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EL DÍA, domingo, 18 de octubre de 2015 p1 revista semanal de EL DÍA del domingo LA EMIGRACIÓN DE UN isleño, Agustín Llanos, natural de Icod, y ejemplo típico del retornado de Venezuela en los sesenta. 6/7 dente del que, entre otros detalles, decía: En la vida social fue Faustino la correc- ción personificada, conversador inge- nioso y animador dilecto; sus ocurrencias y sus bromas jamás traspasaron los lími- tes de la prudencia. En el orden polí- tico ocupó merecidamente puestos y car- gos a los que dignificó, mostrando siem- F austino Martín Albertos presidió la Junta Direc- tiva del Casino de Tenerife desde el año 1928 hasta 1935. También ejerció tal cometido en 1945. Durante su primer mandato se erigió –tras una ingente y excepcional labor de equipo, en la que cabe destacar la figura del expre- sidente Arturo Ballester y Martínez- Ocampo– el edificio del que hoy se ufana nuestra Sociedad, que este año, pre- cisamente, cumple sus 175 Aniversa- rio bajo la presidencia de José Alberto Muiños y Gómez-Camacho, donde se ha logrado, entre otras importantes cotas, el título de Real y la Medalla de Oro del Gobierno de Canarias, así como de las que ya venía adornando a esta Sociedad, la Medalla de Oro de la Isla y la Medalla de Oro de la Ciudad, entre otras distinciones. Los hermanos Martín Fernández de la Torre Desde 1840 hasta 1850, el primer emplazamiento que tuvo el Casino de Tenerife –por aquel entonces deno- minado Gabinete de Cultura y Recreo– fue la casa número 4, esquina a la calle Candelaria. Tales fechas le convierten en la institución cultural más veterana de Canarias y una de las más longe- vas de España. Y había surgido del im- pulso de un grupo de personas intere- sadas en el diálogo y el intercambio de ideas acerca de la literatura y sobre la sociedad de su tierra. Entre 1850 y 1860, el Casino se ins- tala en la casa número 2, y en el período 1860-1930, en la Casa Villalba, de estilo neoclásico y que ocupaba un tercio del solar actual. La noche del 4 de mayo de 1935 se inauguró el nuevo edificio del hoy Real Casino de Tenerife, obra del arquitecto grancanario Miguel Martín Fernández de la Torre, cuyo her- mano, Néstor, engalanaría con dos mag- níficos murales, “La tierra” y “El mar”, el Salón Principal. Otrora, y por diferentes motivos, venía resultando difícil la tarea de buscar datos personales y fidedignos, vivencias y rasgos del citado Faustino Martín Alber- tos; personaje que, entre otras cosas, y al frente del Casino de Tenerife había mostrado un extraordinario espíritu emprendedor y una entrega y cariño sin límites para dotar a Santa Cruz de unas modernas instalaciones, con empaque y señorío, donde, primor- dialmente, iba a fomentarse el espar- cimiento, la cultura, lo artístico y la exaltación insular y regional, conceptos que ya se transmitían desde aquella lejana época de 1840. Perfiles de un presidente Tales datos los aportó, en su día, doña Argelia Martín Santaella, viuda de don Antonio Hardisson Baudet. “Desde pequeña –manifestó– estuve muy relacionada con ellos, con Faustino y con su mujer, Adolfina Rojas de Vera, que, por cierto, daba por aquel enton- ces clases de piano. Faustino, que siem- pre fue un tinerfeño de pro, nació en Santa Cruz en 1896. Su madre proce- día de La Orotava y su padre, del Puerto de la Cruz. Faustino fue a estudiar Dere- cho a Sevilla o Cádiz, no recuerdo muy bien. Pero lo que no se me olvida es que desde los 22 años ejerció de abo- gado; primero, en un bufete instalado en la calle Pi y Margall y, después, y de forma definitiva, en su casa de Viera y Clavijo”. La señora Martín Santaella, que com- partió su amistad durante muchos años con el aludido matrimonio, confesó que “Faustino era una persona muy amable, de conversación amena y entre- tenida. Solía hablar, de forma muy des- criptiva, de sus múltiples viajes y dejaba como embelesados a sus amigos con sus relatos. Siempre tuvo muchos ami- gos. Era muy alegre y una bellísima persona. Y, por encima de todo, un exce- lente y competente abogado”. Faustino Martín Albertos se casó con Adolfina Rojas de Vera el 31 de mayo de 1945. No tuvieron descendencia. Aquella unión sólo duró seis años. Una grave enfermedad acabó con la vida del esposo; y la desconsolada viuda sufrió, tras aquella pérdida, una pro- funda depresión que, en buena parte, se la vino a aliviar la compañía de Arge- lia Martín En el estío de 1953, y en estas mis- mas columnas de EL DÍA, Ramón Gon- zález de Mesa y Suárez, que había osten- tado en 1939 el cargo de vicepresidente segundo del Casino de Tenerife, pu- blicaba un sentido artículo con motivo del aniversario del óbito del expresi- Texto: Antonio Salgado Pérez (exsecretario del Real Casino de Tenerife) 175 ANIVERSARIO DEL REAL CASINO DE TENERIFE UNA PEQUEÑA HISTORIA DEL RETRATO DE FAUSTINO MARTÍN ALBERTOS, OBRA DE JOSÉ AGUIAR Retrato de Faustino Martín Albertos, obra de José Aguiar (foto Manuel Díaz Febles), y el presidente del Casino en 1935 acompañado de –de izquierda a derecha– Gloria Príncipe, Miss Gomera, Alicia Navarro, Miss Tenerife, y Úrsula Padrón, Miss Hierro (foto: Adalberto Benítez).

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EL DÍA, domingo, 18 de octubre de 2015 p1

revista semanal de EL DÍAdel domingo

LA EMIGRACIÓN DE UNisleño, Agustín Llanos, natural deIcod, y ejemplo típico del retornadode Venezuela en los sesenta.�6/7

dente del que, entre otros detalles, decía:“En la vida social fue Faustino la correc-ción personificada, conversador inge-nioso y animador dilecto; sus ocurrencias

y sus bromas jamás traspasaron los lími-tes de la prudencia. En el orden polí-tico ocupó merecidamente puestos y car-gos a los que dignificó, mostrando siem-

Faustino Martín Albertospresidió la Junta Direc-tiva del Casino de Tenerifedesde el año 1928 hasta1935. También ejerció tal

cometido en 1945. Durante su primermandato se erigió –tras una ingentey excepcional labor de equipo, en laque cabe destacar la figura del expre-sidente Arturo Ballester y Martínez-Ocampo– el edificio del que hoy se ufananuestra Sociedad, que este año, pre-cisamente, cumple sus 175 Aniversa-rio bajo la presidencia de José AlbertoMuiños y Gómez-Camacho, donde seha logrado, entre otras importantescotas, el título de Real y la Medalla deOro del Gobierno de Canarias, así comode las que ya venía adornando a estaSociedad, la Medalla de Oro de la Islay la Medalla de Oro de la Ciudad, entreotras distinciones.

Los hermanos Martín Fernández dela Torre

Desde 1840 hasta 1850, el primeremplazamiento que tuvo el Casino deTenerife –por aquel entonces deno-minado Gabinete de Cultura y Recreo–fue la casa número 4, esquina a la calleCandelaria. Tales fechas le conviertenen la institución cultural más veteranade Canarias y una de las más longe-vas de España. Y había surgido del im-pulso de un grupo de personas intere-sadas en el diálogo y el intercambiode ideas acerca de la literatura y sobrela sociedad de su tierra.

Entre 1850 y 1860, el Casino se ins-tala en la casa número 2, y en el período1860-1930, en la Casa Villalba, de estiloneoclásico y que ocupaba un tercio delsolar actual. La noche del 4 de mayode 1935 se inauguró el nuevo edificiodel hoy Real Casino de Tenerife,obra del arquitecto grancanario MiguelMartín Fernández de la Torre, cuyo her-mano, Néstor, engalanaría con dos mag-níficos murales, “La tierra” y “El mar”,el Salón Principal.

Otrora, y por diferentes motivos, veníaresultando difícil la tarea de buscar datospersonales y fidedignos, vivencias yrasgos del citado Faustino Martín Alber-tos; personaje que, entre otras cosas,y al frente del Casino de Tenerife habíamostrado un extraordinario espírituemprendedor y una entrega y cariño

sin límites para dotar a Santa Cruz deunas modernas instalaciones, conempaque y señorío, donde, primor-dialmente, iba a fomentarse el espar-cimiento, la cultura, lo artístico y laexaltación insular y regional, conceptosque ya se transmitían desde aquellalejana época de 1840.

Perfiles de un presidenteTales datos los aportó, en su día, doña

Argelia Martín Santaella, viuda de donAntonio Hardisson Baudet. “Desdepequeña –manifestó– estuve muyrelacionada con ellos, con Faustino ycon su mujer, Adolfina Rojas de Vera,que, por cierto, daba por aquel enton-ces clases de piano. Faustino, que siem-pre fue un tinerfeño de pro, nació enSanta Cruz en 1896. Su madre proce-día de La Orotava y su padre, del Puertode la Cruz. Faustino fue a estudiar Dere-cho a Sevilla o Cádiz, no recuerdo muybien. Pero lo que no se me olvida esque desde los 22 años ejerció de abo-gado; primero, en un bufete instaladoen la calle Pi y Margall y, después, yde forma definitiva, en su casa de Vieray Clavijo”.

La señora Martín Santaella, que com-partió su amistad durante muchos añoscon el aludido matrimonio, confesóque “Faustino era una persona muyamable, de conversación amena y entre-tenida. Solía hablar, de forma muy des-criptiva, de sus múltiples viajes y dejabacomo embelesados a sus amigos consus relatos. Siempre tuvo muchos ami-gos. Era muy alegre y una bellísimapersona. Y, por encima de todo, un exce-lente y competente abogado”.

Faustino Martín Albertos se casó conAdolfina Rojas de Vera el 31 de mayode 1945. No tuvieron descendencia.Aquella unión sólo duró seis años. Unagrave enfermedad acabó con la vidadel esposo; y la desconsolada viudasufrió, tras aquella pérdida, una pro-funda depresión que, en buena parte,se la vino a aliviar la compañía de Arge-lia Martín

En el estío de 1953, y en estas mis-mas columnas de EL DÍA, Ramón Gon-zález de Mesa y Suárez, que había osten-tado en 1939 el cargo de vicepresidentesegundo del Casino de Tenerife, pu-blicaba un sentido artículo con motivodel aniversario del óbito del expresi-

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Texto: Antonio Salgado Pérez(exsecretario del Real Casino de Tenerife)

175 ANIVERSARIO DEL REAL CASINO DE TENERIFEUNA PEQUEÑA HISTORIA DEL RETRATO DE

FAUSTINO MARTÍN ALBERTOS, OBRA DE JOSÉ AGUIAR

Retrato deFaustino MartínAlbertos, obra deJosé Aguiar (fotoManuel Díaz Febles),y el presidente delCasino en 1935acompañado de –deizquierda a derecha–Gloria Príncipe, MissGomera, AliciaNavarro, MissTenerife, y ÚrsulaPadrón, Miss Hierro(foto: AdalbertoBenítez).

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domingo, 18 de octubre de 2015, EL DÍAp2EN PORTADA

pre su elevado patriotismo y su entra-ñable amor a la tierra. Así fue el hom-bre, el amigo, el profesional y el caba-llero que supo morir con aquella sere-nidad y entereza que caracterizaron suvida”.

De Miss Casino de Tenerife a MissEuropa

“Faustino –también recordaba Arge-lia Martín– siempre estuvo muy orgu-lloso de la Junta Directiva que teníaen el Casino de Tenerife; y cuandoemprendió la obra del nuevo edificiorecibió muchos apoyos y alientos. Des-pués, cuando, según él, había cum-plido su cometido, quiso marcharsepara descansar. Pero le rogaron quesiguiera de presidente. Como anécdotaañadiré que durante su mandato go-zó de la inolvidable época de AliciaNavarro, aquella guapísima Miss Eu-ropa, que, precisamente, empezó suascendente carrera en el Casino de Tene-rife”.

[Alicia merece este pequeño parén-tesis: el 6 de julio de 1935, en la loca-lidad británica de Torquay, cuna deAghata Christie, y por primera vez enla historia, era elegida Miss Europa unaespañola, honor que recayó en la tiner-feña Alicia Navarro Cambronero, quehabía sido Miss Casino Tenerife, MissTenerife, Miss Canarias, Miss Españay finalmente Miss Europa. Tambiénhay que dejar constancia de que el perió-dico La Prensa, hoy EL DÍA– organizóel certamen regional el 20 de abril de1935 en el teatro Guimera, donde par-ticiparon las otras representantesisleñas].

Una donación muy valiosaEn su momento, la señora Martín

Santaella donó al Casino de Tenerifeun retrato del expresidente aludido por-que, según ella, estimo que ese hubiesesido “el deseo de Faustino”.

El retrato en cuestión era un excep-cional lienzo del pintor José Aguiar,gran amigo personal de Faustino, que,entre otros detalles, fue quien, durantesu etapa presidencial le encomendóal artista el mural del hall del Casino,“Friso isleño”, que constituye, con sutema marinero y agrícola todo un orgu-llo pictórico para la Sociedad.

Resultaba enriquecedor, primero,comprobar que existía una pintura delexpresidente del Casino y, segundo,que dicho trabajo estuviese firmadopor un artista de la categoría inter-nacional de José Aguiar, cuya carac-terística a lo largo de su carrera, segúnlos técnicos, es “la profundidad de losretratos, aproximándose éstos a la esen-cia de las personas, llegando más alládel acercamiento fotográfico de éstasu objetos representados, como se puedeapreciar en sus rostros colectivos, car-gados de energía y sensibilidad”.

El cuadro, tras el generoso rasgo dedoña Argelia, fue, por iniciativa de laJunta Directiva que por aquel enton-ces presidía Domingo Febles Padrón,impecablemente restaurado por unequipo de expertos formado por Ra-quel Trujillo Alonso, Francisco JavierMarzoa Ruiz y Verónica González Pérez.

Observaciones del equipo derestauradores

La pintura contempla que “el per-sonaje retratado apoya el mentón, sobresu puño derecho y mira relajadamentehacia el espectador. Se encuentra ves-tido con un traje negro y sentado enun sillón de color rojo. Como fondo,separando la escena principal de unpaisaje, se ve una especie de alféizarde una ventana color gris y algo in-determinado de color marrón, que pu-diera ser un árbol o una cortina. El pai-saje del fondo recuerda una zona delsantacrucero parque García Sana-bria, con árboles, una fuente y un pasi-llo con esculturas a ambos lados. Enun banco de este pasillo se intuye unhombre de negro, y una mujer de ves-tido rosa, abrazados”, observacionesdel equipo de restauradores ya citado.

La obra podría datarse entre fina-les de la década de los años 20 y los30 del pasado siglo, encontrándonos

ante una pintura hasta ese momentodesconocida del pintor Aguiar, que,gracias a esta recuperación y restau-ración, se pudo apreciar en su justadimensión y pasó a engrosar el legadode este artista gomero, legado que porotra parte se encuentra muy dispersoy falto de estudio en determinadoscasos. De ahí la importancia de estaintervención, que, además de posibilitarla recuperación de la obra, permitióconocer algunos detalles sobre su téc-nica y, por lo tanto, ayudó a una mejorcomprensión de la globalidad de suobra.

Galería pictórica de presidentesEl retrato de Faustino Martín Alber-

tos, con dedicatoria de José Aguiar,está ubicado en la actualidad en ladenominada “Sala Presidente” del RealCasino de Tenerife, junto a los que,de forma cronológica, se encuentranlos de Arturo Ballester y Martínez-Ocampo(1908), José Maldonado Du-gour (1916), Fernando Marín Delga-do (1941), Lorenzo Machado y Mén-dez Fernández de Lugo (1943), Fer-nando Beautell Meléndez (1948),Gumersindo Robayna Galván (1954),Leoncio Oramas Tolosa( 1966), Ber-nardo Cabrera Ramírez( 1969), Javierde Loño Pérez (1973), Luis ClaveríeRodríguez (1975), Francisco Montesde Oca Vidosa (1977), Opelio Rodrí-guez Peña (1979), Joaquín Amigó Rodrí-guez (1990), Miguel Duque Pérez-Camacho (1994) y Domingo FeblesPadrón (1999), que, curiosamente, yde todos los descritos, es el único queha sido pintado por una mujer, AnaMaría González Garrido. Por diferentesmotivaciones, otros presidentes –alprincipio se les denominaba directores–no figuran en esta galería, vacío queel Real Casino de Tenerife siempre ha

intentado solventar.

Creación y galardonados con elPremio Faustino Martín Albertos

El Premio Faustino Martín Albertosse creó con carácter anual y, segúnconsta en los Estatutos del Real Ca-sino de Tenerife, “la normativa paraesta distinción será por resolución yacuerdo tomado por la Junta Directiva,que tendrá en cuenta que el premiotiene por objeto estimular la labor crea-dora y reconocer la obra que haya rea-lizado persona o entidad en una con-tinuada y relevante actividad en par-celas de Cultura, Bellas Artes, Inter-pretación, Investigación e Innovación,Industria, Empresa, Deporte, Accio-nes Altruistas y Solidarias, Comuni-cación, Literatura, Cultura popular, Patri-monio Histórico, etc. Es condición indis-pensable que esta persona o entidadhaya tenido, de algún modo, vincula-ción con el Real Casino de Tenerife.El premiado figurará en el Libro deHonor y Distinciones de esta Sociedady recibirá, en acto público, un Perga-mino, obra de destacado pintor, acre-ditativo de su Premio”.

Los galardonados con los Premioshan sido, por orden cronológico, lossiguientes: Francisco Menéndez Rodrí-guez (2000), Carlos Pinto Grote (2001),Marcos Guimerá Peraza (2002), Javierde Loño Pérez (2003), Caja General deAhorros de Canarias (2004), Lázaro Sán-chez Pinto (2005), Manuel Ravina Mén-dez (2006), Rubens Henríquez Her-nández ( 2007), Pedro Doblado Claveríe(2008), Javier Dorta Delgado (2009),Cabildo Insular de Tenerife (2010),Marisa Tejedor Salguero (2011), Mar-tín García Garzón (2012), Esther TelladoAfonso (2013) y Juan Arencibia de Torres(2014).

Hall del Casino conel mural “Friso isleño”a la derecha” (foto:Manuel Díaz Flores) ydirectivos de lasociedad en 1935. Deizquierda a derecha:de pie, Carlos LaRoche, PedroAlemany, Juan Oliver,Juan Melo yFrancisco García;sentados: José Pérez,Luis Durango, FélixClaveríe, FaustinoMartín, TomásZerolo, JoséCalzadilla y ManuelVivanco (fotoAdalberto Benítez).

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EL DÍA, domingo, 18 de octubre de 2015 p3

Al lugar se accede sobre-pasando el desvío quelleva a La Caldereta. Desdeallí mismo, al igual quedesde cualquier otro punto

de la senda, un paisaje mágico yenvolvente invita al caminante a la pla-centera contemplación. Una planicieinfinita, sin horizonte previsible, se ofrecea los ojos del viajero. Las gavias, engar-zadas una tras otra por sus aliviade-ros, como perlas de un collar inagotable,brindan al cielo sus bondades terrenales;pero, para su infortunio, los cielos lim-pios ignoran sus lamentos. Muy de tardeen tarde, alguna nube peregrina atra-viesa el espacio, casi siempre reservandosu preciado tesoro para derramarlo luegosobre otras veras más proclives a laslluvias.

Sobre el campo aún se puede leer conmeridiana nitidez la razón que aupóa esta isla a la consideración de gra-nero propio; no sólo para sí, sino tam-bién para el resto de sus compañerasinsulares. Esta tierra antaño fue la autén-tica mitigadora de hambrunas y lagarante de simientes para las subsi-guientes aventuras agrarias. Muchasveces. No obstante, las insuficienciassembraban desaliento continuado enlos sufridos labradores de la tierra. Estosnúcleos domésticos, ante la adversi-dad insalvable, con dolor profundo desus almas, levantaban hato y enserespara tratar de mejorar sus vidas en otrospredios alejados de sus cunas.

El amanecer enjuga pronto los ro-cíos desvelados. La hosquedad regresadiligente a los raquíticos sembrados ya las malezas errantes. Por ambas ori-llas del sendero, las aulagas, con susintrincadas marañas espinosas, yotras suculentas sobre el suelo acha-parradas, rechonchas, cual reservoriosde agua, matizan las servidumbres pol-vorientas que, sin sucesión de conti-nuidad, unen en prolongada persistenciaunas tierras con otras tierras idénticasen la imponente vastedad del altiplano.

En esta isla los neptunos y los vul-canos, en acuerdo memorable, ate-nuaron sus forjas hace siglos; tal vezmilenios. Sobre este paisaje bizarro,esculpido con la grandiosidad de lasefemérides centenarias, ahora es Eo-lo quien impone sus caprichos alerial. Sus furias, sus desafueros y susmansedumbres modelan un panoramacargado de noblezas e hidalguías,transmitidas con absoluta pureza al sen-tir de sus abnegados pobladores. Enla inmensidad de la planicie, una pal-mera solitaria aguarda con pacienciaa que las brisas le permitan concluiralguna reflexión en paz.

Siguiendo el andar, sobre llanura inde-terminada, sobresale de nuevo la si-lueta vanidosa de otra estirpe lison-jera, aislada, mesando su penacho gene-roso al libre albedrío de los mismos vien-tos.

Superado un largo trecho, de lleno

el caminante se tropieza con un pue-blo diseminado sobre la maleza asil-vestrada. Un caserío con nombre do-méstico, visto al parecer inmediato; peronada más equívoco: su nombre pro-cede de una caldereta volcánica, crá-ter amplio, que se halla en su proxi-midad. Uno de los escasos vocablos téc-nicos que el pueblo canario ha expor-tado al saber científico de la geología.Sus casas pintorescas, bien cuidadas,algunas de ellas reformadas, mante-niendo su personalidad propia y su tra-dicional estampa, dicen mucho acercade la “comechosidad” de sus habitantes.Algunas de estas construcciones, ale-jadas del camino, se resguardan entrelos mogotes de nopal. Rescoldo de co-chinillas. Frugalidad de su provecho.El caserío tiene ermita reluciente, enlu-cida en traje de novia recién estrenadobrillando al sol.

Este lugar sagrado ofrece unaestampa de claro estilo tradicional, consacristía adosada, modesta espadañay plaza principal. En la explanada seencuentra un calvario disimuladoentre ramilletes de flores secas, cor-tadas de mucho tiempo, para conme-morar seguramente la festividad de la

Santa Cruz, además de su histórico patro-nazgo. Los calvarios ya han perdido lautilidad para la que originariamentefuesen construidos. Estas poyatas, rema-tadas en cruz de madera resistente, secolocaban en el lugar en el que el sacer-dote aguardaba la llegada del difuntopara recibirle, confortarle y dirigirle porel camino que le habría de conducira su descanso eterno en lugar sagrado.El modesto templo, envuelto en untorrente de claridad, no desea recor-dar las desavenencias que hubo de sufrirla abnegada feligresía lugareña para estelogro. Prefiere pasar desapercibido, sepa-rado con prudencia del camino. Su deseomás codiciable sería continuar siendosencillo, como lo es ahora. A su regazo,una era decorosa aguarda turno paradesgranar sus chícharos.

Siguiendo el andar, a esta hora el ere-mitorio y el pueblo, desde la distan-cia, parecen sestear sobre el rellano supe-rado. En la lomada, un pollino solita-rio, de estatura baja, de los que llamande la tierra; “rateado” por el cuello enel erial, en un conato de ternura, publi-cita su virilidad generosamente.Reclamo vano. Por todo el entorno, tanto,cuanto la vista pudiese alcanzar, no hay

flor que le reclame.Pronto un desvío hacia Vallebrón,

una vaguada anónima para la mayo-ría de los transeúntes que, sin embargo,es y existe con personalidad propia desdemuy antiguo. En él antaño se funda-ron, por desavenencias devocionalesy de otras índoles, dos ermitas casi simul-táneas, los unos defensores de La Gra-cia, los otros del Bautista. El tiempoy los vecinos darían la razón al santomás popular entre el campesinado, porsus desvelos en favor de las buenas cose-chas y en contra de todas sus adver-sidades. La ermita que se halla actual-mente apostada en la Morra de laMajada, para despecho de nadie,acoge ambas divinidades. La Graciahabía perdido refugio y aposento porruina.

A ojos del visitante, este lugar sagradopresenta, en su modestia, un estadomuy grato y bien cuidado. Mantieneel estilo generalizado de la arquitecturarural canaria de ámbito religioso. Laespadaña es simple. Las puertas estánadinteladas por marcos de piedracon algún que otro rudimento artís-tico. Con placidez doliente, guarece suestampa a la sombra de la loma. De unaloma y de una acacia lugareña que seempeña con dedicación en darlecobijo bajo su enramada. Ella nuncadeseó mudarse a otras congregacionesmás aireadas. Por oposición férrea desus devotos, finalmente esta ermita nomovió los cimientos del lugar. Quie-nes la quisieron debieron confor-marse con labrar otra de nueva fábricapara su propio culto.

La vega en sí es amplia, abierta al infi-nito. El suelo denota apariencia clarade fertilidad, como en casi todos loscasos, pero siempre y cuando las llu-vias le sean propicias y le visiten conla adecuada frecuencia y generosidad.Sus viviendas, por lo general terreras,se encuentran disimuladas en el en-torno. Todas ofrecen un aspecto ale-gre y juvenil, con huerto y jardincillo,muy gratas para vivirlas. Alguna queotra, de alto y bajo, destaca entre lasdemás. Éstas, altas y sobradas, llevanbalconadas simples, abiertas al reversode las brisas, con antepechos elevados.Por el contrario, alguna que otraexhibe sus siluetas terrosas, desnudadassin pudor por la desidia y el abandono.En su conjunto, la figura que ofrece elpueblo es muy digna. Propia de un asen-tamiento debidamente acomodado asu natural realidad.

Se trata de un provechoso y estimulante periplo realizado por algunos de los lugares históricos másrelevantes de este enclave, siempre alejado del bullicioso trajín que transpiran los asentamientos

poblacionales modernos. A lo largo de todo su recorrido el viajero vive, palpa y siente la más pura esenciamajorera tradicional, humana y paisajística. De esta andadura, el caminante sale altamente enriquecido

por todas las vivencias sentidas y memorizadas.

FUERTEVENTURA:DE PASEO POR LA OLIVA

Templo en LaOliva

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Texto: Emiliano Guillén Rodríguez(periodista, cronista oficial, miembro

del Instituto de Estudios Canarios)Fotos: Doña Julia

RELATOS CORRIENTES

PAISAJES

domingo, 18 de octubre de 2015, EL DÍAp4

Desandado el sendero. Vuelto de nue-vo al principal, el viandante dirige suspasos al núcleo histórico del término.Siguiendo el tramo que separa ambasentidades descubre, velado por el sen-timiento, cómo una pareja de abnegadoscampesinos, de tez morena, tostadapor el continuo sometimiento a la dia-fanidad, y constreñidos bajo las copasde sus sombreros, balancea sus silue-tas con indolente cadencia a la grupade un lustroso “majalulo”, bajo el solabrasador del mediodía. Estampasugerente de un ayer, ahora por for-tuna superado.

A recodo del sendero una robustatorre, más negra que atezada, se des-vela imprecisa en la lejanía efervescente.Sus pronunciadas estridencias huyenhacia un cielo expedito, sin tropiezos.El campanario, con sus francos yalargados ventanales, se deja rematarpor una cubierta de tejado rústico, quedisimula su presencia. Inicuo para nidosde cigüeñas. Ni falta que les hace. Porestos contornos sólo muy de tarde entarde se les alcanza a ver desorienta-das, extrañadas de las rutas habitua-les. Su aletear no es común en estoscampos, yermos por necesidad.

Rayano al camino, un inmueble conaire castrense recuerda el poder, lapompa y la vanidad de unos pocos,frente a la acentuada miseria de otrosmuchos. Ni en la explanada principal,ni en los patios amplios, por fortuna,se escuchan ya los ruidos de lossables ni los gritos de los mandos queadiestran y corrigen a la tropa. Se tratade una fortaleza almenada, cómoda,construida para la defensa de sus esta-tus despóticos y señoriales, a la vez quepara la vida placentera, para la sun-tuosidad, para el lujo y la petulancia.Las estancias nobles resaltan sustesoros inequívocamente. Un hol-gado patio, ceñido de corredor, con-forma su interior. Algunas palmerasvegetan privilegios a la sombra de lasaguas frescas, las que le proporcionasu situación doméstica. También delos aleros, aunque éstos, normal-mente secos, enjugados por causa desequías pertinaces.

Bajo su amparo moraba un puebloproletario, menesteroso, analfabeto porinterés y sobreexplotado; siempresubyugado a los caprichos altanerosde sus mandatarios. Incluso no seríaarriesgado aseverar que también due-ños hasta de sus personas. Aun así, losparias siempre guardaron un hilo dealegría para sus cantos, para sus“fogales” y para sus propias celebra-ciones. A la espalda del viajero la mon-taña vieja, cansada de parapetar cali-nosas ventiscas, como fiel guardián,complementa aquel conjunto. Laimponente silueta volcánica, de colorbermejo, peinada a tirabuzones ero-sivos que, sin llegar a cárcava ni fara-llón, se descuelgan confusos desde sucima hasta lo más recóndito de sus fal-das, remata un horizonte efímero. Ala vera contigua, la casa de la cilla. Laimagen perpetua del otro poder. Su incó-lume presencia recuerda a toda unalegión de mercaderes que, en nombrede un dios hiriente, les hurtaba toda-

vía más el pan a los más débiles, sinconciencia de que fuesen buenas o malassus cosechas.

Luego, ante los ojos del improvisadobohemio, el pueblo se presenta comoun escarabajo atado al suelo. Con realmotivación extiende sus apéndices arti-culados hacia muchos horizontes;pero su ferviente vocación de ser urbanose desvanece diluida entre los amari-llentos legajos, cédulas y netémeres(informes matrimoniales) de su añe-jada historia. Entre las modestas vi-viendas reposan los aljibes solita-rios, atorados bajo sus propios empe-drados, con los brocales raídos por eltiempo y la desidia. Los tomaderos tapia-dos de malezas, ya no cumplen con sumisión mitigante de la sed. Ahora losrobustos tizones endémicos, matiza-dos de obsidiana, junto a las inquie-tas lagartijas, proliferan a sus anchasentre los huecos vacíos de sus panzas,honorables hasta ayer. Las aguas lim-pias no atemperan sus entrañas.

Cuando la Casa Consistorial, demoderna estampa, concluye su diariaadministración, el pueblo queda su-mido en una soledad profunda. La pobla-ción mora en otros derroteros. Enton-ces, la quietud más absoluta se apo-dera del conjunto. Nada se mueve nida señales de actividad vital alguna.

Un hálito hirviente y cálido se adueñadel lugar. Apenas alguna que otra boca-nada de aire fresco, cual Céfiro donadopor el Olimpo, viene a mitigar aquelsofoco. Hasta las plantas exhaustas pare-cen sonreír en su agonía.

Un templo grande, sólido y majes-tuoso, adosado a una torre oscura, ahoraen primer plano, señala el corazónurbano del significado asentamiento,mientras adormecen sus delirios se-culares. Sus villas y cabezas de distritosparroquiales históricos, diseminadoscomo oasis sobre un paisaje siempreseductor, quedaron al margen de estenuevo desarrollo.

La isla en este tiempo, por cuantoa su población y economía respecta,se asemeja mucho a una balanza. Suvitalidad se halla concentrada en losextremos de la barra, a la sombra desus espectaculares playas. En el fiel,su puerto y capital. Cuando los res-pectivos dirigentes hayan mudado losconsistorios hacia los lugares en don-de se asientan los vecindarios res-pectivos, habrá finalizado el proceso.Los lugares históricos más emblemá-ticos de la isla quedarán desde enton-ces para la honra, para el estudio y parala contemplación.

El tiempo en el entorno transcurrecon perezosa lentitud. Hasta el sol parece

contagiarse de tamaña soñarrera.Iniciado el retorno, con mucho re-

gocijo en el morral, todo cae en un pro-fundo sopor bajo la tórrida luz del me-diodía. El recuerdo aflora de nuevo mez-clado con evocaciones del pasado. Esteenclave, cargado de honorabilidad, ha-bía nacido en detrimento de su pri-migenia capital. La coronelía asientaaquí su señorío. También fortificó lacosta para defender con seguridad todaslas atribuciones cortesanas que osten-taron. El pan y los granos medrabanbien sobre los campos, sobre los vien-tres de las gavias, siempre que las llu-vias, generosas y frecuentes, les ane-garan con abundante suficiencia. Areclamo del poder, se fueron asentandoa su entorno muchos medianeros, pas-tores, recolectores y braceros queconsolidaron aquel flamante desarrollo.Por razones de calendario, los parro-quianos se transformaron también enconvecinos.

Andado el tiempo, las circunstanciaseconómicas giraron en la direcciónopuesta a la deseada por estos clási-cos emporios. Muchos de sus hijos mar-charon a la capital, a otros asentamientosmás prometedores, a las islas más desa-rrolladas, a la emigración, en busca deenmendar sus, casi siempre, maltre-chas haciendas. La genealogía nos revelaque en Tenerife, por ejemplo, espe-cialmente en su banda sur, difícilmentepueda hallarse familia alguna que, alo largo de sus distintas generacionesno tenga algún familiar majorero en-tre sus antepasados. En algún tallo, pormuy recóndito que éste sea, de su árbolgenealógico siempre aparecerá entron-cada alguna descendencia, provenien-te de este apreciado terruño insular.

En la actualidad, los nuevos centrosde riqueza se olvidaron de los burgos,aunque no así de sus nutrientes. Losenclaves históricos quedaron a salvode estos ajetreos y desmanes.

Llegada la hora indeseada de partir,entre remembranzas y erradumbres,el visitante andaba cuando, ante susojos, la silueta iridiscente de la pintorescalocalidad, difuminada en el paisaje, bajoun sol inexorable, de nuevo reverberahirviente, sobre un suelo siempreexento de verdura.

Templo en LaCaldereta (arriba) yCasa de losCoroneles.

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PAISAJES

EL DÍA, domingo, 18 de octubre de 2015 p5

��� Procedente de una estirpe de maestros asado-res fundada por Dionisio Duque en 1895, Julián, sunieto, sigue manteniendo los conocimientos y el buenhacer gastronómico.

Nació el 4 de septiembre de 1957, en Segovia. Mien-tras, por las mañanas, trabajaba en el restaurante,por las tardes estudió la carrera de Derecho. Tam-bién completó su formación en escuelas de Hoste-lería y Turismo. Está casado y tiene dos hijos.

Julián Duque, desde su más temprana edad ha regen-tado junto a su padre, Dionisio, el local familiar conmucho esfuerzo, dedicación y espíritu emprende-dor. Y el negocio ha ido creciendo y evolucionando,para culminar su andadura en su restaurante en laplaza Mayor, “Restaurante Julián Duque”, en el cualsigue plasmando la tradición que le ha sido legadade generación en generación, siendo él la cuarta deun saga dedicada a la cocina y a la atención perso-

nal al cliente con la hospitalidad que en Castilla leshonra.

Su pasión es la hostelería en todos sus aspectos,desde la cocina, la comida, la bodega y los banquetes,hasta la gestión, siendo un gran defensor de la hones-tidad en la cocina y del producto de calidad y autóc-tono. Asimismo, Julián Duque considera los valo-res humanos de su personal como el mejor patrimo-nio de un restaurante.

INVESTIGACIÓNEN PORTADATURISMO

Julián Duque, la tradición familiar, el sabor de Segovia(Óleo sobre lienzo de 100 cmx100 cm)

domingo, 18 de octubre de 2015, EL DÍAp6

Dedicado a Vanessa Llanos, SoniaMéndez y Yanira Perera

Sirviendo de aporte a laIntrahistoria1 en el fenómenomigratorio de los canariosa América, este artículopretende demostrar la plu-

ralidad de la Historia, a través de laspalabras de un isleño2 natural de BuenPaso, en el municipio de Icod de losVinos, norte de Tenerife.

En los últimos años, la historiografíaha estado en continua expansión, pro-duciéndose la descentralización de ladisciplina, es decir, los nuevos tiem-pos han propiciado enfoques diferentes,diversificando los campos de estudioe investigación. La Guerra Civil Espa-ñola supuso para Canarias una crisiseconómica de graves consecuen-cias. Acabado el conflicto bélico, el1 de abril de 1939, comenzó la etapade posguerra. Desde 1939 hasta 1975,el sistema político español fue una dic-tadura que concentraba el poder enla persona de Francisco Franco,caracterizándose por la autarquía3. Elestallido de la Segunda Guerra Mun-dial agravó la situación en las islas,viéndose limitadas las exportacionesa mercados extranjeros debido a la rece-sión económica de Europa. El flujomigratorio venía produciéndosedesde hacía siglos, en diferentesciclos y por diversos motivos4. No obs-tante, este escrito enfatiza en el re-cuerdo de Agustín Llanos González5,que el 1 de febrero de 1953 empren-dió su marcha a Venezuela.

“Estuve navegando 12 días, meparece que fueron en el Urania II6; erael último viaje que hacía. Eran todoliteras dentro y tenía tornillos por todossitios. Era un barco grande que dabamiedo”, cuenta Agustín Llanos. En losaños previos a su éxodo ejercía de agri-cultor, ganadero y en la extracción deaguas en la galería Las Ánimas, reco-rriendo más de 1.500 metros de gale-ría, sin sueldo fijo y en deplorables con-diciones laborales. “Estuve trabajan-do empujando carros pa´ fuera ¡ay mimadre! eso era trabajar”, destaca.

Al embarcar en la capital tinerfeña,llevaba dos maletas de madera queél mismo fabricó. Muchos isleños car-gaban en el equipaje productos de de-manda, como azafrán u orégano, entre

otros7. En la plaza de La Paz compródólares de forma clandestina, cos-tándole el pasaje 12.000 pesetas. Elviaje fue vía directa y acompañado deun primo. El barco estaba en óptimascondiciones técnicas e higiénicas, portanto, los 12 días navegando no sonde desagradable recuerdo. Desem-barcaron en La Guaira el 13 de febrerode 1953. En principio, se dedicaron ala venta ambulante, pero el margende beneficio era corto. Poco después,Agustín trabajó en una panadería8, seencargaba del reparto desplazán-dose en bicicleta. En menos de un año,llegó a estropear nueve pantalones porlas posaderas. No tuvo necesidad deidiomas, excepto en ciertas localidadesque hablaban un dialecto que definecomo “más raro que el diablo”. Des-taca recetas gastronómicas que des-conocía, no siendo todas de suagrado. “Me acuerdo que íbamos acomer pasando de Barquisimeto pa´lante, al restaurante La Chiva Negra;entré y pedí un plato de sopa y me tra-jeron sopa de tortuga”. Los precios

eran razonables, pero el tipo decomidas no compensaba el bajocoste a juicio del isleño.

El gofio se consumía en grandes can-tidades en Cagua, Maracay y, espe-cialmente, en Caracas, existiendo va-rios molinos, el isleño recuerda unofundado por canarios. El negocio sellamaba Gofio la Lucha 9, porque susregentes practicaban la lucha cana-ria, tradición vernácula del archipiélagoque marcó un hito en tierras extran-jeras. La luchada era un evento con-currido, participaban luchadores pro-fesionales y aficionados llegando a ins-cribirse personas de diferentes paí-ses. Apodos como Pollo Ravelo y ElOrejita han perdurado en su memo-ria 10. El símbolo del deporte cana-rio, trascendió más allá de sus fron-teras hasta convertirse en una prác-tica habitual de primerísima fila,igualando en popularidad a la luchalibre. De este último deporte, Ber-nardino la Marca, El Zorro Italiano yDragón Chino fueron luchadores 11 muypintorescos.

En fechas como Navidad, Carnavalo Semana Santa procuraba llenar elvacío de la familia. Por lo general, lasfestividades carecían de importanciaal permanecer lejos de los suyos.Cuando llegó a Venezuela, lo hizo enCarnavales, momento de apogeopara la crítica y el humor. En com-paración con Canarias, llamó suatención la magnitud de estas fiestas,que se disfrutaban con exagerada iro-nía y bromas. Recuerda a una señoradisfrazada portando un escobillón que,al pasar por él, lo elevó sobre su cabezacomo queriendo asestarle un golpe.Reaccionó de inmediato para defen-derse de lo que parecía un intento deagresión. Por suerte, todo quedó enun pequeño malentendido. Por otraparte, la Semana Santa se vivía condevoción, numerosos fieles arropa-ban los actos religiosos con rigurosorespeto, no consumían carne enViernes Santo y guardaban luto.

Con el tiempo, el isleño trabajó decamionero. Siempre mostró interéspor la mecánica, aprendiendo el ofi-

La emigración de un isleño(1953-1965)

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Texto: Ángel Tomás BeltránHernández

Agustín LlanosGonzález (izqda.) conel autor del reportaje.

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NOTAS1 Voz introducida por el escritor español

Miguel de Unamuno para designar la vida tra-dicional, que sirve de fondo permanente a la his-toria cambiante y visible. RAE.

2 En América, inmigrante procedente de las IslasCanarias. Hernández, H. Norma lingüística y espa-ñol en Canarias. Manual de consulta para perio-distas. 2009.

3 Política económica que elimina las im-portaciones y exportaciones, pretendiendodemostrar la autosuficiencia. AA.VV. Conceptosfundamentales de Historia. 2001.

4 Hernández González, M. La emigracióncanaria a Venezuela. 2007.

5 Nació en 1933, vivió en Buen Paso su niñez yadolescencia. Se casó en Santa Cruz de Tenerifey tiene 4 hijos. En la actualidad reside en Buen Paso.

6 Construido en 1906 con el nombre de Cas-talia. En 1949, lo adquirió la Societá Anónima Coo-perativa Garibaldi, rebautizado como Marengo.En 1950, Fratelli Grimaldi lo rebautizó como Ura-nia II. Se desguazó en 1954 en La Spezia. DíazLorenzo, J.C. Los trasatlánticos de la emigración1947-1974. 1992.

7 Eran productos que se vendían con muchafacilidad. Cuando Agustín emprendió su viaje,recuerda uno en particular que estuvo de modaaparte de los ya mencionados. Era el colorantepara las comidas “de la marca Carmencita”.

8 Sus propietarios eran “Los Hermanos Bor-ges”, dos tinerfeños de Guía de Isora.

9 El equipo de lucha del mismo nombre, apa-rece citado en el libro de Antequera Amor, F.J.La lucha canaria. Algo más que un deporte. 1996.

10 Ambos procedentes de Tenerife, fueron veci-nos de Agustín en Venezuela y competían con elequipo de la ferretería Quinta Crespo, propiedadde otro isleño.

11 El primero, de nacionalidad italiana, trabajóen la construcción de Las Torres del Silencio hastaque un representante del Palacio de Deportes sefijó en que tenía cualidades de luchador. El segundo(también italiano) combatía enmascarado. Al ter-cero lo escoltaba el cuerpo de policía debido asus reacciones impredecibles y su mal carácter.

12 Este militar y político venezolano, nació el25 de abril de 1914 en Táchira (Venezuela), llegóa alcanzar el grado de general de la División delEjército de Venezuela y fue designado presidente.Falleció el 20 de septiembre de 2001 en Alcobendas(España). Alarico Gómez, C. Marcos Pérez Jime-

nez: el último dictador 1914-2001. 2007.13 Puesto a flote el 20 de septiembre de 1952,

en septiembre de 1953 comenzó a cubrir la líneaentre Lisboa y Buenos Aires. El 10 de noviembrede 1958, cuando navegaba de Lisboa a Santa Cruzde Tenerife, participó en la búsqueda de un hidroa-vión. En 1961, fue secuestrado por un grupo armadode españoles y portugueses. Se desguazó en 1973.Díaz Lorenzo, J.C. Op. Cit.

14 Nació en Marsella (Francia) en 1794. Despuésde cursar estudios de Ciencias Naturales, durantesu juventud se enroló en navíos de la marina fran-cesa y en mercantes en rutas hacia las Antillas.Hacia 1820 llegó a Tenerife, donde residiódurante unos diez años. Fue nombrado cónsulde Francia en Canarias en 1847 y vivió en Tene-rife hasta su muerte en 1880. Sabino Berthelot.Primera Estancia en Tenerife (1820-1830). 2004.

EL DÍA, domingo, 18 de octubre de 2015 p7

cio de manera autodidacta. En una rutahabitual, hizo un alto en la ciudad deGüigüe para recoger a un conocido quehacía autostop. Iban conversando enel trayecto, circulando a velocidad redu-cida hasta que en la curva conocidacomo “del Venado” avistó un furgónde mantecados a un extremo de lacarretera. Cuando su camión quedófrente al feriante, de origen italiano,sintió un fuerte estruendo en el late-ral de su vehículo. Desconcertado, frenóe inmovilizó el camión en medio dela vía. Al bajar vio a un niño malhe-rido. El pequeño, después de comprarun helado, cruzó a toda prisa y sinmirar. Justo detrás, se detuvo una gua-gua de transporte de personal con des-tino a Acarigua, sus pasajeros eran peo-nes de la construcción. Tambiénviajaba un sargento de la Guardia Nacio-nal que ordenó al dueño del negocioambulante el traslado del joven al hos-pital de Güigüe. Siendo testigo pre-sencial de los hechos, el sargento, tran-quilizó a Agustín explicándole que noera culpable de delito puesto que laimprudencia fue del menor. Le hizoun parte y lo acompañó a comisaría.En las dependencias policiales estuvoretenido a la espera de juicio. Comoel accidente coincidió con la SemanaSanta, le concedieron un permiso espe-cial de salida. Por otro lado, el padredel pequeño, quiso aprovechar la situa-ción visitando con regularidad al isleñopara reclamarle dinero. Al muchacholo trasladaron al Hospital Central deValencia; presentaba fractura de cla-vícula y una pierna rota.

El fuerte sentimiento de culpa, hizoque Agustín costeara la totalidad delos gastos. Dejó de hacerlo cuando com-probó que ese señor utilizaba elaccidente para intentar enriquecerse.En la celebración del juicio, todos lospasajeros del vehículo de transportede personal, incluido el sargento, de-

clararon en favor de Agustín. El pro-genitor llevó un testigo que cambióde bando al comprobar la inclinaciónde la balanza. Más tarde se supo queera un testigo comprado.

Tras ser puesto en libertad, volve-ría a comisaría para retirar la docu-mentación. Su proceso judicial coin-cidió con la caída del gobierno de Mar-cos Pérez Jiménez12, en 1958, cam-biando la situación en todo el país. Enconsecuencia, recibió un trato ines-perado por los representantes de la ley.Tras comprobar su caso, dos policíascorruptos le exigieron una cantidad

Agustín mientrascargaba la cuba, enlos años 60 (fotocedida por la familiaLlanos).

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En un juicio celebrado en tierras conejeras, el fiscalpregunta al acusado: “¿No es más cierto que ustedle tiró matar?”, a lo que el imputado contesta: “No,

no es vedad, señor fiscal. Si tiro a matar no se me escapa”.Es que la pregunta del fiscal de alguna manera estaba poniendoen cuestión la puntería del tirador y hasta ahí podíamosllegar.

En otra oportunidad y en un juicio oral que tenía lugarante la sala de lo penal de Santa Cruz de Tenerife, tercióel magistrado presidente para preguntar al acusado:“¿Nos podría decir a la sala qué hizo la noche del 24 de marzode 1993?”, a lo que responde claro, firme y contundenteel denunciado: “Estaba durmiendo”, a lo que replica el citadomagistrado: “¿Lo puede demostrar?”, remachando elacusado: “Traigan una casa”. Desconjono general del públicoseguido de advertencia del presidente de que si se repe-tía mandaba desalojar y seguiría la vista a puerta cerrada.

En el juzgado de Fuerteventura se celebraba un juiciopor lesiones graves y el fiscal interrogando a la víctimale pregunta: “Vamos a ver ¿a usted, la puñalada se la dandentro o fuera del “guachinche”?, a lo que la aludida, deformar resuelta responde: “Señoría, para ser más exacta,entre el guachinche y el ombligo”.

En un juzgado de la isla de El Hierro, cuando en aquelentonces se desplazaba la sala de lo penal a las islas meno-res, era el turno del fiscal, quien preguntó al detenido:“¿No es más cierto que usted violó a la joven contra suvoluntad?”, respondiéndole el acusado: “No, señor fis-

cal, fue contra un saco de papas, que fue lo primero quevi”. Aquí el público se contuvo de reír pues estaba ente-rado de lo que había ocurrido unos meses antes en SantaCruz de Tenerife.

Para tres plazas de médicos forenses se habían presentadotreinta y pico candidatos que estaban en el aula reunidosesperando a que el tribunal dictara la nota, cuando a unode ellos le entra a modo de “sarantontón”, cayendo al suelo,con evidentes muestras de dolor, y fue entonces cuandoel presidente se pone en pie y pregunta: “¿Hay algún mé-dico forense entre los presentes?”, y la generalidad optópor coger sus cosas y hacer mutis por el foro, nunca mejordicho, con el firme propósito de seguir empollando.

Hay una anécdota muy buena que tuvo por protagonistaa don Álvaro González de Paz, tabaquero y padre de Alva-rito, que se dedicó al negocio de los puros con gran acierto

y que llegó a abrir una tienda de las labores del tabaco nadamenos que en la Quinta Avenida de Nueva York, y de suhermano Enrique, médico cardiólogo, íntimo de mipadre, pues era su doctor, su confesor y su confidente, ambosya fallecidos.

Habría que decir que don Álvaro padre tenía su casa enla carretera de Tejina, cerca del pago de Las Canteras, ysu chalet estaba yendo hacia este citado pago, al lado omargen izquierdo. Bien, un día don Álvaro sale de La Lagunacon dirección a su casa, y cuando ya se encuentra casi ala altura de ésta no pone el intermitente, y menos aún sacala mano, pegando un volantazo a la izquierda, quedandoaparcado al lado de la verja de su casa. A todas éstas, elconductor que circulaba justo detrás de don Álvaro, cuandovio que éste daba tremendo volantazo, invadiendo en sutotalidad el carril contrario y que se plantificaba al ladodel muro de cerramiento de su chalet, pega un descomunalfrenazo, increpándole, primero suavemente, diciéndole:“Pero hombre, usted no pone el intermitente y mucho menossaca la mano”, a lo que contesta el progenitor de Alvaritoy Enrique: “Coño, ¿usted no sabe que yo vivo aquí?, a loque el otro conductor, dando el caso por imposible, se subaa su coche, cagándose en la señora madre del infractoral menos en tres o cuatro generaciones.

* Pensionista de larga duración.Risoterapeuta en activo

Anécdotas de nuestro forocanario. Álvaro González de Paz

HUMOR ANTICRISIS

Juan Oliva-Tristán Fernández*

desorbitada de bolívares. Ante tal cir-cunstancia, Agustín explicó que sudetención le ocasionó gastos desme-surados y no podía abonar la elevadacuantía económica. Los agentes ni seinmutaron al escuchar su declaración,así que le indicaron la salida dejándolebien claro que se encontraba en otraVenezuela. No vio otra solución quesolicitar la nueva documentacióntras la caída de Jiménez.

Con los años, su hermana emigróy crearon una empresa de transporteen 1961, una sociedad que comenzócon ocho camiones. Agustín se encar-

gaba de la inspección técnica de losvehículos dada la destreza adquiridacomo mecánico. Participaron enobras de adecentamiento de carreterasy trabajaban dependiendo del lugarde residencia. En su caso, desde Extran-jería hasta Hoyo la Puerta.

En 1965, el tenaz isleño que partiócon la meta de labrarse un futuro regre-saba a Tenerife acompañado de su her-mana y su cuñado a bordo del barcoSanta María13. Meditó su retorno aCanarias, porque estaba adaptado enVenezuela. Sin embargo, se replanteósu opinión debido a la insistencia fami-liar.

En el viaje de vuelta hicieronescala en Curazao, Puerto Rico y Miami.Sólo se trajo un reloj de pulso y unloro que tenía de mascota. La trave-sía duró más de lo esperado, porqueel buque recibió el aviso de un petro-lero para socorrer a un operario denacionalidad inglesa. En Tenerife, regre-saría a su localidad natal, ignorandoque ya formaba parte de una constantehistórica de las Islas Canarias.

Decía Sabino Berthelot14 que el isleñoes atrevido y temerario en el peligro.Durante la entrevista, el autor no sólose percató de ello, sino de que aque-llos años lo curtieron y, además, fue-ron definitorios para él y para los quese aventuraron a lo incierto, ya fuerapor pobreza, caciquismo, etc.

Este trabajo suponía un reto: res-catar un caso de la emigración cana-ria desde la perspectiva de la gentecorriente. Un testimonio con el quenuestros paisanos se sentirán iden-tificados, al evocar la gallardía de susaños de juventud. La siguiente cita deAbraham Lincoln es fiel reflejo delcarácter y vivencias del protago-nista, a la vez que concluye su lau-dable historia: “Al final, lo queimporta no son los años de vida, sinola vida de los años”.

domingo, 18 de octubre de 2015, EL DÍAp8

cidas mediante el empleo de unos recur-sos específicos. Metas propias, per-sonales. Por tanto, la excelencia es lamejora y la superación personal en cadaentrenamiento, en cada competición.No debería estar en nuestra definiciónde excelencia el vencer a los otros, por-que son factores que no controlamos.Tener muy claro nuestros objetivos ynuestras posibilidades de mejora, y tra-tar por todos los medios de lograrlos.Esa es la verdadera excelencia. No sees excelente por ganar a los demás, sinopor superarte en cada momento a ti

mismo. En este sentido, todos pode-mos llegar a ser excelentes en relacióna unas expectativas personales bienplanteadas.

Si quieres desarrollar todo tu poten-cial, que está muy dentro de ti, debescrearte la convicción de que puedeshacerlo. Si sueñas con tu gran objetivoy te concentras en tus metas de cadadía, alimentarás tu compromiso, tu con-fianza y tu fe en tus capacidades.

El grado personal de compromiso esalgo que tú mismo debes desarrollar.Nadie puede decirte lo importantes queson las cosas para ti, es una decisióntuya. Sin embargo, está claro que laspersonas que desean sobresalir son genteextremadamente comprometida. Nohay forma de conseguir un alto nivelde excelencia sin un alto nivel de com-promiso.

Es difícil optimizar el aprendizaje deun deporte si el deportista no poseela energía psicológica necesaria, si noestá convencido de que es posible alcan-zar el objetivo marcado; si no mani-fiesta junto a la inteligencia motriz lainteligencia emocional, aquella que lepermite soportar las horas de entre-namiento, que le dota de un robustoautoconcepto, que le permite compren-der que la fuerza está en verse cadavez mejor, y que el fracaso surge cuando“superar a los demás” es la única metaen el deporte.

En definitiva, ¿cuáles son las estra-tegias mentales utilizadas en depor-tistas exitosos?:

• Para ganar confianza, los deportistasexitosos practican planes específicospara lidiar con la adversidad durantela competencia.

• Practican rutinas para lidiar con cir-cunstancias inusuales y distracciones,antes de la competencia y durante ésta.

• Se concentran enteramente en eldesempeño próximo; para ello bloqueaneventos y pensamientos sin relevan-cia.

• Realizan distintos ensayos mentalesantes de la competencia.

• No se preocupan por los otros com-petidores antes de la competencia, seconcentran en lo que pueden contro-lar.

• Desarrollan planes de competicióndetallados.

• Aprenden a regular la excitacióny la ansiedad.

Y la siguiente pregunta que debemoshacernos es: ¿pueden entrenarse estosatributos psicológicos? Por supuesto,pero con la planificación y supervisiónadecuada. De todo esto trataremos enel curso Evaluación e Intervención Psi-cológica en Rendimiento Deportivo,que desarrollaremos en la Vocalía dela Actividad Física y del Deporte delColegio Oficial de Psicología de SantaCruz de Tenerife los días 6 y 7 de no-viembre, donde contaremos con el psi-cólogo del Atlético de Madrid, AlejoGarcía Naveira. Este experto nos ex-pondrá las claves para realizar una ade-cuada planificación del entrenamientopsicológico del deportista, con elobjetivo de que, gracias a las habili-dades psicológicas, estemos más cer-ca de alcanzar la excelencia deportiva.

www.eldia.es/laprensawww.eldia.es/laprensa

Revista semanal de EL DÍA. Segunda época, número 1.002

El deseo de ser excelente yalcanzar la pericia en el de-porte no está prescrito deantemano en los genes deningún deportista. No soy

partícipe de la creencia de que una per-sona nazca predestinada para desearfervientemente ser un campeón; másbien pienso que este deseo está gene-rado a través de complicadas inte-racciones entre factores intrínsecos,relativos a la disposición del deportista,y factores de carácter extrínseco rela-cionados con el contexto en el cual sedesarrolla y realiza el propio deporte.De forma que, a lo largo de la carreradel deportista, la interacción de estosfactores va configurando motivacio-nes, intereses y actitudes hasta llegara un momento en que el proceso deoptimización del rendimiento coincidecon un gran deseo de poder materia-lizar al máximo al potencial que se posee.

Goleman (1996) resalta el papel dela motivación positiva relacionada consentimientos de entusiasmo, perseve-rancia y confianza, cuando nos refe-rimos al rendimiento. Ericsson (1994),en sus estudios con personas que hanalcanzado rendimientos sobresalien-tes, como es el caso de los deportis-tas olímpicos, destaca que los depor-tistas de élite se caracterizan por unaelevada motivación y la capacidad paraseguir un programa muy exigente deentrenamiento desde edades muytempranas. En consecuencia, podemosafirmar que lo diferencia a los depor-tistas que están en la cresta de la oladel rendimiento deportivo de aquellosque, con similares competencias, noalcanzan unos rendimientos tan bue-nos son dos cosas: muchísimas horasde entrenamiento a lo largo de los añosy una actitud mental positiva.

Por consiguiente, el deportista quequiera alcanzar su máximo rendimientodebe poseer una ética del esfuerzo yel trabajo que se debe traducir en unamayor motivación y perseverancia enla consecución de los objetivos previstos.Es ese sentimiento de confianza y autoe-ficacia el que permite que los depor-tistas de nivel soporten y toleren lasdiferentes vicisitudes de su deporte.

Esta fortaleza interior, esta resistenciapsicológica y un aprendizaje optimistason indicadores para predecir el éxitoen el deporte. Como nos muestra Selig-man (1991), cuando el deportista haaprendido a ser optimista, se generaen él una fuerte expectativa de que lascosas irán bien, a pesar de los contra-tiempos y de las frustraciones que pue-dan surgir. Contrariedades que, por otraparte, son elementos naturales del pro-ceso para llegar a ser excelente en eldeporte.

Es necesario ser conscientes deque la diferencia entre el triunfo y elfracaso puede radicar en la capacidadde la persona para afrontar la situacióncompetitiva y que el deportista se en-cuentra ante la necesidad de dar to-do lo que tiene de sí para alcanzar lameta propuesta con la esperanza delograrla.

Es esa búsqueda del triunfo, almismo tiempo que una aceptación posi-

tiva de los fracasos, lo que se confi-gura como los elementos motivado-res fundamentales para futuros éxi-tos. En consecuencia, dicha bús-queda debe ser promovida entre losdeportistas.

Pero, ¿qué es la excelencia? Sin dudaparece una pregunta de fácil res-puesta: sobresalir por encima de losdemás. Tal vez sea ésta la definiciónmás obvia, pero errónea. En nuestrocontexto, el deportivo, la excelenciapodríamos definirla como la capaci-dad para alcanzar las metas estable-

La excelenciadeportiva

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Texto: Daniel Rodríguez Rodríguez(psicólogo, miembro de la Vocalía de la Actividad Física y del

Deporte del COP de Santa Cruz de Tenerife; director deformación de Grupo Shinè. www.gruposhine.com)