RM-035 Informe Ambiental 2 (final).pdf

33
1 INFORME AMBIENTAL 2 (final) PARA: CORPORACION CIUDAD ALFARO Fecha: 25 junio 2010 Por: Deirdre Alexandra Platt, Ecóloga Humana INTRODUCCION El presente informe completa y complementa el Informe Preliminar presentado el 19 de mayo del 2010. En el anterior informe se describieron algunos de los objetivos, la metodología, y una parte de los resultados ya logrados en el transcurso del estudio ecológico en el sector de Cerro Jaboncillo por donde los primeros estudios arqueológicos del Proyecto Cerro Hojas-Jaboncillo se están desarrollando. El área total va de unos 200msnm hasta unos 640msnm en el lado noreste del cerro encima del pueblo Picoazá, y cubre casi 60 hectáreas, sin embargo, el estudio ecológico inicial refiere solamente a la parte baja comprendida en las zonas arqueológicas A-E, zona que no supera los 250msnm. El informe anterior describe la metodología de trabajo y limitaciones, las condiciones ecológicas, los hallazgos y observaciones de manera general. Las conclusiones expresan la espectacularidad del recurso natural, y también su fragilidad. En especial se explicó y se enfatizó en el primer informe el riesgo de erosión. En el actual reporte, basado en 20 días de campo en el Cerro Jaboncillo sector Picoazá (y 12 de oficina en CCA) se indica el resto de los resultados y conclusiones respecto el estudio, se presenta la descripción detallada de la asociación vegetal y de la comunidad animal, con información relevante sobre muchas especies presentes, y se incluyen en apéndice las listas de especies de fauna y flora. CLIMA Y ECOSISTEMAS Es tan importante el factor climático en Cerro HojasJaboncillo, que no hace falta repetir algunas explicaciones dadas en el primer informe respecto la relación clima-vegetación. De manera general en los cerros y cordilleras de Centro y Sur de Manabí, fuera de los valles de ríos permanentes, conforme se va subiendo de altura se nota una vegetación natural más verde y más densamente arborizada, hasta llegar al bosque siempreverde en las cumbres, llamado Bosque de Garua. Estos cambios se dan porque la precipitación anual es mucho mayor en altura que en la planicie, incrementa con la altitud topográfica hasta por lo menos 4 veces mayor. Tal diferencia está poca marcada en invierno, porque las lluvias más o menos intensas entre enero y abril que llegan especialmente desde el norte (debidas a la caliente corriente de Panamá) caen de manera relativamente uniforme sobre todo el paisaje. La variación en cambio se ve muy marcada en

Transcript of RM-035 Informe Ambiental 2 (final).pdf

Page 1: RM-035 Informe Ambiental 2 (final).pdf

1

INFORME AMBIENTAL 2 (final)

PARA: CORPORACION CIUDAD ALFARO Fecha: 25 junio 2010 Por: Deirdre Alexandra Platt, Ecóloga Humana

INTRODUCCION El presente informe completa y complementa el Informe Preliminar presentado el 19 de mayo

del 2010. En el anterior informe se describieron algunos de los objetivos, la metodología, y una

parte de los resultados ya logrados en el transcurso del estudio ecológico en el sector de Cerro

Jaboncillo por donde los primeros estudios arqueológicos del Proyecto Cerro Hojas-Jaboncillo se

están desarrollando. El área total va de unos 200msnm hasta unos 640msnm en el lado noreste del

cerro encima del pueblo Picoazá, y cubre casi 60 hectáreas, sin embargo, el estudio ecológico inicial

refiere solamente a la parte baja comprendida en las zonas arqueológicas A-E, zona que no supera

los 250msnm.

El informe anterior describe la metodología de trabajo y limitaciones, las condiciones ecológicas,

los hallazgos y observaciones de manera general. Las conclusiones expresan la espectacularidad del

recurso natural, y también su fragilidad. En especial se explicó y se enfatizó en el primer informe el

riesgo de erosión. En el actual reporte, basado en 20 días de campo en el Cerro Jaboncillo sector

Picoazá (y 12 de oficina en CCA) se indica el resto de los resultados y conclusiones respecto el

estudio, se presenta la descripción detallada de la asociación vegetal y de la comunidad animal, con

información relevante sobre muchas especies presentes, y se incluyen en apéndice las listas de

especies de fauna y flora.

CLIMA Y ECOSISTEMAS Es tan importante el factor climático en Cerro Hojas–Jaboncillo, que no hace falta repetir algunas

explicaciones dadas en el primer informe respecto la relación clima-vegetación.

De manera general en los cerros y cordilleras de Centro y Sur de Manabí, fuera de los valles de ríos

permanentes, conforme se va subiendo de altura se nota una vegetación natural más verde y más

densamente arborizada, hasta llegar al bosque siempreverde en las cumbres, llamado Bosque de Garua.

Estos cambios se dan porque la precipitación anual es mucho mayor en altura que en la planicie,

incrementa con la altitud topográfica hasta por lo menos 4 veces mayor.

Tal diferencia está poca marcada en invierno, porque las lluvias más o menos intensas entre enero y

abril que llegan especialmente desde el norte (debidas a la caliente corriente de Panamá) caen de

manera relativamente uniforme sobre todo el paisaje. La variación en cambio se ve muy marcada en

Page 2: RM-035 Informe Ambiental 2 (final).pdf

2

“verano” o “garúa” entre mayo y noviembre, cuando la brisa marina, traída del Océano Pacifico por los

vientos soplando desde el suroeste, llega tierra adentro y se condensa en las partes más altas y frías del

paisaje. Entre mayo y noviembre está presente en el mar la helada Corriente de Humboldt llegada del

Polo sur, rica en pescado. La superficie marina se pone muy fría al comparar con la superficie terrestre

del litoral bajo, por ende, la humedad que se evapora del océano, de día pasa sobre las tierras bajas sin

precipitarse, en forma de una muy leve llovizna que tiende a evaporarse al contacto con el suelo. En

cambio, las masas de aire cargadas de humedad se enfrían al subir -empujadas por el viento desde el

mar- por las vertientes de las cordilleras o cerros. Encima de los 320msnm del lado del océano y vientos

predominantes (oeste-suroeste), las alturas reciben la garúa con una fuerza que se incrementa con la

altitud. Si la precipitación anual es de 250mm o menos en las tierras bajas, sube a 500mm hasta los

320msnm (zona de Bosque Seco Tropical), a 600mm hasta los 450msnm (Bosque de Transición), y a más

de 1000mm encima de este nivel (Bosque de Garúa), según mediaciones en el sur de Manabí.

Gran parte de la precipitación en la montaña alta, por lo menos el 50%, se da en tiempo de garua. Desde

mayo a noviembre, existe del lado oeste-suroeste una frecuente garua desde los 320msnm para arriba ,

y casi a permanencia las cumbres están escondidas dentro de densa neblina, con llovizna continua.

Mientras tanto, paradójicamente, el vertiente opuesto de la misma cordillera o del mismo cerro se

mantiene relativamente muy seco durante la garua, salvo cerca de la cumbre, pues la humedad de las

nubes se descarga del lado del mar. En inglés se habla de una zona de “rain-shadow” o “sombra de

lluvia” para referirse al lado seco de la montaña.

El sector donde actualmente estamos concentrando los esfuerzos para estudios arqueológicos y

ambientales, es precisamente un “rain-shadow”, el lado seco del Cerro Jaboncillo, por orientarse hacia el

este y noreste, al abrigo de los vientos húmedos fríos de garua entre mayo y noviembre. Lo que

corresponde a garua del otro lado, es “verano” en el sector Picoazá. La vegetación que actualmente está

verde en esa zona A-D, por el invierno que muy recientemente termina (se prolongó un poco este año)

no se mantendrá verde en el transcurso del mes de junio, con excepción de unas pocas especies de

árboles de hojas perennes. El aspecto del paisaje cambiará rápido hacia lo predominantemente gris,

destacándose los troncos verdes, altos y gruesos, de los ceibos, los cactus columnarios, y las escasas

copas verde oscuro de árboles tal el Zapote de Perro, Barbasco, y Sebastián. La relativa monotonía del

paisaje seco en verano sin embargo se rompe cuando súbitamente se da la floración de ciertos árboles

sin hojas, vistiéndose de puras flores todas las copas de una misma especie simultáneamente, de

manera muy vistosa y llamativa. Los Pepitos Colorados revestidos de rojo-anaranjado, los Madero

Negro (Guayacán de la Costa) de dorado, los Bototillos de un amarillo más claro. Desde lejos llaman la

atención a los polinizadores (insectos, colibríes o murciélagos) para invitarlos a un festín de néctar y a

repartir su polen de árbol en árbol. También puede ser notable la producción de semillas: los Ceibos

cuyos frutos rojos abren para que se vuelen las bolas de lana blanca repletas de semillitas negras; los

Jailes cuyas lindas copas anchas y regulares se tornan color habano al alistarse las semillas en una lana

café-rosado claro.

Para los árboles del Bosque Seco hay ventajas en florecer y producir semilla en verano: la mayor

facilidad y efectividad de la polinización por especies animales, seguida por una máxima dispersión de

sus semillas por el viento entre la vegetación seca y una mayor probabilidad de que aterricen

Page 3: RM-035 Informe Ambiental 2 (final).pdf

3

directamente en el suelo y queden pronto recubiertas de hojas secas. Si las lluvias invernales empiezan

después de pocas semanas o si demoran un año o más, las semillas de estos árboles sobreviven el

tiempo necesario. Algunas son revestidas de venenos para resistir a roedores e insectos, y de sustancias

que impidan su germinación mientras no estén bien empapadas o lavadas por las precipitaciones.

Algo muy llamativo del Bosque y Matorral Tropical Seco es precisamente su transformación de una

temporada a otra, su dinamismo constante, con los cambios más marcados al iniciar y al terminar el

invierno. Si se compara con los bosques siempreverdes - Bosque Tropical Húmedo, Bosque de Garua –

su aspecto general varía mucho más de mes en mes, y lo que observa un turista en marzo es tan

distinto de lo que descubre en diciembre que podría pensar que se trate de otro lugar. Es importante

hacer entender todo ese proceso de transformación anual al visitante de otra región, ubicarlo en un

momento dado de un ciclo climático y ecológico, sin lo cual no llega a apreciar la realidad de la zona ni

imaginarse los requisitos para la supervivencia de plantas, animales, y habitantes precolombinos, debido

a los extremos de período seco y sequías por un lado y los inviernos y Fenómenos del Niño por otro.

En el caso de Cerro Jaboncillo, como ya se ha indicado, el presente trabajo arqueológico dirigido en

parte a diseñar un circuito turístico, ha enfocado la falda este y este-noreste. Tal orientación conduce

entonces a condiciones mucho más secas, en el periodo de garúa (o verano, en este caso), al comparar

con el otro lado de la misma montaña. Entre Mayo y Noviembre, esa área hasta la zona F (muros y silos)

apenas recibe la influencia de la neblina en la parte más elevada (400msnm), donde es poco significante

el cambio que induce en la vegetación: si bien es cierto se notan unas especies nuevas incluyendo

ocasionales Ortigas y pequeño bambú en el estrato bajo, y uno que otro Matapalo, árbol Lechoso o

Papaya Macho, Piñón, y Cascol, en el estrato alto, no obstante los árboles siguen siendo casi todos los

mismos deciduos que encontramos en la zona A-D, y sus ramas carecen todavía de musgos y epífitas. En

cambio cuando se observa la vegetación natural del lado oeste y suroeste de los cerros y cordilleras de

la costa de Manabí, a partir de los 300msnm ya se nota la presencia de bosque mucho más verde y

cargado de epífitas en las ramas.

Vale notar que en breves visitas anteriores al actual estudio ambiental, en octubre 2009 y principios del

2010 antes de las lluvias, tuvimos oportunidad de recorrer el cerro Jaboncillo hasta la parte alta, y

conocí sus formaciones vegetales en todo el camino que pasa por el sector F hasta salir en las antenas.

Se observa más arriba de F un bosque de tipo transicional donde ya aparece la ‘barba española’ en las

ramas de los altos ceibos, y aparecen más especies de árboles que no son deciduas. Y finalmente a nivel

de las gradas de piedra precolombinas, hay una mancha relativamente reducida, pero muy

representativa y distinta de todo lo anterior, de Bosque de Garua. La gran mayoría de las especies de

plantas en ese bosque, bañado constantemente en temporada de garua por la neblina, son nuevas al

comparar con el Bosque Seco y Bosque de Transición, e incluyen varias orquídeas y otras plantas que se

prestan a usos ornamentales, y seguramente especies de plantas endémicas como suele darse

endemismo local en las cumbres de los cerros como éste. La fauna asociada asimismo es muy

característica, por ejemplo debe haber algunas especies de anfibios – ranas arborícolas entre otras –

cuyo descubrimiento y monitoreo ahora son de gran importancia ya que las ranas y los sapos (valiosos

para la humanidad por compuestos medicinales que poseen, y como especies sensibles indicadores de

deterioro en el estado del entorno) van extinguiéndose a consecuencia del calentamiento global y

Page 4: RM-035 Informe Ambiental 2 (final).pdf

4

correspondientes enfermedades de la piel. Se merece de manera general un estudio ecológico dedicado

a ese sector, lo cual podría realizarse, para poder acceder a ese punto cuando no haya mucho lodo ni

‘monte’ en el camino desde abajo, antes del próximo invierno.

Entonces para la zona que corresponde al primero circuito turístico, sectores A-D o hasta E (Mirador),

tenemos Bosque Seco Tropical. Las alturas en esa área van de 200 a 250msnm aproximadamente.

Debido a la baja altura y a previa alteración humana desde tiempos atrás (extracción de árboles de

madera valiosa, por lo cual la copa del bosque no es un dosel cerrado) encontramos esparcidas especies

que son del Matorral Seco, tales como el Cerezo, el Muyuyo, el Cactus Cardón, y otras.

Flora en el sector turístico

Encontré mínimas diferencias entre la flora asociada a las diferentes zonas A, B, C y D. Las especies que

predominan en una de estas, son las mismas que predominan en las demás. El sector B es el más

elevado, la parte baja de D la más baja, pero poco cambia su composición. Sin embargo, una especie de

arbusto u árbol pequeño que es el Cojojo, la cual no soporta condiciones áridas, encontré representada

solamente una vez, en el lado superior de la terraza B, lo cual indicaría que las condiciones son un

poquito más húmedas durante el año a ese nivel superior, lo cual es normal.

Señalaré aquí las características que observé en otro sector fuera del presente estudio arqueológico, la

parte baja conocida como Los Pozos por la presencia ahí de pozos precolombinos. Esa zona baja, antes

de iniciar el Cerro mismo, tiene agua a poca profundidad bajo la superficie, se siente húmeda y fresca, y

crece una vegetación de árboles y arbustos relativamente densa, donde existe por ejemplo el Guasmo

porque hay suficiente humedad en el suelo, además se encuentra evidencia de muchas especies de aves

y animales. Valdría en lo posible proteger la flora y fauna de esa área baja, si es posible influir ahí, y

recomendarlo más a observadores de aves, porque no tiene las vistas espectaculares ni los ceibos

gigantes ni estructuras como tiene el sector A-E, pero sí tiene una concentración de avifauna.

Retornando al ecosistema alrededor de esa zonas A-D, la composición, en cuanto árboles y arbustos que

a los turistas se pueden señalar (especies permanentes durante el año aunque muchas pierdan sus hojas

en verano), es la siguiente, aquí presentada por estrato empezando por los árboles más altos.

- Los más altos árboles cuyas copas con ramas verdes sobresalen sobre lo demás, son los

majestuosos Ceibos. Su corteza verde posee clorofila (la mayoría de las plantas solamente en su

follaje la tienen), por ende, el ceibo en verano sigue activo con la fotosíntesis aunque sin hojas.

- Les siguen los Jailes, los Palo Santos, y los Pepitos Colorados, y en menor abundancia el Laurel

Blanco. Del Jaile, especie relacionada con el ceibo, familia Bombacaceae, en tiempos anteriores

se hacían sogas a partir de la corteza, y sus raíces, según los guías de Picoazá, tienen papas

comestibles las cuales también proveen un agua excelente para tomar. Florece en mayo, y

forma semillas que vuelan forradas de una lana color habana, anteriormente usada para telar.

Del Palo Santo, conocido por el uso de la leña que al quemar ahuyenta los mosquitos, se extrae

una esencia a partir del palo seco, con numerosas propiedades medicinales. Los Pepitos

Colorados embellecen el Bosque Seco y las sabanas durante el verano, al florecer con una copa

llena de color rojo-anaranjado, muy valiosa floración para insectos y aves polinizadores. Su

madera suave se presta para elaborar tinas. El Laurel Blanco es conocido por su buena madera,

Page 5: RM-035 Informe Ambiental 2 (final).pdf

5

además es melífera, por sus abundantes flores blancas en el mes de mayo. Debe existir también

el Amarillo, o Amarillo Lagarto (Centrolobium paraense), otra leguminosa de Bosques Tropicales

Secos: aunque no lo he visto en los alrededores del circuito y posiblemente sólo esté un poco

más arriba, en octubre halle sus muy características semillas grandes aladas y espinosas, las

cuales no se escapan de las ardillas.

- Los árboles de tamaño mediano que encontramos son usualmente: Zapote de Perro, Seca,

Machetillo, Madero Negro, Matasarna, Bototillo, Ormo, y algunos Ébano y Algarrobo (a menor

altura hay más). Los frutos de los dos primeros y de los dos últimos son alimento para algunos

animales, y anteriormente los niños en los campos recolectaban las “almendras” caídas de la

Seca y en su casa se tostaban para comer la semilla. En mayo caen y se las encuentra por

ejemplo en el sitio C con la dura corteza rumiada por roedores (tal la ardilla) para acceder al

fruto. El Zapote de Perro mantiene su coriáceo follaje durante la época seca, así brinda sombra

y protección para algunas especies bajo su ancha copa cuando casi todo se encuentra seco y

gris. El venado se alimenta de las frutas caídas del Ébano, las cuales son comestibles. Bajo la

corteza el árbol tiene una capa con propiedades saponarias que en el campo se utilizaba para

eliminar la cera de la cabeza de los bebés. Algarrobos y Machetillos son especies leguminosas

con mucha proteína en sus hojas y vainas. Si los Algarrobos son comunes más abajo a orillas del

camino de entrada, los Machetillos predominan en los sectores A-D. El Algarrobo es capaz de

resistir a muy largas sequias y su madera es muy duradera, sus hojas, flores y semillas proveen

numerosos beneficios medicinales, de sus vainas se extrae la algarrobina multivitamínica y anti

anémica, y es melífera. El Machetillo produce largas vainas que le dan su nombre; su tronco

atrae las ruidosas Cigarras y las mariposas Hamadryas que se posan alas abiertas en la corteza.

El Madero Negro se conoce también como Guayacán de la Costa, y su madera dura resiste

largos años a la descomposición. La floración dorada del Madero Negro es espectacular, y luego

sus vainas liberan semillas que vuelan con el viento. La Matasarna es un árbol frondoso que

produce semillas que se dispersan en el viento. Del Ormo, árbol de hojas grandes y anchas, casi

circulares, se ocupa la madera para las piezas y el esqueleto de la casa. El Bototillo florece en

temporada seca (más o menos mitades de junio) con grandes flores de un amarillo primavera,

melíferas; es hermoso, es un árbol con propiedades medicinales, y cuyas fibras blancas

alrededor de la semilla servía anteriormente para rellenar almohadas. Del sector A para abajo el

Bototillo es común, en cambio para arriba son pocos y les reemplazan los Jailes. Me parece

relevante una observación personal respecto a este arbolito: la primera vez que lo conocí, en

plena floración, en el Oro, y pregunte a mi guía local qué sabía del Bototillo, me respondió que

era un árbol completamente inútil que nada brindaba, y eso lo expresó prácticamente con furia,

indignado porque consideraba que la existencia de cualquiera especie sólo se justificaba si

sacábamos algún provecho de ella. En realidad es probable que no exista una sola planta

“inútil”, sino que no las conocemos lo suficiente, o se ha olvidado el uso antiguo. Aun así, me

parecía suficiente la simple belleza del Bototillo en flor en el paisaje seco, incluso ahora mismo

están floreciendo en el Cerro Jaboncillo, especialmente alrededor del sitio de construcción

actual del Centro de Interpretación.

- Los árboles más pequeños y arbustos que podemos encontrar en y alrededor del sitio

arqueológico son el Pelacaballo, el Porotillo, la Uñita, el Sebastián, el Negrito, el Barbasco, la

Page 6: RM-035 Informe Ambiental 2 (final).pdf

6

Papaya de Monte, el Algodón Silvestre, la Cereza, una Solanaceae, la Caicalara Macho o Muyuyo

de Montaña, la Chala, el Muyuyo, el Chachago, el Piñón, las Lantana, y también los Cactus

Cardon (2 especies). De esas especies, las 3 primeras son leguminosas, una familia botánica

caracterizada por la habilidad de la mayoría de especies de fijar nitrógeno en sus raíces gracias a

una simbiosis con bacterias capaces de extraer azoto del aire en la tierra y convertirlo en

nitrógeno para el uso de la planta. Siempre son valiosas las especies leguminosas para la fauna

porque sus hojas contienen proteínas fabricadas con el nitrógeno, y son especies cuya presencia

mejora el suelo, al cual abonan con sus hojas caídas. Entre ellas, la más conocida es el Porotillo,

cuyas hojas secas se cosechan hasta para vender como abono verde. Se ve vistoso actualmente,

lleno de color rojo, blanco y negro porque las vainas torcidas ya están abiertas para pronto dejar

caer las semillas. El Pelacaballo, Uñita, y Sebastián, todos tienen flores blancas vistosas y

atractivas para especies que las polinizan. La Uñita se llama así por sus espinas curvas como

garras. El Sebastián conserva sus hojas en verano, a excepción de la mayoría de árboles de ese

sector. Son hojas muy duras, muy resistentes, pequeñas, que no temen los soles y vientos

desecantes. A sus flores llegan los pequeños colibrís Estrellitas. Otra especie cuyas hojas se

mantienen es el Barbasco, de hojitas muy duras y con una espina terminal. Sus florcitas

anaranjadas o amarillas parecen hechas de cera. Su fruto parecido a un limón contiene un

químico, la rotenona, tóxico para toda especie animal con hemoglobina en la sangre, utilizado

para la pesca en ríos, y actualmente para la limpieza de piscinas camaroneras, donde no mata al

camarón, especie cuya sangre no es de hemoglobina. En el campo aun se cosecha el fruto del

Barbasco también para lavar el cabello y eliminar la caspa. El Cerezo, especie del matorral seco,

con espinas y una abundancia de frutitas rosadas dulces, es apreciado por algunas aves y

también por la gente. La Solanaceae, un arbolito superficialmente parecido al Tomate de Árbol

de su misma familia, no parece tener nombre común conocido aquí. Produce una frutita que

atrae a ciertas aves frugívoras, especialmente al Saltador Listado, pero posiblemente sea

venenosa para la gente como es el caso de muchas Solanaceae (algunas en cambio son muy

comestibles, tal el tomate, tomate de árbol, naranjilla, pimiento. La Papaya de Monte no da

fruto comestible pero sus flores rosadas llaman la atención. La Chala es melífera por sus flores

blancas muy aromáticas, también tiene en su savia una bactericida que sirve para cortes e

infecciones superficiales, ya sus semillas son apetecidas por los Periquitos y pájaros semilleros.

Del Algodón Silvestre tenemos el Algodón domesticado. Los indígenas precolombinos

sembraban Algodón, incluso disponían de 3 colores de lana, para fabricar vestimento y telas

para varios usos. El Muyuyo es generalmente un arbusto pero según las condiciones puede

convertirse en árbol pequeño. Su madera resiste a la polilla, sirve para postes (y a menudo

renacen formando cercas vivas), para muebles rústicos, mangas de herramientas, balandras de

balcones, etc. Sus flores amarillas dan su néctar a muchos polinizadores insectos y colibríes, y se

puede hacer un té dulce con estas para aliviar la tos. Sus frutitos blancos de consistencia

pegajosa son medicinales para nacidos, purgantes, y alimentan a muchas aves, pero su fama

reside más en su propiedad pegajosa: pocas décadas atrás en Manta aun funcionaba una fábrica

donde se convertía en goma los frutos del Muyuyo que los niños cosechaban en los campos.

Ahora los niños escolares todavía buscan estos frutos para pegar papeles. El Chachago lleva

espinas en su fino tronco y también bajo la hoja para protegerse de los animales herbívoros. El

Page 7: RM-035 Informe Ambiental 2 (final).pdf

7

Piñón es muy medicinal, y también sirve para cerca viva, además ahora su semilla se procesa,

como es el caso de otra Jatropha de la India, para el biocombustible. La Lantana incluye varias

especies arbustivas en la zona, unas más bajas y otras más altas en el cerro, de flores de diversos

colores: blancas, anaranjadas, amarillas, rojas, incluso colores combinados en una misma masa

floral. El olor de la hoja y de la flor es algo desagradable, pero las flores son ideales para muchas

especies de mariposa por presentarlas una “pista de aterrizaje” conformada de numerosas

florcitas juntas, cada una de estas una copa llena de néctar. Las Lantana se prestan para uso

ornamental en jardines y parques.

- El estrato bajo consiste, en invierno solamente, en mucha vegetación densa y enredada, el resto

del año desaparece porque estas plantas anuales se marchitan y decaen, dejando solamente

tallos y hojas secas donde se refugian pequeños invertebrados. A partir de las primeras lluvias

fuertes, surgen nuevamente, desde semillas o a veces desde papas, las especies herbáceas,

trepadoras y rastreras, rápido crecen aprovechando que el dosel aun no se cierra porque el

follaje de los árboles no brota tan de inmediato: las lianas se trepan sobre cada tronco y rama, y

el piso forestal desaparece bajo el llamado “monte”. Las familias representadas incluyen

Malvaceae de flores a veces muy vistosas (es la misma familia del Algodón y de los Peregrinos),

Leguminosas de flores rosadas, lila, amarillas, Poaceae (las gramíneas, tipo pasto o césped),

Asteraceae por ejemplo la Trementina, cuyas flores atraen muchas mariposas y otras

polinizadoras. Rápido crecen y también rápido florecen todas las plantas anuales, para producir

semillas en abundancia y dejarlas regadas listas para esperar el próximo invierno.

Las rastreras y trepadoras en este sitio son principalmente de las siguientes familias:

Convolvulaceae (numerosas especies, de flores moradas, lila, azules, celestes, blancas, amarillas,

rojas, incluyendo el Florón Ipomoea pes-caprae (carnea), alucinógeno), Cucurbitaceae (familia del

zapallo incluyendo especies útiles para el ser humano tal el zapallo silvestre comestible y otras tal la

“esponjilla” Luffa operculata), Leguminosas (familia del frejol, también algunas especies silvestres

comestibles en la zona), Pasiflora (familia de la maracuyá, asimismo con especies silvestres

comestibles tal la Badeita), y otras familias en menor frecuencia tal la Bignonaceae representada por

la Flor de Pava de vistosas flores largas rojo-anaranjado visitadas por los colibríes. En tan sólo 2 m

cuadrados en sitios abiertos se pueden contar 10 especies de plantas trepadoras en el invierno. Su

valor para la fauna, y seguramente también para el habitante antiguo, es muy alto. Ofrecen

protección para los animales y su cría, materiales de construcción para los nidos y sitios propicios

para su discreta colocación, hojas verdes desde inicios del invierno para los herbívoros, néctar en

sus muy abundantes flores para abejas y colibríes, frutos y semillas. Los diversos invertebrados

favorecidos por esa masa de vegetación trepadora y rastrera, tales saltamontes, orugas, moscas,

escarabajos y arañas, que en invierno se alimentan de las plantas o se comen entre ellos, a la vez

sirven de base alimenticia para las aves, lagartijas y pequeños mamíferos con su nueva y hambrienta

cría. La gente también, desde tiempos atrás aprovecha algunas especies de bejucos para comer, e

incluso se han domesticado algunas especies leguminosas, Cucurbitales y de Pasiflora; otras proveen

materiales para canastas y sogas, o remedios valiosos y posiblemente sustancias alucinógenas.

Además, esa densa masa de tallos y hojas que se extiende sobre el matorral y árboles bajos tal una

alfombra, ofrece una excelente protección al suelo contra la erosión por los aguaceros del invierno.

Page 8: RM-035 Informe Ambiental 2 (final).pdf

8

Es una lástima que la percepción popular en cuanto todo bejuco, hoy en día, es que ahí se

esconde la culebra, y siempre la gente las corta desde la base para que se sequen, sin ver los

beneficios que proveen ni tampoco su atractivo. Si se encuentra culebra en estas es más probable

que sea alguna inofensiva tal la culebra de bejuco y no una equis, y el hábitat para la fauna en

general se empobrece tremendamente al eliminar las plantas trepadoras en invierno. Las trepadoras

son oportunistas y flexibles, responden muy rápido cuando vuelve a llover en un invierno irregular,

se recuperan y siguen floreciendo durante la época de lluvias. Este año, por ejemplo, se iban

marchitando a mitades de abril, debido a la escasa lluvia, pero su recuperación debido a las lluvias

en mayo fue fenomenal, y siguen siendo actualmente una muy valiosa fuente de vida y escondites

para la fauna. La densidad de sus tallos y hojas ofrece una muy efectiva protección también al suelo

durante las lluvias fuertes, evitando la erosión hídrica.

Entre las plantas que aparecen en invierno en el piso forestal, florecen y se marchitan pronto,

están las Liliaceae, y las Araceae (Philodendron, “Camacho”), cuyas raíces sobreviven y rebrotan

cada año porque consisten en una papa que almacena nutrientes durante la temporada seca.

Algunas especies son comestibles para animales como el armadillo y sin duda para la gente

precolombina.

La Fauna presente en Cerro Hojas- Jaboncillo.

He observado diversas especies de aves y las huellas y evidencia de algunas especies animales, sin

embargo, en base a mi propia experiencia y también por la información dada por los guías de Picoazá, la

diversidad y abundancia faunística no se compara con la de la Flora, debido a varios impactos sobre los

animales silvestres que han causado su extinción local o su abandono del sitio. En especial los

mamíferos grandes y las aves más tímidas, más sensibles a cualquiera alteración de lo natural, están

ahora ausentes, pese al buen hábitat que existe todavía en ese sector.

Desde que hubo la tremenda deforestación general en la Costa ecuatoriana en el transcurso de la

segunda década del siglo pasado, reduciendo en un 95% su cobertura forestal de manera general, las

montañas todavía forestadas y sin carreteras se han de haber convertido en refugios para muchos

animales silvestres. Las cordilleras y cerros de Manabí son como islas de biodiversidad en ese sentido,

además, en sus bosques nublados en las cumbres han evolucionado especies distintas y únicas,

endémicas a ciertas localidades. No obstante, un incremento en los impactos directos en estos cerros en

las últimas décadas ha afectado su fauna nativa y su potencial como refugio de biodiversidad a largo

plazo. Un incremento posiblemente en la cacería, incluyendo la captura de especies para

comercializarlas como mascotas (ej. las loras, tortugas) o para su carne en el caso por ejemplo del

venado, puede ser un factor en esa región. Los guías locales sin embargo consideran mucho más

significante las actividades de las canteras que han observado desde hace 15 o 20 años: el uso de

maquinaria pesada y de dinamita (ruido fuerte y vibración de la tierra), contaminación del aire (cercanía

de procesadora de asfalto), desvío de riachuelos, sin duda ha reducido el hábitat disponible y ha

causado un deterioro frente al cual algunas especies han desaparecido de Cerro Hojas-Jaboncillo, entre

ellas los monos aulladores y saínos.

Page 9: RM-035 Informe Ambiental 2 (final).pdf

9

En apéndice están mis listas de aves, mamíferos, reptiles, anfibios, e información sobre ciertos

invertebrados, a más de las muy numerosas fotos de todo lo que se ha podido documentar de esa

manera. Representan principalmente las especies que personalmente he observado o escuchado en el

sector, con unas pocas especies más que me fueron descritas o enseñadas en fotos sobre todo por los

guías de Picoazá. Aunque el animal mismo no se haya dejado ver, si existe la huella, o una madriguera

en uso, es evidencia suficiente de su existencia en la zona. Desde luego, no pretende ser una lista

comprensiva, completa, de las especies presentes. Se tratan de 3 meses de observación, sin uso de

trampas, ni observación nocturna, ya que la finalidad del estudio ambiental actual fue un inventario

rápido de especies con el primer propósito de que les sirva a los guías naturalistas para las explicaciones

y datos que provean a sus turistas. Las listas incluyen especies registradas en la parte baja (por donde

pasa la vía de acceso al sector arqueológico turístico, donde la vegetación es más matorralera o, en el

sector de los Pozos, donde es más húmeda por existir la napa freática a poca profundidad.

Los animales que personalmente he visto, aparte de unas 50 especies de aves, incluyen algunos reptiles

(lagartijas, salamanquejas, y culebras), un anfibio, dos mamíferos y evidencia de dos mamíferos más (la

madriguera, restos alimenticias), y cientos de especies de invertebrados. He registrado adicionalmente

otro reptil por identificación de fotos recientemente tomadas en el sitio, otros dos mamíferos o por

fotos o por la descripción de un animal que no alcancé a ver bien. Agrego a la lista unas especies en cuya

existencia creo por la certidumbre de unos guías locales conocedores de la fauna local, también dos

especies de reptiles halladas, ahora o en octubre 2009 pero más arriba (a nivel de la zona arqueológica F

y más alto). Los nombres latinos están en el apéndice.

Especies mamíferas

Los mamíferos vistos por mi persona o registrados por otra evidencia (ver archivo fotográfico).

1) el Perro de Monte o “lobito” o “chacal” como en la zona le dicen, se dejó ver algunas veces e

incluso apareció en abril una cría tierna y poco arisca en el sector A (existe una filmación de la

cría, fotografiada por uno de los guías). Es un perro pequeño, solitario, inofensivo, omnívoro,

carroñero y cazador de invertebrados y roedores. Es una especie endémica de bosques y

matorrales secos de la Región Tumbesina. 2) Un Murciélago café, tipo Frutero, metido, solo,

dentro de un pliegue en el tronco de un alto ceibo. Le tomé foto pero no se distinguen muy bien

los detalles para su identificación. Son muy numerosas las especies de murciélago

potencialmente existentes en el sector, ya que en el Parque Nacional Machalilla se hallaron más

de 20 especies en 1996-97. Sólo mediante un estudio nocturno con redes especiales se podría

registrar cuántas hay en Cerro Hojas-Jaboncillo. La mayoría son muy útiles en el ecosistema y

para la sociedad, porque las especies insectívoras eliminan insectos y ácaros, capturándolas al

vuelo o en las hojas, de manera más efectiva que las aves. También es más efectiva la dispersión

de semillas de plantas realizada por murciélagos que por aves, pues es menor el porcentaje de

semillas que destruyen al ingerir la frutita, a la mayoría desechan en buen estado para germinar.

Otros murciélagos son nectarívoros, y de noche polinizan las flores por ejemplo del árbol de

Balsa, de los cactus, y muchas especies más. Solamente una especie de murciélago es el

“vampiro” que vive de la sangre de los mamíferos (otra se alimenta de la sangre de aves), la cual

sacan sin causar dolor al animal, lamiendo la sangre en cantidades bien pequeñas de una

Page 10: RM-035 Informe Ambiental 2 (final).pdf

10

superficial corte generalmente en la pata y. El exceso de ganado, especialmente vacuno, en

ciertas zonas causa un aumento anormal en la población de vampiros y mayor riesgo de que

transmitan la rabia. Los Manteños aparentemente las cazaban para hacer lujosos abrigos de su

piel. Es interesante ver que la cerámica precolombina de la zona señala al murciélago de manera

amable y no como una criatura temida. 3) un Armadillo de 9 Bandas, conocido también como

“Mulita” o Cachibambo, cuya madriguera en uso se halla en el sector bajo en un lado del camino

de acceso al sitio. Según los guías son muy pocos los armadillos que aun se encuentran en el

cerro. Recorren el bosque en búsqueda de lugares propicios, secos, para sus madrigueras, y de

alimento: raíces y papas que sacan de la tierra, hongos, carroña, materia vegetal, pequeños

animalitos e invertebrados, gracias a su buen olfato y fuertes uñas. Se protegen de

depredadores gracias a su armadura y su velocidad para meterse bajo el suelo, pero también,

sorpresivamente, por brincar verticalmente en el aire. Su carne es valorada por la gente rural, su

caparazón se utiliza para instrumentos musicales de cuerdas (churangos), pero es una especie

que logra sobrevivir, en parte porque da a luz siempre 4 crías y es generalmente nocturna. 4) La

Ardilla Colorada, vista por el guía Miguel a mitades de mayo momentos antes de mi llegada ahí,

en el suelo por el sector C, donde hallé las pepas recién rumiadas de la Seca, cuya semilla es

como una almendra. Las ardillas esconden parte de su cosecha bajo la tierra, para tenerla en

reserva, sin embargo a menudo nunca vuelven y de esa manera contribuyen a la reforestación.

Se hallan estas atractivas ardillas coloradas, de cuerpo con negro y rojizo y de cola roja, en

bosques secos y especialmente bosques húmedos más elevados, mientras que la Ardilla

Sabanera o Melera –ploma- en la Costa frecuenta los bosques y matorrales más secos, incluso es

una endémica Tumbesina. Ambas especies son vistas ocasionalmente por los guías en la zona.

Se observan por el sector algunos nidos de ardilla, de ramas y hojas, grandes, bultosos, altos en

arboles y bejucos, aunque también puedan tenerlos dentro de huecos de árboles.

Se pueden mencionar a otras especies de mamíferos cuya presencia en el cerro es probable

debido a su existencia en otros cerros del sur de Manabí, o confirmada por los guías quienes

más recorren Cerros Hojas-Jaboncillo. Debe de haber varias especies de ratones de campo,

terrestres y arbóreos, cuyo registro requiere del uso de trampas, porque algunos son nocturnos,

furtivos, acostumbrados a huir y esconderse para evitar la depredación, porque sirven de presa

para numerosos predadores. Una especie que no vi personalmente, pero que los guías

encontraron en la tercera semana de marzo mientras desbrozaban y sacaban los bejucos, fue

una Raposa, bonito marsupial pequeño, canela con máscara negra. Era hembra y llevaba dos

crías. Su pariente la Zarigüeya, más grande, se ve también a veces; se conoce más en esa región

como “zorro”, y puede estar relativamente común pero es nocturno y discreto, porque siempre

el ser humano y los perros lo matan: come de todo, y entra a los patios para los pollos. Estas dos

especies marsupiales tienen cola prensil, y, en la hembra, una bolsa en el vientre para la cría.

Son representantes de la anteriormente grande diversidad de especies marsupiales de América

del Sur, de las cuales la mayoría no lograron competir con los mamíferos que tiempos atrás

ingresaron desde América del Norte cuando se puso más bajo el nivel del mar y se abrió paso

por América Central.

Otro animal que ha dejado sólo evidencia de su presencia (excremento) es el Tigrillo: hay 3

especies similares y de todas ellas es más probable que sea el Ocelote por ser una especie capaz

Page 11: RM-035 Informe Ambiental 2 (final).pdf

11

de sobrevivir todavía en la cercanía de pueblos rurales, aunque la cacen por su piel y porque

atrapa gallinas. Según los guías, de vez en cuando se ven Osos Hormigueros, animales también

de cola prensil, la cual les sirve para sujetarse a un árbol mientras con sus largas y fuertes garras

rompe el nido de abejas o comejenes, para comer a estos insectos con su larga y fina lengua.

Anteriormente los mataban para convertir los tendones de esa fuerte y flexible cola en soga.

Están activas de día y de noche, pero donde más se ven a estos inofensivos animales es en la

carretera, pisados por algún carro. También logra mantenerse según los guías locales la Cabeza

de Mate, tamaño de un perro mediano, negro de cola larga y con cara y garganta amarillas.

Anda por el suelo y por las ramas, atrapando pequeños animales, y es suficientemente hábil

para poder sobrevivir en la cercanía del ser humano. Dicen también que existe todavía el

Venado de Cola Blanca, cuya cría nace pintada para mejor camuflarse en su hábitat. Se

encuentra mucho menos abundante ahora que antes. Pese a la cacería por su carne y piel, es

una especie de muy amplia distribución por las Américas, exitosa, pero aparentemente requiere

de agua dulce dentro de 2 km para sobrevivir. Su población en la costa ecuatoriana disminuye

gravemente donde se práctica la caza nocturna con luces para deslumbrarlos y matarlos para la

venta comercial a restaurantes. Los guías locales conocedores de la montaña hablan también

del venado colorado, Mazama, de cachos sin ramificaciones, pero es una especie de bosque

cerrado y estará en la parte alta. Mencionan la existencia de un tercer venado, el “platero”,

color plomo, cuyos cachos carecerían asimismo de ramificación, pero esa especie misteriosa -de

la cual también se habla en el Parque Nacional Machalilla- no ha sido registrada y clasificada por

científicos hasta ahora. (Por la descripción, podría tratarse de M. gouazoubira, hallada en

bosques húmedos y también áreas abiertas y secas de algunos países de América Latina, incluso

en Venezuela y Colombia, sin embargo esa especie sólo está registrada del lado del oriente).

Otras especies que aunque más escasos que antes pueden aun vivir en la zona, según los guías,

son los pequeños Conejos de Monte (Silvilagus brasiliensis) a los cuales dicen “Mula de monte”,

Es probable que vivan también en el Bosque Seco la Guatusa (Dasyprocta punctata) y la Guanta

(Agouti paca): son roedores más grandes, herbívoros, principalmente nocturnos y discretos, de

día escondidos en troncos huecos u otras cavidades naturales, escapándose de sus predadores

naturales y de los hombres quienes mucho los cazan por su carne. En las quebradas con

riachuelos se encontraría todavía el Oso Lavador o Mapache (Procyon cancrivorous), cazador de

ranas, crustáceos, invertebrados, a los cuales lava antes de comer, porque no posee glándulas

de saliva. Los guías han visto diferentes Murciélagos incluyendo una especie que sería cazadora

de aves, especialmente de la Momotus o Pedrote. También es probable que el Zorrillo

(Conepatus semistriatus) esté presente, pequeño animal blanco y negro más conocido por su

forma novedosa de protegerse, emitiendo de glándulas especiales un olor tan asqueroso que el

predador opta por dejarlo en paz. Los Perezosos o Pericos Ligeros, de una o dos especies, se

mantienen especialmente en la parte alta. Recibí información nueva cuando estaba redactando

el presente informe: uno de los guías más conocedores de la fauna habrá visto ahora poco un

Perezoso de 3 dedos (Bradypodidae, Bradypus variegatus) más abajo del sector A. Esa especie es

la más tolerante de perturbación humana, incluso sobrevive a veces en los parques urbanos, y

en Portoviejo vivía uno así hace algunos años. Existirán también todavía los Cuchuchos en el

Bosque Seco, pero ahora están “muy escasos” según los guías. Son omnívoros que se sirven de

Page 12: RM-035 Informe Ambiental 2 (final).pdf

12

su hocico largo para hurgar entre la hojarasca su alimento. Asimismo los Cusumbos están muy

escasos o posiblemente desaparecidos: son también omnívoros, versátiles en su alimentación,

de cola prensil y lengua larga, nocturnos por lo general. Se los captura tiernos para cautiverio.

Pérdida y conservación de especies mamíferas

Según los guías locales, algunos de ellos íntimos conocedores de la montaña y sus especies

desde su niñez, hace 10 o 15 años abundaban todavía los Monos (Aulladores y Micos) y Saínos

de las dos especies (de Collar y Labio Blanco), pero ahora están ausentes, aunque un Saíno de

Collar habrá aparecido en Cerro de Hojas el año pasado. Según la experiencia en el Bosque

Protector de Loma Alta hace pocos años, en la actual provincia Santa Elena, los saínos –por ser

bastante móviles- vuelven a sitios aptos para su supervivencia, y se multiplican, si se les da la

oportunidad.

Se cuenta que hace 40 o 50 años aun había una población de “tigres” (Jaguar) residentes en la

zona y también del Puma o León Americano, pero estas especies luego desaparecieron salvo por

esporádicas llegadas a la zona. Dos felinos pequeños a más de los tigrillos se ven todavía:

Jaguarundis y Gatos de Monte. Las huellas que de repente se encuentran demuestran que hay

ocasiones en que ambos puma y jaguar vuelven a Cerro Hojas-Jaboncillo, aunque de visita

solamente. Son felinos de territorio muy amplio, que, a pesar de la cacería, perduran esparcidos

por la región. Por ejemplo el Jaguar se conoce en el sur de Manabí en el corazón del Parque

Nacional Machalilla, y ha de existir todavía una población en el norte de la provincia también. El

territorio mínimo que requiere un jaguar para hallar suficiente alimento abarca unos 25 km

cuadrados, es decir, son animales que constantemente recorren, para subsistir, una gran área. Y

así pueden pasar ocasionalmente por el Cerro Jaboncillo y dejar todavía sus impresionantes

huellas. Su presa incluye venados, saínos, monos, perezosos, armadillos, guantas, y pequeños

carnívoros, hasta perros domésticos. Sin embargo, no existe ninguna evidencia de que un Jaguar

en buen estado de salud ataque a un ser humano, lo cual sí se ve en algunos otros grandes

felinos. Además, según estudios de jaguares eliminados por haberse hechos depredadores de

ganado, todos de alguna manera se encontraban debilitados debido a heridas antiguas causadas

por balas o trampas, y se habían convertido en problema para los ganaderos porque las vacas

eran presa más fácil que los herbívoros silvestres.

La escasez y extinción de varias especies propias de los hábitats disponibles en Cerro Jaboncillo,

se deberá a la presión de cazadores, o a la perturbación causada de algunas maneras por las

varias canteras alrededor del cerro, o a una combinación de ambos factores. Sólo se puede

especular hasta hacer estudios y encuestas locales más profundizados y comparativos con otros

sitios de la región. Ciertas especies son muchos más sensibles que otras, o requieren de un

territorio mucho más amplio para alimentarse. Los grandes predadores emigran o mueren si se

les escasea demasiado su presa, así que al desaparecer los saínos, los monos, y la mayoría de

venados por el motivo que sea, no puede haber presencia permanente de jaguar, mientras los

felinos más pequeños – jaguarundi, gato de monte, tigrillos, logran mantenerse -por lo menos

un tiempo más- cazando perdices y otras aves grandes y conejos y otros mamíferos pequeños.

Felizmente, algunas especies no requieren de áreas muy amplias para sustentarse mientras

Page 13: RM-035 Informe Ambiental 2 (final).pdf

13

exista un buen hábitat biodiverso, de buena estructura, y relativamente tupido y de poco

ingreso por seres humanos, perros domésticos, o ganado.

En un bosque natural, valen no solamente los árboles altos, robustos y frondosos y otras plantas

grandes, sino que todo sirve para la fauna, y mientras más diversidad y complejidad botánicas ,

mejor es el hábitat. Sirven los viejos árboles con hongos y cavidades y principios de deterioro,

los troncos caídos en descomposición o huecos, la hojarasca seca que en verano se acumula en

el suelo, el árbol muerto atrapado entre los numerosos troncos del Matapalo, las masas

entrelazadas de plantas trepadoras… Generalmente sirve todo lo que el ser humano acostumbra

considerar “suciedad” dentro de un bosque, pero que es en realidad un componente

sumamente necesario y beneficioso para la comunidad animal, por proveer alimento,

escondites, cobertura contra sol y lluvia. Hay pájaros carpinteros especializados para hallar su

alimento sólo en los árboles más viejos y troncos secos, y aves y animales que necesitan de los

tallos de los bejucos para construir o sostener sus nidos. Es más, toda la vegetación caída o

pudriendo es parte del ciclo de la materia orgánica dentro del ecosistema, convirtiéndose en

suelo, liberando sus nutrientes y minerales gracias a la acción de millones de invertebrados,

hongos, y organismos microscópicos detritívoros. De la muerte y descomposición “en situ”

dependen la vida y el reciclaje de la materia. Y la descomposición mucho mejor se efectúa bajo

condiciones de sombra y humedad, incluso, la acción de los rayos solares directamente sobre la

tierra es bactericida y por ende, en la Naturaleza, elimina a los microorganismos que reciclan la

materia orgánica y mantienen la fertilidad y porosidad del suelo. Del punto de vista ecológico,

fuera de los sitios mismos donde se están exponiendo a la vista del público las ruinas

arqueológicas, es muy importante mantener en lo posible el hábitat natural intacto. Además se

reduce significativamente el riesgo de erosión y deslaves como ya se ha detallado

anteriormente.

Avifauna

Entre las aves vistas en estos meses (marzo-mayo) ciertas especies son migratorias y solamente

hasta abril o principios de mayo se encuentran presentes en el sector, antes de emprender el largo

vuelo a su tierra de residencia en América del Norte o Canadá. Estas son: Zorzal de Swainson, Pinzón

pechicarmesí. Esa última es muy vistosa y llamativa durante el invierno: el macho negro y rojo-

rosado silba constantemente desde ramas prominentes en los alrededores del circuito turístico. A

veces se nota cerca a la hembra, café-amarillo y muy pálida a comparación con el macho. Antes de

fines de abril ya no se veía ni se escuchaba, ya habían migrado todos los Pinzones carmesí. Otras

aves tienen un canto llamativo que se escucha durante todo el invierno por ser su temporada de

reproducción, como es el caso del Cuclillo Crespín macho, silbando en los árboles, alzando su cresta

y sus plumas negras bajo la ala para llamar la atención a las hembras. Éste a fines de mayo ya no se

escuchaba, ni se veía a los machos posando como antes. El resto del año pasa desapercibido en el

bosque y matorral del sector, bien camuflado por su plumaje color de hojas secas. Una de las aves

que más canta en el invierno se llama Vireo Ojirrojo. Son pequeñas frugívoras, llamativas por la ceja

blanca bajo una raya negra en el ojo y un plumaje con verde y amarillo. También cazan muchos

insectos, especialmente cuando están anidando, para proveer de grasas y proteínas a su cría, y

Page 14: RM-035 Informe Ambiental 2 (final).pdf

14

ayudan a liberar los tallos y hojas de un exceso de insectos. Ciertos de los Vireos que observamos en

invierno en el Ecuador están solamente de visita, huyendo el frio de otros lugares como América del

Norte, sin embargo, los de Cerro Jaboncillo forman parte de una población residente en la Costa

Ecuatoriana, y no desaparecen de los Bosques Secos a fines de abril, aunque sí dejan de cantar. Los

turistas extranjeros aficionados de aves se entusiasman por ver y oír especies como esa, y esperan

también conocer las aves endémicas de la región Tumbesina (restringidas al suroeste ecuatoriano y

noroeste peruano), de las cuales algunas están en Cerro Jaboncillo porque les ofrece el hábitat de

matorral y bosque secos que ellas requieren. Algunas de estas son atrapamoscas, tal el copetón Pibí

de Tumbes, más llamativo por su voz “piii pidít” que por su plumaje café-gris. Otras de las especies

endémicas regionales raras veces se dejan ver, sólo se las escucha cantar o silbar a lo lejos

especialmente en invierno, tal la comúnmente llamada “perdiz”, Tinamú Cejiblanco, y la

“guacharaca” o Chachalaca Cabecirrufa. Las guacharacas ya son pocas, se oyen mucho más

numerosas en otros lados tal el mismo Cerro Montecristi cerca de la CCA. Otras especies endémicas

de voces muy características son los periquitos y las loras, pequeños Periquitos del Pacífico y Loras

(Perico Caretirrojo), ambos difíciles de ver en la copa de una árbol aunque numerosos y

bullangueros, porque son predominantemente del color verde-hoja. Son aves frugívoras

principalmente, y contribuyen a la reforestación natural por diseminar como consecuencia de su

dieta, las abundantes pepas de las frutas. Una especie muy interesante para el turista aficionado de

aves, y muy bonita aunque diminuta, es el colibrí Estrellita Esmeraldeña, especie endémica en

cambio de la región costera ecuatoriana, descubierto primero en el norte. Busca un hábitat con

mucha vegetación y suele estar más en los valles de ríos, sin embargo, dado que en Cerro Jaboncillo

el hábitat del sector estudiado está bien verde en invierno y lleno de flores aptos para colibríes, una

Estrellita estuvo presente y bien visible desde el sector A, perchándose en las finas ramas secas de

un árbol sin hojas. Era un macho cuidando su territorio desde su percha elevada. Sus características:

debajo blanco con gargantilla rojo-violeta, de espalda verde brillante, de cola bifurcada y pico fino

alargado, y todo el cuerpo apenas de unos 6cm de largo. Registré otras dos especies de colibrí en el

mismo hábitat, ambas atraídas por las flores rojas de una trepadora Convolvulaceae. Los colibríes o

picaflores viven casi exclusivamente de néctar, y necesitan alimentar con frecuencia sus pequeños

cuerpos, por lo cual son importantes polinizadores de ciertas plantas. Pueden acceder al néctar de

flores de larga corola, introduciendo su pico en la flor y llegando al fondo para beber el néctar. Las

anteras de esas flores están situadas de tal forma que se frotan en la frente del colibrí mientras este

bebiendo, y se le pegan algunos granos de polen, hasta llegar a otra flor donde las va dejando.

Si las aves más chiquitas que vemos volando por el lugar son estos colibríes en el Cerro Jaboncillo,

las más grandes son los gallinazos y los ocasionales gavilanes. El Gallinazo Cabecirroja es fácil de

observar mientras pasa volando por encima del bosque, detectando con su excelente olfato el olor

de carroña. Elimina muchos restos de animales muertos por un motivo u otro, y así contribuye a la

limpieza del ecosistema, la reducción de enfermedades contagiosas y el reciclaje de la materia. En

cambio los halcones y gavilanes son cazadores, sea de pequeños mamíferos (ratones, ratas, conejos

de monte, ardillas), sea de otras aves (palomas, perdices), sea también de reptiles (iguanas y otras

lagartijas, culebras). El halcón más notable y cuya voz inconfundible suele resonar desde el otro lado

de la quebrada, cuyo plumaje por debajo lleva mucho blanco y como contraste una máscara negra

Page 15: RM-035 Informe Ambiental 2 (final).pdf

15

en la cara, es el Halcón Valdivia o Reidor, conocido por los campesinos con la creencia de que

anticipe y anuncie el fallecimiento de alguna persona al gritar: “al hueco va, al hueco va!”. Su dieta

consiste principalmente en reptiles, incluyendo culebras Equis. Varios gavilanes son asimismo

cazadores de culebras venenosas, por ende, cuando se persecutan sin piedad a las aves de rapiña

(generalmente considerados todos polleros) suelen abundar más las culebras. El gavilán al cual vi en

algunas ocasiones en el camino de subida al sitio de trabajo, es el llamado Gavilán Gris. Pero si el

color del adulto es plomo, rayado finamente por debajo con blanco, el juvenil en cambio es tan

distinto que parece que fuera otra especie, moteado café para mejor camuflarse- como es el caso de

algunas especies en su fase juvenil- en el Bosque Seco. Es un gavilán relativamente pequeño, común

en áreas de bosque fragmentado, generalista en cuanto su presa, a la cual tiende a atrapar bajando

sorpresivamente de su percha en algún árbol. Tal vez lleguen ocasionalmente otros gavilanes más

grandes, tal el endémico Gavilán Dorsigris, al cual he visto en el Cerro Montecristi desde el

parqueadero. Y asimismo se podría esperar de ver a veces el veloz halcón Peregrino, cuyos nidos

suelen estar en peñas rocosas, como las hay en el Cerro Jaboncillo a nivel del sector F (antigua

cantera).

Otras aves cazadores, las lechuzas y búhos, son activas generalmente de noche. Es probable que se

encuentren algunas especies más de las 2 registradas ahora, pero su descubrimiento requiere de un

estudio nocturno. Todos tienen voces distintas y llamativas, a veces extrañas y desconcertantes,

pero son inofensivas para el ser humano. El pequeño Mochuelo del Pacífico, una lechuza de hábitos

diarios, caza lagartijas e invertebrados. Algunas especies de pájaros, incluso el Colibrí, lo acosan sin

temor cuando lo encuentran, porque de manera general reconocen las aves de rapiña e intentan

ahuyentar a tales predadores. Pero no se mueve el Mochuelo, sólo vira la mirada 180 grados hacia

atrás, y así perturba y confunde a quien la esté observando porque las marcas oscuras que lleva la

parte de atrás de la cabeza parecen ser sus ojos. Otra lechuza, el Autillo Roborado, aunque

estrictamente nocturna, se descubrió (gracias al guía Miguel Rodríguez) por tener su hueco en un

abultado nido negro de comejenes en un árbol cerca del camino de acceso al sector de estudio. Sus

colores son de camuflaje de corteza de árbol, y de día no se mueve, así que uno la puede estar

mirando en un tronco sin detectar su presencia. De manera general, las aves de rapiña, tanto

nocturnas como diurnas, son indispensables en un ecosistema porque previenen la excesiva

proliferación de ratas, ratones, y demás roedores pequeños, los cuales estando en exceso se ponen

nocivos. Se puede notar también que es común hallar nidos de varias aves (por ejemplo de los

Periquitos) dentro de los nidos de pulpa de madera de los comejenes en las ramas de árboles, en

donde generalmente conviven las aves con los insectos sin conflictos. Los comejenes posiblemente

toleran a sus huéspedes porque los pájaros dejan restos de alimento que a las termitas les sirvan.

Otras veces se observa que algunos nidos de pájaro se encuentran en un árbol alrededor de un

panal colgante de avispas o “moquiñaña”, a veces a menos de un metro de distancia.

Aparentemente, esa cercanía conviene a las aves porque las avispas sirven de guardián, picando a

cualquier animal que se trepe para acercarse a robarse los pichones o huevos del nido. Para las

avispas no hay peligro, las aves las dejan en paz, y los restos alimenticias que se les caen al suelo

alimentan a sus “guardianes”. En la Naturaleza, entre especies animales e incluso entre animales y

Page 16: RM-035 Informe Ambiental 2 (final).pdf

16

plantas, existen muchas relaciones recíprocas como estas, relaciones de ayuda mutua en que ambos

partidos beneficien.

En apéndice están las especies vistas o por lo menos oídas por mi persona, aparte de la Caracara que

me fue descrita por los guías locales quienes ese día habían observado una pareja desde la vía de

acceso al sitio. Las aves menos comunes que se ven o no en el transcurso de cada visita dependen

un poco de la suerte del día, y dada la zona ecológica y el buen estado del hábitat, debe haber

algunas otras especies presentes al menos ocasionalmente en el sector. Las que he registrado son

las principales para los meses de invierno en la parte indicada de la montaña, y es útil que los guías

locales las conozcan para indicar a turistas interesados. Sin embargo sería también muy útil tener un

estudio profundizado, por un lado para comparar la biodiversidad de aves con lo que se podría

esperar dadas las condiciones ecológicas (cerca de 150 especies no sería extraordinario acá) y por

otro lado para promover aviturismo ahora que está en aumento el turismo dirigido al avistamiento

de aves. Ya que Cerro Jaboncillo está comprendido en la parte norte de la Región Tumbesina y

también está en el extremo sur de la región del Chocó, es una sitio donde los observadores de aves

pueden hallar muchas especies endémicas. Para que se realice tal estudio dedicado a ampliar esta

lista preliminar de aves, posiblemente se podría contar con voluntarios aficionados como es el caso

de un Ing. Hernández de Salinas con quien ya he conversado y parece dispuesto a colaborar.

Especies reptiles

En cuanto reptiles, con la ayuda de los guías locales trabajando en la limpieza de las estructuras

arqueológicas, hallamos 11 especies, de las cuales algunas lagartijas y salamanquejas, y el resto

culebras incluyendo solamente una víbora).

Se llegó a descubrir incidentalmente varias culebras, las cuales son generalmente muy discretas

y difíciles de hallar porque se esconden, al desbrozar completamente su hábitat para revelar

estructuras y terrazas Manteñas, y alzando grandes piedras. Aparte de repetidas Porthidium arcosae

generalmente pequeñas, la cual es una Equis endémica de la región Tumbesina, hallamos

principalmente culebras no venenosas e inofensivas: Boa (Matacaballo), Culebra de Bejuco,

Caracolera y Lisa, carecen de colmillos para transmitir veneno y se consideran inofensivas para las

personas. Hubo también una Chonta Cazadora Negra juvenil, tampoco peligrosa para las personas.

Más adelante doy otros detalles al respecto.

La especie de lagartija que el turista podrá observar por el sector, abundante siempre que haga

sol, es una especie Ameiva, rayada, de hábitos terrestres. Recorre activamente el suelo en búsqueda

de insectos para comer, especialmente grillos y cucarachas. Los grandes grillos de campo que

abundan en invierno parecen ser una importante fuente de alimento durante esa temporada;

algunas veces vi las Ameivas con esa gorda presa en la boca. En la Ameiva, el macho crece más

grande lleva mucho más color que la hembra (cuyos colores de camuflaje garantizan más su

supervivencia), especialmente en invierno, su temporada de reproducción. Cuando están en celos,

su garganta es de color rojo anaranjado, y persiguen a las hembras hasta atraparlas con su boca por

la base de la cola. Luego intentan virarlas para conquistarlas a la fuerza, pero las hembras pelean,

Page 17: RM-035 Informe Ambiental 2 (final).pdf

17

arrastran al macho, y a menudo logran escaparse, y de nuevo el macho corre para alcanzarla y

sujetarla. Así logran reproducirse solamente los machos más robustos y veloces, y se confirma para

esa especie la teoría de Charles Darwin de supervivencia por “la ley del más fuerte”, porque un

individuo para transmitir sus genes debe convencer a la hembra para tener cría con él. Otra lagartija

que más ocasionalmente puedan ver por el área de visita es la Stenocercus, donde todas, pero

especialmente las hembras, tienen colores dorsales para camuflarse en la hojarasca seca. Se

distingue el macho por más grande y crestudo, con una serie de colores, verde limón, amarillo,

negro, y rosado, en su pecho y garganta. Suelen subirse sobre los troncos hasta un metro o más

sobre el suelo, posiblemente cuidando su territorio o vigilando para detectar a alguna hembra que

pase en el suelo buscando insectos. Stenocercus opta por quedarse bajo la cobertura del matorral o

bosque, no como la Ameiva que sale a espacios abiertos. Otra lagartija, la Polychrus, comúnmente

llamada “camaleón”, por su parecido con aquella especie, puede cambiar de color entre verde y

café, según lo que le convenga para mejor camuflarse. Raras veces pasa en el suelo, vive en arbustos

y árboles de matorral y bosque. A veces se lo confunde con la Iguana (la cual ha de existir en las

quebradas de Cerro Jaboncillo aunque no la hallé) pero esa última lleva una cresta en la cabeza y por

el lomo, y crece hasta un tamaño mucho más largo que el anterior. La iguana come principalmente

frutas y hojas, pero también se lleva los huevos de aves de los nidos que encuentre.

Los geckos son principalmente nocturnos o de lugares oscuros, no buscan el sol. También algunos

cambian de color entre lo claro y lo oscuro para disimularse según el fondo en que estén, así las

Phyllodactylus pueden estar casi blancos o casi negros. Esas se hallan a menudo en los pliegues y

rincones en la base del tronco espinoso de los inmensos ceibos no perturbados), que les sirven para

evitar el sol y la luz, y atrapar insectos y otros invertebrados. Al quitarse la vegetación alrededor y

exponer mucho estos troncos, pronto desaparecen los geckos. Un gecko de colores mucho más

llamativos es el Gecko Diurno Occidental, con partes del cuerpo (cabeza y garganta especialmente)

de colores amarillo y celeste que contrastan con el color de fondo que es oscuro o negro. A esa

especie la vi en el sector F pero sin duda están también más abajo. A pesar de tener hábitos diurnos,

es una especie discreta, de sombra, que suele estar escondida en troncos y lugares oscuros

relativamente húmedos. Ninguna lagartija o gecko posee veneno, según estudios científicos, a pesar

de ciertas creencias populares que las salamanquejas comúnmente halladas en las casas envenenan

con la cola o por su mordedura. La cola no “pica”, sólo se menea cuando el gecko está cazando

como cola de gato al acercarse a su presa. Sigue también retorciéndose en el suelo cuando se

desprende para salvarse de un peligro, para distraer al predador mientras huya el gecko, sin cola

pero con vida, así como también se escapan muchas lagartijas.

Las varias lagartijas y geckos que hay en este ecosistema, no están en competencia entre ellos:

todas tienen su “nicho” distinto, que se distingue por el lugar que ocupan, el alimento que buscan,

el horario de su actividad, su manera de vivir y de contribuir al equilibrio ecológico.

Las culebras existen en Cerro Jaboncillo como en todo hábitat natural, y no deben ser causa de

preocupación, aunque sí sería prudente tener en Picoazá un botiquín con suero antiofídico por la

eventualidad de una mordedura de especie venenosa, ya que la equis Porthidium arcosae es

relativamente común en el lugar. No es agresiva, no persigue a una persona, busca huir antes de

Page 18: RM-035 Informe Ambiental 2 (final).pdf

18

atacar, y es de hábitos crepusculares, y la mayoría son de unos 30cm de largo. Si los trabajadores las

han encontrado de día es por haberlas perturbado en su descanso, desbrozando el hábitat alrededor

de una de ellas. Además, es generalmente en invierno que se las ve activas, no todo el año. No

obstante, si alguna persona sin pensarlo pisa fuera del camino y asusta a una Equis, o si mete la

mano bajo una roca donde esté reposando, hay riesgo de que sufra mordedura y necesite atención

medica, pues es mejor estar equipados para tal eventualidad. Las demás culebras registradas

asimismo se hallaron casi todas por desbroce del matorral y sotobosque y son aglifas, sin colmillos

conductores de veneno, la Culebra de Bejuco, la Caracolera Manchada, la Boa y la Corredora

Occidental. En el caso de la Chonta Cazadora Negra, la cual se alimenta de otras culebras y es

enemiga de la Equis, es opistoglifa, es decir que tiene veneno pero sus colmillos especializados no

están en la parte delantera de la boca sino en la parte trasera del maxilar superior, y solamente

puedan inocular veneno a una presa muy metida dentro de la boca, entonces para que una persona

sufra mordedura prácticamente tendría que introducirle su dedo casi hasta el fondo de la boca de la

Chonta. El adulto es de color negro, el juvenil en cambio rojo con collar blanco. Se lo encontró bajo

una roca en una quebrada seca que estaban desmontando. La Boa, conocida como Matacaballo,

puede alcanzar un gran tamaño, casi 2m de largo, pero sólo mata a la presa por asfixiación: caza

aves y pequeños mamíferos, y es útil para eliminar ratas. La Caracolera come en cambio caracoles,

seguramente coge tiernos los grandes Caracoles Blancos que se suben a los árboles del Bosque Seco

–los mismos caracoles cuyas conchas aparecen en el sitio arqueológico por tratarse de un alimento

del pueblo precolombino. La Culebra de Bejuco es muy larga y fina y es difícil de ver porque se

confunde con las ramas y tallos secos, se queda inmóvil al llegar una persona cerca esperando que

no la observemos, luego huye muy rápido por las ramas. La Corredora, cazadora de lagartijas en el

suelo, a lo que llega una persona se salva a gran velocidad o se esconde en algún hueco, en ciertas

regiones la llaman “Lisa”. A esa especie la vi en octubre solamente, más arriba en el Bosque seco.

El único anfibio encontrado fue un Sapo Común, por el sector A. No es sorprendente que haya

muy baja diversidad de anfibios en el Bosque Seco, porque necesitan condiciones como las hay en

los Bosques Húmedos y de Garua, con presencia de agua. Estos sapos se adaptan a la zona semi

árida porque solamente están activas durante el invierno; el resto del tiempo, pasan enterrados

bajo el suelo, donde su cuerpo se mantiene húmedo. Es posible que en invierno haya ranitas de

árbol en la zona, pero para encontrarlas es necesario subir al árbol, e investigar la vida en las

quebradas húmedas, por la cascada. Donde sin duda alguna hay ranas diversas, arbóreas, es en el

Bosque de Garua, por la abundancia de epifitas en las ramas.

Invertebrados

Los invertebrados son tan numerosos que al describir especies en detalle se llenarían muchas

páginas. En apéndice está la información general de grupos presentes y en el archivo fotográfico he

puesto nombres a las especies más representativas o llamativas. No hay mejor momento que el

invierno lluvioso, en la región semiárida, para conocer la diversidad de insectos y otros

invertebrados. El crecimiento de “monte”, la aparición de follaje en los árboles y arbustos, y tal vez

principalmente la extensión de plantas rastreras y trepadoras de diferentes familias, ofrece a los

invertebrados lo que muy poco tienen durante el verano seco: alimento y refugio contra

Page 19: RM-035 Informe Ambiental 2 (final).pdf

19

predadores. Aparte de los muy numerosos insectos, hay arañas incluyendo tarántulas de algunas

especies, hay alacrán, hay milpiés y ciempiés, también caracoles. No es motivo de preocuparse si

tenemos cuidado y no los molestamos, porque ninguna especie está interesado en nosotros como

alimento aparte de los mosquitos y ácaros o “coloraditos” (diminutos parásitos que se nos meten en

la piel). Son incluso relativamente pocas las especies que nos pueden hacer daño para su defensa

propia. Y son muchas, la gran mayoría, las que son inofensivas y nos benefician indirectamente por

su rol en mantener el equilibrio ecológico y los ciclos ambientales: polinización, control de plagas,

fertilidad del suelo, entre otros servicios. También tienen su propio ciclo que describo a

continuación.

Los invertebrados en el ciclo anual

Al iniciarse las lluvias en enero o febrero, aparecen en multitud y llegan a su auge primero los

saltamontes y grillos y otros herbívoros que rumian las hojas o chupan la savia de las plantas,

seguidos después de poco por las orugas de mariposa. Al principio del invierno aun son pocos sus

depredadores, relativamente, pero estos no tardan en multiplicarse frente a la abundancia de presa,

entonces en abril-mayo son muy numerosas las mantis religiosas y las avispas parasitarias. La

mantis se queda inmóvil en un sitio estratégico hasta que se acerque otro insecto, para atraparlo

con un solo movimiento muy veloz de sus patas anteriores especializadas. Las avispas parasitarias

pican a la presa con una fina y larga extensión en su cola. Ponen sus huevos en la presa, paralizada o

no, para que sus larvas tengan alimento al nacer. Juegan un importante rol en reducir poblaciones

especialmente de grillos y orugas, a tal punto que se usan como agentes de control biológico en la

agricultura. También en invierno se ven muchos insectos voladores acercándose a las muy diversas

flores en los bejucos, arbustos y árboles: abejas, avispas, abejones, moscas, mariposas. Entre las

ramas de las plantas se extienden las casi invisibles telas de araña, trampas pegajosas para insectos

alados, a los cuales la araña morderá para paralizarlos o también sujetarlos con más tela para

envolverlos bien. También hay arañas sin telaraña: algunas andan por las plantas y brincan sobre su

presa, otras esperan en alguna flor donde su color blanco o amarillo las disimula, y con largas patas

anteriores agarra al insecto que llegue a buscar néctar. Otros insectos que vuelan en los

alrededores son las libélulas, cazando moscas y mosquitos y a veces grandes escarabajos, al vuelo.

Algunas aves, atrapamoscas de varias especies, pequeños y grandes, también los colibrís, asimismo

agarran insectos al vuelo, a veces para llevarlos todavía vivos y golpearlos en la rama de un árbol

para poder matarlos. Antes del fin del invierno, la intensidad de la depredación (porque también las

lagartijas, los murciélagos, el sapo, y muchas aves, están revisando la vegetación en búsqueda de

invertebrados) mas el aminoramiento de las lluvias (generalmente a fines de abril o sino en el mes

de mayo) resultan en una rápida caída de las poblaciones de los insectos herbívoros. Es difícil creer

que un mes después de tan intensa actividad animal, en medio de tanta vegetación exuberante, sea

tan distinto el ecosistema: las plantas sin hojas, los bejucos marchitados, el suelo descubierto lleno

solamente de hojas secas, y la gran mayoría de las especies de invertebrados ausentes o muy

escasos. El invierno es una temporada llena de colores de flores y mariposas y también de sonidos -

cantos de aves, de cigarras, saltamontes y grillos, zumbidos de abejas- al lado de cual el verano es

silencioso y apagado. En realidad en verano son pocos los invertebrados que siguen activos o vivos,

Page 20: RM-035 Informe Ambiental 2 (final).pdf

20

sin embargo sucede más de lo que parezca, sino que de manera menos evidente, a escondidas en

troncos huecos de arboles y bajo la hojarasca. A veces, al florecer alguna especie de árbol durante el

verano, como ahora en junio los Bototillos, podemos encontrar una concentración de insectos

relacionados con esa floración, pero los insectos ya no están en todas partes y abundantes

dondequiera ponemos la mirada. Algunos simplemente hibernan durante los meses secos, sin

morirse, y reaparecen cuando vuelva a llover. Otros dejan huevos, otros pasan el verano en estado

de crisálida, de esa manera eclosionan cuando es el invierno. Otros viven bajo la tierra, o en agua

permanente, en estado de larva o ninfa, para el adulto aparecer en invierno. Otros migran a zonas

más húmedas. Son una multitud de estrategias para la especie sobrevivir de año en año, y para que

reaparezcan como por magia cada invierno para aprovechar al máximo las condiciones tan óptimas.

ECOLOGIA Y HABITANTES DEL PASADO PRECOLOMBINO

El posible significado de la Naturaleza para los habitantes precolombinos de Cerros Hojas-Jaboncillo.

Entre los varios temas que interesen al futuro turista está la pregunta sobre el significado y usos de la

naturaleza en Cerro Hojas-Jaboncillo en el tiempo de la Cultura Manteña. Agradezco a los arqueólogos

del proyecto, mi esposo Richard Lunniss y el compañero César Veintimilla, por la información cultural y

arqueobotánica que han compartido conmigo estos meses, respeto este sitio y sobre los Manteños en

general.

Aunque falten más estudios arqueológicos para darnos muchos detalles, sabemos que todas las culturas

antiguas, a diferencia del mundo post-industrial muy dependiente de productos de petróleo, minería, y

laboratorios químicos, conseguían todas sus necesidades de su entorno natural, y eran muy expertos en

conocimientos sobre la fauna y la flora que tanto les proveía. Les servía también la piedra, para

construcción de muros y pozos, además la tallaban con destreza para elaborar estelas, figurines,

columnas. Sacaban mucha piedra a mano, con herramientas poco sofisticadas, de la roca de las peñas

de Cerro Jaboncillo, sin llegar a profundidad en la montaña. Usaban además unos pocos metales suaves

que tenían a su disposición tal el oro y cobre (importado de otra región). La vegetación natural y los

animales silvestres constituían su fuente de alimentos, de medicinas, de alucinógenos, de materiales de

construcción y fibras para su vestimento y sus canastas, de leña, de tintas, de gomas, de recipientes, de

herramientas y armas, de adornos, y otras cosas más.

En la región que ahora es el centro-sur de Manabí, el medioambiente era muy bondadoso y

generalmente clemente sin temperaturas extremas ni tempestades. Los Manteños tenían además

acceso al Océano Pacifico con su abundancia de pescado y mariscos, y cierta facilidad para traer

productos de lugares distantes en sus balsas Lo que los antiguos habitantes más tenían que temer de la

Naturaleza eran las sequías– lo cual sigue siendo una realidad hoy en día aquí, aunque no se nos ocurre

preocuparnos tanto por aquello porque podemos bombear el agua y tenemos mucha fe en soluciones

tecnológicas..

Su relación con la fauna y flora

El bosque nativo mucho más extenso en aquel entonces, les brindaba numerosas especies animales para

cazar: venados (3 especies), saínos (2 especies), armadillos (2 especies), perezosos (2 especies), monos

Page 21: RM-035 Informe Ambiental 2 (final).pdf

21

(3 o 4 especies), ardillas (2 especies), guantas, guatusas, conejos de monte, armadillos (2 especies) y

otros pequeños mamíferos más. Las aves dignas de cazar incluían algunas especies de palomas,

perdices, guacharacas, pavas de monte, pavones. La vegetación natural de bosque seco y de bosques

húmedos les daba muchos frutos silvestres, comían algunas semillas y raíces también. Y para

suplementar lo que de la caza y recolección conseguían, sembraban alimentos que podían guardarse

algunos meses: zapallos, maíz, frejoles. En la era precolombina, raras veces les faltaba comida y eran

pocas las amenazas que enfrentaban salvo sequías prolongadas y conflictos con otros grupos indígenas

(hasta los Incas), y su población consecuentemente creció hasta formar ciudades antiguas, la más

grande de tal vez 20mil habitantes.

La relación que tenían con los animales silvestres nos deja algunas preguntas debido a la escasez de

evidencia. Es obvio que cazaban fauna silvestre para la carne, la piel, los huesos, colmillos, astas de los

venados. Pero su relación con los animales silvestres era mucho más compleja que la simple alimenticia.

Algunos animales representaban a los espíritus o eran mensajeros entre el mundo físico visible y el

mundo de aquellos espíritus. Los murciélagos, nocturnos y voladores, eran de estos últimos. En la

cerámica Manteña o a veces en figuras de piedra (incluso en las famosas sillas Manteñas) se encuentran

representadas algunos animales: las zarigüeyas, el cusumbo, el tigre o el puma, venados, culebras,

peces, cuchuchos, monos aulladores, ardillas, colibríes... Algunos, gordos, podían ser símbolos de

fertilidad, abundancia y salud, otros de poder y fuerza, o también de visión y sabiduría. Los chamanes,

en sus trances, creían transformarse en ciertos animales o aves, o algún animal les podía guiar en su

búsqueda del conocimiento. Es difícil hacer más que especular del significado ritual de muchas especies

animales en el contexto especifico de Cerro Hojas-Jaboncillo, sin por ahora tener suficientes estudios

sobre los artefactos asociados con las estructuras allí, es tan distinta la manera actual de relacionarnos

con la fauna silvestre.

Algo persiste posiblemente en las creencias rurales en Manabí acerca de algunos animales y aves

silvestres, sin que podamos aseverar que sean creencias precolombinas, ya que interviene el

pensamiento Católico traído por los españoles, especialmente cuando se trate de brujas malévolas. Se

cuenta en el sur de la provincia de espíritus malos que se manifiestan en forma de lechuzas (o

serpientes) y de viejitas malas quienes de noche se transforman en búhos, también de la Momota o

Pedrote que deja embarazadas a las jóvenes, y del Pájaro Brujo (Mosquero bermellón) cuyo corazón da

éxito en el amor, y otras creencias acerca del Cuchucho por ejemplo. (Aunque no sean creencias

precolombinas y sin presentarlas como tales, es interesante que el guía local transmita al turista

percepciones locales como esas en cuanto la fauna de su entorno).

Su uso de las plantas habrá sido más cercano a la de hoy o de las recientes décadas, es decir, sobre todo

utilitaria. Plantas medicinales, comestibles, plantas útiles para construcción o para fabricar telas o sogas,

fuentes de resinas, de jabones, de venenos, algunas hasta ahora siguen brindando los mismos beneficios

en las zonas más rurales de Manabí, o por lo menos se conserva la memoria de aquel uso. Sin embargo,

podemos estimar que a los Manteños les servían por lo menos el triple de las especies de plantas que

los ‘abuelos’ de hoy todavía conocen como útiles, tan importante era la flora de su entorno para las

múltiples necesidades de la sociedad antigua. Nos indicó por ejemplo el Arqueólogo Cesar Veintimilla la

presencia de frejoles silvestres cuyas pepas se hallan en restos arqueológicos, y una Cucurbitaceae,

Page 22: RM-035 Informe Ambiental 2 (final).pdf

22

Cucurbita ecuadorensis, zapallo silvestre conocido como Zapallo de Burro, o Chía, que sirvió para la

domesticación. De manera menos material, posiblemente veneraban de alguna forma los majestuosos

ceibos, tan característicos del paisaje de Bosque Seco, ya que en otras partes de América Latina los

pueblos antiguos los consideraban un Eje Mundis conectando el inframundo del subsuelo con el cielo.

Se supone que tras tantos siglos conviviendo estrechamente con la Naturaleza, en contacto inmediato y

constante con ésta, y con experiencia adquirida de las culturas anteriores de la zona, ellos eran muy

conscientes de los limitantes naturales, y buscaban sustentarse sin ejercer excesiva presión sobre los

recursos renovables de los cuales dependían. No sabemos si tenían costumbres o leyes para asegurar la

supervivencia a largo plazo de las especies animales que más se cazaban, tipo vedas, prohibición de

matar hembras o juveniles, etc., sin embargo algunas culturas indígenas norteamericanas las tenían y no

se puede descartar tal manejo controlado del recurso por los Manteños. Sin embargo, los

requerimientos de la población cada vez más grande han de haber llegado a superar tiempos antes la

disponibilidad realmente sostenible de fauna y flora silvestre, y habrá ido aumentando su dependencia

sobre una agricultura produciendo excesos para almacenar, con la inevitable tala de más bosque para

establecer más cultivos.

El agua para los Manteños

Sin embargo, la agricultura cuyos productos secos eran indispensables para los períodos malos cada año,

fracasaba, como fracasa todavía ahora, cuando fallaban las lluvias invernales. Su gran prioridad tiene

que haber sido, aparte de almacenar alimento seco, el abastecimiento de agua dulce para mantener los

cultivos y proveer a la población. Los Manteños se fijaron en que los ríos costaneros venían de

manantiales que nacían en los cerros de la misma región, y no de los distantes nevados andinos, como

es el caso para otras regiones del Ecuador. Ellos se instalaban de preferencia en los cerros mismos, al

lado de la fuente, para tener más directo acceso al agua y control sobre ella. Cerro Hojas-Jaboncillo era

de estos sitios claves para el acceso al agua y su apropiación y manejo. Construían canales y albarradas,

para optimizar el flujo de agua para los cultivos y tener su reserva de líquido vital durante los meses

secos. Laboraban intensamente para establecer anchas terrazas en las faldas del Cerro, evitando así

mayor pérdida de agua por escorrentía superficial. Disponían de un gran número de pozos de los cuales

algunos hoy en día siguen sirviendo, demostrando la excelencia de su ingeniería primitiva dedicada a lo

que era supervivencia en tiempos áridos.

Pero sabían sin duda también que para mantener las reservas subterráneas de agua en los cerros, no

podían depender solamente de las precipitaciones invernales entre enero y abril, sino que era

sumamente importante salvaguardar el Bosque de Garua para asegurar la máxima captación de la

bruma o garua entre mayo y noviembre. Entendían sin duda que tal proceso vital, en la temporada en

que los vientos traen la humedad marina tierra adentro, requería la presencia de buen Bosque Nublado

en la cumbre de los cerros. Al vivir y cultivar y efectuar ritos en Cerro Hojas Jaboncillo, gozaban de

control visual sobre las áreas bajas, acceso inmediato a los manantiales que surgían de la montaña, y

una posición que les permitía cuidar el Bosque de Garua.

Ese bosque especializado para vivir en las nubes gran parte del año, siempreverde, llamado en la costa

de Manabí y La Provincia Santa Elena el Bosque de Garua, posee una estructura y composición que

Page 23: RM-035 Informe Ambiental 2 (final).pdf

23

provocan mayor condensación de la neblina, y su precipitación en forma de garua, así aprovechando al

máximo la presencia de nubes que se da en las partes elevadas del paisaje. Seguramente, por más que

explotaban ciertos recursos forestales en el bosque de Garua, tal la caña guadua y algunas maderas

buenas, no permitían una tala o quema que pusiera en riesgo esa vegetación esencial para garantizar la

captación y filtración de garua hacia las capas freáticas de cuyas aguas nacían los manantiales y se

llenaban los pozos.

De manera general pienso que habrán tomado en cuenta dos importantes factores con respecto al agua:

1) lo esencial que era cuidarla y conservarla, cuidando también el Bosque de Garua que por su presencia

se duplicaban las precipitaciones locales, y 2) que las fuertes lluvias invernales podían causar mucho

daño en partes del cerro expuestas a la erosión, especialmente donde sembraban maíz y construían

casas y caminos, consecuentemente, todas esas áreas tenían que ser planas, pues las terrazas artificiales

van escalonando toda la montaña Cerro Jaboncillo como si fuera una inmensa pirámide centro-

americano (es posible que lo consideraban incluso como pirámide, o su monumento como expresó

recientemente el Arqueólogo Richard Lunniss). Fuera de sus terrazas, habrán permitido mantenerse y

desarrollarse la cobertura vegetal natural: en los sitios inclinados, en las quebradas y barrancos, en todo

sitio donde podía más fácilmente darse un deslave o abrirse un surco de erosión hídrica. Se puede

especular que tales manchas de vegetación natural repartidas por su esparcida “ciudad de los cerros”,

les proveían de plantas medicinales y frutitas silvestres para cosechar cerca de casa, y conejos, palomas

y guacharacas para cazar. Sin duda futuros estudios fitobotánicos de restos de granos de polen y

semillas antiguos revelarán qué tipo y qué cantidad de vegetación les rodeaba, para confirmar o

descartar esa hipótesis personal.

Es probable que aun así con áreas planas, muros de retención, y cobertura vegetal en sitios de riesgo,

después de cada invierno habrán tenido que volver a arreglar las áreas abiertas por el impacto del agua

torrencial; incluso durante las lluvias fuertes habrá sido necesario constantemente desviar los riachuelos

espontáneos que siempre se forman por gravedad, para que no abrieran surcos de erosión en cultivos y

estructuras. Luego del abandono del sitio, fue gracias al rápido y denso crecimiento de la vegetación

natural, formando una excelente y efectiva cobertura boscosa, que se mantuvieron por tantas décadas

las terrazas y las ruinas de piedra en tan buen estado a pesar de los inviernos y hasta devastadores

fenómenos del Niño. Ahora que nuevamente se está exponiendo la obra Manteña, vuelve la necesidad

de cuidarla de la erosión hídrica, y otra erosión (impactos de viento y sol y de los zapatos de miles de

turista).

SECTORES DE INTERES ECOTURISTICO

Las zonas A - D son las más aptas para el 95% de los visitantes al Cerro jaboncillo, que sea su interés lo

arqueológico o lo ecológico. En el primer informe ambiental, se dan los motivos para esa afirmación. Sin

embargo, si vinieran turistas realmente aficionados por el avistamiento de aves, se les podría

recomendar ampliar su visita para incluir otros hábitats con distintas especies. En especial, podrían

empezar a las 6am y recorrer no solo la zona de Bosque Seco sino también la zona alta del Bosque de

Transición y Bosque de Garua, y pasar un día entero en la montaña con su guía.

Page 24: RM-035 Informe Ambiental 2 (final).pdf

24

Otra opción es descubrir las aves de la quebrada debajo del mirador en el sector E, bajar por la cascada y

recorrer el sector de los Pozos, rico también en aves. Sin embargo, no considero que estos últimos sitios

sirvan para abrir al turista en general, porque es mayor el riesgo de accidente (fácil resbalarse en las

rocas húmedas de las quebradas) y la posibilidad de tener un incidente por pisar a una Equis es también

mayor ahí. Además, aunque interesante del punto de vista botánico, y para observadores de aves, el

sitio bajo es oscuro y húmedo y más abundan los mosquitos. No hay vistas impresionantes, paisajes

grandiosos, solo una pequeña cascada que se seca el momento que deja de llover. Se debe considerar

por otro lado la fragilidad del recurso: si por una angosta quebrada y a una pequeña cascada transitan

turistas todos los días, se deterioran rápido, especialmente si no son personas con suficiente conciencia

ecológica para que eviten de dejar basura o usar jabones y champús químicos que contaminen el agua.

Por lo tanto, sería preferible del punto de vista del equilibrio ecológico y manejo sostenible del recurso

natural, no promocionar públicamente otra área que la del actual circuito arqueológico, hasta el sector E

del mirador para los más enérgicos, sin ofrecer llevar turistas a la cascada, salvo excepción al tratarse de

turistas muy responsables, o con algún interés especial en plantas u aves, quienes no contaminen, y bien

equipados para caminar por rocas mojadas. Existen otras cascadas más impresionantes y permanentes,

abiertas al público en los alrededores de Jipijapa, para personas buscando refrescarse en días de calor

con un buen baño natural, por lo menos eso es lo que yo recomendaría. Algo que sería educativo para

todos los visitantes sería conocer y aprender sobre el Bosque Nublado, pero es una caminata muy

exigente, y lo más factible para que la gente acceda a ese sitio sería que suban en auto hasta las antenas

y tengan visitas guiadas al Bosque de Garua, donde hay otras estructuras arqueológicas que se

proponen revelar (por ejemplo las gradas de piedra) y especies de fauna y flora propias de este tipo de

bosque. Se puede mencionar también que es muy atractiva la carretera de acceso a Picoazá desde la vía

Manta-Crucita, que pasa por la Sequita, desde el punto de vista paisajista. Se observan ceibales y

campos, y un sector pasa sobre un filo con bonitas vistas de ambos lados, y es una vía rural que no tiene

constante tráfico.

APENDICES

Nota: se da el nombre científico seguido del nombre común oficial, y nombre local si lo tenga, de

las especies cuya presencia permanente u ocasional haya sido registrada por mi persona en los

últimos meses o que haya sido manifestada por los guías locales mas conocedores del Cerro

Jaboncillo.

Lista de mamíferos

Marmosa sp. (robinsoni) Raposa

Didelphus marsupiali Zarigueya, “Zorra”

Dasypus novemcinctus Armadillo, “Cachicambo”,“Mulita”

Sciurus granatensis Ardilla Colorada

Page 25: RM-035 Informe Ambiental 2 (final).pdf

25

Sciurus stramineus Ardilla Sabanera

Artibeus sp? Murciélago Frutero

Odocoileus virginanus Venado de Cola Blanca

Dusicyon sechurae Perro de Monte, “Chacal”

Felis pardalis Tigrillo, Ocelote

Felis concolor Puma, León americano

Tamandua mexicana Tamandúa, Oso hormiguero

Eira barbara Cabeza de Mate

Lista de aves

Ortalis erythroptera Chachalaca cabecirrufa, “Guacharaca”

Cathartes aura ruficollis Gallinazo aura

Caracara cheriway Caracara crestado norteño

Buteo nitidus Gavilán gris

Herpetotheres cachinnans Halcon reidor, “Valdivia”

Crypturellus transfasciatus Tinamú cejiblanco

Zenaida auriculata Tórtola orejuda

Columbina cruziana Tortolita croante

Leptotila verreauxi decolor Paloma apical

Forpus coelestis Periquito del Pacífico

Aratinga erythrogenys Perico caretirrojo

Piaya cayana nigricrissa Cuco ardilla

Coccyzus lansbergi Cuclillo cabecigris

Crotophaga sulcirostris Garrapatero piquiestriado

Tapeira naevia Cuclillo crespín

Otus roboratus Autillo roborado

Page 26: RM-035 Informe Ambiental 2 (final).pdf

26

Glaucidium peruanum Mochuelo peruano

Nyctidromus albicollis Chotacabras pauraque

Streptoprocne zonaris Vencejo collareja, “Linchera”

Amazilia amazilia Amazilia ventrirrufa

Anthracothorax nigricollis Mango gorjinegro

Chaetocercus berlepschi Estrellita esmeraldeña

Veniliornis callonatus callonatus Carpinterito dorsiescarlata

Picumnus sp. Picolete (ecuatoriano, o oliváceo)

Campylorhamphus trochilirostris Picoguadaña piquirrojo

Lepidocolaptes souleyetti Trepatroncos listado

Furnarius cinnamomeus Hornero del Pacífico

Momotus momota Momota diadema azul

Synallaxis stictothorax Colaespina collareja

Sakesphorus bernardi Batará collarejo

Camptostoma obsoletum sclateri Tiranolete silbador

Phaeomyias tumbezana Pibí de Tumbes

Tyrannus niveigularis Tirano goliníveo

Euscarthmus meloryphus Tirano-enano frentileonado

Contopus punensis Pibí de Puna

Myiarchus tuberculifer Copetón crestioscuro

Myiodynastes maculatus maculates Mosquero listado

Myiodynastes bairdii Mosquero de Baird

Myiophobus fasciatus crypterythrus Mosqueta pechirrayada

Leptopogon superciliaris Orejero gorripizarro

Lagatus leucophaius Mosquero pirata

Progne chalybea Martín pechigris

Troglodytes aedon Soterrey (Chochin)criollo

Thyothorus superciliaris Soterrey (Chochin) cejón

Mimus longicuadatus Sinsonte colilargo

Polioptila plumbea bilineata Perlita tropical

Vireo olivaceus griseobarbatus Vireo ojirrojo

Turdus reevei Mirlo dorsiplomizo

Catharus ustulatus Zorzal de Swainson

Page 27: RM-035 Informe Ambiental 2 (final).pdf

27

Geothlypis semiflava Antifacito coronioliva

Basileuterus fraseri Reinita gris y dorada

Parula pitiayumi Parula tropical

Chlorophanes spiza Mielero verde

Pheucticus chrysogaster Picogrueso amarillo sureño

Rhodospingus cruentus Pinzon carmesi

Saltator striatipectus flavidicollis Saltador pechirrayado

Sturnella bellicosa Pastorero peruano, “Chirote”

Cacicus cela flavicrissus Cacique lomiamarillo

Icterus mesomelas Oriol filiblanco

Dives warsewiczi Negro matorralero, “Negro fino”

Lista de reptiles

Geckos

Phyllodactylus reesii Salamanquesa común del Occidente

Gonatodes caudiscutatus Gecko diurno occidental

Lagartijas

Polychrus gutturosus spurrelli Lagartija arbórea, “Camaleón”

Ameiva edracantha Ameiva de Bocourt

Stenocercus iridescens Guagsa

Culebras

Aglifos (sin veneno):

Boa constrictor imperator Boa, Matacaballo

Dipsas oreas Culebra caracolera manchada

Oxybelis aeneus Culebra de bejuco

Mastigodryas melanolomus Serpiente corredora occidental, “Lisa”

Page 28: RM-035 Informe Ambiental 2 (final).pdf

28

Opistoglifos (colmillos atrás en la boca):

Clelia clelia clelia Chonta cazadora negra

Solenoglifos (colmillos adelante conductores de veneno hemotóxico):

Porthidium arcosae Sabanera, “Equis” (endémica de la Región Tumbesina)

Lista de anfibios

Bufo marinus Sapo común

Invertebrados

Nota: Es el grupo de fauna más grande y más diverso, en especial en invierno. Incluye

Insectos, Artrópodos, Moluscos, Lombrices, etc. Los insectos incluyen importantes familias

como la Hymenoptera (avispas, abejas, hormigas), la Diptera (Moscas), la Odonata

(libélulas), la Lepidoptera (mariposas), la Orthoptera (saltamontes, grillos etc), la Phasmida

(insectos palitos), la Dictyoptera (mantis religiosas) entre otras. Si consideramos que tan

sólo las especies de la familia Coleoptera, o escarabajos, constituyen el 25% de las especies

animales a nivel mundial, nos da una idea de la abundancia de los invertebrados en general

al comparar con los vertebrados, y en Cerro Jaboncillo es especialmente notable que lo que

más encontramos son invertebrados de muchos grupos. El registro fotográfico de

invertebrados para el sector estudiado es extenso, por tratarse de meses de lluvia,

reduciéndose en un 90% las especies activas y presentes en tiempo de verano. Se pide

referirse al archivo fotográfico para mayores detalles de lo registrado, abajo se da la lista de

manera general de las familias más representadas.

Orthoptera. Saltamontes y grillos. Las familias Gryllidae (Grillos,Grillos de Monte), Acrididae

(saltamontes de antenas cortas, langostas), Tettigoniidae (saltamontes de antenas largas,

caballitos). Muchas especies.

Odonata. Libélulas. Anisoptera y Zygoptera. Algunas especies.

Phasmida. Los insectos palo o “Maria palito”. 3 especies encontradas.

Dictyoptera. Mantis religiosa y Cucarachas, respectivamente Mantodea y Blattodea. Algunas

especies de Mantis encontradas.

Isoptera. Termitas. La especie característica del Bosque Seco, presente en Cerro Jaboncillo, es

del género Nasutitermes, cuyas termitarias se construyen arriba en un árbol.

Page 29: RM-035 Informe Ambiental 2 (final).pdf

29

Hemiptera. Insectos de partes bucales que traspasan corteza o piel y succionan. Las

Heteroptera incluyen los Chinches, Pentatomidae, entre otros. Las Homoptera incluyen las

Cigarras, Cicadidae, y también las Aphidae (pulgones), Cercopidae (cuyas larvas secretan

espuma para disimularlas y mantenerse húmedas), Cicadellidae (pequeños pero de muchos

colores), Membracidae (a menudo en forma de espina). Muchas secretan una sustancia dulce y

conviven en simbiosis con hormigas o con las abejitas negras de miel agria.

Coleoptera. De las muchas familias de escarabajos, mencionaré la Carabidae (escarabajos

negros), Elateridae (de cuerpo alargado que al doblarse entre abdomen y tórax produce un

sonido “clic!”, conocidos como “escarabajos Tic-tac”), Chysomelidae (escarabajos de colores, en

las hojas), Curculionidae (gorgojos). Encontré diversas especies de escarabajo de estas y otras

familias, la más espectacular una amarilla de unos 6cm de largo en el tronco de un ceibo en la

zona F.

Lepidoptera. Mariposas y Polillas (Mariposas nocturnas). Las familias más representadas

incluyen: Pieridae, Nymphalidae, Lycaenidae, Hesperidae, Papilionidae, Sphingidae, Uraniidae.

Son muchas las especies que encontré en estado adulto o en fase larval (orugas). Para la

identificación de algunas especies Lepidoptera agradezco al Dr Xavier Silva, de Quito.

Diptera. Moscas y Mosquitos. Las moscas más llamativas de las que hallé son las Asilidae,

moscas cazadoras de otras moscas e insectos. También las Tachinidae, grandes y peludas, que

son parasitarias de otros insectos.

Hymenoptera. Abejas, Avispas, Hormigas. Muchas son sociales y viven en colonia con una reina

fértil, obreros, y soldados. Las avispas sociales son las Vespidae. Las avispas solitarias

Pomipilidae, negras, comúnmente llamadas Caballitos del Diablo son las más grandes, lo

suficiente para paralizar tarántulas para la alimentación de su cría. Las Ichmeumonidae también

presentes y vistosas, a veces de vivos colores, son parasitarias de orugas, arañas, larvas de

escarabajo. Las Formicidae son las muy numerosas hormigas, de estas, las Mymicinae incluyen

las especies Corta-hojas o Arrieras. Las Apidae son las varias Abejas y los Abejones o Abejorros.

Todos están representados en Cerro Jaboncillo, se las ve más en las flores, en los troncos, en el

suelo, y se observan algunos nidos en los árboles y en la tierra.

Flora: principales árboles y arbustos

Ceibo Ceiba (pentandra o trichistandra)

Page 30: RM-035 Informe Ambiental 2 (final).pdf

30

Jaile Eriotheca ruizi

Bototillo Cochlospermum vitifolium

Ébano Ziziphus thyrsiflora

Laurel Cordia alliodora

Palo Santo Bursera graveolens

Muyuyo Cordia lutea

Zapote de Perro Morisonia americana

Matasarna Piscidia carthagenensis

Seca Geoffroea striata

Pepito Colorado Faboideae, Erythrina

Cascol Caesalpinia paipai

Uñita Fabaceae, Faboideae

Pelacaballo Fabaceae, Mimosoideae

Algarrobo Prosopis juliflora

Machetillo Fabaceae, Mimosoideae

Porotillo Pithecellobium excelsum

Sebastián Capparis sp.

Madero Negro Tabebuia bilbergii

Muyuyo de Montaña Tecoma castanifolia

Barbasco Jacquinia pubescens (sprucei)

Algodón Silvestre Malvacaea, Abutilon pubistamineum

Chala Croton rivinifolius

Piñón Jatropha curcas

Guasmo Guazuma ulmifolia var tomentosa

Page 31: RM-035 Informe Ambiental 2 (final).pdf

31

Cerezo Malphighia punicifolia

Papaya de Monte/Papaya Sabanera Carica parviflora

Cactus Cardón (“azul”) Armatocereus cartwrightianus

Cactus Cardón (verde) Pilocereus tweedianus

Archivo fotográfico

Se adjunta una carpeta de fotografía digital de cientos de fotos tomadas principalmente marzo-

junio 2010. La gran mayoría son fotos mías, incluyen además unas fotos tomadas por los guías

Sra Laureana Alcivar y Sr Ernesto Pin quienes siempre documentan también algo interesante

que vean en la Naturaleza y están más permanentemente presentes en el sitio durante la

semana. El archivo total es muy grande y completo: es útil como evidencia de lo que exista y de

los cambios naturales y provocados, sirve para la identificación de especies no identificadas en

el campo, y también para seleccionar las mejores tomas para fines de promoción, de

publicación, y de difusión y educación ambiental. Se necesita elegir las mejores fotos, editarlas

y poner leyendas de identificación e información al respeto, para tener listo para uso un archivo

fotográfico más manejable y práctico para convertir en material audiovisual y didáctico.

Page 32: RM-035 Informe Ambiental 2 (final).pdf

32

Bibliografía

Alban, F. y X. Silva. Insects: orders and important families. Sin fecha. Manual anillado para estudiantes de

Ecología. School for International Training. Quito.

Dodson, C.H. y A.H. Gentry. 1991. Biological extinction in Western Ecuador. Annals of the Missouri

Botanical Gardens 78: 273-295.

Emmons, L.H. y F. Feer. 1990. Neotropical rainforest mammals. A field guide. University of Chicago Press.

Chicago & London.

Hernandez, C. y C. Josse. Plantas silvestres comestibles, Parque Nacional Machalilla. (¿)1996.

Universidad de Aarhus, Abya Yala,PUCE.

Iturralde, M. y C. Josse. 2000. Compendio de investigaciones en el Parque Nacional Machalilla.

Corporación CDC y Fundación Natura. Quito.

Little, E.L. y R.G. Dixon. 1983. Arboles comunes de la Provincia de Esmeraldas, Ecuador. Programa de la

NN.UU para el desarrollo, y FAO. Reimpresión: Cuerpo de Paz. Quito.

Ortiz, F., P.J. Greenfield y J.C. Matheus. 1990. Aves de Ecuador: del continente y Archipiélago de

Galapagos. FEPROTUR y CECIA. Quito.

Ridgely, R.S. y P.J. Greenfield. 2001. The birds of Ecuador: field guide. Cornell University Press. Hong

Kong.

Seeger, S.M. 2004. Introduction to the plant families of Ecuador. Manual anillado para estudiantes de

Ecologia. School for International Training. Quito.

Valencia, J.H., E.Toral, M. Morales, R. Betancourt y A. Barahona. 2008. Guía de campo de reptiles del

Ecuador. Fundación Herpetológica Gustavo Orces, SIMBOIE. Quito.

Otras referencias informativas incluyen comunicación personal con: Arqueólogos Richard Lunniss Ph.D. y

César Veintimilla M.S. e Ing Vicente Alcívar del proyecto Cerro Hojas-Jaboncillo, Xavier Silva Ph.D., Ing.

Francisco Hernández, y guías locales de Picoazá.

Page 33: RM-035 Informe Ambiental 2 (final).pdf

33