Testar completo

24
Sistemas de reparto de presas y sistemas de parentesco entre grupos cazadores-recolectores * Alain Testart Maison des Sciences de l'Homme Artículo publicado en Man (N.S.) 1987, 22: 287-304 Este artículo propone que hay dos formas principales de reparto de presas entre grupos cazadores-recolectores nómades. En una, la distribución es iniciada por el cazador mismo quien reparte la presa. En la otra, el proceso es iniciado por personas que no son el cazador: luego de la caza el cazador es desposeído de la presa que es apropiada por alguien más, quien luego la reparte. Esta última forma se encuentra en Australia. De esta distinción se deriva una hipótesis para explicar la diferencia entre sistemas de parentesco de aborígenes australianos y aquéllos de otros grupos cazadores-recolectores. Desde hace un tiempo sabemos que los grupos cazadores- recolectores comparten las presas obtenidas. Los reportes más recientes han insistido en el hecho de compartir y en su alcance, mostrando que la presa es usufructuada por un cierto número de gente aparte del cazador, es decir, del productor. 1 El compartir, entonces, es visto desde la perspectiva del consumo, es decir, en términos de su destino final. Este artículo, sin embargo, se concentra en la forma en que este destino final es alcanzado. Deseo mostrar, primero, que hay dos formas principales de repartir la presa. En una, el sistema A, el acto de compartir es iniciado por el productor: el mismo cazador reparte la presa. En la otra, el sistema B, el proceso es iniciado por personas distintas al productor: luego de la caza, el cazador es desposeído de la presa, la cual es apropiada por alguién más, quien luego la reparte. Estos dos sistemas se muestran en la figura I.

description

socio 1

Transcript of Testar completo

Page 1: Testar completo

Sistemas de reparto de presas y sistemas de parentesco entre grupos cazadores-recolectores*

Alain TestartMaison des Sciences de l'Homme

Artículo publicado en Man (N.S.) 1987, 22: 287-304

Este artículo propone que hay dos formas principales de reparto de presas entre grupos cazadores-recolectores nómades. En una, la distribución es iniciada por el cazador mismo quien reparte la presa. En la otra, el proceso es iniciado por personas que no son el cazador: luego de la caza el cazador es desposeído de la presa que es apropiada por alguien más, quien luego la reparte. Esta última forma se encuentra en Australia. De esta distinción se deriva una hipótesis para explicar la diferencia entre sistemas de parentesco de aborígenes australianos y aquéllos de otros grupos cazadores-recolectores.

Desde hace un tiempo sabemos que los grupos cazadores-recolectores comparten las presas

obtenidas. Los reportes más recientes han insistido en el hecho de compartir y en su alcance,

mostrando que la presa es usufructuada por un cierto número de gente aparte del cazador, es

decir, del productor.1 El compartir, entonces, es visto desde la perspectiva del consumo, es

decir, en términos de su destino final. Este artículo, sin embargo, se concentra en la forma en

que este destino final es alcanzado. Deseo mostrar, primero, que hay dos formas principales de

repartir la presa. En una, el sistema A, el acto de compartir es iniciado por el productor: el

mismo cazador reparte la presa. En la otra, el sistema B, el proceso es iniciado por personas

distintas al productor: luego de la caza, el cazador es desposeído de la presa, la cual es

apropiada por alguién más, quien luego la reparte. Estos dos sistemas se muestran en la figura

I.

Sistema A P p o P p

Sistema B P p o P p

Figura I. Los dos sistemas de reparto de la presa. P simboliza al(os) productor(es), p a los otros. La flecha sobre P representa el proceso de producción, las flechas por debajo muestran el movimiento de las partes en el proceso de distribución.

Page 2: Testar completo

En segundo lugar, deseo mostrar que los dos sistemas se basan en sociedades estructuradas

de manera muy diferente. En otras palabras, así como que las relaciones entre el productor y el

no-productor son diferentes en los dos sistemas, las estructuras socialles--fundamentalmente los

sistemas de parentesco--son completamente diferentes.

Sistema A

De alguna manera, este sistema parece ser el más simple, pero es en verdad el más

complejo. Al decir ésto no estoy tratando de proponer una paradoja. Hay menor riesgo de

desentendimiento en situaciones que son muy evidentemente complejas. En cambio, la

simplicidad aparente a menudo implica ignorar motivos y estructuras ocultos. Somos incapaces

de ver las dificultades, y entonces no nos hacemos preguntas. Por esta razón deseo

concentrarme en el primero de los sistemas y mostrar las categorías económicas involucradas,

aunque voy a sostener que no puede ser entendido sin referencia al sistema B.

El concepto de apropiación comunal ha sido frecuentemente usado con referencia a grupos

cazadores-recolectores, quienes comparten sus alimentos. El modelo del noble salvage y la idea

de comunismo primitivo han sido muy a menudo proyectados sobre evidencia inadecuada y

análisis insuficiente. Reiteradamente, lo que se afirma es que cada uno tiene el derecho a una

parte. Pero el análisis detallado revela un proceso muy diferente. Sólo la falta de estudios del

fenómeno ha permitido proponer: 'cada uno'...Documentación precisa como la que poseemos,

sin embargo, revela algo muy diferente.

Como ejemplo preliminar podemos considerar a los Shoshone de Nevada. Harris (1940:

47) dice que 'el animal pertenece al hombre que lo asestó'. Pero se agrega inmediatamente a

ésto el dato de que esta propiedad era enteramente una cuestión de prestigio, ya que el animal

era en verdad ampliamente distribuido. Pareciera que los antropólogos que se enfrentan con

sistemas de reparto siempre vacilan entre la idea del cazador como dueño de la presa que él ha

obtenido, y la idea opuesta de que él no es su dueño--o, al menos, de que esta propiedad es de

una forma pura (una cuestión de prestigio)--ya que a la larga el cazador da su presa a otros.

Pero uno sólo puede dar lo que uno tiene, y nos vemos forzados a concluir que el cazador es el

dueño del resultado de su propio trabajo. Es porque el producto le pertenece que él lo puede

repartir. El regalo de este producto o, mejor, de parte de este producto es entonces uno de los

usos posibles de su propiedad. Al usar su propiedad de este modo, el dueño/dador deniega su

valor de uso; para el dador, el regalo es una forma de consumo, como lo es el acto de comerla o

destruirla. Es, en un doble sentido, una forma productiva de consumo. Antes que nada, aunque

el dador destruye el valor de uso del producto que es repartido, este valor permanece para el

receptor, para quien el regalo crea valor de uso. En segundo lugar, a través del acto de dar, el

2

Page 3: Testar completo

dador recibe algo: ya la esperanza de recibir un regalo en agradecimiento, ya prestigio o el

afianzamiento de un vínculo con el receptor. El hecho de que el cazador reparta su presa no

implica que él no sea el dueño desde el principio; todo lo que implica es que sólo era un dueño

temporario. Debemos concluir, entonces, que cuando el cazador reparte su presa, cuando es él

quien controla el proceso de distribución, lo que es apropiado es, sobre todo, el resultado de su

trabajo.

Dos preguntas se derivan de ésto:

1. Cómo se determina la identidad del productor? En otras palabras, quién es visto como

dueño? Aunque la respuesta es sencilla en el caso de cacería individual, el quid de la pregunta

es claro cuando varios cazadores participan de la caza.

2. En qué términos se realiza la repartición? Cómo se decide quién debería ser incluido en

el sistema de distribución?

La respuesta a estas preguntas varía claramente de cultura a cultura. Pero en todos los

ejemplos considerados un hecho central permanece invariable: siempre es el productor

(designado, de acuerdo con los términos culturales de la sociedad en cuestión, al final del

proceso de trabajo) quien es visto como dueño de la presa y quien, por lo tanto, preside sobre

su distribución.

El segundo ejemplo, los Esquimales de Ammassalik en la costa de Groenlandia, ha sido

seleccionado porque se dispone de una descripción extremadamente detallada del reparto de la

presa (Robbe 1975). Podemos empezar diciendo que en el caso de cacería individual la

apropiación ocurre como ocurre entre los Shoshone y no plantea problemas adicionales. En el

caso de cacería de focas, sin embargo: 'el animal pertenece enteramente a la persona que lo ha

capturado'. La foca es llevada a la aldea, donde la esposa del cazador la corta en dieciseis

pedazos, que son redivididos y distribuidos entre el cazador, su esposa, sus hijos, sus padres,

parientes políticos, siblings, las esposas de sus siblings, sus primos en primer grado y los

ancianos de la aldea.

Entonces, a quién va un animal capturado colectivamente? Robbe (1975) describe un caso

de distribución de oso que él ha observado:Virtualmente todos los habitantes de la aldea estaban allí, parados alrededor del animal en tres círculos casi concéntricos: Harald y los cinco participantes (aquéllos que habían sido parte de la cacería), luego los otros hombres de la aldea que iban a tomar parte en el descuartizamiento del oso, conocidos como los avisivertit (de avigsivoq, 'el que descuartiza'), y finalmente las mujeres y los niños.

Esto refuerza la impresión inicial y general de que todos y cada uno, no sólo los

productores, disfrutan de la presa. Pero este aparente comunismo alimentario no responde al

análisis. La descripción y explicación de Robbe muestran que el oso pertenece a:

3

Page 4: Testar completo

1. 'el primer individuo que lo vio' (en este caso, el Harald mencionado arriba). Este dueño

es llamado el naniteq; sus derechos son perfectamente enendidos y respetados, pues él es el

primero en abrir el oso una vez que ha sido cuereado y en tomar su parte--la más grande. El

obtiene la piel, la cabeza, el cuello, los cuartos traseros, la columna vertebral y las vísceras.;

2. los cinco participantes en la cacería, los ningertit, los que en efecto capturaron al oso.

Cada uno recibe o un pie o la cola;

3. los avigsivertit, los que no participaron en la cacería pero obtienen una parte pues

estaban presentes al momento de descuartizar al animal. Estos se dividen el resto, los cuartos

delanteros, los músculos del estómago y los flancos.

Lo expuesto presenta dos problemas. Primero, el hecho de que los que no participaron en

el proceso de trabajo (los avigsivertit) recibieran una parte contradice el principio de la

apropiación por el productor? Cada uno de ellos sólo obtuvo una porción mucho más pequeña

que el ningertit o los naniteq. Pero, y este es el punto crucial, las porciones que sí obtuvieron

'hubiesen pertenecido al ningertit si el animal hubiera sido descuartizado en el lugar de captura,

cuando cada uno de los participantes hubiese obtenido cinco partes'. Por lo tanto, nada del

animal va automáticamente y por derecho a los no-productores. Los cazadores podrían haber

descuartizado el animal en la zona de caza (y otros ejemplos dados por Robbe muestran que

ésto de hecho ocurre). Entonces, al llevar el animal entero a la aldea, los productores habían ya

hecho una elección, la de dar parte del animal a los no-productores, un regalo que de ninguna

manera menoscaba el principio de apropiación de la presa por los cazadores.

En segundo lugar, el naniteq es el primer individuo en ver al oso o sus huellas. 'Este

individuo, hombre, mujer o niño, no necesita verse involucrado en la captura del animal'

(Robbe 1975). Aun cuando no haya contribuido a la muerte del oso, el naniteq participó

efectivamente en el proceso de trabajo, pues ningún oso hubiera sido capturado si él no lo

hubiese visto. El naniteq, por tanto, junto con los ningertit, es un participante en la cacería. Los

límites impuestos sobre el grupo de cazadores nos parece arbitrario y extraño. El número de

ningertit se limita a cinco: las primeras personas que logran tocar el animal. La posición

preeminente del naniteq nos parece extraña e injusta para con los que arriesgaron sus vidas al

atacar al oso. Sin embargo, esta reacción es parcialmente injustificada pues, en la totalidad de

la actividad cinegética, la ubicación de la presa es tan decisiva y a menudo más difícil que la

matanza. No obstante, en líneas generales, la división del animal entre los participantes en la

cacería aún parece algo arbitraria: por qué hay exactamente cinco ningertit? Por qué se designa

ningertit a los primeros cinco individuos que tocan el animal, si algunos de ellos tal vez sólo le

infligieron heridas leves o lo tocaron recién cuando ya estaba muerto? Por qué la persona que

sólo por casualidad vio el animal obtiene la mejor parte? Todo ésto nos parece arbitrario

porque asumimos que el trabajo debiera ser remunerado de acuerdo con su cantidad y sus

4

Page 5: Testar completo

calificaciones. Pero ello comporta olvidar que la noción de trabajo abstracto, comparable y

cuantificado sólo aparece históricamente con el intercambio generalizado de mercancías, y no

se aplica a las sociedades cazadoras-recolectoras. Así, el sistema de reparto entre el naniteq y

los ningertit resulta una solución original al problema de la división del producto del trabajo

colectivo entre los trabajadores de una sociedad donde la noción de trabajo abstracto no existe.

Así, ésta es la respuesta dada por los Esquimales de Ammassilik y su cacería de oso a la

primera de nuestras preguntas. Respecto de otras presas y en otras áreas esquimales se proveen

diferentes respuestas: de acuerdo con la situación, el dueño titular es o el primero en ver el

animal, o el primero en tocarlo o, nuevamente, la persona que lo ha matado. Estas son algunas

de las formas en que se define al productor-dueño. Ellas tienen dos elementos en común que

son importantes para nuestra argumentación:

1. El hecho de que el dueño es elegido entre los participantes en la cacería, es decir, entre

todos aquéllos que se vieron involucrados en el proceso de trabajo;

2. que tal elección se hace en base a una de las fases del proceso de trabajo. Es, por tanto,

el proceso de trabajo lo que domina el sistema entero.2

A primera vista, el sistema de los !Kung Bushmen [Bosquimanos] parece ser

completamente diferente. No es el cazador que ha matado al animal o el primero que lo ha

tocado quien se lo apropia, sino más bien el dueño de la primera flecha que penetró de manera

suficientemente profunda en la piel de animal como para que el veneno haga efecto (Marshall

1976: 358). Dado que las flechas son los objetos de un importante sistema de intercambio,

* Este artículo fue presentado por primera vez en enero de 1985, en el seminario de Etnociencia del Laboratorio Etnobotánico y Etnozoológico del Museo Natural Nacional y del UA 882 del CNRS. Su presente versión se ha beneficiado enormemente gracias a los comentarios y a las discusiones con los miembros del seminario y, en particular, gracias a material inédito suministrado por Pierre Robbe y Serge Bahuchet, cuando ellos ofrecieron sus propios seminarios durante el mismo período (Ver Robbe 1984 y Bahuchet 1984). El artículo también fue presentado en su versión en inglés a la IV Conferencia Internacional sobre Sociedades Cazadoras y Recolectoras (London School of Economics, 8-13 Septiembre 1986) y se ha beneficiado con los comentarios de muchos participantes. El artículo elabora, de manera algo diferente, las tesis y la información dadas en el capítulo 2 de Communism primitif (1): économie et idéologie (París, Maison des Sciences de l'Homme, 1985).

1 Es necesario aclarar de una vez por todas el término productor, tal como se lo aplica al cazador. Sin duda, este uso va en contra de una larga tradición en Arqueología Prehistórica, que usa el término 'predadores' para describir grupos cazadores-recolectores y que restringe el término productor a los grupos agricultores. Una oposición de este tipo puede tal vez ser justificada en términos de los fines descriptivos que propone, pero es enteramente incorrecta en términos de análisis económico. La caza es un proceso de producción de la misma manera en que lo es, por ejemplo, la extracción minera, ya que es una actividad que requiere del uso de herramientas y produce un producto final que no estaba allí al iniciarse el proceso de trabajo. La diferencia entre grupos cazadores-recolectores y agro-pastoriles puede quizás definirse en un nivel muy general diciendo que los segundos cambian la naturaleza muy profundamente, creando campos, especies domésticas, etc. Puede también definirse con más precisión en términos del proceso de trabajo, diciendo que el objeto de trabajo (aquéllo a lo que se aplica el trabajo) es natural y dado para grupos cazadores-recolectores, mientras que es el resultado de un trabajo previo para grupos agricultores y pastores. La diferencia reside en la naturaleza de la producción pero no en la presencia o ausencia de producción. (Debiera quedar claro que uso aquí la terminología marxista que distingue el objeto, los medios, y el resultado del trabajo en el proceso de trabajo).

5

Page 6: Testar completo

conocido como el Hxaro (Wiessner 1982), el dueño (hombre o mujer) de la flecha, y por tanto

de la presa, puede no haber contribuido en absoluto en la cacería que le permite adquirir la

presa. En la práctica, este sistema es idéntico a los de los grupos cazadores-recolectores ya

mencionados, pues quien usa la flecha ha decidido cuándo usar una flecha que le pertenece, o

que le fue prestada y pertenece por tanto a otro (Marshall 1976: 359). En último análisis, es la

persona que mata al animal quien toma la decisión. Si usa una de sus propias flechas decide

conservarlo o si usa una que le ha sido prestada transfiere los derechos de propiedad al dueño

de la flecha. Es lo mismo que ceder la presa que se ha matado con una flecha propia. El hecho

de que el cazador sea capaz de transferir el derecho a un tercero a través de su elección de la

flecha revela que es fundamentalmente él quien detenta este derecho, así como el acto de

regalar demuestra la propiedad del objeto entregado.

En consecuencia, todo lo expuesto no invalida el hecho de que la presa pertenece a la

persona que la ha matado. En términos del primer tipo de distribución resultante, el cazador

dispone de su propia presa. Por su elección de la flecha decide ya conservarla para sí, ya darla a

otro: éste es el segundo nivel de distribución. Esta distribución determina la persona que es

vista por todos como el dueño de la presa y, por tanto, quien la distribuirá entre los miembros

del campamento. Esta otra distribución, a la que Marshall considera la primera, es nuestro

tercer nivel de distribución, y redivide el animal entre los cazadores y el dador de la flecha,

cuando su dueño no es la persona que la confeccionó. Esta distribución, la primera que puede

ser considerada como un acto de compartir, implica el reparto del animal entre todos los

productores: los que han participado directamente en la cacería y la persona que ha participado

indirectamente contribuyendo a la confección de la flecha, uno de los medios de producción

usados. Debiera enfatizarse que el resultado de esta distribución pareciera anular el de la

segunda: si al final de la segunda los derechos del cazador parecen transferirse al dueño de la

flecha, en otras palabras, a quien no ha participado en la cacería, en la tercera distribución el

producto retorna nuevamente a los cazadores. Así, los productores obtienen el animal mientras

el dueño de la flecha obtiene el prestigio de haber presidido sobre la distribución. La presa es

2 Información adicional provista por Robbe en el seminario antes mencionado revela la existencia de un sistema jurídico muy preciso y complejo. Pongo esta información en mis propios términos, que seguramente no serían los de él. Cualquiera sea el animal y el tipo de cacería en juego, el reparto es organizado en relación con dos eventos principales: el transporte de la presa desde la zona de caza hasta el campamento y el descuartizamiento del animal. Aquéllos que, como cazadores o rpoductores, tienen derechos sobre el animal son los que estaban presentes durante su cacería; el transporte del animal cierra esta primera fase de atribución. Las partes que en ella se distributen son pramente teóricas y representan os derechos ganados sobre el animal, los cuales sólo serán definitivamente definidos cuando el animal es efectivamente descuartizado. El descuartizamiento se produce o bien donde la cacería aconteció, o bien en el campamento, fuera o dentro de la casa del dueño. De acuerdo con la ubicación geográfica del descuartizamiento, las partes que son adquiridas por cada uno de los que tienen derechos como cazadores son diferentes. Una vez finalizado el descuartizamiento, las partes son definitivamente adquiridas; cada una de las personas que tiene una de las partes posee derechos exclusivos e individuales sobre ella, lo que no le impide redistribuirla entre el grupo familiar al que pertenece.

6

Page 7: Testar completo

nuevamente distribuida (la segunda distribución de Marshall y nuestra cuarta distribución) por

los que recibieron una parte, es decir, por los productores quienes la distribuyen entre sus

parientes: es sólo a este nivel que los que no contribuyeron en absoluto en la cacería son

incluídos. Los parientes, a su vez, redistribuyen. Para sintetizar, aquí como en otros casos, la

dirección de las sucesivas formas de distribución es, en último análisis, determinada por uno de

los estadios del proceso de trabajo.

El sistema de los Aka Pygmies, tal como lo describe Bahuchet (1984), parece ser muy

similar al sistema !Kung, ya que aquí el cazador puede usar un dardo que no le pertenece; en

este (bastante inusual) caso, es el dueño del dardo más que el cazador quien obtiene la presa.

Sino, el dueño de la presa es quien primero la asesta; es el arma en sí la que es vista como

responsable por la muerte, y el dueño de la presa es, por consiguiente, el dueño del arma. Es

éste quien descuartiza la presa y la reparte entre quienes han participado en la cacería;

finalmente, cada uno de los cazadores redistribuye entre su propio grupo familiar. Como en el

caso !Kung, el sistema de reparto establece una clara distinción entre los productores, quienes

reciben primero, y los parientes, quienes reciben en segundo lugar. Finalmente, ambos sistemas

comparten una similitud cultural en lo que hace al rol central del instrumento de producción (la

flecha o el dardo) y a la forma en que el dueño es designado, mientras que en el mundo

esquimal siempre es la acción del cazador lo que importa.

En todos estos casos, al final del proceso de trabajo el producto pertenece al productor

quien se designa según una forma específica y arbitraria de atribución. El productor dispone

del producto y finalmente distribuye las partes. En tales sociedades, el sistema de reparto es

sólo un fenómeno secundario si se lo compara con las relaciones sociales que determinan que el

producto retorne al productor. La insistencia en las instancias de reparto no debiera ocultar el

hecho crucial de que es el productor (a veces, colectivo) y no la comunidad el que se apropia

del producto.

Sistema B

El sistema B es enteramente diferente. Dos observaciones iniciales pueden servir a manera

de introducción. Una proviene de un temprano texto de Dawson (1881: 22) quien observó que

entre los aborígenes australianos de Victoria: 'cuando un cazador lleva la presa al campamento,

renuncia a todo derecho sobre ella y debe hacerse a un lado, permitiendo que la mejor porción

sea regalada y contentándose con obtener la peor'. Una segunda observación proviene de

Mountford (1965: 17) quien, refiriéndose a los Pitjandjara de Australia central, afirma que:

'Cuando un aborígen llega al campamento con un canguro al que ha asestado con su dardo y

que ha acarreado probablemente por varias millas, arroja la carcasa del animal a los pies de

7

Page 8: Testar completo

otro aborígen, se sienta a la sombra de un árbol, y aparentemente no se preocupa más por el

asunto.'

Australia es fácilmente distinguible de las sociedades antes examinadas en dos aspectos: 1.

el cazador obtiene las peores partes; así, en términos de resultado, la distribución es

desfavorable para el cazador; 2. el cazador no preside sobre la distribución--no tiene control

sobre su producto. El problema que emerge, entonces, es el de quién preside sobre la

distribución y cómo es elegido. Las particulares formas de esta selección varían de una región a

otra. Sin embargo, quien preside es siempre alguien diferente al cazador, alguien que es elegido

fuera del grupo que ha participado en la cacería, alguien fuera del grupo de productores y

alguien elegido independientemente de los procedimientos vinculados a la cacería.

Entre los Wotjobaluk y otras tribus sudorientales, son los hombres mayores y ancianos

quienes reparten la comida entre todos (Howitt 1904: 764, 767). Entre los aborígenes de

Groote Eylandt, los hombres mayores reciben más que los jóvenes y en cada grupo local un

hombre específico, siempre el mismo, una especie de oficial permanente, preside sobre la

distribución (Tindale 1925: 82-3). En todos estos casos el cazador permanece al margen

durante la distribución, y el producto es completamente removido de su esfera, ya que la

distribución es organizada por quienes son socialmente definidos como independientes tanto

del productor (en su persona y en sus acciones) como del proceso de trabajo concreto.

En otras partes de Australia, se dan otras formas de reparto, formas en las que el producto

va, en forma total o parcial, a los parientes políticos del cazador. Este tipo de reparto, el cual es

frecuentemente mencionado, ha sido, sin embargo, rara vez adecuadamente descripto. En

algunos casos, parece que sólo el suegro actúa, como los ancianos entre los Wotjobaluk, como

distribuidor y representante general de todos los que no participaron en la cacería: entre los

Kurnai, el cazador le da el wombat que ha atrapado sin dividir (Fison & Howitt 1880: 262). En

otros casos, el mismo suegro se apropia del producto y, en su carácter de suegro, toma la presa

de su yerno. La descripción de Gould (1967: 53-7) del reparto de la presa entre los Ngatatjara

describe tal situación: cuando un animal del tamaño de un canguro es matado lejos del

campamento, es cocinado allí mismo. Primero es eviscerado y el hombre que lo ha matado

toma el corazón y el hígado a los que come en ese momento y lugar, 'pero, por supuesto, ésto

no es más que un símbolo del acto de compartir que equivale a muy poca cantidad de carne'.

Una vez ue el animal es cocinado, se lo divide entre quienes estaban presentes en la partida de

caza. No es la persona que ha efectivamente matado al animal quien preside sobre la división,

ni es él el primero en recibir. Primero intervienen sus afines, su suegro y sus cuñados, quienes

toman por sí mismos y toman las mejores partes. Luego de ésto, eligen sus hermanos.

Finalmente, el cazador cuyo dardo alcanzó al animal oma el resto--que puede, de hecho, ser

8

Page 9: Testar completo

casi nada si la partida de caza fue grande. Luego de esta división, todos regresan al

campamento y redividen la carne que recibieron entre otras clases de parientes.

La descripción de Gould muestra que, entre los Ngatatjara, el reparto procede3 de acuerdo

con un principio opuesto al que determina el reparto entre los esquimales o los !Kung. Entre

los allíltimos, es quien es considerado el cazador el que decide la distribución: los otros sólo

obtienen lo que éste les quiere dar. Entre los Ngatatjara, son los afines y luego los parientes

cosangíneos quienes toman primero, de forma que el cazador sólo obtiene lo que queda. Entre

los esquimales y los !Kung, la totalidad de los estadios de reparto sucesivos describe un

movimiento que se origina en el cazador como fuente última de decisión. Entre los Ngatatjara,

el movimiento se inicia en el punto que es más remoto respecto del cazador efectivo y se acerca

prograsivamente hacia él, luego de haber pasado por sus parientes más próximos, sus

hermanos.

La forma de reparto entre los Ngatatja es diferente de la que se da entre los Wotjobaluk o

en Groote Eylandt. Entre los últimos, los ancianos o el distribuidor representan un eje fijo

independiente del proceso de trabajo concreto en torno al cual la apropiaciún se organiza. La

apropiación Ngatatjara se dá primero y sobre todo entre los parientes políticos del cazador y

está, por tanto, en relación con el cazador. Pero ésta es una diferencia puramente formal. Los

ancianos y el distribuidor son en verdad definidos independientemente del cazador, y están allí

como representantes de todos los que no participaron en la cacería. Representan, entonces, un

grupo que es definido en relación al cazador y en oposición a él. En todos estos casos, son los

no-productores en relación al proceso de trabajo concreto con el que se ven relacionados los

que se apropian del producto final.

Este principio es similar en los dos tipos de división que hemos examinado, las cuales son

versiones del mismo sistema de reparto. Las diferencias son de dos órdenes. En primer lugar, la

apropiación por los no-productores es, en un caso (el Wotjobaluk o Groote Eylandt), llevada a

cabo indirectamente a través de la mediación de una persona designada, mientras que en el otro

caso (el Ngatatjara) se da directamente, sin intermediarios. Ello demuestra que la existencia de

un distribuidor designado no es esencial para el sistema australiano, existencia que conlleva

poca importancia. La segunda diferencia se refiere a la identidad de los que tienen una posición

privilegiada dentro del sistema de apropiación: los ancianos en un caso y los parientes políticos

en el otro. El mismo principio subyace en ambas: en lo que hace a que el trabajador no se

apropia del producto de su trabajo. Entre los Ngatatjara, os que se apropiasn primero son los

parientes más remotos, los parientes políticos, y los que se apropian último son los más

cercanos, las relaciones de sangre. Entre los Wotjobaluk y en Groote Eylandt, en la medida que

el distribuidor da primero y más a los ancianos, son éstos los que tienen prioridad en el proceso

de apropiación, es decir, los menos productivos, los más alejados del proceso de producción.

9

Page 10: Testar completo

Las dos variantes reflejan una manera de afirmar de forma concreta y vívida que el producto no

es apropiado por el trabajador.

Este sistema establece de manera inmediata, como su condición básica, una oposición

entre productor y no-productor. Lejos de ser una oposición absoluta, la misma es una oposición

relativa a las inatancias específicas del proceso de trabajo es relación al cual se plantea el

problema de apropiación del producto. En otro proceso de trabajo, los trabajadores pueden

variar y la división entre productores y no-productores puede ser diferente. En las sociedades

aborígenes australianas, como en otras sociedades cazadoras-recolectoras nómades donde los

hombres trabajan, no hay una oposición absoluta entre un grupo de productores y otro de no-

productores. Los ancianos ciertamente no trabajan, pero han trabajado cuando eran jóvenes, y

los adultos que hoy los alimentan fueron alimentados por ellos en el pasado. El no-productor

actual es el productor del ayer o del mañana y vice versa. Desde una perspectiva global, a lo

largo de procesos de trabajo particulares y de la sucesión de las generaciones, la oposición de

los productores y los no-productores desaparece. En consecuencia, en estos sistemas de reparto

la no apropiación por el productor inmediato en el contexto de cada proceso particular se

resuelve, en un nivel general, en la apropiación por la comunidad como todo.

Sistemas de reparto y sistemas de parentesco.

Cada uno de estos sistemas establece una oposición entre productores y no-productores de

maneras muy diferentes. El sistema A, el cual plantea el principio de apropiación por el

productor, embarca al productor en una relación individual con su propio producto, por tanto,

lo embarca en una relación consigo mismo. El otro--es decir, el no-productor--sólo existe como

ausencia y término excluido, la persona que no tiene producto, que no es dueño. Es sólo en una

segunda fase, la de distribución, cuando el otro entra como fin potencial del proceso de

distribución: sólo participa al final y asume entonces un rol subordinado. El proceso de

distribución involucra una totalidad de movimientos que invariablemente parten del mismo

individuo, el cazador-productor, el dueño y distribuidor: las partes que de él se toman

alimentan la fábrica social total, con una fuerza que disminuye a medida que se aleja de su

punto de origen. En este contexto deben ubicarse las relaciones de parentesco: los parientes

más cercanos reciben más; los más lejanos reciben menos. Pueden ser puestos en el mismo

grupo en lo que hace a su proximidad geográfica: los que estaban en el campamento durante la

división reciben una parte, mientras que los que estaban ausentes no obtienen nada. Tales

relaciones de parentesco o proximidad son siempre definidas en términos de cercanía y

distancia respecto de un mismo individuo, el productor-dueño y distribuidor, el ego del sistema

10

Page 11: Testar completo

de parentesco. Este es el punto de referencia en relación al que todos los términos se ubican; es

el origen de todos los movimientos y el centro del sistema.

Es, por tanto, fácil ver que semejante sistema de división se corresponde claramente con

una terminología de parentesco de tipo esquimal. Existe isomorfismo entre uno y otra; ambos

son ego-centrados, con una definición semejante de todos los términos, de acuerdo con la

proximidad y distancia respecto de ego. Según el sistema de parentesco basado en el ego, los

parientes se organizan en círculos concéntricos; primero los más cercanos (padre, madre,

siblings, hijos), luego los parientes de primer grado (tíos, tías, primos, etc., según una

terminología que fusiona las dos líneas colaterales), lugo los parientes de segundo grado y así

sucesivamente. Es sabido que este tipo de sistema de parentesco se encuentra entre grupos

cazadores-recolectores que tienen una forma de reparto que coincide con el sistema A:

preponderante en el mundo esquimal y entre los !Kung Bushmen.3

Para concluir esta discusión sobre el sistema A, podemos decir que el parentesco en tales

sistemas:

1. no se relaciona con el principio de apropiación del producto por el productor en

términos de rol y función;

2. se organiza dentro de un sistema centrado en el ego que, en lo que hace a su forma, se

adecua a su función de reforzar la distribución.

En el sistema B, el parentesco es totalmente diferente. Ya que este sistema afirma la no

apropiación del producto por el productor, tiene que de alguna forma especificar quien está en

condiciones de apropiarse del producto: el tema de definición del otro es crucial para este

sistema. Este otro generalmente se define en términos de parentesco. Según una amplia gama

de fuentes (Fison & Howitt 1880: 262; Howitt 1904: 756 y ss.; Spencer & Gillen 1904: 609-

11; J. Falkenberg 1981: 46; etc.), la presa va al suegro del cazador. Sería un error ver al suegro

como una persona siempre individual, definida en relación con el cazador por una relación

puramente interpersonal. En los sistemas de parentesco australianos, la función sólo puede

discutirse en relación a la forma. Estos sistemas definen no la relación entre personas sino las

relaciones entre categorías de personas. Debemos recordar que éstos son sistemas de parentesco

clasificatorios, es decir, sistemas donde los elementos significativos son las 'clases' de

3 No hay suficiente espacio para discutir aquí el sistema de parentesco hawaiano, el cual también se da frecuentemente entre grupos cazadores-recolectores con una forma de reparto del tipo del sistema A. No obstante, por razones que sería muy engorroso discutir aquí, sólo tomo en cuenta grupos cazadores-recolectores nómades y excluyo no sólo a los "almacenadores sedentarios" (Testart 1982a; 1982b), sino también a aquéllos como los Aka Pygmies a los que llamo "de enclave", pues los mismos tienden a modelar sus sistemas de parentesco en base a los de sus vecinos agricultores (testart 1981). Estoy proponiendo una correlación estadística muy gruesa entre sistemas de reparto y de parentesco. Obviamente, no hay una correspondencia estricta que sea válida para todos los grupos, pues es bien conocido que hay otros sistemas de parentesco entre los Bushmen, los esquimales o entre los cazadores canadienses (para una discusión más detallada con base estadística, ver Testart 1985: 231-4).

11

Page 12: Testar completo

parientes, una palabra que usaré en el mismo sentido en que la etnografía australianista habla

de 'clases' matrimoniales. Es sólo en relación a estas clases que el principio de no apropiación

por el productor--que es, en verdad, el de no apropiación por toda la clase al que el productor

pertenece--puede ser especificado.

Unos pocos ejemplos siven paa ilustrar este fenómeno. En toda Australia, los hermanos

son equivalentes: dos hermanos son siempre clasificados dentro de la misma clase de parientes.

Como resultado, el hermano del cazador pertenece a la clase excluida de la apropiación. Por

ejemplo, en Victoria sudoccidental, se dice que el cazador no recibe nada y que sus hermanos

son tratados de la misma forma (Howitt 1904: 765). Entre los Ngatatjara, los parientes políticos

toman primero y los hermanos al final. Los miembros de la sociedad son a menudo agrupados

en linajes y clanes de forma tal que (en términos de esta organización en clanes o linajes) todos

los de un mismo clan o linaje son lo mismo porque pertenecen a la misma clase genérica de

parientes. Así, entre los Maljangaba de New South Wales, la tribu es dividida en mitades

matrilineales y un hombre recibe muy poca carne de sus parientes maternos, pues éstos

pertenecen al mismo grupo de parentesco que él. Ese hombre recibe mucha más carne de su

padre, pues éste no es su pariente materno (Beckett 1967: 459). En el noreste de Arnhem land,

la sociedad está organizada en clanes patrilineales y, cuando un animal es matado por un dardo

dedicado a un clan específico, no son los miembros del clan sino aquéllos cuyas madres

provienen de ese clan los que tienen prioridad en la división de la carne (Thompson 1949:

269). Por último, vimos que con frecuencia son los ancianos quienes se apropian de la carne y,

aunque los textos dicen poco al respecto (quizás porque la costumbre ha ido desapareciendo),

ello puede deberse no tanto a su edad sino a que están en una relación de parentesco con el

cazador, una relación que opone generaciones.

El sistema B, por tanto, presupone estas clases de parientes, estas clases matrimoniales,

mitades, clanes unilineales, niveles generacionales. También presupone una delimitación

objetiva de la sociedad, una división que existe antes e independientemente de ego. Los

términos de parentesco son siempre vistos en relación a un ego específico, refieren al punto de

vista subjetivo y particular de un ego determinado, pero aquí nos vemos confrontados a una

totalidad fija y objetiva que existe independientemente del sujeto.

La sociedad como todo es dividida de esta manera y organizada en clases, siendo cada una

de éstas sólo una parte de la misma totalidad. Estos sistemas de parentesco dividen dividen a la

sociedad de manera tal que nada permanece fuera del sistema. La clasificación es exhaustiva.

Dicas clases sólo tienen definiciones complementarias. Así, la no apropiación por el productor

siempre significa la apropiación por la clase que está en una relación complementaria con él en

la sociedad: relaciones sanguíneas y relaciones afinales, mitades exógamas, generaciones

alternadas; ello es así aun cuando estas biparticiones son intersectadas por otras que se

12

Page 13: Testar completo

organizan en base a diferentes criterios de oposición. El prójimo y el extraño son definidos de

varias formas diferentes. Pero el principio que subyace al sistema B muestra que la apropiación

pertenece al otro y que éste debe ser por tanto entendido como la parte complementaria dentro

del mismo sistema general de referencia. El suegro mencionado por las fuentes importa en

tanto signo claramente recognoscible y específico de tal "otro", pues el suegro representa la

otra mitad, la otra generación.

El sistema B presupone una cierta organización de la sociedad que define lo que puede

llamarse el lugar objetivo de la 'alteridad' u 'otreidad'. Esta es la única definición que explica la

no apropiación por el productor, no apropiación que le permite apropiar al otro. En

consecuencia, en el sistema B la estructura general y la organización básica de la sociedad es

puesta en marcha porque el producto, tomado del productor inmediato, tiene que ir al otro

extremo de la sociedad. Al hacerlo, tiene que atravesar cada una de las principales categorías

en las qe la sociedad es dividida. El sistema A, por su parte, sólo afecta una parte limitada de la

sociedad, la cual se centra en ego como productor y se organiza por referencia a él.

En consecuencia, las relaciones de parentesco jegan un rol toalmente diferene en estas

sociedades. En Australia (la única región en la que se encuentra el sistema B), las relaciones de

parentesco son esenciales para, y ubicadas antes que, el principio de apropiación. Podemos aquí

determinar la persona a la cual el producto va. En tal sentido, me parece que podemos dar

cuenta de la primacía de las relaciones de parentesco en Australia. Podemos entender también

por qué los sistemas de parentesco australianos, tal como se los conoce hasta el momento, son

del tipo clasificatorio iroqués, tipo que fusiona a hermanos y primos paralelos, y diferencia

aprimos paalelos y primos cruzados, con todas las sutilezas de una sociedad organizada en

clanes, mitades, secciones, etc., formas éstas que, aunque diversas, definen a una sociedad

estructurada en clases.

Conclusión

Quiero, a manera de conclusión, destacar tres cuestiones.

1. Sobre la prohibición de consumir la propia presa. La prohibición que impide al cazador

consumir su propia presa está extendida; se pueden encontrar numerosos ejemplos tanto entre

grupos cazadores-recolectores como entre horticultores de Siberia, Norte y Sud América y

Nueva Guinea.4 Es importante comprender que el sistema B, tal como ha sido descripto para

Australia, no puede ser reducido a esta simple prohibición ni puede ser deducido de ella.

4 Jochelson 1910: 20; Levin & Vasil'yev 1964: 680; Clastres 1966: 21; 1972: 168-9; Kroeber 1925: 643, 684, 688; Oosterwald 1961: 65; Haberland & Seyfarth 1974: 244; Hauser-Schaublin 1977: 72.

13

Page 14: Testar completo

Tal prohibición es, primero, limitada en sus efectos. Aunque afecta la circulación del

producto, no es el principio organizador de la sociedad, su estructura subyacente. Los mejores

ejemplos de ello provienen de California meridional y de Siberia, de los Lamut y de los

Yukaghir.5 En estos casos los cazadores intercambian lo obtenido entre ellos. El intercambio

está así acotado a los compañeros de cacería y no afecta la estructura de la sociedad, pues no

hay apropiación por parte de quienes están fuera del grupo que ha participado en la producción.

En el caso australiano, por su parte, el proceso mediante el cual la presa es quitada al cazador

atraviesa a la sociedad como todo. Puede entonces decirse que la diferencia entre la simple

prohibición de que el cazador consuma su presa y el sistema australiano corresponde a la

diferencia entre el tabú del incesto y la exogamia.

Por otra parte, tal prohibición puede explicarse simplemente, en términos de un conjunto

de creencias, como las que conciernen a los espíritus de los animales, los dueños de las

especies, el contacto entre el cazador y su presa, etc. Estas representaciones restringen al

cazador y limitan sus privilegios, ya sea en términos de la relación que supuestamente él tiene

con el dueño de la especie o algún animal clánico, ya sea por el respeto que debe prestar a los

espíritus o almas de los animales. Como resultado, el cazador debe tratar con respeto la piel del

animal, abstenerse de ciertas actividades degradantes, no comer su carne o, por otro lado,

apaciguar y engañar al animal atribuyendo el asesinato a otra persona. La prohibición podría

entonces ser entendida como efecto de una creencia ideológica determinada. Tales creencias

son comunes tanto en Sur y Norte América como en Siberia. Sin embargo, hasta donde he

podido verificar, las mismas están totalmente ausentes en Australia.

Al respecto, el material provisto por Bahuchet es particularmente interesante. El cazador

Aka no consume su presa. No obstante, esta prohibición sólo se aplica a casos en los que la

sangre ha sido derramada: si la presa ha sido golpeada, como cuando se captura presas

pequeñas, o si se la atrapado con una red, el cazador puede comerla. Esto claramente se aplica

al cazador que ha 'adquirido' la presa, la persona que es vista como su 'dueño'. Generalmente,

éste es la persona que ha golpeado primero a la presa. Pero cuando el arma usada pertenece a

una tercera persona, es ésta quien es el dueño y la prohibición de consumir la presa se refiere a

esta tercera persona y no a quien en verdad asestó el tiro. e ésto se desprenden dos comentarios.

Primero, la existencia del sistema B no puede vincularse con la prohibición que pesa sobre

el cazador de consumir la presa por él obtenida, ya que los Aka constituyen un ejemplo de un

grupo del sistema A para el que también opera una prohibición explícita de que el cazador (o,

más bien, el dueño del arma que ha asestado el primer golpe y ha derramado sangre) conssuma

la presa. Este tipo de prohibición no tiene nada que ver con los los sistemas de reparto de presa

A o B, y puede coexistir con ambos. La razón más básica es que tal prohibición afecta el

5 Kroeber, Levin y Vasil'yev, y Jochelson (ver nota 4).

14

Page 15: Testar completo

consumo, mientras que los sistemas de reparto se ubican antes que ésto, en un nivel económico

mucho más fundamental: el de la distribución que resulta del proceso social de producción. El

consumo de comida es, por tanto, sólo uno de los usos del producto (distinto al que involucra,

por ejemplo, su reparto y que implica otra forma de consumo del producto que para el

propietario no tiene nada que ver con el alimento). La prohibición de consumir el alimento sólo

compromete uno de los usos posibles del producto, pero no pone en cuestión los principios de

apropiación.

En segundo lugar, este ejemplo ilustra a la perfección el hecho de que la prohibición tiene

una base ideológica que, en este caso, proviene de un conjunto de creencias sobre la sangre. La

coexistencia de esta prohibición con el sistema B tiene que situarse en dos dominios

diferentes--uno ideológico y otro económico. No es que ambos dominios no puedan coexistir,

sino más bien que motivos ideológicos los refuerzan, resaltando algo que ya ha sido puesto de

manifiesto por una estructura económica basada en la no apropiación de la presa por el

cazador. En este caso, el motivo ideológico--de existir--no es esencial, es un agregado. Es

probablemente por este motivo que no está registrado en la etnografía australianista, sea porque

no existe o porque es tan insignificante que ha escapado a la observación. En el sistema A, por

su parte, cupa una posición central como lo que previene al cazador de consumir su presa.

En tercer lugar, la manera en que el 'adquiriente' es definido y la prohibición a que se lo

somete en lo que hace a consumir parte de lo que de él proviene responden a una lógica

diferente. La prohibición sobre el consumo se vincula con motivos ideológicos, mientras que

los modos de definir al 'adquiriente' se fundan en consideraciones de eficiencia. Es el arma que

mata (la red, el dardo, etc.) lo que es importante. Aquí, estamos en el dominio de lo técnico, de

la producción material. Esto es absolutamente congruente con el sistema A, en el cual, como

hemos visto, todo se origina en el proceso técnico de producción. Ello nos permite repetir, aun

en forma algo modificada, que los sistemas de reparto y las prohibiciones son fenómenos

distintos, no sólo por sus efectos y áreas de aplicación, sino en términos de su propia lógica.

2. En Australia. Creo haber demostrado que el sistema B es parte fundamental de las

estructuras sociales australianas. Quiero ahora proponer otra idea, y descubrir el principio que

opera en el sistema de reparto que organiza otras instituciones australianas.

La analogía con la exogamia es muy clara. El cazador no puede consumir su propia presa

(como alimento), de la misma manera que no puede consumir (sexualmente) mujeres de su

propio grupo. El sistema B y la exogamia presuponen el mismo tipo de estructura social, una

basada en divisiones en clases entre las cuales mujeres y presas circulan. Aquéllos que son

opuestos, es decir, los de la otra mitad, siempre son los que se apropian.

De la misma manera, los jóvenes son iniciados por la otra mitad. Generalmente, ésto

también rige para funerales, que caen bajo la responsabilidad de la otra mitad. Aunque sería

15

Page 16: Testar completo

muy extenso, también podríamos mostrar que el totemismo australiano se organiza de acuerdo

con los mismos principios.En las ceremonias destinadas a aumentar los animales de caza, cada

clan es responsable por su totem, pero son otros los que se benefician.

Todas estas instituciones revelan, por tanto, que los mismos principios organizadores

subyacen en el sistema australiano en su totalidad. La idea es que hay una disyunción esencial

con los más próximos y una unión con los más lejanos. Aunque hace rato ya que ésto ha sido

advertido en relación con la exogamia y los sistemas matrimoniales, así como en parte también

con relación a fenómenos totémicos específicos, resta aún ser identificado dentro de la esfera

económica, y es precisamente ésto lo que he tratado de hacer en términos del reparto de presas.

3. Sobre conceptos marxistas. Por veinte años se han discutido extensamente las relaciones

sociales de producción, sin que haya sido posible dar una definición general y adecuada--

particularmente en la medida que el término se ha aplicado a sociedades sin clases y

explotación que son las que anto interesan a la antropología (Testart 1985: 17-53). Propongo la

siguiente definición: las relaciones sociales de producción son las que vinculan al productor y

al no productor, y las que determinan la forma en que el producto se divide entre ambos. Esto

es sólo una generalización que se basa en la demostración que Marx hace en El Capital, acerca

de como la totalidad de las estructuras económicas (el modo de producción) del capitalismo

pueden ser entendidas en términos de un hecho central: la extracción de plusvalía, la forma

específica que el trabajo excedente toma en el modo de producción capitalista. Las relaciones

sociales capitalistas pueden, por tanto, ser definidas como las relaciones entre los productores

inmediatos (el proletariado) y los no productores (los capitalistas), relaciones que determinan la

división del producto entre ellos, entre la parte que corresponde al trabajo necesario (la cual va

al proletariado) y el producto excedente (el cual va a los capitalistas).

Una vez que reconocemos ésto, es evidente que las relaciones sociales de producción entre

los cazadores-recolectores tienen que ubicarse en el sistema de reparto de la presa. En el

sistema A el producto el producto es dividido de tal forma que regresa in toto al productor

inmediato. Esto define las relaciones sociales de producción en sociedades como la de los

Shoshone, los esquimales o los !Kung. En el sistema B, por su parte, el producto es dividido de

manera tal que el productor es deprivado del producto en favor de otros. Esta no-apropiación

por el productor inmediatoen cada proceso específico de producción se resuelve por la

apropiación colectiva de toda la producción social por la comunidad como todo. Es ésto lo que

define las relaciones sociales de producción en las sociedades australianas. Existe, en

consecuencia, una profunda diferencia entre los cazadores-recolectores australianos y no

australianos, grupos entre los que funcionan modos de producción completamente diferentes.

Este comentario sólo es la piedra basal de una construcción teórica mucho más amplia que,

para dar cuenta de la totalidad de actividades económicas, tiene también que incluir otros

16

Page 17: Testar completo

elementos: recolección, manufactura, la relación con la tierra, etc. He intentado abordar esos

otros elementos en otra parte (Testart 1985).

NOTAS

17