Revista PerúDebate 2013 - N°1_Política Laboral

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: Política laboral Año 1 | Revista 1 | PeruDebate: Observatorio de Políticas Públicas | www.perudebate.pe

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: Política laboral

Año 1 | Revista 1 | PeruDebate: Observatorio de Políticas Públicas | www.perudebate.pe

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Marzo 2013 | PeruDebate 2

Editoriall

Contenido

p3 Editorial

p4 Nota políticaAjustes del mercado laboral peruano ante cambios en el salario mínimo

Por: Kristell Benavides

p9 Artículo invitadoConflictos Laborales en el Perú: Un balance del sector público en el 2012

Por: Sergio Saravia

p14 En agendaEl trabajo infantil como problema público

Por: Diana Chaman y Raisa Ferrer

p19 EntrevistaEnrique Fernández-Maldonado (MTPE): “Los conflictos laborales son conflictos sociales”

Por: Noelia Chávez

Índice

Equipo editorial

Dirección editorialOmar Coronel

Redacción Kristell Benavides, Diana Chaman, Noelia Chávez y Raisa Ferrer

Diseño y diagramaciónRaisa Ferrer

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Editoriall

Editorial

¿Por qué hay poco debate en torno a la política laboral en el Perú? El tema es complejo y hay varios ejes por dónde abordarlo, por ejemplo: las políticas del Ministerio del Trabajo y Promoción del Empleo (MINTRA), la remuneración mínima vital, los conflictos laborales, o el mismo trabajo infantil. Al parecer sí hay discusión y fuertes luchas de poder al interior del gobierno por abordar y tomar decisiones sobre estos temas, entre otros, pero es resaltante que casi ninguno de estos asuntos salte a la agenda públi-ca que construyen los medios de comunicación. El actual gobierno nacionalista despertó muchas ex-pectativas en los trabajadores, cuyas organizaciones apoyaron abiertamente a la candidatura de Ollanta Humala. El anuncio de que Pablo Checa, ex secretario general adjunto de la CGTP, asumiría el cargo de viceministro en el MINTRA, significó una muestra de los posibles cambios que venían con el nuevo go-bierno. Sin embargo, luego de un año y ocho meses de gobierno, habiendo salido Checa junto a otros dos ministros, las políticas laborales parecen continuar las tendencias de los dos gobiernos anteriores.

Kristell Benavides hace una nota política sobre la investigación de Miguel Jaramillo (investiga-dor principal de GRADE), que analiza los ajustes del mercado laboral peruano ante los cambios en el salario mínimo. Se busca ver cómo estos cambios impactan realmente en las remuneraciones y el empleo, tomando en cuenta la informalidad y la tasa de incumplimiento. El artículo muestra la hete-rogeneidad de esa tasa en las diferentes regiones del país. La política activa de salarios mínimos no se-ria una herramienta potencialmente efectiva como instrumento para promover la inclusión social.

De otro lado, Sergio Saravia hace un balance sobre los conflictos laborales en el sector público durante el 2012. Saravia analiza las similitudes y diferencias de las demandas de los sectores que protagoniza-ron las huelgas durante este año; la poca voluntad de diálogo que ha caracterizado al gobierno; el de-cisivo rol que juegan el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y el Fondo Nacional de Financiamien-to de la Actividad Empresarial del Estado (FONAFE) sobre las políticas laborales; la desarticulación sindical en la negociación con el Estado; y las posibilidades de la conflictividad para el presente año.

Raisa Ferrer y Diana Chaman analizan un tema muy poco debatido: las políticas públicas en torno al tra-bajo infantil. Un gran problema para abordar el tema parece ser la falta de datos completos y actualiza-dos. Sin embargo, las autoras trabajan el tema partiendo de algunas definiciones y la diferenciación en-tre el trabajo infantil en espacios rurales y urbanos. Luego de esto, se analiza cuál ha sido la acción del Estado en la última década para combatir este problema, y cuáles son las principales dificultades.

Finalmente, Noelia Chávez le hace una entrevista a Enrique Fernández-Maldonado Mujica, director de Prevención y Solución de Conflictos Laborales y Responsabilidad Social Empresarial del Ministerio de Tra-bajo y Promoción del Empleo (MTPE). Fernández-Maldonado explica el incremento de los conflictos en 2012 y las estrategias de prevención que el gobierno está implementando. Asimismo, destaca los es-fuerzos del gobierno por promover la responsabilidad social empresarial mediante concursos que pre-mian las buenas prácticas laborales. Finalmente, señala que el principal reto a futuro es el fortalecimien-to de las capacidades de los encargados de prevenir los conflictos laborales en los gobiernos regionales.

Coordinador PeruDebateOmar Coronel

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EditoriallNota política

Ajustes del mercado laboral peruano ante cambios en el salario mínimo: La experiencia de la década de

2000

[Texto: Kristell Benavides*]

Esta Nota de Política presenta los principales resultados de la investigación “Ajustes del mercado la-boral peruano ante cambios en el salario mínimo: La experiencia de la década de 2000”, realiza-da por Miguel Jaramillo, investigador principal del Grupo de Análisis para el Desarrollo (GRADE).

El objetivo de la investigación de Jaramillo es evaluar los efectos del salario mínimo sobre dos variables del mercado laboral: remuneraciones y empleo. Con este propósito se usan datos de la década de 2000, cubriendo cinco incrementos de la remuneración mínima vital (en adelante RMV). Con esto, se busca ampliar el conocimiento sobre cómo opera el salario mínimo en el mercado laboral peruano y en qué medida puede contribuir a los objetivos de equidad e inclusión en nombre de los que se implementa.

Introducción

Las políticas del salario mínimo tienen como finali-dad mejorar la situación de los trabajadores de bajos ingresos a través del establecimiento de límites infe-riores a las remuneraciones de los trabajadores asa-lariados. Se ha argumentado, además, que en mer-cados imperfectos el establecimiento de un salario mínimo mejora la eficiencia del mercado laboral, in-formando a los agentes para que puedan utilizar esta

para negociar sus remuneraciones. En Améri-ca Latina, el salario mínimo se ha usado tam-bién como herramienta macroeconómica para el control de la inflación o de las cuentas fiscales.

En el Perú, se han aplicado políticas de salario mí-nimo desde la segunda década del siglo XX. En un inicio, los salarios mínimos variaban por región y

___________* Estudiante de 10º ciclo de la especialidad de sociología en la Pontificia Universidad Católica del Perú.

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sector de actividad. Es hasta 1985 que se establece un solo salario mínimo, denominado remuneración mínima vital, para todos los asalariados del sector privado a nivel nacional. Durante la última década y hasta el inicio del presente gobierno, se dieron cinco incrementos de salario mínimo –marzo de 2000, sep-tiembre de 2003, enero de 2006, octubre de 2007 y diciembre de 2010, respectivamente-. Estos aumen-tos no han seguido una periodicidad determinada ni se han dado en cantidades similares, lo que da cuenta del manejo de este tipo de política en el país.

El órgano encargado de administrar la política eco-nómica de RMV es el Consejo Nacional de Trabajo (CNT), órgano consultivo y de concertación del Mi-nisterio de Trabajo y Promoción del Empleo, creado en 2001, en que participan representantes de los trabajadores, empresarios y del Estado. El objetivo de que la política de RMV sea administrada por este órgano es que las decisiones de cambios en el salario mínimo sean tomadas sobre la base de fundamentos técnicos y el consenso entre actores sociales. Sin em-bargo, la designación del CNT no ha tenido efectos en la práctica, pues los presidentes de la República

han seguido dominando la administración de esta po-lítica.

Salarios mínimos en Perú y América del Sur

El nivel del salario mínimo en el Perú se encuentra en el rango medio con respecto a los datos de otros países de la región. Desde la década de 1990, la RMV presenta un comportamiento más estable en com-paración con los años de hiperinflación. Luego de los primeros años de la década, periodo de estabilización de los precios, cuando se dejó de modificar la RMV regularmente, sigue una tendencia al alza asociada a la baja inflación y al continuo crecimiento económico.

En la década comprendida entre 2000 y 2010 hubo cinco incrementos del salario mínimo. Estos incre-mentos se dieron en intervalos temporales diferentes y a diversas tasas, teniendo lugar el mayor en abril del año 2000, que elevó el salario mínimo vigente des-de setiembre de 1997. Los datos dejan claro que no existe una estructura programada que determine los cambios en la RMV.

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Gráfico 1Salarios mínimos en América del Sur ($PPP)

Elaboración propia1

___________1 Valores convertidos a dólares internacionales ($PPP) –dólares de igual poder de compra- utilizando las proyec-ciones de la tasa implícita de PPP (purchasing power parity) al 2013 del FIM. Datos actualizados a marzo de 2013.

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En el gráfico siguiente se puede apreciar cómo es que la RMV real se ha incrementado a lo lar-go de la década hasta el año 2008 y se acerca a las remuneraciones promedio de los trabajado-res no calificados y los trabajadores informales. Es importante tomar en cuenta esta información

Gráfico 2Perú: Remuneración mí-nima vital, 1991-2009

Fuente: BRC, MTPE

Gráfico 3Lima Metropolitana: Evolución del salario mínimo y de las re-muneraciones promedio reales de trabajadores no califica-dos y trabajadores informales2

ya que tanto los trabajadores no calificados como los informales son quienes más se ven afectado ante cambios en la RMV, ya que suelen encontrarse en la parte más baja de la distribución de salarios.

___________ 2 Calculado para los trabajadores asalariados a tiempo completo (35 horas de trabajo semanales o más). Se considera “trabajador no calificado” a aquel que tienen menos de diez años de educación. Se define como trabajador informal al que, trabajando en una empresa privada, no posee seguro de salud. Los valores en términos reales están en nuevos soles de 1994.

Tabla 1Perú: Cambios en el salario mínimo, 2000-2010

Fuente: INEI, MTPE

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Salario mínimo e informalidad

La tasa de incumplimiento es una variable cen-tral pues indica la efectividad que puede alcanzar el uso de una política de RMV. El siguiente gráfi-co muestra cuál ha sido la evolución de esta tasa en Lima, la cual ha fluctuado a lo lardo de la déca-da entre el 20% y 30%, experimentando una caída sostenida desde el 2007. Asimismo, permite obser-var que el incumplimiento de la política está aso-ciado al aumento de la RMV y el salario promedio.

Gráfico 4Lima Metropolitana: Ratio salario mínimo/remuneración promedio y por-centaje de incumplimiento del sala-

rio mínimo, 2000-1010

Fuente: ENAHO 2000-2010

Cabe señalar que las tasas de incumplimiento a ni-vel regional son más elevadas con respecto a las de Lima Metropolitana, área con el mercado la-boral más formal y desarrollado del país. En el gráfico 5 se muestra el incumplimiento de la nor-ma de la RMV en las distintas regiones, llegando a tasas de 50% o más en la mitad de las regiones.

Esta situación puede explicarse por el hecho de que para varias de las regiones la RMV no es un piso salarial, sino que representa una cantidad que se encuentra por encima de las remuneraciones pro-medio, como se observa en el gráfico 6. Estas cifras permiten cuestionar la validez de una RMV a nivel nacional cuando esta se cumple solamente en la región Lima y otras ciudades intermedias, y parece estar fuera de contexto en varias de las regiones.

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Grupos afectados por cambios en la RMV

La RMV tiene un grupo objetivo conformado por la población de asalariados del sector público. Sin em-bargo, existen subgrupos de trabajadores que se ven afectados de manera diferenciada por los cambios en el salario mínimo según su ubicación en la distribu-ción de las remuneraciones. En la tabla se muestra la población afectada para cuatro de los cinco incre-mentos de la década, definida como aquellos asala-riados privados que ganaban menos de o hasta 1,2 veces la nueva RMV durante el trimestre previo al cambio. Para cada uno de los incrementos, el porcen-taje de asalariados privados que ganaban menos se encuentra entre el 25% y el 45% del total de asalaria-dos privados. La situación es distinta para el último aumento de la década, que tuvo el grupo más peque-ño de potenciales beneficiarios debido al crecimiento

Gráfico 5Tasa de incumplimiento de la RMV a

nivel regional

Fuente: ENAHO 2009

Fuente: ENAHO 2009

Gráfico 6Perú: Salario promedio regional y

RMV

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Tabla 2Lima Metropolitana: Potenciales afectados por incrementos del salario

mínimo, 2003-2010

Fuente: EPE 2003, 2005 y 2007

Para precisar el perfil de los afectados por los cam-bios en la RMV, cabe señalar que son los trabajadores informales y los no calificados quienes tienen remu-neraciones cercanas al piso salarial, con excepción del área rural, donde los únicos que se alejan del piso salarial son los trabajadores asalariados privados for-males. En el grupo de asalariados informales son las mujeres quienes más sienten las consecuencias de los incrementos en la RMV. Asimismo, cuando se des-agrega por rangos de edad, son los jóvenes menores de 25 años los que tienden a percibir las consecuen-cias de esta política. Cabe enfatizar que el promedio de ingresos de los trabajadores informales del ámbito rural resulta inferior a la RMV para todos los subgru-pos estudiados dentro de los asalariados informales.

Resultados

El análisis muestra el importante crecimiento de la RMV a partir de mediados de la década del noventa. Se evidencia que el curso de esta política ha sido errático y ha respondido a decisiones presidenciales arbitrarias, es decir, que no ha seguido una periodicidad regular ni ha respondido a criterios técnicos institucionales.

Además, subraya la asociación entre el nivel de la RMV en relación con las remuneraciones promedio y la tasa de incumplimiento de la norma: a mayor nivel relativo de la RMN, mayor es la tasa de incumplimien-to de la norma, y por ende, menos efectiva la política.

El análisis de las distribuciones salariales indica que el salario mínimo no juega un rol importante sobre estas. La evidencia muestra que los efectos identificados tienden a ser estadísticamente débi-les, de pequeña magnitud y acotados a grupos es-pecíficos -pobladores rurales, mujeres y jóvenes-.

En cuanto a los efectos sobre el empleo, no se encuentra un efecto significativo sobre quienes ganan alrededor del salario mínimo. Los efec-tos positivos se encuentran en el sector infor-mal, donde los trabajadores menos calificados son sustituidos por trabajadores más calificados.

Se concluye que la política activa de salarios mí-nimos no es una herramienta potencialmen-te efectiva como instrumento para promo-ver la inclusión social, pues la experiencia no valida su uso como instrumento para hacer más equitativa la distribución de los ingresos laborales ni para mejorar la eficiencia del mercado laboral.

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Solo un año después de que Ollanta Humala asu-miera la presidencia, los sectores de educación y salud decidieron organizar paros prolongados. Exi-gían al gobierno, entre otras demandas, aumen-tos salariales y mejores condiciones de trabajo.

El electo presidente había prometido durante su campaña electoral una serie de reformas que no se materializaron en su primer año de mandato y que de pronto fueron desapareciendo de la agenda. Este descontento se expresó en diversos conflictos, entre los que resaltan los laborales (6% del total de conflic-tos en setiembre de 2012, y actualmente 4.5%1). Los principales conflictos de este tipo se centraron casi totalmente en el sector público (salud, educación, ad-ministración pública, transportes y comunicaciones).

Editoriall

Artículo invitadoConflictos Laborales en el Perú:

Un balance del sector público en el 2012

[Texto: Sergio Saravia López*]

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El artículo a continuación abordará algunos aspectos vinculados a los conflictos laborales en el sector públi-co. En primer lugar, las similitudes y diferencias de las demandas de los sectores involucrados en huelgas. En segundo lugar, la poca voluntad de diálogo que ha caracterizado al gobierno reflejada en la duración de las huelgas de los distintos actores sindicales. En ter-cer lugar, el rol que ha jugado (y juega) el Ministerio de Economía y Finanzas, así como también el FONA-FE2. En cuarto lugar, la desarticulación sindical como debilidad en la negociación con el Estado. Y finalmen-te, a modo de reflexión, qué esperar sobre conflic-tividad laboral en este sector para el presente año.___________* Estudiante de último ciclo en la especialidad de Sociología de la PUCP y ex practicante en la Dirección de Prevención y Solu-ción de Conflictos Laborales y Responsabilidad Social Empresa-rial del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo. Colabo-rador invitado de PerúDebate1 Defensoría del Pueblo. Boletines de Conflictos Sociales Setiem-bre 2012 y Enero 2013.2 El Fondo Nacional de Financiamiento de la Actividad Empre-sarial del Estado – FONAFE es una empresa de Derecho Públi-co adscrita al Sector Economía y Finanzas creada por la Ley No. 27170, que fue promulgada el día 08.09.99, se publicó el día 09.09.99 y entró en vigencia el día 10.09.99, por lo que recién nace FONAFE el día 10.09.99 como la Entidad encargada de nor-mar y dirigir la actividad empresarial del Estado.

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Las huelgas y las demandas

Durante el 19 y 20 de junio de 2012, los médicos de Essalud y del Ministerio de Salud acataron una huelga preventiva de 48 horas exigiendo un aumento salarial. Era el primer aviso. Dos días más tarde, la junta direc-tiva de Essalud aprobó la viabilidad del aumento de sueldo a los médicos, pero había que esperar la apro-bación del FONAFE. El 06 de julio, Essalud anunció la aprobación del aumento de sueldos para 40 mil tra-bajadores de la entidad. Sin embargo, al día siguien-te, el sindicato de Médicos del Seguro Social de Salud (SINAMSSOP) anunció el inicio de una nueva huelga.

El SINAMSSOP llevó a cabo una huelga que duró un mes3. Dos eran sus principales exigencias: 1) un au-mento salarial justo4, debido a que sus sueldos estaban congelados desde hace aproximadamente 15 años, y 2) una reforma o reorganización de las escalas salaria-les en Essalud5. Y en tercer lugar, mayor aumento del porcentaje de inversión en el sector salud y mejores condiciones laborales. Tan solo habían transcurrido diez días desde el final de la huelga en Essalud cuan-do la Federación Médica Peruana también inició una huelga indefinida. Los médicos de la Federación, como también lo habían hecho los médicos de Essalud, exi-gían un aumento en las remuneraciones y mayor in-versión en el sector salud. Demandaron la homologa-ción de sus salarios con el de los médicos de Essalud..

Luego de un mes de paralización de las clases6, el sin-dicato levantó la medida de fuerza: no habían con-seguido el aumento salarial, pero lograron un bono único de 300 soles y la promesa de incrementar el presupuesto del sector educación para este año7.

Estas fueron las huelgas más relevantes y “me-diáticas” del 2012. Se revisten de relevancia para la opinión pública porque afectan directamente a una gran cantidad de la población a nivel nacio-nal, al mismo tiempo que nos hacen reflexionar sobre la situación en la que se encuentra un gran número de empleados del sector público: falta de inversión en los salarios, gestión e infraestructura.

Es necesario reconocer las particularidades que ha presentado cada paralización a lo largo del año. Sin embargo, ¿cuáles han sido los patrones recurrentes dentro de estas huelgas en el sector público? Un primer asunto es el del incremento salarial. La exigencia por mejores condiciones remunerativas no solo ha sido la bandera de los dos casos que hemos señalado8. Existe gran presión de distintos sectores por reordenar las escalas remunerativas del sector público en general.

Tanto los médicos como los profesores han reclama-do por el incremento del presupuesto de sus respec-tivos sectores. Esto permitiría poder incrementar los salarios y, al mismo tiempo, poder invertir en mejores condiciones laborales y de infraestructura. El 2012, en ese sentido, ha sido un año en donde se le ha plantea-do al gobierno, por distintos frentes y directamente, la necesidad de incrementar la inversión, por lo me-nos, en sectores básicos como la educación y salud.

En ese sentido, el crecimiento económico de la última década y las promesas electorales no cumplidas por Humala parecen haber generado un malestar en los trabajadores del sector público que aún esperan refor-mas acordes a los discursos de desarrollo y crecimiento.

___________3 El Fondo Nacional de Financiamiento de la Actividad Empre-sarial del Estado – FONAFE es una empresa de Derecho Públi-co adscrita al Sector Economía y Finanzas creada por la Ley No. 27170, que fue promulgada el día 08.09.99, se publicó el día 09.09.99 y entró en vigencia el día 10.09.99, por lo que recién nace FONAFE el día 10.09.99 como la Entidad encargada de nor-mar y dirigir la actividad empresarial del Estado.4 Si bien la paralización tuvo mayor impacto en Lima, también paralizaron regiones como Arequipa, Lambayeque, Cusco y Puno, etc. En el balance, la huelga dejo dejó 672 mil citas, 21 mil operaciones, 150 mil sesiones odontológicas y 131 mil exáme-nes radiológicos sin atender en todo el país (El Comercio 2012)5 El sueldo de los médicos de Salud está congelado desde hace 15 años y, dependiendo del nivel en el que se encuentren, su remuneración mensual varía. El sueldo médico en Lima es en promedio de s/ 3200; en provincia, de S/. 2900; en posta, de S/. 2500 y en Essalud, de S/. 3700. La exigencia del sindicato era un aumento de 1500 soles en el salario básico. Lo que finalmente se consiguió fue un aumento de S/. 1350 que serían pagadas en dos bonificaciones extraordinarias, es decir, no en un aumento salarial real. La exigencia de nuevas escalas salariales busca re-visar el clasificador de cargos, así como también que las escalas salariales estén acorde a las necesidades reales de los médicos, esto incluiría que los bonos y las asignaciones extraordinarias se incluyeran en los sueldos básicos de los médicos.

___________6 Solo 7 regiones del país no acataron la medida, mientras que lugares como Cajamarca, Tumbes, Ica y Arequipa reflejaron una asistencia a los centros educativos entre 10 y 20%. Esto por la presión ejercida por el Conare Sutep.7 Finalmente, el aumento en la función educación es apenas del 9 por ciento del presupuesto y 2,9% del PBI, ascendiendo a 16,712 millones de soles. Bastante lejos de la meta del Acuerdo Nacional del 6 por ciento del PBI. En salud, se ha pasado de 1.2% del PBI en el 2009, a 1.8% del PBI para este año8 Entre otros conflictos en el sector público resaltaron el de Ser-post, enfermeras de la Policía Nacional y el Ejercito, el Poder Judicial, el Banco de la Nación, etc.

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Estos vienen arrastrando reformas incon-clusas desde los gobiernos de Toledo y Gar-cía9, y sus esperanzas parecen haberse desva-necido también con el gobierno nacionalista.

Un tercer elemento llamativo es el de la duración de las huelgas. El promedio de duración de las mismas en el sector salud y educación ha sido de un mes. Desde el gobierno se lanzaron acusaciones sobre la falta de apertura al diálogo por parte de estos actores sindicales. Al respecto cabe una comparación. El Mi-nisterio de Trabajo y Promoción del Empleo registra en sus anuarios estadísticos el número de huelgas en el sector privado por días de duración. Durante todo el 2011, tan sólo nueve tuvieron más de 16 días du-ración, lo que representaba el 10.71% de un total de 84 huelgas. En ese sentido, y sin tener en cuenta el resto de huelgas en el sector público, en el 2012 el gobierno tuvo que enfrentarse a tres huelgas con un mes de duración en tan solo dos meses. La pregunta entonces es si este gobierno está abierto al diálogo.

Además, ante la presión ejercida por los distintos actores sindicales, el gobierno declaró las tres huel-gas (Essalud, MINSA y SUTEP) ilegales. En líneas ge-nerales, la consecuencia directa de que una huelga sea declarada ilegal es que los participantes en esta recurran en faltas de inasistencia, lo que justificaría descuentos y despidos10. Pero, sobre todo, funcio-na como estrategia de deslegitimación de las medi-das de fuerza ante la opinión pública. La recurren-cia de las extendidas huelgas y su declaración como ilegales, indican una estrategia recurrente por parte del gobierno por dilatar los procesos de diálogo, y en ese sentido, parecen indicar que no existe una predisposición a dialogar con los actores sindicales.

El MEF todopoderoso

A diferencia de las relaciones laborales en el sector privado, en donde las negociaciones co-lectivas se entablan entre los trabajadores y una empresa, y el Estado aparece como me-diador en los conflictos por medio del MTPE,

en el sector público los sindicatos negocian directa-mente con su empleador, el Estado, representado por la entidad empleadora directa. En el caso de los maestros: el Ministerio de Educación; o en el caso de la Federación Médica: el Ministerio de Salud.

___________9 El Sutep organizó huelgas durante el gobierno de Toledo y Alan García. De igual manera la Federación Médica organizó dos pa-ralizaciones en el 2006 y en el 2009, sin embargo, no de la mis-ma dimensión que la del 2012, en donde Essalud y el MINSA estuvieron paralizados parcialmente un mes cada uno.10 Sin embargo, no se llegaron a materializar despidos. Los invo-lucrados se comprometieron a recuperar horas de trabajo.

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Algunas entidades como Essalud o Serpost son parte de la inversión privada del Estado, y en ese sentido, dependen directamente del FONAFE. Al mismo tiem-po, estas entidades no solo cuentan con trabajado-res sujetos al régimen público sino que también tie-nen trabajadores sujetos al régimen privado al CAS.

Las demandas que han presentado los gremios sin-dicales, aumento de salarios y aumento del pre-supuesto en los distintos sectores, han implica-do la participación del Ministerio de Economía y Finanzas. En el caso de las entidades con regí-menes laborales mixtos, este tipo de demandas han necesitado de la última palabra del FONAFE.

Lo particular del FONAFE es que es una empresa de derecho público adscrita al sector Economía y Finan-zas. Cuenta con un Directorio conformado por seis miembros, todos ellos Ministros de Estado de los si-guientes sectores: Economía y Finanzas; Transportes y Comunicaciones; Vivienda, Construcción y Sanea-miento; Energía y Minas; el Ministro a cuyo sector esté adscrito PROINVERSIÓN; y, Presidencia del Con-sejo de Ministros. Sin embargo, dado que PROINVER-SION se encuentra adscrita al Ministerio de Economía y Finanzas, en la práctica el Directorio de FONAFE está compuesto por cinco Ministros de Estado (FONAFE 2013). Esta adscripción al sector Economía y Finanzas, y la conformación del directorio, hace que esta enti-dad sea totalmente dependiente al accionar del MEF.

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En ese sentido, para una mejor aproximación a los conflictos laborales en el sector público y su posible solución siempre ha sido necesario te-ner en el campo de visión al MEF. El MEF – y/o el FONAFE- es el actor principal en este tipo de con-flictos porque los incrementos salariales y el au-mento del presupuesto de las demás carteras son inviables sin aprobación del sector economía.

Cuando los directivos de Essalud dialogaban en reu-niones con los trabajadores señalaban que “escapa-ba de sus manos” cualquier tipo de aumento sala-rial. De igual manera, la ministra de salud señalaba que ya se conformaba una comisión junto al MEF para construir una propuesta de reforma salarial. En consecuencia, los actores sindicales, reconocen en el Ministro de Economía o el Primer Ministro a las principales personas con las que tienen que dialogar directamente si es que quieren alcanzar sus objeti-vos. Y es que el MEF es quien coordina y supervisa la elaboración del Presupuesto del Sector Público para cada año fiscal, que será aprobado por el congreso.

En suma, las distintas carteras se ven desbordadas por las exigencias sindicales, en la medida en que no tie-nen en la práctica la capacidad de aprobar reformas salariales, y mucho menos presupuestales, lo que ge-nera una relación de dependencia con el sector Eco-nomía y Finanzas. El MEF, así, se consolida como un centro importante en la toma de decisiones del eje-cutivo, y se coloca en la posición ministerial más re-levante. Como bien ha señalado Carlos Mejía (2012):

“En el gobierno de Ollanta, la tendencia que re-presenta el Ministro de Economía, Luis Miguel Castilla ha logrado imponerse. El Ministro de economía articula a otros ministros, viceminis-tros, altos funcionarios, en una poco transparen-te red de lealtades y consensos, constituyéndose

así en el principal actor político de la escena”

Sin embargo, esta no es ninguna novedad. Fran-cisco Durand, en el debate sobre la captura del Es-tado peruano, ya ha señalado que, desde 1990, el MEF es el ministerio con la posición más rele-vante, dado que las reformas neoliberales tuvie-ron como consecuencia cambios en la estructura de poder, y este ministerio se erigió como el prin-cipal centro de decisión económica y política. En ese sentido, estamos frente a un continuismo y un evidente abandono de la Gran Transformación.

¿Juntos venceremos?

Frente a este centro de toma de decisiones que aparece recurrentemente como un actor prima-rio y fundamental en los conflictos laborales públi-cos, y frente a un gobierno con poca capacidad de diálogo, el movimiento sindical no ha sido capaz articular esfuerzos para alcanzar sus objetivos, en especial en el sector público. Los sindicatos han realizado esfuerzos individuales y aislados, sin mu-cha cooperación, cuando cuentan finalmente con un mismo empleador y una serie de similares peti-ciones. Hay que recordar, sin embargo, que el de-bilitamiento de los sindicatos en el país comenzó durante los años 80, y continuó con las reformas neoliberales del gobierno de Fujimori (Manky 2011).

No obstante, aparecieron algunos esfuerzos por pre-sentar demandas generales, aunque con poco alcan-ce. En octubre, La Confederación de Trabajadores Es-tatales del Perú (CTE) y la Confederación Intersectorial de Trabajadores Estatales (CITE) se movilizaron hacia el Congreso de la República en demanda de aumentos salariales y de un incremento del presupuesto fiscal para el 2013. Para ellos “el Ministerio de Economía no cederá sino se le aplica presión” (La República 2012).

En noviembre, luego de la avalancha de huelgas en el sector salud, las principales centrales sindicales, la CGTP y la CUT, presentaron ante el Ministerio de Traba-jo y Promoción del Empleo el Diagnóstico y Propuestas de Reorganización del Seguro Social de Salud, Essalud.

En Diciembre, luego de aprobarse la Ley de Presupues-to del Sector Público, la CITE, CTE, y la Unión Nacional de Sindicatos del Sector Estatal, afiliados a la CGTP anunciaban un paro nacional para el 13 de diciembre.

Sin embargo, si bien es un avance, aún es necesa-rio que los sindicatos busquen organizarse en entes que agrupen la mayor cantidad de empleados pú-blicos (administración pública o servicios públicos según sea el caso). Quizás esto pueda darles mayor poder de negociación a los trabajadores organizados.des a los discursos de desarrollo y crecimiento.

Una mirada hacia el 2013: El go-bierno contraataca

Luego del incremento de huelgas y paralizaciones en el sector público se dieron una serie de pro-mesas para incrementar los sueldos de médicos y

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maestros para el 2013, así como también el aumento del porcentaje para dichos sectores en el Presupuesto del Sector Público 201310. El 30 de noviembre de 2012 el congreso aprueba la ley de Presupuesto del Sector Público propuesta por el Ejecutivo con la que se espe-ra se cumplan las promesas durante el presente año.

Esta ley, sin embargo, presenta disposiciones in-constitucionales, que vulneran los derechos labora-les. En su artículo seis señala que queda prohibido el incremento salarial de los trabajadores estatales mediante negociación colectiva o arbitraje. Se vul-neró, de esa forma, el derecho a la negociación co-lectiva reconocido en la Constitución Política del Perú y en convenios internacionales de la Organi-zación Internacional de Trabajo. Se ha llegado a in-vertir el principio de jerarquía constitucional, colo-cando por encima de ésta a la ley de presupuesto.

La promulgación de este tipo de disposiciones no solo reafirma que los actores sindicales se enfrentan

___________11 El aumento en la función educación es apenas del 9 por ciento del presupuesto y 2,9% del PBI, ascendiendo a 16,712 millones de soles. Bastante lejos de la meta del Acuerdo Nacional del 6 por ciento del PBI. En salud, se ha pasado de 1.2% del PBI en el 2009, a 1.8% del PBI para este año. – (La Primera 2012)

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Referencias bibliográficas

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a un gobierno con casi nula capacidad de diálogo. Si no que, además, en el caso de los trabajadores del sector público, Ollanta Humala es parte del continuis-mo en materia laboral de gobiernos anteriores, bus-cando reducir la conflictividad laboral vulnerando la Constitución. Sin lugar a dudas, la ley de presupuesto no ha sido el mejor mensaje que se ha podido enviar desde el Ejecutivo a los trabajadores organizados del sector público, porque ahí donde no se respeta y se vulnera los derechos laborales se puede conseguir un aumento de la conflictividad. Además, la promulga-ción de este tipo de leyes, demuestran que no existe una planificación de prevención y solución de con-flictos laborales del sector público, y que no existe la voluntad de realizar cambios de fondo (reestructura-ciones en el sector público), y que su intervención se ha restringido a apagar cada incendio que aparecía.

Finalmente, si queremos una mejor prevención y solu-ción de este tipo de conflictos laborales en el futuro, sin duda, es necesario la creación de espacios de diálogo institucionales, en donde puedan tomarse acuerdos y llegar a un nivel de consenso entre Estado y sindicatos. En ese sentido, construir un espacio de diálogo bipar-tito: Estado – sindicatos del sector público, puede ser una opción viable frente al aumento de la conflictivi-dad laboral que el gobierno ha tenido que afrontar.

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EditoriallEn agendaEl trabajo infantil como problema público:

Erradicación a paso lento

[Texto: Diana Chaman & Raisa Ferrer*]

Tipología: trabajos infantiles en espacio urbano/rural

La categoría ocupacional más frecuentemen-te reportada es la de trabajador familiar no remunerado (80% de los ocupados), tenien-do esta mucho mayor incidencia en áreas rurales (90%) que en urbanas (70%) (Vásquez 2010).

La alta tolerancia familiar hacia el trabajo de los hijos queda clara cuando adultos en zonas rurales señalan los deberes que estos deben realizar como ‘apoyo’. Así, un niño debe cargar la madera, arar la tierra y lle-var a animales que cuadriplican su tamaño a pastar.

Quizá porque para muchos de nuestros políticos invertir en la infancia no es electoralmente rentable, los pasos hacia la erradicación del trabajo infantil se han dado de manera pausada y por periodos, el problema ha estado ausente de la agenda. En Perú existen 4,5 millones de menores de 5 a 17 años que trabajan, se-gún el INEI y si de “peores formas de Trabajo Infantil”, aquellas que implican riesgos graves para el menor, se trata, la Encuesta de Trabajo Infantil (ETI) señala que en el país existen 938 mil aproximadamente, lo que equivale a decir que 1 de cada 10 de nuestros niñas, niños o adolescentes vive en esas condiciones. A conti-nuación, daremos una mirada a la política nacional de erradicación del trabajo infantil, tomando en cuenta antecedentes de programas al respecto y organizaciones comprometidas.

___________* Diana Chaman es estudiante de décimo ciclo de la especialidad de ciencias políticas en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Raisa Ferrer es Bachiller en Ciencias y Artes de la Comunicación con mención en Comunicación para el Desarrollo de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

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Por otro lado, las peores formas de trabajo infan-til son tipificadas por la Organización Internacio-nal del Trabajo (OIT) en su convenio numero 182:

a) Esclavitud y practicas análogas; tra-ta infantil, servidumbre por deudas, condi-ción de siervos, niños en conflictos armados

b) Explotación sexual comercial infantil (pros-titución, pornografía, actuaciones pornográficas, trata de niñas y niños adolescentes): Se com-pran o venden niños para destinarlos al matri-monio forzado, la prostitución o a la esclavitud sexual. También se secuestra y trafica con niños de un lado y otro de las fronteras, niños que luego se venden para ejercer la prostitución en países extranjeros. Los y las niñas están suje-tos enfermedades sexualmente transmisibles, embarazos no deseados, profundo abuso físico y mental, desnutrición, etc. Es extremadamen-te difícil que puedan escapar de su condición y superar lo padecido física y mentalmente.

c) Participación de niños en actividades ilíci-tas, trabajo que puede dañar la salud, la segu-ridad o la moralidad de los niños. En este grupo se encuentran el trabajo en minas y canteras, en coheterías, en basurales, ladrilleras, transporte público, en plantaciones a gran escala (diferentes de la agricultura tradicional) donde a menudo en-ferman como efecto de los químicos. La produc-ción y el tráfico de estupefacientes es también una actividad ilícita en la que se involucra a los niños. Cabe señalar que aquellos que producen o trafican con estupefacientes corren el riesgo de recibir malos tratos y volverse drogodependien-tes desde muy corta edad”. Los niños de la calle, fugitivos o que viven pobremente son también utilizados en la mendicidad organizada. A veces se les desfigura intencionalmente para atraer más atención del público y a menudo se les cas-tiga si no consiguen recaudar suficiente dinero.

A partir de lo reportado directamente por los ni-ños y adolescentes en el estudio “Perú: niños, ni-ñas y adolescentes que trabajan, 1993-2008”, se establece que al menos 102 mil están expuestos a pesticidas y/o productos químicos, 286 mil están en contacto permanente con el agua y 87 mil es-tán en contacto con la basura y residuos sólidos.

Asimismo, en el Perú existen varios tipos de ex-plotación hacia los niños, sea a través de redes de mendicidad, trabajo forzado en minas o en explo-tación sexual comercial infantil (ESCI): “En Perú, unos 50.000 niños trabajan en actividades relacio-nadas con la explotación del oro y manipulan mer-curio a diario sin protección alguna. La mortalidad allí es significativa”, señala a la AFP Carmen More-no, coordinadora regional del Programa de Erra-dicación del Trabajo Infantil (IPEC) de la Organiza-ción Internacional del Trabajo (OIT)” (OIT 2012).

Asimismo, en el Perú, la prostitución y trata infantil es una gravísima situación que afecta a un número creciente de niños, niñas y adolescentes. Lamen-tablemente, no existe una cifra precisa y confiable que muestre la dimensión del problema en toda su magnitud. Incluso en ciudades como Iquitos, la ciu-dad más grande de la Amazonia peruana, que un territorio donde la explotación sexual infantil co-bra una dimensión dramática“El más famoso fue el escándalo que protagonizó hace años nada menos que un presidente del Tribunal Superior de Justicia regional, junto a otro magistrado, cuando su coche sufrió un accidente mientras iban acompañados de dos adolescentes, a las que dejaron abandonadas en la carretera. Una investigación del propio Poder Judi-cial no encontró ningún indicio de delito” (Mur 2010).

Oficialmente, en los últimos 5 años han sido rescata-das 1067 víctimas de la explotación comercial sexual. De estas, 56% son mujeres, 523 niños y adolescentes de entre 9 y 17 años. Sin embargo, extraoficialmen-te, se sabe que son muchos miles de personas más las que viven en situación de esclavitud (CHS 2012).

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Gráfico 1Ocupación de menores trabajadores

Fuente: INEI y PROPOLI. Elaboración propia.

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¿Qué ha hecho el Estado peruana al respecto?

El 10 de enero del 2002, Perú firmó el convenio 182 de la OIT sobre las peores formas de trabajo infantil. Meses después, el 13 de noviembre del mismo año, el Perú firmó el Convenio 138 de la OIT sobre la edad mínima de admisión al empleo. Las normas ponían el techo muy alto para el país, basta con leer algunas líneas del Convenio 182 :

“La eliminación efectiva de las peores formas de trabajo infantil requiere una acción inmedia-ta y general que tenga en cuenta la importan-cia de la educación básica gratuita y la necesi-dad de librar de todas esas formas de trabajo a los niños afectados y asegurar su rehabilita-ción y su inserción social al mismo tiempo que se atiende a las necesidades de sus familias”

El 21 de agosto del año 2003 se creó el Comité di-rectivo nacional para la prevención y erradicación del trabajo infantil (CPETI) que velaría por el cumpli-miento de los tratados y elaboraría el plan nacional de prevención y erradicación del Trabajo infantil. En el 2004 se apruebo el Plan Nacional de Erradicación del trabajo infantil; sin embargo hasta el 2008 el tema prácticamente no apareco en la agenda. Ello podría deberse tantoa una falta de voluntad política de los mandos superiores de las entidades ejecutivas que conforman el CPETI como a una inacción de este or-ganismo fallas o desacuerdos al interior del mismo.

Solo a mediados del 2012, mediante decreto supremo se aprobó la Estrategia Sectorial de Erradicación del trabajo infantil. En Julio, se lanzó el programa “Semi-lla” en Carabayllo, que luego sería replicado en Junín y Huancavelica. Este plan consiste en una capacitación técnica para los padres de familia para que incremen-ten su productividad y mejoren su economía, mien-tras por otro lado en las escuelas se imparten clases en horario extendido a los niños para que no tengan que volver a la casa a ayudar en los deberes, que en algunos casos pueden resultar peligrosos para ellos, como cargar leña, llevar a animales de mayor tamaño a pastar, cocinar o cuidar de sus hermanos menores.

Dificultades para implementar una política pública funcional al pro-blema

Una gran debilidad de la Estrategia Nacional de erra-dicación del trabajo infantil en vigencia es que esta tiene como principal objetivo la abolición del “traba-jo” en zonas rurales, tipología cuyo grado de peligro-sidad es aún cuestionado y en muchos casos, consi-derado “apoyo” doméstico, por lo cual no calificaría como trabajo. La estrategia resta importancia a las formas más peligrosas de trabajo infantil y no tiene claras las formas de evitar la participación de meno-res en ladrilleras, minas y basurales. La política públi-ca debería tener cierto grado de especificidad para poder ser operada y tener resultados en reducir las tasas más graves de explotación y mortalidad infantil.

Vale la pena también tomar en cuenta que, como explica Robin Cavagnoud, existen tipos de ‘trabajo infantil’ que pueden servir al desarrollo local. Así, establece matices: “mirar ese proceso como una especie de geografía de la exclusión permite reco-nocer que para quienes no todas las dimensiones están teñidas por la carencia, hay un futuro y el tra-bajo puede ser complementario y hasta temporal. Pero para quienes la geografía contiene todas las áreas llenas de extrema necesidad, no existe futuro”.

Una forma amplia de entender el trabajo infantil y sus variables permitiría al Estado poder afrontar el mismo. Sin embargo, tradicionalmente las políti-cas públicas se han enfocado en reducir el trabajo familiar y elevar las tasas de escolaridad, sin consi-deración de los problemas estructurales y la exis-tencia de mafias de explotadores que condicionan a que niños y adolescentes vivan en precariedad.

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Por otro lado, no existen suficientes líneas de base sobre las peores formas de trabajo infantil que pue-dan llevar a la implementación de políticas públicas para su erradicación. Ítala Morán, coordinadora de la ONG La Restinga, que desde 1995 trabaja en la pre-vención y en el apoyo a menores prostituidos afirma: “Lo que habría que hacer es súper fácil: cumplir la ley… nuestro código de protección al menor es uno de los mejores de América Latina, pero no se aplica”.

Al mismo tiempo, desde la sociedad es necesario li-diar con la negligencia y la corrupción que no permi-ten penalizar las peores formas de explotación infan-til. Así, por ejemplo, de acuerdo a Dimitri Senmache, presidente de la Red Peruana contra la Pornografía Infantil: “Es difícil de definir la magnitud de la ESCI por la clandestinidad del delito y, en muchas ocasio-nes, por la tolerancia al mismo. Sin embargo, puede afirmarse que la ESCI se extiende a todos los sectores y estratos sociales de las diversas regiones del país”.

Conclusiones

Es importante notar que actualmente no existe entre el Estado y la cooperación internacional un acuerdo de qué cuál es el trabajo infantil que debería erra-dicarse en el país. Por ejemplo, la organización no gubernamental Save the Children destina actual-mente presupuesto a “trabajar en el fortalecimien-to de las organizaciones de niños trabajadores, ca-pacitando a niños, niñas y adolescentes sobre sus derechos, pues no promueve prohibiciones genera-lizadas del trabajo infantil y considera que las niñas y los niños sí tienen una serie de derechos, como el derecho a la supervivencia y el derecho a la educa-ción, que pueden beneficiarse del trabajo infantil”1.

Respecto al modo de abordar la problemática, la sensi-bilización en torno a los derechos del niño ha sido cru-cial, sin embargo, los enfoques de educación deben ir acompañados, primero, de planes de lucha contra las causas estructurales y económicas por las cuales los niños trabajan. Es decir, deben reducirse las probabi-lidades de que los niños se encuentren en niveles de precariedad tales que se vean obligados a salir a tra-bajar o incluso lleguen a ser sujetos de la explotación.

Lo anterior puede evitarse a través de un traba-jo a largo plazo con las familias y con las mismas comunidades que vaya más allá de programas de transferencia monetaria condicionada como Jun-tos y más bien apueste por programas de desa-rrollo de capacidades, fortalecimiento de las re-des de trabajo provinciales, trabajo intersectorial y seguimiento en la aplicación de la estrategia con indicadores cualitativos y no solo cuantitativos.

Encontramos un ejemplos interesantes de estrate-gia los en Chile con la creación del Sistema de Re-gistro Único e Intervención de las Peores Formas de Trabajo Infantil que consiste en el diseño e im-plementación de una base de datos que contiene y sistematiza la información casos para contar con información que permita conocer cuántos niños, niñas y adolescentes son explotados en el país y en qué lugares, para así focalizar mejor los programas.

En Paraguay, a través de una metodología lla-mada “SCREAM” se ha logrado posicionar al trabajo infantil como problema público en el imaginario ciudadano. Se trata de una estrategia pre-ventiva que sensibiliza a docentes y alumnos del país.

En Brasil, se ha incorporado al sector salud en la pro-blemática y distintos médicos han sido formados en atención integral a niños económicamente activos. Lo anterior permitió recaudar información que se con-solidó en las publicaciones y significó un incremen-to de la base de conocimientos sobre los aspectos sanitarios del trabajo infantil. En Perú, no se cuenta con información de ese tipo que permita elaborar una línea base adecuada respecto a la problemática.

Por otro lado, en Argentina el problema se está tra-bajando en alianzas público-privadas, así en 2007 se consolidó la Red de Empresas contra el Tra-bajo Infantil, que trabaja no solo apoyando pro-yectos al respecto, sino que aquellas empresas que integran la red han incrementado los contro-les en la cadena de proveedores y han sensibili-zado a sus trabajadores de planta sobre el tema.

A la par de reconocer los esfuerzos de otros países, es importante recalcar que la aplicación de cual-quiera de los proyectos arriba mencionados sin ser adaptados a la realidad local no tendría efectos en la erradicación de las peores formas de trabajo infantil.

___________1 Save The Children. Protección. Información sobre niñez tra-bajadora: http://www.savethechildren.org.pe/nuestro-trabajo/areas-de-trabajo/proteccion

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La realidad social y el mapa criminal en el país ge-neran un contexto complejo que requiere de polí-ticas igual de complejas. En ese sentido, se esen-cial que la cooperación internacional, la sociedad civil y el Estado trabajen de manera coordinada, sin condicionantes ni imposiciones que primen so-bre un modo integral de abordar la problemática.

En el caso de las formas más duras de explotación que están directamente ligadas a mafias ilegales de explotación infantil sea a través de la trata o del tra-bajo forzado, el Estado tiene el deber de hacer cum-plir la ley a través de sus instituciones de seguridad.

Es necesario hacer uso del poder vinculante para el ‘law enforcement’ en torno a un tema tan delicado.

Sin embargo, esta recomendación depende no solo de la voluntad de las autoridades po-líticas, sino también de su grado de interven-ción y relación con algunos de estos crímenes.

Por otro lado, la aún limitada investigación so-bre el trabajo infantil de riesgo impide que se pue-dan plantear tanto objetivos que aborden proble-mas clave como resultados esperados medibles.

Finalmente, es urgente que la encuesta de la ENAHO incluya variables más específicas que permitan un mapeo adecuado de las peores formas de trabajo in-fantil y que la comunidad académica se avoque a rea-lizar estudios de naturaleza instrumental que permi-tan la elaboración de políticas basadas en evidencia.

Referencias bibliográficas

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Editoriall

EntrevistaEnrique Fernández-maldonado:

“los conflictos laborales, antes que ser laborales, son conflictos sociales “

[Por: Noelia Chávez*]

PeruDebate conversó con Enrique Fernández-Maldonado, Director de Prevención y Solución de Conflictos Laborales y Responsabilidad Social Empresarial del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE) acerca del Manejo y prevención de conflictos laborales.

Durante el 2012 e inicio del 2013, ¿cómo ha fluctuado el número de con-flictos laborales y en qué sectores económicos se centran los principa-les conflictos?

Lo primero que hay que tener en cuenta es que los conflictos laborales, antes que ser laborales, son con-flictos sociales. En la medida que involucran no sólo a las partes de una relación laboral sino también a terceros, muchas veces en un número superior al de los actores directamente vinculados. En estricto sen-su los conflictos denominados laborales forman parte de un continuo de conflictividad social en el país que

se ha incrementado de manera significativa en los últimos diez años. Hecha esta precisión, podemos señalar que el número de conflictos laborales –si los medimos por el número de huelgas ejecutadas, una visión restrictiva del concepto de conflictividad laboral–, han sufrido una ligera reducción; lo cual no nos debe llevar a soslayar la gravedad de la situa-ción actual, ni a minimizar su impacto con relación a los otros “tipos” de conflictos sociales. Si bien la Defensoría del Pueblo ha contabilizado que el 7% de los conflictos identificados el 2012 son “laborales” (la PCM, a través de su Oficina Nacional de Dialogo y Sostenibilidad, reporta el mes de enero apenas tres casos), los sectores involucrados y el número de

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trabajadores comprendidos (25,845 durante el 2012), nos anticipan un tipo de conflicto que resulta central en el actual contexto de crecimiento econó-mico: la pugna por una mejor distribución del ingre-so. Entonces, tenemos huelgas en el sector minero o en el sector público, que si bien no alcanzan la rele-vancia pública o mediática de conflictos como el de Conga y otros, comprenden a centenas de trabaja-dores, miles en otros casos, paralizando regiones o servicios públicos con el consecuente impacto social y económico. De acuerdo a información proporcio-nada por las Direcciones de Prevención y Solución de Conflictos Laboral a nivel nacional, el 26% de las alertas registradas el año pasado se dieron en la in-dustria manufacturera; 16% en la administración pú-blica; y un 12% en las industrias extractivas o minería.

“Señalar que el número de con-flictos laborales ha sufrido una ligera reducción no nos debe

llevar a soslayar la gravedad de la situación actual, ni a mini-mizar su impacto con relación a los otros ‘tipos’ de conflictos

sociales”Ahí están los conflictos mineros en la región Pasco, o las huelgas prologadas en el sector de la educación pública –promovida por SUTEP, que tomó 3 meses del año y significará la pérdida del año escolar para miles de escolares–, o en la salud pública –EsSalud y el Ministerio de Salud, juntos, estuvieron aproxima-damente sesenta días paralizados–, o la huelga de trabajadores del Poder Judicial o la de los controla-dores del tráfico aéreo (Corpac), en los que la Auto-ridad de Trabajo se vio en la necesidad de intervenir como tercero componedor a través de los mecanis-mos alternativos de solución de conflictos (MASCL).

En los últimos conflictos labora-les mencionados, ¿qué rol han jugado los sindicatos? ¿Cuánta presión real significan para el sector público los gremios de trabajadores hoy en día?

Las organizaciones sindicales juegan un rol clave en la defensa de los intereses de los trabajadores aun-que no cuenten siempre con los recursos y capaci-dades necesarias para hacer frente a un poder muy organizado y con muchos recursos, como es el sec-tor empresarial, especialmente la gran empresa.

La carencia de buenos asesores y, sobre todo, el clima hostil al que muchas veces están expues-tos (que se expresa en las restricciones que su-fren para hacer uso de las licencias sindicales, la negativa a negociar en determinados niveles, o el abuso de la contratación temporal o terceriza-ción), son factores que dificultan el ejercicio de una efectiva defensa de sus intereses y derechos.

Encima, son satanizados por los medios de comu-nicación, y un largo etcétera. ¿El resultado? Con-venios raquíticos, cuando se negocia. En el caso del sector público, el Congreso incluyó en la Ley de Presupuesto Público 2013, una cláusula comple-mentaria que establece que ningún proceso de ne-gociación colectiva –se resuelva a través del trato directo o vía el arbitraje potestativo–, deberá con-siderar aumentos de salarios que no estén contem-plados en el presupuesto aprobado. Esto de seguro generará una reacción en el movimiento sindical del sector público, que sigue siendo el de mayor capacidad de movilización e incidencia política.

Este año, ¿el MTPE continuará con su política de fomento a la Responsabi-lidad Social Empresarial y las bue-nas prácticas laborales? ¿Ha tenido resultados positivos en años ante-riores?

En efecto, la Ley Orgánica del MTPE aprobada el 2010 y los lineamientos de política sociolaboral para el periodo 2014-2016, establecen la promoción de las buenas prácticas laborales y la responsabilidad social empresarial como uno de sus objetivos instituciona-les. Esto significa que la promoción de una cultura empresarial y laboral afín a las buenas prácticas labo-rales forma parte de las líneas de acción no sólo de la Dirección y Programas a cargo de promoverla, sino de todo el Ministerio y del Sector en su conjunto.

En este contexto, una forma de incentivar estas conductas en el medio es reconociendo a las em-presas que efectivamente asumen con proactivi-dad, imaginación y genuino interés, la mejora del clima laboral interno y el establecimiento de con-diciones de trabajo adecuadas para sus trabajado-res. En esa línea, el año pasado se llevó a cabo el Segundo Concurso de Buenas Prácticas Laborales, que implicó el reconocimiento de siete empresas del medio que destacan por sus prácticas favorables al desarrollo personal y colectivo de su personal.

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¿Qué resultados podemos identificar al momento?

Más allá del interés que vienen mostrando algu-nas empresas por participar de esta iniciativa, es difícil adelantar un impacto concreto sobre lo he-cho hasta el momento, considerando el poco tiem-po de vigencia de estas iniciativas (desde el 2010).

Sin embargo, un dato que merece destacarse es el interés que vienen mostrando otras instituciones públicas para promover las buenas prácticas em-presariales; sabemos de una iniciativa del Ministe-rio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) para promover un Sello de Reconocimientos que combaten la Violencia de Género o contra la Mujer.

Iniciativas como ésta son destacables, además, porque permiten afianzar el rol promotor del Estado en mate-ria de responsabilidad social y el impulso de las buenas prácticas empresariales, en lugar del estatus de mero observador al que algunos sectores querían confinarlo.

¿Cuáles son lAs principales estrate-gias que se emplea para prevenir los conflictos laborales?

En principio, cabría precisar que la principal “he-rramienta” de trabajo que disponemos en el

MTPE es nuestro permanente contacto con las Di-recciones de Prevención y Solución de Conflictosy con las Direcciones Regionales de Trabajo y Promoción del Empleo. Esto es, comunicación constante y disposición para el apoyo mutuo.

“La principal ‘herramienta’ de trabajo que disponemos en el MTPE es nuestro permanente contacto con las Direcciones de Prevención y Solución de

Conflictos y con las Direcciones Regionales de Trabajo y Promo-ción del Empleo. Esto es, comu-nicación constante y disposición

para el apoyo mutuo”

¿Cuenta el Ministerio con un Sistema Informático de Alerta Temprana como el que viene promocionando la PCM?

Ciertamente, para ello nos ayudamos de un sistema informático –denominado Sistema de Alerta Tempra-na de Conflictos Laborales– que el MTPE viene im-plementando desde el año 2010 con relativo éxito. Este programa informático nos ha permitido conocer “en tiempo real” la conflictividad laboral al interior del país.

Tabla 1EMPRESAS SELECCIONADAS Y BUENAS PRÁCTi-

CAS LABORALES A SER RECONOCIDAS POR EL MTPE

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¿Dirías que Tenemos una verdadera política de prevención?

Podemos señalar que entre el 2011 y 2012 el MTPE elaboró una Política Nacional de Prevención y Ges-tión de Conflictos Laborales, que fue presentada y opinada favorablemente por diversas instancias privadas y públicas (desde la OIT hasta la SNMPE, pasando por la Asociación ProDialogo), como por instancias del sector público (revisada y valida-da en el Consejo de Coordinación Viceministerial).

Actualmente está pendiente de apro-barse en el Consejo de Ministros.

“Entre el 2011 y 2012 el MTPE elaboró una Política Nacional de Prevención y Gestión de Conflic-tos Laborales que actualmen-te está pendiente de aprobar-se en el Consejo de Ministros”

¿Cuáles son los principales retos que le toca enfrentar al área de prevención y resolución de conflic-tos laborales del MINTRA este año?

Sin duda, la prioridad la constituye el fortaleci-miento de las instancias competentes en la mate-ria. En el contexto del proceso de descentraliza-ción, las competencias de varios sectores –entre ellos, Trabajo– pasaron a los Gobiernos Regionales, a través de sus Direcciones Regionales (los anti-guos órganos desconcentrados de los ministerios).

Esto significó, en concreto, que lo que hasta hace unos años era responsabilidad del Gobierno Na-cional, hoy día pasaba a ser función de los Go-biernos Regionales. Y ahí comenzó el “problema”.

Prontamente saltaron las desigualdades en cuanto a las capacidades y recursos disponi-bles por las Direcciones Regionales para asu-mir sus funciones, en su mayoría, escasas.

Desde entonces, la gestión preventiva y oportuna de los conflictos sociolaborales (que incluyen las ins-pecciones y los servicios de asesoría legal gratuita) pasó a ser un problema de fondo en las regiones.

Esto generó una profunda desconfianza de los ad-ministrados hacia sus autoridades, por lo que una buena proporción de actores buscan solucionar sus conflictos en la sede del ministerio de Tra-bajo, a pesar que le toca a sus regiones hacerlo.

“El mayor reto que tenemos por delante es contribuir a la insti-tucionalidad y fortalecimiento de las instancias descentraliza-das, para que sean capaces de solucionar los conflictos labora-

les en su propia jurisdicción””

En tal sentido, el mayor reto que tenemos por delan-te es contribuir a la institucionalidad y fortalecimien-to de las instancias descentralizadas, para que sean capaces de solucionar los conflictos laborales en su propia jurisdicción; de manera eficiente y sostenible.

Gráfico 1Alertas registradas por ru-

bro a nivel nacional

Aún con sus limitaciones, el SAT resulta útil para conocer también las tendencias y carac-terísticas de los conflictos laborales en todos los sectores económicos y geográficos del país.

Nos permite identificar, por ejemplo, cuáles son las regiones más conflictivas en términos agregados (Lima y La Libertad, por ejemplo), o los tiempos de duración de los conflictos (el 2012 la mayor canti-dad de huelgas duraron entre 4 a 7 días), etcétera.