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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SINALOA FACULTAD DE HISTORIA MAESTRÍA EN HISTORIA CRECIMIENTO Y CRISIS DE LA MINERÍA EN SINALOA (1907-1950) TESIS PARA OBTENER EL GRADO DE MAESTRO EN HISTORIA PRESENTA: LIC. FRANCISCO JAVIER OSUNA FÉLIX ASESOR: DR. RIGOBERTO ARTURO ROMÁN ALARCÓN COTUTOR: DR. GUSTAVO AGUILAR AGUILAR CULIACÁN, SINALOA, ENERO DE 2014

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SINALOA

FACULTAD DE HISTORIA

MAESTRÍA EN HISTORIA

CRECIMIENTO Y CRISIS DE LA MINERÍA EN SINALOA (1907-1950)

TESIS PARA OBTENER EL GRADO DE MAESTRO EN HISTORIA

PRESENTA:

LIC. FRANCISCO JAVIER OSUNA FÉLIX

ASESOR:

DR. RIGOBERTO ARTURO ROMÁN ALARCÓN

COTUTOR:

DR. GUSTAVO AGUILAR AGUILAR

CULIACÁN, SINALOA, ENERO DE 2014

ÍNDICE

Introducción……………………………..………………………………………………....5

Capítulo I. La minería en Sinaloa durante el Porfiriato

1. Imperialismo y crecimiento económico durante el Porfiriato………....................11

2. Empresas y empresarios de origen extranjero………..……………….................22

3. Producción y tecnología……………..……………………………………………….26

4. Mano de obra y accidentes de trabajo……………………………………………...36

Conclusiones……………………..………………………………………………………38

Capítulo II. La minería en Sinaloa de la crisis de 1907 a los primeros años posrevolucionarios (1907-1926)

1. Los problemas de la economía mundial a principios del siglo XX……………………………………………...………..……………………………...…41

2. Empresas y empresarios. Un repunte………………………………………………63

3. Producción y tecnología…..…………………………….……………………………67

4. Mano de obra...…………………..……………………………………………….......74

Conclusiones……………………………………….…...……………………………..…76

Capítulo III. La minería en Sinaloa durante la Gran Depresión (1927-1933)

1. Contexto internacional…………..……………………………………………………78

2. Disminución de las empresas y empresarios en Sinaloa………….……………..93

3. Disminución de la producción minera en Sinaloa…………………………………95

4. Mano de obra. Desempleo y accidentes de trabajo……………………………..106

Conclusiones……………………..……………………………………………..………109

Capítulo IV. Recuperación y decadencia de la minería en Sinaloa (1934-1950)

1. La situación mundial……………………...………………..………………….……111

2. Empresas, empresarios y cooperativas en las minas sinaloenses………..…..133

3. Altibajos en la producción minera………………………………….………………135

4. Disminución de la mano de obra minera en Sinaloa…………….………………144

Conclusiones…...…………………………………………………………………….…149

Reflexión final…………………………………………………………………………...151

Anexos……….………………………………………………………………….……....157

Bibliografía…………………………………………………………………….……..….170

5

INTRODUCCIÓN

Durante el Porfiriato la minería fue una de las principales actividades económicas

en Sinaloa y los metales su principal producto de exportación debido a la gran

cantidad de inversiones, sobre todo extranjeras, destinadas a esta actividad a

causa de las facilidades otorgadas por el gobierno como la exención de

impuestos, el derecho a perpetuidad de las minas y leyes favorables para el

desarrollo de la actividad y adquisición de propiedades mineras.

Las preguntas a contestar son las siguientes: ¿Qué factores políticos,

económicos, y naturales influyeron en el desempeño de la actividad minera en

Sinaloa?; ¿Cuál fue el impacto que tuvo la inestabilidad política, social y

económica provocada por la Revolución Mexicana en la minería?; ¿Cuáles fueron

las principales compañías mineras organizadas en Sinaloa durante el periodo de

estudio?; ¿Cuáles fueron los montos de inversión?; ¿Cuáles fueron las

instituciones que se crearon para apoyar esta actividad económica en nuestro

estado?; ¿Cuál fue la repercusión que tuvo en la minería la Crisis Económica de

1929?; ¿Cómo fue el proceso de declinación de la minería en Sinaloa entre 1929

y 1950?; ¿Cuántas empresas mineras cerraron y por qué? y ¿Qué impacto tuvo el

crecimiento y la crisis de la actividad minera en las regiones del estado donde se

practicaba?

El tema de tesis de maestría elegido es “Crecimiento y crisis de la minería en

Sinaloa (1907-1950” que es la continuación de la tesis de licenciatura “La situación

de la minería en el sur de Sinaloa durante el Porfiriato” con el objetivo de

especializarnos en la temática que estamos tratando en este proyecto de

investigación para obtener el grado de maestría. La razón por la cual fue elegido

este tema fue para abrir una nueva línea de investigación referente a la minería en

Sinaloa haciendo un análisis más profundo sobre esta actividad, ahora

enfocándose al periodo posterior al Porfiriato, que ha sido estudiado de manera

6

general o complementaria en el contexto de la economía y no de manera

particular, por los investigadores de la historia regional como Guillermo Ibarra

Escobar, Arturo Carrillo Rojas, Rigoberto Arturo Román Alarcón y Alonso Martínez

Barreda.

Guillermo Ibarra Escobar en su libro Sinaloa: tres siglos de economía. De la

minería a los servicios (1993) trata el tema de la minería como un asunto

complementario para lograr sus respectivos objetivos, sin embargo propone

cuestiones acerca del comportamiento de la actividad minera, que demuestra con

información estadística.

Arturo Carrillo Rojas en su artículo Sinaloa: minería y empresarios (1900-1910)

publicado en 1994, sostiene que la minería en nuestro estado a principios del siglo

XX presentó algunos cambios.

Rigoberto Arturo Román Alarcón en su texto La economía del sur de Sinaloa,

1910-1950 (2006) problematiza acerca la minería en Sinaloa en la época posterior

del Porfiriato continuó siendo importante para la región sur del estado en

comparación a otros autores que sostienen una decadencia total de esta actividad

para toda la entidad. El autor se basa en datos estadísticos para afirmar que la

explotación minera siguió sosteniéndose en el sur de Sinaloa.

Alonso Martínez Barreda en su obra Relaciones económicas y políticas en

Sinaloa 1910-1920 (2004) aborda la minería como un suplemento para enriquecer

los postulados que sostiene en su obra, aunque sustenta que esta actividad

mantiene una productividad constante aunque con altibajos en ciertos momentos.

Se decidió abarcar Sinaloa para tener una visión más amplia sobre la situación

de la actividad minera ante los acontecimientos suscitados durante la primera

7

mitad del siglo XX en nuestro país y el mundo para entender sus particularidades y

cuyos resultados nos permitan esclarecer sobre su situación actual.

El objetivo general de nuestro proyecto es analizar la actividad minera

vinculada a la plata y el oro en Sinaloa explicando los factores económicos,

políticos y sociales que influyeron en su proceso y los efectos que tuvo en la

economía y sociedad regional.

Nuestros objetivos específicos son: estudiar las causas y consecuencias de los

altibajos en la producción minera en Sinaloa durante el periodo post

revolucionario; señalar las principales empresas mineras y su desenvolvimiento

durante el periodo de estudio además de su participación dentro de la producción

minera estatal; explicar el cambio tecnológico en la minería y sus efectos en la

producción minera de Sinaloa durante el periodo de estudio a ser tratado y

estudiar el impacto que tuvo sobre el desempeño de la producción minera de

Sinaloa durante la Revolución Mexicana, la Primera Guerra Mundial (1914-1918),

la Crisis Económica Mundial de 1929 y la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).

Nuestra hipótesis general es que la minería en Sinaloa después de 1907

tendría altibajos en el desempeño productivo entre otros factores socio-políticos

como la Revolución Mexicana (1910-1920) y la Segunda Guerra Mundial (1939-

1945) y económicos como la Crisis Económica Mundial de 1929.La baja en la

producción minera durante la Revolución Mexicana se debió a la paralización de

las actividades de las principales empresas y yacimientos mineros debido a los

ataques de las tropas revolucionarias; sin embargo, con la estabilidad política se

produce un renacimiento minero en la década de 1920. Que se ve interrumpido

con la crisis económica mundial de 1929 con la que se inició la decadencia de la

actividad minera en Sinaloa, no obstante la leve recuperación realizada durante la

Segunda Guerra Mundial.

8

Las hipótesis específicas de nuestro proyecto son: el agotamiento en conjunto

con la falta de tecnología adecuada e inversiones impidieron a las compañías

llegar a las vetas mineras que se encontraban a mayor profundidad; las empresas

al sufrir pérdidas económicas se vieron obligadas a reducir salarios, solicitar

mayores subsidios al gobierno, embargar y rematar bienes o cerrar

definitivamente; los embates de la naturaleza como huracanes provocaron

inundaciones en los yacimientos mineros y destrozos en las plantas de beneficio,

oficinas y líneas eléctricas paralizando a las empresas y el declive de la actividad

minera tuvo un importante impacto en las regiones ya que con el cierre de las

minas muchos trabajadores perdieron su empleo viéndose en la necesidad de

buscar mejores oportunidades de vida.

La teoría que enmarcará nuestro proyecto es la Teoría de las Instituciones

propuesta por Douglas North en la que analiza, desde una perspectiva histórica

los condicionantes de las normas políticas, legales y conductuales del desempeño

económico. Este autor las define como las reglas del juego en una sociedad y las

limitaciones ideadas por el hombre que le dan forma a la interacción humana. Por

consiguiente, estructuran incentivos en el intercambio humano, sea político, social

o económico. Esto nos dice lo importante que son las instituciones para el

desarrollo de una actividad económica, en este caso la minería.

Las instituciones formales formadas por las reglas escritas en las leyes siendo

creadas por los individuos para encarar una serie de problemas específicos e

informales que son reglas no escritas que se van acumulando en el tiempo

quedando registradas en los usos y costumbres. Por lo cual considero que esta

teoría será de vital importancia para explicar las políticas federales, estatales y

locales tomadas por el gobierno para impulsar la actividad minera en Sinaloa.

9

Quiero agradecer profundamente a mis padres, que me han apoyado siempre

en mis estudios de múltiples formas con mucha paciencia y cariño, que día a día

están conmigo, que son mi principal motivo para seguir adelante, lo que siempre

les agradeceré por toda mi vida.

Agradezco profundamente a la Universidad Autónoma de Sinaloa, ha jugado un

papel fundamental en mi formación académica, y quiero agradecer al programa de

la maestría en historia que alberga la Facultad de Historia de esta casa de

estudios a lo largo de los 4 semestres del mencionado programa y su planta de

profesores, tanto locales como visitantes todos me dejaron cosas de suma valía.

Especialmente al Dr. Rigoberto Arturo Román Alarcón, por su asesoría que recibí

de él para la realización. De igual manera, a los cotutores Gustavo Aguilar Aguilar

y Arturo Carrillo Rojas.

Así mismo, quiero agradecer a todos las personas que me atendieron en todos

los archivos, bibliotecas y centros documentales, tanto estatales como nacionales,

que hubo la oportunidad de consultar para recabar información, e hicieron de muy

buena manera su trabajo, y estoy agradecido sobremanera con todos por ello,

gracias.

Le doy las gracias de manera especial a la Dra. María Eugenia Romero Ibarra,

profesora e investigadora de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional

Autónoma de México, por sus sugerencias y consejos que enriquecieron este

trabajo, siempre atendiéndonos con amabilidad. Estos consejos recibidos de su

parte están plasmadas de un modo u otra sus preguntas respecto a este

investigación.

Por último y no por eso menos importante al apoyo del Consejo Nacional de

Ciencia y Tecnología (CONACYT), pues su apoyo fue fundamental para la

10

realización de mis estudios de maestría al proporcionarme una beca de

manutención, durante el tiempo que duró este programa de posgrado. Lo mismo

va para el programa de movilidad estudiantil que promueve ECOES, con el aval

social y económico que proporciona Banco Santander-Serfín, fue invaluable, pues

dio pie a para que cursáramos un semestre del programa en la Universidad

Nacional Autónoma de México, y poder consultar algunos de los fondos históricos

ya enumerados.

11

Capítulo I. La minería en Sinaloa durante el Porfiriato

1. Imperialismo y crecimiento económico durante el Porfiriato

1.1 El Imperialismo

A mediados del siglo XIX la industrialización marcó una diferencia entre los países

europeos poseedores de territorios coloniales; mientras para unos se trataba de

equilibrar fuerzas militares frente a otros países y para otros obedecía a colocar

los excedentes de su producción y también de invertir los capitales que no se

podían reinvertir en su territorio, además del desperdicio de una tecnología cada

vez más avanzada.

Las economías capitalistas entraron a un proceso de concentración capitalista

que los llevó a crisis. Las grandes empresas comenzaron a monopolizar la

producción y comercialización de mercancías llevando a la quiebra a medianas y

pequeñas empresas, además subieron los precios de los productos reduciendo el

poder de compra de los trabajadores. Los países capitalistas se vieron

imposibilitados para vender los bienes producidos y esto los llevó a buscar nuevos

mercados y conseguir materias primas junto con mano de obra más accesibles.

Desde una perspectiva menos trivial, el periodo que estudiamos es una era en que aparece un nuevo tipo de imperio, el imperio colonial… Entre 1880 y 1914 los países capitalistas como Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, Holanda, Bélgica, los Estados Unidos y Japón dividieron el mundo ajeno a sus territorios bajo formas de gobiernos formales e informales.

1

1 Eric Hobsbawn, La era del imperio: 1875-1914, Buenos Aires, Crítica, 1ª reimp., 2009, pp. 66-67.

12

Entre 1873 y 1896 se registró una deflación persistente de precios de los

bienes industriales, materias primas y productos alimenticios, unida a un aumento

del volumen de los bienes producidos y de mercado, por rendimientos

decrecientes del capital, en relación con los primeros momentos del capitalismo.

La crisis comenzó en Viena donde la especulación había sido muy intensa y estalló la crisis con un crack bursátil… En Alemania la rentabilidad de las empresas comenzó a disminuir y llevaron al cierre de numerosos bancos especializados en la colocación de inversiones. Disminuyeron las producciones, descendieron los precios, aumento el paro y la depresión fue muy prolongada… En Estados la bolsa cerró diez días e inicio una verdadera hecatombe de sociedades de ferrocarriles y bancos. La crisis afecto a la industria del hierro y del acero… En Gran Bretaña no hubo quiebras ni repercusiones inmediatas de la crisis aunque la prosperidad industrial se vio interrumpida… descendieron los intereses, los dividendos, la renta de la tierra, las cotizaciones de la bolsa.

2

Este reparto del mundo entre un reducido número de naciones permitió el

surgimiento de una nueva división internacional del trabajo. Las potencias o

metrópolis con grandes bienes de capital y tecnología avanzada consideradas el

centro del sistema; y por otra parte los países pobres o periféricos en bienes de

capital y atrasados en tecnología, pero con recursos naturales y económicos,

necesarios para las economías capitalistas.

El acontecimiento más importante del siglo XIX es la creación de una economía global, que penetró de forma progresiva en los rincones más remotos del mundo … las zonas más atrasadas y hasta entonces marginales se incorporaron a la economía mundial y los núcleos desarrollados experimentaron un nuevo interés por esas zonas remotas … progresivamente se convirtieron en productores especializados de uno o dos productos básicos para exportaros al mercado mundial, de cuya fortuna dependían por completo.

3

El desarrollo industrial de Europa se encuentra en crisis a finales del siglo XIX.

Para poder superarla, los países industrializados de Europa buscarán en todo el

2

Francisco Simón Segura, Lecciones de historia económica mundial, Madrid, Ediciones Académicas, 2002, pp. 203-204 3 Eric Hobsbawn, op. cit., pp. 71-73.

13

mundo mercados privilegiados y zonas que los abastezcan de materias primas a

precios baratos.

La inversión de capital excedente en tales regiones tenía una doble función: reducía la presión del capital que buscaba donde invertir y mantenía así la tasa de beneficio en Europa; y al mismo tiempo el capital invertido en ultramar podía lograr una tasa más alta de beneficio en que la que era posible obtener en la metrópoli, proporcionando así al capitalista un “superbeneficio” por su inversión.

4

Las potencias europeas necesitan mercados nuevos y exclusivos para su

desarrollo económico. Estos territorios han de ser, además, ricos en materias

primas, que se puedan utilizar en la industria del país. Es la teoría de los grandes

mercados y el autoabastecimiento de la economía. Nadie quiere depender de los

productos de la industria de otra nación europea.

Las barreras aduaneras nacionales erigidas en aquellos años en casi todas las diversas economías nacionales de Europa se insertaran en el sistema multilateral de la economía mundial, que surgía con fuerza irresistible en aquellos decenios, bajo la influencia principalmente de la expansión política y económica de Europa hacia ultramar. Los mercados mundiales empezaron a influir sobre el desarrollo económico e industrial de las naciones en un grado hasta entonces desconocido; las naciones se veían obligadas, quisiéranlo o no, a adaptar sus métodos tradicionales de trabajo y producción al progreso tecnológico y crear nuevas industrias proceso que iba en muchos casos a grandes tensiones e injusticias sociales.

5

Junto con este proceso imperialista tuvo lugar la llamada Segunda Revolución

Industrial que se caracterizó por una mayor complejidad del proceso productivo y

de la organización empresarial y financiera. Además de una diversificación en los

medios de transporte y comunicación y de las fuentes de energía.

En lo concerniente a los sectores metalúrgico, químico y energético tuvieron

una evolución acelerada y un periodo corto como no se había visto antes en la

4 David K. Fieldhouse, Economía e imperio. La expansión de Europa (1830-1914), México, Siglo

XXI Editores, 2ª. Ed., 1978, p. 46. 5 Wolfgang M. Mommsen, La época del imperialismo. Europa 1885-1918, México, Siglo XXI

Editores, 19ª ed., 1998, p. 38.

14

historia de la humanidad. En la metalurgia el gran avance fue el convertidor

Bessemer, inventado en 1855 por Henry Bessemer consistía en la retirada de

impurezas del hierro mediante la oxidación producida por el insuflado de aire en el

hierro fundido capaz de convertirlo en acero duro.6

Otro avance fue el convertidor Siemens que consistía en calentar el hierro, de

forma que los gases originados llevaban de nuevo hasta el fuego del horno y las

altísimas temperaturas provocaban una depuración del hierro más completa. Los

resultados fueron espectaculares, si en 1850 la producción de acero no pasaba de

las 80 mil toneladas anuales, en 1900 se producían 28 millones.7

La nueva tecnología industrial posibilitaba y exigía un crecimiento

extraordinario de la producción en parte porque aumentaba el número de

competidores en la producción y de las economías industriales, incrementado

enormemente la capacidad total, y también porque el desarrollo de un gran

mercado de bienes de consumo era todavía muy lento.

1.2 La minería mexicana durante el Porfiriato

Ante las transformaciones que en el mundo se estaban gestando en el último

cuarto del siglo XIX, la respuesta del régimen porfiriano fue receptiva a las

acciones llevadas por el imperialismo, aunque en un principio fue con

desconfianza, pero con la esperanza de promover el desarrollo económico del

país.

6 José Luis Comellas, El último cambio de siglo, Barcelona, Ariel, 2000, p. 88.

7 Ibíd.

15

México abrió sus puertas para que los capitales extranjeros fluyeran sin tropiezo

y así se insertó en el mercado mundial como proveedor de materias primas a las

potencias industriales. El capital norteamericano superó por amplio margen a sus

competidores europeos que fueron Inglaterra, Francia, Alemania, Bélgica y

Holanda. Estas inversiones tuvieron como destinos principales la explotación de

los recursos minerales y en la construcción del transporte ferroviario.

Díaz abrió en exceso las puertas a la inversión extranjera. Sus críticos vieron siempre esa política como de las grandes manchas del porfiriato. Pero lo cierto es que tras admitir la necesidad del capital extranjero, Díaz y Limantour cuidaban de su inversión y equilibrio. Hacia fines del siglo XIX quisieron atraer inversión europea para contrapesar la contundente inversión norteamericana en el país.

8

La economía mexicana se dinamizó, pero el resultado sería un crecimiento

supeditado a los intereses de los capitalistas extranjeros. En esta coyuntura

histórica podemos fechar el inicio de la formación de un rasgo estructural de la

economía mexicana del presente, su casi sumisión de la economía

estadounidense.

El gobierno de Díaz tuvo importantes logros en la economía nacional durante

este periodo, a pesar de no permitir la libre expresión de los mexicanos ni su

participación en los asuntos políticos. Durante esta etapa se impulsó la agricultura,

comercio, minería, industria, obras públicas, vías de comunicación y el arreglo de

la deuda externa. El plan de Díaz se basó en el lema “Orden y Progreso”, el cual

consistió en otorgar concesiones a los inversionistas extranjeros, y por ello los

mayores beneficios fueron para ellos. Se logró equilibrar el presupuesto del

gobierno a través de un riguroso control de los gastos, una mejor recaudación de

los impuestos, se buscaron inversiones en el extranjero y aumentaron las

exportaciones de los productos mexicanos.

8 Enrique Krauze, Místico de la autoridad: Porfirio Díaz, México, Fondo de Cultura Económica, 6ª.

reimp., 1998, pp. 108-110.

16

Esta inversión fue contralada directamente por el gobierno federal a través de las concesiones… a través de la banca el gobierno recaudaba los impuestos públicos y se encargaba de las operaciones de la tesorería general. En la medida que el capitalismo se desarrollaba, el Estado se fortalecía… la inversión en la minería debido a los requerimientos del mercado mundial, se amplió a los metales industriales… La agricultura también sufrió una transformación: se creó un sector moderno ligado a los productos de exportación… La economía mexicana empezó a desarrollarse de manera acelerada al ligarse con el mercado mundial.

9

La política económica porfirista tenía como objetivo crear condiciones

favorables para que el juego de los nacionales e internacionales se desarrollara

sin trabas. La vinculación al mercado mundial fue posible gracias a la

consolidación de un Estado fuerte, capaz de influir en la economía para estimular

y garantizar la acumulación de capital manteniendo el orden y la tranquilidad social

del país, para que los capitalistas pudieran invertir con seguridad, la estabilidad

interna era una condición para la integración del país al mercado mundial de

manera verdaderamente intensa y para atraer inversionistas extranjeros.10

La minería, electricidad, bancos y ferrocarriles se convirtieron en el campo

propicio de la inversión extranjera; por otro lado la burguesía nacional se avocó al

comercio, productos manufacturados y la agricultura. De esta manera la república

pudo satisfacer la demanda mundial de petróleo, plomo, plata, oro y demás bienes

primarios.11

Desde 1877 el gobierno trató de conseguir cambios radicales en la legislación

minera buscando alguna homogeneidad al respecto. En 1883 se creó la Sociedad

Mexicana de Minería y se nombró una comisión técnica que elaboró el proyecto

del Código de Minería, promulgado el 22 de noviembre de 1884 y el cual entró en

vigor el 1º de enero de 1885. En este se adoptó la propiedad pública de los

9

Carmen Sáenz Pueyo, México y su historia, México, Unión Tipográfica Editorial Hispano Americana, vol. 8, 1984, pp. 1087-1091. 10

Ciro Cardoso (coord.), México en el siglo XIX (1821-1910). Historia económica y de la estructura social, México, Nueva Imagen, 5ª. ed., 1984, p. 268. 11

Ibíd., p. 283.

17

recursos mineros. Mejor oportunidad no pudo presentarse a los inversionistas

extranjeros que el regalo sin ningún obstáculo del suelo y el subsuelo mexicano.

Las exigencias del mercado mundial, especialmente de los países capitalistas

que vivían la segunda revolución industrial, ávidos de minerales obligan a

incorporar tecnología avanzada para producir minerales. El régimen de Díaz

liberaliza la legislación para dar facilidades de inversión.

El 6 de junio de 1887 se promulgó la Ley de Zonas que otorgó facultades al

ejecutivo para celebrar contratos al ampliar las concesiones otorgadas, eximió de

todo impuesto a la circulación de metales en pasta o acuñados y determinó que

las minas no pagarían más que el impuesto de acuñación.

Una nueva ley minera se promulgó el 4 de junio de 1892 mediante la cual las

minas se adquirirían con un titulo con carácter irrevocable y perpetuo mediante el

pago del impuesto federal de propiedad expedido por la Secretaria de Fomento, se

suprimían las diputaciones de minería y se crearon en su lugar agencias, cuya

atribución principal era tramitar las solicitudes de concesión.12

La minería mexicana se transformó y creció gracias a la demanda de metales

industriales (cobre, plomo, zinc y antimonio). Además del oro y la plata como

medio de cambio, que a pesar de su bajo precio, aumentó su producción para

compensar sus utilidades. También jugó un papel importante la disponibilidad de

capitales y nuevas tecnologías para la producción y beneficio de metales

tradicionales e industriales.13

12

Luis González, “El liberalismo triunfante” en Historia General de México, México, El Colegio de México, 4ª reimp., 2002, p. 679 13

Juan José Gracida Romo, Ferrocarriles y minería en Sonora durante el Porfiriato (1880-1910), Hermosillo, Universidad de Sonora, 2010, p. 29

18

La producción de oro y plata en México durante el régimen porfirista

experimentó un significativo avance debido a las importantes inversiones y la

avanzada tecnología aplicada para su obtención y beneficio. El oro y la plata

crecieron a un ritmo promedio de 4.6% entre 1877 y 1892; en el periodo 1892-

1899 el oro lo hizo al 37.1% y la plata al 5.9%; entre 1899 y 1906 aumentó la

producción de oro en un 10% y la de plata apenas 1.1% y en el periodo 1906-1911

el oro creció a una tasa anual del 14.2% y la de plata fue de 4.5%. (Véase anexo

1)

La explotación de estos metales preciosos creció a lo largo de este periodo de

la historia de nuestro país a un promedio anual de 5.3%, esto significó que la

producción de 1910 fue cuatro veces mayor a la de 1877. El consumo del oro y la

plata fue la acuñación de monedas. El resto de la plata producida se exportaba en

barras. Al iniciarse el Porfiriato, se exportaba el 82.1% de la plata amonedada en

México.14

La exportación de barras de plata aumentó considerablemente, que en general

iba a dar a Estados Unidos, y desde comienzos del Porfiriato la producción de

plata en diversas formas se exportaba totalmente. Estados Unidos, Gran Bretaña,

Francia y Alemania fueron los dos mercados extranjeros más importantes para la

producción de metales preciosos mexicanos.15

El cobre, el plomo y el zinc se destinaron principalmente a la electrificación del

país y en menor medida a la acuñación de moneda fraccionaria de cobre, bronce y

níquel. El mercurio y el zinc fueron utilizados, además, en el proceso metalúrgico

nacional. Pero, hacia finales del Porfiriato el destino final de estos productos

debido a su oferta dinámica, fue la exportación relacionada con la demanda de

14

Guadalupe Nava Oteo, “La minería bajo el porfiriato” en Ciro Cardoso (coord.), op. cit., p. 366. 15

Ibíd., pp. 368-369.

19

bienes manufacturados, pues aumentó 35 867% en comparación de los metales

preciosos que fue de 508.1%.16

Las inversiones extranjeras fueron emplazadas por el gobierno porfirista hacia

las regiones productivas de minerales, pues la concepción de modernización se

basaba en una industria fuerte, mejores vías de comunicación y sobre todo capital.

El Estado mexicano concentró los hilos más importantes para el desarrollo de la

economía nacional así como su regulación.

1.3 La minería sinaloense durante el cañedismo

En 1877 llegó a la gubernatura el general Francisco Cañedo y así iniciaría un largo

periodo en la historia de Sinaloa llamado Cañedismo. Gobernó a Sinaloa durante

siete de los nueve periodos y sólo dos por Mariano Martínez de Castro (1880-1884

y 1888-1892), respaldado y bendecido por el dedo omnipotente de su compadre y

amigo del alma don Porfirio Díaz, el también eterno presidente de México.17

A partir de ese momento Cañedo se convertiría en un típico representante

porfirista otorgando privilegios a los ricos y a los extranjeros, sometió a la

población a un régimen inhumano de explotación laboral, impuso autoridades

contra la voluntad popular y eliminó a opositores a su gobierno como el periodista

José Cayetano Valadés. Gobernó casi ininterrumpidamente excepto cuando

realizaba salidas para atender asuntos políticos en la ciudad de México o

personales suplido por un incondicional suyo.

Como si fuera gerente de un banco con ideas modernas, Cañedo prestaba la silla gubernamental para que se la devolvieran a plazos cortos y con crecidos intereses.

16

Ibíd., p. 368. 17

José María Figueroa Díaz, Sinaloa, poder y ocaso de sus gobernadores 1831-1986, Culiacán, Imprenta Minerva, 3ª. ed., 1986, p. 27.

20

Mientras sus paniaguados amigos dizque gobiernan, él ejercía el poder tras el trono, pues era consultado hasta para nombrar a un gendarme.

18

El cañedismo se caracterizó por la paz y la tranquilidad, pero este fue producto

de una violenta represión ejercida a través de la temida policía rural porque era

uno de los elementos del aparato represor. En este periodo surgió la figura rebelde

de Heraclio Bernal, quien fue muy popular entre los habitantes de la sierra por ser

un “bandido generoso” al repartir el botín obtenido en sus correrías y que

inspiraron diversos corridos donde exaltaban sus acciones junto con su

personalidad. Después de varios años de lucha fue denunciado y acosado, hasta

que cerca de Cosalá fue asesinado por las fuerzas del gobierno el 5 de enero de

1888.19

Durante el periodo cañedista se dio un importante crecimiento en las

actividades productivas tales como la minería, industria, comercio, agricultura y

ganadería. Los propietarios locales que contaban con recursos suficientes y los

propietarios extranjeros aprovecharon las amplias posibilidades que brindó el

régimen y se dedicaron febrilmente a ellos.

La economía sinaloense se transformó al recibir tecnología avanzada y las inversiones necesarias, mas para desempeñar el papel que le asignó el sistema capitalista, esto es, en forma y las circunstancias que convenían a los inversionistas extranjeros. El objetivo no era el bienestar del pueblo sinaloense, sino las ganancias de los dueños de capital.

20

La economía sinaloense durante este periodo siguió las mismas pautas que la

economía nacional: crecimiento debido a la gran cantidad de inversiones locales

pero sobre todo extranjeras en la economía, mejoramiento de las comunicaciones

terrestres y marítimas, desarrollo de la agricultura comercial e incremento de los

18

Ibídem. 19

Jorge Verdugo Quintero, “Heraclio Bernal: bandido social del siglo XIX” en Clío, Culiacán, Escuela de Historia-Universidad Autónoma de Sinaloa, No. 5, enero-abril de 1992, pp. 30-32. 20

Sergio Ortega Noriega, Breve historia de Sinaloa, México, El Colegio de México-Fideicomiso Historia de las Américas-Fondo de Cultura Económica, 1999, p. 242.

21

latifundios y enfoque de las relaciones económicas hacia el extranjero,

principalmente a Estados Unidos. La economía sinaloense se vería ligada

profundamente al desarrollo del suroeste norteamericano.

El régimen cañedista dio un impulso notable a la introducción del ferrocarril y

de las comunicaciones mediante la inversión extranjera y esta a su vez se dirigió

igualmente a la minería y a la producción de azúcar, que se convirtieron en la

punta de lanza de la economía sinaloense, ante estas giraron la manufactura de

productos para el mercado interno regional y la producción agrícola de

subsistencias y de las artesanías.21

De todas las actividades económicas practicadas durante esta época en

nuestro estado, la que más destacó por la importancia de su volumen de

producción y riqueza fue la minería, principalmente en la región de la sierra en los

distritos de Sinaloa, Badiraguato, Mocorito, Culiacán, Cosalá, San Ignacio,

Mazatlán, Concordia y El Rosario.

El crecimiento de la minería sinaloense tuvo como base el Código de Minería

promulgado en 1884 y la ley minera de 1892, la inversión de capital extranjero y

un proceso de tecnificación y modernización a finales del siglo XIX que permitió

sostener niveles importantes de producción. En 1900 Sinaloa era el quinto estado

de importancia minera y al final del siglo XIX, el 90% de las exportaciones locales

todavía fueron metales preciosos. Este desarrollo minero permitió el florecimiento

del mercado regional, del comercio y de la industria en Mazatlán y Culiacán,

21

Luis Antonio Martínez Peña, “El Porfiriato en el sur de Sinaloa, inversiones extranjeras (la minería)” en Gilberto López Alanís (comp.) El Porfiriato en Sinaloa, Culiacán, Dirección de Investigación y Fomento de la Cultura Regional, 1991.

22

favoreciendo los ingresos fiscales del estado, floreciendo las comunicaciones

entre la sierra y los valles, aunque por el sistema de arriería.22

La minería en Sinaloa y el noroeste de México gracias a su potencial recibió

grandes sumas de capital extranjero, como parte de un proceso de integrarse al

desarrollo del capitalismo en esta región.23

2. Empresas y empresarios de origen extranjero

Debido a las ya mencionadas facilidades otorgadas por el Estado para la

adquisición de minas, se dio un proceso de organización de empresas para llevar

a cabo la explotación de estas. Para 1902 en Sinaloa se tenían registradas 165

compañías o particulares trabajando los recursos mineros, de las cuales tan solo

44 se encontraban en explotación, representando el 26.66% y 121 (73.34%)

estaban paralizadas. El distrito con más particulares o empresas involucradas fue

Cosalá con 46 (27.87%), además también fue donde más corporaciones estaban

activas con 10 (22.72%) (Véase cuadro 1)

Cuadro 1: Compañías o particulares involucradas en la minería en Sinaloa

(1902)

Distrito Empresas % Activas % Paralizadas %

Cosalá 46 27.87% 10 22.72% 36 29.75%

San Ignacio 22 13.33% 4 9.09% 18 14.87%

Badiraguato 19 11.51% 5 11.36% 14 11.57%

Mazatlán 15 9.09% 2 4.54% 13 10.74%

El Rosario 14 8.48% 6 13.63% 8 6.61%

22

Guillermo Ibarra Escobar, Sinaloa: tres siglos de economía. De la minería a los servicios, Culiacán, Dirección de Fomento de la Cultura Regional, 1993, p. 45. 23

Juan Manuel Romero Gil, Minería y sociedad en el noroeste, México, Plaza y Valdés Editores, 1991, p. 107.

23

Culiacán 14 8.48% 2 4.54% 12 9.91%

Concordia 11 6.66% 8 18.18% 3 2.47%

El Fuerte 11 6.66% 3 6.81% 8 6.61%

Sinaloa 8 4.84% 3 6.81% 5 4.13%

Mocorito 5 3.03% 1 2.27% 4 3.30%

Totales 165 100% 44 100% 121 100%

Fuente: Francisco Cañedo, Memoria general de la administración pública del estado de Sinaloa, presentada a la XX Legislatura por el c. Gobernador Constitucional… Comprende los años de 1896 a 1902, Mazatlán, Imprenta y Casa Editorial de M. Retes y Cía., 1905, pp. 147-158.

Elaboró: Francisco Javier Osuna Félix

Entre las principales compañías mineras constituidas en Sinaloa durante la

época porfirista estaban: Compañía Minera de El Tajo, Compañía Minera de

Pánuco, Compañía Minera de Santa Gertrudis, Compañía Minera de Guadalupe

de los Reyes, Butters Copala Mines, Compañía Minera de Plomosas, Compañía

Minera La Pirámide, Compañía Minera de San José de las Bocas, Compañía

Minera San Juan y Anexas. Sus capitales oscilaban de 50 mil a 300 mil pesos y

entre sus propietarios más destacados figuraban los comerciantes más

importantes de Mazatlán (véase cuadro 2).

Cuadro 2: Principales compañías mineras en Sinaloa durante el Porfiriato

Empresa Ubicación Año Capital Propietario (s)

Guadalupe de los Reyes Cosalá 1863 $300, 000 Pedro Echeguren

San José de las Bocas Cosalá 1885 $200, 000 Ángel Urrea

La Pirámide S. A. Sinaloa 1897 $200, 000 Antonio Echavarría

Butters Copala Mines Inc. Concordia 1907 $150, 000 Hnos. Felton

Minas del Tajo El Rosario 1891 $120, 960 Luis L. Bradbury

Comp. Min. de Pánuco Concordia 1877 $100, 000 Hernández Mendía

San Juan y Anexas S. A Cosalá 1904 $100, 000 Juan B. Loya

Plomosas El Rosario 1895 $50, 000 Wöhler Bartning

Santa Gertrudis El Rosario 1897 $50, 000 Melchers Sucesores

24

Iguana y Anexas Cosalá 1907 $50, 000 Guillermo Haas

Totales $1´320, 960

Fuente: Archivo General de Notarias del Estado de Sinaloa (AGNES), 1863-1907

Los principales empresarios en el ramo de la minería en esta época fueron

extranjeros principalmente y con origen en Estados Unidos, España, Alemania,

Inglaterra, Francia e Italia.

Los inversionistas estadounidenses más importantes fueron los hermanos

Herbert y Walter Felton que fueron dueños de 18 yacimientos en Concordia y en

1903 fundaron la Felton Copala Mines Limited además fueron socios en las

compañías de Santa Lucía, El Refugio y La Trinidad en el mismo distrito; los

hermanos Timoteo, Federico y Guillermo Wolfskill fueron propietarios de 22 minas

en Concordia; en ese mismo distrito Enrique, Federico, Carlos y José Fitch

poseían 53 fundos mineros; Luis L. Bradbury fue el socio mayoritario de Minas del

Tajo, P. A. Wilson tuvo 15 pertenencias mineras en El Rosario; J. W. Winston

quien era el socio mayoritario de la Compañía Minera de Santa Gertrudis en ese

mismo distrito y John A. Chesnut era el gerente de la San Vicente Mining

Company, John N. Wilson fue el socio mayoritario de la Compañía Minera

Consolidada del Carmen y Joseph P. Vincent fue dueño del 70% de la Diana

Mining Company, ubicadas en San Ignacio.24

Entre los españoles destacaron Francisco Echeguren quien invirtió en las

compañías mineras de Copala, Cuatro Reales, Las Flores, Zaragoza, Santa Lucía

en el distrito de Concordia; La Guadalupana en El Rosario y El Zapote en Cosalá;

la sociedad de Herederos de Pedro Echeguren que era el socio mayoritario de la

Compañía Minera de Guadalupe de los Reyes en Cosalá; Hernández, Mendía y

Compañía tenía el 30% de las acciones de la Compañía Minera de Pánuco en

24

Toda la información sobre el origen de los empresarios mineros en Sinaloa esta en AGNES (1863-1910).

25

Concordia; Elorza, Lejarza y Compañía era socio de las compañías de Santa

María, Río Florido y Piedad y Amparo en Concordia y José Domenech fue el

principal accionista de la Compañía Minera La Guadalupana en San Ignacio.

Fueron empresarios con ascendencia alemana más importantes en este ramo

de la economía la sociedad Melchers Sucesores que tenía capital invertido en

Minas del Tajo en El Rosario y en la compañía La Pirámide en el distrito de

Sinaloa; la Wöhler, Bartning y Sucesores tenía en su poder el 45% de las acciones

de la Negociación Minera de Plomosas en El Rosario; Guillermo Haas era el

dueño del 39% del capital de la Compañía Minera Iguana y Anexas que operaba

en Cosalá; Abraham Miguel fundó en 1891 la Compañía Minera de Noche Buena

en El Rosario y Enrique Paepke poseía 10 vetas mineras en ese mismo distrito y

Federico Holderness fue el socio mayoritario de la Compañía Minera de Copala en

Concordia y dueño de 33% de la Compañía Minera Río Florido.

Fueron inversionistas sobresalientes provenientes de Inglaterra Gerard E. Ward

quien tuvo el 19.50% de las acciones de la Compañía Minera de Santa Gertrudis

en El Rosario y fue su primer vocal; Moncrieff Perry Gosset fue dueño de 3

propiedades mineras en ese mismo distrito y Thomas B. Fish fue dueño del 50%

de la Sociedad Minera El León; Chas Butters fue presidente de la Felton Copala

Mines Limited y de esta también fueron socios A. T. Clark y J. N. C. Hunphrey.

Empresarios mineros con ascendencia francesa que más se destacaron fueron

Alejandro Loubet fue dueño del 51% de las acciones de la Compañía Minería de

El Rosario, del 43% de la Compañía Minera de Zaragoza, el 40% de la Compañía

Minera de Las Flores y el 90% de la Compañía Minera de El Duende ubicadas en

el distrito de Concordia y Edmundo Cardinault que fue presidente de la Compañía

Minera de La Fortuna y tenía el 20% de las acciones de la Compañía Minera El

26

Capule localizadas en Mazatlán y fue socio de la Compañía Minera de Los

Laureles en Concordia.

Luis B. Cannobio, Ricardo Pico, Andrés Ardito y Francisco Doncel fueron

notables inversionistas italianos. El primero fue socio de la Sociedad Minera

Hortensia en Mazatlán y vicepresidente de la Compañía Minera de Zaragoza en

Concordia, el segundo fue dueño de 8 propiedades mineras en el distrito de El

Rosario, en ese mismo distrito el tercero fue propietario de 10 fundos mineros y el

último fue dueño del 50.50% de la Sociedad Minera Teresa.

3. Producción y tecnología

3.1 Producción minera

Con las facilidades permitidas por el Estado a través de una legislación favorable,

que dio un vuelco en lo referente al derecho de propiedad, propiciando un

aumento en las solicitudes de títulos mineros en todo el país. Entre 1900 y 1910

se expidieron 11 mil 010 títulos mineros que amparaban 101 mil 297 hectáreas. El

año en que más títulos se expidieron y hectáreas se ampararon fue 1909 con mil

728, que representó el 15.69% para amparar 16 mil 697 hectáreas, lo que significó

el 16.83%. (Véase cuadro 3).

Cuadro 3: Número de títulos mineros expedidos en Sinaloa (1900-1910)

Año Títulos

expedidos

Porcentaje Hectáreas Porcentaje

1900 415 3.76% 3, 512 3.46%

1901 453 4.11% 3, 744 3.69%

1902 576 5.23% 4, 827 4.76%

27

1903 786 7.13% 6, 538 6.45%

1904 884 8.02% 7, 697 7.59%

1905 910 8.26% 8, 161 8.05%

1906 980 8.90% 9, 004 8.88%

1907 1, 146 10.40% 10, 437 10.30%

1908 1, 477 13.41% 13, 629 13.45%

1909 1, 728 15.69% 17, 051 16.83%

1910 1, 655 15.03% 16, 697 16.48%

Totales 11, 010 100.00% 101, 297 100.00%

Fuente: Departamento de Estadística Nacional, op. cit., pp. 258-259.

Para el ciclo fiscal 1897-1898 se registró que por el puerto de Mazatlán se

exportaron 2 mil 128 barras con peso de 71 mil 138 kilogramos y 15 mil 992 sacos

con peso de 1 millón 115 mil 187 kilogramos con valor total de 4 millones 329 mil

297 pesos provenientes de los distritos del estado. El distrito de Cosalá ocupó el

primer lugar en barras exportadas (46.05%) y en el valor total (37.69%) y el cuarto

lugar en el número de sacos (12.66%). (Véase cuadro 4).

Cuadro 4: Productos mineros de Sinaloa exportados por Mazatlán (1897-

1898)

Distrito Barras Barras

(kg.)

Sacos Sacos

(Kg.)

Valor ($) Pct.

Valor

El Rosario 436 14, 163 2, 432 182, 415 $937, 745 21.66%

Concordia 482 15, 626 5, 291 352, 042 $852, 916 19.70%

San

Ignacio

149 4, 510 0 0 $203, 000 4.68%

Cosalá 980 2, 026 2, 026 137, 310 $1´631, 857 37.69%

Culiacán 14 384 4, 716 335, 306 $180, 073 4.15%

Sinaloa 58 1, 723 1, 434 101, 824 $513, 925 11.87%

Mazatlán 9 175 93 6, 290 $9, 781 0.22%

28

Totales 2, 128 71, 138 15, 992 1´115, 187 $4´329, 297 100.00%

Fuente: John R. Southworth, Sinaloa ilustrado, Culiacán, Gobierno del Estado de Sinaloa, 1980, p.

106.

En 1902 en Sinaloa se encontraban en operación 65 minas que produjeron

159, 202 kilogramos que alcanzó un valor de 5 millones 457 mil 383 pesos.

Destacaron por su producción los distritos de El Rosario, Concordia, San Ignacio

Cosalá y Mazatlán que conformaron la zona sur del estado lograron una

producción de 129 mil 492 kilogramos de metal que representó el 81.33% del

volumen obtenido de metales en el estado con valor de 4 millones 328 mil 546

pesos, que significó 79.31% de este (véase cuadro 5).

Cuadro 5: Producción minera en Sinaloa durante el año de 1902

Distrito Minas

trabajo

Minas

paralizadas

Mineral

(kg.)

Valor ($) Ptje.

Volumen

Ptje.

Valor

El Rosario 12 23 55, 045 1´132, 948 34.57% 20.75%

Concordia 11 21 36, 722 1´104, 326 23.06% 20.23%

Sinaloa 4 29 22, 815 636, 526 14.33% 11.16%

San Ignacio 6 30 20, 551 603, 171 12.90% 11.05%

Cosalá 14 73 17, 034 1´481, 101 10.69% 27.13%

Badiraguato 6 19 3, 082 258, 272 1.93%

4.73%

Mocorito 1 4 2, 400 36, 000 1.50% 0.65%

El Fuerte 4 16 800 160, 000 0.50% 2.93%

Culiacán 5 24 610 38, 000 0.38% 0.69%

Mazatlán 2 16 140 7, 000 0.08% 0.12%

Total 65 255 159, 202 5´457, 383 100% 100%

Fuente: Francisco Cañedo, Memoria general de la administración pública…, 1905, p. 159.

29

En 1907 el panorama de la minería en Sinaloa era el siguiente: la producción

de las 51 minas en trabajo en ese año fue de 202 mil 336 kilogramos de minerales

con valor de 5 millones 952 mil 475 pesos esto a pesar de que en la mayoría de

los distritos se registró cierre de minas y un descenso en la obtención de

minerales por la caída de los precios de la plata a nivel mundial. Los distritos de

Concordia, El Rosario, Cosalá y San Ignacio, ubicados en la región sur del estado,

siguieron destacando como los principales productores de minerales en Sinaloa

que en conjunto obtuvieron una producción de 155 mil 747 kilogramos de metal,

que representó el 76.97% y alcanzó un valor de 5 millones 211 mil 797 pesos

siendo el 87.55% de este (véase cuadro 6).

Cuadro 6: Producción minera en Sinaloa durante el año de 1907

Distrito Minas

activas

Minas

paralizadas

Mineral

(Kg.)

Valor

($)

Pct. Vol. Pct.

Valor

Concordia 19 86 58, 196 1´000, 113 28.76% 16.80%

El Rosario 6 18 51, 812 1´732, 794 25.62% 29.11%

Sinaloa 2 23 41, 934 645, 828 20.72% 10.84%

Cosalá 10 66 31, 546 1´972, 000 15.59% 33.12%

San Ignacio 4 67 14, 193 506, 890 7.01% 8.51%

Mocorito 1 n. d. 3, 600 65, 000 1.77% 1.09%

Badiraguato 7 64 1, 015 29, 850 0.50% 0.50%

Culiacán 2 22 n. d. n. d. n. d. n. d.

Mazatlán n. d. 23 n. d. n. d. n. d. n. d.

El Fuerte n. d. n. d. n. d. n. d. n. d. n. d.

Totales 51 369 202, 336 5´952, 475 100% 100%

Fuente: Arturo Carrillo Rojas, Sinaloa: minería y empresarios (1900-1910) en Guillermo Ibarra y Ana Luz Ruelas (comps.), Contribuciones a la historia del noroccidente mexicano, Memoria del VIII

Congreso Nacional de Historia Regional, Culiacán, Universidad Autónoma de Sinaloa, 1994, p. 48.

30

El desarrollo de la minería atrajo la atención de los comerciantes extranjeros

instalados principalmente en el puerto de Mazatlán que servían como agentes y

representantes de las compañías mineras en la exportación de metales. La Casa

Melchers, de origen alemán, representaba a Minas del Tajo; la española

Hernández Mendía y Compañía tenía bajo su control la Compañía Minera de

Pánuco; Casa Wöhler representaba a la Compañía Minera de Plomosas;

Echeguren Hermana y Sucesores tenía como fuente de su poder económico de la

negociación Guadalupe de los Reyes y la estadounidense Felton Hermanos tenia

fuertes intereses en propiedades mineras ubicadas en el distrito de Concordia.25

3.2 Tecnología minera

A partir del régimen porfirista la minería experimentaría un inusitado cambio

debido a las nuevas técnicas para la extracción y el beneficio de los metales. En

Sinaloa el salto tecnológico de la actividad minera empezará en los ochentas y

será evidente en los noventas.26

Como un primer sistema de esta modernidad fue la instalación de molinos con

mazos para la pulverización de los metales extraídos de los yacimientos mineros.

En Sinaloa se colocaron 8 molinos con 101 mazos, el distrito con más molinos

instalados fue El Rosario con 3, que representó el 37.50% y con más mazos

utilizados con un total de 70 mazos, equivalentes al 60.39%. (Véase cuadro 7).

Cuadro 7: Molinos y mazos instalados en la minería en Sinaloa (1881)

Distrito Molinos Porcentaje Mazos Porcentaje

El Rosario 3 37.50% 70 60.39%

25

Rigoberto Arturo Román Alarcón, El comercio en Sinaloa, siglo XIX, Culiacán, DIFOCUR-FOECA-CONACULTA, 1998, p. 143. 26

Rigoberto Rodríguez Benítez, El cambio tecnológico en la minería sinaloense en el Porfiriato, Culiacán, Escuela de Historia-Universidad Autónoma de Sinaloa, Tesis de Maestría, 1991, p. 31

31

Concordia 2 25.00% 13 12.87%

San Ignacio 1 12.50% 10 9.90%

El Fuerte 1 12.50% 4 3.96%

Cosalá 1 12.50% 4 3.96%

Totales 8 100.00% 101 100.00%

Fuente: Rigoberto Rodríguez Benítez, op. cit., pp. 32-33.

En la segunda mitad de la década de los ochenta se reporta la amalgamación

por panes y la lixiviación. La amalgamación por sistema pans se usa cuando

menos en los distritos de Concordia, San Ignacio y Cosalá y la lixiviación en

Badiraguato. En 1888 cuentan con máquinas movidas por vapor el mineral El

Chichi en el distrito de Culiacán; las haciendas de beneficio de El Tajo, La

Guadalupana, Guatimotzin, Noche Buena y La Abundancia en El Rosario; las

haciendas de El Faisán, La Francisca, El Alacrán y Napoleón en Concordia; la

Negociación Minera de Jocuixtita en San Ignacio; las negociaciones mineras de

Guadalupe de los Reyes, Cerro del Rosario y Tacotes en Cosalá; en los minerales

de Las Yedras, San José del Oro, Alisitos y San Javier en Badiraguato y en los

minerales de La Joya, Sarabia y San José de Gracia en el distrito de Sinaloa.27

Antes de 1890, la minería sinaloense muestra indicios de su creciente

tecnificación con una doble variante: por un lado, el uso de la fuerza hidráulica y

de vapor en la extracción y beneficio desplaza el empleo de la fuerza animal y

humana; por otro lado los métodos de beneficio multiseculares ceden a la

amalgamación sistema pans y la lixiviación. En 1890 el gobernador Mariano

Martínez de Castro informaba que los sistemas metalúrgicos más usados, además

del primitivo patio eran la amalgamación americana, sistema pans, la lixiviación

común, Von Pattero, la lixiviación mejorada Russell y la fundición Water Jacket, en

27

Ibíd., p. 34.

32

vasos y hornos castellanos y la mayor parte de la plata se obtenía para la

amalgamación americana, sistema pans y la lixiviación mejorada de.28

En 1891 se tenía reportada la utilización de 5 mil 250 caballos de vapor en las

negociaciones mineras en Sinaloa. El distrito con más caballos de vapor utilizados

fue El Rosario con mil 700 que representó el 32.38%. (Véase cuadro 8)

Cuadro 8: Caballos de vapor utilizados en la minería en Sinaloa (1891)

Distrito Caballos de Vapor Porcentaje

El Rosario 1, 700 32.38%

Concordia 1, 160 21.28%

Cosalá 1, 070 19.63%

Badiraguato 500 9.52%

San Ignacio 290 5.52%

Culiacán 280 5.33%

Sinaloa 150 2.85%

Mazatlán 100 1.90%

Totales 5, 250 100.00%

Fuente: Arturo Carrillo Rojas, Los caballos de vapor. El imperio de las máquinas durante el cañedismo, Culiacán, Colegio de Bachilleres del Estado de Sinaloa, 1998, pp. 195-199.

La actividad minera en Sinaloa concentró el 50.33% de la fuerza de vapor

instalada en el estado que fue de 10 mil 430 caballos de vapor. Le siguió la

actividad industrial con el 27.61%, los transportes con el 15.47% y al final la

actividad agrícola con el 7.01%.

Entre 1891 y 1906 las compañías mineras establecidas en Sinaloa adquirieron

48 artefactos de vapor con una fuerza conjunta de 2 mil 313 de las cuales 26

fueron máquinas con fuerza de 1, 232 caballos de vapor y 22 calderas con un total

28

Ibíd., p. 39.

33

de 1, 081 caballos de vapor. El distrito que más artefactos de vapor adquirió fue

Concordia con 12 (25.00%), de las cuales 7 fueron máquinas y 5 calderas, que a

su vez tenían un potencia de 537 caballos de vapor (23.21%). (Véase cuadro 9)

Cuadro 9: Maquinas y calderas de vapor adquiridos para la minería en

Sinaloa (1892-1906)

Distrito Arts.* Pct. c. v. Pct. M c. v. C c. v.

Concordia 12 25.00% 537 23.21% 7 310 5 227

Cosalá 11 22.91% 448 19.36% 8 292 3 156

El Rosario 7 14.58% 457 19.75% 4 241 3 216

Sinaloa 6 12.50% 293 12.66% 4 229 2 64

Mazatlán 5 10.41% 255 11.02% 1 62 4 193

Badiraguato 3 6.25% 162 7.00% 2 98 1 64

San Ignacio 3 6.25% 110 4.75% 0 0 3 110

Mocorito 1 2.08% 51 2.20% 0 0 1 51

Totales 48 100.00% 2, 313 100.00% 26 1, 232 22 1, 081

Fuente: Arturo Carrillo Rojas, op. cit., pp. 184.186

*Artefactos

A principios del siglo XX en Sinaloa es evidente la modernización en la

tecnología minera para la extracción y tratamiento de los minerales. Aparecen las

máquinas de vapor que son utilizadas tanto para el desagüe de las minas como

para el procesamiento de los metales, y a la vez que nuevos procesos de

beneficio van ocupando el lugar de los procedimientos usados desde la Colonia,

aunque sin desaparecer del todo. La fuerza motriz hidráulica y luego la de vapor

se combinaron para ocupar el lugar de la tracción animal y humana.29

29

Ibíd., pp. 53-54.

34

La fundición en hornos castellanos30 se aplicaba a los minerales extraídos en

las minas Santa Eduwiges, La Plomosita, La Prieta, El Puerto, San Juan, San

Antonio, San Andrés Avelino, El Refugio, Sangre de Cristo, La Concepción, El

Carmen y Tinajito pertenecientes al distrito de Badiraguato y a los de las minas de

Rosario, La Republicana, La Morita, Nuestra Señora, San José de las Bocas y

Sacramento del distrito de Cosalá.

La fundición en hornos Water Jacket solo se emplea en la hacienda Santo

Tomás por la Compañía Minera San Luis Gonzaga en el poblado del mismo

nombre en el distrito de Badiraguato.

El beneficio de patio31 se utiliza en los metales producidos en las minas Santa

Eduwiges, Cuernavaca, Socorro, Metates, Cantón, Descubridora, San Luis y La

Soledad en el distrito de Mazatlán; El Chichi, Santo Niño, La Patrona, San José y

San Juan Bautista en Culiacán; Carmen, Rafael y Rosario en San Ignacio; Sangre

de Cristo, Guadalupe, San Antonio, San Andrés Avelino, Refugio, La Concepción,

El Carmen, Tinajito, San Luis Gonzaga y Surutato en Badiraguato y Rosario, La

Republicana, La Morita, La Banca, San Fermín, Estaca y Descubridora en Cosalá.

A principios del siglo XX, este se utilizaba en las haciendas de Valenzuela y

Plomosas en El Rosario; las de Refugio Lerma, Hilario Serrano y Cruz Vega en

Badiraguato y la de Jesús María en el distrito de Sinaloa.

30

Proceso en el que el mineral una vez triturado y eliminarle el azufre en pequeños hornos se mezcla con plomo, oxido de plomo y escoria volcánica, eventualmente se agrega hierro o piritas de cobre y se funde en una gran fragua castellana piramidal. El producto de esta primera fundición se vuelve a fundir ahora en pequeñas fraguas para separar el plomo de la plata. El proceso duraba 24 horas. 31

Consistía en la molienda y pulverización en húmedo del mineral, la lama resultante se traslada a depósito donde pierde agua por evaporación donde forma una “torta” que homogeniza con el pisoteo de caballos o mulas. Se agrega sal marina, después de que esta se disuelve se adiciona magistral o sulfato de cobre y posteriormente mercurio que se hace pasar por los poros de una gamuza y se trilla para que el mercurio absorba la mayor cantidad de plata. Una vez formada la masa se coloca en una tina con agua donde es agitada para separar la amalgama de plata de las lamas para posteriormente desazogar la plata por destilación en vasijas. Por último el metal ya separado se somete a fundición.

35

En las haciendas de San Nicolás, Río Florido, Zaragoza y Santa Rosa en

Concordia; así como en las de Contra Estaca, San Antonio y San Vicente en San

Ignacio y de igual forma en la de El Tajo en El Rosario y Dulces Nombres en

Cosalá se manejaba la amalgamación por sistema pans.32

El beneficio por placas amalgamadas operaba en las haciendas de El Rosario y

Peraza en el distrito de Sinaloa y en la de San Juan perteneciente al distrito de El

Rosario.

La lixiviación33 estaba en uso en las minas Rosario, Mina Grande, Zapopán,

Porvenir, San Marcos, San Manuel, San Agustín, Moctezuma, Las Yedras y San

Javier del distrito de Badiraguato y en las de San José de las Bocas y Nuestra

Señora en el distrito de Cosalá y de igual manera en las haciendas de San José,

Santo Tomás, Guanajuato y Concepción en Badiraguato; El Rosario y La Purísima

en Cosalá; San Juan en Culiacán y Palmarito en Mocorito.

Uno de los métodos de beneficio más novedosos que hizo su aparición a

principios del siglo XX fue el de la cianuración.34 En Sinaloa este procedimiento

fue contratado por las siguientes empresas: Compañía Minera de Pánuco,

Negociación Minera de Guadalupe de los Reyes, Wöhler Bartning Sucesores,

32

Consistía en tratar las rocas previamente machacadas y trituradas con mercurio para formar una amalgama que por destilación posterior separaba el mercurio del oro. 33

Su fundamento químico es que el cloruro de plata es soluble de diversas sales y una vez disuelto se procederá a su precipitación en otras sustancias entre ellas el sulfuro de sodio. La masa que va a ser clorurada se tritura, se mezcla con sal y se tueste en pequeños hornos. Los sulfuros de plata se oxidan y convierten en sulfuros, los cuales reaccionan con el cloruro de sodio formando cloro y acido clorhídrico. Estos dos últimos convierten la plata y los compuestos de la plata en cloruro. Una vez concluido este proceso se separa la plata en hornos. 34

Se funda en el beneficio de los minerales ya triturados con cianuro de potasio o de sodio en solución y la posterior precipitación del oro y la plata granalla de zinc. Los minerales pasan por un arnero, se coloca en vasijas o en unas tinas de madera provistas de un agitador y por cada tonelada de metal se agregan 100 galones de agua, que contienen el cianuro de potasio o sodio. Todo se agita entre cuatro y ocho horas, depende de la naturaleza del mineral. Entonces se separa el líquido y se filtra precipitando el oro y la plata formando un lodo donde se aparta para secarlo y fundirlo.

36

Negociación Minera de Noche Buena, Minas del Tajo y Negociación Minera Jesús

María y Anexas.

4. Mano de obra y accidentes de trabajo

El crecimiento de la actividad minera en Sinaloa obligó a las compañías mineras a

contratar más personal para llevar a cabo las tareas propias de esta actividad. En

1895 se registra que la Población Económica Activa en Sinaloa fue de 125 mil 666

personas y de estas 3, 438 se ocupan en la minería, representando el 2.73%. Para

1900 la PEA llegó a 130, 291 y en la explotación minera se registraron 3, 992,

siendo el 3.06%.35

Para 1902 se contabilizó que en la minería en Sinaloa un total de 5 mil 463

trabajadores, de estos 4 mil 469 (81.20%) trabajaban en las minas y 994 (18.80%)

laboraban en las haciendas de beneficio. En total 5 mil 092 (93.20%) eran

hombres, 7 (0.12%) fueron mujeres y 364 (6.66%) niños. El distrito con el mayor

número de empleados fue Cosalá con mil 483 (27.14%) seguido por Concordia

con mil 063 (19.45%) (Véase cuadro 10).

Cuadro 10: Número de trabajadores en las minas y haciendas de beneficio

de Sinaloa (1902)

Distrito Minas H M N Hdas. H M N T %

Cosalá 1, 349 1,155 194 134 123 11 1, 483 27.14%

Concordia 967 947 20 96 93 3 1, 063 19.45%

El Rosario 848 848 164 157 1 6 1, 012 18.52%

San Ignacio 323 307 16 323 307 16 646 11.82%

Badiraguato 313 268 2 43 123 111 12 436 7.98%

Sinaloa 298 296 2 102 100 2 400 7.32%

35

Guillermo Ibarra Escobar, op. cit., p. 65.

37

Culiacán 231 196 35 23 20 3 254 4.64%

El Fuerte 75 75 75 1.37%

Mazatlán 45 42 3 9 7 2 54 0.98%

Mocorito 20 20 20 20 40 0.73%

Totales 4, 469 4, 154 4 311 994 938 3 53 5, 463 100%

Fuente: Francisco Cañedo, op. cit., pp. 165 y 172.

En cuanto a la seguridad de las minas en 1902 se registraron 32 trabajadores

muertos y 43 heridos resultado de los accidentes suscitados. En el distrito que

más muertos se contabilizaron fue el de El Rosario con 21 fallecidos (65.62%)

además de 12 heridos (27.90%) (Véase cuadro 11).

Cuadro 11. Trabajadores muertos y heridos en accidentes en minas de

Sinaloa (1902)

Distrito Muertos Porcentaje Heridos Porcentaje

El Rosario 21 65.62% 12 27.90%

Cosalá 6 18.75% 16 37.20%

Concordia 2 6.25% 11 25.58%

Badiraguato 2 6.25% 3 6.97%

San Ignacio 1 3.12% 1 2.32%

Mocorito 0 0.00% 0 0.00%

El Fuerte 0 0.00% 0 0.00%

Mazatlán 0 0.00% 0 0.00%

Culiacán 0 0.00% 0 0.00%

Totales 32 100.00% 43 100.00%

Fuente: Francisco Cañedo, op. cit., pp. 160-164

Como resultado de la crisis mundial de los precios de la plata suscitada en

1907 obligó a las compañías mineras sinaloenses a cerrar espacios de trabajo y

esto conllevó al despido de trabajadores. Como por ejemplo la San Vicente Mining

38

Company en el distrito de San Ignacio redujo en 40% su personal, la Compañía

Minera de Pánuco en Concordia despidió al 50% de sus trabajadores y Minas del

Tajo se vio obligada a prescindir también del 40% de su fuerza laboral.36

Entre los trabajadores mineros se encontraban los jornales más altos en el

periodo porfirista. Un peón y un barretero ganaban sesenta centavos diarios, en

tanto que un maestro azoguero podía llegar a ganar hasta seis pesos. Las

jornadas de trabajo eran de doce horas o más, y las condiciones de trabajo eran

peligrosas e inhumanas: los trabajadores menos calificados estaban expuestos a

innumerables accidentes y al influjo de las emanaciones que les producían

enfermedades como la silicosis.37

Conclusiones

La minería sinaloense durante el régimen de Porfirio Díaz a nivel nacional y el de

Francisco Cañedo a nivel estatal, se sometió al influjo que representaron para su

tiempo la fuerza de vapor y el beneficio de metales, los cuales encontraron

facilidades ante los lineamientos económicos y políticos seguidos tanto en el

ámbito nacional como regional. Estos lineamientos giraron alrededor del lema

positivista de “orden y progreso”, que permitió una política de impulso económico

con base de una serie de inversiones extranjeras de esta actividad.

La región minera del sur del estado integrada por los distritos de El Rosario,

Concordia, San Ignacio y Cosalá debido a que fue la de mayor producción minera,

donde se localizaron los yacimientos mineros más productivos y las principales

36

Juan Manuel Romero Gil, La minería en el noroeste de México y su realidad (1850-1910), Universidad de Sonora-Plaza y Valdés, 2001, p. 242. 37

Benito Ramírez Meza, “El movimiento obrero sinaloense de sus años de formación a la etapa cardenista” en Clío, Culiacán, Escuela de Historia-Universidad Autónoma de Sinaloa, Enero-Abril de 1992, p. 81.

39

empresas mineras del estado, el mayor numero de inversiones y la que ocupaba

la mayor cantidad de fuerza de trabajo.

Las empresas mineras más importantes fueron Guadalupe de los Reyes,

Minas El Tajo, Pánuco, Felton Copala Mines, San Vicente, Butters Copala Mines,

San José de las Bocas, Noche Buena, entre otras que estuvieron integradas en

su mayoría por extranjeros. Estas fueron propietarias de las minas más ricas y

utilizaron la tecnología más avanzada para extraer y beneficiar los minerales,

mediante la cual encabezaron la lista de negociaciones con mayor producción a

nivel local y estatal.

La actividad minera se vio beneficiada por una serie de medidas que tenía

como objetivo fomentarla como eje económico del estado como lo fue el bajo

cobro de impuestos, la exención de estos a las haciendas de beneficio, y el uso

del agua para la utilización del beneficio de minerales. Estas medidas permitieron

que fluyeran una gran cantidad de inversionistas extranjeros a la extracción de

metales, donde alcanzaron una potestad absoluta.

El impacto de la minería fue fundamental en las regiones donde se desarrolló,

pues las comunidades enclavadas en estas evolucionaron en poblaciones con

acelerada vida comercial y social. Los minerales además de ofrecer empleos, se

tornaron en centro de consumo de los productos agrícolas y ganaderos de la

región. El comercio también se vio beneficiado al adquirir las empresas mineras

los artículos necesarios para su funcionamiento como sal, azogue, velas, cuerdas,

hierro, acero, palas, picos, barras, martillos, productos químicos, rieles, dinamita,

implementos de ensaye, entre otros.

Debido a que la actividad minera fue una actividad redituable atrajo la atención

de comerciantes, políticos, militares, profesionistas, agricultores y miembros del

40

clero quienes eran propietarios de yacimientos o acciones en las compañías

mineras organizadas.

La competencia empresarial en la minería mostro serias desigualdades, ya

que los empresarios mexicanos se vieron en desventaja ante los inversionistas

extranjeros quienes contaban con un mayor monto de capitales y la tecnología

necesaria para la producción. Entonces los primeros no tuvieron más alternativa

que buscar nuevas formas de participación en el auge productivo, asociándose

con los capitalistas foráneos o sirviendo de prestanombres o intermediarios.

41

Capítulo II. La minería en Sinaloa de la crisis de 1907 hasta mediados de la

década de 1920

1. Los problemas de la economía mundial a principios del siglo XX

A principios del siglo XX era de manifiesto que la economía mundial se hallaba en

un periodo de tendencia a la alza y a la expansión, con la realización de

importantes inversiones tanto dentro de los propios países como en el extranjero.

La frontera industrial se había ensanchado progresivamente en Europa y la nueva

frontera agrícola se había extendido hasta Siberia y Estados Unidos recibía

grandes cantidades de trabajadores.38

El pánico de 1907 comenzó en Nueva York por una baja en el precio de los

metales, como el del cobre que disminuyó a la mitad entre mayo y octubre. Esto

llevo a una crisis monetaria que provocó a numerosas empresas o bancos

declarar suspensiones de pago o quiebras. Hubo retirada masiva de dinero por

parte de los impositores de los bancos y se dio un verdadero pánico. La caída

monetaria precipitó la caída bursátil con un hundimiento generalizado de las

cotizaciones. Quebraron empresas metalúrgicas, eléctricas y del ramo automotriz.

Los salarios sufrieron reducciones del 15 y del 20% y el 35% de los obreros

estaban en paro.39

La crisis de 1907 hizo patente la falta de un banco central que inyectara

liquidez al mercado. Parte de esto fue registrado en los reportes de la Comisión

Nacional Monetaria (1909-1912). En el reporte de esta proponían cambios en las

leyes bancarias y monetarias de los Estados Unidos. En 1913 el presidente

Woodrow Wilson presentó un plan de de reforma bancaria y monetaria. Le dio

38

Francisco Simón Segura, Lecciones de historia económica mundial, Madrid, Ediciones Académicas, 2002, pp. 207-208. 39

Ibíd., p. 208.

42

forma a la Junta de Reserva Federal, para controlar las operaciones financieras y

fue aprobada en diciembre de ese mismo año.

Pero estos hechos no paralizaron el ascenso económico y el comercio

internacional dobló su valor. Los capitales se exportaron a los países de ultramar

donde los tipos de interés y oportunidades de beneficio mayores, ya que los

impuestos eran menores y con posibilidades ilimitadas de inversión. En general, el

ambiente para 1914 era optimista, tantos para los prestamistas y receptores de

capitales en todo el orbe.

Sin embargo, a comienzos del siglo XX en Europa las disputas entre naciones

crean un espíritu de rivalidad en las masas debido a la expansión imperialista y las

alteraciones del sistema económico mundial acentuaron sus disputas. Los signos

de transformación no son incorporados al sistema y el nacionalismo se fue

radicalizando y perdiendo su carácter liberal para hacerse cada vez más

intransigente.

Con el estallido y posterior desarrollo del conflicto llevó a que muchos países

modificasen la organización de su estructura económica. Cuando ya no pudieron

obtener los bienes que necesitaban, intentaron producirlos ellos mismos u

obtenerlos de otros países ante los daños que sufrieron sus plantas industriales y

la baja productividad de la agricultura.

El desarrollo de la guerra pronto exigió un mayor compromiso del Estado en la economía… la creciente necesidad de material bélico obligó a reconvertir la producción industrial, al tiempo que las dificultades en el aprovisionamiento de alimentos exigió el control de las importaciones por parte del Estado... Uno de los efectos fundamentales de la creciente intervención económica de los Estados fue el establecimiento de prioridades productivas en función de las necesidades bélicas. Esto tuvo importantes consecuencias en el

43

desarrollo de ciertos sectores industriales como el químico, automotriz, aeronáutica y telecomunicaciones.

40

La principal consecuencia de la Primera Guerra Mundial para Europa fue que

salió empobrecida y destrozada, después del conflicto su participación en el

comercio internacional descendió debido al desarrollo industrial en mercados

tradicionales de sus exportaciones y una mayor fabricación de productos de

primera necesidad en estos países. Con esto las exportaciones europeas cayeron

a un 25% y las exportaciones entre países no europeos aumentaron en un 40%.41

Frente a la situación europea, Estados Unidos se había convertido en la

principal potencia económica del mundo ya que había aumentado su potencial

industrial y se convirtió en el principal acreedor del mundo. Dado que

concentraban sus operaciones en Europa y en el hemisferio occidental, su

influencia era decisiva. En los años veinte era el principal exportador del mundo y

tras Gran Bretaña, el segundo importador.42

2. Crisis y recuperación de la minería mexicana (1907-1926)

Los efectos que tuvo sobre la economía la revolución mexicana fueron diversos en

cada actividad económica y región del país. En términos generales, los diversos

sectores de la economía mexicana entre 1910 y 1920, con la excepción del

petróleo, tuvieron considerables descensos. La producción agrícola descendió a la

mitad y su participación en el comercio exterior disminuyó de 31.6% en 1910 a

7.3% en 1920; la industria manufacturera siguió un curso similar y sólo pudo

recobrar los niveles de 1910 hasta 1922 y en las comunicaciones los ferrocarriles

40

Juan Francisco Fuentes y Emilio La Parra López, Historia Universal del Siglo XX, Madrid, Síntesis, 2001, pp. 76-77. 41

R. A. C. Parker, Europa, 1918-1945, México, Siglo XXI Editores, 22a. ed., 2000, p. 103 42

Eric Hobsbawn, Historia del Siglo XX, Buenos Aires Crítica, 2ª ed., 2010, p. 104.

44

perdieron tramos enteros de vías, 50 locomotoras, 3 mil 873 carros de cargo y 34

coches de pasajeros. Los telégrafos perdieron un total de 2 mil 600 kilómetros.43

Sin embargo, la industria petrolera se mantuvo y creció aceleradamente en un

43% anual, hizo pasar a México de una exportación neta de 200 mil barriles en

1910 a 516 millones 800 mil barriles en 1921. Algunas ramas de la industria

manufacturera como la tabacalera, del hierro y acerera disminuyeron su

producción en un 50%. Los lazos comerciales se rompieron, los bancos

colapsaron por la expropiación de las reservas por parte de los revolucionarios, las

haciendas sufrieron robos y préstamos forzosos, el peso de papel perdió su valor y

la hiperinflación fue devastadora.44

La inestabilidad política y militar de nuestro país no sólo afectó el aspecto

económico, sino también el demográfico, pues la población descendió de 15

millones 160 mil 369 a 14 millones 334 mil 780 habitantes, lo que representó una

caída del 6%. La situación económica de ese momento se expresó en la

estructura ocupacional, ya que aumentaron las personas dedicadas a las

actividades primarias de 61.1 a 67%, en la industria bajaron de 15.7 a 15% y en

los servicios disminuyeron de 22.4 a 17.8%.45

En 1920 con el ascenso de Álvaro Obregón a la presidencia de la república, se

da inicio al proceso de institucionalización de la revolución mexicana, cuyo objetivo

principal fue la recuperación económica del país. El gobierno de Obregón buscó el

reconocimiento de los Estados Unidos, por lo que en 1922 subscribió el acuerdo

Huerta-Lamont por el cual se reconoció una deuda de 508 millones de dólares y

43

Héctor Aguilar Camín y Lorenzo Meyer, A la sombra de la Revolución Mexicana, México, Cal y Arena, 44ª ed., 2012, pp. 87-88. 44

Ibíd., p. 88; Alan Knight “La revolución mexicana: su dimensión económica, 1900-1930” en Sandra Kuntz Ficker (coord.), Historia económica general de México. De la colonia a nuestros días, México, El Colegio de México-Secretaría de Economía, 2010, p. 488-489. 45

Rolando Cordera (comp.), Desarrollo y crisis en la economía mexicana, México, Fondo de Cultura Económica, 1983, p. 42.

45

mediante las Conferencias de Bucareli, firmados en 1923 por lo que se obligó a

pagar los daños causados a las propiedades de los estadounidenses durante el

conflicto armado. Pero, además, convino en no expropiar los latifundios y

propiedades petroleras, incumpliendo lo establecido en el artículo 27 de la

Constitución de 1917.46

Plutarco Elías Calles, al llegar a la presidencia en 1924, impulsó un programa

económico para establecer las bases de un mayor crecimiento. En el sector

financiero creó la Comisión Nacional Bancaria en 1924 y el Banco de México en

1925, el único autorizado para emitir billetes, acuñar monedas y regular el tipo de

cambio con el fin de hacer renacer la confianza en el papel moneda entre la

población. En 1926 se expidió la Ley Bancaria fijando disposiciones precisas sobre

el funcionamiento de las instituciones bancarias como capital mínimo, tipo de

operaciones, entre otras. En materia agraria, con el objeto de ampliar los cultivos y

otorgar créditos, se estableció el Banco Agrícola y se promulgó la Ley Federal de

Irrigación, ambos en 1926.47

Durante este periodo la recuperación de la economía del país fue lenta. El

producto interno bruto (PIB) creció a un ritmo casi imperceptible de 0.6% durante

el gobierno de Obregón. En la agricultura la producción de maíz en 1926 no

alcanzó los niveles de 1910, el henequén sufrió la caída de la demanda

norteamericana después de 1921 y la fuerte competencia de las fibras asiáticas y

la producción de azúcar estaba al 50% de los niveles de 1910; la ganadería, sobre

todo en el norte, estaba en quiebra y cuando el boom de la posguerra terminó en

46

Lorenzo Meyer, “La institucionalización del nuevo régimen” en Historia general de México, México, El Colegio de México, 4ª reimp., 2002, pp. 848-849. 47

Carlos Tello, Estado y desarrollo económico: México 1920-2006, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2ª reimp., 2011, pp. 104-105; Héctor Aguilar Camín y Lorenzo Meyer, op. cit., pp. 118-119.

46

1921, las exportaciones y los ingresos cayeron registrándose un déficit

comercial.48

Una de las ramas de la economía más dinámica durante el Porfiriato fue la

minería debido a que recibió importantes incentivos por parte del régimen como la

exención de impuestos y la propiedad a perpetuidad de las minas. La

productividad de este sector aumentó considerablemente la disponibilidad de

capitales y nuevas tecnologías para la producción y beneficio de metales

tradicionales e industriales.

Fue en esta época se realizan las más importantes inversiones extranjeras, al

tiempo que los grandes consorcios foráneos comienzan a consolidarse y a orientar

la producción conforme a sus intereses que explotaron grandes yacimientos

conocidos desde la época colonial, pero nunca explotados en forma intensa por la

influencia de la inversión foránea y al dinamismo de la demanda mundial de

minerales. Entre estas se encontraban la American Smelting and Refining

Company (ASARCO) fundó la Greene Copper Company en Cananea (Sonora),

construyó plantas fundidoras en Monterrey Aguascalientes y Ávalos (Chihuahua) y

compró minas en Michoacán y San Luis Potosí; la Phelps Dodge adquirió los

yacimientos cupríferos de Pilares en Nacozari, Sonora; la Compagnie du Boleo se

estableció en Santa Rosalía, Baja California y la American Smelters Securities Co.

(ASSCO) adquirió la mina La Verdeleña Mining and Smelting Company en

Durango. La penetración de capital foráneo y la centralización del capital ya

existente se ejemplificaban cuando en 1908 existían mil 30 compañías mineras

registradas con una inversión conjunta de 363 millones de pesos, de las cuales

882 eran extranjeras (85.63%) y 148 mexicanas (14.37%), pero la mayoría de

estas eran de pequeña inversión. (Véase cuadro 12)

48

Alan Knight “La revolución mexicana: su dimensión económica, 1900-1930” en Sandra Kuntz Ficker (coord.) Historia económica general de México…, op. cit., pp. 490-491.

47

Cuadro 12. Compañías mineras registradas en 1908 (Millones de pesos)

Nacionalidad Número Participación

(%)

Capital

invertido

Participación

(%)

Estadounidenses 840 81.60 250 68.90

Mexicanas 148 14.40 28 7.70

Inglesas 40 3.90 73 20.10

Francesas 2 0.10 12 3.30

Totales 1, 030 100.00 363 100.00

Fuente: Homero Urías, “¿Quién controla la minería en México?” en Comercio Exterior, México,

Banco Nacional de Comercio Exterior, vol. 30, núm. 9, septiembre de 1980, p. 953.

Con el pánico financiero ocurrido en Nueva York en 1907, la minería mexicana

sufrió una considerable reducción debido a la caída de los precios de la plata, así

como la dificultad de obtener capital en el extranjero y sus operaciones se vieron

restringidas debido a la escasez de dinero en los bancos. Los metales preciosos

se depreciaron y la producción de metales industriales se fue a pique, debilitando

su demanda interna y externa.49

La detención de las inversiones extranjeras y la crisis minera, la contracción de

los intercambios internacionales, la crisis monetaria y la caída de la producción

industrial puso de manifiesto, como en Estados Unidos, los defectos del sistema

bancario que había distribuido créditos en exceso y tenía escasez de fondos.50

El malestar social acentuado por la crisis económica llegó a su clímax con el

estallido de la revolución en 1910. Los centros mineros fueron un objetivo

primordial de las tropas revolucionarias, ya que los vieron como fuente principal de

recursos económicos para seguir su lucha, que obtenían ya sea a través de

49

Luis González, “El liberalismo triunfante” en Historia General de México… op. cit., p. 692. 50

Francois Xavier Guerra, México: del Antiguo Régimen a la Revolución, México, Fondo de Cultura Económica, t. 2, 8ª reimp., 2010, p. 237.

48

préstamos forzosos o posesionándose de los minerales. Pero, a pesar del conflicto

armado, la producción de los principales productos mineros creció constante, tanto

en volumen como en valor. Esta bonanza se vio interrumpida en 1913, por la

situación política derivada del golpe de estado encabezado por Victoriano Huerta.

Esto se reflejó en la caída en la producción de los principales productos mineros,

respecto a 1910: la de oro descendió en un 37.68%, la de plata bajó 9.01%, la de

plomo cayó en un 45.01%, la de zinc disminuyó en un 47.62%, la de hierro se

contrajo en un 76.67% y la de mercurio se desplomó en un 33.86%; en cambio de

la de cobre tuvo un aumento de 9.20%. Otro aspecto fue en lo referente a la

cantidad de impuestos pagados por la minería que en 1910-1911 fue de 34

millones 300 mil 186 pesos (3.87%), en 1911-1912 (4 millones 332 mil 746 pesos

(4.12%) y en 1912-1913 descendió a 3 millones 797mil 001 pesos (3.14%).51

Al reanudarse el movimiento armado la situación económica del país empeoró

debido a los gastos militares y los daños a las vías de comunicación que

interrumpieron el comercio dejando aisladas extensas zonas del país. Cundió la

desconfianza y el oro despareció de la circulación, cerraron fábricas y comercios,

los bancos suspendieron los pagos en oro y plata, y para evitar su fuga, se decretó

el pago del 10% por la exportación de ambos y el peso se devaluó a cerca de 4

pesos por dólar para agosto de 1914. La producción de metales en nuestro país

continuó su caída, que en algunos casos fue dramática, como la de oro que entre

1913 y 1915 cayó 71.49%, la de plata se desplomó 57.88%, la de cobre bajó

99.06%, la de plomo bajó 70.77%, la de hierro se contrajo 86.56% y la de mercurio

descendió en un 43.37%; en cambio la de zinc tuvo un crecimiento de 504.79%.52

Los precios de los metales entre 1910 y 1914 se caracterizaron por una

tendencia hacia la baja, lo que afectó el valor y los ingresos de esta actividad

51

Nicolás Cárdenas García, “Revolución y desarrollo económico: el caso de la minería”, en Signos Históricos, México, Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, núm. 11, 2004, p. 116; 50 años de Revolución Mexicana en cifras, México, Nacional Financiera, 1963, p. 63. 52

Berta Ulloa, “La lucha armada (1911-1920)” en Historia General de México…, op. cit., pp. 783-784.

49

económica. Por ejemplo, la plata en 1910 y 1911 costó 53 centavos dólar la onza,

subió a 60 centavos para 1912, baja en 1913 a 59 centavos y disminuye

nuevamente a 54 centavos; el cobre en 1910 tuvo un precio de 12 centavos la

libra, al año siguiente sube a 13 centavos, incrementa a 16 centavos al siguiente

año, baja a 15 centavos en 1913 y para 1914 cae a 13 centavos; el plomo entre

1910 y 1913 mantuvo un precio de 4 centavos la libra, pero en 1914 bajó a 3

centavos y el zinc tuvo un valor de 5 centavos la libra en 1910 y 1911, tiene una

alza en 1912 a 6 centavos y en 1913 cae a 5 centavos, mismo que se mantiene al

año siguiente.53

La participación estadounidense del total de las exportaciones mineras

mexicanas se redujo entre 1910 y 1912, ya que pasó de 72 a 69.3%, para 1916 se

redujo a 77%, 55% en 1917, 52% en 1918 y 78% en 1919. Estas fluctuaciones

coinciden con el descenso de la economía de ese país, por el estancamiento a un

alto nivel de intensidad de la guerra. En cambio, a partir de 1919 inició una fase

ascendente en aquel país, por lo que aumentó su participación en las

exportaciones mineras de nuestro país.54

La desaparición del oro de la circulación y la suspensión de pagos por parte

los bancos en oro y plata en conjunto con la caída de la producción de los metales

llevó a decretarse la circulación forzosa de billetes, lo que inició la más completa

anarquía monetaria y llevó a la existencia de una gran diversidad de monedas de

papel, tanto que entre 1914 y 1916 no circularon cuños metálicos. Ante esta

situación el papel moneda perdió su valor con el consiguiente aumento de los

53

Nicolás Cárdenas García, “Revolución y desarrollo económico: el caso de la minería”…, op. cit., p. 130; Miguel Manterola, “Problemas de la minería y la siderurgia en México”, México, Comercio Exterior, México, Banco Nacional de Comercio Exterior, Vol. 14, Núm. 2, febrero de 1964, pp. 105-106. 54

Robert Bruce Wallace Hall, La dinámica del sector minero en México 1877-1970: con proyecto a 1980, Tesis de Licenciatura, México, Facultad de Economía-Universidad Nacional

Autónoma de México, 1972, pp. 35 y 43.

50

precios, a lo cual, Carranza estableció el 3 de abril de 1916 la Comisión Monetaria

para reorganizar la circulación monetaria. Dicha comisión convino en emitir el

billete “infalsificable” (500 millones de pesos) para unificar la circulación, así con

10.5 millones de oro se retiraron de la circulación 1, 605 millones de billetes en

una proporción de un centavo oro por cada peso. Dicha unificación fracasó

finalmente por no haberse tenido la proporción suficiente establecida en metálico,

como consecuencia en 1917 se desmonetizó dicho billete, recaudando el gobierno

a través de impuestos hasta 358 millones de estos pesos.55

El desprestigio alcanzando por el papel moneda obligó a volver a la circulación

metálica y se dictaron una serie de medidas en ese sentido además de la

presencia de la Primera Guerra Mundial permitieron exportar plata e importar oro,

estableciéndose de hecho un monometalismo oro sin circulación de plata ni papel,

lo cual llevó al gobierno a decretar en 1918 el monometalismo oro puro, o sea un

patrón oro 100% integral. Reduciéndose con la misma fecha, la ley de monedas

de plata a 0. 720 para evitar fugas. Este patrón monetario sólo duro 10 meses,

como solución se recurrió a disminuir la ley de las monedas de plata pues el oro

no podía funcionar como moneda fraccionaria, de tal manera que para octubre de

1919 el peso, que era de plata, tenía 12 gramos de este metal con ley 0. 720. A

principios de la década de 1920 se inició la fuga de oro por saldar con dicho metal

nuestros pagos al exterior y la plata, que había perdido su precio en el mercado,

entró acuñada en grandes cantidades, produciéndose entonces el fenómeno

inflación plata dando por resultado que al no convertirse la moneda plata en oro,

circulase el primer metal con premio a favor del oro. Para eliminar esta situación a

partir de 1925 se intensificó la acuñación del metal amarillo, atrayendo al país

dicho metal por muy diversos caminos.56

55

Alejandro Allier Mendoza, La industria argentífera mexicana y su importancia en la economía nacional, Tesis de licenciatura, México, Escuela Nacional de Economía-Universidad Nacional Autónoma de México, 1965, p. 114. 56

Ibíd., p. 115.

51

La lucha armada causó graves desperfectos en las vías, ya que la guerra se

realizaba a través del ferrocarril. Sobre todo en el norte del país. Para 1916, tan

sólo el 16% del equipo rodante podía ser utilizado con fines comerciales. Para

contrarrestar esta situación, algunas de las grandes empresas mineras invirtieron

en la compra de carros y maquinaria o en la reparación de las vías, y otras

alquilaban el equipo en Estados Unidos. Las minas que no tenían esa capacidad

financiera se vieron obligadas a cerrar. Las minas de carbón de Coahuila al

clausurar y la deficiencia en la importación de coque ocasionaron problemas en el

ritmo de trabajo en las fundiciones.57

Estados Unidos, al principio de la Revolución, presionó mediante el embargo

de las exportaciones de dinamita a México, lo que impedía de tal manera el

laboreo minero que éste descendió hasta en un 50%. A partir de 1914, con el

estallido de la Primera Guerra Mundial al ser alterados los intercambios

comerciales, para los mineros mexicanos significó la pérdida del mercado alemán

y por tanto el no poder importar el cianuro de ese país. Pero, al mismo tiempo, se

dio una fuerte alza en el precio de los minerales industriales debido a las elevadas

demandas que registraron de estos. Las minas cupríferas de Cananea y Nacozari

trabajaron a su máxima capacidad y las de El Boleo siguieron trabajando

normalmente, ya que las labores no se vieron alterados por su lejanía de las zonas

de batalla.58

Entre 1910 y 1919, las sociedades mineras registradas y el monto de su

capital social, que a partir del primero de los años considerados declinan

perceptivamente. Entre 1910 y 1911 las sociedades mineras disminuyeron 45.45%

y el capital 48.80%; para 1912 se redujeron en 20% las empresas y el capital

aumentó 130.44%; un año después el número de compañías cayeron 33.33% y

57

Atlántida Coll-Hurtado, María Teresa Sánchez Salazar y Josefina Morales, La minería en México: geografía, historia, economía y medio ambiente, México, Instituto de Geografía-Universidad Nacional Autónoma de México, 2002, p. 42. 58

Ibíd., pp. 42-43.

52

56.79% el caudal invertido; en 1914 se registró un desplome en un 50% en el caso

de las corporaciones y 67.40% respecto a los recursos invertidos; el número de

sociedades se hundió 40% y el capital 52.73% en 1915; al siguiente año las firmas

mineras se desplomaron 83.33% y la inversión 97.03%. Entre 1917 y 1920 se

registra un crecimiento de 84.21% de las sociedades mineras y 94.95% en el

capital. En general, el capital promedio por empresa, es apenas superior a los 400

mil pesos durante este periodo. (Véase cuadro 13)

Cuadro 13. Sociedades mineras en México (1910-1919)

Año Número de sociedades

Capital social ($) Capital promedio por empresa ($)

1910 66 21´ 332, 500 323, 200

1911 36 10´ 921, 000 303, 300

1912 30 25´ 166, 500 938, 800

1913 20 10´ 872, 400 543, 600

1914 10 3´ 544, 000 354, 400

1915 6 1´ 675, 000 279, 100

1916 1 49, 700 49, 700

1917 6 1´ 010, 000 168, 300

1918 18 3´ 639, 000 202, 100

1919 38 20´ 028, 300 527, 000

Totales 231 101´ 238, 400 438, 200 Fuente: Diego G. López Rosado, Historia y pensamiento económico de México, México,

Universidad Nacional Autónoma de México, v. 2, 1969, p. 64.

Durante la época del movimiento armado los problemas entre los mineros

extranjeros –sobre todo estadounidenses- y las autoridades fueron constantes.

Los mineros se quejaban de falta de protección pero sobre todo del monto de los

impuestos regulares, especiales y de guerra, decretados por el gobierno federal o

las autoridades o jefes militares locales. También fueron motivo de fricción la

constante modificación de las tasas de intercambio de las monedas

revolucionarias por un lado, y el oro y la plata por el otro, así como la duplicación

en el pago de impuestos. Estas protestas adquirieron particular importancia entre

1913 y 1914, cuando aparecieron los ´primeros decretos de minas de Carranza y

53

Villa con los que buscaban agenciarse recursos para su lucha contra Huerta, y

después entre ellos.59

Las principales compañías mineras estadounidenses que operaban en el norte

de nuestro país formaron una organización que solicitaba protección contra ciertas

políticas de Villa, que empezó funcionar la Mine and Smelters Operators

Association con sede en El Paso, Texas en 1915. Otra fue la International Mining

Association of Mexico formada por 35 compañías mineras que operaban en

Guanajuato, Zacatecas, Hidalgo y Guerrero ese mismo año. En 1916 el

Committee of American and Foreing Owners of Mines and Smelters, presidido por

William M. Loeb Jr. formularon demandas de protección a su gobierno. Los

mineros, a su vez, tuvieron que tratar con las autoridades de los estados,

especialmente en cuestiones de leyes laborales y fiscales que eran jurisdicción de

las entidades. Por esta razón, los mineros encontraron necesario organizarse en

asociaciones regionales, por ejemplo en 1922 17 compañías mineras (12

norteamericanas, 3 británicas y 2 mexicanas) fundaron la Cámara Minera del

Estado de Chihuahua, con el fin de influir en la elaboración de políticas laborales

en el estado.60

Los mineros usaron la represalia económica, especialmente en 1916 y 1917,

cuando informaron a los gobiernos mexicano y estadounidense respectivamente

que habían suspendido sus actividades debido a los altos impuestos, a las

excesivas demandas laborales, sacaron su capital fuera del país y a la inseguridad

prevaleciente en sus regiones. Esta táctica fue utilizada en la suspensión de

actividades por parte de la Cananea Copper Company en 1917 y de la ASARCO

en 1918.61

59

Lorenzo Meyer, Los grupos de presión extranjero en el México revolucionario 1910-1940, México, Secretaría de Relaciones Exteriores, 1973, pp. 59-60. 60

Ibíd., pp. 80-82. 61

Ibíd., p. 138.

54

El advenimiento de la Primera Guerra Mundial arrojó saldos favorables a la

economía nacional, pues el comercio exterior aumentó significativamente, sobre

todo el de petróleo. En cuanto la minería se vio beneficiada debido a que aumentó

el precio de la onza de plata de 54 centavos dólar en 1914 a 96 centavos hacia el

final del conflicto y una favorable legislación minera durante el régimen

carrancista. A partir de 1916 la producción minera aumentó notablemente cuando

se obtuvieron 926 mil kilogramos de plata y 11 mil 748 kilogramos de oro, pero

para 1920 se extrajeron 2 millones 69 mil 938 kilogramos de plata y 22 mil 864 de

oro; con el fin del conflicto armado y la estabilización política del país la extracción

de metal blanco registró 2 millones 889 mil 962 kilogramos con valor de 133

millones de pesos para 1925 y la de metal áureo fue de 24 mil 541 kilogramos y su

valor fue de 32 millones de pesos.62

Aprovechando los beneficios que trajo el conflicto mundial, el gobierno federal

dictó una serie de estímulos fiscales para la actividad minera, una de estas fue la

eliminación, dentro de las tarifas de exportación, de los gravámenes de los

productos mineros. La ayuda técnica y la asistencia financiera no fueron

consideradas en la política minera, debido a la ausencia de los recursos humanos

y monetarios indispensables para ello. Las recaudaciones fiscales entre 1916 y

1920 aumentaron sustancialmente, en relación con el nivel de las percepciones

federales anteriores como resultado, entre otras importantes causas, de las

mayores remisiones efectuadas al extranjero. Los resultados de la política fiscal

pueden considerarse como fructíferos hasta 1920, pero a partir de 1921 las

percepciones fiscales vinieron a la baja, por el fuerte deterioro de los precios de la

plata en los mercados internacionales, como resultado de la política de

desmonetización argentífera practicada por los principales países europeos y

asiáticos. (Véase cuadro 14)

62

Sandra Kuntz Ficker, “El comercio exterior durante la década revolucionaria: un acercamiento preliminar” en Política y Cultura, México, Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, núm. 16, 2001, pp. 235-273; Estadísticas Históricas de México, México, INEGI, 2009, p. 792.

55

Cuadro 14. Recaudación fiscal a la producción de metales en México (1916-

1926)

Año Valor ($) Variación (%)

1916 6´ 700, 000

1917 10´ 500, 000 +56. 71%

1918 15´ 800, 000 50.47%

1919 16´ 300, 000 +3.16%

1920 16´ 000, 000 -1.84%

1921 4´ 700, 000 -70.62%

1922 8´ 500, 000 +80.85%

1923 9´ 300, 000 +9.41%

1924 11´ 000, 000 +18.27%

1925 12´ 700, 000 +15.45%

1926 11’ 200, 000 -11.81%

Fuente: Gustavo Martínez Cabañas, Estudio económico de la industria minera, México, Editorial

Latinoamericana, 1965, pp. 41-43.

En 1919 se establecieron parámetros estables y duraderos para el cobro de

impuestos a la minería. Se dividió a los impuestos en tres categorías: sobre la

propiedad minera, sobre la producción y refinación y sobre el ensaye y la

acuñación. Los impuestos se extendieron a minerales antes exentos, como el

cobre y el zinc, y para fijar su monto se continuó la aplicación de una escala

descendiente atendiendo al precio de los metales en el mercado. Se consolidó una

política, implementada a través de impuestos en cascada, que favorecía la mayor

explotación de minerales de leyes más bajas. El derecho de los estados para

cobrar impuestos se fijó en un máximo de 2% sobre el valor de la producción

mineral, prohibiendo cualquier otro gravamen estatal o municipal. Sin embargo, en

1925 ese principio se modificó, definiendo impuestos específicos que podrían ser

recabados por los estados, y prescribiendo también que una porción de ellos

debería pasar a los municipios. En ese mismo año se procuró facilitar el cobro de

las contribuciones imponiéndolas directamente sobre la producción. Sin embargo,

56

se observa un alto de grado de diferenciación entre las contribuciones que se

imponía a los metales preciosos y las que gravaban los otros productos del sector.

Las tasas más elevadas seguían pesando sobre el oro y la plata, ello pese a la

importancia que iban cobrando otros metales, como el cobre cuya producción se

encontró muy cerca a la de oro en 1924, sin embargo el oro soportó una carga

fiscal de 7% mientras que el plomo pagó apenas 1.3%, en cambio la plata tuvo

una tasa impositiva de 5.6%, su aportación al conjunto de impuestos mineros de

origen federal siguió siendo fundamental, representando dos terceras partes del

total. (Véase cuadro 15)

Cuadro 15. Impuestos federales recaudados sobre la producción minera

(1922-1924) -millones de pesos-

Productos Valor ($) (1922)

Imp. Fed.

Tasa imp.

Valor ($) (1924)

Imp. Fed. Tasa Imp.

Plata 112.448 6.312 5.6 125.634 7.082 5.6

Oro 31.034 2.182 7.0 32.862 2.313 7.0

Plomo 27.404 59.475 0.778 1.3

Cobre 15.746 29.353 0.004 0.2

Carbón 7.258 7.246 0.002 0.4

Selenio 2.842 2.338 0.00001

Zinc 1.756 0.001 0.9 6.904 0.005 0.8

Tungsteno 0.239 0.907

Mercurio 0.125 0.0002 2.3 0.162 0.0003 2.0

Antimonio 0.115 0.00008 0.7 0.539 0.0004 0.8

Arsénico 0.098 0.00009 1.0 1.137 0.0006 0.5

Estaño 0.006 0.0001 0.00002 1.6

Grafito 0.002 0.0001 0.0009 47.9

Molibdeno 0.0002 0.00009 0.00004 46.1

Vanadio 0.008

Totales 199.078 8.517 4.3 266.603 10.322 3.9 Fuente: Sandra Kuntz Ficker, El comercio exterior de México en la era del capitalismo liberal, 1870-1929, México, El Colegio de México, 2007, pp. 413-415.

La minería fue la segunda mayor contribuyente a la hacienda pública del país

entre 1923 y 1925, sólo superada por los ingresos de los derechos a la

importación. En el primero de los años mencionados, la actividad minera aportó el

57

20.87% de los ingresos, al año siguiente su contribución disminuyó a 17.87% y

bajó a 13.51% para el siguiente año. (Véase gráfica 1)

Gráfica 1. Ingresos por rubro de la hacienda pública del país (1923-1925)

Fuente: Alberto J. Pani, La política hacendaria y la Revolución, México, Editorial Cultura, 1926, pp.

163-183.

En referencia a la legislación minera de la época, en 1916 por decreto del

Primer Jefe de la Revolución Venustiano Carranza se dictaron una serie de

medidas para que las minas del país continuaran trabajando, entre ellas

destacaron las siguientes: los concesionarios de minas están obligados a

trabajarlas, bajo pena de caducidad sus labores sin justa causa; los

concesionarios que tuvieran justa causa para paralizar el permiso correspondiente,

el que sólo se concederá cuando dicha causa estuviese comprobada y nunca

excederá de tres meses; las concesiones de minas, que para el día 14 de febrero

0

5

10

15

20

25

30

1923 1924 1925

Po

rce

nta

je

Importación

Minería

Timbre

Serv. Públicos

58

de 1917 no hayan puesto en trabajo sus fundos o no hayan podido justificar el

motivo por el cual continúen paralizadas, las perderán.63

En 1917 al promulgarse la Constitución se estableció en el artículo 27 el

derecho inalienable e imprescriptible de la nación sobre los sobre los recursos

minerales, expresado en los párrafos cuarto y sexto. La adquisición de minas se

rigió a través de las siguientes prescripciones: sólo los mexicanos por nacimiento

o naturalización o sociedades civiles o comerciales conforme a las leyes

mexicanas tienen derecho a adquirir concesiones de explotación de minas. Los

extranjeros podían recibir el mismo derecho, siempre que convenga ante la

Secretaría de Relaciones Exteriores en considerarse nacionales respecto de

dichos bienes, no invocaran a la protección de sus gobiernos, bajo la pena de

perder los bienes que adquieran en beneficio de la nación. En este se respondió a

la necesidad de reestructurar los conceptos básicos de la tradición minera en la

explotación de las substancias minerales y a condicionar y actualizar esta

actividad de acuerdo con los propósitos sociales, políticos, económicos y

nacionales del movimiento revolucionario de 1910.64

Por primera vez en la ley fundamental de un país, vino a dar a la propiedad

privada una función de carácter eminentemente social, a fin de poner término en la

situación profundamente injusta y antieconómica. La directriz de la supremacía de

los derechos de la colectividad sobre los individuales en materia de propiedad, se

desprendieron las limitaciones que fueron imprimidos al dominio directo de la

nación, consistentes en considerar a los bienes sometidos en ese dominio como

inalienables e imprescriptibles, y el conceder su explotación a las particulares bajo

63

María Becerra González, Principios de la Constitución Mexicana de 1917 relacionados con el subsuelo, antecedentes doctrinales y legislativos, principios fundamentales contenidos en la Constitución en su versión original y cambios operados después de 1917 en el mismo texto constitucional, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1967, pp. 48-49. 64

Ibíd., p. 55.

59

las condiciones de mantener trabajos regulares y cumplir los requisitos prevenidos

por las leyes.65

El dominio de la nación no es absoluto sino que, por el contrario, es relativo,

pues la nación representada por el gobierno federal podrá hacer concesiones a los

particulares o sociedades civiles o comerciales constituidas conforme a las leyes

mexicanas. Tanto la constitución como la ley de la materia admiten la posibilidad

de que la nación transmita derechos de apropiación sobre las substancias

minerales a los particulares por medio de actos de naturaleza pública, como lo es

la concesión minera.66

La igualdad de derechos sobre la adquisición de minas entre nacionales y

extranjeros en el artículo 27 de la carta magna de nuestro país, está fundada en la

teoría del jurista uruguayo Carlos Calvo, quien condeno la intervención diplomática

o armada como medio legítimo, no solamente para cobrar deudas públicas, sino

también para hacer valer toda clase de reclamaciones privadas, de orden

pecuniario, fundadas en algún contrato o como resultado de la insurrección o del

furor popular.67

Es claro que los diputados constituyentes que elaboraron el proyecto del

artículo 27 se propusieron dar al derecho de la nación sobre las substancias

minerales, las características que tenía a la legislación colonial, para prevenir un

menoscabo como el que cometió la Ley Minera de 1884 por la que se

65

Eduardo González Guerrier, La naturaleza jurídica de los derechos derivados de la concesión minera, México, Facultad de Derecho-Universidad Nacional Autónoma de México, Tesis de Licenciatura, 1952, pp. 55-64. 66

Ibíd., pp. 68-69. 67

Oscar Ramos Garza, México ante la inversión extranjera: legislación, políticas y prácticas, México, Impresora Azteca, 1971, p.15.

60

desprendieron de su dominio radical de propiedad de los combustibles

minerales.68

Pero, a pesar del nacionalismo imprimido en la Constitución de 1917 en

referencia a la propiedad minera, los extranjeros continuaron como los principales

propietarios de yacimientos mineros en nuestro país, debido a la inestabilidad que

atravesaba el gobierno mexicano y la actitud hostil de los gobiernos de sus países.

Estos consideraban que el artículo 27 constitucional tenía efectos confiscatorios y

privaba a los particulares de prerrogativas que habían tenido bajo la vigencia de la

legislación anterior. Las empresas particulares, consideraron retroactivo los

efectos del artículo 27 y por este motivo se presentaron demandas de amparo

ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Los gobiernos extranjeros,

especialmente el de los Estados Unidos, exigieron que se respetaran los derechos

adquiridos antes de 1917, pero tras varias negociaciones el gobierno mexicano

declaró que la aplicación de la constitución no sería retroactiva antes de que

entrara en vigor la constitución.69

Esto se debió a que entre 1910 y 1920 las grandes empresas, sobre todo

norteamericanas, se habían fortalecido gracias a la quiebra de los pequeños

empresarios mineros, pues su capacidad financiera les permitió adquirir ricas

propiedades a precios que habían caído considerablemente como consecuencia

del desorden revolucionario. El poder de negociación de estas empresas resultaba

enorme para el nuevo gobierno, razón por la cual las propuestas nacionalistas se

quedaron en el papel.70

68

Alberto Hoyos Tello, Contenido y alcance del artículo 27 constitucional en materia de minería, Tesis de Licenciatura, México, Facultad de Derecho-Universidad Nacional Autónoma de México, 1963, p. 42. 69

Eduardo Prieto López, Régimen de la propiedad minera y petrolera en México, Tesis de Licenciatura, México, Facultad de Derecho-Universidad Nacional Autónoma de México, 1935, pp. 41-43. 70

Sergio Silva Castañeda, Constitución, derechos de propiedad y desarrollo económico: el caso de la Industria Minera Mexicana, Tesis de Licenciatura en Economía, México, Centro de Investigación y Docencia Económica, 2001, p. 25.

61

Ante esta situación, se decidió reglamentar las funciones vitales del artículo 27

constitucional, el primer decreto de este tipo se promulgó en 1918, donde se hace

mención de los bienes de explotación en la que se toman los recursos económicos

como elemento que constituyen la riqueza y potencia de la nación. La política

gubernamental continuó con el tinte nacionalista adoptado a partir de 1917, por lo

que en 1926 el presidente Plutarco Elías Calles promulgó la Ley de Industrias

Minerales, que es reglamentaria del artículo 27 constitucional, con la que se

pretendía reivindicar la minería por medio de disposiciones técnicas más

exigentes. Estableció el dominio directo de la nación sobre las substancias

minerales, se limitó el tamaño de las concesiones mineras a 100 hectáreas, exigió

la incorporación de ingenieros mexicanos, se reglamentó un porcentaje de

trabajadores mexicanos en las minas, se estableció el tiempo de duración de la

concesión de explotación sería de 30 años y se exigió la comprobación de los

trabajos mínimos realizados en las minas. Estas disposiciones fueron duramente

atacadas como la limitación de la superficie, el tiempo de duración de las

concesiones y la exigencia de trabajos mínimos fueron los puntos más rebatidos,

principalmente por las empresas extranjeras, que finalmente tuvieron que acatar

las nuevas disposiciones.71

Un aspecto sobresaliente de la carta magna, fue que en su artículo 123

proporcionó un marco jurídico laboral nuevo donde insertó importantes cambios

acerca de los derechos de los trabajadores como la huelga, jornadas de trabajo,

días de descanso, reajustes y despidos, escalafones, condiciones de seguridad e

higiene en el trabajo, aumentos salariales y prestaciones sociales. Esta nueva

disposición constitucional dio fundamento y reconocimiento a la organización

sindical, permite su expansión y la de sus aparatos burocráticos y definir la

relación existente con el sistema económico y político de la época. Se confirieron

71

Alberto Hoyos Tello, op. cit., p. 42; José Liebano Sáenz Ortiz, El derecho económico y su papel en el desarrollo de la minería nacional: el caso del fomento a la minería, Tesis de Licenciatura, México, Facultad de Derecho-Universidad Nacional Autónoma de México, 1988, p. 78; Luis Ernesto Martínez Díaz, Los recursos naturales del subsuelo mexicano y la reglamentación para su explotación, Tesis de Licenciatura, México, Facultad de Derecho-Universidad Nacional Autónoma de México, 1980, p. 105.

62

poderes al Estado para mitigar abusos y arbitrar entre los grupos en conflicto, pero

hacia depender la realización de las demandas de la clase obrera de la

consecución de los objetivos del Estado en materia de desarrollo económico. Eran

tiempos de definición, de medir fuerzas y de la lucha por la subsistencia.72

Para los mineros mexicanos estos años significaron hambre, inflación y

carestía. A causa de los niveles de vida y los efectos de la inestabilidad estallaron

huelgas en diferentes centros mineros del país. Las malas condiciones de trabajo,

los bajos salarios, el rechazo de ciertas normas de trabajo y la falta de servicios

quedaron al descubierto en muchos movimientos en protesta. Los mineros

estaban organizados en sociedades mutualistas y sindicatos, desde esas

organizaciones luchaban por mejores condiciones laborales y de vida.73

Los trabajadores mineros contribuyeron al surgimiento de la Confederación

Regional Obrera Mexicana (CROM) en 1918, pero no tardaron en manifestar su

progresiva independencia y antagonismo frente al estilo colaboracionista que

enmarcó las relaciones de su líder Luis N. Morones con el gobierno de Obregón.

Los propios mineros acabaron por desconocer las alianzas del Partido Laborista,

auspiciado por la CROM y el gobierno obregonista en 1923. Entre los mineros, el

descredito de la mencionada CROM crecía cuando estaba fracasaba en su intento

por controlarlos y someterlos. Pero, a pesar de la insistencia de la CROM por

controlar todo intento de organización obrera independiente y de fortalecer los

sindicatos blancos de iniciativa patronal, los mineros constituyeron uno de los

pocos gremios reacios a la política corporativista del Estado. A partir de este

72

Ana Julia Arroyo Urióstegui, La minería en México (capital, trabajo y conflictos), México, Escuela Nacional de Estudios Profesionales Aragón-Universidad Nacional Autónoma de México, Tesis de Licenciatura en Sociología, 1988, p. 93; Nicolás Cárdenas García, Empresas y trabajadores en la gran minería mexicana (1900-1929): la Revolución y el nuevo sistema de relaciones laborales, México, Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, 1998, pp. 252-253. 73

María Guadalupe Soltero Contreras, Minería y mineros en el siglo XX: una historia inconclusa, Tesis de Maestría en Historia y Etnohistoria, México, Escuela Nacional de Antropología e Historia, 2000, pp. 21-22.

63

momento, el sindicalismo minero independiente fue consolidándose en la segunda

mitad de los años veinte.74

2. Empresas y Empresarios en Sinaloa. Un repunte

Entre 1907 y 1926 en Sinaloa, además de las empresas mineras creadas durante

la época porfirista (Pánuco, El Tajo, Guadalupe de los Reyes, entre otras) y que

sobrevivieron al movimiento revolucionario, se constituyeron un total de 108

compañías mineras que tuvieron un capital social invertido de 2 millones 708 mil

800 pesos. Estas empresas se fundaron con capitales que oscilaron entre los 200

y un millón de pesos. Fue en la región sur del estado donde más compañías

mineras se establecieron con un total de 42, equivalente al 40% conformadas con

un capital de 628 mil 700 pesos, que significó el 36.62% del capital invertido en

esta actividad. En el municipio donde más se organizaron sociedades mineras fue

El Rosario con 14, que representó el 20.58% con un capital de 282 mil pesos,

equivalente al 16.42% de total invertido en esta actividad. (Véase cuadro 16)

Cuadro 16. Compañías Mineras organizadas en Sinaloa (1907-1926)

Municipio Compañías Porcentaje Capital Porcentaje

El Rosario 14 12.96% $282, 000.00 16.42%

Concordia 11 10.18% $ 71, 200.00 4.14%

Cosalá 7 6.48% $182, 000.00 10.60%

El Fuerte 7 6.48% $36, 000.00 2.09%

San Ignacio 6 5.55% $57, 500.00 3.34%

Badiraguato 5 4.62% $58, 900.00 3.43%

Choix 5 4.62% $29, 500.00 1.71%

Sinaloa 4 3.70% $400, 000.00 23.29%

Mazatlán 4 3.70% $36, 000.00 2.09%

Culiacán 4 3.70% $23, 200.00 1.33%

Mocorito 2 1.85% $2, 000.00 0.11%

Sin especificar 39 36.11% $1´ 530, 500.00 31.37%

Totales 108 100.00% $2´ 708, 800.00 100.00% Fuente: Archivo General de Notarias del Estado de Sinaloa (AGNES), 1907-1926.

74

Federico Besserer, Victoria Novelo y Juan Luis Sariego, El sindicalismo minero en México 1900-1952, México, Ediciones Era, 1983, pp. 25-26.

64

En estas empresas figuraron importantes inversionistas extranjeros y

mexicanos, que demostraron que la minería continuaba siendo todavía un buen

negocio. Algunos se mantuvieron a pesar de los embates y consecuencias de la

lucha armada. La riqueza minera de Sinaloa siguió atrayendo a inversionistas que

vieron una oportunidad inmejorable de realizar importantes negocios sobre todo

extranjeros provenientes de Estados Unidos, Alemania, España, Inglaterra, Suecia

y Japón. (Véase anexo 2)

Entre los inversionistas estadounidenses más destacados estuvieron F. A.

Hays que fue el socio mayoritario de las sociedades Santa Cruz Mining and Milling

Company y F. A. Hays Development Company, Daniel M. Burns entre 1910 y 1918

adquirió 304 propiedades mineras y Forest B. Caldwell fue propietario de 10

yacimientos en el mineral de San Vicente ubicadas en San Ignacio75; George F.

Beveridge fue presidente de las empresas Campanillas Mining Company y

Compañía Minera de Montaje y Juan C. Crawford, Eduardo G. Frueheart y

Thomas L. Dismukes constituyeron la Compañía Minera Rey del Bismuto en

Cosalá; William F. Hichole fue el socio mayoritario de la Compañía Minera La

Noria en Mazatlán; los Bradbury continuaron en la dirección de Minas del Tajo,

Catalina Butterfield fue presidenta de la Compañía Minera La Palma, John C.

Moutton fue presidente de la sociedad Mina Valenzuela y de la Compañía Minera

El Tambor, Harry B. Murray fue presidente de la Compañía Minera de San Carlos,

Walter Minoch fue gerente de la Compañía Minera Mina Blanca, Robert J.

Coleman fue socio mayoritario de sociedad Caracol Mining Company, Geo C.

Jones ocupó la presidencia de la Sociedad Minera La Internacional y John L.

Davie fue director general de la Rosario Gold and Silver Company y Ewing G.

Clark, John Lyon y Asa R. Kelley organizaron la Rosario Mining Company en El

Rosario; John H. King fue el gerente general de la Compañía Minera El Mapiri,

Olaf Ohen fue dueño del 99% de las acciones de la sociedad Minas Unidas de

75

Manuel Corona Márquez, “La minería en Sinaloa. 1910-1920” en Memoria del VII Congreso de Historia Regional, Culiacán, Escuela de Historia-Universidad Autónoma de Sinaloa, 1991, pp. 386-390.

65

San José de Gracia y Thomas Wetzel fue el socio mayoritario de la Compañía

Minera de Bacubirito en Sinaloa; Charles Butters fue el socio mayoritario de la

sociedad Charles Butters y George Cross y Roland y Charles Gray fundaron la

West Cost Hide Company en Concordia; William P. Collins, Frank H. Noble,

Thomas Roe y Frederick Pourade fueron socios de la Mexican Exploration and

Mines Company y Juan K. Killer y Frank B. Scholz fundaron la sociedad Killer and

Scholz en Badiraguato; W. J. Schulze y John J. Lewis organizaron la Compañía

Corona de Minería, Ricardo L. Bind y Carlos McGinnis crearon la sociedad Bind y

Compañía y Francisco L. Schrack y J. H. McMichael establecieron la sociedad

Francisco L. Schrack y Compañía en Choix; A. M. McDermott y J. A. Machechnie

constituyeron la Compañía Exploradora de Los Plátanos, Thomas B. Stearns y

Roberto J. Coleman fundaron sociedad Colorado Exploration Company, George K.

Nue estableció la sociedad George K. Nue y Compañía y Frank. J. French, Max

Appli, Homer Curtis y Edmund L. Vander Naillen crearon la Compañía Minera La

Equitativa en El Fuerte; Willis S. Hunt fue presidente de la Perce Mining Company

en Mocorito y Merrid J. Reid y John B. Haymes fueron presidente y segundo vocal

de la Compañía Minera de El Carmen en Culiacán.

Entre los alemanes destacaron la sociedad Melchers Sucesores que

continuaron como socios de la Compañía Minas del Tajo, Enrique Paepke fue

socio y administrador técnico de la sociedad Lizárraga y Compañía, Alfredo

Wöhler compró en 1907 la Negociación Minera Noche Buena en 82 mil pesos y un

año después la Negociación Minera de Plomosas en 33 mil 333 pesos y Gustavo

H. Bomhenme fue presidente de la Compañía Minera El Tablón en El Rosario;

Hans Saak fue el dueño del 60% de las acciones de la Compañía Minera de El

Anonal y aportó el 25% del capital de la sociedad Saak y Trewartha en Concordia

y la sociedad Wöhler Bartning Sucesores compró 22 mil 500 acciones de la

sociedad Butters Copala Mines Incorporated por la suma de mil pesos en 1907

ubicadas en Concordia.

66

Entre los empresarios españoles más importantes tenemos que la familia

Echeguren que siguió al frente de la Negociación Minera de Guadalupe de los

Reyes en Cosalá; la Compañía Minera de Pánuco en Concordia se mantuvo bajo

la batuta de los herederos de la familia Mendía y Pablo Recasens fue socio de la

Compañía San Antonio y Anexas fundada en 1914 en Mazatlán.

De Inglaterra los principales inversionistas fueron John Allingham, Denis Hall

Fraser, J. H. Hodges y Edward C. Scott constituyeron la sociedad Allingham y

Compañía en Badiraguato. El sueco Carlos Buck organizó la sociedad Buck y

Mosier en Concordia

Los inversionistas japoneses más destacados fueron los señores Morikishi,

Sasaki y Masajirikai que en 1923 constituyeron la sociedad The Pacific Mining

Company con capital de un millón de pesos y con domicilio y los hermanos Luis y

Toshio Shimizu fundaron Shimizu Hermanos con capital de 2 mil pesos en

Mazatlán.76

En 1924 se tenían registradas 15 sociedades mineras en Sinaloa y 12 de estas

(80%), estaban localizadas en la región sur del estado. Pero, solo 6 de estas

empresas (40%) se encontraban en explotación, de las cuales un total de 4

(66.66%) se encontraban en el sur. En el municipio donde más se encontraban

compañías mineras registradas fue Concordia con 6 (40%), pero sólo 2 (33.33%)

de estas se encontraban en funcionamiento. (Véase gráfica 2)

76

Toda la información sobre el origen de los empresarios mineros en Sinaloa esta en AGNES (1907-1926)

67

Gráfica 2. Empresas mineras registradas en Sinaloa (1924)

Fuente: Anuario de estadística minera correspondiente al año de 1924, México, Secretaría de

Industria, Comercio y Trabajo, 1926, pp. 226-227

3. Producción y Tecnología

3.1 Producción minera

A principios del siglo XX la economía sinaloense había alcanzado un importante

crecimiento. La minería era una fuente significativa de riqueza para sus

explotadores, la mayoría extranjeros; la industria destacaba por sus ingenios

azucareros, fábricas textiles y una fundición; la agricultura comenzó a prosperar

con la construcción de obras de riego y la compra de terrenos por los sectores

privilegiados del poder; se estableció un sistema bancario moderno; se

extendieron las líneas férreas, telefónicas y telegráficas; se amplió el servicio de

0

1

2

3

4

5

6

68

energía eléctrica y se cambió la fisonomía de las ciudades con mejores servicios

públicos.77

Con la caída de los precios de la plata como producto de la crisis económica de

1907, la minería en Sinaloa se vio severamente afectada debido a que este metal

era el principal producto de exportación, lo que provocó que sus precios cayeran

junto con los del oro en un 22.91% y 42.63% respectivamente para 1910, al igual

que su producción que declinó en un 22.87% para el metal áureo y en el caso del

metal blanco fue de 35.39%. En general, el valor total de la producción minera en

Sinaloa se desplomó en un 43.11%. (Véase cuadro 17)

Cuadro 17. Volumen y valor de la producción de oro y plata en Sinaloa (1907-

1910)

Año fiscal Vol. Oro (kg) Valor oro Vol. Plata

(kg)

Valor plata Valor total

1907-1908 1, 412 $1´882, 786 101, 921 $4´033, 147 $5´915, 933

1908-1909 1, 358 $1´810, 900 99, 056 $3´327, 952 $5´138, 852

1909-1910 1, 219 $1´625, 713 82, 256 $2´785, 715 $4´411, 428

1910-1911 1, 089 $1´451, 437 65, 844 $2´313, 780 $3´365, 217

Fuente: Departamento de Estadística Nacional, Sonora, Sinaloa y Nayarit, año de 1927, México,

Imprenta Mundial, 1928, pp. 235-237 y 293-295.

La revolución mexicana en Sinaloa se inició, como en otros puntos del país,

con enfrentamientos armados entre las fuerzas porfiristas contra las maderistas, y

tuvo sus momentos decisivos con el antagonismo entre huertistas y

constitucionalistas. La lucha armada provocó un clima de inseguridad e

inestabilidad que afectó en el plano económico del estado. A medida que los

maderistas iban controlando las regiones mineras, comenzaron el avance a los

valles más prósperos y poblados. Las acciones realizadas por las huestes que

77

Guillermo Ibarra Escobar, Sinaloa: tres siglos de economía. De la minería a los servicios, Culiacán, DIFOCUR, 1993, pp. 41-63; J. R. Southworth, Sinaloa ilustrado, Culiacán, Gobierno del Estado de Sinaloa, 1980, p. 24.

69

simpatizaban con Madero dirigieron sus ataques a los principales centros mineros,

para proveerse de recursos.78

El clima de inseguridad provocado por el movimiento armado repercutió de

manera importante al provocar un descenso en la producción entre 1910 y 1912

del 16% en el oro y 30% en la plata, y en cuanto el valor cayó en un 15.66% en el

caso del primero y 24.57% en el segundo. Al triunfar la revolución maderista, la

tranquilidad había regresado y esto se reflejó en un aumento de la producción

minera, incrementando los volúmenes de oro y plata en 14 y 16%

respectivamente, en cuanto al valor del metal áureo subió en 14% y el del metal

blanco fue de 29.50% para el año fiscal de 1912-1913. Sin embargo, durante la

dictadura de Victoriano Huerta (1913-1914) la minería sufre un nuevo descenso en

su producción, pues la producción de oro se desplomó en un 35% y la plata a su

vez en un 40%, y en su valor cayó 35% en lo que respecto al primero y en 36.31%

para el segundo. (Véase cuadro 18)

Cuadro 18. Volumen y valor de la producción de oro y plata (1909-1914)

Año Vol. Oro

(kg)

Valor oro Vol. Plata

(kg)

Valor plata Valor total

1909-1910 1, 219 $1´625, 713 82, 286 $2´785, 715 $4´411, 428

1910-1911 1, 089 $1´451, 437 65, 844 $2´313, 780 $3´765, 217

1911-1912 1, 028 $1´371, 000 58, 146 $2´101, 000 $3´472, 000

1912-1913 1, 199 $1´598, 000 66, 686 $2´721, 000 $4´319, 000

1913-1914 780 $1´039, 000 37, 739 $1´733, 000 $2´772, 000

Fuente: Departamento de Estadística Nacional, op. cit., pp. 235-236 y 243-244.

El movimiento armado afectó de manera importante a las principales empresas

mineras establecidas en nuestro estado. Por ejemplo, Minas del Tajo ubicada en

78

Alonso Martínez Barreda, Relaciones económicas y políticas en Sinaloa (1910-1920), Culiacán, Universidad Autónoma de Sinaloa-El Colegio de Sinaloa, 2004, p. 72; Jorge Verdugo Quintero (coord.) Historia de Sinaloa, Culiacán, SEPYC-DIFOCUR-COBAES, 1997, p. 168.

70

El Rosario, a pesar de iniciar en 1910 una expansión económica la compra de la

Compañía Noche Buena y Anexas en 156 mil 624 pesos y la mayoría de las

acciones de la Mexican Mines Company ubicada en Bolaños, Jalisco expresaba

su presidente Luis Bradbury a principios de 1912, que las ganancias en el año de

1911 no fueron suficientes a causa de la suspensión de los trabajos durante dos

meses durante ese ejercicio y por el pago del saldo por 45 mil 447 pesos por las

minas adquiridas, las obras de drenaje y la introducción de una planta eléctrica. A

principios de 1913, los accionistas comentaban que la producción de 1912

disminuyó al estar paralizados los trabajos por nueve meses y en 1914 sus

beneficios afectados por el préstamo forzoso impuesto de 5 mil pesos por el

general Rafael Buelna.79

La Compañía Minera de Pánuco en 1912 suspendió temporalmente sus

labores para no pagar un tributo de 6 mil 675 pesos impuesto por el líder

revolucionario Juan Cañedo y dos años después fue incautada por las tropas

revolucionarias con el objeto de trabajarlas ellos mismos para obtener materiales

para la guerra. La Negociación Minera de Guadalupe de los Reyes fue invadida

por los rebeldes en 1913 siendo obligada a interrumpir sus trabajos al saquear su

tienda de raya y establecieron préstamos forzosos a los particulares de la

localidad.80

Otro caso fue cuando en 1914, por disposición de Venustiano Carranza en su

carácter de Primer Jefe del Ejército Constitucionalista se confiscaron las minas,

hacienda de beneficio, herramientas, enseres, semovientes, libros de contabilidad

e inventario en general de la Compañía Minera Jesús María y Anexas ubicada en

79

Rigoberto Arturo Román Alarcón, La economía del sur de Sinaloa, 1910-1950, Culiacán, DIFOCUR, 2006, pp. 99-100. 80

Ibíd., pp. 100-101.

71

el mineral de San José de Gracia al gobierno constitucionalista representado por

Claudio J. Velarde.81

Con la caída del régimen huertista en 1914 se inició un periodo de estabilidad

política, que permitió la recuperación de la minería. Esta recuperó su nivel de

producción al tener la producción de oro y plata un crecimiento promedio del 5.1%

y 6.2% respectivamente, registrándose una importante alza que se mantuvo hasta

1917 y empezó una fase de altibajos, que se aceleraría en 1926 cuando la

producción de oro cayó 13.4% y la de plata 19.7%. Los mejores años en cuanto

valor fueron 1920, 1924 y 1925 cuando ascendió a más de 6 millones de pesos.

Fue importante el aumento de los precios de la plata entre 1916 y 1920 que fue de

80 centavos dólar por onza, pero a partir de 1920 descendió hasta caer en 1926 a

56 centavos dólar (véase cuadro 19)

Cuadro 19. Volumen y valor de la producción minera en Sinaloa (1914-1926)

Año Vol. Oro (kg)

Valor oro Vol. Plata (kg)

Valor plata Valor total

1914-1915 1, 268 $1´690, 000 58, 794 $2´920, 000 $4´610, 000

1915-1916 1, 519 $2´625, 000 74, 513 $3´050, 000 $4´569, 000

1917 1, 790 $2´386, 000 87, 293 $3´579, 000 $5´369, 000

1918 1, 178 $1´590, 000 65, 341 $2´678, 000 $4´268, 000

1919 1, 272 $1´695, 000 74, 755 $3´064, 000 $4´759, 000

1920 1, 264 $1´684, 000 77, 193 $5´030, 000 $6´714, 000

1921 1, 427 $1´903, 000 69, 819 $2´838, 000 $4´741, 000

1922 1, 747 $2´328, 000 89, 809 $3´992, 000 $5´739, 000

1923 1, 488 $1´983, 000 72, 902 $3´128, 000 $3´326, 000

1924 1, 761 $2´347, 000 100, 565 $4´468, 000 $6´815, 000

1925 1, 646 $2´195, 000 96, 765 $4´350, 000 $6´545, 000

1926 1, 426 $1´900, 000 77, 734 $3´529, 000 $5´429, 000 Fuente: Departamento de Estadística Nacional, op. cit., pp. 235-237 y 243-245.

Una vez terminado el conflicto armado y a la estabilidad política, las

compañías mineras en Sinaloa siguieron sus actividades y algunas comenzaron

81

Archivo General de la Nación (AGN), Galería 5, Fondo Secretaría de Fomento, Sección Minas y Petróleo, Caja 48, exp. 132, 14 de febrero de 1914.

72

una expansión. Por ejemplo, Minas del Tajo recuperó su relevancia dentro de la

producción minera sinaloense, ya que en 1922 obtuvo 12 mil 73 kilogramos de

plata y 631 kilogramos de oro, que representó el 13% y el 36% respectivamente.

Esto permitió expandir sus actividades, ya que construyó el Hotel Belmar en

Mazatlán, ubicado en la zona de Olas Altas, que sería la semilla de la futura

actividad turística. Este contaba con 80 habitaciones con baños, regadera,

restaurante, cantina, música y salón de baile.82

Durante la época de la Revolución Mexicana, a pesar de los altibajos que

sufrió la minería en su producción, siguió siendo una importante fuente de

ingresos para el sistema fiscal del estado, pues durante este periodo ocupó el

tercer lugar en lo que se refiere a la contribución solo superado por los rubros de

derechos de venta y al pago del predial, esto manifiesta que la economía

sinaloense estaba fincada en esta actividad. En 1910 aportó al fisco un total de 85

mil 357 pesos, pero dos años después su participación declinó en un 32% y para

1920 aunque aumentó en un 86% su aportación, pero cayó al quinto lugar entre

los rubros de importancia detrás de los conceptos de derechos de venta, el pago

del predial, el derecho de producción y giros mercantiles. (Véase cuadro 20)

Cuadro 20. Impuestos pagados por rubro en Sinaloa (1910-1920)

Concepto 1910 1912 1920

Ventas/Derecho de Ventas $312, 081 $267, 107 $421, 099

Contribución predial $227, 525 $208, 879 $269, 917

Pastas y minerales $85, 357 $64, 590 $120, 479

Derecho de producción n. d. n. d. $233, 220

Giros Mercantiles n. d. n. d. $190, 753

Traslación de dominio $22, 273 $17, 201 $38, 827

82

Rigoberto Arturo Román Alarcón, “La Compañía Minas del Tajo, S. A., auge y decadencia de una empresa minera 1870-1945” en Rigoberto Arturo Román Alarcón y Gustavo Aguilar Aguilar (coords). Economía regional, empresas y empresarios en México, siglos XIX y XX; México, Universidad Autónoma de Sinaloa-Editorial Praxis, 2010, pp. 249-250.

73

Hacienda de beneficio $5, 805 $5, 191 $8, 027

Alambiques n. d. n. d. $29, 325

Fábricas de tabaco n. d. n. d. $25, 134

Fuente: Arturo Carrillo Rojas, “Situación de la economía sinaloense durante la Revolución” en Imagínales, Hermosillo, Universidad de Sonora, núm. 9, enero-junio, 2010, p. 23.

A pesar del clima de inseguridad que se vivió en Sinaloa durante el

movimiento armado, el interés sobre la actividad minera se mantuvo. Entre 1907 y

1926 se sostuvo activa la transacción de propiedades mineras en todo el estado,

que en este periodo se vendieron un total de 272 minas con un valor total de 757

mil 829 pesos con 8 centavos. En el municipio en que más yacimientos mineros se

vendieron fue Cosalá con un total de 94, que representó el 34.55% de los fundos

mineros vendidos en el estado. (Véase cuadro 21)

Cuadro 21. Número de minas vendidas en Sinaloa (1907-1926)

Municipio Minas vendidas Porcentaje Valor Porcentaje

Cosalá 94 34.55% $141, 150.00 18.62%

Concordia 49 18.01% $37, 273.40 4.91%

Sinaloa 26 9.55% $297, 000.00 39.19%

El Rosario 25 9.19% $23, 195.16 3.06%

Badiraguato 22 8.08% $44, 600.00 5.88%

San Ignacio 15 5.51% $43, 692.85 5.76%

Mocorito 13 4.77% $63, 700.00 8.40%

Mazatlán 12 4.41% $36, 300.00 4.79%

Culiacán 10 3.67% $9, 917.67 1.30%

El Fuerte 4 1.47% $46, 000.00 6.06%

Choix 2 0.73% $15, 000.00 1.97%

Totales 272 100.00% $757, 829.08 100.00% Fuente: AGNES, 1907-1926

3.2 Tecnología minera

Desde la época porfirista la minería en Sinaloa había experimentado un importante

cambio debido una moderna tecnificación para la extracción y el beneficio de los

metales. Esta fue con una doble variante caracterizada por el uso de la fuerza

74

hidráulica y de vapor en la extracción y beneficio en lugar de la fuerza animal y

humana; por el otro lado los métodos de beneficio multiseculares ceden a la

amalgamación sistema pans y la lixiviación.

Pero a principios del siglo XX apareció el novedoso método de cianuración

para el beneficio de los metales. En Sinaloa este procedimiento fue contratado por

las siguientes empresas: Compañía Minera de Pánuco, Negociación Minera de

Guadalupe de los Reyes, Whöler Bartning Sucesores, Negociación Minera de

Noche Buena, Minas del Tajo y Negociación Minera de Jesús María y Anexas.

En 1908 las compañías Guadalupe de los Reyes y Pánuco se negaron a recibir

un envío de cianuro porque argumentaban su demora en traer la mercancía, por

pasar gran tiempo embodegada temiendo su descomposición o alteración y la

tardanza en la reposición de este.83

Minas del Tajo en 1917 continuó su innovación tecnológica, que desde

principios del siglo XX había realizado con el fin de obtener mayores utilidades,

con la adquisición de dos molinos con capacidad conjunta de 10 mil toneladas de

mineral y de un sistema de fuerza eléctrica integrado por dos máquinas de 500

caballos de fuerza.84

4. Mano de obra

Con la bonanza de la minería en Sinaloa las compañías mineras se vieron

obligadas a contratar más personal para realizar satisfactoriamente los trabajos

propios de esta actividad. En 1895 en la minería estaban ocupadas 3 mil 438

83

AGNES, Francisco Alcalde Hijo, Mazatlán, 24 de enero de 1908, fjs. 105-110. 84

Rigoberto Arturo Román Alarcón, La economía del sur de Sinaloa 1910-1950, op. cit., p. 115.

75

personas que representaban el 2.73% de la Población Económicamente Activa

que fue de 125 mil 666; para 1900 se contabilizaban 3 mil 992 trabajadores en la

minería que constituyeron el 3.06% de la PEA en el estado que registró un total de

130 mil 291 y para 1910 bajó la cantidad de personas empleadas en la actividad

minera a 2 mil 792 que participaron en un 2.39% de la PEA en Sinaloa que fue de

116 mil 971 individuos.85 Con la caída de los precios de la plata acontecida en

1907 muchos trabajadores perdieron sus empleos, los que los obligó a dedicarse a

otras actividades económicas o a emigrar hacia otras regiones del estado para

mejorar sus condiciones de vida.

Al estallar la Revolución Mexicana muchos trabajadores mineros contagiados

del malestar social que imperaba en contra de la situación política y económica,

decidieron unirse al llamado de Madero a derrocar al régimen porfirista. Los

mineros se enrolaron en las guerrillas revolucionarias y atacaron a los centros

mineros como Copala, Pánuco, Guadalupe de los Reyes, Cosalá, San Ignacio,

Badiraguato y El Fuerte para proveerse de recursos a través del robo de metales y

el establecimiento de préstamos forzosos a los particulares.86

Con la promulgación de la Constitución de 1917 que dictó nuevas

disposiciones laborales que fueron contenidas en el artículo 123 las

organizaciones de trabajadores mineros cobraron auge. En Sinaloa, los mineros

organizados en sindicatos realizaron paros de labores para exigir el cumplimiento

de sus derechos y mejorar sustancialmente sus condiciones de vida.

85

Guillermo Ibarra Escobar, op. cit., p. 65. 86

Héctor R. Olea, La Revolución en Sinaloa Culiacán, Centro de Estudios Históricos del Noroeste,

A.C. Campus Culiacán, 1993, pp. 36-39; Sergio Ortega Noriega, Breve historia de Sinaloa México,

El Colegio de México-Fideicomiso Historia de las Américas-Fondo de Cultura Económica, 2ª.

Reimp; 2005.

76

En noviembre de 1920 los mineros de Pánuco realizaron un paro de labores

con el objeto de incrementar sus salarios de 1.30 a 1.50 pesos diarios y en 1926

se registro una huelga en Minas del Tajo en El Rosario. Esta compañía había

logrado sobrevivir a pesar del agotamiento de la mina La Guadalupana y había

decaído la importancia de la ciudad de El Rosario.87

Precisamente en El Rosario en 1926 se constituyó el Sindicato de Obreros

Mineros del Rosario con el lema “Por la evolución social” con el objeto del

mejoramiento económico, intelectual y moral de sus agremiados y puedan gozar

de sus privilegios establecidos en la Ley de Trabajo y de la Constitución de la

República. Como secretario general se nombró a Guadalupe Villarreal.88

Conclusiones

Entre 1907 y 1914 la minería en Sinaloa se vio severamente afectada por la caída

de los precios de la plata provocada por la crisis económica de 1907 y por el clima

de inseguridad originado de la Revolución Mexicana que hizo decaer el nivel

productivo de los yacimientos mineros debido a que paralizaron sus actividades al

ser tomados por los revolucionarios para abastecerse de recursos y al

enrolamiento de los trabajadores al conflicto armado y la depreciación de la plata

que era el principal producto de exportación de Sinaloa.

Entre 1915 y 1926 la minería sinaloense manifestó una mejoría debido a la

estabilidad política en nuestro país causada por la caída del régimen huertista y al

aumento de los precios de los metales motivada por la demanda por los

preparativos de la Primera Guerra Mundial, lo que se tradujo en una mayor

87

Rigoberto Arturo Román Alarcón, op. cit., p. 116. 88

AGNES, Leonardo M. Álvarez, Mazatlán, 18 de febrero de 1926, fjs. 20-24.

77

producción y aumentó su valor, además continuó como un importante rubro de

contribución fiscal para las arcas del estado.

Durante este periodo se siguieron organizando empresas mineras e invirtiéndose

gran cantidad de capitales, sobre todo por parte de empresarios extranjeros, lo

que demostró que la actividad minera continuaba siendo importante y presentaba

buenas oportunidades de negocios para quienes se involucraron en esta.

La innovación tecnológica realizada por las empresas buscaba incrementar la

productividad y reducir los costos de producción. La mano de obra se enfrentó a

una situación difícil por la crisis de 1907 por lo que vieron en el conflicto armado

una salida a su situación y manifestar su inconformidad hacia el régimen además

de posteriormente se organizan en sindicatos para mejorar sus condiciones de

vida y el respeto a su derechos laborales.

78

Capítulo III. La minería en Sinaloa de la crisis de la plata a la Gran Depresión

(1927-1933)

1. Contexto internacional

1.1 La Gran Depresión

Desde sus inicios, el sistema capitalista, había estado presentando crisis

económicas en las que se manifestaban a través de bajas de producción

industrial, descenso de los precios y desempleo. Sin embargo, ninguna de ellas

había puesto en duda la supervivencia del mismo como la suscitada en 1929.

La Gran Depresión, originada en Estados Unidos, no fue fortuita sino que se

vino gestando desde el final de la Primera Guerra Mundial y se debió por principio

de cuentas a la sobreproducción industrial estadounidense, al disminuir las

exportaciones, en especial las agrícolas hacia Europa. Ante esto, se impusieron

altos aranceles a las importaciones para proteger a sus productores, pero no

obtuvo los resultados que esperaban, debido a que los precios agrícolas cayeron

40% de 1920 a 1921.89

La mala distribución del ingreso entre la población estadounidense también

influyó, ya que causo un desajuste entre la producción y el consumo, generada por

la influencia de la tecnología en el empleo. Esto tuvo como consecuencia que los

salarios no subieran al mismo ritmo que la productividad, a diferencia de las

utilidades que en la década de 1920 se triplicaron.

89

Robert Heilbroner y William Milberg, op. cit., pp. 99-100.

79

La caída de la bolsa de valores de Nueva York en octubre de 1929 debido una

prolongada fiebre especulativa que se observó durante toda la década de 1920 en

el mercado cambiario poniendo fin al auge de las inversiones en acciones que

había atraído a millones de estadounidenses como una fuente de multiplicación de

sus ganancias.

El martes 29 de octubre fue el día más devastador en la historia de la Bolsa de Nueva York y posiblemente, el más devastador en la historia de todos los mercados. Todo lo peor de todos los días anteriores se dio apretada cita en él… La incertidumbre y la alarma fueron tan grandes como en cualquiera de los días citados. Tan pronto como abrió el mercado, comenzó a venderse con enloquecida urgencia. Se ofrecían grandes masas de valores al precio que quisiesen dar… una plétora de órdenes de venta no encontró un solo comprador. En ese momento se habían vendido en la Bolsa de Nueva York 16.410.030 títulos, es decir, tres veces más, que un día no lejano considerado como fabuloso.

90

Los efectos en Estados Unidos se reflejaron en el descenso de la producción

industrial en un tercio y sus ventas, por ejemplo la de automóviles cayó en un

50%; aumento del desempleo, que fue de 27%; quebraron miles de banco al no

poder cobrar los préstamos y provocó falta de liquidez; los precios agrícolas

disminuyeron 55% y los índices de precios y salarios tuvieron una contracción que

osciló entre 40 y 60%.91

Esta situación repercutió de manera importante a la economía mundial debido

a que Estados Unidos controlaba el 42% del mercado internacional ocasionó

importantes consecuencias en los países europeos con los que realizaba

transacciones, que sobrellevaron un decremento en sus exportaciones junto con

un mayor desempleo reducción de los préstamos extranjeros que llevó a una

espectacular caída de los precios de los mercancías.92 En Europa el desempleo

llegó a 23% en Gran Bretaña, 24% en Bélgica, 32% en Dinamarca y 44% en

Alemania. La crisis trajo consigo también el desquiciamiento del sistema monetario

90

John K. Galbraith, El crash de 1929, Barcelona, Ariel, 1985, pp. 132-133. 91

Eric Hobsbawn, op. cit., pp. 98-100; Francisco Simón Segura, op. cit., pp. 228-229 92

Derek H. Aldcroft, De Versalles a Wall Street, 1919-1929, Barcelona, Crítica, 1985, pp. 331-332

80

y casi todos los países abandonaron el patrón oro. Gran Bretaña lo realizó en

1931, con esto la libra esterlina se devaluó 30%.93

América Latina también se vio severamente afectada por la crisis, ya que esta

terminó por quebrar al modelo económico primario exportador, que había

presentado anteriormente signos de agotamiento como las crisis del trigo en

Argentina en 1928 y las del azúcar en Cuba y el café en Brasil en 1929. La caída

de la Bolsa de Nueva York provocó que disminuyeran las exportaciones de Brasil

en 60.30%, las de Argentina en 59.56%, las de Colombia 45.52%, las de Chile en

87.45%, las de Perú en 67.52%, las de Costa Rica en 55.55%, las de Guatemala

en 57.02%, las de Honduras 39.83%, las de Nicaragua 58.71% y las de El

Salvador 66.66%.94

Otras regiones también sufrieron el impacto de la gran crisis. Japón dejó de

exportar el 90% de su producción de seda al mercado estadounidense y otras

regiones de Asia también se vieron afectadas severamente por la caída de los

precios del arroz, alimento básico de su dieta, que los campesinos intentaron

compensar el descenso de los precios aumentando sus cultivos, pero se tradujo

en una caída adicional de los precios. Se registraron disturbios civiles en el África

occidental británica y en el Caribe, fruto directo de la crisis que afectó a los cultivos

de exportación como el cacao y el azúcar.95

Para contrarrestar la crisis la reacción de la mayoría de los países del mundo

fue la defensa de su mercado interior, protegiéndolo de las importaciones

extranjeras. La casi totalidad de los países elevaron sus tarifas aduaneras y

aplicaron restricciones cuantitativas a las importaciones. El proteccionismo se

93

Maurice Flamant y Jeanne Singer-Kerel, Crisis y recesiones económicas, Barcelona, Oikos-tau, 1971, p. 71. 94

Rosemary Thorp (comp.) América Latina en los años treinta. El papel de la periferia en la crisis mundial, México, Fondo de Cultura Económica, 1988, p.376. 95

Eric Hobsbawn, op. cit., pp. 99 y113.

81

generalizó con la firma entre diversos países para llevar a cabo una política

discriminatoria frente a otros. A través de la adopción de medidas regionalistas,

discriminación y bilateralismo se buscó organizar el comercio internacional.96

Las acciones internacionales que tenían por objetivo restablecer las relaciones

económicas internacionales, resultaron en un fracaso. En 1933 tuvo lugar la

Conferencia de Londres donde se reunieron representantes 64 gobiernos con el

objetivo de combatir la depresión global, reactivar el comercio internacional y

estabilizar el sistema monetario internacional. Se formaron dos comisiones, una

económica y otra monetaria, pero sus resultados fueron nulos y sufrió el rechazo

de Estados Unidos que no tenía intención de aceptar ningún compromiso respecto

a los acuerdos de la conferencia.97

Para superar la crisis, los distintos gobiernos del mundo, adoptaron una serie

distinta de soluciones para superarla. En 1933, llego a la presidencia de Estados

Unidos, Franklin Roosevelt quien lanzó el plan New Deal que buscaba la

recuperación de la economía. Entre las medidas que tomó fue la reorganización

del sistema bancario, estableció un control más riguroso sobre las operaciones en

la Bolsa, otorgó subvenciones a los agricultores, emprendió obras públicas,

permitió a los obreros sindicarse y negociar convenios colectivos y estableció el

Seguro Social que estableció las jubilaciones, el seguro de desempleo y apoyos a

minusválidos.98

Otros países también adoptaron programas para superar la situación de

emergencia económica en la que se encontraban. En Inglaterra se facilitó la

instalación de nuevas industrias, estimuló la redistribución de la mano de obra,

96

Francisco Simón Segura, op. cit., pp.230. 97

Ibíd., p. 231; J. P. Day, Historia Económica Mundial, 1914-1939, México, Fondo de Cultura Económica, 1940, p. 166. 98

Ibíd., pp. 232-235.

82

persiguió equilibrar los presupuestos del Estado y mantuvo las tasas de interés

bajas; en Francia se aumentaron los salarios, reducción de las jornadas de

trabajo, se establecieron vacaciones pagadas y convenios colectivos de trabajo,

otorgó apoyo a los agricultores y emprendió obras públicas; en Alemania, con la

llegada de Hitler al poder se buscó subordinar la economía al Estado a través del

control de los trabajadores, se emprendieron grandes obras públicas, apoyo a la

agricultura, el rearme militar e impulso la producción interna de materias primas

que tradicionalmente se importaban y en Japón se fomentó la fusión de empresas,

se estableció el control estatal sobre los sectores privados y se devaluó el yen

para facilitar la exportación de sus mercancías.99

La Gran Depresión también trajo consigo consecuencias en el plano político

que llevó a cambios inmediatos. Hacia mediados de la década de 1930 eran poco

los estados donde no se hubiera modificado sustancialmente antes de la Gran

Depresión. En Alemania y Japón triunfaron regímenes nacionalistas y belicistas;

en el resto de Europa la derecha radical se fortaleció, excepto en Suecia donde se

estableció un gobierno socialdemócrata. En cambio, en América, se dio un

marcado giro a la izquierda cuando en Estados Unidos, el presidente Franklin D.

Roosevelt, puso en marcha el New Deal, en México bajo la presidencia de Lázaro

Cárdenas se llevó a cabo una reforma agraria radical, en Chile se desalojó al

dictador Carlos Ibáñez y se constituyó una fugaz república socialista, en Brasil se

estableció el gobierno populista de Getulio Vargas en 1930, en Perú triunfó la

Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) de filiación obrera y en

Colombia los liberales asumieron el poder después de 30 años de dominio

conservador.100

La crisis intensificó la actividad antiimperialista en el mundo colonial y en

algunos países se radicalizó porque la agitación política ya había llegado a las

99

Ibíd., pp. 235-242; Harry Elmer Barnes, Historia de la economía del mundo occidental, México, Unión Tipográfica Editorial Hispanoamericana, 1987, pp. 815-817. 100

Eric Hobsbawn, op. cit., pp. 112-113.

83

masas. En Egipto se expandió la actividad de los Hermanos Musulmanes y

Gandhi llevo grandes movilizaciones sociales en La India.101

3.1.2 La minería mexicana durante la Gran Depresión (1927-1933)

Hacia finales de la década de 1920, la economía nacional se caracterizaba por el

muy importante peso que tenía la economía de subsistencia dentro del total de la

población rural, que representaba el 83% del total de la población total; la

naturaleza fundamentalmente primaria de las actividades productivas, lo que

podemos ver en la distribución de la población económicamente ocupada: 68% en

la agricultura, 1% en la minería, 13% en la industria y 18% en comercio y

servicios; las manufacturas de bienes de consumo representaban el 83% de la

producción industrial predominado los alimentos, bebidas y tabaco con 37%,

textiles con 24% y el calzado y el vestido con 8%; el capital extranjero continuaba

controlando las actividades económicas más dinámicas y relacionadas con el

comercio exterior; el comercio exterior estaba destinado en un 61% a los Estados

Unidos, los minerales y el petróleo representaban el 68% de las exportaciones y el

90% de las importaciones eran productos manufacturados.102

La primera actividad económica de nuestro país que resintió los efectos de la

Gran Depresión fue el comercio, como consecuencia los términos del intercambio

se deterioraron en un 21% mientras que el volumen de exportación se contrajo

37% entre 1929 y 1932, lo que implicó una caída del 50% en el poder de compra

de las exportaciones. La balanza de pagos se vio en serios problemas y las

reservas del Banco de México disminuyeron, de 20.9 millones de dólares en 1929

a 10.7 millones de dólares en 1931 y lo mismo pasó con la tasa de cambio, que se

despreció en 22.8% en el mismo periodo. A pesar de los esfuerzos del gobierno

por mantener el valor de la moneda por medio de la suspensión de pagos de la

101

Ibíd., p. 113. 102

Carlos Tello, op. cit., pp. 139-140.

84

deuda externa y la acuñación de oro, entre 1929 y 1931 se acuñaron 48.3 millones

de pesos en oro. Sin embargo, la circulación de billetes y monedas cayó de 656

millones de pesos en 1929 a sólo 272 millones en 1931, lo que significó una baja

de 58.53%.103

El producto interno bruto (PIB) del país tuvo cifras de crecimiento negativas

durante tres años entre 1929 y 1933: -3.33% en 1929, -6.77% en 1930 y -16.22%

en 1932. Se registraron cambios al interior de los principales sectores económicos

del país en esa época, pues alrededor de una quinta parte del producto interno

estaba compuesto de bienes agrícolas o ganaderos, minería y petróleo alcanzan

cifras cercanas al 9%, el sector manufacturero pasó del 11 al 15% su participación

y la contribución del sector público se incrementó del 5 al 7%. (Véase gráfica 3)

Gráfica 3. Producto Interno Bruto Sectorial (1929-1933)

Fuente: Marco Tonatiuh Águila Medina, Economía y trabajo en la minería mexicana. La emergencia de un nuevo pacto laboral entre la Gran Depresión y el Cardenismo, México,

Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, 2004, p. 8.

103

Enrique Cárdenas, La industrialización mexicana durante la Gran Depresión, México, El Colegio de México, 1987, pp. 33-35.

0

10

20

30

40

50

60

1929 1930 1931 1932 1933

Agricultura

Ganadería

Minería

Petróleo

Manufacturas

Sec. Público

Comercio

85

El desplome de la actividad económica provocó que muchos negocios

quebraran y un mayor desempleo calculado en 339 mil personas, alrededor el 6%

de la población económicamente activa. La razón de esta baja tasa de desempleo

en nuestro país pude atribuirse al hecho de que la agricultura tradicional, no

afectada por la crisis, absorbió la mano de obra desocupada por las otras

actividades.104

Con el fin de solucionar la situación de emergencia, el gobierno mexicano

decidió seguir una política fiscal para equilibrar los ingresos y gastos, sin recurrir al

déficit fiscal. Se decidió recurrir, ante la baja de los ingresos de las exportaciones,

se redujeron los salarios de los empleados públicos y con el fin de elevar los

ingresos se incrementaron los impuestos a la producción de textiles de lana,

cerveza, tabaco, cerillos, azúcar, electricidad y gasolina. La Gran Depresión

provocó la quiebra del modelo económico primario exportador, al cual nuestro país

se había adherido desde las últimas décadas del siglo XIX, ante lo cual se

reorientó la política económica con una mayor intervención del Estado en la misma

y en la búsqueda de una redefinición con el capital extranjero.105

La minería mexicana fue de las actividades económicas de nuestro país que

más resintió los efectos de la Gran Depresión, ya que estaba estrechamente

vinculada al mercado internacional, pues aportaba el 43% de las exportaciones del

país en 1926, de esta manera era un sector enorme para la estabilidad financiera

de la economía nacional. Por la relación con el comercio exterior, la Gran

Depresión vino a demostrar cuan vulnerable era la minería a esta estructura,

evidenciándose mientras dependiera del mercado de los Estados Unidos, estaba

expuesta a correr paralelamente con los ciclos de prosperidad y depresión. Dentro

104

Héctor Aguilar Camín y Lorenzo Meyer, op. cit., p. 124. 105

Eduardo Turrent, “México. La política económica: pensamiento, acciones y resultados, 1920-1931” en María Eugenia Romero Sotelo, Fundamentos de la política económica en México 1910-2010, México, Facultad de Economía-Universidad Nacional Autónoma de México, 2012, pp. 171-173; Héctor Aguilar Camín y Lorenzo Meyer, op. cit., p. 125.

86

de este contexto se inicia la década de 1930 que no dejó muy gratas

remembranzas para los mineros, principalmente en los primeros años.106

La producción minera del país decayó notablemente por los efectos de la Gran

Depresión que se dejaron sentir y provocaría una situación de estancamiento en

su rendimiento. Los principales productos de la minería registraron variaciones en

su desempeño entre como fue el caso de la plata que de 1929 a 1930 tuvo un

decremento 3.22%, para al año siguiente tuvo un desplome de un 18.18%, en

1932 tuvo una caída del 19.46% y se derrumbó para 1933 en un 1.76%; el oro

entre 1929 y 1930 aumentó 2.62%, para 1931 cayó en un 6.87%, en 1932 tuvo un

decremento del 6.57% e incrementó en un 9.09% en 1933; el cobre cayó de 1929

a 1930 en un 8.87%, descendió 26.15% en 1931, tuvo una baja en 1932 de

35.04% y para 1933 tuvo un ascenso de 13.09%; el plomo tuvo un desplome de

3.04% entre 1929 y 1930, en 1931 declinó 5.87%, se hundió 39.44% en 1932 y

para 1933 tuvo una caída de 15.69% y el zinc se derrumbó en un 21.79% entre

1929 y 1930, en 1931 tuvo un decremento 18.79%, tuvo un desplome de 52.40%

en 1932 y aumentó 56.03% para 1933. (Véase cuadro 22)

Cuadro 22. Producción de metales en México (1929-1933)

Año Oro (kgs.) Plata (ton.) Cobre

(ton.)

Plomo

(ton.)

Zinc (ton.)

1929 20, 276 3, 381 80, 560 248, 500 174, 050

1930 20, 808 3, 272 73, 412 240, 938 142, 901

1931 19, 378 2, 677 54, 212 226, 780 120, 289

1932 18, 183 2, 156 35, 213 137, 325 57, 256

1933 19, 836 2, 118 39, 825 118, 693 89, 339

Fuente: 50 años de Revolución Mexicana… op. cit., México, Nacional Financiera, 1963, p. 63.

106

Marcos Tonatiuh Águila Medina, op. cit., pp. 47-48. Alonso Lemus Aguilar, Breve análisis sobre el desarrollo de la minería, México, Facultad de Economía-Universidad Nacional Autónoma de México, Tesis de licenciatura, 1982, p. 23

87

La plata, con el petróleo una de las dos fuentes de la riqueza nacional, se

desplomaba, pues a partir de 1926 su precio internacional declinó debido a que

China y La India lanzaron al mercado internacional de este metal, al

desvalorizarse su moneda. Entre 1930 y 1931 se observa una baja en precio de la

plata de 45 a 29 centavos de dólar la onza, equivalente al 30%; el cobre de 17 a 6

centavos dólar la onza, alrededor del 60%; el plomo de 6 a 3 centavos dólar la

onza, siendo un 50% y el zinc de 5 a 3 centavos dólar, igual a un 40%. El valor de

la producción minera había decrecido notablemente de 373 millones de pesos en

1929, a 285 millones en 1930, 207 millones en 1931 y a 145 millones para

1932.107

Las exportaciones de productos mineros a los Estados Unidos se redujeron de

aproximadamente 87 millones de dólares en 1929 a 37 millones en 1932, no

obstante que la participación de los Estados Unidos en el total producido se

incrementó al pasar de 51% en 1929 a 73.1% en 1932, año en que se agudizó

más la depresión. Esto quizá se explica porque los países europeos, afectados por

la gran crisis económica, utilizaron sus propias fuentes de materias primas; en

cambios Estados Unidos, aún cuando trataron en forma preferencial a su propia

industria, mantuvieron un flujo reducido de minerales mexicanos en virtud de que

las minas en México eran explotadas en su mayor parte por compañías

norteamericanas con menores costos de operación en México, además del peso

político que estas compañías tenían en los mismos Estados Unidos. Asimismo, la

política norteamericana de compra de plata pudo salvar en parte la crisis total de

la minería en México. Por su parte, el gobierno mexicano reinició sus compras de

plata en 1932.108

107

Miguel A. Calderón, El impacto de la crisis de 1929 en México, México, Secretaría de Educación Pública, 1982, p. 121; Enrique Krauze et al, Historia de la Revolución Mexicana 1924-1928. La reconstrucción económica, México, El Colegio de México, vol. 10, 1995, pp. 257-258. 108

Robert Bruce Wallace Hall, op. cit., pp. 66-67.

88

La severa disminución de la producción minera nacional, aproximadamente

50% y en su valor, alrededor de 54%, está en función de las disminuciones

registradas tanto en la demanda, que fue aproximadamente 59% como en los

precios alrededor de 54%. Los índices de producción de los metales industriales

disminuyeron 66%, productos con más alto grado de dependencia con el sector

manufacturero de los Estados Unidos.109

La Gran Depresión, puso fin al deseo del gobierno mexicano de diseñar una

política minera a largo plazo. De esta forma en diciembre de 1929 se promulgó

una nueva Ley de impuestos que sustituyó a la de 1927. Esta ley dio preferencia a

las nuevas minas, así como a las rehabilitadas mediante reducciones impositivas

con una vigencia máxima de tres años; asimismo las minas de baja ley recibieron

un trato preferencial.110

El gobierno federal ante la presión que ejercieron los propietarios mineros ante

su socavada situación económica, expidió en 1930 una nueva ley minera que

establece cambios sustanciales a favor de los pequeños mineros al introducir el

método de cateo, que amparaba y autorizaba los trabajos para el descubrimiento

de criaderos minerales susceptibles de explotación con vigencia de dos años; la

concesión misma del cateo permitía la instalación de una pequeña planta de

beneficio y también establece la diferenciación entre la planta de servicio privado y

la de servicio público, determinándose que las primeras quedaban obligadas a

destinar el 30% de la capacidad al procesamiento de bienes públicos; asimismo

estableció que el cambio de concesión de cateo por una de explotación era

gratuito. Esta ley amplió las disposiciones sobre operaciones sujetas a la

inscripción, con el objeto de adoptarlas a la naturaleza especial de los contratos

mineros e incluir otras no comprendidas en la Ley de Industrias Minerales. La

inscripción de sociedades, limitada a aquellos que tienen por objeto la adquisición

109

Ibíd., p. 67. 110

Ibíd., p. 68.

89

de concesiones, se hace extensiva a las constituidas con el propósito de contratar

con los concesionarios la exploración y el aprovechamiento de los productos de

las minas. Con esta ley quedaron eliminados tanto el límite de 30 años estipulado

en la concesión de explotación de la propiedad minera que en la ley anterior era

de 100 hectáreas. La caducación de las concesiones sólo se llevaba a cabo por la

falta del pago del impuesto superficial o por no cumplir con los trabajos normales.

También se simplificaron los procedimientos administrativos, la reducción en el

monto de las multas y la nueva clasificación de los minerales en metálicos, no

metálicos e hidrocarburos.111

En 1932 se estableció un arancel de 2 centavos dólar sobre el cobre importado

por Estados Unidos, no obstante el establecimiento de dicho arancel y de la baja

en los precios del cobre, la inflexibilidad de la industria cuprífera en México impidió

ajustar el monto de producción a estos cambios, ya que el cobre enviado a

Estados Unidos era sólo para su refinación bajo fianza, llegando a ser Europa el

comprador más importante.112

La actividad minera se vio envuelta en dos situaciones provocadas por la

contracción económica mundial. Las minas mexicanas se encontraban agotadas

por la explotación intensiva y la ausencia de nuevos descubrimientos, esto causó

el cierre de buena cantidad de yacimientos en varios puntos del país. En conjunto,

la caída de los precios de los metales en el mercado internacional, en especial de

la plata provocó el despido de miles de trabajadores y nuevos cierres de minas

desde Hidalgo hasta Chihuahua Para 1932 se registró que un total de 10 mil 097

trabajadores mineros se encontraban desempleados, esto se representó el 3.01%

de los desocupados en el país, que fue de un total de 335 mil 313. Es preciso

anotar que cinco estados de la república concentraron el 60.34% de los mineros

111

J. Jesús Corrales González, El Registro Público de Minería en México, México, Facultad de Derecho-Universidad Nacional Autónoma de México, Tesis de Licenciatura, 1963, p. 52; José Liebano Sáenz Ortiz, op. cit., p. 79; Robert Bruce Wallace Hall, op. cit., p. 69. 112

Robert Bruce Wallace Hall, op. cit., pp. 69-70.

90

desocupados y estos fueron Aguascalientes (16.61%), San Luis Potosí (13.44%),

Durango (11.45%), Zacatecas (9.57%) e Hidalgo (9.27%). (Véase gráfica 4)

Gráfica 4. Trabajadores mineros desempleados por estado (1932)

Fuente: Marcos Tonatiuh Águila Medina, op. cit., pp. 30-31.

Los mineros despedidos, generalmente continuaban trabajando por su cuenta,

con o sin permiso formal de los dueños de las minas, actuando como gambusinos

y buscones, comúnmente vendiendo el mineral que obtenían a las compañías en

las que trabajaban. Pero en muchos casos, los buscones realizaban el trabajo por

su cuenta, sin permiso de las compañías y salieron adelante con él. La lógica

detrás de este comportamiento, era que como el caso de las tierras, era

inconcebible un desperdicio irracional, dejarla sin explotar.113

Como producto de la crisis, los obreros de las principales ramas económicas

del país como ferrocarriles, petróleos, textiles y minería comenzaron a movilizarse

debido a que se vieron severamente afectados por esa situación. Entre 1927 y

113

Marcos Tonatiuh Águila Medina, op. cit., p. 101.

Aguascalientes, 16.1

S. L. P, 13.4

Durango, 11.4

Zacatecas, 9.5

Hidalgo, 9.2

Otros, 40.4

91

1931 los conflictos labores en nuestro país pasaron de 394 a 2 mil 190, siendo un

total de 7 mil 088. El sector donde más conflictos se registró fue el ferrocarrilero

con 3 mil 468, seguido del petrolero con mil 386 casos y el minero con un total de

942. La evolución de los conflictos mineros fue ascendente, pues en 1927 se

registraron 34, para 1928 aumentaron a 194, en 1929 tuvo un leve descenso a

182, ascendieron abruptamente en 1930 a 275 y en 1931 se tuvo una ligera

disminución a 257. Los estados donde más se registraron estos acontecimientos

fueron Chihuahua, Hidalgo, San Luis Potosí, Zacatecas, Aguascalientes y

Durango.114

En 1931 se promulgó la Ley Federal del Trabajo, que reglamentaba el artículo

123 constitucional, señalando las condiciones de negociación entre capital y el

trabajo. Se crearon asimismo las Juntas de Conciliación y Trabajo y se

organizaron los tribunales de trabajo. Impedía a las oligarquías locales la

manipulación de las organizaciones obreras, confería al Estado la calidad de

árbitro en los conflictos laborales, contemplaba una serie de reivindicaciones

mínimas. Sin embargo, las empresas se defendieron retardando al máximo la

contratación colectiva, realizando despidos masivos y alentando la formación de

sindicatos alternativos a los existentes, haciéndoles concesiones especiales para

contratarlos. Las organizaciones mineras interpretaron las nuevas disposiciones

del Estado como un enfrentamiento con las empresas extranjeras que mantenían

al mínimo las reivindicaciones de sus trabajadores y buscaron el reconocimiento

legal de sus órganos de defensa y exigir sus derechos en torno a reajustes

salariales, jornada de trabajo, días de descanso y demás condiciones de

trabajo.115

Tras el asesinato de Obregón y la llegada de Emilio Portes Gil a la presidencia

de la república en 1928, la CROM (Confederación Regional Obrera Mexicana)

114

Marco Tonatiuh Águila Medina, op. cit., pp. 85-91. 115

Minería Mexicana. México, Comisión de Fomento Minero, 1984, p. 361.

92

cayó en una fase de decadencia en el control sobre las relaciones entre el

movimiento obrero y el Estado. Los mineros, que venían desde hace tiempo

manifestando su repudio al control de la CROM y también enfrentaban una política

de intransigencia empresarial, no tardaron en consolidar una organización

nacional que por primera vez asumiera unitariamente las demandas de un sector

obrero que por tanto tiempo estuvo fragmentado. Las organizaciones mineras

decidieron pasar a la ofensiva aprovechando la demanda de mano de obra que

surgía a partir del repunte de la minería que se recobraba gracias a los estímulos

fiscales del gobierno mexicano y la recuperación de la economía

estadounidense.116

La iniciativa de formar una organización minera a nivel nacional surgió en la

zona de Real del Monte, Hidalgo. A partir de sus luchas en 1930 en contra de los

despidos, esto motivo al origen de la Alianza de Trabajadores Mineros en 1932 en

oposición a la CROM y como una nueva alternativa para los obreros mineros. La

consolidación de la Alianza fue posible gracias al apoyo del gobernador del estado

y el general Manuel Pérez Treviño, ex presidente del PNR con aspiraciones a la

presidencia de la república, alentaron la formación de un sindicato minero

nacional, para ampliar el apoyo electoral. En 1933 alentó a los mineros de la

Alianza para que recorrieran la república visitando las organizaciones obreras de

distintos minerales buscando un consenso para la formación de un sindicato

nacional. Como resultado de la gira, se consolidaron sendos sindicatos

industriales en Coahuila e Hidalgo que agruparon a las organizaciones mineras

dispersas.117

En enero de 1934, se convocó en Pachuca una junta de las diferentes

organizaciones mineras del país y en mayo de ese mismo año se realizó en la

ciudad de México la Convención Nacional que dio vida al Sindicato Industrial de

116

Ibíd., p. 363; Federico Besserer, Victoria Novelo y Juan Luis Sariego, op. cit., p. 30. 117

Ibíd., pp. 31-32.

93

Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana

(SITMMSRM). A la convención asistieron 12 mil 556 trabajadores y empleados de

distintas compañías mineras y metalúrgicas de Jalisco, Chihuahua, San Luis

Potosí, Sinaloa, Durango, Zacatecas, Coahuila, Oaxaca, Guanajuato e Hidalgo.

Los estatutos de esta nueva organización adoptaban el principio de la lucha de

clases, sostener y mejorar los derechos y prestaciones establecidos en la Ley

Federa del Trabajo, procurar la intervención directa de los trabajadores en la

administración de las empresas, apoyar a los trabajadores organizados en

cooperativas, garantizar la salud de los mineros, exigió el establecimiento de

escuelas en los centros mineros y alternar las labores de las minas con trabajos

de campo mediante el establecimiento de granjas agrícolas sostenidas por las

empresas mineras y metalúrgicas. Los estatutos fueron aprobados en el mes de

mayo de 1934 por los delegados a la convención y registrados dos meses más

tarde, cuando se otorga el reconocimiento oficial al sindicato.118

2. Disminución de las empresas y empresarios en Sinaloa

Entre 1927 y 1933, a pesar de los efectos causados a la minería por la Gran

Depresión, las empresas mineras constituidas durante el porfiriato como

Guadalupe de los Reyes y Minas del Tajo continuaron con sus operaciones.

Durante este periodo se registró un decremento en lo referente a la constitución de

empresas, pues tan sólo se organizaron 20 compañías mineras que tuvieron un

capital social de 416 mil 500 pesos, cuyo montos oscilaron entre los mil y los 100

mil pesos. Esto significó que en comparación con el periodo 1907-1926, el número

de sociedades mineras disminuyó en un 81.48% y el capital invertido en esta rama

económica en un 84.62%. La región sur del estado fue la que más compañías

mineras se establecieron con un total de 12, representando el 60% con un capital

social de 283 mil 500 pesos, que significó el 68.06% de dicho capital. En el

municipio donde más se establecieron sociedades mineras fue Concordia con 5,

118

Ana Julia Arroyo Urióstegui, op. cit., p. 142.

94

que representó el 29.41% con capital social de 124 mil pesos, equivalente al

20.77%. (Véase gráfica 5)

Gráfica 5. Compañías mineras constituidas en Sinaloa (1927-1933)

Fuente: AGNES (1927-1933); s. e.: sin especificar

En estas empresas figuraron inversionistas extranjeros como mexicanos, que

a pesar de la crisis minera que se registró en este periodo, continuaron dentro del

negocio de la minería. Los ricos yacimiento mineros de Sinaloa siguieron

atrayendo la atención de empresarios sobre todos extranjeros provenientes

principalmente de Estados Unidos. (Véase anexo 5)

Entre los inversionistas estadounidenses más importantes estuvieron

Raymond Guyer fue el presidente las sociedades Compañía Exploradora de

Sinaloa y Compañía Minera Elisa con sede en Mazatlán; Harry Wilmer fue

comisario de la Compañía Minera Mexicana Premier en Concordia y secretario de

la Compañía Minera Elisa; Tomás W. Smith fue gerente y Leonard J. Hongstrom

tuvo el 33.33% del capital de la Compañía Explotadora de Terrenos y Minas

Concordia, 5

San Ignacio, 4

El Rosario, 3

Sinaloa, 3

Choix, 1

Mazatlán, 1

Mocorito, 1 s. e., 2

95

ubicada en Choix; Pablo H. Crawford ocupó la gerencia de la sociedad Pablo H.

Crawford y Socios y junto con Thomas W. Thompson constituyó Crawford y

Thompson ambas en Concordia; Lawrence Kuhn, Albert G. Duysters y Joseph

Kuhn fue gerente el primero y los otros dos socios de la Compañía Minera del

Portezuelo en Mocorito; Frederick B. Gutters y George H. Cross fueron presidente

y vicepresidente de la Compañía Minera del Tambor, S. A. ubicada en San Ignacio

y Milton K. Campbell fue director de la Compañía Minas del Tajo y Emilio Person

fue secretario de la Compañía Localizadora y Exploradora de Metales en El

Rosario.

De otras naciones también llegaron hombres de negocios interesados en la

riqueza minera de nuestro estado como el español Arturo Iglesias que ocupó la

presidencia de la Compañía Localizadora y Exploradora de Metales localizada en

El Rosario; el libanés Farage Charabate y el australiano William Greland formaron

la sociedad La Florida ubicada también en El Rosario; el japonés Luis Shimizu fue

gerente de Luis Shimizu y Compañía en San Ignacio y el alemán Federico Unger

que estuvo al frente de Minas La Nevada en el municipio de Sinaloa.

3. Disminución de la producción minera en Sinaloa

La caída de la producción minera que sufrió Sinaloa en 1926 se agravaría aún

más a partir de 1928, a pesar de un ligero incremento del 6% del valor de la plata

que pasó de 62 a 66 centavos dólar la onza en 1927. Para 1928, el precio de la

plata bajó a 58 centavos dólar hasta llegar en 1931 a un precio mínimo de 31

centavos, que fue un 60% menos que en 1926. El valor de este mineral se

empezaría a recuperar hasta 1932 y en 1935 llegaría a 65 centavos dólar la onza.

El desplome de los precios de la plata fue a consecuencia de la incorporación de

La India al patrón oro en 1927, ya que consumía la tercera parte de la producción

mundial de plata y ahora se convertiría en vendedor de ese metal, afectando a los

96

países productores como México y Estados Unidos, que habían contribuido con 38

y 27.7% de la producción internacional en 1924 respectivamente.119

La baja del precio de la plata y su menor demanda en el mercado

internacional, repercutió en la producción minera de Sinaloa al descender entre

1926 y 1929 en un 32% en el oro y 23.3% en la plata. Sin embargo, en 1930 a

pesar de que el valor del metal blanco continuó disminuyendo, su producción en

Sinaloa aumentó en un 48%, al igual que el oro que se incrementó en un 11%.

Esto se debió a que los mineros trataron de contrarrestar la caída de los precios

con mayor producción, y en el caso del oro fue por el descubrimiento de los

yacimientos de oro en El Tambor, San Ignacio.120

La baja de los precios internacionales de la plata, que se mantuvo hasta 1932

y de la producción hasta 1930, esta última en nuestro estado tuvo una tendencia

decreciente al disminuir su volumen en un 58.06% a partir de ese año y hasta

1933. Por el contrario, la producción de oro, tuvo una tendencia ascendente, que

fue de 18% para el año citado, pero entre 1930 y 1933 disminuyó 17.25%. (Véase

cuadro 23).

Cuadro 23. Volumen de producción de oro y plata en Sinaloa (1926-1933)

Año Plata (kgs.) Oro (kgs.)

1926 73, 734 1, 426

1927 71, 574 1, 271

1928 59, 835 1, 061

1929 56, 619 970

1930 84, 230 1, 084

1931 72, 790 1, 055

119

Rigoberto Arturo Román Alarcón, La economía del sur de Sinaloa (1910-1950)…op.cit., p. 156. 120

Rigoberto Arturo Román Alarcón, “El Tambor, amanecer y ocaso de un centro minero sinaloense 1930-1950” en Memoria del XIX Congreso Nacional de Historia Regional, Culiacán, Universidad Autónoma de Sinaloa-Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa, 2004, p. 178.

97

1932 43, 482 939

1933 35, 319 897

Fuente: Juan L. Paliza, El Estado de Sinaloa: monografía geográfica, estadística, informativa e ilustrativa año de 1930, Culiacán, Gobierno del Estado de Sinaloa, 1930, p. 30; Macario Gaxiola Informe de gobierno correspondiente al año del 16 de septiembre de 1930 al 15 de septiembre de 1931 rendido por el ciudadano gobernador constitucional del Estado de Sinaloa ante la XXXIV Legislatura Local, Culiacán, Gobierno del Estado de Sinaloa, 1931, p. 47.

Entre 1926 y 1933 la producción de plata de Sinaloa contribuyó a la obtención

del metal blanco a nivel nacional con 2.41% en el primero de los años citados, al

siguiente año descendió al 2.20%, un año después cayó al 1.77%, baja

nuevamente a 1.67% al año siguiente, en 1931 ascendió al 2.73%, bajó al 2% en

1932 y disminuyó para 1933 al 1.66%. Nuestro estado tuvo altibajos en las

posiciones que ocupó en la producción de plata, ya que entre 1926 y 1927 ocupó

el noveno lugar, en 1928 cayó al undécimo sitio, para 1929 subió ligeramente a la

décima posición, en 1930 alcanzó el octavo puesto, llegó al séptimo lugar en 1931,

bajó en 1932 al noveno sitio y descendió a la décima posición en 1933. (Véase

anexo 3)

La producción de oro en Sinaloa entre 1926 y 1923 contribuyó a la obtención

del metal amarillo en nuestro país con 5.93% en el primer año citado, descendió al

5.63% para el siguiente año, cayó un año después al 4.87%, al año siguiente baja

nuevamente a 4.78%, ascendió al 5.20% en 1930, un año después subió al

5.44%, tuvo una ligera declinación en 1932 a 5.15% y al año posterior se

desplomó a 4.52%. En término de las posiciones que ocupó nuestro estado entre

las entidades federativas en la producción del metal áureo su desempeño fue de

altibajos en 1926 ocupó la sexta posición, entre 1927 y 1929 se posicionó en el

octavo sitio, entre 1930 y 1932 se mantuvo en el séptimo lugar y cayó al décimo

puesto para 1933. (Véase anexo 4)

Entre los municipios de Sinaloa, el mayor productor de plata entre 1928 y 1933

fue San Ignacio que generalmente ocupó el primer lugar en la obtención del metal

98

blanco en nuestro estado, los únicos años en los que no ocupó el primer puesto

fueron 1929 y 1930 siendo superado por Concordia. Las minas de San Ignacio

contribuyeron en el primero de los años citados con el 42.63% de la plata

obtenida, bajó al 34.20% al año siguiente, aumentó ligeramente a 34.62% en

1930, aumentó para 1931 al 36.84%, descendió al siguiente año a 28.63% y para

1933 tuvo un crecimiento hasta el 50.57%. (Véase gráfica 6)

Gráfica 6. Producción de plata por municipios en Sinaloa (1928-1933)

Fuente: Anuario de estadística minera correspondiente al año de 1928, México, Secretaria de Industria, Comercio y Trabajo, 1930, p. 160; Anuario de estadística minera: 1929-1930, México, Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo, 1930, pp. 75-76 y pp. 130-132; Anuario de estadística minera correspondiente al año de 1931, México, Secretaria de la Economía Nacional, p. 71; Anuario de estadística minera correspondiente al año de 1932, México, Secretaria de la Economía Nacional, p. 70.; Anuario de estadística minera correspondiente al año de 1933, México, Secretaría

de la Economía Nacional, p. 76.

El municipio con mayor producción del metal áureo en nuestro estado entre

1928 y 1933 fue El Rosario, que durante todo este periodo ocupó el primer sitio en

la obtención de este metal. En el primer año participó con el 42.78% del metal

amarillo obtenido, al año siguiente tuvo un leve descenso a 42.14%, disminuye a

0

10

20

30

40

50

60

1928 1929 1930 1931 1932 1933

Po

rce

nta

je San Ignacio

Concordia

El Rosario

Cosalá

Otros

99

40.35% para el siguiente año, vuelve a caer en 1931 a 32.53%, tiene un notable

aumento a 51.65% para 1932 y se desploma en 1933 a 42.53%. (Véase gráfica 7)

Gráfica 7. Producción de oro por municipios en Sinaloa (1928-1933) -en

miles-

Fuente: Anuario de estadística minera correspondiente al año de 1928…, op. cit., pp. 160-161; Anuario de estadística minera correspondiente al año de 1931…, op. cit., pp. 71-72; Anuario de estadística minera correspondiente al año de 1932…, op. cit., pp. 70-71.; Anuario de estadística minera correspondiente al año de 1933…, op. cit., p. 76-77.

Sobre el número de empresas que mantuvieron actividades entre 1928 y 1933

en nuestro estado tuvieron un comportamiento caracterizado por altibajos

empezando por el primero de los años estaban trabajando 5 compañías, un año

después se registraron 9 empresas en labores, al siguiente año 12 sociedades

mineras estaban activas, tanto en 1931 y como en 1932 las corporaciones en

trabajo se mantuvieron en 7 y para 1933 sólo 5 empresas continuaron en

operaciones. Algunas de las compañías que se encontraban laborando durante

este periodo, lo venían haciendo desde el porfiriato, logrando sortear muchas de

ellas los efectos de la Gran Depresión como Minas del Tajo en El Rosario,

Compañía Minera de Guadalupe de los Reyes en Cosalá y la Compañía Minera de

0

10

20

30

40

50

60

1928 1929 1930 1931 1932 1933

Po

rce

nta

je

El Rosario

San Ignacio

Cosalá

Concordia

Mocorito

100

Pánuco en Concordia. La gran mayoría de estas sociedades se ubicaban en la

región sur del estado, principalmente en los municipios de Concordia y Cosalá.

(Véase cuadro 24)

Cuadro 24. Empresas mineras activas en Sinaloa (1928-1933)

Municipio 1928 1929 1930 1931 1932 1933

Concordia 2 2 3 3 2 1

Cosalá 1 4 4 1 2 1

San Ignacio 1 1 1 1 1 1

El Rosario 1 1 1 1 1 1

Mazatlán 1 1

Mocorito 1 1

Indeterminado 1 1 2

Totales 6 9 12 7 7 5 Fuente: Anuario de estadística minera correspondiente al año de 1928…, op. cit., pp. 146-147; Anuario de estadística minera correspondiente al año de 1931…, op. cit., pp. 71-72; Anuario de estadística minera correspondiente al año de 1932…, op. cit., pp. 70-71.; Anuario de estadística minera correspondiente al año de 1933…, op. cit., p. 76-77.

Sobre la producción de metales que entre 1928 y 1933 tuvieron estas

empresas, tenemos que destacaron primordialmente las que estaban ubicadas en

la región sur de nuestro estado. La Mexican Candelaria Company ubicada en el

mineral de Contra Estaca, municipio de San Ignacio durante este periodo siempre

fue la principal productora de plata en nuestro estado pues en el primero de los

años citado produjo 23 mil 870 kilogramos de metal blanco, equivalente al 42.63%;

al siguiente año subió su producción a 34 mil 211 kilogramos, significando el

34.62%; disminuye a 32 mil 501 kilogramos, representando el 34.64% para 1930;

baja en 1931 a 26 mil 816 kilogramos 36.84%; en 1932 se desploma su obtención

a 12 mil 452 kilogramos, correspondiendo el 28.63% y tiene un ligero incremento

para 1933 a 17 mil 861 kilogramos, constituyendo el 50.69%. En el caso del oro,

la empresa que más produjo este metal fue Minas del Tajo ubicada en El Rosario,

ya que en 1928 obtuvo 439 kilogramos, significando el 42.78% de la producción

estatal de metal áureo; al año siguiente subió ligeramente a 499 kilogramos,

representando el 42.14%; tuvo un leve incremento a 502 kilogramos, equivalente

al 40.35% en 1930; se contrae en 1931 a 396 kilogramos, correspondiendo el

101

37.53%; en 1932 aumenta a 485 kilogramos, constituyendo el 51.65% y tuvo un

descenso para 1933 a 382 kilogramos, equivalente al 42.58%.

Durante la época de la Gran Depresión, al igual que la producción, la

contribución de la minería al fisco del estado, descendió gradualmente. En 1929

aportó a las finanzas 73 mil 845 pesos, pero al año siguiente su participación

disminuyó 6.03%, continuó su declive para 1931 hasta un 60.09%, dos años

después vuelve a bajar su participación en un 19.59%, cayendo entre los rubros

de importancia del sistema fiscal del nuestro estado. (Véase cuadro 25)

Cuadro 25. Impuestos pagados por la minería en Sinaloa (1929-1933)

Concepto 1929 1930 1931 1933

Comercio e Industria - - - $398, 408

Propiedad rustica y urbana

- - - $209, 779

Producción de azúcar

- - - $108, 864

Transitorio del 10% - - - $87, 304

Rezagos - - - $44, 796

Consumo de gasolina

- - - $35, 500

Producción de metales

$73, 845 $69, 387 $27, 689 $22, 258

Fuente: Macario Gaxiola, op. cit., p. 47; Manuel Páez, Informe de gobierno correspondiente al año comprendido del 16 de septiembre de 1933 al 15 de septiembre de 1934 rendido por el ciudadano gobernador constitucional de Sinaloa ante la XXXV Legislatura Local, Culiacán, Gobierno del Estado de Sinaloa, 1934, p. 60.

Los efectos que tuvo en Sinaloa la Gran Depresión, afectó notablemente la

transacción de propiedades mineras. Entre 1927 y 1933 sólo se vendieron 66

minas con un valor total de 112 mil 803 pesos. Esto significó que en comparación

con el periodo 1907-1926 el número de yacimiento vendidos se desplomó en un

75.73%. En el municipio que más propiedades mineras se vendieron fue

Concordia con un total de 31 y por los que se pagaron 88 mil 983 pesos, que

representó el 51.66% de los fundos mineros transferidos en el estado y el 78.88%.

102

El año en que más yacimientos mineros se vendieron fue 1931 con un total de 23,

que significó el 38.33%. (Véase gráfica 8)

Gráfica 8. Minas vendidas en Sinaloa (1927-1933)

Fuente: AGNES, 1927-1933

Debido a la crisis, las principales compañías mineras de Sinaloa dejaron de

funcionar, algunas que estaban en explotación desde el periodo porfirista como la

Chas Butters Co, la Compañía Minera de Pánuco y Alacrán S. A., en el municipio

de Concordia, que por incosteabilidad cerraron sus minas. Esto provocó

desempleo e inestabilidad social, principalmente en la región donde operaban las

empresas ya mencionadas.

El cierre de una empresa minera tenía importantes repercusiones económicas

en el mercado local de la región de su influencia. Un caso fue el de la Negociación

Minera de Guadalupe de los Reyes, cuando en 1933 paralizó sus trabajos debido

a una falla mecánica. Ante el temor de los comerciantes por la posible baja de sus

0

5

10

15

20

25

1927

1928

1929

1930

1931

1933

103

ventas, la propia compañía tuvo que intervenir para tramitar créditos de maíz y

frijol con los mercaderes.121

Otras empresas también tuvieron que sortear una serie de problemas entre

ellas la Compañía Minera de Rosario que en 1927 se vio precisada a suspender

sus trabajos por falta de combustible porque la Secretaría de Agricultura y

Fomento había prohibido el corte de árboles; ese mismo año la Compañía Minera

Palmarito en Mocorito, avisó que le era imposible continuar sus trabajos por la

incosteabilidad de la explotación y al año siguiente la Sierra Mining Company en

San José de Gracia se vio obligada a suspender sus trabajos en la hacienda de

beneficio por falta de minerales en la mina, y también a reducir el personal de la

misma mina, destinando a los obreros que quedaran sin trabajo a las labores de

exploración advirtiendo que si estos trabajos no daban resultados, los daría por

suspendidos, pues había perdido más de 200 mil pesos.122

En cambio, la compañía Minas del Tajo, al parecer tuvo rentabilidad durante

los años de la Gran Depresión, pues continuó su expansión mediante la compra

de fundos mineros en Bolaños, Jalisco en 500 pesos en 1929 y la adquisición en

1932 de la Compañía Minera de Copala en 25 mil pesos.123

A pesar de los problemas económicos que atravesaban las compañías

mineros, no se mantuvieron al margen de la situación política por la que

atravesaba el país. En octubre de 1927 una gavilla de cristeros encabezada por

Marcos Díaz asaltó el mineral de Pánuco obteniendo un botín de 6 mil pesos y

armas, además secuestraron un camión de pasajeros y se dirigieron a Concordia

donde impusieron préstamos forzosos, confiscaron armamento, liberaron a los

121

Rigoberto Arturo Román Alarcón, La economía del sur de Sinaloa… op. cit., p. 161. 122

La industria, el comercio y el trabajo durante la gestión administrativa del señor general Plutarco Elías Calles, México, Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo, t. III, 1929, pp. 319-320. 123

Rigoberto Arturo Román Alarcón, La economía del sur de Sinaloa… op. cit., p. 162.

104

presos de la cárcel y sustrajeron mil pesos de la oficina de recaudación de rentas.

Ante estos acontecimientos la Compañía Minera de Pánuco paró sus actividades

cinco días. En 1928 el mineral de Pánuco es nuevamente asaltado por una gavilla

comandada por Manuel Díaz realizando préstamos forzosos a particulares y

comerciantes y saquearon 6 mil pesos de la tesorería de la Compañía Minera de

Pánuco. Después se dirigieron al mineral de Copala donde asaltaron los

establecimientos de la localidad y por último se dirigieron al mineral de El Arco

donde se apoderaron de 8 cajas de pólvora, cañuelas y capsulas y una estalladora

para los barrenos.124

La propiedad de las minas, debido a las oportunidades económicas que

ofrecían, fueron también fuentes de diferencias entre los propietarios. Tal fue el

caso cuando la Compañía Minera de Guadalupe de los Reyes, representada por

Felipe Acosta, denunció que le habían pagado a Pánfilo Alvarado para hacer

denuncios mineros a nombre de la empresa, pero las registró a su favor y se

quedó con más de 100 mil pesos.125

3.1 Tecnología minera

Desde 1925 para el beneficio de los metales, en nuestro país se había introducido

el sistema de flotación selectiva. Este consistía en que después de pulverizado el

mineral se mezcla con agua y a la suspensión acuosa se agrega una pequeña

cantidad de una sustancia que produzca espuma; hay aparatos de flotación de

agitación mecánica o neumática y en ellos las partículas de mineral quedan en la

interfase del líquido y el aire de las burbujas y separando las espuma, son

arrastrados con ella. Empleando ácido sulfúrico, cal viva, sosa cáustica, sulfato

124

Félix Brito Rodríguez, “Presencia de la cristiada en el sur de Sinaloa” en Félix Brito Rodríguez (comp.) Pueblos mineros mágicos: Copala, Pánuco y Concordia, Culiacán, Universidad Autónoma de Sinaloa-PACMYC-H. Ayuntamiento de Concordia-INAH/Sinaloa, 2008, pp. 104-107. 125

Archivo General de la Nación (AGN), Galería 3, Fondo Abelardo L. Rodríguez, Caja 213, exp. 564.5/97, 6 de marzo de 1934.

105

cúprico u otros reactivos, se consigue además de la eliminación de la ganga, la

separación de los diversos compuestos mineralógicos como piritas, galenas,

óxido, entre otros, y esto recibe el nombre de flotación diferencial. En la planta las

menas son tratadas y produce uno o más concentrados de alta ley en forma

apropiada para el siguiente departamento, donde inicia generalmente la extracción

de los metales.126

A pesar de lo novedoso de esta tecnología, las compañías mineras en Sinaloa

utilizaron muy poco este avance en sus haciendas de beneficio. En este periodo

fue utilizada en las haciendas de San José de la Compañía Minera de San José,

Copala de la Compañía Minera Unidad Oriental, El Refugio de la Crawford y

Sucesores en Concordia y La Prieta de La Prieta Mines Company en Cosalá.

La cianuración continuó como el método de beneficio de metales más utilizado

en nuestro estado como en las haciendas de La Cruz propiedad de Minas del Tajo

en El Rosario, Dolores de la Compañía Minera de Guadalupe de los Reyes en

Cosalá, Estaca y Estrella pertenecientes a la Mexican Candelaria Company en

San Ignacio y San Nicolás de la Compañía Minera de Pánuco.

Sobre el número de haciendas de beneficio activas en nuestro estado entre

1928 y 1933 tuvieron un desempeño caracterizado por altibajos. Tanto en 1928

como en 1929 se encontraban trabajando 5, aumentaron a 7 para 1930, al año

siguiente disminuyeron a tan sólo 4, al siguiente año tuvieron un ligero aumento a

5 y para 1933 se mantuvo el mismo número de haciendas activas que año

anterior. La gran mayoría de estas plantas se encontraban ubicadas en la región

sur de nuestro estado (Véase cuadro 26).

126

Diego G. López Rosado, op. cit., pp. 64-65.

106

Cuadro 26. Haciendas de beneficio activas en Sinaloa (1928-1933)

Municipio/Año 1928 1929 1930 1931 1932 1933

Concordia 2 1 3 1 2 1

El Rosario 1 1 1 1 1 1

San Ignacio 1 1 1 1 1 1

Cosalá 1 1 2 1 1 1

Mazatlán 1

Mocorito 1

Totales 5 5 7 4 5 5 Fuente: Anuario de Estadística Minera correspondiente al año de 1928…, op. cit., p. 292; Anuario de Estadística Minera 1929-1930…, op. cit., pp. 268-269 y 284-285; Anuario de Estadística Minera correspondiente al año de 1931…, op. cit., pp. 182-183; Anuario de Estadística Minera correspondiente al año de 1932…, op. cit., pp. 219-221; Anuario de Estadística Minera correspondiente al año de 1933…, op. cit., pp. 215-216.

4. Mano de obra. Desempleo y accidentes de trabajo

Entre 1928 y 1933, por los efectos devastadores de la crisis económica mundial,

el número de trabajadores en las minas de Sinaloa se vio reducido en un 30.63%,

que paso de mil 345 a 933 durante ese lapso. La población dedica a la actividad

minera en los municipios se vio severamente mermada como lo fue en Concordia

que disminuyó en un 95.74%, en Cosalá tuvo una caída de 20%, en San Ignacio

se contrajo en un 27.03%; pero un caso contrario, fue en El Rosario donde el

número de empleados se incremento en un 65.25%. (Véase anexo 4)

Los salarios pagados a los trabajadores en las minas sinaloenses cayeron

estrepitosamente, pues en 1931 se pagaron un total de un millón 473 mil 804

pesos por este concepto y para 1933 tan sólo se pagaron 692 mil 840 pesos, lo

cual significó un decremento de un 52.98%. En el caso concreto de los municipios,

el que más registró una baja de los salarios fue El Rosario pues bajaron de 955 mil

269 pesos en 1931 a 452 mil 510 en 1933, esto significó un -52.63%; otros

municipios que registraron caídas en este rubro fueron Concordia donde pasaron

de 108 mil 811 pesos en 1931 a 11 mil 085 en 1933 (-89.81%), Cosalá se

107

desplomaron de 177 mil 4 pesos a 102 mil 962 en ese lapso (-41.83%) y San

Ignacio donde cayeron de 176 mil 938 a 131 mil 283 (-25.80%). (Véase cuadro 27)

Cuadro 27. Salarios pagados en la minería en Sinaloa (1931-1933)

Municipio 1931 ($) Ptje

(%)

1932 ($) Ptje (%) 1933 ($) Ptje (%)

El Rosario 955, 269 64.81 458, 106 45.24 452, 510 65.31

Cosalá 177, 004 12.01 250, 801 24.77 102, 962 14.86

San Ignacio 176, 938 12.00 321, 370 31.74 131, 283 18.94

Concordia 108, 811 7.38 73, 983 7.30 11, 085 1.59

Mocorito 37, 288 2.53 - - - -

Mazatlán 18, 490 1.25 - - - -

Choix - - 7, 098 0.70 - -

Totales 1´ 473, 804 100.00 1´ 012,

398

100.00 692, 840 100.00

Fuente: Anuario de Estadística Minera correspondiente al año de 1931…, op. cit., pp. 224-225; Anuario de Estadística Minera correspondiente al año de 1932…, op. cit., pp. 219-221; Anuario de Estadística Minera correspondiente al año de 1933…, op. cit., pp. 215-216.

Sobre el tema de la seguridad en las minas para los trabajadores empleados

en ellas, podríamos señalar que fue buena, debido a que entre 1931 y 1933 a

pesar de haberse registrado 2 mil 728 accidentes, solo perdieron la vida dos

mineros. El número de accidentes laborales en las minas sinaloenses pasaron de

204 en 1931, a mil 243 en 1932 significando un aumento de 509.31% y para 1933

tuvieron un ligero incremento de 3.05%, contabilizándose mil 281 percances. Los

únicos dos muertos se contabilizaron en Sinaloa fue en la empresa Minas del Tajo

en El Rosario en 1933. Los mencionados 2 mil 728 accidentes ocurridos en

Sinaloa durante ese periodo, representó el 8.48% de los infortunios ocurridos en

las minas del país que fueron un total de 32 mil 164 siendo solamente superado

por Michoacán, Hidalgo y Zacatecas.

108

El cierre de las compañías mineras trajo como consecuencia un clima de

inseguridad en las regiones donde solían operar. Muchos de los trabajadores

mineros que quedaron sin empleo –los llamados “sin trabajo”-, optaron por el

bandidaje como forma para subsistir. En 1930, a causa del cierre de la Compañía

Minera de Pánuco, se registraron saqueos a las casas de los empresarios mineros

Guillermo y Santiago Trewartha además de la tienda de Miguel Toledo en

Copala.127

El paro de labores fue utilizado como medida de presión para alcanzar mejores

condiciones de vida y trabajo. Como fue el caso fue el de la huelga de los mineros

acontecida en el mineral de Contra Estaca, San Ignacio en 1930 como

manifestación de la inestabilidad social por la reducción de los salarios y el

alargamiento de la jornada trabajo.128

A veces, las graves condiciones de los trabajadores quienes diezmados por

los efectos de la gran crisis económica mundial, recurrieron al gobierno federal en

busca de ayuda. Tal fue el caso de vecinos de Choix que solicitaron al presidente

Abelardo L. Rodríguez, se les permitiera trabajar en calidad de gambusinos

ofreciendo pagar el impuesto respectivo, debido a que carecían de medios de vida

por la falta de tierra laborable y suspensión de trabajos en las minas.129

La minería también fue vista como alternativa para solventar alguna

emergencia económica que se presentara, para remediar la afligida situación de

los habitantes de una región. En 1932 debido a una helada que afectó los cultivos

de tomate en la zona de Guasave, algunos pobladores pidieron recursos para

viajar y tomar muestras de fundos mineros ubicados en el mineral de San José de

127

Rigoberto Arturo Román Alarcón, La economía del sur de Sinaloa… op. cit., p. 159. 128

Ibídem 129

AGN, Galería 3, Fondo Abelardo L. Rodríguez, Caja 211, exp. 564.4/54, 6 de mayo de 1933.

109

Gracia y llevarlas a la agencia de minería y oficinas de ensaye, para proporcionar

trabajo en la región.130

También se registraron conflictos entre los obreros y los administradores de

las empresas donde prestaban sus servicios. En 1933 los trabajadores de la

compañía Minas del Tajo en El Rosario, acusaron al norteamericano Jorge Briggs

de cometer varios atropellos hacia ellos y pidieron su expulsión del territorio

nacional a las autoridades federales.131

La grave situación en el mineral de Pánuco, obligó al Sindicato de Mineros y

Oficios Varios de ese mineral a solicitar un apoyo por 500 pesos al gobierno de la

república en 1934, con el objetivo de sostener a las familias de sus agremiados y

cubrir los gastos de la organización, debido a que la Compañía Minera de Pánuco

desde hace cuatro años estaba paralizada.132

Conclusiones

La minería en Sinaloa entre 1927 y 1933, como actividad económica relevante, fue

la primera actividad que resintió la caída del mercado internacional, a causa del

precio de la plata desde 1926, pero se acentuó en 1929, registrándose un

desplome de sus volúmenes de producción en más del 20%. En lo referente al oro

la situación fue diferente, su desempeño se caracterizó por una serie de altibajos

que no fueron consecuencia de la caída de su precio, sino por la riqueza de sus

130

AGN, Galería 3, Fondo Abelardo L. Rodríguez, Caja 211, exp. 564.5/34, 23 de diciembre de 1932. 131

AGN, Galería 3, Fondo Abelardo L. Rodríguez, Caja 124, exp. 519.2/45, 28 de junio de 1933. 132

Rigoberto Arturo Román Alarcón, “Efectos económicos de la Gran Depresión en Sinaloa” en Eduardo Frías Sarmiento, Alfonso Mercado Gómez y Gustav Aguilar Aguilar (coords.) Quehacer y perspectivas de los historiadores sinaloenses, Culiacán, Universidad Autónoma de Sinaloa, 2010, p. 70.

110

minas, que se vio favorecida con el descubrimiento de nuevas minas como en El

Tambor, ubicadas en el municipio de San Ignacio en 1930.

Durante este periodo, la organización de empresas y la transacción de

propiedades mineras disminuyeron notablemente. A pesar de esto, la mayor parte

de las inversiones las siguieron realizando los extranjeros, a pesar de que algunos

se habían retirado por los efectos de la Gran Depresión y a una mayor

participación de mineros mexicanos.

La región sur integrada por los municipios de Cosalá, San Ignacio, Concordia y

El Rosario continuó como el emporio minero del estado. Esto se debió a que en

esta zona se encontraban los placeres mineros más productivos y las empresas

mineras más competitivas, que les permitieron de cierta forma sortear las

repercusiones de la crisis económica mundial.

La crisis en que se vio envuelta la minería en Sinaloa también tuvo efectos

sociales en las regiones donde se practicaba. Al paralizarse varias empresas, los

trabajadores manifestaron su inconformidad a través de huelgas o para subsistir

algunos se vieron recurridos al bandidaje saqueando casas y tiendas de los

empresarios.

El decremento en la productividad de la actividad minera en nuestro estado

repercutió en otras actividades económicas como la agricultura que vio disminuida

la venta de sus productos tanto para el mercado externo como el interno, el

comercio vio reducidas sus operaciones por la baja demanda por parte de las

empresas mineras de instrumentos de trabajo y también sus intercambios

externos, porque la plata era principal producto de exportación de nuestro estado.

111

Capítulo IV. Recuperación y decadencia de la minería en Sinaloa (1934-1950)

1. La situación mundial

1.1 Recuperación económica y la Segunda Guerra Mundial

En 1933, el gobierno estadounidense tomo la decisión de devaluar el dólar frente

al oro, fijándose la paridad de 35 dólares la onza de oro, cuando anteriormente era

de 20.67 dólares, de esta manera sus reservas de metal áureo se revaluaron en 2

mil millones de dólares, los cuales se utilizaron como fondo para la estabilización

de cambios; además de que estas aumentaron por la entrada de oro del exterior

por su mayor precio.

Los países industrializados, como parte de su política económica,

complementaron sus reservas de oro con determinadas monedas clave,

esencialmente libras esterlinas y dólares estadounidenses. Dicho sistema llegó a

conocerse con el nombre de patrón de cambios oro, que obligaba a los bancos

centrales a tener como reservas esas monedas convertibles en oro en lugar de

ese metal.133

Estados Unidos también se distinguió, a diferencia de otras naciones del orbe,

por establecer un orden monetario compuesto de tres ordenamientos: el primero,

fue en 1933 con la Ley de Reforma Bancaria, que obligaba a los banqueros a

diferenciar entre el crédito de valores y el crédito comercial o de cuenta para evitar

que la volatilidad de los precios de los valores se transmitiera directamente al

crédito comercial y a los precios de las mercancías; el segundo, la Ley de Reserva

de Oro en 1934, que protegió la base oro del crédito al disponer que la Secretaría

133

Timothy Green, El nuevo mundo del oro. Sus minas, sus mercados, su política y sus inversiones, México, Planeta, 1983, p. 23.

112

del Tesoro señalara las condiciones bajo las cuales el oro se pudiera adquirir,

conservar, transportar, fundir o exportar; la Ley de Compra de Plata de 1934, que

tuvo por objeto utilizar el llamado metal blanco como base monetaria y liberar el

oro para otros fines, esta autorizaba al gobierno a comprar plata hasta lograr que

representara la cuarta parte de las reservas monetarias. Con esta medida el precio

de la plata aumentó en 79%, respondiendo al juego de los factores de la oferta y la

demanda.134

Pero, a pesar de las medidas aplicadas por el New Deal, la economía

estadounidense tuvo una recuperación lenta. Esto se debió a que los nuevos

gastos federales no fomentaron la expansión económica y, a su vez, los gastos de

capital privado se rezagaron por la nueva presencia de la actividad económica del

gobierno, que provocó que perdiera su confianza y tuvieron más precaución para

realizar inversiones.135

En América Latina, la recuperación económica fue a partir de 1932, gracias al

aumento de los precios de los productos de exportación que benefició a las

economías que habían sido fuertemente golpeadas por la crisis de 1929. El

Producto Interno Bruto (PIB) de las naciones latinoamericanas creció

considerablemente, aunque varió de país a país entre 1932 y 1939. Las

economías que mas vieron elevarse su PIB fueron Argentina en un 44%,

Guatemala 10.9%, Cuba 7.2%, Chile 6.5%, Costa Rica 6.4%, México 6.2%,

Venezuela 5.9%, Perú 4.9% y Brasil y Colombia 4.8% respectivamente. El caso de

Argentina, fue por el aumento de los precios de los cereales y la carne a

consecuencia de las malas cosechas en América del Norte136

134

William P. Shea, El dólar plata, México, Fondo de Cultura Económica, 1935, pp. 52-74. 135

Robert Heilbroner y William Milberg, op. cit., p. 113. 136

Víctor Bulmer-Thomas, La historia económica de América Latina desde la Independencia, México, Fondo de Cultura Económica, 2ª. ed., 2011, pp. 256-258.

113

En 1939, al estallar la Segunda Guerra Mundial por causa del deseo de un

nuevo reparto del mundo por parte de Alemania, potencia perdedora de la Primera

Guerra Mundial, que tuvo como aliados a Japón e Italia, que habían llegado tarde

a dicha distribución. Este conflicto bélico exigió una mayor producción a través de

la economía de guerra, desarrollándose un complejo industrial-militar y en la

asociación entre los gobiernos y los fabricantes de armamento.

La conflagración obligó a los gobiernos de los países involucrados a buscar

mecanismos para la obtención y administración de recursos económicos para el

financiamiento de la guerra. En Estados Unidos se crearon corporaciones públicas

con control sobre la asignación de materias primas como la Junta de Prioridades

de Suministro y Asignación, la Oficina de Administración de la Producción, la Junta

de Producción Bélica. Para el financiamiento de la guerra los gobiernos de

Estados Unidos, Gran Bretaña y Canadá decretaron impuestos progresivos, y en

cambio Alemania obtuvo recursos procedentes de los territorios ocupados.137

Durante la Segunda Guerra Mundial, las economías latinoamericanas se vieron

beneficiadas por el aumento de las exportaciones de estaño, petróleo, acero y

alimentos en particular a partir de la entrada de Estados Unidos al conflicto en

1941. En la región tomó mayor impulso el modelo de Industrialización por

Sustitución de Importaciones (ISI), que tuvo como fuerzas impulsoras la falta de

competencia externa y la fuerte demanda internacional de bienes manufacturados.

La industria aumentó su presencia en el Producto Interno Bruto de las economías

latinoamericanas durante el conflicto bélico por ejemplo en Argentina pasó de

25.6% a 31.1%, en México de 16.7% a 19.8%, en Brasil de 13.1% a 17.3%, en

Chile de 11.3% a 17.3% y en Colombia de 7.5% a 11.5%.138

137

Alan S. Milward, La Segunda Guerra Mundial, 1939-1945, Barcelona, Crítica, 1986, pp. 127 y 132-133. 138

Celso Furtado, La economía latinoamericana. Desde la conquista ibérica hasta la revolución cubana, México, Siglo XXI Editores, 1969, p. 111.

114

La culminación del conflicto bélico, trajo consigo el surgimiento de un nuevo

sistema monetario internacional auspiciado por el liderazgo de Estados Unidos, a

través dos instituciones fundamentales establecidas después de los acuerdos de

Bretton Woods en 1944: el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Sus

objetivos eran la estabilidad de los tipos de cambio, resolución a los problemas de

la balanza de pagos y la inversión a largo plazo.139

Con el fin de fomentar el comercio internacional se instituyó el Acuerdo

General de Aranceles y Comercio (GATT) en 1947, que impulsó la hegemonía de

las manufacturas estadounidenses, que representaron la mitad de los bienes

industriales del mundo a fines de la década de 1940. Otro aspecto que impulsó la

expansión económica de Estados Unidos fue el desarrollo de la industria militar

por la Guerra Fría, siendo esta muy importante y fuente principal de innovaciones

tecnológicas como radares, computadoras, aeronaves, entre otros.140

El final de la guerra, tuvo como consecuencia la muerte de 54 millones de

personas y el surgimiento de dos superpotencias: Estados Unidos y la Unión

Soviética, que se enfrascarían en un conflicto ideológico y político sin acciones

directas conocido como la Guerra Fría. Pero, fue Estados Unidos el gran

beneficiado, pues se convirtió en el principal proveedor de Europa, debido a esto

su PIB creció en un 70% y el desempleo casi desaparece, esto conllevo que fuera

la primera potencia económica y militar del mundo. En 1947 lanzó el Plan

Marshall, para apoyar a los países de Europa devastados con 13 mil 500 millones

de dólares para su reconstrucción y con este proporcionaría materias primas,

energía y equipamiento a la industria.141

139

James Foreman-Peck, Historia económica mundial. Relaciones económicas mundiales desde 1850, México, Prentice-Hall, 1998, pp. 312-314. 140

Ibíd., p. 115. 141

Ibíd., p. 119; Rafael Aracil, Historia económica contemporánea, Barcelona, Editorial Teide, 1988, p. 203.

115

Después de la guerra, las exportaciones latinoamericanas no se detuvieron

por la demanda mundial, sobre todo de la sociedad estadounidense. América

Latina se destacó por las exportaciones de café (17.4%), petróleo (17.3%), azúcar

(10.2%), algodón (4.7%) y carne (4.4%). La industria continúo aumentando su

participación en el PIB de los países latinoamericanos como en Argentina que

llegó al 32.4%, en México al 21.7%, en Brasil al 23.1%, en Chile al 19.7% y en

Colombia al 16.2%. Las exportaciones en la posguerra aumentaron su valor por

ejemplo las de Argentina alcanzaron los 213 millones de dólares, las de México los

143 millones, las de Colombia los 197 millones, las de Chile 160 millones y las de

Brasil 179 millones.142

1.2 La minería mexicana entre el Cardenismo y la Segunda Guerra Mundial

Con la llegada de Lázaro Cárdenas a la presidencia de la república el rumbo del

Estado fue fundamentado por el nacionalismo revolucionario y de cierto corte

socialista. El nuevo rumbo del sistema económico del país, no planteaba la

eliminación del libre mercado, pero si suponía la intervención directa del Estado en

sectores estratégicos como los energéticos, comunicaciones, finanzas y

minería.143

El Estado estimuló el colectivismo en la economía nacional. En la agricultura

se impulsaría el reparto agrario y se promovería la colectivización de la

explotación de las tierras mediante cooperativas. Esta forma de producción

también tendría a llevarse a cabo en la minería e incluso en la industria. Las dos

acciones más trascendentes en este sentido fueron la expropiación petrolera y el

reparto agrario.

142

Víctor Bulmer-Thomas, op. cit., pp. 291 y 306; Celso Furtado, op. cit., pp. 111-112. 143

Sandra Kuntz Ficker (coord.), Historia económica general de México… op. cit., p. 510.

116

La primera tuvo su origen en un conflicto laboral en las empresas petroleras,

mayoritariamente extranjeras, que puso en entredicho un laudo de la Suprema

Corte de Justicia de la Nación, ante lo cual Cárdenas decretó la expropiación el 18

de marzo de 1938 y con ello se enfrentó a los intereses de tales compañías. Esta

medida, tuvo repercusiones en el corto plazo, pues el país tuvo que reaccionar

inmediatamente para asegurar el abastecimiento nacional. En cuanto al reparto

agrario, Cárdenas aceleró el proceso y repartió 18 millones de hectáreas, varias

fueron de propiedades muy productivas que muchas veces estaban en manos

extranjeras. La superficie cultivada creció 12.5% y la producción de los cultivos

más importantes creció 5.6% anualmente.144

Las expropiaciones fueron un instrumento del intervencionismo del Estado que

realizó por tres vertientes: ferrocarriles, electricidad y petróleo. Ferrocarriles

Nacionales fue expropiada, la que se le dedicaron importantes recursos para su

rehabilitación y su modernización; la energía eléctrica estaba en manos de

empresas extranjeras, por ello se creó la Comisión Federal de Electricidad y en

cuanto a la cuestión petrolera se manejó por tres direcciones: la organización de

Petróleos Mexicanos, montar un gran esfuerzo para la venta del petróleo ante el

boicot internacional y la negociación de la indemnización a las compañías

petroleras.145

La política monetaria cardenista consistió en asignarle al Banco de México

funciones como el redescuento, la compra y venta de valores en el mercado

abierto y darle a sus órganos de gobierno un apreciable grado de independencia.

Pero contenía dos candados: un límite al financiamiento podía dar el Banco de

México al gobierno federal como porcentaje de sus ingresos y el límite a la

creación de dinero con una relación de la población. En 1936 se hizo obligatoria la

asociación de todos los bancos con el Banco de México y se establecieron los

144

Ibíd., pp. 510-511. 145

Francisco Suárez Dávila “Retorica, política económica y resultados del desarrollismo mexicano: 1932-1958” en María Eugenia Romero Sotelo (coord.), op. cit., pp. 203-204.

117

mecanismos para facilita los cambios del encaje legal como instrumento de control

monetario.146

El inicio de la gestión cardenista coincidió con la recuperación de la economía

nacional, después de los años difíciles de la Gran Depresión. La recuperación del

sector exportador fue relativamente importante, por los incrementos del precio de

la plata, ayudó a México a salir de la crisis. Entre 1934 y 1936, los ingresos

fiscales efectivos excedieron en un 23.5% los ingresos presupuestados. Entre

1934 y 1937 la inversión pública durante el régimen cardenista pasó de 98 a 290

millones de pesos, a una tasa promedio de 19.8% anual.147

El sector financiero también sufrió modificaciones. A parte de las ya existentes

como el Banco Nacional de Crédito Agrícola (1926), el Banco Nacional Hipotecario

y de Obras Públicas y Nacional Financiera (1934), Cárdenas agregó el Banco

Nacional de Crédito Ejidal (1935) en conjunto con el Banco Nacional de Crédito

Exterior para impulsar las exportaciones y redefinió a Nacional Financiera como

banco de desarrollo industrial.148

La minería mexicana durante el cardenismo también se vio involucrada dentro

del programa económico nacionalista. A través de la reglamentación fiscal y de

propiedad minera los mexicanos podían tener concesiones para explotar minas en

forma indefinida, se le dio peso a las reservas mineras nacionales y se tomaba en

cuenta a pequeños productores y a la formación de cooperativas con respecto a la

propiedad minera. Cárdenas, vio en la minería como una de las vías para sacar

146

Ibíd., pp. 204-205; Enrique Cárdenas, “La política económica en la época de Cárdenas” en Marcos Tonatiuh Águila Medina y Alberto Enríquez Perea (Coords) Perspectivas sobre el cardenismo. Ensayos sobre economía, trabajo, política y cultura en los años treinta, México, Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco, 1996, p. 39. 147

Enrique Cárdenas, La hacienda pública y la política económica 1929-1958, México, El Colegio de México-Fondo de Cultura Económica, 1ª reimp., 1994, pp. 71-74. 148

Ibíd., p. 80;

118

adelante la economía del país, ya que contaba con los recursos para beneficiar a

los trabajadores y dejar de ser usufructo de unos cuantos

La industria minera cuenta con recursos y con una larga tradición marcada por una serie de pueblos florecientes, en decadencia o en ruinas, que nacen y desaparecen al unísono de la bonanza o el agotamiento de la riqueza minera. Ninguna huella permanente ha dejado hasta ahora, porque su explotación ha sido siempre privilegio de unos cuantos, ocasión para amasar grandes fortunas, y oportunidades para constituir monopolios. Frente a esta situación, el Estado seguirá tomando las medidas necesarias para reorganizar la actual industria e integrarlo con la futura. La transformación no es, precisamente, de un orden técnico, sino habrá de conseguirse más que nada, reorganizando las fuerzas de trabajo que en la minería intervienen.

149

En 1934 se reformó la Ley Minera de 1930 donde estableció un límite de 100

hectáreas por concesión, la fijación del 20% de la capacidad productiva de las

nuevas plantas de beneficio y fundiciones a los mineros independientes; trato

preferencial a las cooperativas mineras en caso de registro simultáneo de fundos

con empresas privadas; la constitución de reservas mineras con base en

sustancias, depósitos o zonas con el objeto de favorecer tanto a cooperativas

como al minero en pequeño y se creó la Comisión de Fomento Minero, que tenía

por función otorgar financiamiento y asesoría técnica a compañías mexicanas

privadas y cooperativas.150

El establecimiento del régimen de reservas mineras tenía como objetivo

promover y fomentar la explotación de recursos minerales en zonas aisladas,

inexploradas o abandonadas; procurar que los mineros pequeños y las sociedades

cooperativas desarrollen actividades mineras; llevar a cabo la explotación de

substancias minerales cuando sea necesario y regular la producción y distribución

de las substancias minerales. En 1935 se expidió el reglamento para la

explotación de las reservas mineras donde se exigía ser ciudadano mexicano para

149

Los presidentes de México ante la Nación. Informes manifiestos y documentos de 1821 a 1966, México, H. Cámara de Diputados, t. IV, 1966, pp. 11-12. 150

Robert Bruce Wallace Hall, op. cit., p. 75.

119

obtener una concesión bajo ese régimen, justificar poseer los medios económicos

y técnicos necesarios, la duración de la concesión seria indeterminada, pero no

podía exceder de dos años; los trabajos deberían iniciarse los trabajos, después

de treinta días de otorgada la concesión; las dimensiones de la concesión seria de

9 pertenencias; los concesionarios se obligan a cubrir una regalía al gobierno

federal y la solicitud de concesión se hacía directamente a la Secretaria de

Economía Nacional.151

Las cooperativas, como nueva unidad productiva, fueron un intento

nacionalista de reestructuración de la minería. Se pensó en ellas como vía para

ayudar los pequeños mineros y a los trabajadores, liberar a la minería mexicana

de la dependencia de capital externo y de administrar la rama por nacionales,

ofrecer empleos a trabajadores despedidos o retirados por enfermedad y de

capacitar a los mexicanos como mejores ingenieros, administradores, financieros y

mineros. A partir de 1935, la Secretaria de Economía Nacional organizó

cooperativas en varios estados y el cooperativismo se extendió en los años

siguientes hacia minas más grandes aunque con depósitos a punto de agotarse.

Entre las cooperativas que se crearon durante el cardenismo estuvieron

Guadalupe de los Reyes y El Tajo en Sinaloa; Naica y Cusihuirachic en

Chihuahua; Dos Carlos y San Rafael en Hidalgo; La Noria, El Bote y Mazapil en

Zacatecas; Palau, Cloete y Las Esperanzas en Coahuila; Dos Estrellas en

Michoacán; Lane-Rincón en el Estado de México; Amparo en Jalisco; Promontorio

y Ojuelos en Durango y Santa Fe en Guanajuato.152

Los promotores de esta política de cooperativas, sugirió establecer convenios

de cooperación con varios países a fin de obtener insumos a bajos precios, el

arrendamiento de equipo minero, la construcción de plantas de beneficio y la

151

Luis Guzmán de Alba, Reservas mineras nacionales, Tesis de Licenciatura, México, Facultad de Derecho-Universidad Nacional Autónoma de México, 1958, pp. 43-50; Juan Luis Sariego, et. al., El Estado y la minería mexicana. Política, trabajo y sociedad durante el siglo XX, México, SEMIP-INAH-Comisión de Fomento Minero-Fondo de Cultura Económica, 1988, pp. 152-153. 152

José Luis Sariego, op. cit., p. 154.

120

asesoría técnica necesaria. Bajo estas circunstancias la formación de cooperativas

mineras se dio bajo diferentes modalidades, una de ellas de la solicitud de los

trabajadores para explotar fundos mineros pertenecientes al régimen de Reservas

Mineras Nacionales; otra vía se dio mediante la ocupación de minas antiguas y

abandonadas y una tercer fue la resultante de la beligerancia sindical que obligó a

las empresas constituidas a cederlas a los trabajadores, los cuales posteriormente

las organizaban en cooperativas. Pese a la gran efervescencia que llegó a tener,

el movimiento cooperativista, nunca pudo afectar de manera decisiva a las

empresas más productivas, ya que estás continuaron en manos de empresas

extranjeras.153

Muchos problemas agobiaron a las cooperativas, a pesar de contar con

subsidios y exenciones fiscales, la baja de los precios de los metales repercutió en

sus precarias finanzas al punto de tenerlas en crisis casi constante. Por estas

condiciones no pudieron planificar sus actividades productivas además de no

contar con técnica y administración adecuada. En algunas hubo problemas

internos entre los mismos cooperativistas por la asignación de jerarquías o por

ausencia de las mismas, problemas de corrupción, reglas de seguridad no

observadas y recortes de salarios y beneficios sociales. El equipo adquirido era

anticuado, la falta de capital no permitió adquirir maquinaria nueva y hubo

conflictos con gambusinos que robaban minerales. Esto llevo a muchas

cooperativas fueran abandonas o regresadas a sus antiguos dueños. Las

dificultades que enfrentaron las cooperativas, llevaron al gobierno a reducir sus

expectativas respecto al futuro y alcances de estas unidades económicas, pues a

partir a 1939 la política cooperativista solo incluyó a aquellos grupos que hubieran

demostrado éxito en sus trabajos.154

153

Francisco Javier Camacho Flores, El Estado mexicano y el fomento la minería (El caso de la Comisión de Fomento Minero), México, Escuela Nacional de Estudios Profesionales-Universidad Nacional Autónoma de México, Tesis de Licenciatura en Economía, 1988, pp. 44-48. 154

Ibíd., pp. 154-155.

121

La producción minera mexicana durante el cardenismo se caracterizó por

altibajos en su comportamiento. En el caso de la obtención de oro marcó un

tendencia ascendente hasta 1938, sufrió una ligera depresión en 1939 y reaccionó

favorablemente a principios de 1940; por su parte el metal blanco su mejoró su

comportamiento a partir de 1934, pero después de 1938 se hace notar una

tendencia a la baja, en virtud a la política vacilante de los Estados Unidos

respecto a la compra de este metal y a las reformas adoptadas por ese país en

relación a ese producto. (Véase cuadro 28)

Cuadro 28. Producción de oro y plata en México durante el cardenismo (1934-1940)

Año Producción de oro (kg)

Valor ($) Producción de plata (kg)

Valor

1934 20, 572 n. d. 2´ 306, 000 n. d.

1935 21, 223 84´ 807, 000 2´ 351, 087 175´ 365, 000

1936 23, 451 n. d. 2´ 409, 000 n. d.

1937 26, 326 n. d. 2´ 633, 870 n. d.

1938 28, 734 n. d. 2´ 519, 967 n. d.

1939 26, 178 n. d. 2´ 359, 839 n. d.

1940 27, 468 164´ 482, 000 2´ 570, 394 157´ 352, 000 Fuente: Lázaro Cárdenas, Seis años de gobierno al servicio de México, México, Nacional Impresora, 1940; Ramón Beteta, Tres años de política hacendaria (1947-1948-1949), México, Secretaria de Hacienda y Crédito Público, 1951, p. 23; 50 años de revolución… op. cit., pp. 63-64; Estadísticas históricas… op. cit., p. 792.

En agosto de 1934 se promulgó una nueva Ley de Impuestos a la Minería,

sustituyendo a la de 1929 donde se cambió el impuesto superficial regresivo por

un impuesto que gravaba las pertenencias en forma progresiva, de esta manera

todas las pertinencias del fundo se gravaban con la tasa correspondiente a la

última unidad. A principios de 1935, se decretó una nueva tasa progresiva que

gravaba el valor de la producción minera en pesos y ya no en dólares como se

venía haciendo, este cambio en la unidad monetaria obedeció a la devaluación del

peso de 3.50 a 3.60 pesos por dólar en noviembre de 1933 y en previsión de

nuevas devaluaciones. Asimismo, se creó un impuesto progresivo sobre el cobre y

la plata de acuerdo con su grado de elaboración y se exigió el pago del 5% sobre

el valor de la producción bruta. En 1937, estimulado por los precios altos

122

imperantes en el mercado internacional, el impuesto sobre la producción del cobre

y fijó tasas impositivas progresivas a la producción de plomo y zinc en base a los

precios fluctuantes en Nueva York.155

La expropiación petrolera decretada el 18 de marzo de 1938, tuvo

consecuencias importantes para la minería de nuestro país como la suspensión

por parte de Estados Unidos de las compras mensuales de plata mexicana,

afectando de manera grave a este sector; la devaluación del peso de 3.60 a 4.52

por dólar y el establecimiento en 1938 de un impuesto del 12% sobre el valor de

la exportación, con el objetivo de captar una parte de las ganancias originadas por

la devaluación.156

Durante el cardenismo, el gobierno apoyó de manera abierta el movimiento

sindical de los mineros, quienes se fijaron como meta mejorar los derechos y

prestaciones contempladas en la Ley federal del Trabajo de 1931, la celebración

de un contrato colectivo único en la industria minera y elevar la salud de los

mineros.

Las perspectivas para la contratación colectiva no eran muy halagüeñas, dada

a la oposición de las grandes empresas como ASARCO y Peñoles, ya que estas

se mostraron renuentes a tratar con la nueva organización, argumentando que sus

exigencias harían incosteable la producción. Ante la intransigencia empresarial,

estallaron huelgas en muchas secciones mineras del país. En 1934, finalmente la

ASARCO aceptó negociar con el sindicato y celebró un contrato colectivo con los

trabajadores de todas sus unidades. El Sindicato Industrial de Trabajadores

Mineros Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana (SITMMSRM) logró

155

Robert Bruce Wallace Hall, op. cit., pp. 76-77; Francisco Javier Alatorre Morones, Los impuestos a la minería y sus repercusiones, Tesis de Licenciatura, México, Facultad de Derecho-Universidad Nacional Autónoma de México, 1960, p. 34. 156

Ibíd., p. 77; Gustavo Martínez Cabañas, op. cit., p. 47.

123

entre 1934 y 1938 su reconocimiento legal por parte de las compañías mineras y

el derecho junto con el ejercicio periódico de la contratación colectiva.157

Una de las iniciativas de Cárdenas durante su gobierno fue que los obreros

formaran una sola agrupación. En 1935, tras las declaraciones del ex-presidente

Calles donde calificó a las huelgas como un acto de traición, por lo que un grupo

de organizaciones, entre ellas el sindicato minero, amenazó con la huelga general

como medio de defensa de la unidad de clase. Estas organizaciones constituyeron

el Comité de Defensa Proletaria en junio de ese mismo año. Apoyados por

Cárdenas, comenzaron los preparativos para un congreso, lo que creó un clima de

incertidumbre entre los empresarios mineros, lo que aprovechó el sindicato minero

para que se reconocieran las secciones 65, 66 y 67 de esa organización por parte

de la ASARCO, Fundidora Monterrey y Cananea Consolidated Copper Company.

En 1936 se fundó la Confederación de Trabajadores de México (CTM)

encabezada por Vicente Lombardo Toledano y Fidel Velázquez, quedando

asentado el deseo de Cárdenas referente al control de la clase obrera.158

Los dirigentes del sindicato minero encabezados por Agustín Guzmán y Carlos

Samaniego inician su participación activa en la nueva confederación y acordaron,

por encima de las bases trabajadoras, se vinculan a la CTM y esto dio pie para

que el propio sindicato minero conjuntamente con otras organizaciones obreras

pasaran a formar parte de las filas del Partido de la Revolución Mexicana (PRM) a

instancias de Cárdenas quedaba formalizada la alianza del sector obrero con el

Estado mexicano. Las secciones mineras mostraron su descontento y acordaron

retirar a sus representantes de las actividades de la central. Al ingresar a la CTM,

el sindicato minero se transformó una organización fácilmente controlable. Las

secciones que no se plegaran a las disposiciones de la simbiosis partido-Estado

fueron severamente reprimidas tanto política como físicamente. Un caso fue la

157

Federico Besserer, Victoria Novelo y Juan Luis Sariego, op. cit., pp. 35-36; Juan Luis Sariego, et. al., pp. 221-222. 158

Ibíd., pp. 37-38.

124

sección 2 de Real del Monte, que no aceptó la imposición del diputado local de su

distrito y decidió retirarse del partido dejando de pagar las cuotas respectivas.

Sobre la población sobrevinieron asaltos y asesinatos con ello la indignación de

los mineros creció hasta que en 1939 se constituyó el Partido Minero Almazanista

(PMA), para apoyar al general Almazán contra la candidatura postulada por el

Partido de la Revolución Mexicana y respaldada por la convención del sindicato

minero a favor de Manuel Ávila Camacho. Poco sirvieron los esfuerzos de los

mineros en su empresa contra el PRM.159

En 1940, al asumir la presidencia de la República, Manuel Ávila Camacho

propuso un plan de acción para impulsar la actividad minera en nuestro país que

consistía en incrementar la explotación de minerales industriales para destinarlos

a la industria nacional, aportar ayuda a las empresas mineras mexicanas para

incrementar la producción de minerales, el Estado apoyaría técnica y

económicamente dentro de la medida de sus posibilidades a los pequeños

productores organizados y evitar la inactividad de las minas, así como su

acaparamiento por intereses particulares.160

Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, la minería mexicana inicio un

ciclo de relativa bonanza ante la demanda externa de algunos metales y se vio

favorecida por acuerdos comerciales firmados por los presidentes Ávila Camacho

y Roosevelt para asegurar el suministro de minerales estratégicos para la industria

bélica norteamericano. En 1941 se firmaron dos acuerdos, el primero entre el

gobierno mexicano y la Metal Reserve Corporation por el cual la producción

mexicana de metales industriales como el plomo, cobre, estaño y zinc seria

vendido a precios de mercado a los Estados Unidos; el segundo consistió en que

los Estados Unidos reanudaron la adquisición de plata mexicana en las

159

Ibíd., pp. 38-39; María Guadalupe Soltero Contreras, op. cit., p. 29. 160

Rogelio Maurice Castillo Ledoux, Desarrollo e integración de la industria minera en México, México, Facultad de Economía-Universidad Nacional Autónoma de México, Tesis de licenciatura, 1980, p. 32.

125

condiciones anteriores a 1938; en 1942 tuvo lugar el acuerdo Bateman-Suárez

Téllez, el gobierno de los Estados Unidos se comprometió a adquirir, por lo

menos, 100 millones de dólares en metales mexicanos a precios estables a

cambio México aseguraría la entrega oportuna de los suministros de metales.161

El gobierno mexicano, por su parte, adoptó una serie de medidas fiscales

acordes con la expansión de la demanda norteamericana de minerales. En 1942

derogó los impuestos sobre los rendimientos de capital invertido por las empresas

mineras en los años de la guerra y redujo a la mitad los aranceles de exportación

de muchos minerales y se exentó a los minerales del aumento de los fletes por

parte de Ferrocarriles Nacionales. Con esto, México aumentó sus exportaciones

de minerales y se convirtió en el principal proveedor externo a Estados Unidos de

metales como antimonio, cadmio, plomo, zinc y grafito.162

El volumen de producción de metales preciosos en México durante esa época

se mantuvo más o menos al nivel de 2 mil 500 toneladas hasta 1943. Pero a partir

de 1944, se registra una clara tendencia descendente en la producción, mucho

más acentuada en el caso del oro, que se estabiliza en un volumen aproximado de

mil toneladas por debajo de la producción anual de metales preciosos obtenida

durante las dos décadas anteriores.163

Entre 1939 y 1950 el valor de las exportaciones mineras de nuestro país se

caracterizó por un desempeño marcado por altibajos a causa de los

acontecimientos internacionales como las guerras, cuando la demanda de estos

productos tiende a aumentar y al finalizar éstos su demanda decaía. En este

periodo el porcentaje de la participación en el valor total de las exportaciones tuvo

161

Juan Luis Sariego et. al., El Estado y la minería mexicana… op. cit., pp. 160-161. 162

Robert Bruce Wallace Hall, La dinámica del sector minero en México… op. cit., p. 86. 163

María Victoria Nieto Vallejo, Historia económica y actualidad de la minería de la plata en México, México, Facultad de Economía-Universidad Nacional Autónoma de México, Tesis de Licenciatura, 1986, pp. 163-164.

126

su proporción más alta en el primero de los años mencionados con 60.20% y la

más baja con 12.16% en 1944. En lo referente al ingreso nacional, la participación

de la minería se caracterizó por una tendencia a la baja, siendo el promedio de su

aportación de 2%, su proporción más alta 4.7% en 1939 y su más baja fue 1.9%

en 1946. La recaudación fiscal de la minería, fue de una tendencia ambivalente

siendo el promedio de su aportación de 22.71%, su proporción más alta fue

32.58% en 1949 y su más baja fue 16.36% en 1946. (Véase gráfica 9)

Gráfica 9. Valor de las exportaciones, Ingreso nacional y recaudación fiscal

de la minería (1939-1950)

-

Fuente: Lucio Quiroz Prado, Las exportaciones mineras mexicanas, Tesis de Licenciatura, México, Escuela Nacional de Economía-Universidad Nacional Autónoma de México, 1964, p. 80; Agustín Hernández Gamoneda, Situación económica de la minería mexicana, Tesis de Licenciatura, México, Escuela Nacional de Economía-Universidad Nacional Autónoma de México, 1964, p. 38; Gustavo Cerna Segura, Apuntes para la macroeconomía minera de México, Tesis de Licenciatura,

México, Escuela Nacional de Economía-Universidad Nacional Autónoma de México, 1963, p. 111.

En los años de la guerra, el gobierno mexicano suavizó la política fiscal sobre

la minería. En 1942 se derogaron los impuestos sobre el rendimiento de capital

invertido en la minería en los años de la contienda y se redujo a la mitad del

0

10

20

30

40

50

60

70

1939 1940 1941 1942 1943 1944 1945 1946 1947 1948 1949 1950

Mill

on

es

de

pe

sos

Valor Exp.

Ingr. Nac.

Recaudación

127

arancel sobre el plomo y zinc comprado por sector privado norteamericano

durante el conflicto; en 1943 el requisito de obtener un permiso para la exportación

de minerales fue suspendido; en 1944 se dieron más facilidades a los

inversionistas, se decretó que las compras de propiedades por extranjeros estaría

sujetas a permisos donde se limitaban la participación del capital extranjero a un

máximo de 49% y en caso de que quisiera adquirir un porcentaje mayor tendría

que obtener un permiso especial y se suspendió el decreto que reservaba el 20%

de la capacidad de las fundiciones a los mineros independientes. Estas medidas

antes mencionadas, fueron a corto plazo y dictadas por las circunstancias.164

Terminado el conflicto bélico mundial, la política del gobierno sobre la minería

tuvo como objetivo reivindicar la riqueza del subsuelo. En 1945 se decretó que el

Banco de México controlaría la exportación de plata y se derogó la enmienda

promulgada en los años de la guerra, con el objeto de sujetar la totalidad de las

concesiones a trabajos obligatorios; en 1946 se eximió a la plata del impuesto

sobre la exportación y se volvieron a exigir los trabajos continuos en las

concesiones.165

Durante el gobierno de Miguel Alemán Valdés se da la suspensión del

impuesto americano sobre la importación del cobre se beneficia a la industria

cuprífera del país y se establece una cuota adicional del 2% a la exportación en

1947, previniendo una devaluación; en 1948 se redujo a la mitad la tarifa sobre la

importación de barras de zinc, Estados Unidos suspendió el arancel sobre la

compra de los concentrados de plomo, tras la devaluación del peso de 4.85 a 8

por dólar se establece un impuesto adicional del 15% sobre las exportaciones, el

Banco de México anunció su intención de comprar todos los excedentes de plata,

se eximió al oro del impuesto adicional y se decretó una reducción de impuestos

de 30 a 80% a los productores con capacidad inferior a 250 toneladas por mes;

164

Robert Bruce Wallace Hall, op. cit., pp. 86-88; Luis Guzmán de Alba, op. cit., pp. 55-57. 165

Ibíd., p. 89.

128

para 1949 el Banco de México anunció la absorción de toda la plata para la

acuñación y se decretó la reducción del impuesto de exportación ; y para favorecer

a la pequeña minería nacional se decretaron reducciones fiscales del 50 al 80% a

las compañías que construyeran planas de beneficio con capacidad inferior a 50

toneladas por día.166

Al terminar la guerra, la producción de metales empieza a disminuir

notablemente, sobre todo a partir de 1947. El exceso de oferta mundial de metales

preciosos después de la guerra, fue la causa definitiva en el descenso de la

producción de estos en México. Desde entonces la producción de oro y plata

empezó a obtenerse en su mayor parte como un subproducto de la explotación de

metales como plomo, zinc y cobre, más que de la explotación de minas por sus

contenidos de oro o plata. Esta orientación se debió en parte a los precios del

plomo y zinc durante los años posteriores a la guerra.167

El financiamiento a la minería en nuestro país durante este periodo se realizó

por dos grupos de instituciones: por instituciones financieras que tienen como

función principal promover, fomentar y financiar el desarrollo industrial como

Crédito Minero y Mercantil, S. A. creada en 1934; Financiera Minera, S. A. y

Metales Mexicanos constituidas en 1941 y Sociedad Financiera de Industria y

Descuento, S. A. creada en 1943 y por instituciones nacionales controladas por el

Estado entre las que se encontraban Nacional Financiera organizada en 1934, el

Banco Nacional de Fomento Cooperativo fundado en 1941. El objetivo general de

estas instituciones eran la compra y venta de minerales y metales, efectuar

préstamos con garantía de metales y minerales, otorgar créditos refaccionarios y

de avío para la explotación de las minas y prestación de servicios técnicos a los

mineros. Entre 1942 y 1950 el financiamiento a la minería por parte de la banca

166

Ibíd., pp. 89-91; José Martínez Ortiz, Historia del régimen jurídico de la minería en México, Tesis de Licenciatura, Facultad de Derecho-Universidad Nacional Autónoma de México, 1971, pp. 22-24. 167

María Victoria Nieto Vallejo, op. cit., pp. 166-167.

129

nacional pasó de 6 millones 700 mil pesos a 23 millones 700 mil pesos, lo que

significó una aumento de 285% respecto al primer año citado. (Véase cuadro 28)

Cuadro 28. Financiamiento de la banca nacional a la minería (1942-1950) –

miles de pesos-

Año Otras actividades Minería Porcentaje

1942 2, 024.2 6.7 0.33%

1943 2, 529.6 10.3 0.41%

1944 3, 249.9 9.3 0.29%

1945 4, 075.7 9.3 0.23%

1946 4, 849.5 16.7 0.35%

1947 5, 819.4 15.8 0.27%

1948 6, 982.8 15.4 0.22%

1949 8, 025.3 17.7 0.22%

1950 8, 972.7 23.7 0.26% Fuente: Héctor Becerra Cabrera, El financiamiento de la minería mexicana, Tesis de Licenciatura, México, Escuela Nacional de Economía-Universidad Nacional Autónoma de México, 1967, pp. 100-123; Adalberto Bello Roch, La minería mexicana y su financiamiento, Tesis de Licenciatura, México, Facultad de Economía-Universidad Nacional Autónoma de México, 1978, pp. 70-72; Gustavo Cerna Segura, op. cit., p. 120.

A finales de 1947 ante la situación de emergencia que estaba atravesando la

industria minera de nuestro país, el gobierno convocó a un Congreso Minero

Nacional con el fin de mejorar las políticas para un mejor desarrollo de esta

industria. Este congreso se realizó del 8 a 13 de marzo de 1948 teniendo como

sede el Palacio de Bellas Artes en la ciudad de México. Los ponentes propusieron

entre otras cosas formar una comisión mixta para revisar la legislación minera,

simplificar los trámites relativos a la explotación minera, ampliar el número de

agencias mineras, mejores cuotas para los fletes de minerales en los ferrocarriles,

dotar de comunicaciones a las zonas mineras, mayores créditos a la minería, crear

el Banco de Minería, derogación de impuestos onerosos, impulsar a profesionistas

relacionados con la minería, impulso a las cooperativas mineras y capacitación de

los trabajadores en las plantas metalúrgicas.

130

Los mineros, al inicio de la Segunda Guerra Mundial, apoyaron la política de

“Unidad Nacional” del presidente Manuel Ávila Camacho, dejaron al margen la

lucha de clases y en 1942 firmaron un pacto de unidad obrera con la CTM, la

CROM, el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), la Confederación General de

Trabajadores (CGT), la Confederación de Obreros y Campesinos de México

(COCM) y la CPN para crear un clima de tranquilidad laboral, con la presencia del

secretario del Trabajo y el presidente de la República. A raíz de este pacto se creó

el Consejo Obrero Nacional.

Al principio, el sindicato minero apoyó la política de “Unidad Nacional”, pero al

ver deteriorada su situación por el aumento de la inflación y los salarios se

reducían cada vez más, ante esto se convocó a una Convención Extraordinaria en

1944. Ahí se tomó el acuerdo de demandar un aumento salarial del 50%, emplazar

a huelga a todas las empresas mineras con las que tuvieran contratos colectivos y

el día 4 de mayo de ese año fue señalado para iniciar la paralización de labores.

Las empresas, agrupadas en la Cámara Minera, respondieron negativamente a las

demandas sindicales. El presidente Ávila Camacho exhortó a ambas partes a

conciliar sus diferencias, que iniciaron negociaciones ese mismo mes, pero no

llegaron a ningún consenso sobre las peticiones de los mineros. El 8 de junio, 60

mil mineros de todas las secciones del sindicato se lanzaron a la huelga. Pero,

debido a la importancia que tenía el abastecimiento de metales durante el conflicto

bélico, el gobierno presionó a ambas partes a llegar a acuerdos. El sindicato

minero negoció con las empresas, acordando aumentos salariales entre 10 y

12.5% y otros beneficios, pero no se llegó al acuerdo de elaborar un contrato

colectivo único.168

Sin embargo, no terminó ahí la inquietud sindical de los mineros. En 1945 los

mineros de plata estallaron en huelga en demanda de un aumento salarial de

168

Juan Luis Sariego, et. al., op. cit., pp. 233-236.; María Guadalupe Soltero Contreras, op. cit., pp. 31-33.

131

40%, ya que estaban conscientes que la industria platera pasaba por buen

momento por los altos precios del metal blanco a nivel internacional. La actuación

de las empresas fue ambivalente, algunas otorgaron aumentos de manera

inmediata, pero las más poderosas no cedieron a las presiones, pues estaban

exigiendo al gobierno la reducción de los impuestos. La CTM y varios sindicatos

industriales apoyaron a los mineros de plata en 1946. El gobierno de Ávila

Camacho insistió a las compañías a llegar a un acuerdo con sus trabajadores. Las

empresas otorgaron aumentos salariales de 0.75 a 1.25 pesos, con lo que se

conjuro la huelga y en marzo de 1946 reinició la producción en todas las minas de

plata.169

Ávila Camacho como parte de su política laboral con el sector minero, impulsó

a las cooperativas mineras y la formación del Instituto Mexicano del Seguro Social.

En 1941 se formó la Federación de Sociedades Cooperativas de la Industria

Minero-Metalúrgica con la finalidad de mejorar las condiciones económicas y de

trabajo de las cooperativas mineras. En esta se agruparon 33 cooperativas con 25

mil socios, pero al año siguiente ya contaba con 42 sociedades y 35 mil miembros

afiliados. Pero, las cooperativas se encontraron con obstáculos para su desarrollo:

no contaban con crédito oportuno, no tenían acceso al mercado internacional y sin

apoyo técnico y comercial para trabajar las minas. Esto llevó a la quiebra a

muchas cooperativas, que para 1946 se redujeron a 75 con 19 mil 55 socios. En

cambio, las cooperativas de consumo tuvieron mejor fortuna, logrando una fuerte

aceptación en los centros mineros porque vendían productos de primera

necesidad. Estas cooperativas fueron apoyadas por la Nacional Distribuidora y

Reguladora que se convierte en parte de las demandas de los obreros.170

La creación del IMSS en 1943, no tuvo un efecto inmediato sobre el sector

minero. Los trabajadores prefirieron continuar atendiéndose en los hospitales

169

Ibíd., p. 237. 170

Ibíd., p. 238.

132

empresariales y las clínicas sindicales existentes en las zonas mineras. El

sindicato criticó que se fijara la edad de jubilación a los 65 años, edad que los

mineros rara vez alcanzaban por la silicosis y tuberculosis, además pidió que

estas enfermedades fueron reconocidas como enfermedades profesionales.

Pidieron al IMSS atender a los mineros en las clínicas con las que ya contaba el

sindicato. En ese momento, el IMSS no se adoptó a las condiciones de la minería

y ni los sindicatos ni las empresas buscaron la incorporación de los mineros a este

régimen de seguridad social.171

Durante el sexenio de Miguel Alemán Valdés, los mineros ante los salarios

bajos y los precios desmesurados se vieron obligados a buscar alianzas con otras

organizaciones sindicales. En 1948 los mineros se unieron a los petroleros y

ferrocarrileros, y organizaron una nueva central obrera conjuntamente con la

Confederación Única de Trabajadores (CUT) y la Alianza Obrero Campesina de

México (AOCM). Esta organización adoptó una posición beligerante en los

conflictos laborales y apoyaron un programa nacionalista de desarrollo.172

A largo del régimen alemanista (1946-1952), se suscitaron varios conflictos

entre los mineros y las compañías mineras. En 1947 los trabajadores del mineral

de Los Pinos, Zacatecas protestaron porque la empresa se negó a pagar

indemnizaciones; los de Real de Catorce, San Luis Potosí ante la retención de

sus salarios devengados por parte la compañía y la Fundidora de Monterrey fue

demandada debido por negarse a aumentar los premios sobre la producción y

despedir a 24 trabajadores sin justificación; en 1948 los empleados de Altos

Hornos de México en Monclova se amotinaron por despidos injustificados por

parte de los directivos que los acusaron de sabotaje al ocurrir un accidente y

estallaron huelgas en Fresnillo, Zacatecas y en las secciones 5 y 6 del sindicato

minero en San Luis Potosí; los mineros de todo el país protestaron durante 1949

171

Ibíd., p. 239 172

María Guadalupe Soltero Contreras, op. cit., pp. 36-37.

133

por la negativa de las empresas y las autoridades laborales a conceder aumentos

de salarios y en 1950 las secciones mineras lucharon contra los líderes sindicales

impuestos desde las esferas gubernamentales para restarle autonomía al

sindicato y los trabajadores carboníferos de Palau, Nueva Rosita y Cloete en

Coahuila se levantaron en huelga porque fueron desconocidos los comités

sindicales de sus secciones, el rompimiento del contrato colectivo de trabajo por

parte de las empresas, despido de trabajadores, falta de subsidios para servicio

médico y congelamiento de las deducciones por concepto de cuotas.173

2. Empresas, empresarios y cooperativas en las minas sinaloenses

Para 1934, se tenían registradas 28 sociedades mineras en Sinaloa y 21 de estas

(75%), estaban localizadas en la región sur del estado. Pero, solo 11 de estas

empresas (39.2%) se encontraban en explotación, de las cuales 9 (81.81%) se

encontraban en el sur. En el municipio de Concordia se encontraban el 35.29% de

las empresas sin funcionamiento. (Véase cuadro 29)

Cuadro 29. Empresas mineras registradas en Sinaloa (1934)

Municipio Empresas en explotación

Ptje Empresas paralizadas

Ptje Total Ptje.

Concordia 2 18.18% 6 35.29% 8 28.57%

San Ignacio 2 18.18% 3 17.64% 5 17.85%

Mazatlán 2 18.18% 2 11.76% 4 14.28%

Cosalá 2 18.18% 1 5.88% 3 10.71%

El Rosario 1 9.09% 1 5.88% 2 7.14%

Mocorito 0 0.00% 2 11.76% 2 7.14%

Sinaloa 1 9.09% 0 0.00% 1 3.57%

El Fuerte 0 0.00% 1 5.88% 1 3.57%

Badiraguato 0 0.00% 1 5.88% 1 3.57%

Choix 1 9.09% 0 0.00% 1 3.57%

Totales 11 39.29% 17 60.71% 28 100.00%

173

María Mercedes Gaitán Rivero, El movimiento de los mineros durante el Alemanismo, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1987, pp. 74, 84-86 y 89-101; Minería Mexicana… op. cit., p. 365; Federico Besserer, Victoria Novelo y Juan Luis Sariego, op. cit., pp. 42-56

134

Fuente: Directorio de compañías mineras, México, Secretaria de la Economía Nacional, 1935, p.

53.

Entre 1934 y 1950, en Sinaloa se organizaron 39 compañías mineras, que

tuvieron un capital total de dos millones 185 mil 400 pesos, cuyos montos

oscilaron entre los 500 y los 500 mil pesos. En los municipios donde se más se

organizaron empresas en este periodo fueron Sinaloa, San Ignacio, Mazatlán y El

Rosario con 5 cada una representando el 12.82%, pero El Rosario fue el que

captó mayor inversión con un capital de 531 mil 100 pesos, que representó el

24.30% de los recursos invertidos. (Véase gráfica 10)

Gráfica 10. Compañías mineras organizadas en Sinaloa (1934-1950)

Fuente: AGNES, 1907-1950

En estas compañías, sus principales socios fueron inversionistas extranjeros,

para quienes veían en la minería una oportunidad de negocios, tras la

recuperación registrada en esta tras los problemas suscitados por la Gran

Depresión. Los empresarios atraídos por la riqueza minera del estado provinieron

principalmente de Estados Unidos. (Véase anexo 6)

El Rosario, 5

Sinaloa, 5

Mazatlán, 5

San Ignacio, 5

Concordia, 3

Culiacán, 2

Cosalá, 2

Mocorito, 1

El Fuerte, 1

s. e., 10

135

Los más destacados capitalistas estadounidenses fueron los hermanos

Segismundo y Eduardo R. Arnold quienes fueron presidente y socio mayoritario de

la Compañía Minera de Cosalá, quienes tuvieron un participación de 37 mil y 29

mil pesos respectivamente; Lyttleton Price ocupó la presidencia de la Compañía

Minera de San José de Gracia, quien participaba con un saldo de 107 mil 200

pesos, equivalente al 42.88% y los hermanos Olaf y Rafael Olsen fueron

presidente y segundo vocal de la sociedad Minas del Grupo Central en Sinaloa,

quienes poseyeron cada uno 5 mil pesos, siendo un total de 10 mil pesos (40%);

Alberto D. Mosier fue socio mayoritario y presidente de Minas de Santa Lucía en

Concordia, donde tuvo una inversión de 24 mil 908 pesos equivalente al 99.92%

del fondo y Ross L. Page fue el administrador principal de la sociedad Sierra de

Oro en Choix, .en la cual participaba con un 50% (500 pesos) del capital total.

De otras nacionalidades destacaron los griegos Juan D. Damas, James L.

Dermos y Gerónimo Drakato fueron los socios mayoritarios de la Compañía

Minera del Pino, quienes invirtieron 20 mil pesos, que representó el 80% del saldo

total de esa empresa y los hermanos japoneses Luis y Toshio Shimizu fundaron

Shimizu Hermanos en San Ignacio con capital de 2 mil pesos; los españoles José

y Pedro Fraus constituyeron la sociedad P. J. Fraus y Compañía en Sinaloa con

16 mil 200 pesos de saldo y el alemán Herbert Luettmann fue el gerente de la

Compañía Minera del Rosario en Sinaloa, el cual invirtió un total de 18 mil pesos,

que representó el 90% del activo de esa compañía.

3. Altibajos en la producción minera

A pesar del alza observada de los precios de la plata a nivel mundial, a

consecuencia de la Ley Platista promulgada en Estados Unidos por el presidente

Franklin D. Roosevelt en 1934 que produjo una mayor demanda y un alza en su

136

precio a 65 centavos dólar la onza, la producción del metal blanco en Sinaloa no

respondió de la manera que se esperaba.174

En el caso de la plata, en Sinaloa en 1936 se produjeron 45 mil 515 kilogramos

que tan sólo correspondió al 49% del volumen que se obtuvo en 1930 cuando fue

de 84 mil 230 kilogramos, para 1937 esta situación se agravó por la recesión

ocurrida en los Estados Unidos y para los años siguientes la producción tuvo una

ligera recuperación hasta alcanzar los niveles de 1936, a pesar de la baja del

precios del metal por las represalias de los Estados Unidos hacia México por la

expropiación petrolera. Para 1940 la producción de plata volvió tener una caída del

22%, que fue de 33 mil 173 kilogramos debido a la paralización de varias

empresas mineras y por el agotamiento de sus vetas.

En el caso del oro, en Sinaloa su producción tuvo un desempeño caracterizado

por altibajos pero su precio se mantuvo estable en 35 centavos dólar la onza. En

1936 registró una producción de mil 283 kilogramos debido al descubrimiento de

nuevos yacimientos en El Tambor, para el año siguiente disminuyó su obtención,

para subir otra vez en 1938 y va a la baja los dos años siguientes. En 1940, la

producción del metal áureo era 24% a la de 1936, que fue de 979 kilogramos. Es

preciso indicar que en 1937, por primera vez el valor del oro superó al de la plata,

el del primero fue de 3 millones 711 mil pesos y del segundo fue de un millón 592

mil 78 pesos. (Véase cuadro 30)

Cuadro 30. Producción, precio y valor de oro y plata en Sinaloa (1936-1940)

Año Plata (kgs.)

Precio (dlrs/onza)

Valor ($) Oro (kgs.)

Precio (dlrs/onza)

Valor ($)

1936 45, 515 n.d. 1, 283 0.35

1937 30, 611 n.d. 1´ 592, 078 929 0.35 3´ 711, 000

1938 41, 051 0.43 1, 110 0.35

174

Rigoberto Arturo Román Alarcón, “Auge y decadencia de la minería en Sinaloa 1910-1950” en Clío, Culiacán, Facultad de Historia-Universidad Autónoma de Sinaloa, Núm. 32, 2005, pp. 62-63.

137

1939 42, 567 0.36 1, 083 0.35

1940 33, 173 0.45 979 0.35 Fuente: Guillermo Liera, Sinaloa: estudio económico y social, México, Editorial Evolución, 1943, p. 167; Jenaro González Reyna, Minería y riqueza minera de México, México, Banco de México, 2ª. Ed., 1947, p. 102; Rigoberto Arturo Román Alarcón, “Auge y decadencia de la minería en Sinaloa… op. cit., pp. 63-64.

La transacción de propiedades mineras durante el cardenismo en Sinaloa,

tuvo un ligero repunte en comparación con los años de la Gran Depresión. Entre

1934 y 1940, se negociaron un total de 124 yacimientos mineros con un valor de

88 mil 341 pesos. El municipio donde más minas se vendieron fue Concordia con

44, que representó el 35.48% del total de vetas traspasadas en el estado. El año

en que más minas se vendieron fue 1936 con un total de 48, que representó el

38.70%. (Véase gráfica 11)

Gráfica 11. Minas vendidas en Sinaloa durante el Cardenismo (1934-1940)

Fuente: AGNES, 1934-1940

Para la década de 1940, la producción de metales preciosos no se recobró en

Sinaloa. Entre 1940 y 1951, la obtención de oro de redujo 78% significando que

0

5

10

15

20

25

30

35

40

1934

1935

1936

1937

1938

1939

1940

138

pasó de 979 a 217 kilogramos y la plata a su vez en un 54%, o sea de 33 mil 173

a 15 mil 210 kilogramos. La plata, que por sus volúmenes, continuo siendo más

importante que el oro, con 97 y 98.5% de los minerales para los años citados. En

contraste, con respecto al valor la situación fue diferente, pues para el año de

1942 el valor del oro representó el 74%. Es necesario indicar que la baja del valor

de los metales preciosos no fue proporcional a la menor producción por la

devaluación del peso en 1948. (Véase cuadro 31)

Cuadro 31. Producción y valor de plata y oro en Sinaloa (1940-1951)

Año Plata (kgs.) Plata (valor) Oro (kgs.) Oro (valor)

1940 33, 173 n. d. 979 n. d.

1942 27, 611 $1´ 609, 000 905 $4´ 784, 332

1951 15, 210 n. d. 217 n. d. Fuente: Jenaro González Reyna, op. cit., p. 103; Sinaloa. Esquema social y económico, México,

Almacenes Nacionales de Depósito, 1957, pp. 48 y 77.

En 1942, los 27 mil 611 kilogramos de plata producidos en Sinaloa

representaron el 1.12% del metal blanco obtenido a nivel nacional y lo ubicó en el

onceavo lugar entre las entidades productoras de este metal. En el caso del oro,

los 905 kilogramos obtenidos por nuestro estado ese mismo año, representaron el

3.63% del metal áureo obtenido a en el país y ocupó en la novena posición entre

los estados productores del llamado metal amarillo. (Véase anexo 7)

A pesar de la caída en la producción de minerales, la región sur del estado

prosiguió como la más importante, debido a que en 1940 tan sólo el municipio de

San Ignacio contribuyó con el 45% de la producción de oro (441 kilogramos) y

57% de la plata (18 mil 858 kilogramos), y para este mismo año la compañía

Minas del Tajo en El Rosario lo hizo con 311 kilogramos de oro (31.7%) y 7 mil

108 kilogramos de plata (21.4%), que en su conjunto representaba 78% de la

producción de metales. A pesar de continuar como la región minera más

139

importante, su producción absoluta disminuyó y esto significó la baja del número

de empresas e inversiones canalizadas a esa actividad.175

Los altibajos en los precios de la plata en el mercado mundial y el agotamiento

de los yacimientos mineros influyeron para que disminuyera la actividad minera en

Sinaloa. En relación a los precios de la plata, estos habían caído a 45 centavos

dólar la onza en 1940, pero con el ingreso de Estados Unidos a la Segunda

Guerra Mundial en 1941 se elevó su precio hasta 75 centavos dólar la onza, este

precio se mantuvo hasta 1945 debido a la fuerte demanda portentosa de ese

metal para la acuñación de monedas, con las que eran pagados los soldados del

ejército estadounidense desplazados por casi todo el mundo, donde no se

aceptaban dólares en billetes. Pero, al finalizar la guerra la sociedad Metal

Reserve Corporation canceló todos los contratos con las empresas del mundo, y

comenzó una tendencia decreciente hasta llegar a los 68 centavos dólar la onza

en 1947, que provocó a las empresas menos productivas que extraían ese metal

mayor incosteabilidad. A diferencia del oro, cuyo precio se mantuvo estable en 35

dólares la onza.176

La disminución de la producción de metales se tradujo en el descenso de la

contribución de la minería del fisco del estado. En 1937 aportó a las finanzas 7 mil

524 pesos equivalente al 1.53%, al año siguiente su participación aumentó 319%

significando sólo el 2.28%, dos años después incrementó su aportación en

198.19% contribuyendo 4.29% y para 1943 se desplomó su participación en

80.80% y su contribución fue de 1.55%. Pero, fue cayendo entre los rubros de

importancia del sistema fiscal del estado. (Véase anexo 8)

La venta de minas en Sinaloa durante de la década de 1940, cayó

estrepitosamente ya que solo 62 fueron transferidas, alcanzando un valor de 37

175

Rigoberto Arturo Román Alarcón, La economía del sur de Sinaloa… op. cit., p. 271. 176

Ibíd., pp. 272-273.

140

mil 510 pesos. El municipio donde más minas se traspasaron fue El Rosario, con

un total de 24 con valor de 12 mil 760 pesos, que representó el 38.70% de los

yacimientos vendidos durante esa década. El año en que más propiedades

mineras fueron negociadas fue 1944 con un total de 13, que significó el 20.96% de

estas. (Véase gráfica 12)

Gráfica 12. Minas vendidas en Sinaloa (1941-1950)

Fuente: AGNES, 1941-1950

Desde 1936, las empresas mineras más importantes ya se quejaban de la

menor rentabilidad de las vetas, estas se vieron obligadas a suspender

temporalmente sus actividades o arrendar sus propiedades. Estos fueron los

casos de las compañías mineras de Minas del Tajo en El Rosario y Guadalupe de

los Reyes en Cosalá, que subsistieron bajo la administración cooperativa hasta

1945 la primera y 1947 la segunda.177

177

Ibíd., p. 274.

0

1

2

3

4

5

6

7

8

9

10

El Rosario San Ignacio Concordia Cosalá Mazatlán Badiraguato Culiacán

1941

1942

1943

1944

1945

1946

1947

1949

1950

141

El agotamiento de las vetas, problemas técnicos y desastres naturales

afectaron el funcionamiento de las cooperativas mineras. La compañía minera de

Guadalupe de los Reyes suspendió sus actividades en 1943, por un desperfecto

en la maquinaria que producía la fuerza motriz para movilizar los molinos

utilizados para triturar el metal y los demás talleres. Ese mismo año, un huracán

que azotó el sur de Sinaloa afectó a la empresa Minas del Tajo al inundar sus

minas y causó destrozos en la planta de beneficio, oficina y líneas eléctricas. Las

pérdidas se estimaron en 300 mil pesos, que provocó la paralización de la

empresa. Para reparar los daños sufrido, la cooperativa de mineros recibió un

crédito por 50 mil pesos por parte del gobierno del estado encabezado por Rodolfo

T. Loaiza.178

Minas del Tajo, de esta manera, por la devastación padecida y la caída del

precio de la plata, vio reducida su producción de oro, que de 1940 fue de 311

kilogramos a 257 kilogramos en 1943 y en la plata bajó de 7 mil 108 a 4 mil 636

kilogramos. Al año siguiente, la situación se agudizó por la demanda interpuesta

por los arrendadores de las minas, quienes exigían el pago de 800 mil pesos, a

consecuencia de esta situación, en el balance presentado a mediados de ese año,

la sociedad reportó pérdidas por 104 mil 274 pesos. También, en la Guadalupe de

los Reyes vio disminuir el valor de su producción, pues en el ciclo 1939-1940 tuvo

un valor de 911 mil 638 pesos, pero cayó estrepitosamente a 15 mil 770 en 1946-

1947, muy por debajo de su costo de producción que fue de 81 mil 823 pesos.

Ante estas circunstancias, las cooperativas mineras trataron de salir adelante

mediante la reducción de salarios diario en un 50% y solicitando mayor ayuda al

gobierno federal, que desde 1939 ya los había subsidiado con los impuestos de

producción, que era 12% del valor.179

178

Ibíd., p. 275; Cronos, Mazatlán, 28 de octubre de 1943, p. 1 179

Ibíd., pp. 275-276.

142

A mediados de 1940, la situación de las cooperativas mineras se agravó

considerablemente. En Guadalupe de los Reyes, la cooperativa informó en 1944

que había reducido sus actividades al mínimo por la escasez de materiales

necesarios, artículos de primera necesidad, refacciones, combustible y energía

eléctrica y en 1947 solicitó a la Secretaría de Hacienda ampliar el crédito

refaccionario para incrementar sus actividades y rehabilitar completamente el

negocio.180

En Minas El Tajo la situación se volvió incosteable, pues en 1944 se rompió el

eje de una de las máquinas productoras de energía eléctrica disminuyendo sus

actividades y se quejaba de la escasez de cianuro, carbón, ácidos y otros

materiales. También se mencionó que la mala administración estaba afectando el

trabajo de la compañía debido al incumplimiento de los reglamentos y la

indisciplina de los trabajadores. Ante la grave situación, que tuvo que dejar de

funcionar de manera definitiva en abril de 1945 y un año después se liquidó la

cooperativa de mineros y sus miembros obtuvieron algunos ingresos, pues

repartió y vendió la maquinaria de los talleres de carpintería, herrería y mecánica.

Además, de la venta como hierro viejo, de la planta de luz y fuerza eléctrica.181

Las compañías y cooperativas mineras de nuestro estado se manifestaron en

contra del cobro del impuesto aforo, establecido en 1938 que gravaba con 12% el

valor de los metales exportados pues impedía incrementar su producción y las

obligaría a paralizar sus actividades y perjudicar a las personas dedicadas a esta

actividad y su familia. Entre las sociedades que protestaron se encontraban las

180

AGN, Galería 3, Fondo Manuel Ávila Camacho, Caja 0580, exp. 521.7/161, 17 de julio de 1944, AGN, Galería 3, Fondo Miguel Alemán Valdés, Caja 0675, exp. 564.4/184, 17 de febrero de 1947. 181

El Correo de Occidente, Mazatlán, 8 de junio de 1944, p. 1; Rigoberto Arturo Román Alarcón, “La Compañía Minas del Tajo, S. A… op. cit., pp. 257-258.

143

cooperativas Mineros del Rosario” y “Guadalupe de los Reyes, S. C. L. y las

compañías mineras Victoria, Sinaloa y La Chiripa y Anexas.182

A lo largo de este periodo, las compañías mineras establecidas en nuestro

estado también enfrentaron problemas con el fisco del estado, que para saldar sus

adeudos no tuvieron otra alternativa que rematar sus bienes o sufrir embargos por

parte de las autoridades. En 1939 fueron embargados los bienes de la Potrero

Mining Company en Mocorito por la suma de 14 mil 975 pesos; la Negociación

Minera de Guadalupe de Los Reyes remató en 1946 un generador de corriente

eléctrica, una bomba centrifuga, una máquina calculadora y un máquina de

escribir por la suma de 6 mil 102 pesos y en 1949 tuvo que vender un camión de

volteo, un torno, un transformador, un cepillo, un serrucho circular de hierro, 3

motores eléctricos y un motor de gasolina con valor de 14 mil 539 pesos; Minas

del Tajo en El Rosario en 1948 tuvieron que ceder dos fincas urbanas y una

rústica valuadas en 3 mil 86 pesos y la Compañía Minera La Chiripa en Cosalá le

fueron rematados un motor de diesel de 2 cilindros, un comprensor, un motor

eléctrico de 440 voltios, una moto bomba y un lote de refacciones por 9 mil

pesos.183

Las compañías mineras también fueron víctimas de la violencia que tuvo lugar

a raíz del reparto agrario en la región sur del estado producto del enfrentamiento

entre los terratenientes y sus guardias blancas contra los campesinos llamados

“agraristas”. Los centros mineros fueron asaltados para obtener recursos y

provisiones para seguir manteniendo la lucha. En 1939 un grupo de 30 hombres

armados encabezado por Gregorio Camacho, vinculado con “El Gitano” asaltó el

182

AGN, Galería 3, Fondo Manuel Ávila Camacho, Caja 0758, exp. 545.2/61, 27 de enero de 1942, 6 de febrero de 1942, 12 de febrero de 1942, 15 de febrero de 1942, 17 de febrero de 1942 y 20 de marzo de 1942. 183

Periódico Oficial del Estado de Sinaloa (POES), 1939-1949.

144

mineral de Charcas en Concordia donde impusieron prestamos forzosos,

confiscaron armas y dejaron varios muertos y heridos.184

En 1941 la Candelaria Mexican Company, a través de su gerente H. T.

Blackwood, denunciaron que había sufrido cuantiosos robos de minerales y

acusaron al chino Juan Ley dedicarse a la compra y venta de minerales robados

en Tayoltita, Durango.185 Otro caso de este tipo fue cuando José Ramón Valdez,

gobernador de Durango acusó al banquero Rafael González y Salazar, radicado

en Mazatlán, de robar metales en el mineral de Tayoltita valiéndose de

intermediarios.186

4. Disminución de la mano de obra minera en Sinaloa

Para 1940 el número de trabajadores dedicados a las actividades extractivas en

Sinaloa había aumentado tras haberse superado la emergencia económica por la

Gran Depresión, pues en ese año se registraron 3 mil 784 personas dedicados a

esa actividad, que representó el 2.51% de la Población Económicamente Activa

(PEA) superada por los sectores agropecuario, comercio, transformación, servicios

y transporte. En 1950, debido a la crisis por la que atravesó la minería, las

personas dedicadas a esta actividad fueron un total de 961, lo que significó una

disminución del 72.87% y representó el 0.49% de la PEA, superando solamente al

sector de la electricidad. (Véase cuadro 32)

Cuadro 32. Población Económicamente Activa por actividad en Sinaloa (1940-1950)

Sector 1940 Ptje 1950 Ptje

Agropecuario 106, 565 70.84% 131, 637 67.58%

Comercio 12, 652 8.41% 13, 464 6.91%

Transformación 10, 442 6.94% 14, 697 7.54%

184

El Día, Mazatlán, 9 de febrero de 1939, pp. 1 y 7. 185

AGN, Galería 3, Fondo Manuel Ávila Camacho, Caja 0604, exp. 524/42, 27 de junio de 1941. 186

AGN, Galería 3, Fondo Miguel Alemán Valdés, Caja 0478, exp. 523.4/168, 19 de abril de 1948.

145

Servicios 8, 947 5.94% 15, 925 8.17%

Transporte 3, 956 2.63% 5, 035 2.58%

Extractivas 3, 784 2.51% 961 0.49%

Construcción 1, 650 1.09% 3, 989 2.04%

Electricidad 147 0.09% 368 0.18%

Sin especificar 2, 269 1.50% 8, 694 4.46%

Total 150, 412 100.00% 194, 770 100.00% Fuente: Guillermo Ibarra Escobar, Sinaloa: tres siglos de economía… op. cit., pp. 158-159.

La región sur del estado fue la que más población empleaban en las

actividades extractivas en 1940 con 3 mil 62 personas, que representó el 80.91%

de los empleados en estas actividades en nuestro estado y para 1950 las

personas dedicas a estas actividades en esta región fueron 681, lo que significó

un desplome de 77.75%, lo que reflejó la crisis por la que atravesaba la minería.

En lo referente a los municipios, en el que más se empleaban trabajadores para

las actividades extractivas en 1940 fue El Rosario con 974, que representó el

25.73% de los empleados en nuestro estado; pero para 1950 el municipio que más

trabajadores registraba en las actividades extractivas fue San Ignacio con 184,

que fue equivalente al 19.14% de la población dedicadas a esas actividades en

nuestro estado.187

Durante el periodo cardenista, el movimiento de los mineros en nuestro estado

se caracterizó por ser muy agitado. Un caso fueron los conflictos que tuvieron los

trabajadores y la Mexican Candelaria Company en el mineral de Contra Estaca,

municipio de San Ignacio entre 1935 y 1939. Los primeros exigían a la empresa el

pago de indemnizaciones por accidentes de trabajo, el cumplimiento del contrato

colectivo de trabajo y el cese de la persecución y el trato soez por parte de los

capataces. En marzo de 1937 estalló una huelga de los trabajadores ante los

constantes actos violatorios a sus derechos por parte de la compañía. Esta

también fue acusada de tener guardias blancas encabezadas por Valente

187

Ibídem.

146

Quintana y José Arce Lizárraga que atacaron y asesinaron a varios empleados y

de suministrar agua contaminada con cianuro al pueblo.188

También en el mineral de El Magistral, municipio de Mocorito hubo problemas

entre El Potrero Mining Company y sus empleados. Estos acusaron a la primera

de numerosas violaciones a la Ley del Trabajo; protestaron porque en 1935 la

empresa paro actividades sin explicación ni presentar autorización del gobierno

argumentando la falta de metales en las minas, lo cual desmienten; en 1936 los

trabajadores convocaron a una “caravana del hambre” a Culiacán para reunirse

con el gobernador del estado, pero se detuvo en Pericos ante las gestiones de las

autoridades; también solicitaron la presencia de un cuerpo de defensa rural ante

los atropellos de los comerciantes y del empresario Ernesto Espinosa;

denunciaron que la empresa no ejecutó un laudo dictado por la Junta Federal de

Conciliación y Arbitraje a su favor con respecto a sueldos caídos y reposición de

los depuestos; en 1937 pidieron la expropiación de los bienes de la empresa para

trabajarlas en cooperativa y una vez que dicha empresa fue embargada pidieron

refacción para trabajarla.189

En el mineral de El Tambor, municipio de San Ignacio tuvieron lugar disputas

por el control de su riqueza aurífera entre particulares, políticos y militares. El 13

de agosto de 1935 la señora Juana Manjárrez viuda de Bueso y su hijo Alberto

Bueso, se quejaron de que el gobernador Manuel Páez intentó despojarlos del

fundo “Cruz Negra” ubicado en ese mineral, para explotarlo por su cuenta, quien

188

AGN, Galería 3, Fondo Lázaro Cárdenas del Río, Caja 0395, exp. 432.1/19, 22 de enero de 1935, 7 de febrero de 1935, 2 de abril de 1935, 13 de julio de 1935, 13 de diciembre de 1935, 27 de agosto de 1936, 26 de octubre de 1936, 13 de marzo de 1937, 27 de marzo de 1937, 20 de abril de 1937, 1º de junio de 1937, 13 de julio de 1937, 27 de octubre de 1937, 4 de enero de 1938, 20 de enero de 1939, 28 de enero de 1939, 31 de enero de 1939, 24 de febrero de 1939, 20 de octubre de 1939. 189

AGN, Galería 3, Fondo Lázaro Cárdenas del Río, Caja 0378, exp. 432/132, 11 de marzo de 1935, 5 de abril de 1935, 11 de julio de 1935, 11 de septiembre de 1935, 21 de diciembre de 1935, 8 de enero de 1936, 20 de enero de 1936, 13 de mayo de 1936, 15 de mayo de 1936, 24 de junio de 1936, 14 de agosto de 1936, 17 de septiembre de 1936, 13 de octubre de 1936, 28 de octubre de 1936, 13 de noviembre de 1936, 27 de noviembre de 1936, 9 de marzo de 1937, 4 de noviembre de 1937, 20 de diciembre de 1937.

147

había enviado al recaudador de rentas Matías Lazcano para tal efecto y con

anuencia del teniente coronel Cruz Medina quien no trato de impartir el orden,

afectando a 225 familias. En 1936, Pánfilo Alvarado protestó por haber sido

despojado de sus propiedades en ese mineral por elementos políticos de la

administración paecista.190

El Sindicato de Obrero y Mineros de Guadalupe de Los Reyes en 1936 se

quejó de atropellos por parte de la compañía con sus trabajadores y de los abusos

del jefe de la tienda Lamberto Fernández a quien acusan de tener monopolizado el

trabajo de los arrieros, paga con mercancías y comete otras extorsiones en su

contra.191

En 1937 gambusinos de La Noria, municipio de Mazatlán protestaron porque la

agencia de minería dio preferencia al señor Rafael González y Salazar, presidente

del Banco Mercantil y Capitalizador de Mazatlán, para explotar el fundo minero

“Amparo”, ubicado en ese municipio, violando los derechos que con antigüedad

tenían. Menciona que personas enviadas por el señor González, por la fuerza le

quitaron las casas y mina que tenían.192

Los mineros de San José de Gracia en 1939 se manifestaron contra una

compañía americana establecida en ese mineral cometen una serie de abusos en

su contra como cobros de más de los debido por falta de una oficina de ensayes y

que cuando encuentran mineral, la compañía se los quita y lo da en arrendamiento

a tercera persona.193

190

Rigoberto Arturo Román Alarcón, “El Tambor, amanecer y ocaso…, op. cit., p. 180. 191

AGN, Galería 3, Fondo Lázaro Cárdenas del Río, Caja 0935, exp. 549.71/2, 31 de mayo de 1936. 192

AGN, Galería 3, Fondo Lázaro Cárdenas del Río, Caja 0663, exp. 524/220, 18 de diciembre de 1937 y 10 de agosto de 1938. 193

AGN, Galería 3, Fondo Lázaro Cárdenas del Río, Caja 0664, exp. 524/355, 25 de abril de 1939.

148

También durante el sexenio de Manuel Ávila Camacho, se registraron

incidentes laborales en el ramo minero en nuestro estado. En Badiraguato los

mineros denunciaban en 1942 que el agente de minería de ese lugar les quita

cuanta veta descubren y las entrega a la firma Cuén Hermanos; ese mismo año,

trabajadores de la sección 129 del sindicato minero con sede en Guadalupe de los

Reyes demandaron a la Compañía Minera Victoria por despido injustificado de sus

compañeros; gambusinos y pequeños mineros en Pánuco protestaron en 1943

contra los procedimientos de compras de la Compañía Minera de Pánuco, a la que

acusaban de pagar 6 pesos el kilo de plata que vale 60 y a 1.80 el gramo de oro

que vale 5 pesos y piden que la citada empresa sea obligada a pagar las tarifas de

ley; asimismo los trabajadores la Compañía Minera de Pánuco en 1946 acusaron

a esa empresa de tener guardias blancas que comenten atropellos contra ellos y

solicitaron garantías.194

La minería en Sinaloa, durante el régimen de Miguel Alemán Valdés, todavía

fue vista por varias personas como una fuente de sustento para su vida y también

hubo discordancias entre empresarios y trabajadores, que reflejaron la crisis por la

que pasaba esta actividad a finales de la década de 1940. Obreros de Minas del

Tajo en 1946 protestaron contra Arturo García, que se hacía pasar como su

representante ante la Junta de Conciliación y Arbitraje para gestionar la entrega de

bienes de esa empresa para su provecho personal y no de los obreros; el señor

Jesús Riggs Quintero pidió en 1947 recursos económicos para explotar una mina

de oro y plata en el mineral de El Candelero, municipio de San Ignacio para

proporcionar trabajo a los habitantes de la región; vecinos de Badiraguato

solicitaron iniciar nuevas actividades para explotar minerales en esa región para

brindar nuevas fuentes de trabajo para los habitantes ese mismo año; los

trabajadores del mineral de Pánuco informaron que estaban atravesando por una

194

AGN, Galería 3, Fondo Manuel Ávila Camacho, Caja 0606, exp. 524/131, 27 de abril de 1942; Caja 0438, exp. 434.1/428, 11 de noviembre de 1942; Caja 403, exp. 432/514, 28 de febrero de 1943 y 24 de junio de 1946.

149

crisis insoportable debido a la carestía de artículos de primera necesidad y el

salario mínimo es insuficiente para sostener a sus familias.195

Conclusiones

Durante la época cardenista, la economía sinaloense no tuvo la una recuperación

esperada debido a una serie de factores económicos, políticos y sociales. En el

caso particular, la minería en Sinaloa se vio disminuida en su posición como

actividad relevante, debido a que no pudo recobrar los niveles de producción que

tenía antes de sentir los efectos de la Gran Depresión, pues los efectos de arrastre

que poseía sobre la economía regional solo fueron repercusiones muy localizadas

en los minerales que dependían completamente de esta actividad.

Pero en la década de 1940, la decadencia de la minería se observa con mayor

claridad su ocaso como actividad motriz, función que había perdido

paulatinamente desde años atrás. Su baja productividad no afectó a las demás

actividades económicas donde hubo alzas en la agricultura, pesca, industria y

comercio.

La caída en el desempeño de la minería por la desplome de los precios de la plata

a nivel mundial, el agotamiento de los yacimientos mineros, problemas técnicos

con la maquinaria empleada y desastres naturales provocaría la baja de

transacciones de minas, menor organización y cierre de empresas mineras, caída

notable de las inversiones dirigidas hacia esta actividad y disminución de la

población dedicada a este ramo de la economía.

195

AGN, Galería 3, Fondo Miguel Alemán Valdés, Caja 0299, exp. 432/36, 17 de diciembre de 1946; Caja 0408, exp. 524/15, 25 de enero de 1947 y 27 de mayo de 1947; Caja 0468, exp. 521.8/103, 29 de septiembre de 1947

150

La región sur de nuestra entidad, a pesar de la baja notable de la producción

minera, continuó siendo el punto neurálgico de la minería, porque los principales

minerales que pudieron sostenerse tras los graves efectos de la Gran Depresión,

ahí se encontraban y pudieron sortear por algún tiempo las diversas vicisitudes

ocurridas en aquella época.

La minería en Sinaloa, a partir de ese momento, entraría en fase de decadencia,

que duraría durante gran parte del siglo XX. A esta actividad se le debe el origen

de diversas poblaciones en nuestro estado, fue impulsora de otras actividades

económicas, contribuyó a la creación de empleos directos e indirectos a los

pobladores de aquellas regiones y dotó a esas comunidades de infraestructura y

servicios básicos.

151

REFLEXIÓN FINAL

Después de concluida nuestra investigación sobre la minería en Sinaloa (1907-

1950), es necesario realizar un balance sobre el desempeño que tuvo esta

actividad económica durante este periodo, con el fin de conocer de manera exacta

los factores políticos, económicos y naturales que influyeron para que esta

actividad dejara de ser una de las más importantes en nuestro estado a una de las

menos practicadas.

Durante el Porfiriato, como expusimos en el primer capítulo, la minería fue la

actividad económica más importante de nuestro estado, ya que durante este

periodo se vio patrocinada por una serie de medidas como un benéfico sistema

fiscal y las concesiones de agua para utilizarla para el funcionamiento de las

máquinas y el beneficio de metales. Estas medidas favorecieron un mayor flujo de

inversiones, sobre todo extranjeras, a esta actividad, donde alcanzaron una

potestad absoluta. Se organizaron empresas para conducir los trabajos en la

extracción de metales como Guadalupe de los Reyes, Minas del Tajo, Pánuco,

Felton Copala Mines, San Vicente Company, Butters Copala Mines, Noche Buena

y otras que fueron propietarias de las minas más ricas y utilizaron la tecnología

más avanzada para la extracción y beneficio de metales, ocupando los lugares

más importantes en cuanto a la producción. La minería fue un agente catalizador

en las regiones donde se desarrolló, pues las poblaciones mineras tuvieron una

vida comercial y social acelerada donde se ofrecieron empleos, fueron importantes

centros de consumo de productos agrícolas y ganaderos además de que el

comercio se vio beneficiado al adquirir las compañías mineras los artículos

necesarios para su funcionamiento. La región sur del estado, fue la más

importante debido a que fue la de mayor producción minera, donde se localizaron

los yacimientos mineros más productivos, el mayor número de inversionistas y la

que ocupaba la mayor fuerza de trabajo.

152

La minería en nuestro estado, a partir de 1907, registraría altibajos en el

desempeño de su producción. En el periodo 1907-1926, los niveles de producción

se vieron marcados por dos fases: una descendente que abarcó entre 1907 y

1914 en la que la crisis económica mundial de 1907 y la Revolución Mexicana

afectaron gravemente el desenvolvimiento de esta actividad por la caída de los

precios de la plata y la caída del nivel productivo de los yacimientos mineros

paralizados al ser tomados por los revolucionarios para suministrarse de recursos

para continuar con su lucha y la otra ascendente entre 1915 y 1926 la producción

minera de nuestro estado mejoró debido al derrocamiento del régimen huertista y

la Primera Guerra Mundial, el primero trajo una cierta estabilidad política que

permitió volver a funcionar a varias minas paralizadas durante el conflicto minero

y el segundo por el aumento de los precios de los metales, que incentivaron la

producción y su valor, hasta llegar a un máximo de producción de plata de 100 mil

565 kilogramos y mil 761 de oro en 1924 y a partir de ese año iniciaría una nueva

fase de altibajos que se aceleraría en 1926 cuando la producción de oro cayó

13.4% y la de plata 19.7% al caer el valor de la onza de 80 centavos dólar en 1920

a tan sólo 56 centavos dólar.

Entre 1927 y 1933, observamos que la producción se vio perjudicada por la

caída de los precios de la plata en 1926 y la Gran Depresión en 1929. En relación

a la primera, porque en 1927 La India adoptó el patrón oro y dejó de comprar la

tercera parte de la producción mundial de metal blanco y esto afectó los precios,

que conllevó a la caída de la producción en más de 20%, pero a partir de 1930 los

mineros trataron de contrarrestar la caída de los precios con mayor producción

para incrementar sus ingresos; y en relación de la segunda, la catástrofe

económica paralizó el comercio internacional, por lo que la demanda de plata

disminuyó y provocó la paralizaron de varias minas. En cambio, la producción de

oro, al principio de la crisis disminuyó su desempeño pero a partir del

descubrimiento de nuevos yacimientos, incrementa su volumen.

153

Durante el periodo 1934-1950, la producción minera en nuestra entidad se

caracterizó primeramente por una etapa de estancamiento entre 1934 y 1939, ya

que no recuperó los niveles de producción registrados antes de la Gran Depresión

y vio decaer su posición como una actividad importante que ya no tuvo arrastre

sobre las otras actividades económicas, esto se debió en buena parte al

agotamiento de los yacimientos. En el caso de la plata, su producción no

respondió al aumento de precios a nivel internacional por la Ley Platista de 1934 y

sería hasta 1936 cuando recuperó cierto porcentaje de la producción de 1930 y

tuvo un ligero ascenso hasta 1939, cuando decaería un 22%. En el caso del oro, el

desempeño de su producción se caracterizó por altibajos, aunque sus precios se

mantuvieron estables, para 1936 se descubrieron nuevos yacimientos que

beneficiaron la obtención de metal áureo, pero disminuyó al año siguiente, subió

para 1938 y decayó los dos años siguientes; sin embargo, para 1937 superaría en

valor a la producción de metal blanco. Entre 1940 y 1950, fue cuando la

producción entró en fase de decadencia, que duraría gran parte del siglo XX. Esto

fue debido a tres causas: los altibajos en los precios de la plata, el agotamiento de

los yacimientos y la demanda de metales industriales. En relación a la primera, ya

que en la Segunda Guerra Mundial había alcanzado el precio de 75 centavos dólar

la onza y al terminar esta cayó a 68 centavos dólar; el agotamiento de los

yacimientos obligó a paralizar las empresas y la producción se desplomó

dramáticamente y en relación de la demanda de metales industriales, la minería

sinaloense se caracterizó por una baja producción de estos y se quedó al margen

de las exigencias del mercado mundial.

En el periodo 1907-1950, analizamos que las empresas que se mantuvieron

activas durante este lapso fueron las contaron con los recursos económicos,

tecnológicos y administrativos para sortear las dificultades que se les fueron

presentando y algunas de estas se habían formado durante el porfiriato. Entre

1907 y 1926, a pesar del clima de inseguridad que trajo en su momento el

movimiento armado, la organización de compañías mineras no se detuvo, ya que

los inversionistas, extranjeros en su mayoría, siguieron viendo la minería

154

importantes oportunidades de negocios. Durante la época de la Gran Depresión, el

número de empresas constituidas decreció notablemente así como el capital

invertido, sólo sobrevivieron las empresas más grandes y las que tenían los

recursos auríferos suficientes para mantener su rentabilidad. Entre 1934 y 1950,

se registra un ligero aumento en la organización de empresas mineras y en las

inversiones realizadas, pero las empresas mayores en este periodo se quejaron

de la poca rentabilidad de los yacimientos y esto las obligó a suspender sus

trabajos. Esta situación dio lugar a nueva forma de organización empresarial, las

cooperativas impulsados sobre todo durante el cardenismo, las cuales arrendaron

las propiedades de las grandes compañías. Sin embargo, las cooperativas en

nuestro estado no lograron prosperar debido al agotamiento de las minas,

desperfectos técnicos y los daños causados por desastres naturales.

Examinamos que la tecnología utilizada por las empresas para la extracción y

beneficio de metales durante este periodo, siguió siendo la misma que se venía

utilizando desde la época del porfiriato. La cianuración continuó como el principal

método para el beneficio de los metales extraídos de los yacimientos de nuestro

estado, aun cuando a mediados de la década de 1920 apareció el novedoso

método de flotación selectiva, pero no fue desplazada. Otro aspecto, es que las

empresas ya no registraron importantes inversiones en este aspecto, lo que no les

permitió explorar las minas a mayor profundidad y poder explotar más vetas.

Analizamos que los trabajadores mineros en este periodo, primeramente con

la crisis de 1907 muchos perdieron sus empleos y se agravaron sus condiciones

de vida y se unieron a las guerrillas cuando estalló la Revolución Mexicana, como

opción para manifestar su inconformidad contra las condiciones políticas y

económicas del régimen y tomaron parte de los ataques a las poblaciones.

Durante el periodo posrevolucionario, se organizaron en sindicatos para exigir el

respeto a sus derechos que le habían consagrado en la Constitución de 1917 y

mejorar sus condiciones de vida, que utilizaron el paro de labores como medida de

155

presión para exigir su cumplimiento. Sintieron los devastadores efectos de la Gran

Depresión que se tradujo en desempleo y caída de los salarios. Ante esta

situación se vieron en la necesidad para mejorar sus condiciones de trabajo y

subsistir por tres vías: dedicarse al bandidaje en las regiones donde operaban las

compañías mineras, el paro de labores para manifestar su inconformidad y recurrir

a la ayuda del gobierno federal. Durante el régimen cardenista, la agitación

caracterizó al movimiento minero quienes se movilizaron contra las empresas

mineras y particulares a las que acusaron de constantes violaciones a sus

derechos labores, atropellos, abusos, extorsiones y despidos injustificados

además de sufrir la carestía de primera necesidad y salario mínimo insuficiente y

en ese mismo periodo participaron activamente en la formación de cooperativas

mineras, como un recurso para mejorar sus condiciones de vida. Con la crisis de

la minería en la década de 1940, la población dedicada a esta actividad disminuyó

dramáticamente y se vieron la necesidad de emigrar o dedicarse a otras

actividades.

La región sur integrada por los municipios de Cosalá, San Ignacio, Concordia y

El Rosario fue el emporio minero de nuestro estado durante este periodo. En esta

zona se ubicaron las empresas mineras más productivas como Guadalupe de los

Reyes, Minas El Tajo y Compañía Minera de Pánuco además de establecerse la

mayoría de las nuevas compañías, obtenía la mayor producción de metales,

contaba con las minas más productivas, se registraron la mayor cantidad de

propiedades mineras traspasadas y la mayor cantidad de trabajadores mineros.

La teoría del neoinstitucionalismo propuesta por Douglas North, nos sirvió

para explicar el papel que tuvieron las instituciones en el desempeño de la

minería, sin embargo no es suficiente para exponer los acontecimientos

suscitados durante todo el periodo de estudio, ya que en la década de 1940 por

más apoyo que otorgó el gobierno mexicano esta no pudo avanzar y continuar

como actividad importante, ya que esta actividad también se vio afectada por otros

156

factores como la caída de los precios de la plata en el mercado mundial, el

agotamiento de los yacimientos mineros y la falta de tecnología adecuada para la

explotación de las minas que afectaron gravemente a esta actividad, perdiendo la

importancia que había tenido en la economía y el resplandor que había tenido en

las época anteriores.

157

ANEXOS

Anexo 1. Producción de oro y plata en México durante el Porfiriato

Año Producción de oro (kg.)

Valor Producción de plata (kg.)

Valor

1877-1878 2, 290 $1´474, 000 635, 572 $24´837, 000

1878-1879 2, 707 $1´740, 000 641, 502 $25´135, 000

1879-1880 2, 889 $1´860, 000 704, 583 $27´556, 000

1880-1881 2, 386 $1´999, 000 756, 505 $29´234, 000

1881-1882 2, 872 $1´848, 000 743, 373 $29´231, 000

1882-1883 2, 942 $1´887, 000 756, 346 $29´569, 000

1883-1884 3, 237 $2´083, 000 810, 449 $31´696, 000

1884-1885 2, 804 $1´805, 000 849, 580 $34´208, 000

1885-1886 1, 978 $1´299, 000 873, 996 $34´368, 000

1886-1887 2, 046 $1´349, 000 959, 215 $39´368, 000

1887-1888 1, 975 $1´312, 000 1´005, 080 $39´368, 000

1888-1889 2, 030 $1´351, 000 1´051, 995 $41´348, 000

1889-1890 2, 069 $1´384, 000 998, 742 $39´157, 000

1890-1891 2, 718 $1´818, 000 1´068, 089 $41´874, 000

1891-1892 3, 162 $2´121, 000 1´197, 000 $47´096, 000

1892-1893 3, 743 $2´507, 000 1´404, 878 $55´245, 000

1893-1894 3, 675 $2´457, 000 1´477, 040 $58´210, 000

1894-1895 13, 479 $9´366, 000 1´466, 874 $58´204, 000

1895-1896 17, 816 $12´012, 000 1´490, 985 $61´004, 000

1896-1897 20, 048 $13´544, 000 1´556, 620 $63´689, 000

1897-1898 22, 167 $14´971, 000 1´714, 520 $70´150, 000

1898-1899 27, 318 $18´451, 000 1´771, 935 $72´499, 000

1899-1900 22, 867 $15´445, 000 1´716, 214 $70´150, 000

1900-1901 27, 262 $18´413, 000 1´816, 605 $74´326, 000

1901-1902 29, 031 $19´872, 000 1´772, 723 $72´531, 000

1902-1903 29, 422 $19´872, 000 2´023, 922 $81´809, 000

1903-1904 33, 721 $22´751, 000 2´013, 382 $82´378, 000

1904-1905 42, 059 $28´407, 000 1´961, 662 $79´047, 000

1905-1906 27, 037 $36´409, 000 1´845, 209 $75´606, 000

1906-1907 27, 423 $36´564, 000 1´754, 521 $77´089, 000

1907-1908 30, 395 $40´527, 000 2´155, 131 $85´367, 000

1908-1909 33, 661 $44´882, 000 2´292, 021 $77´076, 000

1909-1910 36, 221 $48´296, 000 2´251, 795 $76´372, 000

1910-1911 37, 111 $49´482, 000 2´305, 748 $80´879, 000 Fuente: Estadísticas Históricas de México, México, INEGI, t. 1, 2009, pp. 791-792.

158

Anexo 2. Compañías mineras constituidas en Sinaloa (1907-1926)

Compañía Municipio Año Capital Socios

Lizárraga y Compañía El Rosario 1907 $1, 000.00 Enrique Castañeda

Mexican Pacific Mining Co.

s. e. 1907 $5, 000.00 Henry J. Jory

Campanillas Mining Co.

Cosalá 1908 $12, 000.00 George F. Beveridge

Cía. Expl. Los Plátanos

El Fuerte 1908 $10, 000.00 A. C. McDermott

Allingham y Compañía, S. C.

Badiraguato 1908 $5, 900.00 John Allingham

Compañía Minera Rey del Bismuto

Cosalá 1908 $10, 000.00 Thomas L. Dismukes

Asociación Minera Mexicana, S. A.

s. e. 1908 $5, 000.00 Willis S. Hunt

Santa Cruz Min. Co. San Ignacio 1909 $25, 000.00 F. A. Hays

Rosario Gold and Silver Co.

El Rosario 1909 $10, 000.00 John L. Davie

Diana Mining Co. San Ignacio 1909 $10, 000.00 Joseph P. Vincent

Hays Development Co.

San Ignacio 1909 $1, 500.00 F. A. Hays

S. M. La Fortuna Badiraguato 1909 n. d. Federico M. Torres

U. M. de San Ignacio San Ignacio 1909 n. d. J. Arreola, G. Laveaga y P. Vidal

México Exploration and Mines Company

Badiraguato 1909 $30, 000.00 William P. Collins

Anglo Mexican Exploration Company

Culiacán 1909 $12, 000.00 Manuel Flores

Cosalá Sinaloa Mines Company, S. A.

Cosalá 1909 $20, 000.00 José María Tellaeche

The Durango Mazatlán Mines Company, S. A.

Cosalá 1909 $20, 000.00 Astolfo R. Cárdenas

Sinaloa Mining and Investmet Co.

s. e. 1909 $1, 000.00 John N. Pike

Santa Cruz Mining Co. s. e. 1909 $10, 000.00 Oscar A. Lampe

El Mercurio y Anexas s. e. 1910 $10, 000.00 Federico O. Pelham

Álvarez y Lizárraga Concordia 1910 $200.00 Antonio Álvarez

Caracol Mining Co. El Rosario 1911 $100, 000.00 R. Coleman

159

Nevada Sinaloa Co. s. e. 1911 $100, 000.00 F. C. Braue

Cía. Min. El Anonal Concordia 1911 $10, 000.00 Hans Saak

Neg. Min. Londres y México, S. A.

s. e. 1911 $1, 500.00 Rufino B. Aguilar

Neg. Min. Sara Sinaloa 1912 $100, 000.00 Antonio Tarriba

Jorge Ibarra V. y Cía. El Fuerte 1912 $1, 000.00 Jorge Ibarra

Cía. Expl. de las Vetas de Guadalupe de los Reyes

Cosalá 1912 $100, 000.00 Agustín Hernández

Neg. Min. Santa Rita El Rosario 1912 $50, 000.00 Rosendo R. Rodríguez

Moctezuma Mining Co.

s. e. 1913 $20, 000.00 José María Tellaeche

Minas de Santa Cruz, S. A.

s. e. 1913 $20, 000.00 Enrique Peña

San Antonio y Anexas Mazatlán 1914 $25, 000.00 Pablo Recasens

Look y Trewartha Concordia 1914 $20, 000.00 Hans Look

Cía. Min. De Metales Concordia 1914 $20, 000.00 Beil, McCoy, Jonson

Saak y Trewartha Concordia 1914 $20, 000.00 Hans Saak

Haggin, Hogue Co. s. e. 1914 $10, 000.00 Eduardo Haggin

Malpica Cooper Mines Concordia 1915 $10, 000.00 Gmo. Wolfskill

Camacho y Márquez s. e. 1915 $5, 000.00 Luis Camacho

Osuna Hermanos y Compañía

San Ignacio 1916 $1, 000.00 Natividad Osuna y Osuna

Ernesto Espinoza y Compañía

Badiraguato 1917 $12, 000.00 Ernesto Espinoza

Perce Mining Co. Mocorito 1917 $2, 000.00 Willis S. Hunt

Cía. Expl. de Minas La Minerva

Choix 1917 $2, 000.00 Dionisio E. Acosta

Compañía Minera Alicia, S. A.

San Ignacio 1917 $20, 000.00 Juan Rodolfo Farber

Compañía Minera El Sombrero y Anexas

Concordia 1917 $4, 000.00 Pedro Cáceres

E. E. Oliver y Cía. s. e. 1918 $5, 000.00 E. O. Oliver

Stanford y Cía. Concordia 1919 $10, 000.00 Stanford

El Batel S. A. Concordia 1919 $4, 000.00 Pablo Montelongo

Cía. Min. La Nueva Cananea, S. A.

Badiraguato 1919 $10, 000.00 Ramón F. Iturbe

Francisco L. Schrach y Cía.

Choix 1919 $20, 000.00 Francisco L. Scharach

Bray, Haggin y Wrighlson

s. e. 1919 $10, 000.00 Eduardo Haggin

160

Cía. Expl. del Pacífico Concordia 1920 $20, 000.00 Ramón F. Iturbe

West Cost Hide Co. Concordia 1920 $10, 000.00 George Cross

Rosario Mines Co. Concordia 1920 $10, 000.00 Clark y Kelley

Charles Butters S. C. Concordia 1920 $1, 000.00 Charles Butters

Cía. Expl. de San Felipe, S. A.

El Fuerte 1920 $1, 000.00 Rafael G. Ibarra

Cía. Ind y Expl. de El Fuerte, S. A.

El Fuerte 1920 $1, 000.00 Rafael G. Ibarra

Rosario Mining Co. El Rosario 1920 $10, 000.00 Ewing G. Clark

El Mapiri S. A. Sinaloa 1921 $100, 000.00 Manuel Favela

La Internacional S. N. El Rosario 1921 $10, 000.00 Geo C. Jones

Cía. Min. Del Carmen Mazatlán 1921 $10, 000.00 Merrit y Heynes

Cía. Min. De San Marcos

Mazatlán 1921 $10, 000.00 José H. Rico

Báñez y Elizondo Mocorito 1921 $1, 000.00 Fabián M. Elizondo

Cía. Corona de Minería

Choix 1921 $500.00 W. Schulze y J. Lewis

Cía. Min. El Carmen, S. A.

Culiacán 1921 $10, 000.00 Merrid J. Reid

Cía. Minera y Metalúrgica, S. A.

s. e. 1921 $1, 000.00 Eduardo R. Haggin

La Equitativa Cía. Min. S. A.

El Fuerte 1922 $200, 000.00 Frank French

Cía. Min. De Bacubirito

Sinaloa 1922 $100, 000.00 Hnos. Felton

San Carlos S. A. El Rosario 1922 $50, 000.00 Mauricia Millán

Cía. Min. Nuestra Señora

Cosalá 1922 $10, 000.00 Antonio D. Salazar

La Palma S. A. El Rosario 1922 $10, 000.00 Catalina Butterfield

Cía. Min. de Sinaloa Mazatlán 1922 $10, 000.00 G. Cross, P. Francis y J. H. Rico

Mina Valenzuela El Rosario 1922 $9, 000. 00 John C. Moutton

Cía. Min. De San Bartolo

s. e. 1922 $5, 000.00 Thomas Wetzel

Rodolfo R. Cota y Cía. Choix 1922 $2, 000.00 Rodolfo R. Cota

Cía. Min de Nuestra Señora, S. A.

Cosalá 1922 $10, 000.00 Antonio D. Salazar

Weint Seusabaugh y Cía.

s. e. 1922 $1, 000.00 Weint Seusabaugh

Angus McAlpini y Cía. s. e. 1922 $1, 000.00 Angus McAlpini

Cía. Min. de Sinaloa s. e. 1922 $10, 000.00 Phillip Francis

161

Cía. Min. de San Francisco

s. e. 1922 $1, 000.00 Eduardo B. Sowers

Cía. Min. de San Marcos

s. e. 1922 $10, 000.00 Pedro A. Rico

The Pacific Mining Co. s. e. 1923 $1´000, 000.00 Morikishi,

El Tigre S. A. s. e. 1923 $200, 000.00 Ned Owen

La Corona s. e. 1923 $25, 000.00 Frank. E. Davis

San José S. A. s. e. 1923 $3, 000.00 José María Anguiano

Colorado Exploration Co.

El Fuerte 1923 $1, 000.00 Tomás B. Stearns

Felipe Riestra hijo y Cía.

Culiacán 1923 $1, 000.00 Felipe Riestra hijo

Rafael Lizárraga y Cía., S. M,

Concordia 1923 $6, 000.00 Rafael Lizárraga

El Tablón, S. M. El Rosario 1923 $9, 000.00 Gustavo H. Bomhenme

Cía. Min. de Picachos El Rosario 1923 $4, 000.00 Jorge W. Zuber

Cía. Min. El Tambor El Rosario 1923 $6, 000.00 John C. Moutton

William Casey y Cía. s. e. 1923 $1, 000.00 William Casey

Cía. Min. La Noria Mazatlán 1924 $10, 000.00 W. F. Hichole

George K. Nue y Cía. El Fuerte 1924 $2, 000.00 George K. Noe

Shimizu Hermanos Mazatlán 1924 $2, 000.00 Toshio y Luis Shimizu

Brock y Mosier Concordia 1924 $1, 000.00 C. Brock y A. Mosier

Killer and Scholz Badiraguato 1924 $1, 000.00 Juan K. Killer

Cía. de Inversiones del Pacífico, S. A.

Concordia 1924 $5, 000.00 Mauricio N. Morales

Cía. Metalífera de Coadoro, S. A.

s. e. 1924 $3, 000.00 G. L. Sheldon

Felipe Luján y Cía. s. e. 1924 $2, 000.00 Thomas L. Dismukes

Cía. Metalífera del Pacífico

s. e. 1924 $3, 000.00 W. M. Mathews

Cía. Expl. de Sinaloa, S. C.

s. e. 1924 $5, 000.00 John Denison Quigley

Minas y Fincas s. e. 1924 $5, 000.00 Frederick J. Ebner

W. Hankis Mexican Cía.

s. e. 1924 $1, 000.00 William Hankins

Minas Unidas de San José de Gracia, S. A.

Sinaloa 1925 $100, 000.00 Olaf Ohen

Lluvia de Oro s. e. 1925 $20, 000.00 B. E. Weibert

Cía. Min. de Santa s. e. 1925 $10, 000.00 Alberto D.

162

Lucía. S. A. Moisen

Montaje S. A. Cosalá 1925 $10, 000.00 George F. Beveridge

Cía. Expl. de Metales Concordia 1925 $10, 000.00 Antonio Salazar

Nva. Cía. Mex. San Vicente

San Ignacio 1925 $10, 000.00 Adrián y Bruno Laveaga

Bind y Compañía Choix 1925 $2, 000.00 Ricardo L. Bind

Santo Niño del Tule S. A.

Culiacán 1925 $200.00 Virginio L. Escobar

W. A. Williams Mexican Cía.

s. e. 1925 $1, 000.00 W. A. Williams

B. A. Weibert y socios s. e. 1925 $5, 000.00 B. A. Weibert

Cía. Min. de Los Ángeles

s. e. 1925 $10, 000.00 Ruy G. Downing

Guadalupe de los Reyes

Cosalá 1926 $300, 000.00 Fam. Echeguren

Minas El Tajo S. A. El Rosario 1926 $120, 960.00 Fam. Bradbury

Cía. Min. de Pánuco S. A.

Concordia 1926 $100, 000.00 Víctor Patrón

Cía. Min. de Cori s. e. 1926 $5, 000.00 G. Thomas y J. Rico

Fuente: AGNES, 1907-1926

163

Anexo 3. Producción de plata por estados en México (1926-1933) –en miles-

Fuente: Anuario de estadística minera correspondiente al año de 1928… op. cit., p. 13; Anuario de estadística minera correspondiente al año de 1931… op. cit., p. 17; Anuario de estadística minera correspondiente al año de 1932… op. cit., p. 19.; Anuario de estadística minera correspondiente al año de 1933… op. cit., p. 77.

0

200

400

600

800

1000

1200

1926 1927 1928 1929 1930 1931 1932 1933

Hidalgo

Chihuahua

Zacatecas

S. L. P

Durango

Sinaloa

164

Anexo 4. Producción de oro por estados en México (1926-1933) –en miles-

Fuente: Anuario de estadística minera correspondiente al año de 1928… op. cit., p. 39; Anuario de estadística minera correspondiente al año de 1931…, op. cit., p. 12; Anuario de estadística minera correspondiente al año de 1932…, op. cit., p. 14.; Anuario de estadística minera correspondiente al año de 1933… op. cit., p. 15.

0

1

2

3

4

5

6

1926 1927 1928 1929 1930 1931 1932 1933

Hidalgo

Chihuahua

Zacatecas

Durango

S. L. P.

Sinaloa

165

Anexo 5. Número de trabajadores mineros en Sinaloa (1928-1933)

Fuente: Anuario de estadística minera correspondiente al año de 1928, op. cit., pp. 352-353; Anuario de estadística minera correspondiente al año de 1931, op. cit., pp. 224-225; Anuario de estadística minera correspondiente al año de 1932, op. cit., pp. 219-221; Anuario de estadística minera correspondiente al año de 1933, op. cit., pp. 215-216.

0

100

200

300

400

500

600

Concordia Cosalá San Ignacio El Rosario Mocorito Choix

1928

1931

1932

1933

166

Anexo 6. Compañías mineras constituidas en Sinaloa (1927-1933)

Compañía Municipio Año Capital Socios

Cía. Min. Internacional Mazatlán 1927 $5, 000.00 Fernando Montoya

Cía. Expl. de Sinaloa El Rosario 1927 $5, 000.00 Raymond Guyer

Pablo H. Crawford y Socios

Concordia 1927 $5, 000.00 Pablo H. Crawford

Cía. Expl. de Tierras y Minas

Choix 1928 $10, 000.00 Thomas W. Smith

Crawford y Thompson Concordia 1928 $5, 000.00 Pablo H. Crawford

Cía. Min. La Joya y Anexas, S. A.

Sinaloa 1928 $10, 000.00 Jesús María Tarriba

Compañía Minera Mexicana

s. e. 1928 $1, 000.00 Felipe Riestra Jr.

Cía. Min. del Portezuelo

Mocorito 1929 $1, 000.00 Lawrence Kuhn

Cía. Loc. Y Expl. de Metales

El Rosario 1930 $1, 000.00 Arturo Iglesias

La Florida El Rosario 1930 n. d. Farange Charabate

Cía. Min. Elisa s. e. 1931 $5, 000.00 José J. Rico

Cía. Min. Premier Concordia 1931 $100, 000.00 José J. Rico

Cía. Min. El Escándalo

San Ignacio 1932 $100, 000.00 Juan Domínguez

Cía. Expl. Min. del Tambor

San Ignacio 1932 $1, 500.00 Guillermo Laveaga

Luis Shimizu y Cía. San Ignacio 1932 $2, 000.00 Luis Shimizu

Cía. Min. del Tambor San Ignacio 1932 $50, 000.00 F. D. Guetter

Cía. Min. de Cinco Señores

Concordia 1932 $4, 000.00 Rafael Gamboa

Sociedad Minera del Rosario

Sinaloa 1932 $1, 000.00 Sóstenes Campoy

Minas La Nevada Sinaloa 1933 $100, 000.00 Federico Unger

Cía. Min. del Alacrán Concordia 1933 $10, 000.00 Carlos Ortega Fuente: AGNES, 1927-1933

167

Anexo 7. Compañías mineras constituidas en Sinaloa (1934-1950)

Compañía Municipio Año Capital Socios

Minas de Oro del Realito

Mazatlán 1934 $75, 000.00 André L. Brichault

Minas de Santa Lucía Concordia 1934 $25, 000.00 Alberto D. Mosier

Cía. Min. Cuatro Amigos

El Rosario 1934 $500.00 Juan R. Ilizaliturri

Cía. Min. La Española El Rosario 1934 $500.00 Juan R. Ilizaliturri

Cía. Min. San Vicente San Ignacio 1935 $25, 000.00 Braulio Laveaga

Neg. Min. Nueva Luz Mazatlán 1935 $25, 000.00 Rafael González

Cía. Min. San José de Gracia

Sinaloa 1936 $250, 000.00 José González Cobián

Minas del Grupo Central

Sinaloa 1936 $25, 000.00 Lyttleton Price

Cía. Min. del Pino San Ignacio 1936 $25, 000.00 Juan D. Damas

P. J. Freus y Compañía

Sinaloa 1936 $16, 200.00 José Fraus

El Rosario S. de R. L. Sinaloa 1937 $20, 000.00 Herbert Luettman

Shimizu Hermanos San Ignacio 1937 $2, 000.00 Luis Shimizu

Sierra de Oro S. C. Choix 1938 $1, 000.00 Ross L. Page

Cía. Min. Metalúrgica San Ignacio 1941 $50, 000.00 Rodolfo L. Osuna

Cía. Min. La Zalatilla s. e. 1941 $10, 000.00 Román R. Millán

Cía. Min. de Cosalá Cosalá 1943 $75, 000.00 Eduardo R. Arnold

Neg. Min. Quien Sabe San Ignacio 1943 $11, 000.00 Leopoldo Guerrero

Minas de Santa Gertrudis

El Rosario 1943 $5, 100.00 Felipe Lizárraga

Minas del Sur de Sinaloa

Mazatlán 1944 $500, 000.00 Antonio Haas

Cía. Min. Real de Plomosas

El Rosario 1949 $25, 000.00 Arturo García

Fuente: AGNES, 1934-1950

168

Anexo 8. Producción de oro y plata por estados en México (1942) –en miles de pesos-

Fuente: Jenaro González Reyna, op. cit., pp. 103 y 113.

0

5

10

15

20

25

30

35

Plata

Oro

169

Anexo 9. Impuestos pagados por rubro en Sinaloa (1937-1943)

Concepto 1937 1938 1941 1943

Rentas Municipales

$268, 998.18 $355, 232.26 $412, 997.22 $208, 640.73

Cuentas de orden

- $722, 778.16 $889, 966.41 $477, 074.09

Producción de alcoholes

$44, 612.35 $60, 028.22 $45, 387.55 $1, 623.24

Producción de azúcar

$34, 639.17 $52, 223.19 $63, 243.20 $25, 498.25

Consumo de gasolina

$35, 152.72 $45, 294.22 $252, 214.22 $41, 359.35

Producción de metales

$7, 524.74 $31, 526.05 $93, 203.22 $17, 888.95

Fuente: Periódico Oficial del Estado de Sinaloa (1937-1943)

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Archivos:

Archivo General de Notarias del Estado de Sinaloa (AGNES)

Badiraguato:

Juzgado de Primera Instancia (1907-1948)

Concordia:

Juzgado de Primera Instancia (1907-1927)

Cosalá:

José Borbolla (1948-1950)

Juzgado de Primera Instancia (1907-1941)

Culiacán:

Francisco de P. Álvarez (1930-1931)

Marcelo Arellano (1938-1942)

Manuel Barrantes (1924)

Amado Bribiesca (1915-1924)

Alejandro Buelna (1908-1909)

José Miguel Buelna (1939-1947)

187

Julián Chávez (1936)

Ramón J. Corona (1907-1927)

Pedro Espinosa de los Monteros (1918)

Eladio Ezquerra (1940)

Francisco Gastélum (1928)

Celso Gaxiola Andrade (1917-1927)

Jesús M. Güemez (1923-1927)

José María Guerrero M. (1932-1945)

Francisco B. Gutiérrez (1924-1930)

José Blas Inguanzo (1907)

Enrique Pardo (1930)

Enrique Rodarte (1941-1946)

Rosauro Rojo (1914-1917)

Jesús P. Ruiz (1936-1938)

Alberto Salmón (1922)

José Tames (1909-1919)

José María Tellaeche (1912-1939)

Nicolás Tortolero y Vallejo (1907-1913)

José Luis Valencia (1921)

Francisco Verdugo Fálquez (1908-1941)

El Fuerte:

188

José A. Meza (1908-1912)

Ignacio A. Saís (1920-1925)

Eduardo Salmón (1919)

Julio Zapata (1907-1909)

Juzgado de Primera Instancia (1928-1929)

Mazatlán:

Francisco C. Alcalde (1909-1913)

Francisco Alcalde hijo (1907-1913)

Nicolás Altamirano (1930)

Leonardo M. Álvarez (1924-1950)

Eduardo Andrade (1910-1930)

Teodoro Cruz (1932)

José Ezquerra (1924)

Alfonso Gastélum (1916-1934)

Eutemio B. Gómez (1908-1909)

José Gómez Luna (1917-1919)

Miguel González Tijerina (1926)

Federico Ibarra Gómez (1934-1935)

Francisco Labastida y Anguiano (1911-1912)

Víctor Manuel Lamadrid (1925-1942)

Juan B. Lizárraga (1907-1917)

189

Román R. Millán (1922-1923)

Héctor López Castro (1947-1950)

Guillermo Osuna y Osuna (1938-1944)

Luis Peña Alcalde (1908-1950)

Luis Rivera García (1909)

Octavio Rivera Soto (1932-1950)

Rosendo R. Rodríguez (1910-1914)

Francisco Sánchez Velázquez (1918-1923)

César G. Torres (1916-1920)

Francisco Verdugo Fálquez (1920)

Guillermo del Valle (1917)

Mocorito:

Manuel Díaz Jr. (1936-1937)

José Ezquerra (1929)

Juzgado de Primera Instancia (1908-1928)

Ruperto Inzunza (1910-1917)

Roberto Macías Fernández (1935-1936)

Enrique Moreno (1909)

El Rosario:

José Alfaro (1907-1908)

Enrique Pardo (1915-1939)

190

Rafael Zambada (1940-1949)

Juzgado de Primera Instancia (1921-1934)

San Ignacio:

Juzgado de Primera Instancia (1909-1950)

Sinaloa:

Francisco Lavín y Vega (1907-1912)

Ildefonso Peña (1911)

Juzgado de Primera Instancia (1907-1943)

Archivo General de la Nación (AGN)

Fondo Abelardo L. Rodríguez

Fondo Lázaro Cárdenas del Río

Fondo Manuel Ávila Camacho

Fondo Miguel Alemán Valdés

Fondo Secretaría de Fomento

Hemerografía:

Periódico Oficial del Estado de Sinaloa (1937-1949).

El Día, Mazatlán, 1939.

Cronos, Mazatlán, 1943.

El Correo de Occidente, Mazatlán, 1944.