1. Puntos de Oración: La EucaristíaTal como lo habíamos anunciado el año pasado nuestro retiro anual de semana santa irá recorriendo el misterio pascual teniendo cada año una temática distinta, el año pasado oramos en torno a la festividad de domingo de Ramos.

Este año lo haremos con el misterio de Jueves Santo, considerando dos momentos: La Eucaristía y el Servicio.

La Eucaristía:

Antes de comenzar este bloque de oración te pido que busques un lugar adecuado en tu hogar que te permita leer y reflexionar en una actitud orante, quizás te puede ayudar encender una vela y tener un cuaderno donde puedas anotar tus reflexiones después de leer las preguntas que están destacadas en el texto.

Este bloque de oración busca conectarte en un tema relevante de nuestra Fe, la Eucaristía como centro de la vida sacramental que Jesucristo instaura en la noche del Jueves Santo.

Durante estos días complejos, de incertidumbre, de angustia, de encierro producto de la cuarentena por coronavirus, me ha llamado la atención un meme que circuló en las redes sociales mostrando la imagen de la última cena (famoso cuadro de Leonardo da Vinci) donde se ve la mesa vacía de todo lo humano, creo que en nuestra actual situación no hay nada más lejano, Jesucristo está con toda la humanidad compartiendo el pan y el vino como signo unitario que refuerza el lazo de amor.

Precisamente en estos días de encierro y reflexión nos aparece con fuerza la importancia del compartir comunitario, el estar con otros y otras desde las rutinas cotidianas de la vida familiar, laboral y social, podríamos decir que la necesidad de cumplir la cuarentena ha tenido como aspecto positivo darnos cuenta de la riqueza que existe de la vida en comunidad.

¿Cómo has vivido estos días de cuarentena?,

¿ Qué emociones han aflorado en ti?.

Jesucristo nos deja en la instauración de la Eucaristía una acción de gracias fundamental para los cristianos, es la presencia permanente del amor de Dios que queda en medio nuestro como promesa de eternidad, es Jesucristo que encarnado en medio nuestro nos

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deja el pan de vida y el vino de redención para toda la humanidad; El papa Francisco nos ha recordado que para nosotros la Eucaristía es algo esencial: en ella Cristo quiere entrar en nuestra vida y llenarla con su gracia.

¿Hemos vivido estos días pidiendo la presencia amorosa de Dios en medio de esta pandemia?

Las y los invito a que nos adentremos en este misterio de Amor; la palabra Eucaristía está tomada del griego “eukharistía”, que significa reconocimiento, acción de gracias, derivado de “eukharistos”: agradecido; es por tanto desde su origen epistemológico una palabra que lleva a reconocerla como una fiesta, es la acción de gracias que la comunidad entrega a Dios por tanto bien recibido.

¿Qué significado tiene la Eucaristía en tú vida?

En la fiesta Eucarística una serie de momentos nos van dando sentido a la celebración, tanto a nivel personal como comunitario; yo quisiera referirme sólo a algunas: existe en la eucaristía una parte llamada la liturgia de la Palabra donde escuchamos relatos del antiguo testamento, de los salmos y del nuevo testamento y vamos reconociendo como Dios nos habla hoy, como nos interpela ante la realidad. Así fue el relato del evangelio del viernes 27 de marzo, cuando el Papa Francisco desde una plaza San Pedro desierta pero abrazando el mundo, dió una especial bendición a la ciudad y al mundo: (recomiendo leer la homilía completa del Papa Francisco en el link http://www.vatican.va/content/francesco/es/homilies/2020/documents/papa-francesco_20200327_omelia-epidemia.html) «Al atardecer» (Mc 4,35). Así comienza el Evangelio que hemos escuchado y que el Papa nos explicó diciendo: “Desde hace algunas semanas parece que todo se ha oscurecido. Densas tinieblas han cubierto nuestras plazas, calles y ciudades; se fueron adueñando de nuestras vidas llenando todo de un silencio que ensordece y un vacío desolador que paraliza todo a su paso: se palpita en el aire, se siente en los gestos, lo dicen las miradas. Nos encontramos asustados y perdidos. Al igual que a los discípulos del Evangelio, nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente. En esta barca, estamos todos. Como esos discípulos, que hablan con una única voz y con angustia dicen: “perecemos” (cf. v. 38), también nosotros descubrimos que no podemos seguir cada uno por nuestra cuenta, sino sólo juntos.”. Palabras de enorme sentido hoy, donde necesitamos la solidaridad de todas y todos (obedecer la cuarentena), donde agradecemos la labor del personal médico que cuida a los enfermos, a las distintos labores que permiten continuar nuestra vida: panaderos, recolectores de basura, y tantas y tantos otros.

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¿Qué valor otorgas a la comunidad?

Jesucristo nos dejó en la Eucaristía una herencia permanente de su presencia en medio de la comunidad viva, plena y eterna; en ella nos reconocemos como hermanas y hermanos, Asamblea que vive y se encuentra, que comparte la vida y sale en Misión. Y esto a través del tiempo y de distintas personas y culturas, nos sentimos hermanados por siglos en medio de las comunidades cristianas. Existe un relato de las primeras comunidades del año 150 dc, donde el mártir Justino al escribir su apología nos describe la vida de los cristianos; “…. El día que se llama del sol se celebra una reunión de todos los que habitan en las ciudades o en los campos, y allí se leen, en cuanto el tiempo lo permite, las memorias de los apóstoles o los escritos de los profetas. Luego, cuando el lector termina, el presidente, de palabra, hace una exhortación e invitación a que imitemos esos bellos ejemplos. Seguidamente, nos levantamos todos y llevamos nuestras preces. Cuando se termina, se presenta el pan y el vino, y el presidente, según sus fuerzas, eleva igualmente a Dios sus plegarias y acciones de gracias y todo el pueblo aclama diciendo: amén. Después viene la distribución y participación que se hace a los presentes de los alimentos consagrados por la acción de gracias, y su envío por medio de los diáconos a los ausentes. Los que tienen y quieren, cada uno según su libre determinación, dan lo que bien les parece, y lo recogido se entrega al presidente y él socorre con ello a huérfanos y viudas…”

¿Cuánto valor le otorgas en tu vida a esta fiesta comunitaria?

Un último aspecto de los muchos que tiene la eucaristía, que me gustaría compartir con ustedes es la visión esperanzadora y trascendente que tiene esta acción de gracias; en ella reconocemos un anticipo y expectativa de un cielo y tierra nuevos, por eso invocamos a Jesucristo diciendo “ven Señor Jesús”, queremos su presencia en medio de la comunidad, guiando nuestras acciones, promoviendo el bien más universal, preocupándonos de los más desamparados, por eso comulgamos al Señor, comulgamos con el hermano, nos comulga el Señor, es un triángulo perfecto de Amor.

¿Cuál sería tú llamado hoy a Jesús?… ¿Cuál sería el llamado de Jesús hoy a ti?

Un bonus: en estos días Santos, donde nuestra mirada se conduce hacia la Resurrección de Jesucristo, después de vencer a la muerte, me gustaría compartir un breve escrito de San Irineo dice: “nuestras creencias están en armonía con la eucaristía y a su vez la eucaristía es confirmación de nuestras creencias. Porque ofrecemos lo que es de él, proclamando de una manara consecuente la comunidad y la unidad que se da entre la carne y el espíritu. Y así como el pan que procede de la tierra, al recibir la invocación de Dios, ya no es pan común, sino eucaristía, compuesta de dos cosas, la terrena y la celestial, así también nuestros cuerpos cuando han recibido la eucaristía, ya no son corruptibles,

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sino que tienen la esperanza de la resurrección”. Esta es nuestra Esperanza en tiempos de desesperanza.

¿Qué provoca en ti estas palabras?... ¿Dónde está el sentido último de tu vida?

Espero haber ayudado a cada una y uno de ustedes a rezar en este día Santo, y las y los animo a continuar con Jesús hasta celebrar la Fiesta de la Resurrección, un abrazo y muchas gracias.

Finalmente para aquellas y aquellos que quieran destinar unos minutos más de oración, las y los invito a leer algunos Poemas escritos pensando en la Eucaristía y que nos pueden ayudar a abrir sentidos más íntimos de nuestra relación con la Eucaristía.

¿Hay alguna frase relevante para ti? …. ¿Qué emociones te provoca?

¡OH PAN DEL CIELO!

¿Cómo quedarme y partirse

y estarse después de irse?

Sabrá Dios irse y estarse.

Más si jamás despedirse

amor le dará invención

del celo de un blanco pan

¡Oh pan del cielo, Pan vivo!

Y ¡cómo sabes honrarme!

¡Me das tu sangre y tu cuerpo

ya no sabes más que darme!

Lope de Vega

EUCARISTÍA

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Amor de ti nos quema, blanco cuerpo:

Amor que es hambre, amor de las entrañas

Hambre de la palabra creadora

Que se hizo carne; fiero amor de vida

Que no se sacia con abrazos, besos,

Ni con enlace conyugal alguno.

Sólo comerte nos apaga el ansia,

Pan de inmortalidad, carne divina.

Nuestro amor entrañado, amor hecho hambre,

¡oh Cordero de Dios! Manjar te quiere;

Quiere saber sabor de tus redaños,

Comer tu corazón, y que su pulpa

Como maná celeste se derrita

Sobre el ardor de nuestra seca lengua:

Que no es gozar en Ti; es hacerte nuestro,

Carne de nuestra carne, y tus dolores

Pasar para vivir muerte de vida.

Y tus brazos abriendo como en muestra

De entregarte amoroso, nos repites:

“Venid, comed, tomad: éste es mi cuerpo”

¡Carne de Dios Verbo encarnado encarna

Nuestra divina hambre carnal de Ti!

Miguel de Unamuno

El Cristo de Velásquez 1920

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CUANDO TE COMULGO, SEÑOR

Cuando te comulgo, Jesús,

acepto tu muerte en cruz,

me renuevo con tu perdón,

permanezco en comunión.

Cuando te comulgo, Jesús,

me abro a tu Espíritu renovador,

tu palabra ilumina mi corazón,

doy testimonio de vida y acción.

Cuando te comulgo, Jesús,

vivo ya sin temor,

amo según tu amor,

pienso según tu razón.

Cuando te comulgo, Jesús,

tu alabanza canta mi voz,

vivo mi esperanza de resurrección,

elevo mi sufrimiento en oblación.

Cuando te comulgo, Jesús,

tú me comulgas, mi Dios,

comulgo al hermano,

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y a toda tu creación.

Mateo Bautista

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