Una Excomunion Invalida (Estudio Canonico)

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    (Monseor Mamie), y suspendido a divinis por haber igualmente ordenado sacerdotes a los semina-ristas que haba acogido, fue inmediatamente declarado excomulgadoipso facto bajo la doble acusa-cin de ser desobediente al Papa y cismtico2.

    Con esta excomunin, la Santa Sede puso definitivamente en el destierro a Monseor Lefey a la Fraternidad que haba fundado. Y se hizo el vaco alrededor de los pretendidos lefebvristclrigosy laicos. Y decimos pretendidos lefebvristas porqueno existe ni ha existido jamsun le-febvrismo. En efecto, no existe una doctrina de Monseor Lefebvre. Se ha intentado y se inhacerlo pasar por cismtico o resueltamente hereje, como a todo excomulgado que se re pero todas estas acusaciones, destinadas a impresionar la imaginacin colectiva, son totalmente fcomo bien lo saben aquellos que han estudiado los hechos.

    Monseor Lefebvre no ha sido jams el jefe de una secta, nunca ha querido constituir una, sido jams considerado como el jefe de los tradicionalistas en general. Su pensamiento religiocomo resulta de sus predicaciones o de sus diversos escritos exegticos, es absolutamente ortodo pleno de un celo ardiente por la verdad catlica. Ha sido excluido y perseguido porque quiso manse fiel en la fe y en las obras a la doctrina constante de la Iglesia, sin tener miedo a nadie. Loe-febvristas no son otra cosa que catlicosfieles al dogma, a lo que la Iglesia ha enseado casi duranveinte siglos hasta el Concilio Vaticano II excluido. No son tradicionalistas sino fieles a la Tradicin , porque la Tradicin en el Catolicismo, es justamente la fidelidad al dogma consagrado por el Mario de la Iglesia.

    Un rito litrgico corrompido

    El que quiera ser fiel al dogma, en obediencia al principio de salvacin enunciado por nuSeor Resucitado: Se fiel hasta la muerte y Yo te dar la corona de la vida (Apoc. 2, 10), no puedeaceptar las novedades destructoras surgidas de Vaticano II y debe, al contrario, dudar de la validste ltimo.

    Cimientos ambiguos sobre los cuales pesa una fuerte sospecha de invalidez porque han siddenados con una intencin ilegtima (el agiornamiento = la puesta al da o la modernizacin, y laapertura al mundo), intencin que no ha sido jams la de la Santa Iglesia; porque esa asamblea sedeclar solamente pastoral (y no tambin dogmtica, lo que, al contrario, la hace obligatoria) yconsiguiente titular de un magisterio bastardo; porque, salpicada de graves ambigedades y errores enla doctrina, comenzando por la definicin ecumnica de la Iglesia catlica (que se rehusa hacern-cidir con la nica Iglesia de Cristo) para terminar con la colegialidad, de tipo democrtico o semi-conciliar y en la libertad de conciencia de tipo liberal-jacobino3, es en el espritu de este ltimo Con-cilio que fue a continuacin concebido y realizado el Novus Ordo Miss, la Misa de Pablo VI, pen-sada sobre el papel para ser teolgicamente aceptada por los protestantes herejes, y tan cierto esseis de ellos participaron de hecho en su elaboracin. Se trata de un rito teolgicamente incierto, sariamente ambiguo, ya que no deba desagradar a los herejes.

    El pueblo celebrante

    No obstante las correcciones aportadas a la primera edicin escandalosa de 1969, luego dcrticas indignadas y documentadas de telogos y especialistas, confirmadas por los Cardenales y Ottaviani, se nota igualmente en el texto definitivo de 1970, la presencia de conceptos protestan por lo tanto herticos).

    2 Volveremos sobre este punto ms adelante.3 Sobre la posibilidad de la invalidez del Vaticano II, remitimos a Concilio o Concilibulo? Reflexiones sobre una posible invalidez del Vaticano Iartculo escrito por Canonicus en Courrier de Rome n 190 (mayo 1997) y 191 (junio 1997); ver su traduccin en SISI NONO edicin espaola.

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    transubstanciacin, sino ampliada a la presencia no sacramental de Cristo en la asamblea , en la persona del ministro , en sus palabras , y que la presencia misma de manera substancial y perma-nente bajo las especies eucarsticas depende, si nos atenemos al texto, no de la transubstanciacila que no se habla), sino del hecho de que la asamblea se rene en el nombre de Cristo9.

    Todo esto, no recuerda la consubstanciacin de los herejes luteranos que niegan, como smos, que la Santa Misa renueva realmente el sacrificio expiatorio de N. Seor en el Calvario? Lsencia de referencia a la transubstanciacin permite entonces comprender por qu han sido satodos los signos tradicionales de la fe en la presencia real10 de Cristo en la hostia consagrada: desde eldorado interior de los vasos sagrados hasta la recepcin de rodillas de la Santa comunin, etc...11

    Un nuevo tipo de fe.

    En las invocaciones y plegarias de la Santa Misa, la Santsima Trinidad ha desaparecido protestantes liberales no la quieren; los judos y musulmanes la detestan), a excepcin obligadCredo ; la Santsima Trinidad es reemplazada por un annimo Dios del Universo que puede ser Dios de cualquier religin inclusive laica! La insercin, en la llamada liturgia de la Palabra, pasaje del Antiguo Testamento al lado de las Epstolas y el Evangelio, aparece como una disposantojadiza. Se sabe, en efecto, que casi nunca el oficiante logra dominar en su homila una matervasta, y que, por lo dems, sta es saltada a pie juntillas, teniendo relativo a la justicia o a la poEste tipo de homila, en adelante bien establecido, hace figura de estereotipo al punto de hacer ena los catlicos la plegaria del viernes de los musulmanes (para los cuales la religin y la poltica misma cosa).

    Como lo ha subrayado en numerosas ocasiones Monseor Lefebvre, el nuevo rito es una co-rrupcin de la verdadera Santa Misa catlica. Cmo un rito de este tipo que, precisamente a causu carcter contaminado y corrompido no desagrada a los protestantes herejes ni a los no cristianos, podra pues, convenir ms a los catlicos? A cules catlicos podra gustar? Una Misa que prmente es tambin a menudo invlida y engaa a los fieles porque muchos de los sacerdotes que la profesan en lo sucesivo la fe que les ha sido enseada en los seminarios actuales o que han absoen su ambiente podrido de liberalismo y modernismo; una fe que no es ms con certeza la fe catsino un nuevo tipo de fe, ecumnico, que conservando vestigios de la fe catlica, es en realidad usincretista y veteada de hereja. Fe que se reduce a los cultos de la Humanidad y del dilogo cError, cultos que dejan de lado el debido a la Santsima Trinidad cuando no lo han resueltamente plazado.

    Un rito litrgico corrompido hace correr graves peligros a las almas de aquellos que lo frectan, y por consiguiente, esta misa ha sido ciertamente uno de los frutos ms amargosdel Vaticano II.Pero toda la Catolicidad oficial, que sobrevive bajo el signo de la ambigedad y de repetidas infdades (an si no son unnimes) muestra los signos de un cuerpo gravemente enfermo y en todas las sociedades y naciones, no hace mucho cristianas, afligidas por una fuerte desnaturalizacin, pespritu rebelde, por todos los vicios y corrupciones, seducidas por las falsas religiones y las sectadiversas, son desde ahora, invadidas sin tregua por los musulmanes.

    El mrito de Monseor Lefebvre

    9 La Nueva Misa de Pablo VI ..., cit. bid. Y cap. V: El nuevo ordinario de la Misa y la comida protestante . 10 N. T.: el texto original italiano dice: ... della fede nelleffettiva presenza di Cristo... 11 Para una lista detallada confrontar Breve examen crtico del Novus Ordo Miss , de los cardenales Otavviani y Bacci, mayo de 1969, pg. 20-21 (N. Thay edicin en castellano, editorial ICTION, Bs. Aires).

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    Creando el vaco alrededor de Monseor Lefebvre con una excomunin totalmente arbitr porque el antiguo prelado haba obrado en evidente estado de necesidad y sin ninguna intencin ctica, las autoridades del Vaticano pensaban tal vez haber logrado disolver el bastin de fideliddogma presentado por la Fraternidad San Po X . Si este pensamiento ha existido, ha sido desmentid por los hechos. No obstante las dificultades materiales de todo gnero, la Fraternidad cuenta hoalrededor de 350 sacerdotes, de los cuales 100 son franceses12. Est viva y floreciente, y mantiene suscinco seminarios diseminados por el mundo. Agradecemos vivamente al Seor.

    Hace muchos aos, en una entrevista, el Cardenal Ratzinger manifest asombro por la solidla perseverancia de la Fraternidad. l estar tal vez todava ms sorprendido de saber que hacaos, un eminente cientfico aprobado por los profesores de la Universidad Gregoriana considerabacomo jurdicamente invlidas tanto la excomunin declarada a Monseor Lefebvre como la imputde cisma que se le hace. El tiempo, como se dice, es honesto...

    Los catlicos fieles al dogma saben que pueden tener en las iglesias y capillas de la Fraternla verdadera Misa catlica(la Misa de siempre, porque su rito se remonta a los primeros siglos Cristianismo), con en consecuencia un grande e inestimable beneficio para sus almas, sin estobligados a reconocer, contra su conciencia la legitimidad y la correccin doctrinal del misal pr o-mulgado por Pablo VI13, lo que al contrario les pasa a los que frecuentan la Misa Tridentina conced por el indulto de Juan Pablo II, indulto en el cual se encuentra precisamente formulada esta condde reconocimiento. El cual, siendo implcito, es peligroso para la salvacin de las almas puesto qcorreccin doctrinal de la misa de Pablo VI es, como se ha visto, extremadamente dudosa.

    No sabemos si la falta de correccin doctrinal es tal que permite considerar como a priori lido el nuevo rito. No tenemos la autoridad para pronunciar un juicio definitivo y dirimente en la ria. Sabemos, sin embargo, que si nos atenemos a la salvacin de nuestra alma debemos evitar el nrito a cualquier costo. Y sabemos que debemos el beneficio inestimable de poder frecuentar la Misa verdaderamente catlica, a la lucha muy meritoria y tenaz por la defensa del dogma de la fe prendida en su momento por Monseor Lefebvre y Monseor de Castro Mayer (los dos nicos obque lo han defendido abiertamente) y por la Fraternidad Sacerdotal San Po X fundada por MonLefebvre. Agradecemos por esto a Dios Todopoderoso y esperamos con una fe inalterable en la obDios, el da en que la Santa Sede, vuelta a la sana doctrina de siempre, pondr en claro la injusticlas condenas infligidas en la hora de las tinieblas.

    Mientras tanto agradecemos tambin al Seor por habernos salvado de las seducciones intdas por la autoridad formalmente legtima para recuperar al rebao que se obstina en preferir lar-dadera Misa catlica a la de Pablo VI. Nos referimos al Motu Proprio Ecclesia Dei adflic ta, promulga-do por el actual Papa con ocasin de la excomunin invlidamente declarada contra Monseofebvre.

    El dcimo aniversario de este documento ha sido tambin objeto de declaraciones triunfa por parte de algunos, con declaraciones casi triunfalistas. Segn estos, el xito de las comuniEcclesia Dei, constituidas de acuerdo con las directivas y promesas contenidas en el motu ProprioPapa, resultara del hecho de haber quitado a la Fraternidad San Po X, diez sacerdotes y veinte seristas en 1988 y, (dicen ellos) quince sacerdotes y seminaristas hace algn tiempo14. En suma: alrede-dor de una quincena de sacerdotes y una treintena de seminaristas en un perodo de diez aos. Enllecerse de estas cifras es no tener sentido del ridculo. Por lo dems, el cardenal Gagnon, despu

    12 Datos provistos por el Padre Pierre Marie Laurenon, Superior del Distrito de Francia de la F.S.S.P.X., en Encuesta sobre la Misa tradicional 1988-1998. Dcimo aniversario del Motu Proprio Ecclesia De i, n especial de La Nef 1998, por Ch. Geoffroy y Ph. Maxence, pg. 284. 13 IndultoQuattuor abhinc annos , del 3.10.1984, prrafo a. (Texto en Apndice a Encuesta ..., cit, pgina 375). 14 Declaraciones del padre Joseph Bissig, primer Superior general de la Fraternidad San Pedro, que se mencionan en Encuesta ... cit., pginas 95 y 97.

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    haber visitado la Fraternidad en 1987 y encontrar todo en orden, no haba previsto que el 80 % de los fieles dejaran la Fraternidad de Monseor Lefebvre en el caso de consagraciones ilcitas ?15.

    Por el contrario, la Fraternidad ha resistido con perdidas mnimas. Se mantiene bien desdediez aos, gracias a Dios, y pese a la competencia de las comunidades Ecclesia Dei .

    1.

    2. La ilusin de Ecclesia Dei El motu proprio Ecclesia Dei adflicta

    Pero, por qu decimos que ese motu proprio ha dado vida a unailusin? Consideremos aten-tamente los hechos. Promulgado el 2 de julio de 1988, como comentario de la excomunin de Mor Lefebvre que acababa de ser declarada, el documento adverta a todos aquellos que hasta esmento se haban apegado, del modo que fuese, al movimiento creado por Monseor Lefebvre , que sedieran cuenta de su deber de no sostener en manera alguna dicho movimiento16. Al mismo tiempo,les tenda la mano; cmo?

    En el prrafo 5 del documento, el Papa manifestaba su voluntad a la cual peda asociarse a losObispos y todos aquellos que estaban investidos de ministerio pastoral en la Iglesia segn la cual fue-ra facilitada la comunin eclesial , gracias a medidas capaces de garantizar el respeto de sus justasaspiraciones 17, a los fieles que se sienten ligados a formas litrgicas y disciplinarias anteriores den-tro de la tradicin latina . El Papa estableca, en el prrafo 6, la creacin de una Comisin presid por un Cardenal (Comisin Eclessia Dei ) y compuesta por miembros de la Curia, encargada de cola- borar con los rganos competentes y los medios interesados para facilitar la plena comunin eclesial de los sacerdotes, seminaristas, comunidades religiosas e individuos hasta entonces ligados a la Fnidad Sacerdotal San Po X,que desearan quedar unidos al Sucesor de Pedro, conservando su tradi-cin espiritual y litrgica, a la luz del protocolo firmado el 5 de mayo de 1988 por el Cardenal Ratzin-

    ger y Monseor Lefebvre 18.Este famoso protocolo de acuerdo del 5 de mayo de 1988, que luego no entr en vigencia,

    titua por consiguiente, la base jurdica para organizar lo que se llamara las Comunidades Ecclesia Dei , es decir, las comunidades (en general sociedades de vida apostlica) compuestas inicialm por desertores de la Fraternidad San Po X, a los cuales era reconocido el privilegio de celebrar lallamada de San Po V y de mantener las formas litrgicas y disciplinarias precedentes. Entre lai-meras y ms conocidas comunidades, est la Abada benedictina deSanta Magdalena de Barroux y laFraternidad San Pedro. Segn fuentes de la Fraternidad San Po X, la autonoma reconocida ainstituciones es, de todas maneras, ms bien limitada19 en diversos aspectos. Recordamos aqu un puntimportante: en el protocolo de acuerdo del 5 de mayo, la Santa Sede reconoca la utilidad del nom- bramiento de un Obispo miembro de la Fraternidad San Po X20. Esto significaba que en principio eraaceptada la consagracin de un Obispo fiel a la Tradicin. Habiendo mantenido el protocolo de accomo base para el reconocimiento de las Comunidades Ecclesia Dei , esta promesa oficial, hecha enaquel entonces pesa todava sobre la Santa Sede: la consagracin mencionada ms arriba, debera tenido lugar para esas Comunidades, pero hasta hoy no se le ha visto ni la sombra: la promesa sido mantenida21.

    15 Encuesta cit., pgina 321. 16 La cita est tomada del texto publicado en Encuesta .., Apndice, pg. 373-374. 17 bid., pg. 374. 18 bid. 19 F. S. S. P. X, Boletn Oficial del Distrito de Francia, n 29 del 29.9.1988: por ciertos detalles del acuerdo entre Dom Grard y Roma, con ocasireconocimiento de la abada por Roma. 20 Nos referimos al texto que se menciona en el Apndice de Encuesta , cit. pg. 379. 21 El hecho ha sido observado por el Sr. Jaeghere en la intervencin referida por la Encuensta ..., pg. 374.

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    Un indulto gravemente condicionado, y sin razn de ser.

    Volvamos ahora al texto del Motu proprio . Concluyendo sus instrucciones, el Papa afirmabque era necesario respetar el deseo espiritual de los fieles que se sienten ligados a la liturgia latina,aplicando de manera amplia y generosa las directivas adoptadas en su tiempo por la Sede Apostlica

    para el uso del misal romano segn la edicin tpica de 1962 22

    .A qu se refera el Papa? Al famosoindultoQuattor abhinc annos promulgado el 3/10/1984 por la Congregacin para el Culto Divino y qya hemos citado, el cual estableca para los sacerdotes y fieles que lo hubieran pedido a su Obis posibilidad de recibir el privilegio de celebrar la Misa tridentina y asistir a ella. Naturalmente, la csin del privilegio estaba subordinada a condiciones, entre ellas: que los peticionantes acepten la legi-timidad y la rectitud doctrinal del misal romano promulgado en 1970 por el Pontfice Romano PabloVI , que esta celebracin tenga lugar solamente para la utilidad de quien la reclamaba , y en los lu-gares de culto y condiciones establecidas por el Obispo. Las iglesias parroquiales estaban excluidla concesin del privilegio, excepto en casos extraordinarios23.

    El ejercicio de ese privilegio estaba pues sometido a notables limitaciones, e inmediatamentObispos se mostraron ms bien sordos a las peticiones de los fieles24. Hay que agregar que los fielesunidos a la Tradicin continuaban frecuentando en gran nmero las Misas celebradas por la FraterSan Po X. Entonces el Papa forma una comisin de ocho cardenales de Curia, encargada de exala situacin y preparar las normas que establecieran una nuevareglamentacin del Indulto, vlida para toda la Iglesia. Sin embargo, esas normas jams fueron promulgadas25.

    El concepto ms importante expresado en esta circunstancia por esa comisin cardenaliciade ser, como se sabe, la cuestin de la supresin o no, por parte de Pablo VI, de la Misa tridentingn dichos cardenales, Pablo VI no la suprimi formalmente nunca, y por consiguiente, ningn Obis-

    po tiene el derecho de impedir a un sacerdote catlico celebrar la Misa tridentina 26.Esta opinin, que parece cannicamente inatacable, vaca de significacin, sin quererlo, el

    pio Indulto. De hecho, si la Misa tridentina no fue nunca formalmente suprimida, y por lo tanto na existiendo como liturgia perfectamente vlida de la Santa Iglesia, celebrarla y asistir a ella derecho, no un privilegio, y el indulto de Juan Pablo II que la concede como privilegio, es canmente superfluo.

    La resistencia pasiva de los Obispos y la interpretacin de la Santa Sede.

    Sea como fuere, la invitacin dirigidaa los Obispos por el Papa, de ser generosos para acor-dar el permiso de la Misa tridentina, no ha sido escuchada. He aqu un dato de hecho inatacableresulta, entre otros, con extrema claridad del voluminoso libro de la Encuesta citada, nota 9, los Obis- pos hacen odos sordos. Al mismo tiempo, la demanda de esta Misa [tridentina] parece aumentvez porque los fieles tienen bastante de la anarqua litrgica que, a causa de la Misa de Pablreina en casi todas las parroquias, especialmente en Francia27, y no slo en Francia (la anarqua es cadavez ms universal pero con grados e intensidad variable).

    22 Texto en apndice de Encuesta ... cit., pg. 374. 23 Texto en Encuesta ... cit., pg. 375. 24 Introduccin a Encuesta ...: Ecclesia Dei? Llamamiento histrico , pg. 12-55 y 38. 25 En el Apndice de Encuesta ..., se hace cita una recapitulacin de esas normas hecha por el Dr. Eric de Saventhem, exdirector deUna Voce . 26 La opinin de los Cardenales fue unnime: Encuesta ..., pg. 38. la fuente de informacin es el Cardenal Alfonso Stickler en La Nef (1995) n. 53, pg.8-11 (ver nota n. 54, pg. 53 de Encuesta ...). la revista retoma una entrevista del Cardenal aThe Latin Mass , de 1995. 27 Encuesta ..., pg. 264, pgs. 103, 261, 274.

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    No obstante, la actitud de los Obispos contradice slo en apariencia a la de la Santa Sedehecho, sta ha hecho promesas que luego no ha mantenido (por ejemplo, en el caso del nombramde un Obispo tradicionalista). Ella ha instituido la Comisin cardenalicia antes mencionada pernormas, vlidas para toda la Iglesia y que contienen una nueva reglamentacin, nunca fueron prgadas28. Y esto no es todo. Monseor Giovanni Battista Re (sustituto de la primera seccin de asugenerales de la Secretara de Estado) responda el 17. 01. 1994 al Presidente deUna Voce que el13.10.1993 peda al Papa quisiera autorizar libremente en toda la Iglesia la Misa y los sacramentgn el antiguo rito, para soslayar as la resistencia pasiva de los Obispos , que Ecclesia Dei haba permitido la utilizacin del Misal Romano en ciertas condiciones. Las diversas disposiciones tomadasdespus de 1984 tendan a facilitar la vida eclesial de algn nmero de fieles sin perpetuar por elloslas formas litrgicas anteriores. La ley universal es la de usar el rito renovado luego del Concilio, por lo que la utilizacin del rito anterior debe ser entendido como un privilegio que tiene un carcter ex-cepcional 29.

    El objetivo de Ecclesia Dei era pues, solamente facilitar la vida eclesial a los fieles unidos ala Tradicin pero no se deseaba hacer eterno el antiguo rito. Qu significa esta expresin? Que eantiguo rito era tolerado provisoriamente para no ofender la sensibilidad de algunos fieles pero qse poda considerar como un rito destinado a durar. La conclusin de la carta30 era extremadamenteclara sobre este punto: despus de haber rendido un homenaje formal a la salvaguarda de valores queconstituyen un patrimonio precioso para la tradicin litrgica de la Iglesia , el sustituto continuabaafirmando con gran claridad que el primer deber de todos los fieles es acoger y profundizar las rique-

    zas de los valores que se encuentran en la liturgia en vigencia, y hacerlo en espritu de fe y de obe-diencia al Magisterio, evitando toda tensin perjudicial para la comunin eclesial. El Santo Padredesea que vuestra Asociacin contribuya a este objetivo 31.

    Un parntesis de tolerancia.

    El texto de Monseor Re puede ser entendido sin duda alguna como una interpretacin autdel Motu proprio Ecclesia Dei . ste no ha entendido de ninguna manera restablecer el antiguo ritoan menos en un plano de paridad con el nuevo. Se ha tratado slo de un gesto pastoral del como una consideracin hacia la sensibilidad de algunos fieles anclados en el pasado. Un parde tolerancia32 que no apunta absolutamente a hacer perenne el rito tradicional en la liturgia oficialde la santa Iglesia. Los fieles deben, al contrario, saber que su deber es seguir el nuevo rito ya qu permanece la voluntad del Papa.

    28 Damos aqu las tres primeras normas de las seis del resumen citado:1. En los oficios del rito romano se debe otorgar a la lengua latina el honor que lecorresponde. Los Obispos deben hacer de suerte que los domingos y festividades sea celebrada por lo menos una Misa en latn en cada localidad impor-tante de su dicesis. Sin embargo, las lecturas de la Misa podrn ser hechas en lengua vulgar. 2. Todos los sacerdotes pueden decir en cualquier momento

    sus Misas privadas en latn. 3. Para cada Misa dicha en latn con o sin presencia de fieles el celebrante puede libremente elegir entre el Misal de Pablo VI (1970) y e l de Juan XXIII (1962) [que es considerado como la ltima edicin tpica del Missale Romanum codificado por San Po V] Encuesta , pg. 391. La norma n. 3 parece dar universalmente la libre posibilidad de la celebracin de la Misa llamada de San Po V, pas ando por encimlimitaciones impuestas por el Indulto. Se comprende por qu una tal norma nunca ha sido promulgada: hubiera demostrado abiertamente el descrdreforma litrgica poniendo oficialmente en crisis el espritu del Concilio.29 Texto en Apndice de Encuesta..., pg 385. el Dr. Saventhem respondi con otras dos cartas que quedaron sin respuesta. En la primera, escribiotras cosas, lo siguiente: Eso a lo que los fieles asisten no es otra cosa que innumerables formas diferentes de celebraciones eucarsticas que prolifer anen la Iglesia desde hace 25 aos, reivindicndoselas con una legitimidad ms o menos fundada en las diversas Ediciones nacionalesdel Misal romano de

    Pablo VI y las mltiples opciones que l prev... En la mayora de las parroquias esas celebraciones han sido simplemente imp uestas, razn por la cual los fieles, desalentados, no tuvieron otra manera de rechazarlas que el xodo silencioso... Por fin, todos los sondeos de los ltimos 25 aos han demos-trado que se debe tomar nota de una erosin progresiva de la fe, an en aquellos que todava frecuentan las iglesias. Ya que la lex credendisigue a la lex orandi , no es necesario concluir entonces que la fe no est ms nutrida por la liturgia reformada o que rotundamente sta ltima ha acelerado esa perdi-da de la fe? ( Encuesta ..., pg. 387. 30 De Monseor Giovanni Battista Re, al Presidente deUna Voce ... 31 Encuesta ..., pg. 385. 32 La expresin es del P. Claude Barth, Encuesta ..., pg. 249.

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    La importancia de esa carta, de esa interpretacin oficial del Motu proprio , est confirmada por el hecho de que los Obispos la citan con frecuencia, rehusando otorgar la Misa con Indulto33. Desde el punto de vista de la jerarqua actual, la misa tridentina con indulto no sera, pues, otra cosa que urntesis destinado a ser cerrado algn da. Es por ello que decimos que Ecclesia Dei es una ilusin en laque han cado todos aquellos que esperaban que el Papa actual quisiera efectivamente restablecer tradicional de la Santa Misa en el mismo nivel de dignidad que el nuevo.

    Pero el da de un brusco despertar se acerca. Para demostrarlo, segn nosotros, basta vedemandas que ha hecho llegar a las Comunidades Ecclesia Dei , Monseor Perl, secretario de la Co-misin Ecclesia Dei , en un documento que date del verano de 1998, tal vez para celebrar el dcaniversario de esta Comisin. Monseor Perl pide que, en las Misas tridentinas celebradas con Inel oficiante en lo sucesivo est sentado durante la lectura de la Epstola; que el Prlogo del Evande San Juan sea suprimido; que se empiecen a recitar durante la Misa las plegarias universales34.

    He aqu una tentativa impresionante de mutilar el rito tridentino y de contaminarlo con Pablo VI. De hecho, por qu el sacerdote debera estar sentado mientras se lee la Epstola? Cunha visto este tipo de cosas? Es el sacerdote presidente de la misa protestante del Novus Ordo quiese queda sentado mientras que laicos de variado tipo (matronas, jovencitas, boy-scouts, padres milia, etc.) leen los extractos del Antiguo y Nuevo Testamento insertados en la liturgia de la palay casi siempre de una manera capaz de indignar hasta los mismos muros de la Iglesia! Pidiendo aciante de la Misa tridentina quedarse l tambin sentado durante esas lecturas mientras ellas son h por laicos de pie, es evidente que se pide, sin decirlo, la presencia de algn otro, diferente del ofic para hacerlas. Un laico? Una mujer? Una religiosa?

    Y por qu se quiere hacer esto a la lectura del Prlogo del Evangelio de San Juan? Se trata deun texto para nada ecumnico. En efecto: 1) reafirma la naturaleza divina de Cristo; 2) recuerda qmundo y los de su casa es decir, los judos no le recibieron; recuerda que el mundo es enemigode Cristo (razn por la cual debe ser convertido), y tambin recuerda el pecado de los judos conEspritu Santo, cosa que los judos no desean recordar; 3) proclama a los cristianos superiores hijos de Abraham porqueson elegidos hijos de Dios, gracias a la fe en Cristo.

    La supuesta plegaria universal, en fin, es una oracin concebida segn diversas frmulamedio de las cuales se introduce explcitamente en la Misa el espritu ecumnico como lo entienIglesia conciliar surgida del Vaticano II35.

    La Circular de Monseor Perl demuestra que la Santa Sede ha decidido acortar los tiemporecreo termin. Se anuncian tiempos duros para las Comunidades Ecclesia Dei (salvo comproulteriores). Sus superiores intentarn resistir y defender la Misa de siempre de recortes y contaminnes. Pero lo lograrn? Y hasta cundo? Hubieran hecho mejor en no dejarse seducir hace diez aescuchar a aquellos que, cdigo cannico en mano, objetaban desde el principio la manifiesta invde esas contaminaciones, cuya hiptesis hace ahora la propia Universidad Gregoriana (ver el 2 destudio y el 3.11).

    Esperamos que el trabajo aporte una contribucin a la verdad, de manera de colaborar, coayuda de Dios, a esclarecer la nube de embustes y malas interpretaciones que rodea an la figurobra de Monseor Lefebvre.

    2. UNA EXCOMUNIN DISCUTIDA

    33 El testimonio es del P. Jean Paul Argovarch, Superior de una de las Comunidades Ecclesia Dei: el Instituto de Derecho Pontificio Santa CrPiamonte; Encuesta ..., pg. 90-91.34 Todo esto resulta del Boletn Inter Multiplices Una Vox , de junio de 1998. 35 Ver, por ejemplo, el Missale festivo dei fidel i, Anno A-B-C , texto oficial de la C. E. I., por G. Boffa, presentacin de Monseor Mariano MagrassColetti, ed. Roma, 1984, pg. 869.

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    2. 1. Algunos hechos y puntos bien determinados.

    Los hechosEn una tesis complementaria de licenciatura en derecho cannico, debatida y aprobada c

    mximo de votos en julio de 1995 en la Universidad Pontificia Gregoriana, el sacerdote norteamer(no lefebvrista) Gerald Murray, sostuvo que la excomuninlat senteti infligida en su tiempo a

    Monseor Lefebvre, a Monseor de Castro Mayer y a los cuatro Obispos consagrados por MonLefebvre sin mandato pontificio,desde el estricto punto de vista cannico no es vlida, al igual que laacusacin conexa de cisma en sentido formal . Esta tesis de licenciatura no ha sido publicada. Nobstante, un resumen bastante claro de ella est disponible, con una amplia cita de extractos. Dresumen apareci en la revista norteamericana The Latin Mass (n de otoo de 1995), acompaadocon una entrevista al P. Murray. Otras entrevistas a este sacerdote y sumarios de ese resumen aparon luego en otras publicaciones36.

    Entretanto, sin embargo, se verificaron dos hechos: 1) la retractacin parcial que el P. Muhizo de su tesis (en el verano de 1996); 2) el mantenimiento de los motivos de la excomunin etexto presentado alrededor de un ao ms tarde como opinin de laComisin Pontificia para la inter-

    pretacin de textos legislativos .En el dictamen que esteltimo Organismo habra emitido (decimos habra porque en realid

    el texto difundido es annimo) Organismo que no es fuente de derecho pero que se califica comverdadero rgano tcnico delegado para interpretar leyes de la Iglesia , la tesis Murray no es tenidaen cuenta por el siguiente motivo: Es imposible evaluar la tesis Murray porque no ha sido publica-da, mientras que los dos artculos aparecidos sobre ella 37 son confusos 38. La publicacin de las tesisde los candidatos al doctorado en derecho cannico, sera contraria a los usos de la Universidadgoriana? Se est obligado entonces a discutir sobre cuestiones cientficas basndose nicamenteque aparece sobre ellas en artculos de revistas an si de ninguna manera parecen confusos, como alcontrario lo afirma el organismo pontificio antes citado, lo cual, de todas formas, demuestra que noce la tesis Murray desde el momento que rechaza desdeosamente, como veremos, hasta la shiptesis de la invalidez de la excomunin pronunciada por el Papa. La satisfaccin de una exigcientfica correcta hubiera necesitado, sin duda alguna, la publicacin de la pequea tesis del Pu-rray. No haberlo hecho, hace tal vez ms fcil el rechazo del punto de vista sostenido en ella, conunca hubiera existido.

    Por otra parte, es necesario notar que el P. Murray public su retractacin un ao antes daparicin del dictamen atribuido a laComisin Pontifica . Por qu entonces esta ltima hubiera debidotomar en consideracin argumentos ya formalmente retractados, aunque parcialmente por su aUna retractacin pronunciada ante un pblico ms amplio todava, hubiera podido apropirseltodo conocimiento de causa.

    Los puntos bien determinados.

    36 Nos referimos aGaps in the New Code? (= Lagunas en el Nuevo Cdigo?), entrevista al P. Murray seguida de una exposicin muy detallada dtesis:Cisma, Excomunin y la Sociedad San Po X , por S. Terenzio (cf. pgs. 50-61 deThe Latin Mass , otoo 1995). Cf. tambin 30 Giorni n 4, abril de1996, pgs. 17-18. En lo que concierne a la Misa en latn, ver Compte rendu (=Informe), publicado en el Boletn Parroquial de Nuestra Seora de Pointe1996. 37 N. T.: los indicado en la nota anterior. 38 Precisiones de la Comisin Pontifica para la inte rpretacin de textos legislativos en Documentacin Catlica , 79 (1997), 2163 del 6 de julio de 1997, pgs. 621-623. la retractacin del P. Murray se encuentra enThe Latin Mass , verano de 1996, pgs. 54-55. A propsito de lo primero, se recuerda que lCarta a los amigos y benefactores n 53 de la F. S. S. P. X del 23.9.97 observa que las Precisiones ... es un documento contemporneo de la Congrega-cin para la doctrina de la Fe sobre la situacin de los lefebvristas presentado por Monseor Brunner, Obispo de Sin, como expr esiones de Magiste-rio, y que en realidad son documentos no firmados (annimos pues), sin fecha ni nmero de protocolo. Est permitido entoncesconsiderarlos comodocumentos atribuidos al Magisterio actual, an cuando, bien mirados, hasta se le podra atribuir un valor oficioso. Nosotros los consideramos sobcomo documentos reveladores de la persistente hostilidad de los episcopados francs y suizo hacia la Fraternidad Sacerdotal San Po X.

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    An as, todo esto no impide establecer algunos puntos bien establecidos .1) Cualesquiera fuesen los cambios de opinin del P. Murray sobre su trabajo y cualesquier

    motivos por los que su publicacin no ha sido ni prometida ni alentada, subsiste siempre el hecque su trabajo fue aprobado con el mximo de votos por profesores de la Universidad Gregoaprobacin confirmada por una autoridad cientfica totalmente respetable y que ninguna autoricambio de opinin sobreviniente ( post - factum ) pueden invalidar. Se debe pues, otorgar a esa autorizacin la consideracin que se le debe39.

    2) El extracto de la tesis Murray aparecido enThe Latin Mass es suficiente para hacerse unaidea, es decir para comprender que el sacerdote norteamericano, cdigo de derecho cannico en mniega, o, si se prefiere, pone en duda la validez de la excomuninipso iure aplicada a Monseor Le-febvre porque obr en estado de necesidad (an si se trata, segn el P. Murray, de necesidad putatisin hacerse culpable de ningn cisma. Segn el P. Murray, hay que reconocer que, de acuerdo cderecho cannico en vigencia,la excomunin de Monseor Lefebvre es sustancialmente invlida y queel cisma no existe . Una tesis indudablemente valiente y, sobre todo, fundada en el derecho, aunqueestamos de acuerdo con la hiptesis del P. Murray, de que Monseor Lefebvre pudo haberseequivoca-do de buena fe sobre la existencia del estado de necesidad que lo autorizaba a proceder a las conciones. En todo caso, la retractacin post-factum del P. Murray se refiere slo al hecho de admitir eestado de necesidad y no a la existencia de un cisma en sentido formal.

    2. 2. Los precedentes.

    El P. Murray no ha sido el primero en sostener lainvalidez de la excomunin injustamente de-clarada respecto a Monseor Lefebvre y lainexistencia del pretendido cisma que se le imputaba. Hayque recordar en primer lugar el breve pero compacto ensayo un verdadero enfoque jurdico del ca-nonista alemn, profesor Rudolf Kaschewski, aparecido enUna Voce Korrespondenz 18/2 de mar-zo/abril de 1988, sobre el tema de la consagracin episcopal sin mandato pontificio40. Este estudio, pu- blicado poco antes de las consagraciones y por un autor totalmente independiente de los crculos tendidos lefebvristas, demuestra categricamente que, en base alCdigo de Derecho Cannico envigencia desde 1983, la consagracin episcopal sin mandato pontificio no puede ser penada con comunin. El autor escribe, en efecto, en la conclusin de su estudio: La afirmacin a menudo escu-chada de que la ordenacin de uno o varios Obispos sin mandato pontificio comportara automtica-mente la excomunin y conducira al cisma, es falsa . Si se consideran los propios trminos de la ley,en el caso en cuestin, la excomunin no puede ser aplicada ipso facto , ni por sentencia judicial 41.

    Recordaremos a continuacin el vasto artculo aparecido en Courrier de Rome bajo el ttulo Ni cismticos ni excomulgados , en el cual al lado de apreciaciones teolgicas inatacables, sedemues-tra cmo, en el caso de las consagraciones de Ecne, fueron cumplidas todas y cada una de las condiciones requeridas para gozar delderecho correspondiente al estado de necesidad. A saber: 1) laexistencia del estado de necesidad; 2) haber recurrido a las vas pertinentes para remediarlo por lodios ordinarios; 3) la accin extraordinaria emprendida no es intrnsecamente mala ni perjudiciael prjimo; 4) haber quedado en los lmites de las exigencias efectivamente impuestas por el esta

    39 Este aspecto ha sido destacado pro el Padre Michel Beaumont en el artculo El Padre Gerald Murray se hace pegar en los dedos , aparecido en Fide-liter (1997, pgs. 41-46), muy crtico sobre la retractacin de dicho eclesistico norteamericano: Pero es la aprobacin explcita dada por la ms altainstancia universitaria catlica, la Universidad Gregoriana de Roma, lo que confiere a un trabajo un valor excepcional . Este valor evidentemente no puede desaparecer como accin seguida a una retractacin (entre otras cosas, slo parcial), de otro modo, se debera decir cosa totalmente absurda quelos profesores de la Gregoriana, que han diplomado al P. Murray, se habran equivocado y que deberan ellos tambin retractar su aprobacin cie(sobre la tesis del P. Murray). Cf. in fine: Fr. Albert O.P. La tesis del Padre Murray en La Sal de la Tierra, n 24, primavera de 1998, pgs. 50-67.40 SISI NONO , agosto de 1988 (XIV,14), que reporta ntegramente esta tesis y que da al mismo tiempo la definicin deestado de necesidad , extrada deun estudio muy conocido del eminente canonista alemn George May, titulado: ... Legtima defensa, resistencia y estado de necesidad. Aclaracin deconceptos . Viena, Mediatrix Verlag, 1984, pg. 29. 41 SISI NONO de agosto de 1988, pg. 6.

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    Hemos querido recordar estos precedentes tambin para llamar la atencin sobre el hechque el P. Murray no llega en sustancia a conclusiones diferentes a las del profesor Kaschewski. Atrario, se puede decir que l las aplica al caso concreto. Y qu demuestra? En nuestra opinin, qtenor de las normas del C. I. C. es muy claro, al punto de haber permitidode hecho la constitucin deuna verdadera opinio prudentium(de jurisconsultos independientes entre s, an de diferentes nivecientficos), opinin que concuerda en la misma direccin: en el caso en cuestin, segn el deestricto, no se poda declarar la excomunin, y no se poda tampoco considerar el acto censurado cismtico.

    3. LOS TRMINOS JURDICOS DE LA CUESTIN.3. 1. La excomunin.

    Consideremos ahora los trminos estrictamente jurdicos de la cuestin, con el fin de qulectores (la mayora no especialistas), puedan tener ante sus ojos un cuadro lo ms claro posible.

    Monseor Lefebvre fue condenado por haber consagrado cuatro obispos sin mandato del PSigamos la exposicin del profesor Kaschewski:1. La consagracin episcopal ocupa el lugar ms elevado en la jerarqua de consagraciones:

    para cardenal o para Papa, de hecho, no se da consagracin. El Obispo goza de dos poderes: 1) el poder de orden [por el cual puede consagrar Obispos [y ordenar] sacerdotes; 2) el poder de ju r isdic- cin , que no puede ejercer si no est en posesin de una dicesis. El poder episcopal es un poder dederecho divino que confiere al obispo una autoridad propia y le asegura una autonoma jurdico-constitucional que el mismo Papa no puede suprimir o modificar 48.

    Esta autonoma de la cual goza el Obispo, depende de la naturaleza de su poder que emanrectamente de Nuestro Seor, porque los obispos son los sucesores de los apstoles, y por consiggozan de ese poder que ha sido conferido a ellos por Cristo en persona y no por uno entre los dAquel que, entre los Doce, ya ha sido investido por Nuestro Seor con la autoridad indiscutida d(San Pedro), no fue, de hecho, la fuente del poder de los otros apstoles, poder idntico al de Pedr poder de ensear la recta doctrina, de absolver los pecados, de celebrar la Santa Misa, de consobispos y [ordenar] sacerdotes.

    La autonoma del poder episcopal no significa, sin embargo, independencia. La sumisin dobispos a la autoridad del Papa era afirmada de forma muy clara en el C. I. C. de 1917 en el cano1: Los obispos son los sucesores de los apstoles y, por institucin divina, estn a la cabeza de lasiglesias locales, a las que gobiernan con poder ordinario bajo la autoridad del Pontfice romano 49.

    En el nuevo C. D. C., a consecuencia de las instancias democrticas que el Vaticano II ha qdo afirmar impropiamente en la Iglesia, el principio de la sumisin al Papa, an estando presendeclarado en forma menos clara, por no decir ambigua (por ejemplo en el canon 375 2). Sin embmanteniendo la prctica (a partir de Gregorio VII), el C. D. C. de 1983 afirma as mismo que

    copales de Monseor Lefebvre]? Respuesta : Ella [la Fraternidad] debera declararlo. Debera separarse expresamente de Roma [a saber: por una deccin en la cual ella no reconociera ms la autoridad del Papa y la comunin con el Papa en tanto que institucin] (Cfr. Fraternidad San Po X, Boletnoficial del Distrito de Francia , 29.8.1998, n 29, pg. 11). Como se sabe, Monseor Lefebvre nunca ha manifestado intenciones de ese gnero y mmenos durante las consagraciones de Ecne. El mismo concepto ha sido repetido por el profesor canonista Neri Capponi, en una entrevista aThe Latin

    Mass , verano/1993. Ver tambin, para necesarias precisiones, el artculo del Padre Michel Simoulin, titulado 1988. El cisma imposible de hallar , Sion,1998, pg. 43. 48 Kaschewski, op. cit en La Tradicin excomulgada , pgs. 51-57, public. Courriere de Rome. 49 Episcopi sunt apostolorum successores atque ex divina institutione peculiaribus ecclesiis prficiuntur quas cum potestate ordinaria regunt sub aucto-ritate Romani Pontificis .

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    prohibido consagrar un obispo sin mandato previo del Papa. Y, en efecto, el texto del proKaschewski prosigue as: 2. No est permitido a nadie consagrar a un obispo sin mandato pontificio(cn. 1013 C. D. C. de 1917). Aqul que contravenga este canon incurre en excomunin lat senten-ti ipso facto, es decir, en el momento mismo del delito y no es necesario que la pena sea aplicada

    por decreto. Para la consagracin ilegal de obispos, el antiguo cdigo amenazaba nicamente con suspensin (ipso iure suspensi sunt, donec Sedes Apostolica eos dispensaverit, cn. 2370, C. I. C. de1917). Es slo despus de los trgicos eventos vividos por la Iglesia en la Repblica comunista china[obispos de la iglesia patritica china nombrados por los gobiernos comunistas], que por decretodel Santo Oficio del 9 de agosto de 1951, fue introducida la pena de excomunin (ipso facto) reservadaa la Santa Sede de manera especialsima 50.

    El nuevo cdigo no nos da la definicin de excomunin, la cual debe ser sacada del C. I. CPo X - Benedicto XVI (canon 2257 y sgtes). Consiste enla exclusin (exterior) de la comunin delos fieles. Pertenece al tipo de penas llamadas censuras (censur ) que son: la excomunin, el entre-dicho y la suspensin (canon 2255 1 del C. I. C. de 1917). Las censurasson penas medicinales por-que deben constituir como un remedio para el desobediente con el fin de que se convenza de su ehaga una enmienda honorable. En el momento en que el culpable o contumaz enmienda su dee-diencia, la pena debe serle levantada51. Las penas medicinales se distinguen de las vindicativas (ex- piatorias en el nuevo C. D. C.) ya que stas, al contrario, tienen como objetivo esencial, no la cc-cin del culpable, sino el restablecimiento del orden jurdico violado52. La excomunin, aunque es gra-ve en sus efectos (entre otros, la prohibicin tanto de administrar como de recibir sacramentos), esancin de tipo administrativo que puede ser perdonada por la misma autoridad que la aplic. Asmo, la excomunin de la que se es excluido no es la comunin interna,inherente al alma y que abarcalos bienes de la vida teologal tales como la gracia y las virtudes de la fe, la esperanza y la caridad, naturaleza invisible , sino la de los bienes externos, visibles, confiados a la Iglesia y ordenados a pducir bienes espirituales internos u otros externos que estn inseparablemente unidos a los bienesnos (sacramentos, sacrificio, poder eclesistico, etc.). La comunin radical u ontolgica que nosmiembros [por el bautismo] del Cuerpo Mstico de Cristo noes cuestionada por la excomunin53.

    3. 2. La excomunin injusta.

    Entre los judos exista una especie de excomunin (y existe siempre54), y San Juan nos dice quelos jefes judos que eran favorables a Jess no se atrevan a declarar que l era el Mesas prom por temor de ser expulsados de la sinagoga, es decir, formalmente excluidos por decreto de la autori-dad de la comunidad de los creyentes55.

    Existe, pues, la posibilidad de que la excomunin sea infligida injustamente. Las excomuo-nes que los fariseos incrdulos y perseguidores amenazaban imponer a los discpulos de Nuestror (o se aprestaban a hacerlo), son un ejemplo de excomunin injusta: Se os echar de las sinagogas.Y viene la hora en que aquellos que os maten pensarn rendir homenaje a Dios. Y os traicionarn as,

    porque no han conocido ni al Padre ni a M (Jn. XVI, 2). Otro ejemplo famoso es la excomunin impuesta a Savonarola por Alejandro VI56.

    50 Kaschewski, op. cit, pg. 4, en Tradicin excomulgada, pg. 51-52. 51 Ver el Comentario al Cdigo de Derecho Cannico ( = Comento ) de Mons. Po Vito Pinto, Urbaniana University Press, Roma, 1985, pgs. 771/2ver Del Giudicce Instituciones del Derecho Cannico , 12 edicin, en colaboracin con G. Catalano, Miln, 1970, pgs. 488 y ss. 52 Comento , pg. 777; Del Giudicce, l. c. 53 Comento , p. 772.54 Cfr. El derecho penal y el procedimiento mosaico-rabnico , del rabino-jefe Hirsch B. Fassel, Gros-Kamischa, 1870. 55 Jn. XII, 42-43; encontramos una referencia en el A. T., Prov. XXII, 10: Expulsa al burlador y la querella tendr fin; la disputa y el ultraje cesarn 56 Cfr. la biografa clsica de R. Ridolfi, Vida de San Jernimo Savonarola , Florencia, ao 1974, 5 ed. pgs. 283 y ss.

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    3. 3. Excomunin lat sententi y ferend sententi.

    La pena puede ser lat sententi o ferend sententi . Son dos categoras muy generales del de-recho penal de la Iglesia, que se aplican tambin en caso de excomunin. Una pena cannica selat sententi cuando se incurre en esta pena por el hecho mismo de haber cometido un delito 57.Lo que significa que la pena es inherente por as decir al hecho delictivo, sin que se deba esperar aque un juez o un superior la imponga por sentencia o decreto. Es por ello que se acostumbra decla excomunin lat sententi se aplica automticamente. La aplicacin de la pena tiene por lo tanun valor solamentedeclarativo , porque el decreto o la sentencia que la contienen se limitan a declasu existencia. Tan cierto es esto, que los efectos jurdicos de esta declaracin se producen ex tundecir, a partir del momento en que el hecho delictivo fue cometido (C. I. c. de 1917, can. 2232 2)a partir de la sentencia o decreto.

    La pena ferend sententies, por el contrario, la que debe ser impuesta por el juez o el supe-rior 58. Y esto ocurre normalmente despus de un juicio. En este caso, la sentencia o el decretoconstitutivos de la pena: no se limitan a declarar la existencia de una pena que ya es inherente a unto comportamiento, sino que se da existencia a esa pena, la constituyen al final de un juicio que pde hecho, concluir tambin con una absolucin. Por lo tanto, los efectos jurdicos de la pena fesententi se producen ex nunc, es decir, a partir del momento de la sentencia o del decreto, y no la comisin del hecho culpable imputado. No hay ninguna retroactividad. Contrariamente al caso pena lat sententi , en la ferend sententi no puede haber pena sin juicio y sin la sentencia o el dcreto consiguientes. La diferencia no es sutil. Y tan cierto es, que el Cdigo Po-Benedictino espeque la pena debe siempre entenderse ferend sententi a menos que se afirme expresamente que elladebe entenderse lat sententi, o tambin ipso facto o ipso iure u otras expresiones similares o eqlentes59.

    3. 4. Imputabilidad y penas latsententi .

    Todo derecho penal evolucionado toma en consideracin el elemento subjetivo del culpabde hecho, una condicin determinante de la imputabilidad del sujeto agente. Para que este ltimo ser considerado punible, no basta que haya cometido el acto criminal, sino que es necesario que imputable, es decir, que el acto ejecutado contra la ley pueda serle atribuido como acto de un scapaz de comprender y querer, y por ende, sostenido por una voluntad orientada libremente hacia determinado. Para que haya plena imputabilidad penal es necesario que el sujeto haya obradoanimus ldendi, o tambin, como decan los juristas romanos,dolo malo . El canon 1231 2, precisa,en efecto: Est obligado a la pena establecida por ley o precepto aquel que deliberadamente ha vio-lado esa ley o precepto ...

    Una forma atenuada de imputabilidad es, en cambio, la que concierne no al dolo sino a la pa, entendida no en sentido moral sino tcnico-jurdico, como disposicin del sujeto (llamada impr u- 57

    Can. 2217 1, 2, C. I. C. 1917: Pna dicitur... Lat sententi , si pna determinata ita sit addita legi vel prcepto uy incurratur, ipso facto commis

    delicti: ferend sententi , si a iudice vel superiore infligi debeat. Las penaslat y ferend sententi estn contempladas tambin en el C. D. C. 1983, pero para su definicin hay que referirse al Cdigo Po-Benedictino. La pena determinada es la establecida explcitamente por una norma dirigida a todos(lex) o a individuos especificados individualmente ( prceptum ): Pna dicitur determinata si in ipsa lege vel prcepto taxative statua sit (C. I. C., can.2217 1, 1). 58 C. I. C. de 1917, can. 2217 2, 2. 59 Can 2217 2: Pna intelligitur semper ferend senteti , nisi expresse dicatur eam esselat sententi vel ipso facto seu ipso iure contrahi, vel nisi aliasimilia verba adhibeantur. El concepto es reafirmado en el C. d. C. de 1983 que, en el canon 1314 r esume as la ms amplia exposicin del Cdigo Po-Benedictino: Poena plerumque est ferendae sententiae, ita ut reum non teneat, nisi postquam irrogata sit; est autem latae sententiae, ita ut in eam incurratur ipso facto commissi delicti, si lex vel praeceptum id expresse statuat (La pena es generalmente ferendae sententiae, de manera que no obliga al reo despus de haber sido impuesta; en cambio, es latae sententiae, o sea que en ella incurre por el mismo hecho de haber cometido el delito, si la l precepto lo establecen as expresamente). Sobre la significacin tantodeclarativa comoconstitutiva del acto de condena, confrontar Del Giudicce , o. c. pg. 489.

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    dencia) que no muestraanimus ldendi pero s una simple omisin de la diligencia debida (canon1321 y 1322 del C. d. C. de 1983). En el caso de violacin culpable de normas, el carcter punible puede faltar (can. cit.)60.

    En el Derecho de la Santa Iglesia, el elemento subjetivo (la voluntad, la intencin del sagente) ha gozado siempre de una peculiar importancia en el derecho de la Santa Iglesia. Esto dedel carcter propio de la concepcin religiosa y moral que la Iglesia ha realizado, defendido y dellado por medio de su sistema jurdico.

    Para que el sujeto sea punible debe, por consiguiente, ser responsable. El canon 1321 termina: Nadie es castigado, a menos que la violacin externa de una ley o precepto, por l comle sea gravemente imputable por dolo o por culpa61.

    La plena imputabilidad del delito [y por tanto, de la imponibilidad de la pena] vale, pues,el que ha violado la ley deliberadamente con plena consciencia e intencin. Por este motivo, el Cexige que, en el caso de penaslat sententi , tratndose de penas que como hemos visto se aplicansin juicio, haya siempre: 1) dolo, y 2) plena imputabilidad.

    La primera condicin es requerida por el canon 1318 del C. D. C. de 1983, el cual determ El legislador no conminar con penas latae sententiae, salvo eventualmente para algunos delitos do-losos especiales que, o bien puedan causar un escndalo ms grave, o bien no puedan castigarse efi-cazmente con penas ferendae sententiae; en cambio, no establecer censuras, especialmente la exco-munin, si no es con mxima moderacin y slo para los delitos ms graves 62. La invitacin del Cdi-go a la prudencia y a la circunspeccin en tan delicada materia, se concreta en el enunciado dcondiciones necesarias para la imputacin [aplicacin] de penaslat sententi : a) el delito debe ser doloso, es decir, que debe haber en l claramente el dolo de parte de su autor: los delitos culposoen consecuencia, excluidos a priori de ese tipo de pena; b) el delito debe ser tal que provoque escndalo entre los fieles; c) el delito no debe ser punible mediante penas ferend sententi63.

    En el marco de nuestra exposicin, lo que nos interesa es que el C. I. C. hay querido ponacento sobre la presencia deldolo como condicin requerida ineludible para la imputacin de una pelat sententi. Pero se puede demostrar el dolo solamente si el sujeto es plenamente imputable, pes nicamente a un sujeto plenamente imputable que se le puede atribuir la falta moral de haber quviolar deliberadamente la ley. Entonces, si la plena imputabilidad no aparece, la pena lat senten incluida la excomunin no puede ser aplicada.

    La necesidad de la plena imputabilidad del culpable vale naturalmente para todo tipo de ddoloso, y se puede considerar como un verdadero principio general de toda organizacin penal ecionada. Es tanto ms vlido para las penas lat sententi, dado su carcter excepcional. Y, en eel canon 1324, que establece diez casos de circunstancias atenuantes de la imputabilidad, precisa punto 3 que en todos esos casos el culpable no est sometido a la pena lat sententi 64.

    60 Transcribimos a continuacin todo el canon 1321 del C. d. C. de 1983: 1321 1. Nemo punitur, nisi externa legis vel praecepti violatio, ab eo commis-sa, sit graviter imputabilis ex dolo vel ex culpa. 2. Poena lege vel praecepto statuta is tenetur, qui legem vel praeceptum deliberate violavit; qui egit ex omissione debitae diligentiae, non punitur, nisi lex vel praeceptum aliter caveat. 3. Posita externa violatione, imputabilitas praesumitur, nappareat (1321 1. Nadie es castigado, a menos que la violacin externa de una ley o precepto, por l cometida, le sea gravemente imputable por dolo o por culpa. 2. Queda obligado a la pena establecida por una ley o precepto, quien viol deliberadamente la ley o precepto; quien lo hizo por omis

    debida diligencia, no debe ser castigado, a menos que la ley o precepto dispongan otra cosa. 3. Cometida la violacin externa, se presume la impdad, a menos que conste lo contrario). Sobre este canon y sobre su relacin con el Cdigo Po- Benedictino, ver Commento , pgs. 758/9. Las definicionesde ste ltimo son tambin ms claras. Cfr. C. i. c. 1917, cnones 2199 y 2200. 61 El canon ya ha sido informado con carcter exhaustivo en el n 29 de este estudio. 62 Este canon recuerda al canon 2241 del C. I. C. Po-Benedictino: Censur prsertim lat sententi, maximeexcommunicatio, ne infligantur, nisisobrie et magna circumspectione. 63 Ver elCommento , pg. 756. 64 3. In circumstantiis, de quibus in 1. (que da la lista de los diez casos de circunstancias atenuantes), reus poena lataesententiae non tenetur. ( 3. Enlas circunstancias de que se trata en el 1, el reo no queda obligado por la pena latae sententiae). ElCommento dice: El 3 tambin enuncia un principiogeneral, es decir toda disminucin de imputabilidad libera de las penas lat sententi, que requieren plena imputabilidad (Cfr. canon 2218 2 del C. I. C.de 1917). Es evidente que, tratndose de penaslat sententi , el criterio sobre la existencia de una de las causas antes mencionadas, se refiere al mismodelincuente , a diferencia de lo que pasa para las penas ferend sententi , en las cuales ser el juez quien deber establecer si la causa existe o no (Com-

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    en los n 4 y 5 del canon 1323 citado, es decir, estar obligado a obrar en estado de necesidad (temor u obstculo grave, o legtima defensa), sin que su acto haya constituido algo malo en s o d para la salvacin de las almas, entonces en ese caso se tiene derecho a las circunstancias atenuantque significa que, incluso en los casos en que se merece la excomunin, sta no puede ser decl porque debe ser reemplazada por otra pena o por una penitencia. Acto seguido hay que recordacuando el error de evaluacin del que acabamos de hablar tiene lugar sin culpa por parte del sagente, entonces, en lugar de circunstancias atenuantes, el sujeto referido tiene derecho a las cirtancias exceptuantes (canon 1323 n 7).

    3. 6. Estado de necesidad: sentido objetivo y subjetivo.

    De todo cuanto hemos visto resulta indudable que para el C. d. C. en vigor, las circunstanatenuantes y eximentes tienen un valor no slo objetivo sino tambin subjetivo. Qu significa Que se les debe hacer valer an cuando la situacin de fuerza mayor (estado de necesidad, temor getc...) existanicamente en el espritu del sujeto agente; aunque sea el fruto de unerror de evaluacin de su parte error que puede ser an por su falta , es decir, debido a una ignorancia culpable que im pulsa al sujeto a un juicio falso con relacin a un motivo 69.

    Retomemos el texto del profesor Kaschewski: An cuando se quiera poner en duda la situa-cin de peligro [estado de necesidad] tal como se describe [su definicin jurdica y el anlisis de laespantosa situacin de la Iglesia actual (n.d.l.r.)] conviene comprobar lo siguiente: Nadie puede negar que un obispo que, en las circunstancias sealadas ms arriba, consagra a otro, est al menos subjeti-vamente convencido de que se trata de un estado de necesidad ruinoso para las almas. De ello se des-

    prende que no se puede hablar de una violacin premeditada de la ley. En efecto, el que contrariandola ley cree, an con error, en el bien en que se funda su accin, no obra de forma premeditada contrala ley [el nuevo C. D. C. es muy claro sobre este punto, como se ha visto]. Adems, el que quiera supo-ner que el estado de necesidad no existe ms que en el capricho y en la imaginacin del obispo consa-

    grante , difcilmente pueda objetarle que esa concepcin, supuestamente errnea, sea punible !. Pero an si alguien quisiera decirle que l haba interpretado en realidad inexactamente el

    estado de necesidad, de una forma punible, se concluira que: 1) la excomunin no podra ser impuestacomo prevista en el canon 1382 [para la consagracin sin mandato (n.d.l.r.)];2) una pena eventualmen-te infligida por un juez debera en todo caso ser ms clemente que la prevista por la ley, de maneraque tampoco aqu es admisible la excomunin 70.

    As que cmo se puede negar que en el caso de consagraciones impuestas por la necesidadobispo est convencido, al menos subjetivamente, de que se trata de un estado de necesidad ru para las almas?. El nuevo C. D. C. protege esta conviccin a tal punto que establece una verdade presuncin de buena fe, dado que la protege an cuando sea errnea, es decir, tambin cuandoconsecuencia de un error de evaluacin atribuible al sujeto agente y no a las circunstancias. Es evque las normas en vigencia hacen prcticamente imposiblela aplicacin de la excomunin lat sen-tenti a la consagracin sin mandato, y que, por lo tanto, una excomunin declarada con menospde esas normas (cnones 1323 y 1324) debe ser considerada totalmenteinvlida , y, en consecuencia,con la nulidad intrnseca detodos los efectos que el Derecho cannico les atribuye.

    69 Es la definicin del error dada por la doctrina, expuesta por elCommento , pg. 761: el error, que est en relacin con la ignorancia como su efecto, eun juicio falso con referencia a una cosa. En cuanto a la ignorancia, es la falta de ciencia debida, es decir, un estado habitual. Esta puede ser c(leve, grave, grosera, pasiva, afectada, o plenamente dolosa). Laignorancia que "hace desaparecer toda imputabilidad penal es solamente aquella que nes culpable (o. c., l. c.). 70 SS NoNo , agosto de 1988, pgs. 5-6; trad. al francs en La Tradicin excomulgada , pg. 5-6 (Publicaciones del Courrier de Rome).

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    Cmo la santa Sede pudo cometer un error de este gnero en el caso de Monseor LefebHizo tal vez, violando el principio de internis non iudicat Ecclesi, un proceso de intenciones a seor Lefebvre, que slo Dios puede hacer?

    En realidad, en el famosoComunicado aparecido en LOsservatore Romano del 30.6.1988 1.7.1988, con relacin a los rumores que circulan en los ambientes de Monseor Lefebvre, referidos ala excomunin lat sententi prevista en el canon 1382 , o sea, en relacin a la opinin muy arrai-gada en ese medio de que una excomunin debera ser considerada totalmente invlida, parece hubiera, en ese comunicado annimo, tal proceso de intencin, porque en l se acusa a Monseofebvre, y no de manera velada, de mala fe. All se dice, en efecto, que en la circunstancia no se puedeaplicar el canon 1323 que considera, como se sabe, el estado de necesidad como condicin eximen-te de imputabilidad de cisma, por la simple razn de que tambin la pretendida necesidad ha sidocreada adrede por Monseor Lefebvre para conservar una actitud de divisin en la iglesia catlica 71.Se puede ser ms claro? Y se que crea adrede una situacin de estado de necesidad para mantener-se en una actitud de divisin para con la Iglesia catlica , cmo hay que decir que ha obrado: de buena o mala fe?

    Es como si se dijera: Monseor Lefebvre = nuevo Focio! La mala fe supuesta de MonsLefebvre, impidiendo la aplicacin del canon 1323, justificara por consiguiente la excomunin! Sdamente hay que notar que elComunicado en cuestin no menciona para nada el canon 1324, que est blece las famosas circunstancias atenuantes an en presencia de error imputable al sujeto agentque hemos llamado importancia subjetiva del estado de necesidad, concebido por el nuevo C. para excluir todo proceso de intenciones, se pasa aqu completamente en silencio.

    Ciertamente, no podemos creer que las autoridades vaticanas no conozcan el Derecho CanEl silencio sobre el canon 1324 tiene, segn nosotros, una razn determinada. En efecto, cmo sede demostrar la mala fe supuesta de un obispo que creera por error encontrarse en estado de necey obrara en consecuencia? Es una demostracin lo repetimos que puede resultar nicamente de un proceso de intenciones. Y sin embargo, la alusin a la mala fe ( pretendida necesidad creada adrede )es completamente clara en el Comunicado. Se sigue de ello que se intentar hacer aparecer la mal partir de la voluntad cismtica atribuida (injustamente) a Monseor Lefebvre. Las consagracionEcne contina elComunicado realizadas expresamente contra la voluntad del Papa se puedenconsiderar directamente como un acto formalmente cismtico segn el canon 751, habiendo [Monse-or Lefebvre]rehusado abiertamente su sumisin al soberano Pontfice y la comunin con los miem-bros de la Iglesia a l sometidos 72. La voluntad cismtica de Monseor Lefebvre sera entonces prueba de la mala fe para invocar el estado de necesidad. Esta tesis contiene en sustancia el dispode la declaracin de condena emitida contra el obispo francs. El punto central del fundamento acusacin est dado, pues, por el concepto de cisma.

    Una descripcin deformada de las normas vigentes.

    Antes de analizar el cisma desde el punto de vista jurdico (lo que ser nuestro prximo pelen la exposicin de los trminos jurdicos de la cuestin), queremos entre tanto, destacar cmo sencia de mencin del canon 1324 citado ms arriba, ya transformada en una verdadera constante,al punto de haber provocado hasta una descripcin deformada de una institucin del nuevo Decannico, que equivale a la exclusin de toda circunstancia atenuante posible por parte de la jurdencia de la Iglesia conciliar en su voluntad de perseguir a Monseor Lefebvre y a aquellos que c

    71 LOsservatore Romano cit. 72 dem nota anterior.

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    su luminoso ejemplo y el de Monseor de Castro Mayer, se han mantenido y se mantienen fiedogma.

    Nos referimos al dictamen que contiene la ya citada Determinacin del Consejo Pontificio parala interpretacin de los textos legislativos, con relacin a la validez de la excomunin declarada momento (ver la nota 37 del presente estudio). En estadeclaracin se expresa, contra la tesis Mu-rray: De todos modos no se puede razonablemente dudar de la validez de la excomunin de los obis-

    pos declarada por el Motu proprio y por el decreto. En particular, la posibilidad de encontrar circuns-tancias atenuantes o dirimentes sobre la imputabilidad del delito (cnones 1323-1324) no parece ad-misible. En lo que se refiere al estado de necesidad en que se encontrara Monseor Lefebvre, es nece-

    sario recordar que tal estado debe existir objetivamente [sic]y que la necesidad de consagrar obisposcontra la voluntad del Romano Pontfice, jefe del colegio de obispos, nunca ocurre 73.

    Esta declaracin proporciona claramente una imagen inexacta de lo que est establecido enC. D. C. En efecto, ella afirma que para ese Cdigo, el estado de necesidad debe existir objetivamen-te, mientras que, segn el nuevo Cdigo el estado de necesidad, como se ha visto, puede existir tam bin subjetivamente. Se da as, una descripcin deformada de las normas en vigencia, como si el Cdigo considerara el estado de necesidad solamente en su valor objetivo (como para el CdigoBenedictino). Se omiten as esas circunstancias atenuantes, gracias a cuyo legtimo recurso si la SantaSede lo hubiese querido se habra podido impedir la aplicacin de una excomunin no slo injusino an invlida.

    3. 7. Cisma o consagracin sin mandato.

    Todo lo escrito por el prof. Kaschewski, de lo que informamos en los ptos. 3. 1 y 3. 6 y setrata de doctrina clara, consolidada e inatacable con relacin a la norma vigente hace ver cmo laconsagracin sin mandato pontificio y el cisma son dos figuras delictivas completamente indepentes que, en cuanto tales, no se implican una a la otra. Estn reguladas en dos diferentes cnones ddigo (canon 1382 para la consagracin ilegtima, y canon 1364, inciso 1, para el cisma), aunque la prevista es la misma: la excomunin lat sententi (antes de 1951 la ordenacin sin mandato er penada con la sola suspensin a divinis: canon 2370 C.I.C. de 1917).

    Sin embargo, los documentos que ilustran o declaran la condena de Monseor Lefebvre conen todos la acusacin de cisma, y de cisma en sentido formal, comenzando con el ya citado cocado annimo de LOsservatore Romano del 30.06.1988/ 01.07.1988, publicado dos das antelos documentos oficiales de la Santa Sede. En ste se afirma, como se ha visto, que, puesto que gn Obispo est permitido consagrar a otro Obispo si antes no consta el mandato Pontificio (ex ca-non 1013), las consagraciones episcopales bien analizadas, ocurridas no obstante la amonestacin del 17 de junio, han sido cumplidas expresamente contra el deseo del Papa con un acto formalmente cis-mtico acerca de la norma del canon 751, habiendo l (Monseor Lefebvre) abirtamente refutado la

    sumisin al Sumo Pontfice y la comunin con los miembros de la Iglesia a l sujetos . En consecuen-cia de los cual se dice no se puede ni siquiera aplicar el canon 1323, no habindose verificado enel caso ninguna accin prevista en ste, desde el momento que tambin la pretendida necesidad ha

    sido creada a propsito por Monseor Lefebvre para mantener una postura de divisin en la Iglesiacatlica, no obstante los ofrecimientos de comunidad y las concesiones hechas por el Santo Padre

    Juan Pablo II 74.La declaracin oficial de la excomunin por parte del Card. Gantin (1 de julio de 1988) a

    igualmente que Monseor Lefebvre ha realizado por su naturaleza un acto cismtico mediante la

    73 Puesta a punto del Consejo Pontificio , pg. 529. 74 LOsservatore Romano del 03.07.1988, cit.

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    consagracin episcopal de cuatro sacerdotes sin mandato pontificio y contra la voluntad del Sumo Pontfice 75. Tambin el motu proprio del Papa, Ecclesia Dei Adflicta , del 2 de julio siguiente, condenalas consagraciones de Ecne como acto cismtico , proveyendo posteriores explicaciones, o sea, lamotivaciones de la medida desde el punto de vista teolgico adems del cannico, sobre la pautaque se afirmaba en elComunicado : En s mismo este acto ha sido una desobediencia en confrontacincon el Sumo Pontfice Romano en una materia muy grave y de importancia capital para la unidad de la

    Iglesia, dado que se trata de la ordenacin de Obispos, mediante la cual se realiza sacramentalmentela sucesin apostlica. Por ello, dicha desobediencia, constituyendo en s misma un verdadero rechazodel Primado Romano (vera repudiatio Primatus Romani), constituye un acto cismtico (siguen citas ennota al can. 751 C.I.C. que define el cisma). Al poner por hecho tal acto a pesar de la amonestacin

    formal que les hizo el Cardenal prefecto de la Congregacin de Obispos el 17 de junio anterior a lasconsagraciones, Monseor Lefebvre y lo sacerdotes [omissis]incurren en la muy grave pena de la ex-comunin prevista en la disciplina eclesistica [sigue en nota la cita al canon 1382 que, como sabemo prev la excomunin lata sententi para las consagraciones sin mandato]76.

    nicamente el comunicado annimo de LOsservatore Romano habla expresamente de actoformalmente cismtico (no se trata entonces de cisma virtual). Como ya se ha dicho, este comi-cado suministra la motivacin cannica de la condena que aparecera en el mismo peridico dodespus, el 30 de julio, con la publicacin simultnea del Decreto y del Motu Proprio citados. Esto esentonces de extrema importancia. Hace notorio el motivo por el cual la autoridad vaticana no se htenido en aplicar las precisiones previstas en el canon 1323 del C. D. C.: porque Monseor Lefhaba dado vida a un verdadero y propio cisma, en sentido formal. Y cuando nos encontramos frun cisma en sentido formal, es decir, que se manifiesta con la voluntad declarada de l, creandoIglesia paralela, evidentemente no es posible invocar alguna circunstancia dirimente de la impui-lidad.

    Este modo de ver las cosas, abiertamente declarado por la S. Sede, esta imputacin de cismsentido formal no ha sido enteramente renegada por el decreto y por el motu propio, no obstante questos usan el adjetivo cismtico sin el adverbio formalmente .

    Adems de desobediencia, Monseor Lefebvre ha sido por consiguiente imputado de cismsentido formal. La una como el otro hacen incurrir al sujeto agente en la excomunin ipso iure. bemos en tal caso pensar que l estuviera incurso en dosexcomuniones a la vez? Los delitos impu-tados son dos. Han sido dos actos, uno concerniente a la desobediencia y el otro al cisma?

    No basta la consagracin de un obispo para crear el cisma afirma el decano de la Facultadde Derecho Cannico del Instituto Catlico de Pars an si se trata de una violacin grave de la dis-ciplina de la Iglesia: lo que hace nacer el cisma es el sucesivo conferimiento a ese obispo de una mi-

    sin apostlica. De hecho, esta usurpacin de los poderes del Sumo Pontfice prueba que se deseaconstituir una Iglesia paralela 77. En el mismo tono, el canonista prof. Neri Capponi, de la Facultad Jurisprudencia de la Universidad de Florencia, dice que: para consumar un cisma, Monseor Lefhabra debido constituir su propia jerarqua 78. La doctrina teolgica y canonista es concordante e pensar que los requisitos esenciales para un cisma en sentido propio o formal consisten: 1. en la

    75 LOsservatore Romano del 03.07.1988 cit: actionem peregit suapte natura schismaticam, quattor presbteros consecravit episcopos sine MaPontificio atque contra Sum Pontificis voluntatem.... Como ocurre a menudo en la Iglesia actual, el texto en lengua vulgar suministra el autntico: ...habiendo cumplido un acto de naturaleza cismticamediante la consagracin episcopal... (el subrayado es nuestro). El acto cismtico es la consagracinepiscopal. El P. Murria ha bxervado que en la amonestacin con la cual lo intimaba a no proceder a las consagraciones, el Card. Gantin que la firmaba acusaba a Monseor Lefebvre de disponerse a violar el (nico) canon 1382 (prohibicin de la consagracin sin mandato); del supuesto significado cism-tico de su acto, ningn indicio!(The Latin Mass , cit., p. 56). 76 LOsservatore Romano cit. 77 Valeurs Actuelles , del 4.7.1988, pg. 18. 78 Entrevista aThe Latin Mass , Verano de 1993, cit.

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    cin expresa del primado pontificio; 2. en la negacin de la comunin de los miembros de la Isometidos al Papa; 3. en el conferimiento del poder de jurisdiccin79.

    Los dos primeros requisitos no deben necesariamente concurrir, uno slo basta. Y si no explcitamente confirmados solos o conjuntamente, es suficiente para crear el cisma el acto de coel poder de jurisdiccin. Este acto, implicando el establecimiento de una jurisdiccin eclesistica un territorio determinado, hace nacer una jerarqua propia , creada con aquel acto y por lo tantodistinta a la de la S. Iglesia y paralela a Ella. Aqu se tiene rompimiento formal de la unidad. Con este acconfiere al Obispo elegido la llamada misin apostlica o cannica.Este es el acto tpico del cis-ma: l manifiesta por s mismo la negacin del primado pontificio y el rechazo de comunin. Eacto de desobediencia (una consagracin sin mandato) no crea por s mismo el cisma: no toda dediencia es cismtica, sino slo aquella que manifieste una voluntad en tal sentido.

    En el caso de las consagraciones de Ecne, como todos lo saben, no ha habido sin embningn acto de ste gnero: al acto (por la fuerza de las cosas) desobediente de la consagracin seguido ningn acto con el cual haya sido conferida cualquier misin apostlica.

    El acto imputado a Monseor Lefebvre ha sido en trminos de ley, uno slo: las ordenacide Ecne. La excomunin es, por lo tanto, una sola. Pero el hecho de que un nico acto haya recdos imputaciones delictivas, diversas entre s (desobediencia y cisma formal) demuestra que la PrSede ha querido establecer una relacin intrnseca entre la consagracin sin mandato y el cismaser vlida desde el punto de vista del derecho cannico estaconexin de las dos diversas imputaciones(desobediencia y cisma) debe, por lo mismo, encontrar su fundamento en el nico acto cumplidMonseor Lefebvre. Dicho de otra manera: en el mandato ledo en la ceremonia del 30 de jun1988 se debe poder descubrir alguna declaracin que justifique la acusacin vaticana de haber sidun acto de naturaleza cismtica . Del texto mismo del mandato ledo en Ecne debera resultaquelabierto rechazo y aquella vera repudiatio de la sumisin al Papa y de la comunin con lomiembros de la Iglesia imputados a Monseor Lefebvre en el ya citado comunicado annim

    LOsservatore Romano y en elmotu proprio papal.

    3. 8. El mandato de Ecne

    Consideremos ahora con la mxima atencin este documento. La consagracin de Ecne lugar sin elmandatum (autorizacin) del Papa previsto en el C. D. C. Y con todo, un mandato fue ledurante la ceremonia. Con qu derecho? Con el derecho que surge del estado de necesidad, cormente entendido:

    Tenis mandato apostlico? Lo tenemos. Que sea ledo. Lo tenemos de la Iglesia Ro-mana, la cual, en su fidelidad a las santas tradiciones recibidas de los Apstoles, nos ordena transmi-tirlas fielmente, o sea, transmitir el depsito de la fe a todos los hombres, para la salvacin de las al-mas 80.

    Si las autoridades oficiales de la Iglesia actual rehsan su autorizacin a una consagracin copal requerida por el estado de necesidad en el cual caen las almas, a las cuales el clero, herido perrores del modernismo, no transmiten ms el depsito de la fe, es totalmente legtimo pensar qIglesia Romana, que se ha constituido y mantenido en diecinueve siglos hasta el Vaticano II exi-do, ordene a aquellos que se han mantenido fieles al dogma transmitir fielmente el depsito fe. Quin ha autorizado, entonces, a Monseor Lefebvre a consagrar a los Obispos? La Iglesia ci-ca de siempre, con su Cabeza de siempre, que es Cristo y no el Papa, que no es sino su Vicari protempore . Si el Vicario, si el gerente terrenal se rehsa a autorizar un acto requerido por la pbli

    79 Voz Cisma , redactada por el P. Congar en Dictionnaire de Teologa Catholique, t. XIV, col. 1286-1312; col. 1299 ss.80 Cfr. Fideliter n. 65, sept-oct. 1988, pg. 11. Para el texto latino: Fraternit S. Pie X, Boletn Oficial del Distrito de Francia , del 13.8.1988, n. 10, p. 2.

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    general necesidad totalmente consonante con las intenciones de la Iglesia de siempre, como el sentado en las consagraciones de cuatro Obispos fieles al dogma, plenamente sometidos a la insti pontificia y que desean estar en comunin con el Papa, es lcito pensar que Ecclesia supplet iurisdictio-nem.

    Un mandato as concebido parece totalmente legtimo, no slo desde el punto de vista teolsino tambin del cannico, justificndose con el estado de necesidad causado a las almas por la faenseanza del depsito de la fe, sustituido por los bien vistos aggiornamientos y sincretismosemanados del Vaticano II.

    Despus de haber declarado la Autoridad que confiere el mandato, el texto de Ecne prosdel siguiente modo:

    Puesto que desde el Concilio Vaticano II hasta hoy, las autoridades de la Iglesia Romana es-tn colmadas de un espritu modernista, obrando contra la Santa Tradicin Puesto que les llegarun tiempo en el que no soportarn la sana doctrina... sino que retirarn el odo de la verdad para vol-ver a las fbulas (2 Tim. IV, 3;5), como dice San Pablo a Timoteo en su segunda carta , creemos quetodas las penas y las censuras infligidas por estas autoridades no tienen ningn valor 81.

    Lo que se afirma aqu no es un rechazo al Papa ni un rechazo de comunin con los miembrla Iglesia. Y tampoco la negacin de la autoridad de la jerarqua actual, en cuanto jerarqua catlegtima. Ms simplemente, se niega validez a las penas y censuras infligidas o declaradas poautoridad afligida en este momento por el espritu modernista, y por tanto, profesante de errores bigedades graves, tales como para inducir a las almas al error.

    En efecto, la autoridad de quien est investido con el poder de gobierno en la Iglesia no entenderse en sentido puramente formal, como autoridad que opere vlidamente cualquiera sea laque haga y diga por el slo hecho de su investidura, formalmente legtima. No es sta la concecatlica de la autoridad, para la cual vale en cambio el principio corruptio legis no est lex. Por lomo, no basta que la autoridad sea legtima, es necesario tambin que sus rdenes sean legtimascontradigan la razn de ser de la autoridad misma: el mantenimiento y la defensa del dogma de la

    Si la autoridad se muestra claramente colmada de un espritu modernista, que es espritu dehereja, penetrado en la Iglesia, por ejemplo, a travs del prrafo 8 de la Constitucin Conciliar Lumen Gentium , que da una definicin de la Iglesia contradictoria con lo que la misma Iglesia ha enseads por diecinueve siglos, poniendo as a la Iglesia en contradiccin consigo misma; si la autoridadtima demuestra de hecho, en varios actos y declaraciones suyas, haber perdido el sensus fidei, estimo preguntarse qu valor debe atribuirse a sus decisiones y si stas deben ser reconocidas comotimas y obedecidas como voluntad de la Iglesia Catlica.

    La respuesta a la no fcil cuestin nos parece, a pesar de todo, no difcil: debern tenerse cprivadas de peso, y por lo tanto invlidas, todas aquellas providencias que sean tomadas en espritude modernismo, que se muestren por consiguiente, manifiestamenteen contradiccin con las intencio-nes de la Iglesia; entindase: las intenciones consagradas por el dogma y por la tradicin casi bimria. Cuando el Papa actual machaca, conforme a la Tradicin, la prohibicin para las mujeres dordenadas sacerdotes ( LOsservatore Romano , 30.05.1994), debemos decir que esta providencia etotalmente vlida porque corresponde a la doctrina y a las intenciones de la S. Iglesia de siempredez en el sentido sustancial y no meramente formal. En cambio, cuando el mismo Pontfice deestar incurso en la excomunin ipso iure un Obispo fidelsimo al primado romano, cuyo deseo, a del avance de la edad, fue el de consagrar Obispos para mantener viva una Fraternidad Sacerdota prensible en cuanto al dogma y a la disciplina eclesistica, dedicada a la formacin de sacerdotes fin de socorrer a las almas en estado de grave necesidad general, entonces hablamos de providinvlida en el plano sustancial, prescindiendo de lo formal, que aqu no es examinado (constitui

    81 Fideliter cit. y Boletn cit: stimamus omnes pnas, censuras ab his auctoritatibus prolatas nihil momenti esse.

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    conformidad a cuanto se establece en los cnones del C. D. C., que excluan de todos modos la plidad de una excomunin ipso ire). Invlida, y por consiguiente sin peso, porque tomada segn unritu modernista, dado que quiere excluir de la Iglesia catlica a los defensores de la Tradicinimputaciones completamente infundadas, no slo teolgicamente, sino tambin en cuestin de esderecho, y los quiere excluir por culpables de no aceptar el concepto de Tradicin viviente (omodernamente entendido) profesado por Juan Pablo II y otros miembros de la jerarqua actual.

    Negar validez a las penas y censuras irrogadas con espritu modernista por la autoridaa-ticana no significa por ello negar la legitimidad de esta autoridad en cuanto tal, y por lo tanto, conegacin no se comete cisma alguno. Significa solamente declarar inaceptable e invlido cada ala autoridad que se muestre (y hoy lamentablemente ocurre) contrario a la conservacin del dogla fe. Y entre estos actos estn seguramente incluidas las penas y censuras infligidas a Monsee-febvre a partir de la supresin del Seminario de Ecne, ilegal desde el punto de vista formal, al exde deber considerarse nula, causada nada menos que por la aversin en la confrontacin de la Trady la sana doctrina. Por no hablar de la sucesiva suspensin a divinis, invalida porque no se quiereen cuenta el estado de necesidad en que se hallaba Monseor Lefebvre como consecuencia de la tima suspensin de Ecne.

    La historia por tanto, se repeta, y en el mandato de Ecne no se poda no remarcar la verdforma de un principio general (invlidas las penas y censuras infligidas o declaradas por la autocuando lo son segn la intencin de los herejes o sea los neomodernistas, paladines de un confalso de la Tradicin), principio que implicaen el caso concreto , la invalidez a priori de las penas ycensuras ya infligidas o a infligirse o declararse segn esa misma intencin en confrontacinMonseor Lefebvre o los obispos consagrados por l.

    Esta intencin afectada de modernismo resalta de manera explcita en el motu proprio Ecclesia Dei Adflicta del 2 de julio, donde se acusa a Monseor Lefebvre de haber arribado a un acto que pconsiderarse cismtico, por no haber comprendido suficientemente el carcter viviente de la Tradi-cin : quandoquidem non satis respicit indolem vivam eiusdem traditionis 82. Como sabemos, en ellenguaje del neomodernismo, la tradicin viva o viviente, es la tradicin entendida como Nueva Teologa o neomodernismo, no la tradicin tal cual la ha constituido y entendido el Magiteriode la Iglesia en diecinueve siglos. La tradicin viviente deriva de un concepto dinmico, en vevolutivo, (deducido del pensamiento moderno, no de la Iglesia), que se aplica al dogma, cuyo codo ya no es ms inmutable sino actualizado a los tiempos. As, en la Lumen Gentium , en el ya citado prrafo 8, se ha adaptadoel concepto de Iglesia a las exigencias del ecumenismo, negando lo que lmisma Iglesia siempre ha sostenido sobre Ella por diecinueve siglos, y esto es, que la Iglesia catcon el vicario de Cristo a la cabeza, es la Iglesia de Cristo y slo Ella lo es, en tanto que las denomciones cristianas que, a causa de cisma o hereja se han paulatinamente separado de Ella, no lo sotrastorno similar se quiere hacer creer que est en armona con la tradicin, haciendo pasar por vdera tradicin catlica una nueva idea de tradicin, viva, viviente o como se quiera decir, ocomprensiva de adaptaciones del dogma a las falsas verdades de los herejes y los cismticos.

    El mandato de Ecne concluye con la motivacin explcita, oficial, de la consagracin: En cuanto a m, ya estoy ofrecido en libacin, y el tiempo de mi disolucin es inminente (2

    Tim., IV, 6). Siento a las almas suplicarme que le sea dado su Pan de Vida, que es Cristo. Por este mo-tivo, movido a compasin por esta multitud, tengo el deber muy grave de transmitir mi gracia episco-

    pal a estos queridsimos sacerdotes, para que puedan tambin ellos conferir la gracia sacerdotal anumerosos y santos clrigos, formados segn las santas tradiciones de la Iglesia catlica. Segn estemandato de la Santa Iglesia Romana siempre fiel, nosotros escogimos a los cuatro sacerdotes aqu

    82 LOsservatore Romano del 03.07.1988, cit.

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    presentes como obispos de la Santa Iglesia Romana para que sean auxiliares de la Fraternidad Sacer-dotal San Po X [siguen los nombres de los electos]83.

    Se trata de un texto clarsimo. A causa del estado de necesidad en el que haba llegado a entrarse [la Iglesia]84, Monseor Lefebvre debetransmitir su gracia episcopal sin ms demoraa otrossacerdote, satisfaciendo las legtimas expectativas de lo seminaristas y de los fieles, para la salvde sus almas. A los obispos nombrados por l les ha dado por lo tanto slo el orden con sus po para que puedan ser auxiliares de la Fraternidad.

    Monseor Lefebvre se mostr as coherente con la postura asumida y mantenida por l dlargo tiempo. En la carta dirigida a los futuros obispos, ya preparada el 28 de agosto de 1987, en llos invitaba a asumir esta grave responsabilidad, se deca de manera explcita que les transmita s potestad de orden: el objeto principal de esta transmisin [de mi gracia episcopal N. D. R]es el deconferir la gracia del orden sacerdotal para la continuacin del verdadero sacrificio de la Santa Misa

    y para conferir la gracia del sacramento del crisma a los nios y a los fieles que se lo requieran 85. Por consiguiente, ninguna jerarqua paralela ninguna potestad de jurisdiccin territorial, una jurisdinicamente supplita ad actum , segn requerimiento de las nimas en estado de necesidad.

    Todava ms importante, para demostrar la coherencia y buena fe de Monseor Lefebvrtodo lo escrito por l en la carta al Papa del 20 de febrero de 1988, durante las negociaciones pacuerdo despus no realizado:

    2. La consagracin de Obispos para sucederme en mi apostolado parece indispensable [Omis-sis].

    Este punto n. 2 es el ms urgente [del borrador del acuerdo N. D. R.]dada mi edad y mi can- sancio. Hace ya dos aos que no he ido a hacer las ordenaciones del Seminario de los Estado Unidos. Los seminaristas aspiran ardientemente a ser ordenados, pero mi salud no me permite ms atravesar los ocanos.

    Por ello suplico a Su Santidad resolver esta cuestin antes del 30 de junio de este ao. En las relaciones de Roma y de su sociedad [la Fraternidad S. Po X, N. d: R.]estos obispos se

    encontraran en la misma situacin en la cual se encontraban los obispos misioneros en las respectivasrelaciones de la Propaganda [Fide, N. D. R.] y de su sociedad [Congregacin, N. D. R.]. En lugar deuna jurisdiccin territorial, tendran una jurisdiccin sobre las personas 86.

    De este texto resulta claramente el estado de necesidad (an personal) en que se encontMonseor Lefebvre: resulta de hechos precisos, de los impedimentos que la edad y la salud rep