Unidad 1- Texto argumentativo- 4º año 2014

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INSTITUTO SARA CH. DE ECCLESTON –A 427-  Unidad N° 1: Texto Argumentativo Materia: Literatura Profesor: Mariano Duna  Alumno/a: 4° AÑO 2014 Índice Chiste de Quino......................................................2 Textos argumentativos...........................................3 La argumentación en el periodismo....................... 5 Artículos de opinión............................................... 7 ditoriales.............................................................!3 Cartas de lectores..................................................!" #alacias en la argumentación...............................2$  

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Textos argumentativos

Instituto Sara Ch. de Eccleston A 427-

Unidad N 1:

Texto Argumentativo

Materia: LiteraturaProfesor: Mariano Duna

Alumno/a:

4 AO 2014

ndiceChiste de Quino......................................................2

Textos argumentativos...........................................3

La argumentacin en el periodismo.......................5

Artculos de opinin...............................................7

Editoriales.............................................................13

Cartas de lectores..................................................16

Falacias en la argumentacin...............................20

Trabajo Prctico N 1...........................................21

Textos argumentativos

El estudio sistemtico (ordenado y exhaustivo) de la argumentacin se remonta al siglo V a.C., tiene como escenario a la ciudad de Atenas, y sus protagonistas son los ciudadanos griegos que participaban del gobierno de la polis, la primera democracia de la historia. En ese momento, el nmero de ciudadanos que participa en las asambleas y en los tribunales, espacios anteriormente reservados a la aristocracia ateniense, es aunque limitado- cada vez mayor. Por lo tanto, los participantes sienten la necesidad de adquirir ciertos instrumentos discursivos que les brinden la posibilidad de elaborar un discurso eficaz, es decir, un discurso que les permita convencer al auditorio de la certeza de sus opiniones. Para expresarse con elegancia, persuadir y ganar las discusiones que se planteaban en las asambleas, los griegos estudiaban el arte de la retrica. Esta disciplina ensea las formas de construccin del discurso argumentativo. La importancia del estudio de la retrica radicaba en la victoria obtenida por el orador, en las asambleas de la ciudad o en los juicios, gracias a la persuasin que generase su discurso en los oyentes a partir de un razonamiento ordenado y creativo.

En la actualidad, debido al desarrollo de los medios masivos de comunicacin, la argumentacin es una de las tcnicas discursivas ms utilizadas desde el diario hasta la televisin. Inclusive en la vida cotidiana, la argumentacin es uno de los discursos ms recurrentes: casi todo el tiempo las personas queremos convencer a nuestros interlocutores acerca de algo y, para ello, utilizamos razonamientos y pruebas que apoyen y demuestren la validez o la certeza de nuestras opiniones. Por eso, los textos argumentativos adquieren verdadero significado al enmarcarse dentro del acto comunicativo, dado que siempre hay un emisor que quiere convencer y un receptor que puede ser persuadido o no.Para lograr su objetivo, el emisor o autor elabora un texto con una estructura determinada y selecciona ciertas estrategias, procedentes de la antigua retrica, tiles a su propsito. Ejemplos de esto no son sino la publicidad, los editoriales, los artculos de opinin, las reseas de libros, la crtica de espectculos, las cartas de los lectores, etc.

Estructura del texto argumentativo

La estructura argumentativa se compone de tres instancias:

a) Inicio o punto de partida (hechos, ideas, problemas), que operan como el disparador de la hiptesis.b) Hiptesis propiamente dicha, que es aquello de lo que se intenta convencer al interlocutor o lector.c) La demostracin, que consiste en la enunciacin de argumentos que apoyen la hiptesis sostenida por el autor, es decir, que demuestren la certeza o por lo menos, la pertinencia de su opinin.

En muchos textos argumentativos, el ltimo prrafo es la conclusin en donde se insiste en la validez de la hiptesis que el autor desarroll a lo largo del texto.

Recursos de la argumentacinEn los textos argumentativos, la subjetividad del autor es predominante, ya que ste expresa su opinin y trata de fundamentarla para convencer a los lectores de la validez de la misma. La subjetividad del autor deja marcas en el texto denominadas subjetivemas que son aquellos palabras (adjetivos, sustantivos, verbos o adverbios) o frases que expresan una valoracin positiva o negativa del autor con respecto a un suceso, una situacin o una idea determinada.

Los argumentos son las razones o fundamentos que se usan para demostrar la certeza de la hiptesis del texto y convencer al lector de la validez del razonamiento.

Los argumentos se construyen a partir de ciertos procedimientos, entre los cuales figuran:

a) Relaciones causa-efecto: de tal causa deriva esta consecuencia.

b) Ejemplificacin.

c) Citas de autoridad: se incluyen en el texto como un argumento ms para apoyar la hiptesis o para discutirlas y refutarlas, confirmando finalmente su validez.

d) Analoga: se comparan situaciones o conceptos supuestamente similares.

e) Preguntas retricas: son aquellas que tienen implcita la respuesta.

f) La irona es un recurso por el cual un enunciado da a entender lo opuesto a lo dicho. Por ejemplo, decir Qu flaco est! cuando en realidad acaba de engordar 10 kgs.

g) La comparacin.

h) El uso de cantidades, mediciones o estadsticas.

i) La concesin parcial a la opinin contraria. Por ejemplo: Ciertamente, los hbitos alimentarios anormales pueden cambiarse, pero el mayor problema es que, como los pacientes no reconocen el trastorno, no piden ayuda.

Escritura de un texto argumentativo

Para elaborar un texto argumentativo es conveniente, en primer lugar, buscar informacin; en segundo lugar, ordenarla y organizarla segn los temas o datos que aporte; luego disear un plan de escritura en forma de esquema: escribir la hiptesis y los argumentos que se utilizarn para apoyarla.

Luego, usando conectores y subjetivemas, organizar los prrafos del texto sin olvidar que cada uno debe poseer un sub-tema particular. Finalmente, controlar la ortografa y puntuacin e inventar un ttulo en el que se destaque el tema del texto.La argumentacin en el periodismo

A diferencia de la noticia periodstica, los gneros de opinin se caracterizan por presentar puntos de vista, comentarios o juicios de valor del redactor. En estos textos se utiliza un lenguaje subjetivo que revela los sentimientos o valores del autor del artculo.

Los gneros de opinin en la prensa escrita tienen la funcin, por lo tanto, de analizar, desde el punto de vista del redactor o del medio de comunicacin, los acontecimientos que tuvieron repercusin en la sociedad.

Pueden distinguirse dos tipos de textos argumentativos en el periodismo: el editorial y el artculo de opinin. Las cartas de lectores, por ltimo, tambin estn presentes en los medios y agregan las perspectivas de los que, en general, son receptores.

Editorial

En los diarios y revistas suele haber una seccin denominada Opinin en la que todos los artculos presentados pertenecen al gnero argumentativo. Existe, adems, un tipo especial de texto llamado editorial.

El editorial es un texto de opinin -por eso su estructura es argumentativa- que tiene como funcin dar el punto de vista del diario o la revista y no de una persona en particular. Por esta razn no lleva firma.

Los editoriales tiene una trama argumentativa ya que la intencin es dar un punto de vista sobre hechos de la actualidad.. Al igual que el artculo de opinin, el acontecimiento o tema de actualidad que analiza el editorial sirve de marco para el desarrollo de una serie de argumentos a favor de una toma de posicin explcita.

Pero se diferencian de los artculos de opinin porque siempre aparecen en un mismo lugar dentro de la publicacin, es decir, tienen una posicin fija y, adems, porque resumen, de alguna manera, el conjunto de opiniones polticas, sociales, culturales y econmicas de una empresa periodstica en su conjunto.

El editorial interpreta los hechos informados en las noticias desde el punto de vista del medio. En el interior del texto se realizan conexiones con otros acontecimientos y se evala a las personas que participaron de los hechos. De esta manera, se gua a los lectores en la interpretacin de la informacin desarrollada en otras secciones del diario o de la revista.

Por tal razn, el anlisis de los editoriales permite encontrar similitudes y diferencias entre las lneas de pensamiento de distintas publicaciones.

Recientemente, algunos diarios (por ejemplo, Clarn) han modificado su Editorial y, en lugar de presentarlo de acuerdo a estas caractersticas, lo hacen mediante un texto algo ms breve firmado por el Editor General de la publicacin.

Artculo de opinin

En la prensa escrita, el artculo de opinin presenta el punto de vista o el anlisis de un periodista particular o de un especialista sobre un determinado tema de actualidad o de inters general. Puede relacionarse directamente a travs de su contenido con un artculo informativo del mismo diario o revista, o bien puede introducir un tema que est fuera de la agenda periodstica -el conjunto de temas tratados por los periodistas en los diferentes medios- para, precisamente, llamar la atencin sobre l.

La organizacin textual de los artculos de opinin permite hacer reconocible para el lector de qu tipo de texto se trata. En ese sentido, el titular anticipa el tema que se desarrollar en el cuerpo principal y el nombre del autor que firma el artculo aparece como el referente de todas las marcas de subjetividad presentes, reconocibles a travs de los recursos lxicos y gramaticales.

Por otra parte, presenta una trama argumentativa que, como vimos anteriormente, est constituida por un punto de partida, una hiptesis o toma de posicin por parte del emisor y un cuerpo argumentativo.

Carta de lectores

En los diarios y revistas, por lo general, existe una seccin determinada donde los editores seleccionan y publican las opiniones de sus lectores sobre algn tema particular, sobre alguna nota publicada con anterioridad, o sobre algn hecho donde ellos participaron. Por lo general, las cartas contienen quejas de los usuarios de algn servicio, dudas sobre algn tema publicado, o felicitaciones al medio.

Suelen ser cartas no muy extensas, y si bien se encabeza con la frmula Seor/a Director/a, el verdadero destinatario es el pblico lector.

El formato textual corresponde al gnero epistolar: el remitente el que enva la carta- firma con su nombre y apellido, su nmero de documento o su correo electrnico y la localidad donde se encuentra.

Artculos de opinin

Un regresivo camino al balbuceo

Pedro Luis BarciaLa Nacin, Domingo 25 de julio de 2004

El vocablo chat se impuso sobre otras propuestas ms elaboradas, como "cibercharla" o "ciberpltica", para referirse a la conversacin entre personas conectadas a Internet, mediante el intercambio de mensajes electrnicos.

La voz alcanz arraigo en espaol y se considera impuesto su empleo. Esta forma de comunicacin es de uso dominante en los adolescentes. Merece la atencin, porque sus deformaciones ya asoman las orejas en los exmenes escritos universitarios.

Cuarenta aos atrs leamos formas cifradas en los apuntes: "x, en lugar de por", "ej., por ejemplo", "q por que", y as parecidamente. Hoy la situacin es ms preocupante porque las deformaciones de la lengua en el chat son ms graves y sostenidas. El inters por rescatar la palabra viva llev a Tirn a inventar sus abreviaturas para registrar la oratoria de Cicern. Luego, la taquigrafa procur retener el discurso animado de los legisladores, en medio de sus debates. Pero ese esfuerzo estenogrfico estaba al servicio fiel de la palabra oral, para retenerla en su total vivacidad.

En cambio, los recursos y procedimientos del "chatear" slo quieren responder a la celeridad e inmediatez de la conversacin en tiempo real, y no al rescate de mensajes trascendentes.

Las razones que convierten a los vocablos en bonsis deformes son varias: el precio del tiempo en red, la tendencia a la rapidez de accin y de estmulo sensorial en los muchachos, cierta idea de liberacin de lo estatuido y el cultivo de una forma de diferenciacin respecto de los adultos.

Los diccionarios de chat y de SMS al uso no superan los 200 vocablos. Esta es una primera denuncia del empobrecimiento a que lleva tal prctica. En tanto nuestros docentes se afanan por enriquecer y matizar el lxico de sus alumnos, la moda del chat estimula el movimiento contrario. Uno de los grandes problemas de nuestra educacin es lograr que los jvenes se expresen con precisin, claridad y expeditamente; a la inversa, el lenguaje usual del chat los lleva, con paso de cangrejo, a la pobreza expresiva de la que partieron. Castellani llam a Borges "circuncidador de palabras", por escribir, en su juventud, "ciud" y "soled". El procedimiento de quienes "chatean" va ms all: castra, trucida, mutila los vocablos. Si a esta indigencia le sumamos los "emoticonos" (que deberamos escribir "emo ciconos", para eludir el emotion ingls) o "caritas" usados para sustituir el esfuerzo de expresin de estados anmicos del remitente, la situacin se agrava.

De seguro que los contratos que firman los gerentes de estas compaas estn escritos con la totalidad de los grafemas de cada vocablo y con una vigilada redaccin. La propaganda es para el "zonzaje"consumidor, dira Jauretche, y ste, lamentablemente, es nuestro desvalido adolescente. Tomar con ligereza esta situacin, o hacerse eco de la "originalidad" de las deformaciones y combinaciones de palabra e imagen, es ser irresponsables respecto de la importancia del cultivo de la expresin verbal para el hombre libre. Es como celebrar que nuestro hijo de trece aos est dando sus primeros pasos, gatee y haga palotes.

Es un regresivo camino hacia el infantilismo, al balbuceo y al tartajeo lo que las formas expresivas del chat proponen.

Resulta inaceptable que formas de tecnologa de avanzada sean usadas para este fin que sume al futuro ciudadano en la imposibilidad de ejercer con vigor su libertad de expresin en su vida democrtica.

El poder de los lectores

Alberto Manuel

, Revista de Cultura, Clarn, sbado 16 de abril de 2005

Estamos a fines del siglo XV. Bajo los altos campanarios que ocultan al espantoso Quasimodo, en una celda monacal que sirve tanto de estudio como de laboratorio alqumico, el archidicono Claude Frollo extiende una mano hacia el volumen abierto sobre la mesa, y con la otra apunta hacia el gtico perfil de Notre Dame que se vislumbra a travs de la ventana. "Esto", le hace decir Victor Hugo a su desdichado sacerdote, "matar a aquello". Para Frollo, contemporneo de Gutenberg, el libro impreso matar al libro-edificio, la imprenta dar fin a esa arquitectura medieval en la que cada columna, cada cpula, cada prtico es un texto que puede y debe ser ledo.

La oposicin es, por supuesto, falsa. Cinco siglos ms tarde, y gracias al libro impreso, no hemos olvidado la obra de los arquitectos de la Edad Media, comentada por Viollet-le-Duc y Ruskin, y reinventada por Le Corbusier y Frank Gehry. Frollo teme que una nueva tecnologa acabe con la anterior; olvida que la imaginacin humana es infinita y que siempre puede dar cabida a otro instrumento. Ambicin no le falta.

Quienes hoy oponen la tecnologa electrnica a la de la imprenta perpetan la falacia de Frollo. Quieren hacernos creer que el libro ese instrumento ideal para la lectura, tan perfecto como la rueda o el cuchillo, capaz de contener nuestra memoria y experiencia, y de ser en nuestras manos verdaderamente interactivo, ha de ser reemplazado por otro instrumento cuyas virtudes son opuestas a las que la lectura requiere.

La tecnologa electrnica es superficial, veloz, casi instantnea, y permite acceder a una infinitud de datos sin exigirnos ni memoria propia ni entendimiento; la lectura tradicional es lenta, profunda, individual, exige reflexin, nos forma y nos conmueve. La electrnica es altamente eficaz para cierta bsqueda de informacin y para ciertas formas de correspondencia; no as para recorrer una obra literaria. No hay rivalidad porque sus campos de accin son diferentes. En un mundo ideal, computadora y libro comparten las mesas de trabajo.

El peligro es otro. Mientras seamos responsables, individualmente, del uso que hacemos de una tecnologa, sta ser nuestro instrumento, eficaz segn nuestras necesidades. Pero cuando esa tecnologa nos es impuesta por razones comerciales, cuando nos dicen que, en lugar de libros, los nios necesitan computadoras para aprender y los adultos videojuegos para entretenerse, cuando nos sentimos obligados a utilizar la electrnica para todas nuestras actividades, corremos el riesgo de ser utilizados por ella y no utilizarla nosotros.

Este peligro lo sealaba ya Sneca en el siglo I de nuestra era. Acumular libros, deca Sneca (o informacin electrnica, diramos ahora) no es sabidura. Los libros, como las redes electrnicas, no piensan, no pueden reemplazar nuestra memoria activa, son meras herramientas. Frente a la insistente propuesta de consumir necedades y de volvernos idiotas para escapar a la terca presencia del mundo, nosotros, los lectores, nos dejamos tentar por objetos impresos que parecen libros (creados por mercaderes disfrazados de editores) y objetos electrnicos que simulan experiencias reales. Nos dejamos convencer de que se bastarn a s mismos como si ellos fueran los verdaderos herederos de nuestra historia.

Pocos siglos despus de la invencin de la escritura, hace al menos 6.000 aos, en un olividado lugar de Mesopotamia, los pocos conocedores del arte de decifrar palabras fueron conocidos como escribas, no como lectores, quizs para dar menos nfasis al mayor de sus poderes: la lectura. Desde siempre, el poder del lector ha suscitado toda clase de temores: temor al arte mgico de rescatar de la pgina un mensaje; temor al espacio secreto creado entre un lector y su libro; temor al lector individual que puede, a partir de un texto, redefinir el universo y rebelarse contra sus injusticias. De estos milagros somos capaces, nosotros los lectores, y estos milagros podrn quizs salvarnos. En un mundo en el que casi todas nuestras industrias parecen amenazarnos con sobre-explotacin, sobre-consumicin y crecimiento ilimitado que prometen un paraso codicioso y glotn, la sosegada consideracin que un libro (o una catedral) nos exige, puede quizs obligarnos a detenernos, a reflexionar, a preguntarnos, ms all de falsas opciones y absurdas promesas de parasos, qu peligros nos amenazan realmente y cules son nuestras verdaderas armas.Discurso publicitario y seguridadJuan Pedro Gallardo*

Pgina 12, 17 de octubre de 2010

Durante los ltimos meses pudimos observar, por la pantalla de la televisin abierta y de cable, cortos publicitarios de Puertas Pentgono, una empresa que ofrece servicios de seguridad. Uno de ellos comienza con la embestida de un hombre contra una puerta de importante espesor. Cuando no logra derribarla, un primersimo primer plano denota la frustracin ante el choque y realza su aspecto fsico. Este presenta la fatiga y el sudor de un sujeto obeso, desaliado y de tez morena.

Inmediatamente despus, el foco se posiciona en lo que pasa del otro lado. All, plcidamente, una familia caucsica se distrae. En la comodidad de un confortable silln, la madre y la hija utilizan una notebook, mientras que el padre lee un diario formato tabloide. Acto seguido, una voz en off da cuenta de que tal situacin la tranquilidad del grupo familiar y el fracaso del asaltante es consecuencia directa de su producto, es decir, de una puerta blindada mucho ms dura que la realidad.

Esta pieza publicitaria sobresale, en primer lugar, por la asociacin que hace entre individuos con ciertos rasgos corporales y la peligrosidad. En segundo, por la polarizacin y victimizacin de una de las partes que se ve amenazada por la otra. Y en tercero, por la asignacin de valores y categoras que corresponden supuestamente a un sector social cuyo status de civilidad es caracterizado por la ausencia de violencia o delito.

De ah se desprende la necesidad de proteccin que padecen ante quienes intentan hacerles algn dao. No obstante, el comercial les ofrece mucho ms que ello. Promete lisa y llanamente su inmunidad, ya que su producto, la puerta blindada, se convierte en un verdadero mdulo militar defensivo, ubicado en la frontera, que debe repeler e impedir que la violencia penetre y corrompa ese cuerpo sano.

Esta divisin entre un nosotros y ellos, interior y exterior, puro e impuro, propio y extrao, es resultante del quiebre del concepto de comunidad. Esa ruptura del lazo social, que hoy dificultosamente se intenta recomponer, fue resultado de la aplicacin del modelo neoliberal, con sus recurrentes polticas para la desregulacin de la economa y la modelizacin cultural basada en el individualismo y el pragmatismo que supo traer aparejado.

En consecuencia, un Estado con estructuras corrodas y sin capacidad de gestin para establecer los dispositivos que inscriban la condicin de ser en comn, hace propicio el escenario para que prevalezca la voluntad del ms fuerte y participen, con suerte dispar, actores del mbito privado, que intenten llenar ese espacio fallido.

La publicidad mencionada es un emergente de lo anterior, pero no podemos asignarle ingenuidad ni quitarle responsabilidad, porque la estrategia de marketing incorpora nociones de un sentido comn vigente, que estigmatiza a grupos sociales poco favorecidos en el reparto de la riqueza, agudiza los conflictos sociales existentes y beneficia peticiones que le reclaman al Estado polticas de mano dura.

Ya en noviembre de 2008, un informe del Observatorio de la Discriminacin en la Radio y la Televisin (www.obserdiscriminacion.gov.ar/informes/pentagono.pdf) recalc que el spot viola de manera sistemtica el Plan Nacional contra la Discriminacin (Decreto N1086/2005), que establece que son prcticas sociales discriminatorias crear y/o colaborar en la difusin de estereotipos de cualquier grupo humano por caractersticas reales o imaginarias, sean stas del tipo que fueren. Asimismo, subray el incumplimiento de la Ley 23.592 de Penalizacin de actos Discriminatorios. La empresa en un primer momento acept lo dicho y respondi con una edicin del material cuestionado. Suprimi del relato a la familia del living, pero, de todos modos, continu con la carga de violencia asociada al hombre de tez morena.

No es menos grave el hecho de que la publicidad en cuestin fuera pautada en horarios centrales. Esta contribucin simblica, que acenta o define ciertos paradigmas que cargan sobre los mensajes que stos transmiten, refuerza la lectura que los medios masivos ofrecen a la sociedad sobre la prescripcin del delito. Ya no es el Estado quien posee esa potestad de manera exclusiva, sino que son los medios de comunicacin los que la detentan a travs de la criminalizacin meditica.

Guiados por la espectacularidad y el pronto impacto, los medios masivos dificultan el acceso a una interpretacin compleja. El sensacionalismo favorece la percepcin del mundo en trminos de conmocin permanente, por lo que apela a la emotividad del receptor, hecho que disuelve la posibilidad de su anclaje en agendas pertinentes para su tratamiento. Esta tendencia, que impregna a casi la totalidad de las coberturas noticiosas, desplaza y neutraliza las responsabilidades gubernamentales, sociales y propias en la prdida de derechos y garantas de buena parte de la poblacin.* Periodista. Asesor de Prensa y Comunicacin de la Unin de Trabajadores de Sociedades de Autores y Afines de la R.A. (UTSA).

Mutantes

Claudio Uriarte

Radar, Pgina 12, 27 de agosto de 2000Detesto profundamente al comic, pero mucho ms a los adultos que profesan el culto, los que sostienen que el comic es arte o puede serlo, y le encuentran recnditas significaciones epocales no olvidarse de decir esta palabra, y lo consideran a la altura de la novela. Los motivos no son misteriosos: estamos ante infradotados mentales que no han dejado atrs la edad del pavo y prefieren, claro est, leer historietas que as se llaman, no comics a leer novelas, o a leer historia. En el culto al comic subyace lo peor de la infantilizacin progresiva de la sociedad, ese nuevo estado donde la adolescencia se prolonga hasta entrados los treinta aos, a partir de los cuales empieza a operar una especie de rejuvenecimiento permanente.

Los amantes del comic sostienen una operacin de rescate, o de redescubrimiento, como si fuera posible rescatar o redescubrir lo que nunca existi. Cuarentones y cincuentones disfrazados, en perenne juvenilia, de jeans gastados y rotos, zapatillas blancas cada vez ms sucias y la infaltable colita de pelo gris rematando la nuca de una cabeza cada vez ms calva, disfrutan como pberes hurgando en los comercios especializados, emprenden esotricas buscas por Internet tratando de conseguir esos garabatos de culto impresos en un desaparecido taller grfico en Chicago en el ao 1936, se excitan como los CRASH!, BOING! y BOOOOOOOMMM! que salpican vistosamente las peripecias de sus superhroes de chicos coleccionistas de figuritas. (De paso, nada les gusta ms que intercambiar incunables de culto con chicos de verdad.)El mundo de los admiradores del comic se integra con facilidad a esa alegre y tediosa cofrada de cursis de la primavera alfonsinista que proclamaba, los ojos en blanco, cosas como: Todo es cultura, desde los libros que leemos hasta la comida que comemos y la ropa que nos ponemos, viste?. Entre ellos quedaba muy bien, por ejemplo, ser cientfico y consultar a una clarividente o lectora de las palmas de la mano, postrarse ante las enseanzas del Don Juan de Castaneda Te va a volar la cabeza, advertan, como si eso fuera algo bueno e interesarse por los ritos curativos del mdico brujo de una remota tribu del Brasil. Otros hits: el viaje inicitico para probar ayahuasca y otras porqueras entre tristes trpicos; la moda de los mimos, zancudos y estatuas vivientes en la calle Florida; la consabida visita a la feria dominical en la Plaza Dorrego de San Telmo porque es un paseo lindo para hacer, sobre todo si hay solcito; los admiradores del Teatro Negro de Praga, de la Fura dels Baus catalana y de la pulp fiction, el hard-boiled y el black mask norteamericanos. O algo por el estilo (no olvide pronunciar estas cosas as, en bastardilla).

Dentro de esta enfermedad, ha surgido una especie de metstasis al cubo, que es la adaptacin de comics al cine. No me refiero aqu al Batman de Tim Burton, porque su desmesura le posibilit salir de los pim, pam, pum! de rigor hacia la construccin de una pesadilla expresionista poco accesible para la comprensin cabal del cmico cuarentn promedio. En cambio no pude encontrar ningn placer en la recientemente estrenada X-Men salvo, es cierto, la contemplacin del rostro de la actriz Famke Janssen, y esto por razones ajenas a la pelcula. En realidad, y como dira un crtico de cine, es una pelcula ideal para chicos de todas las edades, desde los ocho hasta los ochenta aos, frase que describe magnficamente la parbola que va de la ingenuidad infantil al reblandecimiento senil. Sin embargo, la pelcula es slo apta para mayores de 13 aos: justo la edad a partir de la cual su atractivo debera cesar.

Pero vayamos al argumento: una raza de mutantes de poderes excepcionales irrumpe a los ojos de una detestable humanidad de seres comunes, epitomizados por un senador norteamericano ms malo que pegarle a la madre. Dos bandos se perfilan entre los mutantes: uno quiere destruir a la humanidad; el otro simplemente aspira a que sta se acostumbre a ellos, aprenda a convivir con lo diferente. Hay un genio del Bien y un geniodel Mal. El primero, como para subrayar lo bueno que es, anda en silla de ruedas. De hecho, todos los buenos tienen algn defecto, algn taln de Aquiles (o sea que se parecen bastante a los repulsivos humanos): hay un buen salvaje manos de tijera; una adolescente que no puede tocar a nadie sin extraerle la fuerza; tambin alguien que no puede andar sin sus mortferos lentes colorados, que tiene la inmerecida suerte de ser el novio de Famke Janssen. Inslitamente, la pelcula se pone de parte de esta banda de buenudos. Tambin inslitamente, la lucha final es entre los mutantes buenos y los mutantes malos, en lugar de unirse contra la humanidad como ms de un personaje sensatamente sugiere. El clmax va a darse en una conferencia de la ONU en Nueva York, donde el genio del Mal se propone destruir o convertir a la mutancia a los poderosos reunidos.

Uno hace fuerza para que ganen los malos.

Editoriales

Energizantes y alcohol, mezcla explosiva

La Nacin, 10 de febrero de 2004

Nuevos y peligrosos recursos estn siendo utilizados por los jvenes y adolescentes que pretenden extender las horas de la noche contrariando las normas elementales de la fsica y de la naturaleza, a costa de poner en riesgo su salud. El mtodo empleado es el consumo de una bebida energizante que comenz a comercializarse en el pas a partir de 2001. La primera marca, de origen austraco, gan rpidamente consumidores; actualmente hay otras. Todas estn registradas en el Instituto Nacional de Alimentos -encuadradas en el rubro suplementos dietarios- y son de venta libre en kioscos, bares y discotecas.

Su precio es relativamente accesible en kioscos -entre tres y cuatro pesos- y bastante ms elevado en las discotecas o "boliches", donde ronda los doce pesos. En cuanto a su composicin, los energizantes contienen minerales y carbohidratos, entre otros ingredientes. Pero lo que ms preocupa son los 23 miligramos de cafena incluidos en cada 100 mililitros de bebida energizante.

Las primeras voces de alerta se escucharon de boca de funcionarios pblicos de las reas de prevencin de la drogadiccin y de mdicos con especialidad en toxicologa: la mezcla de bebidas energizantes con alcohol es una amenaza para el organismo, ya que puede desencadenar acidez, insomnio, hipertensin, hipoglucemia, calambres, dolores musculares, convulsiones, arritmias u otros males cardacos y hasta muerte sbita.

Adems, cuando se mezclan, los energizantes retardan el efecto depresor del alcohol, con la consecuencia de que los chicos terminan consumiendo ms bebidas alcohlicas. El riesgo no slo reside en su toxicidad farmacolgica, ya que este producto, combinado con el alcohol o con anfetaminas puede afectar el sistema cardiovascular.

Pero lo ms grave es, sin duda, la toxicidad del estilo de vida que les estn imponiendo a los adolescentes y jvenes, lo que implica una propuesta de aceleracin, descontrol y rendimientos anormales. Para ello, la publicidad promociona que estas bebidas evitan el cansancio y aportan energa, captando de ese modo la voluntad de quienes creen percibir en ellas esas cualidades, lo que no significa que realmente generen ese efecto. Refirindose al consumo de energizantes, el titular de la Secretara de Programacin para la Prevencin de la Drogadiccin y Lucha contra el Narcotrfico (Sedronar), Wilbur Grimson, manifest que las consecuencias podan ser graves. A su juicio, "la mezcla produce un efecto paradojal: por un lado, el cerebro es estimulado por la cafena; por otro, es deprimido por el alcohol".

Por su parte, desde el Instituto Nacional de Alimentos se inform que todava no est comprobado que las bebidas energizantes potencien los efectos adversos del alcohol, como tampoco los daos que produce la mezcla de estas bebidas y el alcohol. Es de esperar, entonces, que las autoridades sanitarias recaben -a la mayor brevedad- toda la informacin posible sobre los efectos y las consecuencias que ese cctel causa entre los consumidores, tanto en el nivel local como en otros pases, e instrumenten todas las medidas preventivas que pongan a resguardo la integridad y salud fsica de la juventud.

La inmigracin, factor de progresoLa Nacin, 16 de febrero de 2004

El secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, pronunci recientemente un discurso ante el Parlamento Europeo en el que se refiri a la situacin de los inmigrantes en los pases de la Unin Europea ampliada. Su mensaje, publicado en forma de artculo en nuestras columnas, puntualizaron el estado actual de una cuestin que cobra especial relevancia en momentos en que se estn considerando las variables demogrficas del mundo en relacin con el desarrollo econmico-social de los diferentes pases.

Al analizar la cantidad de habitantes de la Tierra en trminos globales y al cotejarla con las tendencias que se revelan en el comportamiento poblacional de nuestro tiempo se advierte que la tasa de crecimiento mundial, despus del tope alcanzado del 2% anual, fue declinando hasta situarse en el 1,4% en los inicios de este siglo.

El promedio que indican las cifras nivela situaciones que son muy diferentes. As, en las naciones de Europa el crecimiento es igual a cero o acusa cifras negativas, debido al descenso de la natalidad, advertible an en naciones que antes se destacaron por ser prolficas, como Alemania, Espaa o Italia. En los pases en vas de desarrollo, en cambio, la natalidad -aunque tambin ha decrecido- se mantiene comparativamente alta, con una tasa de aumento del 1,6 por ciento.

La proyeccin de estos datos permiten estimar que la poblacin europea disminuir progresivamente y que los 450 millones que hoy la habitan sern slo 400 a mitad de esta centuria. Esta reduccin de habitantes en las naciones industrializadas anticipa que en un futuro prximo habr en el llamado "viejo mundo" cierta incapacidad para ir cubriendo los puestos de trabajo y para ofrecer prestaciones de servicios indispensables.

Entretanto, muchsimas personas provenientes de Asia Menor, Africa y otros continentes continan viajando a Europa, movidas por el afn de encontrar trabajo, de encontrar perspectivas de un bienestar superior o de dar curso a otras aspiraciones. Tambin existe, como lo experimentamos en nuestro pas, una cuota menor, pero muy valiosa, de profesionales jvenes que buscan las posibilidades de desarrollo personal que su pas no les ofrece.

Al observar este cuadro resulta llamativo el distinto rol que asumi Europa, que fue gran generadora de emigrantes en el pasado y que en las ltimas dcadas se ha convertido en un poderoso polo de atraccin para inmigrantes. Se estima que, desde 1965, se ha afirmado notablemente la tendencia migratoria en el mundo, incrementada en el nmero de los que se van y en la proporcin con que se eligen como lugar de destino determinadas reas geogrficas y ciudades.

Se calcula que los inmigrantes de los ltimos cuarenta aos son alrededor de 125 millones y que en algunos pases han llegado a constituir hasta el 15% de la poblacin. Tambin hay que destacar cmo ha crecido la inmigracin femenina, unas veces al abrigo de polticas de reunificacin familiar y en otras ocasiones como consecuencia de que los seres humanos van siempre en busca de empleo y mejores condiciones de vida, aunque a menudo deban aceptar luego labores de baja calificacin que la poblacin autctona rechaza.

Como bien ha sealado Kofi Annan, los inmigrantes se convierten casi siempre en palancas del progreso y de la continuidad del desarrollo en los pases en que se radican. Al mismo tiempo, contribuyen a la economa de sus naciones de origen con el envo de remesas de dinero. En 2002 esos envos alcanzaron un total de 88.000 millones de dlares en el mundo.

Los pases tienen derecho a establecer normas de admisin razonables, pero deben contemplarse -por el otro lado- los beneficios que generan por lo general los inmigrantes, merecedores de mejores formas de integracin social y cultural. En un mundo desigual en desarrollo y en posibilidades de vida, las corrientes inmigratorias son puentes que ayudan a equilibrar las diferencias. Y suelen ser, tambin, un vigoroso aliado del desarrollo.Recuperar la cultura del esfuerzo

La Nacin, 15 de febrero de 2004

El ministro de Educacin, Daniel Filmus, se refiri das atrs a la imperiosa necesidad de que el pas vuelva a la "cultura del esfuerzo" y pidi que los argentinos retomramos el hbito de premiar a quien realmente estudie y trabaje con seriedad y responsabilidad. A su juicio, es indispensable marchar hacia un sistema en el que los maestros sean ms exigentes con los alumnos, y prometi todo el apoyo de su cartera a los docentes que adopten criterios de mayor severidad, pues el pas necesita "recuperar su calidad educativa".

La sociedad debe prestar especial atencin a estas reflexiones del ministro, que arrojan luz sobre algunas de las necesidades que experimenta la educacin argentina. Filmus considera, con razn, que uno de los problemas de nuestro sistema educativo es la prdida de autoridad que ha ido sufriendo el docente, y pidi a los padres de los alumnos que ayudaran a fortalecer la figura del maestro. Es fundamental -dijo- que el mensaje de los padres sea en todo coincidente con el que se imparte en las escuelas, pues los adolescentes y los nios se desconciertan y sienten un hondo desasosiego cuando los discursos que reciben en un mbito y en el otro son contradictorios.

No se equivoca el ministro cuando advierte que, en muchos casos, el docente se abstiene de reprender al alumno por temor a que los padres, al da siguiente, se lo recriminen. Si pretendemos que la educacin alcance los ms altos niveles de calidad, se debe corregir esa tendencia equivocada de algunos padres a sobreproteger a los menores como si la escuela y la vida familiar fueran dos mundos contrapuestos o desconectados entre s.

Por otra parte, el ministro propuso recientemente, al inaugurar el 41 Curso de Rectores del Consejo Superior de Educacin Catlica (Consudec), que 2004 fuera para los argentinos el ao de la educacin. Su iniciativa apunta a que el sector educativo sea puesto en el centro de la agenda poltica como parte de una genuina estrategia de crecimiento. La idea es que el Estado asuma y cumpla el compromiso que le corresponde en el fortalecimiento del proceso educacional, de modo tal que luego resulte ms fcil reclamarles a los dems actores de la sociedad que aporten su parte para el fortalecimiento y el progreso de la educacin.

Otra importante advertencia del ministro es la que tiende a examinar con espritu crtico la propensin de algunos sectores a considerar que la escuela debe brindar principalmente contencin social. En rigor, sa es una visin equivocada. Est bien que los alumnos reciben, en casos de extremada necesidad, proteccin y asistencia, pero de ninguna manera se debe perder de vista que su objetivo esencial es ensear, formar, transmitir conocimientos. Quien se aparte de ese criterio sustancial, engaa a la sociedad y -lo que es peor- defrauda a los alumnos. Es importante que los adolescentes y los nios estn en la escuela, pero slo si se les brinda la educacin a que tienen derecho.

En momentos en que estn en pleno debate el dficit de la enseanza media y la mala formacin de los estudiantes para ingresar en la universidad, la sociedad debe desplegar el mximo esfuerzo posible para que la propuesta de la cartera educacional se haga realidad. Que 2004 sea verdaderamente el ao de la educacin y que la cultura del esfuerzo vuelva a ser el gran eje de la relacin entre maestros y discpulos.

Cartas de lectores

La Nacin, 14 de mayo de 2011

Cajita felizSeor Director:

"Debo confesar que el diputado Juan Cabandi no deja de sorprenderme con sus cuestionables proyectos.Hace un tiempo, con un monumento a Maradona; ahora le toca la prohibicin a la cajita feliz.

"Es meritorio que nuestros diputados se ocupen de la alimentacin de nuestros nios, pero me parecera una noticia ms feliz, que no entra en ninguna cajita, que se piensen proyectos para los que no pueden acceder a esos alimentos... perdn, a los alimentos.

"El legislador de la ciudad debe haber visto con sus propios ojos los cientos de nios que deambulan por la calle, cada da, sin cajita, sin juguete, sin felicidad, sin futuro. Lo animo, de corazn, a que piense en ellos y que sus proyectos se dirijan a los que ms lo necesitan.

"Los nios que acceden a la cajita feliz tienen padres o abuelos que pueden decidir qu es lo mejor para ellos; los otros no tienen opcin."

Susana C. Calot

DNI 6.428.577InauditoSeor Director:

"Nos hemos enterado de que el filsofo Jos Pablo Feinmann propone cambiar nuestra bandera, reemplazando el sol de sta por el pauelo de las Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo porque, segn su decir, el pauelo blanco de las Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo es el pauelo de la paz, el de la vida, el de nuestro ms genuino y verdadero orgullo. Sin comentarios."

Luis Garca Morales

DNI 93.421.262"Una pelcula"Seor Director:

"Qu lindos cuentos que nos vienen contando ltimamente. Una plebeya se casa con un prncipe, cual Cenicienta que se salv y ahora va a vivir feliz para siempre, con todo el protocolo, el circo y el anlisis de su casamiento usado como entretenimiento vendible para el mundo. Y despus, se muere El Malo (Ben Laden) y surge un hroe hollywoodense (Obama; ms popular, seguro y chistoso que nunca), que proclama con orgullo que se ha hecho justicia, que hoy el mundo es ms seguro y mejor, y otras declaraciones dignas de un Oscar al mejor guin.

"Pura ingenuidad, simplismo, sensacionalismo y triunfalismo. Parece que la realidad se transform en una buensima pelcula."

Sofa Becco Vidal

DNI 30.821.428Basta de bengalasSeor Director:

"Antes vigilar y castigar se complementaban. La eficacia de la vigilancia haca que fueran menos los casos en que se requera castigar.

"Existe cierta complacencia social en el incumplimiento de las normas de prevencin o de seguridad; incluso, podramos hablar de una suerte de complicidad con las autoridades de control de la vigilancia. Ese sentimiento de culpa slo parece posible acallarse con la imposicin de un castigo ejemplar a los responsables.

"Lamentablemente, est claro que aunque apliquemos la pena de muerte, ello no va a resucitar a las vctimas inocentes de la tragedia de Cromagnon, ni ahora revertir la muerte de Miguel Ramrez. Hay que mirar hacia el futuro y evitar que lo acontecido pueda repetirse. Para ello debemos revalorizar el cumplimiento de las normas de vigilancia y, en ello, las autoridades tienen un rol fundamental, pero tambin quienes deben cumplirlas."

Hctor Guillermo Vidal Albarracn

[email protected] de RocaSeor Director:

"Un diputado, quien fue llevado al Congreso para defender los intereses del campo, como asunto prioritario, ha propuesto una ley para cambiar la imagen del general Roca en los billetes de cien pesos, por una persona fallecida, iniciador del grito de Alcorta. Resulta adems una decisin descabellada para un legislador de la Nacin, cuando sus preocupaciones deberan ser ms abarcativas. Sus propuestas no han rendido los frutos debidos, lo cual indica un fracaso parcial en su tarea. Por ejemplo, el productor de trigo se vio dificultado en vender su cosecha por impedimentos normativos, y hay muchos molinos que estn en dificultades por no tener ese cereal para moler. Implic una suba del precio de la bolsa. Un kilo de pan vara de 8 a 14 pesos. El maz sigue por esa misma huella restrictiva. No se han tocado las asfixiantes retenciones. Roca es un prcer nacional, mal que le pese al seor Ulises Forte, dirigente de la Federacin Agraria."

Carlos Bellocq

DNI 4.543.749Tarjeta MonederoSeor Director:

"Deseo comunicarles a la lectora Marcela Surez y a todos los usuarios que la tarjeta Monedero tambin se puede utilizar en los colectivos, al igual que la tarjeta SUBE, y que la tarjeta Monedero se puede recargar en casi todas las estaciones del subterrneo, en todas las lneas. Feliz viaje sin monedas!"

Pamela Juno Ferguson

Avda. de los Incas 3501, CapitalZaffaroni y los cortesSeor Director:

"El doctor Eugenio Zaffaroni ha dicho que los piquetes y los cortes de calles son formas vlidas de llamar la atencin cuando los reclamos no son escuchados. Agreg -palabras ms, palabras menos- que hay que entender que el estado de necesidad de quienes protagonizan los cortes justifica la actitud.

"Cun alejado de la realidad puede estar un ministro de la Corte Suprema! Porque... de qu pas habla el doctor Zaffaroni? Sabe el doctor Zaffaroni que, en Buenos Aires, hubo murgas que cortaron las avenidas Corrientes y Callao para reclamar que vuelvan los feriados de Carnaval? Sabe Zaffaroni que estudiantes secundarios cortaron calles por los despedidos en una empresa alimenticia? Sabe Zaffaroni que en esta ciudad se hizo una manifestacin en Cabildo y Juramento, con el correspondiente corte de las avenidas por trabajadores textiles que haban sido despedidos... en Tailandia? Apenas tres ejemplos de lo absurda que puede ser la causa de un corte de calles.

"Es alarmante que un ministro de la Corte Suprema asuma una postura tan extravagante frente a actos que -si prefiere no llamarlos delitos (si se considera su permisivo criterio)- son claramente contrarios al orden jurdico."

Dr. Gustavo D. Muoz

DNI 11.534.900Estancia La Guitarra

Seor Director:

"Graciela Yraizoz fue mi amiga, mi amiga del alma; al ver la nota en La Nacion sobre la estancia La Guitarra, todos mis recuerdos volvieron emocionados a mi espritu. Gracias por publicarla en un mundo donde casi no queda lugar para estas vivencias!"

Yolanda Cecilia Muradas

DNI 6.353.710

Generacin del 37

Seor Director:

"Tengo un verdadero respeto intelectual por Pablo Sirvn, destacado periodista de vuestro diario, pero como presidente del Partido Demcrata no puedo dejar de contestarle algunos trminos que considero errneos sobre los conservadores. En su artculo del viernes 6 del actual sobre el peronismo, el autor seala: Si no hubiera sido Pern, tarde o temprano alguien habra aparecido para hacer lo que l hizo. Y agrega: Lo que los socialistas slo esbozaron en teora los radicales haban empezado a explorar tmidamente, y los conservadores directamente no quisieron hacer, que era darle alguna solucin a la cuestin social. Al respecto quiero responderle que, durante la Revolucin Industrial, la situacin era intolerable al igual que el contexto en el que trabajaban los mineros en Inglaterra y tambin los denigrados obreros en los Estados Unidos. En nuestro pas, la generacin del 37 nos seal el camino jurdico y poltico que luego, con un plan establecido, continu la generacin del 80.

"Avellaneda y Sarmiento fueron los artfices de una revolucin educativa que despus tom con gran mpetu el hacedor de la Argentina moderna, que fue el general Roca. En 1881 cre el Consejo Nacional de Educacin. En 1882 promulg la ley 1420 de educacin comn, que instaur la enseanza gratuita, obligatoria y laica. Durante los seis aos de su presidencia, fund 600 escuelas, realiz 4000 km de vas frreas, duplic el movimiento del puerto y se sancion el Cdigo de Trabajo, que dignificaba y reglamentaba por primera vez la actividad laboral.

"El 4 de julio de 1943, el coronel Pern y sus compaeros fascistas de la Logia del GOU, en el momento en que depusieron al gobierno constitucional del doctor Castillo, todas las leyes sociales requeridas (minoridad, mujeres, jornada de trabajo, condiciones laborales, sbado ingls, accidentes de trabajo y tantas otras), que fueron propuestas por la minoritaria bancaria socialista, lograron su promulgacin con la anuencia de las mayoras conservadoras y radicales. Por entonces, tenamos el mayor ndice de alfabetizacin de Amrica y una clase media envidiada por el mundo, que tena una gran movilidad social y cuyos hijos en una generacin fueron profesionales e incluso presidentes de la Repblica."

Dr. Alberto Allende Iriarte

Diputado de la Nacin

[email protected] Director:

"Visto lo que es de dominio pblico, no estara de ms aclarar en nuestro Prembulo lo que est implcito, pero que parece no ser bien entendido por algunos, cuando dice: ...y para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino. Aclaracin: siempre que respeten las leyes y dems disposiciones vigentes en nuestra nacin; si no, no."

Ernesto Hammar

[email protected] RegaSeor Director:

"Lpez Rega, como usted bien dice, le acercaba las pantuflas a Pern, pero lleg a ser ministro del gobierno nacional! Y le recuerdo tambin que, quien le acercaba el caf al general, Mara Estela Martnez de Pern, fue presidenta! Ambos, claro est, destacadsimos antecedentes para ocupar los cargos que desempearon.

"No cree usted, seor Jorge Coscia, como secretario de Cultura de la Nacin, que deberamos tener ms cuidado a la hora de seleccionar nuestros administradores? No deberamos considerar la formacin acadmica, capacidad intelectual y someterlos a la consideracin ciudadana? No deberamos darle lugar a la meritocracia en vez de la dedocracia? De este modo, nos evitaramos padecimientos y, ustedes, sufrir vergenza ajena."

Ing. Alejandro J. Giussano

DNI 14.409.081ResarcimientoSeor Director:

"Me dirijo a usted con motivo de hacer pblica la respuesta de la empresa Nueva Chevallier a un reclamo efectuado el 26/4/11 por ventanilla, en la Terminal de Omnibus de Retiro, por un servicio ineficiente brindado en dos viajes realizados a travs de esta compaa. Luego de constatar lo que haba expresado en mi nota, la empresa pidi disculpas por los inconvenientes y contratiempos ocasionados... (sic) y ofreci un resarcimiento en forma de descuento en los pasajes ante un prximo viaje.

"Quiero expresar a todo usuario que no nos callemos ante una atencin inadecuada, y a las empresas, que sean respetuosas de sus prestatarios brindando el servicio que corresponda."

Mara Estela Giunchetti

Bulnes 1845, CapitalFalacias en la argumentacin

Una falacia es toda forma de razonamiento que parece correcta pero no lo es.

A la hora de analizar textos argumentativos, es importante tener en cuenta las falacias ya que, pese a ser razonamientos incorrectos, son psicolgicamente persuasivos.

En este sentido, se destaca un tipo especial de falacias no formales: las falacias de atenencias. stas, si bien son incorrectas desde el punto de vista lgico, son persuasivas debido a la funcin expresiva del lenguaje, la cual produce en los hablantes actitudes que inclinan hacia la aceptacin o la refutacin.

Dentro de este tipo de falacias podemos distinguir:

a) Falacia ad baculum: apelacin a la fuerza: Yo tengo razn porque soy tu padre/ soy tu jefe/ tengo el ejrcito ms poderoso.

b) Falacia ad hominem: ataque ofensivo hacia la persona o hacia un grupo al que pertenece. No se refuta la verdad de un argumento sino que se focaliza en la persona que lo formula: Usted no tiene razn porque es extranjero/ forma parte del gobierno/ ya cometi un delito en otra ocasin.

c) Falacia ad ignorantiam: supone que una afirmacin es verdadera porque no se ha demostrado que es falsa: Nadie ha demostrado que los fantasmas no existen; por lo tanto, deben existir.

d) Falacia ad misericordiam: apelacin a la piedad para que se acepte una determinada conclusin: S que me estaba copiando, pero no debe sacarme la hoja; ya tengo 1 en cinco materias.

e) Falacia ad populum: intento de ganar el asentimiento popular para una conclusin despertando las pasiones y el entusiasmo de la multitud: Tens que mirar este programa porque es el que tiene ms rating.

f) Falacia ad verecundiam: apelacin a una autoridad supuestamente pertinente: Usted debe elegir esta empresa de medicina prepaga porque es la que elige Susana Gimnez.

g) Falacia de accidente o de generalizacin inadecuada: implica refutar una regla a partir de sus excepciones, o bien generalizar una excepcin sin tener en cuenta los casos mayoritarios: Todos las veces en las que Boca jug de local un da martes, perdi.

h) Falacia de la falsa causa: implica tomar como causa de un efecto algo que no es: River pierde cada vez que lo arbitra este juez de lnea.

i) Falacia de peticin de principios: toma como premisa del razonamiento la misma conclusin que se pretende probar. Construye razonamientos circulares: Dios cre al hombre y la mujer para reproducirse; por lo tanto, la homosexualidad es contraria a los designios de Dios.

j) Falacia de la pregunta compleja: las peguntas de este tipo suponen que se ha dado ya una respuesta definida a una pregunta anterior que ni siquiera ha sido formulada: Cundo va a dejar de robar?/ Por qu las empresas privadas son ms eficientes que las pblicas?

Instituto Sara Ch. de Eccleston. A - 427. Profesor: Mariano Duna Curso: 4 Ao. Fecha: Nombre y apellido del alumno :

Trabajo Prctico N 1 de LiteraturaAnlisis y contraposicin de dos textos argumentativos

Unidad n: 1 Tema de la unidad : Texto argumentativo

Objetivos del trabajo:

Utilizar de manera autnoma las herramientas de anlisis trabajadas en clase.

Desarrollar la lectura crtica y la bsqueda de informacin de manera independiente.

Producir por escrito una exposicin clara, precisa y significativa.

Consignas:

El trabajo es INDIVIDUAL y consiste en la bsqueda, anlisis y contraposicin de dos textos argumentativos.

El anlisis deber llevar un ttulo y podr estar divido mediante subttulos. Se espera que los alumnos elaboren un texto coherente y cohesivo y no se limiten a escribir respuestas sin relaciones entre s.

El anlisis deber incluir: breve resea y/o comentario sobre el tema de los textos (sobre qu hecho se est argumentando o debatiendo, cundo ocurri, quines estn involucrados, etctera); anlisis de la estructura y los recursos argumentativos presentes en el Primer Texto; anlisis de la estructura y los recursos argumentativos presentes en el Segundo Texto; conclusin referida a cul de los dos textos resulta ms efectivo desde el punto de vista de la argumentacin (independientemente de la opinin personal sobre el tema, se espera que los alumnos aprecien y valoren al autor que haya sabido utilizar argumentos ms convincentes para expresar su punto de vista). Puede tomarse como ejemplo el anlisis que figura a continuacin de estas pautas.

Textos a analizar:

Primer Texto: los alumnos debern elegir 1 (un) texto argumentativo de la Gua N 2. Este texto podr ser un artculo de opinin (pginas 7 a 10), un editorial (pginas 13 a 15) o una carta de lectores (pginas 17 a 19).

Segundo Texto: una vez identificado el tema sobre el cual argumenta el Primer Texto, los alumnos debern buscar en algn diario editado en Argentina (ya sea en su versin impresa o en su versin digital) otro texto argumentativo que trate sobre el mismo tema.

ACLARACIN: si el Primer Texto es una carta de lectores, el Segundo Texto deber ser un artculo de opinin o un editorial. En ningn caso podrn analizarse 2 (dos) cartas de lectores.

Si un alumno/a prefiriera no utilizar ningn texto proveniente de la Gua N 2, podr buscar otro por su cuenta utilizando las mismas fuentes indicadas para el Segundo Texto.

Condiciones de entrega:

Las pautas de entrega del Trabajo Prctico se ajustan a las sealadas por el colegio.

La fecha de entrega del trabajo es el

. Hasta esa fecha se recibirn consultas concretas referidas al trabajo durante momentos especficos de las clases.

Se considerar una falta grave todo tipo de plagio o copia de informacin sin mencin directa de la fuente de la cual fue extrada.

En el trabajo deber incluirse como Apndice una copia del Segundo Texto analizado.

EJEMPLO

Anlisis de dos textos argumentativos

Introduccin

En el presente trabajo nos disponemos a analizar dos textos argumentativos referidos a la validez de los cortes de calle como forma de protesta.

El Primer Texto pertenece a un editorial publicado por el diario La Nacin el lunes 19 de diciembre de 2005 (disponible tambin en Internet); el Segundo Texto, por su parte, es una carta de lectores enviada al mismo diario y publicada el 14 de mayo de 2011 (este texto figura en la Gua N 2).

Ms all de la diferencia temporal entre ambos textos, cabe destacar que ambos desarrollan un tema que suele ser objeto de discusin y debate permanente en la opinin pblica.

Anlisis del primer texto

En el primer prrafo se presenta el punto de partida el hecho que desencadena la argumentacin- y se anticipa la hiptesis: los cortes de calle y las marchas piqueteras volvieron a ser protagonistas en el centro porteo, generando caos en el trnsito vehicular y un sinnmero de trastornos a los vecinos de la ciudad.

La hiptesis en cuestin referida a considerar los cortes de calle como un problema muy grave y molesto- comienza a demostrarse desde el segundo prrafo. All hay una presentacin de datos: hasta el 31 de octubre ltimo se hicieron 297 cortes -previstos o no- de calles, avenidas y autopistas, con un promedio de casi 30 por mes. A este nmero corresponde sumarle los 311 que hubo en la provincia de Buenos Aires, suficientes para demostrar la dificultad que existe para desplazarse libremente.

Seguidamente, el editorial subraya la gravedad del problema comparndolo con lo que ocurre en la Provincia de Buenos Aires: Mientras en el nivel nacional esta forma de protesta fue disminuyendo levemente en los ltimos tres aos, en la Capital no deja de aumentar.

En ese sentido, se refieren nuevos datos, esta vez aportados por una cita de autoridad: De acuerdo con una investigacin del Centro de Estudios Nueva Mayora, el 29 por ciento de los 1025 cortes que hubo este ao en todo el pas se hicieron en territorio porteo. Es decir, uno de cada tres. Si esa tendencia contina, se igualarn a los 358 que se registraron en la ciudad en 2004 y se superarn los de 2002 y 2003.

En el sexto prrafo se propone una explicacin sobre el tema empleando una relacin causa- efecto (como en Capital estn las autoridades, es all donde ms se protesta): El conurbano bonaerense y la Capital son los puntos ms vulnerables a este tipo de protesta porque estn las autoridades nacionales y los medios de comunicacin masiva; en consecuencia, el impacto que ocasiona un corte en el rea metropolitana repercute ms que en cualquier otro lugar del pas.

Del noveno prrafo pueden destacarse la mencin a Nstor Kirchner y el hecho de que el autor del editorial utilice una frase suya para fundamentar el punto de vista del texto, pese a que el mismo tambin critica al presidente:

Casi siempre, los cortes afectan a gente que nada tiene que ver con las quejas y as pareci haberlo comprendido el presidente Nstor Kirchner, quien ltimamente ha criticado a las organizaciones piqueteras opositoras al Gobierno, que mantienen el mtodo de cortar calles y rutas para hacer or sus reclamos. "Una verdadera libertad de expresin, de ideas, debe desistir definitivamente del procedimiento de cortar calles porque eso es quitarles derecho a otros argentinos que tambin trabajan y tambin sufren", opin Kirchner.

Una vez argumentada la hiptesis, el texto culmina proponiendo una posible salida:

Si los jueces y fiscales aplicasen las leyes, y el gobierno cumpliese con su parte, se podra devolver a la ciudadana el espacio pblico perdido y terminar con el clima que alienta la incertidumbre y la inseguridad, adems de asegurar las garantas y las libertades constitucionales, que son permanentemente amenazadas -y muchas veces violentadas- por la discrecionalidad de los prepotentes e intolerantes.

Anlisis del segundo texto

El segundo texto comienza presentando el punto de partida (las declaraciones del juez Zaffaroni).

En el segundo prrafo comienza la exposicin de la hiptesis mediante un claro uso de preguntas retricas:

Sabe el doctor Zaffaroni que, en Buenos Aires, hubo murgas que cortaron las avenidas Corrientes y Callao para reclamar que vuelvan los feriados de Carnaval? Sabe Zaffaroni que estudiantes secundarios cortaron calles por los despedidos en una empresa alimenticia? Sabe Zaffaroni que en esta ciudad se hizo una manifestacin en Cabildo y Juramento, con el correspondiente corte de las avenidas por trabajadores textiles que haban sido despedidos... en Tailandia?

Por ltimo, el autor utiliza la irona y la concesin para terminar de demostrar su hiptesis (los cortes de calle estn fuera de la ley): es alarmante que un ministro de la Corte Suprema asuma una postura tan extravagante frente a actos que -si prefiere no llamarlos delitos (si se considera su permisivo criterio)- son claramente contrarios al orden jurdico.

Conclusin

Desde nuestro punto de vista, y ms all de la diferente extensin de ambos textos (inevitable porque uno es un editorial y el otro una carta de lectores), el segundo resulta ms efectivo por apelar a la irona y por responder a una cuestin concreta. El Primer Texto, si bien presenta muchos datos que avalan el punto de vista, puede resultar algo fro, por lo que el lector puede llegar a no verse del todo comprometido ni implicado en el tema en cuestin.

APNDICE

Primer Texto:

La intolerancia de cortar las calles

En medio de tanta conmocin poltica suscitada por los pases de diputados electos de un partido a otro, impugnaciones de legisladores, renuncias a la banca, nombramientos en embajadas y arrepentimientos de funcionarios oficialistas, el detalle pas casi inadvertido: los cortes de calle y las marchas piqueteras volvieron a ser protagonistas en el centro porteo, generando caos en el trnsito vehicular y un sinnmero de trastornos a los vecinos de la ciudad.

Sin embargo, el fenmeno, que se haba apaciguado en las semanas anteriores a las elecciones, siempre estuvo presente. En efecto, hasta el 31 de octubre ltimo se hicieron 297 cortes -previstos o no- de calles, avenidas y autopistas, con un promedio de casi 30 por mes. A este nmero corresponde sumarle los 311 que hubo en la provincia de Buenos Aires, suficientes para demostrar la dificultad que existe para desplazarse libremente.

Mientras en el nivel nacional esta forma de protesta fue disminuyendo levemente en los ltimos tres aos, en la Capital no deja de aumentar.

De acuerdo con una investigacin del Centro de Estudios Nueva Mayora, el 29 por ciento de los 1025 cortes que hubo este ao en todo el pas se hicieron en territorio porteo. Es decir, uno de cada tres. Si esa tendencia contina, se igualarn a los 358 que se registraron en la ciudad en 2004 y se superarn los de 2002 y 2003.

En las ltimas semanas, los conductores de colectivos y combis sin licencia oficial cortaron el trnsito en la autopista Buenos Aires-La Plata y en la avenida 9 de Julio y su interseccin con Sarmiento; los empleados del Colegio Pblico de Abogados lo hicieron en Corrientes al 600, y los gastronmicos, en la avenida Madero.

El conurbano bonaerense y la Capital son los puntos ms vulnerables a este tipo de protesta porque estn las autoridades nacionales y los medios de comunicacin masiva; en consecuencia, el impacto que ocasiona un corte en el rea metropolitana repercute ms que en cualquier otro lugar del pas.

Si bien el corte de calles, avenidas y rutas es una modalidad de reclamo reciente, segn el ltimo estudio de Latinobarmetro -corporacin especializada en opinin pblica-, en Amrica latina bloquear el trnsito es uno de los tres tipos principales de participacin poltica, despus de la firma de peticiones y la asistencia a manifestaciones.

En la Argentina, un 3 por ciento de los habitantes participa en cortes de protesta. El mismo porcentaje se registra en Per, Colombia, Honduras, Puerto Rico y Uruguay. El pas de la zona con ms piquetes es Bolivia, donde el 11 por ciento de la poblacin los utiliza como mtodo de protesta social.

Casi siempre, los cortes afectan a gente que nada tiene que ver con las quejas y as pareci haberlo comprendido el presidente Nstor Kirchner, quien ltimamente ha criticado a las organizaciones piqueteras opositoras al Gobierno, que mantienen el mtodo de cortar calles y rutas para hacer or sus reclamos. "Una verdadera libertad de expresin, de ideas, debe desistir definitivamente del procedimiento de cortar calles porque eso es quitarles derecho a otros argentinos que tambin trabajan y tambin sufren", opin Kirchner.

Sin embargo, las protestas callejeras no han cesado y los fiscales y los jueces que deberan intervenir brillan por su ausencia. Tambin los agentes del orden pblico, ante la carencia de instrucciones para evitarlas.

El desorden y la inseguridad siguen apoderndose de las calles de la ciudad y de las rutas. Si los jueces y fiscales aplicasen las leyes, y el gobierno cumpliese con su parte, se podra devolver a la ciudadana el espacio pblico perdido y terminar con el clima que alienta la incertidumbre y la inseguridad, adems de asegurar las garantas y las libertades constitucionales, que son permanentemente amenazadas -y muchas veces violentadas- por la discrecionalidad de los prepotentes e intolerantes

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En esta primera parte se presentan los dos textos y se comenta cul es el tema que tienen en comn. De acuerdo a cul sea ste, esta seccin del trabajo podr ser ms o menos extensa.

Si bien la hiptesis figura en el prrafo anterior, al reformularla con otras palabras facilitamos la comprensin y enriquecemos el trabajo.

Es recomendable realizar un anlisis secuencial, siguiendo el orden del texto. Esto ser muy importante a la hora de considerar la estructura del texto.

En la exposicin se van mencionando los recursos que aparecen en el texto (presentacin de datos, comparacin, cita de autoridad, relacin causa-efecto). En todos los casos es recomendable explicar en qu consiste cada uno de ellos.

Una vez ms: reformular con nuestras palabras una cita textual facilita la comprensin y muestra que el autor del trabajo puede manejar perfectamente los textos que busc.

Por tratarse de citas textuales muy extensas, en estos casos se utiliz otro tamao de tipografa para destacarlas.

No siempre es necesaria la cita textual: para no ser redundantes, podemos resumir el contenido del texto con nuestras palabras.

Atencin: qu es una concesin? Dnde se encuentra exactamente en la cita textual? Esto debera aparecer explicado

Atencin: una deduccin como sta debe ser explicada. Qu caractersticas de esos tipos de texto nos llevan a decir eso?

Es importante que siempre que incluyamos una apreciacin personal, esta se desprenda de un anlisis objetivo

Deben incluirse en el Trabajo los textos que no hayan sido extrados de la Gua.

Texto basado en Textos argumentativos, de Vernica Asca, extrado de Comunicndonos, Buenos Aires, UPR Editora, 2002.

Texto basado en Los gneros de opinin, extrado de Lengua y Literatura Activa I, Buenos Aires, Puerto de Palos, 2001.

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