Revista Miradas

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Revista Patrimonial, las fotos tomadas por mi, otras de internet.

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S i buscamos la significación etimológica del término turismo, encontramos que dicha palabra proviene del idioma inglés de la locución “tourism”. Dentro de la natural tradición inglesa, generalmente se decía “to

make a tour”, cuando se quería manifestar la intención o el he-cho de dar un paseo o vuelta. A su vez “tour” deriva del latín “tornus”, cuyo significado en esta lengua era el mismo que el expresado, es decir, dar un paseo o vuelta. A las personas que realizaban estos “tours” se les denominaba “tourist”.Tal vez sea el Diccionario de la Lengua Española el que mejor ha descrito sus más importantes características, al decir que el turismo es “la actividad o hecho de viajar por placer”.“Conjunto de los medios conducentes a facilitar estos viajes” De acuerdo a la acepción anterior, en ella encontramos los dos grandes elementos que componen el turismo: el turista y la actividad turística. Es decir el sujeto turístico y la organización

industrial que hace del turismo su fuente de explotación.Nuestro país, dada sus características geográficas, reúne exce-lentes condiciones naturales más que necesarias para que el tu-rismo pueda ofrecerse espontáneamente, sin que tenga un costo realmente directo, requiriendo tan solo para ello una estructura accesoria material.El turismo es una actividad con vinculacio-nes económicas, sociales y culturales, siendo un factor de desa-rrollo que genera empleos, aporta divisas y destina inversión. Nuestra publicación Reconstruye todo un viaje através del tiempo, por los sectores Patrimoniales de Cartagena, visitando los castillos, Casonas, Villas, y Terraza. Continuamos con un poco más de historia, de arquitectura, un poco más de mar, y mucha poesía, datando la Ciudad de Isla Negra, y su historia junto a Pablo Neruda. Y no puedes dejar de ver el museo destacado del litoral central, “La Casa Museo de Pablo Neruda.”.

Presentación

El Turismo

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Director: Carlo AcevedoEdición: Carlo Acevedo

Coordinación: Carlo AcevedoDirección de Arte: Carlo Acevedo

Maquetación: Carlo AcevedoPublicidad: Carlo AcevedoMarketing: Carlo Acevedo

Director Administrativo: Carlo Acevedo

Teléfono de información al cliente para suscrpciones, números atrasados y CDs:

76207901

colaboración en este número

Pedro contreras, Sebastián Núñez, Domingo Torres.

Edita: Carlanga’s edition S.A.Calle Hijuela B Lote 4 Ex-fundo el Peral, Comuna

El Tabo.Tel. 76207901 fax.35-432084

Imprime: I.G. Pantone S.A. Tel. 35-432084Distribuye: Editorial Carlanga’s

Impreso en ChileDepósito Legal

E-mail: [email protected] con la colaboración de

Impresoras HPK8600.

Esta publicación es miembro de la asociación de Revistas de información asociada a la Federación internacional of Periodical Press (FIPP).ARi

Cartagenav i s i t a

Y su Patrimonio Arquitectónico y Urbano.

- Pasea por su terraza y su ruta patrimonial.Visita el castillo, Iglesias, y Casonas.

Villa Gherardi

Castillo Foster

Iglesia del niño Jesús

Un paseo por I sla negra

h i s t o r i a

Arquitectura, Mar y Poesía

Playa Chica

Isla Negra

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Sumario

“Sólo hay que posar la mirada en algún rincón de la geografía chilena, desde sus lugares más representativos hasta aquéllos que permanecen casi desconocidos, para descubrir la belleza que atesoran”.

Casa mUseoNO

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Navegando en la Tierra

Exposiciones

FasCInados por la artesaníacon

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Escultores

Bordadoras

Escultura

Tienda de Artesanías

Casa Museo

Pez hecho de cerámicaBoedados

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- Fecha de Exposiciones.

- Diferentes esculturasy tiendas artesanales.

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Playa Chica, la cual posee una superficie de 12.180 m².

Al fondo, se encuentra el Castillo Foster

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L as dos primeras preguntas tienen su asidero (o al menos, uno de ellos) en la debacle del Movimiento Moderno y el sur-gimiento de un post modernismo con guiños

hacia el historicismo y una retórica que va desde los ejercicios más radicales de los hermanos Krier hasta la degradación estilística que constituyen, hasta el día de hoy la moda de las casas Georgean. El punto de quiebre, tal vez sea el “Año del Patrimo-nio Arquitectónico Europeo” (1975) y los hitos de esta sensibilidad, las Declaratorias de cientos de edificios y ciudades como Patrimonio Cultural de la Humani-dad. A nivel local, las Iglesias de Chiloé, Valparaíso e Isla de Pascua, son nuestra contribución a esta “nue-va” relación con la arquitectura. El contexto de la glo-balización nos aporta un nuevo argumento al acto de rebeldía que, por estos años, constituye volver a mirar lo propio en desmedro de una homogenización cultural imperativa y agobiante. Las preguntas que se suman al caso de Cartagena, dan cuenta de un fuerte divorcio entre la evidencia de un original patrimonio arquitectónico y la enorme falta de sensibilidad en la población local sobre el signi-ficado del mismo, ejemplos hay varios : a diferencia

de otras localidades chilenas (Chanco en-tre ellas) que celebraron con jolgorio la ge-neración de una zona típica, en Cartagena se pueden apreciar todavía, algunos grafitis que dicen “No la Zona Típica” y es fuerte el alivio que algunos propietarios manifiestan cuando descubren que sus casas están fuera de la Zona Típica de Cartagena. Casi que-da la idea que el deseo de preservar, es un antojo de intelectuales que “no conocen la realidad”; y la realidad está lejos de desmentir esta percepción. El ciclo de vida de las casonas de Car-tagena se inicia a fines del siglo XIX, aun-que la historia de este primer balneario de la burguesía nacional es un poco más antigua: Cartagena tiene su origen histórico en el perío-do colonial, en base a la merced de tierras costinas entregadas a Don Luis de Cartagena, (a quien debe su nombre) en 1615. Más adelante, se constituyó en el puerto de salida de la producción triguera de los valles de Lo Abarca. En el siglo XVIII, Cartagena se conforma como un pueblo pequeño, con población permanente y algún grado de equipamiento e infraestructura (bodegas)2. En 1785 arriba el primer barco al “puerto Nuevo” de Cartagena, el Paquebote “El Transito” y en 1790 recibe de Ambrosio O’Higgins, la categoría de puer-to “exportador e importador”.

“Si acercarse al tema del patrimonio arquitectónico planteas algunas preguntas, estas se duplican en el caso de Cartagena. A las clásicas ¿qué preservar? y ¿porqué preservar?, se suman, ¿para quién preservar? Y la más dolorosa de todas ¿qué hacer para preservar?”

Virgen de los Sus-piros, Su nombre se debe a que la imagen se ubica en una alta roca, donde los enamorados antiguamente iban a suspirar por sus amores.Vista de la Terraza de Cartagena, que separa la playa Chica y Grande, Abajo.

El Patrimonio Arquitectónico y Urbano

Cartagena, Chile

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No obstante este origen ligado a actividades co-merciales, que corresponde a los siglos XVII y XVIII, durante el siglo XIX, Cartagena se va perfilando como una ciudad balneario. Este fenómeno es producto del auge salitrero y triguero y su manifestación más clara es la llegada de familias acomodadas provenientes de Santiago propiciada, en forma relevante, por la familia Huidobro, propietaria de las tierras contiguas al enclave fundacional.

A Fines del Siglo Pasado, y en las prime-ras décadas del actual, se genera un movimiento de consolidación arquitectónica en la comuna, lo que implicó la edificación de enormes y lujosas mansio-nes, construidas, en algunos casos, con materiales importados de las principales metrópolis extranjeras. Cartagena, se transforma en el balneario preferido de la clase acomodada santiaguina. En 1901, es creada por decreto supremo, la comuna de Cartage-na; la ciudad disponía de “adelantos” que no eran comunes en el país.

Alumbrado público a gas, locomoción colectiva, telégrafo, una bomba bencinera, calles pa-vimentadas, red pública de alcantarillado, un carro de sangre sobre rieles que hacia el recorrido Cartage-na - Las Cruces, etc. Incluso existen documentos que prueban la existencia de un proyecto de andarivel desde la Playa hasta las dunas de San Sebastián. A Cartagena se llegaba mediante un servicio continuo de coches que efectuaban el trayecto Melipilla -Car-tagena; a Melipilla se llegaba en ferrocarril. Todo lo cual en un contexto de gran conservadurismo (se con-signa en actas municipales de 1915, la solicitud de un marido para que su esposa tome el sol en la Playa y la aceptación del Consejo comunal señalando las horas en las que esto debía ocurrir).En 1912, el ferrocarril es extendido hasta Cartage-na luego de una previa extensión a San Antonio, lo que constituye un punto de quiebre en la historia del balneario. Con la construcción del ramal ferroviario, se posibilita la llegada de flujos cada vez más ma-sivos de turistas, que encuentran en esta ciudad el balneario más cercano y de más fácil acceso desde la capital; es la democratización del país que tiene su correlato en la democratización del acceso al des-canso. Este adelanto modernizador, marca el inicio del cambio del tipo de turismo desarrollado en la Comuna, situación que se intensificó en las décadas siguientes (resulta paradógica la relación que algunos habitantes efectúan entre decadencia y ferrocarril).

Casona, ubicada al frente de la plaza Teniente Coronel Ricardo Sta. Cruz Vargas, arriba.

Casa Modernista, excelente vista al Horizonte, derecha.

Parroquia Virgen Medianera, frente a plaza de armas, página derecha.

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“Una arquitectura de fachada continua en cuyo interior se verifica un patio ordenador al modo de la casa romana o chilena y que el exterior presenta una fachada que en los casos de mayor ornamentación adscribe a modelos neoclásicos. Esta arquitectura predomina desde 1880 y ocupa, preferentemen-te el casco fundacional de la ciudad, como lo es la Plaza de Armas”

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El recambio del tipo de turista, implicó el retiro de los sectores acomodados (un símil de “la fuga hacia el oriente” de los más pudientes, que se verifica en el territorio de la ciudad de Santiago y que en materia de veraneo, se reproduce, en el territorio nacional hacia el norte: Cachagua, La Serena, etc.) y la baja en la inversión privada y pública en la comuna.

A su vez, la demanda de servicios genera-da por el turismo popular fue superando con largueza la capacidad instalada, lo que provoca deficiencias estructurales de carácter progresivo en el desarrollo urbano y el ordenamiento territorial de la comuna. Las casonas que conformaron el paisaje urbano de la ciudad fueron sufriendo procesos diversos: o bien su

literal abandono o su enajenación a favor de sindica-tos o mutuales obreras que las convirtieron en casas de veraneo de transformación en residenciales (sub-dividiendo los espacios interiores de modo deliran-te) y locales comerciales o, las menos, sirviendo de residencia permanente de familias locales. En todos estos casos, la capacidad de inversión en la edifi-cación se vuelve baja o desaparece por completo, posibilitando su deterioro; se suma a lo anterior, en muchos casos, la desaparición de parques interiores por la vía de la subdivisión del predio por razones económicas o familiares. Aunque el patrimonio arquitectónico de Cartagena es más bien heterogéneo. En términos tipológicos es posible constatar al menos cinco grupos de edifica-ciones que lo conforman, a saber:- Una arquitectura de fachada continua en cuyo in-terior se verifica un patio ordenador al modo de la casa romana o chilena y que el exterior presenta una fachada que en los casos de mayor ornamentación adscribe a modelos neoclásicos. Esta arquitectura predomina en las edificaciones de 1880 y ocupa, preferentemente el casco fundacional de la ciudad (Plaza de armas y avenida Cartagena).- Una arquitectura claramente influenciada por esque-mas europeos, estilo gótico victoriano, caracterizado por cubiertas empinadas, torreones y pináculos, an-tejardines o parques interiores. Pilastras de madera exteriores a modo de ornamentación.

Castillo Foster, edificación ecléctica, emplazada al costado norte de Playa Chica.

Casa del Ex-presidente, Pedro Aguirre Cerda.

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Se emplazan fundamentalmente en el loteo que hizo Vicente Huidobro en la población Ruiz Tagle y frente a la Playa Chica. Estas casas pueden fecharse entre los 1890 y 1915 y son las que más caracterizan a la arquitectura de Cartagena.- Un grupo de edificaciones eclécticas en las que hay resabios historicistas ( neo gótico o neo románico o in-cluso “neo morisco”) que aparecen cerca de los años 20 y que responden a emplazamientos interesantes desde el punto de vista de la morfología urbana (el caso más emblemático de esta tipología es la casa Foster emplazada al costado sur de Playa Chica).- Un grupo de viviendas que acogen elementos del gótico victoriano, como la ornamentación exterior a base de elementos de madera (pilastras, pináculos y un frontón adornado con triangulaciones y arrios-tramientos torneados), el emplazamiento aislado con antejardín en el predio, pero con volumetría más re-posada (un “estilo” que se ha definido como “propio de las casas de veraneo del litoral central a principios del siglo XX).- Finalmente existe un grupo muy interesante de ca-sas que mezclan algunos elementos del primer y el segundo grupo de los descritos precedentemente: se trata de casas que, si bien respetan la fachada conti-nua, recogen algunos elementos del gótico victoriano (presencia de la cubierta, pináculos y enmaderamien-tos ornamentales en fachadas) y agregan la galería como elemento de fachada al exterior. Este grupo, es acaso el más original y debiera recibir una atención mayor debido a que se trataría de una propuesta ne-tamente local. Se emplazan dentro del casco histórico fundacional y ocupan, a veces, intersticios entre las casas corrientes de fachada continua (Ej. La casa de veraneo de Pedro Aguirre Cerda).

En términos urbanísticos, Cartagena adscribe al damero como forma de ocupar el territo-rio, un damero que se recorta al entrar en contacto con los accidentes naturales del territorio (tres quebra-das que recorren la ciudad de oriente a poniente: Quebrada de Llo-lleo, Quebrada de Las Mercedes y Quebrada El Tranque y el borde costero), en este ámbito, el acto de intervención más audaz, lo cons-

tituye la construcción de la terraza de Cartagena, suerte de malecón continuo que debió salvar un pe-ñón que separaba la Playa Grande de la Playa Chi-ca. Esta terraza peatonal es hoy el principal espacio de uso público de la ciudad y en él se emplazaban una serie de atractivos propios de la vida social de principios de siglo (llegó a albergar una piscina que con el tiempo se utilizó también como espacio para conciertos).

Abundan las edificaciones en altura. Se dice de estas casas, que fueron importadas desde Europa. La verdad es que sólo se tiene certeza de una sola de ellas (Residencial El Parque o Villa Gherardi) en el sentido de que habría sido comprada por catálogo a Canadá y rearmada en Cartagena luego de un cam-bio de dueño.

Quienes rememoran la construcción de esta obra, recuerdan que en ella trabajaron conscriptos del ejército de chile y que pretendía ser imitación de terrazas similares de la Costa Azul.

Villa Gherardi, se aprecia su estilo gótico y Europeo.

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Un paseo por I sla negra

“En mi casa he tenido juguetes pequeños y grandes, sin los cua-les no podría vivir. He edificado mi casa también como un juguete y juego en ella de la mañana a la noche.”h

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E n el año 1939, Neruda buscaba algún re-fugio para escribir, el proyecto de Canto general, necesitaba de una especial concen-tración. Un lugar cerca del mar podía ser per-

fecto y un sencillo aviso de diario alertó al poeta y a su mujer de esos años Delia del Carril. Se ofrecía un terreno y una pequeña casa en la costa del Pacífico, a algo más de cien kilómetros de Santiago, cercano al puerto de San Antonio. Isla Ne-gra era, en esos años, una caleta de pescadores, un pequeño poblado casi desierto, sin comodidades y

muchas dificultades con sus caminos de acceso. Se trataba de un terreno de más de cinco mil me-tros, con una casa mínima que tenía el esplendor de una vista al mar inigualable, olas enormes que se ele-van hasta hacerse transparentes, reventando contra las rocas con furia tremenda, deshaciéndose en espu-ma sobre una arena gruesa brillante, llena de ágatas. Y el olor, un fuerte olor a sal y yodo, proveniente del mar y de algas y cochayuyos que rodeaban las enormes rocas. Sin duda ese era el atractivo del lugar que compraron y que con los años fue creciendo has-ta multiplicar muchas veces su superficie, de iniciales setenta metros. Hoy es una casa de más de quinientos metros cuadrados.

Isla Negra, tomada a la puesta de sol, cerca de la Casa Museo Pablo Neruda.

Arquitectura, Mar y PoesíaIsla Negra - Chile

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Pero hay que advertir que los afanes de constructor de Neruda no se rigen por pre-supuestos abultados ni por un sentido lógico de la cons-trucción, son más bien ideas, imágenes nacidas del deseo de tener una habitación más, de aprovechar una luz y una vista, y hasta de tener objetos

–puertas, ventanas– que necesitan un soporte. Tam-bién, como ocurrió justamente en esta casa, haber visto un enorme caballo que era el símbolo de una ferretería incendiada en Temuco, la ciudad del sur de su infancia, que finalmente logró comprar, y para él se construyó una pieza. En sus proyectos Neruda estaba más atento a los resultados y a los efectos que provocaba, que a planos y convenciones. La primera ampliación se inicia en el año 1943 y se termina en 1945, en este proyecto vuelve a contar con la ayuda del arquitecto español Germán Rodrí-guez Arias. De esa época data el muy característico torreón de piedra de la casa, y otros volúmenes que anuncian que la casa se seguirá alargando, lo que ocurre en 1965 en que nuevas construcciones rema-tan en la casa que conocemos hoy. Una larga y angosta franja de piedra y madera a la manera de un tren, dos alas unidas entre sí por una arcada de piedra. Una última sala destinada a la colección de caracolas, se había proyectado el año 1973, pero los acontecimientos políticos hicie-ron posible que sólo se completara en 1992.

“En mi casa he tenido juguetes pe-queños y grandes, sin los cuales no podría vivir. He edificado mi casa también como un juguete y juego en ella de la mañana a la noche.”

La visita a la casa de Isla Negra es una experiencia extraordi-naria, y los diversos sentimientos que provoca van quedando guardados en varios tomos de libros de tapas gruesas donde visitantes ilustres y comunes anotan con palabras emo-cionadas sus impresiones. “Confie-so que he venido” anotó el Premio Nobel Gabriel García Márquez, en alusión a las memorias del poeta Confieso que he vivido.

Pileta con diseño Gótico. Ubicada en el Patio interior de la Casa Museo Pablo Neruda, lado sur.

Vista periférica de la Casa Museo, Pablo Neruda, derecha.

Roqueríos de playa, Vista desde Casa museo, abajo.

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Y así, extranjeros, nacionales, estudiantes, artistas, escritores, realizan peregrinación. Cada año se ha incremen-tado el número de visitantes que, en el año 2007, sumó más de cien mil personas.

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Casa mUseo“En los espacios más íntimos, el dormitorio principal, zapatos, corbatas y chaquetas, vestidos de Matilde, cajas de música, y una vista al mar desde lo alto que invade al visitante”

T rasponiendo la entrada, se inicia la visita en el salón de grandes proporciones y altura, con una magnífica vista al mar, donde toman preponderancia algunos de los famosos mas-

carones de proa, las dos Medusas, el gran Jefe Co-manche, la Micaela –la última adquirida por el poe-ta– y La Marinera de la Rosa, también dos tallas de madera de ángeles con trompetas, y una cantidad de objetos que entregan esa primera impresión de una casa armada como un escenario potente. Luego, el comedor, donde nuevamente los mascarones de proa –Jenny Lind y Morgan– miran desde la altura, y la mesa parece esperar a los habitantes de la casa con unos copones de color rojo e individuales ingleses. Se aprecian una cabeza de ángel y una virgen de Rapa Nui, ambas figuras talladas en madera.

Más de tres mil quinientos objetos están inventaria-dos e instalados sin posible dispersión, en los distintos espacios de la casa. Una colección de máscaras de las más diversas formas y procedencias, una enor-me cantidad de botellas transparentes, representando manos con puñales, botas, veleros colocados dentro de esos envases de vidrio, grandes tinajas de vidrios de colores, muchos diablillos de cerámica prove-nientes de México, fotografías de los admirados del poeta, Whitmann, Rimbaud, unos espléndidos planis-ferios pintados en vidrio, cajas de insectos extraños y mariposas coloridas y multiformes, alfarería de La-tinoamérica, animales, figuras, tallas de Rapa Nui, relojes, estribos de diversos orígenes, instrumentos de navegación, mapamundis, un baño tapizado de tarjetas postales con el erotismo de siglos pasados, caracolas de todos los tamaños con sus nombres cien-tíficos. Decía el poeta: “Yo soy un amateur del mar, y desde hace años colecciono conocimientos que no me sirven de mucho porque navego sobre la tierra.”

Panorámica de la Casa Museo Pablo Neruda Isla Negra, vista desde la entrada Principal.

Navegando en la TierraIsla Negra - Chile

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En los espacios más íntimos, el dormitorio principal, zapatos, corbatas y chaquetas, vestidos de Matilde, cajas de música, y una vista al mar desde lo alto que invade al visitante. En suma, la impresión no es la de visitar una casa de lujo, lujo en el sentido de derroche, de valores exorbitantes, sino de una cierta complicada simple-za, porque todo está expuesto sin más pretensión que rodearse de todo aquello que sea posible poseer, es la demostración de la elección concienzuda de un artista que inventa una vida propia dentro de su casa. Porque hay mucho de teatral, de escenografía, pero asimismo impregnado de vida, de años pasados, que esta casa guarda en una atmósfera de silencio e intimidad. Pero no sólo la casa tuvo sus extensiones, los árbo-les fueron creciendo, el jardín fue tomando forma, las docas sirvieron de verde sostén al terreno arenoso, y se fueron perfilando subidas y bajadas, caminos pe-queños, para llegar al mar. También ahí instaló gran-des objetos, un locomóvil, un campanario, un bote, una fuente de agua, y ahí están ahora las tumbas de Neruda y Matilde Urrutia, que fueron trasladados desde Santiago en una importante ceremonia el 12 de diciembre de 1992.

Pablo Neruda pasó los últimos meses de su vida en su querida casa de Isla Negra, pocos días antes de su muerte la casa fue allanada por los mi-litares, fue trasladado a Santiago a la Clínica Santa María, donde murió el 23 de septiembre de 1973. A partir de esa fecha, la casa fue cerrada e intervenida por el gobierno militar. La Fundación Pablo Neruda obtuvo la personalidad jurídica en junio de 1986, y la casa de Isla Negra le fue restituida en 1989, A partir de 1990 se abrió al público como Casa Museo.

“Yo soy un amateur del mar, y desde hace años colecciono conocimientos que no me sirven de mucho porque navego sobre la tierra.”

Tumba de Pablo Neruda junto a su mujer, Matilde Urrutia.

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E n junio el Centro Cultural de la casa-museo Isla Negra expondrá dos interesantes muestras de Las Bordadoras de Isla Negra. El sábado 2 de junio a las 19 horas se inaugura la expo-

sición “Obras de Neruda en manos de mujeres” del taller Las Coincidencias. Esta muestra estará abierta al público hasta el viernes 15 de junio para luego dar paso a la exposición “Homenaje a Neruda y Leonor Sobrino ”, del Taller de Bordadoras de Isla Negra, que estará abierta al público hasta el 30 de junio.

Ambas exposiciones se pueden visitar de martes a domingo, de 10 a 18 horas en el Centro Cultural de Isla Negra. La entrada es liberada y la dirección es Camino del Poeta s/n, Isla Negra.Las Bordadoras de Isla Negra, comenzaron en 1966, motivadas por la señora Leonor Sobrino, vecina del pueblo. Las obras de Las Bordadoras de Isla Negra tuvieron éxito nacional e internacional. La primera exposición se hizo en el Museo Nacional de Bellas Artes en el año 1970. Se expusieron 80 telas, las que se vendieron el mismo día de la inauguración. Posteriormente se hicieron numerosas exposiciones en diferentes ciudades del país.

Actualmente funcionan dos agrupaciones de borda-doras: “Taller Las Coincidencias” y “Taller de Borda-doras de Isla Negra”.

ExposicionesEn el exterior han expuesto en Paris (1972), y en la XII Bienal de Sao Paulo de Brasil el año 1973. En 1975, los bordados se exhibieron en el Metropolitan Museum of Art en Miami y en el Musée de L’Athenée en Ginebra.

Paisaje Submarino, hecho de cerámica de colores, ubicado en la avenida de Isla Negra

Bordadoras

Isla Negra

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L a Artesanía en Isla Negra es hoy en día uno de los atractivos más interesantes y representativos del lugar, impregnado gran parte de ella con el natural ambiente nerudiano, podemos encon-

trar todo tipo de trabajos labrados originalmente por los artesanos del sector.

Entre ellos podemos destacar en primer

lugar a las Bordadoras de Isla Negra, con una vasta trayectoria en la acti-vidad y hermosos diseños, son uno de los principales atractivos turísticos del pueblo. Así también podemos encontrar todo tipo de manifestaciones arte-

sanales, como tallados en ma-dera, orfebres, trabajos en cuero, metal, vidrio, etc.

La Feria Artesanal ubicada a un costado del Camino Principal (Av. Isido-ro Dubornais) ofrece gran variedad de souvenirs y trabajos decorativos típicos del lugar. Bajando por “las Gavio-tas” rumbo a la Casa del Poeta nos encontramos con la Plaza Eladio Sobrino, centro Artesanal y Cultural, que además de ofrecer ar-tesanía de primar nivel, es

cede de eventos artísticos en los que periódicamente se

presentan cantautores, poetas, teatro, títeres, etc. Todo esto al aire libre inmerso en un hermoso lugar rodeado de cipreses y cer-cano al mar.

FasCInados por la artesaníacon

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Además en Isla Negra se encuentran artesanos como las Bordadoras de isla Negra, cuyas crea-ciones pueden adquirirse en sus casas. En la Plaza Eladio Sobrino existe un Centro Artesanal aledaño a la Casa Museo Pablo Neruda y varios kioscos de Artesanías en la calle principal. El sector costero de Isla Negra ha sido declarado zona típica para man-tener el entorno de la Casa Museo Pablo Neruda. Desde la playa y por los caminos es posible admirar un modo de habitar de indiscutible armonía a escala humana, lugares tranquilos y serenos con gran limpi-dez de paisaje que se impone con plenitud. Tan sólo 5 minutos separan a Isla Negra del balnea-rio de El Tabo. Esta playa, de gran belleza, se trans-forma cada fin de semana en un lugar muy visitado por turistas que buscan en este balneario tranquilidad y paz. Además de las maravillosas playas, este balneario ofrece la posibilidad de realizar caminatas y degus-tar exquisitos platos de mariscos y pescados. El lugar cuenta con hoteles, cabañas, hosterías, moteles, cam-ping y discotecas.

“El sector costero de Isla Negra ha sido declarado zona típica para mantener el entorno de la Casa Museo Pablo Neruda”

EscultoresCiudad de los Poetas

Obra de Jorge Gonzalo Torres, escultura en madera, abajo.

Vista Feria Artesanal, ubicada en Isidora Dovornais, abajo derecha.

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FasCInados por la artesaníaArtesano, esculpiendo la Madera en Isla Negra.

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Punta de Tralca: Balneario Ubicado entre El Quis-co e Isla Negra, caracterizado por sus enormes for-maciones rocosas que se internan varios metros mar adentro. Posee una extensa playa de arenas blancas apta para el baño.

Al norte se encuentra la casa de Ejercicios del Ar-zobispado, lugar famoso por sus seminarios y confe-rencias: al sur, el cerro Cantalao donde se encuentran esculturas de piedra realizadas por artistas franceses

Punta de tralca, Vista de sus playas de blancas arenas.

Posee una extensa playa de arenas blancas apta para el baño. Al norte se encuentra la casa de Ejercicios del Arzobispado, lugar famoso por sus seminarios y conferencias

en honor a Pablo Neruda y tambien la misteriosa Cueva del Pirata.Conforma una playa con una Peninsula rocosa sobre la cual rompen las olas y dan su nombre indígena (Tralca: Trueno).En la peninsula se practica escalada de roca libre.

Se encuentra una gran casa de Ejercicios del Arzo-bispado la cual ha sido testigo de muchas reuniones importantes para el país en la Historia reciente.

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