REVISTA VIDA ETERNA ABRIL 2011

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Año 3 N˚ 29 • ABRIL DE 2011 • Revista Mensual Gratuita, Culiacán, Sin., Mex. Mateo 28:1-10 Jesús Resucitado, se aparece a las mujeres

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REVISTA PARA REFLEXIONAR Y MEDITAR

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Año 3 N˚ 29 • ABRIL DE 2011 • Revista Mensual Gratuita, Culiacán, Sin., Mex.

Mateo 28:1-10

Jesús Resucitado, se aparece a las mujeres

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Culiacán, Sinaloa, México, Abril de 2011.

Aquel mismo día dos discípulos se dirigían a un pueblecito llamado Emaús, que está a unosdoce kilómetros de Jerusalén, e iban conversando sobre todo lo que había ocurrido.

Editorial

• Norberto Rafael Orozco Camacho, Director • Gerardo Daniel Orozco Alfaro, Director Comercial • María Del Carmen Alfaro Jiménez, Relaciones Públicas • Joszy Magnolia Orozco Alfaro, Coordinador Editorial • Ilmo. Mons. Manuel Silva Rodríguez, Colaborador • Diseño Editorial, Sergio Abitia Reyes • Ing. Alfonso Antonio Cruz Alvarez e Ing. Juan Carlos Aguirre, Colaboradores Web Site. Vida Eterna Reserva de Derechos: 04-2009-111317530400-102. Anuncios y publicaciones contáctenos en: [email protected] o [email protected] al Tel: 754-0750, Cel: 6671 024171 y 6671 034688 Nextel: 52*14*4777 y 52*14*55195. Si usted desea adquirir esta revista mensualmente en su hogar o comercio lo puede hacer por medio de un solo donativo, el cual será valido por los 12 meses del año favor de contactarnos. Si usted tiene un testimonio de fe y desea publicarlo, envíelo a nuestros correos electrónicos para analizarlo y publicarlo si así creemos conveniente. Impreso en los talleres de El Debate de Culiacán. Cada articulo es solo responsabilidad de quien lo escribe.

Directorio

El huevo vacío

Jesus, ora em el huerto de los olivos

Dios es un niño grande

A mis padresTiempos de

cuaresma

¿Cómoconfesarnos?

La manocicatrizada

Unamaravillosa

sensación

Un grano no hace un granero

Mueve toda duda de mimente

Abandonado para morir

¿Cuál es lamejor forma de

iniciar el día?

10 mandamientos de un niñoa su padre

Hoy no pasará nada sin que tu y

yo juntos podamos

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Lucas 24:13-14

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SUMARIO

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Jesús resucitado se aparece a las mujeres.

Lo trágico de la cruz término, pero las mujeres continúan contemplando a su amado, miran cuando lo ponen en el sepulcro nuevo y sellado con una piedra, después el sábado visitan el sepulcro pero se sorprenden porque no esta, entonces el ángel se les aparece y les dice yo se que buscan a Jesús que fue crucificado, y reciben una palabra de aliento, ustedes no tienen porque temer, no esta aquí como lo había anunciado, eso ya era una tremenda afirmación, no esta aquí, ha resucitado. Muchos andamos buscando donde no debemos, buscando vida, obras y sentimientos muertos, los lentos de corazón están ciegos por la luz gloriosa, nuestros propios pensa-mientos y opiniones nos hacen estorbo para ver las grandes cosas de Dios, debemos mantener los ojos abiertos y un corazón honrado para sin dudar creer todo lo que el Señor ha hablado, el ha resucita-do y nosotros con El, pero para resucitar con El es necesario morir con El, su poder es grande, el mismo resucito, no le han resucita-do, su gran humildad, su muerte fue voluntaria, su victoria sobre la muerte en la resurrección, motivo de reconocer su gran poder, el fue entregado por nuestros pecados y resucito para nuestra justificación, dejen de temer, vengan y vean, vayan pronto y díganlo, que Cristo a resucitado, que se te ruega que escuches porque resucito para sal-varte a ti y a mi, es nuestro intercesor y nuestro consolador, resucito para juzgar a vivos y muertos, reconozcamos que existimos muchos tristes y desconsolados y que tenemos un corazón quebrantado, y el tiempo es muy corto, los que buscan a Jesús no se quedan contentos por solo encontrar ángeles, como el que atemorizo a los guardias, aunque también El es Señor de los Ángeles, pero las mujeres no se alarmaron y no dejaron de buscar al crucificado para encontrar al que resucito, Cristo tras su resurrección solo se le apareció a sus dis-cípulos, la alegría les embargo de ver a su Señor, con toda su Gloria, esplendor y poder.

1 Pasado el sábado, al aclarar el primer día de la semana, fueron María Magdalena y la otra María a visitar el sepulcro. 2 De repente se produjo un violento temblor: el Ángel del Señor bajó del cielo, se dirigió al sepulcro, hizo rodar la piedra de la entrada y se sentó sobre ella. 3 Su aspecto era como el relámpago y sus ropas blancas como la nieve. 4 Al ver al Ángel, los guardias temblaron de miedo y se quedaron como muertos. 5 El Ángel dijo a las mujeres: «Ustedes no tienen por qué temer. Yo sé que buscan a Jesús, que fue crucificado. 6 No está aquí, pues ha resucitado, tal como lo había anunciado. Vengan a ver el lugar donde lo habían puesto, 7 pero vuelvan en seguida y digan a sus discípulos: Ha resucitado de entre los muertos y ya se les adelanta camino a Galilea. Allí lo verán ustedes. Con esto ya se lo dije todo.» 8 Ellas se fueron al instante del sepulcro, con temor, pero con una alegría inmensa a la vez, y corrieron a llevar la noticia a los discípulos. 9 En eso Jesús les salió al encuentro en el camino y les dijo: «Paz a ustedes.» Las mujeres se acercaron, se abra-zaron a sus pies y lo adoraron. 10 Jesús les dijo: «No tengan miedo. Vayan ahora y digan a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allí me verán.» Mateo 28:1-10

Por Rafael Orozco, en nombre de Revista Vida Eterna, que siem-pre tiene un mensaje para tí...¡Jesús te ama!.

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Culiacán, Sinaloa, México, Abril de 2011.

Señor cuando me sienta en soledad ayúdame a re-cordar que tu estas a mi lado y que no estoy solo, que tu compañía es para siempre y nunca te vas de mi lado, que nunca me sienta solo porque tú estás conmigo, y caminas junto a mí, Jesús, ayúdame a recordar que hoy no pasara nada sin que tú y yo juntos podamos resolver.

Cuando la tristeza inunde mi corazón porque estoy pasando por un momento difícil has que tu luz entre en mi interior y que mi corazón se llene de alegría y serenidad, has que mis labios afloren las mejores son-risas aun en los momentos de tristeza, Jesús, ayúdame a recordar que hoy no pasara nada sin que tú y yo juntos podamos resolver.

En los momentos en que mi mente está llena de con-fusiones y preocupaciones, dame sabiduría para resolver cada situación que se presenta en mi vida, la confianza y la firmeza para actuar con decisión sin tener miedo a enfrentar cada día de mi vida, Jesús, ayúdame a recor-dar que hoy no pasara nada sin que tú y yo juntos podamos resolver.

Cuando esté pasando por algún dolor por la pérdida de un ser querido, Jesús consuela mi corazón, no per-

mitas que la tristeza me inunde, dame la fortaleza sufi-ciente para aceptar lo que me sucede, dame suficiente valor para enfrentar la situación sabiendo que tú estás conmigo, ministrando de tu consuelo y amor, Jesús, ayúdame a recordar que hoy no pasara nada sin que tú y yo juntos podamos resolver.

Si estoy pasando por un momento de enfermedad y sufrimiento, ayúdame a que los lleve con dignidad sin estarme quejando a cada momento, sabiendo que tu estas a mi lado curando y sanando, todas y cada una de mis enfermedades y heridas, que tenga siempre con-fianza en ti que quieres siempre lo mejor para mí, que mi ánimo nunca decaiga y que tenga la suficiente fuer-za y valor para levantarme, Jesús, ayúdame a recordar que hoy no pasara nada sin que tú y yo juntos poda-mos resolver.

Si en los momentos de mi vida siento en algún mo-mento desesperanza, miedo o temor, ayúdame a re-cordar que tú eres la esperanza viva de amor, que per-manezca siempre paciente en los momentos difíciles, que te entregue todos mis miedos y temores, sabien-do que tú eres mi roca y fortaleza, que contigo todo es posible, que recuerde siempre en tu palabra que

dice: Todo lo puedo en aquel que me fortalece y No temas, pues yo estoy contigo; no mires con desconfian-za, pues yo soy tu Dios; yo te he dado fuerzas, he sido tu auxilio, y con mi diestra victoriosa te he sostenido. Gracias por tu maravilloso amor y tu infinita miseri-cordia, e introduce en mi mente y corazón que nunca debo de olvidar que junto a ti todo es posible, Jesús, ayúdame a recordar que hoy no pasara nada sin que tú y yo juntos podamos resolver.

Hoy...no pasará

nada, sin que tú y yo juntos

podamosresolver.

1. Textos Bíblicos Biblia Latinoamericana Fotos: Internet

Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se les acercó y se puso a caminar con ellos, pero algo impedía que sus ojos loreconocieran. Él les dijo: «¿De qué van discutiendo por el camino?» Se detuvieron, y parecían muy desanimados. Lucas 24:15-17

Por Rafael Orozco

Lo mejor siempre pasa en...

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Culiacán, Sinaloa, México, Abril de 2011.

En un colegio estaban preparando las Primeras Comu-niones. Había un niño que sufría un pequeño retraso men-tal, y, aunque él y su familia estaban empeñados en que el niño hiciera la Primera Comunión, el capellán del colegio no las tenía todas consigo. Un día llamó al niño y lo llevó al oratorio. Sacó del bolsillo un crucifijo y preguntó al niño:

-Éste, ¿quién es? -Jesús, -contestó el niño. Entonces señaló el Sagrario y volvió a preguntar: -Y, entonces, ese de ahí, ¿quién es? -También Jesús, -con-

testó el niño sin dudar. -¿Jesús, ahí y aquí...? Pues explícame cómo puede ser que

Jesús esté a la vez aquí y ahí. -Es muy fácil -explicó el niño-: aquí (en el crucifijo), pa-

rece que está, pero en realidad no está. Ahí (en el Sagrario), parece que no está, pero sí que está.

Ni qué decir tiene que aquel niño hizo la Primera Comu-nión con sus compañeros de curso.

RECONCILIACIÓN • Hacer la Primera Comunión es saber dónde está Jesús

realmente: en la Eucaristía. • Los padrinos son corresponsables de la formación espi-

ritual de los niños. • Recuerdo mi Primera Comunión: ¡Qué felicidad!

Llega, un momento de la vida, en que uno está real-mente cansado de sospechas y temores; de actitudes nega-tivas y escepticismo. Tanto tiempo detrás de una verdad que siempre nos resultó sospechosa. Desconfiando de todo, de las más mínimas cosas. Con una imagen del otro fija y pegada como un broche.

Por más que el otro hiciera, nosotros siempre manten-dríamos la sospecha. Probablemente detrás de todo eso esté el oculto e inconfeso deseo de engañarlo, de fallarle.

Porque en verdad nos pasamos la vida pensando que nos hace trampas aquél a quien queremos trampear.

Sospechamos de aquél a quien le queremos fallar. En defi-nitiva, de quien desconfiamos es de nosotros mismos.

¿Y qué puede pasar? Que nos demos cuenta que hemos estado perdiendo el tiempo tratando de desentrañar algo que no existía.

¿Y qué más puede pasar? Que el otro sea realmente mu-cho mejor de lo que nosotros nos imaginábamos.

Tanto temor. Tantas cosas dejadas de lado por miedo, por no saber cómo terminará.

Años cargando una resolución que tal vez con un esfuerzo y en poco tiempo hubiera quedado totalmente terminada.

Pero eso de dejarlo estar, tiñendo cada acción nuestra; contaminando cada pensamiento: Instalándose en el mo-mento en que estamos por gozar y no dejándonos.

Aquella vieja deuda, aquel viejo rencor, aquella entrega incompleta. Y ¿qué puede pasar? Y nada!! ¿Qué puede pa-sar? Que la deuda se pague, que el rencor se termine, que podamos caminar por aquella vereda sin tener que hacer un rodeo para evitarla.

Y ¿qué más puede pasar? Que andemos tranquilos, tal vez por primera vez en tantos años... Y entonces si es tan fácil, ¿por qué cargamos el madero? Por miedo!!

Y ¿qué puede pasar? Qué seamos felices!! Y ¿que más pue-de pasar? Que seamos muy felices!!

EDUCACIÓN EN VALORES: FE, AMOR Y EDUCACIÓN

Jeremías nació con un cuerpo deformado y una mente lenta. A la edad de 12 años no había pasado de 2º gra-do, y parecía que jamás podría aprender nada.

Con frecuencia su maestra, se exasperaba con él por-que solía estar en su banco moviéndose, babeando y gruñendo. A veces hablaba claramente, como si un rayo de luz hubiera penetrado en la oscuridad de su cerebro.

Pero la mayor parte del tiempo Jeremías irritaba a su maestra.

Cierto día citó a sus padres para ha-blarles. Cuando ellos entraron en el aula vacía, la maestra les dijo:

-Jeremías verdaderamente tiene que asistir a una escuela especial. No es bueno para él estar con niños más pe-queños que no tienen problemas de aprendizaje. De hecho, tiene un atraso mental de cinco años con respecto a los otros alumnos.

La mamá lloraba calladamente, y mientras su esposo le decía a la maestra:

-Señorita, no hay ninguna escuela especial aquí. Y sería un golpe terrible para Jeremías si lo quitáramos de esta escuela. A él verdaderamente le gusta estar aquí.

La maestra permaneció sentada durante un largo rato después que se habían ido los padres de Jeremías, con-templando a través de la ventana la nieve que caía y que parecía enfriarle el alma. Quería entender a estos padres.

Después de todo, su único hijo tenía una enfermedad terminal. Pero no era bueno tenerle en su clase. Había otros 18 niños a los que debía enseñarles, y Jeremías sólo los distraía. Además, nunca aprendería a leer y es-cribir. ¿Por qué malgastar más tiempo con él?

Mientras pensaba en esto, comenzó a sentirse culpa-ble. “Aquí estoy, lamentándome por mis problemas, que no son nada comparados con los de esa pobre fa-milia” -pensó. Y también oró: “Señor, ayúdame a ser más paciente con Jeremías”.

A partir de ese día trató verdaderamente de ignorar los ruidos que hacía el niño y las hojas en blanco de su cuaderno. Un día, Jeremías caminó. Dificultosamente hasta el escritorio de su maestra, arrastrando su pierna inútil detrás de él.

-La amo, Señorita. Exclamó lo suficientemente fuerte como para que toda la clase lo oyera. La maestra se puso roja, especialmente al ver los gestos que hacían los otros alumnos.

Ella alcanzó a tartamudear: -Bue ... bueno, es muy lindo lo que me dices, Jeremías. ¡Ah! ahora, por favor vuelve a tu asiento.

Pasó el tiempo, llegó la primavera, y los niños con-versaban animadamente acerca de la proximidad de la Pascua. La maestra les contó la historia de Jesús, y para destacar la idea de que la vida renacería, entregó a cada uno de los niños un huevo grande de plástico, y les dijo:

-Quiero que lo l1even a su casa, y mañana lo traigan

con algo dentro que nos enseñe sobre la vida. ¿Entien-den?

-¡Síííí señorita! -respondieron entusiasmados todos los niños, excepto Jeremías. Estaba escuchando atentamen-te, sus ojos no se quitaban del rostro de la maestra. Ni siquiera estaba haciendo sus ruidos habituales.

¿Habría entendido lo que ella dijo acerca de la muerte y la resurrección de Jesús? ¿Podría hacer la tarea? ¿Lla-maría a sus padres para explicarles lo que Jeremías tenía que hacer?

Esa tarde tuvo que hacer muchas compras, planchar una blusa, preparar la cena, y se olvidó completamente de hacer esa llamada. Al día siguiente, los 19 alumnos vinieron a clase.

Reían y charlaban mientras ponían los huevos de plástico en la canasta vacía que estaba sobre el escritorio de su maestra. Y al finalizar el período de clases, llegó el momento de abrir los huevos.

En el primero, la maestra encontró una flor. -Oh, sí, una flor es señal de una nueva vida.

-Dijo .. El siguiente huevo contenía una mariposa de plástico, que parecía real. Su comentario fue:

-Todos sabemos que algunas orugas se convierten en mariposa. Sí, ésta también es una vida nueva.

Después abrió otro huevo donde había una piedra cu-bierta de musgo. y explicó que el musgo también era una muestra de vida. A continuación abrió el cuarto huevo. Su respiración se hizo entrecortada ¡El huevo estaba vacío!

“Seguramente debe ser de Jeremías -pensó- No habrá entendido mis instrucciones. Si no se me hubiera olvi-dado de telefonear a sus padres”. Y como no quería que Jeremías se sintiera mal, lentamente puso el huevo a un lado y tomó otro.

Repentinamente Jeremías le dijo: -Señorita, ¿no va a hablar acerca del huevo que yo traje?

Nerviosa, le contestó: -Pero Jeremías, el huevo está vacío.

Y él, mirándole a los ojos le dijo suavemente: -Sí, pero también la tumba de Jesús estaba vacía.

Pareció que el tiempo se detenía. Y cuando pudo ha-blar nuevamente, la maestra le preguntó: -¿Sabes por qué la tumba estaba vacía?

-Oh, si, -dijo Jeremías-. A Jesús lo mataron y lo pusie-ron allí. Pero Su Padre lo resucitó.

Sonó la campana, y mientras los niños corrían hacia fuera, la maestra se puso a llorar, y el hielo de su corazón se derritió.

Jeremías murió tres meses después. Y los que concu-rrieron a su velatorio se sorprendieron al ver 19 huevos sobre su ataúd, y todos estaban vacíos.

CORAJE • La educación especial de un niño especial empieza

con el cariño. • No entender no significa no sentir.

Uno de ellos, llamado Cleofás, le contestó: «¿Cómo? ¿Eres tú el único peregrino en Jerusalén que no está enterado de lo que ha pasadoaquí estos días?» «¿Qué pasó?», les preguntó. Le contestaron: «¡Todo el asunto de Jesús Nazareno!»

Era un profeta poderoso en obras y palabras, reconocido por Dios y por todo el pueblo.

Parece que no está

Momentos en la vida

El huevo vacío

Lucas 24:18-19

1.- Jorge-Amando Vázquez Rodrígue, Elogio al Coraje, Vol. 15 2.- Jorge Amando Vázquez Rodríguez Vol. 16 Reconciliarse con la vida 3.- www.motivaciones.org Fotos: Internet

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Pese a todo, el enorme peso y el can-sancio atroz, unidos al sudor de sangre, me habían golpeado de tal modo que; al ir a buscar a Mis Apóstoles, me sentí tre-mendamente fatigado.

¡Pedro, Juan y Santiago¡ ¿Donde es-tán, que no los veo alertas? ¡Despierten, observen mi rostro, ven como tiembla mi cuerpo en esta turbación que expe-rimento! ¿Porque duermen? ¡Despierten y oren” conmigo porque Yo he sudado sangre por ustedes “Buscando un con-suelo, encontré un desconsuelo”.

Es verdad, Mi Padre me da solo lo que Yo supe pedirle, a fin de que el juicio de toda la humanidad cayese sobre mi “Pa-dre Mío, ayúdame Tú lo puedes todo ¡Ayúdame!

Pero ¿Que podía hacer Mi Padre si Yo había elegido libremente pagar todo? mi elección no había cambiado”. De nuevo, me desplome con el rostro en tierra por la vergüenza de todos sus pecados: de nuevo pedí a Mi Padre que alejase de mí aquel cáliz. Pero el me respondió que si Yo no lo bebía seria. Como si Yo no hubiese venido al mun-do y que me consolase porque muchas criaturas participarían de mis agonías en el huerto.

Respondí: Padre, no se haga mi vo-luntad, sino la tuya. Este Ángel me ha asegurado de tu amor y la breve alegría que me has enviado ha hecho buena obra hasta en mi resistencia natural dame mis creaturas “ las que he redimido. Tóma-las Tú mismo porque por Ti Yo lo acepto. Quiero verte contento, te ofrezco todos

mis sufrimientos y mi inmutable volun-tad que, de veras, no esta en desacuerdo con la tuya, porque siempre hemos sido una sola cosa... Padre, estoy destrozado, pero así nuestro amor será conocido. ¡Hágase Tú voluntad, no la mía!. Vol-ví a despertar a los discípulos, pero los rayos de la Divi-na Justicia habían dejado en mi sur-cos indelebles.... Se llenaron de es-panto al verme y quien más sofrío fue Juan.

Había llevado a mis tres ami-gos para que me ayudasen, com-partiendo mi an-gustia; para que hiciesen Ooración conmigo; para des-cansar en ellos, en su amor ¿como descri-bir lo experimentado al verlos dormidos?

Aún hoy cuando sufre mi corazón; y queriendo hallar alivio en mis almas, voy a ellas y las encuentro dormidas, mas de una una vez, cuando quiero despertarlas y sacarlas de Si mismas, de sus preocupa-ciones. Me contestan si no con palabras con obras. “Ahora no puedo, estoy dema-siado cansado, tengo mucho que hacer, esto me perjudica la salud, necesito un poco de tiempo quiero algo de paz.

Insisto y digo suavemente a esa alma: No temas; Si dejas por mí ese descanso,

Yo te recompensare. Ven a orar conmi-go, ¡Tan solo una hora! ¡Mira, que en este momento es cuando te necesito! ¿Si te detienes, ya se te hará tarde? ¡Cuantas veces oigo las mismas respuestas!

Pobre alma, no has podido velar una hora conmigo. Dentro de poco vendré, y no me oirás, porque estas dormida... Que-rré darte la gracia pero, como duer-mes, no podrás recibirla y, ¿Quién te asegura que ten-drás después fuerza para despertar? Es fácil que privada de alimento, se debilite tu alma y no puedas salir de ese letargo. A muchas almas las

ha sorprendido la muerte en medio de un profundo sueño y, ¿Dónde y como han despertado?. Almas queridas, deseo enseñarles también cuan inútil y vano es querer buscar alivio en las criaturas. Cuantas veces están dormidas y, en vez de encontrar el alivio que voy a buscar en ellas, salgo con amargura, porque no co-rresponden a nuestros deseos ni a Nues-tro Amor.

Hombres: Si Yo sufrí, no ha sido cier-tamente sin fruto y tampoco sin moti-vo. El fruto que he obtenido ha sido la gloria y el amor toca ahora a ustedes,

con mi ayuda, demostrarme que apre-cian mi obra... Vengan a quien vibra, de amor por ustedes y que solo sabe darles el verdadero amor, que reina en el cielo y que los transforma Ya en la tierra. Almas que prueban mi sed: Beban en mi cáliz amargo y glorioso, porque les digo que algunas gotas de este cáliz quiere el Padre reservar justamente para ustedes.

Yo soy quien obra en ustedes, así como Mi Padre obro en Mí, en Getse-maní. Yo soy el que hago sufrir para que un día tengan que alegrarse, sean por un tiempo dóciles; sean dóciles a imitación mía, porque esto los ayuda mucho y me complace mucho. No pierdan nada, an-tes bien, adquieran el amor.

Vengan a Mí; vengan así como son. Eso no tiene importancia, con tal de que ven-gan porque las gotas de sangre que derra-me son suyas, si las quieren.

Cuando su corazón sufre mas deben decir: Padre Mío, y pedir1e alivio ex-pongan1e sus sufrimientos, sus temo-res y con... gemidos, recuérdenle que son sus hijos. ¡Díganle que su alma no puede más! pidan con confianza de hijos y esperen, que su Padre los aliviara y les dará la fuerza necesaria para pasar esta tribulación suya y de las almas que les están confiadas.

Este es el cáliz que acepte y apure has-ta la ultima gota. Todo para enseñarles, hijos queridos, a no volver a creer que los sufrimientos son inútiles. Sí no ven el resultado que siempre lograran, sometan su juicio y dejen que la Voluntad Divina. Se cumpla en ustedes

Jesús, ora en el huerto de los olivos

www.motivaciones.org Foto: Internet

Pero nuestros sumos sacerdotes y nuestros jefes renegaron de él, lo hicieron condenar a muerte y clavar en la cruz. Nosotros pensábamos que él sería el que debía libertar a Israel. Sea lo que sea, ya van dos días desde que sucedieron estas cosas. Lucas 24:20-21

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Una madre, para dar ánimo a su hijo, lo llevó a un concierto de Paderewski. El hijo entró en el escenario y empezó a tocar el piano. Cuando las cortinas se abrie-ron, el niño estaba interpretando las notas de “Mambrú se fue a la guerra”. En aquel momento, el maestro hizo su entrada, fue al piano y susurró al oído del niño: “No pares, continúa tocando”. Entonces Paderewski exten-dió su mano izquierda y em-pezó a llenar la parte del bajo. Luego, puso su mano derecha alrededor del niño y agregó un bello arreglo de la melodía. Fue una experiencia creativa. El pú-blico estaba entusiasmado.

Dios es el gran maestro que nos enseña y nos dirige con sus manos divinas. Con su presen-cia inunda de vida toda nuestra existencia. “El Señor exulta de gozo por ti, te renueva con su amor, danza por ti con gritos de júbilo como en los días de fiesta” (So 3,17-18).

Dios es alegre y joven. La Es-critura nos habla así de Dios: crea la vida “entre el clamor de las estrellas del alba” (Jb 38,7), la hizo con sabiduría (Pr 8,30). Dios disfruta y no sólo en su intimidad; salta de satisfacción al ver a los suyos, a su amado pueblo: “Me regocijaré en mi pueblo” (Is 65,18).

A nosotros, los adultos, nos cuesta mucho sonreír. Las preocupaciones nos arrancan el gozo de poder disfrutar. Nece-sitamos hacernos como niños para entrar en el reino de los cielos (Mt 18,3), para go-zar cada momento presente, para deleitarnos con todo lo bello de la vida, como si lo contempláramos por pri-mera vez.

El adulto ha perdido la capacidad de maravillarse, de asombrase por los grandes y pequeños acontecimientos. El adulto ha aprendido a pensar y actuar de una forma autómata y rígida. Y ha aprendido también a preocu-parse de los negocios, de lo que los demás pensarán y dirán de él.

Se reciben aplausos si se actúa de acuerdo a las expec-tativas de los otros.

El adulto funciona a base de normas. Se hace serio y competitivo. Ha cifrado su importancia en el trabajo duro, en la ocupación, en tener cosas... Éstas son sus metas, aunque para ello tenga que dejar de sonreír, vivir amargado y, a veces, hasta enfermar.

Según el pasaje evangélico de Mc 10,13-16, los discípulos actúan como “el adulto” y no permiten que los niños, la ale-gría personificada, se acerquen a Jesús. Sin embargo, él, que era libre, acogía a los niños y desta-caba su forma de actuar.

El adulto que redescubre el niño interior aprende “lo que ha de tomarse en serio para reírse de lo demás” (Herman Hesse). Esto crea una armonía profunda de espíritu y de uni-dad con el Creador.

Descubrir el niño interior que llevamos dentro nos puede ayudar mucho a despertar a la vida, a contemplar con sorpresa las maravillas que nos topamos cada día, a valorar más el ser que el hacer. Necesitarnos vol-ver a la niñez para darnos ma-yor cuenta de todo, para vivir sin prisas, para invertir tiempo en el descanso y el juego. Qui-zá debamos orar con las manos juntas y los ojos cerrados como los niños, pidiendo al Amigo que nos enseñe a disfrutar con lo que tenemos; que nos haga

más plenamente conscientes de lo que vemos, tocamos, gustamos y olemos; que nos dé ojos para descubrir los grandes tesoros diarios y vivir en alegría y gratitud; que nos dé el coraje de ser nosotros mismos para no dejar-nos llevar por una vida de normas ni por el qué dirán; que nos devuelva el alma de niño para disfrutar de todo y con todo.

Acercarnos a los niños nos puede ayudar a ser como ellos: tener sus ojos, pensar como ellos, sonreír y disfru-tar la vida como ellos.

Cambia tu carita de pena, por las dulces melodías que brotan de tu música preferida...

Cambia tu carita de pena, por el sol cálido que te alumbra cada ma-ñana al abrir tus ojos...

Cambia tu carita de pena, por la lluvia que cae por tu rostro en las tardes de primavera...

Cambia tu carita de pena, por las sonrisas que te dan los que tanto te quieren...

Cambia tu carita de pena, por ese amor eterno que es para siempre tuyo...

Cambia tu carita de pena, por los dulces recuerdos que ya nadie te ro-bara...

Cambia tu carita de pena, por lo que vendrá y aún no ha llegado...

Cambia tu carita de pena, por la luz brillante de mi estrella que va contigo por doquier...

Cambia tu carita de pena, porque no me has perdido, porque siempre estaré ahí... cerquita de tu Corazón.

En la escuela estaban un grupo de niños pasan-do clase de matemáticas; el profesor pregunta a los alumnos:

-¿Cuáles son los signos aritméticos básicos? Como siempre, Tavito responde antes que los demás y dice: -Son 4 Profesor: El signo de la suma, el signo de la resta, el signo de la multiplicación y el signo de la división. -Muy bien alumno, -dice el profesor y vuelve a preguntar-: ¿De estos 4 signos, cuál es el más usado?

Los alumnos empiezan a pensar qué responder: Seguro alguno pensaba que era el signo de la suma,

otro pensaría que el más usado era el signo de la res-ta, otros se inclinarían por la multiplicación, y más de uno pensaría que era el signo de la división, pero nadie se atrevía a responder.

Pero ante la duda de los demás, nuevamente Tavito el niño picarón, se pone de pie, y responde:

-Viendo lo que acontece en mi casa y en mi familia, observando lo que acontece en la ciudad y en el país, sin lugar a dudas que el signo más usado actualmen-te es el de la DIVISIÓN...

Sin lugar a dudas que la DIVISION, se usa bas-tante actualmente, de manera particular, de manera muy especial en nuestro país, de manera peculiar en la mayoría de nuestras familias en la sociedad y pue-blo en general.

Una familia divida tiene que enfrentar muchos problemas; un país dividido, una ciudad dividida, un pueblo dividido, tiende a tener muchos conflic-tos y dificultades.

Cuando hay división, hay peleas, hay conflictos, hay guerra, hay muertes.

Es lamentable, es conmovedor, es muy doloroso, ver cómo a causa de la división se derrama mucha sangre en estos momentos, y con todo ello las heri-das, y el deseo de venganza anida en el corazón de muchas personas.

Antes de marcharnos, Señor, queremos que, de una vez por todas, siembres en nuestros corazones la verdadera ALEGRÍA.

Son muchas cosas las que nos preocupan pero, con tu llegada, van desapareciendo nuestras inquietudes.

Gracias, porque con esta Eucaristía, sabemos que sin Ti el mundo andaría peor.

Gracias, porque con tu nacimiento, renacen en no-sotros las ganas de ser mejores y de llevar esta sensa-ción de alegría a los que nos rodean.

Dios es un niño grandeLa División

Acción de gracias

En realidad, algunas mujeres de nuestro grupo nos han inquietado, pues fueron muy de mañana al sepulcro y,al no hallar su cuerpo, volvieron hablando de una aparición de ángeles que decían que estaba vivo. Lucas 24:22-23

1 y 2.- www.motivaciones.org 3 y 4.- Jorge Amando Vázquez Rodríguez Vol. 16 Reconciliarse con la vida Fotos: Internet

Cambia tu carita de pena 2

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Culiacán, Sinaloa, México, Abril de 2011.

No me des todo lo que te pida; a veces yo sólo pido para ver cuanto puedo obtener.

No me des siempre órdenes; si en vez de órdenes me pidieras las cosas, yo las haría más rápido y con más gusto.

Cumple las promesas buenas o malas; si me prome-tes un premio, dámelo... pero también un castigo si lo merezco.

No me compares con nadie, especialmente con mi hermano o hermana; si tu me haces lucir peor que los demás, entonces seré yo quien sufra.

No corrijas mis faltas delante de nadie, enséñame a mejorar cuando estemos solos.

No me grites; te respeto menos cuando lo haces y me enseñas a gritar también a mí, y no quiero hacerlo.

Déjame valerme por mi mismo; si tu haces todo por mi yo nunca aprenderé.

No digas mentiras delante de mí, ni me pidas que las diga por ti, aunque sea para sacarte de un apuro; me haces sentir mal y perder la fe en lo que dices.

Cuando yo hago algo malo, no me exijas que te diga el por qué, pues a veces ni yo mismo lo se.

Cuando estés equivocado en algo, admítelo y crecerá la opinión que yo tengo de ti y así me enseñarás a admi-tir mis equivocaciones.

Trátame con la misma amabilidad y cordialidad con la que tratas a tus amigos; ya que, aunque seamos familia, podemos ser amigos también.

No me digas que haga una cosa que tú no haces; yo aprenderé y haré siempre lo que tú hagas, aunque no lo digas, pero nunca lo que tú digas y no hagas.

Enséñame a conocer y amar a Dios; pero de nada vale si yo veo que tú no lo conoces, ni lo amas.

Cuando te cuente uno de mis problemas, no me digas “No tengo tiempo para boberías” ó “Eso no tiene im-portancia”, compréndeme y ayúdame.

Quiéreme mucho y dímelo; a mi me gusta oírtelo de-cir, aunque tu creas que no es necesario que me lo digas.

A mis Padres

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Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y hallaron todo tal comohabían dicho las mujeres, pero a él no lo vieron.» Lucas 24:24

Si tienes la sonrisa de un niño, darás una de las mayores expresiones de amor.

Si tienes la mirada de un niño, serás transparencia pura.

Si tienes la ilusión de un niño, llegarás a ser grande.Si celebras tu cumpleaños y decoras tu habitación

como un niño, llenarás de alegría tu vida.Si cantas y ríes fuerte como los niños, será para

expresar que eres la persona más feliz del mundo.Si tienes la amistad de los niños, no exigirás a tus

amigos que sean mejores que tú.Si oras como un niño, no será para que el mundo

vea cuán bueno eres.Si abrazas como los niños, serás fuerte, grande,

desinteresado, y todo por amor.Si tropiezas como un niño, podrás levantarte ense-

guida y sin vergüenza.Si tu alma es pequeña como la de un niño, podrás

entrar al Reino de los Cielos.Simplemente como las almas de los niños. Simplemente que aprendas a ser Feliz como son...Felices los Niños.

Ser como niños

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Culiacán, Sinaloa, México, Abril de 2011.

Mensaje DEL PAPA BENEDICTO XVI Cuaresma 2011.

Por amor a Dios y al ser hijo/a del Padre de bondad, el primer miércoles de cuaresma Inclinamos la cabeza ante la presencia de El recibimos la ceniza en señal de penitencia. La Iglesia lo llama ‘tiempo saludable”, porque nos ofrece la oportunidad de mejorar nuestra vida con el ayuno y la peni-tencia corporal, y de obtener el perdón de nuestros pecados con el sacramento de la reconciliación.

Hermano/a en Cristo, la cuaresma es, un tiempo de gracia para todos los que creemos y esperamos en Cristo salvador, es un tiempo largo, sí, porque bien sabes que no se cambia el corazón de un día para otro. El mal suele arraigar pro-fundamente en el alma, creando hábitos perversos que la endurecen y matan. Se necesita paciencia y constancia en el trabajo de arrancar las yerbas del mal y hacer florecer las plantas del bien.

La cuaresma es el tiempo propicio para que medites la pa-labra de Dios y la confrontes con tu vida. Sin la palabra de Dios no hay conversión. Es tiempo de compartir nuestros bienes con los pobres y de devolver lo mal ha-bido. Sin justicia no puede haber caridad. Es tiempo de curar las heri-das del corazón con la misericordia y el perdón. Sin reconciliación no hay salvación.

Tres cosas debes de vivir y hacer en este tiempo: ayuno, dádiva y ora-ción, con esto la Iglesia nos invita a vivir una serie de actitudes cristianas que nos ayudan a parecemos más a Jesucristo: escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas.

La Cuaresma es el tiempo litúr-gico de conversión, que marca la Iglesia para preparamos a la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para arrepentimos de nuestros pecados y de cambiar algo de nosotros para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo. La Cuaresma dura 40 días, comienza el miércoles de Ceniza y termina el Jueves Santo.

LA ENSEÑANZA DE LA PALABRA DE DIOS EN CUARESMA.

Los textos evangélicos de los domingos de Cuaresma, nos guía a un encuentro especialmente intenso con el Señor, haciéndonos recorrer las etapas del camino de la iniciación cristiana: para los catecúmenos, en la perspectiva de recibir el Sacramento del renacimiento, y para quien está bautiza-do, con vistas a nuevos y decisivos pasos en el seguimiento de Cristo y en la entrega más plena a Él.

El primer domingo del itinerario cuaresmal subraya nues-tra condición de hombre en esta tierra. La batalla victoriosa contra las tentaciones, que da inicio a la misión de Jesús, Es una invitación a tomar conciencia de la propia fragili-dad para acoger la Gracia que libera del pecado e infunde nueva fuerza en Cristo, camino, verdad y vida (cf. Ordo Initiationis Christianae Adultorum, n. 25). Es una llamada decidida a recordar que la fe cristiana implica, siguiendo el ejemplo de Jesús y en unión con él, una lucha «contra los

Dominadores de este mundo tenebroso» (Ef 6, 12), en el cual el diablo actúa y no se cansa, tampoco hoy, de tentar al hombre que quiere acercarse al Señor: Cristo sale victorioso, para abrir también nuestro corazón a la esperanza y guiamos a vencer las seducciones del mal.

El Evangelio de la Transfiguración del Señor pone delante de nuestros ojos la gloria de Cristo, que anticipa la resurrec-ción y que anuncia la divinización del hombre. La comuni-dad cristiana toma conciencia de que es llevada, como los Apóstoles Pedro, Santiago y Juan «aparte, a un monte alto» (Mt 17,1), para acoger nuevamente en Cristo, como hijos en el Hijo, el don de la gracia de Dios: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle» (v. 5).

Es la invitación a alejarse del ruido de la vida diaria para sumergirse en la presencia de Dios: él quiere transmitimos, cada día, una palabra que penetra en las profundidades de nuestro espíritu, donde discierne el bien y el mal (cf. Hb 4, 12) Y fortalece la voluntad de seguir al Señor. La petición de Jesús a la samaritana: «Dame de beber» (Jn 4, 7), que se

lee en la liturgia del tercer domingo, expresa la pasión de Dios por todo hombre y quiere suscitar en nuestro corazón el deseo del don del «agua que brota para vida eterna» (v. 14): es el don del Espíritu Santo, que hace de los cristianos «adoradores verdaderos» capaces de orar al Padre «en espíritu y en verdad» (v. 23). ¡Sólo esta agua puede apagar nuestra sed de bien, de verdad y de belleza! Sólo esta agua, que nos da el Hijo, irriga los desiertos del alma inquieta e insatisfecha, «hasta que descanse en Dios».

El domingo del ciego de naci-miento presenta a Cristo como luz del mundo. El Evangelio nos interpela a cada uno de nosotros: «¿Tú crees en el Hijo del hombre?». «Creo, Señor)) (Jn 9, 35.38), afirma

con alegría el ciego de nacimiento, dando voz a todo creyen-te. El milagro de la curación es el signo de que Cristo, junto con la vista, quiere abrir nuestra mirada interior, para que nuestra fe sea cada vez más profunda y podamos reconocer en él a nuestro único Salvador. Él ilumina todas las oscuri-dades de la vida y lleva al hombre a vivir como hijo de la luz.

Cuando, en el quinto domingo, se proclama la resurrec-ción de Lázaro, nos encontramos frente al misterio último de nuestra existencia: «Yo soy la resurrección y la vida... ¿Crees esto?» (Jn 11, 25-26). Para la comunidad cristiana es el momento de volver a poner con sinceridad, junto con Marta, toda la esperanza en Jesús de Nazaret: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo» (v. 27). La comunión con Cristo en esta vida nos prepara a cruzar la frontera de la muerte, para vivir sin fe en El.

La fe en la resurrección de los muertos y la esperanza en la vida eterna abren nuestra mirada al sentido último de nues-tra existencia: Dios ha creado al hombre para la resurrección y para la vida, y esta verdad da la dimensión auténtica y de-finitiva a la historia de los hombres, a su existencia personal y a su vida social.

MIÉRCOLES 20MIÉRCOLES SANTO Misa: pro pf. 11 de Pasión Lecturas: Is 50, 4-9; Sal 68; E. Mt

26, 14-25 LA LITURGIA DE LAS HO-

RAS a) Consagración del tiempo Fiel y obediente al mandato de

Cristo de que hay que orar siempre sin desanimarse (Lc 18,1), la Iglesia no cesa un momento en Su oración y nos exhorta con estas palabras: “Por medio de Jesús ofrezcamos continuamente a Dios un sacrificio de alabanza” (Hb 13,15). Respon-de al mandato de Cristo no sólo con la celebración de la Eucaristía, sino también con otras formas de oración, principalmente con la Li-turgia de las Horas, que conforme a la antigua tradición cristina, tie-ne como característica propia la de servir para santificar el curso entero del día y de la noche (SC, nn. 83-84).

b) La santificación humana La santificación humana y el cul-

to a Dios se dan en la Liturgia de las Horas de forma tal, que se establece aquella especie de correspondencia o diálogo entre Dios y los hombres, donde “Dios habla a su pueblo ... y el pueblo responde a Dios con el canto y la oración” (SC, n. 33), (OGLH, 14).

c) Alabanza a Dios en unión con la Iglesia del cielo

En la Liturgia de las Horas, la Iglesia, desempeñando la función sacerdotal de Cristo -su cabeza-, ofrece a Dios sin interrupción el sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de unos labios que profesan su nombre (Hb 13,15). Esta ora-ción es “la voz de la misma Esposa que habla al Esposo; más aún: es la oración de Cristo, con su cuerpo, al Padre” (SC, n. 84),(OGLH,15) .

d) Súplica e intercesión Además de la alabanza a Dios,

la Iglesia expresa en la Liturgia las aspiraciones y deseos de todos los fieles; más aún: se dirige a Cristo, y por medio de Él al Padre, interce-diendo por la salvación de todo el mundo. No es sólo de la Iglesia esta voz, sino también de Cristo, ya que

las súplicas se profieren en nombre de Cristo, es decir, “por nuestro Se-ñor Jesucristo”, y así la Iglesia con-tinúa las plegarias y súplicas que Cristo presentó al Padre durante su vida mortal, y que por lo mismo poseen singular eficacia. Por tan-to, la comunidad eclesial ejerce su verdadera función de conducir las almas a Cristo no sólo con caridad, el ejemplo y los actos de penitencia, sino también con la oración (PO, n.6), (OGLH, 17).

JUEVES SANTOEN LA CENA DEL SEÑOR Misa: Vespertina propia, “Glo-

ria”, Lavatorio, pf. propio. Lecturas: Ex 12,1-8.11-14; Sal

115; 1 Cor 11,23-26; E. Jn 13,1-15

Oficio: pro para quienes no parti-cipan en la acción litúrgica.

Después del canto del “Gloria” enmudecen las campanas.

Jueves Santo es el día de “la hora” de Jesús, el día de su entrega. En varios momentos importantes ha-bla San Juan de “la hora” del Señor. Propiamente esta “hora” de Jesús equivale a la fase final de su vida, que incluye muerte, resurrección, ascensión y efusión del Espíritu Santo. Según San Juan, el “día” de las obras de Jesús termina con la “noche” de la hora. La “hora”, en la Escritura, es el momento de la intervención salvífica de Dios. Es tiempo de relación, de adoración, de liberación y de persecución. Es el momento fijado por el Padre para glorificar a su Hijo por sus obras y por la cruz. A todos nos llega de un modo u otro nuestra “hora”.

Especial relieve tiene en este día el lavatorio de los pies, servicio que, en tiempos de Jesús, se prestaba obligatoriamente al huésped por obra de un esclavo no judío o de una mujer (la esposa al marido, y la hija al padre). Era un gesto hospita-lario de acogida. Y Jesús lo realizó con sus discípulos como signo de entrega total. Es una catequesis de la Eucaristía, una exhortación a la caridad, el mandamiento nuevo.

-¿Refleja nuestro amor el de Cris-to?

-¿Cómo aceptamos nosotros nuestra “hora”?

1. Agenda Litúrgica 2010 Fotos: Internet

Entonces él les dijo: «¡Qué poco entienden ustedes y qué lentos sonsus corazones para creer todo lo que anunciaron los profetas!

Lucas 24:25

Tiempo de CuaresmaLitúrgias 1

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VIERNES SANTO en la Pa-sión del Señor

Lectores de la Pasión han de ser sólo varones, y se realizará de for-ma dialogada o por párrafos.

Lecturas: Is 52,13--53,12; Sal 30; Hb 4,14-16; 5,7-9; E. Jn 18, 1--19,42

Oficio: propio (se recomienda rezar Laudes con los fieles).

En tiempos de Jesús, la cruz era un método vergonzoso de ejecutar la pena capital. Jesús murió cru-cificado. Y, según los usos de los romanos, antes fue flagelado. El tribunal romano lo condenó por agitador, y el judío por blasfemo. Para los cristianos, la cruz es un símbolo cristiano radical que se ha empleado indebidamente con de-masiada frecuencia: la cruz ha ser-vido de pretexto para emprender persecuciones y se la ha convertido en una joya o en un emblema de honor por méritos militares o ci-viles.

El pueblo cristiano que posee una profunda intuición del valor redentor de la cruz, entiende con facilidad que el Jesús histórico fue crucificado por su tenor de vida. Al optar por los pobres, margina-dos y miserables, atrajo sobre sí el odio, se granjeó la persecución y se ganó a pulso la condena. Pero Dios estaba con Él y lo resucitó.

-¿Qué es la cruz para nosotros? -¿Qué significa adorar la cruz en

el Viernes Santo?

SÁBADO SANTO en la Pa-sión del Señor

Hoy es día de gran silencio. Se sugiere rezar con los fieles: Laudes, Oficio de lecturas, Vísperas.

Oficio: propio. Se omiten las Completas.

VIGILIA PASCUAL EN LA NOCHE SANTA

Misa propia de la Vigilia Pascual, con prefacio y partes propias

Según la tradición bíblica, la resurrección de los muertos es respuesta al drama de la muerte; una respuesta que se fundamenta en Dios, fuente de la vida y Señor de la justicia. Se alcanzará la pleni-tud del reino con la victoria sobre la muerte. La resurrección ilumina no sólo el destino personal, sino el del mundo, que también aspira a la redención total. El mensaje de la resurrección amplia y profun-diza las fronteras de la experiencia humana, encerrada entre el naci-miento y la muerte. Sabemos por fe que en el fondo del ser humano hay un germen de vida nueva, re-velada por Jesucristo. La resurrec-ción cristiana, tal como se entiende desde la fe, es resurrección de los muertos: no es transmigración del alma ni reencarnación. Comienza a morir y a resucitar el que cree, se bautiza, participa en la Eucaristía y se entrega al prójimo, porque tie-ne a Dios consigo, es miembro de Cristo. La fuerza de la resurrección se refleja en la vida humana.

-¿Qué efectos tiene en nosotros la fe en la resurrección?

-¿Por qué hay tantas resistencias a creer en la resurrección?

¿No tenía que ser así y que el Mesías padeciera para entrar en su gloria?» Y les interpretó lo que se decíade él en todas las Escrituras, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas. Lucas 24:26-27

LitúrgiasCómo confesarnos Hoy es el tiempo de tener nuestro encuentro con

Cristo, que se hace presente en el sacerdote, es un en-cuentro único.

Cristo nos cura, limpia y fortalece. Cuando nos acerca-mos al sacerdote no temamos, Cristo está en él, lleno de amor y bondad, sintamos su ternura, su presencia, que es más grande que nuestras faltas y debilidades, saquemos de nuestro corazón todo lo que ensucia e inquieta, lim-piemos nuestra conciencia, para que la paz y la alegría llegue a nuestro corazón.

Recuperemos la alegría de vivir, liberemos nuestro cora-zón que esta turbado y transformado por el pecado. Acer-quémonos a la Santidad de Dios, que es un encuentro con nuestra propia verdad interior y sintamos la alegría de ser liberados de nuestras culpas y de ser salvados.

Descarguemos y saquemos de nuestro corazón todo el dolor que sentimos por nuestros errores, imperfecciones y debilidades, todas aquellas cosas que nos pasan, que nos hacen sentir mal, saquémosla desde el fondo de nues-tra alma, que saldrán a la superficie a la luz del amor de Dios.

Recuerda que él es compasivo y misericordioso y siem-pre nos perdona llenando nuestro espíritu de paz. Pidá-mosle perdón a Dios y digámosle: misericordia Dios mío por tu bondad por tu inmensa compasión borra mis culpas, lava, limpia mi corazón de todo pecado, pues yo reconozco mi culpa, tengo presente mi peca-do contra ti, contra ti solo peque.

Así acudamos a la confesión, a pedir la absolución de nuestras culpas como una limosna que estamos lejos de merecer.

Pero vayamos con confianza, fiados no en nuestros mé-ritos, sino apoyados en su infinita misericordia que es eterna, siempre dispuesto al perdón, “Señor, tu no des-precias un corazón quebrantado y humillado” El solo nos pide que reconozcamos nuestras culpas, nuestra deuda.

Por eso a la confesión vamos en primer lugar a que nos perdone Dios, por medio del sacerdote, haciendo lo que él hubiera hecho. No tanto a que nos comprendan, a que nos alienten, pedimos perdón por nuestras faltas, por eso la acusación de los pecados no consiste en la simple de-

claración de las mismas, porque no se trata de un RE-LATO HISTORICO de las propias faltas, sino de una verdadera acusación de ellas.

Al confesarse debe ser una acusación dolorida, de algo que desearíamos que no hubiese ocurrido nunca y en la que no caben las disculpas con las que disimular las pro-pias faltas o disminuir las responsabilidades de haberlo efectuado.

Hagamos una CONFESION CONCISA, no muchas palabras, las precisas, las necesarias, para decir con hu-mildad lo que se ha hecho y lo que se ha omitido, sin extendernos, SIN ADORNOS, la abundancia de pala-bras denota en ocasiones, el deseo inconsciente de huir de la SINCERIDAD DIRECTA Y PLENA, para evitar estas circunstancias lo que hay que hacer es UN BUEN EXAMEN DE CONCIENCIA.

Hagamos nuestra confesión concreta sin divagacio-nes sin generalidades, al confesarte di oportunamente tu situación y tiempo que tienes sin confesarte y tus difi-cultades para llevar bien una vida Cristiana, declara tus pecados, LAS CIRCUNSTANCIAS para hacer entender tus faltas; para que el Sacerdote te entienda y te pueda absolver y curar.

Que nuestra confesión sea clara, para que al confesarte te hagas entender, declarando la importancia precisa de la falta, poniendo de manifiesto tu miseria, reconociendo limpiamente la culpa que estas confesando, con la mo-destia y delicadeza necesarias, examinemos mentalmente que lo que hemos pensado confesar sea exacto a lo que sucedió.

Cuando recibamos este SACRAMENTO con las debi-das disposiciones; se operara en nuestra alma y corazón un renacimiento espiritual lleno de Dios, la sangre que cristo derramo amorosamente purificara y santificara el alma y por su virtud confiere LA GRACIA.

Hagamos una verdadera y sincera confesión para que Dios nos perdone y nos de la paz deseada a través del sacerdote, seamos siempre limpios y sinceros para que Dios este siempre con nosotros y hagamos propósitos de mejorar espiritualmente cada día para que la paz y la ale-gría sea nuestra. ¡GRACIAS SEÑOR!.

1. Agenda Litúrgica 2010

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Al llegar cerca del pueblo al que iban, hizo como que quisiera seguir adelante, pero ellos le insistieron diciendo: «Quédate con nosotros, ya está cayendo la tarde y se termina el día.» Entró, pues, para quedarse con ellos. Lucas 24:28-29

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William Dixon era un infiel. No creía en la existencia de Dios. Y aún si Dios existiera, no le perdonaría por ha-berle quitado a su esposa a los dos años de casados. Su niñito también había muerto. Esto le hada sentirse miserable y desamparado. Diez años después de la muerte de la esposa de Dixon, sucedió un incidente conmovedor en la aldea de Brackenthwaite. La casa de la anciana Peggy Winslow se incendió completa-mente. Sacaron a -la pobre anciana con vida, aunque sofocada por el humo. Los presentes se horrorizaron al oír el grito lastimoso de una criatura.

Era el pequeño Dickey Winslow, huérfano y nieto de la anciana Peggy. Las llamas le despertaron y se asomó a la ventana del último piso. La gente es-taba muy afligida, porque sabían lo que podía pasarle a la criatura, ya que no había remedio, pues la escalera se había derrumbado. De repente, William Di-xon corrió a la casa, subió por un tubo de hierro y tomó al niño tembloroso en sus brazos. Bajó con él con el brazo de-recho, sosteniéndose con el izquierdo y puso pie a tierra entre los aplausos de los presentes exactamente al caerse la pared. Dickey no se lastimó, pero la mano de Dixon se sostuvo al descender por el tubo candente y sufrió una quemadu-ra espantosa. Al final sanó pero le dejó una cicatriz que le acompañaría hasta la sepultura.

La pobre anciana Peggy nunca se re-cobró del susto y murió poco después. El problema era qué hacer con Dickey. James Lovatt, persona muy respetable, pidió que le dejaran adoptarle, pues él y su esposa ansiaban un niño, ya que ha-bían perdido el suyo. Para sorpresa de todos, William Dixon hizo una súplica similar. Era difícil decidir entre los dos. Se llamó a una junta compuesta por el ministro, el molinero y otros más.

El molinero, Sr. Haywood, dijo: “Es halagador que tanto Lovatt como Dixon se ofrezcan adoptar al huerfanito, pero estoy perplejo sobre quién deberá tener-lo. Dixon, que le salvó la vida, tiene más derecho, pero Lovatt tiene esposa y se necesita que a la criatura lo cuide una mujer”.

El ministro, Sr. Lipton, dijo: “Un hombre de las ideas ateas de Dixon no puede ser el llamado para cuidar al niño; mientras que Lovatt y su esposa son am-bos creyentes y lo educarán corno debe ser. Dixon salvó el cuerpo del niño, pero sería muy triste para su futuro bienestar,

que el mismo individuo que lo salvó del incendio fuese el que lo guiara a la per-dición eterna” .

“Oiremos lo que los interesados tienen a su favor -dijo el Sr. Haywood-, y des-pués lo pondremos en votación”.

El Sr. Lovatt dijo: “Pues, caballeros, hace poco que mi esposa y yo perdimos un pequeño, y sentimos que este niño llenaría el hueco que ha quedado vacío. Haremos lo mejor para criado en los caminos de Dios. Además, un niño así necesita el cuidado de una mujer”.

“Bien, Sr. Lovatt, ahora el Sr. Dixon”. “Tengo sólo un argumento, señor,

y es éste”, contestó Dixon con calma mientras quitaba la venda de su mano izquierda y alzaba el brazo herido y ci-catrizado.

Reinó un silencio por algunos mo-mentos en la sala, nublándose los ojos de algunos. Había algo en aquella mano cicatrizada que apelaba al sentido de justicia. Tenía el derecho sobre el mu-chacho porque había sufrido por él. Cuando vino la votación, la mayoría votó a favor de William Dixon.

Así comenzó una nueva era para Di-xon Dickey.

No echó de menos el cuidado de una madre, porque William era padre y madre para el huerfanito, derramando sobre la criatura que había salvado toda la ternura encerrada sobre su naturale-za. Dickey era un muchacho diestro y pronto respondió a la preparación de su benefactor. Le adoraba con todo el fer-vor de su corazoncito.

Recordaba cómo “papaíto” lo había rescatado del incendio y cómo lo re-clamaba por causa de la mano tan te-rriblemente quemada por su amor. Se conmovía hasta las lágrimas y besaba la mano cicatrizada por su causa.

Cierto verano hubo una exhibición de cuadros en el pueblo y Dixon llevó a Dickey a vedas. El muchacho estaba muy interesado en los cuadros e histo-rias que el papaíto le contaba acerca de ellos. La pintura que más le impresionó fue una en la que el Señor reprueba a Tomás, al pie de la cual se leían estas palabras: “Mete tu dedo aquí, y ve mis manos”. (Juan 20,27).

Dickey, ya en la casa, recordó las pala-bras de ese cuadro y dijo:

-Por favor, papá, cuéntame la historia de ese cuadro.

-¡No, esa historia no! -¿Por qué esa no papá? -Porque es una historia que no creo.

-Oh, pero no es nada, -urgió Dickey- tú no crees la historia de Jack el matagi-gantes y sin embargo es una de mis fa-voritas. Cuéntame la historia del cuadro por favor, papá.

Así pues, Dixon le relató la historia, y a él le gustó mucho:

-Es corno tú y yo, papá -dijo el mu-chacho-o Cuando los Lovatt querían adoptarme tú les enseñaste la mano. Quizás cuando Tomás vio las cicatrices en las manos del Buen Hombre sintió que le pertenecía.

-Probablemente -contestó Dixon. -El Buen Hombre se veía tan triste,

que creo que se entristeció porque To-más no creía. Qué malo fue, ¿verdad? después de que el Buen Hombre había muerto por él.

Dixon no contestó nada y Dickey con-tinuó: -Hubiera sido yo muy malo si hu-biera actuado así, cuando me contaron de ti y del fuego y dijera que no creía que lo hubieras hecho; ¿verdad papá?

-Basta, no quiero pensar más de esa historia, hijo.

-Pero Tomás amó al Buen Hombre después así corno te amo yo a ti. Cuan-do veo tu pobre mano, te quiero más que nada en este mundo.

Ya cansado, Dickey se durmió. Pero el descanso de su padre no fue bueno, pues no podía dormir pensando en el cuadro que había visto y en aquel semblante triste que le miraba desde la pared. Soñó con Lovatt y consigo mismo cuando discutían por el niño. Cuando enseñó la mano cicatrizada el muchacho le huía. Un sentido amargo de injusticia suavi-zaba su corazón. No se dejó llevar por esta influencia enseguida, mas su amor por Dickey había suavizado su corazón y la semilla había caído en buena tierra.

Dixon era honrado y no dejaba de ver que el argumento que había usado para ganar a Dickey se levantaba en su contra al negar el derecho de aquellas manos cicatrizadas y heridas por él. Y cuando consideró la gratitud ardiente que mani-festaba aquella criatura por la salvación que su padre adoptivo le había depara-do, Dixon se sintió pequeño aliado del muchacho.

Con el tiempo el corazón de Dixon se tornó como el de un niño. Al leer la Bi-blia, encontró que así como Dickey le pertenecía, él también era de Aquel Sal-vador, Jesucristo, que había sido herido por sus trasgresiones, y le dio su espí-ritu, alma y cuerpo por aquellas manos honradas por él.

Al ver tanta hambre, un campesino fue a verlo a Dios y le dijo: Tú eres Dios y creaste el mundo, pero no eres agricultor no conoces el ABC de la agricultura.

Humildemente Dios le contestó ¿Cuál es tu consejo? Dame un año y deja que las cosas se hagan a mi manera. Estoy seguro que la pobreza no existirá más.

Dios. Aceptó y le concedió al campesino ese año.Naturalmente el granjero pidió lo mejor. Ni tormentas

ni ventarrones, ni peligros para el grano. El trigo crecía altísimo, cuando quería sol, había sol.

Cuando quería lluvia, había tanta como hiciera falta. Ese año todo fue perfecto, el trigo crecía tan alto, que el cam-pesino fue a ver a Dios y le dijo: “Mira Señor este año, tendremos tanto grano que si la gente no trabajara por mucho tiempo, aun así la comida será suficiente.”

Pero cuando recogió la cosecha... los granos estaban va-cíos.

Sorprendido preguntó a Dios: ¿Señor, Que pasó?Dios respondió: Como no hubo desafío, no hubo con-

flicto ni fricción, como tú evitaste todo lo que era malo, el trigo se volvió impotente. Un poco de lucha es impres-cindible, las tormentas, los truenos y los relámpagos son necesarios, pues sacuden el alma del trigo.

Así sucede también con los hombres, las podas sacuden el alma haciéndolos crecer con más prudencia, energía y sabiduría. Los problemas son la forma que tiene la vida de permitirnos aprender lo que necesitamos saber para ir hacia donde debemos llegar.

Hay quienes esperan el viento en sus espaldas para avan-zar, Sin embargo... “Son los vientos en contra los que per-miten volar”

Dicen que rezar cambia las cosas, pero ¿es REAL-MENTE cierto que cambia algo? ¿Rezar cambia tu situa-ción presente o tus circunstancias? No, no siempre, pero cambia el modo en el que ves esos acontecimientos.

¿Rezar cambia tu futuro económico? No, no siempre, pero cambia el modo en que buscas atender tus necesida-des diarias. ¿Rezar cambia corazones o el cuerpo dolorido?

No, no siempre, pero cambia tu energía interior. ¿Rezar cambia tu querer y tus deseos? No, no siempre,

pero cambiará tu querer por el querer de Dios. ¿Rezar cambia el mundo? No, no siempre, pero cambiará los ojos con los que ves el mundo.

¿Rezar cambia tus culpas del pasado? No, no siempre, pero cambiará tu esperanza en el futuro. ¿Rezar cambia a la gente a tu alrededor? No, no siempre, pero te cambiará a ti, pues el problema no está siempre en otros. ¿Rezar cambia tu vida de un modo que no puedes explicar? Ah, sí, siempre. Y esto te cambiará totalmente.

Entonces, ¿rezar REALMENTE cambia ALGO? Sí, REALMENTE cambia TODO. Teressa Vowell

La mano cicatrizadaAl que da buen fruto, lo poda (Juan 15, 2.)

¿Rezar cambiaslas cosas?

1.- Jorge Amando Vásquez Rodríguez Vol. 16 Reconciliarse con la vida 2 y 3.- www.motivaciones.org Foto: Internet

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Enviado por: Ricardo Esteban Canevari

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Culiacán, Sinaloa, México, Abril de 2011.

El llanto más hermoso, escuchar llorar a tu hijo recién nacido cuando sale del vientre de la mama.

La sensación más maravillosa, tener entre tus brazos a tu hijo re-cién nacido, besarlo y estrecharlo en tu pecho.

La mayor satisfacción, ver cre-cer a tus niños saludables.

Tu mayor preocupación, cuan-do tu hijo está enfermo o no ha llegado a casa.

La sonrisa más sincera, la que te muestra tu niño después de hacer una travesura.

La palabra más sencilla, la que escuchas de los labios de un niño cuando te dice te amo.

El abrazo más tierno, el que recibes de un niño cuando está tratando de rodear tu cuerpo con sus pequeños brazos.

La mano más cálida, la que sientes cuando un niño te toma de la mano y camina junto a ti.

La sonrisa más bella escuchada, cuando estas escuchando a tu niño que está jugando y se está divirtiendo.

Tu inversión más importante, pasar momentos inolvidables con tu niño viendo una película, jugando, o andando en bicicleta en el parque.

Los ojos que reflejan más tris-teza, los de un niño cuando está llorando.

Los ojos más grandes, los de un niño cuando está asustado.

La mirada más hermosa y tierna es la de tu niño cuando esta con-templándote a ti, porque quiere ser como tú.

Si supiera que hoy fuera la úl-tima vez que te voy a ver dormir, te abrazaría fuertemente y rezaría al señor para poder ser el guardián de tu alma.

Si supiera que esta fuera la última vez que te vería salir por la puerta, te daría un abrazo, un beso y llamaría de nuevo para darte más. Si supiera que esta fuera la última vez que voy a escuchar tu voz, grabaria cada una de tus palabras para poder oírlas una y otra vez indefinidamente.

Si supiera que estos son los últi-

mos minutos que te veré, diría que te quiero y no asumiría, tontamente que ya lo sabes.

Siempre hay un mañana y la vida nos da la oportunidad para hacer cosas bien, pero si me equivoco y hoyes todo lo que nos queda, me gustaría decirte cuanto te quiero y que nunca te olvidare. El mañana no le esta asegurado a nadie joven o viejo. Hoy puede ser la última vez que veas a los que amas. Por eso no esperes mas, hazlo hoy, ya que si mañana nunca llega, seguramente

lamentaras el día que no tomaste tiempo para una sonrisa un abrazo, un beso y que estuviste muy ocu-pado para concederle a alguien un último deseo.

Mantén a los que amas cerca de ti, diles al oído lo mucho que los nece-sitas, quiérelos y trátalos como quie-ras que te traten a ti, toma tiempo para decirles lo siento, perdóname, por favor, gracias y todas las palabras de amor que conoces. Así, si maña-na nunca llega, no tendrás remordi-mientos por hoy.

Una maravillosa sensación

Y... si el mañana nunca llega

Foto: Internet

Y mientras estaba en la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio.En ese momento se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él desapareció. Lucas 24:30-31

Por Rafael Orozco

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Culiacán, Sinaloa, México, Abril de 2011.

Entonces se dijeron el uno al otro: «¿No sentíamos arder nuestro corazón cuandonos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?»

1 y 2.- Jorge Amando Vázquez Rodríguez Vol. 16 Reconciliarse con la vida 3,4 y 5.- www.motivaciones.org Foto: Internet

Lucas 24:32

Un camión cargado con cinco toneladas de cerillas se incendió. Los bomberos trabajaron durante varias horas para extinguir el incendio. ¡Cinco toneladas de cerillas! Esta cantidad es capaz de causar los mayores estragos. Y los bomberos durante varias horas lucharon para extinguir este fuego.

Podríamos decir y considerar la importancia de la per-sonalidad unida a otras en la consecución de un ideal.

Este fuego fue fruto de la unión de tantas cerillas, y la cerilla, que por sí es fuego insignificante, reunida en esta cantidad se convirtió en peligro terrible.

Un hombre sin formación, sin cultivo de su personalidad, poca importancia tiene y limitada es su

influencia. Pero un conjunto de hombres sin formación son un peligro de propia destrucción y cataclismo so-cial.

Todo hombre, en sí, tiene importancia. Cada uno se puede reformar. Empieza por ti mismo. «Si quieres que una calle muy larga esté limpia haz que cada uno barra la delantera de su casa. Pronto toda la calle estará lim-pia»

RECONCILIACIÓN • Apoyo mi formación personal, dedico suficiente

tiempo a leer y leer mucho. • Pertenezco a un organismo vivo llamado familia y

mis vecinos son la sociedad. • En Israel el lugar principal de la casa es la biblioteca,

para nosotros es para la televisión. Así estamos como estamos ¡Que en tu casa haya una buena biblioteca!

Como Tomás, con resistencias, pero creo en Ti.

Como Tomás, con interrogantes, pero espero en Ti.

Como Tomás, exijo pruebas y cer-tezas. Como Tomás, no me fío de lo que me dicen de Ti.

SEÑOR MÍO Y DIOS MÍO Como Tomás, también tengo te-

mor a seguirte. Como Tomás, quisiera asegurarme

de que estás vivo.

Como Tomás, quisiera meter mis dedos en los agujeros de tus clavos.

Como Tomás, quisiera que, apar-tases el sayal, y me dejases contem-plar aquellos otros agujeros que otros clavos en tus pies dejaron. ¿Me dejas, Señor?

Quiero creer, pero soy incrédulo. Quiero seguir te, y me desvío de tus caminos.

Eres Resurrección, y sigo empeña-do en las horas de muerte.

Eres vida, y busco noches oscuras que conducen al desazón.

SEÑOR MÍO Y DIOS MÍO Pero, al final, también quiero ser

como Tomás: Creyente, entusiasta de tu Palabra

enamorado y difusor de tu Reino. Y que, por encima de todo, en lo bue-no y en lo malo nunca deje de excla-mar: ¡SEÑOR MÍO Y DIOS MÍO!

. Amén

Si todos nosotros, antes de to-mar una decisión, de emitir un jui-cio, de

hacer una promesa, nos tomára-mos unos minutos para meditar acerca de lo que vamos a hacer, seguramente las cosas marcharían mejor.

Porque cuando prometemos algo, es necesario tener la certeza de que vamos a poder cumplir.

Cuando opinemos sobre alguna cosa, que nuestra opinión refleje algo acerca de lo cual estemos con-

vencidos. Recordemos que nuestras opiniones, un poco, nos reflejan a nosotros. Y cuando tomemos una decisión, que la misma sea lo más acertada posible y que nunca lasti-me a los demás.

La gente valora las personas es-tables, con carácter parejo, y con patrones de conducta definidos, y se desconcierta ante quien hoy los acaricia y mañana los golpea.

Pero creo que las relaciones huma-nas serían mucho más armoniosas si

todos respetáramos la siguiente

premisa: No actuar frente a los de-más como no nos gustaría que ac-tuaran con nosotros mismos.

Si antes de expresarnos, de una u otra forma, ante los demás, nos pu-siéramos en el lugar del otro y eva-luáramos cómo nos sentiríamos si fuéramos los verdaderos receptores, con toda seguridad no existirían los insultos, las palabras hirientes, los gestos despectivos...

¿Por qué no ponemos en práctica esos cinco minutos de reflexión?...

Dale... anímate a ser mejor...

Un grano no hace un granero

Señor mío y Dios mío

Anímate a ser mejor

Cuando te levantas y te sientes vacío, Dios está más cerca de lo que crees...

Cuando tu vida pasa y crees que nadie se acuerda de ti, Dios está más cerca de lo que crees...

Cuando te acuestes sin ninguna razón aparente para desear vivir, Dios está más cerca de lo que crees...

Cuando ves una bella frase o una oración y crees que es para otros, Dios está más cerca de lo que crees...

Pues cuando más te alejas de Dios, El aumen-ta su presencia en tu vida para que a pesar de tus problemas, dificultades, faltas o errores, sientas un llamado en tu corazón como un faro en medio de la tormenta, el cual te recuerda que Dios está más cerca de lo que crees...

Dios no es un sentimiento, es una convicción y aunque no lo sientas, aunque ya no puedas, aunque no veas más que tormenta sigue adelante.

Y puedes estar seguro de que siempre estará con-tigo.

• Temía estar solo, hasta que aprendí a querer-me a mí mismo.

• Temía fracasar, hasta que me di cuenta que úni-camente fracaso si no lo intento.

• Temía lo que la gente opinara de mí, hasta que me di cuenta de que de todos modos opinarían de mí.

• Temía me rechazaran, hasta que entendí que de-bía tener fe en mí mismo.

• Temía al dolor, hasta que aprendí que éste es necesario para crecer.

• Temía a la verdad, hasta que descubrí la fealdad de las mentiras.

• Temía a la muerte, hasta que aprendí que no es el final, sino más bien el comienzo.

• Temía al odio, hasta que me di cuenta que no es otra cosa más que ignorancia.

• Temía al ridículo, hasta que aprendí a reírme de mi mismo.

• Temía hacerme viejo, hasta que comprendí que ganaba sabiduría día a día.

• Temía al pasado, hasta que comprendí que no podía herirme más.

• Temía a la oscuridad, hasta que vi la belleza de la luz de una estrella.

• Temía al cambio, hasta que vi que aún la mari-posa más hermosa necesitaba pasar por una meta-morfosis antes de volar.

Hagamos que nuestras vidas cada día tengan más vida y si nos sentimos desfallecer no olvidemos que al final siempre hay algo más.

Más cerca delo que crees

Mis temores 2

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De inmediato se levantaron y volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once y a los de su grupo.Estos les dijeron: «Es verdad: el Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón. Lucas 24:33-34

1. Textos Bíblicos Biblia Latinoamericana 2.- Jorge Amando Vázquez Rodríguez Vol. 16 Reconciliarse con la vida Fotos: Internet

Señor, ayúdame a aceptar las pruebas sin quejar-me y reconocer que todo lo que viene de ti es bueno y es solo para perfeccionarme, entender que la prueba no es una calamidad, sino es para transformar mi vida y comprender que todo lo que me sucede es para mi bienestar. Se que muchas veces dudo de tu amor y me llegan pensamientos negativos y tengo dureza de cora-zón porque no quiero reconocer tu grandeza y eso me hace vacilar, ayúdame Señor a mover toda duda de mi mente y corazón.

Señor te doy gracias por este corazón que me has dado pero te pido que me ayudes a transformarlo, a renovar-lo, por un corazón sincero y humilde, por un corazón que pueda entender y comprender toda tu grandeza y esplendor, que disfrute de todas tus maravillas que creas para mi cada día, ayúdame a ser menos incrédulo y que crea siempre que tu eres mi Dios y salvador y que todo lo haces para mi bien, porque tu eres infinitamen-te amoroso y misericordioso.

Ayúdame a que saque de mi corazón toda duda e in-seguridad y que encuentre la confianza y la paz, que mi fe aumente siempre pensando y reconociendo en que tu me amas y me perdonas, que tu eres un Dios amoro-so y compasivo, que cuando sienta ira y rencor medite y reflexione en tu nombre Jesús, como la palabra que me da alivio, que me llena de paz y confianza, la pala-bra que le da calma y serenidad a mi vida, borra de mi interior todo lo malo y permite que permanezca en paz, pensando en tu nombre, y susurrándolo, Jesús, Jesús,

Jesús, como la palabra que me da calma, paz, confianza y serenidad, que esta palabra entren en lo mas profun-do de mi interior, porque tu eres mi universo, tú eres mi todo y yo sin ti no soy nada, sin ti iría sin dirección.

En los momentos que sienta orgullo en mi ser, has que recuerde que debo trabajar por tener un corazón humilde, un corazón sincero y que retire todo mal pensamiento de mi mente, que todo lo negativo no lo acepte en mi corazón, que trate de ser una mejor per-sona sincera, humilde y sencilla, que trate a los demás como me gustaría que me trataran a mi.

Permite que cada vez que piense en ti, me sienta más confiado y fortalecido por tu presencia en mi interior y que las preocupaciones las aprenda a llevar solo como eso y no como para darles tanta importancia y cabida en mi mente y en mi corazón, porque solo me destru-yen, me desaniman y me dañan.

Ayúdame a perdonar con toda sinceridad de corazón, a no guardar rencores, sin importar lo malo en obra o palabra que me hallan hecho, permite que pueda per-donar con sinceridad de corazón, que solo perdone y olvide para siempre, así como tu me haz perdonado a mi, aun sabiendo que muchas veces te he ofendido.

Si estoy en medio del sufrimiento permite que lo lleve en silencio, sin queja , que lo pueda soportar con mu-cha paz, que no tema porque tu estas conmigo siempre a mi lado y me ayudas a enfrentar esos sufrimientos y pruebas con valor, con dignidad y amor, permite que tu presencia permanezca por siempre en mi interior, para mantenerme en paz, envíame tu Espíritu Santo de amor, para que inunde mi alma e ilumine mi vida, que la llene de consuelo y amor, que reconozca siempre que tu estas conmigo aun en medio de las tormentas y pruebas y permite que siempre me abandone en tus brazos y confíe plenamente en ti con todo mi corazón.

Incluso no nos acobardamos en las tribulaciones, sabiendo que la prueba ejercita la paciencia, que la paciencia nos hace madurar y que la madurez aviva la esperanza, la cual no quedará frustrada, pues ya se nos ha dado el Espíritu Santo, y por él el amor de Dios se va derramando en nuestros corazones. Ro-manos 5:3-5

Mueve toda duda de mi mente1

N o pones en el centro de tu vida lo secundario: ¡Serás feliz!

Recuerdas que Jesús resucitó y que te llama a la vida: ¡Serás feliz!

Ante las dificultades de la vida no te acobardas: ¡Serás feliz!

La prueba llama a tu casa y no pierdes la calma: ¡Serás feliz!

Encuentras en el servicio tu realiza-ción: ¡Serás feliz!

No. caminas por donde todos cami-nan: ¡Serás feliz!

Eliges el camino de las bienaventuran-zas: ¡Serás feliz!

Compartes algo de lo que tienes con los más pobres: ¡Serás feliz!

Olvidas lo que diste y no exiges lo que ofreces: ¡Serás feliz!

Llorando por dentro sabes sonreír por fuera haciendo la vida más agradable a los que te rodean: ¡Serás feliz!

Siendo incomprendido sigues luchan-do por tus ideales cristianos: ¡Serás feliz!

Aceptando ser amigo de Jesús tienes que renunciar a ciertas cosas: ¡Serás feliz!

Haces frente al dolor con la medicina de la fe: ¡Serás feliz!

Ignorándote alguien, con razón o sin razón, no olvidas que Dios jamás te deja de lado: ¡Serás feliz!

Sé feliz, haz felices a los demás y, cuan-do alguien te pregunte dónde está el se-creto de tu felicidad, contesta sin temor: i Es el Señor! ¡Por Él y con Él, soy feliz!

Felicidad sí

Por Rafael Orozco

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Ellos, por su parte, contaron lo sucedido en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. Lucas 24:35

1.- Jorge Amando Vázquez Rodríguez Vol. 16 Reconciliarse con la vida 2, 3 y 4.- www.motivaciones.org Fotos Internet

¿Cómo se sentiría usted teniendo un accidente que le cueste la nariz, la mitad de su brazo derecho y todos los dedos de su mano izquierda? Supongo que sus pen-samientos no serán muy positivos. Pero eso fue lo que ocurrió al Dr. Beck Weathers, y él ve esa pérdida como el acontecimiento determinante de su vida, el aconteci-miento que cambió todo a su alrededor. -¿Que si qui-siera recuperar mis manos? -dijo en una entrevista que le hicieron en el programa «Evening News» de la CBS-. Por supuesto que sí. ¿Que si quisiera tener mis manos para volver a ser lo que fui antes? No.

¿Qué cosa podría llevar a alguien a preferir tan dramá-tica incapacidad? La respuesta podemos encontrada en el Monte Everest. Porque Beck Weathers fue uno de los que estaba en la cima de esa montaña durante el ahora famoso incidente de 1996 cuando una nevada segó la vida de doce personas.

Weathers tenía cuaren-ta y nueve años de edad cuando ascendió al Ever-est. Para ese tiempo, ha-bía sido un escalador de montañas durante diez años. Escalar era su pa-sión. Weathers siempre dedica mucho tiempo a prepararse para el siguien-te viaje. Antes del Everest, había escalado seis de las siete cumbres, las monta-ñas más altas en los dife-rentes continentes. Y para cada ascenso se sometió a un agotador régimen de entrenamiento.

El l0 de mayo, cuando ascendía a la cumbre, se dio cuenta que tenía problemas. Algunos años antes se ha-bía sometido a una operación de queratotomía para co-rregir su visión. Mientras más ascendía en la montaña, la altitud hizo que sus lentes saltaran de sus ojos, lo que lo dejó prácticamente ciego.

En esas circunstancias, la decisión más sabia que podía tomar Weathers, era quedarse donde estaba y esperar y luego unirse al grupo cuando éste viniera de vuelta de la cumbre. Pero pronto la difícil situación en que se encontraba fue superada por un cambio horrendo en las condiciones del tiempo.

Una rara ventisca cubrió rápidamente .la montaña ha-ciendo que la temperatura bajara hasta unos cincuenta

grados bajo cero y aumentando la velocidad del viento a setenta millas por hora. La tormenta obligó a cada uno a luchar por sobrevivir. En toda esta situación, Weathers quedó abandonado en la montaña. Pasaron las horas y cayó en un estado de coma hipotérmico. Sus compañe-ros lo buscaron durante horas sin dar con él. El 11 de mayo, temprano en la mañana lo encontraron. Estaba cubierto con hielo y apenas respiraba. Supusieron que de un momento a otro moriría, de modo que lo dejaron donde estaba, volvieron al campamento y le avisaron por radio a su esposa que había muerto. Nadie ha sali-do de un coma hipotérmico y ha sobrevivido, excepto Beck Weathers. De alguna manera él recuperó las fuer-zas, se incorporó, buscó el camino y tambaleándose, lle-gó al campamento. Su chaqueta estaba abierta, su rostro estaba tan negro por las quemaduras que era difícil re-conocerlo y su brazo derecho que había estado expuesto

tenía un aspecto blanco mármol y estaba congelado en una buena parte. Aún después de su milagro-so retorno al campamento, nadie creía que Weathers sobreviviría. Pero él se mantuvo luchando. De regreso en su casa en Dallas recibió atención médica. Fue sometido a diez operaciones; le amputaron los dedos de su mano izquierda, le amputaron el brazo derecho a la altura del codo y le construyeron una nueva nariz usando piel de otras partes de su cuerpo. Al final, Weathers tuvo que someterse a un proceso de aprendizaje radical. Él cree que cambió sus manos por

algo mucho más valioso: lecciones sobre él mismo, sus valores y su vida.

Él confiesa: Probablemente sea la persona más feliz ahora, después de haber pasado por todo lo que me ha ocurrido. Tengo un juego diferente de prioridades. Uno nunca sabe quién es y qué es, sino hasta que ha sido realmente probado. Usted gana muchísimo más cuando el fracaso lo golpea que lo que pudiera enseñarle el éxi-to. La actitud de Weathers refleja más que sólo gratitud por sobrevivir a una tragedia que pudo haberle causado la muerte. Él muestra su capacidad para aprender lo que le ha permitido cambiar su vida para bien. Al hacer del sufrimiento su mejor amigo, ha transformado sus fraca-sos en victoria.

Michel E. Young. The Ultimate Challenge. Dallas Morning News.

Abandonado para morir Empezó a lloviznar y al poco rato los relámpagos

iluminaban la ciudad entera haciendo parecer que amanecía.

Más adelante los truenos empezaron a oírse lejanos y finalmente la ciudad entera se sacudió en un ruido estrepitoso, pareciendo que la centella que zigzaguea-ba caería sobre nosotros.

¡Que espectáculo tan bello!¡Que impotencia más absoluta se siente cuando se

contempla la naturaleza!Amaneció con un sol radiante y el cielo era tan azul

que parecía que la tormenta hubiera lavado cuida-dosamente el firmamento; era un día tranquilo, lu-minoso.

Esa hermosa mañana todos comentaban: “hace mucho que no veía rezar a tanta gente como anoche.

Era algo impresionante ver como oraban todas las personas ¡Que triste que necesitemos siempre en la vida de tormentas para hablarle al Padre!

Yo creo que también las tormentas del alma nos de-ben hacer elevar el alma a Dios.

¡Cuántas veces somos víctimas de depresiones emo-cionales porque no le damos a nuestra alma el ali-mento de la oración!

¡Que tremendas tormentas se desatan en el alma!Esas son peores que las que vivimos en fenómenos

atmosféricos.Dentro de nosotros mismos tenemos las tormentas

de odios, de envidias, de celos, son las centellas que destruyen la alegría de vivir.

La tormenta de esa noche me llevó a profunda me-ditación y me motivó a decirle:

“Señor, que no necesite mi existencia de tormentas para amarte que no necesite de centellas que me ate-moricen para recurrir temeroso a Ti.

Que no sean necesarias las tinieblas para buscar tembloroso tu amorosa mano.

Que me percaté de que únicamente junto a Ti pue-do encontrar paz, alegría y entusiasmo...

Y que cuando me sacudan el alma las tormentas interiores, me refugie en la paz de tu amor.”

Si quieres descubrir la inocencia, asómate a la sonrisa de un niño.

Si quieres saber el porqué del sufrimiento, ve en la pro-fundidad de los ojos de un niño.

Si quieres conocer el porqué de las cosas, pregúntale a un niño.

Si quieres saber por qué construimos nuestros caminos, fíjate en las manos de un niño.

Si quieres acabar con los problemas, juega con un niño.Si quieres la compañía de alguien en tu soledad, hazte

amigo de un niño.Si quieres crecer como un niño, ten alma y sueños de

niño.Y si quieres que tu vida sea feliz, nunca dejes de ser niño.

Ante la tormenta 1

Como el niño que no sabe dor-mirse sin cogerse a la mano de su madre, así mi corazón viene a po-nerse sobre tus manos al caer la tar-de.

Como el niño que sabe que al-

guien vela su sueño de inocencia y esperanza, así descansará mi alma segura, sabiendo que eres tú quien nos aguarda.

Tú endulzarás mi última amargu-ra, tú aliviarás el último cansancio,

tu cuidarás los sueños de la noche, tu borrarás las huellas de mi llanto.

Tú nos darás mañana nuevamentela antorcha de la luz y la alegría,y, por las horas que te traigo muer-

tas, tú me darás una mañana viva.

Como el niño que no sabe dormirse

3

Niño 4

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Jesús les dijo: «Todo esto se lo había dicho cuando estaba todavía con ustedes; tenía que cumplirsetodo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos referente a mí.»

Lucas 24:44

“ABRE LOS OJOS Y da gracias a tu creador por el privilegio de vivir y de estar sano. Llena tus pulmones de oxígeno y tu mente de pensamientos constructivos y tu corazón de fe.

Después, pregúntate qué puedes hacer hoy de bue-no y por alguien. Pídele a Dios inspiración de llevar la alegría de vivir a otros seres y lánzate con entusiasmo a la tarea.

Será un buen día, sin duda alguna, que podrá repetir-se cuantas veces lo desees. Confíale a Dios cada una de tus tareas, ofrécele el trabajo de cada día, especialmente tus problemas y dificultades, pídele por tus seres queri-dos. No pienses nunca que no te comprenden, piensa mejor en comprender a los demás. Nunca te sientas sola. Dios siempre está contigo.

No dejes que se apague en tu existencia la lla-ma del entusiasmo. Sea cual fuere tu responsabi-lidad hazla con alegría y con todo tu corazón, no te dejes llevar por la rutina, la flojera o el cansancio. Si tus deberes te resultan deprimentes y los cumples a fuerza o con indiferencia, algo marcha mal en tu vida. Es necesario ira la causa y descubrir el porqué. Si no

amas tu trabajo lo suficiente para poner en el todo tu entusiasmo, te has equivocado sin duda. Tu problema ira agravándose cada día porque no obtendrás éxitos ni satisfacciones de una labor que se realiza sin amor. El trabajo perfecciona las facultades humanas y conduce a la felicidad.

Proponte hoy inventar algunas formas nuevas de hacer sentir a los tuyos que los amas. No se los di-gas con palabras: dilo a gritos con tus actos. Con tu comprensión y tú silencio, un saludo o un inesperado apretón de manos, una sonrisa o un buen gesto, un tema amable de conversación, con un acto generoso, un obsequio o una llamada por teléfono. Siempre decir Te quiero. Este verbo, amar a Dios... amar la vida... amar a los demás, es lo que verdaderamente cuenta en nuestra vida, que la vida sin el amor es estéril y triste, sin el amor nada tiene sentido, por eso llenarse de amor y compartirlo es llenarse de vida. El amor sana las he-ridas, cura de los rencores y libera de los males. Entre más amor poseas más feliz serás. Además el amor aleja la tristeza y la soledad.

No te resignes a ser uno de esos “muertos en vida” que deambulan por el mundo sin saber a dónde van, inca-paces de amar y por lo mismo extraviados en su propia oscuridad. La vida es un tesoro, la vida es grande, la vida es un instante que se debe aprovechar al máximo.

Cuántos viven de sus cosas y vacíos, sin sentido. Cuántos se han cansado de vivir y de luchar: Retoma la vida, tiene sentido.

Por eso cada día al despertar eleva tu mente y tu co-razón a Dios y deposita en Él toda tu confianza, pídele sea tu guía en tu momento. Deja en el ayer tus preocu-paciones y date la oportunidad de iniciar libre. Vence una vez más tus defectos y deja a Dios ser en ti.

Disfruta cada instante de tu día, no dejes que la amar-gura llene tu boca. Siembra el bien y rechaza el mal ten ánimo y no desistas, recuerda que nunca estás sólo, el que te creó no te abandonará.

¿Cuál es la mejor forma de iniciar el día?

1. Textos Bíblicos Biblia Latinoamericana 2.- www.motivaciones.org Fotos: Internet

Uno crece cuando no hay vacío de esperanza, ni debilitamiento de voluntad, ni pérdida de fe.

Uno crece cuando acepta la realidad y tiene aplomo de vivirla.

Cuando acepta su destino, pero tiene la volun-tad de trabajar para cambiarlo.

Uno crece asimilando lo que deja por detrás, construyendo lo que tiene por delante y proyec-tando lo que puede ser el porvenir.

Crece cuando supera, se valora, y sabe dar fru-tos.

Uno crece cuando abre camino dejando huellas, asimila experiencias... Y siembra raíces!.

Uno crece cuando se impone metas, sin impor-tarle comentarios, ni prejuicios, cuando da ejem-plos sin importarle burlas, ni desdenes, cuando cumple con su labor, sin importarle los otros pa-receres.

Uno crece cuando se es fuerte por carácter, sos-tenido por formación, sensible por temperamen-to... Y humano por nacimiento!.

Uno crece cuando enfrenta el invierno aunque pierda las hojas.

Recoge flores aunque tengan espinas y marca camino aunque se levante el polvo.

Uno crece cuando es capaz de afianzarse con re-siduos de ilusiones,

capaz de perfumarse, con residuos de flores...Y de encenderse con residuos de amor...!Uno crece ayudando a sus semejantes, cono-

ciéndose a sí mismo ydándole a la vida más de lo que recibe.Uno crece cuando se planta para no retroceder...Cuando se defiende como águila para no dejar

de volar...Cuando se clava como ancla y se ilumina como

estrella.Entonces... Uno crece!

¿Cómo crecemos?Por Monseñor: Manuel Silva Rodríguez.

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Ahora yo voy a enviar sobre ustedes lo que mi Padre prometió. Permanezcan,pues, en la ciudad hasta que sean revestidos de la fuerza que viene de arriba.» Lucas 24:49

Diez mandamientos de un niñoa sus padres

www.motivaciones.org Fotos: Internet

Galerías ilumina tus días

1-Mis manos son pequeñas, por favor no esperes perfección cuando tiendo la cama, hago un dibujo o lanzo la pelota.

Mis piernas son pequeñas, por favor camina más lento para que pueda ir junto a ti.

2- Mis ojos no han visto el mun-do como tú lo has visto, por favor, déjame explorarlo, no me limites innecesariamente.

3- El trabajo siempre estará allí. Yo seré pequeño solo por un cor-to tiempo, por favor, tómate un tiempo para explicarme las cosas maravillosas de este mundo y ha-zlo con alegría.

4- Mis sentimientos son frágiles, por favor está pendiente de mis

necesidades, no me retes todo el día (a ti no te gustaría ser retado por ser tan duro) Trátame como te gustaría a ti ser tratado.

5- Soy un regalo especial de Dios, por favor atesórame como Dios quiso que lo hicieras, respetando mis acciones, dándome principios y valores con los cuales vivir y en-señándome amorosamente.

6- Necesito tu apoyo y tu entu-siasmo, no solo tus críticas, para crecer. Por favor, no seas tan es-tricto, recuerda, puedes criticar las cosas que hago sin criticarme a mí.

7- Por favor, dame libertad para tomar decisiones propias. Permite que me equivoque, para que pue-da aprender de mis errores.

Así algún día estaré preparado para tomar las decisiones que la vida requiere de mí.

8- Por favor, no hagas todo por mí. De alguna forma eso me hace sentir que mis esfuerzos no cum-plieron con tus expectativas. Yo sé que es difícil, pero deja de compa-rarme con mi hermano o herma-na.

9- No temas alejarte de mí por un tiempito. Los niños necesita-mos vacaciones de los padres, así como los padres necesitan vacacio-nes de sus hijos.

10- Llévame a la iglesia o dame ejemplos de vida espiritual. Yo dis-fruto aprendiendo.