Romiti, Elena - Los Hilos de La Tierra

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Los hilos de la tierra y la nominación del espacio americano en los Comentarios Reales de los Incas Elena Romiti El tema que me propongo desarrollar* en esta comunicación es el de la nominación del espacio o tierra americana en la lengua general de Perú - quechua - y la defensa explícita que hace el Inca Garcilaso de la Vega de esta estrategia en los Comentarios Reales. Se trata de un avance de la investigación que inicié con el apoyo de la beca para hispanistas extranjeros otorgada por el Ministerio de Asuntos Exteriores de España. El trabajo resultante de la investigación se titula : Los hilos de la tierra. El Inca Garcilaso de la Vega: relaciones interculturales y escritura, y el tema de la nominación del espacio es uno de sus capítulos. La aproximación a los textos del escritor cuzqueño y su estrategia nominativa es un registro instrumental con una función más amplia: el conocimiento de las relaciones interculturales desde conceptos de escritura disímiles e incompatibles. Reconocer sistemas de escritura no occidentales implica un verdadero ejercicio de alteridad, que afecta a distintos procesos de pensamiento. También involucra concepciones del hombre y el mundo variadas, y sistemas filosóficos, religiosos, sociales, políticos y aún económicos. Porque la escritura, en tanto que movimiento de la conciencia humana, se aprehende desde y para ella, como sistema de comunicación de significados, que permanecen por encima del tiempo, construyendo y sosteniendo un modelo de cultura, que a su vez lo produce y descifra. Propongo la utilización de un concepto instrumental al cual llamo provisoriamente Nominalismo americano y que no debe confundirse con el Nominalismo filosófico de ascendencia inglesa, con el que

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Elena Romiti Vinelli, Instituto de Profesores Artigas - Montevideo, Uruguay

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Los hilos de la tierra y la nominacin del espacio americano en los Comentarios Reales de los Incas

Elena Romiti

El tema que me propongo desarrollar* en esta comunicacin es el de la nominacin del espacio o tierra americana en la lengua general de Per - quechua - y la defensa explcita que hace el Inca Garcilaso de la Vega de esta estrategia en los Comentarios Reales. Se trata de un avance de la investigacin que inici con el apoyo de la beca para hispanistas extranjeros otorgada por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Espaa. El trabajo resultante de la investigacin se titula : Los hilos de la tierra. El Inca Garcilaso de la Vega: relaciones interculturales y escritura, y el tema de la nominacin del espacio es uno de sus captulos.

La aproximacin a los textos del escritor cuzqueo y su estrategia nominativa es un registro instrumental con una funcin ms amplia: el conocimiento de las relaciones interculturales desde conceptos de escritura dismiles e incompatibles. Reconocer sistemas de escritura no occidentales implica un verdadero ejercicio de alteridad, que afecta a distintos procesos de pensamiento. Tambin involucra concepciones del hombre y el mundo variadas, y sistemas filosficos, religiosos, sociales, polticos y an econmicos. Porque la escritura, en tanto que movimiento de la conciencia humana, se aprehende desde y para ella, como sistema de comunicacin de significados, que permanecen por encima del tiempo, construyendo y sosteniendo un modelo de cultura, que a su vez lo produce y descifra.

Propongo la utilizacin de un concepto instrumental al cual llamo provisoriamente Nominalismo americano y que no debe confundirse con el Nominalismo filosfico de ascendencia inglesa, con el que presenta semejanzas pero tambin divergencias insalvables. En este sentido, el primero conecta con modelos de escritura prehispnicos y luego recorre el resto de la literatura hispanoamericana, constituyendo un verdadero hilo de continuidad, que desde mi punto de vista aporta a la cuestin debatida e insatisfactoria de la necesidad de una teora literaria especfica para las letras de nuestro continente.

La obra del Inca Garcilaso conforma un ciclo de relaciones interculturales, cuya finalidad es la legitimacin del Imperio Inca, como corpus colectivo y personal. Para rescatar el legado de este imperio, y por ende la propia identidad, el autor emprende su reconstruccin histrica a travs de la escritura occidental. Los Comentarios Reales como centro del ciclo revelan el sustrato ideolgico y las estrategias de la comunicacin intercultural. Y ms all de sus propios lmites y de los de su especie textual, anticipa caractersticas y lneas de direccin profundas de la Literatura Hispanoamericana posterior. Es as que la crnica del Inca Garcilaso puede ser relacionada con la novela histrica, que alcanza un momento de apogeo, en la instancia de constitucin de las independencias del continente, durante el siglo XIX. Porque en ambas tipologas textuales el escritor da vida al pasado del colectivo desde la escritura, desde el poder gensico del nombrar, con la intencin de construir o rescatar futuras naciones . Se trata de un pensamiento integrador, coherente con la intencin del Inca de ingresar al dilogo universal, ingreso que slo es posible a partir de la existencia viva y reconocida de una identidad.

El trabajo de la escritura que reconstruye el pasado del Imperio Inca tiene en el caso del Inca Garcilaso y los Comentarios Reales el sentido del acceso a la vida, es una suerte de chaca o chacana, puente o escala, en el lenguaje general del Per, que hace posible el traslado o pasaje desde un mundo, que ha dejado de existir a otro, que en principio no reconoce a los recin llegados, quienes solo podrn empezar a existir a partir de la palabra escrita en el cdigo occidental pero en el respeto de los nombres quechuas del espacio americano, que segn afirma el autor no han de ser traducidos ni sustituidos por los espaoles.

El mundo prehispnico construye el mundo desde la relacin lenguaje- naturaleza. La nominacin del espacio o tierra americana responde a una necesidad de unidad, que se remonta a sociedades arcaicas que poblaron el continente, durante siglos antes de la llegada de los espaoles. Cuando estos irrumpen y tiene lugar la conquista, el sistema se desintegra, tiene lugar la prdida de los significados, la ruptura epistemolgica, plasmada una y otra vez, por el Inca Garcilaso en sus escritos. Frente a ella esgrime los nombres antiguos, de la lengua general del Per, como lazo de unin con la tierra, de la que se fue a los veinte aos. Su obra est escrita en el mejor castellano de los siglos de oro, pero los lugares de su pas nativo, son una y otra vez nombrados en la lengua que extendi el Inca Pachacutec por todo su Imperio. Ningn discurso puede resultar ms elocuente, de esta relacin de unin con la tierra, que uno de los propios mitos que trasmite Garcilaso, a travs de la voz de su to, en los Comentarios Reales, sobre el origen del Imperio Inca:

Nuestro Padre el Sol, viendo los hombres tales como te he dicho, se apiad y huvo lstima dellos y embi del cielo a la tierra un hijo y una hija de los suyos para que los doctrinassen en el conoscimiento de Nuestro Padre el Sol, para que lo adorassen y tuviessen por su Dios y para que les diessen preceptos y leyes en que viviessen como hombres en razn y urbanidad, para que habitassen en casas y pueblos poblados, supiessen labrar las tierras, cultivar las plantas y miesses, criar los ganados y gozar dellos y de los frutos de la tierra como hombres racionales y no como bestias. Con esta orden y mandato puso Nuestro Padre el Sol estos dos hijos suyos en la laguna Titicaca, que est ochenta leguas de aqu, y les dixo que fuessen por do quisiessen y, por doquiera que parassen a comer o a dormir, procurassen hincar en el suelo una barrilla de oro de media vara en largo y dos dedos en gruesso que les dio para seal y muestra, que, donde aquella barra se les hundiesse con solo un golpe que con ella diessen en tierra, all quera el Sol Nuestro Padre que parassen y hiziessen su assiento y corte.(...)Ellos salieron de Titicaca y caminaron al setentrin, y por todo el camino, doquiera que paravan, tentavan hincar la barra de oro y nunca se les hundi. Ass entraron en una venta o dormitorio pequeo, que est siete u ocho leguas al medioda desta ciudad, que hoy llaman Pacrec Tampu, que quiere dezir venta o dormida que amanezce. Psole este nombre el Inca porque sali de aquella dormida al tiempo que amanesca. Es uno de los pueblos que este Prncipe mand poblar despus, y sus moradores se jatan hoy grandemente del nombre, porque lo impuso nuestro Inca. De all llegaron l y su mujer, nuestra Reina, a este valle del Cozco, que entonces todo l estava hecho montaa brava.

- La fundacin del Cozco, ciudad imperial.

- La primera parada que en este valle hizieron - dixo el Inca - fue en el cerro llamado Huanacauri, al medioda desta ciudad. All procur hincar en tierra la barra de oro, la cual con mucha facilidad se hundi al primer golpe que dieron con ella, que no la vieron ms.(1)

El Inca Garcilaso recupera de la tradicin inca, a travs de su to, el mito fundacional del Imperio, cuyo centro sagrado es la ciudad de Cuzco. La barra de oro que hundi en su valle el primer Inca representa el lazo sagrado con la tierra, una unin que pudo caer en el olvido, pero fue rescatada desde la tradicin andina. En la memoria del hombre americano sigue brillando en la profundidad del valle, la unin es slida e indestructible.

La palabra del mito, la barra de oro se funde y confunde con la tierra americana. A este principio de unidad responde el uso nominal del lenguaje en la obra del Inca y en la Literatura Hispanoamericana que le sucede. Tambin el pasaje mtico aludido registra nombres autctonos : Titicaca, Pacrec Tampu, Cuzco, Huanacauri. Y algo ms: el primigenio acto de nominacin realizado por el primer Inca sobre Pacrec Tampu cuyo significado de venta o dormida que amanece marca el momento del inicio del Imperio Inca. De modo que espacio y tiempo quedan ligados, el nombre revela el lugar del comienzo. Ante la instancia gensica de la nominacin los moradores sienten orgullo y forjan su identidad andina.

Sin embargo, si se intenta precisar este uso nominal del lenguaje en Hispanoamrica, con respecto al concepto de Nominalismo filosfico, tal cual se entiende desde la Escolstica medieval de lnea inglesa, se advierte una diferencia esencial. La semejanza entre el concepto europeo y el uso americano radica en la mutua negacin de los universales, recordemos que a travs del ltimo se intenta afirmar la propia existencia e identidad. Pero mientras que para los filsofos ingleses el smbolo lingstico difiere de la cosa nombrada, a tal punto que conduce al escepticismo, en Amrica, por el contrario, el smbolo se propone como lazo de unin con su referente : el elemento natural -valle de Rucma o puma o jaguar-. La diferencia y originalidad de este uso surge a partir de la intensificacin de la unin entre el lenguaje y la tierra americana, y de la necesidad de atenuar, consecuentemente, las fronteras entre arte o discurso histrico y la vida. Desde este espacio relacionante entre el orden natural y el orden lingstico, se reconstruye en los Comentarios Reales, el hilo de los significados perdidos.

El Inca Garcilaso desde el dilogo que inicia a partir de sus cartas-prlogos con los representantes del poder de la cultura dominante, emprende la tarea de construir la relacin intercultural, que le permita a l y sus semejantes, encontrar un espacio y tiempo de vida, en la nueva edad mundo. El principio de unidad que desarrolla no se detiene all, ordena tambin la articulacin de procesos de pensamiento procedentes de los dos sistemas culturales en conflicto, y sus escrituras y notaciones -quipus-. Y estructura la convergencia de instrumentos conceptuales como el mito de la Edad de Oro, la Utopa y el Nuevo Mundo.(2) Pero el ncleo de esta relacin unitaria, se centra en la imagen mtica de la barra de oro unida indisolublemente a la tierra cuzquea, es decir, en la relacin de la palabra y su tierra.

Un claro exponente de la relacin de la escritura y la naturaleza en el marco de las relaciones interculturales europeas y americanas, se presenta en Los Comentarios Reales, a travs del cuento de la carta y los melones. Se ubica en el captulo De la hortaliza y yervas, y de la grandeza dellas El cuento se presenta como relato intercalado, en medio de sucesivos marcos, cuyo desciframiento segn la lgica posicional, derivada del sistema de pensamiento andino, no es posible desarrollar aqu por un problema de tiempo. Lo mnimo que podemos decir es que el relato breve surge en medio de un discurso que detalla las riquezas naturales autctonas del Per, y las que procedan de Espaa, separadamente. El cuidado por discriminar la procedencia de los productos de las tierras se complementa con la preocupacin por asignar a cada elemento natural su nombre original y verdadero.

El argumento del cuento presenta una situacin en que un capataz espaol enva diez melones y una carta con dos indios al dueo de las tierras en que trabaja. Son advertidos de la prohibicin de comer la fruta y de que la carta revelar la falta. Los indios no resisten la tentacin, comen dos melones, pero ubican la carta detrs de un paredn para no ser vistos por ella. Cuando finalmente son descubiertos no comprenden el poder de la escritura occidental y esto les lleva a un error de desciframiento mayor cuando confunden hombres con dioses.

Martin Lienhard amplifica el concepto de escritura, pone en tela de juicio la idea de que las sociedades prehispnicas carecieron de ella, y discrepa desde una lectura occidental con el planteo del cuento de la carta del Inca Garcilaso:

Todas las sociedades autctonas conocidas elaboraron antes de la irrupcin de los europeos, algn sistema grfico o de notacin que correspondiera a sus necesidades concretas. Ellas no fueron, contrariamente a lo que insinuaron a travs de sendas ancdotas Garcilaso o, en fechas ms recientes, Lvi-Strauss, sociedades sin escritura. Y concretamente sobre el cuento de la carta, escribe: Ancdota inverosmil: en el pas de los kipu, instrumentos perfeccionados para la conservacin de datos numricos, los indios podan perfectamente imaginarse la capacidad delatora de un escrito.(3).

El Inca Garcilaso recuerda haber descifrado el cdigo de los quipus incas, que traan los indios para rendir cuentas de la produccin de las tierras de su padre, en Cuzco, cuando tambin oficiaba de amanuense para ste, hacindose cargo de su correspondencia oficial. Fue practicante de dos cdigos de registro escritural diferente -el occidental y el andino- que habilitaban procesos de pensamiento tambin diversos.

El cuento de la carta puede ser ledo tambin desde una lgica no occidental, lectura que encuentra sustento terico entre otros, en los procesos de pensamiento, que pone en marcha un sistema de notacin como el quipus andino y en las claves secretas y sagradas de las tradiciones orales que articulan con ste.

El quipus es un sistema de notacin o escritura diversa, construido con hilos de color y nudos, con una funcin mnemotcnica compleja, que pone en juego el nmero y las relaciones de y entre los objetos, que no se nombran. De manera, que se descifran en relacin con tradiciones orales, que posean especialistas llamados kipukamayoq, encargados de los archivos de la memoria colectiva inca. Los nombres surgan entonces de la articulacin con el lenguaje oral. En el Imperio Inca los espaoles destruyeron bibliotecas enteras de quipus, de diferentes tipos : de guerra, gobierno, tributos, ceremonias, tierras, de cuentas de negocios, de leyes y de historia. El padre Joseph Acosta, cronista jesuita, citado por el Inca Garcilaso, en varias oportunidades, compara el quipus andino con la escritura occidental:

...haba diversos quipus o ramales, y en cada manojo de estos udos y udicos y hilillos atados, unos colorados, otros verdes, otros azules, otros blancos, y finalmente tantas diferencias, que as como nosotros de veinti y cuatro letras, guisndolas en diferentes maneras, sacamos tanta infinidad de vocablos, as como stos de sus udos y colores sacaban innumerables significaciones de cosas.(4).

Sin embargo, la escritura del quipus no nombra los objetos, los numera y registra en relaciones clasificatorias y temporales, por lo cual responde a un cdigo numrico y posicional, visual y tctil.

Cuando el Inca Garcilaso decide construir el puente entre el legado de la historia del Imperio Inca y la cultura hispana dominante, introduce un cambio esencial en el circuito andino, decide nombrar, desarrollar por escrito, un mundo para que no muera y se pierda en el olvido. La variable de la nominacin procede de la memoria oral, hasta el momento silenciada, por las voces de la lite detentadora del antiguo poder; el trnsito de la oralidad sustentada por el quipus - y otros sistemas, an inciertos, en la exactitud de sus funcionalidades, probablemente complementarios como vasijas, tejidos, arquitecturas y pallares, etc - acontece por obra de un traductor cultural, que escribe desde una intencin salvadora y legitimadora, recreando un mundo pasado, para que viva en el futuro. Los rastros del pensamiento andino, de sus historias y de sus proceso cognitivos, configuradores de su visin y construccin del mundo, no son fciles de reconocer y aislar, en medio de un discurso que cumple con todas las reglas de la mejor prosa de los siglos de oro, en Espaa, y los silencios a que ella obliga.

En la escritura occidental de la carta de los melones falta la articulacin con la oralidad, los indios no detectan al mensajero que nomina y esto tiene que ver con el tema de la ausencia que rige la escritura alfabtica de occidente.

Segn Titu Cusi la escritura occidental permite: nombrar a algunos de nosotros por nuestros nombres syn se lo dezir naidie , cosa que en el sistema inca slo era posible a travs de la articulacin con el lenguaje oral. Las observaciones del historiador inca Titu Cusi Yupanqui conectan con la preocupacin de los personajes indios del cuento, en torno al ver o no ver de la carta. Y es que el orden natural se percibe a travs de los sentidos, y los indios no advertan , no podan ver o sentir representaciones concretas de nada en esos paos blancos, con trazos inentendibles.

El pasaje por la representacin arbitraria alfabtica impona tanta distancia con el orden natural, sobre el que se construa la sociedad inca, como ese dios invisible que imponan los vencedores. Los hilos de la tierra que unan todos los elementos del sistema inca, como los de las culturas prehispnicas que les precedieron, parecan haberse roto, los coloridos y anudados de los quipus, pero tambin los que les unan a sus dioses, la confusin de los dos indios, en el final del cuento, representa, entonces, la crisis de los significados. Es aqu cuando la imagen con que el Inca Garcilaso abre la historia del Imperio Inca, cobra toda su significacin, una vez rotos los hilos que conducen por los viejos caminos del sentido perdido:

Y pues estamos a la puerta de este gran labirinto, ser bien passemos adelante a dar noticia de lo que en l hava. (5).

Reencontrar los hilos para llegar al centro del laberinto significa religar la comunicacin humana, tender el puente, entre dos culturas que no se comprenden.

El alejamiento de la escritura alfabtica del orden natural, puede ser explicado desde diferentes perspectivas. Chevalier-Gheerbrant renen la reflexin simblica y la lingstica cuando escriben :

Un antiguo documento representa a Thot extrayendo los caracteres de la escritura del retrato de los Dioses. Simboliza una prdida de presencia: la escritura llega cuando la palabra se retira. Es un esfuerzo para encajar el espritu y la inspiracin: queda como un smbolo de la palabra ausente. El fundador de la lingstica moderna, De Saussure, ha sealado muy bien que lenguaje y escritura son dos sistemas de signos distintos : la nica razn de ser del segundo es la de representar el primero . Materializa la revelacin, corta la relacin humana y la reemplaza por un universo de signos. Para reactivar la revelacin se necesita una presencia hablante. No se escribe en las almas con una pluma, deca Joseph de Maistre. Jean Lacroix resume bien este valor simblico de la escritura, por oposicin al lenguaje : un esfuerzo secundario y peligroso por reapropiarse simblicamente la presencia. (6)

La prdida de la presencia que conlleva la escritura alfabtica occidental, alude a la falta de significados positivos, a que hace referencia Derrida, y a la confusin de los dos indios del cuento. Tambin a una fractura con la oralidad andina, trasmisora de la lgica nominativa, que se articulaba con sistemas de notacin, hechos de hilos, que una vez rotos justifican la imagen del gran labirinto.

El desajuste procede de ese ver y no ver de los indios y de la carta, que representan sistemas culturales con escrituras y religiones que se inscriben, la una dentro del orden natural y la otra dentro del orden de lo sobrenatural. Los hilos que atan la escritura occidental a la tierra son invisibles e intangibles, no as los hilos de los quipus andinos, con sus colores y sus nudos y sus kipukamayoc, que remiten a un mundo de referentes que se ubican dentro del espacio-tiempo : la Pacha. No existe un vnculo tangible entre la carta y los melones.

El cuento puede ser ledo como representacin de la diferencia de cdigos escriturales y culturales. La escritura occidental no sostiene ninguna unin con la tierra y los indios no advierten su manera de conexin con los melones. Por contrapartida, los espaoles no descifran la clave sagrada de los frutos de la tierra, siendo que los melones proceden del valle sagrado de Pachacmac, consagrado al dios que lleva el nombre del lugar. De manera que coexisten tambin dos lecturas posibles en relacin a este relato, que el lector desarrollara segn su origen andino u europeo.

En 1931, Fortunado Herrera publica en Cuzco, desde su Ctedra de Fitografa, el artculo titulado El Inca Garcilaso de la Vega : primer botanista cuzqueo. ( El mismo se puede leer en la Biblioteca Bartolom de las Casas de la ciudad de Cuzco ) y afirma:

Su valiosa contribucin al conocimiento de las plantas usuales entre los Incas; su previsin al sealar las plantas aborgenes de aquellas que fueron introducidas por los espaoles y mas que todo su inters al anotar los nombres vulgares vernaculares y los de procedencia extranjera, le dan derecho a considerarlo entre los hombres que han contribuido al progreso de las ciencias naturales en Per.

Y luego:

Sostiene que en la poca del Imperio se adopt el monotesmo, siendo la nica divinidad el Sol, padre y creador de todas las cosas; pero se costradice al afirmar que los indios daban el nombre de huaca ( objeto sagrado) a los rboles o frutas que por su hermosura se aventajaban a otras de su misma especie y cuando asegura que el mismo vio una forma peculiar de adoracin que se renda a los dolos o rboles.(7).

El artculo no avanza ms por los caminos de la interpretacin, luego se dedica a catalogar las distintas especies recuperadas por la memoria del Inca, en el lenguaje original quechua y su equivalente hispano. Y sorprende la amplitud del registro, de modo que parece totalmente fundamentada la calificacin de primer botanista cuzqueo. Pero tampoco deja de sorprender la mirada precisa del cientfico al descubrir con tanta claridad la relacin de la naturaleza con la lengua quechua, y el carcter sagrado de ambas. Porque es de tal importancia esta trada conceptual, que a partir de ella se comprende el vnculo indisoluble que para el hombre andino tiene el nombre y la tierra nombrada, que por sagrado es verdadero e incambiable.

El plan del Inca Garcilaso queda planteado con claridad : para conservar los antiguos significados del Imperio andino los escribir en una traduccin que respetar fielmente lo particular : los nombres antiguos. Aquellos que los quipus no registraban en nudos ni colores y que surgan en articulacin con ellos, a travs de la tradicin oral. A esto se suma la relacin esbozada entre la antigua nominacin y la funcin religiosa, cuando precisa: despus ac se han trocado algunos nombres de aquellos, por las iglesias parroquiales que en algunos barrios se han labrado. (8). Y es verdad que sobre las antiguas bases de piedra de los palacios y templos incas, se construyeron las iglesias cristianas, como los antiguos nombres quechuas fueron sustituidos por los espaoles. El proceso de pensamiento andino ha quedado incorporado en este plan : un pensamiento conservador de las antiguas tradiciones, donde lenguaje, naturaleza y religiosidad funcionan en un sistema de significados unitario. La escritura occidental, con sus propios procesos de pensamiento, ser el vehculo e instrumento necesario, para conservar la memoria de la civilizacin inca y con ella su identidad personal y colectiva. Su particularidad se salvar de la muerte o extincin a travs de la nominacin original, cuyo significado mtico religioso se hace presente, en las palabras que evocan su ausencia, provocada por la construccin sustituyente de las iglesias parroquiales en el Cuzco colonial. La diferencia nominal es la clave de la existencia personal y colectiva, en la tesis del Inca Garcilaso, y esta tesis tendr profundas repercusiones en el futuro de la literatura y an de la historia hispanoamericana. La escritura occidental y la lengua castellana harn posible la comunicacin con el mundo todo.

Notas

1 - Vega, G. De la (Inca), Comentarios Reales, Ministerio de Instruccin Social, Montevideo, 453 p.,1963.

2 - Romiti, Elena, Literatura Comparada. Don Quijote de la Mancha. Comentarios Reales de los Incas, Trilce, Montevideo, 91 p., 1990.

3 - Lienhard, Martin, La voz y su huella : Escritura y conflicto tnico-social en Amrica Latina ( 1492-1988), Casa de las Amricas, La Habana, 407 p., 1985.

4 - Acosta, Jos de, 1954, Obras del Padre Jos de Acosta, citado por Lienhard, Marn, op.cit.

5 - Vega, G. De la (Inca), 1963, Comentarios Reales, op. cit.

6 - Chevalier, Jean-Gheerbrant, Alain, Diccionario de Smbolos, Herder, Barcelona, 1107 p., 1995.

7 - Herrera, Fortunato, 1931, El Inca Garcilaso de la Vega : primer botanista cuzqueo, Revista Universitaria, Cuzco, V.20, n.60, pp.5-42.

8 - Vega, G. De la (Inca), 1963, Comentarios Reales, op. cit.

* Elena Romiti Vinelli, Instituto de Profesores Artigas- Montevideo