Rubáiyát - Omar Khayyam

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RUBÁIYÁT OMAR KHAYYÁM Ediciones elaleph.com

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    Diego Ruiz

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    JOAQUIN V. GONZALEZBiobibliografa

    Joaqun V. Gonzlez naci en Nonogasta, de-partamento de Chilecito, provincia de La Rioja, el 6de marzo de 1863.

    Fueron sus padres don Joaqun Gonzlez y do-a Zoraida Dvila, riojanos como sus abuelos y bi-sabuelos de ambas ramas.

    En la casa paterna y en la escuela de la villa natalaprende las primeras letras. Cursa sus estudios se-cundarios en el Colegio de Monserrat, de Crdoba,e ingresa despus en la Facultad de Derecho y Cien-cias Sociales de esa ciudad.

    Se inicia en el periodismo y en la vida literariaen 1881, con colaboraciones en los diarios Crdo-ba,, El Interior y La Revista de Crdoba, donde

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    publica sus primeras composiciones, no llegado ana los 19 aos de edad: Armonas silvestres (1881),El Genio, en la muerte de Andrade (1882), El Poe-ma de un Angel (1882), Oscar (1883), La Visin dela Montaa (1883), Canto a La Rioja y Catamarca(1883), Byroniana (1883), Mirando al Cielo (1884),Resurreccin (1884), Canto a la libertad de concien-cia, y Rimas (1885), versos juveniles que Joaqun V.Gonzlez nunca incorpor al conjunto de susobras.

    En el ao 1884 ingresa en la enseanza, dictan-do las ctedras de historia, geografa y francs, en laEscuela Normal de Maestras, de Crdoba.

    En 1885, a la vez que acta en el periodismo lo-cal y en los crculos estudiantiles, escribe y publicasu tesis doctoral. Estudio sobre la Revolucin, (179pginas que quedaron despus de suprimidos doscaptulos por consejo de censura. El 26 de mayo de1886 obtiene el ttulo de doctor en jurisprudencia(Gradum licenciati et doctoris in jure civili) en la Fa-cultad de Derecho y Ciencias Sociales de Crdoba.

    En 1886, de regreso a La Rioja, el gobierno locomisiona para que estudie la determinacin de sulmite oriental con Crdoba, trabajo que presenta enforma de memorndum en el mes de abril y cuyas

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    conclusiones fueron adoptadas en la solucin queposteriormente se dio a ese litigio.

    El 26 de julio de ese ao es elegido diputadonacional Por U Rioja, incorporndose a la Cmarael 27 de agosto, cundo aun no tena la, edad reque-rida por la Constitucin. Desempea, su mandatohasta el 30. de abril de 1888. El 28 de julio el go-bierno de La Rioja le encarga, en unin de don Ra-fael Igarzabal, la redaccin de la nueva Constitucinpara la provincia, trabajo ,que concluyen el 15 defebrero de 1887. De vuelta a la Capital Federal, in-gresa en el diario La Prensa. Posteriormente rene.parte de su labor periodstica en Intermezzo. Dosdcadas de recuerdos literarios (1888-1908)., Publi-ca el Proyecto de Constitucin para la Provincia deLa Rioja, comentado. (1887).

    En 1888, con La Tradicin Nacional, JoaqunV. Gonzlez se( presenta a las letras argentinas. Coneste motivo, los. escritores de entonces le tributanun homenaje pblico. El 28 de mayo de 1889, el ge-neral Mitre le enva una carta crtica, agregada a lasediciones posteriores de esta obra.

    El 8 de mayo de 1888 reingresa a la Cmara; el12 de junio de 1889 renuncia la banca para ocupar

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    el gobierno de su provincia hasta 1891. PublicaMensajes a la Legislatura de La Rioja (1890 - 1891).

    El 9 de julio de 1889 contrae enlace en La Platacon doa Amalia Luna Olmos. De nuevo en Bue-nos Aires, abre su estudio de abogado y se, reincor-pora a La Prensa, de cuya redaccin forma partehasta 1901.

    En 1892 es elegido por tercera vez diputado na-cional por La Rioja, mandato que ejerce desde el 4de mayo de ese ao hasta el 30 de abril de 1896.Terminado aqul, el Poder Ejecutivo lo designa, el21 de julio, vocal del Consejo Nacional de Educa-cin.

    En 1893 publica su segunda obra literaria MisMontaas, con una carta prlogo de don RafaelObligado.

    En mayo de 1894 inaugura la ctedra de Legis-lacin de Minas, recientemente creada en la Facultadde Derecho de Buenos Aires, inicindose con ellaen la enseanza universitaria. Publica Cuentos...

    El 31 de enero de 1896, el gobierno lo comisio-na para que estudie y proyecte las reformas al Cdi-go de Minera, que el Congreso convierte en ley en1917. El 31 de diciembre, creada la Facultad de Fi-losofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires

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    el Poder Ejecutivo designa, para constituirla, aca-dmico titular a Joaqun V. Gonzlez, en unin delos seores Bartolom Mitre, Carlos Peregrini, Ra-fael Obligado, Mitre, Bernardo de Irigoyen, PaulGroussac, Ricardo Gutirrez y Lorenzo Anadn.

    En 1897 edita el Manual de la Constitucin Ar-gentina, texto de instruccin cvica para los estable-cimientos de enseanza secundaria.

    Al ao siguiente, el 30 de enero de 1898, Cr-doba lo elige convencional para la reforma de laConstitucin nacional. Nuevamente La Rioja lo en-va de diputado por el perodo que va desde el 2 deseptiembre de 1898 hasta el 10 de septiembre de1901, en que renuncia, llamado por el presidenteJulio A. Roca a la cartera del Interior.

    El 19 de agosto de 1899, es nuevamente nom-brado vocal del Consejo Nacional de Educacin,cargo que acepta con permiso de la Cmara de Di-putados de que formaba parte, del 2 de agosto deese ao. Escribe Actos Irrevocables del Poder Eje-cutivo.

    El 4 de junio de 1900 el gobierno de Francia leconfiere el grado de Oficial de Academia, que Joa-qun V. Gonzlez acepta, previo permiso del Con-greso, acordado por ley nmero 3.944. Publica ese

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    ao Patria, Historias, Enseanza Obligatoria, y Le-gislacin de Minas.

    Ministro del Interior desde el 7 de septiembrede 1901, en 1902 ejerce interinamente el Ministeriode Justicia e Instruccin Pblica, desde el 15 de ene-ro hasta el 28 de abril. El 8 de mayo fallece el mi-nistro de Relaciones Exteriores y Culto doctorAmancio Alcorta, y el presidente de la Repblicaconfa a Joaqun V. Gonzlez esa cartera, que de-sempea como interino desde el 9 de mayo hasta el11 de agosto y desde el 20 de julio de 1903 hasta el9 de septiembre de este ao. Durante el primer inte-rinato le toca actuar en el arreglo de la paz con Chiley en la correspondiente discusin, en ambas Cma-ras del Congreso de los pactos de mayo.

    El 3 de noviembre de 1901 es designado miem-bro de la Junta de Historia y Numismtica America-na. Publica Problemas Escolares.

    El 27 de agosto de 1902, como ministro del In-terior, proyecta la reforma de la ley de eleccionesvigente, que substituye por el sistema de escrutiniouninominal, el cual permiti la entrada al Congresodel primer representante del Partido Socialista.

    El 13 de abril de 1903 obtiene el ttulo de abo-gado en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales

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    de Crdoba. Edita luego Ideales y Caracteres y LaReforma Electoral Argentina.

    El 6 de mayo de 1904 enva al Congreso su pro-yecto de ley nacional del trabajo, cdigo obrero, ba-se de la actual legislacin sobre la materia. Ejerceotra vez interinamente la cartera de Justicia e Ins-truccin Pblica, desde el 23 de mayo hasta el 12 deoctubre. Publica Debates Constitucionales. LosTratados de Paz de, 1902 y Proyecto de Ley Nacio-nal del Trabajo.

    El 12 de octubre del mismo - ao se hace cargodel gobierno el presidente doctor Manuel Quintana,quien designa a Joaqun V. Gonzlez titular de lacartera de Justicia e Instruccin Pblica, durante cu-yo desempeo funda la Universidad Nacional de LaPlata, el 19 de septiembre de 1905. Publica Educa-cin y Gobierno y La Universidad Nacional de LaPlata.

    El 11 de marzo de 1906, al ocurrir el falleci-miento del doctor Manuel Quintana, Joaqun V.Gonzlez presenta la renuncia, de su cartera al vice-presidente en ejercicio del Poder Ejecutivo, quien lodesigna el 17, con acuerdo del Senado de 15 de ju-nio, primer presidente de la Universidad Nacionalde La Plata (1906 - 1909). Inaugura el curso de de-

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    recho constitucional argentino y dicta, desde el 15de noviembre de 1906, la ctedra de derecho inter-nacional pblico e historia diplomtica en el nuevoinstituto, al que hace donacin de su biblioteca par-ticular.

    El 24 de marzo de 1906, la Real Academia Es-paola de la Lengua lo designa individuo suyo en laclase de correspondiente extranjero. Ese mismo aoel Poder Ejecutivo lo nombra delegado argentino ala III Conferencia Internacional Americana que se.rene en Ro de Janeiro. Desempea en ella la pre-sidencia de la VI Comisin, toma parte en los de-bates y dictamina sobre codificacin del derechointernacional, propiedad literaria y artstica, marcasde fbrica y de comercio, etctera.

    De regreso al pas, es llamado Al Ministerio delInterior, el 25 de septiembre de 1906, da en quetambin es elegido consejero de la Facultad de Filo-sofa y Letras de Buenos Aires. Renuncia al ministe-rio el 21 de noviembre de ese ao.

    En mayo de 1907 se incorpora nuevamente alCongreso como senador de la Nacin por su pro-vincia (1907-1916). Publica Escritos y Opiniones enDerecho y Universidades y Colegios.

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    El 18 de marzo de 1909 la asamblea de profeso-res de la Universidad Nacional de La Plata lo eligepresidente por el perodo 1909 - 1912, a cuyo tr-mino es reelegido por el de 1912 - 1915, y luego porel de 1915 - 1916. Este mismo ao y hasta 1910 es-cribe en el diario La Argentina, de Buenos Aires.

    El 17 de octubre de 1910, el presidente RoqueSenz Pea lo designa miembro de la Corte Perma-nente de Arbitraje de La Haya --cargo en el que esconfirmado el 22 de agosto de 1923 con lo que in-tegra la representacin argentina constituida por losdoctores Luis Mara Drago, Estanislao S. Zeballos yCarlos Rodrguez Larreta. Colabora en La Gacetade Buenos Aires. Publica International Arbitrationand Argentine Policy, La Argentina y sus Amigos, yPoltica Espiritual. Escribe para La Nacin El Jui-cio del Siglo, que dedica a la patria en su primercentenario.

    En 1912 publica Hombres e Ideas Educadores,con una introduccin de Adolfo Posada. El 27 dejunio solicita el permiso constitucional del Congresopara aceptar el grado de Comendador de la Leginde Honor de Francia.

    El 18 de julio de 1913 la Universidad de Cr-doba le confiere el ttulo de acadmico honorario de

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    la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. Edita,entonces, en volumen El Juicio del Siglo, o CienAos de Historia Argentina.

    Al ano siguiente, 1914, es designado miembrode la rama argentina del Instituto Americano de De-recho Internacional. Se incorpora al cuerpo de re-dactores de La Nota. Publica Jurisprudencia yPoltica.

    En 1915 comienza su versin castellana de lasRubaiyt: de Omar Khayym. Edita La Expropia-cin ante el Derecho Pblico Argentino y PolticaUniversitaria.

    En 1916 ingresa en el diario La Nacin. Pu-blica Bronce y Lienzo. Ese ao cesa en su mandatode senador, cargo para el que es reelegido por el pe-rodo de 1916-1925. El 18 de diciembre es designa-do miembro honorario de la Academia Nacional deCiencias de Crdoba. Escribe Fbulas Nativas.

    El 18 de marzo de 1918 se retira de la Universi-dad de La Plata. Con este motivo, y correspondien-do al homenaje pblico que los crculosuniversitarios le tributan en el teatro Argentino deesa ciudad, Joaqun V. Gonzlez ofrece a la revistaAtenea su versin al castellano, del original ingls,

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    de los Cien Poemas de Kabir, de Rabindranath Ta-gore.

    En esos aos edita adems, La Propiedad de lasMinas (1917), .Cien Poemas de Kabir (1918), El Se-nado Federal (1919), y Patria y Democracia(1920).-El 29 de agosto de 1921, el consejo ejecuti-vo de la Liga de las Naciones propone al doctorJoaqun V. Gonzlez como miembro de la Corte deJusticia Internacional.

    Joaqun V. Gonzlez muere en Buenos Aires el21 de diciembre de 1923, a los sesenta aos deedad. Por disposicin del gobierno de la Nacin y apedido del gobierno y del pueblo de La Rioja, sus,restos fueron trasladados a Chilecito, el 14 de,agosto de 1926. Los acompa una comitiva de le-gisladores, profesores, escritores y artistas, presididapor el ministro de Justicia e Instruccin Pblica,doctor Antonio Sagarna, en representacin del Po-der Ejecutivo nacional, delegados de ambas Cma-ras del Congreso, las cinco universidades de la Re-pblica, gobiernos de provincia, Consejo Nacionalde Educacin, instituciones cientficas y culturales,academias de la Historia y de Bellas Artes, repre-sentantes de 19 prensa nacional y extranjera y cen-tros estudiantiles.

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    Despus de su muerte se publican como obraspstumas sobre originales preparados personal-mente por su autor: Fbulas Nativas (1924), Rubi-yt de Omar Khayym (1926), -El Centinela de losAndes (1929), Estudios Constitucionales (1930),Estudios de Historia Argentina (1930), El CensoNacional y la Constitucin (1931), La Patria Blanca(1931), Mitre (1931), Un Ciclo Universitario (1932),Ritmo y Lnea (1933), Poltica Internacional (1934) eIntermezzo (1934).

    Las obras completas de Joaqun V. Gonzlezforman un total de 55 ttulos, clasificadas por l enjurdicas y polticas, educativas y literarias, vale de-cir, cuatro aspectos de su actividad intelectual.

    Como un homenaje de la Nacin y a iniciativade la Universidad Nacional de La Plata, recogidapor el senador doctor Alfredo L. Palacios, el Con-greso sanciona el 22 de junio de 1934, la ley de edi-cin de las Obras Completas de Joaqun V.Gonzlez, por cuenta del Estado, en la que se inclu-yen las siguientes, que quedaban an inditas: LaRevolucin, Ensayo de derecho poltico, ActosIrrevocables del Poder Ejecutivo, Poltica Ferrovia-ria de la Constitucin Argentina, Diplomacia Parla-mentaria; y aunque no fueron escritas para ser

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    publicadas, se agregan tambin, en esta edicin na-cional: Bosquejos de Conferencias, Constitucin pa-ra La Rioja (1909), Derecho Constitucional .Argentino, (planes), Derecho Internacional Pblico(planes), Historia Diplomtica (planes) y EscritosVarios.

    Joaqun V. Gonzlez era miembro correspon-diente de la Real Academia Espaola de la Lengua;miembro de la Real Academia de la Historia de Ma-drid; miembro de la Corte Permanente de Arbitrajede La Haya; acadmico honorario de la Real Aca-demia de Legislacin y Jurisprudencia de Madrid;miembro de la American Academy of Political andSocial Science de Filadelfia; miembro de la RealAcademia de Ciencias Morales y Polticas de Ma-drid; profesor honorario de, la Facultad de Derechoy Ciencias Sociales de Ro de Janeiro; miembro ho-norario de la Facultad de Leyes, y Ciencias Polticasde Chile; miembro de la Academia de Buenas Letrasde Barcelona; miembro de la Academia Central Me-jicana de Jurisprudencia y Legislacin; presidentehonorario del Instituto Espaol Criminolgico deMadrid; profesor honoris causa de la Universidadde Oviedo; miembro de honor del Cuerpo de Anti-guos alumnos de la Universidad de Oviedo; miem-

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    bro de la Junta de Historia y Numismtica America-na, de Buenos Aires; acadmico de la Facultad deDerecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires; aca-dmico titular y consejero de la Facultad de Filoso-fa y Letras de Buenos Aires; acadmico honorariode la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales deCrdoba; miembro de la Academia Americana de laHistoria; miembro de la Sociedad Cientfica Argen-tina; miembro del Instituto Geogrfico Argentino;miembro honorario de la Academia Nacional deCiencias, de Crdoba; comendador de la Legin deHonor, de Francia; comendador ordinario de laOrden Civil de Alfonso XII y Gran Cruz de la Or-den Civil de Alfonso XII.

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    INTRODUCCION

    Qu gnero de atraccin es esta que emana dela personalidad de Khayym para que haya conse-guido cautivar a tan altos espritus y provocado laformacin de un culto en medios de tan refinadacultura como Inglaterra? Desde que Fitzgerald loarranc del misterioso- Oriente para entregarlo a lacontemplacin del mundo europeo, ha venido for-mando su crculo de admiradores, comentadores,exgetas e intrpretes, en cuyas manos aquella exti-ca gema de la Persia islamita rinde, en su inagotablebelleza, el ms extrao reflejo que pudiera exigir lainquietud de un cultivador del pensamiento o laemocin. Desde el diletante que slo busca un ami-go cordial capaz de hablarle al corazn, hasta elconcienzudo y minucioso erudito que penetra pa-

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    cientemente y desmenuza con frialdad cientfica elsujeto de observacin, toda suerte de espritus hangravitado como satlites en la rbita de este astro,venido de otro hemisferio a trazar una magnficaparbola en el cielo del pensamiento occidental.

    Cuando J. B. Nicolas, experto en lenguas orien-tales y secretario-intrprete del consulado francs enel cercano Oriente, dio a conocer en Europa aOmar Khayym, por el ao 1867 -no tomo encuenta la primera edicin de Fitzgerald (1859) por-que pas completamente inadvertida, trasladando asu lengua nativa la copia litografiada de Tehern,apenas si despert curiosidad en los centros espe-cializados en literatura y lengua orientales.

    Ernest Renan se detiene un instante en l paradedicarle el ligero comentario del Journal Asiatique,correspondiente a 1868 (nmero de julio-agosto,pginas 56 y 57). Negndole el fondo mstico queatribua al poeta persa su traductor, Renan lo tomacomo a un incrdulo licencioso que en su desenfadollega a mezclar la blasfemia al himno mstico, y queen la esgrima de su irona incisiva alcanza con certe-ros golpes al dogma musulmn y a toda creencia, ytoda fe. Pero no obstante cierta impresin de me-nosprecio que provoca el juicio crtico del autor de

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    la Historia del pueblo de Israel, termina defi-nindolo como a un arquetipo del espritu de sutiempo y de su medio, en cuanto sugiere que Kha-yym, es tal vez el hombre ms digno de estudio pa-ra comprender a lo que pudo llegar el libre genio dePersia en la estrechez del dogmatismo, musulmn.

    En cambio su revelador afrrase devotamente ala interpretacin mstica del poeta y empase, conuna indudable y atrayente sinceridad, en dar un sig-nificado esotrico al lenguaje, los vocablos y lasimgenes de Rubiyt. Pretende Nicolas consagrarlocomo a un adepto de la secta sufi que apareci en elsiglo VII, casi con la religin del Islam, formandoun culto heterodoxo que se ha hecho famoso, entreotras razones, por haberlo profesado los cuatrograndes poetas de la Persia antigua: Saadi (1184-1292), Rumi (1207-1273), Hafiz (1391) y Jami(1414-1492).

    Entre los extremos que marcan Nicolas, por unaparte con su Khayym mstico y Edward Fitzgeraldcon su Khayym ertico, encuntranse en la multi-tud de sus comentadores todos -los matices de opi-nin. Fitzgerald indiscutiblemente ms afortunadoque el francs en la empresa de hacer proslitos alpoeta oriental, puesto que fue su traduccin sobre el

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    manuscrito de la Bodleian Library de Oxford, laque provoc en Europa y Amrica el Culto deOmar-neg rotundamente la interpretacin de Ni-colas en el prlogo a su segunda edicin de Rubi-yt, aparecida inmediatamente despus de la deaqul.

    Con la advertencia de que volveremos sobre lacontroversia planteada en tales trminos, hagamosen rpida revista, una mencin general de los diver-sos juicios emitidos.

    Nathan Haskeil Dole1, el erudito autor de la edi-cin multivariorum de Rubiyt, que con He-ron-Allen goza de la consagracin pblica comoexegeta de Khayym, opina que se puede tomar elOmar que se desee: el mstico o el sensual epicreoy que se puede libremente optar entre la lectura li-teral o la alegrica de los delicados y a menudo epi-gramticos versos de Omar.

    Edward Heron-Allen2, acreditado por la obrareferida, piensa como el anterior. Abre su Introduc- 1 Introduccin a The Rubdiyt of Umar Khayyam. Done Into Englishfrom the French of J. B. Nicolas by Frederick Baron Corvo. Togetherwith a reprint of the French text. Edicin de John Lane. Londres yNew York, 1903.2 The Second Edition of Edward Fitzgerald's Rubiyt of Umar Kha-yym. (London, 1868. B. Quaritch). Edited with en Introduction andnotes by Edward Heron-Allen. Duckworth and, Co. London, 1912.

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    cin plantendose el problema en estos trminos:Fue Omar un bebedor y degradado voluptuoso ofue un puro y sublime filsofo?. Y luego de trans-cribir una carta de Cowell y explayarse en reflexio-nes, termina declarando que puede estarse de una uotra parte, pues el Vino, el Amor y la Cancin hanservido en todos los tiempos para compensar lasabrumadoras perplejidades y miserias de la humanaexistencia, y han sido el estribillo de todas las lite-raturas.

    Edward Bleyes Cowell, presidente del SanscritCollege de Calcuta, que est inseparablemente vin-culado a la obra de Fitzgerald por haber sido quienle hizo conocer, le tradujo el manuscrito y lo gui ensu trabajo, en la carta citada que le dirige a He-ron-Allen desde Cambridge con fecha 3 de abril de1898, declara: Reconozco mi admiracin por lapoesa de Omar como literatura, pero no puedo in-corporarme al Culto de Omar y se me hara unagravio si se pretendiese que lo profesara. Y termi-na volviendo sobre su manifestacin:. Admiro aKhayym como admiro a Lucrecio, pero no puedotomarlo como un gua. En este grave asunto prefie-ro ir a Nazareth, no a Nishapur. Sea dicho al pasarque en la prdica por el Culto de Omar nunca se

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    ha pretendido plantear un problema de conciencia,sino uno puramente esttico.

    Joseph Jacobs3, en el estudio sobre la poesapersa con que precede su edicin de la versin deFitzgerald, dice: Se ha intentado presentar a los tanelogiados placeres sensuales de Omar como expre-siones msticas sufis. Pero sta no es ms que unainvencin sin consistencia del enemigo, y sera intilver en los elogios del vino, laudatorias de una co-munin mstica del individuo con. el alma del mun-do. Ello podra ser cierto aplicado a Hafiz, comoveremos, pero toda la tradicin y la misma naturale-za de las Rubiyt indican que Omar quiso significarlo que dijo al elogiar la Joie de vivre.

    Charles Grolleau4, a quien se debe una de lasbuenas ediciones en francs de las Rubiyt, se ma-nifiesta tambin, en su estudio preliminar, abierta-mente en contra de la interpretacin sufista de lospoemas. El lector de las cuartetas - dice - descubri- 3 Rubiyt of Omar Khayyam. Translated by Edward Fitzgerald. Intro-duction by Joseph Jacobs. London, Barapson Low.4 Les quatrains d'Omar Khayyam. Traducidos del persa sobre el ma-nuscrito de la Badlelan Library de Oxford. Ed. 0. Crs y Ca. Pars,1912. Trae un buen estudio preliminar y un apndice que contiene no-tas, bibliografa de manuscritos, ediciones litografiadas, traducciones,estudios, cte., concordancias de la traduccin d. FlUgerald con el ma-

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    r sin esfuerzo que OTar no pertenece en modo al-guno a la doctrina sufi y que slo su vocabulario haconservado muy vagamente el tono sustrado.

    Theophile Gautier5, en cambio, est conNicolas, si bien es cierto que su comentario en elMoniteur Universel (8 de diciembre de 1867),como el de Renan citado (1868), se hizo bajo lasugestin del traductor francs, que fue rbitronico hasta la aparicin de la segundo edicin deFitzgerald y tras l de la serie de comentaristas ingle-ses y americanos que vienen a decidiendo la opininhacia la interpretacin contraria. Para Gautier,entonces, Khayym fue sufista y sus Rubiyt tienenun significado simblico o esotrico. Khayym-dice ~, soador y mstico por naturaleza, se dio a lacontemplacin y se inclin a la doctrina de lossufis. No

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    John Payne6 va ms all de la negacin de todocontenido sufista en Omar y lo tiene por un enemi-go de esta secta. Llega a conjeturar que las cuartetasde Khayym se fundan en un sistema filosfico sino en conexin, por lo menos derivado del PaN-tesmo de los VeO.

    Louis C. Alexander7, autor de la traducin deEl Testamento de Omar Khayyqm, lo define -yexplica el gnero de su produccin mediante la hi-ptesis k un espritu rebelde: Porque Omar Kha-yym - dice- fue un hombre de elevada aunquehumilde piedad; pero su independencia de espritu ydesprecio por los simples dogmas, su franca incre-dulidad en la astrologa, SU fuerte inclinacin a laliteratura y filosofa griegas e indudablemente otrascausas, trajeron sobre l la amarga y viva hostilidadde una de las dos poderosas sectas; la mayor partede las cuartetas colececionadas en las Rubiyt pro-piamente consideradas, son casi con evidencia de landole de la stira o rplica.

    6 The Quatrains 01 Omar Khayyam &-J lVishapur. Londres, 1898, Idi-cin de la Villon Society.7 The Testament of Omar KhaYYm, by Loula c. Alexander. EJ- JOhnLong. Londres, 1907.

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    Carlos Muzzio Senz Pea8, primer traductor enlengua espaola de los originales ms antiguos delas Rbiyt que se conservan en la Bodleian Li-brary de Oxford, se suma a los que niegan toda re-lacin entre la obr del poeta de Nishapur y lasdoctrinas sufistas. Sin deseo conocer que existegran analoga entre los trabajos literarios de Omar ylos de los poetas sufis, Muzzio Senz Pea encuen-tra arriesgada la interpretacin de Nicolas, porquesi es verdad que Saadi, Djelal-ed-din El Rum,Firdausi, Anuari y aun el mismo Hafiz, del ms per-sa de los poetas persas, fueron sufis, no est proba-do que Omar perteneciera a su secta. Y terminadeclarando, con tantos comentaristas, que el vino aque se Tefiere Hafiz no es el mismo que bebeOmar, que al igual que Anacreonte o Lucrecio,canta los placeres que nos brinda la vida, y que, enfin, es ms epicreo que mstico.

    Mientras en mayor nmero se agolpen los inte-rrogantes en el nimo del lector que pacientemente

    8 Rubiyt de omar-al-ghayya-m. Segunda edicin, corregida yampliada. Introduccin del autor. prlogo de Rubn Darlo y prefaciode Alvaro Melin Lafinur. Madrid, 1916. Con posterioridad fundampliamente su opinin en el Opsculo titulado El EpicureIsmo deOmar KhayOm. Ed. de la revista Nosotros, Imp. Merc&ntil. BuenosAires, 1919.

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    me haya. seguido en esta resea, ms cerca estar dela realidad del problema que tiene planteado el sin-gular temperamento potico de Khayym. Y comoquiera que la cuestin fue provocada por Nicolassobre la base de la doctrina de los sufistas, es inelu-dible una referencia a aqulla para abrir en toda superspectiva el panorama donde el revelador francsdej emplazada la enigmtica figura de nuestropoeta.

    La doctrina religiosa de la secta, sufi se funda enlos principios de la unidad pantesta del universo,de la identidad sustancial de la divinidad con el almaindividual, de la reabsorcin de aqulla en sta, delrepudio de todo culto (puesto que cualesquiera deellos puede llevar en s a Dios), y de la interpreta-cin del conjunto de cosas y seres del mundo comofalaz espejismo de la sola, eterna e increada realidaddel Uno. El ritual sufista, respondiendo a un bell-simo simbolismo, haca de la vida un sendero deperfeccin por donde se pona en marcha el inicia-do para ir cumpliendo progresivamente los cuatrogrados, a cuyo final arribarase a la suprema libera-cin que lo volvera al seno de la Divinidad, dedonde saliera el alma para sufrir el cautiverio de laencarnacin.

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    Pnese en marcha el peregrino en medio de lanoche -que es el estado de inconsciencia de la ju-ventud -y al despuntar el alba llega al primer gradode perfeccin, llamando a la puerta de la primeraPosada, donde se inicia en el servicio de Dios (Ubi-diyab). En el segundo Manzilh (posada al bordedel camino), el Sak o Escanciadora, que es la reli-gin, le ofrece el vino del Amor de Dios en la Copadel Universo, con lo que cumple la segunda jornada:Amor (Isbq)9. Tomado, ya de la embriaguez divina,arriba a la Taberna o Caravanserai, habiendo de-jado en el camino todos los deseos terrenales, todoslos lazos que lo ligaban a la vida material, y cumplela tercera etapa: el Retiro (Zudh). Al golpear en laltima Posada ya se encuentra el viajero en el estadode contemplacin que lo hace alcanzar El Conoci-

    9 Es de toda oportunidad Insertar aqu el prrafo con que un eruditocomentador de Hafiz anota una imagen del poeta sufi que tiene una.clara alusin a este grado de la Iniciacin: Pero hay otro y tal vez msextrao significado para el trmino: Copa de la maana, y es ste: Lapoca de la juventud es a veces llamada en sentido figurado Noche,porque es la poca en que la inteligencia no se ha despertadototalmente. Cuando la juventud va tocando a su fin y el hombre vaentrando en la edad madura, se dice que el alba comienza a aclarar, queel 501 del Intelecto madirrado comienza a levantarse. El deleiteexperimentado por la realizacin de este amanecer es designado porHafiz: La copa de la Maana o El sorbo de Vida Matinal (De la obraque se cita en la nota siguiente, pg. 22).

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    miento de la Divinidad (Ma'rifah), o sea, la libera-cin y el retorno al seno del Ser Supremo.

    Esta concepcin metafrica de los ejercicios es-pirituales daba lugar a la formacin de un lenguajesimblico que respondiese a la imagen madre. Elsufi, en tanto que pasaba por el mundo, morabacontinuamente en las tabernas, beba copiosamente,viva en la embriaguez, enlazaba por su talle esbeltocomo palmera a la escanciadora de negros cabellosy ojos de huri, le dedicaba cantos de ardiente sen-sualismo, grababa versos bajo el borde de las copas'y, sobre todo, exaltaba al amor. La existencia delhombre era, como la de toda la Creacin, un espe-jismo de la Divinidad, a la manera del Maya de lateora vedanta, y no haba entonces sino que vivir lavida como un sueo. No obstante entonces el apa-rente sensualismo de las imgenes que lo poblaban,la Taberna era el Templo, el Vino la Divinidad, laEscanciadora la Religin, la Copa el Universo o elalma del creyente, la Embriaguez el estado de xtasismstico y el Amor, en fin, era el amor divino.

    Esta palabra y su equivalente- se dice con refe-rencia a la embriaguez y el vino en un precioso es-tudio sobre el sufismo - es constantemente usadapor Hafiz para expresar el regocijo producido al or

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    verdades y ver manifestaciones divinas en la natu-raleza, y por la ferviente apreciacin del Amor deDios, no slo personal o individual a l, sino tam-bin su amor manifestado en sus creaciones seanellas el mismo sol, la luna y las estrellas o la infinitapequeez. Mientras el sufi realiza este Amor, Sa-bidura, etc., vase mareando su entendimiento, ll-nase de regocijo y se abandona como un ebrio quepierde toda nocin de lo que pasa a su alrededor.

    Y agrega estas oportunas citas de las Odas deHafiz:

    Quien como Hafiz bebe vino puro de la copa de Alast(el da del convenio de Dios con el hombre)Se embriaga con (el pensamiento de) la Unidad de Dios.

    Bebed vino porque si la vida se obtiene en el mundo,Su nico manantial es el vino del Paraso.

    Me dieron vino en la copa del esplendor de sus atributos.

    La expresin de embriagados -comenta eltraductor -significa, por consiguiente, en idioma su-fi, verdaderos amantes de Dios. Lo que causa estaEmbriaguez es llamado Vino por los sufis. Vino

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    significa, en consecuencia, todo lo que eleve el cora-zn o provoque regocijo en el verdadero sufi, comola realizacin del Amor de Dios, el amor ferviente aDios, la oracin, la contemplacin de las creacionesde Dios, las enseanzas del Corn que revelan aDios, la instruccin dada al sufi en asuntos reli-giosos por su Murshid o Gua Espiritual, los cono-cimientos divinos y verdades divinas10.

    Esta muy sucinta explicacin -como slo es da-ble hacerla en un prlogo sobre el contenido de ladoctrina religiosa del sufismo y su ritual, habr deser bastante para que el lector sepa a qu respondela interpretacin de Nicolas y para no hallarla deltodo extravagante.

    No habra, pues, para el traductor-exegeta fran-cs, tal corrompido y desvergonzado libertino en elastrnomo-poeta de Nishapur, ni tan crudo sensua-lismo en l, pues el constante tejer de sus rimas en laurdimbre del amor sensual, con el Vino, la Copa, la

    10 Prefacio de Selection& from the Rubiyt and Odes of Hafiz porUn miembro de la Sociedad Persa de Londres, pp. 21 y 22. Ed. JohnM. Watkins. Londres, 1920. Esta versin inglesa de las das yRub(iiyt del famoso poeta compatriota de Khayym, tiene en su estu-dio preliminar sobre el sufismo y su vocabulario, la ex-plicacin msprecisa y, a la vez, la informacin ms completa que se haya encon-trado sobre el tema.

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    Copera y aun la Amada11, no sera ms que el senti-do figurado con que un sufi entona sus cantos deexaltacin de la divinidad.

    Dos ejemplos habrn de bastarnos. Al undci-mo rubai de su versin, que Nicolas traduce: LeKoran, que lon s'accorde nommer la parole su-blime, nest cependant lu que de temps en temps etnon d'une manire permanente, tandis qu'au bordde la coupe se trouve un verset plein de lumire quelon aime lire toujours et partout, lo explica di-ciendo: Esta copa es slo una figura: el poeta conella quiso decir Dios. La embriaguez de que l hablaen gran nmero de sus cuartetas, no es producidapor el, vino, sino que es el resultado del amor divi-no del que la primera es solamente la imagen.

    En el 459 rubai, que termina: Eh, bien! j'aitrouv que la lune plit devant lclat de ton visage, 11 En el mismo estudio citado se da una clara satisfaccin al empleo,extraopor dems para un occidental, del vocablo Amada conreferencia a Dios. Se termina la breve disertacin, diciendo: De aquque no debamos sorprendernos mucho si los poetas sufis se refierenalgunas veces a la Deidad, no como a su Esposo,sino como a suEsposa, su Soberana, y aludan a El como a su Verdadera Amada, suAdorada poseda de toda belleza y perfeccin, alabando las hermosasmejillas ytrenzas perfumadas de su Amada. Esta imagen con lahiperblica extravagancia oriental, es llevada a menudo a tal extremo,que apenas podra un europeo seguir 0 comprender: la Soberana esculpada de ser spera, tener humor complicado, ser, cruel, desdeosa,etc..

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    que le cyprs. est difforme ct de ta taille lan-ce, anota Nicolas: Esta cuarteta es consideradacomo mstica y sus alabanzas, que parecen msapropiadas para una amante que para la divinidad,son dirigidas al Omnipotente. Estas interpretacio-nes no causarn asombro al lector que ha ledo loanterior, y, sin embargo, lo provocaron hasta mote-jarlas de ingenuas, cuando el docto poligloto orien-talista las enunci en 1867.

    Fitzgerald fue el primero en sonrer negndolas,y la gran mayora de los comentaristas posterioresde habla inglesa le copiaron el gesto al maestro. Enla Introduccin a su tercera edicin de Rubiyt,intenta desvirtuar a Nicolas. El vino que Omarcanta -dice sintetizando en grfica imagen su idea-es simplemente el jugo de la uva. Cree ms bienque el poeta persa -responde a la genealoga de losadeptos de la Irreligin del Pensamiento quellenan la historia del mundo desde Lucrecio yEpicuro, hasta Heine y Goethe. Las Rubiyt son laespontnea produccin de un filsofo que vivi enuna edad12 de barbarismo poltico y social, bajo lassombras de una de las setenta y dos religiones en 12 Se supone que KhayYm naci en 1050 y se sabe con seguridad quemuri6 en 1124.

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    que se supona dividido el mundo. Si es posibleque los otros. poetas de Persia-Hafiz especialmente,de quien duda tambin Fitzgerald -profesaran el su-fismo, sera precisamente el epicuresmo de Kha-yym lo que lo hara destacarse de sus compatriotas.El propio Nicolas habra reconocido implcitamenteque es preciso forzar la lgica (la lgica occidental,agrego yo) para conciliar un sentimiento mstico conel lenguaje y la forma usada por Omar, pues confie-sa que ciertas extravagantes y demasiado orien-tales imgenes y alusiones, son de un sensualismoaveces repugnante que no permite su traduccin.En definitiva, el matemtico-astrnomo-poeta de lasRubiyt sera slo un profundo y sensible filsofo,un cientfico consumado y un buen compaero deorgas13.

    En estos y otros trminos semejantes se expideel celebrado literato ingls y pontfice mximo delCulto de Omar, en su empeo por desgarrar elvelo litrgico con que se pretenda cubrir al astropotico de Omar Khayym.

    13 Introduccin a la 3a edicin de su versin de Rubiyt (1872), enRubiyt of Omar Khayyam, editada por Nathan Haskell Dole, y quereimprime en un ve, lumen la 11, 21 y 51 edicin de Fitzgerald, con lasvariantes de la 31 y 0. The Page Company PublIshers; Boston.

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    La enorme preponderancia de los compatriotasde Fitzgerald entre los comentaristas de lasRubiyt, ha hecho que Nicolas sea olvidado y hastamenospreciado. Comenz aqul por arrojar dudassobre la total autenticidad de la copia litografiada deTehern de que se sirvi el francs, insinuando queen las 464 estancias de que aqulla consta Y fuerontraducidas, hay muchas apcrifas, debidas a otrasplumas, especialmente a la de Hafiz. Del mismoorigen emana la objecin de haberse dejado influirNicolas por el colaborador persa adepto al sufismoque lo asisti en la tarea. Luego se le opone elreparo, como se ha visto, de la interpretacinmstica, que se moteja de forzada y absurda. Porltimo se le critica la obra misma en cuanto sereduce ella a una traduccin literal, sin adaptacin,seleccin, depuracin y ordenamiento que d ilacina las estancias.

    Sin embargo, para los verdaderos amantes deOmar Khayym, la labor de Nicolas ofrece msventajas y, ms garantas que la de Fitzgerald, espe-cialmente cuando el propsito de los admiradoresdel astrnomo-poeta es de ponerse lo ms directa-mente en contacto con su espritu y su pensamiento.Porque - y en ligera enunciacin - comienza por

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    anotar a su favor, con respecto a la fiel repro-duccin de la sensibilidad del poeta, la circunstanciade haber pasado su vida en el propio ambientedonde aqul brillara; con respecto a la versin mis-ma, el hecho de conocer Nicolas profundamente noslo la lengua persa, sino las afines como el rabe yel turco; sobre la informacin, referencias, concor-dancias e interpretaciones que guen al lector occi-dental, ms de una vez perplejo ante el contacto deuna sensibilidad tan diversa como la oriental; el ri-qusimo caudal de notas insertas con profusin atravs de todo el texto; la observacin del desordenen las cuartetas que con su conocimiento del asuntorespet Nicolas, pues no ignoraba que es de la esen-cia misma del gnero de composicin potica cono-cida en Persia y Arabia (de donde se origina) porRubiyt14. 14 Jacobs, en el estudio que tengo citado, da una explicacin referente ala mtrica de las Rublyt que, sin habrselo propuesto, justifica aNicolas en este aspecto de su obra. En el original - dice - son estrofasdesunidas, escritas, es verdad, en un estilo uniforme de rebelda ypesimismo, pero casi sin conexin entre una y otra cuarteta. Insertaenseguida las conocidas definiciones del gnero de .verso llamadorubai, advierte que no es l propio ni exclusivo de Omar, pues Hafiz ySaadi tambin escribieron rubiyt, composicin potica cuya propianaturaleza exige quede completa en cuatro lneas, a diferencia de otrascomo el Masida y el Ghazal, esta ltima preferida de Hafiz. Y setermina el comentarlo con esta Interesante afirmacin: Essimplemente por eso, como consecuencia de la forma elegida por

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    Ninguna de estas excelencias pueden hallarse enla obra de Fitzgerald, que con ella se consagr, sinduda, ms como poeta que como investigador yerudito. Del original persa hizo una parfrasis, co-mo la llama Joaqun V. Gonzlez, y con esto ya sedice del escassimo valor que la obra tiene comoversin, que a ttulo de tal, mejor realizada estarmientras ms fielmente se ajuste al original. Por estoes que Jacobs puede decir que Fitzgerald ha contri-buido a extraviar el sentido de la poesa de Omar,por su seleccin y el mtodo por el cual le dio uni-dad.

    Como quiera que sea, el lector habr comproba-do el desconcierto reinante en la interpretacin deesta singular personalidad, que llvanos hasta en-contrar apreciaciones tan dispares como la de Ni-colas, que cree en el Omar sufista y de John Payne,que lo declara decidido enemigo del sufismo.

    Estoy ms con los pocos que creen en el sufis-mo de Khayym como filiacin remota de su senti-miento y pensamiento, y aunque no crea que susRubiyt sean un canto -litrgico de la religin deaquella secta. Me inclino en este sentido por el vo- Omar, que sera vano tratar de buscar un sistema de conexin en suRublyt, excepto aquella que resulta de un estilo uniforme.

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    cabulario y las imgenes empleadas, tan propias delusado por los adeptos del sufismo; por la gran se-mejanza-hasta el punto de atriburseles mutuamentelas del uno al otro entre las Rubiyt de Khayym ylas de Hafiz, a quien no se discute como sufista; porsu desprecio por los cultos, tan propio del dogmasufi; pero muy especialmente, por el innegable ybien marcado sentido pantesta de su pensamiento,tan ajeno a la religin mahometana, imperante enPersia durante la poca en que vivi el poeta (sigloXI). Sin embargo, no podra deducirse lo mismoque fue budista o vedantista, si se recuerda que du-rante aquellos tiempos la Persia estaba sometida a lainfluencias encontradas de tantas religiones? Moi-ss, Mahoma, Jess, Buda y Brahma.

    Su escepticismo, su amarga desilusin, su incre-dulidad, no seran el fruto de esta anarqua reinanteen los espritus a causa de aquella variedad de cre-encias y principios filosficos? O lleg a serio acausa de su ciencia? Porque el cnico poeta deNishapur fue al mismo tiempo el ilustre astrnomodel observatorio de. Nerv, de la reforma del calen-dario y del Zij Y Melik; el matemtico del tratadode Algebra; el filsofo de El Wajud wal taklif y ElWajud, libros de metafsica; el sabio autor del Mi-

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    zan el hukm, tratado cientfico; el ms eminenteconocedor de la lengua y filosofa griegas.

    Qu importa, por lo dems, que fuera lo uno olo otro; que la fuente de su inspiracin estuviera eneste o en aquel lugar? Mstico, incrdulo, sensual,anacrentico, hereje, blasfemo, humorista o lo quese quiera, lo que por sobre todo cautiva en OmarKhayym es su inquietud de misterio, que rige comoun leit motiv la armona recndita de sus poemas.

    Quien los lea sentir filtrrsele furtivamente enel alma una especie de melancola csmica, sedantey deliciosa, que hace bien porque mientras dura elefecto del filtro, mantiene libertado de la febril an-siedad de vivir, que ya condenaba el Eclesiasts.

    Y luego, son tambin tonificantes para los esp-ritus fuertes que no se amilanan ante el espectculodel hombre sufriendo la tragedia de su vano esfuer-zo por descifrar el Arcano, el misterio de la crea-cin. Es un sabio cargado de aos y de ciencia elque proclama la impotencia del hombre frente a laVerdad:

    Yo he sembrado semilla de aquel saber arcanoY la ayud a crecer la labor de mi mano:Y sta fue mi cosecha: - Yo vine como el agua

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    Y me voy de este mundo como va el viento vano.

    Es el mismo investigador de las leyes universales quiense rinde ante la fatalidad de la predestinacin:

    Del primitivo barro se hizo el hombre primeroY se ech la semilla de la ltima cosecha;Y la primera aurora dej escrito el letreroQue leer la ltima de aquel juicio postrero.

    As le resulta de fatuo el esplendor de las riquezas yglorias de la vida:

    En palacios que al cielo alzaron sus pilaresY reyes a sus puertas curvaron las cabezas,Yo o a la triste trtola sola entre sus sillares-Cu, cu -gimiendo sus ntimos pesares.

    Y as es de amarga la reflexin que lo lleva a repudiara la Razn para tomar por consorte a la Hija de la Vi-

    a:

    Y tu, hora no malgastes, ni en la conquistaociosa

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    De este o aquel engao te empees ni dis-putes:

    Algrate ms bien con la uva generosaQue ir en pos de una fruta o ausente o ve-

    nenosa.

    Por fin, ante la impotencia de la pobre criatura huma-na

    que intilmente golpea a las puertas del Gran Secreto, selanza frenticamente a vivir el fugaz instante de la exis-

    tencia:

    Oh dulce amada! Llena la copa que hoyliberta

    De dolores pasados y nuevas inquietudes.Maana! Y qu? Maana, si mi vida des-

    pierta,Siete mil aos dos llamarn a mi puerta.

    En presencia del viejo Omar, cuya silueta ojalhubiera conseguido perfilar, puede concluirse conesta reflexin: Es tanta la importancia que en defi-nitiva reviste saber si las Rubiyt tienen o no unvalor simblico o significacin esotrica, cuando de

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    su sentido literal extraemos una tan fuerte emocinde belleza?

    Cuando Joaqun V. Gonzlez, llegado a los um-brales de la vejez, se acerc a mirarse en el estanquede fotos de la filosofa de los Vedas, tom conoci-miento simultneamente de Kabir y de Omar Kha-yym. Y en tanto que ardorosamente se embriagabacon las dulces enseanzas de Amor que a travs deRabindranath Tagore le ofreca aquel poeta refor-mador de la India del siglo XIII, con su eclecticismoconciliador de los credos brahmnico y mahometa-no, dbase a gustar, bebiendo un sorbo cada noche,del -nctar delicioso del poeta persa.

    No podra decir con certeza a qu gnero deatraccin obedeci su admiracin por Khayym enla planteada controversia sobre sus Rubiyt, peropor lo que alguna vez le oyera - si bien muy acci-dentalmente - como por la sensibilidad mstica im-presa a su espritu al contacto de la filosofa de losUpanishads, tengo para m que hall en el alma deOmar el propio fondo que reconoca en la suya.Adems, en el prlogo a la traduccin de La Cose-cha de la Fruta de Rabindranath Tagore hecha porMuzzio Senz Pea, y refirindose a la de las Rubi-yt debida al mismo autor, dice en una nota: En-

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    tretanto, la versin popularizada en todo el mundopor su brevedad y por su lirismo personal, de Ed-ward Fitzgerald, slo contiene 75 estrofas (refiresea la 20 edicin); lo que nos autoriza a no llamarlauna traduccin sino ms bien un trasiegue del textooriginario en cristal ingls, quintaesenciado en laspocas estancias a que ha reducido las 762 quatra-ins o rubai-yat o estrofas del texto15.

    Como epicreo sensual y libertino, no pudojams sentirlo nuestro traductor; esto es seguro.Como a sectario sufista que hiciera de sus Rubiytun canto litrgico, es muy difcil que llegara atomarlo. Como a un filsofomstico tocado delpantesmo sufista y de las rebeldas de la doctrinasufi, es lo ms probable.

    Rubiyt son en verdad la primera y segundapartes de este libro, no obstante que a la ltima lepusiera el ttulo de Rimas Orientales, pues stasson parfrasis compuestas sobre las Rubiyt, to-madas de la traduccin de Nicolas, edicin de 1867,reimpresa en 1903 por John Lane (Londres-New

    15 RABINDRANATH TAGORE, La Cosecha de la Fruta. Versincastellana de C. Muzzlo Senz Pea. Prefacio de Joaqun V. Gonzlez,Buenos Aires, 1917, p, 23.

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    York), con versin inglesa de Baron Corvo e intro-duccin de Nathan Haskell Dole.

    La primera parte est formada por la traslacinal verso castellano de las ciento diez rubiyt de lafamosa versin potica de Edward Fitzgerald. Sabi-do es que el celebrado traductor irlands se sirvipara realizar su obra del manuscrito persa existenteen la Bodleian Library de Oxford, que le dio a co-nocer e hizo accesible el profesor Cowell. Se tiene almanuscrito bodleiano por el ms antiguo que se co-nozca hasta hoy (el copista lo fecha en Chiraz el ao1460) y es generalmente aceptado como el ms au-tntico. Consta de 158 cuartetas que Fitzgerald re-dujo a 110. Para su versin no slo seleccion eloriginal y aun le intercal de otros manuscritos, co-mo el de Calcuta, sino que adems lo modific en ladisposicin de las estancias, que segn la costumbrerabe adoptada por los persas, se hallan por ordenalfabtico de rimas, para ofrecer las rubiyt (plu-ral de rubai o cuartetas), en una disposicin queda correlacin a las estrofas y hasta cierta ilacin yunidad propias de un poema occidental.

    De las cinco ediciones que existen de la traduc-cin de Fitzgerald, Joaqun V. Gonzlez se sirvi dela segunda (1868), notablemente corregida y au-

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    mentada sobre la primera, que slo constaba de se-tenta y cinco estrofas y que, por otra parte, se lanzen un limitadsimo tiraje de 250 ejemplares y enforma annima, de suerte que puede considerrselainexistente.

    La obra del traductor argentino es de lo ms es-crupulosa, precisa y fiel que le fue dado obtener. Lallama l versin yuxtalineal y con toda justeza, por-que ha vertido a la lnea el verso ingls y conservadoen lo posible las imgenes. La nica excepcin con-siste en haber variado la rima del rubai, que con-serv Fitzgerald, para rematar la cuarteta conpareados, en vez de seguir la consonancia de prime-ro, segundo y cuarto verso, como en aqul, dejandoel segundo libre, en vez del tercero. S que esta mo-dificacin la hizo por encontrar ms eufnico redo-blar la cadencia en los dos ltimos versos. Slodebe anotarse la excepcin de las cuartetas 31 y 93.

    Debe advertirse por ltimo que, respetando ladisposicin de las estancias, el autor de esta obraintrodujo la modificacin de dividirlas en captuloscon sus respectivos ttulos, posiblemente con elpropsito de dar ms claridad a las Rubiyt, con-vertidas por obra del genio de Fitzgerald en unpoema occidental. Todo ello, en fin, induce a afir-

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    mar que Gonzlez se propuso traducir a Fitzgeraldy no a Khayym, pues por la cita que tengo hecha ypor la sustitucin del vocablo traduccin, invaria-blemente empleado, por el de parfrasis, se ve queadmiraba al ingls ms como poeta que como tra-ductor.

    En las Rimas Orientales ya hay obra ms per-sonal. Tomando simplemente la idea central de lospoemas de Khayym, segn la versin del persa alfrancs hecha por Nicolas, tantas veces menciona-do, Gonzlez le ha dado un desarrollo original -encuanto a la forma, con adaptacin de diversos me-tros y ritmos, segn el tema y sentido de la compo-sicin.

    La traduccin de J. B. Nicolas fue publicada en1867, siendo cnsul de Francia en Rescht, realizn-dola sobre una copia litografiada existente en Tehe-rn (Persia), que consta de 464 rubiyt. Desdeluego hay menos labor original que en la de Fitzge-rald, a la que se tiene generalmente, ms que otracosa, por una joya de la literatura inglesa. Nicolas,en cambio, se ajust al parecer y en toda forma, aloriginal, respetando la disposicin deshilvanada delas estancias, el nmero de ellas, las repeticiones tancaractersticas de los poemas orientales, es decir, sin

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    realizar labor alguna de depuracin y seleccin. Poresto es que se presta admirablemente para glosar oparafrasear el pensamiento de Khayym, pues aque-llo es oro en bruto que permite a cada cual cince-larlo a su modo. As lo advirti Gonzlez yaprovech a Nicolas en la forma ms indicada.

    Joaqun V. Gonzlez cierra su libro con el pe-queo poema La voz en el desierto, que formaparte, con otras composiciones, de lo que se conocepor El Testamento de Omar Khayym (Wasiyyat).Lo tradujo de la versin completa en ingls debida aLouis C. Alexander. Como quiera que la advertenciahecha por ste en su Introduccin, explica la raznque seguramente tuvo en vista Gonzlez para inte-resarse y decidirse a incluir la composicin, me re-duzco a transcribir el prrafo inicial del brevsimoprlogo con que Alexander pone en antecedentes asu lector:

    Los poemas comprendidos bajo el ttulo generalEl Testamento de Omar Khayym, son: El Testa-mento de Omar Khayym; Himno de Oracin deOmar Khayym; La voz en el desierto (un poemacorto); Una cancin. Hay tambin cuatro trozosbreves: Odas de los discpulos.

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    Para quien conciba a Omar Khayym solamentecomo al borracho y agnstico -si no como al deses-perado materialista e incrdulo - de las Rabiyt,estos poemas sern una sorpresa y una revelacin.El talentoso Fitzgerald tom estos versos demasia-do literalmente y fue as el intermediario que dio almundo de habla inglesa un poema de extraordinariabelleza, al que con un poco de reflexin y cuidadohabra privado de un dao incalculable.

    El seor Alexander no da referencia alguna so-bre las fuentes a que ha recurrido para su traduc-cin.

    Joaqun V. Gonzlez tena terminada la obraque hoy se publica, por lo menos cinco aos antesde su muerte. A instancias mas, cuando una nocheme la dio a conocer, me dijo que prefera ms bienque figurase como obra pstuma. De sus mritosjuzgarn otros, pero desde ya se destaca uno: es laprimera versin en idioma castellano, completa y enverso, que aparece, de la traduccin de EdwardFitzgerald.

    He preparado esta publicacin ajustndome es-trictamente al original dejado por mi padre, el cualse halla en un pequeo lbum como los usuales paraescribir poesas, con la disposicin que habra de

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    tener en el libro. Con el estudio que he debido hacera fin de asegurarme que lanzo una edicin prolija,me habra bastado para agregar notas y referenciasque posiblemente el. autor hubiera hecho. Pero, enprimer trmino, nunca me decid a interponermeentre el autor y el lector, y luego, que hubiera sidoocioso aplicar una vez ms el clis que ya existe y serepite en las ediciones corrientes, desde la biografade Khayym, hasta la informacin de quin eraJamshid.

    Este libro puede ser un breviario y cuando ellector termine de leerlo, me agradecer, sin duda,que no lo haya importunado la charla de un cicero-ne, mientras discurra por el mundo encantado delpensamiento de Omar.

    Julio V. Gonzalez.

    Buenos Aires, 29 de noviembre de 1926.

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    BIBLIOGRAFIA16

    LALGBRE D'OMAR ALKHAYYMI. Pu-blie, traduite et accompagne d'extraits de manus-crits indits, par F. Woepcke. Pars. 1851. BenjaminDuprat. 127 pp. 89.

    A CONCORDANCE TO FITZGERALVSTRANSLATION OF THE RUBAIYAT OFOMAR KHAYYAM. By J. R. Tutin. London. 1900.Macmilland Co., Limited. 169 pp. 89.

    THE RUBAIYAT OF UMAR KHAIYAM.Done into English from the French of J. B. Nicolas 16 Los libros que componen la presente bibliografa de Omar Khayym,pertenecieron al autor de esta versin. Se los puede consultar en la

  • O M A R K H A Y Y M

    50

    by Frederick Baron Corvo. Together with a reprintof the French text. With an introduction by NathanHaskell Dole. Published by John Lane. The BodleyHead. London and New York. 1903. 268 pp. s. n.89.

    THE TESTAMENT OF OMAR KHAYYAM.(The Wasiyyat) Comprising his Testament (or lastWords). A song. Hymn of Prayer. The Word in theDesert. Hymn of Praise also The Marthi, or Odesof the Disciples. By Lottis C. Alexander. London.1907. John Long. 64 pp. 89.

    QUATRAINS OF OMAR KHAYYAM. Froma literal prose translation, by Edward Heron-Allen,of the Earliest KnovM manuscript. (Bodleian Li-brary. Ouseley MSS., NQ 140). Done into verse byArthur B. Talbot. London.1908. Elkin Mathews.156 pp. 89.

    TRE RUBAIYAT OF OMAR KHAYYAM.Translated by Edward Fitzgerald. With tweIvephotogravures after Dra:wings by Gilbert James.

    Sala Joaqun Y. Gonzlez de la Biblioteca de la Universidad Nacionalde La Plata.

  • R U B I Y T

    51

    Twe1fth Thousand. London. 1908. George RoutIe-dge and Sons, Ltd. 160 pp. 89.

    THE RUBAIYAT OF OMAR KHAYYAM,JNR. Translated from the original Bornese into En-glish verse by Wallace Irwin. With Four Illustrationsby Gelett Burgess. London. 1909. Gay and Han-cock, Ltd. 61 pp. 89.

    LES RUBA1YAT D'OMAR KHAYYAM. Avee12 compositions en couleurs d'Abanindra Nath Ta-gore. Paris. 1911. Ollendorff.

    LES QUATRAINS YOMAR KHAYYAM.Traduit du persan sur le manuscrit conserv laBodleian Library d'Oxford. Publi avec une Intro-duction et des notes, par Charles Grolleau. Paris.1912. Ed. G. Crs et Cie. 8Q.

    THE RUBA'IYAT OF HAFIZ. Translated withintroduction by Syed Abdul Majid, LL. D. Renderedinto English verse by L. Cranmer-Byng. London.1912. John Murray, Albemarle Street , W. 60 pp. 89.

  • O M A R K H A Y Y M

    52

    THE SECOND EDITION OF EDWARDFITZGFRALD'S RUBAIYYAT OF'UMARKHAYYAM. (London. 1868. B. Quaritch) Editedwith an introduction and notes by Edward He-ron-Allen. London. 1912. Duckwrth and Co. 200pp. 89.

    RUBAIYAT OF OMAR KHAYYAM. TheAstronomer Poet of Persia. Done into English byEdward Fitzgerald. Edinburgh. 1913. T. N. Foulis,Publisher. 75 pp. 89.

    RUBAIYAT OF OMAR KHAYYAM. TheAstronomer Poet of Persia. Rendered into Englishverse by Edward Fitzgerald. London. 1913. PhilipLee Warner, Publisher to the Medici Society. 22 pp.8.

    THE RUBA1YAT OF OMAR KHAYYAM.Translated from the Lucknow Edition, by JohnsonPasha. London. 1913. Kegan Paul Trench, Trbnerand Co. Ltd. 158 pp. 89.

    RUBAIYAT OF OMAR KHAYYAM. A para-pbrase from several literal translations, by Richard

  • R U B I Y T

    53

    Le Gallienne. London. 1914. John Lane the BodleyHead. 95 pp. 89.

    RUBAIYAT DE OMAR-AL-KHAYYAM.Versin al castellano de Carlos Muzzio Senz Pea.Prlogo de Alvaro Melln Lafinur. Ilustraciones dePrspero Lpez Buchardo. Edicin de la RevistaNosotros. La Plata. 1914. Talleres de Joaqun Sesy Ca. 51 PP. 8Q.

    RUBAIYAT DE OMAR-AL-KHAYYAM.Carlos Muzzio Senz Pea. Librera Espaola yExtranjera de Francisco Beltrn. 16, Prncipe, 16.Madrid, 1916. 120 pp. 89.

    RUBA1YAT OF OMAR KHAYYAM. Rende-red into English verse by Edward Fitzgerald. Withillustrations by Herbert Cole. London. 1916. JohnLane. 75 pp. 89.

    EL EPICUREISMO DE OMAR KHAYYAM.Nuevas Rubiyt en verso castellano, por CarlosMuzzio Senz Pea. De Nosotros. Ao XIII, n9124. Set. 1919. Imp. Mercatali. Buenos Aires. 32 pp.8.

  • O M A R K H A Y Y M

    54

    RUBAIYAT OF OMAR KHAYYAM. Rende-red into English quatrains by Edward Fitzgerald. AReprint in full o the First Edition, 1859, of the Se-cond Edition, 1868, and of the Fifth Edition, 1889,together with Notes indicating the minor variants(found in the Third. Edition, 1872, and in theFourth. Edition, 1879). Edited by Nathan HaskellDole. With twelve drawings in colour by BlancheMe Manus. Boston: The Page Company Publishers(1919?). 159 pp. 89.

    EARLY PERSIAN POETRY. From the begin-nings down to the time of Firdausi. With ten illus-trations by A. V. Williams Jackson. The New YorkMacmilland Co. 1920. 125 pp. 89.

    LES 144 QUATRAINS DIOMARKHAYYAM. Traduits littralement par Claude Anetet Mirza Muhanunad. Paris. 1920. Aux ditions deLa Sirne. XIX-78 pp. s. n. 169.

    QUATRAINS OF OMAR KHAYYAM.Translated by E. H. Whinfield. London. 1920. Ke-gan Paul Trench Trbner, and Co. Ltd. 85 pp. 8.

  • R U B I Y T

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    RUBAIYAT OF OMAR KHAYYAM. Illustra-ted by Ronald Balfour. London. 1920. Constableand Co. Ltd. 75 pp. 49.

    SELECTIONS FROM THE RUBA1YATAND ODES OF HAFIZ. The great mystie andlyric poet of Persia. Collected from many old Per-sian manuscripts and rendered into English verse,by a member of the Persia Society of London. To-gether with an account of Sufi mysticism. London.1920. John M. Watkins. 147 pp. 89.

    THE QUATRAINS OF OMAR KHAYYAM.A new translation by O. A. Shrubsole. London.1920. E. Marlborough, and Co. 143 pp. 8.

    RUBAIYAT OF OMAR KHAYYAM. Paralleltexts of the First and Second Editions. Translatedinto English verse by Edward Fitzgerald. London.1921. Selwyn and Blount, Ltd. 95 pp. 8.

    THE SYMBOLISM OF THE RUBA1YAT OFOMAR KHAYYAM. By J. S. Pattinson. EdinburghOrpheus Publishing House. 1921. 64 pp. 8.

  • O M A R K H A Y Y M

    56

    UMAR KHAYYAM. By Masud Ali Varesi, M.R. A. S. of Amroha. Assistant Director of PublicInstruction and Assistant Educational Adviser tothe Government of Bhopal. Author of The Charac-ter of Muhammad. Kegan Paul, Trench, Trbnerand Co. London. 1922. Printed in India. 283 pp. 8.

    A DAY WITH OMAR KHAYYAM. By MayByron. Printed by Perey Lund, Humphries and Co.Ltd. Bradford and London. Hodder and Stoughton.50 pp. s. n. 8.

    EDWARD FITZGERALD. LES RUBAIYATD'OMAR KHAYYAM. Traduction frangaise deCharles Grolleau. Paris. Nelson, Editeurs. 96 pp.32.

    OMAR KHEYYAM. RUBAIYAT. Traduccindirecta del persa, por Ventura Garca Caldern. SanJos de Costa Rica. Edicin de El Convivio.

    RUBAIYAT OF OMAR KHAYYAM. AndSalmn and Absl. Rendered into English verse byEdward Fitzgerald. Together with a life of EdwardFitzgerald and an essay on Persian poetry by Ralph

  • ESTE LIBRO FUE AUTORIZADO POR ELALEPH.COM PARA EL USO EXCLUSIVO DE ABIMAEL HERNNDEZ ([email protected])

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    57

    Waldo Emerson. New York. Barse and Hopkins.109 PP. 8.

    RUBA1YAT OF OMAR KHAYYAM. Astro-nomer-Poet of Persia. Rendered into English byEdward Fitzgerald. Illustrationsby T. Heath Robin-son. London. Ernest Nister. New York. E. P. Du-tton and Co. (This edition is reprinted fromFitzgerald's first translation, published in 1859)Printed in Bavaria. 147 pp. 8.

    RUBAIYAT OF OMAR KHAYYAM. Doneinto English by Edward Fitzgerald. London. L. B.Hill. 52 pp. 32.

    RUBAIYAT OF OMAR KHAYYAM. Rende-red into English verse by Edward Fitgerald. Withillustrations by Edmund Dulac. London. Hodderand Stoughton. 189 pp. 8.

    RUBAIYAT OF OMAR KHAYYAM. Trans-lated by Edward Fitzgerald. Introduction by JosephJacobs, Designs by Frank Brangwyn, A. R. A. Lon-don. Sampson Low. 135 pp. 8.

  • O M A R K H A Y Y M

    58

    THE RUBAIYAT OF OMAR KHAYYAM.George G. Harrap and Co. London. 91 pp. 8.

    THE RUBAIYAT OF OMAR KHAYYAM.Translated into English verse by Edward Fitzgerald.With illustrations photographed from life studies byAdelaide Hanscom and Blanche Cumming. Lon-don. George G. Harrap, Co. N 8.

    THE RUBAIYAT OF OMAR KHAYYAM.With French translation by Charles Grolleau. Lon-don. Leopold B. Hill. 95 pp. 329.

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    59

    I. RUBAIYAT, de Omar Khayym.

    Versin castellana yuxtalineal sobre el texto in-gls de Ed. Fitzgerald (29 Ed.), por Joaqun V.Gonzlez (1915-1917).

    II. RIMAS ORIENTALES.

    Sobre las Rubiyt de Omar Khayym, por Joa-qun V. Gonzlez.

    De la versin francesa de J. B. Nicolas (1857) einglesa de Frederick Baron Corvo. Edicin bilingepublicada por John Lane, 1903. (1917-1919).

    III. LA VOZ EN EL DESIERTO.

    De la versin inglesa del Wasiyyat o Testamentode Omar Khayym, de Louis C. Alexander (1907),por Joaqun V. Gonzlez.

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    60

    I RUBAIYAT

    De estas perlas ideales el mar persa fue lacuna;

    Apacibles resplandecen con rielar de blan-ca luna;

    Omar, el buzo divino, de la mar las arre-bata;

    Fitigerald con hilo ingls en sartas vivas lasata.

    LOWELL.

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    61

    I-LA CARAVANA EN EL DESIERTO

    1

    DESPERTAD! Que ya el sol desde el remotoOriente

    Dispers las estrellas de su sesin nocturna,y al escalar de nuevo el cielo iridiscenteLa regia torre cie con su lazada ardiente.

    2

    Antes que el brillo fatuo del alba se extinguie-ra,

    Oigo una voz que dentro de la taberna grita:-Si el altar todo en luces para la fiesta espera,

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    62

    Por qu el tardo devoto duerme en la sombraafuera?

    3

    Canta el gallo, y el grupo que a la intemperiequeda,

    -Ea, abridnos, pues! -grita- nos resta un breveinstante

    De aguardar nuestro turno, pues al girar la rue-da,

    Quin har que a este sitio volver otra vezpueda?

    4

    Y ahora el nuevo ao, removiendo ansiasmuertas,

    Al alma pensativa llama a la soledad,Donde , Moiss asoma sus blancas manos yer-

    tas,Y Jess resucita las llanuras desiertas.

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    5

    Iram llev sus rosas a donde nadie sabe,Con la septanulada nfora de Jamshid;Oh! pero an destila del vino el rub suaveY la fuente en el huerto canta su salmo grave.

    6

    Ya de David los labios sell la ltima arcilla;Mas el Bulbul en sacro y mimtico Pehlv,-Vino! a la rosa ofrece en rauda seguidillaPara teir de prpura su marchita mejilla.

    7

    Ven a llenar mi copa, y en primaveral anhelo,Echa de ti ese manto de contricin y dudas;El ave-tiempo apenas tiene luz para el vuelo,Y - mira! - ya sus alas est tendiendo al cielo.

  • O M A R K H A Y Y M

    64

    8

    Ya en Babilonia impa, ya en Naishapur, micuna,

    Ya la copa os ofrezca dulce o amargo vino,El de la vida filtra con tardez importuna,Y las hojas sin savia van cayendo una a una.

    9

    El alba de maana nos traer primorosasNuevas rosas, mas dnde se fueron las de

    ayer?Pero el Esto llega desbordante de rosas,Y Kaikobad, Jamshid, volvern a sus fosas.

    10

    Y deja que se vayan! Libre el mundo se veaDe Kaikobad el Grande o Kaikosr el potente;Y de Rustm los gritos llamando - a la pelea!Y Hatm-Ta - a la orga! -, all se vayan, ea!

  • R U B I Y T

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    11

    Ven t conmigo al margen de este oasis flori-do

    Que pone nuevo verde al valle pedregoso:Aqu esclavo y sultn duermen igual olvido,Y - paz a Mahmoud - clama amor compadeci-

    do.

    12

    Aqu con un mendrugo, entre el gayo ramaje,Una nfora de vino, un manojo de versos,y t conmigo, sola, cantando entre el boscaje,Es para m un paraso el yermo ms salvaje.

  • O M A R K H A Y Y M

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    II.-LO FUGITIVO Y LO ETERNO

    13

    Cuantos la gloria buscan en este mundo vano! Cuntos van tras los goces futuros del Profeta!Oh! tu oro, poco o mucho, asegura en tu ma-

    no...Ni te seduzca el eco de ese tambor lejano.

    14

    Si locura no fuese, cual la araa en su nidoCuidaras la tela de tu vida presente:Y a qu, si nadie sabe si el aliento absorbidoPuede volver al aire de donde fue bebido?

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    15

    Mira esa rosa, cmo su aire de reina asume!Ella sonre y dice: - Yo en esta tierra impero;De mi bolsa de seda el nudo se consume,Y vierte en los jardines la gracia del perfume.

    16

    La terrena esperanza do el alma se encadenaO se torna en cenizas o en el logro se colma:Por slo una o dos horas su loco andar serena,Y a volar, cual del yermo la diluda arena.

    17

    Ni el que su oro guardara con srdido decoro,Ni los que lo arrojaron al viento cual la lluvia,Ninguno fue enterrado como ceniza de oroPara incitar las ansias de exhumar su tesoro.

    18

    Y piensa, amigo, que esta tienda desvencijada

  • O M A R K H A Y Y M

    68

    A cuyas puertas trnanse las noches y los das,Fue de un sultn tras otro con su pompa habita-

    daPor breves horas y... de prisa abandonada.

    19

    Los leones y lagartos han hecho su guaridaDonde Jamshid brillara y hondamente bebiera;Y de Bahrn forzudo la cabeza temidaPisa el asno salvaje, mas no vuelve a la vida!

    20

    En palacios que al cielo alzaron sus pilaresY reyes a sus puertas curvaron las cabezas,Yo o la triste trtola, sola entre sus sillares,-Cu, cu -gimiendo sus ntimos pesares.

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    21

    Oh, dulce amada! llena la copa que hoy li-berta De dolores pasados y nuevas inquietudes:Maana! Y qu? Maana, si mi vida despierta,Siete mil aos dos llamarn a mi puerta.

    22

    Porque aquellos que amamos con ms santosamores,

    En quienes ya el tiempo apur su vendimia,Tambin su copa alzaron y cieron sus floresY a reposar se fueron hacia mundos mejores.

    23

    Y nosotros que el fausto de este Esto goza-mos

    En la cmara misma que abandonaron ellos,A su capa de tierra a nuestra vez bajamosA formar otra capa... y a quin se la dejamos?

  • O M A R K H A Y Y M

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    24

    Pienso a veces que nunca la rosa abri msroja

    Que sobre el suelo ungido por la sangre de unCsar;

    Y el jacinto glorioso que del sol se sonroja,De una cabeza antigua cado al surco se antoja.

    25

    Y esta preciosa hierba cuyo verde apacibleGuarnece la ribera que nos hospeda grata,Pisa en ella muy suave, pues saber no es posibleDe qu labios amantes ella brota invisible.

    26

    Oh, s! apresuremos nuestro humano trajn,Antes que suene la hora de bajar hacia el polvo:Polvo al polvo y debajo yacer del polvo ruin,Sin vino, sin canciones, sin cantar y... sin fin!

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    III. -AYER, HOY, MAANA

    27

    A aquellos que en el hoy aguardan su ventura,Y a los que en el maana fijaron su esperanza,Un muezn les grita desde la Torre Oscura:-Locos, ni aqu, ni all, vuestra paga es segura!

    28

    En sueos, otra voz, que me repite, advierto:-La flor abrir al beso de la nueva maana;Mas un rumor que pasa, me dice, ya despierto:-La flor que ayer abri, dio su aroma y ha

    muerto.

  • O M A R K H A Y Y M

    72

    29

    Y los santos, y sabios, y rgidos ascetasQue de ambos universos el estudio agotaron,Son arrojados fuera como locos profetas,Sus bocas y palabras del mismo polvo prietas.

    30

    Oh! cuando yo fui joven vido he frecuenta-do

    Los santos y doctores, y o cosas sublimesSobre esto y sobre aquello; mas siempre me ha

    pasadoVolverme por la puerta por donde haba entra-

    do.

    31

    Yo he sembrado semilla de aquel saber arca-no,

    Y la ayud a crecer la labor de mi mano;Y sta fue mi cosecha: - Yo vine como el agua,

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    73

    Y me voy de este mundo como va el viento va-no.

    32

    Llegado a este Universo el porqu ignorandoY el de dnde, como agua que, quiera o no quie-

    ra, corre,Salgo de l como el viento que el desierto cru-

    zando,Sin saber hacia dnde, quiera o no sigue andan-

    do.

    33

    Y qu, y as me traen desde un donde cual-quiera

    Y desde aqu hacia all, sin pulsar mi albedro?Si el cielo, al menos, darnos siempre el vino

    quisiera,Que ahogue este recuerdo que la mente lacera!

  • O M A R K H A Y Y M

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    IV -EL GRAN SECRETO

    34

    Por la sptima puerta, sidreo peregrino,Vol y fui a sentarme de Saturno en el trono:Muchos cerrados nudos desat en mi camino,Mas no el nudo maestro del humano destino.

    35

    Y all estaba la puerta cuya llave no vi;Y all se alzaba el velo que lo ocultaba todo:Un vago murmurar cerca de Ti y de MSe escuch... y despus nada, ni de M ni de Ti.

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    36

    Nada pudo la Tierra decir, ni el taciturnoMar que en fluida prpura su ausente Dios im-

    plora;Ni el cielo que mil signos pregonan, y a su turnoVelan, la luz del da y el luminar nocturno.

    37

    Luego al T en M que oculto tras el velo infi-nito

    Incesante labora, en mi extravo invoco:-Con qu lumbre orientarme en mi vagar for-

    tuito?-Con una mente ciega! - se contesta a mi gri-

    to.

    38

    Despus el labio fro de este vaso terrenoBes, en pos del Secreto del Pozo de la Vida,Y a mi ardiente contacto,- Bebe, dijo, sin freno

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    En vida, antes que duermas en el eterno seno!

    39

    Y pienso que aquel vaso que tmido me habla-r,

    Tambin vivi su vida y bebi con deleite;Y su labio impasible que en mi sed yo besara, Cuntos besos sintiera y ay! cuntos otorgara!

    40

    Y recuerdo que un da mi paso se detuvoPor ver un alfarero que bata su barro:Y el barro en frase tmida su frenes contuvo:-Suave, hermano, mi forma tambin tu forma

    tuvo!

    41

    Y no es sta la misma milenaria balada

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    Que desde el primer hombre historia abajo rue-da,

    Sobre aquella bolilla de tierra fecundadaQue dentro el limo humano dej Dios encerra-

    da?

    42

    Y ni una de esas gotas que de la copa echamosA la sedienta hierba, se escurri bajo tierra,A mitigar la angustia de un alma que olvidamosY muy hondo y muy lejos en el tiempo dejamos.

    43

    Como los tulipanes en su sed inexhaustaDe celeste vendimia, sus clices elevan,T podrs desde arriba conjurar tu hada in-

    faustaInclinndote a tierra como una copa exhausta.

  • O M A R K H A Y Y M

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    44

    Mientras del breve viaje el fin no se resuelva,Puedes la amada forma ceir entre tus brazos,Antes que la alma tierra a recobrarte vuelvaY en la ltima caricia en polvo te disuelva.

    45

    Si la copa en que libas, si el labio que opri-miste

    Acaban donde todo comienza y se concluye,Piensa que ahora eres el mismo que ayer fuiste,Y ms all no haras nada ms que aqu hiciste.

    46

    Cuando el Angel, copero de aquel brebaje os-curo,

    Te halle sentado al margen del ro confidente,Y te ofrezca su nctar, no huyas del conjuro:Toma y bebe hasta el fondo con nimo seguro.

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    47

    Ni temas que al ajuste de tu vida irredentaPueda romperse el molde ni extinguirse tu tipo:El Saki eterno ha echado, en innmera cuenta,De esas mismas burbujas en la copa sedienta.

    48

    Cuando hayamos cruzado t y yo el negrovelo,

    Oh! el mundo impasible continuar su ronda;Nuestra venida y vuelta le darn tal receloComo al mar si le arrojas un guijarro del suelo.

    49

    Un instante de aliento en la ruta desiertaGustar solo una gota del agua de la vida!Las estrellas se apagan; la caravana alertaParte ya hacia la Nada: ya es la hora, despierta!

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    50

    Y necio gastaras en pos del Gran SecretoEsta brizna de vida? Un cabello, nos dicen,De lo cierto y lo falso forma el espacio neto:y el hilo de la vida de dnde est sujeto?

    51

    - Que un cabello lo falso de lo cierto separa!Oh, s! Aunque un tilde fuese la sea guiadora,Acaso hasta el oculto Tesoro te llevara,Y acaso contemplases al Seor ante su Ara.

    52

    Su presencia difusa por las arterias ruedaDel mundo como azogue, para ahorrarte su

    busca:Desde Mhi hasta Mh, toda forma remeda:Todo muda o perece, mas El inmune queda.

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    53

    Un momento fantstico y luego al negroabismo

    Volver con igual prisa, do el drama se despliega,En que para solaz del eterno humorismo,El lo inventa, es artfice y actor a un tiempo

    mismo.

    54

    Si en vano bajo el suelo con avidez sondeasY hacia arriba, a esa Puerta sin trmino sellada,-Hoy, mientras seas t y un sentido poseasQu hars maana cuando ni t ni nada seas?

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    V. -LA MAGIA DE LA VIA

    55

    OH!, no ms te atormente lo humano o lo di-vino,

    Y que el maana solo desate su madeja:Hunde tus dedos muelles en el bano finoDe las trenzas de alguna flexible Hada del vino!

    56

    Y tu hora no malgastes, ni en la conquistaociosa

    De este o aquel engao te empees ni disputes:Algrate ms bien con la uva generosa,

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    Que ir en pos de una fruta, o ausente, o veneno-sa.

    57

    Y bien sabis, amigos, con cul altivo porteDe mi nuevo himeneo celebr el festival,La Razn repudiando de mi lecho y mi corte,Y a la Hija de la Via tomando por consorte.

    58

    Si al es como al

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    84

    Y si es as, arranca, de un golpe y todo junto,El maana aun innato y el ayer ya difunto.

    60

    Y poco ha en la Taberna, por la puerta flua,Filtrndose en la sombra, una silueta de Angel:Una pintada cuba en su espalda traa;La gust, y de la uva el sabor trascenda.

    61

    La uva, s, que puede con lgica absolutaLas setenta y dos sectas rivales confundirCon su Alquimia, que al plomo de nuestra vida

    brutaEn un tris de maniobra en oro lo transmuta.

    62

    Y el potente Mahmoud que aliento de Allahaspira,

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    85

    La tenebrosa turba, la temerosa hordaDe espantos y tristezas, que nuestra alma trans-

    pira,Dispersa con su espada que como el viento gira.

    63

    Y si esta esencia fuese de Dios un atributo,Quin blasfemar osara de la vid como un lazo?Y si es un crimen quin nos mand su tributo?Antes, pues, como gracia gustemos de su fruto.

    64

    Debo abjurar del Blsamo de vida, s, ya eshora;

    Antes que nuevas tasas pague mi fe sincera,O yendo en pos de alguna Bebida redentora,Mi vaso caiga al polvo que todo, lo devora.

  • O M A R K H A Y Y M

    86

    65

    Si la secta de abstemios del amor y del vinoSola es llamada al goce del Edn del Profeta,Ay! temo que el Paraso, con su encanto divino,Vaya a quedar desierto, sin fieles ni destino!

    66

    Amagos del Infierno! Promesas del Paraso!Slo es cierta una cosa, - que nuestra vida vue-

    la!Slo es cierta una cosa, -lo dems falso viso-:La flor que un da abriera, por siempre se

    deshizo.

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    VI.-EL VUELO DEL ALMA

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    Y caso extrao no? De las vidas aqullas-Que primero pasaron tras la cortina oscura,Ninguna aqu retorna a mostrarnos sus huellas,Para abrir nuevas rutas por entre las estrellas.

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    Y las revelaciones del sabio y del devoto,Que profetas ungidos en llamas difundieron,Qu son sino consejos de un ensueo remoto,Dichos y al punto vueltos a su dormir ignoto?

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    Porque si el alma puede dejar su polvo turbio,Y cabalgar desnuda por los aires del cielo,No es, acaso, vergenza, no es un fatal distur-

    bioHabitar por ms tiempo en este vil suburbio?

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    Y ste es slo una tienda donde un sultn re-posa

    Mientras va de camino al reino de la muerte:Sale el sultn, y al punto, un hosco pen de fosaLa alza, y para otro husped la adereza lujosa.

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    Y yo envi mi alma tras lo Invisible eterno,Del ms all una carta buscando descifrar;Tras una larga angustia de mi conflicto interno,Vuelve y me lee: -Mira: yo soy Cielo e Infierno>.

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    Cielo es slo visin del Deseo cumplidoY el Infierno la sombra de un alma de ansia pre-

    sa,Lanzada a esta tiniebla donde, apenas surgido,El hombre ha de quedar en polvo convertido.

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    Y al fin no somos ms que una movible filaDe fantsticas formas que vienen y que vanEn torno a esta Linterna del Sol, que alumbra,

    oscila,Y el Maestro abre y cierra cual mgica pupila.

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    Nosotros, piezas mudas del juego que El des-pliega

    Sobre el tablero abierto de noches y de das,Aqu y all las mueve, las une, las despega,Y una a una en la Caja, al final, las relega.

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    La Bola nada inquiere de s, ni no, ni modo,Y el jugador doquiera de un lado al otro corre:Pero El, que los echara en el campo de lodo,Todo de ellos lo sabe, oh, todo, todo, todo!

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    Su ndice el fallo escribe: si tu piedad impetra, Si tu ingenio exeogita, si tu fe intercedePor borrar una lnea, tu voz nunca penetra;Ni tus lgrimas juntas lavarn una letra.

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    VII -PREDESTINACION

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    Que el Doctor y el Filsofo sigan en su faenaDe hablar de lo que quieran y de lo no pensado:Todo no es ms que un tramo de infinita cadenaQue nadie mueve, corta, ni hace girar, ni enfre-

    na.

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    Y esa crtera inversa del cielo que te escuda,Bajo la cual rampantes vivimos y morimos,No le tiendas tu mano en splica de ayuda,Pues, como t y yo gira tan impotente y muda!

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    Del primitivo barro se hizo el hombre prime-ro,

    Y se ech la semilla de la ltima cosecha;Y la primera aurora dej escrito el letreroQue leer la ltima de aquel Juicio postrero.

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    El ayer ya dispuso del hoy la suerte triste,Y el silencio y el triunfo y el dolor del maana;Bebe! pues que no sabes cundo y porqu vi-

    niste,E ignoras porqu y dnde predestinado fuiste.

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    Cuando el corcel flamgero de estrellas fuedomado

    Y fijos los destinos de Parwin y Mushtari,Mi sino as fue escrito dentro del desmedradoGrumo de polvo y alma para m prefijado.

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    Brot la vid, y mi alma de su esencia fue ungi-da;

    Y aunque ra el Derviche, de mi metal plebeyoPuedo forjar la llave para darle subida,Cuando alle a la puerta su alma despavorida.

    83

    Y esto ms s: ya sea que la luz verdaderaEn amor me deleite o en ansia me consuma,Un solo rayo suyo que en mi copa encendieraEs mejor que en el templo perderla toda entera.

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    Por cierto que ms vale desde la innocua NadaHacer vivir un algo de conciencia o sentido,Que soportar el yugo de la dicha vedada,Con penas infinitas si la ley es violada.

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    Cmo! Ser resarcido por la inmane criatura,En oro vivo, de eso en vil mezcla prestado;Por deuda no debida ser juzgada perjura,Sin poder contestar! - Oh, mercanca impura!

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    No ser por temer su mirada severa:No confundir os juro su gracia y su injusticia;Y al cobarde que tales confesiones hiciera,De la Taberna echranle por la ventana afuera.

    87

    Oh, T! que de mil lazos y pozos sin medidaDe mi paso errabundo sembraste el derrotero, .No hars que un mal prefijo mi marcha enrede

    e impida,E impute luego a crimen mi segura cada?

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    Oh, T! que al hombre hiciste de la arcillams vil,

    Y en el Edn, oculto, lo pusiste al reptil,De toda humana falta que su vida mancilla,Dale el perdn y el suyo recibe T... es gentil!

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    VIII.-EL COLOQUIO DE LAS ANFORAS

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    Oye ms: una noche, entre el rumor postreroDel Ramazn, y antes que la luna se alzara,Quedme solo dentro de un taller de alfarero,Por su pueblo de arcilla rodeado y prisionero.

    90

    Y esta vez, entre todos, la voz desvanecidaCircula cual si fuese el chirrido medrosoDe cenizas de alguna lengua ha tiempo extin-

    guida,Que mi odo excitado devolviese a la vida.

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    Entonces uno dijo: - No fue vano el intentoDe amasar mi substancia con la ms vil materia:El que, sutil, me diera la forma que hoy ostento,Podr tornarme en tierra informe en un mo-

    mento.

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    Y otro replica: - Y qu? , Acaso no podraUn nio que en la copa escanci con deleite,Romperla, y el que la hizo de amor y fantasa,No la quebrara, acaso, de clera algn da?>

    93

    Nadie dio la respuesta; pero tras breve pausa,Otro vaso de menos arrogante figura,-Me burlan -dice- por mi menguada apostura;La mano del artista tembl, pues, por mi cau-

    sa?>

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    Con la muerte y la vida el mismo qu inquiero;El porqu siempre listo, pero no el por tanto;Y as otro vaso annimo interroga certero:-Quin aqu es la vasija y quin el alfarero?>

    95

    Dijo uno: - Todos hablan de un Seor in-mutable,

    y su rostro le tiznan con humo del Infierno,Y tambin de un juicio ltimo de rigor implaca-

    ble...Mas es buen camarada y todo ir admirable.

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    -Bien - otro habl -; si as es, probmosloconmigo:

    Mi arcilla, por olvido del Maestro, se ha secado;Mas llenadme de nuevo del viejo vino amigoY veris con qu gracia mi frescor os prodigo!

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    Y mientras que los vasos van as departiendo,Otro espiaba hacia afuera la luna en el creciente:Y habl: - Hermano, hermano! - el Shawwalpresintiendo-Ya el nudo de la bolsa se abre, ya est crujien-do!

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    IX.-EL OCASO DEL ASTRO

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    AH! reanimad con la uva mi marchitada vida;Ungidme en sus aromas si es ya mi ltimo sue-

    o;Y envuelto de hojas frescas en tnica floridaDejadme entre las frondas de una huerta escon-

    dida;

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    Para que, reviviendo por la vernal tibieza,Pueda enviar mis adioses a mis viejos amigos,En la rama que al muro se inclina y se adereza

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    Para verter sus flores por sobre su cabeza;

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    Para que mis cenizas, como, el vstago altivoDe la via, el espacio en espiral escalen,Y as, el buen creyente, si pasa pensativo,No quedar enredado por absorto o esquivo.

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    Ah! y en verdad los dolos que yo am conpasin

    Mucho dao me hicieron a los ojos del mundo:En frgil copa ahogaron mi gloria y mi ambi-

    cinY mi fama vendieron por una ruin cancin.

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    Es cierto, s, es cierto: yo promet enmendar-me;

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    Lo jur, mas estaba en mi juicio al jurarlo?La Primavera vino sus rosas a ofrendarme...Y de mi contricin la tnica a rasgarme.

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    Y aunque el vino el sainete del infiel me juga-ra,

    Y aunque me despojase de mi traje de honor,Yo admiro siempre cmo el viador compraraTal merca por venderla la mitad menos cara.

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    Ah, y esta Primavera marchitar sus rosas!Se cerrar este escrito de juvenil perfume;Y el Bulbul que en sus frondas ritm piedras

    preciosas,Dnde tendi - quin sabe - sus alas misterio-

    sas?

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    Si al menos de la Fuente del Desierto surgieseUna vaga vislumbre que el rumbo revelase!El caminante exnime al frescor revivieseCual la hierba del campo que el roco reverdece.

    106

    Ah! si fuese posible rehacer el Universo,Cerrar a nuestro antojo el Libro del Destino;El Autor en un folio ms sonrosado y tersoGrabara nuestros nombres, o borrara su verso!

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    Oh Amor, si pudiramos con ayuda del HadoTachar de un rasgo solo todo este embrin de

    cosas!Vuelto de nuevo a polvo, lo habramos forjadoMs cercano a la forma que hubisemos soado.

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    Cunto mejor no fuera del catlogo arcanoBorrar del Universo toda alma infortunada,Que engrosar gota a gota del infortunio humanoLos ros que se llevan al Infinito Ocano!

    109

    Mas la luna del cielo, al subir en Creciente,Nos mira, oh dulce amada, tras el trmulo llano: Cuntas veces, ms tarde, me buscar impa-

    ciente,Entre estas mismas hojas, y vana, vanamente!

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    Y cuando el pie de ncar T deslices un daPor las tumbas dispersas sobre esta hierba mus-

    tia,Y en tu vagar abstracto llegues hasta la ma,Vuelca tu copa y quede para siempre vaca!

    As sea.

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    II RIMAS ORIENTALES

    I CONFIDENCIALES

    I

    CORAZON

    Ms que cien Kaabas hechas de agua y tierraVale en la vida un noble corazn;En los pases del maana aferraCuantos puedas al propio corazn,Y en las tierras del hoy, de un puro amigoAdhirete por siempre al corazn.

    Deja ya de la Kaaba el falso abrigo,Y corre al mundo en pos de un corazn.

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    II

    EL LENGUAJE MISTERIOSO

    ESTE rub