Tener Talento No Es Suficiente
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Tener talento no es suficiente 1 de 15
Tener talento no es suficiente 13 enero 2012
Mateo 25:14-30 Juan Carlos Hoy
San Mateo
Mateo 25:14-30 Porque el reino de los cielos es como un hombre
que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes.
15 A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada
uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. 16 Y el que
había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros
cinco talentos. 17 Asimismo el que había recibido dos, ganó
también otros dos. 18 Pero el que había recibido uno fue y cavó
en la tierra, y escondió el dinero de su señor. 19 Después de
mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas
con ellos. 20 Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo
otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me
entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos.
21 Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has
sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.
22 Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo:
Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros
dos talentos sobre ellos. 23 Su señor le dijo: Bien, buen siervo y
fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el
gozo de tu señor. 24 Pero llegando también el que había recibido
un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que
siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; 25 por
lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí
tienes lo que es tuyo. 26 Respondiendo su señor, le dijo: Siervo
malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo
donde no esparcí. 27 Por tanto, debías haber dado mi dinero a los
banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los
intereses. 28 Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez
talentos. 29 Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al
que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. 30 Y al siervo inútil
echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de
dientes.
En esta parábola de los talentos, el Señor la utiliza para
comparar el reino de los cielos. El talento que aquí describe
equivalía aproximadamente a mil monedas, algunas revisiones dicen
que eran de oro, y otras de plata, unas nos hablan de kilos y
otras de bolsas con dinero.
DHH A uno le entregó cinco mil monedas, a otro dos mil y a otro
mil: a cada cual conforme a su capacidad. Luego emprendió el
viaje.
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PDT "A uno de ellos le dio cinco bolsas de dinero, al segundo le
dio dos y al otro una. A cada uno le dio una parte de acuerdo con
lo que le era posible tomar a su cargo. Después se fue a su
viaje."
Lo importante de ello, es que a cada uno le dio, ninguno se quedó
sin nada, y también observamos que les dio de acuerdo a la
capacidad de cada uno, para hacer trabajar los talentos.
Aun al que le dio uno solo, también le vio capacidad para ponerlo a
trabajar.
Y aunque aquí se refiere el talento a dinero, permítame aplicarlo a
los talentos naturales que tenemos, o a los dones o alguna otra
habilidad o virtud que tenemos de manera particular, cada uno de
nosotros.
Quisiera aplicarlo el día de hoy, para que revisemos, cómo
andamos en cuentas de todo lo que el Señor nos ha dado,
principalmente, en los dones, talentos o habilidades que tenemos.
¿Lo que Dios le ha dado, lo ha puesto a trabajar, lo ha invertido
en el reino de Dios? Y es que si no se ha hecho, no está dando
fruto y si no se da fruto, se corre un grave problema:
Lucas 13:6-9 Dijo también esta parábola: Tenía un hombre una
higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo
halló. 7 Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a
buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué
inutiliza también la tierra? 8 El entonces, respondiendo, le dijo:
Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de
ella, y la abone. 9 Y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás
después.
Dios nos ha dado muchas pero muchas cosas, lamentablemente a
veces solo se las dedicamos al mundo, y el día de hoy Dios nos
está pidiendo que revisemos qué estamos haciendo con lo que él
nos ha dado. ¿Está dando fruto? ¿Está trabajando ese talento o
talentos?
En muchas áreas de la vida se puede aplicar está parábola, por
ejemplo en el matrimonio, tanto el esposo como la esposa tienen
algún talento, algún don, un esposo trabajador, se esmera para
bendecir a su familia, si esconde ese talento, perjudica a la
familia entera.
La esposa puede tener el talento de bien guisar, y con ello
bendecir a su familia, para alguna otra, tal vez no es su virtud el
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buen guiso, pero que le parece si tiene el talento que considero
que todos tenemos: De amor, y con ello se entrega a su esposo
sin reservas, pero ¿se imagina si esconde ese talento en su
egoísmo y aparte de que no se entrega, rechaza a su marido?
Todos de una o de otra manera tenemos un talento, no tenemos
necesidad de salir a buscar talentos a otro lado.
Solo debemos trabajar con lo que Dios nos ha dado, a cada uno en
particular.
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Russell Conwell quien fundó hace más de cien años una Universidad
en Philadelphia.
Habló acerca de un agricultor que poseía unas tierras que le
permitían vivir dignamente, pero está persona había oído que si un
acre (100 metros cuadrados) de tierra tenía diamantes, el dueño
podía hacerse más rico de lo que fuera capaz de imaginar, así que
el agricultor vendió su tierra y se dedicó a viajar por todo el
mundo buscando un lugar donde pudiera encontrar diamantes, pero
nunca los encontró, al fin se le acabó el dinero y se suicidó.
Mientras tanto el hombre que había comprado las tierras del
agricultor, un día paseando por la propiedad, recogió una piedra
que brillaba y reflejaba luz.
La miró con detenimiento y observó que era un diamante. ¡Aquella
misma tierra que el agricultor había vendido menospreciándola
estaba llena de diamantes!
La gran lección de esta anécdota, es uno de los grandes secretos
de la vida. Usted y yo tenemos diamantes dentro de nosotros
mismos.
Esos diamantes son llamados talentos, habilidades, potencial y
posibilidades.
Tenemos dentro de nosotros suficientes diamantes por la gracia
de Dios, para hacer que nuestro trabajo prospere.
Pero todo lo que tenemos que hacer y muchos no lo hacen, es usar
los diamantes y pagar el precio por alcanzar los objetivos.
Todo lo que tenemos que hacer es trabajar con nuestra mina de
diamantes.
Dicen los estudiosos que la mayoría de las personas solo usa el
10% de sus diamantes, talentos, habilidades, dados por Dios.
“Piense en ello, por un momento” Si, nosotros usáramos un 10%
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más de lo que Dios nos ha dado, llegaríamos a hacer el doble de
lo que hemos hecho en estos momentos.
Se tiene al menos un talento, pero pocos quieren ponerlo o
ponerlos a trabajar:
Albert Einstein dijo:
El genio se hace con un 1% de talento, y un 99% de trabajo.
Que acertadas son sus palabras, para aplicarlas precisamente con
ese obrero flojo, negligente o miedoso, que no quiso poner a
trabajar ese talento con el que Dios le había bendecido, y quiero
iniciar precisamente con este último, porque él nos enseñará algo
de vital importancia en lo que respecta a los talentos.
Mateo 25:24-25 Pero llegando también el que había recibido un
talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas
donde no sembraste y recoges donde no esparciste; 25 por lo cual
tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo
que es tuyo.
Esto nos enseña de manera contundente, que el tener talento, no
es suficiente, el tener talento no nos garantiza que se van a
hacer cosas, no nos garantiza que se van a poner a trabajar, no
nos garantiza ningún fruto.
Su justificante de este personaje fue el miedo, hemos estudiado
en otras ocasiones, que el miedo siempre nos va a inmovilizar, el
miedo siempre nos hará inútiles, ahora bien, en la parábola, jamás
vemos que él dueño les mande a trabajar esos talentos, está por
demás decir lo que es obvio, usted y yo tenemos talentos de una o
de otra manera y no necesitamos que nos digan que debemos
usarlos.
Mire, usted tiene varios miembros en su cuerpo, ¿quién le dice
que debe usar los pies, o sus manos? ¿A poco cuando usted se
levanta le dice a sus pies, me voy a levantar y los necesito para
que me sostengan y me hagan llegar a mi destino?
¿Verdad que usted los utiliza de manera natural, sin decirles
absolutamente nada?
Debe ser lo mismo con los talentos, dones o habilidades que Dios
nos dio, ¡úselos! No tenga miedo de hacerlo.
Incluso la naturaleza misma fue diseñada para dar.
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Las dos semillas
Dos semillas están juntas en la tierra sembrada.
La primera dijo:
¡Quiero crecer! Quiero que mis raíces lleguen muy abajo en el
suelo y que mis retoños rompan la corteza de la tierra que tengo
arriba...
Quiero desplegar mis tiernos brotes como banderas para anunciar
la llegada de la primavera...
¡Quiero sentir el calor del sol en mi cara y la bendición del rocío
matinal en mis pétalos!"
Y entonces creció.
La segunda semilla dijo:
"Tengo miedo.
Si dejo que mis raíces vayan hacia abajo, no sé qué encontraré en
la oscuridad.
Si me abro camino a través del suelo duro por sobre mi puedo
dañar mis delicados retoños...
¿Y si dejo que mis brotes se abran y una serpiente trata de
comerlos?
Además, si abriera mis pimpollos, tal vez un niño pequeño me
arranque del suelo.
No daré fruto en este tiempo, me conviene esperar hasta que
sea seguro".
Y entonces esperó.
Un ave que andaba dando vueltas por el lugar en busca de comida,
encontró a la semilla que esperaba y enseguida se la tragó.
Mire lo que nos dice Eclesiastés. 11: 4, 6 "El que al viento
observa, no sembrará, y el que mira a las nubes, no segará.
Por la mañana siembra tu semilla, y a la tarde no dejes de
reposar tu mano."
Este personaje que fue duramente reprendido por el Señor, al no
dar fruto, nos hace mirar de manera inequívoca que el tener
talento, no es suficiente si no se pone a trabajar.
Proverbios 14:23 En toda labor hay fruto; Mas las vanas palabras
de los labios empobrecen.
Todos de una o de otra manera tenemos talento o talentos, sin
embargo el tener ese talento no nos garantiza el éxito o el que de
fruto, si no cuidamos ciertas áreas de nuestra vida.
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Primero: Debo saber muy bien cuál es mi talento, no podemos
equivocarnos en imaginarnos que tenemos un talento y ponerlo a
trabajar, ya que al hacerlo pudiéramos dañar a otros o aun
dañarnos a nosotros mismos.
Considere que usted cree o imagina tener el talento de ser un
buen cirujano, el solo imaginarlo no da la certeza que en realidad
lo sea, pero usted está convencido que es cirujano, y en su
primera cirugía, en lugar de hacer una pequeña incisión abre en
canal al paciente, y en lugar de hacerle una sutura impecable, le
deja unas puntadas terribles.
No se crea cirujano, si no lo es, no use dones que no tiene:
Lanzándose desde una cima, un águila arrebató a un corderito.
La vio un cuervo y tratando de imitar al águila, se lanzó sobre un
carnero, pero con tan mal conocimiento en el arte que sus garras
se enredaron en la lana, y batiendo al máximo sus alas no logró
soltarse.
Viendo el pastor lo que sucedía, cogió al cuervo, y cortando las
puntas de sus alas, se lo llevó a sus niños.
Le preguntaron sus hijos acerca de qué clase de ave era aquella,
y les dijo: "Para mí, sólo es un cuervo; pero él, se cree águila".
Moraleja: Pon tu esfuerzo y dedicación en lo que realmente estás
preparado, no en lo que no te corresponde.
Fábula de Esopo Fuente: www.edyd.com
¿Cuántos de nosotros pudiésemos estar desperdiciando nuestros
esfuerzos y aún nuestra vida misma queriendo ser lo que no
somos?
Tal vez nos hallamos empecinados en agradar a algún ser querido
o hacer méritos en la empresa en la que laboramos... sin embargo,
la mejor contribución que podemos hacer a nuestra comunidad es
precisamente "encajar" de la manera en que Dios nos hizo para
hacerlo.
No pretendamos "colocar" como infantes inexpertos una figura
cuadrada en un molde de estrella.
La Biblia es contundente respecto a usar lo que Dios nos ha dado
a cada uno, usted no debe ejercer el ser maestro, si no le ha
sido dado ese don, tampoco pastor, no se ejerce ningún ministerio
si Dios no le ha dado ese don.
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No voy a ejercer de chef, si no se preparar ni siquiera unos
blanquillos revueltos.
Mire lo que dice la Escritura: 1era. Pedro 4:11 Si alguno habla,
hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra,
ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea
Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el
imperio por los siglos de los siglos. Amén.
Así qué, no voy a ejercer un talento que no tengo, no importa que
me crea mucho, no importa que yo me sienta superior a otros, no
importa que yo tenga más “abolengo” o estudios, o más poder o
riqueza, no voy a ejercer un talento que no es mi fuerte.
Ya que identifiqué cual es mi talento, debo tener cuidado.
Cuando las personas obtienen grandes logros, por lo general los
demás explican sus logros atribuyéndolos sencillamente al talento.
Le pongo un ejemplo sencillo ¿Por qué triunfó en su ministerio
nuestro Señor Jesucristo? ¿Por qué triunfó en su ministerio el
apóstol Pablo? Cristo ¿por ser hijo de Dios? Pablo ¿Por qué Dios lo
llamó?
Es importante el ser hijo de Dios y el tener un llamado, pero eso
no lo es todo, es una forma falsa de ver la victoria atribuyéndole
todo al talento.
Si el talento por sí solo es suficiente, entonces ¿por qué hay
personas muy talentosas que no son victoriosas o exitosas?
Este hombre de la parábola tenía un talento, Judas Iscariote
tenía de igual manera un talento, un llamado, lo mismo que Pablo.
Pablo lo utilizó para bendecir, trabajo arduamente en ello.
Judas, lo escondió y prefirió trabajar con el pecado y eso le
perdió junto con su don.
La gente piensa que el talento es la respuesta para cada problema.
Si tengo talento y no comparto responsabilidad, sino delego
trabajo, si no laboro en equipo, de nada me sirve el talento.
Mateo 25:16 Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció
con ellos, y ganó otros cinco talentos.
Esta persona necesitó de otros para que fructificaran sus talentos.
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Con frecuencia los líderes logran grandes objetivos dividiendo una
tarea por partes y coordinando el esfuerzo en general.
La Gran Muralla China no la hubiera realizado una sola persona
por mucho talento que este tuviera.
Aunque la cantidad no es siempre lo mejor, hay algunas cosas que
se hacen mejor de manera individual, como quien compite en salto
de altura, solo se necesita una persona que pueda saltar dos
metros, no siete personas que puedan saltar treinta centímetros.
A veces el talento es más grande que la persona, hay personas
muy talentosas, pero fallan en su carácter y en su compromiso, no
pude reconocerse nada más el talento y pasar por alto sus
deficiencias.
¿No ha conocido a personas que debieran estar en la cima pero no
lo están?
El caso clásico de Judas, tenía talento, tenía un llamado, pero su
falta de carácter le dejó fuera.
Saúl el rey de Israel, tenía un llamado, tenía un talento, era
diestro en las armas, pero su falta de carácter, le dejó fuera.
El filósofo Ralph Waldo Emerson debió haber conocido personas
así porque dijo: “El talento en sí mismo es sólo un adorno y un
espectáculo”.
El talento puede darnos una ventaja sobre los demás, por esa
razón, el talento natural es uno de los dones más grandes de la
vida, pero esa ventaja sólo dura un tiempo corto.
El escritor musical Irving Berlin comprendió este principio cuando
dijo: “Lo más difícil acerca del éxito es que tienes que
mantenerte siendo exitoso. El talento es sólo el punto inicial en el
negocio. Uno tiene que mantener ese talento funcionando”.
Muchas personas talentosas que comienzan con una ventaja con
respecto a los demás, pierden esa ventaja porque se apoyan en
ese talento en lugar de elevarlo. Asumen que el talento por sí
mismo los mantendrá en ventaja. Ellos no se dan cuenta del
principio que dice: “Si sólo navegan sin remar, otros pronto les
pasarán”.
El talento es más común de lo que ellos piensan. El autor de
grandes éxitos de librería Stephen King afirma: “El talento es más
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barato que la sal. Lo que separa a los individuos talentosos de los
exitosos es: El esfuerzo completo”.
Entonces, nos damos cuenta que se necesita más que talento para
lograr algún fruto.
Todos, absolutamente todos tenemos algún talento, algunas
personas parecen árboles frondosos con tanto talento, parecen ser
más bendecidas, es probable que algunos de nosotros tengamos
menos habilidades, pero debe saber esto: Todos tenemos algo que
podemos hacer bien.
Un pavo real convidó a una grulla a un festín suculento. Durante el
banquete se puso a discutir con los comensales acerca de cuál de
los dos poseía mejores dones personales.
Abriendo el pavo real su cola, decía que aquel abanico de
finísimas plumas no tenía en el mundo otra cosa que le igualara en
perfección y hermosura.
- Ciertamente – respondió la grulla -, confieso que eres más
hermoso que yo, pero aunque tus plumas son más vistosas que las
mías, no te sirven para volar.
- Yo, con mis alas – prosiguió la grulla -. Puedo elevarme hasta
las nubes, contemplando bajo mis pies todas las maravillas de la
tierra.
Así que nadie tenga en menos a su vecino, que Dios a cada uno da
su cualidad.
Autor Anónimo
En su libro: Ahora, descubra sus fortalezas, Marcus Buckingham Y
Donald O. Clifton dicen que cada persona es capaz de hacer algo
mejor que otras diez mil personas.
Así que debe desarrollar el talento que tiene, no el que quiere.
Árbol confundido
Había una vez, algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un
tiempo que podría ser cualquier tiempo, un hermoso jardín, con
manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos
felices y satisfechos.
Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol profundamente
triste. El pobre tenía un problema: "No sabía quién era."
"Lo que te falta es concentración", le decía el manzano, "si
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realmente lo intentas, podrás tener sabrosas manzanas. ¿Ve que
fácil es?"
- No lo escuches, exigía el rosal. Es más sencillo tener rosas y
"¿Ves que bellas son?"
Y el árbol desesperado, intentaba todo lo que le sugerían, y como
no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado.
Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al
ver la desesperación del árbol, exclamó:
- No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de
muchísimos seres sobre la tierra. Yo te daré la solución. No
dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas. Sé tú
mismo, conócete, y para lograrlo, escucha tu voz interior. Y dicho
esto, el búho desapareció.
- ¿Mi voz interior...? ¿Ser yo mismo...? ¿Conocerme...?, se
preguntaba el árbol desesperado, cuando de pronto, comprendió. Y
cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo
escuchar su voz interior diciéndole:
- Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni
florecerás cada primavera porque no eres un rosal. Eres un roble,
y tu destino es crecer grande y majestuoso. Dar cobijo a las aves,
sombra a los viajeros, belleza al paisaje... Tienes una misión
"Cúmplela". Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se
dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado.
Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos.
Y sólo entonces el jardín fue completamente feliz.
Y tú... ¿dejas crecer el roble que hay en ti? En la vida, todos
tienen un propósito que cumplir, un espacio que llenar.
No permitas que nada ni nadie te impida conocer y compartir la
maravillosa esencia de tu ser.
Pero sobre todo recuerda, jamás podrás conocer el propósito de
tu vida si no rindes tu corazón a aquel quién te creo. Conocer a
Dios es encontrar el propósito de Dios para nuestra vida.
De nada sirve que sepas cuál es tu talento, si no se es una
persona que tome decisiones:
Creer eleva tu talento.
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La pasión estimula tu talento.
La iniciativa activa tu talento.
El enfoque dirige tu talento.
La preparación posiciona tu talento.
La práctica afina tu talento.
La perseverancia sostiene tu talento.
El valor prueba tu talento.
La disposición de aprender amplía tu talento.
El carácter protege tu talento.
Las relaciones influyen en tu talento.
La responsabilidad fortalece tu talento.
El trabajo en equipo multiplica tu talento.
Es importante hacer notar algunas cosas que no requieren de
talento, y que sin embargo, son esenciales para un buen uso del
talento.
La puntualidad, el esfuerzo, la paciencia, la ayuda desinteresada,
son importantes, pero no se necesita ningún talento para ni una de
ellas, y sin embargo sin ellas, el talento no da fruto.
Mire, las personas que descuidan la importancia de tomar
decisiones correctas, para soltar y aprovechar al máximo sus
talentos, continuamente tienen un mal desempeño.
Su talento le permite sobresalir, como ocurrió en esta parábola,
al que se le dio un talento sobresalió en las páginas de la Biblia,
pero sus malas decisiones les hacen descender.
Mateo 25: 24-26 Pero llegando también el que había recibido un
talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas
donde no sembraste y recoges donde no esparciste; 25 por lo cual
tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo
que es tuyo. 26 Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y
negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde
no esparcí.
Ahí miramos, el talento no fue suficiente, su negligencia, su
maldad le hizo perder el talento.
El talento da oportunidad, pero las malas decisiones cierran las
puertas. El talento es concedido, pero debe ganarse el triunfo.
Miren, mis amados hermanos, la vida es un asunto de decisiones y
cada decisión que hacemos, nos hace.
¿Qué hará por su carrera? ¿Con quién se casará? ¿Dónde vivirá?
¿Cuánta educación obtendrá? ¿Qué hará con el día de hoy? No
Tener talento no es suficiente 12 de 15
obstante, una de las decisiones más importantes que hará es: ¡En
quién se convertirá!
No basta tener talento, porque al final el talento es dado por
Dios, sino más bien cómo cuidar y hacer crecer ese talento.
Si el talento fuera suficiente, la Biblia no nos advirtiera acerca
de la negligencia:
Mateo 25:26-28 Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y
negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde
no esparcí. 27 Por tanto, debías haber dado mi dinero a los
banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los
intereses. 28 Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez
talentos.
La persona que tiene talento o talentos y no los pone a trabajar,
o no se nota el fruto de ellos, tarde o temprano será quitado,
¿de qué sirve tener el talento o el llamado al pastorado si no me
capacito, si no lo ejerzo, si no lo cuido, si no lo hago crecer?
Mateo 21:43 Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado
de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él.
NVI 1984 Por lo tanto, pongan mucha atención. Al que tiene,
se le dará más; al que no tiene, hasta lo que cree tener se le
quitará."
Cuánta gente talentosa en lugar de cuidar su talento, ponerlo a
trabajar, no lo hace, se echa a la hamaca, y piensa que por tener
un talento no necesita trabajarlo.
Lamentablemente el talento no es sinónimo de madurez espiritual,
ni emocional. Tampoco de crecimiento, ni de eficacia.
Imagínese a una persona con el mayor talento nunca antes visto,
pero es de doble ánimo, tiene el llamado y el talento para ser el
mejor pastor, el mejor evangelista, el mejor maestro, el mejor
apóstol, el mejor profeta, el mejor dador, el mejor ayudador, el
mejor moderador, el mejor profesional, el mejor estudiante, el
mejor atleta, tiene la fortaleza, el físico, la preparación, pero es
de doble ánimo: Santiago 1:8 El hombre de doble ánimo es inconstante en todos
sus caminos.
DHH porque el que hoy piensa una cosa y mañana otra no es
constante en su conducta.
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BPD ya que es un hombre interiormente dividido e inconstante en
su manera de proceder.
Usted seguramente conoce personas con un extraordinario talento.
Pero también conoce que los vicios, el alcoholismo, la droga, la
vida disoluta, no solo a impedido que siga desarrollando su talento,
sino que incluso llega a perder la vida.
Porque el talento no da integridad, el talento no da fuerzas para
trabajar, el talento no tiene la virtud de hacerle de un ánimo, ni
de mantenerle lejos de las tentaciones.
El talento por sí sólo no sirve, sino va acompañado de las demás
virtudes, diligencia, santidad, perseverancia, saber trabajar en
equipo, delegar responsabilidades o tareas, saber cuidar el
carácter, y sobre todo el saber cuándo y en donde invertir ese
talento.
Sin embargo, déjeme decirle que todas las virtudes que antes
nombre, no sirven para dar talento o talentos a las personas, los
talentos los da Dios, y si Dios nos los da debemos ponerlos a
trabajar, sobre todo para bendecir al pueblo de Dios, para
engrandecer su nombre, su obra.
Y quisiera preguntarte: ¿Qué ha puesto Dios en tus manos, que
talentos o recursos te ha dado para bendecir?
Eso que puso Dios en tu mano, no es una casualidad, mucho menos
lo puso en tus manos por equivocación, los puso con un propósito
divino ¿qué estás haciendo con ellos?
¿Lo estás escondiendo porque tienes miedo de volverte pobre?
¿Lo estás escondiendo tal vez porque eres malo y negligente?
¿Qué estás esperando para poner a trabajar ese talento que Dios
te ha dado?
Si no tienes un corazón para Dios, acompañado de tiempo,
perseverancia, entrega, pasión, decisión, ese talento no dará
ningún fruto y entonces sé dará paso a lo que dice el último verso
Mateo 25: 29-30 Porque al que tiene, le será dado, y tendrá
más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. 30 Y al
siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y
el crujir de dientes.
De manera que el talento, sin disposición para trabajarlo de nada
sirve. Así que:
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La parábola de los talentos ha dejado una gran impresión en mí
durante mucho tiempo. ¿Qué querría Dios que nosotros
aprendiéramos de ella?
He pensado cosas que me gustaría compartir para concluir:
1. No todos tenemos la misma cantidad de talentos.
2. Dios sólo requiere que usemos los que tenemos.
3. Dios no desea que nos comparemos con otros.
4. No debemos usar nuestros talentos de manera egoísta.
5. Dios requerirá de nosotros sólo aquello que él nos había dado.
6. Nuestro concepto de Dios determinará cómo usamos nuestro
talento.
7. La simple obediencia a lo que conocemos agrada a Dios.
8. Cuando usamos lo que tenemos, Dios nos dará más.
9. Dios desea que nuestras vidas sean fructíferas.
10. Es un grave pecado enterrar nuestros talentos.
11. La fidelidad es más importante que hacer grandes cosas.
Dios nos ha dado talentos a cada uno de nosotros para que los
usemos. Dios desea que hagamos lo que seamos capaces de hacer.
Esto incluye el trabajo que hacemos en nuestros oficios, la ayuda
que les brindamos a los necesitados, nuestro trabajo en la
comunidad y en la iglesia. A veces somos llamados a trabajar de
forma anónima.
Recuerda, hasta dar un vaso de agua fría tiene su recompensa.
Dios está interesado en las pequeñas cosas así como en los
deberes más notables.
No busquemos las cosas grandes hasta que no hayamos aprendido
la fidelidad en las cosas pequeñas.
Fuente: Wayne Miller, Junto a Aguas de Reposo
Porque a todo el que tiene, más se le dará, y tendrá en
abundancia; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. -
-Mateo 25:29
Es tiempo de traer a la mente que le ha dado Dios, qué talentos
tiene, como dicen algunas revisiones; monedas, algunas dicen que
eran de oro, y otras de plata, unas nos hablan de kilos y otras de
bolsas con dinero.
Pero, tal vez usted tenga el talento de animar a las personas, de
consolarlas, de traerlas a los pies de Cristo, de evangelizarlas, de
exhortar o animar a la gente.
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Tal vez Dios le dio el talento de dar, de apoyar, de ayudar, de
ser un dador generoso, de servir, no esconda su talento.
De lo mejor en su casa, si me permite todos tenemos el talento
de amar, de abrazar, de ser afectuosos, de entregarnos.
¿Lo está haciendo?
Con lo que Dios le ha bendecido, es hora de bendecir a los demás.
¿Cuándo comenzará?
El éxito de los demás fue que pusieron a trabajar, lo que Dios les
había dado.
Dios no le va a pedir algo que no le ha dado.
Algunas ideas fueron tomadas de John C. Maxwell.
Algunas ilustraciones no son de mi autoría, el crédito es para sus
autores.
Pastor: Juan Carlos Hoy Romero