Sq 322 Identificados Los Mecanismos Que Graban El Miedo y Los Recuerdos en El Cerebro

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Te presentamos dos estudios complementarios que al unificar resultados explican claramente cómo se forma un recuerdo en el cerebro y qué consecuencias tiene en nuestro comportamiento su almacenamiento. Cada recuerdo tiene dos componentes fundamentales que se procesan en grupos neuronales diferentes: la información neutra de un recuerdo, el lugar en el que sucedió algo y lo que sucedió, que quedaría almacenada en el hipocampo ; y el valor emocional del recuerdo, si sentimos miedo o placer en aquel momento, que se guarda en la amígdala . Uno de los estudios ha comprobado que para que se almacene la información del miedo en el cerebro, la amígdala tiene que estar en funcionamiento y además debe haber un proceso de atención. La otra investigación muestra que es posible asociar a la parte de información neutra de un recuerdo una emoción que no es la que se sintió originalmente al guardarse el recuerdo, con lo que cambia el comportamiento. Se observa que también cambia el tipo de conexiones neuronales entre una y otra zona del cerebro, el cableado de un recuerdo. Ese proceso no se puede realizar con la amígdala, por lo que concluyen que las emociones son permanentes. Estos estudios parecen refrendar el concepto manejado en PNL sobre las emociones (técnica del anclaje ), en la que se asocia una emoción positiva de un recuerdo a cualquier estímulo (visual, auditivo o kinestésico), que luego puede ser empleado para disparar esa respuesta emocional positiva al entrar en contacto con situaciones desagradables, mejorando el estado anímico y nuestra capacidad de cambiar de comportamiento. A nuestro criterio, hay un problema en la extrapolación que se realiza de los resultados que concluye que las emociones son permanentes. El funcionamiento neuronal que se muestra no es más que una reconexión entre las neuronas que contienen los datos objetivos y las que almacenan la emoción asociada, y cabe la posibilidad de que se pueda asociar más de una emoción. Es cierto que eso provocará un cambio de comportamiento, ya que no se experimentará el mismo estado emocional, pero no es el único sistema de cambio y puede que tampoco sea el idóneo, porque la emoción almacenada en la amígdala sigue ahí y puede ser activada por otros estímulos. Creemos que en las investigaciones no se está tomando en cuenta el efecto real de la respuesta de relajación (la contraparte fisiológica de la respuesta de estrés) que podemos activar a voluntad con las diversas técnicas de relajación que existen. Al aplicarlas, las emociones que aparecen al recordar llegan a desaparecer, quedando solo los datos objetivos del recuerdo, siendo imposible a partir de ese momento acceder al estado emocional original. Por tanto, la relajación debe provocar cambios permanentes en las estructuras neuronales que almacenan las emociones en la amígdala, con lo que es imposible que www.libertademocional.es 1 / 6 Phoca PDF

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  • Te presentamos dos estudios complementarios que al unificar resultados explicanclaramente cmo se forma un recuerdo en el cerebro y qu consecuencias tiene en nuestrocomportamiento su almacenamiento.

    Cada recuerdo tiene dos componentes fundamentales que se procesan en gruposneuronales diferentes: la informacin neutra de un recuerdo, el lugar en el que sucedi algoy lo que sucedi, que quedara almacenada en el hipocampo; y el valor emocional delrecuerdo, si sentimos miedo o placer en aquel momento, que se guarda en la amgdala.

    Uno de los estudios ha comprobado que para que se almacene la informacin del miedoen el cerebro, la amgdala tiene que estar en funcionamiento y adems debe haber unproceso de atencin.

    La otra investigacin muestra que es posible asociar a la parte de informacin neutra deun recuerdo una emocin que no es la que se sinti originalmente al guardarse elrecuerdo, con lo que cambia el comportamiento. Se observa que tambin cambia el tipo deconexiones neuronales entre una y otra zona del cerebro, el cableado de un recuerdo. Eseproceso no se puede realizar con la amgdala, por lo que concluyen que las emociones sonpermanentes.

    Estos estudios parecen refrendar el concepto manejado en PNL sobre las emociones (tcnicadel anclaje), en la que se asocia una emocin positiva de un recuerdo a cualquier estmulo(visual, auditivo o kinestsico), que luego puede ser empleado para disparar esa respuestaemocional positiva al entrar en contacto con situaciones desagradables, mejorando el estadoanmico y nuestra capacidad de cambiar de comportamiento.

    A nuestro criterio, hay un problema en la extrapolacin que se realiza de los resultadosque concluye que las emociones son permanentes. El funcionamiento neuronal que semuestra no es ms que una reconexin entre las neuronas que contienen los datos objetivos ylas que almacenan la emocin asociada, y cabe la posibilidad de que se pueda asociar msde una emocin. Es cierto que eso provocar un cambio de comportamiento, ya que no seexperimentar el mismo estado emocional, pero no es el nico sistema de cambio y puedeque tampoco sea el idneo, porque la emocin almacenada en la amgdala sigue ah y puedeser activada por otros estmulos.

    Creemos que en las investigaciones no se est tomando en cuenta el efecto real de larespuesta de relajacin (la contraparte fisiolgica de la respuesta de estrs) que podemosactivar a voluntad con las diversas tcnicas de relajacin que existen. Al aplicarlas, lasemociones que aparecen al recordar llegan a desaparecer, quedando solo los datos objetivosdel recuerdo, siendo imposible a partir de ese momento acceder al estado emocional original.Por tanto, la relajacin debe provocar cambios permanentes en las estructurasneuronales que almacenan las emociones en la amgdala, con lo que es imposible que

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  • sean activadas sin control, representando un cambio definitivo de comportamiento.

    Artculos originales en www.elpais.com y esmateria.com

    Identificado el mecanismo que graba el miedo en el cerebro (www.elpais.com)

    Un neurocientfico espaol describe cmo se almacenan los recuerdos traumticos.

    En el laboratorio del miedo. bajo las rdenes del neurocientfico estadounidense JosephLeDoux, trabaja una quincena de investigadores para intentar comprender por qu, porejemplo, una persona se queda paralizada al ver a un perro, traumatizada por un huracn omuda al intentar hablar en pblico.

    Uno de los miembros de esta brigada de lite del miedo, empotrada en el Centro para laCiencia Neural de la Universidad de Nueva York, es el neurocientfico espaol LorenzoDaz-Mataix, que acaba de identificar los mecanismos cerebrales que convierten lasexperiencias desagradables en recuerdos imborrables durante aos.

    Daz-Mataix se ha sumergido en el crneo de cientos de ratas. En lo ms profundo de suscerebros, como en los de los seres humanos, se esconde la amgdala, una regin del tamaode una almendra en las personas a la que la comunidad cientfica seala como almacn delmiedo. Presuntamente, en ella se guardan durante dcadas los recuerdos de lasvivencias traumticas sufridas a lo largo de la vida.

    En 2010, sali a la luz el caso de una mujer estadounidense de 44 aos con la amgdalacompletamente daada por una rarsima enfermedad gentica. La mujer, conocida como SMpara preservar su anonimato, era incapaz de sentir miedo. Un grupo de investigadoresencabezado por el psiclogo Justin Feinstein, de la Universidad de Iowa, sigui su pistadurante ms de 20 aos. Rodearon a SM de serpientes y araas venenosas, vieron con ellapelculas de terror como El resplandor y El silencio de los corderos, la acompaaron asanatorios abandonados supuestamente habitados por fantasmas. Y nada. La mujer sinamgdala ni siquiera sinti miedo cuando, caminando de noche por un parque solitario, unyonqui le puso un cuchillo en la garganta y mascull: Te voy a rajar, puta. SM siguiandando como escuchara La Traviata.

    Ahora, Daz-Mataix ha iluminado ese enigmtico cajn de recuerdos que es la amgdalacerebral. Su investigacin parte de una hiptesis postulada en 1949 por el psiclogocanadiense Donald Hebb y sugerida hace ms de un siglo por el nobel espaol SantiagoRamn y Cajal. Dos clulas o sistemas de clulas que estn repetidamente activas al mismotiempo tendern a convertirse en 'asociadas', de manera que la actividad de una facilitar lade la otra, dej escrito Hebb en su libro "La organizacin de la conducta". O, expresado demanera ms simplificada, las neuronas de la amgdala del cerebro humano que se excitan

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  • elctricamente tras el ataque de un perro permanecen conectadas durante aos. Suspuentes elctricos se refuerzan. Ese sera el esqueleto del recuerdo.

    El equipo de Daz-Mataix ha demostrado que la teora de Hebb es cierta, al menosparcialmente, en los complejos cerebros de los mamferos. Su experimento, cuyos resultadosse publican en la revista cientfica PNAS, es una versin sofisticada del clebre perro dePvlov, aquel can ruso que se acostumbr a escuchar un metrnomo (sustituido por unacampanita en el imaginario colectivo) antes de comer y ya salivaba cada vez que escuchabael tic tac aunque no hubiera alimento. El investigador espaol, en tndem con Josh Johansen,del Instituto RIKEN de Ciencias del Cerebro en Japn, someti a decenas de ratas a un pitidode 20 segundos rematado por una descarga elctrica de medio segundo. A partir de entonces,las ratas se quedaban paralizadas cada vez que escuchaban ese sonido. En su cerebroqued grabado el miedo al chispazo.

    Ah empez la sofisticacin del experimento, gracias a una tcnica conocida comooptogentica. Los investigadores instalaron genes de algas sensibles a la luz a bordo devirus, que funcionan como taxis microscpicos, y los inyectaron en los crneos de lasratas. Una vez insertados en las neuronas de los roedores, los genes eran capaces deproducir una protena que funciona como un interruptor de la clula, activndola odesactivndola en funcin de rfagas de luz lser enviadas por los cientficos.

    Las ratas con la amgdala cerebral apagada eran incapaces de recordar el chispazo ycarecan de conexiones reforzadas entre sus neuronas. Al mismo tiempo, activar lasamgdalas de ratas que no haban sufrido la pequea electrocucin serva para generarmiedo al pitido sin necesidad de ningn tipo de shock. En este ltimo caso, segn losautores, era necesario que se activaran tambin los receptores de noradrenalina, unamolcula cerebral implicada en los procesos de atencin. Sin esta activacin, no habaaprendizaje.

    Con una sola descarga elctrica asociada a un pitido, las ratas ya recuerdan la experienciatoda su vida. El cerebro hace esto para afrontar los peligros. Un animal necesita aprender conuna sola oportunidad, porque quiz no tenga otra, explica el neurocientfico.

    El despacho del tambin espaol Luis de Lecea, profesor de Psiquiatra en la Universidad deStanford (EEUU), se encuentra a escasos 15 metros del laboratorio en el que se desarroll laoptogentica en 2004. Desde all, De Lecea ha sido testigo de cmo esta tcnica harevolucionado la investigacin del cerebro humano. Las teoras de Hebb ya se habanprcticamente confirmado con rodajas de cerebro de roedores en el laboratorio, pero losexperimentos de Daz-Mataix son una demostracin elegante en mamferos vivos, a juiciode De Lecea.

    El neurocientfico espaol dibuja las posibles aplicaciones de sus hallazgos. En los enfermoscon estrs postraumtico, ansiedad o incluso depresin, su cerebro no es capaz de aprender

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  • que lo que una vez fue peligroso ya no lo es, y siguen respondiendo de forma exagerada,seala. Personas que han vivido guerras, accidentes graves, violaciones o catstrofesnaturales siguen sintiendo miedo y estrs una vez pasado el peligro.

    La comunidad cientfica internacional trabaja desde hace unos aos en intentar borraresos malos recuerdos. Se basan en un proceso conocido como reconsolidacin de lamemoria. Cada vez que un recuerdo sale a la luz, se pone en un estado frgil que hace queel cerebro pueda aadir cosas relevantes, apunta Daz-Mataix. Cuando se abre el bal de losrecuerdos es el momento de modificarlos.

    Si, por ejemplo, alguien va en un coche escuchando a todo volumen la cancin Balada Boa deGusttavo Lima y se estampa contra un rbol, cada vez que escuche el estribillo Tchtcherere tch tch tendr pavor. Sin embargo, si cada vez que la vctima va a un bar atomar algo ponen esa cancin, el cerebro recupera el recuerdo y aprende que ya no esnegativa. Eso es la reconsolidacin, aade el investigador.

    Este proceso se puede facilitar con frmacos que actan sobre los receptores denoradrenalina, como el propranolol, que ya se suministr a vctimas del atentado del 11 demarzo de 2004 en Madrid. Los sntomas de su trastorno de estrs agudo remitieron en el 64%de los casos, segn un estudio de la mutua Ibermutuamur.

    Para Daz-Mataix, es muy posible que el proceso para almacenar recuerdosdesagradables que han observado sea en realidad un mecanismo general del sistemanervioso para generar otro tipo de recuerdos, ya sean de asco, ira o alegra. Elproblema es cmo estudiar estas emociones primarias en una rata, lamenta. Si tiene razn,ser todava ms cierta aquella sentencia de Ramn y Cajal: Todo hombre puede ser, si selo propone, escultor de su propio cerebro.

    Cmo 'reescribir' un mal recuerdo para convertirlo en otro bueno (esmateria.com)

    Un equipo de investigadores de EEUU ha usado una tcnica que controla grupos de neuronasen el cerebro de ratones para reescribir sus recuerdos y transformar memorias traumticas enotras positivas, y viceversa.

    El equipo explora desde hace aos los mecanismos cerebrales que permiten crear unrecuerdo, guardarlo, recordarlo meses o aos despus y, adems, atribuirle un valoremocional. Es una tarea que el encfalo hace en fracciones de segundo, sin que seamosconscientes, pero entender cmo lo hace es una tarea complejsima. No solo por lainmensidad de los circuitos neuronales involucrados, sino tambin porque nuestra memoria cambia. Un bonito recuerdo de la ciudad en la que nos enamoramos se vuelve malo tras eldesengao. En otros casos, la guerra, un atentado, un desastre natural u otras tragedias dejangrabados en el cerebro recuerdos difciles de borrar y que causan trastornos psiquitricos.

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  • Estudios anteriores han demostrado que la memoria es maleable y que los malosrecuerdos pueden modificarse, reescribirse, lo que ha permitido tratar a personas condepresin o vctimas de una experiencia traumtica desde la psiquiatra o la psicologa. Loque se ignora es el detalle: cmo se crea y se almacena un recuerdo a nivel celular ymolecular en el cerebro y cmo se puede cambiar el cableado que hay entre las neuronaspara reescribirlo.

    Un estudio publicado hoy arroja, literalmente, luz sobre el tema. Se centra en la optogentica,una tcnica que permite etiquetar el grupo de neuronas que guardan un recuerdo yreactivarlas a voluntad aplicando sobre ellas un rayo de luz azul. Al hacerlo, el recuerdovuelve y, con l, su asociacin positiva o negativa. La tcnica ha cobrado un enormepotencial para estudiar a un nivel de detalle inusitado los fundamentos neuronales delcomportamiento, la memoria y las causas de enfermedades como el alzhimer, laesquizofrenia o el estrs postraumtico.

    El ao pasado, el equipo de Susumu Tonegawa, del Instituto Tecnolgico deMassachusetts (MIT, EEUU), cre recuerdos falsos en ratones usando la optogentica. Ahora,su equipo demuestra en un nuevo estudio publicado en Nature cmo transformar el valoremocional que el cerebro atribuye a los recuerdos.

    Para entender cmo se ha logrado, imagine que es usted es un ratn de laboratorio macho.De repente aparece a su lado una atractiva hembra, lo que automticamente le hace guardarun buen recuerdo de ese momento. Sin que sea consciente, las neuronas que ha usado paraalmacenar ese instante han quedado marcadas. Cuando los investigadores proyectan un hazde luz sobre ellas usted volver a recordar ese momento agradable en el que junt su hocicocon el de la ratona. En el mismo laboratorio hay otros ratones con menos suerte. Les handado una descarga elctrica para que guarden, etiquetado, un mal recuerdo.

    Tanto usted como los otros ratones tienen un lado de la jaula preferido, en el que seencuentran ms a gusto. Cuando a usted le ponen en el lado contrario, instintivamente secambia de sitio. Pero, si a la vez los investigadores activan el bonito recuerdo de la hembra,usted se olvida y ya le da igual estar en el lado contrario. Sus compaeros hacen justo locontrario: cuando reviven el recuerdo de la descarga huyen al otro lado de la jaula, el quemenos preferan, pues lo asocian con un mal recuerdo.

    Dos das despus cambian las tornas. Mientras la optogentica le est haciendo recordar a lahembra, alguien le da una descarga. A su lado, otros ratones recuerdan esa misma descargacuando el haz de luz toca sus cerebros, pero, mientras lo hacen, una hembra entra en su jaulay pueden socializar con ella, lo que cambia sus malos recuerdos originales por otros positivos.Cuando le vuelven a poner en su jaula usted elige el lado que antes le gustaba ms, porque elotro le evoca malos recuerdos de la descarga. Los otros ratones hacen justo lo contrario. Elresumen cientfico de este relato es que la optogentica y la exposicin a nuevos estmulospueden cambiar el valor emocional de la memoria. Los malos recuerdos se vuelven buenos y

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  • viceversa.

    Ahora el objetivo es intentar aplicar toda esta informacin a la complejidad del cerebrohumano y lograrlo sin la manipulacin gentica ni la ciruga que requiere la optogentica. Losexpertos en este campo confan en que una molcula de administracin sencilla pueda emularesta reescritura de recuerdos sin usar mtodos tan invasivos. En el futuro, uno podradesarrollar mtodos para ayudar a la gente a recuperar sus recuerdos positivos ms que losnegativos, ha explicado Tonegawa en una nota de prensa difundida por el MIT.

    El investigador japons es conocido en el mundo cientfico por saber cmo convertir loshallazgos de su equipo en bombazos mediticos. Pero aparte de su capacidad para venderse,Tonegawa, que gan un Nobel de Medicina en 1987 por su trabajo en un campo totalmentedistinto, es un cientfico respetado.

    Su estudio tiene mucho alcance y estos descubrimientos son relevantes, opina SantiagoCanals, experto en plasticidad y redes cerebrales del Instituto de Neurociencias de Alicante. Eltrabajo, dice, no slo muestra qu neuronas participan en la conectividad ligada a unrecuerdo, tambin que podemos manipularlas de forma plstica para realizar cambiosen la memoria. Quedan muchos aos para que estos hallazgos puedan aplicarse enpersonas, recuerda, pero se trata del tipo de investigacin bsica necesaria para despusbuscar mecanismos ms fciles de modular la valencia positiva o negativa de nuestrosrecuerdos.

    Luis de Lecea, que dirige un grupo de investigacin en la Universidad de Stanford (EEUU)sobre estrs y adiccin usando optogentica en ratones, opina que el trabajo de Tonegawatiene muchos puntos dbiles. Una de sus crticas es que no se ha estudiado la frecuenciade disparo de cada neurona, lo que es clave para la intensidad de esa conexin y, por tanto,del recuerdo. Adems, dice, hay cierta simplificacin, pues el circuito neuronal de un recuerdopuede ser mucho ms complejo de lo que ellos creen. Sin embargo este experto da porbuena la conclusin de que se pueden cambiar los recuerdos malos por buenos yresalta que este estudio va ms all de lo que ha hecho nadie hasta ahora.

    Las neuronas del miedo

    Tonegawa y su equipo ha comprobado que en el hipocampo se puede sustituir un recuerdopor otro. Sin embargo, en la amgdala la tcnica no funciona y los ratones no modifican sucomportamiento. Esto apunta a que el valor emocional positivo o negativo que las neuronasguardan de un recuerdo no se puede borrar. Lo que s ha observado el equipo de Tonegawaes que, al cambiar los recuerdos, tambin cambian el tipo de conexiones neuronales entre unay otra zona del cerebro, el cableado de un recuerdo. Es ah donde parece residir la capacidadde revertir su valor emocional.

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