SPA Valor Del Título Supletorio 02

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VALOR DEL TÍTULO SUPLETORIO MAGISTRADO PONENTE: LEVIS IGNACIO ZERPA EXP. Nº 2003-0873 Mediante oficio Nº 172-03 de fecha 30 de junio de 2003, el Juzgado de Primera Instancia del Tránsito y Agrario de la Circunscripción Judicial del Estado Zulia, remitió a esta Sala el expediente contentivo de la demanda por indemnización de daño patrimonial y moral intentada por la abogada Mónica del Carmen Bermúdez Suárez, inscrita en el INPREABOGADO bajo el Nº 57.266, actuando en representación de los ciudadanos JOSÉ ROSARIO VERA ALEMÁN y ROSARIO DEL CARMEN PAZ DE VERA, titulares de las cédulas de identidad números 7.936.875 y 9.324.110, respectivamente, contra la sociedad mercantil PDVSA, PETRÓLEO S.A., antes denominada PDVSA, Petróleo y Gas, S.A., filial de Petróleos de Venezuela, S.A. constituida y domiciliada en Caracas, originalmente inscrita en el Registro Mercantil Segundo de la Circunscripción Judicial del Distrito Federal y estado Miranda, en fecha 16 de noviembre de 1978, bajo el Nº 26, Tomo 127-A Sgdo., cuyo documento constitutivo fue modificado en el mencionado Registro Mercantil, el 19 de diciembre de 2002, bajo el Nº 60, Tomo 193-A Sgdo.; la remisión se hizo por haber declinado la competencia para el conocimiento de dicha demanda. El 8 de julio de 2003, se dio por recibido el expediente y se designó ponente al Magistrado Levis Ignacio Zerpa a los fines de decidir la declinatoria de competencia planteada. Mediante sentencia Nº 1.391 del 23 de septiembre de 2003, la Sala aceptó la competencia que le fuera declinada y ordenó remitir la causa al Juzgado de Sustanciación para que se pronunciara sobre la admisión de la demanda. Por auto de fecha 14 de octubre de 2003, el Juzgado de Sustanciación admitió la demanda y ordenó emplazar a la sociedad mercantil PDVSA Petróleo S.A., en la persona de su representante legal, a los fines de dar contestación a la demanda; asimismo, se ordenó la notificación de la ciudadana Procuradora General de la República de conformidad con el artículo 94 del Decreto con Fuerza de Ley Orgánica de la Procuraduría General de la República. El 18 de noviembre de 2003, la abogada Mónica del Carmen Bermúdez Suárez, antes identificada consignó poder que acredita la representación del abogado Oswaldo Antonio Bastidas Viloria, inscrito en el INPREABOGADO bajo el Nº 8.937.

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VALOR DEL TÍTULO SUPLETORIOMAGISTRADO PONENTE: LEVIS IGNACIO ZERPA

EXP. Nº 2003-0873Mediante oficio Nº 172-03 de fecha 30 de junio de 2003, el Juzgado de Prime-

ra Instancia del Tránsito y Agrario de la Circunscripción Judicial del Estado Zulia, re-mitió a esta Sala el expediente contentivo de la demanda por indemnización de da-ño patrimonial y moral intentada por la abogada Mónica del Carmen Bermúdez Suá-rez, inscrita en el INPREABOGADO bajo el Nº 57.266, actuando en representación de los ciudadanos JOSÉ ROSARIO VERA ALEMÁN y ROSARIO DEL CARMEN PAZ DE VERA, titulares de las cédulas de identidad números 7.936.875 y 9.324.110, respec-tivamente, contra la sociedad mercantil PDVSA, PETRÓLEO S.A., antes denomina-da PDVSA, Petróleo y Gas, S.A., filial de Petróleos de Venezuela, S.A. constituida y domiciliada en Caracas, originalmente inscrita en el Registro Mercantil Segundo de la Circunscripción Judicial del Distrito Federal y estado Miranda, en fecha 16 de no-viembre de 1978, bajo el Nº 26, Tomo 127-A Sgdo., cuyo documento constitutivo fue modificado en el mencionado Registro Mercantil, el 19 de diciembre de 2002, bajo el Nº 60, Tomo 193-A Sgdo.; la remisión se hizo por haber declinado la competencia para el conocimiento de dicha demanda.

El 8 de julio de 2003, se dio por recibido el expediente y se designó ponente al Magistrado Levis Ignacio Zerpa a los fines de decidir la declinatoria de competen-cia planteada.

Mediante sentencia Nº 1.391 del 23 de septiembre de 2003, la Sala aceptó la competencia que le fuera declinada y ordenó remitir la causa al Juzgado de Sustan-ciación para que se pronunciara sobre la admisión de la demanda.

Por auto de fecha 14 de octubre de 2003, el Juzgado de Sustanciación admitió la demanda y ordenó emplazar a la sociedad mercantil PDVSA Petróleo S.A., en la persona de su representante legal, a los fines de dar contestación a la demanda; asimismo, se ordenó la notificación de la ciudadana Procuradora General de la Repú-blica de conformidad con el artículo 94 del Decreto con Fuerza de Ley Orgánica de la Procuraduría General de la República.

El 18 de noviembre de 2003, la abogada Mónica del Carmen Bermúdez Suá-rez, antes identificada consignó poder que acredita la representación del abogado Oswaldo Antonio Bastidas Viloria, inscrito en el INPREABOGADO bajo el Nº 8.937.

En esa misma fecha, la mencionada abogada solicitó una medida cautelar in-nominada.

El 4 y el 16 de diciembre de 2003, el Alguacil del Juzgado de Sustanciación consignó, respectivamente, recibo de la notificación dirigida al Presidente de PDVSA Petróleo, S.A. y a la Procuradora General de la República.

En fecha 17 de febrero de 2004, la abogada Lina Tovar, inscrita en el INPREA-BOGADO bajo el Nº 87.992, actuando en representación de la sociedad mercantil PDVSA Petróleo S.A. consignó poder que acredita su representación y la de los abo-gados Luis Alberto Escobar y Soraya Farías Santaella, inscritos en el INPREABOGADO bajo los números 18.062 y 23.868, respectivamente.

El 19 de febrero de 2004, la Gerente General de Litigio de la Procuraduría Ge-neral de la República Bolivariana de Venezuela ratificó la suspensión de noventa (90) días continuos, prevista en el artículo 94 del Decreto con Fuerza de Ley Orgáni-ca de la Procuraduría General de la República.

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En fecha 9 de marzo de 2004, la abogada Lina Tovar, antes identificada, con-signó en autos la revocatoria del poder que la sociedad mercantil demandada le ha-bía otorgado a ella y a los abogados Luis Alberto Escobar y Soraya Farías Santaella.

Mediante escrito presentado el 28 de abril de 2004, el abogado Juan Francisco Colmenares Torrealba, inscrito en el INPREABOGADO bajo el Nº 74.693, actuando en representación de la sociedad mercantil PDVSA Petróleo, S.A., solicitó se declarara perimida la causa por la falta de comparecencia de los demandantes desde que se había aceptado la declinatoria de competencia, y en el supuesto que no se declarara la perención requerida se precisara la oportunidad para la contestación de la de-manda.

El 28 de julio de 2004, la abogada Mónica del Carmen Bermúdez Suárez con-signó diligencia solicitando que se decidiera la incidencia planteada por el represen-tante de la demandada.

En fecha 21 de octubre de 2004, el abogado Juan Francisco Colmenares To-rrealba solicitó pronunciamiento sobre los pedimentos por él efectuados el 28 de abril de 2004.

El 26 de octubre de 2004, se pasó el expediente a la Sala a los fines de deci-dir sobre la perención planteada.

En fecha 2 de noviembre de 2004 se dio cuenta en Sala y se designó ponente al Magistrado Levis Ignacio Zerpa.

El 16 de febrero de 2005, la abogada Mónica del Carmen Bermúdez Suárez reiteró su solicitud de decisión.

En fecha 14 de junio de 2005, se dejó constancia de que en fecha 17 de ene-ro de 2005, se incorporaron a esta Sala Político-Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, los Magistrados Emiro García Rosas y Evelyn Marrero Ortíz, designados por la Asamblea Nacional el 13 de diciembre de 2004, quedando integrada esta Sa-la por cinco Magistrados, conforme a lo dispuesto en el artículo 2 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia de la República Bolivariana de Venezuela, a saber: Presidenta, Magistrada Evelyn Marrero Ortíz; Vicepresidenta, Magistrada Yolanda Jaimes Guerrero; Magistrados Levis Ignacio Zerpa, Hadel Mostafá Paolini y Emiro García Rosas. Asimismo, se ordenó la continuación de la causa.

El 8 de junio de 2005, el abogado Heriberto Heredia Rodríguez, inscrito en el INPREABOGADO bajo el Nº 73. 194, actuando en representación de los ciudadanos José Rosario Vera Alemán y Rosario del Carmen Paz de Vera, consignó el poder que acredita su representación y la revocatoria del poder que los demandantes habían conferido a la abogada Mónica del Carmen Bermúdez Suárez.

En fecha 21 de junio de 2005, el abogado Agustín Bracho, inscrito en el IN-PREABOGADO bajo el Nº 54.286, actuando en representación de la parte actora soli-citó “de este ALTO TRIBUNAL PRONUNCIE SU DECISIÓN ante la conducta y actitud contumaz del demandado ya que venció el lapso de Contestación de la Demanda y también venció el lapso de Promoción de Pruebas sin que el demandado invocara nada a su favor”.

Mediante escritos presentados el 7 de julio y el 2 de agosto de 2005, el abo-gado Agustín Bracho antes identificado reiteró la solicitud anterior.

El 5 de octubre de 2005, el abogado Agustín Bracho, actuando con el carácter indicado realizó pedimentos relacionados con la demanda interpuesta por sus man-dantes.

En fecha 26 de octubre de 2005, el abogado Juan Francisco Colmenares To-rrealba, actuando en representación de la parte demandada, refutó la diligencia an-tes referida interpuesta por su contraparte

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Mediante decisión Nº 6.141 publicada el 9 de noviembre de 2005, la Sala de-claró improcedente la solicitud de perención de la instancia formulada por el repre-sentante de la sociedad mercantil PDVSA Petróleo, S.A. y habiendo fenecido el lapso para la contestación de la demanda y de promoción de pruebas, acordó la designa-ción de ponente a los fines de dar inicio a la relación de la causa. Asimismo, ordenó remitir copia de dicha decisión a la Procuraduría General de la República.

El 6 de diciembre de 2005, el abogado Agustín Bracho actuando con el carác-ter antes indicado, se dio por notificado de la anterior decisión y solicitó la notifica-ción de la parte demandada.

En fecha 17 de enero de 2006, el abogado Juan Francisco Colmenares Torreal-ba, actuando en representación de la sociedad mercantil PDVSA, Petróleo S.A. solici-tó copias certificadas de varios de los autos del expediente.

El 31 de enero de 2006, el Alguacil del Juzgado de Sustanciación dejó cons-tancia del recibo de la notificación dirigida a la Procuradora General de la República por parte de la Gerente General de Litigio de la Procuraduría General de la Repúbli -ca Bolivariana de Venezuela.

En esa misma fecha, el Alguacil de la Sala consignó el oficio dirigido a la so-ciedad mercantil demandada, por cuanto el 17 de enero de ese mismo año, el abo-gado de dicha compañía consignó diligencia en el presente expediente.

El 8 de febrero de 2006, se recibió el oficio Nº 290 de fecha 6 de febrero de 2006, mediante el cual la Gerente General de Litigio de la Procuraduría General de la República informa sobre su notificación de la sentencia Nº 6.141 y ratifica la sus-pensión del proceso durante el lapso de treinta (30) días continuos a que se refiere el artículo 95 del Decreto con Fuerza de Ley Orgánica de la Procuraduría General de la República.

A través de escrito presentado el 18 de julio de 2006, los abogados Tulio Col-menares Rodríguez y Juan Francisco Colmenares Torrealba, actuando en representa-ción de PDVSA Petróleo, S.A. solicitaron “…que la Sala adopte un pronunciamiento con vista a la interpretación expresa, positiva y precisa del régimen procesal que en definitiva debe regular éste proceso”(sic), en virtud de la entrada en vigencia de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia requieren se aclare “…hasta qué es-tado del proceso se aplicó la sustanciación contenida en el régimen procesal vigente para la fecha en que se admitió la demanda y cuáles son los efectos que se produci-rán en el orden procesal, si es que se resuelve aplicar el nuevo régimen”.

Por diligencia de fecha 18 de octubre de 2006, el abogado Agustín Bracho ac-tuando con el carácter indicado en autos, solicitó se iniciara la etapa de relación de la causa.

El 26 de octubre de 2006, el abogado Juan Francisco Colmenares Torrealba, actuando en representación de la parte demandada ratificó los pedimentos realiza-dos en el escrito de fecha 18 de julio de ese mismo año.

En fecha 31 de octubre de 2006, la Sala dando cumplimiento a la decisión dic-tada el 9 de noviembre de 2005 comenzó la relación de la causa de conformidad con lo establecido en el artículo 19 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justi-cia.

Mediante diligencia de fecha 8 de noviembre de 2006, el abogado Juan Fran-cisco Colmenares Torrealba reiteró la solicitud realizada el 18 de julio de 2006.

El 15 de noviembre de 2006 se difirió el acto de informes.En fecha 16 de noviembre de 2006, el representante de PDVSA, Petróleo S.A.

ratificó su solicitud de pronunciamiento con relación a la “ordenación de la sustan-ciación del presente juicio”.

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El 22 de noviembre de 2006 se difirió el acto de informes para el día 8 de fe-brero de 2007.

El 8 de febrero de 2007, oportunidad fijada para la presentación de los infor-mes, compareció el abogado Tulio Colmenares Rodríguez en representación de PDV-SA Petróleo S.A. y presentó sus argumentos orales, posteriormente consignó sus conclusiones escritas en la Secretaría de la Sala.

En fecha 6 de marzo de 2007, el abogado Agustín Bracho solicitó en nombre de la demandante se dictara sentencia en la presente causa.

El 29 de marzo de 2007, terminada la relación de la causa, se dijo “Vistos”.- I -

DE LA DEMANDA INTERPUESTALa parte actora demanda a la sociedad mercantil PDVSA, Petróleo S.A., para

que convenga o en su defecto sea condenada a pagar la cantidad de setecientos no-venta y un millones ochocientos setenta y nueve mil novecientos veintiséis bolívares (Bs.791.879.926), más las costas procesales, estimando la demanda en la cantidad de un mil veintinueve millones cuatrocientos cuarenta y tres mil novecientos tres bolívares con ochenta céntimos (Bs. 1.029.443.903,80).

Los pedimentos descritos son fundamentados por los apoderados judiciales de los ciudadanos José Rosario Vera Alemán y Rosario del Carmen Paz de Vera, so-bre los hechos y argumentos que a continuación se exponen:

Refieren que sus mandantes “son propietarios del fundo ‘La Virginia’, según se evidencia de documentos protocolizados por ante la Oficina Subalterna de Regis-tro del Municipio Baralt del Estado Zulia, en fechas: 10 de marzo de 1997, bajo el Nº 14, Tomo 02, Protocolo Primero, Primer Trimestre y 15 de julio de 1999, bajo el Nº 12, Tomo 01, Protocolo Primero, Tercer Trimestre,, así como también según docu-mento autenticado por ante la Notaría Pública de Mene Grande en fecha 16 de di-ciembre de 1997, bajo el Nº 1, Tomo 19”.

Agregan que dicho fundo está ubicado en el sector “El Guaimaral”, Parroquia Marcelino Briceño del Municipio Baralt del Estado Zulia, y tiene una extensión apro-ximada de setenta y siete hectáreas con sesenta y nueve áreas (77,69 has), cuyas medidas y linderos generales son los siguientes: Norte: parcelas que son o fueron de los ciudadanos: José Linares, José D’Ávila, Rafael Gil, Ender Bravo, Eligio Benítez, Po-zo Petrolero MGB y vía de penetración; Sur: Parcela o lote que es o fue de Carlos Fe-rrer, parcela que es o fue de Douglas Bravo y Pozo Petrolero MGB-46, propiedad de PDVSA; Este: Parcela que es o fue de Eugenio Bravo, lote que es o fue de Rita Sán-chez y lote que es o fue de Héctor García, y Oeste: lote que es o fue de Rafael Vizso, y lote que es o fue de Abilio Linares; y en el mismo durante más de doce (12) años se han dedicado principalmente a la producción agrícola vegetal en diversos rubrosProsiguen narrando que aproximadamente en el año 2001, se iniciaron trabajos de exploración y perforación petrolífera en el sector “El Guaimaral”, en una parcela ag-rícola que adquirió la empresa PDVSA, Petróleo y Gas, S.A., actualmente PDVSA Pe-tróleo, S.A., en la cual se ubicó “la localización AKAQ, ocupando ésta una extensión aproximada de dos (02) hectáreas de terreno, colindando en el extremo sur con el fundo “La Virginia”, hoy tal parcela es ocupada por el pozo petrolero MGB-46, pro-piedad de PDVSA, Petróleo S.A.,”, y que el 18 de octubre de 2001 a consecuencia “del modo de realizar los trabajos y de una inundación de aguas (precipitación llu-viosa) que se produjo en el área de la localización AKAQ”, se causaron daños a la propiedad de sus mandantes, específicamente a la plantación de cambur de una edad de 10 meses que se estaba cultivando para la exportación.

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Refieren que su mandante se comunicó con la sociedad mercantil demandada, indi-cándole las fallas que habían originado los daños a su parcela, las cuales consistían en la insuficiencia de las zanjas que rodean la plataforma para contener las aguas en caso de precipitaciones.Seguidamente explican:

“La locación AKAQ, consiste en una plataforma engranzonada, con su superficie asfaltada y mide aproximadamente Quince mil me-tros cuadrados, (15.000 mts ²), y con una altura superior a las su-perficies de los terrenos colindantes a ella y alinderada de la ma-nera siguiente (…), en el centro de dicha plataforma se encuentra un Pozo Petrolero, identificado con las siglas MGB-46, rodeado de una fosa con dos parrillas laterales y el cual consta de un manó-metro y tuberías para salida de gas, cuenta con un banco de transformación cercado con cerca de ciclón, con tres transforma-dores de 167 KVA cada uno, dicha plataforma o el lote de terreno donde está construida, esta (sic) rodeado perimetralmente de ca-nales o zanjas y en una de sus esquinas, se haya una fosa con su correspondiente tubería de desagüe; adyacente a la plataforma asfaltada se encuentra una porción de terreno desforestado, pla-no, previamente preparado, donde una vez perforado el Pozo Pe-trolero MGB-46, (…) se había planificado tratar los deshechos peli-grosos derivados de la actividad petrolera realizada en dicho pozo, lo que comúnmente se conoce dentro de la industria petrolera co-mo ‘Laguna de Ripios’ (entiéndase como Ripios, los desechos de fragmento de las rocas, que la barrena corta, durante la perfora-ción de un pozo petrolero y que son traídos a la superficie por el fluido de la perforación; estos –los fluidos- están constituidos por bases de aceite, para obtener una mayor lubricidad y enfriamiento de la mecha); pero tal planificación no se llevo (sic) a cabo, y en el área adyacente o laguna de ripios aún se encuentran tres monto-nes bien diferenciados: uno de aserrín, otro de ripios y el tercero de lodos aceitosos, estos lodos contienen metales contaminantes, como el VANADIO, CADMIO, NICKEL, COBRE, ZINC y PLOMO”.

Continúan indicando que a dicha laguna de ripios se le construyó un débil muro de contención, y el día 3 de junio de 2002, luego de varias horas de copiosas lluvias, el muro se fracturó inundando la parcela de cultivo de banano de primera calidad para exportación propiedad de sus representados.Refiere que ante lo expuesto, su representado se comunicó con la sociedad mercan-til PDVSA, Petróleo S.A. y que ésta manifestó que evaluaría tales daños, pero que era necesario finiquitar primero los deterioros producidos el 18 de octubre de 2001, por lo que el 1º de agosto de 2002 se otorgó un documento ante la Notaría Pública Segunda de Ciudad Ojeda, anotado bajo el Nº 64, Tomo 50, de los libros de autenti -caciones llevados por la referida Oficina Notarial, en el que se solventa lo relaciona-do con los daños ocasionados el 18 de octubre de 2001, sin que posteriormente se indemnizaran los originados a partir del 3 de junio de 2002.En cuanto a los daños demandados, indican que sus representados durante más de 12 años han invertido trabajo y capital para el establecimiento y mantenimiento de una plantación de los rubros agrícolas de cambur manzano (Musa AAA), plátano har-tón (Musa AAB), guayaba (Psidium guajava) y limonero (citrus limón), con fines de exportación, inversión económica que comprende desde la adquisición de las tierras

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hasta la fundación y mantenimiento de la plantación, incluyendo: pozos, riegos, ma-no de obra y otros; todo ello con el fin de obtener frutos óptimos y conseguir un cu-po para la exportación.Siguen indicando, que para mantener ese cupo se requiere un esfuerzo y trabajo constante, ya que se evalúa tanto la calidad del fruto como la continuidad en el su -ministro del mismo, que es lo que le merecerá al productor la “fe comercial”.En este sentido, exponen que sus mandantes habían logrado el cupo de exportador en el rubro de Cambur Manzano (Musa AAA), y la parcela que fue dañada por los efectos crónicos producidos por los desechos tóxicos, era una plantación de cambur manzano para exportación, y, que se encontraba en óptima producción de dicha fru-ta de primera calidad.Respecto a los daños reclamados, los describen de la siguiente manera:

“DAÑOS EMERGENTES:1.- El valor de la tierra. El costo de una hectárea de tierra de sue-los aluviales de buena profundidad y de mediana y alta fertilidad y clasificados con suelos agrícolas –vegetal de categoría uno, con obras de infraestructura vial y el área ubicada en la Parroquia del Municipio Baralt, con una mayor seguridad personal que otras áreas , vale alrededor de dos millones quinientos mil bolívares (2.500.000,00).2.- El costo de la fundación y mantenimiento de la plantación del cambur manzano.2.1. Establecimiento y mantenimiento de la plantación es alrede-dor de dos millones doscientos treinta y siete mil novecientos no-venta y dos con sesenta céntimos (Bs. 2.237.992,60).2.2. El costo del establecimiento, mantenimiento y operación del sistema de riego:2.2.1 Costos de los Pozos.a) Pozo de 10’’ es de 18.000.000,oo Bs.b) Pozo de 4’’ es de 10.000.000,oo Bs.2.2.2. Costo de riego. 2.500.000,oo x hectárea= 25.000.000,oo2.3. El costo del establecimiento y mantenimiento del cable guía es de Bs.12.000.000,oo.Costos de tanques de selección y empacadora (Bs. 5.500.000,oo)Tanque pequeño de 2 x 1 x 0.70 centímetros de profundidad a una altura de 1 metro.Tanque grande de 4 x 4 x 0.70 centímetros de profundidad a una altura de 1 metro corredera sobre el tanque grande hasta el sitio de empaque con un peso.Bandeja de plástico para el transporte de frutas.2 mesas para colocar la caja cuando se está empacandoPatio de fruta con 18 carriles de 18 metros.280 carretos para transporte de frutas.200 separadores de tubo de 1 x ½ de 80 centímetros de largoOtros Costos.- Cosecha de frutas semanal 106.000,oo Bs.1 doblador seleccionador 10.000,oo Bs.2 cortadores 16.000,oo Bs.6 carreteros 48.000,oo Bs.

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2 obreros en el cable vía 16.000,oo Bs.2 carreteros en cable vía para empacadora 16.000,oo Bs.Empaque de fruta 92.000,oo Bs.1 obrero en el patio de frutas limpiando los racimos 8.000,oo Bs.1 desmanador 10.000,oo Bs.2 seleccionadores de fruta 20.000,oo Bs.1 bandejero 8.000,oo Bs.1 pesador 8.000,oo Bs.2 empacadores 20.000,oo Bs.1 embarcador al trailer 8.000,oo Bs.1 caporal 10.000,oo Bs.DAÑO LUCRO CESANTE3. La pérdida de la producción de fruta de cambur manzano para la exportación.3.1. La producción promedio anual es de 2000 cajas de 18 Kgs. Cada uno con un valor de exportación de US. 5 dólar por caja, o sea diez mil dólares (10.000,oo dólares) por hectárea/año.3.2. La plantación tiene una vida productiva de cinco (05) años. El lucro cesante, sería entonces 10.000,oo dólares por hectárea por cuatro (04) años, es igual a 40.000,oo dólares la hectárea / año. El valor del dólar actual es de Bs. 1.600,oo. El lucro cesante se calcula multiplicando los 40.000,oo x 1.600,oo por dólar que es igual a 640.000,oo Bs. Multiplicado por una tasa de retorno de un 30% que es igual a 192.000.000,oo de Bs. Esto sería el lucro ce-sante de cuatro (04) años que el productor dejaría de percibir de su plantación.Estos daños patrimoniales singularizados supra gráficamente los podemos representar de la siguiente manera:

Nº CONCEPTOPRECIO

UNITARIO/HaPRECIO

TOTAL 10 Has  COSTO DE PRODUCCIÓN    1 Valor de la Tierra 2.500.000,00 25.000.000,002 Fundación y Mantenimiento 2.237.992,60 22.379.926,00

3Establecimiento, Mantenimiento yOperación del Sistema de Riego 2.500.000,00 25.000.000,00

4Tanques de selección y empacado-ra

  5.500.000,00

5 Cable Guía   12.000.000,00  SUB-TOTAL   89.879.926,00

 PÉRDIDA DE PRODUCCIÓN DEFRUTA

16.000.000,00 16.000.000,00

  LUCRO CESANTE 48.000.000,00 192.000.000,00  SUB-TOTAL   352.000.000,00  TOTAL   441.879.926,00

(…) (sic)”.Asimismo, aducen los apoderados de la parte actora, que los hechos descritos cau-saron un agravio irreparable en lo referente a la “fe comercial” que se manifestó en la pérdida del cupo de exportador, ya que incumplió la cuota de producción, impi-

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diéndole desarrollar la actividad a la que tiene derecho de conformidad con el ar-tículo 112 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

Igualmente, argumentan que la pérdida de la producción en la plantación afectada y la pérdida del cupo de exportación que tanto esfuerzo costó a sus man-dantes, produjo severos daños a los cónyuges Vera Paz; en el caso del ciudadano Jo-sé Rosario Vera Alemán, que padece diabetes mellitus tipo II, desde la fecha en que sucedieron los hechos “se le alteró la tensión arterial, sufrió de dolores intensos musculares y en las articulaciones, fue perdiendo la visión, una pérdida abrupta de peso, y en varias oportunidades hubo necesidad de cambiar tratamiento y hacer combinaciones con Insulina NPH y en su último control médico, se inició tratamiento con Bi-Euglocón” (sic).Por otra parte, refieren que la ciudadana Rosario Paz de Vera ha venido presentando una “depresión postraumática, irritabilidad y angustia, consecuencia normal y médi-camente esperada en estos casos; manifestándose en síntomas tales como : Insom-nios, cefaleas Hemicraneana derecha, e Intranquilidad, epigastralgia, afección ner-viosa, lo cual ha generado la consecuente alteración de las relaciones familiares y disminución de la eficiencia laboral en el fundo La Virginia, por cuanto que la señora Rosario de Vera, vive dentro del fundo y es parte activa en el desarrollo económico y gestión diaria de tal unidad de producción”(sic).Sobre los alegados daños morales descritos supra, los apoderados actores indicaron que estimaban los mismos en la cantidad de trescientos cincuenta millones de bolí -vares (Bs.350.000.000,00).Como fundamento legal de los anteriores pedimentos, invocan el artículo 1.185 del Código Civil, que regula la responsabilidad civil extracontractual.Por otra parte, denuncian que en el presente caso se ha configurado una trasgresión a las normas técnicas, puesto que los desechos tóxicos derivados de la explotación del pozo petrolero MGB-46, aún se encuentran en el lugar y en ningún momento fueron confinados ni tratados como lo exigen las leyes, existiendo un incumplimien-to de la Ley sobre Sustancias y Desechos Peligrosos, en sus artículos 1, 2, 6, 9, 15, 16 y 27, y del Decreto Nº 2.289, mediante el cual se dictan las normas para el con-trol de la recuperación de materiales peligrosos y el manejo de desechos peligrosos.De igual forma, aducen que de conformidad con el artículo 1.196 del Código Civil la sociedad mercantil PDVSA, Petróleo S.A. debe reparar todo el daño moral causado por su actuación ilícita.En suma, reclaman por concepto de daños materiales y morales la suma de sete-cientos noventa y un millones ochocientos setenta y nueve mil novecientos veinti -séis bolívares (Bs.791.879.926,00), más las costas y costos procesales, por lo que estiman la demanda en la cantidad de un mil veintinueve millones cuatrocientos cuarenta y tres mil novecientos tres bolívares con ochenta céntimos (Bs. 1.029.443.903,80).

- II -ALEGATOS DE LA SOCIEDAD MERCANTIL

PDVSA, PETRÓLEO, S.A.En el escrito de conclusiones presentado en la oportunidad de los informes, los re-presentantes de la sociedad mercantil PDVSA, Petróleo, S.A. expusieron lo siguiente:1. En primer lugar solicitaron la reposición de la causa al estado de “que se ordene la instrucción no decretada cuyo pronunciamiento habíamos solicitado”, por cuanto a su decir la decisión dictada por esta Sala el 8 de noviembre de 2005 “aplica un ré-gimen procesal contrario al que la Sala había decretado que regiría la sustanciación, pues no aparece de autos que haya decretado otro medio de sustanciación distinto

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al ordinario, por medio de decisión expresa aplicable a la referida sustanciación ni particularmente adoptado al régimen especial contenido en la novísima Ley Orgáni-ca del Tribunal Supremo de Justicia”.Con base en lo anterior, concluyen que la “aplicación de ese régimen procesal nue-vo e inusitado, previo a la decisión del 08 de noviembre de 2005 transcrita, introdu-jo un factor de anarquía procesal que violó principios fundamentales de la defensa, alteró las reglas del debido proceso y también las atinentes a la seguridad jurídica procesal. ”Indican además, que la Sala no dictó de conformidad con el artículo 14 del Código de Procedimiento Civil, un auto que especificara el procedimiento por el cual debía continuarse la sustanciación de la causa.En este sentido, realizan los apoderados de la demandada una cronología de los ac-tos verificados en el proceso y concluyen que si la ordenación del proceso ha sido solicitada “el art.14 C.P.C., obliga al Juez Director del Proceso a ordenar la sustancia-ción y no es obligación de las partes actuar (contestar) cuando presuman que deban hacerlo, según el conocimiento que puedan deducir de la sustanciación”.Prosiguen alegando que la sentencia del 8 de noviembre de 2005, vulnera su dere-cho a la defensa y al debido proceso, particularmente “cuando no atiende al deber que la ley impone al Juez (art. 14 C.P.C.) de establecer con exactitud los lapsos de un proceso que se encuentra anarquizado por la proliferación de actos y la interven-ción extraordinaria de un ente de primer orden como lo es la Procuraduría General de la República”.Con base en lo expuesto, concluyen que debe reponerse la causa al estado de que se fije oportunidad para que se celebre el acto de contestación de la demanda.

En otro orden de ideas, solicitan en atención al numeral 52 del artículo 5 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, un pronunciamiento expreso respec-to a cuál debe ser el comportamiento procesal de su mandante en situaciones simi-lares.Además, consideran “tal decisión como un acto de violencia institucional susceptible de ser invocado en ejercicio de la potestad que confiere el (sic) sustanciador el art. 206 procesal. Si nos volvemos suspicaces pudiésemos pensar que dicha sentencia de alguna manera aspira justificar la falta de decisión oportuna de los pedimentos de perención y ordenación del procedimiento, requeridos tempestivamente”.De igual forma, exponen que “Hubo omisión de pronunciamiento en cuanto al esta-blecimiento de las normas por medio de las cuales se sustanciaría el procedimiento incoado y esa omisión afectó los derechos fundamentales de nuestra conferente, pues por efecto de la aplicación imprevista del nuevo régimen procesal que mencio-namos, se acuerda designar Ponente para que fije la oportunidad de Informes, dan-do por consumado los actos fundamentales del proceso como son la contestación de la demanda y la promoción y evacuación de pruebas ”.A su vez, alegan que existe una cuestión prejudicial que debe resolverse en sede penal o administrativa, configurada por las denuncias realizadas por los actores ante la Guardia Nacional, el Ministerio del Ambiente y de Recursos Naturales y el Ministe-rio Público, en virtud de los daños producidos al ambiente por el derrame de las sus-tancias tóxicas contenidas en la laguna de ripios.En este sentido, exponen que “los hechos cuya incriminación se imputan a PDVSA-PETROLEO, S.A., surten el efecto de la cuestión previa prevista y contenida en el or -dinal 8º del artículo 346 del Código de Procedimiento Civil y por cuanto se trata de una prejudicialidad crimino-administrativa ha de esperarse el resultado de la denun-cia propuesta; que ésta haya sido admitida y sustanciada y que el o los órganos de

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investigación ante quienes se instó la misma, hayan producido pronunciamiento que dé lugar a la acción penal respectiva, pues es de este pronunciamiento que puede nacer la acción civil de indemnización, según preceptúa el art.20 de la Ley Penal del Ambiente, cuyas responsabilidades concomitantes también la referida normativa es-tablece (arts. 4º, 6º, º10º, º16, 22º, 28º, 29º, 32º, entre otros, L.P.A.)” (sic).Prosiguen los apoderados de la demandada cuestionando la sentencia Nº 6.141 dic-tada por esta Sala el 8 de noviembre de 2005, publicada el día 9 del mismo mes y año, indicando lo siguiente: “La resolución que se impugna es igualmente intempes-tiva, pues habiendo sido solicitada oportunamente (28-04-2004) debió ser decidida dentro de los tres (3) días siguientes a aquella fecha, según dispone el art. 10 C.-P.C.; en tanto que la cuestionada resolución yuguladora de los derechos fundamen-tales del proceso, se produjo el 08 de noviembre de 2005” (sic).Agregan que “La resolución (…) que se impugna, constituye igualmente una deci-sión ilegal, injusta y sin sustentación racional específica”, y que “la resolución que cercenó la oportunidad de contestar y promover y evacuar pruebas, guarda total si-militud con la situación extraordinaria que configura el Hecho del Príncipe”(sic).Con relación a los alegatos y pruebas de la parte demandante, alegan que los he-chos invocados en el libelo estaban sujetos a su ratificación durante el lapso proba-torio, lo cual, aducen, no ocurrió; en particular, argumentan que los demandantes no probaron: los niveles de producción y productividad del fundo que alegan es de su propiedad; el tipo de daño causado; que “la fosa correspondiente a tubería de desagüe adyacente a la plataforma asfaltada se encuentra un terreno desforesta-do”; ni la existencia de las sustancias contaminantes mencionadas en el libelo, co-mo vanadio, cadmio, níquel, cobre, zinc y plomo.Añaden a lo anterior, que las inversiones realizadas por los demandantes relativas a la adquisición de las tierras hasta la fundación y mantenimiento de la plantación y la obtención del cupo para la exportación, no fueron probados por los actores.Aducen que las pruebas preconstituidas, presentadas junto con el libelo de la de-manda, debían ser ratificadas durante la etapa probatoria, lo cual no ocurrió, y que las pruebas testimoniales no fueron evacuadas.En otro sentido alegan que la situación narrada por los demandantes se asemeja más “a la que se señala como una derivación de la propiedad predial, prevista en el art. 648 CC. y que es distinta a aquella que se deduce, según el art. 1.185, en cone-xión con el 1.193, ambos del Código Civil”.A su vez indican, que “…si alguna acción pudiera derivarse de los hechos expuestos, correspondería mejor al concepto específico del daño ocasionado a la propiedad (art. 648 CC) y no al genérico que sanciona al art. 1.185 que se ha demandado en aplicación”, por lo que es razonable concluir que “esa pretensión no se aviene con la calificación que la ley especial proporciona para acciones como la que se interpone, en cuyo caso la aplicación del art. 341 C.P.C. para la admisión de la demanda, no es-tá justificado y, consecuencialmente inapropiada la secuela procesal que se deriva de la instrucción del caso”.Finalmente, los apoderados de la demandada reiteran su petición de que se ordene la reposición de la causa “al estado de fijar la oportunidad correspondiente para que se produzca el acto de contestación de la demanda”.

-III-DE LAS PRUEBAS

Mediante la sentencia Nº 6141 del 9 de noviembre de 2005, esta Sala declaró improcedente la solicitud de perención de la instancia realizada por el abogado Juan Francisco Colmenares Torrealba, actuando con el carácter de apoderado judicial de

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la sociedad mercantil PDVSA Petróleo, S.A., y acordó la designación de ponente a los fines de iniciar la relación de la causa.

En dicha decisión la Sala, además, precisó lo siguiente:“…el lapso probatorio se encuentra igualmente fenecido ya que éste había culminado con anterioridad al momento en que el Juz-gado de Sustanciación acordó remitir el expediente a esta Sala, esto es, el 26 de octubre de 2004, con lo cual se evidencia que no quedan otras actuaciones que practicar por el mencionado juzga-do, en virtud de lo cual se acordará en la dispositiva del presente fallo, dar inicio a la relación de la causa”.

De la revisión del expediente se advierte que en el precitado lapso probatorio ninguna de las partes presentó escrito de promoción de pruebas, no obstante, ad-junto al escrito de la demanda la parte actora consignó varios documentos, invocan-do el valor probatorio de los mismos, los cuales se relacionan a continuación:

I. Documentos consignados por la parte demandante conjuntamente con el escrito de la demanda:

1. Copia certificada de documento autenticado por ante la Notaría Pública de la Oficina Notarial Segunda de Ciudad Ojeda, Municipio Lagunillas del Estado Zulia, contentivo de declaración emitida por el ciudadano José Rosario Vera Alemán, me-diante la cual indica que recibió de la sociedad mercantil PDVSA, Petróleo, S.A., la cantidad de siete millones de bolívares (Bs.7.000.000,00) por los daños causados el 18 de octubre de 2001 al cultivo de cambur manzano con fines de exportación ubi-cado en el fundo “La Virginia”, por la inundación que se produjo en el área de la lo -calización AKAQ (hoy pozo MGB-46) propiedad de PDVSA Petróleo, S.A.

2. Original de informe médico sin fecha suscrito por el Dr. Ernesto Manzanilla, referente al estado de salud del ciudadano José Rosario Vera Alemán, y original de constancia médica emitida el 25 de marzo de 2003 por la Dra. Carmen Fuenmayor.

3. Original de documento protocolizado el 10 de marzo de 1997 en la Oficina Subalterna de Registro del Municipio Baralt del Estado Zulia, anotado bajo el Nº 14, Tomo 2 del Protocolo Primero, en el cual el ciudadano José Rosario Vera Alemán deja constancia de las mejoras por él realizadas en una extensión de terreno “que se di-ce propiedad Municipal”, ubicada en el Sector El Guaimaral, Parroquia Marcelino Bri-ceño, Municipio Baralt del Estado Zulia.

4. Original de documento protocolizado en el referido Registro el 15 de julio de 1999, anotado bajo el Nº 12, Tomo I del Protocolo Primero, en el cual los ciudada-nos Carlos E. Ferrer Rincón y José Rosario Vera Alemán, titulares de las cédulas de identidad números 4.995.354 y 7.936.875, respectivamente, declaran “Que son pro-pietarios a partes iguales de unas mejoras agrícolas ubicadas en el sector ‘El Guay-maral’”.

5. Original de documento autenticado ante la Notaría Pública de Mene Grande el 16 de diciembre de 1997, anotado bajo el Nº 1, tomo 19 de los Libros de Autenti-caciones llevados por esa Notaría, mediante el cual el ciudadano Bruno José Muñoz, titular de la cédula de identidad Nº 7.778.418, vende al ciudadano José Rosario Vera Alemán, unas mejoras ubicadas en el sector “El Guaymaral”.

6. Original de constancia de “Inscripción de Predios en el Registro de la Pro-piedad Rural” emitida por la Dirección General Sectorial de Desarrollo Rural del Mi-nisterio de la Producción y el Comercio (actualmente Ministerio del Poder Popular para la Agricultura y Cría), de fecha 30 de agosto de 2002, en la que se indica que el ciudadano José Rosario Vera Alemán es el presunto propietario de un fundo conoci-do como “Finca La Virginia”, se refieren dos documentos protocolizados en la Oficina

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de Registro del Municipio Baralt, mas no se especifican linderos u otras señas del te-rreno.

7. Original de “Estudio de impacto ambiental de la Finca La Virginia”, fechado noviembre de 2002, suscrito por los ingenieros agrónomos Lidio Parra y Alirio Gar-cía.

8. Original de las resultas de inspección ocular promovida por los demandan-tes, ejecutada el 15 de julio de 2002 por el Juzgado del Municipio Baralt de la Cir-cunscripción Judicial del Estado Zulia.

-IV-DE LA COMPETENCIA DE LA SALA POLÍTICO-ADMINISTRATIVA DEL TRIBU-

NAL SUPREMO DE JUSTICIAEn virtud de la entrada en vigencia de la nueva Ley Orgánica del Tribunal Su-

premo de Justicia de la República Bolivariana de Venezuela, publicada Gaceta Oficial N° 37.942 de fecha 20 de mayo de 2004, debe esta Sala pronunciarse sobre la com-petencia para seguir conociendo de la presente causa, en virtud de que el referido texto legal contiene disposiciones expresas respecto de sus competencias, confor-me a lo dispuesto en su artículo 5, numerales 24 al 37.

En tal sentido, por remisión que hace el primer aparte del artículo 19 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia de la República Bolivariana de Vene-zuela, cuyo texto establece que “Las reglas del Código de Procedimiento Civil regi-rán como normas supletorias en los procedimientos que cursen por ante el Tribunal Supremo de Justicia”, resulta aplicable el artículo 3 del Código de Procedimiento Ci-vil, según el cual la jurisdicción y la competencia que deben tomarse en cuenta para todo el transcurso del proceso, ante los cambios sobrevenidos en ellas, son las re-glas o criterios atributivos que existían para el momento de la presentación de la de-manda.

En efecto, dicho artículo establece:“Artículo 3.- La jurisdicción y la competencia se determinan conforme a la situación de hecho existente para el momento de la presentación de la demanda, y no tienen efecto respecto de ellas los cambios posteriores de dicha situación, salvo que la ley disponga otra cosa.” (Destacado de la Sala)

Este principio general, cuyo origen proviene del derecho romano, se denomi-na perpetuatio jurisdictionis, y tradicionalmente la doctrina ha abarcado en él a la jurisdicción y a la competencia.

Sin embargo, en el presente caso no se trata de una afectación de la juris-dicción sino de una variación en la competencia, razón por la cual el principio más apropiado, conforme a lo expuesto por el Maestro Luis Loreto, es el de la llamada perpetuatio fori, (Ensayos Jurídicos, “Principios Fundamentales en la reforma del Có-digo de Procedimiento Civil Venezolano”, Fundación Roberto Goldschmidt. Editorial Jurídica Venezolana, Caracas 1987. p. 19) igualmente contenido en el artículo 3 eius-dem; en el entendido de que el principio se aplica a las circunstancias que constitu-yen los criterios atributivos sobre los cuales un tribunal puede conocer una causa, esto es la materia, el valor, el territorio, o el grado del tribunal.

Ahora bien, ante la existencia de estos dos principios consagrados en el tex-to legal referido, esta Sala teniendo presente que la Constitución de la República Bo-livariana de Venezuela en su artículo 2, establece que Venezuela se constituye en un Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia; considera que ambos prin-cipios deben ser armonizados en plenitud, con los valores, garantías y normas pro-cesales constitucionales vigentes, tales como los derechos fundamentales del justi-

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ciable, a una justicia accesible, idónea, transparente, autónoma, independiente, res-ponsable, equitativa y expedita, y a un proceso sin dilaciones indebidas, sin forma-lismos o reposiciones inútiles y al servicio de la justicia (artículos 26 y 257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y artículo 18 de la Ley Orgá-nica del Tribunal Supremo de Justicia).

Es por ello, que en observancia a lo dispuesto en el artículo 335 de la Consti -tución de la República Bolivariana de Venezuela y a lo establecido en el segundo aparte del artículo 1° de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia de la Re-pública Bolivariana de Venezuela, los cuales establecen que “El Tribunal Supremo de Justicia garantizará la supremacía y efectividad de las normas y principios consti-tucionales”; esta Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, en su carácter de garante de los principios y valores constitucionales, entiende que al no haber establecido la nueva Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, disposi-ción expresa que afecte la competencia de las causas que actualmente conoce, en aplicación de las premisas expuestas y conforme al principio de la perpetuatio fori, debe reafirmar su competencia para conocer y decidir la presente controversia. Así se decide.

- V -PUNTO PREVIO

Antes de emitir un pronunciamiento definitivo sobre el asunto debatido en el pre-sente proceso, es necesario analizar las pruebas producidas por ambas partes en el curso del juicio.

En tal sentido, respecto a las probanzas promovidas por la parte actora junto con el escrito de la demanda, se observa lo siguiente.

1. En cuanto a la copia certificada de la declaración autenticada suscrita por el Ciudadano José Rosario Vera Alemán, relativa a la indemnización de los daños causados al cultivo de cambur manzano con fines de exportación ubicado en el fun-do “La Virginia”, por la inundación que se produjo en el área de la localización AKAQ el 18 de octubre de 2001 (hoy pozo MGB-46) propiedad de PDVSA Petróleo, S.A., ob-serva la Sala que ésta es una declaración unilateral emitida por la parte demandan-te, por lo que no puede otorgársele valor probatorio.

2. Respecto al informe médico suscrito por el Dr. Ernesto Manzanilla, referen-te al estado de salud del ciudadano José Rosario Vera Alemán, se advierte que dicho documento emana de un tercero ajeno a la controversia y no fue ratificado en el curso del presente juicio, conforme a lo previsto en el artículo 431 del Código de Procedimiento Civil, por lo que no se le reconoce ningún valor probatorio.

Asimismo la constancia emitida por la médica Carmen Fuenmayor que cursa al vuelto del folio 16, tampoco fue ratificada por la precitada profesional de la medi-cina durante el lapso probatorio del presente juicio, por lo que carece de valor pro-batorio.

3. Con relación a los documentos descritos en los numerales 3 y 4 del capítulo III de la presente decisión, relativos a las pruebas aportadas por los demandantes, se observa que estos instrumentos son títulos supletorios gestionados por el ciuda-dano José Rosario Vera Alemán a fin de dejar constancia de las bienhechurías pre-suntamente por él construidas sobre una extensión de terreno ubicada en el Sector El Guaimaral, Parroquia Marcelino Briceño, Municipio Baralt del Estado Zulia.

Al respecto advierte la Sala lo siguiente:De conformidad con el artículo 555 del Código Civil “Toda construcción, siem-

bra, plantación u otras obras sobre o debajo del suelo, se presume hecha por el pro -

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pietario a sus expensas, y que le pertenece, mientras no conste lo contrario, sin per-juicio de los derechos legítimamente adquiridos por terceros”.

Para desvirtuar esta presunción, a menudo, los poseedores no propietarios han utilizado las justificaciones de perpetua memoria previstas en los artículos 936 y siguientes del Código de Procedimiento Civil, para obtener títulos supletorios en los que consten las mejoras y bienhechurías que hubieren realizado en un determi-nado terreno.

En sentencia Nº 806 del 13 de julio de 2004, esta Sala precisó la naturaleza y el alcance de este tipo de instrumentos, al dejar sentado lo siguiente:

“El título supletorio o justificativo de testigos del artículo 937 del Código de Procedimiento Civil, está referido a aquellas diligencias que sirven para declarar y asegurar la posesión o algún derecho que realiza un sujeto sin control de la otra parte, por lo que se tra-ta, en todo caso, de informaciones que aportan unos testigos so-bre unos hechos, los cuales una vez evacuados por el tribunal competente, como ocurrió en el caso bajo estudio, y dictada como fuere la resolución judicial, se crea una presunción desvirtuable de que el titular del derecho cuya tutela se pide es el promovente del justificativo.En tal sentido, las determinaciones que tome el juez en esta mate-ria no causan cosa juzgada, y al establecer una presunción iuris tantum, quedan a salvo los derechos de terceros (v. Artículos 898 y 937 del Código de Procedimiento Civil).Es por ello que al establecer este decreto judicial en sí una pre-sunción, debe entenderse que dicho justificativo no es propiamen-te una prueba anticipada respecto del medio probatorio, testigos, sino que se trata de una decisión judicial no contenciosa, contenti-va de una presunción a favor de quien se dictó el decreto, la cual puede ser desvirtuada por cualquier medio probatorio”.

Conforme al criterio trascrito los denominados títulos supletorios son considerados una presunción que admite prueba en contrario, por lo que en principio, salvo una prueba que los desvirtúe pueden servir para demostrar la propiedad sobre las mejo-ras y bienhechurías existentes en un determinado terreno.En este caso, el documento consignado por los demandantes, que cursa al folio 18 al 19 del expediente, contiene una declaración del ciudadano José Rosario Vera Ale-mán, presentada para su registro ante el Registro Subalterno del Municipio Baralt del Estado Zulia, y que es del tenor siguiente:

“Yo, JOSE ROSARIO VERA ALEMAN, venezolano, mayor de edad, soltero, Productor Agropecuario, titular de la cédula de identidad No. 7.936.875, domiciliado en Cocesión Siete, Jurisdicción de la Parroquia Macerlino Briceño, Municipio Baralt, del Estado Zulia, por medio del presente documento declaro: Con dinero de mi pro-pio peculio y a mis propias expensas, he venido fomentando unas mejoras agrícolas consistentes en la siembra de plátanos, gui-neos, un banco de transformadores, un pozo con su bomba de seis pulgadas con su respectivo sistema de riego, cercada perime-tralmente en todo su contorno de alambre con púas y estantillos de madera, ubicadas en el Sector El Guaimaral, Parroquia Marce-lino Briceño, Municipio Baralt del Estado Zulia, sobre una exten-sión de Terreno que se dice propiedad Municipal (…). Las referidas

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mejoras me pertenecen por haberlas fomentado como ya lo había expresado supra y las he venido poseyendo en forma legítima, tal como lo establece el Código Civil, en su Artículo 772, es decir pací-fica, pública, no equívoca, no interrumpida, contínua y con el áni-mo de tener la cosa como mía propia, desde hace diez (10) años y así lo saben los vecinos del lugar y como hasta la fecha no tengo ninguna clase de documento que me acredite la propiedad de las mismas, es por lo que hoy otorgo la presente declaración con el objeto de que me sirva de justo título”.

Ahora bien, tal declaración fue presentada, en los términos antes expuestos, directamente ante la indicada oficina subalterna de registro, sin que con anteriori-dad se hubiera realizado el trámite previsto en los artículos 936 y siguientes del Có-digo de Procedimiento Civil para la emisión de justificaciones de perpetua memoria o títulos supletorios; pues no se evidencia del texto del documento que el declaran-te hubiera acudido ante un juez y presentado testigos u otras pruebas que dieran fe de los hechos por él señalados, sino que se limitó a declarar él mismo que existían unas bienhechurías realizadas a sus expensas en los terrenos identificados.

Es decir, dicho documento no fue expedido por un juez con las formalidades previstas en el Código de Procedimiento Civil, siendo simplemente una declaración unilateral preconstituida por la parte actora, la cual no demuestra que los accionan-tes son los propietarios de las aludidas bienhechurías, por lo que la Sala no le reco-noce valor probatorio.

De igual forma, respecto al documento que cursa a los folios 20 al 22 del ex-pediente, contentivo de la declaración realizada por los ciudadanos José Rosario Ve-ra Alemán y Carlos E. Ferrer Rincón, advierte la Sala que dicho instrumento tampo-co cumplió con las formalidades previstas en los artículos 936 y siguientes del Códi-go de Procedimiento Civil, pues no se realizó trámite alguno ante ningún Juez, no constando tampoco que algún testigo hubiera declarado sobre la veracidad de los hechos reseñados por los promoventes del indicado documento, por lo que la Sala con base en los razonamientos antes expuestos, no le reconoce valor probatorio.

4. Con relación al original del documento autenticado ante la Notaría Pública de Mene Grande el 16 de diciembre de 1997, mediante el cual el ciudadano Bruno José Muñoz vende al ciudadano José Rosario Vera Alemán, unas mejoras ubicadas en el sector “El Guaymaral”, observa la Sala que el mismo es un documento privado reconocido, el cual conforme al artículo 1.363 del Código Civil “tiene entre las par-tes y respecto a terceros, la misma fuerza probatoria que el instrumento público en lo que se refiere al hecho material de las declaraciones; hace fe, hasta prueba en contrario, de la verdad de esas declaraciones”; de lo cual se infiere que debe tener-se por cierta la venta realizada entre los mencionados ciudadanos, por lo que se le reconoce valor probatorio en ese sentido.

5. Sobre el original de la constancia de inscripción de predios en el registro de la propiedad rural, que cursa al folio 26 del expediente, considera la Sala que tie-ne la naturaleza de documento administrativo, por lo que conforme a la jurispruden-cia reiterada de esta Sala se le atribuye el valor probatorio de un documento priva-do reconocido, es decir, hace fe, salvo prueba en contrario.

6. En cuanto al original del “Estudio de impacto ambiental de la Finca La Virgi-nia”, suscrito por los ingenieros agrónomos Lidio Parra y Alirio García, se advierte que este documento no fue ratificado mediante las correspondientes pruebas testi-moniales de conformidad con lo previsto en el artículo 431 del Código de Procedi-miento Civil, por lo que no tiene valor probatorio.

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7. Por último, respecto al original de las resultas de una inspección ocular pro-movida por los demandantes, ejecutada el 15 de julio de 2002 por el Juzgado del Municipio Baralt de la Circunscripción Judicial del Estado Zulia, se advierte lo si-guiente:

Según se evidencia del expediente, la precitada inspección ocular fue evacua-da por el Juzgado del Municipio Baralt de la Circunscripción Judicial del Estado Zulia el 15 de julio de 2002, es decir, 11 meses antes de la interposición de la demanda que inició el presente juicio el 18 de junio de 2003.

El artículo 938 del Código de Procedimiento Civil prevé la posibilidad de reali-zar inspecciones oculares extra litem, cuando sea necesario dejar constancia del es-tado de las cosas antes de que desaparezcan señales o marcas, específicamente es-tablece el mencionado precepto lo siguiente:

“Artículo 938.- Si la diligencia que hubiere de practicarse tuviere por objeto poner constancia del estado de las cosas antes de que desaparezcan señales o marcas que pudieran interesar a las par-tes, la inspección ocular que se acuerde se efectuará con asisten-cia de prácticos; pero no se extenderá a opiniones sobre las cau-sas del estrado o sobre puntos que requieran conocimiento peri-ciales”.

La inspección ocular, a su vez, se encuentra también prevista en el artículo 1.428 del Código Civil, estableciéndose además en el artículo 472 del Código de Pro-cedimiento Civil, que la inspección ocular del Código Civil se promoverá y evacuará conforme a las disposiciones del capítulo del Código de Procedimiento Civil que re-gula la inspección judicial; sobre este punto se ha pronunciado la Sala con anteriori -dad en su sentencia Nº 792 del 3 de junio de 2003, en la que con referencia a esta actuación se dejó sentado lo siguiente:

“La inspección ocular está prevista en el artículo 1.428 del Código Civil, ella consiste en el reconocimiento que hace un juez de cir-cunstancias o del estado de los lugares o de las cosas que no se pueda o no sea fácil acreditar de otra manera, sin extenderse a apreciaciones que necesiten conocimientos periciales; esto es, es una prueba que requiere una actividad de percepción por parte del juez mediante sus sentidos, de los hechos relacionados con la causa.El Código de Procedimiento Civil, en su artículo 472 nos dice que la promoción y evacuación de la inspección ocular prevista en el Código Civil, se realizará conforme a las previsiones del capítulo que regula la prueba de inspección judicial.En este sentido, disponen los artículos 473, 474, 475 y 476 del Có-digo de Procedimiento Civil, lo siguiente:‘Artículo 473.- Para llevar a cabo la inspección judicial, el Juez concurrirá con el Secretario o quien haga sus veces y uno o más prácticos de su elección cuando sea necesario. Las partes, sus representantes o apoderados podrán concurrir al acto.’ (Destacado de la Sala)‘Artículo 474.- Las partes, sus representantes y apoderados po-drán hacer al Juez, de palabra, las observaciones que estimaren conducentes, las cuales se insertarán en el acta, si así lo pidieren.’‘Artículo 475.- El Juez hará extender en acta la relación de lo practicado, sin avanzar opinión ni formular apreciacio-

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nes, y para su elaboración se procederá conforme a lo dis-puesto en el artículo 189. El Juez podrá, asimismo, ordenar la reproducción del acto por cualquiera de los medios, instrumentos o procedimientos contemplados en el artículo 502 si ello fuere po-sible.’ (Destacado de la Sala)‘Artículo 476.- Las funciones de los prácticos se reducirán a dar al Juez los informes que éste creyere necesarios para practicar mejor la diligencia, informes que podrá solicitar también de alguna otra persona, juramentándola.Los honorarios de los prácticos serán fijados por el Juez, a cargo de la parte promovente de la prueba, o de ambas partes, de por mitad, si se hubiere ordenado de oficio.’ (Destacado de la Sala)Tal como puede apreciarse de las disposiciones citadas, existe la posibilidad de que el juez, al realizar la inspección, se auxilie de algún experto o práctico cuando este así lo estime necesario, pero en ningún caso en dicha inspección puede adelantarse opiniones ni formularse apreciaciones.”

Conforme se desprende del criterio citado supra así como de los artículos 1.428 del Código Civil y 938 del Código de Procedimiento Civil, no puede extenderse a apreciaciones que requieran conocimientos periciales, prohibiéndose expresamen-te en el caso de la inspección ocular extra litem prevista en la norma del Código de Procedimiento Civil, que los prácticos que asistan al juez emitan opiniones sobre las causas de los hechos que pretenden hacer constar a través de la inspección.

Ahora bien, en el presente caso, el Juez del Juzgado de Municipio Baralt de la Circunscripción Judicial del Estado Zulia, para evacuar la inspección, nombró como práctico reconocedor al ciudadano Julio Campos, perito agrario, y como práctico fo-tógrafo al ciudadano Rómulo Segundo Páz Mendez, fotógrafo. En dicha inspección el indicado tribunal dejó constancia de lo siguiente:

“Particular Primero, deja constancia: de que el inmueble objeto de la presente inspección consiste en una parcela de terreno de aproximadamente siete hectáreas (7 Has.), conforme a la mani-festación del práctico reconocedor, la cual está siendo utilizada en su totalidad, tal y como pudimos apreciar de un recorrido por su superficie, exclusivamente para la siembra de cambur manzano, con un desarrollo de aproximadamente mil ochocientas (1.800) plantas por hectárea; al Particular Segundo: el Tribunal, luego de trasladarse hasta el lindero SUR del inmueble objeto de la pre-sente inspección, pudo observar un lote de terreno consistente en una plataforma o locación de granzón, con su superficie asfaltada, de aproximadamente quince mil metros cuadrados (15.000 mts2) y con una altura superior a las superficies de terreno colindantes, alinderada de la siguiente manera (…). En el centro de dicho lote de terreno, se encuentra un pozo petrolero identificado como MGB-46, rodeado de una fosa, en cuyo interior puede apreciarse, en el fondo de la misma, un líquido negro y viscoso, presuntamen-te petróleo. Esta fosa tiene dos parrillas laterales, y el pozo consta de un manómetro y tuberías para salida de gas. A un lado del lote de terreno, se encuentra un Banco de Transformación cercado con cerca de ciclón, con tres transformadores de 167 KVA cada uno, en los cuales pueden leerse las siglas P.D.V. Dicho lote se encuen-

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tra rodeado perimetralmente de canales o zanjas, y en una de sus esquinas, colindando con la parcela objeto de la presente inspec-ción, está una fosa con su correspondiente tubería de desagüe. Al lado de este terreno se encuentra lo que el Práctico Reconocedor indicó que se trataba de la laguna ripio, una porción de terreno de aproximadamente diez mil metros cuadrados (10.000 mts2), total-mente erosionado con tres (03) grandes cúmulos de la misma are-na resquebrajada que cubría la superficie, que según expresión del práctico reconocedor, no eran más que desechos tóxicos, en el centro de esta área, así como también dos montones de lo que identificó el mencionado práctico como capa vegetal, lo cual se observa como pequeños cerros de vegetación media baja. Esta la-guna se encuentra rodeada perimetralmente de una especie de muros, de tierra en tres de sus lados, y en el lado que está la pla-taforma o locación, la misma, por ser más alta le sirve de muro. Al Particular Tercero, el Tribunal deja constancia: de que en un re-corrido por la superficie total de la parcela de terreno objeto de la presente inspección, pudo observar un gran número de plantas de cambur manzano caídas, y otras amarillentas, rotas, y se obser-van así mismo un gran número de racimos de cambur en el suelo, como consecuencia del desprendimiento de la planta desde la raíz, los cuales se encuentran en estado de descomposición, y mu-chos de ellos aún no habían logrado alcanzar el punto óptimo par la recolección. Hay olores putrefactos, y se observa así mismo, acumulaciones de agua con rastros de una sustancia viscosa, aceitosa y oscura flotando en su superficie, con perímetros varia-bles pero de considerable tamaño, y con profundidades de aproxi-madamente quince centímetros. Puede observarse el sistema de riego destruido, ya que hay una gran cantidad de microaspersores rotos, desprendidos y cubiertos de barro seco; Un canal natural, que según manifestación de los solicitantes, servía para recoger las aguas de la plantación, se encuentra obstruido por sedimentos parecidos a los encontrados en la laguna de ripio. Al pie de la cer-ca que corresponde al lindero SUR de la parcela, y que colinda con el lote de terreno donde se encuentra el pozo petrolero, suficien-temente descrito en el particular segundo, así como también con la laguna de ripio, se observa otra cerca tirada en el piso, también fabricada con alambre de púas (cinco hileras) y estantillos de ma-dera”

(…)“El Tribunal (…) deja constancia que en el muro de la laguna de ri-pio que colinda con el lindero SUR de la parcela objeto de la presen-te inspección se observa claramente una fractura, la cual está par-cialmente cubierta con siete (07) sacos plásticos de arena”.“El Tribunal (…) con auxilio del práctico nombrado deja constancia: de que la altura de los muros perimetrales que rodean la laguna de ripio es de aproximadamente un metro con sesenta centímetros (1,60 mts), siendo esta la misma altura de la plataforma o locación donde se encuentra el pozo petrolero”.

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Las menciones anteriores, contenidas en las resultas de la inspección ocular, relativas a las circunstancias existentes en el lugar de los hechos para el momento en que la misma fue evacuada, son valoradas por este Tribunal por entender que dadas las características de los hechos que se denuncian como generadores de los daños reclamados, su evidencia era susceptible de desaparecer por el transcurso del tiempo, lo que justifica en criterio de esta Sala la realización de una inspección ocular extra litem conforme a los términos del artículo 938 del Código de Procedi-miento Civil, en la que no participó la parte demandada del presente juicio.

No obstante lo anterior, dado que conforme a las leyes que regulan este tipo de actuaciones, según se puso de relieve anteriormente, los prácticos no pueden emitir opiniones sobre las causas de los hechos que se pretenden hacer constar, es-ta Sala se abstiene de valorar el resto de las menciones contenidas en las resultas de la inspección ocular extra litem, relativas a los motivos que originaron los su-puestos daños que existían en el terreno en el que se practicó la inspección.

Asimismo, respecto al informe suscrito por el Perito Agropecuario Julio Cam-pos, que se adjuntó a las resultas de la inspección, advierte la Sala que en este se hace referencia a la causa de los daños reclamados, a las características de los mis-mos y a una serie de aspectos técnicos relacionados con la siembra, cultivo y cose-cha de las plantas de cambur; informaciones que escapan del objeto de la inspec-ción ocular evacuada y que en todo caso han debido ser traídas al proceso mediante la promoción y evacuación de la correspondiente experticia en la etapa probatoria, mas no como resultado de una inspección ocular extra litem realizada sin el control de la parte demandada, razón por la cual esta Sala no otorga valor probatorio al re-ferido informe.

VIMOTIVACION PARA DECIDIR

Una vez analizados los alegatos de las partes y las pruebas que constan en autos, corresponde a la Sala emitir un pronunciamiento sobre el asunto sometido a su consideración, a tal efecto observa lo siguiente:

Según se desprende de la parte narrativa de la presente decisión, la represen-tación judicial de la sociedad mercantil PDVSA, Petróleo, S.A., solicitó en reiteradas oportunidades durante la tramitación del juicio que se le indicara cuándo vencía el lapso de contestación de la demanda y en qué etapa se encontraba el proceso, mientras que por otra parte, mediante diligencia del 21 de junio de 2005, la repre-sentación de la parte actora pidió a esta Sala, se pronunciara sobre la actitud contu-maz de la demandada, por cuanto habían vencido el lapso de contestación de la de-manda y el lapso de promoción de pruebas sin que ésta hubiera invocado nada en su favor.

Mediante sentencia Nº 6.141 del 9 de noviembre de 2005, esta Sala se pro-nunció al respecto indicando que para ese momento ya habían fenecido tanto el pla-zo para la contestación de la demanda como el lapso probatorio, en este sentido precisó la Sala lo siguiente:

“Precisado lo anterior, corresponde a esta Sala pronunciarse res-pecto a la solicitud subsidiaria formulada por la representación ju-dicial de la sociedad mercantil PDVSA Petróleo, S.A., en cuanto a que se determine con exactitud la oportunidad en la que debe ocurrir la contestación de la demanda. Dicha solicitud fue efectua-da en los términos siguientes:‘En el supuesto no admitido (sic) de que la perención requerida no fuese decretada, es menester precisar con toda exactitud la opor-

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tunidad en que debe ocurrir la contestación de la demanda para lo cual se hace necesario declarar si el lapso transcurrido previamen-te a la notificación de la Procuraduría de la Nación es computable para determinar la exacta oportunidad cuando debe contestarse la demanda o si el término de comparecencia se cuenta a partir de la fecha en que conste en autos la notificación referida, a obje-to de darle uniformidad a los lapsos referidos. Tal pronunciamien-to se hace indispensable para regularizar el proceso y, por consi-guiente, solicitamos resolución expresa (…).’.En tal sentido, esta Sala debe indicar que, una vez aceptada la competencia para conocer la demanda incoada por los ciudadanos José Rosario Vera Alemán y Rosario del Carmen Paz de Vera, contra la sociedad mercantil PDVSA Petróleo, S.A., el Juzgado de Sustanciación, por auto de fecha 14 de octubre de 2003, admitió la referida demanda, ordenando practicar la citación de la mencio-nada empresa, así como la notificación de la ciudadana Procura-dora General de la República. En efecto, el Juzgado de Sustancia-ción señaló lo siguiente:“(…) se ordena emplazar a la sociedad mercantil PDVSA PETRÓ-LEO S.A., en la persona de su representante legal, para que com-parezca por ante este Juzgado dentro de los veinte (20) días de despacho siguientes a aquél en que conste en autos su citación, en horas de despacho, a dar contestación a la demanda. Compúl-sese el libelo, la presente decisión y su correspondiente auto de comparecencia, entréguese al Alguacil del Juzgado a fin de que practique la citación ordenada.Asimismo se ordena notificar con oficio, a la ciudadana Procurado-ra General de la República, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 94 del Decreto con Fuerza de Ley Orgánica de la Procura-duría General de la República, y remítase a dicha funcionaria, co-pia certificada de la solicitud, auto de admisión y demás documen-tos pertinentes.Visto lo anterior, la causa quedará suspendida una vez que conste en autos la notificación de la Procuradora General de la República, con arreglo a lo establecido en el citado artículo”. (Subrayado de la Sala).Así, en cumplimiento a lo ordenado en el auto supra transcrito, el Juzgado de Sustanciación libró el auto de comparecencia y el ofi-cio de notificación, de los cuales el Alguacil del Juzgado, por dili-gencias de fechas 4 y 16 de diciembre de 2003, dejó constancia del recibo por parte de la empresa demandada y de la Procuradu-ría General de la República, procediendo a consignar en autos la respectiva orden de comparecencia y el oficio debidamente firma-dos.De lo anterior se evidencia, en primer término, que a partir del 4 de diciembre de 2003, exclusive, efectivamente, comenzó a trans-currir el lapso dispuesto en el auto de admisión, a los fines de que la representación judicial de la sociedad mercantil PDVSA Petró-leo, S.A., diera contestación a la demanda; no obstante, una vez que fue consignado el oficio de notificación dirigido a la Procura-

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duría General de la República, esto es, el 16 de diciembre de 2003, fue interrumpido el lapso de veinte (20) días de despacho de que disponía la demandada para la contestación a la demanda.En efecto, una vez transcurrido el lapso de noventa (90) días con-tinuos establecido en el artículo 94 del Decreto con Fuerza de Ley de la Procuraduría General de la República, lo cual se materializó el 15 de marzo de 2004, inclusive, se reanudó el lapso previsto para la contestación; por tanto, habiendo transcurrido con anterio-ridad a la consignación en autos del recibo de la notificación de la Procuradora sólo cuatro (4) días de despacho, es a partir de la fe-cha indicada (15-3-04) cuando comenzó a computarse el restante lapso de dieciséis (16) días de despacho, el cual feneció el 27 de abril de 2004, inclusive. Queda así aclarada la solicitud formulada.Por otra parte, la Sala considera oportuno precisar que el lapso probatorio se encuentra igualmente fenecido, ya que éste había culminado con anterioridad al momento en que el Juzgado de Sus-tanciación acordó remitir el expediente a esta Sala, esto es, el 26 de octubre de 2004, con lo cual se evidencia que no quedan otras actuaciones que practicar por el mencionado juzgado, en virtud de lo cual se acordará en la dispositiva del presente fallo, dar inicio a la relación de la causa, de conformidad con lo dispuesto en el ar-tículo 19 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia de la República Bolivariana de Venezuela, para lo cual se ordena la de-signación de ponente. Así se decide.Finalmente, observa la Sala que el representante judicial de la so-ciedad mercantil PDVSA Petróleo, S.A., compareció al Juzgado de Sustanciación en fecha 28 de abril de 2004, oportunidad en la que formuló peticiones referidas a la perención de la instancia y a la precisión del lapso para la contestación, no evidenciándose que con posterioridad a tal solicitud, hubiese comparecido nuevamen-te ante este Alto Tribunal para hacer valer y defender los dere-chos de su representada, sino hasta el 27 de octubre de 2005, lo cual a todas luces constituye una conducta negligente por parte de la representación judicial de la empresa.”

Como se extrae de la cita, en dicha sentencia quedó claramente establecido el transcurso íntegro tanto del lapso para la contestación de la demanda como del lapso probatorio, sin que los apoderados judiciales de la empresa demandada hubie-ran procedido a dar contestación a la demanda o a promover alguna prueba ten-diente a desvirtuar los alegatos presentados por su contraparte.

Por el contrario, tal y como se puso de relieve en la sentencia citada supra, las actuaciones efectuadas dentro del proceso por la representación judicial de la sociedad mercantil PDVSA, Petróleo, S.A. estuvieron temporalmente separadas por varios meses.

En este sentido se advierte que el 17 de febrero de 2004 compareció la abo-gada Lina Tovar, actuando en representación de la sociedad mercantil PDVSA, Petró-leo, S.A. y consignó el poder que acreditaba su representación, y posteriormente el 9 de marzo de 2004, la referida abogada consignó la revocatoria del poder que le había sido conferido.

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El 20 de febrero de ese mismo año, según se evidencia de copia certificada que cursa en autos, la sociedad mercantil demandada otorgó poder a los abogados Tulio Miguel Colmenares Rodríguez y Juan Francisco Colmenares Torrealba.

Posteriormente, el 28 de abril de ese mismo año, día siguiente a la finaliza-ción del término para contestar la demanda, compareció el abogado Juan Francisco Colmenares, actuando en representación de la demandada y solicitó se declarara la perención de la instancia o que en su defecto se le indicara cuál era la oportunidad para contestar la acción propuesta y si para el cómputo de ese lapso se contabiliza-ban los días transcurridos antes de la notificación de la Procuraduría General de la República.

En fecha 19 de mayo de 2004, dicho abogado consignó copia certificada del poder que acreditaba su representación, y no es sino hasta el 21 de octubre de 2004, es decir, cinco meses después, cuando comparece nuevamente, requiriendo que la Sala decida con prontitud la solicitud por él expresada el 28 de abril de ese mismo año.

Luego de esto, pasados 12 meses desde su última actuación, el abogado de la demandada acude a esta Sala el 26 de octubre de 2005, a fin de contradecir las soli-citudes realizadas por los apoderados de la parte demandante, relativos a que este Máximo Tribunal tomara en consideración la conducta contumaz de la parte accio-nada.

De la relación anterior, se evidencia cierto descuido en la defensa realizada por la representación judicial de la sociedad mercantil demandada, pues ésta tal y como se destacó en la decisión emitida por este órgano jurisdiccional el 9 de no-viembre de 2005, dejó transcurrir los lapsos procesales sin realizar actuaciones per-tinentes para la protección de los intereses de la demandada.

De esta forma, habiendo transcurrido ya el plazo de la contestación de la de-manda, la representación judicial de la sociedad mercantil PDVSA, Petróleo, S.A., se limitó a solicitar información sobre el estado del juicio y la perención de la instancia, pretendiendo además que tales peticiones paralizaran el curso normal del proceso.

Al respecto, la Sala cree oportuno precisar que la única suspensión que se ve-rificó en el proceso, fue la prevista en el artículo 95 del Decreto con Fuerza de Ley Orgánica de la Procuraduría General de la República, de treinta (30) días continuos, contados a partir de la fecha de la consignación de la notificación practicada a la Procuradora General de la República en el respectivo expediente, la cual, conforme consta en autos, se verificó el 16 de diciembre de 2003, continuando el proceso, una vez transcurrido el aludido lapso, a partir del 15 de marzo de 2004.

Cabe destacar que luego de la suspensión prevista en la Ley antes menciona-da, no es necesario ningún acto para la continuación del proceso, sino que una vez verificado el requisito previsto a favor de la Procuraduría General de la República, el juicio continúa su curso normal, pues se entiende que las partes están a derecho y que además sus abogados conocen suficientemente las normas que rigen el curso del proceso.

En este sentido, se observa que la suspensión prevista en el artículo 95 eius-dem es una prerrogativa procesal incluida en la Ley a favor de la República, destina-da a que la Procuraduría General de la República tenga oportunidad de imponerse de los hechos relacionados con aquellos juicios que involucren los intereses de la República, como ocurre en el presente caso al ser la demandada una empresa del Estado, no obstante, dicha prerrogativa se considera suficiente a los fines previstos sin que adicionalmente se exija para la continuación del juicio un acto específico con tal objeto.

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A su vez, es importante aclarar dados los reiterados alegatos de la parte de-mandada, referidos a que en virtud de su petición de ordenación del proceso, ha de-bido paralizarse el juicio de acuerdo a lo previsto en el artículo 14 del Código de Pro-cedimiento Civil, que dicho artículo no dispone lo aludido por los apoderados judicia-les de la sociedad mercantil PDVSA, Petróleo y Gas, S.A., pues el mismo prevé la condición del juez de director del proceso, y que en aquellos casos en que la causa esté paralizada, el juez debe fijar un término para su reanudación, lo cual se aplica a supuestos específicos previstos en la ley, mas no ante cualquier solicitud realizada por alguna de las partes requiriendo información sobre la etapa en la que se en-cuentra el juicio; de ser ello así, probablemente algunos litigantes usarían tal recur-so a fin de dilatar de manera injustificada los lapsos procesales.

Por otro lado, con relación a las denuncias formuladas por la demandada, en su escrito de informes, referidas a las supuestas violaciones a su derecho a la defen-sa y al debido proceso derivadas de la sustanciación de la causa y de la supuesta aplicación de un procedimiento distinto al que la ley establecía para el momento en que se inició la litis, observa la Sala que el presente juicio comenzó su tramitación durante la vigencia de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia, aplicándose el procedimiento ordinario previsto en el Código de Procedimiento Civil de conformi-dad con lo previsto en los artículos 81 y 88 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia entonces vigente.

Con la entrada en vigencia de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justi-cia de la República Bolivariana de Venezuela, el 19 de mayo de 2004, el procedi-miento aplicable a la sustanciación de las demandas incoadas contra la República o en este caso contra empresas del Estado, no sufrió modificación alguna, por cuanto los apartes primero y segundo del artículo 19 de la nueva Ley, mantuvieron el senti -do y alcance de las disposiciones antes mencionadas de la Ley derogada, continuan-do, por ende, la tramitación de tales procedimientos según lo previsto en las normas que regulan el proceso ordinario en el Código de Procedimiento Civil.

Lo anterior desvirtúa los alegatos esgrimidos por la parte demandada, relati-vos a la supuesta violación de su derecho a la defensa y al debido proceso, por la aplicación de un régimen distinto al vigente al momento en que se inició el juicio.

En cuanto a la solicitud realizada por la parte demandada, referida a que se haga un pronunciamiento expreso respecto al procedimiento aplicable al caso de autos, de conformidad con lo previsto en el párrafo 52 del artículo 5 de la Ley Orgá-nica del Tribunal Supremo de Justicia, la Sala advierte que la norma invocada por la representación judicial de la sociedad mercantil PDVSA, Petróleo, S.A. se refiere al recurso de interpretación, el cual puede ser incoado como acción autónoma para formular consultas sobre el alcance e inteligencia de algún texto legal, no siendo po-sible, en el marco de un proceso judicial como el de autos, proponer en la etapa de informes de manera sobrevenida un recurso de esta naturaleza, por lo que la singu-lar petición realizada en ese sentido es desestimada por esta Sala. Así se decide.

En otro orden de ideas, los representantes judiciales de la demandada alegan la existencia de una cuestión prejudicial configurada por las denuncias que dicen los demandantes haber realizado ante la Guardia Nacional, el Ministerio del Ambiente y de Recursos Naturales (actualmente Ministerio del Poder Popular para el Ambiente) y el Ministerio Público; al respecto, observa la Sala que la demanda incoada se en-cuentra fundamentada en la responsabilidad extracontractual prevista en los artícu-los 1.185 y 1.193, no existiendo, por ende, la prejudicialidad alegada, puesto que lo relevante en el presente caso es la existencia del daño y que el mismo haya sido

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efectivamente causado por la demandada o por las cosas que se encontraban bajo su guarda, por lo que se desecha el referido alegato. Así se decide.

Ahora bien, determinada la inactividad de la parte demandada en el lapso de contestación y durante la fase probatoria del presente juicio, y visto que la parte ac-tora solicitó en reiteradas oportunidades que se tomara en cuenta la conducta con-tumaz de su demandante a los fines de declarar la confesión ficta de la sociedad mercantil PDVSA, Petróleo, S.A., esta Sala pasa a emitir un pronunciamiento al res-pecto.

El artículo 362 del Código de Procedimiento Civil prevé la denominada confe-sión ficta en los siguientes términos:

“Artículo 362.- Si el demandado no diere contestación a la deman-da dentro de los plazos indicados en este Código, se le tendrá por confeso en cuanto no sea contraria a derecho la petición del de-mandante, si nada probare que le favorezca. En este caso, venci-do el lapso de promoción de pruebas sin que el demandado hubie-se promovido alguna, el Tribunal procederá a sentencia la causa, sin más dilación, dentro de los ocho días siguientes al vencimiento de aquel lapso, ateniéndose a la confesión del demandado. En to-do caso, a los fines de la apelación se dejará transcurrir íntegra-mente el mencionado lapso de ocho días si la sentencia fuere pro-nunciada antes de su vencimiento”.

Como se ha indicado en el cuerpo de la presente decisión, la parte demanda-da no contestó la demanda ni promovió prueba alguna en la etapa procesal destina-da para ello, lo cual, de acuerdo a lo previsto en la norma transcrita supra conlleva a que se le tenga como confeso al no ser contraria a derecho la pretensión del deman-dante.

No obstante, como quiera que del análisis de las pruebas se evidencia que la parte accionante consignó varios documentos que carecen de valor probatorio, es necesario evaluar su pretensión y los documentos que presentó conjuntamente con el escrito de la demanda, a fin de determinar si los pedimentos por ésta realizados se encuentran debidamente fundamentados, pues la aceptación de los hechos que produce la confesión ficta no es suficiente para declarar con lugar la acción propues-ta sin antes examinar la cualidad de los accionantes, en el sentido de determinar que aquel que pretende hacer valer un derecho en juicio es el efectivo titular del mismo.

En este sentido, se advierte que la parte demandante reclama la indemniza-ción de unos supuestos daños producidos sobre bienhechurías construidas en un te-rreno que afirma es propiedad municipal, y las cuales alega le pertenecen según se evidencia de los títulos supletorios que consignó conjuntamente con el libelo de la demanda.

Dichos títulos, conforme se determinó en el capítulo relativo a la valoración de las pruebas carecen de valor probatorio y, por ende, no resultan suficientes para comprobar la alegada propiedad, pues los mismos son declaraciones unilaterales preconstituidas por la misma parte actora, las cuales en criterio de esta Sala no bas-tan para desvirtuar la presunción contenida en el artículo 555 del Código Civil, por no haber sido emitidos conforme al procedimiento previsto en los artículo 936 y si-guientes del Código de Procedimiento Civil.

De igual forma, respecto a la constancia de inscripción de predios en el regis-tro de la propiedad rural que cursa al folio 26 del expediente, si bien la Sala le otor-gó valor probatorio por ser un documento administrativo que no fue desvirtuado en

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el presente juicio, debe advertirse que el mismo no es suficiente a los fines de de-mostrar la propiedad sobre las aludidas bienhechurías, pues este documento es emitido con fines administrativos y en el mismo únicamente se señala que el ciuda-dano José Rosario Vera Alemán es el presunto propietario o poseedor del fundo o lo-te de tierras “conocido como Finca La Virginia”.

Siendo ello así, y visto que la parte accionante tampoco promovió durante la fase de pruebas ningún medio que demostrara su condición de propietario de las bienhechurías en cuestión, mal puede pretender que se le indemnice por los daños verificados en las mismas, al no demostrar la legitimación necesaria para realizar di-cha reclamación.

Asimismo, observa la Sala que de las pruebas aportadas por la parte actora la única susceptible de ser valorada en lo que se refiere a los hechos denunciados es la inspección ocular extra litem, ya que los restantes documentos fueron emitidos unilateralmente por ella o emanan de terceros, y no fueron ratificados en el presen-te juicio mediante las correspondientes pruebas testimoniales.

A su vez, se advierte además que la parte demandante no promovió ninguna prueba en la fase destinada para ello y, en particular, no aportó al proceso las pro-banzas necesarias a efectos de determinar la naturaleza y la cuantificación de los daños reclamados.

Con base en todas las consideraciones precedentes, esta Sala, visto que la demandante no demostró su cualidad para solicitar lo pretendido por ella en el pre-sente juicio, debe declarar sin lugar la demanda interpuesta. Así se decide.

VIIDECISIÓN

Por las razones expuestas, esta Sala Político-Administrativa del Tribunal Su-premo de Justicia, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley, declara SIN LUGAR la demanda interpuesta por los ciudadanos JOSÉ RO-SARIO VERA ALEMÁN y ROSARIO DEL CARMEN PAZ DE VERA, contra la socie-dad mercantil PDVSA, PETRÓLEO S.A., por indemnización de daños y perjuicios.

Publíquese, regístrese y comuníquese. Notifíquese. Cúmplase lo ordenando.Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala Político-Administra-

tiva del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, los trece (13) días del mes de no-viembre del año dos mil siete (2007). Años 197º de la Independencia y 148º de la Federación.La PresidentaEVELYN MARRERO ORTÍZ

La VicepresidentaYOLANDA JAIMES GUERRERO

Los Magistrados,LEVIS IGNACIO ZERPAPonente

HADEL MOSTAFÁ PAOLINIEMIRO GARCÍA ROSAS

La Secretaria,SOFÍA YAMILE GUZMÁN

En catorce (14) de noviembre del año dos mil siete, se publicó y regis-tró la anterior sentencia bajo el Nº 01823.

La Secretaria,SOFÍA YAMILE GUZMÁN