TEMA 10 _EL MISTERIO DE LA ENCARNACION_

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En la escuela de Jesús ”Dejad que los niños vengan a mi” EL SEÑOR NACIÓ DE LA SIEMPRE VIRGEN MARÍA, ¿POR QUÉ LA IGLESIA DICE QUE ELLA ES, FUE, Y SIEMPRE SERA VIRGEN A PESAR DE HABER CONCEBIDO A SU HIJO JESUCRISTO, NUESTRO SEÑOR? ¿SABES EN QUE LUGAR NACIÓ EL NIÑO JESÚS Y POR QUÉ DIFICULTADES PASA- RON SAN JOSÉ Y LA VIRGEN MARÍA PARA SU NACIMIENTO? COMPLETA LA FRASE Y APRÉNDETELA DE MEMORIA. ACTIVIDAD COMPLEMENTARIA Página 4 L A S A L V A C I O N V I N O D E L C I E L O P O R L A V I R G E N M A R I A BUSCA EN LA BIBLIA LAS SIGUIENTES CITAS E IDENTIFICA CUAL ES EL TEMA PRINCIPAL. LUCAS 1, 26-38 MATEO 1, 23. DESPUÉS DE LEER LAS CITAS, RESÚME- NOS CON TUS PALABRAS CÓMO VINO JE- SÚS AL MUNDO. Parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro—Pantanillo, Abejorral ENCARNAR SIGNIFICA “HACERSE CARNE”, ES- TO ES, HACERSE HOMBRE. CUANDO DECIMOS QUE EL HIJO DE DIOS SE ENCARNÓ, QUERE- MOS EXPRESAR QUE SE HIZO HOMBRE, TO- MANDO UN CUERPO Y UN ALMA COMO LOS NUESTROS. EL MISTERIO DE LA ENCARNACIÓN NOS ENSE- ÑA QUE LA SEGUNDA PERSONA DE LA SANTÍ- SIMA TRINIDAD, O SEA EL HIJO, SE ENCARNÓ Y SE HIZO HOMBRE CUANDO NACIÓ DEL VIEN- TRE DE LA VIRGEN MARÍA. TEMA 10: EL MISTERIO DE LA ENCARNACIÓN Página 1

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En la escuela de Jesús ”Dejad que los niños vengan a mi”

• EL SEÑOR NACIÓ DE LA SIEMPRE VIRGEN MARÍA, ¿POR QUÉ LA IGLESIA DICE QUE ELLA ES, FUE, Y SIEMPRE SERA VIRGEN A PESAR DE HABER CONCEBIDO A SU HIJO JESUCRISTO, NUESTRO SEÑOR?

• ¿SABES EN QUE LUGAR NACIÓ EL NIÑO JESÚS Y POR QUÉ DIFICULTADES PASA-RON SAN JOSÉ Y LA VIRGEN MARÍA PARA SU NACIMIENTO?

• COMPLETA LA FRASE Y APRÉNDETELA DE MEMORIA.

ACTIVIDAD COMPLEMENTARIA

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L A S A L V A C I O N V I N O

D E L C I E L O P O R L A V I R G E N M A R I A

• BUSCA EN LA BIBLIA LAS SIGUIENTES CITAS E IDENTIFICA CUAL ES EL TEMA PRINCIPAL.

LUCAS 1, 26-38 MATEO 1, 23. • DESPUÉS DE LEER LAS CITAS, RESÚME-NOS CON TUS PALABRAS CÓMO VINO JE-SÚS AL MUNDO.

Parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro—Pantanillo, Abejorral

ENCARNAR SIGNIFICA “HACERSE CARNE”, ES-TO ES, HACERSE HOMBRE. CUANDO DECIMOS QUE EL HIJO DE DIOS SE ENCARNÓ, QUERE-MOS EXPRESAR QUE SE HIZO HOMBRE, TO-MANDO UN CUERPO Y UN ALMA COMO LOS

NUESTROS.

EL MISTERIO DE LA ENCARNACIÓN NOS ENSE-ÑA QUE LA SEGUNDA PERSONA DE LA SANTÍ-SIMA TRINIDAD, O SEA EL HIJO, SE ENCARNÓ Y SE HIZO HOMBRE CUANDO NACIÓ DEL VIEN-

TRE DE LA VIRGEN MARÍA.

TEMA 10: EL MISTERIO

DE LA ENCARNACIÓN

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En la escuela de Jesús ”Dejad que los niños vengan a mi”

Cristo, es pues, Dios y hombre verdadero. Hay en Él dos naturalezas, la divina y la humana, cuya unión forma una sola Persona que es la divina. Su naturaleza divina. Jesucristo es Dios desde toda la eternidad, puesto que es la Segunda Persona de la Santísima Trinidad. Y es hombre desde la Encarnación, es decir, desde que unió a su Persona la naturaleza humana, en el vientre de la santísima virgen María. Puesto que en Jesucristo hay dos naturalezas, habrá que decir que todo aquello que pertenece a la naturaleza en Jesucristo será doble: hay en Él, dos entendimientos, uno que corresponde a la Naturaleza divina y otro a la humana. Por la misma razón hay también en Él dos voluntades. Respecto a su Naturaleza divina basta decir que tenía todas las perfec-ciones de la divinidad. Su Naturaleza humana En la naturaleza humana de Cristo, podemos distinguir dos elementos: el cuerpo y el alma. 1.-El cuerpo de Cristo es Real: "Palpad, decía a sus Apóstoles después de su resurrección, y considerad que un espíritu no tiene carne ni huesos co-mo vosotros veis que yo tengo" (Lucas 24,39). Delicado y perfectísimo, aunque sujeto al dolor, a las necesidades y a la muerte, porque venía a expiar nuestros pecados. 2.-El alma de Cristo es, como la nuestra, un espíritu creado por Dios para animar su cuerpo. Es, sí, infinitamente más perfecta, ya en sus facultades naturales, ya en sus dones sobrenaturales. Facultades naturales Digamos algo de sus facultades naturales; entendimiento y voluntad.

1.-Su entendimiento estaba dotado de excelentes conocimien-tos. En él, dice San Pablo, “estaban encerrados todos los teso-ros de la sabiduría y ciencia de Dios" (Colosenses 2,3). El entendimiento humano de Jesús estuvo dotado de tres cla-ses de ciencias: la infusa, esto es, infundida directamente por Dios sin necesidad de imágenes ni raciocinios; la beatífica, o contemplación de la divina esencia; y la adquirida por medio de los sentidos y la razón. Las dos primeras le venían a causa de su unión con el Verbo; la tercera la adquirió con el paso del

tiempo, en primer lugar de San José que le enseñó su oficio, de su Madre Santísima, del conocimiento sensible, de las enseñanzas de la Escritura y de los maestros de Israel.

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2.-La voluntad humana de Cristo era perfectísima, dota-da de eminente poder y santidad, y de perfecta libertad. "Soy dueño de mi vida y dueño de recobrarla", decía el Salvador (Juan 10,18). Tenía la voluntad de Cristo dos eximias perfecciones, de que carece la nuestra: la impecabilidad (no podía pecar, ni sentía inclinación al mal); y la integridad (en él no había concupiscencia, sino que el apetito estaba perfectamente sometido a la razón, puesto que en Cristo no existía el pecado original, ni aquellas de sus consecuencias que envuelven imperfección moral). Había también en Cristo perfecto acuerdo entre su voluntad humana y la divi-na. En su voluntad humana se daba principalmente un amor tiernísimo para con sus padres; y del amor, misericordia y mansedumbre con los hom-bres. "Mi comida es hacer la voluntad del que me ha enviado". "Venid a mí to-dos los que estáis agobiados por el sufrimiento, que yo os aliviaré". "Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón" (Juan 4,34; Ma-teo 11,28-29). En Cristo hubo pasiones; y así leemos en la Escritura que amó con predi-lección a San Juan, lloró ante la tumba de Lázaro, y se llenó de angustia, tedio y tristeza al pensamiento de su pasión. Sus pasiones, sin embargo, se diferenciaban de las nuestras en que nunca tendieron a un fin malo, y siempre obedecían la dirección rectísima de su voluntad. Dones sobrenaturales y preternaturales Cristo estuvo adornado con la plenitud de la gracia, virtudes y dones del Espíritu Santo; y no podía ser de otra manera dada su unión íntima y personal con la divinidad. "Hemos visto su gloria, lleno de gracia y de verdad. De su plenitud todos hemos recibido" (Juan 1, 14-16). Respecto a los dones preternaturales ya hemos indicado que tuvo la ciencia y la integridad; más no la inmunidad ni la inmortalidad, pues quiso expiar nuestros pecados sometiéndose al sufrimiento y a la muerte.

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