tapatío 20 agosto

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Fundadores • Jesús Álvarez del Castillo V. • Jorge Álvarez del Castillo Z. • Editor-Director • Carlos Álvarez del Castillo G. Supervisor: Aimeé Muñiz / [email protected] PÁGINA 8-B Sábado 20 de agosto de 2011 Rincones en Guadalajara Entre recuerdos, cotidianidad y sabores • La manzana adoquinada que ocupa el Mercado Juárez, se ha llenado de vida con la apertura de cafés y tiendas de ropa, muebles y accesorios de antaño. Enclavada en la colonia America- na, la zona peatonal que circunda al Mercado Juárez se muestra diferente a cualquier otro rincón de la ciudad. Aquí no hay bullicio, ni gritos, tampo- co empujones. El aire que se respira también huele diferente: a ingredien- tes frescos y buena sazón. La vida en este lugar comienza muy temprano. A las siete de la maña- na los cerca de 20 locatarios del merca- do tienen sus puestos en orden y con la mercancía dispuesta para ofrecerla a quienes lleguen hasta ahí; muchos son padres de familia que llevan a los niños a la escuela y hacen una parada exprés para enriquecer el desayuno con un ju- go o alguna fruta. En las primeras horas de actividad los vecinos del lugar llegan para surtir- se de un colorido abanico frutal, otros optan por tomar un ligero –o no tanto– desayuno. Algunos, aunque se retiran del mercado en pocos minutos, no se olvidan de pasar por la pequeña pana- dería que ocupa un espacio en la esqui- na, ésa que se encuentra justo a mano derecha, entrando por la calle Argenti- na, frente a la que fue la Casa Gleason. En el puesto el aroma a pan case- ro se percibe inmediatamente; el to- que salado de los virotes se mezcla con el resto de las piezas dulces... el resultado es prácticamente irresisti- bles. La solución es sencillísima, acer- carse a don Ezequiel Galindo, el hom- bre que atiende el lugar y que continúa la tradición que le heredó su padre, y pedirle que ponga en una bol- sa las piezas seleccionadas. Ezequiel, que ha pasado la mayor parte de su vida en el mercado, “desde que iba a la primaria”, recuerda que hu- bo tiempos mejores para las ventas. “Quizá hace 20 o 30 años, cuando las familias adineradas aún vivían por aquí. Luego se fueron, se cambiaron a zonas mejores y como no querían ven- der sus casas, éstas se quedaban so- las”, dice con nostalgia. Mientras mira a su alrededor, co- mo a la espera de que alguien se acer- que a comprar, cuenta que él ha sido testigo de los cambios en esa colonia. La ha visto convertirse, poco a poco, en una zona comercial. También ha pre- senciado las diferentes etapas del mer- cado, prácticamente desde que éste co- menzó a dar servicio, hasta hace un par de años cuando fue remodelado y se convirtió en el centro de una manzana adoquinada. Ezequiel deja la plática de súbito, ha llegado un joven que “de un jalón” pide 15 virotes para llevar. Sazón a “La Antigua” Al salir del mercado la serenidad continúa, hasta parece que el sonido del tráfico queda aislado mientras se camina por ahí. En la calle se escucha el canto de los pájaros, el ladrido de los perros que pasean alrededor y algunas canciones que evocan tiempos de la vieja Europa. Ésas se reproducen fren- te y a un costado del mercado, en la ca- lle Nuño de Guzmán y en Argentina a su cruce con Prisciliano Sánchez, am- bos lugares conocidos como La Anti- gua, donde según Andrea, visitante re- currente, se sirven los “mejores waffles del planeta”. Evitar mirar las paredes es casi una misión imposible, entre el rojo de los muebles y el blanco amarillento de algu- nos muros, destacan varias imágenes conescenaseuropeas:elríoSena,peque- ños cafés... La Puerta de Alcalá. El ambiente mañanero de La Anti- gua es muy distinto al del atardecer. Cuando el Sol está por ocultarse –el Mercado Juárez ya cerró– se siente in- cluso más calma, lo que permite disfru- tar los aromas que provienen de una co- cineta junto a las imágenes de Europa. La gente tiene la opción de elegir su pro- pia mesa, deciden si sentarse junto a los pequeños libreros, cerca de la entrada o frente a aquellos paisajes congelados. En la mañana no es así, el lugar se llena por completo y la paciencia tiene que ser pieza clave, porque aquí los alimen- tos se preparan con calma aderezada con excelencia. El recorrido gastronómico evoca, en el menú, lugares soñados como Bru- jas, Dublín, Barcelona, Burdeos, Verona, Nápoles, Manchester, Liverpool, Vene- cia, Oslo, Marsella, Florencia, Zúrich y Lisboa, por mencionar algunos. Según el destino serán los ingredientes que acompañen a las crepas y waffles, ya se- an dulces o salados. De paseo por lo retro También en el cruce de Priscilia- no Sánchez y Argentina, en contra es- quina a La Antigua, hay dos pequeños bazares que en su interior exhiben ro- pa y artículos que parecen sacados de diferentes épocas del pasado, y en rea- lidad así es. A primera vista se distin- gue un par de bicicletas antiguas, su só- lido color deja en evidencia que fueron sometidas a una restauración, pero su forma y diseño remontan de inmedia- to a la década de los 60. El estilo vintage no desentona con el contexto, por el contrario,parece adaptarse muy bien con la melodías que todavía se escuchan cerca. Y si no fuera por el autolavado que está en- frente, parecería que efectivamente se ha llegado al pasado. En Lavanda Vintage las prendas y accesorios rinden un claro homenaje a la tendencia y personalidad retro. Mientras que Antik Bazar presenta an- tigüedades entre las que destacan un tocador danés de cedro de la década de los 50; una sala de los años 60 compues- ta por dos piezas vestidas con un tapiz clásico, así como cámaras, relojes de bolsillo, cajas y polveras musicales, ti- jeras, máquinas de coser, juguetes y lámparas... que ya huelen a pasado. Diario de un espectador Tardes transparentes, como asomarse a un agua profunda y liviana. El Sol de las siete descu- bre nuevas versiones de sus dorados, y los pájaros frecuentan el jardín con ejemplar fervor. El pájaro rojo del árbol de la escuela de arquitectura reinicia sus apariciones y un taller más zarpa entre entu- siasmos y tempranos descubrimientos. Los árbo- les se inclinan levemente para recibir la primera bendición del día. Jorge Esquinca escribe: El árbol es su aroma. Así como el humo delica- do se disuelva en el aire de la estancia, lo deseante que fluye sin término y principio modela las facciones de lo amado. El cuerpo es inasible, su dilución es perma- nencia; su encarnación está más allá del tiempo y de tu mano. El perfume se traspasa con su andar sigiloso, con su durar a tientas en lo oscuro. ** Woody Allen ha producido su ritual película anual, para beneficio general. Ahora, Media noche en París resulta una visión refrescante y muy agra- decible para este verano que avanza. Allen se lan- za de cabeza y de plano en el lugar común. París era una fiesta y todo eso. Lo curioso es que sale triunfante. Desde la entrada declara su apasiona- da admiración por París a través de una larga serie de postales que no evitan las obviedades. Y la tra- ma es esperable, y encantadora. Es una gozada ver el más que consabido repaso de los personajes le- gendarios del París de la lost generation. Scott Fiz- gerald y Zelda están excelentes, Papa Hemingway es, como debió haberlo sido, una feroz y entraña- ble caricatura de sí mismo. Cole Porter canta lo jus- to. Salvador Dalí es lo que él mismo presumía, Bu- ñuel es tratado con burlón respeto y así sigue la lista de luminarias. Una reflexión sobre la nostalgia y el pasado, una burla frontal de las señales del éxito a la gringa, una oportunidad más para el querido Woody de decir cosas sensatas, inteligentes, ines- peradas, graciosas. Altamente recomendable. ** Eugenio D’Ors escribió: “París como ser vi- vo. Este era un cuento del famoso Pompeyo Ge- ner… Sobre la Tierra reinaba un día, por culpa de una atroz epidemia, mortandad tan grande que la tarea de San Pedro, a las puertas del paraíso, agotaba las fuerzas del glorioso Apóstol, a quien, sin desacato a su alta gloria, tan desenfadada- mente suelen tratar en todos los países, según es sabido, así el folklore como las fantasías del hu- mor. Rendido ya, decidió San Pedro, la noche de aquel día, irse a descansar, cerrando la verja a las narices de las almas, incesantes en el afluir: que pasaran la noche al raso, si querían; él no iba a descorrer la falleba por nadie. Un inmenso cla- mor se elevó, sin embargo, de quienes el cierre chasqueaba. Y cada cual, para obtener, con la piedad, la excepción, alegaba el mérito de sus in- fortunios y sufrimientos en la terrena vida. ‘Yo he sido pobre, artista, y honrado’, alegaba el uno. ‘Yo he estado casado tres veces, y a cada vez con suegra y cuñadas’, pujaba el otro… El santo per- manecía inflexible. Al fin, un alma, de aire nos- tálgico y melancólico, se acercó con el memorial de la propia cuita: ‘Después de tres años en París –alegó– he pasado la vida en Lérida’. ‘Entra’. Consintió entonces San Pedro, compadecido”. ** La Secretaría de Cultura propone una buena colección de libros agrupados bajo el nombre de Letras Inmortales de Jalisco. El tomo que este es- pectador conoce, bien hecho e impreso, correcta- mente diseñado por Avelino Sordo, se dedica a Elías Nandino y lleva el título de su ahora célebre verso El azul es el verde que se aleja. Se trata de una cuidadosa selección de poemas del vate de Cocula, acompañada de las notas y un prólogo de Jorge Es- quinca, uno de los discípulos más aventajados del doctor. El meritorio trabajo es una buena oportuni- dad de acercarse a Nandino, a sus sonetos exactos, a sus imágenes con frecuencia luminosas. A sus dé- cimas memorables, como ésta, a su madre: Rayo de luna guardado en un féretro de pino amoroso torbellino por la muerte sosegado. Si tu cuerpo amortajado a mis ojos no se entrega y silencioso me niega tus palabras, estoy cierto que tu espíritu despierto habita en mi sangre ciega. ** Otra buena publicación de la Secretaría de Cultura, en otra colección llamada Clásicos Jalis- cienses, es la Poesía reunida del poeta e insigne tra- ductor tapatío, avecindado desde hace tiempo en Toluca, Guillermo Fernández. Arca, es el título que cobija esta edición. Y es justo: salva para nosotros la obra de Fernández y nos entrega la presencia de un poeta mayor al que es bueno preguntarse por qué no se frecuenta más. El asidero en la zozobra, se llamó una antología del poeta. Y lo fue, precisa- mente, para más de alguna temporada embraveci- da. Vuelven ahora sus versos: Tras la ventana me llaman los trabajos y los días Corro cortinas y los dejo en blanco y te aguardo en casa masticando un pan de lágrimas oyendo el mismo Mahler o yendo por los libros como desiertos hospitales ** Beirut, la banda, sigue sonando. Como un pa- seo por el largo y perdido malecón de la orilla de los años que vienen, de los que se fueron. Una ca- sa blanca, de ventanas justas, espera y recuerda. [email protected] POR JUAN PALOMAR EL INFORMADOR • A. HINOJOSA • Las tiendas vintage visten la zona con un toque “moderno-antiguo”. EL INFORMADOR • A. HINOJOSA La zona del Mercado Juárez cobra nueva vida, convirtiéndose en un foco de atención para personajes del día y la noche

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Fundadores • Jesús Álvarez del Castillo V. • Jorge Álvarez del Castillo Z. • Editor-Director • Carlos Álvarez del Castillo G.

Supervisor: Aimeé Muñiz / [email protected]

PÁGINA 8-B Sábado 20 de agosto de 2011

Rincones en Guadalajara

Entre recuerdos,cotidianidad y sabores

• La manzana adoquinada que ocupa el Mercado Juárez, se ha llenado de vida con la apertura de cafés y tiendas de ropa, muebles y accesorios de antaño.

Enclavada en la colonia America-na, la zona peatonal que circunda alMercado Juárez se muestra diferentea cualquier otro rincón de la ciudad.Aquí no hay bullicio, ni gritos, tampo-co empujones. El aire que se respiratambién huele diferente: a ingredien-tes frescos y buena sazón.

La vida en este lugar comienzamuy temprano. A las siete de la maña-naloscercade20locatariosdelmerca-do tienen suspuestosen orden y con lamercancía dispuesta para ofrecerla aquienes lleguenhastaahí;muchossonpadresdefamiliaquellevanalosniñosa laescuelayhacenunaparadaexprésparaenriquecereldesayunoconunju-go o alguna fruta.

Enlasprimerashorasdeactividadlosvecinosdel lugar lleganparasurtir-se de un colorido abanico frutal, otrosoptan por tomar un ligero –o no tanto–desayuno. Algunos, aunque se retirandel mercado en pocos minutos, no seolvidan de pasar por la pequeña pana-deríaqueocupaunespacioenlaesqui-na, ésa que se encuentra justo a manoderecha,entrandopor lacalleArgenti-na, frente a la que fue la Casa Gleason.

En el puesto el aroma a pan case-ro se percibe inmediatamente; el to-que salado de los virotes se mezclacon el resto de las piezas dulces... elresultado es prácticamente irresisti-bles.Lasoluciónessencillísima,acer-carse a don Ezequiel Galindo, el hom-bre que atiende el lugar y quecontinúa la tradición que le heredó supadre,ypedirlequepongaenunabol-sa las piezas seleccionadas.

Ezequiel, que ha pasado la mayorparte de su vida en el mercado, “desdequeibaalaprimaria”,recuerdaquehu-bo tiempos mejores para las ventas.“Quizá hace 20 o 30 años, cuando lasfamilias adineradas aún vivían poraquí. Luego se fueron, se cambiaron azonas mejores y como no querían ven-der sus casas, éstas se quedaban so-las”, dice con nostalgia.

Mientras mira a su alrededor, co-mo a la espera de que alguien se acer-que a comprar, cuenta que él ha sidotestigo de los cambios en esa colonia.Lahavistoconvertirse,pocoapoco,enuna zona comercial. También ha pre-senciadolasdiferentesetapasdelmer-cado,prácticamentedesdequeésteco-menzóadarservicio,hastahaceunparde años cuando fue remodelado y seconvirtió en el centro de una manzana

adoquinada. Ezequieldejalapláticadesúbito, ha llegado un joven que “de unjalón” pide 15 virotes para llevar.

Sazón a “La Antigua”

Al salir del mercado la serenidadcontinúa, hasta parece que el sonidodel tráfico queda aislado mientras secamina por ahí. En la calle se escuchaelcantode lospájaros,el ladridode losperrosquepaseanalrededoryalgunascanciones que evocan tiempos de laviejaEuropa.Ésassereproducenfren-te y a un costado del mercado, en la ca-lle Nuño de Guzmán y en Argentina asu cruce con Prisciliano Sánchez, am-bos lugares conocidos como La Anti-gua,dondesegúnAndrea,visitantere-currente,sesirvenlos“mejoreswafflesdel planeta”.

Evitarmirar lasparedesescasiunamisión imposible, entre el rojo de losmueblesyelblancoamarillentodealgu-nos muros, destacan varias imágenesconescenaseuropeas:elríoSena,peque-ños cafés... La Puerta de Alcalá.

El ambientemañanero deLa Anti-gua es muy distinto al del atardecer.Cuando el Sol está por ocultarse –el

Mercado Juárez ya cerró– se siente in-cluso más calma, lo que permite disfru-tarlosaromasqueprovienendeunaco-cineta junto a las imágenes de Europa.Lagentetienelaopcióndeelegirsupro-piamesa,decidensisentarsejuntoalospequeños libreros, cerca de la entradaofrenteaaquellospaisajescongelados.En la mañana no es así, el lugar se llenapor completo y la paciencia tiene queserpiezaclave,porqueaquí losalimen-tos se preparan con calma aderezadacon excelencia.

El recorrido gastronómico evoca,en el menú, lugares soñados como Bru-jas,Dublín,Barcelona,Burdeos,Verona,Nápoles, Manchester, Liverpool, Vene-cia, Oslo, Marsella, Florencia, Zúrich yLisboa, por mencionar algunos. Segúnel destino serán los ingredientes queacompañen a las crepas y waffles, ya se-an dulces o salados.

De paseo por lo retro

También en el cruce de Priscilia-no Sánchez y Argentina, en contra es-quina a La Antigua, hay dos pequeñosbazares que en su interior exhiben ro-pa y artículos que parecen sacados de

diferentes épocas del pasado, y en rea-lidad así es. A primera vista se distin-gueunpardebicicletasantiguas,susó-lidocolordejaenevidenciaquefueronsometidas a una restauración, pero suforma y diseño remontan de inmedia-to a la década de los 60.

Elestilovintagenodesentonaconel contexto, por el contrario,pareceadaptarse muy bien con la melodíasque todavía se escuchan cerca. Y si nofuera por el autolavado que está en-frente, parecería que efectivamente seha llegado al pasado.

EnLavandaVintage lasprendasyaccesoriosrindenunclarohomenajeala tendencia y personalidad retro.MientrasqueAntikBazarpresentaan-tigüedades entre las que destacan untocadordanésdecedrodeladécadadelos50;unasaladelosaños60compues-ta por dos piezas vestidas con un tapizclásico, así como cámaras, relojes debolsillo, cajas y polveras musicales, ti-jeras, máquinas de coser, juguetes ylámparas... que ya huelen a pasado.

Diario de unespectador

Tardes transparentes, como asomarse a unagua profunda y liviana. El Sol de las siete descu-bre nuevas versiones de sus dorados, y los pájarosfrecuentan el jardín con ejemplar fervor. El pájarorojo del árbol de la escuela de arquitectura reiniciasus apariciones y un taller más zarpa entre entu-siasmos y tempranos descubrimientos. Los árbo-les se inclinan levemente para recibir la primerabendición del día. Jorge Esquinca escribe:

Elárbolessuaroma.Asícomoelhumodelica-do se disuelva en el aire de la estancia,

lo deseante que fluye sin término y principiomodela las facciones de lo amado.

El cuerpo es inasible, su dilución es perma-nencia; su encarnación está más allá del tiempoy de tu mano.

El perfume se traspasa con su andar sigiloso,con su durar a tientas en lo oscuro.

**Woody Allen ha producido su ritual película

anual, para beneficio general. Ahora, Media nocheen París resulta una visión refrescante y muy agra-decible para este verano que avanza. Allen se lan-za de cabeza y de plano en el lugar común. Parísera una fiesta y todo eso. Lo curioso es que saletriunfante. Desde la entrada declara su apasiona-da admiración por París a través de una larga seriede postales que no evitan las obviedades. Y la tra-maesesperable,yencantadora.Esunagozadaverel más que consabido repaso de los personajes le-gendarios del París de la lost generation. Scott Fiz-gerald y Zelda están excelentes, Papa Hemingwayes, como debió haberlo sido, una feroz y entraña-blecaricaturadesímismo.ColePortercanta lo jus-to. Salvador Dalí es lo que él mismo presumía, Bu-ñuelestratadoconburlónrespetoyasísiguelalistade luminarias. Una reflexión sobre la nostalgia y elpasado, una burla frontal de las señales del éxito ala gringa, una oportunidad más para el queridoWoody de decir cosas sensatas, inteligentes, ines-peradas, graciosas. Altamente recomendable.

**Eugenio D’Ors escribió: “París como ser vi-

vo. Este era un cuento del famoso Pompeyo Ge-ner… Sobre la Tierra reinaba un día, por culpa deuna atroz epidemia, mortandad tan grande quela tarea de San Pedro, a las puertas del paraíso,agotaba las fuerzas del glorioso Apóstol, a quien,sin desacato a su alta gloria, tan desenfadada-mente suelen tratar en todos los países, según essabido, así el folklore como las fantasías del hu-mor. Rendido ya, decidió San Pedro, la noche deaquel día, irse a descansar, cerrando la verja a lasnarices de las almas, incesantes en el afluir: quepasaran la noche al raso, si querían; él no iba adescorrer la falleba por nadie. Un inmenso cla-mor se elevó, sin embargo, de quienes el cierrechasqueaba. Y cada cual, para obtener, con lapiedad, la excepción, alegaba el mérito de sus in-fortunios y sufrimientos en la terrena vida. ‘Yo hesido pobre, artista, y honrado’, alegaba el uno.‘Yo he estado casado tres veces, y a cada vez consuegra y cuñadas’, pujaba el otro… El santo per-manecía inflexible. Al fin, un alma, de aire nos-tálgico y melancólico, se acercó con el memorialde la propia cuita: ‘Después de tres años en París–alegó– he pasado la vida en Lérida’. ‘Entra’.Consintió entonces San Pedro, compadecido”.

**La Secretaría de Cultura propone una buena

colección de libros agrupados bajo el nombre deLetras Inmortales de Jalisco. El tomo que este es-pectador conoce, bien hecho e impreso, correcta-mente diseñado por Avelino Sordo, se dedica aElías Nandino y lleva el título de su ahora célebreversoElazuleselverdequesealeja.SetratadeunacuidadosaseleccióndepoemasdelvatedeCocula,acompañadade lasnotasyunprólogodeJorgeEs-quinca, uno de los discípulos más aventajados deldoctor.Elmeritorio trabajoesunabuenaoportuni-dad de acercarse a Nandino, a sus sonetos exactos,asusimágenesconfrecuencialuminosas.Asusdé-cimas memorables, como ésta, a su madre:

Rayo de luna guardadoen un féretro de pinoamoroso torbellinopor la muerte sosegado.Si tu cuerpo amortajadoa mis ojos no se entregay silencioso me niegatus palabras, estoy ciertoque tu espíritu despiertohabita en mi sangre ciega.

**Otra buena publicación de la Secretaría de

Cultura, en otra colección llamada Clásicos Jalis-cienses,es laPoesíareunidadelpoetaeinsignetra-ductor tapatío, avecindado desde hace tiempo enToluca, Guillermo Fernández.Arca, es el título quecobija esta edición. Y es justo: salva para nosotrosla obra de Fernández y nos entrega la presencia deun poeta mayor al que es bueno preguntarse porqué no se frecuenta más. El asidero en la zozobra,se llamó una antología del poeta. Y lo fue, precisa-mente, para más de alguna temporada embraveci-da. Vuelven ahora sus versos:

Tras la ventaname llaman los trabajos y los díasCorro cortinas y los dejo en blancoy te aguardo en casamasticando un pan de lágrimasoyendo el mismo Mahlero yendo por los libroscomo desiertos hospitales

**Beirut, la banda, sigue sonando. Como un pa-

seo por el largo y perdido malecón de la orilla delos años que vienen, de los que se fueron. Una ca-sa blanca, de ventanas justas, espera y recuerda.

[email protected]

POR JUAN PALOMAR

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• Las tiendas vintage visten la zona con un toque “moderno-antiguo”.

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EL INFORMADOR

TAPATÍOSábado 20 de agosto de 2011 PÁGINA 9-B

“En cuanto se escucha la campanahay que correr para alcanzarlos, porqueya no vuelven hasta el día siguiente”, co-menta María, ama de casa que en cues-tiónde20segundosecha losdesechosdela comida y el sanitario de su casa a unapequeña bolsa de plástico para que losrecolectores de la basura se la llevensiendo las 9:00 horas.

Lacampanasiguesonando,yasees-cucha a lo lejos. El camión recolector vaen la siguiente cuadra, está a punto determinar su recorrido por la colonia.

La gente sale apresurada con unsinfín de bolsas, de todos los tamaños,que son arrastradas a lo largo y estre-cho de la acera.

Algunas personas, les gritan a losdos hombres que arrojan la basura almonstruoso vehículo que desprende esecaracterísticoolora“podridoyviejo”; lespiden que se esperen o preguntan desdela distancia “si van a dar otra vuelta porla siguiente calle”.

El trabajador del Grupo recolectorCaabsa, dice “sí, hasta que nos llevemostodo lo que ya no sirve”.

Para María es una costumbre el dar-les tres o cinco pesos por su ayuda a losllamados “señores de la basura”, puesson ellos los que se acercan para levan-tar de las esquinas a las enormes bolsasy botes, colchones viejos, cajas y cuántoobjeto es inservible para los demás.

Desde hace una década, EnriqueMartínez López es recolector de basura.En punto de las 6:00 horas inicia la jor-nada laboral que repite seis días a la se-mana, sin un horario fijo que dé fin a es-te especial trabajo.

Su oficio lo ha convertido en todoun atleta: hábil y fuerte, capaz de ca-minar durante seis horas seguidas, sinparar, y un poco insensible a los olores“desagradables”.

“Al principio que se inicia en este ofi-cio a uno le da asco la basura. Ya ‘orita su-bo hasta perros muertos y ese tipo de co-sas,yaesnormalparamíeseolor”,explica.

Juan Guillermo Villalobos Chávez,también recolector, detalla que antes deingresar al trabajo cada integrante de laempresa debe aplicarse una serie de va-cunas de protección, principalmentecontra el tétanos.

Recuerda que durante su primeraño de labor, una leve infección llegóhasta su mano.

“Las cortadas son constantes. Enocasiones ni te fijas qué agarras de laprisa que llevamos, sólo aventamos labolsa al camión, sin importar lo que sea”.

De lo más “chusco” que ha encon-trado en la basura, recuerda incluso al-gunos artículos relacionados a la bru-jería.

“En una bolsa que abrimos nos to-pamosconunajaulaquetraíaadentroun

mono lleno de clavos y libros de hechi-cería”, platica, recordando con asombroaquel inusitado descubrimiento.

Por su parte, Enrique ha rescatadojoyería, como anillos, esclavas y aretes,objetos que son repartidos entre suscompañeros de zona, con lo que se de-muestra que lo que es basura para algu-nos, para otros es un maravilloso tesoro.

Oficio con orgullo

EnriqueyJuanGuillermonoseape-nan por el trabajo que realizan, pues nose trata de nada vergonzoso.

“Este trabajo para mí es bonito,porque de aquí yo mantengo a mi fa-milia y salgo de los problemas que ten-go”, explica Enrique Martínez, de 56años de edad.

Para Juan Guillermo, ser recolectorde basura representa más que una sim-ple acción, pues al momento de ver lascalles libres de pilas de basura, asegurasentirse orgulloso, convirtiéndose en unciudadano responsable.

“Me gusta mucho la recolecciónporqueconestoayudoa la limpiar laciu-dad y se vean más agradables”.

Lociertoesquesinofueraporel tra-bajo de personajes como Juan Guiller-mo y Enrique, muchos ciudadanos esta-ríamos perdidos entre toneladas debasura.

Pese a los riesgos y malos olores, estos hombres mantienen limpias las calles

Oficios en la ciudad

Los “señores”de la basura

• Desde hace una década, Enrique Martínez López trabajar en la recolección debasura, oficio que lo enorgullece.

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Fatiga crónica

Un parque en el que nadaocurre, y en que todo ocurre

por: David IzazagaEn algunas colonias de la zona co-

nurbada no hay, ya no digamos par-ques, sino siquiera algunos arbolitosque hagan sombra. En cambio, en elprivilegiado triángulo que forman lasavenidas México, López Mateos y Gol-fo de Cortez, hay tres muy grandes ybien cuidados.

Uno de ellos, el más pequeño (aun-que en términos reales ocupa una man-zana), se encuentra localizado en el cua-drante de las calles Justo Sierra, SantaMaría, Golfo de Cortez y Lincoln.

Lo primero que llama la atención es lagran cantidad de árboles con robustas co-pas, que superan en tamaño al menos cua-tro o cinco veces a las casas de alrededor.La mayoría de ellos son pinos, de esos quecasi todo el año sueltan una especie de he-britas que parecerían palillos chinos cafésmega dúctiles y que no son más que las ra-mitassecas,quese leshancaídoa losárbo-les al pasar del verdor a la sequedad. Estasramitas se les pegan a los perros (sobre to-do a los peludos) en sus cuerpecitos y lue-go es una gran bronca quitárselos.

El parque está hecho para circularlodesde cualquiera de los diferentes fren-tes, pues hay caminitos que lo conducena uno desde un extremo al centro y luegode nuevo hacia afuera o a cualquier ex-

tremo al que usted quiera ir.En el centro ya han plantado última-

mente unas matitas que parece que síprenderán, alrededor de las cuales haycuatro bancas verdes (¿por qué todas lasbancas de los parques son del mismo to-no de verde y lo que es más: ¿por qué lasbancas tienen el mismo tipo de aberturastan incómodas para el delicado glúteo deuno, acostumbrado a lo acolchonadito?Es pregunta (posoye).

Todas las mañanas, un señor deedad, con barba de chivito y que va conuna muleta, barre las banquetas delparque. Sí: deberían de verlo, porquees todo un ejemplo que, lisiado, se pon-ga a barrer todos los días. Él y otra se-ñora ponen todo lo barrido justo en laesquina de Lincoln y Santa María, lu-gar al que debería de llegar también to-dos los días el carro de la basura, perocomo no es así, se acumulan cerros deramas secas y demás basuritas, a veceshasta por una semana.

Es el parque del romance (aunquede alguna manera todos lo son, cómono), porque todos los días, como a esode media tarde y hasta que comienza aoscurecer, son varios los coches que seestacionan, sobre todo sobre Lincoln, ylos conductores se ponen a decirles pri-mores a sus acompañantes. Luego se

empañan los cristales de los autos, so-bre todo cuando llueve.

Es también el parque en el que, porlas mañanas, corren a su alrededor va-rias señoras con pants, mientras un se-ñor (que tiene pinta de ex boxeador),se baja de su bicicleta y se pone a en-trenar a su pupila: una chavita de nomás de veinte años.

Es también el parque en el que está unmonumentoalamujer,perdidoentrelasra-mas y que nadie ve, a pesar de estar sobreJustoSierra.Eselparquealquesevanade-gustar con calma sus paletas las familias yparejas que compran la suya en el negocioque está justo enfrente y que tiene nombrede isla neoyorkina.

Es el parque al que se van a comerlos empleados del autolavado que estáen Golfo de Cortez y Justo Sierra y queluego dejan ahí los huesos del pollo, lasbolsas de papas y todo su cochinero so-bre el pasto. Es el parque en el que enlas mañanas ve uno a chavos encorba-tados, subidos en sus autos, con su lap-tops en las piernas, aprovechando laseñal de internet que es gratis.

Es el parque en el que hay una placacolocada en honor a los jaliscienses en elextranjero, que los perros mean con sin-gular alegría.

david. [email protected]

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EL INFORMADOR

TAPATÍOPÁGINA 10-B Sábado 20 de agosto de 2011

Entre las piernas

Estoy en impacto total, comocertifica la cabeza de esta bonita no-ta. Y es que el miércoles me fui a Ro-jo Café a ver, por fin –después de va-rios intentos–, la puesta en escenaValentina y Valentona.

Apenas llegué con el tiempo jus-to, unos minutillos antes de que empe-zaralaobra…ylomásimportante,jus-to antes de que Mayra y yo nosquedáramos sin lugar para ver el es-pectáculo, porque aquello estabaprácticamente a reventar.

Jamás imaginé que el lugar se pu-dierallenar…sí,suenamal,perocuan-do uno ya se ha acostumbrado a quelos teatros se medio llenan en las pri-meras funciones y ya para las últimases más grande el grupo de personasque está sobre el escenario que el deabajo; pues ya cualquier “tumultillo”resulta ser una enorme sorpresa.

En fin, pues que Mayra y yo nosquedamos atónitas, “ultra-mega-sorprendidas”… bueno, no tanto. Pe-ro sí un poco.

Nos gustó, eso sí, que la gente queestaba ahí no era la que habitualmentenos encontramos en los foros teatrales,y eso lo constatamos justamente por lacercanía que tuvimos con ella, en espe-cialconunaparejacuyarisaescuchába-mos “cerquita” de nuestros oídos (a ve-ces mucho más que las palabras quepronunciaban sobre el escenario Valen-tina y Valentona), pues –como aquelloestabaareventar–tuvimosquecompar-tir con ella nuestra mesa, pequeña y enuna esquina.

Pensé,porcierto,quepocoimpor-taríaestarlejosdelescenario,puesporalgunaextrañarazónimaginéque“lasVales” estarían paseándose por aquí ypor allá. Me equivoqué y la cabecillade la española que por un momento seconvirtió en personaje de la obra, devez en cuando no me dejaba ver bienlo que allá en la lejanía sucedía.

Debo decir que hace mucho quenomedivertíaconunaobra,aunque…Bueno, vamos por partes.

Me gustó el trabajo de Susana Ro-

mo y Copatzin Borbón, especialmentelos primeros 30 minutos... después meperdieron totalmente y empecé a can-sarme por diversas circunstancias.

Eso sí, me reí de vez en cuando,cosa que no suele salirme muy bien.No sé si soy muy exigente o simple-mente no tengo sentido del humor, pe-roenestecasoreíunpardeveces(qui-zá más) e incluso esboce mássonrisillasporel simplegustodeescu-char las carcajadas de nuestra desco-nocida compañera de mesa.

Sin embargo –parece que estoymaldita(noesqueseamaldita,aclaro)ytengounaespeciedehechizoparanosalir del todo feliz de las obras que voya ver–, me incomodó bastante que elsonido fallara tan seguido; primeropensé que me estaba quedando sorda,pero después comprobé que no fui laúnica.

Nunca me ha gustado que en elteatro los actores utilicen micrófo-nos, me parece que ello significa queno tienen la capacidad de proyectar

su voz. Supongo que en este caso loutilizan porque a esa hora a muchagente se le antoja un frapuchino y esindispensable utilizar la licuadorapara ello, sonido que obviamente in-terviene en los diálogos que se pro-nuncian durante el montaje.

Enestecaso,propongodoscosas:que no se utilice la licuadora o que sehaganpruebasdesonidoconelmicró-fono para evitar que algunos nos per-damosdeunaparteimportantedeltra-bajo escénico.

De todas formas felicito a Co-patzin y Susana, sobre todo porqueesta noche presentan Valentina y Va-lentona en el Museo Zacatecano, enel marco del Sexto Festival Culturalde la Diversidad Sexual. Después, seretachan a la ciudad para dar un parde funciones más en Rojo Café(miércoles, 20:30 horas)

ElsábadometocaPartidaenLaCa-sa Suspendida, quesque me va a encan-tar, me dicen por a’i

[email protected].

Impacto total con “Valentina y Valentona”

POR AIMEÉ MUÑIZ

Revista L’Orfeo

Música clásica hoypor: Eduardo Escoto

Los medios digitales superan en empleodesde hace ya unos años a los medios de comu-nicación tradicionales debido a su flexibilidady a las múltiples ventajas que ofrecen en cuan-to a la producción y distribución de contenidosy productos.

El sector editorial ha sido uno de los grandesbeneficiados con esta revolución y lo destacablede ello surge cuando estas oportunidades sonaprovechadas por quien busca concretar un pro-yecto que ya en su misma esencia conlleva difi-cultades extraordinarias, como el de una revistadedicada a la música clásica.

Es el caso de L’Orfeo, una publicación elec-trónica creada en la Ciudad de México queofrece mensualmente y desde octubre de 2008una gran variedad de contenidos relacionadoscon el arte musical: entrevistas, columnas in-vitadas, críticas, análisis, recomendaciones,textos literarios y la participación de composi-tores actuales que comparten a los lectores lapartitura de alguno de sus trabajos.

L’Orfeo representa un espacio importantepara la difusión del quehacer musical, desta-cando por su seriedad y objetividad, la ampli-tud de su oferta editorial y la honestidad con laque se presenta. Cabe destacar que la revistaha sido ya objeto de reconocimientos, el másreciente, el que recibió la semana pasada porparte de la Secretaría de Educación Publica.

Actualmente tiene un promedio estimadode ocho mil visitas mensuales y amplía su con-cepto para ofrecer un programa de radio quese emite semanalmente por Código D.F., esta-ción de radio en línea de la Secretaría de Cul-tura de la capital del país.

La revista nace por iniciativa de Iván Martí-nez, quien es también su editor y el conductor delprograma radiofónico. Es un joven periodistacultural y clarinetista zacatecano egresado de laEscuela Nacional de Música de la UNAM, mere-cedor de premios tanto de esa casa de estudioscomo del gobierno de Zacatecas.

El propio Martínez abunda sobre este inte-resante proyecto:

–“Música clásica hoy” es el subtítulo de larevista, una frase que parece sintetizar en símisma el enorme reto de este proyecto. ¿Cuálesson desde tu punto de vista los mayores proble-mas que tiene actualmente la música formal pa-ra su apreciación y difusión?

El eslogan tenía que referir a lo que inten-tamos desde un principio, de lo que se trataL’Orfeo: hablar de la actualidad de la músicaclásica. No queríamos ninguna confusión, quenadie pensase que seríamos una revista musi-cológica o académica, de ninguna manera.Pretendemos hacer periodismo musical. Con-tar lo que pasa, acercar, compartir.

Quizá tenga que ver, inconscientemente,con los mismos retos a los que se enfrenta elmedio musical en general. Respecto a la segun-da pregunta, no sabría decir exactamente cuá-les son los mayores problemas, pero sin duda,las mayores responsables de la poca o muchadifusión que tenga la música clásica son laspropias áreas de difusión de las orquestas, delas compañías de ópera o el poco o mucho tra-bajo que realicen los mismos artistas. Eviden-temente, en un país como el nuestro donde elmedio le tiene pavor a la mercadotecnia y a lasnuevas formas, estamos peor.

– Teniendo esto en cuenta, ¿cómo se haplanteado la línea editorial de L’Orfeo y qué ob-jetivos se ha marcado?

-Noto que recurrentemente me preguntansobre eso. Realmente la única línea es intentarno cerrarnos a reseñar la actividad del centrodel país o a la de los artistas que sólo se presen-tan en México. Apoyar la difusión de los mexi-canos en el extranjero y de la que poco se ha-bla en los medios tradicionales… es el objetivo;ser un espacio para difundir y promover a losnuevos talentos de la música clásica de Méxi-co, pero también para fomentar el intercambioentre las nuevas generaciones y las personali-dades que marcan la escena musical contem-poránea en México y el mundo. Como editor,pero no en mis propias colaboraciones, inten-to que la revista sea plural y totalmente impar-cial, aunque haya temas en los que creo que de-be haber una posición editorial. Pongo dosejemplos: la condena al atroz accidente en elque, por negligencia de Enrique Barrios, másde 60 niños de la Sinfónica Infantil de Méxicopararon en el Hospital de la Ceguera y el recha-zo a personajes de poco compromiso artístico,como Ramón Vargas, cuando se presentan ennuestro país.

–Históricamente, en México, este tipo deproyectos llevados a cabo de manera indepen-diente suelen tener una vida muy breve. ¿Cómote sientes al estar cerca de cumplir tres años conla revista?

Pues,evidentemente,muycontentoperonosa-tisfecho del todo. Ha sido muy difícil poder empe-zaraabrirpuertas,pasardeproyectoculturalaem-presa cultural, aprender de ello y lo que falta.

–¿Cómo nace la idea de expandir L’Orfeohacia la radio? ¿Qué se busca con ello?

-Es un espacio paralelo que viene de una in-vitación de Elena Cepeda, secretaria de CulturadelD.F.,deenriquecer lapropiaprogramacióndesu estación y de la necesidad que vimos ambos deampliar las posibilidades que ofrece L’Orfeo: alser una revista mensual, tiene un formato regu-lar en el que muchas veces no todas las voces ca-ben. Tampoco es que aquí quepan todos, pero esun espacio más.

–¿Qué viene para L’Orfeo en el futuro?¡Esperemos que un mayor número de anun-

ciantes!

La revista puede ser consultada enhttp://www.lorfeo.org. La edición de agosto pre-senta en portada un trabajo del musicólogo Ro-gelio Álvarez Meneses sobre los nuevos descu-brimientos en torno a la figura del compositormexicano Gustavo Campa (1863-1934). Por otrolado, L’Orfeo Radio puede escucharse en vivo loslunes a las 19:00 horas en www.codigoradio.cul-tura.df.gob.mx, donde también se encuentranemisiones anteriores en podcast.