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XVI CONGRESO LATINOAMERICANO
ESCUELAS DE TRABAJO SOCIAL
LA GLOBALIZACION Y SU IMPACTO EN EL TRABAJO SOCIAL HACIA EL SIGLO XXI
TRABAJO SOCIAL, IDENTIDAD Y DESARROLLO .
Ponencia preparada por: María Rocío Cifuentes Patiño
Cecilia Inés López Jimenez
Santiago de Chile, noviembre 9 al 13 1998.
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TRABAJO SOCIAL, IDENTIDAD Y DESARROLLO
Cecilia Inés López Jiménez1
María Rocío Cifuentes Patiño2
La imperiosa necesidad de repensarnos y reconstruirnos permanentemente como profesión para estar en
condiciones de contribuir decididamente a la producción y circulación de saberes que aporten a la comprensión
de la elusiva realidad mundial actual frente a la cual, con frecuencia, nos encontramos perplejos y sin claras
opciones y a la creación de alternativas sociales viables y novedosas orientadas a la construcción de
condiciones de desarrollo sostenible y equitativo, nos ha llevado a compartir con ustedes nuestras reflexiones,
nuestras inquietudes y nuestras esperanzas en el fortalecimiento de una profesión que, como Trabajo Social,
debe asumir una enorme responsabilidad ética y social en la construcción de un orden social mas propicio
para el desarrollo sostenible del planeta y de todos los seres que lo habitan.
Inicialmente haremos una muy breve ubicación de los cambios que han contribuido a configurar el fenómeno
de la globalización y el impacto de éstos en nuestro continente para, en este marco, ubicar los retos que ello
representa para la profesión. Frente a tales desafíos argumentaremos la apremiante necesidad de fortalecer la
profesión, lo que, a nuestro modo de ver, está estrechamente relacionado con la reconstrucción y la
consolidación de nuestra identidad y la redefinición de nuestro objeto de conocimiento y construcción.
Finalmente, intentaremos traducir las reflexiones previas en consideraciones orientadas a vislumbrar caminos
para la construcción de alternativas de desarrollo para el Trabajo Social Latinoamericano en la perspectiva del
nuevo milenio.
1. Trabajadora Social, Especialista en Administración—n de Recursos Humanos, Con Diplomado en Habilidades Gerenciales, Jefe de División de Recursos Humanos, TELECOM, Caldas, Colombia. 2. Trabajadora Social, Magister en Desarrollo Humano y Social, Master en Ciencias, Estudios Interdisciplinarios. Directora Programa de Trabajo Social, Universidad de Caldas. Colombia.
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1.GLOBALIZACION Y CAMBIO:
En América Latina estamos abocados a un complejo proceso de transición en el cual sé híbrido, como diría
García Canclini, características de sociedades premodernas, modernas y postmodernas, que dan origen a una
interesante, contradictoria y, a veces explosiva, polinesia cultural y de las condiciones del desarrollo, tanto
económico como social. En condiciones tales, él transito apresurado, conflictivo e incierto hacia la sociedad
global visto con optimismo por algunos en razón de sus expresiones a nivel de las posibilidades crecientes de
intercomunicación cada vez más eficiente, informatización e incorporación del desarrollo tecnológico a los
procesos productivos y educativos plantea a los países latinoamericanos demandas de inscripción en un
ordenamiento mundial en términos de profundas desigualdades competitivas frente a los grandes bloques
constituidos por las naciones poderosas. En este orden de ideas, la “aldea global” es un escenario heterogéneo
e inequitativo en el cual perviven y quizás se multiplican los problemas que la sociedad en su desarrollo
histórico ha ido perfilando: pobreza, violencia, luchas por el poder, el territorio y los recursos del desarrollo
(sean los que fuere en cada época).
“La cantidad, la rapidez y, en muchos casos, la simultaneidad de los cambios contemporáneos impiden captar sus causas, establecer una clara
diferencia con el pasado inmediato y por qué no, predecir su impacto sobre el futuro del mundo”3
La evolución del desarrollo económico mundial, a la luz de los planteamientos de José Ignacio López(1997),
se puede sintetizar en el paso de un mundo que encontró, en el pasado y en la estrategia bipolar la más
importante forma de ejercer el poder, concentrado éste en dos grandes fuerzas económicas; las del
capitalismo y las del socialismo, en cuya relación no tenían espacio los países neutrales. De este equilibrio de
poderes se pasó a un nuevo ordenamiento económico que concibe el integracionismo como su mejor opción
de desarrollo y su mejor alternativa para el fortalecimiento económico, al igual que en el modelo anterior,
ningún país se podrá sustraer de él.
La supervivencia y el desarrollo obliga hoy a todos los países y a las empresas de los distintos sectores
económicos a buscar alianzas a nivel mundial como condición para ganar en fortaleza en el mercado y derivar
ganancias en términos de competitividad, situación que concreta la tendencia integracionista que surgió
después de la posguerra y que se ha venido afianzando día a día, no obstante los costos económicos,
sociales y políticos que dichas alianzas pueden traer para países como los nuestros, los cuales entran a la
3 Abello Alberto&Fernandez Raul. Globalización y Regionalización :buscando el fondo y su razón. En Deslinde Revista de Cedetrabajo Nº 16, Bogotá, 1994.
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integración en condiciones de desventaja dado que sus avances científicos y tecnológicos no logran ser
competitivos internacionalmente, fruto a su vez de la escasa inversión en investigación y desarrollo, razones
por las cuales se plantea el riesgo de que se configure una segunda colonización.
La estructuración de los bloques económicos ha sido estimulada y jalonada por los desarrollos que se han
venido logrando en el campo del conocimiento, de la informática, de las telecomunicaciones y del transporte.
“La tecnología ha facilitado un sinnúmero de instrumentos que de aprovecharlos como es
debido, producirían grandes transformaciones. Las computadoras, cada vez mas
sofisticadas conectadas en redes locales e internacionales, no solo facilitan el acceso
inmediato a la última información que se produce, sino que ayudaran con sus bases de
datos a relacionar a académicos e investigadores que superen el concepto individual y
local, privilegiando la interdisciplinariedad como modalidad de trabajo, de tal manera que
se integre la formación académica y se entienda el conocimiento en su dimensión
universal” 4
Estos desarrollos en el campo científico y tecnológico han impactado las interacciones entre los diferentes
países quienes de alguna manera se han visto en la imperiosa necesidad de avanzar hacia la incorporación de
nuevas tecnologías a los procesos de producción, el uso de nuevos materiales, han entrado en juego nuevas
formas de organización del trabajo lo que exige un modo de proceder diferente desde la planeación hasta la
comercialización, los clientes que podrá estar en cualquier lugar del planeta han entrado a jugar un rol
determinante en tanto los productos o servicos que se ofrezcan tendrá que responder satisfactoriamente a sus
necesidades y expectativas, condición que exigirá incorporar nuevas maneras de ser organizacional con un
impacto tal que ha llegado a que se replantee la naturaleza jurídica de algunas organizaciones e igualmente
a que la legislación que regula los diferentes sectores económicos deba ser repensada desde la óptica no
solo nacional sino internacional.
Esta tendencia mundial tiene una especial significación en tanto las opciones de desarrollo como los asuntos
problemáticos a ser atendidos por las profesiones deben igualmente consultar los desarrollos que en el campo
del conocimiento se han ido logrando y que permiten, haciendo uso de los avances tecnológicos, acceder a
ellos de una manera casi inmediata para incorporarlos comprensivamente a la interpretación e intervención de
la realidad.
4 Cuartas Restrepo Jaime. La educación superior un compromiso con la calidad. En Memorias seminario internacional filosofía de la educación superior transformación de la Universidad siglo XXI, Medellín 2 al 6 de septiembre de 1996.
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Para el caso de América Latina, aunque surgen fuerzas encontradas frente a la posibilidad de integración, lo
que puede significar, en el orden mundial, una desventaja frente a los bloques económicos que se han venido
fortaleciendo tanto en Norteamérica como en Europa, no podremos desconocer el impacto que el
desdibujamiento de las fronteras, la confluencia de la pluralidad, la heterogeneidad , los grandes cambios en
las interacciones , entre otros, ejercerán en lo social y que seguramente podrán agudizar las condiciones
sociales de inequidad, violencia y pobreza.
Como resultado de estos grandes cambios en lo económico asistimos, en las postrimerías del siglo XX, a un
panorama mundial centrado en el fortalecimiento del poder afianzado en los desarrollos del conocimiento su
producción, apropiación y manejo tecnológico
“Igualmente, el crecimiento económico de los centros de poder, apoyados en el avance
científico y tecnológico, no han jalonado el desarrollo de los demás sectores del orbe, pero
si ha permitido a aquellos usufructuar de manera devastadora los recursos naturales y
aprovechar mano de obra en condiciones de fácil acceso y baja inversión es decir, no hay
una relación concomitante entre crecimiento económico y desarrollo social”.5
La dinámica social se ha reconfigurado por efecto de la Globalización la cual debe entenderse como la resultante de la confluencia de factores estructurales y
coyunturales de las económicas de mercado de las naciones desarrolladas, se constituye además en una estrategia fundamentada en una lógica del mercado que ha logrado permear los diferentes sectores de la vida económica, política, social y cultural del planeta. ; una de sus más claras expresiones es la de que los países
industrializados y las transnacionales encuentren mano de obra barata, recursos básicos depreciados y mercados que les permitan alejarse de la crisis económica haciendo sus operaciones redituables y garantizando la venta de sus productos “Arbelaez y Fernandez (1994)
* Profundas inequidades en los diferentes ordenes del complejo y cambiante ordenamiento mundial, las
cuales se expresan en las relaciones que se establecen sobre el telón de fondo de la estructura social y que
tienen expresiones y matices en múltiples niveles (desde la macro-economía y la macro-política hasta las más
pequeñas e inmediatas estructuras sociales en las que tienen lugar las vivencias cotidianas de los sujetos):
- En las relaciones entre bloques económicos, regiones y países.
5 Cifuentes Patio, Rocio
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- En las relaciones sociales y políticas internas de las naciones en las cuales entran en un intrincado
interjuego las regiones, las culturas, los diferentes sectores de la población, los partidos políticos, las
organizaciones de la sociedad civil y el estado, entre otros actores de la vida social.
- En los espacios públicos y privados que configuran la cotidianidad de los sujetos (la familia, la escuela, el
trabajo, la calle,...) en cada los cuales las inequidades permean las relaciones de género, generación, etnia,
cultura y sector socio-económico.
• Las poliformes expresiones de violencia endémica que campean hoy en el orden mundial (guerrilla,
narcotráfico, terrorismo internacional, guerras, invasiones, interferencia en los asuntos privados de las
naciones, violaciones a las soberanías nacion ales de los países considerados más débiles, alto índices de
criminalidad, violencia cotidiana, abuso infantil, flagrantes violaciones de los derechos humanos.)
En este contexto, la responsabilidad ética de las disciplinas y de las profesiones, tanto des de el ámbito
académico como del productivo está planteando un doble compromiso; de una parte será necesario que no se
ahorren esfuerzos en la producción de conocimiento científico y en consecuencia la investigación y el
desarrollo en todos los campos deberá constituirse en una prioridad si compartimos el planteamiento de
Enrique Orozco Silva en el sentido de que:
“La riqueza de las naciones depende en gran parte no solamente del capital y del trabajo
sino del conocimiento. Es decir que en gran parte el futuro inmediato del país en el marco
de la globalización y de las aperturas de las economías depende de la capacidad para
aumentar la productividad nacional y para generar, por la vía del conocimiento, las
modificaciones e innovaciones en procesos y productos dentro del proceso de
modernización”6
De otra parte tendrán que favorecerse procesos de reflexión y compromiso orientados a que a nivel
organizacional y profesional se canalicen los resultados de las investigaciones y los derivados de la praxis, en
dirección a la construcción de un país y de una sociedad en el que se gesten proceso de cambio sostenibles y
que privilegien el trabajo orientado hacia la búsqueda de un mayor equilibrio en términos de la justicia social,
la democracia, la equidad, la identidad, la dignidad humana y la paz.
En el diagrama Nº 1 se puede observar de manera sintética el planteamiento que se ha venido haciendo en
torno a los elementos del contexto que hemos identificado como centrales y de ineludible consideración a
efectos de enmarcar y comprender el asunto que nos ocupa.
6 Orozco Silva, Enrique. La formación integral y el mundo del trabajo. Memorias seminario intenacional filosofía
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de la educación superior.Transformación de la universidad siglo XXI. Univeridad de Antioquia Medellín 1996.
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ECONÓMICO
* Internacionalización.
* Bloques económicos
* Alianzas empresariales
POLÍTICO
* Neoliberalismo
* Descentralización
* Desestatización y Privatización
* Flexibilización de la lesgilación laboral
SOCIAL
* Inequidad
* Violencia
* Pobreza
CULTURAL
* Heterogeneidad
* Desdibujamiento de las fronteras
* Pluralismo político y social.
* Cambios en la interacción.
GLOBALIZACIÓN(Recolonización)
* Transición modernidad postmodernidad
* Hibridación
ACELERADOS DESARROLLOS
* Del Conocimiento: Informática y telecomunicaciones
* Transportes
CAMBIOS EN EL REORDENAMIENTO MUNDIAL
2. TRABAJO SOCIAL, GLOBALIZACIÓN Y CAMBIO:
La globalización y su impacto en la realidad socio-política, cultural y económica de América Latina plantea hoy
a la profesión retos que, dada su complejidad y magnitud, imponen a los profesionales en ejercicio, las
organizaciones gremiales y, muy especialmente, a las unidades académicas encargadas de la formación
profesional el examen y el replanteamiento de los supuestos que fundamentan la producción de conocimientos,
la praxis y la formación del trabajador social hoy.
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Para estar en condiciones de ofrecer respuestas cualificadas a los retos que el orden socio-cultural actual nos
propone debemos asumir el compromiso ético y social de dar un salto cualitativo que nos permita construir
desarrollo en tres sentidos:
* En cuanto al conocimiento acerca de la cambiante realidad del Continente (en lo específicamente atinente al
trabajo social).
* En relación a la comprensión acerca de la necesidad y las características de los cambios que se deben
operar en el seno de la profesión.
* En la posibilidad de construir procesos de cambio en los cuales se de una clara articulación del binomio
innovación - continuidad.
2.1. En primera instancia, Aportar a la construcción y reconstrucción permanente del conocimiento
acerca de la cambiante realidad del Continente. Ello implica trascender la lectura global de la misma e
incorporar en este ejercicio el reconocimiento de las diferentes regiones y países de América Latina y de sus
relaciones con los contextos continental y mundial, con el fin de construir utopías y proyectos de desarrollo que,
desde el reconocimiento y el respeto a la heterogeneidad, nos permitan adelantar una tarea conjunta en la vía
de la sostenibilidad y la equidad social.
Los cambios en el reordenamiento mundial, la informatización del conocimiento7 y el acelerado desarrollo de
los saberes en el campo científico y tecnológico (en el transporte, la biotecnología, la electrónica, la informática
y, en general, las telecomunicaciones), la transferencia tecnológica al sector productivo, los procesos de
globalización económica y política y sus nefastos correlatos en los ordenes sociales y culturales de ciertos
sectores del orbe configuran un complejo e inequitativo panorama planetario. Para el caso de América Latina
son múltiples las problemáticas sociales que permean su realidad cotidiana: las inequidades, la pobreza, las
diferentes formas de expresión de la violencia, las pobres condiciones de competitividad en el mercado global y
la corrupción,... entre otras. Tal situación plantea a las ciencias, las disciplinas y las profesiones -en general y,
de manera muy especial, a aquellas que se ocupan de lo social - la perentoria necesidad de producir lecturas
renovadas y holísticas (en las cuales se articule el reconocimiento de las microrrealidades y su inscripción en el
macro contexto) acerca de la realidad del continente. Éstas han de servir como fundamento para aportar
desde los diferentes ámbitos de la praxis profesional a la construcción de un orden social más equitativo y
sostenible. Ello se constituye en el horizonte teleológico que señala la dirección ideal a la producción y a la
acción del trabajador social latinoamericano. 7. Lo que trae consigo avances asombrosos en cuanto a los enormes flujos de información de todo orden, la celeridad con la que ésta circula y la capacidad inusitada de llegar a los lugares más recónditos del planeta para conectar realidades e imaginarios, desdibujando fronteras culturales, sociales e ideológicas y, por tanto, dando paso a la construcción de una urdimbre social cada vez más compleja, diversa e inasible desde esquemas dogmáticos, unidisciplinarios....
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La práctica profesional no se ubica al margen de los juegos del poder, no está exenta de responsabilidades
políticas derivadas de los intereses que median tanto la producción de saberes que fundamentan su quehacer
como las razones que subyacen a su producción. La praxis científica y académica tiene responsabilidades en
relación con sus implicaciones en la distribución y el uso del poder en los diversos ordenes de la vida social, lo
que, en el tránsito hacia el nuevo milenio, adquiere perfiles de sinigual trascendencia para América Latina,
dada la aguda problemática social que enfrentamos la mayoría de los países del Continente y la incertidumbre
y desesperanza que frente al futuro se ha apoderado de vastos sectores de la sociedad civil.
Trabajo social no puede estar a la saga de los desarrollos y de las vertiginosas transformaciones que se están
operando en otras laderas del conocimiento y del orden natural, social, político y económico del planeta. Ello
no significa que la misión ética y social que le corresponde sea la de poner sus saberes al servicio del
desarrollo tecnológico y de las políticas de desarrollo económico y la distribución de poder que tiene lugar hoy
en el orbe, con las características y consecuencias perfiladas brevemente en el capítulo anterior. De lo que se
trata es de plantearnos críticamente frente a nuestros paradigmas teóricos y de acción para posicionarnos
estratégicamente de cara a las nuevas realidades con el fin de aportar a su comprensión. Debemos ponernos
en condiciones de superar la perplejidad y la ambigüedad de nuestra comprensión de la compleja
situación actual para, a partir de su lectura, posicionarnos en la dirección de interactuar con solvencia con
otras disciplinas y profesiones en la perspectiva de construir conjuntamente caminos para el desarrollo
de América Latina. Parafraseando a Castronovo (1995),
La legitimidad de una profesión deviene de la pertinencia de sus acciones de acuerdo a las expectativas que el conjunto de la sociedad tiene frente a la misma... . Ante este panorama el desafío que se presenta a la profesión apunta a la posibilidad de conocer e interpretar esa misma realidad compleja y cambiante, para comprender los problemas en sus diversas manifestaciones, para profundizar en la incidencia de las dinámicas sociales en ello y en las alternativas de resolución.8
El desarrollo y el fortalecimiento de capacidades en: investigación, interdisciplinariedad y trabajo en equipo
subyacen a las anteriores consideraciones como horizonte de proyección profesional.
2.2. Generar una profunda comprensión acerca de la necesidad y las características de los cambios
que se deben operar en el seno de la profesión como base para apalanc ar el desarrollo social y profesional
en la dirección de prepararnos para afrontar los retos que este final de siglo y el nuevo milenio plantean. Es
8. CASTRONOVO, Raquel. Trabajo Social en los 90: controversias y debates. En Acción Crítica. CELATS -ALAETS. Cali, 1995. página 9.
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decir, el reto no se refiere solamente a identificar las necesidades de cambio de la realidad social sino también,
y en primera instancia, reconocer que es necesario reconstruirnos permanentemente como profesión para
crear posibilidades reales de aportar a la transformación social en la dirección esperada.
La sociedad entera está cambiando, la ciencia y la tecnología se están desarrollando vertiginosamente, lo que
es novedad hoy mañana es obsoleto, los imaginarios se transforman y se colectivizan, las fronteras culturales
se desdibujan por efectos de los medios de comunicación y los limites entre las profesiones sociales se hacen
cada vez más ambiguos. En este marco el reclamo por producir comprensiones holísticas de los fenómenos
humanos y las vivencias de los actores sociales plantea a Trabajo social la apremiante necesidad de producir
un cambio que le permita recuperar y fortalecer su identidad. Ello sería la base para reconocer, en el
aparente caos de la heterogeneidad, el papel como profesión profunda e indisolublemente ligada a la
construcción de un tejido social propicio para el desarrollo equitativo y sostenible de todos los sectores
sociales, pero, especialmente, aquellos en los cuales los efectos de la realidad actual han sido más nefastos;
los desplazados, los más vulnerables y los que tienen menor acceso al poder que da el conocimiento y las
condiciones de inserción en los procesos productivos.
En síntesis, como sabiamente se expresa en el argot popular “si no cambiamos al ritmo que cambia el
cambio el cambio nos cambia” y de ello podría devenir una ausencia de legitimidad como profesión en tanto
no estaríamos en condiciones de aportar con solvencia a la construcción de respuestas efectivas para las
complejas demandas sociales que caracterizan el tránsito hacia el nuevo milenio o como lo expresara
Easwaran en relación a la necesidad del cambio de piel de las serpientes “si las serpientes no se despojaran
de su piel ...no crecerían. Se ahogarían dentro de su viejo revestimiento”9.
2.3. Las transformaciones que imprimamos a nuestra profesión deben fundamentarse en la premisa de que “el
cambio no es equivalente a la negación de nuestra historia”; por el contrario éste implica el binomio
innovación - continuidad en el cual se conjugan el reconocimiento de nuestra memoria -el pasado -, de la
realidad profesional actual -el presente- y de la proyección -el futuro-.
El cambio no tiene sentido únicamente en la dirección de “ponerse a tono” con los procesos de transformación
que han tenido lugar en otros sectores de la realidad, se trata de un proceso teleológico orientado al
fortalecimiento profesional cuya apuesta es la posibilidad de aportar a la construcción del desarrollo sostenible
para América Latina, en condiciones de equidad social y respeto a la heterogeneidad.
Los desarrollos en los tres sentidos brevemente expuestos, como premisa para responder al compromiso
ético y social de la profesión sólo son posibles, como se ha venido insinuando, si nos repensamos como
profesión. Frente a ello nuestro llamado es a que traigamos nuevamente al debate la reflexión en torno a dos 9. EASWARAN, Eknath. Tu vida es tu mensaje. Ed. Integral. Barcelona 1997. Página 25.
www.ts.ucr.ac.cr 12
aspectos vitales para el desarrollo de la especificidad y el reposicionamiento de Trabajo Social en el campo de
las disciplinas y las profesiones sociales en el Continente, de cara al nuevo milenio:
* Nuestra identidad profesional la cual se edifica con fundamento en la historia, el sentido y la razón de ser
de la profesión.
* El objeto de conocimiento y construcción de Trabajo Social, núcleo desde el cual se articulan nuestra
praxis académica y social.
3. LA IDENTIDAD DEL TRABAJADOR SOCIAL
En las condiciones actuales de desarrollo de la profesión, y considerando el desdibujamiento de los limites
entre las profesiones y las disciplinas, es indispensable un re-examen de la identidad de los trabajadores
sociales. Pero, a qué nos referimos cuando hablamos de identidad? planteado de manera quizás
extremadamente simple, la identidad es aquello que, independientemente del campo de acción, del nivel de
intervención y del contexto en el que se ubique un profesional, le permite reconocerse a sí mismo como
Trabajador Social.
Este reconocerse es un primer paso, vacilante pero suponemos animoso en el sentido de aprender a valorar nuestra tradición social y volver la mirada a nuestros aportes no con el ánimo de rescatar lo pasado sino como una mirada hacia él en una perspectiva de futuro.10
La identidad se va constituyendo a través de procesos permanentes de aprendizaje que tienen lugar en la
formación profesional inicial, en las experiencias obtenidas en el ejercicio del Trabajo Social y en la formación
continuada o postgraduada.
Los determinantes históricos, sociales, práxicos y filosóficos que han acompañado el desarrollo de la profesión
son los insumos que nutren el tejido identificatorio de la misma. Éstos son transmitidos y transformados a
través de procesos de comunicación. Tales pr ocesos comunicativos permiten la relectura de la memoria
colectiva lo que, en un área de tan amplio espectro de acción como trabajo social, adquiere connotaciones de
especial complejidad y controversia. Tal como lo plantean Dornell y Rovira (1995), “La identidad no surge de un
modo aislado sino a partir de una confrontación con otros. La alteridad...está a la base del concepto de
identidad”11. De ello se deriva que la reconstrucción de la identidad profesional al tenor de las demandas del
contexto actual y en la perspectiva de los desarrollos humanos y sociales que esperamos construir en el siglo
venidero depende, en gran medida, de la posibilidad de instaurar un diálogo respetuoso entre pares 10. CONTRERAS, Sepúlveda Juan. GESTIÓN SOCIAL Y EPISTEMOLOGÍA PUNTO DE ENCUENTROS Y CONTROVERSIAS EN EL TRABAJO SOCIAL. En Revista Acción Crítica. CELATS-ALAETS. Cali. 1995. Página 18. 11 . DORNELL, Teresa y ROVIRA, Cristina. El imaginario Social del Colectivo Profesional. En Revista Acción Crítica. CELATS-ALAETS. Cali. 1995. Página 77.
www.ts.ucr.ac.cr 13
profesionales (academia y gremio) deliberadamente orientado a reconocer, en la multiplicidad de opciones de
ser trabajador social hoy, las posibilidades de tejer redes de confluencia y complementariedad en el marco de
las diferencias y, por esta vía, a consolidar una identidad, al decir de muchos, resquebrajada.
Trabajo Social no ha consolidado su identidad, por el contrario, ésta, quizás más sólida en otros momentos
históricos, se ha deteriorado notoriamente en las décadas finales del siglo XX. Tal crisis de identidad ha sido
tematizada por diferentes voces que a lo largo de América Latina han expresado su preocupación por la
fragmentación y la aparente falta de dirección de nuestro quehacer. Sin embargo, las discusiones al respecto
se han desarrollado de manera discontinua; su espacio de expresión y debate se ha limitado a ciertos foros
académicos sin permear significativamente el colectivo profesional. En razón de ello, hemos querido
deshilvanar nuevamente el curso del debate al respecto, porque creemos que, en el contexto latinoamericano
actual, no sólo es posible sino necesario, develar, resignificar y hablar de la identidad en Trabajo Social. Ésta,
según nuestro criterio, no puede plantearse como sinónimo de homogeneidad e intento de negación de la
pluralidad, pues “lo determinado, exige la reunión de los muchos en uno, por cuyo medio se hayan
puesto como idénticos con el término identidad”12. Ello implica que al interior de la noción de identidad se
debe articular de manera indisoluble el concepto de diferencia. En esta medida, la noción de identidad del
trabajador social que intentamos construir se sustenta en lo siguiente:
* Involucra los elementos nucleares que configuran ciertas formas de ser, conocer y hacer
reconocidas por el colectivo como propias de la profesión.
* Dichas formas aunque suponen una cierta unidad dan cabida a su interior a diferencias de
saberes, estilos, intereses, habilidades y destrezas.
* Los determinantes históricos, sociales y culturales juegan un rol significativo en la constitución de
la identidad, por tanto, se trata de una identidad sujeta a diversas lecturas y a
transformaciones.
* La identidad del trabajador social conjuga a su interior nociones compartidas con las ciencias y las
disciplinas sociales pero, simultáneamente, se define en la búsqueda de la específicidad
(en la diferencia) de la profesión.
* Nuestra identidad ha de ser una síntesis de múltiples formas de ser trabajador social y hacer
Trabajo Social, en diversos campos, áreas, contextos y en referencia a diferentes
unidades sociales en las cuales tiene lugar la mediación profesional.
12 . Identidad cultural y mundialización. Hacia una re-construcción de la identidad cultural. Documento tomado vía INTERNET sin más datos.
www.ts.ucr.ac.cr 14
Esta línea de argumentación, aunque parte del reconocimiento de la mencionada crisis de identidad, comporta
el planteamiento de que las identidades en cualquier nivel de análisis, lo nacional, lo regional, lo étnico, lo
local, lo familiar, el género, lo profesional, no se constituyen en un referente estático sino que, por el contrario,
están en permanente construcción y reconstrucción al tenor de los procesos en cuyo seno éstas se
fraguan.
Las identidades profesionales se forjan en una aleación de elementos de naturaleza práxica (las teorías, el
quehacer, el rol, los procesos, las metodologías, el ejercicio profesional ...) y elementos de naturaleza filosófica,
teleológica e ideológica (el análisis de la responsabilidad ética y social, los perfiles ideales,...). La relación
sintética entre tales elementos y la articulación en torno al objeto y los fines orientadores del quehacer de los
profesionales son el sustrato que moldea la identidad profesional.
Tomando la anterior concepción como punto de referencia se asume que la identidad del trabajador social se
configura en razón de las cualidades que caracterizan la práctica, el modo de ser, hacer y conocer y el
acervo teórico, metodológico y técnico de los profesionales. Todo ello se ha venido construyendo en el
tiempo y en el espacio, a lo largo de la historia de la profesión. Es decir, no se trata de un concepto acabado y
estático sino de un proceso a través del cual se recrea y actualiza permanentemente la profesión en referencia
a su historia y a la lectura que desde ella se hace del contexto científico y social en el que ésta se desenvuelve
y a cuyo desarrollo aspira a tributar.
La conjunción de elementos del orden epistemológico, teórico, metodológico, técnico y experiencial adquiere
simultáneamente connotaciones particulares y colectivas en la comunidad profesional. Lo particular (las
diferencias elemento constitutivo de cualquier identidad) hace referencia a los intereses intra y extra teóricos, a
los procesos formativos y a los estilos que se han configurado en las experiencias individuales. En cuanto a lo
colectivo (lo común, el factor determinante de la identidad), a pesar de que se ha constituido en materia de
profunda preocupación en ciertos círculos profesionales, no se han logrado consensos en su definición. Al
respecto Peña y Quiroz plantean:
Hay una pregunta recurrente en Trabajo Social: ¿Qué es lo propio de la profesión? las respuestas a este interrogante han sido muy variadas a lo largo de la historia del Trabajo Social. Entre ellas se ha dicho que lo propio de la disciplina son sus métodos, sus técnicas y su objeto de análisis...13
La discusión al respecto se ha movido en varios planos que han privilegiado categorías de análisis de muy
diferente naturaleza, tales como:
13. Peña O. Ivan & Quiroz N. Mario Hernán. Perspectivas del Trabajo Social y los nuevos escenarios: la discusión epistemológica. En Revista Colombiana de Trabajo Social Nº 9, Editada por el CONETS, la FECT’S y el Consejo Nacional de la Ley 53 de 1977, Con el Apoyo de la Universidad del Valle Cali, 1996. Página 49.
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* Lo específicamente referido a la práctica profesional (los modelos, los procesos, los métodos,...). Los
argumentos al respecto han hecho referencia a que Trabajo Social es una profesión orientada
fundamentalmente al plano de las aplicaciones prácticas de los conocimientos propios de las disciplinas que
alimentan su quehacer. .
* Los aspectos teleológicos que marcan la dirección al trabajo que se realiza.
* Los fundamentos epistemológicos y teóricos; la discusión al respecto ha girado en torno a las condiciones de
posibilidad de un estatuto científico para Trabajo social.
* Las orientaciones ideológicas que han permeado los discursos y las prácticas profesionales de contenidos
religiosos o políticos.
Lo anterior refiere aproximaciones que intentan definir, desde muy diversas perspectivas, la esencia de la
profesión. Ello obedece, según nuestro criterio, a que la identidad condensa el conocimiento y la apropiación
de los elementos epistemológicos, teleológicos, teóricos, metodológicos, normativos y éticos que subyacen en
el ejercicio y el desarrollo de la profesión. Cada trabajador social refracta dichos elementos de manera
individual, fundamentado en su propia trayectoria vital, pero, comparte un substrato fundamental con el
colectivo, con base en el cual se entretejen las formas de ser, hacer y conocer y los saberes propios que
definen e identifican al Trabajo Social. La relación dialéctica entre los componentes individuales y
colectivos, es la que hace posible la construcción de la identidad de los trabajadores sociales, por ello, resulta
arriesgado intentar definir uno sólo de los elementos constitutivos de la identidad como el definitorio de la
misma a expensas de los demás.
La identidad comporta lo que somos, lo que sabemos, lo que hacemos, hacia dónde dirigimos nuestra praxis y,
fundamentalmente, la conciencia que tenemos de todo ello, que es la que nos permite lograr coherencia
entre “el deber ser y el ser trabajador social”. Este último elemento, dado que -como se señaló previamente- la
preocupación acerca de la identidad ha sido objeto de análisis en círculos muy restringidos, es un aspecto de
escaso nivel de desarrollo en el colectivo profesional.
Las manifestaciones en torno a la identidad no suelen ser expresión de la conciencia que se tiene de la misma,
ellas están, generalmente, implícitas en el quehacer de los trabajadores sociales y las referencias al respecto
suelen darse más en relación con aquello que niega la identidad que con aquello que la define. Es por ello que,
en el contexto actual, el debate acerca de la identidad debe recrearse y ampliarse a los diferentes espacios en
los que se desenvuelve el colectivo; la responsabilidad de asumirlo explícita y deliberadamente en los ámbitos
académicos y profesionales es insoslayable.
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En este marco de análisis se hace necesario que se retome con seriedad la discusión acerca del objeto de
Trabajo Social, la cual, aunque fue central y muy álgida en épocas anteriores ha estado ajena al debate en los
últimos períodos. Pareciera ser que cada quien se ha ocupado de su quehacer y, concomitantemente, se han
gestado desarrollos por áreas específicas de intervención que han dado lugar a avances en torno a espacios
particulares de la praxis profesional. De ello se ha derivado una aparente fragmentación del quehacer, de los
saberes, de las herramientas metodológicas y técnicas, e inclusive hasta de los lenguajes; pareciera que han
emergido varias profesiones al interior de Trabajo Social. Esta situación sugiere una cierta confusión en torno
al eslabón que articula la identidad profesional, aquel que hace que haya un solo Trabajo Social reconocible en
el inmenso mosaico de posibilidades operantes en el espacio profesional; ello, con frecuencia, suscita inquietud
con relación al sentido de la profesión en los medios académicos y gremiales.
4. OBJETO DE CONOCIMIENTO Y CONSTRUCCIÓN DE TRABAJO SOCIAL
Cada profesión debe tener un substrato que le dé identidad. El trabajo Social no puede escapar a esta
condición aun en el contexto de las transformaciones constantes que por efectos de las variaciones socio-
económicas, políticas, culturales y de las ciencias sociales ha experimentado, por ello, es necesario reiterar la
importancia de retomar el debate acerca del objeto.
El objeto constituye el substrato que permite definir la esencia de la profesión en tanto es el eje a partir
del cual se articula la producción teórica, metodológica y técnica, al igual que la praxis particular. Es a
partir de su estudio y de las propuestas de desarrollo que en torno a éste se construyan que se perfila y
establece la identidad y el sentido de una profesión.
Preguntarse nuevamente por aquello en torno a lo cual se tejen las diferentes posibilidades de la praxis y se
define la especificidad, en profesiones de tan amplio espectro de acción como Trabajo Social, se constituye en
un ejercicio complejo y polémico en el que además de la visión de pasado y de presente se juega la
perspectiva de futuro.
...tal vez las posibles respuestas son que el Trabajo Social tiene como objeto, el hombre, la sociedad, los problemas sociales, la interrelación entre el hombre y los problemas sociales. Pero, no son suficientes estas respuestas porque, inmediatamente surgen otras preguntas tales como: ¿qué observamos del hombre?, ¿su conducta?¿sus problemas?, ¿la manera como experimenta el mundo?, ¿el ambiente en el cual está inserto?,¿ las relaciones con su ambiente?,¿ Cuáles son los recursos que extrae del ambiente para satisfacer sus necesidades?14
Frente a interrogantes de tal complejidad resulta sumamente aventurado ofrecer respuestas definitivas, 14. Peña & Quiroz. OP. CIT. Página 59.
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cualquiera que se proponga necesariamente dará origen a polémica; quizás, en ello radica el valor de la
misma, pues el debate es fuente rica en posibilidades para la construcción y el desarrollo colectivo de la
profesión
A través de la historia de Trabajo Social las discusiones acerca del objeto, la finalidad, el quehacer y el campo
de acción de la profesión han pasado por múltiples enfoques que enfatizan en uno u otro componente de la
realidad social y se inscriben en diferentes perspectivas epistemológicas, teóricas y metodológicas, no siempre
coherentemente articuladas ni suficientemente desarrolladas como lo señalan con preocupación Peña & Quiroz
(1996).
...en el proceso de formación de la teoría de Trabajo Social, se registran una serie de aportes, sobre todo de las Ciencias Sociales, que se fueron incorporando sin seguir un procedimiento lógico alguno. Como consecuencia de esta situación nos enfrentamos hoy con el problema de manejar una teoría fragmentaria, basada en distintos marcos teóricos, marcos originales, abstraídos y reunidos en un cuerpo de ideas yuxtapuestas y sin un marco de referencia propio para el Trabajo Social. Greenwood señala que por lo común el Trabajador Social se fija objetivos provenientes de un determinado marco teórico, utiliza la metodología de otro y el instrumental de un tercero, para abordar un problema. Se trazan objetivos y se utilizan medios incompatibles con estos objetivos; por último llama la atención que por esta deformación, la práctica es desarrollada en forma intuitiva y subjetiva.15
Esta multiplicidad de fuentes que tradicionalmente ha nutrido el desarrollo de Trabajo Social ha significado
versatilidad y posibilidad de asumir situaciones sociales complejas de la más diversa naturaleza, pero,
simultáneamente, ha introducido en la profesión ciertos niveles de eclecticismo y pragmatismo que
menoscaban los desarrollos propios, limitan las condiciones de construcción de una sólida identidad profesional
y obscurecen las posibilidades de delimitación y construcción del objeto propio.
El objeto de cualquier profesión aunque es una construcción teórica en la cual se conjugan la lectura de la
realidad que hacen quienes la proponen y sus enfoques filosóficos particulares, debe obedecer además a una
reconstrucción reflexiva de lo que es y ha sido la práctica y el desarrollo de la profesión a lo largo de su devenir
histórico. Es decir, se trata de un ejercicio de develar en el quehacer, en el desempeño del rol y en la
producción teórica y metodológica en torno al mismo el hilo conductor de la praxis profesional.
Los métodos y las técnicas, así como las áreas de énfasis, algunos de los propósitos y los fundamentos
teóricos y filosóficos que orientan la producción y el quehacer de Trabajo Social son cambiantes; se han
transformado a lo largo de la historia de la profesión en consonancia con las demandas de cada época y el
nivel de desarrollo alcanzado por las Ciencias Sociales y Humanas, que de manera permanente alimentan, 15. Peña O. Ivan & Quiroz N. Op. Cit. Página 47.
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cuestionan e impulsan el desarrollo de las profesiones ubicadas en su ámbito de referencia. Sin embargo, la
tesis que trataremos de argumentar aquí es que el objeto de Trabajo Social, como el de cualquier
profesión, es lo que permanece, lo que se conserva a lo largo de la historia y de las diferentes posibilidades
del ejercicio profesional.
El Trabajo Social es una profesión ocupada del estudio y el desarrollo de las interacciones y las
relaciones sociales en diferentes procesos, contextos y niveles de la realidad socio-económica y
cultural. Cuando se postula el objeto en referencia a la interacción, las relaciones y los procesos sociales 16, se
está planteando que no se trata de establecer un componente específico de la realidad, llámese ser humano,
sociedad, política social u organizaciones sociales, como la unidad básica de análisis y desarrollo de la praxis
profesional, sino de ubicar el interés en lo que, a nuestro modo de ver, es común a cualquier trabajador social
independiente del campo en el cual se desempeñe y del nivel (estratégico, táctico, operativo o investigativo) en
el que se ubique, ello es las relaciones que se establecen entre los diferentes componentes de la micro o
macro realidad hacia la cual dirige su actuar y los procesos sociales que devienen de éstas.
Los cambios que se registran, de manera permanente, en el contexto socioeconómico, político y cultural y los
desarrollos del conocimiento (científico y tecnológico) hacen que los ideales de desarrollo de Trabajo Social se
renueven, lo cual cuestiona el acervo teórico y metodológico y el quehacer de la profesión. Por tanto, la referida
permanencia del objeto en el tiempo y en los diferentes campos de la acción profesional no significa que éste
sea estático, por el contrario, se modifica constantemente pero, aun con sus nuevos atributos, continua siendo
“el objeto de la profesión”. Se trata, por consiguiente, de entender que en éste se conjugan dos conceptos
aparentemente antagónicos: la continuidad y el cambio.
El objeto permanece, pero sus características se transforman porque lo social es histórico y cultural, lo
cual implica un movimiento de carácter dialéctico. Las variaciones en las características del objeto de la
profesión obedecen, entre otras razones a:
* Los cambios en la realidad social (en sus múltiples variables).
* Los avances del conocimiento. Se acumulan saberes, algunos de ellos son complementarios, otros
cuestionan lo establecido previamente y otros son novedosos; se plantean nuevas hipótesis y surgen
necesidades de conocimiento, es decir, los paradigmas se transforman.
Los trabajadores sociales deben producir lecturas renovadas e integrales de la realidad en los ámbitos socio-
cultural, construido y natural- en las cuales fundamentar los desarrollos necesarios para estar en condiciones
16. Se hace aquí referencia a las relaciones que los individuos establecen entre sí, con el orden socio-cultural creado por ellos y con el medio natural y construido en el cual tienen lugar sus interacciones.
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de responder a los retos que plantean el avance de las Ciencias y las condiciones actuales del contexto
humano y social. No se trata de comprender, teorizar y actuar sobre el funcionamiento de un objeto aislado
sino de considerar el sistema de relaciones, los procesos a los cuales éste da origen y el contexto en el
cual se inscribe.
La interacción es un fenómeno que abarca la totalidad de la sociedad y se ubica en un ámbito geográfico e
histórico; se constituye en el núcleo central del desarrollo humano y social; como lo plantean Marc & Picard
(1992) “es también un fenómeno social anclado en un marco espacio-temporal de naturaleza cultural
marcado por códigos y rituales sociales” 17. En consecuencia, se trata de un proceso que incluye variables
de muy diferente naturaleza (ambiental, física, social, cultural, psicológica, ...) y que se realiza en distintos
niveles (individual, grupal, comunitario, micro, macro, global,...).
El contexto en el cual tiene lugar la interacción hace referencia a un concepto dinámico y dialéctico. El contexto
es transformado por efectos de la interacción y de los procesos que ésta origina, a la vez, la interacción y los
procesos sociales son afectados por las características de aquel; parafraseando a Marc & Picard (1992), el
contexto el marco en palabras de los citados autores-
...designa las estructuras espaciales y temporales en las que se inscribe la interacción...
no es un simple entorno, especie de telón de fondo en donde los efectos serían
relativamente neutros. Estructurado por la cultura tiene un efecto estructurador sobre las
relaciones sociales. 18
Las interacciones, los procesos sociales y el contexto en el cual se inscriben tienen como una de sus
principales características el ser cambiantes por efecto de las transformaciones que permanentemente se
operan a nivel tanto interno como externo. El contexto está compuesto por múltiples niveles (la persona, el
medio ambiente inmediato y el ámbito socio-cultural e histórico más amplio,...) que se modifican en compleja
interdependencia a lo largo del tiempo. En tal sentido, las interacciones sociales no son estáticas sino que
están sometidas a constantes procesos de cambio, los cuales ocurren en un mundo que es igualmente
cambiante.
La comprensión del cambio que se produce en las interacciones en un determinado momento y en una esfera
particular sólo se puede lograr a partir de una clara ubicación de éste en el contexto de otros cambios con los
cuales guarda una relación de interdependencia. Ello hace que las condiciones, las necesidades de desarrollo
y las estrategias de conocimiento y transformación de las interacciones y los procesos sociales, deban ser, así
17. Marc Edmond & Picard Dominique. La Interacción Social- Cultura, instituciones y comunicación. Editorial Paidós. Barcelona. (1992).Página 17. 18 . Ibid. Página 77.
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mismo, cambiantes. Quizás por ello, con frecuencia, en las discusiones acerca del objeto de la profesión, se ha
caído en la trampa de pensar que éste es diferente por efectos de los cambios en las estructuras, en las
interacciones y en los procesos sociales y, por ende, en las condiciones de desarrollo humano y social. Sin
embargo, lo que se transforma no es el objeto; éste tiene un substrato que se mantiene otorgándole identidad
a la profesión y haciéndola una a lo largo de su historia y en los diferentes espacios geográficos, culturales y
organizacionales en los que ésta se desarrolla. Lo que se modifica son las características de los procesos
interactivos, las condiciones del contexto en las que éstos tienen lugar, al igual que las particularidades y las
necesidades de quienes intercalan y, por tanto, las expectativas y las metas del desarrollo.
También cambia el nivel de desarrollo del conocimiento alcanzado en el marco general de las ciencias sociales
(lo cual da lugar a nuevas tendencias en éstas), la aparición de nuevas profesiones y la redefinición del
quehacer de las existentes. Por consiguiente, para que una profesión actualice su bagaje conceptual,
metodológico y técnico, es necesaria la producción permanente de saberes en torno a su objeto de estudio y
desarrollo.
El trabajador social -independientemente del contexto, de la época, del área, del espacio y del nivel de
intervención en que se ubique- se ocupa (con desiguales niveles de claridad al respecto) del conocimiento, la
transformación, la construcción y, en fin, del desarrollo de las interacciones y los procesos sociales en la
dirección indicada por los objetivos y las tendencias profesionales en las cuales se inscriba. En esa medida,
Plantear que el objeto del Trabajo Social es el estudio y el desarrollo de las interacciones y las relaciones que
se establecen entre las personas y de éstas con las organizaciones, las instituciones, el orden socio-cultural y
el medio ambiente, en las cuales se gestan los procesos sociales que se ubican en un contexto relacional
específico, abre una perspectiva no sólo amplia (para dar cabida a la diversidad de ejercicios y tendencias
profesionales) sino también, especialmente clara para la construcción de la profesión en la medida en que
permite entrar en relación con otras disciplinas desde lo específico; es decir, participar y aportar en los equipos
multi e interdisciplinarios confluyendo y a la vez diferenciando con solvencia lo que constituye el espacio
propio y particular de la profesión; en síntesis, trabajando con identidad Profesional19 . La matriz siguiente
intenta ilustrar la perspectiva planteada.
Este enfoque abre además a la profesión perspectivas amplias en la medida en que la interacción y los
procesos sociales, como elementos fundantes de lo humano y lo social, son el campo de la negociación y de
la posibilidad de renovación del orden socio-cultural, es decir, el ámbito desde el cual es factible pensar en la
construcción de condiciones propicias para el desarrollo humano y socio-ambiental, objetivo central del Trabajo
19. André Labande en el Vocabulario técnico y crítico de la filosofía indica que lo idéntico no se define por la negación de la diferencia así como tampoco la diferencia por la negación de lo idéntico, hay en ello dos conceptos que se implican y que son la definición fundamental del pensamiento de la identidad. (Tomado vía INTERNET de Identidad cultural y mundialización Hacia una re-construcción de la identidad cultural, Documento sin otros datos tales como autor, fecha, ciudad,...).
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social.
...si la interacción es el campo donde las relaciones sociales se actualizan y se reproducen, constituye también un espacio de juego donde pueden introducirse la intervención y el cambio y donde, en cada instante, se funda de nuevo el vinculo social.20
5. LOS RETOS PARA EL TRABAJO SOCIAL:
A manera de cierre de nuestra intervención queremos sintetizar algunos de los posibles horizontes de
desarrollo que se derivan de la misma:
* Las complejas condiciones en las que se debate Latinoamérica en la actualid ad plantean a Trabajo Social
retos de considerable magnitud en la dirección de aportar a la construcción de una sociedad sostenible y
equitativa que pueda insertarse en el concierto mundial en condiciones de competitividad y desarrollo. Estos
desafíos demandan a la profesión la necesidad de interpelarse, transformarse y fortalecerse.
* Para fortalecernos como profesión es necesario retomar el debate en torno a los elementos que configuran
nuestra especificidad: la identidad y el objeto de Trabajo Social. Las reflexiones que al respecto se construyan
deben trascender los espacios académicos y vincular el colectivo de los profesionales en ejercicio, cuyas
vivencias son de singular importancia en los procesos de reexamen de nuestra esencia.
* Un núcleo fundamental para el fortalecimiento profesional es el desarrollo de la investigación que nos permita
construir compresiones holísticas tanto del objeto de Trabajo Social como de la profesión misma y de sus
procesos de constitución y desarrollo.
* Otro aspecto de singular importancia es el que hace referencia a la necesidad de fortalecer los procesos
formativos tanto de las nuevas generaciones como la de los profesionales en ejercicio (educación continuada).
Aquí se inscriben las búsquedas que se vienen desarrollando en torno a las condiciones de calidad de la
educación en Trabajo Social.
* Resulta fundamental en el momento actual definir estrategias para la construcción, la socialización y la
confrontación de los desarrollos que en diferentes espacios se están gestando. En este sentido es necesario
apropiarnos y hacer uso de los avances en el campo de la informática y la comunicación. Podemos constituir
grupos de interés a través de Internet, programar teleconferencias y, en fin, mantener una comunicación
abierta, permanente y constructiva que tenga como objeto la profesión.
20. Marc & Picard. Op. t.1992.Página 16. El subrayado es nuestro.
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* De lo anterior se deriva la necesidad de construir alternativas que permitan cerrar la brecha que se ha abierto
entre la esfera académica y los profesionales en ejercicio, con el fin de consolidar un verdadero colectivo
profesional, crítico y propósitivo alimentado por los conocimientos y los debates generados en el seno de la
profesión. Es necesario atraer a este propósito un número creciente de trabajadores sociales a lo largo y ancho
del continente, convocar todas las generaciones y activar estrategias diversas de circulación y debate de las
propuestas, los desarrollos y los cuestionamientos que en torno a la profesión se van gestando.
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