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SALA CIVIL PRIMERA Resolución N°: 126 Folio: 354 Tomo: 16 En la ciudad de Santa Fe, a los 15 días del mes de Junio del año dos mil quince, se reunió en Acuerdo Ordinario la Sala Primera de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Santa Fe, integrada por los Dres. Aidilio Gustavo Fabiano, Abraham L. Vargas, y Estela Aletti, para resolver los recursos de nulidad y apelación -que fueran concedidos libremente y con efecto suspensivo (v. fojas 595) interpuestos tanto por la demandada “Nation S.A.” (v. fs. 587) como así también por el tercero citado “Peugeot Citröen Argentina S.A.” (v. fs. 590) contra la sentencia de fecha 13.09.2013 (v. fs. 563/584vto.) dictada por la entonces titular del Juzgado de Primera Instancia de Distrito en lo Civil y Comercial de la Primera Nominación de Santa Fe, en los autos caratulados “BOSSER, EDGARDO EXEQUIEL C/ NATION S. A. S/ DEMANDA ORDINARIA” (Expte. Sala I N° 177 – Año 2013). Acto seguido el Tribunal estableció el orden de votación conforme con el estudio de los autos -Dres. Fabiano, Vargas y Aletti- y se planteó para resolver las siguientes cuestiones: 1era.: ¿Es nula la resolución recurrida? 2da.: ¿Es ella justa? 3ra.: ¿Qué pronunciamiento corresponde dictarse? Determinado el orden de votación en cuya virtud éstos pasan a estudio, a la primera cuestión, el Dr. Fabiano dijo: El recurso de nulidad deducido fue expresamente desistido por la demandada Nation S.A. (v. punto I del escrito de fs. 620) y no ha sido sostenido autónomamente en esta sede por el tercero citado “Peugeot Citröen S.A.”. De todas maneras y a todo evento, las críticas que contiene el memorial del nombrado en último término (que no refieren a vicios in procedendo sino in iudicando) pueden obtener suficiente respuesta en el tratamiento que -a continuación- se realizará del recurso de apelación que también se ha interpuesto. Por lo demás, no advirtiendo irregularidades procesales ni vicios en el procedimiento que justifiquen un pronunciamiento de oficio, corresponde tener por desistido el recurso de nulidad planteado por la demandada y desestimar el impetrado por el tercero citado enunciado precedentemente. Así voto. El Dr. Vargas expresó, a su vez, iguales razones en parecidos términos y votó, por lo tanto, en igual sentido. A la primera cuestión, la Dra Aletti dijo: Habiendo tomado conocimiento de estos autos y existiendo votos totalmente concordantes de dos jueces, de conformidad al art. 26 de la Ley 10.160 y a la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia, me abstengo de emitir opinión. A la segunda cuestión, el Dr. Fabiano dijo: I. Antecedentes

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SALA CIVIL PRIMERA Resolución N°: 126

Folio: 354

Tomo: 16

En la ciudad de Santa Fe, a los 15 días del mes de Junio del año dos mil quince, se reunió

en Acuerdo Ordinario la Sala Primera de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial

de Santa Fe, integrada por los Dres. Aidilio Gustavo Fabiano, Abraham L. Vargas, y Estela

Aletti, para resolver los recursos de nulidad y apelación -que fueran concedidos libremente

y con efecto suspensivo (v. fojas 595) interpuestos tanto por la demandada “Nation S.A.”

(v. fs. 587) como así también por el tercero citado “Peugeot Citröen Argentina S.A.” (v. fs.

590) contra la sentencia de fecha 13.09.2013 (v. fs. 563/584vto.) dictada por la entonces

titular del Juzgado de Primera Instancia de Distrito en lo Civil y Comercial de la Primera

Nominación de Santa Fe, en los autos caratulados “BOSSER, EDGARDO EXEQUIEL

C/ NATION S. A. S/ DEMANDA ORDINARIA” (Expte. Sala I N° 177 – Año 2013).

Acto seguido el Tribunal estableció el orden de votación conforme con el estudio de los

autos -Dres. Fabiano, Vargas y Aletti- y se planteó para resolver las siguientes cuestiones:

1era.: ¿Es nula la resolución recurrida?

2da.: ¿Es ella justa?

3ra.: ¿Qué pronunciamiento corresponde dictarse?

Determinado el orden de votación en cuya virtud éstos pasan a estudio, a la primera

cuestión, el Dr. Fabiano dijo:

El recurso de nulidad deducido fue expresamente desistido por la demandada

Nation S.A. (v. punto I del escrito de fs. 620) y no ha sido sostenido autónomamente en esta

sede por el tercero citado “Peugeot Citröen S.A.”. De todas maneras y a todo evento, las

críticas que contiene el memorial del nombrado en último término (que no refieren a vicios

in procedendo sino in iudicando) pueden obtener suficiente respuesta en el tratamiento que

-a continuación- se realizará del recurso de apelación que también se ha interpuesto.

Por lo demás, no advirtiendo irregularidades procesales ni vicios en el

procedimiento que justifiquen un pronunciamiento de oficio, corresponde tener por

desistido el recurso de nulidad planteado por la demandada y desestimar el impetrado por el

tercero citado enunciado precedentemente.

Así voto.

El Dr. Vargas expresó, a su vez, iguales razones en parecidos términos y votó, por

lo tanto, en igual sentido.

A la primera cuestión, la Dra Aletti dijo:

Habiendo tomado conocimiento de estos autos y existiendo votos totalmente

concordantes de dos jueces, de conformidad al art. 26 de la Ley 10.160 y a la jurisprudencia

de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia, me abstengo de emitir opinión.

A la segunda cuestión, el Dr. Fabiano dijo:

I. Antecedentes

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1. En fecha 14.12.2010 (v. fs. 46/48) el actor, Edgardo Exequiel Bosser, por

intermedio de apoderados, interpuso demanda ordinaria de cumplimiento contractual contra

la firma Nation S.A. tendente a que se condene a la accionada en los términos del artículo

17 inciso b) de la Ley 24.240 con más los daños y perjuicios reclamados.

En los hechos fundantes de la misma se invocó que el señor Bosser adquirió y abonó

a la accionada Nation S.A. un automóvil marca Citröen modelo C4 5P 2.0 HDI SX por la

suma de ochenta y un mil ciento cincuenta pesos ($ 81.150), acreditándolo con los recibos

correspondientes reconocidos por la demandada en las medidas preparatorias caratuladas

“Bosser, Edgardo Exequiel c/Nation S.A. s/Medidas Preparatorias de Juicio Ordinario”

(Expte. N° CUIJ: 21-00024222-2) en trámite por ante el Juzgado de Primera Instancia de

Distrito en lo Civil y Comercial de la Undécima Nominación de Santa Fe agregados a

autos.

Se refirió que el vehículo fue entregado al comprador en fecha 03.06.2009 y que,

desde dicho momento, presentó problemas en la caja de cambio y en el sistema de

embrague, consistentes en una trepidación o vibración de la transmisión al accionar el pedal

de embrague, el que se evidenciaba con mayor intensidad al utilizar la marcha atrás y la

primera marcha. Haciendo uso de la garantía de un año del producto adquirido, el actor

concurrió a la firma vendedora, según dice, en innumerables ocasiones solicitando su

arreglo, indicando que tales reparaciones surgen de las órdenes correspondientes reservadas

en Secretaría, aclarando que en muchas oportunidades las intervenciones no se

documentaron por no aceptarlo la demandada.

En concreto, relata que la accionada nunca logró solucionar los problemas

mecánicos, los que al momento de la demanda todavía persisten en el vehículo adquirido

-según manifiesta-, al punto que se debió cambiar tres veces el sistema de embrague,

además de otras piezas como el volante de motor, todo sin resultados satisfactorios. Según

indica, tales circunstancias le produjeron, entre otros inconvenientes, gastos, privación del

bien y daño moral.

Atento a la falta de una respuesta definitiva al problema, inició una denuncia ante la

Dirección de Comercio Interior de la Provincia de Santa Fe, conforme las prescripciones de

la ley 24.240, iniciándose el expediente N° 14988-B-2010, a cuya instancia concurrió la

firma fabricante del vehículo “Peugeot Citröen Argentina S.A.” aunque, pese a las cuatro

audiencias celebradas, manifiesta que no se obtuvo resultado alguno al reclamo, lo que

motivó la concurrencia ante la instancia jurisdiccional.

En función de lo expuesto, solicitó que se condene a la accionada en los términos

del artículo 17 inc. b) de la Ley 24.240, es decir, la devolución de la cosa en el estado en

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que se encuentra recibiendo el importe equivalente a la suma abonada conforme al precio

actual en plaza del vehículo adquirido, con más una indemnización de daños y perjuicios.

2. Al contestar la demanda, la empresa concesionaria accionada reconoció la venta

del vehículo referido efectuada al actor, más negando todos los hechos que no resulten de

su expreso reconocimiento (fs. 70/77 vto.).

Explicó la accionada que la parte actora incurrió en una contradicción al plantear

dos pretensiones que resultan, a su juicio, excluyentes entre sí. Por un lado se le imputa no

haber cumplido con su obligación de garantizar la calidad del producto vendido subsanando

sus efectos ocultos a través de un servicio técnico adecuado, pero al mismo tiempo se

denuncia la existencia de “vicios ocultos”. Entiende que la obligación de garantía se

encuentra prevista en las disposiciones del arts. 11, ss. y cc. de la LDC, indicando que debe

diferenciarse ello de los vicios ocultos, supuesto que regula el artículo 18 del texto legal

referido.

Al respecto, la accionada señaló que cumplió con su deber de prestar la garantía

legal sobre el vehículo realizando las tareas correspondientes, y aún más allá de las mismas,

indicando que ante tales prestaciones el actor prestó plena conformidad, al punto que en

ocasión de llevarse a cabo el servicio programado para los 40.000 kilómetros el accionante

no refirió problema alguno de embrague; sin embargo, y cuando la garantía ya se

encontraba vencida, adujo al existencia de un vicio oculto y que las reparaciones anteriores

no habían resultado satisfactorias.

En concreto, tales vicios a -juicio de la accionada- no le imposibilitaron al actor el

uso del bien y la constatación de los mismos fuera del período de garantía no les resulta

exigible, máxime cuando la demandada desconoce que tipo de uso se le dio al bien una vez

vencida la garantía referida.

Por lo tanto existe a juicio de la accionada una confusión entre los conceptos de

“vicios redhibitorios” y “reparaciones no satisfactorias”, entendiendo que los mismos

resultan ser distintos y derivan en diferentes soluciones legales y acciones. Dicho ello,

refiere que en el caso no existió vicio oculto, ya que el mismo debería haberse presentado,

conforme el art. 18 de la LDC, al tiempo de la adquisición y haber hecho impropia la cosa

para su destino.

Ante dicho planteo, interpuso excepción de prescripción entendiendo que el

supuesto extintivo se había verificado dado que habían transcurrido los tres meses del plazo

previsto por el artículo 4041 del Código Civil; asimismo articuló falta de acción como

defensa de fondo, bajo la idea que el planteo del actor, sobre la existencia de vicios o

defectos de la cosa adquirida debió haberse efectuado de acuerdo a lo dispuesto por el

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artículo 476 del Código de Comercio, sometiendo la cuestión a la determinación de peritos

arbitradores.

Finalmente, introduce también “defensa de plus petitio” en el entendimiento que la

pretensión del actor de acudir al artículo 17 inciso b) de la LDC implicaría una pretensión

objetiva en exceso inexcusable.

Citó como tercero en los términos del artículo 302, ss. y cc. del CPCC y 40 de la

LDC a la firma Peugeot Citröen Argentina S.A.

3. A fojas 81/81bis la actora contestó las defensas opuestas solicitando su rechazo.

Respecto a la prescripción, manifiesta que el plazo aplicable no es el del artículo 4041 del

C.C., sino el trienal del artículo 50 de la LDC, correspondiendo, además, tener en cuenta las

interrupciones producidas por los reclamos y actuaciones administrativas incoadas.

Respecto a la defensa de falta de acción, alude que no se trató de una compraventa

comercial, sino de una operación regida por la ley de Defensa del Consumidor, requiriendo

idéntica suerte respecto a la defensa de plus petitio a la que considera infundada y no

aplicable al supuesto debatido.

4. El tercero citado “Peugeot Citröen Argentina S.A.” contestó la demanda a fs.

189/206 postulando su rechazo y negando todos los hechos que no sean de su expreso

reconocimiento.

Consideró, al igual que la accionada, que en el caso se trató de una demanda en la

que se reclamó indebidamente, y al mismo tiempo, por la existencia de un vicio oculto y

por reparaciones no satisfactorias (conf. art. 17 inc. b) de la LDC) resultando ambas

pretensiones excluyentes.

Del relato que efectúa de los hechos, concluye en que ningún achaque corresponde

efectuársele al fabricante, indicando que resulta inverosímil que luego de utilizar la unidad

por el lapso de dos años se pretenda reintegrarla y percibir el valor de una unidad 0

kilómetro. Sostuvo que Peugeot Cirtröen cumplió de modo estricto con la garantía en su

calidad de fabricante, refiriendo a los términos contractuales vigentes; asimismo, rechazó la

existencia de un vicio redhibitorio y la aplicación de las normas invocadas en la LDC, y en

definitiva, todos los rubros reclamados, efectuando ponderaciones sobre los mismos.

5. En las pruebas colectadas en las medidas preparatorias ya referidas (v. fs. 28) se

produce el reconocimiento de los recibos que justifican la compra aludida, como así

también ocho (8) órdenes de reparación habidas entre el 11.06.2009 y el 15.07.2010; quien

reconoce las mismas aclara que los inconvenientes detallados en esas órdenes son las

manifestaciones que aduce el cliente, lo que no indica que por ello esté efectivamente

deteriorado o presente las anomalías que se mencionan.

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A fs. 283/305 se rinde la pericial mecánica y se adjuntan la constancia de los

servicios efectuados (fs. 340/346). Asimismo se substancian las siguientes probanzas:

prueba documental e instrumental, informativa a la Municipalidad de la ciudad de Santa Fe,

declaración testimonial de los señores Luis Campos, Eduardo Messina, Bruno Bichatti,

Joaquín Galluccio; informativa a Escobar S.A. y absolución de posiciones del actor, entre

otras.

6. En la sentencia en crisis, por pronunciamiento de fecha 13.09.2013 (fs. 563/584

vto.), la Jueza A quo dispuso hacer lugar a la demanda incoada y condenar a Nation S.A. y

a Peugeot Citröen Argentina S.A., in solidum, a recibir el automóvil C4 5P 2.0 HDI SX en

el estado en que se encuentra, abonando al actor la suma equivalente al precio actual de

plaza del mismo, con más la suma de $ 25.345 en concepto de daño moral, daño material

por privación de uso y daño punitivo, con más intereses y costas.

Para así decidirlo, en primer lugar rechazó la defensa de prescripción interpuesta

bajo la inteligencia que, en el caso, la pretensión consistió en lo previsto en el artículo 17

inc. b) de la LDC y no se trató de un planteo de vicio redhibitorio por lo cual, entendió que

el plazo más favorable al consumidor que correspondía aplicarse era el decenal en virtud de

tratarse de un supuesto de responsabilidad contractual. Seguidamente, y fundado en el

artículo 13 de la LDC, desestimó la defensa de falta de acción interpuesta bajo el

argumento que resultaba aplicable al caso el artículo 476 del Código de Comercio.

Ponderó la A quo que en el caso se acreditó, fundamentalmente mediante la pericial

mecánica rendida, la existencia de un problema en el embrague consistente en la

trepidación ya reseñada; por ello, a su juicio, la parte vendedora no cumplió con su

obligación de entregar la cosa conforme a lo previsto en el artículo 1409 del Código Civil,

ya que la misma no reunía las cualidades que el comprador razonablemente entendió que

tenía al momento de contratar. A su entender, ello, no otorga al adquirente acción

redhibitoria sino la de cumplimiento o resolución del contrato.

Prosigue señalando la magistrada de la anterior instancia que, la LDC se

complementa con el derecho común, y regula una garantía especial destinada a lograr la

reparación de las cosas muebles no consumibles (arts. 11 a 17); la puesta en marcha de

dicha garantía resulta sólo una opción pero no lo ata a seguir necesariamente dicho camino

en forma previa a efectivizar los demás derechos que emanan del estatuto del consumidor, y

dada la existencia de un defecto o vicio en la cosa, ello implica el incumplimiento por parte

del proveedor, que otorga el derecho al consumidor de ejercer alguna de las opciones que

contempla el artículo 10 bis de la LDC. Así, en el caso, concluyó la A quo en que el

comprador, ante los defectos presentados hizo uso de la garantía legal (art. 11 LCD) que

fuera prestada por Nation S.A. en varias oportunidades, no resultando satisfactoria, y por

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tanto, rige el supuesto del artículo 17 inc. b) de la norma citada, bajo el entendimiento que

no se verificaron “condiciones óptimas” del bien adquirido sin perjuicio que el mismo haya

podido ser utilizado.

Como consecuencia de lo hasta aquí expuesto, la a quo admitió la demanda

condenando a Nation S.A. y Peugeot Citröen Argentina in solidum a recibir el vehículo

abonando el valor de plaza del mismo, más una indemnización correspondiente a daño

moral, daño material por privación de uso y daño punitivo, rubros que sucesivamente

califica, pondera y cuantifica, totalizando la suma de veinticinco mil trescientos cuarenta y

cinco pesos ($25.345).

II. Agravios

1. Contra dicha resolución se alzan la demandada Nation S.A. y la codemandada

Peugeot Citröen Argentina, deduciendo recursos de apelación y nulidad respectivamente (v.

fs. 587 y 590), los que son concedidos libremente y con efecto suspensivo por providencia

de fecha 09.10.2013 (v. fs. 595).

2. Ello así y radicados los autos en esta sede, se le corre traslado a los apelantes a fin

de que expresen agravios (v. fs. 613), levantando la carga procesal Nation S.A. a fs.

620/646, y Peugeot-Citröen Argentina a fs. 649/666.

3. Los agravios de Nation S. A.

En primer lugar se agravia que la A quo haya considerado que el automotor del

actor, luego de su adquisición y durante el período de vigencia de la garantía, presentara

problemas de trepidación de embrague y que dicho inconveniente no pudiera ser

solucionado, y que le asigne la misma causa que en el momento en que se llevó a cabo la

pericia.

Seguidamente se agravia porque la A quo consideró que la pericia no fue

cuestionada por las demandadas, cuando en los alegatos, tanto su parte como Peugeot

Citröen Argentina se hicieron cargo de cuestionar dicho dictamen técnico. En tercer término

formula agravio referente al alcance otorgado por la A quo respecto a la naturaleza del

contrato de compraventa, considerando que en el caso no se trató de un supuesto de acción

por incumplimiento contractual, ya que nunca se alegó que la cosa fuera distinta a la

contratada ni siquiera la ausencia de calidad en la cosa; en relación al mismo, plantea que

tampoco se trata de un supuesto de incumplimiento de una oferta o contrato que autorice la

resolución prevista por el artículo 10 bis de la LDC.

Reitera que en el caso no se verificó el vicio apuntado y que el supuesto del artículo

17 de la LDC impone un límite temporal, ya que la opción no podría ejercerse luego de

vencido el plazo de garantía legal o contractual, mucho menos cuando habían transcurrido

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más de tres años y al momento de realizarse la pericial el bien contaba con 120.000 km, no

resultando aplicables a autos los precedentes jurisprudenciales citados.

Considera, en definitiva, que en la especie existió una indebida subsunción en el

supuesto normativo del artículo 17 de la LDC, generando ello un enriquecimiento

incausado para el actor, considerando que la sentencia resulta inmotivada, infundada y

arbitraria.

Finalmente, formula agravios sobre cada uno de los rubros indemnizatorios

reconocidos en cuanto a su alcance y cuantifiación, especialmente en lo que al daño

punitivo refiere.

4. Los agravios de Peugeot Citröen Argentina S. A.

Postula que la sentencia es arbitraria ya que parte de una plataforma fáctica

parcializada a la que arriba de una incompleta valoración de la prueba producida en autos,

lo que la hace incurrir en serias contradicciones que justifican el vicio señalado.

Se agravia, entre otras cuestiones, por la omisión en considerar que el vehículo fue

debidamente atendido en el marco de la garantía de posventa, ya que se hicieron cambios

más allá de la misma y de lo previsto en la póliza de garantía y en la LDC, y siempre que se

intervino el vehículo, este fue retirado sin reservas y de plena conformidad por el actor,

comprobándose un uso intenso del bien que obsta a la consideración del defecto señalado.

Además, el kilometraje recorrido acredita que el vehículo siempre se encontró en

condiciones de ser usado con seguridad.

Formula agravios respecto a la valoración otorgada a la pericia rendida,

considerando que la misma adolece de todo asidero científico ya que no fueron examinadas

las piezas supuestamente falladas, no se determinó la causa u origen de la falla, la prueba

sólo consistió en el manejo de tan solo diez cuadras y que nunca pudo haber arribado a

dicha conclusión sin haber desarmado el conjunto embrague, concluyendo que la pericia

resultó infundada técnicamente e insuficiente para acreditar la supuesta existencia de un

vicio constructivo o reparaciones deficientes.

Además se agravia porque la jueza de grado consideró que, en el caso, la garantía

legal no fue adecuada para sanear el defecto presentado en el vehículo.

Sostiene que la fábrica cumplió con las garantías previstas en los artículos 11 y 12

de la LDC consistentes en la obligación de reparar todo defecto que presente el vehículo no

imputable al usuario, y proveer los repuestos necesarios, más no significa que no pueda

presentarse falla alguna en el término de un año.

Entiende que de haber resultado defectuosas las reparaciones jamás el rodado podría

haber circulado 120.000 kilómetros con un problema grave en el conjunto de embrague.

Asimismo, se agravia porque no se comprobó en autos que los problemas detectados en el

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embrague respondieran a la misma causa, tanto al momento de la vigencia de la garantía

como a la hora de haberse efectuado la pericia, máxime, cuando después de cada servicio

expresó su conformidad y no formuló ningún tipo de reservas.

Agregó que, del dictamen pericial, en base al cual la jueza de grado basó su

razonamiento, no se pudo desvirtuar ni desacreditar tal circunstancia.

Entiende que en el caso no se probó la existencia de un defecto o vicio constructivo,

no reuniéndose los requisitos de procedencia que prevé el artículo 2164 del Código Civil.

Sostuvo además, que los inconvenientes alegados en ningún momento tornaron al bien

impropio para su destino.

Prosigue indicando que los meros inconvenientes detectados, fueron solucionados

durante el plazo de garantía, habiendo prestado el actor plena conformidad respecto a

dichas intervenciones, por lo que las supuestas fallas que el bien presentara, fuera de dicho

plazo, no les resultan imputables al fabricante.

Se agravia además, respecto a los rubros indemnizatorios otorgados, en cuanto a su

consideración y cuantía.

III. Contestación de los agravios

Corrido traslado para contestar los agravios de ambas partes, la actora lo hace a fs.

676/681vto, quedando los presentes en estado de resolver.

IV. Análisis

1. A los fines de abordar los agravios vertidos por la accionada y el tercero citado,

de modo previo, deben establecerse cuáles resultaron los hechos acreditados y no

controvertidos en autos.

La adquisición del vehículo ha sido reconocida por todos los litigantes, como así,

que a partir de su entrega se verificaron varias órdenes de reparación en el taller autorizado

por una falla aducida por el comprador en el sistema de embrague que producía trepidación

y vibraciones.

La controversia radica sobre la existencia de la falla, que fuera negada por los

accionados, y en subsidio sobre el alcance de la condena y rubros indemnizatorios

otorgados.

Corresponde, entonces, analizar las constancias de autos, a la luz de los agravios

expresados respecto a la sentencia de grado.

2. En el caso, no puede dudarse que se trata de una relación de consumo (artículo 3°

LDC) donde el actor, Edgardo Exequiel Bosser, asume el carácter de consumidor (artículo

1° LDC) y tanto la demandada Nation S.A., como el tercero citado Peugeot Citröen

Argentina S. A., son considerados proveedores en los términos del artículo 2° del estatuto

consumerista.

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Dicha relación consistió en la adquisición de un automóvil cero kilómetro, bien

mueble no consumible, por lo que el consumidor gozaba de garantía legal por los defectos o

vicios de cualquier índole, incluso los ostensibles y manifiestos, siempre que afecten la

identidad entre lo ofrecido y lo entregado o su correcto funcionamiento, conforme las

previsiones del artículo 11 de la LDC. Asimismo, contaba con garantía convencional

prevista en el artículo 12 de dicho cuerpo normativo.

3. Frente al planteo de los recurrentes en lo referente a que el vehículo nunca

presentó un defecto que obstara a su correcto funcionamiento, deben examinarse las

acciones desplegadas luego de la entrega del bien.

Así, se ha acreditado en autos que luego de dicho evento, producido el 03.06.2009,

el automóvil ingresó en el taller por primera vez el 11.06.2009, es decir, seis días hábiles

después de retirado, lo que resulta un plazo razonable para detectar un problema,

consultarlo y acordar el día para llevarlo al taller para su revisión. Además se le practicó el

service de los primeros 1.500 kilómetros, los que restados al kilometraje mínimo con que se

entregan las unidades nuevas, hace presumir que el actor tuvo oportunidad de evaluar el

vehículo y detectar las falencias que lo llevaron a plantearlas.

Luego de esa primera intervención, en los posteriores ingresos al taller de la

concesionaria, se consignó idéntico defecto (v. fs. 8, 9, 10, 11, 12, 13 -donde se refiere:

“caja no mejora, empeora embrague”).

Adviértase que, de las órdenes de reparaciones aportadas por la propia demandada

(fs. 308/326) no sólo se comprueban las intervenciones sobre el defecto señalado, sino que

de ninguna de ellas surge el argumento defensivo ensayado consistente en que se trataba de

una apreciación subjetiva del adquirente. En efecto, si se sostuvo que dicho trepidar o

vibraciones son normales, en las referidas órdenes debería haberse consignado que no se

halló defecto alguno, pese a lo manifestado por el cliente o bien advertirlo e informarlo

sobre un eventual uso irregular.

Por el contrario, se dejó constancia de los trabajos efectuados e incluso, como fue

reconocido, el cambio de piezas en distintas oportunidades.

Al respecto el artículo 15 de la LDC resulta elocuente, ya que el proveedor esta

obligado por imperio de dicho precepto a entregar la constancia de la reparación donde se

explique la naturaleza de la misma, las piezas que fueron reemplazadas o reparadas, entre

otras condiciones.

Los instrumentos obrantes a fs. 308/326, a juicio del suscripto, no reúnen dichos

recaudos.

La única excepción, en cuanto a la falta de consignación del defecto, la constituye el

service de los 40.000 km. de fecha 15.07.2010 donde no se alude al defecto (fs. 14), sin

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perjuicio de lo cual, el hecho que se encontraba ya en trámite el procedimiento

administrativo incoado por el actor ante la Dirección de Comercio Interior (fs. 38) causada

en dicho reclamo, hace presumir de un modo razonable que el problema subsistía y no

había desparecido, pese a que no se dejara cuenta de ello en la referida orden de trabajo. En

concreto, dicha orden de servicio no puede ser interpretada como una manifestación de

voluntad expresa del adquirente en orden a que el problema había sido solucionado.

De lo expuesto se concluye que desde la adquisición del bien surgió un

inconveniente en el rodado y la concesionaria le dispensó un tratamiento como tal, no

habiéndose acreditado que el mismo resultara una mera apreciación subjetiva del actor

carente de todo sustento fáctico.

4. Así pues, corresponde ponderar si el aludido defecto ha sido acreditado en autos.

La sentencia en crisis funda la comprobación de la existencia del problema en la

pericia mecánica obrante a fs 294/306.

En los alegatos de la demandada (fs. 524vto./527) y del tercero citado (fs.

539vto./541) se cuestiona la pericia en términos similares. Específicamente sostienen que la

misma es baldía, carente de todo asidero científico que la avale, no fue efectuada mediante

el desarme y comprobación de las piezas correspondientes, que sólo se produjo en base a

unas pocas cuadras de manejo, que arriba a conclusiones que no fueron debidamente

sustentadas y descarta infundadamente la hipótesis del mal uso por parte del propietario. Al

mismo tiempo, que no se constató una trepidación del sistema de embrague anormal.

Al respecto debe señalarse que en principio no se explica por qué si se encontraban

los delgados técnicos al momento de la pericia, no se dejaron constancias de tales

objeciones o se pidieron mayores precisiones al perito como lo faculta el primer párrafo del

artículo 193 del código de rito.

Por lo demás, resulta carga de los litigantes la prueba de la inexactitud del dictamen

pericial puesto que no bastan las meras objeciones (C.Civ.Com. y Laboral de Rafaela,

Becerra César y otros c. Sors, Enrique T. s. Ordinario. Rep. Zeus T. 10 pag. 937)

A los fines de la valoración de la prueba discutida, debe tenerse en cuenta que el

principal hecho alegado por la parte actora para sustentar su pretensión se trató de un

defecto de funcionamiento del sistema de embrague que ocasionaba vibraciones y

trepidación.

Su carga probatoria consistía en demostrar la existencia y persistencia de dicho

defecto y no acreditar el origen del mismo o su causa productora.

A través del informe substanciado el actor demostró que subsistía el problema

origen de sus reclamos, que ello fue valorado por un tercero especializado, y dicho

extremo, a juicio del suscripto, no pudo ser debidamente rebatido por los oponentes, toda

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vez que sólo se expresaron objeciones, es decir, se puso en dudas la existencia misma del

defecto, pero sin desacreditarlo de modo fehaciente.

En síntesis, al consumidor le correspondía probar la existencia del problema

aducido como causa obstativa del correcto funcionamiento del vehículo adquirido, como

así, que las reparaciones efectuadas no resultaron satisfactorias. Es decir, que el trepidar y

las vibraciones subsistían pese a los trabajos efectuados.

Ello fue comprobado con la pericia, ya que no se trataba, como fuera alegado, de

una simple discrepancia del actor, o de un exceso de celo respecto a la consideración de las

vibraciones que presentaba.

Por el contrario, el perito sostuvo: “se puede concluir la existencia de trepidación en

el sistema de embargue del CITRÖEN, pudiéndose determinar al deslizar el mismo

engranada la reversa y la primera velocidad, aunque también dicho fallo se hizo presente en

forma aleatoria en las demás velocidades…También se dificultaba por mal accionamiento

del embrague la correcta colocación de la reversa. La falla consiste en una serie de

vibraciones de considerable intensidad que se trasmiten del mecanismo de embrague a la

carrocería del vehículo” (v. fs. 294/295). Ello no fue rebatido en modo alguno, sino que se

manifestó una mera discrepancia.

Reitero, a la parte actora no le incumbía acreditar la causa mecánica del trepidar

zumbido o vibración, para lo cual sí habría sido necesario desmontar y analizar las piezas.

Cobra relevancia al respecto, lo dispuesto en el párrafo tercero del artículo 53 LCD que

introduce la teoría de las cargas probatorias dinámicas en favor del consumidor, aspecto que

debe ser interpretado y aplicado en coordinación con el principio de la duda en favor de

aquél, especialmente cuando lo que se ventilan son cuestiones técnicas y el profesional se

encuentra en mejores condiciones que el profano para explicar el problema detectado, como

sucede en el caso de autos.

En este sentido, recientemente la Sala I de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y

Comercial de Rosario ha dicho que “la impugnante no aportó razones de carácter técnico o

científico en orden a desvirtuar las conclusiones del perito referidas a que los desperfectos

suscitados en el rodado debieron obedecer a defectos de fábrica y podían considerarse

ajenos al uso del mismo en razón del carácter prematuro de su aparición; no pasan de ser

argumentaciones de índole meramente conjetural, abstractas, imprecisas e hipotéticas las

referidas a que el reemplazo de materiales „pudo obedecer al uso intensivo del rodado o al

manejo desaprensivo del mismo que pudo realizar el actor de su vehículo‟, insuficientes

para controvertir la conclusión contraria del experto. Cabe acotar además que Peugeot

Citroën Argentina S. A. ni siquiera acompañó un informe de su delegado técnico

exponiendo las observaciones que creyera necesarias y tampoco solicitó en su oportunidad

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aclaraciones o ampliaciones en relación al dictamen del perito oficial. Ha expresado

reiteradamente esta Sala, en doctrina aplicable al sub examine y en coincidencia con lo

señalado por la jueza de grado, que „habida cuenta de que se trata de la opinión de un

técnico supuestamente dotado de los conocimientos científicos necesarios de su profesión,

frente al simple disentir de la parte que no aportó los elementos de juicio suficientes para

concluir en el error o en el uso inadecuado de esos conocimientos por parte del experto, la

sana crítica aconseja, frente a la imposibilidad de oponerle elementos de juicio de mayor

peso, decidir en base a las conclusiones de la pericial‟ [v. de esta Sala: Acuerdo N° 321 del

16.10.2012, „Castello c. Frontini‟, Acuerdo N° 298 del 26.09.2012, „Ibanchi c. Di.P.O.S.‟;

Acuerdo N° 152 del 29.05.2012, „Giosue c. Bini‟; Acuerdo N° 407 del 11.11.2011, causa

„Fernández c. Wulfson‟, entre otros; v. tb. CNCiv, Sala F, 05.10.2004, L.L. 2005-A-773;

CCCSF, Sala III, Juris 87-356]” (CCCROS, Sala I, 07/02/2013, “REYES, Fernando César

contra PEUGEOT CITROËN ARGENTINA S.A. y otra sobre Daños y perjuicios” - Expte.

Nº 133/2012, Juris 8093).

En conclusión, el defecto aducido fue comprobado en la pericia, no existiendo

ningún elemento fehaciente que lo refute.

5. Seguidamente, corresponde analizar si el inconveniente puede ser considerado

como causa eficiente, a los fines del plexo consumerista, que habilite la resolución

contractual.

El artículo 11 refiere a la garantía sobre los defectos o vicios de cualquier índole,

aunque hayan sido ostensibles o manifiestos al tiempo del contrato, cuando afecten la

identidad entre lo ofrecido y lo entregado, o su correcto funcionamiento. Frente a ellos

surge la obligación del artículo 12 de prestar el servicio técnico adecuado, es decir, efectuar

las reparaciones necesarias, que se extiende solidariamente al fabricante, tal como lo prevé

el artículo 13 del mismo cuerpo.

A su turno, el artículo 17 determina que en los supuestos en que la reparación

efectuada no resulte satisfactoria por no reunir la cosa reparada, las condiciones óptimas

para cumplir con el uso al que está destinada, el consumidor puede optar por tres

alternativas resolutorias.

Entonces, debemos determinar si en el caso, luego de las reparaciones verificadas el

vehículo se encontraba en condiciones óptimas para cumplir el uso al que estaba destinado.

A tales fines, al reglamentar dicho artículo, el Decreto N° 1798/94 aclara que se

entenderá por "condiciones óptimas" aquellas necesarias para un uso normal, mediando un

trato adecuado y siguiendo las normas de uso y mantenimiento impartidas por el fabricante.

Parto de considerar que el consumidor abonó la suma de ochenta y un mil ciento

cincuenta pesos ($ 81.150) en fecha 29.04.2009 por un C4 modelo 2.0 HDI SX 5 puertas 0

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Kilómetro (v. fs. 5/6); frente a ello, resulta lógico considerar que de presentar una

trepidación o vibraciones importantes en el sistema de embrague en determinadas marchas,

el adquirente considerara que el vehículo no funcionaba correctamente aunque ello no le

impidiera trasladarlo y usarlo regularmente.

Es decir, la funcionalidad del vehículo no obstaba a que el consumidor exigiera que

los inconvenientes reseñados fueran solucionados. El valor y gama de la unidad adquirida

imponen que quien efectúa tan importante erogación pretenda un funcionamiento correcto,

sin ningún tipo de fallas o inconvenientes, como los verificados, aunque éstos no

constituyan un óbice para un uso regular.

Concretamente, considero que la tipificación del término previsto en el artículo 17

LDC “uso al que esta destinado el bien”, en el caso, implica que el destino de un vehículo

cero kilómetro de alta gama no se reduce a su carácter de locomóvil, sino que debe permitir

el pleno disfrute de las prestaciones ofrecidas y tenidas en miras por el consumidor, dentro

de las cuales, sin dudas, se encuentra que el sistema de embrague y caja de cambios resulte

completamente dúctil y ligero para el conductor, sin necesidad de tener que tolerar

vibraciones desmedidas o el trepidar detectado en el presente caso.

Entonces, quedó demostrado que el sistema de embrague del rodado no funcionó

correctamente desde su adquisición y que por tanto, fue necesario en distintas ocasiones

efectuar reparaciones que, a tenor de la pericia substanciada, no resultaron satisfactorias ya

que la trepidación subsistía a dicho momento, por lo que no puede sostenerse que se

encontrara el bien adquirido en “condiciones óptimas” para un uso normal conforme lo

prevé la normativa referida.

6. Corresponde ahora determinar, ante los agravios expresados, si el reclamo fue

formulado encontrándose vigente la garantía convencional pactada y si la opción de

resolución resultó formulada en tiempo hábil.

Como se dijo, la entrega del bien se produjo el 03.06.2009 y se acreditaron

sucesivos ingresos al taller por el defecto invocado, al menos en ocho oportunidades a tenor

de las constancias documentales aportadas por la propia demandada (fs. 308/326); rige, por

ende, la prolongación del plazo de garantía conforme lo dispuesto por el artículo 16 LDC.

Promovida reclamación administrativa en fecha 04.05.2010, descontando los días en

que el automóvil se encontró en el taller, surge que el reclamo se interpuso vigente el

mentado plazo.

También, consta la última reparación documentada del sistema de embrague de

fecha 22.06.2010 (fs. 13), no constando que la misma haya sido efectuada fuera de la

cobertura de la garantía convencional, de donde, también el reclamo fue efectuado en

vigencia de la misma.

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Sin perjuicio de ello, desde la entrega misma del vehículo se evidenciaron los

problemas en el embrague y por tanto la opción del artículo 17 inciso b) fue ejercida en

forma tempestiva. En efecto, al respecto se considera que si se detecta el defecto del bien

vigente la garantía legal, el consumidor tiene el plazo de tres años del artículo 50 de la LDC

para iniciar la acción prevista en el artículo 17 de dicho cuerpo, plazo que debe computarse

a partir del conocimiento del vicio por el consumidor. (conf. Frustagli, Sandra A. y

Hernández, Carlos A. “Primeras consideraciones sobre los alcances de la reforma de la ley

de Defensa del Consumidor, con especial referencia a la materia contractual, JA, 2008-II-

1212 y ss.)

Fracasada la instancia conciliatoria se promovieron las medidas preparatorias en

fecha 21.10.2010, articulándose la demanda el 13.12.2010 donde ejerció la opción del

artículo 17 inciso b) de la LDC.

El reclamo administrativo que, a la vez, interrumpió la prescripción (conf. artículo

50 in fine de la LDC), como se dijo, se substanció en fecha 04.05.2010 (fs. 382), dentro del

término de vigencia de la garantía.

En dicho trance, en la audiencia de fecha 08.09.2010 celebrada ante la Dirección de

Comercio Interior con la comparencia del actor, la demandada y el tercero citado (fs. 416),

expresamente el señor Bosser manifestó que “reitera sus reclamos y asimismo aclara que de

no ser posible que la unidad tenga o posea un perfecto funcionamiento reiterará el cambio

de la misma, siendo la próxima audiencia la última instancia conciliatoria a la que vendría

para que se solucione su problema”. Ningún reparo se formuló en dicha instancia por parte

de los accionados en orden a que ya no existía cobertura de la garantía. Por lo demás, en el

acta final de la instancia conciliatoria de fecha 20.09.2010 (fs. 417/418) se patentiza que se

niega la existencia del desperfecto, pero sale a la luz que el vehículo no fue inspeccionado

por el fabricante, e incluso se ofrece una nueva inspección, por lo que existe una

contradicción entre que el vehículo no tenía ningún desperfecto cuando no había sido

revisado.

De lo hasta aquí expuesto resulta que la reclamación administrativa, interruptiva de

la prescripción fue formulada encontrándose vigente la garantía convencional pactada y la

opción de resolución resultó formulada en tiempo hábil.

7. En consecuencia, los hechos acreditados quedan subsumidos, a juicio del

suscripto, dentro del supuesto normativo previsto en los artículos 11, 12, 13, 17, ss. y cc. de

la LDC, ya que se trató la adquisición de cosas muebles no consumibles en la que durante

la vigencia de la garantía se detectaron defectos que afectaban el correcto funcionamiento

de la unidad y las reparaciones efectuadas no resultaron satisfactorias, ya que la cosa

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reparada no presentó las condiciones óptimas para cumplir con el uso a la que estaba

destinada.

Por tanto, la pretensión que se analiza en autos, implicó el ejercicio de la facultad

resolutoria del contrato prevista en el artículo 17 inciso b).

En relación a lo expuesto, el temperamento de la sentencia a qua debe confirmarse.

8. Sin perjuicio de ello, corresponde examinarse el alcance otorgado a lo resuelto

por el Juzgado de origen.

En el considerando XXXIV (v. fs. 582 vto.) se acoge la pretensión entendida como

“… que previo a devolver la cosa en el estado en que se encuentre se le abone el importe

equivalente a las sumas pagadas, conforme el precio actual en plaza del vehículo al

momento de hacerse efectivo dicho pago, pretensión que ha de ser acogida” .

En la parte resolutiva se condena a Nation y Peugeot Citröen a recibir el vehículo

adquirido “… y abonar al actor la suma equivalente al precio actual de plaza del automóvil

mencionado con más…”

Obviamente difieren los alcances de una y otra expresión. La primera alude en

forma clara al valor de plaza de un 0 kilómetro de las mismas características mientras que

en el resuelvo pareciera referir al precio de plaza del vehículo usado.

Al expresar agravios los recurrentes entendieron aplicable el primer sentido

reseñado.

Para dirimir el valor de condena corresponde atenerse estrictamente a lo dispuesto,

al respecto, en el Decreto Reglamentario N° 1.798/94 que en su parte pertinente expresa:

“La sustitución de la cosa por otra de „idénticas características‟ deberá realizarse

considerando el período de uso y el estado general de la que se reemplaza, como así

también la cantidad y calidad de las reparaciones amparadas por la garantía que debieron

efectuársele. Igual criterio se seguirá para evaluar el precio actual en plaza de la cosa,

cuando el consumidor optare por el derecho que le otorga el inciso b) del Artículo 17 de la

Ley”.

Quiere decir que a la hora del reintegro del precio pagado por la cosa corresponde

evaluarse el período de uso dado a la misma.

Ahora bien, es necesario dilucidar en qué momento corresponde determinar el valor

de la cosa para justipreciar la condena. Si la misma se efectuara al momento de la

adquisición, no se cumpliría con el decreto reglamentario ya que manda a deducir el

período de uso. Sin embargo, si la cuantificación se llevara a cabo al momento en que el

bien efectivamente se reintegra al proveedor, la reticencia de éste, o la prolongación del

litigio lo beneficiaría puesto que, cuanto más se tarde en recepcionar la unidad menor será

el precio a reintegrar dada su amortización.

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En virtud de lo expuesto, considero que la circunstancia temporal a la que

corresponde remitirse para formular la tasación del bien, a cuya recepción se obliga, la

constituye el momento en que se formula la opción, pues es allí donde el proveedor toma

conocimiento de dicha pretensión y se encuentra en condiciones de evaluar la situación y

tomar la decisión de aceptarlo; si así no lo hace, no resultaría adecuado a todo parámetro de

justicia que se beneficie al proveedor con la demora de la tramitación del proceso en franco

detrimento de los intereses del consumidor, quien formuló la opción de un modo fehaciente.

Por las razones expuestas, considero que debe efectuarse la restitución del valor que

tenía en plaza el vehículo adquirido al momento de la interposición de la demanda, es decir

el 14.12.2010, ya que fue esa la primera oportunidad en la que se formuló la opción del

artículo 17 inc. b) de la LDC (v. fs. 46), debiendo tenerse en cuenta a los fines de dicha

valuación el período de uso, como así, el kilometraje recorrido a dicha fecha, de acuerdo a

la pericia rendida (v. fs. 481).

Sin embargo, y a la hora de la consideración de las reparaciones efectuadas en el

marco de la garantía, entiendo que las mismas no deben ser soportadas por el consumidor.

Una interpretación sistémica de todo el plexo abona dicha solución. Al respecto se ha

sostenido que las reparaciones protegidas por la garantía no se deben a ningún hecho del

consumidor sino al vicio de la cosa, por lo que si se devuelve un menor precio, se estaría

indirectamente responsabilizando al consumidor por sus defectos, debiendo sólo evaluarse

a la hora del reintegro el período de uso dado a la misma (conf, Sagarna, Fernando A. en

comentario al artículo 17 de la LCD en “Ley de Defensa del Consumidor comentada y

anotada”, obra colectiva dirigida por Sebastián Picasso y Roberto Vázquez Ferreyra, T° I,

pág. 210, La Ley, Buenos Aires, 2009).

Entonces, para la tasación se tendrá en cuenta, exclusivamente, tanto el precio de

plaza de la unidad vendida como el kilometraje recorrido, al 14.10.2012.

A dicho valor se le adicionará una tasa de interés igual al que percibe el Banco de la

Nación Argentina para sus operaciones de descuento de documentos comerciales a treinta

días no capitalizable, calculados desde el 14.10.2012 hasta el efectivo pago.

Si las partes no acuerdan entre sí dicho valor, el mismo deberá ser determinado por

perito, que a tales fines, se designará en la etapa de ejecución de la sentencia.

9. Rubros Indemnizatorios

Respecto a los demás rubros indemnizatorios sobre los que se expresó agravios

corresponde reseñar:

9.1. Daño moral

En el punto XXXV de la sentencia se admite el daño moral, considerado a partir de

las contingencias espirituales que experimentó el actor fruto del incumplimiento.

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Contra el mismo se alzan la demandada y tercero, volviendo sobre que en el caso no

se verificó incumplimiento y el menoscabo espiritual no resultó acreditado.

Respecto a la valoración del daño moral esta Sala, con anterior integración, ha

sostenido que "„a los fines de la fijación del quantum del daño moral debe tenerse en cuenta

el carácter resarcitorio de este rubro, la índole del hecho generador de la responsabilidad y

la entidad del sufrimiento causado, que no tiene necesariamente que guardar relación con el

daño material, pues no se trata de un daño accesorio a éste‟ (Corte Suprema de Justicia de la

Nación, 9/12/93, in re „Gómez Orue de Gaete, Frida A. y Otra c/Provincia de Buenos

Aires‟, J.A. 1997-II, Síntesis) ... Sobre el tema en cuestión ha sostenido la Corte Suprema

de Justicia de la Nación que „Ya se ha señalado entre nosotros con relación a la cuantía del

resarcimiento del daño moral, que: „De nada vale sostener, por un lado, que debe resarcirse

a la víctima, para luego, a la hora de determinar el monto de la indemnización, hacerlo con

una suma puramente simbólica, sin entidad alguna, que nada compensa‟; muy por el

contrario, a la víctima le interesa recibir una suma dineraria que tenga alguna entidad,

jerarquía o importancia‟, lo cual „sugiere, en última instancia, la necesidad de un límite

mínimo: no debe ser irrisoria‟. Con similares lineamientos pero más concretamente se ha

destacado asimismo que „Nada autoriza a excluir al daño moral del principio de la

reparación plena y del régimen predeterminado de imputación de consecuencias que

consagra el Código Civil, al que está indisolublemente ligado. La regulación específica del

daño moral que contienen los arts. 522 y 1.078 del Código Civil, en modo alguno permiten

inferir su apartamiento de los principios generales de la reparación‟; criterio éste reafirmado

por la propia Corte Suprema, al decidir que el pronunciamiento que estableció la

indemnización del daño moral sufrido por el actor en unas sumas „que no cubren

mínimamente los requerimientos de la prudencia en la determinación del perjuicio causado

ha establecido su cuantía en términos que desvirtúan el principio de la reparación integral

propio de la materia en examen, razón por la cual no satisface el requisito de debida

fundamentación exigible en las decisiones judiciales‟ (Corte Suprema de Justicia de la

Nación, 1/4/97, in re „Lacuadra, Ernesto A. y Otros c/SA Nestlé de Productos

Alimenticios‟, en E.D., 1997, T. 174, pág. 259) ... También sobre las facultades del Tribunal

para fijar prudencialmente el monto se ha resuelto „la fijación del importe por daño moral

es de difícil determinación ya que no se halla sujeto a cánones objetivos, sino a la prudente

ponderación sobre la lesión a las afecciones íntimas de los damnificados, los padecimientos

experimentados, o sea, agravios que se configuran en el ámbito espiritual de las víctimas y

que no siempre resultan claramente exteriorizados, hallándose así sujeto su monto a una

adecuada discrecionalidad del sentenciante‟ (Cámara Nacional Civil, Sala F, 5/8/97, in re

„Depaolini, Jorge R. c/Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires‟, en J.A., 20/5/98, pág.

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48 y siguientes). En idéntico sentido, „La fijación del importe del daño moral es de difícil

determinación, ya que no se halla sujeta a cánones objetivos, sino a la prudente ponderación

sobre la lesión a las afecciones íntimas de los damnificados, los padecimientos

experimentados, agravios que se configuran en el ámbito espiritual de las víctimas, y que

no siempre resultan claramente exteriorizados, hallándose sujeto su monto a una ponderada

discrecionalidad del juzgador‟ [Cámara Nacional Civil, Sala F, 12/5/92, in re „Centurión de

Moreno, Elvira c/Rastelli, Favio V. y Otro‟, Ed. L.L., 1993-B] (in re „CERNIAK,

MARCOS NIEVES C/E.P.E. S/DAÑOS Y PERJUICIOS‟, Expte. Sala I N° 186 – Año

2008, AyS. Resol. Nro. 175, T. 12, F°2)”.

En el caso, y como surge de los hechos acreditados, considero que al frustrarse la

expectativa que el consumidor cobijaba respecto al correcto funcionamiento de un vehículo

cero kilómetro, necesaria y naturalmente impactó en el ánimo del adquirente; máxime,

cuando volvía a fallar el mecanismo luego de las numerosas intervenciones a las que fue

sometido el rodado, con las consiguientes esperas, molestias, reclamos, quejas efectuadas

no sólo ante la concesionaria sino ante la Dirección de Comercio Interior.

La prueba documental y el tenor de las audiencias celebradas ante la autoridad

administrativa acreditan una alteración disvaliosa del plano espiritual de todo aquél que,

como el actor, es sometido a dicho tránsito en pos de lograr la coincidencia entre lo que se

le ofreció y lo que en definitiva se le brindó.

Al respecto, se ha resuelto que en casos de adquisiciones de vehículos de alta gama

que no reunieron las características ofrecidas y que, por ende, el consumidor debió transitar

una serie de vicisitudes para hacer valer la garantía, se considera acreditado el agravio

como resultado existencial negativo diferente de aquél al que se encontraba antes de la

compra, justificando ello la indemnización del daño moral (conf. “Capaccioni, Roberto

Luis c. Patagonia Motor S.A. y BMW de Argentina S.A. s/ infracción a la Ley del

Consumidor”, 30/09/2014, LA LEY17/12/2014, con nota de Marcelo C. Quaglia; LLBA

2015 [febrero], con nota de Ángela M. Cinti).

Como consecuencia de lo expuesto, los agravios relativos al presente rubro son

rechazados, confirmándose la sentencia de grado al respecto, es decir estableciéndose como

resarcimiento por el daño moral sufrida la suma del diez por ciento (10%) del valor de la

unidad C4 HDI SX 5P al momento de su adquisición, lo que arroja la suma de ocho mil

ciento quince pesos ($8.115) la que devengará un interés, desde la fecha de interposición de

la demanda y hasta el efectivo pago, para cuyo cálculo se ha de aplicar el tipo que resulte

de promediar las tasas promedios mensuales activa (operaciones de descuento de

documentos) y pasiva (plazo fijo nominativo) que fija el Banco de la Nación Argentina,

sucursal local.

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9.2. Daño material por privación de uso

La sentencia de grado hizo lugar al rubro estimándo que las reparaciones necesarias

insumieron al menos tres días y que por ende se reconoció la suma de $ 1.000; contra ello

se agraviaron los recurrentes sustentando el reproche en que no se acreditó la privación,

como tampoco que el actor haya debido recurrir a otros medios de transporte para justificar

el rubro. En particular, el tercero citado invocó que por condiciones generales de garantía se

excluyó todo reconocimiento de gastos por dicho concepto.

Es criterio uniforme de la doctrina autoral y judicial que cabe una indemnización

que, conforme las máximas de la experiencia, cubra los mayores gastos que implica no

contar en el propio vehículo siniestrado, aunque no se pruebe lucro cesante ni el alquiler de

otro rodado sustituto) lo cierto es que, el automóvil, por su propia naturaleza, está destinado

a ser utilizado, ya sea como mero disfrute o satisfacer necesidades laborales y, en

consecuencia, su privación ocasiona un daño resarcible, que per se, no es necesaria prueba

adicional (cfr. CNCom, Sala B, 21.09.2007, “Yacopetti c. Seguros Bernardino Rivadavia

Coop. Ltda.”, L.L. Online AR/JUR/7239/2007; CNCom, Sala E, 25.03.1988, L.L. 1989-C-

152; CNCom, Sala E, 06.08.2003, D.J. 2003-3-383; CNCom, Sala F, 13.07.2010, E.D. Del

26.11.2010; CCCRos, Sala I, Acuerdo N° 511 del 30.12.2009, “Marti c. Medero”, Acuerdo

N° 75 del 08.10.2003, “Tottis c. Castagnani”, Acuerdo N° 22 del 12.03.2001, “Rubera c.

Conte”; CCCRos, Sala II, “Romano de Hernández c. La Estrella S.A. Cía. de Seguros”,

Zeus 60-R-18, “Sansevich c. La Segunda Coop. Ltda.”, Zeus 76-J-278, entre otros).

Además no configura un obstáculo a la resarcibilidad la falta de recibos o documentos

probatorios del uso sustitutivo (cfr. ZAVALA DE GONZÁLEZ, ob. Cit., p.137/138;

CNEspCivCom, Sala 6ª, 19.04.1985, E.D. 118-503; CNCiv, Sala E, 25.04.1969, L.L. 135-

727; CNEspCivCom, Sala 3ª, 21.03.1980, L.L. 1981-A-570, 35.808-s; CNCiv, Sala D,

08.10.1974, L.L. 1975-A-430; CNCiv, Sala A, 29.11.1974, L.L. 1975-A-658). En tal

sentido ha dicho la Corte Suprema de la Nación que, si no se ha demostrado que el rodado

dañado estuviese afectado a algún destino específico, el importe de la indemnización por

privación de uso debe fijarse prudencialmente por el juez en ejercicio de sus facultades

discrecionales (C.S.J.N., 14.10.1993, “Pappier c. Provincia de Santa Fe”, Fallos: 316:2344).

En autos quedó demostrado que el vehículo debió ingresar a taller en distintas

oportunidades como consecuencia de la falencia acreditada, resultando ajustado a las

constancias demostradas la procedencia del rubro cuestionado, como así, prudente su

cuantificación, por lo que se confirma en el mismo sentido el pronunciamiento en crisis

respecto a la privación de uso analizada, es decir fijando su resarcimiento en la suma de mil

pesos ($1.000), la que devengará iguales intereses y por el mismo período que el rubro

anterior.

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9.3. Daño punitivo

En cuanto al daño punitivo, en la sentencia de grado (puntos XXXIX, XL, XLI) se

aborda en primer término el planteo de inconstitucionalidad planteado por el tercero citado

respecto al rubro pretendido, y se formulan una serie de consideraciones respecto a la

tipificación de la figura según la doctrina, para concluir que la previsión normativa

invocada no colisiona el plexo constitucional.

De las mismas se concluye en que la declaración de inconstitucionalidad debe ser

rechazada, estimando ajustado a derecho fijar la indemnización por daño punitivo en la

suma de $ 16.230, suma equivalente al 20% del valor del automóvil al momento de su

adquisición.

La demandada se agravia en este punto indicando que la A quo no dio razón de los

motivos que determinaron su imposición en el caso, resultando por ello, a su juicio,

arbitraria la decisión adoptada.

A su turno el tercero citado entendió que la condena por dicho rubro constituye el

mayor vicio del que adolece el pronunciamiento en crisis. Indica que no se verificaron en el

caso incumplimientos necesarios para determinar la aplicación del artículo 52 bis de LDC,

al punto que compareció al proceso como citada por la accionada, ya que el actor no ni

siquiera encaminó su pretensión hacia el fabricante. Por lo demás, arguye que no se

verificaron incumplimientos en el caso, pero de haberse entendido de dicho modo, no

asumirían el carácter de graves como para justificar la sanción fijada, máxime cuando no se

brindaron fundamentos suficientes.

Señalo en primer lugar que no se expresaron agravios ante esta sede respecto al

rechazo de la inconstitucionalidad planteada del artículo 52 bis LDC, por lo que sólo me

abocaré a tratar los referidos en relación a la falta de fundamentación e improcedencia del

rubro cuestionado.

Adelanto desde ya que los agravios expresado en este último sentido han de

prosperar.

En primer lugar considero que la sentencia de grado ha obviado brindar la

motivación suficiente para conceder una condena punitiva. En efecto, a poco que se repare

en los puntos ya señalados del decisorio, no existe una sola argumentación referida a la

procedencia del rubro en el caso, limitándose a ponderar la constitucionalidad del artículo

52 bis de la LCD, para luego, sin esgrimir el menor fundamento, concluir en la condena

cuestionada, lo que de por sí, resultaría suficiente para su revocación.

Pero al margen de la falta absoluta de motivación aludida, entiendo que los daños

punitivos previstos en el estatuto consumerista no implican una consecuencia automática

frente a cualquier tipo de incumplimiento, sino que se trata de una figura caracterizada por

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la excepcionalidad, indicada para situaciones de gravedad y con la finalidad de prevenir

conductas similares en el futuro.

Concretamente, la institución bajo análisis porta desde su cuño en el derecho

anglosajón la idea de sancionar al responsable que ha causado un daño, pero a sabiendas de

que el beneficio que obtendrá con la actividad nociva superaría el valor que debería

eventualmente desembolsar en concepto de indemnización de daños (conf. Picasso,

Sebastián, comentario al artículo 52 bis en: “Ley de Defensa del Consumidor comentada y

anotada” obra colectiva dirigida por Sebastián Picasso y Roberto Vázquez Ferreyra, T° I,

pág. 594 y ss., Edit. La Ley, Buenos Aires, 2.009). Se considera que el daño punitivo

requiere un factor de atribución específico, que puede resumirse en el dolo y la culpa grave,

que procederían en supuestos excepcionales como las llamadas culpas lucrativas o

introducción o mantenimiento de productos o elementos contaminantes que se saben

nocivos a la salud. (Bueres, Alberto J. comentario al artículo 52 bis en: “Ley de Defensa del

Consumidor comentada y anotada” obra colectiva dirigida por Sebastián Picasso y Roberto

Vázquez Ferreyra, T° I, pág. 634 y ss., Edit. La Ley, Buenos Aires, 2.009).

Justamente la denominación de “punitivo” que brinda el artículo 52 bis, pese a que

en su redacción refiera al mero incumplimiento legal o contractual, implica, a juicio del

suscripto, que no se trata del mero incumplimiento contractual genérico que podría

verificarse en cualquier contratación, sino que reviste notas de excepcionalidad que no

pueden generalizarse so riesgo de considerarlas automáticas o consecuentes a cualquier

reclamo basado en la LDC.

Como se dijo, pese a la redacción del artículo, calificada doctrina considera que

debe verificarse la existencia de un elemento repugnante, indignante o antisocial, y ello

puede interpretarse de la locución “gravedad del hecho” que refiere el artículo comentado;

es decir, debe tratarse de una actitud malsana, rayana con el dolo y ser debidamente

acreditada (conf. Galdós, Jorge Mario: ponencia presentada en las XVII Jornadas

Nacionales de Derecho Civil, Santa Fe, Septiembre de 1999; López Herrera, Edgardo en

Los Daños Punitivos, 1ª ed., Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2008 y Daños punitivos en el

Derecho argentino. Art. 52 bis, Ley de Defensa al Consumidor, JA 2008-II-1198).

En el caso, se trató de la subsistencia de un defecto en el embrague que no resultó

superado pese a las distintas intervenciones y cambios de piezas reconocidas por el propio

accionante. Si bien nunca se logró la solución definitiva del problema, de las constancias de

autos no se alegó ni probó intencionalidad o total desaprensión de los accionados, ni mucho

menos un daño de magnitud y trascendencia social que habiliten la excepcionalidad del

supuesto indemnizatorio en juego.

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Ello, sumado a la falta de fundamentación y acreditación de los extremos referidos

en autos, me convencen que el rubro debe ser revocado, lo que así postulo.

10. En consecuencia, cuanto corresponde es admitir parcialmente los recursos de

apelación intentados, confirmando la condena contra Nation S.A. y Peugeot Citröen

Argentina S.A. a recibir el automóvil C4 5P 2.0 HDI SX en el estado en que se encuentra y

abonar los rubros daños moral y daño material por privación de uso tal como fueron fijados

en la sentencia de grado, es decir ocho mil ciento quince pesos ($8.115) en concepto de

daño moral y mil pesos ($1.000) en concepto de daño material, devengando ambas sumas

un interés, desde la fecha de interposición de la demanda y hasta el efectivo pago, para

cuyo cálculo se aplicará el tipo que resulte de promediar las tasas promedios mensuales

activa (operaciones de descuento de documentos) y pasiva (plazo fijo nominativo) que fija

el Banco de la Nación Argentina, sucursal local.

Asimismo, revocar la sentencia en cuanto ordena abonar al actor el precio actual de

plaza de un automóvil 0 km del modelo mencionado, y en su lugar disponer que el valor a

reintegrar resultará el que tenía el bien al momento de la promoción de la demanda,

teniendo en cuenta el período de uso y el kilometraje recorrido a dicha fecha con más un

interés igual al que percibe el Banco de la Nación Argentina para sus operaciones de

descuento de documentos comerciales a treinta días no capitalizable, calculados desde el

14.10.2012 hasta el efectivo pago conforme a los considerados que anteceden.

Finalmente, revocar el rubro daño punitivo acordado en la sentencia de grado.

Con relación a las costas, y atento al resultado arribado, de conformidad con lo previsto en

el artículo 252 del CPCC, se impondrán en ambas instancias en un setenta por ciento (70%)

a la accionada y tercero citado -“in solidum”-; y en un treinta por ciento (30%) a la parte

actora. Por su parte, los honorarios de Alzada se liquidarán en la proporción establecida en

el artículo 19 de la ley 6.767, modificada por la Ley 12.851, oportunidad en que se correrá

vista a la Caja Forense.

Así voto.

El Dr. Vargas expresó, a su vez, iguales razones en parecidos términos y votó, por

lo tanto, en igual sentido.

A la segunda cuestión, la Dra. Aletti dijo:

Conforme al criterio sustentado al tratar la cuestión anterior, me abstengo de emitir

opinión.

A la tercera cuestión, los Dres. Fabiano y Vargas manifestaron sucesivamente

que, de acuerdo a las consideraciones precedentes, cuanto corresponde es: 1) Admitir

parcialmente los recursos de apelación intentados, confirmando la condena contra Nation

S.A. y Peugeot Citröen Argentina S.A. a recibir el automóvil C4 5P 2.0 HDI SX en el

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estado en que se encuentra y abonar los rubros daños moral y daño material por privación

de uso tal como fueron fijados en la sentencia de grado, es decir ocho mil ciento quince

pesos ($8.115) en concepto de daño moral y mil pesos ($1.000) en concepto de daño

material, devengando ambas sumas un interés, desde la fecha de interposición de la

demanda y hasta el efectivo pago, para cuyo cálculo se aplicará el tipo que resulte de

promediar las tasas promedios mensuales activa (operaciones de descuento de documentos)

y pasiva (plazo fijo nominativo) que fija el Banco de la Nación Argentina, sucursal local; 2)

Revocar la sentencia en cuanto ordena abonar al actor el precio actual de plaza de un

automóvil 0km del modelo mencionado, y en su lugar disponer que el valor a reintegrar

resultará el que tenía el bien al momento de la promoción de la demanda, teniendo en

cuenta el período de uso y el kilometraje recorrido a dicha fecha con más un interés igual al

que percibe el Banco de la Nación Argentina para sus operaciones de descuento de

documentos comerciales a treinta días no capitalizable, calculados desde el 14.10.2012

hasta el efectivo pago conforme a los considerados que anteceden; 3) Revocar el rubro daño

punitivo acordado en la sentencia de grado; 4) Con relación a las costas, y atento al

resultado arribado, de conformidad con lo previsto en el artículo 252 del CPCC, se

impondrán en ambas instancias en un setenta por ciento (70%) a la accionada y tercero

citado -“in solidum”-, y en un treinta por ciento (30%) a la parte actora; y, 5) Los

honorarios de Alzada se liquidarán en la proporción establecida en el artículo 19 de la ley

6.767, modificada por la Ley 12.851, oportunidad en que se correrá vista a la Caja Forense.

A la tercera cuestión, la Dra. Aletti dijo:

Conforme al criterio sustentado al tratar la cuestión anterior, me abstengo de emitir

opinión.

Por todo ello, la SALA PRIMERA DE LA CAMARA DE APELACION EN LO CIVIL

Y COMERCIAL DE SANTA FE, RESUELVE: 1) Admitir parcialmente los recursos de

apelación intentados, confirmando la condena contra Nation S.A. y Peugeot Citröen

Argentina S.A. a recibir el automóvil C4 5P 2.0 HDI SX en el estado en que se encuentra y

abonar los rubros daños moral y daño material por privación de uso tal como fueron fijados

en la sentencia de grado, es decir ocho mil ciento quince pesos ($8.115) en concepto de

daño moral y mil pesos ($1.000) en concepto de daño material, devengando ambas sumas

un interés, desde la fecha de interposición de la demanda y hasta el efectivo pago, para

cuyo cálculo se aplicará el tipo que resulte de promediar las tasas promedios mensuales

activa (operaciones de descuento de documentos) y pasiva (plazo fijo nominativo) que fija

el Banco de la Nación Argentina, sucursal local. 2) Revocar la sentencia en cuanto ordena

abonar al actor el precio actual de plaza de un automóvil 0 km del modelo mencionado, y

en su lugar disponer que el valor a reintegrar resultará el que tenía el bien al momento de la

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promoción de la demanda, teniendo en cuenta el período de uso y el kilometraje recorrido a

dicha fecha con más un interés igual al que percibe el Banco de la Nación Argentina para

sus operaciones de descuento de documentos comerciales a treinta días no capitalizable,

calculados desde el 14.10.2012 hasta el efectivo pago conforme a los considerados que

anteceden. 3) Revocar el rubro daño punitivo acordado en la sentencia de grado. 4) Con

relación a las costas, y atento al resultado arribado, se impondrán en ambas instancias en un

setenta por ciento (70%) a la accionada y tercero citado -“in solidum”-; y en un treinta por

ciento (30%) a la parte actora de conformidad con lo previsto en el artículo 252 del CPCC.

5) Los honorarios de Alzada se liquidarán en la proporción establecida en el artículo 19 de

la ley 6.767, modificada por la Ley 12.851, oportunidad en que se correrá vista a la Caja

Forense.

Insértese, hágase saber, bajen.

Concluido el acuerdo, firmaron los Señores Jueces de Cámara por ante mí, que

certifico.

FABIANO VARGAS ALETTI

(En abstención)

PENNA

(Secretaria)