Revolucion 9

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REVOLUCION 9

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Así como el agua desea ser escupida para evaporarse en el impossible, yo así vivo protegida bajo una conciencia serpentaria y creo que después de todo eso es lo normal en mí o al menos es el resultado de robar los instintos de una compleja metamorfosis humana.

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I Sonido en falso de sensaciones aleatorias, tú me obligaste a despertar esta mañana; el segundo paso hacia la nada, el primero fue el día en que perdí mi voz y aprendí de las formas e imágenes que me rodean. Ahora no solo comprendo la luz, si no que escucho pensamientos acústicos luchando por emerger de mi garganta, pero que al final se disuelven en un aliento plástico que deriva a lo inexacto. Aún no he logrado comprender la música y sin embargo entiendo lo que esta escrito en ella, como las vibraciones reciclables que emite la radio a través de la zona más oscura de mi cabeza, el impossible. Me duele el cuerpo y de una forma más lamentable los pensamientos; una imagen ácida converge en forma de rehilete colisionando a mí alrededor, es la ausencia de un instinto vital o la presencia de algo que no comprendo, una melodía sintética que gira, taladra y extirpa mis emociones. -number nine, number nine, number nine.... No podía verlo pero sabía que estaba detrás de mí, clavándome agujas en la espalda; no sentí nada, solo vi el agua correr por el lavabo, siguiendo una trayectoria elíptica, no afuera, ni abajo, si no a la derecha, siempre con la misma promesa, del mar a nube, de nube a lluvia, de lluvia al manantial, al río, al mar, a mi lavabo, y vuelvo al punto de partida, para acordarme que existe, como golpe de conciencia, como déjà vu –los rehiletes ya no giran, saltan en mi cabeza- solo recuerdo un espíritu poblado de náuseas y alimentándose de mi voluntad; por eso rechazo ese yo-sublime, el sinsentido de emociones que persigo por la noche como espina de agua en el lavabo, a la derecha, al océano, a mi cabeza, -¿ya no ésta?- camino en la oscuridad buscándolo; algo me detuvo (debe ser él), una mano se estiro hacia mí. Cerré los ojos, una gota de sudor resbala por mi frente, es la mano del Hombre Muerto. Abro los ojos –estoy frente al espejo- no quiero moverme; mi instinto de supervivencia me retiene allí, como camaleón mimetizado en terciopelo, solo espero ¿un depredador? ¿una presa? Él esta detrás de la puerta, callado, inmóvil, mercurio se derrama en sus pupilas y su piel putrefacta. Pronto se irá –espero- me quedare un momento más.

II La noche termina como un sueño que se diluye en toda dirección y la luna se esconde en la inmensidad de su luz –me gustaría ir allí donde te encuentras- a pesar de la gran distancia que me separa de ella y de la masa gaseosa entrechocando continuamente, puedo sentir

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proyecciones de luz y sombra golpeándome el rostro con su actividad atómica. Sólo puedes ser tú. Intento evocar tu nombre, no puedo, sólo repite –number nine- subo las escaleras, él se quedó abajo esperándome, rápido se impacientara y vendrá detrás de mí, es un niño jugando a mutilar humanidades, la bestia que conduce en el asiento trasero de una maquina de pensar. Cerré la puerta, no quiero que nos vean tomando café juntos (si no le gusta podría invitarle vino, carne o mielazul) después me contará historias tristes y lloraremos juntos, luego reiremos al emular emociones con una estremecedora naturalidad y cada uno seguirá su camino, tal vez no. Acaba de abrir la puerta ¿o será el viento? Siempre he sido buena para prescindir de relativos. Aparto la mirada. Dentro de poco estaré en el trabajo, libre de él pero encerrada –escucho un golpe- el Hombre Muerto debió tropezar con algo, o simplemente mi gato se levantó ¿habrá visto al Hombre Muerto? Podría mirar un poco, pero no lo haré, probablemente se disguste conmigo y no quiera tomar café. Mi gato subió a mi cama o mis sabanas asemejan su figura. Si estuvieras aquí me salvarías del Hombre Muerto. Intento evocar tu nombre, el Hombre Muerto ha vuelto a caerse, no quiere que te recuerde, ahora está entonando una canción de Frank Sinatra: Day in - day out That same old voodoo follows me about That same old pounding in my heart, whenever I think of you And baby I think of you Day in and day out Quiero comer algo pero no puedo, se ha metido al refrigerador y sujeta una manzana con sus dedos muertos. Hoy comeré afuera.

III ¡Despierta! No veo pero escucho, aquí viene el frío otra vez. En el camión todo es distinto, ya no puede hablarme, sombras bañadas de luz lo cubren. Nos quedamos en silencio. No lo miro, él me ignora. Deben ser mis ojeras en el subconsciente lo que le molesta, y por desgracia eligió ser el parasito de alguien lamentablemente diferente, esa es la forma mas lenta que existe del suicidio. Ahora solo le queda

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experimentar mis venenos uno a uno, y lo menos que puedo hacer como un anfitrión educado es cumplir con mi palabra. Nubes empolvadas de acrílico oxidado bajan por el sendero; miro a mi alrededor, sólo encuentro seres azules y conciencias vacías unidos a mí como una eterna cadena suburbana que viaja envuelto en esperanzas sencillas. Un hombre a mi lado lee el periódico... caos se apodera de la capital iraquí... profesor que clonó a “Dolly”, posa junto al cuerpo preservado de la oveja... cierro los ojos intentando recordar, otra vez lo escucho –number nine- una fuerte sacudida me despierta, un tope. Todo cambia ahora, miro por la ventanilla: edificios derruidos han cobrado la apariencia que tenían hace 50 años, antes que un destello temporal convirtiera la ciudad en un espacio de arena líquida que se vierte a través de vestigios informes. El aire corrosivo entra a mis pulmones.

IV Sensación de emetismo viene a mí todas las mañanas cuando llego al trabajo, supongo que así debe ser siempre; en el camino puedo ver como el aire lleva consigo la última partícula de ocre polvareda que horas antes cubrían con singular pesimismo cada pequeño y oscuro rincón. A lo lejos percibo débilmente el canto del Hombre Muerto, siento como si la misma canción se hubiese escuchado en los últimos 100 años por el pasillo del trabajo, después que un suicida antisemita acabara su impasible vida con un cuchillo en este sitio. Todo se detiene por unos minutos hasta que la última nota deja de escucharse. Está cerca, pero ahora estoy conciente, perseguida por una simulación absurda de la realidad –grita- el golpe que me di contra una mesa al entrar debió despertarme; ya no siento dolor. Sigue llamando –number nine- los pensamientos son más claros, como tú. Vanimelir, ese no es mi nombre pero es como si lo fuera, estoy unida a el y a esta inverosímil fantasía; escucho tu voz cada vez más frecuente en la cabeza, dulce, casi lúdica. No puedo responderte, la constante presencia del Hombre Muerto me provoca un estado de automatismo. Mi cuerpo se divide en estados de conciencia diferentes.

V

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Amanece, dentro de unos minutos él no estará aquí –solo su recuerdo- mi conciencia se aclara; escucho el revoloteo de aves coléricas en la ventana, saben que el final se acerca y quiero adelantarlo. Voy a prender la luz, mira suplicante, transforma la fantasía en realidad plástica, tiene vocación por lo trágico, es simplemente encantador, una sonrisa del Hombre Muerto puede convencer al más reticente; el pensamiento se interrumpe. Mi cabeza, un amasijo de átomos que se inflaman al contacto con el aire, todo se consume rápidamente -recuerdo- por casualidad conseguí liberar especies enfermizas de mi memoria, un espectro de luz, otro de sombra, una concentración de ruido, un doble bang de existencia; Vanimelir y el Hombre Muerto, una maquina de pensar y la brutal inconciencia trabajando al mismo tiempo para mí, escucho varias conversaciones al mismo tiempo, es difícil pensar en algún sonido determinado –number nine, number nine, number nine... turn me on dead, turn me on dead, turn me on dead..... Proyección de conciencia se presenta ante mis ojos en cinemascope, lánguidamente mi sonrisa comienza a dibujar una expresión de vanalitud, los deseos del Hombre Muerto pueden terminar por oscurecerme, ser la victima nunca fue la opción; arrojando su voluntad en dados, lo someto a innobles castigos con una vaga esperanza criminal; permanecí todo este tiempo esperando que mis sentidos se congelen, ahora reflejo en sus ojos pecados rejuvenecidos satisfaciendo mis deseos primigenios de fuga; así como el agua desea ser escupida para evaporarse en el impossible, yo así vivo protegida bajo una conciencia serpentaria y creo que después de todo eso es lo normal en mí o al menos es el resultado de robar los instintos de una compleja metamorfosis humana. No quiero verlo sufrir más –lo haré rápido- presiono el interruptor. silencio. Ya no percibo imágenes, sólo impresiones.

VI Todo está tranquilo. Ahora se encuentra en la biblioteca, enterrado en piedras de luna a la sombra de un sauce, esperando ser resucitado al caer la noche. Nunca había estado tan vivo como ahora que esta muerto. Lagrimas de nube tapizan el cielo con incontables residuos de confeti; desciende hasta el pasto un olor a flor de cementerio, lo percibo a través de la ventana; su nariz blanqui-verdosa se confunde en una

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selva acuática habitada por organismos concha-cristal, ora diatomeas. Ergo su cuerpo, una gota reptante de gelatina que viaja en tierra húmeda de ameba, ya no existe, se desvaneció en la luz; entonces el despiertasol se derrite mientras exhala sus ultimas sintonías de interferencia de la radio y por fin llega a mí el sonido de tu voz. Las cuatro paredes me atrapan con sus seudópodos, soy casi tan pequeña y rosada como una blefarisma digerida lentamente hasta que sus costados se dilatan; y no dejas de reír pensando en tu sonrosada víctima. Completo así una larga cadena de vidas como un eslabón más, luego samsara. Y vuelvo a despertar agitándome en el agua como flagelo que repta en gelatina, esperando que mis venenos se arrojen fuera de mí como una persona se arroja de un edificio en llamas esperando salvar su vida, gestando pecados me levantaré de la tumba que habita mi cabeza solo para olerte gloriosa, hecha incienso. Y así me quedare viviendo entre cuevas y pantanos protegida de la luz solar, jugando a estar viva cuando en realidad estoy muerta, envoltura etérea empapada con residuos de mentiras, viendo a través de tus ojos verdosos mis horas de tranquilidad como ameba sonrosada devorada por su inmortal ego superior. Y cuando al fin descubro que la vida tiene un significado (creyendo que lo podía adivinar) me di cuenta de que era tu voz la que escuchaba mientras dormía. Y creo que te pareció muy divertido, porque no dejabas de reírte desde el otro extremo de la almohada; y vuelves a distorsionar mis pensamientos con besos que caen al agua, jugando a atrapar mi sombra, con un seudópodo me retienes hecha blefarisma. Después de todo no creo que sea tan malo imaginarte como una persistencia líquida en mi memoria que se moldea en tus manos cuando te sumerges.