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Dietoterapia 17/18 Berta Escudero Sánchez 1 UNIDAD 9. DIETOTERAPIA DE LAS PATOLOGÍAS DIGESTIVAS ÍNDICE 1. Reflujo gastroesofágico, hernia de hiato, gastritis y úlcera péptica. Dieta de protección gástrica (gastroesofágica). 2. Síndrome diarreico. Dieta astringente. 3. Enfermedad diverticular, enfermedad inflamatoria intestinal y colon irritable. Dieta de protección intestinal. 4. Gastrectomía y Síndrome del Intestino Corto. Dieta antidumping. 5. Hepatopatías y patología pancreática. Dieta de protección biliopancreática.

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UNIDAD 9. DIETOTERAPIA DE LAS PATOLOGÍAS DIGESTIVAS ÍNDICE

1. Reflujo gastroesofágico, hernia de hiato, gastritis y úlcera péptica. Dieta de

protección gástrica (gastroesofágica).

2. Síndrome diarreico. Dieta astringente.

3. Enfermedad diverticular, enfermedad inflamatoria intestinal y colon irritable.

Dieta de protección intestinal.

4. Gastrectomía y Síndrome del Intestino Corto. Dieta antidumping.

5. Hepatopatías y patología pancreática. Dieta de protección biliopancreática.

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1. Reflujo gastroesofágico, hernia de hiato, gastritis y úlcera péptica. Dieta de protección gastroesofágica.

1.1. RGE y Hernia de Hiato

La enfermedad del reflujo gastroesofágico (RGE) aparece cuando el esfínter

esofágico inferior (EEI), válvula que controla el paso del contenido del esófago hacia el estómago, está alterada o se relaja de forma inadecuada, permitiendo que el contenido vuelva a pasar al esófago, irritando así la mucosa, causando una sintomatología y unas complicaciones características.

Síntomas: - Acidez y/o regurgitación ácida. - Dolor de pecho, jadeos, dolor de garganta, afonía debido al contenido gástrico

alojado en la laringe, tos, asma, dificultad respiratoria por aspiración de ácido a la vía respiratoria.

La enfermedad del RGE aparece cuando hay una alteración en los

mecanismos de defensa del esófago y los mecanismos ofensivos del estómago, tales como el ácido y otros jugos y enzimas digestivas.

Existen aspectos dietéticos o estilos de vida que pueden contribuir o aumentar el riesgo de padecer RGE como:

- Un elevado consumo de bebidas alcohólicas, el tabaquismo, alto consumo de alimentos irritantes como el chocolate, la pimienta o especias, café, comida con alto contenido en grasa. Todo ello favorece la relajación del EEI permitiendo el paso de contenido del estómago al esófago.

- Hernia de hiato. - Sobrepeso, obesidad, embarazo, etc., ya que aumenta la presión

intraabdominal.

La Hernia de Hiato consiste en el desplazamiento de parte del estómago hacia el pecho a través del diafragma, es decir, se da cuando la parte superior del estómago pasa de estar en el abdomen para alojarse en el tórax. No todas las personas que padecen esta afección presentan síntomas, pero aquellos que si los presentan suelen ser del tipo: dolor abdominal, pirosis, disfagia y odinofagia, halitosis y tos seca. Estos síntomas provocan que la persona afectada cada vez consuma menos alimento, puesto que la ingesta de alimentos, muchas veces, es dolorosa.

La hernia de hiato facilita la aparición de RGE aunque no todas las personas que tienen RGE lo desarrollan a consecuencia de una hernia de hiato.

La hernia de hiato que se da en niños suele ser congénita, es decir, nacen con ellas. En adultos, puede deberse a obesidad, tabaquismo, toses violentas, vómitos repetidos durante largos periodos de tiempo o debilitamiento del músculo

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diafragmático, que suele ocurrir con el paso de los años, por eso, las hernias de hiato suelen ser más comunes en personas mayores de 50 años.

Si la hernia de hiato o el RGE no se tratan pueden ir empeorando causando inflamación o irritación del esófago (esofagitis) o incluso gastritis o úlceras de estómago. Estas irritaciones del esófago pueden generar cicatrices que produzcan que el paso por el esófago se haga más estrecho y, esto provocará que cada vez nos sea más difícil tragar. Por otra parte, si estas heridas del esófago persisten pueden ir degenerando y favorecer la aparición de cáncer en esta zona. Por tanto, es muy importante saber cómo la alimentación puede reducir el reflujo para minimizar sus síntomas y evitar complicaciones.

Complicaciones de la ERGE y la Hernia de Hiato

En la mayoría de los casos de ERGE no suelen aparecer complicaciones. Pueden llegar a aparecer en aquellos con una enfermedad más grave desde el inicio, con una sintomatología más severa y crónica.

La esofagitis, inflamación de la mucosa del esófago que está expuesta al ácido de manera crónica, es una de las complicaciones más frecuentes. Las esofagitis más graves pueden llegar a provocar úlceras y sangrados, dificultando la cicatrización, reduciendo así el diámetro de la luz esofágica comprometiendo mucho el paso de los alimentos.

Si esta situación persiste en el tiempo, se puede llegar a producir un cambio de la mucosa esofágica por una mucosa más parecida a la del estómago o a la del intestino delgado, es decir, más resistente al ácido. Esta complicación, que se conoce con el nombre de «Esófago de Barrett», es considerada como un factor de riesgo para desarrollar cáncer de esófago (adenocarcinoma).

Además, el RGE puede ocasionar complicaciones en otros órganos como puede ser en la laringe causando inflamación (laringitis) o en los bronquios causando ronquera o disfonía o un cierre de los mismos (broncoespasmo) dificultando la respiración (disnea).

1.2. Gastritis y úlcera péptica

La gastritis es la inflamación del revestimiento del estómago y puede ser aguda, cuando se presenta durante un corto periodo de tiempo, o crónica, si se prolonga durante meses o años. Esta inflamación del estómago causa, en las personas que lo padecen, dolor en la parte superior del vientre o del estómago, náuseas y, en ocasiones, vómitos. Todo esto se traduce en una falta de apetencia y de ganas de comer.

Una de las causas más habituales de la gastritis es la infección por una bacteria llamada Helicobacter pylori que se trasmite de persona a persona. En países desarrollados esta bacteria podría estar infectando al 50% de la población, aunque solo el 15% de ellos desarrollan la enfermedad, lo que hace ver que está muy

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influenciada por factores genéticos o ambientales (la comida, el hábito de fumar, etc.). De todos modos, ésta no es la única causa de gastritis sino que hay otras como:

• Tomar de manera continuada determinados medicamentos como los antiinfamatorios no esteroideos (AINEs) como la aspirina o el ibuprofeno.

• Consumir demasiado alcohol. • Trastornos autoinmunes como la anemia perniciosa. • El estrés o la ansiedad elevada, ya que aumenta los ácidos gástricos y provoca

lo que se denomina gastritis nerviosa. • El abuso de comidas copiosas, muy pesadas o picantes. • Las infecciones alimentarias. • El tabaco. • Otras infecciones virales (citomegalovirus o herpes simple).

Se debe tener en cuenta que en muchos casos las causas o las situaciones que provocan la gastritis se dan de manera conjunta y se potencian unas a otras. Por eso, si hemos padecido anteriormente gastritis o la sufrimos actualmente hemos de evitar al máximo estos factores para prevenir una posible recaída o evitar que se mantenga esta situación lo que puede llevar a crear hemorragias o un aumento de la posibilidad de padecer cáncer gástrico.

La úlcera péptica es la afectación de la mucosa gastrointestinal debida a la acción del ácido clorhídrico y la pepsina. Se caracteriza anatomopatológicamente por la pérdida de sustancia que se extiende como mínimo a la muscularis mucosae.

Las zonas de aparición de la úlcera péptica son las expuestas a la secreción ácida: tercio inferior del esófago, estómago y bulbo duodenal. La gástrica y la duodenal son las más frecuentes.

En la actualidad, la hipótesis etiopatogénica más aceptada sugiere que la úlcera péptica se produce por la alteración en el equilibrio entre factores agresivos y defensivos. Se piensa que en la úlcera duodenal son los factores agresivos los que tienen mayor importancia, mientras que en la úlcera gástrica el déficit de factores defensivos sería la causa de la misma. Aún así, está claro que la etiología de la úlcera péptica es multifactorial.

Factores agresivos:

- HCl. - Pepsina y gastrina. - Histamina y acetilcolina.

Factores defensivos:

- Moco y bicarbonato. - Flujo sanguíneo y capacidad de regeneración celular. - Motilidad gastroduodenal.

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Otros factores asociados a la etiología de la úlcera péptica:

- Helicobacter pylori - AINES - Estrés - Tabaco - Alcohol - Síndromes que cursan con hipersecreción ácida: Síndrome de Zollinger-Ellison.

El síntoma más importante y característico de la úlcera péptica es el dolor. Se localiza generalmente en el epigastrio aunque puede irradiarse al tórax, abdomen, región dorsal y lumbar. Presenta un ritmo horario, de forma que aparece de dos a tres horas después de la ingesta, desaparece con la misma y tras la ingesta de alcalinos. Generalmente se presenta durante varias semanas, existiendo periodos libres de síntomas.

Otros síntomas digestivos son: pirosis, náuseas, vómitos, meteorismo, pesadez, regurgitación, sialorrea, estreñimiento, hemorragia.

Complicaciones: hemorragia digestiva, anemia ferropénica, hematemesis y melenas, perforación y penetración y estenosis pilórica.

1.3. Tratamiento dietético de protección gastroesofágica

Algunas recomendaciones generales son: - No tumbarse o dormirse antes de que hayan pasado 3 horas desde la última

comida ya que la posición horizontal durante la digestión favorecerá el reflujo. - Dormir ligeramente incorporado para dificultar el retorno del contenido gástrico

al estómago. - Dejar de fumar ya que el tabaco estimula la secreción de ácido gástrico y,

además, puede favorecer el empeoramiento de las lesiones que pueden producirse en el esófago o en el estómago.

- Llevar ropa holgada para evitar presiones en el abdomen. - Intentar reducir las situaciones de estrés, ya que el estrés genera ácido

gástrico aunque no hayamos comido nada, lo cual, puede provocar más molestias y daño en el estómago y el esófago.

En cuanto a las recomendaciones dietéticas, destacan:

- Reducir el peso siempre que sea necesario. - Evitar comidas copiosas. Los excesos dificultan la digestión, hacen que el

alimento permanezca más tiempo en el estómago y facilitan el reflujo. - No comer nada, aunque sea líquido antes de acostarnos. - Cocinar de manera suave (hervido, papillote, vapor, horno, etc.) y evitar los

fritos y rebozados.

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- Evitar alimentos con temperaturas extremas, o muy calientes o muy fríos, ya que favorecen la irritación.

- Reducir o evitar alimentos muy grasos, alimentos picantes, en escabeche o muy salados.

- Evitar bebidas que estimulan la secreción gástrica como el alcohol, las bebidas carbonatadas, el té o el café.

- Evitar comidas y bebidas que favorecen la relajación del EEI como grasas (especialmente fritos), pimienta y especias, chocolate, alcohol, café, frutos cítricos, tomate y productos mentolados.

- Evitar el consumo de alimentos que irritan la superficie del esófago como ciertos condimentos (vinagre y pimienta) y alimentos ácidos (tomate, frutas o zumos cítricos).

- Las comidas copiosas y ricas en grasa son difíciles de digerir y retrasan el vaciado gástrico y aumentan la inflamación de la mucosa gástrica (por ejemplo: los guisos se servirán sin salsas).

- Evitar el uso de carminativos (ajo, hinojo, menta, albahaca, cilantro, cebolla, tomillo, nuez moscada) ya que relajan el EEI.

- Aumentar la ingesta de w-3 por su acción inflamatoria. - Consumir líquidos entre comidas y no durante las mismas para evitar aumentar

el volumen del estómago.

Grupo de alimentos Alimentos aconsejados Alimentos Desaconsejados

Lácteos

Lácteos desnatados; leche desnatada o semidesnatada, el queso fresco o los yogures desnatados

Ricos en grasa como la nata, los quesos curados o la leche entera

Cereales y derivados, tubérculos y legumbres

Cereales blancos

Legumbres (* Mayor tolerancia en cocciones suaves y pasadas por el pasapurés)

Tubérculos

Bollería y pastelería como galletas con chocolate, croissants o bollos.

Frutas

Fruta madura pelada (plátano, manzana, pera)

Frutas poco maduras

Frutas cítricas y ácidas

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Fruta en compota

(naranja, mandarina, limón, piña…)

Hortalizas

El resto de hortalizas

*Mayor tolerancia verduras en puré

Flatulentas: coliflor, repollo, coles de Bruselas…

Carminativas: ajo, cebolla, cebolleta

Ácidas: tomate, pimiento

Hortalizas crudas

Alimentos proteicos

Carnes blancas como el pollo o el pavo, clara de huevo y embutidos tipo jamón dulce, pechuga de pavo…

Pescado blanco

Carnes grasas (ternera o buey)

Embutidos

Alimentos Grasos Aceite de oliva crudo

Mantecas, mantequillas, nata, sebo, mahonesa, salsas grasas, aceites

Bebidas

Manzanilla, tila, tomillo, romero

Agua, caldos desgrasados

Bebidas alcohólicas

Bebidas carbonatadas

Otros Miel

Azúcar

Chocolates, cacao Platos precocinados Snacks, encurtidos, salsas picantes y ácidas, salazones

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En aquellos casos, donde los síntomas no desaparecen, la toma de medicamentos puede ayudar a mejorar y controlar los problemas causados tanto en situación de RGE como de gastritis y úlcera péptica. Los 3 tipos de medicamentos más utilizados son los antiácidos, los antagonistas del receptor de la histamina 2 y los inhibidores de la bomba de protones.

• Antiácidos: Actúan neutralizando la secreción ácida. Alivian los síntomas de acidez estomacal. Sin embargo, solo funcionan durante un tiempo limitado. Ej.: bicarbonato sódico, hidróxido de aluminio.

• Antagonistas del receptor de histamina H2: Inhiben la secreción ácida. Disminuyen la producción de ácidos en el estómago. Funcionan bien cuando los síntomas del reflujo son leves, son seguros y presentan pocos efectos secundarios. Ej.: ranitidina.

• Inhibidores de la bomba de protones: Es una de las terapias más efectivas bloqueando el paso final de la producción de ácidos en el estómago. Ej.: omeprazol.

En el caso de la gastritis o úlcera péptica de etiología bacteriana, también se prescribe tratamiento de erradicación de H. pylori con amoxicilina, metronidazol o tetraciclina.

En casos extremos de RGE, en pacientes que no son capaces de tolerar bien los medicamentos o que continúan presentando regurgitación como síntoma primario se valora la opción de realizar una cirugía. El procedimiento quirúrgico para tratar la enfermedad del reflujo se denomina “Funduplicatura”. Consiste una técnica que ayuda a fortalecer la barrera entre el estómago y el esófago.

Con respecto a la fórmula dietética se aconseja:

- HC: 55-60% - Proteínas: 15-20% - Lípidos: 20-25% 2. Síndrome diarreico. Dieta astringente.

La diarrea consiste en el aumento de la frecuencia, volumen o fluidez de las deposiciones. Se considera patológico un peso de heces superior a 250 g/día y un contenido acuoso mayor o igual a 200 ml/día.

El principal objetivo de la dieta astringente es reducir al máximo las estimulaciones intestinales y enlentecer la velocidad del tránsito intestinal, con la finalidad de reducir el número y el volumen de las deposiciones diarias y mejorar su consistencia.

Este tipo de dieta está indicada para situaciones de diarrea aguda o crónica.

Si la diarrea es debida a una intolerancia o alergia de origen alimentario que no estaba controlada, se debe suprimir el alimento causante de la alteración y proceder a

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la rehidratación y renutrición del paciente de forma progresiva (dieta absoluta, líquida astringente, blanda...).

Puesto que la dieta astringente es en definitiva una dieta de protección intestinal, tiene en común con el resto de patologías intestinales una serie de pautas dietéticas básicas.

Características de la dieta astringente:

- En las primeras fases de una diarrea se debe realizar una rehidratación (de preferencia oral) a base de suero oral, limonada alcalina o algún sustituto bien tolerado en el caso de niños. La ingesta del líquido se realizará de la siguiente forma: 5 ml cada 5 minutos. Si se prueba la tolerancia durante una hora y no da resultado (vómitos o diarrea), será necesario el ingreso hospitalario para la rehidratación endovenosa.

- Las primeras 12-24 horas debe ingerirse únicamente el líquido rehidratante. Pasado este tiempo se pueden ir incorporando alimentos sólidos astringentes en pequeñas cantidades sin forzar. Los primeros alimentos sólidos que se incorporan a la dieta astringente únicamente aportan hidratos de carbono; deben ser: manzana rallada oxidada, en compota, asada o cruda sin piel, plátano, dulce de membrillo, infusiones astringentes como el té, pan tostado, arroz, pasta, zanahoria y patata hervida. A continuación, se incluirán alimentos proteicos suaves como yogur o queso fresco (no leche por su mayor contenido en lactosa), pescado blanco, carne de pollo o tortilla.

Alimentos permitidos:

- Té. La propiedad astringente se debe a su contenido en taninos. - Pan tostado. El pan tostado puede decirse que está parcialmente digerido o es

más fácil de digerir, por este motivo se indica en caso de diarrea. El calor hidroliza parcialmente el almidón a oligosacáridos que se degradan y absorben más fácilmente a nivel intestinal.

- Manzana. Es una de las frutas más ricas en pectina. Cuanto más madura está la fruta mayor contenido en pectina. La pectina es una fibra altamente soluble en agua y posee una gran capacidad de retención de agua, formación de geles y sustancias viscosas. Con la adición correcta de azúcar y ácido (zumo de limón) se obtiene una consistencia gelatinosa que, a medida que avanza a lo largo del tracto gastrointestinal, va reteniendo sus propias secreciones y contribuye a enlentecer el tránsito intestinal y a mejorar la consistencia de las deposiciones. Por eso, se recomienda la ingesta de compota de manzana o asada al horno. La manzana oxidada aún tiene mayor capacidad para absorber agua. La superficie blanca de la manzana adquiere un color marrón pocos minutos después de pelarse, cortarse o rallarse. Se debe a que las células lesionadas liberan enzimas (polifenolasas) que oxidan los polifenoles transformándolos en melanina coloreada. Además, el ácido málico que posee la manzana se ha relacionado con su propiedad astringente.

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- Arroz. Debido a su contenido en fibra soluble, el arroz muy hervido tiene gran capacidad de gelificación y contribuye a mejorar la consistencia de las deposiciones líquidas.

- Membrillo. Su propiedad astringente se debe a su contenido en taninos y pectina.

- Patata. Las patatas contienen granos de almidón que se ablandan, se hinchan y se gelifican durante la cocción. Su digestibilidad aumenta cuando está cocida y en puré.

- Zanahoria. Contiene una cantidad importante de pectina y también de potasio que ayuda a reponer las pérdidas debidas a las deposiciones diarreicas. Se puede aconsejar hervir 500 g de zanahoria en un litro de agua durante 20 - 30 minutos, triturar y añadir agua hasta completar el litro y una cucharadita de sal y tomarlo durante el día.

- Plátano maduro. Durante el proceso de maduración su contenido del 25% de almidón y 1% de azúcar se convierte en 1 y 20% respectivamente, perdiéndose un 5% como energía utilizada en las reacciones bioquímicas, por tanto, mejora su digestibilidad y absorción intestinal.

- Yogur. Se introducirá cuando las deposiciones presenten una consistencia pastosa. El yogur es un alimento con escasa cantidad de lactosa, ya que la lactosa de la leche se transforma en ácido láctico en el proceso de formación del yogur. Además, contiene bacterias que contribuyen a repoblar la flora intestinal.

Otras recomendaciones: sobre todo en las primeras fases se recomiendan:

o El agua de arroz. Es un líquido isotónico, contiene amilopectina procedente del arroz hervido y tiene propiedades astringentes. Se recomienda hervir 30 g de arroz en un litro de agua durante 30 minutos, colar y añadir agua caliente hasta obtener un litro y una cucharadita de sal.

o El agua de manzana hervida. Contiene electrolitos que ayudan a reponer las pérdidas debidas a la diarrea.

o En lactantes se debe utilizar una fórmula sin lactosa.

Si se toleran bien se irán incorporando otros alimentos de forma progresiva siguiendo las siguientes pautas:

- Evitar los alimentos ricos en fibra insoluble. La fibra soluble no se debe restringir. En contenido de fibra total en la dieta no debe superar los 25 g al día.

- Es necesario limitar la ingesta de alimentos y técnicas culinarias grasas para evitar un exceso de la misma. El aporte total debe ser del 25 – 30 % del VCT. Este porcentaje disminuido se cubrirá con alimentos proteicos magros (12-18% del VCT).

- Se deben suprimir los alimentos y bebidas flatulentas, otros estimulantes como el café, alcohol, chocolate, la condimentación fuerte o picante.

- Los alimentos que se han de ingerir deberán mantenerse a una temperatura templada, ni muy fríos ni muy calientes, con el objetivo de no acelerar el tránsito intestinal.

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- Es importante ingerir los alimentos en pequeña cantidad y a menudo, en 5-6 tomas o incluso más. El agua en principio se puede tomar junto con otros alimentos sólidos siempre y cuando se eviten grandes volúmenes de quimo. Incluso en las fases en las que ya se han introducido alimentos sólidos, se debe mantener la rehidratación oral continuada para reponer las pérdidas de líquidos y electrolitos.

- Se debe limitar la ingesta de azúcar, se sustituye por otros endulzantes, con la finalidad de reducir la carga osmótica y evitar el arrastre de líquidos al tubo digestivo.

Se desaconseja la implantación de este tipo de dieta durante periodos prolongados de tiempo (> 4-5 días) porque puede ser deficiente en numerosos nutrientes y kilocalorías.

En aquellos casos en que sea necesaria dicha prolongación se requiere la administración de suplementos de vitaminas y/o minerales o, en su defecto, dietas de nutrición artificial sin residuo.

3. Enfermedad diverticular, enfermedad inflamatoria intestinal y colon irritable. Dieta de protección intestinal

3.1. Enfermedad diverticular

Dentro de la enfermedad diverticular del colon se puede distinguir la diverticulosis y la diverticulitis. Este tipo de enfermedades son más frecuentes en edades avanzadas (> 40 años).

La diverticulosis consiste en la formación de divertículos o hernias en la pared del colon que cursan con una sintomatología que consiste en dolor abdominal con espasmos. Por su parte, la diverticulitis consiste en la inflamación de los divertículos como consecuencia de la irritación e infección de los mismos. Suele aparecer fiebre aparte del dolor. En una analítica aparecen valores de infección (fórmula leucocitaria con valores elevados).

La formación de divertículos afecta a la progresión del alimento. Parte del contenido del quilo puede quedar retenido en los mismos. Suele aparecer en el colon descendente y sigmoideo.

La diverticulosis aparece más frecuentemente cuando la dieta es baja en fibra y cuando hay estreñimiento por almacenamiento de la masa fecal.

La dieta en caso de diverticulosis se podría asemejar a la dieta laxante o indicada en caso de estreñimiento, es decir, rica en fibra y en líquidos.

Además, es aconsejable evitar la ingesta de semillas (de tomate, pimiento, sésamo, kiwi) ya que pueden alojarse en los divertículos y producir inflamación (diverticulitis).

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En caso de diverticulitis la dieta debe ser líquida o absoluta junto con antibioterapia. En este caso el objetivo es mantener el intestino en una situación del máximo reposo posible. Si no hubiese respuesta favorable o se presentasen complicaciones (peritonitis, fístulas, obstrucción intestinal) se indicará tratamiento quirúrgico, que consiste generalmente en resección de la zona intestinal afectada.

3.2. Enfermedad inflamatoria intestinal

La enfermedad inflamatoria intestinal (EII) incluye dos entidades: la Enfermedad de Crohn y la Colitis Ulcerosa, ambas son enfermedades inflamatorias de evolución crónica que afectan al intestino. Su origen o etiología se desconoce habiéndose involucrado en ella principalmente factores genéticos, ambientales, inmunológicos y bacterianos. Se diferencian en que la enfermedad de Crohn afecta a todo el tracto digestivo, de forma segmentaria o intermitente, siendo una afectación de todas las capas de la pared intestinal y localizándose preferentemente en el íleon terminal, el colon derecho y la región anal. Por su parte, la CU afecta solo a la mucosa del colon, de forma difusa y continua, iniciando la afectación en el recto, pudiendo extenderse desde allí a todo el colon.

La máxima incidencia de la EC está entre los 15 y 34 años y la de la CU entre los 25 y 54 años.

En los pacientes con EII, junto a la predisposición personal determinada por los factores genéticos, raciales, étnicos y ambientales, se produce, a nivel de la mucosa intestinal, una respuesta inmune alterada frente a antígenos de la dieta y de la propia flora intestinal, activándose múltiples mecanismos inmunológicos mediados por diversas células y sustancias proinflamatorias que llevan al comienzo del daño tisular inflamatorio, típico de la EII y a su posterior mantenimiento y progresión a nivel de la mucosa y pared intestinales.

Enfermedad de Crohn:

Diarrea, dolor abdominal, pérdida de peso y fiebre son los síntomas típicos en la mayoría de los pacientes con EC con ileitis, ileocolitis o colitis Puede aparecer obstrucción intestinal por inflamación o fibrosis. La pérdida de peso se debe a la disminución de la ingesta, a la actividad inflamatoria y a la malabsorción.

Colitis ulcerosa:

Los síntomas de la CU se correlacionan con la extensión anatómica y la actividad de la inflamación de la mucosa del colon, clasificándose en:

- Leve: afectación de recto o rectosigma, sangrado rectal con moco y diarrea. - Moderada: afectación inflamatoria al menos hasta el ángulo esplénico (colitis

izquierda), anemia. - Grave: afectación de la mayor parte del colon, anemia franca.

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El tratamiento dietético en la EII pretende conseguir una protección intestinal, es decir la mínima estimulación posible. Para ello se elimina la fibra insoluble y cualquier sustancia irritante o estimulante.

Déficits nutricionales como consecuencia de la EII:

Existe el riesgo de padecer malnutrición proteico – energética. La mayoría de personas con EII adelgazan por ingerir pocos alimentos, ya que tienen inapetencia y además muchos se encuentran peor al comer. En el caso de los niños con enfermedad de Crohn puede haber un retraso en el crecimiento.

También es importante tener en cuenta que hay fármacos que se utilizan para tratar la enfermedad de Crohn que favorecen la malabsorción de nutrientes:

• Colestiramina: disminuye la asimilación de grasas y vitamina A,D,E y K. • Corticoides: afectan a la absorción del calcio y su uso masivo puede provocar

insuficiencia renal. • Salazopirina: disminuye la absorción de vitamina B9 (ácido fólico).

Algunas personas pueden desarrollar artritis y problemas articulares por una malabsorción de minerales en el intestino. La capacidad del intestino de absorber correctamente los nutrientes dependerá de la extensión y localización de las zonas lesionadas por la propia enfermedad. Mayoritariamente suele haber problemas para aprovechar los siguientes componentes de la dieta:

– Minerales:

• Zinc: un déficit de este mineral provoca una bajada de la inmunidad del organismo.

• Magnesio: una carencia de magnesio puede provocar problemas musculares y del metabolismo del organismo.

• Selenio: un déficit de selenio provoca envejecimiento prematuro y baja protección enfrente los procesos oxidativos.

– Vitaminas: existe una carencia múltiple de vitaminas. Las más afectadas son: A, E, B1, B2, B6, y B9.

Pautas de alimentación para EII:

Los principales objetivos de la intervención nutricional para personas con EII son:

• Valorar y mejorar el estado general de la persona. • Evitar estados de malnutrición y de desnutrición. • Aumentar de peso en los casos donde sea necesario. • Disminuir la inflamación de las zonas afectadas. • Valorar la existencia de intolerancias alimentarias y de alergias.

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• Potenciar el estado inmunitario para evitar infecciones y complicaciones de la enfermedad.

• Prevenir estados carenciales y déficits nutricionales que puedan causas otras enfermedades comunes como la osteoporosis.

• Proteger las mucosas internas. • Facilitar la digestión de los alimentos. • Corregir y mejorar el tránsito intestinal.

Alimentación en fase de reemisión o asintomática

Las pautas de alimentación las diferenciamos en función de la etapa de la enfermedad. En fases de reemisión donde no se sufren los síntomas de la enfermedad recomendamos lo siguiente:

– En la EII hay que tener en cuenta si existen intolerancias a alimentos. – Llevar una dieta equilibrada y saludable. – Hacer una dieta suficiente en calorías y proteínas para evitar la desnutrición.

Alimentos a evitar:

• Espinacas, naranjas, embutidos. • Alcohol, café y picantes. • Mantequilla y lácteos enteros. • Alimentos flatulentos: col, coliflor, cereales integrales, bebidas con gas,

legumbres con piel. • Alimentos con sorbitol: caramelos, chicles, bebidas light o zero.

Alimentos a potenciar:

• Pescado blanco y carnes blancas (incluida la carne magra de cerdo). • Alimentos ricos en omega-3 tipo EPA: pescado azul. • Alimentos ricos en betacarotenos: papaya, mango, zanahoria, calabaza. • Germen de trigo y aguacate por su aporte en vitamina E, C, selenio y zinc. • Aceite de oliva. • Bacterias lácticas: en el caso de tolerar los lácteos se puede dar yogur. En el

caso contrario lo indicado sería tomar probióticos en forma de complemento. • Alimentos que aporten quercetina: cebolla, manzana, col lombarda, brócoli.

Alimentación durante un brote de EII

Cuando hay síntomas hay que modificar la alimentación en función de las molestias que sufra cada persona. La alimentación durante esta etapa debe ser hipercalórica (alta en calorías), hipolipídica (muy baja en grasas), hiperproteica (alta en proteínas), con un bajo contenido en fibra, antiinflamatoria, hidratante y de fácil digestión. De manera general recomendamos:

• Evitar el consumo de fibra insoluble procedente cereales integrales y la piel de las frutas.

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• Hacer una dieta sin gluten y sin lactosa (sobre todo si hay diarrea). • Consumir alimentos que aporten fibra soluble en pequeñas cantidades: dulce

de membrillo, manzana y pera hervidas/asadas, zanahoria hervida. • Evitar los alimentos ricos en grasas. Consumir máximo 1 cucharada de aceite

de oliva al día y de baja acidez. • Facilitar la hidratación del cuerpo ingiriendo: agua, caldo vegetal y suero oral. • Aumentar el consumo de betacarotenos: calabaza, zanahoria, calabacín,

mango. • Tomar probióticos yogur o suplemento. • Hacer ingestas de poco volumen y espaciadas en el tiempo para facilitar la

digestión. Hacer 6 comidas al día.

Algunos alimentos recomendados son:

• Pescado blanco. • Arroz blanco, pasta de arroz y tortas de arroz • Jamón ibérico sin grasa. • Pan sin gluten. • Clara de huevo • Patata hervida. • Es importante asegurar una buena ingesta de líquidos para evitar la

deshidratación.

Alimentos que intentaremos evitar son:

• Quesos enteros. • Carne roja y embutidos. • Bollería. • Mantequilla, margarina y nata.

Cocciones recomendadas: hervido, vapor, microondas, papillote, horno a temperatura baja o moderada.

Para pasar de esta dieta a la alimentación normal hay que hacerlo de manera progresiva y en pequeñas cantidades.

Suplementación recomendada

La suplementación con productos naturales siempre debe ir de la mano de una correcta alimentación. El DN debe ser la persona que guíe y asesore en este campo. Entre los productos a valorar según cada caso particular podemos contemplar:

• Glutamina para mejorar las digestiones, nutrir las células del colon, reparar tejidos musculares y disminuir diarrea y dolor abdominal.

• Omega-3, aceite de onagra y aceite de borraja por sus efectos antiinflamatorios.

• Probióticos para fortalecer la flora intestinal y mejorar el estado general del intestino.

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• Enzima lactasa para digerir mejor los lácteos. • Fibra soluble: se puede tomar antes de las comidas para evitar el efecto

laxante que produce la bilis. • Germen de trigo por su aporte en zinc. • Equinacea para mejorar el sistema inmunitario. Polen por su contenido en

betacarotenos.

3.3. Colon Irritable

La enfermedad de colon irritable también se conoce como colon espástico, colitis mucosa o síndrome del intestino irritable. Se caracteriza por una hipersensibilidad ante diferentes estímulos que tienen como consecuencia la alteración de la motilidad del colon.

El colon irritable, cuyo nombre correcto es el Síndrome del Intestino Irritable (SII), es una enfermedad que tiene una incidencia muy diferente según el país. En los países industrializados, como España, se considera una de las causas principales el estrés, por lo tanto, tiene un origen psicosomático.

El cerebro y el intestino están muy relacionados. El estado de ánimo de una persona influye directamente en las secreciones intestinales. Cuando se pasa miedo, enfados, disgustos, ansiedad, etc. se segrega bilis. La bilis tiene la función de digerir las grasas en el intestino, pero es muy laxante. Por lo tanto, si una situación personal provoca que se libere bilis en el intestino, cuando no se está realizando la digestión, es muy probable que desemboque en una diarrea.

El perfil de las personas que sufren colon irritable ha cambiado un poco. Inicialmente se veía sobretodo en mujeres de mediana edad, muy trabajadores, responsables, con un nivel elevado de autoexigencia y un carácter controlador. Actualmente esta enfermedad también afecta a personas jóvenes, y hasta a niños.

El colon irritable es una enfermedad crónica (aunque puede ser momentánea en algunos casos) que se manifiesta con dolor y distensión abdominal. Además, también produce trastornos en el tránsito como diarrea, estreñimiento o ambas cosas alternadas. El SII se caracteriza por dolor o molestia abdominal y alteración en la frecuencia y/o consistencia de las deposiciones (que van desde la diarrea al estreñimiento). Acompañado frecuentemente de hinchazón, gases y distensión abdominal.

El diagnóstico del Síndrome del Intestino Irritable no es fácil. Por eso, el médico especialista a la hora de diagnosticarlo suele seguir el criterio de Roma III que indica que el dolor abdominal debe reaparecer al menos 3 días al mes durante los últimos 3 meses, además de dos o más de los siguientes signos:

• Mejora de los síntomas tras la evacuación. • Aparición de los síntomas tras un cambio en la frecuencia de las heces. • Más síntomas según cambios en la forma o en la apariencia de las heces.

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Dieta para el colon irritable

La dieta de la persona con el síndrome del intestino irritable deber estar personalizada a cada caso. Como pautas genéricas podemos destacar:

• Moderar el consumo de fibra insoluble (procedente de alimentos integrales) de la alimentación para no contribuir más a los desequilibrios en el tránsito intestinal.

• Potenciar el consumo de fibra soluble (en forma de gomas, pectinas y mucílagos) en la dieta. Se puede hacer con la ayuda de los alimentos como el dulce de membrillo o la manzana, aunque también se recomienda tomar diariamente suplementos alimentarios de este tipo de fibras.

• Evitar los alimentos ricos en grasas, las frutas cítricas (sobre todo la naranja) para menguar y neutralizar el efecto laxante producido por las sales biliares (bilis) en el colon.

• Eliminar totalmente el consumo de sorbitol (un edulcorante), los alimentos o especies picantes, el gas (en las bebidas), el café y el té.

• Beber dos litros de agua al día. Es muy importante garantizar la hidratación cuando hay descomposición o diarreas. Se recomienda beber agua o infusiones suaves como la tila y la maría luisa (que no tienen ningún efecto laxante). Además, un aporte suficiente de líquidos también ayudará a combatir el estreñimiento.

• Aun cumpliendo todas las pautas mencionadas no se debe olvidar que es necesario controlar el estrés. Una ayuda natural para combatir y controlar los niveles de estrés es tomar pasiflora y valeriana.

Alimentos para el colon irritable

El colon irritable, al igual que otras enfermedades intestinales como el Crohn y la Colitis Ulcerosa, presenta muchas intolerancias personales. No se deben confundir estas intolerancias provocadas por la enfermedad con las alergias alimentarias. Los alimentos que más frecuentemente provocan intolerancia y que, por lo tanto, se recomienda evitar desde un principio son los cítricos, la cebolla, el chocolate, los huevos, el gluten (presente en la mayoría de cereales como el trigo, la avena, la cebada, el centeno y el triticale), la cafeína (presente en café, té y chocolate), el alcohol.

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Colon irritable y dieta FODMAP

La dieta FODMAP se desarrolló por investigadores de la Universidad de Monash en Australia. FODMAP es la suma de las iniciales de las palabras en inglés que en castellano son Oligosacáridos, Disacáridos y Monosacáridos Fermentables y Polioles. Todos ellos hidratos de carbono de cadena corta.

Así pues, la dieta FODMAP es una dieta baja o sin fructosa, lactosa, fructanos, galactanos y polioles. Presentes en los siguientes alimentos:

• Frutas: como manzana y pera. • Verduras: como cebolla, espárrago y ajo. • Legumbres: como guisante, soja y lentejas. • Cereales: trigo y derivados, centeno y cebada. • Frutos secos. • Lácteos: como leche, quesos, helados y yogur. Valorar tolerancia. • Edulcorantes artificiales: productos que contienen sorbitol (E420), manitol

(E421), isomalt (E953), maltitol (E965) y xilitol (E967), etc.

¿Qué relación hay entre el SII y la dieta FODMAP?

Los oligosacáridos, disacáridos y monosacáridos fermentables y los polioles en algunas personas no se absorben al 100% en el intestino delgado. Por lo que estas moléculas no absorbidas siguen su camino hasta llegar al intestino grueso, donde actúan como alimento para las bacterias que viven en él normalmente. Allí las bacterias digieren/fermentan los FODMAPs y causan los síntomas descritos en la definición de Síndrome del Intestino Irritable.

Por lo tanto, una dieta baja en FODMAP podría ayudar a reducir los síntomas del Síndrome de Intestino Irritable y también de otras enfermedades inflamatorias intestinales como la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn.

¿Se ha de eliminar el gluten de la dieta?

Lo primero es averiguar quiénes podrían beneficiarse de una dieta sin gluten. Para ello, es fundamental hacerse la prueba para determinar si existe o no enfermedad celíaca o alergia al trigo. Si la prueba es positiva, entonces no hay duda: se ha de eliminar el gluten o el trigo de la dieta. Pero si se da el caso contrario, que la prueba es negativa, una dieta sin gluten o trigo no está justificada.

De todas formas, algunas personas que no son celiacas ni alérgicas al trigo presentan una sensibilidad al gluten que provoca síntomas similares a los del SII que suelen desaparecen tras una dieta sin gluten. Es importante destacar que alimentos que contienen gluten como el trigo, cebada, centeno y sus derivados son altos en FODMAPs. De todas formas, no todos los alimentos sin gluten son bajos en FODMAPs (como la cebolla) ni todos los alimentos con gluten son altos en FODMAPs (como la avena).

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Qué dicen los estudios:

A raíz de las primeras investigaciones australianas en el 2005, han sido varios los estudios que se han realizado para valorar el posible efecto de la dieta FODMAP sobre el Síndrome del Intestino Irritable.

Muchas investigaciones confirman los efectos positivos de esta dieta sobre los pacientes con SII y dan evidencia al uso de la dieta FODMAP como tratamiento. Pero hay otras investigaciones y profesionales de la salud que dudan del diseño y la eficacia de la dieta como tratamiento del SII. Esto se debe a que algunos estudios han observado que hay pocas pruebas que sustenten la hipótesis y que además, los estudios disponibles hasta ahora tienen limitaciones significativas. Sin olvidar que es imprescindible el seguimiento de la dieta FODMAP por parte de un dietista-nutricionista para asegurar su cumplimiento y evitar desequilibrios dietético-nutricionales y eso al menos en España, que no hay dietistas-nutricionistas en la Seguridad Social, resulta complicado.

Con respecto a seguir una dieta sin gluten cuando se presenta sensibilidad al gluten y SII, diversos estudios han visto que ciertamente los síntomas mejoraban al quitar el gluten de la dieta y reaparecían al volver a introducirlo. Aun así, en este caso también, no todos los expertos están de acuerdo y concluyen que hay limitaciones en los estudios publicados y dudan de si es el gluten u otra proteína o componente del trigo el responsable de los síntomas.

Pasos a seguir si presentas el Síndrome del Intestino Irritable

1. Acudir a un gastroenterólogo que tras confirmar el diagnóstico te haga el seguimiento.

2. Pedir cita con un dietista-nutricionista que tras valorar individualmente tu caso introducirá la dieta o pautas correspondientes. Generalmente se hace una dieta de exclusión durante 2-6 semanas hasta la desaparición de los síntomas y se reintroducen poco a poco los alimentos. Siempre evitando dietas muy restrictivas (reducen bacterias beneficiosas para nuestro intestino) y observando a partir de un registro los alimentos ingeridos y los síntomas. Se pueden volver a tolerar ciertos alimentos controlando la cantidad y la frecuencia de consumo.

3. Valorar tratamiento psicológico. No se ha demostrado que hayan factores psicológicos que provoquen o influyan en el SII pero estos pueden:

• Hacernos creer que los síntomas abdominales son duraderos y más graves. • Reducir la calidad de vida y aumentar el uso de servicios de atención médica.

Por estas razones, es común que las personas con SII presenten ansiedad, depresión, somatización, hipocondría y miedos vinculados a los síntomas. Además, el psicólogo/a puede dar pautas a la hora de gestionar el estrés, ya que el estrés empeora los síntomas gastrointestinales del SII.

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4. Practicar ejercicio físico. Un estudió observo como tras 12 semanas de ejercicio físico (3-5 veces por semana, de moderada-alta intensidad) el nerviosismo por los síntomas gastrointestinales en pacientes con SII se suprimía.

5. Eliminar el alcohol y el tabaco, duerme bien y descansa. Aunque no existe una clara evidencia son cambios positivos.

Es frecuente que este tipo de patología la padezcan personas con malos hábitos alimentarios y en situaciones de estrés (exceso de café y bebidas excitantes, ingestas apresuradas asociadas a discusiones, conversaciones de trabajo, tabaco: ↑ ingesta de aire, realización de una sola ingesta muy abundante al día), por lo tanto, parte del tratamiento consiste en la educación nutricional del paciente. En las fases de diarrea (la más habitual) se puede confundir con la colitis ulcerosa.

4. Gastrectomía y Síndrome del Intestino Corto: Dieta antidumping.

Esta dieta está indicada como tratamiento dietético tras la gastrectomía total o parcial, en casos de úlcera sangrante o cáncer y también tras cualquier intervención quirúrgica a nivel gástrico.

Los problemas nutricionales que se pueden presentar y los cuidados dietéticos que se han de aplicar van a depender de la cirugía practicada, de la respuesta del paciente y del estado nutricional previo.

Desde el punto de vista práctico de confección de una dieta hay una serie de características que hay que tener en cuenta:

- No se va a producir una coagulación láctea, o al menos ésta no es muy eficiente.

- El ataque de la secreción ácida a las proteínas va a ser deficitario. - La digestión de hidratos de carbono está perturbada por el corto tiempo de

permanencia en el estómago, el almidón se termina de digerir en el intestino.

El síndrome de Dumping o síndrome de vaciado gástrico rápido aparece tras toda cirugía gástrica, ya sea o no con resección. Sus síntomas son: diarrea crónica, malabsorción, anemia, pérdida de peso, enfermedad ósea. La dieta postgastrectomía o para Síndrome de Dumping es el único tratamiento capaz de reducir las complicaciones del paciente operado del estómago.

Las características de la dieta postgastrectomía o Dumping contemplan todas

las pautas nombradas en la dieta de protección gástrica pero además hay que tener en cuenta la situación de diarrea, por lo tanto, se añaden otras pautas como son:

- Se debe reducir la ingesta de azúcares simples por su efecto osmótico (azúcar, miel, almíbar, chocolate, zumos con azúcar añadido, postres dulces...)

- Los derivados lácteos requieren una introducción gradual siendo la leche el último alimento a introducir por la frecuente intolerancia a la lactosa que presentan estos pacientes.

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- Se recomienda incluir unos 5 - 15 g de pectina/día por su efecto gelificante. La pectina se encuentra de forma natural en la manzana (se gelifica con el tto térmico y con hidratos de carbono) y se puede comprar en forma de polvo (se usa en pastelería). Debe repartirse entre las 5-6 tomas del día mezcladas con zumo de manzana u otras frutas (no cítricas).

- Aumentar el contenido de grasas y proteínas de cada comida para retrasar el vaciamiento gástrico, y aportar suficiente energía y elementos para la reparación de tejidos.

- No ingerir líquidos en las comidas ya que diluyen los jugos digestivos y pasan más rápidamente y en mayor cantidad desde el estómago al intestino produciendo hiperosmolaridad (sudoración, palpitaciones, diarrea, dolor,…)

- Reducir el volumen de las tomas que deben ser pequeñas y frecuentes. - Evitar temperaturas extremas en los alimentos.

Otras pautas dietéticas y posturales importantes son: - Debe finalizarse la comida antes de sentirse saciado. - Debe adoptarse una posición de decúbito después de las comidas al menos

durante 15-30 minutos para evitar el vaciamiento por gravedad.

El Síndrome de Dumping o de rápido vaciado gástrico durará más o menos tiempo en función de la cirugía realizada, de la cantidad de estómago resecado, etc. Las dietas por lo tanto pueden ser de dos tipos una más estricta y otra algo más amplia.

Otros casos de aplicación de dieta antidumping son las resecciones intestinales que producen el conocido Síndrome del Intestino Corto (SIC), aunque en estos casos se debe tener en cuenta algunas consideraciones extraordinarias como son la administración del soporte nutricional artificial y dieta progresiva.

Como consecuencia de algunas enfermedades (cáncer, fístulas, enfermedad de Crohn, obstrucción intestinal, diverticulitis, colitis ulcerosa, traumatismos…), en ocasiones es necesario extirpar todo o parte del intestino grueso o delgado.

Después de una resección importante (>50%) es común que aparezca el Síndrome de Intestino Corto (SIC) con síntomas como malabsorción, diarrea, esteatorrea, pérdida de peso, deshidratación etc.

Poco a poco el intestino se irá adaptando a la nueva situación aumentando la funcionalidad del intestino no extirpado. Esta adaptación puede durar de 3 meses a 1 año dependiendo de varios factores como la longitud del segmento intestinal resecado, la presencia o ausencia de la válvula ileocecal.

En general es necesaria una dieta absoluta durante las dos semanas posteriores a la extirpación con nutrición parenteral. Si la resección ha dejado menos de 1 m de ID suele ser necesaria una dieta parenteral a largo plazo. Para controlar el grado de malabsorción será necesario cuantificar las pérdidas fecales de grasas y electrolitos.

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Cuando se inician movimientos intestinales y el volumen de heces sea menor de 2 litros en 24 horas, significa que el intestino está en condiciones de ir adaptando su funcionalidad. En este caso se puede comenzar a dar de manera simultánea nutrición parenteral y enteral/oral.

La nutrición enteral en principio será continua. Más adelante se irá administrando en forma fraccionada o discontinua, y poco a poco se irá incrementando el contenido calórico.

Si es por vía oral debe ser a base de raciones pequeñas y frecuentes de alimentos sólidos.

La infusión de nutrición parenteral se disminuye poco a poco conforme la ingesta oral se incrementa (> 1000 kcal). Normalmente las dietas son sin lactosa, hipercalóricas, hiperproteicas para reparar la desnutrición y bajas en grasas. Son de utilidad los triglicéridos de cadena media de más fácil absorción. Deben administrarse suplementos de vitaminas y minerales.

Una vez el intestino se ha adaptado y remiten las diarreas, se seguirán las mismas pautas de las dietas de protección intestinal, es decir, una baja ingesta de fibra insoluble, comidas poco copiosas y muy fraccionadas, evitar exceso de grasa y demás sustancias estimulantes, etc.

Se deben mantener los suplementos de vitaminas y minerales.

El tratamiento dietético debe seguir las siguientes fases:

1) Nutrición parenteral total (no más de 15 días). 2) Nutrición enteral. 3) Dieta astringente progresiva. (aproximadamente 3 meses). 4) Dieta basal.

La dieta basal final de un paciente sigue una serie de recomendaciones como son:

- Ingerir abundantes líquidos fuera de las comidas. - Dividir la ingesta diaria en 5-6 tomas evitando grandes volúmenes (para evitar

desbordamientos). - Evitar alimentos flatulentos y bebidas carbonatadas para disminuir los gases. - Comer despacio (sin tragar aire). - Evitar alimentos que producen fuerte olor en las heces como los pescados

azules, cebolla, ajo, legumbres, huevo, fritos… - Ingerir alimentos que ayudar a disminuir los olores: perejil, yogur y leches con

bífidus. En general es necesario llevar una dieta variada y equilibrada con abundancia de alimentos ricos en minerales (verduras, frutas etc.) puesto que la absorción de los mismos a nivel del colon está reducida o eliminada.

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En el caso de que la consistencia de las heces sea más líquida y con mayor frecuencia de lo debido, será necesario aumentar la ingesta de agua e infusiones para rehidratar y algunos alimentos como yogur natural, arroz hervido o manzana rallada por su efecto astringente.

En caso de estreñimiento es necesario aumentar la ingesta de líquidos, frutas,

verduras y hacer ejercicio.

5. Hepatopatías y patología pancreática. Dieta de protección biliopancreática.

5.1. Hepatopatías

El hígado desempeña un papel fundamental en la digestión, metabolismo y almacenamiento de nutrientes, participando prácticamente en todos los procesos metabólicos que tienen lugar en el organismo.

Las enfermedades hepáticas pueden clasificarse según diversos criterios, atendiendo a su etiología (viral, alcohólica, metabólica, etc.), evolución (aguda, crónica), extensión (difusa o local).

La situación de desnutrición proteico-energética en pacientes con hepatopatías es frecuente y de etiología multifactorial: disminución cualitativa y cuantitativa de la ingesta, alteración de la digestión y absorción de nutrientes, incremento de los requerimientos energéticos, alteraciones del gasto energético y trastornos metabólicos que afectan al almacenamiento y utilización de nutrientes.

Clasificación de hepatopatías:

• Enfermedades parenquimatosas: hepatitis (viral alcohólica, tóxica, autoinmune, farmacológica), cirrosis hepática (etílica, metabólica, congestiva), colestasis, enfermedad tumoral, lesión quística, etc.

• Enfermedades del sistema biliar: colelitiasis, colangitis, malformación congénita, etc.

La insuficiencia hepatocelular es el estadio final de muchas hepatopatías y se traduce en alteración de todas las funciones hepáticas produciendo importantes disturbios a nivel del metabolismo intermediario y que van a ser, en parte, los responsables de la desnutrición de los pacientes con enfermedades hepáticas.

Tratamiento dietético de la hepatitis y la cirrosis

El primer factor a estudiar es la ingesta de alcohol. Si la hepatitis o cirrosis ha aparecido como consecuencia del alcoholismo, el primer paso es dejar de consumir alcohol.

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Además, la dieta debe ser hipercalórica e hiperproteica puesto que suele haber cierto grado de desnutrición en alcohólicos. Además, debe ser de protección hepática.

Hay que tener en cuenta que los alcohólicos utilizan el alcohol como única ingesta y esto produce inflamaciones en el estómago, páncreas e intestino, y además alteraciones en la digestión y malabsorción de nutrientes.

El acetaldehído evita directamente la activación de las vitaminas provocando por lo tanto un déficit de las mismas.

En hepatitis y cirrosis avanzadas la función hepática puede verse comprometida (insuficiencia hepática). Cuando la función del hígado está comprometida de manera grave, lo más importante a tener en cuenta en el tratamiento dietético es la reducción de proteínas puesto que la acumulación de metabolitos nitrogenados podría derivar en una encefalopatía hepática.

Además, hay que evitar situaciones de pérdida de peso puesto que también provocarían un aumento de los derivados nitrogenados en sangre.

La fórmula dietética en este caso se pautará en función de la cantidad de proteínas que se permite ingerir: Proteínas: 10 %; Lípidos: 30 %; HC: 60 % (excepto en cirróticos, en estos casos hay intolerancia hidrocarbonada y la ingesta de hidratos de carbono se disminuye).

En el caso de tener ascitis, habrá que realizar una restricción de sodio y de líquidos. Estas restricciones serán más o menos severas en función del grado de ascitis. Además, habrá que seguir la dieta de protección hepática adaptándola a esta situación específica.

Cuando hay un episodio de encefalopatía aguda, se suspende la alimentación oral para administrar exclusivamente suero glucosado por vía parenteral. En pocos días suele haber una recuperación y es entonces cuando debe pautarse una dieta con restricción proteica (no superar los 40 g de proteínas al día).

Esta ingesta no debe mantenerse durante periodos de tiempo prolongados puesto que la situación de malnutrición se podría agravar.

Se irá incrementando la ingesta de proteínas hasta un máximo de 70 -80 g/día a pesar de la malnutrición.

Se ha comprobado que aumentan en menor proporción los niveles de nitrógeno cuando las proteínas son de origen vegetal, probablemente por el efecto de la fibra. La ingesta de lípidos debe estar reducida puesto que hay cierto grado de malabsorción. Si se detecta esteatorrea, se deben restringir los triglicéridos de cadena larga por los TCM. La cantidad de hidratos de carbono aumenta considerablemente puesto que hay una restricción tanto de proteínas como de lípidos.

Se recomienda suplementar la dieta con algún complejo de vitaminas y minerales.

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Se debe tener en cuenta que es importante evitar periodos de ayuno

prolongado para evitar el aumento de la amonemia. Por ello, se debe fraccionar la ingesta en 5 tomas. La textura en caso de que exista inapetencia (habitual) debe ser blanda ya que facilita la ingesta.

Fórmula dietética: - Proteínas: <10 % del VCT (40-45 g/día) - Lípidos: 25 % del VCT - HC: 65 % del VCT

5.2. Litiasis biliar

La litiasis biliar o colelitiasis se define como la existencia de cálculos dentro de la vesícula biliar.

La bilis se forma en el hígado mientras que las vías biliares cumplen la función de conducción, almacenamiento y liberación de la bilis al duodeno durante la digestión. La vesícula concentra la bilis absorbiendo agua y solutos simples. Hay dos tipos de litiasis biliar:

- Litiasis de colesterol - Litiasis pigmentaria

La dieta de protección biliar está indicada en casos de: - litiasis biliar - colelitiasis - colecistitis - cólico biliar - tras colecistectomía - pancreatitis en fase de resolución o pancreatitis crónica - colédocolitiasis

Este tipo de patologías se deben en la mayor parte de los casos a una alteración

funcional de la vesícula biliar o a una alteración en la composición de la bilis que supone un aumento de los niveles de colesterol o bilirrubina.

Dieta de protección biliar

La dieta de protección biliar, hepatobiliar o hepática consiste fundamentalmente en una dieta baja en grasas de origen animal, rica en fibra soluble y exenta en sustancias estimulantes de la secreción biliar (yema de huevo, alcohol, alimentos flatulentos etc.)

La ingesta de baja cantidad de grasas animales tiene como objetivo reducir o evitar la sobresaturación de colesterol en la bilis y la alta ingesta de fibra soluble pretende eliminar el exceso del mismo por la vía digestiva (fecal).

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La dieta debe ser normocalórica excepto en los casos en los que haya obesidad, donde se pauta una dieta hipocalórica de restricción leve para conseguir una pérdida de peso gradual.

La fórmula dietética es la siguiente: • Proteínas: 20 % del VCT • Lípidos: 20-25 % del VCT • Hidratos de carbono: 55 – 60% del VCT

En lo que se refiere a la ingesta de lípidos, hay que tener en cuenta varios

aspectos:

• Se recomienda el aceite de oliva, mejor en crudo por su mayor digestibilidad. • Se pueden aportar lípidos a partir de Triglicéridos de Cadena Media (TCM) ya

que pueden absorberse sin necesidad de la acción de la lipasa pancreática y bilis.

La ingesta de colesterol debe reducirse a unos 200 mg/día como máximo.

Es necesario reducir al máximo las grasas animales, sobre todo las de carnes y derivados y la yema de huevo.

En cuanto a los hidratos de carbono, deben seguirse las mismas pautas que en una dieta equilibrada. La fibra debe rondar los 25 – 30 g/día (soluble + insoluble). Suele ser necesario suplementar en vitaminas liposolubles puesto que el aporte con la dieta es más reducido. Si existe esteatorrea puede ser necesario además suplementar en calcio puesto que el déficit de vit D dificulta su absorción.

En cuanto a la ingesta de líquidos se deben evitar las bebidas carbonatadas y alcohólicas y el agua se debe tomar preferentemente fuera de las comidas para no aumentar el volumen de las mismas.

Es conveniente realizar 5 tomas y evitar las comidas copiosas ya que facilitan la aparición de episodios biliares. Para facilitar el proceso de digestión es recomendable reposar después de las comidas y comer pausadamente. Las técnicas culinarias aconsejadas son todas aquellas que no añadan mucha grasa a los alimentos.

5.3. Pancreatitis

La pancreatitis aguda se caracteriza por una inflamación aguda de la glándula que clínicamente se traduce en la existencia de dolor abdominal y elevación de las enzimas pancreáticas en sangre y orina.

La pancreatitis crónica se caracteriza por cambios histológicos progresivos e irreversibles que conducen en el tiempo a una pérdida paulatina de las funciones exocrinas y endocrinas de la glándula. Desde un punto de vista clínico todas ellas pueden presentarse como un brote único o con episodios recidivantes, lo cual dificulta

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la diferenciación de una forma u otra en el momento inicial, debiendo esperar la evaluación funcional y la realización de un estudio morfológico más exhaustivo de la glándula para una correcta clasificación.

La pancreatitis aguda es una urgencia médica que si no se trata puede producir la muerte en varios días. El síntoma típico es el dolor abdominal irradiado hacia los costados, espalda o tórax.

La dieta en esta situación se debe suspender por vía oral para evitar cualquier estimulación por mínima que sea de las secreciones pancreáticas. Tan importante es esto que incluso se aspira con una sonda el contenido del estómago.

Durante varios días (5-10) se implanta una rehidratación exclusiva por vía endovenosa (rehidratación más NPT). La NPT se debe mantener hasta que la dieta alcanza 1000 Kcal. Una vez se estabiliza el paciente se empieza a instaurar la dieta por vía oral. Esta dieta consiste en una dieta progresiva, comenzando con líquidos exentos en grasa (infusiones, caldos desgrasados). Los alimentos sólidos que se incorporan al principio son purés, arroz, patata hervida, fruta en compota, pan tostado manteniendo los líquidos; es decir una d. semilíquida.

Poco a poco se irán introduciendo los alimentos de origen animal, comenzando por los que mejor se disgregan y digieren: pescado blanco, pollo etc. (semiblanda) La dieta final debe ser de protección biliopancreática, es decir, baja en lípidos, y sustancias estimulantes en general y ligeramente hiperproteica e hipercalórica para favorecer la renutrición.

Fórmula dietética: • Proteínas: 20-25% del VCT • Lípidos: 20-25 del VCT (TCM) • Hidratos de C: 50-60 % del VCT

En caso de pancreatitis crónica, que suele aparecer en alcohólicos (o fibrosis quística en niños) la dieta que se debe establecer es la que corresponde a la última fase de la pancreatitis aguda, es decir la de protección biliopancreática y renutrición.

Además del tratamiento dietético se pueden aportan enzimas pancreáticas por vía oral en forma de fármaco en este tipo de pancreatitis ya que su funcionalidad está reducida.