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SECUENCIA 8 206 Poderoso caballero es don Dinero… El proyecto de esta secuencia es organizar un Café literario en el que presentarás un comentario por escrito sobre aquellos textos que más te gustan. Para ello, harás el seguimiento de un tema y compararás su tratamiento en diversos tipos de textos. Para empezar 1. Vean el video que muestra las preferencias de algunos adolescentes sobre lo que de- sean ser en su vida. También conocerán algunos personajes de la literatura y sus de- cisiones al respecto. 2. Después de ver el video respondan: a) ¿De qué tratan los libros, películas o series televisivas que más te gustan? ¿Tienen algo en común? b) ¿Qué temas tratan los personajes literarios que vieron en el video? c) ¿Identificas algún tema que te gustaría leer en otros textos? ¿Cuál es ese tema? SESIÓN 1 Para todos los gustos En esta secuencia te invitamos a leer diversos textos literarios para darle segui- miento a una temática. Esto te permitirá comparar la manera en que distintos autores y creadores de diversas épocas, tratan inquietudes que han estado presen- tes a lo largo de la historia de la humanidad. Durante esta secuencia encontrarás fácilmente que el tema de los textos que leerás sigue siendo tratado en obras literarias de actualidad.

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secuencia 8

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Poderoso caballero es don Dinero…

El proyecto de esta secuencia es organizar un Café literario en el que presentarás un comentario por escrito sobre aquellos textos que más te gustan. Para ello, harás el seguimiento de un tema y compararás su tratamiento en diversos tipos de textos.

Para empezar1. Veanelvideoquemuestralaspreferenciasdealgunosadolescentessobreloquede-

seanserensuvida.Tambiénconoceránalgunospersonajesdelaliteraturaysusde-cisionesalrespecto.

2. Despuésdeverelvideorespondan:

a)¿Dequétratanloslibros,películasoseriestelevisivasquemástegustan?¿Tienenalgoencomún?

b)¿Quétemastratanlospersonajesliterariosquevieronenelvideo?

c)¿Identificasalgúntemaquetegustaríaleerenotrostextos?¿Cuálesesetema?

sesión 1

Para todos los gustos

En esta secuencia te invitamos a leer diversos textos literarios para darle segui-miento a una temática. Esto te permitirá comparar la manera en que distintos autores y creadores de diversas épocas, tratan inquietudes que han estado presen-tes a lo largo de la historia de la humanidad. Durante esta secuencia encontrarás fácilmente que el tema de los textos que leerás sigue siendo tratado en obras literarias de actualidad.

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IIESPAÑOL

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Mito

El seguimiento de un tema en diversos tipos de textos nos permite, como lectores o espectadores, profundizar en el conocimiento y comprensión de algún aspecto del mundo y de la vida humana, a través de la preocupación que han tenido creadores de varias partes del mundo a lo largo de la historia.

La reflexión que puedes hacer al respecto, te mostrará cómo un mismo tema puede motivar ideas únicas, así como favorecer la creación de nuevas obras. Además, comentarás por escrito los textos que seleccionarás, leerás y compartirás con tus compañeros en el Café literario que organizarán al final de esta secuencia.

Los textos seleccionados para las siguientes sesiones abordan el tema de la elección entre las riquezas materiales o la honestidad y la sabiduría, y tú podrás seleccionar otras lecturas para expresar tu punto de vista en un comentario literario.

3. Elijanauncompañerodelgrupoparaleerenvozalta.ConoceránloquelepasóaMidas,reydeMacedonia,personajedelamitologíagriega.

El rey Midas

Midas era rey de Macedonia. Una ma-ñana, en los jardines de su palacio,

apareció bastante ebrio, un viejo sátiro. Midas pidió que lo lleva-

ran ante su presencia para dar-le un escarmiento, pero resultó

que el sátiro era Sileno, tutor del dios Dionisio. Sileno entonces, narró al rey his-

torias fantásticas de sus viajes por la India y

el fin del mun-do (África).

Fue así que Midas lo hos-pedó en su palacio. Trans-curridos cinco días, Midas envió a Sileno con Dioni-sio. Éste, como muestra de gratitud, ofreció a Midas cumplir cualquier deseo que le pidiera. Midas, que era ambicioso, pidió tener el don de transformar en oro todo lo que tocara. Dionisio cumplió la petición. Midas convertía en oro todo lo que tocaba: las plantas, los ani-males, las piedras.

Pero pronto lamentó su elección porque antes si-quiera de llegar a su boca, la comida y el agua se trans-formaban en oro al contacto con sus manos, de mane-ra que casi muere de inanición. Midas imploró a Dionisio que lo librara de aquel don. El dios, al ver la lamentable situación del rey, aceptó, indicándole que debía sumergirse en las aguas del río Pactolo.

Así lo hizo Midas, quien al salir de las aguas dejó tras de sí una estela de arenas auríferas. Fue entonces que Midas volvió a la normalidad y abandonó sus riquezas para vivir en la pobreza.

sátiro: criatura de la

mitología griega, mitad

hombre mitad cabra.

Dioniso: dios griego del

vino; también conocido

entre los romanos como

Baco.

don: poder especial.

inanición: hambre.

auríferas: de oro.

El texto dice...4. Comentenlasiguientepregunta:

¿PorquésearrepintióMidasdeldeseoquepidió?

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Soneto

Y tú qué dices... a)Sialpedirundeseoestuvieransegurosqueselescumpliría,¿seatreveríanapedir

elmismoqueMidas?¿Porqué?

b)¿ConocenaalguienqueseparezcaaMidas?¿Enquéesparecidoyenquéesdife-rente?

5. EscribeenunpárrafotuopiniónacercadeporquécambiólaactituddeMidasdes-puésqueDionisioleconcedesudeseo,ydesutransformaciónalfinaldelahistoria.

ElsonetoquesepresentaacontinuaciónfueescritoporsorJuanaInésdelaCruz.

1. Siganlalecturaenvozaltaqueharásumaestro.

sesión 2

QUÉJASE DE LA SUERTE,INSINÚA SU AVERSIÓN A LOS VICIOS,Y JUSTIFICA SU DIVERTIMIENTO A LAS MUSAS

Sor Juana InéS de la Cruz

En perseguirme, Mundo, ¿qué interesas?¿En qué te ofendo, cuando sólo intentoponer bellezas en mi entendimientoy no mi entendimiento en las bellezas?

Yo no estimo tesoros ni riquezas;y así, siempre me causa más contentoponer riquezas en mi pensamientoque no mi pensamiento en las riquezas.

Y no estimo hermosura que, vencida,es despojo civil de las edades,ni riqueza me agrada fementida,

teniendo por mejor, en mis verdades,consumir vanidades de la vidaque consumir la vida en vanidades.

Sor Juan Inés de la Cruz. Décimas, glo-sas, sonetos, liras. México: Joaquín Mor-tiz (Colección Ronda de Clásicos Mexi-canos), 2002, p. 31.

Juana inés de asbaje y Ramírez (1651–1695),

nació en San Miguel de Nepantla. Poeta mexi-

cana. Fue la mayor figura de las letras hispano-

americanas del siglo xvii y una de las mujeres

mexicanas más brillantes de todos los tiempos.

Niña prodigio, aprendió a leer y escribir a los

tres años, y a los ocho escribió su primera loa.

“Y no estimo hermosura

que, vencida, es despojo

civil de las edades”: la

belleza termina al enveje-

cer, por eso no la estimo.

fementida: traicionera.

Busca en el diccionario otras palabras que desconozcas y escribe tus propias definiciones.

BiBLiOTeca

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El texto dice...2. Demaneraoral,respondanlassiguientespreguntas.

a)Eneltítulodelsoneto,sorJuanamenciona“suaversióna losvicios”,¿aquéserefiere?

b)¿Aquiénsedirigeenestesoneto?

c)¿Quésignificadotienelapalabra“vanidades”,enelúltimoversodelpoema?

3. CompletenlatablaescribiendocómointerpretanustedeslosversosdelsonetodesorJuana.

ponerbellezasenmientendimientoynomientendimientoenlasbellezas

ponerriquezasenelpensamientoquenomipensamientoenlasriquezas

consumirvanidadesdelavidaqueconsumirlavidaenvanidades

4. Comparensusinterpretacioneseindiquenenquésonparecidasycómoserelacionanconeltemadelariqueza.

¿Aque“riquezas”lesdamayorimportanciasorJuana?

5. Apartirdelvideodelasesiónanterior,laslecturasdelreyMidasyelsonetodesorJuana,comparenlossiguientesaspectos:

a)¿QuéactitudtienensorJuanayelreyMidasfrentealariqueza?

b)¿Cuáldelospersonajesdefenderíaeldicho“tantotienes,tantovales”?Explicaturespuesta.

Y tú qué dices...6. Seleccionaalgunodelosdosaspectosanterioresyescribeuncomentariodeunpá-

rrafoenelqueindiquescuáldelosdostextostegustómásyporqué.Puedesmen-cionaralgunosdelossiguientesaspectos:

• Ellenguajequeseutilizaencadauno.

• Lossentimientosyactitudesquesemuestranentornoalariqueza.

7. Leanenvozaltaalgunosdeloscomentariosqueescribieron.

Tarea 1Ademásdeltemadelariqueza,enestostextossepuedenencontrarotrostemas,comolaambición,elarrepentimiento,laposibilidaddequeaquelloquemásdeseassevuelvaentucontra.¿Quéotrosencuentrastú?¿Conocesalgúntextolitera-rio,películaoprogramadetelevisiónqueabordealgunodeestostemas?

Comotareapuedespreguntarlesatusamigosyfamiliares.

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Novela (fragmento)

1.LeanyescuchenelcapítulodelanovelaMatilda,enelqueelpadredeéstaexplicaasushijoscómoganadineroensunegociodeventadeautosusados.Mientrasleen,ponganatenciónalaformaenquelapequeñaMatildacuestionalahonradezdelnegociodesupadre.

sesión 3

El señor Wormwood, expertovendedor de coches

Los padres de Matilda poseían una casa bastante boni-ta, con tres dormitorios en la planta superior, mientras que la inferior constaba de comedor, sala y cocina. Su padre era vendedor de coches usados y, al parecer, le iba muy bien.

—El serrín es uno de los grandes secretos de mi éxito —dijo un día, orgullosamente—.Y no me cuesta nada. Lo consigo gratis en las serrerías.

—¿Y para qué lo usas? —le preguntó Matilda.—Te gustaría saberlo, ¿eh? —dijo.—No veo cómo te puede ayudar el serrín a vender

coches usados, papá.—Eso es porque tú eres una majadera igno-

rante —afirmó su padre.Su forma de expresarse no era muy de-

licada, pero Matilda ya estaba acostumbra-da. Sabía también que a él le gustaba pre-sumir y ella le incitaba descaradamente.

—Tienes que ser muy inteligente para en-contrarle aplicación a algo que no vale nada —comentó—. A mí me encantaría po-der hacerlo.

Tú no podrías —replicó su padre—. Eres demasiado estú-pida. Pero no me importa contárselo a Mike, ya que al-gún día estará en el negocio conmigo —despreciando a Ma-tilda se volvió a su hijo y dijo—: Procuro comprar un coche de algún imbécil que ha utilizado tan mal la caja de velocidades que las marchas están desgas-tadas y suena como una carraca. Lo con-sigo barato. Luego, todo lo que tengo que hacer es mezclar una buena cantidad de serrín con el aceite de la caja de velocida-

des y va tan suave como la seda.

—¿Cuánto tar-da en volver a em-pezar a rechinar? —preguntó Matil-da.

—Lo suficiente para que el compra-dor esté bastante le-jos —dijo su padre sonriendo—. Unas cien millas.

—Nadie se hace rico siendo honrado — dijo elpadre—. Los clientes están para que los enga-

ñen.El señor Wormwood era un hombrecillo

de rostro malhumorado, cuyos dientes supe-riores sobresalían por debajo de un bigotillo

de aspecto lastimoso. Le gustaba llevar sa-cos de grandes cuadros, de alegre colori-

do y corbatas normalmente amarillas o verde claro.

—Fíjate, por ejemplo, en el cuenta-kilómetros —prosiguió—. El que com-

pra un coche de segunda mano lo primero que hace es comprobar los kilómetros que

tiene. ¿No es cierto?—Cierto —dijo el hijo.—Pues bien, compro un cacharro

con ciento cincuenta mil kilómetros. Lo compro barato. Pero con esos kilómetros no lo va a comprar nadie, ¿no? Ahora no puedes desmontar el cuentakilómetros, como hace diez años, y hacer retroceder

los números. Los instalan de forma que resulta imposible amañarlos, a

roald dahl

Roald Dahl (1916–1990) nació

en Gales y murió en Inglaterra.

Tal vez sea el autor más popu-

lar de libros infantiles. Sus

libros están creados con

fantasía e imaginación; siempre

son un poquito crueles, pero

tienen mucho humor y una

mezcla entre lo cómico y lo

grotesco. Un tema frecuente en

sus libros es que la gente no es

lo que parece ser.

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IIESPAÑOL

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menos que seas un buen relojero o algo así. ¿Qué hacer entonces? Yo uso el cerebro, muchacho, eso es lo que hago.

—¿Cómo? —preguntó el joven Michael, fascinado. Parecía haber heredado la afición de su padre por los engaños.

—Me pongo a pensar y me pregunto cómo podría transformar un cuentakilómetros que marca ciento cincuenta mil kilómetros en uno que sólo marque diez mil, sin estropearlo. Bueno, lo conseguirías si haces andar el coche en reversa durante mucho tiempo. Los números irían hacía atrás, ¿no? Pero ¿quién va a con-ducir un maldito coche en reversa durante miles y mi-les de kilómetros? ¡No hay forma de hacerlo!

—¡Por supuesto que no! —dijo el joven Michael.—Así que me estrujé el cerebro —siguió el pa-

dre—. Yo uso el cerebro. Cuando tienes un cerebro brillante tienes que usarlo. Y, de repente, me llegó la solución. Te aseguro que me sentí igual que debió sen-tirse ese tipo tan famoso que descubrió la penicilina. “¡Eureka!”, grité. “¡Lo conseguí!”

—¿Qué hiciste, papá?—Del cuentakilómetros —explico el señor Worm-

wood— sale un cable que va conectado a una de las ruedas delanteras. Primero, desconecté el cable en el lugar donde se acopla la rueda. Luego, me compré un taladrado eléctrico de gran velocidad, y lo conecté al extremo del cable, de tal forma que, cuando gira, hace girar el cable al revés. ¿Me sigues? ¿Lo comprendes?

—Sí, papá —dijo el joven Michael.—Esos taladrados giran a una velocidad enorme

—dijo el padre—, así que cuando conecto el taladra-do, los números del cuentakilómetros retroceden a toda velocidad. En pocos minutos puedo rebajar cin-cuenta mil kilómetros del cuentakilómetros con mi taladrado eléctrico de gran velocidad. Y, cuando termino, el coche sólo tiene diez mil kilómetros y está listo para su venta. “Está casi nuevo”, le digo al cliente. “Apenas ha hecho diez mil. Pertene-cía a una señora mayor que sólo lo utilizaba una vez a la semana para ir de compras.”

—¿De verdad puedes hacer que el cuenta-kilómetros vaya hacia atrás con un taladro eléctrico? —preguntó Michael.

—Te estoy contando secretos del negocio —dijo el padre—, así que no vayas a decírselo a nadie. No querrás verme en la cárcel, ¿no?

—No se lo diré a nadie —dijo el niño —. ¿Le haces eso a muchos coches, papá?

—Todo coche que pasa por mis manos reci-be el tratamiento —dijo el padre—. Antes de ofre-cerlos a la venta, todos ven reducido su kilometraje por debajo de diez mil. ¡Y pensar que lo he inventado yo...! —añadió orgullosa-mente—. Me ha hecho ganar una fortuna.

Matilda que había estado escuchando atentamen-te, dijo:

—Pero, papá, eso es aún peor que lo del serrín. Es repugnante. Estás engañando a gente que confía en ti.

—Si no te gusta, no comas entonces la comida de esta casa —dijo el padre—. Se compra con las ganancias.

—Es dinero sucio —dijo Matilda—. Lo odio.Dos manchas rojas aparecieron en las mejillas del

padre.—¿Quién demonios te crees que eres? —gritó—.

¿El arzobispo de Canterbury o alguien así, echándome un sermón sobre honradez? ¡Tú no eres más que una ignorante mequetrefe que no tiene ni la más mínima idea de lo que dice!

—Bien dicho, Harry —dijo la madre. Y a Matil-da—: Eres una descarada por hablarle así a tu padre. Ahora, mantén cerrada tu desagradable boca para que podamos ver tranquilos este programa.

Estaban en la sala, frente a la televisión, con la ban-deja de la cena sobre las rodillas. La cena consistía en una de esas comidas preparadas que anuncian en tele-visión, en bandejas de aluminio flexible, con compar-timentos separados para la carne guisada, las papas hervidas y los chícharos. La señora Wormwood comía

con los ojos pendientes la serie americana de la pe-queña pantalla. Era una mujerona con el pelo te-

ñido de rubio platino, excepto en las raíces cer-canas al cuero cabelludo, donde era de color castaño parduzco. Iba muy maquillada y tenía

serrín: aserrín, polvo de

madera.

carraca: vejestorio,

cachivache.

mequetrefe: majadera,

entrometida.

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uno de esos tipos abotargados y poco agraciados en los que la carne parece estar atada alrededor del cuerpo para evitar que se caiga.

—Mami —dijo Matilda—, ¿te importa que me coma la cena en el comedor y así poder leer mi libro?

El padre levantó la vista bruscamente.—¡Me importa a mí! —dijo acaloradamente—. ¡La

cena es una reunión familiar y nadie se levanta de la mesa antes de terminar!

—Pero nosotros no estamos sentados a la mesa —dijo Matilda—. No lo hacemos nunca. Siempre ce-namos aquí, viendo la tele.

—¿Se puede saber qué hay de malo en ver la televi-sión? —preguntó el padre. Su voz se había tornado de repente tranquila y peligrosa.

Matilda no se atrevió a responderle y permaneció callada. Sintió que le invadía la cólera. Sabía que no era bueno aborrecer de aquella forma a sus padres, pero le costaba trabajo no hacerlo. Lo que había leído le mos-

tró un aspecto de la vida que ellos ni siquiera vislum-bran. Si por lo menos hubieran leído algo de Dickens o de Kipling, sabrían que la vida era algo más que en-gañar a la gente y ver la televisión.

Otra cosa. Le molestaba que la llamaran constante-mente ignorante y estúpida, cuando sabía que no lo era. La cólera que sentía fue creciendo más y más y esa no-che, acostada en su cama, tomó una decisión. Cada vez que sus padres se portaran mal con ella, se vengaría de una forma u otra. Esas pequeñas victorias le ayudarían a soportar sus idioteces y evitarían que se volviera loca. Recuerden que aún no tenía cinco años y que, a esa edad, no es fácil marcarle un tanto a un todopoderoso adulto. Aun así, estaba decidida a intentarlo. Después de lo que había sucedido esa noche frente a la televisión, su padre fue el primero de la lista.

Roald Dahl. “El señor Wormwood, experto vendedor de coches”,

en Matilda. México: Alfaguara, 2006, pp. 23-30.

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El texto dice...Conbaseenlalecturacompletenelcuadro,comparandoloquepiensanMatildaysupadrefrentealoqueesválidoonoparaganardinero.

2. Escriban,segúncorresponda,algunasdelasfrasesoexpresionesqueutilizanelSr.WormwoodyMatilda,lascualesmuestranlaactitudquetienecadaquienfrentealdinero.

3. Leanlasfrasesoexpresionesqueescribieronydespués,enlasegundafiladelcuadro,expresensuopinióndelospersonajes.Observenelejemplo.

el sr. Wormwood dice: Matilda dice:

“Nadie se hace rico siendo hon-rado. Los clientes están para que los engañen”.

“Esto no es honrado, papá. Eso es un engaño”.

Por lo tanto yo creo que él es: Por lo tanto yo creo que ella es:

4. LeanalgrupoloqueescribieronenlaactividadanteriorycomentenaquéledamásvalorMatildayaquésupadre.Expliquensurespuesta.

Y tú qué dices...5. ReleanelsonetodesorJuana.ElijanyescribanunoodosversosqueMatildapodría

haberrespondidoasupadre.

6. LeanlaspalabrasquediceelpadredeMatilda:

—Nadiesehacericosiendohonrado—dijoelpadre—.Losclientesestánparaquelosengañen.

ExplicalarelaciónosemejanzaqueexisteentreloquediceelseñorWormwoodyalgu-nodelossiguientesrefranes:

a)“Másprogresaelpilloqueelhombresencillo”.

b)“Antespocoyhonradoquemuchoyrobado”.

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Cuento (fragmento)

sesión 4 Para leer

Leerás para conocer personajes que se enfrentan a la vida con diferentes actitudes, y continuar con el seguimiento del tema sobre el valor de las riquezas materiales.

1. Leanelcuento“Canastitasenserie”deBrunoTraven.Durantelalectura,identifiquenlasactitudesdelospersonajesfrentealtrabajoylosnegocios.

Canastitas en serieBruno Traven

En calidad de turista en viaje de recreo y descanso, lle-gó a estas tierras de México Mr. E. L. Winthrop.

Abandonó las conocidas y trilladas rutas anuncia-das y recomendadas a los visitantes extranjeros por las agencias de turismo y se aventuró a conocer otras re-giones.

Como hacen tantos otros viajeros, a los pocos días de permanecía en estos rumbos ya tenía bien forjada su opinión y, en su concepto, este extraño país salvaje no había sido todavía bien explorado, misión gloriosa sobre la tierra reservada a gente como él.

Y así llegó un día a un pueblecito del estado de Oaxaca. Caminando por la polvorienta calle principal en que nada se sabía acerca de pavimentos y drenaje y en que las gentes se alumbraban con velas y ocotes, se encontró con un indio sentado en cuclillas a la entra-da de su jacal.

El indio estaba ocupado haciendo canastitas de paja y otras fibras recogidas en los campos tropicales que rodean el pueblo. El material que empleaba no sólo estaba bien preparado, sino ricamente coloreado con tintes que el artesano extraía de diversas plantas e insectos por procedimientos conocidos únicamente por los miembros de su familia.

El producto de esta pequeña industria no le basta-ba para sostenerse. En realidad vivía de lo que cose-chaba en su milpita: tres y media hectáreas de suelo no muy fértil, cuyos rendimientos se obtenían después de mucho sudor, trabajo y constantes preocupaciones so-

bre la oportunidad de las lluvias y los ra-yos solares. Hacía ca-nastas cuando termi-naba su quehacer en la milpa, para aumentar sus pequeños ingresos.

Era un humilde campesino, pero la belleza de sus canastitas ponían de manifiesto las dotes artísticas que poseen casi todos estos indios. En cada una se admira-ban los más bellos diseños de flores, mariposas, pája-ros, ardillas, antílopes, tigres y una veintena más de animales habitantes de la selva. Lo admirable era que aquella sinfonía de colores no estaba pintada sobre la canasta, era parte de ella, pues las fibras teñidas de di-ferentes tonalidades estaban entretejidas tan hábil y artísticamente, que los dibujos podían admirarse igual en el interior que en el exterior de la cesta. […]

Cada canasta representaba para él alrededor de quince o veinte horas de trabajo constante, sin incluir el tiempo que empleaba para recoger el bejuco y las otras fibras, prepararlas, extraer los colorantes y teñir-las.

El precio que pedía por ellas era ochenta centavos, equivalente más o menos a diez centavos moneda americana. Pero raramente ocurría que el comprador pagara los ochenta centavos, o sea los seis reales y me-dio como el indio decía. El comprador en ciernes re-gateaba, diciendo al indio que era un pecado pedir tanto. […]

Aquel indio había hecho en su vida varios cientos

Bruno Traven (1890- 1969),

nace en Chicago y muere en la

ciudad de México. Fue un

escritor que reflejó en sus obras

un realismo mexicano profundo

y dramático, con un gran

sentido social y humano.

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de estas hermosas cestas, sin que ni dos de ellas tuvie-ran diseños iguales. Cada una era una pieza de arte único, tan diferente de otra como puede serlo unMurillo de un Reynolds.

Naturalmente, no podía darse el lujo de regresar a su casa con las canastas no vendidas en el mercado, así es que se dedicaba a ofrecerlas de puerta en puerta. Era recibido como un mendigo y tenía que soportar insul-tos y palabras desagradables. […]

Sentado en cuclillas a un lado de la puerta de su jacal, el indio trabajaba sin prestar atención a la curio-sidad de Mr. Winthrop; parecía no haberse percatado de su presencia.

—¿Cuánto querer por esa canasta, amigo? —dijo Mr. Winthrop en su mal español, sintiendo la necesi-dad de hablar para no aparecer como un idiota.

—Ochenta centavitos, patroncito; seis reales y me-dio, —contestó el indio cortésmente.

—Muy bien, yo comprar —dijo Mr. Winthrop en un tono y con ademán semejante al que hubiera hecho al comprar toda una empresa ferrocarrilera. Después, examinando su adquisición, se dijo: “Yo sé a quién complaceré con esta linda canastita, estoy seguro de que me recompensará con un beso. Quisiera saber cómo la utilizará.”

Había esperado que la pidiera por lo menos cuatro o cinco pesos. Cuando se dio cuenta de que el precio era tan bajo pensó inmediatamente en las grandes po-sibilidades para hacer negocio que aquel miserable pueblecito indígena ofrecía para un promotor diná-mico como él.

—Amigo, si yo comprar diez canastas, ¿qué precio usted dar a mí?

El indio vaciló durante algunos momentos, como si calculara, y finalmente dijo:

—Si compra usted diez se las daré a setenta centa-vos cada una, caballero.

—Muy bien, amigo. Ahora, si yo comprar un cien-to, ¿cuánto costar?

El indio, sin mirar de lleno en ninguna ocasión al americano, y desprendiendo la vista sólo de vez en cuando de su trabajo, dijo cortésmente y sin menor destello de entusiasmo:

—En tal caso se las vendería por sesenta y cinco centavitos cada una.

Mr. Winthrop compró dieciséis canastitas, todas las que el indio tenía en existencia.

Después de tres semanas de permanencia en la re-pública, Mr. Winthrop no sólo estaba convencido de conocer el país perfectamente, sino de haberlo visto todo, de haber penetrado el carácter y costumbres de

sus habitantes y de haberlo explorado por completo. Así, pues, regresó al moderno y bueno “nuyorg” sa-tisfecho de encontrarse nuevamente en un lugar civi-lizado.

Cuando hubo despa-chado todos los asuntos que tenía pendientes, acumulados durante su ausencia, ocurrió que un mediodía, cuando se en-caminaba al restorán para tomar un emparedado, pasó por una dulcería y al mirar lo que se exponía en lo aparadores recordó las canastitas que había com-prado en aquel lejano pueblecito indígena.

Apresuradamente fue a su casa, tomó todas las ces-titas que le quedaban y se dirigió a una de las más afa-madas confiterías.

—Vengo a ofrecerle —dijo Mr. Winthrop al confi-tero— las más artísticas y originales cajitas, si así quie-re llamarlas, y en las que podrá empacar los chocolates finos y costosos para los regalos más elegantes. Véalas y dígame qué opina. […]

—Bueno, en realidad no sé. Si me pregunta usted, le diré que no es esto exactamente lo que busco. En

ocote: pino americano.

en ciernes: en potencia,

por convertirse en algo.

Murillo, Reynolds: obras

de pintores con estos

apellidos.

nuyorg: Nueva York

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cualquier forma podríamos probar; desde luego, todo depende del precio. Debe usted saber que en nuestra línea, la envoltura no debe costar más que el contenido.

—Ofrezca usted —contestó Mr. Winthrop. […]—Hablando francamente le diré que yo sé distin-

guir las obras de arte, y estas cestas son realmente ar-tísticas. En cualquier forma, nosotros no vendemos arte, usted lo sabe bien, sino dulces, por lo tanto, con-siderando que sólo podremos utilizarla como envoltu-ra de fantasía para nuestro mejor praliné francés, no podemos pagar por ellas el precio de un objeto de arte. Eso debe usted comprenderlo, señor... ¿Cómo dijo que se llamaba? ¡Ah!, sí, Mr. Winthrop. Pues bien, Mr. Winthrop, para mí solamente son una envoltura de alta calidad, hecha a mano, pero envoltura al fin. Y ahora le diré cuál es nuestra oferta, ya sabrá si acepta o no. Lo más que pagaremos por ellas será un dólar y cuarto por cada una y ni un centavo más. ¿Qué le pa-rece?

Mr. Winthrop hizo un gesto como si le hubieran golpeado la cabeza.

El confitero, interpretando mal el gesto de Mr. Winthrop, dijo rápidamente:

—Bueno, bueno, no hay razón para disgustarse. Tal vez podamos mejorarla un poco, digamos uno cin-cuenta la pieza.

—Que sea uno setenta y cinco —dijo Mr. Win-throp respirando profundamente y enjugándose el su-dor de la frente.

—Vendidas. Uno setenta y cinco puestas en el puerto de Nueva York. Yo pagaré los derechos al reci-birlas y usted el embarque. ¿Aceptado?

—Aceptado —contestó Mr. Winthrop cerrando el trato.

—Hay una condición —agregó el confitero cuan-do Mr. Winthrop se disponía a salir—. Uno o dos cientos no nos servirían de nada, ni siquiera pagaría el anuncio. Lo menos que puede usted entregar son diez mil, o mil docenas si le parece mejor. Y, además, deben ser, por lo menos, en veinte dibujos diferentes.

—Puedo asegurarle que las puedo surtir en sesenta dibujos diferentes.

—Perfectamente. Y ¿está seguro que podrá entre-gar las diez mil en octubre?

—Absolutamente seguro —dijo Mr. Winthrop, y firmó el contrato.

Mr. Winthrop emprendió el viaje de regreso al pueblecito para obtener las doce mil canastas. Du-rante todo el vuelo sostuvo una libreta en la mano izquierda, un lápiz en la derecha y escribió cifras y más cifras, largas columnas de números, para deter-minar exactamente qué tan rico sería cuando realiza-ra el negocio. Hablaba solo y se contestaba, tanto que sus compañeros de viaje le creyeron trastornado. […]

“Aquel indio tonto que no sabe ni lo que tiene me ofreció un ciento a sesenta y cinco centavos la pieza. No le diré en seguida que quiero doce mil para que no se avorace y conciba ideas raras y trate de elevar al pre-cio. Bueno, ya veremos; un trato es un trato aún en esta república dejada de la mano de Dios. ¡República! ¡hum!...y ni siquiera hay agua en los lavabos durante la noche. República... Bueno, después de todo yo no soy su presidente. Tal vez pueda lograr que rebaje cinco centavos más en el precio y que éste quede en sesenta centavos. De cualquier modo y para no calcular mal diremos que el precio es de sesenta y cinco centavos, esto es, sesenta y cinco centavos moneda mexicana. Veamos... ¡Diablo! ¿Dónde está ese maldito lápiz?...

[…]. Continuará…

praliné: crema de

chocolate con avellana

o almendra.

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IIESPAÑOL

217

El texto dice...2. Describanlaactituddelossiguientespersonajesfrentealdinero.

• Elartesanocanastero

• Mr.Winthrop

• Elconfitero

3. ¿CómoseimaginaMr.Winthropqueelartesanopodríafabricarlasdocemilcanas-tas?¿Quéposibilidadesosituacionesquedanfueradesuscálculos?

4. ¿CreenqueMr.Winthropofreceráalcampesinounpreciojustoporsutrabajo?¿Porqué?

Cuento (continuación de “Canastitas en serie”)

Con la cabeza llena de humo llegó por la tarde al pueblecito de Oaxaca. Encontró a su amigo indio sen-tado en el pórtico de su jacalito, en la misma postura en que lo dejara. Tal parecía que no se había movido de su lugar desde que Mr. Winthrop abandonara el pueblo para volver a Nueva York.

—¿Cómo está usted, amigo? —saludó el america-no con una amplia sonrisa en los labios.

El indio se levantó, se quitó el sombrero e inclinán-dose cortésmente, dijo con voz suave:

—Bienvenido, patroncito, muy buenas tardes, ya sabe que puede disponer de mí y de ésta su casa.

Volvió a inclinarse y se sentó, excusándose por ha-cerlo:

—Perdóneme, patroncito, pero tengo que aprove-char la luz del día y muy pronto caerá la noche.

—Yo ofrecer usted un grande negocio, amigo.—Buena noticia, señor.Mr. Winthrop dijo para sí:—Ahora saltará de gusto cuando se entere de lo

que se trata. Este pobre mendigo vestido de harapos jamás ha visto, ni siquiera ha oído, hablar de tanto di-nero como el que le voy a ofrecer. —Y hablando en voz alta dijo—: ¿Usted poder hacer mil de esas canastas?

—¿Por qué no, patroncito? Si puedo hacer veinte, también podré hacer mil.

—Tiene razón, amigo. Y cinco mil, ¿poder hacer?—Por supuesto. Si hago mil, podré hacer cinco

mil.—¡Magnífico! ¡Wonderful! Si yo pedir usted hacer

doce mil, ¿cuál ser último precio? Usted poder hacer doce mil, ¿verdad?

—Desde luego, señor. Podré hacer tantas como us-ted quiera. Porque, verá usted, yo soy experto en este

trabajo, nadie en todo el estado puede hacerlas como yo.

—Eso es exactamente que yo pensar. Por eso venir proponerle gran negocio.

—Gracias por el honor, patroncito.—¿Cuánto tiempo usted tardar?El indio, sin interrumpir su trabajo, inclinó la ca-

beza para un lado, primero; después, para el otro, tal como si calculara los días o semanas que tendría que emplear para hacer las cestas. Después de algunos mi-nutos dijo lentamente:

—Necesitaré bastante tiempo para hacer tantas ca-nastas, patroncito. Verá usted, el petate y las otras fi-bras necesitan estar bien secas antes de usarse. En tan-to se secan hay que darles un tratamiento especial para evitar que pierdan su suavidad, su flexibilidad y brillo. Aun cuando estén secas, deben guardar sus cualidades naturales, pues de otro modo parecerían muertas y quebradizas. Mientras se secan, yo busco las plantas, raíces, cortezas e insectos de los cuales saco los tintes. Y para ello se necesita mucho tiempo también, créame usted. Además, para recogerlas hay que esperar a que la luna se encuentre en posición buena, pues en caso contrario no darán el color deseado. También las co-chinillas y demás insectos deben reunirse en tiempo oportuno para evitar que en vez de tinte produzcan polvo. Pero, desde luego, jefecito, que yo puedo hacer tantas de estas canastas como usted quiera. Puedo ha-cer hasta tres docenas si usted lo desea, nada más déme usted el tiempo necesario.

–¿Tres docenas?... ¿Tres docenas? —exclamó Mr. Winthrop gritando y levantando desesperado sus bra-zos al cielo—. ¿Tres docenas? —repitió, como si para comprender tuviera que decirlo varias veces, pues por

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secuencia 8

218

un momento creyó estar soñando.Había esperado que le indio saltara de contento al

enterarse que podría vender doce mil canastas a un solo cliente, sin tener necesidad de ir de puerta en puerta y ser tratado como un perro roñoso. […]

Cuando Mr. Winthrop volvió al día siguiente, en-contró al indio como de costumbre, sentado en cucli-llas bajo el techo de palma del pórtico, trabajando en sus canastas.

—¿Ya calcular usted precio por mil? —le preguntó en cuanto llegó, sin tomarse el trabajo de dar los bue-nos días.

—Sí, patroncito. Buenos días tenga su merced. Ya tengo listo el precio, y créame que me ha costado mu-cho trabajo, pues no deseo engañarlo ni hacerle perder el dinero que usted gana honestamente...

—Sin rodeos, amigo. ¿Cuánto? ¿Cuál ser el precio? —preguntó Mr. Winthrop nerviosamente.

—El precio, bien calculado y sin equivocaciones de mi parte, es el siguiente: si tengo que hacer mil canas-titas, cada una costará cuatro pesos; si tengo que hacer cinco mil, cada una costará nueve pesos, y si tengo que hacer diez mil, entonces no podrán valer menos de

quince pesos cada una. Y repito que no me he equivo-cado.

Una vez dicho esto volvió a su trabajo, como si te-miera perder demasiado tiempo hablando.

Mr. Winthrop pensó que, tal vez debido a sus pocos conocimientos de aquel idioma extraño, comprendía mal.

—¿Usted decir costar quince pesos cada canasta si yo comprar diez mil?

—Eso es, exactamente, y sin lugar a equivocación, lo que he dicho, patroncito —contestó el indio cortés y suavemente.

—Usted no poder hacer eso, yo ser su amigo... […]

—Bueno, patroncito, ¿qué es lo que usted no com-prende? La cosa es bien sencilla. Mil canastitas me cuestan cien veces más trabajo que una docena y doce mil toman tanto tiempo y trabajo que no podría ter-minarlas ni en un siglo. Cualquier persona sensata y honesta puede verlo claramente. Claro que, si la per-sona no es ni sensata ni honesta, no podrá compren-der las cosas en la misma forma en que nosotros aquí las entendemos. Para mil canastitas se necesita mucho

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IIESPAÑOL

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más petate que para cien, así como mayor cantidad de plantas, raíces, cortezas y cochinillas para pintarlas. No es nada más meterse en la maleza y recoger las co-sas necesarias. Una raíz con el buen tinte violeta, pue-de costarme cuatro o cinco días de búsqueda en la sel-va. Y, posiblemente, usted no tiene idea del tiempo necesario para preparar las fibras. Pero hay algo más importante: si yo me dedico a hacer todas esas canas-tas, ¿quién cuidará de la milpa y de mis cabras?, ¿quién cazará los conejitos para tener carne en domingo? Si no cosecho maíz, no tendré tortillas; si no cuido mis tierritas, no tendré frijoles, y entonces ¿qué comere-mos?

—Yo darle mucho dinero por sus canastas, usted poder comprar todo el maíz y frijol y mucho, mucho más.

—Eso es lo que usted cree, patroncito. Pero mire: de la cosecha del maíz que yo siembro puedo estar se-guro, pero del que cultivan otros es difícil. Suponga-mos que todos los otros indios se dedican, como yo, a hacer canastas; entonces ¿quién cuida el maíz y el fri-jol? Entonces tendremos que morir por falta de ali-mento. […]

Mr. Winthrop estaba a punto de estallar, pero no quiso rendirse. Habló y regateó con el indio durante horas enteras, tratando de hacerle comprender cuán rico podría ser si aprovechaba la gran oportunidad de su vida. […]

—Y ahora, ¿qué decir, amigo? ¿Ser buena mi pro-posición, no? Diga sí, y yo darle un adelanto de qui-nientos pesos, luego, luego.

—Como dije a usted antes, patroncito, el precio es aún de quince pesos cada una.

—Pero hombre —dijo a gritos Mr. Winthrop—, this is the same price..., quiero decir, ser mismo pre-cio… have you been on the moon… en la luna... all the time?

—Mire, jefecito —dijo el indio sin alterarse—, es el mismo precio porque no puedo darle otro. Además, señor, hay algo que usted ignora. Tengo que hacer esas canastitas a mi manera, con canciones y trocitos de mi propia alma. Si me veo obligado a hacerlas por milla-res, no podré tener un pedazo del alma en cada una, ni podré poner en ellas mis canciones. Resultarían todas iguales, y eso acabaría por devorarme el corazón peda-zo por pedazo. Cada una de ellas debe encerrar un tro-zo distinto, un cantar único de los que escucho al ama-necer, cuando los pájaros comienzan a gorjear y las mariposas vienen a posarse en mis canastitas y a ense-ñarme los lindos colores de su alitas para que yo me inspire. Y ellas se acercan porque gustan también de los bellos tonos que mis canastitas lucen. Y ahora, jefe-cito perdóneme, pero he perdido ya mucho tiempo, aun cuando ha sido un gran honor y he tenido mucho placer al escuchar la plática de un caballero tan distin-guido como usted, pero pasado mañana es día de pla-za en el pueblo y tengo que acabar las cestas para lle-varlas allá. Le agradezco mucho su visita. Adiosito. […]

Bruno Traven. “Canastitas en serie”, en Canasta de cuentos mexicanos. México: SEP/ Selector, 2002, pp. 9-28.D.R. © B.Traven. México, 1956.D.R. © Rosa E. Luján y/o María Eugenia Montes de Oca. México 2003.D.R. © Selector, S.A. de C.V. Dr. Erazo 120, col. Doctores, México, D.F. 2003

El texto dice...5. ¿PorquéelcampesinonoaceptalapropuestadeMr.Winthrop?

Y tú qué dices…6. ¿PorquéMr.Winthropinsisteenqueelpreciodelascanastasbajeenlamedidaen

quepideunamayorcantidad?

7. ¿Conocesalgúncasoenelqueunproductobajedeprecioentantoqueseproduceenmayorcantidad?¿Cuál?

Para leer

Leerás fragmentos de un poema para conocer un ejemplo de la reflexión del autor sobre los valores y los vicios de la sociedad de su época.

sesión 5

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secuencia 8

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1. LeanyescuchenelsiguientepoemadeFranciscodeQuevedoquetrataeltemadelariqueza.Fíjenseenlamaneraenquenombraaldinero.

Poema (fragmento)

Poderoso caballero es don Dinero

Madre yo al oro me humillo;él es mi amante y mi amado,pues, de puro enamorado,de continuo anda amarillo;que pues, doblón o sencillo,hace todo cuanto quiero,poderoso caballeroes don Dinero.[…]

Es galán y es como un oro,tiene quebrado el color,persona de gran valor,tan cristiano como moro.Pues que da y quita el decoroy quebranta fuero,poderoso caballeroes don Dinero.[…]

Nunca vi damas ingratasa su gusto y afición;que a las caras de un doblónhacen sus caras baratas;y pues las hace bravatasdesde una bolsa de cuero,poderoso caballeroes don Dinero.

Más valen en cualquier tierra(¡mirad si es harto sagaz!)sus escudos en la pazque rodelas en la guerra.Y pues al pobre le entierray hace propio al forastero,poderoso caballeroes don Dinero.

Francisco de Quevedo. “Poderoso caballero es don Dinero”, en An-tología poética. Barcelona: RBA editores, 1964, pp. 161-164.

doblón: moneda antigua de oro.

sencillo: moneda de menor denomina-

ción que el doblón.

quebrado: gastado

moro: musulmán

decoro: respeto que se debe a una

persona por su origen familiar y social.

fuero: privilegio otorgado por ley a una

persona o a un territorio.

bravatas: amenaza.

rodela: escudo redondo para protección

en las batallas.

Francisco de Quevedo

y Villegas (1580-1645)

poeta español de la

época conocida como

Siglos de Oro.

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IIESPAÑOL

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El texto dice…Alolargodesupoema,Quevedopresentaaldinerocomounbienqueocupaellugardeotrosvaloresdelaépoca.

2. Escribelosversosenlosquelariquezaescolocadaporencimadelossiguientesva-lores:

• elamor

• labelleza

• ladignidaddelaspersonas

3. Escribanenelpizarrónunalistadepalabrasqueutilizaelpoetaparanombraraldi-nero:

• oro

• amanteyamado

Alrealizarelseguimientodeltemaacercadelvalorquesedaalariquezaoaldinero,envariostextosliterarios,encontrarássemejanzasydiferenciasenlaformaenquelotratandiversosautores.

4. Comentenconsuscompañeros.¿Enquéesparecidoyenquéesdiferenteeltrata-mientodeltemadelariquezaenestepoema,silocomparanconlosotrostextosqueleyeronensesionesanteriores?

5. Identifiquenotrostemasquesetratenenelpoema,ademásdelaambiciónylari-queza.¿Todosidentificaronlosmismostemas?¿Aquécreenquesedebelacoinci-denciaolafaltadecoincidencia?

Y tú qué dices…6. Improvisenundiálogode1a2minutospararepresentarlofrentealgrupo.Alcrear

sudiálogo,tomenencuentalossiguientesaspectos.

• Defiendacadaunosuposturabasándoseenlaspalabrasyactitudesdelosperso-najes.

• Tratendepensaryhablarcomosiustedesfueranelpersonajequeeligieron.Paraesto,usencambiosdevoz,expresiónfacialycorporal.

Elijanunadelassiguientesopcionesparacrearsudiálogo.

• ElreyMidasexplicaaMr.Winthropcómosepuedenconvertirenorolascanastitasdepalma.

• MatildaexplicaasorJuanalaconductadeshonestadesupadreylepideconsejo.

• ElartesanodecanastitasydonDinerodiscutensuformadeentenderlavida.Nin-gunodasubrazoatorcer.

• ElseñorWormwoodyMr.Winthropcompartensuformadeentenderlavida.

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secuencia 8

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• ElautordedonDinero(FranciscodeQuevedo)ysorJuanadefiendensuposturarespectoaloqueesimportantetenerenlavida.

7. Alfinalizarlaactividad,comentensilosdiálogosmostraronlascaracterísticasdelospersonajes.Decidanconaplausoscuálfueeldiálogomásoriginal.

Tarea 2Parahacerelseguimientodeltemadelaimportanciaquesedaaldineroya la riqueza,ydeotros temas relacionados,buscay selecciona textos literariosendiversasfuentes.Registralareferenciabibliográficacompletayescribebrevementedequétrataeltexto.ConsultalaBibliotecadeAulaoEscolar,olaspáginasdeInter-netdelasecciónPara saber más,alfinaldeestasecuencia.

1. Veanelvideoquemuestralashistoriasdepersonajesdelavidareal:unoshante-nidofamaydinero,otroshandedicadosuvidaaapoyarcausasparaelbiendelahumanidad.

2. Despuésdeverelvideocomentenconelgrupo:

¿Quétemassetratanatravésdelashistoriasdelospersonajesdelvideo?

Herramienta anota

Palabras indispensables

Los textos que has leído a lo largo de esta secuencia presentan distintos tratamientos del tema que se aborda. La siguiente actividad te ayudará a reconocer las actitudes de los personajes ante el dinero.

Los siguientes son fragmentos de “El Sr. Wormwood, experto vendedor de coches” y“Canastitasenserie”.

3. Elijanycomentenlaspalabrasquemejorexpresenlaactitudquetienecadapersona-jeenelcuento.Puedehabermásdeunaencadacaso.

a)Lo que el señor Wormwood piensa y siente por los clientes y por su propiotrabajo:

• “Procurocompraruncochedealgúnimbécil.”

• “Nadiesehacericosiendohonrado.”

• “Losclientesestánparaquelosengañen.”

• “Cuandotienesuncerebrobrillantetienesqueusarlo.”

sesión 6

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IIESPAÑOL

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LaactituddelseñorWormwoodpodríallamarse:

inteligencia descaro astucia franqueza deshonestidad

otambién:

b)LoqueMatildapiensadelostrucosdesupadre:

• “Noveocómotepuedeayudarelserrínavendercochesusados,papá.”

• “Tienesquesermuyinteligenteparaencontrarleaplicaciónaalgoquenovalenada.”

• “Peroesonoeshonrado,papá.”

LaactituddeMatildapodríallamarse:

prejuicio honestidad ingratitud ingenuidad sensatez

otambién:

c)LoquepiensaMr.Winthropdelartesanooaxaqueño:

• “Aquelindiotontoquenosabeniloquetienemeofrecióuncientoasesentaycincocentavoslapieza.”

• “Ahorasaltarádegustocuandoseenteredeloquesetrata.”

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secuencia 8

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LaactituddelMr.Winthropsellama:

generosidad desprecio inteligencia ambición

otambién:

d)Loqueelartesanooaxaqueñosienteporsutrabajo:

• “Tengoquehaceresascanastitasamimanera,concancionesytrocitosdemipropiaalma.”

Estaactitudpuedellamarse:

orgullo ingenuidad presunción amor propio modestia

otambién:

4. ¿Conquétemasserelacionanlasactitudesqueacabandeseleccionar?

5. Leelainformacióndelrecuadroparasaberquésonycómoidentificarlostemasentextosliterarios.

Los temas en los textos literariosPrácticamentecualquierasuntodelavidahumanapuedeseruntemaparalaliteratura.Lostemasenlostextosliterarios,esdecir,aquelloquesetrata,suelenservariantesdelasmismaspreocupacionesquehantenidolossereshumanosdesdetiemposmuyanti-guos,adaptándosealasparticularidadesdelaculturaendondesurgenysedifunden.Porlogeneralpodemosidentificareltemaoasuntoprincipaldeuntexto:elamor,lavida,lamuerte,lajusticia,lalibertad,preguntándonoscuáleslainquietudprincipaldelosprotagonistasyelnarrador.Enalgunostextos,podemosidentificareltemaapartirdeloquehacen,dicenopiensanelnarradorolospersonajes,apartirdelconflictoqueenfrentanolaresoluciónquedanaéstos.

6. Escribeendosotresrengloneseltemaoasuntoqueteparezcaelmásimportanteenlostextosquehasleídoenestasecuencia.Puedesutilizaralgunasdelaspalabrasdelaactividadanterior.

el rey Midas

El relato sobre el rey Midas nos da a entender que hay cosas que no se pueden conseguir con dinero y que el mayor poder puede volverse en contra de quien lo posee.

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IIESPAÑOL

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soneto “Quéjase de la suerte…”

el señor Wormwood, experto vendedor de coches

canastitas en serie

Poderoso caballero es don Dinero

a)Desdetupuntodevista,¿cuáleseltemacomúndeestostextos?

b)¿Quédiferenciasencuentraseneltratamientoliterariodeestetema?

interactivo crucigramas

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secuencia 8

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Texto modelo: Comentario literario

Para escribir

escribirás un comentario sobre los textos literarios que leíste durante las sesiones de esta secuencia.

Comentario literarioel comentario literarioesuntextobreveenelqueelautorcomentasusimpresionessobreuntemaoaspectoquelepareceimportanteapartirdelalecturadeunaovariasobras literarias (cuento, novela, poema u obra de teatro). El comentarista describe yanalizabrevementelasobrasyaportasuinterpretaciónyvaloraciónsobretratamiento,tema,autoryobrasrelacionadas.Lasfacetasquepuedenabordarseenelcomentariopuedenvariar,dependiendodelanecesidaddecomunicaralgunosaspectosespecíficosdeltexto;tesugerimosincluirlossiguientes:

contenido. Lostemasrelacionadosconlostextosquesecomentan,laformaenquelosautoresdesarrollanlasideas,ellenguajequeutilizan,lainterrelaciónentrelospersona-jesolasideasexpresadas.

significado del texto.Estaeslapartequeaportaelcomentaristaparaprofundizarenelsignificadodeltexto,puescompartesupuntodevistayelimpactoquelecausólalectura,explicandosuspropiasrazones.

1. LeanelcomentarioliterariodeGeorginaMartínez,quienseleccionóunafábulayuncuentopararelacionareltemadelavanidad.

sesión 7

Querer ser algo que no se es

Comentario literario de “La rana que quería ser una rana auténtica”, de Augusto Monterroso y “El collar”, de Guy de Maupassant.

Por Georgina Martínez2º B

La vanidad puede acabar con la posibilidad de disfrutar la vida plenamente, como les sucedió a “La rana que quería ser una rana auténtica”, de la fábula del escritor guatemalteco Augusto Monte-rroso y a Matilde Loisel, del cuento “El collar”, del francés Guy de Maupassant.

Título:contieneeltemaquerelacionalostextos

Subtítulo:textosquesecomentan

Autoraygrupo

PresentacióndeltemaInformaciónsobrelosautores

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IIESPAÑOL

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2. Observenycomentencómoconstruyólaautorasucomentario,conbaseenlasespe-cificacionesincluidasenelmargenizquierdoyenlasactividadesdelasecuencia.

¿Qué tengo que hacer?3. Escribeunaprimeraversióndetucomentario literario.Compárteloconalgúncom-

pañero.Tomaencuentalassiguientesrecomendaciones:

• Escribeunpárrafoparapresentareltemaseleccionadoycómoserelacionaenlostextos.

• Explicacómoseestableceestarelación.

• Escribetucomentariodemanerapersonalydirecta,dandotusopinionesytra-tandodeestableceruncontactoemotivocontuslectores.

• Puedescomentaracercadealgunosdeestosaspectos:

a)Quédicenlospersonajes,quédestacaelnarrador,cuálessonlasideas,sentimien-tosoactitudesqueserelacionanocontraponenentrelostextosqueelegiste.

En estos textos encontramos dos personajes cuya ansiedad de ser lo que no son, les hace sentir una constante insatisfacción. Así, la rana que quería ser una auténtica rana solicitaba “la opinión de la gente, y comenzó a peinarse y a vestirse y a desvestirse”, todo con tal de “saber si los demás la aprobaban y reconocían que era una rana auténtica.” Por su parte, Matilde se sentía “nacida para todas las delicadezas y todos los lujos”, pero no vive así y se siente siempre desdichada. “Sufría al contemplar la pobreza de su hogar”, pues el modesto empleo de su esposo, en el Ministerio de Instrucción, no le permite alcanzar los lujos que desea.En ambas historias, los personajes deciden realizar su ambición a toda costa: la rana acepta dejarse arrancar las ancas que ha ejercitado por mucho tiempo; mientras que Matilde consigue un collar bellísimo para presentarse en el gran baile del Ministerio y lucir como una mujer rica.Finalmente ambas, la rana y Matilde, pierden lo más valioso que po-seen: su propia vida. La rana muere y Matilde tiene que vivir sólo para pagar el collar de brillantes que perdió la noche del baile. El final de ambos textos pone en ridículo a los protagonistas: la rana está tan sabrosa “que hasta parece pollo” y Matilde se entera que “el collar que perdió ¡era de piedras falsas!”, por lo que no valía lo que tuvo que pagar durante diez años.Lo que más me impresionó de los dos textos es el final sorpresivo, porque creo que la rana y Matilde vieron con mucha amargura que fue inútil luchar por el capricho de ser lo que no eran. Yo creo que es muy difícil saber lo que vale la pena en la vida, y creo que duele cuan-do te das cuenta que cometiste un error al elegir lo que pensabas que era lo más importante.

Semejanzasentrelospersonajes

Citasdelostextosentrecomillas

Comparacióndelosargumentos

Comparacióndelosfinalesdecadatexto

Comentariopersonal

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secuencia 8

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b)Quépalabras, frases o expresiones seusanparanombrar, describir y discutir eltemaenlostextosseleccionados.

c)Quéotrasobrasserelacionanconlasquetúcomentas.

GaT

1. Intercambien su comentario literario por lomenos condos compañeros para queproponganyrecibansugerenciassobrecómomejorarlostextos;tomenencuentasussugerenciasycorrijansutexto.Revisenlossiguientesaspectos:

Revisión y presentación

aspectos Revisa si:

Ideas/Contenido

• Escribistelostítulosdelostextosquecomentasyeltemaquelosrelaciona.

• Incluisteinformaciónacercadelosautoresdelostextos.• Sedistinguecuandodescribes,citasyterefieresalostextosde

cuandodastuopinión.

Organización

• Incluisteuntítulosugerenteatucomentario.• Escribisteunsubtítuloconelnombredelostextosliterariosyel

desusautores.• Escribisteunpárrafoinicialenelqueexponeseltema

seleccionado.• Escribisteunacomparacióndeltratamientodeltemaenambos

textos(pormediodesuspersonajesodelatramadecadaunoosufinal,entreotros).

• Escribisteunpárrafofinalcontucomentariopersonalenelqueincluistetusopinionesyconclusiones.

Oraciones

• Lasoracionesseagrupanenpárrafosentornoaunamismaideaocontenido.

• Lasoracionestienenunaorganizaciónlógicapormediodelusodenexosysignosdepuntuación.

Ortografíayredacción

• Colocasteentrecomillaslascitastextuales.• Consultastetusdudasortográficasyderedacciónenun

diccionariooenmanuales.

interactivo Redactarte

2. Despuésdeescucharloscomentariosdeloscompañerosconquienesintercambiaronsutexto,haganlasmodificacionesnecesariasparamejorarlo.

3. Pasenenlimpiosucomentario.Alhacerlo,noolvidenconsultarundiccionariopararesolverdudasortográficas.

4. AlfinaldeestasecuencialeeránsuscomentariosalgrupoenunCaféliterario.

sesión 8

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Para terminar

Café literarioun café literario esuna reunión informaldonde seplaticae intercambian ideasycomentariossobrelostextos(cuento,poema,novela,etc.)quehayanleídorecientemen-te.Elambientesehacecordialyamableporladistribucióndelespacio,alamaneradeunacafetería,sinunatribunaprincipalopresidiumyofreciendoalosasistentesalgunabebidacomoté,café,aguafrescaorefresco.

1. OrganicenunCaféliterario.

• Cadaquienvaleyendosucomentariodemaneraespontáneayvoluntaria.Nohayunmoderador.

• Alfinal,todosconversansobrelostextosquesecompartieronylasdiversasopinionesqueseexpusieron.

• Loscomentariospuedenreunirseenunsolotomoparalabibliotecadeaula.Sepuedeformarunacoleccióncompletaalolargodelaño,reuniendoloscomen-tariosdecadaocasión.

• Conaplausos,puedendecidircuálfueelmejorcomen-tario.

Actividad permanenteElijanjuntoconsumaestro,laactividadpermanentequedeseenrealizarduranteelbi-mestreodurantetodoelcicloescolar.Enelanexo 1,enlapágina264encontraránunalistadeactividadespermanentesysugerenciasparallevarlasacabo.

sesión 9

sesión 10

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secuencia 8

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Para saber más…Enc iclomEd ia

• Audiotextos: “El señor Wormwood, experto vendedor de coches”

“Poderoso caballero es don Dinero”• Herramientas

Anota Redactarte

• Aula de medios GAT• Interactivo Crucigramas• Texto electrónico “El collar”

intErnEt

• Revista literaria para jóvenes http://www.educared.org.ar/imaginaria/11/7/destacados.htm

• El poder de la palabra: biografías y textos de escritores de todo el mundo http://www.epdlp.com/index.php

• Entrevistas de la sección El diván de El Periodista Digital http://blogs.periodistadigital.com/eldivan.php/2006/07/22/entrevista_a_rita_levi_montalcini

• Reseñas de literatura y cine http://www.lenguaensecundaria.com/resenas/index.shtml

BiBl iotEcas EscolarEs y dE aula

La historia interminable

BastianBaltasarBuxiniciaunviajeincreíbleenunalibreríadeviejo.Noesperaaqueseloden,simplementerobaelmotivodesugrancuriosidad:aquellibrocolorcobre,quebrillasisemuevedeunladoaotro,condosserpientesdibujadas,unaclarayotraoscura,quesemuerdenlacolamutuamente.Nolosabe,peroprontoseenterará,queseráatrapadoenlahistoriainterminable,delaqueélmismoeslector,autoryprotagonista.Lospersonajesmásentrañables,losmásdiversospeligrosysorpresas,yeldescubrimientodesímismo,sonloshallazgosquevancondu-ciendoaBastianporlasrutasdeFantasia.Ensusaventuraspuedeganarlooperderlotodo,perosiemprecontaráconlafidelidadyamistaddelpequeñopielverde,Atreyu,ydeldragónblancodelasuerte,Fújur.LatransformacióndeBastianserátotal…peroésaesotrahistoriaydebesercontadaenotraocasión.

MichaelEnde.La historia interminable.México:Alfaguara/SEP,LibrosdelRincón,2004.

Page 26: secuencia 8 Poderoso caballero es don Dinero… de... · El rey Midas Midas era rey de Macedonia. Una ma-ñana, en los jardines de su palacio, apareció bastante ebrio, un viejo sátiro.

IIESPAÑOL

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El proyecto de esta secuencia fue organizar un Café literario en el que presentaste un comentario por escrito sobre los textos que más te gustaron. Para ello, hiciste el segui-miento de un tema y comparaste su tratamiento en diversos tipos de textos.

Autoevaluación

Durante la lectura en grupo: Nunca A veces Frecuente-mente

Hice preguntas a mis compañeros acerca del texto que leíamos.Releí algunas secciones para comprenderlas.Utilicé el texto para ejemplificar mis ideas.Comparé lo leído con otros textos dentro de la misma secuencia.Comparé los textos con mis propias experiencias.Al escribir individualmente:Primero hice anotaciones y luego redacté el texto.Jerarquicé la información antes de escribirla.Cité correctamente a los autores cuando tomé fragmentos de otros.Revisé la ortografía y la organización de los párrafos para mejorar mi comentario literario.

Señala con una cada una de las estrategias que usaste para leer. Coloca una flecha junto a la estrategia que más utilizaste y una equis junto a la que me-nos usaste:

Al leer una palabra que no entendía: Pregunté su significado a otra persona. Intenté comprenderla a partir del contexto de la lectura. La busqué en el diccionario. La ignoré y seguí leyendo. La marqué para investigar su significado después.

Después de leer, ¿piensas que mejoraste como lector? Explica tu respuesta.

En el comentario literario que escribiste para esta secuencia:

¿Qué te gustaría mejorar?

¿Cómo lo mejorarías?