow: Progress Publishers, 1985. Moore, Michael.Estúpidos hombres blancos.

Barcelona, España: Ediciones B, 2003.

Panteras negras.Imagen tomada de la pagina web: http://www.socet.org con el link:

http://www.socet.org/php_BB3/viewtopic.php?f=77&t=260776

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Participación de negros, mulatos y zambosen la Independencia de Venezuela,

1810-1823Introducción

En Venezuela la lucha en prode la emancipación nacionaldesencadenó numerosos en-frentamientos armados, los cua-les se prolongaron durantetrece años (1810-1823), convir-tiéndose dicho país a lo largo detoda su geografía en un san-griento campo de batalla. Ade-más, tales conflictos tuvieronun carácter de guerra civil y so-cial, donde adquirió especial re-levancia el problema de losnegros, mulatos y zambos so-metidos a esclavitud, quienes seincorporaron tanto al bando delos realistas como al de los pa-triotas. Sin embargo, destaca-mos que en el período citadolos sectores pertenecientes a lasclases sociales dominantes-es-clavistas, de filiación monár-quica o independetista, seopusieron a la abolición de laesclavitud, aunque el libertadorSimón Bolívar, en el año de1816, promulgó dos decretosabolicionistas (Carúpano, 2 dejunio y Ocumare, 6 de julio) ysolicitó la liberación de los escla-

vizados en el Congreso de An-gostura (1819) y en el Congresode Cúcuta (1821). Tales esfuer-zos chocaron con los intereses delos propietarios de seres huma-nos, y ante tal situación los afri-canos y sus descendientessometidos al régimen de la es-clavitud decidieron en muchasocasiones huir y convertirse encimarrones u optar por incorpo-rarse a la vida militar como sol-dados u oficiales, principalmenteen el ejército patriota, donde as-piraban obtener su ansiada li-bertad. Además, no podemosolvidar que muchos de los escla-vizados liberados en los camposde batalla, después que finalizóla guerra por la Independencia,fueron reclamados por sus anti-guos amos y en varias ocasionesel Estado venezolano puso enpráctica el pago de una indem-nización y, en otros casos, dichaspersonas tuvieron que esperarhasta el año de 1854, cuando elpresidente general José GregorioMonagas aprobó la Ley de Abo-lición de la Esclavitud en nues-tra nación.

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[ José M. Ramos Guédez ]

REBELIÓN

José Joaquín VeroesImagen tomada de la pagina web:

http://lh3.ggpht.com con el link:http://lh3.ggpht.com/_DLddmQknX6

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En el panorama de lo antes mencionado estudiaremosdos ideas principales: el contexto político-militar de Vene-zuela, 1810-1823 y la participación de negros, mulatos yzambos en la Independencia de Venezuela.

El contexto político-militar de Venezuela, 1810-1823Con la pérdida de la Segunda República, específicamente

hacia los años 1815 a 1818, la situación geopolítica, econó-mica y social de Venezuela entra en una nueva fase en sulucha contra la hegemonía del Imperio Español, todo ellodebido a la presencia en nuestro territorio de un ejército ve-nido directamente desde la metrópoli (abril de 1815), el cualfue dirigido por Pablo Morillo, quien como jefe expedicio-nario, gobernador y capitán general de Venezuela lograentre otras cosas: internacionalizar el conflicto bélico, derro-tar transitoriamente a algunos grupos patriotas y ocasionarel destierro de varios de los máximos oficiales independen-tistas, tal como ocurrió con Simón Bolívar, quien se vio obli-gado a viajar a la Nueva Granada, luego a Jamaica yposteriormente a Haití; país en donde obtiene la ayuda delpresidente Alexandre Petion (1770-1818), quien generosa-mente le suministró fusiles, pólvora, varias naves y tropas,lo cual le permitió organizar dos expediciones: la primera,la de Los Cayos, que desembarcó en la isla de Margarita enel mes de mayo de 1816 y luego, en diciembre del mismoaño, la Expedición de Jacmel, también destinada a la recon-quista de las costas del oriente de Venezuela.

Observamos que la Venezuela de 1816 aún arrastrabaconsigo el problema de la esclavitud, y según la acertadaopinión de Federico Brito Figueroa:

En todo el territorio venezolano, al iniciarse la lucha por la Inde-pendencia nacional la mano de obra esclava estaba representada por87.800 negros, 24.000 negros cimarrones y por los indios de captura,sometidos a un régimen legal de esclavitud atenuada; los negros libres,manumisos e indígenas tributarios ascendían a 134.396. A la luz deestas cifras, es posible afirmar que la mano de obra esclava, en vísperasde la emancipación, equivalía al 18 por ciento, y la mano de obra encondiciones que significaban una modalidad de la servidumbre, el 22por ciento de la población total.

Sin embargo, el régimen esclavista para el año antes men-cionado, había sufrido un conjunto de modificaciones oca-sionadas por el impacto de la guerra en contra de la coronaespañola y los cambios legislativos que ocurrieron duranteese período; tal como lo podemos apreciar, al tomar en con-sideración que en 1810 la Junta Suprema de Gobierno, quese instaló después de los acontecimientos del 19 de abril,

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Defenderla esclavitud

o atacardirectamente

la manumisión eraprácticamente

imposible enaquellos

momentos.Aun los políticos menos

progresistas y los propietarios

de esclavosprotestaban sus ideales

abolicionistas,pero expresaban

sus reservas sobre procedimientos

y oportunidad, y entodo caso defendían

el derecho de lospropietarios sobresus esclavos con

base en el derechode propiedad

establecido en laconstitución

y las leyes(Jaime JaramilloUribe. Ensayos

de historia social.La sociedad

neogranadina.Bogotá, Tercer Mundo

Editores,1989,tomo I, p. 238).

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prohibió la trata de negros esclavizados, pero, no planteó nadaen relación con la abolición de la esclavitud. Además, no debe-mos olvidar que la

…República no abolió la esclavitud. Simplemente proscribió la impor-tación de esclavos, que en la práctica no existía desde los últimos años delsiglo XVIII; el mercado interior de esclavos se continuó desarrollando a lasombra de normas legales y sin más limitaciones que las necesidades dela producción. Pero la guerra nacional de Independencia, debido a las pug-nas económico-sociales que en ella hicieron crisis, repercutió en el régimende esclavitud, que sufrió modificaciones de hecho, en el proceso de las lu-chas armadas, las que influyeron sensiblemente en el estatus jurídico delos esclavos.

Ahora bien, en el período 1819-1823, apreciamos que se con-solidan en Venezuela los esfuerzos en pro de la emancipaciónnacional, ya que las fuerzas militares patriotas logran derrotaral ejército realista en dos importantes escenarios de carácter bé-lico: la batalla de Carabobo (24 de junio de 1821) y la batalla delLago de Maracaibo (24 de julio de 1823), sin embargo, la situa-ción de la población sometida al régimen de la esclavitud nologró ser favorecida por una ley abolicionista, sin negar conello las propuestas que al respecto fueron planteadas pornuestro libertador Simón Bolívar y la aprobación de la Leyde Manumisión de 1821 por el Congreso de Cúcuta.

Participacion de negros, mulatos y zambos en la Independencia de Venezuela

Vemos que la guerra en pro de la independencia denuestro país se realizó con la participación de todoslos grupos étnicos que existían para dicha época:blancos criollos, blancos peninsulares (europeos),blancos de orilla (canarios), negros, mulatos, zam-bos (esclavizados o libres) e indígenas. Sin em-bargo, en la historiografía venezolana, en muypocas ocasiones, se mencionan a los próceres oheroínas pertenecientes a la llamada “gente decolor”, destacando que muchos de ellos y ellasofrecieron su vida o sufrieron múltiples heri-das, cuando como soldados u oficiales actuaronen diferentes batallas u otros enfrentamientos bé-licos durante el período 1810-1823. En esta oportuni-dad solamente mencionaremos a un grupo de negros,mulatos y zambos, quienes se afiliaron a la causa patriota, bus-cando no solamente su ansiada libertad, sino también algunosbeneficios en lo económico-social y político-militar. Al respecto,veamos la siguiente información.

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Causas de infidencias

Imágenes proporcionadas por el Archivo General

de la Nación, Sub-fondo Revolución y Gran

Colombia, Serie Causas de Infide ncias. Tomo X.

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­­Pedro­Camejo­o­Negro­Primero­(San­Juan­de­Payara,­estadoApure-Batalla­de­Carabobo,­24­de­junio­de­1821). El generalJosé Antonio Páez comentó que nuestro personaje fue esclavode don Vicente Alfonso, quien permitió que fuese reclutado porel ejército realista donde le ofrecieron la posibilidad de obtenerun uniforme y dinero y, posteriormente, en el año de 1816, des-

pués de la Batalla de El Yagual (Apure), se incorporó albando patriota que dirigía Páez, participó en va-

rias operaciones militares en los Llanos deApure y es considerado uno de los héroes dela batalla de Las Queseras del Medio (río

Arauca, 1819). Leonardo­ Infante­ (Chaguaramal,­ jurisdicciónde­Maturín,­estado­Monagas,­1798-Bogotá,­26­demarzo­de­1825). Hijo de negros libres. Se incorporó

en el año de 1813 al ejército patriota. Estuvo con elgeneral José Antonio Páez en la campaña del Guárico

(1818) y fue uno de los héroes de la batalla de LasQueseras del Medio (río Arauca, 1819). Posteriormente

lo encontramos en la Nueva Granada, bajo el mando dellibertador Simón Bolívar, donde se destacó luchando en

las batallas de Pantano de Vargas (25 de julio de 1819) yen la de Boyacá (7 de agosto de 1819). En 1820 realizó va-

rias operaciones en la región del Cauca (Colombia) y ob-tuvo el ascenso a coronel efectivo (28 de octubre). En 1821

recibió varias heridas en el combate llevado a cabo en Quil-cacé (Cauca, 15 de julio) y fue hecho prisionero por los realis-

tas. Luego fue liberado y se residenció en Bogotá, ciudad dondeen el año de 1825 fue acusado del asesinato del teniente Fran-cisco Perdomo y en un juicio no muy objetivo, promulgadoprincipalmente por el general Francisco de Paula Santander,fue sentenciado a muerte.

Juan­José­Rondón­(Santa­Rita­de­Manapire,­estado­Guá-rico,­1790-Valencia,­estado­Carabobo,­23­de­julio­de­1822).Se señala que sus padres fueron esclavos. En el año de 1817abandonó las filas realistas y se incorporó al ejército patriotabajo el mando del general Pedro Zaraza. Participó en la ba-talla de La Hogaza (Guárico, 2 de diciembre de 1817), en lacampaña del Guárico (1818) y con el general Páez, en la ba-talla de Las Queseras del Medio (río Arauca, 1819). Luego setraslada a la Nueva Granada, donde combatió en Gámeza(11 de julio de 1819), Pantano de Vargas (25 de julio de 1819)y Boyacá (7 de agosto de 1819). Entre los años 1820-1822operó en varias acciones bélicas en Venezuela: La Grita-Bai-ladores (Mérida, 1820), en la Batalla de Carabobo (24 de

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junio de 1821) y un año después, el 11 deagosto de 1822, fue herido mortalmente enun combate efectuado en el Cerro de laGreda, cerca de Naguanagua (Carabobo).Obtuvo el grado de coronel.

José­Ascensión­Farreras­ (Angostura,­ actualCiudad­Bolívar,­ estado­Bolívar,­ 1785-18­deenero­de­1865). Sus padres fueron esclavos

...traídos de las regiones del Essequibo en 1766 y bau-tizados en Angostura, ya adultos (…) y contrajeron ma-trimonio el 1 de agosto de 1770 [y en dicho actoreligioso aparecen en los siguientes nombres] Melchor,varon negro vozal, con Juana Nepomucena, negravozal, esclavos de Dn. Feliz Farreras…

En 1817 se integra al ejército patriota. Ante-riormente había formado parte del bando rea-lista, donde obtuvo el grado de teniente deInfantería. Como oficial independentista par-ticipó en la campaña del Guárico y del centrode Venezuela. Seguidamente estuvo en el tea-tro de operaciones del sur de Colombia, y enel mes de agosto de 1824 obtuvo el grado de te-niente coronel. En 1861 el general Juan Crisós-tomo Falcón lo ascendió a general de Brigaday en 1864 a general de División.

José­Joaquín­Veroes­(San­Felipe,­estado­Yara-cuy,­1789-3­de­enero­de­1855). Su madre, “…Antonia Veroes o Berois [fue] descendiente denegros africanos…”. Desde el año de 1810 es-tuvo afiliado al ejército independentista, parti-cipó en la expedición militar que dirigió elbrigadier Francisco Rodríguez del Toro a laciudad de Coro y en las diferentes campañasbélicas de la Primera y la Segunda Repúblicade Venezuela (1811–1814). Durante el quinque-nio 1815-1820 permaneció prisionero de losrealistas en los castillos de Puerto Cabello yCartagena de Indias, de donde logra huir paraincorporarse a las fuerzas que comandaba enla región del Magdalena (Colombia) el coronelMariano Montilla. Durante el trienio 1821-1823luchó en contra de los realistas tanto en Carta-gena como en Santa Marta. En 1824 estuvo enel Perú y formó parte de los oficiales patriotas

que ocuparon el puerto de El Callao. Obtuvoel grado de coronel.

Juana­Ramírez­(La­Avanzadora)­(Chaguara-mas,­ estado­Guárico,­ 1790-Maturín,­ estadoMonagas,­1856). Según testimonios orales fuehija de un hacendado blanco con una negra es-clavizada. Ha sido considerada como la “tro-pera” más destacada en la Independencia deVenezuela, pues fueron múltiples sus servicioscomo enfermera, cocinera, encargada de la vi-gilancia de los armamentos y de los prisione-ros. En muchas ocasiones participó enoperaciones bélicas, como ocurrió en la batallade Alto de los Godos (25 de marzo de 1813). En1814 se incorporó a la emigración a oriente,llegó a Maturín donde permaneció el resto desu vida. Además, es conveniente acotar queaunque nació esclavizada, logró su libertad alformar parte del ejército patriota.

Marta­ Cumbale­ (Güiria,­ estado­ Sucre-SanFrancisco,­en­jurisdicción­de­Maturín,­estadoMonagas,­28­de­diciembre­de­1864). Su familiaestuvo integrada por descendientes de africa-nos esclavizados y otros en situación de manu-misos. Esta heroína luchó al lado de lospatriotas en los campos de Chaguaramal y seafilió al grupo de mujeres que dirigió Juana Ra-mírez en Maturín, entre los años 1811-1814,“Combate sin desmayos en las cinco batallaslibradas en las sabanas maturinesas y presta subrazo para la acción y el consuelo de los heri-dos, así como para sepultar cristianamente alos fallecidos en combate…”. Vemos en MartaCumbale a la mujer de origen humilde y deprocedencia africana que se incorporó a lalucha por la emancipación nacional, falleció enel anonimato y sin un reconocimiento oficial enel contexto de nuestros anales patrios.

José­Laurencio­Silva­(El­Tinaco,­estado­Co-

jedes,­7­de­septiembre­de­1791-Valencia,­es-

tado­ Carabobo,­ 27­ febrero­ de­ 1873). Suspadres pertenecieron al grupo de los pardosy fueron pequeños propietarios en jurisdic-ción de El Tinaco. Durante los años 1810-1824

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participó en numerosas campañas en pro dela causa independentista: Coro (1810), Valen-cia (1811), San Carlos (1812-1813), La Victoria,San Mateo y Carabobo (1814), en los Llanosde Apure (1816), en la batalla de Carabobo (24de junio de 1821), en la batalla de Bomboná(Pasto, Colombia, 1822) y en las batallas deJunín y Ayacucho (Perú, 1824). Obtuvo elgrado de general en Jefe. Se casó con FeliciaBolívar Tinoco, sobrina de Simón Bolívar.

José­Tomás­León­(valles­de­Aragua). Fue es-clavo de Eustaquio Machado, propietario deuna hacienda-trapiche de caña de azúcar en ju-risdicción de La Victoria. En el año de 1818 seintegra al ejército patriota y participa en las ba-tallas de Semen o de La Puerta, en Ortiz, en ElRincón de los Toros, junto al Libertador, dondelo hirieron y estuvo a punto de morir. Una vezrecuperado forma parte de los Granaderos dela Guardia en el Apure. Asimismo, toma parteen las campañas libertadoras del sur de Co-lombia, en la batalla de Carabobo, y en Perú.Fue licenciado de la tropa en 1831. En 1839 en-tabló un juicio en contra del hijo de su antiguoamo, quien quería someterlo de nuevo a la es-clavitud.

José­Bolívar­(Alto­Llano­del­Guárico-Bogotá,1828). Esclavo de la familia Bolívar liberadopor nuestro Libertador. Participó en numero-sas batallas al lado de Simón Bolívar. Oficial deCaballería del Ejército de Venezuela. En 1819,con el grado de capitán, estuvo en los llanos deApure y tomó parte en operaciones militaresen Cartagena y en el sur de Colombia. Murióasesinado en el atentado que los enemigos delPadre de la Patria organizaron en Bogotá el 25de septiembre del año antes mencionado.

José­Palacios­(San­José­de­Tiznados,­estadoGuárico,­1770-Caracas,­1842). Fue esclavizadode la familia Palacios Blanco y luego obtuvo sulibertad. Según la tradición y testimonios de laépoca, fue mayordomo, ayudante y edecán deSimón Bolívar desde 1803 hasta el día de sumuerte, el 17 de diciembre de 1830. El Liberta-

dor le otorgó el grado de sargento primero delEjército de Venezuela. “En la octava cláusulade su testamento Bolívar legó 8.000 pesos a sufiel mayordomo José Palacios en remuneracióna sus constantes servicios…”.

Jorge­Bolívar. Fue esclavizado de la familiaBolívar en San Mateo, valles de Aragua. Sub-teniente de Milicias en el bando patriota, par-ticipó en las campañas de la Nueva Granada,Ecuador y en la batalla de Ayacucho (9 de di-ciembre de 1824). Se retiró del ejército en el añode 1858, cuando solicitó su licencia al generalJulián Castro,

Exmo. Sr. Gral. en Jefe del Ejército (…) Jorge Bolívar,Subteniente de la 2da. Compañía del Batallón Nº 1 dela 3ª. Brigada á VE con el acatamiento debido i por con-ducto regular espongo : que hallándome gravementeenfermo desde el día que llegué á esta Capital puesdesde entonces me encuentro en el Hospital militar deesta plaza i aumentandose cada día mas i mas mi en-fermedad me veo precisado a ocurrir á U. Suplicandolese digne concederme licencia indefinidamente para re-tirarme del Servicio de las armas (…) en Caracas á seisde Abril de mil ochocientos cincuenta y ocho…

Julián­Infante­(Alto­Llano­del­Guárico,­1783-Chaguaramas,­estado­Guárico). Hijo de pa-dres esclavizados. Participó en numerosasbatallas en pro de la independencia de Vene-zuela: La Hogaza, Calabozo, El Sombrero,Semen, Ortiz, Laguna Seca, La Cabrera, El Ras-tro, Rincón de los Toros y otras, “En 1827 el Li-bertador lo ascendió a general de brigada…”.

José­Antonio­Andújar­(Güiria,­estado­Sucre).Obtuvo el grado de sargento e intervino en va-rias operaciones militares llevadas a cabo porel ejército patriota. Según Alberto Betancourt,nuestro personaje fue un “hombre de color”,quien “estuvo en Angostura en 1817. Fue he-rido en Güiria, peleó en Río Caribe, Carúpanoy Cantaura en 1818 y tenía 25 años cuando seretiró por [estar] inválido…”.

Los­esclavizados­de­las­haciendas­situadas­enla­costa­de­Carúpano, quienes se incorporaronal ejército de Simón Bolívar el 1º de junio de

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1816, tal como nos los señala la Gaceta de Cara-cas del 20 de noviembre del año aludido, en lacual se informa que el Libertador se posesionó…el 1º de junio del pequeño pueblo de Carúpano, yreunidos á su pequeña división 250 negros de las ha-ciendas de aquella costa y forajidos que había muchotiempo gozaban la impunidad de sus crímenes por laaspereza de las montañas que los abrigaba, se pusieronen execución los planes concebidos y designados.

Los­esclavizados­de­ la­Obra­Pía­de­Chuao,constituyen una muestra de las acciones queen pro del ejército patriota llevaron a cabo ungrupo de personas sometidas al régimen de laesclavitud en una hacienda de cacao ubicadaen Chuao, en las costa de Aragua:

…el Coronel Francisco Piñango, con poco más de 30hombres se dirigió a Choroní y Chuao a reclutar gente,haciendo leer el decreto del Libertador sobre la libera-ción de los esclavos, aparte de que muchos de los ha-bitantes de ambas poblaciones se sumaron a las huesteslibertadoras. Una información generada en la adminis-tración de la Obra Pía de Chuao expresa que 27 escla-vos “…habían huído con los insurgentes o embarcadoscon Simón Bolívar...

Los­esclavizados­de­la­hacienda­Tocoragua­enjurisdicción­de­Lezama se sumaron a las filaspatriotas, tal como lo podemos observarcuando el coronel Campo Elías, visitó los pue-blos del Valle del Orituco y despertó en ellos

…el entusiasmo por la causa de la libertad. Parte de suejército realizó su expedición marchando por esta re-gión, donde se le incorporaron muchos adeptos a sucausa; contándose entre ellos la mayor parte de los es-clavos de Tocoragua, de quienes hay la tradición que,con su tamboril al hombro, cantaban por el camino:“Allá lla-lla, a buscá libertá”.

Por último, advertimos que con la anterior sín-tesis biográfica de próceres negros, mulatos yzambos nacidos en Venezuela, no pretendemosagotar toda la información que al respectoexiste sobre dicha materia, en esta ocasión so-lamente realizamos una muestra significativarelacionada con tan importantes personajes yhechos históricos, generalmente omitidos ennuestros anales patrios.

Consideraciones finalesA lo largo de esta investigación observamos

que el proceso de nuestra emancipación nacio-nal, además de poseer un carácter de contiendapolítico-militar, también presentó el estallidode innumerables conflictos étnico-sociales yeconómicos, entre los cuales adquirió especialresonancia el problema de la esclavitud de losafricanos y sus descendientes: negros, mulatosy zambos. Sectores humanos que durante elperíodo 1810-1823 tuvieron que participar enlos diferentes bandos en conflictos, buscandotanto su plena libertad como también parte delos bienes muebles e inmuebles que les erannecesarios para sobrevivir en los momentoscríticos de la guerra por la Independencia.

Vemos que los esfuerzos abolicionistas, quecon diferentes matices y dificultades, pudieronplasmar Francisco de Miranda, Simón Bolívar,los parlamentarios del Congreso de Cúcuta(1821) y del Congreso de Valencia (1830), no lo-graron destruir en forma definitiva la esclavi-tud en Venezuela, ya que fue en 1854 cuandoel general José Gregorio Monagas promulgó laLey de Abolición. Sin embargo, no podemosolvidar que la mayor parte de los próceres ne-gros, mulatos y zambos, que nacieron someti-dos al régimen de la esclavitud y que hemosmencionado en párrafos anteriores, lograronsu libertad en los campos de batalla o al incor-porarse al ejército patriota, ya que la legisla-ción emitida principalmente por el libertadorSimón Bolívar obligaba a las autoridades repu-blicanas a indemnizar a los propietarios de es-clavos y garantizarle la libertad a los antiguosesclavizados, quienes habían sido reclutados oque en forma voluntaria se incorporaron a losdiferentes batallones independentistas.

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aña. 1985.

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Page 57: Revista Memorias de la insurgencia Afrovenezolana

Para seguir leyendo...Archivo del General Francisco de Miranda.

Archivo General de la Nación. Caracas, 1858.

Decretos y proclamas del Libertador Simón Bolívar.

Brito Figueroa, Federico. Historia económica y social de Venezuela.Caracas, Universidad Central de Venezuela, Ediciones de la Biblioteca, 1973, tomo I.

Carrera Damas, Germán. Boves: aspectos socioeconómicos de la guerra de independencia. Caracas, Monte Ávila Editores, Colección Documentos, 1991.

Ramos Guédez, José Marcial y otros. Resonancias de la africanidad. Caracas, Fondo Editorial Ipasme, 2005.

Gaceta de Caracas. Caracas, 1814 y 1816.

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El último día del año de 1804 un grupo de generales se reu-nió en el Santo Domingo francés con el objetivo de crear formaly genuinamente una nueva nación. El líder, Jean-Jacques Des-salines, había sido en el pasado un esclavo y muchos de quie-

nes lo acompañaban en el acto de la firma de ladeclaración de Independencia tamb ién lo habían sido.En el acta, junto a los nombres de estos líderes negrosse encontraban los nombres de hombres blancos y mu-

latos que en un pasado, no muy distante, habían sidoamos de esclavos y los dueños de las haciendas que hi-

cieron de Saint Domingue una de las más productivas yflorecientes colonias azucareras de las Antillas durante el

siglo XVIII. Haití, la nueva nación, se fundaba sobre las ceni-zas de aquella colonia en donde hacía trece años atrás se habíainiciado una revuelta de esclavos, violenta e incontrolable, queescapó de la vigilancia del gobierno local, de los múltiples en-contronazos raciales y de una equívoca e improvisada políticafrancesa que no logró aclarar las contradicciones que su dis-curso liberal, proclamador de los derechos universales delhombre, de la libertad y de la igualdad, había provocado en elmundo colonial. Haití ha sido considerada hija de la Revolu-ción Francesa, pero una hija rebelde que se tornó en contra desu propia madre. Las razones de esa rebeldía no suelen encon-trarse únicamente en el discurso revolucionario modernista,sino que provienen de mú ltiples lugares inexplorados por unahistoriografía colonialista o al extremo liberal. Sólo reciente-mente y tras denuncias repetidas sobre el silenciamiento im-

puesto intencionalmente a este movimiento social es que seha logrado mirar en sitios recónditos y opacados en los cua-les una mélange de circunstancias sociales, religiosas, econó-

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[ Cristina Soriano ]

Haití revisitada: reflexiones en torno al silenciamiento

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micas y políticas generaron una de las revoluciones más vio-lentas e impresionantes en el mundo occidental.

En sus comienzos, dicha “revolución” —que en el inicionunca fue denominada como tal, sino como levantamiento, in-surrección o rebelión de negros— buscó retar a las autoridadesfrancesas imperiales y a los colonos blancos, pero en pocotiempo se convirtió en una batalla en contra de las desigualda-des raciales y, luego, en contra del propio sistema esclavista.En el hemisferio occidental los eventos de Haití han represen-tado una de las más radicales transformaciones políticas dela denominada por Hobsbawm, “era de las revoluciones”, quese extiende desde 1770 hasta 1830; Haití significó la cristali-zación de los Derechos del Hombre y de los ciudadanos comoun valor universal, así a través de este movimiento se expan-dió el concepto de “ciudadanía” más allá de las barreras decolor, a pesar de la masiva inversión política y económica queel sistema esclavista había significado durante años previosen el mundo caribeño.

La revolución haitiana es un evento histórico complejo querequiere de una mirada cercana, detallada y minuciosa, peroque exige igualmente un distanciamiento antropológico quepermita al investigador despojarse de las invenciones políticase historiográficas, de las aparentes continuidades y de los re-flejos narrativos, de las reflexiones causales y de las justifica-ciones políticas. Vale aquí tomar en cuenta la discusión deMichel Trouillot en torno al proceso de escribir “historia” comoun proceso históricamente fijado. La historia —dice dichoautor— siempre se escribe en un contexto histórico determi-nado y los actores históricos son, como los investigadores, na-rradores de historias. De allí que parezca estratégico y valiosocuestionar no sólo las menciones, sino los silencios. Las men-ciones y los silencios son vistos por Trouillot como contrapartesdialécticas de las cuales la historia es la síntesis. Por eso nos pa-rece interesante preguntarnos sobre la revolución de Haitícomo memoria histórica, como un “saber” decontextualizado,usado y reusado en diferentes contextos para evocar y repre-sentar diferentes situaciones. Haití no ha sido silenciada com-pletamente, al contrario, habla por medio de muchas voces yresulta imposible aprehender una “versión real” u “original”del evento. Las dificultades para comprender los eventos hai-tianos en sí mismos se trasladan hacia el mundo de las repre-sentaciones, los investigadores ya no nos preguntamosenfáticamente qué pasó en Haití —aun cuando siga siendo ten-tador hacerse esa pregunta—; más bien intentamos comprender

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qué significó Haití no sólo en tiempos contemporáneos a los su-cesos, sino en las décadas que siguieron. Haití no sólo repre-senta un evento histórico-revolucionario, Haití es un saber queconlleva profundos significados para la memorias históricas delmundo caribeño.

Siguiendo a Michel Trouillot en su argumento sobre el ca-rácter “impensable” de la revolución haitiana, intentaremos re-flexionar aquí sobre las estrategias por medio de las cualesHaití fue representada, o simplemente silenciada. Para este his-toriador haitiano, la revolución haitiana fue silenciada debidoa dos situaciones: 1) para el momento en que explota el movi-miento revolucionario no existían las categorías políticas o in-telectuales para definir el movimiento en sus propios términos,y 2) las imágenes y las interpretaciones —lo que aquí llamamosrepresentaciones— de Haití elaboradas por los contemporá-neos transformaron el evento en un no-evento. Se hace impe-rioso, entonces, analizar estas situaciones y sumergirlas en elcontexto venezolano de finales del siglo XVIII, en el cual Haitítuvo importantes repercusiones que han sido pasadas por alto,en principio, por una historiografía patriótica elitesca que des-taca como movimientos revolucionarios inspiradores modelosconsiderados “exitosos”, como los de Francia y los Estados Uni-dos, pero también por una historiografía de rígido materia-lismo que considera innecesario el estudio de los discursos yde las representaciones culturales; con respecto a esta últimatendencia tengo que aclarar que aunque parece sensato reco-nocer, por ejemplo, que Haití no representó el fin último de losnegros rebeldes de Coro en 1795, su mención en el discurso re-belde no puede ignorarse; en Coro, Haití se convirtió en un dis-curso amenazante enmarcado en lo que con muchaminuciosidad William Roseberry, inspirado por los trabajos deGramsci, ha denominado como lenguaje hegemónico. Es eneste sentido que he querido recuperar las representaciones deHaití, como un saber a través del cual se hicieron demandas,se generaron desconfianzas, se amenazó, se amedrentó y se cas-tigó, se negoció, en fin, como espacio político común entreamos y esclavos, élites y subalternos.

Revisemos de nuevo el argumento de Trouillot con respectoal “carácter impensable” de la revolución haitiana. Según estehistoriador, los eventos “revolucionarios” que movieron elmundo caribeño desde el centro de St. Domingue durante losaños de 1791-1804 constituyeron una secuencia de hechos paralos cuales no había un referente de información o de conoci-miento —en términos de saber intelectual de la época— dispo-nible a finales del siglo XVIII. En este sentido afirma: “Larevolución haitiana fue un hecho impensable dentro del marcode pensamiento occidental”, Trouillot intenta demostrar que ni

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los filósofos, ni los escritores, ni los pensadores más radicalesde la Ilustración concibieron la posibilidad de estos hechos, yse sintieron retados por el desenvolvimiento final de lossucesos. Por esta razón, y con una mirada bastante linealdel acontecimiento histórico, Trouillot afirma que la re-volución haitiana no tuvo inspiradores teóricos ni filo-sóficos, de allí que parezca útil preguntarse si realmentela revolución haitiana fue “hija” de la francesa. Su ar-gumento intenta ir más lejos cuando se detiene en losesclavos y constata que la revolución no estuvo acompa-ñada de un discurso intelectual explícito. Planteamientoque se sustenta en el hecho de que la mayoría de los escla-vos eran analfabetos y la palabra impresa nunca era utili-zada como medio de propaganda en el contexto de estacolonia de esclavos. De manera que para este autor no pa-rece posible establecer líneas filiales entre los sucesoseuropeos y los movimientos sociales en Haití. En miopinión, el problema con estos argumentos tanprovocativos reside en las ideas que el autor ela-bora sobre el “pensamiento filosófico”, “inte-lectual” o “político”. Éstas son categoríasque parecen funcionar en el mundo occi-dental europeo dieciochesco, pero quetraídas al mundo colonial se podríanhacer borrosas, mas no inexistentes.En primer lugar, el esquema de an-teponer “pensamientos” a las “ac-ciones” parece un enfoquepeligroso, ¿es que los movimientossociales se producen a partir de lo es-crito?, ¿o de declaraciones políticas?,por otro lado, ¿cómo conseguir docu-mentos y declaraciones escritas por es-clavos que en su mayoría no sabían leer y/oescribir? ¿Es que los verdaderos discursos eideas políticas deben ser transmitidos pormedio de la escritura? ¿Qué relaciones deben eri-girse entre las acciones políticas y el medio escrito?

Investigadores del llamado grupo de estudiossubalternos, como Ranajit Guha, han presentadomúltiples casos en donde justamente prueban queeste modelo de anteponer discursos —sobre todoescritos— a acciones políticas y sociales se corres-ponde con un esquema occidental de entender losmovimientos políticos, pero no funciona necesa-riamente así en el contexto de los grupos subal-ternos de los mundos coloniales. Los grupos S

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subalternos que trasmiten sus saberes por medio de la oralidaddisponen de una variada gama de medios para difundir no sóloideas políticas, si no para dar órdenes, ejecutar acciones socialesy organizar insurgentes. En su trabajo sobre la insurgencia cam-pesina en la India colonial, Guha dedica un capítulo a analizary comprender los medios de transmisión usados por los insur-gentes. Guha demuestra que la insurgencia se transmitía pormedios verbales y no verbales, y los medios no verbales podíanser visuales o aurales. El autor muestra cómo las flautas, lostambores y los cuernos fueron los instrumentos usados en latransmisión auditiva de movimientos de insurgencia en laIndia, y en la mayoría de los casos estudiados encuentra queexisten correspondencias semióticas entre el uso de estos ins-trumentos para llamar al trabajo o para llamar a la rebelión.Entre los transmisores no verbales de información se encuen-tran los medios visuales, icónicos y simbólicos como flechaslanzadas de una comunidad a otra, o ramas de determinadoárbol llevadas de una comunidad a otra en señal de solidaridado de unión en una lucha por llevar a cabo en contra de autori-dades coloniales. En todos estos casos queda claro que los men-sajes escritos eran de poco uso y de poco alcance dentro decomunidades analfabetas. Después de todo la escritura era unprivilegio social.

Y por lo tanto, la producción de mensajes verbales en formasgráficas con el propósito de la insurgencia era posible sólocuando algunos individuos de origen elitesco habían sido in-ducidos por circunstancias o por conciencia, o por una combi-nación de ambas, a formar parte de la causa de los campesinos,o cuando alguno de ellos había adquirido algunos rudimentosde la escritura y era capaz de enseñarselo a otros, y ponerlo alservicio del levantamiento social.

Trasladémonos de nuevo al contexto caribeño. En el trabajodoctoral titulado: “El viento común: comunicación afro-ameri-cana en la era de la Revolución Haitiana”, Julius Scott se dedicaa estudiar las redes comunicativas que existieron entre los es-clavos y amos del mundo caribeño; y aunque su investigaciónse concentra en las noticias que circularon después de los pri-meros meses de las rebeliones negras en el norte de Haití, damuestra de que antes de la revolución haitiana, redes regionalesde comunicación llevaban noticias de especial interés a las co-munidades afroamericanas dentro del Caribe y más allá. En suopinión, estas redes comunicativas estaban enlazadas con laamplia red de comercio y contrabando que cubría la región;junto con los bienes de contrabando se repartían gacetas y re-portes franceses e ingleses, pero también rumores y chismes enforma oral. Las gacetas inglesas, por ejemplo, que reportabanlos últimos debates sobre la abolición del comercio esclavista

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circularon a lo largo de la región caribeña durante 1788, y eranleídas en voz alta por “lectores” en algunas ciudades puertosde las Antillas, como en Cuba y Jamaica. Así, igualmente lasgacetas francesas que discutían ampliamente sobre el movi-miento revolucionario en Europa y los debates de la Asambleade París también circulaban normalmente entre habitantes detodos colores y condiciones en las Antillas y las regionescircuncaribeñas.

El historiador venezolano Eleazar Cordova Bello, al igualque Scott, se dedicó a estudiar las redes comunicativas entrelas diferentes islas del Caribe. Argumentando que los papelesno eran los únicos medios de transmisión del saber político, co-menta que las canciones y la poesía también cumplieron latarea de difundir información sobre los sucesos franceses y hai-tianos. En su trabajo, “La revolución haitiana y la independen-cia hispanoamericana” nos brinda varios ejemplos dehabitantes de las Antillas que al regresar de viajes a Europa co-mentaban sobre los debates europeos a sus compañeros, “con-tribuyendo a despertar las mentes adormecidas de susdesafortunados hermanos”. Tanto Scott como Cordova Bellonos brindan suficientes ejemplos para pensar en la posibilidadde que noticias concernientes a los debates europeos en tornoa la abolición del tráfico esclavista, las sociedades de los amigosde los negros y la proclamación de los derechos humanos, lle-garon a oídos de los habitantes del otro lado del Atlántico, loque parece importante rescatar es que estas noticias al “decon-textualizarse” pudieron haber tomado caminos improvisadosen los contextos locales, y sobre esos “rumbos” los “intelec-tuales” y pensadores políticos europeos tenían poco que decir.Varios miembros de los amis des noirs, también miembros dela Asamblea de París, confesaron —tras recibir la noticia delos sangrientos eventos de agosto del 1791— que nunca ima-ginaron que sus proclamas a favor a la igualdad —que enprincipio se referían a la igualdad entre los blancos y los mu-latos hacendados— pudieran haber despertado tal violenciay deseo de venganza entre los esclavos. Y aquí caemos en laotra cara de nuestra reflexión, aunque en Europa la revoluciónde Haití, como argumenta Trouillot, era un evento impensa-ble, en el contexto americano tal vez no lo era tanto: la mismaEuropa había contribuido no sólo a hacer esta revolución po-sible, sino también pensable entre los americanos. En primerlugar, hay pruebas de que las ideas y los debates políticos eu-ropeos circularon efectivamente entre los diversos grupos so-ciales del mundo colonial caribeño, ahora habría quereflexionar sobre las diferentes formas en las que mulatos, ne-gros libres, y los esclavos reinterpretaron el modelo político,lo transformaron e hicieron uso de él. Sin titulo

Imagenes del libro Haiti Black Peasants an Voodoo.

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La Provincia de Venezuela nos brinda ejem-plos para ilustrar esta posibilidad. Antes deque los primeros movimientos rebeldes delnorte de St. Domingue se desencadenaran a fi-nales de agosto de 1791, en la Provincia de Ve-nezuela ya se habían empezado a tomarmedidas para controlar la entrada de propa-ganda francesa revolucionaria que pudieraperturbar las consideradas “mentes simples”de la mayoría de sus habitantes. Sin ir tan lejos,la propia circulación del código negrero de1789, el cual buscaba regular el trato a los es-clavos en las provincias españolas, fue motivode discusiones y debates entre la élite cara-queña; y estos debates pasaron a través de con-versaciones y rumores a los oídos de negroslibres y esclavos de la provincia. En diciembrede 1789 —un año y medio antes de los aconte-cimientos de Saint Domingue— los miembrosde la Real Audiencia se reunieron para discutirsobre las ventajas y desventajas del controver-sial código negrero; para algunos miembros dela Real Audiencia —que daban voz a amos te-merosos y quejosos— dicho código no teníarazón de ser en una provincia donde los escla-vos eran “tratados justamente”, pues en opi-nión de ellos, las “pocas” revueltas que habíanocurrido durante los últimos años tenían quever más con la suavidad de los amos en el tratoque con la dureza o el maltrato. Sin embargo,otros miembros de la Real Audiencia conside-raban que no había razones para temer al có-digo negrero porque en el fondo traeríaconveniencias a los dueños de esclavos y aestos últimos:

a los primeros porque les asegura el exercicio de laautoridad con la templanza de la vida, la aplicación desus esclavos, y el fruto considerable que ahora no perci-ben, y á los segundos porque los ponen acubierto de ladureza considerada de algunos amos, o mayordomos;les proporciona la instrucción cristiana, el alimento co-rrespondiente, y los alivios precisos en sus enfermeda-des y ancianidad” (AGI, Caracas, 167, Nº 44).

Al final del debate, la Real Audiencia deci-dió llevar a ejecución la Real Cédula, “pero sinapresuramiento, y por unos medios capaces de

resfriar lentamente el ardor”, y uno se pre-gunta, ¿el ardor de quien? El ardor de unoscuantos amos que afirmaban con vehemenciaque dicho código iba a contribuir a que “...seperdiese la Provincia, cuyo pronostico podiacausar al Pueblo libre la consternación, y en laesclavitud el pensamiento de independencia”.

Estos amos que en diferentes ocasiones seacercaron a varios miembros de la Real Au-diencia para manifestar su preocupación sobrela aplicación de la Real Cédula se alimentabande una red de chismes y rumores que, para re-sumir, difundía la idea de que los esclavos dela provincia aspiraban a la libertad y a la igual-dad de condición; dichos esclavos decían queel rey les había concedido la libertad a travésde la Real Cédula y el gobierno local lo estabaocultando, desobedeciendo al rey y negándo-les un derecho. Rumores de asesinatos a ma-yordomos, de alzamientos y revueltas, deamenazas y de incendios en haciendas alimen-taron el temor de los amos, y fueron acompa-ñados por la difusión de pasquines fijados enlos principales edificios de la ciudad. Uno deestos pasquines —cuyo original se halla inser-tado en el documento de la Real Audiencia—dice textualmente:

Se hace saber al publico como estamos citados paraque la Real Cedula que ha venido de S.M. á favor denosotros los esclavos, se publique más a fuerza que con

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la voluntad de los blancos, y de la Real Audiencia, siseñalar día ni hora a pesar de todos los blancos y blan-cas de esta ciudad. A ocho de mayo de 1790”.

Al pie del texto se visualizan dos figurashumanas, una negra y otra blanca; la negra le-vanta en su mano derecha un sable y con sumano izquierda sostiene al hombre blanco enel suelo. Revisamos la fecha de nuevo, y nospreguntamos: ¿era realmente “impensable” larevolución haitiana? Y si así es: ¿para quién eraimpensable? En un interesante documento queel Cabildo caraqueño le envía a la Real Audien-cia, los miembros del Cabildo comentan que siaplican el código la economía de la provinciase va a desvanecer, los esclavos van a perderdefinitivamente el respeto y consideración porsus amos y así,

“...nada extraño tendría que ocurriera un levanta-miento general, pues se despertaría en ellos una especiede libertinaje e independencia que no tardara muchose alcen en la Provincia, acaben con todos los blancos yse hagan señores del país”.

Tomando en cuenta que éstas son afirma-ciones y debates que ocurrieron antes de losprimeros movimientos en St. Domingue, unotermina cuestionando ese carácter “impensa-ble” de la “revolución de color”, y preguntán-dose si ésto no responde más bien a un carácterde “negación” por parte de Occidente. Es po-sible que en Europa esa revolución fuese “im-pensable”, pero en el contexto colonialamericano no lo era, y allí radicael miedo o la llamada “para-noia blanca” que sufrían lasélites no sólo caraqueñas,sino cubanas, puertorrique-ñas, jamaiquinas, etc. Loseventos de la revolución hai-tiana reforzaron estos miedos,y crearon una cadena de rumo-res todavía más intensa y crea-tiva, a través de las cuales losnegros alimentaron “esperan-zas” y las élites experimentaronmiedo. Razón tendría una dama

de La Guaira de alarmarse cuando escuchó, en1793, a dos morenos que amasaban pan decirque “dentro de un año serían tan libres comolos negros del Guaricó”. El silenciamiento deHaití tendría, en mi opinión, más que ver conla negación, que con la “impensabilidad”, y eneste sentido se hace interesante ver que a la luzde las transformaciones políticas latinoameri-canas se haya iniciado un proceso no sólo po-lítico, sino historiográfico de revisitar a Haití,no para negarla, ni para honrarla, sino paradesentreñar las múltiples voces que hablarona través de ella y que han sido acalladas porlargos años./

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Para seguir leyendo:

Cordova Bello, eleazar. La Independencia de Haití y su influencia en Hispanoamérica. Caracas: Instituto Panamericano de Geografía e Historia, 1967.

Ranajit, guha. elementary aspects of peasant insurgency in colonial India. Duke UniversityPress, 1999.

After Toussaint l’Ouverture wastricked and starved to death bythe French, gen. jean jacques Dessalines led the Haitian revolution from 1802 to victory onjan. 1, 1804, when he declaredHaiti a free republic. Imagen tomada de la pagina web:http://www.sfbayview.com con ellink: http://www.sfbayview.com/wp-content/uploads/2010/02/Haiti-revolution-Battle-of-Vertieres-1803-won-by-Gen.-jean-jacques-Dessalines.jpg

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Racismo: simbolo de la no superación del colonialismo

El racismo tiene su génesis en la teoría que invoca la supe-rioridad o inferioridad intrínseca de grupos raciales o étnicosque da a unos el derecho de dominar o eliminar a los demás,presuntos inferiores, o hacer juicios de valor basados en unadiferencia racial.

De acuerdo con la Declaración sobre la Raza y los PrejuiciosRaciales, la doctrina que supone diferencias de “razas” carecede fundamento científico y es contraria a los principios moralesy éticos de la humanidad. Sin embargo, el racismo ha sido unapráctica legitimada ideológicamente por el sistema esclavistay colonialista para garantizar la dominación de los conquista-dores sobre las poblaciones indígenas y afrodescendientes; unaherramienta poderosa para lograr la opresión ha sido el dogmadel racismo, en el cual un grupo étnico está condenado por lanaturaleza a la inferioridad y otro grupo a la superioridad he-reditarias, mostrando este último una profunda repulsión poraquellos a los que estiman inferiores.

Además del rechazo de parte de unos grupos consideradossuperiores hacia otros inferiores, es importante reflexionarsobre la “conducta de desestima que siente hacia sí mismo unindividuo, por sus características fenotípicas similares a su-puestos grupos inferiores” (indígena o africano); esta conductadenominada por algunos psicólogos(as) y científicos sociales“endorracismo”, está implícita en el racismo.

Los colonizadores en el ejercicio de su poder hegemónicosembraron en los esclavizados y esclavizadas la semilla del au-todesprecio, así como un sentimiento de inferioridad y sumi-sión para perpetuar el sistema esclavista en el tiempo. Autorescomo Brito Figueroa señalan que la historia nacional ha preten-dido mostrar que los negros esclavizados tuvieron una actitudsumisa ante el régimen de dominación impuesto por los colo-nizadores y justificado en su legislación, es por ello que danpoco reconocimiento al contenido económico y social desarro-llado en los espacios de libertad que fueron constituidos por

[ María Cristina Bassalo ]

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los negros a partir de las constantes fugas re-alizadas, como forma de rebelión ante el mal-trato y el abuso derivados del sistemaesclavista. De esta generalización se excep-túan las acciones emprendidas por el NegroMiguel, Andrés López del Rosario (Andre-sote) y José Leonardo Chirino.

Entre las primeras acciones de rebeldía re-conocidas se encuentra la del Negro Miguel,quien organizó el primer movimiento insurrec-

cional en Buria y tierras de Yaracuy; en 1552 es-capó del yugo de sus amos y se instaló en losespacios donde ya se concentraban esclaviza-dos fugados (cumbes), tres años después seconstituyó en el cabecilla de un movimientoque llegó a liderar a más de 200 hombres quecombatieron con el ejército español para con-seguir su libertad, este hecho se inscribe comouna de las primeras acciones contundentes porparte de cimarrones que reclamaban ser libres.

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Resaltar la organización social, política, así como los aportesculturales y económicos de los esclavizados y esclavizadas rebe-lados ante el vil sistema esclavista constituye una acción de visi-bilización y reivindicación de las contribuciones brindadas poresta parte de la población y sus descendientes, lo cual permitedisminuir ese sentimiento de negación de la propia ascendenciay combatir el sistema de creencias de inferioridad y autodesca-lificación que promovió el colonialismo en las víctimas marcadaspor el látigo y la carimba y sus sucesores, trascendiendo a lo quehoy se denomina racismo y endorracismo.

Autores como J. Bracho Reyes esgrimen que la abolición dela esclavitud no trajo consigo la igualdad de los derechos delas y los ex esclavizados, por el contrario, ocasionó la anulacióncomo sujeto histórico de los afrodescendientes, lo cual en lanueva historia económica y política de Venezuela invisibilizólas acciones de los libertos por su condición de hombres y mu-jeres libres. Tal como señala Bracho, la oficialidad venezolanaapeló a conceptos como el de “mestizaje” para borrar los con-flictos y las dificultades del proceso histórico en el que los es-clavizados y esclavizadas tuvieron que asimilarse a la sociedady al afirmar que “todos somos mestizos” se borraron las espe-cificidades y se ocultó el contenido real de la historia.

Durante el siglo XIX y parte del siglo XX distintos pensa-dores pusieron de manifiesto la necesidad de homogeneiza-ción, teniendo como referencia la cultura de los

colonizadores, donde los negros serían seleccionados deacuerdo con el grado de europeización para su asimilación, dis-frazando este proceso con la supuesta integración, lo cual dejóde lado una gran cantidad de “negros atrasados”.

Venezuela no escapó de la necesidad de homogeneización,en este sentido es oportuno revisar una afirmación como ladel escritor Arturo Uslar Pietri, quien argumentó la necesidadde modificar la composición étnica de la población venezo-lana para cambiar la historia y hacer del país un Estado mo-derno; a su juicio los negros no constituían un aporte para la“raza”. Otro caso es el del peruano Francisco García Calderón,quien caracterizaba a los negros esclavizados en Américacomo “seres primitivos, impetuosos, serviles y ociosos” queno contribuían con la raza; por su parte, el escritor mexicanoJosé Vasconcelos (creador de La raza cósmica) señalaba que lasmarcadas diferencias físicas, las particularidades históricas yraciales distanciaban al negro de los otros, a quienes definíacomo integrantes de la cultura hispánica y latina.

No obstante lo comentado, en nuestro país algunos avanceshan vislumbrado la intención del Estado por reconocer la im-portancia que tuvo para la historia la presencia de africanos y

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africanas en América y, específicamente, en Ve-nezuela; esta demostración se resume en la ad-hesión de la nación a normativasinternacionales; sin embargo, pasó más de unsiglo para que la normativa interna (Constitu-ción de la República Bolivariana de Venezuela)reconociera que nuestra nación es multiétnicay pluricultural, según el Preámbulo de la Cons-titución de 1999.

Entre los instrumentos internacionales cabemencionar la Convención Internacional sobrela Eliminación de todas las Formas de Discri-minación Racial y la Conferencia Mundialcontra el Racismo, la Discriminación Racial, laXenofobia y otras Formas Conexas de Intole-rancia, celebrada durante el año 2001 en Dur-ban (Sudáfrica), la cual constituye uninstrumento legal para atender el problema dela inclusión social a partir del combate contrala discriminación racial.

Es innegable que la existencia de estos ins-trumentos constituye un avance en términosde conquista política; sin embargo, desde laperspectiva social, la discriminación racial sub-siste y se manifiesta, tal como lo señala LigiaMontañez, de forma velada y/o directa; nega-ción del racismo; el endorracismo o racismocontra sí mismo.

Algunos autores coinciden en que el ra-cismo contemporáneo deriva de la ausencia deeducación y de discusión en las ciencias socia-les, asimismo promueve el desconocimiento yla tergiversación de la historia real de los escla-vizados(as) en relación con sus valores, creen-cias, vivencias. En Venezuela, así como en otrospaíses de Latinoamérica, parece paradójico quela mayor expresión de racismo se evidencia ensu negación a partir de la comparación con elracismo violento y legalizado de los EstadosUnidos, en contraste nuestra sociedad consi-dera como prácticas benévolas las formas coti-dianas de racismo, tales como chistes, refranesy dichos populares.

Durante años se mostró la discriminaciónabierta expresada a través de la necesidad de“mejorar el componente étnico” de la pobla-ción venezolana; la mezcla de nuestra “raza”

con el componente de los pueblos europeos,impulsando la inmigración seleccionada con laintención de procurar “avances” en nuestropaís. Estas medidas fueron enmarcadas en el“Ideal Nacional” promovido por Marcos PérezJiménez, presidente de Venezuela para elperíodo 1952-1958.

Hoy, luego de 51 años de esta pretensión ab-surda de “mejorar la raza”, los que se asumendescendientes directa o indirectamente de afri-canos, los que cultural, territorial, generacionalo fenotipicamente se autorreconocen comoafrodescendientes y/o afrovenezolanos; aque-llos que desean llamarse negros, reforzamoslas voces ancestrales para combatir y erradicarlos flagelos que desdibujan la huella africanaen nuestra venezolanidad, enrumbada hoymás que nunca al afianzamiento de ideales quepromuevan valores de ética, justicia social yequidad, así como inclusión, reconocimiento yunidad en la diversidad./

Para seguir leyendo:Carreras, Julio Ángel. Esclavitud,abolición y racismo. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1989.

Foucault, Michel. Genealogía del racismo. Buenos Aires: EditorialAltamira, 1993.

Lipschutz, Alejandro. El problemaracial en la conquista de América y el mestizaje. Buenos Aires: Editorial Andrés Bello, 1967.

Sin titulo Archivo Iconográfico del Centro Nacional de Historia.

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Conversación con Reinaldo Bolívar, viceministro de Relaciones Exteriores para África de la República Bolivariana de Venezuela

Entrevista por [ Diana Duque ] África ya no es vistacomo algo exótico con

presencia de animales ypobreza, sino como unconjunto de países con

potencialidades...

DEVENIR

Reinaldo BolívarImagen tomada de la pagina web:http://www.cubadebate.cu con el link:http://www.cubadebate.cu/wp-content/uploads/2009/06/reinaldo-bolivar.jpg

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DIANA DUQUE: ¿Qué opina usted en cuanto a la termino-logía “afrodescendiente”, ya que mucho se ha hablado de quetal descendencia pudiera englobar otras partes de África, y nosolo la llamada “negra”?

REINALDO BOLÍVAR: Justamente el día 10 de mayo, quees el Día de la Afrovenezolanidad, fui invitado a dar un dis-curso en la Asamblea Nacional y allí abordé el tema “La negri-tud, diáspora y afrodescendencia”, porque en este sentidopodemos hablar más de posiciones, de visiones, acerca de loque significan los tres términos, yo tengo una visión más aca-démica, y no rechazo los tres términos, los explico, por ejemplo,comienzo con el término “negro”, que en África no es recha-zado, porque allá incluso de las 54 banderas deben haber unas15 que tienen una franja negra, y para ellos eso significa “tierray pueblo”. Además, en diversos países de África hay varias ter-minologías que significan “negro” o “cara pintada”, por ejem-plo, en Etiopía son “los hombres de cara pintada”, es decir,oscura, de hecho, a comienzos del siglo XX a todos los africanosles decían etíopes. Sudán, el nombre de este país del África deleste, en su lenguaje significa “negro”. Guinea, nombre de la na-ción de África occidental, de acuerdo con mis investigaciones,podría significar “negra”, “mujer negra bonita”. Eso quieredecir que el término”negro” no les desagrada, el problema estáen que los occidentales lo fueron actualizando y relacionandocon lo malo, lo oscuro, lo maligno: lo cual lo convirtió en peyo-rativo, en ofensa: la lista negra, las aguas negras; lo que tambiéntiene algunas contradicciones porque a las mujeres les gustamucho el color negro para vestir, a los diplomáticos también.Otras personas dicen que no hay seres humanos negros porqueeso obedece a una piel pigmentada que no tiene nada que vercon el color. Sin embargo, hay muchos que se asumen “negros”o “negras”, africanos que lo aseveran. De hecho existió lo quese llamó el Poder Negro, Leopoldo Senghor, presidente funda-dor de Senegal, conocido como el poeta de la negritud, intro-dujo en los años 60 este movimiento, incluso en sus escritosdescribe a la mujer negra desnuda. Ese “black power” en losEstados Unidos aún existe.

¿Cree que esto está relacionado con procesos reivindicativos?

Yo no estoy en desacuerdo con esta terminología, pero ha-bría que ver si cuando una persona se asume “negro” o “negra”lo hace por el color de la piel o por una reivindicación. Está ladiáspora africana donde históricamente están incluidas aque-llas personas que salieron de Etiopía, que nos engloban a todosnosotros ya que provenimos de allí, de África, y a medida quese va dando la dispersión geográfica, con los cambios de clima,

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la piel fue adaptando sus pigmentaciones. Por eso sostengo quetodos descendemos de África, no importa el color de la piel, yen este sentido el término afrodescendiente lo asumo como másamplio que un color, porque va más allá.

¿Le parece que la población afrodescendiente ha resistido a los embates de las otras culturas o se ha subsumido a las culturas dominantes?

Teniendo en cuenta que cuando hablamos de afrodesden-dientes nos referimos a los subsaharianos, sí han resistido, entoda América Latina y el Caribe han mantenido los principiosde sus valores socioculturales, tanto en la música como en laexpresión religiosa, el vestir, la forma de ser, tradiciones gas-tronómicas y otros aspectos, han sabido también, a su vez, con-ciliarlos con otras culturas, por ejemplo, la típica fiesta de SanJuan es una síntesis de la cultura occidental impuesta por losespañoles en sus fiestas católicas y los esclavizados y sus des-cendientes, quienes la adaptaron a su propia idiosincrasia, talvez no le cantan a San Juan sino a Eleguá. El cultivo del arroz,tal como se hace en América proviene de África, las casas pre-fabricadas, esa manera rápida de armar las viviendas con ma-dera, aún presente en la costa atlántica de los Estados Unidos,en Curazao o en Aruba, es una usanza típica africana, porqueellos, por avatares de la naturaleza u otros elementos, se teníanque mudar, entonces desarmaban la casa y se la llevaban paraotra parte. La misma utilización del bahareque es una construc-ción africana. De igual modo existe una cultura sobre el usomedicinal de las yerbas que está presente hoy día como heren-cia africana.

¿Cree usted que actualmente en Venezuela hay discriminación?

Hay una gran discriminación subjetiva que se nota en as-pectos como los medios de comunicación, donde el afrodescen-diente, el mestizo, es relegado a un plano secundario y terciarioen países como el nuestro, porque si nos referimos a EstadosUnidos vemos que existe una discriminación tanto hacia los ne-gros como hacia los latinos, la constatamos, por ejemplo, en lamanera cómo los medios invisibilizan los logros de los afrodes-cendientes, no los presentan o los incluyen en el patrón de cla-sificación de la belleza del ser humano ya que los publicistasno consideran a la persona negra. Esto también se confirma enlos temas abordados por estos medios, incluso aquí en Vene-zuela, donde se ven pocos programas dedicados al África, locual pasa en muchos países; de la misma manera está presenteen la sociedad, hay sitios que seleccionan personas para traba-jar, y al ver la foto las discriminan. En la educación sigue vi-

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gente en los pénsum, donde no se incorporana los grandes héroes y heroínas afrodescen-dientes, parte de los esclavizados, es tangrande Francisco de Miranda como José Leo-nardo Chirino, pero los que dominan las edi-toriales educativas dejan de lado el aporte dela negritud. Yo siempre comento que los escla-vizados y sus descendientes fueron el relevode los indígenas, tomaron el testigo. Otra ma-nera de ver la discriminación es la reducciónde los esclavizados sólo como mano de obra,máquinas que construyen, pero se invisibilizalo otro que trajeron, en arquitectura, medicinatradicional, e incluso en lo referente al pensa-miento libertario, en lo cual destacanGuillermo Ribas, Chirino. Yo, como venezo-lano, estoy convencido de que la primeramaestra de Bolívar fue Matea, así como de laimportancia de la negra Hipólita, a quien élllamó “mamá”. Bolívar estaba muy sensibili-zado, jugaba con los hijos de Hipólita en lascuadras, eso no se difunde y allí hay una dis-criminación en el campo educativo que aún nose ha corregido. En Venezuela se creó la Comi-sión contra la Discriminación, adscrita al Mi-nisterio del Poder Popular para la Educación,con la misión de cumplir estos compromisos,pero falta accionar mucho más, es perentorioque los pénsum educativos nos hagan vermucho más ese aporte de la africanidad.

¿Cómo se han desarrollado las relaciones entre África y Venezuela en los últimos años?

Desde 2005 las relaciones se han estrechado,se han hecho diagnósticos, hay vínculos muyactivos con los 54 países africanos, 18 embaja-das, firmas de acuerdos, cumbres, festivales, esuna relación familiar. Ya para el venezolano engeneral, África ya no es vista como algo exóticocon presencia de animales y pobreza, sinocomo un conjunto de países con potencialida-des. Gracias a esas buenas relaciones Vene-zuela pudo ser sede de la II Cumbre de PaísesSuramericanos y Países Africanos, de maneraque estamos en el tope, lo que deseamos quese conserve porque beneficia tanto a los africa-

nos como a los suramericanos. Una manera decontrarrestar los estereotipos que hablan peyo-rativamente de los afrodescendientes es preci-samente divulgar sus conocimientos. En estedespacho partimos de la idea que debemossentirnos orgullosos de lo que los africanos hanhecho con su sabiduría.

¿Cuántos grupos organizados existen en Venezuela y cómo es la relación del Viceministerio con ellos?

Quizá la que tiene mayor organización es lallamada Red Afrovenezona, pero hay otrosgrupos que adoptan formas artísticas, cultura-les, que están presentes en varios estados delpaís. Puede haber alrededor de 100 colectivosque representan este movimiento, se conocenentre ellos, una de sus mayores reivindicacio-nes es la inclusión del término afrodescen-diente dentro de la Ley de Educación. Una delas características que tienen los afrodescen-dientes es cómo ser visibilizados directamentede hecho hay una pregunta que se incluirá enun censo que se va a hacer en 2010, dirigida alos afrodescendientes: ¿cómo se considera:negro, mestizo, y por qué?, seguramente habráalguien que dirá que todos somos afrodescen-dientes, pero el problema es que hay muchosque no se han asumido como tales por causadel endorracismo, de la vergüenza que lescrearon. Este despacho es un logro, así como eldespacho de la viceministra para AsuntosAfrodescendientes de Género, y la Comisióncontra la Discriminación. Culturalmentehemos dado grandes pasos, los festivales, losaportes, la relación con África. Somos un paíscon un gran porcentaje de la población, unosdicen que el 30 otros que el 40, típicamenteafromestiza, ya sabemos que las grandes mi-siones nuestras están dirigidas a los más nece-sitados, porque habían sido excluidos y estegobierno está caracterizado por su dedicacióna la inclusión social. Es válido que quieran di-ferenciarse./

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Imagen proporcionada por la Oficina de Enlace con las

comunidades Afro-descendientes del MPP la Cultura.

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[ Surbis Landínez / Krisna Ruette ]

Mujeres afrodescendientes:

en la lucha por la tierra

Históricamente en Latinoamérica el problema de la tie-rra ha sido uno de los ejes fundamentales de las luchas so-ciales. En general, las mujeres han tenido menor posibilidadde poseer y acceder a la tierra que los hombres, y en loscasos en que lo han logrado casi siempre poseen tierras conmenor capacidad productiva o menor extensión superficial.

De acuerdo con los estudios de Carmen Deere y Mag-dalena León esta desigualdad histórica de género se sus-tenta en los sesgos patriarcales de los programascoloniales, estatales y del mercado, así como también enlas preferencias masculinas en la herencia de los matrimo-nios y las familias. Esta inequidad también influye en lapropiedad colectiva de comunidades indígenas, afrodes-cendientes y campesinas, en tanto que la distribución in-terna de los lotes o parcelas está directamente influenciadapor los usos y costumbres tradicionales patriarcales quemayoritariamente otorgan los derechos a la tierra a loshombres jefes de hogar.

En Latinoamérica y en Venezuela diversas mujeres hanparticipado en movimientos y organizaciones socialescuyos objetivos han sido recuperar tierras improductivas yluchar en contra de estas formas de exclusión patriarcal. Sinembargo, tradicionalmente las mujeres han sido relegadasa papeles secundarios, debido a que sólo son reconocidascomo asistentes o proveedoras de alimentos y agua en lasluchas por la tierra. Asimismo, en los procesos de reformaagraria las mujeres no han sido incluidas para acceder a lastierras recuperadas y pocos títulos han sido adjudicados amujeres jefas de hogar.

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A consecuencia de esta situación de dobleexclusión tanto de género como de condiciónétnico-racial, el Cumbe de Mujeres Afrodes-cendientes del municipio Veroes del estado Ya-racuy decidió tomar la iniciativa de rescatartierras para el desarrollo productivo y educa-tivo de la región y garantizar la seguridad ali-mentaria de sus familias. En este ensayoexaminaremos particularmente la lucha colec-tiva del Cumbe Reina Giomar y sus avances enel rescate de tierras en el municipio Veroes.

Invisibilización histórica de las mujeres afrodescendientes

La historia escrita desde la perspectiva pa-triarcal occidental ha ocultado, invisibilizadoy subestimado el rol de la mujer de origenafricano y sus significativas contribuciones ala construcción económica, política, social,cultural y religiosa del continente americano.Mujeres africanas como Ana Nzinga y KimpaVita, la jamaiquina Nanny, Ana María deCuba, Juana Francisca, y muchas otras refle-jan la presencia de la mujer en la resistenciaante los imperios europeos. Desde las costasafricanas hasta el continente americano estasmujeres lucharon por la libertad de millonesde mujeres obligadas a trabajar esclavizadasen haciendas y plantaciones.

Este accionar de la mujer afrodescendienteha sido subvalorado u omitido por la histo-riografía en América Latina, particularmenteen Venezuela. Durante las diferentes etapasde la historia que ha vivido nuestro país siem-pre hemos visto en los textos hablar de los“grandes hombres”, que con valentía enfren-taron monarquías y gobiernos tratando de al-canzar la libertad para nuestro pueblo. Sinembargo, muchas mujeres se enfrentaron convalor a la barbarie de los colonizadores espa-ñoles, unas prefirieron morir y otras mante-nerse en pie de lucha antes de someterse auna nueva cultura que violentaba sus formasde vida. Hasta los momentos se ha podido re-cuperar en la memoria histórica el rol de mu-jeres como Giomar, María Dolores y JuanaFrancisca, quienes fueron compañeras delucha de Miguel de Buria, José Leonardo Chi-rino y Guillermo Ribas respectivamente. Tam-bién María Valentona, Manuela Algarin yMarta Sojo, fueron mujeres que lucharon convalentía junto a hombres afrodescendientes ycimarrones para obtener su libertad y la de lossuyos.

Asimismo, en la historia contemporáneade Venezuela podemos observar mujeres degran tesón que lucharon por la reivindicaciónde los derechos y la justicia social de las y losafrodescendientes. En este caso hacemos én-fasis en nuestra heroína Argelia Laya, quiendedicó gran parte de su vida a esta lucha par-ticipando activamente en el proceso de cima-rronaje político y social.

Mujeres en la lucha por la tierra Según los estudios de Dankelman y David-

son, en el mundo las mujeres poseen tan soloun 1 por ciento de la tierra, aun cuando hanparticipado activamente en las actividadesagrícolas de subsistencia. Las pocas mujeresque poseen tierra por medio de compras o he-rencia, no necesariamente tienen derecho ausarlas o administrarlas; en muchos casos si-guen siendo los hombres quienes controlanlos ingresos procedentes de las actividadesagrícolas de sus parcelas. Esta exclusión es-

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tructural conlleva a que muchas mujeres no tengan acceso acréditos o a asistencia técnica, y en la mayoría de los casos suproductividad es tan baja que no pueden garantizar la segu-ridad alimentaria de sus familias en forma independiente.

Según Deere y León la gran mayoría de los casos de reformaagraria en Latinoamérica han beneficiado mayoritariamente alos jefes de hogar varones, ya que los Estados asumen que estapráctica de redistribución beneficia por igual a todos los miem-bros de la familia. Con la excepción de los casos mexicano, cu-bano y sandinista, la mayoría de las reformas agrarias exigíanque los beneficiarios fuesen hombres. Las cifras indican que entrelos años 60 y 80 en Latinoamérica tan sólo fueron beneficiadasentre 4 y 15 por ciento de las mujeres que participaron en los pro-cesos de redistribución de la tierra.

Asimismo la contribución de las mujeres a la actividad agrí-cola también ha sido generalmente subestimada e invisibili-zada. Existe una visión esteriotipada sobre las prácticascampesinas en Latinoamérica, la cual asume al hombre comoel principal agricultor o campesino, mientras la mujer es vistatan sólo como ayudante en estas actividades productivas. Sinembargo según Deere, León y Henderson se ha demostradoque la división del trabajo agrícola es heterogénea y varía deacuerdo con los cultivos, la etnicidad, la región y la estructurade la tenencia de la tierra. En muchos casos las mujeres son lasprincipales contribuyentes a la actividad agrícola, ya que exis-ten muchos hogares encabezados por mujeres.

A partir de la segunda ola del feminismo internacional, re-presentada en la emblemática Convención de la ONU que es-tableció la Eliminación de Todas las Formas de Discriminacióncontra la Mujer en 1979, muchos países latinoamericanos em-pezaron a garantizar en forma explícita la igualdad legal entrehombres y mujeres con el fin de establecer “la jefatura doble enlos hogares”, lo que permitió que ambos géneros puedan re-presentar jurídicamente a sus familias.

Igualmente en este contexto han surgido diversos movi-mientos de mujeres que buscan reivindicar sus derechos a latierra y ganar más espacios de participación en los grandes mo-vimientos campesinos latinoamericanos. En Brasil, país conmayor número de personas afrodescendientes, las mujeres tu-vieron un papel importante en la conformación del Movi-miento Sin Tierra, destacándose el rol de Irma Bruneto, quienbajo el lema: “Ocupar, Resistir y Producir”, libró una lucha demás de 20 años que culminó con el exitoso rescate de tierrasque se encontraban en manos de latifundistas brasileños y con-sorcios extranjeros. Otro logro es el de las mujeres indígenas deBolivia (Chuquisaka), quienes rescataron tierras del latifundioy hoy permanecen en ocupaciones a pesar de los fuertes ata-

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por la Oficina de Enlace con las comunidades Afro-descendientes

del MPP la Cultura.

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ques por parte de latifundistas y de la oligar-quía boliviana; las mismas han permanecidodefendiendo su derecho a la tierra y su necesi-dad de producir y sobrevivir. En el movi-miento zapatista en Chiapas, México, lasmujeres también han tenido un rol destacadoen la lucha por la tierra al tener que enfrentarla oposición y los embates violentos de la oli-garquía mexicana y el gobierno.

A pesar de estos logros, con el paso de losaños muchas mujeres no han podido ver cris-talizado el sueño de ver una sociedad sin opre-sión, sin discriminación y con justicia social yequidad, como lo fueron nuestras amigas y ci-marronas Argelia Laya, Irene Ugueto y Jose-fina Bringtown. No obstante las mujeresafrodescendientes de Venezuela siguen contri-buyendo de manera activa en conquistar su li-bertad a través del cimarronaje, conformando“Cumbes” en donde continúan con la ardualabor de luchar por su independencia. En este

sentido, es de suma importancia destacar laparticipación de las afrodescendientes como li-deresas del proceso de construcción de lo quees hoy Venezuela como país multiétnico y plu-ricultural. El Cumbe de Mujeres Afrodescen-dientes, el cual forma parte de la Red deOrganizaciones Afrovenezolanas, ha tenido ungran papel en visibilizar el rol histórico, polí-tico, económico y social de esta población en elproceso contemporáneo de refundar la repú-blica bajo los preceptos de la no discriminaciónracial y la igualdad de género.

Las mujeres siempre han participado en lasluchas sociales y libertarias, hoy día seguimosjugando papeles importantes y de liderazgo enlas diferentes organizaciones y en los espaciospolíticos; seguimos siendo perpetuadoras de lacultura, ya que somos nosotras las que les en-señamos valores a nuestros hijos y somos losejes de la familia como espacio de integración,solidaridad y resistencia.

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D´Orbigny.Viaje pintoresco a las dos

Américas, Asia y África. Barcelona. 1842.

Colección Libros Raros de la Biblioteca Nacional.

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En el estado Yaracuy las y los afrodescen-dientes se han destacado por emprender largasy frontales luchas en contra del latifundio lo-grando así rescatar la tierra que es su únicomedio de producción sustentable para garan-tizar la sobrevivencia de sus familias. La pri-mera lucha que se gana es en 1925, cuandoJuan Vicente Gómez hace entrega de 20.400hectáreas a 104 habitantes de las comunidadesde Palmarejo y Agua Negra para constituirseen tierras comuneras, según la Ley de TierrasBaldías y Ejidos del 27 de junio de 1919, y pu-blicada en Gaceta Oficial Nº 15.660 de fecha 11de agosto de 1925. Dichas tierras fueron otor-gadas como exigencia por parte de estas comu-nidades por haberse aliado con el generalGómez en contra de Cipriano Castro. Estalucha sentó las bases para que las comunida-des afrodescendientes pudieran continuar consus formas productivas basadas en la actividaddel conuco. Entre los 104 comuneros, sólo 7mujeres recibieron derechos para trabajar estastierras comunales.

Posteriormente, durante los años 50 fueronllegando cubanos a la región de Veroes quienesestablecieron grandes extensiones de cultivode caña. Los comuneros realizaron numerosasventas de sus derechos comunales a los terró-fagos cañicultores, por la necesidad de muchasfamilias de tener acceso a créditos y debido ala falta de apoyo para la producción agrícola.Así, muchos de los comuneros perdieron la po-sibilidad de sembrar sus conucos, lo cual pro-dujo grandes migraciones de esta poblaciónafrodescendiente hacia a las ciudades. En otroscasos los mismos comuneros conuqueros seconvirtieron en los peones u obreros de lasgrandes plantaciones de caña de la región,siendo así neoesclavizados por los terratenien-tes. Por otra parte, al imponerse el monocul-tivo extensivo de la caña de azúcargradualmente se fue sustituyendo la gran di-versidad de rubros existentes en los conucos,tales como plátano, yuca, ocumo, ñame, au-yama, y caraota, esenciales para garantizar la

soberanía alimentaria de las familias de la re-gión.

Hacia finales de la década de los cincuentallega a la región la Compañía Bananera Vene-zolana, la cual logró comprar en forma ilegalmuchos de los derechos y acciones de los co-muneros. Sin embargo, algunos hombres ymujeres afrodescendientes mantuvieron luchasabiertas en contra de las intenciones terrófagasde esta compañía y de los nuevos terratenien-tes que lograron usurpar grandes extensionesde tierra, principalmente alrededor de las co-munidades de Agua Negra y La Olla. En elmunicipio Veroes aún se recuerdan las accio-nes de Ana Gutiérrez, una mujer afrodescen-diente comunera que liderizó un movimientode rescate de tierras en contra de la mencio-nada compañía bananera.

En los años 70, 80 y 90 se libraron diversasluchas para el rescate de tierras. Desde una po-sición de desventaja los comuneros y otras po-blaciones de campesinas y campesinostuvieron que enfrentar a las autoridades delgobierno y, en especial, a las fuerzas represivasdel Estado quienes los maltrataban de manerabrutal. A pesar de las constantes amenazas yviolaciones a los derechos humanos, las cam-pesinas y campesinos afrodescendientes nodesmayaron en su lucha, pues esta situaciónles daba valor para seguir adelante y no ren-dirse ante los atropellos de los terratenientesen su condición de ser clientes exclusivos delgobierno de turno durante estas tres décadas.En la mayoría de los momentos en los cualesse arremetía en contra de los indefensos cam-pesinos afrodescendientes, las mujeres salie-ron al frente para evitar que las autoridadespoliciales y militares atacaran a los hombres ya sus familias.

La lucha de los Cañizos y del Central Ma-tilde en el municipio José Joaquín Veroes hasido icono y bandera de la lucha por la tierra.En ella muchos dejaron la vida, pero el espíritulibertario y guerrero de nuestras ancestras yancestros africanos, como Giomar, Miguel de

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Buria y Juan Andrés López del Rosario (An-dresote), se mantiene vivo en las y los afrodes-cendientes de nuestro municipio. En 1989también se libró una ardua lucha en la comu-nidad de Palmarejo, liderizada por un grupode hombres y mujeres jóvenes afrodescendien-tes con el objeto de recuperar más de 1.000 hec-táreas que habían sido usurpadas por unterrateniente de la región.

Con la Revolución Bolivariana el escenariode las luchas por la tierra ha cambiado radical-mente, ya que existe un nuevo marco jurídicoy político que sustenta y apoya los procesos derescate y distribución de tierras ociosas paralas y los campesinos. En el año 2005, la Repú-blica Bolivariana de Venezuela, en particular elInstituto Nacional de Tierras concluyó que lasventas efectuadas por los comuneros afrodes-cendientes de Veroes carecen de validez jurí-dica, ya que legalmente estas propiedadescomunales son intransferibles.

Luego de largas batallas jurídicas, políticasy físicas, las y los afrodescendientes de Veroeshan logrado rescatar más de 11.000 hectáreasde tierra que anteriormente pertenecían a susancestros comuneros. Hoy día muchas coope-rativas agrícolas y comités de tierra en la re-gión se han articulado en el Frente NacionalCampesino Ezequiel Zamora y el MovimientoRegional Campesino Jirajara, llevando en altoel legado zamorano: “Tierras y Hombres Li-bres”, e impulsando la agenda de profundizarla revolución agraria. Este frente de organiza-ciones campesinas no sólo lucha por profun-dizar la redistribución de la tierra sinotambién por romper con las trasnacionales dealimentos y fertilizantes y sus políticas de de-pendencia y monopolio.

En el municipio Veroes, específicamente enlas comunidades de Agua Negra, Palmarejo,El Chino y Farriar, la mayoría de las luchaspor la tierra ha sido liderizada por hombres,pues las represiones sufridas en décadas an-teriores por parte de las autoridades del Es-tado y del sicariato eran tan fuertes y cruelesque en la mayoría de los casos a las mujeresno les era permitido ocupar las tierras en

forma continua ni portar armas para su de-fensa. Es así como el papel de la mujer en lasluchas se limitaba sólo a apoyar con el sumi-nistro de agua y con la especial elaboracióndel conocido sancocho, comida acostumbradaa realizarse durante las ocupaciones de tie-rra. Con pocas excepciones, en la mayoría delos repartos de tierra del municipio Veroes, lasmujeres afrodescendientes generalmente sonexcluidas o reciben lotes de menor extensiónal no formar parte de los grupos de liderazgode los movimientos. Asimismo muchas muje-res denuncian la monopolización de tierraspor parte de algunos líderes, quienes acumu-lan hectáreas a fin de revenderlas. Sin em-bargo, estas prácticas capitalistas o demonopolización interna han sido pública-mente denunciadas y ampliamente condena-das por las comunidades afrodescendientes,y en muchos casos dichos líderes han sidodestituidos de sus cargos.

Mujeres cimarronas luchan por sus tierras

En abril de 2007 el Movimiento de MujeresAfrodescendientes Reina Giomar, inspiradopor esta gran cimarrona de origen africano, seorganizó con el fin de alcanzar medios soste-nibles para el trabajo agrícola y garantizar lasustentabilidad de las familias de la región.Este grupo de 20 mujeres, en su mayoría de lacomunidad de Farriar, se había organizado enel año 2006 como una cooperativa mixta dedi-cada a la fabricación de uniformes escolarespara las escuelas de sus comunidades. Con elimpulso y apoyo estratégico del Cumbe deMujeres Afrodescendientes y la Red de Orga-nizaciones Afrovenezolanas, este movimientoinició una campaña en contra de la inequidadde género, la discriminación racial y la explo-tación de clase, que viven a diario muchas delas mujeres en el municipio Veroes. Asimismo,fomentaron el proceso de autorreconocimientode muchas mujeres como afrodescendientes,aspirando así reforzar los valores identitarios,históricos y culturales de las familias de origenafricano en la región.

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Las participantes de este movimiento va-rían en edad y ocupación; algunas habían par-ticipado anteriormente en otras organizacionesy comités de tierra, siendo completamente ex-cluidas de los procesos de repartición de tierra.Otras, siendo jefas de hogar se veían obligadasa trabajar como domésticas en San Felipe, a finde mantener a sus familias. Muchas de estasmujeres tienen gran experiencia en el trabajocomunitario; algunas participan en cooperati-vas familiares, otras apoyan la larga lucha delas Organizaciones Comunitarias de Vivienda(OCV) o son voceras activas del Consejo Co-munal de Farriar. Todas ellas se identificancomo “cimarronas afrodescendientes” unidaspor la lucha común de alcanzar su indepen-dencia productiva, la reivindicación de sus de-rechos como mujer y una vida digna para susfamilias y su comunidad.

Este grupo de mujeres activistas ha hechovisible en sus discursos y acciones la necesidadque tienen las afrodescendientes campesinasde tener acceso a la tierra. Su propuesta tam-bién enmarcada en el discurso reivindicativode la revolución bolivariana y zamorana tam-bién evoca los preceptos de la Ley de Tierrasde 2001. Una de nuestras participantes afirma:“La tierra es del que la trabaja (...) la tierra espara los excluidos, nosotras las mujeres afro-descendientes hemos sido doblemente exclui-das por los terratenientes y por los hombres”.

La toma del centralEl 22 de abril de 2007, en el marco del Día

Mundial de la Tierra, el Movimiento de Muje-res Afrodescendientes Cumbe Giomar tomóen forma pacífica las instalaciones del CentralAzucarero Veroes, empresa que desde hacemás de diez años se encuentra en estado deabandono. El Central pertenecía a VladimirRodríguez, un cubano que llegó en los años 60a la región para establecer grandes extensionesde caña. En la memoria histórica de los habi-tantes de Veroes se dice que el mencionado te-rrófago logró acumular tierras y fortunasdebido a un pacto realizado con “el diablo”,alianza que cobró la vida de muchos de los tra-

bajadores de sus plantaciones, entre los cualesse encuentran los abuelos y abuelas de algunasde las mujeres del movimiento.

En la necesidad de buscar nuevos espaciospara apoyar la producción agrícola y aportar ala seguridad alimentaria de la región, elCumbe Giomar solicitó el apoyo del Estadopara contribuir a rescatar y poner en funciona-miento dichas instalaciones. Este grupo de mu-jeres tiene dentro de sus objetivos apoyar laspolíticas del gobierno bolivariano para conver-tir este espacio en un centro de acopio de pro-ductos agrícolas conjuntamente con una plantaprocesadora de alimentos, laboratorios, es-cuela de formación agroecológica para los ha-bitantes del municipio Veroes y un Simoncitopara las y los niños de las comunidades. Estasinstalaciones comprenden 12 hectáreas aproxi-madamente, las cuales esperan ser rescatadaspara los mencionados fines educativos. Uno delos ejes centrales de este movimiento es fomen-tar la producción de rubros agroecológicos di-

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versificados, a fin de combatir los conocidosefectos negativos de la monoproducción ca-ñera y el uso de pesticidas en la región. En lasadyacencias del central se encuentran aproxi-madamente seis hectáreas que serían destina-das para la siembra colectiva de cultivosdiversificados con enfoque agroecológico talescomo yuca, maíz, caraota, auyama, plátanos,cambur, ñame, entre otros.

Esta propuesta productiva y educativa haenfrentado gran resistencia por parte de losherederos de Vladimir Rodríguez, quienescon su poder económico y alta influencia enfuncionarios del Estado utilizaron diferentesestrategias para que no se cumplieran los ob-jetivos del movimiento. No obstante, las mu-jeres del Cumbe Giomar no han desistido ensu lucha de seguir rescatando tierras para sucomunidad y sus familias.

La Aurora, una oportunidad de igualdadEn aras de seguir con el desarrollo de nues-

tras comunidades el Cumbe Giomar, en el mesde junio de 2007, inició un proceso de rescatede un fundo llamado La Aurora. Las tierras deeste fundo abarcan 46 hectáreas, clase I, II, IIIy IV que fueron adjudicadas por el antiguo Ins-tituto Nacional Agrario a un campesino parael cultivo de rubros agrícolas. Sin embargo,estas tierras eran subutilizadas para el alquilerde pasto para el ganado de otros terratenientes.En vista de esta situación, el Cumbe Giomardecidió realizar este rescate, pues estos terre-nos están destinados para la siembra de rubrosagrícolas según la clasificación que tienen.

Al inicio de la lucha las mujeres tuvieronque enfrentar las amenazas y actos violentospor parte de los supuestos dueños, quienes en-viaban sicarios para amedrentar al movi-miento. Entre las mujeres circulaba unambiguo clima de angustia y de lucha. Algu-nas expresaban su sensación de vulnerabilidadal indicar: “…yo no quiero morir por un pe-dazo de tierra, mis hijos me necesitan, y yo nosé usar armas”. Otras, al contrario, reforzabansu espíritu de lucha al aseverar: “…nosotrassomos cimarronas, y si tenemos que morir pe-

leando así lo haremos, con machetes y palosme siento deprimida, necesitamos armas paradefendernos, una pistola, lo que sea, pero te-nemos que defendernos”. Por otra parte, algu-nas mujeres también expresaban el temor deser ultrajadas por los sicarios en caso de per-manecer en las tierras durante la noche.

Finalmente, en virtud de los pocos mediospara garantizar su defensa y seguridad física,las mujeres decidieron contar con el apoyo desus esposos, hermanos o familiares varones. Alincorporarse algunos hombres al movimientose logró el objetivo de permanecer tanto de díacomo de noche en el lote a rescatar, así comotambién mecanizar la tierra con tractores ysembrarla. Durante esta experiencia las muje-res lograron mantener su liderazgo en la tomade decisiones relativas a las estrategias a seguirpara sostener la lucha. Los sancochos y sumi-nistros fueron apoyados tanto por los hombrescomo por las mujeres, garantizando así mayorequidad en la ejecución de roles y tareas. Lalucha no sólo se libró en las tierras del fundo,sino también en el ámbito institucional, endonde las mujeres tuvieron que impulsar ba-tallas legales y sortear las dificultades burocrá-ticas y vicios de las diversas instituciones delEstado. El movimiento también logró crearalianzas estratégicas con el Movimiento Cam-pesino Jirajara del estado Yaracuy, quien ofre-ció su apoyo político y fomentó la articulaciónde las mujeres con otras cooperativas agrícolasen la región. Así se lograron establecer alianzasefectivas para el intercambio de experienciasde lucha, de semillas e insumos productivos.

Finalmente con el Instituto Nacional de Tierras lo-gramos obtener la declaratoria de permanencia en lastierras ocupadas; asimismo se obtuvo financiamiento através de Fondafa para adquirir semillas e insumos. Seasignó a cada a una de las mujeres un total de dos hec-táreas, en las cuales ya se han sembrado auyama, maízy yuca. Hoy por hoy nos mantenemos en la tierra sem-brando y recogiendo los frutos de nuestros esfuerzos.Contribuimos con la soberanía y seguridad alimentariade la región y el país, motivando a las mujeres de nues-tro municipio a luchar para transformar no sólo la eco-nomía de nuestra región sino nuestras concienciascomo mujeres afrodescendientes cimarronas./

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