Transición de Países de Ingreso Medio a Economías Avanzadas: Lecciones...

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Transición de Países de Ingreso Medio a Economías Avanzadas: Lecciones para América Latina 15 de Septiembre, 2011 Alejandro Foxley Fernando Sossdorf

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Transición de Países de Ingreso Medio a Economías

Avanzadas: Lecciones para América Latina

15 de Septiembre, 2011

Alejandro Foxley

Fernando Sossdorf

2

Contenido

I. INTRODUCCIÓN .......................................................................................................................... 3

II. ESTUDIO DE CASO: CINCO PAÍSES QUE TRANSITARON DESDE LOS

INGRESOS MEDIOS A ECONOMÍAS AVANZADAS ............................................................ 8 III. LECCIONES ÚTILES BASADAS EN LA EXPERIENCIA DESCRITA ....................... 17

IV. CUAN RELEVANTES SON ESAS LECCIONES PARA AMERICA LATINA ............ 25

V. REFERENCIAS .................................................................................................................. 43

VI. APENDICE .......................................................................................................................... 51

3

I. INTRODUCCIÓN

En este trabajo procuraremos explorar algunas de las condiciones para que

las economías latinoamericanas maximicen su posibilidad de convertirse en

economías avanzadas en las próximas dos décadas.

El método consistirá en llevar a cabo un estudio comparado de la evolución

de economías hoy desarrolladas que transitaron exitosamente desde una

condición de países de ingreso medio, hacia economías avanzadas en un período

de unos 20 años. Se tratará de determinar factores críticos que explican su éxito, y

también algunos de sus retrocesos y errores, en los países de la llamada periferia

de Europa (Grecia, Portugal, España, Irlanda). Se intentará extraer lecciones para

América Latina a partir de esas experiencias.

Se trata de un análisis de tendencias y de políticas de mediano y largo plazo.

En el caso de América Latina, sin embargo, no es posible sustraerse de las

condiciones hoy prevalecientes para la región, en medio de una rápida y exitosa

salida de la crisis financiera, aunque con un escenario mundial de alta

incertidumbre.

Al revés de lo que ocurrió históricamente, durante esta crisis financiera

global, América Latina retomó rápidamente tasas de crecimiento significativas las

que se pronostica que se sostendrán en los años venideros. Este benigno

escenario es explicado en buena parte por el aprendizaje a partir de los errores

cometidos tras los shocks económicos adversos que afectaron a las economías

latinoamericanas en los 80s, 90s y 00s1.

De hecho, después de una experiencia negativa en crecimiento y empleo

como consecuencia de la crisis asiática, ya en 2003 la región se había

1 En la crisis financiera reciente, los países latinoamericanos adoptaran medidas precautorias

durante el boom económico, tales como acumulación de reservas internacionales, una política monetaria contra cíclica que se tradujo en niveles bajos de inflación, la creación de fondos soberanos para invertir los ahorros fiscales en el exterior y la mantención de superávits en cuenta corriente.

4

recuperado. El crecimiento promedio de América Latina2 fue de 5.5% anual entre

2003 y 2007, con una tasa de desempleo que desciende de 12% en 2003 a 7.8%

en 2008, complementado con otros sólidos indicadores macroeconómicos como

se muestra en el Cuadro 1.

Sin embargo, la crisis financiera global se ha prolongado más allá de lo

esperado y ello introduce un riesgo de contagio para América Latina. De ocurrir,

ello reforzaría la visión tradicional que los booms económicos de América Latina

son de breve duración y van usualmente acompañados por un ciclo contractivo

que frena su desarrollo económico posterior. Hasta ahora esta posibilidad aparece

poco probable. Como se ilustra en el Cuadro 2, los indicadores macroeconómicos

avalan que América Latina salió de esta crisis de un modo muy distinto a lo

acaecido 10 años atrás.

Por otra parte, si se examinan las perspectivas de mediano plazo, las cifras

de PIB per cápita en PPP de 7 países de América Latina exhibidas en el Cuadro 3

muestran que estas ya han logrado convertirse en economías de ingreso medio y

que están en pleno proceso de transición hacia un estatus de economía

avanzada3.

Sin duda, los países de América Latina requerirán de un esfuerzo sostenido

para “graduarse” como economías avanzadas en base a las cifras que se

muestran en los Cuadros 4 y 54. Se observa que, bajo estos supuestos, cinco

países latinoamericanos pasarían la barrera de US$ 23000 dentro de una década

y media (Argentina, Brasil, Chile, México y Uruguay). Para Colombia y Perú, en

2 Los promedios de América Latina se refieren al promedio simple de Argentina, Brasil, Chile,

Colombia, México, Perú y Uruguay. Estos tres países representan más del 80% del PIB de América Latina. La inclusión de solo estos 7 países responden a su condición de economías de renta media como se describirá más adelante. 3 Los principales criterios que utiliza el FMI para diferenciar entre economías avanzadas y

emergentes son: (1) nivel de ingreso per cápita; (2) diversificación de exportaciones; y (3) grado de integración al sistema financiero global. Una economía de ingreso medio se sitúa en este estudio en un rango de ingresos per cápita en PPP que va desde 8 mil dólares a menos de 23 mil dólares. 4 Estas cifras son construidas del siguiente modo: si se acepta la proyección del Fondo Monetario

Internacional (FMI) sobre el crecimiento económico probable para estas economías hasta 2016, y luego se asume una tasa de crecimiento del PIB per cápita de 5% al año, lo que ciertamente supone un esfuerzo adicional de reformas, se pueden estimar el PIB per cápita de estas 7 economías desde el 2011 al 2036.

5

cambio, se requeriría de un esfuerzo sostenido de crecimiento acelerado para los

próximos 20 a 25 años5.

Este panorama alentador ha sido un factor clave en el amplio optimismo en la

literatura reciente de que esta será la década de América Latina6. No obstante, un

manejo macroeconómico adecuado no garantiza necesariamente una transición

exitosa hacia niveles de alto crecimiento en el futuro. De hecho, algunos de los

países de América Latina ya se muestran propensos a caer en lo que se ha

denominado la “trampa de los países de ingreso medio” 7.

La definición de trampa hace referencia a la declinación de las tasas de

crecimiento observadas en algunos países, que impedirán a las economías de

renta media dar el salto hacia un estatus de país de alto ingreso. Recogiendo este

concepto, Ivailo Izvorski (2011) señala que de los países que en 1960 eran de

ingreso medio, cerca de un 70% seguían perteneciendo a esta categoría o volvían

a un estatus de ingreso bajo en 2009. En los últimos 50 años, sólo un puñado de

países pudo hacer la transición hacia una economía avanzada. Se trata de países

de Europa Occidental, Japón, Corea, Singapur, Taiwán, Hong Kong, Eslovaquia,

Eslovenia y República Checa.

Esta caída en las tasas de crecimiento puede ser explicada, entre otros

factores, por la incapacidad de diversificar la producción hacia productos más

intensivos en tecnología. Así, cuando una economía parte con niveles iniciales

muy bajos de PIB per cápita (entre US$ 100 y US$ 5000 por año), explota su

principal ventaja comparativa, cual es la abundancia de mano de obra barata. Ello

permite un patrón de especialización basado en productos intensivos en mano de

obra. En la siguiente fase y a medida que se agota la abundancia de trabajo, un

país de ingreso medio debería naturalmente moverse hacia productos que

5 Definimos como umbral de graduación el ingreso per cápita en PPP del último país designado en

esa categoría por el FMI, el que corresponde a Portugal con un ingreso per cápita de US$ 23000 en 2008. 6 Véase, por ejemplo, The Economist con su artículo del 2010 Nobody’s Backyard y el reporte de

julio de 2011 del BID. 7 Este es un término acuñado en el año 2007 por Homi Kharas e Indermit Gill en un estudio del

Este Asiático (An East Asian Renaissance, Banco Mundial).

6

requieren mayor capital físico y humano8. Esto implica un requerimiento adicional

de inversión significativa en innovación y capital humano.

Dado este marco conceptual, ha habido un creciente número de estudios en

los años recientes identificando qué países pudieran estar en una trampa de

ingreso medio. Gran parte de los países de América Latina han sido etiquetados

con frecuencia como candidatos probables9.

Lo que procuraremos en este estudio es tomar una perspectiva comparada

poniendo el foco en países que tuvieron variados niveles de éxito en transitar

desde economías de ingreso medio a economías avanzadas, en plazos en torno a

los 20 años, tal como se muestra en el Cuadro 6. Consideraremos los casos de

Corea, Finlandia, España, Irlanda y Portugal10.

La elección de estos cinco países responde a lo variada que fueron las

sendas de desarrollo que escogió cada uno para acelerar su transición hacia una

economía avanzada. A Finlandia y Corea se les puede catalogar como economías

con trayectorias de crecimiento exitosas, que sufrieron crisis financieras locales en

los 90s, pero que supieron transformar la adversidad económica en oportunidades

de reestructuración, reformas y desarrollo económico sostenible.

Irlanda transitó por un período de un buen boom de 1987 a 2000, que le

permitió pasar de ser el país más pobre de Europa Occidental a ser una economía

desarrollada. Sin embargo, después fue víctima de su propia prosperidad, ya que

en la última década creció de manera no sostenible sustentándose en un

descontrolado boom financiero.

España también provee un buen caso de estudio para nuestros propósitos.

Tras la restauración de la democracia, España experimentó un notable crecimiento

económico detonado por la profundidad de las reformas estructurales

emprendidas por Felipe González y luego por el gobierno de Aznar. El fruto de

8 Esto es una descripción general de la transición de las economías. China, por ejemplo, es un país

que está ad portas de transitar hacia la categoría de país de ingreso medio. Cuenta con un vigoroso y emergente sector intensivo en capital que se desarrolla en paralelo a la fuerte industria intensiva en mano de obra que absorbe la abundante oferta de trabajo de las zonas rurales. 9 Michael Schuman (2010), World Bank (2010), Eva Paus (2011), Wing Thye Woo (2009).

10 La transición se fija en 15 mil dólares PPP hasta el umbral de 23 mil dólares en PPP.

7

estas reformas se cosechó desde 1993 en adelante, período en que el país logró

13 años de crecimiento rápido y sostenido, para luego sucumbir a una dura crisis

que aun golpea a la economía española con un desenlace todavía incierto. Por

último, Portugal se halla inmerso en una trayectoria de crecimiento inestable, ya

que exhibe severas trabas estructurales y de competitividad en su economía, que

le ha impedido al país sostener un crecimiento estable.

Ninguno de estos países escapó durante su transición de país de ingreso

medio hacia una economía avanzada a alguna crisis o shocks financieros. Algunos

se originaron por factores externos, como lo fue el colapso de la Unión Soviética y

su impacto sobre las exportaciones de Finlandia. Más frecuentemente, las crisis

fueron autoinflingidas por una sobre expansión del gasto y del endeudamiento,

que llevaron a ajustes económicos que frenaron el crecimiento. Esto fue lo que

sucedió con Irlanda entre 1982 a 1987, con Finlandia en 1992 y con Corea luego

de la crisis asiática de 1997-1998. España y Portugal enfrentan actualmente el

peor shock financiero de las últimas décadas, con un deterioro político de sus

gobiernos y sin mostrar por ahora la capacidad de lograr acuerdos transversales

para salir de la crisis.

Una revisión de las trayectorias de estas economías en su transición hacia

economías avanzadas puede ser útil para aprender lecciones, aciertos y errores

de los cuales puedan beneficiarse los 7 países de América Latina que hoy buscan

convertirse en naciones desarrolladas.

8

II. ESTUDIO DE CASO: CINCO PAÍSES QUE TRANSITARON DESDE LOS

INGRESOS MEDIOS A ECONOMÍAS AVANZADAS

Para entender mejor cuáles fueron los hechos o factores claves que

detonaron la fase de crecimiento acelerado de estas economías, describiremos la

trayectoria de las políticas económicas implementadas por estos países durante

su transición de país de ingreso medio a economías avanzadas. Analizamos los

casos de Finlandia, Corea, Irlanda, España y Portugal.

Finlandia: reformas estructurales y reconversión industrial11

La economía finlandesa exhibió un desarrollo económico significativo y

estable en todo el período de post guerra hasta comienzos de los años 90. Esta

fase se caracteriza por dos períodos muy definidos (ver Cuadro 7). La primera

etapa transcurre de 1945 a 1970, cuando el Estado tomo un activo rol en la

promoción del desarrollo económico. Los instrumentos usados por el Estado

incluyeron el control de la tasa de interés y un rol preponderante del Banco de

Finlandia para orientar créditos productivos hacia el desarrollo de la industria

finlandesa. De este modo, una característica del período fue la baja tasa de interés

y el racionamiento administrativo del crédito hacia inversión productiva.

Asimismo, en esta fase se originan además dos reformas significativas: una

para mejorar la cobertura y calidad del sistema educacional en 1968. La segunda

consistió en un nuevo enfoque para estimular el gasto en ciencia y tecnología

(1967)12.

En este período, las principales vulnerabilidades radicaban en las grandes

fluctuaciones en el precio de los productos forestales, el principal commodity de

Finlandia en esa época. Este período se caracteriza, sin embargo, por una

industrialización incipiente y un sistema de protección social en formación, dos

rasgos claves para entender su éxito en etapas más avanzadas de un desarrollo.

11

Ver más detalles en Patricio Meller et al. (2009); Jari Ojala et al. (2006); Jaakko Kiander and Antti Romppanen (2005); Jaakko Kiander (2004); Torben Andersen et al. (2007); Seppo Honkapohja et al. (2009); Thorvaldur Gylfason et al. (2010) y Anders Aslund (2010). 12

En la sección III se describe la reforma educacional e innovacional de Finlandia.

9

El segundo período transcurre entre 1970 y 1989, cuando Finlandia enfrenta

el shock petrolero. Para ello, aplicó políticas macroeconómicas contra cíclicas que

mantuvieron en orden las cuentas finlandesas. Al mismo tiempo, fue capaz de

asegurar un suministro de petróleo a precios preferenciales por parte de la URSS,

su principal socio comercial, y de emprender un proceso de liberalización

financiera gradual.

Sin embargo, esta liberalización financiera llevada a cabo entre 1985 y 1992,

no fue suficientemente regulada y condujo gradualmente a un boom en el precio

de los activos que terminó por sobrecalentar la economía. En adición, el colapso

de la Unión Soviética desplomó las exportaciones finlandesas. En conjunto, ambos

factores dieron origen a una severa recesión en 1992-1993.

La recesión tuvo un fuerte impacto social y económico. El desempleo subió

de 3.2% en 1990 a 16.4% en 1993. El sobre endeudamiento de las empresas y

personas llevó a una crisis bancaria, que significó para el Estado un rescate

financiero que hizo que el endeudamiento público pasara de 14% en 1990 a un

55% del PIB en 1993.

Pero Finlandia logró en los 90s, a partir de una percepción compartida por

todos los sectores de que se enfrentaba una crisis económica profunda, construir

un amplio consenso político y social que le permitió llevar adelante un severo

ajuste macroeconómico y una reorientación de su desarrollo productivo y de sus

exportaciones hacia sectores de alta tecnología. Esto último fue posible por la

elevada inversión en educación de calidad, y por la política de innovación que

Finlandia había emprendido como una tarea nacional compartida desde los 70s.

Más recientemente, este proceso fue acompañado por una consolidación fiscal,

incluyendo una reforma a las pensiones y un fortalecimiento de la regulación

financiera para minimizar el riesgo de posibles crisis bancarias a futuro.

Por ello, cuando la actual crisis financiera se detonó, Finlandia estaba en una

posición relativa saludable en términos de sus indicadores macroeconómicos. En

el período 2004-2008, el superávit fiscal promedió 3.2% del PIB y la deuda pública

bajó de 44% del PIB a 35% del PIB durante estos años. Por otra parte, el

10

crecimiento económico promedió un 3.5% y el desempleo cayó de 8.8% en 2004 a

6.4% en 2008. El sector financiero, aprendiendo de sus errores pasados, no

contaba con activos tóxicos y estaba bien capitalizado. En efecto, durante la actual

crisis financiera, el gobierno no rescató ningún banco. Ya en 2010, la situación

económica de Finlandia mejoró ostensiblemente después de un crecimiento

negativo de 8% en 2009. En 2010, el crecimiento económico fue de 2.4%, con un

positivo escenario para los años venideros.

Corea: apertura Estado-dirigida y ascenso tecnológico13

Dentro de los países del Este de Asia, Corea representa un caso excepcional

de transición rápida hacia una economía avanzada. Prueba de ello es que Corea

pasó de niveles muy bajos de ingreso per cápita en 1960, cercanos a US$ 2000

en PPP, a un PIB de US$ 28000 en PPP en 2008, ubicándolo en el grupo de

países desarrollados (ver Cuadro 8).

Este veloz tránsito se divide en tres etapas fundamentales: el primer tramo

comienza con la elaboración de planes quinquenales en 1962, que procuran

coordinar los esfuerzos públicos y privados con el objetivo de acelerar el

crecimiento de la economía. En este período el país sostiene, en promedio, una

tasa de crecimiento anual de 7%. Un segundo período comprende la crisis

financiera de 1997-1998 que desaceleró el crecimiento económico, con aumentos

en la tasa de desempleo y pobreza. La última fase está caracterizada por una

rápida salida a la crisis en 1999, con tasas de crecimiento de 5% anual hasta

2008.

La primera etapa muestra altos niveles de ahorro e inversión, e implementa

una decidida política industrial que implicó un upgrade tecnológico continuo. Esta

política industrial era flexible y procuraba alinear las exportaciones con las

ventajas comparativas de Corea en cada etapa de su desarrollo14. En el mercado

13

Ver más detalles en Patricio Meller et al (2009); Alice Amsden (1989); Ajai Chopra et al (2002); OECD (2008, 2010); Korea Economic Institute and the Korean Institute for International Economic Policy (2009); y Ryong Yoon Deok (2011). 14

Justin Lin (2009).

11

laboral, la dictadura coreana prohibió los sindicatos con lo que se tenía un

mercado del trabajo reprimido con mano de obra barata y abundante.

La crisis asiática de 1997 marca un segundo período para la economía

coreana. Los fundamentos económicos sólidos en aspectos tales como equilibrios

fiscales y en cuenta corriente, una baja deuda pública de solo 8% del PIB en 1996

y altos niveles de ahorro e inversión (34% y 38% del PIB en 1996,

respectivamente), ocultaban los desbalances que se habían acumulado en los

mercados financieros domésticos. Algunos de estos síntomas de desajustes eran:

1) una deuda externa privada de corto plazo que más que duplicaba las reservas

internacionales (207% en el segundo semestre de 1997); 2) una sobre inversión y

exceso de endeudamiento en los sectores de manufactura (la razón de deuda a

patrimonio de las 30 compañías más grandes en Corea fue de 519% en 1997

comparado a un 348% en 1995); y 3) un proceso no regulado de liberalización

financiera que indujo a un sobre endeudamiento del sector privado (los créditos

incobrables como porcentaje de los créditos totales se incrementaron de 3.9% en

diciembre de 1996 a 6.1% en junio de 1997).

Como consecuencia, la crisis financiera en Corea del Sur que comenzó como

una crisis de solvencia de bancos y empresas, prontamente pasó a ser una crisis

económica generalizada. El resultado fue un crecimiento negativo en 1998, con

un fuerte aumento de la tasa de desempleo (de 2.4% en 1997 a 6.8% en 1998) e

incremento de la tasa de pobreza (de 11.4% en 1997 a 23.2% en 1998).

No obstante, Corea emergió de la crisis rápidamente, exhibiendo un

crecimiento del PIB de 10.7% en 1999 (la tasa más alta desde 1988 y la más

elevada de los países del Este Asiático). Las exportaciones crecieron 8.6% en

1999 y 18.2% en 2000. El desempleo disminuyó de 6.8% en 1998 a 4.5% a fines

de 1999. El porcentaje de hogares pobres se redujo de 23% en 1998 a 18.0% en

1999. Subsecuentemente, la economía coreana fue capaz de sostener una tasa

de crecimiento de 5% entre 1999 y 2008.

Las razones de esta rápida recuperación estuvieron centradas en las

agresivas políticas monetarias y fiscales contra cíclicas, en el fuerte crecimiento

12

del sector exportador y la elevada entrada de inversiones extranjeras directas

(IED). Asimismo, Corea implementó reformas económicas que incluyeron medidas

de reestructuración del sector empresarial, la banca, el sector público y el mercado

laboral.

Sin embargo, después de esa década de alto crecimiento, la economía

coreana no fue inmune a la crisis actual. En noviembre de 2008, las exportaciones

cayeron en 19.5% y siguieron cayendo hasta mediados de 2009. La economía

creció sólo 2.3% en 2008. Pero en el año 2010 se recuperó para alcanzar una tasa

de 6.2%, cifra similar a la alcanzada antes de la crisis. La veloz recuperación de la

economía coreana se ha basado en el rápido crecimiento de las exportaciones

debido a la depreciación del won coreano, a una fuerte demanda de China y a una

efectiva y agresiva respuesta de política monetaria y fiscal.

Irlanda: del milagro al colapso15

La evolución del PIB per cápita de Irlanda entre 1970 y 2007 da fundamento

al llamado “milagro irlandés”. En efecto, el PIB per cápita en PPP era de US$

10297 en 1970 y alcanzó US$ 45735 en 2007 (ver Cuadro 9).

Previo al boom económico que comenzó en 1987, Irlanda atravesó un

período de expansión moderada entre 1960 a 1973 en comparación a sus pares

europeos. En este período, la tasa de crecimiento anual fue de 4.4%. Parte de

este resultado fue posible por las reformas a las políticas comerciales e

industriales reorientándolas para refocalizar la economía irlandesa hacia un

desarrollo económico “hacia fuera”. Las medidas más importantes para apoyar la

liberalización comercial se centraron en incentivos para atraer IED, destacando

una bajísima tasa a los impuestos corporativos. Además, una profunda reforma

educacional fue puesta en marcha en 196516.

15

Ver más detalles en Ignacio Briones (2009); Lucio Baccaro and Marco Simoni (2004); Frank Barry (2003); Nicholas Crafts (2005); Jānis Malzubris (2008); John Cotter (2009); Patrick Honohan and Philip Lane (2009); Morgan Kelly (2010) y Bennett Stancil (2010). 16

En la sección III se describe la reforma educacional e innovacional de Irlanda.

13

Algunos de los obstáculos al crecimiento económico en este período fueron

consecuencia de desequilibrios en el mercado laboral (alta emigración, desempleo

sobre el promedio de la Unión Europea (UE), alzas salariales sobre el nivel de

productividad) y falta de competitividad de industrias domésticas. Ello llevó a una

fase de lento crecimiento entre 1973 a 1986 en un entorno de altos precios del

petróleo y alta inflación (12.6% por año). En efecto, el crecimiento incluso fue

negativo a principios de los 80s.

Como consecuencia, un nuevo gobierno aplicó un plan de estabilización

económico en 1987, en el que se procedió a una consolidación fiscal, un acuerdo

de negociación salarial tripartito, y a una reforma impositiva que redujo los

impuestos personales. Estos fueron los términos acordados como parte del Social

Partnership Agreement. En adición, los fondos provenientes de la UE permitieron

sostener la inversión pública para así compensar la caída en el gasto público

corriente, exigido por el plan de consolidación fiscal, también incluido como parte

del acuerdo tripartito.

A lo largo de los 90s hubo un fuerte crecimiento económico liderado por el

sector exportador y un dinámico sector de servicios (en particular servicios

financieros impulsados fuertemente como consecuencia de la instalación de un

centro internacional de servicios financieros en 1987). El boom de producción hizo

caer la tasa de desempleo de 16% en 1986 a 4% en 2000.

Esta fase de alto crecimiento entre 1987 y 2000 fue, sin embargo, incubando

vulnerabilidades. Una fue la sobre expansión del sector de construcción,

particularmente a partir del 2000. El boom inmobiliario fue financiado a través del

sistema bancario irlandés, el cual a su vez obtuvo fondos en el mercado bancario

internacional. Como consecuencia, los bancos privados de Irlanda acumularon

altos niveles de pasivos externos. En adición, un desequilibrio en las finanzas

públicas fue generado en esta etapa. Cuando la economía colapsó en 2008, se

detectó un severo déficit presupuestario estructural que alcanzó a un 7% en tal

año.

14

Lo que siguió es bien conocido: un colapso financiero que llevó a que las

autoridades irlandesas procedieran a rescatar bancos y a la compra de activos

tóxicos. En efecto, los altos niveles de deuda bancaria fueron transferidos al

gobierno, el cual involucró un alto déficit fiscal que alcanzó el 32% del PIB en 2010

y la deuda pública se empinó sobre el 90% del PIB.

España: del buen boom al mal boom17

La economía española tuvo un rápido desarrollo en las últimas tres décadas.

Este período se inicia con la transición española a la democracia y su posterior

entrada a la Unión Europea en 1986. Ambos fueron factores claves para sostener

un crecimiento positivo desde 1993 a 2008 (3.5% anual), con tasas de crecimiento

sobre el promedio de sus pares europeos (ver Cuadro 10).

Con la llegada de Felipe González al gobierno en 1982 se inician

transformaciones estructurales que provocarán una etapa de rápida expansión

entre 1982 a 1992. Sus principales características son: i) una política económica

contra cíclica con una importante reforma tributaria cuyo fin era el aumento de los

ingresos fiscales y controlar la evasión tributaria, ii) una reestructuración y

reconversión de la industria española bajo la ley de 1984, iii) una reforma laboral,

en 1984, con el objetivo de atacar los problemas de rigidez de este mercado

caracterizado por un alto desempleo, y altos costos de despido, iv) una activa

promoción para la entrada de IED y v) entrada a la UE que añadió dinamismo al

comercio exterior.

Entre 1994 y 2008 hay un crecimiento sostenido que se separa en dos

tramos. Hasta 1999, coincidentemente con la introducción del euro como moneda

única, el motor del crecimiento fue una demanda doméstica de rápido dinamismo.

Asimismo, el consumo privado se expandió velozmente debido a una fuerte

creación de empleos y a una política monetaria expansiva. Ambos factores

17

Ver más detalles en Sebastian Saeigh (2009); Carmela Martin (2000); European Commission (2005); Matilde Alonso Pérez y Elies Furio Blasco (2010); Uri Dadush and Vera Eidelman (2010) y Sebastian Royo (2007).

15

indujeron expectativas positivas respecto al ingreso futuro de los hogares, lo que

condujo a un gradual sobre endeudamiento privado. La creación de trabajo en la

construcción y en otros productos y servicios no transables fue tal que la tasa de

desempleo cayó de 18% a mediados de los 90s a 11% en 2003.

En paralelo, el sector de la construcción, particularmente como resultado de

un fuerte demanda por inversión residencial dado el boom de empleo pareció

disfrutar de una época dorada pero su tasa de expansión no fue sostenible. En

efecto, de 1999 en adelante, España cayó en una burbuja en la inversión

residencial.

Por otra parte, desde 1999, la productividad española ha estado estancada

relativa a sus pares europeos. Las alzas salariales han sido consistentemente

mayores que la productividad. Esto ha causado problemas de competitividad

debido a costos laborales crecientes, coexistentes con un tipo de cambio fijo

determinado por la zona euro.

Portugal: una senda de crecimiento inestable18

Portugal ha transitado por una senda de desarrollo altamente inestable en las

últimas cuatro décadas. Ha tenido períodos breves de alto crecimiento, seguido de

períodos de estancamiento que se derivan fundamentalmente de la carencia de

reformas estructurales (en educación, innovación, política industrial y competencia

en el mercado de bienes). Pese a ello, hay dos momentos de significativo

crecimiento económico: el primero coincide con la entrada de Portugal a la UE en

1986, y el segundo período, de 1995 a 2001, coincide con la adopción del euro en

1999 (ver Cuadro 11).

Al igual que en el caso de España, Portugal comienza una fase de

modernización en medio de la dictadura. Con el advenimiento de la democracia en

1974, hubo un proceso gradual de “destrucción creativa”, la cual empuja a la

18

Ver mas detalles en Carlos Pereira and Shane Singh (2009); Orlando Abreu (2006); Pedro Cardoso (2004); Pedro Lains (2004, 2006); and Shimelse Ali (2010).

16

estructura productiva de Portugal hacia productos intensivos en mano de obra con

bajo crecimiento en productividad.

Los desequilibrios macroeconómicos y las turbulencias políticas durante el

período de 1975 a 1985 llevan a una década de inestabilidad en democrática con

creciente desempleo, desequilibrios externos (déficit en cuenta corriente de 4.8%

anual) y cuentas públicas en deterioro (un déficit fiscal de 4.4% en promedio).

Subsecuentemente, transcurre una fase de favorable condiciones internas y

externas de 1986 a 1991. Se emprende un nuevo programa de estabilización

económica de 1983 a 1985. Los precios del petróleo caen fuertemente en 1986, y

se inician las privatizaciones. Al mismo tiempo, la economía portuguesa se

beneficia de las masivas transferencias de fondos estructurales provenientes de la

UE. A esto, se agrega una mayor estabilidad política ya que en 1987 por primera

vez se elige un gobierno de mayoría absoluta. En el frente externo, la entrada a la

UE en 1986, abrió nuevos mercados y destinos para los productos intensivos en

mano de obra que eran la ventaja comparativa de Portugal. El crecimiento en esta

fase fue de un 5.6% anual.

Después de una recesión entre 1992 y 1994, el crecimiento del PIB sube a

4.3% en 1995 que se sostiene hasta el 2000. El factor clave de la expansión

económica de 1995 a 2000 fue una demanda interna en expansión y, en particular,

un creciente endeudamiento de los hogares y una política fiscal pro cíclica. Ello

trajo como resultado un aumento de la deuda pública, del déficit fiscal, un

desempleo creciente y un masivo endeudamiento de los hogares (la deuda de los

hogares como porcentaje del ingreso disponible alcanzó el 120% en 2004

mientras en la UE la cifra era de un 80%).

Desde 2002 a 2008, las tasas de crecimiento han sido de 0.8% anual lo que

refleja la fuerte desaceleración de la economía portuguesa. Un hecho clave, más

allá de los desequilibrios macroeconómicos, fue que no se emprendieron reformas

para mejorar la calidad en educación e innovación. Tampoco se ganó acceso a

nuevos mercados. Estos factores son un requisito esencial para aumentar la

competitividad y las tasas de crecimiento económico.

17

III. LECCIONES ÚTILES BASADAS EN LA EXPERIENCIA DESCRITA

Las trayectorias de desarrollo de los cinco países descritos en la sección

anterior, ilustran los factores clave que explican su transición exitosa hacia

economías avanzadas. Al mismo tiempo ha sido posible constatar la recurrencia

de errores o vacíos en la políticas económicas de algunas de esas economías que

las hacen retroceder hacia periodos de inestabilidad, caracterizados por un

recrudecimiento de la inflación, por aumentos excesivos del gasto público,

incluyendo salarios, y por la pérdida de competitividad internacional.

Algunas lecciones comunes pueden ser extraídas de los éxitos y fracasos en

el diseño e implementación de las políticas de estos países avanzados.

a) Una política fiscal sólida no complementada por una política monetaria

contra cíclica y regulación financiera puede llevar a un ciclo de boom y bust

Los casos recientes de Irlanda y España son una muestra de que políticas

macroeconómicas que no son acompañadas por una adecuada supervisión y

regulación del sector financiero, pueden provocar serios daños a la economía.

Los casos de Irlanda y España son ilustrativos. Ambos países exhibían un

equilibrio fiscal antes de la actual crisis (en el periodo 2000 a 2008 el balance

fiscal sobre PIB en España e Irlanda fue de 0.5% y -0.2%, respectivamente). Pero

al mismo tiempo, Irlanda y España habían enfrentado una fuerte caída en la tasa

de interés nominal y real como consecuencia de la adopción del euro. Esto tuvo

como resultado un significativo crecimiento del crédito bancario, acompañado por

crecientes niveles de deuda de los hogares y empresas particularmente del sector

inmobiliario. Una idea de la magnitud de los desequilibrios financieros es que en

Irlanda, la oferta de crédito sobrepasó el 200% del PIB en 2008, cuando entre

1970 y 1994 sólo promedió 40%. La inversión residencial equivalía a 5% del PIB a

mediados de los 90s; y hacia 2007 se había empinado a 12%.

En España, tras la adopción del euro se dio un escenario de una política

monetaria expansiva con una inflación mayor al promedio de la UE, un crecimiento

casi nulo de la productividad y salarios reales que crecieron más rápido que los de

18

sus pares de la zona euro. De este modo, los costos laborales unitarios reales

crecieron en un 26% desde 2000 a 2009. Por otra parte la excesiva expansión del

crédito llevó a una burbuja en la inversión residencial con altos niveles de

endeudamiento de los hogares, generándose un escenario no muy diferente al de

Irlanda.

En ambos casos, Irlanda y España, la suma de una política monetaria

expansiva y la ausencia de una regulación financiera eficaz para moderar a los

bancos, indujeron la seria crisis que viven hoy ambas economías.

b) Las rigideces laborales y cambiarias actúan como una restricción para

mantener la competitividad

Hay dos factores que incidieron en que la crisis financiera adquiriera una

mayor profundidad en países como España y Portugal: i) existencia de mercados

laborales rígidos y segmentados, y ii) la implementación de un tipo de cambio fijo

tras la entrada a la zona euro.

Vamos a ilustrar las imperfecciones y rigideces en el mercado laboral con el

caso español. En España, prevalece un mercado dual y altamente segmentado, a

pesar de los numerosos intentos desde principios de los 80s para hacerlo más

flexible y menos fragmentado. En efecto, cerca de dos tercios de la fuerza laboral

tienen contratos permanentes, están altamente sindicalizados y se benefician de

los mecanismos de negociación salarial centralizada. Pero, el tercio de la fuerza

laboral restante están bajo contratos temporales, no sindicalizados, con costos de

despidos y contratación muchísimos más bajos que en el primer segmento.

El resultado de esta estructura es un desacople entre las alzas salariales en

el sector sindicalizado durante el ciclo económico expansivo, con los incrementos

de productividad. Cuando los salarios se incrementan fuera de línea para este

segmento como consecuencia del poder del sindicato en las negociaciones

centralizadas o sectoriales, el ajuste viene vía mayor inflación, y a través de

despidos masivos de los trabajadores con contrato temporal. El resultado es una

19

inflación meta que no se cumple, un fuerte incremento en el desempleo y una

pérdida de competitividad para toda la economía.

Este tipo de resultados es observado no solo en España sino que también en

la economía portuguesa como puede ser visto en el Gráfico 1. En España y

Portugal, los costos laborales unitarios reales crecieron 2.2% y 1.3%,

respectivamente, en el período 1999-2008. En tanto, la productividad de España y

Portugal en este período registró tasas de crecimiento de -0.6% y -1.3%,

respectivamente, muy por debajo del crecimiento de los costos laborales (Gráfico

2).

En lo que se refiere al tipo de cambio, uno de los grandes problemas que

enfrentaron estos países durante la actual crisis financiera fue que contaban con

un tipo de cambio fijo. La adopción del euro significó renunciar al tipo de cambio

como una herramienta para ajustar la economía frente a shocks económicos

adversos. Dada una política monetaria expansiva de parte del Banco Central

Europeo, y la inexistencia de una coordinación de las políticas fiscales en la zona

euro, se configuró un escenario que potenció aún más el auge económico basado

en el crédito. Las alzas salariales desmesuradas con respecto al nivel de

productividad se tradujeron en tipos de cambios reales apreciados y en mayor

inflación. Esta apreciación claramente afectó a los sectores exportadores de

Irlanda, España y Portugal y no pudo ser acompañado por devaluaciones

nominales dada su membresía en la zona euro.

c) Las políticas de inversión en capital humano e innovación son claves para

sostener el crecimiento a largo plazo

Finlandia, Irlanda y Corea comparten similitudes al momento de adoptar

políticas de capital humano y de innovación. Estas se iniciaron tempranamente y

serían la base para su transición hacia economías avanzadas.

En efecto, estos tres países comenzaron a realizar profundas reformas a sus

sistemas de educación ya en las décadas de 1950 y 1960. La gradualidad pero

persistencia para aumentar la cobertura educacional fue un factor clave. Se

20

comenzó con los niveles primarios, para luego continuar con reformas a los

niveles secundario y terciario. El sector terciario fue inducido además a tener un

permanente diálogo con el sector empresarial para así alinear los requerimientos

de fuerza de trabajo con las necesidades de empresas que incorporaban

tecnologías más avanzadas. Estos tres países mostraron un significativo

porcentaje del PIB destinado a mejorar la cobertura y calidad de la educación

como puede verse en el Cuadro 12.

En Irlanda, una reforma de este tipo fue acompañada por la creación de los

technical colleges en 1967 cuyo objetivo era capacitar a la fuerza laboral con

habilidades aplicadas. En el caso de Finlandia, en los 70s se reformó el nivel

primario y secundario al decretar un ciclo de educación primaria de nueve años

obligatorios. A fines de los 80s, la educación secundaria se dividió en un track

vocacional/técnico y otro más académico. En educación terciaria, a inicios de los

90s se crearon los politécnicos para aumentar la cobertura educacional y

desarrollar el capital humano específico requerido por las distintas regiones del

país y las empresas.

Corea también reformó tempranamente su sistema de educación primario y

secundario. El primer plan de educación obligatoria se inició en 1954 y se enfocó

en los primeros seis años de educación básica. A principios de los 70s, se

implementaron reformas a la educación secundaria vocacional y técnica, sobre

todo por el fuerte desarrollo de la industria química y pesada, fortaleciendo así la

formación científica y tecnológica.

Por otra parte, en cuanto a las políticas de innovación hay una elección

distinta entre estos tres países. Finlandia desarrolló un modelo de innovación

endógeno. Esto es, una política de innovación gradual en la que fue agregando

instituciones estatales o reformando las existentes en orden a proveer un decidido

apoyo al desarrollo y upgrade tecnológico de las empresas locales, lo que fue

clave en el mejoramiento de la competitividad finlandesa.

Por otra parte, Irlanda aplicó un modelo de captación de tecnología

extranjera mediante una activa política de atracción de IED desde la década de

21

1970. Para ello estableció incentivos como: i) bajos impuestos corporativos, ii)

amplia disponibilidad de subsidios para facilitar las operaciones empresariales, y

iii) mano de obra calificada en rápida expansión.

En Corea, la política industrial ha sido el núcleo del desarrollo tecnológico de

la economía, con el sector exportador siendo el principal foco del upgrade

tecnológico. Por un periodo largo, la industria fue altamente protegida pero bajo

disciplina de mercado. Esto es, a las industrias protegidas y subsidiadas se les

exigió probar que su competitividad en los mercados de exportación estaba

aumentando paulatinamente.

El Cuadro 13 muestra el gasto en I+D sobre el PIB para estos tres países. En

éste se aprecia el alto gasto realizado por Finlandia y Corea, lo que ha contribuido

a que estén dentro de los países con mejor evaluación del sistema de innovación,

tal como se exhibe en el mismo Cuadro.

El factor común en estos tres países es la combinación de una alta y

sostenida inversión, por varias décadas, para mejorar la calidad de la educación, y

el desarrollo de formas originales para inducir inversión y desarrollo de tecnologías

de frontera en su sector exportador.

d) Un Consenso Social y Político provee los fundamentos más sólidos para

relanzar un rápido crecimiento en la economía

En su transición hacia países de niveles de alto ingreso, Irlanda, Finlandia y

Corea enfrentaron escenarios complejos: vaivenes políticos, inestabilidad social e

indicadores macroeconómicos desequilibrados. Sin embargo, cuando alguna de

las situaciones críticas crearon paradojalmente las condiciones para el surgimiento

de un consenso social y político en orden a estabilizar la economía y restaurar la

competitividad. Ello a su vez hizo posible una larga fase de alto y estable

crecimiento.

Finlandia, por ejemplo, tuvo una aguda crisis económica en 1992-1993, como

se ha ilustrado anteriormente en este trabajo. La resolución de la crisis fue

facilitada por un consenso tripartito propuesto por el gobierno en tres áreas: i)

22

compromiso en desarrollar una visión común en la estrategia de desarrollo del

país a largo plazo. Para alcanzar este meta, se instalaron Comisiones

Permanentes en el Legislativo que fueran capaces de acordar el patrón de

desarrollo a largo plazo de la economía de Finlandia; ii) apoyo tripartito al

Ministerio de Comercio e Industria que complementó ese trabajo con un plan a 20

años para desarrollar ocho clústeres productivos y así definir una nueva política

industrial; y iii) acuerdo social y político en torno a una negociación salarial

centralizada que llevó a un histórico congelamiento salarial entre 1992 y 1993.

Este consenso fue la base para sostener el profundo reajuste productivo que

el país experimentó tras la crisis. Como resultado, las exportaciones de alto

contenido tecnológico pasaron a liderar el crecimiento. En 1990, las exportaciones

finlandesas correspondían principalmente al sector forestal y a la industria

papelera (40% del total). Pero, el amplio consenso social permitió una rápida

reestructuración productiva, en la cual Finlandia llego a ser más abierto y

competitivo en la economía mundial. De hecho, el sector de tecnologías de

información emergió como el que lideró el crecimiento y la productividad. Durante

este período, el volumen de comercio subió de 47% en 1990 a 59% en 2006 y las

exportaciones no forestales aumentaron de 45% del total exportado a 65% entre

1990 a 2004.

El gobierno finlandés también aseguró un amplio consenso social para

apoyar el proceso de admisión a la UE. El ingreso a la UE indujo una creciente

internacionalización de las firmas domésticas. También atrajo una cantidad masiva

de IED a la economía finlandesa.

El caso de Irlanda es más mezclado. El pobre desempeño económico hasta

1987, creó las condiciones para el primer Social Partnership, una nueva modalidad

institucional que buscaba un amplio apoyo transversal a las medidas de ajuste

económico. Este acuerdo cubrió los ajustes salariales de 1988-1990, tanto para el

sector privado como para el público. El pacto limitó el crecimiento anual de las

remuneraciones a 2.5% entre 1988 y 1990 (la inflación promedió 3.2% en este

período). En tanto, una reforma tributaria contemplada en el pacto se implementó

23

en 1989. Los principales aspectos de esta reforma fueron las caídas en las tasas

marginales de impuestos de los hogares. La tasa máxima era de 64% en 1984-

1985 y fue reducida a 56% como parte del pacto. El acuerdo salarial y la caída en

los impuestos personales permitieron un aumento en el ingreso de los hogares en

términos reales.

Un boom económico siguió tras la implementación del Social Partnership. En

efecto, en 1986 la tasa de desempleo era de 16% y en 2000 ya se había reducido

a un 4%. Y esto fue acompañado por un auge del sector exportador, que pasó de

un crecimiento de 8.3% al año para el período de 1980 a 1989, a 14.7% anual

entre 1990 y 2000, con una expansión de la economía de un 7% anual en el

mismo período.

El caso coreano también es de sumo interés. Tras la crisis de 1997-1998,

Corea emprendió una reforma laboral consensuada entre empleadores, gobiernos

y trabajadores. Fue la primera reforma tripartita negociada y fue llamada

“Declaración Conjunta Tripartita sobre la Forma Justa de Compartir la Carga en el

Proceso de Superación de la Crisis Económica”. Se trataba de un detallado pacto

social para hacer más flexible el mercado laboral en orden a restaurar la

competitividad. Esto fue complementado con otras reformas en el mercado

financiero (la creación de agencias a cargo de la regulación y supervisión

financiera, mayor requerimiento de reservas) y en el mundo empresarial (los

chaebols fueron obligados a mejorar la transparencia gerencial y su estructura

financiera y a crear un sistema de gestión responsable). Estas reformas dieron

fruto. Entre 2000 al 2008, Corea creció a un 5.2% anual, con las exportaciones

pasando de 32.5% sobre el PIB en 1997 a 53% en 2008.

En resumen, los consensos sociales y políticos probaron ser un factor clave

en la reestructuración y modernización de las economías de Finlandia, Corea e

Irlanda. Durante la actual crisis financiera de los países de la periferia de Europa,

el consenso social y político ha estado totalmente ausente. El ajuste ha tenido que

ser impuesto desde arriba, con escasa aceptación por parte de los principales

24

agentes económicos y sociales, prolongando como consecuencia el período de

tasas de crecimiento bajas, alto desempleo e inflación creciente.

25

IV. CUAN RELEVANTES SON ESAS LECCIONES PARA AMERICA LATINA

En la sección anterior hemos extraído las lecciones aprendidas al analizar

las estrategias de desarrollo de algunos países que en 20 años transitaron

exitosamente desde economías de ingreso medio a economías avanzadas. ¿Qué

sugieren esas experiencias respecto de lo que debería constituir una agenda post-

crisis para los 7 países de América Latina que todavía se encuentran en la fase de

ingresos medios? ¿Qué avances han hecho los países de la región en esta

agenda?

1. Perspectivas para América Latina: no es suficiente un buen manejo

macroeconómico durante la crisis

La mayoría de los países de América Latina exhibieron un adecuado

manejo macroeconómico que les evitó ser arrastrados en la profunda crisis

financiera que afectó a las economías desarrolladas como se señaló en la

Introducción de este estudio. De hecho, en el período de boom previo a la crisis,

las economías de América Latina destacaban por su solidez en el plano fiscal,

monetario, financiero, de empleo y comercio exterior.

Ejemplos del buen manejo económico abundan. En el ámbito fiscal, la

región mostró equilibrios fiscales en los tiempos de bonanza de 2003 a 2007

como puede verse en el Cuadro 1. Ello permitió que en el momento más álgido

del 2009 la región pudiera implementar una política fiscal contra cíclica con un

déficit fiscal de 2% del PIB. En paralelo, la deuda pública bruta bajó de 55% del

PIB en el período 2003-2007 a un 40% del PIB en 2010. En el plano monetario,

hubo también una situación inflacionaria bajo control dada la introducción de

metas de inflación con una flotación cambiaria.

En el frente exterior, se tiene que en el período de 2003 a 2007 se tuvo una

cuenta corriente superavitaria (0.7% en promedio en este período) para la gran

mayoría de los países, lo que implicó una acumulación de activos externos (ver

Cuadro 1). Por otra parte, el sector exportador fue un actor clave en la

26

sostenibilidad de las altas tasas exhibidas antes de la crisis ya que crecieron a un

8% anual en este período19.

En cuanto al sector financiero, el crédito privado a PIB en el período 2003 al

2007 tuvo una expansión moderada cuando se compara con otros países de

ingreso medio como los del Este de Europa20. Inclusive, los niveles de crédito a

PIB son bajísimos en la región relativos al Este de Asia o al Este de Europa.

Países como Argentina, México y Perú tuvieron cifras bajo el 30% del PIB21. En

paralelo, el sector bancario también exhibió solidez ya que los préstamos

incobrables sobre el total de préstamos que había alcanzado un 8% en 2003 se

redujo a 2.3% en 2007. Por último, el desempleo retornó rápidamente a sus

niveles pre crisis. En 2009, la tasa de desempleo había subido a 8.5% en la región

para luego caer en el 2010 a una cifra de 7.8%.

¿Puede sostenerse esa sólida macroeconomía en la fase post-crisis? Sin

duda, hay riesgos que pueden hacerse presentes a futuro. El primero está

asociado paradojalmente al éxito en el manejo de la crisis. La situación de relativa

fortaleza en sus indicadores macroeconómicos ha comenzado a atraer

masivamente capitales externos. Este proceso se refuerza por las bajas tasas de

interés en las economías desarrolladas, cercanas a cero en Estados Unidos, lo

que a su vez es reforzado por el exceso de liquidez que genera una política de

“quantitative easing” en la economía norteamericana.

Con un tipo de cambio flexible, el aumento en la entrada de capitales

empuja a una apreciación del tipo de cambio y a una fuerte expansión crediticia

interna hacia consumidores y sectores como la construcción. Ello puede llevar

prontamente a un exceso de gasto doméstico, a renovadas presiones

inflacionarias reforzadas por aumentos de salarios que buscan compensar la

pérdida de poder adquisitivo generada por el alza de precios. De acentuarse esta

19

Dato calculado en base a World Development Indicator, World Bank. 20

Para un interesante análisis del papel del crédito extranjero de la banca en las fluctuaciones del

crédito doméstico durante la crisis financiera reciente en América Latina y en el Este de Europa, y

la diferencia entre ambas regiones, véase Jorge Ivan Canales-Kriljenko et al (2010). 21

A modo de comparación, el crédito domestico al sector privado como porcentaje del PIB pasó de 33% en 2003 a 67% en 2008 en el Este de Europa. Esta cifra para el Este de Asia fue de 70% en 2003 y de 82% en 2008. En América Latina, en 2003 la cifra fue de 33% y en 2008 fue de 42%.

27

tendencia, el riesgo principal es conocido según se ilustró anteriormente con los

casos de Irlanda y España: un boom alimentado por el exceso de demanda

interna, seguido de un sobre endeudamiento público y privado. Lo que sigue

necesariamente es un ajuste recesivo como el que esos países de la llamada

periferia de Europa enfrentan hoy.

¿Está esto sucediendo ya en América Latina? La entrada de capitales

privados se pronostica que alcance a US$ 255 billones en 2011 en comparación a

una cifra de US$ 55 billones en 2006 (ver Cuadro 14). Esta tendencia puede

acentuarse dada los diferenciales de interés entre las economías latinoamericanas

y las economías avanzadas. Un creciente y acelerado influjo de capitales con una

repentina salida de estos por un pánico en los mercados financieros puede tener

consecuencias desestabilizadoras en el financiamiento de los sistemas financieros

domésticos como ocurrió por ejemplo, en el caso del Este de Europa, según se

aprecia en el Cuadro 14.

Considerando la fuerte entrada de capital privado foráneo en América

Latina, sumado al crecimiento muy rápido del crédito doméstico, parece estarse

configurando gradualmente un escenario de boom crediticio, en algunos países de

la región. Así, desde el 2004 en Brasil, Argentina, Colombia, México, Perú y Chile

el crédito a los privados ha crecido de forma más rápida que el PIB (en Brasil el

crédito sobre PIB pasó de 32% en 2004 a 70.1% en 201022).

¿Es posible disminuir el riesgo adoptando medidas precautorias para no

caer en un ciclo de boom y bust? Una política fiscal contra cíclica ayudaría a

restablecer los equilibrios. Ello requeriría una reducción del gasto público o un

aumento en impuestos. Pero puede resultar insuficiente si no se ataca la raíz del

problema: la expansión descontrolada del crédito inducida por la excesiva entrada

de capitales a la economía. Lo que se requiere en este caso es de un manejo de

la cuenta de capitales contra cíclico y de medidas precautorias en el sector

financiero. En la fase expansiva se debiera aumentar los coeficientes de capital

requeridos a los bancos, así como las provisiones para enfrentar créditos fallidos.

22

De hecho el crecimiento del crédito al sector privado en el primer trimestre de 2011 (en comparación al primer trimestre de 2010) en América Latina fue de 24.7% (con Argentina con un crecimiento de 62%, Uruguay de 45% y Brasil de 18%).

28

Los controles de capitales también deben ser un instrumento que debería ser

considerado en este escenario.

La discusión reciente de estos temas siempre concluye con la necesidad de

implementar “medidas macroprudenciales”, pero el grado de implementación o

especificidad de estas medidas todavía es claramente insuficiente. Brasil ha

mostrado ser el más activo en aplicar estas políticas ya que en 2010 aplicó

impuestos a los flujos de capitales y requerimientos más exigentes en los

coeficientes de capital (Uruguay, Perú y Colombia también han tomado medidas

similares).

Este riesgo puede hacerse más agudo para los países exportadores de

commodities. Sus precios están en sus más altos niveles, situación en la cual la

demanda de China y de otros países del Asia juega un rol importante (ver Gráfico

3). Si los anormalmente altos ingresos que genera la exportación de commodities

no son neutralizados vía aumento de reservas o ahorro en fondos soberanos, los

desequilibrios macroeconómicos tenderán a exacerbarse. La experiencia de Chile

y su Fondo Soberano está induciendo a otros países en la región a adoptarlos.

Brasil en 2010 comenzó a operar su Fondo Soberano equivalente, mientras que

en Colombia se aprobó en junio de 2011 un camino similar dada las elevadas

exportaciones en recursos naturales que posee el país.

En suma, la macroeconomía de la post-crisis para América Latina requerirá

de una ampliación en el número de instrumentos para así lograr estabilizar sus

economías sin comprometer sus tasas de crecimiento económico en el futuro. Un

tipo de cambio flexible ayuda pero no es suficiente. Dentro de esos instrumentos

adicionales, el manejo contra cíclico de la cuenta de capitales debería jugar un rol

fundamental, incluyendo instrumentos tan heterodoxos como los que permiten

controlar la entrada de capitales en los períodos de boom. El constante monitoreo,

supervisión y aplicación de medidas precautorias en los mercados financieros

también se constituye en una herramienta esencial con el fin de evitar los

descalabros financieros que experimentaron las economías avanzadas y que hoy

en América Latina muestran ya los primeros signos de un boom crediticio. El

desarrollo de Fondos Soberanos donde se ahorre parte de los ingresos extra

29

generados por precios de commodities anormalmente altos es un instrumento

también esencial para la estabilidad macroeconómica de los países cuyas

exportaciones están fuertemente concentradas en recursos naturales, como es el

caso de la mayor parte de las economías de América del Sur.

Por otra parte una efectiva regulación doméstica y across-the-border del

crédito bancario y extra-bancario, así como medidas prudenciales para evitar el

sobre-endeudamiento y el boom en el precio de los activos es una tarea en pleno

desarrollo en América Latina. Las crisis financieras actuales de Irlanda, España,

Portugal y Grecia confirman más allá de cualquier duda, las negativas

consecuencias de una carencia de una regulación adecuada de los flujos

financieros y del endeudamiento de empresas y hogares.

2. Eliminar la excesiva rigidez y segmentación en el mercado laboral y

mantener la flexibilidad cambiaria constituyen requisitos para mantener la

competitividad sin comprometer el crecimiento en América Latina.

Convertir un tipo de cambio fijo en un elemento esencial de una integración

de las economías, como lo fue la decisión al crear la zona del euro, ha introducido

una rigidez excesiva al proceso de ajuste de economías sujetas a shocks

financieros externos o domésticos como es el caso de las economías de la

periferia de Europa. En esas situaciones, la devaluación del tipo de cambio no es

una alternativa disponible para recuperar la competitividad. Por lo tanto, todo el

ajuste debe llevarse adelante reduciendo salarios reales, gasto público y privado,

o subiendo impuestos. Las dificultades políticas y prácticas de lograr resultados

tangibles y rápidos por esta vía, que estabilicen estas economías y les permitan

recuperar competitividad, han sido obvias en las experiencias de Grecia, España,

Portugal, Irlanda durante la actual crisis, como se describió en una sección

anterior de este trabajo.

La implementación de tipos de cambio fijos tampoco ha sido positiva para

los países de América Latina que pegaron sus monedas al dólar. La crisis

financiera en los 80s para un vasto número de países de la región, así como en

30

1994 la crisis mexicana y en 2001 la crisis argentina fueron agravadas por la

excesiva rigidez en la política cambiaria.

En la actualidad, los 7 países de América Latina que disfrutan de una renta

media cuentan con una política cambiaria flexible que se combina con metas de

inflación (solo Argentina no cuenta con metas de inflación). Esta política ha

permitido que el alza en el nivel de precios se haya mantenido bajo control desde

su implementación a mediados de los 90s.

El otro mercado cuya rigidez y segmentación agrava los problemas de

competitividad tanto de las economías desarrolladas como de las de ingreso

medio es el mercado laboral. En los casos estudiados en este documento se

observaron claros impactos en economías como las de España y Portugal a

consecuencia de un mercado laboral excesivamente rígido y regulado. Un primer

fenómeno observado es el de un movimiento autónomo hacia arriba en los

salarios, independiente del ciclo económico. Esta tendencia es empujada por

aquel segmento de trabajadores altamente organizado que tienen de facto empleo

garantizado debido al alto costo de despido, y a la capacidad de disrupción por

parte de los sindicatos que las representan. Esta tendencia es claramente

observada en las economías periféricas en Europa. El ajuste en estos casos se

produce a través del despido masivo en el segmento de trabajadores no

sindicalizados y que tienen contratos de trabajo temporales. El caso de España

con un desempleo por encima del 20% es un ejemplo evidente.

¿Qué sucede con los mercados laborales en América Latina? Parece haber

un consenso bastante general de que el funcionamiento del mercado del trabajo

dista del óptimo para generar empleo en calidad y cantidad23. A grandes rasgos,

hay cinco componentes que caracterizan los mercados laborales de la región24: i)

alta regulación en el mercado laboral, ii) bajos niveles de calificaciones en la

fuerza de trabajo, iii) alta rotación laboral, iv) sindicatos débiles, con escasa

representatividad entre los trabajadores, y v) elevados niveles de informalidad que

segmentan el trabajo en formales/informales. Modificaciones en uno de estos

23

Véase Pablo Egaña y Alejandro Micco (2011) y Patricio Meller (2009). 24

Ben Ross Schneider and Sebastián Karcher (2008).

31

componentes aisladamente puede exacerbar el impacto negativo en otros

componentes. Ello queda claro, por ejemplo, en el hecho que una mayor

regulación del empleo formal puede traducirse en mayores costos ligados a la

contratación y al despido, lo que a su vez incentiva a aumentar la rotación laboral

y la informalidad.

Chile ha intentado hacer una reforma estructural en orden a contar con un

mercado laboral menos segmentado y rígido25. En el marco de esa reforma se ha

introducido un subsidio a la contratación de jóvenes para incentivar la

empleabilidad de este grupo. Se ha incluido un mejoramiento del seguro de

cesantía (incluir a más trabajadores en este y aumentar el financiamiento y acceso

al Fondo Solidario), y también una mejora en la intermediación laboral mediante la

creación de la bolsa nacional de empleo. La reforma laboral reciente en Chile ha

considerado también incentivos para una mayor participación de la mujer en el

mercado laboral a través de una inversión masiva en salas cunas y de un subsidio

para la contratación y para las contribuciones en seguridad social de las mujeres

de los estratos más pobres. No obstante, estas medidas reflejan que hay un largo

trecho aun por recorrer para evitar la segmentación del mercado laboral.

Un mercado de trabajo menos rígido y menos segmentado permitiría

ajustes de la economía más rápidos y con menos impacto negativo en el empleo.

Ello supone reformas que lleven a una convergencia en el tipo de contratos de

trabajo, con menor costo de despido pero con mayor y mejor cobertura del seguro

de desempleo y de planes de salud y pensiones que apuntan a una cobertura de

carácter universal.

A juzgar por la experiencia de los países avanzados examinados

anteriormente, el pronóstico respecto de la viabilidad política y social de llevar

adelante estas reformas flexibilizadoras del mercado laboral no son altas, a menos

25

Para ello, en agosto de 2007 se creó el Consejo Asesor Presidencial Trabajo y Equidad con la misión de entregar propuestas en trabajo, salarios, competitividad y equidad social. En 2008, el informe final del Consejo orientó en tres principios sus propuestas: i) pro-empleabilidad y pro-empleo, ii) pro-capacitación y pro-productividad, iii) pro-meritocracia. En el ámbito del mercado laboral, hubo propuestas en empleabilidad y desempleo como capacitación laboral, seguro de cesantía, intermediación laboral, mujeres y mercado laboral y salario mínimo. Asimismo, también se intentó perfeccionar la institucionalidad laboral con propuestas en negociación colectiva y la creación de un Consejo de Dialogo Económico Social.

32

que una conciencia colectiva de “crisis nacional” empuje a los distintos actores a

concordar una agenda de transformaciones que incluya al mercado de trabajo.

3. Es imposible para América Latina mantenerse competitivos en los

mercados globales si no se invierte masivamente en mejorar la calidad de los

recursos humanos y en aumentar la capacidad de innovación en la economía

Los casos más exitosos entre los países antes analizados, como Finlandia y

Corea, son los que invirtieron más tempranamente en mejorar la cobertura y

calidad de la educación en todos sus niveles. Estos dos países, además de

Irlanda, son también los que crearon más exitosamente instituciones públicas y

privadas con el objeto de inducir una mayor capacidad de innovación en sus

economías. Los Cuadros 15 y 13 ilustran el argumento al comparar los rankings

en calidad de la educación y en el gasto en investigación y desarrollo, para esos

países desarrollados con las economías de América Latina.

Los índices que se muestran en los dos Cuadros anteriores confirman las

enormes brechas que todavía separan a las economías avanzadas respecto de

las economías de América Latina. La existencia de estas brechas y la dificultad

para cerrarlas es uno de los factores que pueden hacer caer a los países de

América Latina en la llamada “trampa de los países de ingreso medio”. En efecto,

el paso hacia una economía de la innovación requerirá de una fuerza laboral

altamente calificada y de un constante y creciente gasto en innovación y

desarrollo. Estos son asuntos centrales en la agenda futura para América Latina.

Respecto de innovación tecnológica, sin embargo, hay algunos ejemplos

destacables. Así por ejemplo la política industrial de Brasil (a través de su Banco

Estatal -BNDES- con instrumentos estatales como créditos subsidiados) es un tipo

de intervención pro innovación que ha sido generalmente exitosa. Chile intenta,

por su parte, desarrollar ocho clústeres en sectores con alto potencial de

crecimiento exportador. Asimismo, el intento de upgrade tecnológico de las

exportaciones de Uruguay, a través de la promoción de alianzas públicas-privadas

en sectores de alto desarrollo tecnológico como la industria de la informática y de

la biotecnología revela un paso gradual hacia una mayor capacidad de innovación

33

en ese país. Costa Rica ha tenido un gran éxito al atraer la instalación de plantas

tecnológicas de frontera como Intel, lo que a su vez ha hecho surgir un clúster de

industrias nacionales a su alrededor y ha inducido un salto en calidad de sus

ingenieros mediante convenios con las universidades costarricenses.

En materia de capital humano, los sistemas de educación de América

Latina están rankeados en posiciones muy rezagadas respecto a países de similar

ingreso per cápita, y a considerable distancia de los países desarrollados que

lideran las evaluaciones internacionales como se muestra en el Cuadro 15. A nivel

de educación superior, esto se mantiene inalterado lo que remarca la calidad

deficiente de la educación en la región.

En general, en niveles primarios y secundarios se da una correlación muy

fuerte y estrecha entre el nivel socioeconómico del estudiante y sus resultados

escolares, lo que refleja la reproducción de la desigualdad que experimenta la

región. Asimismo, ante el creciente gasto público y el escaso avance en la mejora

de la calidad, se estimuló en varios países de América Latina al sector privado

como proveedor de servicios educacionales, en aras de mejorar la competencia y

calidad del sistema. En Chile, por ejemplo, la promesa de mejora de calidad tras la

reforma de 1981 en que cada padre puede escoger entre colegios públicos,

privados subvencionados y privados pagados aunque mostró avances, no trajo los

resultados esperados. Las protestas sociales en 2006 y nuevamente en 2011, da

cuenta que se requiere una transformación estructural en el sistema. A la vez,

Brasil y otros países de la región han intentado también estimular la demanda por

educación con los programas de transferencia condicionada. Estos les entregan

un incentivo monetario a las familias más pobres condicionado a que sus hijos

asistan a la escuela. Los resultados han sido positivos pero insuficientes en cuanto

a mejoramiento de calidad. En niveles de educación superior, el panorama es

similar. Se observa un fuerte aumento en la cobertura pero subsisten severos

problemas de calidad, relevancia y un costo cada vez mayor26.

26

Para una mayor profundidad en este tema, véase Cristian Cox y Simón Schwartzman (2009).

34

A la par de los problemas en los niveles primario, secundario y terciario, es

que muchos estudiantes desertan del sistema con lo que pasan a constituir lo que

se ha llamado jóvenes “ninis” (no estudian ni trabajan). En América Latina, esta

cifra bordea el 14% mientras que en las economías avanzadas es de 12% lo que

supone un esfuerzo adicional para incorporar y/o capacitar a este grupo de

excluidos del sistema educacional y laboral.

4. Sin diversificación de exportaciones, América Latina no sale de la trampa

de ingreso medio.

Una lección importante en la transición de los países más exitosos hacia

niveles altos de ingresos, es que mientras más temprano fue su apertura y

diversificación exportadora, más rápido fue su crecimiento, como lo muestran los

casos de Finlandia y de otros países escandinavos, y también de Irlanda antes de

su actual crisis financiera.

América Latina, por otra parte, presenta un escenario heterogéneo en

términos de apertura comercial y diversificación de exportaciones. Así, las

exportaciones de bienes y servicios de Argentina dan cuenta de 22% del PIB en

2009, mientras que en el mismo año esta cifra para Chile es de 43%. Otros dos

países intensivos en recursos naturales como Colombia y Perú muestran cifras de

16% y 25%, respectivamente, lo que muestra que independiente de la canasta

exportadora, la apertura en la región es baja aún relativa a economías como las de

Finlandia, Corea e Irlanda como muestra el Cuadro 16.

En cuanto al contenido de las exportaciones de bienes, los países

intensivos en recursos naturales concentran todavía sus canastas en estos

productos dejando poco espacio a las manufacturas, exponiéndose a los vaivenes

en los precios mundiales de los commodities. Por otra parte, Argentina, Brasil y

México tienen un mix más balanceado de productos exportados pero en el caso

mexicano ello se contrapesa con la excesiva dependencia respecto del mercado

de Estados Unidos y la amenaza creciente de la manufactura china que le hace

perder presencia en los mercados globales. En todo caso, para todos los países

35

avanzados de nuestra muestra la exportación de manufacturas representa más del

70% del total exportado, más del doble de lo observado para América Latina, con

excepción de México.

Aún más importante, el bajo contenido tecnológico de las exportaciones

revela las deficiencias de la apertura de América Latina. El país más abierto en

términos de exportaciones, Chile, presenta una canasta en 2009 donde 85% de

sus exportaciones son productos primarios. Si este análisis lo hacemos

examinando la intensidad tecnológica de las exportaciones chilenas, tendremos

que sólo un 9% es manufactura de baja, media y alta tecnología27. Ante ello, una

apertura debería ser complementada en Chile como en el resto de América Latina

con un gradual paso hacia una diversificación exportadora.

Por otra parte, el proceso de apertura de América Latina ha ido de la mano

de un intento de integración dentro de la región mediante acuerdos comerciales y

tratados de integración. Este proceso simultaneo ha redundado en una caída de

los aranceles pero en un escaso aumento en el flujo comercial intra región y

también hacia el resto del mundo (el comercio intrarregional era de 12% en 2008

como muestra el Cuadro 18). Uno de los factores que explican el escaso

dinamismo exportador es que hay altos costos de transporte. Inclusive éstos son

más altos que los aranceles de cada país. Colombia es un claro ejemplo de esto:

cuesta menos embarcar un container de Shangai a Cartagena que de Cartagena a

Bogotá. Ello se debe en buena medida a la pobre infraestructura del país como al

alto proteccionismo con que todavía cuentan las empresas28.

Una de las medidas para reducir el costo de transporte es la iniciativa de

integración regional sudamericana (IIRSA) que fue establecida en 2000 por los 12

países que conforman América del Sur con el objetivo de desarrollar la

infraestructura de la región. No obstante, el desarrollo de IIRSA ha sido casi nulo

con lo que la infraestructura seguirá siendo una restricción al crecimiento tanto en

su volumen como en su volumen exportado.

27

Elaboración propia en base a World Trade Integrated Solution (WITS). 28

Veáse la columna de Alejandro Gaviria en Financial Times "Changing Colombia, part 1: from

Tibet to Civet”.

36

En ambos aspectos, diversificación de exportaciones e integración de las

economías de la región, América Latina tiene mucho que aprender de los países

europeos a que hemos hecho referencia en este trabajo.

5. La capacidad de construir acuerdos transversales para llevar

adelante las transformaciones hacia economías avanzadas es otro serio déficit de

América Latina.

Hemos ilustrado anteriormente cómo en momentos de una profunda crisis

económica y social, países como Finlandia, Corea e Irlanda lograron instalar

instancias de negociación transversal que resultaron en amplios acuerdos no sólo

para enfrentar la crisis sino, adicionalmente, para hacer las transformaciones que

sus economías requerían para iniciar lo que fue el buen boom de alto crecimiento

económico con dinamismo exportador y con una fuerte caída en la inflación y el

desempleo. Irlanda logró este objetivo a partir de fines de los 80s a través de los

Social Partnership Agreements, renovados cada tres años.

Finlandia avanzó en acuerdos políticos transversales en la primera mitad de

los 1990s para enfrentar el colapso de su principal mercado, el de la Unión

Soviética y el sobrecalentamiento de su economía en la fase previa. Corea logró

acuerdos con empresarios y trabajadores para enfrentar la crisis asiática de fines

de los 90s. Ellos implicaron más apertura de la economía, moderación en los

ajustes salariales y una extensión significativa de las redes de protección social

hasta entonces de escasa cobertura en Corea. Como contraste, en los países de

América Latina ha habido históricamente una enorme dificultad para construir

acuerdos políticos transversales. A menudo ha prevalecido una política de fuerte

confrontación.

Ello refuerza la idea que el desafío más complejo a futuro para los países

de América Latina será construir consensos para moverse hacia economías más

eficientes y competitivas. La experiencia comparativa a que se ha aludido

anteriormente en este trabajo señala que el terreno para negociar acuerdos

transformadores de una economía se ve, paradojalmente, facilitado cuando hay

37

una percepción generalizada en la sociedad y en el mundo político de una crisis

que se ha convertido en un “juego de suma negativa”: es decir cuando todos

pierden al no contribuir a salir de ella.

El problema es mucho más complejo cuando la situación es la inversa, es

decir cuando la percepción más común es la de un cierto bienestar asociado a una

economía que sortea exitosamente una crisis financiera y crece a tasas más que

razonables. Acuerdos para llevar adelante las transformaciones necesarias para

prolongar, con estabilidad en el tiempo, el boom y evitar el bust son más difíciles y

menos frecuentes que después de ocurrido el bust, es decir posteriores al

desplome de la economía por los desequilibrios acumulados en la fase de rápida

expansión.

Sin embargo sortear con éxito la mitad del camino que falta a las

economías de América Latina para convertirse en economías avanzadas, supone

una fase más compleja de reformas ininterrumpidas de carácter microeconómicas

y de aquellas que mejoren constantemente la calidad de sus recursos humanos,

de sus decisiones de inversión y de su capacidad de agregar valor y diversificar lo

que se produce para competir internacionalmente.

El problema es que toda reforma supone costos para unos u otros,

particularmente para los que potencialmente pierden ingreso, poder o estatus

como consecuencia de los cambios en la estructura de la economía. Cómo se

compartirán esos costos es el tema subyacente en la negociación de acuerdos

transversales.

La experiencia reciente de los países de la llamada periferia de Europa es

diversa en cuanto a la capacidad de construir acuerdos para enfrentar la crisis y la

postcrisis. En Irlanda y Portugal la falta de acuerdos para enfrentar la crisis actual

llevó a la caída de sus gobiernos. En los países bálticos, en cambio, los

gobernantes que llevaron adelante el ajuste a tiempo, son reelectos con un

respaldo masivo. Se trata de gobiernos que implementan profundas

transformaciones estructurales con un alto costo social que son respaldadas por

38

una clara mayoría que comprende que el éxito futuro de sus países depende de

los beneficios necesarios en el presente.

Entender mejor cuándo el segundo desenlace se hace más probable que el

primero, es un desafío clave para que los países de América Latina no sólo eviten

caer en la trampa de ingreso medio, sino continúen en una senda de crecimiento

acelerado. La calidad de la política y la capacidad de construir acuerdos ayudarán

sin duda a un exitoso segundo desenlace.

6. La restricción principal de América Latina para transitar a economías

avanzadas: la desigual distribución de ingresos y oportunidades

Aunque no se ha tratado explícitamente en las secciones anteriores, el alto

grado de cohesión social que exhiben las economías de Finlandia, Corea, Irlanda,

España y Portugal es lo que les ha permitido enfrentar fases de expansión y de

retrocesos sin abandonar la línea gruesa de sus estrategias para convertirse en

economías avanzadas.

Un modo indirecto de medir la cohesión social es a través del índice de

Gini29, que mide el grado de concentración de los ingresos en una economía. Un

valor más bajo en el índice de Gini refleja una menor concentración y, por lo tanto,

una distribución más igualitaria de ingresos y oportunidades. Ello normalmente

tiene como consecuencia una mayor cohesión social que a su vez induce una

mejor base política para emprender las transformaciones requeridas para

convertirse en países de altos ingresos.

En el Cuadro 19 se indican los índices de Gini para las economías

avanzadas incluidas en este estudio, y para las economías de América Latina. La

conclusión es obvia: la desigualdad de ingresos en América Latina es

sustancialmente mayor que la de cualquier otro país en nuestra muestra. Este es

un factor crítico para explicar la inestabilidad política en muchos países de la

región.

29

Véáse William Easterly et al. (2006).

39

¿Qué explica esta persistente desigualdad de ingresos en los hogares de la

región? Más allá de un patrón histórico de desigualdad que ha sido característico

de América Latina30, hay tres factores principales que explican esta mala

distribución31. Un primer factor es el desigual ingreso que obtienen las personas a

través de su trabajo lo que a su vez guarda una estrecha relación con las

desigualdades en la calidad de la educación y en una fuerte segmentación de los

mercados laborales. Un segundo factor se explica por las diferencias en la

empleabilidad de los distintos miembros del hogar en los estratos de bajos

ingresos comparado con el resto. Por último, el tercer factor es el rol de la política

pública la que puede afectar directamente la distribución de ingresos mediante el

sistema tributario, y de forma indirecta mediante servicios sociales y programas de

desarrollo social que afecten la formación de capacidades de los hogares en el

mediano y largo plazo.

Estos tres factores se refuerzan para hacer entendible el magro resultado

en la reducción de la desigualdad de ingresos tras más de 30 años de reformas en

América Latina. La lección a extraer debería consistir en desarrollar una agenda

que incorpore estos tres ejes y que comprenda sus complementariedades. Ese

enfoque integrado es el que puede tener un efecto poderoso en una mayor

estabilidad política, cohesión social y en la sostenibilidad de las tasas de

crecimiento económico. En efecto, la baja desigualdad en las 5 economías

avanzadas incluídas en este estudio no se debe meramente a un bajo Gini en los

ingresos de mercado; ello responde también a una política de empleabilidad y

educación de alta calidad que se complementa con un sistema tributario

progresivo. El resultado final es un Gini muy bajo en comparación a los países de

América Latina.

En el caso del componente de los ingresos generados en el mercado, hay

un estrecho correlato de estos con la educación. Como describimos previamente,

los sistemas educativos de América Latina han aumentado gradualmente la

30

Véase Stanley Engerman and Kenneth Sokoloff (1997); Daron Acemoglu et al. (2002); y Jeffrey Williamson (2009). 31

Osvaldo Larrañaga (2007).

40

cobertura y también el gasto público en educación, pero con escasos avances en

calidad. De hecho, ni los mejores alumnos en las pruebas de aprendizaje alcanzan

un lugar de avanzada en las pruebas internacionales lo que refleja las deficiencias

del sistema educativo. Ello se refuerza con el hecho que acceder a la educación

superior en América Latina posibilita un retorno en salario que en promedio es de

3 a 5 veces más que un estudiante con nivel secundario. Esta gran brecha salarial

refleja un mercado del trabajo segmentado, con oferta laboral abundante en

puestos de baja calificación y con productividad precaria. Por otra parte, hoy en

América Latina hay una masa amplia de jóvenes que desertan del sistema escolar

y que tampoco trabajan, con lo que pasan a ser una fuerza de trabajo de reserva

con bajísimo nivel de capital humano (Ver Cuadro 20).

Cambiar los retornos salariales de mercado ciertamente no ocurre como un

proceso automático ni inmediato. El rol de la política pública debería apuntar con

firmeza a una reforma que mejore la calidad de la educación. Ya se ilustró

anteriormente las enormes brechas de calidad entre nuestras economías

avanzadas y las de América Latina (ver Cuadro 15). Ello ha de ser

complementado con una activa pero efectiva capacitación de los trabajadores y un

potente programa de reinserción para aquellos que desertan del mercado

educacional y laboral.

En cuanto al segundo factor determinante de la desigualdad, es

imprescindible una intervención para afectar la condición de empleabilidad de los

miembros de los hogares pobres, como de los núcleos secundarios que

corresponden típicamente a los jóvenes que pertenecen a ese mismo estrato

socioeconómico. Velasco32 muestra las tasas de empleo por decil de ingreso para

México, Uruguay, Argentina, Brasil y Chile (ver Gráfico 4). En el decil más pobre,

Chile muestra solo un 30% de tasa de ocupación (empleados sobre fuerza

laboral). Brasil y Argentina también presentan una baja tasa de empleo en los

deciles más pobres en comparación a sus deciles más ricos donde alcanza cifras

sobre 65%. Asimismo, las tasas de ocupación varían considerablemente

32

Andrés Velasco (2011).

41

dependiendo de grupo de edad y del sexo en cada decil de ingresos (ver Cuadro

21 y 22 para el caso de Chile)33. Por lo tanto, atacar el problema de empleabilidad

de jóvenes de estratos bajos y medios y de mujeres se convierte en un pilar

central de una política efectiva de redistribución de ingresos y oportunidades en

América Latina.

Desde el punto de vista institucional, los mercados laborales en América

Latina se caracterizan por una alta regulación, con bajos niveles de calificación de

la fuerza de trabajo, una alta rotación laboral, sindicatos débiles, y con elevados

niveles de informalidad en los empleos. Por ello, cualquier cambio al mercado

laboral se verá enfrentado a dos políticas pasivas sumamente arraigadas en

América Latina: una indemnización al despido según años de servicio y un ineficaz

seguro de desempleo. En el caso de la indemnización por años de servicio,

Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Perú, México y Venezuela son países que

aplican este instrumento cuyas características centrales se basan en que los

montos a pagar dependen de la antigüedad en el empleo, del salario previo y de

estar bajo contrato indefinido. En el caso del seguro de desempleo, Argentina,

Brasil, Chile y Uruguay cuentan con seguros de baja cobertura y baja tasa de

reemplazo34.

Ciertamente, una vía de reducir la desigualdad es provocar cambios

estructurales en el mercado laboral incluyendo los sistemas de indemnización y

los seguros de desempleo. Por otra parte, dado el alto número de contratos

temporales y la alta rotación laboral que frena la capacitación, es que debe

tenderse hacia contratos únicos de trabajo. Asimismo, una política que fomente la

entrada al mercado de trabajo de mujeres y jóvenes sin duda que reducirá la

desigualdad de ingresos en la región.

33

Para el caso del tramo de edad que va de 25 a 34 años, en el caso de Chile se tiene que en el decil más pobre hay una tasa de empleo de solo un 25%. En el decil más rico, la empleabilidad para los jóvenes alcanza una cifra de 85%. En el caso de las mujeres, en este mismo tramo de edad hay una tasa de empleo de 18% en el decil más pobre, comparado a una tasa de 80% en el decil más rico. 34

En 2008, la cobertura del seguro de desempleo era de 12% en Argentina, 7% en Brasil, 20% en Chile y 19% en Uruguay.

42

En cuanto al pilar de la política pública vía sistema tributario con el objeto

de reducir la desigualdad, los resultados en América Latina no son satisfactorios.

De forma comparada, el Cuadro 23 muestra como en Europa cambia

drásticamente el índice Gini tras la aplicación de impuestos.

Goñi, López y Servén35 analizan la redistribución fiscal y la desigualdad de

ingresos en América Latina. Ellos comparan sus resultados con lo que sucede en

países de Europa como los incluidos en este trabajo y llegan a tres conclusiones:

i) las diferencias en la desigualdad de ingresos antes de impuestos y

transferencias entre América Latina y las economías avanzadas en Europa son

mucho menores que luego de aplicar impuestos y transferencias, ii) la razón clave

de esto es que en contraste a lo que sucede con las economías europeas, en la

mayoría de los países de América Latina el sistema fiscal es de poco eficaz para

reducir la desigualdad de ingreso, y iii) en los países donde la redistribución de

ingresos es significativa, esta es alcanzada mayoritariamente a través de

transferencias monetarias directas antes que impuestos, y a través de una activa

política de protección social como en el caso de Chile, más que por la vía

tributaria.

En síntesis, una agenda integral pro inclusión social que incorpore los tres

componentes aquí mencionados debería tener un potente efecto en la reducción

de la desigualdad. Este factor será determinante para la estabilidad política y

social requerida por América Latina para convertirse en las dos próximas décadas

en economías avanzadas. En esta área, como en otras, la experiencia de países

desarrollados como Finlandia, Irlanda, Corea, España y Portugal incluidos en este

estudio comparado, puede ser de gran utilidad para los países latinoamericanos.

35

Edwin Goñi et al (2008).

43

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VI. APENDICE

Cuadro 1

Indicadores Macroeconómicos América Latina 2003-2007 (promedio anual)

Crecimiento PIB (%)

Balance Fiscal

(% del PIB)

Deuda Pública Bruta (% del PIB)

Inflación (%)

Cuenta Corriente

(% del PIB)

América Latina 5.5 -0.7 55.3 5.3 0.7

Argentina 8.8 -2.5 98.3 8.1 3.2

Brasil 4.0 -3.5 69.3 6.0 1.1

Chile 4.9 4.5 8.1 3.5 2.4

Colombia 5.5 -1.0 39.3 5.4 -1.5

Perú 3.4 -1.5 40.6 4.1 -0.7

México 6.5 0.4 32.0 2.4 0.9

Uruguay 5.1 -1.1 81.2 7.5 -0.7 Fuente: World Economic Outlook Database, IMF, April 2011

Cuadro 2

Indicadores Macroeconómicos América Latina 2010

Crecimiento PIB (%)

Balance Fiscal

(% del PIB)

Deuda Pública Bruta (% del PIB)

Inflación (%)

Cuenta Corriente

(% del PIB)

América Latina 7.0 -2.0 40.2 5.2 -0.6

Argentina 9.2 -1.7 47.8 10.9 0.9

Brasil 7.5 -2.9 66.1 5.9 -2.3

Chile 5.3 -0.4 8.8 3.0 1.9

Colombia 4.3 -2.8 36.5 3.2 -3.1

Perú 5.5 -4.1 42.7 4.4 -0.5

México 8.8 -0.6 24.3 2.1 -1.5

Uruguay 8.5 -1.2 55.3 6.9 0.5 Fuente: World Economic Outlook Database, IMF, April 2011

Cuadro 3

PIB per cápita PPP (dólares)

2008

Argentina 14413

Brasil 10528

Chile 14604

Colombia 9085

México 14557

Perú 8606

Uruguay 12696

Fuente: World Economic Outlook Database, IMF, April 2011

52

Cuadro 4 Tasas de crecimiento del PIB per cápita (%)

2009 2010 2011(e) 2012(e) 2013(e) 2014(e) 2015(e) 2016(e) 2016‒2031(e)

Argentina -0.1 8.1 5.0 3.6 3.3 3.1 3.1 3.1 5.0

Brasil -1.6 6.5 3.6 3.3 3.3 3.4 4.2 4.2 5.0

Chile -3.0 4.0 4.6 3.7 3.2 3.5 3.4 3.4 5.0

Colombia 0.3 3.1 3.4 3.3 3.2 3.3 3.3 3.3 5.0

México -6.9 4.5 3.6 3.0 2.3 2.2 2.2 2.2 5.0

Perú -0.7 7.1 5.9 4.2 4.1 4.1 4.1 4.1 5.0

Uruguay 2.2 8.1 4.6 3.8 3.7 3.7 3.7 3.6 5.0 Fuente: World Economic Outlook Database, IMF, April 2011 e: estimado

Cuadro 5

PIB per cápita PPP (dólares constantes del año 2008), escenario base

PIB per Capita PPP Año

Argentina 23285 2020

Brasil 23390 2027

Chile 23267 2021

Colombia 23687 2031

México 23227 2023

Perú 23496 2030

Uruguay 23581 2022 Fuente: elaboración propia en base a World Economic Outlook, IMF, April 2011

Cuadro 6 Transiciones de ingreso medio a ingreso alto

País Fase de crecimiento

a la transición Ingreso Per Cápita PPP al comienzo

y al final del período Tiempo Total en

Años

Finlandia 1972-1988 15074 23757 16

Corea 1994-2004 15908 23854 10

Irlanda 1987-1995 15402 22928 8

España 1973-1996 15368 23375 23

Portugal 1988-2007 15374 23120 19 Fuente: elaboración propia en base a World Economic Outlook, IMF, April 2011

53

Cuadro 7 Indicadores Económicos de Finlandia

Periodo

Indicadores Económicos

PIB per cápita PPP

(dólares 2008)

Indicadores Macroeconómicos Indicadores de Comercio

Crecimiento PIB (%)

Balance Fiscal

(% PIB)

Deuda Pública Bruta

(% PIB)

Cuenta Corriente (% PIB)

Inflación (%) Exportaciones

(% PIB)

1945‒1970 1960: 9236 5.2 1960: 4.5 1960: 16.9 1960: -0.9 1961-1970: 5.9 1960: 21.1

1970: 14200

1970: 4.9 1970: 15.9 1970: -2.4 1970: 24.2

1970‒1990 1970: 14200 3.5 4.1 12.0 -2.3 9.1 26.3

1990: 25363

1991‒1993 1991: 23646 -3.4 -6.1 32.9 -3.8 1.3 26.5

1993: 22322

1994‒2008 1994: 23015 3.4 1.9 60.0 5.1 1.7 40.1

2008: 36194

2009 2009: 33131 -8.0 -3.0 75.2 1.3 0.9 37.4

2010- 2010: 33771 2.4 4.7 88.7 1.4 1.3 40.1

Fuente: elaboración propia en base a World Development Indicator, World Bank y World Economic Outlook, IMF, April 2011

54

Cuadro 8 Indicadores Económicos de Corea

Periodo

Indicadores Económicos

PIB per cápita PPP

(dólares 2008)

Indicadores Macroeconómicos Indicadores de Comercio

Crecimiento PIB (%)

Balance Fiscal (% PIB)

Deuda Pública Bruta (% PIB)

Cuenta Corriente (% del

PIB)

Inflación (%)

Exportaciones (% del PIB)

1962‒1997 1962: 1704 8.0 1975-1997: -1.0 1980-1997: 13.4 1975-1997: -1.4 14.1 24.4

1997: 18239

1998 1998: 16867 -6.9 0.9 14.3 11.3 5.8 44.3

1999‒2008 1999: 18336 5.3 2.3 22.9 1.8 2.4 39.5

2008: 26875

1999: 37.2

2008: 53.0

2009 2009: 26850 0.2 0.0 32.6 5.2 3.4 49.9

2010 2010: 28389 6.1 1.4 32.1 2.6 2.2 54.8

Fuente: elaboración propia en base a World Development Indicator, World Bank y World Economic Outlook, IMF, April 2011

55

Cuadro 9 Indicadores Económicos de Irlanda

Periodo

Indicadores Económicos

PIB per cápita PPP

(dólares 2008)

Indicadores Macroeconómicos Indicadores de

Comercio

Crecimiento PIB (%)

Balance Fiscal

(% PIB)

Deuda Pública Bruta (% PIB)

Cuenta Corriente

(% del PIB)

Inflación (%)

Exportaciones (% del PIB)

1960‒1973 1960: 6971 4.4 -3.5 41.4 -2.5 7.2 33.0

1973: 10855

1973‒1986 1973: 10855 3.6 -9.8 73.9 -7.9 12.6 45.9

1987: 15300

1987‒2000 1987: 15300 6.8 -1.4 81.3 1.1 3.4 70.9

2000: 34157

2000‒2007 2000: 34157 6.0 1.5 30.4 -1.9 3.5 87.8

2007: 43825

2008‒2009 2008: 41850 -5.6 -11.0 55.0 -4.1 -4.0 94.5

2009: 38355

2010- 2010: 38136 -0.3 -34.0 93.7 -2.7 -1.9 101.9

Fuente: elaboración propia en base a World Development Indicator, World Bank y World Economic Outlook, IMF, April 2011

56

Cuadro 10 Indicadores Económicos de España

Periodo

Indicadores Económicos

PIB per cápita PPP

(dólares 2008)

Indicadores Macroeconómicos Indicadores de Comercio

Crecimiento PIB (%)

Balance Fiscal(% PIB)

Deuda Pública Bruta (% PIB)

Cuenta Corriente

Inflación (%) Exportaciones (% del PIB)

(% PIB)

1950‒1975 1950: 5144 5.7 1965-1975: 0.3 1960-1975:12.3 1960-1975: -0.5 1960-1975: 8.4 1960-1975: 10.5

1975: 16375

1975‒1981 1975: 16375 1.5 -1.1 14.4 -1.9 17.1 14.1

1981: 16961

1982‒1992 1982: 17081 3.0 -4.6 39.2 -1.3 8.7 18.2

1992: 22675

1993 1993: 22371 -1.0 -6.8 57.2 -1.1 4.5 18.2

1994‒2008 1994: 22843 3.5 -1.8 53.6 -4.1 3.6 25.9

2008: 31674

2009 2009: 30054 -3.7 -11.2 53.1 -5.5 0.6 23.4

2010 2010: 29825 -0.4 -9.2 63.5 -5.2 0.0 26.0

Fuente: elaboración propia en base a World Development Indicator, World Bank y World Economic Outlook, IMF, April 2011

57

Cuadro 11

Indicadores Económicos de Portugal

Periodo

Indicadores Económicos

PIB per cápita PPP

(dólares 2008)

Indicadores Macroeconómicos Indicadores de

Comercio

Crecimiento PIB (%)

Balance Fiscal(% PIB)

Deuda Pública Bruta (% PIB)

Cuenta Corriente

(% del PIB) Inflación (%)

Exportaciones (% del PIB)

1950‒1974 1950: 3207 5.5 1965-1974: 0.9 1960-1974: 1.9 1960-1974: -2.7 1960-1974: 5.0 1960-1974: 19.6

1974: 11656

1975‒1985 1975: 10735 2.3 -4.4 36.7 -4.8 21.0 20.9

1985: 13067

1986‒1991 1986: 13609 5.5 -5.0 58.2 0.2 12.6 28.1

1991: 18107

1992‒1995 1992: 18253 1.1 -4.6 56.6 -0.6 7.4 25.4

1995: 18705

1996‒2001 1996: 19328 3.8 -1.8 52.1 -7.6 3.4 27.9

2001: 22708

2002‒2008 2002: 22714 0.8 -1.4 60.3 -9.6 2.8 29.6

2008: 23254

2009 2009: 22633 -2.6 -9.3 76.3 -10.0 0.2 27.9

2010 2010: 22866 1.1 -7.3 83.1 -10.0 0.7 30.9

Fuente: elaboración propia en base a World Development Indicator, World Bank y World Economic Outlook, IMF, April 2011

Cuadro 12 Gasto Público en Educación (% del PIB)

1970 1980 1985 2005

Corea 3.5 3.5 4.2 4.1

Irlanda 4.6 (1971) 5.8 5.4 4.7

Finlandia 5.7 5.1 5.2 6.3 Fuente: elaboración propia en base a World Development Indicator, World Bank

58

Cuadro 13 Gasto Público y Privado en I+D (% del PIB) y Ranking en Innovación

2007 Ranking Innovación

Finlandia 3.5 3

Irlanda 1.3 22

Portugal 1.2 32

España 1.3 46

Corea del Sur 3.2 12

Malasia 0.6 (2006) 24

Tailandia 0.2 (2006) 52

Argentina 0.5 73

Brasil 1.1 42

Chile 0.7 (2004) 43

Colombia 0.2 65

México 0.4 78

Perú 0.1 (2004) 110

Uruguay 0.4 58

Fuente: World Development Indicator, World Bank. Ranking en Innovación de Global Competitiveness Report 2010–2011

Cuadro 14

Flujos de capital en regiones emergentes (Billones de dólares)

2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 (e)

América Latina 70.0 51.5 183.5 130.6 155.6 265.0 254.7

IED 47.1 26.2 65.7 92.1 59 90.3 100.6

Inversión de portafolio 5.1 2.7 15.7 -2.9 57.3 64.8 50.1

Creditos extranjeros 17.8 22.6 102.1 41.4 39.3 109.9 104

Este de Asia Emergente 220.6 259.0 314.8 107.4 377.5 499.4 484.1

IED 94.0 87.2 148.6 213.1 168.2 161.8 162.2

Inversión de portafolio 38.7 35.5 -35.7 -54.4 89.4 128.3 107.3

Créditos extranjeros 87.9 136.3 201.9 -51.3 119.9 209.3 214.6

Europa Emergente 204.0 226.4 392.8 267.4 56.1 148.4 246.6

IED 45.3 49.5 74.9 131.4 54.2 64.8 98

Inversión de portafolio 2.7 0.7 6.2 -13.9 9 6.6 10.2

Créditos extranjeros 156.0 176.2 311.7 149.9 -7.1 77 138.4 Fuente: elaboración propia en base a Institute of International Finance

e: estimado

59

Cuadro 15 Ranking Test Pisa 2009 y Ranking en Educación Superior y Capacitación

Ranking en

Matemáticas Ranking en

Ciencias Ranking en

Lectura Ranking en Educación

Superior y Capacitación

Finlandia 6 2 3 1

Irlanda 32 20 21 23

Portugal 33 32 27 39

España 34 36 33 31

Corea 4 6 2 15

Argentina

55 56 58 55

Brasil 57 53 53 58

Chile 49 44 44 45

Colombia 58 54 52 69

México 51 50 48 79

Perú 63 64 63 76

Uruguay 48 48 47 40

Fuente: PISA (OECD Programme for International Student Assessment) 2009 en Ranking en Matemáticas, Ciencias y Lectura. Ranking en Educación Superior y Capacitación de The Global Competitiveness Report 2010–2011

Cuadro 16 Apertura Comercial (Exportaciones como % del PIB)

2005 2006 2007 2008 2009

Argentina 25.1 24.8 24.6 24.5 21.4

Brasil 15.1 14.4 13.4 13.7 11.1

Chile 41.3 45.8 47.2 44.8 38.1

Colombia 17.0 17.8 16.7 18.2 16.3

México 27.1 28.0 28.2 28.2 27.8

Perú 25.1 28.5 28.8 27.1 23.6

Uruguay 30.4 29.6 28.4 29.2 26.5

Corea 39.3 39.7 41.9 53.0 49.9

Irlanda 81.8 79.6 80.3 82.6 88.5

Finlandia 41.8 45.5 45.8 47.0 37.4

Portugal 27.8 31.0 32.3 32.5 28.0

España 25.7 26.3 26.9 26.5 23.4 Fuente: World Development Indicator, World Bank

60

Cuadro 17 Diversificación de las exportaciones (% del total exportado)

2006 2007 2008 2009

Producto Primario

Manufactura

Producto Primario

Manufactura

Producto Primario

Manufactura

Producto Primario

Manufactura

Argentina 66.1 32.2 67.0 31.3 66.8 31.2 65.8 32.6

Brasil 47.3 50.8 49.5 47.8 52.7 44.8 58.7 39.5

Chile 86.2 10.8 86.8 10.2 83.6 12.7 85.2 11.2

Colombia 63.1 36.8 59.7 40.3 67.6 32.4 71.5 28.5

México 23.7 76.0 24.2 72.1 26.0 73.6 23.4 76.0

Perú 86.0 14.0 85.7 14.2 83.9 16.1 83.6 16.4

Uruguay 69.7 31.6 70.1 31.6 76.0 29.0 76.8 25.5

Finlandia 17.6 81.2 18.0 80.7 17.8 81.1 16.6 77.0

Irlanda 11.7 84.8 12.3 84.5 11.8 85.0 10.5 85.6

Corea 10.5 89.5 10.7 89.2 13.0 86.9 10.3 89.6

España 22.3 75.9 22.1 75.7 24.4 73.3 24.1 73.2

Portugal 18.6 73.6 18.1 74.7 20.3 71.7 21.2 71.6 Fuente: elaboración propia en base a World Development Indicator, World Bank

Cuadro 18 Destino de las exportaciones en grupos regionales emergentes (% del total exportado)

2008

De América Latina a

América Latina 12

Estados Unidos 40

Unión Europea 27 14

Este Asiático 10

Otros 14

De ASEAN a

América Latina 2

Estados Unidos 11

Unión Europea 27 12

Este Asiático 49

Otros 26

De Este de Europa a

América Latina 1

Estados Unidos 2

Unión Europea 27 79

61

Este Asiático 1

Otros 17

Fuente: Alejandro Foxley (2010)

Cuadro 19

Índices de Gini

Indice Gini Año

Argentina 45.8 2009

Brasil 53.9 2009

Chile 52.1 2009

Colombia 58.5 2006

México 51.7 2008

Perú 48.0 2009

Uruguay 42.4 2009

Corea 31.4 2009

Irlanda 29.3 2009

Finlandia 26.8 2008

Portugal 38.5 2007

España 32 2005 Fuente: World Development Indicator, World Bank y UNCTAD Inequality Database

Cuadro 20 Jóvenes de 15-24 años que no estudian ni trabajan (%)

Jóvenes que no estudian ni trabajan (% del grupo de edad) Año

Argentina 13.7 2009

Brasil 12 2009

Chile 15.6 2009

Colombia 15.1 2010

México 17.9 2008

Perú 11.3 2009

Uruguay 11.5 2009

Corea … Irlanda 11.8 2008

Finlandia 8.5 2008

Portugal 10.5 2008

España 15.3 2008 Fuente: Sistema de Información de Tendencias Educativas en América Latina (SITEAL) y OECD

62

Cuadro 21 Tasas de ocupación por decil de ingreso según tramo de edad, Chile 2009 (%)

Decil 18-24 25-34 35-54 55-65

1 11 25 35 22

2 21 46 56 37

3 32 55 62 41

4 40 65 66 47

5 42 72 71 52

6 48 75 75 54

7 49 77 79 56

8 47 80 80 66

9 41 84 84 71

10 35 85 88 7 Fuente: Andrés Velasco (2011)

Cuadro 22 Tasas de ocupación femenina por decil de ingreso según tramo de edad, Chile 2009 (%)

Decil 18-24 25-34 35-54 55-65

1 8 18 24 15

2 17 29 34 21

3 22 38 41 21

4 30 51 46 28

5 34 58 53 30

6 38 63 58 33

7 43 68 65 36

8 41 72 66 45

9 39 76 71 53

10 29 80 77 5 Fuente: Andrés Velasco (2011)

63

Cuadro 23 Coeficiente Gini en países de la OECD antes y después de impuestos

País

Coeficiente Gini con Ingreso Autónomo

Coeficiente Gini con

Ingreso Autónomo más Impuestos

Año

Australia 0.460 0.413 2003

Bélgica 0.481 0.407 1997

Canadá 0.429 0.389 2000

Dinamarca 0.419 0.377 2004

Finlandia 0.463 0.417 2004

Francia 0.485 0.467 1994

Alemania 0.473 0.423 2000

Holanda 0.372 0.328 1999

Noruega 0.403 0.364 2000

Suecia 0.447 0.410 2000

Suiza 0.392 0.390 2002

Reino Unido 0.498 0.467 1999 Estados

Unidos 0.481 0.437 2004 Fuente: Vincent Mahler y David Jesuit (2006)

64

Gráfico 1 Crecimiento Costo Laboral Unitario

Fuente: OECD

Gráfico 2

Crecimiento Productividad Total de Factores

Fuente: The Conference Board Total Economy Database, Enero 2011

65

Gráfico 3

Crecimiento Trimestral Precio Commodities

Fuente: elaboración propia en base a FMI

Gráfico 4

Tasa de empleo por decil de ingreso (%)

Fuente: Andrés Velasco (2011)