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Julio-Agosto 2010 1 CONTENIDO DL B - 14022 - 1998 Cubierta: Juan Carlos García. Edita: Editorial Teosófica SCooCL. para la Sociedad Teosófica Española. Presidente de la Sección: Clarisa Elósegui La Sociedad Teosófica Española sólo es responsable de las comunicaciones oficiales que aparecen en esta revista. Las opiniones de los autores son de su propia responsabilidad. SOPHIA Nº 255 JULIO-AGOSTO 2010 EDITORIAL ACEPTACIÓN DE LAS CIRCUNSTANCIAS CON VAIRÂGYA ....................................... 3 DESDE LA ATALAYA, Radha Burnier La importancia del cambio social ........................................................................................... 5 Una actitud vigilante ............................................................................................................... 7 Programas de disección virtuales ............................................................................................ 8 ENTRAR EN LA CORRIENTE Trân-Thi-Kim-Diêu ............................................................................................................... 10 LA LIBERTAD, UNA INQUIETUD FILOSÓFICA I.K. Taimni ............................................................................................................................ 18 LA INTEGRACION ESPIRITUAL Clara M. Codd ....................................................................................................................... 25 ACTIVIDADES ........................................................................................................................ 32

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Julio-Agosto 2010 1

CONTENIDO DL B - 14022 - 1998

Cubierta: Juan Carlos García.Edita: Editorial Teosófica SCooCL. para la Sociedad Teosófica Española.Presidente de la Sección: Clarisa ElóseguiLa Sociedad Teosófica Española sólo es responsable de las comunicaciones oficiales queaparecen en esta revista.Las opiniones de los autores son de su propia responsabilidad.

SOPHIANº 255 JULIO-AGOSTO 2010

EDITORIALACEPTACIÓN DE LAS CIRCUNSTANCIAS CON VAIRÂGYA .......................................3

DESDE LA ATALAYA, Radha BurnierLa importancia del cambio social ...........................................................................................5Una actitud vigilante ...............................................................................................................7Programas de disección virtuales ............................................................................................8

ENTRAR EN LA CORRIENTETrân-Thi-Kim-Diêu ...............................................................................................................10

LA LIBERTAD, UNA INQUIETUD FILOSÓFICAI.K. Taimni ............................................................................................................................18

LA INTEGRACION ESPIRITUALClara M. Codd.......................................................................................................................25

ACTIVIDADES ........................................................................................................................32

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EDITORIAL

He aquí una palabra sánscrita queencontramos muchas veces es-parcida por los textos teosóficos

a nuestro alcance. Generalmente, cuan-do esto sucede con ésta y con muchasotras palabras sánscritas que se presen-tan a lo largo de nuestras lecturas, sen-timos como una especie de incomodi-dad y pasamos sobre ellas como si talcosa. Puede que algunas de ellas, a me-dida que las vemos repetidas y conec-tándolas con el contexto de lo que esta-mos leyendo o estudiando, nos resultenya tan familiares que incluso llegamosa descubrir su significado. Vairâgya esuna de ellas, pero tal vez no está de másque recurramos al Glosario Teosófico yveamos qué es lo que nos dice al res-pecto:

Vairâgya - Esta palabra se ha tra-ducido en el sentido de indiferencia,desapego, desprendimiento, indiferen-cia ante los objetos placenteros del mun-do, apatía, carencia de deseos, desapa-sionamiento, renuncia, y otros términospor el estilo. Patanjali, el célebre autorde los Aforismos del Yoga, define la vozvairâgya diciendo: “Es el estado de

ánimo (conciencia) en que se halla aquelque ha subyugado sus deseos y no ape-tece los objetos de los sentidos ni losrevelados por las Escrituras” (libro I,aforismo 15). En su comentario sobreeste punto, dice Manilal Dvivedi: Se hacreído más conveniente traducir la pa-labra vairâgya por desapego o despren-dimiento mejor que por desapasiona-miento, como se hace ordinariamente.Lo que atrae a la mente y la hace asu-mir varias formas como pasiones, emo-ciones, sensaciones, etc., no es más querâga, apego; y vairâgya, por lo tanto,es más bien la ausencia de todo apegoque no la ausencia de algún simple re-sultado de dicho apego, como pasión,etc. Vairâgya es el efecto del verdaderodiscernimiento, y según Vyâsa es el es-tado final del conocimiento perfecto, esdecir, aquel estado en que la mente, alllegar a conocer la verdadera naturale-za de las cosas, ya no se verá más enga-ñada por el falso placer de las manifes-taciones de Aviâyâ (la ignorancia).

Esta es la prolija definición de estapalabra de la que nos estamos ocupan-do. Tal vez de todas las acepciones des-

ACEPTACIÓN DE LAS CIRCUNSTANCIAS CONVAIRÂGYA

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critas una de las más notorias es la deque su significado es “el efecto del ver-dadero discernimiento.” Esta última pa-labra “discernimiento” forma parte prin-cipal de uno de nuestros textos manua-les más importantes: A los Pies delMaestro, en cuyo texto figura como unade las prerrogativas para abordar el prin-cipio del Sendero de la Espiritualidad.

No cabe duda de que el discerni-miento es importante en nuestra vida siqueremos calibrar todo cuanto en ellanos sucede o nos viene sucediendo.“Desapasionamiento” también es unadefinición muy apropiada puesto que nonos da a entender, como una anteriordefinición que dice “desapego” y que,según como se interprete puede confun-dirnos, que hemos de eludir actuacionesy responsabilidades que podrían corres-pondernos. Este desapasionamiento muybien puede seguir a un discernimientoverdadero. Es factible que ese “desape-go” pueda conducirnos a pensar quedesinteresándonos absolutamente de lascosas, la cuestión del discernimiento ydel desapasionamiento ya está resuelta,pero no es así.

Sin mucha reflexión normalmenteconsideramos que “desapegarnos” de lascosas es la solución que se nos pidecuando se nos aconseja “vairâgya,”¡pero cuidado! Ese desapego nunca que-rrá decir que nos desentendamos de lascosas para que éstas no nos afecten, locual redundaría en un descarado egoís-mo. Sí que hemos de “desapegarnos,”pero la cosa no resulta tan fácil porquevairâgya es una actitud muy positiva quenormalmente y a nivel popular sólo al-canzamos esporádicamente y en ocasio-

nes determinadas y con el esfuerzo co-rrespondiente. Sostener ese “desapego”verdadero en todo momento y en todacircunstancia es ya elucubrar con unosalcances que están fuera del individuocorriente.

Pero no confundamos esta situaciónde desapego con el de desentendernosabsolutamente de todo para nuestra co-modidad y tranquilidad de espíritu, por-que eso no es posible si queremos se-guir adelante. Si estamos en un mundode objetividad aparente, hemos de ac-tuar con objetividad en primer lugar, yeso sí que es un mérito si lo consegui-mos realmente. Nunca el desapego tie-ne que significar una fórmula de escapefortuito ante una drástica situación. Tam-poco significa que hayamos de enfren-tarnos a ella con ánimo de solucionarlaa la brava y luego quedarnos tan tran-quilos.

Es difícil opinar escuetamente y conclaridad expresiva sobre cómo llegar aun desapasionamiento-desapego-vairâgya sin meternos en explicacionesdifíciles, porque igual como es difíciltraspasar las impresiones de un estadode conciencia que supere la normalidadde la misma a nuestro nivel conocido,tan difícil o más es tratar de aclarar cómoconseguir ese estado de desapego conlos demás y con las cosas. Lo que hayque tener muy claro es que nunca alcan-zaremos ese estado que se nos pide sinos zafamos de los problemas y las si-tuaciones y lo único que hacemos es huirde ellos. Repetimos: es difícil tratar deexplicar el sentido y la sensación de estedesapego puesto que la única actitudválida que puede hacerlo es la propia

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experiencia y la tranquilidad de que asíes.

Por ejemplo, ante una situación caó-tica, conflictiva, realmente preocupan-te, si logramos que nuestra mente-emo-ción se sitúe por encima del problema ylo enfoque “desapasionadamente” comosi se tratara de una cosa aparte de unomismo pero sabiendo que no estamosseparados de ella, entonces es factibleuna tranquilidad de espíritu y sosiegoque se traducen como vairâgya, es de-cir, como desapego real. En cuanto adesprenderse de lo material, el desape-go es más fácil que no en el terreno delo emocional o lo mental, porque todos“sentimos” y “pensamos” muy profun-

damente a nivel de nuestro ego perso-nal y traspasar esta situación paraadentrarnos en el fértil terreno de lo es-piritual es, como hemos dicho antes, unacosa no solamente difícil de lograr sino,en principio, difícil siquiera de vislum-brar. No se trata tanto de sentir como de“ver” con lo que los cristianos dirían “losojos del alma” y nosotros podríamos lla-marlo “visión interna.

El mejor corolario de estas reflexio-nes sería lo que el mismo Glosario nosdice acertadamente: “Vairâgya es el es-tado final del conocimiento perfecto.”

C.B.

DESDE LA ATALAYA Radha Burnier

La importancia del cambio socialEn la misma medida en que la gente

de todo el mundo cree que el nivel deeficiencia es cada vez mayor, o deberíaserlo, se va relegando el lugar que ocu-pa la ética en la vida. A los niños se leseduca para conseguir un buen trabajo yalcanzar el éxito con su esfuerzo, inde-pendientemente de si lo que hacen estábien o mal. La cuestión de lo que estábien, o de lo que es muy opuesto a loque está bien, les preocupa muy poco.En un artículo sobre este tema publica-do en el Guardian Weekly, leemos las

preguntas que se hicieron a unos estu-diantes de diez años. Los niños lo basa-ban casi todo en términos de cómo ob-tener un trabajo, la verdadera razón porla que creen tener que adquirir las habi-lidades sociales. Cuando se les pregun-tó si ese era el único objetivo, la mayo-ría dijeron “Claro que sí. ¿Es que hayotro?” Si esta es la actitud de las perso-nas que consideramos educadas, ¿quépodemos esperar de la gente en gene-ral? En otro artículo, el autor habla delaltruismo como de un posible mecanis-mo importante para nuestros antepasa-

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dos, en una etapa determinada de su evo-lución y dice que también puede ser unaclave para nuestra supervivencia actual-mente. Esto es, pues, lo que pensamosdel altruismo, un medio para conseguirun fin egoísta.

A la ética se le ha dado un lugarimportante en el estudio de la filosofía,pero se ha convertido en algo simple-mente teórico. Cada vez interesa menostener una percepción ética de lo que ocu-rre en el entorno inmediato de una per-sona o en el mundo en general. La ética,de hecho, se considera poco importantecomo práctica, aunque puede que sigaocupando un puesto en el estudio de lafilosofía.

En Grecia y en la India, y tal veztambién en algunas otras civilizaciones,ocupaba un sitio distinto. Formaba, in-dudablemente, parte de una base filosó-fica, pero más que nada era la base deun estilo de vida por el cual los sereshumanos merecían el nombre de “huma-nos”. Los animales, naturalmente, no tie-nen que practicar la ética, ellos tienenun código moral propio. Pero el ser hu-mano, que posee la capacidad de pen-sar, tiene el derecho y el deber de deci-dir cómo quiere vivir; y las filosofías dealgunos países, incluyendo los antes ci-tados, nos dieron una pauta respecto aeste tema.

Llega un momento en que la consi-deración ética se practica en la vida deforma inconsciente y natural. Un serhumano totalmente adulto e internamen-te maduro no puede carecer de las con-sideraciones relacionadas con la ética entodo lo que hace. Tiene una situacióndelante y ha de decidir si tener éxito es

correcto o solamente importante. Estascuestiones no le preocupan, pero le en-señan de un modo que no hacen otrascuestiones. La ética forma parte de lavida, una parte importante, para alguienque sea digno de ser un ser humano yque sea más capaz que otra persona quetodavía no es consciente de todo esto.

Una conciencia ética es lo que con-duce al ser humano hasta el sentimientoreligioso. El sentimiento religioso es laconciencia de la naturaleza sagrada detodas las cosas. Está oculto en el casode la mayoría de la gente, pero igual-mente existe. Es difícil describir qué es,pero su importancia la puede sentir todoaquél que lo haya experimentado. Poresto, tanto si se trata de cortar una plan-ta, como de herir a un ser humano o enlas relaciones más complicadas, ocupaun lugar. Pero hay que llegar a este sen-timiento empezando por comprender laimportancia de la actitud correcta y delsentimiento correcto hacia todas las co-sas, y del valor oculto de esta compren-sión.

¿Qué es lo correcto? Este es un des-cubrimiento que sólo puede hacer el serhumano. No tiene nada que ver connuestras preferencias personales ni tam-poco condena a nuestros enemigos aseguir adelante. Tiene que conocersepara poder apreciarlo. Una gran parte dela vida, en sus primeras etapas, consisteen descubrir el elemento ético a travésde toda la confusión de situaciones quevan apareciendo. Una persona que seaéticamente consciente no se ve afectadapor los sentimientos personales. Las si-tuaciones las mira desde un punto devista más elevado.

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Este punto de vista más elevado eslo que conduce al ser humano hasta elmundo de la bondad, del amor y de lasabiduría. Es, pues, importante empezara descubrir qué es lo ético. Algunas per-sonas sabias han dicho que todo en lavida es para bien, porque todas las co-sas nos pueden enseñar lo que es buenoy lo que no lo es. Podemos, pues, decirque la vida se vive no para tener éxito,para seguir adelante, para ser apreciarlaetc., sino para descubrir lo que es real-mente correcto. Cuando se contempla lavida de esta manera, tal vez también sereduce el sufrimiento, porque una per-sona se da cuenta de que, de hecho, todoes bueno. En cada individuo hay cosasimperfectas que hay que descubrir y delas cuales se pueden aprender lecciones.

Una actitud vigilanteSiempre resulta difícil saber lo que

está bien y lo que no, porque lo que escorrecto para una persona menos desa-rrollada podría no serlo para un indivi-duo más avanzado. Entonces, ¿quién tie-ne que decidir? Naturalmente esto esalgo que tendría que preocupar a todoaquél que empieza a ser consciente delo que está bien y lo que no. Antes deque aparezca esta conciencia en su men-te se comportará más como un animal yhará todo lo que le parezca ventajoso enese momento.

El hecho de estar en la SociedadTeosófica supone que una persona hallegado al punto en el que no solamentepiensa en lo que es correcto desde supunto de vista personal, sino en lo quebeneficia a un número cada vez mayorde personas. Llega el momento en el que

piensa en el bien de todos y de todas lascriaturas que están en el mundo. Tal vezalcanza un nivel en el que se preocupedel bien no sólo de las criaturas que vi-ven en este momento, sino incluso delos que se supone que están muertos. Talvez sepa que el cuerpo está muerto, perolo que habita el cuerpo no lo está. En laSociedad Teosófica, esperamos que lagente se preocupe por su manera de vi-vir. Es una manera que beneficia a losdemás, incluso a gente a la que nunca seve, o solamente a los que percibimos fí-sicamente. Llegamos a una etapa en laque somos conscientes de muchas co-sas, sin ni siquiera verlas u oírlas. Aldecir esto, hay que ser muy prudente,porque también se puede aplicar esteprincipio de manera incorrecta. Pode-mos presuponer todo tipo de cosas res-pecto a personas y cosas que nunca he-mos visto, y decir lo que nos pasa por lacabeza, aunque no sea correcto. Todoello acaba convirtiéndose más o menosen lo que podríamos llamar una inven-ción. La mayoría de mentiras lo son res-pecto a cosas que no sabemos, pero quecreemos saber. Entonces, cuando habla-mos de estas cosas, es muy posible quesean incorrectas.

Quedé especialmente sorprendidauna vez al leer un largo escrito que nocontenía casi nada que correspondiera ala verdad. Puedo afirmarlo con ciertogrado de confianza, porque todo el artí-culo hablaba de mí y los defectos de losque hablaban eran míos. Muchas frasesque se suponían ciertas no lo eran ymuchas otras eran totalmente imagina-tivas y nada más. Decían, por ejemplo,que yo me había puesto en contacto con

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altos cargos del Gobierno de la India yles había hecho aceptar lo que yo queríamediante “incentivos”. Todo era produc-to de la imaginación pero lo presenta-ban como si fuera cierto. El resto delescrito era parecido. Es el problema dela gente con una imaginación llena deprejuicios; confunden la ficción con laverdad y se rigen sobre esa base que lesconduce por un camino muy dudoso.

Muchas creencias, especialmente lasque pertenecen a la religión, son de estetipo. Se cogen las ideas de una personay se transmiten a otra, y todas ellas pue-den ser erróneas. Todavía hay muchagente que tiene una percepción y unaimagen del carácter de HPB totalmenteequivocadas. La consideran una impos-tora, una estafadora de clase baja etc.Pero todo esto no es cierto. Este tipo deespeculaciones presentadas como ver-dad se va extendiendo no sólo a lo am-plio, sino que, en el tiempo continúamucho más allá, porque de esa percep-ción falsa van naciendo otras muchasideas. Así pues, es mejor no llegar a con-clusiones, sino mantener la mente abier-ta.

Tener la mente abierta respecto aciertos prejuicios puede resultar difícil,porque se tiende a aceptar las ideasimperantes en una época y región deter-minadas. Estos prejuicios son muy difí-ciles de expulsar para mantener la men-te libre de afirmaciones sin verificar. Enla Sociedad Teosófica, una de las cosasque hemos de aprender es a mantener-nos abiertos, sin recargar el cerebro conmuchos tipos de “información”, verda-dera o falsa. Una gran parte de las cosasque recordamos no tienen ninguna im-

portancia. En estos casos tal vez lo me-jor sea aligerar la mente de todas lascosas innecesarias y de los recuerdos detodo lo que sabemos o imaginamos. Tra-temos, pues, de mantener la mente librey abierta y de mirar las cosas sin llegara ninguna conclusión sobre temas queno estamos en disposición de juzgar.

Programas de disección virtualesNos alegra leer en The New Indian

Express del 16 de marzo 2010 que hayotras universidades que dejarán tambiénde diseccionar animales para los expe-rimentos zoológicos que hacen en loslaboratorios. Entretanto, la UniversityGrants Comission (una organización detoda la India), está considerando poco apoco la idea de abolir estos experimen-tos, aunque de momento no parecen ha-ber llegado a ninguna decisión definiti-va. Nos dicen que ya se ha acabado ladisección de animales vivos, o que seestá en proceso de acabar con ellos, enuna media docena de universidades.Existen varias alternativas para muchosde estos experimentos, incluyendo ladisección virtual, el estudio de campode los animales, y otros métodos máshumanos para aprender cosas sobreellos, según los defensores de un trata-miento ético de los animales en la In-dia. Si lo que ha aparecido en el perió-dico es cierto, entonces es un comienzomuy alentador. Hay muchas universida-des en la India y la disección puede te-ner “un impacto devastador en el medioambiente, diezmando las poblacionessalvajes de insectos y anfibios”.

Aunque tal vez no todos estén deacuerdo con ello, al final será muy be-

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neficioso terminar con la indiferencia yla crueldad, que será el resultado de tra-tar a los animales en estudios de cam-po, etc. Se llegaron a considerar vitalesmuchas formas de investigación que,más adelante, fueron innecesarias, por-que se descubrieron otros métodos mássimples y más fáciles. Incluso ahora,cuando en Europa ya se ha demostradoque es algo superfluo, los Estados Uni-dos siguen utilizando a los animalespara probar varios artículos, y para ha-cer que los medicamentos sean más se-guros para los seres humanos. Pero es-tos mismos medicamentos producidosen Europa sin una experimentación con-tinua a gran escala con animales, comoen los Estados Unidos, también se hanprobado y resultan muy seguros. Des-graciadamente, hay empresas que si-guen usando a los animales fuera deEuropa y venden después los productosen Europa.

El deseo de tener beneficios econó-micos es tan fuerte en muchos casos quetodas las otras consideraciones quedanen segundo plano. Esta es la razón porla que están proliferando medicamen-tos usados por los seres humanos, a loscuales se hacen adictos; el grandísimo

número de personas implicadas en estenegocio encontrará cualquier métodoque puedan para hacer prevalecer supunto de vista y hacer que sus ingresosaumenten.

En el pasado había en la India mu-chas personas que se contentaban conganar lo suficiente para vivir con unacomodidad razonable, llevando a cabolo que tuvieran que hacer. Esta actitudse ha visto sustituida en la actualidad porel deseo de experimentar todos los “pla-ceres” que tenemos a nuestra disposiciónen la actualidad. Parece que, como ten-dremos que renunciar a algunos de es-tos placeres, por el impacto que todo estoestá causando en el entorno, habrá unamayor promoción de diversiones y demaneras artificiales de hacer agradablela vida, cuyos efectos serán desastrosos.Es ya pues, hora de pensar en este tema,y de darnos cuenta de que la simplici-dad e incluso la austeridad son más de-seables y beneficiosas que la ambicióndesbocada actual de tener más placeresy más cosas de las que el ser humanoimagina como buenas.

(The Theosophist, mayo 2010.)

Al pedirle una vez una buena regla de conducta, el Profetarespondió: “No hables mal de nadie”.

Mahoma

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En diferentes partes del mundo, laSabiduría Antigua ha atraído mu-chas y muchas veces la atención

sobre la Conciencia Una que sostiene yanima todas las cosas existentes y les davida. Personajes excepcionales, periódi-camente y bajo formas distintas, han re-cordado esta sabiduría a la humanidad.El último en aparecer en la historia dela humanidad fue conocido en el mun-do con el nombre de Jiddu Krishnamurtiy se nombraba a si mismo mediante laletra “K.”

Merece la pena señalar que un ver-dadero cristiano reconocerá en las en-señanzas de K la esencia del Evangelio,mientras que un buddhista encontrará enellas el sentido profundo de los sermo-nes del Buddha. O bien, más concreta-mente, el buddhista Mahayana que es-cuchara a Krishnamurti podría percibiren sus palabras la quintaesencia del men-saje de Hui-Neng, el Sexto Patriarca delBuddhismo (chino) Chan, que estuvo enel origen del buddhismo japonés Zen,más tardío. Además, un poeta recono-cerá que —a despecho, o tal vez a causade la sencillez, de la precisión y de la

ausencia de forma estrictamente técnicade sus palabras— la mayoría de los tex-tos, los paisajes circundantes, las perso-nas, que formaban parte de las observa-ciones íntimas, son poesía pura.

Es con la máxima frecuencia con laque K modificaba el sentido de las pala-bras que utilizaba donde reside uno delos factores que han dado vida a sus en-señanzas. Tal vez sería más correcto de-cir que la libertad con la que utilizabalas palabras les infundía una especie defrescura vibratoria. Cabe preguntarse:¿el hecho de que una persona viva a ni-vel de lo esencial no le permite expre-sar directamente lo esencial a partir dela fuente, por la descripción de primeramano de lo que se ha observado, sobretodo por lo que se refiere a las palabrasdesgastadas por el uso? En este caso,aquel que habla utiliza realmente laspalabras, a pesar de sus limitaciones, yno son las palabras, con todo su cortejode ideas preconcebidas amasadas a tra-vés de los siglos de uso abusivo, que loutilizan.

Lo que también es notable, es elmodo en que él ponía el acento en la di-

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Trân-Thi-Kim-Diêu

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ferencia entre la palabra y la cosa, entrelo que se dice o se escribe y lo que esrealmente. La energía de la que élinvestía a las palabras en sus charlas eratan perceptible que era casi tangible.Con fuerza y paciencia guiaba de talmodo a su auditor que éste ni se dabacuenta de que era guiado; mientras es-cuchaba, el auditor tenía la impresión deempezar con el orador un viaje dondelos dos podrían descubrir y explorar loque fueran encontrando por el camino.La lucidez de su pensamiento sacudía amenudo el espíritu del que le escucha-ba, su sutilidad le elevaba y le transpor-taba a veces a un nivel donde permane-cía inmóvil.

El viaje que constituía sus charlasera de hecho una exploración en las pro-fundidades de la existencia, más allá delo que es visible, en estado bruto, mani-fiesto. Sondeando las profundidades delo que es esencial en la vida humana,como la conciencia, la mente, la acción,el amor, la meditación y la vida en sicomo un todo, él guiaba la mente de suauditor a través del laberinto del pensa-miento, hacia la luz de la comprensión.Explorando temas tales como la educa-ción, la vida justa, la religión o lo sa-grado, temas en los que el veía el resul-tado natural de las preguntas esencialesque se le presentan al hombre, él hacíaobservar a su auditor que las preguntasde este género concieernen a la huma-nidad en su conjunto —lo que el audi-tor es. Cuando la comprensión se alum-braba en la mente del auditor bajo laforma de intuiciones frescas, había unapercepción íntima de algo que se parecea una floración: el orador y el auditor se

reencontraban, no existía ni el yo ni eltú, sino simplemente la fluidez de la con-ciencia en movimiento.

La palabra “conciencia” era utiliza-da por K, como muchas otras palabras,con una libertad que confundía a másde un espíritu convencional, fuera de unaformación religiosa, científica o filosó-fica. Una mente poco atenta encontraríaalgunas frases de K. contradictorias —lo que resulta inevitable si uno se con-tenta con comparar las palabras de modointelectual.

Más parece que la cuestión de laconciencia constituye el eje principal dela enseñanza de K, puesto que es el pun-to a partir del cual el individuo se defi-ne, es decir, se identifica. Es desde estepunto que él observa, percibe, compren-de. Es pues inútil precisar que la acción,con la observación, la percepción y lacomprensión, empiece en la conciencia.K pidió un día a una persona de su alre-dedor: “¿Dónde está usted anclado, se-ñor?” Nuestro punto de anclaje es fun-damental, porque es el centro que va adeterminar el punto de partida de nues-tra acción. El centro en el cual nos arrai-gamos es la identidad que aceptamos —de modo implícito, pero no menos real,aún cuando esto se produzca a veces in-conscientemente— y que define la di-rección, la cualidad y hasta la naturale-za de la acción.

En otra ocasión, K ha declarado: “Laconciencia no es otra cosa que su con-tenido.” Eso podría sorprender al lectorinclinado a ver en la conciencia un vas-to concepto que incluye todo lo que exis-te y se destaca en la vanguardia de laconciencia misma. Sin embargo, hay que

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admitir buenamente que la conciencia esen primer lugar su propio contenido, en-tendiendo que para el observador seme-jante contenido, una vez reconocido,pone en evidencia la realidad de la con-ciencia como a tal.

Penetrando en el dédalo de pensa-mientos del auditor explorando la ideade la conciencia, K dijo un día:

“Si la conciencia está hecha de mi deses-pero, de mi ansiedad, de mis miedos, demis placeres, de mis esperanzas, de misinnumerables culpas y de la vasta expe-riencia que obtengo de mi pasado, enton-ces ninguna acción nacida de esta con-ciencia podrá jamás liberar la concien-cia de sus limitaciones...”Desafiando a los psicólogos moder-

nos, K ha hecho la pregunta: ¿hay unacosa como lo consciente y lo inconscien-te, o bien no hay una conciencia únicacompuesta de diferentes niveles? Hapreguntado:

“¿La mente consciente es diferentes dela mente inconsciente? Hemos separadolo consciente de lo inconsciente, ¿estáesto justificado? ¿Es exacto? ¿Hay unadivisión de este género... una barrera de-finida, una frontera donde lo conscientese termina y empieza lo inconsciente?”El hecho de examinar un tema, sea

el que sea, con una mente analítica, noconduce a la intuición. La mente fun-ciona sin embargo la mayor parte deltiempo de modo fragmentado. Al estarella misma fragmentada, la visión quela mente comunica no puede ser una vi-sión total. Cuando ella considera el pro-blema de la conciencia, la divide en frag-mentos como lo consciente, lo incons-ciente, lo subconsciente, etc. Además,sea cual sea la cuestión que examine,

sólo puede ofrecer visiones fragmenta-das, a las que se llama opiniones, quedifieren unas de otras —y de la verdad—según el ángulo bajo el cual se sitúa elestado en el que ella se encuentra. Laacción, pues, puede estar falseada poruna visión sesgada como resultado deuna mente fragmentada, inmadura. Ensemejante mente, la conciencia se expre-sa a si misma de modo fragmentado yaparece como faltada de profundidad. Laacción resultante no puede tener más queun impacto superficial.

También hay un vínculo directo,evidente, entre la percepción y la acción,tal como lo confirma K. Pero él va másallá, al declarar que “percibir, es actuar.”No hay nada que se parezca a lo que unapersona ordinaria podría denominar un“método,” una especie de término me-dio entre la percepcción y la acción. K.Hacía observar con fuerza y energía queno se empieza por percibir, antes de des-cubrir como actuar y, a fin de cuentas,actuar. Todo eso no es sino un fárragointelectual, un juego de palabras, unporfiar inútil.

Al preguntarse que haría falta enten-der por una mente que percibe directa-mente, tal vez se podría comprender loque K. llamaba un estado de espíritu sindisyuntiva, estado en el cual ningunaelección —y tampoco ningún conflic-to— puede insinuarse. De hecho, ¿quées una elección? ¿No es un estado deespíritu en el que dos puntos de vista seenfrentan hasta que el uno de los doscede ante el otro? Además, escoger esigual a conflicto. La mente en la que unavisión global puede emerger no contie-ne ningún conflicto. Lo que quiere de-

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cir que una mente de esta clase se ca-racteriza por su capacidad de unificar susensibilidad y su perspicacia. En unapalabra, esta mente ha alcanzado la ma-durez.

Hay distancia en esta mente que dejaque el espacio se ponga de manifiestoentre dos pensamientos. Este espacio,parecido a la pausa imperceptible quesepara dos respiraciones —y que es si-lencio— va a regenerar el cerebroliberándolo de las tensiones agobiantes,liberando la mente del peso de las pre-ocupaciones creadas por las redes delpensamiento. K ha dicho claramentesobre este tema:

“Entre dos pensamientos hay una fase desilencio que no pertenece al proceso delpensamiento. Si observáis, veréis que estafase de silencio, este intervalo, no es deldominio del tiempo, y el descubrimientode este intervalo, el hecho de experimen-tar plenamente este intervalo, os libera-rá del condicionamiento.”Tampoco el silencio es la ausencia

del ruido exterior; no es más que la au-sencia de la charlatanería del cerebro.Tal como hemos dicho antes, este silen-cio no pertenece al proceso del pensa-miento y no es del dominio del tiempo.No puede dejar de pensarse en la pre-gunta expuesta por K en otra ocasión:

“¿Qué es esa cosa que el hombre ha bus-cado desde tiempos inmemoriales, apar-te de la comodidad física, más allá delsufrimiento del cuerpo y de la ansiedadpsicológica’? Tiene que haber algo queno se congregue en el pensamiento. Tie-ne que haber alguna cosa inmensa queno tiene nombre.”Para encontrar lo que es inmenso y

más allá del tiempo, es necesario un es-

píritu perceptivo, un espíritu que se hayavuelto sensible. Cuanto más sutil es lacuestión, más perceptiva tiene que serla mente. Para caminar impunemente porel filo de la navaja, hay que tener lamente más afilada que el filo de la na-vaja. Dado que la mente está habituadaa la complejidad —y que se ha hechocompleja por la red del pensamiento enla que se ha dejado atrapar— tiene la ten-dencia a creer que tiene la necesidad deser más compleja que el pensamientopara resolver los problemas creados porel pensamiento. Pero éste no es el caso.En una paradoja sorprendente —ygalvanizante— K ha sugerido que paraabordar los problemas complejos delpensamiento, es imprescindible la sim-plicidad; hace falta examinar la comple-jidad del pensamiento con una mentesimple, es decir, con una mente que nose vea entorpecida por el peso de lasideas preconcebidas y los conocimien-tos teóricos. De este modo, la mente serásensible y punzante, a fin de romper to-dos los nudos creados por el pensamien-to y de enfrentarse a lo que es inmenso.

Puede ser que el investigador reali-ce entonces la experiencia del silencioque “es el estado de una mente que noestá confusa, que no tiene miedo,” delsilencio que empieza cuando el pensa-miento termina y tiene una percepcióndirecta cuando hay claridad. Y, “para serclaros, la mente tiene que estar comple-tamente tranquila, completamente inmó-vil; entonces es cuando existe una ver-dadera comprensión, y esta compren-sión se traduce entonces como acción.”La comprensión desembaraza a la men-te de los conflictos de toda clase, por-

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que la percepción del todo evita que unono se adhiera a un punto u otro, porqueel todo se ve simultáneamente. Hay unestado de percepción sin elección —unestado en el que la conciencia se expan-de sin escoger, indiferente a toda formay a todo nombre. Se desliza naturalmen-te, intacta, una y eterna.

Este estado, libre de toda forma yde todo nombre, tiene que estar libre delas características en medio de las cua-les se define el ego. Es, pues, un estadosin ego, en el que la acción —es decir,la percepción, la comprensión y la ac-ción— está sin motivo. En otras pala-bras, es también un estado de amor enel que el ego ha desaparecido, al mismotiempo que el pensamiento, y se ha fun-dido en un silencio eterno. Y “la inmen-sidad del silencio, dice K, es la inmen-sidad de la mente en la que no existeningún centro.”

La meditación tiene lugar entoncesy aparece como una consecuencia natu-ral de la muerte del ego. Es “la cesacióndel yo.” Además el ego no puede medi-tar y la meditación no puede estar invi-tada; es decir, no puede practicarse. Esinútil precisar que el hecho de hablar demétodos de meditación se parece muchoa especular sobre teorías. Igualmente, elhecho de propagar métodos o técnicasde meditación puede compararse a unamistificación. Puesto que, “si no se co-nocen las actividades del yo, la medita-ción se convierte en una excitación vo-luptuosa, lo cual, pues, tiene muy pocosignificado.” Sin embargo, como la me-ditación no puede coexistir con el ego—con el pensamiento— la meditaciónes un estado en el que hay silencio. K

describe alguna parte de la meditacióncomo “la acción del silencio.” Esta ac-ción produce un efecto de liberaciónsobre la mente. La liberación es la libe-ración del condicionamiento.

Sondeando la vida y la muerte, Kha hecho una observación simple y sor-prendente a la vez “Vivir es amar y mo-rir.” La vida y la muerte van de bracete,como saben todos, o por lo menos comoes obligado reconocerlo. Aún cuandouno sabe que va a morirse un día, la ideade la muerte como a tal es espantosa.Entre el nacimiento y la muerte se siguetoda una serie de acontecimientos, sien-do uno de ellos la conservación de laespecie —lo cual se hace de acuerdo conla moral convencional estando justifi-cados los medios de realizar esta pre-servación por el yo. Pero esto no tieneaparentemente ninguna relación con loque K quería hacernos comprender.

Según él, parece que la vida sea unproceso natural como lo son también elamor y la muerte, y que esta muerte nose refiere a la muerte física, que inter-vendrá de todos modos al final de la vidadel hombre, sino al proceso psicológicoque consiste en poner fin. Él pensabaque, “como seres humanos, deberíamosser capaces de descubrir lo que es lamuerte mientras vivimos; y también loque es el amor, porque eso forma partede nuestra vida, de nuestra existenciacotidiana.”

Morir podría significar morir a simismo, dejar de aferrarse a lo que sea,lo cual es una tendencia de las tenden-cias del ego, comprender la ilusión detodas las imágenes amontonadas en elpasado y sobre el pasado, y dejar de for-

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jar continuamente una imagen del yo. Lavida en si es independiente de la super-vivencia psicológica, “bordada” por elego para disimular los hechos de la vida.Lo que crea la agitación en la mente sontodas las inquietudes relativas al futurodel yo —a la supervivencia del ego—inquietudes que son la causa del miedoy de la ansiedad. Respondiendo a unapersona que se inquietaba por el modoen que viviría y sobreviviría si tratabade seguir sus consejos, K había respon-dido escuetamente: “No sobreviva.” Elego preocupado por si mismo no tienelugar para nada más que no sea él. Laspreocupaciones son la prueba de que elego está en acción, y la supervivenciadel ego es la antítesis del amor.

Desafiando a su audiencia y que-riendo hacerles observar su falta de aten-ción en la vida cotidiana, K había pre-guntado: “¿Es posible vivir sin identifi-carse?” —lo que es otro modo de pre-guntarse si es posible vivir sin hacerelección y, por consiguiente, sin ego. ¿Esposible vivir de primera mano en lugarde vivir por una persona interpuesta?¿Es posible percibir directa y totalmen-te, sin caer en la trampa del pensamien-to? Esas preguntas incitan a la mente ainterrogarse, a perseguir su progresohasta que haya cruzado el océano de lasapariencias. Explorar, esto es

abrirse camino a través de las bru-mas de la incertidumbre, es caminar solosobre la ruta que cada uno tiene que tra-zarse, porque “la verdad es un país sincaminos.”

Para continuar avanzando en susbúsquedas, hace falta la energía y elamor, lo cual proporciona a la mente

constancia, profundidad y apertura. Elpensamiento, que opera en una especiede sobreimpresión compleja, hace a lamente descarada, superficial y mezqui-na: absorbe en efecto la mayor parte denuestra energía y la dilapidafragmentándola en en preocupacionesfútiles —preocupaciones concentradasen el yo— que son la negación del amor.Además, el movimiento de la búsquedano es el movimiento del pensamiento.Se parece más al vuelo de un águila queroza la cresta de las olas de la compren-sión, que ella levanta así por los aires,sin perder nunca de vista la inmensidaddel cielo por encima de ella.

Como sea que la mente ha sido co-rrompida por el pensamiento, prefiereinventarse artificios más que descubrirlo que es natural. La mente corrompidahace de la vida, que es un proceso natu-ral, algo artificial y sofisticado. Tambiénla cualidad original de frescura inherentea la existencia se pierde, al mismo tiem-po que la comprensión del papel y delsignificado de la vida. La ambición sedesliza insidiosamente para convertirseen el motivo principal de la acción e,ineluctablemente, la lucha se convierteen el único modo de vida. La mente pier-de toda perspectiva que, vista a travésde un motivo, se achica para convertir-se en la pieza de un puzle insignificantede un adorno intelectual.

Es urgente que la mente recupere loque es realmente en su origen. La edu-cación cosiste en desarrollar la vigilan-cia, la sensibilidad y la flexibilidad dela mente despertándola a la concienciade lo que es. En otras palabras, la edu-cación, cuando es auténtica, se conside-

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ra que alimenta la mente con el espíritude búsqueda y, haciéndolo, orientarlahacia la inteligencia.

Además la educación no conciernesólo a los niños, sino a los adultos, in-cluyendo los educadores. Esta educa-ción no puede excluir la auto-educación,ni la rectitud en el modo de vivir. Laauto-educación conduce a la toma deconciencia del miedo —que está en laraíz de todos los problemas— y de lafrustración, con el fin de comprendersea si mismo. En una de las innumerablesocasiones en el curso de las cuales Khabla a los estudiantes, señala que:

“El miedo es lo que impide la floracióndel espíritu, la floración de la bondad...Tener miedo de no ser nada, de no llegar,de no triunfar, es la raíz de la competi-ción. Pero cuando hay miedo, dejáis deaprender. También me parece que la fun-ción de la educación es la de eliminar elmiedo.”La rectitud, que es orden, requiere

comprensión de uno mismo, atención sinalternativa y disciplina. Disciplina noquiere decir que haya que rechazar, con-tenerse o imitar, puesto que el rechazo yla contención engendrarán, antes o des-pués, la frustración, y porque la imita-ción no es sino un juego que procura elplacer de un sueño. Tampoco la disci-plina tiene nada que ver con el hecho derepetir las palabras, incluso si algunasde ellas se consideran sagradas. Esto noes más que el dominio de una prácticacualquiera, escogida en vistas de unaconsecución. La disciplina consiste enponer los fundamentos del orden a la luzde la comprensión. Como a tal, la disci-plina es virtud, la virtud de aprender.

Lo serio, lo auténtico de una menteserán atestiguados por la virtud deaprender. Esto último será también elsigno de la cualidad que hace de la menteuna mente religiosa. El intelecto conven-cional tiene tendencia a pensar que elespíritu religioso está impregnado derogativas y de textos religiosos, y queeste espíritu deja para el mundo sus pro-blemas y su miseria. Pero éste no es elcaso. “Un espíritu religioso es un espí-ritu que se atiene a los hechos.” Se ocu-pa de los hechos, de lo que pasa efecti-vamente en el mundo exterior y en elmundo interior. Ocupándose de de loshechos exteriores, semantiene informa-do de lo que pasa a través del mundo, yde los hechos interiores, siendo cons-ciente, sin excluir nada, de lo que pasaen el mundo interior, un espíritu así estáconstantemente arraigado en un silencioeterno y, por este hecho, se mantienesereno; en realidad, no vive ni en el pre-sente ni en el futuro, sino en lo eterno.

Interrogado y desafiado por uno delos sabios más eminentes de nuestrotiempo a propósito de los efectos de lavisión penetrante sobre el cerebro, Kconfirma que la visión penetrante es unaenergía que ilumina la actividad del ce-rebro, de manera que éste empieza a fun-cionar diferentemente.

La visión penetrante no puede se-pararse de la capacidad de aprender.Aprender, es descubrir y, para descubrir,no hay que tener la certeza de que unoya sabe. Lo que no quiere decir que ten-ga que dejar de lado los conocimientostécnicos, ni renunciar a desarrollar lascapacidades. Sin embargo, el hecho deaprender, es decir de descubrir, empie-

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za, según K, con la escucha.“Escuchar purifica la mente,” ha

dicho. Cuando esta cualidad de escucharauténtica está presente, la mente se va-cía de su contenido, dejando lugar alespacio. El centro que hasta entonceshabía estado allí, en ese espacio, desapa-rece y, con él, la estrechez de miras des-aparece igualmente. Entonces hay la vi-sión penetrante y el cerebro puesto enorden. Puesto que éste está en orden, sumodo de funcionar se ha modificado;puede entonces encontrarse de nuevocon los acontecimientos, con las perso-nas, etc. con una nueva mirada, tratar delas situaciones y de los problemas sinprejuicio. En una palabra, puedereencontrarse con la vida libremente.

Este aprendizaje que comporta unavisión en profundidad constituye el pun-to de partida de una revolución funda-mental. Esta revolución está destinadaa los seres humanos puesto que de to-dos los reinos de los seres sensibles,ellos son los únicos que son conscien-

tes de si mismos y capaces de la auto-educación. En la inmensidad de la vida,en medio de las corrientes según las cua-les la Conciencia Una se despliega,aprender constituye una corriente que estan vasta como el espacio, pero que noes accesible más que a los verdaderosestudiantes. Para ellos, todo aconteci-miento, todo ser, toda situación es uninstructor; para ellos, la vida en si es elcamino y el mundo, tal como es, unashram.

Que aquí se rinda un homenaje ynuestra gratitud expresada a los Seresque contribuyen a despertar la mente deun gran número de seres humanos, que,a su vez —y por su propia voluntad—podrán entrar en la vasta corriente, lacorriente de aprender.

¡Que el descubrimiento de la belle-za de la vida en lo más profundo de susmomentos de silencio, puedan revelar elcarácter sagrado de su indivisibilidad!

(LE LOTUS BLEU, mayo de 2010.)

Cuando dejamos hablar al alma, le damos un color verdadero a nuestra vida.Cuando dejamos hablar al alma, cambiamos de dirección, en la dirección del alma.Cuando dejamos hablar al alma vivimos con un propósito, el propósito del alma.Cuando dejamos hablar al alma empezamos a vivir realmente.El alma ya conoce aquello que la mente trata desesperadamente de comprender.El alma ya conoce aquello que Nosotros no hemos recordado en esta vida.El alma ya lo conoce, y puede, si la dejamos, recordárnoslo.Dejad hablar al alma.

H.P. Blavatsky

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LA LIBERTAD, UNA INQUIETUD FILOSÓFICALIBERTAD REAL E IRREAL

I.K. Taimni

El apremio por la libertad es inna-ta en el hombre. Mientras fuerzasde todo tipo tienden a

esclavizarlo, el hombre continúa su lu-cha con ellas, y aunque se vea superadopor lasa mismas temporalmente, el an-sia de libertad se mantiene dentro de sucorazón y trata de sobreponerse cuandolas circunstancias le son favorables. Lacausa raíz de este apremio universal ra-dica en que el hombre es esencialmentedivino y libre en su naturaleza más ínti-ma, pero ha perdido la conciencia de estehecho al estar envuelto en el mundo dela manifestación. Para semejante ser di-vino, cuando está inmerso en la vida delmundo de la manifestación, lo naturales buscar la libertad de modos diferen-tes y por esta razón, consciente o incons-cientemente, trata de recuperar su heren-cia divina.

Es evidente que el ser humano,como ser físico, tal como se le conside-ra según el concepto materialista, es unaunidad insignificante y desamparada enun mundo de naturaleza que no se pue-

de predecir y que consta de miles demillones de personas guiadas por suspensamientos y deseos particulares ylaborando por sus intereses personales.Ese individuo tiene muy poca libertad,ni siquiera en el sentido ordinario de lapalabra. Puede que quiera ser un artistay que la muerte lo subyugue en edadtemprana rematando su sueño. Puedeque una nación quiera vivir en paz y quelas fuerzas de la violencia que pululan asu alrededor puedan obligarla a luchar.

Si el hombre, como simple entidadfísica, no es ni puede ser libre en un sen-tido real, ¿ha de quedar el sueño de lalibertad como una cosa por siempre in-alcanzable o se tratará de un simple es-pejismo de la mente humana? ¿Hemosde estar siempre de acuerdo con nuestroambiente natural, o bien hemos deestarlo con el ambiente artificial de es-clavitud creado por la ignorancia, elegoísmo y la lujuria de poder del serhumano en torno nuestro? ¿Es que nun-ca vamos a liberarnos de las propias de-bilidades, ilusiones y limitaciones que

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nos esclavizan? Esto tiene que serasí,según la filosofía del materialismoaceptada generalmente sin ninguna ob-jeción en estos días.

Sólo el concepto oculto del hombrenos proporciona la esperanza de la po-sibilidad de alcanzar una verdadera ypermanente libertad a pesar de las limi-taciones que nos impone el hecho deestar encarcelados. Según este concep-to, el hombre no es únicamente libre ensu naturaleza espiritual o divina, sinoque puede trasladar esta libertad a suconciencia física recuperando la reali-zación del hecho de que es un ser divi-no. Esta única y verdadera clase de li-bertad —que nadie ni circunstancia al-guna puede arrebatarnos— depende dela completa disociación de su concien-cia del complejo mecanismo por el cualésta opera en los planos inferiores, y dea total consecución de su naturaleza pu-ramente espiritual.

Sólo esta realización suprema pue-de otorgarnos un grado real y perfectode libertad, y si queremos ser verdade-ramente libres hemos de alcanzar estameta; esto puede hacerse gradualmentemediante los esfuerzos sistemáticos parala realización de ese ideal. Porque la li-bertad, como todo lo demás en la mani-festación, es relativa y a escala inferiorde la libertad suprema hay muchos gra-dos de libertad que pueden alcanzarsemediante el esfuerzo necesario. Es cier-to que por esos esfuerzos sistemáticos ymediante el progreso gradual hacia nues-tro ideal, el logro de la libertad supremase hace posible.

Abordemos por unos momentos estacuestión para comprender claramente

qué es lo que queremos decir por pro-greso gradual hacia el ideal de la liber-tad suprema. Como muy bien saben losestudiantes de ocultismo, el sendero dela auto-realización que conduce a estaverdadera y suprema libertad sólo pue-de hollarse mediante la auto-disciplina.Esta auto-disciplina es progresiva y sig-nifica no sólo la eliminación gradual detodas las debilidades humanas, sino tam-bién la eliminación de las tendencias quese consideran “naturales” y que por ellose permiten sin ninguna inhibición, o porlo menos significa ser conscientes delhecho de que estas tendencias puedenser eliminadas y de que esta eliminaciónconducirá no sólo hacia una vida máspacífica y humanizada en las primerasetapas, sino que, en última instancia,esto nos llevará hasta la libertad supre-ma.

Lo anterior se aplica sólo a los indi-viduos y no a las comunidades o a lahumanidad como un todo. La libertadpolítica, la autonomía de las comunida-des con gobierno propio y la libertadpersonal en una organización social opolítica, son completamente de natura-leza distinta, y puesto que dependen delos pensamientos y los deseos conflicti-vos de un gran número de individuos,no sólo son complejas, sino que estánlimitadas y son dependientes unas deotras, sino que son ideales vagos e irrea-lizables. Sin embargo, aunque de natu-raleza diferente y muy limitadas en sualcance, su génesis se encuentra en lalibertad del Espíritu. En realidad, es ensu lucha por alcanzar esta clase de li-bertad en masa que el hombre aprendelas lecciones elementales de apreciar la

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libertad y percatarse de la necesidad deser libre.

Abandonemos esta compleja cues-tión de la libertad colectiva que ha sidopensada y discutida hasta la saciedad porinnumerables filósofos políticos y limi-témonos a la libertad interna del indivi-duo que, por depender únicamente de él,no sólo es factible, sino que se trata dela meta suprema de la vida humana y dela disciplina del yoga. Pensemos un pocosobre la naturaleza de esta clase de li-bertad única y sobre los métodos me-diante los cuales ésta puede llegar a seruna realidad para el individuo.

Para que podamos comprender estaverdadera libertad del individuo y elmodo de realizarla, es necesario que re-chacemos por completo el conceptomaterialista del hombre y el universo yque aceptemos totalmente el conceptooculto del hombre como ser divino yespiritual. Porque esta clase de libertadsólo es posible para un ser espiritual yla ardua tarea de realizarla sólo puedeser intentada por un individuo que acep-te sin reservas el concepto espiritual delhombre y del universo. Un individuocuya mente está condicionada por la fi-losofía del materialismo, no sólo es in-capaz de alcanzar esa libertad sino queel ideal de semejante libertad careceráde sentido para él. El materialista tieneque contentarse con el concepto vago ymás bien crudo de la libertad que pre-valece en el mundo y tener meramentela satisfacción ilusoria de ser libre, cuan-do en realidad está atado de pies y ma-nos no sólo a las compulsiones exter-nas, sino a los grilletes de sus mismasdebilidades, apegos e ideas, de los cua-

les es esclavo en muchas ocasiones.Cuando consideramos este concep-

to del hombre y del método mediante elcual puede conseguir liberarse, es nece-sario referirnos de nuevo al origen espi-ritual, a la naturaleza del hombre y alhecho de que éste es un exiliado en losmundos inferiores de la manifestacióny un prisionero dentro del conjunto devehículos que gradualmente se ha cons-truido para si mismo durante el curso dela evolución. No entremos aquí en lacuestión filosófica respecto a por qué ycómo un ser divino que es esencialmen-te libre en su verdadera naturaleza aban-dona su morada divina y se convierte enun prisionero en los mundos inferioresde la manifestación. En realidad, éstasson cuestiones supremas que sólo pue-den resolverse dentro de la concienciacuando ésta sea capaz de regresar almundo de la Realidad y alcanzar la auto-realización.

Sin embargo, si hemos de tener al-guna clase de explicación de este enig-ma que satisfaga al intelecto, en generalpodríamos decir que el hombre se con-vierte en un exiliado en los mundos in-feriores para desarrollar sus infinitaspotencialidades divinas y capacitarsepara el papel que le está reservado en eldrama eterno del desarrollo continuo deluniverso.

Es necesario advertir al estudianteque se enfrenta por primera vez con es-tas ideas, que el concepto del origen di-vino del hombre y la interpretación in-telectual de la causa y modo de sucondicionamiento antes mencionado, nose trata de una simple suposición adop-tada para presentar una doctrina filosó-

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fica razonable, tal como se hace en lamayoría de los sistemas filosóficos aca-démicos. Este concepto se basa en elhecho de la experiencia. Porque no sólolas comunidades han luchado contra laesclavitud desde tiempos inmemorialespara alcanzar la libertad política y simi-lares de naturaleza relativa, sino que losindividuos también han luchado con laslimitaciones e ilusiones inherentes a lavida humana, y algunos han logradovencerlas por completo llegando por elloa ser libres en un sentido absoluto. Elconcepto de esta clase única de libertady la manera de su realización se basa enla experiencia y en las realizaciones deuna larga y continua línea de grandesocultistas, místicos, sabios e Instructo-res mundiales que han proclamado in-sistentemente y sin equívocos, que elhombre puede llegar a ser verdadera ycompletamente libre de las ilusiones ylimitaciones de los mundos inferiores,hollando el sendero de la Liberación queellos han hollado con este fin.

El testimonio de esta línea ininte-rrumpida de pioneros en este campo noes el testimonio de hombres corrientesque podrían engañar, equivocarse, o es-tar alucinados. Es el testimonio induda-ble de individuos extraordinarios cuyasmismas vidas fueron la demostración dela verdad que proclamaron y cuya sim-ple presencia obligaba a los que se po-nían en contacto con ellos a reverenciar-los y, en muchos casos, a la total sumi-sión de uno mismo. Evidentemente, po-ner en duda esta clase de testimonio to-mando como base las ideas imperfectasy las afirmaciones no comprobadas depersonas corrientes quienes, a pesar de

grandes logros intelectuales y conquis-tas espectaculares, están totalmenteinmersos en las ilusiones y en las debi-lidades comunes a los seres humanos,es violentar nuestra razón y nuestramoral.

Entonces preguntamos, ¿cómo esque estos pioneros del campo de la viday la experiencia espirituales no han con-seguido demostrar con certeza al hom-bre ordinario la verdad de lo que elloshan proclamado unánimemente, y el pro-blema total se ha mantenido envuelto enun velo de dudas y misterio? Las razo-nes principales para esto son dos. Enprimer lugar, la naturaleza de las expe-riencias y realizaciones que permiten alhombre liberarse completamente de lasilusiones de los mundos inferiores es tal,que, por su misma naturaleza, estas ex-periencias y realizaciones no pueden sercomunicadas ni captadas por el intelec-to humano y la facultad intuitiva desa-rrollada muy parcialmente que actúa através del cerebro físico. Las experien-cias son del carácter de realizaciones opercepciones espirituales, y no merasideas a comprender. Todo aquel que as-pira a esta libertad suprema, a la que ge-neralmente se aluda como Liberación oMukti, tiene que alcanzar esta realiza-ción dentro del reino de su propia con-ciencia y mediante sus propios esfuer-zos individuales.

En segundo lugar, la humanidadcomo un todo, no está todavía prepara-da para esta clase de esfuerzo, y sólounos cuantos individuos pueden hollareste sendero de desarrollo interno yauto-disciplina para alcanzar esta reali-zación suprema y llegar a ser absoluta-

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mente libres. Los demás tendrán queesperar hasta adquirir los requisitos ne-cesarios antes de que puedan percibirintuitivamente la necesidad de liberarsey entrar en el sendero que conduce a estameta suprema. Puesto que estamos aquípara nuestra educación en el más eleva-do sentido de la palabra, no podemosabandonar la Escuela de la Vida antesde que hayamos alcanzado una mínimamedida de madurez moral y espiritual.Los que están preparados poseen no sólolos requisitos morales y espirituales, porlo menos potencialmente, sino tambiénla percepción intuitiva de las verdadesque hacen posible para el hombre hollarese sendero de auto-realización y cul-minar su destino divino.

No es necesario ahora entrar en de-talles respecto a los requisitos, métodosy técnicas que hacen posible para elhombre intentar y finalmente alcanzaresta libertad de espíritu penetrando enel mundo de la Realidad. En realidadéste es el tema del que se ocupa toda lafilosofía y toda la técnica del yoga ensus distintos aspectos. Porque este sen-dero de Liberación no es otro que el delverdadero Yoga del que tanto habla lagente y del que tan poco se comprendeen estos tiempos. Me pregunto cuántaspersonas entre las que hablan de esoentienden las verdaderas implicacionesde esta importante empresa cuando opi-nan sobre la práctica del Yoga y se con-tentan simplemente con llevar a cabo al-gunos de los extraños ejercicios paramejorar la salud y alguna meditaciónpara adquirir agilidad mental.

Si bien aquí no podemos tener encuenta, ni siquiera brevemente, los as-

pectos importantes de este sendero deLiberación, merece la pena señalar de-terminados hechos relativos a la natura-leza de esta libertad que el aspirante a laLiberación tiene que alcanzar y el mé-todo que ha de seguir para esto.

El primer punto importante a teneren cuenta es que esta libertad única delindividuo no puede alcanzarse aislándo-se, sino en estrecho contacto con losotros profundos problemas de la vidahumana. Ninguna persona puede esfor-zarse y alcanzar esta libertad solo y de-jar de lado otros problemas esencialesde la vida. Esto abarca toda su vida yrequiere un esfuerzo total por su parte.La razón para esto tiene que seguir sien-do clara para el estudiante de Ocultis-mo. La Mónada se ha visto privada desu divinidad, no sólo respecto a la liber-tad, sino respecto a todos los demás atri-butos de la vida y la conciencia divina,tales como el conocimiento, el poder, lafelicidad, etc. Es por eso que en losmundos inferiores se trata de recuperaresos atributos, aunque sin eficacia y demanera equivocada. El hecho quesubyace es que la pérdida simultánea deestos atributos divinos se debe a la pér-dida de la conciencia de su naturalezadivina, y estos atributos sólo pueden re-cuperarse realizando de nuevo su natu-raleza Real, y no de otro modo. Y cuan-do estos atributos se recuperen será enconjunto y no por partes. Es cuestión detodo o nada. Esto demuestra porque serequiere un esfuerzo completo que abar-que todos los aspectos de nuestra vidapara alcanzar esta libertad, y con ellatodos los demás atributos divinos. La li-beración o Mukti significa no sólo el lo-

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gro de la libertad suprema del Espíritu,sino el de aquella Iluminación supremaque incluye en su forma más elevada ymás delicada todo cuanto deseamos y nopodemos alcanzar para nuestra satisfac-ción en los mundos inferiores de la ilu-sión y las limitaciones.

El segundo punto a tener en cuentaes que el método para conseguir esta li-bertad implica una especie de auto-dis-ciplina sobre la cual el aspirante ordi-nario tiene ideas muy confusas y algu-nas veces totalmente erróneas. Realmen-te, la verdadera naturaleza de esta auto-disciplina es tal, que es dudoso pensarque la mayoría de las personas que en laIndia hablan en forma voluble sobre elMoksha lo deseen realmente y no pre-fieran seguir sujetos por los grilletes alos que están acostumbrados y que ge-neralmente parecen tan agradables yatractivos. Porque el logro de esta liber-tad exige irnos liberando gradualmentepero totalmente de nuestras debilidades,tendencias y apegos humanos que nosatan y nos mantienen sujetos a los mun-dos inferiores de la manifestación. Enrealidad significa el dominio total denuestros vehículos y la disociación dela personalidad con la cual la identifica-ción es la causa real y la raíz de la servi-dumbre subjetiva del Espíritu.

En principio no se trata de producircambios en nuestros cuerpos o en nues-tra manera externa de vivir, sino de pu-rificar y refinar nuestra mente y vehícu-los, y de ampliar y profundizar nuestrapercepción espiritual. Es verdad que estotambién representa algunos cambios ennuestros vehículos antes de que puedanalcanzarse esas expansiones de concien-

cia, pero estos cambios son necesariosy se producen en las últimas etapas dela auto-disciplina, cuando el aspirante,por otra parte, está preparado y es aptopara recibir el tremendo impulso queprocede desde arriba y da lugar a la Ilu-minación. Por lo tanto, se verá que ellogro de la libertad suprema o Libera-ción está íntimamente relacionado conla iluminación, de hecho es otro aspec-to del mismo estado llamado Ilumina-ción.

Para ilustrar su carácter único, con-sideremos y aclaremos un poco la natu-raleza de esta libertad que es el resulta-do de la Iluminación. La disociacióncompleta de la conciencia de la comple-ja estructura mental y de la serie de ve-hículos a través de los cuales funciona,significa en realidad que la concienciadel individuo se independiza totalmen-te del ambiente externo e interno crea-do por los mundos de la manifestaciónen torno al centro de conciencia, y porlo tanto no se ve afectada en absolutocomo individuo por lo que sucede endicho ambiente.

De esta clase de disociación y susresultados se puede obtener alguna ideaconsiderando el caso de una persona quepresencia una proyección cinematográ-fica. Generalmente, esa persona se veafectada y conmovida por lo que va su-cediendo en el relato que se proyecta enla pantalla. Pero esto es debido al hechode que olvida en gran medida que, sim-plemente, está visionando una películay que se involucra mental yemocionalmente con los personajes yexperiencias de la narración. Si vuelveen si y recupera la conciencia del hecho

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de que sólo está viendo una proyecciónde imágenes visuales, la narración no laafectará en ningún sentido. Lo mismopasa cuando se está leyendo una novelainteresante. Evidentemente que esta cla-se de conciencia le priva de todo el pla-cer, pero lo que nos atañe en este con-texto es que la conciencia no se ve afec-tada por la narración y de ese modo seindependiza de lo que tiene lugar en eldesarrollo del tema.

La libertad del individuo liberado esparecida o mejor dicho, es análoga a sutotal independencia de lo que le pasacomo persona o a lo que sucede a su al-rededor; es el resultado de la disociacióntotal de la conciencia de su personali-dad y a la concienciación del hecho deque es un ser puramente espiritual. Nocabe duda, ciertamente de que, mientrasla conciencia está asociada con un vehí-culo, lo que en éste sucede es comuni-cado a aquella de acuerdo con las leyesque operan en la naturaleza en ese pla-no. Por ejemplo, sentirá dolor físico sisu cuerpo es gravemente lesionado. Peroen esa etapa el individuo tiene la capa-cidad de retirar su conciencia de un ve-hículo y de romper todo contacto conél, si es necesario. De este modo puedelibrarse del dolor físico o de cualquieraflicción que afecte a los vehículos, ysu independencia de lo que en ellos pasaes completa.

Sin embargo, es preciso tener encuenta que esta clase de disociación quenos otorga la libertad real, ha de ser elresultado de una realización o percep-ción directa de la verdad y no un meropensamiento o una percepción intuitiva.Ninguna acumulación de pensamiento o

de claro entendimiento adquirido me-diante la meditación ordinaria, ningunacantidad de voluntad y determinaciónque no se vea afectada por lo que nossucede, es de provecho en esta cuestión,aunque la rigurosa auto-disciplina y lameditación pueden reducir progresiva-mente el efecto de nuestro medio am-biente sobre nuestra mente, según seexpresa en los aforismos 11-10 y 11-11de los Yoga Sutras.

Es preciso entender con claridadeste punto, porque hay muchas perso-nas ingenuas, particularmente en la In-dia, que confunden la comprensión in-telectual o la exaltación emocional conla realización e imaginan que se han ele-vado por encima del mundo y que hanalcanzado el estado de Jivanmukto,cuando lo que ha sucedido es que hanadquirido alguna comprensión del esta-do de desapego y, mediante la auto-dis-ciplina, pueden conservar su equilibriomental bajo circunstancias ordinarias.La realización es muy diferente de lacomprensión intelectual y hasta de laintuitiva y el aspirante ha de tener el su-ficiente discernimiento para no confun-dir la una con la otra. Sólo aquel que haalcanzado la completa realización de sunaturaleza espiritual es capaz de erguir-se sobre la roca de la eternidad y obser-var las olas del mundo manifestado rom-per contra ella sin verse afectado en lomás mínimo.

Este estado de conciencia y libertad,¿es digno de adquirirse aunque tenga-mos que pagar el precio de una rigurosaauto-disciplina y vivir muchas vidas deesfuerzo tenaz y tal vez de sacrificio ysufrimiento? La respuesta a esta pregun-

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En todas partes los hombres inteli-gentes proclaman la necesidad delliderazgo. Lo que tanto se desea

tener en el mundo también se necesitaen la Sociedad Teosófica. Recuerdo a laDra. Annie Besant diciéndonos que nosfaltaba iniciativa y que esta falta de de-sarrollo demostraba que no estábamoslo suficientemente maduros como paraque el Maestro nos acercara a él. C.W.Leadbeater expresaba lo mismo con dis-tintas palabras: “Si me permitís decir-

lo”, nos comentó una vez en Sydney,“todavía os falta mucho. No es la faltade bondad lo que os sigue manteniendoalejados de los pies del Maestro. Lamayoría de vosotros sois muy buenos,y tenéis muy buenas intenciones. Perono tenéis lo que hace falta para que elMaestro pueda valerse de vosotros to-davía”.

Con mi poca experiencia, me hedado cuenta de que pasa lo mismo entodo el mundo. Allí donde florece un

LA INTEGRACION ESPIRITUAL

Clara M. Codd

ta que tiene que salir de lo más profun-do de nuestro corazón, depende de queestemos preparados y seamos lo sufi-cientemente maduros para emprenderesta difícil tarea. Los que lo están, nopiensan en los tenaces esfuerzos y losmuchos sacrificios; se entregan a la lu-cha sin vacilar y sin tener en cuenta elprecio. Esto ni siquiera se refleja en susmentes. Los que no lo están, discuten lacuestión, formulan toda clase de deci-siones, esperan oportunidades más fa-vorables, lo intentan a medias o, sim-plemente, se mantienen tibios o indife-rentes.

Lo anterior demostrará, hasta cierto

punto, de qué modo el concepto ocultode la libertad difiere fundamentalmentede la idea común y confusa que imperaen el mundo. Lo primero es la Libertadreal, la Libertad del Espíritu plenamen-te consciente y permanentemente afian-zada en el mundo de la Realidad. Todaotra clase de libertad, aunque anraizadaen la libertad del Espíritu, se ocupa dela libertad del cuerpo y, hasta cierto pun-to, de la mente y por lo tanto es transito-ria, parcial y susceptible de que nos seaarrebatada.

(The American Theosophist,)

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movimiento espiritual, una Rama de laSociedad Teosófica, siempre es graciasal carácter y a la capacidad de sus líde-res. Allí donde fracasa, es que los miem-bros carecen de visión amplia o profun-da. Un Maestro de Sabiduría, escribien-do a. Sr. Sinnett, decía: “”Según nues-tra experiencia, el éxito o el fracaso deuna rama depende de su Presidente y desu Secretario”.

El factor integrador¿Dónde se halla el secreto de la

grandeza, de la quasi-grandeza o inclu-so de un carácter noble? Yo sugiero queprocede de aquel plano del ser donde seencuentra el factor integrador de nues-tra vida. Tener en algún sitio ese centrofuertemente integrador es una necesidadbásica para poder llevar una vida con unobjetivo, ordenada y exitosa. Sin esecentro, el hombre es como un barco sintimón, a merced de cualquier brisa, en-tre el agobio de los pensamientos y lacorriente de emociones que le rodean yle oprimen, llegando incluso, en casosextremos, a producir una desintegracióntan completa de la personalidad que aca-ba desembocando en la locura. Aquí estála diferencia entre una persona fuerte yotra débil, entre un carácter digno deconfianza y otro bien intencionado peroinseguro. Los de la segunda categoríano duran nunca mucho como líderes: losprimeros son líderes inevitablemente.

Este factor integrador puede encon-trarse a muchos niveles y es como lahebra de oro de Ariadna, que guiaba aPerseo a través de las sinuosas cavernasdel Minotauro. Demasiadas personascarecen de esta hebra para guiarles hoy

en día, realmente demasiadas. Por estocrecen tanto los desequilibrios nervio-sos.

Conocí a un famoso doctor en Aus-tralia que tenía éxitos casi milagrosos enla curación de la locura, especialmentecon la enfermedad aparentemente incu-rable de la esquizofrenia, que podríamosdescribir como una mente deshecha. Eraun hombre profundamente religioso yatribuía su éxito a la capacidad que te-nía para guiar una mente que estaba per-dida para todo propósito en la vida, hastadevolverla a un verdadero centro, con-siguiendo con ello la curación. Un fa-moso psiquiatra húngaro, el Dr. FrancisVolgyesi, dice algo muy similar en sulibro Mensaje para el Mundo Neuróti-co. El autor afirma que la auto discipli-na, esencialmente de naturaleza espiri-tual, es una necesidad para todos, y quealgunas formas racionales de la prepa-ración del Yoga pueden salvar al hom-bre de la desintegración mental.

Puedo confirmar todo esto con laobservación de otro hombre de la medi-cina, amigo personal, que dedicó unaclínica famosa que tenía, durante la Gue-rra Mundial, a atender a los soldadosheridos, muchos de los cuales sufrían de“stress post traumático”. De éstos mecomentaba un día “Lo que los pobrestipos necesitan es una verdadera reli-gión, y con eso quiero decir una filoso-fía de la vida noble y satisfactoria”.

Y ahora el Dr. Alexis Carrel, en sufamoso best seller, El Hombre, el Des-conocido, dice exactamente lo mismo.“El hombre se integra con la meditación,igual que con la acción”. La meditacióny el servicio, el pensamiento profundo

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y la acción con objetivo, son las cosasque el alma necesita para crecer, las ne-cesidades primarias de una vida huma-na saludable. Uno es centrípeto y el otrocentrífugo. La acción sin demasiadopensamiento tiende a convertirse en unpoder disperso y debilitado. Pensar sinsu acción correspondiente convertirá alhombre en un ser introspectivo y aleja-do de la vida. Goethe lo expresaba muybien. “El genio” decía “se alimentamejor con el silencio y el carácter conel bullicio del mundo”.

Todos los grandes personajes tienenun profundo centro integrador. Esto con-fiere poder y carácter a todo cuanto di-cen o hacen. Volviendo a citar al Dr.Carrel: “La belleza moral es un fenóme-no excepcional y muy asombroso. Quienla haya contemplado una sola vez nun-ca olvidará su aspecto”. Podemos apli-car las siguientes palabras a este hom-bre: “Tu alma era como una estrella yhabitaba lejos”.

La Dra. Besant tenía ese poder su-premo. Es interesante citar las palabrasque dijo el Conde Hermann Keyserlingsobre ella, en su Diario de Viajes:

Respecto a Annie Besant, de una cosa es-toy seguro: gobierna su personalidad des-de un centro que, según mi conocimien-to, ha sido alcanzado por muy pocas per-sonas. Es una persona bien dotada, perono tanto como su trabajo nos haría espe-rar. Su importancia estriba en la profun-didad desde la cual dirige sus facultades.Este factor integrador, sea cual sea

en la vida de un hombre, determina sucarácter, su esfera de influencia y supoder. Un hombre que no lo tenga, o quetenga uno muy débil y vacilante, es un

ser perdido y desconcertado, a mercedde las influencias de su entorno, que noconoce nunca su propia mente ni suspropios ideales, y que siempre se esfor-zará por conseguir, a través de otro, algoparecido a esa integración porque sabeinconscientemente que es lo único quele puede hacer feliz o útil en la vida, yentonces depende de la voluntad o delpensamiento de esa otra persona. Esto,desgraciadamente, destruye su propioobjetivo, porque cuando aparecen lasdificultades y las incertidumbres, comosiempre, entonces vuelve a quedar des-concertado y, si fracasa, culpará a aque-llos cuyos consejos haya seguido.

La idea centralizadora puede crear-se a distintos niveles de conciencia. Pue-de ser solamente la intención de teneréxito en un negocio, o de divertirse sim-plemente, o puede ser una ambición des-medida en el arte, la política o en la pro-pia profesión. A veces, y esta es la oca-sión más feliz, puede ser el amor de otrapersona, que se convierte así en el cen-tro de nuestra vida.

Estas ambiciones inferiores, por lla-marlas de algún modo, provienen de unafuerza centralizadora sobre el plano fí-sico, emocional o mental inferior, denuestro ser. Mantienen al hombre “re-cogido”, por así decirlo, y todas tienensus funciones extremadamente útiles enel desarrollo del hombre corriente. Es-tos estados realmente corresponden a losfamosos cuatro estados de la mente deVacaspati: la mariposa, la emocional, lagobernada por la idea y la poseedora dela idea. Sólo a partir de los dos últimos,dice el sabio, puede formarse un Yogui.El gobernado por la idea hace un fanáti-

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co; el poseedor de la idea, hace un hom-bre iluminado y sabio. Los actos posee-dores de una idea, aunque sea incons-cientemente, desde el plano mental su-perior, muestran una actividad en elcuerpo causal.

El nivel búddhicoEste tipo de hombre podría llamar-

se verdaderamente “espiritual”. Pero laverdadera sabiduría siempre implica in-fluencias del nivel buddhico, el fruto delamor y del pensamiento en el pasado.El hombre que actúa desde el nivelbúddhico no es solamente un poder se-creto y tremendo, sino que es, verdade-ra y absolutamente, la salvación de sushermanos todavía más pequeños. Losdemás no conocen el origen de la im-presión que les causa. Sólo sonsomeramente conscientes de que los re-sortes de su ser tienen las raíces en otromundo distinto al suyo. Para algunos, elser conscientes de esto representa unainmensa inspiración; para otros, es unacausa de insatisfacción y de desagrado.

La integración espiritual significaque el factor centralizador se encuentramás allá de la mente concreta. Tiene quetrasladarse a esa mente mediante un sím-bolo o imagen, generalmente de natura-leza religiosa. En el genio puede muybien ser algo de tipo artístico o intuiti-vo. El factor supremo es la percepciónintuitiva de la Unidad, el sentido de unpropósito espiritual dominante en lavida, de un Uno sin segundo que está entodas partes, y de cuya Vida y Propósitoel hombre se siente el agente, por másdébil e imperfecto que sea. BernardShaw describió, una vez, el impulso re-

ligioso precisamente en esos términos.El hombre religioso, dijo, es la personaque se concibe a sí mismo como agentede un poder superior con cuya asocia-ción disfruta de una gran felicidad y desu verdadero ser. Son las palabras de SanPablo: “No yo, sino Cristo en mí”.

Esa intuición puede trasladarse a lamente-cerebro de dos maneras básicas,la impersonal y la personal. Forman lasdos vías principales de la experienciamística y son reconocidas tanto por losconocedores del Camino de orientecomo de occidente. Uno puede sentirque la esencia central de su ser es la Vidadivina considerada más o menos en tér-minos impersonales; o que uno es undevoto de esa misma Vida inmortal quebrilla a través de una gran Personalidadque se ha hecho una con ella, como nues-tro Señor Cristo o un Maestro de Sabi-duría. El segundo es el método másusual, tal vez porque lo sentimos máspróximo a nuestra parte humana.

Uno de los mejores ejemplos lo te-nemos en la Dra. Besant. Una buenaamiga suya me dijo una vez que AnnieBesant era la persona más devota quejamás había conocido, devota a su Maes-tro y a Dios. Representaba aquella anti-gua enseñanza de la India que dice: Con-sidera al Gurú como Dios”.

Las señales de esta integración es-piritual han sido observadas y registra-das en todas las escrituras. Las escritu-ras cristianas las enumeran como los fru-tos del Espíritu, es decir, el amor, la ale-gría, la paz, la resistencia, la amabilidad,la bondad, la fe, la docilidad y la tem-planza.

Patanjali, en algunos de sus Sutras,

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describe las cualidades inmemorialesque tiene que cultivar el aspirante aYogui, y dice que cuando la cualidad deahimsa (no dañar) se consigue realmen-te, el miedo y el odio desaparecen enpresencia de ese hombre. Cuando alcan-za realmente la verdad, las palabras yacciones de ese hombre están llenas depoder. Cuando todo deseo de poseer parauno mismo nos ha abandonado, lo ten-dremos todo a nuestros pies. ¿Acaso nodijo Cristo que el hombre que buscabaprimero el reino de Dios y Su justiciatendría todo lo demás por añadidura siera necesario?

Nuestra necesidad supremaYo afirmo que esta es nuestra nece-

sidad suprema en nuestro trabajo de hoy.No es nada del plano intelectual. No esalgo que se vea simplemente de formaintelectual. Lo que se ve solamente deforma intelectual, sin vivirlo ni sentirlo,puede convertirse realmente en un falsoprofeta, en un verdadero lobo con ropade cordero. ¿Acaso no nos dijo H.P.Blavatsky que la naturaleza intelectual,si carecía de la luz del espíritu, era elverdadero demonio del hombre? Puedeincluso servir para organizar los impul-sos de la naturaleza animal del hombre.Por sí misma, puede ser dura y cruel,pero si su poder se eleva hacia arriba,formará ese puente imaginario hacia elYo inmortal, creado por el pensamientopurificado, el antakharana. Sin esa luzsalvadora, en el mejor de los casos en-carcelará al hombre, cerrándole todas lasposibilidades de la verdadera intuición.

Nuestro pensamiento normalmentediscurre más o menos en imágenes. In-

cluso nuestros ideales más elevados serepresentan así. Pero estas imágenesmentales son solamente diminutos cla-raboyas de nuestras prisiones mentales,a través de las cuales puede brillar algode la verdad y la gloria universales. De-beríamos mirar siempre a través de esasventanas, no mirarlas a ellas, sino más ymás allá, intentando despertar la luz dela intuición, que es la única con la quese puede ver a Dios. No importa real-mente la forma que tengan esas venta-nas, ni si son iguales a las de otra perso-na. Detenernos en nuestras imágenesmentales es correr el riesgo de acabardistorsionando y deformando inclusonuestras ideas del Maestro y de Dios.

Sea cual sea la intuición espiritualque tengamos, es como la hebra de oroque Ariadna le dio a Perseo. Aferraros aese concepto interno, por más lejano ydébil que os pueda parecer. Es la estre-lla difuminada de nuestro ser, pero si lamiramos y la adoramospersistentemente, su luz crecerá cada vezmás hasta que al final se convertirá enla Luz infinita. Mientras nos aferremosa esa hebra de oro, aún en la oscuridad,no podremos perdernos nunca. Blakeescribió:

Te doy el extremo de una cuerda dorada;Hazla un ovillo,Te llevará a la puerta del cielo,Construida en el Muro de Jerusalén.

Pero hemos de mirarla y adorarla.Esto significa una vida de paciencia,honradez, generosidad y dedicación demuchos años.

Los que ya lo han hecho son ahora

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la columna vertebral del trabajo de losMaestros en todas partes y los verdade-ros custodios del trabajo que nos handado como Teósofos los Guardianes dela Raza. En algunos, las cualidades ex-ternas no son extraordinarias, pero suvida interna les ha convertido en un po-der, en centros radiantes llenos de unavida unificadora e inspiradora. Esta ac-titud, constante y persistente, no es algoque se pueda conseguir en un día. Es elfruto de muchos años de esfuerzo pa-ciente, dedicado, humilde y constantepara comprender y para vivir. Cuandoexiste un alma de éstas en una Rama, laRama no fracasará nunca. Si una Ramateosófica o cualquier otro movimientoespiritual deja de existir o pierde su ins-piración y su vida, es porque ningunode sus miembros está integrado espiri-tualmente de esta manera. Es algo mu-cho más importante que la inteligenciao la eficacia en la organización o pre-sentación.

Vivir para lo más elevado¿Cómo podemos tener esta actitud

y convertirnos en un líder en el verda-dero sentido del término?

Esforzándonos siempre por relacio-narnos con ese ser más elevado, en vi-vir por él y por este mundo. Entoncesirá creciendo en nosotros una pacienciainterminable, inquebrantable, llena deesperanza.

Ten paciencia, candidato, como al-guien que no teme fallar, que no preten-de el éxito… Fija los ojos de tu alma enla estrella cuyo rayo tú eres, la estrellaardiente que brilla dentro de las profun-didades oscuras del ser eterno, en los

campos ilimitados de lo desconocido.¿Qué vamos a convertir en el factor

integrador de nuestra vida, en el centroa cuyo alrededor están reunidos lo queRuysbroek llamaba “los poderes disper-sos del alma?” Esto dependerá del tem-peramento y de la etapa de crecimiento.Todas las fuerzas desintegradoras de lavida, descritas por Patanjali como eldolor, la pena, el desespero, la inquie-tud, etc., también serán vencidas, dice,por la vista fija en un solo objetivo ypor la elevación de las fuerzas de la vida.Se puede conseguir “mediante una as-piración y devoción constantes a unideal” o cultivando los hábitos de la cor-dialidad y la compasión y una actitudfilosófica hacia la felicidad y la desgra-cia en uno mismo y hacia la virtud y elvicio respectivamente. O también, con-templando a Aquellos que están libresde todo deseo, como por ejemplo la ima-gen infinitamente atractiva del Cristo oun Maestro de Sabiduría. Porque nos ire-mos pareciendo cada vez más a aquelloque contemplemos de forma continua-da. Pero también puede conseguirsemeditando en aquello que le sea másquerido al corazón. El amor, el olvidode uno mismo, entregado de forma totaly altruista, es siempre un potente mediopara purificar y elevar el alma.

¿Qué estamos haciendo, pues, sinoseguir el consejo que nos dio tantas ve-ces el obispo Leadbeater, el de dejar anuestro pequeño yo fuera del centro denuestra vida personal y colocar al Maes-tro, Dios, la Humanidad o algún Serquerido allí, en su lugar? Cuando se haceesto realmente, las radiaciones áuricasse dirigen hacia fuera, y le confieren una

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extrema sensibilidad al alma respecto alas necesidades del alma de los demás.Este tipo de persona puede ser “clarivi-dente con el entorno de las almas”. Elocultista cuenta con todo el tiempo delmundo para los problemas de los demás,porque no tiene ninguno propio.Rudyard Kipling lo ha descrito con unaspalabras maravillosas:

Enséñame a no necesitar ayuda de loshombres,Para poder ayudar a esos hombres cuan-do lo necesiten

Veremos que este poder se consigueen el mercado de la vida, aunque paraaprender a actuar así haya que utilizarel pensamiento profundo. Esa pacienciainfinita, esa inquebrantable devocióntambién nos permite realmente aprendercosas sobre los acontecimientos de lavida y sobre la forma de afrontarlos. Haydos cosas que hace una personalidadintegrada espiritualmente: la una esaprender de la vida y la otra es servir alos hombres. Esta persona será capaz deaprender mejor de la vida que la mayo-ría de los hombres, porque se habrá re-tirado de ella, colocando el centro de suconciencia más allá y por encima de suspreocupaciones y problemas ordinarios.Eso no significa abandonar sus deberesusuales. Muchas veces los cumplirá deforma más perfecta que los demás.

Sigue la rueda de la vida, sigue la ruedadel deber para con tu raza y tu familia,con el amigo y el enemigo, y cierra tumente al placer y al dolor. Sal de la luzdel sol y entra en la sombra, para dejarsitio a los demás. El auto conocimientoes hijo de las buenas acciones.

El conocimiento del Yo se constru-ye sobre la subestructura del amor y lacomprensión de los hombres. Por con-siguiente, la persona integrada espiri-tualmente estudia primero y sobre todoel corazón de los hombres, no solamen-te sus ideas.

Estudia el corazón de los hombres, parapoder saber cuál es ese mundo en el quevives, y del cual quieres formar parte.Mira la vida que cambia constantementey se mueve a tu alrededor, porque estáformada por los corazones de los hom-bres: y cuando aprendas a comprender suconstitución y significado, serás capazcada vez más de leer la palabra más am-plia de la vida.

Un canal de bendiciónEsta persona, ya sabia, finalmente

es capaz de trascenderse a sí misma, dereconocer su Yo superior inmortal, elGuerrero interno, y de seguir sus órde-nes en la batalla de la vida. Se convierteasí en un canal de bendiciones y de po-der. Entonces es tan grande su capaci-dad, que ningún cambio puede alterar-le, ningún movimiento distinto, ningúnlíder distinto le perturbará. Los teósofosentran y salen de la Sociedad Teosóficacuando sus centros integradores se ha-llan fuera de los reinos eternos. Perocuando el centro se asienta dentro demanera firme, no tienen ningún deseode abandonar la Gran Obra.

Cuando no estamos todavía integra-dos espiritualmente, carecemos de equi-librio y dignidad, nos preocupa dema-siado lo que piensen los demás de noso-tros y nuestros pensamientos del Maes-tro tienden a caer hasta nuestro nivel,en vez de ser llevados, de forma insen-

Page 32: SOPHIA - RAMA ARJUNA (Barcelona) · Julio-Agosto 2010 5 experiencia y la tranquilidad de que así es. Por ejemplo, ante una situación caó-tica, conflictiva, realmente preocupan-te,

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ACTIVIDADES

GRUPO DE ESTUDIOS TEOSÓFICOS “MARIO ROSO DE LUNA”

Viernes 9 (a las 20h.) - En los salones del Círculo Alcireño - Conferencia a cargo de IsaacJauli: “La Divina Comedia o el tránsito del alma de la oscuridad a la luz.”

Sábado 10 y domingo 11 - En la Residencia de San Juan de Ribera - Seminario a cargo deClarisa Elósegui e Isaac Jauli. “Los Mitos (2ª parte) de la fragmentación a la integración:único sendero hacia la realización humana.”

NOTA INFORMATIVA.- El Grupo Mario Roso de Luna organizó los días 21 al 23 demayo pasado una conferencia y seminario en la ciudad de Alzira. El día 21 y en los salo-nes del Círculo Alcireño (de finales del XIX a principios del XXI) como si se estuvierarecuperando el movimiento que Roso de Luna puso en alza en el Ateneo de Madrid, secelebró la conferencia impartida por Isaac Jauli: ¿Podemos superar el sufrimiento huma-no? Con una concurrida asistencia que se mostró muy interesada y que continuó con unaimprovisada cena de hermandad.

Los días 22 y 23 se celebró en la Residencia de San Juan de Ribera (Valle de Aguas Vivas)el seminario compartido por Clarisa Elósegui e Isaac Jauli: “Los Mitos (1ª parte) clave dela transformación del alma humana.” Fue muy interesante para todo el grupo que vienesiendo habitual como asistente a los seminarios convocados por la S.T. a través del Gru-po de Estudios Teosóficos “Roso de Luna” y que tendrá su continuidad y como cierre decurso los días 17 y 18 de julio.

sible y continua, hacia el suyo. Al estarespiritualmente integrados, somos uncentro de paz, de profundidad y de ins-piración, porque el alma tiene la cabezaerguida. Movidos por la intuición espi-ritual, somos vívidamente conscientesde la verdadera Fraternidad, no de unafraternidad a un nivel inferior común,sino la de una elevación sabia y sutil porparte de cada uno desde allí donde seencuentre. Para el hombre sabio, tantoel alma del niño como el sabio el sabioson igualmente hermanos, aunque ten-ga un contacto distinto con cada uno de

ellos.Esta es realmente una perla sin pre-

cio cuya posesión aleja al hombre de lasnecesidades comunes y le permite entre-garse a los demás de forma gloriosa. Y,al sostener tan fuertemente la hebra deAriadna de la visión espiritual, todo suyo se va simplificando de forma gradual,llenándose de poder; siendo único, sellena de luz.

(The Theosophist, mayo 2010.)(Reimpreso de Julio 1939.)