Verdugos Y Victimas

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Verdugos Y Victimas ACTO PRIMERO Interior humilde de un cuarto de vecindad, dividido en dos compartimientos por una cortina corrediza. En el compartimiento de la izquierda, más corto, una cama de tablas asentadas sobre dos burros de madera. En el compartimiento de la derecha, una mesa de pino sin pintar una máquina de coser; en un rincón, un brasero sin lumbre; la puerta, al fondo, sobre el patio de la vecindad: decorado popular; en el que figuran imágenes de santos; varias sillas de tule, averiadas, repartidas en ambos compartimientos. ESCENA I ISABEL Y JUANA ISABEL (Juana, en la cama, dormida. Isabel cose en la máquina.) (Sin parar de trabajar.) ¡Qué angustia! ¡Qué angustia! (Pára la máquina y se lleva las manos al pecho; tose convulsivamente.) (Pausa.) El trabajo me aniquila; siento que mis fuerzas se agotan. (Suspira y reanuda la tarea, a la que interrumpe un nuevo acceso de tos.) (Pausa.) Esto no puede continuar así: debo dejar de trabajar. (Volviendo el rostro hacia el compartimiento donde descansa Juana.) Pero si no trabajo, ¿qué será de mi madre, tan enferma como está? No cuenta con nadie más que conmigo. (Llora.) JUANA (Despertando.) ¿Qué es eso, hija mía? ¿Lloras? ISABEL (Enjugándose precipitadamente las lágrimas y afectando serenidad.) No es nada, madrecita, no lloro. (Acercándose mimosa al lado de la enferma, a quien besa.) Mírame.

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de Ricardo Flores magón.Una de las dos obras teatrales escritas por el anarquista mexicano

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Verdugos Y VictimasACTO PRIMEROInterior humilde de un cuarto de vecindad, dividido en dos compartimientos por una cortina corrediza. En el compartimiento de la izquierda, ms corto, una cama de tablas asentadas sobre dos burros de madera. En el compartimiento de la derecha, una mesa de pino sin pintar una mquina de coser; en un rincn, un brasero sin lumbre; la puerta, al fondo, sobre el patio de la vecindad: decorado popular; en el que figuran imgenes de santos; varias sillas de tule, averiadas, repartidas en ambos compartimientos.ESCENA IISABELY JUANAISABEL(Juana, en la cama, dormida. Isabel cose en la mquina.) (Sin parar de trabajar.) Qu angustia! Qu angustia! (Pra la mquina y se lleva las manos al pecho; tose convulsivamente.) (Pausa.) El trabajo me aniquila; siento que mis fuerzas se agotan. (Suspira y reanuda la tarea, a la que interrumpe un nuevo acceso de tos.) (Pausa.) Esto no puede continuar as: debo dejar de trabajar. (Volviendo el rostro hacia el compartimiento donde descansa Juana.) Pero si no trabajo, qu ser de mi madre, tan enferma como est? No cuenta con nadie ms que conmigo. (Llora.)JUANA(Despertando.) Qu es eso, hija ma? Lloras?ISABEL(Enjugndose precipitadamente las lgrimas y afectando serenidad.) No es nada, madrecita, no lloro. (Acercndose mimosa al lado de la enferma, a quien besa.) Mrame.JUANA(Acaricindola.) Pobrecita, qu cansada te has de sentir despus de haber velado toda la noche! (Se acarician.)ISABELNo te aflijas por m, mamacita. Estoy todava joven y fuerte y ... (La interrumpe un acceso de tos.) Te lo aseguro, me siento bien, muy .... (Nuevo acceso de tos.)JUANA(Alarmada.) Pero esa tos, esa tos ... Hijita de mi corazn, esa tos no me gusta.ISABELNo te alarmes; mira que ests muy delicadita: es un pequeo resfriado y nada ms. No te aflijas; el doctor ha dicho que procures no emocionarte; te aseguro que no siento la menor molestia. Ahora, a descansar. No debes fatigarte hablando. (Arregla las almohadas y cobijas, besa a Juana y reanuda su tarea en la mquina.)JUANAHija?ISABELQu se te ofrece, mam?JUANAMe puedes dar una taza de t?ISABELS, mam, voy a prender la lumbre. (Se dirige al brasero y busca en la carbonera.) (Con angustia.) Ni un trozo de carbn! Mamacita, voy a pedir a la vecina una taza de agua caliente. (Juana no contesta.) (Pausa.) Se habr dormido? (Levanta la cortina y se asoma.) S, se ha dormido. Qu congoja! Ni un pedazo de pan, ni un carbn. Dios mo! Por qu abandonas a tus hijos? Por qu yo que trabajo hasta agotar mis fuerzas carezco hasta de lumbre para hervir una taza de t? Perdname, Padre Eterno, pero a veces llego a dudar de que existas, porque si eres todo bondad, por qu no se hace sentir tu bondad? No hay muchos nios que tiritan de fro y lloran de hambre? Por qu descargas tu clera sobre los inocentes? (Llaman a la puerta.) Quin podr ser? (Abre.)ESCENA IILOS MISMOS; MENDIZABALMENDIZABAL(En la puerta, elegante, con el sombrero de seda en la mano.) (Melifluo.) Buenos das, seorita.ISABELBuenos das, seor.MENDIZABALDeseara decir dos palabras, si eso no fuera molesto para usted.ISABELSrvase usted pasar y tomar asiento. (Entra y se sienta; Isabel hace lo mismo.)MENDIZABALMi dependiente me ha informado que no ha podido obtener de usted el pago del alquiler de este cuarto, y he querido venir en persona a arreglar el asunto. Como usted sabe, los negocios van muy mal; el Gobierno necesita dinero para hacer frente a la crisis econmica, y los propietarios tenemos que pagar las contribuciones, vindonos en la penosa necesidad de exigir de nuestros inquilinos el pago exacto de las rentas.ISABELPero es el caso, seor, que no cuento con dinero para pagar lo que adeudamos por el alquiler del cuarto. Mi madre ha estado postrada en cama desde hace largos meses, y todo lo que gano con mi trabajo se ha gastado en mdico y medicinas. No pudiera usted esperar un mes ms para el pago?MENDIZABALImposible, seorita! (Acercando su asiento al de Isabel.) Sin embargo, si usted fuese razonable, tal vez pudisemos tener un arreglo.ISABEL(Con extraeza.) Razonable?MENDIZABALSi; si haciendo un lado escrupulillos, me amase usted ...ISABELPero si usted tiene mujer e hijos y, adems, la Ley y la Religin .....MENDIZABAL(Interrumpindola.) Ya s lo que me va a decir usted; pero no es sabido que la Ley no alcanza a los ricos, y que el que tiene dinero puede comprar su entrada al cielo?ISABELDios mo! Dios mo, aydame!MENDIZABALmeme usted y ser ayudada.ISABELPero es que debo prostituirme para tener el derecho de vivir en esta pocilga?MENDIZABAL(Brutal.) Yo necesito hacerme pagar de alguna manera. A falta de dinero, acepto caricias.ISABEL(Se pone en pie.) (Indignada.) Retrese usted de mi casa!MENDIZABAL(Se pone en pie.) (Con sorna.) Tu casa..... Ja, ja, ja....! En este momento voy a ver al juez para que con tus cachivaches te pongan de patitas en la calle. Tu casa ..... Ja, ja, ja ....! (Sale.)ESCENA IIIISABELY JUANAISABELEn la calle, Dios mo! Y qu va a ser de mi madre? (Llora.) (Pausa.) Dios mo, se es cierto que existes, muestra tu poder: pon un freno a la injusticia; no desampares a los dbiles. En qu te hemos ofendido para que nos castigues de manera tan cruel? Adnde voy con mi madre moribunda? Adnde, Dios mo? Virgen madre de Dios, aydame, slvame! (Llora.)JUANA(Despertando.) Lloras, hija ma?ISABEL(Enjugndose precipitadamente las lgrimas.) No, mamacita. (Dirigindose al lado de la enferma.) Te sientes mejor? (La acaricia.)JUANAMe siento tan dbil.... Hijita de mi vida, no quisiera decrtelo, pero creo que se acerca para m el ltimo momento. (Se abrazan y sollozan.) (Pausa.) Qu ser de ti, sola en el mundo? Si vivieran tus hermanos, morira ms tranquila .....ISABELPobres hermanos mos, tan buenos, tan abnegados! Parece que los estoy viendo: tan trabajadores, tan honrados. Toda su raya nos la entregaban intacta para los gastos de la casa. Qu fe tan grande era la suya en el triunfo de la Revolucin! Con qu entusiasmo lean las proclamas de los caudillos que convocaban al pueblo a la rebelin con promesas ardientes de libertad y de bienestar para los trabajadores! Y yo me pregunto a veces: de qu ha servido tanto sacrificio? Mis hermanos muertos; cientos de miles de trabajadores muertos, y el bienestar no existe; no hay ms que miseria y opresin: lo mismo que antes, lo mismo que siempre.JUANA Me duele dejarte. Si no fueras bonita, morira ms tranquila; pero bella y pobre .... Me horroriza el pensarlo: te asediarn las seducciones; la lujuria estar en constante acecho de tu virtud. Se te ofrecer pan, pero a condicin de que lleve el sabor de la vergenza. (Solloza.)ISABEL(Acaricindola.) No te aflijas, mamacita; no pienses en eso. Piensa en que vas aliviarte. Mira que te hacen dao las emociones fuertes. Alviate, que fuerza no me ha de faltar para resistir todas las tentaciones del vicio y los rigores de la miseria. (Llaman a la puerta.) Voy a ver quin es. (Abre la puerta.)ESCENA IVLOS MISMOS; DOCTORDOCTOR(En la puerta.) Buenos das.ISABELBuenos das, doctor; pase usted.DOCTOR(Entrando.) Cmo sigue la enferma?ISABEL(En voz baja.) Peor; hace cuatro das que he esta do llamando a usted para que viniera a verla, y como usted no ha venido, ha empeorado.DOCTOR(En voz baja.) No es culpa ma, hija. Me debe usted con sta ocho visitas, y usted comprender que no puedo sacrificarme ms. Hoy slo he venido a ver si se me paga. De lo contrario, no receto.ISABEL(Con angustia.) Slveme usted a mi madre, doctor. Mi madre se muere!DOCTORPero es que yo tengo que vivir. Dme usted un abono a cuenta de la deuda, y la servir con mucho gusto.ISABEL(Retorcindose las manos.) Trabajo de da y de noche; casi no pruebo bocado y, sin embargo, no cuento con un solo centavo. No hay un trozo de carbn en el brasero, ni un pedazo de pan para la enferma.DOCTOR(Insinuoso.) Todos sus infortunios terminaran si usted quisiese.....ISABELNo veo cmo.DOCTORYo puedo proteger a usted, y lo hara con gusto porque siento por usted una gran simpata. Si usted fuese ms amable conmigo ....ISABELLo soy con todo el mundo, dentro de los lmites del decoro.DOCTORMuy bien; pero yo quisiera para m una amabilidad especial, algo que dejara satisfecho el cario que siento por usted.ISABELCalle usted, por Dios! No profane un sentimiento todo abnegacin y todo desinters como es el del amor, con un simple apetito de la carne. Usted es rico, mientras yo soy pobre; usted es instruido, y yo ignorante. Qu amor puede nacer entre dos seres tan distanciados el uno del otro por la posicin social, por la educacin, por la instruccin, por las costumbres y hasta por las aspiraciones? El amor slo puede nacer entre iguales. Cuando el rico fija sus ojos en la pobre, es que quiere hacerla su querida. (Llaman a la puerta.) Voy a abrir. (Abre y aparece Jos.)ESCENA VLOS MISMOS Y JOSJOS(Entrando.) Isabel mia! Cmo sigue tu mam?ISABEL(Suspirando.) Muy mal.DOCTORPrecisamente vine a ver a la enferma para prestarla los auxilios de la ciencia. (Con hipocresa.) La profesin del mdico es un apostolado, que desgraciadamente el vulgo no entiende. All donde est el dolor, all se sencuentra el mdico.JOSEspecialmente cuando hay dinero para parlo sus visitas.DOCTORVe usted cmo no se comprende el apostolado del medico? Qu injusticia! No es que quiera yo hacer alarde de mis sacrificios por la humanidad doliente; pero cmo se explica usted mi presencia en este lugar cuando se me deben ocho visitas y no tengo ni la ms remota esperanza de que se me paguen? En fin, hay que sufrir con paciencia las debilidades del prjimo. (Con hipocresa.) Slo una humanidad ms justa podr comprender nuestra abnegacin y nuestro desinters. Voy ver a la enferma. (Se aproxima al lecho; se sienta; saca el reloj y toma el pulso a la enferma, que yace sin movimiento.)JOS(A Isabel, en voz baja.) Ese es un farsante.ISABELPretenda que le pagase ocho visitas atrasadas, pues de lo contrario no recetara.JOSInfame! Se ha instrudo en las escuelas sostenidas con el sudor del pueble, y todava le cobra al pueblo por sus servicios. (Isabel solloz; Jos la acaricia.)DOCTOR(Hablando para s.) Esto es grave; no hallo el pulso. Se trata de un caso de extrema debilidad. Se agota esta mujer por falta de alimentacin. Ms que medicinas, necesita leche, huevos, consom. (Aplica el odo al pecho de la enferma.) Esto no tiene remedio. La muerte no tarda en llegar. (Se levanta y va haca Isabel y Jos.)ISABEL(Al doctor.) Qu esperanza nos da uste, doctor?DOCTORNo hay remedio. Llamen a un padre para que administre a la enferma los ltimos sacramentos. Yo le dir a la portera que vaya por el padre. (Sale.)ESCENA VILOS MISMOS, MENOS EL DOCTORISABEL(Se precipita al lado de su madre, que permanece inmvil; se arrodilla y la echa los brazos al cuello. Jos la sigue y permanece de pie.) (Sollozando.) Madre ma, no quiero que te mueras! Mrame, mira a tu hija! No me dejes sola! Dios justo, Dios bondadoso, que no se muera mi madre o mtame a m tambin! No te mueras, mamacita, no te mueras! Mira que trabajar mucho, mucho!, para comprartecosas muy buenas, y te mimar, y platicaremos de cuando, siendo nia, me llevabas de la mano a dejar la costura al almacn, y de regreso me comprabas alguna golosina, y de cuando me enseabas a leer; pero no te mueras! No me dejes!JOS(Se arrodilla al lado de Isabel.) (Acaricindola.) Pobrecita amada ma!ISABELDios mo, t que eres el amparo de los dbiles, mira mi dolor. (Llaman a la puerta.)JOS(Levantndose.) Yo voy a abrir. (Se dirige a la puerta y la abre, entrando de rondn Mendizbal, un juez, su secretario, varios gendarmes y cuatro cargadores. La puerta queda abierta.)ESCENA VIILOS MISMOS, MENDIZABAL, JUEZ Y ACOMPAAMIENTOJUEZ (A los gendarmes.) (Con despotismo.) Guardad esa puerta. (Los gendarmes se alnean en la puerta.) (A Mendizbal.) (Con cortesa.) Es sta la casa que desea usted que sea desocupada, seor Mendizbal?MENDIZABALS seor, esta es.JUEZ (A Jos.) (Con aspereza.) Con quin se entiende uno aqu?JOSLas personas que ocupan esta casa son una madre moribunda y una hija desolada. No veo con quin pueda usted entenderse.JUEZ (Al secretario.) Levante usted el acta de lanzamiento; hay que poner todas estas cosas en la calle. (El secretario se sienta junto a la mesa, desenvuelve unos papeles y se pone a escribir.)JOSLas circunstancias son exceptionales; hay una persona que agoniza; espero que no se llevar adelante esta diligencia.JUEZ (Con nfasis.) La Ley es la Ley y tiene que ser respetada. (Aludiendo a Mendizbal.) Al seor se le deben los alquileres de esta casa, y ha solicitado el auxilio de la Ley y el apoyo de la justicia para que sus intereses no sufran menoscabo. (Al secretario.) Adelante con la diligencia.ISABEL(Con angustia.) No quiero que te mueras, mamcita! No quiero que te mueras!JOS(Se precipita sobre la cortina y la descorre con violencia.) (Al juez.) Tendr usted corazn para continuar la diligencia?JUEZ (Encogiendo los hombros.) La Ley es la Ley; la Ley no tiene corazn. Es triste el espectculo; pero como representante de la justicia tengo que velar por que los intereses legtimos no sean lesionados. (Aludiendo a Mendizbal.) Al seor se le deben los alquileres, y la justicia y el derecho estn de su parte.JOSJusticia! Derecho! He ah dos conceptos prostitudos por la burguesa. La justicia y el derecho nada tienen de comn con nuestra Ley, protectora del fuerte y azote del dbil.JUEZ (Furioso.) Es usted anarquista?JOSSoy amigo de la justicia, de la justicia humana, de la justicia que no est escrita en los cdigos, de la justicia que prescribe que todo sr humano tiene el derecho de vivir sin explotar y sin ser explotado, sin mandar y sin ser mandado.JUEZ (A los gendarmes.) Este hombre es magonista. Registradlo! (Los gendarmes se echan sobre Jos y lo registran.)JOS(Indignado.) No soy magonista: soy anarquista. Un anarquista no tiene idolos. (Los gendarmes no encuentran ms que un peridico doblado, que entregan al juez.)JUEZ (Desdobla el peridico; ve el ttulo y, furioso, se lo muestra a Jos.) Podr usted negar que este peridico infame no es Regeneracin, la infecta hoja de los renegados de California?JOS(Serena.) En efecto, es Regeneracin.JUEZ (Colrico.) Con razn est usted tan alebrestado. Este maldito peridico slo sive para trastornar las cabezas de los pelados, hacindoles creer que es posible vivir sin gobierno, que el Gobierno es malo cualquiera que sea su forma y quienqueira que se encuentre al frente de l, y otras majaderas por el estilo.JOS(Tranquilo.) Y el Gobierno se encarga de confirmar las verdades propaladas por los anarquistas, poniendo en la calle a una anciana moribunda y a una hija loca de dolor.JUEZ (A los cargadores.) (Furioso.) Ea, hombres, poned en medio de la calle todo lo que hay aqu! Pronto! (A los gendarmes, sealando a Jos.) Vosotros, detened a ese pelado. (Dos cargadores se apoderan de la moribunda y la sacan del cuarto, mientras los otros se disponen a poner fuera otros objetos. Los gendarmes maniatan a Jos.)ISABEL(Siguiendo a los que se llevan a su madre.) (Con angustia.) En la calle! En la calle! Dnde est tu misericordia, Dios mo? Dnde tu justicia?MENDIZABAL(A Isabel cuando pasa.) (Con irona.) Tu casa ... eh? Ja, ja, ja ....!JOSApretad, tiranos, que la injusticia afila la hoja de la guillotina!ACTO SEGUNDOCUADRO PRIMERODespacho de un general; mobiliario de oficina; en el escritorio, un telfono porttil; la puerta en un costado.ESCENA 1GENERALY MRQUEZGENERAL(Adornado con medallas y cruces, sentado frente al escritorio, fumando un puro) Qu le pareci a usted el acto de la imposicin de las medallas, mi buen Mrquez?MRQUEZ(Sentado.) Grandioso, seor general, grandioso y hasta sublime! Porque qu calificativo mejor que el de sublime puede darse al acto en que la Patria, agradecida, premia a sus mejores hijos?GENERAL(Sacando el pecho.) Y no son pocas las medallas y cruces que me han colgado.... Para otra vez necesito tener dos pechos, porque ya no me queda lugar para ms colgajos. Ja, ja, ja ....!MRQUEZ(Servil.) Mi general, usted sabe que yo no s manchar mi lengua con la adulacin; pero estoy por decir que si el pecho de usted fuera del tamao del mundo, todava no habra lugar suficiente para fijar el l todas las condecoraciones a que por sus mritos se hace usted acreedor.GENERALBendito sea Dios, que todava hay espritus justicieros en la Tierra! Lo asciendo a usted a capitn, seor ayudante.MRQUEZGracias, mi general, y que Dios conserve su vida preciosa para la felicidad de la Patria. (Suena un timbre.) Voy a ver qu es. (Levantndose.) Con el permiso de usted, mi general. (Sale, cerrando tras s la puerta.)GENERALJa, ja, ja .....! (Palmendose el abdomen.) La Patria! La Patria! Esta es la Patria! Pero hay que fomentar esa ilusin en el pueblo para que est dispuesto a degollar y a hacerse degollar cuando nos convenga a los de arriba. (A Mrquez, que entra llevando un papel en la mano.) Qu ocurre, mi buen Mrquez? Sintese usted.MRQUEZCon su permiso, mi general. (Se sienta.) Est la antesala llena de gente que pretende obtener algn favor de usted. (Mostrando el papel.) El escribiente ha formado esta lista de los solicitantes y de los que pretenden, para que usted ahorre su valioso tiempo.GENERALA ver, vaya usted leyendo, mi buen Mrquez.MRQUEZ(Leyendo.) Juana Hernndez viuda de Garca, con tres pequeuelos, dice que su marido muri en campaa contra los campesinos, sirviendo a las rdenes de usted, y reclama una pensin para vivir ella y educar a sus hijos. Serapio Contreras, soldado del Batallion Rojo a las rdenes de usted, herido y baldado para siempre en la accin de La Purisima contra los campesinos, pide ayuda por estar cargado de familia. Diego, Juan, Toribio y Anastasio Ruiz, hurfanos .....GENERALBasta! Basta, que no acabaramos nunca y tenemos muchas cosas que arreglar! Sigue la lista por el mismo tenor?MRQUEZSi, mi general.GENERALPues, no me dejo ver de nadie. Qu gente tan molesta! Y no ha venido Isabelita?MRQUEZNo, mi general.GENERALBueno; ella s que pase inmediatamente que llegue. Ahora vamos a lo ms importante: est arreglado todo para la fiesta de esta noche?MRQUEZToda est listo, mi general. Los manjares son exquisitos; los vinos, de primera. La mejor orquesta de la ciudad amenizar el banquete y tocar en el baile. Han quedado invitadas las seoritas que usted prefiere: Julia, Ester, Rebeca y Lola, con la recomendacin de que dejen a sus mams en casa. En fin, que todo est listo. Los gastos ascienden a cinco mil pesos.GENERALUna bicoca! Para eso suda el pueblo! (Suena el timbre.)MRQUEZ(Se levanta.) Con permiso de usted, mi general, corro a ver quin es. (Abre la puerta.) Es Isabelita, mi general. (A Isabel.) Srvase usted pasar. (Entra Isabel vestida de andrajos, y Mrquez sale, cerrando discretamente la puerta.)ESCENA IIGENERALE ISABELISABEL(Entrando.) (Con cortedad.) Buenos das, seor.GENERAL(Ponindose en pie y yendo a su encuentro con las manos tendidas.) Buenos das, Isabelita; sintese usted. (Se sienta Isabel y el general se sienta a su lado.)ISABEL(Tmida, jugando con las puntas del rebozo.) Ha arreglado usted algo en mi favor, seor?GENERALPor supuesto que s, hija ma; no faltaba ms que yo dejara de hacer algo por usted, por la hermanita de dos de mis mejores soldados, como lo fueron los hermanos de usted, a quienes Dios tenga en su seno. Cmo haba de olvidar la Patria a los deudos de los que se sacrificaron por ella? Mas se necesita un poco de paciencia. No hay dinero para nada. Todos vivimos a la cuarta pregunta. Pero la situacin de usted puede cambiar con slo abrir los labios. Acepte usted mi proposicin de ocupar la casita de mi propiedad de la Ribera de San Cosme: est sin inquilinos, completamente amueblada; puedo ponerla a usted criados que la sirvan y pasarla una regular mesada. Qu dice usted?ISABELYa he dicho a usted otras veces que me es imposible aceptar sus proposiciones. Pobre he sido y pobre espero morir, con la conciencia tranquila de haber obrado siempre de acuerdo con la dignidad. Qu amargo debe ser el pan comprado con la deshonra!GENERALEs esa su determinacin definitiva?ISABEL(Con firmeza.) Si, seor.GENERALVenga esa mano, Isabelita. La felicito cordialmente por la firmeza de su carcter. He querido solamente probar hasta qu punto era fuerte su virtud. Las proposiciones que he hecho a usted no han sido ms que una astucia ma para convencerme de la pureza de usted. Venga, pues, otra vez esa mano, que beso con la misma reverencia que besara de la Virgen Santsima. (La besa la mano.) Est usted segura de mi proteccin. Esta misma noche ir personalmente al Ministerio de la Guerra para exigir, as como suena, para exigir, del Ministro, una pensin para usted.ISABEL(Conmovida.) Mil gracias, seor, mil gracias! Cun bueno es usted! Ahora, me retiro. (Se levanta.) Hasta luego, seor. Que Dios colme a usted de bendiciones.GENERAL(De pie.) Adis, Isabelita. Cuenta conmigo como si fuera tu padre. (Sale Isabel cerrando tras s la puerta.) (Se pone las manos extendidas una despus de la otra a la altura de la nariz y agita los dedos.) Toma tu pensin, idiota! Tu virtud es un obstculo para la satisfaccin de este fuego que devora mis entraas, y es necesario aniquilar esa virtud, estropear esa castidad para que puedas caer entre mis brazos. Eres una flor que el Destino puso en la boca de un infierno: la hoguera de mis pasiones. Pero para ti! Que los astros salgan de sus rbitas si no te me entregas una vez que ests deshonrada. (Medita.) (Pausa.) (Se da una palmada en la frente.) Ah, si! La hago prender como prostituta clandestina; la darn su libreta, y entonces .... ser ma! (Se dirige hacia el escritorio, se sienta y toma el telfono.) (Pausa.) Con el general Sifuentes. Hablado con el Inspector de Sanidad? (Pausa.) Una muchacha, de nombre Isabel, est ejerciendo la prostitucin clandestina y constituye una amenaza para la salubridad pblica. (Pausa.) Vive en la casa nmero 5 de la calle del Moro. En este momento ha salido de aqu y puede ser encontrada en el trayecto. Es agraciada, tiene el pelo negro, viste andrajos y debe tener como dieciocho aos de edad. (Pausa.) Ruego a usted que no se d a conocer el nombre de la persona que hace la denuncia. (Pausa.) Muy bien. (Cuelga la bocina.) Por algo soy general. No conozco la estrategia? (Cambia la decoracin.)CUADRO SEGUNDOUna calle de una de las principales ciudades de Mxico. Alineados a la pared, siete u ocho mendigos de los dos sexos y distintas edades.ESCENA IMENDIGOS Y TRANSENTESMENDIGO PRIMERO(Al mendigo que est ms prximo a l.) Mal pinta el da, don Mnuel.MENDIGO SEGUNDOQu da deja de ser malo para el desgraciado?MENDIGO TERCERONo os quejis, hermanos, que nosotros mismos somos los responsables de la triste situacin en que nos encontramos.MENDIGO CUARTO(mujer) Nosotros los culpables? La mala suerte y nada ms.TODOS (Con excepcin del tercero.) S, la mala suerte y nada ms!MENDIGO TERCERONo, amigos, mos: el infortunio que sufrimos no es hijo de la mala suerte, sino de nuestra testarudez, de nuestra obstinacin en seguir conservando instituciones, que por tradicin y por propia experiencia sabemos que son incapaces de asegurar al sr humano el bienestar y la libertad. A ver, quin de vosotros sabe que lo que se llama gobierno es bueno para los pobres? Quin de vosotros sabe que el hombre o la mujer de la clase trabajadora es ms libre y goza de mayor bienestar en Alemania o en Estados Unidos, en Francia o en Turqua, bajo el Imperio o bajo la Repblica?MENDIGO PRIMERO(Rascndose la cabeza.) El trabajador es desgraciado en todas partes.MENDIGO SEGUNDO(Escupiendo con rabia.) El Gobierno no tiene ms que palo para el pobre, aqu y dondequiera.MENDIGO CUARTO(Refunfuando.) Para qu hablar de todo eso? Eso por sabido se calla. (Todos dan muestras de asentimiento.)MENDIGO TERCEROPues bien, si sabis que todo gobierno es malo para los trabajadores, no os quejis de vuestra suerte, sino de vosotros mismos, que con vuestra sumisin, con vuestra indiferencia, cuando no con vuestro apoyo personal, habis contribuido a la conservacin de esa institucin nociva que se llama Gobierno. Yo mismo he sido uno de tantos. Este brazo lo perd en una batalla. Yo era obrero antes de ser mendigo. Los polticos, hbiles y astutos, cierta vez que se vieron muy comprometidos ante el empuje arrollador de los trabajadores del campo, que tienen como divisa Tierra y Libertad, lograron trastornarnos de tal manera a los obreros de las ciudades, que nos hicieron firmar un pacto de alianza con los jefes de un partido poltico, comprometindonos a tomar las armas para batir a los campesinos y ofrecindosenos, en cambio, que cuando el partido triunfase se pondra la tierra a disposicin de todos los que quisieran cultivarla, y se mejorara en todos sentidos la condicin del obrero. Total: que nos ensartamos. Triunfo el partido, y los trabajadores siguen siendo tan esclavos como antes. Los que ganaron fueron los polticos, los aspirantes a puestos pblicos, y, naturalmente, los burgueses, contra los cuales se deca que era la campaa. Bien merecido lo tenemos por animales. No sabamos que ningn Gobierno puede ser bueno para los pobres?MENDIGO PRIMEROYo perd esta pierna en el combate del Saucillo. Mi general est ahora riqusimo; tiene automvil y queridas, y se da la gran vida. Los soldados dimos nuestra sangre en beneficio de unos cuantos sin vergenzas.MENDIGO SEGUNDOA m me dieron trabajo los burgueses mientras tuve fuerzas para trabajar. Cuando ya no serv para nada, me echaron a la calle como a bestia vieja.MENDIGO CUARTOMi marido form parte de un batalln de obreros: muri en una accin contra los trabajadores del campo, y qued viuda con dos hurfanos. Un da de mucha hambre, mi hijo tom un pan de una panadera, y fue fusilado por ladrn. Mi hija est en el lupanar; los jefes del batalln son ahora diputados y senadores, y yo pido limosna. (Levanta el puo al cielo y lo sacude amenazador.) (Colrica.) Da llegar en que el pobre empue el fusil, ya no para encumbrar a nadie, sino para su propio beneficio.TODOS S! S!MENDIGO PRIMEROTodo esto ensea a los pueblos que no hay que pedir, sino que tomarMENDIGO SEGUNDOSi los trabajadores hubiramos tomado, para el beneficio de todos, la tierra, la maquinaria, los medios de transportacin y todo cuanto existe, sin esperar a que un gobierno nos diera todos esos bienes, otra sera nuestra suerte.MENDIGO CUARTOY todava hay oprimidos que no saben cmo podran vivir sin gobierno! (Pasa un transente.)TODOS Una limosna por el amor de Dios!TRANSENTES (Sin detenerse.) Perdonad, perdonad! (Pasa de largo.)TODOS Ni un centavo, ni un centavo! (Pasan dos transentes elegantes.)TODOS Una limosna por el amor de Dios!TRANSENTE PRIMERO (A su acompaante.) Es una vergenza, para el buen nombre de nuestra ciudad, que el Gobierno permita a esta gente asquerosa exhibir su deformidad y su mugre a la luz del sol. Debera tenerse un lugar donde amontonarse toda esa basura viviente.TRANSENTE SEGUNDO Es precisamente lo que se hace en las grandes capitales de Europa: hay asilos para todos estos desperdicios humanos, como en nuestras casas hay desvanes para aglomerar los objetos intiles.TRANSENTE PRIMERO Estos pedigeos son verdaderos desechos sociales, que por decoro deberamos ocultar. A quin se le pudiera ocurrir sacar a la calle su vaso de noche y poner a la vista de todos sus desechos personales?TRANSENTE SEGUNDO Vmonos de prisa, porque huele mal esta canalla. (Saca su pauelo y se lo lleva a las narices; el otro lo imita, y ambos se marchan a gran prisa.)MENDIGO TERCEROInfames! Ellos son la causa de nuestra desgracia, y nos desprecian. Cuando ya no servimos para trabajar, nos mandan a comer aire, como los camaleones. (Suenan dos campanadas.)MENDIGO CUARTOLas dos de la tarde, y no he conseguido un solo centavo, ni he comido un bocado de pan!MENDIGO SEGUNDOCuntos en este momento estarn arrojando a sus perros lo que yo no he podido conseguir para mis hijitos!MENDIGO PRIMEROMe desvanezco de hambre.MENDIGO QUINO (nio de 7 aos) (Sollozando.) Tengo hambre! Pan, pan, pan ....!MENDIGO CUARTO(Al nio.) No tienes padres, nio?MENDIGO QUINTO(Sollozando.) Mi padre y mi hermano mayor murieron en una batalla. Pertenecan a un batalln rojo de obreros. Tengo hambre! Pan, pan, pan....! (Entra Isabel vestida de andrajos.)ESCENA IIMENDIGOS E ISABELISABELPan! Este nio quiere pan. Dios mo, qu mseria! (Saca un pedazo de pan que lleva envuelto en un papel y lo da al nio, quien lo come vorazmente.) Toma, niito; este pedazo de pan es lo nico que tengo para pasar el da, pero no puedo verte sufrir.MENDIGO PRIMEROQu corazn tan noble de tan linda muchacha!MENDIGO SEGUNDOSlo el que sufre puede comprender al que sufre!MENDIGO TERCEROElla es pobre; pero eso es buena.MENDIGO CUARTO(Conmovida.) Hija ma, mereces otra suerte. (Entran varios gendarmes blandiendo los garrotes.)ESCENA IIILOS MISMOS, GENDARMES, OBREROS Y CATRINESGENDARME PRIMERO(Golpeando a los mendigos.) (Con arrogancia.) Ea, haraganes, vagos sinvergenzas, dejad libre la calle que tanto afeis con vuestra presencia! Vamos, pronto!, desfilad a vuestras asquerosas madrigueras, donde no ofendis la vista y el olfato de las personas decentes! (Los dems gendarmes imitan el ejemplo de su compaero y arremeten a golpes contra los mendigos. Se aglomera alguna gente de los dos sexos y de distintas condiciones sociales.)OBRERO PRIMERO (Al que le acompaa.) Mira, y eso que triunf la Constitucin!OBRERO SEGUNDO Siempre te he dicho que todo gobierno es malo para los pobres. Mientras los pobres tomemos el fusil para derribar a un gobernante y poner otro en su lugar, no tendremos ms que miseria y opresin. El remedio est en que los pobres nos unamos para derribar todo gobierno, y hacer que la tierra, la maquinaria, las casas, toda cuanto existe, sea propiedad de todos.GENDARME PRIMERO(A la gente.) (Repartiendo golpes a los que visten humildemente.) Ea, fuera mirones! No entorpezcis la accin de la justicia! (Se alejan un tanto las personas de traje humilde, Isabel inclusive, y slo quedan cerca de los gendarmes las personas que visten con decencia.)OBRERO PRIMERO (Con irona.) La igualdad ante la Ley!CATRIN PRIMERO(A los gendarmes.) Duro con esos pelados, vecino!CATRIN SEGUNDODuro, duro con ellos! La plebe es una bestia que hay que domar a golpes.GENDARME PRIMERO(Reparando en Isabel.) (A otro gendarme.) Oiga, compaero, no ser sta la mujer que buscamos?GENDARME SEGUNDO(Examinando atentamente a Isabel.) La filiacin que de ella tenemos, coincide exactamente con el aspecto de sta.GENDARME PRIMERO(A Isabel.) (Con aspereza.) A ver, t, cmo te llamas?ISABEL(Alarmada.) Por qu? Qu se quiere de m?GENDARME PRIMERO(Colrico.) Que digas cmo te llamas, sinvergenza!ISABEL(Asustada.) Pero qu es lo que se quiere hacer conmigo, Dios mo? Yo nada malo he hecho.GENDARME (La toma por el brazo y la sacude brutalmente.) (Colrico.) Que digas cmo te llamas! No entiendes, animal?ISABEL(Con angustia.) Isabel.GENDARME PRIMERO(Triunfante.) Aj, Isabelita, acompeme a la crcel!ISABEL(Llorando.) A la crcel, Dios mo! (Al gendarme.) Y por qu, seor, por qu he de ir a la crcel? A quin he perjudicado?GENDARME PRIMERO(Brutal.) Vamos, vamos, no te hagas la inocente. Quieres saber por qu vas a la crcel? Pues bien, sbelo: porque no tienes libreta y ejerces la prostitucin clandestina.LOS CATRINES Ja, ja, ja....! Una pjara de cuenta! Buena alhaja! A la crcel con ella!MENDIGO QUINTO(Abrazndose a las piernas del gendarme primero.) (Suplicante y lloroso.) No se lleve usted a la seorita, no se la lleve! Mire que es muy buena! (El gendarme descarga un garrotazo sobre el nio y de un puntapi lo arroja lejos de s.)GENDARME PRIMERO(Al nio.) (Colrico.) Para que no se te vuelva a ocurrir interponerte ente la justicia y el crimen! (A Isabel, quitndose el kepis y ofrecindola cmicamente el brazo.) Srvase usted tomarse de mi brazo para conducirla a su casa. (Forma ostentosamente una reja con los dedos de ambas manos; los catrines ren estruendosamente y aplauden.)ISABEL(Rehsa el brazo.) (Sollozando.) Qu afrenta, Dios mo! Qu negra deshonra! Adis, sueos rosados de hogar tranquilo y sonriente! Adis, Jos mo, olvdame, que nuestro amor pursimo queda aplastado b ajo el peso de la vergenza! Qu desgraciada soy! (Los gendarmes la hacen caminar a empellones; los catrines ren estruendosamente; los proletarios aprietan los puos indignados; mujeres proletarias lloran.)OBRERO PRIMERO (Sacudiendo el puo hacia el grupo de gendarmes que arrean a Isabel.) La injusticia es la madre de la Revolucin! (Cambia la decoracin.)CUADRO TERCEROInterior de una crcel; en un costado, la puerta con un ventanillo; en un rincn, un barril para inmundicias; presos desarrapados formando grupos o aislados aqu y allESCENA NICAJOSE (Paseando solo.) Qu atroz desasosiego! Siento como si todos los astros se hubieran desprendido del cielo y pesaran sobre mi pecho. Me ahogo aqu, dentro de estas cuatro paredes, donde se pudre la carne proletaria! La tumba no es tan horrible como la crcel, porque siquiera los muertos no sienten. (Pausa.) Pobre Isabel! Pobre Isabel! Qu ser de ti durante estos largos meses de mi cautiverio? Sola, enteramente sola. (Pausa.) Si fuera fea, no me preocupara mucho por ella, porque la fealdad es, hasta cierto punto, un escudo para la virtud; pero tan bella, tan linda, cundo no dejar de despertar deseos y de avivar apetitos? (Pausa.) Joven, bella, y pobre, las tres condiciones que hacen zozobrar la virtud. Pobre amada ma! Pobre Isabel! Dbil barca en medio de un ocano embravecido por todas las incontinencias, azotado por todas las lujurias! (Pausa.) Yo no siento celos; no, no soy tan mezquino; pero mi corazn se oprime al pensar en tu suerte, en la suerte de todas las muchachas pobres, en la suerte de las hijas del pueblo seducidas por el burgus, que hace de los hombres carne de fbrica, de presidio o de cuartel, y de las mujeres, carne de lupanar y de hospital. (Contina paseando.)PRESO PRIMERO(A sus compaeros de uno de los grupos.) Llevo ya seis meses en este maldito encierro, y todava no me juzgan.)PRESO SEGUNDO(Dirigindose al primero.) Pues, hermano, para que te pase lo que a m, no urge que te juzguen. Hoy, a las diez de la maana, fui sentenciado a quince aos de penitenciara por el costal de maz que me apropi de la bodega de don Saturnino. Yo voy al presidio por el costal de maz que necesitaba para que mi familia no pereciera de hambre, y l, que ha robado al pueblo vendiendo caro su maz agorgojado para despilfarrar el dinero en francachelas, ah est reventando de gordo, rico y respetado.PRESO PRIMERONo s cmo me vaya; pero sea cual fuere mi suerte, quiero saberla pronto. Mi mujer est en cama y enferma, y mis hijos abandonados corretean por las calles buscando un pedazo de pan.PRESO SEGUNDOPerra vida la nuestra, hermanos. El taller, el presidio y la muerte, he ah nuestro destino.)PRESO TERCEROY as seguir siendo mientras los proletarios no formemos un solo cuerpo y acabemos con la propiedad privada, haciendo de todo la propiedad de todos.PRESO PRIMEROQu mal gobierno tenemos!PRESO SEGUNDOMe puedes sealar uno bueno?PRESO TERCERONi con la linterna de Digenes se encuentra uno bueno.JOS(Sin dejar de pasear.) El pueblo comienza a comprender la causa de su infortunio. Ah, infame sistema de la propiedad privada, tus das estn contados! (Una voz desde el ventanillo: Jos Martinez!) (Suspende su paseo.) Presente! (La misma voz: una carta!) (Se precipita al ventanillo y recibe una carta que alarga un brazo.) (Emocionado.) Una carta! (Ve la letra del sobre.) Y es de Isabel! (Reanuda su paseo.) No quisiera abrirla. Sufro tanto al enterarme de todo lo que ella sufre! Ya s lo que va a decirme: qu no ha encontrado trabajo; que no ha podido conseguir la pensin a que tiene derecho por la muerte en campaa de sus dos hermanos; que se siente sola en el enorme mundo. No, no leo la carta, sobre todo en este momento en que me siento embargado de una tristeza abrumadora. Despus la leer. (Se guarda la carta en el seno.) (Pausa.) (Suspirando.) No puedo resistir a la tentacin de leer la carta. (Saca del seno la carta, procura que nadie le vea y la besa.) (Temblando al abrirla.) Parece que voy a cometer un crimen. (Lee, y mientras lee suspira y solloza.) (Con angustia.) No me engaarn mis ojos? (Vuelve a leer, a suspirar y a sollozar.) (Con angustia.) Oh, mis sentidos me engaan! Es que mi mente est conturbada y leo tal vez que lo que no est escrito en el papel! Pero no, no me engaa la vista: est bien clara la letra. (Vuelve a leer, esta vez en voz alta.) "Jos, olvdame. Todo ha terminado entre nosotros. Estoy acusada de ejercer la prostitucin clandestina, y esta tarde, tal vez cuando pases tus ojos por estas lneas, ya tendr mi patente de infamia, esto es, mi libreta de prostituta. No te pido perdn porque soy inocente vctima de quin sabe qu infame intriga. En este momento soy pura todava; pero despus ya no lo ser porque as lo ha querido la maldad humana. Mi grande ilusin era unirme a ti pura. Mas ya que eso no es posible, renuncio a tu amor, y sepulto los despojos de mis ilusiones bajo la losa del olvido. Adis; que seas feliz, ya que yo no puedo serlo siendo duea de tu amor.-ISABEL". (Solloza.) (Pausa.) (Con desesperacin.) Sepulcros, vomitad vuestros cadveres! Mares, vaciaos sobre la Tierra! Soles, desplomaos si el dolor y el infortunio del sr humano no se convierten en rebelin!ACTO TERCEROSale de un lupanar de alto rango; puertas laterales; balcones en el fondo.ESCENA IISABELY LUCRECIAISABEL(Sentada; la frete ente las manos; vestido vistoso.) (Levanta la cabeza y suspire.) (Con tristeza.) Corazn, corazn, lates todava! (Pausa.) Salpicado de fango, yo pensaba, y lo deseaba, que acabaras por hacerte insensible; pero te conservas intacto y siento dentro de m las vibraciones ms sutiles de tus ms delicadas fibras. (Pausa.) Vives, corazn, para mi tormento. Mat mis ilusiones; pero ha quedado vivo el recuerdo, desquite gentil del tronco que perfuma el hacha que le hiere; exquisita venganza de la mariposa que dora los dedos crueles que estrujaron sus alas. (Pausa.) (Con desesperacin.) Jos...! Jos...! Jos...! (Llora.) (Entra Lucrecia; vestido vistoso.)LUCRECIA(Va hacia Isabel y se sienta a su lado, estrechndola en sus brazos.) (Con dulzura.) Procura olvidar, buena amiga ma, procura olvidar. Mira que, si lloras, vas a acabar por hacerme llorar a m tambin. (Isabel contina llorando.) (Pausa.) (Compasiva.) Olvida, olvida ...! (Pausa.) (Se escuchan a lo lejos, ejecutadas en el violn con gran emocin, las dos partes de "La Paloma.") Oh, qu tristeza! (Solloza.)ISABEL(Estrechando a su vez a su amiga.) (Compasiva.) Lloras?LUCRECIATu dolor, mi dolor, y esa msica en cuyas notas vibra el dolor de un alma atormentada, seran capaces de hacer gemir una piedra. (Suspira.)ISABELEs Leonor, que toca en su cuarto. Cunto sufre esa pobre amiga nuestra!LUCRECIAQuin es feliz aqu? Con excepcin de doa Chole, la duea de la casa, nadie est contenta: sufrimos todas. Las hijas de la alegra! Qu amargo sarcasmo!ISABELQu injusticia! Hijas del dolor, hijas del infortunio, eso es lo que somos.LUCRECIAHoy recib una carta de la seora que cuida de mi hija, que me ha hecho llorar lgrimas de sangre. La nia est dotada de una precoz inteligencia para sus seis aos. Con frecuencia pregunta: "Por qu no vive mi mam conmigo? Todas las mams viven con sus hijitos." A lo que la seora le contesta: "Tu pobre madre tiene que trabajar de da y de noche para que no te falten la comida, el vestido y una camita muy linda y muy blanca, en que hagas ru, ru." "Ah, replica la inocente, qu buena es mi mam! Cuando yo crezca, ser como mi mam con mis hijitos." (Solloza.)ISABEL(Abrazndola.) Valor! Valor!LUCRECIATodas las madres se regocijan de ver crecer a sus hijos, y ansan verlos grandes, hechos y derechos; pero lo que para una madre normal es un placer, constituye un suplicio para la desgraciada prostituta. Con qu terror veo acercarse cada aniversario del nacimiento de mi hija. "Un ao ms, me digo, un ao ms del desarrollo de la razn de este pequeo cerebro." Cun pronto ser imposible ocultar la verdad a esta nia inocente! Dios mo, qu vergenza! (Solloza.)ISABELOh, sociedad hipcrita! T haces a la prostituta, y a la prostituta dejas la tarea de avergonzarse de tu obra!LUCRECIAAl principio me forj la ilusin de que permaneciendo en esta casa unos tres o cuatro aos, podra ahorrar el dinero suficiente para salir de este antro del vicio, recoger a mi hija y marcharnos muy lejos, adonde no se conociera mi vergenza; pero han pasado tres aos, y la nia crece, crece rpidamente, y yo no cuento con ahorros porque no ha sido posible hacerlos. Aqu, como en todas partes, es el patrn el nico que gana. (Con desesperacin.) Aydame, Dios mo!ISABELDios es sordo a los ruegos de los humildes. Venganza! Venganza!LUCRECIA(Suspirando.) Ah, s, es verdad! Dios no ha odo mis splicas. Cuando me cortejaba el dueo de la fbrica en que yo trabajaba, no cesaba de pedirle a Dios su ayuda. Al levantarme y al acostarme peda al cielo con fervor: "Dios mo, no permitas mi cada! Dios mo, consrvame pura!" El patrn, al ver mi resistencia, recurri a la ms vil astucia: cierto da me llam a su despacho para que le explicase algunos detalles del trabajo, y como hiciera mucho calor, me obsequi con un refresco. No supe ms de m. Me haba dado un narctico. Cuando volv en m, ya no era pura. Llorando le manifest mi situacin. "No tengas cuidado, me dijo, yo te proteger." Pero cuando ms tarde le anunci que llevaba en el seno el fruto, de su criminal atentado, me despidi de la fbrica y pas mi nombre a todos los establecimientos fabriles en que pudiera encontrar trabajo, para que no se me admitiese. Qu me quedaba por hacer? Ingresar al nico lugar en que poda ser admitida: el lupanar! (Solloza.)ISABELY con todo eso, la sociedad hipcrita e injusta, nos llama "las hijas de la alegra!"LUCRECIAAlegra......! Cundo la sentimos las condenadas a este infierno? El vino, las luces, las sedas, los perfumes, slo sirven para adormecer nuestros tormentos. Ah, y cuntas veces para exacerbarlos! Quin podr sentir alegra en este antro del fingimiento y de la mentira? (Se escucha el rodar de un carruaje por la calle, que se detiene debajo de los balcones.) Quin podr ser? (Corre hacia un balcn, abre, se asoma y cierra en seguida.) Es el General!ISABELAh, mi amigo! Tan desinteresado y tan bueno!LUCRECIACuidado, Isabel! No te fes de la bondad, del desinters y de la abnegacin de los poderosos. Yo quisiera que todos ellos tuvieran una sola cabeza para arrancarla de un tajo!ISABELYo tambin; pero este hombre poderosos constituye una excepcin. Este es tan bueno ..... Voy a mi cuarto a esperar que me llamen.LUCRECIAVamos, y de paso te dar algunos consejos. Eres todava tan inexperta...... (Salen.) (Entran doa Chole y el General, vestido ste de paisano.)ESCENA IIGENERALY DOA CHOLEDOA CHOLE(Viendo para todos lados.) Cre que estaba aqu Isabel. Corro a decirla que est usted aqu, seor General. (Se dispone a salir.)GENERAL(Tomndola precipitadamente de un brazo.) Un momento, doa Chole. (Doa Chole se detiene.) Antes quiero que me informe usted acerca del estado de nimo en que ese encuentra Isabel, para que, en vista de ello, formule yo mi plan de ataque. Nosotros, lo militares, tenemos en gran concepto la estrategia. Ja, ja, ja........!DOA CHOLEEst tristona la muchacha. Yo creo que est enamorada de algn Jos, porque varias veces que he aplicado el odo a la puerta de su cuarto, cuando ella se cree sola, la he odo pronunciar ese nombre. (Con desprecio.) Algn pelado, sin duda.GENERALS, doa Chole, un pelado, y, lo que es peor, Un anarquista!DOA CHOLE(Santigundose.) Ave Mara Pursima!GENERALUn criminal peligrossimo, que acaba de salir de la crcel.DOA CHOLE(Santigundose.) Santo Dios!GENERALUn corruptor de las masas trabajadoras.DOA CHOLEQuiera Dios que no nos corrompa a Isabel!GENERALFigrese usted que en sus plticas con la plebe trata de hacer creer que todos aquellos que no empuamos la herramienta del trabajo, somos unos parsitos que consumimos sin producir.DOA CHOLEQu lengua, Dios mo!, qu lengua!GENERALPero no es eso todo: lo peor es que alega que todos nosotros, a quienes l llama parsitos, debemos desaparecer para que la humanidad llegue a ser libre y feliz.DOA CHOLEQu barbaridad! Si eso se realizase tendra yo que cerrar mi establecimiento, porque no encontrara hambrientas que quisieran venir a dar servicio aqu por un pedazo de pan. Se puede decir que es sta una institucin de beneficencia: qu haran sin la existencia del lupanar las desgraciadas que no tienen qu comer? Se moriran de hambre!GENERALY sin ricos, quin patrocinara los lupanares?DOA CHOLEEsos anarquistas son unos bandidos! Por qu no los fusilar el Gobierno?GENERALLos fusila, pero brotan como hongos. Las crceles de todo el mundo estn llenas de ellos; pero surgen ms y ms, y sus doctrinas disolventes lo invaden todo, penetran por todas partes, y son especialmente acariciadas por la hez de la sociedad, la canalla que habita pocilgas y se roe los codos de hambre, la pelusa, la maldita pelusa! yo quisiera que todos los pelados tuvieran una sola cabeza para arrancrselas de un tajo.DOA CHOLENo lo permita Dios, seor General; quin trabajara entonces para los que vivimos en la holganza?GENERALPiensa usted sabiamente, doa Chole: es mejor conservar esa canalla, como consentimos que vivan las bestias, para que trabajen. Ja, ja, ja......! Ahora s, llame usted a Isabel.DOA CHOLEEn seguida, seor General. (Sale.)GENERALLa plaza est fuertemente artillada, y necesito hacer uso de mi mejor tctica. No se tom Zamora en una hora! Si ataco directamente, corro el peligro de salir derrotado, y de quedar derrotado para siempre. Ni atacar directamente ni har uso de todas mis fuerzas. Con esta estrategia, si algunas de mis fuerzas son derrotadas, me quedan todas las dems para continuar el asedio hasta lograr la rendicin de la fortaleza. Su pudor, mancillado ahora, es un obstculo menos. Mas queda en pie un obstculo a prueba de mis caones de sitio: su amor por ese Jos. Ese es el baluarte que hay que demoler para tocar enseguida a asalto a degello. Ah, se me ocurre una idea luminosa! Bendita sea la estrategia! Mi amigo el presbtero Ordoez salvar la situacin. Yo lo he salvado a l de ms de un conflicto y ahora le toca pagarme. Yo lo saqu del atolladero cuando queran enviarlo a la penitenciara por quin sabe qu travesurillas que haca en la sacrista con las muchachas de la parroquia. No podr negarse a servirme, induciendo a Isabel a que olvide a ese Jos, anarquista maldito que en los infiernos se tueste! Yo continuar en mi papel de protector paternal, desinteresado y abnegado, y con mi constancia lograr al fin que se arroje en mis brazos ofrecindome sus besos..... Momento ambicionado con todos los ardores de mi sangre turbulenta! (Pausa.) Sopla, sopla, pasin, que tu soplo aviva el fuego que arde en todo mi sr! Peor para las virtudes que se hallen a mi paso! (Se pasea.) (Entra Isabel.)ESCENA IIIGENERALE ISABELISABEL(Entrando.) Buenos das, mi buen protector.GENERAL(Yendo a su encuentro con los brazos abiertos.) (Buenos das, hija mia.) (La abraza.)ISABELSintese usted, que ha de venir cansado. (Se sientan.)GENERALEN verdad que estoy rendido de fatiga. (Abanicndose con el sombrero.) Uf, qu calor! He dado ms vueltas que una ardilla, de aqu para all y de all para ac. Como sabes, logr que el ministro de la Guerra firmara la orden concedindote la pensin a que tienes tan justo derecho; pero la intriga y la maldad no desperdician ocasin para causar daos. Se recibi en el Ministerio un annimo en que se te denuciaba como pupila de este establecimiento, y el Ministro revoc su acuerdo despus de haberse cerciorado de que, efectivamente, te encontrabas aqu. Mira qu fatalidad! Cmo hay hombres que tienen corazn para llevar a cabo semejantes infamias!ISABEL(Con angustia.) Qu infamia! Era mi nica esperanza de salvacin. Una ilusin ms que se marchita! Quin ser ese infame delator? (Solloza.)GENERAL(Compasivo.) No llores, hija ma, que cuentas con un amigo sincero y leal que nada exige de ti, y que slo se preocupa por tu bien. No llores, que no ests sola en el mundo. Siguendo con la cuestin de la delacin, he logrado saber que ayer por la maana, antes de que se abrieran las oficinas del Ministerio, un joven obrero se acerc a la puerta cerrada, y desliz un papel por un resquicio. Eso lo vi el barrendero que hace el aseo de los corredores, y logr, adems, reconocer a ese joven, a quien se ha visto siempre complicado en huelgas y otros conflictos obreros.ISABELSer l?GENERALQuin?ISABEL(Con dolor.) Jos?GENERAL(Como trantando de acordarse.) Jos....Jos.... S, se es el nombre del joven! Un obrero tejedor.ISABEL(Con dolor.) Jos Martnez.GENERALEl mismo! Ese es tu denunciante. Lo conoces?ISABEL(Con desesperacin.) Tierra, brete y trgame! (Solloza.)GENERAL(Acaricindola.) Calma, calma. Qu estpdo soy con causarte tanta pena! Si hubiera yo adivinado que mis palabras te iban a hacer sufrir, no te habra contado nada! Pobrecita hija ma! Tu corazn atormentado necesita los consuelos dulcsimos de la religin. Ya no llores, nia querida. Voy en busca de un sabio sacerdote, un santo varn, dechado de virtudes, para que venga a tener una pltica contigo. Nada mejor como la religin para los que sufren! (Levantndose.) Con que, nimo. Sabes que cuentas con un amigo leal, que soy yo. Voy en seguida por el padres Ordez. Se me parte el corazn ante tu dolor. Hasta luego. (La besa la mano y sale. Isabel permanece sollozando. Despus se escucha el ruido de un carruaje que se aleja.) (Entra doa Chole.)ESCENA IVISABELY DOA CHOLEDOA CHOLEEa, Isabel, no llores. nimo, nimo, que esta noche es necesario que reine la alegra en esta mansin del placer. Tendremos com huspedes de honor a diputados senadores, generales, jueces, magistrados tal vez hasta un ministro de Estado nos honre con su presencia, y es preciso no ponerles caras huraas para que la casa no pierda su buen nombre. Anda, anmate, tmate una copita de coac, y vers cmo te alientas. Mira, te dar del que tengo para mi propio uso. Con l, hasta los muertos resucitan.ISABEL(Con tristeza.) Gracias, doa Chole, no apetezco el vino en este momento. Deseo morir.DOA CHOLEMorir? Una muchacha tan linda como t y de tanto porvenir? Vamos, que debes tener muy trastornado el cerebro cuando piensas en esas cosas tan feas.ISABELEs que soy muy desgraciada.DOA CHOLEEn tus manos est tu felicidad. Mira, procura ser cariosa con los clientes de la casa; procura agradarles, y estoy segura de que nop faltar algn personaje que te ponga casa rica, con carruaje, lacayosw y manojos de billetes de Banco. Todo depende de tu comportamiento. Al alacance de tus manos est la gran vida. Aprovchate!ISABEL(Suplicante.) No me atormente usted, doa Chole. Mi ideal de felicidad no es el lujo y la ostentacin, sino la tranquilidad de mi conciencia.DOA CHOLEOh, joven inexperta! A la consciencia se la ahoga en vino. Ja, ja, ja .....! (Se escuchan tres fuertes aldabonazos del lado de la calle.) Quin ser? (Va hacia un balcn, abre, se asoma y vuelve a cerrar.) (Con admiracin.) Es un padre!ISABELViene a verme.DOA CHOLEVoy a hacerle entrar. (Sale.) (Isabel esconde la cabeza entre las manos.) (Entra Ordez.)ESCENA VISABELY ORDEZ ORDEZ (Da un paso hacia adentro.) Ave Mara Pursima! (Se santigua.) (Dirigindose hacia Isabel.) Buenas tardes, hija ma.ISABEL(Levanta la cabeza.) (Con tristeza.) Buenas tardes, padre.ORDEZEn tus ojos, hija ma, veo asomarse la tristeza.ISABELSoy muy desgraciada.ORDEZLo s, hija ma. El seor General, esa buena alma que Dios ha puesto en la Tierra para aliviar la suerte de los que sufren, me ha puesto al corriente de todo, y he vendo a ofrecerte los consuelos de la religin.ISABELGracias, padre, gracias. Cun bueno y generoso es el General!ORDEZNo hay palabras, hija ma, para alabar, para ensalzar las acciones de ese varn justo y abnegado, y no se puede menos que dar gracias a Dios por haber depositado en el corazn de ese hombre los tesoros de su divina bondad. Yo quisiera que todos los infieles, que todos los ateos, que todos los herejes tuvieran la feliz oportunidad de conocer al General para que se convencieran de que hay un Dios, porque solamente un dios puede inspirar acciones tan bellas como las del General. El General es un ngel, hija mia, que Dios envi a la Tierra para que nos sirviera de ejemplo a los pecadores. (Alzando los ojos.) Albada sea tu sabidura, Dios grande y poderoso! Qu seramos los hombres sin los modelos que T nos envas? Un conjunto espantoso de bestias feroces, que se destrozaran las unas a las otras!ISABELAy, padre, en cambio de un hombre bueno, cuntos hay perversos!ORDOEZAs lo ha querido Dios, hija ma, para que a la vista de tales monstruos nos apartemos de ellos con horror y huyamos del crimen. Dios, en su alta sabidura, nos presenta esos engendros espantosos para hacernos suspirar por la virtud. Por ejemplo: me puedes dar un sr ms monstruoso que el malvado que influy ante el Ministro para que no se te concediera la pensin? Ese nopuede ser un hombre; se es un engendro del demonio; tal vez es el demonio mismo.ISABELAy, padre, acsome de haber amado a ese monstruo!ORDEZPero es cierto eso que me dices, hija ma? Ah, infortunada!; con razn de dej Dios de su mano! He ah por qu te encuentras en esta situacin. Tu honra, perdida; tu porvenir, desbaratado. El slo hablar con esos monstruos, mancha. Ay, hija ma, ests en pecado mortal y tu alma ser rechazada por Dios cuando mueras, y sufrirs infierno aqu e infierno ms all de la tumba.ISABEL(Con angustia.) Qu har, padre, qu har para salvar mi alma?ORDEZOlvidar a ese hombre, y si llegas a encontrarlo, huir de l como del demonio en persona.ISABEL(Contrita.) Ofrezco hacerlo as, padre.ORDEZ(Consultando su reloj.) Dios santo, qu tarde es! Tengo que volar para estar presente en el rosario. Ahora, hija ma, todo depende de tu firmeza de propsitos. Maana vendr a verte con ms calma, para que continuemos nuestra pltica. Que Dios quede contigo. (La da a besar su mano y sale.) (Isabel esconde la cabeza entre las manos y solloza.) (Entran doa Chole, Lucrecia, Leonor, y dos jvenes mujeres ms, que se acomodan en las sillas.)ESCENA VIISABEL, DOA CHOLE; LUCRECIA Y LEONORDOA CHOLE(A Isabel.) Basta, Isabel , basta, que es hora en que tiene que llegar la clientela, y es preciso estar todas alegres. Est tu plato servido en el comedor; v a cenar y vuelve en seguida.ISABELNo ceno esta noche. Me siento muy mal.DOA CHOLEHaz lo que gustes, menos llorar ni poner cara afligida. Es bueno que te preocupes un poco por el buen nombre de la casa. La profesin nuestra es alegrar, y debemos comenzar por estar alegres.LUCRECIAQu tormento!LEONORCruel totura! (Se escuchan unos aldabonazos del lado de la calle y voces de gente ebria. Uno canto: De este sabroso vino la blanca espuma, la blanca espuma, aleja de la pena la negra bruma, la negra bruma, seguido de gritos descompuestos y risotadas.)DOA CHOLE(Levantndose.) Es la clientela. Voy a abrir. Al grarse, muchachas, alegrarse! (Sale.)ISABELAlegra, cuando el corazn llora sangre!LUCRECIARer, cuando el dolor roe nuestras entraas!LEONORBesar, cuando el corazn rebosa odio y venganza! (Aparece doa Chole, seguida de cinco sujetos elegantes y ebrios, y un criado con botellas, una charola y copas.)ESCENA VIILAS MISMAS Y CATRINESCATRIN PRIMERO(Entrando.) Sacerdotisas de Venus, yo os saludo. (Se sienta al lado de Isabel, a quien abraza.)CATRIN SEGUNDO(Entrando.) A vuestros pies, nereidas. (Se sienta al lado de Lucrecia, hacindola objeta de grotescas atenciones.)CATRIN TERCERO(Entrando.) Silfides, soy vuestro esclavo. (Se sienta al lado de Leonor, colmndola de mimos.)CATRIN CUARTO(Entrando.) Musas del amor, mis respetos. (Se sienta al lado de una muchacha, haciendo payasadas.)CATRIN QUINTO(Entrando.) Hadas, he aqu a vuestro paje. (Se sienta al lado de la otra muchacha, gesticulando y riendo a carcajadas.) (El mozo sale.)CATRIN PRIMEROA ver las copas!DOA CHOLEVoy en seguida. (Vierte un licor en las copas y las pasa a los concurrentes. Isabel no acepta.)CATRIN SEGUNDOMsica!DOA CHOLELa orquesta est en la otra pieza. Voy a decir a los msicos que entren.CATRIN TERCERONo, no, que se vayan a acostar los de la murga. Por esta vez tenemos con el vino. (Los catrines: S, que se vayan a dormir. Ren y gritan.) (Todos permanecen con las copas en la mano.)CATRIN PRIMERO(Mostrando la copa a todos.) Salud! (Todos, excepto Isabel, repiten: Salud! y beben la copa de un sorbo.) Ms copas! (Doa Chole sirve licor en las copas y las distribuye.)CATRIN SEGUNDO(Al primero.) Oiga, seor juez, ser usted capaz de sentenciar maana, en la calificacin, a los borrachines a mes y vuelta?CATRIN PRIMEROEl deber ante todo, seor diputado! Y usted tendr hgados para apoyar en la Cmara el proyecto de ley contra las destileras y la fabricacin del pulque?CATRIN SEGUNDOClaro que s! No faltaba ms! Y hasta predicar la termperancia! Ja, ja, ja......! (Doa Chole reparte las copas, que todos apuran de un sorbo, con excepcin de Isabel, que rehusa la suya.)CATRIN TERCEROMs copas!CATRIN CUARTOBasta de copas! Eso es vulgar! Ahora, a pico de botella! (Todos, visiblemente ebrios, celebran la ocurrencia con risotadas y gritos destemplados. Doa Chole distribuye cinco botellas entre los hombres y ella se queda con una. Todos dan grandes sorbos y hacen beber a sus compaeras, con excepcin de Isabel.)CATRIN QUINTO(Al tercero.) General, bebamos a la salud de los soldados que ganaron las batallas para usted.CATRIN TERCEROS, a la salud de la carne de caon y del peladaje en general. No olvidemos en nuestras alegras a los que se sacrificaron por nosotros.CATRIN CUARTOS, no olvidemos a las abejas laboriosas que producen la miel para nosotros. Ja, ja, ja....!CATRIN PRIMEROS, bebamos a la salud de las abejas humanas que son tan bonachonas que dejan con vida a sus zanganos. Ja, ja, ja.......! (Todos ren; el catrn segundo rueda por el suelo con Lucrecia, perfectamente ebrios.) (Doa Chole y Leonor caen por su lado.)CATRIN TERCERO(Sealado al segundo.) He ah al que predica la temperancia y aboga por la prohibicin de la fabricacin de alcoholdes. Ja, ja, ja.......! (El catrn primero se desploma, ebrio.) (Sealndolo.) Y ste privar maana de su libertad a los borrachines que caen en la va pblica. Ja, ja, ja.....! Qu mundo ste! Qu mundo.....! (Cabeceando.) Qu....mun-do.......! (Rueda insensible.) (La muchacha del catrn cuarto rueda tambin.)CATRIN CUARTO(Sealando al tercero.) Ja, ja, ja......! El General! Este no cay en los campos de batalla porque siempre se mantuvo a respetables kilmetros de distancia; pero en el lupanar, es todo un hroe..... Ja, ja, ja.....! (Rueda a su vez balbuciendo incoherencias, ocurriendo lo mismo con el resto excepto Isabel.)ISABEL(Contemplando el cuadro.) Dios mo, scame de este infierno! Slvame! Qu cosas he odo, Dios mo! Haran enrojecer de vergenza a una piedra! (Pausa.) Tengo miedo; entre muertos me sentira ms tranquila. (Solloza.) Llora, corazn, llora tu orfandad, que ests solo. El que lata contigo, el que te hizo sentir los dulces estremecimientos del amor, se ha tornado perjuro y traidor. (Pausa.) Madre, por qu no me llevaste contigo? Mira que todo es triste para el triste: triste el vino que exacerba nuestros pesares; triste el da que con sus galas lastima el luto del corazn; triste la noche en que las estresllas tiemblan como lgrimas fras. (Esconde la cabeza entre las manos y permanece inmvil.) (Entra Jos.)ESCENA VIIIISABELY JOSJOS(Viendo a lo aloto en todas direcciones.) Aqu es. (Baja la vista.) (Con sorpresa.) Pero qu es esto? En qu pantano ha cado Isabel! Pobres mujeres, vctimas de un sistema que la cobarda humana no se atreve a demoler. (Se acerca a las mujeres cadas y las ve de cerca.) No es sta Isabel, ni sta; sta tampoco es. Ser sta? No, ni sta. (Reparando en Isabel, se dirige hacia ella.) Ha de ser sta. (La levanta la cabeza.) (Con dolor.) Isabel! (Trata de estreharla en sus brazos.)ISABEL(Con horror.) (Grita.) Ah! (Se pone en pie y lo rechaza.)JOS(Con ternura.) Qu tienes, amor mo? Ah, pobrecilla, debes estar muy nerviosa! Mrame, soy Jos!ISABEL(Con energa.) Retrate, demonio; no me tientes!JOS(Con ternura.) Soy Jos. Ah, canto has de haber sufrido para no reconocerme en seguida!ISABEL(Con energa.) Retrate! No te amo, te odio!JOS(Con amargura.) Si soy Jos, reconceme!ISABELNo estoy trastornada; s bien que eres Jos, un traidor, un malvado. Te aborrezco!JOS(Con dulzura.) Vendr maana, que quizs estars ms calmada. Te he buscado por media ciudad desde que sal de crcel, sin lograr encontrarte hasta ahora. Maana vendr.ISABELNo vengas. Te digo que te oborrezco. (Con energa.) Retrate! Retrate, miserable!JOS(Con dulzura.) No me ofendo por lo que me dices. Comprendo perfectamente que esta vida que se te ha forzado a arrastrar, ha tastornado tu cerbro. Yo te amo, Isabel, con la misma sinceridad de siempre, y he venido a invitarte a que compartas conmigo las penalidades y las escasas satisfacciones que nos ofrece la vida a los pobres.... (Isabel le aplica una cachetada, le escupe al rostro y sale corriendo.) (Se limpia el rostro.) Ser esto una realidad? No estar siendo vctima de una alucinacin? (Pausa.) No puedo creer que me odie, no lo puedo creer! (Con amargura.) Ah, s es realidad! No sueo; s, ella me ha lanzado al rostro su saliva. Pero no la culpo a ella, vctima inocente de la maldad social, que garantiza la dicha y la felicidad de los de arriba con el dolor y con las lgrimas de los de abajo.ACTO CUARTOCUADRO PRIMEROSala de sesiones de una organizacin obrera. Una mesa con peridicos y libros. Sillas de tule. Puertas laterales.ESCENA IJOS(Sentado junto a la mesa en actitud pensativa.) (Se escuchan campanadas.) (Levantndose.) Las siete de la noche. No tardar en llegar los compaeros. (Pasea a lo largo de la sala. Se acerca a una de las puertas y aplica el odo.) Ningn ruido viene de la calle, ni el ms leve rumor. Doce horas de huelga general han sumido a esta bulliciosa ciudad en una quietud sepulcral. Ni un tranva, ni un carruaje circulan por las calles. Qu xito tan lisonjero en cuanto al paro general: la masa se aceda en los amasijos porque no hay quien cueza el pan; el zapatero descansa; el andamio ha suspirado todo el da por el albail; la mquina extraa el aliento fatigado de su esclavo: el obrero. xito feliz, en suma, de la solidaridad de la clase productora, ay!, pero no se harn esperar las represalias de nuestros verdugos. Ellos no nos perdonarn nunca que hayamos encontrado al fin los trabajadores que la vida de la sociedad depende de nosotros, pues nos basta cruzarnos de brazos para que cese toda produccin (Pausa.) (Suspira.) Otra vez el mismo pensamiento! No puedo olvidar, no puedo olvidar. Yo quisiera no pensar ms en Isabel, olvidarla por completo; pero su recuerdo ocupa mi mente, avivado a cada instante por los mil detalles de la vida. Veo una mujer hermosa, y en el acto se me presenta la imagen de Isabel; veo parar una prostituta, y el corazn se me oprime pensando en Isabel: el dolor, la miseria, el infortunio, todo lo que es triste, evoca en m el recuerdo de Isabel, y, por contraste, todo lo que es placentero y risueo. (Entra Manuel, vestido con pulcritud.)ESCENA IIJOSY MANUELMANUEL (Entrando.) Salud, Jos!JOSSalud, Manuel! (Se estrechan la mano.)MANUEL Qu cansado estoy! (Se sienta.) No me he sentado en todo el da, andando de aqu para all para de all para ac. El paro es completo! Ninguna industria se mueve. (Consultando su reloj.) Caramba, se est haciendo tarde y no estamos aqu ms que t u up! Van a ser las siete y media y no se rene el comit de la huelga. (Se escucha rumor de voces de afuera y aparecen tres obreros.)ESCENA IIILOS MISMOS y OBREROS PRIMERO, SEGUNDO y TERCEROOBREROS (Entrando.) Salud, compaeros! (Se dirigen a las sillas y se sientan.)JOSY MANUEL Salud, compaeros!OBRERO PRIMERO (Vestido con pulcritud.) Poco ha faltado para que no hubiramos asistido a este mitin.OBRERO SEGUNDO Garca, Hernndez y cinco compaeros ms, que venan delante de nosotros, fueron arrestados por la polica.OBRERO TERCERO Nosotros tres nos salvamos porque fingimos no venir con ellos. Qu barbaridad!JOSY de qu se les acusa?OBRERO PRIMERO Al pasar oimos que el polica que haca cabeza de la patrulla de aprehensores, deca: "por traicin a la patria!"JOSMs claro no puede estar que lo que se nos ensea a amar como patria, y por lo cual se nos incita a tomar las armas, son los intereses de la burguesa. Porque a quin perjudica esta huelga si no es a la burguesa, que se vera forzada a mejorar nuestra situacin si el Gobierno no interviniera en su favor?MANUEL Oh, ya nadie duda que la patria son los intereses de los ricos! (Se escucha rumor de voces de afuera, y entran siete obreros.)ESCENA IVLOS MISMOS Y OBREROSOBREROS (Entrando.) Salud, compaeros. (Se dirigen a las sillas y se sientan.)TODOS (A los recin venidos.) Salud, compaeros!JOSEstamos ya completos, porque (dirigindose especialmente a los recin venidos) habis de saber que Garca, Hernndez y cinco compaeros ms, que son los que faltan, acaban de ser arrestados por la polica, y debemos darnos prisa para resolver lo conveniente en vista de las cirunstancias, antes de que los perros guardianes del Capitalismo hagasn su aparicin aqu (Dirigindose a todos.) Compaeros: esta huelga, que cuenta apenas doce horas de existencia, durante las cuales ha cesado toda actividad industrial, sirve para demostrar que no es el dinero el que hace mover las industrias, sino los msculos y el cerebro del trabajador, y, por lo tanto, el trabajador tiene derecho a disfrutar de todas y cada una de las ventajas que ofrece la civilizacin moderna, que no es otra cosa que el resultado de los esfuerzos de las generaciones de trabajadores que nos precedieron, conservado y acrecentado con el sudor y el sacrificio de la generacin actual. Es, pues, indiscutible nuestro derecho a gozar de todo el producto de nuestro trabajo; pero nuestros amos nos niegan hasta la ms insignificante mejora. Teniendo derecho a obtener el producto ntegro de nuestro trabajo, qu es lo que demandamos por la presente huelga? El aumento de unos cuantos centavos sobre nuestros salarios y la disminucin de la duracin de la jornada de trabajo. Una bicoca! Una migaja de los enormes tesoros que producimos! Pues bien, pesar de que los trabajadores como un solo hombre se han desclarado en huelga, y a pesar, tambin, de que la demanda es jussima, perderemos esta huelga.TODOS No, no, no la perdemos! Tenemos que triunfar!JOSVuelvo a repetirlo (con energa): la perderemos!MANUEL No podemos perder esta huelga, porque el Gobierno nos apoyar.OBRERO PRIMERO El Gobierno no puede faltar a sus promesas.OBRERO SEGUNDO No puede hacer traicin el Gobierno al pacto que con l celebraron los sindicatos obreros para exterminar a los campesinos.OBRERO TERCERO (A Jos.) Yo creo que eres un espa de la reaccin.TODOS (Gritando.) S, eres un reaccionario!JOSCalma, compaeros, calma, y escuchad unas cuantas palabras ms! Perderemos esta huelga tan hermosa, porque no estamos armados para hacer valer nuestro derecho. La solidaridad existe; de ello han dado buena prueba nuestros hermanos de clase abandonando el trabajo como un solo hombre; pero eso no basta. El enemigo no solamente es fuerte por su solidaridad, sino porque cuenta con armas y municiones para tenernos a raya a los hambrientos. Eso deberamos tener tambin nosotros: armas y municiones. Anete el crimen organizado, los proletarios, que representamos la justicia, debemos estar armados. Esto os dije antes de que declarsemos la huelga, y os lo vuelvo a repetir. El derecho, inerme, invita al atropello.MANUEL Nos quieres echar por un voladero. T quieres arreglarlo todo con barricadas y con guillotinas; pero afortunadamente los trabajadores tenemos buen sentido y no particpamos de tus locuras. (A los dems.) Compaeros, alerta! Recurrir a la violencia es echarlo a perder todo. Nuestro deber es obrar dentro de la Ley para que se nos respete. El derecho, inerme, atrae las simpatas de propios y extraos. Armado, invita a la violencia.OBRERO PRIMERO Compaeros: seguir las tcticas de Jos es echarnos de cabeza a un precipicio; es faltar a nuestro honor; es desconocer las firmas que con nuestro puo y letra pusimos al calce de ese pacto glorioso que con el Gobierno celebramos de apoyarlo para que l nos apoyase; es renegar de la sangre de nuestros mrtires derramada en apoyo de ese pacto; es declarar que fue intil el sacrificio de los batallones rojos; es, en suma, una deslealtad que equivale a tanto como a morder la mano generosa que nos brinda su amistad.TODOS Muera Jos! (Se forma una algaraba; se escuchan gritos de: eres un espa; no somos tus borregos; a otros con tus patraas; yo no doy mi sangre porque t vivas, muera la violencia!)JOSCalma, calma, o no llegaremos a entendernos! (Manuel y el obrero primero se adelantan y se afrentan a Jos.)MANUEL No es posible tener calma oyendo tus majaderas.OBRERO PRIMERO Se necesita tener sangre de atole para no enardecerse con tus estupideces.JOS(Sealando a Manuel y al obrero primero.) Es natural que t, y que t, no estis de acuerdo con mis tcticas de violencia, porque vosotros ya estis emancipados. Vivs de las organizaciones obreras; tenis asegurado el pan; ya formis parte de los privilegiados. Vosotros, los que vivs de las organizaciones obrerea, no podis ser sinceros en la lucha por la emancipacin de la clase trabajadora, y todos vuestros esfuerzos estn encaminados a refrenar los impulsos de rebelin y de protesta. Vuestro ideal no puede ser el derrumbamiento del sistema de la propiedad privada, porque entonces estara de ms vuestro papel de jefes obreros. Queris, s, consevar el sistema inicuo que hace posible la existencia de toda clase de parsitos. Veis con horror la revolucin, porque al da siguiente de ella, si triunfsemos los trabajadores, tendrais que trabajar codo con codo con nosotros para ganaros el pan. (Dirigindose a los dems.) Pero vosotros, que sents en vuestras entraas las mordeduras del hambre: vosotros, que estis condenados a sudar como bestias para conseguir el duro mendrugo, y que sois testigos impotentes del dolor de vuestras compaeras y del llanto de vuestros hijos, cmo se explica que no tengis prisa de salir cuanto antes del infierno en que vivs? Cmo se explica que dejis caer los brazos cuando la razn y la dignidad nos llaman a la calle y a la barricada?OBRERO SEGUNDO (Burln.) Ya que nos das la receta, danos el remedio! A ver las armas! Te nombramos general! Ja, ja, ja.......! (Todos ren de la ocurrencia y hacen demostraciones de desprecio hacia Jos.)JOSBien sabis que soy tan miserable como vosotros, y que no puedo daros las armas; pero tiempo sobrado habis tenido de haceros de una, desde que os estoy predicando estas cosas. Adems, si sois hombres, all estn los empeos y las armeras repletos de armas. Id a tomarlas, y si no podis, aguzad vuestro ingenio y echad mano del arma ms barata que hay. (Varios cul? cul?) El fuego! Recurrid al incendio!OBRERO TERCERO No somos criminales! No somos asesinos! (Se forma una algaraba: se oyen gritos de est loco! que lo amarren! lazo!)JOSMuy bien, entonces resignaos a ser asesinados. El Gobierno os prender a todos y os sentenciar a muerte o a largas condenas, porque, como todo Gobierno, debe velar por los intereses de la burguesa. Mientras el trabajador no sostenga sus derechos con las armas en la mano, ser eternamente esclavo. (Se forma una algaraba y se hacen demostraciones del desprecio a Jos. De afuera se escucha la primera estrofa del himno anarquista "Hijo del Pueblo," cantado por hombres, mujeres y nios:"Hijo del pueblo, te oprimen cadenas,"Y esa injusticia no puede seguir."Si tu existencia es un mundo de penas"Antes que esclavo, prefiere morir,"seguida de disparos de armas de fuego y una confusa gritera que se va alejando. Todos, con excepcin de Jos, quedan anonadados.) Se asesina a nuestros hermanos en las calles! A compartir su suerte, compaeros, a la calle todos! (Nadie se mueve, permaneciendo cabizbajos.) Cobardes! No se rompen las cadenas con las manos vacas sino con el rifle y la dinamita! (Hace una mueca de desprecio y sale.)OBRERO SEGUNDO Tal vez tenga razn Jos. El arma es la mejor garanta del derecho.OBRERO TERCERO Querer emanciparnos con los brazos cruzados, es ir de derrota en derrota. (Se escucha de afuera un rumor de fuertes pisadas, y entra un oficial seguido de diez soldados.)ESCENA VLOS MISMOS Y OFICIALOFICIAL(A los obreros.) Nadie se mueva! Daos por presos!MANUEL Por qu?OFICIALPor trastornar el orden, por sedicin, motn, asonada, rebelin y traicin a la patria!MANUEL Pero es que no tenemos armas.OFICIALJa, ja, ja.......! Eso y lo sabemos, por eso venimos a arrestaros! (A los soldados.) Ea, amarrad a estos pelados, y al cuartel con ellos! (Los soldados proceden a maniatar a los obreros.)OBRERO SEGUNDO Tena razn Jos! El derecho, inerme, invita al atropello!(Cambia la decoracin.)CUADRO SEGUNDOUna calleESCENA IGENERALY MRQUEZGENERAL(Aparece por la derecha con Mrquez al frente de diez soldados.) (A los soldados.) Cinco hombres a guardar la bocacalle por donde entramos, y cinco a la otra. (Los soldados se dirigen a los puestos indicados.) Mi buen Mrquez, hay que escarmentar el peladaje. Qu es eso de abandonar el trabajo a la hora que se les da la gana? He aqu la ciudad privada, durante doce horas, de agua, de tranvas, de carruajes, de toda clase de servicios, porque a los seores pelados se les antoja, no ms por eso!MRQUEZDice usted muy bien, mi general, esa es una canallada que hay que escarmentar. Si usted me lo permite, voy en seguida a castigar a ms de cuatro. (Se dispone a marcharse.)GENERAL(Lo detiene violentamente de un brazo.) (Volviendo azorado el rostro en todas direcciones.) No se precipite, mi buen Mrquez, que no es bueno que quede yo solo en un momento de tanta conmocin. La vida del general es preciosa y debe estar perfectamente resguardada.MRQUEZTiene usted razn, mi general. Me quedar al lado de usted para prteger con mi vida ese noble pecho, al que slo pueden tocar las manos blancas de lindsimas doncellas, al colgar de l las cruces y las medallas del mrita y del honor.GENERALQueda usted ascendido a coronel, mi buen Mrquez.MRQUEZGracias, mi general, y que Dios conserve su preciosa vida para la felicidad de la Patria.GENERALNo tiene usted por qu darme las gracias, mi buen Mrquez. A m me gusta hacer el bien a todo el mundo. Por eso ver usted que no tengo enemigos.MRQUEZEfectivamente, mi general; pero la gente es tan malvada que no tiene gratitud. Pongo por ejemplo a Isabel. Usted la sac del pantano en que se encontraba, la honr con sus caricias, y cul ha sido el pago? La ms negra de las ingratitudes! Ahora est trabajando en una fbrica de cigarros.GENERALTiene usted razn, mi buen Mrquez. Hice cuanto pude por esa muchacha; pero ella no supo conservar el bien que en m tena. Quera que la considerara como si hubiera sido una joven que se e hubiera entregado pura de toda mancha. Me aburri, y a los tres meses la despach a paseo. S que me odia; pero un general no le tiene miedo a nada. (Se oye un disparo de arma de fuego.) (Trmulo de terror.) Eh? ...... Qu ...... qu ...... es eso? (Dos soldados de la izquierda traen en medio de ellos a otro desarmado).SOLDADO PRIMERO (Cuadrndose.) MI general, a este hombre se le escap un tiro.SOLDADO SEGUNDO (Cuadrndose.) Mi general, el disparo fue accidental.GENERAL(Furioso.) Muy bien, que lo fusilen! Ahora, a vuestro puesto. (Los soldados se retiran.) (A Mrquez.) Hay que obrar con mano de hierro, mi buen Mrquez. El Gobierno ha impuesto la ley marcial con motivo de la huelga y ha decretado que deben ser pasados por las armas los directores de la huelga, los que tomen participacin en ella, los que asistan a un mitin en que se trate de la huelga y a todos los que simpaticen con el movimiento. As se necesitaba ya, para bajarles los humos a esos seores obreros que se crean merecerlo todo! Que recuerden que si ellos tienen derecho a vivir, tambin lo tenemos los ricos y todos los que servimos al Gobierno. Qu sera de una sociedad sin ricos y sin gobierno? La virtud estara de una sociedad sin ricos y sin gobierno? La virtud estara a merced del ms fuerte, los buenos seran aplastados por los malos, y nadie tendra pan, porque sin dinero, con qu se puede comprar pan? As, pues, a obrar con mano de hierro. Energa! Energa! Afortunadamente para la sociedad, cuenta con un hombre (dndose sendas palmadas en el pecho) que no conoce lo que es miedo. (Se escucha por la derecha el rumor de un vocero que se acerca.) (Trmulo de terror y volviendo el rostro a derecha e izquierda.) Eh? ......... Qu ...... qu ...... pa-sa? (Se acerca un soldado de la derecha.)SOLDADO (Cuadrndose.) Mi general, se avista gente a dos cuadras de distancia.GENERAL(Al soldado.) No hay tiempo que perder. Por la izquierda todos? (El soldado corre hacia la derecha y con el resto de sus compaeros marcha despus a gran prisa hacia la izquierda, desapareciendo.) (A Mrquez.) Vmonos, mi buen Mrquez, a buscar un lugar ms seguro, porque la vida de los generales es preciosa. (Salen precipitadamente por la izquierda.) (Entra Isabel por la derecha, seguida de un grupo de trabajadores, hombres, mujeres y nios, que forman grande algazara.)ESCENA IIISABEL(Levanta una mano y se impone el silencio.) Compaeros: la huelga ha sido quebrada por los mismos que, para alcanzar al Poder, en sus momentos de apuro prometieron al pueblo trabajador toda clase de ventajas. El pueblo, confiado, tuvo fe en la honradez de sus caudillos, y se lanz al combate, olvidando las lecciones de la historia de todos los tiempos y de lodos los pases, que nos ensean que a la hora del triunfo los caudillos y los redentores pagan con puntapis los sacrificios que los desheredados hicieron por encumbrarlos. En estos momentos la Historia consigna una vez ms el mismo hecho: el Gobierno desconoce los sacrificios de los trabajadores, a quienes prometi apoyar en sus querellas con los ricos, y paga la sangre de nuestros mrtires con rdenes de proscripcin y de muerte para los obreros en huelga. Compaeros: que sea esta la ltima vez que la Historia, avergonzada de nuestra estupidez, tenga que consignar el mismo hecho. Si queremos ser libres, debemos acabar con la causa de todos nuestros males: la propiedad privada, haciendo de todo cuanto existe la propiedad de todos; pero hacindolo nosotros mismos, sin esperar a que un gobierno decrete la expropiacin, porque los gobiernos tienen que ser forzosamente los puntales del capitalismo. Viva la expropiacin para el beneficio de todos! (Todos contestan: Viva!) Muera todo gobierno! (Todos contestan: Muera!) Ahora, compaeros, retirmonos a nuestras casas para reanudar maana nuestra tarea de esclavos miserables; pero que esta derrota nos sirva para que en lo futuro no volvamos a creer ms en promesas ni a reclamar nuestro derecho con las manos vacas. El derecho, para hacerse respetar, necesita el auxilio del rifle. (Aplausos y gritos. Hombres, mujeres, y nios cantan la primera estrofa de "Hijo de Pueblo," y al finalizar se escuchan disparos por la derecha, que ocasionan gran confusin y arrancan los gritos de nos provocan!; asesinos!; venganza!; venganza! Saliendo todos precipitadamente por la izquierda.) (Aparecen por la derecha un oficial y diez soldados disparando sus rifles hacia la izquierda.)ESCENA IIIOFICIAL(A los soldados.) Alto el fuego! (Los soldados dejan de disparar.) Descansen, armas! (Los soldados descansan las armas.) Han hudo como liebres esos pelados. Ja, ja, ja ....! Hay que ensearles a plomazos que con el Gobierno no se juega. Ahora, a aprehender a los promotores de la huelga en su madriguera. (A los soldados.) Tercien, armas! (Los soldados tercias armas.) Media vuelta a la derecha, doblando! (Los soldados ejecutan la maniobra.) De frente, marchen! (Marchan y salen, seguidos del oficial.) (Entra Jos por la derecha.)ESCENA IVJOSPor aqu han pasado los soldados. No debe estar muy lejos el lugar de la carnicera. (Viendo hacia la izquierda.) Me parece distinguir all formas humanas tiradas en el suelo. Cobarde hazaa de la fuerza! Cundo comprenders, pueblo inocente, que tu primer deber es armar tu brazo para hacerte respetar? (Corre hacia la izquierda y sale.)(Cambia la decoracin.)CUADRO TERCEROOtra calle. Diseminados unos ocho cadveres de hombres, mujeres y nios proletarios, entre ellos el de Isabel.ESCENA NICAJOS(Entra precipitadamente por la izquierda.) (Contemplando el cuadro.) As pagas, sistema inicuo, los sacrificios de los humildes. He ah, acribillados a balazos, a los productores de la riqueza social. He ah tu obra, burgus! He ah tu obra, gobernante! Clrigo, ah estn tus victimas! Esa sangre que enrojece el asfalto de la calle debera ostentarse eternamente en vuestros rostros, para horror de la humanidad. Infames! Converts en oro el sudor y las lgrimas del proletario, y cuando ste, con las manos vacas, os pide una migaja ms de pan porque los nios desfallecen de hambre, porque la compaera se agota por la anemia, contestis con el estampido de vuestros fusiles y llenis de plomo los vientres vacos. (Se acerca a los cadveres.) Tambin nios! (Emocionado.) Vuestro crimen ha sido empapar la tierra con vuestro llanto pidiendo pan. (Pausa.) Y ancianos! Oh, nobles veteranos del trabajo, que despus de haber sudado oro para vuestros amos, no hubo un pedazo de pan duro que cayera en vuestras manos temblorosas! Vuestras canas venerables no tuvieron la virtud de detener la mano del asesino. Ah, pobres mujeres .... (Al descubrir el cadver de Isabel.) Pero qu es lo que veo .........? Ah, fuerzas, no me abandonis! (Con desesperacin.) Isabel! Isabel! Isabel! (Solloza.) (Posa una rodilla en tierra y coloca sobre la otra la cabeza de Isabel.) (Acaricindola.) Soy yo, Isabel, soy Jos. Mrame, soy yo. Insltame, escpeme; pero no te mueras. Ah, mi razn oscila como un enorme pndulo que se mueve en las tinieblas! Isabel! Isabel! Isabel! No me oye, est muerta! Tu corta existencia fue un camino de espinas, y tu lecho de muerte el asfalto de la calle. Me dejas solo, solo en este ambiente emponzoado por la maldad de los de arriba y la cobarda de los de abajo. Ambiente envenenado por el aliento de dos crmenes, porque si crimen es oprimir, crimen tambin es no partir en dos el corazn del opresor.(Cambia la decoracin.)CUADRO CUARTOOtra calle.ESCENA NICAGENERALY MRQUEZGENERAL(Aparece por la derecha con Mrquez y diez soldados.) (A Mrquez.) Aprisa, aprisa, mi buen Mrquez! No vaya a suceder que tengamos algn encuentro desagradable, porque tanto le estamos haciendo al buey manso, o sea el pueble, que acabar por embestirnos. Tomemos barrera, mi buen Mrquez, tomemos barrera, que desde lejos se ven los toros.MRQUEZS, mi general, hay que cuidar ese pecho glorioso destinado a recibir medallas y no balazos.GENERALExactamente, mi buen Mrquez. (Salen todos a gran prisa por la izquierda.)(Cambia la decoracin.)CUADRO QUINTOOtra calle. Un grupo de hombres y mujeres, armados con fusiles, pistolas y piedras, atareados en la construccin de una barricada por la izquierda, empleando para ello sacos llenos de tierra, mobiliario de casa y otros objetos.ESCENA NICAJOSY REBELDESJOS(Entrando por la derecha.) Salud, camaradas! (Varios responden sin dejar de trabajar: salud!) (Con entusiasmo.) Aqu hay vida! La vida es combate, es esfuerzo, es movimiento. Pueblo quieto, pueblo esclavo, pueblo muerto. (Se apresura a tomar participacin en la construccin de la barricada.) Manos a la obra! Camaradas: esta barricada ser al mismo tiempo cuna de una idea fecunda y sepultura gloriosa de un puado de proletarios que conocen el honor. (La barricada queda concluda.)REBELDE PRIMERO Se nos ha provocado, y a la violencia contestamos con la violencia.REBELDE SEGUNDO (mujer) Las huelgas por un pedazo ms o menos de pan, son cosas que deberamos tener ya olvidadas los proletarios y, sobre todo, si se hacen con los brazos cruzados. Aunque se gane una huelga, en realidad nada gana el trabajador, porque si logra que el burgus le aumente el salario, el burgus buscar su desquite de otra manera, elevando los alquileres de las casas, aumentando el precio de los comestibles, y as por el estilo, con lo que el pobre esclavo queda burlado siempre. Que la experiencia sirva alguna vez para abrir los ojos a los pueblos, y les haga ver que el mismo esfuerzo y el mismo sacrificio que requiere la lucha por un pedazo ms de pan, es exactamente lo que se necesita para demoler de una vez este sistema criminal, y hacer de todas las cosas la propiedad de todos. (Todos aplauden; se escuchan gritos: Viva la Revolucin Social! Viva la Anarqua! Viva Tierra y Libertad!)REBELDE TERCERO (Fungiendo de centinela.) Camaradas, alerta! El enemigo est al frente! (Todos se disponer a pelear; Jos saca su revlver y cantan el himno anarquista "Hijo de Pueblo:""Hijo del pueblo, te oprimen cadenas,"Y esa injusticia no puede seguir."Si tu existencia es un mundo de penas,"Antes que esclavo prefiere morir."Esos burgueses, asaz egostas,"Que as desprecian la humanidad,"Sern barridos por los anarquistas,"Al fuerte grito de libertad.(CORO) Ah!..............."Rojo pendn,"No ms sufrir;"La explotacin"Ha de sucumbir."Levntate,"Pueblo leal,"Al grito"De Revolucin Social."Vindicacin"No hay que pedir;"Slo la unin"La podr exigir."Nuestro pavs"No rompers,"Torpe burgus."Atrs! Atrs!"Una voz de afuera: Viva el Supremo Gobierno! Los de la barricada contestan: Muera! Se entabla un tiroteo, durante el cual los de afuera gritan: Viva la Constitucin! Viva el Supremo Gobierno!, y los de la barricada: Viva la Revolucin Social! Mueran los ricos! Muera el Gobierno!, y van cayendo muertos, hasta quedar solamente Jos y los rebeldes primero y segundo.)JOS(Cargando su rifle, que ha tomado de uno de los muertos.) El parque se acaba! Pudiera convertir en balas mi odio a los tiranos! (Contina disparando.)REBELDE PRIMERO No hay balas, pero nos sobra corazn. (Descubrindose el pecho.) Herid, esbirros! (Cae muerto.)REBELDE SEGUNDO (Dispara su pistola.) (Dirigindose a los de afuera.) Soldados: habis asesinado a hijos del pueblo, a hermanos vuestros, porque vosotros tambin sois hijos de madres proletarias; vosotros tambin sois de nuestra clase, porque frecuentasteis el taller antes de vestir el uniforme del esbirro; porque os codeasteis con nosotros en la fbrica antes de ingresar al cuartel; porque os ganasteis el pan honradamente antes de ser los puntales de la opresin. Daos prisa en matarnos, que algn da suspiraris por nosotros; matadnos para que vuestros hijos puedan saborear el pan ensangrentado que les llevaris a sus bocas. (Cae muerto.)JOS(A los soldados.) Terminad vuestra obra, insensatos! Ganad medallas para vuestros generales, que os pagarn con el estupro de vuestras hermanas y de vuestras hijas. Sostened a los verdugos de vuestros propios hermanos, y pisotead este puado de corazones generosos, que tendrn la virtud de convertirse en montaas de odio que os aplastarn maana a vosotros y al sistema que sostenis. Viva la anarqua! Viva Tierra y Libertad! (Se escuchan disparos de afuera, y cae muerto.)TELN35Envie Comentario [email protected]