Sustentabilidad Roberto Guimaraes

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Desarrollo sustentable: øPropuesta ... 31 TEMAS Desarrollo sustentable: Desarrollo sustentable: Desarrollo sustentable: Desarrollo sustentable: Desarrollo sustentable: ¿Propuesta alternativa ¿Propuesta alternativa ¿Propuesta alternativa ¿Propuesta alternativa ¿Propuesta alternativa o retórica neoliberal? o retórica neoliberal? o retórica neoliberal? o retórica neoliberal? o retórica neoliberal? Ensayos * Investigador de la ComisiÛn EconÛmica para AmÈrica Latina (CEPAL) con sede en Brasil. Roberto P. Guimar‰es* Resumen Abstract La sociedad global de fines de siglo se ve enfrentada al agotamiento de un estilo de desarrollo que se ha revelado ecológica- mente depredador, socialmente perverso y políticamenteinjusto.Cercadel90porcien- to del patrimonio biogenético de la humani- dad se encuentra en los bosques tropicales del Sur, sometidos a una explotación irra- cional sin precedentes, provocada en bue- na medida por la acción de intereses económicos y comerciales del Norte. Las dos causasbásicasdelacrisisambientalsonla pobreza y el mal uso de la riqueza: los po- bres del mundo son compelidos a destruir en el corto plazo precisamente los recur- sos en que se basan sus perspectivas de subsistencia en el largo plazo, mientras la minoría rica provoca demandas en la base de recursos que a la larga son insustenta- bles,transfiriendoloscostosunavezmása lospobres.Loanteriorplantealanecesidad de sustituir enfoques ingenuos, exclusiva- mente"conservacionistas",acercadelasus- tentabilidad del desarrollo, por el reconocimiento de que los problemas ecoló- gicosyambientalesrevelandisfuncionesde carácter social, político y económico. La propuesta de desarrollo sustentable para superarlacrisisdelactualestilodedesa- rrollo requiere de la comprensión adecuada delprocesosocialquelahadetonado.Yaes horadequelasinstitucionessocialesypo- líticas preparen el camino en dirección al futuro para que nuestras sociedades pue- dan aprender a hacer frente, de modo sus- tentable, a la mala distribución de los recursosyalavulnerabilidaddelecosiste- ma. Se requiere de un estilo de desarrollo que preserve los recursos naturales, que distribuyaequitativamentelariquezagene- radayqueseapolíticamenteviableyjusto. As we approach the end of this cen- tury global society is faced with a run dowm model of developement which has proven to be ecologically devastating, so- cially perverse and politically unjust. Al- most 90% of our human biogenetic heritage is located in tropical forests in the southern hemisphere; these have under- gone unsurpassed levels of irrational ex- ploitation caused to a great degree by the economic and commercial interests of those in the northern hemisphere. The two ba- sic causes of the environmental crisis are poverty and the abuse of wealth: the world´s poor are compelled to destroy the very resources on which they depend for their long term subsistence; in the meantime a rich minority makes demands on resources which in the long term are unsustainable, and once more pass on the cost to the poor. Hence it is necessary to move away from exclusively conservation- ist and naive approaches about the sustain- ability of development and begin to recognise that ecological and environmen- tal problems reflect social, political and eco- nomic disfunctioning: The proposal of a sustainable development as a way of over- coming the crisis in the present model of development must be based on an adequate understanding of the social process that brought this crisis about. Social and polit- ical institutions should now prepare the way towards a future in which societies can learn to face in a sustainable way the bad distribution of resources and the vul- nerability of the ecosystem. What is re- quired is a style of development which preserves natural resources, equally dis- tributes the wealth generated, and is po- litically viable and just. I. La insustentabilidad del actual estilo de desarrollo Las reiteradas y cada vez m·s agudas manifestacio- nes de la precariedad en que se encuentran los sistemas naturales que permiten la vida en el planeta, han dado lugar a la percepciÛn de que la humanidad atraviesa una crisis (econÛmica, sociopolÌtica, institucional, ambiental) La rhétorique néoliberale de la fin du siècle doit faire face a l´épuisement d´un style de développment qui est apparu como écologiquement déprédateur, socialmente perverse et politiquement injust. Près du 90% du patrimoine biogénétique de l´humanité se trouve dans les forêts tro- picales du Sud, objet d´une exploitation irrationelle sans précédents, provoquée, dans une bonne mesure, par l´action des interêts économiques et commerciels du Nord. Les deux causes fondementales de la crise sont: que les pauvres du monde sont poussés á detruir dans la court ter- me, les resources ou se fondent leur pers- pectives de survivance à long terme. Tandis que la minorité riche provoque une de- mande de resources qui à la longue n´est pas sustentable, et l´on transfère une fois de plus les couts aux pauvres. Ce que nous venons de dire pose la necessité de remplacer les points de vue ingenus, ex- clusivement “conservationists”, à l´égard de la sustentabilité du développement, par la reconnaissance de que le développement exige la correcte compréhension du pro- cès social qui l´a dechainé. Il est déjà temps que les institutions sociales et politiques preparent la route vers le futur, pour que nos societés puissent apprendre à resou- dre d´une facon sustentable, la mauvaise distribution des resources et la vulnera- bilité des ecosystèmes. On a besoin d´un style de développement que préserve les resources naturels, que distribue equita- tivement la richesse produite et que soit politiquement viable et juste. Abstrait

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  • Desarrollo sustentable: Propuesta ...

    31TEMAS

    Desarrollo sustentable:Desarrollo sustentable:Desarrollo sustentable:Desarrollo sustentable:Desarrollo sustentable:Propuesta alternativaPropuesta alternativaPropuesta alternativaPropuesta alternativaPropuesta alternativao retrica neoliberal?o retrica neoliberal?o retrica neoliberal?o retrica neoliberal?o retrica neoliberal?

    Ensayos

    * Investigador de la Comisin Econmica para Amrica Latina (CEPAL) consede en Brasil.

    Roberto P. Guimares*

    Resumen AbstractLa sociedad global de fines de siglo se

    ve enfrentada al agotamiento de un estilode desarrollo que se ha revelado ecolgica-mente depredador, socialmente perverso ypolticamente injusto. Cerca del 90 por cien-to del patrimonio biogentico de la humani-dad se encuentra en los bosques tropicalesdel Sur, sometidos a una explotacin irra-cional sin precedentes, provocada en bue-na medida por la accin de intereseseconmicos y comerciales del Norte. Las doscausas bsicas de la crisis ambiental son lapobreza y el mal uso de la riqueza: los po-bres del mundo son compelidos a destruiren el corto plazo precisamente los recur-sos en que se basan sus perspectivas desubsistencia en el largo plazo, mientras laminora rica provoca demandas en la basede recursos que a la larga son insustenta-bles, transfiriendo los costos una vez ms alos pobres. Lo anterior plantea la necesidadde sustituir enfoques ingenuos, exclusiva-mente "conservacionistas", acerca de la sus-tentabilidad del desarrollo, por elreconocimiento de que los problemas ecol-gicos y ambientales revelan disfunciones decarcter social, poltico y econmico. Lapropuesta de desarrollo sustentable parasuperar la crisis del actual estilo de desa-rrollo requiere de la comprensin adecuadadel proceso social que la ha detonado. Ya eshora de que las instituciones sociales y po-lticas preparen el camino en direccin alfuturo para que nuestras sociedades pue-dan aprender a hacer frente, de modo sus-tentable, a la mala distribucin de losrecursos y a la vulnerabilidad del ecosiste-ma. Se requiere de un estilo de desarrolloque preserve los recursos naturales, quedistribuya equitativamente la riqueza gene-rada y que sea polticamente viable y justo.

    As we approach the end of this cen-tury global society is faced with a rundowm model of developement which hasproven to be ecologically devastating, so-cially perverse and politically unjust. Al-most 90% of our human biogeneticheritage is located in tropical forests in thesouthern hemisphere; these have under-gone unsurpassed levels of irrational ex-ploitation caused to a great degree by theeconomic and commercial interests of thosein the northern hemisphere. The two ba-sic causes of the environmental crisisare poverty and the abuse of wealth: theworld s poor are compelled to destroythe very resources on which they dependfor their long term subsistence; in themeantime a rich minority makes demandson resources which in the long term areunsustainable, and once more pass on thecost to the poor. Hence it is necessary tomove away from exclusively conservation-ist and naive approaches about the sustain-ability of development and begin torecognise that ecological and environmen-tal problems reflect social, political and eco-nomic disfunctioning: The proposal of asustainable development as a way of over-coming the crisis in the present model ofdevelopment must be based on an adequateunderstanding of the social process thatbrought this crisis about. Social and polit-ical institutions should now prepare theway towards a future in which societiescan learn to face in a sustainable way thebad distribution of resources and the vul-nerability of the ecosystem. What is re-quired is a style of development whichpreserves natural resources, equally dis-tributes the wealth generated, and is po-litically viable and just.

    I . La insustentabilidaddel actual estilo de desarrollo

    Las reiteradas y cada vez ms agudas manifestacio-

    nes de la precariedad en que se encuentran los sistemas

    naturales que permiten la vida en el planeta, han dado

    lugar a la percepcin de que la humanidad atraviesa una

    crisis (econmica, sociopoltica, institucional, ambiental)

    La rhtorique noliberale de la fin dusicle doit faire face a l puisement d unstyle de dveloppment qui est apparu comocologiquement dprdateur, socialmenteperverse et politiquement injust. Prs du90% du patrimoine biogntique del humanit se trouve dans les forts tro-picales du Sud, objet d une exploitationirrationelle sans prcdents, provoque,dans une bonne mesure, par l action desinterts conomiques et commerciels duNord. Les deux causes fondementales dela crise sont: que les pauvres du mondesont pousss detruir dans la court ter-me, les resources ou se fondent leur pers-pectives de survivance long terme. Tandisque la minorit riche provoque une de-mande de resources qui la longue n estpas sustentable, et l on transfre une foisde plus les couts aux pauvres. Ce quenous venons de dire pose la necessit deremplacer les points de vue ingenus, ex-clusivement conservationists, l gardde la sustentabilit du dveloppement, parla reconnaissance de que le dveloppementexige la correcte comprhension du pro-cs social qui la dechain. Il est dj tempsque les institutions sociales et politiquespreparent la route vers le futur, pour quenos societs puissent apprendre resou-dre d une facon sustentable, la mauvaisedistribution des resources et la vulnera-bilit des ecosystmes. On a besoin d unstyle de dveloppement que prserve lesresources naturels, que distribue equita-tivement la richesse produite et que soitpolitiquement viable et juste.

    Abstrait

  • Ensayos

    TEMAS32

    cuyos efectos transcienden las fronteras nacionales per-

    cepcin sta que se ha visto reforzada a travs de la Con-

    ferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y

    Desarrollo (Ro 92). Corresponde pues afirmar que la so-

    ciedad global de fines de siglo se ve enfrentada, no a una

    nueva crisis de las tantas que la han caracterizado, sino

    que al agotamiento de un estilo de desarrollo que se ha

    revelado ecolgicamente depredador, socialmente perver-

    so y polticamente injusto, tanto nacional como interna-

    cionalmente (Guimares 1991a).

    La crisis que subyace a dicho agotamiento se ha visto

    proyectada, por una parte, en el mbito ecolgico (i.e.,

    el empobrecimiento progresivo del patrimonio natural del

    planeta) y ambiental (i.e., el debilitamiento de la capaci-

    dad de recuperacin de los ecosistemas). Pero sta reve-

    la tambin su carcter ecopoltico (i.e., poltico-institucional),

    directamente relacionado con los sistemas institucionales

    y de poder que regulan la propiedad, distribucin y uso

    de los recursos naturales. Las situaciones de escasez ab-

    soluta de recursos naturales y de depsitos para almace-

    nar los desechos de la sociedad industrial, cuyas

    manifestaciones han sido tradicionalmente descalificadas

    como "neo-malthusianismo" equivocado, se ven ahora

    agravadas por situaciones de profunda escasez relativa,

    es decir, por patrones insustentables de consumo o por

    inequidades en el acceso a los recursos. Por ltimo, la

    necesidad de transitar hacia un estilo de desarrollo sus-

    tentable implica un cambio en el propio modelo de pro-

    duccin hoy dominante, particularmente en lo que se

    refiere al patrn de articulacin sociedad-naturaleza.

    En efecto, las propuestas hacia la sustentabilidad po-

    nen en tela de juicio un estilo de desarrollo internaciona-

    lizado, lo cual ha sido determinado por la tendencia

    homogenizadora de la economa mundial, sobre la base

    de la adaptacin del modelo tecnolgico e institucional de

    las empresas transnacionales, y cuyas expresiones ms

    sobresalientes lo constituyen los procesos de moderniza-

    cin de la agricultura, de urbanizacin, de apropiacin

    extensiva del stock de recursos naturales, y de utilizacin

    de fuentes no renovables de energa. Para caracterizar,

    empero, la propuesta de desarrollo sustentable como una

    respuesta alternativa a la crisis del estilo actual habra que

    partir por la comprensin adecuada del proceso social

    que la ha detonado; y las posibles soluciones va desa-

    rrollo sustentable habr que buscarlas en el propio siste-

    ma social, y no sobre la base de alguna magia

    tecnolgica (el technological fix tan caro a los desarrollis-

    tas). Al fin y al cabo, lo que creemos son nada ms que

    las consecuencias ambientales de la forma como los se-

    res humanos utilizan los recursos del planeta son, en ver-

    dad, predeterminadas por el patrn de relaciones entre

    los propios seres humanos.

    1. Cambios en la agendaglobal sobre la crisis del desarrollo

    La comprensin actual de la crisis responde a la pro-

    pia evolucin del debate internacional. El nfasis en la

    Conferencia de Estocolmo (1972) estaba puesto en los

    aspectos tcnicos de la contaminacin provocada por la

    industrializacin, el crecimiento poblacional y la urbani-

    zacin, todo lo cual imprima un carcter ntidamente pri-

    mermundista a la reunin. Como lo resumi un

    representante de la India en una reunin pre-Estocolmo:

    "los ricos se preocupan del humo que sale de sus autos;

    a nosotros nos preocupa el hambre" (citado en Enloe,

    1975: 132-33). En cambio, la percepcin dominante en

    las etapas previas y durante la Conferencia de Ro fue la

    de que los problemas del medio ambiente ya no pueden

    ser disociados de los problemas del desarrollo. La Comi-

    sin Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo, presi-

    dida por la Primera Ministra de Noruega, Gro Brundtland,

    y cuyo informe fue publicado en 1987, revela muy bien

    la nueva perspectiva. Haciendo eco a lo que fue en su

    tiempo una postura claramente identificada con los inte-

    reses de los pases subdesarrollados del sur, la Comisin

    se centr en los estilos de desarrollo y sus repercusiones

    para el funcionamiento de los sistemas naturales, subra-

    yando que los problemas del medio ambiente, y por ende

    las posibilidades de que se materialice un estilo de desa-

    rrollo sustentable, se encuentran directamente relaciona-

    dos con los problemas de la pobreza, de la satisfaccin

    de las necesidades bsicas de alimentacin, salud y vi-

    vienda, de una nueva matriz energtica que privilegie las

  • Desarrollo sustentable: Propuesta ...

    33TEMAS

    Tal como se ha sealado anteriormente, la agudiza-

    cin y la globalizacin de la crisis conlleva la idea de

    que estamos todos, Occidente y Oriente, Norte y Sur,

    en un mismo barco, tal como lo sugera el propio ttulo

    del informe preparado para la Conferencia de Estocol-

    mo: Una Sola Tierra (Word 1972). Un enfoque socio-

    poltico, impone precisar, veinte aos ms tarde, las

    distintas ubicaciones de los pases en esa llamada "nave

    Tierra". De hecho, menos de una quinta parte de la po-

    blacin del planeta, habitantes del Norte, ocupan la pri-

    mera clase de la nave, consumiendo cerca del 80 por

    ciento de las reservas disponibles para el viaje y pro-

    duciendo el 75 por ciento de las emisiones ms dai-

    nas al ambiente global. El restante 80 por ciento de los

    pasajeros, en su mayora provenientes del Sur, viajan

    en los compartimentos de carga. Ms de un tercio de

    stos sufren hambre o desnutricin, y tres cuartos no

    tienen acceso adecuado al agua y condiciones de vida

    dignas. Cada pasajero de la primera clase produce un

    impacto en las reservas de la nave 25 veces ms ele-

    vado que los que ocupan la bodega. Estos, a su vez,

    con escasas posibilidades de ser ascendidos a las cla-

    ses superiores, empiezan a preguntarse por qu tienen

    que viajar en la bodega, lo cual hace temer la ocurrencia

    de rebrotes de insatisfaccin que podrn poner en riesgo

    la estabilidad de los sistemas de sustento de la nave.

    2. La especificidadde la crisis en Amrica Latina

    El alern Norte-Sur de la nave Tierra materializa pues

    la metfora. Si bien es cierto que estamos todos en un

    mismo barco, y el mismo ya ha dado suficientes seales

    de que hace agua por todas partes, algunos de nosotros

    ocupamos posiciones dramticamente distintas en l. En

    las ltimas dcadas no slo ha aumentado la brecha eco-

    nmica entre el Norte y el Sur. La brecha ambiental se ha

    incrementado en la misma magnitud, y los del Sur se en-

    cuentran sin duda en la punta ms dbil, sufriendo los

    impactos del deterioro global (Guimares 1991b).

    Tmese, por ejemplo, el deterioro progresivo de la

    base biogentica de las actividades humanas, con impactos

    fuentes renovables, y del proceso de innovacin tecnol-

    gica. En respuesta a una solicitud de la Comisin Brundt-

    land se cre en octubre de 1989 la Comisin

    Latinoamericana de Desarrollo y Medio Ambiente, cuyo

    informe, dado a conocer a fines de 1990, hizo hincapi

    en los vnculos entre riqueza, pobreza, poblacin y me-

    dio ambiente. Por ltimo, el documento preparado por la

    CEPAL para la Reunin Regional sobre Medio Ambiente

    y Desarrollo, llevada a cabo en 1991 en Mxico y pre-

    paratoria para la Conferencia de Ro, sigui tambin

    la misma huella de sus precursores, enfatizando empe-

    ro la necesidad de armonizar los desafos de tornar las

    economas latinoamericanas ms competitivas, promover

    mayor equidad social y permitir la preservacin de la ca-

    lidad ambiental y del patrimonio natural de la regin.

    La evolucin de la agenda global sobre los problemas

    del medio ambiente parecen pues afianzar la legitimidad

    de las propuestas de desarrollo sustentable. S Estocolmo

    72 buscaba encontrar soluciones tcnicas para los pro-

    blemas de contaminacin, Ro 92 tuvo por objeto exami-

    nar estrategias de desarrollo a travs de "acuerdos

    especficos y compromisos de los gobiernos y de las or-

    ganizaciones intergubernamentales, con identificacin de

    plazos y recursos financieros para implementar dichas es-

    trategias". La propia Resolucin 44/228, que convoc la

    conferencia, afirma con claridad que "pobreza y deterio-

    ro ambiental se encuentran ntimamente relacionados", y

    que la proteccin del medio ambiente no puede ser ais-

    lada de ese contexto. Aade tambin, que la mayora de

    los problemas de contaminacin son provocados por los

    pases desarrollados, cabiendo a stos "la responsabilidad

    principal en combatirla"; y que el desarrollo sustentable

    "requiere de cambios en los patrones de produccin y de

    consumo, particularmente en los pases industrializados".

    Es a partir de este entendimiento especfico de la crisis

    del desarrollo, en que los problemas globales del dete-

    rioro ambiental y del agotamiento del stock de recursos

    naturales constituyen nada menos que las manifestacio-

    nes ms evidentes del agotamiento del estilo internacio-

    nalizado vigente en la postguerra, que conviene retener

    la especificidad de la realidad ambiental en los pases sub-

    desarrollados del sur, particularmente en Amrica Latina.

  • Ensayos

    TEMAS34

    de todo tipo para la manutencin de la diversidad en el

    sistema ecosocial. Se estima que entre un 15 y un 20

    por ciento de todas las especies animales y vegetales po-

    dran desaparecer en la vuelta del siglo. Ahora bien, cerca

    del 90 por ciento del patrimonio biogentico de la hu-

    manidad se encuentra en los bosques tropicales del Sur,

    sometidos a una explotacin irracional sin precedentes,

    provocada en buena medida por la accin de intereses

    econmicos y comerciales del Norte. Por otro lado, in-

    formes recientes dan cuenta que en los ltimos 25 aos

    se ha reducido en un 10 por ciento la concentracin de

    ozono en la estratosfera, en la Antrtica esta reduccin

    habra alcanzado un alarmante 70 por ciento, con gra-

    ves consecuencias para la salud humana y animal en pa-

    ses como Argentina, Chile y Brasil. Lo mismo se aplica a

    las consecuencias del efecto invernadero para la regin,

    segn previsiones recientes del Grupo intergubernamen-

    tal sobre Cambio Climtico (CEPAL, 1993b). Mientras se

    espera una elevacin de 1 a 3 grados Celsius en las tem-

    peraturas promedio del planeta hasta el ao 2050, en

    Amrica Latina las temperaturas observadas en los me-

    ses de diciembre a febrero podran elevarse desde 20

    en la Amazona hasta 80 en el Cono Sur. En contraste

    con el avance de los desiertos en el planeta, con una pr-

    dida anual de 60 millones de hectreas (equivalente al

    rea total de Paraguay y de Uruguay), en nuestra regin

    se ha podido determinar que el 51 por ciento de la su-

    perficie de Mxico y el 35 por ciento de la de Uruguay

    se encuentran total o significativamente erosionadas; y en

    la Cuenca del Plata el 60 por ciento de la provincia de

    Entre Ros (Argentina) sufre de erosin grave o modera-

    da (CEPAL y PNUMA, 1990). En Brasil, adems del Nor-

    deste, las tierras ms frtiles del Sur del pas se encuentran

    gravemente amenazadas. En Paran, el 20 por ciento de

    las tierras cultivables se ha vuelto improductivo y con riesgo

    de desertificacin, mientras "El Desierto de los Pampas",

    en Ro Grande do Sul, ya cubre 5.000 hectreas.

    Considrense, finalmente, los problemas ambientales

    asociados a la urbanizacin. S en 1980 veintids ciuda-

    des del Sur tenan una poblacin superior a los 4 millo-

    nes de habitantes, en el ao 2000 debern sumar 60.

    En cambio, en el mundo desarrollado, stas se incremen-

    tarn de 16 a 25. Diez de las doce ciudades ms pobla-

    das del mundo en el ao 2000 (sobre 13 millones de

    habitantes) estarn ubicadas en pases del Sur, la mitad

    en Amrica Latina, con Mxico y So Paulo ocupando los

    dos primeros lugares. Para ese entonces, cerca del 40

    por ciento de la poblacin regional estar viviendo en ciu-

    dades con ms de 1 milln de habitantes. Tomndose en

    cuenta que el 60 por ciento de la poblacin urbana de

    Amrica Latina no tiene acceso a sistemas de alcantari-

    llado, y ms del 90 por ciento de las aguas residuales se

    descargan, sin ningn tratamiento, en los cuerpos

    de agua, se puede apreciar la magnitud del deterioro de

    nuestro ecosistema urbano. Por otra parte, mientras la

    calidad del aire que se respira en Londres, Los Angeles

    o Tokio ha mejorado considerablemente en las ltimas

    dcadas, la atmsfera de Mxico, Lima, Santiago, o So

    Paulo se ha vuelto casi irrespirable. S en 1974 hubo que

    declarar, por primera vez, "estado de emergencia" en So

    Paulo, dos aos ms tarde se declararon 161 estados de

    "atencin" y 2 de "alerta mxima", situaciones que se han

    repetido regularmente desde entonces. Cubato, llama-

    da "Valle de la Muerte", en el corazn industrial de So

    Paulo, es considerada una de las ciudades ms contami-

    nadas de planeta. Por ltimo, las autoridades de Santia-

    go y Mxico se han visto obligadas a imponer desde

    severas medidas de restriccin vehicular, debido a nive-

    les insoportables de contaminacin del aire, hasta decre-

    tar "estado de emergencia".

    En resumen, los pases latinoamericanos se ven en-

    frentados, no slo al deterioro ambiental a menudo aso-

    ciado con "exceso" de desarrollo (i.e., contaminacin y

    derroche de recursos), sino adems con situaciones que

    son caractersticas de condiciones de "ausencia" de de-

    sarrollo, o de desarrollo trunco (i.e., pobreza y desigualdad

    socioeconmica). Tal como lo ha dicho el Director del

    PNUMA (Simonis 1984: 48), "las dos causas bsicas de

    la crisis ambiental son la pobreza y el mal uso de la

    riqueza: los pobres del mundo son compelidos a des-

    truir en el corto plazo precisamente los recursos en que

    se basan sus perspectivas de subsistencia en el largo plazo,

    mientras la minora rica provoca demandas en la base

    de recursos que a la larga son insustentables, transfi-

  • Desarrollo sustentable: Propuesta ...

    35TEMAS

    riendo los costos una vez ms a los pobres". Ello indica

    la necesidad de sustituir enfoques ingenuos, exclusiva-

    mente "conservacionistas", acerca de la sustentabilidad

    del desarrollo, por el reconocimiento de que los pro-

    blemas ecolgicos y ambientales revelan disfunciones de

    carcter social y poltico (i.e., los patrones de relacin

    entre seres humanos y la forma como est organizada

    la sociedad en su conjunto) y distorsiones estructurales

    en el funcionamiento de la economa (i.e., los patrones

    de consumo de la sociedad y la forma como sta se

    organiza para satisfacerlos).

    Por otro lado, la singularidad de la evolucin sociopo-

    ltica de Amrica Latina refuerza an ms esa postura,

    pues la profunda crisis que ha afectado a la regin en

    dcadas recientes, y por aadidura la crisis del Estado la-

    tinoamericano, impone lmites precisos a las estrategias

    globales en pos de la sustentabilidad. El contexto econ-

    mico y social de la crisis proyecta, de hecho, un cuadro

    poco alentador respecto de las posibilidades de materia-

    lizacin de un estilo de desarrollo sustentable en la re-

    gin (Guimares 1990a). Como resume la CEPAL

    (1990:1), "la crisis econmica que ha afectado a los pa-

    ses de Amrica Latina en los aos ochenta no slo puso

    de manifiesto las insuficiencias estructurales que han ca-

    racterizado el desarrollo de la regin, sino que adems

    agudiz problemas sociales preexistentes, generando nue-

    vos obstculos a la movilidad y a la cohesin social". Por

    otra parte, las polticas de ajuste adoptadas a mediados

    de la dcada pasada para enfrentar los desequilibrios ex-

    ternos slo agudizaron el deterioro de los estratos ms

    desposedos de la sociedad. Como lo sintetiza el PREALC

    (1988:24), "el costo del ajuste recay sobre el sector tra-

    bajador, que disminuy en cuatro puntos porcentuales su

    participacin en el ingreso nacional; a su vez, la ma-

    yor participacin del capital en el ingreso se tradujo en

    un incremento excesivo (9 por ciento) en el consumo de

    los capitalistas, a expensas de una reduccin (6 por cien-

    to) en la inversin y en el consumo de los trabajadores".

    Se revirti, asimismo, la tendencia verificada en el pe-

    rodo 1960-1980 de reduccin de la pobreza (del 50 al

    41 por ciento), pasando a afectar al 46 por ciento de la

    poblacin (195.9 millones de personas) en 1990. De

    acuerdo a estimaciones de la CEPAL (1993a), este incre-

    mento se ha concentrado en su totalidad en zonas urba-

    nas, que pasaron a albergar el 60 por ciento del total de

    pobres. Estas cifras revelan tambin la profundidad de la

    crisis, puesto que, en 1990, 93.5 millones de latinoame-

    ricanos (22 por ciento de la poblacin total), vivan como

    indigentes, es decir, en hogares que aun si gastaran to-

    dos sus ingresos corrientes en alimentacin no lograran

    adquirir una canasta bsica de alimentos. De hecho, del

    incremento en el volumen de poblacin pobre entre 1980

    y 1990 (60 millones), 52 por ciento (31.1 millones) co-

    rresponde al aumento de la poblacin indigente. Dicho

    de otro modo, a dos de cada cinco hogares latinoameri-

    canos no se les permite satisfacer los derechos ms ele-

    mentales de ciudadana social, es decir, la satisfaccin de

    las necesidades bsicas de sus miembros; y uno de cada

    cinco latinoamericanos se encuentra no slo al margen

    de la ciudadana, sino tambin por debajo del lmite de

    la supervivencia biolgica como ser humano.

    S la experiencia latinoamericana revela una relacin,

    por decir lo menos, conflictiva entre crecimiento y justi-

    cia social, hoy somos forzados a reconocer que no se han

    logrado repartir en forma equitativa los costos de la re-

    cesin cuando se produjo la crisis. Lo anterior, sumado

    al trmino del ciclo de urbanizacin y de transicin de-

    mogrfica en muchos pases, nos presenta un cuadro de

    dificultades crecientes para la integracin de nuevos gru-

    pos a la sociedad nacional y al desarrollo, mientras se

    produce una reversin en las etapas previas de incorpo-

    racin y de movilidad social. Este carcter estructural del

    desarrollo latinoamericano se ha visto agravado, en d-

    cadas recientes, por la exclusin absoluta (econmica, so-

    cial, poltica y cultural) de amplios sectores. S la evolucin

    histrica de la regin permita, en la dcada pasada, el

    uso de imgenes como la de Belndia, para describir las

    condiciones en que ocurre el desarrollo latinoamericano

    (Bacha y Taylor 1976), afrontamos ahora el riesgo de

    avanzar quizs hacia el modelo sudafricano. La desigual-

    dad supone la existencia de, por lo menos, la posibilidad

    de su superacin pero supone, a su vez, la incorpora-

    cin a la sociedad nacional. La desigualdad ocurre, por

  • Ensayos

    TEMAS36

    tanto, entre los que participan del proceso poltico y eco-

    nmico, los "incluidos". En cambio, la situacin actual se

    aprxima mucho ms a la del apartheid social, en la que

    la subordinacin se transforma en exclusin, producin-

    dose una ruptura drstica y con mayor permanencia en

    el tiempo entre incluidos y excluidos.

    Adems de la crisis econmica y de sus secuelas de

    exclusin social, la propia formacin social de la regin

    y su evolucin poltica reciente agrava los desafos de

    la sustentabilidad (Guimares 1990b). La crisis del Es-

    tado y del sistema poltico tiene su raz en la no-resolu-

    cin de la crisis oligrquica, a travs de los intentos

    populistas, reformistas y desarrollistas. Los propios fun-

    damentos del populismo traan consigo el germen de

    la crisis poltica que lo sucedi. Su carcter en parte po-

    liclasista, su indefinicin orgnica en cuanto a un pro-

    yecto de sociedad, su orientacin de cambio en el orden

    establecido, todo eso llev a que los regmenes popu-

    listas no pudiesen ms que postergar, sin resolver de

    hecho, las insuficiencias del pacto de dominacin oli-

    grquico. El reformismo y el desarrollismo constituye-

    ron hasta cierto punto intentos de afrontar las insuficiencias

    de la opcin populista. En especial se buscaba superar

    la incapacidad de estos regmenes para conciliar los in-

    tereses corporativos que le ofrecan sustento, incorpo-

    rar nuevos grupos medios y asalariados, y alcanzar altas

    tasas de crecimiento. A partir, en tanto, de los procesos

    de cambio en las estructuras socioeconmicas, el Esta-

    do hace crisis. La irrupcin de los nuevos actores so-

    ciales, si bien contribuy a la hipertrofia estatal, puso

    en jaque la capacidad del sistema poltico para distri-

    buir recursos cada da ms escasos, agudizando los con-

    flictos entre Estado y sociedad, y al interior de sta.

    Amrica Latina puede haberse transformado desde las

    sociedades agrarias y mercantiles de los tiempos coloniales

    en las sociedades industriales y capitalistas de la actuali-

    dad. Sin embargo, su formacin social probablemente ja-

    ms pierda su fisonoma patrimonial. Esto puede reforzar

    a veces sus caractersticas autoritarias. En otras oportuni-

    dades, la formacin social puede liberar las inclinaciones

    (latentes pero atrofiadas) participatorias e igualitarias de

    las sociedades latinoamericanas. Pero el peso de la tra-

    dicin tiende a perpetuar el elitismo y a impulsar a estas

    sociedades a ser cada vez ms estatistas de lo que seran

    de otra manera. Sus rasgos esquizofrnicos se revelan en

    sndromes catatnicos, alternando a menudo etapas de

    estupor (autoritario) con etapas de excitacin (democrti-

    ca), pero la rigidez muscular (burocrtica) estar siem-

    pre presente. El carcter patrimonial y burocrtico del

    Estado ha impuesto, y seguir imponiendo, sus propios l-

    mites a la constitucin de la sociedad, dndole los rasgos

    distintivos del formalismo y del autoritarismo. Ha habido

    tal concentracin de poder en manos del Estado que la

    sociedad civil ha dispuesto de pocas posibilidades para

    organizarse y establecer cauces slidos para la articula-

    cin y representacin de sus intereses. Lo poco que pue-

    de haber logrado ha sido frecuentemente cooptado o

    incluso suprimido. Por otra parte, la sociedad poltica (el

    poder legislativo, el sistema de partidos y los procesos

    electorales) no ha sido capaz de representar la plurali-

    dad de intereses existentes en la sociedad, haciendo que

    prevalezcan prcticas corporativistas de articulacin

    de demandas. De tal suerte que a la formacin social de

    Amrica Latina, por ende al Estado latinoamericano, co-

    rresponde una estructura de poder concentrada y exclu-

    yente; un proceso de toma de decisiones de acuerdo a

    los intereses de los estratos ms organizados; y, finalmente,

    un fuerte contenido tecnocrtico, jerrquico y formal en

    la resolucin de los conflictos sociales.

    La situacin actual de Amrica Latina, si bien es con-

    sonante con su formacin social, representa, adems,

    la culminacin de un proceso de crisis de competencia

    del aparato pblico en administrar los conflictos socia-

    les provocados por un estilo particular de desarrollo ca-

    pitalista, y su transformacin en una crisis de legitimidad

    del Estado. Por crisis de competencia, se entiende la in-

    capacidad del Estado autoritario de responder a las de-

    mandas sociales que llevaron al colapso de los regmenes

    populistas y que, en cierto sentido, legitimaron la inter-

    vencin ms directamente militar de los aos sesentas.

    La crisis de competencia se refiere ms al ejercicio del

    poder que a la esencia de ste. No obstante, esta crisis

    de competencia se ve agravada por la eclosin de la

  • Desarrollo sustentable: Propuesta ...

    37TEMAS

    crisis econmica internacional y por el efecto acumula-

    tivo de las presiones populares insatisfechas a travs de

    un proceso trunco de integracin social. El aparente ago-

    tamiento del ciclo militar, ms que representar el forta-

    lecimiento de la sociedad civil y poltica, revela ms bien

    la inmovilizacin de las instituciones estatales y su inca-

    pacidad de decisin, sealando una posible crisis de le-

    gitimidad del Estado, ahora s en su dimensin como

    aparato burocrtico y como pacto de dominacin. Pa-

    rafraseando las interpretaciones sobre lo que queda del

    imperio romano, se podra decir que el desmoronamiento

    de los regmenes autoritarios se debe, en menor gra-

    do, a la revitalizacin de las instituciones civiles y polti-

    cas (si bien stas cobran importancia en la actualidad)

    sino que vienen abajo "por la presin de su propio peso"

    (Gibbon 1909, 4:173).

    En sntesis, el dinamismo econmico de Amrica Lati-

    na ha sido posible, histricamente, a costa de la justicia

    social, y muchas veces a costa incluso de la democracia.

    Como es sabido, a costa tambin de su patrimonio natu-

    ral. Por otro lado, las instituciones pblicas se han reve-

    lado incapaces, no slo de hacer frente a los problemas

    propios de la modernizacin, sino de promover la justi-

    cia social respecto de los resultados del crecimiento. En

    la sociedad la situacin no es menos compleja, con siste-

    mas de partidos que no han logrado actualizarse como

    canales privilegiados para la articulacin de demandas

    populares, y con actores sociales an caracterizados por

    la atomizacin y dispersin organizativa. En esas circuns-

    tancias, las alternativas de solucin de los graves proble-

    mas que afectan al medio ambiente latinoamericano a

    travs de estrategias de desarrollo sustentable, que no to-

    men en cuenta la crisis de legitimidad del sistema poltico

    a raz de los verdaderos abismos sociales existentes en la

    regin, slo perpetuarn las insuficiencias del estilo vigen-

    te. Nunca estar de ms recordar que en situaciones de

    extrema pobreza el ser humano empobrecido, margina-

    do o excluido de la sociedad y de la economa nacional

    no posee ningn compromiso para evitar la degradacin

    ambiental, si es que la sociedad no logra impedir su pro-

    pio deterioro como persona.

    I I . Un acercamientocrtico al desarrollo sustentable

    Pese a la importante evolucin del pensamiento mun-

    dial respecto de la crisis del desarrollo que se manifiesta

    en la crisis del medio ambiente, una evaluacin general

    de las alternativas propuestas (entre ellas la de desarro-

    llo sustentable) revela que no han habido grandes avan-

    ces en la bsqueda de soluciones definitivas, ni tampoco

    novedosas. El recetario contina obedeciendo a la far-

    macopea neoliberal, y sigue incluyendo los programas

    de ajuste estructural, de reduccin del gasto pblico y de

    mayor apertura con relacin al comercio y a las inver-

    siones extranjeras. La verdad de los hechos es que, con

    mayores o menores niveles de sofisticacin, las alternati-

    vas de solucin de la crisis suponen cambios todava mar-

    ginales en las instituciones y reglas del sistema econmico

    y financiero internacional, mientras la evolucin del de-

    bate mundial sobre la crisis indica la necesidad de impri-

    mir un cambio profundo en nuestra forma de organizacin

    social y de interaccin con los ciclos de la naturaleza. Se

    ha popularizado una analoga bastante elocuente a ese

    respecto, y que describe un experimento de escolares con

    una rana. Cuando la sumergieron en una olla hirviente,

    la rana salt inmediatamente ante un ambiente que le era

    hostil. Pero cuando los escolares la echaron en una olla

    con agua fra, y calentaron el agua poco a poco, la rana

    se puso a nadar alegremente, adaptndose a la subida

    gradual de temperatura e hirvindose feliz hasta la muer-

    te. Adquiere relevancia, por eso mismo, descomponer el

    discurso de la sustentabilidad en sus dimensiones y crite-

    rios operacionales, para identificar posibles contradiccio-

    nes entre stos y las propuestas en boga.

    1. Los diversos (y ambiguos)

    significados de sustentabilidad

    La nocin de desarrollo sustentable tiene su origen ms

    remoto en el debate internacional iniciado en Estocolmo

    y consolidado en Ro. Sin embargo, la fuerza que ha co-

    brado en el discurso actual encierra mltiples paradojas

    (Guimares 1994). Desde luego, el desarrollo sustenta-

  • Ensayos

    TEMAS38

    ble asume importancia en el momento mismo en que los

    centros de poder mundial declaran la falencia del Estado

    como motor del desarrollo y proponen su reemplazo por

    el mercado, mientras declaran tambin la falencia de la

    planificacin gubernamental. Al revisarse con atencin

    la nocin de sustentabilidad, o por lo menos a lo que hay

    de comn en las ms de cien(!) definiciones identificadas

    en la literatura (i.e., la manutencin del stock de recur-

    sos y de la calidad ambiental para la satisfaccin de las

    necesidades bsicas de las generaciones actuales y futu-

    ras) se constata, que la sustentabilidad del desarrollo re-

    quiere precisamente de un mercado regulado y de un

    horizonte de largo plazo para las decisiones pblicas.

    Entre otros motivos, porque actores y variables como

    "generaciones futuras" o "largo plazo" son extraas al mer-

    cado, cuyas seales responden a la asignacin ptima

    de recursos en el corto plazo. Lo mismo se aplica, con

    mayor razn, al tipo especfico de escasez actual. Si la

    escasez de recursos naturales puede, aunque imperfec-

    tamente, ser afrontada en el mercado, elementos como

    el equilibrio climtico, la biodiversidad o la capacidad

    de recuperacin del ecosistema, trascienden a la ac-

    cin del mercado. La primera paradoja se resume, pues,

    a s estamos delante de una dicotoma slo aparente o

    si se trata, en efecto, de una propuesta cuyos requisi-

    tos no compadecen de la realidad actual y slo se lo-

    gran armonizar a nivel retrico; constituyndose, por

    tanto, en una propuesta desprovista de cualquier con-

    tenido social relevante.

    Por otra parte, y en cierta medida fortaleciendo lo que

    se afirm recin, es en verdad impresionante, para no

    decir contradictorio desde el punto de vista sociolgico,

    la unanimidad respecto de las propuestas en favor de la

    sustentabilidad. Resulta imposible encontrar un slo actor

    social de importancia en contra del desarrollo sustenta-

    ble. Si ya no fuera suficiente el sentido comn respecto

    del vaco que normalmente subyace a consensos sociales

    absolutos, el pensamiento mismo sobre desarrollo, como

    tambin la propia historia de las luchas sociales que lo

    ponen en movimiento, evoluciona sobre la base de la pug-

    na entre actores cuya orientacin de accin oscila entre

    la disparidad y el antagonismo. Es as, por ejemplo, que la

    industrializacin se ha contrapuesto, durante largo tiem-

    po, a los intereses del agro, descolocando el eje de la

    acumulacin del campo a la ciudad; del mismo modo

    como el avance de los estratos de trabajadores urbanos

    provoc efectos negativos para la masa campesina. No

    se trata de sugerir aqu una visin de la historia en que

    los antagonismos entre clases o estratos sociales se cris-

    talicen a travs del tiempo. De hecho, el capital agrcola

    se ha vinculado cada vez con ms fuerza al capital in-

    dustrial, mientras el campesino se ha ido transformando

    gradualmente en trabajador rural, con pautas de conducta

    semejantes a su contraparte urbana. As y todo, hay que

    plantearse la pregunta: Quines son los actores sociales

    promotores del desarrollo sustentable? No es de esperar

    que sean los mismos que constituyen la base social del

    estilo actual, los cuales tienen, por supuesto, todo que per-

    der y nada que ganar con el cambio.

    Resulta inevitable sugerir, principalmente a partir de

    la realidad en los pases subdesarrollados del Sur, que

    el desarrollo sustentable slo se transformar en una pro-

    puesta en serio en la medida en que sea posible distin-

    guir sus componentes reales, es decir, sus contenidos

    sectoriales, econmicos, ambientales y sociales. No cabe

    duda, por ejemplo, que uno de los pilares del estilo ac-

    tual es precisamente la industria automotriz, con sus se-

    cuelas de congestin urbana, quema de combustibles

    fsiles, etc. Ahora bien, lo que podra ser considerado

    sustentable para los empresarios (e.g., vehculos ms eco-

    nmicos y dotados de convertidores catalticos) no ne-

    cesariamente lo sera desde el punto de vista de la

    sociedad (e.g., transporte pblico eficiente). Lo mismo

    ocurre con relacin a los recursos naturales. Para el sector

    productor de muebles o exportador de maderas, podra

    ser considerada sustentable la explotacin forestal que

    promueva la sustitucin de la cobertura natural por es-

    pecies homogneas, puesto que el mercado responde e

    incentiva la competitividad individual fundada en la ren-

    tabilidad ptima de los recursos. Mientras, para el pas,

    puede que sea sustentable precisamente la preservacin

    de estos mismos recursos forestales, garantizando su di-

    versidad para investigaciones genticas, para la manu-

  • Desarrollo sustentable: Propuesta ...

    39TEMAS

    tencin cultural de poblaciones autctonas, etc., otorgn-

    dose de paso una menor rentabilidad a la exportacin

    de maderas o mueblera.

    Otra ilustracin de esa disyuntiva, en este caso in-

    ternacional, se refiere a los recursos financieros. A partir

    de la Conferencia de Ro, el principal gestor financiero

    internacional de la estrategia de desarrollo sustentable

    ha sido el Banco Mundial, responsable por el financia-

    miento del llamado Programa 21, una especie de pro-

    grama mundial de accin para orientar la transicin hacia

    la sustentabilidad, con 40 captulos y 115 reas de ac-

    cin prioritaria. Es suficiente con comparar los 2 millo-

    nes de dlares que el Banco ha destinado a financiar

    programas de reduccin de CO2 en China con los 310

    millones de dlares que el mismo Banco se propone

    destinar a la construccin de centrales generadoras

    de energa en base a carbn, o bien los mil millones de

    dlares que pretende asignar a sistemas de transporte

    basados en combustibles fsiles (Rich 1994). En verdad,

    los estudios del Environmental Defence Fund indican que

    de los 46 prstamos concedidos por el Banco Mundial

    a programas de energa, con un total de recursos que

    asciende a los 7 mil millones de dlares, slo dos in-

    corporan criterios de eficiencia energtica o de conser-

    vacin. En resumen, que se haya elegido uno de los

    pilares financieros del estilo actual como promotor del

    cambio pareciera ser tan "insustentable" como otorgar

    a la Agencia Internacional de Energa Atmica el lide-

    razgo de programas de reconversin de fuentes nucleares

    de energa a fuentes renovables.

    Una aproximacin ms bien lgico-formal al interro-

    gante de los "actores" detrs de una estrategia de desa-

    rrollo sustentable, sera la de utilizar los propios

    fundamentos econmicos del proceso productivo: capi-

    tal, trabajo y recursos naturales. Histricamente, cada uno

    de stos ha gozado de una base social directamente vin-

    culada a su evolucin, es decir, "portadora" de los inte-

    reses especficos a ese factor. De esa manera la

    acumulacin de capital, financiero, comercial o indus-

    trial, pudo nutrirse y a su vez sostener el fortalecimiento

    de una clase capitalista, mientras la incorporacin de la

    naturaleza a travs de las relaciones de produccin pudo

    favorecerse y a su vez favoreci la consolidacin de una

    clase trabajadora. Para no alargar demasiado el argu-

    mento, baste con recordar que el desarrollo de las lu-

    chas sociales se ha dado, en trminos histricos, a travs

    de la pugna entre socialismo y capitalismo, an cuando

    algunos autores confundan el agotamiento del autorita-

    rismo y la victoria de la democracia con el "fin de la his-

    toria" de las luchas sociales.

    El dilema actual de la sustentabilidad se resumira, por

    consiguiente, a la inexistencia de un actor cuya razn de

    ser social fuesen los recursos naturales, fundamento al

    menos de la sustentabilidad ecolgica y ambiental del de-

    sarrollo. Esto se vuelve an ms complejo al considerar

    otros elementos. Ocurre que lo que dice en relacin con

    el Capital y el Trabajo, sus respectivos actores detentan

    la propiedad de los respectivos factores, mientras la pro-

    piedad de los recursos naturales y de los procesos ecol-

    gicos es, por lo menos en teora, pblica. Tal realidad

    permite incluso una disgresin necesaria, puesto que sub-

    yace a dicho dilema la tendencia a intentar "privatizar" la

    naturaleza, bajo el supuesto de que la actual crisis radica

    precisamente en la ambigedad de los derechos de pro-

    piedad sobre los recursos ambientales. Segn ese razo-

    namiento, la sustentabilidad del desarrollo estara

    garantizada a partir del momento en que fuese posible

    atribuir un precio a la naturaleza, una nocin que las li-

    mitaciones de espacio no permiten ahondar en su crtica.

    Me limito a indicar que tal lgica obedece mucho ms al

    avance ideolgico del neoliberalismo que a la lgica de

    funcionamiento de los ciclos vitales de la naturaleza.

    Por ltimo, el debate internacional en aos recientes

    acrecienta la confusin actual, adems de las paradojas

    ya sealadas: la contradiccin entre el discurso anti-esta-

    tista y los requerimientos del desarrollo sustentable, la una-

    nimidad en torno de la sustentabilidad, la ausencia de

    actores "portadores" de la sustentabilidad, y el intento

    de atrapar las propuestas en el discurso economicista. Con

    efecto, la propia reunin de Ro, que debera haber sido

    el escenario para los acuerdos bsicos para el cambio de

    estilo, ha frustrado las expectativas, contribuyendo para

  • Ensayos

    TEMAS40

    enmaraar todava ms el debate sobre sustentabilidad

    (Guimares 1992c).

    La Convencin sobre Cambio Climtico, que debera

    lanzar las bases para el cambio de la matriz energtica

    mundial, se debilit a tal punto durante las discusiones que

    ha resultado en simple declaracin de intenciones, tan slo

    "recomendando" la estabilizacin de las emisiones de CO2

    a los niveles existentes en 1990, sin siquiera fijar plazos

    para que sta se haga efectiva. La Convencin sobre Bio-

    diversidad, que tena por objeto garantizar la proteccin y

    el uso racional de los recursos genticos del planeta, si bien

    es cierto que recomienda medidas concretas para garan-

    tizar que los pases del Sur, "productores" de biodiversidad,

    compartan los beneficios cientficos, tecnolgicos y econ-

    micos de su explotacin con los pases "consumidores" del

    Norte, todava presenta demasiados calificativos del tipo

    "siempre que esto sea posible o adecuado", lo cual debilita

    sobremanera el texto original. Lo que haba sido formula-

    do originalmente como una Convencin sobre Bosques

    acab transformndose en una simple Declaracin de Prin-

    cipios, en buena medida gracias a la visin estrecha de los

    pases del Sur. Pese a todo, ha prevalecido la posicin del

    Norte, puesto que han sido excluidos del texto los meca-

    nismos de compensacin a los pases en desarrollo por la

    preservacin de sus bosques tropicales.

    Temas como el de la deuda externa, cuya solucin la

    (Resolucin 44/228) consideraba condicin sine qua non

    para el desarrollo sustentable, destac por su ausencia,

    como tambin estuvo ausente la deuda ecolgica del Nor-

    te para con el Sur, tan vehementemente defendida por

    actores tan distintos como las ONGs, el BID, la CEPAL y

    otras instituciones regionales (Guimares 1993). Por lti-

    mo, las empresas transnacionales, con un impresionante

    aparato propagandstico, lograron salir inclumes de Ro,

    en que pese a su responsabilidad por el desorden ecol-

    gico mundial, y pese a ser responsables por prcticamente

    el 80 por ciento del comercio mundial y por una parcela

    equivalente de las tierras cultivadas para productos de ex-

    portacin. Lo mismo sucedi con las prcticas de libre co-

    mercio, al parecer tan caras en los das de hoy, que

    muchos se aprestaron a desconocer las relaciones de cau-

    sa y efecto entre, por ejemplo, deterioro de los trminos

    de intercambio y sobreexplotacin de recursos, o entre

    libre comercio y exportacin de industrias y tecnologas

    contaminantes.

    Podra decirse que convivimos todava con dos reali-

    dades contrapuestas. Por un lado, todos concuerdan que

    el estilo actual se ha agotado y es decididamente insus-

    tentable, no slo desde el punto de vista econmico y am-

    biental, sino que, principalmente, en lo que se refiere a

    la justicia social. Por el otro, no se adoptan las medidas

    indispensables para la transformacin de las instituciones

    econmicas, sociales y polticas que dieron sustentacin

    al estilo vigente. A lo ms, se hace uso de la nocin de

    sustentabilidad para introducir lo que equivaldra a una

    restriccin ambiental en el proceso de acumulacin capi-

    talista, sin afrontar todava los procesos institucionales y

    polticos que regulan la propiedad, control, acceso y uso

    de los recursos naturales. Tampoco se hacen evidentes las

    acciones indispensables para cambiar los patrones de con-

    sumo en los pases industrializados, los cuales, como es

    sabido, determinan la internacionalizacin del estilo. Hasta

    el momento, lo que se ve son transformaciones slo cos-

    mticas, tendientes a "enverdecer" el estilo actual, sin pro-

    piciar los cambios a que se haban comprometido los

    gobiernos representados en Ro. Un fenmeno por lo de-

    ms conocido de socilogos y politlogos, que lo clasifi-

    can como de "conservadurismo dinmico".

    Antes de ser una teora conspirativa de grupos o es-

    tratos sociales, se trata simplemente de la tendencia iner-

    cial del sistema social para resistir al cambio, promoviendo

    la aceptacin del discurso transformador precisamente

    para garantizar que nada cambie.

    2. Las distintas dimensiones

    y criterios de sustentabilidad

    Se ha sealado anteriormente la paradoja de cmo

    el concepto y las propuestas de desarrollo sustentable sur-

    gen en un momento en que se declara el triunfo de la

    lgica del mercado sobre el Estado y la planificacin gu-

    bernamental, en circunstancias en que la manutencin del

  • Desarrollo sustentable: Propuesta ...

    41TEMAS

    stock de recursos y de la calidad de vida requiere de un

    mercado regulado y de una visin de largo plazo. Se han

    destacado, adems, las paradojas de una propuesta de

    ingeniera social sin contrapartida en las luchas sociales,

    evidenciadas por la ausencia (resultado de la retrica) de

    conflictos entre la base social del estilo dominante y los

    intereses de los actores sociales supuestamente portado-

    res de la propuesta de sustentabilidad. Antes de descom-

    poner el concepto de desarrollo sustentable en

    dimensiones que le confieran sentido real, conviene su-

    brayar las insuficiencias de la propuesta neoliberal para

    resolver los desafos de la crisis.

    En efecto, el agotamiento del estilo vigente, particu-

    larmente en los pases del Sur, implica el reconocimiento

    de que este es el resultado de insuficiencias estructurales

    de las estrategias de crecimiento adoptadas en esos pa-

    ses, estrategias en las cuales el alto dinamismo econmi-

    co ha sido acompaado de elevados niveles de

    desigualdad social, agravadas en la ltima dcada por

    procesos de exclusin absoluta. Este carcter estructural

    de la desigualdad en el Sur (y entre el Sur y el Norte)

    constituye, en verdad, una forma especfica, perifrica,

    de reproduccin capitalista. No tiene sentido, por tanto,

    proponer, en lo que se refiere a la sustentabilidad social

    del desarrollo, el rescate de la "deuda social" provocada

    por el patrn de acumulacin todava vigente, o an la

    correccin de "distorsiones" de un proceso de moderni-

    zacin social trunco. Lo que existe es un proceso de cons-

    truccin de ciudadana en donde la incorporacin de

    algunos sectores se produce a costa de la mayora y a

    costa de los ecosistemas.

    La sustentabilidad del desarrollo exige la democrati-

    zacin del Estado, y no su abandono y sustitucin por el

    mercado. Que la falencia del Estado autoritario de lu-

    gar a propuestas de desmantelamiento del aparato re-

    gulador pblico equivale al dicho popular de "echar al

    bebe junto con el agua del bao". Por un lado, el Esta-

    do sigue ofreciendo una contribucin al desarrollo que

    es, a la vez, nica y necesaria. Unica porque trascien-

    de la lgica del mercado, y necesaria porque la propia

    lgica de acumulacin capitalista requiere de la oferta

    de "bienes comunes" que no pueden ser producidos por

    actores competitivos en el mercado, an ms en mer-

    cados imperfectos como los de los pases perifricos. El

    Estado, en esas condiciones, sigue siendo el nico actor

    capaz de hacer frente al poder de las transnacionales,

    as como al complejo proceso poltico que subyace al co-

    mercio internacional y a las reglamentaciones interna-

    cionales de ndole ambiental. Si no bastara el consenso

    sobre este aspecto, como sugieren mucho autores, "si un

    Estado mal administrado es capaz de hacer barbarida-

    des, un mercado librado a s mismo las puede hacer

    mayores, como lo mostraron las crisis de los aos trein-

    ta (con sus secuelas de fascismo y de guerra) y varias

    otras anteriores". Algunos llegan al extremo de afirmar

    que "democratizar" el mercado sera simplemente un

    nonsense, puesto que "en ese reino privilegiado de los

    intereses privados no caben los argumentos de la justi-

    cia distributiva" (Torcuato Di Tella y Atilio Boron, citados

    en Guimares 1990b). Por otra parte, s el Estado om-

    nipresente puede provocar despilfarros dramticos en

    materia de degradacin ambiental, como lo comprueba

    la experiencia de los pases hasta hace muy poco bajo la

    rbita del llamado "socialismo real", la verdad de los he-

    chos es que los pases de libre mercado del Norte son

    los campeones de la degradacin. En definitiva, el ma-

    yor desafo es "destronar" a ambos, Estado y mercado,

    subordinndolos a los intereses de la sociedad civil.

    En sntesis, las dificultades provocadas por situaciones

    extremas de desigualdad social y de degradacin ambien-

    tal no pueden ser definidas como problemas individua-

    les, constituyendo de echo problemas sociales, colectivos.

    No se trata simplemente de garantizar el acceso, va mer-

    cado, a la educacin, la vivienda, la salud, o a un am-

    biente libre de contaminacin, sino de recuperar prcticas

    colectivas (solidarias) de satisfaccin de estas necesidades.

    S bien es cierto que no se puede esperar la recupera-

    cin del proceso de crecimiento en los pases del Sur sin

    que se incremente la disponibilidad de recursos producti-

    vos, resulta tambin irreal imaginar que tal recuperacin

    adquiera un signo de sustentabilidad si no se resuelven

    las situaciones de extrema desigualdad en el acceso y dis-

    tribucin de los recursos naturales, econmicos y polti-

  • Ensayos

    TEMAS42

    cos, intra y entre naciones. Pareciera oportuno, bajo esta

    lgica, delinear algunas dimensiones y criterios operacio-

    nales de sustentabilidad. Adems de los fundamentos ya

    indicados (e.g., dotar de contenido real las propuestas en

    boga), tal procedimiento permite diferenciar actores e in-

    tereses de un modo ms preciso. Por limitaciones de es-

    pacio, la presentacin estar limitada a la enunciacin no

    exhaustiva de dichos criterios, con el objeto de sugerir la

    direccin que el debate sobre desarrollo sustentable debe

    seguir en nuestros pases.

    La sustentabilidad ecolgica del desarrollo se refiere

    a la base fsica del proceso de crecimiento y objetiva la

    manutencin del stock de recursos naturales incorporado

    a las actividades productivas. Haciendo uso de la propuesta

    inicial de Daly (1990) (vase tambin Daly y Townsend

    1993), se pueden identificar por lo menos dos criterios

    para su operacionalizacin a travs de las polticas pbli-

    cas. Para el caso de los recursos naturales renovables, la

    tasa de utilizacin debiera ser equivalente a la tasa de

    recomposicin del recurso. Para los recursos naturales no

    renovables, la tasa de utilizacin debe equivaler a la tasa

    de sustitucin del recurso en el proceso productivo, por

    el periodo de tiempo previsto para su agotamiento (me-

    dido por las reservas actuales y la tasa de utilizacin). To-

    mndose en cuenta que su propio carcter de "no

    renovable" impide un uso indefinidamente sustentable, hay

    que limitar su ritmo de utilizacin al ritmo de desarrollo

    o de descubrimiento de nuevos sustitutos. Esto requiere,

    entre otros aspectos, que las inversiones realizadas para

    la explotacin de recursos naturales no renovables deben

    ser proporcionales a las inversiones asignadas para la bs-

    queda de sustitutos.

    La sustentabilidad ambiental guarda relacin con el

    mantenimiento de la capacidad de sustento de los ecosis-

    temas, es decir, la capacidad de la naturaleza para ab-

    sorber y recomponerse de las agresiones antrpicas.

    Haciendo uso del mismo razonamiento anterior, el de ilus-

    trar formas de operacionalizacin de concepto, dos cri-

    terios aparecen como obvios. En primer lugar, las tasas

    de emisin de desechos como resultado de la actividad

    econmica deben equivaler a las tasas de regeneracin,

    las cuales son determinadas por la capacidad de recupe-

    racin del ecosistema. A ttulo de ilustracin, el alcantari-

    llado domstico de una ciudad de 100 mil habitantes

    produce efectos dramticamente distintos si es lanzado en

    forma dispersa a un cuerpo de agua como el Amazonas,

    que si fuera direccionado hacia una laguna o un estero.

    Si en el primer caso el sumidero pudiese ser objeto de

    tratamiento primario contribuira como nutriente para la

    vida acutica, en el segundo caso ello provocara graves

    perturbaciones y habra que someterlo a sistemas de tra-

    tamiento ms complejos y onerosos. Un segundo criterio

    de sustentabilidad ambiental sera la reconversin indus-

    trial con nfasis en la reduccin de la entropa, es decir,

    privilegiando la conservacin de energa y las fuentes re-

    novables. Lo anterior significa que tanto las "tasas de re-

    composicin" (para los recursos naturales) como las "tasas

    de regeneracin" (para los ecosistemas) deben ser trata-

    das como "capital natural". La incapacidad de manuten-

    cin de estas tasas debe ser tratada, por tanto, como

    consumo de capital, o sea, no sustentable.

    Corresponde destacar, refirindose todava a la sus-

    tentabilidad ambiental, la importancia de hacer uso de los

    mecanismos de mercado, como son las tasas y tarifas que

    incorporen al costo privado los costos de preservacin

    ambiental, y por medio de mecanismos que incorporen

    el principio del contaminador-pagador. Entre muchos me-

    canismos, se puede citar los "mercados de desechos", don-

    de las industrias de una determinada rea transaccionan

    los desechos de sus actividades, muchas veces converti-

    dos en insumos para otras industrias; y los "derechos de

    contaminacin". Pese a importantes limitaciones de tales

    mecanismos entre estos el problema de las externali-

    dades futuras inciertas y la dificultad de adjudicarse de-

    rechos de propiedad mayormente cuando se les atribuye

    un carcter generalizado como solucin de todos los pro-

    blemas ambientales, los derechos de contaminacin po-

    seen la ventaja de permitir, a travs de su transferencia

    intra-industria, que el Estado disminuya la regulacin im-

    positiva va el establecimiento de lmites de emisin por

    unidad industrial, y pase a regular lmites regionales de

    desechos, en base a la capacidad de recuperacin del

    ecosistema. De este modo, una parte significativa del man-

  • Desarrollo sustentable: Propuesta ...

    43TEMAS

    tenimiento de la calidad ambiental pasara al mercado,

    en la medida que la comercializacin de tales derechos

    incentiven la modernizacin tecnolgica y dejen de pe-

    nalizar las industrias que, en el nivel tecnolgico actual,

    no poseen las condiciones de reducir sus niveles de emi-

    siones. En el sistema vigente, en que se privilegian las mul-

    tas, adems de dificultar la internalizacin de los costos

    de degradacin del medio ambiente, son penalizadas las

    industrias que, aunque utilizando la tecnologa ms avan-

    zada disponible en el mercado, siguen excediendo los l-

    mites establecidos, mientras se premian aquellas que, aun

    operando dentro de los lmites, se abstienen de perfec-

    cionar sus procesos productivos.

    La sustentabilidad social del desarrollo tiene por obje-

    to el mejoramiento de la calidad de vida de la poblacin.

    Para el caso especfico de los pases del Sur, con graves

    problemas de desigualdad y de exclusin social, los cri-

    terios bsicos debieran ser los de la justicia distributiva,

    para el caso de la distribucin de bienes y de servicios, y

    de la universalizacin de la cobertura, para las polticas

    globales de educacin, salud, vivienda y seguridad social.

    En muchos pases de Amrica Latina, tales criterios de-

    beran verse complementados por el de la discriminacin

    positiva, es decir, el de privilegiar estratos excluidos

    en desmedro del avance de los ya incluidos. La puesta en

    prctica de una estrategia de desarrollo socialmente sus-

    tentable en base de tales criterios requiere, adems, de

    otro tipo de criterio macro operacional, a travs del cual

    se examinen explcitamente las vinculaciones entre distintas

    opciones econmicas globales y sus implicaciones para la

    consecucin de los objetivos de equidad y de disminucin

    de la pobreza. A ttulo tan slo de ilustracin, se podran

    mencionar las opciones de integracin latinoamericana

    vis-a-vis la reinsercin de las economas latinoamericanas

    en la nueva divisin internacional del trabajo. Desde lue-

    go, y tal como ya se ha sealado, no se tratan de opcio-

    nes opuestas, mucho menos excluyentes, puesto que

    Amrica Latina no puede dejar de integrarse cada vez

    ms a la economa mundial. Pese a ello, las opciones aper-

    turistas ponen el acento en el desarrollo tecnolgico de

    los sectores ms dinmicos, para no perder contacto con

    la direccin de los cambios a nivel mundial; pero a la vez

    tienden a perpetuar un perfil de demanda de bienes y

    servicios caractersticos de un modelo derrochador de re-

    cursos y excluyente en su base social. Una poltica eco-

    nmica que privilegie los mercados nacionales, la

    complementariedad entre stos en el mbito regional, y

    que est, adems, orientada a la satisfaccin de necesi-

    dades bsicas y a disminuir las disparidades en la distri-

    bucin de la riqueza, puede implicar menores tasas de

    crecimiento del producto, precisamente por la reorienta-

    cin del proceso de acumulacin desde los sectores ms

    dinmicos hacia sectores con mayor atraso relativo o de

    hecho excluidos del desarrollo, pero presenta sin duda

    mayores posibilidades en cuanto a su sesgo distributivo.

    En cualquiera de los casos, lo que hay que tener en

    claro es que las acciones en la esfera de la produccin

    que se orienten a elevar el nivel de vida de los sectores

    subordinados, adquieren sentido en la medida en que se

    destinen especficamente a aumentar la produccin y pro-

    ductividad de stos, y a producir cambios significativos tan-

    to en la estratificacin social como en las relaciones entre

    la ciudad y el campo. Ello requiere elevar el nivel de in-

    greso de los estratos ms pobres para que stos puedan

    satisfacer sus necesidades bsicas en materia de alimen-

    tacin, vestuario, salud, vivienda y educacin; y requiere

    a la vez asignar prioridad al desarrollo del sector agro-

    pecuario. Los sectores ms postergados de las socieda-

    des latinoamericanas se caracterizan precisamente por la

    precariedad de su insercin en el mundo del trabajo, con

    especial significacin en el sector informal urbano. Por ello

    habra que privilegiar, por ejemplo, la creacin y el for-

    talecimiento de las pequeas y medianas empresas, a tra-

    vs de asesora tcnica y financiera, de instrumentos

    crediticios, fiscales y tributarios que permitan una mayor

    formalizacin del empleo urbano. La misma lgica se apli-

    ca a ponerle ms atencin al desarrollo agropecuario.

    Habra que reformar la tenencia de la tierra y, al mismo

    tiempo, revertir la tendencia de modernizacin agrcola

    en base exclusivamente de la gran empresa capitalista,

    con sus requerimientos intensivos de maquinaria y fertili-

    zantes qumicos, y favorecer la explotacin a travs de

    pequeas unidades ya sean de tipo familiar, asociado o

    cooperativo. Nuevamente, una opcin de esta ndole re-

  • Ensayos

    TEMAS44

    quiere, adems de garantizar el acceso a la propiedad

    de la tierra a los sectores desposedos a travs de la re-

    forma agraria, de cambios profundos en la poltica cre-

    diticia, una poltica fiscal de eliminacin progresiva de

    subsidios y, en su lugar, una poltica realista de precios al

    pequeo productor rural.

    En lo que se refiere al desarrollo de la infraestructura

    productiva (generacin de energa, caminos y carreteras,

    y riego) y social (rehabilitacin y construccin de escuelas,

    postas y centros de salud, y vivienda), se requiere otorgar

    prioridad a los equipamientos de uso colectivo, teniendo

    como eje el desarrollo comunitario, y privilegiando la par-

    ticipacin de capitales privados por encima de recursos

    estatales. Por ltimo, la sustentabilidad social del desarro-

    llo impone el diseo de polticas tributarias que promuevan

    la redistribucin de recursos nacionales desde el centro

    hacia la periferia. Resulta difcil concebir una poltica eco-

    nmica equitativa que no conlleve una descentralizacin

    creciente en la asignacin de recursos pblicos, as como

    la desconcentracin industrial que permita, adems, dete-

    ner el proceso de metropolizacin. Eso por cierto tiene que

    ser tratado con cierta cautela, puesto que el logro de los

    cambios requeridos para reducir la pobreza y la distancia

    econmica entre los grupos sociales exige algn grado de

    centralizacin de decisiones. Sin embargo, la justicia so-

    cial, principalmente en las condiciones de la formacin

    social latinoamericana, pasa necesariamente por la revita-

    lizacin del poder local, lo que a su vez carece de sentido

    sin una transferencia efectiva de recursos financieros y de

    activos productivos que le d fundamento.

    Finalmente, la sustentabilidad poltica del desarrollo se

    encuentra estrechamente vinculada al proceso de cons-

    truccin de la ciudadana, y busca garantizar la incorpo-

    racin plena de las personas al proceso de desarrollo. Esta

    se resume, a nivel micro, a la democratizacin de la so-

    ciedad, y a nivel macro, a la democratizacin del Esta-

    do. El primer objetivo supone el fortalecimiento de las

    organizaciones sociales y comunitarias, la redistribucin

    de los recursos y de la informacin hacia los sectores su-

    bordinados, el incremento de la capacidad de anlisis de

    sus organizaciones, y la capacitacin para la toma de de-

    cisiones; mientras el segundo se logra a travs de la aper-

    tura del aparato estatal al control ciudadano, la reactua-

    lizacin de los partidos polticos y de los procesos

    electorales, y por la incorporacin del concepto de res-

    ponsabilidad poltica en la actividad pblica. Ambos pro-

    cesos constituyen desafos netamente polticos, los cuales

    slo podrn ser enfrentados a travs de la construccin

    de alianzas entre diferentes grupos sociales, de modo de

    proveer la base de sustentacin y de consenso para el

    cambio de estilo.

    Han sido sealadas las tensiones resultantes de la for-

    macin del Estado latinoamericano: la propia hipertrofia

    de las funciones estatales, el autoritarismo, el corporati-

    vismo y el burocratismo. Las repercusiones de la crisis fis-

    cal demuestran, adems, que se ha ahondado la ruptura

    entre Estado y sociedad. Considerndose, por ltimo, las

    distancias econmicas y sociales entre los diversos secto-

    res de la sociedad, con sus secuelas de polarizacin, des-

    confianza y resentimiento, el Estado sigue representando,

    aunque con serios problemas de legitimidad, un actor pri-

    vilegiado para ordenar la pugna de intereses, orientar el

    proceso de desarrollo y para que se pueda, en definiti-

    va, forjar un pacto social que ofrezca sustento a las al-

    ternativas de solucin de la crisis de sutentabilidad.

    Privilegiar, por tanto, la democratizacin del Estado por

    sobre la democratizacin del mercado, se debe, ms que

    a una motivacin ideolgica, a una constatacin pragm-

    tica. Tal como se ha indicado en la seccin anterior, el

    Estado sigue ofreciendo una contribucin al desarrollo ca-

    pitalista que es, a la vez, nica y necesaria. Unica por-

    que trasciende la lgica del mercado, y necesaria porque

    la propia lgica de la acumulacin capitalista requiere

    de la oferta de "bienes comunes" que no pueden ser pro-

    ducidos por actores competitivos en el mercado.

    III . Comentarios finales:La transicion hacia el desarrollo sustentable

    No cabe duda que entre la poca de "Una Sola Tierra"

    y la actualidad del "Desarrollo Sustentable" el mundo ha

    cambiado sensiblemente su percepcin respecto de la cri-

    sis. Ya no se la puede reducir a una cuestin de mantener

  • Desarrollo sustentable: Propuesta ...

    45TEMAS

    limpio el aire que respiramos, el agua que bebemos o el

    suelo que produce nuestros alimentos. Carece de sentido,

    a esas alturas del debate, oponer el medio ambiente al

    desarrollo, pues el primero es simplemente el resultado del

    segundo. Los problemas ecolgicos y ambientales son los

    problemas del desarrollo, los problemas de un desarrollo

    desigual, para las sociedades humanas, y nocivo, para los

    sistemas naturales. Si bien es cierto que las sociedades post-

    industriales han sido capaces de extender, en ms de una

    dimensin, los lmites de los sistemas de apoyo a la vida en

    el planeta, no es menos correcto afirmar que la globaliza-

    cin de la economa agravia los desafos actuales, al des-

    pojar a las sociedades nacionales de sus fundamentos

    ecolgicos. La escasez absoluta o relativa (la falta efectiva

    de recursos o la falta de acceso a los mismos) afecta por

    igual al Norte y al Sur.

    Ya es hora de que las instituciones sociales y polticas pre-

    paren el camino en direccin al futuro, para que nuestras

    sociedades puedan aprender a hacer frente, de modo sus-

    tentable, a la mala distribucin de los recursos y a la vulne-

    rabilidad del ecosistema. Hemos tenido la oportunidad de

    sealar algunas ideas que se perfilan como prioritarias en

    la transicin hacia el desarrollo sustentable. Los criterios de

    eficiencia econmica, orientados exclusivamente por las

    fuerzas del mercado, no conllevan la reduccin de las de-

    sigualdades sociales y regionales, y tampoco a la explota-

    cin racional de los recursos naturales. La experiencia

    mundial, y con mayor razn la regional, ha demostrado que

    la movilizacin intensiva de los factores productivos induce

    al uso predatorio de los recursos ambientales y tiende a re-

    producir, librada a las fuerzas del mercado, las condiciones

    sociales preexistentes. Por otro lado, el proceso de creci-

    miento no ocurre en un vaco social. Cualesquiera que sean

    los diagnsticos que fundamenten propuestas de poltica en

    favor de la sustentabilidad, se imponen examinar las distintas

    opciones econmicas globales para la superacin de los de-

    safos actuales, por sus implicaciones respecto de los obje-

    tivos de equidad social, de ciudadana y de calidad

    ambiental.

    Realizar una revisin profunda de los paradigmas to-

    dava dominantes. Adems de los criterios econmicos

    para la explotacin de recursos y el mantenimiento de la

    calidad del medio ambiente, aspectos ya mencionados

    cuando tratamos de la sustentabilidad ecolgica y ambien-

    tal, habra que revertir la actual poltica neoliberal o, ms

    bien, poner sus postulados en su debido lugar. Que el Es-

    tado intervencionista, directamente actor econmico, deba

    ser cada vez ms una realidad pretrita, no debe dar ca-

    bida al primado exclusivo del mercado. Ya debiera ser

    suficientemente cristalino, a estas alturas, que el desarrollo

    sustentable requiere de un Estado an ms fuerte que el

    Estado intervencionista del pasado. Pero un Estado que sea

    fuerte en su capacidad reguladora y de planificacin, de-

    jando al mercado las actividades de naturaleza estricta-

    mente productiva o de infraestructura, y privilegiando, en

    cambio, la complementariedad entre la regulacin pbli-

    ca y los mecanismos de mercado.

    En conclusin, el desafo de la sustentabilidad consti-

    tuye un desafo eminentemente poltico. Antes de buscar

    los argumentos tcnicos para decisiones racionales, debe

    encontrarse la alianza poltica correcta. En poltica, no hay

    tal cosa como la "racionalidad". Esta se define de acuer-

    do con los intereses que se tienen en cuenta en una de-

    cisin. En Amrica Latina todava falta la "voluntad poltica"

    necesaria para formular y aplicar ecopolticas. An no se

    han formado las alianzas necesarias, pero actualmente

    se dispone de todos los antecedentes a partir de los cua-

    les se pueden forjar. Es de esperar que los pases lati-

    noamericanos sepan aprovechar el momento que la

    Conferencia de Ro dio, para iniciar la bsqueda de com-

    promisos, tanto internos como entre naciones, que per-

    mitan el surgimiento de un estilo de desarrollo que cumpla

    los requisitos de sustentabilidad analizados en las seccio-

    nes anteriores.

    En ese sentido, el proceso negociador iniciado en Ro

    indica que todava queda un largo camino por delante.

    Resulta en verdad difcil no haber dejado a Ro con la

    impresin de que muchos pases del Norte todava in-

    sisten en comportarse como la rana de la metfora uti-

    lizada en este ensayo: sea rehusndose a aceptar la grave

    situacin en la que se encuentran los sistemas vitales

    del planeta, incluidos los de gobernabilidad, sea solu-

  • Ensayos

    TEMAS46

    cionando los dilemas de la humanidad a nivel tan slo

    retrico. Si retrocedemos, en cambio, a Estocolmo, cuando

    todava creamos que el dios tecnolgico vendra a nuestro

    rescate, no cabe duda que el camino recorrido ha sido

    gigantesco. Si miramos, por ltimo, hacia el futuro, a

    lo que an tenemos que recorrer para transformar la

    retrica del desarrollo sustentable en una realidad sen-

    tida por los grupos hoy excluidos de una calidad de vida

    digna, el camino resulta ser todava ms largo.

    As las cosas, sobran evidencias de que el debate pro-

    fundizado a partir de Ro tuvo un significado poltico de

    proporciones, habindose constituido en un hito en la

    historia de las relaciones internacionales. Una vez defi-

    nitivamente encendidos los reflectores del planeta so-

    bre la precariedad de los sistemas naturales que hacen

    posible la vida, as como sobre la precariedad de la vida

    de inmensas mayoras como resultado de la sobreex-

    plotacin de dichos sistemas, ser casi imposible apa-

    gar esa realidad. Est por verse si esta luz iluminar

    un nuevo estilo de desarrollo o servir tan slo como un

    instrumento multicolor del Norte, con la complicidad de

    un Estado vuelto impotente e inoperante, para enmas-

    carar la plida realidad del Sur

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