Universidad Autónoma de Sinaloa

Facultad de Psicología

Laboratorio de Estudios Psicosociales de la Violencia

Isaac Tomas Guevara Martínez

Hiram Reyes Sosa

De manera general, este trabajo trata sobre las explicaciones del sentido común, analizadas en el marco psicosocial de la teoría de la atribución causal; en Psicología Social la teoría de la atribución se ocupa de los modos en que se percibe la causalidad en el mundo social, de cómo se llevan a cabo inferencias causales a partir de conductas o sucesos observados. De manera particular, nuestro interés es aproximarnos al fenómeno causal de la violencia articulando las dimensiones sociocognitiva, relacional y comporta- mental del pensamiento social.

ETAPAS DE LA INVESTIGACIÓN

1º Localización de los contenidos (imágenes e ideas) con que la población construye la atribución sobre la responsabilidad de la violencia.

2º Jerarquización de los contenidos (o estructura), que evidencia cómo la población organiza, funcional y normativamente, las causas que atribuye a la violencia.

MUESTRA

En ambas etapas, se elaboraron muestras por cuotas distribuidas en variables de sexo (hombre/mujer) y rango de edad (jóvenes/adultos/adultos mayores); teniendo como universo la población de las ciudades capitales de los Estados de Nayarit (Tepic), Sinaloa (Culiacán) y Sonora (Hermosillo).

RESULTADOS

EL CONTEXTO DE NUESTRAS

PROPUESTAS

La visión de la impunidad se construye en el marco de valoraciones normativas en tanto fruto de un consenso social y se hace explícita en la difusión y la propaganda. Pese a los desniveles en cantidad y calidad de la información y aunque los medios de comunicación no tengan como finalidad reforzar o convencer, sino transmitir y extender ampliamente un contenido de interés general, la difusión de la violencia ha jugado un papel muy importante en los efectos unificadores de la sociedad en torno a esa visión, como una fuente importante de influencia.

En la configuración de esta problemática debe incluirse un hecho que no debe soslayarse: la recurrencia a múltiples estrategias para ampliar la información ha traído consigo escándalos (en ocasiones, al margen de la voluntad de los periodistas) que, de alguna manera, han propiciado que los juicios dejen de ser meramente comentarios anodinos, para convertirse en materia delictiva. Hoy día éstos toman dimensiones extraordinarias y, como mucho se ha dicho, su efecto pasa de un colectivo imaginario afectado a audiencias universales.

Lo anterior significa que la violencia y sus efectos deben ser enmarcados también en una postura ética y, al mismo, tiempo, mirar a la violencia en su sentido ético: la violencia va más allá de una simple condición de medio destinado a la realización de ciertos fines; ella se corresponde con determinada consistencia de las representaciones, deseos y afectos que conforman a quienes se vinculan en un momento o acontecimiento social con el fin consciente o no de trastocar el modo natural en que se presentan las cosas.

GRACIAS POR SU ATENCIÓN