Zunzungui-HeroeYelVILLANO

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Mitos y realidaes de Juarez y Diaz

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  • EL HROE Y EL VILLANO

    Mitos y realidades de Jurez y Daz

    Juan Miguel Zunzunegui

    editores mexicanos unidos, s. a. Coleccin

    Historia

  • D. R. Editores Mexicanos Unidos, S. A. Luis Gonzlez Obregn 5, Col. Centro, Cuauhtmoc, 06020, D. E Tels. 55 21 88 70 al 74 Fax: 55 12 85 16 editmusacCuprodigy.net.mx www.editmusa.com.mx

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    Queda rigurosamente prohibida la reproduccin total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografa y el tratamiento informtico, sin permiso escrito de los editores.

    la edicin: enero de 2011

    ISBN (ttulo) 978-607-14-0623-1 ISBN (coleccin) 978-607-14-0363-6

    Impreso en Mxico Printed in Mexico

    ISBN 978-607-14-0623-1

    9"78607111406231

  • Advertencia ........................................................................ 11

    Lo que hay que cuestionar ............................................. 17 El viejo y el frac ........................................................ 19

    Y ;dnde est Jurez? .............................................. 23

    Hroe negro y villano blanco ............................... 30

    La herencia del caudillo ......................................... .34

    La psicoterapia para Mexico: desmitificar aunque duela .............................................. 39

    El paseo por la historia ................................................... 51

    Su Alteza serensima .............................................. 53 De lo que hizo Jurez antes de ser presidente . 56

    ;Y quin fue Juan Alvarez? .................................... 59 La Reforma v la guerra civil mexicana .............. 62

    McLane-Ocampo: el lado oscuro de lurez ..... 72

    Y mientras tanto, ;qu haca Porfirio? ............... 79

    Jurez y Daz contra el imperio ........................... 81

    Los ltimos aos de Jurez ................................... 90

  • 1 0 El hroe y el villano

    El camino del caos al orden ............................. 100 Intermedio .......................................................... 108 El presidente perpetuo ..................................... 112 Y entonces la revolucin? ................................ 120

    El viaje al inconsciente del mexicano ..................... 131 El mito de Jurez ............................................... 133 El hroe que tambin fue dictador ................. 137 El dictador que tambin fue hroe ................. 140 Qu se le debe a don Porfirio? ....................... 142 Las razones de Daz ........................................... 144 El mexicano en su laberinto de paradojas ...... 149

    Bibliografa ................................................................... 153

  • 44 1 dogma histrico de nuestra patria es muy claro:

    Benito Jurez es bueno; Porfirio Daz, malo. Lo dicen los libros, lo repiten los maestros, la historia oficial lo convierte en realidad por decreto v lo com-prueba la sabidura popular. Jurez aparece en mu-chos murales v siempre como el salvador de la patria, mientras que Daz aparece en pocos y nicamente para hacer escarnio de l. Hav cientos o miles de ca-lles con el nombre de Jurez, pero muv pocas con el de Daz, y ni hablar de los billetes, donde el Benem-rito aparece en e que ms circula, el de veinte pesos, y nunca se ha pensado en colocar a Porfirio en alguno.

    Como la historia de Mxico est ms torcida y es ms maniquea que una mala telenovela popular, se pretende que Jurez, como bueno que era, slo hizo cosas buenas, nunca se equivoc, todo lo hizo des-interesadamente por la patria v jams, jams, hizo nada malo, imposible. Por el contrario, se pretende que Daz, como malo que era, hizo todo por sus oscuros intereses personales: desde que naci soa-ba con ser dictador, vendi recursos al extranjero y nunca en su vida hizo nada que beneficiara a Mxi-co. Todo esto no es slo falso sino ridculo, y sin embargo, es uno de los dogmas centrales de la es-

  • 14 El hroe v el villano Advertencia

    tructura mtica de la historia de Mxico. Esto es as, entre otras cosas, porque la revolucin que nos in-ventaron, slo se justificaba si haba un terrible y ti-rnico antiguo rgimen que era necesario derrocar. Las dcadas de gobierno de Porfirio se convirtieron en ese nefasto sistema que justific todos los excesos revolucionarios.

    Pocos estudian la historia a profundidad y saben que Jurez y Daz militaron en el mismo bando, que en muchas ocasiones lucharon juntos por la patria, que compartieron ideales y que su proyecto econ-mico y social era el mismo: la modernidad del pas. Daz hizo cosas que hoy, descontextualizadas, se con-sideran malas y que, sin embargo, fueron vitales para la consolidacin del Estado mexicano que luego fue destruido por la llamada revolucin; fue hroe de mil batallas y pieza clave para que Mxico sobreviviera al siglo xix.

    De Jurez se borran todos los hechos que hoy, aisla-damente, se interpretaran como malos, y simplemente se le considera como una especie de semidis patrio, que tiene hasta un altar. Nadie dice que Daz fue quien en realidad derrot a los franceses cuando la interven-cin, y nunca se habla del tratado en el que Jurez les ofreci en bandeja de plata a los estadounidenses sus grandes socios, amigos y aliados gran parte del te-rritorio nacional. Los dogmticos de la historia pueden cerrar ahora este libro; todo aquel que pretenda apren-der del pasado y comprender mejor lo que somos, siga adelante. Jurez y Daz no fueron buenos ni malos,

    sino seres humanos, personas de carne y hueso que en su momento fueron vitales para Mxico y que, en am-bos casos, hicieron cosas gloriosas y tambin algunas terribles; ambos tomaron decisiones acertadas y equi-vocadas.

  • El viejo y el frac

    T al vez a los historiadores mexicanos ms orto- doxos y al pueblo en general nunca se les ha ocurrido; no han contemplado jams la idea, ni por un minuto siquiera, de que Porfirio Daz alguna vez fue joven. No seor, naci de 85 aos, tal y como mu-ri..., y siempre, absolutamente siempre, se vio viejo, de cabello y bigote blancos y vistiendo un uniforme militar cargado de tantas medallas que a duras penas poda mantenerse en pie. Del mismo modo, Benito Jurez estuvo toda su vida de mal humor, siempre fue serio, jams se le movi un cabello ni en plena Guerra de Reforma, al puro estilo James Bond. De hecho, tambin al estilo del famoso agente secreto, toda su vida visti frac o esmoquin, siempre negro, nunca arrugado. As se iba a la cama y as despertaba, como si fuera a la pera. Ms importante an, des-de que era un pastorcito humilde y hasta el ltimo de sus das, iba todo el tiempo diciendo a los que se cruzaban en su camino: "El respeto al derecho ajeno es la paz".

    As puesto por escrito parece burla y resulta absur-do; sin embargo, son los estereotipos histricos que nos

  • 20 FI hero(' ta c% r^la!to Lo que /mu que cuestionar 21 i

    han vendido siempre; as aparecen en los textos, en los murales y en las estampitas de las papeleras; todo para mantener cl mito de cada uno.

    De ju irez se nos dice que fue un humilde pastorcito que lleg a presidente, lo cual es cierto. I,a historia de Jurez, le caiga bien o mal a quien sea, es in mejorable como fenmeno de superacin personal: venci todos los obstculos posibles, siendo un indgena zapoteco. Por tanto, es correcto mostrarlo as, con su rostro za-poteco, pero seguramente tambin saba rer, las cartas de amor que escribi a su mujer demuestran que era un ser humano pletrico de sentimientos, y si bien es cierto que mostraba austeridad en el vestir (pantaln negro, camisa blanca y una levita), tambin vesta de gala y de colores.

    La imagen muralista de Jurez presenta a un h-roe de tipo griego: incorrupto, inamovible, siempre perfecto y aunque es, por supuesto, imposible que as haya sido, sa es nuestra versin de la historia. Siempre se le ve adusto ya que slo piensa en la pa-tria; siempre, con la misma ropa porque era austero; siempre, con el coraje del que se defiende contra el enemigo. No obstante, Jurez tambin se equivoc, tambin pas miserias y tambin tuvo momentos de arrogancia excesiva.

    Ms importante an, Jurez era un hombre le-do e ilustrado, perfectamente capaz de haber pen-sado en ms de una frase memorable. Eso de que " tanto entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz", lo dijo espe-cficamente slo una vez, despus de la derrota de los franceses y el fusilamiento de Maximiliano, y

    como hombre culto que era, estaba parafraseando a Kant en el libro La paz perpetua. De todo el pen-sar v actuar juarista, los historiadores mexicanos se quedan con el pastorcito humilde v su frase eterna. Lo hicieron un dolo de mrmol y se le evoca todo el tiempo, evitando citar otras de sus frases como: "Futuro y no pasado es lo que Mxico necesita", que sera como decir: "Dejen de recordar lo que dije y solucionen sus problemas".

    Por otro lado, Daz tambin fue un presidente in-dgena de Mxico, ya que tambin era zapoteca de Oaxaca. Sin embargo, en nuestra versin de la histo-ria tipo Nosotros los pobres, donde todos los ricos son malos v todos los pobres buenos, sumada a nuestra triste realidad en la que casi todos los indgenas son pobres, tenemos como resultado que los indgenas son buenos. Corno si esto fuera poco, son los conquista-dos a los que llevamos 500 aos sin hacerles justicia. Entonces, si todos los indgenas son buenos, v Porfi-rio Daz es un villano, dictador tirnico, malvado de nuestra historia maniquea donde los malos no hacen nada bueno nunca, pues resulta que Daz no puede ser indgena: siempre aparece de 85 aos, con los ras-gos atenuados v todo el cabello cano. Seguramente con esa apariencia se fue a la ciudad de Mxico en 1847 para tratar de sumarse a alguna fuerza contra la invasin estadounidense, as de vetusto luch contra el imperio de Maximiliano, as de octogenario derro-t a los franceses el 2 de abril de 1867.

    Si promoviramos las imgenes de Porfirio de Daz a sus 37 aos, a caballo, sin tanta condecoracin, jo-ven, fuerte y vencedor de los franceses, seran eviden-

  • 22 El hroe y el z'illano Lo que hay que cuestionar 23

    tes dos cosas: que es un hroe que derrot al invasor y que sus rasgos son innegablemente indgenas, algo que no podemos decir de alguien que ha pasado corno malo de la historia. Pero Daz fue indgena y lleg a presidente, igual que Jurez, sin democracia de por medio, aunque nunca se diga esto sobre Jurez. Don Porfirio fue voluntario a sus 17 aos contra la inva-sin estadounidense, perteneci al partido liberal igual que Jurez, luch la Guerra de Reforma al lado de Benito Jurez, a quien escolt hasta la fronte-ra para ponerlo a salvo durante la intervencin fran-cesa, y luch en ms de 30 batallas victoriosas contra los ejrcitos del imperio de Maximiliano, para fi nal-mente entregar la capital de la restaurada Repblica al presidente Jurez.

    Ni Jurez fue siempre un malencarado vestido de frac que repeta sin parar una frase kantiana ni Daz fue siempre el dictador octogenario con el que se pretende representar un rgimen decadente. Ambos fueron individuos con luces y sombras que hicieron lo que el contexto de aquel tiempo requera. Con todo, el problema va ms all de cmo se represen-ta a dos personajes; la cuestin de fondo es lo que importa, y sta es el hecho de que as es la historia de Mxico, como los arquetipos de Jurez y Daz: es inamovible como el primero y vetusta y arcaica como el segundo.

    As es nuestra historia: nunca se mueve, no se anali-za ni se cuestiona, no hay crtica, est tallada en piedra la versin oficial y no hay lugar para revisiones, para interpretaciones diversas. Los hechos se establecen por decreto. La versin oficial se estableci hace dcadas;

    es un dogma al estilo bblico, revelado e incuestiona-ble. Se repiten los mismos mitos, se alimenta al pueblo de las mismas mentiras, se repiten las mismas versio-nes, aunque no tengan sentido.

    Jurez y Daz, o las caricaturas que la historia ofi-cial hace de ellos, representan la gran problemtica de nuestra historia; mejor dicho, de la forma en que se ensea nuestra historia como telenovela barata: buenos y malos, blanco y negro, patriotas y antipatriotas, alia-dos y vendepatrias. No hay matices, no hay posibilidad de anlisis, es una historia de hroes y traidores de la que nada podemos aprender para el futuro mientras se siga enseando as. Benito Jurez y Porfirio Daz son tan solo un ejemplo.

    Y dnde est Jurez?

    P robablemente no hay un solo mexicano que pue-da recordar algn momento de su existencia en que no se haya mencionado la palabra crisis. El mexi-cano nace, crece, se reproduce abundantementey muere, siempre en crisis. Tornamos la de nuestros abuelos y se la dejaremos a nuestros hijos. Nos dicen ahora que vivimos una crisis que viene de fuera, que es como la justifican y anuncian en los medios. Siempre ha habido un pretexto: en la dcada de los noventa fue por el "error de diciembre"; en los ochenta, por el crack de la Bolsa; en los setenta, por el despilfarro pe-trolero y el populismo, y en los sesenta, por la escasez de mercados que nos oblig a sustituir importaciones. Antes de eso fue la recuperacin europea con el Plan

  • 24 El lu'roe t/ el z'illano Lo que hat/ que cuestionar 25

    Marshall (que nos rob mercado estadounidense), y a principios de los cuarenta, la Segunda Guerra Mun-dial, precedida por la recesin mundial conocida corno Gran Depresin. Poco antes, nosotros estuvimos ma-tndonos durante dos dcadas en una masacre a la que los oficialistas llaman revolucin; eso, evidentemente, tuvo al pas en 20 aos de crisis.

    Bien, pues atencin, no siempre hubo crisis: antes de todo eso hubo 35 aos de estabilidad, paz, progre-so, desarrollo, industrializacin, crecimiento, deuda externa pagada, crditos en el mundo, confianza de las grandes potencias... en la historia se le llama hoy Porfiriato. Desde 1810, ao en que Hidalgo areng a la multitud de Dolores, hasta el siglo xxr, es el nico periodo de la historia de Mxico en el que ms de una generacin naci, creci, se reprodujo --pocoy muri, sin escuchar la palabra crisis. El pas haba estado en guerra todo el siglo xrx, lo cual no puede ms que generar crisis, y an as el proyecto liberal, modernizador, industrial de Benito Jurez comenz a dar frutos desde 1867, cuando fue derrotado el Se-gundo Imperio Mexicano. Este proyecto continu con xito durante la presidencia de Lerdo de Tejada, de 1872 a 1876, y se consolid durante el gobierno de Daz hasta 1910. Hablamos en total de casi 45 aos en los que la crisis no fue constante: desde luego, an-tes de Jurez en la era de Santa Anna, de 1829 a 1855, todo fue constante crisis.

    As, despus de 200 aos de haber comenzado su lu-cha por la independencia, Mxico puede decir que vi-vi 45 aos de progreso; tristemente eso fue hace ya un siglo. Ese progreso se debi al proyecto liberal Jurez-

    Daz. Estos liberales, en contra de los excesos y arro-gancia de los conservadores, siempre tuvieron dentro de sus polticas de Estado las finanzas pblicas ordenadas, el gasto con sentido de inversin V, ante todo, la auste-ridad. En el siglo xxi, Mxico est, como casi siempre, en crisis; as lo comenz y as seguir. En 2009, como prlogo al bicentenario, la noticia era que haba un gran hueco en las finanzas pblicas, humildemente, de 400 000 millones de pesos. Con todo, cl ao dei bicentenario, con deudas, crisis y dficits, el gobierno gast y ech la casa por la ventana en festejos sin sentido, totalmente alejados del espritu juarista, aunque Jurez haya sido el fantasma ms famoso de los discusos. Cuando un presidente municipal percibe el doble de ingresos que cl presidente de la Repblica, no hay nmina que aguante aunque el muncipe tenga colgado el retrato de don Be-nito, enjuto y de frac, en su oficina.

    La solucin de este siglo ante la crisis fue la misma que en el anterior, y tampoco fue juarista: aumentar los impuestos, ir sobre los mismos contribuyentes de siempre, estrangular al estrangulado, exprimir al ex-primido, sobreexplotar al explotado; de austeridad poltica ni hablar. En el siglo xviit, en Francia, la si-tuacin de la hacienda era parecida, la solucin era una reforma fiscal que el rey no quiso aceptar, porque involucraba cobrarle impuestos a los privilegiados: la Iglesia y la nobleza. Antes de eso, el rev prefiri sofocar ms a los nicos que ya pagaban impuestos: la clase burguesa, los empresarios, los generadores de divisas. No les cuento el resto de la historia, pero s el final: la cabeza de Luis XVI rod en el patbulo de la guillotina y Francia explot.

  • 26 El hroe il el villano Lo que hait que cuestionar 27

    Cuatrocientos mil millones de pesos es poco dinero para una economa del tamao de la mexicana, y po-dra ser fcil obtenerlo, pero sera necesaria una refor-ma que toque a los privilegiados, una como la que hizo Jurez y como la que no quiso el descabezado rey fran-cs. En el Mxico del siglo XXI, justo cuando se habla de crisis y de apretarnos una vez ms el cinturn, los millonarios representantes polticos de un pueblo pobre se aferraron a su seguro de gastos mdicos ma-yores, en el que nosotros, el pueblo, que no tenemos seguro de gastos mdicos, gastamos 10 000 millones de pesos. Dnde est Jurez?

    Durante meses que se hicieron aos, don Benito tuvo la constante necesidad de moverse por toda la Repblica en medio de guerras ideolgicas. Detalles como cobrar su sueldo eran slo una bonita idea, pero irrealizable, y claro que no por ello ni por las incomo-didades de su peregrinar dej de defender a la repbli-ca. En contraste, los partidos polticos de hoy, que de alguna u otra forma se cuelgan siempre de la imagen del Benemrito, slo llegan a acuerdos unnimes y sin discusin para darse bonos, puentes, vacaciones, au-mentos salariales, seguros mdicos, nuevas oficinas, ms asistentes, comidas suntuosas y dems excentrici-dades, aunque nunca se deje de hablar de crisis. Dn-de est Jurez?

    En Mxico, tenemos una cmara de diputados en la que 200 de ellos no son electos por nadie sino im-puestos por los partidos a travs de la famosa lista de plurinominales y tenemos ms senadores de los que tiene Estados Unidos, y ganan ms. Qu hara don Benito en tiempos de crisis?, seguramente tendra

    menos diputados y senadores y ganaran menos. Con menos senadores y diputados que tuvieran sueldos ms acordes con nuestra realidad, y dejando de pagar sus viajes, comidas y dems lujos, ahorraramos ms de 10 000 millones de pesos. Dnde estn Jurez y los juaristas?

    Vayamos con los otros grandes privilegiados de nuestro pas: los representantes del Seor. La Baslica de Guadalupe es el templo que ms aporta al Vaticano en todo el mundo. Una semana cualquiera sus "limos-nas" ascienden a 5 milloncitos, es decir, 20 al mes y 240 al ao. Las idas al bao de a dos pesitos les reportan casi 8 millones al ao. A eso hay que sumar la renta de espacios para vender estampitas y los 200 pesos al mes que pagan muchos muertitos por yacer a los pies de la virgencita.

    Habra que sumar, adems, las peregrinaciones, ya que slo el 12 de diciembre, entre limosnas e idas al bao le pegan a los 80 millones de pesos. Otras pe-regrinaciones similares dejan cantidades parecidas. Al ao, el changarro deja unos 500 millones de pesos de los que la hacienda pblica no ve ni un centavo partido por la mitad. Y eso fue slo la Baslica, sumemos la Catedral, San Juan de los Lagos, el Seor de Chalma, tan bailador l, la Virgen de los Remedios, y resulta que slo de esas pequeas franquicias divinas, la Igle-sia se embolsa unos 2 500 millones al ao, y slo se habl de cinco sucursales. Si a lo anterior sumamos los miles de templos por todo el pas, los cientos de pere-grinaciones, y adems agregamos los bautizos, bodas, comuniones, confirmaciones, santos leos, preso ii.i ciones, quinceaeras y dems parafernalia dc la

  • 28 F1 ht^roe If el z7illario Lo que liai que ri( estrona,. 29

    comn, y las que ofician para pudientes y polticos, la Santa y Capitalista Madre iglesia gana, mnimo, sus humildes 20 000 millones anuales por los cuales no pagan impuestos.

    Hace ms de 150 aos que Jurez promulg las Le-yes de Reforma, esas que provocaron la gran guerra civil de este pas, por medio de las cuales se priv a la Iglesia de fueros y privilegios, se decret la libertad de culto y se limit a los religiosos a su accin minis-terial. Es cierto que los crucifijos de oro de don Nor-berto no se pagan solos, y que las limusinas cuestan. Ms an, mantener esa oronda figura y rubicundo rostro bien alimentado no es barato, porque no slo de pan vive el hombre. A ms de 150 aos de la re-forma juarista, que da nombre a la principal avenida de la capital del pas, Reforma es slo una avenida, ya que su esencia se perdi en la historia y la Iglesia si-gue disfrutando de enormes privilegios. ;Dnde est Jurez? Y no se ha hablado de las rdenes, sectas y dems partidos dentro de la Iglesia, desde los agusti-nos, cuyos templos en Polanco y las Lomas dejan sus dividendos, hasta los Legionarios de Cristo que... sin comentarios. El punto est formulado: que la Igle-sia pague impuestos! Es un negociazo que a nadie da cuentas, bueno, a Dios nuestro Seor, pero El no est en crisis y Mxico s. Si se busca a luaristas que respeten a Jurez...

    Mxico vive, como siempre, en crisis, e invariable-mente se habla de austeridad, una austeridad que in-cluye nicamente al pueblo y no a sus gobernantes. Ahora, adems de crisis, tenemos boquetes fiscales aparentemente muy difciles de llenar, pero si hacemos

    clculos juaristas tendramos respuesta: 10 000 millo-nes de no pagar seguros mdicos de representantes, 20 000 de no mantener partidos; tener menos repre-sentantes, 8 000 millones; cobrar impuestos a la Iglesia, las rdenes religiosas y a otros charlatanes divinos, y a todos esos que hablan con Dios y por l, unos 4 000 millones. Ya tenemos 45 000 millones de pesos, 10% del boquete, y no hemos hecho gran Reforma; hay que tocar a los intocables. Dnde estn los que evocan todo el tiempo a Jurez?

    Ante una crisis la respuesta es austeridad y trabajo, y desde luego, evitar privilegios y hacer que todos se sumen al pago de impuestos. Podramos hacer muchas cosas que tampoco requieren de grandes reformas: no pagar celulares ni coches a los funcionarios de suelda-zos, y bajarle adems 20% a su abultado y desmedido salario, fiscalizar a los doctores, psiclogos y dems personajes que dan consulta sin recibo, dejar de man-tener a fsiles que estudian gratis desde siete hasta 20 aos, que toda oficina de gobierno y de iniciativa pri-vada se obligue a tener duchas ahorradoras de agua y focos de bajo voltaje, que se aplique eso mismo al ciudadano, que aterricen los aviadores de Pemex, CFE y otras dependencias, que los sindicatos ya no se llevan tajadas para apoyar partidos, que la ciudadana no pa-gue las campaas de todos los arios, que no existan esos aguinaldos gubernamentales de un ao de sueldo, ni bonos sexenales o por fin de legislatura, que ninguna cuenta de restaurante y aqu se incluyen table dances y dems giros negros se pueda cargar al erario, que todo vehculo oficial use gas LP, evitar la duplicidad de funciones que hay en todas las secretaras; que ningn

  • 30 El hroe y el villano Lo clue hay ti tle cuestionar 31

    nivel de gobierno gaste en encuestas de opinin o en asesores de imagen.

    Sumando estas medidas estaramos hablando de ms de 200 000 millones de pesos ahorrados al ao; claro, tocando intocables. No hace falta una reforma hacendara sino de toda la forma de ser del mexicano: una revolucin cultural. Dnde estn todos esos patrioteros que se proclaman juaristas y se rasgan las vestimentas ante su imagen? De nada sirven altares a la patria en honor a don Benito ni festejar su cumpleaos o memorizar la legendaria frase; menos an, mencionarlo en discursos polti-cos ni que calles y escuelas de todo el pas lleven su nombre. Lo nico que servira de Benito Jurez actualmente es que hubiera verdaderos juaristas que supieran algo sobre su supuesto dolo. Dnde est Jurez?

    Hroe negro y villano blanco

    E s cierto que nuestra historia oficial nos vende hroes y villanos de forma incuestionable; unos estn en altares de mrmol y otros borrados de la memoria del mexicano. Sin embargo, el caso de Ju-rez y Daz es quiz el ms polmico, el ms distante de la realidad histrica, el que ms pasiones levanta, pero ante todo, el que mejor demuestra esa eterna contradiccin que es nuestra mitologa histrica y en general el ser del mexicano. Benito Jurez se co-loca como el hroe ms grande, el mexicano ms

    importante, el mejor presidente de Mxico. Se feste-ja el da de su nacimiento, que al ser de un personaje tan ilustre, no se llama nacimiento sino natalicio. El seor es el Benemrito aunque ms de 50 millones de mexicanos desconozcan el significado de dicha palabra.

    No obstante es un hroe muy contradictorio, uno de los prceres de piedra de la historia oficial que s es cuestionado en algunos crculos. Incluso se podra decir que historiadores y polticos prcticamente se podran dividir en juaristas y antijuaristas. Toda la educacin pblica venera a Jurez, mientras que par-te de la privada, al estar en manos de organizaciones religiosas, lo desprecia por ser enemigo de la Iglesia. Al mismo tiempo, lo idolatra un pueblo recalcitrante-mente catlico, fantico en muchas ocasiones, cuando Jurez luch toda su vida poltica, no contra la fe, pero s contra la supersticin de la religin, que mantena atrasado al pas. Es el gran hroe, personaje mximo de nuestra historia, sin que eso haga que dejemos de hacer chistes sobre su nombre. No hay un solo mexi-cano que no haya escuchado alguna vez sobre Bornbe-rito Jurez, que podra considerarse una total falta de respeto hacia un personaje que es, paradjicamente, de los ms admirados. Manuel el Loco Valds fue multado por decir ese sobrenombre en televisin, pero repiti la broma a la semana siguiente, y el pueblo venerador de Jurez se volvi a rer.

    En contraparte, Daz es el villano, el malo, el an-ciano dictador que caus la revolucin, claro, segn la versin oficial de la historia. Sin embargo, lo nr..'

  • 32 Ll hero(' i/ (' i liano Lo que hay que cuestionar

    comn es referirse a l como "don Porfirio", lo que hipotticamente connota respeto y admiracin. Si-guen las contradicciones: es probablemente el villano ms admirado que pueda existir, va que hay hechos ineludibles, y es casi imposible esconder la realidad del gran periodo de paz y prosperidad que trajo su gobierno, que abarc toda una generacin y que por eso lleva el nombre del gobernante: Porfirato. Em-pero, por ms que se acuse a Daz de ser dictador, por haber estado en el poder 31 aos (1876-1880 y 1884-1911), rara vez se acusa Jurez de io mismo, cuando ste se aferr a la silla presidencial de 1857 a 1872, 15 aos nada despreciables en los que gobern sin ganar una sola eleccin popular. Para culminar la paradoja se nos habla de que la dictadura de 31 aos hizo necesaria una revolucin; sin embargo, de esta llamada revolucin surgi un partido que, aun-que cambi el rostro del mandams cada seis aos, estableci una dictadura de 71 aos.

    Es decir que a algunos (como a Jurez y al PRI) se les perdona la eternizacin en el poder, mientras que a otros (Daz) se les acusa de perpetuarse en el mismo; a unos se les inculpa de gobernar sin democracia (nueva-mente Daz), mientras que a otros se les pasa por alto, como a Jurez, y otros ms (corno el PRI), la fingieron ante un pueblo que durante dcadas supo que era fic-ticia y casi nunca le import. Diputados y senadores se dicen veneradores de Jurez, mientras que se aferran con uas y dientes a sus fueros y privilegios, cuando fue precisamente don Benito quien propuso la elimi-nacin de todo tipo de fuero. Jurez luch por separar

    a la Iglesia del Estado y todos lo honran por eso, en este siglo xxi en el que la Iglesia est ms metida en poltica que nunca.

    Se pretende usar a Benito Jurez como smbolo de indigenismo, cuando mediante las Leyes de Re- forrna l despoj de sus tierras a las comunidades indgenas, y se acusa al gobierno de Porfirio de ge-nerar los grandes latifundios explotadores, cuando esas grandes haciendas son precisamente producto de las expropiaciones juaristas. Ms an, cl reparto agrario posrevolucionario demostr ser un proyecto de autosubsistencia miserable para el campesino, y un psimo proyecto econmico para el pas; mien-tras las haciendas juaristas-porfiristas generaron un campo exportador mundial, el ejido tiene hundido al campo mexicano de hoy; el ejido y el no el TLCAN, el ejido y no el capitalismo, el ejido y no los trans-gnicos... pero no podemos aceptar los males del ejido por ser fruto de la revolucin, y ms an idea del Tata Crdenas.

    En Jurez se resalta lo indgena mientras que en Porfirio se esconde, cuando ambos lo eran; a Daz se le acusa de poner el pas a disposicin del extranjero europeo, pero nadie parece recordar que Jurez lo puso a disposicin del extranjero estadounidense, del que Daz trataba de apartarse. La gente desea un pas de paz y orden; no obstante atacan al nico presidente que lo ha logrado en la historia de nuestro pas. Mas, ante todo, Jurez y Daz se presentan en la historia como personajes antagnicos y enemigos, cuando no slo eran los dos indgenas oaxaqueos, sino tambin

    i d

  • 34 El hroe y el villano Lo que hay que cuestionar

    miembros del Partido Liberal, y los dos tenan el mis-mo proyecto liberal, globalizador, modernizador e in-dustrializador para sacar adelante a este pas. Se habla de una revolucin que se hizo para cambiar el sistema porfirista, cuando el Porfiriato no fue otra cosa que la consolidacin del proyecto de Jurez y peor an, tras la cada de Daz, todos los que le siguieron (Madero, Carranza, Obregn y Calles) mantuvieron el mismo proyecto.

    Una vez ms, Benito Jurez y Porfirio Daz son cl perfecto ejemplo de lo que ensea nuestra historia, lo mucho que se tuerce, se oculta y acomoda, lo poco que se analiza y reflexiona; en consecuencia, lo poco o nada que el pueblo mexicano aprende de ella, ya que la memoriza cual dogma religioso, sin cuestionamiento alguno, y puede as vivir eternamente creyendo con-tradicciones y generando paradojas. Estos dos smbo-los de nuestra historia lo representan perfectamente: el hroe ms vitoreado, pero ms atacado y el villano ms acusado, pero ms enaltecido.

    La herencia del caudillo

    E 1 mexicano promedio no sabe qu hacer con su libertad por mucho que la festeje y honre cada 15 de septiembre. Casi nadie entiende que libertad no es hacer lo que nos d la gana, como muchos pare-cen creer, sino que es la capacidad de tomar decisio-nes, y eso incluye, por lo tanto, un gran peso de la responsabilidad: hacer frente a todas las consecuencias de tomar decisiones. El mexicano celebra su libertad,

    pero en lugar de asumir las culpas de los males hist-ricos, busca al villano culpable (en este caso hablamos de Porfirio Daz), y para buscar soluciones tampoco asume que es el pueblo quien debe construir la patria y su historia, y se lanza tambin en busca del caudillo, el individuo que por s solo saque adelante al pas y cargue a todo el pueblo en su espalda. El pueblo mexi-cano es caudillista por razones sencillas: ante todo, as nos han enseado la historia, siempre con la imagen del caudillo heroico, al estilo Jurez, del individuo que sin necesidad del pueblo lo salva.

    Por otro lado, desde tiempos virreinales y hasta el siglo xxi, la deficiente educacin del mexicano y un sistema poltico diseado para que el ciudadano no in-tervenga han causado precisamente eso: un mexicano poco instruido y absolutamente aptico en lo que se re-fiere a la poltica o en el opuesto de la moneda, el mexi-cano que se mete en poltica sin mucho razonamiento y oye discursos para las masas al tiempo que corea lemas que muchas veces no entiende. Parte de los problemas del Mxico de la era de Santa Anna fue precisamente el caudillismo; finalmente siempre se buscaba a don An-tomo para que salvara a la patria. Durante esa etapa, con presidencias efmeras, cada caudillo pretenda ser el salvador de la patria y se haca de seguidores; a falta de instituciones, el caudillo era la nica opcin.

    Benito Jurez pretendi institucionalizar al pas, es-tablecer un proyecto que marchara por s solo y que no dependiera de un individuo en particular, pero al no dejar al poder en 15 aos termin siendo el caudillo. Contra eso se revel Porfirio Daz con el irnico lema de "Sufragio efectivo, no reeleccin"; as es, l fue cl

  • 36 El hroe y ef villnno Lo (710'111111 (17e coc'5tionnr 37

    primero en utilizar esta frase, y no Francisco I. Ma-dero como muchos piensan. Daz consolid al pas, lo hizo estable, confiable, moderno, industrial, producti-vo, pero todo dependa de su puo de hierro: al caer el caudillo... cay su sistema. Lo que vino despus, esa guerra civil llamada revolucin, fue precisamente una guerra de caudillos que se prolong por dos dcadas, hasta que surgi el partido que la encaus y la insti-tucionaliz. Como dogma, en los aos de educacin bsica, se nos dice que uno de los principales logros de la revolucin que siempre escribir con minsculafue convertir a Mxico de un pas de caudillos a uno de instituciones, pero la verdad es que se estableci un sistema donde al caudillo lo cambiaban cada seis aos, pero an as todo giraba en torno a l.

    En el ao 2000 fue derrotado por primera vez el partido de la revolucin, y el pueblo espero que el cau-dillo que lo derrot resolviera todos los problemas del pas... Evidentemente, eso no ocurri. En el siglo xxi, las instituciones existen, pero los caudillos subsisten y las hacen tambalear. De hecho, se podra decir que el caudillo es una institucin dentro de la forma de ser del pueblo mexicano, tanto para buscar al culpable como para seguir al mesas. En la versin oficial, esos son los papeles de Jurez y Daz; el primero, el mesas salvador y el segundo, el villano culpable de todo. No se quiere entender que ambos fueron parte del mismo proyecto, y nunca fueron ellos solos los causantes de lo bueno o lo malo; los dos contaron con grandes mexi-canos que junto con ellos sirvieron a la patria, y los dos se encontraron con el mismo obstculo: un pueblo mexicano en espera de que Mxico que cambie y mejo-

    re sin que ellos como individuos deban cambiar v me-iorar. En realidad, hasta que no saquemos al caudillo de la mentalidad mexicana, este pas simplemente no podr avanzar, v su potencial no pasar de ser el de un rebao, siempre en espera de que iiegue el buen pastor.

  • LA PSICOTERAPIA PARA MXICO: DESMITIFICAR AUNUE DUELA

  • V ivir del pasado y en l es siempre negativo para una sociedad, pero ms lo es si adems se vive en y de un pasado que en realidad ni siquiera se conoce. Vivir evocando los fantasmas de la historia y a prce-res de antao slo genera a una sociedad justo como la nuestra: siempre en espera de que otro, el caudillo, ponga solucin a todo. Vivir venerando a personajes que el pueblo no conoce en realidad es una gran herra-mienta en poltica, pero tambin es, desde luego, una forma ms de manipular masas. ;Cuntos polticos v cuntos mexicanos del pueblo conocern en realidad el legado que Jurez pudo haber dejado a este pas? En realidad son pocos, por ms que se le mencione y evoque; la inmensa mayora de los mexicanos pue-de decir de Jurez muy pocas cosas; saben que es el indgena pastorcito que lleg a presidente, y que dijo acuello de "El respeto al derecho ajeno". Muy pocos lo pueden ubicar histricamente y, de hecho, muchos se preguntan si est relacionado con la independencia o la revolucin, y se sorprenden cuando se les dice que no tiene relacin con ninguno de dichos acontecimien-tos; ms an, muy pocos mexicanos saben citar otros acontecimientos histricos ms ali de la revolucin o la independencia.

  • 42 Cl hroe t/ el villana Psicoterapia para Mxico

    Jurez est en calles, escuelas, libros, mitos y mu-rales, pero no en el conocimiento de los mexicanos, que en su inmensa mayora no saben cunto tiempo gobern Jurez ni en qu periodo o cmo lleg a la presidencia; menos an saben citar la Guerra de Re-forma y sus fechas ni sus causas. De Maximiliano se sabe, cuando mucho, su nombre, pero se descono-cen los pormenores del Segundo Imperio Mexicano, y simplemente se desconoce el periodo llamado Re-pblica Restaurada. Casi nadie conoce el contenido bsico de la Constitucin de 1857, esa que defendi tan vehementemente don Benito; menos an de qu trataban las Leyes de Reforma y qu pretendan re-formar, y simplemente se desconoce la ideologa del Partido Liberal, donde militaba Jurez junto con Porfirio Daz... porque como ya se mencion eran parte del mismo partido y compartan ideas.

    Nada de eso importa: todos citan y alaban a Benito Jurez. Es postulado como un cono de la democracia, del indigenismo, de la justicia social, pero casi nadie sabe por qu. Slo se sabe que Jurez es un mito y como tal todos pretenden enarbolar sus banderas, aun-que se desconozcan. Desde su muerte hasta la fecha, Juarez es bandera poltica de grupos completamente distintos. El seor hizo cosas buenas y malas, tom de-cisiones acertadas y otras equivocadas, pero definitiva-mente es nocivo para la historia de un pas basarse en una persona que muri hace casi 150 aos. Haya sido buena o mala. Es un hecho contundente que Jurez fue en su momento el gran cono del liberalismo, as que habra que comenzar por entender qu era ser un

    liberal en tiempos de Jurez; bsicamente la ideologa defendida por l consista en:

    Consolidar el Estado. Separar al Estado de la Iglesia. Introducir a Mxico a en la economa global (Ju-

    rez admiraba en particular a Estados Unidos, era su modelo a seguir y el pas con el que pretenda, por obviedades geogrficas, establecer la mxima rela-cin comercial).

    Establecer un modelo econmico liberal; es decir, libre mercado, libre competencia, un Estado no in-terventor y la idea de que los individuos deben ser los motores de la economa.

    Industrializacin del pas, dentro de un esquema de economa global; esto inclua recibir capitales extranjeros (principalmente estadounidenses) para construir la infraestructura del pas.

    Basar la economa en el modelo capitalista liberal. En trminos sociales, poca intervencin del Estado,

    para promover que el individuo se haga ms auto-suficiente y sea capaz de ver por s mismo.

    La seguridad como principal obligacin del Estado.

    Es interesante analizar a detalle este proyecto, bsica-mente por dos razones: primero, conocer la realidad del Mxico actual para ver qu tanto conserva nuestro pas de la herencia juarista, y segundo, como ejerci-cio para ver a qu grupo poltico de hoy se apega ms las ideas de Jurez; es decir, en cul partido milita-ra actualmente el Benemrito. En el primer caso, es

  • triste ver Que en el sido xxI, a ms de dos siglos del nacimiento de Jurez, Que en nuestro pas es un da feriado, el Estado mexicano no est del todo consoi-dado, la separacin ig esiaEstado es una realidad te-rica plasmada en la[onstitucin, pero en la prctica la 1^esa sigue metida en todos los niveles de la poltica. En trminos econmicos, ivlexico est verdaderamente inserto en la economa gionai y atado principaimen-te, por su cercana, a Estados Unidos dentro de una economa capitalista y liberal a la que, por ataduras

    al pasado v conflictos ideolgicos, no hemos podido sacarle todo el provecho posible. Mxico est indus-trializado en algunos aspectos y mucho, pero al mismo tiempo subsisten mtodos agrcolas de hace siglos, m-todos tradicionales indgenas a los que Tuarez siempre se opuso por ser poco productivos para el pas.

    El contradictorio Mxico vive en una economa de mercado y libre, pero por cuestiones eiectoreras que somos incapaces de superar, el Estado sigue siendo pa-ternalista, como el padre que cuida a un nio intil, incapaz de valerse por s mismo. Pocas cosas hay ms antijuaristas que eso. Jurez vivi convencido de la necesidad de tomar inversiones extranjeras para de-sarrollar al pas, y actualmente el Mxico tan pre-tendidamente juarista vive con temor al extranjero y su capital. Jurez buscaba que los individuos apren-dieran a valerse por s mismos, sin necesidad de un 1 ^ 1 que 1 r 1 d Estado ue viviera en la eterna proteccin e sus ciu- 1 prot eccin dad an os; decir, pretenda 1 d anos; es ecir, pretenda mexicanos maduros y responsables. Don Benito muri en 1872 y su anhelo responsables. t sigue sin cumplirse.

    Cul sera hoy su partido? El seor estara por encima de esos mezquinos grupos de poder, pero si q g p p p entendemos el proyecto socioeconmico y poltico de Jurez (el liberalismo en su mxima expresin), defi-nitivamente estara en las filas del PAN. Claro que no sera posible porque su poltica anticlerical chocara con la del partido, pero definitivamente si entendemos su proyecto liberal, tendramos claro que bajo ningu-na circunstancia militara en el paternalista PRI que tanto lo evoca y en definitiva el seor no sera de izquierdas, menos an de las izquierdas revolucionarias que este pas ofrece.

    Para entender mejor a estos dos personajes, pasemos al terreno de la desmitificacin.

    Mito 1. judrezfue indigenista. Realidad:

    1) Benito Jurez no fue un indigenista: foment la ciudadanizacin y modernizacin de los indge-nas. Jams pretendi que hubiera leves especiales y distintas para los indgenas (al estilo acuerdos de San Andrs), porque deseaba la igualdad de todos.

    2) l mismo, segn sus propias palabras, tuvo que "dejar de ser indio y ser mexicano" para poder ha-cer carrera poltica: decidi integrarse en la socie-dad mestiza, aprender el idioma espaol y estudiar derecho (imposible en zapoteca), precisamente para poder ser parte de Mxico.

  • ---------n El hroe y el villano

    3) Las Leyes de Reforma despojaron a los indios de sus tierras comunales, porque eran improductivas para el pas.

    4) Pretenda que todos los indios deberan hablar es-paol y modernizarse.

    Mito 2. Judrez fue un protector de pobres y desprote-gidos, al estilo izquierdista mexicano.

    Realidad: 1) Jurez jams plante un Estado benefactor, ya que

    crea en la responsabilidad del individuo para ha-cerse de sus propios beneficios.

    2) l mismo en su vida fue ejemplo de eso; lleg de lo ms bajo a la presidencia, y nadie lo ayud.

    3) Crea que dar cosas gratis al pueblo lo haca intil, una de las bases del liberalismo.

    4) No fue un socialista; en ninguna circunstancia promovi algn tipo de idea de izquierda, pues crea en combatir la pobreza a travs del desarrollo macroeconmico.

    Mito 3. Jurez fue un nacionalista en contra de la globalizacin.

    Realidad: 1) Jurez intent vincular a Mxico con el mundo,

    particularmente con el pas que l admiraba y que tena como modelo: Estados Unidos.

    Psicoterapia para Mxico 47

    2) Tena como proyecto la modernizacin e indus-trializacin de Mxico, y tena muy claro que para eso necesitaba capital extranjero.

    3) El tratado McLane-Ocampo, ideado por Jurez, daba a las empresas estadounidenses una serie de privilegios sobre recursos y territorios del pas, a cambio de que trajeran desarrollo y modernidad.

    Mito 4. Jurez es un smbolo de la democracia. Realidad:

    1) Jurez crea en la democracia como un ideal, pero saba que para poder ejercerla era necesario un pueblo ilustrado y maduro; por lo tanto, saba que en Mxico la democracia no podra establecerse de forma inmediata sino a largo plazo.

    2) Gobern 15 aos sin ganar una sola eleccin po-pular.

    3) Su proyecto modernizador tuvo que ser impuesto por la fuerza y con mtodos dictatoriales, ya que el pueblo segua anclado en el pasado.

    Mito 5. Porfirio Daz fue antagonista de Benito Jurez. Realidad:

    1) Porfirio Daz estudi, igual que Jurez, en el Insti-tuto de Ciencias y Artes de Oaxaca, de tendencias liberales e igual que don Benito ingres al Partido liberal donde compartieron las mismas ideas.

    46

  • 2) Jurez fue uno de los grandes idelogos de la Re-pblica Federal, y Daz fue uno de sus ms gran-des defensores.

    3) En la Guerra de Reforma, Daz luch en el bando de los liberales; es decir, el de Jurez.

    4) Durante la intervencin francesa y el Imperio de Maximiliano, Daz fue uno de los grandes defen-sores de Jurez, luch contra el imperio en ms de 30 batallas y finalmente reconquist la ciudad de Mxico, para entregrsela a ste.

    Mito 6. Judrez representa la democracia y Daz la dictadura.

    Realidad: 1) Ye se ha visto que Jurez nunca gobern democr-

    ticamente. 2) Jurez se aferr al poder durante 15 aos, y eso

    lo enemist incluso con los miembros ms impor-tantes de su Partido Liberal. Comenz su gobier-no en 1858 y slo la muerte lo separ de la silla presidencial en 1872; ste ltimo periodo termi-naba en 1875.

    3) Daz gobern el doble de tiempo que Jurez, pero hay que sealar que hubo elecciones cada cuatro aos, en muchas de las cuales, tambin es cierto, Daz gan a falta de oposicin.

    4) Durante el gobierno de Daz, ms all de las elec-ciones, el pas se rega por leyes. Una dictadura

    se caracteriza por la ausencia total de libertades y derechos, y porque la palabra del gobernante es lev, eso jams pas durante el Porfiriato.

    Mito 7. El Porfiriato fine un periodo de estancamiento fue

    atras al pass; por eso, hizo jaita una revolucin para

    modernizarlo. Realidad:

    1) Hasta la fecha no ha habido periodo de paz y pros-peridad ms largo que el Porfiriato en toda la his-toria de Mxico.

    2) Durante sus tres dcadas de gobierno, el pas se llen de vas frreas, telgrafos, telfonos, empre-sas, industria pesada, refineras, hidroelctricas y todo aquello que significara modernidad.

    3) Todo ese desarrollo gener la era de mayor empleo que haba vivido Mxico hasta entonces.

    4) Fue Porfirio Daz quien mand crear la Univer-sidad Nacional e impuls un modelo educativo basado en pensar y no en memorizar, cosa que no tenemos hoy en da.

    5) La revolucin destruy todo lo que se haba logra-do construir en el periodo liberal, iniciado desde Jurez: sac a Mxico del camino del progreso, el pas perdi confianza internacional y volvieron las matanzas que tanto haban caracterizado al siglo XIX.

  • Su Alteza serensima

    S anta Anna no es tema de este libro y no debe qui- tar os mucho tiempo ni muchas pginas, pero es indispensable recordar aspectos fundamentales del tristemente clebre don Antonio, para comprender el contexto donde creci Benito Jurez, quien fue un criollo terrateniente, absolutamente conservador y recalcitrantemente catlico. Jurez naci en 1794 y con apenas 16 aos de edad, en 1810, ya era parte del ejrcito realista. En 1811 fue enviado contra Hidalgo dentro de las tropas de Flix Maria Calleja, y tras la derrota del cura de Dolores, en la batalla de Puente de Caldern, se le orden ir a Texas. Durante 11 aos fue un militar realista que se mantuvo activo en contra de los insurgentes, hasta que en 1821, como muchos otros jefes realistas, se uni al Plan de iguala de Agustn de Iturbide, y as de pronto era un seguidor ms de la causa independentista. Bajo las rdenes de Iturbide fue quien tom Veracruz, y ms adelante expuls a los es-paoles de su ltimo bastin en nuestro pas: el fuerte de San Juan de Ultia.

    As las cosas, fue de los militares que entraron triunfantes en la capital el da de la Consumacin de la

  • 54 El hroe y el villano

    Independencia, el 27 de septiembre de 1821. A partir de ah, su carrera poltica fue en ascenso, pero siempre como veleta, a la deriva, cambiando de bando segn conveniencia, pero siempre defendiendo los intereses de la Iglesia catlica. En un principio apoy a Itur-bide como emperador, en 1822, pero cambi de opi-nin y en 1823 proclam el Plan de Casa Mata contra Iturbide y apoy a Guadalupe Victoria para crear la Repblica Federal, aunque en su momento se opuso a Victoria y se decidi por la idea de la Repblica, pero con un gobierno centralista. En 1827 fue gobernador de Veracruz, y en 1829, cuando en elecciones libres gan la presidencia Manuel Gmez Pedraza, decidi apoyar el golpe de estado que llev a Vicente Guerrero a la presidencia. Despus fue frreo opositor de Anas-tasio Bustamante cuando ste despoj a Guerrero de la presidencia.

    Finalmente, particip en las elecciones de 1833 y las gan, pero en vez de asumir su presidencia aleg mala salud, dej el poder en su vicepresidente, Valentn G-mez Faras, y se retir a su hacienda. A partir de ese momento fue el eje de la vida poltica del pas hasta 1855 cuando fue derrocado por una revolucin. Para 1835, Santa Anna disolvi el congreso, aboli la Constitucin de 1824 y el federalismo, promulg un documento co-nocido como Las Siete Leyes y estableci un gobierno centralista y desptico. Este fue el origen del conflicto con Texas, con Yucatn y de hecho con la mitad de la repblica. En 1836, comenzaron una serie de conflic-tos a los que Mxico, debido a su inestabilidad poltica, propiciada en gran medida por la inestabilidad de Santa Anna, nunca pudo hacer frente: la guerra de Texas en

    El paseo por la historia

    1836, la guerra contra Francia de 1838 a 1839, los con-flictos con Yucatn, los nuevos conflictos con Texas tras su anexin a Estados Unidos en 1845 y la guerra contra Estados Unidos de 1846 a 1848, tras la cual Santa Anna se autoexili en Colombia.

    El pas estaba quebrado; la independencia obtenida en 1821 segua sin significar un cambio en la estruc-tura social, que continuaba siendo de privilegios para criollos aristcratas, militares y para el clero, el cual segua aferrado a la etapa colonial. El pas era poco productivo, no haba forma de construir infraestruc-tura, las potencias no daban prstamos y aunque ms de un presidente mir con tentacin los bienes de la Iglesia como forma de financiar al Estado, los conser-vadores nunca permitieron que los representantes del Seor fueran tocados; esa institucin jams colabor con el Estado y se opona tajantemente a toda reforma modificadora, ms o menos como en la actualidad.

    La derrota ante Estados Unidos complic ms la si-tuacin y enrareci ms la poltica. Mxico era un pas militarizado y todo el dinero que se llegaba a obtener, como la indemnizacin otorgada por el gobierno esta-dounidense, se iba en pagar a soldados y burcratas, mientras la Iglesia segua enriquecindose con el pue-blo. Jos Joaqun Herrera gobern de 1848 a 1851, ao en que tom el poder Mariano Arista; sin embargo, en 1853 un nuevo cuartelazo impuso una vez ms a Santa Anna, quien lleg de Colombia con aires de salvador y delirios de grandeza que lo hicieron nombrarse dicta-dor vitalicio con el ttulo de Alteza serensima. La idea, desde luego, era que Santa Anna poda poner orden, y claro que pudo; sus casi dos aos de dictadura se carac-

  • 56 El 11roe i/ el villano E1 paseo por ln historia 57

    terizaron por un Estado militarizado, sin Constitucin o marco legal por encima del capricho de su Alteza, quien necesitado de dinero para mantener su vida sun-tuosa y un Estado quebrado puso impuestos a venta-nas, perros v carreta, pero desde luego jams hizo caso de todo aquellos que seguan sugiriendo echar manos de los bienes de la Iglesia; antes de eso, prefiri nego-ciar la venta del territorio de La Mesilla con Estados Unidos.

    En Mxico, haba ya toda una nueva generacin de polticos de ideas liberales, ilustrados, el relevo genera-cional urgente para el pas, listos para tomar el poder en cuanto fuera posible deshacerse de Antonio Lpez de Santa Anna. Ah estaban los hermanos Lerdo de Tejada, Melchor Ocampo, Jos Mara Iglesias, Santos Degollado, Ponciano Arriaga, todos hombres de ideas, pero para quitar a Santa Anna haca falta un ejrcito y alguien que lo liderara. De pronto alguien se acord de Juan Alvarez; sin embargo, antes de a recordar a Juan Alvarez y su revolucin, es importante entender que los personajes no aparecen de pronto en la historia, de forma intempestiva, como en la mayora de los textos escolares, en los que de pronto Jurez llega a presidente sin que se nos cuente nada de sus antecedentes. Por ello es importante hablar...

    De lo que hizo Jurez antes de ser presidente

    E 1 principio de la historia es conocido, ya que gracias a eso los mexicanos tenernos un da de descanso.

    As pues, Jurez naci un 21 de marzo, en Guelatao, Oaxaca, en 1806. Era como lo seala la historia, un indgena de un puehio de la sierra donde casi no se ha-blaba espaol, donde estaba aparentemente condenado a ser agricultor o pastor. mas afro dentro de Jurez Io impuls a dejar su pueblo natal, v a los 10 aos se fue a la ciudad de Oaxaca; nunca ms volvi a Guelatao. En la ciudad de Oaxaca, trabaj primero como mozo de la familia Maza, al tiempo que aprenda a hablar espaol; mas adelante trabado corno encuadernador ne libros, y as aprendi a leer. Finalmente, en 1821, con 15 aos de edad ingres al seminario; este episodio de la vida de Jurez es uno de los predilectos de sus de-tractores: su entrada al seminario, que abandon seis aos despus. Muchos aseguran que se educ gracias a la Iglesia y que luego se dedic a atacarla, en un gran gesto de deslealtad. Algunos ms maliciosos incluso sugieren que tanto odio por la Iglesia puede estar re-lacionado con algn episodio traumtico, como una violacin. Aqu es importante evitar a los fanticos.

    En primer lugar, Jurez no odiaba a la Iglesia ni estaba en contra de la religin: propuso una ley de li-bertad de credo, pero era la Iglesia catlica la que se aferraba a la intolerancia religiosa y a que slo esta re-ligin fuera permitida. De igual modo, no hay odio a la iglesia, pero si la nrme intencion ae que no tuviera relacin aiguna con el Estado y eje quitarle el poder y ias riquezas de las que abusaba. Si non nenito entro al seminario, nunca fue por vocacin religiosa sino por vocacin ce estudio, pero en ese arcaico Mxico era casi imposible educarse si no era precisamente al am-paro de la religin. As pues, Jurez, en efecto, us a 1.1

  • 58 El hroe y el villano El paseo por ln h istoria 59

    Iglesia para educarse y en cuanto tuvo conocimientos suficientes abandon el seminario para seguir estudios ms liberales, abiertos e ilustrados. En 1827 ingres al Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca, bastin de pensamiento liberal; en 1831, a los 25 aos de edad co-menz su militancia en el Partido Liberal, y tres aos despus obtuvo su ttulo de abogado. Fue as como un pastor de la sierra, que no hablaba espaol, a los 28 aos viva integrado a la sociedad, hablaba espaol, sa-ba leer y escribir y realiz una carrera en leyes en la cual result ser prominente.

    De 1833 a 1847 fue regidor del ayuntamiento, di-putado local, secretario general del gobierno del Esta-do y fiscal del Tribunal superior de justicia. En 1847 viaj por primera vez a la ciudad de Mxico tras ser electo diputado federal. El estado de guerra contra Es-tados Unidos oblig a la disolucin del Congreso, por lo que volvi a su Estado y ese mismo ao fue electo gobernador, puesto que ocup de 1847 a 1852; ah co-menz a complicarse la vida. Tras la derrota de Mxico ante Estados Unidos, Santa Anna huy del pas con la intencin de exiliarse en Colombia; su ruta original era pasar por Oaxaca y salir por Salina Cruz, pero Benito Jurez, en su calidad de gobernador, le prohibi el paso por su estado.

    Ya se lo cobrara Santa Anna ms tarde, ya que aun-que casi todos apostaban que se iba para siempre, en realidad era del tipo del "poltico que lleg para que-darse", y en 1853 un grupo de conservadores lo tra-jeron de regreso. Fue cuando se estableci en calidad de dictador y Alteza serensima, y en un momento en que Jurez ya no era gobernador, por lo que el dictador

    decidi desterrar a don Benito, quien huy a Cuba y de ah a Nueva Orleans, donde trabajando en una f-brica de puros conoci a otros liberales exiliados como Melchor Ocampo. Su Alteza serensima se nombr dic-tador perpetuo y vitalicio, y aunque ese fue el periodo ms largo que pudo gobernar, casi dos aos, definiti-vamente lo perpetuo dur poco. En 1854, un grupo de militares desconoci a Santa Anna a travs del Plan de Ayutla. En trminos polticos, fue el liberal mode-rado Ignacio Comonfort quien ide el derrocamiento de Santa Anna. Haca falta un caudillo militar, y fue Comonfort quien record a Juan lvarez.

    Y quin fue Juan Alvarez?

    E l general Juan Alvarez es de esos grandes desco- nocidos a los que la historia no ha hecho la jus- ticia adecuada. Alvarez naci en 1790, mulato de la sierra del sur, hacendado y de posicin no acomodada, pero sin problemas. Se sum a Morelos desde 1810 y sobrevivi toda la guerra fiel a la causa. A la muerte de Morelos, en 1815, se uni a Vicente Guerrero, y para 1817 cuando la insurgencia estaba prcticamente eliminada, se mantuvo dentro de la guerrilla de Gue-rrero, sin aceptar jams el indulto. Cuando ste acept unirse a Iturbide en el Plan de Iguala, Alvarez lo apo-y; se le dio la casi imposible encomienda de tomar el puerto de Acapulco, lo que logr. As particip en la consumacin de la independencia.

    Era un hombre sencillo y sin intcrcu-, ',HI I tit u.,, por lo que volvi a su hacicnd.i, 1), I , , L I 1,11111.1.11

  • 60 El llroe y el villana El pasea par la liistorin (>l

    ferviente patriota, y se sum a las tropas mexicanas en la llamada Guerra de los Pasteles de 1838-1839 v tambin particip cuando la invasin estadouniden-se. Despus de sta, y ante la huida de Santa Anna, volvi una vez mas a tratar de vivir en paz en su ha-cienda. As pues, para 1854, Juan Alvarez tena 64 aos v una vida muy ajetreada. Era tambin el ni-co insurgente original que segua con vida, lo que le daba aran legitimidad para encabezar un movimiento contra Santa Anna, quien finalmente era heredero de los iturbidistas. Es decir, en 1854 tuvimos el enfren-tamiento fi nal entre el ltimo seguidor de Morelos y el de Iturbide.

    Alvarez reuni a su gente y a todo aquel que qui-siera unirse a su causa, cuyo objetivo era derrocar a Santa Anna, sacar a los conservadores del poder y modernizar a Mxico con una generacin de polticos liberales, encabezados en ese momento por Comon-fort. Tom Acapulco y avanz sin problemas hasta Cuernavaca; fue en ese momento cuando Antonio Lpez de Santa Anna sali huyendo y dej la presi-dencia, ahora s por ltima vez. El ltimo Iturbidista dejaba el poder derrotado por el ltimo seguidor de Morelos, terminaba el periodo conservador de Mxi-co y los liberales llegaban al gobierno. Lamentable-mente is imposicin de un proyecto modernizador y liberal se enfrent a muchos obstculos; no slo la iglesia, los conservadores y los aristcratas se opusie-ron quien ms objet la modernizacin, la industria-lizacin, la igualdad, la supresin de fueros y todo el avance que representaba el proyecto liberal, sino que fue el propio pueblo, quien sali a las calles al grito

    de "religin y fueros!". El pueblo mexicano estaba anclado a su pasado colonial.

    Esta revolucin, llamada de "Ayuda" y encabezada por Alvarez y Comonfort, logr su objetivo. Santa Anna sali del pas el 13 de agosto de 1855; esto des-de luego gener caos en la capital, adonde las tropas de Alvarez, a las que ya estaba sumado Benito Jurez, no haban llegado an. Del 14 de agosto al 12 de septiembre, la presidencia la tuvo Martn Carrera, un hombre moderado que intent evitar mayores con-flictos y llamar a la negociacin a liberales y conser-vadores por el bien de la patria. Como siempre que un hombre bienintencionado ha llamado a los polti-cos a que se unan por el bien comn, el llamado fue desechado. Martn Carrera renunci, decepcionado, el 12 de septiembre.

    Ese mismo da, ante la salida de Carrera y el hecho de que Alvarez no llegaba an a la capital, surgi el oportunista que nunca ha faltado en nuestra historia. El comandante militar de la ciudad de Mxico, Rmu-lo Daz de la Vega, sin mrito alguno, sin que nadie lo invitara y fingiendo que no haba sido nunca seguidor de Santa Anna, se sent en la silla presidencial y lo-gr quedarse ah del 12 de septiembre al 4 de octubre. Cuando Juan Alvarez, declarado presidente en Cuer-navaca, le notific que marchara sobre la ciudad, Daz de la Vega renunci.

    Alvarez era un hombre mayor, gastado por la vida, con demasiadas batallas sobre los hombros, cacique agrcola y sin nimo de gobernar. Les dej claro a sus seguidores liberales que l ya haba hecho lo suyo: en-cabezar la revolucin y ganarla... gobernar era va 1.11)(1i

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    de una nueva generacin. As pues, ocup el poder del 4 de octubre al 11 de diciembre de 1855; hizo mucho en ese corto tiempo: eligi un gabinete (en el que in-cluy a Melchor Ocampo, Benito Jurez e Ignacio Co-monfort) y lo ms importante, reuni a un congreso de mayora liberal para redactar una nueva constitucin. Hecho esto renunci a la presidencia y dej el poder en manos del ministro de guerra, Ignacio Comonfort, liberal moderado y creador intelectual de la revolucin de Ayutla, una verdadera revolucin que marc el fin de una era.

    La Reforma y la guerra civil mexicana

    U no de los grandes mitos de Jurez, en la visin actual de la historia, es pretender que era que- rido por el pueblo, seguido por las multitudes y que por eso pudo ganar una guerra a un pequeo grupo de conservadores religiosos que se aferraban a las estruc-turas virreinales. La verdad es que la Iglesia segua te-niendo sometido al pueblo, y ese pueblo fue el primero en estar en contra de Jurez y su versin liberal de la poltica. Desde el inicio del Mxico libre, el plan de los consumadores de la independencia fue conservar intactas las estructuras virreinales; de hecho, con raras excepciones, desde 1829 hasta la huida de Santa Anna en 1855, los gobiernos estuvieron casi siempre en ma-nos de iturbidistas

    Para que hubiera un verdadero movimiento liberal fue necesaria una nueva generacin que hubiera nacido o crecido ya en un Mxico libre:

    Estos hombres, ajenos del todo a la lucha por la inde-pendencia y totalmente fuera del conflicto entre itur-bidistas y antiguos insurgentes fueron la generacin liberal que tena un nuevo proyecto para Mxico. Pero antes de seguir, y ni modo, ya s que la siguiente frase es un lugar comn, es importante entender pri-mero, sobre todo en los tiempos de los que hablamos, qu significaba ser liberal, cul era el proyecto que compartan todos estos hombres, desde Jurez hasta Daz.

    As como la independencia no tuvo nada de libe-ral y fue llevada a cabo por las lites conservadoras, el partido liberal mexicano s fue inspirado por las revoluciones estadounidense y francesa. Los libera-les mexicanos del siglo xIx buscaban remplazar el antiguo rgimen de la monarqua absoluta, el privi-legio corporativo y la restriccin colonial, con una repblica federal basada en instituciones represen-

  • 64 - El hcroe tt el villano El paseo por la historia 65

    tativas, elegidas por mayora popular que alterna-ran y protegieran a la cudadana, y promovieran la igualdad legal y la secularizacin de la sociedad civil (las ideas liberales son las que triunfaron en Estados Unidos y las mismas que an hoy lo gobiernan).

    Es paradico que Jurez y Daz, prominentes li-berales, fueran indgenas ambos, pues algunas de las opiniones del partido liberal con respecto a los indgenas eran muy fuertes y radicales: planteaban que las comunidades indgenas eran marginales, aisladas, atrasadas y renuentes al cambio, tenaces en la defensa de la tradicin y que todo eso era malo para el pas y lo mantena en el atraso. Por eso du-rante el periodo liberal mexicano, las comunidades indgenas y la Iglesia no corrieron con muy dife-rente suerte. La historia ha querido inculcar que las leyes de Jurez slo atentaban contra los bienes de la Iglesia, pero lo cierto es que tambin suprima todos los tribunales especiales y haca a todos los ciudada-nos iguales ante la ley, sin leyes especficas para los indgenas.

    Segn el liberalismo, lo nico que se poda hacer por las comunidades indgenas era librarlas de la ig-norancia e incorporarlas a la vida moderna. En 1866, en pleno gobierno itinerante de Jurez y en la deca-dencia del imperio de Maximiliano, se oblig a todas las comunidades indgenas a proporcionar fondos y provisiones para la campaa. El mismo Porfirio Daz, quien en ese tiempo peleaba al lado de Jurez por la causa liberal, se rehus a cumplir con esta ley de to-mar prestamos forzados de los pueblos y al respecto

    escribi: "No quiero extorsionar; es contra mi carc- ter y educacin".

    Para esta nueva generacin poltica, los lineamien-tos principales de su liberalismo eran:

    Buscar cambios en la estructura social para promo-ver la igualdad y justicia social.

    Igualdad ante la ley de todos los ciudadanos, sin importar su origen tnico.

    Separacin Iglesia-Estado. Supresin de fueros de cualquier tipo. Establecer un gobierno republicano y federal. I mponer como modelo econmico y poltico el ca-

    pitalismo y el liberalismo. Dentro del concepto de libertad, promover la res-

    ponsabilidad ciudadana, no un Estado protector. Establecer la libertad de expresin.

    Es decir, esta generacin de polticos liberales pug-naba por una total reforma del Estado, y la base de sta sera la constitucin que deba elaborar el congre-so convocado por Alvarez, as como una serie de leyes promovidas por Jurez, conocidas como Leyes de Refor-ma. Pero no olvidemos que de momento el presidente era Comonfort quien asumi como interino el 11 de diciembre de 1855 y se mantuvo en ese cargo hasta el 1 de diciembre de 1857. En febrero del 57 se promulg la constitucin, por lo que slo hasta entonces se po-da convocar a elecciones legales y legitimadas por un marco constitucional.

  • 66 El Iterar y el villano El paseo por la historie 67

    En las elecciones para el periodo presidencial que comenzara el 1 de diciembre de 1857, se lanz como candidato Comonfort, quien era visto como un hom-bre educado y, ante todo, moderado, que poda me-diar entre los liberales y conservadores ms radicales. De 1855 a 1857 la principal labor de Comonfort fue mantener el orden en el pas y permitir que el congre-so tuviera libertad de elaborar la constitucin. Ya en elecciones llevadas a cabo ya bajo el marco legal de la Constitucin de 1857, Ignacio Comonfort gan la presidencia para el periodo 1857-1861, y en esas mis-mas elecciones, en las que segn la nueva constitucin, tambin el presidente de la Suprema Corte era electo democrticamente, Benito Jurez gan ese puesto. Se convertan por lo tanto en los dos hombres ms im-portantes del pas; el primero, considerado como un moderado, y el segundo, un liberal radical al que gran parte de la sociedad aristocrtica y sobre todo la Iglesia le tenan miedo.

    Pero el principal problema fue que gran parte de la clase poltica no acept la nueva constitucin, a la que vean demasiado liberal, y de hecho hasta imprctica, segn algunos. Ms importante an, por el carcter laico de la nueva carta magna, y la supresin de pri-vilegios para el clero, la Iglesia rechaz la constitucin y peor, conmin al pueblo a desobedecerla; inclu-so declar que excomulgara a quienes la aceptaran. Fue as como la Iglesia y la aristocracia comenzaron a gestar una nueva guerra de mexicanos contra mexica-nos. Desde febrero de 1857 comenz un movimiento contra la constitucin, pero las elecciones se llevaron a cabo de todos modos segn estas nuevas leyes, y el

    primero de diciembre de 1857, tanto Comonfort como Jurez tomaron sus nuevos cargos, y de pronto todo pareca en paz...

    Sin embargo, se dio algo curioso, Comonfort, quien fue presidente interino de diciembre de 1855 a diciem-bre de 1857 (dos aos, mucho ms de lo usual en aquel tiempo), pero fue presidente constitucional nicamen-te por 17 das: tom el poder el 1 de diciembre de 1857, jur la nueva constitucin y despus presionado por su amigo conservador, Flix Mara Zuloaga, y ame-nazado por la Iglesia con excomulgarlo a l y a su ma-dre, Comonfort desconoci la constitucin el 17 de diciembre.

    Al desconocer la constitucin bajo la cual l mismo fue electo, se dio una especie de autogolpe de Estado, y desde luego renunci. Jurez de inmediato interpret que, segn la constitucin, en su carcter de presidente de la Suprema Corte deba asumir la presidencia si, por la razn que fuera, faltaba el presidente. La situa-cin fue compleja y, al estilo mexicano, llena de trai-ciones. Flix Mara Zuloaga haba dicho a Comonfort que tena tropas dispuestas a dar un golpe de Estado contra la constitucin, pero no contra l como presi-dente, incluso si l mismo como presidente desconoca la constitucin y convocaba a una nueva, lo recono-cera (evidentemente, al no haber constitucin), como presidente con facultades absolutas. Con las tropas amenazando la ciudad, el miedo a la guerra y el temor al infierno, Comonfort acept. Fue por eso que su pre sidencia constitucional dur 17 das.

    En un principio, trat de tener ,I .11 n u l 111,11, /, convencerlo de que esa co11,111 n, 1,,n .1 ,1 1111,1 i ll Mil tit l

  • 68 El hroe it el villano El paseo por la historia

    tiempo y, lo ms importante, que en realidad limita-ba tanto al presidente que era imposible gobernar con ella. Mas, probablemente, no ha existido en nuestra historia hombre ms cerrado, idetico, empecinado y obsesionado con sus ideas, que don Benito Jurez, quien evidentemente se neg, entre otras cosas, por-que al negarse podra, amparado en la constitucin, convertirse en presidente de la repblica. Comonfort orden el arresto de Jurez, sin poder argumentar cargo alguno, simplemente para que no estorbara en el mencionado autogolpe de Estado. Ingenuamente, estaba seguro de que sera lo mejor para el pas y que lo haca por mantener la paz. Pudo haber sido as, pero Zuloaga lo traicion, ya que no cumpli con su palabra: no lo reconoci como presidente y se au-tonombr como tal. Un poltico mexicano que no cumple lo prometido... qu cosa ms extraa.

    Zuloaga, nombrado presidente, comenz a entrar a la ciudad con sus tropas, fue entonces cuando Co-monfort renunci, pero como ltimo acto de gobierno liber a Jurez en enero de 1858, quien no estaba en-cerrado en la crcel sino en un saln del Palacio Pre-sidencial; reconoci el error cometido y lo reconoci como presidente interino. As pues, en trminos legales Jurez es presidente a partir del 17 de diciembre de 1857, aunque estuvo preso, y no fue hasta enero de 1858 cuando comenz a ejercer; en realidad no ejer-ci nada ms que la huida, ya que la capital estaba tomada por los conservadores. Con la huida de Jurez, llevando con l la constitucin y las Leyes de Refrma, comenz la guerra civil en Mxico.

    A nuestros historiadores oficiales no les gusta el tr-mino guerra civil, ya que denota una realidad: el sal-vajismo de matarnos unos a otros; por eso en vez de guerra civille llaman Guerra de Reforma, y ese nombre se deriva de que lo que ms le dola a la Iglesia, quien patrocin esta guerra: la promulgacin de las Leyes de Reforma, elaboradas por Jurez y seguidores:

    Ley Jurez. Contra fueros religiosos. Ley Lerdo de lijada. Desamortizacin de bienes

    de manos muertas; es decir, que el Estado tuviera el derecho de rematar bienes de corporaciones que estuvieran improductivos. Con ello se despoj a la Iglesia... y a las comunidades indgenas de auto-consumo.

    Ley Iglesias. Sobre el matrimonio civil y la admi-nistracin de cementerios por el Estado, lo que le quitaba a la Iglesia una gran fuente de ingresos. Un golpe donde ms duele: en el bolsillo.

    Ley del registro civil. La terrible hereja de que la Iglesia no sea la responsable de los matrimonios, sagrados ante Dios, y con cargo econmico al con-trayente o de los nacimientos o defunciones otro golpe al bolsillo.

    Ley de libertad de cultos. Terrible en un pas que naci promoviendo la intolerancia religiosa y la ex-clusividad del catolicismo.

    As pues, los conservadores se apoderaron de la ciu-dad de Mxico y nombraron presidente a Flix Mara Zuloaga, mientras que Jurez huy a Qiicrtaro. I >.116 curioso: como Jurez es uno de es().

  • 70 El hroe y el villano El paseo por la historia 71

    tos y de mrmol, los historiadores de quincena suelen despreciar la palabra huir, y prefieren el lacnico tr-mino peregrinar. Es decir, los cobardes huyen, Jurez peregrina... sin que importe que un ejrcito le pisa los talones. Por cierto, la ruta de la huida/peregrinacin juarista fue muy errada, ya que seguramente por nece-sidad y no por decisin propia se encamin a la zona ms conservadora del pas. Pas por Quertaro y lleg a establecerse en Guanajuato, donde hoy sigue sin lle-gar la Reforma.

    Finalmente, seguido por tropas conservadoras, huy/peregrin a Guadalajara, donde se estableci en el palacio de gobierno, y el 13 de marzo de 1858, es-tuvo a punto de ser fusilado sin juicio de por medio, a manos de un grupo de soldados que lo atraparon. Lo nico que lo salv fue que la guerra apenas comen-zaba; no se llegaba an a esos excesos terribles carac-tersticos de una guerra civil, y as cuando un grupo de soldados tuvo a Jurez a dos metros de distancia y con el fusil apuntando, Guillermo Prieto puso su cuerpo de por medio y se dirigi a los soldados, edu-cados en Colegio Militar con ideas corno el honor, y simplemente les dijo: "Seores, los valientes no ase-sinan". Esto habla del valor de Prieto, pero tambin de algo que nuestra maniquea historia nunca dice... haba honor en el bando contrario, aunque hoy sean los malos.

    Benito Jurez huy, peregrin o sali corriendo da igual hacia Manzanillo, donde cometi su primer gran error; el 11 de abril sali de Manzani-llo hacia Panam, para de ah seguir a la Habana, luego a Nueva Orleans y ah pedir apoyo de Estados

    Unidos y embarcarse a Veracruz, a donde lleg al 4 de mayo de 1858. El error es simple: Jurez se deca presidente legtimo (siempre hay uno as en nuestra historia), y se amparaba en la Constitucin de 1857, que efectivamente le otorgaba la presidencia a l, en su calidad de presidente de la corte, una vez que el presidente Comonfort renunci. Benito Jurez tena la razn legal y constitucional de decirse presidente de Mxico. Mas la misma constitucin en que se am-par, tambin deca que si el presidente sala del pas sin permiso del congreso, perda en ese momento su investidura, y eso fue lo que hizo Jurez en Manza-nillo: dejar el territorio nacional. As pues, segn la misma constitucin que le otorg legalmente la pre-sidencia, tambin la perdi al salir del pas... pero sa fue la primera vez, y desde luego no la ltima, que Jurez demostr que slo se acercaba a la consti-tucin cuando le convena, empero la ignoraba si se interpona en sus planes.

    El gobierno de Veracruz fue uno de tantos que s reconoca a Jurez como presidente, as que don Be-nito pudo instalarse ah a ver la guerra desde lejos y contar con los ingresos de la aduana del puerto ms importante del pas. Las batallas se llevaban a cabo en el centro del territorio, principalmente en el Bajo; los conservadores tenan financiamiento religioso, y los li-berales de Jurez el financiamiento de los estados que reconocan su gobierno, y los ingresos del puerto de Veracruz. A partir del 4 de mayo de 1858, Jurez se instal en Veracruz, donde estaba seguro y donde, de ser necesario, tena una salida martima de escape. I ,a guerra segua y el dinero religioso h;R .I

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  • 72 El hroe y el z^illarjo El paseo por la historia

    servadores, que contaban con los militares de carrera fueran ganando la guerra, pero todo cambi cuando el 6 de abril de 1859 Jurez obtuvo el reconocimiento de los Estados Unidos.

    En ese momento, Miguel Miramn, que entonces era el nuevo presidente conservador, en sustitucin de Zuloaga, supo que su guerra ya no era contra los libe-rales mexicanos, sino contra Estados Unidos: una gue-rra imposible de ganar. Aun as, en mayo de ese 1859 Miramn atac a Jurez en el puerto de Veracruz con barcos alquilados en Cuba, pero como ya se dijo, esa guerra ya estaba decidida. Tan seguro estaba ya Jurez de su futura victoria, que en junio de 1859 promul-g las Leyes de Reforma, que comenzaron aplicar en Veracruz y otros Estados que reconocan su gobierno; con esto, comenz la expropiacin de bienes de la Igle-sia, lo que dio a Jurez mayores ingresos. Sin embargo, por qu estaba Jurez tan seguro ya de la victoria?, no hay que olvidar que antes de Veracruz pas por Esta-dos Unidos, y que de hecho desde el puerto mantena contacto con aquel gobierno, al cual pidi apoyo para ganar la guerra. Para entender esto es necesario hablar de un tema del que se sabe muy poco...

    McLane-Ocampo: el lado oscuro de Jurez

    A ntes de la explicacin, vayamos a lo bsico: el Tra-tado McLane-Ocampo fue el acuerdo en el que el gobierno de Jurez, con tal de ganar la guerra, cedi soberana y territorio nacional a Estados Unidos. La ayuda fue solicitada desde que Jurez pas por Nueva

    Orleans en 1858, y hubo contacto constante con un representante del gobierno estadounidense, William McLane; esta serie de plticas y negociaciones llevaron finalmente a firmar al Tratado McLane-Ocampo, en di-ciembre de 1859.

    El acuerdo fue firmado por William McLane, embajador de Estados Unidos ante el gobierno de Jurez, al que reconocan como legtimo, y Melchor Ocampo, representante de Mxico. Fue ratificado por el congreso mexicano que Jurez tena instalado en Veracruz y, afortunadamente, para la figura his-trica de Jurez, no fue ratificado por el congreso de Estados Unidos. Este es el momento de abrir el pa-rntesis ms omitido de nuestra historia: en un prin-cipio, cuando Miguel Miramn se vea ms fuerte, el acuerdo se le propuso a l, pero cundo ste vio que una de las condiciones era ceder territorio na-cional, lo rechaz; fue entonces cuando se pact con Jurez. El Tratado McLane-Ocampo conceda a Es-tados Unidos tres derechos de paso a perpetuidad por territorio nacional: de Guaymas a Nogales, de Tamaulipas a Mazatln y el Istmo de Tehuantepec. Para muchos liberales el acuerdo significaba el inicio de un protectorado sobre Mxico, lo cual no vean como algo necesariamente malo, sino corno el inicio de una era de progreso.

    Al tiempo que los liberales de Jurez se vendan a Estados Unidos, los conservadores, a travs de Juan Nepomuceno Almonte, hijo de Morelos, trataban de negociar apoyo europeo para ganar la guerra y comenzaban ya a coquetear con la idea de traer un monarca extranjero. Es sencillo: ambos bandos

  • 74 El hroe y el villano El paseo por la historia

    estaban dispuestos a vender territorio o hipotecar recursos con tal de ganar... el nico que nunca es-tuvo dispuesto a eso fue Miguel Miramn; sin em-bargo, fue fusilado y pas a la historia del lado de los malos. Hay otro detalle que subyace aqu, y es el hecho de que tanto liberales como conservado-res estaban convencidos de que era imposible que el pueblo mexicano se gobernara a s mismo, o que un mexicano pudiese gobernar a un mexicano. Ambos bandos estaban convencidos de que era necesario que alguien ms se hiciera cargo de ponernos en or-den: Jurez crea que deba ser Estados Unidos; los conservadores crean que Europa, pero tenan claro que no podamos solos.

    El gobierno de Jurez firm el tratado con Estados Unidos en el que a cambio de apoyo y armas ceda te-rritorio y soberana. As es como condicion su apoyo Estados Unidos, que nunca ha dado nada gratis. Para entender la trascendencia del acuerdo basta revisar al-gunos de sus artculos:

    Artculo 1: "Cede la Repblica Mexicana a los Es-tados Unidos y sus conciudadanos y bienes el dere-cho de trnsito por el Istmo de Tehuantepec de uno a otro mar...". Este artculo era fundamental, ya que Estados Uni-dos tena el proyecto de hacer un canal transoceni-co precisamente ah. Recordemos que hablamos de una poca en la que an no haba canal de Panam, y en la que Estados Unidos aspiraba a quedarse tar-de o temprano con Cuba. Tambin es importante considerar que dicho canal separara por completo

    del pas a la pennsula de Yucatn, en tiempos en los que el separatismo yucateco segua en auge. Al igual que en el caso de Tehuantepec, haba artcu-los similares sobre el corredor Nogales-Guaymas y el de Tamaulipas-Mazatln; en todos los acuerdos se cede territorio y el derecho a perpetuidad a Es-tados Unidos y sus ciudadanos. Y para rematar es imprescindible revisar otro de los artculos:

    Artculo 50: "Conviene el gobierno mexicano en usar la fuerza militar para proteger la seguridad en dichos pasos 1...] el gobierno de Estados Uni-dos, con consentimiento o a peticin del gobierno mexicano, o de su ministro en Washington o de las autoridades locales podr emplear la fuerza [...] en caso de peligro inminente para la vida o pro-piedades de estadounidenses, quedan autorizados para usar la fuerza, que se retirarn cuando cese la necesidad [...]".

    Artculo 60: "La Repblica Mexicana concede a los Estados Unidos el simple trnsito de sus tropas, abastos militares y pertrechos de guerra [...] desde la ciudad de Guaymas, en el golfo de California, hasta el rancho de Nogales, o algn otro punto conveniente de la lnea fronteriza [...1".

    Artculo 70: "La Repblica Mexicana cede por el presente a los Estados Unidos y a sus ciudadanos y propiedades, el derecho de va o trnsito al tra-vs del territorio de la Repblica de Mxico, desde cualquier punto conveniente del Ro Bravo, en el estado de Tamaulipas, por va de Monterrey; hasta

  • 76 El hroe y el villano El pesco por la historia 77

    el puerto de Mazatln, a la entrada del golfo de Ca-lifornia, en el Estado de Sinaloa [...]".

    Es decir, los tres territorios son mexicanos, pero el derecho a usarlos, poblarlos y explotarlos es de Estados Unidos; con todo, es responsabilidad de Mxico man-tener el orden en dichos pasos, y se compromete a usar la fuerza militar. Lo interesante es que el gobierno de Estados Unidos se reserva el derecho de intervenir mi-litarmente, a peticin del gobierno mexicano; es decir, Jurez o su representante en Washington, o las auto-ridades locales. Esto quera decir, ni ms ni menos, que el presidente municipal poda llamar al ejrcito estadounidense! Se pone peor; aunque nadie lo pidie-ra o autorizara, el gobierno de Estados Unidos tena derecho a intervenir si ellos consideraban que haba cualquier tipo de amenaza, y podran mantener ocu-pado el territorio hasta que ellos decidieran que ya no haba amenaza. En resumen, tres territorios cedidos a perpetuidad en los que Estados Unidos poda hacer lo que quisiera, incluyendo mandar tropas. Uno de esos pasos nos cercenaba la pennsula Yucatn, y otro, la de Baja California.

    As pues, a slo 12 aos de la prdida de la mitad del territorio, Benito Jurez reorganiz su gobierno en Nueva Orlens, lo instal en Veracruz y solicit el re- conocimiento de los Estados Unidos. Jurez tuvo la suerte histrica de que los problemas locales de Esta-dos Unidos, que desembocaron en su Guerra de Se-cesin, hicieran que el congreso, dominado por los estados del norte, no ratificara este tratado que daba ventajas a los estados del sur. De no ser por ello, don Benito habra pasado a la historia como otro vende-

    patrias, y entonces si se sealara que gobern 15 aos sin ganar elecciones populares, dato que suele omitir-se. Hizo cosas muy buenas por este pas, pero es una realidad que firm un acuerdo infame y en contra de la soberana con tal de ganar; hay que decir que don Benito estaba convencido ingenuamente, de que ser un protectorado estadounidense era lo mejor para Mxi-co. El punto es entender que no hay buenos ni malos, sino interpretaciones histricas. Por ejemplo, aunque hoy el benemrito sea un hroe venerado, veamos lo que Jos Vasconcelos opinaba sobre l:

    Jurez, en Veracruz, no estaba solo. Su metrpoli estaba en Washington, y hasta all fue a dar un obsequio que los juaristas ofrecan a la gran Re-pblica del Norte a cambio de su apoyo cada vez ms urgente. Consta este obsequio en el Tratado McLanc-Ocampo que otorgaba franquicias sobre el Istmo de Tehuantepec y parte de la frontera, que equivalan a un condominio.

    Los defensores a ultranza de Jurez (esos que piensan que los que son declarados buenos y hroes, todo lo hacen bien y nunca se equivocan) sostienen que Jurez se vio forzado a firmar este tratado para poder derrotar a los conservadores. Sin embargo, visto as, en realidad tambin podra decirse con la misma lgica que forza-dos por la derrota de los liberales, los conservadores se vieron obligados a traer a Maximiliano de Habsburgo y a las tropas de Napolen III. Un anlisis desapasio-nado y no patriotero del tratado McLane-Ocampo, deja pocas opciones: o Benito Jurez era tan ingenuo como para creer en la buena fe de los Estados Unidos, lo cual es difcil de creer, cuando se supone que es el i

  • 78 El hroe y el villano El paseo por la historia

    hombre brillante que lleg de pastor a presidente, o saba perfectamente lo que haca y estaba dispuesto a entregar soberana a cambio del triunfo, lo cual tiene sentido si analizamos y revisarnos que Jurez fue siem-pre admirador, y en su momento aliado, de los Estados Unidos.

    La firma de Este acuerdo asegur el triunfo de Be-nito Jurez. El tratado qued atorado en el congreso estadounidense, y luego vino su guerra y el acuerdo no se ratific nunca, pero la ayuda ya se haba brindado. En marzo de 1860, Jurez fue atacado de nuevo por Miramn, va martima, pero ste fue detenido por la fragata Saratoga, de Estados Unidos. En ese momento, al ser atacado por un barco estadounidense Miramn supo que haba perdido, no poda atacar una embar-cacin de ese pas. La probabilidad de triunfo se des-vaneci. Para el 1 de enero de 1861, Jess Gonzlez Ortega entraba triunfante a la ciudad de Mxico con 25 000 hombres para preparar la llegada de Jurez, quien lleg el 11 de enero de 1861. Prcticamente to-dos los historiadores sealan que aqu termin la gue-rra civil a la que ellos llaman Guerra de Reforma, o tambin Guerra de los tres aos.

    La verdad es que nicamente hubo un periodo de descanso, ya que aunque los liberales recuperaron la capital en enero de 1861 y Jurez estableci ah su presidencia, el hecho es que guerrillas conservadoras siguieron matando a los mejores liberales a lo largo de todo 1861, y para 1862 ya invadan de nuevo con apoyo de tropas francesas, en un momento en que Es-tados Unidos al estar en guerra civil no poda ayudar a Jurez. Es necesario mencionar otro dato importante:

    Jurez haba tomado la presidencia como interino, con la obligacin de convocar a elecciones, cosa que nunca hizo. Su periodo era de cuatro aos, de 1857 a 1861, pero don Benito decidi que todo lo anterior no haba contado como periodo presidencial, ya que no haba podido gobernar en realidad.

    El 17 de julio de 1861, Jurez declar de forma unila-teral la suspensin de pagos de la deuda externa durante dos aos a los principales acreedores de Mxico (Ingla-terra, Francia y Espaa). Para ese tiempo, los grandes lderes conservadores ya estaban en Europa preparando el contraataque con las potencias y la Iglesia. La mora-toria de Jurez dio el pretexto para una invasin que de antemano ya estaba pactada con Francia.

    Y mientras tanto, qu haca Porfirio?

    C orno se coment al inicio de este libro, siempre se nos vende en la historia la idea de ese Porfirio Daz viejo, cansado, cargado de medallas, afrancesado, blanco, anacrnico, y se evita toda mencin a su his-toria de antes de llegar a la presidencia. Una vez ms, esto a causa de la versin maniquea de buenos y malos, donde los malos, bando en el que qued Daz para la historia oficial, nunca hicieron nada bueno, mucho menos, heroico. Por eso es importante detener aqu la continuidad de nuestra crnica para revisar los hechos de este polmico personaje en sus inicios. Ante todo, es importante dejar en claro, una vez ms, que Daz y Jurez estuvieron siempre en el mismo bando, y que

  • H(1 El hroe i/ el villano El paseo por la historia 81

    Porfirio Daz fue el militar liberal que apoy a Jurez y a la Repblica en todo momento.

    Daz naci en la ciudad de Oaxaca en 1830, as como Jurez era zapoteca, Daz era mixteco; es decir, Porfirio Daz tambin fue un indgena que lleg a pre-sidente, y de hecho tuvo una trayectoria similar a la de Jurez. En 1843, con 13 aos de edad, ingres al seminario y como don Benito no por vocacin religio-sa, sino por la humana vocacin de tener para comer, y ms adelante tambin por conocimiento; ah se gra-du como bachiller en Artes. Huy del seminario y de Oaxaca en 1847 para incorporarse a la defensa de la ciudad de Mxico ante la invasin de Estados Unidos, claro que se llev la sorpresa de que no haba en reali-dad un ejrcito mexicano al cual unirse. As pues, en el mismo ao coincidieron, sin saberlo, Jurez y Daz en la ciudad de Mxico. Jurez, de 31 aos, para ocupar su curul como diputado federal, y Daz, de 17, para intentar sumarse a un inexistente ejrcito defensor.

    Ante esta frustracin, volvi a Oaxaca y al semina-rio, y siguiendo los pasos de Jurez, en 1850 ingres al Instituto de Ciencias y Artes, donde al igual que ste estudi derecho. En 1854 se sum al Plan de Ayutla de Comonfort y Alvarez