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Título: Prenda de títulos valores Autor: Molina Sandoval, Carlos A. Publicado en: LA LEY2009-B, 1208 Abstract: En el presente trabajo se analizan no sólo los aspectos cambiarios y prácticos de la prenda de títulos valores sino que también se analizan otros, tales como la aplicación supletoria del régimen prendario del Cód. Com., la aplicación al régimen de cheques y su no aplicación a las obligaciones negociables. Asimismo se destacan las distintas aristas que el endoso en garantía tiene en el proceso concursal como así también el régimen de rendición de cuentas. I. La prenda de títulos valores como garantía autoliquidable La evolución del derecho de los negocios, en forma paulatina pero sin pausas, ha si muy significativa en los últimos años y ha centrado su interés no sólo en la obligación misma sino en las garantías de su cumplimiento. Dentro del derecho patrimonial existe un área que focaliza su estudio en el derecho de las garantías procura analizar los canales de aseguramiento de créditos, fortaleciendo la posición del acreedor a los fines de brindar herramientas para la obtención satisfactoria de la prestación económica comprometida. Los modelos clásicos (prenda, hipoteca, etc.) que se impusieron en la etapa codificadora se han mantenido, pero han potenciado sus utilidades no sólo variando las obligaciones que pueden ser objeto de la garantía sino también ampliando el abanico de los bienes que pueden ser asiento de esa garantía. Pues bien, la prenda comercial (y en lo puntual la prenda de títulos de crédito) se postula como una forma de "garantía autoliquidable", en la que el "título de crédito" transferido mediante endoso constituye la principal garantía para el cumplimiento de la obligación dineraria asumida. Integra esta genérica categoría ("autoliquidables") ya que el endosante (acreedor) mantiene la titularidad de la cambial, pues sólo confiere su tenencia al endosatario (deudor) mientras transcurre la etapa de cumplimiento de la obligación asumida por éste. Ha señalado Alegría que el "fenómeno de las garantías autoliquidables consiste en la existencia de ciertos negocios de garantía, generalmente subsumibles en la prenda con desplazamiento, en los cuales: (a) la realización de la cosa y su aplicación al crédito garantizado se efectúan en forma extrajudicial y por un procedimiento que asegura su liquidación inmediata; o (b) alternativamente se permite una estimación del valor de la cosa según un precio objetivo de mercado y su adjudicación automática al acreedor o a un tercero por se precio" (1) . II. Cosificación del crédito Uno de los grandes méritos del derecho de los títulos valores es la aplicación del régimen de las cosas muebles a los créditos; a los títulos de crédito. El derecho contenido en el título se constituye con el mismo, nace con él y viene dentro de él; se produce un vínculo indisoluble entre derecho (contenido) y documento (continente). © Thomson La Ley 1

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Título: Prenda de títulos valores Autor: Molina Sandoval, Carlos A. Publicado en: LA LEY2009-B, 1208

Abstract: En el presente trabajo se analizan no sólo los aspectos cambiarios y prácticos de la prenda de títulos valores sino que también se analizan otros, tales como la aplicación supletoria del régimen prendario del Cód. Com., la aplicación al régimen de cheques y su no aplicación a las obligaciones negociables. Asimismo se destacan las distintas aristas que el endoso en garantía tiene en el proceso concursal como así también el régimen de rendición de cuentas.

I. La prenda de títulos valores como garantía autoliquidable La evolución del derecho de los negocios, en forma paulatina pero sin pausas, ha si muy significativa en los

últimos años y ha centrado su interés no sólo en la obligación misma sino en las garantías de su cumplimiento. Dentro del derecho patrimonial existe un área que focaliza su estudio en el derecho de las garantías procura

analizar los canales de aseguramiento de créditos, fortaleciendo la posición del acreedor a los fines de brindar herramientas para la obtención satisfactoria de la prestación económica comprometida.

Los modelos clásicos (prenda, hipoteca, etc.) que se impusieron en la etapa codificadora se han mantenido, pero han potenciado sus utilidades no sólo variando las obligaciones que pueden ser objeto de la garantía sino también ampliando el abanico de los bienes que pueden ser asiento de esa garantía.

Pues bien, la prenda comercial (y en lo puntual la prenda de títulos de crédito) se postula como una forma de "garantía autoliquidable", en la que el "título de crédito" transferido mediante endoso constituye la principal garantía para el cumplimiento de la obligación dineraria asumida. Integra esta genérica categoría ("autoliquidables") ya que el endosante (acreedor) mantiene la titularidad de la cambial, pues sólo confiere su tenencia al endosatario (deudor) mientras transcurre la etapa de cumplimiento de la obligación asumida por éste.

Ha señalado Alegría que el "fenómeno de las garantías autoliquidables consiste en la existencia de ciertos negocios de garantía, generalmente subsumibles en la prenda con desplazamiento, en los cuales: (a) la realización de la cosa y su aplicación al crédito garantizado se efectúan en forma extrajudicial y por un procedimiento que asegura su liquidación inmediata; o (b) alternativamente se permite una estimación del valor de la cosa según un precio objetivo de mercado y su adjudicación automática al acreedor o a un tercero por se precio" (1).

II. Cosificación del crédito Uno de los grandes méritos del derecho de los títulos valores es la aplicación del régimen de las cosas

muebles a los créditos; a los títulos de crédito. El derecho contenido en el título se constituye con el mismo, nace con él y viene dentro de él; se produce un vínculo indisoluble entre derecho (contenido) y documento (continente).

Esta característica es la que brinda un régimen especial, pues la garantía prendaria (esto es, la cosa objeto de la garantía real) recae tanto en el documento (cosa) como en el derecho en él incorporado (crédito); recae sobre el resultado de esa combinación (2) y los límites del objeto prendado derivan de un especial esquema normativo: el régimen cambiario.

Esta situación determina algunas cuestiones particulares, tales como el régimen de extinción de la prenda (que puede darse por la pérdida del documento cartular) como así también el régimen de conservación de la cosa prendada.

Por ello, el ordenamiento cambiario, con una clara intención de facilitar la circulación de los derecho cartulares (así sea al menos como garantía), prevé expresamente la prenda de títulos valores en garantía de una relación anterior entre las partes para garantizar el cumplimiento de las obligaciones (3).

Esta característica, esencialmente cartular, permite una cierta (aunque no total) asimilación de la prenda de títulos valores con la prenda de cosas muebles, fundamentalmente en cuanto a la forma de constitución y a su simplificación técnica.

III. La regulación del endoso en prenda en el ordenamiento cambiario Así lo señala el art. 20, dec. ley 5965/63 de Letras de Cambio (DCL) (Adla, XXIII-B, 936): "Si el endoso

llevara la cláusula "valor en garantía", "valor en prenda" o cualquier otra que implique una caución, el portador puede ejercitar todos los derechos que derivan de la letra de cambio, pero el endoso que él hiciese vale sólo como un endoso a título de mandato. Los obligados no pueden invocar contra el portador las excepciones fundadas en sus relaciones personales con el que hizo el endoso en garantía, a menos que el tenedor al recibir la letra haya procedido con conocimiento de causa, en perjuicio del deudor demandado".

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La inserción en el marco cambiario de la prenda de los títulos de crédito importa, además, la aplicación de los principios cambiarios, tales como la "literalidad" (el derecho incorporado encuentra sus límites y modalidades en el documento material, no pudiendo exigirse más de lo establecido en el título) (4), la "autonomía" (que importa el nacimiento ex novo (5) de un título cambiario que circula independiente de las anteriores relaciones) y la "unilateralidad" (no exigiéndose el consenso de otros sujeto para el nacimiento de la obligación cambiaria). El endoso prendario también es "abstracto" (y por ello indiferente de la relación subyacente que originó la transmisión mediante endoso).

IV. Utilización práctica

Como se ve, la prenda de títulos cambiarios está expresamente permitida por el ordenamiento legal (y así lo estaba también con el régimen cambiario del Cód. Com.), pero en la dinámica diaria de los negocios suele no ser tan común como el endoso común.

En efecto, el endoso pleno (y no dado simplemente en garantía) no sólo produce efectos similares a los del endoso en garantía (en especial poder procurar el cobro de la cambial no sólo respecto de su endosante sino de todos los obligados cambiarios), sino que además no corta la cadena de circulación cambiaria y otorga la posibilidad de poder volver a endosarlo a título pleno.

A diferencia del endoso en garantía, en la que el endosante que entrega en prenda un título valor, permanece siempre propietario del título y por ello no puede transferirlo a otro en propiedad sino solamente a título de mandato (6).

V. Técnica Legislativa

La regulación que realiza la normativa cambiaria es imprecisa y genera ciertos inconvenientes interpretativos que debe resolverse por la interacción de los principios cambiarios prendarios.

Ello más aun porque el endoso en garantía (también llamada "prenda del título") no importa la transmisión de la propiedad del título sino sólo su garantía.

Incluso la regulación que tiene la prenda de títulos cambiarios en el Cód. Com. es altamente insuficiente y genera ciertos inconvenientes a la hora de una interpretación y adaptación integral del instituto.

VI. Código de Comercio

La prenda, como se insinuó, está también regulada decimonónimamente en el art. 586, Cód. Com., que dispone: "cuando se dan en prenda papeles endosables, debe expresarse que se dan como valor en garantía. Sin embargo, aunque el endoso sea hecho en forma de transmitir la propiedad, puede el endosante probar que sólo se ha transmitido el crédito en prenda o garantía".

El artículo siguiente señala: el acreedor que hubiese recibido en prenda documentos de crédito se entiende subrogado por el deudor para practicar todos los actos necesarios para conservar la eficacia del crédito y los derechos de su deudor, a quien responderá de cualquier omisión que pueda tener sea parte. El acreedor prendario está igualmente facultado para cobrar el principal y réditos del título o papel de crédito que se le hubiese dado en prenda, sin que se le puedan exigir poderes generales y especiales del deudor.

La prenda también está regulada en el Cód. Civ., lo que produce una confluencia de marcos normativos potencialmente aplicables al instituto sub-exámine.

Por ello, pensamos que la integración normativa debe hacerse de la siguiente manera: en primer lugar, se aplica el art. 20, DLC, y toda las normas cambiarias. Teniendo en cuenta ello, dicho marco normativo se integra con las disposiciones del Cód. Com. (en lo que sean compatibles), ya que la regulación fundamental de este cuerpo legal apunta a la prenda sobre bienes materiales propiamente dichos. Finalmente, se aplica el Cód. Civ., en todo aquello que no esté regulado por ambos cuerpos normativos y que fundamentalmente no sea incompatible con el sistema comercial.

VII. Partes

En la prenda de títulos valores, se produce una confluencia de dos roles diferenciados, según se refieran a la prenda o a la forma de transmisión del título.

Si bien desde el punto de vista cambiario, el endosante es el que transmite el título (en este caso, con garantía prendaria) y el endosatario el que lo recibe; desde la perspectiva prendaria, el deudor prendario es el que transmite el bien en prenda y el acreedor prendario quien lo recibe.

Usualmente, coincidirá la figura del endosante en garantía con la del deudor prendario y la del endosatario en garantía con la del acreedor prendario. No obstante ello, nada empece que un tercero (ajeno a la relación

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subyacente determinada por la obligación garantizada) sea quien endose el título al acreedor cambiario, siendo las relaciones entre el tercero (endosante en garantía) y el deudor de la obligación garantizada ajenas a cualquier cuestión cambiaria.

Con respecto a la capacidad para endosar en garantía, rigen en este punto no sólo las disposiciones genéricas del ordenamiento cambiario sino también las reglas del Cód. Civ. en materia de fianza.

Debe recordarse en este sentido que el art. 134, inc. 3, Cód. Civ., naturalmente aplicable al endoso prendario, prohíbe a los emancipados "afianzar obligaciones", prohibición que no puede ser suplida ni con autorización judicial (en igual sentido el art. 2011, inc 1, Cód. Civ.).

Tampoco pueden hacerlo los "tutores, curadores y todo representante necesario en nombre de sus representados, aunque sean autorizados por el juez" (art. 2011, inc. 3, Cód. Civ.).

VIII. Diferencia con el "título valor" con garantía prendaria

Debe quedar claramente diferenciado la "prenda de títulos" (o endoso en garantía) del "pagaré (o letra de cambio) con garantía prendaria".

Son dos institutos diferentes, ya que el título cambiario con garantía prendaria es un título común con un agregado: la garantía prendaria para el cumplimiento de la obligación incorporada en el título.

En el endoso en garantía (o prenda de títulos) el título (rectius: el derecho en él incorporado) es el propio objeto de la garantía prendaria (7). En el endoso en garantía el título constituye una garantía real especial sobre cosas (art. 3205, Cód. Civ.).

IX. Principio de especialidad

No existen inconvenientes con respecta al principio de especialidad en cuanto el "objeto", porque la propia ley cambiaria así lo establece ("suma determinada de dinero", dice el art. 1, inc. 2, DCL y concordantemente el art. 101, inc 2, DCL, para el paraté) y como tal debe respetar los principios de especialidad.

La redacción del art. 3217, Cód. Civ., ha generado dudas con relación al llamado principio de especialidad en cuanto al "crédito", pues dicha norma exige la mención del "importe del crédito" que se desea garantizar. Esta norma señala que la constitución de la prenda para que pueda oponerse a terceros debe constar por instrumento público o privado de fecha cierta, sea cual fuere la importancia del crédito. "El instrumento debe mencionar el importe del crédito y contener una designación detallada de la especie y naturaleza de los objetos dados en prenda, su calidad, su peso y medida, si estas indicaciones fuesen necesarias para determinar la individualidad de la cosa". Paralelamente, las disposiciones del Cód. Com. no exigen dicha determinación del crédito garantizado (8).

Pensamos que los principios especiales del ordenamiento cambiario, la no exigencia expresa de la determinación del crédito garantizado en las disposiciones mercantiles (recuérdese que la prenda de títulos valores es un acto de comercio — art. 8, inc. 4, Cód. Com.— ) y fundamentalmente la redacción del art. 20, DCL, no exigen que la vinculación expresa de la prenda otorgada con la obligación garantizada.

Es cierto que sería conveniente (y seguro) que la cláusula prendaria incluyera no sólo el monto de la obligación garantizada sino también ciertos criterios de determinación de la misma. Pero la posible relación entre la prenda del título (endoso prendario) y la obligación principal es independiente para el ordenamiento cambiario; dicha cuestión será extracambiaria y no trascendente a los fines de las consecuencias derivadas del título cartular.

La imposibilidad de otorgar un endoso en garantía en forma limitada o parcial (no sólo por la prohibición del endoso parcial sino por la indivisibilidad del objeto de garantía) impone la necesaria transmisión de "todo" el título valor independiente del monto de la obligación garantizada y la oportuna rendición de cuentas por el acreedor prendario (endosatario del título) en forma extracambiaria por el saldo que quedará a favor del endosante en garantía (deudor cambiario).

Por ello, la no mención de la obligación garantizada (o su monto) genera el inconveniente extracambiario (no pudiendo ser oponible en el proceso cambiario) de determinar la efectiva vinculación entre la prenda y la obligación garantizada mediante ella y las pautas de cumplimiento de la obligación principal. De todas formas, esta cuestión no escapa a la teoría general de los títulos valores y los problemas de la existencia o cumplimiento de la causa subyacente del libramiento o endoso del título cambiario.

Prevalece la "abstracción cambiaria" aun cuando se haya extinguido la obligación principal, "sin perjuicio del derecho del endosante a pretender la devolución del título si extinguió el débito así garantizado" (9).

X. Accesoriedad de la prenda y principios cambiarios

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Es principio general que la prenda (y en general todas las garantías reales) son "accesorios" de la obligación principal y la inexistencia o nulidad de esta última determina la de la garantía real (en el caso prenda).

¿Cómo se compatibiliza la accesoriedad específica de la prenda con el carácter autónomo de los títulos valores? Cualquier cuestión vinculada con la accesoriedad de la prenda (léase, de la obligación principal) sólo podrá ser discutida de manera extracambiaria. Desde el punto de vista cambiario, la habilidad cambiaria no queda afectada y, en principio, el deudor prendario (endosante en prenda) nada podrá hacer y deberá respetar la obligación cambiaria.

Ello no empece a que, oportunamente, inicie las acciones personales (daños y perjuicios, repetición, etc.) a tales fines.

XI. Instrumentación

La prenda del documento es una "cláusula facultativa" y se materializa mediante el endoso del título (por parte del portador legitimado) (10) con la cláusula "en garantía" y su entrega material (la que no sólo surge de la necesidad de la investidura material del título sino de los arts. 580, Cód Com y 3204, Cód. Civ.) (11). En este supuesto confluyen dos posiciones jurídicas: por un lado, la del endosante (deudor prendario) y la del endosatario (acreedor prendario).

No es menester notificación al deudor (12), por contraposición a los "créditos documentados en quirógrafos ordinarios" (art. 3209, Cód. Civ.) que sí lo exigen (13).

Debe destacarse que más allá que la "circulación" y "régimen cambiario" no se afectan en la prenda de documentos, el endoso tiene como causa subyacente la "garantía de cumplimiento de una obligación ajena al documento".

XII. La prenda debe ser otorgada por su dueño

Es importante señalar que para su eficacia no basta que el endosante se halle formalmente legitimado como portador sino que debe ser propietario (porque no pueden gravarse bienes ajenos) (14).

Debe recordarse que el art. 173, inc. 9, Cód. Penal, señala que se consideran caso especial de defraudación el que "gravare" como propios bienes ajenos. Como se ve, si un mero portador (pero no verdadero propietario) del título endosa en prenda (grava) un título de crédito que no le pertenece se encuentra incurso en el ilícito penal.

De todas formas, cabe señalar que el art. 3216, Cód. Civ., señala que la prenda de la cosa ajena, aun cuando no afecte a la cosa, produce sin embargo las obligaciones personales entre las partes.

XIII. Formalidades

La cláusula no tiene mayores formalidades y básicamente puede incorporar cualquier mención relacionada con la garantía. El DCL enuncia, como ejemplo, sólo los términos "valor en garantía" o "valor en prenda", pero podrá ser cualquier otro que "implique una caución" (v.gr., "valor en seguridad"). Así se podrá sustituir la voz "valor" por "endoso" o "cesión" y podrá incluirse la denominación en caución u otra similar.

Es criticable el giro "que implique caución", pues la caución no comparte los elementos de la prenda (más allá del sentido gráfico traditicio de tener que entregar el título en custodia) y debió aludirse, como lo hizo la convención ginebrina y otras legislaciones del derecho comparado, a menciones que impliquen "fianza", "seguridad" o "prenda".

De todas formas, debe quedar claro que el término que se utilice (que como dijimos no es solemne) debe dar una idea indiscutida que el endoso respondió a título de garantía y no fue una simple transferencia.

XIV. Lugar del endoso

La ley cambiaria no establece el lugar donde debe consignarse la cláusula siendo lógico que sea en el reverso.

De todas formas, y tratándose de una cláusula del endoso, parece lógico entender que deberá respetar la ubicación del endoso, debiendo insertarse en cualquier lado (anverso o reservo), salvo que se trate de un "endoso en blanco" (en cuyo caso deberá asentarse en el dorso (reverso) del título, arg. art. 14, in fine, DLC).

XV. Prenda al portador

No es necesario que el acto de constitución de la garantía (endoso en prenda) deba ser realizado mediante un endoso nominativo. La ley no lo exige y por ello podrá transmitirse de la manera que naturalmente se endosan los títulos valores (nominativamente, al portador o en blanco).

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En un endoso en garantía librado en blanco, el portador del título podría llenar el título con su nombre (transformándolo en un endoso nominativo) o de un tercero (legitimando al tercero).

XVI. Endoso prendario a varios endosatarios

Si bien el endoso en garantía podría darse a varios endosatarios, sólo podría serlo de manera acumulativa no sucesiva. Luego, no podría otorgarse una prenda por un monto a un endosatario y por uno distinto a otro sujeto, ya que necesariamente debe entregarse el título cambiario. De otro modo, podría afectarse la indivisibilidad de los títulos de crédito.

Por ello, y aunque se endose el título a un mismo endosatario, tampoco podría hacer un endoso en parte en garantía y en parte en forma plena, ya que el endoso no puede ser parcial (debe ser total). XVII. Ejercicio de los derechos cartulares

El portador legitimado del título podrá ejercer todos los derechos que derivan del título cambiario endosado, menos la transmisión mediante un endoso pleno o traslativo de la propiedad (15). El endosatario recibe también los derechos accesorios unidos al título (tales como intereses, hipoteca constituida en garantía del título (16), etc.

El endosatario (por un endoso en garantía) podrá exigir (judicial o extrajudicialmente) el pago del crédito incorporado en el título (no sólo el capital sino también los intereses), iniciar las acciones cambiarias respectivas (sea directa, de regreso, de regreso anticipada o de reembolso), protestarlo, dar mandato, etc.

El acreedor prendario tiene derecho a cobrar intereses y tiene aplicación en la especie el art. 3231, Cód. Civ., que señala que si la prenda produce intereses, el acreedor los percibe de cuenta del deudor y los imputará a los intereses de la deuda (si se debieren) o al capital si no se debiesen intereses.

Recuérdese que el art. 5, DLC, sólo permite incluir cláusula de intereses a los títulos a la vista y a cierto tiempo vista (debiendo necesariamente indicar la tasa de interés). Esta cláusula está prohibida para los cheques (art. 9, LCh.).

XVIII. Aplicación del régimen de la prenda de cosas muebles

El régimen de la prenda de cosas muebles tiene singular aplicación a la prenda de títulos valores y en ciertos casos, se ha dicho, no existen diferencias o particularidades (17):

(i) el acreedor prendario (léase, endosatario en prenda) está en posesión de los títulos (art. 3209, Cód. Civ. y 584, Cód. Com.) y de esa posesión deriva la posibilidad de ejecutarlo y de asumir frente a terceros una aparente propiedad de dichos títulos. El propietario del título, al carecer de la posesión del documento, no puede hacer valer por sí mismo el derecho incorporado en el título y pretender legítimamente que el deudor se abstenga de cumplir la obligación al acreedor prendario; pero, en cambio, puede mediante una acción personal, reclamar daños y perjuicios al acreedor prendario que se haya extralimitado en el ejercicio de sus derechos y obtenido una utilidad que excede la determinada por el contrato (18);

(ii) en caso de constitución de prenda sobre títulos por parte de quien no es propietario y que tampoco es poseedor de buena fe, el propietario, antes de que el acreedor prendario haga valor el derecho haga valer el derecho incorporado en el título, y aun cuando esté en posesión de éste, puede accionar contra quien ha constituido la prenda mediante una acción personal (por ejercicio abusivo del derecho de prenda), pero además puede ejercer la reivindicación respecto del acreedor prendario. A esta acción, caben dos circunstancias (19):

(a) la primera, que el acreedor prendario ignore que el constituyente de la prenda carecía de facultades para dar en prenda los títulos o, aún más, que éste era poseedor de mala fe; en tal caso, siendo el acreedor prendario tercero poseedor de buena fe, la tutela prescripta por los arts. 2412, Cód. Civ. y 212, Cód. Com., a quien posee de buena fe a título de propiedad se extiende a quien posee por sí y no nomine alieno, aunque no a título de propiedad sino a título de prenda (20).

(b) la segunda, teniendo en cuenta la reivindicación puede encontrarse frente a una dificultad de prueba, cuando los títulos al portador no han sido individualizados en el acto de entrega a aquel que luego los da en prenda o en el acto de entrega por quien constituye la prenda al acreedor prendario o tanto en uno como en otro momento. En estos casos resulta imposible aportar la prueba de la identidad entre los títulos respecto de los cuales el propietario ejercerá la reivindicación y aquellos que recibió el acreedor prendario (21).

XIX. Negligencia del acreedor prendario

La negligencia "para conservar la eficacia del crédito y los derechos de su deudor, lo hará responsable de cualquier omisión que pueda tener en esa parte — art. 587, Cód. Com.— , conclusión apoyada por razones de orden jurídico y práctico. El primero se vincula al carácter de la posesión que ejercita el endosatario en garantía; el posee no a título de propiedad, sino de acreedor prendario, pues la propiedad la conserva el endosante; en tal

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situación no tiene facultad de obrar como si fuese dueño del título — en cuyo caso es libre de conservarlo o destruirlo— su derecho se concreta a la realización del valor y su aplicación para cubrir la garantía; correlativamente surge a su cargo la obligación de conservar el objeto de la garantía como si fuese un depositario" (22).

Para determinar la responsabilidad del acreedor pignoraticio deben aplicarse los principios que rigen en materia de culpa o negligencia del deudor de cosa cierta para restituirla a su dueño (arts. 512, 584 a 587, Cód. Civ.). El acreedor pignoraticio debe realizar todos los actos y satisfacer todas las cargas, evitando que el título se perjudique (23).

XX. Transmisión del título prendado: Se modifican las reglas de circulación

Existe una limitación importante y se vincula con la transmisión del título mediante endoso. El endoso en garantía modifica sustancialmente las reglas de circulación del título, ya que no el acreedor prendario no es propietario del título (24).

En realidad, el art. 20, DCL, señala que el endoso que el portador (de un título endosado en garantía) realice a favor de un tercero vale sólo como un "endoso a título de mandato" y no como un endoso pleno. En un sentido similar la legislación española. Según el art. 22, I, Ley Cambiaria y de Cheque española, el endoso realizado por el endosatario en garantía valdrá sólo como comisión de cobranza. "No se trata tanto de un límite al poder de disposición cuanto de una norma cualificadota de las disposiciones hechas por el acreedor prendario. Es decir, cualquiera que sea la naturaleza del endoso hecho por el titular en garantía, éste valdrá como comisión de cobro. Pero no será nulo por falta de poder de disposición si, por ejemplo, el endosatario en garantía endosó plenamente el crédito cambiario. No puede haber una adquisición "a non domino" por parte de sucesivos endosatarios, pues la fórmula de la garantía figura en la letra. El art. 22 se refiere a los límites del endoso, pero también a la competencia para realizarlo; es decir, la norma viene a sostener la legitimidad del endosatario para que, antes del vencimiento de la letra y de la obligación garantizada, pueda endosarla en comisión de cobranza. Esta norma es dispositiva, y en los contratos de prenda siempre se pacta la facultad del acreedor de descontar el efecto mediante su endoso. Pero los derechos del endosatario frente al acreedor endosante tendrán que determinarse al margen de la letra, y frente a otros firmantes anteriores, que sean ajenos al pacto legitimador de endoso, el endoso hecho por el acreedor pignoraticio no produce el correspondiente efecto de garantía" (25).

XXI. Cesión de créditos en infracción al art. 20

Cabe preguntarse si en lugar de "endosarlo" en procuración (como establece el art. 20, DCL), podría efectuar una "cesión de crédito" a los fines de lograr la transmisión plena del título. Pensamos que la norma es clara y su intención no fue sólo limitar el endoso sino también cualquier forma de transferencia.

Obviamente que esta limitación no se aplica a las llamadas transferencias impropias, tales como la sucesión a título universal, la fusión, escisión, etc.

XXII. Validez del nuevo endoso en garantía

El art. 20, DCL, guarda silencio respecto de si el portador podrá endosar nuevamente en garantía el título valor y cuáles son los efectos a su respecto. Pensamos que no puede haber un nuevo endoso en garantía. La norma es enfática y en cierto modo no deja margen a dudas: sólo tendrá los efectos de un endoso en procuración. La opinión reseñada, en realidad, se basa también en el sentido de la norma, que no quiere la circulación del título pignorado sino en nombre y representación del acreedor cambiario.

De todas formas, parece razonable entender que el endoso otorgado nuevamente en garantía (por un endosatario en garantía) no tiene efectos de garantía sino de "mandato". Ello así porque el propio art. 20, DCL, establece que el endoso pleno (esto es, el que procura transmitir la propiedad del título) tendrá los efectos de un endoso en procuración, más aun lo será, si se consigna la cláusula una cláusula más restringida (como la cláusula en garantía).

XXIII. Endoso en procuración

Es claro que el endosatario en garantía podrá endosar el título en procuración (sea porque así lo consigne expresamente o porque nada se señala) a otro sujeto y así sucesivamente (siempre en interés del acreedor prendario).

Todos estos endosos (se inserte o no la cláusula en procuración) valdrán como endosos en procuración, no pudiendo ninguno de ellos accionar cambiariamente en contra del endosatario en garantía.

XXIIV Transmisión ex novo

A diferencia del mandato (endoso en procuración), la transmisión del título mediante "endoso en garantía"

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respeta el principio de autonomía (26) y se realiza ex novo. En otras palabras: los obligados cambiarios no pueden invocar contra el portador del título (en virtud de un endoso en garantía) excepciones que tendría contra el endosante (el acreedor prendario no se "subroga" en los derechos como incorrectamente señala el art. 587, Cód. Com., sino que asume una posición autónoma).

Esta transferencia permite incluso una mayor seguridad a la orden de receptar un título como garantía de otra operación.

XXV. Diferencia con el endoso en procuración

La diferencia esencial entre el endoso "en garantía" y el endoso "en procuración" radica en que si bien ambos deben rendir cuentas, el endosatario en procuración actúa en interés de su endosante-mandante y el endosatario en prenda actúa en interés propio — o, al menos, interés concurrente— (ya que el endoso en prenda le otorga un derecho ex novo, inmune a las excepciones personales de los endosantes que le preceden) (27).

Mediante su legitimación nominal, el endosante prendario reivindica el título si va a parar a manos de tercero tenedor que no sea de buena fe (art. 3227, Cód. Civ.), no así el endosatario en procuración (28).

XXVI. Exceptio doli

Ello siempre, por supuesto, dejando a salvo la circulación honesta del título ("exceptio doli"). Así lo prevé la parte final del título que limita el principio de autonomía cuando el acreedor garantizado (portador mediante un endoso en garantía) al recibirlo lo hizo con conocimiento de que perjudicaba al deudor demandado. Se aplica en toda su extensión la doctrina del art. 18, DLC, que señala que las personas contra quienes se promueva acción en virtud de la letra de cambio no pueden oponer al portador las excepciones fundadas en sus relaciones personales con el librador, o con los tenedores anteriores, a menos que el portador, al adquirir la letra, hubiese procedido a sabiendas en perjuicio del deudor demandado.

Es claro que no sólo se requiere un "perjuicio al deudor" (obligado cambiario) sino que se requiere su cuantificación económica y concreta. Perjuicio que no sólo debe existir sino que deberá ser serio, fundado y razonable y deberá basarse en el esquema cambiario (no pudiendo aludirse elementos que no tengan que ver con la circulación cartular).

Pero fundamentalmente no es suficiente invocar que se le causó perjuicio sino que el deudor deberá alegar puntualmente que excepción podría haber incoado contra el endosante y no pudo hacerla (en virtud del endoso en garantía).

Aunque no está prohibido, es claro que existen serias dificultades procesales para incoar esta defensa en el marco de un proceso ejecutivo (29).

XXVII. Reclamo de la obligación cambiaria

El endosatario en prenda podrá accionar cambiariamente en contra del endosante (30) y de todos los obligados cambiarios anteriores (aceptante, endosantes, avalistas, librador, etc.). El endoso en garantía, a estos efectos y con relación al endosante inmediato anterior, no tiene los efectos del endoso en procuración.

Es lógico que el endosatario en garantía pueda accionar contra el endosante en garantía, no sólo porque nunca puede concebirse un refuerzo del crédito como una restricción sino también porque el DLC no sólo no lo restringe (lo que lo diferencia especialmente del endoso en procuración, que sí lo limita) (31).

Por ello, si bien el endosante (de un endoso en prenda) es el propietario del título de crédito, el endosatario (acreedor prendario) podrá ejecutarlo y percibir su crédito.

Distinto es el caso cuando el endosatario en garantía endosa nuevamente el título a un tercero. En este caso, la ley es clara en asignar los efectos del endoso en procuración. Por ello, el endosante en procuración no podrá reclamar el pago del título al endosante (endosatario original en garantía), rigiendo las mismas reglas que el mandato. Pero no existen óbices para que el endosante en procuración accione en contra del endosante que entregó el título en garantía.

XXVIII. Prenda de títulos "sin cláusula prendaria"

Puede ocurrir, y no está prohibido por el ordenamiento, que el título cambiario se transmita mediante un "endoso pleno" (y sin las restricciones del endoso prendario) pero que la causa de dicha transmisión sea a título prendario.

Es claro que en este supuesto, el endosatario (acreedor prendario) que adquiere el título adquiere, desde la perspectiva cambiaria, con plenos efectos, pudiendo endosarlo o gravarlo nuevamente, sin que dicha relación subyacente pueda serle oponible a los terceros adquirentes de buena fe del título.

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Los tenedores de buena fe, se ha señalado (32), no pueden ser afectados por el legítimo tenedor que no tomó precauciones al entregarlo en garantía a su acreedor, sin perjuicio de las acciones que el endosante tenga contra su acreedor por tal abuso de facultades; a ello se refiere el segundo aparado del art. 586, Cód. Com., inaplicable a los terceros de buena fe. De otro modo, se destruirían los principios cambiarios aplicables a esta forma de endoso restrictivo.

Algo similar ocurre cuando un título al portador o en blanco (o con un último endoso en blanco o al portador) se entrega directamente al acreedor sin insertar la cláusula. La ventaja, en este punto, radica en que el deudor prendario (que entregó el título) no podrá ser demandado cambiariamente.

XXIX. Prenda con registro de títulos de crédito

La doctrina se ha preguntado si pueden darse en prenda con registro títulos de crédito o papeles de comercio (o incluso acciones de sociedades anónimas) (33). Algunos autores lo han admitido implícitamente (refiriéndose a la liquidación de dichos bienes afectados a la garantía) y podrían encuadrar dentro de la generalidad del art. 10, dec.-ley 15.348/46 (LPC) (t.o. 1995) (Adla, LV-E, 5996).

Cámara se pronuncia por la negativa por las siguientes razones (34):

(i) porque esos documentos son dados en garantía conforme el art. 586, Cód. Com., mediante un procedimiento más sencillo y eficaz. Hoy, después de sancionado el dec-ley 5963 sobre letra de cambio, no cabe duda sobre el tema.

(ii) porque ninguna razón justifica la prenda con registro en este caso, conforme a la razón de ser del instituto.

(iii) porque dichos documentos siempre deben ser entregados al acreedor para cumplir la "función de legitimación" que permite al titular exigir la satisfacción de su derecho contra la posesión y exhibición del documento, et qui chirographum exhibierit; la legitimación constituye el estado de hecho que se traduce en idoneidad para su ejercicio.

XXX. Prenda de títulos no a la orden

Estimamos que no existen inconvenientes que un título no a la orden (o incluso vencido o ya protestado) sea endosado en garantía.

De todas formas, este endoso en garantía sólo es transmisible en la forma y con los efectos de una cesión ordinaria. En este caso, se afecta el principio de autonomía y el deudor reclamado podría oponer excepciones personales que tendría con su endosatario.

Sería necesaria la notificación al deudor cedido para la eficacia de la garantía.

Se aplican todas las reglas de la "cesión de créditos en garantía" (35).

XXXI. Vencimiento del título antes de la obligación garantizada

Si "el título cambiario vence con anterioridad" a la fecha de vencimiento de la obligación garantizada (o se habilita la acción de regreso anticipada), el endosatario en garantía deberá procurar su cobro. Para el cobro no es necesario rematar el título por medio de corredor público (art. 585, inc. 2, Cód. Com.), sino que deberá iniciar las acciones cambiarias judiciales que correspondan (36).

Una vez percibido el pago, deberá retener el pago como caución (depósito o prenda irregular) hasta el vencimiento de la obligación garantizado, debiendo rendir cuentas oportunamente (salvo previsión en contrario).

XXXII. Vencimiento de la obligación garantizada antes del título

En caso de que "la obligación principal haya vencido con anterioridad" y resulte desatendida por el endosante, ¿podría solicitar la venta de la cambial cuyo plazo no se cumplió?

Entendemos que mientras el crédito dado en prenda no ha vencido, y no es, por consiguiente exigible, no puede tener otro valor que el que en el mismo título figura y no podría el acreedor prevalerse de su situación tal, para provocar una venta por una suma interior a la constituye la deuda dada en prenda. No sería admisible el argumento de que el acreedor prendario no puede hacerse cargo de la deuda porque el crédito pignorado está sometido a plazo, pues que la circunstancia es conocida por el acreedor desde la fecha en que aceptó la garantía (37).

Tampoco puede enajenarla (lo que está prohibido por el art. 3222, Cód. Civ.) y la enajenación (vía endoso o cesión) sólo tendrá los efectos de un mandato (arg. art. 20, DCL).

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XXXIII. Restitución del título cambiario al endosante

Con relación a lo anterior, recuérdese que una vez extinguida la obligación principal y con ella la prenda (art. 3228, Cód. Civ.), el deudor prendario puede exigir la restitución del título, contando — incluso— con una acción personal de restitución (que no debe confundirse con la acción reivindicatoria).

La restitución del título no extingue las acciones cambiarias que el endosante (que recibió el título del endosatario en prenda) tiene contra los otros obligados cambiarios. Ahora bien, cuadra preguntarse cuál es la acción cambiaria con la que cuenta el endosante en prenda.

¿Cuenta con la acción directa o de regreso (según quien sea el obligado cambiario) o con la acción de reembolso (por haber erogado la obligación cambiaria)? La cuestión no es intrascendente, porque los plazos de prescripción de ambas acciones son diferentes y, en el caso de la acción de reembolso en títulos de crédito, el plazo es muy reducido (seis meses, según el art. 96, 2° párr., DCL). Este dispositivo señala que la acción de reembolso procede contra el endosante "que reembolsó el importe de la letra de cambio o que ha sido demandado por acción de regreso" (sic).

Teniendo en cuenta la redacción de la norma y fundamentalmente los principios que inspiran el endoso prendario (en el que el endosante no perdió nunca la propiedad del título), pensamos que el endosante prendario que recibió el título por haber satisfecho la obligación principal tiene la acción directa (o de regreso) contra los obligados anteriores y no la de reembolso mencionada en el párrafo anterior.

Así también opina la doctrina española: cuando la obligación garantizada vence y es satisfecha por el endosatario (o del deudor, si se trata de una garantía prestada por un tercero), la letra debe ser devuelta al pignorante. Aunque el tema ha sido debatido (38), no parece exigible que la devolución deba realizarse por medio de un endoso de retorno o por una revocación o tachado del endoso, sino simplemente mediante el reintegro material de la letra al pignorante, pues la pérdida de la posesión significa igualmente la cesión de la garantía (39).

XXXIV. Reemplazo del título prendado

El acreedor tiene derecho a exigir otra cosa (léase, título cambiario) de igual valor a la pignorada si, por no ser propiedad del deudor, ha debido restituirla a su dueño y siempre que al recibirla hubiera ignorado tal circunstancia. Si el deudor no entrega dicha cosa, el acreedor prendario puede pedir el cumplimiento de la obligación principal no obstante el plazo estipulado (art. 3215, Cód. Civ.).

XXXV. Rendición de cuentas

El endosatario no es un tercer poseedor del título (40). Es simplemente un acreedor prendario que posee el título, porque sin esa posesión no podría existir la prenda. Por eso, una vez satisfecho su crédito debe rendir cuentas del sobrante (41).

No se establece el plazo en el cual deberá rendirse cuentas, razón por la cual deberá hacerse en un plazo razonable o, en su defecto, cuando lo solicite el endosante (deudor prendario). De todas formas, cabe señalar que el art. 69, Cód. Com., establece que al fin de cada negociación o transacción comercia, los comerciantes están obligados a la rendición de cuenta de la negociación concluida.

En este punto tiene plena cabida las disposiciones del Cód. Com. (art. 68 y ss, Cód. Com.). La cuenta, como señala Siburu, es la descripción gráfica de los diversos hechos y resultados pecuniarios relativos a una determinada operación (42). Es la posibilidad de plasmar por escrito los datos relevantes sobre la variación patrimonial de un determinado bien y patrimonio: del pago o ejecución del título valor entregado en garantía (43).

Toda cuenta comprende por lo menos tres elementos componentes: (i) una parte gráfica; (ii) una relación cuantitativa de los efectos de cada operación y de los saldos acumulados; (iii) una relación literal que involucra tanto a su denominación como a todo lo vinculado con la expresión escrita no numérica de la operación (fecha, concepto, explicación detallada, referencia a los comprobantes respaldatorios, etc.) (44). No es éste el momento de analizar las distintas variantes de cuentas.

Por ello, rendir cuentas es presentar a un interesado un informe con la forma, condiciones y resultado del cobro de un título valor, consistente en una representación gráfica y contable de todas las operaciones, acompañada de los comprobantes de respaldo y con las explicaciones que lo hagan claro (45); es informar al endosante en garantía (propietario del título valor) o tercero interesado en él de todo lo que se ha hecho para el cobro del título (y de su saldo), determinando y detallando los pasos realizados, para establecer la situación jurídica entre el endosatario en garantía (acreedor prendario) y el propietario del título (endosante en garantía).

Rendir cuentas es, pues, presentar al dominus negotii la descripción gráfica de las operaciones efectuadas,

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acompañada de las informaciones aclaratorias y necesarias y de los respectivos comprobantes (46).

XXXVI. Prenda de cheques

XXXV.1. Aplicabilidad del art. 20, DCL, a los cheques

No existen óbices para que un cheque (sea común o de pago diferido) sea endosado en garantía. Podrían generarse dudas por la redacción de la Ley N° 24.452 de Cheques (LCh.) (Adla, LV-B, 1524), que al regular el endoso (rectius: "transmisión", señala su capítulo II) trata en su art. 21, LCh., el llamado "endoso en procuración", pero guarda silencio respecto del endoso en garantía (o prenda de título).

En realidad la integración que realiza LCh. ha sido muy defectuosa y deja mucho que desear, ya que en una gran parte la LCh. ha transcripto casi literalmente ciertos fragmentos del régimen cambiario, pero sin justificación (ni mucho menos explicación en la exposición de motivos) ha suprimido otros, que — para peor— resultan aplicables por el art. 65, LCh., que señala que en caso de silencio de la LCh., se aplicarán las disposiciones relativas a la letra de cambio y al pagaré en cuanto fueran pertinentes.

XXXVI.2. Cualquier tipo de cheque

Algunos autores (Gómez Leo) limitan la posibilidad de la cláusula sólo al cheque de pago diferido con el justificativo de que el cheque de pago diferido tiene una duración de hasta trescientos sesenta días (esto es, no es un instrumento de pago ni tiene vida breve como el cheque común), en el que será aplicable la normativa del art. 20, DCL.

Pensamos que la LCh no distingue y por ello podría prendarse cualquier tipo de cheque. El hecho de que el cheque común deba presentarse dentro de los treinta días (o de los sesenta si fue librado en el exterior) no limita desde ninguna perspectiva la aptitud de la garantía.

Este tipo de títulos podrá prendarse para operaciones de muy corto plazo.

XXXVI.3. Garantía luego del rechazo bancario

Incluso pensamos que no existirían óbices en que cualquier cheque (incluso el común) sea endosado en garantía luego del rechazo bancario. En este caso, debe advertirse que el "endoso posterior a la presentación al cobro y rechazo del cheque por el girado sólo produce los efectos de una cesión de créditos" (art. 22, LCh.), presumiéndose — como señala la parte final de dicha norma— que "el endoso sin fecha ha sido hecho antes de la presentación o del vencimiento del término para la presentación".

XXXVI.4. Cheque certificado

Tampoco existen óbices para que un cheque certificado sea dado en prenda. El vencimiento de la certificación (que según el art. 49, LCh., sólo podrá ser de cinco días hábiles) no produce la caducidad del cheque ni de la prenda sino que el cheque certificado vencido como tal, subsiste con todos los efectos propios del cheque.

XXXVI.5. Número de endosos

El límite a la cantidad de endosos no está establecido en la LCh., sino en la reglamentación bancaria y es de un endoso para los cheques comunes y de dos endosos para los cheques de pago diferido. Cuando la cantidad de endosos exceda la admitida, los cheques presentados al cobro serán rechazados por la causal "otros motivos". La firma insertada en el cheque al solo efecto de su cobro o depósito no constituye endoso, sirviendo a los fines de identificación del presentante y como recibo.

Cabe preguntarse si el endoso en garantía se computa a tales efectos. Pensamos que más allá que la reglamentación no los distingue, los fines en los que se inspiraron imponen su no cómputo en el número permitido, ya que no se trata de un endoso traslativo de propiedad sino de la constitución de una garantía prendaria mediante la forma del endoso.

XXXVII. Obligaciones negociables

XXXVII.1. Circulación de títulos cartulares

La llamada Ley de Nominatividad (Ley N° 24.587 de Nominatividad de Títulos Privados — LN— ) y su dec. regl. 259/96 (Adla, LV-E, 5917; LVI-B, 1761), restringió la posibilidad de que se emitan obligaciones negociables "endosables" (47). El art. 1, LN, estableció que "los títulos valores emitidos en el país y los certificados que los representen deben ser nominativos no endosables". Paralelamente, el referido decreto reglamentó el régimen de circulación.

Más allá de la amplitud de la norma (y de los supuestos incluidos), en principio, se permitiría la

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transmisibilidad al portador de los cupones, ya que el régimen permite que éstos sean emitidos al portador, quedando vigente la parte pertinente del art. 8, Ley N° 23.576 de Obligaciones Negociables (LON) (Adla, XLVIII-C, 2785), que establece que "los cupones podrán ser, en todos los casos, al portador y deberán contener la numeración del título al cual pertenecen". Lo señalado ha sido ratificado por el art. 4, LN, al señalar que los "títulos valores privados nominativos no endosables podrán llevar cupones al portador, los que deberán contener la numeración del título valor al que pertenecen", expresando que "se presume sin admitir prueba en contrario, que los cupones pertenecen a la persona a cuyo nombre está inscripto el título valor respectivo. Esta presunción rige a todos los efectos, salvo en el caso en que el portador de cupones que dan derecho a la suscripción de nuevas acciones, requiera que estas últimas sean emitidas directamente a su nombre".

Por su parte, el art. 2, LN, señala que la transmisión de los títulos valores privados a que se refiere el artículo precedente "y los derechos reales que recaigan sobre los mismos" deben constar en el título, si existe, inscribirse en el registro que debe llevarse a esos fines y notificarse al emisor. Los actos referidos sólo producen efectos frente al emisor y terceros desde la fecha de inscripción. La reglamentación dispondrá las constancias que deben figurar en el título, en su caso, y en el registro, sobre las modalidades de cada operación y los datos de las partes intervinientes (énfasis añadido).

La inscripción en el libro de obligaciones negociables pertinente deberá realizarla el emisor del título o la entidad que tenga en custodia los cartulares, si no lo hace en tiempo y forma ante la comunicación cursada, responderá por los daños y perjuicios que su demorado accionar o su omisión (dependiente del caso) pudieren haber causado (48).

XXXVII.2. Obligaciones representadas en certificados globales

Para las obligaciones negociables representadas por certificados globales, el art. 30, LON, señala que las sociedades autorizadas a la oferta pública de valores mobiliarios pueden emitir "certificados globales" de sus obligaciones negociables, con los requisitos del art. 7, LON, para su inscripción en regímenes de depósito colectivo. A tal fin, se considerarán definitivos, negociables y divisibles.

La nominatividad obligatoria también se aplica a esta modalidad de obligaciones representadas en certificados globales. Así lo refrenda el art. 13, dec. 259/96 (sobre nominatividad) cuando señala que "en el caso de títulos valores representativos de deuda o asimilables a ellos, con oferta pública autorizada, se considerará cumplido el requisito de la nominatividad cuando se encuentren representados en certificados globales o parciales, inscriptos o depositados en regímenes de depósito colectivo nacionales o extranjeros, reconocidos por la Comisión Nacional de Valores, a cuyo fin se considerarán definitivos, negociables y divisibles.

Respecto de la circulación de derechos sobre títulos representados en certificados globales se ha dicho que se produce con efectos de oponibilidad a terceros una vez que las diversas transmisiones se asientan en los respectivos registros y sólo se dispone de los derechos (o se gravan éstos) bajo el régimen de depósito colectivo, mediante la comunicación de dichos actos a la Caja de Valores SA o a la entidad de depósito colectivo que corresponda, quien, a su vez, debe asentarlo en sus registraciones, las cuales hacen plena fe respecto de las titularidades y gravámenes que éstas reflejan (49).

XXXVII.3. Títulos escriturales Las obligaciones escriturales, fruto de un lento proceso de evolución a la desmaterialización de los títulos valores (50), están contempladas expresamente tanto en la LON como en el dec. 677/01. Las obligaciones escriturales tiene como característica esencial que el derecho creditario "en el incorporado" (rectius: anotado en una cuenta) nace no de la creación de un título material sino de la registración del acto en una cuenta administrada por la emisora u otra entidad (y de los elementos documentales conexos a la cuenta, v.gr, prospecto de emisión) y los sucesivos actos relacionados con la obligación se van asentando en dicha cuenta.

El art. 31, LON, establece que en las condiciones de emisión de las obligaciones negociables se puede prever que las mismas no se representen en títulos. En tal caso, deben inscribirse en cuentas llevadas a nombre de sus titulares en un registro de obligaciones negociables escriturales por la emisora, bancos comerciales o de inversión o cajas de valores y "la calidad de obligacionista se presume por las constancias de las cuentas abiertas en el registro de obligaciones negociables escriturales".

Por su parte, el artículo siguiente (32, LON) agrega que la transmisión de las obligaciones negociables escriturales y de los derechos reales que las graven debe notificarse por escrito a la emisora o entidad que lleve el registro e inscribirse en el libro o cuenta pertinente. Surte efectos contra la emisora y los terceros desde su inscripción. En el caso de obligaciones negociables escriturales, la emisora o entidad que lleve el registro cursará aviso al titular de la cuenta en que se efectúe un débito por transmisión de obligaciones o constitución de gravámenes sobre ellas, dentro de los diez días de haberse inscripto, en el domicilio que se haya constituido. En las sociedades, cooperativas o asociaciones sujetas al régimen de la oferta pública, la autoridad de control podrá reglamentar otros medios de información a los obligacionistas.

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Este tipo de títulos garantiza además la nominatividad, ya que el art. 12, dec. regl. 259/96, señala que el requisito de la nominatividad se considerará cumplido cuando los títulos sean emitidos en forma escritural.

Complementando lo anterior, el art. 4, dec. 677/2001 (Adla, LXI-C, 2718), dispone que sin perjuicio de las disposiciones especiales aplicables a cada valor negociable, o previstas en los documentos de emisión, a los valores anotados en cuenta o escriturales se les aplicará el siguiente régimen legal:

(a) La creación, emisión, transmisión o constitución de derechos reales, los gravámenes, medidas precautorias y cualquier otra afectación de los derechos conferidos por el valor negociable se llevará a cabo mediante asientos en registros especiales que debe llevar el emisor o, en nombre de éste, una caja de valores autorizada o bancos comerciales o bancos de inversión, o agentes de registro designados y producirá efectos legales, siendo oponible a terceros, desde la fecha de tal registración.

(b) La entidad autorizada que lleve el registro de los valores negociables deberá otorgar al titular comprobante de la apertura de su cuenta y de todo movimiento que inscriban en ella. Todo titular tiene derecho a que se le entregue, en todo tiempo, constancia del saldo de su cuenta, a su costa. Los comprobantes deberán indicar fecha, hora de expedición y número de comprobante; la especie, cantidad y emisor de los valores, y todo otro dato identificatorio de la emisión; identificación completa del titular; derechos reales y medidas cautelares que graven los valores y la constancia de expedición de comprobantes de saldos de cuenta y sus modalidades, indicando la fecha de expedición y la fecha de vencimiento.

(c) La expedición de un comprobante de saldo de cuenta a efectos de la transmisión de los valores o constitución sobre ellos de derechos reales importará el bloqueo de la cuenta respectiva por un plazo de diez días.

(d) La expedición de comprobantes del saldo de cuenta para la asistencia a asambleas o el ejercicio de derechos de voto importará el bloqueo de la cuenta respectiva hasta el día siguiente al fijado para la celebración de la asamblea correspondiente. Si la asamblea pasara a cuarto intermedio o se reuniera en otra oportunidad, se requerirá la expedición de nuevos comprobantes pero éstos sólo podrán expedirse a nombre de las mismas personas que fueron legitimadas mediante la expedición de los comprobantes originales.

(e) Se podrán expedir comprobantes del saldo de cuenta a efectos de legitimar al titular para reclamar judicialmente, o ante jurisdicción arbitral en su caso, incluso mediante acción ejecutiva si correspondiere, presentar solicitudes de verificación de crédito o participar en procesos universales para lo que será suficiente título dicho comprobante, sin necesidad de autenticación u otro requisito.

Su expedición importará el bloqueo de la cuenta respectiva, sólo para inscribir actos de disposición por su titular, por un plazo de treinta días, salvo que el titular devuelva el comprobante o dentro de dicho plazo se reciba una orden de prórroga del bloqueo del juez o Tribunal Arbitral ante el cual el comprobante se hubiera hecho valer. Los comprobantes deberán mencionar estas circunstancias.

El tercero que adquiera a título oneroso valores negociables anotados en cuenta o escriturales de una persona que, según los asientos del registro correspondiente, aparezca legitimada para transmitirlos, no estará sujeto a reivindicación, a no ser que en el momento de la adquisición haya obrado de mala fe o con dolo.

XXXVII.4. El régimen de prenda de las obligaciones negociables

Más allá del carácter circulatorio de las obligaciones negociables (y de la aplicación de los principios cambiarios), estos títulos obligacionales pueden transferirse mediante una modalidad específica (cuasi cambiaria o similar a los títulos valores) o bien directamente por la cesión de créditos del Cód. Civ. (51).

Se prohíbe las obligaciones negociables "al portador" o "endosables"; por ello naturalmente el mecanismo de transmisión no es el endoso, sino la entrega del título de crédito (que — según el art. 1, dec. 259/96— , debe incluir los datos del titular inscripto, derechos reales y fecha de la anotación de los datos y firma de la sociedad emisora), inscripción en el registro y notificación al emisor (52).

Dicha cuestión condiciona naturalmente la aplicación del art. 20, DLC, que puede realizarse sin otro requisito que el endoso y su aplicación. Pero aun cuando se estimare su aplicación subsidiaria (y en la medida que no desvirtúe el régimen de las obligaciones) cuadra señalar que la transmisión en prenda de la obligación negociable al acreedor prendario no importa la responsabilidad solidaria de los sucesivos transmitentes.

De todas formas, el deudor prendario, al transmitir la obligación negociable, podría asumir responsabilidad por el no cumplimiento del emisor de la obligación mediante otras formas (v.gr., aval, fianza) (53) o incluso podría incorporar terceros que afiancen solidariamente la obligación.

El prospecto de emisión no podría imponer cláusulas limitativas de la transmisibilidad (porque son incompatibles con el funcionamiento del mercado) (54), pero pensamos que no existirían óbices para que se

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limitará la constitución de gravámenes (v.gr., prenda de títulos).

No compartimos la posición que señala respecto de los títulos escriturales que no siendo posible que la entidad registradora emita un documento negociable que la represente sino que ello es reemplazado por la registración o inscripción contable, no pueden ser objeto de pignoración mediante prenda comercial, pues como en el caso anterior, no es factible la desposesión que resulta imprescindible para la validez de la prenda comercial regulada por los arts. 580 y ss., Cód. Com. (55).

Los textos legales son suficientemente claros en la permisión de la prenda de valores negociables escriturales (arts. 32, LON, 4, inc. dec. 677/2001 y 1, dec. 259/96) y además pensamos que la forma de inscripción (esto es, en una cuenta a diferencia de su asentamiento en la cartular) no afecta desde ninguna perspectiva la validez de la prenda.

Por ello, a los fines de la prenda de la obligación negociable es suficiente con que la transferencia del título con carácter prendario se inscriba en el respectivo derecho. No se trata de una prenda con registro, sino de la prenda comercial o prenda simple.

XXXVIII. Pedido de quiebra

El acreedor prendario (endosatario en garantía), ¿está legitimado para pedir la quiebra del endosante en garantía (deudor prendario) o de algunos de los otros obligados cambiarios? A diferencia del endosatario en procuración (56) (que no puede exigir su cobro del endosante en procuración) (57), pensamos que no existen óbices para que el acreedor prendario, pese a no ser el titular del crédito, pueda pedir la quiebra de su deudor o de algún otro obligado cambiario.

La sola tenencia de la cambial por el acreedor prendario hace presumir la insatisfacción de la obligación sustancial (y la viabilidad de la petición de quiebra en tanto se acredite que el crédito es exigible — art. 80, Ley N° 24.522 de Concursos y Quiebras, LCQ— ).

Se excluye la legitimación para pedir la quiebra al "cónyuge", "ascendientes o descendientes del deudor" y a los "cesionarios de sus créditos" (art. 81, LCQ). En la calidad de cesionarios de sus créditos podría colocarse no sólo al endosatario de un título cambiario en virtud de un endoso pleno, sino también al endosatario en garantía (que está legitimado para demandar al endosante) y que tiene el parentesco exigido por el art. 81, LCQ.

El art. 81, LCQ, a diferencia del art. 45, 3° párr., LCQ, no limita en el tiempo esta imposibilidad. En el marco del concurso preventivo están excluidos del cómputo de las mayorías los cesionarios "dentro del año de la presentación". Esta previsión no está contemplada en relación a la legitimación para peticionar la quiebra, razón por la cual, en principio, no resultaría aplicable.

XXXIX Autorización judicial para prendar títulos

El endoso en garantía está sujeto a todo el régimen de garantías del ordenamiento concursal y naturalmente debe integrarse a él.

En el caso de concurso preventivo, el art. 16, últ. ap., LCQ, exige previa autorización judicial para la realización de actos que excedan la administración ordinaria de su giro comercial y para cualquier acto de constitución de prenda. La no autorización judicial del acto lo hace ineficaz de pleno derecho (58).

Igualmente, el art. 16, 1° párr., LCQ, señala que el concursado no puede realizar actos a título gratuitos o que importen alterar la situación de los acreedores por causa o título anterior a la presentación, bajo pena de ineficacia.

Por ello, el concursado, en primer lugar, no podrá otorgar una prenda de títulos cambiarios (esto es, endosar en garantía un título o un cheque) sin previa autorización judicial. Pero, incluso, no podría hacerlo ni siquiera con autorización judicial, si este acto pudiera importar una alteración de la situación de los llamados acreedores concursales (v.gr., endosar un título en garantía para pagar una deuda verificada en el concurso preventivo).

XL. Endosatario en procuración

Distinta es la situación cuando el concursado no es endosante en garantía sino endosatario en garantía, ya que en este caso el endoso que realizara no se entiende como endoso en garantía (ni como endoso pleno) sino como un endoso en procuración, en cuyo caso equivale al otorgamiento de un mandato para procurar el cobro (pues es un acto de administración ordinaria en los términos del art. 16, LCQ).

No está prohibido ni tampoco requiere autorización judicial el otorgamiento de un mandato o el inicio de las acciones de cobro de un crédito.

XLI. Garantía del acuerdo

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No existen óbices para que el concursado preventivamente, en garantía de un acuerdo preventivo arribado con sus acreedores (luego de la negociación del período de exclusividad y obvia homologación), otorgue como garantía de cumplimiento del acuerdo una prenda de título.

El propio art. 59, LCQ, lo acepta: con carácter previo a la declaración de conclusión del concurso, se constituirán las garantías pertinentes, y se dispondrá mantener la inhibición general de bienes respecto del deudor, salvo acuerdo contrario.

Ahora bien, el problema se genera por la indivisión del título de crédito (y la imposibilidad de endosar en garantía la cambia a varios endosatarios en forma no acumulativa). De todas formas, nada empece a que se designe un eventual endosatario en garantía que conserve el título y eventualmente ejecute el título en representación de los acreedores o de alguna categoría de ellos, fijando pautas concretados para ello.

XLII Carga de verificar el crédito

La doctrina se ha cuestionado sobre los alcances de los arts. 23 y 210, LCQ y si estas normas eximen de la carga de verificar (arts. 32 y 200, LCQ) a los acreedores con garantías autoliquidables (con derecho a realización de la garantía de manera extrajudicial) (59). Las posiciones que se han citado son (60):

(i) estos acreedores sólo deben rendir cuentas luego de realizado el remate y depositar el saldo — si lo hubiere— en el término que el juez fije. Asimismo, si la realización del bien es posterior al comienzo de la publicación de edictos, deben hacer saber en el proceso concursal la fecha, lugar, día y hora fijados para el remate, acompañando además el título de crédito. Es decir: no tiene carga de verificar. Si ésta es la solución, estos acreedores estarían en mejor condición que los demás acreedores con garantías reales quienes, previo a promover o continuar la ejecución, deben por lo menos haber insinuado sus créditos a la sindicatura (61);

(ii) aun con garantía autoliquidable, los acreedores deben verificar; se fundan en que la existencia de vicios en la tramitación extrajudicial determinaría la necesidad de ingresar a la masa los fondos percibidos más sus accesorios legales; esta situación podría evitarse con el debido contralor de legitimada por parte del juez en el trámite verificatorio, desde que el procedimiento de verificación es un filtro que procura impedir el concilius fraudis en perjuicio de los derechos de los demás acreedores. Es más, la actuación de quien pretende eludir el proceso de verificación de créditos percibir directamente acreencias concursales implica una conducta reñida con normas de evidente orden público, pues el sometimiento de todos los acreedores al reconocimiento judicial de sus créditos constituye el modo principal para garantizar las pars condicio creditorum (es decir, el trato igualitario de los acreedores en iguales circunstancias) (62);

(iii) una tercera postura, en principio conciliadora de las dos anteriores, el acreedor (con prenda comercial común constituida sobre títulos cambiarios de tercero) puede ejercer el derecho de cobro, no obstante no podrá imputarlo a la deuda sino que deberá depositar los fondos en una cuenta bancaria a la orden del tribunal del proceso concursal, a fin de acreditar el resultado de su gestión. Asimismo, las sumas cobradas permanecerán en la cuenta a la espera de pronunciamiento verificatorio o afianzamiento ante la posible existencia de acreedores de mejor derecho (art. 209, LCQ) (63).

XLIII. Rendición de cuentas en el concurso preventivo

XLII.1. Aplicación del art. 23, LCQ

Tiene aplicación el art. 23, LCQ, ya que este precepto señala que los acreedores titulares de créditos con garantía real que tengan derecho a ejecutar mediante remate no judicial bienes de la concursada deben rendir cuentas en el concurso acompañando los títulos de sus créditos y los comprobantes respectivos, dentro de los veinte días de haberse realizado el remate. El acreedor pierde a favor del concurso, el uno por ciento del monto de su crédito, por cada día de retardo, si ha mediado intimación judicial anterior. El remanente debe ser depositado, una vez cubiertos los créditos, en el plazo que el juez fije.

Agrega el precepto que si hubiere comenzado la publicación de los edictos que determina el artículo 27, LCQ, antes de la publicación de los avisos del remate no judicial, el acreedor debe presentarse al juez del concurso comunicando la fecha, lugar, día y hora fijados para el remate, y el bien a rematar, acompañando, además, el título de su crédito. La omisión de esta comunicación previa vicia de nulidad al remate. La rendición de cuentas debe sustanciarse por incidente, con intervención del concursado y del síndico.

XLIII.2. Analogía con el "remate no judicial"

Cabe señalar en este punto que si bien la ejecución de un crédito endosado en garantía o prenda (o su cobro extrajudicial) no es estrictamente un "remate no judicial de bienes de la concursada" tiene significativa similitud que impondría una aplicación analógica del art. 23, LCQ. Ello así porque al igual que en el caso de la ejecución extrajudicial del bien, el acreedor prendario puede cobrar el importe del título en forma independiente (y aun sin

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el consentimiento) de su deudor prendario (léase, concursado que endoso en garantía el título valor al acreedor).

La rendición de cuentas, en este caso, busca transparentar una situación patrimonial de bienes, que siendo de propiedad del concursado, no están en su posesión.

XLIII.3. Procedimiento

Hemos expresado en este punto (64) que además de la comunicación, el acreedor prendario deberá rendir cuentas dentro de los veinte días de realizado el remate, bajo el apercibimiento previsto en el art. 23, 1° párr., LCQ (rige este precepto, pues es un precepto general que no ha discriminado entre situaciones y engarza perfectamente en la hipótesis).

En el primer caso, estos acreedores deben rendir cuenta acompañando los títulos y comprobantes respectivos en el plazo de veinte días de realizado el cobro de la ejecución de los otros obligados cambiarios. Esta omisión importa la pérdida del uno por ciento del monto de su crédito por cada día de retardo luego de la intimación judicial. Si el cobro del crédito se realizó con anterioridad a la declaración en concurso preventivo, no rige esta disposición. La rendición de cuentas debe realizarse dentro de los veinte días (hábiles judiciales — art. 273, inc. 3, LCQ— ).

Esta rendición de cuentas se sustanciará por incidente (art. 280, LCQ), con intervención del concursado y del síndico. Sólo se entiende rendida la cuenta, después de terminadas todas las cuestiones que le son relativas (art. 72, Cód. Com.). La rendición deberá realizarse en el proceso concursal, a pesar de lo previsto en el art. 74, Cód. Com.

XLIII.4.Omisión de rendir cuentas

La omisión de la rendición de cuentas no importa la nulidad del acto, sino una multa de un uno por ciento por cada día de retardo (en este cómputo no se cuentan los días inhábiles — arg. art. 273, inc. 2, LCQ— ).

Se trata de una multa y no de un deber de reparación, ya que el importe es independiente del perjuicio efectivamente causado por la conducta. Si bien la ley habla de "perder" a favor del concurso, no puede decirse que sea perder sino que genera una obligación de erogar dicha suma de dinero.

El giro "a favor del concurso" se entiende correctamente a favor del concursado (pues los acreedores sólo cobrarán en los términos del acuerdo homologado).

Se requiere intimación judicial previa. Esta exigencia no resulta satisfecha con el emplazamiento realizado por el órgano sindical o por algún acreedor. Es menester una orden judicial, lo que no excluye que la notificación de dicho mandamiento sea realizada por un tercero y no oficiosamente.

El porcentaje de la multa se toma del monto del crédito del acreedor y no del importe obtenido en subasta, aun cuando este último hubiese sido significativamente inferior.

El tope de la multa reside en el valor del producido en el remate no judicial aun cuando se superen los cien días hábiles (ello surge de la expresión "pierde" empleada por la ley, de una razonable interpretación del precepto y la prohibición del enriquecimiento sin causa).

Si se cubrió el crédito y hubo remanente éste debe depositarse a la orden del juez en el banco de depósitos judiciales (art. 221, LCQ) en el plazo que fije. El plazo se fijará, obviamente, luego de la rendición de cuentas. Si no hubo remanente, no existe tal obligación.

XLIV. Suspensión de remates y medidas precautorias

El art. 24, LCQ, señala que en caso de necesidad y urgencia evidentes para el concurso, y con el criterio del artículo 16, párrafo final, el juez puede ordenar la suspensión temporaria de la subasta y de las medidas precautorias que impidan el uso por el deudor de la cosa gravada, en la ejecución de créditos con garantía prendaria o hipotecaria. Los servicios de intereses posteriores a la suspensión son pagados como los gastos del concurso, si resultare insuficiente el producido del bien gravado. Esta suspensión no puede exceder de noventa días.

Difícilmente esta norma podrá tener aplicación en la prenda de títulos valores, ya que la "cosa gravada" en esta forma de garantía es justamente el título valor y difícilmente será utilizado por el concursado (ya que en esencia es un crédito).

El criterio de valoración por el tribunal será el de la última parte del art. 16, LCQ (conveniencia para la continuación de las actividades del concursado y la protección de los intereses de los acreedores) y resulta extraño que el acreedor no pueda ejecutar un crédito que el concursado haya cedido en garantía. Pero incluso cuando el propio concursado pudiera ser demandado solidariamente junto con los otros obligados cambiarios

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(recuérdese que el art. 20, DLC, implícitamente lo aceptada), se tratará de un juicio ejecutivo con pluralidad de partes demandadas y no de una ejecución prendaria, con lo cual dicho proceso no estaría exento del ya lábil fuero de atracción (65) del art. 21, inc. 1, LCQ (que excluye sólo a las ejecuciones con garantías reales) y quedaría suspendido.

Más aun, en caso de haberse trabado embargo contra el concursado (contra otros bienes del concursado), el juez ordenará las medidas cautelares trabadas, previa vista a los interesados.

Quizás la solución más práctica sea la de desistir en contra del concursado (sin costas, arg. art. 133, LCQ), dejando subsistentes las acciones contra los otros obligados cambiarios.

XLV. Ineficacia

Otro problema que puede conllevar inconvenientes en la quiebra se vincula con el sistema de ineficacia concursal (66). El art. 118, inc. 3, LCQ, señala que son ineficaces de pleno derecho los actos realizados por el deudor en el período de sospecha que consistan en la constitución de hipoteca, prenda o cualquier otra garantía, respecto de obligación no vencida que originariamente no tenía esa garantía.

En este supuesto, deberá indagarse la naturaleza, vencimiento y privilegios de la obligación garantizada y, eventualmente, podría engastar en la hipótesis señalada por la norma.

De todas formas, debe recordarse que los demás actos perjudiciales pueden ser declarados ineficaces, si quien celebró el acto con el fallido tenía conocimiento del estado de cesación de pagos del deudor, siempre que el tercero no pueda probar que el acto no causó perjuicio (art. 119, LCQ).

XLVI. Privilegios

Atento a ser un endoso "prendario" el acreedor prendario (endosatario) tiene privilegio especial en los términos del art. 241, inc. 4, LCQ. El privilegio se extiende también a las costas, intereses por dos años anteriores a la quiebra y los compensatorios posteriores a ella hasta el efectivo pago (art. 242, inc. 2, LCQ).

El asiento del privilegio es el crédito endosado en garantía. Siendo insuficiente la garantía cambiaria (v.gr., por insolvencia de los otros obligados cambiarios), el endosatario carecerá de privilegio y será quirografario (por el saldo impago).

Rige plenamente la subrogación real. Por ello, el privilegio especial se traslada de pleno derecho sobre los importes que sustituyan los bienes sobre los que recaía, sea por indemnización, precio o cualquier otro concepto. En lo que exceda dicho importe, los créditos se consideran comunes o quirografarios para todos sus efectos (art. 245, LCQ).

Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723).

(1) ALEGRIA, Héctor, Las garantías autoliquidables, RDPC N° 2, p. 152.

(2) Siguiendo a Yadarola conviene afirmar que la prenda no recae sobre el documento ni sobre el crédito incorporal, sino sobre el resultado de esa combinación de cosa y derecho creditorio que es el título de crédito. Ambos elementos son inseparables en la integración jurídico-económica del título de crédito. Cfr. YADAROLA, Mauricio, "Títulos de crédito", Tea, Bs. As., 1961, p. 287.

(3) Angeloni, aclarando el concepto, dice que la letra con cláusula valor en prenda, supone una relación por la cual el endosante sea deudor del endosatario en cuyo caso el primero le da una prenda con todos los derechos inherentes, a fin de asegurar el exacto cumplimiento de las obligaciones.

(4) Excepción hecha de la llamada "literalidad indirecta" en la que el documento remite "a otros documentos sujetos a publicidad legal o de fácil acceso para integrar el derecho del portador" (PAOLANTONIO, Martín E., "Obligaciones negociables", Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2004, p. 26).

(5) ESCUTI (h.), Ignacio A., "Títulos de crédito. Letra de cambio, pagaré y cheque", Astrea, 4ª ed., Bs. As., 1995, p. 118.

(6) LEGÓN, Fernando A., Letra de cambio y pagaré, Abeledo-Perrot, Bs. As., 1995, p. 101.

(7) Se ha planteado la cuestión — expuesta por Messineo— acerca de si el objeto de la garantía, además del título como res (sobre la cual no hay lugar a dudas), consiste también en la cosa incorporal que le sirve de contenido, o sea en el derecho de crédito. Yadarola, respondiendo a esta inquietud, contesta que la prenda no recae ni sobre el documento como res ni sobre el derecho de crédito, como cosa incorporal, sino sobre el resultado de esa combinación de cosa y derecho de crédito que forma la figura autónoma del título de crédito.

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Cfr. BONFANTI, Mario Alberto y GARRONE, José Alberto, "De los títulos de crédito", Abeledo-Perrot, Bs. As., 1970, t. I, p. 188.

(8) Siendo "que las prescripciones del Cód. Com. no lo exigen, lo cual importa que, según los usos mercantiles, se puede concretar una prenda común no definida o invariable al comprometer el prestamista — de ordinario un banco— un suministro progreso de sumas mediante puesta a disposición y conforme las necesidades del prestatario". PARODI, Horacio Duncan, "Títulos de crédito", Abaco, Bs. As., 2003, t. 4, p. 611.

(9) FERRARA (Jr.), Francesco, "La girata Della cambiale", p. 499; MOSSA, L., "La cambiale secondo la nuova legge", parte 2ª, p. 502; PARODI, Títulos de crédito cit., t. 4, p. 621.

(10) La Ley Cambiaria y del Cheque española, siguiendo la convención ginebrina, se refiere en exclusiva a la garantía sobre la letra que se constituye como endoso (art. 22), es decir, mediante la forma cartular típica de la cesión de crédito cambiario, sin que resulte precia la forma pública exigida por el art. 1865, Cód. Civ. español, aun cuando no es expresiva en este sentido, pero parece la solución más adecuada. Cfr. VIGUERA RUBIO, José María, "La prenda cambiaria: el endoso en garantía", Civitas, Madrid, 1994, p. 92.

(11) Más allá de las formalidades, la prenda sólo existe si media tradición (arts. 577, 3204, 3206 y 3217, Cod. Civ.) y quedará constituida desde la entrega de la cosa.

(12) Así lo expresa el art. 584, 2° párr., Cód. Com. y la nota del art. 3209, Cód. Civ.: "Cuando se trata de valores transmisibles por endoso, ellos son validamente dados en prenda por el simple endoso, sin ser necesario un acto que constituya la prenda ni la notificación al deudor.

(13) "Dar parte al deudor originario se considera innecesario cualquiera sea la clase de títulos de crédito que se trate (art. 584, apart. 2, Cód. Com.), lo cual se debe a la simple posibilidad de determinación del acreedor, siendo indiferente a dicho obligado la personalidad de éste, quienquiera que sea, pendiente término, concretada cuando la presentación. Por contraposición, el requisito es de rigor tratándose de créditos documentados en quirógrafos ordinarios (art. 3209, Cód. Civ.), dado el interés legítimo del responsable por caracterizar a quien tiene o tendrá el derecho, lo cual se vincula con el régimen de defensas deducibles cuando llegue el momento de ser exigible el débito. Sin embargo, la notificación, en caso de prenda de créditos, y la inscripción, en el de títulos de crédito nominativos, presentan cierta analogía formal, aunque cada cual se debe a razones fundamentalmente distintas y a sus finalidades" (PARODI, "Títulos de crédito" cit., t. 4, p. 611).

(14) CÁMARA, Héctor, "Letra de cambio y vale o pagaré", Lexis-Nexis, Bs. As., 2005, t. I, p. 483.

(15) Se ha señalado que en el derecho español el endoso en garantía no transmite en nuestro derecho la titularidad del crédito cambiario, pero el endosatario puede cobrar el crédito, como si fuera el titular (art. 22.I, Ley Cambiaria y del Cheque española), correspondiéndole las acciones cambiarias directas o de regreso. En las relaciones externas se halla plenamente habilitado para ello, incluso frente al deudor cambiario que participe de la situación subyacente de prenda o que conozca el alcance limitado de la cesión. Frente al deudor cambiario, su posición es realmente como la de un endosatario pleno, por lo que aquél no tiene propiamente interés alguno en saber cuál es el título causal por el que se realiza el endoso (cesión plena o cesión pignoraticia). En las relaciones internas se trata de un cobro con finalidades de garantía. Cfr. CARRASCO PERERA, Angel; CORDERO LOBATO, Encarna y MARÍN LOPEZ, Manuel Jesús, "Tratado de los derechos de garantía", Aranzandi, Navarra, 2002, p. 933.

(16) En el caso de existir hipoteca es necesario que el endosatario en garantía cumpla con el art. 3134, Cód. Civ. Para evitar el perjuicio que puede resultar cuando no se realice la inscripción, ya que al no hacerla permite al endosante la cancelación de la hipoteca o transmitirla a otro acreedor hipotecario. Cfr. WILLIAMS, Jorge N., "Títulos de crédito", 2ª edic., Abeledo-Perrot, Bs. As., 1981, p. 454.

(17) MESSINEO, "Titoli di credito", Padova, 1933, t. II, p. 293; WILLIAMS, "Títulos de crédito" cit., p. 450.

(18) WILLIAMS, "Títulos de crédito" cit., p. 450.

(19) WILLIAMS, "Títulos de crédito" cit., p. 451.

(20) WILLIAMS, "Títulos de crédito" cit., p. 452.

(21) WILLIAMS, "Títulos de crédito" cit., p. 452.

(22) CÁMARA, "Letra de cambio y vale o pagaré" cit., t. I, p. 485.

(23) FERNÁNDEZ, Raymundo L. y GÓMEZ LEO, Osvaldo R., "Tratado teórico- práctico de derecho comercial", Depalma, Bs. As., 1992, t. III-C, p. 106.

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(24) El endosatario sólo es acreedor prendario y no propietario del título, no pudiendo disponer de la misma. Cfr. BONFANTI y GARRONE, "De los títulos de crédito" cit., t. I, p. 188.

(25) CARRASCO PERERA, CORDERO LOBATO y MARÍN LOPEZ, "Tratado de los derechos de garantía" cit., p. 934.

(26) JAUREGUIBERRY, Luis María, "La letra de cambio y el nuevo régimen cambiario argentino", Abeledo-Perrot, Bs. As., 1965, p. 68.

(27) GÓMEZ LEO, Osvaldo, "Nuevo manual de derecho cambiario", Depalma, Bs. As., 2000, p. 198.

(28) PARODI, "Títulos de crédito" cit., t. 4, p. 623.

(29) BERGEL, Salvador D. y PAOLANTONIO, Martín E., "Acciones y excepciones cambiarias", Depalma, Bs. As., 1993, t. I, p. 331 y 332 y t. II, p. 75.

(30) En la doctrina italiana, Asquini, Bracco, Messineo y Valeri se pronuncian en contra de la posibilidad de reclamar su pago al endosante en garantía. Por su parte, Foschini, Lescot y Roblot, Mossa y Bonelli aceptan la responsabilidad del endosante en garantía. Cfr. PARODI, "Títulos de crédito" cit., t. 4, p. 621.

(31) En contra se ha dicho que por el endoso en garantía no nace respecto del endosante a favor del endosatario la obligación de regreso; el endosante transmitiendo el título al endosatario (acreedor prendario) lo cola en condiciones de satisfacerse directamente pero no le garantiza el pago. La obligación de regreso no resulta de la ley porque ella sólo nace cuando el endoso se hace con los efectos de transmitir la propiedad del título. El endosante responde, por el contrario, de manera extracambiaria hacia el endosatario, pero no como endosante sino como deudor de acuerdo con la relación fundamental, por cuanto habiendo dado una garantía real a su acreedor, queda obligado hacia éste en la medida en que resulta insuficiente la garantía. WILLIAMS, "Títulos de crédito" cit., p. 455.

(32) FERNÁNDEZ y GÓMEZ LEO, "Tratado teórico- práctico de derecho comercial" cit., t. III-C, p. 74.

(33) Parodi señala que no corresponde la prenda sin entrega (registral). La fija del art. 10, del decr. Ley 6810, ley 12.962, se adapta únicamente a bienes muebles e inmuebles. La flotante, incluyendo la que se asienta sobre fondos de comercio (art. 14, dec.-ley cit.), tampoco". PARODI, "Títulos de crédito" cit., t. 4, p. 612

(34) CÁMARA, Héctor, "Prenda con registro o hipoteca mobiliaria" (act. por E. H. Richard), Abeledo-Perrot, Bs. As., 2008, p. 260.

(35) GUASTAVINO, Elías, "Derecho real de prenda sobre un crédito eventual", ED, 153, p. 584; GUASTAVINO, Elías, "La transmisión de créditos en garantía", JA 18- 1973, p. 504; ANDORNO, Luis, "Prenda de créditos", Zeus 53-D – 59; ARICÓ, Rodolfo, "Cesión de créditos en garantía", ED, t. 173, p. 857; BACIGALUPO VERTIZ, Mario y TRUSSO, Juan M., "El acreedor con prenda de derechos creditorios frente a la quiebra", ED, t. 158, p. 927; BENSEÑOR, Norberto, "Algo más sobre cesión y prenda de créditos", Revista del Notariado, N° 802, 1985, p. 671; DROMI, José A. y KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída, "La cesión de los certificados de obra pública frente a la quiebra del contratista", LA LEY, 156-1155; RIVERA, Julio C., "Cesión de créditos en garantía", LL, 1991C, p. 865; NIETO BLANC, Ernesto, "Dación en pago de créditos", LA LEY, Supl Derecho Bancario, 1991; LOIZA, Fabián M., y PICADO, Leandro S., "La prenda de créditos como garantía autoliquidable2, en "Estudios de derecho reales", JA, del 29.10.08, p. 67.

(36) Se ha dicho que aun cuando la prenda esté vencido es difícil que el acreedor prendario se halle legitimado para negociar el título a título pleno (objeto de la prenda), aun cuando la cesión está, en cierto modo, impuesta por la naturaleza de su derecho. BONFANTI y GARRONE, "De los títulos de crédito" cit., t. I, p. 188.

(37) CÁMARA, Letra de cambio y vale o pagaré cit., t. I, p. 486.

(38) NAVARRO CHINCHILLA, José Justo, "La pignoración de la letra de cambio", en: Nieto Carol, Ubaldo y Muñoz Cervera, Miguel (coords.), "Tratado de las garantías en la contratación mercantil", Civitas, Madrid, 1996, t. II, p. 503.

(39) VIGUERA RUBIO, "La prenda cambiaria: el endoso en garantía" cit., p. 132.

(40) SUPINO, David y DE SEMO, Jorge, "De la letra de cambio y el pagaré cambiario. Del cheque", en: BOLAFFIO, León; ROCCO, Alfredo y VIVANTE, Cesar, "Tratado de derecho comercial", Bs. As., Ediar, 1950, p. 278.

(41) LEGÓN, "Letra de cambio y pagaré" cit., p. 102.

(42) SIBURU, Juan B., "Comentario al Código de Comercio argentino", Valerio Abeledo, Bs. As., 1.923, t.

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II, p. 309.

(43) MOLINA SANDOVAL, Carlos A., "La rendición de cuentas en el fideicomiso", JA, ejemplar del 18/02/2.004, p. 11.

(44) FOWLER NEWTON, Enrique, "Análisis de los estados contables", p. 117.

(45) ROMERO, José I., "Manual de Derecho Comercial. Parte general", Depalma, Bs. As., 1.996, p. 103.

(46) FONTANARROSA, Rodolfo O., "Derecho Comercial Argentino". 1: Parte General, Zavalía, Bs. As., 1.995, p. 385.

(47) Ver, sobre el tema, ROSSI, Hugo E., "Nominatividad de las acciones y otros títulos valores privados", Ad-Hoc, Bs. As., 1996.

(48) MALUMIAN, Nicolás y BARREDO, Federico A., "Obligaciones negociables. Aspectos legales y fiscales", Lexis-Nexis, Bs. As., 2006, p. 266.

(49) MALUMIAN y BARREDO, "Obligaciones negociables" cit., p. 267. Así, "ingresado el certificado global, las transferencias futuras son asentadas mediante anotaciones en cuenta de los participantes, que en la mayoría de los casos no son los titulares de las obligaciones negociables, sino bancos o intermediarios del mercado que actúan como nomines de aquéllos. Consecuencia de esta modalidad es que las entidades de depósito colectivo o centralizado carecen de información sobre los titulares "reales" de las obligaciones negociables, ya que los participantes mantienen esa información como confidencial. La circulación de las obligaciones negociables asume así un cariz particular, susceptible de preservar el anonimato del titular final al registrarse la transferencia como un movimiento contable entre cuentas de entidades financieras o intermediarios del mercado". Cfr. PAOLANTONIO, "Obligaciones negociables" cit., p. 127

(50) ALEGRIA, Héctor, "La desmaterialización de los títulos valores", RDCO, año 18, 1985, p. 116.

(51) MALUMIAN y BARREDO, "Obligaciones negociables" cit., p. 261

(52) La ley requiere también la notificación al emisor, requisito redundante por cuanto aun cuando el registro fuere llevado por un tercero, éste lo hace por cuenta y orden del emisor, y en consecuencia éste nunca podrá alegar desconocimiento de la transferencia desde el momento de la inscripción. KENNY, Mario Oscar, "Obligaciones negociables", Abeledo-Perrot, Bs. As., 2ª edic., 1996, p. 113.

(53) JUNYENT BAS, Francisco y MOLINA SANDOVAL, Carlos A., "El aval", LA LEY, ejemplar del 1.12.2008, p. 1/7.

(54) PAOLANTONIO, Obligaciones negociables cit., p. 128.

(55) RICHARD, Efraín Hugo, "Acciones escriturales", RDCO, 1984, p. 84; FERNÁNDEZ y GÓMEZ LEO, "Tratado teórico- práctico de derecho comercial" cit., t. III-C, p. 74. Kenny señala que el registro de obligaciones negociables documenta la eventual afectación de los derechos del obligacionista por derechos reales (prenda y usufructo) o medidas cautelares (embargo). KENNY, "Obligaciones negociables2 cit., p. 118

(56) JUNYENT BAS, Francisco y MOLINA SANDOVAL, Carlos A., "Cuestiones prácticas de la petición falencial directa por parte de un acreedor", en: "Práctica judicial del proceso concursal. Variantes y soluciones aplicadas" (Junyent Bas, F. y Molina Sandoval, C., coords.), Abaco, Bs. As., 2005, ps. 25/51.

(57) Incluso se ha generado una discusión sobre la legitimidad del endosatario en procuración de solicitar la quiebra a los obligados anteriores porque sólo el endosatario continúa siendo el propietario del título (WILLIAMS, Jorge, "La letra de cambio y el pagaré", Abeledo-Perrot, Bs. As, 1981, t. 2, p. 112; MAFFÍA, Osvaldo J., "Derecho concursal", Depalma, Bs. As., 1993, t. II, p. 271).

(58) Ampliamos en: JUNYENT BAS, Francisco y MOLINA SANDOVAL, Carlos A., "Ley de Concursos y quiebras comentada", Lexis Nexis-Depalma, 2.003, t. I, p. 125.

(59) BORETTO, Mauricio y DE LAS MORENAS, Gabriel Alejandro, "Las garantías reales ante la cesación de pagos", Lexis-Nexis, Bs. As., 2005, p. 99.

(60) BORETTO, Mauricio y DE LAS MORENAS, Gabriel Alejandro, "Las garantías reales ante la cesación de pagos", Lexis-Nexis, Bs. As., 2005, p. 99.

(61) RIVERA, Julio, "La cesión de créditos en garantía y el concurso preventivo del cedente", ED, t. 173, p. 448; RIVERA, Julio César, "Instituciones de derecho concursal", Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 1996, t. 1, p. 236; Tonón, Antonio, concursos, Depalma, Bs. As., 1988, t. 1, p. 243.

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(62) PUERTA DE CHACÓN, Alicia, "El remate no judicial, ¿un permiso legal para eludir el concurso?", comentario al fallo 205, CSJN, 6.5.97, "Cía. Fin. Luján Willams SA v. González, Jorge, s/acc. privada prendaria", Revista Voces Jurídicas, La Ley Gran Cuyo, 4.9.97; NISSEN, Ricardo A., Prenda de documentos y facultades del banco frente al concurso preventivo de la deudora prendaria, LA LEY, 1995-C, 203.

(63) Conf. Tercer Juzgado Proc. Conc. y Reg. Mendoza, autos 6.474, caratulados "San Pablo, s/conc. prev." y autos 37.109, caratulados "AM SA y Fideicomiso Mendoza en J° 36.205, p/conc. prev. p/cuestiones conexas originados en el Primer Juzg. Proc. Conc. Reg. Mendoza, en: BORETTO, Mauricio, "Concurso, fideicomiso de garantía, cesión de créditos en garantía y descuento bancario", Ad-Hoc, Bs. As., 2005.

(64) JUNYENT BAS y MOLINA SANDOVAL, "Ley de Concursos y quiebras comentada" cit., t. I, p. 171.

(65) JUNYENT BAS, Francisco y MOLINA SANDOVAL, Carlos A., "Reforma de la ley de concursos y quiebras. comentario exegético de la ley 26.086", Ed. Lexis-Nexis Depalma, Bs. As., 2006, p. 90. También en: MOLINA SANDOVAL, Carlos A., "El cambio de reglas de juego en el fuero de atracción concursal", ED, ejemplar del 10-4-06, p. 1/6. (66) Nos remitimos a: JUNYENT BAS, Francisco y MOLINA SANDOVAL, Carlos A., "Sistema de ineficacia concursal. La retroacción en la quiebra", Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2002, 456 págs.

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