Sobre Ansiedad 4

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Importante detectar la ansiedad en los niños Los trastornos de ansiedad producen sentimientos de angustia, de miedo o intranquilidad. Si no se atienden, pueden disminuir la calidad de vida de un niño de manera significativa Marisol tiene nueve años y cursa el cuarto año de primaria. Sus padres siempre se han interesado por propiciarle un desarrollo sano y armónico en todos aspectos. Sin embargo, Marisol ha presentado últimamente algunas actitudes que antes no tenía y que sus padres consideran como caprichos momentáneos, por lo que no le dan demasiada importancia. Lo que no saben es que Marisol presenta algún trastorno de ansiedad que, de no ser atendido con oportunidad, podría ocasionarle serios problemas en un futuro no muy lejano. Los trastornos de ansiedad producen sentimientos de angustia, de miedo o intranquilidad. Si no se atienden, pueden disminuir la calidad de vida de un niño de manera significativa. Algunas consecuencias de la ansiedad en los niños pueden ser: poca atención en la escuela, baja autoestima, relaciones interpersonales deficientes y dificultad para adaptarse a su entorno familiar y social. Con frecuencia, los trastornos de ansiedad son difíciles de reconocer y muchos niños que los sufren se avergüenzan y no piden ayuda. Por todo esto, es importante que los padres los puedan detectar a tiempo. A veces, la ansiedad aparece disfrazada y la confundimos con otras cosas como flojera, falta de iniciativa, falta de confianza, o enfermedad. Pensamos que esto se debe a la edad propia del niño, a que está creciendo, a que está celoso, o porque es un niño hiperactivo. Sin embargo, podemos sospechar

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todo sobre la ansiedad en niños

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Importante detectar la ansiedad en los niños

Los trastornos de ansiedad producen sentimientos de angustia, de miedo o intranquilidad. Si no se atienden, pueden disminuir la calidad de vida de un niño de manera significativa

 

Marisol tiene nueve años y cursa el cuarto año de primaria. Sus padres siempre se han interesado por propiciarle un desarrollo sano y armónico en todos aspectos. Sin embargo, Marisol ha presentado últimamente algunas actitudes que antes no tenía y que sus padres consideran como caprichos momentáneos, por lo que no le dan demasiada importancia. Lo que no saben es que Marisol presenta algún trastorno de ansiedad que, de no ser atendido con oportunidad, podría ocasionarle serios problemas en un futuro no muy lejano. 

Los trastornos de ansiedad producen sentimientos de angustia, de miedo o intranquilidad. Si no se atienden, pueden disminuir la calidad de vida de un niño de manera significativa. 

Algunas consecuencias de la ansiedad en los niños pueden ser: poca atención en la escuela, baja autoestima, relaciones interpersonales deficientes y dificultad para adaptarse a su entorno familiar y social. Con frecuencia, los trastornos de ansiedad son difíciles de reconocer y muchos niños que los sufren se avergüenzan y no piden ayuda. Por todo esto, es importante que los padres los puedan detectar a tiempo.

A veces, la ansiedad aparece disfrazada y la confundimos con otras cosas como flojera, falta de iniciativa, falta de confianza, o enfermedad. Pensamos que esto se debe a la edad propia del niño, a que está creciendo, a que está celoso, o porque es un niño hiperactivo. Sin embargo, podemos sospechar que el niño tiene un problema de ansiedad cuando se presenta alguna de las siguientes situaciones:

Se resiste a iniciar cualquier actividad nueva o muestra rechazo al cambio. Tiene miedo a ciertas situaciones. Puede ser miedo a las críticas, a la clase

de matemáticas, a los niños más grandes, a la clase de gimnasia, etc. Tiene dificultades para practicar algún deporte porque se pone

innecesariamente nervioso, sobre todo cuando es una competencia. Tiene miedo a hacer nuevas amistades, por lo que se convierte en un niño

solitario. Tiene problemas de aprendizaje en la clase. Fisiológicamente presenta síntomas como boca seca, respiración

acelerada, necesidad de ir al baño con frecuencia, sudores, temblores, dolores de estómago, náusea, vómito o fiebre.

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Presenta pensamientos confusos, deseos de huir, pérdida de memoria, pesadillas o terrores nocturnos; comete errores que en otro momento serían impensables o tiene pensamientos negativos del tipo "no puedo".

Los niños son muy hábiles para disfrazar su ansiedad. Por eso, a veces es difícil darnos cuenta de que estamos ante un caso de ansiedad generalizada o específica. Algunos de los disfraces que utilizan son los siguientes:

La evitación. Se presenta ante la inminencia de un evento, como puede ser un examen escolar, se manifiesta con algunos síntomas físicos como dolor de cabeza, vómito o faringitis. A veces logra preocuparnos lo suficiente para que se quede en casa y curiosamente se alivia en la tarde.

La proyección sucede cuando el niño culpa a los demás de lo que ha ocurrido: a los maestros, a los padres, a los hermanos.

En cuanto a la racionalización, el niño decide, ante algo que no ha podido conseguir, que eso no valía la pena.

Por otro lado, la superstición también forma parte de los disfraces utilizados en los infantes. El niño supone de forma errónea que conseguir las cosas depende de la suerte, del destino o de la casualidad. Dice que no puede hacer nada, que no depende de él, por tanto no hay nada que hacer.

Y por último, la negación a la realidad, la cual reduce la ansiedad a corto plazo. El niño dice que todo es mentira.

¿Cómo ayudar a un niño con ansiedad?

Hay varias cosas que podemos hacer para facilitar la detección de la ansiedad en los niños, involucrándolos a ellos: primero, saber escucharlos. Cuando el niño le quiera decir o contar algo, ponga atención a lo que dice mirándolo a los ojos, así como observar su conducta no verbal y las emociones que refleja, esto le ayudará, y al niño también. Si usted está ocupado podrá oír, pero no prestará atención a lo que el niño le expone.

Es importante que no desestime los argumentos del niño. Comentarios del tipo "no digas tonterías", "no tienes 3 años", o "ya se te va a pasar", no le ayudan. Devuelva sus comentarios de forma positiva, para que el niño vea que lo está escuchando y entendiendo. Aprenda a ser comprensivo y paciente.

Es bueno que practiquen la relajación. Este método es bueno para reducir la ansiedad. A la mayoría de los niños les gusta que les enseñen técnicas de relajación, si se hace de forma adecuada y en plan de juego.

Tome en serio el miedo de los niños. Cuando un niño está asustado, sufre los mismos síntomas mentales y físicos propios de la ansiedad, aunque de forma más intensa.

En caso de que usted observe que su hijo tiene trastornos de ansiedad, que sean frecuentes o se intensifiquen, no dude en acudir a un especialista.

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En estos casos, "Gente contra la ansiedad" es una campaña que brinda las herramientas necesarias para que la gente se informe y de ser necesario, acuda a un médico especialista. Consulta www.ansiedadcero.com  o llama a 01800 ANSIEDAD desde el interior de la República Mexicana y en el Distrito Federal 1105-5953

Pagina … http://www.esmas.com/salud/home/noticiashoy/708037.html

Ansiedad en la infancia y adolescencia

Los niños y adolescentes con trastornos de ansiedad suelen experimentar un miedo intenso, preocupación o inquietud que puede durar largos períodos de tiempo y afectar significativamente sus vidas. Si no se trata con prontitud, los trastornos de ansiedad pueden derivar en:

Repetidas ausencias a clase o una incapacidad para terminar el período de escolaridad.

Deterioro en las relaciones con iguales. Baja autoestima. Abuso de alcohol u otro tipo de drogas. Problemas de ajuste en situaciones laborales. Trastornos de ansiedad en edad adulta.

1 ¿Cuáles son los tipos y características de los trastornos de ansiedad?Existe una variedad de trastornos de ansiedad que pueden afectar a niños y adolescentes. A continuación, se describen la mayoría de ellos, así como sus características:

Trastorno de ansiedad generalizada: Los niños y adolescentes con este trastorno se preocupan en extremo por sus actividades, ya sea por su rendimiento académico, deportivo o incluso por ser puntual. Esta clase de personas suelen ser muy responsables, se sienten tensos y necesitan mucha seguridad. Pueden quejarse de dolores de estómago u otras afecciones que no parecen tener una causa física.

Trastorno de ansiedad por separación: Los niños con este trastorno suelen tener dificultad en dejar a sus padres para ir a la escuela o campamento de

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verano, quedarse en casa de un amigo o estar solo. A menudo, se “aferran” a sus padres y tienen problemas para quedarse dormidos. El trastorno de ansiedad por separación puede ir acompañado de depresión, tristeza o miedo a que algún miembro de la familia se vaya o muera. Aproximadamente uno de cada 25 niños experimenta trastorno de ansiedad por separación.

Fobias: Los niños y adolescentes con fobias tienen excesivos miedos no reales de ciertas situaciones u objetos. Muchas fobias tienen nombres específicos, y el trastorno puede centrarse en animales, tormentas, agua, lugares altos o situaciones específicas como encontrarse encerrado en un lugar reducido. Los niños y adolescentes sienten verdadero pavor a ser criticados o juzgados duramente por los demás. Intentarán evitar los objetos y situaciones temidas, por lo que el trastorno puede limitar gravemente sus vidas.

Trastorno de pánico: Los “ataques de pánico” repetitivos en niños y adolescentes sin una causa aparente son signos de un desorden de pánico. Los ataques de pánico son períodos de intenso miedo acompañados por fuertes latidos del corazón, sudoración, mareo, náuseas o sentimiento de muerte inminente. La experiencia es tan terrible que viven con el miedo de que puedan sufrir otro ataque. Los niños y adolescentes con el trastorno suelen hacer cualquier cosa para evitar la situación que provoque otro ataque. Es posible incluso que no quieran ir a la escuela o separarse de sus padres.

Trastorno obsesivo-compulsivo: Los niños y adolescentes con trastorno obsesivo-compulsivo, se ven atrapados en un patrón de pensamientos y comportamientos repetitivos. Aunque puedan reconocer que éstos parecen sin sentido y traumatizantes, son muy difíciles de parar. El comportamiento compulsivo puede incluir lavarse repetidamente las manos, contar o poner en orden objetos una y otra vez. 2 de cada 100 adolescentes experimentan trastornos obsesivos.

Trastorno de estrés post-traumático: Los niños y adolescentes pueden desarrollar un estrés post-traumático después de haber experimentado un acontecimiento sumamente estresante, como experiencias de abusos físicos o sexuales, ser testigo de un hecho violento, la vivencia de un desastre como un bombardeo o un huracán. Los jóvenes con dicho trastorno suelen experimentar el acontecimiento una y otra vez en forma de fuertes recuerdos, instantáneas, u otra clase de pensamientos perturbadores. Como resultado, pueden intentar evitar todo lo que se encuentra asociado con el trauma. También sobreactuar al sobresaltarse o tener dificultades del sueño.

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2 ¿Son comunes los trastornos de ansiedad?

Los trastornos de ansiedad se encuentran entre los más comunes de los problemas mentales, emocionales y de comportamiento que se presentan en la niñez y la adolescencia. Aproximadamente, 13 de cada 100 niños y adolescentes de entre 9 y 17 años experimentan algún tipo de trastorno de ansiedad; Las niñas se ven más afectadas por el problema que los niños y cerca de la mitad de los niños y adolescentes con estos trastornos padecen un segundo trastorno de ansiedad u otro trastorno mental o de comportamiento, como la depresión. Además, los trastornos de ansiedad pueden coexistir con trastornos de salud físicos que necesitan tratamiento

¿Quién tiene más riesgo de padecerlos?

Recientes investigaciones han confirmado que el carácter del joven puede jugar un papel importante en los trastornos de ansiedad entre algunos niños y adolescentes. Por ejemplo, algunos niños suelen ser muy tímidos y adoptar una actitud retraída en situaciones fuera del ámbito familiar, lo que ya es un posible signo de riesgo en desarrollar estos trastornos. La investigación en esta área es muy compleja debido a que los miedos en la niñez a menudo suelen desaparecer al crecer.

También hacen hincapié en que debería realizarse una observación más cuidadosa cuando los niños tienen entre 6 y 8 años. Durante este período, el miedo de los niños a la oscuridad y a las criaturas imaginarias disminuye y se acrecienta la ansiedad hacia el rendimiento escolar y las relaciones sociales. Un exceso de ansiedad en los niños de esta edad, puede ser una señal de alarma en cuanto al posterior desarrollo de trastornos de ansiedad.

Los estudios sugieren que los niños y adolescentes tienen más posibilidad de desarrollar el trastorno si sus padres lo padecen. Sin embargo, no prueban si los trastornos son ocasionados por la biología, el entorno o ambos. Son necesarios más datos para clarificar si los trastornos de ansiedad pueden ser hereditarios.

Ayuda disponible para los jóvenes con estos trastornos

Los niños y adolescentes con estos trastornos pueden beneficiarse de una variedad de tratamientos y servicios. Tras un adecuado diagnóstico, pueden ser los siguientes:

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Tratamiento cognitivo-conductual, mediante el cual los jóvenes aprenden a tratar sus miedos modificando las formas en que piensan y se comportan;

Técnicas de relajación; Biofeedback (control del estrés y tensión muscular) Terapia familiar; Formación familiar; y Medicación.

Mientras que las terapias cognitivo-conductuales son efectivas en el tratamiento de algunos trastornos de ansiedad, la medicación trabaja bien en otros. Algunas personas con trastornos de ansiedad se benefician de una combinación de ambos. Se requiere más investigación para determinar qué tratamiento funciona mejor para los diversos tipos de trastornos de ansiedad.

¿Qué pueden hacer los padres?

Si los padres u otros cuidadores observan síntomas repetitivos de trastornos de ansiedad en sus niños o adolescentes, deberían:

Hablar de ello con su médico de cabecera para que determine si los síntomas son ocasionados por un trastorno de ansiedad o por algún otro trastorno y también puede derivar a un profesional de la salud mental.

Buscar un profesional de la salud mental especializado en trabajar con niños y adolescentes, que utilice la terapia cognitivo-conductual o terapia del comportamiento, entre otras.

Obtener información adecuada de bibliotecas, librerías u otras fuentes Asesorarse sobre tratamientos y servicios Hablar con otras familias en sus respectivas comunidades.  Localizar organizaciones o asociaciones de familias con el mismo

problema.

Las personas que no están satisfechas de la atención recibida en esta área deberían dirigir sus quejas a la institución o persona que se las ha facilitado, pida información o busque a través de otras fuentes.

* Nota: La información facilitada en este portal es sólo de carácter orientativo. Recuerde que únicamente el profesional de la salud está capacitado para efectuar un diagnóstico.

Fuentes:NIMH (Instituto Nacional de la Salud Mental)DSM- IV (Asociación Americana de Psiquiatría)CIE -10 (Organización Mundial de la Salud) página inter http://www.actad.org/actad_cas/ansiedad_infantil.php

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http://www.clinicadeansiedad.com/02/233/Educando-a-los-ninos-para-prevenir-la-ansiedad.htm

En los trastornos de ansiedad interactúan factores biológicos o constitucionales, factores personales y factores ambientales. Entre los factores ambientales destacan los acontecimientos vitales o situaciones traumáticas, el estilo educativo de los padres, y, en general, los procesos de socialización del niño-adolescente-adulto en los diferentes ámbitos de su vida: familia, escuela, amigos, trabajo, etc. Entre los factores personales implicados en la génesis y el mantenimiento de los trastornos de ansiedad destacan la valoración personal y subjetiva que cada persona hace de uno mismo (autoestima), los rasgos de personalidad y los recursos de que dispone el individuo para afrontar los problemas (estrategias de afrontamiento).

Las personas más próximas al niño tienen un papel muy importante en la prevención de los trastornos de ansiedad. Los padres y los educadores pueden reducir el impacto de las situaciones o acontecimientos vitales estresantes que viva el niño, pueden educarlo para potenciar sus recursos personales y pueden promover nuevas experiencias y fomentar hábitos de vida saludables.

TÉCNICAS DE RELAJACIÓN EN NIÑOS Y ADOLESCENTES Publicado febrero 26, 2009 INFANTIL , PRIMARIA , SECUNDARIA 6 Comentarios

Tecnicas de relajación

 

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RELAJACIÓN EN ADOLESCENTES

La relajación es una técnica muy sencilla de aplicar que puede serte de enorme ayuda para eliminar estados de tensión, nerviosismo, ansiedad…que se te pueden presentar en numerosas situaciones de tu vida, ya que, si no controlas y reduces estas situaciones negativas, éstas pueden conducirte al fracaso de esa situación determinada (por ejemplo, los nervios característicos previos a las situaciones de examen).

 

Si aprendes a relajarte cuando adviertas que te encuentras en uno de estos estados negativos de nervios o tensión y que tú mismo sabes perfectamente que pueden hacerte fracasar en lo que estás haciendo, conseguirás evitar o al menos reducir enormemente estos estados perjudiciales para ti.

 

Piensa por un instante en el día de antes a un examen de clase, o mejor, en los cinco o diez minutos anteriores al examen de matemáticas….

¿Por qué te pones nervioso? No, no hace falta que contestes. Las situaciones de nervios, tensión, ansiedad. Son normales, por ejemplo, en las situaciones de examen. Casi todo el mundo nos ponemos nerviosos. Pero, también es cierto que, utilizando las técnicas y recursos apropiados y adecuados a cada momento y a cada persona, puedes hacer reducir enormemente la influencia de todos ellos.

 

Sólo cinco o diez minutos antes de una situación que te produzca tensión o nervios, prueba a utilizar y a autoaplicarte una técnica de autorrelajación y pronto verás como los efectos de esos nervios y tensiones se eliminan en su gran mayoría y, como consecuencia, tus resultados en la tarea que estés haciendo mejorarán de manera evidente.

 

Puedes utilizar la misma dinámica que se ha practicado en clase. Aquí tienes el guión para que puedas practicar por tu cuenta:

 

- Ponte en una postura cómoda y cierra los ojos. Respira con tranquilidad tomando el aire por la nariz y expulsándolo por la boca, lentamente.

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-Cierra la mano derecha haciendo un puño. Aprieta fuerte. Nota la sensación de tensión en el antebrazo y en la mano. Ahora deja la mano y el antebrazo relajados, flojos, totalmente relajados.

- Haz ahora un puño con la mano izquierda y aprieta fuerte los dedos.

Nota la tensión. Ahora afloja la mano, relájate. Abre poco a poco la mano y concéntrate en la sensación de relajación.

 

- Ahora cierra las dos manos haciendo un puño con ellas. Aprieta los dedos con fuerza. Nota la tensión. Ahora afloja las manos, relájate. Nota la sensación de relajación. La sensación ahora es agradable.

 

 Estás muy tranquilo y relajado, muy tranquilo y relajado

 

- Concéntrate ahora en tu frente. Levanta las cejas con fuerza hacia arriba de modo que se te formen arrugas horizontales en la frente. Mantenlas así. Nota la tensión en tu frente. Ahora relaja la frente, déjala lisa. Sientes la relajación en la frente y en toda tu cabeza.

 

- Ahora aprieta los ojos cerrados con fuerza. Siente la tensión en la zona de los ojos. Aflójalos y relájate. Mantén los ojos cerrados con suavidad y sin fuerza y nota la sensación de relajación.

 

- Aprieta las muelas unas contra otras. Nota la tensión en las mandíbulas. Aflójalas y relájate. Deja los labios y la musculatura de la cara completamente relajados.

 

- Aprieta la cabeza hacia atrás todo lo que puedas, de manera que sientas tensión en la nuca. Relájate. Pon la cabeza en una posición agradable y deja caer la cabeza hacia delante apretando la barbilla contra el pecho. Nota la tensión del cuello y de la nuca. Ahora levanta la cabeza y nota cómo va llegando lentamente

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la relajación. Balancea la cabeza de atrás hacia delante y de izquierda a derecha de modo que la tensión en el cuello y en la nuca desaparezca.

 

- Levanta los hombros hasta casi la altura de tus orejas. Date cuenta de la tensión que notas. Deja caer los hombros. Siente una agradable sensación de relajación. Nota cómo tus músculos están cada vez más relajados. Intenta relajarlos todavía más. Nota cómo la relajación llega a los músculos de la espalda. Relaja totalmente la nuca, el cuello, las mandíbulas, toda la cara. Deja que la relajación llegue a los brazos y a las manos hasta la misma punta de los dedos.

 

- Concéntrate ahora en la respiración. Fíjate cómo el aire entra y sale de tus pulmones. Después de aspirar mantén el aire por unos momentos. Luego expulsa el aire. Nota cómo al expulsar el aire el pecho se relaja agradablemente. Respira lentamente durante un rato. Nota las sensaciones agradables y relájate. Estás muy tranquilo y relajado.

 

- Pon ahora atención en el estómago. Mételo para adentro del todo. Nota la tensión. Ahora relájalo. Respira libre y tranquilamente. Nota la sensación de relajación que se extiende por toda la musculatura del vientre.

Concéntrate en la respiración. Respira tranquila y lentamente. Piensa: el aire entra y sale con facilidad de mi pecho y me encuentro bien. Estoy tranquilo y relajado.

 

- Ahora presiona fuertemente los talones contra el suelo. Las puntas de los dedos las vuelves hacia arriba. Tensa las pantorrillas, los muslos y la musculatura de las nalgas. Mantén un momento la tensión. Ahora relájate. Deja los músculos cada vez más flojos y relajados. Las piernas cada vez están más relajadas y pesadas. Deja que la relajación suba entera desde los pies, a través de las piernas a las espaldas, al pecho, al estómago, nuevamente a las espaldas, a los brazos, a las manos, a la punta de los dedos, al cuello y a la cara.

 

- Deja todo tu cuerpo flojo y relajado del todo. La frente lisa, los párpados pesados, las mandíbulas relajadas. Nota cómo descansas con todo tu peso sobre la silla. Respira profundamente.

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No pienses en nada, sólo en la agradable sensación de estar relajado. Te sientes tranquilo, agradable, relajado, muy tranquilo, agradable, relajado.

 

- Ahora cuenta hacia atrás: Cinco, cuatro, tres, dos, uno. Te dices a ti mismo: me siento perfectamente, como nuevo y muy tranquilo.

Ahora abre poco a poco los ojos y ponte cómodo…

http://heliosorienta.wordpress.com/2009/02/26/tecnicas-de-relajacion-en-ninos-y-adolescentes/

Técnicas de relajación para niños

 Los niños necesitan jugar y moverse, pero también necesitan momentos para calmarse y relajarse, descansar. Para ello existe juegos de relajación, lo cuales fomentan la tranquilidad, disminuyen el estrés y la ansiedad.

Enseñar a los niños a relajarse desde edades tempranas, hará que se convierta en un habito y parte de sus vidas. Como adolescentes y adultos sabrán utilizar la relajación para disminuir tensiones, reaccionar con calma y eficacia ante cualquier situación.

Beneficios de las Técnicas de Relajación:

 

En los niños la relajación sirve para distender el organismo y disminuir el estrés muscular y mental.

Ayuda a aumentar la confianza en uno mismo, la memoria y la concentración, lo cual permite mejorar la calidad del aprendizaje.

Tras una actividad intelectual o física mas o menos intensa, la relajación permite al niño alcanzar un estado de bienestar, tranquilidad y de concentración armoniosa para emprender su próxima actividad.

Canaliza las energías de los niños, ajusta el nivel de activación y produce un bienestar global.

Diversos estudios demuestran que también ayuda a vencer la timidez. En personas muy nerviosas, contribuye incluso en la intervención de tics y de otros síntomas relacionados con la ansiedad.

También ayuda a enriquecer la sensibilidad y mejorar la calidad de sueño. Mejora la circulación sanguínea, disminuye la angustia, los ataques de pánico y ayuda a

eliminar el tartamudeo. En el caso de niños con asma, los ejercicios de relajación practicados con regularidad

ayudan a prevenir las crisis y actuar más eficazmente durante las mismas.

Frecuencia: Lo ideal es 20 minutos diarios. Pero en el caso de los niños, conviene fragmentar esta sesión en periodos más cortos, pueden ser 3 a 5 minutos por la mañana, y otra sesión por la tarde..

Algunas técnicas de relajación:

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Contracción-distensión: Técnica que consiste en contraer un músculo o un grupo de músculos durante unos segundos para luego aflojar la contracción progresivamente. Esta contracción máxima permite sentir la distensión del grupo muscular objeto del ejercicio.

Balanceo: Técnica que consiste en imitar el movimiento de un balancín, de un columpio. Se trata de realizar un movimiento de vaivén de delante hacia atrás, o de derecha a izquierda. La parte del cuerpo que se está relajando (por ejemplo, un brazo, una pierna, la cabeza) debe estar distendida y blanda.

Estiramiento-relajación: Consiste en estirar progresivamente una parte de cuerpo, alargándola lo más posible. Debe mantenerse esa postura durante unos segundos y luego aflojar suavemente esa parte del cuerpo. Es importante aflojarla con suavidad, dejándola caer resbalando, sin que golpee. Después, se balancea ligeramente esa parte del cuerpo.

Caída: Consiste en dejar que la fuerza de gravedad actué sobre el cuerpo. Luego de haber levantado una parte del cuerpo, la dejamos caer lentamente, resbalando (sin que golpee). Se deja descansar esa parte durante unos segundos y luego se repite el movimiento dos o tres veces.

Consejos antes de realizar las técnicas de relajación:

Sin duda, para realizar los ejercicios de relajación es necesario que la educadora se encuentre relajada. Por tanto es recomendable previamente realizar estos ejercicios, ya que las sensaciones de tranquilidad o de estrés se pueden transmitir fácilmente a los niños.

Los ejercicios de relajación son recomendados para niños a partir de los 5 años. Se deben tener en cuenta las diferencias de cada niño, ya que algunos requieren más

tiempo para relajarse que otros. No obligar al niño a realizar ejercicios de relajación, hay que especificar siempre que los

niños no desean jugar, no tienen la obligación de hacerlo; hay que motivarlos e incentivarlos mas no presionarlos, ya que la relajación es una actividad voluntaria.

http://www.cosasdelainfancia.com/biblioteca-psico11.htm