Sos humanidad

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S.O.S. HUMANIDAD ¡Auxilio! Se agrava la vida. Una muerte insana la acorrala, es un padecimiento diario convertido en cotidianidad; todo dolor es normal, la muerte no es noticia que atormente, es recurso cinematográfico que vende y pervierte, que gusta tanto como un beso. Ayer fui al hospital Central, fui a toparme con la muerte en un campo de guerra; los cuerpos desparramados, adoloridos ante la indiferencia vestida de blanco para parecer inocente. Sordos, ciegos, absortos en su vacío; cuelgan de su cuello el estetoscopio que más que un instrumento, es símbolo de diferencia que llena de superioridad. Para eso estudiaron. Todos al parecer, estudiaron para lo mismo, el médico, el abogado, el ingeniero, el politólogo; “Ser alguien”, ser diferentes, eso los hace indiferentes hacia quienes ellos ya dejaron de ser - ¿Será esta una de las razones por la cual se mueren de mengua los urgidos de la sala de emergencia de nuestro hospital? - Pero esta situación es casi un lugar común que se repite en toda la geografía social venezolana, basta solicitar la atención del burócrata que por sorteo te tocó, júralo, ¡Bingo! El mensaje que manda por el celular, siempre será más importante que lo que vayas a plantear… y cuando sube la vista y se percata de tu presencia comienza la parte más fea: ¡Eso no es por aquí! ¡El doctor no vino! Otras veces, si tienes suerte (efímera), sin levantar la cabeza te dice: llene esa planilla y venga dentro de tres meses. Y esto pasa indiferentemente en los entes públicos y privados, en estos últimos, la situación es hasta más peligrosa, sobre todo si es servicio médico… Dios te salve María sin pecados concebida… ¿Tiene seguro? - ¡hay Dios! - Si no tienes, el desdén protagoniza, pero si lo tienes puedes decir: lo tenía. Aquí la compasión anda en la iglesia dándose golpes de pecho, porque todo enfermo con seguro es rentable y más si la enfermedad es incurable, se ha llegado al colmo, que si es curable se le convierte y ya. Lo mismo, casi sin ninguna diferencia, sucede en el supermercado, en el taxi, en el autolavado, en el colegio privado (Con mi educación no te metas), donde vayas tendrás ese sabor a mercancía que no se quita ni con el jabón más caro. Todo es una mercancía, lo dicen los más preciados coautores del neoliberalismo – especie de religión en la que la ganancia comercial determina la importancia o no de algún suceso, relación o persona.

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S.O.S. HUMANIDAD

¡Auxilio! Se agrava la vida. Una muerte insana la acorrala, es un padecimiento diario convertido en cotidianidad; todo dolor es normal, la muerte no es noticia que atormente, es recurso cinematográfico que vende y pervierte, que gusta tanto como un beso.

Ayer fui al hospital Central, fui a toparme con la muerte en un campo de guerra; los cuerpos desparramados, adoloridos ante la indiferencia vestida de blanco para parecer inocente. Sordos, ciegos, absortos en su vacío; cuelgan de su cuello el estetoscopio que más que un instrumento, es símbolo de diferencia que llena de superioridad. Para eso estudiaron. Todos al parecer, estudiaron para lo mismo, el médico, el abogado, el ingeniero, el politólogo; “Ser alguien”, ser diferentes, eso los hace indiferentes hacia quienes ellos ya dejaron de ser - ¿Será esta una de las razones por la cual se mueren de mengua los urgidos de la sala de emergencia de nuestro hospital? - Pero esta situación es casi un lugar común que se repite en toda la geografía social venezolana, basta solicitar la atención del burócrata que por sorteo te tocó, júralo, ¡Bingo! El mensaje que manda por el celular, siempre será más importante que lo que vayas a plantear… y cuando sube la vista y se percata de tu presencia comienza la parte más fea: ¡Eso no es por aquí! ¡El doctor no vino! Otras veces, si tienes suerte (efímera), sin levantar la cabeza te dice: llene esa planilla y venga dentro de tres meses. Y esto pasa indiferentemente en los entes públicos y privados, en estos últimos, la situación es hasta más peligrosa, sobre todo si es servicio médico… Dios te salve María sin pecados concebida… ¿Tiene seguro? - ¡hay Dios! - Si no tienes, el desdén protagoniza, pero si lo tienes puedes decir: lo tenía. Aquí la compasión anda en la iglesia dándose golpes de pecho, porque todo enfermo con seguro es rentable y más si la enfermedad es incurable, se ha llegado al colmo, que si es curable se le convierte y ya.

Lo mismo, casi sin ninguna diferencia, sucede en el supermercado, en el taxi, en el autolavado, en el colegio privado (Con mi educación no te metas), donde vayas tendrás ese sabor a mercancía que no se quita ni con el jabón más caro. Todo es una mercancía, lo dicen los más preciados coautores del neoliberalismo – especie de religión en la que la ganancia comercial determina la importancia o no de algún suceso, relación o persona.

En el barrio, en la calle, es igual; la valoración es la misma: un par de zapatos valdrá más que una vida - ¿Quién habló de ese derecho? – una cartera, un desacuerdo y hasta una sonrisa pueden costar una vida. Los mandamientos han cambiado: “Ama a tu vehículo como a ti mismo”, “Desearas la cartera de tu prójimo”, “Satanizarás la vida”, “Matarás”, “Mercantilizarás la muerte” “Practicarás la pedofilia como amor a Dios”, “Detentarás tu cargo por encima de los demás”, etc.

¡Urgente! Se solicita Humanidad, no importa si sus papeles no están en regla o si en la etiqueta dice que la fecha está vencida

S.O.S. Humanidad… ¿Qué te hiciste?, ¿Dónde te perdiste?

¡Regresa!

Emilio Farrera

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S.O.S. Humanidad

… y me lavo la culpa

Tres plegarias, un Ave María y un Padre Nuestro o una limosna a los pies de la iglesia al pordiosero más lastimoso, para que Dios te vea, y para asegurarte de que se entere se lo cuentas al vecino, que seguro te mirará con admiración, o al taxista, ese desconocido que todo lo cuenta. De esa manera toda culpa se disgregará; no importa que te hayas quedado con el vuelto del ministerio o seas el más pertinaz de los usureros, o hayas volteado indiferente ante el atropello a otro, nada importará, Dios te sabrá perdonar gracias a ese acto de piadosa constricción. ¿Lo crees?

¿Y si un día Dios te dijera que no tiene representantes en la tierra, que su iglesia no es una construcción de piedra y techo, que la piedad es un escondrijo que inventaron los farsantes, que no hay libros que hablen su voz y que el cielo está más cerca del corazón de un niño que no ha visto televisión, que del perdón ofrecido por un cura o pastor… ¿Qué pensarías?

- ¿Cómo se lava una culpa?

Sintiendo solidaridad sin lástima

Sintiéndote comprometido con la vida y el derecho de todos

Dedicándote más a ser y menos a tener, de lo contrario serás vacío

Militando en el sueño hermoso de construir humanidad sin explotación ni esclavos

- Y ¿Cómo sabes que quedaste limpio?

Cuando a riesgo de parecer ridículo te muevan grandes sentimientos de amor

Cuando seas la alegría y la vida en tremenda lucha contra la tristeza y la muerte

Cuando sientas que el otro y la otra también eres tú

Y te sepas parte de un todo llamado humanidad y no la dañes

Y te sientas nosotros para ser más tú.

Cuando hagas iglesia con tus iguales, es decir con todos

Y seas templo

Y seas libre

Y ningún dogma manipule tu conciencia.

Entonces estarás limpio y cerca de Dios.

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S.O.S. Loca humanidad

Los indios siempre estuvieron locos, adoraban a unos Dioses extraños y tenían un respeto sacrílego por la naturaleza y las obras de sus dioses; no entendían de razones, la razón, pobrecitos, no era su fuerte. Había que ser razonables y exterminarlos. Por cierto, los muy locos, sentían un gran respeto por sus - ¿Iguales? –locos, los consideraban cercanos a Dios, seres mágicos que andaban en otro mundo. Nosotros sin embargo, como herederos de esa conquistadora razón, tenemos un criterio más claro al respecto, la lógica nos indica, al igual que antaño, que no tiene razón de vida el que no tiene razón; hay que redimirlos a través del sufrimiento para acercarlos a Dios y que alcancen la razón o por lo menos el cielo.

Ese es el tratamiento indicado por la desquiciada razón que practicamos a diario contra los dementes, lo normal es ser indiferentes, esquivos o asustados; esos personajes no son responsabilidad de la sociedad (quizás cuando haya comunidad sea otra cosa), ¡Que los atienda el gobierno!

En los nosocomios se les atiende como la razón manda, es como debe ser y es más fácil. Esos ni cuenta se dan que los están agrediendo, están tan locos y ellos a su modo, son felices así. ¡Cómo ha adelantado la psiquiatría!

Si la letra con sangre entra ¿Porqué no la razón?. Razones que explican que lo que parece maltrato son sólo terapias mal entendidas, con el supuesto cristiano de la razón o el cielo como sanación.

Y la loca humanidad lanza un S.O.S por el sueño, la imaginación, el invento y la creación. Actos de locura infinita. Qué ironía.

Emilio Farrera