Volumen I - Poesía y Teatro

7/16/2019 Volumen I - Poesía y Teatro

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COLECCIÓN

PENSAMIENTO DOMINICANO

VOLUMEN I

Poesía y Teatro



Santo Domingo, Repblica Dominicana2008

COLECCIÓNPENSAMIENTO DOMINICANO

VOLUMEN I

Poesía y TeatroPoesía

DOMINGO MORENO JIMENES | ANTOLOGÍAFRANKLIN MIESES BURGOS | ANTOLOGÍA

JUAN ANTONIO ALIX | DÉCIMAS – TOMOS I Y IISALOMÉ UREñA DE hENRÍqUEz | POESÍAS ESCOGIDAS

PEDRO RENÉ CONTÍN AYBAR | POESÍA DOMINICANA | ANTOLOGÍA

Teatro

MANUEL RUEDA | LA TRINITARIA BLANCA. COMEDIA DRAMÁTICA EN TRES ACTOS

INTRODUCCIóN: Jeannette Miller

EPÍLOGO: Jorge Tena Reyes



CONSEJO DIRECTIVO

Mariano Mella, PresidenteDennis R. Sim Torres, Vicepresidente

Tomás Fernánde W., Tesorero

Manuel García Arévalo, Vicetesorero

Octavio Amiama de Castro, Secretario

Scrates Olivo Álvare, Vicesecretario

VOCALES

Eugenio Pére Montás • Miguel de CampsEdwin Espinal • Julio Ortega Tous • Mu-Kien Sang Ben

Antonio Morel, Comisario de Cuentas

ASESORES

José Alcántara Almánar • Andrés L. Mateo • Manuel Mora Serrano

Eduardo Fernánde Picardo • Virtudes Uribe • Amadeo Julián

Guillermo Pia Contreras • Emilio Cordero Micel • Raymundo GonáleMaría Filomena Gonále • Eleanor Grimaldi Silié

EX-PRESIDENTES

Enriue Apolinar henríue +

Gustavo Tavares Espaillat • Frank Moya Pons • Juan Tomás Tavares K.

Bernardo Vega • José Ce Ceco • Juan Daniel Balcácer

Jess R. Navarro zerpa, Director Ejecutivo

Sociedad dominicanade BiBlióiloS



BANCO DE RESERVASDE LA REPúBLICA DOMINICANA

Daniel Toribio

Administrador General

Miembro ex ocio

CONSEJO DE DIRECTORES

Lic. Vicente BengoaSecretario de Estado de hacienda

Presidente ex ocio

Lic. Mícalo E. Bermde

Miembro

Vicepresidente

Dra. Andreína Amaro ReyesSecretaria General

VOCALES

Ing. Manuel Guerrero V.

Lic. Domingo Dauajre Selman

Lic. Luis A. Encarnacin Pimentel

Dr. Joauín Ramíre de la Roca

Lic. Luis Mejía Oviedo

Lic. Mariano Mella

SUPLENTES DE VOCALES

Lic. Danilo Día

Lic. héctor herrera Cabral

Ing. Ramn de la Roca Pimentel

Ing. Manuel Enriue Taváre Mirabal

Lic. Estela Fernánde de Abreu

Lic. Ada N. Wiscovitc C.



COMITÉ DE EVALUACIóN Y SELECCIóN

Orin MejíaDirector General de Comunicaciones y Mercadeo, Coordinador

Luis O. Brea FrancoGerente de Cultura, Miembro

Juan Salvador Taváre DelgadoGerente de Relaciones Pblicas, Miembro

Emilio Cordero MicelSociedad Dominicana de Bibliólos

Asesor

Raymundo GonáleSociedad Dominicana de Bibliólos

Asesor

María Filomena GonáleSociedad Dominicana de Bibliólos

Asesora

Jess Navarro zerpaDirector Ejecutivo de la Sociedad Dominicana de Bibliólos

Secretario

Los editores han decidido respetar los criterios gramaticales utilizados por los autoresen las ediciones que han servido de base para la realización de este volumen

COLECCIÓNPENSAMIENTO DOMINICANO

VOLUMEN I

Poesía y TeatroPoesía

DOMINGO MORENO JIMENES | ANTOLOGÍAFRANKLIN MIESES BURGOS | ANTOLOGÍA

JUAN ANTONIO ALIX | DÉCIMAS – TOMOS I Y II

SALOMÉ UREñA DE hENRÍqUEz | POESÍAS ESCOGIDASPEDRO RENÉ CONTÍN AYBAR | POESÍA DOMINICANA | AN TOLOGÍA

TeatroMANUEL RUEDA | LA TRINITARIA BLANCA. COMEDIA DRAMÁTICA EN TRES ACTOS

ISBN: Coleccin completa: 978-9945-8613-9-6ISBN: Volumen I: 978-9945-457-00-1

Coordinadores:Luis O. Brea Franco, por Banreservas; y

Jesús Navarro Zerpa, por la Sociedad Dominicana de Bibliólos

Ilustración de la portada: Rafael Hutchinson | Diseño y arte nal: Ninón León de SalemeCorreccin de pruebas: Juan Freddy Armando | Impresin: Amigo del hogar

Santo Domingo, Repblica Dominicana. Abril, 2008

Esta publicacin, sin valor comercial,es un producto cultural de la conjuncin de esfuerosdel Banco de Reservas de la Repblica Dominicana

y la Sociedad Dominicana de Bibliólos, Inc.

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CONTENIDO

PresentacinOrigen de la Colección Pensamiento Dominicano y criterios de reedición ............................. 11DANiEl TORiBiO

Administrador General del Banco de Reservas de la Repblica Dominicana

ExordioReedición de la Colección Pensamiento Dominicano: una realidad ........................................ 15

MARiANO MEllA

Presidente de la Sociedad Dominicana de Bibliólos

IntroduccinRescatando la poesía y el teatro con la Colección Pensamiento Dominicano .......................... 17

JEANNETTE MillER

PoesíaDOMINGO MORENO JIMENES. ANTOLOGÍA

(Selección y prólogo): Domingo Moreno Jimenes. Una interpretación de su poesía ....... 31 FlÉRiDA DE NOlAsCO

FRANKLIN MIESES BURGOS. ANTOLOGÍA (Selección y prólogo): Un aspecto de la poesía de Franklin Mieses Burgos. Ubicación ...... 107 FREDDY GATóN ARCE

JUAN ANTONIO ALIX. DÉCIMAS –TOMOS I Y II– (Selección y prólogo): La moral y la literatura ................................................................. 175 JOAquÍN BAlAGuER

SALOMÉ UREñA DE hENRÍqUEz. POESÍAS ESCOGIDAS Salomé Ureña de Henríquez ....................................................................................... 409

PEDRO HENRÍquEz uREñA

POESÍA DOMINICANA. ANTOLOGÍA (Selección y prólogo): Poesía dominicana ....................................................................... 503 PEDRO RENÉ CONTÍN AYBAR

TeatroMANUEL RUEDA. lA TRiNiTARiA BlANCA (COMEDIA DRAMÁTICA EN TRES ACTOS)

(Prólogo) ....................................................................................................................... 637 JuAN GONzálEz CHAMORRO

EpílogoPresencia del libro en Santo Domingo desde el siglo XVI hasta Julio Postigo

JORGE TENA REYEs ...................................................................................................................... 709

Semblana de Julio D. Postigo, editor de la Coleccin Pensamiento Dominicano ....... 743

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PRESENTACIóN

Origen de la Colección Pensamiento Dominicano y criterios de reedición

Es con suma complacencia ue, en mi calidad de Administrador General del Banco deReservas de la Repblica Dominicana, presento al país la reedicin completa de la ColecciónPensamiento Dominicano realizada con la colaboración de la Sociedad Dominicana de Bibliólos,ue abarca cincuenta y cuatro tomos de la autoría de reconocidos intelectuales y clásicos denuestra literatura, publicada entre 1949 y 1980.

Esta compilacin constituye un memorable legado editorial nacido del tesn y la entrega

de un ombre bueno y laborioso, don Julio Postigo, ue con ilusin y voluntad de quijotese dedica plenamente a la promocin de la lectura entre los jvenes y a la difusin del librodominicano, tanto en el país como en el exterior, durante más de setenta aos.

Don Julio, originario de San Pedro de Macorís, en su dilatada y fecunda existencia ejercecomo pastor y librero, y se convierte en el editor por antonomasia de la cultura dominicanade su generacin.

El conjunto de la Coleccin versa sobre temas variados. Incluye obras ue abarcan desdela poesía y el teatro, la istoria, el dereco, la sociología y los estudios políticos, asta incluirel cuento, la novela, la crítica de arte, biografías y evocaciones.

Don Julio Postigo es designado en 1937 gerente de la Librería Dominicana, una de-pendencia de la Iglesia Evangélica Dominicana, y es a partir de ese ao ue comiena lapreistoria de la Coleccin.

Como medida de promocin cultural para atraer nuevos pblicos al local de la Libreríay difundir la cultura nacional organia tertulias, conferencias, recitales y exposiciones delibros nacionales y latinoamericanos, y abre una sala de lectura permanente para ue losestudiantes puedan documentarse.

Es en ese contexto ue en 1943, en plena guerra mundial, la Librería Dominicana publicasu primer título, cuando an no abía surgido la idea de acer una coleccin ue reunieralas obras dominicanas de mayor relieve cultural de los siglos XIX y XX.

El libro publicado en esa ocasin fue Antología Poética Dominicana , cuya seleccin y pr-logo estuvo a cargo del eminente crítico literario don Pedro René Contín Aybar. Esa obraviene posteriormente recogida con el nmero 43 de la Coleccin e incluye algunas variantescon respecto al original y un nuevo título: Poesía Dominicana.

En 1946 la Librería da inicio a la publicacin de una coleccin ue denomina Estudios ,con el n de poner al alcance de estudiantes en general, textos fundamentales para comple-mentar sus programas académicos.

Es en el ao 1949 cuando se publica el primer tomo de la Colección Pensamiento Domini-cano , una antología de escritos del Lic. Manuel Troncoso de la Conca titulada NarracionesDominicanas, con prlogo de Ramn Emilio Jiméne. Mientras ue el ltimo volumen, el

nmero 54, corresponde a la obra Frases dominicanas , de la autoría del Lic. Emilio RodrígueDemorii, publicado en 1980.

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COLECCIóN PENSAMIENTO DOMINICANO | V olumen I | POESÍA Y TEATRO

Una reimpresin de tan importante obra pionera de la bibliografía dominicana delsiglo XX, como la Colección Pensamiento Dominicano , presenta graves problemas para edi-

tarse acorde con parámetros vigentes en nuestros días, debido a ue originariamente nofue diseñada para desplegarse como un conjunto armónico, planicado y visualizado entodos sus detalles.

Esta aaa, en sus inicios, se logra gracias a la voluntad incansable y al eroísmocotidiano ue exige aorrar unos centavos cada día, para constituir el fondo necesario uepermita imprimir el siguiente volumen –y así sucesivamente– asesorándose puntualmentecon los más destacados intelectuales del país, ue sugerían medidas e innovaciones ade-cuadas para la edicin y títulos de obras a incluir. A veces era necesario ue ellos mismoscrearan o seleccionaran el contenido en forma de antologías, para ser presentadas con un

breve prlogo o un estudio crítico sobre el tema del libro tratado o la obra en su conjunto,

del autor considerado.Los editores emos decidido establecer algunos criterios generales ue contribuyen a

la unidad y coerencia de la compilacin, y explicar el porué del formato condensado enue se presenta esta nueva versin. A continuacin presentamos, por mor de concisin, unaserie de apartados de los criterios acordados:

Al considerar la cantidad de obras ue componen la Coleccin, los editores, atendien-do a razones vinculadas con la utilización adecuada de los recursos técnicos y nancierosdisponibles, emos acordado agruparlas en un nmero reducido de volmenes, uepodrían ser 7 u 8. La denición de la cantidad dependerá de la extensión de los textos

disponibles cuando se digitalicen todas las obras.

Se an agrupado las obras por temas, ue en ocasiones parecen coincidir con algunosgéneros, pero ésto slo a sido posible asta cierto punto. Nuestra edicin comprenderálos siguientes temas: poesía y teatro, cuento, biografía y evocaciones, novela, crítica dearte, dereco, sociología, istoria, y estudios políticos.

Cada uno de los grandes temas estará precedido de una introduccin, elaborada porun especialista destacado de la actualidad, ue será de ayuda al lector contemporáneo,para comprender las raones de por ué una determinada obra o autor lleg a conside-

rarse relevante para ser incluida en la Colección Pensamiento Dominicano, y lo auxiliarápara situar en el contexto de nuestra época, tanto la obra como al autor seleccionado.Al nal de cada tomo se recogen en una cha técnica los datos personales y profesionalesde los especialistas ue colaboran en el volumen, así como una semblana de don JulioPostigo y la lista de los libros ue componen la Coleccin en su totalidad.

De los tomos presentados se icieron varias ediciones, ue en algunos casos mo-dicaban el texto mismo o el prólogo, y en otros casos más extremos se podía agregarotro volumen, al anteriormente publicado. Como no era posible realiar un estudiolológico para determinar el texto correcto críticamente establecido, se ha tomado como

ejemplar original la edicin cuya portada aparece en facsímil en la página preliminarde cada obra.



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PRESENTACIóN | DanIel T orIbIo , aDmInIsTraDor General De banreserVas

Se decidi, igualmente, respetar los criterios gramaticales utiliados por los autoreso curadores de las ediciones ue an servido de base para la realiacin de esta publi-

cacin. Las portadas de los volmenes se an diseado para esta ocasin, ya ue los plan-teamientos grácos de los libros originales variaban de una publicación a otra, así comola tonalidad de los colores que identicaban los temas incluidos.

Finalmente se decidi ue, además de incluir una biografía de don Julio Postigo yuna relacin de los contenidos de los diversos volmenes de la edicin completa, agregar,en el ltimo tomo, un índice onomástico de los nombres de las personas citadas, y otroíndice, también onomástico, de los personajes de cción citados en la Colección.

En Banreservas nos sentimos jubilosos de poder contribuir a ue los lectores de nuestrotiempo, en especial los más jvenes, puedan disfrutar y aprender de una coleccin biblio-gráca que representa una selección de las mejores obras de un período áureo de nuestracultura. Con ello resaltamos y auspiciamos los genuinos valores de nuestras letras, ampliamosnuestro conocimiento de las esencias de la dominicanidad y renovamos nuestro orgullo deser dominicanos.

Daniel Toribio

Administrador General



EXORDIO

Reedición de la Colección Pensamiento Dominicano:una realidad

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Como presidente de la Sociedad Dominicana de Bibliólos siento una gran emoción al ponera disposicin de nuestros socios y pblico en general la reedicin completa de la ColecciónPensamiento Dominicano cuyo creador y director fue don Julio Postigo. Los 54 libros uecomponen la Coleccin original fueron editados entre 1949 y 1980.

Salomé Urea, Scrates Nolasco, Juan Bosc, Manuel Rueda, Emilio Rodrígue Demorii,son algunos autores de una constelacin de lo más excelso de la intelectualidad dominicanadel siglo XIX y del pasado siglo XX, cuyas obras fueron seleccionadas para conformar loscincuenta y cuatro tomos de la Colección Pensamiento Dominicano. A la produccin intelectualde todos ellos debemos principalmente ue dica coleccin se aya podido conformar poriniciativa y dedicacin de ese gran ombre ue se llam don Julio Postigo.

qué mejor ue las palabras del propio seor Postigo para saber cmo surge la idea o la inspi-racin de acer la Coleccin. En 1972, en el tomo n.º 50 titulado Autobiografía de Heriberto Pieter ,en el prlogo, Julio Postigo escribi lo siguiente: (...) “Reconociedo nuestra poca idoneidad enestos menesteres editoriales, un sentimiento de gratitud nos embarga acia Dios, ue no slonos a ayudado en esta labor, sino ue creemos fue Él uien nos inspir para iniciar esta pu-

blicacin” (...); y luego aade: (...) “nuestra más ferviente oracin a Dios es ue esta Coleccincontine publicándose y ue sea exponente dentro y fuera de nuestra tierra, de nuestros másaltos valores”. En estos extractos podemos percibir la gran umildad de la persona ue astaese momento llevaba 32 aos editando lo mejor de la literatura dominicana.

La reedicin de la Colección Pensamiento Dominicano es fruto del esfuero mancomunadode la Sociedad Dominicana de Bibliólos, institución dedicada al rescate de obras clásicasdominicanas agotadas, y del Banco de Reservas de la Repblica Dominicana, el más impor-tante del sistema nanciero dominicano, en el ejercicio de una función de inversión social deextraordinaria importancia para el desarrollo cultural. Es justo valorar el permanente apoyodel Lic. Daniel Toribio, Administrador General de Banreservas, para ue esta reedicin seauna realidad.

Agradecemos al seor José Antonio Postigo, ijo de don Julio, por ser tan receptivo connuestro proyecto y dar su permiso para la reedicin de la Colección Pensamiento Dominicano.Igualmente damos las gracias a los erederos de los autores por conceder su autoriacinpara reeditar las obras en el nuevo formato ue condensa en 7 u 8 volmenes los 54 tomosde la coleccin original.

Mis deseos se unen a los de Postigo para ue esta coleccin se dé a conocer en nuestro terri-torio y en el extranjero, como exponente de nuestros más altos valores.

Mariano Mella

PresidenteSociedad Dominicana de Bibliólos



INTRODUCCIóN

Rescatando la poesía y el teatrocon la Colección Pensamiento Dominicano JEANNETTE MillER

I

El Banco de Reservas de la Repblica Dominicana inicia un programa de reedicin de lasobras publicadas por la Coleccin Pensamiento Dominicano, con el interés de ofrecer alpblico importantes selecciones de connotados autores nuestros en los campos de poesía

y teatro, cuento, novela, ensayo, biografía, crítica de arte, dereco, istoria, ensayos so-ciolgicos y narraciones; mucos de estos renglones recogidos en antologías de distintoorden.

El proyecto editorial ue cuenta con el padrinago de la Sociedad Dominicana deBibliólos, comienza incluyendo en un solo tomo los libros de poesía que fueron edi -tados por la Coleccin; a saber, cuatro antologías personales: Salomé Ureña (1850-1897), Domingo Moreno Jimenes (1894-1986), Juan Antonio Alix (1833-1918) y Franklin Mieses Burgos(1907-1976); y una antología general, Poesía Dominicana , realiada por Pedro René ContínAybar (1907-1981). Además, se incluye en esta misma edicin la obra de teatro La TrinitariaBlanca de Manuel Rueda (1921-1999), nica de este género ue public la Coleccin Pen-samiento Dominicano, y ue por ser su autor uno de nuestros poetas más importantes,encontramos en mucos de sus parlamentos, el ritmo ue aporta un oído acostumbrado almanejo de la versicación.

La Coleccin Pensamiento Dominicano fue probablemente el primer proyecto editorialque clasicó sus ediciones por género, y que tuvo una especie de comité de publicacionesformado por grandes intelectuales entre uienes se encontraban Julio Postigo (1904-1991)1 ,director y dueo de la Coleccin; don Emilio Rodrígue Demorii (1906-1986), istoriadory compilador nuestro de primer orden; y otros escritores de renombre.

La similitud del diseo: facada de la Catedral Primada de América en las portadas,

un retrato o dibujo del rostro de los autores o de los ue eran motivo de los estudios alprincipio del libro, igual tipo de letra… crearon un estilo, que permitía al lector identicarde inmediato la edicin.

La Coleccin Pensamiento Dominicano inicia sus publicaciones en 1949, con la edicinde Narraciones dominicanas de Manuel de Jess Troncoso de la Conca, con prlogo de RamnEmilio Jiméne2; desde entonces, y de manera ininterrumpida, fueron saliendo ediciones detomos de gran valor ue abarcaban variables propias de la creatividad y del pensamientodominicanos.

Como su nombre lo indica las ediciones fueron siempre de obras de escritores nuestros,a excepcin de Moral Social y Páginas Dominicanas de Eugenio María de hostos, umanista

puertorriueo ue se integr a Repblica Dominicana con trabajos y proyectos ue loconvierten en parte del pensamiento nacional.

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Importantiar lo dominicano adicion al valor de la propuesta editorial un tomar encuenta lo nacional ue todavía no abía arraigado completamente en el espíritu del escritor

criollo, y esto podemos encontrarlo en mucos de los prlogos a los libros editados.En lo concerniente al rengln poesía emos considerado tanto al autor antologado comoa los prologuistas de las cinco ediciones. Firmas tales como: Flérida de Nolasco (1891-1976),uien analia la obra de Domingo Moreno Jimenes (1894–1986); Joauín Balaguer (1906-2002)a Juan Antonio Alix (1833-1918); Freddy Gatn Arce (1920-1994) a Franklin Mieses Burgos(1907–1976); Pedro henríue Urea (1884-1946) con una biografía de Salomé Urea dehenríue (1850–1897); y Pedro René Contín Aybar (1907-1981), con una breve explicacinde los criterios adoptados en su antología Poesía Dominicana.

En el prlogo a la obra de teatro La Trinitaria Blanca de Manuel Rueda, el espaol JuanGonále Camorro (¿?-¿?), uien en 1957, ao de la publicacin, era director del Teatro

Escuela de Arte Nacional3 , arma: ”El color blanco de esta trinitaria adquiere un alto sen-tido simblico en la obra de Manuel Rueda, cuyo problema gira en torno a la frustracinmotivada por los prejuicios familiares y sociales ue pesan sobre el carácter de una mujer,coibiendo sus instintos naturales y encerrándola en una forada soltería a la ue no ui-ere resignarse… apoyada en un diálogo cortante, incisivo, ágil y de gran agresividad… ensu construcción, estaba concebida y desarrollada con tal maestría que reejaba un segurodominio del difícil arte teatral”.4

González Chamorro compara la obra de Rueda con quienes arma son sus antecedentes enel tema de la soltería: Doña Rosita la soltera de García Lorca y Frenesí de Peyret-Chapuis, armandoue el personaje “Miguelina” de Manuel Rueda tiene un ”superior alcance umano” y la solucin

de la obra cuenta con ”mayor intensidad dramática”. La excelencia de Rueda como autor teatral,sería conrmada en 1995, al otorgársele el Premio Internacional de Teatro Tirso de Molina a suobra Retablo de la Pasión y Muerte de Juana la loca.

El texto ue sobre la poesía de Domingo Moreno Jimenes escribe Flérida de Nolasco, resultaun verdadero ensayo de su obra. En Domingo Moreno Jimenes, una interpretación de su poesía , laexperta analia desde las primeras composiciones del poeta, asta las aparecidas en la época dela edicin eca en 1949, ue ella declara ser la primera antología del vate de la Colina Sacra.5

Imbuida de su decidido espíritu ispanista, la escritora ace gala del manejo de la poéticacastellana de “rancia entraa popular” y mientras analia la métrica del poeta versolibrista,

teje asociaciones de sus versos con los cantares de gesta, con Gonalo de Berceo, Juan de laEncina, Boscán, Lope de Vega… asta llegar a Garcilaso y San Juan de la Cru, para terminarcon Rubén Darío. Unos por la forma, otros por el sentido, todos son conectados a la obra deMoreno Jimenes a través de una lógica sapiente capaz de crear un cuerpo de unicaciones,donde la poesía del criollo, concuerda en sus distintas etapas, con los mejores versicadoresde la lengua castellana.

Flérida de Nolasco establece el valor de Moreno Jimenes como uno de los iniciadoresdel verso libre en la poesía nacional, destacando su profundo nacionalismo ue desborda-

ba amor a la tierra ue lo vio nacer y su amplia formacin, capa de asociar los elementosclásicos de la cultura occidental con los de nuestro país.

Sobre las reticencias ue todavía, a la altura de 1949, pudiera motivar el decididoversolibrismo de Jimenes, de Nolasco seala: “Pasaron aos, pasaron siglos, antes de ue




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la forma sin forma determinada ue traduce mejor el genio propio del idioma, se icieracarne en una visin de la bellea ue, de puro Antigua, sorprendi y asta escandali a

los timoratos.”6

Esta armación va seguida del concepto del verso como ritmo, en un análisis profundo ycompleto de la obra de este gran iniciador de la poesía moderna dominicana, ue permanecevigente gracias a la calidad de sus composiciones.

El prólogo de Flérida de Nolasco es un excelente análisis crítico que no sólo conrma laimportancia de Moreno Jimenes en la literatura dominicana, sino ue establece los profun-dos conocimientos de la autora, indiscuiblemente, una de nuestras primeras y más valiosasensayistas.

Las décimas de Juan Antonio Alix abarcan dos tomos. Esta publicacin resulta sumamenteimportante por ser la primera agrupacin de la obra de Alix ue se encontraba en papeles

dispersos o en la memoria de sus admiradores; igualmente, por representar la versicaciónpopular dominicana, ya destacada por el famoso improvisador Meso Mnica (s.XVIII),pero ue en el caso de Alix, abarca las características de un realismo costumbrista donde lacaricatura de personajes y situaciones exacerba una realidad que uctúa entre lo sublime ylo ridículo, entre la risa y el drama, en busca de elementos que construyan su identicaciónen medio de guerras intestinas e inseguridades de pertenencia, como era el caso dominicanoa lo largo del siglo XIX, época en ue al decimero le toc vivir.

El prlogo La moral en la literatura escrito por Joauín Balaguer se basa mayormente en unplanteamiento de contenido ue arranca del concepto de la “pornografía en la literatura”.7

Impecablemente escrito, Balaguer parte de los clásicos grecolatinos recorriendo el medio-

evo, el renacimiento y la ilustración, en busca de ejemplos que justicaran el uso de “malaspalabras” o de situaciones comprometidas en la gran literatura de todos los tiempos.

Los discursos de Catn, los aforismos de Séneca, los cuentos de Bocaccio, el Sueño de unanoche de verano de William Shakspeare, se reeren como una manera de justicar la termi-nología “suelta” de Alix, pero principalmente la inclusin en la antología de la más famosade sus décimas, El follón de Yamasá : “En la literatura ‘pornográca’ es menester distinguir loue es verdaderamente inmoral de lo ue es simplemente sucio; lo ue se alla en oposicina las buenas costumbres, de lo ue slo afecta a la urbanidad y a la cultura.”8

Tanto cuido sobre lo pornográco sólo se justica si nos vamos al contexto de época:

una edicin eca en plena dictadura de Trujillo (1953), y siendo el prologuista Secre-tario de Estado de Educación. Por otro lado, la justicación de la terminología procaz“alixiana” ocupa el texto de Balaguer, excluyendo un análisis del valor formal de lostextos antologados.9

Cuando un poeta escribe sobre otro poeta, y más si son cercanos, difícilmente su pa-labras logran la objetividad de reconocer en su verdadera dimensin la calidad de uienes el objeto del análisis. Sinembargo, este criterio se contradice ante la singular selecciny presentacin de la obra poética de Franklin Mieses Burgos (1907-1976), ue ace FreddyGatn Arce (1920-1994) en la Antología del primero, ue publica la Coleccin PensamientoDominicano en 1952.

Miembros del Movimiento La Poesía Sorprendida (1943-1947)10 ambos escritores se ubicanentre los cimeros de la poesía dominicana de todas la épocas. Por otro lado, Gatn Arce fue

INTRODUCCIóN | RESCATANDO LA POESÍA Y EL TEATRO | J eanneTTe mIller



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periodista y ensayista de primera, y estas cualidades se traslucen en el trabajo ue sirve deprlogo a la seleccin realiada por él.

Publicada en 1952, Gatn Arce advierte ue es la primera antología ue se ace de laobra de Mieses Burgos, y naturalmente la seleccin abarca asta lo producido a la alturadel ao de la edicin.

Partiendo de ue Mieses Burgos reali su labor poética “sin pausa y sin prisas”,11 elprologuista establece los nexos del poeta con el barroco y el romanticismo; sinembargo, ad-vierte ue el escritor internalia estos puntos de partida convirtiéndolos en suyos a travésde una nacionaliacin de los elementos en juego.

Franklin Mieses Burgos es un maestro del ritmo y la melodía, su lenguaje penetra a travésde la escogencia de términos precisos y conmovedores ue dan la imagen, el sentimiento delo que él quiere trasmitir. “Musicalidad y limpidez lírica…” –dice Gatón Arce– “…unican

su obra…”.12 En esta Antología siempre emos ecado de menos Paisaje con un Merengue al Fondo publi-

cado en 194313. Este poema magistral se desarrolla entre lo lírico y lo épico, con una visin delser umano basada en los sentimientos y sinembargo, estructurada a través de una istoriadramática y llena de contradicciones –ue simblicamente alude a la dictadura– donde loue se considera lastre cultural en la manera de “ser” del dominicano, emerge como unacaracterística para poder existir a contratiempo, a contraespacio, logrando sobrevivir a undestino ue para el poeta parece estar determinado.

Nadie como Mieses Burgos para describir el paisaje criollo. Nadie como este poeta des-lumbrante para dar la esencia del ombre dominicano y su manera de ser o no ser…

La validez de inuencias como enriquecimiento del escritor, sin caer en el calco o re-petición de otras voces, queda establecida por Gatón Arce en la siguiente armación: “Enlos ltimos siglos, y sobre todo en el mundo de oy, las tansculturaciones son incesantes eintensas, y se escribe para todos los ombres y mujeres de la tierra y de su tiempo, acordelas circunstancias de cada uien”.14

“Mieses Burgos, poeta permeable y abierto, es por esto mismo, un creador auténtico,consciente de sus fuerzas. Y su canto será más dedigno, dominicano y universal, cuantomayor cantidad de bondades líricas de diversa tendencia asimile y participen en la depu-racin de su acérrimo intrumento expresivo”.15

Estas palabras acordes a lo ue fue el lema de La Poesía Sorprendida: “Poesía con elombre universal”, actan como síntesis del concepto ue prim en la excelente seleccinde la obra de Mieses Burgos eca por Freddy Gatn Arce, ue entre otros poemas incluye:Esta canción estaba tirada por el suelo, Elegía por la muerte de Tomás Sandoval, Rosa en vigilia… y al nal, juicios críticos con las rmas de Iván Alfonseca (¿?-¿?), Alberto Baeza Flores(1914-1998), Pedro René Contín Aybar (1907-1981), Mariano Lebrn Savin (1922), ManuelRueda (1921-1999), María Ugarte (1914) y Manuel Valldeperes(¿?-1970), entre otros, uie-nes completan una evaluacin amplia y ponderada de Franklin Mieses Burgos, uno de losnombres principales –si no el principal– de la poesía dominicana.

En las Poesías Escogidas de Salomé Urea de henríue el prlogo se sustituye por

una biografía objetiva y euilibrada escrita por su ijo, Pedro henríue Urea. Con unasinceridad conmovedora, henríue Urea advierte ue los versos ue aparecen en la




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edicin an sido corregidos y ue no a sido incluida toda la obra poética de su madre –másde veinte poemas de juventud y la poesía Anacaona , escrita en 1879–. Destaca ue la forma-

cin de Salomé se bas en la lectura de los clásicos castellanos. Igualmente abla de la nomuy extensa produccin de la escritora en la ue sobresale su poesía civil y patritica, de laue Ruinas (1881) y Mi ofrenda a la Patria (1887), son uiás los mejores ejemplos. Asimismo,ubica su labor educativa como sin precedentes, y eca de menos sus cartas y otros textos enprosa donde Salomé Urea de henríue establece su manera de pensar y su compromisocon la patria, la civilización y el progreso. Igualmente arma que para la insigne educadoray escritora, su labor docente fue más importante ue su produccin literaria: “La preocu-pacin patritica lleg a sobreponerse a toda otra idea en el espíritu de la joven poetisa: laliteratura fue para ella consideracin secundaria…”16

La antología Poesía Dominicana de Pedro René Contín Aybar resulta ser una seleccin de

poetas nacionales aparecidos entre 1845 y 1951.quiérase o no, una antología es una escogencia basada en los gustos y preferencias del

antlogo. que en algunos casos la seleccin se atenga a esfueros de objetividad más ueen otros, es posible; pero las preferencias siempre saldrán a la vista. Este es el caso de laAntología de Pedro René Contín Aybar, donde el autor incluye poetas y trabajos de indiscutiblecalidad y permanencia, aunue también otros, –cuyos nombres no consideramos necesarioreproducir– puedan parecer producto del caprico.

heca con conocimiento y desenfado, la antología de Contín Aybar tiene todavía unavigencia inaplaable para cualuier estudioso de la produccin poética dominicana, puesabarca desde un ao después de la Independencia (1845), asta 1951, feca de la segunda

edición, a la que él arma, en el prólogo que comentamos, no haber agregado ningúnnombre, pero sí aber eliminado unos cuantos ue se incluían en la primera edicin de1945. Ambas publicaciones –la de 1945 y la de 1951– llevaron el nombre de Antología Poé-tica Dominicana.

Reriéndose a Contín Aybar, Manuel Rueda escribió: “…el único libro que materializósu prestigio un tanto etéreo de carlista y crítico ocasional, fue su popular Antología Poé-tica Dominicana , donde se dio a la tarea de realizar valoraciones “denitivas” de nuestrospoetas y donde marginaba, especialmente en la segunda edición, a guras proscritas porla dictadura.”17

En apenas dos páginas y media Pedro René Contín Aybar establece su criterio de poesíadominicana, entre otras cosas reforado por el período ue abarca su recoleccin, 1845-1951:“…este volumen de la Coleccin Pensamiento Dominicano se intitula Poesía Dominicana , estoes, poesía escrita asta el 1951, por poetas dominicanos. Y ue viene a suplir, en parte, lasediciones de mi Antología Poética Dominicana , 1945 y 1951, agotadas.

Para obviar esta falta e compuesto este volumen, a pedido del director de la Co-leccin, Julio D. Postigo. No se incluyen otros poetas ue los aparecidos en la primeraedicin, algunos de los cuales, por raones obvias, debieron ser suprimidos en la se-gunda…”18

En ella establece ue la verdadera poesía dominicana nace con Domingo Moreno Jime-

nes y el Postumismo: “Me reero nomás a la circunstancia ‘poesía dominicana’ poesía deambiente nacional, (aunue con sentido universalista, porue si no se entra en el campo,




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terrible, de lo simplemente folklrico, o en lo ue es algo peor, en el cauvinismo literario)y la cual advino luego, a partir, como ya dije, de Domingo Moreno Jimenes.”19

Los poetas con mayor cantidad de trabajos incluidos son: Fabio Fiallo (1866-1942), DomingoMoreno Jimenes (1894-1986), Franklin Mieses Burgos (1907-1976), Manuel del Cabral (1907-1999)y Rubén Suro (1916-2004); lo ue nos ayuda a formar una idea sobre sus preferencias.

Por el momento istrico y las características de la publicacin, la Antología de PedroRené Contín Aybar fue piedra de escándalo y en ese mismo sentido, muy solicitada.

II

En los estudios críticos de carácter istrico las selecciones se aprietan con el tiempo y va uedandolo ue realmente a trascendido. En la poesía dominicana: clasicismo, romanticismo, modernis-

mo, versolibrismo, surrealismo, simbolismo, colouialismo se an venido sucediendo y llegan anosotros a través de obras únicas o del conjunto de obras de los autores más prolícos.

Valorando los textos poéticos de la Coleccin Pensamiento Dominicano ue oy se ree-ditan en un solo tomo, resulta interesante compararar los distintos enfoues producto de laformacin y preferencia de los prologuistas, lo ue en cierto sentido nos permite tomar elpulso de la época en cuanto a las visiones críticas y evaluativas ue se acían a la produccinliteraria a mediados del siglo XX.

Un factor importante es ue los libros ue tratamos –algunos de ellos, segundas o tercerasediciones– fueron publicados entre 1949 y 1961; es decir, durante los ltimos doce aos dela dictadura de Trujillo, en ue la mordaa y los medios represivos llegaron a sus extremos,condiciones ue indiscutiblemente pesaban tanto en las selecciones como en los ensayoscríticos ue servían como prlogos.

Otro factor a tomar en cuenta es ue a excepcin de Gatn Arce sobre Franklin MiesesBurgos, y Contín Aybar en su Antología Dominicana , estos ensayos no toman en cuenta losreferentes literarios nacionales como contexto e inuencia.

Pasado el tiempo, los dominicanos an ido tomando conciencia de su propia istoria y delos elementos que los han distinguido e identicado como herederos de una serie de hechosque permanecen en lo que reconocemos como país, raza, entorno geográco, habitat, modosy respuestas distintos, propios… La manera de ablar, el color de la piel, la forma de concebir

nuestras edicaciones, lo que comemos, incluso nuestros sueños plasmados en la pintura, enla literatura, en la msica, en el baile, en la artesanía… son parte de una identidad cambiantereforada por la capacidad de inventar respuestas para poder sobrevivir. Todo lo acontecidoasta oy nos a condicionado, incluso a auellos ue no aceptan este punto de vista.

Son los escritores de la década de 1960, ue abiendo vivido los ltimos aos de la grandictadura (1930-1961) y siendo protagonistas de la vorágine social, política, econmica yumana ue aconteci en ese decenio, se lanan a la apertura y al cuestionamiento.

Ya la bellea no es slo blanca y marmrea, ya no slo los alcáares y palacios muevenal poeta, tampoco ay ue recurrir a fantasías indígenas, ni llorar por un negro visto desdeEuropa como esclaviado y dimensionaliado en su dolor. hoy, los mulatos somos la isla, en

la ue paisajes de ensueo coexisten con el ambre, las coas, el atropello, el turismo soca-vante, el comercio umano, la propaganda y el consumo indiscriminado. Aora escribimos




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los nuevos sueños de la vieja migración tratando de denir a los habitantes de un espaciocon frontera de mar y tierra: la melancolía de la égira, la tristea onda del autoexilio, el

grito de la transculturacin… y nombres innovadores como Norberto James (1945), CayoClaudio Espinal (1955) y José Mármol (1960); o desacraliantes como Alexis Gme Rosa(1950) y Soledad Álvare (1950), se sumergen en la libido o resean la patria en una intros-peccin ue interacta con el devenir istrico tratando de crear los nuevos cdigos, lasnuevas formas de existir, las lejanías… que en este caso rearman la memoria.

Igualmente, los enfoues de la produccin literaria asumen nuestra propia istoria y nombrescomo los de Manuel Rueda (1921-1999), José Alcántara Almánar (1946), Tony Raful (1951), PedroPeix (1952), Andrés L. Mateo (1946), Digenes Céspedes (1941), Franklin Gutiérre (1951), sinolvidar a ese gran cileno-dominicano, Alberto Baea Flores (1914-1998), registran un acontecerdonde esa “inteleccin de la idea nacional”20 ue llevamos a cabo de manera permanente, se

nutre de las inuencias externas digiriéndolas para mezclarlas con el sedimento de la isla,con la sal y el yodo del litoral, con la vegetacin umbría y misteriosa, con la sangre cotidiana,con el ritmo extravagante, surreal y expresionista ue nos ata a la existencia, con la “vio-lenta alegría de la vida y de la muerte”21 , en una tierra inslita ue siempre nos sorprendemodicando las respuestas, apropiándose de ellas.

Y como prueba, los testimonios de Eugenio Fernánde Granell (1912-2001), María Ugarte(1914), Manuel Valldeperes (¿?-1970), José Gausacs (1889-1959)… talentos europeos ue fue-ron atrapados por la magia y el asombro de las “peinetas derretidas”, –como decía WifredoLam (1902-1982)–22 en un entorno paradisíaco y contradictorio, donde el deslumbre de lanaturalea siempre a contrastado con los profundos índices de miseria y escase.

La bsueda de la respuesta a esa dicotomía todavía se mantiene y es parte nodal de nuestrocuestionamiento; eso somos y esos elementos son los ue salen en nuestra poesía, una poesíarítmica y meldica ue partiendo del siglo XIX toma de la mano a Salomé Urea (1850-1897),Gastn Deligne (1861-1913), Federico Bermde (1884-1921), Altagracia Savin (1886-1942),Domingo Moreno Jimenes (1894-1986), Franklin Mieses Burgos (1907-1976), Freddy GatnArce (1920-1994), Manuel Rueda (1921-1999), Aída Cartagena Portalatín (1918-1994), Renédel Risco Bermde (1937-1972) y mucos más, alcanando, al llegar al siglo XXI, adultey calidad indiscutibles.

La importancia de la reedicin de la Coleccin Pensamiento Dominicano es innegable.

Por un lado, rescata parte importante de nuestro pensamiento y de nuestra cultura duranteun período (1949-1980)23 ue todavía estamos aireando; pone sobre el tapete nombres ue,aunue pareca mentira, se an ido olvidando; y ace onor a un valioso editor, Julio Pos-tigo, porue sin su empecinamiento en difundir las letras nacionales, oy no tendríamos ala mano estos documentos.

Por otro lado, los aportes de la publicación enriquecen, y hasta cierto punto modican,el criterio editorial del Banco de Reservas de la Repblica Dominicana, traando pautas paraun rescate de nuestra memoria como país en el aspecto de lo cultural, artístico y literario,campos de manifestacin del intelecto y del espíritu ue garantian la permanencia de loue debe ser considerado como valor nacional.

Santo Domingo, noviembre de 2007.




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Citas y notas1. Julio Postigo, reconocido editor y librero dominicano, tuvo su Librería Dominicana –luego

Librería hispaniola– en la calle Mercedes, al lado del templo evangélico ue ace esuina con 19 deMaro, en el cual era pastor. Fue un gran promotor de las letras nacionales y entre sus logros se men-ciona, no slo aber sido el editor de la Colección Pensamiento Dominicano , sino el responsable de ueen 1950, se instituyera el 23 de abril como Día del Libro, en onor a Miguel de Cervantes Saavedra,y de ue en 1951 se realiara la primera Feria del Libro en Repblica Dominicana. Ver historia de laFeria del Libro: www.ferilibro.com

2. Frank Moya Pons, Bibliografía de la Literatura Dominicana 1820-1990. Santo Domingo: ImprentaAmigo del hogar; 1997. 2 volmenes. p.93.

3. El Teatro Escuela de Arte Nacional se fund el 19 de maro de 1946. Ver bellasartes.gov.do4. La Trinitaria Blanca: comedia dramática en tres actos. Prlogo de Juan Gonále Camorro.

Colección Pensamiento Dominicano. Talleres Tipográcos “Librería Dominicana”. Ciudad Trujillo,Repblica Dominicana.1957. pp.12-14 .

5. A partir de 1918, se llam Colina Sacra a la casa de Domingo Moreno Jimenes en el sector de VillaFrancisca, en Santo Domingo. Alllí se celebraban peas literarias de escritores y literatos, en especial delos pertenecientes al Postumismo. Ver Biografía de Domingo Moreno Jimenes en wikipedia.com

6. Domingo Moreno Jimenes. Antología. Seleccin y Prlogo Flérida de Nolasco. Coleccin Pensa-miento Dominicano. Librería Dominicana. Ciudad Trujillo, Repblica Dominicana. 1949. p.9.

7. Pornografía; obra literaria o artística de carácter obsceno. VerDiccionario de la Lengua Española.Real Academia Espaola. Espasa-Calpe. Madrid, Espaa 1970.

8. Juan Antonio Alix. Décimas. Seleccin y prlogo Joauín Balaguer. Coleccin Pensamiento Domini-cano. Librería Dominicana . Ciudad Trujillo, Repblica Dominicana. 1953. II tomos. Primer tomo. p.12.

9. Nos referimos a un análisis de la décima en Santo Domingo y sus características en JuanAntonio Alix. La décima, esencia de la versicación popular, mayormente ha permanecido en laoralidad. En el caso de Alix, es importante la inclusin de términos propios del abla cibaea, loue adiciona valor a sus trabajos. Ver Luis Beiro Álvare y huci Lora.La Décima Escrita en la Repú-blica Dominicana. (Antología Histórica). Fundacin Barcel Procultura. Editora de Colores.1994. SantoDomingo, Repblica Dominicana.

10. La Poesía Sorprendida , agrupacin literaria ue surgi en Santo Domingo en 1943 con el lema“Poesía con el ombre universal”. Sus integrantes fueron: Rafael Américo henríue, Manuel Llanes,Franklin Mieses Burgos, Aida Cartagena Portalatín, Manuel Valerio, Freddy Gatn Arce, Manuel Rueda,Mariano Lebrn Savin, Antonio Fernánde Spencer y José Glass Mejía. Estuvieron unidos al grupo el poeta

y ensayista cileno Alberto Baea Flores, y el pintor, msico y escritor espaol Eugenio Fernánde Granell.Permanecieron activos desde octubre de 1943, feca de la aparicin de la revista La Poesía Sorprendida ,asta mayo de 1947, cuando circul el ltimo nmero de dica publicacin. Durante esos cinco aossalieron a la lu pblica 21 nmeros. Ver La Poesía Sorprendida en www.escritoresdominicanos.com

11.Franklin Mieses Burgos. Antología. Seleccin y prlogo Freddy Gatn Arce. Coleccin PensamientoDominicano. Librería Dominicana. Ciudad Trujillo, Repblica Dominicana. 1952. p.7, sin numerar.

12. Franklin Mieses Burgos. Antología. Seleccin y prlogo Freddy Gatn Arce. Coleccin Pensa-miento Dominicano. Librería Dominicana. Ciudad Trujillo, Repblica Dominicana. 1952. p.7.

13. La Poesía Sorprendida , 1943. Edicin completa 1943-1947. Editora Cultural Dominicana, SantoDomingo. Repblica Dominicana. 1973. Ver Nm. 3 de La Poesía Sorprendida.





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16. Salomé Urea de henríue. Poesías Escogidas. Coleccin Pensamiento Dominicano. LibreríaDominicana. Ciudad Trujillo, Repblica Dominicana. 1960. p.8, sin numerar.

17. Manuel Rueda. Dos Siglos de Literatura Dominicana (S.XIX-XX). Poesía. Tomo II. ColeccinSesuicentenario de la Independencia Nacional. Volumen X. Editora Corripio C x A. 1996. SantoDomingo, Repblica Dominicana. p.80.

18. Poesía Dominicana. Antología. Seleccin y prlogo Pedro René Contín Aybar. Coleccin Pensa-miento Dominicano. Librería Dominicana. Ciudad Trujillo, Repblica Dominicana. 1969. p.6.

19. Poesía Dominicana. Antología. Seleccin y prlogo Pedro René Contín Aybar. Coleccin Pensa-miento Dominicano. Librería Dominicana. Ciudad Trujillo, Repblica Dominicana- 1969. p.6.

20. Emilio Rodrígue Demorii. Pintura y Escultura en Santo Domingo. Coleccin PensamientoDominicano. Librería hispaniola. Santo Domingo, Repblica Dominicana. 1972. p.38.

21. Jeannette Miller. Fichas de identidad / Estadías. Respuesta a una nota masouista de mi amigo…Editora Taller. Santo Domingo, Repblica Dominicana. 1985. p.77 deFichas de Identidad

22. Jeannette Miller y María Ugarte. Arte Dominicano, artistas españoles y modernidad. 1920-1961.Centro Cultural hispánico e Instituto de Cooperacin Iberoamericana. Editora Corripio, Santo Do-mingo, Repblica Dominicana. 1996; y Silvano Lora.Wifredo Lam y Santo Domingo. Galería Boinayel.Arte e Impresin Mograf S. A. Santo Domingo, Repblica Dominicana. 1985.

23. La primera publicacin de la Coleccin Pensamiento Dominicano fue en 1949: NarracionesDominicanas de Manuel de Jess Troncoso de la Conca, con prlogo de Ramn Emilio Jiméne; y latima, Frases dominicanas de Emilio Rodrígue Demorii, en 1980. Ver Digenes CéspedesLa ColecciónPensamiento Dominicano son 55 libros, no 54. hoy Digital.

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Domingo, Repblica Dominicana. 1972.Alcántara Almánar, José. Estudios de poesía dominicana. Editora Alfa y Omega, Santo Domingo, Rep-

blica Dominicana. 1979.Antología Concurso de Poesía. Casa de Teatro 1984. Editora Corripio C x A. Santo Domingo, Repblica

Dominicana.1986.Baea Flores, Alberto. Los Poetas Dominicanos del 1965: una generación importante y distinta. Coleccin

Orfeo, Biblioteca Nacional. Santo Domingo, Repblica Dominicana. 1985.Baea Flores, Alberto. La poesía dominicana en el siglo XX. Coleccin Estudios, Universidad Catlica

Madre y Maestra. Santiago, Repblica Dominicana. 1977. bellasartes.gov.doBeiro Álvare, Luis y Lora, huci. La Décima Escrita en la República Dominicana. (Antología Histórica).

Fundacin Barcel Procultura. Editora de Colores.1994. Santo Domingo, Repblica Dominicana.Céspedes, Digenes. Lenguaje y Poesía en Santo Domingo en el Siglo XX.Coleccin Arte y Sociedad No.19.

Editora Universitaria UASD. Santo Domingo, Repblica Dominicana. 1985.Céspedes, Digenes. Miniantología Poética del ’88. Cuadernos de Poética. Ao V, Nm.14. Enero-abril

de 1988. Editora Taller. Santo Domingo, Repblica Dominicana.1988.Cortáar, Julio. Literatura en la Revolución y Revolución en la Literatura. Siglo XXI. Editores. México.

Diccionario de la Lengua Española. Real Academia Espaola. Editorial Espasa-Calpe, S. A. Madrid,Espaa. 1970.




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Gutiérre, Franklin. Antología Histórica de la Poesía Dominicana del Siglo XX (1912-1995) . EdicionesAlcance. Nueva York. N. Y. EE.UU.

Gatn Arce, Freddy. Franklin Mieses Burgos. Antología. Coleccin Pensamiento Dominicano. LibreríaDominicana. Ciudad Trujillo, Repblica Dominicana. 1952. genealogiadominicana.com

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Lora, Silvano. Wifredo Lam y Santo Domingo. Galería Boinayel. Arte e Impresin Mograf, S. A. SantoDomingo, Repblica Dominicana.1985.

Mateo, Andrés L. Poesía de Post-guerra/Joven Poesía Dominicana.Santo Domingo, Repblica Dominicana.(1981).

Miller, Jeannette. Fichas de identidad/Estadías. Editora Taller. Santo Domingo, Repblica Dominicana.1985.

Miller, Jeannette. Fredy Miller: realidad y leyenda. Cuentos, poemas y otros textos. Banco Central de la

Repblica Dominicana. Santo Domingo, Repblica Dominicana. 2005.Miller, Jeannette y Gatn Arce, Freddy. El Paisaje Dominicano: Pintura y Poesía. Ediciones Empresas

BhD. Impresora Amigo del hogar. Santo Domingo, Repblica Dominicana. 1992.Miller, Jeannette y Ugarte, María. Arte Dominicano, artistas españoles y modernidad: 1920-1961. Centro

Cultural hispánico e Instituto de Cooperacin Iberoamericana. Editora Corripio. Santo Domingo,Repblica Dominicana. 1996.

Moya Pons, Frank, Bibliografía de la Literatura Dominicana 1820-1990. Santo Domingo: Imprenta Amigodel hogar; 1997. 2 volmenes.

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Rodrígue Demorii, Emilio. Pintura y Escultura en Santo Domingo. Coleccin Pensamiento Dominica-no. Librería hispaniola, Editores Julio D. Postigo e ijos. Santo Domingo, Repblica Dominicana.1972.

Rueda, Manuel. La Trinitaria Blanca: comedia dramática en tres actos. Prlogo de Juan Gonále Camorro.Colección Pensamiento Dominicano. Talleres Tipográcos “Librería Dominicana”. Ciudad Trujillo,Repblica Dominicana.1957.

Rueda, Manuel y hernánde Rueda, Lupo.Antología Panorámica de la Poesía Dominicana Contemporánea(1912-1962). Coleccin Contemporáneos. Universidad Catlica Madre y Maestra. Santiago de losCaballeros, Repblica Dominicana. 1972.

Sánce, Enriuillo. La Poesía Bisoña (poesía dominicana 1960-1975) Reseña y Antología. Editora Casanova.Santo Domingo, Repblica Dominicana. Sin feca.

Urea de henríue, Salomé. Poesías Escogidas. Biografía de la autora por Pedro henríue Urea.Coleccin Pensamiento Dominicano. Librería Dominicana . Ciudad Trujillo, Repblica Domini-cana. 1960.

www.escritoresdominicanos.comwww.ferilibro.com




PoesíaDOMINGO MORENO JIMENES | ANTOLOGÍA

FRANKLIN MIESES BURGOS | ANTOLOGÍA JUAN ANTONIO ALIX | DÉCIMAS – TOMOS I Y IISALOMÉ UREñA DE hENRÍqUEz | POESÍAS ESCOGIDAS




DOMINGO MORENO JIMENESANTOLOGÍA

Seleccin y prlogoFlérIDa De n olasco

NO. 2



DOMINGO MORENO JIMENES

Una interpretación de su poesíaPor primera ve se rene en volumen un manojo de poesías escogidas de nuestro poeta

Domingo Moreno Jimenes. Su vasta obra, asta aora dispersa y aun maltratada en edicio-nes minsculas de pésima calidad material, puede decirse ue no es conocida en su valorverdadero. Al lanar al pblico este libro es intencin de los editores –intencin ue por sí misma se alaba– dar a conocer al poeta, aciendo resaltar lo más artístico y más noble desu produccin.

El material se a dividido en tres momentos, y los dos ltimos se subdividen en distintosplanos de inspiracin, facilitando así la comprensin del desarrollo intelectual y anímico delpoeta. Los tres momentos corresponden a una ascensin gradual y constante: a un crecimientode elevacin y profundidad, a un latido espiritual y de penetracin, al mismo tiempo denatural y espontánea intuicin y de un atento cultivo artístico.

En sus poesías de adolescencia y juventud Moreno Jimenes es uno de tantos iniciadosue miran acia atrás, acia lo eco, acia lo tradicionalmente traado y aceptado. Su buengusto desde entonces lo guía, conduciéndolo por los caminos acostumbrados y aun porlos entonces nuevos caminos. Pero se avecina la inuietud; ya tiembla en sus palabras, conla inseguridad y el temor de ue pueda no ser cierto ue viva dentro de sí lo inusitado, loverdaderamente extraordinario. ¡O el desgarramiento de palparse, de sentirse ue se es ,de oírse llamado a seguir muy de cerca al dador de todo don y de toda gracia, e ir a tientas,sin saber el cómo ni el cuándo!

Es la edad temprana, y ya tiene en los labios el umo castio, la rancia entraa popularue es savia de la poesía castellana. Lectura de los siglos de oro se entrevén en sus estrofas

juveniles: salta sin extraos disfraces la copla irnica, risuea o nostálgica, como la emosvisto, rediviva, en los versos sencillos de Martí. Aparece asimismo una forma del viejo rondel,el casi milenario zéjel, el que siendo or de campos sin cultivo también orece en los jardinesde un Juan del Encina, de un Boscán, de un Garcilaso, o de un Lope de Vega.

Empleará Moreno Jimenes, el joven, a más del típico octosílabo, el verso de siete, dedie, de once, de doce, de catorce sílabas; y, además ensayará combinaciones métricas, yairosamente se encerrará en el clásico y ceido molde del Soneto. También manejará consoltura el infrecuente verso de nueve sílabas:

Tras unos árboles divisovagos celajes rosa y oro…

los ue inmortali Rubén Darío con

Juventud, divino tesoro…

hasta auí es Moreno Jimenes un seguidor, a distancia de siglos, del buen Berceo, delue uiso bien trovar. Pero ya tienta y casi adivina una estética aun más atrevida y libre ue

la del mismo Rubén, ue nos abía eco recorrer en embeleso de nuevo sabor, desde lasformas más cultas, pasando por el movido y travieso Arcipreste, asta el decir popular de

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la gaita gallega de ue gust el alado San Juan de la Cru. Nos prob Rubén Darío ueen el campo de la métrica no abía deseco de ermosura para él vedado o desconocido.

Pero con todo, es lo cierto ue, desenterradas y manejadas con igual destrea todas lasformas de poesía de sílabas contadas, todavía uedaban reservadas para futuros días,otras resurrecciones.

El Cantar de Gesta ¿se quedaría para siempre como ejemplar momicado? Sus inaudi-tas libertades ue traían inuietos y confusos no slo al mundo de los poetas estudiosos,sino a los propios investigadores de la lengua, ¿no abría uien se atreviera a intentarlasde nuevo?

El arte espaol se caracteria por su libertad de accin, ue abunda en calor de verdady vida. No triunf Berceo con la medida exacta de sus versos: se abandon lo ue uisoimponer después del vigoroso ímpetu de los primitivos cantares, de una poesía annimaque no sacricaba su lozanía a reglas convencionales. Se insistió en la irregularidad dela medida. El pulcro Marués, de un popular espaolismo en el repetido motivo de lasserranas, presume de elegancia extica en el molde impecable, y tras él se regularia laversicación culta.

Pasaron aos, pasaron siglos antes de ue la forma, sin forma determinada, ue traducemejor el genio propio del idioma, se iciera carne en una visin de la bellea ue, de puroantigua, sorprendi y asta escandali a los timoratos del arte. ¿qué verso era éste uepretendía existir sin forma establecida? ¿En dnde encontraría su apoyo? ¿En la repeticinde sonidos iguales? ¿En la mecánica de un ritmo sostenido y escogido a priori? No; abando-naba toda regla; no toleraba trabas, ni límites, ni moldes ue constrieran, tal ve elándolo,el soplo de la inspiracin. Para descartar el justo y til temor de ue la poesía muriera en

manos de tan extraa estética ue así abandonaba los recursos propios del verso, se recorda tiempo ue poesía no es slo el consonante, ni el asonante, ni la regularidad de la medidasilábica; ni siuiera la colocacin de los acentos; se tuvo presente ue la poesía es máximay recndita bellea; ue salta del manantial oculto del sentimiento, de lo no elaborado, delo no aprendido, ue surge del alma como no nacida, como no formulada, como creacinue pudiera no ser creada. Eso es y será la poesía, no importa cmo sea escrita, y el ueesto haga será poeta. La presencia del versicador, del que sabe cómo se fabrica el verso,ni sobrecoge ni sorprende. Tampoco interesa. El poeta, en cambio, es de auellos milagrosue todavía ocurren en el mundo, y ue se producen donde menos se espera: lo mismo enla sabia Europa, en la exuberante y dilatada América, como en una mutilada Isla del Mar

Caribe. Porue el Espíritu sopla donde uiere.En Moreno Jimenes tiene nuestra tierra, ¡la tierra de los inesperados milagros! un

auténtico poeta. Su nombre merece devocin y respeto. Es un artista del pensamiento,del sentimiento, y de la palabra. Nos dice la verdad de su alma, y tanta verdad dice ue aveces su sinceridad casi aoga la forma. No es un poeta de imaginacin; su mundo no esun mundo imaginado, es un mundo vivido, es un mundo suyo, ue tanto se estremece ensu conciencia como palpita delante de sus ojos. No mentirá si algn día nos asegura uetodo el universo está comprendido en su alma. Todos los dolores, todas las esperanas,todas las ternuras, la visin de todas las vidas umanas, convergen en su arte; él es en sí mismo el centro de toda vida y de toda muerte; y más de una ve lo emos visto morir en

la criatura ue muere. ¿Extraarán si se levanta a regiones incomprendidas, de las cualesnos falta la experiencia?

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1Tengo noticias de ue en la segunda edicin de esta obra aparece un fragmento de Moreno Jimenes junto aotros de Juana de Ibarbourou, Jorge Luis Borges, Pablo Neruda y Jaime Torres Bodet, como ejemplos de la evolucindel verso en América.

Forma y pensamiento, aunue sean en la poesía partes de un todo, deben estudiarse des-lindándose. La inuietud de encontrar una forma personal fue en Moreno Jimenes realidad

temprana: quiero escribir un cantosin rima ni metro;sin armonía, sin ilacin, sin nada…

En 1918 public Paisaje , poesía con ue inicia su revolucin poética. La evolucin, sinembargo, es gradual y se verica cimentada por nuevos conocimientos. La vescacónirregular en la poesía castellana , de Pedro henríue Urea,1 lo arma en la veracidad de suexcepcional vocacin. Algunos poetas de Espaa, Juan Ramn Jiméne, Moreno Villa… a-

bían acomodado su inspiracin al verso nuevo, al ue dibuja y sostiene el ritmo como ondaue se desenvuelve sin pueriles escrpulos, sin soportes innecesarios.

En el arte contemporáneo el fenmeno de la santa libertad no se comprueba slo en lapoesía. Baste el ejemplo de la msica, ue a llegado en nuestros días a libertades nuncasoadas ni siuiera por los ue se creyeron novísimos románticos y ue oy empalagan elgusto moderno más sobrio, más dado al aliento rítmico ue al sonido blando. El predominiodel ritmo en el verso amétrico parece seco, puede llegar a ser agrio y asta desconcertante, yes ue lleva oculto el canto, y como encajado, o como prendido en peregrino euilibrio, enun diseo de invencin mucas veces oscilante, cambiante, movedio, como las ondas delmar, como el correr de los vientos, como los colores inconstantes y mudables del cielo.

La magna revolucin estética (la de nuestros días) ue a conseguido, en feli retorno,acercarnos a la naturalea, tard en llegar; pero lleg en buen ora. Arte ue emociona por

su sinceridad; realiado, no con prácticas ilusas, sino con técnica más umana, más conformea la ran de ser, más acorde, si es de mano maestra, con nuestros propios sentimientos.

De los primeros poetas en adoptar la inusitada manera, fue nuestro Moreno Jimenes. La sor-presa desconcert a mucos. No era para menos ue un dominicano fuera de los creadores de lanovísima poesía. Se form un cenáculo: algunos creyeron en la renovacin ue en Santo Domingose bauti con el nombre de Postumismo; tal ve porue no contaba sino con una pstuma acep-tacin. Los profanos apuntaban el desdén; los más sonreían, y unos pocos sonríen todavía. Sinembargo, lo nuevo ya es casi viejo. En Puerto Rico, Llorens Torres acierta rompiendo diues; enEspaa García Lorca, después del Romancero Gitano , olvidará exprofeso la tradicin del romancepor una más antigua y más nueva; revolucionará su técnica Juana de Ibarbourou; aparece en

Cile Neruda… y aora, si no todos gustan del ltimo manjar de los dioses, ya nadie uierepasar por anticuado tomando por cosa de broma el reinado del ritmo libre.En 1926 Leopoldo Marecal, en polémica con el maestro Lugones, trataba de convencerlo

de ue “en la ora actual el ombre está cansado de métrica y pide versos libres”.La actual invasin del verso sin medida ni rima es para mucos desan y plaga, es la lluvia

de fuego, la abominacin de la desolacin. Pero es. “Los poetas del verso libre son multitudaora en toda Europa y toda América. Se les negará el dereco de existir; pero existen”. DijoPedro henríue Urea interviniendo con ponderadora autoridad en la disputa.

A Domingo Moreno Jimenes su estrella el le dijo como a Paul Fort:

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DOMINGO MORENO JIMENES | ANTOLOGÍA



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—Sigue tu ruta, sencillamente, y ríete de la tempestad ue amenaa. Prosigue asta lamuerte, donde se uiebra el misterio…

Si el río lo a de limitar a su estreco curso, escogerá, él también, la amplitud del mar.Pedirá la barca y partirá solo.Pero no todo es pa y bonana. La sacudida no se ará esperar: en medio del camino

volverá acia atrás la mirada nostálgica:

“Yo siento vagos estupores por mi abandonado canto clásico”.

Pero abatida, deseca la tentacin, en el íntimo y callado reposo escucará la vo rectorade la ermana, de la ermana mayor:

“Extasía montaas y desvela oriontes”.

Y prestará oídos a la palabra del anciano ue supo vaticinar el triunfo de la aurora sobrelas ríspidas breñas.

Oye voces interiores. ¿Suea? Suea. Pero no se ausenta de la realidad objetiva. Lo animauna doble visin, y disfruta a un tiempo de su realidad subjetiva y del mundo exterior uelo circunda. Doble e inseparable latido de su poesía.

Se detiene arrobado ante el paisaje de la rstica aldea, donde ha ido a curarse de viejos males, porque tiene la mirada cansada de mirar cosas tristes. El reducido caserío de casas minsculas no basta a interrumpir el dilatado orionte. Recreo es contemplar la jubilosa cría, el doradomaí ue salta desgranado… La presencia inesperada de la muerte surge como manca

negruca en el límpido lieno… han pasado, junto a él, en conjuncin extraa, la vida yla muerte. Y en su recndito vivir pesa su inacabable carga de dolores, como un castigo.Insensiblemente regresa a su plano abitual de silenciosa meditacin:

“Montaa, ue eres más ue un ombre…”

¡O, pueblecito pobre y escondido, “si algn día soy a ti deberé esta condescendenciacon la cumbre!…” Y en la contemplacin del estreco villorrio, su labio uedará “transido deaugurios”. El panorama se retrata en su alma, y en ella se diluye y con ella se confunde.

Sobre el pueblo, él velará para ue no muera: que si una conciencia sola vela a su lado,siempre estará despierto…

La nota melanclica apenas abandona a nuestro poeta. Del dolor se sustenta, y asta en elinstante del fugitivo placer tiene presente ante sus ojos la muerte. En la mirada de la embracree ver “nostalgias de otoño”, “mixtura de innito y de llanto…” Oímos el extraño ruego:

“Comprende a tu ombre triste, salmodia tu muerto…”

Y en la ueja dolorosa, con dejos de reproce, nos da un esboo de autorretrato:

O, mujer, ué remoto debiste verme,con mis apatos viejos,

mi sombrero deteriorado,y mi doliente afán de ajuar antiguo…




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Porue Moreno Jimenes usa una indumentaria inconfundible, y, al verlo, sin uerer senos ocurre la absurda comparacin con auel bienaventurado Benito Labre: pobre entre

ricos, umilde entre los soberbios, despreciador de lo transitorio, contrapeso de pecado, en“alocado afán de futuros inéditos”.El amor, ue no es extrao al poeta del dolor y del silencio, slo rara ve ueda exento

de la gota de acíbar. Así en La niña Pola , donde el mati de gracia completa la factura esen-cialmente artística, ni cargada de pensamiento, ni cargada de ningn otro interés ue nosea el puramente estético; así en La Siesta ue, con pudores de marcitos deseos, repudiaoy el autor por parecerle sin misericordia, en la ue la bellea resalta sin preocupacionesy los colores fulguran con plástica excepcin: rostro negro, blancos dientes, verdes y rojiosnaranjos, acacias de matices tiernos, brillantes tornasolados, aafranes, verdes y rojos en-cendidos de la cotorra, labios oscuros, senos de uva morada…

Pasan los aos, y el poeta del silencio ansía cada ve más el apartado retiro. quiere sen-tirse solo, aunue universal; singular, aunue mltiple. Para siempre uiere dejar el pueblopor la aldea callada:

Partiré del pueblo.Me roerá la angustia ue a los peregrinosacoge en silencio.

Angustia. Porue su pa sigue siendo anelo recndito. Ama a los suyos; y al partirsede ellos lloró de sus ojos , como el despedido Seor de Vivar. Al ver ue se aleja sin cayado,sin tnica, sin otra bolsa “ue la mocila de su divagar”, “las perdices levantarán el vuelo;llorará en una palma una trtola triste”.

Desde entonces deambula solitario, cargado con los versos ue escribe; acongojado,porue sabe de cuántas miserias visibles e invisibles está eco el mundo: antítesis de amor,negacin de misericordia. El mundo ue asuea, el ue aborreci Jess cuando dijo al Padre:“No te pido por el mundo”.

El poeta del silencio ya no lee en los libros. Para ilustrarse le basta con meditar en su propiavida: pobre, aunue todo lo posee; solitaria, aunue poblada de inefables misterios…

“Mi vida tosca y triste; mi vida llena de miseriasy de lampos de infortunio”.

Sigue su camino:

“como una lu crepuscular ue entre las raudas sombrasse apaga”

y:“uisiera ue el mundo se trocara en un gran silencio…”

En adelante, no ansiará, no anelará. Se a desnudado de todo, y no tiene deseos.Este maravilloso desprendimiento de lo sensible, el desapego completo de toda sensua-

lidad ¿no será la noce oscura donde a nosotros, intilmente, nos a uerido introducir San Juan de la Cru? En ella, sin memoria de cosa alguna, en un olvido total de lo transitorio, en

la ignorancia completa de lo intrascendente, encontrará un destello de lu en las tinieblas:la eterna compaía en la aparente soledad.




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Después de esto, después ue a visto abiertas para él las puertas, después de intro-ducirse en la cámara de los elegidos, donde se revelan los verdaderos nombres, donde se

miden todas las dimensiones, donde se descubre el misterio de la verdad, ¿a dnde abráde llegar? Llegará asta la misma muerte; traspasará sus linderos. Conocerá ue la muerteno es muerte, sino la vida ue se proyecta en lampo de lu creciente y ascendente, como unraudal de amor ue viene de lo eterno y va a lo eterno.

Su pensamiento se vuelve metafísico: Dios, como Ser, como Verbo, como Bellea, comoCiencia, como Lu ue ilumina a todo ombre; el Cosmos, como obra incomprensible; elombre, como alma ue no puede morir; el espíritu, como guía y gobernalle de la vida delmundo; nuestra vida, como inacabada en el tiempo, e inacabable en el seno de Dios…

A toda ora estará abstraído en el misterio. Pasemos a su lado calladamente, no inte-rrumpamos sus divagaciones ue tocan, en los Poemas de la Muerte, lo verdaderamentesublime.

Frente a la muerte se siente “adulto de comprensin”. Entre las sombras densas y lasluces ue fulguran “¡cuántos oriontes insospecados!” Se abisma en la desnude de lapalabra; porue el signo le falta en su incompleto nombrar.Dolor de dolores es sentirse todavíasubordinado a la vida , luego de anegarse en los misterios abismales.

La ija a muerto. Lo sabe, porue “se agiganta la nada sobre la soledad de su aposento”.Y aora uisiera amar, amar con ilimitado y violento amor, a “una abstracta umanidad”

La muerte pasa; a pasado ya congelando el suspiro y la esperana. En tanto, la corrienteprosigue su curso: el rico seguirá viviendo de su oro, y los otros… los otros continuaránmintiéndole a la vida con la carcajada del impuro goce.

El poeta continuará como sonámbulo ue desconociera el presente. Acudirá al arrullo

de la tierra, de la madre tierra. Junto al Morro de Monte Cristi se le a revelado un nuevodestino, uiás un ltimo destino: América. Soará cosas lejanas; porue la angustia lo aapartado para siempre del mundo ue pisan sus pies.

Después de los incomparables Poemas de la Muerte, el culto a América, “la religin deAmérica”, como él lo llama, parece ser el eje ue sostiene su poesía. Su afecto, desbordado,aduiere dimensin universal. Ama la raa, nuestra raa mestia, y abarca en síntesis ad-mirable al ombre, al umano ue padece y sufre sobre la tierra. Se a eco magnánimo.¿Profetiza? Vemos que su inspiración se agiganta generosamente, inada por hálitos de Fe,de Esperana y Amor. Con su canto uisiera envolver un mundo comprensivo y doliente. hadejado atrás la nota sombría, ltimo ilo ue lo ataba a lo temporal. Ya no provoca pavores

interiores; pero guarda su ltro de ternura que destila la nota noble y serena. La que hinchóde lágrimas la vo cuando dijo a la madre muerta:

“Madre: deja ue me siembre en la tierra para adorarte como debo”.

Advertimos en el Moreno Jimenes de Plenitud, y más an en el de Madure, ue el apoyoesencial de su verso es la rima de las ideas , el canto interno, el ritmo del pensamiento y delsentimiento, ue cristalian de tal manera unidos y de tal manera inseparables ue dominan elritmo del sonido. Peregrina invencin ue es estremecimiento y es arrobo en la poesía ebrea:Isaías, David… profecías y psalmos ue impulsan nuestra sensibilidad asta levantarla en

espiral ascendente. La emocin, lanada por su estímulo, se levanta en la curva del pensa-miento ue abrá de cerrarse, completándose, en descanso ue es como cadencia musical,




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y ue contiene no slo un valor de sonido recndito, sino un valor oculto de cantidad, demedida interna, ue provoca deleitoso alago y saludable reposo.

Para el poeta del silencio, mudo, con “mude ue tiene sabor de siglos”, es un mal su- bordinar la poesía a la palabra. Y en ascensin constante acia mayor purea, a uerido:liberar el verso; liberar la poesía del verso; y por ltimo –casi inconcebible aspiracin– liberar la

poesía de la palabra.Valorio la presente seleccin de poesías de Domingo Moreno Jimenes como no menor,

en el maravilloso acoplamiento de forma, de intuicin poética y de pensamiento elaborado,ue la de los poetas contemporáneos sobresalientes de nuestra lengua. Pero e sentido lanostalgia de un mayor tamao, de una mayor autoridad; pues si en expansin ideal y emotivame sumerjo en su medida como si fuera mi propio recipiente espiritual, siento su urgenciapara ue la exaltacin ue e deseado acer de la obra escogida de Moreno Jimenes, pudierapesar con fuerza ecaz de convicción.

Soy providencialista: una reagada de mejores tiempos. Y cuando considero con espíritudesbordante y con uncin respetuosa, de acimiento de gracias, la complacencia excepcionalde Dios por algunos seres, creo vislumbrar las raones misteriosas y ocultas de la economíadivina en sus desiguales preferencias ¡tantas veces incomprensibles!

Pero si ante la admiracin, el signo se escapa y la palabra falta:

“Tomad lo escrito como rio de agua ue el segundo disuelve…”

Flérida de Nolasco.




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Versos de iniciación

SaetaPorue te e sido sincerome desdeas, enemiga,en lugar de ser mi amiga,porue te e sido sincero.

Por un caprico altanerode mi suerte, no mendigami alma tu afecto, enemiga,por un caprico altanero.

Que al n y al cabo tú has sidolo ue debiste aber sidoantes de yo conocerte:

Insinuacin petulante,liviandad, no amor constante,antes de yo conocerte…1914.

A un poeta melancólicoNo entristecas el amor,ue el amor es siempre tristeen este mundo en ue existela espina junto a la or.

.........................................................

¡Tendrás al n que sufrir!…Pues, olvida el sufrimientoy antes ue venga da alientoa los ue uieren morir.1912.

SinceramenteNunca dolor umanofue comparable al lentopesar, ue va minandomi existencia a desvelos.

Todos ríen alegres;

todos miran el cielocual si de él esperasen




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algo ue, aunue está lejos,llegará como llegan

al mar los arroyuelosen la cuitada noce,tras el murmurar poéticode los ramajes tristes…

A todos cuando el tediose aleja, la esperanaimpulsa al raudo vuelo!…A unos les acariciael errabundo ensueocon su mano de gasa;

otros tienen un tiernocoran oprimido;y los más, el consuelode un nio, de una amiga,o de un amor eterno…

Yo vivo solo siempre.Del cielo nada espero.En mi pasado sloota como un recuerdo,ue por ser tan lejano

no advierto sus destellos.Mi presente es el mismoue ayer, cuando a los vientoslanaba mis canciones:slo ue aora no sueo…

¿Amor? El ue tenía,la distancia y el tiempovan iriendo de muerte…¿Anelos? Sí, el anelo

de descansar muy pronto,una tarde de invierno, bajo un ciprés muy alto,allá, en el cementerio…1916.

Atardecer campestreYa se acerca la ora ue los poetas cantan.Del sol algunos lampos an doran la montaa.Corre tranuilamente el rumoroso río.

Pregonan la llegada de la noce los grillosen la selva. Dos potros pacen sobre la grama;




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los dos son blancos; pero, uno tiene una mancacerca del cuello, negra, como un lunar. Ya el frío

va poniendo las manos y los rostros cenios.Voy sosegadamente en direccin al pueblo.Sesgo para occidente y en los espacios veoarder el sol en una pira de llamas rojas,

y colorear las nubes de aul, violeta, rosa.Mientras prorrumpe el ángelus en la vecina iglesiay en coro las mujeres pausadamente rean.1914.

Para un breviarioMientras un soplo exista vital y tristeen mi ser, ese soplo será primeropara el arte sublime ue me subyuga:él derrama la lumbre de su consuelo;él sostiene la rosa de mi esperana;él cuida de los lirios de mis ensueos…

Si la dulce poesía ue me confortaabandonara el mundo, uedara muerto

el coran ue uye de los amores,pues los amores slo dejan recuerdosue vierten sus congojas en el crepsculoy yerguen sus espinas en el sendero.

Nada tan arrobante como las oraspasadas en el dulce recogimientode la armonía tenue de un verso raro,de la cadencia nbil de un ritmo nuevo.

¡O el eternal oasis! Ningn amigo

para curar eridas como éste, ¡o, cielos!ue en las oras de duda me presta alientosy preludia mis albas como un lucero!1916.

La citaLlevaba una caléndula en la mano, entreabierta.Sus ojos parecían dos soles negros. Todaella temblaba muda de pasin y de miedo.

En su semblante pálido orecían dos rosas.Un estremecimiento su ser ya casi exánime




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recorri. Yo sentía su coran ardientelatir. Nos separamos sin ablar. Un reloj

ue sonaba a esa ora me record la muerte.1917.

Ofrenda mudaIMaldije mi dolor, y ciegamenteapuré los placeres de la vida;a la lu de la luna enternecidao enroscado en la flgida serpiente.

Tras cada ignoto anelo o ansia ardienteuedaba mi alma cándida sumidaen un mar de estupor, y enmustecidala or de gasa y oro de mi frente.

Hube de despertar al n, del sueño,y lejos de la senda del ensueovagué mil veces con la fa tediosa.

Mas, a poco, lancé mi alado ruego,y herido por la echa del dios ciego

fui a implorar a las puertas de una ermosa.

II Abril sus armonías y sus oresiba esparciendo con albar dulura;la fuente desacíase en rumoresy mil aves poblaban la espesura.

Ella ue es casta, silenciosa, pura,por esuiveces me mostr rubores,

y temblando de célicos temores,confesse ante mí, toda ternura.

Si un día, por seguir mis ideales,tuviera ue dejarla entristecidade la desilusin en los umbrales,

allaría, después de la victoria,de abismos el camino de la vida,de espinas la corona de la gloria.1917.




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A unas manosEn vano es ue mis ojos con ternura

persigan la mirada de otros ojos;en vano ue le tema a los abrojos;en vano ue me mueva un ansia pura.

Por la terrena lid slo despojosencuentro de la diáfana venturaue de mí uyera ayer: claveles rojos,ijos del desenfreno o la impostura.

Atado a la ignominia del deseotanto tiempo viví, ue ya no creo

perderme en las erticas escalas.

Mas, como para amar vine a la vida,aora inuietan mi alma entristecidados manos, ue pudieran ser dos alas!1916.

Drogas para mi tedioOPIO

El sol dorando las eniestas cumbres.En un jardín oridomi amada se recreaviendo correr un nio.Bajo la verde sombrade unos pinos,yo sueo.¡Inmortal sueo el mío!

ALOEEl parue iluminado por la luna.

Yo en él, y triste como siempre;los mancebos del brao de las moas,mil perfumes vagando por el éter;los acordes perdidos de una msicaterrenal o celeste;un “te adoro” ue llega a mis oídosa la par ue un “¿me uieres?”;el dolor ue me muerde las entraas;frío sudor ue corre por mi frente;¡y un surtidor, oculto de indiscreta malicia,

y una rosa de nácar caída sobre el césped!1917.




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De toda blancoCuando te pongan de toda blanco

acuérdate de mis largos besos tristes,de mi pasin por las violetas,de mi desinterés por el oro,de mis quietas nostalgias innitas,de mi desenfrenado delirio de pa,y de otras cosas ue silencio por no verte morir!…

Y si esa noceel mar divisas desde la niebla de tu ventanalana un gemido sobre la ruta de mis postreros adioses!…

Cuando el cáli de mi amor sea violado,trae a tu mente mis rebeldías que fueron amas;y ten olvido para mi olvido,como un arrullo para mis mansos sueos de gloria:—Yo le perdonosus indencias y sus desvíos, yo le perdonoasta su enlace con una sombra;y más ue eso, asta mi crimen,asta mi crimen yo le perdono!1918.

OraciónTras unos árboles divisovagos celajes rosa y oro.La luna esplende de improvisosobre el pinar mudo y sonoro.

Sin un rumor se pierde el río.Slo una trtola se ueja.

Los perros uyen. hace frío.De sbito pienso en mi vieja.

(Ella estará sufriendo aoralos abandonos de mi ausencia;uiás le falte asta un pan duro).

Sobre la mar de mi existenciaya no navega ni una aurora:mi fe, mi arte… todo oscuro.1918.




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MetamorfosisPor el postigo abierto de mi ventana fría

entr una bruja negra;fue moviendo las alas con lentitud y pausaasta ue sobre un mueble de laca ued inmvil.

Toda la noce estuvo ensimismada o muerta.No bien despunt el alba,cuando meci los aires con vuelo fatigosopor el ogar. Ardían an las constelaciones.

Me decía: —Tal ve me trae alguna nuevaorripilante y triste,

vestiré luto rígidoo el desamor desmayará mis ores.

hice lo ue no acía en mucos aos:orar y prometer a más ser bueno.1919.




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Versos de plenitudRutas de estéticas

Aspiraciónquiero escribir un cantosin rima ni metro;sin armonía, sin ilacin, sin nadade lo ue pide a gritos la retrica.

Canto ue tuviera,slo dos alas ágiles,ue me llevaran asta donde uiere,

con su sed de innito,en las noces eternas volar el alma.

Canto ue, como un ríosereno, fuera diáfano;y en su fondo se vierancomo piedras cambiantes, mis ilusiones,como concas de nácar, mis pensamientos,como musgos perpetuos, mis ironíassobre los arenales de mi esperana.

Y allí mostrarme todocomo soy en la viday seré tras la muertecuando la eternidad orle mi gloriacon sus palmas de lu!1916.

MelancolíaDejaré mis nios.

Partiré del pueblo.Me roerá la angustia ue a los peregrinosacoge en silencio.

El día ue parta,todos a sus puertas saldrán a verme;encontraré en mi senda alguna ancianade las ue socorría algunas veces…

Cuando unos pinos crucefustigaré mi potro;

y aunue el norte no empae ni una nube,el pauelo de ilo me llevaré a los ojos.




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Al verme las perdiceslevantarán el vuelo;

llorará en una palma una trtola triste,y tal ve si un can sucio me seguirá a lo lejos…

Por semanas y aun mesesme instigará una sombra;luego… mis cantos en la maana alegre.¿Y después?… el olvido y algunas muertas rosas.1918.

Profesión de feSi supieran tus débiles manos,ija,tus débiles manos.

Dioscreal hombrepara la gracia, el bien y la verdad.

¿Te apartarás de tu camino?

¿Confundirás la cal con el cieno?¿Serás sobre el ventisco un árbol más?No sé:¡Toda la dica consiste en no cejar!1923.

PaisajeSe ajan con el sol las rosas blancas;el día parece de oro,

y el aul de los cielos se a tornado cenio.Se ajan con el sol las rosas blancas;sobre el mar ay una vela,y la pa triunfa asta en el aire.

Se ajan con el sol las rosas blancas;los ruiseores van de uida,y una oracin conmueve el bosue.

Se ajan con el sol las rosas blancas;

rima el camino su cinabrio,y el guayabal su verde perla.




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Se ajan con el sol las rosas blancas;entre la grama crece un tilo,

y sin silbar corre una fuente.1918.

PostumismoLa ermana mayor,la ermana,me a dico palabras ue no se a llevado el viento.Palabras pétreas,eternas

y claras.Mi ermana mayor,la ue me dijo:extasía montaas y desvela oriontes.

Lo ue me mata:mi piedad;lo ue me salva:la inuietud.Constatar ue de mal,de un pouito de mal,

dependen todos,¡asta yo mismo!y desearamara trueue de perderla gloria y la vida!

Auel joven pálido,yo lo conocía,yo presentía su existencia lejana

a través de las brumas de mis sueos.Nio yo,y bobocomo auellos seres cuyas almas parecen péndulosy cuyos coraonesdestilan, destilanlevedad y tristea en el silencio.Su vo fatigaba la aldabade mis augurios incgnitos,y yo seguía entregado a mis juegos locos,a mi pesar y a mi mutismo.




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Y auel anciano,¿no sabéis ue mi alma

cuando lo contemplaba uería romper a volar?¡Esperaba de su silencio tantas cosas!Su nombre se insinu siempre bien,y su vocavernosa y todo, me agradaba.De susto no me cogerá jamássaberue élvaticin el triunfo de la aurora sobre las ríspidas breas!

Convencido más de una ve tengo ue estar

ue la vida no acaba auí.

La vida ue se vive no es slo la vida.

Todo acto crece en la eternidad.1923.

DesapariciónAlba: tráeme el canto,la cancin loca o la sinfonía mansa;los turpiales entonan en los nidos imnosy yo mismo e sido impelido por una vo alta…Alba: seas puricación o armonía; ayúdame;como uieras o como te sea posible;con alaso con el impulso ciego ue es más ue alas;préstame alientos;dame tu báculo formado con madera de rosas…Alba: mi amada es vieja,pero en rostro joven asta la noce luce…

El té para mis decaimientos y mis acaues iervey la lu en mi alma es escasa,¡por demás escasa!Te veo en el ilo de agua,en la roca,en el picn de loro,en el alcatra, en el cerdo,en la paloma y en su detentador el milano,en las innovacionesy en las reacciones sordas de los srdidos ídolos clásicos:

transgurada en el loco perfume,o en la gracia pertina o leve,




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siempre eres un ascenso, una cumbre¡o alba, alo de mis deliuios

o refrigerio de mis nervios!1924.

Macito de daliasAuella sombra de mujerue saeteaba todos los días por mi vera.

¿No ves en mis ojos el eco santo de lejanas canciones?

.....................................................................................

Yo siento vagos estupores por mi abandonado canto clásico,y si no suelto el cayado es porue me encuentro, aun sinsospecarlo, entre los bosues del Cosmos, perdido.1929.

La colina sacra¡Ya es un pueblo!En el alero donde revoloteaban las golondrinas,ya ormiguean los ombres…

Ya el poeta puede en la calenturienta nocever la lu de la Religin Universal.Ya el lósofo puedesintetiarla y explicarla.zumbidos de nuevas conciencias andan por la tierra de América.Reverberaciones de estelares soles se insinan y conciertan por el mundo.Ya mi casa no está en una calle ni en un barrio:¡mi visin ilumin el promontorio entero!1940.




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Amorosas

Mafalda¿habéis visto una rosa cuando comiena a abrirse,feli por el rocío, la pa y el tibio sol,risuea sonreírse,presa a la ve de anelo, de jbilo y temor?

Pues converged la vista por el brinal camino,y la veréis allí,clavadas las pupilas en el aul divino,aciendo del pasado presente y porvenir.

En sus dorados bucles luce una or, y llevaun traje verde tierno, matiado de aul,ue su ser más elevaa la mansin del beso, del trino y de la lu.

Es casta, ingenua y ágil, como uien tuvo, pura,slo una inuietud vaga ue le inund la fade un rubor ue an perduracarminando y ungiendo sus mejillas al par.

A veces una duda fala la martiria;mas, cuando llegue él,le ofrendará, aorosa, su más blanda sonrisacediéndole las manos o los labios… tal ve!1918.

DesasimientoEra blancay me perseguía;era páliday me perseguía;era casi diáfanay me perseguía.Mujer,¿no sabes ue ya yo e olvidado la vida?

Mujer,¿no sabes ue ya yo e trocado mi coran por un cayado?

Mujer,

¿ignoras ue asta la lumbre de mi sentir se a desvanecido?1938.




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SiestaLa negra de los dientes blancos

me a prometidodarme una cita junto a los naranjos,a la ora de la umbría,en el momento ue gorjean los pájaros.

Se fue por la avenida de las acacias. Y en tantoue unas cotorras la empaliada brincany ella por el andén se va alejando,por mi memoria cruala visin de otro cuadro,

vivido ace unos mesesen el campo.

La uietud y el bocornome van amodorrando,y ya siento en mis braos su cinturay en mis labios sus labios;tiemblan cual uvas sus morados senos;y como un tronco al cual ya a erido un rayocae su cuerpo por tierra, y en el bosuelos ruidos cesan por un rato.

Y ya desvanecido auel mal sueo,con los ojos jos en el término vagocontina mi impiedad, indiferentecomo si nada ubiera pasado.1919.

Madrigalquisiera ser aora lo encantadoramente bueno.Dejas correr tus trenas con la placide de una nia,

piensas en las acacias, en los lirios de nieve,en las estefanotas de espuma ¡y sin embargoyo desliara en la selva de tus cabellos un clavel rojo!Todos los díascuando el alba desciende de las montaasviene mi gato negrocon un festn de luna sobre el mostacoa traerme la nuevade ue el sol en la noce clav su garra.(En este instante

debes bordar bajo el crepsculoo con la mano en la mejilla,




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estática,sonreír al amor venidero).1921.

La niña Pola¿qué será de la nia Pola,ue estaba en el campo,que su padre guraba tontay ecaba a rodar a los vientos de la alborada su risa loca?…

Crepsculo y alma,ingenuidad y gloria;

suspirillos de un peco ue no abía tenido pesares nunca,inuietud de unos ojos ue abían rondado por la montaa,tras el arco-iris ue los corpsculos tornasola…

Sobre blanco rojo,y sobre rosado, moreno.Brillo como auel brillo, yo no e encontrado ni en el diamante ni en el destello;castidad parecida,ni en la albaaca ni en el romero,ni en la petunia, ni en la magnolia, ni en la paciencia;

(el sol de espaldas o el sol de inojos junto del cerro!…—Es muy tranuilo; pero me lleva catorce aos.(¡O, si supieras, cuántos abismos, cuántos obstáculos,salvo en la tarde, salvo en el alba, para tenerte junto a mi sueo!

¿qué será de la nia Pola,ue estaba en el campo,que su padre guraba tontay ecaba a rodar a los vientos de la alborada su risa loca?

La sangre aborta, y a las miradas ue están en éxtasisno le es posible seguir el curso ya desarbolado de la égloga!…1927.

Estéril¡O t, vagabunda con uien me di el abrao en el río,no te engae el lucero del alba,no te engae la luna de julio,no idolatres la gasa del monte

ni proeras: La Patria es mentira!




53

Yo alenté tus primeros impulsos,gasté en plata tus rtilas perlas

y e incendiado las aguas de instintos;como e constatado en un rapto de suprema constanciala terrible igualdad de la risa, de la sal, de la sangre y el agua.

Vivo yo, debes creer ue ya e muerto;muerto yo, debes mirar ue vivoeco miedo en tu risa de istérica,eco espasmo en la simultaneidad de la muerte y la vida!1932.

Briznas de la coloniaIquisueyana, déjame besar los vellos de tus piernas;déjame inundar la inédita vía de tu anelo…Mujer de los arueados ojosy las crispadas manos:sostenme en el torbellino de mis aspiraciones y mis deseos;¡cunde mi plectro con la suavidad de tus manosy reverdece con tus palabras el apagado cenit de mi anelo!Mujer, mixtura de innito

y de llanto:comprende a tu ombre triste, salmodia tu muerto,¡y coge al vuelo la paloma de los pies y de los ojosalados!

…Call la voy el crepsculo se derram en cadenciassobre las puertas sin forma de lo desconocido.

IIVenía un vals lento.

Todo el mundo callaba en la aldea.¿Si la msica se parecerá a la muerte?1933.

IndiaIndia, desde la cabea asta los pies,in-dia;debí decir mestia,pero ya ves, escribí india

y no me arrepiento:¡a veces la salvacin de un porvenir está en el pasado!




54

No sé si vienes de Boyá,donde se consumi la indiada nuestra,

o de Enriuillo¡dnde se sublev el caciue ue enarbol ese nombre!

Con la tristea de tu miraday la majestad de tus senos,yo estoy comulgando orionte arriba…

(¡O, t, ue viniste a mí con la nostalgia del otooy la reciedumbre de la primavera!)¿En mí estabas buscando un ijo ue tal ve se te abía perdido,o el primer varn del orbe ue se abía de tus sentidos eclipsado?

Me sonreías de soslayoy me lanabas responsos de diatribas.

Aora, ya ves, yo me e alejado…¡Y e dejado el presente a tus pies como una cosa muerta!..Seguiré en mi afán de realiar a América;aunue ya no en la voluta de la cariciani en el volcán de la sangre,sino en este vislumbrar de rey vencido…(¡Trescientos siglos diluidos en cuarenta y cuatro aos!)

¡O, Mujer, ué remoto debiste verme,con mis apatos viejos,mi sombrero deteriorado,y mi doliente afán de ajuar antiguo!…¡qué soso te debí parecer siemprecon mi alocado afán de futuros inéditos!…1938.

Óleo

(A la manera antigua)La nia de la pampa,la or del tabacuelo,el bucle en onda corta,el mirar, riacuelo.

La fa canela brava,el peco jardín anco,visin de un sueo esclava,nitide en el ranco.

Amor toc a su puerta.Cancin son en su oído.




55

La esperana en el viento.Polen de alba en el nido…

En tanto, cuatro o cinconubes por el andénrevuelan con aíncosobre la tarde sen.1938.

La inencontrada surgeIY seré, y vuelvo a ser…

Y seré, y vuelvo a ser.¡O, amada: por ti mi rosal a despabilado sus estrellas!Slo a tu conjuro la noce me a soliviantado en su anco Océano…Me interné en la infancia;entré y salí del alba de la muertepor ti, y slo por ti!

II¡O, amada, el día ue te desmayaste en mis braos,abril era, la felicidad abía estremecido mis ámbitos,

y mi coran no lo advertía!(Todavía tengo el corazón inamadoy un aumerio de lilas ue me cala el ser todo entero).

IIIParece ue te e visto,porue oy al despertarme a sabido a aucena la brisa.

IV

única, tenías ue ser así, nica;misteriosa y altiva;risuea y triste;esclava de mis ansias;reina de mi ser;mía en el día ue se agita;mía en la noce ue renace;mía en el alba ue despierta;mía en el crepsculo de la raa futura ue an no a germinado.¡Mía, mía, mía!Mía asta antes de nacer¡y asta más después de morir!




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VCuando me ibas a mirar te sonreías

y cuando te besé por primera ve lloraste.¡O, el dolor del beso primero!¡O, el martirio del beso primero!¡Oh, el innito gozar y sufrir a un tiempo del beso primero!

VIYa en tu patio los rosales no dan rosas, sino estrellasNo lo dudes: “me amas”, “me amas”, “me amas”.

VIIY si no me amaras, ¿ué sería del orbe,y del pájaro solitario en la rama,y de la pobre onda líuida cuyo euilibrio es su deseuilibrio?En ti laten causas de mundos;pero te vistes de levedadpara ue te ignore asta el átomo.

VIII¡O, amada, la ue te me ocultabasa cada paso del camino,a cada sin ran de la jornada,

y ue aora,inesperadamente,me vuelves de niebla los pies y las manos!Y junto a ti estoy siemprea despeco de la vida,del porvenir,y del pasado.1939.




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Varias

Nuevos motivosILa or de la maravillase a abierto para mí en la tarde;sus pétalos son alados,su perfume es tenue;yo e comulgado con la melodía de su porvenir, ignotamente,y e sentido gemido de astrosy levantarse un polvo de resplandor en mi camino.

IILlegué oy más tarde.El sol presentaba una nube.El jardín se contenía en su silencio.

Llegué oy más tarde.Las ores de su jardín estaban mustias.

Llegué oy más tarde.Ella era toda para mí y para sí misma.

En nuestro derredor no ablaba ni una oja.Llegué oy más tarde.¿Conocemos la evolucin del mundoa cada nueva ojeada del mundo?El ombre despert, y en el libro abierto de la vidaabía una oja en blanco!¿Diría mártir? ¿Diría libertador? ¿Diría poeta?1918.

El haitianoEste aitiano ue todos los díasace lumbre en su cuartoy me llena las fosas nasales de umo;este aitianoue no puede prescindir de la cuaba,y preere tabaco del fuertey aguardiente del malo,es bueno a su modo,y a su modo rico

y a su modo pobre.




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¡Benditos los seres ue maltrata el ombre!¡Bienaventuradas las cosas umildes

ue se yerguen siempre sobre el polvo frío de todas las cosas!…1927.

MaestraMaestra: recuerda el amanecer con su vaca lecera,su umo de sol,su organillo de pájaro…háblanos del plátano ue reaba a la sombray del guineo ue amarillaba junto al oreganito; z qu s r qu aérno es extico ni lo rubio ni lo negro.

¡Maestra, no te muestres tan distraída ante tus parrouianos ombres!…Piensa ue ser mujer,y mujer con m minscula,es de todas las cosas lo ue en verdad te importa.

Trocar los sexos, ¿y con ué objeto,siendo, como eres, en realidad, de un sentir prolijo y tierno?

Así: minuciosa, sensible y sumisa

te so mi egoísmo,y te anelan mis ijos ue están en gestacin desde la infancia!1938.

PanaceaParti por el orionte de la dicay era una bandera santa de recuerdos.

El pan medio uemado estaba sobre la mesa limpia

y los nios ya no uerían jugar ¡tenían como los rostros imprecisos!Sobre la mecedora el mecero de gas casi apagado,y bajo la planca, mi camisa.

La tarde acía las veces de un gran salmo incoloroue estrangulaba entre sus manos la noce.1929.

Nuevo madrigal

El aguijn estaba perfumado.La erida estaba perfumada.




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Ascendi al cerro un velo de perfume.Una neblina de sándalo anunci la maana.

—¡La abeja a muerto, madre!Y al irrumpir, uedaste ensimismada,cual si el dolor se te volviera aroma,iris el grito y tornasol la lágrima.

hija mía,expía en tu vida la íntima fragancia!1930.

Hora azulOndas.Vuelos.Romanas lejanas.Medialu.Bisbiseos de sombras en el puerto.Gasas ue cubren el orionte reverberante.Crujir de jarcias recias.(Ay Dios! ¡qué será de las lilascon medio cuerpo bajo el cieno, y medio cuerpo sobre la vida!)1930.

Hora grisAtravesé el cementerio de la aldea:no tenía dolientes:se estremeci mi alma junto a un jamín triste,gimieron mis sentidos junto a una rosa cárdena.

Después,lancé la rosa y los jamines al viento,

y sólo quedó otando en el instante esta sola palabra:“Tierra”.1930.

Campiña pobladaVi el sol desparramándose por las puertas;sentí la pa emergiendo dentro de las almas.Vi a los nios reíry sentí el amor ue sonreía.

La tarde tenía jbilos de maanay un mango proyectaba en la soledad su ennocecida sombra.




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Junto a la pareja estremecida por el ciero, dije:¡Grato el desamparo ue os une!

¡Grande el dolor ue os reconcentra!¡Leve la realidad ue os eternia!

Todos los ojos de la Naturaleauerían como sumergirse en el crepsculo de la tierra,y yo ue avanaba sobre la tierra,a duras penas comprendíaue el cielo era más tierra ue la tierra…1935.

Los últimos canjilones de la primavera—Buen viejo, ¿de dnde brota el canto?—Los cantos borbotan de la sangre.—Madriguera,¿y el amor?—De sí.—Mar,¿cuál es la melodía de las campanas en el crepsculo?—Dolor,¿cuál es tu friso, a dnde tiende el álito de tu propulsin?

—Innito, tú solo me bastas hoy para estar triste.1925.

Vislumbrar AméricaEn todo viajeay una rosa náutica:el punto de partida,el lugar de llegada,los objetivos presentidos

y las posibilidades exteriores.Me ofreci los labios en un arranuede entusiasmo,de timide,de locura.¡Adis, me decía su mano tranuila!¡Puede ser, me decían sus ojos turbados!¡Será, no será, me os decir a un mismo tiempo su seno oprimido!

Cuando me tengo ue levantar de noce,

porue la creacin me uita el sueo;y tengo ue continuar, mentn en mano,




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todo un cuarto de noce,todo un tercio de tarde

y todo un crepsculo de día;cuando la copian a mi ladovocablos ue no son seres,pero ue ni tampoco son fantasmas,y palpo el vacío de la vida,y la oscuridad de mi entendimiento,olvido el principio de las cosas ,y parto del n de las csas ,al principio de la irrealidad y de la vida.

Lo vi como un sátrapa de todos los Continentes,

asuearse del prjimo ue le abía enseado el camino,traicionar al amigo ue le abía tendido la manoy asta maldecir a la madre ue lo abía parido…

Su mano en el orionte turbaba las sombras,¡y su cabellera era una selva iluminada!

¿Te convenciste?Con la cal de mis huesos está hecho todo:lo ue palpasy lo ue ni siuiera presumes.

—Soy bella,es verdad;pero no puedo ser eterna.

—Sigue prolongándote,asta ue te des de bruces con el silencio y con la muerte.Franueado el primer paso,¿por ué vacilas en dar el ltimo?Lo ltimo cuaja el eco en bramido de acto…Por eso los reciénllegados en la vida son ombres de coraje…

Ojos absortos en los accidentes lejanos,manos de forasteros posadas en el lieno de los destinos.

Mujer u hombre, piedra o santo:¿ves la vida?Asmate a la claraboya de la nada.¿No ves nada? ¿No ves an, todavía?¡Pues escuca, para ue tu silencio se torne clamor pensante,y en el albear de una isla desierta, divises el claror de una reciénvenida vida!1926.




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Cantos de la tierra

El diario de la aldea¡Ay Dios, ue ves el viento y ves la nube,compadécete de mi almaue es una nube fría en un cielo claro!

Mi andar no es andar de consciente sino de sonámbulo;llevo las manos en el airey el pensamiento en el aul;llamo “madre” a las plantasy a las margaritas “ermanas”;en cualuier riacuelo veo la fa de mi padre,y los luceros, carbunclos de la noce, son mis “ijos”.Esta síntesis del mundo ue llevo conmigo a veces me sume en la tiniebla;pero siempre me arrastra a la lu!

O naturalea, ¿ué mal te e ecopara ue me castigues con una carga tan desapacible?Yo sé ue vine del misterio,pero los cambiantes de la vida son más inexplicables ue

las aquezas de la muerte, o que la sencillez de la nada.

T no me podrás dar la alegría rientede lejanos días y lejanos tiemposen ti vengo a curarme de viejos males,en ti vengo a reposar.

El pájaro erido busca el antiguo albergue de sus dicas. Junto a auella rama, yo soé; bajo la sombra de auel árbol yo medité;el susurrar del río ya no me sabe a msica, pero a un despertar prximo me suena.Mariposillas: no voléis,

brisas: no entremecléis mi cabello cano.

¡Siga mi frente erguida y luminosa como una antorca!Este ueco de caada me recuerda la viday esta placide de soledad me uiere como ablar de nie.Yo fui un nio como todos los otros,aunue un poco más cándido y más triste.De ayer a oy, ¡ué abismo!y de ayer a maana, ¡ué universo!

Con moras frescas me teí las manosy tengo la mirada cansada de soar cosas tristes.

El cielo ue tengo por delante no es doloroso;pero el orionte de mi vida presente, sí ue lo es!




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El maí brillaba en las manos del ombre,la polla se internaba entre los matorrales,

el cielo se encapotaba sereno.¡quién fuera madreselva!¡quién fuera río!¡quién fuera caada!

Flores,ores,ores.¡O Mayo!¡o dolor!

Tal cuando el sol tramonta,y las nubes obscuras se entretejen de granay los aires se llenan de innitos vapores;tal cuando la torca da el grito ue espanta la nidada y el ruiseor;tal cuando las montaas ue están por arriba de mi cabea suean;tal cuando los árboles tiemblan y los arroyos cantan.

Relincos de caballos en mi puerta,más luego, pasos y voces;a poco, un loco sobresalto de mi ser solamente;en seguida, el sol, la alegría de los pájaros, la maana,

dos aldeanas rientes,una mujer pálida,dos nias, sus ijas, enmascaradas de riguroso luto,la cru de un muerto,mi estupefaccin al ver, asta el dolor, metamorfoseado de esa manera;mi expresin: “vuestras lágrimas sean benditas”;al momento, mi pretexto de buscar la lecera.

Después… el campo y yo con el campo y los pájaros, solo.1925.

Islas mentalesCuando le puso la moneda en la mano,el esclavo se dijo: esta es mi libertad…y le volvi la espalda para siempre.Toda la tarde se desvanecía en un rosicler mustio,y el espejear de todos los días venideros estaba como pendientede un arroyo de láudano,y de tinta.

La carla de los sembradores ponía como la tierra mansa.Sabaneta parecía una forastera cargada de collares rojos




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y de lugares comunes blancos.Yaguajal ofrecía su reejo verdoso

Y Tomines enrostraba sus pedregales al caminante.La tarde ue uería como venírsenos encima,nos envolvía en un ambiente de lunas y de pájaros.

La trepidacin de una espontaneidad superiorendía los aires y los recreaba,y aorcajadas, sobre toda cosa viviente o presentida,el alad dente de la nche.1929.

Trozo de puebloEsas casas de canadonde se respira felicidad.Esos albergues tímidosdonde asta la angustia es un silencio.Esa jovialidad de peco jovenue ace brava la gente.Esas canas de anciano ue al sol vigilan vírgenes.Esa tranuilidad de perspectivas.Ese canturrear de la madrugada;

ese respeto de la tarde;esa serenidad de la noce…Esos pasos ignorados de los éroespor campos de ausencia y de muerte.

La tarde umeaba;el orionte ecaba cispas;al frente, unas luces,un poco distante…

(¡Ay Bartolina, si yo volviera a verte

como en la época de tu fresca ermosura!)1925.

Impresiones de SabanetaIUna mujer junto al río y una escuela junto a la montaa;un dulce creer en Dios y un grato olvido de las cosas mundanas.Todas las maanas el umo,todos los días el sol,todas las tardes el alma;y un día y una ora no esperada, la muerte,




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cerca del pinar,con pa y sin miedo, junto al río y la montaa.

IIVeía con el pensamiento mis burros lentos,veía las grandes piedras ue no los dejaban caminar,veía el agua de los bidones ue se derramaba por el camino,y fui a una gramita pálida y medio mustia,donde conversé muco conmigo mismoy puse en mi interior los puntales de estas palabras,ue oy son emocin,y entonces slo eran reminiscencia de un recuerdo…

IIIPueblo: duerme tu sueo de catorce mil siglos,ue si una sola conciencia vela a tu ladosiempre estarás despierto, ¡aunue nunca llegues a despertar!

IVContina abriéndome tu erida más onda,asta ue ya no exista.(O ue yo y los ombres creamos ue no exista!)1930.

Voz interna¡O, generosidad ue por douiera nos aces crear espectros!¡O, lágrimas!¡O, ran de ser de la vida intil!

Bien está ue nos nublen la esperana y nos festinen el recuerdo; bien está ue nos acorten la fuente del instante; bien está ue nos trueuen la dica en una mariposa loca.

Siempre abrá aldeas esparcidas por colinas abruptas,y silencios desconocidos…1930.

Aleluya de inviernoEl ranco. La embra. Salirse de la vida.El cielo. El prado. El bosue.Imágenes de sueos desvanecidos.Recuerdos de existencias remotas.

La brisa. El umo. El tbano ue comprime silencio.




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El nio; el perro; el asador de la cocina.Bosuejos incompletos de un porvenir eco jirones.

Gasas en el poniente y realidad sobre mi vida…¡Salve! a los poetas ue renegaron la palabra.¡Salve! a los conductores de pueblos ue se anegaron en la sombra.¡Salve! al brillo oculto de las sapiencias ignoradas.

Arco iris de lu sobre la frente de la infancia;arco iris de pa sobre la inestabilidad de la vida.Un rumor de destinos me ace un signo en la frente.Una crucixión de albores me distiende el oriente del camino.

Miro para adentro y sigo la sesgada senda;

le doy una ojeada al porvenir, y me pierdo en la inestabilidad de la vida!1930.

Parábola de los donesDije al ríoen la emocin de su desenvolvimiento apacible:—Padre del bosue,ermano de las sencilleces astrales.

Dije al mujido de la vaca:—Fuera, alegría, salud.

Dije al manglar:—Tu sombra está más llena de perfumes ue la noce.

Dije a la montaa:—Verte es crecer,recordarte es comenar a desandar la vida.1931.

SalutaciónVi el desle de las muchachas para Gurabo,el orto en siesta,el nácar de la luna sobre el crepsculo,y e undido mi planta en el río sin sentirlo y sin saberlo,

como si estuviera atacado de Sonambulismo.

T as cruado a pie el destino,y desde el tero de la Naturalea,te as llenado de cal y de aliento, de color y de canto;

de la montaa tomaste el iris gris violetay de la cinta del camino el alma.




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Recojamos en este grito de salutacin todas las almas dispersas del mundo.y dejemos ue la maravilla de tu palabra

incendie el presente de mitos.1932.

A la mujer ilustre de SantiagoMujer ue ves a este peregrinollegar,¿comprendes su astío de la vida,adviertes su anelo no colmado,presientes las ortigas ue rodean sus pies?

Mujer ue ves a este peregrinollegar,ábrete las venas de los deseos,y con la mirada en alto,convéncele ue suba y ue no ceje…

Él abía llegado a pensar ue en la cspide podían tornarse cuerdos sus sueos.Él uía, uía de las praderas de sus éxitoscomo si sonreír fuera crimen.

A los árboles, prefería la sombra de los árboles;

y al prado virgen, la soledad petricada del prado virgen.Lleg a enlouecer en su anelo de uerer ue nadie sufriera.

Con la existencia truncay algunas canas viriles todavía.Mujer, t sola puedesdarme un adis,y un beso.(O en un adis entretejido el ulular de un beso,como si fuera brisa de pinos ue recortan en verde terroso el gris…)

T sí sabes sentir como nadie en el mundo,alfarera de mi desnuda y desolada Patria;elíxir de los sentidos superiores;oja de la tierra ue expandes en cimas mltiples el barro…

Reverencio en ti el alma de mi madre muertay la carne de mi madre viva.

¡Silenciarépara ue me puedas interpretar mejor en esta soledad

de páramo fuerte ue es mi vida! …1932.




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Río puebloAlto.

¡Jocundo!Pareces una bruma de noce…El alba siempre te está aguardando porue presiente ue te entregarás pleno!…

¡Mejor tálamo jamás pudo soar la muerte!¡Mejor orón de inquietud jamás pudo imaginar la vida!Mejor espejo de oriontalidad jamás pudieron anelar los vastos oriontes!

¡O río; o arteria; o fuente,ue aces posible en el comn momento la inalcanable cima,ue recreas, alándonos del rudo polvo de ue todas las cosas están ecas!

Si abajo, es el amor,si arriba, son las nubes;si en tu rostro, es la más dulce plática del viento!¡T ue as eco posible ue la montaa se desnude,ue se irga el árboly ue la pradera se peine!

Si un pájaro canta, su armonía es espíritu,porue t fecundas de ambrosía el gorjeo.Corona eres ue rodeas a Santiago,

y serpiente de eternidad ue aseguras el Norte!—¡O las partidas sin partida del Atlántico,ue palpan a Europa y dejan a la América intacta!

Pulmn de ensueo,gasa de idealidad,corazón de innito…Mis sienes esperan el descanso de tus márgenes,y a mis manos sobre tus ondas no les duele estar prematuramente marcitas!

¡Río!… iba a decir puerto.La lluvia cay sobre la montaa.Por el Este aparecieron tres astros de rostros minsculos,pero el devenir de la humanidad estaba parado:entre la cru y un alfanje giraba su mente!1934.

A San Francisco de MacorísMacorís: ¡permite ue al romper el alba te salude!T no sabes de espectacular vida muelle;

tu noce es como el aura de tus mujeres de cabellera bruna;tu sol es más dulce ue el sol del Este,




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más fuerte ue el sol de Occidente,¡más rico y más complejo ue ese todopoderoso sol del Norte!

¡O pueblo, ue tienes por los cuatro costados el campo!No reniegues de tu virtud,y ue jamás te abofeteen el rostrolos cintaraos de enmoecidas y pretéritas civiliaciones!

En tu jolgorio alegre está tu fuera;en tu sana jovialidad está tu mina;en tus silencios reconcéntricos están tus intactas dignidades latentes;tu sobriedad es una carcajada aguda y triste;tu onrade sabe a ampolla en los labios de los ue mienten.

¡O pueblo,grande en el gesto de morir y grande en el gesto de vivir:permite ue me uite las oruídeas de mis meditaciones pálidasy sobre la frente de tu mujer de mirada más rmedeje una cru resplandeciente!

(¡O pueblo, ue tienes en tus sonrisas y en tus miradas crepuscularesel más alto Tabor!…)1933

16 añosMujercita del Yaue de la arteria calientey la frente en lu baja:¿Me palpaste la sangre en la noce del lunes?¿Me riaste el ojo en la tarde del sábado?

Mujercita del Yaue de la te de amapolay los senos de nardo:¿son tus pies una esnge y un turpial tus cabellosen la lidia del día y en la esta del alba?

Mujercita sumisa,dulce, altiva, serena!…¿Será cierto ue e sido un aliento en tus plantas?¿Será cierto ue e puesto un rumor en tu nido?

Mujercita del Yaue de la arteria calientey la frente en lu baja:¡qué dolor esta ausencia!¡Y ué astío esta noce!¡Y ué frío en esta alba!

Mujercita del Yaue de la arteria calientey la frente en lu baja:




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el tiempo cuaja en boda la más leve sonrisay el silencio es por siempre la más grande palabra!1934.

El pueblo San RafaelA dos kilmetros y cuarto,a dos kilmetros y tercio,aproximadamente—no mido con los dedos la distancia sino con el espíritu—

Lejos de la errumbre de Puerto Plata,ue tal ve io decir a una joven empingorotada

a su comensal capitaleo:—¿No a advertido ue auí no carecemos de la brisa marina?

Cerca del pueblo de La Rosa, ue contra deliuios y algaarasofrece al sol sus solilouios;de puntillas apenas junto al camino de la Línea.—¡O, Guayacanes con su balsié!¡O, Juan Gme con su General!¡O, Villa Gonále con sus embras!—Cerca de la extinguida Exposicin y a borrosos pasos de la ondonada de Guraboestás, ¡o, pueblecito! con tu parue de juguete,con tus colmados de juguete, con tus carnicerías y

lecerías donde se siente asta cruar una mosca.Allí la mujer descarriada llega y se umilla;allí el leproso siente que en la noche orecen de azucenas sus llagas,el ciego, calor;el friolento, lu.El invierno vio llegar allí a un pobre,ue algunos tienen por iluminadoy la generosidad por loco.Lo ue aconteci entre su alma sencilla y débil

y el alma de uracán de ese ombre,slo un silencio de cien centuriasy un minuto de siglosvoltearlo puede en el reposo de su olvido valetudinario.

¡O, pueblo, ue estando en laxitud estás vivito como el agua en la aurora,ue siendo joven y teniendo sangrete aduermes como si nunca ubieras existido!Oye el secreto de mi coran esta tarde:si algn día soy a ti deberé esta condescendencia con la cumbre.

Eres el impulso de mi ideal grandey el mesurado fuego de mi sueo peueo.




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A ti llegué, mondo,triste,

y hoy me devuelves con una jeza de claridady una seguridad de visiones,como si en la sustancia de mi ser se ubiera periclitado el tiempo.1936.

Villorrito La RosaEn cru sobre la carretera de Gurabito,vio al ombre con su palo, su bulto y su nia.El sol respiraba a pulmn pleno;el palo no tenía cabea,el bulto está desilacado,la nia, etcétera, etcétera, etcétera…

hacía semicírculos en mi cabea el ideal.Creía en la pa, y asta comenaba a creer en el sueo.Dije instintivamente, ¡O olvido, ué grato me eres!Creo en ti, paz; porque me anulas el silencio y me connas con el olvido.

Desperté de mi ensimismamiento y ya era tarde:la luna doraba la yerba del camino,

los perros aullaban eros sobre el puente;uise avanar, y me fue imposible;uise retroceder, y me fue imposible;uise mentir, y la conciencia de mi interiorme dio a entender ue asta esto uiás me sería negado…Me sonreí, presentidamente.En una grande oscuridad, como noce de verano fresca,con la tiesura de las manos encallecidas por la labor,alguien se lade un poco, y mostrando al caminanteun senderito recto:—hole, ¿no le an ablado nunca del pueblecito de “La Rosa”?

Llegar y ver un montn de casas casi junto al río,tres perros saudos,algunos falderos realengos,unas nias ue de tanto reír y sonreír estaban cansadas,algunas viejas cortas de vista,algunos ombres recios de palabra.En el bautismo de la sombra,y casi en el instante del reuinto del grillo…la ora comenaba a tornarse indecisa.

Sin decir palabra di la espalda a la felicidad,y sin decir palabra me encontré entre las manos




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con ese cmulo de cosas inertes ue son una vida!…La noce me abía cercado

y yo no abía decidido, si en lo sucesivo debía sercaballero u hombre.

La carretera seguía instándomey yo seguía protestando con mis nervios y con mi sangre

de la infalibilidad de la carretera.

De improviso el sol io amago como si fuera a sobreviviry yo balbuceé:¡Te amo, mundo, porue me aces olvidar de mi mismo!¡Te odio, silencio, porue reproduces todos mis actos!…

Después uedé, ombre-átomo,con el labio transido de augurioy estas palabras sueltas como ascuas:¡hasta cuándo nos pesará la verdadtanto como nos pesa la vida!1936.

La ceiba de mi barrioLa ceiba centenaria ue da sombra a las plantas,

ue da rocío a los nios,ue pone su alo de espera sobre los caminantes,es buena, fuerte, mansa.

Por su actitud, es virgen.Por su experiencia, anciana.Nadie ue a su pie llega se aleja, defraudado.Es el alivio y la recordacin de la comarca.

Ceiba: a los ue se preparan a convertirte en lea,les espera en tu silencio el lo de mi espada!

1943.

SimbologíaSe cru en el lindero de la Vidacon Baoruco (la montaa) el devenir de sus distantes sueosy la sombra del padre Enriuillo.

La tarde venía escasa,y el tiempo ue abía bordado de aldeas los montesuería y no uería tener el seo adusto.

De repente, dominando la extensin, son una voa manera del movimiento de un astro:




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Y el río Yaue del Sur fulgur como una espada de armoníaen medio del mundo en desarmonía,

en medio del ideal en desarmoníay el ombre perdido en la rbita de sí mismo.

Apenas una cimenea de umo denso,apenas unos bueyes,apenas el sol,apenas unas caas.

(Dios y el innito estuvieron largo rato tartamudeando la palabra “hombre”).

Las estrellas se apagaban y se encendían,se encendían y se apagaban;

el viento soplaba;la luna se tornaba opaca como si corriera a anonadarse,pero no amanecía, no amanecía…

¿Se euivoc Dios en sus cálculos en la creacin del mundo?No sé:¡slo conoco ue el ombre desde ace tiempo es extrao al ombre!1940.

Palabras en el aguaIhe despertado eniesto.La montaa puliment mis sueos.Por ella naci y creci en mi peco el silencio.De su coran salí virgen como el agua de manantial.Sensible al más ligero soplo sensible.Descoraonado de todo ideal grande.¡Crucicado de mí mismo!Con las alas abiertas a un imborrable empeo.La gracia era or en mi mente.

Aora la gracia me guarda como cendal en el mundo peueo.¡Bendito silencio!Sacrosanta verdad ue me amparas: electria mis ecos!Dios volvi al mundo cuando el mundo se anegaba en lucas,y Dios tiene ue aparecer aora en la planicie de la vida,sobre una cresta de silencio!Por ti salí, mundo;y por ti volví, montaa, a la vida de nuevo!hame suspender de cimas no exaustas;y si renuevo mi pensamiento,

ue nunca me abandone la armonía del pensamiento.que uede como partícula sola,




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aunue rastreen como nadadoras, los ombres,y como rebaos de cerdos, las plantas;

y así, nota perdida en el cordaje de los siglos,que extinga Dios en mí su sed de innito, sin límite ni término…

IIMontaa ue asomo a ver todos los días:oy me mostraste el rostro entraable,derramaste sobre mí sombras ue son luces.Montaa, montaa: ¡ué pa derramas sobre todo lo ue te circunda!¡qué agobio de fueras internas!¡qué alegría de jbilos no exaustos!Se diría ue te cerniste sobre el Atlántico,

para ue sobre tu frente grabara su nido de ideales, el ombre.Montaa, montaa, ¿por ué esa aduste?¿Por ué esa insensibilidad de ue a veces aces alarde?¿Se te escapa tu misin de orientar en los mltiples caminos de la multánime vidaa los microscpicos seres?O acaso con tu ignorancia más sapiente ue la sapiencia,dejas en blanco la palabra y el pensamiento,para ue culmine Dios sobre las cosas?1943.

Armonía cósmicaI¡O mar de Monte Cristy!El viandante siente ue la sangre se le va adormeciendo;ue las colinas, los ombres y los árbolesse le an de los ojos perdidoy slo un vao de sol y de sueole transforma en sopor los sentidos…El viandante siente msicas interiores arpegiarle las brisas,el descanso de los bueyes le llena el alma de silencio

y la pa del recinto le puebla el recuerdo de pubertades tímidas.El viandante a erguido la cabea,y sobre los ombros, sus ombros,¡a amanecido el mundo!El cerdo ronc a su ladoy la mariposa se alej, volandera…El viandante a eco un altoen su camino de tempestadesy no es seguro ue vuelva a inclinar la cabea.La aldea le pinta a su vera mirajes de calma y de sueo,

y un gallo que arquea la gura le trata, parece, de alentar, sonriendo.1932.




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Versos de madurezÍntimas

El poniente de los horizontes inumerablesquiero cerrar la boca siempre.

quisiera ue el mundo se trocara en un gran silenciolargo y confuso,ue se prolongara con el tiempo.

“Cámbiame este oro porcino y vilpor papeletas aitianas

para no internarme por ninguna ruta lejos de Sabaneta”.

Vengo asueado de la ciudad.Traigo un escepticismo agudo por todo lo formaly exterior.

A la prolongada agitacin de la llegadale a seguido un silencio ue es un retorno.

No ansiaré,no anelaré,

no me desorbitaré.

Ni el ayer ni el hoy pesarán un adarme en la mocila de mi divagar.

Amo el silencio por ser mármoly admiro el mármol por estar construido de calma y silencio.

El mucaco ue juegay la mujer ue se deleita,igual asco y desprecio me dan.

¡qué alegría ésta de vivir slo para mí mismo!

El verdadero camino conduce a todas las puertas del innito.

hay una forma ejemplarde seguir el ujo y reujo del exterior:vivir.

¿Te dirían egoísta?¿y ué?Tú te justicarás viviendo, que es la más bella forma de altruismo.

Acuérdate:toda accin ue desvía tu camino perjudica tu prjimo.




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El Universo,¡ué más bello prjimo del ombre!

De regreso del campo,al atardecer,me dije:reexionaré;y oy, después del alba, en pleno pueblo,exclamo:el orionte todo es una recta blanca,¿ué acer? ¿ué camino me ueda?Seguir.

Alcanaré el paraje donde se cruan todos los caminos.Y, desde ese punto,escucar,ender,¡columbrar!

El instante de la dádiva no se ará esperar muco tiempo.

¡O, el día ue ceda mi cuerpo a todos los devenirescomo una accin de gracias!…

1926.

Lirios tumbadosIExánime.¿Muerta? No puede ser. ¿Viva? Parece mentira.De ella no ueda más ue el pensamiento ue va a todas partes.Su alma es lcida pero sus ojos son profundos.

¡O, la mujer ue en una mirada vesperal me rescat la gloria!

“Ella”, dice temblando mi palabra en la caverna de mí mismo.“Ella”, repite mi cancin al sentirla correr en la

inconsciencia de toda mi vida aniuilada

Banderas a ambos lados de la meta.Cardos amagando eridas y escabrosidades proyectando sombras…

IVMe empolvaré con esa almoadilla para acerme

de cuenta ue me besas todas las noces.

Me embriagaré con ese bordado para gurarme que me contemplas y sonríes.¡O, mis amores antes de conocerte! ¡O realidad del retorno cumplido!




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T eres dolor y almendra, mujer y ángel, estremecimientoe innito, orescencia y miseria.

Mi amor era calice, y por ti se torn oja color de absintio.A la inmensidad di vueltas primero, y después mecercaron un temor, una duda, dos silencios distintos.

hice como ue no veía todo ese montn de tierra intil.—Estiércol donde se sembraba toda la or de un arte múltiple—Freno de mi vera: deja pasar la fuente de mis lágrimas.Manjar moreno: deja ue en la selva de tus deseos se

extiendan mis furores como serpientes.En ti la maana abri todo su sésamo de melodías.Eres como el rumor lejano de una magnolia, undido,

por la penumbra de un poniente.“Sigue virgen” sentí decir a la imposibilidad de la noce;mi cuerpo estaba envuelto en sábanas de margaritas,y mi pensamiento, —a ti menos ue a nadie tengo ue decirlo!—ardía en una llamarada de silencio aulado.La noce era cristalina,la yerba se abía tornado gris por la niebla, en el plato de sangre del crepsculo.Pensé en Judit, en holofernes, en el Man, y asta en la

transguración de Jesucristo,y saludé –cistera en mano– a todos los reyes mendigos,a espaldas de la noce.1927.

Canto gritoMi vida toscay triste;mi vida llena de miserias y de lampos de infortunio, innitos;mi vida auecada por el presentey paraliada por el futuro;mi vida poblada de infantes ue piden pan y de mujeres ue esuivan caricias;

mi vida torpe y desgarrada como una pitaaya;mi vida, sin ran de ser y sin sentido, como la misma muerte ue circunda la Vida.Mi vida, —¡o, sopor de abismo; o faro apagado por el

pensamiento; o destino ue devuelve el destino!1931.

Palabras sueltasNo mascullo caldeoni ninguna palabra antigua;

pero no importasi la actitud de ablar me parece fosca




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y asta la de pensar me parece risible.Soy todo acto de la cabea asta los pies;

y de la intuicin a la obra,¡uiero ser todo acto!

“El mar, el mar…”¡Todavía ueda sobre la tierra el mar,como uella del ombre contra el destino!¡qué sería del ombre y de sus anelossi no existiera el mar!Por el mar nacemos,y por el mar tenemos ue morir.

he auí, el mar, astros,como la nica ran de ser del ombre!1934.

ÉxodosIDisfracé mi dolor con crueles frases:El campo…la ija de la lavandera de mi familia…¡Ay, yo mismo, ue soy un dolorido coran,

ignoraba ue en el fondo de toda gran desdica existe un gran consuelo!

Ignoraba o presentía ue no lo sabía.¡O, umilde vo infantil y límpida!…El madrigal de mi desesperacin es para ti aora.

IIAl subir el barranco, la luname advirti ue no era de tarde.Luna:¿ué te pasa?

¿por ué en el oro de tu discoofreces tonos encarnados?¿Mi vieja prosigue an enfermao, sencillamente,t le as susurrado levementepláticas ue son alboradas?1924.

La vida

Tu palabra en la soledad de mi vida,tu palabra en la seguridad de mi muerte,




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tu palabra en la acide de mis días amargos.Tu palabra:

heca un relámpago de piedado una daga de dolor agudo.

(El aire se a tornado tibiocomo si el celaje de tu mano me penetrara…)1929.

EcuanimidadNo me des la fortuna,Dios,

no me des la fortuna.¡quiero vivir en pa con los ombres!

Si tuviera demasiados amigosy asta uiás cuidados,¿ué sería de mi albergue solitario,de mis cuitas,y de mis resplandores árticos?

Deja en la pa tender mis días

y en el nublado descifrarse mis ltimas verdades.Déjame concluir sin aíncoy sin luca,como una lu crepuscular ue entre las raudas sombras se apaga.1930 .

Inquietud¡Pasé como un soplo!Estremecido, delirante, triste;

apresado en un calo, bajo los barrotes de la lluvia.¡Pasé como un soplo!Y la vida iba y venía a mi derredorsin ue nadie se diera cuenta.

¡Pasé como un soplo!¿Y acaso el porvenir de la umanidadpodrá estar pendiente de algn leve pednculo de tiempo?La realidad podría ser en los otros,pero el innito no era ni siquiera en mí…

Y uedé pasmado en mi tremulacin,¡no sé ué días! ¡ué oras! ¡ué aos!




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Parecía una vértebra perdida en la supra-realidad desconocida.Las agujas de mi reloj no medían nmeros,

y yo era una miseria de alados suspiros sobre el segmento!1932.

CndencaDesde ue nacisteya nos abía separado el Destino.hijo, resígnatea tener un padre extranjero en el mundo.

Los aos pasan

y apreender el ritmo del día él no aprende.El egocentrismo lo iere,¡y él permanece ante la estatua del Sancopancismo,desnudo!

Su mirada se vuelca,no para “el dos y dos son cuatro”sino para la estratosfera ue existe en la raí de todo ombre.Su pupila tiene un radio espiritual superior a su rostro,y es justo ue sufras,ambre, tortura y desnude an después de la muerte.¡qué sería de ti y de los demás ombres,si así no fuera!1937.




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Los poemas de la muerte

Mi vieja se muereIEn este momento en ue escribo el día es pálido,

blanco el papel en ue trao estas líneas,y aun más blanca mi desolacin fantástica.

II¿Se creerá ue duermo?¿o ue estoy loco?¿o ue me pasa algo anormal o absurdo?

¿pensarán mucos ue no puedo dialogar ni conmigo mismo?¿Tengo el mirar triste,manso,leve,ardiente,plácido? (Ignoro si cabría auí el dicterio de plácido!)Sea como se desee, espero más ue pienso…Se fue la noce sin rastro ni asomo de lumbre…La maana en ue e caído me ace soar demasiado despacio…

III

Cuando veía a los nios ante el piarrnsudar,traar embelecos más o menos amables,callar o acer preguntas,importunar o continuar toda la clase uietos,me dije por más de die veces: “esto vale de verastoda su alba, todo su anelo y toda su sonrisa”.

IVY el sábado tardaba…

Apenas la vísperacon su preludio de ilusionesy el caos, ¡o el osco caos del tedio!

Sé distinguir los días ue preceden a los faustos sucesosy las noces ue preceden a los días de luto;los primeros son fríos, plomios y grises;las ltimas tienen una muda elocuencia abismalue nos engaa, porue en su seno los astros y las nubes brillan más y mejor.

V

¿ha anocecido?¿O amanecido?




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¡O, sus trenas bordadas!su nombre,

sus ternuras,sus reprocesy su velada vo!Me parece ue no e acertado a bosuejar un pensamiento ni a formular unapalabra.Esueletos de sensaciones y de ideas slo reposan a mis plantas.

VIhice a pie un trayecto muy largo,vadeé un río,me ageló el sol,

columbré una montaa…¡Si para algo sirvieran estas escaramuas y estas treguas!..Amaro no aber amado nunca, ¿no es lo mismo?Sí, o tal ve;pero yo uerría decir, “me demudé,pero al n pude realizar todos mis sueños…”La inaccin de los ideales, ¿no es una muerte?

VII

En n: oí sus risasy la tuve en mis manos,soporté las interminables esperas,ngí;pero como las olas del mar, volví a uedar por breves oras uieto.

VIIIEl bao en el arroyo perfumado por su cuerpo joven y tibioy los sordos clamores de la noticia cruel y orrible,¡O dolor, ue me obligas a buscar el amor como punto de apoyoen el dédalo de mis dciles dudas umanas!

IX Las monjitas de la Caridad;su cama blanca, o mejor, su cuna.que ensordeca;¡ue no me lo digan!

XI¡Ay! su apostolado.¡Oh! su sacricio.

¡O, su abnegacin!¡O, su necia ternura de uerer ser mi madre!




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XIILlegar,aunue me extravíe,aunue pierda los frenos,aunue sobrenade en el vacío de la espantosa noce, ¡abré de llegar!1923.

La intocadaIElla es sol en mi vida,yo no sé,ella es la perla blanca dentro de mi sentir turbio.

Ella es un ramo de miosotis en el torrente de mis días alocados.Ella es una bocanada de éter en la caverna de mis introspecciones.Ella es una lu radiosa, tenue,en mis caídas y mis aladas en el mundo.Ella es anterior a mí,y posterior a todo lo ue llegue en espíritu o en substancia.Es verdad ue a muerto;pero en mis actos está intacta,pero en mis sueos está intacta,pero en todas mis emociones está intacta.

IIhija: t no conociste a mi madre;y yo temo a tus días venideros, ¡slo por eso!

III¿Acaso no me dijo ella una veue amara a uien me odiaray uyera de las acciones interesadas, siempre…?

IV

¿Acaso, cuando el astro del amor se al en mi vida,no fue por el riego de sus palabras,la inclinacin de sus ojos,y el contacto tenuísimo de sus manos?

V¿Acaso este yo mío ue esplende no es su obra,o el más burdo modelo de sus más pobres obras?

VI

Martirio del amor fue ayer su vida…¿Martirio del amor no es oy su vida?…




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VII¡Madre: deja ue me siembre en la tierra para adorarte como debo!¡Madre: no impidas ue cuando sea albor de polvo, no te adore menos de como debo!1932.

El poema de la hija reintegrada MARÍA JOSEFA MORENO. In Memoriam

Agonía

Ihija, yo no sé decirte si la muerte es buenao si la vida es amarga;

slo te aconsejo ue despiertes, adulta de comprensin más ue tu Padre!

IIhija, ya no abrá oriente ni poniente para tu porvenir:una sábana blanca serán tus días,una sábana blanca será tu pasadoy tu recuerdo una estrella ue frente a frente me iluminará el porvenir!

IIINo sé por ué tu agotamientome trae una recndita dica anegada en lágrimas,

ue me ace amainar la pulsacin de la tarde.

IVTu infancia y tu silencio me parecen ermanos.

Vhija, ame tomar la resolucin de los otros:vuelve mi proa aicosy mi voluntad una piragua;ue nada sea mío desde oy, ue no uiera poseer nada maana;

desnudo de bienes y desnudo de virtudes ame;sin egoísmo de lealtades y sin egoísmo de purea;¡ame entero el milagro de darme todo a los elementos,como si fuera en sustanciacin un ser increado!…

VITu vida fue microscpica, pero grande;el segundo de tu inexistir, eterno!

VIIhija, ¡cuántas nubes,

cuántos pájaros,cuántos oriontes insospecados me abre en el amanecer tu ruta!




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VIIIhija mía, para ti la maana no será clara ni fresca;verás envuelta el alba en la noce,y las cosas de mayor transparenciatomarán ante tus ojos la actitud de un largo crepsculo.

IXEn este mundo donde sólo se premia la capacidad de ngir mejorera justo ue llegaras, y después de breves instantes,ya estuvieras confundida con la cal y con la mariposa, con el carbn y con la piedra.

X¡Cmo me alivianas la sombra, al advertir desde ue te dormiste

ue en mi derredor todo es sombra!XI¡O t, ue me enseaste desde ue nacistea ver la vida con ojo más sabioy a la umanidad con ojo más triste!Triste, triste; ¿y no es acaso la suprema alegría de los seres mudables el ser tristes?Triste fue la fa de la tierra cuando se despere el primer ombre.¡Triste tiene ue uedar la tierra cuando se desentuma en su regao el ltimo ombre!

XII¡O, t, ue desde ue naciste pude decir: boleta de la tumba!

O t, ue ya crecida pude decir, por tu desvalide, la preferida mía!

XIIIPor ti uise cambiar y ue la fortuna me sonriera;y por ti no cambiéy la fortuna no me sonreirá nunca!

XIVhija, cada ve ue examino tu vidame doy cuenta ue t eres como mi vida:¡una sombra entre dos crepsculos!

XVIba a decir entre dos agotadoras auroras y ya ve, reincidí, sin uerer, ¡entre dos crepúsculos!

XVI¿Por ué tan pura, tan casta y tan leve, te debas parecer al crepsculo?

XVIIOlvidaba ue toda adjetivacin es cruel y ruda:Dios dio desnudo a los ombres el verbo,¡y del lenguaje slo debe uedar desnudo el verbo!




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XVIIIToda ligrana de síntesis es una profanación, ¿verdad, hija mía?Ya te puedo buscar sin parcialiaciones, sin atributo contingente:¡serás en mi incompleto nombrar, sencillamente, el vao de las cosas!

XIXNo te puedo asir con una palabra,y no debe extraarte, recnditamente,¡porue t estás para mí más alta ue la regin de las palabras!

XXY vuelvo a caer en las comparaciones.¡O, ija, cuán subordinado estoy a la vida!

XXIMiserable del ombre ue osa creer ue después de la sombra la vida es vida!

XXIIDe imperfecciones se forman nuestras excelenciasy es toda la existencia del ombre un brao tendido

acia el turbio por ué de los enigmas.

XXIII—Tiene el pulso demasiado débil,pero este letargo no es la muerte—

Su médico era mi propia almoada de cabecera¡y yo uedé perplejo ante su callado sufrimiento y la miseria de la vida!

XXIVSi fuera bico de pensamientoy tuviera la boca siempre llena de mentidas palabras;¡ija, iba a blasfemar por tu dolor… pero, ¡perdona!

XXV¡Compran caro el suelo donde colocan a los muertosy ellos son más dueos de la tierra ue los ombres ue comercian con ellos!

XXVIAl través de los milenios, los ombres son puados de tierraue se deforman a su antojo!

XXVIIhija, an venido a avisarme ue tus pies están fríos.hija, resígnate a ue lo blanco no sea blanco y a ue lo negro no sea negro.

XXVIIIhija, ¡cuánto crece el sol sobre la sombra de los tilos,

cmo se agiganta la nada sobre la soledad de tu aposento,cmo nace y renace la esperana por entre los ámbitos de la vida!




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XXIX—Tibien la lece terciada con aguapara si mi ciuitina despierta.Cuídenmela, asta ue se vuelva esperma como capullo inmortal el cuidado.Ella es carne de mi vida, or de mi pensamiento, cemento de mi alma.

XXX(¡Eres, amada mía,como la or del higüero joven,como el aogue del crepsculo,como la diafanidad de la Naturalea toda!)

XXXI

—No seas padre, sé ombre,sencillamente.Gira tu vista a tu derredory ue tu amor a una abstracta “humanidad”,no te aga olvidar jamás de ue eres ombre!

¿La muerte?1Como uiera ue las velas del atad estaban menguadas,

cogí un tercer cirioe ice trias la niebla ue levantaba una penumbra gris sobre su rostro.Oprimí en mi interior “una mueca”y uedé por largos instantes, perplejo, con el cirio pegado de la mano.

2El tercer día de su nacimientotuve como una clara preconciencia de su cercano n;ardía el ascua del aceite en la piea contigua;las ojas de un libro abierto se abanicaban leves,y un rumor de canto desvalido daba a la soledad trasunto de incienso.

3La ciuillería se agita en la acera,las máscaras pasan;tal o cual vo lana viandas o cistesy el día está igual, como el día de su nacimiento,como el día de su muerte,como antes de ue presintiera ue naciera…

4

(Para cambiar, Naturalea, ¡para cambiar! ¿Si abrás de ser asta tu postrera extincinmadrastra del hombre?




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5La risa se me congela en los labios y uedo, por parco tiempo, con la vista perdida en las inmensidades presentes.

6Un trazo de montaña al nal de la calle,un framboyán en su inmediacin,y el ospital a donde iba todas las maanas a pedir una

limosnita de salud para mi ija…

7El sol caldea las tablas de mi vecindario modesto;la brisa fragua un nidal sobre la testa de los rapaces;¡estamos a 23 de Julio!

8La ora parpadea en el péndulo de un anocecer polvoriento;se inicia una noce invertida en el orionte de la tarde,concluye un amanecer preestablecido en la clarividencia de la noce.

9Los trasnocadores apuran, a sorbos, el café medio amoscado;sobre el torrente de la sangre an caído algunas mostaas ariscas.¿ha llorado alguien?Se a sentido un vagido circundar los ámbitos del cuarto.

El paisaje está inmvil: todo está aderido con agua y arina como para un retrato!

10Llévenla a la falda de auella colina,el enterrador no es estéril y sealará el sitio donde es más necesario regar la simiente.

11¡qué bella nube!¡qué empinada montaa!¡qué inimaginado marco de orionte!

12En este sitio ubiera uerido aber morado tu padre;reposa en él,y ue las cuentas de tu destino no lo culpen de aberte amado muco!

13queda aí;tu madrina te arreglará las ores,y tu madre sigue en la casa, deseca en lágrimas…

14

Déjame volver,para ver si descubro en mi peregrinacin la uella de tu existencia en alguna parte!




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Epílogo1

Rasgué un pan y lo puse sobre la mesa sin probar ni bocado,eran las die de la maana,mis ijos no abían comidoy por el postigo de mi puerta runruneaba un viento.Sentí un temblor cuando ya repartido en pedaosice la llamada acostumbrada a los ue me circundan.“Ella está aí”, dije a mis aspiraciones de verla viva y grande,“en el sitio en ue no puede acer ue los suyos se inuieten o delincan”.

2

Intacta, inmvil, sin ue un átomo intente envanecerla.ni un segundo pueda cambiarla!

3La pradera a comenado a reverdecer con la reciente lluvia,el “pío” de la tarde empiea a ponerse triste con la noce ue llega,una piedra de nio rompe el cristal del carco prximo,una consumacin de ombre deslíe su negror en el silencio.

4Ya estoy en la aldea de Sabaneta,

en la aldea donde mor mi madre eterna dos aos;e dejado acer a los otros, algo ue concierne a mi vida, a mi obra y a todos los míos;no puedo avanar ue medito, pero tampoco puedo

conrmar que he dejado las horas en suspenso.Tengo como Oriental, un párpado medio cerrado,

y como Occidental, el pensamiento, en la matriz, abierto!

5Por el cielo veo asomarse, una, dos, tres estrellas tétricas,las cabaas tienen lu de gas umilde;la sombra a restaado la sangre del crepsculo

y en mi peco, la pa se a agitado en la ora asta oobrar en el segundo!

6En Monte Cristy, cerca a los arrecifes,y junto a la imponente montaa vecina:AMÉRICA, ESTA ANGUSTIA ME hA APARTADO DEL MUNDOY YA PUEDO DARME A TU RELIGIóN TODO ENTERO.En el mar, la sombra de las nubesproyectaba una interrogacin, a bruscos intervalos.

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(habla el Morro, montaa de forma singular ue se alla al frente de Monte Cristy)¡Presencié la desaparicin de la Atlántida




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y oy extiendo la indolencia de mi carne cobria juntoa unas aguas ue tienen del plomo la pesade y del aloe la pauta.

Grito de agonía marca la ciencia en esta ora de crepusculiacin del mundo,una desperea de germinacin presenta el arte frente alos procesos subjetivos de la materia csmica.

Ojo de cíclope, vuelca los ríos de tu retrospeccin para adentro.Matri de unidad, a parir una nueva conciencia unigénita al viento.

8La mar seguía agitándose;y las estrellas se seguían meclando a la onda del mar y a la desolacin de la vida.1933.

Extraño saludoA la hermana de la Hija Reintegrada

ILlegas,¡y en ué tiempo!Todavía tengo dolores de la otray t asomas en el dintel de mi existencia,como baada de tenue resplandor.¿Buscas asiento para palpar el mundo?¿Reclamas esencias de innito?¿Serás no-ser en la ilusoria realidad de mis nublados días?hija,te esperaba,y oy ante tus ojos me turbo,y tiemblo, por el ser ue te di, aun a mi pesar.¿Ayer? ¿Maana? ¿hoy?(¡En un instante!)

IILlevarás su mismo nombre!

T ue naciste del embate entre mi pesar y el destino.En ti aprendí a uerer mis otras obras pstumas.No lo necesitaba.Persistía en mí un vago paroxismo,unido a una realidad grave.

(hija, t llegas y sacudes el árbol de mi vidahasta la más íntima bra!Pero aces bien:llega, llega;aunue de tanto esperarte

yo casi ya no te esperaba…)1935.




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BURBUJAS EN EL VASO DE UNA VIDA BREVE

El albaI.Es nacer tan doloroso como morir. Toma la actitud del silencio; intégrate o desinté-grate, y toma la actitud de la palabra innita del más allá! Con dos dedos de sol sobrela frente, y un paso casi cansado por la gravedad. Proximidad agobiante de reposo.Nios intiles y mujeres fecundas. Bosue de cruces. Par de bípedos. La lu ue nosensombrece más la frente. Una vo grave ue uiere ser alegre. Más de tres mil en uncorto recinto. Los ombres cuando mueren umildes se acercan tal ve más. El mármolse hizo aquí como de yerba blanca, y la tierra se perló en montaña interior.

El díaI.Nos tienes por delante junto a una tumba compañera. El sol que abate tus ores oreanuestras frentes. Un nio, tal como vino al mundo, te guarda de los ombres y nosotrosnos guardamos del mundo junto a tu dintel adorable. La tarde nos amortaja junto a tupendiente y el silencio nos envuelve a todos como un imno presente y ausente.

II.¿A ué prolongar la eternidad en el tiempo, cuando la eternidad no tiene tiempo?

III.El cielo se a rejuvenecido; la tierra se a rejuvenecido; ella también se a rejuvene-

cido, contemplándonos. Dejémosla por unos instantes en su soledad de eternidadanterior a la vida…

IV.Para el poeta es amable el dolor y para el sacerdote adorable la vida.

V.La vida es fea cuando el ombre uiere ue lo sea. No ay vidas opacas posiblessin la voluntad del ombre.

VI.Estamos regresando de la soledad para confundirnos con ella. Y nos entramos al

camino ue nos desenvuelve el angelito ue fue nuestro acompaante en la orasolemne. La brisa se a puesto eléctrica de dulura, tierna como piel de reciénna-cido, jovial como pascua de maana. El sol con sus rayos de pelo lacio slo nos

besa la piel, como nos besan entre sueos.

VII.¡qué pobres somos y ué ricos nos as vuelto! Parece ue todos los dones de Diosy de los ombres nos sembraste en el camino, como árboles fecundos, para ue nossaciáramos de eternidad aun en el dintel de la eternidad misma.

VIII.La yerba se esmalta de amatistas, de rubíes y de palos. El nio canta al correr como

si reciennaciera. El río torna de lece de cabra sus esmeraldas y sus jacintos. quedatrunca la verdad y turbado el silencio.




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IX.Portal de almendro: regocíjate con la llegada de estos caminantes ue portan unasandas invisibles ue los umanos no presienten. hablé del silencio y caí en el si-lencio, sin advertir ue era de silencio asta la palabra con ue me valía mucasveces para sacarla del silencio.

X.Silencio, silencio y silencio, para ue nadie ose cultivar otra rosa más pura ue lasoledad de tu ejemplo, ue pone a las palabras proyecciones de astros y al silencioace intil ante cada uno de sus astros solos!

XI.A tus odres no los podrá maltratar la vulgaridad. Dios te puso en la mano una an-torcha para que nos ilumines en el innito de la muerte.

XII.Y en pa uedas t con nosotros, ue nos volvimos polvo esta tarde para confun-dirnos con tu polvo y resucitar en la eternidad unidos.

XIII.(Por auí no salen los vivos sino los muertos: los ue se abrieron ellos mismos lapuerta de todos los caminos; los ue no tienen oriente ni poniente; norte ni sur;tiempo ni tierra; nadir ni cenit; los ue uedaron en diálogo perenne con la inexis-tencia de la existencia…)

XIV.

Su vida fue excelsa y su muerte es excelsa también. Viva la vi como una madre tierna, yviva la presiento tal ve como una novia del mundo. Su severidad era alegre y su alegríamuy triste. Andaba entre aras y parecía estar rodeada de estrellas y de ángeles!

XV.Su sangre no le dolía a ella: su sangre para ella no era sangre sino ofrenda de regocijo…Hoy todas sus heridas se han petricado y es una estatua de dignidad dominandoel silencio del silencio.

XVI.quedemos, en este valladar, undidos; ante ella ue nunca tuvo valladar para su

esfuero! Salvemos el río con los dientes y agamos trias la sábana de las nubescon las uñas; pisoteemos las ores ojerosas y magullemos con nuestro aliento laspalabras de la realidad ue acabamos de sepultar aora.

XVII.Aí está ella para ensearnos ue slo tendrá vigencia el latido; la tempestad de lasemociones; en n, el mar del alma que ciega e ilumina a los hombres!

XVIII.Nominé los ombres y me cubro de rubor los ojos; ¡porue jamás los ombres la al-canaron en soledad, en martirio y en muerte! Pero blasfemo aora ue oso nombrar

la muerte: slo los fríos de coran ue no la comprendieron, uedan desde aoramuertos!




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XIX.Y ue la msica de las incoerencias rasgue la estulticia de la msica infame, cruel,de los ue están de espaldas, ignorando ue slo su espalda tiene por frente.

XX.Esta carne ue me tienta y ue no me deja estar con la eternidad a solas… Pero estabasu ijo presente, para ue se me volviera asta eternidad la vida.

El crepúsculoI.Desde oy no sabemos si el 6 es el 5 o si el 5 es el 8; slo sabemos ue Dios pari ala tierra y la eternidad pari a la vida. Sus ojos desdeosos miran la eternidad y ledicen a los ombres: “¿me comprendes? ¡A, me comprendes! ¡te tardaste un poco,

pero me comprendiste al n, cuando el abismo de mi muerte se te abrió a los piescomo una erida; el cielo de mi muerte; la dica de mi muerte; morir para ue todosresuciten; y vivir muriendo para ue todos ignoren ue la muerte es la vida!” ¡A,siempre el juego de las palabras, hasta cuando se agote la garganta del innito enla mente de Dios!… ¿Dios? El ombre no a comenado a amarse. Dios nacerá enverdad cuando los ombres se comprendan!

La noche1.Su imperceptible palabra suena, y parece ue está lejana. Pero su lejanía es de las leja-

nías ue confunden y aturden… Lejana como parece estar, está tan cerca de nosotroscomo esta tarde o más an. Su lejanía, eca de recuerdos y de miradas furtivas, nosmantiene suspensos y apegados a todo lo existente. Su lejanía, eca de montaa yde sopor de sima; compendio de barro y de nube; de aul y de noce; de aurora y decrepsculo; de lu y de tinieblas. Su lejanía aparente y sutil, ue vuelca el espacio yanonada el tiempo.

2 .¿No abéis oído ablar de astros en la tierra? Los astros de tempestades y de clarivi-dencias existen porue ella los promueve… Ella, la inconmovible; la desolada; uedesvaneci en sí la nube de la desolacin; por qué y conjuro del resplandor de lo ab-

soluto; denición que apagó el abismo de la denición. Hoy nos atrae con miradasuspensa y palabra muda; con grito innominado, y sordo silencio. Penetracin deDios sobre el lo cortante de las posibilidades humanas. Con los ojos nublados poruna lágrima que no estalla; pero que borra la alegría de los ojos; jo el pensamientoque no es del inerno ni del paraíso, sino que abre longitudinalmente en tres partesla raí del ombre.

3 .Pareci morir la evolucin ante su poder de mantener el segundo paraliado. La evo-lucin ue siempre fue aparente, porue no involucr el espíritu en la retorta de lasarterias y los nervios. Nosotros te clamamos como a madre buena, y te imploramos

ue nos libres de la impurea del perdn, y nos permitas proyectar tu ejemplo sobrela eternidad que no tiene principio y tu heroísmo que nunca tendrá n!




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4.A estas raíces verdes les nacen unas ores escarlatas para imponernos sus gritos de-solados en el tiempo. Ella fue naturalea como este aire, como este aliento letal, comoesta lu apagada de los focos, como este resplandor vanidoso de las luces; como estasombra si es sombra o no es sombra de la puerta; como este paso si es paso o no espaso del transente; como esta vida si es vida o no es vida de la colectividad umana.Aora su inanicin, su inmovilidad, su silencio; su soledad, bordada de palabras; suspalabras, bordadas de silencio: partieron en dos la rutina de la ran cosmopolita eicieron el universo mltiple y la realidad de sustancia de nada.

5.Conmovida sin una posible conmocin ue para todos no conmueve, nos a amarra-do por los pies a todos sus ijos, para dejarnos las luces de las frentes vagando por

los espacios, como cocuyos carmesíes, o como mástiles errantes. Ella, ¡tan grande ytan igual a ella! Siempre toda para sí, ue era una forma de darse en silencio paratodos. Retorcida en servicios interiores para los suyos; en menesteres peueosue anulaban su culminacin aciéndola más grande. T ordenas desordenandola perfeccin, y aces imperfecto lo perfecto, para comunicarle una perfeccin uela ran apenas vislumbra. Llama carcomida ue camusc la llama; barreno decoran ue en un gesto de inmortalidad parali su vida. Aora uédate en paalgunas breves tardes, mientras el colouio de los astros y los insectos detiene lailusin de los vivos.

6.

(Ella muere; pero nace su poema para lavarla de la afrenta de no comprenderla elmundo. Este poema dice por ué se fue aora, por ué vino a la tierra).

7.¿Habrá que denirla cuando ya no tiene denición: cuando parece haberse escapadode los ámbitos de la denición misma?…

8.Se divini de tan umana ue era. Su amor casi ace trias la palabra amor. Seríasabatido por su realidad tan magníca. Su silencio fue tan grande, que ahogó la pa-labra innita. Se sintieron alas volar y de un solo hachazo caer un árbol.

9.Yo soy un loco en la tierra, porue reiné allá, en el mundo de los espíritus. Ella, ueno pudo reinar en el mundo de los espíritus, fue una majestad en la tierra, incom-prendida del ombre.

10.A mí no me importa ue me comprendan, porue ya yo fui comprendido; ella muricon el pesar de la incomprensin a cuestas; pero esta incomprensin es su gloria ysu onra, pues la torna rarísima y cara ¡asta para ella misma!

11.

La ves a ella asta en la majestad de ese árbol enano ue desenvuelve sus grandespenacos a tu vista; ¡y abrá uien se atreva a creerla muerta ya! Muertos son




95

los ue no la ven ni la oyen, y sin embargo respiran con muelles de pulmonesde mimbre; a los ue por ignorarla, redujo a sombra y frío la muerte antes de ue

llegara la muerte.12.Sonrisa ue comunica vitalidad asta a la misma livide de la angustia y a la soledadde la espalda indolente. Sonrisa ue nos dejas inmviles, como si el movimientofuera un crimen y el cambio un anatema. Sonrisa ue sacas a la magnolia del barroy al rubí de la estafanota de la desposada. Sonrisa que tienes la virtud de petricarel gesto vasto y la soledad microscpica del ombre ormiga. Sonrisa ue nos sir-ves en partes iguales la dica y el mal, la desdica y el bien. ¡Moral ue integras ydescompletas a la moral misma!

13.

El color amarillo aora sonríe y ora; al aul, antes tan taciturno, tus manos le dieronlimpide de espejo claro. hablaste para ue el verde no importunara a la adoles-cencia ni ruboriara a la vida. El gris junto a tu frente ued inmvil en la siega delas primeras luces. Rojo insospecado ue ace rosado pálido lo rojo, y lo blancotransparente, y lo negro lcido. ¡O gama tropical ue anulas el trpico y aces nacerla ora invisible del perfume de la ora visible! ¡Meta que dejas en soledad la meta, eimno ue modelaste en el silencio un imno!

14 .Me duele ue le den méritos, a lo ue ella me tiene obligado sin un ligero olvido.Realidad ue nace en mí inconsciente, y el mundo da conciencia cuando la ve nacida.Realidad de realidad ue el mundo tiene tuerta y yo acuno en mis braos como aun recién nacido.

15.El que se asxia en el ambiente de lo extraordinario, ése no puede ser elegido por ella.Ella es la extraordinaria parte del extraordinario todo de lo incompleto extraordinario.Ala ue abati todas las alas de las excelsitudes aladas. hito ue constituy el itolargo e incongruente donde tendría que venir a perecer el hito. Denición informu-lable del cuadrante de las absolutas deniciones. Letra inicial del nuevo alfabeto delsilencio. Signo ue borra el signo. Punto ue detiene a Dios y le pone dos comillasen las manos para ue el ombre se le entregue. Entrega ue es trasiego del más alláal más acá del Todo. Rumor ue al rumor suspendi en acto no cumplido. Nota uemantendrá por todos los siglos, paraliada y suspendida, la nota.

El albaI.El sol sonríe aora y se torna nodria de la tierra. El sol puso gasas tibias sobre elasfalto de las calles. Ya no es un truán rubio sino un ombre sereno. Él más uenadie la a sentido en lo íntimo a ella, y se ofrece a Dios sin una rista, de espaldas

a la Física y a la química, ue desintegran el alma de su obra.1946.




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Su majestad la muertehendido así,

de cara al Cosmos,lo vemos más cuando se rinde en lo incomprensible;cuando es alo y no cuerpo,cuando es lu y no vida.

Pasa como si se perdiera undiéndose en nosotros;y lejano y cerca de las cosas,vuelve y vuelve,pero no lo vemos,sino ue lo advertimos muy junto,

y como desleído en nosotros.El rayo iba a caer, pero no cay,sino ue ued suspendido entre Dios y nosotros.

Aora vive en el agua;y en el nio ue nos desconoce;y en la pisada tenue de la brisa;y en la religiosidad ue nos arcana el dolor;y en la alegría superua de todo humano triunfo;y en el goce mentido de la caricia de la tarde;

y en la angustia compasiva de la ansiedad;y en el instante ue se so un milenio;y en el milenio ue fue un instante.

qued prendido en el cordaje de Dios, como nota ue desnivela el tiempoue contrae el mundo acia el átomo;y ue en un átomo vuelve a recrear el mundo.

¡Tan aseuible y tan lejano¡Tan perdido y tan nuestro!…Ya no es de su esposa, ni de sus ijos, ni de su madre;

sino mío y de todos…

La muerte tent a Dios;y los muertos no tienen estado, no tienen dimensin ni tienen domicilio.

Los muertos son libres como el aire, y an más.Nadie puede uirles; nadie es capa de aprisionarlos;se salen de las manos del amor;miran al bien como un extrao;el rostro del mal desconocen;poseen una conciencia tan consciente, ue llega a los linderos de la inconsciencia

y Dios no los alcana, porue toman su forma informe ysu silencio de sonoridades desoídas.




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. . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . .

El cadáver estaba caliente ace pocos ratos,

pero yo ignoro el tiempo y hasta desconozco el astro porque he sido inuido!1944.

Sinfonía¿Suenan las esuilas?Una muerte.

El aire está parado como una inexpresiva mirada.

Alegros de nios y de vellones a lo lejos.

Este paisaje entre montaas,ue me ace,naturalmente, andar entre cumbres.

La exaltación de todas mis bras ante el dolor irremediableEl leco se me ofrece en el oasis para descansar o dormir.

¿Si aun después de dormido me acibarrará la perdurabilidad de la vida?¿Si aun entre sueos se agitará la sombra de un lento aleteo?

Oteo el prado, y por el lado de la fortalea todo es niebla aul,y por el opuesto de la selva, todo albor lunático.

Ya no se siente la emanacin de los árboles ni el cuciceo de las ranas en el estan-ue mal umorado.¡Y a no ser por un grito de perdi, se diría ue la

Naturalea abía muerto!…1927.




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AméricaCantos de fe, de esperanza y de amor

La encrucijada¡O pueblo futuro de América,ue estás eco con la amasija de todos los ombres perseguidos del mundo!Entre la montaa y t,ya se inici el diálogo de los ponientes largos;entre el océano y t,ya se iniciaron los silencios inaugurales.. . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . .

Mi boca se cuarteen el momento de irrumpir en la mueca de la palabra,y vi una cru de cenia a mis pies,y un sol resplandeciente en mi orionte.A lo lejos, un cuerpo se estir en arcoy lanzó la echa-gritocontra la Nada ue disuelve el Todoy ue sin embargo, ¡es la Nada!…. . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . .

Dios estiraba su cuerda

y la amiba su vientreen la circunvolucin de las conciencias milenarias.1936.

Moderno apocalipsisEste olor penetrante de la noce.¿Por ué me ablará del más allá,de la muerte y de la duda?Este olor penetrante de la noce.¿Por ué dejará mis miembros fríos?

¿No es mi alma un aspecto de la noce?¿No es mi ser un destello de la nada?Entonces, ¿por ué no me auieto más y másante el inevitable seguro de todas las cosas?¿No será la Creacin realidad mía?¿Me inibiré de ser actor del Cosmos?

Todo lo ue nace y muerenace y muere en mí,como si en mi débil umanidad se compendiara el mundo.

Estoy dormido desde ace XII siglos:¿La humanidad a muerto?




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hombre de la Era actual:¿Por ué donde estérilmente

dibujaste verdad no grabas vida?Tu Ciencia es tuertaY tu Arte es, ya lo ves, ¡terriblemente limitado!

El continente no puede encadenar al contenido,y eres en este vacío de agua y simiente,el desencadenador del deseuilibrio eterno.Soy del Nuevo Mundo.Vivo en el desierto de dos mares,y me consumo en la inanidad de dos mundos.

¿Será esta la causa porue todo me suena a rellenadoy desespero al no ver orecer en la actividad vital el sexto sentido?

Esta falta de árboles,esta desolacin,estos arroyos ue agitan la inuietud de su murmuracinpor entre ríspidos barrancos,¿no están augurando una Civiliacin,ue sentará sus inconmovibles yacimientos entre las rocas vivas?

Ya para entonces, ¡o América!t te abrás estremecido de la bruma del alba y de la tiniebla de la noce,y entregada a la modelacin de tu destino,no abrá saeta ni esuife ue trate de dar cuerpo a la pulsacin de tu propia sangre.T sola te bastarás para la dica y el poniente,y uedarás guardada para la feca sin término,como la sístole y la diástole del mundo.

América, ¿ué vas a ser con el olor a cedro ue despiden tus campos?¿Con el insospecado aul ue distienden tus lomas?¿Con el no ollado oro de tu sol ue nos tata la frente?

Desenvolver las más radiantes realidades en una baja atmsfera,ese parece ser tu sino!

Desesperana del Presentey devaneo de la Inmortalidad:¿No puso, por ventura, sobre tu lomo sus arreos, la

humanidad por siempre, yegua de la tierra?“Yegua de la tierra y costal del cielo”,como te nominarán en la maana edénica los imberbes poetas.

Primero fue una sombra,

después fue un brao,después fue un miembro,




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luego fue una cabea.Los ojos eran tristes;

el mati de las pestaas era del color del bermelln subido;el ablar era precipitado como una veta de mil arroyos ue no tuvieran cauce;el eco de la vo se escurría por los capilares del peco

como un ilo de tenue crepsculo.

Este era el continente del primer ombre ue en América pudo releer la Inmensidad.Desinterés de todos los artagos de la ran.¡Ovulo en el tero de una extraa Mujer!

El pico de diamante estaba sobre la pradera de plomo,pero los ojos del Hombre-lava lo miraban con desconanza:

¡se abía mentido tanto desde los griegos!¡El mapa del futuro no está en los pies sino en la cabea!

hombre de la Era actual:¿Por ué donde estérilmentedibujaste verdad, no grabas vida?¿Oteaste en tu estabilidad trascendente algo, en substanciabilidad, superior a la vida?Intilmente: la vida toda, fuera de la vida: nada.(Caen mis manos ácidas, con dejadez, y hasta con

pesadumbre, sobre el libro del Tiempo).

¿Los adelantos de La Mecánica?¿El Telégrafo? ¿el Teléfono?, ¿la Radiodifusora?Esto es articial:me sabe a bebedio de papel.Los acato; pero no me pueden suplir las montaas.Mi sed parte de adentro y no se puede satisfacer con simulacros de realidades.

¡El futuro! ¡El futuro!No tiene objeto,para los ue emos esperado la edad de la tierra,

probablemente cuatro cientos mil aos!La realidad para mí ya no existey slo espero ver en mi derredor esparcir el silencio.

No tengo nombre…Soy el Caos del principio del mundo.

Levanto un dedo slo:siento surgir un vago rumor de todo lo creado.

Siete paletadas cayeron sobre mi atad, pero no importa:

¡cien aos antes ue los ombres me ultimaranya yo me abía muerto!




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¡Y cmo no estar muerto,si estoy mudo,

y mi mude tiene sabor de siglos!Mi frente es un jeroglíco de interrogaciones sutilesy mi párpado vela el violeta de la lu de la tarde;por las ventanillas de mi nari el aire llega sin compás,y mi boca en un rictus de inuietud, se unde en el cráter de mi semblante.No e dico nada; no e podido modular nada.

Tomad lo escrito como un rio de agua ue el segundo disuelve.1934.

América naceITe uiero por ltima;te amo por irrealiada;te presiento así, incidiendo el mundo.

“Una maravilla”, dijo la vida.“Una maravilla”, forj la inmensidad.“Un nuevo astro”, insuó el viento.

Miríadas de soles y de caminos.Se te vislumbra asta en las vértebras.

Miríadas de milagros opresosse bosuejan en tus cuadrantes.

Miríadas de ujos y reujos,ue exaltan y anonadan a la nada y al eco.Cima del cálculo y nal de la cifra.

¡O, virgen vendada con una cru de ideal blanco!…

Los caracoles suenan en las playascomo un conjuro de nuevos sucesos.

América, ¿estás abriendo el sésamo de la Tierraue a siglos, a milenioslos ombres encontraron cerrado?

¿O es ue al enlouecer te desvanecesy descifras a la Esnge,a ese fantasma de la insegura e inestable Civiliacin,una serie de inuietas e insondables preguntas?

La frase se me enreda y mi intencin balbuce.¡Si abrá poca esperma




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en el piélago de la mente,para formar en el desierto de este aluvin de voces un positivo canto!

Las olas creciendo y decreciendoson más elocuentes ue todos los ombres.

Una montaa mudaes más leal ue un ombre ablando.

El cielo de la tarde protesta por una endida frentey la ouedad de la nocees Dios mismo, sobrecogido de inslito cansancio.

Una a una vi al Inca quebrar sus echas de palabras

y al Ateca enmudecer a una altura más alta ue el silencio.¡O América, ue aces trias las raas;dialecto las lenguas,murmullo perenne y vivicador el murmullo!Creadora de algo no visto ni oído;pero instintivamente, por todos los seres de la creacin,preoído y entrevisto.

Reejo e hitode la realidad irreal de la vida.

Mar donde van a parar todos los ríos del mundo.Sin sonomía, sin orientación:sin coesin apenas en tus fronteras;pero sin embargo…

Tu istoria la icieron con el trasunto de todas las istorias,y la falsedad de los falsos ideales del ombremodelaron tu vida.

Con todo, eres de veras grande;eres de veras original;eres de veras nica.Inexistente para los demás: ¡existes!Y esperanando o desesperanando a tus moradores,¡eres la Esperana del Mundo!1938.

VadoEn medio de mi sentir opaco y doble;en medio de las cataratas de mis instintos encrespados;

loco de pa y más loco de conciencia anímica; junto a estos ongos ue mi espíritu separ de mi carne




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y que en mi carne orecieron de espíritu,¡América, fuiste slo mi sueo!

hoy ya no tengo sueo:me pierdo en una soledad más vasta ue la vida.

¡Soy el páramo de un ideal desvanecido!1940.




FRANKLIN MIESES BURGOSANTOLOGÍA

Seleccin y prlogoFreDDy GaTón arce

NO. 7



Un aspecto de la poesía

de Franklin Mieses BurgosUbicación1

Esta serie del Pensamiento Dominicano se enriuece aora con una seleccin amplia dela obra de Franklin Mieses Burgos, cuya poesía a sido acogida con beneplácito en todos loscírculos nacionales y extranjeros donde se la conoce. Reunidos en un volumen por primeravez, los poemas que aquí se ofrecen conrmarán los méritos de una labor realizada sin pausay sin prisa, de suerte prodigiosa, en soledad abierta y atesorante.

La poética de Mieses Burgos cautiva por su musicalidad y su limpide lírica, sin paren la literatura dominicana. Estos atributos unican su obra y al propio tiempo sigilan las

ideas ue expresan o insinan sus versos, al extremo de parecer ue un solo asunto, centraly misterioso, es el objeto de su canto. quiá la repeticin de imágenes, términos y girosidiomáticos disimule su pensamiento vario y sugerente, pero es obvio el predominio de lamagia sobre lo sensible, sobre lo escuetamente objetivo y sistematiado.

Su poesía, de raigambre barroca y romántica y abastecida por las corrientes literariascontemporáneas, es opulenta en bienes humanos y estéticos. Pero las inuencias, rectoraso accesorias, están moduladas por la exuberancia, el brillo alucinante y la intuicin des-medida peculiares a un ijo de los trpicos. Consecuente y auda consigo mismo, MiesesBurgos esclavia cuanto acaudala de otros y lo transforma en riuea nueva y suya, porvirtud de su primitiva y constante concepcin armnica del verso, de su lirismo incon-fundible y de su acento.

En este sentido, es nuestro poeta representativo. Las asimilaciones más diversas seacumulan en él sin hostilidad y operan con ecacia sobre el nervio todo de su poesía:son auentes frescos que renuevan su canto personalísimo y vigoroso. Y esta es, si nola más excelsa, una de las mejores modalidades de ser nacional en literatura. En losltimos siglos, y sobre todo en el mundo de oy, las transculturaciones son incesantese intensas y se escribe para todos los ombres y mujeres de la tierra y de su tiempo,acorde las circunstancias de cada uien. Ineludible ue así sea, pues la eternidad y elexilio, en el ueacer poético, son vicios igualmente reprobables, trampas ue vuelvenevasivos y falsos la escena y el presente del escritor; son un escamoteo a la personacomo ente istrico y conducen a un memorismo excluyente y sustitutivo de lo vital;

producen una vida precaria ue se traduce en la obra, menguándola con todos los de-fectos de la superchería. Reriéndose a Mieses Burgos, Manuel Valldeperes apunta queauél “realia el milagro de la revelacin a través de poemas en los ue slo alienta elsimbolismo del paisaje”. Pedro René Contín Aybar observa “ora y fauna, principal-mente marinas, abundosas, peculiarísimas”, entre los elementos formativos de la obradel autor. Manuel García hernánde dice sobre Presencia de los días: “La tierra de SantoDomingo incita como el buen vino… el eterno poema del isleo. El mar es cuanto se amay se respeta. Es el elemento turgente ue grita en los oídos y en los coraones y este poetadominicano no se evade de tanta sugestin física”. Alberto Baea Flores sintetia: “Lapoesía en Santo Domingo tiene ue responder, necesariamente, a su naturalea distinta,

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1Fue co-fundador de La Poesía Sorprendida.



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y al vivir del hombre más encerrado en sus comienzos y en sus nes”, al presentarlo enBrigadas Líricas.

he auí, pues, ue la escena en ue se mueve como ombre, cuenta en la lírica de MiesesBurgos. No es un desarraigado. No se exilia para escribir, no obstante su fuerte imaginacine incontrstb tsí. Spt subyug y xhb su ábt pr sts s vrtus pétssuys. Vs qu tbé st tr s rv su .

e p sg vt, u utr s fus srí u spé pr y rprstrí uvus xrb. est xtr quv rgrs y qust, pus s rrutbqu r pét s sr prtr s supusts írs xstts, ps, y utrrs s bus jps qu r s tás gís. otr ttu sprtu usprí uutsu prju pr prb y rr, us st gtv qu p.Pr rqut y gr u vz prp, ts s ví sub. mss Burgs,pt prb y brt, s pr st s u rr utét, st sus urzs. Y sut srá ás g, y uvrs, ut yrs bs írs vrs t- s y prtp pur su érr strut xprsv.

dg mr Js, R aér Hríquz y Hétr iháustgu cbr, pr sr s hr ás prtts, s pts ss s htrgés qu mssBurgs; pr tt br qués ést, bt tr u gtrr, s rt, gu jrrquí. ar jé ur st grup mu cbr, prí tbrs hus y stéts prbs s s ts brs, prqu su s s pu hbr fus, s prg. Y Tás Hráz r, pr sr ugur s trst pét vráu. ms rt s qu sts ss rrs píy s ssb y v u gr qu h tjb s ás

ustrs Hspér.

Ánimo SocialCualuiera maliciaría ue aya de ingeniármelas para exibir el aspecto social o socia-

liante de la poética de Franklin Mieses Burgos, porue entienda ue ese rasgo envuelvenecesariamente una tendencia y un extremismo. Nada más lejos de mi empeo. Voy a exa-minar el ánimo literario de uien expone el amor , la bondad y la autonomía como conuistaspersonales; el ánimo de uien desea ue los ombres aprendan a sentirse solos de veras, acontemplarse sin ataduras, para el logro de auellos atributos.

Si se le sigue el ilo al poeta ue escribi “una balumba de versos de amor, de poemaseglgicos, de cantos patriticos”, y ue luego se retira al silencio y la solitud a realiar una obrade valía, justo es estimar ue, al producirse su alejamiento, ya estaba nutrido, lo colmaba lavida. Iba, y fue, a devolverle a ésta, en bienes de ermosura, sus inuietudes y enseanas.

Así se explica ue Mieses Burgos diga:

Esta cancin estaba tirada por el suelo,como una oja muerta, sin palabras.La allaron unos ombres ue luego me la dieron,porue tuvieron miedo de aprender a cantarla.

El canto por tierra, sin corporeidad, slo msica, fervor temible. El poeta lo recibe informe desus semejantes y le da expresin, existencia verdadera, en las diluidas sombras de los pájaros.




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FRANKLIN MIESES BURGOS | ANTOLOGÍ A

Su entusiasmo crece, a entregado el mensaje, pero la orfandad y la ueja lo con-mueven:

Y esta es mi pena aora, el término y distancia.el ue yo muera siempre mientras los otros cantan.

Pasados el asombro, la euforia y el desengao, viene la admonicin:

únicamente auellosue todavía no sabenue la tierra es muy grandey slo de unos pocos,nicamente ellosno abrirán el corana la mirada tristede los nios sin pany los perros sin dueo.

Luego la impotencia, el saberse el poeta en un clima en ue ni la verdad de los demás essuya, lo conduce por corredores soledosos y amplios, en donde la holgura es una cción:

Slo se es librecuando se está solo.

Y también somos nicamenteun prisionero de la soledad.

El amor , la bondad , lo individual supremo , le ganan en el ámbito interior en ue sus nicasservidumbres son el apartamiento estimulante y la contemplacin de sí mismo como personay como creyente, como ser alimentado por el vivir de los demás y por el suyo propio. Elcanto ue un día le dieron los ombres y ue él les devuelve aora sin tasa, es ya una verdadmediatiada por su yo así enriuecido e individuado y por su fe corroborada en los otros;es ya un elemento ermoso ue slo Mieses Burgos puede arbitrar para todos. El poeta estáapto, y ágilmente se lana por los mundos de la sensibilidad y el espíritu, comunicándolos

con jbilo y bellea.Y estoy seguro ue el lector abrá allado, al cerrar este volumen y excediendo lo me-

ramente lírico, una cancin ue otrora rodaba por el suelo. Sea enorabuena.

Freddy Gatn Arce.



Orden del libro

En la divisin de este libro no se a seguido un orden cronolgico, sino ue se anagrupado las diversas secciones conforme su anidad poética. Sin embargo, en laprimera parte, Orígenes , slo se incluyen poemas de la etapa inicial del autor.En Presencia de los días se le dio cabida a Cuando la rosa muere , cancin ue al principiono formaba parte de auella obra.El ángel destruido estaba inédito asta aora. El poeta permiti ue se escogieran losfragmentos ue se ofrecen, como primicia y regalo para el lector.En Juicios se recogen algunas de las opiniones acerca de Franklin Mieses Burgosexternadas por nacionales y extranjeros, con el propsito de satisfacer mejor lasnalidades de divulgación de esta Colección.

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Orígenes

Esta canción estaba tirada por el sueloEsta cancin estaba tirada por el suelo,

como una oja muerta, sin palabras.

La allaron unos ombres ue luego me la dieron,porue tuvieron miedo de aprender a cantarla.

Yo entonces ignoraba ue también las canciones,como las ojas muertas, caían de los árboles.

No sabía ue la luna se enredaba

en las ramas ue suean bajo el agua,ni ue comían los pecespedacitos de estrellasen el silencio de las noces claras.

Yo entonces ignoraba mucas cosas igualesue eran todas posiblesen la tierra del viento.

En donde la leyendano es una ierba mala

crecida en las riberas,sino un árbol de vocescon las cuales dialoganlas sombras y las piedras.

Yo entonces ignoraba mucas cosas igualescuando an no era míaesta cancin ue estaba tirada por el suelo,como una oja muerta, sin palabras.

Pero aora ya sé de las formas distintas

ue preceden al ojode la carne ue mira.

Y asta puedo decir por ué caen de rodillas,en las ojeras largasue circundan la noce,las diluidas sombras de los pájaros…

Canción de los ojos que se fueronSe me fueron los ojos para ver la presencia

posible de las cosas ue pasan como el río,como el pájaro blanco de una luna sin alas,

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como el cristal en dondese desnuda el silencio.

Desde nio se fueron…Y aora tengo en la sangreotros ojos ue miran por encima del aire,por encima de toda transparencia distante.Y esta es mi pena aora, el término y distancia:el ue yo muera siempre mientras los otros cantan,cuando yo me desago de llanto entre las yerbas

buscando las sonrisas ue olvidan las estrellas.Yo me iría tirando también como los otros,en un cauce perfecto, mis redondas palabras…Pero no puedo, no; ay otras formas mudasue me llaman más ondoue la vo de las aguas.Yo sé ue nadie ignora la vida de mis ojosallí donde la nieblatiene toscas moradas.Y el silencio devora la imagen de otra lunaeca de anocecidascanciones apagadas.Allí donde los nardos son palomas crecidascon las alas uebradas.

Y la alondra no es slo la dulura de un canto,sino una ruta anca por donde llega el alba.Allí donde las ojas todas tienen por dentro,en el cielo inmutable de sus verdes entraas,el silencio de una primavera enterrada,en donde están gritando de angustia por la vidalas rosas ue no nacen.¡Allí están mis ojos! ¡Los ojos de mi sangre!Los ue miran tan slopor encima del aire,

por encima de toda transparencia distante.¡Los ojos ue me dieron, ue no fueron de carne!¡Allí están, en la sangre!Mirando el lado opuesto, la forma diferente,el oculto sentido de la carne y la esencia.Porue todas las cosas tienen su doble sombra,asta la vo y el viento.

¿Qué serafín es ese?

Allí donde furiosos los pájaros devorancon el ámbar pulido de sus ltimos cantos




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el crecido racimo de una luna madura;allí donde orecen todas las claridades

mi amor está esperando ue retorne tu risa,madrugada desnuda parida entre dos rosas,rumor de caracoles en las manos del viento.¡Yo no uiero ue llores! Slo uiero ue digasué serafín es ese, ue en tus manos vendimiaternuras de aucena.¿qué serafín es ese?No es ilusin de nieblas crecidas en mis ojos,ni galanteo de pájaro ue juegue entre las ojas;es slo una pregunta ue se asoma a mis labioscuando miro tus manos ue recuerdan palomas…Todas las lumbres altas nos anuncian auroras;todas las mariposas, una ruta viajera.Pero por ello mismo recordamos la rosa,andariega de aromasen un tallo clavada.Un día yo te dije.—Mi verdad es tan sloun reboso de luna derretido en el agua.Mi vo vive distante como un clamor ausentede la carne perenne ue concreta las cosas.

Pero a pesar de todo, yo sigo siendo un niosorprendido entre tantoscrespones transparentes,y entre tantas verdadespodridas como sombras.

Los caballos de Suro vienen por el viento

Ya lleg la vendimiade los frutos sin nombres,

por donde en cada germenue oculta la simienteay un álito macogoando una doncella.

Yo la vi desde el árboldonde el viento es nodriade los retoos nuevos.

Y a llegado tan soloporue el rosal crecido

tiene todas sus manosllenas de voces blancas.




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—Madre:los caballos de Suro

vienen por el viento!Un paso más, y aora

descolgarás la luna,sin ue nadie nos digaue es una vo distante,una gardenia muertao una cancin redondaclavada sobre el cielo.

—Madre:

los caballos de Surovienen por el viento!

únicamente auellosue todavía no sabenue la tierra es muy grandey slo de unos pocos,nicamente ellosno abrirán el corana la mirada tristede los nios sin pan

y los perros sin dueo.

—¡Madre:los caballos de Surovienen por el viento!

No le digas a nadieue los pinos son ecoscon el canto crecidode los pájaros muertos.

No le digas a nadieue la tarde te astía,con su mirada enormede bestia fatigada.

La umanidad se cansade la desdica ajena,del llanto ue no brotadel fondo de sus ojos.

—¡Madre:

los caballos de Surovienen por el viento,




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y está lloviendo siempre–siempre– una lluvia de cielo

por la noce del aire!

Fábula inefable de la niña loca¡Tambor! ¡Tambor!

¡hermana, yo no uiero ser tambor!¡Me duelen demasiado los ojos en el aguadesde ue tengo abierta esta erida en el viento!

Una ve me sembraron el alma de recuerdosen las ondas riberas de la noce del tiempo,

en donde esta cayendocomo una sola gota, para siempre, el silencio…

¡Tambor! ¡Tambor!¡hermana, yo no uiero ser tambor!

¡Auella dulce nia, ue como yo teníados blancas manos locas tendidas a la luna,daba pena mirarla porue slo decíaue la luna abía vuelto sus manos mariposas.mariposas ue iban por nevados caminos,

entre lirios troncados y aucenas sin novias.¡Tambor! ¡Tambor!

¡hermana, yo no uiero ser tambor!

Me basta con mi anco coran de voces,mis caminos de umos enterrados,mis campanas de nieblas doblando entre las sombras;me basta con mis pinos sonámbulos ue mirancmo crece de trinos la bondad de mis manos.

¡Tambor! ¡Tambor!


T lloras porue piensas ue yo no estoy presente;supones ue me e ido acia los lirios rotos eridos por el aire,acia el mundo de sombras ue desangra la noce;supones ue me e ido, desvanecida toda,acia el cielo difunto donde devoran albas tardías los gusanos.

Yo estoy ausente, sí, ausente de la carnesin sueos ni sangre de tus uecas palabras,más allá de tu muerta nominacin de cosas.

Yo estoy ausente, sí, de tu forma distinta de pronunciar alondra,sepultada en un peco nublado por el llanto.




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¡Tambor! ¡Tambor!¡hermana, ya no uiero ser tambor!

Aora ue dolencias de sombras angustiadasascienden por el agua desnuda de mis ojosy mi erida no sangra en la carne del viento;aora ue estoy eca de cosas enterradasy toda estoy encida de estrellas como un río,no dejes ue se vayan mis manos por el alba,¡no dejes ue se vayan!,tengo miedo de un ángel oscuro ue las llama.

Tambor! ¡Tambor!


Elegía por la muerte de Tomás Sandoval¿quién aora, llorando,

te alará desde el fondo solitario del mar,para slo pensar desesperadamenteen el vidrio desnudo de tu limpia sonrisa,o en auella tu carne color de acar parda,después ue los peces ambrientos se comieron

el ltimo paisaje de sol ue abía en tus ojos?¿quién aora, llorando,te alará desde el fondo solitario del mar?¡O príncipe mulato de la verde escafandra!¡Tronco joven de ceiba y coran de nardo!Después ue la muerte dej sobre tus sienesuna polar caricia de puales de ielo…

Por esos ojos tuyos –dolor– por esos ojostan llenos de luceros distantes y neblinas.Por esos ojos tuyos

derramarán su llanto de alero las palomas;la noce ue te clama sin cesar desde el cielocolgará sus crespones de sombras ateridassobre un mundo salobre de guitarras y lonas.

Pero t desde el fondo no la podrás mirar.No la podrás mirar porue ya se abrá idoel alba ue alumbraba por dentro de tus ojosde terciopelo oscuro;porue ya se abrá ido sin campanas tu vida

acia una madrugada de sal y caracoles,más allá de la noce liviana de las algas,




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a donde –todavía–la luna no a podido llegar para mirarte

denitivamente dormido bajo el agua.¡Arena y slo arena

para el ancla caliente de tus ingles desnudas;para tus ojos, sombras de los corales mudos!

¡Arena y slo arena para enterrar tus sueosmarítimos de nubes y de gaviotas blancas,sobre un cielo de coco nublado de sardinas!

¡Arena y slo arena

para undirte en tu inmenso silencio terminadoentre besos impuros de ermafroditas peces!

¡Ay! ¡que ya no abrá más msica marina de acordeonesen tu leco de limos y pleamares eternos!Sin un puerto posible para tu despedida,en la noce se fueron llorando las estrellas.

querida entre tus braos, abrás tenido slouna couetería de manatíes embras,porue ya las abejas ue anidaban tus labios

se abrán llevado toda la cera de tus besos.

¡O amante ineludible para uien la marismatendía el más oculto uir de sus mareas!¿qué as eco con el rostro pálido de las lunascaídas en el fondo solitario del mar?¿qué as eco con el rostro de amor de auellas lunas?

¿Traslúcida y radiante como un cristal muy nodeambulará tu sombra en torno de estas islascaribes ue te dieron

ese estupor de cielo mojado de aguardiente?¿quién aora dolido escucará tu vo erida de violetas,y le dará a tu gesto de varn suicidatodos los crisantemos crecidos en la tarde?

En litoral amargo de llanto sin paueloslas verdes ojas ancas sacudidaspor tropicales ráfagas de orno,te están diciendo adis,y t no miras…




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Seis cantos para una sola muerte

Primer canto“Que un día, superada la temible intuición”.Rilke.

Todo pensamientoes una soledad y un aislamiento;toda soledad, una renunciaciny una constante agonía.

(Escribo por allar

una voz que me dena,ue me diga uién soyy alce mi nombre, mi rtulo mortal,con exactitud y propiedad interior de contenido).

Pero en el sitio realdonde despierto, me procuro;en este sitio, el sueo–inmensa or ideal que se deshoja–cae lento y pesado lo mismo ue una sombra…

Y es ue para ser,o bien para existir,no basta slo pensar.

hay urgente necesidadde otro menester, no tan riguroso,ni precisamente tan solitario en su agonía

(Escribo para allar una vo,no un pensamiento).

En la vo –mi vo–,

oscuramente,siempre me descubrocomo algo más ue una soledad,o ue una muerte viviente.

Segundo canto“Heme aquí,Oh formas de Eternidad”.Textos egipcios.

hay algo ue perece

sin contacto de mundo sensibleen la palabra.

De




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hay algo ue se evade,sin ue ésta pueda encadenarlo

al sonoro universo de su cuerpo,e inconuistado, solitario, muere;muere libre para el eco,allí donde todo umano vocabloedica su último destino.

El ombre (preocupadode suyo en lo profundo)se desgarra por esta defunciníntima de cosa ue le es propiay sin embargo, desconocida

en su más pura esencia.Mas este comportamiento terrible

se le impone,por ley de una existenciaue lo lleva acia términos extremos.

Todavía el ángel de la plenitud interiorno a descendido, generoso, asta él;ni el verbo ue le es dable utiliaran se a desatado

de la rutina de su orbe cotidiano.habla, sí, pero al acerlo,

la pesade impotente de su vole ace cerrar los puos y los labiospor no gritar. ¡Tal es la enormenaturalea de su asombro!

Pero el ombrese lana jubilosamente,porue para él todo riesgo

es una nueva vigilia ue procura.¿Detenerse? ¿Retroceder?Piensa: es una forma cobarde de morir.Y él no uiere morir:sus sentimientos son eroicosy aspiran a la inmortalidad.De auí lo ondo de su soledady lo siempre angustiado de su canto,de ese uir místico de vocespor el ue desfallece

en interior desvelode espíritu y de sangre.




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Si dana, escribe, pinta o canta–y todo esto es ya danar

en una más conspicua forma–es slo por buscarun gesto perdurable.

Lo demás, es slo el ríosimple de su existir;un agua sin rostrodenido que transita–oscuramente–entre la vida y la muerte.

¿quién entonces, además de la vo,se ana a este moriry muere con lo ue muere de la vo?

¿Es slo el poetauien afronta este destinoinslito del Verbo,o ay alguien más, ue como élmuere también de esta callada muerte?

Él dice:

no es lo alto el peligro, sino el aire,la atmsfera en ue crecen las palabras.Pero ay, las palabras; las palabras tambiéntienen su altura,su aire propio y su profundidad;esa profundidad inconuistable, suya,en la ue el ojo del poetaes slo un ancla enceguecida…

¿Dnde entoncesla lcida presencia de su lámpara?¿Dnde entonces, y para ué, realmente?

De las tinieblassurgi la vo de Dios.Así el poeta (peueo diosde un cielo sumergido)de las tinieblas también ala su vo.

Esa, su vocerrada toda, por oscura;en la ue el ángel de la lu no alumbra,ni la verdad de los demás es suya.




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Tercer canto“Yo, sin embargo, estoy solo”

Hölderlin.Slo se es libre

cuando se está solo.Y también somos nicamenteun prisionero de la soledad,de esa terrible soledaden ue lo oculto de la sangre bate,de nuestro mar más intimo, sus olas…

que la realidad resida en tu conciencia

y no fuera de ella;ue ningn aspecto externode cosa material perecedera,empae la limpiatransparencia de lu de tu mirada.

hoy ay en el ombreciertas peligrosas actitudes,ue son nicamente asumidas por temor.Por miedo a esa insondable soledad del espíritude la cual se uye como de un abismo,y en donde, de caer,otaría lo mismo que una débil briznaen medio de un inconmensurableespacio de eternidad,de ojo vacío, universal, sin fondo,de ojo enceguecido para el Bien o para el Mal;y en donde slo la inmensanoce de un cielo sin edades,ja en perpetuidad de última muertesu desolado rostro de tinieblas.

Puebla de vigorosasrealidades la más íntima soledad del espíritu.Llenarla asta los bordes de sí mismo,y, con ello, de un más ondo,más profundo sentido místico y umanode la vida. he aí la condicin privilegiadade auellos nobles seres ue valientementesaben libertarse y se libertande toda otra forma de pasin

ue no sea la de su propia apasionada soledad.




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¿Por ué ablar tanto y tan altode la umanidad y no en particular

del individuo?La vo “umanidad”

es slo una abstraccin euivalentea desvalido mar sin fondo,a regresin reaccionariaen procurade la forma originariadel clan primitivo idealiado:una especie de oscurosentimiento de aorana

por la rasera comunidad de la tribu.Pero no: la posesin de la individualidad

a sido una conuista;una luca entre los rudos elementos primigeniosy una de las más altas determinacionesdel espíritu, puesta al servicio y logrode un verdadero propsito de liberacin umana.

Más ue un nmero simple,sé un ombre determinado,

una propia individualidadlibre de toda servidumbre,elaborada y realiadaen la profunda soledad del espíritu;en esa incomparable soledad, en dondese está más cerca de sí y de la ya casi olvidadadivinidad del ombre…

Todas las nuevas formasde vida creadas por el intelecto,no son nada comparadocon esta maravillosa conuista del espíritu,en ue la integridad umana a sido liberadamediante una valerosa imposicin de sí misma.

No, no permitas ue falsasclaridades te undan en las sombras eternasdel no ser; no, no lo permitas;repliégate acia ti, y recuerda uesiendo el poeta una síntesis cabal de umanidad

es a la ve, no obstante,la individualidad por excelencia.




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Sexto cantoDecidme aora, áureo varn del día,

delísimo amante de la luz inmemorialue nos alumbra.

¿Debe marcarse auélpor cuyos dulces labios elegidos,el espíritu de lo alto dej caer la voleal de su mensaje?

El ue una ve abl, y lo ioporue en su boca el soplo de lo eternoestaba aposentado,no callará jamás, áureo varn del día;no callará jamásaun cuando en lo adelanteestén desprovistas de sentido sublime las palabras:tal es la fuerte naturalea de lo ue dijo antes,tal la uella indeleble ue dej su cancinde amor sobre las cosas…

Podrán los otros venirdesde su ciega noce,

podrán venir para acarrear tinieblas a su nombrey oscurecer el agua más onda de su vo.

Podrán venirpara aportar su absurdo cielo de ceniasallí donde una muerte mejorya a sido para siempre conuistada.

Pero auélpor cuyos dulces labios elegidosuyó lo eterno en desnudez de río,

en jbilo de ser y soledades,¿uién, uién podrá acerle aora enmudecer?

Pero auél, ¿uién essi cual caverna de mar ue repercuteal oleaje de lo inmenso, él es?




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Dionisio vulnerado

I Es Dionisio uien cantaen la noce anteriora la liberacinformal de las Bacantes.

Cuando todo era ansujeto a las cerradastinieblas del Abismo.

Atrás ueda el Objeto.El Objeto inicialdevelando sus formas.Inventando presenciasfuturas para ser.

¡Es Dionisio uien canta!En él, la soledades ya toda una umanaconciencia ue es angustia.¡Es ya un ombre! ¡Un dolor!Es Dionisio. ¡Dionisio!

II¡O umano libertado!

Cielo solo por dondela memoria transitaarrastrando las sombrasde su mentido ayer.

—¿qué cosa arás aora,con la sagacidadde tu yo conuistado?¿Del yo tuyo, liberto;liberto para siempre,como una maldicin?

T solo. Sí. T solo.Dios terrestre o cenia.Raudo río de días.Apagado rumorde un agua ue acontece,en torno del inmvilpresente en ue yaces.

(único tiempo tuyo.único y verdadero




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para testicardel mundo de las cosas).

En ti es slo el presente.Eternamente él.Lo demás, no es el tiempo.Es solamente un río.

Un río solamente,donde tu imagen uedamientras las aguas siguenpasando, como siempre.

III

Desata, o Dios, desatatu eternidad y clama:Es tu ebriedad ue uieroy no la majestadglacial de los anillosue alrededor de ticolocan en sealde gracia funeraria,por la inmovilidadue –transitoriamente–

te adjudica la Muerte.T eres ágil. Pues nada

es más ágil ue t.Por esto te transformascada estacin y eresel joven Dios eternode las resurrecciones.Del continuo volver.

Ninguno es como t.

Ni ninguno tampocoposee el ebullicientedelirio de tu espíritu:fuente délca en donderuge la inmensidad.Ruge como el mar.

IVDame aora la copa.

La eterna copa viva.El redondel sin fondo.

La subjetiva nocedonde tus ojos vueltos




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contemplan el obscenovacío de la Nada.

quiero entrar en el orbede tus desolaciones.En la lcida sombradonde cispean tus solesumanos de pasin.De furor y de muerte.

(¡De muerte, sí, de muerte,porue también la muertees un furor elado!)

V¿quién aora sus labios

no apresta para un gritode terror o de angustia?

¿Es Dionisio uien cantao es alguna otra vo?

La noce tiene estrellascomo peces el mar.

Y el mundono es el mundo.

Es su sombra extendida.¡Su sombra! Nada más.




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Presencia de los días Anillo de Dios

IDesvelado existir

del extremoso amante que edica,solícito de un ámbito de olgura,su más anco universo en un anillo.

(Orbe menudo de metal ue grita,ue solloa de lumbre enardecido,

desde la umana torre ue levantasu vigilia de sangre, su vigilia).

Preciosa eternidad eca sortija,maravilla ue encaua su destinoacia una forma nica y cerrada.

¡Mundo poblado slo por un dedo!¿quién se goa de ti? ¿quién labra un sueode igual naturaleaen tu silencio mineral de siempre?

¿quién es capa de penetrar al fondode tu desconocidoo acaso fabuloso acontecer?

¿qué solitario inclinará sus ojos,asta llegar al almadesabitada toda de tu espejo?

IITe inventaré la istoria ue no tienes,

el existir patético ue ignoras,

slo con un decirde palabras amables ue convienen.

que precisan llegara tu mejor sentir. O a la premurade ese rayo de sol –gooso– ue desciendepor disipar su lumbre en tus orillas.

Todo un río repletode distintos objetos cotidianos,uyendo desde el mundo desemboca

en tumultuosa profusin de formassobre la leve supercie tuya.

De




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Y es ya una estrella solitaria, un cielode candorosos ángeles ue pasan,

camino de la noce de siempre o del olvido.La cabea de un ombre en cuyas sienes

el dueo del invierno, madrugando,vendimia lo peor de sus espigas.

Un rostro transente ue se asomatan slo por mirar; una linternadonde el espectro de la lu provocaun despertar de mágicas serpientes.

La aurora de una rosa amaneciendo

por dentro de su misma transparencia;un pedestal, un nido, una bandeja;el fantasma de piedra de una torre,desde donde las oras van cayendoen pereosa lentitud de gota.

O bien, slo la sombra,la fugitiva sombra de un pájaro ue cruasolitario, volando sobre el viento…

III

Alguna ve el marviene también desmelenado en olas,en verdeoscuro coran de algaso en frágil mármol de vencida espuma.

Alguna ve el marviene también desposeídamente,en voluntaria soledad de agua,sólo el a la lumbre de su cuerpo,de su cristal unido a cielo entero,

desnudo en sencille de espacio grande.Nada ueda por ver a tu mirada

de lámina tendida a ue convergeun concurrir de jubilosas fuentes.

A veces son gurasue llegan asta ti, no sé de donde.Elementos de un Greco ironiado,fugaces estructurasde inauditas presencias luminosas,

ue pugnan por erir la crnea insomnedel inédito ojo con ue miras.




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En otras, slo un cielo desolado,un mundo sin memoria en ue el olvido

–solitario lo mismo ue una estatua–edica su rostro en el vacío.

Y nada ocurre entonces por tu caucede apretado metal enceguecido:la absorta transparencia de un espejocolocado delante de la nadaviene a tu ser, como paloma oscura,parecido a silencio sin pupilas,a noce desatada ue te cubre,ue te llena de sí, y te aniuila…

Viene la noce y permanece tuyapor una inmensidad ue es agonía;ue es muerte y abandono en la negrurade un existir intil del ue a uidola cotidiana brega de la vida…

IVPas la muerte y te cerr los ojos.

Todo es aora en tu metal: olvido.

Cerrada noce en ue la sombra cubrela na soledad de tus orillas.

huy la lu como lebrel erido;uy de ti acia su propio cielo.Nada acontece en el caudal ue ocultas

bajo el cristal de tu apagado río.

Tu cuerpo yace aora en otro gocenacido a la delicia de lo inerte.Ciego total, sin fábula de lumbre,

desposeído del antiguo brillo,ya ausente de la lu y sin noticiade aquella realidad que a ti uía,como un agua purísima del mundo.

Y es un secreto a voces tu secreto;casi nacen campanas ue lo anunciandesde la limpia desnude del aire.

Slo yo ue te invento ignoro el nombre,la sonrisa leal, el gesto puro,

de auél ue entre sus manos te sostiene,en amorosa eternidad suspenso.




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Las dos rosas“Pero nunca sabremos

lo que la rosa es fuera de nosotros”Leopoldo Marechal.

ILa rosa del jardín.

La simple rosa fácil para todos,al tallo del rosal, crucicada.

La ue asomada pblica y desnuda,al borde de la brisa vociferacomo el mejor pregn de su perfume.

La rosa muertaen su nacer más pronto…

Rosa mortalde vida transitoria.Peueo sol botánico encendido.¡Cerrado nudo de color y aroma!

La ue varada a orillas de sí misma,a orillas de sí misma se abandona

hacia la na levedad del aire.La rosa mariposa encadenada

a su nica forma llevadera.Auella vegetal rosa ue sueacon un viajero coran de alas.

La distraída rosa sin memoria.La rosa ue se olvida de la oscuraproletaria raí ue la levanta.

La ue empiea a morir todos los días,en su atad de pétalos atados,con el solo contacto jubilosodel ojo enamorado ue la mira.

La rosa estatua de sí misma erguidasobre su verde pedestal de ojas:intacta forma, material, sin fuga.

La rosa soledad desgarradora,entre sus propios límites

cautiva.




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La rosa eso: ¡nada más ue rosa!Sola y externa, estricta y objetiva,

en su ueca presencia realiada.La otra rosa también,

la simulada:fantasma corporal de otro fantasma,rostro espectral donde el color tan slosuscita otra mentira,otra istoria banal ue se desojaen torno a la ilusin de los sentidos.

II

Ninguna de estas rosasde afuera, es la rosa.La íntima. La rosa recatadaen su existir más ondo y verdadero.¡La que el ángel deende con su espada!

La obscura rosa abstracta,la ambiciosa sugestiva palabra que edicamltiples formas de su propio origen.

La rosa del poeta,dedigna.

La ue nace de sí para uebrarseen diferentes orbes y cometas.

Cuando la rosa del rosal perece,esta rosa de sangre resucita.Torna a buscar su eternidad de siempreal labio conmovido ue muriendo la nombra por su nombre.

que dice rosa slo y apareceun bello rostro inmaterial, erido;una forma tan leve, ue en el vientosu cuerpo no fatiga.

Inespacial presencia de un objetode pura irrealidad ue construimospara goce y deleite de ese amoroso dios de soledadesue clamando, por dentro nos abita.




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Flor de sueñoAquella jubilosa or de nadie,

solitaria abstraccin de los espejos.

Paloma de la sangre desatadaue en la fuga iniciacin del vuelollena su eternidad de claridades.

Hablo de aquella oronírica, sin dueo. De auellaleve or de irrealidadesue va cayendo sola desde el sueo.

Rostro de soledad entre solloos,entre carne ue grita por el cielo.

Palabra ue en el aire muere sola,abandonada de su propio cuerpo.

Flor idealsin tierra labrantíapara sembrar la oscura,desolada semilla de su eco.

¿qué desvelado arcángel desentierrade la noce total tu cabellera?

Ese río ue nunca desemboca,ue no sale jamás de sus arenas,del leco inmaterial donde reposansus tenebrosas aguas de tinieblas…

¡Hablo de aquella or,única or!huésped leal ue ospeda el pensamientoen su sonora inmensidad sin mundo,suscitada presencia en el recuerdo.

Flor ue no esy sin embargo alumbrasu descarnada imagen de fantasma,de cenia ue triunfa de la muerte.

Cuando la rosa muereCuando la rosa muere

deja un ueco en el aireue no lo llena nada:




133

ni el eco ue sepultasu desolado rostro en otra arena,

ni la lu ue va solaen río transparentehecho por seranes,ni la sombra ue es alade un pájaro de nieblasnacido sobre el viento.

Cuando la rosa mueredeja un ueco en el aireue no lo llena nadie.

Slo el llanto lo anegacon sus blancas estatuasde sal petricada,con sus astros caídosy sus nubes viajeras;slo el llanto lo anega–redondo como un nido–para acunar tu pena.




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Sonetos

PoesíaJusta Precisa Estricta Estructurada

Concisa Vaga Leve EstremecidaAmorosa Sensible ApasionadaDesnuda Reluciente Amanecida

Solitaria Profunda DesoladaFresca Primaveral humedecidaTelrica Celeste IdealiadaInnita Finita Sorprendida

Atenta Desvelada VigilanteCavilosa Serena Delirantehumana Religiosa Grave Impía

Enigmática Franca MisteriosaEntraable Ligera Vaporosaúnica Eterna Universal Poesía.

Humilde mayo

Mayo trajo la or. La milagrosapalabra vegetal ue arrulla el viento.Mayo pobló su propio rmamentocon la sola presencia de una rosa.

Yo la miré ascender tan jubilosaa su peueo, débil, monumento,ue fue como si viera el nacimientode una terrestre aurora luminosa.

Era su viva lumbre madrugada

una encendida oguera encarceladaen el cielo cerrado de su esfera.

única roja rosa amanecida.Rosa de una estacin empobrecida.¡Slo con ella fue la primavera!

Rosa en vigiliaRosa en vigilia ue delira en vano

desde el alto silencio de su orilla.

Aurora vegetal ue maravilla,más cerca de lo aul ue de lo umano.




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Rojo fanal en la delgada manodel tallo ue sostiene la sencilla

lu ue prende su sol, en la semillaoscura de su ondo meridiano.

Para ti la palabra iluminadapor donde ala plástica la vidasu soledad más viva y perfumada.

Ninguna forma igual a tu desgairepara ser como t, slo una eridaabierta y desangrándose en el aire.

Viva muertehuésped del cuerpo umano ue me cierra

en mortales mortajas ospedado,transito con mi ser resucitadocomo una viva muerte, por la tierra.

Y cuanto miro en torno es una guerrasuscitada en un tiempo limitado,por donde va cayendo derramadoel instante de vida ue la encierra.

Slo de muerte en muerte caminando.Slo de vida en vida cada díaigual ue una semilla germinando.

Va mi vivir acia su cielo inciertollevando, sin saber, en su agonía,la muerte en vida y con la vida, muerto.

El río

Con su meda espada reluciente(caballero de niebla y de rocío)camino ue camina pasa el río,solitario, desnudo y transparente.

Desde su pie descalo asta su frente,como clavada oja en el vacío,sube a su piel un ondo escalofríode misterioso ielo permanente.

En torno de la lu ue le enajena

(desolada, metálica, de cobre)ay una vo oculta ue resuena.




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Por esta vo ue eterna le reclamaacia la inmensa soledad salobre,

¡su coran de agua se derrama!

A la sangreAgua de soledad, agua sin ruido,

desatado cristal de pura fuente.Agua ue va cayendo interiormenteen mi cielo más ondo y escondido.

¿qué misterioso viento sumergidotu natural ecura de torrente

transgura ideal y simplementeen un rojo clavel enardecido?

hay un íntimo dios ue te construye.El mismo dios que lento de ti uyepor los labios abiertos de la erida…

Vivo clavel umano ue perdurasujeto por la leve aruitecturade la fuga estatua de la vida.




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Homenaje a Sor Juana Inés de la Cruz

VidaI

“¡Oh cielo riguroso! ¡Oh triste suerte!¡Que tantas muertes das con una muerte!”

El cielo destruido por ue llorami acongojado coran umano,no es ese mismo cielo cotidianodonde el rostro del tiempo se cobra.

El ondo cielo ue mi ser aorapor ser de íntimo sol su meridiano,ese cielo cay desde mi manoacia una eterna noce, sin aurora.

Nada ueda de él; slo el recuerdoa mitad del camino en ue me pierdo,ala el ueco fantasma de su nombre.

¡Cielo mejor, del ser, en su maana!

A cambio del sabor de una manana,perdido para siempre por el ombre.

II

“Quién a las llamas del amor no muere”

que es el amor en todas las edadesdel ser ue valeroso lo frecuenta,una oscura semilla ue fermentaen etapas de calma y tempestades.

Más dado a lo irreal ue a realidadesdel suelo material donde se asienta,va como oveja dulce ue apacientaen prados de celestes claridades.

Aruitecto del cielo ue idealia:arde desde la lava a la ceniade sus propios volcanes desatados.

Hasta que por el fuego que lo inamaes consumido, por la misma llama,

“¡en soledad de dos acompaados!”




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PasiónI

“Que del arte ostentando los primores”Allí, donde ay un ángel ue revela

su celeste palabra iluminada,allí mi alma eterna se desvelasola, de madrugada a madrugada.

Por esa vo eterna ue se anelaverla en carne de estatua edicada,ay una fría caricia ue la ielay un fuego ue la enciende en llamarada.

No da el ángel su vo poruela tira desde el alto desolado climade la noce cerrada en ue delira.

hay ue bajar del cielo a lo más ondo,presintiendo el allago de la sima,a recoger su vo, ue está en el fondo.

II“Con falsos silogismos de coloreses cauteloso engaño del sentido”

Este tacto solícito ue abruma.Este vivir más ondo en los sentidosva descubriendo cielos escondidos,nuevos mares ocultos en la espuma.

Ignorados espacios por la plumade misteriosos pájaros caídos,mundos de claridades suspendidostras la noce peuea de la bruma.

Nada perdura inédito al contacto

de este absorto mirar inuisitivode las pupilas íntimas del tacto.

Así de mi interior uyen las nieblas,porue si ciego para el mundo vivo,lleno de lu estoy en mis tinieblas.

Muerte“Bella ilusión, por la que alegre muero”

Llueve mi soledad de noce oscura,de eslabones de sangre desatados.




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Y una más alta claridad fulguradebajo de los párpados cerrados.

Todo fuera de mí se ace negrura,amasijo de lienos apretados,donde no es necesario ni perdurael aire de los cielos libertados.

La lu ue irrumpe sbita en la sombrade nuestra umana claridad terrena,como un destello lívido ue asombra.

Esa lograda claridad postrera,llena de eternidad y de mí llena,¡es la nica lumbre verdadera!




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Demonio de ceniza

Demonio de cenizaDemonio de cenia…

Criatura a uien el fuego le dio su ltimo nombre:¿en cuál cerrado anillo del umano existirse debate, furiosa, tu impotencia;ese golpear insomne de campana ue clama perdida en sus tinieblas;grito de bestia eridaue muriendo denuncia desesperadamente su agonía,

esa su oculta muerte merecida?Demonio de cenia

a uien el dulce viento de Dios no eleva al cielo,mar ue cierra en sí mismo sus ltimas orillas.¿Cuál encono terrestre oscurece la noce de tu cielo por dentro?¿Es ue anelas acaso cambiar a voluntad la noce de tu origeno suscitar laureles an sin verdecer para tu torva frente?

Demonio de cenia…Cielo apartado y solo como el cielola gloria es un rumor ue llega desde fuera,un mar enardecido cuyas olas se abaten al pie de las estatuas,eco donde la noce terrible del olvido también irá cayendo,nada más ue un rumor,un lejano rumor salido de otros labios,inaprensible vo donde un jbilo nio apenas ilumina su sonrisa.

Demonio de cenia…Presencia y realidad de lo incompleto.

No ay cielo ue soporte gooso tu osamenta,el ielo de tus manos; no ay cielo ue se mire sereno por tus ojos,

ni aun auel en ue crecen desmesuradamente las semillas del odio.(Cielo para la muerte total de la lealtad del ombre)

¡Demonio de ceniaa uien el dulce viento de Dios no eleva al cielo!

Saber no es repetir el nombre terrestre de las cosas.Tampoco es recoger como un mendigo el eco caído de otras voces,ni cosecar en uerto de ajena sementera,una escuálida fruta en donde lo infecundo fermenta su amargura.

Saber es sepultar un nombre en lo más ondo.Tal ve una palabra de amor nicamente.

De




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Saber es el pensar de un dios desmemoriadoue tiene ue inventarse continuamente el mundo.

hay una edad ue pone solícita su tiempo de amor al crecimiento:no se salta de ésta ni se engaa tampoco lo ue viene del árbolmadurando por dentro. Auella savia suyade vigoroso aliento ue lo ensanca,ue lo abre en conciencia y en plenitud de fruto.Ello sabe de siempre.Pero el árbol jamás lo precipita.—¡he auí toda la fuente de su sabiduría!

Su realidad no excluye –para ser– la presencia

de ningn otro árbol igual ue le acompae:él es, y goza en ser de un modo leal y suciente.

Demonio de cenia:t no estás en el árbol,en esa edad sensible de los braos abiertos.No te das generoso como la espiga al viento;y es por esto ue ay algo ue te niega a ti mismopor la vo, cuando cantas; algo amargo ue a todoste denuncia lo mismo ue el cristal de un espejo;algo oscuro e insondable en su propio designio,ue te ace morder con diente de rencortu propia sedienta primavera…

Demonio de cenia:¡nada vale en la tierrasi no a sido amasado con nuestra propia sangre!¡Nada es til al ombre si no sale de él por la piedad y el llanto!

Propiedad del recuerdo

Sujeto por designios redondos como anillos,como aros profundos enroscados en torno de su propia osamenta.

Entre una muda carne cerrada y sus marles.Sin uir de la orilla,de la cálida tierra más prxima a la noce primera de su muerte.

Desesperado e inmvileco de insomnes pájaros aules y cadenas.

Sin el más leve atisbo de un objeto de fuga real, de una salida

para su sed distante de labios y gargantas.Sino de un agua ltima, espiritual, compuesta de espacios, de cometas.




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Seguido de una uella descala, de una sombraue reclama el sonido de su vo más antigua.

Entre edades por donde desemboca jadeante, sudoroso, corriendoel furioso caballo de nieblas ue galopa debajo de su instinto;debajo de la espuma sin rostro, de la olasoberbia ue se bate contra el rojo arrecifede su pulso más ondo.

Exactamente entonces, por igual, como siempre:en el instante mismo en ue estruj sus ingles calientes sobre el orbe,sobre el mundo peueo, todavía sin nombre de una sola manana.

hora oscura en ue el ángel –enardecidamente–se arranc los cabellosy no tuvo en su angustia más cmplice de lumbre ue el espejo del agua,ue el cristal donde siempre se aoga una paloma de amor, una guitarra.

En ese mismo instante de estupor solitario,de uas recién crecidas, de íntimos dedos largoscon ue el orror procura descubrir una estatua de silencio en el barro.

En ese mismo instante, fue subiendo a su árbol, a su más propia rama,en donde latía oculta la gota milenaria de su ltima sangre,

de su más vieja tribu de lágrimas reunidas…




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Sin mundo ya y herido por el cielo

ImploraciónSin mundo ya y erido por el cielo

voy acia ti en mi carne de angustia iluminada,como en busca de otra pretérita ribera,en donde seranes más altos y mejores harán por ti más blanco y preferibleéste mi umano coran de tierra.¡Oh tú, la que sonríes magníca y sublimedesde tu eternidad desfalleciente! En tu vértigo de altura dolorosa,parte mi vida en dos como tus trenas.No uiero ue te digan ya más: ¡mira tu ijo!El de tu humilde barro fabricado con sus hondos inernos y sus cielosen la terrible noce de sus polos,muriendo sin morir, petricado y solo.Tu ijo de tierra y de uracanes eco, en la unidad universal del cosmos;tu ijo, el de las brinas de fuego y los cantosen su sumergida isla de llanto y de dolores.El que te mira a ti, transgurado, en clima de distintos hemisferios,uno y plural ¡en tu palabra eterna!

TemaAuí, compaero impasible, auí:donde todos los cuerpos creados se procuran; auí donde se buscanlos cuerpos y se encuentran lo mismo ue la imagenue en procura va siempre de algn vidrio inmediato,como una or marina sujeta por los ocho tentáculos del pulpo,lo mismo ue una estrella mordida por el diente nevado de su cielo;materia ja y dura; materia desde dondecrecen mil manos largas para slo agarrarse;para slo buscarse

en presencia de un mundo ue tan slo es presencia,color, forma y substancia de un mismo y continuo ardoroso contactohecho de supercies varadas a la orilla,callada y solitariade la noce del aire.

Auí, compaero impasible, auí:donde todas las ojas urgidas por el fuego de una terrible ansiavan buscando la carne desnuda de la brisa con sus labios de lana;auí donde el anillo tiene un sueo de dedosalados como cinco columnas suplicantes,

y el mar es slo un ojo,un ojo melodioso con riberas de espumas para mirar el cielo.




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Auí donde las yerbas van pensando tan slocmo undirse asta el fondo de la entraa terrestre,

¡yo no uiero encontrarte cuerpo slo y presencia!¡yo no uiero encontrarte concreta o sucedidade otro modo distinto ue no fueras de sueos,ue no fueras de nube, de estupor o de grito,en la isla profunda de mi llanto enterrada!

Auí no uiero allarte: posible; realiada; auí no uiero allarte,porue yo slo busco, tu no ser en las cosas para ser en mi esencia,para ser en mi árbol, en mi poblada selva de raíces muy ondas,por donde están uyendo las aguas luminosas de otro cauce del mundosin estatuas perennes sonreídas al fondo.

¡O dulce vo crecida del tamao de un nombre!¡De la misma estatura de una pena callada!Sin labios todavía donde sembrar sus letras,los signos expresivos para su oscura y nuevasubterránea vendimia de maduras angustias,en donde nunca, nunca, allarán las semillas de sus extraos frutos.Pues para acer tu risa ue nunca abía nacido,¡cuántos nardos ubieron de morir en el alba!¡Cuántos granos de arenaen la margen opuesta del litoral del mundo!

Desde el dolor primero que nació con nodriza de aladas espinas,asta el llanto sepulto de las piedras sin ojos,de las rosas sin alas,¡todo a sido un anelo de epidermis eridas!

Todo a sido un continuo y furioso buscarseentre cuerpos y cuerpos de una terrestre carne de cielo despoblada,en donde a toda ora una soberbia soledad rugía,o un enorme silencio terminaba.

¡Ay! ¿De ué peco caliente de uracanes marinosviene ese oscuro viento? ¿Viene ese oscuro vientopara mesar los nos cabellos de las rosas que nacen en los pechos,ue nacen en las manosy mueren en los blancos jardines de los dientes?

Ese viento es el viento eterno del contacto del mundo con las cosas.El formidable viento ue ace girar de amor al universo entero:desde el peueo germen oculto entre las ojasasta la fe de auellos ue no mataron nunca su alma ni sus ojos.

Auellos ue an seguido creyendo ue la brisa es un ala tendida,y la noce, una negra paloma degollada más allá de las sombras.




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(Impenetrables sombras de donde mucas vecesdescienden en legiones mis musicales ángeles borracos)

Los ue ya van sin cuerpo porue se despojaron en el propio caminoue retorna del mundo de su íntimo llanto;los ue van siempre eridos de paisajes por dentro,éstos nicamente uedarán liberados de la terrible lucadel umano contacto,en el ue cada objeto creado es como un brao,una garra tendida acia otra presencia de su ser inmediata.

¡que nada estará libre del sentido del tacto!¡que nada estará libre del crecido sentido!

Ni la ormiga ni el cardo;ni la estrella ni el nido;ni la tierra ni el agua,ni la noce ni el aire;ni la selva que muere en un ardiente pecho de pezones otantes;la boca ue ríe encendida de rojos claveles a lo lejos,ni los ojos tampoco,en donde un agua oscura va llena de sonámbulos violines delirantes,ni esas claras gotas del celeste rocío,en donde un dulce cielo de pájaros abita.

¡Que nada estará libre del rme y decidido clamor de su mandato!¡que nada estará libre!Ni el asno pensativo ni la piedra callada;ni el silencioso amante enamorado;ni la madre ni el ijo,ni t, ue as sido eca de ardorosas palabras,en medio de los rubios arcángeles dormidos.

¡que nada estará libre!Auí, en esta tierra, en este mismo espacio en ue morimosen una eterna muerte, sin reposo.

PresagioYo estoy muerto con ella

sin rumoroso llanto de aucenas,desde un peco ue extingue sus ardientes cenias,desde la misma rosa de ielo en ue ella abita,desde la misma niebla donde sus ojos miran la soledad del mundo,desde todas las cosas –inevitablemente– yo estoy muerto con ella.

No valen los clarines ue golpean desde el fondo terrible de los sueos;no valen los clarines con el eterno y duro gemir de sus cristales




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de amor resuebrajados;no vale nada aora desde ue ella se a ido:

ni el musgo ue nos brinda su refugio tranuilo,ni la amarilla vo de los otoos,ni la piedra ni el nardo, ni la arcilla maduradonde moldea el silencio su recndita estatura;no vale nada aora desde ue ella se a ido…

A la orilla del llanto sereno de la noce,a la orilla del llanto donde caen las estrellas,no sé desde ue sombra yo escuco sus campanas(palabras ue se an ido de amor entre las gentes).

Yo estoy muerto con ella–inevitablemente– desde todas las cosas ue ignoren su presencia:el mar… la tierra… el viento…La brina más peuea ue esté lejos de ella.La ue no aya podido colgar su primaverafuriosa de sonrisas o de besossobre el mármol sonoro ue le cubre la frente,el traje ue no tiene,los ojos con ue mira,o esas lluviosas manos donde vienena reposar en ella los astros sonrientes…

Yo estoy muerto con ella –inevitablemente– desde donde su pena estremecida grita,donde un río como ella pasa callando siempre.

Primera variación¿De ué cielo distante, solitario, sin nombre,

auella espada vino desnuda como un río?¿Auella muda espada tan fría como el vidrio desolado del aire,tan onda como el agua sin riberas del llanto,donde el dolor agita su inmensa cabellera?

Para ue se uebraran tus senderos de aromaubieron de abitarle caracoles al viento,arenas retorcidas como torres de umo,como manos oscuras,como terribles dientes,ubieron de abitarle para siempre.

¡Rosa muerta sin llanto de campanas de bronce!¡Isla sola, sin nubes sobre el rosal anclada!¡Mariposa sin alas, cuyo sueo era el cielo!

Por tus propias raíces tendidas como escala:—¿habrá, para morirte, ue nacer un lucero?




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Pero no fue la muerte elada, sino el beso, el gemido profundode tus propias espinas, uien apag la aurora vegetal de tus pétalos.

Pues ya desde un antiguo dolor t te morías.Te morías por dentro –como todos– un poco.

Segunda variaciónAora ue en mí siento la inconmovible eternidad gritando,

como un árbol erguido, como una oscura piedra caída en lo profundoen un grito ue cobra su precisa medida de estatura de cielo.Aora ue en mi carne yo sé ue está esculpiendola soledad su estatua de silencio,porue no soy un bosue, sino un ombrelimitado en la forma de su umana presencia.

Devuélveme mi mar de otras edades, mi no mar de vidrio transparente,desmelenado igual ue los leones,con su náufrago cielo solitario en la aurora salobre de sus concas,con sus yodos terribles, sus salitres de milenarios miedos oxidadosen el bronce sonoro de sus negras campanas.

¡Mi mar!¡Mi viejo mar,poblado todo de corales profundos y tenebrosos légamos primarios!

El que vive aún en mí –petricado–en olas submarinas de pretéritos llantos congelados.El mar ue no se a ido,porue en mí está varado como en el tallo del rosal la rosa,como mi coran, sobre la tierra.

¡O! Dame tu oscura lámpara de sombras.quiero irme de nuevo desnudando asta volver al mary ser sus olas…

Tercera variación¡O llanto inagotable de no saber en dnde sembrar nuestras palabras!

Nuestros signos sin nombres designados,seco árbol en dondeno crece ningn sueo, ninguna vo vibrante, madrugada tampocoen el cielo remoto de los otros vocablos,de los otros solloos caídos en el coro celeste de los ángeles.

¡Reino éste cerrado, igual ue los melones!

¡Negro como la entraa profunda de la tierra en ue abitamos todos,con el solo destino vegetal de las ramas,




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de los troncos ue existen mordidos por la tierra,sin ayer, sin maana, sino siempre!

—¿No crees ue como ellos también emos vividodesde el espanto mudo de nuestra inmensa y onda desolacin umana?

Alguien conmigo aora no obstante lloraríami ruiseor de luna,muerto de soledad entre los lirios, si no fuera por esapared eca de manos, de uas y de dedos, de bocas y de dientes.en donde todo actorealizado se queda como una or herida,como una cabellera destroada,

lo mismo ue una estrella, sobre su cielo, muerta.Estamos frente a frente

de una eterna verdad ue nos derrumba a todoscomo a livianas torres,como a espigas uebradas por la mano del viento;ni t ni yo podremos abrir un solo surco para sembrar su sombra,su endurecido aliento.

Todos emos crecido debajo de su cielo.Todos emos crecido

y aora nuestros pecos tocan el rojo fuego crepitante.ue incendia sus cabellos tendidos sobre el mundo.

—¿Somos cenia o brasa para el tiempo feli en ue lloramos?¿Somos cenia o brasa? ¡Ni t ni yo sabemos!

Conclusión¿qué descarnada mano de arcángel o demonio

en la insondable noce donde termina el mundome está cerrando siempre tu ventana más alta?

¿Esa ventana tuya por donde yo e uerido lanar mi ltimo grito,mi más pesada piedra de soledad crecida?

No es con trino de pájaros tirados a la orilla desolada del viento,con ue yo uiero acerla música seráca de tu inefable nombre;no es con trino de pájaros ni con temblor de agua recién amanecidacon ue yo uiero acer la selva de rumores ue puebla tus cabellos,la sumergida arena ue cruje temerosa por dentro de tus pétalos,en donde alguna playa solitaria

agonia de albatros y de espumas;no es con trino de pájaros, sino con tierra y ojas,




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con buriles oscuros de espanto y de cenia,en donde otras campanas

–sin torres ni palomas–vayan tocando solas, vayan tocando solas sobre el mundo.

Yo sé ue el cristal tiene detrás de la perenne sonrisa de su cielootros cielos despiertos madrugados de voces,madrugados de lirios en otras primaveras distintas a tus ores,y ue no es éste aorael más preciso instante para arrancarle sordas palabras a las sombras;a ese universo tuyo,en donde arrodilladas están todas las cosas.

Yo tendré que buscarte de nuevo en mis connes: ¡rosa propia o estrella!Yo tendré ue buscarte: ¡uiá sombra caída de crespones espesos!Pero siempre mordida, toda mordida siempre de realidades mías.

Sin embargo ya nunca podrá venir la muerte para llevarte aogada.Sin embargo ya nunca abrá uien te destruya de amor o te desagade la más pura infancia donde enterraste todas tus raíces oscuras.Un soberbio verano te a clavado en la entraa terrestre de mi cielo;un soberbio verano, y ya –siempre desnuda–estarás para el fuego de mis besos umanos,resuelta para el ansia de tenerte en mis labios,

en donde mil demonios abrán de recibirte terribles y voraces,con un no y hambriento presente de marles.

No importa ue te suee o piense trastornada.No importa ue te mire en otras más profundas soledades,mi amor te irá siguiendo tendido como un brao,te irá siguiendo siempretras todas las mudables presencias en ue abitas:oruga, pe o nube; luna ue irá alumbrando por otros cielos altos,por otras más lejanas riberas desoladas,en donde slo el viento de cerca te persiga,allí estará mi brao; allí estará mi brao como un odio crecido,como una inmensa torre para ceir tu talle,tus tenebrosas trenas, tu aliento desvaído;allí estará mi brao partiendo tus corales,las auroras enanas de tus dorados senos de amor recién nacidos;urgando en las ocultas ciudades de tus manos,en donde algn prodigio irá de nuevos soles lejanos despertando,el cielo ue dormita peueo en tus anillos.

Allí estará mi brao:

mi cuerpo se abrá ido acia otras torturas;acia otras cadenas más ondas y distantes se abrá ido mi cuerpo.




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Sabrá Dios por ué rutas mortales irá uyendo con los ojos vacíoscomo un árbol perdido,

lo mismo ue una oscura semilla siempre sola muriendo!…¡Pero mi brao no;mi brao estará auí, al lado tuyo,soberbiamente siempre, como una eternidad clavada en su destino!




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Clima de eternidad Prometeo mortal

Ellos todos se irán cuando la nueva lu intrépida levantedel uno al otro lado sus traslcidas lámparas matinales de vidriopor dentro de la noce sonámbula ue an siembranegras rosas de sombras a la orilla del viento donde llueven violines,donde llueven guitarras de musicales cuerdas como gotas de río.Ellos se irán cantando, cantando alegremente,cuando ya madrugada la maana disponga de un par de golondrinasue umanicen de alas temblorosas el rostro inumano del cielo.

Se irán enardecidos hacia el lial ambiente dejado por sus cuerpos,para cubrir el ueco de atmsfera cavada de donde procedían.Porue nada ni nadie puede tener dos sitios iguales en el aire,dos rendijas abiertas para unos mismos ojos,para una misma vo,sin ue se uiebre el orbe peueo en ue abitamos.

¡Cada uno a su propia cavidad primitiva!¡Cada uno a su cueva personal aborigen de donde fue sacado!¡Cada uno a su oyo, a su terrible oyo

proporcional y justo ue responde a la exacta medida de su talla!¡que allí estarán los moldes intactos de sus manos,de la primer sonrisa que oreció en sus labios como una or pequeña!¡que allí estará sangrando la imagen espantosa de su dolor primero,como una muda esnge de sal petricada!¡que allí estarán las uellas, las digitales uellasde su vo aguardandoel debido retorno de sus propias vocales!

Una espera impacientedesde el confín del aire del mundo está clamando por todas estas cosas

como claman las sombras por sus cuerposvacíos, sin ninguna realidad en ausencia del perfume del nardo.

Ellos todos se irán: en cambio, solitarios, nosotros nos uedamos;nos uedamos anclados frente a la misma noce desolada de siempre,

bajo la misma luna eterna de forados,sin ningn árbol propiodonde colgar un nombre diferente a la angustia umana ue nos iere.

Nos uedamos en medio de nuestra imperturbablesoledad estancada

de abismos sin balcones,para pagar la libre inmensidad del cielo,

De




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sujetos Prometeos a la roca invencible de carne sin alas,donde esculpe el silencio sus estatuas perennes de rencor y de miedo.

¿Dnde encontrar entonces la aseuible garganta abierta para el ríocaudaloso y profundo de nuestro propio llanto de fuego derramado?¡Llanto ue clama siempre por un mar encrespado de vivas mucedumbresen olas colectivasde una umana marea de almas agitadas!

Ellos todos se irán; nosotros, nos uedamos.Nos uedamos nosotros undidos en la entraa del terrible tambordonde golpea furiosa la sangre derramada de los ltimos muertos,sin ninguna presencia ue derribe la noce donde crece el olvido,sin ninguna posible catástrofe ue impela a un gesto perdurable.

¡Pobres dioses umanos a un inmenso dolor de eternidad atados!




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El ángel destruido

Barro inauguralSlo una gran piedad pudo crear los mundos

eternos sin astiarse.Slo una gran ternura pudo sembrar la vidacomo se siembra un árbol:la jubilosa vo de una semilla.

No pudo ningn otro posible sentimientoalar nuestro destino;

nuestra meta mayor ante la eternidadabsorta ue nos mira,desde sus ondos ojosde solitaria estatua preferida.

Una gran campanada resuebraj los altoscristales de la noce.Y cirriaron los gones, los metales moososde la casa vacíadonde cavaba él solo para enterrar el aguasin rostro de su llanto,de su íntima noce caída asta la angustia.

An no transitaba por el cielo el relámpagode pluma de los pájaros,ni el viento, todavía, era un sepulcro abiertopara enterrar palabras;voces precipitadas desde los rojos labiosdonde el amor fabrica muriendo sus campanas.

Ignorado de sí –lo mismo ue la nada–

clamaba por un nombre;por una vo tan llena de sangre ue lo iciera.A sus pies el silencio del orbe era un gran ríode soledad cayendo,un mudo serafín de bronce arrodillado:

—quiero un labio ue esculpami nombre sobre el aire.Un eco ue responda preciso a mis palabras.No, no es posible ue exista sin ue me piense nadie.Mi realidad se astía de ser para mí slo.

Sin otro ue me sienta temblaryo no sería…

De




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Entonces fue la infancia desnuda de la lusu limpio nacimiento.

Entonces, su nie,anécdota de espejo.

Memoria de la lámpara de bruida sonrisade vidrio adolescente,de ángel verdadero ue delata el relievemás no de las cosas.

Entonces fue su aliento un solo resplandorde fuego bajo el agua,

en medio de la noce sin alba de los peces.Ninguna fuera pudo uebrar su pensamiento;

su soplo forjador crecido como un braode lu en las tinieblas,en el ojo vacío donde moldeaba el tiemposu estatura de sombra,la forma de su rostro perdido asta la ausencia.

Mensaje a las palomasId aora a decirles a todas las palomas

ue el milagro de Dios nos estaba esperandooculto bajo el agua.

que además de la lu –viva entraa del verbo–igualmente fue el beso; la caricia del alade su sombra en las algas,en medio de la noce sin alba de los peces.

Id aora a decirles

ue cuando la lu fue la primera sonrisacaída de su espejo,algo dej de ser en torno de la lu,algo rod en pedaos debajo de su lámpara.

También id a decirlesue el solo eco de seres ya una destruccin.

Porue slo no siendoes posible lo intacto.




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Adán de angustiaAora tengo el anillo cerrado de su nombre

como una gran cadena sobre mi coran.

Todo él me circunda y sin embargo llorovencido por la angustia de su cielo de siempre;el dolor de su peco cubierto de raíces;la inmvil permanencia de su mundo inmutabledonde todas las formas lograron su presencia,su realidad concreta de cosa terminada.

queda mi incertidumbre destruida a la orillaterrible de su orbe, donde ya nada empiea,

donde nada comiena después de sus palabras.

Ahora soy el objeto nal de sus bondades.El más noble fantasma ue colma su deleite.

Sin embargo yo tiemblo de orror, yo me devorosepulto en este clima salido de sus manos,en medio de esta arena caliente donde él pusotoda su enorme fuera para crear el aire,la noce de esa fruta donde madura el alba.

Auí fueron los peces, las palomas, los nardos;auí los caracoles primeros, los coralesde enrojecida vo despierta entre las aguas.

Auí fueron las rosas lo mismo ue los pájaros.Ningn ángel valiente traspone mis umbrales.El mismo fuego an es propiedad del cielo.Fundo de los demonios ue pueblan la intemperie.Slo el gran abandono del tiempo está conmigo.

¡O seor de la vo donde nacen los soles!¿qué uieres t de mí ue me dejas tan solo,clavado ante el silencio de esta atmsfera tuya,donde ningn esfuero derrumba las murallas,la gran pared eterna ue limita tu rostro?¿Eres slo una máscara cubriendo su misterio,una piedra cerrada donde suea mi infancia?¿Auella oscura infancia ue en tus manos no tuve?

Algo me está por dentro creciendo como un río.Algo me está uemando como una llama viva.

Siento como una espada caliente entre mis ingles.Una espada de fuego ue incendia mis entraas.




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¿qué puedo acer aora de nuevo con tu nombredespués ue estas palabras cayeron de mi árbol?

¿qué puedo acer de nuevo con ellas, Alfarero?Ya estoy lejos del barro con ue te entretenías.

Aora soy un brao ue siembra una semilla,un gran surco despierto, una lu en vigilia.

¿De uién auella vo umana ue me nombradesde la oculta rama de mi propia costilla?

¿De uién auella vo, auel ondo vagidoue resopla en mis venas profundo como un río?

¿quién en mí está clamando,erguido ante el abismo de su propio delirio?

Su nombre lo presiento tras un cielo de ojasmordidas por los dientes peueos de la brisa,ante la vo posible de una anciana serpiente,en la era redonda de todas las mananas.

Soledad segundaTengo la soledad segunda entre mis manos

como una ciudad muerta,como un cielo olvidado donde no van los pájarosde la lu o del besoa picotear los altos racimos donde cuelganlas uvas del silencio.

Desolada y terrestre soledad en ue abito:mi Edén, mi Paraíso, mi tálamo de espadas.

Auí aora mi llanto más íntimo, la fuentede desatadas aguas ue me inundan por dentro,de los ríos ue vienen muriendo por mis ojos.

¡Esta no es la ventana para mirar lo eterno,auello ue limita mi ser y lo destruyeen dos tiempos de sombra para una misma angustia!

Preero la difunta ceniza de una rosa,la uella de otro viento, de otra ciudad de nuevomil veces destruida.

Pero ue nada sea perenne en torno mío:

ni la piedra, ni el árbol, ni el eco de su volleno de eternidades.




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Que nada tenga un mismo destino prejadode antiguo por su mano,

ue el río un día de nuevo retorne con sus aguasprofundas acia arriba,acia el cristal desnudo de su primera gota;ue no parta el origen tan slo de su verbo,sino ue mucas rutas distintas se eslabonenpara llegar al ombre.

No es tu mundo de objetos amables lo ue uiero:me es igual la presencia de todas tus estatuasde lu perecedera.

quiero algo ue sangre –en mí– siendo de otro,para ue así mi llanto también tenga otros ojos.

Eva recién halladaT ue abitas aora despierta sobre el agua

rota de los diamantes.T ue abitas aora, como una llama viva,lo mismo ue una lámpara desvelada en su propiomundo de claridades.

No eres la lu terrible, la fulgurante luue llega de los cielos.Eres la espada na, la silenciosa espadaue siega las tinieblas,el más agudo grito salido de las mismasentraas de las sombras.

Eres el río de siempre cubierto de cenia.El río inevitabledonde mi amor aguarda la primitiva lumbreue uiebra sus metales,sus desoladas selvas, sus palos del aire.

Eres la iluminada,la solitaria esquiva que deende los broncesde la noce y del alba.¡Radiante forma anclada de los vivientes orbes,traspasado por ti derrumbo mis orillas,ago rosas de ielo de mis propias palabras!

—¿En cuál leco de otras arenas diferentescreci de soledades?




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la noce ue en tus pulsos moja en agua celestesu roja llamarada?

En la ola de vidrio furiosa ue te envuelvelo mismo ue una torre,como una rme hiedra de sed devoradora,construida de ciegos arcángeles te elevasmás allá de las nieblas,acia los nuevos soles ue laten en tu sangrellovida de amapolas.

—¿Es al amor ue esperas erguida en el umbralde la rosa más alta?

¿De la encendida rosa ue el verano calcinacon sus labios de fuego?

Debajo de la muerte total otras campanasdesesperadas claman,claman otras campanasdebajo del silencio donde crece el vacíocomo una or helada.

Primera evasiónLo redondo es un ángel caído en el vacío

de su propio universo,donde la oscura vo de su verdad resuenallena de eternidad cerrada y de innito.

Lo redondo es un río ue sale y ue retornade nuevo acia sí mismo, acia la ueca nadadonde su ser gravita.

Por su forma la lengua de Dios está explicando

su gracia preferida,la imagen con ue muestra la sombra de su rostrodesnuda sobre el mundo.

—¿No es su ley la ue esculpe la manana del orbe,el anillo ue muerde el pedestal del árbol,la cabea del ombre?

Lo redondo es un ángel cautivo ue no suea,ue no se traslimita de su cerrado cielo;un ángel prisionero

ue está sujeto a Dios como un objeto másde amor entre sus dedos.




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Segunda evasión—¿quién encendi la lámpara perenne de la rosa?

¿quién desat el peueo enigma de la oja?

Cuando el ángel pregunta ya deja de ser ángel;la ignorancia es la espada desnuda que deendesu rosa de inocencia:la rosa ue no sabe ella misma el origenterrible de su nombre,de su propio fantasma cerrado como un nudode aroma asta la muerte.

Desvelado CaínA la orilla del aire yo destruyo la sombra

delgada de los pájarossolitarios ue abitan caídos en el cielopeueo del rocío,de ese medo espejo donde todas las cosasdel alba se derrumban,se unden en el frío metal en donde el trinosonámbulo se ermana con la nie del agua.

A la orilla del aire yo destruyo la rosadel rosal, la aucena,la nube y la guitarra ue también es alondranacida en una nuevapresencia uejumbrosa de metales eridos.

A la orilla del aire yo destruyo el alientodel ángel, la paloma.Nada ueda en mis manos ue no rompa en procurade mí mismo en el fondo,en la íntima entraa sepulta de las cosasdonde lo eterno esculpe su máscara de siempre,su soledad más onda.

¡O Padre imaginadotras el terrible cielo por donde pasa el vientodel misterio soplando la vo de sus campanas!

—¿qué cosa es ue supongo allartras de tu niebla?

¿Cuál enigma vislumbro oculto tras la negrasemilla de tu árbol?




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La noce milenariaue enroscada descansa sin rostro entre mis uesos,

la noce ue me oprime por dentro y me devora,¿no es la misma ue cava con sus dedos de sombrasu abismo en los objetos?

Por auí desemboco rodando asta la gotadonde la más antigua de mis voces descansa.Si t el cálido aliento de tu pulmn soplastepara forjar del barro miserable la estatuapreciosa de la vida,yo levanté mi mano valiente asta tu rostro,para inventar la umana presencia de la Muerte.

Desde entonces yo e sido también un dios creador,nico aruitecto de ese orbe distintodonde el fecundo cielo no io lu del verbosorda parte de un mundo donde la intacta sombraes virgen todavía.

No es Abel el ue muere erido por el golpesalido de mi mano, no es Abel el ue muere.Con él slo destruyo las formas permanentesdel objeto primero:igual me ubiera sido la presencia del alba,lo inmutable del cielo.




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Juicios

alFonseca , I Ván “La labor poética de Franklin Mieses Burgos es asombrosamente fecunda. Este des-tacado poeta ue naci en Santo Domingo de Gumán –oy Ciudad Trujillo–, el 4 dediciembre de 1907, pertenece a la escuela surrealista. Entre sus libros inéditos y enpreparacin podemos citar sus obras teatrales La Ciudad Inefable y La Isla de los Este-tas. Otras en verso y de ensayos como La Torre de las Voces y El Ciudadano de la Luna.Por su gran cultura y acervo de conocimiento, podría decirse ue es el prototipo delautodidacto. Desde muy joven se manifestaron en él, el estro y el numen del artista,cuando public sus primeros versos a la edad de 22 aos, vaciados en moldes clásicosen peridicos y revistas dominicanos, tales como Blanco y Negro , Listín Diario y Baoruco.

Antlgía Bgáca (La juventud de Santo Domingo en la poesía contemporánea, 1942) .“…Franklin Mieses Burgos… a sufrido… una evolucin en su afán de alcanar lasuprema bellea de su arte. Antes, su poesía de tambor, (ueremos decir rimada),revestida de la solemnidad pomposa de un clasicismo riguroso, a ido progresi-vamente cambiándose en poesía silenciosa, subjetiva, despojada un tanto de esaornamentacin arcaica de rima y métrica inviolables. Mas, ¿uién no diría ue enésta como en auélla, está patentiada la emocin espontánea de un poeta? Susincipientes poemas, en los cuales el verso era sonoro, vibrante y emotivo, nos sea-laron un Franklin Mieses Burgos como poeta auténtico. Como una prueba de ello,escucamos al poeta de entonces:

¡qué me importa ue tenga los cabellos de oro!¡qué me importa ue lleve en sus ojos el mar!Mi anelo slo anela ue sea pálida y triste.Intensamente triste, como un rayo lunar…”

“Para la época de su génesis poético, Franklin Mieses Burgos se destruye por primerave y se sumerge en su mundo interior para retornar de nuevo y externarse con unanueva ideología poética. Así, su poesía se va espiritualiando y aciéndose más etéreacada día, a medida ue su espíritu se ace más tenso de sensibilidad y su sensibilidad serena más. Entonces él se hace dueño de esta gran verdad: …Los espíritus que no pueden

cambiar de opinin, dejan de ser espíritus. Y fue entonces cuando el poeta dijo:“Lloremos por la rosa ue ya casi no es rosa,sino un trino de pétalos clavados,sobre la vertical resignacin de un tallo”

(De La Poesía de Franklin Mieses Burgos y su evolución).

baeza Flores , alberTo “La poesía en Santo Domingo tiene ue responder, necesariamente, a su “naturaleadistinta, y al vivir del hombre más encerrado en sus comienzos y en sus nes. Así

esta poesía, tan erméticamente dominicana, en su espíritu, y tan universalmentede lo lírico mejor, en su estilo, de Franklin Mieses Burgos”.




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“Gran trabajador solitario, se a construido, como todo gran poeta, un mundo má-gico donde resuena el anco coran de fuera y cobra vasta medida y euivalencia

lírica. Angustia y coran, imaginacin y purea, intensidad y fervor lírico, pasiny gracia, dan la tnica d su poesía.“Como en Jorge Carrera Andrade, la metáfora aduiere importancia de brillo enél, pero como en Rilke, en Mieses Burgos, la ternura, el amor, la soledad, el mar, elmilagro del existir, del contemplar, del conocer y del solloar, se transforman enlcida y profunda gracia poética. Se diría ue todo él vive en mantenida conmocinpoética, en medio de una isla circundada de sueos y de profundidades”. (De Unaprofunda y solitaria vo en la lírica dominicana - Edicin de Presencia de los días porBrigadas Líricas , Mendoa, Argentina).“La infancia está viva en él, y como todo poeta verdadero, lleva sobre los ombrosde esa poesía angélica, el peso encantador de una infancia cargada de poesía, uecontina ablando en sus actuales símbolos líricos.” (De Franklin Mieses Burgos yla fantasía salvadora).“Mieses Burgos, dueño de un paraíso nal, se contenta con el radiante y peligrosoocio de iluminar los contornos de las cosas de la tierra, de llenarlas de resplandor yacasi al caer en el olvido o el vacío. Tena, enérgico, celeste a la ve ue melanclico,uemado en lo terreno”. (De F. M. B. entre sus cosas: doble retrato).

conTín aybar , PeDro rené “La veta lírica de Franklin Mieses Burgos es inagotable. Cuando en la pubertad, ay!,un poco distanciada ya, inici la comunicacin de su rítmico solilouio, tocome a

mí la contraria en la opinin de los amigos uienes le incitaban a la poesía ertica,acordes con el gusto y la ignorancia de una varonía apenas esboada de una juventuddemasiado joven. Trataban de torcerle al poeta en agra el vuelo por el mundo delsueo, su bello sueo de siempre, para acerle andar los terrenos caminos de todoel mundo. Fue discreto el poeta y nos complaci a todos: Una balumba de versos deamor, de poemas eglgicos, de cantos patriticos, dio al acervo de Franklin MiesesBurgos la nota ritualista del actor atento a su pblico.“A las callandas, sin embargo, renegaba él y conservaba intacto su estro delicado, pro-fundo y luminoso, para dárnoslo aora y desde siempre, en esas notas íntimas llenas defuera y con aliento augur ue son su verdadera poesía. ¿Necesitaba el poeta gestar su

mundo protegido tras los muros exteriores ue a los insensatos detuviera? ¿O el tesorole era tan uerido asta la avaricia de la fecunda soledad de su propio sueo?“…es preciso… reconocerle (a F. M. B.) el valor intrínseco y justipreciar su valor enmercado abierto, para emplear imágenes burocráticas, sin ironía. “ha sido laborsolitaria, la suya, de depuracin rigurosa, sometiendo el ímpetu al cauce necesario,por lo ue el poeta, atento a su vo interior, a impreso la voluntad de su alma ex-quisita a toda su obra, aceptando el reparo de las otras voces, oyendo y ltrando elconcierto de todas las msicas. Vale decir, una aluitara consciente donde la esenciamás pura de su ser se instila.“Mucos (poetas) actuales no calan esas aguas (las del postumismo). Franklin Mie-

ses Burgos es uno de ellos. Y es él, también, otra de las guras a cuyo arrimo hancrecido, aparejadas, inuietudes distintas…”




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“Franklin Mieses Burgos no es un improvisado, sino la resultancia feli de unafuera aplicada. ha abido en él un proceso formativo fácilmente seguible para

los estudiosos ue yo sealaría así: Impulso lírico dominante, período de ensayo,maduracin en la Elegía por la Muerte de Manuel –léase Tomás– Sandoval (uno de susmás bellos poemas denitivos, donde reprocho una pequeña concesión al público,ue el poeta debe eliminar cuando recoja su obra), culminante en Sin Mundo ya yHerido por el Cielo , rearmado, –libre de toda espuria intromisión: apasionado amora los ángeles de Blake, a la angustia de Rilke, a la rosa de Juan Ramn–, en estos Seiscantos para una sola muerte.“El solilouio del poeta contina. Su pesuisidora inuietud bucea en los terriblesmisterios de la vida y de la muerte, ijo del ombre, del ombre ermano y unombre él mismo en la plenitud de su incontrolada fuera universal. Es el ombre,la especie ombre, frente a todo lo demás, –su invencin, su ignorancia, su conse-cuencia–, el interés del poeta. No es ya “su” problema sino “el” problema. A travésde su conciencia él a vivido la tragedia del ombre “de plus” en la existencia.“habría ue considerar, posiblemente, actitudes en la formacin poética de FranklinMieses Burgos, con riesgo de parecernos verle cambiar de rumbo algunas veces, nopor pecado de juventud entusiasmada, sino como uien, deliberadamente, deja unasenda por convenirle otra. he auí la esencia de esas “actitudes”: a sido la lucadel sueo contra el intelectualismo, de la forma y de la esencia, del poeta y del sersocial ijo del medio donde le a cabido actuar.“Los elementos formativos de la poesía de Franklin Mieses Burgos conllevan ora yfauna, (principalmente marinas), abundosas, peculiarísimas, caso raro en la poética

nacional, además de la propensin al sueo, la concepcin aristocrática de la vida,el ansia de ascensión, y una mezcla de ironía losóca y de paganía controlada porun poso romántico-católico. Musicaliza su verso con bien denido ritmo y gustade construirlo en “arte mayor” moderno. A veces se deja apasionar por el poemacorto, sin embargo, y compone, con experta mano de orfebre, deliciosos sonetos y.

breves canciones.“Aunue los aos lo situarían en un grupo inmediatamente anterior, el encantadorlirismo de su siempre evolucionante poesía, lo tiene a la vanguardia en la modernapoética dominicana”. (Sobre Seis Cantos para una sola muerte , en Cuadernos Domini-canos de Cultura).

Franklin Mieses Burgos, “poeta elegante y sugeridor. Su verso es la inuietud de unespíritu ue suea, pagado de las ermosas evocaciones y ardido de eufonía. Busca,en la musicalidad, ala para el viaje al misterio, y en la palabra ermosa, motivo para la

justicación de la alegría del ocio espiritual y de esas sutiles losofías donde la aristo-cracia de las ideas es culto a la aristocracia de la sangre y a la del talento”. (En AntologíaPoética Dominicana , 1ra. edicin 1943).“Franklin Mieses Burgos tiene ya una labor estimable y la calidad de su poesía estáligada a las más nobles virtudes líricas, en su condicin de clara emocin de un espírituconsagrado a la bellea. ha publicado, además de numerosas composiciones ue apare-cen en los nmeros de la recién suspendida revista La Poesía Sorprendida , dos estimables

cuadernos de poemas, que la crítica inteligente ha calicado con los más entusiastas ymerecedores epítetos”. (En Antología Poética Dominicana , 2da. edicin, 1951).




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cuaDernos DomInIcanos De culTura

“Dionisio Vulnerado muestra a Franklin Mieses Burgos en las ltimas edades poéticas

de su fecunda creacin. Aspectos no conocidos de esa labor cobran inusitado alientoen el poema, y lo rearman como uno de los poetas que siguen una trayectoria de-nida y característica, en la que están ausentes los falseamientos y la insinceridadpropios de uienes no se nutren de la verdadera poesía”. (No. 91, maro 1951).

FernánDez sPencer , anTonIo “La poesía de Franklin Mieses Burgos no es para los desavisados ue se uedan enel contorno armonioso, musical de sus versos, en el elegante allago de su imagen.No está en “la poesía de las palabras”. Su poesía deviene angustiada, desesperada;

realiándose desde planos subterráneos y subcelentes; pasando por climas telricosy metafísicos, ue ignoran los ue engaados por lo ue llaman “voluptuosidad delas palabras y de la imagen”, dejan escapar el perfume de su pensamiento, la entraade su vivir atormentado. En Franklin la imagen brota arrebatada de su pensamiento,como galanura de su pensamiento dolorido, erido, misteriosamente, erido poruna nostalgia del ser ue ve, precisamente, a los ombres, varados en las palabrasy en la más ueca realidad”. (De carta acogida en Ventana de cada día , columna deAlberto Baea Flores).

García H ernánDez , manuel

“Este libro (Presencia de los días)… es un alto exponente de la poesía de la ternura.Sin patetismos líricos; sin embrujamiento de un arte menor en extensin de otrafuera ue lo salve; todo en sencille, en pleno dominio de lo ue muestra el cora-n, este poeta de la tierra dominicana produce sus sueos en una lírica realidadde acentuados tonos.“Burgos salva esa discordia extra umana: canta con su amor inefable a lo ue esdigno de ue no muera jamás. Lo ace con exultacin, con deleite y a veces con lujuriade colores. No es para menos. La tierra de la isla (de Santo Domingo) incita como el

buen vino”.“…el eterno poema del isleo. El mar es cuanto se ama y se respeta. Es el elemento

turgente ue grita en los oídos y en los coraones y este poeta dominicano no seevade de tanta sugestin física para enardecer lo ue aya de amarse por siempre enlos aos de juventud, picantes aos y en los ue se reserva el tiempo, para uietudy armonía de soar”.“Este poeta de Santo Domingo es encendido de fe en su poesía. La ama, la sientey la denuncia ante el mundo y así nos lo dice con su vo generosa”. (De Cartas deBuenos Aires , septiembre, 1948).

la Poesía sorPrenDIDa Franklin Mieses Burgos “deende un aislamiento elegante, solitario, cultivado para

una obra na, honda, imaginativa, múltiple, constituyendo un doble ejemplo deseleccin en vida y poesía”. (No. 3, diciembre 1943).




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“El afán depurador constante, la bsueda insatisfeca de sus fondos mayoreslíricos y umanos –poéticos siempre– abía impedido, por la demasiada exigencia,

el inicio de la edición de la obra de Mieses Burgos, no obstante gurar desde haceaños como uno de los aportes más importantes y denitivos –antológico siempre– ala lírica dominicana de todos los tiempos.“La nura de Italia, el sol de las islas Canarias, la rmeza de Asturias, entranpor las sangres de sus antepasados explicando su lírica. Infancia de poetaejemplar. Luego de apasionada adolescencia, su nombre ha gurado en losmovimientos principales de poesía en la Repblica. Colabor en el Listín Dia-rio , en Bahoruco , en Recta y en Cosmopolita. Redact Agora. Fue miembro del grupoliterario La Cueva.…Sin Mundo ya y herido por el Cielo , un cuaderno poético ejemplar, no slo a la líricadominicana moderna, sino a la antillana y a la americana en general”. (Edicin Sin

Mundo ya y herido por el Cielo , enero 1944).“Sigue imperando (en Clima de Eternidad) su verso de respiracin solitaria y profunda,apeteciendo campos cada ve más de ombre interior para la poesía, y esta ve deombre interior preocupado de su tiempo y de sus aos”.“Lo amoroso está, dirigido como echa clarísima a Ariel y Prometeo, que son sím-

bolos mayores de su obra… Ambos merecen reunir todo un alto omenaje a losmucos leales trabajadores de conducta leal espaola y, por lo mismo, universaleterna, de nuestra Espaa en América, merecido omenaje a uienes nos an dadotanto a cambio de nada.“Ariel y Prometeo viven en el peregrino pueblo espaol en nuestras tierras, y toca

aora al poeta decir con bellea esta emocin ue desgraciadamente no todos losamericanos alcanan a mirar en su importancia grande y bella: la presencia maravi-llosa de los mejores ijos de la mejor raí de América en nuestro continente. (EdicinClima de Eternidad , julio 1944)”.

lebrón saVIñón , marIano “Franklin Mieses Burgos es poeta entero. Antítesis de esa fuera telrica ue esla poesía de héctor Incáustegui Cabral, en Mieses Burgos, fecundo como auél,predomina el elemento del sueo; viene de más adentro su poesía.

“Sin ese exuisito coueteo de Contín Aybar, sin ese tono sereno y bíblico de More-no Jimenes, ay en Mieses, ondos temblores y emociones. Sobre todo emocin.“Imágenes puras y misteriosas con onas brillantes, dan la tnica exacta de sualma:

“Después de ue los peces voraces se comieronel ltimo paisaje de sol ue abía en sus ojos”

“Así es su poesía: iluminada y bella. Todo en él es angustia; por el desaparecidopaisaje de sol, por el dolor de las rosas ue no nacen, por una grande muerte juntoal alba…” (Cita de Presagio).

“he aí un viento ue pasa. Ese viento es el viento del eterno contacto del mundocon las cosas. El formidable viento ue ace girar de amor al universo entero. Es




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el viento del poeta, su amor eco palabra, pero palabra limpia del contacto con elombre ue no suea, y limpia de la piedra, ue esconde su retina para cosas eternas.

La palabra de Mieses –vale decir, su canto– ha orecido en un cielo: el luminosocielo desde donde

“auella espada vinodesnuda como un río”.

“Y escucamos toda su cancin; t, yo; auél ue llorará con él su ruiseor de luna.Porue a uedado eterno muerto con su palabra

“sin rumoroso llanto de aucena…”

desde todas las cosas, terriblemente muerto, sin estrellas; muerto desde su

sombra, para surgir triunfalmente, blanco fénix del alba, repleto de los astrosue a los otros les faltan y las lunas serenas con ue a todos les llama”. (De Lucesdel Trópico , 1949)

Pérez , carlos FeDerIco

“Me reero a Presencia de los Días. A mi entender aí se encuentran no pocas delas notas más depuradas de tu obra. Cada una de ellas sería merecedora de unaponderación especíca, pues abunda la luz deleitosa de la genuina creación poé-tica, pero se destaca, con alardes de goce íntimo, una ejercitacin magistral delos más elevados niveles de la sugestin artística. Este aspecto es singularmenteinteresante, tanto por lo ue vale por sí mismo cuanto por lo ue representa comoejemplo para la poesía dominicana moderna, ue con arta frecuencia mengua oignora su privativa nalidad estética en aras de otros intereses que podrán ser detodo menos poéticos”.“Los tres poemas de Presencia de los Días constituyen un ejemplo magníco,repito, dentro de la poesía dominicana de nuestros días. Los versos de estospoemas conducen ágilmente al espíritu, en forma ingrávida, de una sugestin aotra, asta depararle la sorpresiva y ansiada fruicin de lo bello como el goce deuna lu ue resbala con suavidad por el contorno de las cosas. Y no obstante suformulacin introvertida, esto es ue se limita casi en absoluto a la manipulacin

de los elementos de la intimidad psíuica, no llegan jamás a la desolacin de loincomprensible.“Lo valioso del ejemplo no es para ponerse en dudas. La poesía dominicana en estosdías encaua su expresin a tono de las corrientes universales aunue siempre, aligual ue antes, con retraso y dándose solamente a imitarlas sin ue por lo regularhaya conciencia ni siquiera de sus procedimientos. Si la manipulación ecaz deéstos es asa difícil, aun para auellos en condiciones de comprenderlas, puedepresumirse cuán frustratoria resultara su mera imitacin externa. De aí ue seaabundante entre nosotros el pecado artístico en materia de poesía. La arbitrariedadlgica ue no depara allago emotivo alguno; el prosaísmo sin ningn rango

estético; la acentuación del sentido de tesis con perjuicio de la uidez artística, sondesnaturaliaciones corrientes, entre otras.




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“Es hora ya de que las armaciones que me he permitido hacer cuenten con el tes-timonio de tu poesía.

“Como se deja entrever a lo largo de esta carta y como lo anuncio en sus comienos,ese testimonio se limitará a ilustrar la poderosa capacidad de sugestin estética uees flgida presea de Presencia de los Días , pero ello no implica ni remotamente ueestos poemas carecan de otras proyecciones.“Cuando dices, reriéndote al anillo:

“Maravilla ue encaua su destinoacia una forma nica y cerrada!”

se percibe al instante, junto a la resonancia estética, por ejemplo, un mundo de trascen-dencia losóca cuyo origen podemos remontar hasta aquella concepción aristotélicadel movimiento circular como el movimiento perfecto porue es continuo y empieay termina en sí mismo.“Es la sugestin estética, sin embargo, la ue me interesa, tal como se percibe en

“La aurora de una rosa amaneciendopor dentro de su propia transparencia…”

donde un encadenamiento de cosas indenidas tiene fuerza de expresividad sucientepara desbordar la latitud de los vocablos aurora, rosa, amanecer, transparencia, y aler-tar el espíritu acia una clase de sensaciones similares ue ofrecen una síntesis decarácter estético indudable.

“Esta búsqueda de la conuencia de las sensaciones psíquicas que, cargadas de evo -caciones, ofrecen ciertas palabras, orece constantemente a lo largo de los tres poemasen verdaderos allagos de la más amplia capacidad de sugestin. Por vía de ejemplose muestra en los tres versos del apartado segundo de Anillo de Dios , en el cual serefueran, en ese sentido, una serie de vocablos unidos por los ilos invisibles deuna simpatía subconsciente:

“O bien, slo la sombra,la fugitiva sombra de un pájaro ue cruasolitario volando sobre el viento”

“Los términos empleados, por lo que sugieren, conducen a una denición por encimade su alcance expresivo de lo fugaz, denición ingrávida e imprecisa, desde luego:sombra, fugitiva, pájaro, solitario, crua, volando, viento.“El procedimiento se depura a veces asta límites increíbles. hay uno ue otro versoue alcana rango paradigmático, a mi entender, en cuanto a su resonancia auditivay psíuica, euiparable a los mejores del idioma. Véase por ejemplo el tercero de laprimera estrofa del ltimo apartado de Anillo de Dios ,

“desde la limpia desnude del aire”

“Este verso tiene toda la dignidad armoniosa de un endecasílabo clásico, acentuado

en cuarta y octava, junto a la na asimilación psíquica de tres vocablos hermanadosen los misteriosos predios del espíritu: limpia, desnude, aire.




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“La pulcritud, la desnude y el aire podrían constituir, en realidad, una escala degradacin de lo etéreo e impalpable ue, una ve percibida, asoma el espíritu al

panorama amplísimo, acariciado por la lu de la bellea, en ue se siente palpitarla sinfonía innita de la íntima simpatía de ciertas cosas.“En los otros dos poemas del cuaderno, dedicados a la rosa, ay muco uéespigar. T tienes una ejecutoria muy depurada acerca de este tema de preclaratradicin en nuestra lengua. El Siglo de Oro es fecundo en el poetiar acerca de larosa y en verdad ue, reunido cuanto inspir entonces su solitaria bellea, se tendráuna de las onas más densas del lirismo ispano. Ese a sido uno de los temas uenuestra época a tratado de recrear, moldeándolo a veces dentro del formulismoclásico, otras remoándolo con las nuevas tendencias. Dentro de la contribucindominicana a este movimiento comn al ámbito literario de abla espaola, ladebida a tu estro es de singular importancia. hay dos muestras insignes de elloen Presencia de los Días. Ambas recogen una formulacin poética nutrida de lasmás vigorosas esencias de tu rica intimidad estética. En ellas se nos ofrece, al igualue en Anillo de Dios , una constante incidencia sobre las capas más profundas dela expresividad del idioma.

“La ue varada a orillas de sí mismaa orillas de sí misma se abandonahacia la na levedad del aire”.

“Así te acercas a la descripcin de la rosa objetiva, “la ue al borde de la brisa vo-

cifera”, y al acerlo la trasmutas tan vigorosamente a esencias introvertidas ueno tendrá ue envidiar nada a la otra rosa, a la ue se “recata en su existir másondo y verdadero”. Las dos, en realidad, son ijas del poeta y no podrían negarlos vínculos fraternales ue les unen, no obstante la aparente contraposicin. En laestrofa citada se repite la conuencia ya advertida en Anillo de Dios para desbordarla latitud expresiva de las palabras y dar al verso una vigorosa resonancia psíuicade carácter estético.“Varada-orillas-sí misma-se abandona son términos ue producen la sensacin deestatismo y recogimiento de algo ue tiene vuelta la mirada acia su propio inti-mismo, postura adecuada para ue luego se perciba su impalpabilidad mediante laresonancia de los vocablos del último verso de la estrofa: na, levedad, aire.“Esa es la misma rosa de la cual, apenas dos breves estrofas antes, nos pretendesofrecer una imagen saturada de espiritual impudicia, llamémosle así, por virtud delelocuente esplendor de su bellea objetiva.

“La ue asomada pblica y desnudaal borde de la brisa vociferacomo el mejor pregn de su perfume”.

“Auí también otra sucesin de términos orientados acia una misma sensacin: p- blica, desnuda, vocifera, pregn, pero su estridencia ueda atenuada por la depurada

manipulacin del poeta mediante otros de recatada resonancia: asomada, borde, brisa,perfume.” (De Carta a mi amigo Franklin, Altiplano No. 10, maro 1951).




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rueDa , manuel “hénos auí entrando de lleno en el símbolo, en una multitud de formas acrisoladas,

en el furor mesurado de una poesía dueña de su nalidad.“Cada poeta está, sin duda, bajo dos advocaciones bien notorias: una de orden espi-ritual y otra de orden material. Ellas vienen a ser como sus emblemas, sus blasoneseráldicos.“El símbolo espiritual ue nos introduce en la poesía de Franklin Mieses Burgosson los ángeles, aunue no siempre todo lo angélico ue se pueda presumir. Ellostransitan en legin por sus preocupaciones con una dignidad de innegable rango,aun cuando a veces el poeta ostigado por ellos mismos, aborde metafísicamenteel problema de su destruccin. Aí está uno de sus poemas de más aliento, y ueél titula El Angel Destruido. “Toda una jeraruía de ángeles, aun implícitamente se

mueve en esta poesía ue transcurre, por regla general, en un más-allá uimérico,en un mundo inmediato a ras de manos, cuando éstas están levantadas y el ombreentero empinado con una solicitud afanosa: aí mismo, en ese punto en ue el om-

bre no es otra cosa ue el pedestal del ángel. Y cuando el ángel no está revelado porcompleto, percibimos claramente su uella, sea ésta leve o tremenda.“Encarnado así el símbolo espiritual de la dualidad establecida, trataremos de encon-trar aora la frmula material ue le corresponde. Uno de los más extraordinariosfenmenos de la técnica consiste en la trasmutacin ue el poeta realia en las palabras.Vertiéndolas en un crisol ideal ellas se amalgaman, se transeren sus cualidades y sig-nicados, prueban con solidaridad sus más profundas reacciones y salen convertidas

en algo insospecado: una materia, un elemento, una temperatura.“Cuando resolvemos ue una poesía es vegetal, o aérea, o pétrea, podemos estarseguros de ue existe una captacin de la propia consistencia poética, siendo ella ellgico producto de una mecla expresiva.“En Franklin Mieses Burgos encontramos una transformacin ue denominaremos“diamantina”.“Más bien su materia podría ser el cristal, pues se está en medio de una dura transpa-rencia. Todo rutila aquí como una gema y los paisajes, las guras, el ardor mismo delpensar y el sentir, se traduce en un destello sbito, como si se contemplara a través deun maravilloso acuárium. Sin embargo, del otro lado del cristal transcurre el espacio,

el torbellino de las fueras csmicas. Su penetracin agranda las células más peueas.La tesitura trágica lo ace vasto aun dentro de lo mínimo y sus versos no necesitan dedesbordamientos para producir las necesarias tempestades: todo su mundo de cristaltemplado al rojo resiste sin peligrar las temperaturas del incendio.“No ay nunca una rotura extrema, una erida en carne viva. El cristal lo resguardatodo con esmero.“En ocasiones, constatamos con pavor una triadura, un resuebrajamiento.“Citamos:

“Son cristales de amor resuebrajados…”“La redonde de un orbe ue se uiebra”.

“Mas las uebraduras se an producido en el interior del acuárium. hay uncristal sobrepuesto a otro cristal, pero siempre se conserva intacto el ltimo,




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el ue construye la pared exterior. Es el cristal ue nos detiene cuando ueremosaproximarnos demasiado y recuperar ciertos recuerdos, ciertas formas ue nos an

saludado al pasar. Tal ve el poeta uiere evitar el espectáculo de las aspereas uma-nas, de los relieves grotescos, sin destruir, por otra parte, la visin de sus formas.“Esta es su técnica, su manera de ser pudoroso.“Tal ve si pudiésemos traspasar, como Orfeo, ese mundo de espejos fascinadores,encontraríamos, con terror, el otro lado, la revelacin del más-allá, el secreto mismode la muerte.“Un ángel sobre una plataforma transparente, e auí el símbolo completo de estapoesía trascendental. Elevemos pues este esplendor, esta diafanidad de espejo, ytemblemos si oímos el rayo cerca”. (Presentacin en el Club de Msica de CiudadTrujillo, 29 de enero de 1952)

u GarTe , maría “En Anillo de Dios Mieses Burgos se empeña en reducir a un límite lo que es inni-to, en apresar en estrecas fronteras materiales la inmensa eternidad de lo divino.hay en todas las estrofas del poema una inuietud por desentraar los misteriosinconmensurables de la creacin y acerlos río, estrella solitaria, fantasma, sombra,mar y cielo desolado”.“hay en Anillo de Dios unidad de tema, desarrollo dramático y acertada eleccin dela forma. La sucesin de las estrofas, de nmero cambiable de versos –cuatro, tres,cinco, seis, siete y dos– dan al poema un sentido musical de gran efecto, especial-

mente logrado en los tonos bajos representados por las estrofas cortas, en las ue serecogen las ideas más profundas, en contraposicin a las estrofas más largas, uetienen carácter marcadamente descriptivo. “El ritmo es perfecto, totalmente conse-guido. La metáfora está ábilmente manejada; sin intelectualismos exagerados,pero con originalidad. Algunas tienen aciertos gongorianos”. (De Franklin MiesesBurgos representa al país en Brigadas Líricas).

V allDePeres , manuel Franklin Mieses Burgos “es una vo original. Acta desde una posicin simbolistamoderna, en la que cada símbolo es el reejo de los restantes símbolos, o sea que

al través del análisis introspectivo alla la intensidad anímica ue da a cada objetoproyeccin universal.“Sus poemas responden a un euilibrio perfecto entre el ombre y su actitud frentea la vida, descubrimos el ondo sentido de la supervivencia umana, porue encada eco de su voz hallamos signicado real y una intensidad que va más allá desu propia realidad.“En los poemas de Franklin Mieses Burgos se descubre noble afán: la bsuedatotal de la verdad, aunue en sus proyecciones íntimas la manifestacin del espírituuede desvinculada del realismo ue limita. Es la bsueda de la verdad pura en susesencias y no en su potencia porue el símbolo poético es, no slo una representacin

auténtica de la verdad, sino una revelación gurativa de todo cuanto está contenidoen las profundidades del alma. Lo intuitivo, en su poesía, no es embriague poética,




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sino clasicismo alucinante en la integridad de su purea temática y formal.“En el proceso evolutivo de Mieses Burgos, aparte de su originalidad, advertimos la

intención de expresar siempre, por medio de la representación gurativa, la vida delombre y sus designios, con la permanente presencia espiritual ue asigna a cada seru objeto la ley de la existencia. Además, a dado a su poesía una funcin espiritualue parte de su propia funcin como ombre íntegramente vinculado a la naturaleay con mltiples acentos subordinados a la vida” (De la conferencia Rutas actuales dela poesía dominicana , octubre 1949).“Franklin Mieses Burgos, ue en Sin mundo ya y herido por el cielo se movía casi ex-clusivamente en las onas íntimas en las ue el poeta busca su presencia espiritualpara transformarla en poesía, no a dejado, en Clima de eternidad , de profundiar enla bsueda de los elementos umanos ue perviven a través del símbolo, porueen cada uno de ellos allamos, en su representacin íntima, una verdad universal.Analiada su poesía desde las profundidades íntimas, advertimos ue el poeta partede sí mismo como sujeto y como objeto. Es decir, ue de su facultad de atencin nacesu facultad creadora. El autor de Canción de los ojos que se fueron siente las emocionesexteriores, por las ue la poesía supervive, no en su totalidad realista, sino comoel elemento positivo de la verdad poética. Así los sujetos y los objetos exterioresse maniestan plenamente en su poesía a través de la recreación íntima, pero detal manera unidas su facultad creadora y su facultad receptiva, ue la fantasía y elsueo no son más ue onas de tránsito –uiás mejor de elaboracin– en el procesode la creacin”.“Pese a su profundo misterio –tal es la ran de cierta oscuridad en el conjunto de

la poesía de Franklin Mieses Burgos–, el euilibrio entre el ombre y la ran deser del ombre –”Cada uno a su oyo a su terrible oyo proporcional y justo”– semaniesta con claridad meridiana en cada verso del poeta, y en su actitud frente ala vida descubrimos una intencin universal ue va más allá de la propia realidaddel poeta, y, como consecuencia, de la realidad del ombre”.“En Clima de eternidad descubrimos un canto a la emocin eterna, a la onda emocinuniversal del ombre por el ombre. Y sin embargo, el poeta parte de la soledad, de supropia presencia, de sus reacciones íntimas, con la misma sana virtud ue caracteriaa casi todos los poetas dominicanos: el optimismo. Pero en Franklin Mieses Burgosel optimismo es sereno y raonado.” (De Poetas Dominicanos Contemporáneos).




NO. 8 NO. 9

JUAN ANTONIO ALIXDÉCIMAS–Tomos I y II–

Seleccin y prlogo J oaquín balaGuer



Tomo I

EntradaLa Colección Pensamiento Dominicano ha satisfecho hasta ahora los nes iniciales pro-puestos por sus editores. Los volmenes an sido acogidos con beneplácito por el pblicoy ello es estímulo para seguir mejorando la serie, como una contribucin al actual auge cul-tural ue vive el país. En interés de orientar al lector e incluir los representativos de todaslas actividades intelectuales, se an llevado al cabo reformas en la misma. Al subdividir enmaterias las ediciones, con sus colores respectivos, no slo se a uerido renovar el formato,sino abrir la puerta a un nutrido grupo de autores nacionales clásicos y modernos, cuyasobras, agotadas o inéditas, es necesario ir presentando para su debida valoriacin. Este esel propsito inmediato de los editores y en ello se complacen y estimulan.

Al iniciar esta nueva etapa, se publican dos volmenes de las décimas de Juan An-tonio Alix. Era tiempo ya de ue fuese recogida la obra de este genuino cantor popular.Lo disperso de la misma impedía valorizar a tan interesante gura de nuestra literatura.La labor de seleccin a sido realiada por el escritor doctor Joauín Balaguer, Secre-tario de Estado de Educacin y Bellas Artes, uien prologa la edicin con un ensayode encomiable valor crítico. El trabajo del doctor Balaguer sienta bases para ulterioresestudios ue se agan del poeta.

Los editores expresan las gracias al istoriador Vetilio Alfau Durán, por su novedosacontribucin al encuentro de las décimas de Juan Antonio Alix, y al escritor Manuel EmilioSuncar Cevalier, por la til labor prestada a la edicin de estos volmenes.

La moral y la literaturaI

La publicacin de este volumen de Juan Antonio Alix, en el ue se an recogido mu-chas de sus composiciones pornográcas, plantea, acaso por primera vez en la República,el problema de la moral en la literatura. ¿Deben o no proscribirse de la obra literaria lascreaciones reñidas con la urbanidad y con las buenas costumbres? Una respuesta armativa,dada en forma categrica y sin ninguna clase de reservas, condenaría a la destruccin o al

olvido una gran parte de las mejores joyas de las letras universales. Semejante sentenciaprivaría a la umanidad de los madrigales a Lesbia, obras de pornografía encantadora uevalen tanto, entre las creaciones inspiradas por la sociedad de entonces a las musas delAlto Imperio, como los discursos de Catn y los aforismos de Séneca. Nadie se resignaría,sin duda, a ue los tesoros literarios de la umanidad fueran mermados con la destruccinde los cuentos de Bocaccio, manjar saboreado en las mesas de todos los papas y de todoslos príncipes del Renacimiento, o con la pérdida de los aciertos de ingenio y de diccinue el olvido de la urbanidad y de la moral an inspirado en el mundo entero a las musasde la invencin dramática.

Los epigramas de Marcial, ue escandaliaban a Trajano, acían la delicia de Plinio

el joven, ombre también de gusto severo y de rigide puritana. Pero independiente-mente del respeto ue merecen, en la literatura como en la vida, los fueros del criterio y

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el gusto personales, siempre sujetos a condiciones no slo de educacin sino también detemperamento y de sensibilidad, existe cierta relacin, desde el punto de vista de la mo-

ral, entre lo ue el escritor escribe y el ambiente ue lo rodea, entre el clima social y elclima literario. En cuanto a lo ue atae al gusto en sí, esto es, el paladar con ue cadapersona saborea las producciones del ingenio umano, ¿no sería permitido disculpar laación de muchos lectores al chiste grueso y a la pornografía ingeniosa por las mismasraones con ue excusamos la preferencia de la Titania de Sakespeare por las cabeasde asno, a las que prodiga tiernas caricias y a las que corona dulcemente de ores? Si seprescinde de la sensibilidad o del gusto ue es a cada uno de nosotros característico, ¿no eslgico acer al ambiente o a la atmsfera social responsable de una gran parte de la inmo-ralidad reinante en la obra literaria? Tan descabellado sería pedir comedimiento a Petronio,ue escribi cuando ya Roma se abía trocado en una casa de prostitucin, como pretenderque bajo Felipe II, que vistió con los paños negros del Santo Ocio el pensamiento españolde su época, continuara la musa de la alegría popular surtiendo el teatro de gracejos comoen los días en que la risa uía con libertad de las fuentes inexhaustas de las comedias decostumbres. La política y otros factores exteriores de la misma naturaleza, también inuyenpoderosamente en la moralidad verdadera o supercial de la producción literaria. Cuandoenvejeci Luis XIV, uien uiso acer olvidar al mundo en sus ltimos aos los excesos de suvida estragada, el arte francés, con Molière y Feneln a la cabea, se io tan casto y piadosocomo las cortesanas ue rodeaban al viejo rey reconciliado con la austeridad religiosa. Peroapenas muri el monarca, se reanudaron las orgías de Capua bajo el esplendor sin freno dela Regencia, y la literatura se uit también la careta para situarse dentro de la atmsferamoral en ue respiraba auella sociedad licenciosa.

Pero si el ambiente es en gran parte responsable de la temperatura ética ue prevaleceen la obra de arte, reejo casi siempre del medio en que esa or de selección se produce,¿no cabe a su vez atribuir cierta culpa a la literatura por la inuencia no siempre bené-ca ue ejerce sobre las costumbres y sobre los sentimientos populares? El problema, así planteado, trae enseguida a la memoria el Arte de Amar de Ovidio, y la defensa ue el granproscrito io de su obra, símbolo de la deliciosa civiliacin ue amenaaba desplomarse

bajo la plmbea pesade de la reforma moral intentada por Augusto. “¿En ué medida,se preguntaba el desterrado, es responsable el arte del relajamiento de las costumbres?”.Sea cual sea el resultado de esa disputa milenaria, planteada desde las playas siempreáridas del ostracismo por un discípulo de Epicuro ue se sent ocasionalmente a la mesa

de Séneca para discurrir sobre la moral y las conveniencias sociales, lo cierto es ue laumanidad sigue leyendo a Ovidio y ue los propios admiradores de las reformas mora-liadoras intentadas por Augusto, continan sentándose bajo la sombra propicia del árbolen que orecieron sus canciones.

Acaso la verdadera inmoralidad de la obra literaria reside, más ue en las formasmismas, en el estrago ue puedan causar las ideas cuando se presentan revestidas deapariencias falsas o cuando tienden, a sustituir con hombre el a sus convicciones, esmás digno de admiracin ante la moral y ante la istoria, aunue sus ideas acerca de losgobiernos monáruicos nos parecan oy euivocadas, ue el propio Milton ue un díaace el elogio del tiranicidio y de la libertad, y otro día se acoge a la sombra del poder para

transformarse en un conservador rabioso. La suprema inmoralidad literaria, ¿no es acasola ue se exibe en la obra del escritor venal o del poeta perdulario, dignos uno y otro




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JUAN ANTONIO ALIX | DÉCIMAS – TOMO I

de los célebres apóstrofes de Aleri contra las letras asalariadas? Decía el abate Galiani,reriéndose a la literatura de la época del Terror, que la elocuencia consistía entonces en el

arte de decirlo todo, sin ser llevado a la Bastilla. La palabra, esa mano del espíritu, segn laadmirable denición de Charrón, ¿puede en esas circunstancias conservar su virtud comofuera educadora del sentido moral del ombre? ¡Desconsoladora condicin del genio!¡Miseria del destino! ¡Fatalidad de la inteligencia! El ombre escribe, y busca la eternidadprometida en las propias criaturas de su dolor, en los propios ijos de su espíritu, pero lasmiserables circunstancias de la existencia anulan en él la llama inmortal y lo convierten amenudo en un esclavo de la vida y del tiempo.

II

En la literatura pornográca, es menester distinguir lo que es verdaderamente inmoralde lo ue es simplemente sucio, lo ue se alla en oposicin con las buenas costumbres de loue slo afecta a la urbanidad y a la cultura. Algunos capítulos del quijote, como auel enue se narran los apuros de Sanco tras la aventura de su amo con un cuerpo muerto (PartePrimera, Cap. XX), opiniones ingeniosas las leyes y las verdades universalmente consagradas.Mayores males ue los cistes de quevedo y ue las sátiras de Luciano, an causado en elmundo los libros en ue ace Proudon la apología del anaruismo y los versos sublimementecínicos en ue ace Selley el elogio del incesto entre ermanos. La risa de Rebelais a ecosin duda menos dao ue la rebeldía blasfema del Himno a Satanás de Carducci, o ue laspáginas en ue Voltaire parece aber vertido, con alegría morbosa, todo el veneno encerradoen las siete copas del Apocalipsis.

Lo ue ace más inmoral la literatura no es, por otra parte, el empleo de expresiones

pornográcas o el uso de formas incultas y de maneras poco urbanas, sino más bien el reba- jamiento de la palabra escrita ue abdica de su potestad orientadora para trocarse en armauebradia, capa de romperse al toue del temor o al de la lisonja. Nunca luci más tristeel trono de la palabra ue el día en ue la cabea de Cicern, clavada en Los Rostros , anuncial mundo la muerte de la libertad antigua y la ruina de la elocuencia romana. La plumavale, como garantía del euilibrio social, cuando la mueve la pasin del bien, o cuando lainspira la verdad; pero representa menos ue la esclavina del mercader y ue la argolla delesclavo cuando contribuye a hacer más grande el desamparo de la virtud, sacricada porlos galanteadores de la istoria. Mucas veces lo ue merece respeto no es la idea de uese ace eco la pluma; no es la concordancia entre la ley moral y la palabra ue la expresa,

sino la conviccin con ue el escritor sostiene sus principios y la lealtad con ue los de-ende frente al mundo. Jeremías Collier, símbolo del batallador irreductible, de él respiranmal olor y están llenos de cierta gracia natural, pero inurbana en la ue todo sobra menosel pudor y la limpiea. Nadie, sin embargo, osaría condenar en nombre del decoro o delpudor esas páginas malolientes ue a todos nos cautivan no slo por el arte ue el autor aempleado en la narracin de sucesos tan viles, aunue tan umanos, sino también poruelas faltas ue allí se cometen contra la urbanidad no ofenden ni nuestro sentido moral ninuestra delicadea. De desacatos de esa especie está lleno el arte primitivo. En los poemasde homero, el más grandioso de los monumentos literarios de auella época, se describenlas escenas más vulgares con una simplicidad de estilo y de imagen ue no se concebirían

en la literatura moderna, es decir, ue no podrían tener cabida en un arte eco por ombres ue an perdido el sentido directo de la naturalea. Los reyes oméricos, ecados



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de bruces sobre la tierra, beben en las fuentes sagradas el agua de los ríos, y pronuncian,con palabras estercolarias, terribles juramentos, espantosas admoniciones ue salen de

sus bocas coloreadas con la espuma sangrienta de la vengana. La nodria de Orestes, enuna de las tragedias de Esuilo, abla con graciosa intimidad de los sitios en ue el niocumplía sus actos naturales, y la de Julieta, en el drama de Sakespeare, alude con igualdesembarao a escenas semejantes de la nie de la eroína del más delicado de los poemasde amor concebidos por el genio del ombre.

Las imágenes naturales, la expresin directa, las formas libres, las frases desembara-adas, desaparecen de la literatura cuando el romanticismo pone de moda las perífrasis ydesarrolla el culto por la elocucin retorcida.

IIILa inclusión en este volumen de algunas composiciones pornográcas de Juan Antonio

Alix, se justica para los que piensan como Oscar Wilde, que en literatura no hay obras mo-rales ni inmorales, sino obras mal o bien escritas. Para los ue no admitan, como el famosopresidiario de Reading, semejante paradoja, la insercin de tales poesías en un libro destinadoa toda clase de lectores, se explica porue la mayoría de esos versos ofenden el olfato antesue el sentido moral y contienen más inmundicias ue conceptos lbricos o expresionescontrarias a las buenas costumbres. Composiciones como la intitulada El Follón de Yamasá ,verdadero monumento de diccin pedestre, pero a la ve ágil e ingeniosa, se leen con gustoporue debajo de ese torrente de inmundicias corre un ilo de gracia ue no aparece empa-ado por ningn pensamiento lascivo.

Compárese el fondo de esas poesías, fruto de un vate popular y de temperamento

inculto ue logr por adivinacin ennoblecer su arte grotesco con cierta vena de umo-rista instintivo y con cierta melancolía epicrea, con el romance de quevedo ue llevapor epígrafe Pinta los principios de la juventud , o con auellos en ue el Luciano espaolimita algunos de los más soeces epigramas de Marcial, y se verá cuán grande es la distanciaque separa esas dos clases de poesías: las unas, llenas de renamientos, pero envueltas enun perfume ue enajena peligrosamente los sentidos como el del pauelo ue a pasadopor las manos de mucas mujeres; y las otras, toscas y nudosas, pero despidiendo todo elcandor de la naturalea, como la rama ue a sido cortada sobre el fango para lucirla contodas sus ojas.

Joauín Balaguer.




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Tocinos y longaniza

Saliendo de una galleraDonde fue mi suerte poca,Tomé el camino de MocaPor la Ceiba de Madera.

Como ya de noce eraY estaba más ue nublada,entré a pedir posadaPara estar más al abrigo;En casa de un amigoGente buena y acomodada.

Con mi pana no muy llenaA la puerta le toué,Y el amo dijo: “—quién é?”Y contesté “Gente buena!”

Mi amigo tuvo la penaDe abrir la puerta en seguida,Y con la vela encendida,Me dijo muy sorprendido:“De dnde diablo a salido

Esta cabea perdida?”

A mi amigo referí De dnde salí ese día,Y si él me permitíaEl pasar la noce allí.

El me contest ue sí,haciéndome desmontar,Y un cico peninsular

que en la casa se encontr,Mi caballo se llevDiue, a darle de cenar.

Un cuco andalu allí Tan pronto me desmonté,Me dijo “Despense oté,Oté é Juan Entoo Elí”.

Al contestarle ue sí La mano me la apret,

Y me dijo: “Pue ezi oté fuere a la Laguna




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Pregunte oté pr fortunaPo mi Panco el Epa”.

—”Oiga oté ze Gelí Y no e canela mía,Pue jae dieioco díaque de mi caa alí;No paro eta noce auí Poue mi jembra me epera,Me b de cuauié maneraManue así cipao jetoi,A caa eta noce boiquéralo Di jonouiera”.

—”De Pueto Plata alí Ma racao de lo ue toi,Y a caa con Di me boizi con migo uié vení.

Y i Di no uiere dí,que e uie i le dá la gana,Con mi daga zebillanaCon mi manta y mi trabuco,Pa Di zanto ue me lucoY peleo jata maana.

‘’Ese gachón ue ta ecao1 De Pueto Plata me trae.Can dié cajone de alY un uintá de bacalao.

Y manue t acicarraoCréa!o oté ze Gelí,No paro eta noce auí

En la Ceiba de MaeraPué uiera Di jo no uiera,A caa tengo ue dí!

—”Aguarde salga la lunaLe dijo allí una Seora.—Ná me b agoraA dumí a la Laguna.No tengo pena ningunaYo con eta nabajilla,

1Un caballito.




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que alga ea gente pillaEso ue dan macetao,

que con tá ue jalle paoYrá su merda a zebilla”.

El Panco con poco tinoDijo: “queén con Di!ze ba Panco El epa

Jombre guapo é m ladino.

zalgan pillo jalcaminoPa ue bean lo uo o y,Panco auí se caga en t

En la tierra y en el ielo,En el jo…be de mi abuelo,Y en la mae ue me pari”.

Panco tom su caminoY con él otros se marcaron,Y una amaca me colgaronDebajo de un tocino.

Pues llegué casi sin tinoPorue me atac un calambre,

Mis tripas como un alambreDelgaditas las tenía.

Y al no comer en el día.Mé allaba muerto del ambre.

Lo malo es el soarEntre todos mis defectos,Pues sueo siempre con muertosSi me acuesto sin cenar.

Pero auí e de mascarDije para mí en Madera,Pues al ver la taajeraCon tocino y longania,Dije “Ajitera preciaY esta noce … corredera!”

Un grano de ají montesinoPor fortuna conseguí,Porue le viene el ají

A un Sancoco de tocino.




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Busué allí con un vecinoDe naranja un vinagrito,

Y para más apetitoEcé un trago de aguardiente,Y arreglé mi limpiadienteCon la punta de un palito.

Ya yo estaba como mocoque punta desea tener,Pensando slo en comerDe tocino un buen sancoco.

Como a eso de las oco

Ya yo estaba bosteando,Pero siempre relojeandoCon una malicia naSi abía umo en la cocinaO candela allí ajuntando.

Estuve en conversacinCon mi amigo largo rato,Y no oí sonar ni platoNi vi lu en el fogn.

Me caus admiracinNo ver lu en la cocina,Y al no oír gritar gallinaNi tampoco rajar cuaba,Demasiado me inuietabaY me daba mala espina.

Las doce oí sonarDe un reloj despertador,Cuando me dijo el Seor:“Ya me voy a retirar;

Usted uerrá descansarComo en su cara se vé,Solamente desearéque pase una noce fresca,Y cuando a Ud. le parecaLa lámpara apagaré”.

Yo nada le respondí Porue perdí la esperana,De meter allí en mi pana

El sancoco con ají.




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Y así ue slo me ví Lo dije medio sin tino:

“Adis ají montecinoLimpiadiente y vinagrito,Adis Sancoco malditoDe longania y tocino.

No tuve más ue aguantarY a acostarme muy tristnPorue mi amigo LescnNada me dio de cenar.

Después pude averiguar

que como tarde ya era,No estaba la cocineraNi uien fuera a la cocina,Y pasé buena caninaEn la Ceiba de Madera.

Como tuve gran desveloTemprano me levanté,Y un caballo encontréColgado de un ciruelo.

Como limpio estaba el sueloYerba no pude encontrar,Pero pude averiguarque en lugar de estar comiendo,Pas la noce leyendoEl Correo de Ultramar.

Cuando fui a ensillarMe dijo el amigo mío:“Aguárdese Ud. a almorar”.

Mas no me uise esperarYo no recuerdo por ué,Pero el café tomaré,Le dije “Si Ud. permite”Y él me dijo: “Te cojisteNadie auí toma café”.

Gracias al amigo dí Por aberlo molestado,Y por aberme dejado

El pasar la noce allí.




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Después ue me despedí Salí para Moca a misa,

Y aunue iba muy de prisaNo dejé de ir sintiendo,Pasar una noce oliendoTocinos y longania.Maro, 1878.

El follón de Yamasá Siento muco relatar

Lo que al n relato hoy,

Porue ya dirán ue soyAmigo de exajerar;

Y al ue me an de murmurarDesde aora ya sabrá,que tres pitos se me daQue guren que es un cuentoLo ue pas en el conventoDel pueblo de Yamasá.

Pues un día de la AsuncinEtando yo en Yamasá,Vino el Cura de Boyá,A celebrar la funcin.

A mediado del sermnhubo allí un peloteroque asta vino un tal Pegueroque es el Jefe del lugar,queriendo allí dispararUn trabuco naranjero.

Un aíto ue por ciertoFue a goar de la funcin,Se larg allí un follnque edía a perro muerto;

Yo no diré ue es inciertoque estuve al perder el tino,Pues el folln tan dainoDe auel aíto infeli,Me pic en la nari

Como un ají montesino.




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Del plpito descendiDe cabea el reverendo,

Y al caer iba diciendo:“qué peo se an tirado, fo!”

Y al Sacristán ue le dioEsa brisa tan impura,Dijo “fo! y es de asadura,Auí no lo aguanto yo!!;Y en seguida se tirDe cabea tras del Cura.

Como el campanero es ciego

Al oír la corredera,Sin preguntar siuieraComen a tocar á fuego.

Sali el Cura sin sosiegoCon la frente en un cicn2 Gritando más ue un lecnY preguntando igualmente:“¿quién a sido el indecenteque se larg ese folln?”

A una vieja de la JaguaLe tumbaron el pauelo,Y se vio caer al sueloUna peineta de yagua;

Dejaron allí una enaguaPor el maldito follino,que por tener palomino,Nadie la uiso tocar;Al Alcalde del lugarLe aplastaron el gallino (Bombo).

Segn la opinin del CuraY del Sacristán también,El folln fue de lerénDe mondongo, o de asadura.

Pronto irá á la sepulturaquien solt ese marrano,Pues si no se allaba sano,Ese maldito cocino,

2El Cicn, cuatro veces más grande ue la frente.




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No debi en lugar divinoFollonear así al cristiano.

Después ue auello pasY ue fue calmado todo,Dijo el Cura de mal modo“Ese folln me mat!

Pero aora uiero yo,En bien de la religinEcarle la excomuninSi no declara al momento,El ue vino a este convento

A largarse ese folln”.Sali un viejo setentn

hincado y descolorido,Y al Cura dijo: “Yo e sidoEl ue me tiré el folln”.

No fue esa mi intencinLe digo, Padre bendito,Sepa usted ue estoy agitoY creo ue no tengo cura,

Calcule ue es de asaduraque comí cuando ciuito”.

El Sacristán dijo al CuraSaltando y con alegría:¿Mi amo, no le decíaque el folln fue de asadura?

T tienes ran criaturaSon buenas tus condiciones,Rogaré en mis oraciones

Al Divino Sacramento,que no salgas del conventoPara ue uela follones.Santiago, 1882.

“El negro tras de la oreja”.Como oy la preocupacin

A más de una gente abruma.Emplearé mi débil pluma

Para darle una leccin;Pues esto en nuestra Nacin




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Ni buen resultado dejaEso era en la Espaa vieja

Segn desde cico escuco,Pero oy abunda muco“El negro tras de la oreja”.

Todo aquel que es blanco no Jamás se ja en blancura,Y el ue no es de sangre puraPor ser blanco pierde el tino.Si ay baile en algn CASINO,Alguno siempre se ueja,Pues a la blanca aconseja

que no baile con negrillo;Teniendo aunue es amarillo,“El negro tras de la oreja”.

Falta sí a la obligacinNegarse una seoritaA bailar cuando la invita,Sea uien sea en un saln.El ue tiene invitacinNinguna sospeca deja

De ue sea mala pareja,Pues allí lo an invitado,Aunue tenga remacado“El negro tras de la oreja”.

El blanco ue tuvo abuelaTan prieta como el carbn,Nunca de ella ace mencinAunue le peguen candela.Y a la tía Doa habicuela,Como ue era blanca vieja

De mentarla nunca deja;Para dar a comprender,que nunca puede tener“El negro tras de la oreja”.

De la parienta FulanaEl pelo siempre se mienta;Pero nunca la pimientaDe la tía sia Sutana,Por ser muy blanco se afana

Y del negro asta se aleja,Nublando siempre una ceja




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Cuando auel a ablarle viene,Porue se cree ue no tiene

“El negro tras de la oreja”.Aora la gente dique

Llaman a los preocupadosLos biscocuelos lustradosCon melado de alambiue.Y por Dios ue causa piueCreer ue ay gente… conejaCuando no ay persona viejaque ya no aya contadoDe auel ue tiene pegado

“El negro tras de la oreja’’.

El ue se crea preocupadoque se largue allá a La habana,que en tierra dominicanaNo les da buen resultado.Y el biscocuelo lustradoAunue sea con miel de abeja,No dé motivo de uejaque todo esto es tontería,Pues está a la moda oy día“El negro tras de la oreja’’.15 de julio de 1883.

Los curanderos(e b Hu).

Un crimen ue causa orrorY diema a la poblacin,Merece oy la atencinDel Gobierno Superior.Y del pblico el clamorPor compasin y piedadSuplica a la autoridadque de la Ley ue aga uso,Para cortar un abuso“En bien de la umanidad”.

Yo me reero, señores,A unos tantos curanderosCarlatanes y embusteros

Y de crímenes autores.Pues estos falsos doctores




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Sin ninguna facultad,Matan gente sin piedad

Corno el pblico es testigoSin merecer un castigo“En bien de la umanidad”.

La vida umana es muy bellaY sumamente importante,Para entregarla a un tunantePara ue juegue con ella.Y toda persona auellaque se aprecie de verdad,Es muca barbaridad

Entregarse a esa gente,que no obra dignamente“En bien de la umanidad”.

Conocer el cuerpo umanoY administrar medicinasNo es curar con resinasNi con miao en frasco ermano!Pues debe ser inumanoquien con toda libertad,Ejerce la Sanidad

Sin aber nunca estudiado,Y sin aberse educado“En bien de la umanidad”.

También esos asesinosSe las dan de cirujanos,Cortando piernas y manosComo si fueran tocinos.Y después ue estos dainosCometen su atrocidad,

Mandan a la Eternidad,Al ue en sus manos se puso,Y nadie corta ese abuso“En bien de la umanidad”.

No es tan slo amputacionesque acen los matagentes,hacen autopsia igualmenteY cesárea operaciones.Y esos tales coraonesDe iena, ¡ué atrocidad!

Solamente por maldadMatan al enfermo y cobran.




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Y después dicen ue obran,“En bien de la umanidad”.

Para ser buen cirujanoY manejar la cucilla,La cosa no es tan sencillaComo pelar a un marrano.Ignorando el cuerpo umanoNadie tiene facultad,Pues es de necesidadEn el colegio aprenderPara esta ciencia ejercer“En bien de la umanidad”

Todas las enfermedadesNo se curan con yerbitasCon le ruá ni orecitasNi otras inferioridades.Todas las dicultadesLas vence la FacultadY Ja gran capacidadDel médico ue a estudiadoY que se ha sacricado

“En bien de la umanidad”.El ue busca baratura

En médico, economia,Pero baja más de prisaLos pies a la sepultura.El buen médico no curaSin de Dios la voluntad,Pero ay más probabilidadEl ue cura con la cienciaPues ese obra en conciencia

“En bien de la humanidad’’.

¿Y ué diremos por ciertoDe las médicas auellasque preparan sus botellashediondas a perro muerto?“A! esa si es mujer de acierto!Dicen por brutalidadCuando por casualidadSe a escapado una criatura,

De manos de uien no cura“En bien de la umanidad”.




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hay médicas atrevidasEn campos y poblaciones

que curan con oracionesY con velas encendidas.Y a las personas creídasDicen sin dicultad,que cualuiera enfermedadLa curan muy fácilmente,Y ue lo acen solamente“En bien de la umanidad”

Donde reina la ignoranciaAí verán a esos doctores,

Cometiendo mil orroresY dándose allí importancia.hablan con muca arroganciaSobre toda enfermedad,Se pasean con majestadMientras están recetando,Y total, no están obrando“En bien de la umanidad”.

Por douiera ue estos van

De contar tienen derecoLas grandes curas ue an eco,Pues darse fama es de afán.El médico carlatánDescredita por maldadAl médico en propiedadEntre la gente ignorantePara acerse interesante“En bien de la umanidad”.

Los médicos salteadoresPara poder recetar,No necesitan mirarA los enfermos seores;Pues para estos doctoresConocer la enfermedad,Le envían sin dicultadLos orines del paciente,Pues así cura esa gente“En bien de la umanidad”.

Para ue jugue el lectorY tenga una idea completa,




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Vea la siguiente recetaque dio un carlatán doctor.

Y así por ese tenor Juegan con la cristiandadEsa grande cantidadDe médicos matagentesque se creen inteligentes“En bien de la umanidad”.

(Receta para indigestin)Dos botellas de aguardiente,Dos, idem miao de becerroTres onas sica de perro

Y tres de fete de gente.Se tomará diariamenteDe una copa la mitad,Y a la Santa TrinidadY al Nonnato San Ramn,Rearán una Oracin“En bien de la umanidad”.

¿qué le parece lectoresDnde iremos a parar,

Si no uieren castigarA tantos despobladores?Y al pobre de Alix seores,Lo atac la autoridadPorue era inmoralidadLos epigramas ue io;Y el Jue aplastarlo uiso“En bien de la umanidad”.

Julio 2 de 1883.

Una esta cusaUna enorme cantidad

De perros, civos y burrosAndaban ayer muy currosDe esta en esta ciudad.“¡que viva la libertad!”Decía uno muy contentoY respondían al momentoLos demás dando repingo:

Ay tingo! Ay tingo!que viva el Ayuntamiento!




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Como veinte mil cocinosEsos marcaban detrás,

Fastidiando por demásDe este pueblo a los vecinos.Como animales dainosEn la plaa ubo lamentoPues sin ningn miramientoEntraron allí pillandoComo siempre, y gritandoque viva el Ayuntamiento!

Parece ue por despecoSali con su tiplecito

Doa Cuesta GurabitoCantando daos ue a eco;Y después de treco en trecoCallaba el tiple al momentoY con arrogante acentoDecía, pero sin recelo:‘’Nadie a mí me quita un pelo,¡Qué viva el Ayuntamiento!’’

La santa iglesia Mayor

Iba detrás bamboleando,Como siempre, y amenaandoDesgracia ue causa orror.Y el de este peligro autorLa veía muy desatento;Pero el pueblo no contentoDecía con muca elocuencia:“¡Cuánta gente sin conciencia!”¡que viva el Ayuntamiento!

De esta estaba igualmente

La esuina Viuda García,Y en sus cánticos decía:“De cajones, tuve un puente”Por él Lilí, el Presidente,Estando en su alojamientoPasaba a cada momentoPor mi laguna tan fea,Pero como no ay uien vea“¡que viva el Ayuntamiento!”

Y asta el pblico alumbradoSali con su guitarrita




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Disfraado de animitaPorue siempre está eclipsado.

Y aunue el pueblo está enojadoY lleno de sufrimientoSe veía con sentimientoY mientras decía ¡ué ganga!Respondía la mojiganga:“¡qué viva el Ayuntamiento!”

Doa idráulica bombitaAndaba en esta jandingaImitando a una jeringaY cantando esta coplita:

“Yo soy auella bombitaque al pueblo con sentimientoVio por mí aojar doscientosPesitos, muy bien contados,Pero si fueron botados“¡qué viva el Ayuntamiento!”

Los incendios se acabaron!También decía la bombita,Porue a mí la jeringuitaCon ese n me compraron.Y aunue no me fabricaranPara el terrible elementoServiré en cualuier momentoAl jardín Municipal,Y como todo es igual“¡qué viva el Ayuntamiento!”

Después sali la Injusticia Al más débil criticandoY al más fuerte respetando

Por temor a una caricia.Después se vio la JusticiaY con imperioso acentoDijo a la injusticia así:Perseguiste a Sinaí 3 “¡qué viva el Ayuntamiento!”

Y la injusticia sencillaDisfraada de barracoContest: “Yo no me racoEn espinosa jabilla”.

3Pseudnimo usado en artículos contra el Ayuntamiento.




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Y tomando ésta la trillaPor tan jocoso argumento,

Se fue al cacimbo el talento;Y el pueblo ue está indignadoNo escucaba con agrado“¡qué viva el Ayuntamiento!”Abril 1 de 1884.

La pobrezaEs la pobrea en el ombre

Una orrible enfermedad,

Y estremece en realidadSlo pronunciar su nombre.

a qu t st Pierde la vo y el semblante,Vive siempre delirantePensando en gran capital.Por douiera ve sealDe botijuela enterrada,Si duerme es de madrugadaCon los ojos entreabiertos,Y suea siempre con muertosSi en el día no come nada.

Para un pobre es grande atraueY más si tiene familia,haber de guardar vigiliaSin decirlo el almanaue.Y si no aya uien lo saueDe tormentos y aiccionesSe lo llevan mil regiones

De diablos para el inernoY el ue paga es el GobiernoEcándole maldiciones.

Cuando un pobre coje un pesoY se dirige al MercadoInviértelo en buen pescadoPero no en pan y ueso,Auel día compra sesoY lo guisa con jamn,

Se provee de un buen capnY lo arregla con repollo




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Aunque al n lo lleve al hoyoUna fuerte indigestin.

Un pobre llega a su ogarCreyendo tener su cuenta,Mas le falta la pimientaY la lea por comprar.Si el dinero va a buscar,Si lo aya, es con trabajoAl volver, ue falta el ajo,Y así va todo faltandoY el pobre siempre acarreandoSe vuelve un escarabajo.

El pobre a comer se sientaY dice: “Ya descansé!”En esto llega el Francé4

Del pan, a arreglar su cuenta.Montado en su burriuito,O el mucaco se presentaA cobrar su mediecitoDel agua que dejó ada,Que si al n no tiene nada

hasta pierde el apetito.Después ue uno se acalora

Su siestica uiere acer,Y le dice a su mujer:“Auí está la plancadora”.que a venido a mala oraDile con buena manera,que a buscarle voy afueraSu dinero con empeo;Volviendo a cojer el sueo;

que auí está la lavandera.

Si el pobre manda a lavarSiempre le falta el jabn,Y si compra el almidnAlgo más le a de faltar.El aul no va alcanarLe dice la lavandera,Deme la lea y la ceraY dispense ue lo atraue,

4Un vendedor de pan.




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que si no fuera por YaueAgua también le pidiera.

Si un dolor a un pobre inuietaY solicita a un doctor,Le ataca más el dolorSi no tiene una peseta.Si el Médico le recetaAyuda en suposicinSe verá en la precisinDe bailar la joromingaSi no tiene una jeringaDe la ltima invencin.

Para un pobre es mala bromaEn caso de enfermedad,No allar con facilidadUna jeringa de goma.El pobre siempre se embromaY a veces le causa lloroSi le falla el as de oroComo si fuera un caballoCon canuto de papayo.

Y con vejiga de toro.El pobre se desespera,

Y pierde a veces el tino,Cuando ve un remolinoDe su casa en la cumbrera.Si el boío tiene goteraDice a Dios en oraciones:Disuelve esos nubarronesTe lo suplico, Dios mío,Ve ue tengo mi boío

Con tamaos goterones.

Si un pobre demanda a un ricoY el pobre tiene ran,Pierde aueste la cuestinSin poder meter el pico.El grande se come al cicoEsto siempre se a de verSi no tiene ué ofrecerEl pobre por garantía,

No vale Santa MaríaPorque al n se ha de… perder.




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Si un pobre le pide a un ricoAlgn caballo prestado.

Le dice con desagrado—Aora no puedo cico——Pues présteme Ud. un borrico,que bien yo agradeceré”—Para el campo lo mandé—”Y se nje que lo sienteY el pobre por consiguienteTiene ue jalar a pié.

Dicen de un rico borraco:—”¡Cuidado ue está jocoso!”—

¿Y a un pobre? ”¡ué fastidioso!—Perdido está ese mucaco”—Si el pobre suelta su cacoLe dicen ue es embustero;¿Y a un rico? ¡diue guacero!Puesto ue así no se ofende,Y el pobre ue esto comprendeSe lo lleva el diablo entero.

De una nia ue es onrada,

Mas si le falta dinero,Dicen al punto ue es cuero ,Y la jugan desonrada.Si la ven engalanadaCon su trabajo ganadoDicen ue el enamoradoLe a dado la galanura.No dicen con su costuraEste lujito a comprado.

En la pobre se a notado

que si vive amancebadaNo la invitan, para nadaSi el uerido es arrancado,Si es rico, no ay cuidado,La uerida es seorita,Todo el mundo la visita,Y a los bailes se convida,Y así una pervertidaEl dinero la acredita.

Al ue por rico se déhoy le dice la riuea,




199

que no diga con certeaDe esta agua no beberé.

En esta tierra se veque toda riuea es yana,Uno pierde lo ue ganaLo juro como uien soy,Pues uno sabe lo de oyPero no lo de maana.Mayo de 1885.

Al Ciud. Gen. Don Gregorio Luperóne su st vr ctur

HeUReaUX imBeRT.

Ya el gallo indio cant:Bajen la cola, pollitos,que pollos tan peueitosNo cantan: “Cocoro--o”Ya el indio se declarManifestando ue estáY ue por siempre estaráPor Lilís y por Imbert,Porue así tiene ue ser

“El ue no puede no va”.

Y no es cosa tan peueaque el general LupernSe mecle en esta cuestinCon su prestigio por sea.Si su palabra la empeaComo la a empeado ya,A la presidencia iráMás de prisa el gefe her,Pues como el indio cant“El ue no puede no va”.

Lupern ue nunca cejaPor douiera ue se mete,Estará en nuestro banuetePero sin comer moyeja.Porue Moya nada dejaSi ese güiro se le da;Pero como lejos estáDe empuar esa batuta,

Lo ue es en esta disputa“El ue no puede no va”.




200

Moya no tiene experienciaPues por poca ue tuviera,

Claramente ya lo vieraque no irá a la presidencia.Los ombres de más potenciaEn contra los tiene ya,Y como es Lilís uien daAl país más garantía,Lo dice la mayoría:“El ue no puede no va”.

Lupern el generalEs la potencia mayor,

que de Lilís a favorTrabaja, pero puntual.Y ya lo a dico formalque su palabra la da,Y a Lilís apoyaráPara ue salga triunfante,Pues en luca semejante“El ue no puede no va”.

El comercio principal

Lo desea por conveniencia,que ocupe la presidenciaquien dio la pa general.Lilís es ombre legalue bien conocido está,Y el nico ue daráGarantía a las propiedades;Y como estas son verdades“El ue no puede no va”.

Si Moya juicio tuviera

Todo lo ubiera deseco,Porue ya sí es un ecoque perdi esa tetera.Y estando el indio de veraMetido así como está,Más trabajo le daráA Moya la presidencia,Porue esta es su sentencia:“El ue no puede no va”.

Si Moya fuera advertidoSe caueteara, por Dios,




201

Pues con esta serán dosLas veces ue ya a perdido.

Y a las tres será vencidoSi volviere a la picá ,Pues sin ese gran Papáque se llama Lupern,No abiendo su proteccin“El ue no puede no va”.

Ya es intil propagarque Lilís el ciudadano,Ya con el triunfo en la manoPretenda oy renunciar,

Y como él a de triunfarPorue más votos tendrá,Déjense de caballá que Moya irá otro día,Pero en esta es bobería“El ue no puede no va”.Santiago, Mayo 6 de 1886.

AlboradaPr st b u g Ptr.SanTiaGo el maYoR, qu H. ayutt h st u.

Santiagueros, ¡atencin!Empecemos la alegría,Porue oy es un gran díaPara esta poblacin.

hoy está la bendicinCon grande festividad,Del Patrn de esta ciudad

Santiago Apóstol bendito ,Ginete, guapo y bonitoY guerrero de verdad.

Siempre se a visto con penaNo darse este pueblo tono,Celebrando a su PatronoCon una esta muy buena.

Solamente el Padre MenaComo metido en currú ,

Con caa y no de bambquiere al Patrn festejar




202

Con una esta, ¡LA MAR!De P P y doble U.

Y dejarse de creerque esta funcin es tan boba,Para no cojer la escobaY sus calles bien barrer.

Por esta noce a de aberBastante iluminacin,Para ue esta poblacinComprenda en lo venidero,que celebrar con esmero

Debe siempre a su Patrn.Las nias ue sean madrinas

que alisten sus poliones,Y las viejas sus mantonesEnaguas y crinolinas.

Y dejarse de pamplinasque las ue son pobrecitas,Pueden dar sus pesetitas’Pero en siendo ricas, no;

Porque me guro yoque pueden dar sus onitas.

Todo auel ue sea PadrinoDe nuestro Patrn Santiago,Esta advertencia le ago,que venga con muco tino.

Pues, si no trae ni un cominoPara cumplir con su aijado,que ande con muco cuidadoPorue dicen ue el PatrnComo no es muy rascnPelará por su encabado.

En n ei que quiera sabeiSi ei gá iede de beidá,hoy lo aguaidan por acá

Juan Eli y Meicadei.

Poiue eta taide an de bey

Cuatro mi pollo enterrao,Saiten y palo ensebao




203

Ramos, banderas, cojeteY en la esuina un molinete

Pa bei mucaco agoipiao.Santiago 18 de junio de 1887.

Jatuai con le puela pueta

En los campos de San Juan,Un pueblo de esta Nacin,habita un rico bribnEl avaro más brigán.Muy temprano lo veránque así ue su cama deja,Se encaja una espuela viejaue en el día no se la uitaY lo más de maanitaCoje el burro y lo apareja.

Pero no con intencinDe salir a parte alguna,Pues él por causa ningunaSale de su abitacin.

El ue llega a su mansinque le preste una peseta,Le responde esa alma prieta:“Mi jijo será otro díaPoiue boy de propaitía

Jatuai con le puela pueta”.

Toda persona ue llega,A ue le preste el jumento,Fingiendo un gran sentimientoDel cuello asta se le pega:

—”El burro no se le niegaNi tampoco se le preta,Poiue decile me cuetaque mírelo, aparejao,Y yo en ei casi montao


Le dijo un día una mucaca,Vecina de por allá.

“Le mand a decí papáque si le preta su jaca!”




204

“Dímele ue toi de macaEn p de una sigua prieta,

quei diablo de mi carretahoy memo se me creb,Y dile como ando yo


El ue por su mala estrellaLe pide agua a ese malditoLe contesta “Ay jijito!Agorita boi por ella.Poiue a mí me jace mellaque en mi ranco uno se meta,

Y ue no me comprometaA epantaile auí la sé;Pero en n uté me vé


Un guajiro con su uimboLe dijo al marcante un día:“Casero, yo no podría,Prendei auí mi cacimbo?Boto a lo nio del limbo!

Contest el anacoreta;De fsforo una cajetaAl pueblo a compraila boy,No me be ya como toi?


Le dice otro bengo abeiSi me preta un dinerito,—”Ofrécome a Jesucrito!Poiue no benite ayei?que yo deseaba tenei

Una entrá así como eta,Poiue siempre ta dipuetaMi casa pa lo jamigos;Pero bea lo ue le digo:


El pobre ue llega allí A pedir su limosnita,—Poi la jánima benditaPeidone eimano ue auí,

hoy no tengo ni un ají Ni un grano de malagueta,




205

Poiue este arranue me aprieta.Poi no decí me afucila;

Y ademá ue boi de jila“Jatuai con le puela pueta”.

El ue allí se le presentaA ue le fíe un marrano,Al punto exclama el tirano,“Ay diablo siempre le tienta!Peisona así tan atentaTan jonrá y tan joneta,que mi familia repetaDenje bía de mi taita,

Pero aguaita jijo, aguaita, Jatuai con le puela pueta”.

Cuando pasa un caminanteY le pide allí posada,Da en el suelo tina patadaY exclama: “Miren ei diante!Y yo ue soi tan amanteque la gente auí se meta,Beni a la ora deta

Eto probe peligrino,Cuando ya boi de camino Jatuai con le puela pueta”.

Pero nada se a peidíoCojan ese caminito,que lo lleva derecitoA casa un compadre mío.que aí tarán tan recibíoCon la atencin ma joneta,Poiue son jente cumpleta

que lo tratarán muy bien,Pero utede ya me ben


Así los ecos son tantosDel avariento terrible,que todo no es posible,que los cite en estos cantos.Ni al mismo Dios ni a sus santoshace un bien esa alma prieta,

Porue a todo el mundo aprieta,Ese avaro condenado,




206

Con su burro aparejadoY jatuai con le puela pueta”.Santiago, agosto 9 de 1890.

Di coloni italianiItalianis prepárate

Con tute le necesari,que di Patroni acercari,Con di muci celerate.E il falere celebrateCon tuta la pompanata,

Facienda di candalata,E ponienda bandereteDi ramoni e faroleteE di cosi delicata.

Como tuti santiagueriA di colone apreciata,Pur le vende dimaciataA lo gento sin dineri.Le populi tute esperiDi la frateli colone,

Festejate di PatroneCon demasiata esplendori,Lanzanta muchi di oriE alegrari muci bone.

Di pblica ya sabeliqui colone auí morata,Arui triunfe preparataCosa rici e muco beli.Pur la festa di frateli

Di Jacobis la MayoriPur ui tute le sinoriDominicane mirate,que italiani festejateDi Patrone con onori.

Di Angelo PeleraniE di Alejandre Eschuno,E di Pascuali MarinoTute di bone italiani.

Di Genari CantesaniPanci Blois frateli bone,




207

E tute son di personequi populi santiagueri

Esperata con placeri,Fetejate di Patrone.

Di Pelerani LorensaDi Joveneta apreciata,A di festa preparata,Con di placeri comena.Di bone Luis PaonensaE Forestieri frateli,quisep e di bone Feli,Tuti con gusta sapresta

A solemnare di festaDi Jacobis santis beli.

Frateli Blas e Gusé,Nicoleta Marcantori,E di Ganlote sinoriTuta an festa ajustaréE la di Varna JoséFacerán di aragata,

E a la festa celebrata

Di santiagueri Patrone,Ponienda la pabiloneE gastanda muci plata.

Di frateli SabatiniE la Guisep Eschuno,Como di Rocco TuruinoTuti di bone italiani.E Francisca Pelerani,Tuta ella son dipuestaA solemnare di festaCon mia caro santiaguereque a di colone le uerePur tuti di gento onesta.

E di Pilade ingeniereGiometra profesori,E di bone agricultoriAnunciate a tute uere.qui pur la festa tenereMuce pape, lecugueta,

Carolete rabaneta,Por la di bona manllata,




208

E acer di la alataE celebrate di festa.

Pedra Estéfani avisata,qui vandete santis belis,que facen miracle an celisE tan di bone abogata.E también ella anunciata,qui tiena para vendéLa Patriarca Sen Gusé,E Santiague rife Mayoré,que pur tante rife agoreTuta la facienda a pié.5

Suplico al lector amado,Me disimule un pouitoSi al lenguaje más bonitoEl más dulce y delicadoEn algo lo e maltratado;Pero sabrás ue este idiomaDesde ue salí de RomaNo lo e cursado jamás,Por eso dispensarásSi le falta alguna coma.Santiago, julio 20 de 1891.

Refrán campesino

Lo viejo van pa la mayaSeores, la ancianidad

Parece ue se lamenta,Por tenerla de su cuentaLa graceja mocedad.

Pues tanto en esta ciudadY en los campos la canalla,Muy divertida se allaCon un refrán campesino,que dice ue de caminoLo viejo van pa la maya.

Este insípido refrán,que celebran los gracejos

5Y ace muy bien, pues si lo ace a caballo como debía de ser, al momento le rifan el jaco,porue ya las rifas de caballos tienen al pblico soliviantado de atrás. Siga el amigo Pedroaciendo los Patrones Santiago a pié, para ue vayan los rifadores de bestias a freír buuelos.




209

Debe ser porue los viejosCon un pié en el oyo están.

Pero aí también gotearánLos moos como papallaPues el joven de más tallaEntrando en mayor edad,Le dirá otra mocedadLo viejo van pa la maya.

El joven ue esté más sanoY de vida más goando,que un viejo ue esté cocando

Tal ve se va más temprano.Y ueda siempre el anciano

Picando en la misma raya,Pues de sabido se callaque con toda exactitud,Con la bella juventudLo viejo van pa la maya.

hay viejos ue están CispeandoPor tan simple bobería,

Cuando es una tonteríaLa carla ue están usando.

Otros están alegandoque están en su guardaraya,Y con enreos de alilaya,Dicen los viejos toditos,que con todo esos mocitosLo viejo van pa la maya.

Esos ue suelen decir

que los viejos ya se van,Tal vez se guraránque ellos también no an de ir.

Y no uerrán convenirque en el mundo todo falla.Y el ue anda y no se avallaCon tal ue su ruta siga,Atrás vendrá uien le digaLo viejo van pa la maya.

Contraorden diue vinoDe lugares muy lejanos,




210

Proibiendo a los ancianosDe no tomar el camino.

Pero el superior destino,que es el jefe de la valla,Dice ue asta la escurrallaDeberán marcar los moosPues con todo esos graciososLo viejo van pa la maya.

hay mucos viejos ue estánPor no emprender ese viaje,Y les da asta coraje

Cuando les dicen ue van.

El viejo ue es aragán,que dondeuiera se encalla,Así dice: ¡caracaya!Los moos tienen ranCon su capa y su bordnLo viejo van pa la maya.

Donde ay vieja con jorobaEse viaje no se mienta,

Porue tanto se violentaque ataca como una loba.

Y no falta vieja bobaque dice ue no se callaY ue a cualuiera le estrallaDe mear la jigüerita,Al ue le diga: Mamita,Lo viejo van pa la maya.

El viejo Taita JoséParece ue va de jila,Pues no se apea la mocilaAunue así durmiendo esté.Y dice ue marca a pié,Con su báculo de yayaY dondeuiera ue vayaCantará siempre en la cueida:“Lo moo van pa la mieida!”Lo viejo van pa la maya.

Y el viejo si RamnSe encuentra muy pensativo




211

Y lo mismo Juan OlivoCon esta disposicin.

Y ambos dicen ue sonDiue arina de otra layaY ue entrarán en batallaCada uno con su espigaCon cualuiera ue le diga:Lo viejo van pa la maya.

Y a mucísimas ancianasYa no les van ni gustandoque las estén jeringandoCon estas santas jaranas.

Y aunue ya pintando en canasMi cabea oy se alla,Por cosa así tan caballaA mí se me da tres pitosque a mí me digan: Viejito,Lo viejo van pa la maya.

Pues ya lo dice el destinoque nadie se deje imbuir,Porue todos deben irPor ese mismo camino.

Y si el refrán campesinoTiene a los viejos a raya,A ensuciarse en la canallaLos viejos listos están,Y en el ue invent el refránLo viejo van pa la maya.

Un viejo.Santiago, septiembre 15 de 1891.

Tributo del cantor popular del Yaqueal Gran Cristóbal Colón

hasta un cantor popularDe escasa imaginacin,Su ofrenda al noble ColnViene auí a depositar.

Pues oy le viene a cantarEste cantor infecundo,




212

A ese sabio tan profundo;que primero imagin,

Encontrar como encontrLas puertas del Nuevo Mundo.

Después de surgir el CristoNo a nacido otro varn,Grandioso como ColnPues otro así no se a visto.

Y en mi pensamiento insistoPorue en dereco me fundoque Coln es el segundo

Del ue sucumbi en la cru,Porue él abri con su luLas puertas del Nuevo Mundo.

Ni auellos grandes de OrienteGuerreros conuistadores,No merecen los onoresDel navegante eminente.

De auel sabio prepotente,De auel genio sin segundo,

que con acento profundoLe dijo a los océanos,Yo voy a abrir con mis manosLas puertas del Nuevo Mundo.

Y aseguro ue MoisésY el gran sabio Salomn,No igualaron a ColnA ese Ilustre Genovés.

Y desatino no es

Esta frase ue difundo,Porue el Moisés profundo,Y Salomn, ignoraban,que al occidente se allabanLas puertas del Nuevo Mundo.

Ni Alejandro auel varnEl Grande segn la istoria,No a merecido la gloriaDel Gran Cristbal Coln.

Y al primer NapolenConuistador sitibundo,




213

Con los demás lo confundo,Como enanos en resumen,

Para el ue abri con su numenLas puertas del Nuevo Mundo.

Así pues, Patria adorada,Cíete oy la aureola,Porue t eres la EspaolaDe Coln la idolatrada.

El título de PrimadaTe dio el sabio más fecundo,Y yo con amor profundo

Le dedico este cantar,Al ue abri de par en parLas puertas del Nuevo Mundo.Santiago, l0 de octubre de 1892.

A los habitantes de Juana NúñezSeores, por el presente

Se ve ue en esta regin,Aumenta la poblacin

De manera sorprendente.

Y una Iglesia más decenteEspaciosa y más bonita,

Juana Ne necesitaPara ue onre lo mejor,A Dios, nuestro Redentor,Y a este pueblo progresista.

Y además ya causa penaQue un lugar que bien orece,Y ue tanto se enalteceNo tenga una Iglesia buena.

De tristea muco llenaque tan bonito poblado,No tenga un templo adecuadoA su bella posicin,Mas siendo una poblacinque bastante a progresado.

Y al tener preponderanciaEste pueblo en el Cibao,




214

Por su café y cacaoque coseca en abundancia,

De alguna más importanciaIglesia debe tener;Y por eso es menesterque la ue ay en construccin,Se vea ya su conclusin,Sin más tiempo ué perder.

Ya debe todo abitanteDe este pueblo religioso,Cooperar lo más gustoso

A este bien tan importante.Y una limosna constante,

que no le nieguen al cura,que tanto, tanto se apuraPor esta Iglesia acabar,Y darle onra al lugar,Importancia y ermosura.

Si a Dios con tanta frecuenciaLe pedimos sin cesar,

Y él nos suele siempre darCada día la subsistencia.

Y con toda su clemenciaY su bondad innita,Todo se lo facilitaAl ue lo adora y aprecia,¿Por ué negarle a su IglesiaUna cica limosnita?

Nadie diga ue yo di

Y por eso no doy más,Porue siempre para atrás,ha de ir uien diga así.

Para Dios digan ue sí Cuando les suelen pedir,Porue deben advertir,que en esta vida tremenda,Dueo de vida y aciendaDios lo es, no ay ue decir.

Con ue vamos feligresesDe esta noble poblacin,




215

Concluir esta mansinDonde acemos nuestras preces,

Y así os pidan cien vecesNadie se debe negar,Porue ese Dios del altar,Por muco agradecimiento,Devuelve, sin duda, cientoAl ue uno le suele dar.

Y también ue por onorO ya sea por dignidad,Deba esta localidad

Tener un Templo mejor.

El ue tiene, causa orror,Porue es un ranco apurado,Con un foco soberado,que diue se llama coro!¿Y no es acaso un desdoro,Para tan bello poblado?

Por Dios, no más irrisin!Y no se agan esperar,Porue eso es profanarNuestra Santa Religin.

quemen ya ese rancnque diue se llama Iglesia.que el pueblo ue a Dios apreciaNo lo sopla en una coa;Pues no indica otra cosaSino ue a Dios se desprecia.

Con ue a la carga, seores,Y apurar esos trabajos,Antes ue Dios cuatro ajos ,Les ece con mil amores.

Este pueblo está de oresCon su excesivo adelanto,Y ese Dios ue tanto y tanto!Por siempre lo a bendecido,Ya uiere ver concluido

Su Templo Divino y Santo.Santiago, diciembre 20 de 1893.




216

Eso e paja pa la gaizaA mi compae Tomasico Coccocomo hombre de mucho aquei en ete idoma guajiro.Si señoi!

En lo campo é jei lugaique preducen ma rifraneY en donde ma cailataneSe juntan pa jaraniai.Agora pa deplicaique una cosa no reaisa,Y ue la tienen poi faisaPoiue en nada se ebalora,Así é ue dicen agora:“Eso é paja pa la gaisa”.

Dicen ue muco mositoFarolerio y pisaore,Tienen su jangá de amoreSin tenei un mediesito.que de cuenta de bonitoTienen la jembra poi baisa,Y ue toa esa compaisaManue se uieran casai,

Como no tienen un riai“Eso é paja pa la gaisa”.

Otro le jacen guraA toitica la mucaca,Y la probe ue se agacaSe mete en mile amaigura.La ue cré ue ta siguraPoiue su novio la ensaisa,La detingue y la reaisa

Y le ofrece casamiento,Totitico eso jaigumento“Eso é paja pa la gaisa”.

La muchacha que guraLe jase a t lo mosito,Y poi cuaiuiei cariitoEnsea la dentidura,No tiene ora siguraDe gotiai pronto en la naisa,Pue toa la ue se refaisa

Poi couetiai con afán,




217

En cuaiuiera boyobán“Eso é paja pa la gaisa”.

La vieja ue tiene canaSi se tie o se la rapa,Por una nia muy guapaDe pasai tendrá la gana.La vieja ue se engalanaY ei moo muco se aisa,O ei sombrero se le caisaCon pluma y jangá de ore,Cuaiuiera ue la enamore“Eso é paja pa la gaisa”.

Ei viejo ue se casCon una mucaca jobe,Todo le dicen: “ei probeEi diablo se lo llev”.Otro dicen: lo cojiSan Coinelio en su tenaisa!Pue jei viejo ue se engaisaCon pollita, ¡ai ue bobo!Como é caine pa lo bobo

“Eso é paja pa la gaisa”.Ei ue tiene buena plata

Y buen gusto no se dá,Taibé se guraráquei diablo nunca lo mata.Pue si de comei no trataManjare no poi baisa,Ni se bite ni se caisaCon ropa buena y bonita,Esa riuesa maidita

“Eso é paja pa la gaisa”.

Todo ei ue tiene con uéY no tiene un buen ogai,Ameblao y con ajuaiPa ue buen tono se dé,Cuando venga Lucifé,Y de diablo una compaisa,Y le digan aisa, aisa!Rico sucio y pijotero,

Le dirán lo jeredero“Eso é paja pa la gaisa”.




218

Eso abariento seoreue biben así tan carro,

Sin fumai un buen sigarroNi toman bueno licore,Ni saben lo ué jamoreNi tienen embra poi baisaComo si tomaran saisaBiben en continua dieta,Y en dándole una curreta,“Eso é paja pa la gaisa”.

Ej jijo de un degraciaoDe la jecuela en aiguna,

No aprende cencia ningunaSi no é a jacei mandao.Poiue ai maetro maibaoque ai nio rico lo ensaisa,Lo acaricia y lo reaisaY se empea en educalo,Y ai ue no lleba regalo“Eso é paja pa la gaisa”.

Agora lo cosecero

Diue tan ya preparao,Pa trei diue enmanillaoSu tabaco a lo tiendero.Eso é bueno y placenteroPa daile a su fruto aisa,Y to el ue lo enrelaisaCon mácula como diante,Le dirán lo comeiciante:“Eso é paja pa la gaisa”.

Pero sepa el comeicianteque si el cambio de moneaLo caicula con su ideaPa bendele a lo maicante,E juto ue al abitanteLe ponga su fruto en aisa,Y no le soplen poi baisaPoi un peso ei mejicanoPue le dirá ei campusano“Eso é paja pa la gaisa”.

Seore, con su peimisioYa se ba ete payasito




219

Y dispensen lo pouito,Que le dice en ete ocio;

quedando siempre ai seibicioDe la gente ue no é faisaY de toa la democraisaComo seibidoi antento;Y ei ue no uede contento“Eso é paja pa la gaisa”.Santiago, febrero 4 de 1894.

La jambre

Si Dios no mete su manoEl hambre nos sacrica,El pobre tira su anueloPero el peje no le pica.

Seores, ya no es posibleque un pobre pueda vivirSin comer y sin vestir,Porue eso es imposible.

En un tiempo tan terrible,

Tan cruel y tan inumano,No ay pobre con peco sanoNi ue tenga buena sangre,Porue se muere de jambreSi Dios no mete su mano.

La comida está abundante,De todo ay un buen surtido,Pero el precio es tan subidoque no ay pobre ue lo aguante.

El grito se oye constanteDe la gente ue no es rica,Y al ver como no se acicaTan terrible situacin;Merecemos compasin;El hambre nos sacrica.

¿qué ace un pobre con mirarLa carne en la tasajera,Si oy no encuentra la manera

Para poderla comprar?




220

El ue suele trabajarSe afana con muco anelo,

Pero como tiene peloLa pájara macuuina,Para cojer gambusinaEl pobre tira su anuelo.

hoy me uejo con ranAunue al diablo no le cuadre,Pues soy de familia un padreSin amparo y proteccin.

Mi nica profesin

Son las décimas de sica,Y si el canto se me acicaDiré de todo por sobre;que oy sale a pescar el pobrePero el peje no le pica.Santiago, junio 18 de 1894.

¡Aguanta Pepe! y van cincoAl General Pedro Pepín,Gobernador Civil y Militar de la Provincia de Santiago.

Vuelvo al palo, compaeros,Sin andar titubeando,Pues debo seguir cantandohasta el veintiuno de Enero.

que aunue umilde cancioneroDe nuestro Yaue imperial,que cante es muy natural,hasta verla colocada,Bendecida y consagrada

Nuestra Iglesia principal.Así, pues, animacin

Y atrauemos santiagueses,Sin ue nadie en peueecesSe je en esta ocasión.

Candela siempre al canY adelante, compaeros,que los ijos verdaderosDel Yaue en este lugar,

No saben lo ue es llorarPues todos son candeleros.




221

Lo ue es Rosendo NegreteOfrece ue los oyeros

Con él, serán los primerosque estarán de recupete.

Y también se comprometeEl José Antonio Espinal,En todo ese litoralCon el Tavares Pedrito,Y el buen Figueroa ToitoA empearse cada cual.

El Juan Isidro Picardo

Poco se le ve la cara,Pero en ésta BaltasaraLo eca afuera sin retardo.

De los tuertos el EduardoEs un ombre caballero,Y como es tan buen boyeroLo veremos de pauete,Pero, si en curr se mete…Alborota al mundo entero!…

De los Martíne, DanielCon sus dos ijos, MayíaY el Juanico, en ese díaLos veremos en tropel.

Y si no acen buen papelEn esta esta, veránque Espinal el Capitán,Como Jefe del recinto,Con el Reinoso Jacinto

A Los Guandules irán.Porue sea Ramn Valbuena

Abuelo de la paciencia,Él entrará en competenciaEn esta esta tan buena.

Y ecando pestes sin penaA Papá Franco verán,Y con el macete, planLe ecará a todo oyero

que se muestre cicatero,Desidioso y aragán.




222

De los Abreu, el SimnComo tiene tenería,

Vende uela en demasíaPara esta diversin.

Y ese ue llaman MonOrtega, ue es carnicero,Con su peso muy ligeroEn estos días andaráPorue en la hoya tendráque gastar muco dinero.

Como Martíne Ramn

Ya no es carne ni pescado,Papá Franco lo a dejadoDe reserva en el cantn.

—Compé Dimoné, pardn!Como uté no tá paolMa parlé nan creol,Nan Iang de Musié Tusén,Le guap yéneral aiciénCan Frans li murí nan yo!

E bien, compé Dimoné,Il fó ú meté nan etoE tirá muco cojetoPur iglesio de Bonyé.

A papá! si pa rantréA presant nan gran curr,Sigur Bonyé puní ;E pur es yo aconsejá,Con buene gelle cantá:

Cucuruc! cucuruc!…Y a esa colonia cina

que en esa reoya abita,Le dedico una coplitaEn esta esta divina.

Lo ue es la lengua caninaDe esa gente, poco entiendo,Pero como algo comprendoEn su mismito lenguaje,

Voy a mandarles un viaje.Para irlos previniendo.




223

Milen, cino, polta bienAgota en eto feleta,

que tolito cino cuetaMeté an cul también.

E lo can cul no tenSe bloman, como palece,Po que a tolito le oeceAuí Pelico Pepín,Mándalo tolo a PekínA peliá con Ciponese.6

El Juan Pablo Coronado

Le dijo a Rodrígue Lolo,que ya tiene un protocoloDe cantos ue él a sacado.

Y solo aguarda un recadoDel viejo Si Tomás,Para cantar a compás,El Rosario de María,Pues suelto en esta alegríaDebe de andar Satanás.

Sí, seor, ue no ay tu tía!Lo dice el viejo Tomás,De ue suelto BarrabásAndará en esta alegría.

Y al Rosario de MaríaLe puede uitar el paso,Y sin ningn embaraoEcarles tres caracoles,Y con los mismos faroles

Acabarlo a farolao.

¡AqUÍ VA LA RABIzA!

Al ue tenga NocebuenaYo le vengo a suplicarque no deje de invitar,Aunue sea para la cena,A este cantor popular.Santiago, diciembre 24 de 1894.

6 Japoneses.




224

Al Sr. Don Edward HallDirector principal de los trabajos del Ferrocarril Central

de Puerto Plata a Santiago y Moca.En decir oy me apresuro

Y con alegría no poca,que pronto Santiago y MocaNo tendrán ya más apuro.

Porue ya si es seguroSacudir la suerte ingrata;Pues de serio se trataY el empeo es muy formal,

que el ferrocarril CentralNos una con Puerto Plata.

Sabemos ue ya llegUna grande embarcacin7

Con rieles, y una porcinDe otras cosas ue aport.

Y en el vapor Saginque a llegado ltimamente,ha traído muca gente

Y materiales la mar!Para a la carga activarLos trabajos prontamente.

De Nueva York a venidoUn cablegrama ue avisa,A don Tomás Pastoriaque todo está convenido.8

Contrato rmado ha sidoCon dicultad muy poca,

Para llevar asta MocaEl Ferrocarril Central,que todos en generalPedimos a raja boca.

De esta línea el director,Nos dan por noticia grata,

7La barca “Lelia Smit” trajo a Puerto Plata 450 toneladas de rieles, cemento romano, erramientas, etc., etc.,y el “Sagomaw”, ue lleg ltimamente una porcin de empleados y materiales.8Cablegrama de Nueva York: “Tomás Pastoria.- Santiago.- Sto. Domingo.- Firmado contrato WalensFerrocarril Santiago.- Moca. WELLS”.




225

que regres a Puerto PlataViniendo del exterior.

Mister hall, este seorFue a buscar expresamenteDe Bajabonico al puente,que aguardan sin dilacin,para su colocacinhacer inmediatamente.

Trescientos ombres estánComo es notorio ya,De Bajabonico acá,

Trabajando con afán.Y otros tantos se verán

Sin la menor dilacinPor Guanábano, Limn,Las Lavas y Palmarejo,La Ciénega y Pueblo Viejo,Cerca de esta poblacin.

Y también de esta ciudadPrincipiarán prontamente

Los trabajos igualmenteCon bastante actividad.

Y al ver con la seriedadque oy los trabajos van,Los Santos Tomás estánCreyendo ya con certea,Pero por delicadeaPor vencidos no se dan.

Y en dudar tenían ran

Mucas gentes maliciosas,Pues se an visto tantas cosasEn esta infeli nacin…

que a dado, pues, la ocasinPara no creer la genteEn nada absolutamente;Y como ue vive esuivaSiempre cree ue es lavatica9

Lo ue le es más conveniente.

9Algunos dicen mecero.




226

Los terraplenes se allanDe Pére por esos llanos,

Donde cuatrocientas manosAbriendo trocas batallan.

Y los ue duden ue vayanA ver por esos lugares,que volverán a sus laresPidiendo miles albricias,Y armando las noticiasque anuncio en estos cantares.

En esta obra tamaa

Por la primera ocasin,Se verá en nuestra nacinPerforar una montaa

Para cruar por la entraaDe la muy nombrada Sierra,El coloso ue destierraEl atraso y malestarY ue ace progresarA la más inculta tierra.

Conue, no ay más ue ablarSino abrirle más la puertaAl ue a carrera abiertaNos viene pronto a salvar.

Dios nunca suele olvidarA nada de lo ue cría,Y con esta férrea víaque pertenece al Gobierno,Ya uerrá el Padre Eterno

Sacarnos de esta agonía.Los ue más abían dudado

Ya no creen ue es cosa vaga,Porue mucos a la llagaCon el dedo le an tocado.

Y el material ue a llegadoAora ltimamente,Al ver todo eso la genteCada cual viene diciendo:

“Compae, ya si no ay remiendoLa cosa viene caliente!”




227

El Ministro de Fomento,“que ya cantará aleluya

De salirse con la suya,Se le aproxima el momento.

Y no le dirán ue es cuentoLos ue auí le discutíanY en amistad le decíanAl oído y en vo baja:“Corderito, eso es pajaPa la gaisa”, y se reían.Santiago, mayo 25 de 1894.

Inauguración del Ferrocarrilque toca en San Francisco de Macorís.

El que suscribe, tiene la honra de dedicar este humilde trabajoal Ilustre Ayuntamiento de Macorís del Norte, y a los dignos empresariosde esta vía férrea, que son los señores: Don Ulises Heureaux,Dn Teól Cde y Bdó, Dn Zl Gacía, Dn Uladsla Fenández,Don Juan Antonio Lora, Don Manuel M. Castillo, Presidente de la Directiva,Don Genaro Pérez, Vicepresidente, Don Thomas Me Lelland, Tesorero,Don José A. Puente y Don José E. López, Vocales.

Con gusto acemos saber,Por medio de este resorte,que ya Macorís del NorteExperimenta el placer

De un Ferrocarril tenerque toca en dico lugarY ue lo a de inaugurarDel modo más conveniente,El dieciséis del corrienteSin nada ue desear.

De la Capital vendráEl Gefe de la Nacin,Y de gente una porcinque al Gefe acompaará:

De Sánce, de Samaná,Vega, Moca, Puerto Plata,Y asta de Santiago trataGran gentío allí pasar,

Para con gusto goarDe una esta así tan grata.




228

Del Cotuí saldrán en bandoLos que a esta esta bendrán,

Porue allí no uedaránNi siuiera los mamando.

No hay más que irse alando,Toda esta poblacin,Y empear asta el copn;Pues de no, se comprometeSi Macorís no se meteDe lleno en esta ocasin.

Lo ue es ya se ve afanar

La entusiasta y veterana Juventud macorisanaPor la onra del lugar.

Y aunue suele tropearCon varios inconvenientesque presentan los agentesDel atraso y retroceso,Ni un pelo le uita esoA esos jvenes fervientes.

El pueblo macorisanohará un esfuero inaudito,Por presentarse bonito,Alegre y lo más galano.

Este pueblo es veteranoY no le falta decencia,Y aunue oy la impertinenciaDe la crisis lo acribilla,Macorís no se mancilla

Por falta de diligencia.Pues todos auí saldrán

Al monte con sus mocitos.En busca de arbolitos.que en sus puertas plantarán.

Y en las calles se veránMiles de miles banderas,Y una innidad de hoguerasNo dejarán de arreglar

Para el pblico pasearEn noces tan placenteras.




229

Todo el mundo así lo ará,Con placer engalanar

El frente de cada ogarComo convenido está.

Ninguno se negaráA este buen procedimientoque del buen comportamientoDe todos en general,quedará este festivalCon el mayor lucimiento.

Y es preciso convenir

que al pueblo macorisanoEl Santo Dios SoberanoSe a dignado bendecir.

Pues lo ue va a recibirEsta agrícola reginCon esa inauguracinDel ferrocarril ramal,Es de Dios la celestialY muy santa bendicin.

Así diremos por tantoque es preciso celebrarEse bien tan singularque baja del cielo santo,

Conduciendo el adelantoY el gran progreso ue encierra,Así es ue a muerte guerraNinguno le debe acer,Al ue viene a engrandecer

Esta bendecida tierra.Macorís sabrá apreciar

Y agradecer igualmente,El bien ue el OmnipotenteLe acaba de prodigar.

Y lo mismo debe estarEste pueblo agradecidoDe auellos ue le an traídoCon su propio capital

El ferrocarril ramalque oy se ve ya concluido.




230

Por mucísimas raonesDeberían los campesinos

De estas comarcas vecinosContribuir a estas funciones

Porue ellos sus produccionesMuco mejor venderánY el lieno conseguiránCon alguna más rebaja,Y de todo más ventajaLos del campo sacarán.

El pueblo macorisano

No debe jarse en costoPara el dieciséis de agostoMostrarse lo más galano.

No ay más ue ecarle manoA todo lo ue se pueda,Porue ya si no le uedaRecurso ni apelacin;Sino candela al fogn,Suceda lo ue suceda!Santiago, agosto 8 de 1895.

El arranque o “mañana te pagaré”Este arranue cada día

No se puede soportar,Invouemos a MaríaPara poder escapar.

Slo se oye el clamoreoDel arranue por douiera,

Y en moda la fajaderaEs todo cuanto yo veo.Los gallos es el recreoque en este pueblo se vePero a mí me an dico ueEs juego de apunte y raya,Pues solo se oye en la vaya:“Maana te pagaré”.

Al msico santiaguero.

No le da su profesinPues ya no ay más diversin




231

Por la escase del dinero;No trabaja el jornalero

Porue ya no encuentra uéY el ue trabajo le déLe dirá al terminar:No tengo con ué pagar“Maana te pagaré”.

Viene al pueblo el abitanteCon sus frutos a vender.Y costoso le es cojerEl pago en plata sonante.Y si dice a un comerciante

que algn crédito le dé,Si es ombre de buena fe(que el serlo es una rarea),Dirá con toda certea:“Maana te pagaré”.

El artesano se afanaY trabaja sin cesar,Pero al tiempo de cobrarLe dicen: “Vuelva maana”.

El tendero oy no ganaNi para tomar café,Y así a menudo se veque le dicen al recuero:“Por aora no ay dinero”,“Maana te pagaré”.

Los médicos por aoraAunue algo tienen ué acerTambién tienen ue cojerSu dinero con demora:

Esta crisis nos devoraY el arranue ue oy se ve;Abunda la mala feLos robos y asesinatos,Y decir siempre en los tratos“Maana te pagaré”.

De dinero están escasosLos pobres los defensoresPorue las causas mejores

hoy se arreglan a balaos.Ecémonos en los braos




232

Del Patriarca San José,Para ue plata nos dé

Con ué comprar al contadoY no decir demasiado“Maana te pagaré”.

Slo el Clero está a su gustoEn esto ue está pasandoPasan su vida cantandoSin tener ue pasar susto.El fondista buen disgustoPasa en su fonda o café,Pues le comen su mancié

Y le toman su bebidaDiciendo a la despedida“Maana te pagaré”.

El arranue por un ladoPor otro seca y decreto10

Concluyeron por completoCon la carne en el mercado.El atero su ganadoPreere como se ve,

Llevarlo para el Maé,Mejor dico para haití,Porue no dicen auí “Maana te pagaré”.

El escribano se apuraY se ueja amargamente,Porue no ay uien se presenteA ue le agan escritura.El jue civil aseguraY dice de buena fe,

Que en la ocina no veSacando actas de bautismosY si van, dice lo mismo,“Maana te pagaré”.

Se lamenta el boticarioDe ue despaca recetas,Pero no ve dos pesetasNi siuiera para el diarioDe baile soy empresario

10Decreto del Gobierno proibiendo la matana de reses embras.




233

Lo juro ue no seréPorue al otro día veré

Al ue pasa por decenteDecirme: “No me atormentes!Maana te pagaré”.

Y en ué mal tiempo an venidoDe Santomas a cobrar,Si no ay con ué pagarAunue el plao esté vencido.Al deudor que esté aigidoUn consejo le daré,que diga ue no ay con ué

Pero ue no dé esperana,Y ni diga ni aun de cana“Maana te pagaré”.

Aora ue no ay dineroY la cosa está peor,Es ue tratan con rigorAl infeli carnicero.Trae sus reses el ateroY venderlas pronto cree,

El carnicero las veY no ay duda ue las trata,Mas luego dice: “No ay plata”“Maana te pagaré”.

Algunos van al CasinoA ablar de los buenos gallosDe los famosos caballosPero no toman ni vinos.No gastan allí un cominoComo en otro tiempo fue,

Si alguno jugar se veAl billar o domin,Dicen como digo yo“Maana te pagaré”.

Concluyo esta tonteríaDiciendo a los muy guagüeros,que por Dios no sean groserosque la guagua es grosería.El ue mis décimas fíe

Obra de muy mala fe,Y si las pide es por ué




234

No tiene un cin de conciencia;que decirme es imprudencia

“Maana te pagaré”.19 de agosto de 1895.

Felicitacióndel cancionero del Yaque a su buen amigo Don Evaristo Demorizi (a) BUL,Delegado del Gobierno en el Distrito Marítimo de Samaná.

Como están casi al llegarLas Pascuas y ao nuevo,Bastante gusto ue llevoA usted en felicitar.

Y poderle desearComo en prueba de amistad,Salud y prosperidad,Larga vida y agradable,Y a su familia apreciableEterna felicidad.

Y a sus miles o millonesMatas de coco y guineo,

Amigo BUL, les deseoDel cielo las bendiciones.

Y a sus grandes plantacionesDe cacao y de café,que también dirige ustéEn ese bendito suelo,Lo mismo deseo ue el cieloUn buen porvenir les dé.

Y Con toda el alma mía

Igualmente le deseo,Que su nca de guineoProgrese más cada día.

Y ue esa gran Baíaque envidian grandes naciones,Por miles embarcacionesSe vea siempre frecuentadaY de su nca en la radaCargando sus producciones.

También mi gusto seríaque esos tan vastos terrenos,




235

De bosues inmensos llenosY vírgenes todavía,

que Dios y Santa MaríaSe los dignen conservar,Por no poderse encontrarOtros en nuestra Nacin,Como en la fértil reginDe Sabana de la Mar.

En ese inmenso desiertohay lugares todavía,En donde la lu del día

No penetra an por cierto.Solo se oye el concierto

Del melodioso gilguero,O si no, un ormiguero,De cuervos algarabiando,Y en parte uiá ladrandoLos perros de algn montero.

La inculta y vasta reginDe la baía San Loreno,

Es un valle muy extensoY an sin explotacin

Propio para plantacinDe cuanto suelan desearPorue no ay otro lugarDel mundo, ni más allá,Mejor ue el de SamanáY Sabana de la Mar.

En esa ermosa baía,

En ese mar tan profundoTodos los buues del mundoPueden fondear sin porfía.

Con respecto a pesueríaTodas sus aguas serenas,Están repletas o llenasDe ricos y grandes peces,Y en donde pescan a vecesLas más terribles ballenas.

Por eso la muy nombradaPenínsula Samaná.




236

ha sido y siempre seráDe extrangeros codiciada.

Por su baía renombradaPor su terreno excelente,Y por su cabo eminenteque es el primer centinela,que divisa toda vela,que se dirige de Oriente.

Esta no es la descripcinque merece la grandiosa,La rica joya preciosa

De quisueya la Nacin.Arenue de otro cajn

Por cierto se necesita,Para cosa más bonitaY más elegante ya,Dedicarle a SamanáDe Dios la tierra bendita.

Amigo BUL, e concluido,Y le envío en la actualidad

Esta prueba de amistadY de aprecio distinguido.

Por aora me despidoSaludándolo tambiénNan Iang de Musié TusénLa uel li di comsá:Compé BUL, adieu Papá!Mon cer, porté-vous bien.Su amigo y servidor,

Santiago, 16 de diciembre de 1895.

¡Suba la güira musié…! y van ochoAl Presbítero don Angel Rusterucci,Cura de la Parroquia de la Altagracia,

y a don Emilio Cordero.

Al recibir una esuelaDel cura de la Altagracia,Diciéndome, por desgracia,que ace falta una pajuela

Para meter en candelaA la calle de la Unin:




237

Pasaré con mi tin,Para verla allí prendida,

Alegre y lo más lucidaEn esta celebracin.

La candela empearáSin ue la sujete nada,Por la barba tan pobladaDel amigo Maaná;

que con eso ya veráFonso, el espaol nombrado,A su vecino raspado,

Y ya sea por un antojoDe ecar la suya en remojoYa tendrá él buen cuidado.

Y al ver en su vecindadLa candela tan ceruita,Lucas de Castro y LupitaSe afanarán de verdad.

Y con muca actividadGuillermito quinipín,

Empuará su clarín,Conforme dice la ley,Para darle aviso al Reyque se prepare al festín.

Y después ue al Rey veránPresentarse a la palestraMaría Jorge la maestraY las Mercedes Desan,

Al momento ya saldrán

Con las Tavares de enfrente,A engalanar prontamenteCon mil ramos y banderas,El lado de sus acerasComo lo acen comnmente.

Las seoritas RosiéPlácido e Isabelita,En esta esta bonitaLos tentará Lucifé.

Pues de seguro lo séPor boca de Emilio Urea;




238

Otro tío, ue si empeaComo tiene ué gastar,

Al fuego en ese lugarPuede ecarle muca lea.

Y lo mismo ya veránEn la cispa a Bernabela,Prendiendo cabos de velaY lámparas con afán,

Para ver si su LoránEsa Altagracia bendita,Se lo aoja, o se lo quita

El tornillo ue le an puesto,De dos aos en arrestoPor su desgracia maldita.

Ya veremos a la viudaEncarnacin afanando,Y miles cosas plantandoEn su puerta allí sin duda.

Otro tanto ará en su ayudaLa Pére Isabelita,

Y el Otacilio y Pancita,Ya se sabe por demásque no uedarán atrásEn esta esta inaudita.

El Martíne don José,Aunue anciano ya se alla,Ofrece entrar en batallaPero no con los de a pié.

A caballo, ya se ve,

En su sitio allí jefeandoY a los mozos desaandoque salgan todos al frente,A ver un viejo caliente,A caballo gurando.

¿Por ué será vida mía(Como dice Juan Pel)que está Pancito MonclDando brincos de alegría?

¿Por ué será ue en el díaDe esta esta tan bonita,




239

Veremos allí a LolitaLa de Pancho gurando,

Y de contentura ablandoComo una cotorrita?

En la calle de la UninCantando más ue un gilguero,Se encuentra Emilio CorderoCon bastante animacin.

Y corno él es un RogrnDe su gente allí vecina,Entre él y Carlos Medina

Le an pasado allí una nota,Preparando a la ermosotaDe la seora Gabina.

Frente al Parue dice JuanaY sus ijas igualmente,que allí de su casa al frenteYa verán cosa galana.

Pero allí uien más se afanaComo más tarde verán,

Es el Too, SacristánDel Templo de la Altagracia,Porue le sobra la graciaY ue no es un aragán.

Dice el Cura ParrouialDe Altagracia a sus vecinos,Sean del pueblo o campesinosA todos en general

que en este gran festival,

Muestren todos gran fervor,que la grandea mejorPara esta poblacin,Es ver la consagracinDe su Iglesia superior.

Al entusiasta CortinaCasi nada le diremosPues de seguro sabemosque se lucirá en su esuina.

Y ará meter en fajinaAl Disla don Emeterio,




240

Y este como ombre serio,Ya saldrá con su patrulla

Para acer meter en bullaTambién a Eugenio Valerio.

El Martíne Victoriano,Y Siana su buena Esposa,No son gente lagaosaPara emplear el mejicano.

Y es seguro ue un galanoEn su barrio ya lo arán,Y a Juana la obligarán

Como es de Siana Sobrina,que adorne también su esuinaY se embulle con afán.

Gil Pepín no ará gran cosaPor causa de su billar,Pero ueda en su lugarAna Josefa su esposa.

Espléndida y orgullosaY también media privona,

que cualuiera asta lo abonaque lo ue es Ana Josefa,No es ninguna meuetrefaCon Gracita la Patrona.

La Rodrígue BernardinaDiue tiene una guitarra,Para volverse cicarraCantando la mangulina.

Y Ciriaca allí en su esuina

Con sus dos ijas ToitaY Lola nadie le uitaque an tenido siempre gracia,Para onrar a la AltagraciaCon la pompa más bonita.

En siendo las MajesNo ay más ue pedir de boca,Pues allí cuando les tocaSe las lleva Belceb.

Porue anda allí el bambGalano ue cacacea,




241

Y si Lilo tiroteaCon su revolver marmita,

Ave María, Santa Rita!Magníca anima mea!Santiago, 14 de enero de 1895.

El cementerio de Hatillo PalmaSeores, ago saber

Y por la presente digo,Lo ue me escribe el amigoDon Federico Fonder.

que no doy a conocerCon más detalles y calma,Por saber ue no ay un almaA uien sea desconocidoEste amigo distinguidoViviente en hatillo Palma.

Pues el amigo FonderMe escribe con buen criterio,que un regular cementerioAllí pretenden acer.

Y al efecto suele aberDe Fábrica, ya instalada,Una junta muy onradaBajo cuya direccin,Esa de muertos mansinSerá pronto terminada.

Y acemos también saberque lo es por el presente,De esa junta el presidente

El referido Fonder.

Y el vice lo suele serEl Pére José Ramn,Y de esa obra en cuestinTiene la tesorería,El Pére José María,Digno de tal comisin.

De la junta el SecretarioSegn noticias nos dan,

Es el Eusebio Gumán,Entusiasta extraordinario.




242

Y el Fernánde NasarioY el Ortega Bacilicio,

Como ya están de ocioNombrados recaudadores,Ejercen estos seoresEl más penoso servicio.

Porue ay mucos ue de bocaSuelen decir con encanto,Apnteme a mí con tantoSin dicultad muy poca.

Pero cuando ya les toca

El pico ese aojar,Al ue suele recaudar,hacen dar miles de viajes,Y al n estos personajesSe uedan sin nada dar.

Y eso no es umanitarioNi tampoco regular,Una limosna negarPara bien tan necesario.

Y no slo el vecindarioDebe ser contribuyente,Porue puede casualmenteMorir allí un forastero,Y su cuerpo allar, empero,Un otel lo más decente.11

hay mucos ue para gallosY para juegos de aar,Con placer suelen jugarCientos de pesos de rayos.

Burros, vacas y caballosY una porcin de dinerosBotan estos caballeros,Como granitos de arenaY para una obra buenaNo los ay más pijoteros.

Esta importante seccinDe Hatillo Palma por n,

11Uno sabe donde nace, pero no sabe dnde muere. Si los cementerios son para todo el mundo,todos deben contribuir de esta obra de bien.




243

Cuenta oy con GuayubínY aguarda su proteccin

Como de esa poblacinDe Montecristy igualmente,Ya tendrá buen contingente,Pues como es CabeceraDel Distrito, muco esperaDe toda esa buena gente.

Con la mejor intencinEsta junta o Sociedad,Pretende con brevedad

Abrir una suscricin,De hatillo en esta seccin

Y en auellas más cercanas,Pues si todas son ermanasAsí es ue debe ser,Porue ya es un deberEntre personas cristianas.

Segn se oye decirUnas tantas seoritas

Y señoras innitasquieren todas contribuir.Y se van a suscribirCon la mejor voluntad,Con una mensualidadSegn sea la proporcin,De la ue tenga intencinDe acer esa caridad.

Ya la seora Fonder

Con die pesos se anot,Y con oco se apuntLa de Ne don Javier.

Y con el mayor placerPara esta obra de bien,La doa Carmen tambiénDe Fernánde apellido,Cinco pesos a ofrecido,Y si la atracan da cien.

De hatillo la buena genteComo sabe ue Lilís,




244

a sido en este PaísEl jefe más complaciente

Y amigo muy consecuenteDel progreso y adelanto,Para ese camposantoLe pide un enverjaditoDe ierro y como es ciuito,No le costará ni tanto.

que con eso el buen lugarDe hatillo Palma tendría,Con más ran todavía

A Lilís ue recordar.

Y el buen nombre perpetuarDel Gran Pacicador,que le a cabido el onorDe engrandecer la Nacin,Con pa, progreso, fusinY el adelanto mejor.

Seguros deben estarDe hatillo los abitantes,

De conseguir cuanto antesLo ue suelen desear.

Pues no ay pueblo ni lugarEn nuestro país uerido,que no ayan merecidoFavores del Jefe her;Pues él no a dico ue no

Jamás al ue le a pedido

Esa es la pura verdad;lo dice el pblico y lo digo yo.Santiago, 2 de mayo de 1896.




245

Santiagueses!Primer cartucho

El Ferrocarril Central se encuentra ya en Las Lavas y el 16 del próximo agosto hará su entrada triunfal en esta ciudad.Así es que no hay más que prepararnos para obsequiar con el más grande entusiasmoa tan digna y bienhechora visita, de la cual dependerá la felicidad de todos.Viva el progreso material e intelectual de la República Dominicana!Vva el Gan Paccad, vedade aut del benesta de la Nacón!Viva el muy progresista Ayuntamiento de esta ciudad! Y viva yo, que digo así:

Como es cosa ya formalque muy pronto llegará,E inaugurado seráEl Ferrocarril Central,

Por cierto ue es naturalNo andar con tanta demora,Sino empear desde aoraA trabajar con ardor,Por la gloria y el onorDel Yaue la gran Seora.

Puerto Plata, dicen yaque tom la delantera,Y de la mejor maneraSe preparan por allá.

Y nosotros por acáDe Eva los desterrados,En ve de estar animados,Porue más nos interesa,Estamos con la cabeaLo mismo ue desyuncados.

Los ue pueden francamenteMeter la cosa en candela,La sangre no se les iela

Por milagro puramente.

Pues no se a visto una genteDe más conca y apatía,Como si la férrea víaFuera cosa baladí,Para inaugurarla así Con cualuiera bobería.

El Ilustre AyuntamientoComo el Comercio también,

Ya debían tenerlo a bienhacer algn movimiento.




246

Y el Comercio más contentoque ninguno debe estar,

Y más debe cooperarPara días tan placenteros,Porue ya de los recuerosSe va pronto a divorciar.

El pblico está esperandoque tomen la iniciativa,Y ue aya una Directivaque algo vaya preparando.

A menos ue estén dejando

Con esa tanta demora,que se presente la oraY oigamos en GurabitoEl más simpático pitoDe alguna locomotora.

Para entonces poco a pocoDarle fuego al proyectil,A n que el ferrocarrilNos coja… cipiando en coco.

Así es ue yo le tocoY le canto desde aora,Del Yaue a la gran seoraPara acerle un bello alagoA su tocaya SantiagoLa mejor locomotora.Santiago, mayo 20 de 1896.

Manifestación de la moneda mexicanaAl pueblo dominicano.

Seores, ya voy de rutaPara otra tierra lejana,queda oy con la batutaLa plata Dominicana.

hoy me uejo con ranDe algunos ue me trajeron,Y conmigo consiguieronUna bella posicin.

Ayer en esta nacin

Era la duea absoluta,Pero si a de aber disputa




247

Y más geringa por mí,Como yo no soy de auí…

Seores, ya voy de ruta.El Comercio, ue me trajo

Y me dio por alto precio,hoy me trata con desprecioY me mira cabibajo.

Si me coje, es con rebajo,Rabiando y de mala gana;Y como soy mejicanaTan despreciada me miro,

que por eso me retiroPara otra tierra lejana.

¡Pobres pesos mejicanos!Después ue icieron milagros,Convirtiendo pollos magros,En muy gordos y muy sanos,

Esas almas de gitanos,Los tratan con mano bruta,Y ya, como van de ruta…

En santa pa y muy sana,La moneda ciudadanaqueda oy con la batuta.

Todos esos ue importaronPesetas agujereadas,Desteidas y rayadasque de otra tierra botaron.

Después ue al País le ecaronLa más solemne canana

Con esa moneda insana,Aora le acen el f…Pero eso, ya lo acabLa plata dominicana.

que bueiban con su basuraDe plata de por allá!…que agora tenemo acáUna monea muy sigura.Ella… no será muy pura,

Pero é dominicana!y como ella é suidadana




248

Auí siempre debe etai,Sin ue se la puean llebai

Para otra tierra lejana.Santiago, 27 de octubre de 1897.

El Ferrocarril Central Al Honorable Ayuntamiento de esta ciudad.

Según un parte ocialque tiene el Ayuntamiento,Damos oy conocimientoAl pblico en general,

que el Ferrocarril CentralDe cierto se sabe ya,que inaugurado seráA nes del mes entrante;Y ue ya en lo adelante,Más demora no tendrá.

La esta de referenciaNo será más transferida,Como es cosa bien sabida,

que lo a sido con frecuencia,Pues segn correspondenciaDe Lilís el General,Lo aseguro como talEl Municipio de ésta,Que en junio será la estaDel Ferrocarril Central.

Y esa tal festividadMuco me a eco mentir;Pero oy si puedo decir

que se cuaja de verdad,Pues sé con seguridad

que el Ilustre Ayuntamiento,Ya le dio conocimientoA la Junta de festejo,La cual se alla de viejoEn activo movimiento.

Y la Junta referidahoy se mueve de verdad,

A n que nuestra Ciudadquede pues lo más lucida,




249

Y también muy complacidaDe fuera la concurrencia,

que de toda procedenciaVendrá a goar con exceso,De la esta del progresoY del bien por excelencia.

Y esta culta poblacinAgrícola y comercial,Al Ferrocarril Centralhonrará con profusin.

Y al Jefe de la Nacin

Con vivas recibiremos,Y bien ya festejaremosAl bienecor del País,El Gran General Lilís,A uien tanto agradecemos.

Y más ue nadie SantiagoDebe obseuiar lo mejor,Al Gran PacicadorY acerle un bonito alago.

Pues nunca será bien pagoPor nuestro pueblo uerido,Todo el bien ue a recibidoDe Lilís, el grande ombre,que loado sea su nombreY por siempre bendecido.

Mas siendo el iniciadorLilís de tan grande esta,A nuestro pueblo le cuesta

Comportarse lo mejor.Y el entusiasmo mayor

Tenemos ue desplegar,Y con aínco ayudarAl Municipal Concejo,Y a la Junta de FestejoPara todos bien uedar.

El ue esté an reagadoCon el piuito ofrecido,

Para el festejo aludidoDel Ferrocarril citado,




250

Antes ue le sea cobradoque no se aga el civo loco,

Y aoje ese pico focoque la Junta de Festejo,Si no a largado el pellejo,Ya no le faltará muy poco.

Y comprendan la ranque la junta por sí sola,Imposible ue dé bolaSi no encuentra proteccin.

Y todos sin distincin

Con tal ue sean pudientes,Deban ser contribuyentes,Pero nunca faltan ricos,que son peores ue los micosPara miserables gentes.Santiago, mayo 23 de 1897.

Lo laidroneDe la Jurisdicción de Quiminduñe, a Siño Juan Antoño Alí,decimero del Cibao, contetamo lo siguiente:

Sio Juan Antoo Alí,Laidrn ue roba a laidrn,En ei tribunai debinoGana cien día de peidn.Con pena y grande pesaihamo bito su cansione,Maitratando lo laidroneque no uieren trabajai.Y uno tiene ue robaiPa no dejaise morí,Poiue lo rico de auí Poi do peseta sensilla,No rebientan la cotilla,Sio Juan Antonio Alí.

Con una agüita jeibíaque no dan poi la maana,quiere esa gente enumanaque uno aguante ai medio día;A la doce la comía,

No se jaita ni un ratn;Y como eto diablo son




251

Diremo dei memo ocio,Eso no se ama bisio

Laidrn ue roba a laidrn.Si uno le coje pretao

A ese demonio jambriento,Le cobran siento poi sientoAi coseco y decontao.Y ei probe ue tá apurao,No le uea otro camino,que bucai a la sesinoPa ue le ajute ei cucillo;Pero, ué dirán lo pillo

En ei tribunai debino!

Pa un enfelí trabajaiCon jambre, soi y baratoMa bale meteise a gato,que tenei ue rebentai.Si le supieran pagaiCon juticia a un probe pin,Y con buena mantencin,No se diría ue un ratero,

que roba a su compaeroGana cien día de peidn.

¡ Jutamente! ¡Ay, siño Juan Antonio Alí! Si nuetro Señoi Jesucrito se ppusea dale n a ttc l ladnes, casmente e mund quedaía bací.quimindue, junio 10 de 1898.

FelicitaciónA mi apreciable Compadre.

Como yo lo aprecio tanto,Compadre del alma mía,Como de ao nuevo díaEsta coplita le canto,Y le deseo con encantoque el ao nuevo le seaConforme usté lo desea,De contento y bienestar,Y la pa en vuestro ogarReinando siempre la vea.

Su compadre ue lo aprecia.Enero 1898.




252

FelicitaciónA mi apreciable Comadre.

Con placer, comadre mía,Su compadre le deseaque el ao nuevo le sea,De contento y alegría.

Y en este dicoso díaLe deseo de buena fe,que Jess, María y JoséLe den salud y fortuna,Y sin novedad alguna

que su casa siempre esté.Es cuanto le desea su compadre. Enero, 1898.

Los ladronesEl ue no siembra no coje;

El ue cuida siempre tiene,El ue no trabaja roba,Porue, ¿con ué se mantiene?

Esos ue suelen andarDe noce como cocuyo,Buscando lo ue no es suyoPara poderse llevar,

Debían de considerarque el ue lo ajeno recoje,Es fácil ue un día se mojeSi no sigue auel refrán,que le dijo Dios a Adán:

El ue no siembre no coje.

Todo el ue suele afanarPara buscarse la vida,Con el juego y la bebidaNunca debe encompadrar.

El ue suele trabajarEl pan con ue se mantiene,Muco mejor le convieneque lo suyo economice,

Porue la ran lo dice:El ue cuida siempre tiene.




253

El ue sabe trabajarY se duele de lo suyo,

Puede siempre con orgulloCon su trabajo goar.

Sin necesidad de andarArrasando como escoba,Ni causándole jorobaA ninguna propiedad,Porue es la pura verdad:El ue no trabaja… roba.

Por eso los campesinos

Dicen ue en sus vecindarios,Abundan los perdulariosPerturbando a los vecinos.

Y ue esos ombres dainosOcio ninguno tiene,Y como esa plaga vienePor los caminos vagando,Tiene ue vivir robandoPorue, ¿con ué se mantiene?Santiago, mayo 2 de 1898.

La esta de Las LagunasEl 24 de los corrientes tendrá lugar la bendicióndel nuevo Cementerio de “Las Lagunas”en la Estación del Ferrocarril Central Dominicano

y para más pormenores diremos:

Seores, un gran festejoLo abrá sin falta ninguna,En la Estacin de LagunaInmediato a Palmarejo.

Y por lo ue dico dejoMe autorian a decirque allí pueden todos irPara ver un acto serio,De un famoso Cementerioque tratan de bendecir.

Y se puede asegurarque a esa gran festividad,

Pasará de esta CiudadLa msica militar.




254

Como obseuio singularDel seor Gobernador,

que ya desean con ardorque la santa bendicinDe esa fnebre mansinNo careca de esplendor.

Y don Melitn Fonderque preside allí una Junta,Sus pies de cebo se untaPorue le suelen doler.

De tanto andar y correr

Por cumplir bien con su empleo;Y yo todo eso lo creo,Porue sé ue Melitn,Cuando tiene una misinNo se vuelve bulla y peo.

Y Manuel Gonále, ViceDe dica Junta también,Asegura ue no ay uienLos jarretes se los pise.

Pues allí cantando diceAl son de tambora y güiro,que no ueda mal ni a tiro,Y ue si en esta alegría,No ueda bien ese díaPide al punto su retiro.

Y el buen Mera Sebastián¿Qué no hará ese amigo el,Viendo a su yerno Manuel

Metido en tan grande afán?Y más como el viejo Can

Siempre a lo bueno se presta,Y la referida esta,honrará su vecindario,¿qué importa ue asta el CalvarioLleve Can la cru a cuesta?

Para ese acto divinoDel cementerio aludido,

Nombrado también a sidoMister hall como Padrino.




255

Pues como allí no ay vecinoque al Director principal,

Del Ferrocarril CentralNo le guarde simpatía,Para tan solemne díaLo an nombrado como tal.

Los Gme y los Fermines,Los Almonte y Toribios,Ya se mostrarán bien tibiosEn esos días de festines.Los Betancourt y Martíne

Los Campo y los Silverio,En un acto así tan serioPajaritos pintarán,Festejando con afánSu famoso Cementerio.

Y también los del lugarComo los de otros puntos,que sus muertos o difuntosAllí los an de enterrar;

También deben cooperarA esa célebre funcin,Por deber y obligacinPorue allí los ue se van,Sus restos reposaránLibres de perro y lecn.

Los padrinos y madrinasDel bendito Cementerio,Si son gente de criterio

No salgan con gambucinas,Porue de lenguas dainas

Miles abrá reparando,Para salir elogiandoA los ue se portan bien,Y a los míseros también,Salirlos despellejando.

Conue vamos, caballerosSeoras y Seoritas,

Por las ánimas benditasPasemos allí lijeros.




256

que dos días muy placenterosGoando los pasaremos,

Y después regresaremosDándole fresco sin mengua,A esa maldita lenguaque por desgracia tenemos.Santiago 17 de septiembre de 1898.

El 27 de febreroAl Señor don Rafael de J. Espaillat,hijo del Egregio Patricio don Ulises Francisco Espaillat.

Seores, no ay por ni pero,

Sino ue con fantasía,Es preciso onrar el díaVeintisiete de Febrero.

Y t, pueblo santiaguero,O del Yaue la Seora,Debes recordar aoraTambién la de Maro treintaque en la luca más sangrientafuiste t la vencedora.

Cuando en t bella sabanaPor cierto se present,El insolente PierrCon su gran falange aitiana

Y t, ciudad espartana,En las orillas del YaueLe diste tan duro ataueAl atrevido invasor,que fue a llorar su dolor

Del lado allá del Masacre.Y tus ijos ue en Beler

Y en Sabana Larga fueronLos ue más se distinguieronCumpliendo con su deber,

Por todo eso a de ser,En festejar con esmero,Ese gran día de Febrero,Pues de aí es ue dimana

La Patria dominicanaY ser libre un pueblo entero!




257

Y ue no es bueno olvidarUna feca así tan bella,

que a nuestra digna quisueyaLibre la io llamar.

Y ue esto aga recordarA los libres ciudadanosque vivamos como ermanos,Para morir combatiendoContra los ue estén creyendoFácilmente ecarnos mano.

Más vale pobres vivir

Y ser libres con exceso,que con pie en el pescueoLlenos de oro lucir.

El tiempo no a de seguirComo está por el presente,Pues cuando pasa realmenteDe tabaco la coseca,La cosa se pone estreca,Pero vuelve oreciente.

Conue vamos, santiagueses,Con toda magnicenciaLa feca de referenciahonremos como otras veces.

Para ue vean los musieses,Y también el mundo entero,que el patriotismo sinceroDel pueblo dominicanoSe conserva siempre sano

Y por siempre duradero.Santiago, febrero 27 de 1899.

La Religión y el EstadoComo cantor popular

Y como amigo ue soy,Del buen Congreso de oyque no deja ue desear;Yo le vengo a suplicar

A ese Poder Ilustrado,que se empee demasiado




258

Para ue la Religin,Del Cristo en nuestra Nacin

No se aparte del Estado.Ya empiean a respingarPor acá los abitantes,Por las nuevas alarmantesque se oyen circular,De ue intentan separarLa Religin del Estado,Y ue más de un diputadoha presentado mocinRespecto a esa cuestin.

En el Congreso citado.Por acá el santo cleroParece indudablementeque a esa religiosa genteLe an meneado un avispero.Porue no ay un campaneroMonaguillo o monigoteque no ande oy al trotePor los centros y arrabales,Con las protestas curiales

que andan jugando al garrote.

Las mujeres religiosashacen votos con exceso,Para ue el sabio CongresoSe ocupe oy de otras cosas.que ya sean más provecosasY de mayor dimensin,Pero eso de religinY asuntos del Padre Eterno,

No le conviene al Gobiernoque touen esa cuestin.

Ese proyecto insensato,No deben de darle paso,Pues sería en todo casoBuscarle tres pies al gato,Y oy ue se ve tan gratoCon Jiméne todo el clero,Para evitar peloteroEntre curas y el Estado,

Lo más bello y acertadoNo menear ese avispero.




259

que siga la ReliginDel que fue crucicado,

Siendo siempre del EstadoY también de la Nacin.

La general opininDel pueblo dominicano,Y de todo ciudadanoDe criterio y de valer,Dice ue así debe serPorue el pueblo es soberano.

Bien dicho.Santiago, diciembre 19, 1899.

Entre Lucas y Juan Mejía (Refrán)Al Señor don Ulises Espaillat,dueño de la espléndida farmacia “La Normal”,calle del Sol No. 61.

Seores, ya si es verdadQue se acerca el n del mundo,Con este sufrir profundoY tanta calamidad.

Y aora ue la bondadDe Dios, Jess y María,Con cánticos de alegría,Para el cielo se marc,A los pobres nos dejEntre Luca y Juan Mejía.

“Lucas” son los comerciantes,“Juan Mejía” los campesinos,Que cual eros asesinos

Se troan esos marcantes,Los ue no son abitantes

Ni especulan oy en día,Con frutos ni mercancía,Pagan oy las consecuencias,De esas grandes divergenciasEntre Luca y Juan Mejia.

El comercio importadorBatalla con más pujana,

Por tener tan buena lanaComo la del labrador.




260

El terrible agricultorLe embiste con energía,

Al ue vende mercancía,Y en pelea con todos entra;Mal está el ue se encuentraEntre Luca y Juan Mejía.

Los pobres no encuentran brecaEn esta crisis malvada,Porue tienen remacadaCon siete clavos la meca.

El ue nada no coseca

Ni su animalito cría,Ni tiene su bobería,Ese no puede vivir,Porue tiene ue morirEntre Luca y Juan Mejía.

En tiempos tan infernalesSe uejan los artesanos,ue ya no mueven sus manos,Por caro los materiales.

Y además ue en tiempos talesDe tristea y agonía,Por tan grande carestíaNo ay uien estrene ya,Porue el mundo estáEntre Luca y Juan Mejía.

Y si es el que tiene ocioO el ue vive de su arte,El alma oy se la parte

Sin el menor benecio.Todo le causa perjuicio,

Geringa y majaderíaPor no encontrar todavíaEl nivel correspondiente,que existe por el presenteEntre Luca y Juan Mejía.

Del sueldista no se digaA menos ue alguna ganga,

Le gotee en la remangaA uien Dios se la bendiga.




261

Pues de no el que no gaY en sueldo solo confía,

Lo revienta la eregía,La usura y tanta crueldad,que goan de inmunidadEntre Luca y Juan Mejía.

Pero nada ay ue temerMientras ue el grande Lilís,Se encuentre en nuestro paísCon las riendas del Poder.

Pues el ue a podido acer

O dar con sabiduría,Pa, progreso y garantía,Y de bien así un conjunto,Pronto arreglará ese asuntoEntre Luca y Juan Mejía.Santiago, 26 de abril de 1899.

El ciego de las cocinerasU na cocinera sacaba un buen plato de comida para su amante,en cuya operación la sorprende la dueña de la casa quien le pregunta:¿Esa comida? –“Doña, responde aquella, esta comida es para un pobre ciego”.Por eso es que llaman ahora “ciegos” a los amantes de las cocineras

y aun al plato que sacan de su cocina, y para más detalles,dice Juan Antonio Alix:

hay mucos ciegos aoraDe cuenta de Seoritos,Con una porcin de esclavasue los mantienen bonitos.

Así ay una porcinque viven como unos lores,Porue acen de los amoresMuy buena especulacin.

Ropa buena, mantencinLavandera y plancadora,Eso encuentra el ue enamoraUna burra ue trabaja:Pues con esa gran ventajahay mucos ciegos aora.

Y el ue tiene una ueridaCocinando en casa grande.




262

No espere ue Dios le mandeFortuna más bendecida.

Pues de la mejor comidamanjares más esuisitos,Les sacan sus bocaditosPrimero ue a nadie allí;Porue ellos viven así,De cuenta de Seoritos.

Lo ue gana en su aluiler,De carga la burriuita,El uerido se lo uita

Para jugar y beber,

Y darle a otra mujerDe auellas ue cuecen abas,Pero sin uitar aldabasDe sus puertas a olgaanes,que viven como sultanesCon una porcin de esclavas.

La ue tenga así algn tío,Tomando la sopa boba,

Con el palo de la escobaque lo espante del boío;

Y a la calle con el lío,que se larguen los cieguitosA freir sus buuelitos;Y ue las dominicanas,No imiten a las aitianasque los mantienen bonitos.Santiago, 12 de enero de 1899.

Saludo del pueblo santiaguésAl ciudadano Juan I. Jimenes, Presidente de la República,en su vsta cal a esta cudad.(Al Señor José Ml. Jiménez, Pto. Plata).

¡Salve, Seor Presidente!¡Salve, ilustre ciudadano!Y un buen estrecn de manoReciba sinceramente.

De toda la buena genteDe este pueblo agradecido,




263

que tanta onra a tenidoDe auí verle y saludarle,

Y un buen arribo desearleAl Jefe más distinguido.

Y los buenos ue componenLa comarca de Santiago,Al dedicarle este alagoA sus rdenes se ponen;

Pues todos ya se disponenA ofrecerle su amistad,Y ayudarle con lealtad

A conducir la Nacin,A punto de salvacinCon toda felicidad.

Y al darla, la bienvenida,Este pueblo santiagués,No abriga otro interésue darle buena acogida,

Y uedar lo más lucidaDel Yaue la Soberana,

Con el ombre ue se afana,En ue el bienestar avance,Y salvan a todo tranceLa Patria dominicana.

Y en todas estas regiones,Las comarcas cibaeas,Con estas muy halagüeñasLo colmarán de atenciones.

Y sinceras impresiones

Recojerá por douiera,Porue todo el mundo esperaque con vuestra autoridad,No muere la libertadY el país se regenera.

Santiago oy le deseaMucho goce en esta esta,Y ue su estada en éstaMuy provecosa le sea,

Y ue claramente veaque este gran Departamento,




264

Se encuentra lo más contentoCon el buen Jefe de Estado

Y con su Gobierno onradoAncora de salvamento.

En n, Señor Presidente!Estas coplas concluiránDeseándole a Don JuanEl patricio consecuente,

Una salud permanente,Larga vida y muco tino,Para guiar por buen camino

A la aijida Naciónque con tan noble intencinLa dirije a buen destino.Santiago, agosto 8 de 1900.

A mis compueblanosA la Compañía Inglesa que trata de construirel acueducto de esta Ciudad,tengo la honra de dedicar este humildísimo trabajo.

Seores, por la presenteDiré ue sin dilacin,Tendrá esta poblacinUn acueducto excelente.

Pues se trata seriamenteY con muca actividad,De darle a esta ciudadSin pérdida de momento,Ese grandioso elementoDe tanta necesidad.

Pues el Yaue aunue pasaBesando nuestra ciudad,Es mayor comodidadCada cual tenerlo en casa;

Y tomar el agua en masaPara beber y fregar,Baarse y también lavarDe madera todo piso,

Y lavar, si es preciso,La ropa en el mismo ogar.




265

Para incendio, no se diga,Pues con agua suciente,

Se combate prontamenteCon muco menos fatiga.

Y evitándose ue sigaEn más grande proporcin;Pues cualuiera abitacinTeniendo su pluma de agua,La casa aunue sea de yaguaEncuentra su salvacin.

Y los ue tengan sembrados,

En los tiempos de seuía,Tendrán agua en demasíaPara verlos inundados.

Y en los patios y cercadosEl ue tenga su animal,No le será ni tan malDarle agua en abundanciaPor una insignicanciaque se pagará mensual.

Y lo mismo todo dueoDe alambiue, goará,Pues agua siempre tendráSin muco costo ni empeo.

Y también lo más risueoPor siempre tendrá ue estar,Todo dueo de telar;Y bastante economía,Para la mampostería

El ue uiera fabricar.Y ese polvo maldecido

Desgracia de esta Ciudad,Tendrá con seguridadque ser pronto combatido.

Porue ya es bien sabido,que las calles cada día,En los tiempos de seuíaMuy bien se podrán regar,

Para uno descansarDe tan terrible agonía.




266

Y también los desdicadoshijos de esta poblacin,

Ya saldrán de una porcinDe cicos desvergonados,

Insolentes y malcriadosQue en vez de tener ocio,De mucho más benecio,Se dedican a aguadores,Y de aí a malecoresSin el menor sacricio.

Una compaía inglesa

De bastante capital,Sin pedirle a nadie un realSe ará cargo de la empresa.

Y con muca ligereaDarnos acueducto trata,Como el ue ya no dilataEn entregar por momentoAl Ilustre AyuntamientoDe la culta Puerto Plata.

Un entendido ingenieroDe la dica compaía,Con Bogard, ue es sin porfía,Otro ábil caballero.

han pasado al Saltadero,De San Francisco nombrado,Arroyo ue está situadoAl norte de esta Ciudad,Y con gran facilidad,

Puede ser bien explotado.El seor Ramn Imbert

Intérprete oy en día,De esa rica compaíaTambién le cupo el placer,

De pasar también a verEl referido lugar,Y tan supo analiarEl agua de San Francisco,

que se ued medio bicoPor tan buena resultar.




267

Don Beningno Día y yoPasamos allí también,

Pero ue se entienda bienque como ingenieros no;

Pues Bogard nos invitNada más como mirones,Pero en auellas regionesBenigno como es condueoEn algo sac de empeoCon varias indicaciones.

Y después de terminar

Esa gente su trabajo,El buen Benigno nos trajoA su casa a descansar,

Y nos dieron de almorarCon tantísima abundancia,que así digo con jactanciaque no fue mejor la mesa,De una casa francesaA los alcaldes de Francia.Santiago, noviembre 19, 1900.

Lilís en la puerta de la Iglesia MayorDonde fue sepultado y en donde dicen sale penando.

En la puerta de la IglesiaDicen ue sale Lilís,Preguntándole al ue pasaCmo se encuentra el País.

Y una vieja ue lo vioLe dijo a ese condenado,“El país ue t as matadoY en tus manos se arruin,Un buen gobierno encontrque la gente buena aprecia,Pero nunca lo desprecia,Como a tu maldito mando,que por eso estás penandoEn la puerta de la Iglesia”.

“Aora no ay bancarrota

Ni mamerum sempiterno,Porque hoy gura un gobierno




268

honrado, noble y patriota.Ya nadie coje ni bota

Ni un solo maravedí”La vieja le dijo así,Pero ay también testigos,que llamando a sus amigos‘“Dicen ue sale Lilí.

“Ya no se dan concesiones,Privilegios ni franuicias,Ni se tratan con cariciasA los empleados ladrones.Ni libres importaciones

No recibe nadie en masa,Ni ay de comercio casaQue sacrique al Estado,Ni ay un diablo condenadoPreguntándole al ue pasa”.

“A nadie ya se castigaComo t cuando eras rey,que pisoteabas la leyEn obseuio de la intriga.Por caprico no ay uien diga

que oy padece un infeli,Porue ya no es un LilísEl ue se alla en el poder;Con ue ya t puedes verCmo se encuentra el País”.qué diablo de vieja!…Santiago 19 de maro de 1900.

Consejo de una abuela a su nieta

T no vayas, nieta míaEso me dijo mi abuela,A esos bailes de disfraque te muerde la culebra.

En estas estas mundanas,Ya no van pollitas nas,Sino como yo, gallinasDe… poner con almorranas.Y al no ir pollas galanasA esos bailes oy en día

De disfra o poruería,Si no uieres ver tu uiebra,




269

A bailar esa culebra12

T no vayas, nieta mía.

Como aora ay libertad,No ued cuero pelado,que no se aya merengueadoEn esta festividad.Pues se vio en realidadque en siendo gente de espuela,Todita coji candela

En esos bailes muy bien,Y como ella fue también

Eso me dijo mi abuela.Allí bailaban muy bienOlorosas mascaritas,Pero también innitasCon un bajo a comején.Y miles abía tambiénMás malas ue Barrabás;que por eso y algo más,Te lo vuelvo a repetir,Nunca se te antoje ir

A esos bailes de disfra.Como yo soy medio brujaY de cispa una escopeta,Aunue me ponga caretaYo soy gallina papuja.Pero t ue eres agujaque no as conocido ebra,Ni borraca con ginebraT no vayas, Eliodora,A esos bailes de aora

que te muerde la culebra.Santiago, 28 de febrero de 1900.

La buena vida del gatoA mis queridos nietos Mercedes, Juan, Octavio,

y Miguel Angel Goico; Graciela, Rafael, Mercedes y José Tomás Benedicto; María y Teresa Bonilla.

La vida, ue pasa el gatoCualuiera la envidiaría

12La Culebra , Dana muy tibia del buen compositor Don Nicanor Espinal.




270

El día lo pasa durmiendoY de noce en correría.

Cuando un gato se enamoraPara entrar en relaciones,Empiea a cantar cancionesDe la noce a toda ora.Y así ue le canta y lloraA su novia largo rato,Entra sin pagar baratoEn relacin amorosa;Conue, miren si es dicosaLa vida ue pasa el gato.

Cuando son gatos ladronesDe pollos y de gallinas,Con esas comidas nasNo piensan en los ratonesY así viven, como donesDe alta categoría;Y como no ay policíaNi jue ue les dé mal trato,La suerte ue tiene el gatoCualuiera la envidiaría.

Un gato muy consentidoDuerme tranuilo y risueoEn la cama de su dueoComo un niito uerido.Rompe todo y ace ruidoSin andar nada temiendo;Y cuando no está corriendoO con algo retoando,Y en rincones escarbando

El día lo pasa durmiendo.El trabajo nada más

Del gato es arar la tierra,Porue en ella es ue entierraLo ue bota por atrás.Pues no se olvida jamásDe enterrar su bobería… Pero lo ue es en el díaCuando no está comiendo,Así lo pasa, durmiendo,

Y de noce, en correría.Santiago, noviembre de 1900.




271

Por súplicaDe un millón de jugadores doy a luz la presente glosa.

A los pobres jugadores Los tienen dando alaridoComo pájaros culecosque les an uemado el nido.La ley ue proíbe el juego.

Pudiera ser más legal,Si ella fuera generalPara todos desde luego.Pero como dice un ciego

Que ciertos grandes señores , Juegan plata como loresSin ue nadie los persiga,Porue solo se castigaA los pobres jugadores.

Si el juego no es convenientePorue es un vicio ruinoso,No lo es también peligrosoEl vicio del aguardiente?Y mientras la ley consienteEse licor maldecido,Autor ue por siempre a sidoDe los crímenes mayoresA los pobres jugadoresLos tienen dando alarido.

La ley ue el Gobierno dioBajo todo punto es buena,Pero lo ue causa penaque unos jueguen y otros no.

Y esto no lo digo yoque nos ecan grandes tecosY que los hijos de Becos,13 No puedan tirar sus dadosPorue los tienen ecadosComo pájaros culecos.

Y no puede ser justiciaque unos puedan jugar,Con esa misma franuicia.Y otros no puedan goar

13Refrán.




272

Pero como la injusticiaSiempre, siempre se a lucido

Con el pobre desvalido,Aora se oyen los clamoresde los pobres jugadores que les an uemado el nido.

Cuando la ley es para todos, para todos debe ser. Santiago, noviembre 15, 1900.

Remisión de tinajas, jarros

y ollas de barro14

Con gusto, prima María,Le envío dos tinajitas,Dos jarros y dos ollitas,que aunue umilde regalía,Puede ser de ue algn díaDe ielo allá se careca,Y en caso ue se le ofrecaCon las tinajas de barroY con ese par de jarro,

Ya tomará agua fresca.Y sepa, prima María,

que ese par de tinajitas,Son gemelas ermanitasNombradas, una LucíaY la otra Rosalía;Lo mismo el par de jarrito,Uno se llama Mundito,Y el otro Juan Cuasimodo,Pero ue el pblico todo

Lo titula Juaniuito.

La tinajita LucíaTiene amores con Mundito,Y lo mismo JuaniuitoLos tiene con Rosalía;Por eso bueno seríaAndar con muca cautela,Y vivir por siempre en vela,Porue no deben estar,

14Dedicado por el autor, a su prima Doa María Teresa Julia; de Puerto Plata.




273

Muy juntos en un lugarLa plvora y la candela.

Con la mejor voluntadLe remito las ollitas,Porue son dos seoritasDe bastante utilidadY de gran necesidad,que no se puede negar:Pues en Roma ante un altarDijo el Cardenal Rampolla,que no ay como una ollaDe barro para guisar.

También dicen ue a PiarroConuistador del PerLe guisaron un cucEn una olla de barro.Y el navegante biarroTan sabroso lo encontr,que ni un uesito dejDe auel guiso delicado,que al darlo por terminado

Los dedos se los cup.No mire, prima María,

El regalo de su primo,Lo ago porue la estimoY le guardo simpatía.Y esta umilde regalíaEs también con el intento,De tener conocimientoque a Ud., uien la complaceY algn cario le ace,

Ya tiene a Puente contento.

Y estos son los deseos de su primo y amigo. Juan A. AlixSantiago, 22 de noviembre, 1902.

A los que les cae la chupa que se la ponganAl valiente y muy liberal Don Carlos Morales,Gobernador de Puerto Plata.

Parece ue suele aberTodavía tan mala gente,




274

que por gusto solamenteMás sangre uisiera ver,

De la ue a corrido ayer;Pues no falta uien deseaque aya guerra y más peleaPor deseos de ciertos nenes,que a la fuera sea JimenesEl dueo de La icotea.

Pero puede ser ue noSea todo lo ue pretendenPorue ellos mismos comprenden

que Jimenes renunci,Y él mismo fue ue apoy

A Wos y Gil y Descamps,Y unidos los tres estánDe la mejor buena fe,Y los tres como se vePor la Patria muco arán.

Lo ue ay ue a cierta genteYa la pa no le conviene,

Ni muca cuenta le tieneEl vivir tranuilamente;

Porue la pa no consienteque el País se vuelva escombro,Ni ace ver con tanto asombroA millares de olgaanes,Cometiendo mil desmanesCon la carabina al ombro.

Ni la pa, como es tan buena

No permite ue en cantones,Engorden los mamalonesCon civos y vaca ajena.

Ni consiente a gente llenaDe salud y loanía,Tirándose cada díaAlgunos mangos bajitosDe varios dlares mansitosque no es una tontería.

Y es bueno de ir tratandoDe ver si la pa impera,




275

que vivir de esa maneraContinuamente lucando

Y a la nacin acabandoCon guerras encarniadas,Como an sido las pasadasTerribles y desastrosas,Por cierto ue no son cosasDe gentes civiliadas.

Démosle tiempo sobradoAl Gobierno superior,Para ue pueda mejor

Ocuparse del Estado,

Y ver todo encarrilado,que es lo ue más se desea,Y olvidar la inicua idea,De vivir continuamenteDesgarrándose la genteDe la manera más fea.

El Gobierno Gil DescampsSe compone de ombres buenos,

Y de patriotismo llenosComo pruebas dando están

que se empean con afánDe su cumplimiento el,Los Ministros Despradel,Brace, Deetjen y PolínComo los demás en nMinistros ue están con él.

Por eso, ¿ué más se uiere?¿qué diablo más se desea?Para ue el País se veaComo el orden lo reuiere.

Y es bueno ue el pueblo espereLleno de fe y conanzaY abrigando la esperanaque tanto Gil y Descamps,A la Patria colmaránDe gloria, pa y bonana.

Santiago, 19 de junio de 1903.




276

Juramento constitucionalDe los Ciudadanos Generales Alejandro W. y Gil

y Eugenio Deschamps, para Presidente y Vice-Presidente de la RepúblicaAl General Hermógenes García, Gobernador civil y militarde la Provincia de La Vega.

hoy es el día sealadoPor la ley fundamental,El juramento legalDe auellos ue an designado.

Como Jefes del EstadoPara guiar a la NacinCon una administracin

Patritica sumamente,Como es de un buen presidenteLa puntual obligacin.

Y oy también debían jurarTodos los dominicanos,Vivir siempre como ermanosSin pleitos ué lamentar.

Y al Gobierno no estorbarLa marca de todo plan

Político, y con afán,Mantener la pa ue alienta,Para ue dé buena cuentaEl Gobierno Gil-Descamps.

Pues tanto Gil y DescampsComo muy capaces sonY patriotas sin baldnAl país levantarán

Y ya lo redimirán

Del progreso por la vía;Y el crédito y garantía,Del país en generalLo conservarán cabalhabiendo buena armonía.

Porue ya es de rigorque el pueblo dominicano,Sea más cuerdo y más umanoY piense muco mejor,

Sin causar ya más orrorCon la guerra fratricida,




277

Para conservar la vidaY los bienes cada cual;

Más la onra nacionalCuasimente ya perdida.

Dejemos ya descansarEsta tierra infortunada,que está la pobre, extenuadaDe miseria y malestar.

Y demos tiempo y lugarAl Gobierno para acer,A la Nación orecer,

Sin obligarlo realmenteA lucar continuamentePor no dejarse caer.

Así, en tan fausto díaRoguemos al Padre Eternoque colme al nuevo GobiernoDe lu, pa, Sabiduría.

Y ue la buena armonía Jamás sea interrumpida

Para conservar la vidaY sus bienes cada cual,Más la onra nacionalCuasimente ya perdida.

Ya no ay más ue convenirY ver detenidamente,que con la pa solamenteEs ue podemos vivir.

Para poder conseguir

Del País el bienestar,Y al mismo tiempo cuidarque vengan blancos de fuera,Pero de mala maneraA uerer intermediar.

Los ingleses, ya lo dicenque se les da tres ciconesque las peueas nacionesDe América se destricen.

Para que las scalicen,Los yanuis americanos,




278

Así, ueridos ermanosAl movimiento más cico,

Pueden bien cojer su picoLos pobres dominicanos.Santiago, 1 de agosto de 1903.

Los mangos bajitos15

Dice don Martín Garata,Persona de alto rango,que le gusta muco el mangoPorue es una fruta grata.Pero treparse en la mataY verse en los cogollitos,Y en aprietos innitos…Como eso es tan peligroso,El encuentra más sabrosoCoger los mangos bajitos.

Don Martín dice tambiénque le gusta la castaa,Pero cuando mano extraaLa saca de la sartén,

Y ue se la pelen bienCon todos los reuisitos;Pero arderse los deditosMetiéndolos en la ama,Eso sí ue no se llamaCoger los mangos bajitos.

Por eso la suerte ingrataDe la Patria no mejoraPorue mucos son aoraComo don Martín Garata.que uieren meterse en plataGanando cuartos mansitosCon monopolios bonitos,Con civos o contrabando,O así, de cuenta de mando,Coger los mangos bajitos.

Cuando ay revolucinMaa es la más antigua,Despacar a la manigua,

15Dedicado por su autor al antiguo Listín Diario.




279

De brutos a una porcin.que al mandarlos algn don,

Ya se marcan derecitos,Y los dones uietecitosCada cual ueda en su casa.Para cuando todo pasa,Coger los mangos bajitos.

Cuando el toro está plantado,Se verán miles toreros,Allí en los burladerosCon el pitirrio apretado.Cuando el toro otro a matado

Al punto salen toditos,Ecando vivas a gritosY a empuar buenos empleos,que son todos sus deseosCoger los mangos bajitos.

Dejen ya la maa viejaDe mandar al monte gente,para tumbar presidenteSin dar motivos de ueja;

que la prudencia aconseja,que vivamos tranuilitos,Como buenos ermanitos,que muca sangre a costadoY la ruina del EstadoCoger los mangos bajitos.

Y ue vean lo ue a costadoLa tumba de dos poderes,que an muerto miles de seresque la tierra se a tragado.

Cuántas viudas no an uedado,Y huérfanos innitos!Cuántas miserias y gritos!Y cuánta sangre correr!…Por unos cuantos uererCoger los mangos bajitos.

Aora lo ue an de acerEcarlo todo al olvido,Y al Presidente elegido

Ayudarlo a sostener.Y evitar ue vuelva a aber




280

Más viudas y uerfanitos,Más crímenes y delitos

Y lárguense a trabajar,Los que quieren, SIN SUDAR ,Coger los mangos bajitos.Santiago, mayo 18 de 1903.

Un muchacho que se lo llevó el diabloEn una seccin de Moca

El diablo se a presentado,Y a un mucaco se a llevadoDejando a su madre loca;

Por insolencia no poca,Con la madre ue le dioEl ser, y lo sustentCon sus pecos, cuando nio,Y con el mayor cario,Tanto ue lo acarici.

Así lo suelen contar:“Que aquella madre aijida

No tenía un día comidaA su familia ué dar;

Y un pollo pudo matarDe su ijo, y lo guis,Y el ingrato, cuando vioque era suyo el pollo muerto,Cuantas aves vio por ciertoDe su madre las mat”.

Y por eso aquella era

A su madre la insult,Y al respeto le faltPero de mala manera.

Y todo por la frioleraDe un pollito miserioso;Cuando bueno y generosoDebe un ijo siempre ser,Con el ombre y la mujerque le an dado el ser dicoso.

Por tan criminal accinLa madre así lo maldijo:




281

“Espero ue el diablo, ijo,Te lleve sin dilacin”.

La maternal maldicinPronto se cumpli por cierto,Pues a poco en un desiertoAl ijo desventurado,Con el cuerpo ensangrentadoAllí lo encontraron muerto.

Pero lo más sorprendenteFue ue al irlo a enterrar,Los ue lo solían cargar

Notaron completamente.que el cadáver cuasimente

Apenas nada pesaba;Pero quién se gurabaEl más tremendo misterio,que al llegar al cementerio¡El difunto allí no estaba!

La gente sali al momentohuyendo del campo santo,

Llena de terror y espantoY un temblor el más violento.

¿Con tal acontecimientoquién demonio se parabaCuando todo el mundo dabaUn ojo por un bouete,Y salir como un coeteDel aprieto en ue se allaba?

Todo el mundo a opinado

Con sano criterio y calmaque al mucaco en cuerpo y almaEl diablo se lo a llevado,

Por miserable y malcriadocon su madre cariosa,Cuando no ay otra cosaEn la vida ue más cuadre,Como es el amor de madre;De un ilo bueno la diosa.

El ijo desobedienteCon sus padres y malcriado,




282

Extrao no es demasiadoque el diablo se le presente,

Y todo ijo insolenteSujétese bien la boca,Para ver si no le tocaLa suerte del ijo auél,que el diablo carg con élEn un campo allá de Moca.Santiago, septiembre de 1903.

El Jockey Club santiagués

Y su espléndido baile del 23 de los corrientes.Con gusto daré ran

Y su fama la propago,De un baile en el Club Santiagoque a llamado la atencin.

Por su grande animacin,Y concurrencia igualmente;Tanto ue, perfectamenteEl Jockey Club se luci,

Con su gran baile ue dioEl veintitrés del corriente.

En el local espaciosoDel Club Santiago nombrado,Bellamente iluminadoY un adorno muy lujoso,

Un concurso numerosoDe personas distinguidasLujosamente vestidas

honraban auel saln,Y a esta digna poblacinCon verse allí reunida.

Ocenta damas abíaY cuasi todas pollitas,Elegantes y bonitasComo la estrella del día,

Y nias ue todavíaNi a uince suelen llegar,

Y los ue solían bailarCon ellas cuasi pollones,




283

De puntica o de botonesque aora empiean a cantar.

Además de las pollonasque tanto resplandecían,Su pico también cogíanUnas cuantas mucacas,

que aunue no tan moetonasDe baile en cualuier saln,Llaman siempre la atencinComo antiguas veteranas;Complacientes y muy llanas

Y ue bailadoras son.

Los jvenes maduritosTambién hacían sus guras,Entre tan bellas criaturas,Como entre tantos pollitos

Elegantes y bonitosque onraban auel saln.Colmando allí de atencinY de tratos muy decentes,

A todos los concurrentesSin andar con distincin.

En todo departamentoIncluso la galeríaTantísima gente abíaue se escaseaba el asiento;

Pero nunca más contento,Ni tanta satisfaccin;Y ue a pesar de un millnDe licores como ubo,Siempre el orden se mantuvoSin ninguna alteracin.

Seoras y seoritasque ocupaban aposentos,Y otros departamentosSe an obseuiado a toditas,

que el dulce, ue las copitas,

A menudo les brindaban,Y de todos se acordaban,




284

Con la mayor complacencia,Y con la mayor decencia

A todo el mundo obseuiaban.El pavo ue suele acer

siempre en bailes su gura,Ni siuiera en miniaturaPudo allí, aparecer.

Pavo no podían comerLas ue en el saln estaban,Porue muy listos andabanAllí los comisionados;

Pues debido a sus cuidadosSentada a nadie dejaban

La oruesta bien se luciEn esa dicosa noce,De gusto aciendo derrocePor lo bien ue ejecut;

Todo lo ue se brindEn ese baile afamado,Todo a sido delicado,

O riuísimo, diremos;Como ue también sabemosque allí de todo a sobrado.

Esta corta descripcinSatisfactoria me es,Al Jockey Club SantiaguésDedicarla en atencin,

De su verdadera accinDe cultura y de adelanto;Deseándole por tantoCon toda sinceridad,Aos de felicidadY un porvenir de encanto.Santiago, 29 de agosto de 1903.

Un buen consejo a los campesinos de la RepúblicaDedicada al General Miguel Febles, Ministro de lo Interior y Policíadel Gobierno Provisional.

Del campo a todo abitanteComo soy gallo viejo,




285

En coplas un buen consejoLe doy para ue lo cante.

Y lo observe en lo adelanteDe Dios como una sentencia;Y es ue nadie su existenciaLa debe sacricar,Porue otro vaya a goarDe la mejor conveniencia.

Los onrados campesinosCuando ay revoluciones,Para mantener cantones

Ellos son los paganinos.Porue los ombres dainos

Como no tienen ué acerSino jugar y beberLas revueltas les agrada,Pues como no tienen nadaNada tienen ué perder.

Pero el ombre ue trabajaY de alguna posicin,

Meterse en revolucin…Bien merece una mortaja.

Pues ¿ué diablo de ventajaSacará ese maldecido,Con asunto de partidoSi después ue el pleito pasa,Si acaso, vuelve a su casa,Todo lo encuentra perdido?

Así es ue un campesino

No debe politiuear,Porue nunca a de alcanarUn lucrativo destino.

Lo ue encuentra es el caminoDe su trabajo perder.Pues tiene ue mantenerLos cantones con su criana,Y también con su labranaPara nada merecer.

No ay duda, los de levitasY mucos grandes seores,




286

Siempre an sido los autoresDe las revueltas malditas.

Y desgracias innitasPor sus mucas pretensionesA los empleos y galones;Pero eso sería pamplina,Si la gente campesinaNo consintiera cantones.

Por eso en cada seccinDe nuestros campos debían,Los ue trabajan y crían

Formar una asociacin.

Para ue ningn cantnSe estableca en el lugar;Como también denunciarA todo propagandista,que vaya en son de conuistaA uererlos perturbar.

El Ministro de la GuerraPolín, nuestro compueblano,

Y el Jefe el más veteranoMuy buena intencin encierra.

Pues a venido a esta tierraCibaea a armoniar,Y a todos unicarPara ue la pa impere,Y todo el mundo prosperePor medio del bienestar.

Pronto llegará el momentoque Alejandro Wos y GilEntre aclamaciones milYa prestará juramento,

Y como ombre de talento,De onor y sabiduríaY de muca valentía.El salvará a la NacinEs decir, abiendo unin,Vergüenza, paz y armonía.

Santiago, julio 9 de 1903.




287

Certamen industrialDedicado por la Sociedad “Liceo del Yaque” al aniversario

del veintisiete de febrero.Al Ilustre Ayuntamiento y a la Sociedad “Liceo del Yaque”.

En decir oy me adelanto,Pero así, sinceramente,que no me creo competentePara dedicarle un canto.

Al acto más sacrosantoDe progreso verdadero,Con ue el pueblo SantiagueroSe a dignado festejar,Y por siempre perpetuarEl Veintisiete Febrero.

Pero al n por complacerDe unos cuantos la exigencia,Y no con indiferenciaTan sublime obra ver.

Algo e tenido ue acerComo cantor popular,Por no poderle negarEstas coplitas de aliento,A un nuevo acontecimientoEl más digno de admirar.

Así es, que me reeroAl “Certamen Industrial”,Delicado al festivalDel “Veintisiete Febrero”,

Donde el laborioso obrero

Con grata satisfaccin,ha puesto en exibicinSu trabajo delicado,Para verlo allí premiadoPor su magna condicin.

Al mundo entero a cojidoDe susto, mil novedades,Y tantas curiosidadesque aora se an exibido.

Del Certamen aludidoLa importancia es sin igual,




288

Pues la opinin generalCompletamente ignoraba,

que nuestra tierra abrigabaTanta gloria nacional.

El Certamen francamentehio salir de casillas,Un sin n de maravillasque estaban asta el presente,

Ocultas completamente;Pero no ay ue negar,que esa obra singular,

Se debe al buen deseo,De la Sociedad LiceoDel Yaue en este lugar.

Porue ella a sido la autoraDel Certamen Industrial,Y la duea principalDe esa obra bienecora,Y muy civiliadora,Pues con gusto y mil amores,Cientos de expositores,Todos an depositado,En el Certamen citadoLas obras más superiores.

La mauinita a vapor,Del joven David de LoraTanto admira como aoraAl más sabio expectador,

Y más, a uien al Seor

David suele conocer,que no a tenido el placerDe salir al extranjero,Ni estudio para ingenieroNinguno suele tener.

Los sombreros guraberosDe cana, se an lucido,Pues de cierto an recibidoLos elogios más sinceros.

Y también otros sombrerosdel lugar de “San José’’,




289

Pues todo el ue allí los veSe admira de ver auello,

Porue es un trabajo belloDe paja de malcoté.

Lo ue a todos admirY a tenido muco eco,Es el curioso muecoDel Seor Julio Ti.

que en Jaibn lo fabricY a llamado la atencinCon muy sobrada ran

Del concurso numerosoPor ser lo más ingeniosoEl mueco de Jaibn.

Labores hay innitasAdmirables y curiosas,Y en centenares de cosasPero a cual más exuisitas

que no pueden ser descritasEn tan corta relacin

Ni tengo la pretensinDe llegar donde no puedo,Así es ue auí me uedoDel lector con el perdn.

Pero no an de fallarMil plumas autoriadas,que noticias detalladasYa podrán suministrar.

De esa obra singular

Puesta en ejecucin,Por tan noble asociacinLiceo del Yaue bendita,que la Patria oy felicitaCon todo su coran.

La junta OrganiadoraDel Certamen referido,Grandemente se a lucidoCon su obra encantadora.

Y el pblico no lo ignora,que esta Junta meritoria,




290

ha puesto en ejecutoriaLa energía más admirable,

Y un esfuero imponderablehasta cubrirse de gloria.Santiago, 5 de maro de 1903.

De quién es la hicoteaA mi amigo Julio Saleta Santiago.

En una onda lagunaUn pescador abull,Y una icotea pasePor una buena fortuna.

Pero sin demora algunaLa icotea otro desea,Y uiere ue suya seaPorue a él se le escap;Así es ue no sé yoDe uién es la jicotea.

La mitad del mundo enteroDice ue segn parece

La icotea le perteneceA don Juan el caballero,

que fue su dueo primero;Pero al perder su tareaPor auella accin tan feaDel veinticinco de Abril;que diga Alejandro GilDe uién es la jicotea.

Del mundo la otra mitad

Así lo proclama a grito,que le toca a AlejandritoLa icotea en propiedad.

Porue él fue en realidadEl ue rompi la maneaDe trillos, y en la peleaLa gloria también le cabe;Así es ue nadie sabeDe uién es la jicotea.

Como el amigo DescampsDe méritos no carece,




291

La icotea le perteneceComo a Alejandro y don Juan.

Porue él a sido el titán,Más terrible con la idea,Y donde su vo empleaProduce de lu un foco;Pero él no sabe tampocoDe uién es la jicotea.

El ombre ue el pueblo elijaPara guiar a la NacinA punto de salvacin,

Dejarlo ue la dirija.

Sin apretn de clavija,Sin repingos ni pelea,Para ue más no se veaCorrer la sangre a torrente,Ni pregunte más la genteDe uién es la jicotea.

Pidamos todos ufanosAl cielo misericordia,

Porue reine la concordiaY pa entre los cristianos.

que todos somos ermanosY el País ue bambolea,Lo ue aora más deseaque no lo dejen caer,que vale más ue saberDe uién es la jicotea.Santiago, mayo 7 de 1903.




292

Tomo II

ProemioEste segundo volumen de las décimas de Juan Antonio Alix, completa la seleccin reali-ada por el escritor Dr. Joauín Balaguer, uien a prologado la obra, la cual se edita como unomenaje pstumo al gran poeta popular.

Los trabajos y afanes de todos los ue an contribuido a la presentacin de estos volme-nes, constituyen el mejor estímulo para los editores, interesados siempre en coadyuvar a ladivulgacin de la cultura dominicana y al enriuecimiento de la bibliografía nacional.




293

Al públicoLo que ha pasado en la Otra Banda del Yaque

el día 7 del presente mes.Ya ue el pblico lo manda

Diremos por la presente,que el día siete del corrientePor la noce, en Otra Banda

De pilluelos una tandaY de armamento provista,Después de pasar revistaA siete civos robados,Dieron muerte los malvados

Al pedáneo Juan Batista.

Los pillos un burro prietoListo de un todo llevaron,Y de carne lo cargaronSin desollar por completo.

Batista, bello sujeto,Y Alcalde de la Seccin,Por cumplir su obligacinY sus bienes defender,

Vino el pobre a perecerA las manos de un ladrn.

Dicen ue fue acompaadoDe dos o tres compaeros,que se mandaron ligerosCuando Juanico a goteado.

Y ue un joven buen soldadoLelo Marte, el muy valiente,quien venci a los bandidos,Dej allí a dos eridos

Y un prisionero igualmente.

Segn cuentan los vecinosDe Otra Banda y más lugares,Diue pasan de millaresLos civos y los cocinos,

Y ovejos, ue esos dainosPor todas partes cogían,Y los cueros no vendíanEn bruto los malecores,

Pues, como son curtidores,Ellos mismos los curtían.

JUAN ANTONIO ALIX | DÉCIMAS – TOMO II



294

También suelen declararVecinos de Rafael,

que en todo el lugar auelNo se oye un civo berrear,Ni un ovejito balar

Ni otras clases de animales,Porue los pilluelos taleshaciendo de carne líos,han dejado allí vacíosLos ciueros y corrales.

hoy se encuentra en el JugadoDe Instruccin el burro prieto,

El ue vino bien repletoDe civos muertos cargado,

Con el cuero an pegado;Pues dicen ue los civerosPor uerer andar ligerosNada más los degollaban,Y el mondongo lo dejabanEn los mismos mataderos.

Del pueblo la mayoría

Deseaba ue los malvadosFueran todos fusilados,que de ejemplo serviría.

Y la Autoridad ueríaAl pblico complacer,Pero ue por atenderA unos cuantos consejeros,hoy se encuentran los civerosDe la Justicia en poder.

Esta corta relacinCon gusto e publicado,Porue me lo a suplicadoEntera esta poblacin.

Para con más atencinque obren los tribunales,Y se empeñen los scalesEn emplear más energía,Para darle garantíaA la criana de animales.Santiago, agosto 10 de 1903




295

Al Gobierno Provisional de laRepública, Santiago

Como cantor nacionalYo no puedo prescindir,De marcar o de seguirA la opinin general.

Por eso es muy naturalCantar lo ue ella desea:que para evitar peleaO no más guerra civil,Le diga a Alejandro Gil:Aoja la jicotea.

De Alejandro siempre e sidoAmigo particular,Y no lo puedo negarque le estoy agradecido;

Y como amigo ueridoEste amigo le desea,que en salvamento se vea;Y si de cerca le vieraLo abraaría y le dijera:

Aoja la jicotea.Si el País entero ya

Desconoce tu poder,No agas la sangre correrque asta Dios se enojará.

Vete, ue t volverásCuando en pa todo se vea.A tu Patria ue deseaque no aya más bancarrota;Conue, si eres buen patriota:Aoja la jicotea.

Cantando estoy como un grilloSin a nadie maltratar,Sin subir ni arrempujarA partido ni a caudillo.

Ni canto por darle brilloNi al Jess de Galilea,Canto con la buena idea,De lo ue mejor conviene,

Y decirle al ue la tiene:Aoja la jicotea.




296

A ninguno adularéCon atronadores vivas,

Y ni con ores ni olivasA nadie coronaré.A la pa le cantaré

Y a la Unin ue oy campea;Esa es toda mi tarea,Evitar guerra civil,Diciéndole a Woss y Gil:Aoja la jicotea.

El País por el momentoPoco a poco se fusiona,

Sin distincin de personaY sin apasionamiento.

No a abido atropellamientoNi uien arriba se crea,De la discordia la tea,Ya no ay ni uien la nombre;Con ue Gil, si eres buen ombre:Aoja la jicotea.

En la más completa unin

Se encuentran greudo y bolo:Formando un partido sloComo ermanitos ue son.

No a abido una discusinNi una palabrita fea,Pues si lo ue se deseaEs en pa todos vivir,Gil, si te uieres lucir,Aoja la jicotea.

Formando un slo partido

Se encuentra todo el Cibao,Desde Masacre al BonaoComo ya es bien sabido.

El Este y Sur se an unidoAl Cibao con esa idea,Y como la unión orea,Con placer y gusto mil,Amigo Alejandro Gil:Aoja la jicotea.

De todo corazón te desea un feliz viaje,

tu siempre amigo, Juan Ant. Alix.Santiago, 2 de noviembre de 1903




297

Las Juntas de FomentoEstablecidas por el progresista Don Eugenio Deschamps,

Vicepresidente y Delegado del Gobierno en el CibaoPara dar conocimiento

Al pblico en general,De lo ue el Gobierno actualPráctica por el momento,Como asuntos de fomento,

De riuea y bienestar,Debo de manifestarque si el Gobierno consigueLo ue con afán persigue

El país se a de salvar.Sabido es, ue el abitante

Del campo, ue trae su fruto,Como gato entre macutoSe lo endosa al comerciante;

Y al momento el negociante,Ya sea por ambicinO por la mala intencinDe trancar a un tercero,Se lo compra al cosecero,

Sea cual sea su condicin.

Por eso más criminalEs sin duda el comerciante,que el gitanillo abitanteY muco más ilegal;

Pues si el cosecero tal,Convencido ya estuvieraque su fruto no vendieraEn pésima condicin

Jamás a la poblacin,Ni de cepa lo trajera.

Pero como saben bienque si ellos traen basuraEl comerciante se apuraEn comprarla en su almacén,

Eso yo lo aría tambiénSi yo fuera cosecero,Pues de casa el basureroAl comercio le trajera

Aunue así después se undieraEnviándolo al extranjero




298

El Gobierno superiorNo tiene más ideales,

que a los frutos nacionalesDarle crédito y valor.Para ue en el exterior

Sean siempre solicitados,Y no tan desmeritados,Como están a la sanPor su mala condicinY tan mal clasicados.

En todo el DepartamentoDel Cibao están nombradas

Por Descamps e instaladasVarias Juntas de Fomento.

Para darle crecimientoDe una manera segura,A comercio, agricultura,Y a otras cosas igualmente,Para ue el País realmenteSe coloue en grande altura.

El Gobierno a concedido

Sin pérdida de momento,A las Juntas de FomentoCuanto ellas an pedido,

Y en todo está decididoDicas Juntas a apoyar,Y acerlas bien respetarCon la mayor energía,Porue es la nica víaDe la cosa organiar.

Ya con esto es suciente

Para ue el agricultor,Y todo especuladorEstén lo más al corriente,

que el Gobierno no consienteque salga de la Nacin,Sea cual sea la produccin,Si no está bien comprobada,Y bastante examinadaSu exuisita condicin.

Así todo agricultorComo todo comerciante,




299

Ya sabrán ue en lo adelanteEl Gobierno superior

Castigará con rigor,Con multas y con prisin,Al ue tenga la ocasinDe comprar o de venderFrutos de poco valerY de mala condicin.

Lo ue pretende el GobiernoCon esa sabia medida,Es sacar, pero en seguida,Al País de tanto inerno,

Y de un padecer eterno,Pues en los tiempos actualesLa miseria y tantos malesQue aigen a la Nación,Es la mala condicinDe los frutos nacionales.Santiago, 14 de octubre de 1903.

Un hijo desobedienteQue fue a una esta en cnta del gust de su pade.A mi amigo el Gral. Pedro M. Espaillat. Santo Domingo.

hoy también contar me tocaOtro caso parecido,Al del ijo maldecidoEn un campo allá de Moca.

que por una cosa pocaO es decir, por un pollito,Ese mucaco malditoA su madre maltrat,Y el diablo se lo llevAl inerno derechito.

Pues en Jacagua a pasadoOtro caso cuasi igual,que lo contaré tal cualComo a mí me lo an contado.

“Un padre de familia onradoA un ijo le aconsejY muco le suplicQue no fuera a una esta,

que esa noce abía propuestaEn ué parte no sé yo”




300

Y el ijo sin más esperaAl padre así le contesta:

“Pues yo sí voy a la estaAunue el demonio no uiera,Me voy de cualuier manera

Sin ue nadie me sujete,Y el primero ue se meteEn privarme de mi gusto,Cuatro balaos le ajustoComo cinco y dos son siete”.

Otra ve le dijo el padre:“Tú no vayas a la esta

que en tu cama ago una apuestaque no ay perro ue te ladre.

—Por la salud de mi madreA esa esta sí que voy,Porue listo ya lo estoyY el ue me salga al encuentroDel peco en el mismo centroCuatro balaos le doy”.

El padre ued abismado

Contemplando largo rato,Auel ijo tan ingratoDesobediente y malcriado.

Y al n, le dijo indignado:“hijo mío, jamás te ablo;Pero yo espero en San PabloY en el gran Poder Divino,que al marcarte, en el camino,Ojalá te lleve el diablo”.

El ijo sin atender

A más nada se marc,Y al festín se dirigiLleno de gusto y placer;

Pero pronto pudo verque salía de una emboscadaUn ombre de grande aladaCon dos cuernos en la frente,Y los ojos puramenteDe fuego una llamarada.

El joven así ue vioAquella infernal gura,




301

Con muy notable bravuraAl momento se cuadr

Y el revlver lo sac,Sin andar con pareceres;Y al ombre dijo: ¡uién eres!Si en el mundo andas penando,De parte de Dios te mandoque me digas lo ue uieres”.

“Cállate esa boca perro:El fantasma contest,que a arreglarte vengo yoCon estas uas de ierro.

Yo soy el diablo ue encierroA todo el ue no me cuadre,Y al perro ue a mí me ladreComo t, ue así me gruas,Le enseo con estas uasA respetar a su padre”.

De una ve entr con élEl demonio y lo tumb,Y las uas le clav

Con una ereza cruel;que si no es por San Miguelque de encima se lo uitaDe virtud con su varita,El joven ya estuviera

Junto con aquella eraque maltrat a su mamita.

El ijo, de tal maneraLleg a su casa estropeado,Con todo el cuerpo aruado

Y la camisa por fuera,Gritando al padre le abriera

La puerta sin dilacin,Para pedirle perdn,Y el padre así ue lo viohincado, lo perdonY le ec la bendicin.

Viva la paz! Viva la unión!Y abajo los cogedores de mangos bajitos! Allé.Allé, a buscar qué hacer, y dejen al País tranquilo.Santiago, 6 de octubre de 1903.




302

El 14 de febrerocontinuación de las décimas

Unidos los santiaguerosCon un grupo de mocanosValientes como espartanosY rabudos espueleros,

A los bolos majaderosTanto el dado le cargaronque unos cuantos ni atinaronA salir de la ciudad,Pidiendo ospitalidadDonde ocultos se uedaron.

Los bolos ran teníanEn temerle tanto al foete,Porue ya en el mismo ojeteLa rabia la sentían.

Y muco más cuando oían“que atájenlos por allá”,“que atráuenlos por acá”,Y el fun fun de las abejasTan cerca de las orejas,

que el más valiente se va.¡Pero cuánto patriotismo!

¡O valientes veteranos!Estrecen auí sus manos!¡qué eroísmo! ¡ué eroísmo!

Y cuánto valor: lo mismoLes decían los camarones,Pero al verlos en pelotoneshuyendo ue se mataban,Indignados les voceaban:¡qué pelones, ué pelones!

No se allaron en la accinVarios bolos generalesPor temor ue en los panalesLes picara un abejn.

Fuera de la poblacinquedarse allá resolvieronPero ue cuando sintieronEl bajo de la tollina,

Pues al ue le dan camina,En sus jacos se tendieron.




303

Entre ambos ue lucaron,Con seguridad se cuenta,

que an pasado de sesentaLas bajas ue resultaron.Los bolos auí dejaron

Muertos y algunos eridosLos ue fueron recogidosPor la Cru Roja benditaque con piedad inauditaFueron todos socorridos.

Después de la gran tollinaA los pájaros sin rabo

En los Cerros de GuraboLes dieron otra propina.

Teniendo auella colinaFuertemente atrinceradaEn donde no icieron nadaTrescientos ue allí se allaron,Porue todos se panuearonPara Cuesta Colorada.

Al salir de propartidaDe los Cerros los ancudosContinuaron los rabudosDándoles la despedida.

Y en la Cuesta referidaEl derrote fue tan cruel,que ecando cuasi la ielPor la boca, de cansados,Llegaron desgaritadosA Llanos de Rafael.

Así pues, ue no valieron

Las misas a San Antonio,Ni los brujos del demonio,Ni los jud ue se dieron.

Ni mil promesas ue icieronPorue todo fue pamplina;La Providencia DivinaComo ella está con MoralesEn vano son los cordialesY los caldos de gallina.

Y a quien Dios le da la jicotea que se la bendiga

San JUAN A. ALIX. Amén Jesús.Santiago, mayo de 1904.




304

Viva la pazLa República Dominicana se encuentra por el momento

en plena paz y tranquilidad. Loado sea Dios!DEDICATORIA:Al Ilustre Caballero Mr. Tomás Cleveland, Ministro Americanocerca del Gobierno Dominicano, residente en la Capital de nuestra República.El señor Cleveland ha sido bien obsequiado en todas las Comarcas del Cibaoque ha visitado; que para bien sea.

Con toda satisfaccinDamos oy publicidadque ya la tranuilidadReina en toda la Nacin;

Pues la cruel revolucin

ha bajado su estandarteEn ese mismo baluarteue de cuna le sirvi;Y la pa enarbolEl suyo por toda parte.

Los dos Jefes principalesDe la tal revolucin,Viendo ya con atencinLas consecuencias fatales

De esas lucas criminales,Con el Gobierno pactaron,Y elmente celebraronEl Demetrio y Desiderio,Un pacto bastante serioQue en Montecristy rmaron.

La Provincia de La VegaSe encuentra toda de gala,Porue Perico LasalaTampoco uiere más brega;

haciendo su gente entregaDe sus armas principales;Inclusos los generalesPimentel y otros varios,Los ue ya no son contrariosDel Gobierno de Morales.

Y ay uien diga con afánque ya Perico Lasala,

Jamás tirará una balaPor su compadre don Juan

El araa capitán,que después ue le ofreci




305

La ínsula, se embarcA goar a Puerto Rico,

Y al infeli del PericoEn la estaca lo dej.16

Por lo dico se veráque ya todo está tranuilo,Y por ese mismo estiloMuco tiempo lo estará.

Aunue nunca faltaráAlgn ijuelo de perra,que desee otra ve la guerra;Pero si cualuiera abusa,

Ya encontrará su tusaCon los blancos de otra tierra.

Pues, ¿uién es el ue no sabeque el Gobierno yanui a sidoquien más a contribuidoA ue la guerra se acabe?

Y ue esa gloria le cabeA los norteamericanos,que aladas tienen las manos

Para aplastar a cualuiera,que intente encender la ogueraEntre los dominicanos.

Toda nacin europeaY los norteamericanos,Entre los dominicanosNo consienten más pelea.

que cual gobierno ue seaEllos lo an de protegerY por la fuera an de acer

que no se altere la pa,Como remedio ecazPara el País orecer.

Ya un Ministro americanoReside en la Capital,Y lo ue es el litoralDel País dominicano

Nunca faltará a la manoMuy grandes buues de guerra,

16El refrán ue dice: “ued como perico en la estaca”.




306

que ecarán gentes a tierraPor millones si se ofrece;

Y el ue se mueve, perece,Y ue de una ve se entierra.

El pueblo dominicanoSerá siempre independiente,Como promete elmenteEl coloso americano;

Y no abrá poder umanoque le toue en realidad,Viviendo en tranuilidadEn pa, en buena armonía,

Pero, si es en anaruía,Perderá su libertad.

Así es ue desgraciadoDel ue aora se menea,que prontamente goteaY es de una ve sepultado.

Morales está apoyadoY su Gobierno igualmente,Con buues, dinero y gente,y ya con revolucinLo ue es en nuestra NacinNo se tumba presidente.

Eso es bueno con batata, como dice un refrán.Santiago, 11 de julio de 1904.

La oreja de Ñico el locoA mi amigo Octaviano EstrellaCiudad.

El Pobre de ñico el locoEs un infeli idiota,que solamente se botaCuando lo cuuean un poco.

Ni le ace dao tampocoA nadie ese desgraciado;Pero como es alocado,Donde la noce le coge,En el suelo se recogeY allí duerme engurruado.

Esa infeli criaturaCuando no está embriagado,




307

Se ocupa de acer mandadoY aduiere su valedura;

En la plaa de verduraAllí gana sus cuartillas,Cargando mesas y sillas,Cajones y otras frioleras,A unas cuantas canasterasque venden en las casillas.

Pues a ese desdicadoSin dar motivos de ueja,Le mocaron una orejaSin duda algn condenado,

que viéndolo allí acostadoDurmiendo en una calada.La oreja le fue cortadaPor algn ser inumano,que no tiene de cristianoNi siuiera una pulgada.

El maldito criminalque a ñico lo a sealadoDicen ue moco y bocado

Le puso como seal,Como de criana animal;Y aunue no es de juicio sano,El ñico no es un marrano;Es ijo de Dios lo mismo,Por el agua del bautismoque tiene como cristiano.

El ue cometi por ciertoEse crimen tan orrendo.que vaya previniendo

Con Dios ue vive despierto,Con su tribunal abierto

Y su ley siempre pareja:Y como ese Dios no dejaSin castigo al delincuente,que tengan eso presenteLos cortadores de oreja.

Estas coplas las publicoPara ue el mundo lo sepa,

que auí se vive de cepaTanto el pobre como el rico.




308

Porue cuando el pobre ñicoque no debe culpas viejas,

Lo an dejado sin orejasSi a esta tierra viene el Papa,Como ya nadie se escapaLe arrancan asta las cejas.

Avenuncio, Satanás!; toma la cruz, perro mataluz! y líbrenos Dios de tanta vagabundería. Sí, señor!Santiago, 11 de junio de 1904.

Los niñitosQue se oían gritando en noches pasadasen la iglesia de Nuestra Señora de la Altagracia.

El caso ue resultEn la Iglesia de Altagracia,Aunue falto soy de graciaA cantarlo vengo yo.

Tal cual como lo contDe auel templo una vecina,que se all en la fajina,Diue de unos niitosTrancados y dando gritosEn esa mansin divina.

Los nios diue decían¡Ay mamá! ¡ay mamá!…¡Ay papá! ¡ay papá!…Y a carcajadas reían.

Pero tanta bulla acíanque la policía corri,Y el vecindario acudiLleno de miedo profundo;

Y así fue ue todo el mundoPor allí se alborot.

Unos cuantos ue mirabanPor el abra de una puerta.Decían como cosa ciertaque en el coro se encontraban.

Unos nios ue cantabanEn la todos parados;Y a otros veían sentadosDesnuditos en los bancos;

Y ue todos eran blancosCon gorritos colorados.




309

El sacristán de la Ermitaque se apareci en cancleta.

Armado de una escopetaY de un revlver marmita.Toc allí una campanita

Y reuni al vecindario,Para cantar el rosarioPor auellos angelitosque de los cielos benditosBajaron a auel santuario.

“que salga una comisin–dijo allí un meuetrefe–

Para darle parte al JefeDe esta sagrada mansin”.

Así fue, sin dilacin,El cura al momento vino,Y al abrir con muco tinoDe la Sacristía la puerta,Sali a carrera abiertahuyendo un perro barcino.

Es todo cuanto a pasado

En la Parrouia Altagracia,que no a sido una desgraciaComo ya se a propagado;

Un pobre perro trancadoEn la iglesia dando gritos;Eran pues los angelitosque ¡ay mamá! diue decían,Y ue también los veíanCon gorros y desnuditos.

Lo ue sí es cosa cierta,

Y se puede asegurar,que no pueden ya dejarIglesia ninguna abierta.

Ya es preciso andar alertaCon los brujos oy en día,Pues toda esa rateríaEn las iglesias divinas,Son los brujos y adivinasPara arreglar brujería.

Y es cierto ue al Padre ArmandoLe an robado del altar,




310

Un vaso ue suele usarCuando él está consagrando.

Y Luis Pére predicandoSe a uejado ya con pena,que alguna persona buena,Creyendo acerle un favorEntr a la Iglesia MayorY le rob su patena.

Los brujos y las adivinas están de plácemes!No hay quien les llegue al cuero.Así memo, así!Santiago, octubre 19 de 1904.

LamentacionesDe una dicha de 35 carnavales que está por casarse que no ve.A la juventud universal, porque en todas partes se cuecen habas.

Caramba! uiero casarme,Aunue mi mamá lo sienta;Porue paso de los treintaY yo no uiero uedarme;

Yo estoy ya por colocarmePero de cualuier manera,Sin andar con más esperaNi más vuelta al pensamiento;Yo estoy ya por casamientoY me caso con cualuiera.

Cansada estoy de esperarY me moriré de vieja,Esperando esta parejaCon uien me uieren casar,

que del cielo a de bajar;

Blanco, noble y millonario,De un talento extraordinario,Buen moo, muy eleganteque toue el piano, y ue canteMás bonito ue un canario.

Mi mamá culpa a tenidoque llegara yo a esta edad,Sin esa felicidadDe tener un buen marido;

Porue a ella le a cogidoConue debo ser casada,




311

Con ministro o embajada,De Alemania o Inglaterra;

Cuando auí en nuestra tierraNo valemos cuasi nada.

Envidia me causa verMiles mujeres casadas,que están muy bien colocadasPor no ponerse a escoger;

Pues el muco pretenderY ese orgullo mal fundado,No da ningn resultado;Pero ni luce ni cabe,

Donde todo el mundo sabeDel pie ue uno a cojeado.

Mi mamá siempre se poneCon miles de sacalias,Cuando de cacas y tiasEste mundo se compone;

El ue a eso se disponeSe olvida de ciertas cosas,que no son ni tan onrosas

Para ue anden repingandoY narices aventandoComo las vacas rabiosas.

Y mi mama en otra eraNunca frecuent un salnque mereciera atencinY ni mirarlo siuiera;

Pero oy ue en la primeraDe verse tanto se alegraLe sopla su bola negra

A tantos jvenes buenos,Porue diue tiene a menosDe ue la tengan por suegra.

Yo me muero por bailarY mi mama no me deja,Por no aber noble parejaCon uien pueda yo danar.

La juventud del lugarNo puede ser más decente,

Más culta y más complaciente,Y a mi mama le a cogido,




312

Conue el mundo está perdidoY en los bailes comen gente.

No uiere ue tenga amores,Ni uiere ue al Parue vaya,Porue no falta canallaEntre los visitadores.

Ni por los alrededoresDe casa pisa varnPorue diue todos sonUnas aves de rapias,que se llevan a las niasComo a paloma un gorrin.

Así es, ue uiero casarmeCon el ombre ue me cuadre,Y no con el ue mi madrePor esposo uiera darme.

Pues yo no uiero uedarmeComo otras ue están penando,que por estar esperandoCasarse con un Sultán,Vistiendo santos estánY en las iglesias cantando.

Para tanta esclavitud,Seguro ue me coloco,Así sea con ñico el loco,Si no anda con prontitud

La piadosa juventud,Pues cualuiera se condenaViviendo con tanta penaY así tan morticada,Como una monja encerrada

Sin saber de cosa buena.La probe! Ojalá encuentre un viejo bobo que la saque de pena,así sea como el decimero.Santiago, 29 de septiembre, 1904.

El chivo motónA los amigos Rodolfo Lithgow y Enrique Pastoriza.

ha llegado a la EstacinDel Ferrocarril Central,

Un civo fenomenalque a causado admiracin.




313

Es un civato motnDe larga barba poblado

Y entre patas bien pegado,Un talego regular,Con el ue puede probarque nunca a sido capado.

El civo de referenciaA Montecristi lleg,Y por la Aduana pasCon la mayor insolencia,

Pues sin pedirle licenciaAl jefe de auel bufete,

Se ajust por un bouete,Pas por la poblacin,Sin ninguna interrupcinhasta verse en Navarrete.

Francamente aí llegMontado en varias carretas,Con barriles y maletasque allí las deposit.

Más tarde se trasladAl tren de la vía Central,

Y con gran ceremonialTuvo en esta poblacin,La más bella recepcinPor la autoridad local.

Allí fue el Gobernador,El Alcalde y el Fiscal.Los Jueces del Tribunal,Los de orden Superior;

También le cupo ese onor

Al Seor Jue de Instruccin,Y de gente una porcinLo mismo pas en seguida,A darle la bienvenidaAl caballero motn.

Mas después de celebradaLa recepción ocial,Con un proceso verbalLa esta fue terminada.

Pero, ue a la llegada,

De un seor facultativo,que observ ue dico civo




314

El vientre tenía inamadoAl punto le fue aplicado

De emético un vomitivo.Con ese medicamento

El motn se mejor,Porue al instante arrojMuca bilis y excremento,

Envuelto auello en cementoRomano, varios barrilesY un sin n de proyectilesExplosivos, igualmente,y revlver de patente,

Pero no arroj fusiles.Como el Laudo en Puerto Plata

ha puesto los mangos altos,Van los civos dando saltosEn busca de mejor mata;

Donde no es preciso lataNi otros cuantos reuisitos,Sino seguir derecitosY entrar por auel bouete,Por donde el civo se mete

A coger mangos bajitos.

Y la Impruven17 ¿ué diráDel motn y su regalo?Dirá ue por ese paloNunca se le pagará;

Pues si todo el mundo vaEn busca de los totones,Ya vendrán otros motonesBuscando el mismo bouete,

Y pasar a NavarreteFrancamente en carretones.Santiago, 7 de noviembre de 1904.

Las bailarinas del Judú en la calle “Santa Ana”18

A los amigos Domingo Russo y Ventura Silverio, Ciudad.

Cumpliendo con sus deberesLa seora policía,

17Improvement.18A ltima ora emos sabido ue el baile jud tuvo lugar en la calle de la Victoria y no en la de Santa Ana.




315

Ayer como a mediodíaSorprendi cuatro mujeres

que bailaban con placeresEl judú con un aitianoque también le ecaron manoY lo tienen en cirona,Porue esa buena personaDel jud es buen ermano.

En la calle ‘Santa Ana”Allí fue la esta armada,Pero ue a puerta cerradaCelebraban su bacana.

Y como costumbre aitianaEl baile tuvo lugar,Delante de un altarCubierto de lamparitas,Con siete mecas toditasPara más iluminar.

Y unos infelices santosEn dico altar se encontraban,Y auel baile presenciaban

Sin cubrirlos con sus mantos.Y al son del tambor y cantos,Bailarinas y gazones hacían miles contorsionesPero el cans, o proserpina,Atac a una bailarinaCon muy crueles convulsiones.

También en auel altarhabía un plátano asado,Maí y maní tostado,

Pimienta y sal de la mar.Y en ese mismo lugar

Encontr la policía,Una lata ue teníaAgua verde y tan edionda,que con repugnancia ondaEl pblico la veía.

Entre dicas bailarinashabía tres dominicanas,

Fragatas de cuatro andanas,Y con buenas culebrinas.




316

La otra es de las vecinasDe la tierra borinuea,

Corbeta puertorriueaDe cien caones por bandaque por estos trigos andaAlegre y siempre risuea.

El gran musié del judú O ya sea el gran papá,Es un tal musié Grambuá,De la societé D’Otrú.

Pájaro muy lugarY gran profesor aitiano,

De ese fandango africanoque se nos mete de lleno;Y si no ay Gobierno buenoAdis pueblo uisueyano!Al n comeremos gente, siDios no mete su mano.Santiago, julio 30 de 1904.

Un campesino dominicano

Que estuvo en Haití vendiendo unos andullos y a su regreso tuvo una entrevista muy curiosa con el que suscribe.(A dos amigos puertoplateños).

Del campo un dominicanoque pas a vender andullos,En dos borriuitos suyosA no sé ue pueblo aitiano,

Así me cont: “Critiano¡Ni Di comprende esa gente!Caicule ue laguaidiente

Allá le dicen taá,A lo jalitao llengáY penc ai pan caliente.

Los frijoles coloraoPuá rus lo llaman allá,A la brujería guangoY a lo sombrero cap

Malní e guaraguaoLo guandule puá congBonyé le dicen a Di,A lo brujo lugar




317

Y a lo jefe del judLe dicen papá Boc.

Lo memo la macarela,La titulan macrillLo molondrone gombY difé a la candela.

A la paila o cauelaLe dicen allá sodié;A lo apato sulié,Puesn ai peje o pecaoY en siendo el arr graniaoLe dicen durí grené.

Yo andube toitico haití Y no encontré un condenao,que dijera bacalaoSino todo la murí.

Al arr llaman durí,A la cebolla lon,A lo cocino cocn.Lo deo vermichelA la sal le dicen sel

Y crevice ai camarn.En siendo peje salao

Le dicen puesn saléComo banán bucanéLlaman ai plátano asao.

Pero siendo sancocaoLe dicen banán bullí,A la ica saloprí,A lo sajice pimán,Lo mamone cacimán

Y a lo nio anfán pití.

Al agua le dicen gl,Ai ueso llaman fromalle,Una rí e juna calleY ní que se acabó;

¡Allí nadie dice fComo nojotro jauí,Cuando viene a la narí Ei bajo de aign parrá!

El aitiano dice allá:“¡A la peté uí santí!”




318

Un sancoco, e ebullnñon eguille, es una aguja

Como ei casabe de brujaEllo lo llaman llonlln.A lo caibone, carbn,

Ai uitasoi, paresol,Guanábana, corosol,ñon candel, e juna vela;Y a la maidita viruelaLe dicen pití verol.

Al aceite llaman uil,Aguacate sabocá,

Y a la pia ananáComo porcanel, cajuil;

Allá perejil, persil,El melao allí sir,Lo mameye, abric,La yuca llaman maoc,A lo gallo viejo coc,Y ai sapo llaman grap.

Lo ue auí llaman letrinaPor allá e cae brulé,Como si dijera UtéLa casa uemada en ruina

Donde allí la camucinaO gente de poca nota,Entra allí y se angotaEn un brulé o aposento,Y se despaca al momentoDejando allí su pelota.

Conue saue usté la cuenta

Sio Juan Antoo Elí,Y dígame si en haití Cuaiuiera no se revienta;

En eso de compra y bentaYo le pueo asegurai,que si no sabe coitaiDe esa Gente ei lenguaraje,Ni la toitilla dei biajeUté no la pué sacai.

Jata otro día, con su licencia,

Juan A. ALIXSantiago, 17 de octubre de 1905.




319

Una mujer de color que despreciaa un compañero suyo porque es blanco

Te vengo a dar un consejoPor lo muco ue te uiero.No niegues nunca tu raaque el negro es tu compaero.

Si uieres de blanco amorTu raa no la desprecies.que no ay blanco ue te aprecieComo uno de tu color.

En la onrade y el onor

Busca siempre tu acotejo.que si no es en el pellejo.Donde está el buen sentimiento,Con este grande argumentoTe vengo a dar un consejo.

En el mundo esta verdad,A negarme ay uien se atreva,que slo de Adán y EvaDesciende la umanidad.

Y si Dios con igualdad

Form al ombre primero.De ese tronco verdaderoVino el negro y vino el blanco,Y así te lo digo francoPor lo muco ue te uiero.

Si de ombre y de mujerDepende el género umano,El blanco del africanoSu ermano tiene ue ser.

Y si Dios con su poderA todo color abraa,Y a ninguno lo recaaEn el reino de su cielo,Por andar buscando peloNo niegues nunca a tu raa.

Ante Dios no ay distincinDe sangre ni de color,Porue a todos con amorLos recibe en su mansin.

Y si t por pretensinAl negro le pones pero,




320

T debes de ver primero,Y con juicio calcular,

que aunue lo uieras negarEl negro es tu compaero.Aguanta y no pujes, te dice

Juan A. ALIX.Santiago, enero de 1906.

El edénCréalo, seña Colasa, que así se llaman los cuatro famosos bailes de disfraz que haránlos empresarios Lithgow y Rivera en la calle de las Rosas, frente a doña Carolina Reyna.Compae, esos bailes serán la tusa y recumina del carnaval 9, 10, 11 y 12 del corriente.

Mamita, dame licencia,que ya Litgow y Riverahan mandado a la carreraA invitarme con urgencia,

Y con la mayor decenciaA sus bailes de disfra;Y como estaría demásDecir ue serán sin liga,Mamita, usté no me digaNo te vistas, ue no vas.

A los bailes del Edén,La licencia te la doyPues yo aunue beata soyMe los fumaré también,

Porue yo comprendo bienque Litgow y el RiveraA esa gente callejeraSeguro ue le diránNo se vistan, ue no van

Ni a la puerta tan siuiera.¡Ay mamita, ué saln!,

Lo vi anoce en el ensayo,que asta me caus desmayoVer tanta decoracin.

¡Y cuánta iluminacin!Mire mamá, parecíaque auello era de día,Pues nunca vi en mi vidaOtra sala más lucidaNi de mayor alegría.




321

La msica le diréque no merece reproce,

Sí, mamita, la de anoceEstaba de cupe usté,No ay una dana Bollé ,

Todas nuevas, se lo juro,Y me vi en tal apuro,que si yo no me sujeto,Al verme en tamao aprietoEl tiro se va seguro.

Porue danas más bonitasNunca las abía oído,

El ensayo fue lucidoCon graciosas mascaritas.

Decir ue eran tortolitasEso sí ue no diré,Pero creo de buena fe,Por lo ue yo vi realmente,que no eran de auella genteTentadas de Lucifé.

Nunca faltará gran cena

En los días de carnaval,Donde el buce más formalCualuiera allí se lo llena,

Pero de cosa muy buena;Y el que quiera coger ado,Como todo es al contado,Le dirán los cantineros:“Compae, si no trae dinerosA mascar por otro lado!”

Los dulces y los licores

Butifarras, pan y ueso,Pastelitos y todo esoYa serán de los mejores;

Pero lean los bailadores,Sean de buena o mala fama,De la empresa esta proclama:“que los ue uieran bailarSin falta deben pagarAntes de sacar la dama”.

En los días de carnavalTambién le aseguro a usté




322

que abrá siempre matinéAllí en el mismo local.

Toda la gente formalY de buena condicinLa empresa a disposicinAllí estará de todos,Con cario y buenos modosY la mayor atencin.

El que n aja tes clavads, que n se vsta…Y esa jangá de niños y mujeres que no dejan leche y van a ocupar asientos

para que a los bailadores les dé cañera por no encontrar donde sentarse,que no se vistan que no van! Y no van!

Consejo del amigo ALIX.Santiago, febrero 4 de 1907.

CánticosPara los Aguinaldos de las próximas Pascuas de Navidad.Al Pbro. don M. de J. González, Cura de la Parroquia de la Altagracia, de esta ciudad.

Alabemos todosAl Nio Jessque naci en BelénY muri en la Cru.

También alabemosCon suma alegría,A sus santos padres,San José y María.

Después de alabarAl Rey de los cielos,Con los de esta casaNos entenderemos.

Y les cantaremosDe Dios con la gracia,Deseando a todosMuy felices Pascuas.

Y un ao feliCon prosperidad;Salud y dinero,Y felicidad.

que el Nio JessMuy a bien lo tenga




323

Librarlos a todosDe las malas lenguas.

que los libre el NioDe los envidiosos,que acen mala sangreY viven rabiosos.

Y los libre el cieloDe un vecino maloque es muco peorque un incendio al lado.

Seores, ¡silencio!que el sonido empiea,De plato y cubiertos,Y arreglos de mesa.

Por el agujeroDe la cerradura,Ya se siente el bajode fritanga pura.

Y allá en la cocina,

Ruidos de sartenes,que sacan del ornoPavos y pasteles.

Pues, segn seales,Esta gente buenaTrata de obseuiarnosCon tamaa cena.

Así, pues, seores,Los dueos de casa

Abran ya sus puertasque el tiempo se pasa.

Y al entrar, Seores,Muca precaucin,Con los ue se metenSin invitacin.

Y en los aguinaldosLos pulpos nombrados,

Se sientan primeroque los invitados.




324

Y al ir a la mesaLos primeros son,

En comer de todoCon muca ambicin.

Y son los primerosEn damas sacarY asta los registrosLos suelen bailar.

Entremos, seores,A esta onrada casa,Saludando a todos

Y dando las gracias.Y después de entrar

Esa gente buena,que no tarde mucoEn poner la cena.

Así, pues, seores,Sin más dilacinEntremos cantando:ARANDELAS SON.Santiago, noviembre 16, 1908.

Ya se fue el Cometa Halley, se fue…Seores, se fue el Cometa,

Diciendo ue se marcaba,Porue miedo le causabaEste maldito planeta;

Armado de bayonetaDe fusiles y caones,Y de guerra embarcacionesCon torpedos inauditos,Y ejércitos innitosDe pícaros y ladrones.

Y la cola del cometa,No uiso tocar en tierra,Por la gente ser tan perra,habladora y alcaueta,

que cundi en todo el planetaque era un foco de infecciones,

De gases y pudriciones;Cuando este mundo malvado




325

De viejo está infestadoDe pícaros y ladrones.

De espanto el cometa lleno,Se marc ecando peste,que otro mundo no ay como ésteMás amigo de lo ajeno;

que no ay un empleado buenoEn todas estas regiones,Porue todos son tragones,Y, aunque ngen ser honrados,Cuasi todos son bandadosDe pícaros y ladrones.

También reere el Cometa,Pero con dolor profundo,que no parece otro mundoMás amigo de una teta;

que se cambia la cauetaY arman revolucionesCuando no le dan racionesPara poner la marmitaEn esta tierra malditaDe pícaros y ladrones.

Lo ue mayor novedadCaus al Cometa halley,Es el título de reyComo a Dios, Su Majestad,

Y al Papa Su Santidad,Cuando todos son varonesCon tamaos espolones,Y ue Santo no ay ningunoEn este mundo importuno

De pícaros y ladrones.Y el Cometa se lamenta

De ue a la Iglesia cristianaMuca gente de sotana19

La tiene oy de su cuenta;Vive el Papa de su renta

que le producen millones,Y los frailes regordonesCogiendo mangos bajitos

19No me reero a toda gente de sotana, sino a aquellos que no sacan una gata…Y no le sirven ni al gallo de la pasin con un granito de maí. Miserables!




326

En conventos innitosDe pícaros y ladronesSantiago, Julio 7 de 1910.

Amor y geografíaSalí de mi casa un día

En busca de una mujer,A uien pudiera uererComo te uiero, alma mía.

Me dirigí a La Baía,A Sabaneta y Cacuei,A Montecristi y Copei,Guayubín, Jánico y Mao,Pasando por el Bonao,De Dajabón hasta Higüei.

Pasé de Santiago a Moca,Santo Cerro y el Cotuí,Altamira y Macorí Y de Matana a la Boca.

Y andando tierra no pocaDe Puerto Plata al Cam,

Otra mujer como tYo no la pude encontrar,Ni en Sabana de la Mar,Ni del Seibo al Petitr.

También llegué a SamanáA las Caitas y Guerra,A los Llanos y la SierraMonte Plata y Yamasá.

A San Carlos y Boyá,Y hato Mayor pude ver,Y no allé a uien uererCon todo mi amor profundo,Porue no allo en este mundoComo t, otra mujer.

Estuve en la Capital,San Cristbal y Baní,San Pedro de Macorí En busca de tu rival.

Pero no allé ni seal

De uien me agradara allí Pues si mucas embras vi




327

que me causaron encanto,No pude uererlas tanto

Como yo te uiero a ti.Del Maniel puse la proa

A Neiba, Aua y San Juan.Y a las Matas de Farfánhasta San José de Ocoa.

Estuve en Jarabacoa,En Bánica y San Miguel,En hinca y San Rafael,Pero tuve la fortunaDe no amar allí a ninguna

Porque soy tu amante el.Después pasé a Baraona

A las Damas y Cercado,Y aunue estuve enamoradoA nadie amé en esa ona.

Y al no aber otra personaDuea de mi amor constanteCon eso es lo bastantePara ue vean ue te adoro.Y sepas ue no ay tesoro

Como t para tu amante.En n no temas mi vida

De ver en mí falsedad,Pues ya con seguridadEres t mi preferida,

Y al estar mi alma encidaDe pasin y amor constante,

Jamás te olvido un instante;Y para más complacerte,Siempre seré asta la muerte

Tu más carioso amante.

GlosaPerder lo más por lo menos

Juega para no ganar,El ue alante nunca miraSiempre atrás se a de uedar.

Si piensas con más cuidadoY reexionas un momento

Ya verás ue sentimientoNinguno a mí me a uedado.




328

T mismo te as engaadoPues aunue te amé de lleno,

T mismo iciste el venenoCon ue la muerte te diste,Porue así t lo uisistePerder lo más por lo menos.

Yo en un tiempo te adoréY puse en ti mi conanza,Pero perdí la esperanaCuando vi tu mala fe.

Yo muy bien me comportéPara poderte agradar,

Pero al verte retirarAbandonándolo todo,El ue juega de ese modo

Juega para no ganar.

Si t me ubieras ueridoSin intencin maliciosa,Una suerte más dicosaquiá la ubieras tenido.

Pero si t lo as uerido

Pasar conmigo tu ira,Mi coran no suspiraPor uien no lo sabe amar.Pues así le a de pasarAl ue alante nunca mira.

Si algún día tú reexionasYa estarás arrepentido,Pues allar un bien perdidoNo siempre se proporciona.

Y el ue su dica abandona

Para cambiar de lugar,Cuando la vuelve a buscar,hallará de Dios la ira,Pues el ue alante no miraSiempre atrás se a de uedar.

Al dueño de varios amores Ya que tienes otra damaDime cuál será mi estrella,

Si tú te quedas conmigoO te quedas tú con ella.




329

háblame con claridadComo si ablaras con Dios,

A cuál será de las dosque le das segundad;Si es a mí, no ay novedad

Pero si tu amor se inamaY en resumen se proclamaPor auélla, y no por mí,No puedo seguir así Ya ue tienes otra dama.

Yo uisiera ue tu amorPara mí solita fuera,

Sin ue otra se metieraA goar de ese primor;

Yo no uiero más dolorPor causa de otra auella,Y al ponerte mi uerella,Como jue de tu conciencia.Para saber tu sentencia,Dime cuál será mi estrella.

¿Cuál será la suerte mía?

¿A dnde iré a parar?Eso uiero averiguarAntes de ue llegue el día

De verme en más agonía.Y como penando sigo,Por ltimo así te digoque te ofreco mi amistadPara siempre, y de verdad,Si t te uedas conmigo.

Si eres ombre de verdad

No temas en declararCon uién te vas a uedarCon toda puntualidad;

En esta conformidadConcluyo así mi uerella,que uiero saber mi estrellaPues con franuea te digo,que o te uedas t conmigo,O te uedas t con ella.

Estoy resuelta a una cosa o la otra;que Dios determine. AMÉN!




330

Un pasaporte dado en tiempode la España Vieja

Doy pasapoite siguroAi Citoyen don PacuaiPaue asina ei puea pasaiAi Guarico sin apuro.20

Lo ue sí yo no asiguroSi son suyo o no son suyoUna caiguita de andulloque en llagua lo lleva liao,Ei auí no a sío mentaoPero e medio saramullo.

Sign su felusumíaE jn ombre bajitn,Con ojo de carritnY un lunai en una ancía.

Boca tiene de jutíaY medio tuéito de un ojo,De la pata iuieida cojoy narí de molondrn,Ei pelo como un pajn

Y cundiíto de piojo.Lleba pueta su presilla

Como ociai de dragoneDe tapa son lo caisoneque le dan a la rodilla.

Su caueta e de OlandillaY su caleco morao,Ei auí a declaraoque lleva un caballo mancoCon ei peisinai muy blanco21

Y ei amén Jes matao22

Declara ei Sio PacuaiDe ue lleba un compaeroY un burro caigan de cueroPa trocailo allí poi sai.

Pa ue no le jagan maiComo allí son el demonio,Le acompaa un San Antonio

20Guarico, Cabo haitiano.21La frente.22El remate o trasero.




331

Y una bingen poi receiba;Y pa libraise de lleiba

Lleba también alicoinio.23

Suplico a la autoridadDe ese gran depaitamentoNo poneile empedimentoCuando balla para allá.

Y si ei uie boibei pacáSuplico ai Jefe de haití que no lo dejen biní Poiue tiene mala maa,Y el otro ue lo acompaa

que no bueiba ma jauí.

Ete pase lo otoigamoComo la ley ricomienda,Maite de caine toliendaFeca dei mé en ue tamo.

Como auí no no acoidamoDe ete ao ni dei pasaoLo dejaremo a un laoY lo rmaremo así:

Secretario Juan Elí Y el capitán Baidonao.

El cuatro y el acordeónSi otra cosa mejoi viene

No preguntarán maana:¿Maicantico, uté no tieneEncoidione de campana?

Tengo oigullo en sei Boyé ,Dijo ei cuatro al acorden,Poiue soy en mi NacinEi primero ue soé.

Y si oy me dan con ei piéSerá poiue me combiene,Y ei ue a ti amoi te tieneAunue t lo vea así,Te jará peoi ue a mí,Si otra cosa mejoi viene.

23El vulgo cree ue el unicornio lo libra de toda ecicería y de envenenamiento.




332

Ante de abei acoideonePoi sonaile sarambito,

Me andaban esos mositosCon mile jadulacione.Agora en la dibeicione

No bailan de buena ganaSin acoiden de campanaComo todo ei mundo sabe,Y poi jigano de llabeNo preguntarán maana.

Cuando a ti te tan tocando,que te avientan como maco,

Parece ue eres tabacoque lo están enmanojando.

La msica ya pujandoCon to ese va y vieneDicen ue t no combieneY ue pronto no dirán:¿De lo de la maica “Ruan”“Maichantico uté no tiene?’

Encoiden yo te aré bei

que aunue me tienen en poco,En todo tono yo tocoLo ue t no pué jasei.

En mi tierra yo e de seiLa msica suidadana,Y ei día ue me dé la ganaNo dirán má en lo adelante,¿Uté no tiene maicanteEncoidione de campana?

DizqueDiue estamos progresando

Diue así dice la gente,Diue dijo un imprudenteDiue dijo: “ello cuando!”

Diue ya Joauín BeltránDiue recibi acordeones24

24La generalidad de nuestras gentes de los campos todos saben tocar acorden.




333

Diue como cien seronesDiue de la marca Ruan.

Diue Felka el alemánDiue nos está inundandoDiue de armas, y esperandoDiue mil revlver más;25

Duue no vamos atrásDiue estamos progresando.

Diue ya dicen los ecosDiue ya Vila se fue,Diue Leoncio y BusuéDiue a buscar más muecos;26

Diue ya nos tienen mecos,Diue con tanto aguardiente,Diue como ciento veinteDiue son los alambiues,Diue en este pueblo, diueDiue así dice la gente.

Diue vienen los Cesarios27

Diue aumentar el progreso,Diue con santos de yeso

Diue con ecapularios;Diue muy buenos rosariosDiue traerán esa gente;Diue traerán igualmenteDiue retratos del Papa,Diue ni Dios nos escapaDiue dijo un imprudente.

Diue un surtido bonitoDizque de nas barajas,Diue recibi mil cajasDiue Eugenio Gonalito.

Diue este arranue malditoDiue nos está acabando,Diue estamos progresando,Diue dice el ciego Diego,Diue otro ue no es ciego,Diue dijo: “¡ello cuándo!”

25Importador de revlveres, para ue nos destruyamos unos con otros.26Importadores de estas poruerías.27Unos italianos.




334

Un buen consejo a los hombresUn alerta a las mujeres

El ue oy no alle el modoDe goar sin nada acer,que se busue una mujerque lo mantenga de un todo.

Así vive a su acomodoSiempre arto y galanito,Sin faltarle un mediecitoDe continuo en el bolsilloPara el dulce, el cigarrillo,Y tomar el putonsito.

Al ue la suerte le tocaDe allar así una madama,Le lleva el agua a la camaPara enjuagarse la boca.

Como ella se vuelve locaAgradando a su musié,También le lleva el café,A la cama en su cacarroCandela para el cigarro

Y goando vive usté.Ella le lava los pies

Y le limpia los apatos,Compra, vende y ace tratosPorue de su cuenta es.

Ella también paga el mesO el aluiler de la casa,El diario para la plaaElla también lo trabaja;Y así con esta ventaja

¿qué demonio no se casa?

A las die de la maanaEl ue uiere se levanta,Y una cancioncita cantaMientras tanto se engalana.

Y a correr la caravanaPuede marcarse en seguida,Pero antes de la salida,Ya conviene esta amenaa:

“Pringá si al volver a casaNo está lista la comida”.




335

Y si acaso al mediodíaLe guarda un rico bocado,

Le dice usté con agrado:Ven, dame un beso, alma mía,T eres toda mi alegría,

T eres mi ángel verdadero,Y el día ue coja dineroYa tendré la precaucin,De comprarte un polin,Una manta y un sombrero.

Como las mujeres sonTodas a cual más creída,

La mujer lo cree en seguidaY comiena a dar ran,

Donde venden polin,Las mantas y sombreritos,Donde los ay más bonitosY de la clase más buena,Y usté con su timba llenaLe pinta allí pajaritos.

Pero cuando llega el día

que no ay nada ue mascar,El garrote empiea a obrarCon toda su jeraruía.

Entonces no ay alma mía,Ni mi vida, ni mi cielo,Auél es un día de dueloPues de loa abrá mil bajas,Y los tiestos de tinajasRodando allí por el suelo.

Cuando un caso así acontece

Los vecinos van llegando,Y cada cual preguntando:Seores, ¿ué cuento es ese?

Y si el ombre no careceDe cispa y disposicin,No ay otra contestacinPor cierto más adecuada:“Vecinos, auí no ay nada,Era matando un ratn”.

Y la mujer por taparLos leaos ue le an dado,




336

No dirá lo ue a pasadoAl ue le va a preguntar.

Y si no puede ocultarEn la frente algn cicn,Dará por contestacinque ese golpe a recibidoSin uerer, de su marido,Por darle un palo al ratn.

Y si acaso ay mudanaDe parte de la mujer,El ombre la ace volverA la casa sin tardana.

En dándole usté esperanaque no abrá más cud batón O si no en comparacin,Le abla usté de amor sincero,De la manta y el sombreroY también del polin.

Pero ay otra maneraDe poner la pica en Flandes,Y es buscar de casa grande

Una buena cocinera.La comida sobranceraSiempre tendrá el ueridito,Andará siempre bonitoSin saber lo ue es miseria,Pues a algunas en la feriaSiempre les ueda un piuito.

El ue obtiene una ueridaque cocina en casa rica,Eso muy claro se explica

que tendrá buena comida.Y además de buena vida

Vendrá a ser un Flammarin,Pues siempre en observacinVive con su astronomía,Mirando al astro del díaPara saber ué ora son.

Así el ue tenga ganaDe vivir lo más bonito,

Buscándose así un palitoVivirá a la moda aitiana.




337

La mujer allí es ue afana.El ombre vive plancado,

De bombo y cuello paradoSin levantar una paja,Pues el maé ue trabajaSin duda está condenado.

Y apuesto una burra ermosaCon un 8 bajo el rabo,que las mujeres al caboTodas dirán esta cosa:

“¡Ay! ¡ué gracia tan moosa!Con ue la pobre mujer

Se obligue así a mantenerA guagüeros mamalones,que viven de angandones¡Goando y sin nada acer!

Chúpense ese cajuil, bien dicha.

“Mis creencias”Al Señor Don Vicente Flores,Director del “Propagador”,

Puerto Plata. Para ue veas mi creenciaMi muy amigo Vicente,Te dirijo la presentehaciéndote esta advertencia:

“T sabes ue inteligenciaNo tengo como deseo,Y aunue escribo medio feoTe envío estas decimitasque así concluyen toditas:

“En eso sí ue no creo”.

Empieo, amigo Vicente,Por decir ue soy cristiano,Apostlico romanoY creo en Dios rmemente.

Creo en el OmnipotentePorue yo no soy ateo,Y creo aunue no lo veoPorue Él es ciencia infusa;

Pero en uevos de lecua!“En eso sí ue no creo”.




338

Creo en Dios porue es CreadorDe todo lo ue es visible,

Y de lo ue es invisibleTambién creo ue es el Autor.Yo creo ue ese gran Seor

Es de perfeccin recreo,Y creo tanto, ue asta veoque en el Cielo está de veras,¡Pero en tantas tintoreras!“En eso sí ue no creo”.

Creo en el Dios de Israel,Porue Él solo es infalible

Y no puede ser posibleque aya otro justo como Él.

De Dios soy amante el,Y de verle es mi deseo,Y aunue otro esté en apogeo,Y sea un sabio profundo,Con tal ue sea de este mundo“En eso sí ue no creo”.

Y creo en la autoridad

De San Pedro el Sucesor,Porue ese digno SeorGobierna la cristiandad;

En su infalibilidadDe creer tendría deseo,Y creo porue lo veoque cada día más se anula,Pero creer en la Bula“En eso sí ue no creo”.

Padre, hijo y Espíritu Santo,

Estoy en la conviccin,que los tres albures son,Aunue al Diablo cause espanto.Y creo ue asta oigo el cantoDe Gloria in excelsis Deo.

que cantan como recreoAngeles y seranes;¡Pero en tantos tragantines!“En eso sí ue no creo”.

Y creo ue el Angel GabrielA María le anunci,




339

que pariría y pariAl Nio Dios de Israel.

Y creo en su esposo elDe María Madre de Deo,que oy por lo ue veoque todo es comercio y teje,Aunue me digan ereje“En eso sí ue no creo”.

Y creo ue de NaaretVino María a Belén,Y con su esposo también,El Patriarca San José.

Y ue en un pesebre fueque sin amparo y aseo,Naci el Nio GalileoEl verdadero Mesías;¡Pero en tantas pillerías!“En eso sí ue no creo”.

Y ue la Virgen pariDe creerlo no me arto,Y lo creo ue antes del partoY después virgen ued.

Todo esto lo creo yoPero en palito mameo ,Y tener un buen cacheo28

¡Para artarse bien de oro!Digo como dijo un loro:“En eso sí ue no creo”.

Y creo ue el Bautista JuanPropagaba el cristianismo,Sin cobrar por un bautismo

Dos pesos en el Jordán.29

Y segn noticia dan,Los libros de un sabio ebreo,Entonces no abía mameo Ni se conocía la draga;Y si oy todo se paga,“En eso sí ue no creo”.

Y creo ue por herodíaDel Bautista fue cortada,

28El caceo es como la palma real y el coran, mientras más lo cupan más jugo da; y es inagotable. 29Como cobran en la Repblica Dominicana.




340

Su cabea y presentadaA la ija de esa impía.

Y como Antipas cumplíaDe Salomé el deseo,hio traer de auel reoEn un plato su cabea;¡Pero en lujo y en grandea!“En eso sí ue no creo”.

que los Apstoles fueronModelo de mansedumbre,Estoy en la certidumbrePorue miles pruebas dieron.

que predicando anduvieronEn desierto y pueblo ebreo,Solamente algn ateoNegará lo ue relato,Pero, ¡escogiendo curato!“En eso sí ue no creo”.

Y creo ue no debe serque de ambre deban morir;Pero cobren por vivir

Y no para enriuecer.La pobrea es el placerDel ue les leg ese empleo,Pero riuea y apogeoOrgullo y muca ambicinComo eso no es religin“En eso sí ue no creo”.

Los Apstoles andabanSegn dice San Cornelio,Predicando el Evangelio

Y en cavernas abitaban.Con frutas se sustentaban

Y no buscaban caceo,Pues lo dice San Mateoque el mameo era veneno,Pero como oy es bueno,“En eso sí ue no creo”.

Yo creo en la religinDel que fue crucicado,

Y creo a puo cerradoDel Verbo en la Encarnacin.




341

Creo en la muerte y pasinDe Jess el Galileo,

Y creo ue en el pueblo ebreoConvertía a sus abitantes,¡Pero en varios tracantes!“En eso sí ue no creo”.

Creo ue Jess ayunCuarenta días en desierto,Y pan y agua fue ciertoque solamente comi.

Y ue el diablo lo tentY le arm tamao enreo,

Lo armo, y no titubeo,¡Pero en tener buena mesa,Beber buen vino y cervea!“En eso sí ue no creo”.

Y creo asta reventarque Jess nunca mat,Ni a nadie encarcelNi ambicion gobernar.

Ni después de consagrar

No sentenci ningn reo,Y creo ue el buen GalileoEra piadoso y clemente,¡Pero en Curas matagente!“En eso sí ue no creo”.

Y ue en Betania, creo yo,que de cuatro días de muerto,Láaro fue muy ciertoque Jess resucit.

Y ue a ciegos vista dio

Esto dice San Mateo,Y lo creo porue lo veoEn la Sagrada Escritura¡Pero en político cura!“En eso sí ue no creo”.

De Judas creo ue entregA su maestro divino,Y de manos de un rabinoTreinta dineros cobr.

Y creo ue se arrepintiDe su crimen grande y feo,




342

Y creo ue a jue fariseoLe volvi a entregar su plata

Pero en gato atrás de gata,“En eso sí ue no creo”.

Y creo ue Pedro negA Jess ¡cosa bien rara!Antes ue el gallo cantaraTres veces como cant.

Y ue el buen Pedro cortLa oreja a un fariseoLo creo y no titubeo;Pero ue algunos benditos,

¡No tienen sus amoritos!“En eso sí ue no creo”.

Y ue Jess fue llevadoDe herodes en casa de AnásDonde Pilatos y CaifásPara ser allí jugado

Y creo ue fue sentenciadoPor tribunal fariseo,Y ue Simn CirineoLe ayud a llevar la cru,

¡Pero en ningn avestru!“En eso sí ue no creo”.

También creo fue arrastradoPor la calle de Amargura,Y su sangre na y puraPor todos a derramado.

Y creo ue estando enclavadoDe beber tuvo deseo,Y un demonio de un ebreohiel y vinagre le dio,

¡Pero en teje y abusos no!30


Y creo ue cuando expirLas piedras se dividieronY los sepulcros se abrieronY ue el Sol se oscureci.

Del Centurin lo creo yoque dijo y dio un bambaleo:“Este es el ijo de Deo¡Misericordia Seor!”

30Teje: marrulla, enredo.




343

¡Pero en especulador!“En eso sí ue no creo”.

que un José de ArimateaMuerto Jess lo pidi.Y en sábana lo envolviSegn la costumbre ebrea.

Y ue en fosa de JudeaY todo con muco aseo,El cuerpo del GalileoAllí fue depositado;Pero en cura interesado,“En eso sí ue no creo”.

Y creo ue resucitDespués de tres días de muerto,Y con ángeles fue ciertoque a los cielos ascendi.

Más tarde se presentNo sé en ué punto ebreo,A su madre el GalileoY a otras tantas mujeres,¡Pero curas con placeres!

“En eso sí ue no creo”.Yo creo en los religiosos

que al prjimo acen bien,Y ue son por siempre amén,De sus Iglesias celosos.

Creo en esos virtuososque cumplen bien con su empleo,Como yo conoco y veoque en este país ay varios,Pero en revolucionarios


En María Virgen creo yoMadre de los pecadores,Por las penas y Doloresque por su ijo sufri.

Y como ella no pecCreo en ella sin rodeo,Y creo como si lo veoque es Reina de profetas,

Pero en beatas alcagüetas,“En eso sí ue no creo”.




344

Creo en esa Virgen puraConsuelo de desvalidos,

Por sus tormentos sufridos,En la calle de Amargura.Pero en beata ue a cura

Le anda buscando enreo,Aunue me den un saleoY me coronen de rosas,Lo ue es en esas cismosas,“En eso sí ue no creo”.

Creo en esa gran SeoraPorue es la Reina del Cielo,

Y por ser nuestro consueloDe nuestra muerte en la ora.

Pero en beata ue lloraComo las e visto y veo,Untándose con el deo¡La salivita en los ojos!31

Como lloran por antojos“En eso sí ue no creo”.

Creo en esa Virgen bella

Porue es Madre de Dios,Y porue ruega por nosY de mal nos libra ella.

Pero en beata con botellaY ese tanto saboreo,No diré porue no veoLo ue ay en la botellita,Pero ue es agua bendita“En eso sí ue no creo”.

Creo en María Magdalenaque sus riueas dej,Por seguir como siguiA Cristo en su grande pena.

Pero no creo en novenaDe viejita tirapeo,que la rea por enreoY cabrería de Fulana;No, no me da gana,“En eso sí ue no creo”.

31Para acer ver ue son lágrimas.




345

Creo en María SaloméEn Cleofa y otras mujeres,

que riueas y placeresDespreciaron por la fe.Pero ue en el templo esté

La beata con su agarreo,Y ecando como las veoDe tabaco salivotas,No, aunue sean devotas,“En eso sí ue no creo”.

Creo en varias ermanasDe la Santa Caridad,

Porue esas son de verdadLas verdaderas cristianas.

Estas no andan galanasCon tontillo y solideo,Y en su andar no ay tongoneoPues son verdaderas beatas,Pero en otras mentecatas,“En eso sí ue no creo”.

No creo en tantas y tantos

que de cuenta de ermandad,Cobran de cuenta y mitadLa limosna de los santos.

¡Cuántos yo conoco! ¡cuántos!que no tienen otro empleoque recoger, como veo,En campos y en poblaciones,Y como son mamalones“En eso sí ue no creo”.

En n, amigo Vicente,No uiero cansarte más,Pues con esto ya sabrásEn lo que creo rmemente.

Y aunue yo de alguna genteSus abusos allo feo,No por eso soy ateoNi tengo nada de ereje;Pero ue “la rana e peje”32


32Refrán de nuestra gente.




346

Siento, Vicente uerido,Molestar oy tu atencin

Y tu grande ocupacinque por mí ayas perdido.Y si acaso te e aturdido

Con mi tanto cacareo,Solamente te deseoque vuelvas muy pronto en ti,que no diré más así:“En eso sí ue no creo”.

Al pueblo dominicanoDominicanos, ¡alerta!

Y al ombro con el fusil,que el gobierno Woss y GilMirando su causa muerta,

Dicen como cosa cierta,Y de buena procedencia,que a una extranjera potencia,Ese gobierno nefando,De vender está tratandoNuestra santa independencia.

Manuel de Jess Galván,Ministro dominicano,Y un agente americanoEn un buue diue van,

Con el más cínico planDe rmar con insolenciaDe muerte nuestra sentencia,O de la Patria, diremos,Pues sin duda perderemos

Nuestra santa independencia.

En un peligro inauditoSe encuentra la Patria amada,Y será sacricadaSin remedio ningunito,

Si no suena pronto el gritoDe alarma y de resistencia,Y se marca con violenciaA extinguir y devorar,

A los ue uieran tratarNuestra santa independencia.




347

hoy es ue se necesitaEl entusiasmo y valor,

De los ue ayer sin temorLucaban por la marmita.Así pues, la patria invita

A sus ijos con veemenciaPara lucar con potenciaY con ereza de tigre,Para evitar ue peligreNuestra santa independencia.

Abracémonos, ermanos,Bajo nuestro pabelln,

Y en la más completa uninCombatiremos ufanos,

Con las armas en las manosRientes y con decencia,Destroando sin clemenciaDe Patria a los mercaderes,que negocian con placeresNuestra santa independencia.

¡Unin, seores, Unin!

que es el nico remedioO el más ventajoso medioDe salvar a la Nacin.

que el ue luca con ranY con muy sana conciencia,Lo ayuda la Providencia,Como también castigar,Al ue uiera negociarNuestra santa independencia.

Viva la Unión!

Vivan los Padres de la Patria!Y maldición eterna a los que venden Patria!

Los brujos y adivinos expendedoresde guanguá

Seores, no ay más ue ablarSino empuar los motetes,Y meniemos los jarretesSi nos ueremos salvar.

Ya no ay más sino emigrarPara países lejanos,




348

Porue ay dominicanosTan fuertes con el guanguá,

que auí los tenemos yaPeores ue los aitianos.

En los campos y pobladosAbundan mucos rabinos,que se las dan de adivinosO de brujos muy templados.

Y también de muy letradosSe las dan, no digo yo,Algunos papá boc,que mucos de esos pilluelos,

Aunue usan espejuelosNo conocen ni la O.

Cuando así en comparacinPierden algo en una casa,El dueo en seguida pasaDonde un brujo mamaln.

Y al rearle una oracinCon vela y rosario en mano,Y con la pimienta un grano

De guinea o de demonio,Le soplan un testimonioAl vecino más cercano.

De continuo una plebeyaLe paga a un brujo tunante,Por tener diue a su amanteMetido en una botella.

También la nia doncellaDonde un brujo suele ir,Para poder conseguir

que su novio no la deje,Ni ue tampoco se uejeCuando ella lo aga sufrir.

Otras van muy abrigadasPor no darse a conocer,De noce, para tenerSus consultas muy privadas.

De allí salen pertrecadasDe polvos y de bebidas,

De unturas y de comidas,Y de unas cuantas recetas,




349

Para poner en muletasDe su maco a otras ueridas.

Otros les suelen llevarA un brujo su arma de fuego,Para ue ella desde luego

Jamás ue pueda mancar.A esto llaman ensalmar

Como a los nios también,Para ue libres esténDe mal de ojo y brujería,Y otras miles tonteríasque los brutos tanto creen.

Mucos van allí a comprarLos bolcicos o macutos,Pues con esto creen los brutosque no les pueden tocar.

Ni les pueden nunca entrarLas balas cuando pelean,Y todos esos ue empleanTan atro supersticin,En la guerra casi son

Los primeros ue gotean.Aunue lo dicen los ecos

No son más ue disparates,que existen ciertos magnatesque consultan con muñecos.

Esos son uevos culecos.Lo ue vale es energía,Talento y sabiduríaMarrulla, plata y valor,que en el mundo es la mejor

Y más grande brujería.

Al público santiaguésY a la empresa del Acueducto

y Alumbrado Eléctrico de esta Ciudad.

Como estoy bien enteradoPor un seguro conducto,que es un eco el acueductoY un eléctrico alumbrado,

que tendrá no dilatadoEsta culta poblacin,




350

Con toda satisfaccinComunico estas noticias,

Y les pido las albriciasA todos, sin distincin.

Todo está por el presenteConvenido y Contratado;Acueducto y alumbradoDel modo más conveniente

De la empresa el proponenteSeor don Ramn Imbert,Acaba pues de obtenerDel Ilustre Ayuntamiento

Todo el buen consentimientoPara esa obra emprender.

Un entusiasmo inauditoReina en toda esta ciudad,Por aora sí es verdadque tendremos segurito

Un acueducto exuisitoY un espléndido alumbrado;Porue todo está arreglado

Con esos blancos inglesesque ofrecen en pocos mesesDejarlo todo acabado.

Las plumas de agua tomadasAlcanan a setecientas,Y pasan ya de uinientasLas lámparas contratadas,

Y miles más colocadasYa serán por consiguiente:Pues tan pronto vea la gente

De bien esa grande suma,Todos ya uerrán su plumaY su lámpara igualmente.

Cuando sepan lo ue esTener agua así abundante,Y una lu la más brillantePor una friolera al mes

No uedará Santiaguésque deje de colocar

En su bendecido ogarDe agua una plumita,




351

Y también su lamparitaque poco le a de costar.

Y la empresa o compaíaDice ue podría llevar,El agua a cualuier lugarDel pueblo en la cercanía,

Donde sufren de seuíaPor no aber ni un arroyito,Como en hoya del Caimito,Rincn Largo y la Totuma,Pues de agua allí una plumaSería un tesoro inaudito.

Si uieren ver claramenteSi el negocio es importante,Calcule cada abitanteLo ue gasta diariamente.

En agua, tan solamentePor tenerla a gran distancia,Y no con muca abundancia;Pero con estos raudalesDe plumas y de canales

Cada cual riega su estancia.Y también podrán lavar

La ropa allí, desde luego,Y en caso fatal de fuegoSus casas podrían salvar.

Y también para regarEl ue tenga su jardín,Y miles cosas, en n,De mucísimo producto,Siempre ofrece un acueducto

Del mundo en cualuier confín.

Así es ue es necesarioque Santiago y sus vecinosLos cercanos campesinosCon esfuero extraordinario

hagan ue en el vecindarioNo desecen el consuelo,Y trabajen con aneloPor brindarle proteccin;

Porue es una bendicinque baja del mismo cielo.




352

Toda gente admiradoraDel adelanto y progreso

que se empee con excesoEn obra tan bienecora,Y ue sea alentadora

De todos la proteccinPara ue esta poblacinEn el nmero se cuenteDe pueblo culto y decente,Y de muca distincin.

También ay ue agradecerEste gran departamento,

A su Ilustre Ayuntamientoque a sabido defender

Con onra y buen procederDel pueblo los intereses,Tratando con los ingleses,O sea con su apoderado,Asunto muy delicadoY en bien de los Santiagueses.

Y el seor Ramn Imbert,

Nunca pues será bien pago,Por tanto bien a Santiagoque se a propuesto acer.

Y lo mismo agradeceA todo el ue se a empeadoEn darle a este pobladoDel modo más ventajoso,Un acueducto famosoY un eléctrico alumbrado.

Y Dios se lo pague a JUAN A. ALIX

por la buena noticia.

La gallera de “Laguna Prieta”Perteneciente a los socios Domingo Marrero, comandante de Marilópez,Francisco García, y Celestino de Peña.

Con satisfaccin completaSe anuncia de esta maneraUna famosa galleraque existe en Laguna Prieta.

Donde allí la gente uietaY de orden, puede bien




353

Divertirse a tutiplén Jugando asta baquiní ,

Comiendo y bebiendo allí Con tranuilidad también.

A esa gallera halagüeñaPuede ir todo gallero,Pues allí Mingo MatreroY Celestino de Pea,

Cada cual muco se empeaEn ue no aya pillería;Y el socio Panco GarcíaDice ue la buena genteAllí encuentra igualmentehonrade y garantía.

Tocante a legalidadAllí en Laguna Prieta,No abrá pillo ue se metaCon tanta facilidad

A causar dicultad.El comandante Marrero,Los socios y el garitero,

De gallos en la batalla,hacen de jueces de vallaPara evitar pelotero.

Los socios en su gaiteraInvitan los de Licey,Las Palomas y el MameyY a la gente gurabera;

Y con la mejor maneraTambién a los de Pual,

San José y el Guayabal,Estancia Nueva, Arenoso,Canabacoa y el Coroo,Las Carcas y el Uberal.

Lo mismo con atencinSe invita a la buena genteDe Nibaje desde el puente;Rincn Largo y Fundacin,

El Caimito y Barrancn,A los de Moca y La Vega,Arroyo hondo y Noriega,




354

Y a los de Lpe también,Para ue tengan a bien

Goar de todo y sin brega.A toda gente ue uiera

Del pueblo y hato Mayor,Goar de tanto primorque venga a esta gallera;

que con la mejor maneraY la más na atención,A todos sin distincin,Con tal ue sea buena gente,Puede llegar francamente

Con toda satisfaccin.

En esa buena galleraPor cierto no falta nada;Comida muy delicadaY bebida placentera;

Dulces de toda maneraY muca comodidad,Cario y muca amistad,Por los dueos de la valla;

Y de gallo en la batallaBastante legalidad.

Para las Pascuas se invitaA todo el ue sea galleroDivertido y parranderoY ue juegue su cosita.

que junten pues su platita,Para el ue en curr se meta,No le falte una peseta;que en las Pascuas sin trabajo,Viene la gallera abajoGoando en Laguna Prieta.

El bale Juan y el bale José —Barajo! bale José

¡Uté si ue ta Peidio!,Dnde diablo tá metío¿qué dicoso ei ue lo ve?

—Compai Juan, yo le diréque yo andaba poi la Mata




355

Dipué me juí a Pueito PlataA trabajai de aiuilao

Y me cogién pa soidaoPoiue soy de mala cata.

—Conue mi bale e soidao—Sí seoi! y e ue por esoAndo así como lo presoTo rompío y maitratao.

—Y ai beime tan apuraoLe jablo a uté la veidá.que me jullí para acáPa bei si ei cielo me aya,

A conseguí una maY boibeime para allá.

—Dígame bale, y peidoneque le jaga eta pregunta:“¿Ei militai no se juntaPor allá con la racione?”

—”Sí seoi! pero ay tragoneque no tienen enconao,Comprándole a lo soidao

La racione a poco precio,Poiue agora e buen comeicioEplotai a lo soidao”.

—Dígame bale José¿Y nadie se mete en eso?O e ue a to le guta ei uesoque ese abuso no se ve.

—Jun… ¡Yo no sé! ¡yo no sé!Ei caso e ue ai soidao,Cuando no tá acuaitelao

Tá de guaidia y sentinela,Boca a bajo la casuelaDecaiso y t maitratao.

—Lo ue eplotan lo soidaoTienen tale coraone,que ata un ao de racioneLe meican adelantao.

Y ei militai apuraoTiene ai n que dai la boca,

Con esa gente de pocaConciencia y tan mala fe,




356

que si bien claro se veSei soidao también le toca.

—Si e jun negocio eplotaiA lo probe lo soidao,Si la tienen arruinao¿quién diablo la pá le trai?

Ai soidao se a de trataiCon muca delicadeaPaue siempre tenga fueiaConue podei resetí Y ue puea combatí Con balói y con ereza.

—Pero a un probe militaiSe lo lleba jata ei biento,Si le uitan ei sutentoPoiue no se pué parai;

Eso deben caiculaiLo ue biben de ese enreo,Poiue cuando suena un peoAndan lo de peco malo,De saito y de barapalo

Y ensuciándose dei mieo.—E beidá bale Jasé,

Tiene uté muca ran;Gente de mai coranMuca bese así se ve.

—Bale Juan, yo le diréque yo uisiera mejoique biera ai PropagadoiGaceta de Pueito PlataPaue bea como maitrata

Ai sucio epeculadoi.

—Poi Di con ese papeiCréalo uté, bale Juan,que lo militare etánLo má contento con ei;

quien lo ecribe debe seiUn ombre de muca sencia,Buen patriota y de concenciaque uié ue ai probe soidao,

Lo traten con ma cuidaoCon denidá y decencia.




357

—Diue ese “Propagadoi”Dice ue tiene una llaga33

que bá acabai con la plagaTan slo con ei jedoi;Pué dice ei buen escritoi,

Y e una juta ran,que ai probe sin protecinE ue cojen pa soidao,Cuando etán tan obligaoA seibile a la Nacin.

—Dice ue ei rico afamao,Ei probe, ei blanco y ei prieto,

No debe ocupai buen puetoSin ue ante sea soidao;

Y ue se aiga reboicaoEn ei cuaitei o cantn,Y ue ei pan de monicinBatante lo aya macaoY ei fucí lo aiga liriaoEn onoi de la Nacin.

—Diue e jun buen ciudadano

Ei soidado, poiue e soidao,Y ue debe sei trataoComo buen dominicano.

Pero aiguno jenumanoEn lugai de protejeilo,Siempre uien embileceiloY eperan ue tenga jambre,Pa sacaile ata la sangreA no dicí pa… peideilo.

—Uté cre, bale José,

Y peidone ue lo atajo,Ei ue jiso ese trabajoE jombre de buena fe;

Pué sign me cuenta uté,Esa e la pura beidá;Y ue eso a la bita etáque lo probe lo soidao,Tan te son ai EtaoComo a toa la sociedá.

33Este es el epígrafe del remitido ue trata de la condicin del soldado.




358

—Pué como le iba diciendo,Uté no be bale Juan,

que lo militare etánCasimente pereciendo,Por ese teje tremendo

que tiene bario entremano,Sacricando ai critianoCon peijuicio dei Gobieino.¡Poi tenei en un ineinoAi soidao dominicano!

—Si semo jijo toiticoDe nuetra Patria enfelí,

Lo memo probe ue rico,Blanco y prieto a de seibí.

Y poiué a de sei uei cicoha de caigai con ei peso,Si ei grande no fuma eso¡Y etá goando en su casa!Ei ue se come la masaNo e malo que rulla el güeso.

—Ese ue no a sío soidao,

Lo dice ei “Propagadoi”,No puede sei eletoiNi tampoco sei nombrao;

que un pueto desocupaoNo puede sei ue se paseA uno ue nada jaceNi a jeco poi la Nacin,Poiue eso no e ranque uno ataje y otro enlace.

—Si to tubiean obligao,

A seibile a su paí,No tuviera un enfelí Beinte ao siendo soidao;

Pue siendo siempre mudaoSiempre tubiera decanso,Y no andubiea como gansoSiempre con la cru jacueta,Y otro mamando su tetaY cogiendo ei sueido manso.

—Párese, bale José:Su combeisacin e buena,




359

Pero ando en betia ajenaY e muy juto ue me apé;

Ma taide yo lo beréSi muy pronto no se bá.—Sí, seoi bueno etá,

Y yo lo beré también,Me alegro de beilo bienBesamano por allá.

Los vagos en nuestros camposTodo el hombre sin ocio

Vive lleno de alegría,

De pulpería en pulperíaAlimentando su vicio.

No se toma el sacricioDe levantar una paja,Con el dado y la barajaY su frasco de aguardiente,Vive así alegrementequien su lomo nunca baja.

Muy de maana se ve

que va donde la vecina,A velar en la cocinaEl traguito de café.

Y aunue allí sentado esté,Ni un palo de lea raja,Ni le empua la tinajaPara ir al río por agua,Pues uiere vivir de guaguaquien su lomo nunca baja.

Después coge su acorden

Y se va a una taberna,Se sienta, y crua una piernaY principia la funcin.

Otro dando en un cajnY cantando ue se raja,Arman tamaa sonaja,Y, si llega algn marcante,Le pide un trago al instantequien su lomo nunca baja.

Cuando están en su elementoY llega algn ombre onrado




360

Le ponen con muco agradoEn los pies cada instrumento.

Como saca su ventaja,Así es ue llena su caja,Con la vagancia maldita,Pues allí es ue visita,quien su lomo nunca baja.

El ue no encuentra bebidaDe guagua allí en una cantina,Invade alguna cocinaDe algn vecino en seguida.

Y después de la comida

Si el plan allí se le cuaja,En algn montn de pajaDuerme allí como un cocino,Porue vive del vecinoquien su lomo nunca baja.

Después ue duerme se veLevantarse el caballero,A escurrir el muy guagüeroAlgn morro de café.

De allí sale el gran musié,Sacudiéndose la paja,Pero como ya es alaja,ha dormido bien su siesta,Vuelve otra vez a la estaquien su lomo nunca baja.

Si tiene casa, al volver,Llega como un toro bravo,Pues sin dejar un centavoquiere encontrar ué comer.

Y a la pobre su mujerComo un demonio le faja,Y le rompe la tinajaY su losita igualmente,Por no allar ué darle al cliente,quien su lomo nunca baja.

Y si de comer no alla,Ya mandará los ijitos,En busca de unos uevitos

De gallina ajena en maya.




361

O si no el muy canalla,El puerco del ue trabaja

En el ombro se lo encajaY, al pulpero ue consiente,Lo trueca por aguardientequien su lomo nunca baja.

En el campo ay pulperos,Y también en poblaciones,que de vagos y ladronesSon socios y compaeros.

Pues ay mucos tabernerosque así por tener ventaja,

Compran siempre alguna alajaSabiendo ue es mal abida,Y así pasa bien su vidaquien su lomo nunca baja.

Todos los agricultoresSe uejan de la vagancia,Y la poca vigilancia,Entre alcaldes e inspectores;

Pues ay mucos tapadores

Cuando pueden sacar raja,Y al tener así ventajaTapando mil travesuras,Vive siempre a sus ancurasquien su lomo nunca baja.

Del campo en varias seccionesDicen ue no ay justicia,Pero sí muca maliciaDe mucos Jefes tragones.

En arreglos de cuestiones

Pierde siempre el ue trabaja,Pues lleva la desventajaSi en el campo dan sentencia;Porue encuentra más clemenciaquien su lomo nunca baja.

De los campos cada díaTraen muertos a la Ciudad,Pues se matan sin piedadPor cualuiera bobería.

Ni alcaldes ni policíaEn las estas nadie ataja,




362

Pues lo ue más agasajaEs cobrarse la licencia,

Pero no ve su sentenciaquien su lomo nunca baja.

hay alcaldes e inspectoresTan cumplidos y despiertos,Que cogen siempre a los muertosY nunca a los matadores.Y otros no lo acen peoresPorue son de rompe y raja,que andan con la barajaY la botella en el seno,

Porue así lo alla buenoquien su lomo nunca baja.

Los buenos ombres se uejanPorque a estas los invitan,Y sus armas se las uitanY a los malos se las dejan.

Y ue los jefes se alejanDel piln y del ue maja,Porue dicen ue el ue ataja

Le viene el toro de frente,Y así vive alegrementequien su lomo nunca baja.

De cuenta de autoridadesEn los campos, con frecuencia,Sin ser de su competenciaSe toman mil facultades.

En ajenas propiedades.Uno uita, otro rebaja,Y en encontrando ventaja

De notarios se la dan;Y así vive de olgaánquien su lomo nunca baja.

Y otros se la dan de curas,Casan y acen bautismoPues tanto es su cinismoque ecan agua a las criaturas.

Derecos de sepulturasEllos cobran sin rebaja,

Pues de todo sacan rajaTantos Caciues, Seores,




363

Pues vive con más onoresquien su lomo nunca baja.

Ya lo creo!Como no!Con el mameo,No digo yo!Santo Domingo, febrero 22, 1893.

Origen del nombre del pueblo de DajabónAl Ciudº. Don Tomás Morales, Ministro de Guerra y Marina, Santo Domingo.

Aunue me digan quijote

Porue canto desatinos,Yo mis cantos campesinosNo los dejo ni a garrote.

Seré Juan de los palotes,Cantaré sin ton ni son,Pero así daré ranY oy sabrá el mundo enteroEl origen verdaderoDel nombre de Dajabón.

Pues, cuando la vieja EspaaEn el ue oy es Dajabn,No abía más abitacinque una mísera cabaa

De una tal María Castaa,34

que allí fue a recalar,Y en la ribera a plantarDel Masacre allí su fundo,Ignorando todo el mundoEl nombre de auel lugar.

Pero un día un jefe aitianoA la duea visit,Y ésta al punto lo obseuiCon un dajao soberano

que en el Masacre rayanoSin duda ue fue pescado,Y por la vieja arreglado,que se supone así,A la criolla, en aguají Y muy bien condimentado.

34En los tiempos de María Castaa, caiculen!




364

Pero así ue el jefe vaMandando viajes sin tasa,

A la duea de la casaPreguntle en buen patuá:Comer, ui puesson cilá?35

Ce pa puesson lamurí!36

—”¡No seoi!, peje de auí,Diferente ai bacalao,Ete se ama dajao,¡Si seoi, beidá ue sí!

—A la on dajá uí bon37

Daja-bón , tré bon, comer,38

Can yo tá llegá Valier,Yo ta piens nan cet puesson.

Ce on cos de entimacin,Ce ta bagee saloprí!39

—Si musié, beidá ue sí,Un peje muy etimao,Y ma cuando ta guisaoComo ése, en aguají.

Oui, sí, comer, dajabn!40

Yo nunco yo tá comé,

De pejo on calitéCom cilá nan má nacin.

Después ue el muy mamalnSu daja-bón se tir,Con tantas ganas uedDe matarse la canina,que ni una sola espinaSin repasarla dej.

Cuando termin el musié

De ponerse bien la bota,Montando una yegua rotaDijo así: “—Comer, m’alé,41

Otre dí yo ba turnéPur en otre dajabnComer, escusé, pardn,42

35Comadre, ¿ué pescado es ese?36Ese no es peje bacalao!37qué dajao tan bueno!38Dajao bueno, muy bueno, comadre.39Eso no es cosa de poruería.40Sí, Comadre, dajao bueno.41Comadre, me marco.

42Excseme, Comadre, perdn.




365

Bon curage, porté vu bien43

Contao con on buen aicien

qui ta a votre disposicin”.La Sea María Castaa

De su casa allí en la puerta,qued con la boca abiertaEn ver tanta musaraa.

Y no es cosa muy extraaSer un aitiano cortés,Y más cuando ay interésDe volver sin dilacinEn pos de otro daja-bón ,….

Mayor el cumplido es.El referido musié

Después de acer como Blas,Ya comiste ya te vas,Cru el Masacre y se fue.

Pero diue el retapé,De ese personaje alto,De tamao no era falto,Pues la tradicin lo cuenta,que tenía de tabla treintaY cuarenta de peralto.

En n la vieja CastañaTantísimo celebr,Todo auello ue pasEn su modesta cabaa,

que en nombre del Rey de Espaa,Levant sin dilacin,Un acta dando ran,Y aciéndolo bien constar

que le daba a auel lugarEl nombre de Dajabn.

¿Qué tal? Ya el Niño Bitongo no dirá que nadie se ocupa de averiguarel origen de los nombres patronímicos de nuestro afortunado terruño.Todo es empezar, más vale algo que nada.

Adiós, Bitonguito de mi vida. Adiós, Juan Antonio Alix de mi corazón;no dejes de mandar otro viaje como el presente, que te quedará muy agradecidotu siempre amigo, BITONGUITO.Santiago, 20 de maro de 1898.

43Ánimo, y ue le vaya bien.




366

Para mi lindo clavelMi vida, mi coran

Te uiero, porue te uiero,Si no te uisiera tantoNo te llamara mi cielo.

En el mundo yo lo séque ay millones de mujeres,que te brindarán placeresPero no de buena fe;

Como yo no ay uien te déTanto amor y estimacin,

Y como eres e botnMás bonito de alelí;Por eso te llamo así:Mi vida, mi coran.

Yo no tengo ya otro espejoDe una lu tan brillante,Para verme a cada instanteY gozar con tu reejo;

Por eso es ue no te dejo,Ni por todo el mundo entero;Y como eres el luceroMás lindo de la maanaCon la voluntad más sanaTe uiero, porue te uiero.

hoy te vengo a dar ranPara ue vivas tranuilo,que yo no me descarrilo,Ni cambiaré de opinin

Mientras vea tu coran

que me uiere con encantoY como eres t mi santoMás bonito de mi altarTal ve te podría olvidarSi no te uisiera tanto.

Como no tengo otra cosaque mandarte en la ocasinTe mando mi coranPara ti, botn de rosa:

Y al contarme por dicosaCon tu amor ue es mi consuelo,




367

No tengo ningn recelo,Y si yo no te uisiera

Con mi alma toda enteraNo te llamaría mí cielo.

Tu Mejor Amiga.

A la reina de mi amorMi vida, ojita de Rosa,

Botoncito de aucena,Mientras dure en mí tu amorYo seré tu centinela.

Si la tierra se meneaY el mundo se viene abajo,Ni mi amor te lo rebajoNi puedo cambiar de idea,

Y por muco ue se veaEn esta vida aarosa,Como es tan grande cosaEl amor ue puse en ti,Por eso te digo así:Mi vida, ojita de rosa.

Como yo te lo juréTiene así ue resultarque no te e de olvidarMientras yo en el mundo esté

Y mi amor te guardaréComo una prenda buena;Y como eres la sirena,que me cantas mi alegría,Por eso te llamo así:

Botoncito de aucena.

No e conocido mujerque yo uiera más ue a ti,Ni puedo vivir así,Sin tu amor y tu uerer,

Por eso tienes ue serMi delicia y mi primor,Y como eres tú la orMás bella de mi jardín,Mi querer no tiene nMientras dure en mí tu amor.




368

En n, palomita mía,Por esta buena ocasin

Te mando más de un millnDe caricias y simpatía;Y como eres mi alegría

que me agrada y me consuela,Y todo eso revelaque tu amor anda dereco;Mientras duermas en mi pecoYo seré tu centinela.Tuyo, y Siempre Tuyo.

Dominicanos!Ya, ya nuestra patria amada

De sus ijos necesita,Y a todos oy nos invitaCon desenvainada espada.

Ya la ora está llegadaDe no pensar en ueaceres,Ni en los ijos, ni en mujeres,Ni en nada, dominicanos,Slo en destroar aitianos

A esos miserables seres.

No pensemos en vivirNi en nuestros bienes pensar,Pensemos en batallarPara vencer o morir.

¿Pues podremos permitirque esas bárbaras gavillas,Crucen jamás las orillasDe la Línea divisoria,

Esa inmundicia, esa escoriaAfrenta de las Antillas?

—No, dominicanos, no!Recordaremos primero,Esa feca de febreroY lo ue ella nos leg.

El vil aitiano cacNi toda su descendencia,

Jamás allarán clemencia,Ni piedad, ni compasin,

Invadiendo a esta NacinY a su santa Independencia.




369

Si existe en la raa umanaUna ue se llame escoria,

No ueda redibitoriaque no es otra ue la aitiana.En esa raa inumana

El “Jud” es su religin;Y allí civiliacin

Jamás llegará a su puerta,Porue para ella abiertaNo lo está en esa nacin.

Esa casta descendienteDe Tusén y Desalina,

No aspira más ue a la ruinaDe esta nación oreciente.

Pero este pueblo valiente,Siempre dispuesto se allaA troar a esa canallaCon el macete y colín,Destruyéndola por nDonde fuere la batalla.

Recuerda, pueblo maé,

Aquellas pelas tan eras,Del Nmero, Las Carreras,De Santiago y Santomé.

Recuerda cmo te fuePor allá en Sabana LargaCon auella toma amargaque te dimos a beber;Y no olvides a BelerSi no deseas otra carga.

No olvides los macetaos

Del célebre Cacimán,Donde acíamos de un jirrbán ,De un aitiano dos pedaos.

Y recuerda los lanaosDe nuestros bravos guerreros,Que hoy alan sus acerosPara tenerlos cortantes;Pues éstos no son los de antesque empuaban prisioneros.

¡A la lid, dominicanos!Y alistemos los macetes,




370

que aitianos culefretes44

Siempre an sido y son aitianos.

Y si antes nuestros ermanosSe portaron con valor,Castigando al invasor,Con vergonosas derrotas,A la lid, compatriotas,que oy no lo aremos peor.

El acordeón y el cuatro45

El igano en moa está;

Dei cuatro naide se acueida;Por eso no se oye ya,“¿Maicantico, tienen cueida?”

Poi Beinabé y BeitránTraei tanto jacoideoneEn campo y en poblacioneNo ma se oye ei fuinfuán.

Lo cuatro de baja etánY ei msico peiderá,Pue de continuo etará

Ecando mil maldicionePoiue ya en la dibeicioneEi jigano en moa etá.

“Di se lo pague a Beitrán”Dijo uno, y a Beinabé,Poiue me a traído con uéPoneino ma jaragán.

Agora no uitaránPara balletilla y cueida

A lo caballo la ceidaque lo dejaban pelonePoiue ya en la dibeicioneDei cuatro naide se acueida.

Ya no abrá ma ue decí que la prima se paiti,que la segunda faitNi entoicao ue aadí.

44Así les dice Camilito.45Instrumento de cuerda.




371

que la cueida jagan “tá”,Ni ai msico se verá

Pasai su tiempo templando,Ni poi cueida preguntando,Por eso no se oye ya.

Lo cuatro y lo tiplesito,46

Galano como ecoetaYa ma nunca irán a etaEn funda de retasito.

Y ei ue toca violinsitoDe encoidadura de ceidaPa ue su tiempo no pieida

Eta profesin no siga,Poiue ya no ai uien diga:“¿Maicantico, tiene cueida?”

El Niño de AtochaUna vieja medio coca

Me decía: Sio JuanBéame ete nio de AtocaPa bei si e jalemán.

Como uté e muy detruíoY ombre de muco auei47

Le traigo ete nio a beiSi e de Atoca conocío.

Pue poi Mao yo e sabíoque no uiere ei Padre RocaBendecí Nio de AtocaSi son de lo jalemanePoiue no cree en musuimaneUna vieja medio coca.

Agora lo jitalianoNo traen Santo beidaderoComo traían den primeroEn bía dei pae Solano.

Y uté puede crei eimanoque lo de juera son tanque ata en idomia alemánLo rtulo le an ponío:

46Tiple, instrumento de cuerda. 47De muca inteligencia.




372

“Y ete mundo ta peidío”Me dijo un día, Sio Juan.

Ya nojotro lo critianoNo podemos nian resaiY ei mundo se ba acabaiSi Di no mete su mano.

Poiue le asiguro eimanoque el Obipo ArrcacocaLe a mandao ai Padre RocaUna caita patorai,Y yo para no pecaiBéame ete Nio de Atoca.

“Yo tenía un San Joséque era ei pato en milagriaiY lo mandé a retocaiY me lo da un francé.

Pues me le puso musiéEn ve de poneile San,Y créalo Sio Juanque ata le peidí ei cario;Y agora béame ete NioPa bei si e jalemán.

La gallina giraLa pobre de mi vecina

Amiga de dar perjuicio,¿qué dirá de mi gallinaEn llegando el día del juicio?

Me an dico en mi vecindadque una polla me a robado

Y en su casa la a peladoCon toda seguridad.Y lo creo ue es verdad

Pues ella tiene ese vicio,Y al ser vieja en ese ocioEsta vecina malvada,ha de salir emplumadaAl llegar el día del juicio.

Con robar gallina viveSegn estoy enterado,

Pues las plumas a botadoPor cierto en un viejo aljibe.




373

La justicia lo proíbeY bien castiga este vicio,

Pues es grande sacricioque usté críe su gallinaPara una mala vecinaAmiga de dar perjuicio.

Como yo soy ComisarioMe an dado ya la uerella,que la ue roba es ellaGallina en mi vecindario.

Pensé ue era un tal Sandario,Que en robar es cha na

Sin saber ue mi vecina,Podía tener ese vicio;Pero ella el día del juicio¿qué dirá de mi gallina?

¡O! ué cosa tan atro,Tener mi gallina gira,Y venir esa triunvira48 A guisarla con arro!

Pero así lo espero en DiosY en Su Majestad Divina,que con plumas de gallinaY cantando el cocoriaco,Cargará el diablo en un sacoA la pobre mi vecina.

Un hijo natural a su padreSi usté tiene un alma buena

Se ‘lo pido por favorSaue a mi madre de pena

Devolviéndole su onor.

Su ijo del coranLe suplica como a padreque no le mate a su madreQue hoy se ve en aicción.

Le partiría el coranSi oy la ve con tanta penaY como ella estaba ajenaDe verse oy tan desgraciada,

48Partidaria de los triunviros, contrarios de los baecistas.




374

Cumpla su palabra onradaSi usted tiene un alma buena.

Por ese amor tan fecundoque en Ud. puso mamitaProcure ver si me uitaque me llame ijo del mundo.

Me causa un dolor profundoVer a mi madre sin onorY como usted es el autorDe mi madre esa desgraciaque me conceda esta graciaSe lo pido por favor.

Padre mío por su vidita!¡Por lo ue le sea más grato!No se muestre tan ingratoCon la pobre de mamita.

Ella está ¡la pobrecita!De tristea toda llenaY, como ella es tan buena,De amarlo a Ud. nunca dejaY para ue Dios lo proteja

Saue a mi madre de pena.Si su alma es generosa

Yo le aseguro de joque yo le seré buen ijoY mi madre buena esposa.Y si usted por buena cosaLe tiene a su ijo amorLe suplico por favorY por la Virgen benditaque se case con mamita

Devolviéndole Su onor.

Seña Dolores la tuertaSea Dolores la tuerta

Un día sufría la penaDe verse en una reyertaPor meclarse en vida ajena.

Mejor ue busue un rosarioY se dediue a rear

Y se deje de enredarCon cismes el vecindario.




375

Ella carga escapularioY se ace la bouimuerta

Para andar de puerta en puertaLlevando y trayendo enreo,que se a vuelto asta correoSea Dolores la tuerta.

Si esa viejita tuvieraDos ojos en ve de unoNo ubiera faltado algunoque la muerte a ella le diera.

Por abladora y embusteraTodo el mundo la condena

Y como ella en vida ajenaSe mete y todo lo enredaPor el ojo ue le uedaUn día sufrirá la pena.

Esa vieja del demonioAora se a dedicadoA todo ombre casadoLevantarle testimonio;

Pero espero en San Antonio

También en Santa Rupertaque a Sea Lola la tuertaPor cismosa y abladoraLe a de llegar su oraDe verse en una reyerta.

A todas en este díaLes digo ue anden alerta,que a Sea Lola la tuertaYa la tenemos de espía.

Y segn sentencia mía

Esa vieja se condena,Porue se toma la penaDe alcagüetear por antojo,Y va a perder el otro ojoPor meclarse en vida ajena.

Los revólveres de Marmita o “párate ahí”Seores, ago presente

Por medio de estas canciones,

que en campos y poblacionesAnda la muerte caliente;




376

Porue oy se mata la gentePor todas partes auí;

Y aora más, resulta así Por esa carla maldita,que a los revlveres maimitaLe dicen: párate aí.

Y el ue suele oy salirCon su marma en la cintura,Ya no puede hacer guraSin ue tenga ue reir.

Pues vergüenza da decir,que en los campos del Cotuí,

Moca, Vega y Macorí,Y de Santiago igualmente,Se desgarre tanta gentePor ese “párate aí”.

El ue va por su caminoY lo mandan a parar,De una ve suele pelarPor su caldero daino.

Creyendo ue es un mangrino

que le a salido allí,Vagabundo y baladí,Y como en son de bromita,Al verlo con su marmitaLe a dico: párate aí.

Entre allá los sinvergüenza,O entre ese mundo atrasado,El párate aí mentadoEs una terrible ofensa.

Y el ue para su defensa

Carga su marmita así,Se pica más ue un ají,Y acomete como era,Cuando le dice cualuiera,Amigo: párate aí.

Y lo mismo entre esa genteque al aire le dicen adre,De familia llaman padreAl revlver de patente.

que en este ao solamentehan gastado un potosí,




377

En lo reboibe de Emí ,que Dios confunda y maldiga,

Por tal de ue nadie le diga“Compae, párate aí”.

Y en los pueblos y ciudadesDe estas comarcas tambiénContinuamente se venUn sin n de atrocidades.

Pues digo ue son verdadesque asta los nios cicí,No se apean el buen Esmit,Y al más respetable anciano,

Con el pájaro en la manoLe dicen: ¡párate aí!

Con el juego y aguardiente,Los nombres y los refranesque inventan los carlatanesDe los campos diariamente,

Los ombres completamenteSe destroan por allí Como los carabalí,

O como cafres, diremos;Y ué remedio pondremosCon esos “párate aí”.

También en las poblacionesSe ven eras innitas,Pero como usan levitasSe pasean en los salones

Con tamaos salciconesDe los ue llaman de Esmí ,Y mostrándolas allí

De lujo sus bellas cacas,Para ue vean las mucacasque no son “párate aí”.

Quién se menea, quién se saiba! Santo Dios!en ete siglo dique de la luce.

Fábula de los tres leonesA los generales G. Luperón, B. Monción y U. Heureaux.

Tres bravos leones lucaron,Unidos se defendieron,




378

Después ue se separaron,Uno por uno murieron.

Por los valles y montaasA tres leones perseguían,Pero jamás los vencían;Por temor a sus aaas

En mil refriegas tamaasComo unidos batallaron,Los tres amigos triunfaronVenciendo a sus caadoresY contra sus perseguidoresTres leones bravos lucaron.

Auellos ue perseguíanA los tres de las montaas,Se valían de mil maasPara ver si los vencían,

Pero no lo conseguíanPorue los tres combatieronY en sus campaas se vieronDe acuerdo y en perfecta uninY así por esa ran

Unidos se defendieron.Pero astutos caadores

Para poder combatir,Trataron de dividirA sus grandes vencedores.

Enviando disociadoresCon chismes ue se inventaron,que con los cuales lograronRealiar sus intenciones,Venciendo a los tres leones

Después ue se separaron.

En esto deben jarseLas tres potencias iguales,Y como amigos lealesNunca deben separarse;

Y si desean escaparseSean unidos como fueronPorue si se dividieron,Hagan estas reexiones:

que por eso tres leonesUno por uno murieron.




379

Corpus CristiCon grande satisfaccin

Y entusiasmo singular,Venimos oy a anunciarA esta culta poblacin,

que del Corpus la funcinNo se encuentra muy lejana,Y que una esta galanaReuiere la Eucaristía,Por ser el más grande díaque existe en la fe cristiana.

Como es el día favoritoDe su Santa Majestad,Por eso la cristiandadLo celebra tan bonito.

Y este festejo benditoSe dedica al Dios piadosoPadre Santo y bondadosoque nos da vida y consuelo,Y es en tierra, mar y cielo,El más grande y poderoso.

Con demasiado contentohonraremos el gran díaDe la Santa EucaristíaO el Divino Sacramento.

Debajo del rmamentoEl Corpus Cristi sagradoSiempre a sido celebradoPor todo el mundo cristiano,Apostlico, romano,Conforme está decretado.

Todo cristiano creyentePara esta esta bonita,Con algunas limosnitaPrestará su contingente.

que el buen Dios OmnipotenteBuena nota tomará,Y como sabemos yaque él paga ciento por uno,El día más oportuno

De pagar se acordará.




380

Como cosa muy seguraEl ue algo uiera dar,

Se lo debe de llevarDe Parrouia a cada cura.Y aunque nadie se gura

que todo el mundo es gitano,Es mejor ue un cristianoCuando dé su limosnita,Se la entregue contaditaAl cura en su propia mano.

que en estos tiempos malditosCiertas aves de rapias,

Andan oy por las campiasMatando sus borreguitos,

Y a los pastores benditosque reciben tantas uejas,Se les prenden las orejasPor saber estos seores,que mucos sin ser pastoresLes trasuilan sus ovejas.

¡Vamos ueridos ermanos!

Con el debido esplendor,Este gran día del SeorCelebraremos ufanos.

Sabed ue somos cristianosY, es deber de cada cual,Cumplir, pero muy puntual,Con lo ue la Iglesia mandaPorue es la ley venerandaDel mismo Dios inmortal.

En n, nada más diremosPara de una ve concluir,que es preciso contribuirSin que en nada nos jemos.

De obseuiar a Dios tenemosPor deber y obligacin,Y esta noble poblacin,Como culta y religiosa,Cumplirá lo más gustosaCon Dios y su religin.

Y el que no lo haga así, que apriete.




381

Cuatro bailes de disfrazDe rechupete, en Las Aguas, común de Montecristi,

para el carnaval. Por la presente invita Luis Caballero a tutilimundi,sin escaparse ni los mamandos.Para más aclaración, allá va la mía folla.

Anuncia Luis CaballeroCuatro bailes de disfra,Para el ue se alle capaDe goar con su dinero.

El día uince de febrero,Víspera de Carnaval,Empeará el festivalEn estas Aguas benditasCon máscaras innitasY una bulla sin igual.

Estos bailes aludidosSerán de cucumancola,Pues no abrá esa majapolaDe cuerambres pervertidos.

Auí serán escogidosToditos los concurrentes,Porue todas son decentes

Las máscaras invitadasPara las estas citadasEn estas Aguas calientes.

De msica no se ablePorue eso se sabe ya,De Montecristi vendráLa oruesta más admirable

Y ue Luis, como es probableEspera gente un milln

Del Copey y DajabnMontecristi, Guayubín,Y de Sabaneta, en n,Vendrán sin comparacin.

Osí de Foliberté De Uanament é d’Otrú,Capaicién, MaribarúAmpil mund yo va rivé.

Pur se venir amusé Nan la fet de mardi grá

An penan d bn taá E dansé an paix tré bien




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Aqué fam dominiquenQui coné shuqué bondá.

El seor Luis CaballeroYa tendrá una cantina,que será la recuminaY el trato más placentero.

El ue llega con dineroY sabe de cosa buenaLa barriga se la llenaDe licores sabrositos,Los dulces más exuisitosY una magníca cena.

Como Luis e caballeroPoi título y apellíoCaiculen si ete endebíoSe poitará con emero.

Y má cuando be dineroEn lo ue llegan allí,No ay uien depace así Tan bibo y con tanto agrao¡Pero cuando e de ao!

¿quién aguanta a sio Luis?Venid, por Dios, seoritas

A las Aguas a goarCuatro noces sin cesar,Y al buen gusto de toditas.

Venid amables pollitasA aumentar la concurrencia,que no abrá desavenencia,Follica ni pelotero,Porue don Luis Caballero

Trata a todos con decencia.

La ue muco a tropeadoPor tentacin del demonio,Le dice Alix Juan Antonioque por eso no ay cuidado:

Que Jesús Crucicado,Dice la Santa Escritura,En la calle de AmarguraDio un sin n de tropezones.

Y allá en las altas regiones,Como Dios allí gura.




383

Por n el Luis Caballerottili-mundi espera,

En sus bailes y galleraEl uince de este Febrero,Con gallos y con dinero,

Porue ya valdrá la pena,Una corrida tan buenaEn estas Aguas pasar;Y el ue no esté por goar…En muriendo se condena.

¡A las Aguas mucaconas!Disfraadas a bailar,

que esto será de rajar,En estas estas privonas.

Con ue arreglar sus caconas,Mejor dico el buen disfra,Para con gusto ecaz,que gocen en la gallera,De Luis, de toda maneraEn unin y santa pa.

Así memo.Las Aguas, 2 de febrero de 1896.

Al públicoEl 15 de los corrientes, gran festividad en La Vegaen obsequio de su divina Patrona, Ntra. Sra. de La Antigua.

Seores, vamos a verSi el café y el cacaítoY el resto del tabauitoLos llevamos a vender.

Porue es preciso saber

Que la esta muy ruidosaDe la Antigua milagrosa,Patrona de los veganos,La tenemos en las manosY será tamaa cosa.

Y ue debemos marcarTodo el mundo en gran tropel,Porue al Padre Adolfo NouelLo tenemos ue ayudar.

Porue él nos suele tratarA todos con distincin,




384

Y nosotros con ranTambién debemos portarnos

Con uien uiere Iglesia darnosDigna de esta poblacin.

Lo ue es zoilo GarcíaSeguro ue se derrite,Pues sin ue nadie lo eviteTendrá en la esta un día.

Calculen ue esa Maríaha sido siempre su apoyo,que de plata un buen arroyoLe da con su proteccin

Y ue, en más de una ocasin,Le sac los pies del oyo.

Y ese Fernánde Laíto,Dimas Sánce, Juan Ramn,Telésforo Caldern,Ya se menearán bonito,

Pues si tienen su piuitoEsos nenes referidos,Es ue an sido protegidos

Por la Antigua milagrosa,Y oy arán tamaa cosaPorue son agradecidos.

Lo mismo Marcos de Lora,Y el Melénde don Manuel,Ya le arán un gran papelDel Cielo a la gran Seora.

Porue ella es su bienecora,que los protege a la carga,Y de ayudarlos se encarga

En sus negocios por cierto,A trabajar con aciertoY ganarse plata larga.

También el Robles CasianoYa festejará a María,que con eso la AlcaldíaVolverá a su digna mano.

El Espaillat EmilianoCorrerá por todos lados,

Porue en estos días feriadosSi no entra en alegría,




385

Lo ue es la Virgen MaríaNo les salva los pasmados.49

Y el Pablo Ramos tambiénA la Antigua obseuiará,Pues segn parece vaEn sus negocios muy bien.

San Julián o Sen Julién que no se aga el mamalnY saue en esta funcinEso ue tiene enterrado,que la Antigua se lo a dadoMediante su proteccin.

En el segundo aguaceroMucos más se mojarán,que en este viaje no vanPor andar aun más ligero.

En la Antigua slo esperoque salud me a de darPara poderlos mojarAunue así le dé corajeA todo el ue en este viaje

Se me a podido escapar.Santiago, agosto 6 de 1893.

La graciosa mascaritaA mis amigos Doctor Morillo y Emilio Almonte.

Cuento un caso originalComo así me lo an contado,De uno ue fue disfraadoA un baile en el Carnaval,

que se enamor formalDe una bella mascarita,Y a la ue en seguida invitaPara bailar una dana,Creyendo a toda conanzaque sería alguna pollita.

Tan pronto como empeA bailar con su pareja,

49Este buen seor, con la ayuda de N. S. de la Antigua a salvado a una porcin de personasatacadas del tétano o pasmo. Vamos a ver cmo se las averigua oy con la Antigua su protectora.




386

Se le peg de una orejaY su amor le declar!

Por su madre le jurque si él la conseguíaPara siempre la amaríaCon todo su coran,Y con poca dilacinCon ella se casaría.

La graciosa mascaritaTemprano ense la oreja,De ue era gallina viejaY de espuela no ciuita;

Porue sin decirle uita,Ni déjame el alma uieta,Amparada en la careta,que es la ruina del pudor,Le correspondi su amorCon delidad completa.

La mascarita citada,Declar a su tierno amanteque sentía pero bastante

Decirle ue era casada;Y ue estaba disfraadaSin saberlo su marido,A uien dej muy dormido,Por una copa de vinoque le dio un médico cino¡Para dejarlo rendido!

Los amantes continuaronBailando lo más contentos,Y con miles juramentos

Mutuo amor se profesaron;Y con disimulo entraron

A una cámara secreta,Y con polvo de violetaque abía en un tocadorSe empolvaron lo mejorSin uitarse la careta.

Como por lo regularEn esa clase de empresa

Nunca falta buena mesaDispuesta para cenar,




387

Allí fueron a pararAuellos enamorados;

Pero cuando ya sentadosA la mesa ue se vieron,Y ambos se reconocieron,han caído desmayados.

Pues la bella mascaritaVino a dar por resultado,Ser la madre de su amadoPor su desgracia maldita.

Con un revlver marmitaEl ijo se suicid,

Y ella también rodPor el suelo sin aliento,Pues de pena y sentimientoMuertecita allí ued.

Si la cosa fue pesadaPara ijo y para madre,No fue tanto para el padre,Porue nunca supo nada

De su suerte desgraciada,

Y de ese caso tremendo,Porue ya están diciendoque por la copa de vinoque le dio el médico cinoTodavía está durmiendo.Santiago, 12 de febrero de 1907.

En la Seccón de La Zanja y al lado del buen señor Pedro Díaz, se encuentrael establecimiento de tienda y pulpería del buen amigo

Fofín Pichardo, joven buenmozo, enamorado, guapo y con mucha plata. Según Juan A. Alix.

Y eso mismo canta un bardo:que al lado de Pedro Día,Buena tienda y pulperíaTiene allí Fofín Picardo.

Y ue, un surtido gallardohay también de miles cosas,Como purcianas preciosas,Linoces y muselinas,

Percales y percalinas,Y otras telas muy famosas.




388

Las telas para colcn,Forros de catres y amaca,

Parecen cueros de vacaPor lo fuerte ue ellas son.El amarillo algodn,

El cotín y buen listado,El fuerte diablo afamado,Y mucos driles famosos.De colores muy preciososque a Fofín le an llegado.

También para caballerosExcelentes panamaces,

Calados, buenos fulaces,Pana de burro sombreros.

Casimires piueterosY muy buena imitacin,Caloncillos de algodnY las mejores camisas,Las ay bordadas y lisasY muy bonitas ue son.

Con Fofín encontrarán

La más buena cotonía,Como en parte oy en díaiguales no la allarán.

Cancletas de cordobán,De toda clase pauelos,Para camisas gemelos,Buenas mantas de algodn,Buen ilo de carretnY de bollito sin pelos.

Falso batista a escoger,

Blanco y de otros colores,Y medias muy superioresPara ombres y mujer.

Agujetas de tejer,Camisillas de algodn,De mil colores albin,Frente de ilo camisas,De algodn y lana, frisas,Salpurias y candeln.

Y tocante a pulperíaCasi no ay ue preguntar,




389

Porue allí se a de encontrarDe todo, ue no ay tutía.

Allí ay en demasíaLas más frescas provisiones,Como arina, arro, jamones,Arenues, petisalé,Bacalao, sal, café,Manteuilla y salcicones.

Sardinas de cupe ustéManteca y famosos vinos,Fideos gordos y entrenosY buen aceite francé.

Acar también se veY buena loa de venta,Malagueta, anís, pimienta,Nue moscada, ajo, canela,Cebolla, clavos y velaY algo más ue no se mienta.

Buen ron, anís, aguardiente,Cervea de la mejor,Y para damas, licor

Como ginebra excelente.Amargo bueno igualmente,Macetes de trabajar,Buenos clavos de entinglarCucillos, acas, aadas,De Colín muy afamadasY de otras cosas, la mar!

Y Fofín ace saberque compra frutos al contado,Bien medido o bien pesado

Lo ue lleven a vender.Porue allí es un placer

Vender por peso y medida,Y comprar cuanto se pida,Pues allí, claro se ve,que ay conciencia y buena feY onrade la más cumplida.

Fofín es un comercianteque se empea en agradar,

Y en su casa acotejarCon cario a su marcante.




390

Y con onrade bastanteSu deber sabe cumplir,

que no ay uien pueda decirque vende bueno y barato,Y después se vuelve gatoCon la vara de medir.

Como hacen algunos pájaros que suelen haber por estos lugares, que si fían,apuntan con tenedores; y si venden al contado, nunca miden el lienzo con legalidad;

por eso, el que le compre a esos pájaros, lleve lo que compre a medirlo por la varade Fofín que es completa; y a que no le sale la cuenta. Lo mejor de todo es comprarlea Fofín, por eso de que a lo tuyo con razón o sin ella.Tiene razón JUAN A. ALIX.

Santiago, abril 16 de 1903.

La vanguardiaEs el nombre de cuatro bailes de disfraz para el Carnaval en los días 9, 10, 11 y 12 del mes de febrero,

y en el vastísimo y lujosísimo salón del casino de Laíto Guerrero, frente al Parque Central.Empresarios: Laíto Guerrero y Enrique Méndez.Compae esos bailes serán la tusa de todos los bailes del Carnaval.

Vamos, pueblo santiaguero,A goar lo más bonitoEn el saln de Laíto,

El saln más piuetero.Como lujo, es el primero,Y de más capacidad;Como es también verdadque es el mejor adornado,Y el más bien iluminadoque existe en esta ciudad.

La Empresa pretende darCuatro bailes regularesDe personas singularesque se dan a respetar;

Pues la casa ni el lugar, Jamás pueden consentirque gente de mal vivirY de poca estimacinEn tan decente salnSe vayan a divertir.

La máscara ue no estáInvitada legalmente,

La empresa por consiguienteLa entrada le negará;




391

Al efecto allí estaráNombrada una comisin

Para ue sin distincinLa ue entrare disfraadaSin aber sido invitada,Arrojarla del saln.

Como no consentiránA las pájaras auellas,Cargadoras de botellas,No se vistan ue no van.

Ni menos admitiránTantos nios majaderos

que en bailes son los primerosEn empuar los asientosCausándoles sufrimientosA damas y caballeros.

La empresa tiene concienciaque en los bailes ue daráComplacida dejaráA toda la concurrencia.

Orden y muca decencia,

Escogidas mascaritas,Seoras y seoritasque si no son del arito,El gran saln de LaítoSe lo merecen toditas.

Laíto y Enriue estánResueltos y decididos,A no entregar pedidosDe cuenta de voyován;

Si no aojan el tin tán,

Esos picos de alcatra,Como no les ueda másque pasar a retaguardia,Le dirán en la Vanguardia“No te vistas ue no vas”.

Como es cosa muy sabidaque en el billar de LaítoEl surtido más bonito,Nunca falta de bebida,

Buenos lotes de comidaY conturía muy na;




392

Por eso ue se adivinaque en esos bailes famosos,

que preparan tan lujosos,Cmo estará esa cantina!

Si de msica se trata,Se puede acer una apuesta,que una gran famosa oruestaYa vendrá de Puerto Plata,

que aseguran ue es muy grataY unas danas exuisitas,Todas nuevas y bonitas,Y así de cucamancola

Para la Vanguardia sola,Y entusiastas mascaritas

El que no asista a los bailes de “La Vanguardia” en el muy espacioso salóndel casino de Laíto, se la ñaña, porque no gozará de lo mejor que habrá en el Carnaval.Lo digo yo: JUAN A. ALIX.Santiago, 21 de enero, 1907.

Al honorable AyuntamientoSeoi Don Ayuntamiento,

Le mand a dicí ei relque lo jaga de poi DiDe alibiaile su toimento.50

que ei pueblo no ta contentoCon uté ni con su mando,Poiue ya lo ta mirandoque todo e un miterio,Teneilo en un cautiberioEn be de tai funcionando.

Le mand a dicí también

que si tiene un cin de onoi,que le jaga ese favoiDe no beilo con dedén.

que en este pueblo no ay uiénDeje oy de muimuraique no lo uien colocaiEn su beidadero pueto.Poiue… jun! dejemo eto…que ma bale ata callai…

50Un reloj pblico ue regal el Gral. Lilís a Santiago de los Caballeros, ace dos aosue lo tienen arrumbado en un cuarto y no ay manera de ue el Ayuntamiento lo coloueen el lugar ue le corresponde.




393

Y ue le mande su cuaitoque gan en su lotería51

que ei no entra en felusofíaSino que aojen aisaito;que de tai preso ta jaito

En ese cuaito metío,Y ue lo ue a recogíoEn un poicin de saiteoQue lo aojen, que eso e feoEn ei no abeilo embeitío.

Y ue el Presidente herLo mand a esta ciudá

Para tai en libeitáPero como preso no.

Y uei ta rogando a Dique uté deje pronto ei mando,Poiue ya lo ta mirandoSeoi don Ayuntamientoque uté no tiene ei intentoDe acei ue te funcionando.52

El pleito de PontezuelaOcurrido en dicho lugar en la noche del día de Santa Rosa.

El día de Santa RosaGran pleito en la Ponteuela,Dos muertos y dos eridosquedaron en la refriega.

En casa de un tal Silveriohubo una gran diversin,La ue fue sin dilacin

Convertida en cementerio.Pues ya se dice de serio

que por una simple cosa,En esa esta azarosaquedaron allí tendidosDos muertos y dos eridosEn el día de Santa Rosa.

51El Ayuntamiento estableció una lotería con el n de montar el reloj y después de apercibircomo dos mil pesos o más, lo invirti en otras cosas contrariando las leyes del Ayuntamiento.52Por estas décimas conden a Juan Antonio Alix, el Tribunal correccional de Santiagode los Caballeros a $8.00 de multa y cinco días de prisin.




394

Todo fue por cuatro realesDe juego en una partida,

que allí se uit la vidaAuel par de irracionales.Y más de cien criminales

Al ver el apaga vela,Se prendieron en candelaCon los revlver, to, to, to!…Y la esta se volvióGran pleito en la Ponteuela.

También ay ue declararque en medio del tiroteo,

hubo grito y pataleoDe mujeres con el mar;

Y caballos relincarSe oían, despavoridos,Y de perros los aullidos,Las gallinas cacareando,Y las familias gritandoDos muertos y dos eridos.

Y los dos ue perecieron

Por un castigo de Dios, José Rodrígue, los dosEl mismo nombre tuvieron.

Y José los ue salieronheridos en esa brega;Así es ue nadie niegaLo ue muy claro se ve,De ue allí cuatro Joséquedaron en la refriega.

Muertos:

José Rodríguez Rosario, José Rodríguez Rosario.(Primos hermanos y amigos).Heridos:

José Fernández, José Eugenio Blanco.Aprieta, Colasa! qué tal?Santiago, 4 de setiembre de 1901.




395

Revolución en Haití Los generales Leconte y Juan Gil a la cabeza del movimiento revolucionarioen la parte Norte de la República; pronunciamiento de Cabo Haitiano,Fort Liberté, Juanaméndez y otros pueblos del Norte.A los Gobernadores de Puerto Plata y Montecristi, por lo demás así diremos:

Damos oy conocimientoque ya los Jefes LeconteY Juan Gil se an ido al monteDonde an puesto en movimiento

A todo el departamentoDel Norte, donde campeaEsa gente ue peleaPor derrocar a Simn

Del mando de la NacinY empuar la jicotea.

Pero también no ay uienAsegure si LeconteY Juan Gil se an ido al MontePor su cuenta o de Fermén,

Porue todo el pueblo aiciénA Fermén es ue deseaY por él es ue pelea,Lo ue ace suponer

que Fermén a de cogerSin duda la jicotea.

Cojeró si siembro! (Cojerá si siembra; refrán dominicano).La jicoté apartien a Leconte é Jean Gil qui se tiró nan gló pu cojelo.

Musié Fermén apé promené a l’etranger li pa conesa qui pasé nan Buá d’Haití.

Non comper, musié FerménCet un om de gran talan

E on des plis savanOrguei di Peple aicién,honorable citoayen

E patriot bien estimé,Tré abil pur guvernéA la Republique d’Haití E pur le bien di peí Il prandrá la jicoté.

Vive Fermén!

Fermén cé on bon garsonE tré bon acreditá




396

Come le premié candidáPur comandé la Nacin.

La general opininA Fermén cé ui jeméE com li bien relacionéDu mond nan tu le peí,Dan la Republique d’Haití Cojer la jicoté.

Vive Fermén!

An eto guerro civilA la fen sa viendrá,Ca Fermén sucederá

Lo ue a Jimeno con Gil,La ue coja la fusil

E se tir nan diféNi tan boba ella seré,Pur su vido comprometoPa ui vengo otre souetoA empuá la jicoté.

Vive Leconte et Jean Gil.

Camarad Antuén Simn

Tamprí, camarad, tamprí!Cef Leconte ape viní Pu meté nan prison

E avec on gran divisonParfecteman euipeCef Jean Gil duéta rivéDe Leconte an compaí Et ben, si pá vlé murí Largué vit la jicoté.

Vive Fermén et Jean Gil.

LE DECIMER DU YAQUE.Fevrier 13 de 1911.

La Purísima ConcepciónA la distinguida Señora Doña Elisa Rancier de Pérez,

y demás ncadas de la esta que se pepaa el día 8 de ls centesa la Purísima Concepción de María.

El día de la Concepcin,que es el oco del corriente,

Se avisa a todo creyenteque abrá una grande funcin;




397

Como en esta poblacinSe usaba en la antigüedad

que una piadosa ermandadFestejaba el grande día,De la muy pura MaríaCon toda solemnidad.

Y como la tradicinReere que, en San Antonio,Era enantes patrimonioCelebrar la Concepcin,

Por esa misma ranSe prepara el vecindario

Con jbilo extraordinarioA solemniar el día,De la Divina MaríaEn ese mismo Santuario.

La distinguida Seoraque es doa Elisa Rancié,De la esta así diréque es la principal autora,

Y también la iniciadora

De ue en tan glorioso día,Reviva la cofradíaDe la invicta Concepcin,Como en esta poblacinEn otro tiempo existía.

Para esa funcin sagradaSe invita a todo vecino,Sea del pueblo o campesinoPues será bien celebrada

Con una alegre alborada,

Msica, tambores, dianas,Las cornetas y campanasY al son de los atabales,Los fuegos articiales,Y algunas calles galanas.53

La víspera de la estaEn San Antonio, igualmente,habrá una salve excelenteComo ya está propuesta;

53Las del barrio de San Antonio.




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Una magníca orquesta,Candeladas y fanales,

Los fuegos articialesLucirán en el festín,Y de dicha salve en nRomperán los atabales.

El día de la ConcepcinEl acto será bonitoCon gran misa y pan benditoY un magníco sermón.

Y los eles con razón,Con fervor y alegría,

Asistirán ese díaPara dejar complacidaA la por siempre lucida,La Purísima María.

La cofradía de la Concepción dejó de existir por causadel terrible terremoto del año 42, por cuya razón pretenden ahora levantarel espítu de ls eles y evv dcha cfadía.

El 23 del corrienteSe empeza en Jánc la esta de Nuesta Sea de las Mecedes,

patrona de ese lugar; y el 24 pertenecerá al pueblo, cuyos encargadosserán Victoriano Pérez hijo, Daniel Báez y Daniel Pichardo.

Seores, ago saber,Por medio de estas canciones,Las grandes preparacionesque Jánico suele acer

Para mejor complacerEn esa bendita ona,A la divina Patrona,

Las Mercedes bendecida,que no desampara en vidaNi en muerte nunca abandona.

El Presbítero RamnAntonio Pére, sabemos,que al frente allí lo tenemosEn esta celebracin.

Pues con muca antelacinLa Iglesia io pintar,

Y todo bien adornarPara ue sea más lucida,




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La esta a la bendecidaPatrona de auel lugar.

Daniel Báe, ComandanteO Jefe allí Comunal,Se empea lo más formalEn uedar lo más triunfante;

Pues con gente allí bastanteDe a pie y caballeríaY salvas de artillería ,Recibirá lo mejorA Mon el Gobernador,que irá el veintioco día.

El Picardo Danielito,Como Alcalde del lugar,que se afana sin cesarPor el bien del pueblecito;

Un discurso muy bonitoTiene ya en preparacin,Para cuando llegue MonPronunciarlo en su presencia,Con tan lucida elocuencia

que causará admiracin.Dicen ue Panco de Luna

Ecará en esta jaranaLa casa por la ventanaSin dicultad ninguna.

Cambiaso, sin duda alguna,En cispa se meterá,Y más oy como él estáDiue, medio regordn,Por eso con más ran

Atrás no se uedará.

Dicen ue el Cura Ramnha invertido buenos realesEn fuegos articialesque abrá con profusin.

Y en esta celebracinhabrá una famosa oruesta,Pues segn está propuestaDe Santiago a de pasar

Para más solemniarEsa referida esta.




400

Y según parte ocialDel Alcalde Danielito,

quedará lo más bonitoEse bello festival,Pues todos en general

Entusiasmados están,Y se alistan con afánPara todos bien uedar,Y complacidos dejarA los ue allí pasarán.

También nos dice DanielCon un empeo tena,

que abrá bailes de disfraY ue el empresario es él.

Así es, ue un gran papelEn todo ará Danielito,Y uedará lucidito,Porue el mucaco promete;Pero cuando el pico metePone a cualuiera blandito.

Y ue varios curas vanA la esta, según creo,Pues van el Padre Eliseo,Lamarce y Manuel Román,

Y algunos predicaránEn esa esta bendita,Y para más exuisitaMisa abrá de revestido,Segn así e sabidoPor mi vecina Julita.

En n, el Padre Ramón

Y el Jefe allí Comunal,Al pblico en generalLes pasan invitacin,

Y a todos, sin distincin,Les suplican asistirPara poderle pedirA las Mercedas piadosa,que una vida más dicosaNos ayude a conseguir.

Y allá nos veremos, les dice también su amigo y servidor,

JUAN A. ALIX.Santiago, septiembre 19 de 1900.




401

Diálogo entre la Paz y la GuerraTuvieron grande cuestin

La Pa y la Guerra un día.La Guerra a la Pa decía:Ya verás mi condicin,

La Guerra:Aunue me nombran por Guerra

Yo me llamo destructora,Pues destruyo en una oraTodo lo ue ay en la tierra.

Lo malo todo se encierraEn mi peco de tal suerteque la sangre ue se viertePara mí es de gran contento;Sangre umana es mi alimentoY mi placer es la muerte.

La Pa:Dijo al ombre Jesucristo:

“La Pa con vosotros sea”.Todo el mundo me deseaPorue desgracias evito.

La tierra donde yo abitoSe ve siempre orecida;En mi reino no ay cabidaPara grillos ni prisiones,Patíbulos ni expulsiones,Y mi placer es dar vida.

La Guerra:Cuando estoy en mi elemento

El comercio no gura,Se acaba la agricultura

Y la miseria la aumento.El ombre su pensamientoLo tiene en la carabina,Roba, incendia y asesina;Y el ijo uito a la madreY al ijo le uito al padreY de todos soy la ruina.

La Pa:El Presidente Gonále

Me a traído a este país

Para acerlo más feliY remediar tantos males.




402

Ya se acabarán los valesY así acabará la cosa,

La Patria será dicosa,Y el ombre trabajaráY buen fruto cogerácon sus ijos y su esposa.

La Guerra:En mi reino no ay bonana,

Todo es pesar y aicciones,hago yo formar cantonesPara acabar con la criana.

La coseca y la labrana

Por mí pierde el abitante,También pierde el comercianteEl crédito y capital,Y si todo marca malDe todo soy la causante.

La Pa:Yo soy la prenda preciosa

que esta Patria a de guardar,Pues doy tiempo a trabajarY sin mí nada se goa;

Del progreso soy la diosaY de todos preferida,Al comercio le doy vidaY trabajo al jornalero,Y aré todo cuanto uieroSi no soy interrumpida.

La Guerra:Yo soy la madre del vicio

Y del crimen la Patrona,

Todo por mí se abandonaPues el ombre pierde el juicio.El artesano su ocio

Lo deja por el cantn,Pierde el nio su instruccin,Pierde la hacienda en seguida,Y al n se pierde la vidaSiempre ue ay revolucin.

La Pa:huye, guerra, de este suelo,

El poder está en mis manos,




403

Ya son los dominicanosPerdonados por el Cielo!

he venido a dar consueloPor la Providencia enviada,Y ue t seas desterradaPor mí ue me llamo PaY ue no vuelvas jamásA esta Patria desgraciada.

La Guerra:Adis Pa, ya me retiro,

Para nunca más volver.hoy te dejo en el poder

Con el baecista y triunviro;que no se dispare un tiro,

que no aya revolucin,Vivan todos en unin,Ved ue sois dominicanosY como buenos ermanosDecid: viva la fusin!(1875)

Inauguración del Ferrocarril CentralAl Cudadan Geneal Dn Teól Cde y Bdó, Ministro de Fomento y Obras Públicas.

Con toda seguridadDamos oy conocimiento,que el Ministro de Fomentoha llegado a esta Ciudad.

Y ue viene en realidadSegn la vo general,Con carácter ocial.

Y como de Santiago ijo,A tratar del regocijoDel Ferrocarril Central.

¿Conue a llegado don Telo?Anjá! miren ué bueno!Eso dice el pueblo llenoDe regocijo y consuelo;

Y no porue en este sueloFalten pues autoridadesY una porcin de entidadesque en todo muy listos andan;




404

Pero donde mucos mandanSiempre hay dicultades.

Como asta aora programaNo se ha visto de la esta,Ya con don Telo en éstaVerá como se proclama;

Y el pblico lo reclamaPara noticia tener,De lo ue intentan acerEn esta festividad,Pues con toda seguridadque no ay uien pueda saber.

Pero el pueblo santiaguésCon programa o sin programa,En esta esta de famaSe portará como es,

Atento siempre, y cortésComo en él es natural;Y así debe cada cualNo ver esto con desdén,Sino portarse muy bien

Todo el mundo en general.El Gran Pacicador

Y el Ministro de Fomento,Tomarían a sentimientoY a un desagrado mayor,

Si Santiago con fervorY bastante animacin,No celebra esta funcinComo lo merece tal,El Ferrocarril Central

que onra a esta poblacin.

Y esos Jefes Gobernantesque tantísimo an lucado,Por dar a este pueblo amadoY a todos sus abitantes,

Caminos tan importantesPara poder transportar,A las orillas del marSus frutos del interior,

Sería la infamia mayorNo saberlos agradar.




405

Por eso es necesarioque todo el mundo se afane,

Y cada cual engalaneLo mejor su vecindario;Y este pueblo ospitalario

hará esfueros verdaderos,Para ue los forasterosDespués de estas diversiones,Lleven buenas impresiones,De todos los Santiagueros.

El que no se porte bien, se moja! Lo digo yo, JUAN ANTº. ALIX.

Santiago, 7 de agosto de 1897.




SALOMÉ UREñA

DE hENRÍqUEzPOESÍAS ESCOGIDAS

NO. 19



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Salomé Ureña de Henríquez

Salomé Urea de henríue naci en Santo Domingo, capital de la Repblica Dominica-na, el 21 de octubre de 1850. Sus padres: Nicolás Urea de Mendoa (1822-1875) y GregoriaDía y Len (1819-1914). Nunca sali de su país. Durante su infancia no asisti a otras escue-las ue las de primeras letras, nicas abiertas entonces a las mujeres; pero su padre, poetadiscreto y abogado de buena reputacin, ue ocup puestos de senador y de magistrado, ledio la mejor educacin literaria ue allí podía alcanarse en auellos aos: fundamento deella fue la lectura de los clásicos castellanos.

Nunca escribi muco. Comen a componer versos a los uince aos; a los die y sietecomen a publicarlos bajo el seudnimo de herminia; desde 1874 los publica siempre consu rma. Ya para entonces llamaban la atención en Santo Domingo, y aun en países vecinos,las composiciones patriticas en ue predicaba pa y progreso. Pa y progreso fueron sustemas desde 1873 asta 1880; y la constancia de su prédica le conuist la admiracin yafecto de auel pueblo ue, vegetando en pobre vida patriarcal interrumpida por desastrosasguerras civiles, abía lucado desesperadamente durante ocenta aos por conservar sucarácter de pueblo de lengua castellana y de civiliacin espaola, y aspiraba, fortalecidopor los recuerdos de su ilustre pasado colonial, a existir nuevamente como factor de culturaen América. La preocupacin patritica lleg a sobreponerse a toda otra idea en el espíritude la joven poetisa: la literatura fue para ella consideracin secundaria junto al deseo deacer llegar su prédica a la conciencia de toda la nacin. Servir fue para ella, como para el

poeta griego, la aspiracin nica. El país premi su devocin dedicándole como omenaje,en 1878, una medalla costeada por suscripcin popular.2

Durante los años de 1878 y 1879 se dedicó a completar metódicamente su cultura cientícay literaria, bajo la direccin de Francisco henríue y Carvajal. Con él contrajo matrimonioel 11 de febrero de 1880.

En 1881 sus esperanas patriticas sufren grave decepcin: el gobierno de Merio, decuyas singulares dotes de inteligencia y de cultura se esperaba muco, fracasa moralmenteal creerse obligado a medidas de fuera para mantenerse en el poder; el fracaso era auguriode nuevas tiranías… La poetisa escribe Sombras , y, sin proponérselo, desde entonces componey publica versos raras veces.

Entretanto abía llegado a la Repblica el pensador antillano Eugenio María hostos, yse le abía encomendado la organiacin de la Escuela Normal en la ciudad de Santo Do-mingo (1880): Francisco henríue y Carvajal, fue uno de sus colaboradores más activos.Salomé Urea, ue acababa de decir adis a sus ilusiones juveniles de poetisa patritica,

1Esta noticia biográca de Salomé Ureña fue escrita por su ilustre hijo Pedro Henríquez Ureña, para la ediciónde 1920 de las Poesías de la egregia poetisa. Apareció sin rma, por delicadeza del autor, ya que se trataba de su pro-genitora: de aí su sobriedad y la ausencia del entusiasmo ditirámbico ue ella siempre despertara por lo ue fue ylo que signicó en la sociedad –en las letras y la civilidad– de su época. (Los Editores).

2Fue un contagio sublime! Mucedumbrede almas adolescentes la seguía

al viaje inaccesible de la cumbreue su palabra ardiente prometía…Gastn F. Deligne. ¡Muerta!

(Noticia biográca)1



410

emprende aora nueva labor constructora: se convierte en educadora de la mujer, y funda,en noviembre de 1881, el Instituto de Seoritas, primer plantel femenino de enseana su-

perior que ha existido en el país. En medio de dicultades, como plantel particular en quelas alumnas pagaban muy poco o no pagaban, el Instituto vivi doce aos (asta diciembrede 1893): las alumnas ue de él salieron an difundido la instruccin de la mujer en el surde la Repblica Dominicana.

Como magno acontecimiento se salud, en abril de 1887, la investidura de las seis pri-meras maestras: Leonor Felt, Luisa Oema Pellerano, Ana Josefa Puello, Mercedes LauraAguiar, Altagracia henríue Perdomo, Catalina Pou. Para auella ocasin Salomé Ureade henríue rompi su silencio y escribi la istoria de sus aspiraciones y de sus esfuerosen Mi ofrenda a la Patria:

¡ace ya tanto tiempo! Silenciosa,si indiferente no, Patria bendita,yo e seguido la luca fatigosacon que llevas de bien tu ansia innita…

Te miro en el comieno del camino,clavada siempre allí la inmvil planta…

De su matrimonio tuvo cuatro ijos: Francisco, Pedro, Max y Camila. A su ogar dedicla mayor parte de las poesías ue compuso desde 1881 asta su muerte, y ue a menudodejaba inéditas largo tiempo. Fuera de esas composiciones, y de Mi ofrenda a la Patria , sloescribi otras oco.

Minada su salud por el trabajo cuando se decidi a cerrar el Instituto de Seoritas, nologr recobrarla; vivi tres aos más, y muri en su ciudad natal el 6 de maro de 1897.Su muerte fue duelo de todo el país. Está enterrada en el templo de Las Mercedes, en cuyoconvento ejerci el maestro Tirso de Molina.

No se incluyen en la presente edicin todas las producciones de Salomé Urea dehenríue; se an omitido poco más de veinte composiciones, escritas en su mayor partedurante la primera juventud, y el poema Anacaona , escrito en 1879. Se an omitido tambiénlos trabajos en prosa (discursos y cartas), ue se procurará reunir en peueos volmenes

más adelante.3

3Las poesías de Salomé Urea se publicaban generalmente en peridicos de Santo Domingo y a veces, porexcepcin, aparecían por primera ve en Cuba. La antología de José Castellanos, Lira de Quisqueya (Santo Domingo,1874), recogi unas die composiciones suyas. De su obra poética ya contamos con cuatro ediciones: las Poesías, de1880, edicin de la Sociedad Amigos del País, con Prlogo de Merio, y una biografía escrita por José Lamarce; laedición de 1920, de Madrid, con la presente noticia biográca escrita por Pedro Henríquez Ureña; las Poesías completas, de 1950, edicin conmemorativa del Centenario de su nacimiento, con una breve Advertencia del poeta Manuel E.Suncar Cevalier y un bello Prlogo –el más cabal estudio de la poesía de Salomé Urea– por el Dr. Joauín Balaguer.La edicin de 1950 es semejante, en cuanto a las poesías recogidas, a la del 1880; y la presente es semejante a la de1920. En una obra de prxima publicacin, de Emilio Rodrígue Demorii, El Instituto de Salomé Ureña (Para la historiade la espiritualidad dominicana), se incluyen diversos escritos de Salomé Urea, prosa y verso, y, además de algunosdocumentos, escritos literarios, también en prosa y en verso, consagrados a la insigne Educadora.

En el opsculo de Silveria R. de Rodrígue Demorii, Salomé Ureña de Henríquez, Buenos Aires, 1944, gura una bibliografía acerca de la celebrada poetisa. (Los Editores).




411

SALOMÉ UREñA DE hENRÍqUEz | POESÍAS ESCOGIDAS

El texto de las poesías ha sido objeto de especial atención. Las ligeras modicacionesue en él se adviertan comparándolo con el ue generalmente se conoce fueron indicadas

por la autora durante los ltimos aos de su vida o están autoriadas por la existencia dedos versiones de una composicin: por ejemplo, A los dominicanos y A la Patria , en ue aparecido adecuado restaurar frases expresivas ue se encuentran en las versiones de 1874,corregidas en 1880. Slo en dos o tres casos, en ue el texto parecía estragado en la trasmi-sin, se an introducido retoues, con la esperana de acercarse a lo ue realmente ayaescrito la autora.

Pedro henríue Urea.



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Poesías escogidas

Recuerdos a un proscritoAl Sr. D. Alejandro Román.

¡O Patria, vo divina, sublime y dulce nombre,a cuyo acento el alma palpita de emocin;palabra sacrosanta ue encierras para el ombrecuanto ay auí en el mundo de grato al coran!

T guardas de mi infancia las risas eciceras;t guardas el idilio del maternal amor;auí ensay mi lira sus cánticas primeras;

auí entreg a los vientos sus notas de dolor.

Así, aunue de otras playas jamás me vi en la arenani de otros oriontes las líneas contemplé,concibo del proscrito la abrumadora pena,y su mortal angustia por tu ascendiente sé.

Y sé cuán dulce llega, al peco doloridodel ue entre ajenos lares la suerte desterr,un eco, una memoria del suelo bendecidodo el beso de una madre primero recibi.

Por eso yo un recuerdo te mando enternecida,a ti ue solo vagas, proscrito del edénue guarda tus afectos, la istoria de tu vida,ue guarda de mi vida las páginas también.

Momentos ay ue triste parece ue te mirovagar meditabundo, sumido en ansiedad,y envuelta una memoria del alma en un suspirotemblando entre la brisa te manda mi amistad.

Si alguna ve tu frente se dobla pensativacon pena recordando tus goces y tu ogar,también los ue auí siempre te amamos con fe vivatenemos oras lentas de triste meditar.

¡Si vieras, caro amigo, si vieras ué mudanael tiempo y los dolores obraron en mi ser!¡Si vieras cuánto sueo de gloria y esperanami mente sorprendida mir desvanecer!

¡Ay, cuántas, cuántas veces en mi dolor veementetu ausencia a deplorado mi triste coran!




413

Pensaba que tú fueras aquí mi condentey hallara en tus palabras consuelo mi aicción.

Mas ¡a! ue tras de tantos recnditos pesarescomo de angustia el alma transida devor,volver seguro debes a tus amantes lares,al suelo bendecido ue nunca te olvid.

Y entonces contemplando, ya libre de congojas,de nuestros verdes campos la pompa tropical,oyendo los deliuios del aura con las ojas,goando de las aves la msica ideal,

así como a la sombra contara a sus amigosel hijo de los bosques la istoria de su amor,así bajo las palmas, de tu placer testigos,nos contarás tu ausencia, tus oras de dolor.

Y entonces te diremos con lánguida ternuratambién nuestros dolores, ue arante conmover;y entonces, slo entonces, sabrás nuestra amarguray nuestras oras lentas de lento padecer.

En tanto, slo puede mi afecto dilatado

mandarte una protesta sincera de su fe;decirte ue, del alma por siempre venerado,douiera tu recuerdo conmigo llevaré.

¡Adis! Cuando discurra la brisa bulliciosa,rumores de la Patria ngiéndote al pasar,entonces en mí piensa, ue, siempre cariosa,te mando entre sus alas recuerdos del ogar.1872.

La gloria del progreso4

A la sociedad “La Juventud”.

No basta a un pueblo librela corona ceirse de valiente;no importa, no, ue cuenteorgulloso mil páginas de gloria,ni ue la lira del poeta vibresus ecos pregonando y su victoria,

4Fue la primera composicin en ue la autora expres su ansia patritica de progreso.A pesar de los defectos juveniles ue en ella se advierten, fue muy elogiada en la prensade las Antillas. (Not. Ed. 1920, pág. 4.)




414

cuando sobre sus lauros se adormecey al progreso no mira,

e, insensible a los bienes ue le ofrece,de sabio el nombre a merecer no aspira.

El mundo se conmuevecual de una fuera mágica impulsado;el progreso su lu extiende brevedesde la ona ardiente al mar eladoy vida y movimiento a todo imprime.

Por eso las naciones convocadasen luca tan sublime

disptanse agrupadasel lauro insigne del saber divinoy cada pueblo aspiraa llenar con onor su alto destino.5

Luca sublime, sí, donde se miraen éroe convertido al ciudadanoceir triunfante la inmortal corona,desde el pobre artesanoue en su taller umilde se aprisionahasta el genio que escala el rmamento

y ja al ígneo sol su inmoble asiento.Contemplad al ue atento y cuidadoso

se desvela en su estancia, retirado,indagando la ciencia. Al ue afanososorprende los secretos de natura,y con mano seguraa lieno los traslada trasportado.Mirad al ue, domandodel mármol o del bronce la durea,de forma le reviste y de bellea;

al ábil aruitecto ue elevandoasta el cielo la cpula gigante,sublime y arrogante,parece desaar del tiempo canola destructora accin. Ved al ue ufanoel ánimo sorprende y maravillatrocando fácil con su diestra manoen deslumbrante vidrio umilde arcilla;al incansable obreroue sobre su telar constante vela,

5En ed. 1880, pág. 13: con afán de cumplir su alto destino.




415

ue sin cesar se afana,y con prolijo esmero

ace ue de algodn o tosca lana brote bajo sus dedos rica tela;al ue tena orada las montaasy en sus rudas entraasabre a la industria salvadora senda;al ue su rica aciendano consume en estéril opulencia,y con afán loableacorre presuroso a la indigencia,y el pan de la instruccin le brinda afable.Mirad al ue a su imperioace ue salve el líuido elementoy atraviese, más rápida ue el viento,la palabra velo otro emisferio.Miradlos todos, vedlos agrupadosoponer una valla al retroceso:ellos son los guerreros denodadosue forman la vanguardia del progreso.

¡O, dicosas mil veces las nacionescuyos nobles campeones,

deponiendo la espada vengadorade la civil contienda asoladora,anelan de la pa en dulce calmaconuistar del saber la insigne palma!Esa del genio inmarcesible gloriaes el laurel más santo,es la sola victoriaue sin dolor registrará la istoriaporue escrita no está con sangre y llanto.

¡O juventud, ue de la Patria mía6

eres onor y orgullo y esperana!Ella entusiasta su esplendor te fía,en pos de gloria al porvenir te lana.ha ue de ese profundoy letárgico sueo se levante,y, entre el aplauso inteligente, al mundoel gran hosanna del Progreso cante.1873.

6En ed. 1880, pág. 15: Tú, Juventud, que de la Patria mía…




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A los dominicanos7

Los ue aneláis del templo de la gloria

la Patria levantar a lo eminente;ue supísteis lucar eroicamentepor darle en los anales de la istoriael renombre de un pueblo independiente,

venid y saludad la nueva auroraue baa en lu la dilatada esfera;saludad la celeste mensajeraue en nombre de la unin, ue el libre adora,abre del bien la suspirada era.8

Y vosotros ue el cáli de amarguradistantes apuráis de vuestros lares,salvad goosos los tendidos mares,volved a saludar en la llanurade la Antilla preciada los palmares.

Volad a recibir el tierno abraode la madre amorosa ue os dio vida,y juradle con vo enternecida,cuando os miréis en su feli regao,

darle otra ve la majestad perdida.Todos venid, y en fraternal aliana

estrecad vuestros nobles coraones,reprimid de la guerra las pasiones,9

y revivan, al sol de la esperana,del patriota las dulces ilusiones.

Y pues grandes ayer en Capotilloasombro fuisteis a la ispana gente,10 an reclama el esfuero del valiente

para dar a sus triunfos nuevo brilloquisueya la gentil, la independiente.

Mas deponed la poderosa espadacon ue abrís el camino a la victoria;guardadla, de ecos grandes en memoria:ue en esta nueva singular cruadano será de las armas la alta gloria.

7Suprimido el subtítulo de la edicin de 1880: “Después de la Revolución de noviembre”.Se reere a la revolución del 25 de noviembre de 1873.8

En ed. 1880, pág. 19: del suspirado bien abre la era.9En ed. 1880, pág. 19: reprimid el rencor y las pasiones… 10En ed. 1880, pág. 19: espanto fuisteis a la hispana gente…




417

Unidos, con intrépida constancia,el rme pecho de virtud seguro,

salvad triunfantes el altivo muroue levanta en su orgullo la ignoranciay arrancad al error su cetro impuro.

Ya os brinda el triunfo su gloriosa palma¡o de mi Patria nobles campeones!Atnitas os miran las nacionesal progreso elevar en grata calmacon onra y libertad nuevos pendones.

Dando al olvido vuestro ciego encono,

al ara de la pa tended la mano,y con vivo entusiasmo soberanoasegurad en su perdido tronoa la reina del piélago antillano.Enero 1874.

A la Patria11

Desgarra, Patria mía, el manto ue vilmente,sobre tus ombros puso la bárbara crueldad;

levanta ya del polvo la ensangrentada frente,y entona el imno santo de unin y libertad.

Levántate a ceirte la prpura de gloria¡o t, la predilecta del mundo de Coln!Tu rango soberano disptale a la istoria,demándale a la fama tu lauro y tu blasn.

Y pídele a tus ijos, llamados a unin santa,te labren de virtudes grandioso pedestal,do armes para siempre la poderosa planta,

mostrando a las naciones tu título inmortal.

Y deja, Patria amada, ue en el sonoro vientose meclen a los tuyos mis imnos de placer;permite ue celebre tu dica y tu contento,cual lamenté contigo tu acerbo padecer.

Yo vi a tus propios ijos uncirte al férreo yugoaciéndote instrumento de su vengana cruel;

11La autora public estos alejandrinos con la siguiente nota: “Esta composicin no aludea ecos de tal o cual gobierno determinado, pues desde nuestra independencia políticaprincipi a ensayarse el bárbaro sistema ue reprobamos.” (Not. ed. 1920, pág. 11.)




418

por cetro te pusieron el aca del verdugo,y fnebres cipreses formaron tu dosel.

Y luego los miraste proscritos, errabundos,por playas extranjeras llorosos divagar;y tristes y abatidos los ojos moribundoste vi volver al cielo cansados de llorar.

T sabes cuántas veces con tu dolor aciagolloré tu desventura, lloré tu destruccin,12 así cual de sus muros la ruina y el estragolloraron otro tiempo las ijas de Sin.

Y sabes ue, cual ellas, colgué de tus palmares13

el arpa con ue uise tus ecos discantar,porue al mirar sin tregua correr tu sangre a maresno pude ni un acorde sonido preludiar.

Mas oy ue ya parece renaces a otra vida,con santo regocijo descuelgo mi lad,para decir al mundo, si te jug vencida,ue, fénix, resucitas con nueva juventud;14

ue ostentas ya por cetro del libre el estandartey por dosel tu cielo de nácar y zar,y vas con el progreso, ue vuela a iluminarte,en pos del ue te alaga brillante porvenir;ue ya tus nuevos ijos se abraan como ermanos,y juran devolverte tu augusta dignidad,y entre ellos no se encuentran ni siervos ni tiranos,y pa y bien nos brindan unin y libertad.

¡O Patria idolatrada! Ceida de alta gloriaprepárate a ser reina del mundo de Coln:tu rango soberano te guarda ya la istoria,

a fama te presenta tu lauro y tu blasn.1874.

Diez y seis de agostoTendida muellemente

sobre su lecho de otante espuma,sin ver la densa brumaue el cielo de sus glorias envolvía,

12En ed. 1880, pág. 22: lloré tu desventura, tu propia destrucción…13En ed. 1880, pág. 22: Y sabes que gimiendo colgué de tus palmares…14En ed. 1880, pág. 22: que te alzas victoriosa con nueva juventud…




419

quisueya, en abandono, indiferente,al rumor de sus olas se adormía.

Y, en su fuga letargo,no vio de la ambicin la idra gigantepor un metal brillantehonor sacricando y patriotismo,un porvenir en esperanas largoundir ¡o Dios! en el profundo abismo.

Cual fatigado atletacayó de libertad la el divisa;del trpico la brisa

triste pleg sus alas sin mancilla,por no agitar, al discurrir inuieta,el pabelln extrao de Castilla.

Del libre la alta palmadestroada inclin la erguida frente;el peco del valientede secreto dolor se estremecía;quisueya, en tanto, en aparente calma,al rumor de sus olas se adormía.

Mas, de arrogancia lleno,dicta el ibero servidumbre y muertepor ley al pueblo fuerte,y quisueya sacude su desmayoal oprimir su delicado senoel arnés de los ijos de Pelayo.

Levántase indignada buscando el lema con su sangre escrito;y a su potente grito,presintiendo el baldn de su fortuna,temblaron las legiones ue en Granadamiraron a sus pies la media luna.

Osténtase en la liade la Cruz el magníco oriama;en pos de eterna famase agrupan a su sombra mil leales,cuyos triunfos, ue el tiempo inmortalia,fatigaron los ecos nacionales.

Y el grito de victoriase extendi por el valle y la montaa,




420

y en vano, en vano Espaasofocarlo intent con su bravura:

ue quisueya en los campos de la gloriaa su orgullo cav tumba segura.

Y cual ejemplo eroy escarmiento tal ve de otras naciones,por tierra los pendones,confusas, destroadas y vencidas,vuelta la fa al aterrado ibero,devolviole sus uestes aguerridas.

¡honor, eterna gloria

de Agosto a los gigantes adalides,ue en desiguales lides,lucando con la fe del patriotismo,la grandea volvieron a su istoria,dando ruda leccin al despotismo!

De lauros mil ceidapor ellos oy la Patria ala la frente,y con afán ardiente,

baada por el sol de la esperana,en pos de nueva lu, de nueva vida,

al porvenir intrépida se lana.1874.

Homenaje a Billini15

De admiracin encida,al sacro fuego que mi mente inama,levanto conmovidaun himno el de gratitud sentidaue tu ejemplar abnegacin reclama.

que si mi pobre liracalla ante el vicio y la maldad del ombre,siempre lo grande admira;y pues ue digna tu virtud me inspira,uiero en mis trovas celebrar tu nombre:

tu nombre bendecido,que adora el pueblo el dominicano,

15El cannigo Francisco Xavier Billini, fundador del Colegio de San Luis Gonagay del Hospicio de Benecencia. (Not. Ed. 1920, pág. 17.)Esta nota de la edición de 1920, Madrid, reproduce el título con que gura esta poesíaen la edicin de 1880.




421

y siempre repetidose escuca con amor del desvalido,

del nio tierno, del inerme anciano;tu nombre, ue venera

la nueva juventud ue se levanta,de uien la Patria esperaciencia y onor y gloria duradera,fruto del germen ue tu celo planta.16

T, con afán ardiente,un templo elevas al saber amigo,y la ran naciente

corre a buscar de la instruccin la fuente bajo tu dulce paternal abrigo.

Y lleno de entereavas preparando, por tu amor llevado,un trono de grandea

al porvenir ue a vislumbrar empieaeste suelo de lu infortunado.

¡Espíritu sedientoue en pos del bien y la virtud caminas!

En triste abatimientonunca se torne el vigoroso alientoue te da impulso en tu misin divina.

Tan ejemplar desvelo bien de los ombres y alto onor merece;pero tu noble anelotiende más lejos su gigante vuelo,y albergue y pan a la indigencia ofrece.

¡Genio de pa sublime

ue alivio das con tus virtudes bellasal ue en angustia gime!A cada paso ue tu planta imprimedejas grabadas de tu amor las uellas.

Ministro digno y santodel Dios de caridad omnipotente,ue calmas el uebrantoy das consuelo al llantode la aigida humanidad doliente:

16En ed. 1880, pág. 38: debido al germen que tu celo planta.




422

si grato es a tu almael respeto de un pueblo ue te admira,

contempla en dulce calmade tanto afán la merecida palmay oye el aplauso ue tu nombre inspira.

Escuca en tu alabanala vo de gratitud ue al cielo sube,y el imno de esperanaue ala la Patria y asta Dios avanacomo de incienso vaporosa nube.17

1875.

Ruinas18

Memorias venerandas de otros días,soberbios monumentos,del pasado esplendor reliuias frías,donde el arte verti sus fantasías,donde el alma expres sus pensamientos:

al veros ¡ay! con rapide ue pasmapor la angustiada mente

ue suea con la gloria y se entusiasma,discurre como alígero fantasmala bella istoria de otra edad luciente.

¡O quisueya! Las ciencias agrupadaste alaron en sus ombrosdel mundo a las atnitas miradas;y oy nos cuenta tus glorias olvidadasla brisa ue solloa en tus escombros.

Ayer, cuando las artes orecientes

su imperio aquí jaron,y tuviste creaciones eminentes,19 fuiste pasmo y asombro de las gentes,y la Atenas moderna te llamaron.Águila auda ue rápida tendistetus alas al vacío

17En ed. 1880, pág. 39: cual del incienso vaporosa nube.18habla de las ruinas de la Universidad, de los conventos y de los palacios de la época colonial,la época en ue Santo Domingo se ufanaba llamándose Atenas del Nuevo Mundo.(Not. Ed. 1920, pág. 20.)19Versin recomendada por su autora; pero olvidada, involuntariamente, en la edicin de 1920,Madrid, segn nota de henríue Urea. En ed. cit. pág. 21: y creaciones tuvistes eminentes…




423

y por sobre las nubes te meciste:20

¿por ué te miro desolada y triste?

¿do está de tu grandea el poderío?Vinieron aos de amarguras tantas,

de tanta servidumbre,ue oy esa istoria al recordar te espantas,porue inerme, de un dueo ante las plantas,umillada te vio la mucedumbre.

Y las artes entonces, inactivas,murieron en tu suelo,se abatieron tus cpulas altivas,

y las ciencias tendieron, fugitivas,a otras regiones, con dolor, su vuelo.

¡O mi Antilla infeli ue el alma adora!Douiera ue la vistaávida gira en tu entusiasmo aora21 una ruina denuncia acusadoralas muertas glorias de tu genio artista22

¡Patria desventurada! ¿qué anatemacay sobre tu frente?

Levanta ya de tu indolencia extrema:la ora son de redencin supremay ¡ay, si desmayas en la lid presente!

Pero vano temor: ya decididaacia el futuro avanas;ya del sueo despiertas a la vida,y a la gloria te vas engrandecidaen alas de risueas esperanas.

Luca, insiste, tus títulos reclama:ue el fuego de tu onapreste a tu genio su potente llama,y entre el aplauso ue te dé la famavuelve a ceirte la triunfal corona.

que mientras sueo para ti una palma,y al porvenir caminas,no más se oprimirá de angustia el alma

20En ed. 1880, pág. 41: y allá sobre las nubes te meciste…21En ed. 1880, pág. 42: ávida gira en su entusiasmo ahora,…22En ed. 1880, pág. 42: pasadas glorias de tu genio artista…




424

cuando contemple en la callada calmala majestad solemne de tus ruinas.1876.

Para la distribución de premiosdel Colegio San Luis Gonzaga23

¡Levanta, musa mía,tus alas al alcáar de la gloria,y arranca a la armoníaun imno de esperana y de victoria!

Un imno ue pregonelas conuistas del bien y la constancia,y el triunfo galardonecon ue ufana y feli brilla la infancia.

La infancia ue estudiosade este plantel en el onroso gremio,sonriendo venturosarecibe de su afán el alto premio;

la infancia, tierna planta,

ue oculto el germen del futuro lleva,y crece y se levantay a las regiones de la lu se eleva.

Ya irradia en lontananairis de pa ue el porvenir colora,y rayos de esperanade la nie en su primera aurora.

Seguid, alumnos tiernos,del ardua ciencia la segura vía,

ue lucen siempre eternos,los triunfos del saber con lumbre pía.

Y t, varn egregio,ue con rara enterea y virtud tanta,encumbras el Colegioue de dos lustros la cervi uebranta;

no dejes las regionesdel pueblo el donde tu amor reside,

23Excluida de esta edicin de 1920.




425

ni al uérfano abandonesue en desamparo proteccin te pide.

¿No sabes ue al abrigodel insigne plantel ue así diriges,para este suelo amigotemplo de lu y de esperana eriges?

¿No sabes ue tu nombrerepite acorde el nacional murmullo,y te proclama el ombrepre de la Iglesia y de la Patria orgullo?

Del goo el peco expande

ue el error pasa como niebla oscura,y refulgente y grandela memoria del bien vive y perdura.

¡De amor y pa caudillo!prosigue la ardua empresa que te inama,ue así a tu afán das brilloy gloria a Dios y a nuestra Antilla fama.1876.

27 de Febrero¡O feca generosa

ue el patriota saluda y reverencia;en que libre otara victoriosala ensea de la patria independencia!

En ue a la vo de famade Dios y Libertad , el fuerte acerorequiriendo a la lid, que el pecho inama,triunfar o perecer jur el guerrero.

Y la servil libreaal desecar auda, con ira santa,entre aplausos de asombro, gigantea,espléndida, quisueya se levanta.

¡Venciste, o Dios, ué gloria!Venciste, Patria, y tu preclaro nombrecon destellos de lu graba la istoria,y te tributa admiracin el ombre.

Mas ¡a! ¿piensas ue bastaese triunfo de aaas y grandeas?




426

¡A más altura tu bandera enasta!De otra luca te aguardan las proeas.

Convoca tus legiones,no ya el festín de la matanza era,sino a la santa lid de las nacionesdonde el talento vencedor impera;

donde el soldado errantesu ingénito valor, su fuera augusta,templa del orden al respeto amantey del trabajo en la gallarda justa.

Tus campos sin cultivo,ue se dilatan bajo un sol de fuego,en su vigor aguardan primitivode fecundante pa el blando riego.

Aguardan, del celosoy activo agricultor, vastos plantíosue tu crédito alando poderosote den aliento y esperana y bríos.

De la segur al lo

dobleguen la cervi tus selvas graves,para dar a los pueblos un asilo,vida al comercio, y a los puertos naves.

¡Ay, abre nuevas sendas;ue se levanta el sol, y el iris raya,y el progreso benéco sus tiendasviene a sentar en tu desierta playa!

Acoge al uésped regioue a ti se acerca recorriendo climas,

y albergue digno a su esplendor egregiopresurosa levántale en tus cimas.

Acude, ue la suertele conduce feli a tus regiones;y grande, y libre, y poderosa, y fuerte,de la industria llevando los blasones,

la ue oy en tus baluartesensea nacional la brisa ondea,tremolando en el templo de las artes,

de nueva gloria monumento sea.Febrero de 1877




427

La llegada del inviernoLlega en buen ora, mas no presumas

ser de estos valles regio seor,ue en el espacio mueren tus brumascuando del seno de las espumasemerge el astro de esta regin.24

En otros climas, a tus rigorespierden los campos gala y mati,paran las aguas con sus rumores,no hay luz ni brisas, mueren las ores,uyen las aves a otro confín.

En mi adorada gentil quisueya,cuando el otoo pasando va,la vista en vano busca tu uella:ue en esta ona feli descuellaperenne encanto primaveral.

que en sus contornos el verde llano,ue en su eminencia la cumbre aul,la gala ostentan ue al suelo indianocon rica pompa viste el verano

y un sol de fuego baa de lu.Y en esos campos donde atesora

naturalea tanto primor, bajo esa lumbre ue el cielo dora,tiende el arroyo su onda sonoray alan las aves tierna cancin.

Nunca abandonan las golondrinaspor otras playas mi ogar feli:ue en ancas grutas al mar vecinas

su nido arrullan, de algas marinas,rumor de espumas y auras de abril.

Auí no ay noces aterradorasue orror al pobre ni angustia den,ni el fuego ansiando pasa las orasde las estufas restauradorasue otras regiones an menester.

Pasa ligero, llega a otros climasdonde tus brumas tiendas auda,

24En ed. 1880, pág. 58: surge el planeta de esta región…




428

donde tus uellas de muerte imprimas,ue aunue amenaces mis altas cimas

y aunue pretendas tu cetro alar,siempre mis aguas tendrán rumores,

blancas espumas mi mar aul,mis tiernas aves cantos de amores,gala mis campos, vida mis ores,mi ambiente aromas, mi esfera lu.1877.

La fe en el porvenir

A la Sociedad “Amigos del País”Cual gladiador valiente

ue al circo peligroso se abalanay lidia tenamente,trémulo de valor y de esperana,y slo cesa en la tremenda lucacuando aclamarse vencedor escucatal, de entusiasmo llena,se lana auda la juventud fogosacon pecho rme en la vital arena.

El alma generosa,de impaciencia y ardor estremecida,rasgar intenta del futuro el velo,penetrar los misterios de la vida,salvar los mundos, escalar el cielo.

Eterna soadorade triunfos y grandeas inmortales,con viva lu sus oriontes dora.Decidle ue ideales

son los portentos ue su mente crea,ue es vana la esperana ue la agita:25 triunfante el orbe mostrará su ideasi le infunde valor la fe bendita.

¡A, no la detengáis! Dejad ue ardientede su noble ambicin el rumbo siga;dejadla al cielo levantar la frente;26

dejad ue un rayo de esa lumbre amigasu coran encienda,

25En ed. 1880, pág. 62: que es Vana la esperanza que le agita… 26En ed. 1880, pág. 62: dejadle el cielo levantar la frente,




429

y la veréis inuebrantable, osada,por el onor y la virtud llevada,

lauros segar en su espinosa senda.Si el arte peregrino

con sus prodigios mágicos la alienta,27

dejadla proseguir en su camino;ue allá a lo lejos brilladora palmaun futuro de gloria le presenta,y a conuistarla volará su alma.

Si al campo de la cienciacon entusiasta admiracin la guía28

ansiosa de saber su inteligencia,29

espacio dadle, y triunfadora un díaveréis cuál se levanta,leyes dictando a la creacin entera,la tierra a sujetar bajo su plantay a medir de los astros la carrera.30

Dejadla proseguir. ¡Ay del ue nunca31

sintió inamarse en entusiasmo santo,y de la Patria la esperana trunca!Miserable existir, intil vida

la ue se aduerme en el error, en tantoue en luca activa se estremece el mundo,siguiendo tras la lu apetecidade gloria y bienestar germen fecundo.

Avana ¡o juventud! luca, conuistadel bien supremo la eminente cumbre,tiende al futuro la impaciente vista,y a la fulgente lumbreue allá te muestra tu inmortal anelo,

con la virtud por guía,sigue inspirada de tu mente el vueloy llévete douieras tu osadía.

Atleta infatigable,del bien y el mal en la contienda ruda,te alarás invencible, formidable,si el entusiasmo, si la fe te escuda.

27En ed. 1880, pág. 62: con sus prodigios mágicos le alienta28En ed. 1880, pág. 62: con entusiasta admiración le guía,29En ed. 1880, pág. 63: sedienta de saber su inteligencia,30En ed. 1880, pág. 63: y medir de los astros la carrera.31En ed. 1880, pág. 63: Dejadle proseguir. ¡Ay del que nunca…




430

que atraviese tu vo el aire vago32

las almas convocando a la victoria:

tuya es la luca del presente aciago,tuya será del porvenir la gloria.1878.

En la muerte de Espaillat33

¿qué acento de amargura,del Yaue asta el Oama, en raudo vuelo,crua en el viento ue gimiendo pasa?¿qué nueva infausta difundir procura?¿qué nuevo desconsuelo,ué angustia nueva el coran traspasay a quisueya infeli cubre de duelo?

Nuncio de muerte y lutoue al alma libre estremeciendo llegay una lágrima el pide en tributo;llanto de amor con ue la tumba riegadel ombre esclarecidoel pueblo en sus entraas conmovido.

Sí, ue la noce eternacay sobre la frente del patriota,del alma inmaculada y grande y tierna:por eso el llanto de los ojos brota,y la Patria laméntase, no en vano,y acongojada en su dolor se agita:ue a perdido el deber un ciudadano,y un defensor la libertad bendita.

¡O Patria sin ventura!¡Cmo sucumben los ue el peco fuerte

supieron con bravuraexponer en defensa de tu suerte!¡Cmo sucumbe el adalid preclaroue a restaurar tus fuerosen tus oras de triste desamparoa salvarte vol con los primeros!

Soldado de la Patria generoso,nunca rindi su coran onrado,

32En ed. 1880, pág. 63: Que atraviese tu voz el aire libre.33En ed. 1880, pág. 64: En la Muerte del Esclarecido Patriota Ulises F. Espaillat, ex-Presidente de la República.




431

de onores ni de mando codicioso.Si el triunfo deseado

su esfuero coron, su eroico empeo,34

goarlo uiso en el ogar tranuilo,y de sí mismo y de sus obras dueo,aciendo el bien sin esperar renombre,a la par le siguieron en su asilola admiracin y la maldad del ombre.

¡A, cmo yaces desolada y triste,o Patria de los grandes, o quisueya!¡Cmo en tu frente ue la sombra vistela desgracia y el mal graban su uella!

Abate el pabelln de las victorias,ue se desploman con fragor violentolas soberbias columnas de tus glorias.Y el ue fue timbre tuyo y ornamentono abita ya tus lares,ejemplo a las virtudes militares;ni ya su diestra muevela pluma ue dict consejos sabios,ni más responde a la calumnia alevecon la pa y el perdn sobre los labios.35

quisueya, t ue un díale alaste en triunfo a presidir tu suertey admiraste su onor y su idalguía,ven, y en su tumba viertelas lágrimas de amor, las bendicionesue merecen los grandes coraones.Inclínate y escuca:del seno de esa tumba esclarecidase eleva conmovidavo ue la unin y la concordia clama,y los males deplora de tu luca,y al goce de la pa tus ijos llama.Restaa tus eridas,de la civil discordia fruto aciago;levanta tus miradas abatidas;

34En ed. pág. 65: su esfuerzo coronó y heroico empeño, 35Suprimidos en la ed. 1920, pág. 33, los siguientes versos ue, en ed. 1880, pág. 66, continan la estrofa:

Si tuvo Cincinatosde memoria ejemplar la Roma libre,

fecundo en rasgos de virtud innatos,arrebatado vibredel egregio varón dominicanomas claro el nombre en el confín lejano.




432

mira del porvenir el ero amagoue amenaa tal ve con golpes ciertos

convertir tus ciudades en desiertosy tus campias en sangriento lago.¡A! Si el dolor pudieradel yugo redimirte con que erala furia del error tu frente oprime,de tus timbres gloriosos en ultraje,oy ofrecieras al varn sublimela pa del porvenir en omenaje.

¡Y no! que sorda al ruegola senda propia del abismo marcas,

pábulo dando al devorante fuegoue consume tus fértiles comarcas.Mas yo, ue en mi uebrantola esperana del bien para ti aliento,y conmovida tus victorias cantoy tu dolor lamento,sigo esperando con tena porfíade pa el claro díay rindo al justo en despedida eternade ardiente gratitud lágrima tierna.

1878.

Quisqueya36

¿Será ue al grito solodel combate fero estremecidavalor y fuera y vidadespliegues ¡ay! con insensato alarde,mientras cunde la lu de polo a poloy en noble sed el universo arde?

¿No sientes cuál se agitaen sus cimientos conmovido el orbe,y sin traba ue estorbe37

del genio activo el vigoroso vuelo,en pos de la verdad se precipita,de la ignorancia desgarrando el velo?

¿Por ué t sola yacesinsensible a esa vida de victorias,

36Leída en la conferencia literaria del 18 de mayo (1878), celebrada por la Sociedad Amigosdel País. (Nota ed. 1880, pág. 68.)37En ed. 1880, pág. 69: y sin que nada estorbe…




433

de perdurables glorias,a ese triunfo inmortal del pensamiento

y del bien a la luca no renacesy sigues del progreso el movimiento?

Contempla las nacionesen mucedumbre férvida agruparse,ufanas levantarsedel arte y de la industria los blasonesen justa lid a disputar serenas.

¿No ves? Las ue cobijacon su palio de lu la ardiente ona;

las ue eternal coronacien del Norte los perennes ielos,con la mirada en el futuro jaconfunden en un punto sus anelos.

Y todas, en la frentede esperana feli llevando un rayo,en generoso ensayolas fueras nobles del talento miden,y la palma conuistan eminente,y víctores los ámbitos despiden.

T sola, de ese gremiodesconocida, en tu confín vegetas,y al yugo te sujetasen ue el error con mengua te aprisiona,cuando el trabajo y el saber en premiocien de gloria la triunfal corona.

Es esa la lid santaen donde el siglo a combatir te reta;donde tu vida inuieta,

ue en contiendas intiles se agota,ensayando vigor y fuera tantafecunde el germen ue en tu seno brota.

¡quisueya! T, la libredel antillano piélago en las olas,la ue el pendn tremolasde las naciones ue la gloria exalta:¿cuándo será ue en el espacio vibrela fama de tu gloria en vo más alta?

¿Cuándo será ue altiva,regenerada por el bien te eleves,




434

y de tu industria llevesal festín de los pueblos muestra rara,

y un puesto pidas en la luca activaen ue el triunfo sus lauros te prepara?

¿qué importa el alto nombrecon ue premi la libertad un díatu ingénita osadía?¿qué importa, si olvidada en lo profundonunca tu istoria la recuerda el ombre,nunca tu fama la repite el mundo?

Llega con pie seguro

del templo del saber a los dinteles,conuista los laurelesde la virtud y de la ciencia umana,y el velo desgarrando del futuromuéstrate al orbe de tu gloria ufana.

Entonces, de la cumbrede la fortuna en elevado asiento,tendiendo el pensamientolibre y seguro al porvenir lejano,astro serás de fecundante lumbre,

de esperanas al mundo americano.Mayo de 1878.

HecatombeEscucad: mi Patria un día

fue vendida al extranjero,y la ensea del iberoen sus torres se veía.El onor y la idalguía,

la libertad y la gloriauyeron de la memoriadel pueblo dominicano,ue abandonara al ispano38

sus laureles y su istoria.

Slo allá, con noble ardor,un grupo digno y valienteue no dobleg su frenteal yugo del invasor,

38En ed. 1880, pág. 83: abandonando al hispano…




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en los campos del onor,lleno de coraje ero,

el pabelln de Febreroenarbol en lid apuesta,arrojando una protestaue oy asombrado el ibero.

Y ciego de ira se lanasobre el grupo decididoue no uiso envilecidoexistir sin esperana,ante la fatal pujanade aguerridos batallones,

los eroicos campeonesde la Patria desgraciadarindieron al n la espada,pero no los coraones.

Que al n cautivos se vieronen el combate los bravosue al vivir de los esclavosun n digno prerieron.Y los tigres ue vencieron

porue así plugo a la suerte,con la arrogancia del fuerte,con insolente cinismo,dictaron al patriotismouna sentencia de muerte.

Y los patriotas cayeron bajo el plomo del ispano,y el suelo dominicanocon sangre libre tieron.Allí los éroes sufrieron

crudo martirio sangriento;pero en sus tumbas el vientocon vo de vengana vibra,despertando en cada brael nacional ardimiento.

En ese polvo sagrado,entre esos éroes, inerte,sucumbi el atleta fuerte,el vencedor no premiado:

auel ue el pendn cruadoal en Febrero triunfante,




436

Sánce, meteoro gigantede nuestro cielo de gloria,

nombre ue guarda la istoriacon cifra de oro brillante.

Mas la sangre meritoriaue corriera en El Cercado,para el espaol osadofue vil manca infamatoria;y los lauros de la gloriaue trajo de allende el mar,destroados vio rodaren el polvo americano,

cuando el pueblo soberanole arroj del libre ogar.

hoy, ue el glorioso estandartede libertad bendecidala Primada esclarecidatremola en cada baluarte;oy, Patria, ue formas partede los pueblos vencedorescuya fama entre loores

de un polo al otro retumba,

39

inclínate ante la tumba,ue guarda a tus defensores.40

Y bendice, Patria mía,auella tierra empapadacon la sangre inmaculadaue a los libres dio energía.Acaso, acaso algn día,cual fantasma funerarioue al viajero solitario

cuente ese drama sangriento,alarás un monumentoen ese nuevo Calvario.

Julio de 1878.

A mi PatriaDe nuevo el arpa ensaya

un imno en tu favor ¡o Patria mía!

39En ed. 1880, pág. 85: de un pueblo al otro retumba,…40En ed. 1880, pág. 85: que guarda tus defensores.




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De nuevo el coran ue no desmayaen su inmortal porfía

su vo eleva ue el deber alienta,y a tus fueras vigor prestar intenta.

Yo sé ue no importunami amarga ueja tu vivir cansado41

tu inuieta brisa remeci mi cuna,y el peco alboroadoaliento libre respir en su esencia,y fue lo grande de tu amor la erencia.

Y arrebatada, luego,

ávida el alma recorri tu istoria;y en el arranue de entusiasmo ciego,espléndida tu gloriagoosa imagin la fantasíaue de uno al otro polo se extendía.

Mas ¡a! nueva existenciala mente absorta descubri entre asombrosy descender te vi de la eminencia;y triste, en tus escombros

fui a llorar en la tarde ue declinatu muerta gloria y tu presente ruina.

Sí, ue el marcial trofeodel combate entre el polvo recogidoslo en tus palmas triunfadoras veo;y el lauro entretejidoue la victoria te ci fulgentesin brillo luce en tu guerrera frente.

Y por la luca impía

ue fuiste, olvidas, en gallarda justa,rival preclara de la Grecia un día,cuando la ciencia augustaen sus ombros te al, y entre looresirradiaron al mundo tus fulgores.

¡O, basta! No demandesal genio de la lid nuevas coronas:si acciones buscas de memorias grandes,si lauros ambicionas,

41En ed. 1880, pág. 87: mi amarga queja tu vigor cansado;




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tremola de la pa el estandartey abre tus campos al saber y al arte.

En el concurso egregiode pueblos ue en famosa mucedumbrereclaman del invento el privilegio,a la esplendente lumbredel siglo ue ilumina soberanola luca auda del pensamiento umano,

allí desierto, solo,el puesto de tu onor con mengua miro,mientras ue vuela desde polo a polola fama en raudo gironombres llevando, y esparciendo al vientolos prodigios de arte y del talento.

De tu presente vidanada un recuerdo a despertar alcana:ue el pensamiento tu memoria olvida,porue, en perpetua olganasobre laureles de ignorado nombre,no llega a ti la admiracin del ombre.

En la encendida ogueradel sol ue en tus espacios se derramay ardiente reverbera,de mi entusiasmo se templ la llama,y a su calor el alma estremecida

bebi la inspiracin, la lu, la vida.

¿Y su fecundo rayono basta a reanimar el fuego purodel genio vigoroso ue en desmayo,sin sueos de futuro,

tendido sobre el lecho de tus ores,en tu seno vegeta sin amores?

¡O, no será! ¡Despierta!que ya la istoria tu renombre aguarday el imno de tu fama se concierta:si en el progreso tardate mira el mundo indiferente aora,muévele al n a saludar tu aurora.

qué bella, refulgente,

de ciencia y libertad corona dobleceir podrás a la radiosa frente




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si con empeo nobleal orbe muestras de virtud en prenda,

la pa del porvenir en digna ofrenda.Diciembre de 1878

Colón42

Al Sr. D. Emiliano Tejera.

¡Silencio! que ya erido43

siento latir el coran opreso44

de tantas emociones bajo el peso.Silencio, sí; dejad ue estremecidoel espíritu libre se remontede lu ansioso, de verdad sediento,y busue sobre el vientoel espacio, la esfera, el oriontedonde el umano orgullovencido acalla su fala murmullo.

Levanta victoriosala egregia frente de entusiasmo llena¡o Patria de mi amor, cuna famosadel mundo americano!

Álate ya con majestad serena,ue la calumnia en vanoa ti sus dardos con empeo lanaante el orbe asombrado ue te admira;en vano, ue no alcanasu encono ero, que desdén inspira,tu onor a mancillar: luciente, claro,como el astro ue flgido amanecerasgando sombras en triunfal camino,así brilla, y se eleva, y resplandece

ceido de esplendores tu destino.¡qué vo, ué umano acento

digno seré de discantar al mundoel sin igual portento!En pobre tumba ue ignor la istoriay prvido el olvidoen silente uietud guard profundo,

42Con motivo del allago de sus restos en la Catedral de Santo Domingo. (Nota Ed. 1920. pág. 47.)En ed. 1880, pág. 96, gura con el siguiente título: Con motivo del hallazgo de los restos de Colón.

Dedicada a mi ilustrado compatriota Emiliano Tejera.43En ed. 1880, pág. 96: Silencio! que ya opreso…44En ed. 1880, pág. 96: siento latir el corazón herido…




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sin mármoles, sin nombre, sin memoria,durmieron en descuido

los despojos del nauta esclarecido.Y el voto se cumpli; cumpliose enteradel genio auda la voluntad postrera.Propicia la fortuna,tumba concede al genovés marinodel Nuevo Mundo en la preclara cuna.

¡O Patria! Eleva al cieloel osanna triunfal con goo vivo;gate ya sin pesadumbre algunaen tu gloriosa suerte: ue si alarde

de insensato poder aciendo altivoruge el despeco con furor cobarde,y el férvido clamor de tu entusiasmoy tu impaciente anelocon acentos recibe de sarcasmo,atnita la istoriasus fastos abre a conrmar tu gloria.45

Del Támesis al Volga, al Rin, al Tíber,al Maran, al Niágara potente,un imno crua en el espacio libre;imno de amor, de gratitud ferviente,ue acordes te levantanpueblos ue al orbe tu victoria cantan.¿No escucas? En el viento,vo ue domina la algaara impíaresponde placenteraal ondo grito, al indecible acentode asombro y de alegríaue estremecido conmovi la esferacuando, en el rapto de emocin dicosa,

triunfante, la preciosaurna sagrada ue el despojo encierradel nauta peregrinoal secreto arrancaste de la tierra,y en sbita locura¡Coln! clamaste, y reson en la altura.

¿qué muco ue en su saacontra ti se levante el error necio,si al genio mismo se atrevi, engreído,

45En ed. 1880, pág. 98: sus fastos abre a consignar tu gloria…




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con risas de desprecio,y condenarlo pretendi al olvido?

Mas ¡ay de su arrogancia!Vencer no pudo la tena constanciani estorbo ser a ue, tras luca rara,rme y audaz el genovés piloto,del emisferio ignotolas extensas regiones saludara.Tu nombre sin mancillaTambién ¡o Patria! lucirá radiante,ue pasa el tiempo, y el error se umilla,y eterna la verdad surge triunfante.

No será, no, ue la injusticia intentela istoria dominar, aciendo al ombrepostrar el alma, doblegar la frentesobre un sepulcro de mentido nombre;no será, no, sin ue el eroico alientode la santa virtud noble ardimientoal coran infundade cada pecho que en el bien se inama,y al fuego de su llamala fábrica del mal tiemble y se unda.

¡Coln, genio preclaro,de la ciencia y la fe mártir sublime!¿qué destino fatal, ué numen raropersigue tu memoria,y se complace en abatir tu gloria,y el polvo mismo de tu ser oprime?Un nombre inmerecidotu mundo lleva, y a sepulcro extrao,con lauros tuyos, imprevisto engaofavoreci rendido.

Mas ¡a! ue en dulce calmatras el duelo y la duda y la porfía,46

quisueya te contempla en su regao.

¿quisueya! La ue un díala palma de tu amor tuvo por suerte,y por erencia santa esos despojos;la ue de angustia inertereg con llanto tu memoria egregia,cuando en ora fatal vieron sus ojos

46En ed. 1880, pág. 100: tras el duelo y la lucha y la porfía.




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llevar en pompa regialos restos ignorados

con tu nombre a su seno arrebatados.¡Coln! Duerme al abrigo

del suelo de tu afán, mi Patria bella,y pa le brinde tu recuerdo amigoen sus noces de angustia y de uerella;tu aliento soberanoavive de su fe la llama pura,la esperana del bien, ue al soplo insanode la desgracia trémula vacila;y con paterno amor, desde la altura

donde tu alma entre esplendores vuela,el mal auyenta de la edad futura,por los destinos de tu Antilla vela.1879.

A la música47

¡Espíritu de lu y de armonía!En torno de mi frentelas alas agitad, y el alma ardiente

con vencedor arranue en su porfíaallá del éter por la esfera ignotaal imno universal lleve su nota.

¡Arte divino ¡o msica! el idiomade lo innito eres;el solemne concierto ue los seresalan acordes cuando el alba asomay vida nueva por douier imprime,tu gloria canta y tu poder sublime.

¡Mas ué! ¿dnde no vibra y se dilatacon majestad extrematu omnipotente vo, tu vo suprema?El universo conmovido acatatu ley de amor, ue los espacios llenay los orbes dirige y encadena.

Al soberano acento, de la nadaapareci a la vidaradiante la creacin estremecida;

47En ed. 1880, pág. 101, subtítulo: Con motivo de un concierto dado por el profesor Carlos A. Serrano.




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y en rápida carrera concertadamundos poblaron la extensin vacía

ligados por incgnita armonía.Y llenan del espacio las regiones

sonidos inmortales,preludio de las voces celestiales,palpitantes, ignotas vibracionesue absorta el alma a percibir alcanaen oras de ilusin y de esperana.

Del alba a los destellos peregrinos,en el murmullo leve

del aura errante que las ores mueve,del ave amante en los alegres trinos,del llanto matinal en cada gota,palpita el ritmo de tu ardiente nota.

Y palpita en la vo de la tormenta,del mar en el bramido,del rayo en el terríco estallido,del cráter en la cima turbulenta,y el ombre, ue te admira en todas partes,tu solio encumbra a dominar las artes.

Tu atmósfera sublime vivicael espíritu grande;tu acento grave el entusiasmo expande,y el genio ue tus ecos centuplicaen ardorosa inspiracin se enciendey tus secretos íntimos sorprende.

Y espléndido, elevándose a la alturade la armonía suprema,intérprete feli, con ansia extrema,

en raudales de plácida dulurarecoge el imno ue en el éter vagay con notas del cielo nos embriaga.

Y despertando en los ocultos senosdel alma adormecidalas memorias ue fueron en la vida,con tonos de expresin y magia llenos,en éxtasis purísimo, indecible,arranca al coran llanto apacible.

Fija tu planta en el preciado suelode mi quisueya libre,




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arte divino, y ue tu acento vibrellevado por el céro en su vuelo

y los ámbitos llene pregonandoya de las artes el imperio blando.

Auí también espíritus sedientosde ignotas armonías,tras largas noces de color sombrías,48

demandan tus arcanos a los vientos,para alar, entre asombro, el soberanoimno del porvenir dominicano.

Desciende ya, ue de tu vo augusta

al eco generoso,unidas en consorcio venturoso49

vendrán las ciencias a la eroica justa,y en quisueya tendrán, para alto ejemploculto las artes y el saber un templo.1879.

El cantar de mis cantares50

Cuando los vientos murmuradoresllevan los ecos de mi lad51

con los acentos de mis amoresresuena un nombre, ue de rumorespasa llenando la esfera aul.

que en ese nombre ue tanto adoroy al labio acude con dulce afán,de aves y brisas amante coro,rumor de espumas, eco sonorode ondas y palmas y bosues ay.

Y para el alma ue en ese ambiente

vive y respira sin inuietud,y las delicias del cielo siente,guarda ese nombre puro y fervientetodo un poema de amor y lu.

quisueya ¡o Patria! ¿uién, si en tu suelole dio la suerte nacer feli,quién, si te adora con el desvelo,

48En ed. 1880, pág. 104: tras esas noches de dolor sombrías, 49En ed. 1880, pág. 104: unidos en consorcio venturoso, 50Leída en una conferencia literaria que celebró la Sociedad Amigos del País.

(Subtítulo ed. 1880, pág. 105.)51En ed. 1880, pág. 105: llevan los sones de mi laúd.




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cuando te nombra no oye en su anelomsicas gratas reproducir?

Bella y ermosa cual la esperana,loana y joven, así eres t;a copiar nunca la mente alcanatus perfecciones, tu semejana,de sus delirios en la inuietud.

Tus bellos campos ue el sol inunda,tus altas cumbres de eniesta sien,de tus torrentes la vo profunda,la palpitante savia fecunda

con ue la vida bulle en tu ser,todo seduce, todo arrebata,

todo, en conjunto fascinador,en armoniosa corriente grata,ace en tu suelo la dica innatay abre oriontes a la ilusin.

Y ¡ay, si oprimirte con mano rudauiere en su saa la iniuidad!Tu espada pronto brilla desnuda,

te alas potente, y en la lid crudasegando lauros triunfante vas.

Naturalea te dio al crearte bellea, genio, fuera y valor;y es mi delirio con fe cantartey entre lo grande siempre buscartecon el empeo del coran.

Por eso el alma te busc un díacon ansia ardiente, con vivo afán,

entre las lucas y la porfíay entre los triunfos de gallardíacon ue el progreso gigante va.

Mas ¡ay! en vano pregunté ansiosasi entre el tumulto cruabas t:llev la brisa mi vo uejosa;silencio mudo, sombra enojosamiré en tu puesto solo y sin lu.

T, la preciada, la libre Antilla,

la más ermosa perla del mar,la ue de gloria radiante brilla




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¿uyes la senda ue ufana trillacon planta rme la humanidad?

A tu corona rica y lucientefalta la joya de más valor;

bscala presto, ue ya presientepara ti el alma, con goo ardiente,grandes victorias de bendicin.

¡Patria bendita! ¡Numen sagradoRaudal perenne de amor y lu!Tu dulce nombre siempre adorado,ue el peco lleva con fe grabado,

vibra en los sones de mi lad.Y pues ue mueve nombre tan puro

de mis cantares la inspiracin,y ansiando vivo tu bien seguro,la sien levanta, mira al futuro,y oye mis cantos, oye mi vo!…1879.

Sueños52

En oras gratas, cuando serenareposa el alma libre de afán,y el aura amenapasa, de agrestes rumores llena,y es todo calma, todo sola;

cuando la Patria suspende el ruidode las contiendas aterrador,y confundidouedar parece bajo el olvido

cuanto es angustias al coran,castas visiones vienen ligeras,

y en bullicioso giro fuga,cual mensajerasde pa y dica, nuevas esferasal pensamiento mostrando van;

nuevas esferas donde la mentevislumbra absorta mares de lu,donde se siente

52Posterior a la edicin de Poesías, 1880. Posiblemente corresponda a la ltima mitad de dico ao.




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ue extraos sones lleva el ambientesobre las nubes del cielo aul.

Enajenada la fantasía,de esas visiones corriendo en pos,mira a porfíapueblos y pueblos buscar la víade esas regiones de eterno albor.

Rasga el destino su denso velo,y a sus fulgores el porvenirmuestra a mi anelocmo a esa altura, con libre vuelo,

quisueya asciende grande y feli.

Sueos de gloria ue alagadoresel alma sigue llena de fe;

bien ue traidoresuyen a veces, y sus fulgoresenvuelven sombras de lobregue.

¡Ay! Es ue entonces, Patria benditacubre tus campos ruido fatal,que a la innita

regin se eleva, y el alma agitacon emociones de ondo pesar.

Mas cuando calla la vo terrible,cuando sereno luce el confín,y bonanciblepasa la brisa, con apaciblegiro de blandos rumores mil,

cándidas vuelven esas visionesarrobadoras en multitudy esas regionesa poblar vuelven extraos sonesy claridades de viva lu.

A esas esferas del pensamientouiero llevarte, Patria gentil;si oyes mi acento,si verte uieres en alto asiento,dominadora del porvenir,

¡a! uede Siempre suspenso el ruidode las contiendas aterrador;




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ue enternecidodesde su trono de lu ceido

sueos de gloria te ofrece Dios!1880.

Luz53

¿Adnde el alma inciertapretende el vuelo remontar aora?¿qué rumor de otra vida la despierta?¿qué lu deslumbradorainunda los espacios y revistede lujoso esplendor cuanto era triste?

¿La inuieta fantasíange otra vez en la tiniebla oscuralos destellos vivísimos del día,lanándose insegura,enajenada en su delirio vago,de un bien engaador tras el alago?

¡A, no! que ya desciendesobre quisueya, a iluminar las almas,

rayo de amor ue el entusiasmo enciende,y de las tristes calmasel espíritu en ocio, ya contento,surge a la actividad del pensamiento.

Y surge a la existencia,al trabajo, a la pa, la Patria mía,a la egregia conuista de la ciencia,ue en inmortal porfíalos pueblos y los pueblos arrebatay del error las nieblas desbarata.

Ayer, meditabunda,lloré sobre tus ruinas ¡o quisueya!toda una istoria en esplendor fecunda,al remover la uelladel arte, de la ciencia, de la gloriaallí esculpida en perennal memoria.

Y el ánimo intranuilollorando pregunt si nunca al suelo

53Posterior a la edicin de Poesías, 1880.




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donde tuvo el saber preclaro asilo,a detener su vuelo

el genio de la lu en fausto díacon promesas de triunfos volvería.

Y de esperanas llenatemerosa aguardé, y al viento aora,cuando amanece flgida, serena,del bienestar la aurora,lano del peco, ue enajena el goo,las notas de mi afán y mi alboroo.

Sí, ue ensancarse veo

las aulas, del saber propagadoras,y de fama despiértase el deseo, brindando protectoraslas ciencias sus tesoros al talento,que inamado en ardor corre sediento,

Ya de la patria esferalos oriontes dilatarse miro:el futuro sonriendo nos espera,ue en entusiasta giro,ceida de laurel, a la eminenciase levanta feli la inteligencia.

Es esa la futuraprenda de pa, de amor y de grandea,la ue el bien de los pueblos asegura,la base de rmezadonde al mundo, con timbres y blasones,se elevan prepotentes las naciones.

¡Cuántas victorias altasel destino te guarda, Patria mía,si con rme valor la cumbre asaltas!Esccame y porfía;escuca una ve más, oye fervientela palabra de amor ue nunca miente:

yo soy la vo ue cantadel polvo removiendo tus memorias,el imno ue a tus triunfos se adelanta,el eco de tus glorias…No desmayes, no cejes, sigue, avana:

¡tuya del porvenir es la esperana! Julio de 1880.




450

SombrasAlad del polvo inerte,

del polvo arrebatad el arpa mía,melanclicos genios de mi suerte.Buscad una armoníatriste como el afán ue me tortura,ue me cercan douier sombras de muertey rebosa en mi peco la amargura.

Venid, ue el alma sientemorir la fe ue al porvenir aguarda;venid, ue se acobardafatigado el espíritu dolientemirando alar con ímpetu saudosu torva fa al desencanto rudo,y al entusiasmo ardienteplegar las alas y abatir la frente.

¿No veis? Allá a lo lejosnube de tempestad siniestra avanaque oscurece a su paso los reejosdel espléndido sol de la esperana.Mirad cual fugitivas

las ilusiones van, del alma orgullo;no como ayer, altivas,asta el éter aul tienden el vuelo,ni a recibirlas, con piadoso arrullo,sus prticos de lu entreabre el cielo.

¿Cuál será su destino?Proscritas, desoladas, sin encanto,en el vértigo van del torbellino,y al divisarlas, con pavor y espantosobre mi peco la cabea inclino.Se estremece el alcáar opulentode bien, de gloria, de grandea suma,ue fabrica tena el pensamiento;¡bajo el peso se rinde ue le abruma!Conmuévese entre asombros,de la suerte a los ímpetus terribles,y se apresta a llorar en sus escombrosel ángel de los sueos imposibles.

Venid, genios, venid, y al blando alago

de vuestros imnos de inmortal tristea,para olvidar el porvenir aciago




451

se aduerma fatigada mi cabea.Del arpa abandonada

al viento dad la gemebunda nota,mientras ue ruge la tormenta airada,y el infortunio aotala ilusin por el bien acariciada,y uye la lu de inspiracin fecunda,y la noce del alma me circunda.

Mas ¡a! venid en tantoy adormeced el pensamiento míoal sonoro compás de vuestro canto.¡Meced con vuestro arrullo el alma sola!

Dejad ue pase el uracán bravío,y ue pasen del negro desencantolas oras en empuje turbulento,como pasa la ola,como pasa la ráfaga del viento.

Dejad ue pase, y luegoa la vida volvedme, a la esperana,al entusiasmo en fuego:ue es grato, tras la ruda

borrasca de la duda,despertar a la fe y a la conanza,y tras la noce de dolor, sombría,cantar la lu y saludar el día.

Junio de 1881.

Mi ofrenda a la Patria54

En la investidura de sus discípulas,las primeras maestras normales de Santo Domingo.

hace ya tanto tiempo!… Silenciosa,

si indiferente no, Patria bendita,yo e seguido la luca fatigosacon que llevas de bien tu ansia innita.ha tiempo ue no llenatus connes la voz de mi esperanza,ni el alma, ue contigo se enajena,a sealarte el porvenir se lana.

he visto a las pasioneslevantarse en tu dao conjuradas

54Salomé Urea de henríue, en ve de un discurso, recit este poema en el actode investidura del primer grupo de sus discípulas, nuestras primeras maestras normales.




452

para aogar tus supremas ambiciones,tus anelos de pa y de progreso,

y rendirse tus fueras fatigadasal abrumante peso.¿Por ué, siempre ue el ruidode la umana labor ue al mundo asombra,recorriendo el espacio estremecidoa sacudir tu indiferencia viene,oculta mano férrea, entre la sombra,tus generosos ímpetus detiene?

¡A! Yo uise indagar de tu destinola causa aterradora:

te miro en el comieno del camino,clavada siempre allí la inmvil planta,como si de algo ue en llegar demora,de algo ue no adelanta,la potencia aguardaras impulsora…¡quién sabe si tus ijosesperan una vo de amor y aliento!dijo el alma, los ojos en ti jos,dijo en su soledad mi pensamiento.¿Y ese amoroso acento

de ué labio saldrá, ue así sacudael espíritu inerme, y lo levante,la fe llevando a reemplaar la duda,y del deber la religin implante?

¡A! La mujer encierra,a despeco del vicio y su veneno,los veneros inmensos de la tierra,el germen de lo grande y de lo bueno.Más de una ve en el destino umanosu imperio se ostent noble y fecundo:

ya es Veturia, y desarma a Coriolano;ya Isabel, y Coln alla otro mundo.hágase lu en la tiniebla oscuraue el femenil espíritu rodea,y en sus alas de amor irá seguradel porvenir la salvadora idea.Y si progreso y pa e independenciamostrar al orbe tu ambicin ansía,fuerte, como escudada en su conciencia,de sus propios destinos soberana,

para ser del ogar lumbrera y guíaformemos la mujer dominicana.




453

Así, de tu futurasuerte soando con el bien constante,

las fueras consagré de mi ternura,instante tras instante,a dar a ese ideal forma y aliento,y rendirte después como tributo,cual omenaje atento,de mi labor el recogido fruto.

hoy te muestro fervientelas almas ue mi afán dirigir pudo:yo les di de verdad rica simiente,y ran y deber forman su escudo.

En patrio amor sublimetempladas al calor de mis anelos,ya suean ue tu suerte se redime,ya ven de tu esperana abrir los cielos.

Digna de ti es la prendaue mi esfuero vivísimo coronay ue traigo a tus aras en ofrenda:¡el don acepta ue mi amor te abona!que si cierto es cual puro

mi entusiasta creer en esas gloriasue siempre, siempre, con placer te auguro;si no mienten victoriasla vo ue en mi interior se inspira y canta,los sueos ue en mi espíritu se elevan,ellas al porvenir ue se adelantade ciencia y de virtud gérmenes llevan.Abril de 1887.




454

Páginas íntimas

Melancolíahay un ser apacible y misterioso

ue en mis oras de lánguido reposome viene a visitar;

yo le cuento mis penas interiores,porue siempre, calmando mis dolores,

mitiga mi penar.

Como el ángel del bien y la constancia,en los ltimos sueos de la infancia

aparecer le vi;contemplome un instante con ternura,y “Oye –dijo–: las oras de ventura

pasaron para ti.

“Yo vengo a despertar tu alma dormida,porue un genio funesto, de la vida

te aguarda en el umbral;y benigno jamás, siempre iracundo,te encontrará, de agitado mundo

en el inmenso erial.

“Yo elevaré tu espíritu doliente;disiparé las nubes ue en tu frente

las penas formarán;consagra slo a mí tus oras largas,y enjugaré tus lágrimas amargas

y calmaré tu afán.

“Seré de tu vivir guarda constante,y mi pálido tinte a tu semblante

trasmitirá mi amor.Y te daré una lira en tus pesares,porue al eco fuga de tus cantares

se exale tu dolor.

“Y te daré mi lánguida armonía,ue los imnos ue entona de alegría

la ardiente juventud jamás ensayarás, pobre cantora,porue siempre la musa inspiradora

seré de tu lad.”

Dijo, y de entonces, cual amiga estrella

alumbra siempre, misteriosa y bella,mi noce de dolor;




455

y me arrulla sensible y amorosa,como arrulla la madre cariosa55

al ijo de su amor.Y aciendo ue en sus alas me remonte

a otro mundo de lu sin orionte,56

de dica voy en pos;y entonces de mi lira se desprendenota sin nombre ue la brisa extiende,

y escuca slo Dios.

Yo te bendigo, el Melancolía;t los seres ue anima la alegría

no vas a adormecer;porue eres el consuelo de las almasue del martirio las fecundas palmas57

lograron obtener.

Por ti en los aires reson mi acento,y para dar un generoso aliento

al pobre coran,alguna ve la Patria bendecida

benévola me escuca sonreíday aplaude mi cancin.

No pido más: bien pueden los doloresdestrozar sin piedad las bellas ores

de la ilusin ue amé;ue jamás, bajo el peso ue me oprime,mientras un rayo de virtud me anime,

la frente inclinaré.1874.

¡Padre mío!Muda yace la alcoba solitaria

donde naciste a la existencia un día,do, desdeando la fortuna varia,tu vida entre el estudio discurría.

¡Ay! De una madre en el regao tiernopor ve primera te adormiste allí,y allí, de inojos, tu suspiro eternoentre solloos tristes recogí.

55En ed. 1880, pág. 25: cual arrulla la madre cariñosa…56En ed. 1880, pág. 25: a ese mundo de luz sin horizonte…57En ed. 1880, pág. 26: que del martirio las brillantes palmas…




456

hoy, al entrar en tu mansin doliente,donde reina silencio sepulcral,

nadie a posar vendrá sobre mi frenteel beso del cario paternal.

Ninguna vo alagará mi acento,ni un eco grato alagará mi oído:slo memorias de tena tormentotendré a la vista de tu ogar uerido.

Sí, ue a la tumba descender te vieratras largas oras de perenne afán,horas eternas de congoja era

ue en el alma por siempre vivirán.

Cuando de angustia desgarrado el pecote sostuve en mis braos moribundo;cuando tu cuerpo recosté en el lecodonde el postrer adis dijiste al mundo;

cuando, de inojos, anegada en llanto,llevé mis labios a tu mano fría,y entre tanta amargura y duelo tantomiraba palpitante tu agonía;

después ¡o Dios! cuando besé tu frentey a mi beso lial no respondiste,de orror y espanto se turb mi mente…Y an teme recordarlo el alma triste.

¡Momento aciago! Su fatal memoriacubre mi frente de dolor sombrío.Siempre en el alma vivirá su istoria,y vivirá tu imagen, padre mío…

Cuando las sombras con su velo densodejan el orbe en lobregue sumido,en el misterio de la noce piensoue an escuco doliente tu gemido;

y nge verte mi amoroso anhelo bajo el abrigo de tu dulce ogar,y me brindas palabras de consueloy mis lágrimas llegas a enjugar.

Sombra uerida ue incesante vagasen torno de la uérfana errabunda,




457

visin perenne ue mi sueo alagas,alma del alma ue mi ser inunda:

si de ese mundo ue el dolor extraami llanto as visto y mi amargura extrema,sobre mi frente, ue el pesar empaa,a descender tu bendicin suprema.1875.

QuejasTe vas, y el alma dejas

sumida en amargura, solitaria,

y mis ardientes uejas,y la tímida vo de mi plegaria,indiferente y fríodesoyes ¡ay! para tormento mío.

¿No basta ue cautivade ero padecer entre las redesagonia viva?58

¡Ay, ue mi angustia comprender no puedes,ue por mi mal ignorascuán lentas son de mi existir las oras!

Sí, ue jamás supistecuál se revuelve en su prisin estreca,desconsolado y triste,el pobre coran, ue en lid desecacon su tormento rudomorir se siente y permanece mudo.

Y en vano, ue indiscretosmis ojos, sin cesar, bajo el encantode tu mirar sujetos,jo en los tuyos con empeño tanto,ue el coran desmayacuando esa fuera dominar ensaya.

Deja ue pueda al menos baándome en su lu beber la vida,y disfrutar serenos

breves instantes en tu unin uerida,ue es para mi amargura

bálsamo de purísima dulura.

58En ed. 1880, pág. 90: agonizando viva?




458

Deja ue al vivo acentoue de tus labios encendidos brota,

mi coran sediento,ue en pos va siempre de ilusin ignota,presienta enajenadolas glorias todas de tu edén soado.59

¡A, si escucar pudierascuanto a tu nombre mi ternura dijo!¡Si en oras lisonjerasme fuera dado, con afán prolijo,contarte sin recelotodo el delirio de mi amante anelo!

Mas no, ue mi suspirocomprimo dentro el peco acongojado.Me basta si te miro,si la dica y el bien sueo a tu lado,porue tu vista calmalos agudos tormentos de mi alma.

¡Ay! que sin ti, bien mío,mi espíritu cansado languidececual planta sin rocío,y con sombras mi frente se oscurece.y entre congoja tantami coran erido se uebranta.

Oye mi ardiente ruego,oye las uejas de mi angustia suma,y generoso luegoolvida ue la pena ue me abrumate revel mi acentoen oras ¡ay! de sin igual tormento.

Esccame y perdona:ue ya mi labio enmudecido calla,y el alma se abandonacon nuevo ardor a su febril batalla,y débil mi suspirose pierde de las auras en el giro.1879.

59En ed. 1880, pág. 91: las glorias todas de su edén soñado.




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A mi madreDedicatoria del tomo de poesías publicado en 1880.

Auí, a la sombra tranuila y puracon ue nos brinda grato el ogar,oye el acento de la ternuraue en tus oídos blanda murmurala dulce nota de mi cantar.

La vo escuca del peco amanteue oy te consagra su inspiracin,a ti ue an eres tierna, incesante,de amor sublime, de fe constante,

raudal ue aliento da al coran.

Mi vo escuca: la lira un díaun canto alarte uiso feli,y en el idioma de la armoníadébil el numen ¡o madre mía!no all un acento digno de ti.

¿Cmo tu afecto cantar al mundo,grande, innito, cual en sí es?¿Cmo pintarte mi amor profundo?

Empeo intil, sueo infecundoue en desaliento muri después

De entonces, madre, buscando en prenda,con las miradas al porvenir,voy en mi vida, voy en mi senda,de mis amores íntima ofrendaue a tu cario pueda rendir.

Yo mis cantares lancé a los vientos,

yo di a las brisas mi inspiracin;tu amor grandea dio a mis acentos:ue fueron tuyos mis pensamientosen esos imnos del coran.

Notas dispersas ue en libres vuelosy a merced fueron del uracán,pero llevando con mis aneloslos mil suspiros, los mil desveloscon ue a la Patria paga mi afán.

hoy ue reunirlas plugo al destino,uiero ue abrigo y amor les des:




460

esa es la prenda ue en mi caminoal soplo arranco del torbellino,

y a colocarla vengo a tus pies.1879.

Amor y anhelo60

quiero contarte, duea del alma,las tristes oras de mi dolor;uiero decirte ue no allo calma,ue de tu afecto uiero la palma,ue ansiando vivo slo tu amor.

quiero decirte ue a tu miradame siento débil estremecer,ue me enajena tu vo amada,ue en tu sonrisa vivo extasiada,ue t dominas todo mi ser.

Por ti suspiro, por ti yo viertollanto de oculto, lento sufrir;sin ti es el mundo triste desiertodonde camino sin rumbo cierto,viendo entre sombras la fe morir.

Y con tu imagen en desvaríovivo encantando mi soledad,desde ue absorta te vi, bien mío,y arrebatada, sin albedrío,rendí a tus plantas mi libertad.

Deja ue el alma temblando sigade una esperana soada en pos,ue enajenada su amor te diga,mientras un rayo de lu amiga

pido al futuro para los dos.

¡O ¡si a tu lado pasar la vidame diera el cielo por todo bien!¡Si a tu destino mi suerte unida,sobre tu seno de amor rendidapudiera en calma doblar la sien!

¿qué a mí la saa del ado crudo?¿qué los amagos del porvenir?Tu amor llevando por todo escudo,

60Excluida en la edicin de 1920. Madrid.




461

yo desaara su embate rudoy así me fuera grato vivir.

¡Ay en las oras de ondo tormentoue al alma asedian con ansia cruel,vuela en tu busca mi pensamiento,mientras el labio trémulo al vientotu nombre amado murmura el.

Ven y tu mano del peco amantecalme amorosa las penas mil,¡o de mis ansias nico objeto!en ue a ti slo uiero en secretocontar mis sueos de amor febril.

Mas no, ue nunca mi amante anelopodré decirte libre de afán,gimiendo a solas, en desconsuelo,cual mis suspiros, en raudo vuelomis ilusiones perdidas van.

Tuya es mi vida, tuya mi suerte,de ti mi dica pende o mi mal;si al dolor uieres ue vena fuerte,sobre mi frente pálida viertede tu ternura todo el raudal.1879.

VespertinaA mi esposo ausente.

Reina la tarde en nuestro ogar bendito,la tarde tropical, limpia, serena,ue el ánimo enajena

alzando el pensamiento a lo innito.Sin nubes está el cielo,

sin celajes la lu, diáfano el aire,y de la brisa, ue en gracioso vuelorefrescando la tierra se pasea,al suave impulso, con gentil donaireel plátano sus ojas balancea,mientras la or se inclinapresintiendo la sombra ya vecina.

Todo respira en nuestro ogar la calma:todo es pa y uietud; slo mi alma




462

de extrao sinsabor la iel apura,y a su pensar rendida

suspira en su amarguracon la triste emocin del ue en la vidapor ve primera sientelas ansias todas del cario ausente.

¿En dnde, en dnde estás? Así intranuilocon su ansiedad el coran lucando,te busca sin cesar, ora tras ora;la casa, el aura, el cielo interrogando.

huérfano del ogar está el asilo;

uérfano, sí, de tu presencia aora;ue, el alma en su entusiasmo sacudida,y de admirar ufanolas galas del pensil dominicano,y sus pueblos y villas diferentesrecorrer, estudiando los futurosgérmenes del progreso y de la vidaue allí duermen latentes,sentiste estrecos a tu afán los murosde la ciudad nativa,

y en alas de esos sueos tentadores,ardiendo en ansia viva,el bendecido ogar de los amoressonriendo abandonastey a los mares y campos te lanaste.

Torna, torna a decirmecuanto a la pluma revelar no es dado:las mil fatigas del camino rudo;tus nuevas impresiones de viajero;de tu criterio rme

el juicio, recto siempre, nunca errado;de cuanto viste y merecerle pudocon mágico atractivoatencin a tu espíritu severo,admiracin a tu entusiasmo altivo.

Ven a decirme a solassi mi recuerdo acompa tu viajecuando cruabas las movibles olas;cuando del sol a los ardientes lampos,

cansado viajador, los patrios camposte dieron ospedaje.




463

Ya la trrida lumbreuna ve y otra ve y otras en fuego

desde la etérea cumbreenvi a la ona de su amor el riego,desde el lejano díaen ue, guiado por feli bonana,perdiéndose el bajel en lontananate llev lejos de la vista mía.

¡O, ué largas las oras, ué momentoslos de la ausencia triste!Son siglos de dolor ue pasan lentos,ue ignora el coran cmo resiste.

¡O angustia desmedida! ¡quién me dierasalvar espacios y a tu lado ansiosallegar en mi carrera!Y en esta ora dulcísima y dicosaen ue al destello amigodel sol ue palidecesuspensa la creacin acer parecede pa solemne majestuoso alarde,verte, sentirte y respirar contigo

la bienecora calma de la tarde.Enero de 1881.

En el nacimiento de mi primogénitoA mi esposo.

¡Levántate, alma mía,por el materno amor transgurada,y a los connes del espacio envíael imno de la dica inesperada!

Y t, ue abres conmigoa esa ternura nueva el peco en goo,t ue compartes cuanto sueo abrigo,

cuanta ilusin feli es mi alboroo,

ven, y los dos a unael cántico de amor juntos alcemos,y del peueo ser ante la cunael alba del futuro saludemos:

el alba de esa vidaue a iluminar nuestro orionte alcana,




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y a cuya lu vislumbra estremecidaespacios innitos de esperanza.

Los cielos se inclinaron,y descendi al ogar entre armoníasel ángel ue mis sueos suspiraron,nuncio de bendiciones y alegrías.

¡O, cmo se estremeceengrandecida la existencia ufanapensando de esa aurora ue amanecevivir reproducida en el maana!

De oy más, un sueo solo,una sola ambicin tras el destino,a nuestras almas servirá de polo,del tiempo al avanar en el camino.

¡O, sí! Limpiar de abrojosla senda preparada al ser ue nace,al bien y a la virtud abrir sus ojos,y el peligro desviar ue le amenace.

Y así, como entre ores,

ajeno a la maldad, al vicio ajeno,verle a lo grande tributar onoresy el alto aprecio merecer del bueno.

Y así a la Patria, al mundo,como prenda de pa y de amor santo,en acciones magnánimas fecundoun miembro digno regalar en tanto.

¡Doblemos el aliento!

Vamos al porvenir, la fe en el alma,para él a conuistar con ardimientode ciencia, de virtud, de bien la palma.Diciembre de 1882.

En horas de angustiaEn la enfermedad de mi segundo hijo.

Sin brillo la mirada, baado el rostro en palide de muerte,

casi extinta la vida, casi inerte,te mir con pavor el alma mía




465

cuando a otros braos entregué, aterrada,tu cuerpo que la ebre consumía.

En ruego entonces sobre el suelo frío,y de angustia y dolor desfalleciente,aguardé de rodillas ¡o ijo mío!ue descendiese el celestial rocío,el agua bautismal, sobre tu frente.

Después, en mi regaovolví a tomarte, sin concierto, loca,de cabeal sirviéndote mi brao,mientras en fuego vivo

se escapaba el aliento de tu boca;y allí cerca, con treguas de momentos,el ombre de la ciencia, pensativo,espiaba de tu ser los movimientos.

Pasaron intranuilasoras solemnes de esperana y duda;latiendo el peco con violencia rudaerraban mis pupilasde uno en otro semblante, sin sosiego,con delirio cercano a la demencia;y entre el temor y el ruego

jugaba, de mi duelo en los enojos,escrita tu sentenciaallar de los amigos en los ojos.

¡O terrible ansiedad! ¡Dolor supremoue nunca a describir alcanaría!Al cabo, de esa angustia en el extremo,reanimando mi peco en agonía,con vo sin nombre aora

ue a pintar su expresin abrá ue cuadre,¡salvo! –dijo la ciencia triunfadora¡salvo! –grit mi coran de madre.

¡Salvo, gran Dios! El ijo de mi vida,tras largo padecer, de angustia lleno,vástago tierno a uien la lu convida,salud respira en el materno seno.

hermoso cual tus ángeles, sonríede mi llamado al carioso arrullo,

y el alma contemplándole se engríede amor feli y de inocente orgullo.




466

Por eso la miradaconvierto al cielo, de mi bien testigo,

y, de santa emocin arrebatada,tu nombre ensalo y tu poder bendigo.Diciembre de 1884.

¿Qué es Patria?¿qué es Patria? ¿Sabes acaso

lo ue preguntas, mi amor?Todo un mundo se despiertaen mi espíritu a esa vo.

Todo un mundo de recuerdosue an dejado en mi interioresperanas ue no muerenen la fe del coran.

¿qué es Patria? De tu inocenciaal purísimo candorpara ablarle de la Patriano alla el labio una expresin.

En mis ojos arder sientode una lágrima el calor,meditando lo ue ansíasavanar a tu ran;

ue tan slo tres abrilesa tu frente dan su albor,y te mueve ya ese nombrea curiosa indagacin;

ese nombre ue mis cantos

en el céro velozsuspirando siempre llevancon los ecos de mi amor.

Mas es fuera ue te digade la Patria alguna vo;ue te diga cuanto en ellatu nie cautiva oy.

Este ogar, donde inocente,de tus padres al calor,

juegas t con tus ermanosen goosa animacin;




467

esos campos donde ufanodel insecto vas en pos,

donde carlas y sonríescon el pájaro y la or!

esas nubes de oro y granade bellísimo colorue tu jbilo alboroancuando el alba anuncia el sol;

esos astros ue arrebatantu infantil admiracin;ese mar ue te amedrenta

con su acento atronador,

son alagos y rumoresy reejos y alma y vozde esa Patria cuya idease anticipa a tu ran.

Y maana serán ellos,ue tu vida llenan oy,los recuerdos inefablesde la Patria y de su amor.1887.

TristezasA mi esposo ausente.

Nuestro dulce primogénito,ue sabe sentir y amar,con tu recuerdo perenneviene mi pena a aumentar.

Fijo en ti su pensamiento.no te abandona jamás;suea contigo, y despiertoabla de ti nada más.

Anoce, cuando, de inojos.con su vo angelicaldijo las santas palabrasde su oracin nocturnal;

cuando allí junto a su lecosenteme amante a velar.




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esperando ue sus ojosviniese el sueo a cerrar.

incorporándose inuieto,cual presa de intenso afán,con ese acento ue al labiolas penas tan slo dan,

exclam como inspirado:“¿T no te acuerdas, mamá?El sol ué bonito eracuando estaba auí papá!”1888.

AngustiasA mi esposo, ausente en Europa.

Torna a morir el sol. Así pasandovan de tu ausencia los terribles días,en mi semblante pálido marcandola uella de profundas agonías.

Torna a morir el sol. El ogar mío

de arpegios infantiles está lleno;pero rueda del párpado sombríouna rebelde lágrima a mi seno.

¿Podré, cuando regreses a mi lado,rico de porvenir, rico de ciencia,presentarte el tesoro inmaculadode este grupo de amor y de inocencia?

¡Yo no lo sé! Cuando la muerte lanasu aliento destructor sobre este suelo,desfallece en mi peco la esperanay me nge el terror mi hogar en duelo.

Yo no e visto en los círculos de Dantemás terrible ansiedad, más cruel angustia;se rinde el coran agoniante,y el alma siento desolada y mustia.

¡Y t sufres también! También los braosextiendes a tu ogar con el deseo,

y lucas del deber entre los laos,cual otro encadenado Prometeo.




469

¿Por ué dejé ue tan prolija ausenciaasí emprendieras en momento aciago,

si me siento morir sin tu presencia,si en todo miro aterrador amago?

¿Si miramos los dos, lentas y frías,entre duda y afán pasar las oras,sin ue calmen futuras alegríaslas nubes del pesar abrumadoras?

Imposible vivir así, llevandola angustia en el espíritu, la muerte;imposible vivir agoniando,

sin lu el mundo y la existencia inerte.¡Acaba, llega! ¡que el ogar sin calma

es de mis penas íntimas remedo;ue tiemblo por los ijos de mi alma;ue la vida sin ti me causa miedo!Diciembre de 1888.

¡Adelante!A mi esposo.

Deja a las turbas revolver audacesde tus limpias acciones el tesoro,

buscando con ué erir de tu decorola austera dignidad.que ni la envidia ni ambicin cobardedentro del peco generoso abrigas,ni los favores pérdos mendigasdel aura popular.

T ue del bien por la espinosa víarme, tranquilo, imperturbable avanzas,y tus nobles y grandes esperanasen el estudio ves;alta la frente, el ánimo sereno,ja la vista al porvenir soñado,irás contra los golpes escudadode la pasin soe.

Irás, aunue se crucen a tu pasolos escollos ue el mundo opone al bueno,

aunue apures la copa de venenoue es premio a la virtud.




470

que allá, como fanal ue alumbra y guíatras de las nieblas del presente oscuro,

brilla en los oriontes del futurodel ideal la lu.

¿qué son a la conciencia del onradolos aplausos o el odio de un momento?Rumores ue se pierden con el vientosin eco y sin valor.Slo perdura en brillo permanentede la verdad la antorca peregrina,y t vas, como a lu ue te ilumina,de la verdad en pos.

Julio de 1889.

UmbraA mi esposo.

La mirada sin lu, la mente ansiosa,corto el aliento al peco,en ruda agitacin se va la vida…Allá perderse en la penumbra vagamiro las prendas del ogar benditas,mis ijos, en su cándido abandono,ajenos al amagode la suerte sobre ellos suspendida,y t, de pie, bajo el dolor inmenso,nublada por el llanto la pupila.

Resurrexit

Brota la lu en deslumbrantes ondas,

el aire al pecho auye,el espíritu absorto se reanima,y cunde y se dilata en las arteriasel ritmo palpitante de la vida.Y bajo el ala cándida ue extiendesobre el ogar en gooángel nuevo de pa ue el cielo brinda,surgiendo victorioso de las sombrasel cuadro de mi amor esplende al día.Abril de 1894.




471

Mi Pedro61

Mi Pedro no es soldado; no ambiciona

de César ni Alejandro los laureles;si a sus sienes aguarda una corona,la allará del estudio en los vergeles.

Si lo vierais jugar! Tienen sus juegosalgo de serio ue a pensar me inclina.Nunca la guerra le inspir sus fuegos:la fuera del progreso lo domina.

hijo del siglo, para el bien creado,

la ebre de la vida lo sacude; busca la lu, como el insecto alado,y en sus fulgores a inundarse acude.

Amante de la Patria, y entusiasta,el escudo conoce, en él se uelga,y de una caa, ue transforma en asta,el cruado pendn trémulo cuelga.

Así es mi Pedro, generoso y bueno;todo lo grande le merece culto;

entre el ruido del mundo irá sereno,ue lleva de virtud germen oculto.

Cuando sacude su infantil cabeael pensamiento ue le infunde brío,estalla en bendiciones mi terneay digo al porvenir: Te lo confío!

61Esta composicin se considera como la ltima ue escribi la autora: en realidad, slolas dos ltimas estrofas son del mes de julio de 1896; las cuatro primeras fueron escritasen mayo de 1890. (Nota ed. 1920, pág. 109).




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Varias

Contestación62

Al joven poeta T. R.63

Más grato ue del aveel cántico armonioso,ue el ruido cadenciosodel aura en el palmar;más tierno ue el gemidode trtola doliente,o de una mansa fuente

el leve susurrar;oí yo de tu lira

la suave melodíaue diera al alma míamomentos de placer.Mas ¡ay! en esos dulcesy plácidos acentosde tu alma los tormentosse dejan comprender.

Si Cuba con sus bosues,sus vegas y sus ores,no brinda a tus doloresalivio ni sola;si en medio de su encantoe ingénita belleate sigue allí tena;

la margen abandonadel límpido Almendares,y vuelve, de tus lares,

la brisa a respirar;y vuelve, del Oamaue corre dulcemente,la rápida corrientefeli a contemplar.

Sí, bardo, torna al sueloue forma tu contento.do en blando movimientotu cuna se meci.

62Excluida en la edicin de 1920. Madrid.63Temístocles A. Ravelo.




473

Verás los ancos bosuesy los amenos prados,

do libre, sin cuidados,tu infancia transcurri.

Verás los altos robles,los grupos de palmerasue mece en las praderasla brisa tropical.An guarda el arroyuelosus plácidos rumores;los pardos ruiseoressu cántico genial.

De nuestra amada Patriael cielo transparente,

bullir ará en tu mentela dulce inspiracin;y al entonar goosotus fáciles cantares,el tedio y los pesaresuirán del coran.1870.

Una lágrima64

En la muerte de L. P. A65

Proscrito, solo, errante y sin consueloal extranjero suelote arroj sin piedad la suerte instable,pero su golpe rudo, lamentable,te vimos soportar con noble calma,sin ue nunca tu alma

cobarde se abatiera y miserable.Tu coran ue ante el dolor ajeno

sensible se mostraray ue el propio arrostr siempre sereno;tu noble coran, do se albergarael patrio sentimientoora yace sin ser ni movimiento.

Rauda elevose a la mansin etéreael ánima ue ufana,

64Excluida en la edicin de 1920. Madrid.65Loreno Puente Acosta, poeta puertorriueo.




474

en su ilusin aéreaansiaba slo con veemente anelo,

ver tremolar en el nativo suelode libertad la ensea soberana.

Tu patria idolatradanunca borraste de tu el memoria;mil veces la lloraste encadenaday en tono melodiosotu lira lament su triste istoria;tu lira ue templabas afanosopara ensalarla en su futura gloria.

La patria, bardo, para ti formabatu bien mayor y tu ilusin más bella;tu peco la adorabacon ciega idolatría;acaso con afán en tu agoníaaun clamaste por ella.Mas, en vano, ue bárbara, implacableno te dej la muerte inexorablever de tu libertad el fausto día.

Pero ya libre de miseria y llantoel suelo abandonaste,y raudo te elevastea ese mundo de lu do no ay uebranto;ya uellas, ¡mártir! la celeste esfera,mansin de eterna vida;abitas ya la Patria verdaderaal justo prometida,en donde el alma con fervor profundoimnos entona al hacedor del mundo.1870.

Un gemido66

Sobre la tumba de mi malogrado amigo José Francisco Pichardo.

Yo no vengo a la tierra donde yacesa sembrar una or, no puedo tanto,yo no vengo a ofrecerte un nuevo canto,en notas de sublime inspiracin;





475

no brotan ores en mi senda estéril,ni el arpa del dolor tiene armonía

gemidos slo guarda el alma míay un gemido te rinde el coran.

Un gemido no más, solo tributoue te brinda mi peco lacerado,a ti ue fuiste siempre condenadoa gemir en la tierra como Job.

Y ue aguardar supiste resignadoel término de tanto sufrimiento,abismándose en Dios tu pensamiento

soando en otro mundo cual Jacob.

Yo te vi padecer, sin ue pudierade tus males la bárbara erezaabatir de tu peco la entereani tu eroica paciencia contrastar.

Superior al destino ue en tu frentedescargara su inmensa pesadumbre,supiste del saber a la ardua cumbreel vuelo poderoso levantar.

Y en la arena revuelta de la vidaarrojado en combate permanente,sucumbiste lucando eroicamentesin ceder al destino tu valor.

hoy por eso en el polvo removidoue de tu ser oculta los despojos,derraman una lágrima mis ojosrecordando tu istoria de dolor.

Mas aora, ya sin penas en la alturadel ángel a las suaves armonías,unirás las acordes melodías,con ue supo arrobarnos tu lad.

Y duerme en pa: no turbe tu reposode mi dolor el lánguido gemidomientras cies en premio merecidolos lauros del martirio y la virtud.1873.




476

A los leutonesConsagrados el 24 de junio (1873), en la logia

“Cuna de América No. 2”67

Cual águila caudal con noble anelo,a la regin vacíalevanta, ¡o musa! el majestuoso vuelo:raudales de armoníapide a la inspiracin, y al sol radianteroba un destello de su lu brillante.

Y ven conmigo al templo luminosodonde la unión se mira;

ven y contempla en su interior suntuosoel cuadro ue me inspira;el ue ace, ¡o musa! ue de ti demandeun imno nuevo, melodioso y grande.

Templo de amor donde la luz imperasin término ni ocaso,donde feli la umanidad enterase estreca en dulce lao;y donde ajeno al mundanal tumultoa Dios se rinde reverente culto;

do se desborda de su inmensa fuentela caridad preciada,donde siempre el clamor del indigenteall fácil entrada,y el uérfano infeli en su amarguraapoyo rme, protección segura;

donde oy goosa, con amante alagoentre variadas ores

ue del incienso con el umo vagoconfunden sus olores,conducida la infancia placenterarecibe del amor la uncin primera.

Vosotros, nios, esperana belladel porvenir incierto,de vuestros padres la marcada uellaseguid con digno acierto,y seréis, imitando su alto ejemplo,rmes columnas de tan noble templo.





477

Este momento con tena porfíagrabad en la memoria,

y pueda por vosotros algn día,con majestad y gloria,de la eterna verdad el sol fecundomás bello alarse a iluminar el mundo.1873.

Gratitud68

A mi buen amigo el distinguido poetaFederico Henríquez y Carvajal.

¡O! ¡cuán grato es para el almauna vo amiga oír!

¡O! ¡cuán grato es para el almade amistad en dulce calma

una ofrenda recibir!

Yo escucé tu blando acentocon vivísima emocin;

yo escucé tu blando acento,y expresarte lo ue siento

no pudiera mi cancin.

¡A! perdona si una ofrendano allo digna para ti;

¡A! perdona si una ofrendade la tuya en rica prenda

yo no vengo a darte auí.

Auras libres, ecos graves,dadle acordes al lad;

auras libres, ecos graves,id, y al bardo en tonos suaves

murmurad mi gratitud.1874.

En la muerte de María IsabelRodríguez de García69

¡Muri! triste en mi oídoese lamento lgubre resuenapor un eco doliente repetido.

68

Excluida en la edicin de 1920. Madrid.69Excluida en la edicin de 1920. Madrid.




478

¡Muri! la brisa gime…vol radiante a la mansin serena

del eterno reposo su alma justa;ue auí en la tierra, de virtud sublime,cumplida estaba su misin augusta.

¡Alma llena de angélica ternura!¡Cuánta lágrima, cuánto solloode afán y de amarguraacompaa tu viaje misterioso!Tu ingénita bondad, tu trato afableue la amistad desconsolada llora,arán eterna tu memoria amable

para esta sociedad ue, en duelo aora,tu pérdida lamenta, irreparable.

Allá en las oras de la infancia mía, joven, alegre, cariosa y buena,ornada de virtudes te veía,de orgullo libre, de ambicin ajena:yo vi cuando ataviadade boda con el traje reluciente,de juventud radiante, y coronadade purísimas ores la alba frente,

ante el ara nupcial fuiste llevada.Madre te vi después en grata calmarodeada de tu prole bulliciosaabrir a tanta dica libre el alma;y amante, amada y excelente esposa,del respeto del mundo protegidagoar en pa de tu ventura cierta.Luego… cercada de aicción y lloro,a mi atnita vista sorprendidaapareces inmvil, muda, yerta,

rotos de tu existir los suaves laos,sorda al clamor del inocente coroue en vano busca tus maternos braos.

En vano, ¡ay Dios! en vano,extinto yace el coran ue ufanoen bien fecundo y en piedad constantede la virtud a impulsos lati un día;y amor, y dica, y juventud brillante,todo lo guarda ya la tumba fría.

Lloremos, ¡ay! el ánimo intranuilogime acatando del destino el fallo,




479

ue en el ogar, de la ventura asilo,cual iracundo rayo

descarg de la muerte la inclemencia,y orfandad y viude dej en erencia.

Mas, no; ¡silencio! del pesar profundocese en los aires el clamor perenne;no vaya a interrumpir la vo del mundode su sueo eternal la pa solemne.Dicosa el alma generosa y puraue en el amor del bien su dica encierra,ue llena de ternuracomo un ángel de pa crua la tierra

digna aureola de virtud ciendo;y de este valle de aicción y lutoal éter ascendiendo,lamento general lleva en tributo!1876.

A la niña I. A. C.70

Con motivo de haberme dedicado su leyenda“Higuenamota”.

Cándida nia, la del alma grande,la de entusiasta numen feli,la ue a mis playas grata llegando,goa, admirandoel cielo ermoso de mi país;

la ue en mis bosues embalsamadosricas esencias bebe al pasar,y, temerosa, mira fervienteslas imponentes

olas ue encumbra mi altivo mar;

la ue en la istoria de mi quisueyasus tradiciones buscando el,tiende al pasado la fantasíay al alma míapágina tierna viene a ofrecer;

¿sabes acaso ue al patrio sueloperenne culto rinde mi amor?

70Inés Aminta Consuegra. Excluida en la edicin de 1920. Madrid.




480

¿Sabes ue todo cuanto atesoraférvido adora

con el delirio mi corazón?¿Sabes, ¡o nia! ue amante siempre

de Patria el nombre, con tierno afán,trémulo el labio murmura al viento,y el pensamientosiempre con ella soando va?

¿Sabes ue gimo cuando ella gime?que si en su frente rayo gentilde dicas luce cual mensajero

con ella esperotriunfos y lauros del porvenir?

¡O! sí, lo sabes, t ue me brindascon vo del alma, con tierna fe,las impresiones arrobadorasue en dulces oraspudo inspirarte mi patrio edén.

¡O! sí, lo sabes, t ue en la istoriade su pasado triste y fatal,

inspiraciones tiernas allando,grata, enlaandocon ellas, nia, mi nombre vas.

¡Guárdete el cielo! tu generoso,tu puro acento blando y sutilcomo el suspiro del aura errante,del peco amantelas bras todas hizo latir.

¡O! ¡Si pudiera recompensartelas emociones de ignoto bien,la pa serena, la suave calmaue allá en el almatu ofrenda santa supo verter!

Mas, slo puedo, cuando en mi oídovoces del cielo murmuras t,del puro idioma del sentimientodébil acentodarte en las notas de mi lad.

1877.




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Una esperanza71

Al Sr. D. Enrique Coronado72

O, t, ue errante vagas, ausente de tus lares,vertiendo en tristes notas tu amarga decepcin!Esccame un momento, da tregua a tus pesaresy entrega a la esperana tu mártir corazón.

No pueden, no, calmando tus oras de amargura,llevarte mis cantares un eco del ogar;mas pueden anunciarte ue vívido fulgurade redencin el iris sobre el Caribe Mar.

Y pueden, sí, llevarte los votos ue del alma,colmados de esperana, se elevan asta Dios,pidiendo para Cuba la bienecora palmaue busca en los combates y del martirio en pos.

Mil veces ¡ay! me trajo la brisa condentede víctimas inermes los ayes de dolor,y el grito de los éroes, enérgico y potente,y de los bravos mártires el imno redentor.

Y a cada nuevo lauro ue alcana en la peleala perla de los mares del mundo tropical,dilátanse las bras del alma que desealevante victoriosa la frente virginal.

Se abate ya el orgullo de la arrogante Espaa;ya tiembla y retrocede, sin fueras, el len;y en vívidos fulgores el orionte baala Estrella Solitaria de augusta redencin.

La perla codiciada del mundo americano,

la tímida cautiva, potente se ala ya;y, el carcomido yugo rompiendo del ispano.triunfante, de los libres el imno entonará.

La América Latina con palmas y con oresse apresta de ese triunfo la gloria a celebrar,y anela entre el estruendo de aplausos y looresla redimida sierva sonriendo coronar.1875.

71A pesar de su fecha, 1875, no gura en la edición de Poesías, 1880.72En respuesta a versos ue el poeta cubano dedic a la autora. (Nota ed. 1920, pág. 113).




482

El ave y el nido¿Por ué te asustas, ave sencilla?

¿Por qué tus ojos jas en mí?Yo no pretendo, pobre avecilla,llevar tu nido lejos de auí.

Auí, en el ueco de piedra dura,tranuila y sola te vi al pasar,y traigo ores de la llanurapara ue adornes tu libre ogar.

Pero me miras y te estremeces,

y el ala bates con inuietud,y te adelantas, resuelta, a veces,con amorosa solicitud.

Porue no sabes asta ué gradoyo la inocencia sé respetar,ue es, para el alma tierna, sagradode tus amores el libre ogar.

¡Pobre avecilla! Vuelve a tu nidomientras del prado me alejo yo;

en él mi mano leco mullidode hojas y ores te preparó.

Mas si tu tierna prole futuraen duro leco miro al pasar,con ores y hojas de la llanuradeja ue adorne tu libre ogar.1875.

ImpresionesA José Joaquín Pérez, en respuesta a la dedicatoriade su colección de Fantasías indígenas.73

quejas del alma, vagos rumores,lejanas brumas, rayos de lu,fragante aroma de índicas ores,imnos de guerra, cantos de amores

brotan al ritmo de tu lad.

¿quién, recorriendo tus Fantasías,ijas del trpico abrasador,

73En ed. 1880, pág. 49: Al distinguido poeta J. J. Pére, autor de las “Fantasías indígenas”.




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vibrar no siente las armoníasde auella raa ue en otros días

poblar sus selvas quisueya vio?Sobre la cumbre de las montaas,

de las palmeras bajo el dosel,al grato abrigo de las cabaas,y asta en las grutas al ombre extraas,aces del indio la sombra ver.

Y el aire crua triste lamento.y el eco suena del tamboril,y al valle indiano, y al ave, al viento.

a todo presta tu blando acentofuego, armonía, vida y mati.

Y el junco verde ue en la onda gira,la tumba sola ue arrulla el mar,y el ave errante ue allá suspira,notas perennes dan a tu lira,tristes istorias llenas de afán.

Entre sus bosues afortunadosno escuc nunca a indiana grey

dulces areitos tan acordadoscomo tus cantos privilegiados,vagos preludios de ignoto edén.

Parece, bardo, ue el genio ardientede estas regiones abitadortempl tu lira suave y doliente,y en viva lumbre ba tu frentedando a tus ritmos inspiracin.

que si inspirado suena tu canto

poblando aéreo la soledad,ávida el alma te sigue, en tantoue dulces notas de nuevo encantofascinadoras aces vibrar.

Cuando al transporte del numen cedes,cuando tu mano pulsa el lady en la armonía fácil excedes,¡ay, uién pudiera, como t puedes,dar a sus trovas msica y lu!

Pues de una fama ya merecidatus Fantasías vuelan en pos,




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mientras acepto, reconocida,de esos cantares llenos de vida

con noble orgullo la ofrenda yo,¡o de la patria de Anacaona

cantor amante, bardo feli!ciñe con ores de nuestra zonala ue prepara digna coronapara tus sienes el porvenir.1877.

En defensa de la sociedad74

Pasad, pasad por las puertas, preparad la calle al pueblo;allanad el camino,

y alzad el estandarte a los pueblos.Isaías, LXII, 10.

Espíritu creador, numen fecundoue en incansable actividad dilatasde tu excelso poder las maravillas,t ue perenne brillasen las obras del bien, t ue arrebatas

a regiones sin n el pensamientoy extiendes con tu amor de mundo a mundolas leyes del eterno movimiento:

¿será ue la preciadasublime ecura de tu augusta diestracondenes al reposo de la nada?¿Será ue aletargada,de tu activo poder ante la muestra,en indolente ociosidad rendida

admirándote ¡o Dios! pasa la vida?No: despertad, los ue del campo ameno

en la orida alfombraslo buscáis al ánimo serenooras de pa en ignorada sombra.Alad, los ue siguiendode la corriente el agradable giro,un anatema al popular estruendolanáis, soando más feli retiro.

74En ed. 1880, pág. 72: A los cientícos y artistas. (Dedicatoria).




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No es el orgullo uien levanta al cielopirámide grandiosa

y alzar pretende a lo innito el vuelo:es la cispa inmortal, ue poderosala inmensidad fatiga,y en constante anelar y afán internoace ue el ombre en su delirio sigaalgo de grande cual su n eterno.El solo es uien animadel yerto mármol la materia dura,el ue las obras del Creador sublimaen paisajes de espléndida pinturay al fuego fecundante de la ideadescubre mundos y portentos crea.

No todo es pa y amor, delicia grata,allá del campo en el silencio amigo,ni en cuanto abarca la inocencia mora:también allí la tempestad desatasu furia destructora,el áspid en las ores tiene abrigo,y el ave de rapia, turbulenta,la presa entre sus garras atormenta.

No todo es vicio y confusin y orroresentre el social tumulto:tras ese velo de maldad y erroreslu alla el genio, y el Eterno culto,palmas el bien y la virtud loores.De un Dios también la majestad potentese dilata en espacios sin medidaallí do el alma pensadora siente

bullir el mundo y palpitar la vida.En solitaria calmano se ala slo asta el Creador el alma,ni del campo en la pa siempre vivieronlos pocos sabios que en el mundo fueron.

La sociedad ue avanasus destinos altísimos comprende,y al ocio opone varonil pujana,y a realiar su perfeccin asciende.Es ella la ue, activa,los bíblicos asombros oy renueva,

Moisés moderno ue al desierto llevaraudales de agua viva,




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ue al pueblo del Seor la senda traay resignado escuca

las voces de la turba ue amenaa;nuevo Josué ue en gigantesca lucadetiene allá en su esferadel padre de los astros la carrera.

Por ella en lid de famararos prodigios el ingenio lucey del mundo los ámbitos inama;al imperioso empuje de su vuelo,vencida la distancia se reduce,divídense los istmos,descorren los espacios su anco velo,descubren sus secretos los abismos,y preso en redes ue la industria labralleva atnito el rayo la palabra.

Y esa es del ombre la misin sublime:disipar del error la sombra densa,y a la ignorancia ue en tinieblas gimellevar la lu de la verdad ue piensa.¡ O soadoras almas

ue en perenne uietud y pa cumplidaaneláis a la sombra de las palmasen ocio estéril enervar la vida!Volved, no es ese el puestodonde el deber, la umanidad ue llora,y el mismo Dios, a la inaccin opuesto,os mandan combatir ora tras ora.Volad a las regionesdonde en luca de onor el bien levantaglorioso sus pendones

y a conuistar el orbe se adelanta.¡El mundo pide lu, dadle ese rayoue amortiguáis en criminal desmayo!

habite ufano el labrador activolos campos ue fecunda,mostrando al ocio esuivola onrada frente ue el sudor inunda.Corra el auda mineroue fatiga la tierra y arrebata

espléndido el veneroue en su seno preciado se dilata.




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Vuele a poblar el campo abandonado,abriendo al porvenir dignas contiendas,

el ue de ciencia y de virtud llevadodomea la cervi de altivos montes,descubre nuevas sendas,ensanca los cerrados oriontesy del desierto asta el confín lejanolleva los triunfos del progreso umano.

Mas ¡a! los ue rendidosde la arena del mundo en el combatelleváis del desencanto los gemidosal coran ue de entusiasmo late:

¡paso a la inteligencia!Desmayados atletas, apartaos!Y vosotros, alumnos de la ciencia,ue fecundáis el caospoblándolo de espléndidas creaciones,no deis tregua al destino:alad el estandarte a las naciones,abrid a las virtudes el camino.1878.

La TansguacónAl Pbro. Dr. Fernando Arturo de Meriño.

¡O musa! El vuelo tiendesobre la cumbre del Tabor radiante,y al fuego de la llama en ue se enciendela nube centellante,ala de gloria el cántico triunfante.

Y di cmo en su altura,

postrado el Cristo en oracin sublime,al cielo eleva la mirada pura;mas no el pesar le oprimeni acongojado en su plegaria gime.

Ni el ángel mensajerole ofrece del dolor la copa amarga,ni del suplicio que le aguarda erola pesadumbre largarinde sus fueras ni su mente embarga.

No, ue al martirio infaustoantes de umilde doblegar el cuello,




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de las culpas del ombre en olocausto,dejar patente y bello

de su divinidad uiere un destello.Mirad: a la ardua cumbre

sube inspirado, con segura planta,y deja tras de sí la mucedumbre:ue para gloria tanta,seguido de tres slo se adelanta.

Y llega, y prosternado,en éxtasis sublime se recrea,y, al fuego de la fe transgurado,

su frente centelleaencendida en los rayos de la idea;

y evoca entre el misteriode la pasada edad sombras gloriosasue dciles se inclinan a su imperio,viniendo presurosasomenaje a rendirle fervorosas.

Allí su talla muestrala gigante gura enaltecida

ue a la lu del relámpago siniestrasobre la cumbre erguidapromulg del Sinaí la ley de vida.

Y allí el profeta ardiente,el profeta del bien, ue, peregrinosin tregua perseguido entre la gente,con ímpetu divinoen alas ascendi del torbellino.

Con ellos, inspirado,

de su trágico n habla el Mesías;de Moisés toma el cdigo sagradoy del divino Elíasla fe de las antiguas profecías.

Y así combina el Justolos elementos de la Ley moderna,el nuevo Credo, el Testamento augustoue cual ofrenda tiernaleg a los ombres en memoria eterna.

¿Do están los ue sus uellassiguieron al Tabor entusiasmados




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y vieron de su fa las luces bellas?Miradlos deslumbrados

y de asombro y pavor allí postrados.Y en férvido arrebato,

el peco ardiendo en sacrosanto fuego,Pedro, el apstol de la Iglesia ornato,en exaltado ruegola rienda suelta a su entusiasmo ciego;

y alar en lo eminentede la cumbre tendidos pabellonespide en el rapto de su amor ardiente,

soando en sus regionesdetener de la Ley a los varones;

cuando uedara inertemudo de asombro, porue el éter baaflgida nube ue destellos viertede claridad extraay enciende en viva lumbre la montaa.

Y vo de eco profundorepite como el trueno en la eminencia:

“Mirad al hijo en uien mi gloria fundo,mi eterna complacencia:oíd de su palabra la excelencia.”

La fa contra la tierralos apstoles vuelven con espantoal eco de esa vo ue los aterra;75

y se disipa en tantode auel prodigio el misterioso encanto.

Alad, alad la frente;

desierta está la cumbre centellanteue abéis de eterniar entre la gente,y slo allí, radiante,sereno, al hombre-Dios se ve triunfante.

Así fortalecidospor un portento ue la mente abruma,seguido en vuestro asombro confundidos:76

ni el labio ni la plumael brillo cuenten de su gloria suma.

75En ed. 1880, pág. 80: al eco de esa voz que les aterra;76En ed. 1880, pág. 80: seguidle en vuestro asombro confundidos;




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Dejad ue, entre el tumultode la iracunda plebe turbulenta,

blanco se mire de cobarde insulto,y apure de la afrentala amarga iel sobre la cru sangrienta.

Dejad ue el ombre ciegodesconoca su origen soberano;ue de esa sangre al generoso riegogerminará, loano,fecundo, el bien del porvenir umano.

Y luego, cuando el mundo

se encienda al rayo ue en su frente brilla,al orbe puesto en estupor profundocantad con fe sencilladel Tabor inmortal la maravilla.1878.

Caridad77

Pas la tempestad… ¡Emprende el vuelocomo el ave del arca,espíritu de amor y de consuelo!que ya el iris de pa su franja enarca,se alegra el rmamentoy se adormece el mar y calla el viento.

De nuevo olivo la celeste ramaen orrorosa angustiadesventurada multitud reclama:los seres ¡ay! ue con el alma mustiacontemplan entre asombrosdesecos sus ogares en escombros.

Llega trayendo con amante giroen vo conmovedora,en la rítmica nota del suspiro,un eco de esperana bienecora,de caridad sublime.ue la fe aliente y el valor reanime.

Recorre de quisueya las ermosascomarcas orecientes:

77Escrita para la velada benéca celebrada con motivo del huracán que azotóla ona sur del país. Esta poesía no fue incluida en la edicin de 1920.Madrid.




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escenas de amargura, lastimosas,los ojos miran al girar dolientes,

¡y yermas, desoladas,las campias del sur infortunadas!…

Sopl sobre ellas en momento aciago,con ímpetu sin nombre,la pavura sembrando y el estrago,conturbando el espíritu del ombre,indmito, furente,el uracán del trpico rugiente…

¿No ves sobre la playa los despojos

del contrastado leoue atestiguan del ponto los enojos?Allá los restos del ogar sin dueodespedaados mirapublicando el furor del viento en ira.

Y los campos también ayer cubiertosde mieses productorasdesnudos ¡ay! aparecer desiertos:¡se encresparon las aguas, bramadoras,

y el desbordado ríosorbi fero el bienecor plantío!…

Todo ceder al general trastornoen rápidos instantesde esa bella regin mirose en torno,y haciendas pingües y riquezas de antes,y generosas vidas,del estrago en la ruina confundidas.

Llega buscando el bolo bendito,

la cariosa ofrendaque atesora de bien precio innito;y así llevando la valiosa prenda,volemos en ayudadel desvalido, el uérfano, la viuda.

Escuca la plegaria ue levantanen numeroso coro;ya las manos se extienden, se adelantana enjugar de sus párpados el lloro;

a preparar abrigoal ue sin teco se encontr mendigo.




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Y a más allá de do la vista alcana,del viento y de la nube,

¡o santa caridad! en tu alabanaeco de gratitud al cielo sube,y ufanos te bendicenseres ue al mundo tu excelencia dicen.Septiembre 24, 1883.

Víctor Hugo¡Vedlo! Allí está! De pie sobre la cumbre,

¡mirando a todos con piedad suprema;

allí lo encontrará la mucedumbrecuando en oras de afán y pesadumbredel genio y la virtud busue el emblema.1885.

En la muerte de F. X. Billini¡Dejadlo descansar! heroico, fuerte,

ungido para el bien, se irgui en la vida;

cay lucando, y alcan en la muertealta victoria y fama esclarecida.

¿A ué llorar? De su labor fecundaMirad las obras en conjunto vario:Bien puede reposar uien labra y fundaY edica y combate: es necesario.

Al aigido, al huérfano, al anciano,al demente infeli, tended los ojos,tended el coran, tended la mano,

si onrar ueréis del bueno los despojos.

Esas obras ue ayer de su alma píasurgieron al esfuero formidablelevantad en magnánima porfíacon base rme y vida perdurable.

Eso pide, eso espera el ue, oy dormido,amar y redimir tuvo por gloria:salvar sus ideales del olvido

es digno monumento a su memoria.Abril de 1890.




493

¡Pobre niño!En la muerte de José María Pichardo Patín,

discípulo de Hostos.Ayer no más, al beso

de maternal ternura peregrina,la vida te sonri con embeleso,dejando un rayo de la lu divinasobre tu frente impreso.

Al verte, los ue alamosel pendn sacrosanto de los buenos,los ue la fe del porvenir guardamos,

en ti, goosos, de entusiasmo llenos,un lidiador miramos.

Y ¡ay! el dolor se avana,se interpone a tu paso en el camino,desfalleces al golpe ue te alcana,y al peso abrumador de tu destinose extingue de la Patria una esperana.1886.

Mi óboloPaa la esta a benec de las víctmas del ncenddel 3 de mayo en la Ciudad Nueva, de Santo Domingo.

Escombros y cenias en el suelo,angustia en el espíritu sin calma,eso guarda no más en desconsuelouien ogar tuvo ayer y en pa el alma,

hoy abatida y contristada llora

la ruina y destruccin de sus ogaresinuieta multitud ue al cielo implorade su perdido bien en los lugares.

¡Ayudemos al triste en la contiendapara alar las moradas destruidas!Al concurso yo traigo por ofrendaestas notas del arpa desprendidas.

¡Paso abridles! La lira del poetatiene tonos enérgicos y extraos,

ue vibran como acentos de profetay almas conmueven y conjuran daos.




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¡Paso abridles! La risa del sarcasmouya del labio ue entreabri la duda:

yo vengo con la fe del entusiasmo,con esa fe ue las montaas muda.

Allá en tiempos remotos, muy remotos,en playas de estas playas muy distantes,cuando en los climas vírgenes e ignotosjaban su mansión pueblos errantes,

de la lira a los mágicos acentos, bajo un cielo de eternas claridades,se vieron sobre slidos cimientos

surgir muros y alarse las ciudades.

¡Paso abrid a las notas de mi canto,ue intentan, con poder desconocido,ir a enjugar del infortunio el llantoy alar los muros del ogar caído!

Espíritus ue abate el desconsueloy vais sin tregua en la desgracia ruda:ay seres ue lamentan vuestro duelo,ay socorros ue van en vuestra ayuda.

Os brinda la esperana alientos purosue al peco tornen la perdida calma:tendréis albergue en ue vivir seguros,ogar tendréis en ue espaciar el alma.Mayo de 1890.

FeEn el cuarto centenario del descubrimiento de América.

Lejos la costa y el ogar lejos,mares y mares en la extensin;no hay luz que alumbre con sus reejos,

bate sus alas el auiln.

¿Do va la nave, si no ay un puertoue abrigo al nauta ni amparo dé;si todo es sombra, si todo incierto,si slo abismos el terror ve?

¡Ay del piloto! La airada turbacon ero amago blande el puñal;




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pero al piloto nada conturba,jo en la imagen de su ideal.

Torpe en el eje la aguja oscila,se muestra indócil al norte el;pero el piloto nunca vacilay el rumbo marca de su bajel.

Avante, avante la nave sigue,rugiendo el ombre, rugiendo el mar;avante, avante, mas no consiguever una orilla ni un puerto allar.

Olas tras olas, mares y mares,

un sol ue muere y otro después,lejos, muy lejos los patrios lares,y el negro abismo bajo los pies.

“Muera el aleve!” –la turba estalla–.“¡Muera el ue arrastra la muerte en post!”Pero el piloto la turba acallacon este acento ue inspira Dios:

“Dejad ue brille la nueva aurora.”La blanca aurora torna a lucir,

y de las ondas ue el sol colorasurge la tierra del porvenir.Octubre de 1892.

¡Tierra!¡Tierra! ¡Tierra! Los siglos conmovidos

evocan ese grito de la istoria,despertando los ecos adormidosy al orbe aciendo estremecer de gloria.

Rasgado el velo del error oscuro,ebria de lu, cual astro soberano,de ese grito magnético al conjurola América surgi del océano.

El enigma cay: mudas de asombroslas vencidas edades se inclinaron,y, el manto desciendo de sus ombros,al genio vencedor gloricaron.

No más el orionte en lejaníapara el nauta será sombra y misterios




496

ya se abre ruta en la extensin bravía,ya toca triunfador otro emisferio.

Ya no es el ombre el paria condenado,ludibrio de las turbas en cinismo:el torpe mundo, del error decado,con recio trepidar se undi al abismo.

Contrnase la tierra en el espacio,alcana de los astros las carreras,y concierta al espíritu reacioel imno universal de las esferas.

Anco campo ue esplende en claridades brilla deslumbrador ante la ciencia;y es lu cuanto palpita en sus verdades,y es lu cuanto se yergue en la conciencia.

Rotas las infamantes ligadurasentrabadoras de la umana idea,descoge el pensamiento alas seguras,vuela, investiga, y elabora, y crea.

Grito de bendicin y de esperana,

resuenas en los aires todavía…Ningn acento de la istoria alcanatan ondo a socavar la tiranía.

Germen de libertad y de progresoa su acento brot, fecundo y grande,ue desenvuelto en vigoroso excesofuera de vida al universo expande.

¡Salve a la umanidad regenerada!La inteligencia el porvenir encierra,

y audaz y rme, en su poder conada,avana libre a conuistar la tierra.

Mientras el bronce al genio inmortalia,timbre y orgullo de la umana istoria,¡salve al grito de amor ue simboliaprogreso y lu y redencin y gloria!Octubre de 1892.




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Palabras

De la Directora del “Instituto de Señoritas” en la segunda investidura de alumnas suyas,

en la Escuela Normal de Santo Domingo, diciembre de 1888.78

Vengo a cumplir un deber sagrado, vengo a satisfacer en leve parte una deuda deinmensa gratitud. ¡A! por más ue extreme el caudal inagotable del reconocimiento,esa deuda no se satisface por completo.

hablo, seores, de la deuda contraída con el Director de la Escuela Normal, conel implantador sincero y consciente del método racional de la enseana modernaen la sociedad dominicana.79

Le vi aparecer trayendo por séuito los rayos de las nuevas ideas, de las ideasredentoras, de las ideas de la civiliacin actual, y yo, ue siempre e suspirado, uesuspiro an, ue suspiraré mientras aliente, por el engrandecimiento moral y material

de mi país, batí palmas de goo y esperé. Pero la porcin más preciosa de esta juventuda uien está encomendado el porvenir no tomaba parte en este desarrollo de lu yde conciencia. La mujer, la madre, necesitaba fortalecerse también con la posesin dela verdad y de la moral cientíca, para preparar y fortalecer a su vez, por medio deese arte ue slo ella posee, la conciencia de las generaciones del futuro. Propsemeentonces, aunue con débiles fueras, coadyuvar a la magna obra, y, alentada por elgeneroso compaero de mi vida, ue lleva por ideal el triunfo del bien, de la virtud yde la ciencia, emprendí la difícil labor. No uiero saber si la ignorancia me a regala-do con los dicterios de su encono. Voces de aliento se levantaron para animarme enla tarea, entre ellas la del mismo doctrinario ue a tenido especial complacencia en

aplaudir mi obra y coronar el triunfo de mis esfueros desinteresados.Mas ¡a! él, pronto siempre a dar su apoyo en favor de las nobles ideas y a con-tribuir al logro de toda obra de bien, de lu y de progreso ue se inicia en derredorsuyo mal jugado porue a sido mal comprendido, luca contra los elementosdesencadenados de una oposicin injusta; y fatigado del largo y rudo combate, si

bien rme y serena la conciencia, se aleja de nosotros para ir a apacentar su espírituen otra esfera de más amplios oriontes para la vida intelectual. ¿Pero ué de ex-trao? Esa suele ser la coseca ue recogen los productores del bien. Así es a veces laumanidad: tiene para los reformadores, para los civiliadores, la cicuta y la cru.

Y bien, e dico a mis discípulas, vamos a verter una gota de miel en su copa deacíbar: llevémosle, como prenda de gratitud y despedida, un nuevo fruto de nues-tras labores, para ue lo consagre con su palabra amorosa. Y enos auí llenando elsagrado deber. Nuestra presencia en este lugar es la expresin de un voto de graciasy de un adis.

¡A! yo adoro esta patria donde nacieron mis padres, donde vine yo al mundo,donde e visto irradiar sobre mis ijos la lu de la existencia, y t llegaste a ella conlos estímulos del bien, y enamorado de su bellea y presintiendo altos destinos parasu porvenir, uisiste lanarla en la corriente civiliadora de las ideas. ¡Sé bendito!Yo no olvidaré el noble empeño con que te consagraste a dignicarla en su puestode nacin libre.

78De la Revista de Educacin, No. 17, de feca 31 de maro de 1933, pág. 58. 79Eugenio María de hostos.




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Te vas; pero germinará la simiente ue dejas en el surco, y los frutos del porvenirse fecundarán con la savia de tus doctrinas pedaggicas.

¡Adis! Cuando en las oras tranuilas ue te esperan bajo otro cielo, acuda a tumemoria un pensamiento de amargura en el cual palpite el nombre de mi patria,piensa también ue ay en ella coraones amigos ue te recuerdan y almas agrade-cidas ue te bendicen.

Salomé Urea de henríue

Palabras

De la Directora del “Instituto de Señoritas” en la última investidurade alumnas suyas en la Escuela Normal de Santo Domingo, diciembre de 1893.80

henos auí por la tercera ve consagrando, bajo los auspicios de la Escuela Normal,nuevas sacerdotisas para el apostolado de la enseana. Ya nos parecen comunesestas estas del espíritu, y ayer no más estaba vedada a la mujer en nuestro paístoda aspiracin fuera de límites del ogar y la familia.

Abri sus aulas esta institucin docente, de privilegio exclusivo para el ombre,y tuvo el nio campo y guía para desenvolver su ran y transformarse poco a pocoen el profesor consciente, capa de dirigir a su ve y desarrollar vigorosamente lasinteligencias infantiles. Ya no se conará la educación de la niñez al primer intruso,sin dotes para el alto ministerio, sin conocimientos cientícos, sin plan, sin propósitoen esta obra de lu y de conciencia, en esta obra generadora de los grandes destinosdel futuro. De oy más tendrá el nio en cada maestro un mentor, un guía para eldesarrollo de sus facultades, para el desenvolvimiento de su espíritu.

¡Y ué! La ran de la nia, la ran de la mujer, la ran de la madre, ¿palparálas tinieblas cuando su compaero vive en plena lu? ¡Cuánta injusticia! ¡qué des-euilibrio en ese ogar donde el nio puede dar lecciones a la madre! ¡Imposible,imposible! Preparemos también, a esa mitad importantísima de la umanidad, men-tores y guías ue desenvuelvan su ran y la capaciten para dirigir y alentar a lostiernos seres ue la naturalea le confía y ue la amarán entonces con doble amor yveneracin. Preparémosla para coadyuvar inteligentemente a la reforma social uese inicia con el desarrollo de la conciencia.

¿Pero dnde? ¿Pero cmo? he auí el problema ue ace doce aos uise resolver,

y al cual he sacricado mi reposo y no escasa parte de mi salud.¡A! Ese centro ue se cre exclusivamente para el ombre nos abrirá sus puertas

cuando llamemos en demanda de igual dereco para la mujer. Eso dije, eso dijimos;y, trabajando incansables en la medida de nuestras fueras, llamamos umildemente,y el generoso educador81 cuya egie suspendida sobre nuestras cabezas asiste muda,pero elocuente, a la continuacin de su obra, el educador eximio, oy absorto y com-placido nuestra demanda; y las puertas de la Normal se abrieron con alboroo, yentramos entre aplausos de jbilo a ungir también, para el magisterio de las nuevasideas, las frentes femeniles.

80De la Revista de Educacin, No. 17, de feca 31 de maro de 1933, pág. 60.81Eugenio María de hostos.




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hemos venido otra y otra ve, y ya no parece extraa nuestra presencia, ni atre-vido nuestro arrojo. ¡Gracias!

Pero ¡a! rendida por la fatiga de la luca, sin recursos, sin medios de ningunaespecie para continuar de pie sobre el palenue, solicitada por el santo deber de laeducacin de mis ijos, ue reclama por entero todas las energías de mi espíritu, sello,con esta ltima prueba de mi trabajosa labor, la obra iniciada ace doce aos.

Pláceme ver ue no a sido infructuosa, ya ue su crédito tom vuelos asta me-recer de la representacin nacional, por voto unánime, el ue el Instituto de Seoritasfuese elevado por decreto a la categoría de Escuela Normal para Maestras, y ya uelas profesoras tituladas en la Escuela Normal de Santo Domingo se ven solicitadascon empeo, ora para clases en familia y en planteles de educacin, ora para algunospuntos de la Repblica, llamamiento este ltimo al cual no an atendido asta aorapor las dicultades que apareja el cambio de residencia.

Bástame, seores, con la satisfaccin íntima de ver el cambio ue va operándosegradualmente en la educacin de la mujer dominicana; y si alguna gloria ay en ello,la reclamo toda entera para los ue conmigo an coadyuvado a la realiacin de laobra. Para el compaero de mi vida, sin cuyo generoso esfuero y fecunda labor nose ubiera iniciado ni ubiera dado sus primeros frutos; para los profesores Dubeau,Prud’homme, Zafra y Federico Henríquez, que prestaron su concurso ecacísimoen las primeras pruebas del Instituto; para esas mismas jvenes profesoras, ue, sinremuneracin apenas, con abnegacin ejemplar, an venido por más de seis aossosteniendo la carga sobre sus débiles ombros; para los ue generosamente ancontribuido con su bolo personal a dar un ao más de vida al plantel moribundo,

y por n para la Escuela Normal y su distinguido fundador, sin cuyo valioso apoyono ubiera podido realiar su propsito ni coronar sus faenas el “Instituto de Seo-ritas”.

Salomé Urea de henríue

aDHesIón Del “I nsTITuTo De señorITas”al ProyecTo De esTaTua a DuarTe82

Instituto de SeñoritasSanto Domingo,

Noviembre 3 de 1893.Seor Presidente de la Junta Central Directiva delProyecto de Estatua a Duarte.Seor:

hoy, en el decimosegundo aniversario de la apertura de este plantel de educacin,se dio cuenta con la atenta circular de invitacin de ese centro, del nobilísimo pro-psito nacional iniciado por el Ayuntamiento de Santo Domingo y cuya realiacinse a encomendado al patriotismo de esa respetable Junta.

La escuela, ue es el laboratorio de las ideas de verdad y de bien ue en el por-venir an de difundirse y convertirse en actos, así en el ogar como en la patria, no

82El borrador de esta comunicacin fue escrito por la directora de dico Instituto. (M. henríue Urea).




debe quedarse fuera del universal concierto de voluntades reexivas que en todoel país, y aun en el exterior, se disponen a contribuir con su bolo de justicia y de

reconocimiento a la ereccin del monumento representativo del egregio Fundadorde la Repblica.Desde oy se a abierto en este plantel una suscripcin semanal, voluntaria, para

formar un bolo ue, aunue por su modestia no corresponda a las aspiraciones dela escuela, sea digno de la obra emprendida en onra del Patricio inmaculado, cuyavida es alto ejemplo de las virtudes ue informan un acendrado patriotismo y uncarácter eminente.

Servíos aceptar, seor, con el ofrecimiento del citado modesto bolo para laestatua, el voto de adesin ue a ese acto de justicia, como a cualesuiera otrosue se realicen en la patria, os presenta el Instituto de Seoritas.

B.V.M.La Secretaria, La Directora,

Luisa Oema Pellerano. S. Urea de henríue.

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NO. 43

POESÍA DOMINICANASeleccin y prlogo

PeDro rené conTín aybar



POESÍA DOMINICANA

La poesía dominicana, abundosa de poetas y de cantos, no tuvo un verdadero carácterpropio sino asta la aparicin del Postumismo y, por ende, con Domingo Moreno Jimenes.

El postumismo marca, uiera ue no, el principio de la nacionalidad en la poesía domi-nicana. Es a partir de él cuando los poetas sienten verdaderamente la Patria. La Patria másallá de las formas exteriores, en el ondn y en la sangre.

Anteriormente, para expresar esta idea, los poetas abían recurrido a formas ue, porinexistentes realmente devinieron falsas o, inmediatamente, efímeras. El ejemplo de José Joa-uín Pére, uien uiso traducir la nacionalidad en una rebuscada ascendencia indigenista,ue no consisti, mucas veces, sino en el empleo erudito de voces lucayas o guaraníes paraambientar una serie de leyendas escritas en verso noble y elevado, acerca de la raa de los

pobladores de la Isla en la época del Descubrimiento.O el de Arturo Benito Pellerano Castro, Byron, de na sensibilidad poética, el cual

creando su género peculiarísimo, criollas, referido al modo campesino, y al abla popular,el modo de ser dominicano.

O uienes, como muco más tarde Tomás hernánde Franco y Tomás Morel, verbigra-cia, buscaron en el colorismo del elemento negro la forma mejor de dar ambiente patrio,cuando la verdad es ue, ni en el caso indigenista, ni en el criollista, ni, muco menos en elnegroide, había fuerzas sucientes, por no existir la debida tradición de donde partiere enverdad el movimiento, para desarrollar un sentido nacional. Más todavía, ni un solo aspectoreal de lo peculiar nuestro.

La labor de todos ellos es encomiable desde otros puntos de vista. No pongo en duda,

ni por un momento, ¡líbreme Dios!, su buena intención y la calidad de su poesía. Me reeronomás a la circunstancia poesía dominicana , poesía de ambiente nacional, (aunue con sentidouniversalista, porue si no, se entra en el campo, terrible, de lo simplemente folklrico, oen lo ue es algo peor, en el cauvinismo literario), y la cual advino luego, a partir, como yadije, de Domingo Moreno Jimenes.

Aclaro estos conceptos porue este volumen de la Coleccin Pensamiento Dominicanose intitula Poesía Dominicana, esto es, poesía escrita, asta el 1951, por poetas dominica-nos. Y ue viene a suplir, en parte, las ediciones de mi Antología Poética Dominicana , 1945y 1951, agotadas.

Para obviar esta falta e compuesto este volumen, a pedido del director de la Coleccin, Julio D. Postigo. No se incluyen otros poetas ue los aparecidos en la primera edicin, algunos

de los cuales, por raones obvias, debieron ser suprimidos en la segunda.Sin embargo, a partir de entonces –y tuve el placer de presentar yo a trece de ellos, en losCuadernos Dominicanos de Cultura–, mucos otros poetas an tomado sitio preeminenteen la poesía dominicana, ue me propongo seleccionar y estudiar en un prximo volumen,como, por ejemplo, Manuel Rueda, Máximo Avilés Blonda, Víctor Villegas, Miguel Alfonseca,Pedro Caro, Freddy Gatn Arce, René del Risco Bermde, Rafael Valera Beníte, RamnCifré Navarro, Antonio Fernández Spencer, Josena Romano Pou, y muchos otros más.

El sentido dominicano aduiere toda su vigencia en ellos, después de la leccin deDomingo Moreno Jimenes y de héctor Incáustegui Cabral. Palabras como libertad, inde-pendencia, geografía, frontera, Patria, y por ende, ogar, familia, esposa, madre, novia, así como también pa, progreso, río, pueblo, están plenas de valor. El sueo es promesa viable,

el valor es dignidad, la signicación de raíz, árbol, fruto, tierra, están ligados a la intensi-cación de la agricultura, a los regadíos de tierras estériles por irrigación articial.

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Asimismo, en ellos, amor es conanza, seguridad, procreación sana. La vida es profunda,polifacética, innumerable y prdiga, es abundancia, y mejoramiento, y sosiego, y trabajo.Los poetas se acercan a los vocablos con reverencia. No son simples recursos fonéticos.Todos ellos saben de su entraa fecunda, de su responsabilidad creadora. La adjetivacinestá reducida a la mínima expresin, por eso. Cada palabra es un ser vivo en esta nuevapoesía dominicana.

Este volumen es, pues, una especie de repeticin de los anteriores y viene a suplir la faltade informacin, ue será completada en el volumen de la Nueva Poesía Dominicana.

Pedro René Contín Aybar




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Poetas nacidos

entre 1845 y 1900 J oSé JoAQUN PérEZ

El Amor de Magdalena(Croquis bíblico)

Blonda como un trigal la cabelleraue al viento en rios i al desgaire vaga;los ojos de un aul color de cielo,con reejos de aurora en la mirada;

erguido el busto escultural; los labioscon la expresin de la bondad del alma;i la lu i la brisa jugueteandoen los contornos de su veste blanca;va Jess, sobre el lago Tiberíades,de pie en la copa de su frájil barca.

En la orilla del lago, recogiendoconchas i ores i campestres galaspara adornar su espléndida ermosura,ue es asombro i orgullo de su raa,

está la galilea de ojos de fuego,la voluble i fastuosa cortesana,ante la cual los coraones tiemblani en el deleite del amor se embriagan.

Ve a Jess, i algo siente ue la turba;pero no es la ansiedad lasciva i vanaue despierta su ser cuando a otros ombrestiende la red de sus desnudas gracias,sino el ardor de una pasin intensa

ue la enciende, seduce i avasallai ace olvidar el mundo i sus placeres:¡es un amor en ue se abisma el alma!

La tarde ya adormece sus fulgoresen las linfas del lago, en la montaa;el crepsculo en sombra va envolviéndose,i ai como convulsiones de borrascaen el rujido del soplar del viento,contra el ue luca con vigor la barca.

Por la orilla del lago, jadeante,con los cabellos en desorden, pálida,




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como la evocacin de un sueo lgubre,la infeli ija ardiente de Magdala

corre, invocando la piedad divina,para ue salve del peligro al nautaa quien quiere ofrecer el sacriciode morir junto a él entre las aguas.

Jess, entonces, a la vista atnitade auella ue lo sigue i ue lo ama,tiende la mano; i al conjuro, cesael ímpetu bravío de la borrasca;i, al suspiro apacible del favonio,la leve arena de la orilla alcana.

A los pies del gallardo naareno,Magdalena la impdica se abraa,e imprime en ellos como ofrenda un besode amor, puricado por sus lágrimas.

Jess de la ignominia la redime:su amor le da también– la pura i castapasin ue Él siente por uien cae, rendidosin fe en un Dios ue las conciencias salva;i envolviéndola en lu, dándole el besofeli de su perdn i de su gracia,ace así de la triste pecadorala más bella i sublime de las santas!

El junco verde Jueves 11 de octubre…Vieron pardelas y un junco verde junto a la nao…Con estas señales respiraron y alegráronse todos.(Diario de navegacin del Almirante).

IFuga sobre el cerleo mar Caribe,

al soplo inuieto de la brisa, vuela,i el dulce rayo matinal recibedel inmortal Coln la carabela.

Él, de pie i en la proa, absorto miraue, cual juguete de las ondas, jira,i en la vasta extensin del mar se pierde.

—“A virar!” grita trémulo, ajitadocon la emocin del ue, temiendo, espera,




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i ve en el porvenir ya realiadolo ue un sueo fala tan slo era!…

Dcil cede la nave: en pos se lanade eso ue informe en el abismo vuela:¡dulce i vago vislumbre de esperanacon ue el alma del nauta se consuela!

En febril ansiedad Coln suspira,sus ojos el espacio devorando;i ya –a la lu crepuscular– se miracerca el objeto ante la proa otando…

“hosanna! Gloria!” de rodilla entona“o! bendito el Seor por siempre sea!”i a un éxtasis de dica se abandonaauel genio inmortal ue un mundo crea.

Agrpase la turba ue, insolente,sacricarlo a su furor quería;i dobla umilde, con fervor, la frenteante el noble coloso ue la guía.

Pero… ¿ué a despertado así el delirio

de esos ijos del mar? ¿cuál es el bellotalismán de esa fe, cuando el martiriograba en sus almas tan orrible sello?…

“Mirad! –dice Coln– e auí mi gloria;i del océano su potente manorecoge un junco verde , cuya istoriaguarda un profundo i misterioso arcano.

Auel junco viajero solitarioen la vasta extensin del mar, encierra

el at fecundo, poderoso i vario;la esperana inmortal de lu –la Tierra!

Reliuia del amor ue la ígnea onaofreciera al intrépido marino;rico orón de la primer coronaue sonriendo le cie ya el destino.

Por eso él a su seno lo comprime,i en él sus labios afanoso sella;

pues ese junco el coran redime,donde el pesar profundi su uella.




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IIMientras la brisa nocturnal soplando

rauda empuja la frájil carabela,el extenso orionte contemplando,en dulce insomnio, el Almirante vela.

¡Noce de sombras, de perenne anelo,en ue cada celaje ue fulgura–Débil reejo de la luz del cielo–el nuevo mundo ue so le augura!…

Del tope de “La Pinta”, ue se avana,tierra! dice una vo; i el eco vibra;

i ese grito sublime de esperanaconmueve el corazón en cada bra…

Allá –entre la innita muchedumbrede las galas ue espléndida atesora,tras la bruma lejana–, eniesta cumbresurje el beso del rayo de la aurora.

“Mundo de amor, risueo paraíso“verde oasis de lu en mi desierto!“yo te bendigo, porue en ti Dios uiso

“brindarme al n de salvación el puerto!”

Así exclama Coln; i en la riberade esa ignota rejin de maravilla,en el nombre de Dios , con fe sincera,tremola el estandarte de Castilla…

La ermosa Guanahaní ,1 donde el lucayoen su cabaña, que ceñía de ores,viera pasar en lánguido desmayo

una vida de pa, dica i amores.

Fue la primera do la ruda plantaestamp esa falanje triunfadoraue –al dulce amparo de la fe– levantasuplicio vil junto a la cru ue adora.

IIIDespués ue de Coln i de Castilla

la fama el triunfo por douier pregona,

1Llamada por Coln El Salvador.




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i ya Quisqueya , conuistada, brillacual joya de la ibérica corona;

Coln regresa a sus antiguos lares,i al pie de los monarcas protectores,de sus conuistas en lejanos maresdepone los magnícos primores.

Pero en su peco, i recamado de oro,de ricas perlas i coral, se miraportentoso i espléndido tesoro,reliuia santa ue entusiasmo inspira.

Es un pedao de auel junco verde ue en las algas del mar vio confundido,i ue allí guarda, porue allí recuerdeue está su coran agradecido.

Con él lleva douiera vinculadoun mundo de esperanas i delirio;con él adversidad a consoladocuando la ingratitud le dio el martirio.

En la prisin, en el fatal camino

de su infortunio, lo llev a sus labios;con él llor su singular destino:la gloria ue a la envidia caus agravios.

I cuando auella frente victoriosa,donde un mundo encerr la Omnipotencia,al rudo peso de calumnia odiosa,sobre un leco de mísera indijencia,–

El reposo encontr ue nunca allaraen el seno radiante de su gloria,fue su tumba del junco verde el aradonde el mundo oi venera su memoria.

La vuelta al hogarOndas i brisas, brumas, rumores,

suspiros i ecos del anco mar,adiós! que aromas de puras ores,adis! ue todo cuanto se alcana,

dica, esperana,i amor me llaman allá en mi ogar.




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¡Ya ve el proscrito sus patrios lares!Ve aules cumbres lejos sombrear

grupos de nieblas crepusculares,i el ansia siente del paraísoue darle uisoDios en el seno del dulce ogar…!

Si peregrino, si solitario,otras rejiones se fue a cruarla lei temiendo de un victimario,¿el caos ué importa si un sol luciente

brilla en su frentei oi sonriendo vuelve al ogar?

¡No más torturas en su alma libre!¡No más memoria de su pesar!¡No el odio estéril sus rayos vibre,ue el patriotismo ya slo esperapor ve primeracalma i consuelo bajo el ogar!

Virjen de América, suspiradoracautiva indiana, vuelve a goar;si atrás ai sangre, lu ai aora…

Ayer el ierro i oi es la idea…¡Tu gloria seaver a tus ijos junto al ogar!

¡Cuán bella eres acariciandotodos unidos los ue al vagar–errantes unos i otros lucando–sufrieron ruda la tiraníaue acer ueríauérfanos tristes sin pan ni ogar!…

¡Ya no ai festines patibularios!¡Ya no ai venganas con ue saciarsu vil conciencia crueles sicarios¡Ya no ai vencidos ni vencedores!¡Sólo hai de orescastas coronas en el ogar…!

¡Mi dulce Oama! tu bardo amante,a tus riberas torna a cantar,i tras él deja, por ti anelante,lejanos climas i umilde istoria,

tierna memoriadel peregrino vuelto al ogar…!




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Bajo tus ceibas i tus palmares,sobre tu césped i entre el manglar

an se oye el eco de los cantaresde auella infancia, fuga, ue en orasengaadoras,llen sus sueos de amor i ogar!

I ven! le dice cada palomatímida i mansa ue ve cruardesde la cumbre de eniesta loma,cuando las alas tiende i su arrullomecla al murmullodel río ue baa su dulce ogar!

I ven! le dice ronco el estruendoue ace en las rocas lejos el mar…El mar! ue un día su adis oyendofue de ola en ola su adis llevandoluego tornandocon ondos ayes del pobre ogar!

I todo cuanto su ser le diera!Ven! dice el polvo ue va a besar,donde maana como postreraráfaga cruce su vida breve,donde se elevesu tumba umilde junto al ogar!

Así, –suspiros, brisas, rumores,lánguidas ondas i ecos del mar–,adis decidme, ue todo: amores,gloria, esperana, pa bendecida,tiene oi la vidadel pobre bardo vuelto al ogar…!

SímboloPinta el vasto, rojo incendio del crepsculo,

donde otan los jirones de azul pálidoue abrillántanse i confndense en el piélagode las sombras ue cayendo lentas van.

Pinta esa ora en ue la tierra, con el vértigode las ltimas caricias del sol, duérmese,

i asomando las estrellas vierten lágrimas,i le canta su salmodia triste el mar.




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Pinta todas esas vagas, leves, mltiples,centelleantes gradaciones ue en los diáfanos

oriontes siderales, a la atmsferadan reejos de perenne oscilación.

Pinta el bosue, templo augusto i melanclico,sostenido por sus árboles inmviles,do sollozan los rumores en el céroque temblando busca el cáliz de la or.

Pinta el río, de murmullos de ondas lánguidas,i las ruinas centenarias de sus márgenes,ue parecen los espectros de las víctimas

de otros siglos de implacable esclavitud.Pinta, junto de magnícos alcázares,

los tugurios bamboleantes i misérrimos;e irradiando profusin de focos vívidosen enormes carcas fétidas su lu.

Pinta todo cuanto enciérrase en los ámbitosde la antigua ciudad, cuna de la América;lo ue en esta postrer ora del crepsculoes angustia de la fe del coran.

I en el cuadro ue así pintes abrá el símbolode esta pobre tierra virgen de los trpicos,de esta tierra de los éroes i los mártires¡donde siempre seca lágrimas el sol!…

SALoMé UrEñA DE HENrQUEZLa llegada del invierno

Llega en buen ora, mas no presumas

ser de estos valles regio seor,ue en el espacio mueren tus brumascuando del seno de las espumasemerge el astro de esta regin.

En otros climas, a tus rigorespierden los campos gala y mati,paran las aguas con sus rumores,no hay luz ni brisas, mueren las ores,uyen las aves a otro confín.

En mi adorada gentil quisueya,cuando el otoo pasando va,




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la vista en vano busca tu uella:ue en esta ona feli descuella

perenne encanto primaveral.que en sus contornos el verde llano,

ue en su eminencia la cumbre aul,la gala ostentan ue al suelo indianocon rica pompa viste el veranoy un sol de fuego baa de lu.

Y en esos campos donde atesoranaturalea tanto primor,

bajo esa lumbre ue el cielo dora,

tiende el arroyo su onda sonoray alan las aves tierna cancin.

Nunca abandonan las golondrinaspor otras playas mi ogar feli:ue en ancas grutas al mar vecinassu nido arrullan, de algas marinas,rumor de espumas y auras de abril.

Auí no ay noces aterradorasue orror al pobre ni angustia den,

ni el fuego ansiando pasa las orasde las estufas restauradorasue otras regiones an menester.

Pasa ligero, llega a otros climasdonde tus brumas tiendas auda,donde tus uellas de muerte imprimas,ue aunue amenaces mis altas cimasy aunue pretendas tu cetro alar,siempre mis aguas tendrán rumores,

blancas espumas mi mar aul,mis tiernas aves cantos de amores,gala mis campos, vida mis ores,mi ambiente aromas, mi esfera lu.

RuinasMemorias venerandas de otros días,

soberbios monumentosdel pasado esplendor reliuias frías,

donde el arte verti sus fantasías,donde el alma expres sus pensamientos:




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Al veros ¡ay! con rapide ue pasmapor la angustiada mente

ue suea con la gloria y se entusiasmala bella istoria de otra edad luciente.

¡O quisueya! Las ciencias agrupadaste alaron en sus ombrosdel mundo a las atnitas miradas;y oy nos cuenta tus glorias olvidadasla brisa ue solloa en tus escombros.

Ayer, cuando las artes orecientessu imperio aquí jaron,

y creaciones tuviste eminentes,fuiste pasmo y asombro de las gentes,y la Atenas moderna te llamaron.

Águila auda ue rápida tendistetus alas al vacíoy por sobre las nubes te meciste:¿por ué te miro desolada y triste?¿d está de tu grandea el poderío?

Vinieron aos de amarguras tantas,de tanta servidumbre,ue oy esa istoria al recordar te espantas,porue inerme, de un dueo ante las plantas,umillada te vio la mucedumbre.

Y las artes entonces, inactivas,murieron en tu suelo,se abatieron tus cpulas altivas,y las ciencias tendieron, fugitivas,a otras regiones, con dolor, su vuelo.

¡O mi Antilla infeli ue el alma adora!Douiera ue la vistaávida gira en tu entusiasmo aora,una ruina denuncia acusadoralas muertas glorias de tu genio artista.

¡Patria desventurada! ¿qué anatemacay sobre tu frente?Levanta ya de tu indolencia extrema:

la ora son de redencin supremay ¡ay, si desmayas en la lid presente!




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Pero vano temor: ya decididaacia el futuro avanas;

ya del sueo despiertas a la vida,y a la gloria te vas engrandecidaen alas de risueas esperanas.

Luca, insiste, tus títulos reclama:ue el fuego de tu onapreste a tu genio su potente llama,y entre el aplauso ue te dé la famavuelve a ceirte la triunfal corona.

que mientras sueo para ti una palma,

y al porvenir caminas,no más se oprimirá de angustia el almacuando contemple en la callada calmala majestad solemne de tus ruinas.

ENriQUE HENrQUEZEl Anjelus

Debajo de los álamos mi languide reclinasu ansia de divagar

Con su escuadrn de sombras la noce se avecina.Pasa una golondrina. Viene otra golondrina.“Golondrinas! –exclamo– ¿Tendréis un mismo alar?”.

Las copas de los álamos, del viento sacudidas,sufren fuga temblor.Caen dos ojas. Semejan dos erráticas vidas.“¿Tendréis, dolientes ojas de igual dolor eridas,dos páramos distantes para un mismo dolor?”

¡O muerta inextinguible! T eres fulgor inerte

i yo tiniebla uérfana de tu dulce fulgor.En dos desolaciones nos disyunt la suerte:a ti te aisl en la estática soledad de la muertei a mí me aisl en la errante soledad del dolor!

Te clamo i no me oyes; te busco y no te encuentro.Te clamo noce i día con insano pavor.Te clamo i no me oyes; te busco i no te encuentro.I estás, no obstante, dentro, con toda tu alma dentrode la desgarradura de mi propio clamor.

Desciende de la torre de un viejo campanario,por la escala sonora del viento, un triste son.




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Y como si tu nombre fuese –¡o muerta!– un santuario,tu santo nombre evoco, la rodilla doblego

i en un raudal de lágrimas místicamente anegomi trémula oracin.

Silenci el campanario. Permaneco de inojos.Y alando acia su torre mis implorantes ojos,“Campanario –e irrumpidocon acento apagado–:¿habrá, al n, horadadoel seno de la muerte mi doliente jemido?”La torre se a inclinado.En lo alto del silencio vibr un largo taido…

Supersticiosamenteme ice un signo en la frentecon fanática uncin.

–O mísero creyente!–Después, con ciego ímpetu, cual un corcel sin brida,comen a galopar en su estreca guarida,sin saber acia dnde, mi injenuo coran!

La canción del avaroPor galardn, Seor, me despojaste

de la carga del oro ue al avaro,por castigo impusiste.

Gracias por este raro,por este paradjico contraste!

Gracias! Me exonerastedel oro con ue a él le empobreciste,el yugo con ue a él lo esclaviaste.

Gracias! Así le iciste,con el agobiamiento de esa carga,la entraa estéril, la abundancia triste,la casa grande i el ogar vacío,la noce corta i la vijilia larga…Gracias te doi por tu piedad, Dios mío!

La escena del Café Martín

Frente a mi aislada mesa, auella nocecenaban ella i él.




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Él era un antrión de porte austeroi ella una dulce, espiritual mujer.

La miré. Declamaron en secretomis pupilas un rítmico rondel.Sus pestaas, oyéndolo, aletearonebrias de languide;i yo, absorto, con éxtasis paganomi alma de cenobita arrodillésin cesar repitiendo el ondulantesusurro de mi rítmico rondel.

Alcé luego mi copa; i sacudiéndolacon fujitiva insinuacin, tracé

un jesto suspirante ue decía:“junta al mío tu vino de jerecomo si copular t i yo uisiéramosmi aul sonambulismo con tu sien,mi ertica orfandad con tu regao,tus labios con mi sed!”.

Ella explor un celaje en la penumbrai dej en pa su copa de jere,el antrión juntó ceja con ceja,mir en torno con tétrica altive,

ec media docena de doblonesencima de la altura del mantel.Volvi a escrutar en torno.Se levant. Se fue…

¡Cuán agoreramente auella nocenó la cena! asida al brazo de élpartió conada la mujer hermosa.Partió conada… y no la he vuelto a ver!

LejaníaTu dulce nombre evoco

suspiradoramente noce i día;i a veces, evocándolo, e impregnadode nupcial alegríaeste ancuroso coran, ue es tuyo;i esta congoja sin igual, ue es mía:la congoja sin términode nuestra inexorable lejanía.

Tu dulce nombre evocotal como si tu dulce nombre fuera




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el de un jemelo mástilue sepulto estuviera

bajo un inmensurable alud, en unaignorada ribera;i como si mi vidael otro desolado mástil fuera!

Tu dulce nombre evocoeciado de aul melancolía.Mas, no es para ue lleguea ti mi evocacin, Seora mía;ni para ue la aguda pena calmesde nuestra inexorable lejanía,

pues yo, sin el licor de mi dolor,de asxia espiritual sucumbiría.

Y por eso tu dulce nombre evoco,suspiradoramente, noce y día.

Never morePor las interminables avenidas,

en busca de pretéritos mesones,

veo plaas desiertas,luces enmustiecidas,graníticos balcones,ventanas ojivalesi monásticas puertasue, vistas a través de sus cristales,njen estar de par en par abiertas.

Camino a la ventura. Monologosobre un dolor de siglos ue aora es mío.

El silencio interrogo:i grabando mi planta en el vacíode la noce callada,en torno de las cosas espacíola inuisicin febril de una mirada.

¿En cuál de estos cristales fue ue un díael pájaro siniestrosacudi sin calmar su ala sombría,enseándole al lbrego maestrodel canto y del dolor

un dolor innito en la elejíadel montono i lento Never More?




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Subitáneo celajepone a mi inuisicin tétrico punto:

es la ltima oja de un follaje.El otoo la aota;i simula, cayendo, el ala rotade un agorero pájaro difunto.

Monologo mui uedo,porue mi propia vo me infunde miedo!Sobre un cristal vecinoun álamo ace un traocon la desnuda sombra de su brao.quiero uir. Mas la ancura del camino

–nublada de otra proyeccin de traos–tras la congoja de mi planta mueveel ademán de un escuadrn alevede esueléticos braos.

quiero uir. Mas mi planta no se atreve.I me detengo. Una espectral guranace del fondo de la noce oscura:crece, avana, se acerca, se aproximaa la desolacin de mi pavura;

i al transitar, su grave paso suenacual si fuera el remedo de una rimade onda i letal desesperana llena.

¡O sombra! Eres la sombra del insanopoeta peregrinoue invadi la tiniebla de lo arcano,con un jesto de orror,al compás de su lento Never More.

¡O sombra! Te adivino:eres la sombra de un dolor ermano.Dame el laurel divinoque oreció en la gracia de tu mano,sin darme la siniestracopa de vino ue escanci tu diestra.

Se va la noce. Imperativamentesu pupila entreabre en el orienteel sol de un nuevo día;i su lumbre me encuentra todavía

monologando en frentede una casa vetusta ue es la mía!




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GASTÓN F. DELIGNEAngustias

Su mano de mujer está grabadaasta en el lao aul de la cortina;no ay jarrones de Cina,pero es toda la estancia una monada.Con un cico detalle,gracia despliega y bienestar sin tasa,a pesar de lo pobre de la casa,a pesar de lo triste de la calle.

Cuando el ardiente ogar cispas difunde,

cuando la planca su trabajo empiea,para cercar de lumbre su cabea,en slo un a se adunael brillo de dos luces soberanas:un fragmento de sol, en las ventanas;un destello de aurora, en una cuna!

¡qué sima del ayer a lo presente!…Allá, en retrospectivos oriontes,la desgracia pas sobre su frente,cual una tempestad sobre los montes.

Era muy bella, ¡por extremo bella!y estuvo en su miradala candente centelladonde prendi su roja llamaradala pira ue más tarde la consume,la ue le urt, de tímida violetacon el tierno mati, todo el perfume.

Fue su triste caída,lo mismo solitaria ue completa;

y como en casos tales de amargura,desde ella asta Lubel todo es lo mismo;una ve desprendida de la altura,ceb en ella sus garras el abismo.qued al orror sumisacon expresin ue por tranuila, espanta;apagada en los labios la sonrisa,extinguida la nota en la garganta.Flot en la irviente olacon el raudo vaivén del torbellino,

y se encontr… sentada en el camino,entristecida, macilenta, y sola!…




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Pero así como planta ue caída,después ue la desnuda

rama por rama la tormenta cruda;a pesar de la fuera ue la aota,de la raí asidaueda, y más tiernos sus renuevos brota;cuando estaba su oriente más distante,y más desfallecida la materia;

brot la salvacin dulce y radiantepor donde entr seora la miseria.

Si es cierto ue invisiblespueblan los aires almas luminosas,

ubieron de acudir a auel milagro,como van a la lu las mariposas.

Así el suceso su mansin inundacon tintes apacibles:la gran madre fecunda,naturalea sabia y bienecora,mir piadosa su profunda pena,palp la enfermedad ue la devora;y en su amor innito,

la puso frente a frente de una cuna;a la ve ue vocero del delito,de calma y redencin anunciadora!¡quién dirá lo ue sienteal verse de la cuna frente a frente!…Su coran de madre se deslíe,y al ijo ue es su gloria y su embeleso,le premia con un beso, si es ue ríe;le acalla, si es ue llora, con un beso.

Al calor ue la enciende

¡cuántas cosas le dice,ue el diminuto infante no comprende,tan tiernas a la par como sencillas!…Es un desbordamiento de ternuras,sin valladares, límites ni orillas!…

De pronto, en su alma subela iel de sus pasadas desventuras;y mientras surca y moja sus mejillasllanto a la ve de dica y desconsuelo,

cual si Dios la empujase desde el cielo,¡cay junto a la cuna de rodillas!




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Y ante el espacio estrecoue ocupa auella cuna temblorosa,

como se abre el botn de un alba rosa,la rosa del deber se abri en su peco!

¡Reída alborescenciala ue de Angustias el camino ensanca,escrita en surcos de la urente plancay en serena uietud de la conciencia!

¿hay algo oculto y serioentre los pliegues de su afán constante?…¿Anubla su semblante

la vagarosa bruma de un misterio?…La auda de la vecinaue, cual prjima toda, es muy ladina,uita al misterio la tupida venda,desparrama la cosacon todo este cispear de vivas ascuas:–“El ciuitín, un sol; cerca las Pascuas;y le trae preocupada y afanosael trajecito auel ue vio en la tienda”.

Por eso, y así el Breas yaga inerme

o airado sople con violento empuje,Angustias canta, el peueuelo duerme,la planca suena, la madera cruje.

De lutoTu oscuro traje en ue la noce late,

fue maligna invencin –por tal la tengo–de una de esas blancuras de abolengo,

rabiosamente mate.

Una blancura astral de aules venas,como la tuya, inmaculada y suave;formada adrede con plumn de avey con pulpa de nardos y aucenas.

De ese luto ¡cuán noble privilegio!:¡cómo en halos gloriosos te aurica!¡ué elegancia a tus formas comunica,

y ué porte más regio!…

Del traje negro, y de su negro broce,surgen las líneas de tu fa, marmreas,




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como el sereno sol de media-noceen las desolaciones iperbreas.

Mi alma, a tu paso, atnita se inclinay en una muda imploracin te adora.Y exclama el ditirambo: triunfadora!

y el coran: divina!…

Pudiera ser de tu corpio cierre,y pregonar tu imperio –no tu duelo–algo vibrante y flgido ue encierretodos los ipnotismos del anelo.

Algo para eciar toda mirada;

algo para obligar todo tributo;algo anormal en medio de tu luto,

una rosa inamada!

En el BotadoCaciue de una tribu de esmeralda,

auel palacio indígena, el boíode la corta eredad a ue respaldaun monte, ue a su ve respalda un río;

cuando el idilio de un Adán silvestrey su costilla montara, le icieraventuroso ospedaje,paraíso terrestre;lo más saliente y copetudo eradel ameno paisaje.

Su amante armazón de tabla oscura,su gris penaco de lucientes yaguas,acían reverberar con nuevas aguasla circunstante joya de verdura.

Aplanada en el teco,se oxidaba la lu cual plata vieja;o se colgaba a lomos y antepeco,en rubia palidísima crineja.

No era sino comn ue se trepaseun ruiseor a su cumbrera olgada,y en fugitivas notas ensayasela trémula cancin de la alborada.

O ue bajo su alero, en ue pendíamaorcado maí de granos de oro,




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el gallo, al enervante mediodíavictorease sonoro!

Entonces, ese albergue en ue bullíala vida crepitante,más ue un detalle de la uerta erao su tono, o su arteria, o su semblante.

Pero en una lluviosa primavera,la débil cerca desligada y rotaempuj la pareja enamoradaa otra uerta remota;¡ y en medio a tanta or recién abierta,

uedse la eredad abandonada,y la mansin desierta!

Advertido, no tanto del saueo,entre cuyo costal desaparecede la ventana en pos la ue fue puerta;ni tanto del goloso merodeo,de la turba infantil, donde perecean no puesto en san, el verde fruto;–mas del monte advertido, porue invade

con apretadas las de malezala botada eredad, el Tiempo irsutoa comprender empieaue ay algo allí ue estorba;y aferra en la mansin su garra corva!

Fue primero una orrible pualada,y después una serie,con ue se abri por la tecumbre entradaa la malsana y meda intemperie.

Si el sol que se ltraba por el techo,solía escapar por los abiertos vanos,no así las aguas del turbin deseco;cavaban y cavaban ondo lecoa turbias miniaturas de pantanos.

Furiosa ventolerapor allí no pasara ue no icierade las yaguas decrépitas, aicos;y tragedia mayor aconteciera,

si el jcaro el más negro y más bravíono angulara el boío.




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Torcido, deslustrado,por reptiles del cieno visitado;

el albergue ue fuera de la uertalo más noble y sereno,goo, atraccin y gala deleitosas,ni es más ue una verruga del terreno,ni menos ue un sarcasmo de las cosas!

Como al erido por la suerte aleve,asta la misma timide se atreve!…

Un bejucal de plantas trepadoras,ue en torno a la vivienda

cerraban toda senda;avanando traidoras,e indicando a la ruina, cuciceaban:“ni se deende, ni hay quién la deenda!”

Y enlaando sus ramoscomo para animarse, murmuraban:“si tal pasa, y tal vemos, ¿ué esperamos?”…

Fue un aguinaldo lívido uien dijo:“o es que trepais, o treparé de jo!”

A lo ue una “saudosa” pasionariaexpuso, comentando la aventura:“por cierto ue es biarra coyunturapara mirar el sol desde más alto!”

Fue la palabra fulminante!, todasclamaron en un puntotrémulas y eriadas, “al asalto!”…

¡qué embrollado conjunto

de ojas antenas, vástagos, sarmientos!…

Y cuán terrible asalto presenciaronlos troncos aorados y los vientos.

Cuál, por la tabla escuetatal sube ue parece ue resbala;cuál se columpia inuietade algn clavo saliente aciendo escala!

Cuál la mansin en torno circunvala,

vuelta enroscado caracol, y asciendecon estrecura tal y tan precisa,




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ue es cuestin insoluble e indecisasi aogarla o si medirla es lo ue emprende.

Cuál, errando el camino,con impaciente afán la puerta allana;y luego adentro, recobrado el tino,sus msculos asoma a la ventana.

No ay menudo resuicioen que su ujo de invasión no apuren;ni ueco ni intersticioue sus ojas no tapien y no muren.

Ya el albergue sombríoes un alcor en forma de boío;ya su contorno lgubre se pierdeen la gama riuísima del verde;ya brota en tanta planta ue le enreda,con matiada y colosal guirnalda,satinados renuevos de esmeralda,iris de tul, campánulas de seda!…

Transformación magníca y divina!cmo de ti se cuida generosa,

Naturalea, el ada portentosa,Naturalea, el ada peregrina!…

Renovacin piadosaue en tan grande esplendor cubre una ruina!;desde inerte ecuraa la umana criatura,con ilos invisibles cuán intensarelacin estableces!…

¿quién dentro, en lo ue siente o lo ue piensa

por el dolor severo fulminadas,no se a dejado a vecesalcáar, uinta o coa abandonadas?…

quiás uien no!… Mas a la oculta minalabrada por recnditos dolores,alguna trepadora se avecina;algo ue sube a cobijar la ruina,algo lozano que revienta en ores!…




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ARTURO B. PELLERANO CASTRO(BYRON)

A Mercedes AlfauToda la cera virgen de mis panales,toda la blanca lana de mis ovejas,e ofrecido a la Virgen, si ace el milagro,

de ue me uieras!

Del caimital silvestre, ue frente al río,limita de mis campos la fértil vega,oy le traje a mi madre, como regalo,los mejores racimos de la coseca.

Y en una petauita, ue en los palmaresfabriqué de una yagua, exible y tierna,escogí de la carga, para ti ¡ingrata!las frutas más ermosas, blandas y frescas.Mi padre, ue en asuntos de amores sabemucas coplas del caso, mucas novelas,y a uien duelen los vientos de seoríoue te das por la calle cuando me encuentras,al mirar mis cuidados, –rasgueando el tiple,(ay! t tienes la culpa, ue no eres buena!)

cant esta copla amarga ue improvisaraallá en sus mocedades a otra llanera.

Las mujeres y las hojasdel CAIMITAL se asemejanen que TOAS tienen dos carascon la color muy diversa.

no es cosa rara,que sempe la peda

tuvo dos caras!

No le gust a mi madre la copla amarga,y alando la tonada por la indirecta,a raí de la injuria ue lleg al almacontestole a mi padre con esta endeca:

EL CAIMITO es una frutaque a la mujer se asemeja,tiene miel en las entrañas

pero amarga la corteza. Madura o verde,

deja hiel en los labiosde quien la muerde.




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Auí arreci del canto la cruel porfía;y aunue rota saltara más de una cuerda,

irritado mi padre, con una sola,de seguida, y más alto dio la respuesta.

La fruta que está en sazón y no ha de ser duradera,bien se merece una JÁQUIMAtodo aquel que la cosecha.

Verde o madura,que se pierda no importa

si es que no dura

Porue te uiero tanto ue me parece ue las estrellas,Dios las puso allá arriba para tus ojos,al igual que de ores sembró la tierra;porue te uiero tanto, fue ue no pudeescucar el remate de auella réplica,ue el insulto del onra llevaba en altocada ve en cantares de más crudea.Y más triste ue enantes volvime al monte;y al volver por los trillos, por donde menguael camino de ores que va a tu casa,

desde el anco declive de la mesetavi venir tu persona ue se traíauna gala y un porte de pura reina;y al galope la jaca, pasé a tu lado,y a pesar de lo angosto de la vereda,ni siuier te volviste para mirarme,ni siuier me dijiste “las tenga buenas!”Cuando entré por los claros de la sabana,y vi abierta a mis ojos toda la vega,y de sangre de Cristo , los oriontes,y encendidas las nubes, y aul la sierra,y pensé en tus desaires y en tu falsía,recordé de mi padre la copla auélla,y parando el galope, la canté al puntocon toditas las voces de mi tristea.

Las mujeres y las hojasdel caimital se asemejan,en que TOAS tienen dos carascon la color muy diversa.

No es cosa rara,

que sempe la pedatuvo dos caras…!




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A tiYo uisiera, mi vida, ser burro,

ser burro de carga,y llevarte, en mi lomo, a la fuente,

en busca del agua,con ue riega tu madre el conuco,con ue t, mi triguea, te baas.Yo uisiera, mi vida, ser burro,

ser burro de carga,y llevar, al mercado, tus frutos,y traer, para ti, dentro el árgana,el vestido ue cia tu cuerpo,

el pauelo ue cubra tu espalda,el rosario de cuentas de vidrio

con Cristo de plata,ue cual rojo collar de cereas

rodee tu garganta…Yo uisiera, mi vida, ser burro,

ser burro de carga…

. . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . .. . . . . .

Desde el día ue en el cierre del monte

cojida la falda,el arroyo al cruar, me dijistesonriendo: –¿Me pasas?…

y tus braos cieron mi cuello,y al pasarte sentí mucas ganas,de ue fuera muy anco el arroyo,de ue fueran muy ondas sus aguas,…desde el día ue te cuento, triguea,yo uisiera ser burro de carga!…Y llevarte, en mi lomo, a la fuente,y contigo cruar la caada,y sentirme arrear por ti misma,cuando, a vuelta del pueblo, te traiga,el vestido ue cia tu cuerpo,el pauelo ue cubra tu espalda,el rosario de cuentas de vidrio,con Cristo de plata,ue cual rojo collar de cereasrodee tu garganta…

. . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . .. . . .

Yo uisiera, mi vida, ser burro,ser burro de carga!




530

En el cementerioJunto a una cru, al expirar el día,

una pobre mujer, de angustias llena,sus lágrimas vertía…

Doli a mi coran su amarga penay ante el sepulcro de la madre ajenalloré la muerte de la madre mía.

FABIO FIALLO Con mi sonrisa plácida

Con mi sonrisa plácida de siempre,cuya retama slo yo probé,me iré por los caminos de la vida…Nadie mis uellas allará después.

Douiera vaya por el anco mundotristea y soledad encontraré…Lejos de ellos, ¡cuán buenos los amigos!Y la amada, ¡ué dulce en su uerer!

Cien leyendas en tanto con mi nombrela fantasía se dará a tejer;ora, soy bandolero en la Calabria,ya, sátrapa feli en un arén.

Como en la mente tierna de los niosla ausencia nunca se troc en veje,para mis nietos, el abuelo de antes,magnánimo y viril, siempre seré.

Y en cierta noce de retoo y cuentos,

el más peueo inventará a su veesta nueva fantástica: –Maana,vendrá abuelito en el vapor francés.

La gran noticia iniciará un revuelode mil juguetes ue traerá el bajel:carros y aviones, bates y pelotas,y un tambor, y una lana y un arnés.

En tanto, sabe Dios bajo ué pena,–onda guarida de monstruoso pe–

o en ué caverna de animal salvaje, blancos mis uesos dormirán tal ve!




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En el AtrioDeslumbradora de ermosura y gracia,

en el atrio del templo apareci,y todos a su paso se inclinaron,

menos yo.

Como enjambre de alegres mariposas,volaron los elogios en redor:un omenaje le rindieron todos,

menos yo.

Y tranuilo después, indiferente,

a su morada cada cual volvi,e indiferentes viven y tranuilosay! todos, menos yo!

EsquivaNunca su mano se pos en mi mano,

nunca gocé su cándida sonrisa,y el murmullo ue debe ser su acento,ni una ve refresc mi oculta erida.

Cuando el aar la pone en mi sendero,ella me esuiva, casta y temblorosa,y yo njo no verla, en mi cuidadode no causarle la menor congoja.

Mas, cuando voy ya lejos en mi ruta,siento detrás de mí volar sus ojos,cual dos abejas ue su dulce cargavinieron a dejar sobre mis ombros.

For EverCuando esta frágil copa de mi vida,

ue de amargura rebos el destino,en la revuelta bacanal del mundoruede en pedaos, no lloréis, amigos.

haced en un rincn del Cementerio,sin cru ni mármol, mi postrer asilo,

después, o! mis alegres camaradas,seguid vuestro camino.




532

Allí, solo, mi amada misteriosa, bajo el sudario inmenso del olvido,

¡cuán corta encontraré la noce eternapara soar contigo!

Gólgota rosaDel cuello de la amada pende un Cristo,

joyel en oro de un buril genial,y parece este Cristo en su agoníadicoso de la vida al expirar.

Tienen sus dulces ojos moribundos,tal expresin de goce mundanal,ue a veces pienso si el genial artistadiole a su Cristo el alma de don Juan.

hay en la frente inclinacin euívoca,curiosidad astuta en el mirar,y la intencin del labio, si es de angustia,al mismo tiempo es contraccin sensual.

Oh, pequeño Jesús Crucicado,

déjame a mí morir en tu lugar,sobre la tentacin de ese Calvarioeco en las dos colinas de un rosal.

Dame tu puesto, o teme ue mi mano,con impulso de arranue pasional,la fa te vuelva contra el cielo y cambiela oblicua direccin de tu mirar.

MisterioFlota su imagen pensativa y casta

en mis versos de amor,como ota en los pétalos de un lirio

perfume embriagador.

Pero en mis ritmos no busuéis el nombrede la ue causa mi perpetuo afán,ue nunca en los alambres de mi lira

su nombre vibrará.

Slo al morir revelaré el misterioue guarda el coran.




533

Slo al morir… cuando en mis labios seasu dulce nombre mi postrer cancin!

Noche Buena(Cantares de la ausencia)

El ue lejos de su casave pasar la Nocebuena,ese sabe lo ue es frío,y sabe lo ue es tristea.

Estrellita ue en el cielo

me pareces una lágrima,cuéntame si estás mirandolo ue cenan en mi casa.

Dando tumbos dos borracospasaron frente a mi puerta,y esta ve sentí en el almaenvidia a la dica ajena!

Falta a los unos el vino,a los otros falta el pan,

infeli de mí ue slome falta con uien cenar!

Pierrothablábase de amor, ue es tema siempre

selecto en todo frívolo saln,y como yo callara, ermosa damapidi mi parecer en alta vo:—“El amor?… Ba, seora!…” y dije entoncestan lindos cistes puestos en ran,con tanta gracia y tan sutil donairesupe burlarme del peueo dios,ue a poco vi la concurrencia enteraaplaudir mi sarcástica opinin,y más de una preciosa boca rojame otorg su moín encantador…

Ay! slo t, en tu oscura cárcel gélida,no reías, llorabas, coran!




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PlenilunioPor la verde alameda, silenciosos,

íbamos ella y yo:la luna tras los montes ascendía,en la fronda cantaba el ruiseor.

Y la dije… No sé lo ue la dijomi temblorosa vo…

En el éter detvose la luna,interrumpi su canto el ruiseor,y la amada gentil, turbada y muda,

al cielo interrog.

¿Sabéis de esas preguntas misteriosasue una respuesta son?…Guarda, o luna, el secreto de mi alma!

Cállalo, ruiseor!

ANDREJULIO AYBARCantemos al Señor

A! los nios enclenues ue pululan

por calles y por plaas. A! los viejosue imploran caridad con tristes dejos,ue si lacerias tienen más simulan.

A! los leprosos, ue en fealdad emulan,cuyo edor los anuncia desde lejosA! los ue males an –al vicio anejos–ue a fuer de corrompidos se inoculan.

Ah! tantos cuyo aspecto aige y haga,yo un ser umano soy, un egoísta,

repgnanme fealdad, miseria y plaga.

Yo adoro la bellea, soy artista,y orror me infunde vuestra suerte aciaga,uitaos, miserables, de mi vista!

De pordioseroVenías cual la luna

al levantarse.

Ya mi alma te esperabapara umillarse.




535

Y ya a la puertadel templo ala un pobre

su encida espuerta.Prendise en mis entraas

un fuego intenso.Mi coran fue brasauemando incienso.Mi fantasíatocaba las campanasde la alegría.

A ese otro una monedadonaste, o amada.Yo uise más, yo uiseuna mirada!Mas t volvistela cara al otro lado,y ni me viste!

Después, aunue en mis ojosfue nube el llanto,uedé, de aberte visto,

bajo un encanto!

De más fervorenriuecido, o! amada,y más amor!

En donde brillasEn busca voy del lirio.

El blando césped, donde el pie lo uella,poo es de olor. Y un cirio

ue alumbra mi sendero es cada estrella.

El lirio está en el valle,no lo e encontrado en donde lo buscaba.Cuando a su lado me alle

tendré el contento ue el amor recaba.Con ansia el valle exploro.

El lirio es un lucero reejado.

Su coran es de oro,su manto está de prpura bordado.

Es ideal bandera.La Luna castamente lo arrebola,

y la sutil quimerale llena de ilusiones la corola.




536

—En dnde brillas, lirio?De tu viviente lu estoy sediento.

Gobierna mi deliriocon la olorosa mano de tu aliento!

Mi anelo ardiente vacía!Tus almos pecos dame por avío!

Dame tu miel de graciay escánciame tu copa de rocío!

ha, lirio, ue mi uertosea jardín. Sé estrella de mi viaje,

sé faro, y dame puerto,ue un coran de amor es mi euipaje!

Interesada ofrendaA verla voy, de noce,

por el sendero en or,a verla, por la noce,con mi jornal de amor.

Se ciernen las estrellasasta el celeste aulue va cerniendo estrellascon su cendal de tul.

La tierra se ace alfombraporue no dé un traspié.La tierra es siempre alfombrasi va el contento a pie.

La tibia yerba uele

a menta y serpol.Y asta la sombra uele,como la tierra, a sol.

El coran, –a saltosprimero acia ella en ir–,ué brincos da y ué saltos!Ay, se me va a partir!

Y él es entero suyo,y así lo e de entregar,

para ue entero el suyome uiera entonces dar.




537

RecrecimientoNio, y todo candor, todo ternura,

al beber de la fuente de la vida,allé, angustiosa el alma y sorprendida,de mi vaso en el fondo la amargura.

Después la fuente vi de linfa impura,en bramador raudal ya convertida,salto a salto y caída tras caída,con la dica meclar la desventura.

Pero oy, si el mal de ayer un punto olvido,si en éxtasis, el alma, con empeo,a una ilusin de lu abre sus puertas.

Si en pos se lana abre un dorado ensueo,el dolor… mi dolor… –t, maldecido,con rridas punadas, me despiertas!

ViGiL DAZTímpano de la montaña

Mi uerida,ue es una negra retinta,dulce y armoniosa como el cuello de una cítara de ébano,con pulpa de coco en la sonrisay esencia de mandrágora en los dobleces,me aguard en la talanuerapara decirme:“El cabrn a muerto”.

En un leco de piedras, junto a los corrales,

pulido por su cuerpo velludo y rijoso,está tendido el padrey seordel aprisco.

La luna de anoce amortaj su cadáver,y el sol de esta maana,calent las esponjas de sus barbas patriarcales.

En los libros de amor de Publio Ovidio Nasnaprendi el arte de amar,

y conuist mil borregascon la sirynga de Pan.




538

Para ue no coman de su lbrica carroa famélicos canes,le aremos exeuias griegas en la sabana.

Visión lunar

Seora luna yo te e visto:sobre las cumbres altivas;sobre las cataratas bravías;sobre los ríos musicales y errabundos;sobre el mar veleidoso y pérdo;sobre las lagunas extáticas;sobre las envergaduras de las naves perdidas;

Seora luna yo te e visto:sobre los caminos polvorientos y sabios;sobre las ruinas solitarias;sobre el plumaje de los cisnes dormidos;sobre la pampa inmensa;sobre las tristeas de las necrpolis;sobre los campamentos bárbaros;sobre el marl de los cadáveres;sobre los carcos de sangre;sobre las carroas de las bestias;sobre los jardines solitarios;sobre el espejo de las fuentes olvidadas;sobre el dolor de los ospitales;sobre el arabesco de los frailes;sobre los pámpanos de las estas;

Seora luna, yo tengo un anelo extico y profundo:uiero verte dormida, sobre las gemas de susojos y sobre las pálidas ojivas de sus manosgticas.

RAFAEL DAMIRÓN Campesina

Dende ue ese indino me se fue con otrani pisca yo siento de uerer por naiden,con lo ue lo uise me basta y me sobrapa ue ningn otro se atreva a mirarme.

Manue las mujeres semo como semos,caa pa el ingenio no soy ue me cargan;




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soy de las ue digo, ue a lo eco peco,paue naiden goce mirando mis lágrimas.

¿que se fue con otra? ¿que ya no me uiere?ue su gusto sea lo ue Dios disponga,yo no diba a incarme pa ue me desprecieni por una caja de doscientas onas.

Mesmamente asina, como me a dejao,sin ue yo lo ame, lo veré en mi puerta,y como a los ombres se le mete el Diablo,ue no pas nada, yo me adré de cuenta.

CriollaDebajo de los palmares

tengo plantado un boíoue entre olorosos pomaresy renuevos de aaarescopia el espejo del río.

Bajo su oscura tecumbretengo mi amaca colgada,sin una lu ue me alumbrepues nadie enciende la lumbreue tu dejaste apagada.

Cuando la tarde declinadespués de dura faenase aduea de mí la penaue tu recuerdo envenenacon tu ingratitud meuina.

Tengo en mi peco clavadacomo un pual traicionerola vo de auella tonadacon ue dejaste burladala fe de mi amor primero.

Cuando me uieras, te uierocuando me olvides, te olvidocomo el pájaro seerolo mismo puedo en tu aleroue en la selva acer mi nido.

Debajo de los palmarestengo plantado un boío




540

ue entre olorosos pomaresy renuevos de aaares

copia el espejo del río.

VALENTÍN GIRO Alma

La ermosa, arrebatada, lo envolvi en sus ardoressus braos lo anudaron sobre su seno astral.Y entre besos, mordiscos, suspiros y estertores,–toda la ardiente gama de los rojos amores–pas la noce entera, satánico y sensual.

La aurora en la montaa divina sonreíacuando el mancebo dijo: “Suéltame, siento astío”.Después… domaba un potro, tumbaba un monte, abríapara su siembra, riegos: luego, se ambullía,

como un pe, en el río…

EnsueñoEscuca, encantadora fugitiva

ue interpretar mi coran no uieres:tu palide mortal me tiene enfermoy presiento, al mirarte, ue te mueres…

Es tan débil tu cuerpo delicado,tu vida está de levedad tan llenaue un álito velo puede uebrartecomo un pétalo frágil de aucena.

Surgir parece a tu redor la niebla

como para envolverte en un misterio,y en tu camino palpitando dejasun lejano rumor de cementerio.

Finas esuilas en tu vo solloan, blancor de lece en tu pupila vaga,y tu reír parece ilo de lunaue en la espuma del mar vibra y se apaga.

Frágil, blanca de niebla, y errabundacomo del aura Leda suspendida,

pareces una virgen temblorosadel ondo seno de la tumba uida.




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Frágil, blanca de niebla, y errabunday cuando más sutil y visionaria

pasas por mi fantástico caminomás pura es tu bellea funeraria,

Y más te uiero, fugitiva niaue temes al contacto de mi manoporue vamos, yo ardor, acia la viday t, vapor de ensueo, acia el arcano!

VirgíneaSe muri Natalia. Virgen ue tenía

en los ojos mucos sueos y delirios,y en los tristes labios todos los martiriosde la cruel anemia ue la consumía.

En el blanco leco su cara fulgíacomo nívea estrella sobre un mar de lirios,mientras en la alcoba los trémulos ciriosllovían miradas de melancolía…. . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . .. . . . . .

Después, cuando todos a casa volvíanmudos, pensativos…, como rubios trigosvieron ue en el cielo, radiosas de encanto,todas las estrellas reían… reían…

FEDEriCo BErMÚDEZ Campanas de la tarde

La tarde.Gris de perla.

Los árboles en unameditacin ambigua, de ensoacin o duelo;pupila de la tarde romántica: la luna,colmado el gris plomio del solitario cielo!

Por momentos sus alas: inmviles al vuelo,recoge la penumbra que nge ser la ojerade la pupila blanca, sonámbula y viajeraue calma el gris plomio del solitario cielo!

El angelus.

Esuilas…Lamentos funerarios




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ue vuelan de los bronces de viejos campanarioscon un compás doliente de apesarado vuelo!

Yo sueo bajo el oro de estas oras tranuilas,y en embriague de amores recojen mis pupilastu imagen en la errante del solitario cielo!

Oh! tardes adorables…!O! tardes adorables de auel lejano estío!

oh! siesta de mis sueños sobre su pecho en or,venid rasgando brumas y sombras de mi olvidoa orar cabe el sepulcro de auel perdido amor…!

Orad en el divino lenguaje del silenciopor todos los ensueos de auella casta edad,doliente margarita ue auellos blancos dedosacaso no recuerdan ue desojaron, ya…!

O! tardes adorables de auel lejano estío…Volar de blancos besos en alas del idilio,arrullos de las almas bajo el sereno aul…

uiméricas visiones de mi universo efímero,traed a los oscuros rincones de mi olvido, blancas reminiscencias de aromas y de lu!

Pareces una tardePareces una tarde ue va a morir, Seora!

tan onda es de tus ojos la intensa languidey el velo de profunda tristea evocadoraue cae sobre la cera de tu anemiada te!

Al fondo de tus ojos, por tu pupila mustiase asoma tu alma triste con nimbo de pesar,y vaga en tu mirada con la innita angustiade un pájaro cautivo con ansias de volar!

Pareces una tarde ue va a morir… Seora!y si bajo la intensa tristea evocadoraque cae sobre la cera de tu ideal perl,

te abismas en tus sueos de pálida Madona,

parece ue tu alma de virgen te abandona,y nges una estatua de pálido marl…!




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SímboloAuel viejo enigmático y sereno,

de tristes palideces marlinasy miradas de dulce Naareno,ecose a descansar bajo las ruinas…!

Y en el vasto silencio vespertino,tras un largo suspiro y un bosteo,cerráronse del sueo al ondo besosus ojos de cansado peregrino…!

Cuando la tarde uy triste y doliente,con la noce se entr por el oriente

la luna, y al verter sus argentadasclaridades silentes en las ruinas,

ba con sus miradas argentinas,¡dos míseras grandeas olvidadas!

Serenamente grisLa lluvia, tornadia como una polvareda,

más ota que desciende, serenamente gris…!el viento, adormilado, sobre la tarde ueda

y sobre los ramales la nébula sutil…Cabalgan por el éter tristeas invernales,

y en la tranuila estancia, serenamente gris,mientras la vaga niebla se asoma a los umbraleste duermes en mi pecho como una or de lis!

Tu joven peco cándido me brinda sus latidosy tus fragantes labios, dulces y sonreídosme invitan para el beso romántico sutil,y mientras ue yo beso tus labios virginales,envuelta en sus dolientes crespones invernalesmuriendo va la tarde, serenamente gris…!

oSVALDo BAZiLPequeño nocturno

Ella, la ue yo ubiera amado tanto,la ue eci de msicas mi alma,la ue más blando susurrar de églogaderram en el aul de mis maanas,

me dice con ternura ue la olvide,ue la olvide sin odios y sin lágrimas.




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Ella, la ue me a dado más ensueosy más noces amargas,

se aleja dulcemente,como una vela blanca.

Yo, ue llevo enterrados tantos sueosue cuento tantas tumbas en el alma,no sé por ué solloo y por ué tiembloal cavar una más en mis entraas.

VÍCTOR GARRIDOAria de otoño

Un rubicundo amanecer de estíome engalana de rosas la tristeacuando se juntan tu mirar y el mío,y llenas con idílica promesala soledad de mi rincn vacío.

Te uisiera apartar de mi caminopor toda la ilusin ue me despiertas,cuando en tus pesadumbres adivinoue son ermanas nuestras cosas muertas.

quisiera uir del sueo ue te nombrapor todo el mundo ue de mí te aleja;pero ay algo interior ue no me dejay ue me acerca a ti como tu sombra.

Siento ue es tarde para alar mi tiendaen el recinto en pa de tus aduaresy ue me enluta la espinosa sendaun desmayo de soles tutelares.

Mas el ondo dolor de no tenertey la congoja de tu amor distante,no valen la ventura de uererteen la orfandad de mi existencia errante.

Te busco a mi pesar como la escalaue a de subir mi coran al cielo;tu amor me da la vibracin del alay el impulso recndito del vuelo.

Eres la imagen de un ensueo puroue solloa perdido en una estrella;




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eres la vo, partida de uerella,ue se levanta del misterio oscuro,

y me llama con una melodíaue es toda vaguedad de lejanía.

Eres la niebla ue bes a la aurorala cabellera de verdor del prado,lo ue e visto y soadoen la mágica oraen ue la lu de la ran fulguraentre sombras de olvido y de locura…

Por todo lo ue as puesto de retoo

en mi pálido otoo;por todo lo ue tiene de martiriola blancura de lirioue me separa de tu ruta de oro;por todo este silencio en ue te adorosin violencia ni lloro,te bendice mi pena,ue es tan dulce y tan buenadesde ue el alma se me va muriendopor ti soando y por tu amor viviendo.

Elegía blanca…

Estoy triste, Seor, porue se muerela amada de mi vida;la ue nunca me enoja ni me iere,la ue puso en mi alma ue la uierela blancura de un ala bendecida.

Me la llevas… después ue me la diste

como una rosa blanca…Si en mi jardín de ensueos la pusistetoda alma, toda dulce, toda triste,por ué, Seor, Tu mano me la arranca?

Para tu gloria tienes, cuanto aspirael santo anelo tuyo…yo no tengo más lu ue si me mira,más gloria divinal ue si suspirani más tierna ventura ue su arrullo.

No la lleves, Seor, para tu lado!No me uites mi aurora!…




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Permite ue mi ser por ella amado,viva en la gracia de su amor baado

cual si fuera en tu gracia redentora.Yo era malo, Seor; aora soy bueno…

Ella me dio su albura…Dejé para volar cuanto de cienoabía en mi ser… y estoy de aul tan llenocomo lo está la fuente de frescura.

Era la vida para mí un sudarioue en ielos me envolvía…En mi rudo camino solitario

cada paso en la sombra era un calvario…y ella junt su mano con la mía…

Y cuando todo para mí se animay es la vida una gloria,uieres troncar la perfumada rimaue me ense a vivir sobre la cima,y trocar mis alburas en escoria!

Ten piedad de su boca ue es un lirio,de sus ojos aules,

de sus manos nevadas como un cirio,y del cruel y recndito martirioue me darás al desgarrar sus tules.Seor… la uiero porue me io bueno,porue me dio purea…y está mi coran de ella tan lleno…y es su amor para mí como un serenoresplandor de bondad y de bellea…

Si desojas, Seor, entre mis braosla amada bendecida,me darás el negror de los ocasosy dudaré de ti ue en tus regaostienes la lu del bien y de la vida.

Pax(En las ruinas de San Francisco)

Un silencio profundo en tus arcadasllena de pa istrica el convento.

Afuera arrastra su plumaje el vientosobre las callejuelas desoladas.




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Penetro en el recinto. Mis pisadasprolongan su rumor como un lamento

y en lo innito de mi alma sientoel peso de las bvedas calladas.

Doblo en el polvo la abatida frentepara alar mi recndita plegariaen la calma beatíca y doliente;

Y contempla mi mente visionaria,ue la sombra de Ojeda, lentamente,se incorpora en la nave solitaria.

r. EMiLio JiMéNEZBoda de ruiseñores

Era un trío admirable de dulces ruiseoresdisputándose, a trinos, de una embra el amor,ue, junto al grupo alado,picoteando alegre la encendida cortea de una fruta en sanpor cuya abierta erida, la sangre de la pulpamancaba el suelo de arrebol,

provocaba la luca de los picos abiertospara su dulce boda con el mejor cantor.

Teatro de la escena: la fronda virgen medapor el rocío, apenas, de la noce anterior,y comenzó la ebre del lírico torneocomo a la media ora de aber salido el sol.

El primero dio al aire la joya de su autaue el bosue acompacon la variada msica del viento y del arroyoque uye adulador.

El segundo, internándose esmeraldas adentro,penetr en lo más íntimo de la fronda, y cant

como para ue el ueco del follaje sirviéralede amplio resonador.

Faltaba el más osado de auellos trovadores:vol a la rama más eniesta, el picosobre ella limpié.

de toda uella intil de festín maanero,y se entregó al divino uir de la canción.




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En la panida msica se adivinaron uejas,rumor de alas, sueos, inuietud,

la ilusin de tres perlas en un nidoy el nal de aquel nido en el azul.

La embra, enamorada,dej el fruto sangrando como un arrebol,gan la débil rama ue el canto estremecía,y culmin la escena con un triunfo de amor…

Después, los dos vencidos, miraban alejarse,soando con el nido, bajo el oro del sol,cuatro alas tendidas en fuga victoriosa

sobre los aplausos del viento adulador.

Mis dos madres muertasDos madres tuve un día y no tengo ninguna:

la ue me dio su sangre y me llev en su seno,y la ue completando la obra ue io una,recogi mi pobrea del fondo de una cunadesde la edad de un ao, y me ense a ser bueno.

También tiene dos madres la simiente cautiva:la planta genitora ue en su verdor la encierra,la gran madre tierra,ue la toma en sus braos como ija adoptiva,le ofrece el ueco de una cunaescondida a los ojos del pajarillo ambriento,y luego, espiga tierna, la mece a sol y lunaen la amaca del viento.

Y cuando el árbol también, la bella espiga asombra

con la melena al viento orida y cancionera,a la madre adoptiva le paga con su sombray onra la madre propia en cada primavera.

Tal a sido mi suerte:una me a dado el ser,y me ense la otra la virtud de ser fuerte,la misma de la planta que sabe orecersin temor a las acas ue fabrican su muerte.

Al darme una su sangre mirose en dos partida

y una de esas mitades fue mi vida;la madre es siempre una constante abnegacin;




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al tenderme la otra sus braos redentores,como carga llevada sobre rieles de amores,

mi cuerpo, entre caricias, llev a su coran.Yo era débil criatura,

enferma y pobre erala madre verdadera,y Dios, compadecido de tanta desventura,me dio una nueva madre, ue en ritmo de ternurafue igual a la primera.

Rosal ue de un terreno empobrecidopasa a la maravilla de un cantero

al amor de otro barro ue terminala obra del barro en ue vivi primero,así yo de la vida en la faena,

barca ue tuvo un nuevo timonero,pájaro ue del nido tutelarpas al jergn de la pollada ajenay el ave nueva le ense a cantar;sus propios goces y su propia pena.

Si el ofrecer la vida para dar nueva vida

en el calvario de la maternidades sacricio heroico que mantiene encendidala llama redentora de la fecundidad,¿ué nombre a de tenerla ue no siendo madre por la naturalease eleva a la más alta virtud de la belleay es madre por deber?

¿ué nombre tiene en la moral escritaesta ofrenda innitade dar el alma a la criatura ajena

la ue no es madre suya,pareciendo decirle, ya ue Dios me io buena,si te falta tu madre yo seré madre tuya?

Muri la madre propiay la ue me enseara lo ue por ella sé,auélla de uien soy como una débil copiay la ue supo ungirme con bálsamo de fe;pero llevo en el peco la dulce sensacinde ue a las dos amé,

y con las dos fui bueno, partiendo el coran,y a las dos enterré…




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EMILIO A. MORELSan Francisco de Asís entre los pájaros

ISan Francisco de Asís erraba un día

por remotos parajes, preguntandoa cuanto ser veíasi lo acosaba el ambre, si ueríapan del pan ue su mano iba dejandoa la miseria cruda y sin abrigo:pan de resignacin y pan de trigo.

San Francisco de Asís buscaba un díavidas atormentadaspor el dolor, cuando en el seno agrestey ojoso de la Umbríaencontr la piedad de sus miradasa un ruiseor ue estaba en la agonía.—hermano Ruiseor… –exclam el Santo,con los braos en cru,– ermano mío,dime si tu uebrantolo concibi la voluntad del cielo,o si fue la del suelo

para secar las fuentes de tu canto.

El ruiseor no contest. La suave bondad del Santo se inclin acia el avepara decirle: —hermano,ven a mi soledad asta ue vuelvala salud a tus carnes;allí no encontrarás orida selvani paraje orido,sino el crudo rigor de los veranos:

mas, para darte la ilusin de un nidofresco y amable, te daré mis manos.

Y San Francisco se llev consigoal ruiseor enfermo. Y fue tan dulceel amoroso abrigo,y tan ijo del cieloel innito celoue el ave all en el coran del Santo,ue a poco tiempo levantaron, juntos,una oracin el uno: el otro un canto.




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IIEnfermo y solo… Lejos de la gente,

ue ignoraba su mal, pensaba el Santoen ue ya la Implacablerondaba ansiosamentela tosca celda en ue la limpia fuentede su misericordia inagotablecantaba el bien, tan armoniosamente.

Y dijo al ruiseor: —Mi buen ermano,muy pronto a mí me faltará el aliento,y a ti la débil manoue te busca el sustento;

vuélvete, pues, al bosue y ue te ayudela mansa diestra del ermano Viento.

Y así dijo a los otrospájaros: —Vuestro nidoos espera, volved a vuestro prado;y si encontráis ue a sido destroadovuestro ogar venturoso, como e sidoyo para con vosotros, sed vosotroscon el ue ubiere roto vuestro nido.

¿No sabéis ue se encuentrala ermana Muerte en el umbral, ueriendoue mi conformidad le diga: entra?

Y gimi el desconsuelodel ruiseor: —;O, déjame a tu ladopara verte cruzar, transgurado,los caminos del cielo!

La turba alada dijo entonces: .—¡Falta

ue nos ensees la virtud más alta,la de morir sonriendo!Y cuando ablaron todos de tal suerte,San Francisco de Asís sonri, diciendo:—Entrad, ermana Muerte…

Aquel Lucero BlancoAuel blanco lucero,al cerrarse los párpados del día,

era siempre el primeroue los ojos abría.




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Y semejaba un pájaro cautivoen el aul, imaginando vuelos

y convirtiendo su mirada en vivo juego de claridad sobre los cielos.

Y siempre ue el lucero aparecíaen su invariable senda,una envidiosa rana le decíadesde el lteo rincn de su vivienda:

—¿Por ué te asomas a mis soledadesfurtivamente? Dime lo ue uieresal desliar tus tibias claridades

en la uietud de mis anoceceres.

¿No sabes ue la sombra es toda mía,lo mismo ue el aul es todo tuyo,y ue a veces me astíaasta el fulgor errátil de un cocuyo?

Haciendo orecer en mi lagunafrágil rosa de perla,viene a verme la lunasin ue yo me moleste para verla.

Y sin embargo, t, ue nunca prendesuna ilusin de lu en rosa alguna,me pides alabanas, ¡y pretendestener la aristocracia de la luna!

Así el reptil ablabacuando el blanco lucero aparecía;y, después de croar, se acurrucabaen su lteo rincn, y se dormía…

Era la media nocecuando el aristocrático lucerongía descender, en un derrochede luces blancas, sobre el mundo entero.

Y despert el reptil. Con osco ceojó los ojos turbios en el hondocaudal del agua, y vio el perl risueñode su rival moviéndose en el fondo.

¡Cuán irnica fue su carcajadacuando crey tenerlo prisionero,




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y gurose ver, mustia y ahogada,la argentina bellea del lucero!

—Ya ves, astro infeli! Estabas ciegode pueril vanidad. Tanto ufanartede unas galas efímeras: y luegocaer entre mis aguas para aogarte!. . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . .. . . . . .

Y ajeno a ese lenguaje rencoroso,desde una altura cenital el astro

baaba el lomo gris del envidiosocon un blancor sereno de alabastro…

APOLINAR PERDOMOAmo y odio a la vez tu albo sombrero

Amo y odio a la ve tu albo sombrero!Tu carita, una rosa en miniaturagoosa en él se está como una perlaen un gigante caracol de plumas!

Bajo su aln gallardo, luminosoencanto de tus ojos se insina

como un rayo de sol ue, uyendo al día,se escondiera temblando entre la espuma.

Amo y odio a la ve tu albo sombrero!Odio su aspiracin graciosa y cultade besarte en la espalda, porue ignoresue tiene la obsesin de tus alburas;la galante y gentil ipocresíacon ue aprisiona tu cabea oscura,y con ue, en regia ondulacin, esuivael beso casto de tu frente pdica;la obstinacin, cruelísima y discreta,de hacerse rara or de tu escultura,y frente al limpio espejo, de adulartemás ue mi verso pálido te adula!

Amo y odio a la ve tu albo sombrero!Amo el sueo de amor ue en él ocultala vaguedad de lu de tu sonrisa,ue apenas si tu boca disimula;todo el sereno afán con ue ace marco

a tu sonriente fa, y con ue triunfa: bajo el sol, de la lumbre ue caldea,




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y de la indiscrecin, bajo la luna;amo, en n, tu sombrero, porque a veces

en egoísmo eroico, te sepultala dulce fa entre su aln gallardo,y en ella se complace y se perfuma;porue en él, orgulloso de tal gracia,tu carita, una rosa en miniatura,goosa está, como animada perlaen un gigante caracol de plumas!

Canción de amor

Tu ventana está abierta… Estás dormida?…quién pudiera saber adnde el vueloabrá alado tu alma bendecida!…

¿Se a fugado un momento de la vidapara estar con los ángeles del cielo?…

¿O escoltada por blancos seranes,intangible, sutil, plena de olores,correteará, traviesa, en los jardinescon el alma fragante de las ores?…

Tu ventana está abierta. Te importunacon sus caricias la nocturna brisa,mientras un rayo de la casta luna

juega a besos de lu con tu sonrisa.

Sueas?… O sí! t sueas y sonríes!…¿Reproduce tu sueo algn instantede amor? ¿la ora del te amo vacilanteue io un temblor extrao de rubíessobre tu boca breve e incitante?

O auel idilio, cuando yo de inojoscontemplaba tu fa, y se tendíadesde mis ojos a tus tiernos ojoscomo un puente ideal, por do venía,de tus caricias entre el vago arrullo,tu alma divina a perfumar la míae iba mi amor a despertar el tuyo?…

Tu ventana está abierta! Están ansiosaslas ores que cuidaste en tu ventana

por mirarte otra ve: para tus rosast eres más ue la lu de la maana.




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Una tarde, desde esas ue aora mirorejas divinas en tranuila, calma,

todo tu amor, deseco en un suspiro,cay desde tu boca asta mi alma.Y es de entonces ue encienden los ruboresla albura de tu rostro de uerube,cuando a tus rejas, oreciendo amores,la enredadera de mi verso sube.

Aora, en silencio, solo, las cortinasde tu albo leco el pensamiento ronda,y contemplo, tras ansias peregrinas,la artística actitud con ue reclinas

tu perfumada cabecita blonda;la mano sobre el peco, blanca y bella,movida levemente, ue pareceel reejo intangible de una estrellaue un mar de espumas acaricia y mece;el brao ebrneo, blanco como un cirio,ue está fuera del leco, y es lo mismoue un tallo enorme ue sostiene un liriodesmayándose al borde de un abismo;y sobre el oro de tu cabellera

tu blanca fa, y en ella tu sonrisa,como un ala rosada ue durmierasobre tu boca, el sueo de tu risa…No despiertes, mi amor!… Te ve mi ensueotan ideal, tan bella así dormida,ue no sé si uisiera ue tu sueodurara para mí toda la vida!Mas no! ue están en la ventana abiertatus ores, y por verte están ansiosas:no para mí, ue te mirara aun muerta,

pues vives en mi ser: ¡por Dios! despiertapara la vida de tus pobres rosas!…

ENRIQUE AGUIARA San Francisco de Asís

Seor de las umildes indulgencias,O, divino Seor,Tu piedad evangélica perfuma

Lo mismo que una or.




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Asocias a la era con el hombre,Y lucas con afán

Al ver las vanidades en tropelesVestidas de oropeles¡Cmo van!

Perdonas a tu ermano lo ue tieneDe meuino y pueril,Y conviertes en leo el virulentoVeneno del reptil.

Ostentas como canon de tu vidaUn nimbo celestial,

Y le ofreces a Dios como a los pájarosTu mínimo rosal.

Yo, ue no puedo ser como t eresEn mi vida infeli,Le sonrío al placer y a la desgracia,Al vino alegre y al dolor suicida…Es otra forma de apreciar la vida,¡O, Francisco de Asís!

Asno, paciente asnoAsno, paciente asno, las nieblas del Olvido

Revelan en tus ojos la dulura del bien,La dulura ue tienes por aber conducidoTu carga de virtudes para Jerusalén.

Sobre la mansedumbre de tu lomo mugrientoPor tierras de Betania peregrin Jess,T ibas con dos alas, ligero como el viento,

Con muca lu delante, siempre con muca lu.

Manso como Babieca, noble como Pegaso;Dijérase ue todas las épocas te venAndar con la paciencia de tu bíblico pasoBuscando en el misterio la Estrella de Belén.

La cru de Jesucristo surgi de los vestigios;¡Y oy miras los vestigios rodar ante la CruCon la misma mirada con ue ace veinte siglosMiraste los umildes paales de Jess!




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La excusaEn otra, o, muerta, tu recuerdo amo;

Como yo te sentíahuraa a la intencin de mi reclamo,Así la siento a ella, muerta mía!

Es otra y eres t: rosa y estrella,El perfume y la lu a un tiempo mismo;Turbada por extrao pesimismoAsoma a mi vivir su alma doncellaComo asoma una estrella en el abismo.

Yo la e visto reír, y su sonrisa

Velada sombra de dolor esconde;Su amor como tu amor evangelia;Su vo es una Misaque yo e escucado sin saber en donde,

Es otra y eres t… Para uererteSurges en ella de la tumba fría,¡Así podré llamarte y podré verteA pesar de la muerte: vida mía!

r. PérEZ ALFoNSECAOda de un yo

A través del camino sin n vibra la odadel Verano; la Tierra es un inmensa odade silencio ue piensa y de rumor ue abla.Sobre una piedra blanca del gran camino, le ablaa un joven un anciano: el uno es un poetaya pleno, el otro, un germen preclaro de poeta.Las rosas sonreían al viejo como labios

inocentes, y al joven besaban como labiospecadores; los montes invitaban al unoal reposo, y al otro a la ascensin; el unomiraba siempre a Dios al mirar en sí mismo,el otro, le ignoraba pues fuera de sí mismolo iba buscando; el viejo, sin buscarle, le allaba,en tanto el joven le buscaba y no le allaba.—¿qué ay ue acer, maestro, para ue yo conoca a Dios?—Conociéndote a ti conocerás a Dios.Los brazos del anciano, mientras hablaba, ngían

un círculo espontáneo de conanza, y ngíanen tanto, los del joven, un círculo de duda.




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—Para mí, dijo el joven, la Vida es una duda.—Para mí, dijo el viejo, es una armación;

No se vive de duda, sino de armación;el ue vive en la duda vive en una agonía.¿Cmo aces de tu vida, poeta, una agonía?No es muerte sino vida lo ue se advierte en todo:di “Yo existo” y verás ue por ti existe todo:—Ah! la vida es muy breve y el arte es innito.—De tu vivir, Poeta, surge el arte innito.

Te uejas de la Vida porue la encuentras breve…Es el vivir umano, no la Vida, lo breve.La rosa ue a vivido un instante, nos dejaun recuerdo ue vive durante nuestra vida:tal la obra pura de arte ue todo artista dejaes inmortal, pues vive mientras vive la Vida.—¿Cmo acer para ser original, cual lo eres?—Ser como eres, y solamente como eres.Natural en los ombres es el ser diferentes,(las ojas de un mismo árbol son todas diferentes)y lo contranatura es uerer ser iguales:tan slo en apariencia son los ombres iguales.Y eso es la diferencia: originalidad:

¿Por ué negar, entonces, la originalidad?No imites: no eres simio; origina: eres ombre;el Poeta no es nunca el ombre, sino un ombre.—Oigo decir ue nada ay nuevo bajo el sol.—Mas, tampoco no ay nada de viejo bajo el sol.El Arte no renace ni decae: se transforma.Y es en línea ondulosa ue el Arte se transforma:se dice ue renace cuando la línea sube,ue decae, cuando baja; pero la línea subeaun cuando baja: motes: subir, bajar;

es un modo, no más, de subir el bajar.Somos nosotros uienes cambiamos, y no el Mundo;nada se inventa, todo se descubre en el Mundo.

—Mas, de todos los ritmos, el mejor es el tuyo.—El mejor, para ti, tiene ue ser el tuyo;de todos los poemas, es mejor mi poema,para mí; para ti, debe ser tu poema.¿Por ué me crees más rico, si, como yo eres rico?Deja slo al ue es pobre demandar al ue es rico,

el ue es pobre, es decir: auel ue su riueaignora, deslumbrado por la ajena riuea.




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Cree ue de lo ue se ace, lo tuyo es lo mejor,pero tratando siempre de acer siempre mejor.

No me llames maestro, tu maestro es tu instinto,el mentor ue jamás se engaa es el instinto,por ser lo ue es más de uno, y lo ue está más cercadel Misterio, y, por eso de la Verdad, más cerca.

Sé a manera de un dios ue a sí mismo se adoraporue no ay nadie digno de adorarlo, y adorade esa manera a Dios: el culto de los éroesslo pueden rituarlo auellos ue son éroes.Procura no perder la conanza en tu geniosobrepasar, no a los demás, sino a tu genio.Sé el primero ue adopte las ltimas verdadesy el ltimo ue olvide las antiguas verdades.Nunca insultes ni imites a las obras ilustressi uieres ue tus obras también sean ilustres.que tu psiuis no sea depsito de librossino una pira donde ardan todos los libros,a n de que así leas aquel que es el más sabioel libro de ti mismo, ue es el nico sabio.

Ten la sinceridad fatal del Universo,

y sé la concrecin total del Universo,y serás como un monte, sereno a todo viento,no como en las tormentas un molino de viento.—Dicen ue porue soy joven, falsa es mi ueja,porue la juventud es sonrisa y no ueja.—Si el ombre nace vivo se anuncia con un grito:la primera palabra del ombre, es pues, un grito.Por tal, no te preocupes de auellos ue te escucan,como el pájaro canta sin saber ue lo escucan.Y créete ue si al Todo lo vaciaran en versos,

esos versos saldrían iguales a tus versos.Cada obra de arte es tan slo una iptesisde la Bellea, dice un poeta: a tu iptesisy cree ue de entre todas la tuya es la más cierta,pues siempre la más bella a de ser la más cierta.

El valor de las cosas jamás está en las cosassino en tus ojos: valen tus ojos, no las cosas.ha sentir a los ombres esas cosas ocultasue cada uno y todos los ombres muy ocultas

en sí llevan: revélaselas, muéstraselas por mediode alegorías y símbolos, así como por medio




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de cuneiformidades –como plasma el Poeta–se ace leer el ciego. Por eso se es poeta.

Con un verso se alumbra la sombra del Destino,se hace que exclame: “Te amo!” la esnge del Destino…que nadie se interese como t mismo, nada,t ue puedes, cual Dios, acer todo de nada.No creas ue es el cielo misterioso condensado,sino el reejo de tu mirar, condensado.

—Dime cmo e de ser para ser feli. —Bueno;slo ue ningn ombre puede ser todo bueno,pues ue siendo la síntesis de la Naturalea,a un tiempo es bueno y malo cual la Naturalea.Sí, desgraciadamente, no nos es dado serlo,por lo menos podemos, debemos, uerer serlo.Y, de ese modo, cuanto más nos aproximamos,del Bien, tal de la Dica más nos aproximamos.La Vida es triste, triste, triste; la Tristeaestá en todo: es un árbol proteico la Tristea,ue se nutre con todos los jugos de la Tierra,y cuyas ramas graves cubren toda la Tierra.Y, por eso, alabado el poeta ue puedecantar: “Amad la vida, ermanos, porue es buena,

pues la naturalea es, por ser madre, buena;y no desesperéis si el presente no es bello,ue el porvenir, ¡o! ermanos, es muy vuestro y muy bello…”.

Ojalá ue tu canto sea un canto de esperana,ue el ombre tiene sed de agua de esperana,pero nota ue digo: “ojalá”, mas, no “debes”pues ue es tu canto el nico, poeta, el ue t debescantar, tu canto, sea de esperana o de duelo:

bellamente cantado consuela, a la ve, un duelo…

Si lleg la Esperada y se ausent, t puedes,a pesar de la ausencia, mantenerla a tu ladocon slo recordarla; si an no a llegado, puedes,con tan slo esperarla, sentir ue está a tu lado…que cuando entre tus manos mires ue la fraganterosa ue recogiste al aar del senderose te mustie, no llores, conado en que el senderote ofrecerá, más lejos, otra or más fragante.

que todo auel ue llegue a la pa de tu casa,

se acomode, lo mismo ue si fuera en su casa,y pienses ue, así como un albergue le as dado




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la ocasin de ue t fueras bueno, él te a dado.que cuando algn amigo te traicione, tan slo

te aga sufrir, no el eco de ue te deje solo,sino de ue tu amigo tal, se aya corrompido:eso te probará ue no estás corrompido.que cuando alguna mano lamentable te ieraagas porue tu mano, sabiamente, no ierapor vengana: sé justo, la vengana es curarleal ue te iri su mano ue te pide el curarle,pues si una mano iere es porue ella está erida,por eso la vengana es curarle la erida.

De esa misma manera asesina al ambrientoy se castiga el crimen dando pan al ambriento.Procura ue te admiren o te odien o te amen,pero ue no te tengan piedad; mas porue te amen,a porue no te falte jamás algo ué amar:lo ue importa no es ser amado, sino amar.Mas porue se realicen todos tus idealesa porue no te falten jamás los ideales…O, t ue uyes del lodo por tenerte purosumérgete en el lodo y sabrás si eres purosi ves tu purea como una impenetrable

armadura, del todo te ace impenetrable.

Date sin preocuparte de si te lo agradecen,y date aun cuando sepas ue no te lo agradecen,y serás bueno como el árbol del caminoue, sin saber, da todas sus ojas al camino…

que el ue corte tus rosas no te cause algn daosino el ue las espine le causen algn daoa las manos enferma de envidia ue las corten:

lo propio de las rosas bellas es ue las corten…que cuando esté inclinada tu testa no parecala de auél ue se abate; ue, al contrario, pareca,la del toro, ue slo la inclina para luegoacometer; inclínala para imponerla luego…

Y ue al morir, no tengas en tu actitud, el gestode odio de los débiles, sino el sublime gestode recordar, Poeta, ue en el leco grandiosode la Tierra, as tenido un momento grandioso

a la Belleza, virgen y magníca, y quede auélla unin sagrada surgirá el ijo ue




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será tu interminable prolongacin, y sientasla oda renaciente de tu obra, y ue sientas

bajo tus pies la Tierra, sobre tu frente el Cielo,como una or, la Tierra y un lauro azul, el Cielo.

Sí, que al morir, el Mundo te parezca de esta,como para tus bodas con la Victoria, estauniversal y nica. Y, así, pasa venciendo,pues ue sobre la Tierra se a de pasar venciendo.Vive así como en marca perenne acia una cima,y al morir, te allarás encima de la cima…

DOMINGO MORENO JIMENESA mi hija

Cuando muera…¿qué puedo yo darte ue no sea yo mismo?Sombra de sombra,aliento de aliento,amago de perfume…¡Tal ve nada!Toda la existencia de la Tierra es una inmensa niebla

y el afán del hombre contra el Mundo, la Nada de la Nada.(Dios está palpable en el hombre, cuando se siente triste).

El poema de la hija reintegradaAgonía

Ihija, ya no sé decirte si la muerte es buenao si la vida es amarga;

slo te aconsejo ue despiertes, adulta de comprensin más ue tu Padre!IIhija, ya no abrá oriente ni poniente para tu porvenir:una sábana blanca serán tus días,una sábana blanca será tu pasado¡y tu recuerdo una estrella ue frente a frente me iluminará el porvenir!

IIINo sé por ué tu agotamientome trae una recndita dica anegada en lágrimas

ue me ace auscultar el coran de la tarde.




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IVTu infancia y tu silencio me parecen ermanos.

Vhija, ame tomar la resolucin de los otros:vuelve mi proa aicosy mi voluntad una piragua;ue nada sea mío desde oy, ue no uiera poseer nada maana;desnudo de bienes y desnudo de virtudes ame;sin egoísmo de lealtades y sin egoísmo de purea;¡ame entero el milagro de darme todo a los elementoscomo si fuera en sustanciacin un ser increado!…

VITu vida fue microscpica, pero grande;¡el segundo de tu inexistir, eterno!

VIIhija, ¡cuántas nubes,cuántos pájaros,cuántos oriontes insospecados me abre en el amanecer tu ruta!

VIII

hija mía, para ti la maana no será clara ni fresca;verás envuelta el alba en la nocey las cosas de mayor transparenciatomarán ante tus ojos la actitud de un largo crepsculo.

IXEn este mundo donde sólo se premia la capacidad de ngir mejorera justo ue llegaras, y después de breves instantes,ya estuvieras confundida con la cal y con la mariposa, con el carbn y con la piedra.

X¡Cmo me alivianas la sombra, al advertir desde ue te dormisteue en mi derredor todo es sombra!

XI¡O t ue me enseaste desde ue nacistea ver la vida con ojo más sabioy a la umanidad con ojo más triste!Triste, triste; ¿y no es acaso la suprema alegría de los seres mudables el ser tristes?¡Triste fue la fa de la tierra cuando se despere el primer ombre!

¡Triste tiene ue uedar la tierra cuando se desentuma en su regao el ltimo ombre!




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XII¡O t, ue desde ue naciste pude decir: boleta de la tumba!¡O t, ue ya crecida pude decir, por tu desvalide, la preferida mía!

XIIIPor ti uise cambiar y ue la fortuna me sonriera;¡y por ti no cambiéy la fortuna no me sonreirá nunca!

XIVhija, cada ve ue examino tu vidame doy cuenta ue t eres como mi vida

¡una sombra entre dos crepsculos! XVIba a decir entre dos agotadoras aurorasy ya ves, reincidí, sin uerer, ¡entre dos crepúsculos!

XVI¿Por ué tan pura, tan casta y tan leve, te debas parecer al crepsculo?

XVII

Olvidaba ue toda adjetivacin es cruel y ruda:Dios dio desnudo a los ombres el verbo,y del lenguaje, ¡slo debe uedar desnudo el verbo!

XVIIIToda ligrana de síntesis es una profanación, ¿verdad hija mía?Ya te puedo buscar sin parcialiaciones, sin atributo contingente:¡serás en mi incompleto nombrar, sencillamente, el vao de las cosas!

XIXNo te puedo asir con una palabra,y no debe extraarte, recnditamente,¡porue t estás para mí más alta ue la regin de las palabras!

XXY vuelvo a caer en las comparaciones.¡O, ija, cuán subordinado estoy a la vida!

XXI

¡Miserable del ombre ue osa creer ue después de la sombra la vida es vida!




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XXII¡De imperfecciones se forman nuestras excelenciasy es toda la existencia del ombre un brao tendido

acia el turbio por ué de los enigmas!

XXIII–Tiene el pulso demasiado débil,pero este letargo no es la muerte–.Su médico era mi propia almoada de cabecera¡y yo uedé perplejo ante su callado sufrimiento y la miseria de la vida!

XXIVSi fuera bico de pensamientoy tuviera la boca siempre llena de mentidas palabras;¡ija, iba a blasfemar por tu dolor… pero, perdona!

XXV¡Compran caro el suelo donde colocan a los muertosy ellos son más dueos de la tierra ue los ombres ue comercian con ellos!

XXVI¡Al través de los milenios, los ombres son puados de tierra

ue se deforman a su antojo!

XXVIIhija, ya an venido a avisarme ue tus pies están fríos.hija, resígnate a ue lo blanco no sea blanco y a ue lo negro no sea negro.

XXVIIIhija, ¡cuánto crece el sol sobre la sombra de los tilos,cmo se agiganta la nada sobre la soledad de tu aposento,cmo nace y renace la esperana por entre los ámbitos de la vida!

XXIXTibien la lece terciada con aguapara si mi ciuitina despierta.Cuídenmela asta ue se vuelva esperma como capullo inmortal el cuidado.Ella es carne de mi vida, or de mi pensamiento, cemento de mi alma.

XXX(¡Eres, amada mía,como la or del higüero joven,

como el aogue del crepsculo,como la diafanidad de la naturalea toda!)




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XXXI—No seas padre, sé ombre,sencillamente.Gira tu vista a tu derredory ue tu amor a una abstracta “humanidad”no te aga olvidar jamás de ue eres ombre!

Los últimos canjilones de la primavera…I—Buen viejo., ¿de dnde brota el canto?—Los cantos borbotan de la sangre.

II—Madriguera,¿y el amor?—De sí.

IIIMar,¿cuál es la melodía de las campanas en el crepsculo?

IVDolor, ¿cuál es tu friso, a dnde tiende el álito de tu propulsin?Innito, tú sólo me bastas hoy para estar triste.

MaestraMaestra: recuerda el amanecer con su vaca lecera,su umo de sol,su organillo de pájaro…háblanos del plátano ue amarillaba junto al oreganito.Del maizal que nos conrma que en Américano es extico ni lo rubio ni lo negro.¡Maestra, no te muestres tan distraída ante tus parrouianos ombres!…Piensa ue ser mujer,y mujer con m minscula,es de todas las cosas lo ue en verdad te importa.Trocar los sexos, ¿y con ué objeto,siendo, como eres, en realidad, de un sentir prolijo y tierno?Así: minuciosa, sensible y sumisate so mi egoísmo,

¡y te anelan mis ijos ue están en gestacin desde la infancia!




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SiestaEl cielo estrellado de ojas.

El aire de seda en la sombra.

Versos de amor y de misterioEn todas las oras de la ausencia mis manoste tomaron la nuca,te oprimieron los senos;palparon el más desnudo tacto de tu bocanaufragaron en la lejanía de tus ojos…

Tan mía como fuiste;y sin embargo,por la ausencia,inexplicablemente,

junto a la soledad,¡cuán poco mía!Me dormía con tus piernas oprimidas

junto a los braaletes de mis manos;sentía el dulce rumor de tus cabellosy asta el eco de tu mirar lejano.Después, al despertar me bebía el alba,y veía una cana de mi cabea,la ltima,¡gemir de dolor entre tus dedos!

VirGiLio DAZ orDñEZA mi bastón

Tras de mis uellas –ue borr el destino–

t escribiste los suspensivos puntosen la empolvada fa de auel caminoue ya jamás recorreremos juntos.

De auel camino amadoue para mí teníaun encanto atrayente y obstinadoue al pie de su balcn me conducía…

T, silencioso amigo,goaste de mi cálida emocin

cuando en las noces claras la oíste ablar conmigoen la penumbra aul de su balcn.




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En tu cordial y noble empuadura,pos el cansancio de su mano pura

la novia casta de perl risueño.Y luego, en otras playas, t, fecundo

ermano silencioso, fuiste buril amable,y tu ferrado extremo, inuieto y vagabundo,grab en la arena el Nombre Inolvidable…

Compaero de mi alma aventurera:te amo como un ermanoy si yo te perdierase sentiría uérfana mi mano!

Tu amistad, mansa y fuerte,puede ue me acompae asta en la muerte:si tu madera pálida y clementeno alcana para acer un atad,al menos, oh! bastón, es sucientepara acer una cru…

Intimismo

Vieja camisa rota;ya no ay uien te remiende.

Al mirarte de mi memoria brotaun recuerdo ue poco a poco enciendeun fanal misteriosoen tu oscuro pasado y en el mío.

Yo te compré en un día muy lluvioso,medo, desolado, osco y frío.

Al cruar una esuinate vi arrinconada en la vitrinade una tienda de lujo. El sitio de notoria preferencialo ocupaban camisas de la seda más na,ecas de rico género importado de Cina,–camisas para gentes ue visten con decencia–.

T eras de algodn;eras el llamativo disparate,el comercial modelo para comparacin;t eras el baldn de auel escaparate.

Y mi intencin fue recta;la abitual escase de mi difícil plata




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te eligi predilecta:eras la más barata.

¡Qué extraña paradoja! Las nas y las buenase oído ue se compran a veces por docenas.Las ue son como t, no ay duda alguna,son de esas ue se compran una a una.

No lo recuerdo bien, pero es seguroque la primera vez te usé en un día de esta;uiás una maana, en un domingo puro,y, después de auel día, toda tu istoria es ésta;de mis ombros cansados

al medo tormento de afanosos lavados,y luego, sin apenasgoar de algn descanso en el armario,volver a las faenasde mis cansados ombros y del servicio diario.

Más tarde se inici la imprecisa comediade tu envejecimiento. Te desteiste tantoque ngías, en rápida tragedia,palidecer de espanto.

Después te amena la injuria de un remiendoy, en callada amargura, junto con tu primer desgarraduralloraste ilacas de dolor. ¡Comprendo!

Y entonces fue cuando afanosamenteunas manos ue tanto conocisteicieron sobre ti, pobre convaleciente,cien urcidos ue aora son un recuerdo triste.

Manos santas auéllas ue a los dos nos cuidaron;

ue en silencio profundo, diáfano, pensativo,apegaron a ti el botn fugitivoy, en mi alma, ¡cuánta erida dolorosa curaron!

Camisa: y uién dijera ue abrías de durarmás ue la mano auella ue te solía cuidar!En tus urcidos vive an la uellade esas manos de pa, blancas y puras.Pobre camisa mía; ven, comprende:¡para ser tan barata, cuánto duras!T bien sabes por ué mi llanto brota:

ya no ay uien te remiende,vieja camisa rota…




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MANUEL LLANESOración a la madre ida

Ayer, oy, maana, y siempre auí; muertode ambre sin ambre, e abierto las alas en un grito…Tu espíritu es un perfume de mi nostalgia ue ueda,asta en la noce.En el triste aposentomis pasos cautelososeran como el enigma de la muerte.Ronca fuerte la demencia de la auroracon la dulura ue falleceen el viento y en las ojas del otoo.Un álito me apag en la maanatu lámpara risuea;y entre la casa,somos los tres ermanoscomo pberes almas inocentesue acordinan la neurosisde los grillos;(la casa de los muertoses como un patíbulo a las seis…)Mi piedad dormita

como los stradivariusen la serenata de los arcángeles,y concuerda con mi tristeaun viento frío.Sonríe la noce en mis labiosentre un coro de campanas,pero de campanas dolientesen medio de la noceestruendosa.T cruas por mi memoria,

silenciosamente,como una pdica aucena virgenentre mi voluptuosidad ya triste.¡O la noce en la carne de los lirios!¡O la noce ue para mí se pudre!¡O la noce con el rumor de mayo uérfanoy el aire frío del mar!En una noce de la ciudad lbrega,con un beso salobre ue avasalla,la muerta ciudad me da su calma

y a mis pies, sus largas calles en silencio…




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Rutas nocturnasDuermen. Oíd insectos: ¿sabéis algo del misterio

en la blasfemia aul de la oracin ue fenece…?Cuando tocan las tímidas esuilas del recuerdo,a veces lloro sin saber por ué lloro los muertos.Y se volvieron alegres, muco más alegres las campanas…Soaba perderme en la ruta de los meceros,y mi coran torpe, estaba ebrio de demencias nocturnasimaginando dolores en los rincones de mis penas.En el caos de las almas las campanas negras duermen…Mientras se excita mi espíritu irritadola piedad sube conmigo a la indolencia del alba,

y la brisa lleva un presentimiento de egoísmo a la or…!Entre el secreto del campanario, el olvido de la noce.Ancl desde esa ora el pesar de pensar las cosas;vagos fueron mis sueos sin ninguna visin.El destino de la cuerda tendida sobre un abismo,un euilibrio mis ritmos. Tiembla como la primera estrella.

rAFAEL AMériCo HENrQUEZCanción de cuna

¡Oh destino ero!…¡O cancin umosade sepulturero!…Con lo de estrellas,cavando su fosa,rompieron la tierrade toda la sierra.Voces de campana,dedos de rocíoabren la ventana.

El ueco titilaen la pa de acerode un blanco sendero;y se enreda el cieloen la frente yertade la nia muerta.Velan a su vera dolientes colores:el verde oloroso que lanzan las ores,el rosa andariego ue viaja en los vientosel vago violeta de los pensamientos

el gris y el bermejo de la cordillera,y el verdín sonoro de la primavera.




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El sol vespertino sirvi de mortaja.De vao montaero le icieron la caja;

bujías de aurora vestirán de ludos alas de alondra ue serán la cru.Paisaje nocturno,duro, taciturno.Ringlas de silenciouellan la campiaue espej la nia.Y es cancin de cunael canto amarilloue canta la luna…

Diez doncellasPor sendas de soledadesY cielos de pa desnudaLas manos de die doncellasTejen ue tejen la luna.que ya pronto será noce,Y más ue cesta con fruta,Y tanto como mouela

perfumará la llanura,Y para puerto lejanoEl silencio será ruta…¡Agobio de sangre uieta!¡Espera de lu profunda!Sin uellas de mar y monteVan fabricando la luna,La fabrican die doncellas,que a de llevar vagabundaPor paisajes interiores¡Ausencia de cosa tuya!

El hurtoLa luna cabalgabaEn ramas de pino.Espinas morenas,Moreno el silencio,I más ue morenasLas aguas del río.

Tus manos urtaronLa lumbre del surco:




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Un urto de nácarCon mancas endidas

De tierra bermeja,Son luces tus dedos,Die luces ue trepanBuscando la luna…Se uiebran las sombras,I el pino recreceCon luna cimera.Temiéndose un roboLos vientos apriscanOvejas dormidasEn cielo nocturno

La jornadaDesnuda, desperea, sus carnes reuemadasDe moa campesina… Y de cegar rendijasEn las oras nocturnas, medas, estrujadasRebrillan telas rojas, las de su vestimenta.

Con pecado se viste: grácil, lbrica, lenta,

Aprisca pecos duros, cual ayer a las ijasDe la cabra difunta. Y sale, y salpicandoGotas de la tinaja irrumpe en los bancales.

Ladridos. Lu. FugandoLas estrellas son vuelosDe canciones rurales.

En moa van mudando los verdes de la era;El paisaje enarbola dos manos por bandera:

Porue son sembradoras de pa en el cortijo,Y porue desde el llano asta los ventorreros,Aprontan sombra rme –la misma del cobijo–Si fatiga la brega o ay sol en los senderos.

Cuando la lu rebota y cruje la espesura,Y los pinos se enestan con fanfarria de fragua,La moa suea; abreva, deja olor de frescuraEn los dorsos de piedras y en los brincos del aguaLa tarde cuaja santa en pa de campanadas.

Ocurrencias jocundas avientan las semillas,Propias en gente moa. Unas manos sencillas




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hogareas, sin joyas, de rear adobadas,Recogen lo sembrado. Y mintiendo, los ojos,

Ya ciertos de la prenda, acen por dar enojos…Dispersos los balidos, bajan de la montaa,Y a bueyes desuncidos, un perro les regaa.Finita la jornada de sol y de labranaCrecen sobre los surcos las escenas de olgana.Y un jayán del cortijo y la moa pastoraCaminan a la aga de luces perseguidasY alcaueta, la luna, se torna albergadoraDe morenas vergüenzas y de audacias fallidas.

Va cantandoAmarillossus peones.Amarillaslas estrellas en las carcas del sendero.Va descala, va desnuda, va sin miedocuesta arriba.Son sus uellas,uellas vagas de una luna ya difunta.

Canta un gallo. Cantan ciento.Amanece.Verde y rojoen el vientoy en el lo de la sombra:colorido montaero.Algn díasus peones y sus ojos y sus manosserán joyas de silencio,serán tierra, serán nada.

Monte arriba,con los ojos en las luces de la aurora,va sin miedo, va descala, va desnuda,va cantando.

J. FURCY PICHARDOHora de estudio

La bienamada se ued dormida

sobre el sofá, mientras yo en paPoeta: no teorices más la vida.




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La bienamada es la mejor teoría.Sonrío. Por un ueco del corpio

ue asombra un gajo de la trena obscura,se asoma un seno ue parece un nioconjurado para una travesura.Talve para acer burla al pensamientoue tras tanta ilusin de aber voladose ueda en el umbral del aposento,donde el leco, cubierto de edredones,se le antoja un altar ya preparadopara las más excelsas oraciones.




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Paréntesis femenino

ALTAGRACIA SAVIÑÓN Mi vaso verde

Mi vaso glauco, pálido y amado,donde guardo mis ores predilectas,tiene el color de las marinas algas,tiene el color de la esperana muerta…Las ores tristes, las dolientes oresen el agua del vaso se refrescan,y baan sus corolas pensativas

en una blanca idealidad de perlas.Y luego se van lejos… se marcitanabandonadas, pálidas, enfermas,muy lejos del cario de ese vasoue es del color de la esperana muerta.Y cuando sola, pensativa, eridapor la eterna nostalgiasiento un perfume triste, moribundo,ue llega asta mi alma…pienso en mis pobres ores, las marchitas,

las enfermas, dolientes y olvidadas,ue antes de marcitarse se despidentristísimas y trágicasde ese vaso de pálidos reejosue es del color de las marinas algas!…

AMADA NIVAR DE PITTALUGA

Roja tinaja generosaI

Roja tinaja ue al extremodel solitario corredoreres cual una fresca boca

bajo el claro surtidor.Roja tinaja voluptuosacomo una virgen campesina

junto a la fuente de la piedratras la selvática cortina.

Musgo de fresco terciopeloy nas plumas del helecho,




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ilo de perlas cantarinasue desgranaban en tu peco.

IIBajo el derruido tinajero

–remedo de un confesionario–las condencias escuchabascomo un buen cura solitario.

A los dos novios protegíastu el alianza les juraste,y tu agua clara –tu alma pura–como un consejo, les brindaste.

Cuando eludiendo las pupilasue maternales vigilabancon el pretexto de beberla

junto a tu linfa, se besaban…

IIIRoja tinaja generosa

igual ue un joven coranfresca tu agua y cristalinasabrosa a río y a terrn!

Allá en la noce silenciosala dulce nia suspiraba,mientras su clara perleríala vieja piedra desgranaba.

Y en blando eco cariosorepercutía su cancincabe tu peco fresco y ondoy en el amante coran.

IV Roja tinaja abandonada–por la amante innovaciónde las costumbres ancestrales–al viejo patio, en un rincn.

Con negra tierra el jardinerollen tu peco generoso;y en ti el penaco de una palmasu esbelta forma al graciosa.

Roja tinaja: el agua frescano más tu peco colmará;




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ni ya tu gracia campesina junto a la fuente lucirá!

No más tu vo dulce y profundadirá su cándida cancin…Tan slo tierra y una palmacomo en mi triste coran!

DELIA WEBEREncuentro

Iba por el campo pisando las espigas.Mis pies eran ligeros y mi cuerpo como una sombra. Me reiste por no saber lo ue

acía. Oí al viento solloar; pero no comprendía…

De lo alto del campo venía el río cantando como un coro de nios… quise sentirel frío del agua y posé mis pies goosos, dando la alegría de mi coran. Me reistepor no saber lo ue acía. Se nublaba el cielo pero no comprendí…

Distraída, jugaba en el olvido de todo. Me llamaste desde lejos… Corrí a tu en-cuentro… Cuando llegué estabas pálido, volviste la espalda y, yéndote, me sealabasatrás. Yo me senté a llorar; pero no comprendí…

Un día me fui espigando ores, inocentemente, por el campo… Y las regaba pordonde abías pasado t… Mi cuerpo ligero velaba sobre tus uellas, escondido;pero no viniste…

Después (como si la claridad hubiese dicho lo que era…) cogí agua, ores y espi-gas, y fui a ti, ue me esperabas, y las regué sobre tu cuerpo… Sonriendo me disteel conocimiento: auel campo era mío.

Y besé tu agua, tus espigas y tus ores…

Nada—Ese ombre ue pasa llev un día mi alma…

Corre, mira si en los ojos tiene la seal; si su espalda está an encorvada, si llevaen la boca todavía lu, y sus manos están extendidas…—Veo el camino solo. Va a salir la luna entre nubes oscuras.—Pero ¿alguien pasa?—Un ombre ue no lleva nada.

Reencarnación

Yo e estado contigo, sí, e estado contigo. No vas a recordarlo, pero una ve,fuimos una vida entera, t y yo…

hiriéndome la mirada de dulura, tus ojos acen oriente de mi senda, y me llenande amor sin descanso. (Una ve yo e visto tus ojos…)




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No abras tu alma recelosa como or al viento; sé todo lo que tienes que decirme.Te e escucado en una sombra remota, por un vago camino… Allá, al extremo de

toda idea… (Un día as abierto tu alma…)Sin ue ayas dico el sentido de tus palabras, surge en mi coran una alegría

ue revive, porue una ve aclaraste su sentido en mi coran…

No sé uién eres: el recuerdo es oscuro y despierta temeroso del silencio nuestro…

En una bella maana, cuando el sol se dilata esplendente, como una pupila tremen-da del círculo eterno, me seguiste por una palabra mía. Y temblaron mis labios, y seuedaron mudos, porue (aunue lo ayas olvidado con esta vida) una ve te dijeuna palabra…)

Voz errante…Ay de ti si probaste una ve la miel de mi vino… no olvidarás…

Si te clavaron las espinas de mis rosales, ay de ti… no curarás…

Si te rozó, leve, la orla de mi vestido, no ngirás indiferente gozo.

Aunue te vayas lejos… Aunue no vuelvas más… Te agitará el coran, te subirála sangre loca, y, en un trastorno de tu vida, tornarás al punto en ue bebiste mi vinoo te clavaron mis espinas…

MARTHA MARÍA LAMARCHE Como la espiga

El almase balancea al soplo de la brisa,como la espiga.

En busca de lu alael tallo de su inuieta y frágil vida,como la espiga.

Para ue el Sol dibujede oro sus granos ue el viento abanica,como la espiga.

Luego, el raudal de orose desparrama prfugo en la vía,como la espiga.

Junto a la corrienteDormí en el leco de arena

ue refresca la corriente,y fui en la noce serena




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otra linfa transparente.Bésame, agua cristalina,

mientras mi lira se ermanacon la cancin ue trinaen la fresca maana.Bésame mientras el cortejode las cándidas estrellasapagándose a lo lejos,deja en nuestra alma el reejode sus temblorosas uellas.Bésame, somos ermanas,como t, mi alma salvajeguarda oculto su linajey no le inuieta el maana.A las dos, mansas corrientes,

bástanos ser transparentesy dar en una cancinmatinal el coran…

La cargaAligérame, Amado,

pon mi carga a la vera del cambioo espárcela a los vientos,para tener el almatan pura y tan sencillacomo una or silvestre.Aligérame, Amado,y seré libre corderitaue en la verde sabanacorre, retoa, brinca,del arroyuelo bebe

agua límpida y fresca,y de la tierra pastaierbas recién nacidasAligérame, Amado,uítame de los ombros esta cargade locas ambiciones,ue desfallece mi alma…Aligérame, Amado,y otra ve en las nocesseré la ciuitina

ue en tus braos se duermesoando como nia.




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LlueveLlueve. Las gotas caen acompasadas

con msica montona y cansaday contenta les voy así cantando:

Caigan, caigan, ue el cielose despeja llorando.

Como una uimera vana ue atraeme atrae el gemido del agua ue caey contenta les voy así cantando:

llorad, llorad, ue el cielose despeja llorando.

También cayeron gotas de amargura

de mi alma ue aora luce pura,y contenta les voy así cantando:

Caigan, caigan, ue el cielose despeja llorando…

VientoViento:llegas tan fresco, suave y reposado,ue adormeciendo vas mi pensamiento.Viento,ue las mejillas ame refrescado,de ué país tan bellollegas alboroado?¡Mira, como as puesto mis cabellos!Viento,intil es ue aora al ogarentres y agas crujir el ventanal;¿piensas t ue tu aullido e de temer?me río y digo: ¡déjateme ver!Viento,mis manos y mis pies as vuelto fríos;pero en mi pensamientovoy musitando locos versos míos…

Ya en tus redesYa en tus redes me iciste presa, Amado,

ya fui pe de tu mar.

Fruicin de goo antes no soadomi sangre ace saltar!




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Turbin de dica ue inund mi sercon tierno bienestar.

Rubia espiga de oro, ardiente estrellaue a mi paso brot.Deleite dulce, de uietud me llenas.

Amor de mi Jess!Ya en tus redes me iciste presa, Amado.

Ya fui pe de tu mar…

CARMEN NATALIAAquí me tienes tú

Auí me tienes t, como dormida…Vengo de un largo viajepor no sé ué regiones desoladas.Vengo a tenderme auí, bajo la sombrade cualuier árbol bueno y compasivo,de esos ue se levantana la orilla de todos los caminos.

Llevaba entre mis manosuna rama orida.

La brisa dispersó todas las oresy el verano ardorosogota a gota sorbi toda la savia.Seca ued la rama… Por mi ladopas un viento de fuego esa maana…

Aora, ya lo ves… Vuelvo, a tenderme bajo un árbol cualuiera del camino.Dormiré largamente, largamente…Pero mi rama seca no la uiebres,déjala junto a mí, bajo la sombra…Tal vez tendrá una or cuando despierte…!

DarseDarse cual la brisa, sin saber a uién:

al árbol, al nido, al espino cruel…Darse plenamente, darse con el sol,ue al lodo y al ave brinda su calor.

Darse como el agua ue riega la mies,y baa al cereo igual ue al ciprés.




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Darse, siempre darse en aroma o sol,en brisa y en agua, en dulce cancin…

Darse en un perfume: nardo o aaar,aucena, lirio… Darse en un cantar…Darse en armonías, trino y vibracin…Darse, darse toda en Arte y Amor…

Y acer ue al conjuro de un mago sutil(de dedos oscuros y blanco marl)el alma remonte a la aul regindonde ay lu y trinos, Bellea, Ilusin…Y en alas de ensueo duerme el Coran…!

Mi risaDisuelta en la brisa

se me va la risa–cascabel de plata de argentino son–…No sé dnde nace, ni sé por ué vino,slo sé ue siento su temblor divinodentro del coran…

Viajero, Viajero,detén la jornada…Déjame decirte lo feli ue soy…No sé por ué río… No sé, ni me importa…pero así, Viajero, la senda es más cortay riendo yo voy…

Viajero, Viajero,detén la jornaday escuca mi risa de argentino son…

No sé dnde nace ni sé por ué vino,mas desde ue siento su temblor divinoyo voy desgranando por todo el caminola loca alegría de mi coran.

Una tarde sin sol en tu cabañaYo detendré mi paso en tu cabaa

una tarde sin sol, dulce y serena.Tocaré levemente la anca puerta

y esperaré en silencio asta ue abras.Entonces seré uésped de tu cena.




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Cuánta luz en redor y qué innitauietud de monasterio en tu cabaa!

Cenaremos sin prisa y sin palabras,mientras las oras tejerán su ronday ablarán en silencio nuestras almas.Después, me iré muy lejos con mis ansias,sin una frase intil y sin unalágrima de amargura o de nostalgia,te uedará tan slo mi sonrisa…Me llevaré tan slo tu mirada…Una triste sonrisa… Una mirada…Y lo ue no dijimos ni diremos:un suspiro, un recuerdo y una lágrima.Toda una vida y toda una tragediauna tarde sin sol en tu cabaa.




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Poetas nacidos en el siglo XX

ARMANDO OSCAR PACHECOMotivos de Pierrot

Ni el agrio Scopenauer con su experiencia extraa,ni el Kempis con su clara síntesis de la vida

brindáronme en su copa el licor del suicida,ni la ciencia ue estaala voluntad de ierro y el alma del más fuertecon la confusa isteria corrosiva de muerte!

Fue una rara mueca sin mejillas rosa,sin carmín en los labios, una dulce oracinconvertida en juguete: sencilla, ruborosa,y que, muñeca al n, no tuvo corazón…

Y fue por ella misma por uien odié la vida,por uien llegaron penas y uyeron alegrías;por uien sentí en mis labios el licor del suiciday vi a la muerte hermosa con sus losofías!

Anoce, en el encanto de su convalecenciala vi más atrayente ue cuando estaba buena;la miré muchas veces ngiendo indiferenciay vi ue también guarda tesoros de una pena…

Un pauelito blanco cubriendo su garganta,un traje aul celeste –sencillo como ella–y su mirada triste ue mi ensueo uebrantaaciendo de ella misma más absurda mi estrella.

Fue así como vi anoce la estrella ue me alumbra,

en el difuso marco de una media penumbra!Mueuita insensible, tranuila mueuita

sin mejillas de rosa ni labios de carmín:t ue fuiste benditacon lágrimas de estrellas, y que muñeca al nno tienes coran;t ue fuiste juguete eco de una oracin:allí, donde el amor era con su grandea,ven y cultivaremos los dos nuestra tristea!

Así reando uedo slo con mi congoja;pasa así por mis labios la infantil oracin




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y de mi or de ensueños los pétalos deshojamientras mi coran,

ese rojo fantoce ue se viste de rasoy ante su propia pena ríe como un payaso,ese rojo fantoce,

grita en su neurastenia mientras su dica podas;todas mis inuietudes y mis tristeas todasno valen la ventura de aberla visto anoce!

Porque vino de tiCuando escribo mis versos, cuando cruje mi pluma

como si desgarrara frágil copo de espuma:cuando tiembla mi mano –del amor al abrigo–y sigue temerosa, palabra por palabra

y el alma vibra en mí.

mi exaltacin adoro, mi temor yo bendigoporue viene de ti…

En mis oras de astío, en mis orribles orasen ue el Averno luce sus mil lenguas sonoras;

al margen de la vida viuda de ensoacionesy de esperanas viuda

porue tristea y pena llegaron asta mí,no le temo al misterio, no le temo a la duda

porue vienen de ti…

En el misterio inmenso, en el enigma rudoue a las llamas me acerca su secreto mudo,y dentro las llamas me convierte en su llama

fantástica e imprecisa,

en esta incertidumbre ue me tortura así acia la muerte misma camino más aprisa

porue viene de ti…

Y cuando pase el tiempo su brocao de olvidosobre las timideces ue t no as conocido,al decir ue mis versos no son como antes,

ue son rosas de trapo,

responderé sin fueras como un triste Rabí;

es ue no tengo alma, slo tengo este arapoporue vino de ti…




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LUCAS PICHARDOA una casita

Siempre e sentido una misma emocin cuando veo esta casita de piedra.Ya está acurrucadita y replegadita como si ubiera caído en el fondo de sí misma.Pero no es por eso por lo ue yo siento la inaplaable emocin de arrojarle mi

pauelo.Todo es porue, como tiene la cornisa rota, cuando llueve se le deben llenar los

ojos de agua.

A una tinaja

Naci sin dolor. Fue ni más ni menos como cuando apareci la primera criaturaumana sobre la tierra: barro y fuego. Barro y fuego. Barro y fango. Y unos dedaostorpes modelando una y otra ve la arcilla original.

Luego soplaron para animar su alma semejante a una buena, gorda, fresca ycolorada campesina.

La piedraMucos creen ue tiene pupila rota para toda clase de paisaje. Y no es así: de la

piedra al sol no ay secretos.El agua, el viento y el fuego no se han gastado inútilmente sobre la sonomía

cerrada de la piedra.Además ¿no se aogarían las piedras cuando la tierra se volvi una gota de agua

grande?Yo e sentido a más de una piedra gritar al mediodía!

OtoñoVa a morir. Acenta el trao seco de su sonrisa desdeosa.Se está muriendo. A esa ora de la despedida de nuestras cosas ueridas reacenta

an más el trao seco de su sonrisa desdeosa.ha muerto. Cada oja ue cae es una gota más de dolor.Luego: cualuiera ventolina levantará un largo rumor de llanto fácil.

ToMAS HErNNDEZ FrANCo Contigo

qué dulce la sal del mar

bajo este cielo tan claroy ué ondo tu mirar.




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qué dulce la sal del marqué tranuila la pleamar

en esta noce de lunay ué bueno tu besar.qué dulce la sal del mar!qué bueno es irse muriendode tu mirar y besar!qué dulce es irse ueriendoqué dulce la sal del mar!

Proyecto

Tengo lista mi aventurade besos largos y barcos,desmayos trasnocadoresen luna-park de oriontes.Montaas rusas de excesospara vértigos de estrellasarparán de tu cariciacon risas de fruta fresca!–Versos de pulpa suicidapara las oras de astíoy vientre suave de velaen viento sabio de rutas–Brjulas anaruistasde libertades sumisasirán caando caminosen aares de sorpresas,los timoneles más ebriosen redes de espumas tensaste arán coros de sirenasen crepsculos de canto,grumetes enardecidos

de noces de espejismospondrán msica a los nombresde las islas de tu ensueoy en el golfo de tu besoun naufragio de recuerdosdesatará su banderade euinoccios de tragedia!Estrellas de mar, dormidasen cielos de arena blanda,constelarán de silencio

tu gracia de era mansa…Tengo lista mi aventura




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de ensenadas y de jarcias,de mástiles y baupreses

de banderas y tormentas.

Salutación a Pancho AlegríaCapitán de Goleta

¡Salud, don Panco Alegría buen Capitán de goleta,matador de tiburones,rico en naufragios y rutas,conocedor de los vientos,

–crucigramas de las islas– buo de la noce negra, buen ablador de dialectos,reador de avemaríaspor aduaneros y puertos!Salud, don Panco Alegría,parrandero de tormentas,dormiln de calmas cicas,marrullero de corrientes!En la noce del Oamano se te ve ni la cara–aluitrán de cara limpia–lu de bengala, tan slo,los nombres ue vas cantando:Puerto Plata, Las Baamas,Aruba, la petroleraTurkilán de sal estéril,Curaao de ron bueno,Paramaribo y San Tomas,

Jamaica en costa de cocos…y la mucacita auella,Capitán, dulce de plenas,de San Juan de Puerto Rico!Salud, don Panco AlegríaSin brjula se te vael alma, recuerdo afuera!El alma si se te ve

blanca de espuma en baía,gallardete de tu cuerpo,el alma si se te veCapitán Panco Alegría!

mañana, –“pa’ Venezuela”–,por los mares del cicln




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tu cargamento de frutasirá alegre, Capitán!

Vendrás, con lastre de piedrasy con vientos de cancin–alguna istoria en tu casa,miles en el malecn–y en la taberna del muelleun solo trago de ron!Salud, don Panco Alegría,

buen Capitán de Goleta!

FRANKLIN MIESES BURGOS Canción de la niña que iba sola

Son lenta y sin alardela ronca vo de una torre.Por el camino sin nadievenía un perfumede cobre.¡Por el camino sin nadiede la tarde!

—¡O, linda te lo diréaora ue estamos solos,un redondo mar sin pecesson tus ojos!—La tarde borda jacintosde tafetán sobre el cielo.—¿Si uieres uno yo puedosobre tus trenas ponerlo?—No, déjame sin jacintoslucir así mis cabellos.—¿Flotando sueltos al viento

como las alas de un cuervo?—¡O de un retao de noce,caido desde los cielos!—¡O linda, linda no puedocon la sombra de tu pelo!Suena lenta y sin alardela ronca vo de la tarde.Por el camino sin nadievino un perfumesalobre;

por el camino sin nadiede la tarde.




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Canción de los ojos que se fueronSe me fueron los ojos por mirar la presencia

posible de las cosas ue pasan como el río,como el pájaro blanco de una luna sin alas,como el cristal en dondese desnuda el silencio.Desde nio se fueron…Y aora tengo en la sangreotros ojos ue miran por encima del aire,por encima de toda transparencia distante.Y esta es mi pena aora, el término y distancia:el ue yo muera siempre mientras los otros cantan,

cuando yo me desago de llanto entre las yerbas buscando las sonrisas ue olvidan las estrellasal uir presurosas ante la lu del díaYo me iría tirando también como los otros,en un cauce perfecto, mis redondas palabras…Pero no puedo, no; ay otras formas mudasue me llaman más ondoue la vo de las aguas.Yo sé ue nadie ignora la vida de mis ojosallí donde la niebla

tiene rosas moradas.Y el silencio devora la imagen de otra lunaeca de anocecidascanciones apagadas.Allí donde los nardos son palomas crecidascon las alas uebradas.Y la alondra no es slo la dulura de un canto,sino una ruta anca por donde llega el alba.Allí donde las ojas todas tienen por dentro,en el cielo inmutable de sus verdes entraas,el silencio de una primavera enterrada,

en donde están gritando de angustia por la vidalas rosas ue no nacen.¡Allí están mis ojos! ¡Los ojos de mi sangre!Los ue miran tan slopor encima del aire,por encima de toda transparencia distante.¡Los ojos ue me dieron, ue no fueron de carne!¡Allí están, en la sangre!Mirando el lado opuesto, la forma diferente,el oculto sentido de la carne y la esencia.

Porue todas las cosas tienen su doble sombra,asta la vo y el viento.




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Elegía por la muerte de Tomás Sandoval¿quién aora, llorando, te alará desde el fondo

solitario del mar, para slo pensar desesperadamente,en el vidrio desnudo de tu limpia sonrisa,o en auella tu carne color de acar parda,después de ue los peces ambrientos se comieronel ltimo paisaje de sol ue abía en tus ojos?¿quién aora, llorando, te alará desde el fondosolitario del mar?¡O príncipe mulato de la verde escafandra!¡Tronco joven de ceiba y coran de nardo!Después de ue la muerte dej sobre tus sienes

una polar caricia de puales de ielo.

Por esos ojos tuyos –¡dolor! – por esos ojostan llenos de luceros distantes y neblinas,Por esos ojos tuyos derramarán su llantode alero las palomas;la noce ue te clama sin cesar desde el cielocolgará sus crespones de sombras ateridassobre un mundo salobre de guitarras y lonas.Pero t desde el fondo no las podrás mirar:

no la podrás mirar, porue ya se abrá idoel alba ue alumbraba por dentro de tus ojosde terciopelo oscuro;porue ya se abrá ido sin campanas tu vidaacia una madrugada de sal y caracoles,más allá de la noce peuea de las algas,en donde todavía la luna no a podidollegar para mirarte, denitivamente,dormido bajo el agua.¡Arena y slo arena para el ancla calientede tus ingles desnudas;para tus ojos sombras de los corales mudos!

¡Arena y slo arena para enterrar tus sueosmarítimos de nubes y de gaviotas blancas,sobre un cielo de coco nublado de sardinas!

¡Arena y slo arenapara undirte en tu inmenso silencio terminadoentre besos impuros de ermafroditas peces!

¡Ay! ¡qué ya no abrá más msica marina de acordeonesen tu leco de limos y pleamares eternos!




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Sin un puerto posible para tu despedida,en la noce se fueron llorando las estrellas.

querida entre tus braos, abrás tenido slouna couetería de manatíes embras,porue ya las abejas ue anidaban tus labios,se abrán llevado toda la cera de tus besos.

¡O amante ineludible para uien la marismatendía el más oculto uir de sus mareas!¿qué as eco con el rostro pálido de las lunascaídas en el fondo solitario del mar?¿qué as eco con el rostro de amor de auellas lunas?

¿Traslúcida y radiante como un cristal muy nodeambulará tu sombra en torno de estas islascaribes ue te dieronese estupor de cielo mojado de aguardiente?

¿quién aora dolido escucará tu vo erida de violetas,y le dará a tu gesto de varn suicidatodos los crisantemos crecidos en la tarde?En litoral amargo de llanto sin paueloslas verdes ojas ancas sacudidaspor tropicales ráfagas de orno,te están diciendo adis,y t no miras…

Sin mundo ya y herido por el cieloImploración

Sin mundo ya y erido por el cielovoy acia ti en mi carne de angustia iluminada,

como en busca de otra pretérita ribera,en donde seranes más altos y mejores harán por ti más blando y preferibleéste mi umano, coran de tierra.¡Oh, tú la que sonríes magníca y sublimedesde tu eternidad desfalleciente! En vértigo de altura dolorosa,parte mi vida en dos como tus trenas.No uiero ue te digan ya más: ¡Mira tu ijo!El de tu humilde barro fabricado con sus hondos inernos y sus cielosen la terrible noce de sus polos,muriendo sin morir, petricado y solo.

Tu ijo de tierra y de uracanes eco, en la unidad universal del cosmos;tu ijo; el de las brinas de fuegos y los cantos




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en sumergida isla de llanto y de dolores.El que te mira a ti, transgurado, en clima de distintos hemisferios,

uno y plural ¡en tu palabra eterna!Tema

Auí, compaero impasible; auí:Donde todos los cuerpos creados se procuran; auí donde se buscanlos cuerpos y se encuentran lo mismo ue la imagenue en procura va siempre de algn vidrio inmediato,como una or marina sujeta por los ocho tentáculos de un pulpo,lo mismo ue una estrella mordida por el diente nevado de su cielo;materia ja y dura; materia desde donde

crecen mil manos largas para slo agarrarse;para slo buscarseen presencia de un mundo ue tan slo es presencia,color, forma y substancia en un mismo y continuo ardoroso contacto,hecho de supercies varadas a la orilla,callada y solitariade la noce del aire.Auí, compaero impasible; auí:Donde todas las ojas urgidas por el fuego de una terrible ansiavan buscando la carne desnuda de la brisa con sus labios de lana;auí donde el anillo tiene un sueo de dedosalados como cinco columnas suplicantes,y el mar es slo un ojo;un ojo melodioso con riberas de espumas para mirar el cielo.Auí donde las yerbas van pensando tan slocmo undirse asta el fondo de la entraa terrestre:¡yo no uiero encontrarte cuerpo slo y presencia!¡yo no uiero encontrarte concreta o sucedidade otro modo distinto ue no fueras de sueos,ue no fueras de nube, de estupor o de grito,en la isla profunda de mi llanto enterrada!

Auí no uiero allarte: posible, realiada; auí no uiero allarte,porue yo slo busco, tu no ser en las cosas para ser en mi esencia,para ser en mi árbol, en mi poblada selva de raíces muy ondas,en donde están uyendo las aguas luminosas de otro cauce del mundosin estatuas perennes sonreídas al fondo.¡O, dulce vo crecida del tamao de un ombre!¡De la misma estatura de una pena callada!Sin labios todavía donde sembrar sus letras,los signos expresivos para su oscura y nuevasubterránea vendimia de maduras angustias,

en donde nunca, nunca, allarán las semillas de sus extraos frutos.Pues para acer tu risa ue nunca abía nacido:




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¡Cuántos nardos ubieron de morir en el alba!¡Cuántos granos de arena

en la margen opuesta del litoral del mundo!Desde el dolor primero que nació con nodriza de aladas espinasasta el llanto sepulto de las piedras sin ojos,de las rosas sin alas,¡todo a sido un anelo de epidermis eridas!Todo a sido un continuo y furioso buscarseentre cuerpos y cuerpos de una terrestre carne de cielo despoblada,en donde a toda ora: una soberbia soledad rugía,o un enorme silencio terminaba.¡Ay! ¿De ué peco caliente de uracanes marinosviene ese oscuro viento? ¿Viene ese oscuro vientopara mesar los nos cabellos de las rosas que nacen en los pechos,ue nacen en las manosy mueren en los blancos jardines de los dientes?Ese viento es el viento del eterno contacto del mundo con las cosas.El formidable viento ue ace girar de amor al universo entero:Desde el peueo germen oculto entre las ojasasta la fe de auellos ue no mataron nunca su alma ni sus ojos.Auellos ue an seguido creyendo ue la brisa es un ala tendida,y la noce una negra paloma degollada más allá de las sombras.(Impenetrables sombras de donde mucas veces,

descienden en legiones mis musicales ángeles borracos).Los ue ya van sin cuerpos porue se despojaron en el propio caminoue retorna del mundo de su intimo llanto;los ue van siempre eridos de paisajes por dentro,éstos nicamente uedarán liberados de la terrible lucadel umano contacto,en donde cada objeto creado es como un brao,una garra tendida acia otra presencia de su ser inmediata.¡qué nada estará libre del sentido del tacto!¡qué nada estará libre del crecido sentido!

Ni la ormiga ni el cardo;ni la estrella ni el nido;ni la tierra ni el agua;ni la noce ni el aire;ni la selva que muere en un ardiente pecho de pezones otantes;ni la boca ue ríe encendida de rojos claveles a lo lejos;ni los ojos tampocoen donde un agua oscura va llena de sonámbulos violines delirantes;ni en esas claras gotas del celeste rocío,en donde un dulce cielo de pájaros abita.

¡Que nada estará libre del rme y decidido clamor de su mandato!¡que nada estará libre!




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Ni el asno pensativo ni la piedra callada;ni el silencioso amante enamorado;

ni la madre ni el ijo;ni t, ue as sido eca de ardorosas palabras,en medio de los rubios arcángeles dormidos.¡que nada estará libre!Auí, en esta tierra; en este mismo espacio en ue morimos,en una eterna muerte, sin reposo.

PresagioYo estoy muerto con ella

sin rumoroso llanto de aucenas,desde un peco ue extingue sus ardientes cenias,desde la misma rosa de ielo en ue ella abita,desde la misma niebla donde sus ojos miran la soledad del mundo,desde todas las cosas –inevitablemente– yo estoy muerto con ella.No valen los clarines ue golpean desde el fondo terrible de los sueos;no valen los clarines con el eterno y duro gemir de sus cristalesde amor resuebrajados;no vale nada aora desde ue ella se a ido:ni el musgo ue nos brinda su refugio tranuilo,ni la amarilla vo de los otoos,

ni la piedra ni el nardo, ni la arcilla maduradonde moldea el silencio su recndita estatua;no vale nada aora desde ue ella se a ido…A la orilla del llanto sereno de la noce;a la orilla del llanto donde caen las estrellas,no sé desde ué sombra yo escuco sus campanas,(palabras ue se an ido de amor entre las gentes).Yo estoy muerto con ella–inevitablemente– desde todas las cosas ue ignoren su presencia:El mar… la tierra… el viento.

La brina más peuea ue esté lejos de ella.La ue no aya podido colgar su primaverafuriosa de sonrisas o de besos,sobre el mármol sonoro ue le cubre la frente,el traje ue no tiene,los ojos con ue mira,o esas lluviosas manos donde vienena reposar en ella los astros sonrientes.Yo estoy muerto con ella–inevitablemente– desde donde su pena estremecida grita,

donde un río como ella pasa callando siempre.




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Primera variación ¿De ué cielo distante, solitario, sin nombre,

auella espada vino desnuda como un río?Auella muda espada tan fría como el vidrio desolado del aire,tan onda como el agua sin riberas del llanto,donde el dolor agita su inmensa cabellera?Para ue se uebraran tus senderos de aromaubieron de abitarle caracoles al viento,arenas retorcidas como torres de umo,como manos oscuras,como terribles dientes,ubieron de abitarle para siempre.

¡Rosa muerta sin llanto de campanas de bronce!¡Isla sola, sin nubes, sobre el rosal anclada!¡Mariposa sin alas, cuyo sueo, era el cielo!Por tus propias raíces tendidas como escala:¿habrá, para morirte, ue nacer un lucero?Pero no fue la muerte elada, sino el beso; el gemido profundode tus propias espinas uien apag la aurora vegetal de tus pétalos.Pues ya desde un antiguo dolor t te morías.Te morías por dentro –como todos– un poco.

Segunda variación Aora ue en mí siento la inconmovible eternidad gritando,

como árbol erguido, como una oscura piedra caída en lo profundoen un grito ue cobra su precisa medida de estatua de cielo.Aora ue en mi carne yo sé ue está esculpiendola soledad su estatua de silencio,porue no soy un bosue, sino un ombre,limitado en la forma de su umana presencia.Devuélveme mi mar de otras edades; mi no mar de vidrio transparentedesmelenado igual ue los leones,con su náufrago cielo solitario en la aurora salobre de sus concas,con sus yodos terribles, sus salitres de milenarios miedos oxidadosen el bronce sonoro de sus negras campanas.¡Mi mar!¡Mi viejo mar,poblado todo de corales profundos y tenebrosos légamos primarios!El que vive aún en mí –petricado–en olas submarinas de pretéritos llantos congelados.El mar ue no se a ido,porue en mí está varado como en el tallo del rosal la rosa,como mi coran, sobre la tierra.

¡O! Dame tu oscura lámpara de sombras.quiero irme de nuevo desnudando asta volver al mar y ser sus olas…




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Tercera variación¡O llanto inagotable de no saber en dnde sembrar nuestras palabras!

¡Nuestros signos sin nombres resignados,seco árbol en dondeno crece ningn sueo, ninguna vo vibrante, madrugada tampocoen el cielo remoto de los otros vocablos,de los otros solloos caídos en el coro celeste de los ángeles!¡Reino éste cerrado, igual ue los melones!¡Negro como la entraa profunda de la tierra en ue abitamos todos,con el solo destino vegetal de las ramas,de los troncos ue existen mordidos por la tierra,sin ayer, sin maana sino siempre!

—¿No crees ue como ellos también emos vividodesde el espanto mudo de nuestra inmensa y onda desolacin umana?Alguien conmigo aora no obstante lloraría mi ruiseor de luna,muerto de soledad entre los lirios, si no fuera por esapared eca de manos, de uas y de dedos, de bocas y de dientes,en donde todo actorealizado se queda como una or herida,como una cabellera destroada,lo mismo ue una estrella, sobre su cielo, muerta.Estamos frente a frente

de una eterna verdad ue nos derrumba a todos,como a livianas torrescomo a espigas uebradas por la mano del viento;ni t ni yo podremos abrir un solo surco para sembrar su sombra,su endurecido aliento.Todos emos crecido debajo de su cielo.Todos emos crecidoy aora nuestros pecos tocan el rojo fuego crepitanteue incendia sus cabellos tendidos sobre el mundo.—¿Somos cenia o brasa para el tiempo feli en ue lloramos?¿Somos cenia o brasa? ¡Ni t ni yo sabemos!En una muerte larga, solitaria, sin fondo;en una muerte eterna,eca de eternidades,siempre estamos muriendo desde todas las cosas…

Conclusión ¿qué descarnada mano de arcángel o demonio

en la insondable noce donde termina el mundome está cerrando siempre tu ventana más alta?

¡Esa ventana tuya por donde yo e uerido lanar mi ltimo grito,mi más pesada piedra de soledad crecida!




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No es con trino de pájaros tirados a la orilla desolada del viento,con ue yo uiero acer

la música seráca de tu inefable nombre;no es con trino de pájaros ni con temblor de agua recién amanecidacon ue yo uiero acer la selva de rumores ue puebla tus cabellos,la sumergida arena ue cruje temerosa por dentro de tus pétalos,en donde alguna playa solitaria,agonia de albatrosy de espumas;no es con trino de pájaros, sino con tierra y ojas,con buriles oscuros de espanto y de cenia,en donde otras campanas–sin torres ni palomas–vayan tocando solas; vayan tocando solas sobre el mundo.Yo sé ue el cristal tiene detrás de la perenne sonrisa de su cielootros cielos despiertos madrugados de voces,madrugados de lirios en otras primaveras distintas a tus ores,y ue no es éste aora,el más preciso instante para arrancarle sordas palabras a las sombras;a ese universo tuyo,en donde arrodilladas están todas las cosas.Yo tendré que buscarte de nuevo en mis connes: ¡rosa propia o estrella!Yo tendré ue buscarte: ¡uiá sombra caída de crespones espesos!

Pero siempre mordida; toda mordida siempre de realidades mías.Sin embargo ya nunca podrá venir la muerte para llevarte aogada.Sin embargo ya nunca abrá uien te destruya de amor o te desagade la más pura infancia donde enterraste todas tus raíces oscuras:Un soberbio verano te a clavado en la entraa terrestre de mi cielo;un soberbio verano, y ya –siempre desnuda–estarás para el fuego de mis besos umanos,resuelta para el ansia de tenerte en mis labios,en donde mil demonios abrán de recibirte terribles y voracescon un no y hambriento presente de marles.

No importa ue te suee o piense trastornada.No importa ue te mire en otras más profundas soledades,mi amor te irá siguiendo tendido como un brao,te irá siguiendo siempretras todas las mudables presencias en ue abites:oruga, pe o nube; luna ue irá alumbrando por otros cielos altos,por otras más lejanas riberas desoladas,en donde slo el viento de cerca te persiga,allí estará mi brao; allí estará mi brao como un odio crecido,como una inmensa torre para ceir tu talle;

tus tenebrosas trenas; tu aliento desvaído;allí estará mi brao partiendo tus corales,




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las auroras enanas de tus dorados senos de amor recién nacidos;urgando en las ocultas ciudades de tus manos,

en donde algn prodigio irá de nuevos soles lejanos despertando,el cielo ue dormita peueo en tus anillos.Allí estará mi brao:mi cuerpo se abrá ido acia otras torturas;acia otras cadenas más ondas y distantes se abrá ido mi cuerpo.¡Sabrá Dios por ué rutas mortales irá uyendo con los ojos vacíoscomo un árbol perdido,lo mismo ue una oscura semilla siempre sola muriendo!…¡Pero mi brao no; mi brao estará auí, al lado tuyo,soberbiamente siempre como una eternidad clavada en su destino!

MANUEL DEL CABRAL A Concho Primo

Bajo tu potro es un juguete el llano, bajo tu potro tan dominicanoue le sirve de espuela la cornetay vuela más ue la guinea inuietaue en las plumas se pinta municionespara robarle el blanco a la escopeta.

Muco más ue penetras y perdurascuando desgranas tus aventurasante el espanto de la llaneraue puso al cuello de los soldadosel amuleto como trincera.qué bien recuerdo tu apretn lejano:un coran se te volvi la mano!Se me ued tu acar en la iel,como a los negros cuando cortan caasue se les ueda en el macete, miel.

Y se agiganta muco más tu istoriaen la alcancía de mi memoria,loro de los refranes, triunfo de las mujeres,cuando volando las cabalgaduras,eran sobre las lomas y las llanurasun tiroteo los amaneceres.hoy lo ue rueda, Vale Conco, es rueda;asoma la vitrina en las vitrinasde los ojaos de las campesinas,y bajo la sotana o la moneda

su or a la santica se le queda.Mira una cru como se pierde al vuelo:




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enredada en la élicese va la carretera por el cielo.

Mas oy, compadre Conco, también se ve tu llano–míralo en el bolsillo del norteamericano–.

AcordeónNovela del corancuando las manos te aprietan.—Acorden,por tu sendero:el aul,anco como los vientos.Viajeros blancos los negrospor tu paisaje sin tierra.

AcuarelaFresca y repleta de caasla maanita de mielsiente frío y se acurrucaen las pupilas del buey.La carreta con su paso

matinal y paulatinorecinando despertabalos guijarros del camino.Regala campos de acarel oro de la maana.El umo asciende lo mismoue la oracin aldeana.

La calle del terruñoEn la puerta se ueja una guitarra.La calle es una istoria ue camina.Mientras ueriendo comentar, amarrala luna su baruita en una esuina.Se bebían los guapos del país:iba de boca en boca la botellacomo la boca de la meretri.En la puerta la emocindesgranaba esta cancin:maana vendré por ti,y si no uieres venir,

lo mismo ue a la monedate abrá de pasar a ti:




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de mano en mano rodandollegarás después a mí.

Salt un pual y se clav en la vo,y a poco tiempo el cancionero estabacaminito acia Dios…Trasnocadora como las estrellas,

bodeguita más joven ue el destino:tienes aprisionada en tus botellasla tragedia del barrio y del camino.

Mulata

Por el camino del acordente vi meterte sin pasaporteen el cico país del coran.A ratosmacacas rumbas con tus apatos,y tu caderaue padece una vieja borracera,y tu alientoue a veces uema asta el fular del viento,saben a la locura de tu barro mecladode mula tropical, de sol uemado.Mulata ue te icieron de la noce y del día,en el café con lece

bebo tu carne de fantasía.Tabaco para acerlo picaduracon el cucillo de la dentadura:tu talleue le roba los ojos a la calle.Sobre el aabace de su piel lampiameces tu carcajada de maraca,igual ue la oleada tentadora

de tu piel eca en cuero de tambora.Alma de raspadura y piel de ají,uema y endula tu mordedura.Voy a decir ue te metiste en mí como si fueras una calentura.

Piedra y solLos aitianos pican sobre la llanura,

tienen en sus picos enredado el sol.Sobre el aabace de su piel lampia




603

lloran sus espaldas gotas de carol.hacen reverencias paulatinamente

al compás del pico y la vo del son.Y como un teclado de retintas teclasriman enlados su brutal canción.Sobre la blancura de la carreteralos aitianos pican bajo un sol de ron.Las piedras cispean, y al cispear pareceue los negros rompen pedaos del sol.

Sinfonía negra

Danan los cocolos bajo los cocales,y su dana evoca monos de Ceilán.Carcajadas blancas rompen la armoníade sus tenebrosas carnes de aluitrán.Nrticos turistas riendo los contemplan;piel color de rosa trpico uem;pipas newyoruinas, tufo de cervea;se trag la kodak los Papá-boc.Bulle en las aitianas plática de loros,viendo como danan ombres de aluitrán

y entre sus corpios tiemblan cocos negrosue los aitianitos cupan con afán.

Tierra familiarTierra,tengo en la brisa los ojos,para llevarte por ellosmás allá del alfabeto.Anca de asombro y simple de orionte,te recogí en mis manosfatigadas de alba,para romperte como la madrugadaue revienta en los picos de los gallos.Tierra-carne!te fumabandiplomáticos de seda,y te vi en la neblina de sus pipascomo entre la neblina de sus frases.(Tienen

educacin francesa tus ciclones




604

ante los vientos del norte).Desnuda como el instinto

recién crecido en tus dientes,gritastecon la vo cimarrona de los negros

bobos de cielo.Y,desde tu miniatura de boío,se espigabatu viento,

bajo un cielo sin tiempolimpio como las casas de mis manos.Tierra clara,cica de mapa y alta de palabras.Yo desenredo el trompo de tu vidaue se me dio en el sueo de la almoada,manso como los ojos de los niostriste como la risa de los negros.

Tierra nuevaTierra:

tu cansancio,es el mismo cansancio de la mujer encinta.Tierra:tu ventana, de par en par,oy está del tamao del cielo.Tus semillas son ancas como msicas grandes;y tu carne a tomado la estatura de un grito.Tiene tu barro aora como ademán de torre,de torre siempre abierta como el sueo del viento.Llega un soplo de oras ue uieren

prear las alondras;un soplo ue llega lo mismoue un pedao de alba ue se riega en el mar.El ombre te espera, tierra nueva,pan para todas las ambres.Igual ue el instinto ue alumbra los tiemposue a tiempo no vieron los mudos del tiempo,la palabra camino te alargasin el grito magnate ue aprieta silencios umildes,silencios ue aguardan porue tienen,

an en la sombra,la sombra cargada de rutas.




605

La maana del ombre,ya se estrena en las voces de los madrugadores;

la maana ue vienesobre carretas pobres,carretas ue traen de lejos su catedral de fatiga.

No es la América mansa,la del viento camello de las seis de la tardesuave como la muerte del cabello del indio;es la América-ovario presente y futuro.

Alientos comunessiente la arcilla,

siente ue todos los dedos la mueven y ensancan,los dedos ue a fuera de ambresintieron el crimen… y no lo complacieron.Bajo el cielo de aorala calle antigua acaba de nacer.hierve el aire,la cancin de la urbe lo uema.

Macos color de sueo,con la sonrisa joven y el sudor de cien aos,

le arrancan a la tierralas viejas cabeas,las viejas raíces del barroue slo abonaba la sombra.

Desde las aoteas del paisaje reciente,nubes nuevas (alumnas de la brisa moderna)lavan el orionte.Sauearon la esperana los obreros,los obrerosque traen en los los de picos y hachasel oro democrático de los amaneceres.Y romperán las puertastus palabras.Ya lo dijo tu vuelo sin la escuela del tiempo;ya lo dijo tu aliento perfumado de altura.América:epidemia de voces,como la yerba terca por todos los caminos.En tanto,ya eria el aire

la aurora de las manos.




606

PEDro MArA CrUZ

Llanto por la hermanita

que murió a los catorce añosLo mismo.Siempre lo mismo:La muerte de tu vidaue la vida de tu muerte,tus catorce aos de albaue tu alba enterrada a los catorce.Lo mismo.Desesperadamente lo mismo.Tener tus párpados enterradosue abrirte en el tiempo mis párpados.Lo mismo.Pero, yo puedo proseguir, ¿ue es lo mismo?Bien sé ue tu desvalide me undíay que un propósito el es tu aposentoue an tiene tu constancia simple¡y donde tu amiga te arregl las dalias!Catorce aos tengoporue si tengo veintiocolos otros catorce están en tu entierro.

Resmete en mis cosasy asta en lo torvo de todas las cosas,ue yo rasgaré la sombra de unas alaspara ue ni siuiera en la muertete oprima el roce de una sombra!…

Signo melancólicoPara ti mis sueos macaué con lucerosy me fui con los besos que echaban tus albas

y tus ojos conmigo derrotaban la sombra.¡qué derrumbe de astros me caus la uimera!Yo te uise tan pulcro ue te abl mi silencioy tan leve te tuve, ue yo mismo interrogosi estuviste a mi lado o yo cerca de un lirio.Seré siempre mi canto para todas tus cosas,pero tan dulcemente ue me uede en el canto,con lo aul en lo aul y la risa en los árboles.que bendigo la vida a pesar de tu vida,ue envenena esta otra ue se rompe en el pino

y el pual perfumado de este olvido serenocon tus crímenes todos ue se vuelven fragancia.




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TOMÁS MORELAcordeón

El acorden,cuando lo cuelgan en la trameríade la pulperíaparece un jugueteue pierde su policromía…Y, sin embargo,se vuelve alegríacuando llega Mon a la pulpería.Lo traen del otro lado de los maresy parece de auí el acorden.

Slo ue cuando viene por radiono suena como cuando lo toca Vale Mon.

Con viejas cuentas

El negro cantay ay una mano como ue sacade su gargantanotas de iel…Y en su mirada mansa de vaca

a cada paso se le atrabancanlos grandes ojos de su mujer.Frente a la paila de la mulatacon uien el pobre su tiempo mata,entre los cuentos y el buen café,el negro blanco de Monte Adentroayer me dijo de un uererue se le fue:Negra ue baile como ningunaallá en la esta de Navidá

Paciente y güena comunalunade la ue salen de madrugá!La negra auella de uien me ablabaes una negra de “Los Sirises”,por uien la cara, el Vale Panco,la tiene llena de cicatrices.Y el pobre negro ya nunca puedeauel camino “voivé” a pasarporue lo espera el Vale Panco

con viejas cuentas ue ay ue arreglar.




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Framboyán“Arrea, jaragana, arrea

pa vei si llegamo con la freuesita de la madrugá!”Y por el caminovan los campesinosrompiendo el silencio de la oscuridad.Cuentos de fantasmas y de aparecidossalen de la boca del Vale Julián,y se entera el nio de ue a la mucacala codicia el diablo desde el framboyán.

Si no fuera por taitaYo no tengo dereco a uejaime,

si me ubiera llevaodei consejo e máma,no me ubiera pasao…quise dejai mi ranco, mi bojío, mi amoiy toa mi pobresa,pa vení pa este puebloa pasai trabajo rompiéndome la cabesa.

Máma me desía,cuando yo e’nei bajío a to le jablabade venime pa’ca…“No te vaya pai pueblo,no te vaya pa’llá,ue lo pueblita son malo.Y la mujei ue tá sola,solo jase caballá”.

Y taita me aguaitabay dipué me coitaba lo’sojo.

Jata uin día, jué peidiendo la coloiy la pasensia… y me dijo:“Ponte tu traje rojopa ue te laigue diauí,ue tu no jase faita pa ná,¡pa naíta!

Jalo pronto, si no uiéue le oidene a la mujeiue te saue a tabaná.Láigate de prontico y no lo repita má…

Y puauí no te me arrimecuando un pueblita te jaga una desgrasiá”…




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Taita me lo desía…Y dipué toa eta gente

disen ue lo campuno no sabemo ná.Ete pueblote grande jué la desgrasia mía.Ei día ue lo ví, ¡Jes! la calle Soi

jué mi peidisin…Me acoidé de mi gente,dei conuco, dei ranco, ¡jata de mi bojío!y lo peói de tó, jue que u’nombre tallaose vino derecito y se me puso ai laocon su palabrerío,eco el fresco, como si yo lo ubiera autorisao,Y me peidí de amoi.Me uedé alelaitaoyendo como jablaba auei ombre pueblita.

Ay, así e, veidá son.Máma me lo desía. Taita tenía rasn.No nasí pa sei mala,pero una mujei si’nonra no sirve pa ná.Si no viviera e’nei pueblofuera una mujei onrá!

Me da pena pensai en mi campo.Ei probe Miguei debe tai agoramesiéndose en la amaca y pensandolo que yo jago pua’cá…¡Si supiera ue yo no baigo ná!

Ei conuco, ei bojío y e’lamoisito aquéime dan gana e voivei.¡Pero taita!Si no juera por taita yo volviera pa’allá.

GLADIO HIDALGO Compañera

Huerto de sacricios que perfuma mi vida:derramas en mis noches tus abriles en or,y goas el instante de saberte perdidapor mis negros caminos de trajín y dolor.

Deparaste tus playas a mi barco suicidaporue tienes la lu de un faro salvador,y así fue como el barco retorn en su partidadel puerto de los Vicios al puerto del Amor.




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Es justo ue se sigan mis pasos y tus uellas,así será mi vida, dentro de tu crisol,

un alcáar de sombras en un jardín de estrellas…Y un día, por el triunfo de tu ideal fecundo,

yo venceré a la Muerte, y en el puerto del Solperseguiré el milagro de regalarte un mundo…!

El hospedajeEn sombras de ignorancia, duerme la audacia.

Los eternos fantasmas de la desgraciase ocultan tras la risa de sus caretas…Y un bullicio de radios, vuela a la locaentre menesterosos y alma de roca,sobre la mucedumbre de mil casetas.

O, casetas ijastras del Improviso,de cal embadurnadas, de negro pisocuyo interior trasciende a laceria y yodo,donde el ado Refugio tiembla de frío,se muere la Vergüenza, reina el Hastío,se desperea el hombre y bostea el Lodo!.

Revuela el oro alado de las abejas.Por entre los fangales de las callejascruan las carretillas con sus farolas,y bajo la tecumbre de los alerosduerme una fosca banda de pordioserosy la Suerte y el Sino carlan a solas…

Como a un oasis llega la caravanaue anela las caricias de la maana.Persiguiendo la pista de las pastoras,

bajo anticuada veste, ronda el labriego;y avivan sus doradas muecas de fuegoy sus cabellos de umo: las “umeadoras”

Se abren las ricas pilas al sucio suelopor donde entre las cargas, crua el pilluelocon ojillos de astucia y gestos de carro,mientras un negro corro de campesinosreere los asaltos de los caminosfumando sus negrucas pipas de barro.

Suenan tras la enramada las rudas cocesentre un disperso coro de escasas voces,




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y sobre el rubio junco de las esterasal nocturno bocorno de las arcadas,

duermen las campesinas, abandonadas,y ruedan los infantes de las cualquieras…

La implacable Miseria se ala en su tronosobre los pedestales del abandono.Mercurio ace codicia de sus aletas,asta ue la silente fortuna acuday la cancin del oro se torna mudacerca de las esteras y las mesetas.

Cesaron las canturías de los voceros.

Ante los mostradores de los tenderossube aul de tabaco y olor a alcool,y en medio de la turba de las gitanasprestas al sortilegio de albas mundanas,creando paradojas, carla Sampol.

La lu de las ampollas, en carcos, erra.Sobre la podredumbre de negra tierra,

bajo inmisericorde toldo de cielo,divagan los pollinos aparejados

junto a los ortelanos, ue amontonadosdormitan sobre frutos del patrio suelo.

Indiferente al tine del recipientesaum el rubí de brasas, el agua irvienteue aguardan, cenicientos, los coladores,para tornar el áureo café calienteen sorbo ue amenice la incoerentecarla de los cuentistas trasnocadores.

Al par de los relatos de las triviales

istorias picarescas, sentimentalesrevuelan los preludios de las guitarrascon las rojas luciérnagas de los braseros,y el punto de partida de los troverosamenia el concierto de las cigarras

Olor a vias muertas vaga a distancia.El vao de las aves, con la fraganciade los racimos uéspedes de los rinconesméclanse mientras vibran en los sitialeslos acres alaridos de los timbalesy arto se desperean los acordeones.




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La luna irgui sus oros plenilunares.Al eco sonoroso de los cantares,

umedecido y fétido, suea el establo,en tanto ue se yerguen como panteraslas belicosas turbas de las ramerastorvas como Lujuria: la ija del Diablo.

La promesa a la madreT lo comprenderás… ¡pero muy tarde!

cuando mi escasa juventud, rendida,sea, tan slo, la nube de un alarde,

bajo el aul del cielo de tu vida.Esta inutilidad ue en mí vislumbras

es un clarín de alerta entre barrancas,porue adoro el silencio y las penumbras,los días negros… y las noces blancas.

Nada me importa la existencia enfermadesta Villa Esmeralda ue irrisoria,trag miserias, y, a la lu de esperma,nubl mi cuarto y se perdi en mi istoria.

he sufrido, al aar, las decepcionesue aniuilan el ansia de ser bueno,porue virtud sin oro ni blasones…maldito el lirio ue surgi del cieno!

Pero yo e de llegar… tal como el ríoue las eridas de un desierto estaa;sin estos ímpetus de mar bravíoue toca cielo si se al montaa.

Sé ue jugas pueril esta agonía

de arte sin lu y soledad paganaque orece en los cardos de mi vía…T lo comprenderás… ¡Pero maana!

Tu antojoTu antojo a perfumado mi vida sin fortuna,

y oy mi verso es el pájaro ue viola tus linderosporue eres el jardín bajo el claro de luna:llenas de claridades los senderos…!




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Por llegar a tu huerta orecidadonde fueran mis versos: tus mirlos prisioneros,

uién pudiera llegar asta tu vidapor un aul camino de luceros!

HÉCTOR INCHÁUSTEGUI CABRALCanto triste a la patria bien amada

Patria…y en la amplia bandeja del recuerdo,dos o tres casi ciudades,luego,un paisaje movedio,visto desde un auto velo:empaliadas bajas y altos matorrales,las casas agobiadas por el peso de los aos y la miseria,la triste sonrisa de las oresue salpican de vivos carmesíeslas diminutas sendas.

…una mujer ue va arrastrando su fecundidad tremenda,un ombre ue exprime paciente su inutilidad,

los asnos y los mulos,miserable colouio del ueso y el pellejo;las aves de corral son pluma y canto apenas,el sembrado sombra,lo demás es ruina…

Patriaes mi coran un acericoen donde el recuerdo va dejandolanas de bien aguadas puntasue una ve clavadas temblorosas uedarán

por los siglos de los siglos.Patria,

sin ríos,los treinta mil ue vio Las Casasestán naciendo de mi coran…Patria,

jaula de bambespara un pájaro mudo ue no tiene alas,Patria,palabra ueca y torpe

para mí, mientras los ombresmiren con desprecio los pies sucios y arrugados,




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y maldigan las proles largas,y en cada cruce de caminos claven una bandera

para lucir sus colores nada más…Mientras el ombre tenga ue arrastrarenfermedad y ambre,y sus ijos se esparan por el mundocomo insectos dainos,y rueden por montaas y sabanas,extraos en su tierra,no deberá aber sosiego,ni deberá aber pa,ni es sagrado el ocio,y ue sea la artura castigada…

Mientras aya promiscuidad en el triste aposento campesinoy slo se coma por las noces,a todo buen dominicano ay ue cortarle los párpadosy llevarle por extraviadas sendas,por los rancos,por las cuevas infectasy por las estas malditas de los hombres…

Patria…y en la amplia bandeja del recuerdo,

dos o tres casi ciudades,luego,un paisaje movedio,visto desde un auto velo:empaliadas y altos matorrales…

Invitación a los de arribaSí, a vosotros yo os invito;si ueréis bajar,

podéis acerlo.

¿que no tenéis cuerdas,ni escaleras de mano,ni los deseos ni los impulsos necesarios?

Tanto peor para vosotros,para vosotros ue vivísnada más que para la blanca supercie:o mantel o sábana o pauelo,el no pañuelo de hilo perfumado

con la mentida articial fragancia de los azahares.Me diréis ue tengo cara de aorcado,




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dedos de mecanograsta y un gesto, bastante subrayado,

de viajante de comercio ue no a ecado todavíael pie a una mala bicicleta.

Lo veis, moscas, lo veis,os conformáis con el perímetro,el perfume y la apariencia;os invito a bajar al centro de mi sangrey por miopes os prestarélentes racionalistasy ese sencillo y claro estado de almadel pobre ue compra,

pasado mediodía,el desayuno de los ijos ambrientos.Si no abéis sufrido ambre todavíay puede ue sí, por culpa, es natural,de la cientíca dietética,yo os daré la clave para llegar a mi coran:y cuando lleguéis, gratamente asustados,en vo muy baja, ue tendrá temborespropios de la alcoba y del jardín diréis:

Comenaré por descreerlo todo,por negar cuanto me dijeron ue era grande;desde la pluma del militar gorrinasta la pluma del escritor pagadode sí mismo y con oros ensangrentados e inicuos.

Creeré en la mansa igualdad de los ombresy en la sencilla complejidad de las cosas peueas,en el apretn de manos del amigo,y en el cigarrillo y los fsforos prestosa ser dados,

en el minsculo miedo a las voladoras cucaracas,y en ese sagrado temor a las mujeresue no ablan casi y miran muco,enlutadas tras un silencio,como emboscadas y tremendamente alertas,esperando el momento propicio para saltar diciendo:porue me compadeces eres mío…

Ya sé ue e ablado de más,pero soy de esos a uienes satisface mejor

el pago eco en sonrisasque en amantes billetes de banco.




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No bajaréis, no, os uedaréisen vuestro mundo,

con el coran seco y amarillo,sí, os uedaréis, vosotroslos de la astucia amanerada,y no será porue os faltan los dos pies,ue indican ue estáis más cercadel ridículo monoue del caballero civatocuyas barbas pecadoras no tenéis dereco ni a besar.

Os invité de buena fe,¿y ué le vamos a acer?…

Pero creedme, sufro muco con los animales peueoscuando están eridos o enfermos,el mulo con su pata partidame parte el coran;la avaricia y la incomprensintambién me acen derramar lágrimas amargas,unas lágrimas ue tengo reservadaspara esa patética oraen ue la mujer nos pideo un pouito de llanto

o un tanto así de recitacin…Pero tanto mejor, uedaos arriba,con vuestros entorcados y vuestras libretascuyas cuentas están cargadas de sudores ajenos,los de abajo tenemos algo que crece y fructica,algo ue nace sin ue sepamos cmoy ue no muere nunca: el odio y el desprecio…

Además, contamos con vuestro apego a la vida,y por ello somos camorristas,y debajo de la americana llevamos

peridicos doblados en tal formaue os acen ver ue asta los dientesvamos armados.Inventamos las intoxicacionesy las uelgas,los ladrones y los asesinos ue no dejan uella,las prostitutas vestidas de negro,ue cobran su virginidad en cada día;los duendes, las uiebras, los fantasmas,las locuras, las paranoias,los ciclones, las vitaminas,todo para vuestro susto,




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lo emos inventado nosotros los de abajo,los del indiscreto microscopio,

los de la gacetilla larga,los de la escoba,los de la paciencia,los del telescopio y los del asador.

Retorno al hombre¿Y el ombre?

Sí, esa forma regular de lodo,espíritu y microbios…Ese mismo ue puso la primera piedra de la basey la ltima teja del tejado,el que secó su cabeza en ebres redentoras,el ue comi del pan amargo y trag lágrimas,mientras en su peco se cocían,mejores, sus ijos y los ijos de sus ijos…

Ese a de contar,pero no le tiréis delante cosas materiales,no levantéis ante su frente sin nubesy sus manos pecadoras

decididas murallas de prejuicios y cal y piedras.Respetadle,

no es el gusano ue pide podridas ojas y sombra,no,es el ijo descarriado ue Dios amue busca la perdida senday sangra y llora,mientras sobre sus ombros se abrenencarnadas rosas,y sus pies, eridos y cansados,van enterrando los ltimos delicados nardos.

No le insultéis con abstracciones,uitadle la pesada cadena ue lleva en la cintura,dadle agua limpia,lu ue no ayan cernido sucias nubes,polvo sin umanos uesos,tierra ue no ayan olladoférreos y matemáticos corceles;alojadle junto a vuestro coran,

llamadle ermano,tratadle como al vagabundo peueo




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ue aora no el consejo sabiondosino el cuento de adas,

el mueco ue siempre está de pie,la sombra generosa de Carloty los manjares sin cruces de merengue.

Llamadle ermanoy no miréis sus uasni su camisa rota;respetad su barba suciay sus palabras ligeras ue se remontan a la nube y al ensueo;respetad su llanto,perdonad su triste continente;

en el nombre de los ue sufren lo pedimosnosotros los de la palabra ueca y torpe,los ue nos anudamos la corbata todas las maanasy tenemos el calor de la cabea de los ijospara comprender y serenarnos.

que tu casa sea su casa,donde ay un teco sobran lecos.La tierra es madre comny los ombres, sus bestias predilectas.

Pero ue no se levante un solo ogar,ni uno solo,en la tierra ue envenen la furia fríade imbéciles irresistibles caballosy ue agot de dulces posibilidadesel pie limpio y ladino del mercader.En esas tierras no se da el ombre,nace porue dos seres se aparearonpara desgracia suya y de los suyos.

Jvenes, golpead con vuestros puos,

viejos, con el regatn de los bastones,los monstruos con patas de bélicas orugasy veréis ue están vacíos y ue si el ombre fuera cuerdose pudrirían sobre la tierracomo las frutas venenosas,como las aguas muertas.

SecretoEres algo más ue un recuerdo ue viene

por un camino traado bajo aguas aulescon peces insomnes y algas tranuilas.




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Eres algo más ue lumbre de estrellasmadurada en el calor de las ojas

ue el viento despierta por las madrugadas,porue estás eca de la sustanciacon que el sueño fabrica sus guras,con que la ebre expresa lo que hallóen el fondo tembloroso de la angustia ue no tiene nombre.

he oído tu vo en otros mundos,e sentido tu presencia en los umildes vallesen donde vuelven a crearse la penumbra, los lagartos y el silencio.

he tocado tus manos en las manos de los nios,

siempre insumisas y locas;y en las manos ásperas y mansasde los ue están a piue de caeren el vacío de la muerte.

Te e sentido en el rumor blando y tristede las aguas de los arroyos peueos,ue arrastran con dolor y sin premurasus rotas sandalias por un fango en donde crecerán,más luego, allá por el estío,

las yerbas bobas ue undirán sus raícesen los abandonados camarones,en los ridículos y torpes esueletos de los pecesillosue fueron grises una ve y ue son siemprela gracia de las aguas tranuilascuando están bajo árboles muy grandes,con mucas ojas,sin un solo pájaro,y ue encierran entre las serenas ramasun ambiente ue invita uedamente al sueo

y ue nos obliga a pensar como uérfanos del mundo.

he oído tu vo cuando lo agradableabri las ancas puertas de la risao cuando la sonrisa abri su ventana sobre un díaen ue éramos inexplicablemente felices.

he visto el brillo de tus ojosen las minsculas cosas amadas,en las naderías en ue slo se detienenlos ue andan mal de la cabeay los ue saben ue tras la brisa del atardecer




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lloran nios perdidosy las vírgenes ue envejecen a la sombra de las costumbres.

Te e visto y te e sentido y te tengoen todo lo ue los otros creen sin importancia,en lo ue no mencionan nunca,en lo ue e tenido ue descubrirpara saberte junto a mí por siempre…

PEDRO MIR Abulia

¡Mi vida va de viaje en un bosteo!Desorada de rutas,mi vida se a olvidado del caminoy se orienta en mi barro.¡Cuántas volutas de pensamientosalen de las cenias de mi cigarro!

Mi carne se ace plástica de astíoy se da en la amplitud de un despereo.Después de todo, yo soy mío.Mi vida es un navío

ue a cabido en el carco de un bosteo.

Alegría de la mañana blancaSon,las nubesde almidn.¡Estoy de versos encidocomo una vela blanca!Ala mi alma un sonoro

cáli de ritmos de plata,en la misa del sol y del verso bajo los cmulos de almidn.¡Esta es la esta de un hombreue emborrac de emocin!¿quién te llev por el ríopara besarte la falda?¿quién te decía los versosy te conaba las cartas?¿quién te apretaba el meiue

y los besos te robaba?A, las nubes de almidn




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me poetian la maana!Nadie te cuenta mis goos

de almidn de nube blanca!Y tu sombra me persiguepor esta alegría larga…¡Siga el canto! ¡Siga el canto!¡que el peco me da en merenguesun coran de guitarras!Están de almidn los díasy de almidn las semanas:días,semanas,días,semanas,y siempre las alegríasde almidn por las maanas.¿quién sorprendi los cariosde tu boca recitada?¿quién te ense los caminosy te cont las pisadas?¿quién se acic en tus pupilaspor culpa de una mirada?A, la maana se asombra

de nubes almidonadas!…Fiebres de lu y de sombraviolentamente contrastan,las mismas ue me dibujany en tus ojos me retratan.¿Fiesta? la de tus ojos.¡Parranda! la de tu cara.Felicidad y alegría.¡Triunfo de nubes blancas!Conviérteme todo en besos

para estamparme en tu alma!

Pour Toi

Estoy de ti orecidocomo los tiestos de rosas,estoy en mí oreciendode tus cosas…Menudo limo de amoresabona mis noces tuyas

y me orecen de sueñoscomo los cielos de luna…




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Como t mudo los pasosy la distancia es más corta,

ablo en tu idioma de amory me comprenden las rosas…Es que ya estoy orecido.Es que ya estoy oreciendode tus cosas…

RUBÉN SURO GARCÍA-GODOY Alba escrita en la tarde

hablaré más allá de mis palabras.

Llegaré más allá de tus oídos.Si pudiera penetrar a tu almaa través de tus ojos,le ubiera ya dicoue tu imagen fatig mi fatiga.

Y aora,cuando tu presencia no es carney puedo decir en vocesue tu recuerdo—ue es espíritues una tentativa de felicidad;cuando más me sientoesclavo de tu cario ignorado,empieo a darme cuentade ue este amor naciente,nutrido con miradas,dormido con pensamientos albos,puede edicar destinosy adelantar futuros.

No le temo al gris-tristea de esta tarde;tu boca trae el rojo-alegre de los levantes moos,tu gesto, la gallardía de las raas caribes.Elegida:t puedes eterniar los amaneceresy acer sonreír al Dolor;por eso voy a ti,tan impalpablemente como tu silencio.

Caminante ayer,oy me siento caminopara recibir la caricia de tu planta!




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CUATRO POEMAS Y UNA SOLA INTENCIÓN Estrofas de pueblo para muchacha de campo

I¡qué traje el ue yo te traje

del pueblo auella maana;luciéndolo siete díasse endominga una semana!

Martes en el calendario,pero domingo en tu traje.Agua limpia, brisa y sol,¡ué fácil tu mauillaje!

Mucaca de la sabana,retina para verdores,en tu vo allaron jaulasalondras y ruiseores.

Cmo me río del río;ue, ambicionando agua clara,en tus pupilas mil veceslo vi lavarse la cara.

Ruboriado y arisco,cuando desnuda t asomas,cambia su aul en verdoresel camalen de las lomas.

Y al bao, mucaca, al bao!sin dueos del caserío:

bebiendo sus transparenciasle uitas la sed al río.

Cuidado con uien te touela epidermis uinceaera;caricia para tus carnes;¡el agua de la correra!

Estrofas de campo para muchacha de campoII

Causa juite e mi condena,degrasiá de mi esití;

con saboi a yeiba güena,con oloi a paculí,




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te saborié vueita penai en ei recueido te olí.

Si ailei jue tu mirámi peco jue prendedoi;si jue grande la pincá

jue ma grande mi doloi.

El fogn tando apagaoi etando trite el bojío,seai e de enamoraoue jue correpondío.

¡Ai si aguaitara ei conuco!dende ei día e tu despresioloj matojo y loj bejucopusién puei suelo su presio.

Cojí en ei caico un luceropa alumbrai al amoi tuyo,lo econdí dentre ei sombreroi en ei ta vueito cucuyo.

Mi aima ta condenáa sufrí de mai de amoi;tan mala e mi enfeimedáue ni en la sana ei dotoi!

Poi ti siento yo un calambreue me ará vetí moitajaEi pan no mata mi jambreni mi sé tiene tinaja.

Estrofas de campo para muchacha de pueblo

IIIEi día ue yo la vide

no sé lo ue jué de mí:ai cosa uei cueipo pideno debiéndola pedí.

Ella vino con la frescadei lao en ue sale ei soi,era entonces tiempo e secai en seca naci mi amoi.

Mi amoi jué planta maiditaue no debi de nacei,




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ni la mema agua benditala via jecho orecei.

La pecé por ti trillito…a decile mi pasin,vide yo auello sojitoi me fait desisin.

Bailé con ella una noce…noce ue jué como ei día.La cabesa me se mocesi no e cosa e brujería:¡ei merengue de esa nocelo toi oyendo toavía!

Tre mese pasó en la ncasin podeilo yo evitai;tre mese un amoi ue juncano e pa podeise contai.

Envío:

Coitante sin sei cucillo,mujei de la poblacin,tu amoi jué como un cadillo

pegao en ei coran!

Estrofas de pueblo para muchacha de puebloIV

¿Amor?Este amor de la ciudad,ue ve antes ue a la novialos caudales del papá.

Labios cargados de “rouge”

para un beso articial,enseado en el cinemapor el ltimo galán.(La Vergüenza está “knock-out”y en camillas la Moral).

Muchachas –ores de “irt”–marcitada castidad:la cabea en hollywood,los pies en tierra natal.

Amor: sed de gasolina.Amor a velocidad,




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ue abla en libretas de bancopara poderse expresar.

¿Amor?Este amor de la ciudad,ue encuentra en el “Beauty Parlor”una frmula industrial–maravilla de cosmético–para detener la edad.

Amor a base de química–Max Factor dictatorial–.Amor ue piso con “dollars”

poseer la Felicidad;que sabe más de nanzasue de cosas del ogar…

¿Amor?Este amor de la ciudad,¡ue cubre sus desnudecescon trajes de celofán!

Palabras de niebla en presente de olvido1

Borrada de lejanía.Ausente de mis oras y de mi tiempo.

No eres una cicatriporue el pasado no fue una erida.

Divorciada de mi realidad:Muertacomo los días de un calendario antiguo.

¡Olvidada!verso ue no se recuerda;canto ue no se canta;palabra ue no se repite.

2Mes y medio

mirando auel mar de fotografíasonriéndole a una sonrisa ue no era la tuya;mes y medio

perdido en unos ojos-farosue no eran tus ojos.




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3No olvido ue olvidaste

ue mi verso se compra con verso;ue ritmo es más ue cifra;ue arte es más ue moneda.

4Perdida.

Lejanamente perdida.Pauelo de nieblaue no se agit para la despedida.Pauelo de nieblaue no sec lágrimas.

5El coran es el mismo:

¡simplicidad de asta ue cambi de bandera!

Soneto de yodo y salEl mar uiere ser cielo y ace nubes de espuma;su epidermis friolenta se da baos de sol;ace poco uitose sus fraadas de brumay en pijamas aules lo a visto un caracol.

“Reservoir” de idealismos. Disolvente de penas.Los ojos, los anelos… mirarlo es navegar.Las olas se suicidan cumpliendo las condenasue ante los arrecifes les dicta el mismo mar.

Un barco fuma pipa uemando el orionte.Siento ue mi Alegría se eleva como un monte;(dudo del alpinismo de mi antiguo Dolor…).

Las palmeras de playas son gigantes sombrillas.El viento ria el agua ue cortaron las uillas,¡mientras dos garas blancas se enrojecen de amor!

FrANCiSCo DoMNGUEZ CHArro Grave

La corola de nardo de tupiel taciturna, retorna

en las pupilas de lossilencios largos.




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¡Oh, pestañas aladasde los recuerdos grávidos!

¡O dedos de la dudasugeridos!O, cicatrices aules!

¡O cauces del anelo!Luciérnagas de ámbar!…

Las manos del destino se estremecenvolteadas en mis imnosde plata.

Las tragedias umanasabren cauces de acero de dudaen mis portales.

Y mi frente dolida a espigadola duda en los rosales.¿Tendrán mis plenilunios al nde la jornada sangre de otrosdolores?

Yo no puedo dudarlo…

Viejo negro del puertoViejo negro del puerto,ace muco ue vengo mirandola oscura silueta de tu cuerpo manso,desliarse, en silencio, en las noces,del muelle a lo largo;por recintos cargados de sombra

con tu fardo de penas a espaldas,yo te e visto escrutando, a lo lejos,algn raro misterioperdido en lo alto…

Y te e visto, sumiso,responder al reclamo,–de ese grito silente de tu alma–cuando aspiras el umo en tu pipaen profundas y lentas bocanadas…

Y te e visto, también,desilar el fulgor




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de tus ojos noctámbulospor las aguas plateadas…

¡Viejo negro del puerto!Esta noce de niebla es propiciaal rito mudo de tu fervor atávico;prende tu pipa fuerte,embriágate de trpicosumérgete en ti mismoy apura tu nostalgia…

Escancia la tortura de tu almaen un festín inmvil con tus ansias:

Insúate en la nada,penetra los abismos insondables,ja la indescriptible quietudde tu mirada,y acorta la jornada redentorade tu retorno al África…

Viejo negro del puerto,retorna en el espíritua tu selva sagrada.Embárcate en la leve piragua imaginaria

de tu inconsciencia mártir,–y llora inconsolable–ue en esta noce lánguidaslo un milln de estrellasverán correr tus lágrimas…Viejo negro olvidado;

beodo iluso de agonías nocturnales;yo e visto: mucas veces, tu erida destilandollamaradas intensas de fugas ilusorias,y tus pupilas mansas

se an teido de selvaen actitud fantástica…

¡Viejo negro del puerto!¿qué deseo te taladra?¿qué mística idolátricapenetra tus entraasue, inmvil como estatua,te embriagas de fulgorde mil estrellas lánguidas…?. . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . .

…Intilmente sueascon tu retorno al África.




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Si pudieras tejer con tus braosun pedazo de jungla otante

y dejarte arrastrar por los mares…o tejer con clarores de lunaun velamen muy blanco y extraoy dejarte impulsar por el aire:–¡qué aventura tan grande!–

¡Viejo negro del puerto!:quisiera consolarte!

Yo que no he visto nunca

(Leyenda Verdadera) T eras en lo profundo de mis alasuna undida uimera de puales;y de tu primavera asta mi piel,un diluvio de echas orquestales!

Eras como caricia intravolcadapara mi vastedad de coran.Y en mi emocin ardías prisionera,y aromada de nardos!

¡O, moreno trigal anisperadode tu pávido seno!

Yo ue no e visto nunca los trigalespresentí el ámbar tibio de tu peco…

honda… Lenta… Solemne… Introvertida.Dormida intimidad!Cuajada cera tersa de panales!Flor de silencio…. . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . .

Cncava uncin de lu eran tus ojos.Rosa crema de sol era tu gesto.Y eras la lejanía de la albaaca…¡macia plenitud serían tus besos!¡Mi amor divini el sublime anelode triunfarte a mi sol!Arroyuelo en delirio fue mi intento!. . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . .

Yo interrogo las alas de esta ausenciaque imagina retornos de marl!

Yo interrogo tu ocaso, luna sepia!y acaricio tu imagen, tarde aul…




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Yo ue jamás e visto los trigales,presentí los trigales de tu cuerpo.

Yo ue no los e visto –Amada–estoy en el trigal de tu recuerdo.

Me an dico los poetas de mi tierraue es blanco el cisne, de plumaje, y lento;yo no lo digo Amada, pero puedeser cierto…

Me an ablado de gndolas aules,y dulces barcarolas de Venecia.

Amada, yo ue no e visto nunca

las grandes maravillas de la Grecia,de Roma ni Estambules,yo ue no e visto nunca los trigales…regálame la espiga de tu cuerpo!

MARIANO LEBRÓN SAVIÑÓN Canción

En tu casa puso el viento

un canto verde de pino.El mango meci en sus ramasuna oración de nidos.Form una alfombra de sangreel amboyán orecido.Y en tu casa puso el vientoun canto verde de pino.El algarrobo robustoperpetu el eco de un gritode lecua. Era de nocey abía lu en el camino.Y en tu casa puso el vientoun canto verde de pino.

CanciónEstaba frente a frente a tu sonrisa.Estaba frente a frente a tu mirada.Miramos a la bóveda innitay no tuve nocin de dnde estaba.Un árbol, un camino y unas ores.(La noce vive an en mi recuerdo)




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Pronunciaste mi nombre uedamentey vagamente te busué en el cielo.

CanciónPartiré sin olvido ni rencores.La caricia del aire se ará blanda.Seré un nio mimado en el arrullode la noce clara,y tendréuna sonrisa blanca y una mirada suave.Tenderé mis braos a tus ojosen un desesperado aliento de partida,

y miraré en tus ojos la cadenciade mis sueos benditos.Un punto ya en el oriontey an llevaré en mis labiostus lágrimas amargas de tristea.

CanciónSombrío caminante me detuve.T estabas como sol de primavera.había una cancin de ecos lejanos

en el silencio aul de la alameda.quise escrutar en tu vivir tempranoel sueo ue se esconde en tu mirada.(Se apag la cancin. Naci en mi pecootra cancin de amor. Cant mi alma).Me acerué a tus pupilas. Me abrasaba la sed.Te pedí agua. Te tendí los braos.Y en el silencio aul de la alamedame brindaste la fuente de tus labios.Todo fue entonces aul. No ya el silencio

sino la luna y los astros y tu boca.Y seguí mi vagar de peregrinopor una nueva oración de rosas.




Teatromanuel rueda. la TrInITarIa BlanCa



manuel ruedala TrInITarIa BlanCa

(ComedIa dramáTICa en Tres aCTos)

Póg J uan González-Chamorro

No. 14



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PrÓloGo

e ib q t b tic qi v ti, xct ig-nicado, al tomar realidad escénica, al ser representada; pero también es cierto que nadat fí c vi fíic izció tt. e ixb cic escenarios, un montaje, que supone semanas de afanes y de lucha, desaparece en unas horaspara dejar paso al siguiente, y de esa magia de luz y color que avivó un día la ilusión delespectador sólo queda en su recuerdo como el leve destello de un relámpago. El texto puedequedar aprisionado en las páginas del libro y algunas veces la fotografía ja determinadosmomentos de la plástica de una realización; pero tanto el lector, como el afortunado espectadorde un día, desconocen la pequeña historia que tiene toda comedia, ese segundo proceso decreación de la obra teatral, desde que se inician los ensayos hasta la noche del estreno. Por

eso al pedirme Manuel Rueda un prólogo para la edición de su comedia pensé que lo mejorera relatar al lector esa pequeña historia de La Trinitaria Blanca , ci q igió que la recibí de manos de su autor hasta la hora en que se levantó el telón.

La Trinitaria Blanca fue escrita en principio para el Cuadro Experimental María Martínezde Trujillo , y aunque su autor no había dado por terminado su trabajo, que retocaba y pulíacon sumo cuidado, nos la leyó una tarde al Dr. Horacio Vicioso, entonces Director Generalde Bellas Artes, y a mí.

La obra me causó una excelente impresión, pero dándome cuenta de las complejidadesque encerraban sus personajes, le aconsejé que no tuviera prisa en estrenar, que cuidara supresentación y que, con tiempo, meditara sobre algunas escenas donde, a mi juicio, la gran

vena lírica de Rueda se dejaba sentir quizá con exceso y en perjuicio del lenguaje directo yteatral que la intensa acción dramática de la obra requería. Por otra parte, en su construc-ción, estaba concebida y desarrollada con tal maestría que reejaba un seguro dominio deldifícil arte teatral. La peripecia argumental llevaba un interés ascendente; y escenas que enotras manos hubieran representado un temible escollo, habían sido resueltas de una maneravaliente, con un extraordinario acierto y sin fáciles concesiones al público.

Manuel Rueda, después de esta primera lectura, cuidadoso y exigente con su trabajo,siguió laborando en la comedia hasta que un día y previo acuerdo con el Cuadro Experi-mental, me la entregó para que fuese montada por el Teatro-Escuela y entramos en esa etapaapasionante de los ensayos.

En la sorprendente y variada ora antillana, la trinitaria es una planta trepadora quecubre los muros de muchas casas de Santo Domingo y que se da en distintas variedadesctic, i bc fct. e c bc t tiitiadquiere un alto sentido simbólico en la obra de Manuel Rueda, cuyo problema gira en tornoa la frustración motivada por los prejuicios familiares y sociales que pesan sobre el carácterde una mujer, cohibiendo sus instintos naturales y encerrándola en una forzada soltería a q qi ig.

l tí c itció tic ti tt tct it. et ,Doña Rosita la soltera , de Federico García Lorca, y Frenesí , de Peyret-Chappuis, pero frentea estos dos tipos de mujer la Miguelina de Manuel Rueda posee características propias. Loque en Lorca es pura atmósfera lírica encerrando las perdidas ilusiones de Doña Rosita en

una tranquila resignación neorromántica, en Rueda el carácter de su protagonista tiene unsuperior alcance humano. Por otra parte, este calor de humanidad de que reviste nuestro



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autor a su heroína falta por completo en la Esther de Frenesí que es un tipo por completodeshumanizado, esquemático y lleno de resentimiento. Y aunque entre ambas exista cierta

semejanza, ya que en los dos casos se trata de mujeres que desconocen el amor sin razonesfísicas para ello, la solución dada por Manuel Rueda al conicto es más valiente y posee,indudablemente, mayor intensidad dramática.

Planteado en el primer acto el problema de La Trinitaria Blanca de una manera clara ydirecta, era difícil mantener este tono sin caer en la concesión fácil, pero Manuel Rueda,con una extraordinaria habilidad de dramaturgo, consigue un espléndido segundo actoperfectamente estructurado en todas sus escenas, con un interés en aumento hasta culminaren el diálogo entre Miguelina y Sebastián donde el clima dramático de la obra adquiere sumáxima tensión basada en una situación de sorprendente efecto teatral y apoyada en undiálogo cortante, incisivo, ágil y de gran agresividad, que Rueda sabe mantener, con pulsorme, hasta el nal de la pieza, resuelta de una manera original y valiente.

El reparto no era fácil. A esa maravillosa pléyade de vocación y entusiasmo que son nues-tros actores dominicanos les falta edad para incorporar determinados papeles. Por ejemplo,Esperanza de Álvarez, la actriz que podía encarnar la protagonista, no tiene, afortunadamentepara ella, los años que requiere el personaje de Miguelina, y todos sabemos lo difícil queresulta para una actriz joven dar ese tipo medio para que sin la ayuda del maquillaje resulteconvincente. Gracias a su inagotable entusiasmo y vocación disciplinada pudo llegar a unaexacta compenetración con el personaje. El Sebastián era otro serio problema. Se requiereun actor de gran sensibilidad, ya que su aparición en el primer acto debe ser arrolladora,elástica, plena de transiciones y de matices, para luego ir perdiendo realidad, de una formagradual hasta el tercer acto en que su presencia es casi imagen, símbolo. Luis José Germán

a fuerza de estudio y de paciencia consiguió incorporar este complejo papel y transmitir alpúblico todo lo que el autor había puesto en él.

Monina Solá, Nubia Ulloa y Máximo Avilés Blonda tenían a su cargo caracteres demenores dicultades interpretativas y, por otra parte, su ya probada veteranía y disci -plina escénicas representaban para mí un esperanzador margen de conanza. ArmandoHoepelman y Camilo Carrau completaban el reparto con Ilander Selig, a quien coné ese

brevísimo, pero peligroso papel del Jardinero. Peligroso porque su intervención cierrala obra en una escena de fuerte tensión dramática y su aparición puede desconcertar alpúblico. Su actuación debe ceñirse a la máxima sobriedad y saberse mantener a foro como ici íb.

Aunque la obra había sido repartida con anterioridad, otros compromisos del TEAN, nonos permitieron iniciar los ensayos hasta primeros de febrero y el estreno había sido jadopara el 28 de ese mes. El tiempo, teniendo en cuenta el horario de ensayos a que tiene queajustarse nuestro Cuadro de Comedias, era sobradamente escaso, pero todos comprendie-ron que era necesario el esfuerzo máximo, y con un ritmo intenso de ensayos el montaje La Trinitaria avanzaba rápidamente. Muchas noches Manuel Rueda asistía a los ensayossin poder controlar sus nervios cuando la sintaxis de un párrafo saltaba deshecha en esalucha diaria de la letra contra el actor. Poco a poco las ideas iban entrando dóciles en elterreno de la comprensión y hasta aquellos vocablos que se resistían tercos una y otra vez,iban siendo domados por el estudio y la paciencia infatigable de ser repetidos docenas y

docenas de veces, hasta que las réplicas adquirían su exacta velocidad y el ritmo de unac tí jt i. e t tí, c ógic, fic t

ColeCCIÓn PensamIenTo domInICano | V olumen I | POESÍA Y TEATRO



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la TrInITarIa BlanCa | manuel rueda | PróloGo: J uan González Chamorro

de optimismo y sus amargas horas de desfallecimiento, en que al terminar un ensayo nosreuníamos bajo el telar vacío y discutíamos la conveniencia de aligerar una escena, de cambiar

en el texto una palabra que hasta entonces nos había parecido perfecta y que al ser dicha porel actor resultaba articiosa y poco teatral. Aquella noche, al volver a su casa, Rueda, conesa exigencia para su propio trabajo que le caracteriza, y ese agudo sentido crítico que nole abandona jamás, rehacía la escena que pasaba mecanograada a los actores al comenzarel ensayo siguiente. De esta forma la comedia tenía un segundo proceso de elaboración quepermitía corregir la conveniente dimensión de una escena, o el ritmo apropiado de un diá-logo. Ya no era la cuartilla lo que el autor tenía delante, era el elemento humano, el actor, alque se moldeaba directamente, y en denitiva, la obra salía siempre ganando.

De los tres bocetos de decorado que habíamos solicitado, elegimos el de Rafael Márquezque era el que mejor había interpretado el “clima” necesario para la obra y que paciente -mente colaboró luego en todas las sugestiones que se le hicieron. Luis Acevedo montó eldecorado con su pericia acostumbrada. Clara Ledesma puso a nuestro servicio la gracia desu inspiración para diseñar los gurines del vestuario.

La utilería nos trajo de cabeza durante varios días, hasta que la amabilidad de RafaelAndrés Ortega nos abrió las puertas de esa maravillosa casa-museo que posee en la calleArzobispo Meriño, facilitándonos todo lo necesario para que la escena quedase servida conpropiedad y justeza.

El ensayo general al que llegamos con un ambiente sobrecargado de nervios, no pudoser más desastroso. Fallos en la luminotecnia, agotamiento de los actores, en n, todo parecíaconfabulado para que aquella noche el más negro pesimismo se cerniese sobre el estreno La Trinitaria Blanca. En el teatro sabemos que esto suele ser presagio de éxito, pero, por

si acaso, horas antes del estreno se volvieron a ensayar efectos y luces.A la hora prevista, el telón se abrió ante una espectación desconocida y el estreno trans-

currió sin una vacilación, con el ritmo justo en cada escena; los nervios de la noche anteriorhabían desaparecido y la conanza había vuelto a renacer en los actores. Sólo hubo un mo-mento de peligro, al nal del segundo acto, al fallar un arma que ha de utilizarse en escena.Fue escasamente una fracción de segundo lo que tardó en sonar el disparo entre cajas. IvánGarcía, en funciones de regidor, había cumplido exactamente su anónimo cometido en lacompleja maquinaria del teatro.

Y así, La Trinitaria Blanca entraba en la historia del teatro dominicano con todos los ho-nores. El Teatro-Escuela se apuntaba un nuevo éxito, con él nacía para la escena nacional

un auténtico valor: Manuel Rueda.

Juan González Chamorro.



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Personajes

don anTonIodoÑa InÉs, jLUISA, hija de ambosMIGUELINA, hermana de don AntonioenrIQue, vi liseBasTIán, vtel doCTorEL JARDINERO

La obra1

En esta obra he querido pintar aquella soltería que entraña una frustración, dejandode lado el caso de quienes por libre decisión o por un voluntario renunciamiento,han decidido encauzar sus impulsos hacia más altos nes, trasmutándolos en purosvalores espirituales.Concibo la soltería, en algunos casos, como preservación de elementos valiosos a losq t itii ii t z ti. T ,escogidos, quedan fuera de los alcances meramente conictivos de esta obra.Hasta qué punto los prejuicios familiares y sociales pueden ser, llegado el caso,un impedimento para lo particular y distintivo de un carácter, es accidente que nocontradice, por ello, la sagrada nalidad de ambas instituciones. El alma humana es

un abismo y las leyes de conducta, por demasiado generales, suelen quedar a vecesen la periferia de los acontecimientos: rastrean el hecho, consignan los fenómenosresultantes en una dirección plana, horizontal, mientras que la verdad, ese rayo declarividencia divina, se mueve de arriba hacia abajo y sólo alcanza a coincidir conellas en un punto.Ésta no pretende ser, por lo demás, una obra de polémica, defensora de ciertas actitudesextremas del ser. Este es el drama de una vida cuyas justicaciones escénicas estriban,tt cc tic, c ictib i icógic.Por suerte no somos un pueblo apegado a morbosidades. Sabemos ver con rectitudy asimilar con propiedad cuanto se nos quiere dar a entender. Esto nos salva. Lo que

alcanza un poco de belleza puede y debe ser, en sí mismo, moral aun a despecho dequienes no estén en condiciones de reconocerlo.Si somos valientes o, lo que es igual, sinceros, nuestro teatro podrá alcanzar un ver-dadero rango nacional y universal. El arte confronta un destino demasiado valiosoy urgente. Por delidad a este principio no debemos volver atrás la cabeza como sino quisiésemos mirar.

Los personajesDON ANTONIO. Es el típico señor de pueblo, simple y afectuoso, tolerante siempreque no estén en juego costumbres y conceptos heredados, en cuya preservación

1Antecrítica. (Nota al programa).




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cifra su honorabilidad de esposo y padre de familia. No se opone, como muchosde sus congéneres, a los adelantos de la vida moderna, siempre y cuando éstos

contribuyan a cierto placentero decoro, necesario para mantenerse, en el planosocial, dentro del rango que ya se posee por tradición. En cuanto a las incitacio-nes espirituales que los nuevos tiempos traen consigo, no las entiende y aunqueno mantiene una actitud hostil, trata de permanecer lo sucientemente alejado .Ha cumplido en todo momento con su deber, motivo de más para vivir satisfecho.La educación que ha proporcionado a su hija lo llena de un justo orgullo, aunque noconsidera la posibilidad de que tal educación pueda dar ventajas a una muchachaque, como principal timbre de honor, debe ostentar el de “hija de familia”.La conciencia de su superioridad ha creado en él una fuerza aparente. Bastará ponerloa prueba para que descubramos sus puntos vulnerables. Sin razón alguna que lo

justique, puesto que otros en el pasado han trabajado para él, se siente estimulado,con bastante frecuencia, por la idea halagüeña de que gran parte de su prosperidadla debe al propio esfuerzo. El respeto que los demás le evidencian viene a ser comouna conrmación de ello.

DOÑA INÉS. Es una mujer robusta, pero llena de fragilidades. Renada y sutil,parece moverse dentro de algo vago e irreal. Como la vida de pueblo es monótona,ella ha creado su propia realidad en donde sólo caben las cosas hermosas, como su

jardín. Se mueve en una atmósfera vaporosa, idealizada, y sólo su estado de esposay madre la aleja de lo extremadamente banal.

Nunca se ha preguntado cómo marcha su casa. El que las cosas prosigan como esdebido es para ella algo tan natural que el menor contratiempo tendría las mismasproyecciones de una catástrofe: sería inconcebible. Si pudiéramos pedirle una de-nición del dolor, o de lo que signican para ella las vicisitudes de la vida, de seguronos diría algo semejante a esto: “Es lo que puede ocurrirle a los demás”.

LUISA. Es una muchacha encantadora de unos 18 años de edad, con el sucientetalento y cualidades morales como para poder ser alegre sin supercialidad. A vecesparece abandonarse al frenesí de la juventud, pero en seguida vuelve a un sano repo-so, como si estuviera preparada para sufrir cualquier dura prueba sin doblegarse.

Ha hecho estudios superiores y eso la coloca en un sitial de privilegio, aun ante susmismos padres para quienes el único culto posible es el de la experiencia. Ella no seaprovecha de tales ventajas. Goza con que la traten como a una muchacha cualquierade su edad y si alguna vez recurre a actitudes intelectualizadas es cuando piensa quetal cosa pueda ser de alguna utilidad. Desea tener responsabilidades, deberes quécumplir. Después de todo, una educación que ha costado dinero y esfuerzo deberá,tarde o temprano, llenar un cometido.

mIGuelIna. s ctit fct t vi v. a ide inusitados arranques de locuacidad y de exaltadas confesiones, parece rodearse

de una atmósfera hermética, como si algún juramento íntimo la ligara a un vergon-zoso secreto. Sin embargo su actitud es digna y un tanto altiva, pudiendo llegar

manuel rueda | la TrInITarIa BlanCa



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hasta lo sibilino. Es amable, pero sin blandura. La entonación de su voz es severa,salvo en los pasajes de transición, para los que se sirve de una gama que va de lo

lírico a lo delirante, debiendo evitarse todo extremismo que pueda propender hacialo caricaturesco. En general sus actitudes deberán ser sobrias y justas.Pj ct ci, cictci cvit t bigde quienes la rodean. Todos quieren hallarle una explicación convincente. Aunquela primera en explicarse es ella misma, las cosas siguen tan problemáticas comoantes. El autor deberá dejar el caso en manos de los demás personajes. Si de algunacomplicidad se hace reo, deberá ser la de su comprensión, que lo ha llevado a mirar,t vz c i ccí, b itii j. P cigit, tlas escenas de Miguelina y Sebastián han sido observadas y reproducidas a travésde la primera. Su certidumbre, pues, deberá ser dilucidada por el testimonio deaquellos que intervienen directamente en el problema, quedando el autor ajeno atoda situación comprometida.

ENRIQUE. No es inteligente. Lo sabe, aunque no sufre por ello. A veces piensa quela inteligencia de Luisa es un obstáculo a sus relaciones, pero la admira tanto que seresigna con quedar reducido a su exigua posición de adorador. Por otra parte tieneatractivos físicos y unas maneras tan suaves, provenientes de su misma timidez, quehacen de él un tipo interesante para las muchachas sagaces como Luisa. Si trata deconseguir un título universitario se debe a que la posesión de Luisa, y no el bienestareconómico futuro, será la coronación de sus esfuerzos, el premio que verdaderamentele importa. Sus planes no apuntan en otra dirección.

SEBASTIÁN. Su descripción está más allá de nuestras prerrogativas. Deberá poseer juventud (aunque no tanta que lo haga blando e inconsistente), y atractivos comopara que su sola presencia provoque asombro e intrigue. Se moverá en un planointermedio entre la realidad y lo irreal, que no desentone con el ambiente ni consu posible signicado simbólico. La libertad es su elemento natural. Podrá adoptaractitudes varias, desde la del seductor sin escrúpulos hasta la del enamorado román-tico, siendo aconsejable una utilización extensa de recursos que vayan amoldándosea las complejas actitudes interiores de Miguelina, como si tratara de provocarlas y c vz.

Quien, ateniéndose a una primera impresión, le atribuya una naturaleza ruda y excesi-vamente atlética, estará lejos de representarse las condiciones físicas de este personaje.Su fortaleza más bien es ideal y lo inclina hacia un mundo de gráciles equilibrios. Lasuya es una fuerza que se plasma en la pirueta súbita, antes que en el golpe. Esto, llevadomás allá de toda conveniencia podrá, igualmente, constituirse en un factor peligroso;con todo, resultará menos grave que si se lo sustituye por la actitud contraria.Sebastián irá perdiendo realidad en cada acto, a consecuencia del dilema entabladoentre Miguelina y los demás personajes. Por tanto, el actor que lo encarne debe cuidarsemuy bien de no repetir, en sus apariciones del segundo y tercer actos, las actitudesvitales y avasalladoras que sólo es posible utilizar al comienzo de la obra. Como ya

se ha dicho, la realidad de Sebastián depende de las armaciones y negaciones de losdemás personajes. Él asomará y desaparecerá según el juego de las circunstancias.




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Terminará sostenido por un débil hilo de fe o de remota esperanza, interiorizadoen Miguelina, que lo trae desde muy lejos, casi exento de gravedad, a sobrevivirse

tf vg c. P t z b i cqi -cargado matiz melodramático en la escena nal del segundo acto. En medio de sugrave patetismo, el momento deberá quedar trascendido a la pura sugerencia.

EL DOCTOR . Ha empezado su carrera en la provincia. Talento, buenos modales,empaque varonil que él trata de asemejar a la majestad, le han granjeado la simpatíade todos, muy especialmente de las damas, por razones obvias de las cuales el talentoes la de menos peso. Su apariencia profesional está cifrada en unos gruesos espe -

juelos negros. Un médico joven en un pueblo, como primera tarea a cumplir, tendráque ganarse la conanza de los viejos, invistiéndose de una apariencia respetable.Los espejuelos le sirven al dedillo. Los lleva como podría llevar un antifaz, paraesconder su juventud detrás de ellos. Estas y otras argucias semejantes lo preservanademás, del alocado romanticismo de las muchachas, cuyos suspiros constituyenlos principales síntomas de sus graves y engañosas dolencias.En el tercer acto don Antonio dice su mayor elogio: “La salvación de nuestros pueblosestá en esos jóvenes que comienzan sus carreras modestamente, lejos de la compe-tencia capitaleña y que aún no han sido corrompidos por ella. Ejercen su profesióndenodadamente, como si cada paciente debiera cubrirlos de gloria”.

EL JARDINERO. Un personaje sin importancia.

La escenaCasa de familia acomodada, en algún pueblo de la República. Sala interior ampliaseparada de una terraza por arcadas y columnas de tipo colonial. Jardín al fondo,al que se llega descendiendo varios peldaños.Como en los pueblos la sala principal se destina a visitas que deben ser tratadas concit ci ctí, t iti vi iti íti casa. Allí se reúne la familia después de las comidas y cada vez que sus miembrosdesean tomar el fresco o cambiar impresiones.Pocos muebles, los necesarios para dar el ambiente de tradición y de confort. A laizquierda un diván y una lámpara de pie; asimismo una mesita para revistas. Juntoa la pared un bargueño de caoba labrada donde se guardan copas y botellas. Al ladode una mecedora antigua, un alto costurero de paja y de caoba. En alguna parte, unespejo de época.Hacia la derecha, dos puertas. La de primer término conduce a un pasillo, invisiblepara el espectador, que da acceso a la sala principal y que remata en la galería exte-rior. La otra, un poco más elevada, como toda la terraza, y a la cual se sube medianteun peldaño, comunica con la habitación de Miguelina. Enfrente, y siguiendo por laterraza, salida al comedor. La única puerta visible de la izquierda dará a los demásdormitorios y dependencias de la casa.La austeridad del ambiente está atemperada por la cambiante luminosidad del jar-

dín, desde donde se asoman, algunos follajes y enredaderas, junto a una sugerencia ci.




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A pesar de ello, una colección de viejos retratos familiares, desde las paredes, produceuna agobiante sensación de ahogo. A simple vista se puede ver que en esta casa son

lo más importante. Ellos están en su ambiente, hecho por el cual no entorpecerán ensu abigarrada diversidad la armonía de la escena. Se enseñorean del espacio con underecho mayor que el de los vivos. Si los dejásemos, serían los verdaderos personajesde la obra. Allí están, silenciosos y tiránicos, desde el borroso pastel que representaa una señora, cuya sonrisa, un tanto forzada, parece revolotear entre el consabidoramo de rosas que no se le olvidaba nunca al artista como complemento a un noblerostro de mujer, hasta el medallón de marco dorado donde un caballero de rojag, tt b czó, c cit qel honor es lo primero. Las miradas de todos ellos deberán caer irremisiblementesobre los actores, dando la impresión de una perpetua vigilancia.Una lámpara central que desciende del techo, proveerá la escena de una luminosidadintensa, mientras que la lámpara de pie, junto al diván, dará una mayor intimidaden su media luz grata, permitiendo así que en el segundo acto la brusca irrupción z jí fct fit.

RepartoEsta obra fue estrenada en el Palacio de Bellas Artes por el Teatro Escuela de ArteNacional, el día 28 de febrero de 1957, formando parte del programa de actos conmemo-rativos del 113 aniversario de la Independencia de la República, y con el siguiente

Reparto:D. ANTONIO: Máximo Avilés BlondaMIGUELINA: Esperanza P. de Álvarez

LUISA: Monina SoláDOÑA INÉS: Nubia UlloaENRIQUE: Camilo Carrau

SEBASTIÁN: Luis Jorge GermánEL DOCTOR: Armando Hoepelman

EL JARDINERO: Ilander Selig

Dirección y realización: JUAN GONZÁLEZ CHAMORRO

Escenografía de Rafael Márquez.- Vestuario de Miguelina, sobre diseños de ClaraLedesma.- Maquinaria y Montaje: Luis Acevedo.- Maquillaje, Juan Lacrespeaux.-ecticit, di mz.- rgi ec, oc Igi.- scti dicció, C r.

El Teatro Escuela de Arte Nacional presentó esta obra por primera vez en la ciudad de San-tiago de los Caballeros durante el Ftiv atític stig , el 4 de julio de 1957, en

el Teatro Colón. Los papeles de Enrique y el Jardinero fueron representados esta vez por losactores Antonio Estévez y Rafael Vázquez, respectivamente.




645

don anTonIo(Asomándose a la puerta de la habitación de Miguelina).

Miguelina, ¿puedes ayudarme?

(Miguelina aparece. Lleva un sencillo vestido de entrecasa. Toda su persona acusa desaliño y cierta sequedad propia de quien ya nada espera de la vida).

No he nacido para esto. Me quedan mejor las botas y los pantalones de montar que el smo-king. Nunca he sido un petimetre de ciudad. Pero el hombre propone y la mujer dispone.Hay que ir a la esta de esos presumidos de al lado. Los quince años de la señorita,

(citando)

“para lo cual se solicita, muy gentilmente, su asistencia”. Mi mujer dice que debo ir desmoking, pues eso es lo respetable y que además ellos lo van a agradecer como unatció.

mIGuelIna

¡Rarezas de nuestro pueblo!(Ha terminado de hacer el lazo).

don anTonIoGracias. Tienes especialidad en hacer estos menesteres primorosamente. ¿Por qué no tehas preparado para ir a la esta?

mIGuelInaTengo jaqueca. Además… ¿para qué?

don anTonIo

Te hace falta un poco de diversión, querida hermana. No puedes pasarte la vida ence-rrada, consumiéndote inútilmente. Ni siquiera el campo te atrae…

mIGuelInaAquí todo me parece más mío. Para una mujer vieja su cama y unos cuantos árbolesque le sirvan de apoyo, son sucientes. Agradezco tu invitación, pero no es divertidov có ivit. sb t c q ique estarse muy quieta en su silla, abanicándose desesperadamente. Eso si el corset note molesta durante toda la noche.

don anTonIo

Sin duda nos parecemos: tú odias el corset y yo las corbatas de lazo. Pero en cambio está gt…

Acto primero

(Es de noche. La escena está completamente iluminada por la lámpara central y se escucha una músicasuave junto a los rumores apagados de una esta. Don Antonio aparece por la izquierda. Viste pantalón




646

mIGuelInaSí, la gente… ¡Aburridísima! No me divierte hablar del tiempo con las señoras, o de la

mejor manera de hacer un an; ni de las cosechas o de la última epidemia del ganadocon los señores; ni de novios con esas niñas tontas y sentimentales. El amor ya tienealgo de indecoroso para mí… Y no me vuelvas a decir que aún estoy joven; tal cosa hadejado ya de serme consoladora.

don anTonIoSoy mayor que tú y sin embargo me siento en la or de la edad.

mIGuelInaHasta esa ventaja nos llevan ustedes los hombres. Ustedes maduran lenta y espon -táneamente. Son los amos del tiempo. A nosotras hay que hacernos madurar, de lo

contrario nos quedamos verdes para siempre. He ahí la diferencia. Viejas y con lamadurez detenida, esperando a que el azar traiga a nuestro lado el galán que necesi-tamos para dar de nosotras mismas cuanto tenemos retenido. Estoy en una edad enque nadie me debe ser necesario. Sola. Eso es lo que soy: una mujer sola. Contra elloes imposible luchar.

don anTonIoNunca te había oído hablar así… ¡Es peligroso!

mIGuelIna (Recuperándose)

¡Olvídalo! Será esa bendita música. La música le llena a una la cabeza de tonterías.(Llevándose una mano a la frente)

a, t cbz…

(Como si prontamente se sintiera aliviada)

Anda, Antonio, apura a tu mujer y a tu hija o de lo contrario llegarán tarde a la esta.

luIsa(Apareciendo por la izquierda, ataviada con un primoroso traje de esta que la hace ver aun más juvenil.)

En cuanto a mí, ya estoy lista.

don anTonIoO casi lista. Vienes a que Miguelina te dé el último toque. Debes molestarla lo menosposible; no se siente bien.

mIGuelInaDespués de todo no es gran cosa lo que tengo.

(A Luisa.)

Ven a que te mire.

luIsaUna vez enlazado papá, debes hacer lo mismo conmigo.




647

(Se vuelve para que ella vea los extremos de la cinta que quiere anudarse en la espalda. Don Antoniosonríe y sale.)

María nos ha hecho falta. Es inútil pensar que yo sola pueda arreglarme como esbi.

mIGuelInaMaría también quería tener su esta.

luIsaEl que una prima suya se case no es motivo para que haya pedido permiso por tantos días.

mIGuelInaUna semana es lo tradicional en el campo; a la novia hay que ayudarla a dar ese paso y

ello precisa festejos. Y sobre todo, lágrimas.luIsa

Eso: lágrimas. Pueden renunciar a todo menos al derecho que creen tener a esas lágrimas.mí bió…

mIGuelIna(Interrumpiéndola)

Hay que tener tolerancia.

luIsa

Pero tía, ¿no tienes miedo a quedarte sola?mIGuelIna

No estaré sola. La esta es ahí al lado y la música me acompañará.

(Termina de hacerle el lazo y de dar unos toques a su peinado)

¡Ya está!

luIsaMírame ahora… ¿Qué te parezco?

(Da una vuelta)

mIGuelInaEres joven y bonita, ¿qué más quieres?

luIsa¿Crees que le gustaré?

mIGuelInaEnrique es como todos los hombres: vanidoso de la muchacha que le pertenece. Legt t .

luIsa

Es tan bueno, el pobre, que a veces pienso con horror que me querría lo mismo si fuesevieja y fea.




648

mIGuelIna¡Tonterías!

(Hace un gesto de dolor, llevándose los puños cerrados a las sienes.)

luIsa(Alarmada.)

Oh, tía, dijiste que no era nada.

mIGuelInaEs que de repente pareció aumentar… Como un zumbido dentro de mi cabeza.

luIsaT ct.

mIGuelInaSí, más tarde… Ya se me pasa otra vez.

luIsaDebes acostarte y descansar.

mIGuelIna¡Lo haré!

luIsa(Se ha tranquilizado y escucha la música que por momentos se hace más intensa)

En cuanto a mí, pocas veces me he sentido mejor. Bailaré toda la noche. Una muchachaes feliz cuando se siente amada y cuando tiene la oportunidad de mover los pies. Sobretodo en estos pueblos tan tristes. Cuando bailo, quisiera desquitarme de todo el tiempoque me he visto obligada a permanecer quieta. En un pueblo una tiene que estarse quieta,ese es el problema. Dormir, rezar, estudiar, para que después diga la gente: “La señoritaLuisa es muy educada”. Ah, gracias a Dios que tengo a Enrique. El me proporciona lanecesaria impaciencia, lo justo para no morirme de inanición.

(Ensaya unos pasos de baile)

Oh, qué bello. Tía, ¿no te gustaba bailar cuando eras joven?

mIGuelInaLa pregunta me parece innecesaria.

luIsa¿Es que no tienes ni siquiera recuerdos?

mIGuelInaTrato de no tener más tiempo que éste. El presente debe bastarme.

luIsa

Alguien debió de haberte cortejado mientras bailabas al compás de uno de esos valsesdulces y tristones.




649

mIGuelIna¡Me fastidias!

luIsa(Embriagada.)

Juventud, música, amor… No hay combinación más sublime.

mIGuelIna¿Estás hablando de la receta de un nuevo cóctel? Trata de que no se te suba a la cabeza.El más leve mareo puede ser fatal.

luIsaPero, tía, ¿por qué te empeñas en no comprenderme? Una mujer no debe morir antes

de que un hombre la tome entre sus brazos y le diga algunas cosas… Claro que hay quesaberlo hacer… Tú dejas que él pase su brazo alrededor de tu cintura y te recuestas,tímidamente, sobre su hombro. Luego tratas de hacerte pequeña, pequeñita, como sihubieras perdido todo peso. Como si fueras una hoja y él un viento inmenso que tetrajera y llevara, girando, en mil vueltas… Entonces ya no sientes el tiempo… Eres eltiempo… Un ritmo suspendido entre la tierra y el cielo.

(Da algunas vueltas al compás de la música.)

¡El baile es una entrega deliciosa!

mIGuelInaCreo que me estás faltando el respeto.

(Inicia el mutis cuando suena el timbre de la calle.)

luIsaOh, es Enrique que viene por nosotros. Hazlo pasar mientras traigo a papá de un brazoy desprendo a mamá del espejo.

(Miguelina se devuelve y sale por la primera puerta de la derecha. Casi al mismo tiempo doña Inés aparece por laizquierda. Viste con elegancia. Su traje, tal vez demasiado alegre para su edad, la envuelve en un halo de candorosoencanto. Trae en sus manos un bolso cuajado de piedras y un abanico que maneja con estudiada displicencia.)

doÑa InÉsTu madre ya está lista. Quede constancia de que por esta vez le he ganado a tu padre.¿No ha llegado Enrique todavía?

luIsa¡Ahí lo tienes!

(Sale. Doña Inés permanece a la expectativa. Entretanto vuelve Miguelina, precedida por Enrique.)

enrIQueBuenas noches.

doÑa InÉsEn este momento preguntaba por usted.




650

(Se acerca a la puerta de la izquierda y llama en alta voz.)

ati, li, b t g i t.

enrIQueYa habremos perdido unas cuentas piezas.

doÑa InÉsLa juventud sólo piensa en bailes. Yo preero los placeres de la conversación, son másprofundos y estimulantes.

enrIQueBailando también podemos…

doÑa InÉs

(Interrumpiéndolo.)

Sí, sí… Bailando se pueden también muchas cosas. Eso es lo malo, lo fundamentalmentemalo. Agregando que esos bailes de hoy…

luIsa(Apareciendo del brazo de don Antonio que ahora tiene un aire sombrío, como si alguien lo hubiese metido ala fuerza dentro de sus ropas.)

Enrique, no le hagas caso a mamá. Ella no comprende…

don anTonIoo ti i, q ig.

(Luisa se acerca a Enrique y le presenta una mejilla que él besa rápidamente, temeroso de estropearle el maquillaje.)

doÑa InÉsOh, ustedes son insoportables.

(Acordándose, de pronto.)

Ah, el collar… ¿Podrías ponérmelo, Miguelina?

don anTonIoEstá visto, Miguelina es la persona más necesaria en esta casa. Sin el último toque de

sus manos no estamos presentables.doÑa InÉs

Es solamente el collar, querido. El broche está descompuesto y como todavía no me hai j c…

(Miguelina comienza a ponerle el collar. Don Antonio procede a encender uno de sus acostumbrados cigarros,a cuyas delicias se entrega como quien cumple con un sagrado y antiquísimo ritual.)

luIsa(A Enrique.)

Deseo bailar hasta caer rendida. La música parece buena. Como vuelves a la Universidad

dentro de unos días, tendré que replegarme en mi rutina de siempre. No me gusta bailari ctig.




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enrIQuee ct í…

luIsaNi qué decir. En la capital tú bailas con cuantas muchachas se te ponen por delante. Yhaces bien. Para eso eres hombre. No haces más que aprovecharte de tu ventaja.

enrIQueNo debes decirlo así, tan duramente. El estudio me ocupa todo el tiempo.

doÑa InÉsGracias, Miguelina… ¡mi chal!, Antonio, por Dios, corre!

don anTonIo

Hace un rato me dijiste en la habitación que estabas lista. Debí suponerlo: ¡era una broma!(Sale.)

doÑa InÉs(A Enrique.)

Como habrá usted notado, mi marido carece de toda elemental cortesía.

luIsaPapá te ha complacido esta noche. Se ve elegantísimo con su smoking.

doÑa InÉs

He dicho que es descortés, pero no desobediente.(Realmente complacida.)

El smoking es un traje que infunde respeto.

(Enrique echa una mirada de reojo a su traje, como si tratara de excusarse.)

luIsa(Observándolo.)

Eso no va contigo. No estás aún en edad de ser respetable. Ya te sobrará tiempo para ello.

doÑa InÉs(A don Antonio, que llega con el chal.)

Te has demorado demasiado; llegaremos tarde.

don anTonIo(Suspirando y con expresión resignada.)

Vamos…

(Luisa y Enrique salen por la derecha.)

doÑa InÉs(Volviéndose cuando se disponía a salir.)

Miguelina, me dijo Antonio que no te sentías bien. ¿Necesitas algo?




652

mIGuelIna(Se ha mantenido en el fondo, apoyada de la barandilla que da al jardín.)

Gracias por tu amabilidad. Ve tranquila. Tomaré un poco de fresco y luego me acostaré.

don anTonIoTrataremos de volver temprano. Estas estas me aburren.

doÑa InÉs¡Vaya con el par de hermanitos!… Buenas noches, Miguelina.

don anTonIomjót bi.

mIGuelIna

Buenas noches.

(Todos han salido. Miguelina parece ahora otra mujer. Está laxa y como más vieja. Se alisa el pelo un pocoen desorden. Se asoma al jardín, mira unas posibles estrellas y aspira profundamente. La música ha cesadoun momento. Va a una mesa y coge una revista. Enciende la lámpara de pie que está junto al diván. Apagalas luces del techo, quedando una media luz grata y un tanto lechosa, como de luna intensa. Comienza a hojearla revista, reclinada en el diván. La música se deja oír otra vez, suave y romántica. Algunas risas y rumores de

esta. Miguelina se detiene en su lectura. Piensa. Se incorpora y de repente comienza a sollozar con el rostroentre las manos. Luego se repone y se recuesta de nuevo, dejando caer la revista al suelo. Parece dormir. Estaescena será todo lo extensa que se pueda, sin que llegue a aojarse, por ello, la tensión expresiva del personaje.Cada gesto expresará el abandono, la renuncia a lo que, sin embargo, parece estar al alcance de la mano. Lasoledad deberá sentirse presionando el ambiente y los rumores próximos de la esta contribuirán a agudizarla

aun más. Una atmósfera de sueño precede a la entrada de Sebastián. Éste avanza en puntillas desde el jardín.Es fuerte, atlético, con una mezcla de cinismo y de dulzura que mueve en seguida a simpatía. Con su pantalónazul fuerte y su camisa negra abierta sobre el pecho, es la imagen del aventurero. Sus movimientos son elásticos,aunque a veces denotan cierta languidez. Él se detiene al pie del diván, mirando jamente a Miguelina. Éstaabre los ojos poco a poco. Al n lo ve. Sobresaltada se pone en pie y va a gritar cuando él le oprime la boca conuna mano y le traba los brazos con la otra. Ella forcejea inútilmente.)

seBasTIánLe ruego no hacer disparates. Ganaremos tiempo… ¿Lo promete?

(Ella hace un signo armativo con la cabeza. Cuando él la suelta queda jadeante, apoyada en alguno de losmuebles. Él saca entonces un cuchillo. Le da vueltas en sus manos, como si jugara con él.)

mIGuelIna¿Quién es usted? ¿Qué ha venido a hacer aquí? ¿Cómo se atreve a entrar en una casa defamilia en forma tan descarada?

seBasTIán¿Hubiera preferido que me portara con más caballerosidad? Pues bien, con sumo placer,“tía Miguelina”.

(Hace una reverencia.)

mIGuelIna

¿Cómo?…




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seBasTIánUn caballero no puede permitir que una dama permanezca sola mientras su familia

se divierte. Y mucho menos si esa dama se encuentra quebrantada, si le duele lacbz.

mIGuelIna(Sin salir de su asombro.)

¿Pero quién le ha dicho…? ¿Pero cómo…?

(Mirando hacia el jardín.)

¡Ah…!

seBasTIán

¿Comprende ahora? Fue muy sencillo, aunque sumamente incómodo, quedarse una horaen el jardín, agachado entre esas enredaderas que lo desgarran a uno todo, esperandoa que “la tía Miguelina” se quedara sola.

mIGuelIna¡Es usted un perfecto bandido!

seBasTIánGracias. Es usted muy perspicaz.

mIGuelIna¿Qué desea?

seBasTIánVaya con calma. Primeramente, estirar las piernas. Reponerme de esa hora de oscuridadpasada en la compañía de unas cuentas hojas que me cosquilleaban en el cuello y deunos malditos hormigones que se aprovechaban de mi inmovilidad. Créame, casi sentí ganas de marcharme.

mIGuelInaHubiera sido mejor para usted.

seBasTIán

¿Y el placer de esta velada?…

mIGuelIna¿Cómo se atreve? ¿No sabe quienes somos? Cuando el pueblo se entere lo pasará ustedmuy mal, se lo aseguro. Somos personas decentes.

seBasTIán¿Pero cree usted que yo entraría en una casa que no fuera de personas decentes? Nodebo ser confundido con un vulgar ratero. Al n de cuentas este cuchillo no goza másque de una apariencia de crimen. Podría cortar una garganta, así… de un solo golpe,

(Miguelina retrocede.)

Pero se abstiene. Está educado por mí.




654

mIGuelIna¡Lo denunciaré a la policía!

seBasTIánLe aseguro que no existe policía capaz de vérselas conmigo. Vengo y voy con la facilidaddel aire. Estoy en todas partes y en ninguna y cuando menos lo piensan,

(Hace chasquear los dedos.)

desaparezco.

mIGuelInaSus palabras carecen de sentido.

seBasTIán(Con cierta pedantería consciente.)

Es que no está usted viva. Yo, en cambio, he nacido para absorber toda la experiencia vi.

mIGuelInaHabla de experiencia como podría hacerlo una persona respetable.

seBasTIánLa experiencia no es solamente lo aburrido y reglamentado. No se enseña diciendo:“Deja de hacer esto, porque yo lo hice y no me fue bien”. Es lo que aprendemos cuando

hacemos una cosa porque otro la hizo, o porque otro aún no la ha hecho y alguien tieneq cii, g t.

mIGuelInaPvi ig vgb…

seBasTIánY que todos pensamos alguna vez. Usted las piensa, pero se resigna con quedarse inmóvily sola, provocando la compasión de los demás.

mIGuelIna

¿Cómo se atreve? ¿Quién es usted para hablarme así?seBasTIán

Alguien con intenciones precisas. Vivo, libre y dispuesto a todo.

mIGuelIna¿Olvida usted que la esta es ahí al lado y que mi familia puede volver de un momentoa otro, sobre todo sabiéndome enferma?

seBasTIánl q ivit gít.

mIGuelInaLa empleada…




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seBasTIán(Interrumpiéndola)

María anda con permiso por unos días. Se casa una prima suya. ¿Lo olvidaba usted?mIGuelIna

Entonces dígame, por Dios, ¿a qué ha venido aquí esta noche?

seBasTIán(Acercándosele.)

Se lo diré, y me obedecerá sin oponer resistencia.

mIGuelIna(Retrocediendo.)

No se atreverá usted… No me pondrá las manos encima. Soy una mujer honrada. Pre-fií q i t t …

seBasTIán(Astuto.)

¿Preere morir a entregarme su dinero?

mIGuelIna(Sorprendida.)

¡Ah!, ¿pero sólo se trataba de dinero?

seBasTIán¿Qué creía usted…? ¡Está bien claro!

mIGuelIna(Como diciéndoselo a sí misma.)

di, í, i…

seBasTIánDinero no quiere decir más que eso: di-ne-ro.

mIGuelIna(Reaccionando, a media voz.)

Pues se ha equivocado. Aquí no lo hay. A menos que espere a mi hermano.

seBasTIánNo me moveré de aquí.

mIGuelInaPuede hacerlo. Esperaremos los dos.

(Se sienta en el diván. Lo mira.)

seBasTIán(Desabrochándose la camisa comienza a frotarse la nuca, como si la tuviera adolorida.)




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¡Maldita posición!

(Se abotona la camisa que queda sin embargo entreabierta sobre el pecho. Se cuadra ante ella en actitud agresiva,

enarbolando el cuchillo en una mano y con la otra mano extendida.)

Pronto, ¡el dinero! ¡Dejémonos de juegos estúpidos!

mIGuelIna(Quien lo ha observado con turbación.)

¿Ha resuelto el “caballero” dejar a un lado su compostura? No sé si debo quedarle agra-decida de que no haya tratado de abusar de mi persona.

seBasTIán¿Pero qué dice?… ¿De su persona?… ¿Tengo cara de andar en “eso”?

mIGuelIna(Levantándose.)

¡Así lo pensé!

seBasTIánPues quédese tranquila, “tía Miguelina”.

mIGuelIna(Volviéndose súbitamente.)

Le prohíbo que vuelva a llamarme tía Miguelina.

(Una breve pausa en la que parece librar una batalla. Luego, estallando.)

¿Es que no ha visto en mí ningún atractivo? ¿Es que soy realmente una vieja solterona ala que nadie debe mirar con deseo? Yo misma me lo he dicho innidad de veces, aunqueahora no parezca conformarme. Ya ve, hasta usted…

seBasTIánLe he dicho que ese no es mi ocio.

mIGuelIna(Amargamente.)

Si yo fuera más joven me habría deseado. De haber encontrado a Luisa en mi lugar, lahubiera seducido. ¡Lo sé!… ¡titubea!…

seBasTIánUna cosa está bien clara: usted infunde respeto. No sé por qué su rostro se me parece, depronto, al de todas las mujeres que me han hablado con seriedad tratando de llevarmeal buen camino. Mujeres que son un poco madres y un poco maestras… de esas que senos suelen aparecer, como fantasmas de bondad, en la primera esquina.

mIGuelIna

Tiene razón: soy uno de esos fantasmas. Un fantasma de luto que se alimenta de supropia sombra, sin más camino que recorrer que el que va de una habitación a otra, de




657

un objeto a otro; sin acontecimientos qué relatar, a menos que no sean las incesantesminucias diarias, un dolor de cabeza, la torpeza de algún sirviente, o un chisme de la

vci.(Suspirando profundamente.)

Y como único alivio el cielo, algunos árboles, la trinitaria blanca del jardín…

seBasTIán¿Se reere a la que me sirvió de peldaño para llegar a este paraíso de amenidad que meacaba de pintar?

mIGuelInaSí; he pasado años mirando blanquear la trinitaria sobre la tapia del jardín, depositan-

do en ella sueños envejecidos… No parece sino que ahora me devuelve esos sueñosreunidos en la apariencia de un hombre al que se puede desear con libertad porque noforma parte de nuestro mundo. Aunque usted me produzca temor, tal vez sea ustedlo que yo esperaba. No deja de ser curioso y hasta incitante este momento. Una mujercomo yo, que ha pasado su vida entregada a una fría desesperación, verse enfrentadaa un hombre joven, un desconocido, en una noche donde sólo él y ella parecen existir,tibiamente rodeados por la música.

seBasTIán¡Va usted demasiado lejos! No he venido a escuchar confesiones. Sus problemas no tienennada que ver conmigo. Le repito que sólo deseo dinero.

mIGuelIna(Con una idea súbita.)

Y si en vez de dinero yo le diese una joya, algo de valor… ¿lo aceptaría?

seBasTIánLas joyas no son una mercancía recomendable. Cuesta deshacerse de ellas.

mIGuelInaPodrá venderla fácilmente. No haré ninguna reclamación.

seBasTIánHe venido a robar no a negociar. Además, me parece que usted se porta, de repente, deuna manera extraña.

mIGuelInaMe comprenderá mejor cuando le diga que no le doy esa joya por nada. Usted deberáganársela simplemente.

seBasTIánGanarme el dinero que necesito me resulta divertido. ¿De qué se trata?

mIGuelIna(Después de un momento.)




658

De un simple deseo: hágame el amor. Ámeme o hágame creer que me ama. ¿Qué mejorque un desconocido para cumplir esta delicada misión? ¿Ha venido a robar? Adelante;

robe lo más precioso que puede encontrar.seBasTIán

¡Nunca pensé que la faena de esta noche fuera tan difícil!…

mIGuelIna¿No queda en mi cuerpo nada que le atraiga? Míreme, míreme… Trate de descubrir enmí algo digno de ser amado. ¡Se lo suplico! ¿Puede una mujer ser tan miserable que seencuentre despojada del menor atractivo? Míreme a los ojos; ¿no hay ansia y desespe-ración en ellos?…

seBasTIán

Sus ojos son negros y fosforecen. Exigen en medio de un gran vacío.mIGuelIna

Exigen algo que les falta: el derecho de sentirse mirados a su vez.

seBasTIán¿Debo cobrar por ello?

mIGuelInaNo son unos cuantos brillantes lo que le ofrezco. Es un medallón de mi madre, pero nolo quiero. Amé a mi madre, pero ella fue para mí el encierro, las lágrimas sorbidas contrala almohada.

seBasTIánDebo decirle que no la creía capaz de semejante rebelión. En cierto modo es ustedib.

mIGuelIna¿Acepta, entonces…?

seBasTIánHay cosas que un hombre, joven y libre, no puede rehusar. Acepto, Miguelina.

mIGuelInaEso; no más tía Miguelina, señorita Miguelina. ¡Cuán distinto es oírse llamar así,Miguelina, por alguien a quien no nos ata parentesco alguno! Prométame que no metratará usted como a una de esas mujeres que quisieron enseñarle una virtud llena deseriedad. Hágame sentir una mujer como las demás. Lléguese a mí con delicadeza… opor la fuerza; infúndame conanza o temor, no importa. Una hora de frenesí es lo quenecesito. La estoy esperando desde hace cuarenta años.

seBasTIán¿Qué razón ha tenido al escogerme?

mIGuelIna

Por estar lo sucientemente alejado de mi costumbre. Usted se encuentra allí dondeacaba mi sombra, donde la trinitaria empieza a blanquear y mis sueños viven por mí.




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seBasTIánCreí tenerla en mi poder y me he convertido en su prisionero. ¡La trinitaria blanca! Una

primorosa trampa para el amor de una solterona.mIGuelIna

¿Es que nunca dejaré de ser llamada así? ¿Es que estoy marcada para siempre por esemote sarcástico? ¿Qué hay de distinto en mí, qué me falta para ser como las demás mu-

jeres?

seBasTIán¡La seducción!… Transgurarse y sonreír. Para ser mujer hay que sentirse serlo. Traerdesde dentro hacia fuera el torrente de la feminidad. No es solamente un color lo que lamujer pone sobre sus labios: es un fuego que invita, que llama, que abrasa desde lejos.

Entonces llega la presa y arde. Es como la inteligencia de los sentidos. Transgúrese,Miguelina. Es el primer paso para salir al encuentro de la vida.

mIGuelIna(Henchida de nuevas fuerzas.)

La vida es el secreto que usted me revelará, que ya me está empezando a revelar. Esta nocheseré otra. ¡Seré Miguelina! Abajo estas ropas. En mi armario hay otras que siempre encontréimpropias y excesivas para mí. Creo que ahora me sentarán bien. ¡Espere! Cuando salgade esa habitación daré comienzo a nuestra gran aventura en común. Usted será el hombreque he esperado toda la vida, el hombre que ha venido a amarme, a hacerme suya. Unanueva mujer saldrá por esa puerta. No permita que se vuelva atrás o titubee. Sólo haytiempo para que el pacto que hemos hecho se cumpla. Es mi reto a varias generacionesde rigurosa virtud. Todas las frustraciones de mi familia quieren expresarse en mí estanoche, esa procesión de mujeres solas que han muerto esperando… Somos los héroes g vt, vt iigib. e t it í cuna fuerza a la que es inútil resistir. ¡Sólo por ellos seré perdonada!

(Mutis.)

(Sebastián queda pensativo. Recorre la habitación con la mirada, observando con minuciosidad todo cuanto lerodea. Guarda el cuchillo. Va al bar y se sirve una copa. Se acerca a la puerta de la habitación de Miguelina ytrata de escuchar.)

seBasTIán(En voz alta)

No trate de jugarme una mala pasada o se acordará de mí. Puede que todo esto no sea q i.

(Bajando la voz.)

De todos modos es la aventura más curiosa que me haya sucedido. La aventura de la bella durmiente y del príncipe que la despierta. ¡Una pareja extraña! Miguelina…

(Va hasta el fondo de la escena y se asoma al jardín. Toma un sorbo de su copa. Lo paladea.)

Hermosa noche. ¿No habrá tenido ella la culpa?




660

(Pausa.)

La trinitaria parece tener luz propia; una luz casi lunar, llena de vibraciones misteriosas.

Hace daño mirarla jamente; parece cambiar de forma y de lugar.(Termina su copa y lentamente vuelve a primer término. Miguelina aparece vestida con una primorosa batablanca, el cabello recogido sobre la nuca. Su bata recuerda el traje de una novia. Sebastián se vuelve y la miradeslumbrado.)

¡Increíble!

(Adelantándose, le tiende una mano.)

Está usted blanca y hermosa como la or misma de la trinitaria.

mIGuelIna(Avanzando)

Como introducción a un canto de amor no está mal. Brindemos por nuestro amor.

(Llena las copas y levanta la suya.)

Qué, ¿no crees en nuestro amor?

seBasTIánT , migi.

mIGuelIna

Repítelo conmigo: ¡Por nuestro amor!seBasTIán

¡Por nuestro amor!

(Toman. Él rápidamente, ella sorbo a sorbo y con los ojos cerrados.)

mIGuelIna¡Oh, qué delicia!

(Música, un vals romántico. Mientras continúa hablando deja su copa en la mesita de las revistas, junto aldiván. Sebastián hace lo mismo.)

Soy joven otra vez, tengo la edad de Luisa. Podría empezar a reír ahora y no terminarnunca. La vida no se ha perdido todavía. Bailaremos. Luisa lo hace rodeada de miradas.Hace de su amor una complacencia, un espectáculo decente. Tú y yo bailaremos ensecreto; será nuestra superioridad y nuestro triunfo. Rodéame con toda la fuerza y ladelicadeza de que seas capaz. Así…

(Él le rodea la cintura con uno de sus brazos. Bailan muy lentamente.)

Una pequeña hoja en tu hombro… Oh, sí, Luisa, tenías razón, el baile es una entregaici.

seBasTIánEres cálida y bailas con tanto empeño como si te fuera en ello la vida.




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mIGuelIna(Deteniéndose.)

¡Qué extraño! Me he visto, de repente como la joven que yo era, bailando bajo la miradade mi madre. No eras tú, era José (ya le empezaba a crecer el bigote). Era Romero. EraIgnacio… Todos parecían amarme desde lejos, aunque nunca se atrevieron a decirmeuna sola frase de amor. Nos cogíamos las manos con delicadeza, protegida la mía conun pañuelo de seda y bailábamos, muy lejos uno del otro, como si el menor contactopudiera mancharme. Teníamos que bailar bajo la mirada de mamá, rígidos y mudos. Lamirada de mamá impedía que yo levantara mis ojos hacia ellos.

(Pausa.)

seBasTIán

Yo te hubiese obligado a amarme. Te hubiera raptado bajo las miradas mismas de tu.

mIGuelInaUno de ellos me estaba destinado y lo perdí…

seBasTIánA ese, sea quien fuese, le faltó valor, decisión. La decisión es lo propio del amor.

(La vuelve a ceñir por la cintura y continúa el baile hasta que la música cesa. Luego se detienen, arrobados.)

mIGuelIna

Bailar contigo es hacerlo por primera vez.

seBasTIánMe complace. Y me complace también que seas la que eres actualmente y no otra. Megustas tú, con tu dolor y tu desesperación. Tu entrega es distinta. Te preero a ti porquees como estar cerca de lo imposible.

mIGuelInaNo pares de hablar. ¡Adelante! Una mujer no debe morir antes de que le deslicen en eloído palabras como esas. Es el momento… ¡Dilas!

seBasTIán(Enervado.)

Tu pelo es suave. Tu nuca es suave. Tus ojos son suaves y terribles. Tu boca…

(Va acariciándola mientras habla.)

mIGuelIna(Incitándolo aún más.)

sí, i bc… i bc…

(Él la besa con furia. Ella forcejea, de pronto, y se deshace de él.)

n b xt c. n b i i j.




662

seBasTIán¿Qué quieres? Acabamos de cerrar un trato, no puedes volverte atrás.

mIGuelInaDéjame acostumbrarme. Así, de improviso, no… ¡No está bien! Soy todavía una mujerdecente. ¡Compréndelo!

seBasTIánTú me indicaste el camino. No debo dejarte retroceder. Ahora, aunque quisieras arre-pentirte, te lo impediría. Estás llena de posibilidades maravillosas.¡Te deseo! ¡Te amo!

mIGuelIna(Desfalleciendo).

¡C…

seBasTIánTe amo y no hay tiempo que perder. Esta noche te has ganado una experiencia incom-parable.

mIGuelInaNo debo ser débil, pero temo… Te deseo y te temo. ¿No comprendes? ¿No ves que tengoque luchar contra esta casa, contra la virtud de estos objetos, de estos muebles, de estasparedes cuajadas de retratos? Una virtud más tiránica que la de los vivos, porque nocambia, no uye, sino que se mantiene ja, siempre igual, pesando sobre mí con un pesode tumba. Toda una costumbre rodeándome, puesta de pie para reprocharme…

(Alucinada)

¿No oyes a mi hermano andar en la habitación de al lado…? ¿No oyes a Luisa reír en elcomedor?… ¿No escuchas a Inés canturrear en el jardín, plantando sus rosas?

seBasTIánNada oigo, sino tu voz que me dice “ámame”, “ven”, “soy tuya”.

mIGuelInaHablan y me reprochan, mientras las otras me dan ánimo, me incitan a que las libere.

seBasTIánAtiéndelas. ¡Sálvalas!

mIGuelInaNo; mi hermano me mira, y es la mirada de mi madre que me acusa. Atrás, atrás. ¡Már-chate! Todo ha sido un juego. No puede ser. ¡No puede ser! No soy una cualquiera.¡Respétame! Te odio, te odio, te odiaré siempre si lo haces…

(Ella ha retrocedido hasta la puerta de su habitación. Él la toma en sus brazos. Ella, ya sin oponerse, desfallecesobre su hombro. Ambos desaparecen.

(Pausa. Un silencio lleno de sonoridades vagas. Oscuridad súbita. La música asciende a un primer plano,brillante y levemente sarcástica. La transición de una escena a otra será discreta, tanto en su duración como en




663

su intensidad, evitándose cualquier caída hacia lo innecesariamente morboso. Poco a poco la escena se iluminade nuevo y la música es relegada a su rol de mera ambientadora. Luisa y Enrique entran por la derecha).

luIsaDios quiera que tía Miguelina se sienta mejor. He estado inquieta por ella.

enrIQueSólo era un simple dolor de cabeza; se le habrá pasado. Por lo demás, tu tía Miguelinalucía como siempre. Nunca ha sido muy jovial, que digamos.

luIsaDe pronto, mientras bailábamos, tuve el presentimiento de que algo le sucedía. No mequedó más remedio que pedirte que vinieras conmigo.

enrIQue(Desde la altura de su hombría.)

Las mujeres sufren más por esos pequeños detalles que por las grandes cosas. No hayqi ti.

luIsa(Resentida, aunque no tanto que ello le impida usar un tono de coquetería.)

¿Te es difícil entenderme, Enrique?

enrIQue(Tomándola por la cintura.)

¡Tonta! Tú eres distinta.

(La besa con naturalidad, casi sin pasión.)

luIsa(Mirando hacia la habitación de Miguelina.)

¿Se habrá dormido? Debemos volver al baile de una vez. Como nos escapamos sin de-cirlo, no está bien que nos demoremos. Papá y mamá podrían inquietarse.

enrIQue

Están demasiado entretenidos. Le sustrajiste la llave a tu madre del bolso y ni siquierase ha dado cuenta.

luIsa¿Entretenidos? Nunca me olvidaré de la cara que puso papá cuando descubrió que erael único vestido de smoking. Mamá no se le ha acercado en toda la noche: le teme.

enrIQueY con razón; le noté a tu padre una mirada asesina.

luIsaag.

(Se acerca a la puerta de la habitación y escucha.)




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enrIQueDéjala. No debemos molestarla.

luIsa(Empecinada, llamando.)

Tí migi. Tí migi.

(Silencio. Luego, más fuerte.)

¡Tía Miguelina!

mIGuelIna(Desde adentro.)

¿Eres tú, Luisa?

luIsaSí, soy yo. He venido a saber cómo estabas.

mIGuelIna(Siempre desde adentro.)

Para eso no había que venir. ¡Márchate! ¡Vuélvete de una vez!

luIsaAsí lo haré, tía.

(Preocupada avanza hacia el diván. Ve las dos copas que permanecen en la mesita. Las toma en sus manos y parece considerar la situación.)

enrIQue(Que se ha mantenido a un lado de la escena.)

¿Ves? No era nada. La has despertado sin necesidad.

luIsa(Deja las copas en su sitio. Con rapidez, tomándolo del brazo.)

Tienes razón; no era nada. Volvamos, ¡volvamos pronto!

(Salen.)

mIGuelIna(Apareciendo, después de un rato.)

Se han ido.

(Sebastián asoma, desperezándose.)

Luisa se ha preocupado por mí; es una muchacha seria. Piensa que me pasa algo, algomás grave que un simple dolor de cabeza. Oh, Dios mío. No debí consentir. Lo que acabode hacer es horrible. ¡Horrible!…

seBasTIánNo me parece decoroso un arrepentimiento tan prematuro: no es convincente.




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mIGuelInaAcabo de deshonrar esta casa y ni siquiera tengo la excusa de la juventud.

seBasTIán¡Miguelina…!

mIGuelInaAhora tú no entenderías. Has llegado y has acariciado a una desconocida entre tus brazosgroseros. ¿Qué sabes tú de mí, tú, que me has reducido a lo más bajo de la existencia: alasco?

seBasTIánTal vez te has entregado demasiado a la insatisfacción. Estás tan fusionada a tu propiaculpa que no ves en mí más que otro síntoma de tu imposibilidad. Soy algo tuyo desde

hace tiempo. Te pertenezco como te pertenece cada uno de tus deseos. No había másremedio: he tenido que aparecer y no pareces comprenderlo. Soy el único que ha sabidovct.

mIGuelInaNada has vencido. Tú sólo acabas de servir mis propósitos.

seBasTIán¿Crees en verdad, que me has comprado?

mIGuelIna

(Sacando algo del bolsillo de la bata.)P ó bit. aqí ti.

seBasTIánPude haberlo obtenido a la fuerza.

mIGuelInaLo has considerado tarde. Cumpliste tu parte; ahora cumpliré yo la mía. ¡Tómalo!

(Le alarga el medallón.)

seBasTIán

No como un pago. Te amo, Miguelina. Volveré, y tú me estarás esperando.

mIGuelInaNo osarás poner de nuevo los pies en esta casa. ¡Te lo prohíbo! No me he entregado a tipor amor. Mi odio te ha escogido, no yo.

seBasTIánAhora soy yo quien te escoge. Te amo; ya tienes un secreto de que estar orgullosa.

mIGuelInaUn secreto que deberé gritar a todos los vientos. Una noticia que atravesará el pueblo

como un rayo. “La señorita Miguelina ha sido poseída por un vagabundo”. Mi nombreserá una vergüenza… y yo sonreiré satisfecha.




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seBasTIánPareces resucitar para la venganza.

mIGuelInaEs preciso que todos sufran; que los que me han compadecido, sufran. ¡No más tesorosque guardar! Abajo las virginidades que hacen de nosotras, pobres mujeres viejas, unosmonstruos de virtud. Ya me encuentro debidamente ultrajada. Tu trabajo ha terminado;nada tienes que hacer aquí. ¡Adiós!

seBasTIánSeré puntual. ¡Esperarás por mí!

mIGuelInaEres cobarde y te odio. ¡Te odio!

(Le va a pegar en la cara, pero Sebastián le aferra los brazos y la besa. Ella se desase y se limpia la boca con el puño, iracunda, mientras él sonríe, sintiéndose dueño de la situación.)

Ten piedad de tu sierva, Dios mío y Señor mío.

(Está de rodillas, con la cabeza baja y los brazos cruzados sobre el pecho.)

seBasTIánHasta pronto. Acuérdate de mí. Ya nunca más estarás sola. Te lo prometo.

(Miguelina parece rezar con los ojos cerrados. El rumor de una oración se escapa de sus labios, mezclado asollozos intermitentes. Sebastián se detiene antes de salir.)

Ah, me olvidaba: mi nombre es Sebastián.

(Sale por el fondo.)

mIGuelIna(Levantando la voz.)

He pecado y tu misericordia deberá ser mayor que mi miseria.

(Deja de sollozar. Se incorpora lentamente, aún con los ojos cerrados. Parece escuchar los últimos pasos deSebastián. Sonríe, la expresión de religiosidad se convierte en otra sensual y triunfante.)

Sí, te espero. Hasta pronto… ¡Sebastián!

TelÓn




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Acto segundo

(Dos días después. La tarde está en su plenitud, aunque la luz ya empieza a ceder suavemente.Don Antonio se pasea nervioso. Viste pantalón color kaki y sobre la camisa, chaleco marrónsin abotonar, atravesado por una pesada leontina de oro. Fiel a sus principios, no lleva corbata.Vestido así se siente cómodo y respetable. Luisa, desde el sitio en que permanece sentada,observa sus idas y venidas. No es la muchacha alegre del primer acto. Ahora descubrimos enella a la persona consciente y juiciosa: analítica.)

don anTonIoNuestra casa está construida sobre virtudes demasiado sólidas para que una historiatan extraña nos convierta en la comidilla de los demás.

luIsa¿Podemos decir de nuestras virtudes que son demasiado sólidas?…

don anTonIoTodo hubiera sido más decoroso de estar envuelto en una adecuada desesperación.Las lágrimas son las atenuadoras de la culpa. Miguelina, sin embargo, parece haberquedado poseída por un espíritu maligno. Casi está envanecida de su deshonra. Me loha contado sin que siquiera le temblara la voz. “No soy más tu hermana”, me ha dicho.“He deshonrado tu casa; puedes hacer lo que quieras”. Dios me perdone, pero por su

boca me hablaba una de esas mujerzuelas…

luIsa¡Cálmate, papá!

don anTonIoUn hombre ha entrado en mi casa. Debo remover el pueblo piedra a piedra hasta dar con él.

luIsa¿Evitarías de ese modo el escándalo?

(Pausa.)

Creo, querido papá, que tratas de vengarte de un fantasma.

don anTonIon ti q qi ci.

luIsaHe pensado el asunto con calma y llegado a conclusiones asombrosas.

don anTonIoSiempre fuiste una muchacha inteligente. Podemos hablar con toda claridad y discreción,sobre todo cuando tu propio nombre está en juego, aunque indirectamente.

luIsa

Te lo diré sin preámbulos. Tengo el presentimiento de que ese joven violador de solteronasno existe, de que lo ha inventado ella, casi sin quererlo, sin darse cuenta de lo que hacía.




668

don anTonIoEntonces, ¿con cuál propósito nos engaña?

luIsaMejor sería preguntarnos con cuál propósito se engaña ella a sí misma.

don anTonIo¿Quieres decir que es víctima de una alucinación?

luIsaMás bien creo que tía Miguelina actúa guiada por su imaginación. Su imaginación esun arma que esgrime contra ti, especialmente contra ti, que eres el guardián del buenb t c.

don anTonIo¿Pero por qué tanto odio?

luIsaUna cosa es evidente: ella se ha inventado una historia absurda, demasiado teatralpara ser verdadera. Después de tantos años de estar relegada a su opacidad de mujersin historia, trata de convertirse, de repente, en un ser importante; trata de ser laheroína de un drama asombroso, tan asombroso que nadie sea capaz de olvidarlo.Entonces comienza la farsa; el hombre que salta la tapia del jardín y la lucha quetermina en una lírica posesión arrullada por la música. La noche del baile, debo

decírtelo, vine sola hasta aquí con Enrique. Tal vez hice mal, pero la salud de tíaMiguelina me tenía preocupada. Ella estaba en su habitación y no me abrió, aun-que me di cuenta, de inmediato, de que seguía levantada. Su voz sonaba brusca yperturbada. Me pidió que me marchara. Había una ola de perfume otando en elambiente y lo que es más signicativo aun, sobre la mesa permanecían dos copas decoñac a medio consumir.

don anTonIoPero Miguelina no usa perfumes, ni toma bebidas alcohólicas. Además esa noche decíatener un horrible dolor de cabeza.

luIsaExactamente. Fue un momento extraño para mí. Enrique no pareció darse cuenta; porotra parte, nada que no sea yo misma le interesa.

don anTonIo¿No vendría a ser esto una prueba de que, en realidad, algo ha sucedido…?

luIsa¿No sería, mejor, parte del rompecabezas que ella ha querido armar ante nuestros ojos?Fue una escena preparada para que alguien la viese.

don anTonIo¿Y si estás equivocada, si ella ha sido incapaz de preparar un engaño semejante?




669

luIsaHabrá que inclinarse a lo más prudente. ¿No te das cuenta de lo peligroso que sería para

ella y para nosotros, el dar crédito a su fantasía? Tía Miguelina está obsesionada, no nosperdona nuestra felicidad, mientras que ella es sólo una sombra que ha permanecidorecostada durante años contra las paredes, tal vez demasiado honorables, de esta casa.

don anTonIo¿Qué hacer? Debe existir una causa, un hecho que al ser eliminado le devuelva el equi-ibi.

luIsa¡Quién sabe! Puede extirparse un tumor, eliminarse una ebre, pero ¿quién puede lucharcontra un sueño, contra el fantasma de una noche? Este suceso me hace temblar mucho

más que si tuviéramos que enfrentarnos a hechos conocidos.don anTonIo

¿Está Inés enterada?

luIsaNo lo sé. Nunca podremos darnos cuenta de lo que sabe o ignora mamá.

don anTonIoSí, su jardín es lo único que parece preocuparla. Lo cuida como si fuera un paraíso enel cual pudiera vivir eternamente dichosa. El dolor es un lenguaje que ella trata de noentender. ¡Pobre Inés! No quisiera que estos problemas la afectaran.

luIsa¿Dónde está ahora tía Miguelina?

don anTonIoHa permanecido toda la tarde en la galería, mirando la calle de un lado a otro, como siesperase a alguien.

(Se acerca a la primera puerta de la derecha y la abre cuidadosamente.)

luIsa¿La ves desde ahí?

don anTonIoSí, la veo pasar a través de la vidriera del pasillo. Arriba y abajo, con una pasión extrañaen el rostro. Me parece una desconocida, y sin embargo es mi hermana.

(Apartándose de la puerta que permanece abierta.)

Sólo cuando murió nuestra madre tuvo una reacción parecida. No lloró. Estuvo mirán-dola muy jamente, con un brillo de victoria en la mirada. Nunca me olvidaré de esai. m ió i c ij q cci… P í,delante del cadáver de nuestra madre, esa mirada tenía algo de especialmente mons-

truoso. Era como decirle: “Al n estás muerta y yo te sobrevivo, quedo libre de ti”. Fueuna mirada que rezumaba odio y sin embargo, ¡cuánto parecía quererla! Durante una




670

semana no me dirigió la palabra. Yo estaba deshecho; ella, en cambio, permanecía erguida,orgullosa, como complacida en medio de la tragedia. Una noche –estábamos en la nca–

montó a caballo y galopó durante horas. Oímos el galope toda la noche, cercano a la casa,un redoble solitario y fúnebre repercutiendo en medio de la soledad. Fue su manera dellorar, de descargarse de su dolor; una forma demasiado brutal y salvaje, pero que a n decuentas la trajo a la normalidad, A la mañana siguiente ya era otra vez la hermana dócil.Tenía los ojos inamados y parecía abrumada dentro de sus ropas de luto.

luIsaPensar que no la conozco y he vivido toda una vida a su lado.

don anTonIo¿La conozco yo mejor, acaso?

luIsaEstamos, tal vez, asistiendo a la repetición de un mismo hecho.

don anTonIoe i, ctit tif…

luIsa(Quien se ha acercado a la puerta y mira hacia el pasillo.)

Parece que termina su vigilancia. Siéntate. No debes dejar traslucir tu preocupación.Tt í.

(Don Antonio toma asiento. Luisa abre el costurero y se pone a repasar, maquinalmente, algunas madejas dehilo, o alguna tela bordada. Miguelina aparece por la derecha. Un momento de silencio, lleno de expectación.Luisa es la primera en hablar.)

Papá me decía que deberíamos ir a la nca a pasar una temporada. Está esplendorosay disfrutaríamos de la época de los baños.

mIGuelInaComprendo que tu padre quiera alejarme de esta casa. Constituyo algo peligroso parasu reputación.

luIsa(Como quien no ha escuchado.)

Desea que invitemos a unas cuantas amigas. Enrique se va y estaré demasiado sola.

don anTonIo(Con forzada jovialidad.)

Eso es. En el campo los días suelen ser más entretenidos que en el pueblo.

mIGuelIna(En actitud grave, dirigiéndose a Luisa.)

Tu padre sabe que ya no soy la misma. No debe contar conmigo como si nada hubiesepasado.




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don anTonIo(Enfrentándose, al n, a la situación.)

Miguelina, quiero que sepas una cosa: ¡nada, en realidad, ha pasado! Quiero que recuer- t c t ci.

mIGuelIna(Provocativa y como si la hirieran en lo más profundo.)

¿He oído mal o es que no me hice entender lo suciente? ¿Así guardas la “dignidad” detu hogar,

(La palabra “dignidad” ha sido dicha enfáticamente.)

complaciéndote en la humillación, poniendo oídos sordos a un incidente escandaloso?

En vez de golpearme, de insultarme, de llorar de vergüenza, me hablas con la sonrisaen los labios; en vez de avisar a la policía te quedas aquí, en el mismo lugar donde tuhermana ha sido ultrajada.

don anTonIo(Tratando de suavizar, con el tono de la voz, el signicado de sus palabras.)

¿Te has encerrado tú, has llorado, has tenido siquiera un momento de desesperación?¿Cómo creerte, entonces?… ¡Avisar a la policía! ¿Es eso lo que hubieras preferido…?

mIGuelIna(Inconmovible.)

Era tu deber; aunque él no es de los que se dejan atrapar con facilidad. Ha venido yvolverá. Esta historia sólo acaba de comenzar. Pero, no; prosigue en la preparación detus paseos campestres, da la espalda a tu propia vergüenza…

don anTonIo¿Es que no temes tus palabras?

mIGuelIna(Se nota que su propósito no es solamente el de contestar, sino el de descargarse de algo que hace tiempo laahogaba.)

¡El miedo!… El miedo no es más que esa cadena que nos impide vivir; la virtud de esact j tb q vjc c b j, csi el mundo fuera una estampa obscena cuya contemplación bastara a sumirlas en losinernos.

luIsa(Quien ha observado la palidez creciente que se apodera de su padre.)

¡Basta!

don anTonIo(Trémulo y a punto de estallar.)

¿Cómo te atreves a hablar en esa forma delante de mí?




672

luIsaPapá, acuérdate,

(Pone intención en la frase.)

tía Miguelina no se encuentra bien desde hace unos días.

don anTonIo(Frenando sus impulsos.)

Lo sé, hija. Miguelina sabrá perdonarme si estuve a punto de perder la compostura.

mIGuelIna(Con altivez.)

Estoy perfectamente bien. Nunca me he sentido mejor en la vida.

don anTonIoConcluiremos más tarde esta conversación. Voy a ponerme un saco para la cena.

(Sale.)

luIsa(Después de una pausa, en la que ha parecido uctuar entre la impaciencia y una forzosa pasividad.)

¡Tú en los brazos de un hombre…! Nada más inconcebible ni grotesco. Sí, estás enferma;eso lo explica todo.

mIGuelInaTú dudarías del sol si no pudieras verlo. ¡Pobre Luisa! No puedes tú tampoco com -prenderme.

(Retadora.)

Sé más que tú, ahora. Mientras tú bailabas ahí al lado, la tía Miguelina era apretada entreunos brazos rudos; la tía Miguelina bebía coñac con un hombre; la pobre solterona eraconducida a su lecho nupcial.

luIsaTe lo repito: no podrás hacerte creer. Lo que dices es falso y hasta monstruoso. Has

empezado a odiarnos sin que nos diéramos cuenta. Arrepiéntete de esas locas palabras,arrodíllate en tu habitación y reza, como siempre lo has hecho, para que Dios te perdoneesos pensamientos desdichados.

mIGuelIna

(Ansiosa.)

¡Es preciso que me creas!

luIsaNo puedes probar nada de lo que dices.

mIGuelIna¿Qué debo probarte?




673

luIsaQue ese hombre existe.

mIGuelInaMe ha poseído. Ha estado aquí. Se llama Sebastián.

luIsa¿Son esas tus pruebas?… Ya ves, es inútil que te empeñes…

mIGuelInaLe pediré que venga, que se presente aquí en pleno día.

luIsaSabes que ello es imposible.

mIGuelInaDile a tu padre que lo busque, que trate de encontrarlo.

luIsa¿Cómo daría con él? ¿Cómo lo reconocería?

mIGuelInaLe encontrarán en el pecho un medallón de brillantes con un mechón de pelo dentro.

luIsa¿Un medallón…?

mIGuelInaSí, el medallón de mi madre. Se lo he regalado.

luIsaDi la verdad, ¿qué has hecho con él? ¿No te habrás atrevido a…

mIGuelIna¿Empiezas a creerme, Luisa?

luIsa

…a destruirlo, no querrás decir que lo has perdido?mIGuelIna

Siento que ya no pueda ser tuyo como querías que fuese.

luIsaNo quiero oírte más. Me fatigas. El medallón aparecerá oportunamente. Es un ardidc t .

(Trata de irse.)

mIGuelIna

Tal vez quieras otra prueba. Una prueba que nadie podrá dejar de ver, una prueba queproclamará a los cuatro vientos que Sebastián existe…




674

luIsa(Con un viso de ironía.)

¿Me llamarás cuando él llegue, después de haberse descolgado por la trinitaria?mIGuelIna

Un hijo es la prueba que necesito. Sí, Sebastián, tú me darás ese hijo y entonces ya nadie tv .

luIsa(Acercándosele, súbitamente enternecida.)

En cierto modo tú eres también madre. Me has criado, has estado a mi lado desde quecí…

mIGuelInaNo quiero ser madre de niñas, sino de varones. Quiero hombres a los que no puedaaprisionar demasiado, ni hacer desgraciados a costa de mi avidez.

luIsa(Persuasiva.)

Compréndelo, tía Miguelina, te queremos y no puedes abjurar de tu virtud, renunciaral sitio que te corresponde entre nosotros. Tú eres parte del decoro de nuestra casa.

mIGuelInaDebes creer en mí, en Sebastián, en mi verdad que para mí signica más que la vida.

luIsa¡Cuánto sufres! Si yo pudiera decirte: “Sí, creo”… Y tal vez debería decírtelo.

mIGuelIna(Con ansiedad.)

¡Dímelo! ¡Que yo lo lea en tus ojos! ¡Que yo sienta en esa armación tuya la certeza demi liberación!

luIsa¿Te aliviaría ello? Los amantes se pierden con mayor facilidad que como se ganan. Sobre

todo a tu edad y si él es un hombre joven… Lo tienes un día y te abandona para toda lavi.

mIGuelIna(Casi en un grito de angustia.)

¡No! Lo tendré siempre. Volverá, me lo ha prometido.

luIsa(Consoladora.)

Nunca podrás tener un amante, tía Miguelina. Quisiera comprenderte, darte el calor

que pareces necesitar, de pronto. Mírame, soy tu hija; estás entre nosotros que no teb c.




675

mIGuelIna(Tratando de no oír.)

Vendrá aunque no creas en él. Saltará sobre la trinitaria con sus músculos tensos y meestrechará entre sus brazos.

luIsa¡Que Dios se apiade de tu alma!

mIGuelInaHasta Dios ha dejado de asustarme. Y es que me siento fuerte, demasiado llena de con-anza para temer o arrepentirme.

doÑa InÉs(Entrando desde el jardín con algunas rosas en las manos.)

Nadie tiene rosas como las mías en el pueblo; tal vez porque nadie ama las ores como yo.

(Las huele, aspirando profundamente.)

luIsaA veces pienso que amas tus rosas más que a las personas.

doÑa InÉsSon más mías. Las personas crecen y se nos van, se hacen distintas a nosotros.

luIsa

Eres demasiado sentimental. Las rosas son un adorno, no una preocupación.

doÑa InÉsLa juventud no comprende estas cosas. Está demasiado llena de sí misma. Miguelinay yo sí podemos, en cambio, comprenderlas; ya no esperamos nada de la vida. Es elconsuelo de las que, como nosotras, van para viejas.

luIsaCuando aún se es joven, el llamarse viejo es una coquetería, mamá.

doÑa InÉs

Tal vez lo que estamos esperando, para sentirnos denitivamente viejas, es que te casesy seas feliz. Claro que a Enrique le falta todavía una carrera… ¿Quieres poner un pocode agua a estas rosas?

(Las ha colocado en un jarrón que le entrega a Luisa.)

luIsasí, .

(Sale.)

mIGuelIna

Somos casi de la misma edad y sin embargo cuán distintamente envejecemos. Tú es-peras la vejez como un alivio, yo como una frustración. La vejez es como un estado




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de alma: se gana viviendo. No he sido joven nunca y nunca podré ser vieja como loserás tú.

doÑa InÉsEntre tú y yo no hay más diferencia que un marido y una hija.

mIGuelIna¿Es esa una pequeña diferencia?

doÑa InÉs…Un marido y una hija que hemos compartido, aunque ese marido sea tu hermano.

mIGuelInaEl paraíso que me pintas tiene algo de abominable.

doÑa InÉs¿Te acuerdas de la trinitaria?

(Mirando hacia un punto lejano del jardín.)

La plantamos antes de que Luisa naciera.

mIGuelInaSí, la trinitaria… He vivido años con los ojos clavados en ella, esperando.

doÑa InÉsCbí t c ció.

(Luisa entra con el jarrón de las ores.)

mIGuelInaPero yo seguí esperando… Me acostumbré a mirarla y a esperar…

(Exaltada.)

Ahora la han desgarrado, han maltratado su blancura. La han violado, Inés. La pureza í t j.

doÑa InÉs

Debo confesar que no me he dado cuenta de ello.luIsa

(Interviniendo con rapidez.)

Tía Miguelina se reere a los niños del vecindario, que algunas veces se encaraman al muro.

doÑa InÉsPues debemos quejarnos a sus padres. Nadie se ha atrevido jamás a escalar esa pared ymucho menos a maltratar mis ores.

mIGuelIna(Con intención.)

Alguien más ha escalado ese muro, Luisa… ¡Lo sabes bien!




677

luIsaHabrá tiempo para que le cuentes a mamá lo sucedido. Mientras tanto, papá nos espera

para cenar. Está impaciente, dando paseos alrededor de la mesa.doÑa InÉs

Ciertamente, se ha hecho tarde. ¿Vamos, Miguelina?

mIGuelInaCenen sin mí; no tengo apetito.

doÑa InÉsDespués terminarás con lo de la pureza de la trinitaria. Puede ser una historia intere-t.

(Luisa se la lleva.)

(Miguelina queda en pie, como sumida en graves recuerdos. Camina por la habitación retorciéndose las manos. De pronto ve su imagen en el espejo. Se acerca, mirándose, como extrañada de sí misma. Se acaricia el pelo suelto, vuelvea recogérselo en el antiguo moño y lo deja caer de nuevo sobre sus hombros. Se lleva las manos a la cara y cierra losojos fuertemente, con furia o desesperación. La tarde ha ido cayendo y la habitación está en penumbra.)

enrIQue(Entrando por la derecha.)

La puerta estaba abierta y no he tenido más remedio que pasar. Supuse que todavíatb c.

mIGuelInaEncenderé las luces.

(Enciende la luz del techo.)

Siéntese. Es usted un enamorado puntual.

enrIQue(Tomando asiento.)

No quiero que Luisa se inquiete por mí. Son mis últimos días en el pueblo. Los amigosquieren despedirme todos a la vez. Ya sabe usted, tragos, música, paseos a la playa.

mIGuelInaUn buen programa de despedida.

enrIQueNo soy más que el pretexto. Ellos hacen sus estas de todos modos. Yo, en cambio,preero pasar aquí, con Luisa…

mIGuelIna(Encarándolo.)

¡Usted no quiere de verdad a Luisa!

enrIQue¿Qué dice?




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mIGuelInaQ b t q qi.

enrIQueEso trato de hacer.

mIGuelInaSí; llegando antes de la hora, cogiéndole las manos y asediándola hasta que consigue

b…

enrIQue(Enrojeciendo.)

La amo y la respeto.

mIGuelIna¡Bravo! Ser respetada hasta ese extremo es casi lo mismo que ser temida. De ello puederesultar que Luisa no se case con usted… ni con nadie. Usted terminará por aburrirse asu lado y al n la abandonará.

enrIQueat b í.

mIGuelInal j c t b c q . ut, cbi,se marcha… Escribirá todos los días hasta el momento en que empiece a decirse: “Hoy

no tengo nada que contarle, lo dejaré para mañana”. Y es que ya habrá comenzado atici c.

enrIQue(Dolido.)

¡No sucederá como dice! Usted nunca había hablado conmigo más de dos o tres palabras.Me miraba con recelo. ¿Ha roto su silencio sólo para descorazonarme?

mIGuelIna¡Quiero salvarlos! No vaya usted a la capital. No abandone a Luisa ni siquiera por unosdías. Ese tiempo puede ser fatal. Míreme a mí: soy como una culpa en medio de esta

casa. No permita que Luisa corra mi suerte. Abandone sus estudios. ¡Cásese!…

enrIQuePero yo… ella… Sus padres no consentirían.

mIGuelInaHaga entonces algo arriesgado. Pero no la deje entregada a tantos peligros. ¿No com-prende usted que para una mujer sola la noche es un tiempo demasiado largo? Óigalo

bien: tengo miedo por ella. ¡Sálvela!

enrIQue

(Lleno de zozobras.)¿Es que algún peligro la amenaza? ¡Contésteme!




679

mIGuelInaSería inútil Únicamente me está permitido ponerlo sobre aviso y mostrarle el camino…

ció.enrIQue

¿Cree, entonces que debo renunciar a mi carrera si quiero conservar a Luisa?

mIGuelInaEs lo que estoy tratando de decirle.

enrIQueHace un momento estaba feliz y lleno de proyectos para el futuro. De pronto, todo seha oscurecido a mi alrededor.

mIGuelIna¡Súfralo! Es el precio que estamos condenados a pagar. Es cuanto tenía que decirle.Buenas noches.

(Sale por la puerta que da a su habitación. Enrique, después de haberse levantado, se desploma de nuevo sobreel asiento. Luisa entra por la izquierda. Él no la siente venir. Ella le desliza un brazo por la espalda.)

luIsa¿Qué pides por esos pensamientos?

enrIQue(Sobresaltándose. Luego, tratando de sonreír.)

Oh, Luisa, ¿eres tú?(Le toma las manos.)

Te los ofrezco gratuitamente: pensaba en ti.

luIsa(Satisfecha.)

Me alegro de que hayas venido temprano esta noche.

enrIQue(Levantándose.)

Evito interrumpirles la cena.

luIsaSólo tomé un vaso de leche; no tenía apetito. Papá y mamá me regañaron por ello. Melevanté en seguida de la mesa… ¿Pero, qué tienes? Pareces preocupado.

enrIQue(Después de una lucha interior, resolviéndose.)

Dime, Luisa, ¿no me encuentras un poco soso la mayoría de las veces? No soy el tipode galán que parece atraer a las muchachas.

luIsa¿Y se puede saber cuál es el tipo de galán que atrae a las muchachas?




680

enrIQue(Tomándola en sus brazos.)

Podría ser más apasionado, si me lo propusiera, más romántico… Oh, Luisa, te amotanto que podría ser lo que tú quisieras.

luIsaQue seas un poco más tú mismo es cuanto deseo. Y no me abraces así, tan efusiva yteatralmente. Papá y mamá saldrán de un momento a otro del comedor; te tienen porun muchacho serio y esa opinión no hay que echarla a perder.

enrIQue(Desilusionado, soltándola de su abrazo.)

¿Quieres, en realidad, que sea un muchacho serio?

luIsan q cbi.

enrIQue(Después de una pausa.)

Pudiera ser que yo me enamorara de otra por allá.

luIsa(Con naturalidad.)

Entonces no habría remedio.

enrIQueEso es lo malo, ¿no te das cuenta?

luIsaSi te enamoraras de otra, ya no te importaría perderme. ¡Es una tontería!

enrIQueTrato de darte celos y sólo consigo angustiarme más. Tu tía Miguelina…

luIsa

¡Oh! Debí suponérmelo: ¡tía Miguelina!enrIQue

n gó ci q f vg, q í iqitt.

luIsa(Eludiendo su mirada.)

Tía Miguelina no sabe lo que dice: está enferma. Se imagina cosas…

enrIQueag tt ct.

luIsa…n cci ig .




681

enrIQueetc, cit…

luIsa¡Compréndeme!

enrIQueTienes el deber de conar en mí… ¡Te lo suplico! ¡Te lo exijo!

(Silencio obstinado de Luisa. Con desesperación.)

Oh, Luisa, ya no eres la misma; ¡me has traicionado!

luIsa¡Estás imposible! ¡Te detesto!

enrIQue¿Lo ves? Al n conesas.

luIsa(Tratando de contenerse.)

No he confesado nada.

enrIQueacb ci ct.

(Don Antonio y Doña Inés vienen desde el comedor, a tiempo de oír las últimas palabras de Enrique.)doÑa InÉs

¿Qué es lo que Luisa acaba de decirle, Enrique?

enrIQueEste… yo… le decía a Luisa… ella…

don anTonIo(Acudiendo en su ayuda.)

Inés, los muchachos están peleándose como es natural entre novios. Eso es todo.

doÑa InÉsPg, qi ati. P tci i jvi, q v c c t .

don anTonIo¿Va el smoking de acuerdo con mi edad?

(Doña Inés toma asiento en el diván sin atreverse a replicar. Don Antonio la mira y sonríe para sí.)

Luisa, sírvele a Enrique una copita de anís. Le hará de reactivo. Puedes traerme una,también.

luIsa¿Y tú, mamá, no deseas?




682

doÑa InÉsNo, hija, el licor me da sueño y creo que de eso ya no puedo tener más. Un vistazo a esta

revista de oricultura y a la cama. Mañana debo madrugar si quiero planear la nuevaforma del jardín. Antonio, quiero decirte que desde mañana tendremos jardinero. Esnuevo en el pueblo y necesita trabajo. Como María va a estar unos días más en el campo,me es imprescindible.

don anTonIoTe mantienes el a tu costumbre; me lo comunicas cuando ya no hay más remedio queaceptar. ¿Qué sería de ti si no inventaras algo nuevo constantemente?

doÑa InÉs¿Y qué sería de ti, querido, si yo no tratara de embellecerte la vida?

don anTonIoYa me la has embellecido lo suciente. ¡Me siento colmado!

doÑa InÉsNo sé si hablas en serio o irónicamente. De todos modos, ¡gracias!

(Mientras tanto Luisa ha extendido una copa a Enrique, quien la toma después de carraspear nerviosamente.Luisa mira hacia otro lado. Luego da la otra copa a su padre y queda en pie, lejos del sitio que ocupa Enrique.)

don anTonIo(A Enrique.)

Por tu próxima partida. Te deseo éxito y rápidos progresos.enrIQue

(Temeroso de lo que va a decir.)

Creo, don Antonio, que no me iré todo lo pronto que yo esperaba.

don anTonIo¿Cuándo tomaste semejante resolución?

enrIQueEn realidad hace poco… sólo unos momentos…

(Atreviéndose.)

Tal vez si Luisa y yo nos casásemos ahora.

doÑa InÉs(Levantando los ojos de la revista y como si hubiera oído el anuncio del n del mundo.)

¿Qué ha dicho?

enrIQueQue tal vez si Luisa y yo…

doÑa InÉsLuisa, ¿formas tú parte de este complot?




683

luIsa(Con ira.)

Ni estoy metida en eso, ni quiero casarme con nadie.

doÑa InÉsMenos mal que tú no apruebas una idea tan descabellada.

(A Enrique.)

Luisa no aceptaría a un muchacho sin porvenir…

enrIQue¿Es que no se toman en cuenta para nada mis sentimientos?

don anTonIout jóv, qivc ci c tt fcci c t viejos. ¡Comprendemos! Quieres a Luisa y te aceptamos.

enrIQue(Con un destello de esperanza en los ojos.)

¿Entonces?…

don anTonIo…siempre que las cosas sigan su curso normal.

enrIQue(Desarmado.)

He fracasado. Les ruego que me perdonen.

(Después de un momento.)

Pido permiso para retirarme.

doÑa InÉsSin duda; puede hacerlo.

enrIQue(Sin atreverse a mirar a nadie, levantándose.)

Buenas noches.

don anTonIoVe con Dios y descansa, hijo. Mañana lo verás todo mucho más claro.

(Enrique sale. Luisa tiene el rostro entre las manos. Una pausa.)

doÑa InÉsEn nuestra juventud no nos sucedían cosas como éstas.

don anTonIoEs que nunca tuve la suciente inspiración como para proporcionártelas.




684

(Mirando a Luisa.)

Buen muchacho, Enrique. Un tanto apasionado, pero será un yerno maravilloso.

doÑa InÉsBueno, si sigo levantada un rato más, las emociones terminarán por quitarme el sueño.Buenas noches, hija. Todo se arreglará. La felicidad necesita de unas cuantas lágrimas.

luIsa(Más calmada.)

Buenas noches, mamá.

(La besa.)

doÑa InÉs

¿Vienes, Antonio?

don anTonIoTerminaré esta copa.

(Doña Inés sale.)

luIsa(Sintiendo que ya puede hablar sin peligro.)

Tía Miguelina tiene la culpa. Estuvo hablándole, aunque según parece no le relató suhistoria. Ahora se interesa por mi felicidad. Pasamos de un absurdo a otro mayor.

don anTonIoTu tía Miguelina se nos ha convertido en un problema.

luIsaTenemos que hacer algo… ¡Pronto!

don anTonIoEsperaremos a mañana. Hablaré con ella y veremos lo que conviene hacer.

luIsaLa someterás a una estricta vigilancia médica o te la llevarás a la Capital. Un cambio tal

vz fvzc.

don anTonIoNo sé aún lo que mejor le convendría.

luIsaÚltimamente nada parece salirnos bien. También está lo del medallón. Dice que se lo hag igtic sbti.

don anTonIo¿El medallón de nuestra madre?

luIsaSí. Forma parte de su comedia. No temas, aparecerá.




685

don anTonIoDe pronto me siento fatigado, temeroso…

luIsaNo luches, no te tortures. Vete y descansa.

don anTonIoPara mí sólo existe esta casa y esta familia. ¿No seré ya impotente para defenderlas?Desearía darte fuerzas y lo único que consigo es comunicarte mi temor.

luIsaTu compañía es mi mayor consuelo.

don anTonIo

Gracias, hija. Enrique y tú deben ser felices. Perdónalo. No sabía lo que decía.luIsa

Me sería imposible no perdonarlo.

don anTonIoEsperaremos con impaciencia el día de mañana.

luIsaVete, que yo apagaré las luces. Sólo me quedaré el tiempo de buscar alguna revista.

(Le da un beso en la mejilla.)

don anTonIo(Desde la puerta.)

Tt it vz. e j.

(Luisa acaba de apagar la lámpara del techo, quedando la habitación iluminada por la lámpara de pie. Miguelinaaparece en el umbral de su habitación ataviada con la suntuosa bata blanca del primer acto. Toda ella está mejoracicalada y acusa arrogancia y determinación. Don Antonio y Luisa la contemplan anonadados. Don Antonio

pretende hablar y no le salen las palabras.)

luIsa(Reaccionando rápidamente.)

Hasta mañana, papá.

(Los dos se miran un momento. La mirada de Luisa es una súplica para que él se marche. Don Antonio hacomprendido y sale.)

mIGuelIna¿Por qué tanta extrañeza? Tengo una cita esta noche. Nada más claro.

luIsaUna cita con un fantasma. ¡Has llevado las cosas demasiado lejos!

mIGuelInaUna cita con un hombre joven que se llama Sebastián.




686

luIsasbti xit.

mIGuelInaQuien ha estado una hora entre sus brazos no puede dudar.

luIsaEstás jugando con fuego. Tú sabes que esta es una farsa indigna de crédito. Lo has inven-tado todo para rebajarte y rebajarnos. Pero aún es tiempo. Tal vez estés confundida. Tratade distinguir la realidad de lo que no pasa de ser un sueño. Reconsidera tu situación.Da un paso atrás. Sálvate, tía Miguelina.

mIGuelInaLo llamo y me responde. ¿Qué más prueba? Todo lo que responde a un deseo, vive.

Puedo dudar de todo menos de él, que me ha convertido en mujer para siempre.

luIsa¡Si tan siquiera pudieras dudar!…

mIGuelInaDe los milagros no se duda. Son, y eso basta. Sebastián existe. Por él ya no estoy sola, nidespreciada, ni muerta. He logrado, al n, lo que se me debía. No, no debo dudar. Loacepto con toda mi alma y sigo adelante.

luIsa

Es un desconocido. ¿No le temes?

mIGuelIna¿Temerías tú lo que te ofrece por primera vez en la vida un poco de seguridad?

luIsaTe dejará de nuevo los brazos vacíos. Piénsalo bien. Cuando te hayas convencido, apagala lámpara y vete a tu habitación, sola como siempre. Si somos valientes la verdad puedeser un gran consuelo. Destruye ese sueño, antes de que él te destruya.

mIGuelIna

Nadie podrá quitarme la realidad que he ganado para mí. ¡Vete de aquí! Esta hora mepertenece. ¿Quién eres tú? Una intrusa a quien apenas conozco. ¡Fuera de aquí, o seoirán mis gritos a varias leguas de distancia!

(Luisa sale apresuradamente. Miguelina recorre la habitación con la mirada. Arregla las rosas. Luego pareceescuchar, inmóvil y como en vilo. Su rostro se transgura. Se vuelve y tiende los brazos hacia el jardín.Sebastián aparece, lentamente. Ya no es el personaje fogoso del primer acto. Toda su gura emana poesía yserenidad.)

mIGuelInaOh, Sebastián, por n has vuelto. Estás aquí de nuevo…

seBasTIánSí, he vuelto, Miguelina.




687

mIGuelInaEstás aquí y eres mío, mío para siempre.

seBasTIáns c g iib.

mIGuelInaEl verdadero amor es para siempre. ¡Dime que amas para siempre!

seBasTIán¿No es suciente decir que te amo?

mIGuelIna¡Abrázame! Que yo te sienta vivir pegado a mi misma realidad.

(Él permanece inmóvil.)

¿Qué te pasa? Pareces fatigado.

seBasTIán(Desprendiéndose de ella, suavemente.)

A veces estoy lejos. Me acordaba de un niño a quien esa palabra: “siempre”, le causabaterror. Ese niño dejaba resbalar una piedra desde el borde de los aljibes y ella caía, caía,adelgazando su sonido hasta que sólo era perceptible la levísima punción del agua alabsorberla. Ese era, para él, el signicado de la palabra “siempre”: un gran silencio en f jib.

mIGuelInaSí; ahora te siento lejano, como si fuera a perderte.

seBasTIánTal vez nos vamos a perder, momentáneamente. Quise dominarte, llevarte de la manopor lo desconocido. No sé si he sido bueno o perverso contigo, Miguelina. Perdóname,pero debo marcharme de este pueblo. Algo superior a mí me reclama, una fuerza queme mueve incesantemente de un lado para otro.

mIGuelIna

¿Es que acaso no puedes, por mi amor, renunciar a todo lo demás?

seBasTIánMientras me siga descolgando por esa enredadera como un lagarto alocado, me harétraición a mí mismo. Me estoy convirtiendo en una costumbre. En tu costumbre,Miguelina. Desde que nací no he hecho otra cosa que luchar por dejar de ser unacostumbre. No me traicionaré ahora que lo he perdido todo, hasta mi alma, segúnc.

mIGuelIna¿Es posible que sólo por tan corto tiempo hayas sido capaz de mantener en mí este sueño

maravilloso? ¿Pero he dicho sueño? ¿Entonces ellos tenían razón? Quieres dejarme sinesa realidad que tanto he defendido…




688

seBasTIán¡Cuán dulce sería que me convirtieras en ese sueño!

mIGuelInaMi única locura ha sido la de creer en ti; no quiero que me la quiten. Deseo probarles quetú existes. Preero quedar manchada por una culpa irremediable a ser esa santurronaante la que nadie se atrevería a decir una palabra descompuesta. Cuando no creen enti es que no creen en mis posibilidades de mujer. No me encuentran capaz de cometeresta clase de pecado. ¡Oh, Dios mío, nunca supuse que el pecado podría cometerse contanta fruición y esperanza!

seBasTIánsb t, t vgz. m q i b t tt q t c.

mIGuelInaNo puedes marcharte. ¡Ayúdame! Preséntate a ellos y diles “yo soy Sebastián”. Solamenteeso: “Soy el amante de Miguelina. Existo”. Necesito que me des esa prueba de amor.

seBasTIánMe voy, Miguelina.

mIGuelInaY yo que pretendía tener un hijo tuyo. ¿Tendrás el valor de irte, dejándome así, abando-nada a los míos, vejada y sin contar con la prueba que me hará libre a sus ojos?

seBasTIánVolveré cuando menos lo esperes. Creo que no te olvidaré nunca, Miguelina… Guardaréel medallón de tu madre; él será tu victoria sobre mí.

mIGuelIna¡El medallón de mi madre! Te lo llevas y me dejas sin pasado y sin futuro. Me llevasel recuerdo y lo que es peor, la esperanza. Oh, Sebastián, soy tuya, ¿qué más deseas?No me desprecies; no agregues tu desprecio al de los otros. Todo te lo doy, pero no meb…

seBasTIán

¿Podrías darme esa ración de libertad que me hace vivir? No, Miguelina. No he venidoa consolarte. Te traje un hálito de vida y ahora debo desaparecer.

mIGuelIna¡Un sueño! No debes ser sólo un sueño para mí. Lucharé hasta hacer de ti una realidad.Existes: puedo verte, tocarte, estremecerme toda ante ti. No debo permitir que tu ausen-cia te destruya, sin que hayas dejado constancia de tu verdad. Te retendré a la fuerza,sbti.

seBasTIánNo creas demasiado en mí. Es como si la noche me esperara. Piensa en mí como en una

b … aió, migi.(Le da la espalda y avanza unos pasos hacia el jardín.)




689

mIGuelIna¡No! No puedes abandonarme tan fácilmente. ¡Detente! No des un paso más…

(Saca un revólver del bolsillo de la bata. Él se detiene y se vuelve, enfrentándola.)

¿Creías que no estaba preparada para esto? Te mataré. Quien no existe no puede mo-rir. Con tu muerte me probaré a mí misma tu existencia y se la probaré a los demás.Una bala en el corazón y ya nadie podrá dudar. Dirán “ella lo ha matado” y estarésatisfecha.

(Él retrocede hacia el jardín.)

¡Detente!

seBasTIán

Te quiero, Miguelina. ¡Adiós!

mIGuelIna¡Detente, te digo!

(Él sigue retrocediendo. Ella dispara. Él se agarra el pecho y cae dando una vuelta con la elegancia de un bai-larín. Su desaparición es súbita; se ha sumergido en la oscuridad con cierta levedad misteriosa, como si antesde caer se lo hubiera visto otar.)

¿Lo ves? ¿Lo ves? ¡Ya está hecho! Te he quitado la vida. Ahora existes. ¡Ahora es cuandorealmente comienzas a existir!

(Llega Don Antonio por la izquierda, en zapatillas. Puede notarse la precipitación con que se ha puesto la batasobre la pijama. Detrás de él irrumpe Luisa, jadeante. Viste de la misma forma que en las escenas anteriores.)

don anTonIo¿Pero qué pasa en esta casa? ¿Y ese disparo? Sonó aquí mismo, con tus gritos.

luIsa¿Qué ha sucedido, tía? ¿Estás bien?

mIGuelInaTranquilícense. No me he quitado la vida. He sido yo la que ha matado a alguien.

don anTonIo¿A quién has podido tú matar?

mIGuelInaA mi amante… ¡A Sebastián! ¿No reconoces tu pistola? La sustraje de tu habitación estamañana…

(Don Antonio se apresura a recuperarla.)

Él está en el jardín, desangrándose. La hora de la verdad no podía tardar.

don anTonIo(Mira a Luisa lo que dura un relámpago. Luego corre precipitadamente hacia el jardín.)

¡La luz, hija, pronto, la luz!…




690

(Luisa enciende la luz del jardín, que reluce al fondo como si fuera de día. Sale detrás de su padre. Miguelina sesienta en el diván y espera, con calma, en actitud de triunfo. Luisa vuelve muy lentamente, con una serenidadcargada de signicado.)

mIGuelIna¿Lo has visto? Siento que lo hayas conocido muerto. Era fuerte y hermoso y la muerte b t bi.

luIsa(Después de una pausa.)

No hay nadie en el jardín, tía Miguelina.

mIGuelIna(Asombrada, se levanta.)

Acabo de dispararle con mis propias manos. Lo he visto caer y arrastrarse hacia el jí.

luIsaLo has imaginado, como todo lo demás.

mIGuelIna(Casi en un grito.)

¡Imposible! ¡Traman algo contra mí! Él está allí, muerto. Es imposible que sea de otromodo. Busca cerca de la trinitaria. ¡Es necesario que lo encuentren!

don anTonIo(Subiendo desde el jardín.)

Nadie hay cerca de la trinitaria, ni en parte alguna. Trata de despertar, Miguelina. Estásenloqueciendo. Si te empecinas no podremos ayudarte.

mIGuelIna¡Ha huido!… Ha tenido tiempo de huir, no existe otra explicación. Su sangre, sí, su sangredebe estar allí, en el primer peldaño, por donde lo he visto desaparecer.

luIsa

(Con resolución súbita.)

Acércate… Ven…

(La toma de un brazo y la arrastra hacia el sitio. Miguelina vuelve la cabeza, como si temiera.)

Mira, tía Miguelina, ¿es este el sitio?… ¿Tienes miedo de mirar hacia acá?… Aquí debeestar la sangre de Sebastián… ¿Por qué no miras, entonces?…

mIGuelIna

(Volviendo el rostro lentamente, mira. Da un grito agudo, como si la hubiesen herido de muerte, y se tambalea.Luisa la sostiene. Luego, sollozando:)

¡No puede ser posible! No estoy loca… Él existe. ¡Existe!…




691

luIsaAlégrate, tía Miguelina. Sólo has matado un sueño, un mal sueño. Ahora puedes volver

a tu paz, sanarte, descansar. Vamos a tu habitación. Debes dormir… Mañana estarásj.

mIGuelIna(Se deja conducir, vencida. Al llegar a la puerta de su habitación mira hacia el jardín con un dolor innito.Casi en un murmullo:)

¿Por qué tenías que abandonarme?

(Sale. Luisa entra con ella y vuelve inmediatamente, cerrando la puerta tras de sí.)

luIsaVe, papá, cerciórate de que mamá no se haya despertado.

don anTonIoCuando sonó el disparo dormía profundamente. Tiene el sueño pesado; no hay quet…

luIsaLa enfermedad de tía Miguelina acaba de llegar a su punto culminante. Puede quesea para su bien. Ha sido un golpe para ella, pero ha empezado a darse cuenta de su.

don anTonIo

(Sacando algo del bolsillo.)Luisa, ¿sabes qué es esto?

luIsa¡El medallón! ¿Cómo lo conseguiste?

don anTonIo¡Hace un rato!… Al pie de la trinitaria.

(Se miran asombrados mientras cae el

TelÓn




692

Acto tercero

(Al día siguiente. Primeras horas de la tarde. La escena está bañada por una luminosidadintensa, cegadora hacia la parte del jardín. Don Antonio está de pie y parece fatigado. Se acercaa la puerta del cuarto de Miguelina y escucha. Silencio. Suspira con un dejo de preocupación.Suena el timbre de calle. Sale por la derecha y reaparece con Enrique.)

enrIQueNo tengo cómo pagarle lo que usted ha hecho por mí.

don anTonIoOlvídate, hijo mío.

enrIQue¡Yo, dudar de Luisa!… Tuvo usted que revelarme esa historia tan íntima y dolorosa. Hasido usted un verdadero padre para mí.

don anTonIoDe nada tienes que avergonzarte. Luisa, en parte, fue responsable por callar; se sentíaperturbada como si aquella hipotética culpa la hubiese alcanzado.

enrIQuePero yo debí comprender… Estaba exaltado después de la conversación con la señoritamigi.

don anTonIoSí, hijo mío, Miguelina ha estado mal. El doctor ha venido dos veces esta mañana y dentro depoco estará aquí otra vez. Sus visitas han realizado milagros. La salvación de nuestros pue-

blos está en esos jóvenes que comienzan sus carreras modestamente, lejos de la competenciacapitaleña y que aún no han sido corrompidos por ella. Ejercen su profesión denodadamente,como si cada paciente debiera cubrirlos de gloria. Ha hecho maravillas en sus visitas de estamañana. Súbitamente Miguelina ha parecido calmarse. En mis tiempos no se conocía casinada sobre esa nueva ciencia, y lo poco que se conocía era considerado como indecente. Nodeja de tener algo de hechicería esa manera suave e insistente con que realiza sus sesiones.Una palabra tras otra, palabras comunes, tan comunes que apenas si podemos creer que con

ellas se logre curación alguna. Entonces, el paciente despierta a la realidad. En eso consistela misión de esos hombres, en suministrar la realidad como una medicina. No sé si despuéslos pacientes quedan felices, pero vuelven a la normalidad.

enrIQueSabe usted mucho de todo eso.

don anTonIoAl menos puedo repetir exactamente lo que el doctor me ha dicho. Cuando no sabemosuna cosa lo mejor es repetir cuanto nos dicen acerca de ella. Es el secreto de ciertas eru-ici ó.

enrIQueMe asombra que la señorita Miguelina haya podido mejorar tan rápidamente.




693

don anTonIoEl doctor parece pensar lo mismo. Miguelina luchaba entre la realidad y el sueño sin

conocer sus límites. ¿Cómo puede haber aceptado la realidad tan fácilmente, después dehaberse aferrado al sueño?… Sin duda la pregunta le preocupa. Piensa que todavía noha pasado el peligro, puesto que la mente arma trampas insospechadas y ese estado deaceptación de Miguelina bien puede ser una de ellas. Veremos lo que saca en limpio de ió t t.

(Luisa entra por la izquierda. Enrique la mira, sobresaltado, y ella baja la cabeza.)

Hija mía, acércate. Enrique vino a preguntar por la salud de Miguelina.

luIsa¡Ah, sí! Muy amable de su parte.

don anTonIoTambién quiere que lo perdones.

enrIQue(Asintiendo.)

¡Eso es! He sido un tonto.

luIsa¿Lo dices de veras?

enrIQue

Oh, Luisa, tú sabes muy bien que sí. No hice más que disparatar. Iré a la capital y estu-diaré. Estoy seguro, nunca estuve tan seguro, tú me esperarás!…

luIsa(Precipitándose en sus brazos.)

Te perdono de todo corazón.

don anTonIo(Carraspeando.)

Bueno, bueno… asunto concluido. La felicidad ha vuelto a reinar entre nosotros.

luIsa¿Y tía Miguelina?

don anTonIoDescansa. En la penumbra de su habitación ha logrado serenarse. Creo que vamos ga- t.

luIsa¿No teme el doctor una recaída?

don anTonIo

¿Quién puede asegurarlo?… Por ahora todo marcha a las mil maravillas. Ni siquiera tumadre ha tenido que enterarse de los detalles enojosos. Anoche los ignoró porque dormía;




694

hoy los sigue ignorando porque está despierta. Sus preocupaciones le impiden ahondaren las personas. Eso la salva. Sólo parece extrañada con lo de la enredadera…

luIsa¿Le dijiste que el doctor quería que fuese cortada inmediatamente?

don anTonIosí.

luIsa¿Qué excusa le has dado?

don anTonIoLa alergia: está de moda. Le expliqué que a Miguelina parecía hacerle daño la proximidad

de esa trinitaria, con lo que no hizo ya más preguntas. Cualquiera explicación es buenapara ella.

enrIQueNo alcanzo a comprender el papel que juega la trinitaria en todo esto. Es hermosa.

luIsaDemasiado hermosa: en ello estriba su peligrosidad. No sé qué simbolismo tiene para tíaMiguelina. Lo que sí parece cierto es que ha sido el punto de partida de su imaginación.Algo así como el peldaño entre la realidad y el sueño. Sobre ese peldaño se ha deslizadohacia ella ese fantasma que la estaba enloqueciendo poco a poco.

enrIQue¡Un fantasma!

don anTonIoTe parecen, como a mí, creencias de gentes ignorantes. Simples supersticiones.

luIsaSin embargo hay una gran verdad en ello. ¿En qué piensa una muchacha cuando ve sobreun muro alto descender una cascada de ores blanquísimas? A cada imagen respondeuna idea. Pensamos en la única cosa blanca que puede pensar una muchacha que ya hadejado, por supuesto, de ser una niña. Pensamos en boda, en tules, en el novio esperandoa través de tanta blancura…

don anTonIoSiempre he dicho que la imaginación es un peligro para las mujeres. No hay por quéasociar a una simple enredadera, por el solo hecho de que sea blanca y esté pegada a , tt vii xtii.

luIsaTía Miguelina pasaba horas contemplándola. Hasta que imaginó toda la historia, loscit ct…

enrIQuee xtii, icíb…




695

luIsaQueda, también, el asunto del medallón.

don anTonIoElla misma lo habrá puesto allí, al pie de la enredadera. No podemos creer que su galán loperdiera en la fuga. Sería darle la razón a esos sueños que estamos tratando de destruir.

luIsa¡La destrucción de los sueños! No sé por qué me da miedo oír hablar de ello. La mejoríade tía Miguelina, ¿no podrá traernos un trastorno mayor que el de todas sus imagina -ciones? Necesitamos en cierta manera nuestros sueños, tanto como nuestra realidad.Dejar sin sueños a un ser humano, ¿no es dejarlo, también, sin su realidad?

don anTonIo

Hija mía, no permitas que tu inteligencia llegue a torturarte. Lo que hacemos es lógicoy necesario y Miguelina parece aceptarlo como un bien. No pienses más en ello.

luIsaEstá bien, papá. Trataré.

enrIQueAhora necesito que pienses un poco más en mí.

doÑa InÉs(Entrando desde el jardín.)

acb ji q ct tiiti. ¿Có f qproduce?

don anTonIoagi, qi.

doÑa InÉs¡Qué no inventarán los médicos hoy en día! Buenas tardes, Enrique. ¿Ha vuelto usteda insistir en lo del matrimonio? Me parece inexplicable su conducta de anoche. Sólo elsueño que tenía me quitó los deseos de discutir el asunto con usted.

enrIQueHe venido a disculparme… Verdaderamente lo lamento, doña Inés.

doÑa InÉsPues vuelve usted a contar con mis simpatías. Luisa es demasiado joven para casarse yusted… pues ya ve, usted no tiene edad todavía.

luIsa¡Mamá! Si Enrique y yo no podemos casarnos es porque él tiene que terminar sus estu-dios. Por otra parte, somos capaces de llenarte de nietos.

don anTonIo

Inés, has puesto el dedo en la llaga. Decir joven a la juventud viene a ser como despre-ci.




696

doÑa InÉs¡Nietos! ¿No podía ocurrírsete otra cosa mejor ahora que estoy rehaciendo el jardín? No

quiero muchachos traviesos que me maltraten las plantas.(Todos sonríen.)

¿Era necesario obedecer tan ciegamente al médico en eso de cortar la trinitaria?

don anTonIoIndispensable, querida.

doÑa InÉsBueno, plantaré dalias y claveles… alegran más. Además la trinitaria es una or que nohuele… una or demasiado triste. Sin contar con lo de la alergia.

(Miguelina sale desde su habitación. Viste el traje sencillo del primer acto.)mIGuelIna

¿A qué hora dijo el doctor que volvería?

don anTonIoNo tardará. Será cosa de media hora a lo sumo.

doÑa InÉsMiguelina querida, ¿estás bien?

mIGuelIna

Me siento perfectamente.luIsa

Pareces esperar al médico con agrado.

mIGuelInaNo debo temerle; me está curando. Ah, Enrique, le debo a usted una satisfacción. Anochetenía un poco de ebre, estaba fuera de mis cabales y le dije a usted unas cosas de lasque realmente me avergüenzo.

enrIQueNo tiene importancia. Olvídelo; fue debido a su enfermedad.

mIGuelIna(Como repitiendo algo que ya se le ha dicho.)

Sí; la enfermedad es la causante. He tenido alucinaciones. Eso dicen. La falta de pruebases aplastante. Eran necesarias algunas pruebas. Debemos esgrimir a cada instante nuevosdatos. Nos damos la mano para reconocernos, para estar ciertos de que la aparienciano nos engaña. Todo contacto es un dato que debemos acumular y asociar a los demás.Nada de lo que me acaba de suceder es real, puesto que no ha dejado constancia algunaque lo haga reconocible. Ni un testigo, ni una huella,

(Ligeramente perturbada.)

i gt g.




697

doÑa InÉs(Entre divertida y extrañada.)

¿Sangre? ¿Has matado a alguien, Miguelina?(Hay un momento de tensión.)

mIGuelInaLa prueba aún no aparece.

doÑa InÉse t gci, migi, gciíi…

(Ríe. Los demás respiran, aliviados.)

Hace tiempo que no te oía decir algo semejante. Sí, Antonio, Miguelina está mejor. Debo

ficit ct. aví c g. e gci, gciíi.(Sale riendo.)

enrIQueVen, Luisa, esperaremos en la sala. No debemos estorbar cuando llegue el médico.

(Salen por la derecha.)

don anTonIoIré a esperarlo fuera. Descansa, mientras tanto.

mIGuelIna

(Tomándole una mano de manera fría y formal.)Gci, ati…

don anTonIoHago lo que debo, Miguelina.

mIGuelIna¿Qué esperas tú que deba decirte? Porque algo debería decirte…

don anTonIoNo te esfuerces. Descansa. Nada ha trascendido fuera de esta casa.

mIGuelInaLo sé. Esa es tu fuerza: creas honorabilidad. Sí, es bueno vivir aquí, sentirse formar partede todo esto. Gracias, Antonio. Has hecho muchísimo por mí.

(Don Antonio, sinceramente turbado, sale por la derecha. Miguelina queda sola, sentada en el diván, de espaldas al jardín. La tarde cae suavemente. Silencio. Sebastián entra por el fondo con el brazo herido levementesoliviantado. Hay una gran expectativa en el rostro de Miguelina. Volviéndose, con ansiedad, murmura:)

¿Eres tú?

seBasTIánQuiero que me oigas un momento, pero conservando tu serenidad. Nada de arrebatos

y sobre todo, nada de pasión. Esta es una entrevista que casi sucede en el recuerdo, másallá de toda posibilidad. Acuérdate: te está prohibido creer en mí.




698

mIGuelIna¿Cómo has podido llegar hasta aquí?

seBasTIánC vc.

mIGuelInaSí, pero la noche te era más propicia. Ahora, contemplándote así, de día, me pareces algoincongruente, vacío de signicado. ¿No tienes miedo a que te encuentren?

seBasTIánDe momento no hay peligro. Te han dejado sola para que medites, antes de enfrentartepor última vez, en el día de hoy, a tu médico. Debes descansar y no pensar en nada. ¡Ni

siquiera en mí!mIGuelIna

Te miro y siento que un mundo de imposibilidades nos separa. Es como si te rodearaun vacío que ya no me fuera permitido atravesar.

seBasTIánEs el vacío en que suceden las despedidas. Debo desaparecer.

mIGuelInaHas vuelto. Has vuelto cuando más te necesito.

seBasTIán¿Es que aún existo, Miguelina?

mIGuelInaQuieren privarme de ti, arrebatárteme. Tengo miedo, Sebastián, un miedo atroz a carecer t .

seBasTIánAcuérdate: ¡tú me has matado! Has disparado sobre mí y ese es ya mi verdadero n.Comienza a serlo. El resto viene después, en el recuerdo mismo. He venido a ayudarte

t c.mIGuelIna

¡No! Nunca me quitarán este recuerdo. Dicen que no debo creer en ti. Trataré derecordar toda la vida que no debo creer en ti para que de esa forma me sea imposibleolvidarte. Además te veo, estás ahí, me llenas el corazón de verdad. Conservas midisparo en el hombro: he ahí la prueba. Tu sangre no estaba allí donde la vi caer;estoy dispuesta a declarar que en eso sí me engañé. Pero tu herida no me engaña.Ella me prueba que vives, es la señal que te hace mío. Pobre amor mío, y yo te creí t.

(Se acerca y va a tocarle la herida.)




699

seBasTIán(Retrocediendo.)

¡No te acerques! Esa evidencia no la tendrás más. Ya no te será dado tocarme. Me hasconvertido en un fantasma. Tus ojos, tus oídos pueden engañarte, pero deja que nuestroscuerpos se ignoren mutuamente.

mIGuelInaMi cuerpo, que ha sido tuyo, no podrá ignorarte nunca.

seBasTIánHe muerto anoche, Miguelina.

mIGuelIna

¿A qué has venido, entonces?seBasTIán

Para ayudarte.

mIGuelIna¿Cómo podrás hacerlo?

seBasTIánDándote valor para que des el paso decisivo. Debes amarme hasta el punto de renunciara mí. Reniega de mí y me tendrás para siempre. “Para siempre”, ¿te acuerdas?

mIGuelIna(En un susurro.)

e f jib.

seBasTIánAllí, ignorados de todos, hasta de nosotros mismos. Apenas un leve círculo de agua.Algo como el último temblor de un recuerdo. Sumérgete sin miedo. Olvida. Cierra losojos, y me ganarás para siempre.

mIGuelInaTg i. m it , sbti. n b. u v b i vit.

¿Dónde estás? ¿Dónde?

(Cierra los ojos fuertemente.)

seBasTIána t .

mIGuelIna(Sin abrir los ojos.)

Dame tu mano, ayúdame.

seBasTIánGi b ti i.




700

(Ella queda de espaldas a él.)

No debes moverte hasta que me vaya. Un solo movimiento tuyo apresuraría mi partida.

mIGuelIna(Abriendo los ojos.)

¿Tampoco debo verte?

seBasTIánSólo oírme. Es preciso que te despojes de mí. Cuando el médico vuelva, todo habráconcluido entre nosotros. Vivirás una nueva vida.

mIGuelInan vivi i ti.

seBasTIánAcuérdate, tú y yo seguiremos… Sólo deberás entregarte a las transformaciones.Nada se pierde. Verás cómo la vida sigue, igual, reconocible aun dentro de las nuevasapariencias. En todas ellas me reconocerás. Volveré y tú lo sabrás. No sé con qué nombre,no sé con cuál rostro, pero para ti será lo mismo que seguirme estrechando entre tus

bz.

mIGuelInaSuena como una promesa maravillosa.

seBasTIánSólo debes decir: consiento.

mIGuelIna(Levantando los brazos, perdida.)

Me es imposible, Sebastián.

seBasTIán(Con rmeza.)

Debes decir: consiento.

mIGuelIna(Repitiendo como en un ensalmo.)

Cit.

seBasTIánDesaparece de mí, de mi memoria…

mIGuelInaDesaparece de mí, de mi memoria

seBasTIán(Retrocediendo.)

m, sbti…




701

mIGuelIna(Con esfuerzo sobrehumano.)

m… sbti.(Él ha desaparecido. Ella se vuelve. Corre hacia el jardín y llama patéticamente con un último destello de me-moria.)

¡Sebastián!

(El doctor ha entrado seguido de don Antonio, quien lo mira acongojado, comprendiendo que algo acaba de pasar. El doctor le hace una seña para que los deje solos. Don Antonio sale.)

doCTor¿Llamaba usted a alguien, señorita Miguelina?

mIGuelIna(Volviéndose. En su rostro hay angustia y extrañeza.)

Es curioso. No me he dado cuenta.

doCTor¿Qué nombre decía usted, al yo entrar?

mIGuelIna(Tratando de recordar.)

Estoy confundida… lo llamaba a él… pero…

doCTorl ifíci t ci b. B ít. l fz f cbtratan de echar una cortina sobre ciertos recuerdos que le son nocivos, perjudiciales.

mIGuelInaNo he olvidado, todavía.

doCTorYa ha comenzado a hacerlo.

mIGuelIna

Acabo de tener una entrevista… Sin embargo, no juraría que ha ocurrido en realidad. Nodebo de creer en tales cosas. La recuerdo, sí, pero como puede recordarse un sueño.

doCTorSus propias experiencias, ¿no han ido tal vez debilitándose? Su primer encuentro conél, ¿no fue acaso mucho más vívido que este último?

mIGuelInaLee usted mis pensamientos.

doCTor

Es que ha comenzado usted a vencer ese fantasma que oscurecía su mente. Basta razonar,comprender, para salir vencedores de tales demonios. Antiguamente a los endemoniados




702

se los exorcizaba con palabras mágicas… Lo mágico, ahora, es el conocimiento. Ahorausted comprende, conoce las razones de lo que ha sucedido… Usted acaba de pasar por

un estado de ebre y ansiedad que le provocó una suerte de espejismos a los que sumente se aferró con desesperación.

mIGuelInaSí. Estuve endemoniada. Sólo visiones de pecado y de muerte quedan en mi alma.

doCTorResígnese. Vuelva usted a su vida de antes, a su familia, a sus ocupaciones, a su…

mIGuelInaSí, dígalo… ¡A su soledad!

doCTorA su verdad, diría yo.

mIGuelIna(Aferrada aún a ciertos pensamientos.)

Espere, doctor, ¿y el medallón? ¿Dónde está el medallón de mi madre? Él lo tiene, loguarda sobre su corazón, esa fue su promesa. No me engaño, doctor… Él guarda mimedallón sobre su pecho.

doCTor(Sacándolo del bolsillo.)

He aquí su medallón. Fue encontrado al pie de la trinitaria, la noche en que usted disparó vcí…

mIGuelIna¡Imposible! Él no me dijo que lo había perdido…

doCTorUsted misma puso el medallón en aquel sitio. Fue usted quien urdió todo el engaño depunta a cabo. No recuerda los hechos porque no le conviene recordarlos, porque a sut f cvi c q q q t tb vi.

mIGuelIna(Como si hablara consigo misma.)

Me dijo que todo se transformaría, que lo aceptara todo, si quería unirme a él para siempre.

doCTor¿Se siente usted mal de nuevo?

mIGuelInaUn pequeño malestar, pero me recobro.

doCTor

Haga memoria. Esfuércese en que la mente le traiga el recuerdo justo. ¿Puso usted elmedallón, allí donde fue encontrado?




703

mIGuelInaSí. Lo puse.

doCTor¿Con cuál motivo?

mIGuelInaCon el de engañar.

doCTor¿Acepta usted que todo fue una comedia hilvanada por su subconsciente para dar unaválvula de escape a su vida gris y monótona? ¿Cree usted realmente en ello?

mIGuelIna

Lo acepto. Lo creo.doCTor

¿Está usted decidida a no dejarse ofuscar más por meras fantasías y a poner sus ojossolamente en el mundo real e inmediato?

mIGuelInaEstoy decidida a ello. Esto es una silla, aquello una lámpara, allá hay un ramo de rosas,usted es mi médico y ésta soy yo, una mujer nueva, ya sin sueños, retornando a unai q t.

doCTorY éste es el medallón de su madre. Guárdelo.

mIGuelIna(Tomándolo. Lo mira lentamente.)

Hermosos brillantes. He tenido suerte al recobrarlo.

doCTorEstá usted en disposición de enfrentarse nuevamente a su familia, libre ya de su error.Salvo su cuñada, quien lo ignora todo, se han mantenido angustiados pensando en queéste fuera un caso incurable.

mIGuelInaHan sido demasiado buenos conmigo. ¡Pobre hermano y pobre Luisa! No han merecidoesta prueba. Llámelos usted y que me vean transformada de nuevo en la verdadera tíamigi.

doCTorl fici.

(Abre la puerta de la derecha y hace una señal. Entran don Antonio, Enrique y Luisa. Un momento de silencio.)

mIGuelIna

Me siento apenada por lo sucedido. Estuve sumida en la oscuridad y el error. Pido queme perdonen.




704

don anTonIoHas estado enferma. No tienes la culpa.

mIGuelInaeiq, ct t, cb q ti. u tít iviti verdadero cimiento del bienestar. El tiempo pasa pronto y Luisa, por otra parte, es unamuchacha paciente. ¡Lo esperará!

enrIQueVuelve usted a darme los ánimos necesarios. Gracias.

mIGuelIna(A Luisa, entregándole el medallón.)

Tómalo. Es tuyo. Te pertenece.luIsa

Oh, tía, tía querida.

(La besa.)

Siempre lo quise poseer, aunque no pensé que lo mereciera. Es un recuerdo demasiadoprecioso.

mIGuelInaSí, Luisa, dejamos un poco de nuestra vida encerrada en esos objetos.

don anTonIoDoctor, no sabemos cómo pagarle lo que ha hecho por mi hermana. Nos la ha devueltousted más sana y con una seguridad que verdaderamente nos sorprende.

mIGuelInaLo que mi hermano quiere decir es que me ha perfeccionado usted.

doÑa InÉs(Entrando por la izquierda.)

Creo que algo está sucediendo aquí sin mi permiso. ¿Se va usted, doctor, o es que acaba

de llegar?doCTor

Creo que nada tengo ya que hacer en esta casa.

doÑa InÉs¿Ha pasado ya todo peligro de contagio? Le temo mucho a esas nuevas enfermedades.

doCTorAh, sí, por supuesto.

mIGuelIna

Querida Inés, moriría de pena si pensara que, por un momento, he podido causarte el v tt.




705

doÑa InÉsPero Miguelina, ¡qué palabras tan bellas estás diciendo!

(Al doctor)

¿Es usted médico o profesor de buenos modales?

mIGuelInaEs que de pronto he comprendido lo mucho que te debo.

doÑa InÉs(Al borde de las lágrimas.)

¡Cuánto has tardado en hacerme justicia! Pero te lo perdono. Y para que veas lo biendispuesta que estoy, propongo una celebración. Se quedarán todos a cenar. Usted doctor,t eiq.

doCTorMe uno a tan bella idea aunque lamento no poder aceptar. Los médicos no podemosdarnos esos placeres. Nos llaman cuando menos lo esperamos y debemos estar siemprelistos. Los dejo a ustedes, pues, en el mejor de los mundos posibles.

mIGuelInart ti q q t, ct.

don anTonIoe tb.

doÑa InÉsP vv c .

(Mirando a Miguelina.)

Entre la alergia y usted han obrado milagros.

don anTonIoLo acompaño, doctor.

(El doctor hace una reverencia.)

mIGuelInaaió, ct.

(Don Antonio y el doctor salen.)

doÑa InÉs(A Miguelina.)

Será una doble celebración. Tu restablecimiento y la despedida de Enrique.

enrIQueDentro de unos días comienzan las inscripciones en la Universidad.

luIsaTrataré de convencer a papá para que demos un viaje a la Capital antes de tus vacaciones.




706

doÑa InÉsNo nos vendrían mal algunas compras.

luIsa(A Enrique, con malicia.)

Sí; además una novia debe preparar su ajuar con anticipación.

(El rostro de Enrique está iluminado.)

mIGuelInaEn la mesa brindaremos por su porvenir y el de Luisa.

don anTonIo(Volviendo.)

Por ellos y por ti, que bien te lo mereces después de tan dura prueba.

doÑa InÉsAntonio, acompáñame. Te encargarás de algunos detalles, mientras yo dispongo la cena.

don anTonIoMe llevan de un lado para otro y no debo objetar. Eso quiere decir que, después de todo,soy indispensable.

(Con sorna.)

No hay que hablar, Inés, tú ordenas y yo obedezco.

luIsaNo te queda otro remedio, papá.

(Don Antonio se siente renacer. Coge el brazo de su mujer, quien lo mira extrañada. Le palmotea la mano conternura. Salen como dos jóvenes que disfrutasen de su luna de miel.)

No hay nadie como ellos. A su modo, son inmensamente felices.

enrIQueEs el ejemplo que trataremos de imitar.

luIsaAhora pondremos un poco de música en la sala.

enrIQueB i.

luIsaPrimero un vals para ti, tía Miguelina.

mIGuelInaSiempre me ha gustado el vals…

(Miguelina queda sola. Enciende la luz de la lámpara de pie. Mira a su alrededor. Está cansada, vacía. Serecuesta en el diván y suspira. Toma una revista. La deja. Se oye un vals lento. La escena es extrañamente la




707

misma del primer acto. Por el fondo aparece el jardinero; trae un ramo de trinitaria blanca en la mano. Visteun pantalón marrón oscuro y camisa a cuadros. Aunque su vestimenta no es parecida a la de Sebastián, suaparición está cargada de resonancias anteriores.)

JARDINERO¿Está la señora? Ya he terminado mi trabajo.

mIGuelIna(Incorporándose. Lo mira jamente, extrañada. Luego le sonríe, como si le hubiese reconocido.)

¿Entonces, eres tú?

JARDINEROVerá usted. Yo soy el nuevo jardinero y…

mIGuelInaTe reconozco. Has vuelto como me lo tenías prometido. No has tardado.

JARDINERONo la comprendo, en absoluto…

mIGuelInaEs maravilloso. A pesar de la transformación, sé que eres tú, no ya un sueño, tú encarne y hueso, esperándome con tus brazos fuertes tendidos hacia mí y el ramo devi t .

JARDINEROAcabo de cortar la trinitaria como la señora me lo ha mandado. He venido a decírse-.

mIGuelIna¿Has cortado tú, tú mismo, nuestra hermosa trinitaria blanca? ¿Por dónde te descolga-rás entonces cada vez que quieras volver a mí?… Ah, ya veo… Hemos vencido al n.¡Hemos vencido! Cortaremos todas las trinitarias del mundo. Ya no las necesitaremosmás. Soy tuya. Voy hacia ti… Tú has venido a quedarte para siempre…

(El jardinero se mantiene al fondo de la escena como un símbolo. Suelta poco a poco,

el ramo de trinitaria mientras Miguelina, transgurada, tiende sus brazos hacia él.sig v it c

TelÓn FInal




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Jorge Tena Reyes

Nació en Juan Barón, sección de la Provinciade San Cristóbal, República Dominicana, el 5de julio de 1927. Historiador, ensayista, lósofoy maestro. Como servidor público ejerció porvarios años las funciones de Subsecretario deecció, cg t ct. aél se debe la creación de la Feria Nacional delLibro en 1973, y de los Premios Anuales que

actualmente patrocina la Secretaría de Estadode Cultura. Como investigador y editor ha publicado entre otros libros y ensayos: Notas acercadel Cuento y la Novela en la República Dominicana (1974); De mi Patria, antología de Pedro Hen-ríquez Ureña (1974); Duarte en la HistoriografíaDominicana (1976); La Trinitaria: Fundación,desarrollo y actuaciones (1975); Apolinar Tejera,Recticaciones Históricas (1976); Manuel Arturo

Peña Batlle en la Historiografía Dominicana (1988);Familia Henríquez Ureña, Epistolario, 2 tomos(1996); Catálogo de la Biblioteca de Clásicos Domi-nicanos, Ediciones de la Fundación Corripio, así como numerosos artículos y conferencias.



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ePÍloGo

Presencia del libro en Santo Domingodesde el siglo XVI hasta Julio Postigo

Jorge TeNa reyes

Desde el siglo XVI hasta la incursión de don Julio D. Postigo en el mercado y difusión dellibro, se nota la ausencia de una bibliografía dominicana, de un compendio que facilite elconocimiento del libro en Santo Domingo. Sólo tenemos disponibles artículos y ensayosaislados que recogen escuetas informaciones acerca de la actividad empresarial. Es un hecho

cierto que desde los albores de la dominación española se registra la presencia de importan-tes colecciones de libros, así como la residencia en la isla de connotados hombres de letras,tanto peninsulares como criollos.

Al efecto dejó dicho José María Morillos (1809-1890): “Así como a la Divina Providenciaplugo que la antigua Española fuese la primera tierra de este nuevo mundo en que brillarala luz del Evangelio, de la misma manera alcanzó la gloria de haber sido la cuna del sabero el punto céntrico desde donde irradiase en la América el sol de la inteligencia”. (SieteBiografías Dominicanas: Racionero Licenciado don Antonio Sánchez Valverde. aci di-nicana de la Historia. Introducción y notas de Max Henríquez Ureña (1885-1969). Imprentas Fcic, 1946).

Sirva como ejemplo de esta premisa el caso de Diego Méndez Segura, osado compa-ñero de Cristóbal Colón en su penoso cuarto y último viaje a las tierras “encontradas”en el Nuevo Mundo. Fue célebre no sólo por el viaje que junto a Bartolomé Fiesto hizoen una canoa desde Jamaica, hasta La Española, sino también porque se inscribe sunombre en la extraña relación de erasmistas, (gi i dii e1469-1536), que pasaron al Nuevo Mundo en los primeros años de la conquista y coloniza-ción hispánica.

Resulta oportuno recordar la original monografía del infortunado profesor José Almoi-na Mateos (1903-1960) titulada: Biblioteca Erasmista de Diego Méndez. uivi stDomingo. Centenario de la República. 1844-1944. Méndez Segura sirvió también a DiegoColón (1474-1536) y llegó a ser Alguacil Mayor de La Española. Murió en Valladolid en 1539,

legando a sus descendientes su curioso patrimonio bibliográcoLo curioso es que con esa aliación la corona española otorgara licencia para venir al Nue-

vo Mundo a un confeso erasmista, si partimos del profundo antagonismo existente entre estacorriente humanística y la política de la España de los Reyes Católicos. El libro de MarcelBti. Erasmo y España. Estudio de la Historia Espiritual del Siglo XVI. (F CtEconómica, 1966), sigue siendo la mejor fuente para el estudio de ese conicto; pero el casode Diego Méndez tal vez se puede explicar aduciendo que aún el Tribunal de la Inquisiciónno había puesto en práctica los controles de los que hizo gala posteriormente. En efecto, el 21de septiembre de 1543 se instruía a la Real Audiencia para que no permitiera la entrada enla isla de “libros de romance de materias profanas y fábulas, ansí como son libros de Ama-

dís y otros desta calidad de mentirosas historias (Utrera. Noticias Históricas. Vol. 11. p.79,editora Taller, 1978) Otro ejemplo acerca del absolutismo político de España lo evidencia el



710

siguiente párrafo también dirigido a la audiencia de Santo Domingo: “para que informe siconviene establecer en la isla el tribunal de la Inquisición; qué número de ministros podrán

haber, y el distrito que se le daría sería la Isla, San Juan, Jamaica y Margarita; qué costostendría sostener este tribunal, etc., para evitar los daños que franceses, ingleses y luteranosque con sus comercios introducen libros de sus herejías” (Utrera. p.215).

Alrededor de 1519 llegó a La Española, con rango de obispo, Alessandro Gerardini, quienal decir del Dr. Américo Lugo (1884-1952): “nos trajo en ánforas latinas mieles del renaci-miento”. Este encumbrado personaje, integrante del selecto grupo de humanistas italianosque sirvieron a la corte de los Reyes Católicos, le dedicó una oda a la Catedral Primada deAmérica, tal vez la primera creación poética en versos latinos producida en el Nuevo Mundo.(Véase: Alessandro Gerardini. Itinerario por las regiones Subequinocciales. Fció rígzDemorizi. Vol. 1. Editora del Caribe, 1977).

Una elocuente muestra del ambiente cultural que desde el siglo XVI se respiraba en LaEspañola, por lo que fue llamada la “Atenas del Nuevo Mundo”, lo evidencian los versos delas Elegías de Varones Ilustres de las Indias, del Homero Colombiano , como ha sido llamado

Juan de Castellanos, quien escribe, reriéndose a la sublevación de Enriquillo:

“Por faltar pues entonces fuerte gente y usarse ya sonetos y canciones,el Enrique se hizo tan valiente,saliendo siempre con sus intencionesandando, pues el indio delincuentec jt tbci,y dando de valor bastante prueba,

al gran emperador llegó la nueva”.(Elegía V, Canto Segundo. T.I.p.228, Bogotá. Editorial ABC, 1955).

La hegemonía cultural de La Española se evidencia, además, por el hecho de que fue laúnica posesión española de ultramar que tuvo dos instituciones educativas en el siglo XVIcon categoría universitaria, las cuales sirvieron de inspiración para otras entidades simila-res en Hispanoamérica, por donde le vino a la ciudad de Santo Domingo el calicativo de“Atenas del Nuevo Mundo”. Estos Estudios, convertidos luego en universidades, fueron elde Santo Tomás de Aquino (1538), regenteado por los padres dominicos, fruto del colegioque establecieron poco después de su llegada a la colonia, y en 1540 obtuvo similar distin-

ción del afamado Estudio, emanado de la escuela pública fundada por Sebastián Ramírezde Fuenleal. Este centro, con el nombre de Francisco Javier, dirigido por los jesuitas, contócon el patrocinio del acaudalado medinense, Hernando de Gorjón. Todo parece indicar quedenitivamente el 14 de septiembre de 1748 mediante el Breve “insupereminent” del PapaBenedicto XIV, se conrió el deseado rango de Universidad Ponticia, y desde entonces fueUniversidad Real y Ponticia de Santiago de la Paz y de Gorjón, en vez de San Francisco

Javier como se le conocía.Así quedó facultada, en su condición de Universidad de Estudios Generales, para que

sus “profesores pudieran leer gramática, retórica, lógica, física y teología escolástica moral,sagrados cánones, así como derecho canónico y civil para los oyentes seglares, medicina y

otros estudios literarios” (Antonio Valle Llano, S. J. La Compañía de Jesús en Santo Domingo. Seminario de Santo Tomás, 1950. pp.187-188).




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En este centro ocuparon cátedra reconocidos profesionales dominicanos: Padre DiegoRamírez, Cristóbal de Llerena, Francisco Tostado de la Peña, Diego de Alvarado y Luis

Jerónimo de Alcocer (Pedro Henríquez Ureña. La Cultura y las Letras Coloniales en SantoDomingo. Biblioteca de Dialectología Hispanoamericana. Anejo II. Buenos Aires, 1936. Cap.III; Fray Cipriano de Utrera. Universidad de Santiago de la Paz y Santo Tomás de Aquino y Semi-nario Conciliar de la Ciudad de Santo Domingo de la Isla Española. P Fcic. stdig, r. d. mCmXXXII).

Por lo dicho hasta aquí sobra la imaginación para deducir la existencia de un ambientecultural de gran interés en nuestra isla desde las primeras décadas del siglo XVI. Esto implicatambién que por alguna parte debían llegar los libros requeridos para satisfacer la demandaacadémica y la satisfacción intelectual de particulares interesados en la cultura humanística. Sinembargo, este aspecto aún no está debidamente identicado, por lo que debemos limitarnos, enmuchas cosas, a apreciaciones de carácter deductivo, aunque por ello no dejamos de estimarsu existencia, abundante por demás, en los albores de la historia de nuestra cultura.

Gracias a los eruditos artículos de Fray Vicente Rubio y de otros investigadores, cono-cemos la existencia de importantes bibliotecas o librerías, términos que él usaba indistinta-mente, en La Colonia, propiedad de funcionarios civiles y eclesiásticos, como es el caso dela librería privada de Gonzalo Fernández de Oviedo, alcaide de la fortaleza más antigua delNuevo Mundo y Primer Cronista de Indias.

E. Dymond Turner elaboró un extenso trabajo titulado La Biblioteca de Gonzalo Fernándezde Oviedo y Valdés , (Eme-Eme. Estudios Dominicanos. Vol. VI. Núm. 32. Septiembre-octubre1977).

Fray Vicente también nos ha dejado información de la “pequeña biblioteca que poseyó

aquel desdichado vástago del gran poeta Garcilaso de la Vega, llamado don Lorenzo Suárezde Figueroa, quien se halló en nuestra primada urbe un matrimonio impuesto con convenien-cia de una rica familia, también encontró una trágica muerte en el patíbulo que al efecto selevantó para él una tarde de enero de 1549 en la Plaza Mayor de esta ciudad del Ozama”.

Posteriormente dio a “conocer una nutrida y enorme librería jurídica, propiedad delculto abogado de nuestra Real Audiencia, licenciado don Juan Rodríguez”. Pero de todoslos inventarios realizados por Fray Vicente, el más rico y variado es el que se consigna enel artículo titulado: La Biblioteca que traía a Santo Domingo el Arzobispo Juan Salcedo, con 81autores diferentes y arrojaba un total de 130 volúmenes.

El doctor Juan Salcedo fue presentado para arzobispo de Santo Domingo, el 20 de junio

de 1560. Se embarcó para Santo Domingo en marzo de 1563, pero murió durante la travesíade una “enfermedad que le había dado navegando en la mar”. El inventario de su nutrida

biblioteca fue localizado por Fray Vicente en el Archivo General de Indias, la cual nos revelapor la rica variedad de su contenido, el nivel cultural del erudito abogado y prelado. Estecatálogo contiene obras de Guillermo de Budé (Budeo), jurista, lólogo y erudito, nacido enParís, quien fue “Secretario del Rey Carlos VIII de Francia que sin menosprecio de nadie,era el mejor helenista de su época”, arma el padre Vicente Rubio, así como “otra repeticióndel Dr. Juan Palacios Rubio, el primer jurista español que se preocupó de los problemas delas Indias y algunas producciones de Antonio de Nebrija”.

Lamentablemente este tesoro bibliográco no permaneció en Santo Domingo a causa

de la muerte del erudito prelado, pues al parecer fue embarcado para la Nueva España y laembarcación en que iba naufragó en las proximidades de la costa de Cuba.

ePÍloGo | PresenCIa del lIBro en sanTo domInGo | J orGe T ena reyes



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Coincidimos con el citado articulista en el sentido de que “resulta así indudable, porlo que antecede, que el conocimiento de esas librerías particulares ayuda a tener una idea

acerca de los libros que circularon o podían circular durante el siglo XVI en esta primerapoblación. Todavía este conjunto de bibliotecas puede ser susceptible de ensanchamiento connuevas aportaciones documentales” (Artículo citado. El Caribe, 23 de noviembre de 1991, O,11; Américo Lugo: Historia de Santo Domingo desde el 1556 hasta 1608. libí diic.Ciudad Trujillo, R. D. 1952).

Por su parte Esteban Mira Caballos en un artículo publicado en la Revista Ecos, con eltít Algunas Consideraciones en torno a la Primera Biblioteca de Santo Domingo , fc ilustrativo inventario de la biblioteca de doña Inés de la Peña:

“La biblioteca que ahora vamos a estudiar nos va a aportar multitud de informacionesdignas de interés, dado lo temprano de su fecha y escasez de documentación que para estosmomentos se nos ha conservado. La propietaria de ella era una tal doña Inés de la Peña,quien fue, hasta su fallecimiento en 1521, mujer de un espadero vecino de la ciudad de San-to Domingo llamado Francisco de la Pedrosa. No tenemos noticias que puedan explicar elhecho de poseer una biblioteca tan nutrida de obras clásicas y medievales, pues ni ella ni sumarido pertenecían a la élite ni, por supuesto, al grupo de los intelectuales. De entre la listade encomenderos del repartimiento que en 1514 llevaron a cabo Rodrigo de Alburquerque yel licenciado Ibarra aparece Francisco Pedrosa, vecino de Puerto Real, al que se le repartieron3 indios, sin embargo pensamos que no se trata del marido de doña Inés de la Peña. Por lotanto, hemos de descartar la hipótesis de que doña Inés poseyese la biblioteca para su usopersonal, sino que hay que buscar otra explicación más satisfactoria”.

Es presumible, según deduce el autor que ahora reseñamos, y que más bien se debe

pensar en la posibilidad de que estos libros fuesen inicialmente del padre de doña Inés, uncerrajero vecino de Santo Domingo, llamado Antón Ruiz, quien es muy probable que sededicara de manera más o menos constante al comercio de obras literarias. El hecho de queestos libros estuviesen destinados a la venta se justica por la existencia de numerosas obrasrepetidas; especialmente cartillas de gramática de las que había más de noventa ejemplares,además de tres docenas del libro Perla Preciosa, devocionario muy usado y difundido enCastilla hasta 1559 en que fue incluido en el índice libros prohibidos”.

Si admitimos esta hipótesis tal vez sea el susodicho Ruiz el colega más distante ennuestra isla del consagrado librero y editor petromacorisano Julio Desiderio Postigo, cuyatrayectoria empresarial en el mercado del libro reivindica el Banco de Reservas de la Repú-

bic diic c ició btic Ccció Pit diic,auspiciada visionariamente por Postigo.

El inventario de los bienes de doña Inés de la Peña, evidencia, además la presencia enla isla de libros recién publicados en España, como es el caso de la Comedia de Calixto y Meli-bea, denominación genérica que al parecer tuvo la obra de Fernando de Rojas en su ediciónaparecida a principios de 1499.

Otro dato curioso de este inventario es que en él aparece también la obra de Erasmotit El Arte de Bien Morir, así como algunas novelas a pesar de que la corona habíainstruido a los ociales de la casa de Contratación para que no “consintieran el paso de no-velas y de libros como el Amadís de Gaula a los indios, porque si los indios los leen dejarán

los libros de teología y leerán sólo historias mentirosas”. Ante la temprana presencia de laventa de libros de variado contenido: “lo que se pide y se vende en La Española son libros




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de rezos, para consolar los desfallecimientos de ánimo y encauzar al cristiano por la sendade la perfección”.

En total, la biblioteca de doña Inés de la Peña la componían “128 volúmenes más 98cuartillas de Gramática para enseñar a leer a los muchachos”. Mira Caballos en la conclusiónde su artículo a modo de resumen expresa que hay que advertir, a la luz de este inventariode los bienes de doña Inés de la Peña, que los libros llegaron a las Indias en más cantidad delo que se ha venido sospechando hasta ahora. Se conrma así que había paso, más o menosilegal, de muchas obras dadas las constantes prohibiciones de la corona hacia determinadosgéneros de libros. Debieron ser los mismos marineros, los que, en sus “matalotajes”, o lospasajeros en sus equipajes, quienes debieron pasar sin registrar muchos de los libros que seleyeron en América en los primeros tiempos, a juzgar por los libros que poseía doña Inésde la Peña”. (Ecos. Año 2. 1994. No. 3. Universidad Autónoma de Santo Domingo. Facultadde Humanidades. Instituto de Historia).

La política restrictiva de las autoridades españolas fue el pretexto para decretar elabandono de la “banda del norte”, a n de detener el contrabando y la venta de “bibliasluteranas”, publicaciones que una vez incautadas su destino era la hoguera. Se pretendía conesta desacertada orden del rey Felipe III, inducido por el Memorial de Arbitrio presentadopor Baltasar López de Castro, “poner los remedios que le parecieron más ecaces para quese estorben los rescates (contrabando) que en la Isla Española se hacen con los herejes”.

Se colige de esta precedente armación que en la isla circulaban, junto al crecimiento delcontrabando, alentado por las naciones europeas que adversaban la política hegemónica delos Austrias, textos considerados nocivos para el fortalecimiento de la política evangelizadoraque España llevaba a cabo en el Nuevo Mundo. (Dr. Américo Lugo: Baltasar López de Castro y

la despoblación del Norte de La Española. Editorial Cultura. México, D. F., 1947).Esta medida fue el primer eslabón de la cadena de infortunios que impidieron el desa-

rrollo armónico de la isla de Santo Domingo hasta el Tratado de Basilea en 1795, procesoque ha sido ampliamente debatido por intelectuales dominicanos de la categoría de ManuelArturo Peña Batlle (1902-1954), Máximo Coiscou Henríquez, Hugo Tolentino, Roberto Cassáy Franklin Franco, entre otros.

El interés de demostrar, aunque sea parcialmente, la presencia del libro dentro de larealidad social de la colonia quedaría inconcluso si en él no incluimos al Licenciado AntonioSánchez Valverde, autor de numerosas obras sobre teología y losofía, así como tambiénIdea del Valor de la Isla Española y utilidad que de ella puede sacar su Monarquía (Madrid, 1785) y

poseedor, asimismo, de una biblioteca de la que tenemos conables conocimientos.Egresado del Colegio Francisco Javier que, luego se convirtió en Seminario y Universidad

Santiago de la Paz y de Gorjón, es, hoy por hoy, el primer gran escritor dominicano entre losnacidos en el siglo XVIII. Fue un ilustrado que evidencia, además, que si existió en la islaun apreciable ambiente cultural y académico él es su mejor ejemplo. Aunque religioso, fueun hombre de avanzadas ideas liberales, propias del siglo de la Ilustración.

rt q rci Ct st dig, cició bgse vio envuelto en el conicto surgido entre Fray Matero Álvarez y José Beltrán, por la ventade un esclavo que envolvía la suma de 368 pesos. Sánchez Valverde asumió la defensa del“fullero” en forma tan vehemente que la audiencia declaró el 9 de septiembre de 1781, “que

el escrito presentado en nombre de aquel –Beltrán– ante el Provisor estaba “lleno de pro-posiciones sediciosas, escandalosas, abusivamente aplicadas, denigrativas de los institutos




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religiosos y por consiguiente de la soberanía del Rey, bajo cuya protección estaban, espe-cialmente en las posesiones de Indias, hallándose sus doctrinas proscritas, por el Tribunal

de la Inquisición”.Aunque se disponía en tan “gravoso y denigrante acto” que al abogado Sánchez Val -verde se le suspendiese por dos años el ejercicio de la profesión y que se le “diese cuenta alMonarca” lo más grave era la acusación en la que se involucraba a los “institutos religiosos”,pues automáticamente esa acusación pasaba a la jurisdicción de la Inquisición con todas lasconsecuencias que esto podía ocasionarle, como en efecto sucedió. El competente defensorfue a parar a la cárcel luego de ser detenido tras un frustrado intento de fuga a la vecinaHaití, con la nalidad de evadir el peso de la grave sentencia que implícitamente le imponía if aici.

En el inventario de los bienes que se incautaron al Racionero se aprecia no sólo su altonivel intelectual, su abundante cultura clásica y su variada producción como escritor. Estearqueo se realizó el 24 de octubre de 1781, en el Guarico, y lo suscribe Don Nicolás Monte-negro, “comandante de la Frontera de San Rafael”. Consta el inventario de veinte legajos ylegajitos, comenzando con uno de cuarenta y nueve pliegos, cuyo título es Reexiones sobreel estado actual del púlpito y medios de su reforma e instrucción de predicadores .

Pero lo más útil para nuestro propósito de identicar la presencia del libro durante eldominio español en la isla es que Sánchez Valverde tenía en su poder, entre otras publicacio-nes, un libro de Gramática griega y el Nuevo Testamento en Griego; una Gramática inglesay dos diccionarios, uno de inglés y el otro de francés: una cajita con varias curiosidadesde Historia Natural; un tomito de raíces griegas, la Instituta de Monsieur Columbert, y suBreviario; otro Compendio de la Nueva Gramática Griega, así como también las Reglas de

entender las Sagradas Escrituras, por Francisco Ruíz, abad de San Facundo.Esta relación no sólo muestra la formación cultural de Antonio Sánchez Valverde, nuestro

gran humanista de factura clásica, sino que al mismo tiempo nos plantea la interroganteacerca de la vía utilizada por el autor de la Idea del Valor de La Española , para adquirir tanvariada como selecta colección de libros. Estos no debieron ser los únicos existentes en su

biblioteca, porque presumimos que en su intento de huida solo se llevaría los que para élresultaban de uso cotidiano. Deducimos también por esta relación que además de dominarel latín que era el idioma ocial de la Iglesia, conocía el griego, el inglés y el francés. En n,un verdadero humanista.

Entre las causas que impidieron durante la colonia el sostenido orecimiento de un

mercado del libro más abierto, en consonancia con el auge académico y cultural de la colo-nia, deben señalarse las estrictas medidas de control que ejercía la Inquisición en ese tipo deactividad. A esto habría que agregar la evidente limitación del mercado local por las penuriasde la colonia. Los dos grandes mercados del libro durante la dominación hispánica fueronLa Nueva España y Perú.

Esto queda demostrado cuando leemos obras como: Bibliografía Mexicana , de JoaquínGarcía Icazbálceta; El Libro, la Imprenta y el Periodismo en América durante la dominación espa-ñola, de José Torre Rovello e Irving Leonard; Los Libros del Conquistador y Libros y Libreros enel siglo XVI , Francisco Fernández Castillo (compiladores: El contenido de esta obra es unaelocuente demostración de la intolerancia de la Inquisición con respecto a los libros que

llegaban al Nuevo Mundo, así como también con los libreros y los impresores que osabanit t attic.




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La obra de Sánchez Valverde expresa un cuidadoso análisis acerca de la situación enla que se encontraba la isla de Santo Domingo a nales del siglo XVII a pesar de ostentar

tít Primada de América , fruto de los desaciertos políticos de la monarquía española fc cci. La idea del valor de la isla Española es, a nuestra manera de ver, la pri-mera obra de gran dimensión que registra el nacionalismo literario dominicano y “debereputarse, apunta Fray Cipriano de Utrera, por sus elementos extensivos como prodigio de

buena voluntad para no incidir en apreciaciones resbaladizas que apuntasen a los efectosde la administración general practicada en la Isla durante siglos, causa primordial del es-caso valor efectivo de ella: no era Sánchez Valverde sujeto improporcionado para señalarcon vivacidad, con las varias vicisitudes de los tiempos la constante razón de tanto atraso,decadencia [...] puede decirse que el libro Idea del Valor de la Isla Española , es prenda de sutalento, no de su temperamento, lo que se hace casi evidente no ya por inducción lógica,antes por el testimonio mismo del autor, cuyas palabras, aunque enderezadas a persuadiruna cosa, persuaden su contraria (Utrera: Idea del Valor de la Isla Española.)

“Esta obra, que se reproduce con el exorno de notas conrmativas, explicativas, amplia-tivas y correctivas del texto original, servirá desde luego (y en atención a que en los actualestiempos se tiene más intensa y extensivamente noticia del pasado). De grande auxilio a losestudiosos, hecha cantera de materiales históricos y bibliográcos justicante de su exhu-mación del sepulcro de las rarezas bibliográcas de Hispanoamérica”. p.39

En una ocasión conversaba con el señor Postigo acerca del contenido de la ColecciónPensamiento Dominicano y le advertía la ausencia en ella de la obra de Sánchez Valverdey nos confesó que en verdad con él debió comenzar pero que “solo esperaba el regreso deFray Cipriano de Utrera de España para pedirle que realizara la presentación de esta obra

para incluirla en la Colección”. Lamentablemente la muerte del padre Utrera en 1958 impidióq i tiiz.

Don Julio Postigo en sus nobles propósitos de divulgación del libro contó siempre con trescolaboradores de primer orden: Fray Cipriano de Utrera (1886-1958), Lic. Emilio Rodríguez De-morizi (1904-1986) y el Dr. Vetilio Alfau Durán (1909-1985). Todos vecinos de él, pues el primeroresidía en la Iglesia de Las Mercedes; el segundo en la calle Las Mercedes 81, a poca distancia dela Librería, y el tercero en la Salomé Ureña, a tiro de escopeta, de la Librería Dominicana.

e ció gi eii q b bibigfí i-nicana completa. Aunque le apasionaba el tema nunca lo abordó con su proverbial rmeza.Era el más idóneo para realizarlo, vacío que el Doctor Frank Moya Pons se propone cubrir

en seis volúmenes, de los cuales sólo le faltan dos, que corresponden, según nos ha dicho,a la bibliografía de la Historia Dominicana.

A Fray Cipriano de Utrera le encargó don Julio la revisión de la Historia de Santo Do -mingo, del Dr. Américo Lugo, cuya publicación auspició en 1952. La puesta en circulación deesta obra se llevó a cabo en la casa de don Américo, calle Bernardo Pichardo No. 6, Gazcue,debido al delicado estado de salud en que se encontraba su autor. El padre Utrera, y quienestas líneas escribe estuvieron presentes en dicho acto: El Dr. Lugo murió meses después depublicarse la obra y el editor formó parte de la escasa concurrencia que asistió a su sepeliodel que fuimos testigos de excepción.

Por su parte el Doctor Vetilio Alfau Durán realizó la selección del tomo de la Colección

Pensamiento Dominicano dedicado a don Américo, y del que don Emilio es autor, junto a Juan Bosch, el de mayor presencia en la referida Colección.




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La mini-biblioteca incautada al Racionero Antonio Sánchez Valverde, se suma a la evi-dente presencia del libro durante el período colonial, a pesar de los controles y la técnica que

aplicaban la Casa de Contratación de Sevilla y la Inquisición, con el maniesto propósito deevitar la profanación de los dogmas eclesiásticos, actitud que no explica la impresión de obrasconsideradas profanas y contrarias a las normas y costumbres establecidas por el implacabletribunal. Su actitud en nuestro continente en el área de la cultura y por ende, del libro, sehace más evidente en las ricas posesiones de Tierra Firme; Nueva España y Perú.

Faltaríamos a nuestro propósito de ofrecer un breve inventario de la presencia del libroen nuestro país desde el siglo XVI, si omitimos el nombre de un contemporáneo de SánchezValverde, nos referimos a Luis José Peguero (¿ + 1779), extraño personaje casi desconocidoentre los estudiosos de la cultura dominicana, nacido en el Valle de Peravia. Es autor de Historia de la Conquista de la Isla Española de Santo Domingo que permaneció inédita en laBiblioteca Nacional de Madrid hasta 1975, cuando la publicó el Museo de las Casas Reales,

bajo el cuidado del fallecido investigador, Lic. Pedro Julio Santiago, con Prólogo de FrayVicente Rubio.

Esta obra, en dos tomos, fue escrita por Peguero alrededor de 1663, en el “Valle de Baní en su hato de San Francisco y el Rosario”. Es el primer texto que con esa intención escribe undominicano, pues antecede casi un siglo a la Historia de Santo Domingo, ati dty Tejada, cuyo primer tomo apareció en La Habana, en 1852.

Peguero escribió también un Romance a los Valientes Dominicanos, composición en la queaparece por primera vez el gentilicio “dominicano”. Pero lo que nos interesa destacar de esteculto banilejo del siglo XVII, “mezcla de historiador, de moralista y de poeta”, es que, indepen-dientemente de las producciones citadas, dejó también inéditas unas notas, apuntes y versos”.

Borradores autobiográcos, donde se advierten reminiscencias gongorinas, pero también citas aitót, c t q g it ig tgiit b gsabiduría por el Valle de Baní, y que uno de sus hijos se alimentó de su cosecha.

La pregunta que queda en el aire es “¿por dónde entró Aristóteles a Baní? Tal vez en lasvalijas de la nutrida emigración canaria que se asentó en esa región (Ver Emilio RodríguezDemorizi: Poesía Popular Dominicana. Vol. 1. Editorial La Nación, República Dominicana,1938, Del Romancero Dominicano. Editorial El Diario. Santiago, R. D. 1943 y Luis JoséPeguero: Historia de la Conquista de la Isla Española de Santo Domingo, 1762. Edición realiza-da por Pedro Julio Santiago. 2 tomos. Publicaciones del Museo de las Casas Reales. SantoDomingo, 1975).

A pesar de sus prolongadas vicisitudes, la primogénita de las colonias españolas deUltramar pudo conservar, en la medida de lo posible, el legado cultural de sus primerospobladores hispanos, con sus matices indo-africanos, generados por los efectos del mestizajeque permeó la vida de la colonia, situación que es perceptible en muchas de las posesionesespañolas que emergieron tras el hallazgo de 1492.

Este impulso civilizador que trascendió hasta el siglo XIX se expresa en guras comolos doctores José Núñez de Cáceres (1772-1846), Pedro Valera y Jiménez (1757-1853), JuanVicente Moscoso (1773-1837), Antonio María Pineda (1781-?), Andrés López de Medrano(1780?-185?), Bernardo Correa y Cidrón (1756-1837), quienes junto a otros notables dominica-nos de las dos primeras décadas del referido siglo, mantuvieron en alto las raíces hispánicas

de su conformación cultural, hasta el eclipse de 1822, provocado por la invasión del dictadorhaitiano Jean Pierre Boyer.




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Los intelectuales que irradiaban sus luces en este período se formaron en la primogénitaUniversidad Santo Tomás de Aquino, quer si bien había cesado en sus actividades acadé-

micas, vivía en el recuerdo de sus egresados, quienes le inyectaron nuevos alientos en 1815, bajo la rectoría del Dr. José Núñez de Cáceres, tal vez el más lúcido de los intelectuales desu generación. El claustro de la clásica academia lo integraban, además, muchos de los pro-fi ci tit.

“La Universidad, anota César Herrera, se vio en poco tiempo poblada de alumnos nativosde Santo Domingo, o procedentes de Puerto Rico y Venezuela. Asombra la vitalidad de larecién instalada Universidad en medio de tantas penurias y amenazas, como las que vivíaSanto Domingo en esos días históricos”. (La Reinstalación de la Universidad de Santo Tomás deAquino en 1815. Publicaciones de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Vol. DLXXI.Colección Archivo Histórico, No. 3, 1987).

Otro signo de avance cultural en la parte española de la isla de Santo Domingo en esteperíodo lo constituye la aparición en 1801, de la primera imprenta que se estableció duranteel dominio francés, cuyo propietario fue el señor Andrés Josef Blacquerst, aunque Moreaude Saint-Mery, en Descripción de la parte Española de Santo Domingo , publicada en Filadelaen 1776, señala su existencia con anterioridad a la fecha:

“Hay también una imprenta que solo se emplea en la impresión de periódicos, registros,resúmenes y otras cosas del mismo género, para las diferentes ramas de la administración”.(p.349. Ed., 1934).

Pedro Henríquez Ureña estima probable que en la imprenta citada por Saint-Mery” seimprimiera, entre otros documentos, la Oración Fúnebre sobre Colón , del Arzobispo Portillo,1795, y antes los Estatutos de la Universidad Santo Tomás de Aquino (Emilio Rodríguez

Demorizi: La Imprenta y los Primeros Periódicos de Santo Domingo. Bibitc nci, Fidel Libro, 1973. Vol. 1).

Al Señor Blocquerst, además de ser el primer impresor conocido de Santo Domingo, lecabe la gloria de haber sido compañero de armas del Marqués de Lafayette, y héroe de la

batalla de York Town, del 19 de octubre de 1781”, coronación de la asombrosa serie de accio-nes realizadas por el genio militar de Washington. (Emilio Rodríguez Demorizi: Recuerdosde Filadelphia. Impresor en Santo Domingo y Soldado en York Town. l nció, st dig,19 de febrero de 1942).

Aquí formó parte de las tropas del general Luis Ferrand y abandonó la isla en 1809después de la derrota de Palo Hincado. Su imprenta se asienta en la historia de los impre-

sos dominicanos con la publicación en 1800 de la Novena para implorar la protección de MaríaSantísima por medio de la imagen de Altagracia. Este, según asienta don Emilio Rodríguez De-morizi, le asigna a Santo Domingo el tercer lugar entre las ciudades que tuvieron imprentaen el continente. Le adelantaron México y Perú.

El mismo año en que se publicó la Novena apareció el Proceso verbal de la toma de pose-sión de la parte española de la Isla de Santo Domingo (Impreso en francés, 1801. Convenio entre

Joaquín García y Toussaint Louverture, 1801). En su condición de impresor del gobiernofrancés Blocquerst tuvo a su cargo también el Boletín de Santo Domingo q cicó t1807 y 1809.

Le siguen a esta imprenta la de la Capitanía General, donde se imprimieron, entre otras

b, Memoria sobre la Vacuna, del Dr. Antonio Pineda (1814), y Lógica de Andrés Lópezm (1814).




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En este período nace el periodismo dominicano, pues, además del Boletín de Santo Do-mingo , que presumiblemente debió ser un periódico bilingüe por las circunstancias histó-

ricas en las que se encontraba la parte del Este de la Isla, entonces bajo el dominio francés,se publicó en 1821 El Duende, dirigido por el Dr. José Núñez de Cáceres, en el que insertó fb El Águila y el Escarabajo , “dejando por ella conocer su proyecto de independencia,en venganza contra España por no haber logrado de la Corte lo que tanto ambicionaba”,según se hace constar en un artículo publicado por una Anciana en El Dominicano (No. 22)del 5 de febrero de 1846.

a Duende igió El Telégrafo Constitucional de Santo Domingo , publicado en 1821 en laImprenta del Gobierno, cuya redacción estuvo a cargo del Dr. Antonio Maña Pineda, títuloque reeja el efecto que produjo en la isla la “libertad de imprenta” consagrada en la Consti-tución de Cádiz de 1812. Leonidas García Lluberes: La Imprenta en Santo Domingo, y PeriódicosDominicanos del Siglo XX, en Crítica Histórica , 1964, y Manuel A. Amiama: El Periodismo en laRepública Dominicana , 1933).

Este fervor constitucionalista, acompañado de visibles ansias de libertad fue ahogado porla invasión haitiana de 1822, que produjo una especie de letargo en las expresiones culturalesde origen hispánico, lo cual dio como resultado el éxodo de sus principales exponentes, y,por vía de consecuencia, el cierre de la fuente principal de esa cultura, la Universidad dest T aqi.

Un nuevo movimiento nacionalista surgió con la fundación de La Trinitaria en 1838, y elperiodismo fue un instrumento idóneo para la propaganda política de los Trinitarios. Algunode estos periódicos circulaban en forma clandestina y manuscritos, otros eran de impresión muypobre, entre ellos El Grillo Dominicano , con la intervención del trinitario Juan Nepomuceno

Ravelo. Alcides García Lluberes considera que el segundo apellido de este trinitario eraTejera, y no Ravelo (1815-1885). También circularon La Chicharra y El Alacrán sin Ponzoña.Otro trinitario, José María Serra (1819-1888) tomó parte de esta labor propagandística, con laorientación del líder del movimiento independentista, Juan Pablo Duarte y Diez (1813-1876),quien, además, puso a disposición de sus prosélitos sus libros, “libros que quería tanto”, comodice su hermana Rosa Duarte. Sierra fue de los redactores del periódico El Dominicano.

Tras el advenimiento de la República se produce, consecuentemente, un movimientocultural inspirado en la nueva coyuntura política que se presentaba en el país. Del periodismoartesanal y clandestino se pasó a una forma de expresión más abierta y crítica. El poeta román-tico Félix María Del Monte (1819-1899) escribe el primer himno que entonaron los soldados de

la guerra de la independencia, es introductor del colorismo costumbrista en nuestra poesía.Él y Nicolás Ureña de Mendoza (1822-1875) son ejemplos, junto a otras notables gurasvic v b ct iic, q xtb cii,el costumbrismo y las veleidades románticas. No faltaban los apologistas del progreso quesucumbía ante el peso abrumador de la anarquía y el canibalismo que con sus efectos corro-iv c vi ci iic g it ig XIX.

Dos años después de la proclamación de la República, se constituyó, en la casa deManuel María Valencia (1810-1872), la Sociedad Amigos del País, impregnada del espírituduartiano por los nombres de sus integrantes: Félix María del Monte (1819-1899), Jacinto dela Concha (1819-1886), José María Serra (1819-1888), Felipe Alfau (1819-1878). Félix María

Ruiz (1815-1891). Esta sociedad , homónima de la que surgió en 1871 puede ser también laprimera que surgió después de la independencia.




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Pero, a pesar de las sucesivas crisis políticas, en el ámbito de la cultura se aprecianmanifestaciones de gran aliento, donde algunos de los protagonistas excepcionales de esa

degradante situación son ejemplos también de conducta cívica en el ejercicio de las funcionespolíticas que debieron asumir, alentadores igualmente de un ejercicio periodístico doctrinarioy la producción literaria, tanto en prosa como en verso. Por lo tanto, a los nombres de DelMonte y Ureña de Mendoza cabría agregar los de Ulises Francisco Espaillat, (1823-1878),Benigno Filomeno Rojas, Gregorio Luperón (1839-1897), en su doble condición de militar,líder político e historiador; Emiliano Tejera (1839-1897), José Gabriel García (1834-1910),Francisco Gregorio Billini (1844-1898), los hermanos Alejandro (1823-1906) y Francisco Xavier(1816-1884) Angulo Guridi y el Arzobispo Fernando Arturo de Meriño (1823-1906), guradescollante no sólo como prelado, sino también como político, escritor y maestro.

Al lado de estos próceres del civismo y de la cultura, habría que colocar a los tres grandespoetas de su siglo: Salomé Ureña de Henríquez (1850-1897), además de poetisa, maestra;

José Joaquín Pérez (1845-1900), quien también ejerció la docencia, el periodismo y la política,y el malogrado Fernando Gastón Deligne (1861-1913), cuya acción literaria la consagró a lapoesía y al periodismo.

Pero en la línea que nos hemos trazado para situar a don Julio Desiderio Postigo en unmarco histórico convergente con su actividad como empresario del libro y editor, convienedestacar que en la segunda mitad del siglo XIX surgieron numerosas imprentas, así comotambién las primeras librerías de las que históricamente tengamos noticias concretas.

Este rodeo, que tal vez se considere excesivo, lo hemos realizado con el propósito desituar en su contexto la extraordinaria labor realizada por don Julio Postigo como editor ylibrero con una amplia visión social, aspecto en el que se distancia de sus antecesores en esa

área empresarial, pues de lo contrario sería como presentar en una galería un hermoso cua-dro sin el marco que lo complemente. Algo parecido sucedería con la emblemática LibreríaDominicana si nos limitáramos a exhibirla como un gran espacio cultural, sin colocar a sulado los antecedentes del mismo género que nos permitan establecer sus peculiaridades.

Esta ha sido la razón que nos ha movido a orientar nuestro estudio en una direcciónmás abarcadora, donde el señor Postigo enaltece una tradición que nace en los albores delperíodo colonial, y adquiere certicado de dominicanidad en el período en el que proliferael periodismo, junto a una modesta editorial, donde tiene mayor presencia la Imprenta deGarcía Hermanos, en la que aparecieron, entre otras publicaciones: Los Restos de CristóbalColón en la Catedral de Santo Domingo, de Monseñor Roque Cochía (1879); Los Restos de

Cristóbal Colón exhumados en la Catedral de Santo Domingo en (1795-1877), de don EmilianoTejera, y Lira de Quisqueya, Poesías Dominicanas, de José Castellanos (1874).

En esa misma imprenta se publicó en 1882 el Informe sobre los Restos de Colón presenta-do a la Sociedad “Amigos del País”, relativo a los últimos opúsculos escritos en el extranjeroacerca del hallazgo del 10 de septiembre de 1882; con igual sello editorial se imprimió en1893 Descripción de los límites de la ciudad de Santo Domingo , así como también en 1885, latriste “leyenda en verso” de Félix María del Monte: Las Vírgenes de Galindo o la Invasión delos haitianos sobre la parte española de la Isla de Santo Domingo, el 9 de febrero de 1822 . Dos añosantes, igualmente Amigos del País publicó la primera selección de la producción de la insignepoetisa Salomé Ureña de Henríquez.

Consecuente con su objetivo principal “el desenvolvimiento intelectual de sus miembros”, esta honorable sociedad fue un canal abierto a las inquietudes intelectuales y a la vida




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cultural de la República, desde su creación en 1871 hasta su desaparición en 1905”, cuandoen un acto de violencia gubernativa se incautó el local que ocupaba. A esta sociedad se debe

la creación en 1876 de una biblioteca pública; la fundación en 1879 de la revista Estudio , ypatrocinó la publicación de las poesías de la señorita Josefa Perdomo (1834-1876) en 1885,con un prólogo de José Joaquín Pérez (Flor de Palma), y en 1888 editó la obra del poeta ypolítico, Manuel Rodríguez Objío (1833-1871). Pero realmente su mayor aporte a la biblio-gfí iic f ició 1890, ct t, Historia de Santo Domingo ,de Antonio del Monte y Tejada (1783-1861).

El Dr. Vetilio Alfau Durán nos ofrece una valiosa síntesis acerca de la trayectoria de la benemé-rita Sociedad Literaria Amigos del País (Vetilio Alfau Durán en Clío. Escritos 1. Compilación deArístides Incháustegui y Blanca Malagón. Publicaciones del Sesquicentenario de la IndependenciaNacional. Vol. 11. Gobierno Dominicano. Santo Domingo, R. D., 1994. pp.400-401).

Resulta oportuno señalar que todas estas obras llevan el sello de la Imprenta de GarcíaHermanos, lo cual demuestra que fue realmente una empresa de gran capacidad productivaen su época, pues no se limitó como haría don Julio Postigo después, a la impresión, sino quetambién regenteó una librería, de la que se hizo eco Fernando Arturo de Meriño en 1867 en Elementos de Geografía, Física, Política e Historia de la República Dominicana, q, cel título: Biblioteca Nacional de Venta en la Librería García Hermanos , cita dieciséis obras, entre Memoria para la Historia de Quisqueya y el Compendio de Historia de Santo Domingo ,de uno de los propietarios del establecimiento, don José Gabriel García. Se citan, además, Idea del Valor de la Isla Española de Antonio Sánchez Valverde y las Fantasías Indígenas

José Joaquín Pérez Matos.Pero la dinámica editorial de la Imprenta de García Hermanos no se limitaba a las obras

de los principales escritores de la época, sino que en sus talleres se imprimió en 1882 laColección de Leyes, Decretos y Resoluciones emanadas de los Poderes Legislativo y Ejecutivo de laRepública Dominicana , práctica que se mantuvo hasta muy entrado el siglo XX, con el nombre:Imprenta J. R. Vda. García, Sucesores. Originalmente su domicilio estaba situado en la CalleSeparación, hoy Calle El Conde.

Otra imprenta y librería del siglo XIX de la que tenemos noticias fue la de José RicardoRoques y Cía. De ésta poseemos un ejemplar de su catálogo que data de 1894. Este catálogolleva como título: Cuna de América. Catálogo General de la Librería, Papelería y Almacén de Músicade Santo Domingo , 1894.

Por su parte, Max Henríquez Ureña nos relata, en Hermano y Maestro , la ación por la lectura

que desde su infancia se despertó en Pedro Henríquez Ureña, lo cual provocó su interés por Romeo y Julieta , de Shakespeare, y para satisfacer ese deseo recurrieron a la gran LibreríaSelecta de don Félix Evaristo Mejía, quien “le requirió, por su temprana edad, la presencia desu padre, cosa que hicieron al día siguiente y obtuvieron las obras del celebrado dramaturgo,al que posteriormente Pedro le dedicó varios estudios (Librería Dominicana, 1959).

En 1879, en la imprenta del Colegio San Luis Gonzaga , vi z Pi Pt Enriquillo. Leyenda Histórica , de Manuel de Jesús Galván (1834-1910), y que habría de conver-tirse en la obra más divulgada de la literatura dominicana, traducida al inglés y al francés.Poseemos un curioso ejemplar de esta edición, pues tiene anexas sendas cartas manuscritas,dirigidas por Galván al Director del Eco de la Opinión (Francisco Gregorio Billini) y a José

Joaquín Pérez. Esta última fechada el 8 de octubre de 1879, la anterior el 25 de noviembre 1887.




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El autor de esta célebre novela es considerado junto a Antonio del Monte y Tejada(1783-1861) y a Emiliano Tejera, los más altos exponentes de la prosa castellana en nuestro

país durante el siglo XIX. Como periodista defendió abiertamente la anexión a España através del semanario La Razón , fundado por él con ese propósito. Fue, además, cofundador Oasis , que vio la luz pública el 26 de noviembre de 1854, el cual sirvió de vocero a laSociedad Amantes de las Letras, presidida por el resaltado prosista.

Nuestro siglo XIX por el desbordado laborantismo político que se vivió en el país, tambiénfue pródigo en la existencia de medios de comunicación. Muchos de ellos servían de voceros delas distintas facciones políticas que interactuaban en el país (Manuel Amiama. El Periodismo enla República Dominicana, Santo Domingo, Talleres Tipográcos La Nación, 1933).

Por lo anteriormente expuesto, la segunda mitad del siglo XIX, y a pesar de la crónicaanarquía política que permeaba todos los estamentos de la vida dominicana, se caracterizópor la existencia de numerosas publicaciones periódicas, sociedades culturales, edición delibros; la existencia de tres reconocidas librerías, lejanos antecedentes de la actividad em-presarial en la que se destacó el señor Julio Postigo con resonante éxito, en un medio dondese sufrían los efectos de una vida política muy agitada, pero a pesar de eso contaba, comose ha visto, con una tradición cultural en la que el libro era el principal protagonista. Así loexpresan los repertorios bibliográcos siguientes:

Pedro Henríquez Ureña: Bibliografía Literaria de Santo Domingo (Repertorio Americano. San José, Costa Rica, 7-14-21, de septiembre de 1920. Se inserta en De mi Patria. st dig,1974); Carlos Manuel Trolles: (1866-1951), “sagaz bibliógrafo cubano”, autor de un Ensayode bibliografía cubana de los siglos XVII y XVIII. sgi Apuntes para la bibliografíadominicana y puertorriqueña. Matanzas, 1907; Emilio Rodríguez Demorizi: La Imprenta y los

primeros periódicos de Santo Domingo. Imprenta San Francisco. Ciudad Trujillo, R. D., 1944;li F lz. Bibliografía de la República Dominicana. Roques Román, C. por A. CiudadTrujillo, R. D. 1948; Vetilio Alfau Durán en Clío. Escritos I. Compiladores Arístides Incháus-tegui y Blanca Malagón. Gobierno Dominicano. Publicaciones del Sesquicentenario de laIndependencia. Vol. II. Santo Domingo, R. D., 1944; Vetilio Alfau Durán en el Listín Diario.Escritos (1) Compiladores... Publicaciones del sesquicentenario de la Independencia Nacio-nal. Santo Domingo, R. D., 1944; Dato Pagán Perdomo. Bibliografía General de la Isla de SantoDomingo. Contribución a su estudio. 2 tomos. Universidad Central del Este. Serie CientícaIX, San Pedro de Macorís, 1979; Frank Moya Pons: Bibliografía de la Literatura Dominicana (1820-1990), 2 volúmenes. Comisión Permanente de la Feria Nacional del Libro. Imprenta

Amigo del Hogar. Santo Domingo, 1997; del mismo autor y de Marisol Floren: Bibliografíadel Derecho Dominicano (1844-1998). Edición auspiciada por la Asociación Hipólito HerreraBillini, Inc. y la Fundación Institucionalidad y Justicia, Inc. (FINJUS). Editora Judicial. Santodig, 1999.

El consagrado historiador Moya Pons prepara, una tercera obra bibliográca acerca dela historia dominicana. El tema de la bibliografía dominicana ha sido abordado por autoresde incuestionable competencia; sin embargo, notamos que aún hay márgenes para estudiosmás exhaustivos, sobre todo en la producción colonial, aunque contamos con los valiosostrabajos ya citados del padre Vicente Rubio, Esteban Mira Caballos, así como el de la Dra.en Arq. Virginia Flores Sasso: La presencia de libros de arquitectura en las bibliotecas coloniales

(Anuario No. 4 del Centro de Estudios Humanísticos y del Idioma Español, adscrito a laUniversidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, 2008. En esta línea de trabajo puede servir




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de modelo el erudito libro del puertorriqueño Antonio S. Pedreira: Bibliografía Puertorriqueña (1493-1930), Monografías de la Universidad de Puerto Rico. Serie A. Estudios Hispánicos.

Núm. 1. Madrid, 1932. Con el mismo tema apareció en 1924 la obra de José Gérgel y Abe-lardo Morales Ferrer, aunque menos exhaustivas que la de Pedreira, no por ello deja detener gran importancia. Como nota de interés para nosotros citan el Informe de Manuel de

Jesús Galván titulado: Arreglo de la Cuestión Domínico-Española de 1879. Recticaciones a unopúsculo del Dr. Ponce de León. Impreso en Santo Domingo. Un folleto de 50 páginas. Año1880”. (Op. Cit. p.142).

Max Henríquez Ureña cita este documento en la semblanza que le dedica a Galván en sus Memorias de Relaciones Exteriores (Imprenta de J. R. Vda. García, Sucesores. Santo Domingo,R. D., 1933. pp.72-73).

Los anhelos de paz, progreso y libertad que se advierten en amplios segmentos de lapoblación dominicana en la segunda mitad del siglo XIX y expresados en la dicotomíahostosiana de “civilización o muerte”, se aprecian en la existencia de sus abundantespublicaciones periódicas, así como también en la constitución de sociedades culturales yrecreativas. Muchas de ellas creaban sus propios periódicos y bibliotecas, como las men-cionadas Amigos del País y Amantes de las Letras. Con igual propósito nació en La Vega,en septiembre de 1878, la Sociedad La Progresista, cuya biblioteca se instaló el mismo añode su fundación. Amplía esta honorable relación, La Republicana, 1867, la cual sostuvouna sala de teatro en su local instalado en el antiguo Seminario Conciliar por concesión delArzobispo Meriño. El 17 de enero del 1880 se fundieron las bibliotecas de La Republicanay la de Amigos del País.

Sería un error imperdonable silenciar en este relato el nombre de la Sociedad Amantes

de la Luz, fundada en Santiago por Manuel de Jesús Peña y Reynoso (1834-1915) el 14 de junio de 1884, institución que aún sigue ofreciendo sus luces a la sociedad con su histórica biblioteca. Peña y Reynoso promovió también la creación de la Biblioteca Municipal dePuerto Plata, la cual abrió sus puertas en 1881.

Llegó a ser tan notable la existencia de las bibliotecas en el país que don Federico GarcíaGodoy, en su condición de diputado, propuso en 1892 la creación de una Biblioteca Nacional,convirtiéndose así en el precursor de esta idea.

P i v xitci bibitc b v c íb c-tura, esta estimación le corresponde a la primera biblioteca pública que existió en la capitalde la República, enriquecida con los fondos donados por el lólogo y ensayista domínico-

vz, rf mí Bt (1810-1860).El célebre autor del Diccionario de Galicismos era hijo de padre venezolano y de ma-

dre dominicana. Vivió en nuestro país y le sirvió como diplomático en España. Al morir,en un gesto de imponderable generosidad le donó su valiosa biblioteca personal a laRepública Dominicana, su “segunda patria”. Por este gesto y los servicios prestados anuestro país fue declarado “benemérito de la patria”, a la que le dedicó, con expresiónde amor lial, su poesía Adiós a la patria , la que vio la luz en el periódico Oasis , 18 z 1861.

Los libros donados en vida por Baralt a la República Dominicana, reiterada “ya en artículomortis”, según lo conrma Felilpe Alfau y Bustamante, nuestro representante diplomático

en la Corte de Madrid en esa época, amigo personal del donante, y quien tuvo a su cargotodos los trámites para el envío a nuestro país del valioso donativo.




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En carta fechada en Cádiz el 2 de junio de 1860 expresa el embajador Alfau: “Por el vaportransporte de guerra de S. M. Católica, el Velasco, que va destinado a la isla de Cuba, con

orden expresa de hacer antes escala en esa capital, tengo el honor de remitir a usted, tresgrandes cajas de libros que el señor D. Rafael M. Baralt legó a la República a su fallecimiento.Por más que nos sea tan sensible como es natural el donativo de esta preciosa adquisiciónsiempre será honroso para nuestro país el que un literato de fama universal en tan supremoacto, haya puesto la intención de su gratitud en la República Dominicana para favorecerlacon la joya más rica de su brillante existencia.

Don Emilio Rodríguez Demorizi publica el catálogo de la afamadaBiblioteca en Apuntes yDocumentos. Estaba formado por unos 300 títulos incluyendo la obra titulada Guerras Civilesd´Haití, i iic t.

La Biblioteca de Baralt permaneció en el Palacio de Gobierno hasta el 10 de enero de1867, fecha en la que el Pbro. Fernando Arturo de Meriño, Apolinar de Castro, José GabrielGarcía (1834-1910), Mariano Antonio Cestero (1838-1909), Juan Bautista Zafra (1892-1939) yEmiliano Tejera, iniciaron la “formación de una biblioteca para abrirla al público en la planta

baja del Colegio Seminario Conciliar, residencia de Meriño, entonces Vicario y GobernadorEclesiástico”. Para el logro de este propósito solicitaron los libros de Baralt depositados seha dicho, en la casa de gobierno, “donde se encontraban ya muy desmejorados y empobre-cidos, según dice César Nicolás Penson (1855-1901), en su Reseña Histórico Crítica de la Poesíaen Santo Domingo, lo cual demuestra que la mentalidad depredadora de los dominicanos esun enfermedad endémica.

La Sociedad Literaria La Juventud pidió permiso para restaurarla, y la sostuvo hastasu disolución, pasando en 1875 a ser administrada por la Sociedad Amigos del País, ins -

titución que “auspició su crecimiento. Pero lamentablemente, y muy a pesar del cuidadodesplegado por esta competente Sociedad, siguió sufriendo menoscabo debido al clima y alos insectos”; pero “también los sucesos políticos de aquellos tiempos frustraron el proyectoiniciado por el Arzobispo Meriño y demás compañeros, por lo cual no fue sino la nochedel 11 de noviembre de 1874 cuando se pudo inaugurar la Biblioteca Pública que con tantailusión habían concebido”.

La Biblioteca de Amigos del País formada con los fondos donados por Baralt, reuniótambién los que pertenecieron a la Sociedad de la Juventud, La Republicana y con algunasobras adquiridas con los escasos fondos que lograban recabar de los socios de “Amigos delPaís”, de tan brillante y fecundísima historia,”. Como apunta el Dr. Vetilio Alfau Durán, este

centro de cultura se estableció originalmente en el edicio de la Cárcel Vieja, restaurado paraesos nes, situado frente a la Plaza Colón, donde estuvo hasta 1955 la Cámara de Diputa -dos. Allí permaneció varios años, hasta que un día sin lumbre de 1905, siendo Secretariode la benemérita Sociedad don Enrique Deschamps, un grupo con violencia gubernativase incautó del local y dispersó la biblioteca. Este fue el triste nal de la primera BibliotecaPública Dominicana.

El docto historiador antes citado, expresa al nal de su artículo:“Cabe recordar que laprimera disposición gubernativa a favor de las bibliotecas públicas fue dictada durante laadministración del presidente Cesáreo Guillermo (1847-1895), en 1879, de cuyo ministerioformaba parte el general Segundo Imbert (1837-1905), a quien se debe la fundación en 1874

de la primera biblioteca pública que tuvo Puerto Plata y fue, según creemos, la segundaciudad que tuvo establecimiento de este género. Gracias a la ayuda ocial decretada en 1879




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continuada por sucesivas administraciones, y al entusiasmo de asociaciones culturales, seestablecieron bibliotecas públicas en Santiago, La Vega, Montecristi, Higüey, El Seybo, Baní,

Azua, Samaná, Macorís; alguna de estas existen todavía. En esta capital, con el nombre deBiblioteca Popular, se inauguró el 27 de febrero de 1886 en un salón de la planta baja delColegio San Luis Gonzaga, fundado por el lántropo Francisco Xavier Billini (1837-1890)(Consúltese, Lic. Emilio Rodríguez Demorizi: Apuntes y Documentos. Vol. 1. Talleres Tipo-grácos. Librería Dominicana. Ciudad Trujillo, 1957); Vetilio Alfau Durán: Nuestra PrimeraBiblioteca Pública , en Vetilio Alfau Durán en Clío. Escritos. Compiladores Arístides Incháus-tegui y Blanca Malagón. Publicaciones del sesquicentenario de la Independencia Nacional.Gbi diic. st dig, r. d., 1994).

Finalmente, con los restos de nuestra primera biblioteca pública se creó por Resolucióndel Ayuntamiento del Distrito Nacional, del 11 de octubre de 1922, la Biblioteca Municipal,que tuvo su sede en el templo de la Tercera Orden Dominica, asiento que fue posteriormentede la Escuela Normal fundada por Eugenio María de Hostos (1833-1901). No sabemos dondese encuentra actualmente ni que se han hecho los escasos libros que nalmente poseía de sudesmedrado catálogo. Recordamos haber leído allí Historia de las Guerras Civiles en Francia ,de Henrico Calarino Dávila, y Las Noticias Secretas de América , por Jorge Juan y don AntonioUlloa, así como también la Vida Religiosa y Política de Tallarrand , desde su nacimiento hasta t.

Un balance exhaustivo de la vida cultural dominicana luego del nacimiento de la Repú- blica ofrecerá resultados positivos dentro de las anómalas circunstancias que prevalecían,ya que se percibe la voluntad de amplios segmentos de nuestra sociedad, que se resistía aperecer bajo el peso de la barbarie, resultado del ejercicio infecundo de la epidemia política

que afectó a nuestro país en ese período.Con fe en el porvenir como consigna social recibimos al siglo XX, no exento de los efec-

tos disolventes que se incubaron tras la decapitación de la dictadura de Ulises Heureaux,anarquía que sólo se detuvo con la indeseable intervención norteamericana de 1916. El poderde la moral hostosiana no pudo impedir el triste espectáculo de las discordias políticas, loscuartelazos y la intolerancia, que nalmente aceleraron por “asxia moral” la muerte en1903 del excelso maestro domínico-puertorriqueño.

Muchos de los creadores y promotores de la cultura del siglo XIX sirvieron de inspiracióna las nuevas generaciones, aunque algunos de ellos no sobrepasaron la segunda década delnuevo siglo: Galván murió en 1910, año en el que también falleció el “historiador nacional”

José Gabriel García; el inuyente Arzobispo Meriño, falleció en 1906; Emiliano Tejera, en1823; el autor de las Fantasías Indígenas, en 1900, y Deligne en 1913.

En n, la obra de los próceres del civismo y de la cultura que brillaron en el siglo XIX,alcanzó los umbrales del siguiente con positivos resultados; pues iluminaban el oscuro pa-norama que heredaba la nueva centuria, lo cual fue el colapso de nuestra soberanía. MientrasSan Pedro de Macorís, se convirtió en la meca de las oportunidades de las Antillas por elauge de la industria azucarera. Allí nació, el 4 de febrero de 1904, Julio Desiderio Postigo.Fueron sus padres don José Monserrat Postigo Collazo, comerciante de origen puertorri-queño, y doña Isabel María Arias, nacida en Santiago de los Caballeros, pero que residió enla Sultana del Este desde temprana edad.

Con la autoría del Señor J. Adalberto Martínez, la Fundación Evangélica Dr. Julio D.Postigo, publicó en 1994 un valioso compendio sobre Julio Postigo y la Librería Dominicana.




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Semblanza e Historia , en la que se resume la exitosa labor de difusión cultural realizada pordon Julio en su calidad de Gerente de la Librería Dominicana.

El autor de esta obra apunta: “En la República Dominicana se vivían días de incerti-dumbre hacia nales del siglo XIX. La muerte del presidente Ulises Hereaux, a mediadosde 1899 puso n a la dictadura; pero ya el país estaba prácticamente hipotecado. A n desostener su proyecto político, Heureaux había endeudado el país con capitales holandeses,franceses, alemanes, ingleses y norteamericanos. A ello se reunió la lucha política entre elcomerciante Juan Isidro Jimenes y sus seguidores, y el general Horacio Vásquez y sus parti-darios, provocando que el presidente de los Estados Unidos de América Teodoro Rooseveltse apropiara de la administración de las aduanas dominicanas”. (Op. Cit. pp.39-40).

En medio del caos se sentía el aliento de la cultura con los consecutivos aportes de losintelectuales que venían del pasado siglo, y los que emergían con la esperanza puesta enel futuro. Entre 1900 y 1919 se editaron tres tomos de la Historia de Santo Domingo de JoséGabriel García, incluyendo la Historia Moderna de la República Dominicana (1906), t la imprenta de la que él era co-propietario. Otra imprenta y librería que continuó laboran-do hasta muy entrado el siglo XIX fue la Cuna de América, de Roques Román Hermanos,quienes editaban la revista del mismo nombre, una de las de mayor auge y contenido quehemos tenido, por lo que aún sigue siendo fuente de primer orden para el estudio de lacultura humanística dominicana.

Como expresión de reconocimiento y gratitud a Eugenio María de Hostos, la ImprentaOlgo publicó en 1904, un importante libro testimonio, con el título: Eugenio María de Hostos.Ofrenda a su Memoria , cg vi iftci q produjeron dentro y fuera de nuestro país, en ocasión de la muerte del eximio pensador

ti.Otra muestra de la presencia de realizaciones de valor cultural en este agitado período de

nuestra vida republicana lo constituye la publicación en 1913, del Libro Primero del BosquejoHistórico del Descubrimiento y Conquista de la Isla de Santo Domingo, del político y geógrafoCasimiro N. de Moya, con el sello de la Imprenta La Cuna de América. Viuda de Roques yCía, donde años después también se publicaba (en 1926) la biografía de Fernando Arturode Meriño, la de la novelista Amelia Francasci (Amelia Francisca de Leyba 1850-1941).Este mismo año se publicaba en la Imprenta de J. R. Vda. García, la segunda edición deLos Restos de Colón en Santo Domingo y Los dos Restos de Cristóbal Colón , eiiTejera. Son estos algunos de los autores ya consagrados que compartieron su experiencia y

prestigio con otros autores, algunos nacidos en las postrimerías del siglo XIX, pero que si bi b f tí i tici, ti canto azul Rubén Darío. Arquetipos inequívocos de esta metamorfosis fueron Fabio Federico FialloCabral (1866-1942); Osvaldo Bazil Leyba (1884-1947); Federico Ramón Ortega Bermúdez(1884-1921); Virgilio Díaz Ordóñez (1895-1968); Ricardo Pérez Alfonseca (1892-1950) y TulioManuel Cestero (1877-1954).

Los hermanos Pedro (1884-1946) y Maximiliano (1885-1967), Henríquez Ureña, sintieronen los inicios de su carrera literaria el inujo del modernismo. Así se constata en la BreveHistoria del Modernismo escrita por este último, inclusive se llega a decir que Flores deOtoño (1901) de Pedro es la primera poesía de “tipo francamente modernista que lleva la

rma de un autor dominicano”. Otros nombres que podrían incluirse dentro de esta ten-dencia en el ámbito de la poesía son el de Altagracia Saviñón (1886-1942) y el de Valentín




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Giró (1883-1949) “quien se limitó simplemente, a recoger algunas novedades métricas ydos o tres ideas poéticas que el modernismo había puesto en circulación” (Max Henríquez

Ureña: Breve Historia del Modernismo , 1954; Emilio Rodríguez Demorizi: Rubén Darío y susamigos dominicanos, 1948).Con la presencia del modernismo que irrumpe en nuestro país a principios del nuevo

siglo, según Max Henríquez Ureña, el movimiento del Paladión (1971), el Postumismo(1921), y la innovadora tendencia de la Poesía Sorprendida (1943), se dene así, con carac-teres propios la cultura humanística dominicana que se asienta desde las primeras décadasdel siglo XVI.

Un elemento digno de consideración en este intenso proceso ha sido la existencia de laimprenta con más de dos siglos de incuestionable existencia.

Nos hemos referido a la Imprenta de García Hermanos y a su librería La Retreta, así como también a la Cuna de América, imprenta y librería de Roques Hermanos, que al pa-recer desde 1910 fue conocida como símbolo de una sostenida producción editorial, desdenales del siglo XIX, hasta muy entrada la siguiente centuria. Sin embargo, estimamosoportuno agregar a esta exigua lista algunos de los nombres que dignican este ángulode la actividad empresarial de nuestro país, y desde donde han salido diversas obras quehoy enriquecen nuestra bibliografía. Para este breve inventario hemos observado cientosde obras existentes en nuestra biblioteca, limitándonos a los nombres de algunos de ellos:Rafael Montalvo-Editores, nombre con el que operaba en 1922 la Imprenta Montalvo, muyfavorecida por los escritores, incluso por el gobierno; Tipografía El Progreso , Emiliano Espinal(1919); Talleres Tipográcos La Opinión (1933); Imprenta Montalvo (1938); La Opinión, C.por A. (1932); Editorial Stella (1954). Tip. El Progreso, Quírico y Sanabia (1922); Imprenta

Listín Diario (1930). Este año aparece en la misma imprenta otra publicación que poseemos,lo cual demuestra que la editora Listín Diario también realizó labor de imprenta; TalleresGrácos Itesa, la Información, y Editorial El Diario de Santiago.

En esta última editorial, situada en Santiago de los Caballeros se imprimieron los tomosde la Colección Trujillo (1944) y los Discursos, Mensajes y Proclamas del Honorable Dr. RafaelL. Trujillo, Presidente de la República. La primera de estas publicaciones se realizó en ocasiónde la conmemoración del primer centenario de la República, que en verdad sólo tiene deTrujillo el nombre; pero no así la Colección de Discursos y Proclamas, pues a nuestra ma-nera de ver, por el estilo de su impresión forma parte del faraonismo político que vivió elpaís (1930-1961). En esta misma tendencia debemos inscribir los 20 tomos de la Colección

(Impresora Dominicana, 1955) La Era de Trujillo. 25 años de Historia Dominicana.Independientemente de la obvia atención política que subyacía en estas publicaciones, es

innegable que en el curso de la dictadura que durante tres décadas le impuso su omnímodavoluntad a la sociedad dominicana, se produjo una apreciable actividad cultural con dos per-les característicos: el tono laudatorio y la simulación con una delirante presencia del primero.En medio de este ambiente se mueve don Julio Postigo en calidad de importador, expendedory productor de libros. Esta última actividad se consolida con un novedoso proyecto editorial:La Colección Pensamiento Dominicano, que se inaugura en 1950 con las Narraciones Domini-canas del Dr. Manuel de Jesús Troncoso de la Concha, connotado colaborador de la dictadura,pero al mismo tiempo uno de los más lúcidos intelectuales de esa época.

Parecería que con su presencia don Julio pretendiera garantizar la supervivencia de sumás apreciado aporte a la cultura dominicana.




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Otras publicaciones dignas de señalar son la Enciclopedia Dominicana en ocho tomos (1976),y los Cuadernos Dominicanos de Cultura , también en ocho tomos, compilados por Arístides

Incháustegui y Blanca Malagón, con el patrocinio del Banco de Reservas.En efecto don Julio introdujo un nuevo concepto en la comercialización del libro. No setienen noticias, sin embargo, de una formación académica que le sirviera de soporte a susaudaces iniciativas. Hombre de visible modestia, era dueño de un desarrollado instinto depersuasión que lo expresaba con naturalidad y franqueza. Sabía administrar sus palabrasy honrar sus compromisos.

Durante los numerosos encuentros que sostuvimos, ya como cliente de la Librería,primero, y de la Hispaniola, después, o en las reuniones que compartimos para la organi-zación de algún evento relacionado con el libro. Nunca lo vimos alterarse, pero tampocoadmitir situaciones que violentaran sus convicciones, sobre todo en lo que respecta almanejo de recursos era rigurosamente estricto. Esto puedo armarlo con verdadero co-ciit c.

En una ocasión nos confesó que su mayor escuela había sido la rectitud de su padre. Don Julio, ha dicho el Dr. Mariano Lebrón Saviñón era “un hombre bueno, cordial y piadoso”(Póg. Julio Postigo...).

Nació en el curso del prolongado y conictivo proceso de transición política que causó lamuerte de Ulises Heureaux, y San Pedro de Macorís no estuvo exento de sus consecuencias.Sin embargo, la explotación de la caña de azúcar hizo cambiar la vida económica del país,pues varias corporaciones norteamericanas aprovechando esa coyuntura intervencionistade 1916, hicieron sustanciales inversiones en el desarrollo de la industria azucarera, hastaconvertirse en los mayores accionistas de ese sector industrial, desplazando a los expertos

cb q ib.San Pedro de Macorís se convirtió en la metrópoli del azúcar en la República Dominicana

desde nales del siglo XIX hasta la primera mitad de la siguiente centuria, situación queprovocó que reconocidos representantes de la intelectualidad dominicana y profesionales enotras áreas se asentaran en esa ciudad, como el Dr. Américo Lugo Herrera, el doctor FranciscoEugenio Moscoso Puello (1885-1959), los infortunados hermanos Fernando (1861-1913) yRafael Alfredo Gastón Deligne Figueroa (1863-1902).

La Sultana del Este, al tiempo que generaba riquezas también producía un número con-siderable de escritores y profesionales en distintas disciplinas. Vale mencionar a FedericoRamón Bermúdez (1884-1921); Pedro Julio Mir Valentín (1913-2002); Francisco Domínguez

Charro (1910-1943); Virgilio Díaz Ordóñez (Ligio Vizardi( (1895-1968); Carmen Natalia Mar-tínez Bonilla (1917-1976); Freddy Manuel Gatón Arce (1920-1994); René del Risco Bermúdez(1937-1974); Víctor Villegas (1924), y Federico Jovine Bermúdez (1944).

En esta breve galería de petromacorisanos ilustres merecen mención especial la Dra.a evgi rígz Pz (1879-1947), qi i bi ció s P, fpetromacorisana por adopción y de corazón. Le cabe el mérito de haber sido la primeramujer dominicana graduada en medicina (1911). Durante cuatro años realizó estudios es-pecializados en París, alentada por otra ilustre dama de gratos recuerdos para la sociedadde San Pedro, la profesora Anacaona Moscoso Puello (1876-1907), quien, aunque nacidaen la ciudad de Santo Domingo, sentó raíces en la atractiva ciudad del Higuamo hasta su

muerte. Al regresar, la Dra. Evangelina a San Pedro de Macorís puso sus conocimientos alservicio de las clases más necesitadas. Creó, entre otras obras, el Club de Madres “Gota de




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Leche”. Sin embargo, incomprendida por el medio que debió honrarla, abandonó el puebloe inició una interminable peregrinación por colonias agrícolas y bateyes, ofreciendo aten-

ciones médicas a los necesitados y alfabetizando a la masa campesina. Tildada de “loca”murió esquizofrénica, sola e ignorada por las mismas gentes a la que sirvió”. Como escritoraescribió poesías y cuentos, y un ensayo titulado Grano de Polen.

Otra distinguida dama nacida en San Pedro de Macorís, Esthervina Matos Pérez(1913-1999), nuestra condiscípula en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad deSanto Domingo. Con una vasta formación humanística y una apreciable producción literariasigue siendo hoy una gran desconocida. Fue poetisa, ensayista, doctora en derecho.

San Pedro de Macorís también fue sede de una apreciable labor periodística desde1883 con la aparición de La Voz del Este , fundada por Justiniano y Pedro Antonio Bobea; LaRepública (1905). Interdiario Político Comercial y de Interés general; El Cable , q ctó cla colaboración de los hermanos Deligne Figueroa; pero como vocero del sentir petromaco-risano y en sintonía con la reivindicación de los mejores intereses de la nación dominicana,nació en 1922 El Diario de Macorís , bajo la dirección del periodista Horacio A. Febles, tal vezel más importante de la región en su época, y el cual tuvo como contraparte a Patria (1921)fundado por el doctor Américo Lugo, comprometido con el rescate de la soberanía nacio -nal, ya que su director formaba parte activa del Movimiento Nacionalista, fundado con esepatriótico propósito; Patria, tuvo una segunda etapa en Santo Domingo, en cuyas páginasaparece la rma del humanista Pedro Henríquez Ureña.

En ese San Pedro de Macorís circundado por el silencioso Higuamo y el Mar Caribe,impregnado del fuerte olor de la melaza y la caña de azúcar quemada, donde el Viejo Negrodel Puerto , de Domínguez Charro, se “desliza en silencio, en las noches, del muelle largo”, y

donde la fusión de razas se expresa cadenciosa en la coreografía de los “Guloyas”, a quienesel maestro Bienvenido Bustamente, otro reconocido petromacorisano les rinde homenaje en 3. mviit Sinfonía Macorís.

Ese es Macorís en donde se hizo ciudadano Julio Desiderio Postigo Arias. Es decir, sucrecimiento y formación se desarrolló plenamente en esa ciudad, en la que convergían in-migrantes procedentes de las antillas, tanto de habla inglesa como los de origen hispánico,atraídos por la oreciente prosperidad, gracias al auge de la industria azucarera en esa región,quienes llegaban con sus hábitos y costumbres, incluyendo la introducción de nuevos cultosreligiosos, como la Iglesia Evangélica en el año 1921. Y a la que se incorporó de inmediatoel joven Julio Postigo cuando apenas tenía 14 años.

La ciudad de San Pedro de Macorís, señala Adalberto Martínez en su citada obra, JulioPostigo. La Librería Dominicana (Semblanza), es relativamente joven, comparada con otrasde la misma región. Sin embargo, su riqueza cultural y sus niveles de desarrollo la denencomo progresista, y es poseedora de un envidiable potencial para incidir en el desarrollodel país.

En esa ciudad también Julio Postigo inició sus contactos con las necesidades espiritualesy materiales de la vida de la que supo extraer sus mejores prendas (Op. Cit. p.47 y 48).

Poco después de contraer matrimonio con la señorita Cruz Minerva Vilanova, tambiénpetromacorisana, el joven Postigo obtuvo el título de contable, expedido por la Academiade Comercio, Industria y Agricultura de San Pedro de Macorís; pero en verdad su mayor

grado académico lo obtuvo en la escuela de la vida, gracias a su natural instinto de asimi -lación y habilidad.




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Como era de esperarse, esta nueva modalidad de servir a Cristo chocaba con la tradicióncristiana que prevalecía en el país desde los días de la colonización española. Así explica el

señor J. Adalberto Martínez este hecho:“Este proyecto múltiple, complejo, que arrancara en forma resuelta en San Pedro deMacorís y en Santo Domingo en 1921, fue determinante para superar los criterios distor-sionados que sobre los protestantes y evangélicos tenía y tiene una parte de la población,incluidos algunos de los propios afectados (p.189).

Don Julio contribuyó, de manera efectiva, a mejorar ese distorsionamiento del que noshabla su biógrafo en el párrafo anterior, porque por instinto o vocación innata, logró que ensus acciones se diluyera ese distanciamiento. Y la Librería Dominicana de la que hablaremosmás adelante, fue el escenario del que se valió para lograr ese propósito. Al entrar a ella,sin cuestionar la inclinación religiosa del visitante, el Sr. Postigo le obsequiaba un ejemplardel Nuevo Testamento, independientemente de la obvia presencia de la Biblia como fuenteindispensable para alcanzar la solidaridad humana.

Desde que ingresó a esta congregación religiosa el señor Julio Postigo se destacó comopromotor de la doctrina religiosa a la que pertenecía, pero al mismo tiempo procuró, hastala muerte, que tanto la iglesia evangélica como la católica armonizaran sin sura sus nesy propósitos.

En este sentido el señor Martínez expresa:“Haciendo camino, señalando y concretizandorealizaciones; obras de lantropía, fomento de la literatura y de la cultura en general; acer-camiento entre religiones en los más diversos credos, predicación del evangelio –si mal norecuerdo en la Librería Dominicana– se hacía diariamente un ejercicio de oración, en el queparticipaban algunos devotos y los empleados de la Librería, promoción de las relaciones

interpersonales de la cooperación y de la conjunción de voluntades, y hasta protagonismopolítico, constituyen el haber de un hombre que siendo aún muy joven fue tocado por elevangelio salvador de Jesucristo. (p.188).

Por el comportamiento que exhibió don Julio tan pronto se instaló en la ciudad de San-to Domingo como gerente de la Librería Dominicana, tenemos que admitir, como bueno yválido, el juicio precedentemente citado, porque en verdad la referida librería se convirtióen una casa de cultura válida para todos, o sea, laicos, católicos y de otras religiones, pre -ferentemente evangélicos.

Por esa casa pasaron guras como Fray Cipriano de Utrera, Monseñor Eduardo Polan-co Brito, Oscar Robles Toledano y el aplaudido orador jesuita Tamargo, entre otros dignos

representantes de la Iglesia Católica.Estimulado por la expansión de los servicios sociales que emprendió la Iglesia Evangé-

lica desde que inició sus actividades formales en nuestro país, Don Julio fue desarrollando,simultáneamente, sus aptitudes de líder en perfecta sintonía con los nes y propósitos dela iglesia a la que pertenecía, lo cual le permitió concitar la estimación de sus más altosdirigentes locales y extranjeros hasta merecer la gerencia de la Librería Dominicana, orga-nizada en 1922 “correspondiendo a los planes de la Junta para Servicio Cristiano de SantoDomingo” (Hernán González Roca. Horizontes de Esperanza. Historia de la Iglesia EvangélicaDominicana. Tomo I. p.218).

Entre este autor y el señor Adalberto Martínez, que hemos citado, existe una visible

contradicción en lo que respecta a la fundación de la Librería Dominicana, y la entrada enella del señor Postigo como gerente. Para Roca la historia es como sigue:




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“Le correspondió al Dr. Nathan H. Fuman, Superintendente de la Iglesia EvangélicaDominicana, esbozar los lineamientos que habrían de regir tan importante institución, la

cual habría de ser la primera en su género, no solo en la República Dominicana, sino entoda el área. (p.218).El primer gerente de la Librería, anota Roca, fue el señor Juan Rodríguez, cargo que

desempeñó por breve tiempo, y fue sustituido por el señor Prudencio V. Serrano.En 1923, el primer informe del Superintendente acerca del funcionamiento de la Librería

expresa “que el importe fue más del doble del año anterior, y así consecutivamente, cadaaño iba aumentando considerablemente su labor, realizando ecazmente los planes por loscuales había sido organizada”. (p.218).

En el mes de marzo de 1927 el señor Prudencio renunció como gerente, “nombrando ensu lugar al señor Homero Vallejo, a quien sucedió Clodomiro Henríquez, quien a su vez fuereemplazado al año siguiente por Aquiles Echevarría. El año de esta designación, la Libreríafue movida de lugar en dos ocasiones, pero siempre en la misma calle Las Mercedes. En elInforme del Superintendente de este año se consigna que desde “1926 la Librería se sosteníasin la subvención de los fondos de la misión”.

El Dr. Samuel Gray Inman, quien se desempeñaba como Secretario del Comité Protes-tante para la cooperación en América, visitó nuestro país en 1929, luego de ser designadoSecretario Ejecutivo de la Junta para los Servicios Cristianos en Santo Domingo, quien tuvopalabras de elogios para la referida Librería:

“Esta institución establecida recientemente bajo el auspicio norteamericano, es elúnico lugar en la capital que ofrece a los dominicanos una sala de lectura, clases noctur-nas y la posibilidad de conocer amigos sin necesidad de pagar un trago o pagar cuotas.

Pudimos notar que la Librería es una institución de interés particular, el único en laRepública donde se pueden conseguir libros modernos sobre temas sociales, religiososy cientícos”. (Roca p.119). Aunque este juicio luce visiblemente complaciente, pone demaniesto la importancia que había adquirido la Librería Dominicana en el mercado dellibro en la capital de la República, donde operaban otros establecimientos de importancia gci, c libí nv, Fcic Ci Cí lvi,fundada en la Calle El Conde, también en la década de los años veinte. Funcionó hasta1960 c fc f.

Por el informe del Superintendente de 1935 sabemos que la Librería Dominicana: “hatenido un buen año, a pesar de los inconvenientes del local. Ya está instalada en dos cuartos

del nuevo edicio y tiene no solamente nuevas comodidades, sino un aspecto más atrayente[...], estamos muy interesados en encontrar algún medio de aumentar la venta y distribuciónde Biblias, pues el pueblo necesita del Libro de los libros, más que nunca. (Horizontes deEsperanza. p.219).

Un nuevo establecimiento destinado al expendio del libro nació en la Capital alrededorde 1937. Nos referimos a la Librería Amengual, fundada en la calle El Conde No. 5, por Se-

bastián Amengual Rivas y su señora esposa, doña Ana Lucía Martínez, año en el que por losinformes que poseemos, renunció el señor Aquiles Echeverría como Gerente de la LibreríaDominicana y en su lugar fue designado el señor Julio Postigo Arias.

El señor Aquiles Echeverría, renunció en 1937 y en su lugar fue designado el señor Julio

dii Ptig ai. Q í t q libí tv cic gt t que entrara don Julio a dirigirla.




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Esta versión diere sustancialmente de la reseñada por J. Adalberto Martínez en sumencionada obra, pues para él es el señor Samuel Gray Inman quien “bosqueja los planes

para la apertura de la Librería”, mientras que González Roca le conere este privilegio alSuperintendente de la Iglesia Evangélica Dominicana, Dr. Nathan H. Huffman. Dierentambién en la fecha de la fundación. Para Roca comienza en 1922, mientras que Martínez,señala que la apertura de la Librería se produjo en 1921:

“La Librería Dominicana, ubicada en un saloncito de la casa colonial que la Misión habíacomprado en la Calle Las Mercedes. Se encarga de la misma a Julio Postigo, quien para laépoca residía en San Pedro de Macorís”.

En este punto nos inclinamos a favor de la versión de Collado que ofrece González Roca,quien señala, además, que “al hacerse cargo de la administración de la Librería, Postigo leimprimió su dinamismo y entusiasmo, sacando la institución unos años más tarde del lugaren que la encontró; trasladándose a su edicio, contiguo al templo de la Primera Iglesia,que aún existe, en la Calle Las Mercedes a esquina 19 de Marzo, siguiendo la misma líneaarquitectónica y estética. El informe presentado por el gerente de la Librería a la AsambleaGeneral da cuenta de que:

“Durante el año que pasó fue la inauguración del nuevo edicio de la librería, dondetiene ahora todas las comodidades para llevar su programa de servir a la comunidad. Elct igció vitió cct ctciit ci. l j nuestros intelectuales y artistas se dio cita, para hacer de esa noche algo inolvidable. Comohomenaje póstumo a un gran dominicano y amigo, hacemos constar que fue la última no-che en que el gran poeta dominicano Fabio Fiallo apareció en público para recitar una desus mejores poesías”. (Acta 21 de la Asamblea General de la IED - Iglesia Evangélica Dominicana:

Santo Domingo, 1943).En lo concerniente a la inauguración del emblemático edicio que alojó a la Librería,

discrepan también Martínez y Roca, porque según lo dicho por Roca, basado en el informedel Gerente de la Librería –en este caso lo era ya don Julio– el acto de inauguración se realizóen 1943, mientras que Martínez apunta que fue en 1946 cuando “se da apertura a una salade lectura en el edicio que inauguró la Librería Dominicana en esta fecha. Para la ocasióndeclamó allí el poeta Fabio Fiallo” (p.197).

Del cotejo de estos dos textos se colige que sus autores al parecer abrevaron en fuentes di-ferentes por la visible discrepancia en la interpretación de hechos relativamente recientes.

En lo que si coinciden es en destacar la novedosa y ecaz labor empresarial y cultural

realizada por el señor Postigo desde que asumió la dirección de la Librería Dominicana.Es innegable que bajo la dirección del señor Postigo Arias, la Librería se convirtió en una

especie de ateneo abierto a todas las manifestaciones de la cultura dominicana: declama-ciones, conferencias, exposiciones de libros en el país y en el extranjero, ediciones de libros,salones de lectura. Estableció relaciones con importantes editoras de América y de Europa yasumió la distribución de prestigiosas revistas internacionales, como Selecciones del Readers’Digest y la revista “devocional” El Aposento Alto , cuya edición para El Caribe gó iigidon Julio Postigo.

Pero, además, la Librería fue también un activo centro de lectura y divulgación de la Biblia,ya que don Julio fue un activo divulgador del Evangelio. Con justicia apunta el señor Roca:

“Postigo fue un evangélico militante, fue de los primeros convertidos cuando empezóla Iglesia Evangélica Dominicana, estando presente en el acto de organización el 10 de enero




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de 1922. Postigo tuvo en la Librería Dominicana, un ecaz soporte para sobresalir por sushechos. Fue objeto de numerosos reconocimientos por parte de diferentes instituciones,

recibiendo varias condecoraciones nacionales y extranjeras. (pp.221-225).Bien ganado tuvo, pues, la distinción que le conrió la Iglesia Evangélica de suciudad natal, designándolo en 1938, miembro honorario, con voz y voto. Luego de éste,la misma institución le otorgó otros reconocimientos: en 1948, Comisionado “para queatendiera algunas de las responsabilidades del Superintendente de la Iglesia, Dr. BarneyN. Morgan, a quien se recuerda por el hospital que lleva su nombre; en 1949, Julio Postigoes nombrado subgerente de la Sociedad Bíblica Dominicana, año éste en el que tambiénfue distinguido por la Asociación de Iglesias Evangélicas de la República Dominicanacomo delegado ante la Conferencia Evangélica Latinoamericana, que tendría lugar en laciudad de Buenos Aries, oportunidad que aprovechó para promover el libro dominicanoen esa ciudad y hacer contactos comerciales con la entonces pujante industria editorialgti, c libí El Ateneo Editorial , una especie de contraparte de la LibreríaDominicana que también era librería y editorial. La más codiciada obra del Ateneo era laColección de Clásicos Inolvidables , con la que al parecer se pretendía reeditar la BibliotecaClásica de la Librería de Pestado, Pérez y Cía. Sucesores de Hernando, destruida durantela guerra civil española.

Aquí circularon, por los años cincuenta, bastantes obras de esa magníca colección,mercadeadas por un librero de origen colombiano de apellido Cohén. La Biblioteca delCongreso aún conserva muchas de esas obras en estado de vergonzoso reposo, sin que nadiese interese por el contenido civilizador de tan importantes obras. Esa fue la impresión quenos dejaron la última vez que lo vimos hace algunos años.

Según se consolidaba la Librería, el señor Postigo diversicaba sus actividades, inclu -yendo ediciones de libros de textos como la Colección Estudios con la nalidad de abaratarsus costos (1946). Por sus relaciones con los Contín Aybar, residentes a pocos metros de laLibrería, en el segundo piso de la casa que ocupaba la tienda La Ópera, calle Duarte esquinaEl Conde, frente al antiguo cine Rialto, fueron asiduos contertulios, hasta que se mudarona la calle Dr. Delgado próximo a la Ave. Independencia, Margarita fue invitada a ofrecer uncit i Noches de Poesía , (1943), en la que participaron, además, Maricusa Ornes,y el juglar jarabacoeño, Ángel Torres Solares, a quien recordamos por su repertorio cargadode poesías puertorriqueñas, donde residió por muchos años.

Entre las primeras publicaciones patrocinadas por la Librería Dominicana se re-

git Antología Poética Dominicana (1943), ordenada por el crítico y poeta Pedro RenéContín Aybar (1907-1981), hermano de la declamadora y profesora Margarita Contín,mencionada anteriormente. Esta antología tiene un valor histórico indiscutible, pueshasta la fecha eran escasas en la bibliografía dominicana las obras realizadas con igualpropósito, si descartamos la Lira de Quisqueya , de José Castellanos Vargas (1835-1907) y Reseña Histórico Crítica de la Poesía Dominicana , redactada por César Nicolás Penson(1855-1901).

A éstas les siguieron, hasta donde sepamos, El Parnaso Dominicano , ov Bzi(1913); Nuestra Poesía , de Rafael Emilio Sanabia /1943), publicada según él indica con motivodel Primer Centenario de la República (1943). Con ese mismo propósito apareció en 1944

Antología de la Literatura Dominicana (Serie IV. Literatura. Dos Volúmenes. El primero deellos dedicado a la poesía).




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C tít Nueva Poesía Dominicana apareció en Madrid en 1953 la compilación anto-lógica de Antonio Fernández Spencer (1922-1995) con un importante estudio de este autor

(Cultura Hispánica, 1953).Otras Antologías poéticas que enriquecen nuestra bibliografía son la Antología biográcade Poetas Petromacorisanos , de Inés Díaz de Soñé, patrocinada por la Universidad Central delEste con motivo del Centenario de San Pedro de Macorís (1882-1982); Antología Histórica dela Poesía Dominicana del Siglo XX (1912-1995), estudio y selección, Franklin Gutiérrez (NewYork, 1995); Al Filo del Agua; XX Años de Poesía Dominicana (1979-1999) mig ati

Jiménez; Taller Literario César Vallejo. 2 Tomos (1999). Pero la que a nuestro juicio dominael espacio de las antologías en la literatura dominicana por la extensión de su contenidoy la cuidadosa selección que hicieron sus compiladores, Manuel Rueda González y Lic.

José Alcántara Almánzar: Dos Siglos de Literatura Dominicana , ct t, vy prosa, obra que forma parte de la labor editorial que realizamos durante nuestro pasopor la Secretaría de Estado de Educación (1996), luego la Fundación Corripio realizó unag ició t b c tít Antología Mayor de la Literatura Dominicana (Colección Prisma, 2001).

Esta relación podría aumentarse con las antologías dedicadas a las llamadas generacio-nes literarias y a los autores que han hecho selección de su producción poética. La poesíacontemporánea de Santiago, (1977-2005) es compilada por Enegildo Peña, la que es un buenejemplo de las Antologías Generacionales que abundan tanto en la ciudad de Santo Domingocomo en el interior de la República, donde el concepto “generación literaria” se emplea enforma evidentemente simplista.

En 1947 la Secretaría de Estado de Educación, Bellas Artes y Cultos inició la publicación

de la Biblioteca Dominicana, a través de la Sección de Canje, Difusión y Publicaciones, quedirigía el poeta Ernesto Suncar Chevalier, esposo de la meritísima maestra, Dra. ZoraidaHeredia Vda. Suncar. La primera obra que vio la luz en esta colección fue la Idea del Valorde la Isla Española , de la autoría de Sánchez Valverde, con prólogo y notas de Fray Ciprianode Utrera, y le siguieron en orden sucesivo: Narraciones Dominicanas , de Manuel de JesúsTroncoso de la Concha (1948); Galaripsos , de Gastón F. Deligne (1946), con prólogo de PedroHenríquez Ureña; Poesías Completas (1950), de Salomé Ureña de Henríquez, con Prólogo de

Joaquín Balaguer; Cosas Añejas (1951), de César Nicolás Penson, e Historia de Santo Domingo ,tres tomos (1955), de Antonio del Monte y Tejeda, edición al cuidado de Gustavo AdolfoMejía Ricart (1893-1962). En una Segunda Serie se publicó la obra Sánchez, en dos tomos

(1951), de Ramón Lugo Lovatón, y De Soslayo , rf dió (1946).En la Biblioteca Popular de Cultura, patrocinada también por la Secretaría de Educa -

ción se publicaron de Manuel de Jesús Galván: Enriquillo (Selección, 1991); de Antonio delMonte y Tejada: Historia de Santo Domingo (Selección, 1961), y de Rafael L. Trujillo: CartillaCívica para el Pueblo Dominicano. Talleres Tipográcos Americalee. Buenos Aires, 1951. Lasdos publicaciones anteriores aparecieron en la Editora del Caribe, C. por A.

En la década del cincuenta, y dentro de la campaña iniciada por el régimen de turno afavor de la construcción del mega-proyecto del Faro a Colón, se creó el Comité EjecutivoPermanente del Faro a Colón que dentro de su programa de acción auspició la publicación Boletín del Faro a Colón , bajo la activa dirección del señor Fernando Garrido. En sus pági-

nas no sólo encontramos datos relacionados con los restos de Cristóbal Colón, sino tambiéncon investigaciones de gran interés histórico.




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Retomando el tema de la evolución de la Librería Dominicana, cuyos benecios en susprimeros años fueron tan auspiciosos que en ocasiones fueron entregados, por decisión de

la Junta de Servicios Cristianos a la Iglesia Evangélica Dominicana, como colaboración paraimpulsar los diferentes proyectos sociales, religiosos y educativos que patrocinaba. Estos benecios deben atribuirse a la competencia gerencial de don Julio Postigo, quien no limitó suacción a la comercialización de libros y revistas, sino que introdujo una serie de actividadeshasta entonces inéditas en nuestro país, tales como conferencias y recitales que si bien noproducían benecios económicos directos, pero sí contribuían a promover la Librería entrelos potenciales compradores de libros. Algo parecido intentaron llevar a cabo los hermanosBrea Branco, en el Salón de Tertulias instalado en la segunda planta de la librería que insta-laron en la década de los años setenta, en la calle Doctor Delgado esquina Santiago, con unamplio y actualizado catálogo bibliográco.

et ct itct q it Pti libí, centre otros, a Delia Weber, (1900-1982), poetisa ungida de la mística tagoriana; ManuelValldepares (1902-1970), activo periodista, fumador de puros, que desde las columnas deLa Nación , hacía gala de una inagotable fecundidad literaria; Flérida García de Nolasco(1891-1976), polifacética y fecunda escritora, quien abordó el tema: Tradición Musical ,área de su especialidad como pianista y consagrada folclorista. Otra consagrada artistaque ocupó la tribuna de la L.D. (Librería Dominicana) fue la pintora Celeste Woss Gil(1891-1985), quien desarrolló un tema muy en consonancia con el lugar: El Arte a travésde la Religión.

En el ciclo de conferencias intervinieron, además, José Vela Zanetti (1913-1997), re-conocido muralista de origen español, quien dejó su impronta en numerosos estableci-

mientos públicos de nuestro país. Su conferencia llevó como título: La transguración del paisaje , José Almoina Mateos (1913-1960), exiliado español como el anterior, el título de sucomparecencia fue Consideraciones en torno al erasmismo , tema que al parecer le era grato;c tít Bosquejo histórico de la literatura mexicana, ocupó la tribuna de la Librería, Joséde Jesús Núñez Domínguez, notable historiador, quien se desempañaba entonces comoEmbajador de México en nuestro país. Durante su estancia en el país sostuvo intercambiode opiniones con Fray Cipriano de Utrera acerca de la leyenda del misterioso personaje dela colonia, conocido sólo por el nombre de El Tapao , y que dio origen al libro El Tapado de

México y Santo Domingo , de Núñez Domínguez; El Tapado de México , de Utrera, y El tapadode Santo Domingo , también de ese mismo autor. Tipografía Franciscana. Ciudad Trujillo,

República Dominicana, 1950.La elocuente voz del reverendo Armando Tamargo se escuchó también en esa tribuna

abierta a todas las manifestaciones de la cultura que fue el patio de la Librería Dominicana.Habló acerca del Cristianismo y la Política.

El culto prelado Oscar Robles Toledano, el afamado periodista Rafael Herrera, el dra-maturgo Franklin Domínguez, el político y escritor Francisco Prats Ramírez, el Dr. GermánEmilio Ornes Coiscou, el médico y poeta, Dr. Mariano Lebrón Saviñón, y su hermano Carlos,enriquecen la selecta relación de las personalidades que dejaron oír su voz desde la tribuna libí diic.

Aunque muchas de esas conferencias fueron escritas, lamentablemente no hemos lo-

calizado, a pesar de nuestras pesquisas, ninguna de las conferencias en la versión originalque se pronunciaron en la Librería.




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En 1949 se hizo pública la aparición de la edición de las Tradiciones Dominicanas Dr. Jesús María Troncoso de la Concha (1878-1955), con prólogo de Ramón Emilio Jiménez

(1886-1976), con la cual como ya se ha dicho, se le daba inicio al más ambicioso proyectoeditorial de don Julio Postigo, la Colección Pensamiento Dominicano. Este proyecto es tam- bién el de mayor extensión emprendido en el país hasta ese momento.

Varios de los tomos publicados aparecen prologados por reconocidos especialistas enlos temas que tratan. Así aparece la selección de Emiliano Tejera prologada por el Lic. Ma-nuel Arturo Peña Batlle; García Godoy, prólogo y notas de Joaquín Balaguer, quien tambiéntuvo a su cargo el que acompaña la selección de las Décimas de Juan Antonio Alix; Antologíade Franklin Mieses Burgos , selección y prólogo a cargo de Freddy Gatón Arce; El Cuento enSanto Domingo (dos tomos) selección y prólogo de Sócrates Nolasco; La Trinitaria Blanca, Manuel Rueda (1921-1999), prólogo de Juan González Chamorro (1884-1980); Cuentos de Po-lítica Criolla , compilación del Lic. Emilio Rodríguez Demorizi (1904-1986), con un magnícoprólogo del profesor Juan Bosch (1909-2001). Don Emilio aparece con otro libro más en laColección Pensamiento Dominicano: Pintura y Escultura en Santo Domingo.

A doña Flérida de Nolasco /1891-1976) se le conrió el prólogo de la selección poética Domingo Moreno Jimenes (1894-1986); el profesor Vetilio Alfau Durán (1885-1909), realizóuna magníca selección de los escritos del Dr. Américo Lugo, y Monseñor Hugo EduardoPolanco Brito (1918-1996) y Enrique de Marchena Dujarric escribieron el prólogo y el perl b Monseñor Arturo de Meriño Íntimo , de Amelia Francisca Marchena de Leyba(1850-1941).

Con la nalidad de atraer a los jóvenes creadores dominicanos, don Julio incorporó en ccció, Judas, el Buen Ladrón , de Marcio Veloz Maggiolo (1962).

La Colección alcanzó el medio centenar, superado sólo en lo que a volúmenes se reere,por colecciones como la del Banco Central que ya alcanza el número (100), gracias al apoyosostenido de las autoridades de esa institución bancaria, y al dinamismo del director de sudepartamento cultural, Lic. José Alcántara Almánzar.

El Banco de Reservas auspicia la Colección Banreservas que supera ya los cuarenta volú-menes, en la que se incluyen autores de la valía de Camila Henríquez Ureña (1884-1973) MaríaUgarte (1914), Germán Emilio Ornes Coiscou, Manuel Valldeperes y Lupo Hernández Rueda(1930), para sólo citar algunos nombres que en realidad prestigian esta selecta colección.

Como parte de su política editorial, el Banco de Reservas patrocinó también la publicaciónespecial, en ocho tomos, de los Cuadernos Dominicanos de Cultura, compilados por Arístides

Incháustegui y Blanca Malagón. Esta labor editorial se enriquece ahora con la reimpresión Ccció Pit diic, gci ciió ti.

Merece mención destacada la Colección Bibliólos-Banreservas, iniciativa que ya hadado sus primeros frutos.

Los Bibliólos, por su parte iniciaron en 1974, la Colección Cultura Dominicana con unaició fcii La República Dominicana , de Enrique Deschamps, una labor editorialque aún se mantiene con más de ochenta y cinco volúmenes publicados, cifra que superanuméricamente la Colección Pensamiento Dominicano, con la diferencia de que muchas de lasobras de esta colección llevan prólogo y notas, lo que no sucede con la de los Bibliólos.

n í jt xci t ct vi tició iti ct ui-

versidad Autónoma de Santo Domingo, donde el libro ha tenido, desde 1538, fecha de sufundación, un tratamiento de primer orden como difusor de cultura. Resulta, sin embargo,




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un tanto difícil inventariar la línea de publicación de esa alta casa de estudios, debido a quedespués de obtener su autonomía se diversicó su política editorial en los distintos órganos

de gobierno y de acción académica que la componen, con la sola excepción de sus anales quesiguen siendo la expresión del conjunto de la vida institucional de la Universidad.Como nota curiosa traigo a colación el hecho de que en el volumen 11. fasc. 1, enero 1938,sien-

do rector el Lic. Manuel de Jesús Troncoso de la Concha, la Universidad recibió un donativo de10,000 ejemplares de la obra Reajuste de la Deuda Externa , con la nalidad de que con el aportede su venta se iniciara la construcción del edicio principal de la academia. Lo curioso esque hasta esa fecha no registramos ningún libro del que se haya hecho una tirada de esamagnitud, ni creemos que se haya hecho después, con excepción de los textos escolares.

Con anterioridad a esta fecha, Pedro Henríquez Ureña durante su última permanenciaen el país (1931-1933) donó a la Universidad parte de su biblioteca. Conservamos una copiade la lista completa de las obras donadas por el ilustre maestro.

Los autores de mayor presencia en la Colección Pensamiento Dominicano fueron elprofesor Juan Bosch, cuatro obras, el Lic. Emilio Rodríguez Demorizi con igual número, yquien es, además, el más prolífero entre nuestros escritores, pues si nos asentamos en suBiografía e Iconografía por el Lic. Orlando Inoa, comprobaremos que en un país tan áridocomo el nuestro para el trabajo intelectual don Emilio. que estampó su nombre en unos 454títulos, entre libros y folletos. Comentarios de libros, artículos de revistas, artículos de pe -riódicos, prólogos y notas bibliográcas. Hasta ahora sólo le supera Pedro Henríquez Ureñacon 657, según la crono-bibliografía elaborada por Emma Susana Speratti Peñero (1960), conla salvedad de que su mayor producción la realizó fuera de nuestro país. Esta bibliografíade la Dra. Speratti no creemos que deba reputarse como exhaustiva, como tampoco lo es la

más reciente, elaborada por la escritora y profesora venezolana Laura Febres.La bibliolia del Lic. Demorizi se aprecia, de manera ostensible, en su paso por la Direc-

ción del Archivo General de la Nación y por la Presidencia de la Academia Dominicana dela Historia, donde desarrolló un programa editorial que se prolongó por algo más de mediosiglo. El ritmo de publicaciones de estas dos instituciones se ha encontrado con la presenciade José Chez Checo y Emilio Cordero Michel, en la Academia Dominicana de la Historia, yRoberto Cassá en el Archivo General de la Nación

Cerramos este paréntesis con la Biblioteca de Clásicos Dominicanos que auspicia laFundación Corripio, Inc., cuyo catálogo aún en proceso registra cuarenta volúmenes, así como también las Colecciones Prisma y Premios Nacionales.

Por su parte el Grupo Empresarial León Jimenes edita la Colección Centenario, que leha dado un novedoso impulso a la bibliografía dominicana en el área de la investigacióncientíca (La Naturaleza Dominicana , 6 Tomos, 2006) y en el rescate de nuestro patrimoniotític ( Memoria de la Pintura Dominicana , obra de gran formato y de la que se han publi-cado 8 volúmenes).

La Fundación Cultural Dominicana que preside el Lic. Bernardo Vega realiza una en-comiable labor con numerosas obras publicadas fruto de las investigaciones realizadas enarchivos nacionales y extranjeros. También publica obras de reputados autores.

La Compañía Dominicana de Teléfonos ha publicado lujosos volúmenes con temas diver-sos acerca de la realidad dominicana, bajo la coordinación del Lic. José Rafael Lantigua.

Ha sido notorio el descenso en la producción bibliográca de la Ponticia UniversidadCatólica Madre y Maestra, si la comparamos con el dinámico impulso que alcanzó en sus




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inicios bajo la dirección del gran poeta Héctor Incháustegui Cabral. Dos publicaciones em- blemáticas de ese oreciente período son las Revistas Eme-Eme, cuya publicación se inició

en 1972, y el Pueblo Dominicano (1850-1900). Hoetink (1971).En cuanto a la Universidad Pedro Henríquez Ureña, su labor editorial se ha extinguidototalmente y la Católica de Santo Domingo inició la publicación de una Revista de la que sa-lieron dos números, bajo la dirección del Lic. Francisco Cruz Pascual. El Instituto Tecnológico st dig (InTeC) exhibe en su catálogo la extensa obra de Julio Ernesto Ravelo dela Fuente: Apreciación Musical. Notas a los Programas de la Orquesta Sinfónica Nacional. (2007),y ha mantenido su Revista Ciencia y Sociedad por más de 30 años.

En lo que respecta a la Universidad Central del Este, su labor editorial ha decaído des-pués de haber patrocinado públicaciones tan apreciables como la Bibliografía General de SantoDomingo , en dos tomos, del profesor Dato Pagán Perdomo (1979), entre otros importanteslibros. Su publicación más reciente es una obra que recoge aspectos acerca de la vida delpatriarca de la familia, don José Hazim (2007). Se realizó bajo el cuidado de los doctoresManuel Mañón y Vetillo Alfau Durán, con una inusual nota del Editor, don Julio Postigo.

Se ha dicho que fue el Señor Postigo quien sugirió en 1950 que se montara cada año unaFeria del Libro (Julio Postigo/Librería Dominicana. p.199). Sin embargo, este mismo fuedesignado el Dr. Joaquín Balaguer, como Secretario de Educación y en sus Memorias de unCortesano en la Era de Trujillo señala, entre las iniciativas emprendidas durante su gestión:

“Por primera vez se organizó la Feria del Libro como una actividad regular que debíacelebrarse en todo el país cada año” (p.138). Todo parece indicar que fue una iniciativa gene-rada desde el despacho del Secretario de Educación, incluyendo, por supuesto a la capital dela República, donde Postigo se había erigido en un dinámico defensor del libro, por lo que

no debe descartarse su activa participación en esta iniciativa que originalmente se realizabaen el Parque Colón, incluyendo la arcada del Palacio Consistorial. Entonces se creó tambiénel premio Pedro Henríquez Ureña para reconocer el mejor libro del año.

En el ostentoso programa elaborado para la celebración en 1955 de la Feria de la Paz yConfraternidad del Mundo Libre, se incluyó una feria del libro que llevó el nombre de laesposa del dictador María Martínez, a la que concurrió la mayoría de los países de hablahispana, ocasión en la que Postigo fue comisionado (1954) , para gestionar en Europa, anteinstituciones ociales y librerías de Italia, Francia y España, su participación en la exposicióndel libro que se montaría en la capital de la República, dentro del programa de la referidaFeria de la Paz (Julio Postigo/Librería Dominicana, p.203).

Ironía del destino al año siguiente de haber sido concluido este magno evento, don Julioestuvo desterrado durante una semana acusado de comunista, calicativo de moda en esaépoca y bajo el régimen que conducía los destinos del país.

Luego de la Feria de 1959, se celebró otra de carácter internacional (1970), en el cuartopiso del edicio donde hasta hace poco funcionaba la Dirección General de Aduanas. Lapresidió el Doctor Pedro Troncoso Sánchez, y el arquitecto José Antonio Caro Álvarez fungióde tesorero. Don Julio y yo formamos parte de la Comisión organizadora.

En sus inicios la Feria del Libro tuvo sus limitaciones y sus inconvenientes hasta el añode 1973, cuando, por iniciativa exclusivamente del entonces Director General de Cultura, sele dio una dimensión y una estructura diferente con el nombre de Feria Nacional del Libro,

denominación que se mantuvo hasta que se le cambió el nombre por el de Feria Internacio- lib.




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Por la aplaudida dimensión de su liderazgo cívico, don Julio D. Postigo desem-peñó varias funciones públicas y de servicio. Fue Miembro de la Comisión Nacional de

Literatura Infantil y Juvenil (Decreto No. 592, 1955); Miembro Vitalicio de la Gran Logiade la República Dominicana, y en 1960 ocupó el cargo de Regidor del Ayuntamiento deSanto Domingo, al tiempo que continuaba su labor editorial, centrada principalmente enla Colección Pensamiento Dominicano, sin descuidar el creciente prestigio de la Libreríadiic.

Conviene destacar que, en consideración al valor histórico y documental de la Co-lección Pensamiento Dominicano, han sido desplazadas de la estimación colectiva otraspublicaciones que contaron con el patrocinio del señor Julio Postigo. Sirvan de ejemplos vi b, cic t, Apuntes para la Historia de la Medicina de la isla de SantoDomingo , del Dr. Francisco E. Moscoso Puello, con Prólogo y Notas de los doctores ManuelMañón Arredondo y Vetilio Alfau Durán (1977), y El destino dominicano , icti b

John Bartlow Martin (1967). El autor de esta obra desempeñó un papel de primer orden enel conicto surgido con motivo de la guerra civil de abril de 1965. Su mayor crítico fue eldoctor Juan Isidro Jimenes Grullón.

En el mes de noviembre de 1961 se fundó la Asociación Dominicana de Rehabi-litación, en el patio de la Librería regenteada por Postigo y organizada por la IglesiaEvangélica Dominicana. Aunque la presidencia se le asignó a su gestora doña Mary deMarranzini, cargo que todavía ostenta , don Julio y otros miembros mantuvieron unaactiva participación en esta prestigiosa institución, que bien puede ser consideradacomo modelo en su género. Dejemos que sea la señora Marranzini quien nos expliqueesta participación:

“En una tarde de noviembre de 1961, un grupo de personas concurrimos al patio de laLibrería Dominicana, correspondiendo a una invitación que nos hiciera don Julio Postigo:esa tarde nació lo que es hoy la Asociación Dominicana de Rehabilitación..., fue él el primerSecretario, y fue él quien donó el primer cheque”. (Horizontes de Esperanza. p.420).

Por los servicios prestados a la Asociación, la señora Marranzini le otorgó a Postigo undiploma de reconocimiento.

Debido a los cambios experimentados en el país a partir de 1961, sobre todo en el ám - bito político, el sistema electoral fue consolidando sus funciones de árbitro de este procesohasta caer en manos del reputado ciudadano Lic. Angel María Liz, quien tuvo la feliz ideade poner en ejecución un plan de formación cívico-cultural del pueblo dominicano, de grato

recuerdo por el valor de su contenido y la intención que dio origen a su existencia. Idea éstaque bien podría retomar la Junta Central Electoral para contrarrestar el evidente deteriorocívic q vit ci iic.

Como resultado de la situación política que se creó en el país tras la guerra civil de 1965,don Julio Postigo aceptó formar parte del denominado Gobierno de Reconstrucción Nacional,presidido por el General Antonio Imbert Barrera, opuesto al constitucionalista, que presidíael Coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó.

Esta decisión, que a nuestra manera de ver no fue sucientemente ponderada por unciudadano tan respetado como Julio D. Postigo, generó de inmediato la reacción de la IglesiaEvangélica Dominicana a la que pertenecía y a cuyas directrices estaba obligado a obedecer

en su calidad de gerente de uno de los estamentos de servicio más importantes que en esosmomentos se sostenían en el país.




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En consecuencia, el Reverendo Maurice C. Daily, Superintendente de la Iglesia Evangé-lica Dominicana y Representante de la Junta Misionera, se dirigió al Dr. Donald E. Harris,

Presidente para Servicio Cristiano, en los siguientes términos:“El Sr. Julio Postigo, Gerente de la Librería Dominicana, aceptó un cargo como lídercívico de la Junta Cívico-Militar de cinco hombres, formada para contrarrestar los esfuerzosde Caamaño Deñó. La acción del Sr. Postigo ha involucrado la Iglesia, porque se ha identi-cado como evangélico, ha presentado la posición de la Librería Dominicana y de la IglesiaEvangélica Dominicana... Por 40 años, la posición que habíamos acordado, especialmentedurante los últimos 10 años, fue de estricta neutralidad como organización, ocialmente nofavorecer a ningún partido. La acción del Sr. Postigo ha situado a la Librería Dominicana bajosospecha y amenaza abierta de ser destruida por destrozos y fuego. Está siendo custodiadapor soldados armados... a través del Sr. Malcoln Mc Lean, de la Embajada de los EstadosUnidos, la recomendación de la Junta fue al Sr. Postigo de que a la luz de su posición en elgobierno Cívico-Militar, él deberá renunciar como Gerente de la Librería Dominicana, conel entendido de que al dejar el gobierno y el restablecimiento de las condiciones normales,él podría ser restituido a su posición original de gerente... Mc Lean reportó verbalmente queel Sr. Postigo había acordado renunciar y que una declaración pública se haría a tal efecto”.(Horizontes de Esperanza. Tomo 2. p.432).

Aunque Postigo fue conminado a renunciar, se negó a ello y esto provocó una crisis queafectó el futuro de la Librería. Su paso por el gobierno de Reconstrucción fue breve, puesrenunció al cargo, pero no pudo volver de inmediato a la Librería, pues la Junta de Síndicosdel establecimiento decidió jubilarlo en 1960, después de una exitosa labor como gerente,por lo cual un destacado dirigente de la Unidad Presbiteriana, Donald Harris, le escribió

expresándole la admiración y respeto que sentía por él.Tras el duro golpe recibido de la jerarquía de la Iglesia Evangélica Dominicana, fundó, en

1967 la Librería Hispaniola, en la calle José Reyes 50, muy próximo a la Librería Dominicana.Continuó con su política editorial como Julio D. Postigo, C. por A.; otras veces como JulioPostigo e Hijos. También se realizaron algunos encuentros de carácter cultural, pero no conel esplendor de la etapa anterior. El nuevo establecimiento exhibió siempre muy surtido yc xct b.

Es cierto que la crisis de 1966 afectó sensiblemente el éxito alcanzado por Julio Postigocomo librero, no así a su prestigio personal como lo evidencian los sucesivos reconocimien-tos que recibió posteriormente de distintos sectores de la sociedad dominicana: Miembro

de la Sociedad Dominicana de Geografía (1970); Miembro de la Comisión especial paraestudiar las medidas pertinentes para prevenir y controlar la incidencia de las drogas en lasociedad dominicana (1974); Diploma del Patronato contra la diabetes (1974); Diploma delPatronato de las Escuelas de Patio (1977); Socio básico vitalicio de la Asociación Cristianade Jóvenes (1978); Reconocimiento del Instituto del Libro y Director de la Revista Rotaria(1979); Homenaje de reconocimiento ofrecido por la Comisión Organizadora de la Feria delLibro, Asociación Dominicana de Rehabilitación, y el Club Rotario, entre otras instituciones(1981). El Dr. Julio Genaro Campillo propuso que la Feria del Libro llevara el nombre dePostigo y que se le condecorara con la Orden de Juan Pablo Duarte. (1982).

La Secretaría de Educación le entregó un pergamino de reconocimiento, y gura entre los

miembros del Comité Moralizador (1982); fue reconocido por la unesCo, onaP y el Cerlal (1983); También fue incluido en Who’s The Word, Consagrado a personalidades de relieve




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mundial en 1984, año en el que expresa su extrañeza por el hecho de no haber sido invita-do a ninguna de las Asambleas de la Iglesia Evangélica, de la cual era miembro vitalicio

1946.La Universidad APEC lo invistió como doctor Honoris Causa en Ciencias de la Admi-nistración (1985); fue miembro vitalicio de la Asociación Nacional de Periodistas y Escritores(1989); recibió El Canoabo de Oro de esta misma Asociación (1990) y el Ayuntamiento delDistrito Nacional lo consagró como munícipe distinguido de la Ciudad de Santo Domingo(1991).

Uno de los últimos honores recibidos por don Julio Postigo fue su reconocimiento comosocio Paul Harris del rotarismo internacional, imponiéndole el botón correspondiente, el 14de noviembre de 1993, aspiración máxima de todo rotario.

Desde la Librería Hispaniola continuó ejecutando su proyecto editorial, especialmenteen lo concerniente a su Colección Pensamiento Dominicano. De esta nueva etapa se publica t Pi Obras Escogidas de Manuel Arturo Peña Batlle, único que vio la luz(1968), esta vez con el pie de imprenta, Julio D. Postigo e Hijos, Editores. De esta época sontambién (con el pie de Julio D. Postigo, C. por A.) Los Negros y la Esclavitud en Santo Domingo ,de Carlos Larrázabal Blanco (1968); Estudios de Historia Política Dominicana , P TcSánchez (1968); Cuentos Escritos en el exilio , y Apuntes sobre el Arte de Escribir Cuentos , de JuanBosch (1968); Moral Social , de Eugenio María de Hostos (1968); Antología Poética Dominicana ,de Pedro René Contín Aybar (1969); Tradiciones y Cuentos Dominicanos, de Emilio RodríguezDemorizi (1969), de quien publicó en 1980, esta vez en Editora Taller, Frases Dominicanas , nú-mero 54, el último volumen, aplaudida colección que ahora el Banco de Reservas incorporaa su política editorial.

Después de seis años de ausencia, don Julo volvió a la Librería Dominicana en 1972, estavez en calidad de dueño, pero la crisis de 1966 afectó considerablemente la existencia de estepujante establecimiento. Después de Postigo ocuparon el puesto de gerente el reverendoRaymundo García, miembro de la Junta de Síndicos de la Librería. En lugar de García, porrenuncia de éste fue designado Guillermo Asencio, quien fue sustituido a su vez por RamónChevalier.

Con la entrada de Postigo, la Librería fue reinaugurada en 1973, pero no volvió a “fun-cionar con la calidad y esplendor de los años anteriores, hasta que nalmente Postigo seretiró del negocio en 1981, dándole a sus hijos la administración del establecimiento, quienesno lograron encauzarlo, al tiempo que languidecía progresivamente. Entonces fue puesto

en venta y quien estas líneas escribe, junto al Dr. José Nicolás Almánzar, realizamos su in-ventario, ya que un amigo común mostró su interés en el negocio que nalmente no cuajópor la dicultad del parqueo.

El Pastor de la Iglesia Evangélica Dominicana, profesor Hernán González Roca en sucit b, Horizontes de Esperanza. Historia de la Iglesia Evangélica Dominicana , tono airado la historia nal de esta emblemática Librería:

“La Librería Dominicana volvió a funcionar pero no con la calidad y esplendor de losaños pasados, hasta que nalmente Postigo se retiró en 1981, dejando a sus hijos la admi -nistración de la Librería”.

“El local de la Librería Dominicana fue alquilado por varios años. Finalmente, la Pri-

mera Iglesia Evangélica Dominicana, adquirió el primer nivel por compra. Luego adquirióel segundo nivel. En ambas transacciones, hubo sumas millonarias. El local de la antigua




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Librería es usado por la Escuela Parroquial Olga Villanova , que auspicia la indicada con-gregación”.

“Sin embargo, las cosas no se sucedieron tan fácilmente, pues a la hora de comprar elprimer nivel del edicio, estaba alquilado a particulares. Resultó muy trabajoso el hacer quelos inquilinos abandonaran la propiedad, teniendo sus nuevos propietarios que recurrir alos tribunales, en una lucha que duró cinco años. Cuando al n se retiraron los inquilinos,dejaron el edicio sucio y deteriorado. Gracias a Dios que al n se pudo conseguir la pro-piedad, la que está siendo usada, tanto para la Escuela Parroquial, como para los serviciossociales de la Iglesia”.

Las cosas de la vida. Una propiedad que fuera adquirida con los fondos de las gananciasde la Librería y por consiguiente, perteneciente a la Iglesia Evangélica Dominicana, paraadquirirla nalmente para nuestro uso, hubo que erogar una fuerte cantidad de dinero. Peroahí está el local, sacándole el provecho que todos deseábamos.

Independientemente de las circunstancias que provocaron la salida de Julio D. Postigode la Librería Dominicana, en momentos en que prácticamente dominaba el mercado dellibro en la Capital, por el limitado número de establecimientos de esta naturaleza, cuandoretorna en 1973 la situación era totalmente diferente, pues los niveles de competencia sehabían incrementado con importantes librerías. Pero con lo que sí no tuvo competencia fuecon el aprecio y la distinción que se le dispensó hasta su muerte el 21 de julio de 1976.

Si bien nuestro trabajo debió centrarse en la gura de don Julio Desiderio Postigo comolibrero y exitoso editor de la Colección Pensamiento Dominicano, hemos extendido nuestrasconsideraciones más allá de este limitado propósito, con la nalidad de presentar un pano-rama más amplio del libro y los libreros en nuestro país, en cuyo ámbito don Julio Postigo

tiene reservado un lugar de primer orden por su entrega a la divulgación del libro y por suactiva participación en múltiples causas de bien común.

Servir fue la mayor pasión de don Julio Desiderio Postigo Arias.

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C. 1959: Carlos M. Treilles, Ensayo de Bibliografía Cubana de los Siglos XVII y XVIII. Apuntes para laBibliografía Dominicana y Puertorriqueña. Matanzas. Imprenta El Escritorio, 1907 ⁄⁄ Libros y Libreros enel Siglo XVI . Francisco Fernández del Castillo (Compilador) Fondo de Cultura Económica, México,1982 ⁄⁄ Antonio S. Pedreira: Bibliografía Puertorriqueña (1493-1930). Madrid. Imprenta de la Librería yCasa Editorial Hernando, S. A. 1932 ⁄⁄ Emilio Rodríguez Demorizi:La Imprenta y los Periódicos en SantoDomingo. Taller de Impresiones. Santo Domingo, R. D. 1973 ⁄⁄ Manuel Amiama:El Periodismo en laRepública Dominicana. Santo Domingo. Talleres Tipográcos. La Nación, 1933 ⁄⁄ Fray Vicente Rubio: LaBiblioteca que traería a Santo Domingo el Arzobispo Juan de Salcedo constaba de 81 autores diferentesy arrojaba un total de 130 volúmenes. El Caribe, 23 de noviembre de 1991. p.10 ⁄⁄ Raymd Turner:Los Libros del Alcaide: La Biblioteca del Alcaide: de Oviedo y Veldes. Eme-Eme. Estudios Dominicanos.Volumen VI. Número 32. Septiembre-octubre de 1977 ⁄⁄ Esteban Mira Caballos: Algunas considera-ciones en torno a la Primera Biblioteca de Santo Domingo. Ecos. Año 2 , No. 3, Universidad Autónoma deSanto Domingo (1944) ⁄⁄ Virginia Flores Sasso: La Presencia de los libros de arquitectura en las bibliotecascoloniales (SF) ⁄⁄ Max Henríquez Ureña: Panorama Histórico de la Literatura Dominicana , Río de Janei-

ro, 1945 ⁄⁄ Alejandro Paulino Ramos: Historia de la Primera Biblioteca Universitaria de Santo Domingo. Editora Universitaria de Santo Domingo, República Dominicana, 1997 ⁄⁄ J. Adalberto Martínez:




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no Dominicano, Santo Domingo, República Dominicana, 1944. Compiladores: Arístides Incháusteguiy Blanca Delgado Malagón; Minucias Bibliográcas y Reseñas de Libros en Vetillo Alfau Durán enClío. Escritos (1) publicaciones del Sesquicentenario de la Independencia Nacional. Vol II compiladoresArístides Incháustegui y Blanca Delgado Malagón. Gobierno Dominicano. Santo Domingo, R.D., 1994;d i t, e a. Escritos y documentos. Banco de Reservas de la República Dominicana.Publicación especial. Compiladores Arístides Incháustegui y Blanca Delgado Malagón. Santo Domingo,D. N. República Dominicana, 1997 ⁄⁄ Fray Cipriano de Utrera. Noticias Históricas de Santo Domin-go, Vol 11. Edición de Emilio Rodríguez Demorizi. Fundación Emilio Rodríguez Demorizi. EditoraTaller. Santo Domingo, R. D., 1878 ⁄⁄ José Almoina Mateos,.La Biblioteca Erasmista de Diego Méndez. Universidad de Santo Domingo. Ciudad Trujillo. Centenario de la República (1844-1944). Vol. XXXV.

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Semblanza de Julio D. Postigo,

editor de la ColecciónPensamiento Dominicano

Don Julio Postigo, prominente hombre públicoiic ig XX. ejció t it xitci b c ib, ity pastor evangélico. Nació en San Pedro demcí 11 fb 1904.

d jv f ig c cg

de la pequeña librería evangélica que se abrió enla ciudad de Santo Domingo, y en 1937, la Juntapara el Servicio Cristiano en Santo Domingo loigó c gt libí diic,que don Julio, en pocos años, transforma en unimportante Centro Cultural donde se organiza- ban tertulias, recitales y conferencias, así comoexposiciones de libros nacionales y extranjeros,principalmente latinoamericanos.

En 1938 la Junta Ocial de la Iglesia Evan-gélica Dominicana designa a don Julio, Miem- bro Honorario, y en 1946 se le nombra MiembroPt.

e 1946 libí diic ciz publicar la colección Estudios , ic vide material de lectura para estudiantes, a quie-nes, además, se permitía leer, estudiar y copiargratuitamente un fondo bibliográco puesto a su

disposición en los salones de la librería, dondetambién se había habilitado una sala de lectura.

e 1949 ciz it Colección Pensamiento Dominicano , que en un primer mo-mento se compone de Antologías , c q Narraciones Dominicanas, de Manuel de JesúsTroncoso de la Concha, los poemas de DomingoMoreno Jimenes, de la obra de don AméricoLugo, y la Antología Poética Dominicana,

crítico Pedro René Contín Aybar, entre otrasnotables selecciones bibliográcas.

Julio D. Postigo Arias.Foto: Cortesía del ReverendoHernán González Roca.




Don Julio Postigo fue un permanente promotor del libro dominicano. En efecto, fuedesignado como delegado dominicano ante la Conferencia Evangélica Latinoamerica-

na, en Buenos Aires, Argentina, y aprovecha la ocasión para montar una exposición ib iic ci, cbció c ebj diic.Fue, además, el pionero de las ferias del libro en el país. En 1950, a sugerencia suya, seinstituye el 23 de abril como el Día del Libro, en honor a Miguel de Cervantes Saavedra.Un año después se realiza la primera Feria Nacional del Libro, en el Parque Colón y en c Pci Citi.

En 1951 don Julio Postigo propone la creación del premio Pedro Henríquez Ureña mejor libro del año, y los libreros aportan los RD$500.00 de su primera dotación. El juradoescoge como ganadoras las obras: La Isla de la Tortuga, de Manuel Arturo Peña Batlle, y

El problema de la fundamentación de una lógica pura , de Andrés Avelino.En 1954 el Gobierno Dominicano le designa como Comisionado para Europa con el

propósito de promover y organizar una gran exposición de libros, dentro de la progra-mación de la Feria de la Paz en 1955.

La Gran Logia de la República Dominicana lo nombra, en 1957, Miembro Vitalicio. En1960 se le designa como regidor de la ciudad capital. Llega a ser, en 1962, Vicepresidentedel Ayuntamiento de la capital dominicana. Fue, además, a partir de 1963, presidente delCj dict Ititt Ct díic-aic, Cb rti, la Alianza para el Progreso y de la Asociación Cristiana de Jóvenes.

En 1965 don Julio Postigo fue designado como miembro del Gobierno de Reconstruc-ción Nacional, pero presenta renuncia posteriormente, en comunicación pública dirigida G ati Ibt B.

Fue jubilado en 1966, después de 29 años de regencia, por la Junta de Directores de laLibrería Dominicana, y funda la Librería La Hispaniola. Posteriormente, en 1972, adquierela propiedad de la Librería Dominicana, y al año siguiente reinaugura el local.

Don Julio fue miembro de la Sociedad Dominicana de Geografía, de las Aldeas In-fantiles de la República Dominicana, de la Comisión de la Feria Nacional del Libro, delPatronato Contra la Diabetes, del Círculo de Coleccionistas y de la Asociación Domini-

cana de Rehabilitación.La Secretaría de Estado de Educación le otorga un diploma de reconocimiento en1982, y el año siguiente es reconocido por organismos internacionales, como la UNESCOy el CERLAL. En 1985 la Universidad APEC le otorga un Doctorado Honoris Causa enCici ecció.

En la década de los noventa recibe el premio Caonabo de Oro acició Escritores y Periodistas, el Ayuntamiento de Santo Domingo lo designa como MunícipeDistinguido y la Universidad Evangélica Dominicana le concede un Doctorado HonorisC miiti.

Falleció a la edad de 92 años, el 21 de julio de 1996, en la ciudad de Santo Domingo.

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Jeannette Miller

N ació en Santo Domingo, República Domi-nicana, el 2 de agosto de 1944. Poeta, narradora,ensayista e historiadora de arte; se inició comoescritora con el grupo llamado Generación del60, junto a Miguel Alfonseca, Jacques Viaux,René del Risco Bermúdez y otros. Ha ganadonumerosos premios, entre los que destaca elPi nci Fi lib e

León Jimenes (2007), a su ensayo Importancia delcontexto histórico en el desarrollo del arte dominicano. Entre sus obras fundamentales se encuentran:El Viaje –poemas– (Cuadernos Hispanoame-ricanos, 1967); Fórmulas para Combatir el Miedo –poemas– (Taller, 1972); Fichas de identidad/ Estadías –poemas– (Taller, 1972); Historia de la pintura dominicana –ensayo– (Amigo del Hogar,1979);Cuentos de Mujeres –cuentos– (Cole, 2002),Paisaje Dominicano: Pintura y Poesía –ensayo–(Amigo del Hogar, 1992); Cuentos Dominicanos–antología– (Colección Letra Grande, CoediciónUnesco y Editorial Popular, 2000) (aig Hogar, 1997); Fernando Peña Delló –monografía–(Vista Color, 2000); Arte dominicano: 1844-2000–2 tomos– (Verizon, 2001 y 2002); La Mujer en elArte Dominicano (Amigo del Hogar, 2005); y Lavida es otra cosa –novela– (Alfaguara, 2006).



Colección Pensamiento Dominicano1. Narraciones Dominicanas. Ml. de Js. Troncoso de la Concha. 215 páginas. 1971. (Sexta edición).

2. Américo Lugo: Antología I. Vetilio Alfau Durán. 191 páginas. 1949.3. Domingo Moreno Jimenes. Flérida de Nolasco. 194 páginas. 1970. (Tc ició).4. Pedro Henríquez Ureña I: Antología. Max Henríquez Ureña. 169 páginas. 1950.5. Emiliano Tejera: Antología. Manuel Arturo Peña Batlle. 221 páginas. 1951.6. F. García Godoy: Antología. Joaquín Balaguer. 223 páginas. 1951.7. Franklin Mieses Burgos. Freddy Gatón Arce. 162 páginas. 1952.8. Juan Antonio Alix. Décimas I. Joaquín Balaguer. 208 páginas. 1953.9. Juan Antonio Alix. Décimas II. Joaquín Balaguer. 195 páginas. 1961 (sg ició).

10. La Sangre. Tulio M. Cestero. 231 páginas. 1955.11. El Problema de los Territorios Independientes. Enrique de Marchena. 244 páginas. 1956.12. El Cuento en Santo Domingo I. Sócrates Nolasco. 205 páginas. 1957.13. El Cuento en Santo Domingo II. Sócrates Nolasco. 225 páginas. 1957.14. La Trinitaria Blanca. Manuel Rueda. 188 páginas. 1957.

15. El Arte de Nuestro Tiempo. Manuel Valldeperes. 182 páginas. 1957.16. El Candado. J. M. Sanz Lajara. 160 páginas. 1959.17. El Pozo Muerto. Héctor Incháustegui Cabral. 201 páginas. 1960.18. Narraciones y Tradiciones Sureñas. E. O. Garrido Puello. 119 páginas. 1960.19. Poesías Escogidas. Salomé Ureña de Henríquez. 189 páginas. 1960.20. Engracia y Antoñita. Francisco Gregorio Billini. 353 páginas. 1962.21. Judas. El Buen Ladrón. Marcio Veloz Maggiolo. 174 páginas. 1962.22. La Independencia Efímera. Max Henríquez Ureña. 207 páginas. 1962.23. Cuentos Escritos en el Exilio. Juan Bosch. 236 páginas. 1968. (Segunda edición).24. Moral Social. Eugenio María de Hostos. 253 páginas. 1962.25. David, Biografía de un Rey. Juan Bosch. 215 páginas. 1963.26. Over: Novela. Ramón Marrero Aristy. 225 páginas. 1970.27. La Huelga Obrera. José E. García Aybar. 284 páginas. 1963.

28. Cuentos de Política Criolla. E. Rodríguez Demorizi. 244 páginas. 1977.29. Guanuma. F. García Godoy. 269 páginas. 1963.30. Páginas Dominicanas. Eugenio María de Hostos. 279 páginas. 1963.31. Resumen de Historia Patria. Bernardo Pichardo. 388 páginas. 1964. (Cuarta edición).32. Más Cuentos Escritos en el Exilio. Juan Bosch. 287 páginas. 1964. (Segunda edición).33. Panorama Histórico de la Literatura Dominicana I. Max Henríquez Ureña. 272 páginas. 1965.34. Panorama Histórico de la Literatura Dominicana II. Max Henríquez Ureña. 185 páginas. 1966. (Segunda edición).35. Los Negros y la Esclavitud. Carlos Larrazábal Blanco. 202 páginas. 1967.36. La Mañosa: La Novela de las Revoluciones. Juan Bosch. 172 páginas. 1966. (Tercera edición).37. El Cristo de la Libertad: Vida de Juan Pablo Duarte. Joaquín Balaguer. 216 páginas. 1966 (Tercera edición).38. Crónicas de Altocerro. Virgilio Díaz. 110 páginas. 1966.39 Ob E id M l A t P ñ B tll 242 á i 1968


Volumen I - Poesía y Teatro

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