Trabajo Hª de Un Alma

7/17/2019 Trabajo Hª de Un Alma

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DIEGO MANUEL FERRERA AYLLÓN

Teología Espiritual

Profesor: Alfonso Crespo

ISCR San Pablo. Curso 2014-2015

“Historia de un alma”

Sta. Teresa de Lisieux




Diego Manuel Ferrera Ayllón 1

“HISTORI DE UN LM ”

Sta Teresa de Lisieux

1 ENCUADRA A LA AUTORA EN SU ÉPOCA

Sta. Teresa nació en Alençon, Francia, el 2 de enero de 1873 y dos días más tarde fue bautizada

en la Iglesia de Nôtre Dame, recibiendo el nombre de María Francisca Teresa. Sus padres, Luis

Martín y Celia Guérin, la educaron desde y para la fe. Tras la muerte de su madre (agosto de

1877) Teresa se trasladó junto a su familia a Lisieux.

A finales de 1879, recibió por primera vez el sacramento de la Penitencia. El día de Pentecostésde 1883 recibió la gracia especial de ser curada de una grave enfermedad por la intercesión

de Nuestra Señora de las Victorias (la virgen de las sonrisas). Educada por las Benedictinas de

Lisieux, recibió la primera comunión el 8 de mayo de 1884, tras una intensa preparación

culminada con la gran experiencia de recibir a Cristo. Algunas semanas más tarde, el 14 de

junio del mismo año, recibió el Sacramento de la Confirmación, con plena conciencia de

acoger el don del Espíritu Santo mediante una participación personal en la gracia de

Pentecostés.

Su deseo era abrazar la vida contemplativa, al igual que sus hermanas Paulina y María, en el

Carmelo de Lisieux, pero su temprana edad se lo impedía. Durante un viaje a Italia, después

de haber visitado la Santa Casa de Loreto y los lugares de la Ciudad Eterna, el 20 de noviembre

de 1887, en la audiencia concedida por el Papa León XIII a los peregrinos de la diócesis de

Lisieux, le pidió con filial audacia autorización para poder entrar en el Carmelo con 15 años.

El 9 de abril de 1888 ingresó en el Carmelo de Lisieux. Tomó el hábito el 10 de enero del año

siguiente e hizo su profesión religiosa 8 de septiembre de 1890, fiesta de la Natividad de la

Virgen María.

En el Carmelo comenzó el camino de perfección trazado por la Madre Fundadora, Teresa de

Jesús, con auténtico fervor y fidelidad, y cumpliendo los diferentes oficios que le fueron

confiados. Iluminada por la Palabra de Dios y probada especialmente por la enfermedad de

su padre, fallecido en 1894, emprendió el camino hacia la Santidad, inspirada en la lectura

del Evangelio y poniendo el amor como centro de su vida. Teresa nos ha dejado en sus

manuscritos autobiográficos no sólo los recuerdos de la infancia y de la adolescencia, sino

también el retrato de su alma y la descripción de sus experiencias más íntimas. Descubre y





comunica a las novicias confiadas a sus cuidados el camino de la infancia espiritual. Recibe

como don especial el encargo de acompañar con la oración y el sacrificio a dos hermanos

misioneros. Penetra cada vez más en el misterio de la Iglesia y siente crecer su vocación

apostólica y misionera para arrastrar consigo a los demás, movida por el amor de Cristo.

En la fiesta de la Santísima Trinidad de 1895 se ofreció como víctima inmolada al Amor

misericordioso de Dios. Por entonces escribe el primer manuscrito autobiográfico, que

entregó a la Madre Inés el día de su onomástica.

Algunos meses más tarde, durante la noche del jueves al viernes santo, sufrió una hemoptisis,

primera manifestación de la enfermedad que la llevaría a la muerte y que ella acogió como

una misteriosa visita del Señor. Entró entonces en una prueba de fe que duraría hasta sus

últimos días. Durante el mes de septiembre concluye el manuscrito B, que ilustra de manera

impresionante el grado de santidad al que había llegado, especialmente por el descubrimiento

de su vocación en el corazón de la Iglesia.

Mientras su salud empeoraba, en el mes de junio comienza el manuscrito C, dedicado a la

Madre María de Gonzaga; entretanto, nuevas gracias la llevan a madurar plenamente en la

perfección y descubre nuevas luces para la difusión de su mensaje en bien de las almas que

seguirán su camino. El 8 de julio es llevada a la enfermería, donde otras religiosas recogen

sus palabras. Santa Teresa fallece el 30 de septiembre de 1897 afirmando: “yo no muero,

entro en la vida”. Sus últimas palabras: “Dios mío, te amo” sellan una vida que se extinguió

en la tierra a los 24 años, para entrar en una nueva fase de presencia apostólica a favor de las

almas, en la comunión de los Santos, para derramar una “lluvia de rosas” sobre el mundo

(lluvia de favores y beneficios, especialmente para amor más a Dios)

Fue canonizada por Pío XI en mayo de 1925 y proclamada, en 1927, Patrona Universal de las

Misiones, junto con San Francisco Javier.

Más tarde, en el centenario de su muerte, fue declarada Doctora de la Iglesia por el Papa Juan

Pablo II.





2 ¿QUÉ ASPECTOS TE HAN IMPACTADO DE SU VIDA?

Desde muy pequeña quería ingresar en el Carmelo. Toda su vida dedicada al Señor, al que

quería ver por sí misma. Siempre está refiriéndose al cielo, le gustaría recibir la llamada deDios para ir a sus brazos.

Su dedicación siempre a los demás, a seguir los caminos del Señor siempre a donde le guiaran,

nunca pensando en su beneficio sino siempre en el prójimo.

Se fijaba mucho en su familia como guía espiritual. Tenía muy claro que tenía que seguir los

pasos del Señor desde muy temprano, al cual veía muy a menudo.

Desde pequeña le “deseaba” la muerte a sus padres, para que fueran al cielo y pudieran ver

a Dios. No temía el concepto negativo de la muerte porque ella llevaba al encuentro con Dios,

lo veía como un paso más, no el fin.

Es cierto que el ambiente para que ella siguiera el camino del Señor ha sido el adecuado. Ello

le ha forjado una forma de ser y de actuar muy extraña en una persona tan joven. Ese grado

de madurez le ha ayudado a comprender y asimilar mejor las cosas.

Puso desde primera hora lo espiritual, lo invisible como lo más importante de su vida, y

cuando entró en el Carmelo encontró esa paz interior que necesitaba para sentir a Dios.

3 ¿QUÉ SE ENTIENDE POR INFANCIA ESPIRITUAL?

Sta. Teresa dirá “Dios no inspira deseos irrealizables; puedo pues a pesar de mi pequeñez

aspirar a la santidad”. También que “tengo que soportarme con mis imperfecciones para

buscar el cielo”.

Piensa que el camino largo es de perfección, el cual ella no quiere seguir puesto que se ve

imperfecta. Lo asume y quiere un camino más recto que le lleve a Dios, camino de

imperfección.

Leyendo libros de sabiduría encuentra que es el camino más recto está en Jesús, Dios que el

abraza con sus palabras. Dirá “el ascensor que me ha de subir al cielo son vuestros brazos ¡oh

Jesús!”





El “dejad que los niños se acerquen a mí” le llena mucho y en su deseo está el no crecer, para

así seguir en los brazo de Jesús.

Para Sta. Teresita la infancia espiritual significa esperar todo del buen Dios, como un niño lo

espera de su padre. Ella prefiere permanecer pequeña “cosiendo flores, las flores del amor”,

para no escuchar del padre que ya es mayor para bastarse por sí misma.

Sta. Teresita habla del don que Dios nos da al nacer a cada uno, que debemos ofrecerlo a

todos, y no guardarlos. Ella lo llama “tesoro del buen Dios”. Para Sta. Teresita infancia

espiritual es tener constancia de nuestras debilidades, que nos hace humildes y pequeños en

manos de Dios.

4 ¿CÓMO ENTIENDE LA SANTA LA ORACIÓN Y EL SACRIFICIO?

Sta. Teresita dirá que oración y sacrificio son un arma invencible que Jesús le ha dado. Que

la oración le ayuda a no tomar decisiones inadecuadas. La oración conmueve mucho más que

las palabras.

Explica que hay múltiples oraciones que podemos encontrar en cualquier libro o que podemos

escuchar, pero que lo más inocente y verdadero es rezar como un niño, con sencillez, “sin

componer frases hermosas”.

Dirá que “la oración es un impulso del corazón, una simple mirada del cielo, un grito de

gratitud y de amor tanto en medio del sufrimiento como en medio de la alegría”, “que dilata

el alma y me une a Jesús”.

Su sacrificio comprende que hacer el camino que ella no pensaba o esperaba era designio de

Dios y que si lo hacía era en siempre en beneficio de los demás. Y así debe de ser.

Piensa que Dios, que le da los buenos momentos, también le da los malos. “Dios levanta el

velo que oculta mis imperfecciones […] y mis queridas hermanitas […] ya no me encuentran

totalmente de su agrado.





“Sal destinada a las almas”. “El único fin de nuestras oraciones y nuestros sacrificios es ser

apóstoles de apóstoles, rezando por ellos mientras ellos evangelizan a las almas con su

palabra”.

Sacrificios que ella intentaba llevar de buena manera, como la despedida de sus seres

queridos, separaciones, amores “materiales” como ella los llama, que tuvo que olvidar desde

que era pequeña.

5 ¿QUIÉN ES DIOS PARA STA TERESA DEL NIÑO JESÚS?

Para Sta. Teresa Dios es como un padre al que no hay que desobedecer, y al que hay que

ofrecer por amor todas las labores que realizamos todos los días. Ella decía “quiero pasar mi

cielo haciendo el bien en la tierra”.

Tenemos que tener una actitud de niño al amar a Dios, es decir, amarlo con simplicidad, con

confianza absoluta, con humildad sirviendo a los demás. A esto llama su “caminito”, entrega

absoluta a Dios, como un niño se entrega en confianza a su padre, para su protección.

Dios es para tenerlo cerca, para que vele por ti en todo momento, sin el cual perdemos el

camino adecuado a seguir en la vida, que es el de ayuda, oración y sacrificio: ayuda a los

demás, oración para evitar malas decisiones o simplemente, y lo más importante, para dar

gracias a Dios; y sacrificio de las cosas banales y materiales que no sirven de nada para la vida

que nos espera en el cielo.

Dios nos enseña que no debemos tenerle miedo a la muerte, pues ella fue vencida con su

resurrección, y que un día resucitaremos con él. Por ello, Sta. Teresita desde pequeña siempre

“deseaba la muerte” a sus padres, para que pudieran ver a Dios, a la persona más importante

de nuestra vida, y gracias al cual estamos en este mundo.





DIEGO MANUEL FERRERA AYLLÓN

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Profesor: Alfonso Crespo

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