Sindicatos

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INTRODUCCION Los alumnos de la Universidad Nacional Daniel Alcides Carrión pertenecientes a la Facultad de Derecho y Ciencia Políticas, Escuela Profesional de Derecho y Ciencias Políticas tenemos el agrado de presentar el siguiente trabajo monográfico con el fin de obtener conocimientos más amplios y manejar con mayor probidad todo lo relacionado al Derecho Colectivo y con mayor necesidad el tema a tratar “EL DERECHO SINDICAL Y EL SINDICALISMO” que desde su origen hasta nuestros tiempos ha 1

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Sindicatos: Antecedentes, clases...

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INTRODUCCION

Los alumnos de la Universidad Nacional Daniel Alcides Carrión pertenecientes a la

Facultad de Derecho y Ciencia Políticas, Escuela Profesional de Derecho y

Ciencias Políticas tenemos el agrado de presentar el siguiente trabajo monográfico

con el fin de obtener conocimientos más amplios y manejar con mayor probidad

todo lo relacionado al Derecho Colectivo y con mayor necesidad el tema a tratar

“EL DERECHO SINDICAL Y EL SINDICALISMO” que desde su origen hasta

nuestros tiempos ha sufrido muchos cambios que en primer lugar deberían de

beneficiar al conjunto de trabajadores que la integran y no amparar y/o proteger

los intereses del Estado.

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La invención del maquinismo y con ello el nacimiento y fortalecimiento del

sistema capitalista ha tenido como correlato el surgimiento de una nueva clave

social, el proletariado asalariado, postulándose el estudio del trabajo humano

como sujeto real del derecho, el surgimiento de normas legales protectoras en un

primer momento dirigidas en favor de las mujeres y menores para mas luego

extenderlas a todos los trabajadores de una rama de actividad y de ahí a todos los

trabajadores sin excepción hasta llegar a ser motivo de estudio en foros

internacionales y de compromisos políticos, muchos de los cuales se vienen

vertebrando, p. ejm. En la Unión Europea, la NAFTA y en algunos otros

movimientos de integración regional.

Empero, el trabajador aislado poco a poco fue interesándose en la suerte

de quienes como el formaban parte de un conglomerado de individuos que por un

impulso natura debían defenderse de un sistema oprobioso de explotación nunca

antes advertida como trabajador calificado jurídicamente libre. Fue así como

surgieron los primeros movimientos laborales que, en la práctica, tomaron

expresiones organizativas que ya existieron en la Edad Media (compañías,

cofradías, asociaciones de auxilio mutuo, etc) para una vez perfeccionados,

concitar también la atención del derecho en su conjunto, creándose los sindicatos

conforme los concebimos en la actualidad, que desde sus inicios, permitieron

presentarse como un sujeto inacabable de prerrogativas ante sus empleadores y

el Estado y de logros que, más adelante permitieron dar nacimiento a lo que se

conoce como Derecho Sindical.

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Recuérdese que los salarios pagados a los primeros asalariados fue tan

mísero que obligaba a estos hacer laborar a sus mujeres e hijos con el afán de

superar las situaciones tan adversas del costo de vida imperante, no obstante que

en aquellas épocas el horario de trabajo era de sol a sol y las esperanzas de vida

apenas llegaban en el mejor de los casos a os 30 años, los accidentes de trabajo

eran tan frecuentes, como frecuente era quedarse sin empleo, situaciones que

como es natural, debían ser revisadas y no hubo mejor modo de hacerlo que con

el esfuerzo de sus propios protagonistas, los trabajadores, que no vieron más

recurso natural que agruparse para defender sus intereses. De esta manera, la

emancipación de los trabajadores se dio inicio, y no logrará completarse sino por

el esfuerzo de ellos mismos.

Por todo eso, la insuficiencia del derecho de sindicación o sindical hace que

su ejercicio en su terreno natural (la empresa) se reduzca prácticamente a una

clandestinidad jurídica como lo entiende el profesor Verdier J.M. que se hace

tangible cuando de la intolerancia, injerencia artificiosa legislativa se trata.

Finalmente, el derecho sindical es el aspecto central de la libertad de

asociación, pero su objeto particular es la defensa de los intereses profesionales

de sus miembros. Sin embargo tiene un carácter mucho más indispensable que la

libertad de asociación debido a que su solemnidad está dada en la Constitución

del Estado (Art. 26.1) convirtiéndola por este hecho en algo más que el respeto

natural que tenemos a una asociación.

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El presente trabajo monográfico quedara para referencia de otros estudiantes ya

sea de la carrera de Derecho y/o otras afines y tomarlo como medio de apoyo para

futuras investigaciones.

LOS ALUMNOS

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TITULO I

ORIGEN DEL SINDICALISMO Y EL DERECHO SINDICAL

En todo el mundo, el origen del sindicalismo constituye un evento nuevo,

producto del industrialismo así como de la libertad de contratación laboral que

produjeron tanto la primera revolución industrial y el liberalismo impuesto por la

Revolución Francesa, momentos que permitieron que en estampida los

empobrecidos campesinos dejaran sus campos para convertirse por un contrato

de trabajo subordinado en asalariados.

Sin embargo pese a su reciente aparición ha permitido logros sustantivos

tanto para los gestores del movimiento (fortalecimiento de las relaciones

individuales de trabajo, mejoras remunerativas de condiciones de trabajo,

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participación en el quehacer socio económico de las empresas y del Estado) como

para la legislación (gestación del Derecho Colectivo del Trabajo y con él el

derecho de sindicación, de negociación y de participación), como poder dentro de

la sociedad y a nivel internacional, participar en los foros relacionados con la

problemática sindical.

Pero esta aparición casi espontánea de los sindicatos de la primera hora

(obreros) que se remontan a las medioevales asociaciones de ayuda mutua, no

estuvo desprovista de vicisitudes pues de haber sido condenada y perseguida

porque según se dijo, atentaba contra el embrionario liberalismo existente, ya

legitimada su actuación debió sufrir sus propias dificultades: escisiones,

despoblamiento de efectivos, falta de cuadros, de programas, etc. Pero también,

las provenientes de las propias empresas y del Estado cuando al advertir su

presencia activa dispusieron la utilización de una serie de actos de entrabe contra

su funcionamiento, injerencias de todo tipo, reglamentación innecesarias, etc.

CAPITULO I

DE LA INTOLERANCIA A LA ACEPTACIÓN GENERALIZADA DEL

DERECHO SINDICAL

Las primeras horas del sindicalismo, al igual que antaño las de las

corporaciones medioevales tuvieron respuestas severas de los gobernantes que

vieron en estas manifestaciones sociales de los trabajadores del siglo XVIII sí

como de los artesanos del siglo XII un elemento contestatario y no servil,

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característica propia del labriego a lo largo de toda la historia del trabajo. Si el

artesanado hizo crecer con furor las urbes, el industrialismo lo hizo en grado

superlativo, permitiendo como no podía ser de modo distinto novedosas formas de

organización que en sus inicios, por el facilismo no tuvo mejor respuesta de los

órganos de gobierno que el de la intolerancia, seguida de sanciones, represiones,

prisión, destierros, etc. De quienes osaban simpatizar e iniciar acciones en nombre

de la organización en ciernes.

Pero estas represiones que la historia ha registrado una a una, no ha sido

óbice para que en nombre del deseo de vivir mejor de quienes por primera vez de

manera masificada laboraban bajo dependencia, haya sido la conducta central,

para que los seres humanos decidan, pese a la intolerancia imperante, seguir con

la propensión de organizarse para la defensa de sus intereses.

Como quiera que sea, los asentamientos mineros, textiles, metalúrgicos,

etc., eran cada vez más demandadores de la mano de obra no sólo masculina

adulta, aún escasa por entonces, por eso los empleadores no tuvieron mas

alternativa de también utilizar la mano de obra de las mujeres y niños que al

entremezclarse laboralmente con la mano de obra masculina adulta, produjeron de

un lado un enriquecimiento sin límites para sus propietarios, pero al mismo tiempo,

formas promiscuas de trabajo para sus servidores. Esto ocurrió, sin mayores

diferencias en todos los países desarrollados de Europa, sobre todo, en Inglaterra,

país que siempre se mostró como uno de los más prósperos e innovadores del

Viejo Continente.

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Los tiempos han cambiado, las protestas iban seguidas de otro tipo de

manifestaciones que enarbolaban la destrucción del sistema capitalista

inicialmente impuesto, las ciudades iban tomando nuevas fisonomías, el producto

del trabajo iba permitiendo que el nivel de vida de las personas fuera

mejorándose, aún la del campo, las revoluciones políticas y sociales que se

reprodujeron por doquier, permitió ir ocupándose de la situación laboral de los

asalariados, ocasión que permitió ir adoptando distancias con respecto al carácter

intolerante de la primera hora para permitir que los trabajadores, como antaños las

corporaciones, pudieran expresar sus ideas, proclamas preocupaciones en un

ambiente nuevo concertador, y así los agentes productivos pudieran resolver sus

diferendos. Fue así como nace el Derecho sindical para conducir por caminos

legales la desbordante conflictividad colectiva laboral que gestaban sus naturales

relaciones colectivas de trabajo.

SECCION I

LA EVOLUCION DEL DERECHO SINDICAL

La evolución del Derecho sindical ha ido de la mano de la evolución del

Derecho del Trabajo, por consiguiente la era preindustrial va a marcar un

prolongado periodo que surcará las iniciales manifestaciones laborales, sus

primeras contestaciones que están registrados desde las remotas épocas

faraónicas en las que se censa la primera huelga – la de las piernas cruzadas

protagonizada por artesanos judíos y algunas otras manifestaciones de menor

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importancia pero que no obstante nos indicaban que pese a no hallarse

reglamentado nada que tuviese que ver con las relaciones colectivas de trabajo,

estaba latente la defensa de intereses colectivos, por eso se le encuentra en sus

orígenes en las principales reformas sociales, y en las grandes conquistas de los

trabajadores: libertad sindical, reglamentación del trabajo y de su duración,

descanso dominical y vacacional, salario mínimo, protección del niño y de la mujer

que trabaja, etc. Sin embargo, la riqueza mayor de nuestra disciplina sindical la

encontramos al inicio de la era industrial que, como se sabe trajo consigo una

clase laboral tan importante diseminada por todo el orbe, que sin mayores

contratiempos permitió iniciar el movimiento sindical a gran escala. De esta

manera, la era preindustrial preparó el ambiente laboral para que el sobrevenir la

era industrial todo e bagaje acumulado por el anterior periodo sirviera al nuevo en

el campo de sus relaciones colectivas ya incubadas en las compañías, guildas y

corporaciones medioevales.

Entre tanto, se había gestado una primera revolución social de importancia

capital, la Revolución Francesa de 1789, que entre otros postulados, había

enarbolado la declaración universal del hombre y del ciudadano que propugnaba

que el hombre nace y permanece libre o igual en derechos, que el fin de toda

asociación política es la conservación de los derechos naturales e imprescriptible

del hombre; estos derechos son la libertad, la propiedad, la seguridad y la

resistencia a la opresión, invalorables principios que fueron asimilados en toda

manifestación social, y claro está en la que erigía la formación de las

organizaciones de los trabajadores dirigida a fomentar y vindicar sus derechos

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laborales hasta entonces desconocidos por la incipiente sociedad capitalista. Sin

embargo, estos principios que apuntaban hacia lo individualista no pudieron

amparar los postulados grupales que por razones que resultan fácilmente

comprensibles ahora, trató de minimizarlos y fustigarlos hasta colocarlos al

margen de la realidad social, al considerarlo como antagónico a toda persona

individual.

Ya resulta clásico dividir el Derecho del Trabajo en aquél desarrollado

durante la era preindustrial y el realizado durante la era industrial, aunque hoy hay

quienes habían también del Derecho del Trabajo de la era post industrial. Un

entendimiento que nos permite avizorar que ambas eras existieron

manifestaciones colectivas de los artesanos o trabajadores dependientes para

rehabilitar las condiciones de trabajo impuestas en cada caso, nos facultará tener

una puntual evolución del sindicalismo, para seguidamente abordar el estudio de

su estructuración jurídica, técnicas alcanzadas sujetos que participan en ella, lo

que ha permitido edificar lo que está siendo conocido como un Derecho sindical.

Las huelgas en este último estadio fueron frecuentes y sólo fueron

suspendidas cuando el empleador aceptaba negociar, y desde sus inicios la

organización de los trabajadores bajo la égida del sindicalismo significó una

herramienta eficaz para el logro de reivindicaciones inmediatas, conseguidas vía el

acuerdo colectivo bilateral realizado por los agentes productivos.

Hay quienes remontan el nacimiento de los sindicatos hacia el siglo XII,

pero su desarrollo vertiginoso fue durante el siglo XV y XVI esto es, durante el

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Medioevo época en la que florecieron las maestrías. Por entonces sus fines fueron

eminentemente morales antes que reivindicativos, pues estuvieron destinadas a la

ayuda mutua, a la actividad formativa para lograr una mejor calidad del trabajo, a

las prácticas religiosas. Durante el siglo XVIII creció sostenidamente este

movimiento debido al crecimiento y desarrollo industrial que advirtió ese siglo son

ocasión de la primera gran revolución industrial.

Debido al ambiente de intolerancia mostrada contra estas instituciones

grupales, sus miembros debieron adoptar la postura de una asociación profesional

clandestina; por eso, la fachada utilizada en su actuar como las sociedades de

carácter filantrópico, las sociedades de socorro mutuo, mas tarde devenidas en

sociedades de resistencia oculta tal la de los sastres, tipógrafos, zapateros y

dentro de estas incipientes organizaciones encontramos como sus objetivos

básicos, las mejoras salariales, la reducción de la jornada de trabajo, la lucha

contra el cuaderno de trabajo. Por la instauración de la caja de jubilación, la

indemnización por los accidentes de trabajo. La libertad de asociación. Para sus

fines propagandísticos desarrollaron la prensa obrera, tomando contacto con

ciertos ideólogos y partidos políticos así como de la organización internacional

para el logro de sus propósitos.

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I. EL TRABAJO EN LA ERA PREINDUSTRIAL

1. EL TRABAJO EN LA ERA ESCLAVISTA

Durante la larga era esclavista, el trabajo no fue sujeto de estudio, por

considerarse que la actividad laboral humana bajo dependencia envilecía a los

hombres que la ejercían; por tal motivo, esta actividad era reservada a los

esclavos reclutados generalmente como botines de guerra, adeudos impagos, por

ser descendientes directos de esclavos, obligados a servir a los amos, únicos

propietarios de las tierras, y la única fuente de riqueza conocida por entonces. No

debe olvidarse que Platón decía que la belleza del cuerpo y del alma va de la

mano; una actividad que hace deforme al cuerpo, lo hace también al alma; por

eso, la gimnasia conviene a la libertad del filósofo; como la obscuridad del taller y

del trabajo en favor a otro hace que el alma carezca del sentido de libertad, y que

a su vez, Aristóteles, dentro de esa misma orientación, expresó que existen tres

formas de actividades humanas, el conocimiento, la acción y la fabricación. Dentro

de este determinismo despectivo, tierra y trabajador eran una misma cosa y

merecían ser vendidas y dispuestas por su propietario como cualquiera otra

mercancía; de esta manera, el trabajo servil y gratuito constituyó la forma única

conocida en este prologado estadio de nuestra historia. Recuérdese que por estos

motivos ambos filósofos justificaron abiertamente la esclavitud como forma de

explotación del hombre por el hombre en tanto sustento eficaz para soportar el

sistema esclavista.

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Este especial tratamiento de intimidación que en sí mismo significó ostentar el

status de esclavo, permitió por siglos que la vid y la prole del esclavo le

pertenecían al amo, quien no les permitió ejercitar ninguna revalorización de su

prestación de trabajo y claro está ninguna posibilidad de agremiación tendente a

defender sus propios intereses, pues fue recortada tal iniciativa, ya que como se

sabe, el andamiaje de las relaciones colectivas de trabajo se presentan cuando es

sólido del de sus relaciones individuales de trabajo, hecho que obviamente, no

existió en esta larga etapa de la historia, donde la actividad del esclavo era

considerada como la de un animal.

Como fuera, el esclavo es hombre de otro hombre. El ser más perfecto (el amo

que manda) tiene potestad por el menos perfecto (el esclavo que obedece)

sostenían los filósofos griegos. El esclavo era un útil viviente y fue utilizado desde

el Egipto faraónico hasta la Roma clásica y desde entonces hasta no hace

mucho.

2. EL TRABAJO EN LA ERA FEUDAL

En la era feudal floreció el artesanado, trabajo que en sus inicios fue

ambulatorio, ejecutado por una nueva estirpe de trabajadores que, dependiendo

de la protección del señor feudal o de los monasterios, únicos propietarios de las

grandes expansiones de tierras (mínimo 1.200 Has. Por propietario), en cuyo

alrededor se edificaron las primeras urbes europeas, aprovecharon dichos recintos

para hacer prosperar las labores artesanales impulsadas por esta casta de

trabajadores que entonces se negaron simplemente a trabajar la tierra o a realizar

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labores subordinadas para otros a cambio de una retribución, por este motivo la

aparición de los artesanos el medioevo permitió forjar una nueva manera de

entender el trabajo humano que hasta entonces se había caracterizado por un

pronunciado sentimiento servil y fue el inicio del establecimiento de lo que se ha

denominado el especialismo profesional del artesano (panadero, pastelero,

armero, cocinero, hotelero, carnicero, comerciante, tornero, cervecero, orfebres,

constructores, etc).

Al término de las Cruzadas, los señores feudales habían regresado al oriente

medio extremadamente pobres, y fueron justamente los artesanos prósperos y los

banqueros de la época que contradictoriamente habían amasado fortunas con el

acumulación y circulación de la riqueza, que permitió fortalecer las relaciones

comerciales que mantuvo unidos indisolublemente a ambos grupos Fue entonces

que los maestros artesanos impusieron las reglas de jugo en el quehacer laboral

dentro de los grandes talleres de su propiedad que empezaban a florecer, los

mismos que se traspasaban de padre e hijos; fijaron libremente el precio de la

remuneración por la labor realizada por su personal dependiente, al mismo tiempo

que sincronizadamente imponían los precios de sus productos dentro del

mercado, asimismo en los talleres solamente el propietario y sus hijos (o personas

más cercanas a él) tenían el control de estos talleres y al crearse las

corporaciones de tipo patronal, se fortalecieron con la división internacional del

trabajo formada por los maestros, operarios y aprendices cuya edad de ingreso de

estos últimos, previo pago, era de 8 a 17 años, impedían que un aprendiz, sin el

consentimiento del maestro, pretendiera llegar a ser operario, interpretaban sin

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unción las disposiciones reglamentarias de la corporación que ellos mismos

habían creado y que a decir verdad, eran pretorianas, corporaciones rígidamente

diseñadas con el afán de imponer condiciones aborales que rehusaban cualquier

modificación que no fuera la impuesta por los mismo maestros, tanto así que los

aprendices eran denominaos a priori para marcar férreas fronteras en esta secular

forma de entender el trabajo ajeno.

A parte de la descripción de estos hechos, en esta era de las corporaciones

encontramos también el nacimiento de las guildas y las compañías, todas ellas

formadas por los maestros con el objeto de defender sus propios intereses de

clase, imponiendo un control severo tanto en el interior como exterior de los

talleres. Demás está señalar, que en esta era, como mucho más remotamente

durante el esclavismo, el trabajo humano no fue motivo estudio de parte de los

juristas y legisladores ni de nadie con conocimientos medianamente científicos en

el dominio social.

De lo que sí existe acuerdo doctrinario, es que las manifestaciones colectivas

durante esta época fueron muy frecuentes y abarcaban estratos sociales diversos

incluyendo los ejecutados por los operarios u oficiales o aprendices. La

organización de las cofradías, compañías y corporaciones que en la práctica se

tornaron un émulo de las corporaciones formadas por los maestros, a su manera

quisieron en forma clandestina, expresar sus sentimientos de unión tendente a

defender los legítimos derechos emanados por el hecho de pertenecer al mismo

grupo que lo unía. Sin embargo, este esfuerzo asociativo sólo fue orientado a un

plano asistencial y no reivindicativo.

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Así pues, el trabajo artesanal fue la antesala inevitable para arribar al trabajo

industrial, tanto en su aspecto organizativo, salarial de condiciones de trabajo,

usos, costumbres, ética, disciplina, etc. Y los mismos asentamientos artesanales

sirvieron para cobijar la instalación de las nuevas máquinas, pero también para

forjar los sentimientos solidarios de quienes laboraban en su interior.

II. EL DERECHO DE TRABAJO EN LA ERA INDUSTRIAL

1. LAS TRES REVOLUCIONES INDUSTRIALES

Al descubrir James Watt en 1769 (Universidad de Gasglow, Inglaerra)

circunstancialmente, a máquina a vapor, dio inicio sin saberlo a la primera gran

revolución industrial pues entre 1800 a 1880 los secretos textiles, metalúrgicos y

ferroviarios tomaron un impulso industrial nunca antes visto, gracias al invento en

ciernes, formándose las primeras grandes urbes atraídos por el deseo de obtener

un empleo asalariado que el campo no podía ya asegurar, creándose así los

primeros grandes cordones habitacionales como jamás se había visto en zona

alguna del Viejo Continente. Las ciudades se instalaron alrededor de las máquinas

que por lo demás atraían a los campesinos empobrecidos que sin más posibilidad

de subsistencia se allanaron a convertirse en los nuevos asalariados del recién

aparecido industrialismo. De esta manera, el trabajo anteriormente realizado en

los talleres se tornó ineficaz para satisfacer un consumo poblacional cada vez más

persistente.

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Se afirma que, por entonces el proletariado era sumamente sumiso,

producto de una tradición ancestral de sumersión que los artesanos habían tenido

por varias centurias y antes que ellos, los esclavos. Del otro lado de la rivera, los

primeros industriales fueron personas con bajos recursos económicos por los

costos excesivos de las máquinas y debieron vivir tan austeramente para poder

impulsar sus incipientes inversiones dentro del campo industrial como por cierto y

con creces os hicieron los trabajadores. No obstante tal indefinición del lado

laboral, las primeras corrientes contestatarias surgieron de estas canteras casi

inmediatamente después de darse inicio a esta etapa y se han reportado

contestaciones y paralizaciones en Lila, Manchester, Detroit, Essen, Ginebra,

Frankfort, etc., encontrado como la más importante, dentro de ellas, las

impulsadas por Nedd Ludd contra las máquina textiles en Nottingham propulsor

del movimiento laboral que enarbolaba la idea de destruir las primeras máquinas

impulsadoras de inicial proceso productivo. Ya dentro de la legalidad, surgió luego

en Gran Bretaña, la trade unión, primera manifestación sindical contemporánea.

La huelga insurreccional de los Canuts de Lyon-Francia también se ubica en esta

época, primera huelga que postula una nueva forma de retribución: la de al

rendimiento que empezó a pagarse a los obreros, huelga que propugnaba el

acatamiento de una negociación colectiva conducente a establecer y respetar el

pago de una tarifa predeterminada por el trabajo realizado.

De otro lado, a raíz de la I Internacional de Trabajadores llevada a cabo en

1864 a iniciativa de la Asociación Internacional de Trabajadores fundada en

Londres y en la que Carlos Marx tuvo una especial actuación como secretario de

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tan importante evento, el movimiento sindical se inclinó por una acción

insurreccional en su actuar, bandera de lucha que no tuvo mejor respuesta

gubernamental que imponer incondicionalmente el orden burgués a sangre y

fuego, pero al mismo tiempo, una primera respuesta gubernamental dada a esta

inquieta etapa sindical fue la de dictar las primeras leyes protectores de los

trabajadores más débiles (mujeres y niños), en una búsqueda constante de

apaciguar tan alborotado y creciente movimiento laboral. Dentro de esta

orientación protectora Inglaterra en 1802 promulgó la primera ley de protección al

menor y en 1825 legítimo el derecho de libre asociación de los trabajadores.

Francia siguió el mismo ejemplo en 1841 dictando normas legales que favorecían

al niño, y en 1884 promulgó normas en favor de la asociación de los trabajadores:

Italia. Hizo lo propio en 1891 y Alemania en 1869, así sucesivamente.

La segunda gran revolución industrial se dio entre 1880 y 1940 etapa

en la que se descubrió el petróleo (1859) y la electricidad (1871) potenciándose su

explotación y aplicación práctica dentro del sector industrial al término del siglo

XX. En esta etapa se advirtieron las grandes mutaciones, tanto en el campo

laboral como en el industrial, pues ambos estamentos se robustecieron

significativamente hasta obtener el perfil que actualmente presentan. Es en esta

época que surgen las grandes industrias de chimenea y los grandes monopolios

empresariales (iniciadas con las Compañías de Indias Orientales y Occidentales,

conformadas con los grandes capitales reales aunados con los de las rancias

oligarquías europeas) con empresas y empresarios multimillonarios teniendo por

correlato el surgimiento de grandes centrales de trabajadores que debido a su

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gran número, se empecinaron durante esta época por conseguir derechos

sociales, innatos en la era anterior, permitiendo así mejorar ostensiblemente sus

niveles de vida.

Las centrales nacionales e internacionales de trabajadores se impusieron

durante esta época de manera muy activa, ya que las cofradías, compañías y

asociaciones de auxilio mutuo, importantes hasta finalizado el siglo XIX,

resultaban obsoletas para defender los intereses de los recientemente convertidos

de artesanos a proletarios. Por este motivo, los sindicatos aparecieron por todas

partes y agruparon a todos los estamentos sociales-laborales existente siendo es

sus inicios presa fácil de las corrientes políticas dominantes y de las ideológicas

revolucionarias que postulaban en nombre del proletariado, el cambio radical del

statu quo socio-político-económico imperante. De haber sido los sindicatos en sus

inicios una organización gremial reservada a las castas laborales más educadas y

preparadas, progresivamente fue democratizándose para tomar en su seno a los

trabajadores más desposeídos de la nueva era industrial; de haber sido este

sindicalismo patrimonio de los trabajadores industriales, rápidamente pasó a ser

también patrimonio de sectores laborales hasta entonces inéditos, como era el de

los estudiantes, agricultores y hasta de los propios empleadores. Asimismo, de

haber sido en sus orígenes un derecho asignado a los servidores del sector

privado, poco a poco fue comprometiendo a los trabajadores del sector público y

hasta los cuadros superiores de las empresas de ambos sectores; en fin, de haber

sido un patrimonio de los trabajadores dependientes, lo fue también de los

trabajadores independientes.

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Señalamos, finalmente que en esta época se edificó eficazmente los

cimientos de un Derecho del trabajo, tratado a nivel internacional con el

nacimiento en 1919 de la OIT, luego claro está que la normatividad laboral inicial

había dado sus logros, que grosso modo, son los que en la actualidad conoce.

La tercera gran revolución industrial tiene sus inicios en 1945, con el

comienzo de la era nuclear (tercerización económica) y dura hasta nuestros días,

su característica central es la aparición de invenciones cada vez más

extraordinarias como la cibernética, los rayos laser, los proyectos espaciales, la

burótica, la fibra óptica, la robótica, etc. Coincide esta época con el surgimiento de

un capitalismo de características oligopólicas donde las finanzas y en general los

servicios, inclusive el financiero-especulativo, ocupan un espacio preponderante,

pero al mismo tiempo es el inicio de la revisión y reversión de las ideas socialistas

y con ello la flexibilización y desregulación de las inmejorables condiciones de

trabajo que hasta entonces habían dado un carácter garantista y social a la

protección laboral, imponiéndose la unipolaridad económico luego del derrumbe

del socialismo virtual y con ello su globalización, convirtiendo toda la faz de la

tierra en una sola y única aldea; la aldea global.

De otro lado, ambas guerras mundiales habían diluido la posibilidad de

formar una gran nación de proletariados sin fronteras, cayendo en desuso el

sindicalismo revolucionarios, dando paso a aquél denominado reformista, así

llamado porque puntualizaba, a diferencia del sindicalismo revolucionario, que el

movimiento sindical podía convivir con el sistema burgués robustecerlo y crecer

con él sin mayores vicisitudes, de ahí que instituciones tan recusadas en un primer

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momento por la clase laboral como por ejemplo la negociación colectiva obtendría

con el revisionismo un gran impulso; y la participación de los trabajadores dentro

de la organización de la empresa será toda una revolución y panacea para la clase

laboral. Pero esta vez los representantes de los trabajadores podrán ingresar a las

entrañas mismas de la empresa para participar en su gestión, información y

decisión que otrora eran de exclusivo manejo de los directores, accionistas y

ejecutivos de las empresas.

Del mismo modo, los grandes sindicatos sufrirán en esta época las grandes

escisiones que hasta ahora no logran recomponer. Como fuera, el progreso social

que trajo consigo el capitalismo e industrialismo inicial, respecto de lo habido en la

época agraria anterior, hizo disminuir la acción sindical tan imponente en sus

inicios, pues la reducción de las largas jornadas de trabajo habían sido impuestas

en las legislaciones de todos los países industrializados, se habían mejorado

sustancialmente el nivel y esperanza de vida, así como la protección social se

generalizo debido a estos últimos logros, los mismos que vieron su luz propia

gracias al intervencionismo estatal así como por el control que se empezó a

ejercer sobre las grandes empresas, incluyendo las de servicios públicos

generales (transportes, educación, bancos, etc.).

2. EL CONTRATO DE TRABAJO DE LA ERA INDUSTRIAL COMO

GENERADOR DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

Luego de la somera descripción de la labor ajena desplegada durante la época

preindustrial y desde el esclavismo, esta no sufrió mayores modificaciones durante los

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siglos posteriores, salvo cuando después de las cruzadas surgió el artesano, trabajador

que efectuaba su labor de manera independiente, con sus propias herramientas y

señalando libremente el precio de la actividad por realizar. De esta manera podemos

concluir que por milenios el trabajo ajeno mantuvo su indeclinable estructura arrendataria

o locativa, considerado como un alquiler: el de la persona, igual que el arrendamiento

formalizado sobre cualquier otra cosa.

La era industrial coincidió con el triunfo del pensamiento liberal, encarnado en la

revolución francesa que enarbolo los derechos del hombre y del ciudadano, y la

afirmación de la voluntad humana en todos sus actos por considerarlo como valor

supremo y esfera absoluta de las disposiciones y decisiones humanas, ideas generales

apoyadas de los principios de libertad e igualdad, que, como se sabe, fueron las bases

ideológicas centrales de dicha revolución. El individualismo, pues, conforme a esta

concepción lo hacía y lo resolvía todo, pudiendo suscribir contratos de trabajo que antes

eran impensables por lo cerrado que fueron las comunidades de trabajadores, hoy

convertidas en empresas. En otros términos, la libertad que tuvieron las personas para

contratar obtenía gracias al liberalismo, permitió popularizar en estas épocas las

contrataciones de los trabajadores para laborar por cuenta ajena.

El proceso capitalista inicio aquí su carrera, aun no concluida, y el surgimiento, como se

ha dicho, de una nueva clase social: el proletariado. Para Manuel Alfonso García, cuatro

son los elementos preponderantes de este fenómeno: 1) el triunfo del liberalismo,

traducido en la organización de la vida con arreglo a sus principios peculiares; 2) la

transformación de la vida rural en concentraciones urbanas; 3) la creación de la clase

proletaria asentada en las zonas urbanas y 4) concentración de capitales y creación de un

entramado jurídico-mercantil. Con el primer fenómeno surge el voluntarismo; con el ultimo

el contrato de trabajo, desempolvando del contrato romanista clásico de alquiler, tal como

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fue conocida entonces, convirtiéndose así, en la locación de servicio actual., criterio legal

con el que se ha conocido en estos últimos 300 años.

Asentados los contratos de trabajo en el medio industrial, entiéndase empresa, fue fácil, a

partir de ellos, auspiciar el inicio y también acrecentamiento de las relaciones colectivas

de trabajo, iniciándose de este modo la aparición y también perfeccionamiento del

derecho sindical, surgido todo esto de la organización social de la empresa.

SECCION II

APARICIÓN Y DESARROLLO DEL DERECHO SINDICAL

La conquista del derecho sindical fue obra de los mismos trabajadores, influenciados

inicialmente por las ideas anarquistas y socialistas que germinaron durante todo el siglo

XVIII y por las ideas cristianas que florecieron durante el siglo siguiente, idearios que

abrazaron la concepción de revertir las formas promiscuas de trabajo que había

introducido el pujante industrialismo, al mismo que fortalecer su organización que había

servido para coadyuvar la defensa de sus intereses. Los patrones, en cambio,

tardíamente se agruparon para protegerse de la acción sindical que con bastante fuerza

era implementada por las organizaciones sindicales ya formadas; empero, su actuación a

diferencia de lo ocurrido para la formación del sindicato de trabajadores, ha servido,

indistintamente, para defender sus intereses así como para ingresar como medio de

presión dentro del poder central, orientando sus conveniencias a las esferas de la política

económica, la libre concurrencia, la regulación del mercado y cuando tenga que ver con el

quehacer patronal; por este motivo, para los trabajadores, a diferencia de los

empleadores, la conquista del derecho sindical es sin duda una reivindicación

fundamental.

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I. LOS ORÍGENES Y LA CAUSA DE LA APARICIÓN DEL

SINDICALISMO

Los orígenes del sindicalismo se remontan al medioevo (especialmente siglos XV y XVI),

época que vio surgir una casta laboral especial de artesanos que orientaron una forma de

trabajo medita hasta entonces, donde las corporaciones formadas por los maestros o

propietarios de aquellas lo disponían todo (reclutamientos, salarios, condiciones de

trabajo, etc.). Dentro de este esquema, contraponiéndose la voluntad omnímoda de los

maestros, únicos llamados a dirigir sus corporaciones, surgieron las compañías, colegios

y las guildas, especie de organización conformado por amigos, artesanos, compañeros,

etc. llamada a proteger asistencialmente a sus miembros y de algunas condiciones de

trabajo, unidos, generalmente, por una exacerbada vocación cristiana. La primera

revolución industrial no hizo decaer las corporaciones cuya misión se expandió hasta el

siglo XVIII; por lo tanto, tampoco las compañías y demás sociedades de ayuda mutua,

pues las nuevas industrias siguieron instaladas en las antiguas corporaciones, y, por su

cuenta, siguieron desarrollando sus actividades aunque de un modo recortado. De esta

forma, al convivir las industrias y las asociaciones en estas épocas aurorales del

capitalismo permitió ver una simbiosis de las sociedades mutuas que se convertirían en

organizaciones sindicales para albergar a los nuevos proletarios y de esta manera hacer

frente al estamento patronal, ordenamiento de trabajadores inédito dentro de la forma de

explotación del trabajo humano conocido hasta entonces. En otros términos, los obreros

que cada vez eran más numerosos, necesitaron de una organización llamada a canalizar

sus inquietudes y prontas reivindicaciones que debieron encarar los trabajadores de la

primera hora. Esto era así, puesto que las sociedades mutuales tenían diferencias

24

estructurales con las incipientes asociaciones germinales porque aquellas defendían los

intereses económicos de sus asociados, organizaciones que tenían marcadas una función

previsional-social; mientras que las asociaciones germinales de trabajadores desde sus

inicios impregnaron la lucha de clase como ideario indiscutible.

Sobre las causas de la aparición del sindicalismo se ha indicado las promiscuas formas

de trabajo que impuso el industrialismo, los principios de igualdad y fraternidad que trajo

consigo la revolución francesa, seguido de las ideologías revolucionarias del siglo XVIII, el

desempleo que vio presentarse con ocasión de la ampliación de las nuevas máquinas que

poblaba la faz industrial. Para salir de esta espantosa miseria los obreros no tuvieron más

alternativa que unirse para la defensa de sus intereses, más cuando las sociedades

mutuas eran insuficientes para permitirse modificar la omnipresencia y omnipotencia de

los primeros empleadores del nuevo industrialismo.

1. LOS PRECURSORES DEL SINDICALISMO

Los precursores del sindicato son la consecuencia exclusiva del pensamiento sindical,

proveniente, esencialmente, del movimiento obrero y emana no solo de los cuadros

sindicales, sino también de los pensadores, de los intelectuales y de los hombres de

acción, formando lo que se ha denominado como las doctrinas sindicales, pues ellas han

debido transmitir por todo los países y continentes para establecer los ejes sobre los

cuales descansaría el embrionario movimiento sindical. Es indudable que la doctrina

sindical debió surgir de los ideólogos que, al ingresar dentro del dominio sindical, hicieron

posible la creación del sindicalismo socialista, marxista, anarquista, revolucionario, etc.;

todo esto ha sido así en casi todos los países de la faz de la tierra hasta que fueron

creadas las grandes centrales de trabajadores. Que, una vez constituidas. O mantuvieron

su autonomía frente a las corrientes doctrinarias sindicales-políticas existentes o se

25

adhirieron a ellas sin reserva. Dependiendo de esta forma de posesión, los métodos

sindicales aceptaran al Estado tal cual es, así como sus instituciones o se iniciara un

camino hacia su transformación violenta. Por este motivo, el Estado, que ya tenía clara la

idea del movimiento sindical y de los desbordes que podrían emerger de dicha

constitución, empezó a intervenir en los asuntos laborales dictando las primeras normas

de protección, al mismo tiempo que, recorriendo a la vía legal, debió ir legislando

progresivamente el derecho sindical. La negociación colectiva, la huelga, el derecho de

participación, entre otros aspectos colectivos propios del movimiento contemporáneo.

Al adaptarse el sindicato a los cánones legales establecidos, ha debido peticionar al

Estado mayores reformas dentro del campo socio-económicos ido evolucionando este,

incluido el de la organización de la misma profesión y de la empresa. Por eso ahora, ya no

podemos hablar de precursores del movimiento sindical sino de sus continuadores.

2. LAS CAUSAS DEL SINDICALISMO

La revolución y el crecimiento industrial, el capitalismo liberal, los bajos salarios, el

desempleo, son las causas más saltantes que ha permitido que las compañías y demás

asociaciones de ayuda mutua de los momentos anteriores al industrialismo fuesen

incapaces de resolver con sus ritos religiosos los nuevos problemas sociales engendrados

por este. De otro lado, la masificación de trabajadores provoco la unión entre camaradas

de trabajo y este gesto aglutinador posibilito la creación de entes asociativos llamados a

responder el desequilibrio surgió entre el capital y el trabajo. Las nuevas masas de

trabajadores hacen sentir sus efectos al crearse los nuevos sindicatos. La exposición

internacional de Londres (1era. Internacional de trabajadores de 1862) contagio aún más

a los trabajadores del continente europeo al constatar objetivamente las ventajas que

habían logrado en las condiciones de trabajo los obreros ingleses por medio de sus trade

26

unions. Esto se manifestó así por cuanto los trabajadores que ahí participaban fueron

representados por secciones nacionales autónomas y cada cual expreso su experiencia al

mismo tiempo que fue un instante para hacer tomar consciencia al proletariado de su

fuerza y de su misión como guía de la lucha emprendida hacia la emancipación de dicha

clase.

Hay quienes han considerado que el sindicalismo surge como consecuencia de la crisis

de las corporaciones que, exitosa en sus inicios, con el auge industrial fue incapaz de

resolver los nuevos problemas traídos por esta nueva era. Otros lo asocian con la cruel

explotación del industrialismo inicial relacionado con las condiciones de trabajo y de

salario que crearon hondos resentimientos en la clase trabajadora, germinando así, casi

por generación espontánea, la creación de los primeros sindicatos.

3. ORÍGENES, PRECURSORES Y CAUSA DEL SINDICALISMO EN

NUESTRO PAÍS

Como punto de equilibrio, el sindicalismo constituye una idea fundamental de la vida

política: su rol es decisivo para ver la evolución de las sociedades industriales de tipo

literal; por tanto, lo ocurrido al industrialismo-sindicalismo del viejo continente ha sido,

grosso modo, lo mismo que ocurrió entre nosotros, con las diferencias de las

revoluciones, las comunas, desarrollo del mutualismo, etc. que se popularizaron al otro

lado del Atlántico. En efecto, durante todo el siglo XVIII y hasta mucho después de

implementarse las primeras maquinarias en nuestro país (1890), los artesanos reinaron

en el aspecto organizativo de las tareas manuales cotidianas, tanto así que en 1858 se

registró la primera protesta de los artesanos en Lima y Callao en vísperas de las fiestas

navideñas, protesta que termino al grito de “viva el pueblo” con la destrucción de las

puertas y ventanas importadas para el ferrocarril de Lima a Chorrillo, arrojadas luego al

27

mar en un acto de inusitada violencia. La política intervino dejando varios heridos y

muertos. Había entonces en Lima 5341 artesanos y los carpinteros y herreros por ser más

numerosos fueron los que iniciaron la revuelta.

Los más renombrados sindicalistas de la primera hora fueron Carlos del Barco,

Abelardo Konkén, Delfín Lévano, Nicolás Gutarra, Carlos Barba, Emilio Castillo y

como ideólogos del sindicalismo revolucionario o reformista tenemos a Manuel Gonzales

Prada (Lima, 1848-1918) que escribió dos magistrales obras: “Horas de Lucha” (1908) y

“Paginas Libres” (1894); José Carlos Mariátegui (Moquegua 1894 – Lima 1930) que

escribió: “La escena Contemporánea”, “Ensayos de Interpretación de la Realidad

Peruana” y, póstumamente, “La Defensa del Marxismo, Ideología y Política”; y Víctor

Raúl Haya de la Torre (La libertad, 1895 – Lima, 1979) que escribió “Por la Emancipación

de América Latina”, “¿Qué es el Apra?”, “El Antiimperialismo y el Apra”, “El Espacio –

Tiempo Histórico”. Dentro del ámbito académico encontramos a Luis Miro Quesada que

escribió la tesis: “La Moderna Crisis Social” (1900) que estudia la manera de proteger a la

clase trabajadora, de la organización económica – social imperante; el mismo año escribió

“El Registro Profesional Aplicado al Perú”; en 1901 escribió la tesis “El Contrato de

Trabajo” y en 1904, “La Cuestión Obrera en el Perú” para obtener el título de Doctor en

Derecho; finalmente, en 1905 escribió la “Legislación de Trabajo”. Alberto Ulloa

Sotomayor escribió la tesis “Organización Legal y Social del Trabajo en el Perú” (1916).

En cuanto a las causas, el sindicalismo peruano tuvo las mismas de su momento

formativo habido en el viejo continente, con las naturales e identificables diferencias:

intolerancia, tolerancia, fortalecimiento democrático, entre otros. Por eso, su evolución y

reconocimiento legislativo ha tenido su correspondiente particularismo y su propia

identidad.

28

II. LAS MASAS TRABAJADORAS, SU ORGANIZACIÓN Y EL

DERECHO DEL TRABAJO

El sindicato y la empresa siempre se han mirado y miraran como terceros, pese a que la

evolución de ambos advierte lazos de causalidad, desde el momento que la existencia de

la empresa permite la formación del sindicato; en la edificación del uno y del otro es

necesario la existencia de la adhesión de sus miembros que, una vez constituidas,

adoptan personería distinta y a veces contrapuesta a las de sus mentores; la

transformación y desarrollo de la empresa permite, casi por generación espontánea, el

fortalecimiento del otro. Esto último es perceptible cuando el sindicato limita los poderes

del empleador, obligándolo, en circunstancias, a que planifique su actividad económica,

único mecanismo existente para auspiciar un mayor rendimiento de las empresas

(productividad p. ej.) de los trabajadores y de la nación.

Como fuera, la masificación de las industrias trajo consigo la masificación de sus

trabajadores que, una vez organizados dieron prueba del deseo por auto defenderse,

gestando las primeras manifestaciones directas de lucha que urgió luego ser

reglamentadas por el Derecho (del trabajo).

1. LAS PRIMERAS ORGANIZACIONES DE TRABAJADORES

Las primeras organizaciones de los trabajadores fueron clandestinas, producto de una

legislación que era contraria a toda una formación de organizaciones llamadas a defender

sus intereses, intolerancia que se apodero de los sentimientos legitimados de la primera

hora industrial y que tuvo manifestaciones de las más diversas: apresamiento, pago de

daños y perjuicios, deportaciones, etc. A medida que la clandestinidad iba avanzando – el

“luddismo” fue un ejemplo mayor de este esfuerzo – permitió a las sociedades acoger,

29

como ensayo programático las nuevas experiencias asociativas de los trabajadores, pero

al mismo tiempo el Derecho Civil Comercial que regulaban las contrataciones personales

dieron rienda suelta para imponer una contratación laboral que era incuestionablemente

contraria a cualquier atisbo asociativo de los trabajadores. Así, los iniciales contratos

individuales de trabajo expresamente prohibían esta posibilidad bajo sanción de la pérdida

del empleo, amén de sanciones accesorias. Estas dos situaciones hicieron pues, que la

clandestinidad de las asociaciones de los trabajadores fuer la forma más natural de

autodefensa de los gestores de las primeras organizaciones obreras.

Ante esta incómoda situación, las sociedades de ayuda mutua de las corporaciones

medioevales debieron continuar operando en el interior de las incipientes industrias, a

pesar de que el contexto y necesidad asociativa de los obreros era meridianamente

distinta y hasta opuesta aquellas que como se ha visto tenían básicamente orientaciones

asistencialistas para sus miembros. Pero el deseo de supervivencia de los primeros

instigadores del movimiento sindical exigió que eso fuere así; de lo contrario, el

movimiento sindical hubiese tardado mucho más e apostarse dentro de la nueva forma

asociativa laboral creada por la también nueva forma de explotación capitalista.

Hay coincidencia en señalar que las primeras organizaciones de trabajadores se hicieron

reclutando a las mentes más esclarecidas de entre los trabajadores del medio, quienes

consideraron que una agrupación de elite salvaguardaba su permanencia y

funcionamiento, muchos de los cuales no tuvieron reparo en formar las primeras

sociedades de resistencia, que ya tenía en claro una posición ideológica bien definida,

producto de las influencias políticas implementadas en estos iniciales momentos del

industrialismo; por eso, la primeras organizaciones aglutinaban a los trabajadores sin

importar sin importar su ubicación, antigüedad en el trabajo, status laboral, etc.

30

2. FORMA DE SU ORGANIZACIÓN

La primera forma organizativa sindical fue a través de las federaciones de trabajadores en

cuya base estaban representados todos los trabajadores, organizados a la voz de

aglutinar masas obreras capaces de destruir el sistema industrial – capitalista para

convertir al proletariado en la futura clase política dominante. Era la influencia del

sindicalismo revolucionario el que auspiciaba esta posibilidad, para lo cual una prensa

bien montadas permitía ahondar las diferencias cada vez más marcadas que venían

encausando el inicial capitalismo, dando motivos para que la necesaria organización de

los trabajadores pusiera coto esta nueva forma de explotación. Para lograr esto y

objetivos, las organizaciones sindicales federativas cumplían este requisito, debido a que

una dirección única se vehiculaba mejor a nivel nacional y podía asentar beneficios

cualitativos y cuantitativos más contundentes.

La fortificación de estas iniciales ideas se vio reflejada con ocasión de la Exposición

Internacional de Londres (1862) que permitió a todos los delegados allí asistentes tomar

de primera fuente las bondades de estas manifestaciones iniciales del sindicalismo y la

posibilidad que se tenía de revertir no tanto las mejoras de los trabajadores sino de la

sociedad en su conjunto, donde los obreros tendrían una plaza importante y de primer

nivel. Fue tal el entusiasmo sugerido de este conclave que se decidió llevar adelante una

masificación planetaria de los trabajadores bajo el auspicio de la Asociación Internacional

de Trabajadores q posibilito luego, la creación de las Internacionales de Trabajadores.

La creación casi mística de las organizaciones sindicales, sus propósitos inmediatos, las

sucesivas reivindicaciones que alcanzaban a través de sus luchas obtenidas, sus

programas y banderas de lucha, su carácter contestaría, etc. permitieron que los Estados

no tuvieran más alternativa que empezar a legislar acerca de este nuevo fenómeno social

para encausarlo jurídicamente del mejor modo.

31

3. LA LEGISLACIÓN SINDICAL

Es indudable que siendo el Derecho Colectivo del Trabajo una disciplina jurídica llamada

a regular los actos jurídicos de los agentes productivos, la creación de una legislación

social se ha convertido en una verdadera bandera de lucha que ha sido diseñado una

acentuada manera de entender jurídicamente el movimiento sindical y el Derecho sindical,

formula única hallada para la reforma y transformación de las empresas a fin de que con

ellas se permita brindar a los trabajadores el bienestar que buscan, así como facilitar la

paz social en su conjunto. Factor de equilibrio en las relaciones económicas, el sindicato

constituye una idea fundamental de la vida política, y que mejor si tal equilibrio se realiza

por partida doble: potenciar la democracia en el interior de la empresas dotándolas de las

herramientas de representación en su interior, al mismo tiempo que gestando los agentes

productivos, de común acuerdo, las mejoras de las situaciones de los trabajadores. Por

este motivo, el profesor Verdier opina que el Derecho sindical y el del trabajo juegan un

rol importante en el desarrollo de la evolución de la sociedad industrial de tipo liberal.

Pero esta legislación no solamente verifica la conducción de la organización sindical. De

cómo este actúa una vez que se ha logrado su consagración, la acción sindical llamada a

plasmarse en cada momento, la vinculación del sindicato con la empresa, con otros

sindicatos, con el Estado y demás poderes públicos, sino que, además, en tano estas

vinculaciones no están exceptas de problemas, que al producirse, existan los jueces

llamados a transigirlos, desarrollándose, de esta forma, una suerte de antecedentes

jurisprudenciales que progresivamente irán engrosando este derecho, pues no solamente

se trata de jurisdicciones de tipo laboral – administrativo o judicial, sino que abarca

también, las de la esfera del Derecho Público, vía las acciones de garantía, las penales

por la violación de este Derecho Fundamental. Adicionalmente, agreguemos que la

Legislación Internacional OIT ha venido a robustecer de manera decisiva este derecho,

32

blandiendo el Estado de intolerancia que existió durante un buen tiempo contra el

naciente movimiento sindical.

SECCIÓN III

LA INTOLERANCIA DEL DERECHO SINDICAL

La historia nos señala que los movimientos sociales inéditos, conducentes a modificar el

statu quo socio - político – económico, han tenido no necesariamente respuestas

favorables para su desarrollo de partes de los órganos legislativos. La presencia dentro

del escenario social de los sindicatos no ha sido la excepción, pues habiendo existido una

predisposición gubernamental de favorecer sin condiciones el incipiente industrialismo,

cualquier movimiento, in contrario, era un motivo más para justificadamente arremeter

contra los impulsores de tales manifestaciones colectivas.

Si tenemos en consideración que nuestra historia del trabajo y de los trabajadores es

demasiado amplia, pasando desde épocas en que el trabajo constituía una función

familiar o grupal llevada por nuestros primeros ancestros sin mayores vicisitudes por la

abundancia de la recolección o caza, pasando luego al esclavismo, momento prolongado

en que los seres humanos por alguna razón debían, al igual que las cosas, ser de

propiedad de un tercero – por entonces no podía existir “tierras sin dueño” -, alimento la

idea de que por entonces ninguna circunstancia podía modificar esta forma oprobiosa de

entender el trabajo ajeno, y, seguidamente, durante el feudalismo en que surge las

primeras manifestaciones individualistas de la ajenidad laboral, por su hermetismo no

posibilito la formación de agremiaciones conducentes a hacer prevalecer indicaciones de

aquellos que laboraban por cuenta ajena. No ha sido sino con el advenimiento del

industrialismo que el sindicato tuvo una presencia activa desde sus inicios; empero, estas

33

primeras manifestaciones, ignoradas por el stablischment político de entonces, tuvieron

relaciones distintas; pero fue el de la intolerancia el que marcó distancias legislativas por

doquier, permitiendo a sus auspiciadores adoptar medidas más coherentes, conducentes

a permitir una apertura en el reconocimiento del derecho asociativo, por tanto un derecho

natural del individuo orientado hacer viable sus necesarias reivindicaciones.

Por este motivo, para entender la evolución del derecho sindical tenemos que ser

conscientes también de que este v de la par con la evolución del trabajo humano, de sus

conflictos, de las condiciones materiales expuestas para su solución.

I. ÉPOCA RELATIVA A LA PERSECUCIÓN DE LAS ASOCIACIONES

La época de las persecuciones a las asociaciones gremiales tenemos que vincularlas con

el nacimiento y florecimiento de la Escuela Económica Liberal (Adam Smith, David

Ricardo, etc.), apóstoles del individualismo y del Estado gendarme, vigilantes del statu

quo, para quienes cualquier atisbo de organización era sinónimo de obstrucción del

proyecto económico – productivo en curso. Dentro de esta orientación es fácil concebir

que surgieran de los poderes públicos normas legales consagrando el exacerbado

individualismo al mismo que otras, sancionando drásticamente las posturas opuestas a

aquellos principios liberales, sin importar para este último caso si detrás de la sanción

hubiera la pérdida del empleo (campo civil) o de la libertad (campo penal). Por entonces

primaba el reino de la ilegalidad para encarar cualquier asunto gremial de los

trabajadores.

1. LAS PRIMERAS PERSECUCIONES DEL MOVIMIENTO SINDICAL

La primera ley represiva antisindical dictada en el viejo continente fue la Ley Le

Chapelier (Francia) promulgada el 17 de Junio de 1796 en Francia, aplicada también por

34

anexión territorial en los Países Bajos, seguida de la ley de las siete leyes (Six – Act)

dictada en Inglaterra en 1819, la del Derecho General del Land de Prusia de 1794 de

Alemania, secundada en el nuevo continente por la Ley Sherman de 1890 distada en

USA. Todas ellas prohibieron abiertamente en nombre del individualismo y liberalismo

imperantemente cualquier organización asociativa de trabajadores para la defensa de sus

intereses, es decir, fustigaban la existencia de las agrupaciones profesionales y las

coaliciones formadas para la defensa de sus propios intereses, sin importar el nombre que

habían adoptado, pues consideraban todas estas disposiciones legales, que tales

prácticas asociativas, atentaban contra las iniciales constituciones políticas que habían

regulado, la omnipresente libertad y la reciente declaración de los derechos del hombre

impuesta por la Revolución francesa, de manera tal que la simple formación de estas

organizaciones colocaba, a priori, al margen de la ley de sus organizaciones, declarando

además, que cualquier acuerdo nacido de estas organizaciones era un acto jurídico no

concluido y de nulo efecto, amén de someter a sus gestores a las consecuencias que

cada disposición legal impuso a sus infractores: de esta forma, nos encontramos frente la

negación de cualquier acto colectivo llevado a cabo por los trabajadores para la defensa

de sus intereses comunes.

El razonamiento legal de la dación de la Ley de Chapelier, para el caso francés, se

encontraba en el Edicto de Turgot (1776), que suprimía todas las corporaciones por

considerarlas atentatorias, según se dijo, contra la economía popular al propender la

creación concertada de monopolios en los precios, calidad y comercialización de los

productos de primera necesidad y de todos aquellos elaborados por estos tiempos.

Quienes incumplían esta ley eran sancionados con penas de 1 a 3 o más meses de

prisión y sus cabecillas confinados en prisiones para cumplir condena que según su

graduación podían arribar hasta 5 años de prisión. De esta manera, quienes formaban

35

una organización de estas características ingresaba, automáticamente, al campo penal,

esto es, a la comisión de un delito. Este mismo argumento que otorga sirvió para abolir las

coaliciones de artesanos que encarecían el costo de vida, fue utilizado, remozadamente

esta vez, para impedir, coercitivamente, el desarrollo de los gremios de trabajadores muy

concurridos entonces y que, sustancialmente, perseguían fines distintos de aquellos

creados por los antiguos artesanos por motivos asistenciales y de ayuda mutua. Para el

caso inglés, la argumentación del propósito de la ley represiva fue el mismo. Para el caso

alemán el Derecho General del Land de Prusia, se remitía a una disposición que venía

desde el medioevo, según la cual “los oficiales no pueden constituir entre si comunas ni

sociedades privilegiadas”, luego aplicadas a las insipientes organizaciones sindicales de

este país, comprensible disposición si tenemos en cuenta lo cerrado que fueron las

sociedades de artesanos de dicha época. Esta antigua disposición prohibitiva de las

organizaciones sindicales se generalizo en 1845 con ocasión del dictado del Reglamento

Industrial General de Prusia. Según esta disposición, las huelgas eran penadas con

prisión efectiva que podía durar hasta un año.

Finalmente para el caso norteamericano, la justificación del porqué de la norma fue el Art.

80 de su constitución que había dispuesto la prohibición de cualquier acto que

interrumpiese el libre tránsito de las mercancías en la Unión. Por consiguiente, se dijo que

la existencia de cualquier sindicato en dicho territorio era una amenaza para el libre

tránsito de las mercancías.

2. LAS CORPORACIONES, COALICIONES, COMPAÑÍAS Y

SOCIEDADES DE AUXILIO MUTUOS

Al encontrarse prohibidas las corporaciones, organización ancestral de quienes

revolucionaron las labores manuales dentro de las incipientes urbes medioevales, los

36

primeros traba- ores que habían puesto sus miras en tales organizaciones para defender

su propia identidad e integridad física, no tuvieron más alternativa que organizarse

igualmente adoptando el ropaje de s viejas corporaciones o tomando, según el caso, otras

denominaciones para salvar así distancias sobré las persecuciones que se cernían contra

sus organizadores; de esta manera surgieron las compañías, coaliciones, sociedades de

auxilios mutuos, organizaciones de fachada y de ambiente clandestino, pues detrás de

ellas se hallaban las verdaderas asociaciones de resistencia

Así de un lado, encontramos la prohibición abierta hecha contra cualquier movimiento

colectivo y del otro, la confusión en torno a los fines perseguidos por la organización

creada por primeros trabajadores hizo, finalmente, que estas expresiones colectivas, así

creadas, prontamente desaparecieran para dar origen a nuevas formas de organizaciones

a fin de defender igualmente los intereses de una clase en ebullición, surgiendo en

Inglaterra, país donde se gestó la primera revolución industrial, la primera Trade unión en

los campos mineros de Northumberland-Durham (1825), inicial organización sindical que

se conoce, la que, de inmediato, fue imitada por casi todos los trabajadores del viejo

continente.

De esta manera, salido el sindicato de los grupos de compañeros de la Edad Media,

entonces unidos por lazos personales y relacionados con alguna actividad allá por el siglo

XII, su mayor desarrollo se hizo tangible en los siglos XV y XVI, momentos iniciales que

perseguían fines morales y materiales (calidad del trabajo profesional, entreayuda,

socorro mutual, moral, práctica religiosa, etc.), como ha sido dicho, pero su mayor

esplendor, por el número alcanzado por sus miembros, fue a inicios del siglo XVIII,

situación que les permitió poco a poco, tomar su propia originalidad, pues el trabajador

varió su conducta asociativa de la ayuda mutua por la acción directa.

37

3. SIMBIOSIS DE LAS SOCIEDADES MUTUAS A ORGANIZACIONES

SINDICALES

Luego que las prácticas de clandestinidad asociativa se disiparan debido a la

aceptación del sindicalismo y de su reglamentación legislativa, las sociedades mutuas que

habían servido de maquillaje perfecto para aquel propósito, se vieron insuficientes para

avivar la actividad asociativa en el interior de las empresas industriales que habían

transitado cerca de d siglos, tiempo que sirvió para fundir el espíritu sindical; por eso, no

es difícil comprender suma facilidad de cómo las corporaciones se convirtieron en

sindicatos viendo gratificada presencia masiva por las causas y problemas que originaron

el novísimo sistema industrial desempleo, bajos salarios, malas condiciones de trabajo y

de higiene, etc. Una verdadera mutación se advirtió en este dominio luego de la

convivencia que por varios siglos había mantenido el mutualismo dentro del ya

prolongado movimiento obrero. Cuando el movimiento sindical adopta su madurez, el

mutualismo es dejado de lado más cuando la Seguridad Social empezó g; cubrir las

contingencias de trabajo, otrora labor exclusiva de las mutualidades obreras.

II. PRIMERAS DISPOSICIONES LEGISLATIVA QUE

IMPLEMENTARON LA INTOLERANCIA DEL DERECHO

SINDICAL

Del mismo modo como la intolerancia se apoderó de los sentimientos

gubernamentales para reprimir las primeras manifestaciones organizativas, el paso hacia

la tolerancia significó un acontecimiento espontáneo de la civilidad, igual como el tránsito

habido entre la época promiscua de trabajo al de la protección del trabajo del menor y de

la mujer. Se atribuyen a diferentes? hechos el trasvase de estas marcadas épocas de la

38

evolución del Derecho del Trabajo: factor ideológico, político, masificación del trabajo

ajeno, libertad de contratación, especialización de trabajador y del trabajo, estudio prolijo

de las nuevas estructuras jurídicas del trabajo, articulación del Derecho del Trabajo hacia

las nuevas figuras colectivas de trabajo, etc.

1. LA INTOLERANCIA LEGISLATIVA DEL DERECHO SINDICAL EN

EL DERECHO COMPARADO

El Derecho comparado es prodigioso para mostrarnos de qué manera se presentó el

Derecho sindical a inicios del industrialismo, época en la que por factores ideológicos

resultaba necesario impedir cualquier manifestación que quisiera abortar este proyecto

nacional. Es lo que explica la existencia de una normatividad restrictiva del Derecho

sindical. Así tenemos: que < Francia se dictó la Ley Le Chapelier (14-17/06/1791) que

tratando de golpear a las asociaciones en general, se detuvo para hacerlo de manera

particular a aquellas asociaciones de tipo sindical, reprimiéndolo penalmente, pese a que

las normas especiales de esta disciplina nada decían ai respecto, represión que se hizo

mucho más acentuada durante la monarquía (2). En Inglaterra se dictó la Ley de las 6

leyes (Six Act de 1819). En USA se promulgó la Ley Anti-trust o Sherman Act de 1890. En

Alemania se dictó la ley del Derecho General del Land de Prusia de 1794 (V., supra Nº.

31).

2. SITUACIÓN DE LA LEGISLACIÓN NACIONAL

A diferencia de lo que ocurrió en los países desarrollados, donde los inicios del sindi-

calismo tuvieron por respuesta gubernamental una exacerbada intolerancia, en nuestro

país, la actitud gubernamental fue más bien de una relativa tolerancia en sus inicios,

algunas veces de vacilación, y, finalmente, de intolerancia, pero cuando esto se vio venir,

39

al derecho de sindicación.se le dotó de un manto protector ungiéndola al status de norma

fundamental, y, las sucesivas normas legales dictadas trataron de legitimar su actuación,

sin dejar de señalar que fue .posterior a su legitimación que las autoridades

gubernamentales trataron por todos los medios; de hacer de la norma, una, sin mayor

contenido legal, como lo diría Radbruch refiriéndose a las normas social-nacionalistas,

dictadas para favorecer el sindicalismo corporativo.

En 24/01/1913, el presidente Guillermo Billinghurst expidió la primera norma

reglamentaria de las huelgas y dentro de ella el actuar sindical, que si bien la reconoció

como derecho, fue vista con recelo por los trabajadores al considerarla como un medio

para cautelar los intereses de los capitalistas y sobre todo, para resguardar el orden

público. Razón tenían los trabajadores e sus sospechas, puesto que la parte considerativa

de la norma hacía alusión a «las garantías y seguridades (que requieren las clases

sociales)... para el tranquilo ejercicio de sus derechos».

No obstante las respetables reservas legislativas de la norma, para Jorge Basadre,

constituyó una norma revolucionaria para la época. Esta afirmación es exacta, puesto que

las normas legales habidas en el viejo continente relacionado con el derecho sindical y de

huelga, bien que eran de vieja data en relación a la dictada en 1913, lo real era que no

tenían aún, la categoría de derecho.

Resultaba importante la reglamentación de la huelga en estos momentos, en virtud de

que en nuestro país, eran y siguen siendo los sindicatos, los únicos titulares de ese

ejercicio. Es la razón por la que debemos asociar inevitablemente la dación del

mencionado dispositivo legal pon el del Derecho sindical. Es la razón también por la que

las veces que se ha querido reglamentar el derecho de huelga, ha sido necesaria también

la reglamentación del derecho de sindicación y de negociación colectiva, puesto que entre

todos estos derechos colectivos de trabajo existe un trípode social que es el soporte de

40

todo el Derecho Colectivo de Trabajo, reglamentación que servía no solo para encausar

indebidamente estos derechos, sino también, para vaciar- ie su contenido jurídico. El

comportamiento legislativo en nuestro país en este dominio, ha seguido casi siempre esta

tendencia.

De otro lado, el D.S. de 23/03/1936, al abordar en su Art. 21 las funciones de la

Dirección de Previsión Social (hoy Dirección General del Trabajo), estableció dentro de

ellas (Art. 24), la de tramitar las solicitudes de reconocimiento de las sociedades de

carácter gremial, de auxilio mutuo y gremios). A su vez, la sección de trabajo, creada por

dicha disposición legal, refería en su apartado 8, Inc. «h», que debía emitir las

estadísticas de las asociaciones obreras y patrones, tomando la autoridad de trabajo

desde ese momento, y, hasta ahora, este mecanismo de control, reforzado por la oficina

de estadísticas previsto por el Art. 25 del aludido dispositivo! legal que como su nombre lo

indica, debían llevar al día el número de organizaciones sindícale creadas en el país. Los

servicios inspectivos de trabajo gestadas y registradas por el D.S. de 06/03/1920, en su

Art. 5o. Inc. lo., estableció como su función, «garantizar y estimular el normal!

desenvolvimiento de las asociaciones obreras y de las instituciones de trabajo en el país».

El’"' mismo D.S. de 1936, reforzó las atribuciones inspectivas tendentes a las garantías y

estímulos! que habían sido planteadas desde la década de los 20 del siglo anterior para

favorecer la creación ¡ de ¡os gremios sindicales.

Ya la norma que se comenta en su Art. 117 exigía a las organizaciones sindicales las!

mismas consideraciones de tipo formal que hoy se exigen (acta de constitución, estatutos,

f nómina completa de socios, etc.), como las de tipo sustancial (ser trabajador de la

empresa, obligación estatutaria de conciliar para 1a solución de los conflictos), para lograr

su reconocimiento, que, desde entonces a nuestros días es una suerte de partida de

nacimiento de la organización sindical ya instaurada, puesto que se extendía a la

41

organización sindical reconocida un; Certificación de inscripción, y a partir de entonces,

estaban sujetas al control de lo que hoy es la Dirección General de Trabajo -más

propiamente, de la Dirección de Registro-, así como a su reconocimiento legal. Con

posterioridad a esta norma legal, otras de inferior jerarquía se encargaron de establecer

una serie de reglamentaciones, que habiendo sido de menor jerarquía, no alteraron

sustancialmente su evolución legislativa.

Debió esperarse que a nivel internacional se dictaran los Convenios OIT Nos. 87 y 98,

para, el 03/05/1961, dictar el D.S. No. 009, a la sazón la penúltima norma legal

promulgada para reglar la situación de las asociaciones gremiales de los trabajadores,

variación que tuvo que ver en primer lugar con el nombre que empezó a erigirse:

sindicatos, en vez de asociaciones obren como hasta entonces habían sido calificadas.

Desde luego, este cambio de posición legislativa se debió al hecho de que dichos

convenios internacionales fueron ratificados por nuestro país.

Sin embargo, pese a la introducción de los principios bases del sindicalismo

internacional: introducido por la OIT, el temperamento legislativo siguió siendo el mismo

en términos generales: La propia autoridad administrativa de trabajo y sus entes

inspectivos se encargaron de verificar la conformidad de! acto constitutivo sindical, para

cuyo efecto se estableció un registro., sindical con el que daba inicio o no a actividad

sindical; se exigía un acta de constitución; movimiento gremial; también la redacción de

los estatutos por parte de sus adherentes; en fin las estadísticas a llevar a cabo sobre el

movimiento sindical, labor reservada exclusivamente a las instancias administrativas de

trabajo. Pero también existieron una serie de innovaciones, alguna de ellas pretorianas,

corno son el de imponer un número mínimo de afiliado - 20-, para formar una organización

sindical; que el sindicato esté animado por trabajadores que al momento de su

constitución habían superado el período de prueba -haber trabajado más de 3 me

42

consecutivos a favor del mismo empleador-: y otras, de tipo más constructivo, como la

posibilidad de que los sindicatos se organicen en grados superiores; la implementación

del principio; de la no injerencia en los asuntos sindicales; la prohibición de la cancelación

del registro sindical por administrativa; la práctica de la retención patronal de las cuotas

sindicales. Indudablemente, que muchas de estas disposiciones fueron líricas, al no

haberse previsto ni a través de esta misma norma, menos por las que se sucedieron en el

tiempo, los mecanismos legales para hacer cumplir los mencionados preceptos legales;

por eso, que estas limitaciones, vacíos y demás imperfecciones de la ley fueron suplidas

por la jurisprudencia administrativa.

3. LA LIBERTAD DE CONTESTACION

Si el sindicato es la reivindicación de la dignidad al mismo tiempo que la expresión

de la responsabilidad de los trabajadores allí agrupados ante la singular tarea de

defender sus propios fueros, un elemento a su favor que no tienen las otras

organizaciones asociativas le ha sido entregado; a saber, la libertad de

contestación, la misma que hay que entenderla desde su perspectiva sociológica.

En efecto, como punto de equilibrio el sindicalismo constituye una idea

fundamental de la vida política y su rol es decisivo para ver la evolucione las

sociedades de tipo liberal, que como todos sabemos se ha edificado en base de

trabajo y a la acumulación del capital en un primer momento, para que luego,

merced a la presión de los trabajadores gestores de ducha riqueza, le sean

entregadas mejoras económicas y de condiciones de trabajo, lo cual ha sido

posible, dependiendo de la fuerza utilizad, y su consecuencia objetiva ha sido que

43

las sociedades doten de mejores, regulares o inaceptables condiciones laborales a

sus trabajadores dependiente.

No olvidemos que los primeros sindicatos fueron contestatarios a ultranza; las

mutaciones funcionales del sindicalismo han innovado también esa forma inicial de

contestación. Todo esto ha sido así porque a lo largo de nuestra historia la mejor

manera habida para hacer un mejor reparto de la torta social ha sido fructífera las

relaciones colectivas de trabajo, vehículo que ha permitido articular y no divorciar,

menos separar el progreso económico social. Sera de verse también si es que la

promoción colectiva de los trabajadores podría adecuarse y ser recepcionada

dentro de una sociedad extremadamente egoísta como la actual, incapaz de

esforzarse por hacer; motu proprio, las correcciones macro sociales y macro

económicas que tanta división y perversión hacen percibir diariamente.

Por cierto que la conquista de este derecho, llamado de tercera generación- aquí

ubicamos los derechos sociales y de medio ambiente- ha estado en una doble

revisión: la habida durante las décadas del 70 y 80 del siglo anterior debido al

florecimiento del neoliberalismo; y, la advertida durante la década del 90, producto

del análisis realizado frente a la devastadora política social impuesta como

producto de la flexibilización y desregulación contractual-precariedad- que dicha

expresión político-económica había efectivizado.

Importante es tener en cuenta que en esta contestación del sindicato se adoptan

términos bien definidos y propios del Derecho sindical, y en todos los casos habrá

de entenderla como la última ratio, pues no los hallamos dentro del Derecho

44

común: es el caso de la medida de lucha, reivindicaciones, paros, huelgas licitas,

abusivas, la presencia de sindicatos, de delegados, árbitros, etc. Que más relación

tiene con la sociología las ciencias políticas, la psicología, la diplomacia con el

derecho del trabajo.

Ahora bien, las mutaciones de la función del sindicato ha conllevado a que sus

reivindicaciones y la contestación que le corresponde deriven en la participación

de los trabajadores en la obtención de una amplia información de la actividades

empresariales, participación que se vertebra con la elaboración de la

reglamentación del trabajo, con la gestión de la empresa y, básicamente, con el

reparto de sus resultados. De esta manera, los sindicatos han visto modificar su

actuar de contestación-combate, al de contestación-dialogo. ¿Tendrá el sindicato

con estas mutaciones introducidas por la ley la suficiente cobertura para conseguir

un verdadero espacio que le permita intervenir, activamente, en la vida económica

de la empresa en lo inmediato y del Estado en lo mediato? ¿La inspiración del

sindicalismo reformista podrá, a su vez, contagiar a sus adherentes para que

abandonen su lucha frontal contra el capital y que, en su reemplazo, adopten la

bandera de la cooperación trabajadores-empleadores como ocurre en cualquiera

de estas corrientes encaren el quehacer sindical de un modo distinto del que

tradicionalmente hemos visto hasta el término de la década del 80?

4. LA UNIDAD SINDICAL Y SUS PROBLEMAS

No se podrá perder de vista que el sindicalismo tiene un espacio dentro de

cualquier sociedad que se precie de ser o no democrática, en la medida que

45

percibe los caminos que tendrán que transitarse para la obtención de los nuevos

derechos laborales que aún no han sido reconocidos, al mismo tiempo que

defender aquellos ya conseguidos, aun en la hipótesis de que adviertan cambios

sociales a nivel nacional o en el entorno de su propia empresa; esto, porque el

sindicato como ente social tiene que ver con el contenido socio-económico del

país. Es elemental entonces, que para arribar al logro de estos propósitos sea una

constante del sindicalismo maduro la propensión a su unidad. Pero ¿Cómo se

consigue este objetivo?

En todos los países, el sindicato de la primera hora fue unitario debido a que los

sindicatos revolucionarios que controlaron estos no propugnaban las

reivindicaciones del proletariado, sino por el contrario, su abolición. Pero esta

unidad, deseable en un primer momento, prontamente advirtió una serie de

dificultades que tenían que ver con la administración de la misma organización

que hacía difícil, cuando no imposible, poder articular las banderas de lucha

general con las particularidades congregadas en las ramas de actividad y,

finalmente, con las empresas. Luego vino el control político sobre las

organizaciones sindicales que posibilito las grandes escisiones sindicales. En fin,

se encuentra la división por categoría de trabajadores: obreros, empleados,

cuadros superiores que, de manera fraccionada, deciden formar sus propios

gremios para reclamar sus derechos, sin posibilidad de realizar un esfuerzo

unitario como antaño se había presentado.

Este problema de la unidad sindical ha traido graves perturbaciones al

movimiento: su debilidad numérica, la incoherencia en su banderas y plataformas

46

de lucha, y la gran pobreza en los fondos sindicales debido a la cotización sindical

que redunda en no poder contar con expertos (abogados, sociólogos,

economistas, comunicadores, etc.) para la solución de sus asuntos gremiales.

Para llegar a este estadio, el sindicato ha ido generalizándose.

II. GENERALIDADES DEL SINDICALISMO Y EL DERECHO POSITIVO

El sindicalismo ha ido dando pasos solidos durante su existencia, desde el

momento en que sus pioneros decidieron selectivamente echar a andar su

estructura formando sindicatos de élite conformado exclusivamente por

trabajadores conocedores de determinados oficios hasta ir aglomerado a cuanto

afiliado pudieran adentrarse en su conformación sin importar la tenencia de oficio

alguno; de haber servido para organizar a los trabajadores obreros hasta acoger a

los empleados y cuadros superiores de las empresas; de haber albergado a

trabajadores dependientes hasta admitir en su seno a los empleadores y

trabajadores independientes; de haber servido para proteger a los trabajadores de

las urbes hasta completar la posibilidad de atender la situación de los trabajadores

agrícolas; en fin, ve la situación de los trabajadores de la actividad privada para

acudir en auxilio de los trabajadores del sector público, incluyendo en los últimos

tiempos a los miembros de las fuerzas policiales y militares.

Esta misma evolución ha ido de la mano con la legislación dictada para ordenar la

situación jurídica de cada estamento sindical, haciendo lo propio a lo atinente a las

organizaciones de grado superior e internacional.

47

1. GENERALIDAD DEL SINDICALISMO

El sindicalismo, que en un primer momento fue patrimonio de una casta laboral

bien cultivada, quehacer de unos cuantos como ya fue mencionado, poco a poco

tendía a requerir del conglomerado de todos los trabajadores para impulsar lo que

más tarde se llamaría su acción sindical, no importando que fueran trabajadores

profesionales especializados los asociados reclutados, pues en esta nueva etapa

lo primordial era que la mayor parte de trabajadores formaran sus gremios para

aunados, hacer más contundentes sus reivindicaciones. Por este motivo, no debe

extrañarnos que, por estos tiempos, las asociaciones mutuales (de asistencia,

mutua, religiosa, etc.).

En un segundo momento se advierte que si bien es cierto la asociación gremial fue

tolerada y admitida legalmente como institución que favorecía a los trabajadores

de la actividad privada, esto mismo no aconteció en beneficio de los servidores

públicos a quienes, por mucho tiempo, se les negó este mismo derecho aduciendo

que su prestación laboral no tenía la misma naturaleza de un contrato de trabajo,

sino, por el contrario, era una simple contribución o servicio a favor de la nación;

en algunos casos se dijo que la labor brindada por los servidores públicos era en

beneficio del Estado, pero, en ambos casos, la direccionalidad del enunciado se

endilgaba a negar, prima facie, la existencia de un contrato de trabajo

subordinado, para luego, por vía de consecuencia, negar el beneficio asociativo

sindical a los trabajadores del sector público. Esto demuestra que el sindicalismo

no fue una creación espontanea, como tampoco una consecuencia inmediata del

industrialismo, sino que, por el contrario, fue una creación secuencial de una serie

48

de momentos bien definidos: momentos preparatorios, concreción del movimiento,

definición de las banderas de lucha, colocación como medio de presión, como

movimiento de clase, etc.

Sin embargo, cuando el Estado ingresa a administrar los inmensos servicios

públicos, o controlar las industrias llamadas estratégicas, o reservar para así

determinados servicios asistenciales o cuando nacionaliza empresas del sector

privado, se encuentra que este mismo Estado es tan patrón como cualesquiera

otro del sector privado, creando conflictos también laborales, hecho que tendrá

como respuesta inmediata de sus propios servidores, a la sazón centenares de

millares , adopten también la decisión de organizarse colectivamente para

defender sus intereses profesionales contra el Estado-patrón. Seguidamente,

trabajadores que eran ignorados inicialmente por el Derecho del Trabajo, como

por ejemplo; los trabajadores del campo, muy dinámico por la PEA albergada en

este sector, los trabajadores del hogar (generalmente asistido por trabajadoras),

los trabajadores independientes , los estudiantes, etc. Progresivamente fueron

ingresando a ser tratados como sujetos de derecho, status que, a su vez, les

permitió auspiciar la formación de sus propios gremios para resguardar sus

propios intereses. Acto seguido, y en otro estadio de su evolución, los trabajadores

asociados en organizaciones de nivel primario representados en sindicatos de

empresas aspiraron a formar sindicatos de nivel superior, surgiendo, de esta

manera, las federaciones y confederaciones nacionales de trabajadores inclinadas

a fomentar una defensa gremial en grados organizativos más amplios con

coberturas a nivel nacional, iniciativa que permitió, finalmente, la formación de las

49

grandes organizaciones mundiales de trabajadores: nos encontramos ahora, ante

la internacionalización del derecho sindical. Hay que subrayar, finalmente, que la

sindicalización interesa a los empleadores, quienes se agrupan en sindicatos

regionales, locales y nacionales, y como los trabajadores, tienen también un gran

gremio internacional.

2. EL DERECHO SINDICAL Y EL DERECHO DEL TRABAJO

El estudio del derecho del trabajo dentro del quehacer del hombre ha constituido

un aporte intelectual reciente, ingresando primeramente al estudio de normas

legales de protección del niño y de la mujer como ya se ha señalado (derecho

individual), para más tarde legislar a los grupos laborales organizados (derecho

colectivo). Esta reciente incursión del Derecho hacia las áreas colectivas de los

trabajadores ha dado lugar a la producción de una frondosa legislación que

indudablemente obliga su estudio sistemático para no solo comprender sus

orígenes y manifestaciones, sino también para resolver sus problemas actuales, al

mismo tiempo que idear nuevas situaciones jurídicas que se presentan en este

inacabado universo laboral. Es importante consignar que caso todas las

legislaciones del mundo tratan el derecho a la sindicación como un incuestionable

sujeto de derecho, sin importar cuán importante sea la cobertura legal dada, pues

lo que interesa para el estudio es que la norma exista, a lamentar su inexistencia.

De esta manera, ha nacido un Derecho sindical con sus propias normas,

instituciones, sujetos de protección, técnicas, contencioso, autoridades

administrativas o jurisdiccionales, etc.

50

El derecho sindical ha sobrepasado siempre al Derecho del Trabajo por su

dinámica que no solamente se circunscribe al asunto eminentemente laboral, sino

que lo rebasa con suma facilidad por el contenido sociológico que inspira la

formación de toda organización grupal nacida para la defensa de los intereses de

sus miembros; por eso se le conoce también como Derecho Social; lo excede, así

mismo, por el criterio económico profesional que aspira, como ningún otro

derecho, a la superación y el bienestar de los trabajadores; lo supera también

porque tiene sus propias fuentes de creación que no corresponden a las positivas

sino a las profesionales cuyo epicentro más renombrado es la negociación

colectiva, pero también se le encuentra en la formación y escisión de los

sindicatos, aspectos que nada tienen que ver con la relación que vincula al

Derecho del Trabajo: trabajadores y empleadores; en fin, lo hallamos en el

contexto de la vida políticamente contemporánea.

De otro lado, el sindicalismo es el medio privilegiado para los individuos, débiles y

aislados, pero unidos por una comunidad de situaciones económicas y sociales

que animas a estos trabajadores la obtención de mejoras en su condición laboral

que se logran por la acción organizad, surgiendo por ello el Derecho sindical cuya

imposición no ha sido difícil articular por tratarse de un derecho natural y

fundamental del hombre, muy reconocidos en los diversos sistemas jurídicos, bien

que su contenido sea variable según los regímenes políticos y el contexto

económico de cada país.

El derecho sindical dentro del Derecho del Trabajo se ha convertido en el

instrumento privilegiado para la promoción colectiva de los trabajadores; por

51

consiguiente es un derecho eminentemente social. Sin embargo, hay que

reconocer que existe una diversidad de aspectos jurídicos que conjugan el

derecho sindical, lo cual explica en parte, según el profesor Verdier, la

incertidumbre que persiste en el Derecho positivo y su cierta insuficiencia como

rama del Derecho. De otro lado, según el mismo autor, el derecho sindical y su

protección sigue siendo todavía muy teórica. Agregar, que la práctica revela lo

débil que son las sanciones legales, civiles y penales por las violaciones hechas a

las libertades sindicales efectuadas por el poder central y/o empleadores.

Asimismo, materia legal, a la fecha, no existe una estructura jurídica real para

sancionar los conflictos colectivos de trabajo, propios del Derecho sindical, en

parte, porque los juslaboralistas, a la fecha, siguen copiando los principios del

derecho civil individual por tratar de hallar soluciones rápidas a los conflictos

colectivos de trabajo, disciplina mal adaptada que, en el momento actual, no ha

podido dar solución siquiera a los asuntos individuales de trabajo, siendo irreal,

por lo mismo, que se atreva a hacerlos en los que surgen del ámbito laboral

colectivo. A esta orfandad de la protección que debería tener el Derecho sindical

hay que agregar a su pasivo, la carencia total en materia de ejercicio de la

actividad sindical por parte de sus protagonistas en el seno de la propia empresa

que ha permitido, según el autor comentado, la existencia de una clandestinidad

jurídica en este dominio. En fin, la negociación colectiva, que ha podido

entrometerse en estos asuntos, no ha logrado llenar este vacío, debido a que se

han enfrascado en resolver el emblemático problema de las mejoras económicas y

52

de las condiciones de trabajo, sin tomar una determinación en todo aquello que

aqueja a los sindicatos y a los derechos que él ha permitido avanzar.

3. EL RECONOCIMIENTO LEGAL DEL DERECHO SINDICAL

La tolerancia del movimiento sindical no significo que de inmediato, por este

hecho, surgiera su reglamentación legal, pese a su progreso y esplendor. La

tolerancia del derecho sindical tuvo dos pasos decisivos e inevitables al que fue

sometido: atravesar un largo proceso de reconocimiento de hecho en eel que los

trabajadores podían asociarse sin mayores sobresaltos- no había persecución

estatal de ninguna clase-, podía incluso iniciar negociaciones colectivas y hasta

generar huelgas, catos colectivos que carecían de valor jurídico; y, seguidamente,

ingresar a la moral legal de los pueblos que adoptaron la determinación de

reglamentar su actuación.

El reconocimiento del derecho sindical en nuestro país se inicia con la dación de la

Ley N° 4223 de 29/01/1921, cuando por cierto, buena parte del país del orbe le

habían reservado este privilegio. No se sabe con exactitud la filosofía que aseguro

su promulgación ni si tuvo dificultades en su elaboración. Solo se sabe que por

entonces el movimiento sindical era fuerte, tanto que ante las instancias

gubernamentales existía una inquietud general; pero con todo, era menester

generar su reglamentación.

La norma en sí, imperfecta por antonomasia, perseguía que las asociaciones cuyo

principal objetivo fuera de interés general gozarían de personalidad jurídica, para

cuyo efecto el artículo primero exigía que dicha sociedad debía tener patrimonio

53

propio, que sus miembros ostentaran la capacidad de goce, que hayan redactado

sus estatutos, presupuestos de hecho que permitan recién tener la capacidad para

adquirir bienes. Asimismo su artículo segundo indico que la personería jurídica

operaba “desde el día en que sean autorizadas por el gobierno con la aprobación

de sus estatutos”. Para entonces, constituciones como las de 1856 y 1860, ambas

promulgadas durante los gobiernos del Mariscal Castilla, habían logrado penetrar

dentro de nuestros sentimientos sociales la reglamentación de las asociaciones, y

que de alguna manera habían avivado inicio de la reglamentación gremial en

nuestro país.

Como fuera, la insuficiencia en la reglamentación de las formas modernas de

sindicación no fue un obstáculo para que la legalidad sobre la materia se imponga

al mismo tiempo que sirvió como un punto de partida para apoyar la edificación del

derecho sindical contemporáneo.

4. EL DERECHO SINDICAL Y EL ORDEN PÚBLICO Y LAS BUENAS

COSTUMBRES EN GENERAL

Las leyes laborales en general, y las que contienen las relaciones colectivas

en especial (dentro de ellas las del derecho sindical) son de orden público,

entendido originalmente como todas aquellas normas que emanado del

Derecho Público han imprimido una condición “publica” a determinados

actos; sea porque el sujeto activo o pasivo de la relación jurídica era el

Estado, que al hacerlo ejercía el jus imperium o, porque estaban actuando

las demás autoridades públicas, confluyendo de esta manera a una

54

actividad tanto del Derecho Constitucional o del Administrativo; por lo tanto,

su aplicación debía ser incondicional.

En sus orígenes y ahora mismo, los juristas no pueden ignorar la existencia

de la moral en el acontecer jurídico, pues hablar de derecho es hablar de lo

justo, vale decir lo que pertenece a cada uno. La moral, que es un aspecto

interno de las personas y que por lo tanto es propia de todos los individuos

que pueblan la faz de la tierra por las interacciones habidas con los otros

individuos las exteriorizan, importando muchas de ellas a los efectos y

negocios jurídicos. Es de esta manera que ha surgido la idea de “lo que se

debe hacer” y “lo que no se debe hacer”, criterios antagónicos que han

formado por milenios una moral única que, según los especialistas, no ha

sido variada después de la Revolución Francesa, convirtiéndose por este

hecho en estándares a través de los cuales se conducen los hombres

dentro de su sociedad.

Para Rubio Correa, “el orden público puede ser definido como un conjunto

de normas jurídicas que el Estado considera de cumplimiento ineludible, y

de cuyos márgenes no pueden escapar ni la conducta de los órganos del

Estado, ni la de los particulares, para lo cual el Estado compromete sus

atribuciones coercitivas y coactivas, de ser necesario recurrir a ellas”.

Dentro de esta perspectiva el orden público es un concepto eminentemente

jurídico, por traer consigo normas coercitivas que tratan de doblegar los

negocios prohibidos conforme a la opinión de F. Messineo; por eso, la

norma legal impone, en ocasiones, la prohibición de determinados actos de

55

manera directa; pero lo puede hacer de forma indirecta cuando posibilita,

ejemplo: la nulidad judicial de determinados actos jurídicos prohibitivos.

Las buenas costumbres, en cambio, han sido asociadas con la moral

pública, aquella que, en sustancia, es admitida por la generalidad de las

personas por tratarse de principios básicos de convivencia humana y que

actúan como frenillos temporales para no actuar, trastocando dicho estatus

o estándares jurídicos establecidos, o lo que sería lo mismo, para no

realizar un negocio inmoral, que, según Messineo, “es aquel que lesiona las

buenas costumbres, o sea que va contra los principios morales corrientes

de un determinado lugar y en un determinado momento”:

Como se ha podido ya establecer, existe una diferencia sustancial entre la

ley y las costumbres en tanto fuentes del derecho. Las buenas costumbres

corresponden a la ratificación de la costumbre como adecuada,

generalizada, idónea y fuente de derecho; es decir, la parte positiva del

comportamiento humano, en virtud de que sería impensable que se legisle

sobre las malas costumbres. Dentro de esta perspectiva, la concepción de

la norma es negativista y así habrá de entenderse. La Ley en cambio es el

jus scriptum, diseñado como norma imperativa de aplicación inmediata.

Siendo esto así, los criterios iniciales de su definición, como ya se dijo

anteriormente, provoco la confusión con las normas propias del sector

público que no necesariamente están destinadas al orden público y a las

buenas costumbres. Fue esta la razón por la que, modernamente, se ha

tenido que ir edificando criterios acordes con la naturaleza jurídica de

56

ambos presupuestos legales. Es el motivo por el cual ahora, al versar sobre

el orden público, nos estamos refiriendo a que “la materia de que se trata

esta fuera del comercio jurídico entre los particulares. Por ello, al invadir los

particulares un terreno que les está vedado, se anula el compromiso que

hayan podido establecer”.

Dentro de esta perspectiva, el derecho sindical que juega un rol gestado por

sus propios protagonistas, al edificarlo, no pueden atentar contra dicho

orden público; menos contra la moral pública establecida. Así, el derecho

sindical no puede coactar la libertad de los trabajadores para agruparse

solo en una organización; imponer sin debate ni aprobación una cuestión

que atente contra el derecho individual de los adherentes; limitar los

derechos de los agremiados, apartarse de los cánones establecidos por la

Ley para el ejercicio regular del derecho sindical.

SECCION V

EL SINDICALISMO CONTEMPORÁNEO

Podríamos señalar que el movimiento sindical en la actualidad está atravesando

por el mayor reflujo que se le recuerda. Las centrales sindicales han sido

erosionadas por el liberalismo, sin que hayan podido dar un reacomodo en su

funcionalidad y así ganar alternativas y avizorar banderas de lucha que durante la

administración política fujimorista y el de transición que le sucedió a la caída del

dictador, únicamente han favorecido al sector patronal.

57

De otro lado, se han creado nuevas centrales de trabajadores “bidones”, cuya

existencia transcurre en el más absoluto anonimato. Las federaciones de

trabajadores han perdido eficacia al desconocer, en la práctica, el derecho a la

negociación colectiva por rama de actividad, que era la manera más sensata y ágil

para aglutinar a las bases del sector y beneficiarse directamente de sus logros.

Los sindicatos de base, con las depuraciones gubernamentales existentes,

disminución de sus efectivos progresivamente van perdiendo eficacia; sin

embargo, el sindicato sigue siendo la célula de base del movimiento gremial en su

conjunto, tanto en el interior de la empresa donde habrá de establecer sus

actividades o al exterior de ella, cuando pretendan con su apoyo crear sindicatos

de grado superior o participar en los eventos internacionales donde sean

requeridos a las organizaciones sindicales nacionales.

Agreguemos que los aires neoliberales han producido un efecto bastante negativo

contra las organizaciones sindicales con las ventas y/o desapariciones de grandes

sectores productivos en manos del Estado como la banca, industria minera,

petrolera y de servicios, extinguiéndose por esta razón política, una cantidad

importante de centros de trabajo y, con ellos, sus organizaciones gremiales.

Finalmente, el fenómeno de la globalización de la economía ha creado un frente

adicional que los sindicatos, de alguna manera, están tratando de encarar con la

reducción concertada de la jornada de trabajo, formación profesional continua,

reducción de la edad para acogerse a la jubilación en caso de reducción de

personal, jubilación anticipada, etc., debido a las fusiones, aportes de capital, joint

venture, etc.

58

I. PASOS DECISIVOS DADOS POR EL SINDICALISMO

Los pasos dados y los que dará el sindicalismo han estado asociados siempre con

su orientación, su razón de ser, el motivo que ha debido librar a través del tiempo;

ergo sus pasos también se han dirigido a establecer que es lo que no debe hacer

en tanto organización tutelada por el ordenamiento legal.

1. RAZON DE SER DEL SINDICALISMO

En la búsqueda de su verdadera identidad, el sindicalismo ha debido transcurrir

por una serie de variantes, desde aquellas que tuvieron ligazón con las antiguas

corporaciones hasta confundirse con asociaciones de ayuda mutua; de haber

pretendido ser un vehículo a través del cual la clase trabajadora habría de

recuperar su independencia frente al capitalismo hasta ser parte del sistema

capitalista mismo y convivir con él en su expansión y beneficios; de haber

constituido un sindicalismo contestatario y en algunos casos revolucionarios ha

pasado a ser un simple colchón social para la revolución socio-económica ya

instaurada. Sin embargo, de todas estas lecciones acumuladas que registra la

historia queda en claro que estas organizaciones surgidas con el nacimiento del

capitalismo debían jugar un rol fundamental dentro de este sistema, sirviendo

como vehículo que asegurara la defensa de los intereses profesionales de sus

propios miembros. El derecho sindical se ha impuesto universalmente como un

derecho fundamental; tiene el prestigio de ser un derecho del hombre; la magia de

una libertad absoluta; la virtud de una idea de fuerza. En su origen esta explicada

la razón de ser de este movimiento de la sociedad contemporánea, tanto asi, que

59

está considerada como una necesidad equilibrarte de las partes productivas,; por

tanto, innegable considerarlo como grupo de poder.

2. LA INESTABILIDAD DEL MOVIMIENTO SINDICAL

La inestabilidad del movimiento sindical tiene una doble variante: la que es

implementada por los poderes públicos, llevada a cabo para mediatizar la labor

sindical; y la que, como consecuencia de esta inestabilidad gubernamental,

produce un repliegue entre los propios órganos sindicales.

En cuanto a la inestabilidad gubernamental, esta se produce de variados

modos: implementando una legislación artificios, conducente a hacer inicua

la formación sindical, pese a hacer alarde de su reglamentación que en

efecto existe: empero para minimizar su accionar. La LRCT es un buen

ejemplo de esta técnica legislativa que no es nueva, tampoco original, pues

la artificiosa normatividad hecha sobre el estamento sindical tiene un claro

propósito de ocuktar las bondades de las organizaciones sindicales por el

temor gubernamental de tener al lado de él instituciones disciplinadas al

mismo tiempo que contestaría y fuerte como pueden llegar a ser en un

momento determinado los sindicatos. Tiene que ver igualmente este

comportamiento gubernamental con el desarrollo democrático de las

instituciones que forman la sociedad en conjunto.

Dentro de este propósito se encuentra la deformación que los gobiernos

hacen ala asimilar las normas internacionales de trabajo provenientes de la

OIT y de los compromisos adoptados en este nivel sobre el tema sindical.

60

Durante los últimos años han existido varias resoluciones dictadas por la

OIT sobre la inconducta gubernamental en el desarrollo del tema sindica,

prueba elocuente de lo aquí expresado.

En un nivel mucho más menudo esta la desarticulación, regresión

legislativa y flexibilización de las relaciones individuales de trabajo que hace

muy difícil la formación de gremios sindicales, cuando no, dejar de legislar

aspectos puntuales como las negociaciones colectivas de trabajo por rama

de actividad, bajo las formas de convenciones interprofesionales dentro de

los grupos económicos.

Un fenómeno curioso se ha presentado en el caso del monopolio del

servicio de la energía eléctrica que otrora estuvo centrada en las empresas

eléctricas de Lima S.A., luego Electro Lima S.A. al ser transferida a un

grupo de capitales chilenos, aprovechándose de la orfandad legislativa de

la materia, decidieron desmembrar la empresa unitaria en varias de ellas,

dotadas de autonomía económica y legal. Por este sutil mecanismo el

sindicato que era único y representado por una federación de trabajadores

(Luz y fuerza), ha debido, a su vez, desarticularse y desaparecer como

fuerza gremial unitaria de lo que antaño fue una sola unidad productiva.

Pese a que el conjunto económico y social del ente capitalista es único e

independiente del aspecto social de sus trabajadores, llámese del sindicato

que en su interior pudiera constituirse, siempre se han valido de esta

división para, en nombre de ella, acometer contra las organizaciones

sindicales hasta lograr de ellas su inercia, de ser esto posible.

61

Del lado de los propios sindicatos el asunto no es menos complejo, pues

queda claro que no existe un criterio para reconocer los sindicatos como

depositarios de la más genuina democracia directa y existe además una

tenaz resistencia patronal para no reconocerlos una necesidad histórica

propia de nuestros tiempos.

3. PROBLEMAS ACTUALES DEL SINDICALISMO

El sindicato en el momento actual atraviesa por una etapa de anomia de la que no

logra recuperarse, representado en una intervención regresiva de la autoridad

gubernamental en los asuntos de protección laboral, en contraposición con el

carácter garantistas con el que siempre se le conocido hasta no hace mucho. En

este sentido existe una parte de este un intervencionismo legal de regulador

tanto en las relaciones individuales de trabajo y, básicamente, con la precariedad

del contrato de trabajo. Luego de parte de los propios protagonistas se ha visto

reducir su accionar, representado con la disminución de la presentación de las

negociones colectivas de trabajo y del deseo de constituir organizaciones

sindicales. Seguidamente, se puede advertir la falta de cuadros que sirvan de

piezas de recambio en las esferas dirigenciales, debido al quilosa miento de los

dirigentes naturales que se han perpetuado en sus cargos sin posibilidad de

oxigenar sus canteras, brindándole a su quehacer más delo mismo.

Tal vez la orientación actual del sindicato sea la de unirse con estamentos sociales

que no son estrictamente laborales- sindicales; ellos por cuanto se advierte una

reducción obtenible de sus afiliados naturales debido a la precariedad de las

62

relaciones individuales de trabajo en general; constatación que obliga a ejercitar

nuevos ensayos tendentes a que la acción sindical de los trabajadores, via las

huelgas, p. ej. Logren sus objetivos al interior de sus centros de trabajo pero

también contra las políticas económicas sociales implementadas por el estado.

Así mismo, la orientación del sindicato ahora está dirigida ahora a la opinión

pública, en los últimos tiempos muy apartados de los asuntos sociales, a fin de

poder sensibilizar a las instituciones de un país determinado acerca de los

objetivos que está persiguiendo. Ha sido gracias a esta iniciativa que en el

momento actual, en parte se ha podido superar el desfase existente entre el

número de trabajadores efectivos y el de los afiliados a un sindicato, frente al

patrono o al Estado o a ambos. De otro lado, hay quienes han señalado que los

problemas actuales del sindicalismo son su vinculación con los partidos políticos,

la búsqueda de su unidad, el número reducido de adherentes, la parálisis de

programas y el problema central de organizar sus bases y dirección.

4. EL SINDICATO Y ENTIDADES ASOCIATIVAS A FINES

A través del tiempo el sindicato constituido a debido dar prueba de imaginación

para evitar ser desbordado por los acontecimientos, mantener su presencia a

pesar de la reducción de sus efectivos, escudarse en las persecuciones que los

empleadores y los poderes públicos han hecho de sus cuadros, etcétera. Estas

nuevas estrategias de supervivencia de los gremios han permitido que muchas

veces surjan sindicatos de “fachada” con la finalidad de protegerse de las

arremetidas del principal de lo inmediato y del estado en lo mediato. Estas

63

mutaciones hechas de buena fe y por conveniencia han permitido que los

promotores de las organizaciones se presenten formando asociaciones diversas o

cooperativas. Es aquí donde se encuentra un primer problema a establecer; a

saber, si cualquier organización cada por los trabajadores habrá de ser calificada

como sindicato. Por supuesto que la respuesta es no, ya que los gremios de

trabajador poseen su ´propia fisionomía sus formalidades. Objetivo, numero de

adherentes, excerta. Que inequívocamente la calificara como sindicato por

propugnar en sus estatutos el deseo de defender en tanto comunidad los intereses

de la profesión, formando por este hecho una solidaridad que no existe en ninguna

otra organización grupal nacido por la práctica de ejercer la misma profesión. Por

lo tanto, las asociaciones, cooperativas, mutuales, y demás expresiones

asociativas de los trabajadores pueden conjugarse con la acción sindical; empero,

siempre existirán las fronteras naturales y legales que nos permitirán discernir si

estamos frente a una organización sindical.

II. SINDICALISMO Y PROSELITISMO

Hemos señalado, líneas arriba, que en los albores del sindicalismo sus

protagonistas fueron eminentes pensadores politico-solicaes y, dentro de ellos, los

más dinámicos fueron los anarquistas y socialistas que por más de un siglo

denunciaron las injusticias impuestas por el capitalismo. Esta especial situación

hizo posible, desde un primer momento – y ellos persiste actualmente-, que los

movimientos políticos iniciales absorbieron a la incipiente organización de masas

que se venía incubando en el interior del movimiento sindical para, juntamente,

64

bregar por la instauración de los derechos innotos de los hombres que trabajan

por cuenta ajena.

1. SINDICALISMO REVOLUCIONARIO

Los únicos vínculos que entrelazaban a los numerosos trabajadores del fines del

siglo XVIII, debido a su cruenta explotación, hizo pensar a las corrientes

ideológicas contestatarias de entonces, que vendría la “gran tarde”, hacia llamado

aquel día que por generación espontánea todos los proletarios unidos habrían de

transformar la sociedad capitalista. El convencimiento de esta proclama era de tal

magnitud que hasta se pensaba que una guerra de naciones no podía ser posible

bajo esta nueva forma de presión ejercida contra el proletariado, pues se creía que

hermanos trabajadores entre si no podrían aniquilarse en una guerra fratricida. El

advenimiento de la Primera Guerra mundial desterró definitivamente esta idea. De

otro lado, cada país engendro sus propio s ideólogos revolucionaros (Sorel y

Bakunin en Francia, Rosa de Luexmburgo y Karl Livknecht en Alemania, Carlo

Marx en Inglaterra, Lenin Itroski en Rusia, etc.), quienes propugnaron la toma del

poder a través de las masas trabajadoras organizadas de cada país que ellos

creían dirigir, donde los sindicatos Ivana tener un decisivo puesto de combate por

las masas que aglutinaban. La huelga general indefinida popularizada por el

Sindicalismo Revolucionario, tan luego como fuera legalizado el derecho de

huelga, exaltaba los militantes más recalcitrantes, quienes veían a través de este

recurso una ocasión directa e inmediata para modificar es statu qou socio-

económico imperante; por este motivo, los huelguistas revolucionarios se

propusieron para llevar adelante este evento supremo que desde luego nunca se

65

vio por no haber existido los medios, los dirigentes ni los mecanismos para

decretarla, convirtiéndose esta proclama solo en un mito. Como fuera, a través de

la huelga general indeterminada sus gestores pretendían golpear de muerte al

sistema capitalista así como al estado Burgues, quienes que por este milagro

sindical deberían desaparecer recurriendo a esta eficaz medida y dar nacimiento

al Estado Proletario. De esta manera también, una clase social, la trabajadora,

tratada como un paria social, vio con esta seductora idea un resquicio para

considerarse importante dentro de esta iniciativa del cambio radical, sentimiento

que fue robustecido por la prensa obrera de entonces que direcciono sus

editoriales hacia este propósito. Se decía por entonces, p. ej. “para los militantes,

la huelga general es un arma especifica del proletariado; llevaba a su más alto

nivel, será el instrumento de su liberación”; por este motivo, este sindicalismo que

no ha muerto aun, mantiene en su seno a grupos cada vez más minoritarios

dentro del espectro total de trabajadores sindicalizados del orbe.

Por cierto que el mensaje revolucionario estaba cargado de proclamas que hacían

ver las enormes diferencias existentes entre el capital y el trabajo, las condiciones

en la que este se desarrollaba, la plusvalía que venía amasando el capitalismo, el

estado de prestación que advertía la clase trabajadora de quien debía efectuarse

la natural reivindicación inculcada por el movimiento revolucionario.

2. EL SINDICALISMO REFORMISTA

Las corrientes reformistas que tomaban fuerzas a comienzos del siglo anterior

impusieron la implantación de figuras jurídicas otrora recusadas por los

66

trabajadores, como son las negociación colectiva, la participación en los

resultados de la empresa, etcétera. En realidad, con el correr de los años, el

sindicalismo de había modificado del mismo modo como había variado la vida

económica de los países, elemento preponderante para que el sindicalismo

revisionista, a diferencia del revolucionario, planteara nutrirse del sistema

capitalista, aceptarlo incondicionalmente y pretendió, a través de la evolución del

sistema politico-economico, fortalecerse a sí mismo. De esta manera, esta nueva

forma sindical hizo posible un deslinde fundamental entre el rol de los partidos

políticos y del que debe jugar el propio movimiento sindical. Con el surgimiento de

esta corriente gremial, actualmente en vigor, se ha creado una ambigüedad en

torno a los roles que cada una de estas instituciones habrán de jugar en el

contexto social. Los partidos social-demócratas gobiernan en la actualidad esta

corriente sindical y los partidos comunistas (los que aún quedan), el sindicalismo

revolucionario.

Este sindicalismo, que guarda respeto y admiración al sistema capitalista, ha sido,

primero, el encargado de fomentar el cooperativismo industrial y la formación de

las grandes centrales de trabajadores y luego con sus inevitables escisiones, han

terminado siendo el resultado de las estocadas mortales recibidas por el

sindicalismo revolucionario.

Este sindicalismo reformista considera útil la huelga, peor ha de ser utilizado

siempre como la última ratio o el último medio de acción sindical a utilizar, pues

siempre será mejor recurrir a los métodos pacíficos, al dialogo, a la negociación y

67

a las formas de convivencia pacífica para dar soluciona los conflictos colectivos de

trabajo.

Esta clase de sindicalismo reformista concita al cambio de la sociedad, pero no a

través de la destrucción del sistema capitalista como lo pregonaron los

sindicalistas revolucionarios, sino que propugna su integración dentro del sistema

mismo para fortalecerlo en todos los dominios donde pueda participar y, al

hacerlo, indican que están produciendo la reivindicación de la dignidad y de la

responsabilidad de los trabajadores. Sin embrago, corresponde señalar que con la

caída del Muro de Berlín (la autodestrucción de la Unión Soviética y el

desplazamiento sostenido que ha debido sufrir el “socialismo real”) los mismos

partidos comunistas han debido revisar sus proclamas revolucionarias; y al

entramar el movimiento sindical, también lo han revisado, al extremo que, en el

momento actual, no existe en el mundo un sindicalismo que enarbole el

planteamiento revolucionario sindical primario.

Sociológicamente, sin renunciar su fuerza (reivindicación y contestación) su

posición se orienta a la cooperación con los grupos sociales y antagónicos y los

poderes públicos en la búsqueda de la organización de la actividad económica;

siendo por ellos los abanderados del derecho de participación.

3. EL ANARCO-SINDICALISMO: NUESTRA EXPERIENCIA

El ideario abrazado por los anarquistas de abolir al asalariado al mismo tiempo

que el poder central, entiéndase el gubernamental, posibilito el surgimiento de esta

corriente sindical que coincidió con el inicio del industrialismo, cuyo eje

68

programático concita enarbolar una violencia radical tendente a erradicar las

instituciones existentes sin reparo alguno del país de referencia donde debe

operar, para los cual es preciso tomar la acción directa como un mecanismo para

conseguir tales fines. En casi todo el mundo, a comienzos del siglo anterior,

germino y se expandió esta corriente sindical y merced a sus banderas de lucha

se persiguieron reivindicación laborales importantes como p. ej. Las primeras

normas de protección en favor de la mujer y del menor rabajador, la ley de la

reducción de la jornada de trabajo, entre otras. Perseguidos in merced por los

gobiernos de turno por su radicalismo (en momentos en que la intolerancia hacia

el movimiento sindical eran una constante) debieron inmigrar de Europa ALAS

América y a otras partes del mundo; y allí con el mismo fulgor de sus arengas

dejadas momentáneamente en sus países de procedencia continuaron con sus

plataformas de luchas obteniendo en los países de recepción las mismas

conquistas laborales que dejaron antes de producirse sus destierros. Luego de

conquistar estos iniciales derechos laborales, este movimiento sindical advirtió un

estancamiento programático y de banderas de lucha manteniéndose con este

perfil bajo hasta el momento actual; por eso se trata de una corriente sindical

caída en una total repliegue.

En América Latina los anarquistas dominaron las organizaciones clasistas como lo

sostuvo José Carlos Mariátegui; por lo tanto, nuestro país no estuvo exento de

esta actividad programático-sindical, teniendo, qué duda cabe, muchos méritos en

su actuar. Así los anar-sindicalistas fueron el primer movimiento que organizo a los

trabajadores y los educo políticamente el primero en luchar por la liberación de la

69

mujer y el que conquisto la jornada de las 8 horas. El anarquismo tuvo auge en

nuestro país entre las dos primeras décadas del anterior siglo, cuando bajo el

impulso de urgente necesidades condujo al proletariado a las grandes jornadas

por aumentos salariales, mejoras en los centros laborales, reducción de la jornada

de trabajo. Después de 1930 desapareció dentro del escenario político, acaso por

el triunfo dela Revolución Sovietica de 1917 que incremento la disputa entre

marxistas y anarquistas, dentro de cuyo contexto Troscky tuvo el 20/08/1940 una

dudosa muerte en Mexico de manos de la gente de la KGB Sovietica Ramon

Mercaver. Basta señalar que dentro de sus filas militaron combativos luchadores

como Carlos del Barco, Abelardo Fonquen, Delfin Levano, Nicolas Gutarra, Carlos

Barba, Emilio Castillo, Fausto Posada, entre otros. Este movimiento sindical

postulaba la “huelga general” donde los trabajadores, como si fueran a una guerra,

luego de lograr su victoria no reformarían el Estado, sino más bien lo destruirían,

según Sobrevilla, el Movimiento Anarquista en sus inicios se confundió con el

mutualismo, pero a partir de 1911 impuso su vocación sindical, para lo cual

recurrió al periódico, formado por ellos, denominado “la protesta”. Cuya circulación

va de 1911 a 1926.

Fue importante el auge que tuvieron por estas épocas los círculos de estudios

como “Luz y Amor” y “La Protesta”, así como boletines y revistas como “El

Oprimido”, “Los parias”, “Armonía Social” y “Plumadas de Rebeldía”. El

pensamiento anarquista cala hondo luego de las proclamas de Gonzales Prada, a

su vez influenciado por los Anarquistas argentinos. Con los anarquistas se formó

70

en Lima la Federación Obrera Local que agrupaba a gremios de diferentes

actividades laborales.

Luego que los anarquistas logran la jornada de 8 horas, iniciaron una nueva etapa

de lucha a través del frente único llamado “comité pro abaratamiento de las

subsistencias” dirigida por Nicolás Gutarra y Carlos Barba, llegando a fomentar

una huelga general (del 2 de mayo), brutalmente reprimido pese a su rotundo

fracaso. Durante las primeras décadas de los siglos anteriores, existió una relación

fluida entre los trabajadores y los intelectuales por intermedio de las universidades

populares, donde los pensadores anarquistas tuvieron una importante actuación.

4. SINDICALISMO CORPORATIVO

El sindicalismo corporativo constituye una corriente gremial de origen moderno

pero de fuentes ancestrales pues, pretendiendo emular las antiguas corporaciones

medieval, se quiere unir a empleadores, trabajadores, y Estado en un solo gremio

de obligatoria creación para, a partir de entonces edificar una acción sindical

concertada e indudablemente controlada por el mismo Estado, en base a la

ideología política que este defiende. Fue en Italia fascista, Alemania nacional

socialista (nazista) y España franquista donde cohabitaron estos efímeros

sistemas gremiales totalitarios, que, a la caída de dichos regímenes política,

debieron igualmente sucumbir, manteniéndose como meros ensayos de

sindicación real que alguna vez existió. En otros términos, esta forma sindical

desapareció cuando fueron reimplantados los gobiernos democráticos en los

71

países antes aludidos y no hay registro de que, en la actualidad, país alguno

ampare esta forma de sindicación.

A diferencia de los otros sistemas gremiales que han sido creación de los propios

trabajadores, este es impuesto verticalmente por el Estado, como hallándose fuera

de la ley cualquier gremio disidente, sea cual fuera la orientación que se le

pretenda dar, pues está legislado internamente que un solo y único sindicato

controlado por las esferas del Estado será el oficial y necesario dentro de la

organización política estatal. De esta manera, su propia existencia recusa la lucha

de clases o la contestación contra los poderes del estado y de la misma empresa.

Este tipo de sindicalismo ha constituido una forma única y episódica de como

extender el sindicalismo moderno y si prospero bajo estas condiciones fue porque

los regímenes totalitarios donde surgieron, impulsaron su formación, exigiendo

una unicidad sindical por cada profesión, donde la adhesión de sus miembros era

obligatoria. Así mismo, su constitución es mixta, pues conviven en el interior del

sindicato los trabajadores y empleadores como el propósito de hacer creer de que

en este intento sindical no existe la lucha de clase.

5. SINDICALISMO CATOLICO

Al publicarse la encíclica RERUM NOBARUM de León XIII, la Iglesia Católica con

éxito ingreso a ocuparse decididamente del movimiento laboral y sindical que, no

obstante su evolución y transformación, había gestado cada vez más significativa

presencia y conquistas en el contexto social. Fue por este motivo que el

sindicalismo católico que es una de las últimas manifestaciones sindicales

72

contemporáneas, ha tenido una importante recepción dentro del movimiento

sindical occidental, sobre todo de los trabajadores católicos, en la búsqueda de un

gremio que sea acorde con el perfil del ideario religioso cristiano, tal el amor y

solidaridad al prójimo, respeto del trabajo y del trabajador por ser obra y

semejanza de Dios, etcétera. Opta por tener parte activa en la atención del

movimiento sindical.

Al igual que el sindicalismo reformista, propugna elevar el nivel de vida de los

trabajadores en la medida de que el progreso económico de los pueblos lo

permitan, por eso, vinculan estrechamente el capital y el trabaja, y procura

también la existencia de una planificación en el empleo la participación de los

trabajadores en la empresa y una justicia remunerativa, pero cuidando de no

recurrir a la violencia, pese a aceptar, contradictoriamente, las huelgas políticas y,

en general, al igual que el sindicalismo reformista considera que es a través del

dialogo y la negociación que deberán solucionarse los asuntos y conflictos

laborales. Así mismo, propugna la libertad del sindicato para actuar por absoluta

independencia, sin que esta actuación sea dirigida ni a dirigir ni transformar el

Estado; por este motivo en las últimas décadas ha sido un sindicalismo contrario

acérrimo de los regímenes totalitarios de todo ropaje, en el entendido de que el

sindicalismo no puede ser único ni menos obligatorio: tienen un sentimiento bien

arraigado dl principio de libertad sindical.

73

6. EL SINDICALISMO EN LOS PAISES SOCIALISTAS

El sindicalismo en los países socialistas, que para muchos casos estuvo asociado

a los movimientos libertarios de los países donde opero, luego en la toma del

poder, debió retroceder el tono en sus proclamas en el entendido de que los

trabajadores y ya en el poder, para acrecentar su situación laboral no tendrían

mejor recurso que apoyar el cambio político instaurado. Por haberse colocado

alado de los revolucionarios, esta situación fue aprovechada por estos para

acordarle solo un rol secundario dentro del espectro socio-político, y de apoyo

incondicional a las políticas implementadas en este dominio por el poder central.

Por estas razones, hay quienes consideran esta categoría de sindicatos similar al

corporativo, por la convivencia que durante el breve reinado de los países

socialistas tuvieron los sindicatos con el Estado. En efecto, la estructura

organizativa de ambas instituciones caminaron en paralelo. Otra corriente de

opinión ha expresado que dicha asimilación no es muy exacta salvo en la parte

referida al hecho de que el sindicato iva de la mano con la orientación política del

Estado de turno, ya que en muchos países los movimientos sindicales aceptaron y

ratificaron un Estado de colaboración con los gobiernos, sin que dicha adhesión

pudiera ser catalogada como un fenómeno sindical corporativo.

A decir verdad, el sindicalismo en los regímenes socialistas, mientras mantuvieron

una presencia firme los Estados socialistas, hicieron todo cuanto estuvo a su

alcance por controlar con línea férrea la federación mundial de trabajadores,

acontecimiento que duramente fue criticado por el sindicalismo occidental, por

considerar que su acción sindical era ni más ni menos que un remedo de

74

sindicato, al alinear sus proclamas a los programas de planificación quinquenal de

dichos estados elaboraron para su desarrollo sostenido, expresándose, además,

que sus reivindicaciones eran exactamente las mismas elaboradas por el buro

central de cada uno de los países de proveniencia, circunstancias que hacían

imperceptible la existencia de la organización gremial creada para la defensa de

los intereses profesionales de sus miembro, vale decir, siempre se les reprocho a

estos sindicatos no hallarse al margen de los designios políticos del poder central.

Consideramos que estas conjeturas han sido voluntaristas, pues no olvidemos que

el sindicalismo enarbolado por Lech Walesa en Polonia, así como el ejecutado en

algunas empresas de punta de la ex Union Sovieta, mantuvieron una posición

contestataria, logrando el primero, Walesa, significativos avances que hicieron

revertir las reinas políticas de su país y, en el segundo de los casos, los

trabajadores lograron, en las postrimerías de dicho ensayo político, reivindicación

laborales y de condiciones de trabajo de tanta importancia que se impusieron

contrariando los planes quinquenales del Gobierno central.

Como fuera, buena parte de este despertar sindical constituyo, por un buen tiempo

una suerte de colchón social, encargado de soportar y transmitir las ideas del

partido central en el área laboral, sea que se tratara de las relaciones individuales

o colectivas de trabajo allí imperantes, ello por cuanto estaban privados de la

defensa de sus miembros tal como se conocía aquí en occidente así como de las

reivindicaciones que pudieran ser atendidas, pues se decía que el Estado estaba

en manos de los trabajadores y no era posible que pretendieron reivindicaciones

contra ellos mismos. De esta forma, el interés de la empresa y del el Estado

75

debían coincidir necesariamente con el de los trabajadores. Por este motivo, el rol

del sindicato era el del gestionaría (Gestin de la Inspección del Trabajo, de las

obras cuales de la empresa, de la seguridad social, entre otros) y como tal podía

desarrollar una negación colectiva y conducirla con su contra parte empresarial

interviniendo en la solución de los conflictos la Administración del Estado; sin

embrago, sus propuestas negociables eran siempre las determinadas, a priori, por

el plan quinquenal gubernamental; por eso, siempre se preguntó si bajo estas

condiciones era posible hablar de una verdadera negociación colectiva.

Posteriormente, al término de lo que la historia conoce como el socialismo real,

este sindicalismo se sumergió en un plano de evolución, igual como lo ocurrido

antes de la asunción del socialismo real al poder, retomando el sindicalismo aquí

instaurado la postura contestataria que nunca debió perder.

III. ¿ESTÁ EN CRISIS EL MOVIMIENTO SINDICAL?Cada país tiene su propio movimiento sindical, dependiendo de una serie de

factores muchos de los cuales han sido esbozados a lo largo de esta obra. Dicho

movimientos sindical a través de los tiempos ha visto modificaciones que han

permitido advertir en ellas avances del movimiento, en su defecto, retrocesos. Se

expresaba que el movimiento sindical estaba en ascenso cuando el número de

sus adherentes era de tal importancia que cualquier paralización hacia remecer las

instituciones estatales. Cuando ese número decreto, de inmediato se empezó a

hablar de que el movimiento sindical estaba en crisis. Cuando el movimiento

sindical era monolítico se expresaba del auge del movimiento sindical y tan luego

se iniciaron sus escisiones y deserciones se mencionó de la crisis del movimiento

76

sindical. Cuando el sindicalismo era horizontal, agrupando a cuanto trabajador

pudiera ser posible se versaba de que el movimiento sindical era prospero; a la

inversa, se dirá que está en crisis cuando ese mismo movimiento se hace

particular y abstracto a una empresa. ¿Es el corsi y el recorsi del movimiento

sindical del que hablaba G. Vico? Probablemente. Pero de una cosa si estamos

seguros, el movimiento sindical ha debido modificar sus estrategias, sus

plataformas de lucha, sus nuevos adherentes, y todo esto a través del tiempo a

dado la sensación de que es la crisis del movimiento sindical lo que ha venido

imponiéndose. Al respecto el profesor Lyon-Caen dice que cuando no estaba

reglamentado el derecho sindical su accionar era contestatario, por lo tanto eficaz;

al reglamentarse el derecho, paradójicamente se vuelve débil, apático e

inoperante.

1. LAS DIVISONES, ESCICIONES Y PARALISIS DE PROGRAMAS DE

ACCION

De haberse ideado la conformación de un sindicato único capaz no solamente de

reivindicar la clase laboral en lo mediato, sino también, en lo inmediato ser el

prodigio de las mejoras de las condiciones de trabajo, pronto debió verificar su

propia verdad, que no es otra que, aun dentro de las organizaciones monolíticas,

por la misma condición humana, la propensión del cambio, de la poca o abierta

distención entre sus miembros, desencuentros, etcétera. Llevan tarde o temprano,

a las disputas iniciales que, al final, al existir ganadores y perdedores harán que

unos y otros o ambos, se tengan que separar para dar inicio a una corriente

77

eléctrica, o nuevo, según el caso. Esta dialéctica también se ha presentado dentro

del estamento sindical.

En materia sindical, las primeras escisiones fueron advertidas a nivel mundial

cuando grandes centrales por motivos políticos de dinero, división refleja luego en

el plano nacional, donde los trabajadores, a su ves, tomaron las banderas que

lideraban las corrientes mundiales de trabajadores para, también auspiciar sus

propias escisiones nacionales, las mismas que vienes impidiendo la formación de

un único gremio y que no hace mas que mostrar la nueva cara del movimiento

sindical, su flacidez, asi como el decaimiento de sus banderas de lucha. Si a estas

apreciaciones de tipo político se agrega, además , que el sindicalismo se ha

especializado en sindicato de obreros, empleados, cuadros superiores,

campesinos, independientes, comprendiendo a los trabajadores del sector privado

y público, que dentro de todos ellos existe una desigualdad remunerativa, un

desempleo cada vez más agobiante, existentes disputas entre los partidos

políticos que pretenden controlar el movimiento sindical, etc., es fácilmente

comprensible que no ser más posible la unión de todos los trabajadores como lo

ansiaba Carlos Marx. De otro lado, a esta división del sindicalismo hay que

agregar la falta de iniciativa gremial en sus programas y plataformas o banderas

de lucha, lo cual contribuye a una inercia de los programas de acción, antaño bien

nutridos y con resultados que siempre han marcado la diferencia historia del

sindicalismo. Por este motivo, la iniciativa reivindicativa la a tomado nuevamente el

gobierno central con la implementación de mejoras sociales a favor de los

trabajadores, muchas de ellas excesivamente audaces como, p. ej. La inescación

78

de salario, políticas ocupacional de jóvenes y mujeres, la reconvención de los

empleos, etc.. que han hecho perder el paso a la otrora omnipresente iniciativa

sindical.

2. NUEVAS FORMAS DEL SINDICALISMO

Es indudable que los trabajadores y sus organizaciones sindicales, no por lo

expresado en el acápite anterior, se encuentran sumergidos dentro de mas

insuperables. Por el contrario, el sindicalismo, en el momento actual, viene

transvasando el ámbito de las propias empresas para abrir sus brazos a capas

sociales ajenas a su propio movimiento, orientación que ha advertido ser muy

eficaz en las huelgas de los trabajadores apoyadas con la ayuda de los

estudiantes, gestando asi un nuevo perfil sindical. Es el caso de las huelgas de

mayo de 1986 (Francia), las protagonizadas en Corea por la unificación de varios

países y las vistas en China por una apertura democrática, donde han participado,

además de los estudiantes, los intelectuales, los campesinos, los profesionales

liberales, etc. De esta manera, los trabajadores se hallan tras la búsqueda de

nuevos aliados para hacer sentir su peso en la vida de la sociedad

contemporánea. Asimismo, el nuevo sindicalismo no busca tanto los aspectos

reivindicados que, de alguna manera, los Estados modernos trata de erigir

legislativamente, sino que se inquietan, ahora, por el quehacer político, ecológico,

el solaz y el esparcimiento de sus miembros, cuando no terminan siendo un grupo

de presión muy importante por el numero adherentes que forman sus bases en

cualquier dominio de la vida político-económica de los pueblos.

79

No existe país democrático que no vea el movimiento sindical a su mejor aliado,

una suerte de necesidad histórica al que no solamente se apoya a través de

innumerables mecanismos, sino que, además, se le tiende la mano para que

actué de los conclaves socio-económicos donde la voz sindical deba ser oída: es

lo que se conoce como el ares de la concertación social, orientación actual del

movimiento social.

3. ORIENTACION ACTAUL DEL SINDICALISMO

En la actualidad, el sindicalismo moderno tiene cuatro orientaciones que le son

propias: 1) la educación de las masas trabajadoras a través de la información y

formación gremial; 2) la formación profesional continua para hacer frente a las

mutuaciones de empleo y de tecnología a la que los trabajadores en la actualidad

están expuestos y que por razones obvias tienen problemas de adaptación del

mejor empleo; 3) contestar el sistema político económico imperante, exigiendo

reformas fundamentales en el ámbito de la humanización de trabajo, de la

seguridad social, para luego verificar el incremento en la producción,

productividad, planificación económica, la evolución del PBI nacional; y, 4) en el

campo netamente empresarial recurriendo a la participación en los frutos y

expansión de las empresas, de suerte tal que esta participación sirva de

contrapeso frente al poder ilimitado. A parte de estos 4 criterios, siempre está

latente dentro del sindicalismo actual la reivindicación y contestación para hacer

tangible el derecho a la participación en los organismos e instituciones de carácter

público-social como en el entonces IPSS (hoy ESSALUD), en las distintas

organizaciones paritarias de ámbito nacional (comisiones de alto nivel para

80

verificar la fijación del IML, en las que tiene que ver con el medio ambiente laboral,

de sus condiciones de trabajo, de vida, etc.) como internacional (OIT,U.E., etc.

Que porc ierto, bien podrían ampliarse para verificar la actuación de las AFP, y allí

permitir, con fuerza, mejorar los servicios que estas se obligan otorgar a sus

afiliados.

Si la evolución del sindicalismo no ha sido lineal, debemos sospechar que ha

habido y siempre habrán transformaciones que en los últimos tiempos se han

traducido en una aspiración hacia una liberación material y moral de los

trabajadores, ello por la gran heterogeneidad del movimiento, distinto de lo habido

en los siglos anteriores. Este nuevo sindicalismo nunca nunca como ahora deberá

enfilar sus artillerías hacia la concertación. De haber pretendido el poder por

medio de las armas, hoy utiliza el arma del dialogo-concertación participando

activamente en la vida de la sociedad; en fin, la actividad violentista de la primera

hora avivado por movimientos políticos igualmente violentistas, ha permitido

ahora, formar sus propios sindicatos, moderados por cierto, para obtener y

conseguir el inicial planteamiento político, en el que se han esforzado para formar

con su número, modernos partidos políticos o simplemente ejercer un importante

grupo de presión para contrarrestar al de los patronos que siempre ha tenido una

activa participación en estos asuntos.

4. EL NEOLIBERALISMO Y EL SINDICALISMO

Con la revolución francesa el individualismo impuso su prédica, sistematizada de

la siguiente manera: todo descansa en la autonomía de la voluntad por dos

81

razones: la primera de naturaleza filosófico-político que pregona que las

obligaciones contractuales reposan exclusivamente en la voluntad de las partes,

voluntad que es, a la vez, la fuente y medida de los derechos adquiridos, todo gira

en base al contrato que por ser la expresión de lo justo, tiene una categoría

superior al de la ley. La segunda naturaleza económica expresa que nadie

consiente lo no deseado; un hombre razonable no suscribirá un acuerdo que lo

perjudique. De otro lado, afirma que la iniciativa individual asegura

espontáneamente la prosperidad y el equilibrio económico, siendo la ley de la

oferta y la demanda que supone la que supone la concurrencia, por tanto la

libertad. El interés general es concebido como la suma de los intereses

particulares. Así surgió el liberalismo , de ahí que cuando los países optaron por

esta predica, de inmediato dictaron una seria de normas legales llamadas a

converger dentro de la estructura filosofico-politica y económica antes expresada,

todas ellas pretorianas, pues ante tales propósitos no podía tener cabida el

derecho asociativo sindical, en razón de que el contrato libremente concebido es

superior a la ley y a los códigos, amén de que para cualquier proyecto liberal, la

contestación que trae consigo cualquier sindicato constituye una traba dentro del

proyecto político mismo.

82

CONCLUSIONES

1. El Derecho comparado es prodigioso para mostrarnos de qué manera se

presentó el Derecho sindical a inicios del industrialismo, época en la que por

factores ideológicos resultaba necesario impedir cualquier manifestación que

quisiera abortar este proyecto nacional. Es lo que explica la existencia de una

normatividad restrictiva del Derecho sindical.

2. Se ha señalado que en las acciones del sindicalismo sus protagonistas

fueron eminentes pensadores políticos y sociales y, dentro de ellos, los

más dinámicos fueron los anarquistas y socialistas que por más de un

siglo denunciaron las injusticias impuestas por el capitalismo, fue esta

situación que hizo posible, desde un primer momento que los

movimientos políticos iniciales absorbieron a la incipiente organización

de masas que se venía incubando en el interior del movimiento sindical

para que la instauración de los derechos inherentes de los hombres que

trabajan por cuenta ajena.

3. El origen del sindicalismo, del Derecho sindical ha ido de la mano de la

evolución del Derecho del trabajo; constituyendo un evento nuevo que

es producto del industrialismo así como de la libertad de contratación

laboral que se produjo tanto en la primera revolución industrial y el

liberalismo impuesto por la Revolución Francesa. El derecho sindical va

a tener como objeto en particular la defensa del interés profesionales de

83

sus miembros, que tendrá un carácter más indispensable porque está

dada en la Constitución Política.

4. El derecho sindical según lo indica el autor consultado va mucho más

allá que el propio derecho laboral colectivo, las personas que dirigían

anteriormente los sindicatos los usaban para sus beneficios personales

en la actualidad con la formación de un sindicato se protegen los

derechos de los trabajadores así como la obtención de nuevos

beneficios claro que aun con la intervención del Estado que aún tiene

como fin principal no la protección de los trabajadores sino sus propios

beneficios.

84

RECOMENDACIONES

Al realizar un análisis de lo ocurrido en el proceso histórico del

sindicalismo y el derecho sindical el grupo ha llegado a las siguientes

recomendaciones:

1. La sindicalización en el Perú se viene incrementando, con la

creación de nuevos sindicatos o aumento de las afiliaciones, según

los datos y las estadísticas del Ministerio de Trabajo y Promoción del

Empleo, que demuestran una tendencia ascendente. Una razón más

para definir mejor o desarrollar con mayor precisión jurídica, los

derechos y deberes de los sindicatos, de sus dirigentes, de los

sindicalizados, y promover una legítima práctica sindical.

2. La sindicalización es un derecho indiscutible; trabajadores públicos o

privados asociados con un propósito común, de desarrollo personal y

socioeconómico, que supone mantenerse dentro de los límites de su

propia finalidad y naturaleza. En la medida que sus miembros o

dirigentes se alejen de la esencia misma de la institución, esta se

convierte en cualquier cosa menos en un sindicato, por ende se

recomienda que las futuras personas que asuman las

responsabilidad y la confianza de los trabajadores que los eligieron

tengan una conducta intachable y sean moralmente aptos para el

cargo.

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INDICEINTRODUCCION..................................................................................................................................1

TITULO I..............................................................................................................................................5

ORIGEN DEL SINDICALISMO Y EL DERECHO SINDICAL........................................................................5

CAPITULO I.........................................................................................................................................6

DE LA INTOLERANCIA A LA ACEPTACIÓN GENERALIZADA DEL DERECHO SINDICAL...........................6

SECCION I...........................................................................................................................................8

LA EVOLUCION DEL DERECHO SINDICAL............................................................................................8

I. EL TRABAJO EN LA ERA PREINDUSTRIAL...................................................................................12

1. EL TRABAJO EN LA ERA ESCLAVISTA.........................................................................................12

2. EL TRABAJO EN LA ERA FEUDAL...............................................................................................13

II. EL DERECHO DE TRABAJO EN LA ERA INDUSTRIAL...................................................................16

1. LAS TRES REVOLUCIONES INDUSTRIALES.................................................................................16

2. EL CONTRATO DE TRABAJO DE LA ERA INDUSTRIAL COMO GENERADOR DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO.................................................................................................................21

SECCION II........................................................................................................................................23

APARICIÓN Y DESARROLLO DEL DERECHO SINDICAL.......................................................................23

I. LOS ORÍGENES Y LA CAUSA DE LA APARICIÓN DEL SINDICALISMO..........................................24

1. LOS PRECURSORES DEL SINDICALISMO....................................................................................25

2. LAS CAUSAS DEL SINDICALISMO...............................................................................................26

3. ORÍGENES, PRECURSORES Y CAUSA DEL SINDICALISMO EN NUESTRO PAÍS............................27

II. LAS MASAS TRABAJADORAS, SU ORGANIZACIÓN Y EL DERECHO DEL TRABAJO......................29

1. LAS PRIMERAS ORGANIZACIONES DE TRABAJADORES.............................................................29

2. FORMA DE SU ORGANIZACIÓN................................................................................................31

3. LA LEGISLACIÓN SINDICAL........................................................................................................32

SECCIÓN III.......................................................................................................................................33

LA INTOLERANCIA DEL DERECHO SINDICAL.....................................................................................33

I. ÉPOCA RELATIVA A LA PERSECUCIÓN DE LAS ASOCIACIONES..................................................34

1. LAS PRIMERAS PERSECUCIONES DEL MOVIMIENTO SINDICAL.................................................34

2. LAS CORPORACIONES, COALICIONES, COMPAÑÍAS Y SOCIEDADES DE AUXILIO MUTUOS.......36

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3. SIMBIOSIS DE LAS SOCIEDADES MUTUAS A ORGANIZACIONES SINDICALES............................38

II. PRIMERAS DISPOSICIONES LEGISLATIVA QUE IMPLEMENTARON LA INTOLERANCIA DEL DERECHO SINDICAL..........................................................................................................................38

1. LA INTOLERANCIA LEGISLATIVA DEL DERECHO SINDICAL EN EL DERECHO COMPARADO........39

2. SITUACIÓN DE LA LEGISLACIÓN NACIONAL..............................................................................39

3. LA LIBERTAD DE CONTESTACION..............................................................................................43

4. LA UNIDAD SINDICAL Y SUS PROBLEMAS.................................................................................45

II. GENERALIDADES DEL SINDICALISMO Y EL DERECHO POSITIVO....................................................47

1. GENERALIDAD DEL SINDICALISMO...........................................................................................48

2. EL DERECHO SINDICAL Y EL DERECHO DEL TRABAJO................................................................50

3. EL RECONOCIMIENTO LEGAL DEL DERECHO SINDICAL.............................................................53

4. EL DERECHO SINDICAL Y EL ORDEN PÚBLICO Y LAS BUENAS COSTUMBRES EN GENERAL.......54

SECCION V........................................................................................................................................57

EL SINDICALISMO CONTEMPORÁNEO..............................................................................................57

I. PASOS DECISIVOS DADOS POR EL SINDICALISMO....................................................................59

1. RAZON DE SER DEL SINDICALISMO...........................................................................................59

2. LA INESTABILIDAD DEL MOVIMIENTO SINDICAL......................................................................60

3. PROBLEMAS ACTUALES DEL SINDICALISMO.............................................................................62

4. EL SINDICATO Y ENTIDADES ASOCIATIVAS A FINES..................................................................63

II. SINDICALISMO Y PROSELITISMO..............................................................................................64

1. SINDICALISMO REVOLUCIONARIO............................................................................................65

2. EL SINDICALISMO REFORMISTA................................................................................................66

3. EL ANARCO-SINDICALISMO: NUESTRA EXPERIENCIA...............................................................68

4. SINDICALISMO CORPORATIVO.................................................................................................71

5. SINDICALISMO CATOLICO.........................................................................................................72

6. EL SINDICALISMO EN LOS PAISES SOCIALISTAS........................................................................74

III. ¿ESTÁ EN CRISIS EL MOVIMIENTO SINDICAL?......................................................................76

1. LAS DIVISONES, ESCICIONES Y PARALISIS DE PROGRAMAS DE ACCION...................................77

2. NUEVAS FORMAS DEL SINDICALISMO......................................................................................79

3. ORIENTACION ACTAUL DEL SINDICALISMO..............................................................................80

4. EL NEOLIBERALISMO Y EL SINDICALISMO.................................................................................81

CONCLUSIONES................................................................................................................................83

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RECOMENDACIONES........................................................................................................................85

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