Salvación e Historia (Joseph Ratzinger)

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    JOSEPH RATZINGER

    SALVACIN E HISTORIA

    La relacin entre historia y salvacin es, quiz, el punto ltimo donde convergen todoslos problemas teolgicos y donde stos se deciden. De ah, los intentos siempre nuevos -

    -y siempre viejos-- de la teologa por dar una explicacin coherente de la experienciade la fe a partir de la reflexin sobre la experiencia de la salvacin en la historia. En el

    presente artculo, el telogo alemn J. Ratzinger nos presenta, en una primera parte,

    los presupuestos histricos y antropolgicos del nuevo planteamiento del problema. Enla segunda, despus de bosquejar las lneas actuales de solucin y tomar postura ante

    ellas, presenta esquemticamente su propio punto de partida: el hombre llega a susalvacin, a su ser padeciendo historia; aceptando libremente la llamada de Diosque le llega en la historia de Jess.

    Aunque desde una perspectiva teolgica y metodolgica distinta, nos ha parecido

    oportuno completar las presentes reflexiones con el extracto del artculo de P.

    Evdokimov que sigue a esta condensacin.

    Heil und Geschichte, Wor und Wahrheit, 25 (1970) 3-14

    PRESUPUESTOS DEL PROBLEMA

    La experiencia bsica

    La historia se convierte en problema para el hombre cuando una forma de esta historiaentra en crisis. Se revela entonces la distancia o aun contradicin existente entre ser e

    historia y el hombre debe buscar nuevamente la unidad de ese ser con ella, bien searompiendo con la historia precedente, bien recibindola de nuevo desde sus races. Heaqu el punto de partida del problema de la historia salvfica y la razn de ser de suactualidad. Donde quiera que los hombres salen de la mera confrontacin diaria con lasfuerzas salvficas y amenazantes del cosmos, y se reconocen como comunidad que seenfrenta unida a las necesidades de la existencia, construyendo una forma de existenciasegura, aun por encima de los lmites de una generacin, surge la historia como formade salvacin. El hombre deja de estar confrontado l solo con el todo y se experimentacomo miembro de un pueblo, una cultura, que le dan la forma inmediata de su ser y leofrecen seguridad, libertad, vida -"salvacin"-. El grupo le posibilita atender a su vidacotidiana, le da los medios de superar la existencia y la respuesta al interrogante acerca

    de su propio existir, posibilitndole la conversin de este existir en un ser realmentehumano. La historia se hace salvacin y los fundadores suyos se convierten en lasfuerzas divinas decisivas, en quienes se confa mucho ms que en las deidadescsmicas. "Dios-Hijo" est ms cerca que "Dios-Padre" de quien es mediador y a quienconvierte en cercano y dadivoso.

    El principio histrico-salvfico

    Con esto tenemos ya el principio "histrico-salvfico": la salvacin viene por medio dela historia que representa, por tanto, la forma inmediata de lo religioso. La historia salva

    -da a la existencia su verdadero ser y no su alineacin- porque est divinamente fundaday porque en su recepcin se hace presente lo transhistrico, lo eterno.

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    Fundamentalmente en perodos tranquilos de la historia cristiana se puede encontrartambin esta estructura: el hombre se confa a la fe de la Iglesia, no por unconvencimiento nacido de pruebas histricas de que los hechos neotestamentarios son elcentro de la historia sino porque encuentra en el mundo formado por la fe el suelo quefundamenta su vida y le da sentido. La historia cristiana, presente de manera concreta, le

    da la forma y libertad de su vida. Esta historia slo se convierte en problema cuandocomienza a entrar en contradiccin con experiencias fundamentales de su vida,desgarrando al hombre en lugar de darle seguridad; cuando ella misma comienza atambalearse en su forma concreta. Surge entonces la sospecha de que la historia, enlugar de conducir al ser del hombre, engaa, aliena, es opio. El hombre cuya concienciahistrica se halla as sacudida debe buscar un nuevo camino.

    Rebelin contra la historia

    Si hemos tratado de comprender cmo puede llegarse a la experiencia de la historia

    como salvacin, se ve ahora que la experiencia salvfica puede convertirse,simultneamente, en una rebelin contra la historia. Hay muchas formas posibles. En el

    budismo, por ejemplo, acontece en un apartarse general de la historia y del ser que staofrece, haciendo Dios al no-ser. Es tan radical esta revolucin que slo puedeentenderse como una vuelta hacia la "nada".

    Con Platn, en la crisis de la conciencia histrica griega que se manifest en laejecucin de Scrates, se da una negacin ms suavizada, consistente en un volversehacia lo eternamente propio del hombre, situado por encima de la historia. El ser y lahistoria se separan en un hiato que no podr cerrarse jams histricamente, de talmanera que se mantiene la obediencia a las leyes imperantes, a pesar de intuir suinsuficiencia, relativizando as la historia al mximo, despojndola en su totalidad delcarcter salvfico; sin que se d lugar, sin embargo, a la inactividad o neutralidad frentea ella: unido a la contemplacin de lo esencial, se da el esfuerzo de purificacin de lahistoria, partiendo de la tradicin primitiva, para devolver esa historia a lo esencial.

    Para Karl Marx, por el contrario, el conocimiento de la historia como alienacinsignifica una llamada a romper con la historia antigua y a crear una nueva. La salvacinse entiende aqu nuevamente como historia, pero como una historia que se ha de crearen contra de la existente.

    El punto de partida cristiano

    Dnde se sita, dentro de este contexto, la fe cristiana? No hay una respuesta unvoca.La divisin de la cristiandad depende, precisamente, de su diversa actitud en relacincon la historia. Avanzaremos lentamente, poniendo ante todo la fe en relacin con lasestructuras generales de la experiencia histrica humana, para tratar de llegar a lo que lees ms propio. Procediendo as comprobaremos que la fe cristiana surgi de unaconmocin histrica, del resquebrajamiento de una conciencia histrica antigua: elmensaje de Jess presupone la puesta en cuestin de la concepcin histrica del

    judasmo tardo; la interpretacin que hace Pablo radicaliza este rasgo histrico crtico,

    completa el rompimiento con esa forma histrica, y comprende el mensaje de Jess

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    como fundacin de una historia nueva, experimentada, paradjicamente, como el fin detoda historia, relevante en consecuencia para todos los hombres.

    No sera difcil destacar ya dos criterios, en tensin paradjica, de la naciente concienciahistrica cristiana: se caracteriza, a la vez, por la personalizacin (individualizacin) y

    la universalizacin. El punto de partida de esta nueva historia es la persona de Jess deNazaret, el hombre definitivo (segundo Adn), en quien se descubre lo autnticamentehumano y la definitiva apertura de lo que, aunque oculto, le es esencial. De aqu que sumeta sea la humanidad entera, suprimidas todas las historias particulares, cuya salvacin

    parcial se considera como carencia de salvacin: todas ellas, al ofrecer al hombre unasalvacin provisional, lo apartaban de lo ltimo, del ser humano autntico.

    El mensaje de Jess, ofrecido a los diversos pueblos como la historia que trae laautntica salvacin, se organiza concretamente en las "iglesias" y "parroquias". Ambasexpresiones iluminan lo problemtico de este hecho. "Ecclesia" es la comunidad que hasido "convocada" y vive, por as decirlo, junto a lo normal, a lo cotidiano, cuya

    existencia, por lo dems, sigue su curso. "Parroquia" es, an ms explcitamente, lasociedad de los "vecinos" ("parroquianos"), aquellos que "viven al lado" pero que, en la

    prctica, conviven con y de lo dado hasta ahora 1.

    En algunos aspectos, este carcter pudo haber dado a los cristianos su fuerza: en mediode una historia que se hunda, se saban la encarnacin de una historia nueva quecomenzaba y ya se haba apoderado de ellos El "ya y todava no" toma aqu formahistrica concreta. Sin embargo, fundamentaba igualmente lo problemtico de suexistencia: la fe cristiana desvaloriza la prehistoria propia y la historia presente,convirtindolas en no-historia y no-salvacin, .sin que por ello suprima la historia

    presente. Se contenta con rebajarla de categora. La nueva historia que se da viene a seruna "para-historia" ( = "parroquial") y slo puede obtener su carcter salvfico a partirde la esperanza, de la relacin de lo experimentado con lo an inexperimentado.

    Platonismo y reaccin reformadora

    Esto ofrece un cierto paralelismo con la situacin del pensamiento platnico. Mientrasse permanece en la historia, se vive por encima de ella, pero de tal manera que este "porencima de" entra en la historia misma como origen y esperanza. El contacto con el

    pensamiento platnico influy as desde muy antiguo en el desarrollo del cristianismo,

    que lo utiliz para dar una nueva forma a la esperanza cristiana, al no ver realizada laespera escatolgica inmediata.

    Desde Lutero est viva la pregunta de si fue ste un desarrollo fallido. Lutero representala destruccin de una conciencia histrica cristiana. En el occidente cristiano se habavolatilizado el carcter "parroquial" de esta conciencia en favor de una identificacinentre la historia fctica dada y la cristiana, concebida como el nico e indiviso lugarsalvfico del hombre. La historia en que se viva inclua ciertamente el cielo y elinfierno, pero ambos eran, formalmente, una parte real del orden histrico existente. Eneste caso, el cristianismo no era una salida de la historia sino la forma de sudefinitividad. Pero all donde esta historia se experimentaba como amenaza y la evasin

    de ella como la nica esperanza, se iba acumulando material inflamable. As ocurri endiversas herejas medievales y, ante todo, en Lutero, para quien la historia cristiano-

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    mundana, lejos de ser salvfica y cristiana, era todo lo contrario; con la consecuencia deque haba de buscarse el cristianismo en contra de ella.

    Habamos esbozado una forma de autocomprensin cristiana, en la que historia ysalvacin se compenetran, y llegamos ahora a una manera totalmente contraria de

    relacionar fe e historia. El cristianismo aparece aqu no bajo el signo de la continuidadsino de la discontinuidad. Se destaca el "pro me" y no la comunidad; se devuelve a losprncipes la responsabilidad del orden cristiano del mundo para dar realce a la no-historicidad de la iglesia incapaz de historia propia y de dar la salvacin en sucontinuidad. En todos los elementos esenciales de la Iglesia sera mostrar este paso de lacontinuidad a la discontinuidad: lo carismtico remplaza a la "successio"; la historia,interpretada como continuidad de promesa y cumplimiento, se reinterpreta ahora comooposicin de ley y evangelio; la ontologa, expresin bsica del pensamiento de lacontinuidad, se rechaza como corrupcin de lo cristiano y se le opone la idea de lahistoria -la historia salvfica es la anttesis reformadora del principio ontolgico de lateologa catlica-; finalmente, al pensamiento de la encarnacin, punto de apoyo de la

    ontologa en la teologa, se opone el nfasis en la cruz, como expresin dediscontinuidad radical, de un continuo salir de formas cristianas dadas.

    LA PROBLEMTICA DEL PRESENTE

    Dos enfoques, dos actitudes

    Las dos guerras mundiales y el rpido proceso de cambio hacia la "ciudad secular", quehan causado una conmocin de la conciencia histrica, han vuelto a colocar en el centrode la reflexin teolgica el problema de la historia salvfica. Se pueden distinguir dosestadios en la disputa: una consideracin ms "convencional" del tema ms de acuerdocon las categoras tradicionales; caracterizada por los problemas de platonismo-cristianismo, helenizacin-deshelenizacin, ontologa-historia, institucin-acontecimiento, teologa encarnatoria-teologa de la cruz y, en conjunto, por el

    problema de la relacin entre historia y ser, de la mediacin de lo esencial por lahistoria. Hay, adems, una segunda manera, que podramos llamar revolucionaria, deconsiderar el problema. sta, a travs del estadio intermedio de una teologa de laesperanza, en la que se conjuga la historia, bsicamente, en futuro y se devala orechaza la historia en cuanto es algo que meramente sucedi, encuentra un punto deunin con la problemtica marxista. En la forma de una teologa de la revolucin (o deuna teologa poltica) se vierte el tema de la discontinuidad en un molde nuevo: donde lahistoria es salvacin slo como esperanza, la historia pasada se ha de rechazar comoforma de existencia y hablar de historicidad se convierte en lo contrario de un volverhacia lo histrico. La opcin por la historia de esta teologa es un rechazo decidido del

    pasado; es la opcin por el proyecto del futuro a costa de la tradicin.

    Lo que, propiamente, constituye la diferencia entre teologa poltica y teologa histrico-salvfica se comprende al centrar la atencin en su problema nuclear. El ncleo de lacuestin era, para esta ltima, la relacin entre ser e historia: cmo puede la historia sermediacin de lo esencial?, cundo es alienacin de lo esencial? Para la historiacristiana, en la que un hecho particular tiene exigencias de valor universal, este

    problema tena una agudeza especial, llevada a su punto crtico en la discusin en tornoa la "salus extra ecclesiam". Este principio pretende afirmar la universalidad de la

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    historia particular; la proposicin contradictoria nace del hecho de la no-universalidadfctica de lo cristiano. El esfuerzo por realizar una mediacin entre ambas afirmacionessirve como exposicin concentrada de la problemtica especficamente cristiana conrespecto a la historia, la relacin de historia a ser. Llevada a las formas radicales de lateologa poltica, esta cuestin hallar su solucin al suprimrsela: la afirmacin de una

    esencia del hombre se considera como la raz de la alienacin: no hay ninguna esenciade la cual es la historia una mediacin, sino slo el proyecto abierto "hombre", cuyaamplitud y forma son determinadas por el mismo hombre, que es el nico que crea alhombre. Con esto llegamos a la mxima oposicin a la ontologa y a la culminacin dela discontinuidad. El nico lmite a las realizaciones humanas es la capacidadrespectiva. Sin embargo, en la imagen de un mundo humanizado, purificado dealienaciones, sigue brillando un reflejo de la imagen de esencias permanentes.

    Historia como anttesis de ontologa

    Esto significa que la discusin actual ha dado una nueva forma, en su radicalidad, a lapregunta bsica de la historia salvfica. El problema de la mediacin a lo esencial se haconvertido en la cuestin de la esencia o ser en cuanto tal. Hay una continuidad del serhumano?, debe haberla?, dnde se ha de poner el punto de referencia de la mediacinhistrica? Considerado slo intrateolgicamente, este interrogante parece terminar en laconstatacin admitida prcticamente por todos, de que la biblia -si se exceptan algunos

    puntos- no conoce el pensamiento ontolgico griego, ms an, que es precisamente suanttesis. Sin embargo, esta oposicin es superficial y no hace justicia ni a ladiferenciacin de los resultados bblicos ni a la de la cuestin ontolgica y sus formas

    posibles. Slo una indicacin a este propsito: con su interpretacin de Jess comoAdn escatolgico, que a su vez es imagen de Dios, la biblia establece un patrn de la

    esencia del hombre que, si bien lo pone en tensin hacia el futuro, lo hace hacia unfuturo que es plenitud, porque recopila al hombre en lo que le es esencial.

    Claro est que si se creyera que con el concepto de Cristo como Adn -concepto queexpresa la unidad esencial del hombre- se resolvera el asunto de manera positiva enfavor de una esencia que permanece, se simplificara de nuevo en demasa, puesto queaqu comienza otra vez la contradiccin. Porque la biblia conoce la diferencia entre el

    primero y el segundo Adn; ve al hombre que existe histricamente como a un hombrealienado por su propia historia. La doctrina del pecado original dice, en lo esencial, quela historia del hombre es historia de la alienacin, de tal manera que slo por medio dela fe, que lo coloca en la diferencia del "parroquiano", enfrentndolo a la historia encurso, puede llegar a s mismo; y slo puede rozar lo esencial de s en la tensin entreexistencia poltica y existencia "parroquial".

    Lutero acentu de tal manera la diferencia de la alienacin -expresada en el modelo delos dos Adn- que el Adn histrico es un ser inerte comparado con la nueva existenciadada en la fe. En Lutero hay una discontinuidad estricta en la que no cabe ya, en

    principio, la ontologa, o sea la continuidad e identidad de esencia que abarca lasdiferencias de la historia. De este planteamiento dependen cuantos tratan de construir lahistoria salvfica en contraposicin con la metafsica, incluido Moltmann, cuya teologade la esperanza preludi la teologa poltica y la teologa de la revolucin. Todas son

    variaciones del nico esfuerce por solucionar el problema de la mediacin entre historia

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    y esencia suprimiendo esta ltima, declarando para ello a la historia como lo nicoesencial;. de describir la fe como salvacin con categoras meramente histricas.

    Bsqueda de la unidad de historia y ser

    Despus de haber expuesto brevemente la tesis de la discontinuidad del ser humano ylas races de esta tesis, quisiera decir algo acerca del intento por entender la historiacomo mediacin de tal modo que el futuro slo pueda ser tambin esperanza, porque

    promete una liberacin para el ser. Habla en favor de ello el hecho de que la totalidad dela tradicin de la antigedad cristiana distinguiera, junto con la diferencia expresada aldecir que Cristo era el segundo Adn, la unidad del ser-Adn, radicada en lacreaturidad, en la idea de la creacin de Dios a quien no se puede suprimir. Lacreaturidad significa entonces, a diferencia de la esencialidad griega, el porvenir de unalibertad creadora y no de una idea inmvil, e incluye as la temporalidad del ser -demanera positiva- como la forma de su realizarse; comprende la historia como algo

    esencial o sustancial y no como mero accidente, pero de tal modo que el tiempoencuentra su unidad en el Creator Spiritus y es precisamente en cuanto sucesin,continuidad del ser.

    Es preciso reconocer que con esto se complica ms el problema que con el rechazo de laontologa. Surge con especial agudeza el dilema entre lo general y lo particular, entrehistoria particular y pretensin universal. Es posible mantener esta tensin en medio dela historicidad a la que nos encontramos librados hoy? Pienso que sta es la forma comose plantea la teologa catlica el problema de la historia de la salvacin y sta deberaser precisamente la aportacin actual al mundo del pensamiento.

    El intento de solucin de K. Rahner

    Esbozar el intento de solucin ms importante, el de K. Rahner. La crtica que harluego puede indicar cul es la labor que queda an por realizar. Parte Rahner del

    problema ya expuesto: la diferencia entre la particularidad de la historia cristiana y supretensin sobre la totalidad de la esencia del hombre. Puede una historia particularafirmar lcitamente que es ella la salvacin del hombre en cuanto tal y no meramente lade un mbito histrico definido? Se pueden distinguir dos pasos en su respuesta. El

    primero: construye al hombre como "oyente de la Palabra", es decir, como un ser

    abierto en espera de la revelacin histrica. Es un ser que no llega a su plenitud desde smismo y por s mismo, sino que est necesariamente referido lo que venido de fuera sepuede apropiar libremente. Lo necesario para l se encuentra remitido a lo casual, a lolibre de la historia. Esto casual de la historia que viene a l no es un accidente del cualse pueda prescindir, sino la forma como su ser llega a s mismo en el tiempo. La

    paradoja del ser hombre consiste en que slo encuentra lo universal de s mismo en lareferencia a lo particular de una historia que viene desde fuera. La historia cristiana

    pierde su tinte extrincesista; es la respuesta necesaria y libre a la libre necesidad y es lanecesaria libertad del ser del hombre.

    Hasta aqu es fcil seguir el pensamiento de Rahner y reconocer en l una

    interpretacin, tanto de nuestra experiencia actual de la existencia, como de la direccinbsica del dogma cristolgico. Se hace problemtico, por el contrario, en el segundo

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    paso, que va hacindose dominante en el Rahner tardo. Si la historia de la revelacin nose puede concebir de manera categorial-extrincesista, sino que ha de ser referida a lahumanidad en su totalidad, concluye Rahner que tambin ha de estar presente en estahumanidad en su totalidad. En este caso no es ya meramente Palabra reveladora queviene desde fuera, sino tambin luz del Pneuma que viene desde dentro. No es objeto,

    sino horizonte no-temtico, dentro del cual se realiza la existencia espiritual del hombre.Las concretizaciones histricas de todas las experiencias salvficas de la humanidad son,precisamente, objetivaciones de este horizonte que es "historia salvfica" y abarca todala vida espiritual.

    Finalmente, la objetivacin de este horizonte en la palabra y acontecimientosreveladores de Jesucristo es slo su "llegar-a-s-mismo" de manera histrica y refleja. Elacontecimiento de Jess es el punto culminante de todas las historias precedentes quehan de concebirse como fases de realizacin creciente de aquel horizonte. La "historiasalvfica especial" tiende, por tanto, a una identificacin con la historia salvfica generaly tambin con la historia del mundo. Esta identificacin hallar su realizacin plena slo

    escatolgicamente. Ante el problema planteado por el hecho de que la historia cristianano siempre, ni mucho menos, se ha entendido como un perfeccionar la historia sinotambin como un negarla y oponerse a ella, se da una respuesta curiosa: esto nada diceen contra del carcter salvfico de esta historia, puesto que tampoco el AT tena unainstancia magisterial que pudiera decidir de manera segura, para la conciencia delindividuo, entre lo querido por Dios y lo humanamente depravado de la religinconcreta. El magisterio se convierte, aqu, en lo que propiamente distingue la historiasalvfica cristiana como forma de reflexin y realidad objetiva de lo que en otras partesse posee de manera no objetivada.

    Aqu se refleja lo problemtico de este intento: la ontologa y el pensamiento jurdico

    entran as en un curioso pacto y lo cristiano se reduce a ellos. Hay que objetar que enrealidad tambin la Iglesia desconoci, durante mucho tiempo, un magisterio quedistinguiese entre los fenmenos "autoritativamente, siempre y con seguridad para laconciencia del individuo"; lo cuestionable de un magisterio as concebido, casi a manerade orculo se ha hecho ms que claro para nosotros hoy, precisamente por la teologacrtica de Rahner. Pero el problema autntico no est en este concepto de lamagisterialidad de lo cristiano, sino en lo que se presupone como punto de partida: lareduccin de lo cristiano a un "hacerse reflejo" de lo ya posedo universalmente. Conesto se destruye tambin, fundamentalmente, el planteamiento de "oyente de laPalabra": en el cristianismo no viene ya a nosotros algo nuevo desde fuera, algo nodeducible de nosotros mismos, sino que, simplemente, se objetiva lo que estaba presentecomo horizonte de nuestro pensar y reflexionar. Se renuncia, en principio, a la historiaen favor de la ontologa, al convertirse lo que realmente est fuera en algo" casiinsignificante. El "x-tasis" de la fe desaparece en pro del "n-tasis" de la sumersinfilosfica, se dira aludiendo al PseudoDionisio.

    El intento del Pseudo-Dionisio

    Este autor haba intentado, en su poca, una mediacin entre ontologa e historia, entreelExtra de la fe y el Intra de la filosofa. El carcter cristiano de su platonismo est, a

    mi parecer, en el hecho de que mantuvo la fe como "x-tasis" en contra del "concete ati mismo", como verdad suprema de una filosofa que era esencialmente un "llegar-a-s-

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    mismo" de manera refleja. La verdadera divinizacin no se encuentra en el nous, sinoms all de l y en el acto mismo en que lo dejamos atrs. "Debemos -dice- entender losmisterios divinos, no entendindolos nosotros mismos, sino abandonando la totalidad denuestro ser para pertenecer plenamente a Dios". A Dios no se lo ha de aprender. sinoque se lo ha de padecer para aprenderlo en este padecer. A l slo lo ve, en ltima

    instancia, el amor que conoce a su manera all donde el intelecto contempla laoscuridad. El "xtasis" no es obra del ascenso humano sino pasividad que tolera altotalmente Otro que viene desde fuera contra nuestras reflexiones. Se unen teologamstica y simblica. La teologa mstica conoce a Dios al dejarse tocar por l en el"xtasis" y lo conoce como el incognoscible. As, la teologa, en su punto ms elevado,se hace balbuciente, simblica. En esta combinacin de mstica y smbolo se manifiestala orientacin histrica del pensamiento de Dionisio: el que Dios nos salga al encuentrocomo historia, "antropomrficamente", descansa en que el conocimiento de Dios para elhombre, si quiere ser verdadero conocimiento de Dios, ha de ser "xtasis", salir de s,contacto con el otro, padecer.

    Conclusin

    Con esto llegamos de nuevo a nuestro tema: la salvacin como historia significaprecisamente esto, que el hombre no encuentra la salvacin en un "llegar-a-s-mismo"reflejo, sino en el "ser-arrebatado-de-s" que supera la reflexin. En la relacin cristianade historia y ser no se puede suprimir la categora del "desde fuera", del Extra, ni laaparente casualidad como forma de acaecer de la necesidad en la libertad. Con ello salea relucir la categora de la persona, que permanece marginal en la construccin deRahner. Podra ser el punto de partida para una comprensin de la unin paradjicaentre particularidad y universalidad, historia y ser, ante la que nos coloca la experiencia

    de la historia. La grandeza de la llamada que significa la fe para el hombre consiste,precisamente, en exigirle el "xtasis", el salir de la totalidad de s mismo. Slo cuando elhombre est fuera de s se encuentra cabe s. Aqu radica la imposibilidad de tratarontolgicamente el problema del hombre de un modo exhaustivo, la diferencia que

    permanece tras todo intento de buscar la unidad con la ontologa; pero esta referenciaesencial del hombre a lo que est fuera de s posibilita, a su vez, la unin relativa deambos: tensin entre ontologa e historia que se basa en la tensin constitutiva del serdel hombre, que tiene que ser fuera de s para poder ser cabe s.

    Notas:1 A lo largo del artculo el autor usar varias veces el trmino griego paroikia vadjetivos y sustantivos derivados. Lo traduzco por los trminos parroquial,parroquia y parroquianos, segn el caso. Pero tngase en cuenta que se emplea, noen el sentido corriente de la palabra, sino en su sentido original, etimolgico, paraindicar la convivencia del cristiano con la historia profana (N. del T.).

    Tradujo y condens: JAVIER ESCOBAR