Educación y Prevención sobre las Adicciones
y el Consumo Indebido de Drogas.
“Las drogas son una pérdida de tiempo.
Ellas destruyen tu memoria, respeto y autoestima.”
Kurt Cobain
Los jóvenes, la prevención y la escuela.
La adolescencia es una etapa de crisis de profundos cambios psíquicos, físicos, de roles
sociales, de vida. La adolescencia es una etapa crítica de la vida, signada por profundas
transiciones en todos los ámbitos, en la que el mundo exterior y la sociedad aportan
factores que influyen en el proceso de transformación de la personalidad.
Según la Organización de las Naciones Unidas en 1983 define como jóvenes a todas
aquellas personas que tienen entre 15 y 24 años. La terminación de este ciclo coincide
con la inserción en el mundo adulto, ya sea a través del logro de un trabajo estable o de la
constitución de una familia. Esta etapa es la que los científicos de la conducta
llaman “moratoria social”, es decir, cuando el joven es considerado como una persona
en preparación, en espera, para asumir “los roles del adulto”. Pero en estos tiempos esto
se relativiza.
La idea de moratoria social habilita la posibilidad de diferir el momento de
asumir responsabilidades y compromisos y justificaría ciertos “ritos sociales”, desde
el presupuesto de que el joven debe estudiar, divertirse y prepararse para algo,
se relativiza. No es lo mismo un joven de 17 años padre de familia que trabaja
hace tiempo que un joven que a los 24 años estudia y es sostenido económicamente por
sus padres.
Se considera el adolescente como parte de un sistema familiar y social que lo condiciona
pero no lo determina en su proceso de socialización. Aquí incorporarán los valores, las
creencias y los patrones de conducta a partir de los cuales va a construir su subjetividad.
En la escuela los adolescentes reciben una influencia muy importante de los adultos
(docentes, directivos) en la construcción de la subjetividad y socialización imparten la
transmisión de las normas y valores sociales.
Si los padres son parte esencial de esa escena adolescente, y no se encuentran
presentes o su figura esta desdibujada, los adultos de la escuela toman el relevo de esas
figuras parentales en el ámbito escolar. Entonces la presencia de los docentes es más
relevante para la construcción subjetiva y la constitución de la identidad. Por lo tanto es
necesario pensar cuál es la mejor forma de sostener, acompañar, posibilitar a los
adolescentes el paso por esta etapa vital de la mejor manera.
Debemos pensar la escuela como un lugar privilegiado para intervenir y transformar las
condiciones de vida de nuestros chicos, es un lugar privilegiado para la construcción de
lazos sociales, colectivos, siempre con otros, con sus pares y con adultos; un lugar
para volver a anudar ese tejido social deshilachado por los procesos político-
económicos de exclusión y destrucción.
La escuela sigue siendo un agente público primordial para la construcción de una
participación ciudadana que resguarde el respeto de las diferencias, la actitud y el
pensamiento críticos, la creatividad y la libertad de todas las personas que participan en el
hecho educativo. El paso de las escuelas normalistas a las escuelas de la diversidad, del
individuo incapaz a su reconocimiento como sujeto de derechos, de la sumisión al rol
activo de mujeres y niños/as-adolescentes dentro de la familia y la sociedad, implica toda
una revolución que aún se vive con perplejidad por parte de los adultos, docentes y
padres.
En ese sentido, una de las primeras tareas por realizar, desde el rol y posición de
educador, es la revisión de los conceptos de niñez, juventud, familia y educación, para
consensuarlos y construir nuevas herramientas de trabajo. Ello facilita que los
diagnósticos y las prácticas sobre las necesidades de unos y otros concuerden,
asegurando una mejor intervención educativa.
Impacto de los medios masivos de comunicación y la cultura del consumo.
La exclusión, el desempleo, la desigualdad social, han desestructurado las funciones
familiares de protección de niñas, niños y jóvenes en los sectores vulnerables y la función
educativa y asistencial de las escuelas públicas. Este cuadro de situación suele potenciar
el consumo de drogas. Aquí intervienen los medios de comunicación fomentando
estereotipos que los adolescentes consumen como válidos. Muchas veces se presentan
como una escuela paralela, más aún, se suele decir que se está ante nuevos agentes
socializadores de la infancia, adolescencia y juventud que disputan su lugar junto a
escuela y familia. Ambos están presentes en los hogares, forman opinión, generan
debates más activos que los que puede des- encadenar una institución educativa que
forma y educa desde la enseñanza pública (estatal o privada).
Los medios de comunicación, a partir de sus modos tan efectivos, interpelan a la familia y
en especial a la escuela sobre sus estrategias pedagógicas. Lo significativo de esta
cuestión es que los medios se han constituido en un nuevo agente social que re- quiere
una mirada crítica de lo que por ellos circula, para favorecer sus valores positivos como
herramientas para la educación y para adoptar una postura reflexiva para frenar aquellos
efectos controvertidos.
Las instituciones educativas abrirán perspectivas de autonomía e independencia respecto
del medio familiar y los configurará como un grupo social específico. Por ello es
imprescindible que en las escuelas, el cuerpo docente, administrativo tomen conciencia
del importante rol que tienen en el proceso de prevención.
Interrogantes para debatir:
¿Qué programas ven los niños/as y jóvenes en la televisión?.
¿Qué representación/es de familia ponen de manifiesto los programas que ven?
¿Qué representación/es de la educación y del maestro/profesor presentan los
medios masivos de comunicación?
¿Qué imágenes de escuela y familia ofrece la publicidad?
¿Qué nuevas tecnologías manejan los estudiantes de mi escuela?
El rol del docente frente a la prevención y el consumo.
A pesar de los esfuerzos que se realizan a través de campañas de difusión dirigidas
hacia la población en general, resultan casi inofensivas, dado que tienden a advertir de los
efectos y consecuencias que acarrea el abuso de drogas pero siempre se mencionan las
"ilegales", omitiéndose las drogas sociales. La sociedad actual fomenta la
desorganización social generando una crisis de valores lo que fomenta diferentes
adicciones. Por eso para "lograr una vida sin adicciones la prevención es una labor
prioritaria".
Por tal motivo los docentes tenemos un papel principal en la organización de proyectos
preventivos de este flagelo. La adicción es "progresiva" quiere decir que las cosas van a ir
empeorándose cada vez más mientras la persona no tome conciencia de su situación; no
va a dejar de consumir sino que volverá a consumir nuevamente de manera ilimitada. Lo
que hay que tener en cuenta son las "razones" por la que se inicia en el consumo, estas
son:
1-CURIOSIDAD, es el querer saber qué es lo que se siente al consumirlas.
2-PRESION DE PARES ya que para ser aceptado en el grupo si hace lo que los demás
hacen y muchos adolescentes tienen la gran necesidad de " pertenencia".
3-LA NECESIDAD DE IMITAR A OTROS porque han visto que otros lo hacen y
aparentemente, no les ha pasado nada malo, por el contrario son exitosos.
Igualmente debemos reconocer que no todos los adolescentes son iguales, que no
atraviesan todos de la misma manera este periodo de la vida
cuya duración y características estarán relacionadas con condiciones de existencia
subjetivas, factores sociales, culturales, que van a imprimirle a cada joven una
determinada forma. Lo que es un hecho innegable, que tiene en nuestra
cultura características de universal, es que es un proceso que todos los
sujetos atraviesan.
Con el trabajo conjunto, en equipo, podemos lograr conocer situaciones que involucren a
alumnos con problemas de adicciones. De esta manera, se torna muy importante que
todos los docentes sepan que tienen que compartir el análisis de estas situaciones con los
equipos de apoyo y los directivos, permitiría identificar y lograr una ayuda mas efectiva.
Y esto no sólo para orientar la intervención –pensemos que los docentes no pueden
individualmente resolver la mayor parte de estas situaciones– sino porque, por los
sentimientos que genera el tema drogas, es recomendable no abordarlo en solitario, sino
involucrando a los diferentes actores de la escuela, de acuerdo a sus diferentes
incumbencias.
Esto sin que se pierda la debida confidencialidad de los casos tratados.
La función de la escuela debe ser mediadora, facilitando la articulación con otras
instituciones, que acompañen en el trabajo de prevención.
La escuela establece un espacio en el que se entrecruzan las relaciones entre pares y
entre pares y adultos, siendo ésta transmisora de valores, lo cual genera una gran
responsabilidad por parte de éstos. Hay una mirada predominantemente estigmatizadora
hacia la juventud, que necesariamente tiende a asociarla a la idea de crisis, de rebeldía,
de ruptura y finalmente de peligrosidad. En algún sentido, la juventud es un sector sobre
el que se cargan fenómenos con los que la sociedad no sabe que hacer.
En el contexto de lo planteado, el consumo de sustancias se convirtió en uno de
los principales ejes en el proceso de estigmatización y criminalización de
la población juvenil en conjunto con modelos de desarrollo injustos y excluyentes.
Sin embargo cuando abordamos la prevención en el ámbito educativo, lo hacemos
pensando en que la escuela puede ser un ámbito privilegiado para promover el cuidado
de los jóvenes, sabiendo que es un lugar en donde pasan una gran parte del día, un
espacio en el que se vinculan con sus pares y con los adultos, es el relevo del espacio
intrafamiliar y la apertura hacia la independencia, es el ámbito en el que cada adolescente
puede empezar a construir su proyecto de vida. Es necesario que las respuestas, frente
a estas situaciones, sean institucionales.
Cuando hablamos de prevención hablamos de la preparación y disposición que se hace
anticipadamente para evitar un riesgo. Estos dos términos son fundamentales para
abordar la prevención. El primero tiene que ver con la anticipación o sea un actuar antes
de que un fenómeno se produzca con la intención de evitar un daño; el segundo concepto
para tener en cuenta es el de las causas y tal como se señala anteriormente, la manera
en que sea conceptualizada la causa del problema que se quiere prevenir va a determinar
las acciones que se realizaran y dará sustento a diferentes programas y modelos
preventivos.
Cuando se sabe o se dice que un alumno consume drogas, y esa situación se conoce
públicamente, los docentes y/o directivos –adultos de la escuela–, tenemos que
formularnos algunas preguntas, a efectos tomar medidas de intervención. Y así poder
luego encarar los casos particulares. Si bien es cierto que para conocer estos parámetros,
se tendría que contar con alguien que desee revelar estos interrogantes, las instituciones
educativas deberían contar con informaciones específicas de lugares y profesionales que
tratan el problema y facilitar a los tutores de ese alumno, guiarlos, asesorarlos sobre los
pasos que deben realizar. El consumo de sustancias provoca un quiebre en las relaciones
del individuo con el contexto, por lo tanto, su tratamiento corresponde a profesionales
preparados en el área.
Teniendo en cuenta que el lugar de adulto de los docentes en la institución está dado
fundamentalmente por su rol educativo, conviene siempre tener presentes estos
interrogantes básicos en las situaciones vinculadas al consumo de sustancias
psicotrópicas.
Desde la perspectiva docente, podríamos preguntarnos:
¿Desde la escuela cómo podemos abordar el consumo y la prevención de
drogas?
¿Cómo es el desempeño escolar de ese alumno?
¿Conocemos el contexto familiar y social del alumno para evitar estigmatizarlo?
¿Con qué regularidad concurre a la escuela? ¿Llega tarde? ¿Tiene inasistencias?
¿Cómo se relaciona con sus compañeros? ¿Y con los docentes?
¿Se observaron conductas en la escuela –clases, recreos, paseos, que evidencien
este consumo?
¿Qué estrategias concretas podemos llevar a cabo junto con el Equipo de
Orientación para brindar ayuda al estudiante?
http://www.sanjuan.edu.ar/mesj/LinkClick.aspx?fileticket=iJtD78r6z94%3D
Las intervenciones desde los Equipos de Orientación.
Cuando se habla de una cultura del consumo se la entiende en un marco más amplio
de una cultura social. Esta cultura social se puede transformar a partir de procesos
de inclusión, de solidaridad, de responsabilidad social y de sentido colectivo. La escuela
abre esa dimensión del vínculo con otros, del deseo y de un proyecto a futuro.
Considerando que no todas las escuelas cuentan con los equipos necesarios para
intervenir en la prevención, incluso en algunas de las personas a cargo no poseen las
competencias adecuadas, o directivos que impiden la aplicación de protocolos existentes
para evita problemas, lo realmente preventivo sería actuar como se detalla:
Algunas acciones que se realizan en la escuela frente a la problemática de las adicciones.
Docentes y preceptores: detectan el problema y realizan la derivación del adolescente
al Equipo de Orientación.
Equipo de Orientación: formados por psicopedagogos, trabajador social, abordan estas
situaciones. En conjunto se realiza la entrevista al adolescente en riesgo, se indagan los
datos de la red familiar, se cita a los padres, se realizan derivaciones al Centro de
Prevención de Adicciones junto a un adulto responsable para que se realice el
tratamiento. Si tiene obra social se lo derivara a sus efectores.
Explica la Licenciada en Trabajo Social Sandra Perez integrante del Equipo de
Orientación de la Escuela N°4-092 "General Las Heras" de la ciudad de Mendoza:
“Nuestra función es el acompañamiento y seguimiento de los casos. La psicopedagoga
realizará las adaptaciones curriculares correspondientes porque por lo general tienen bajo
rendimiento e inasistencias. Se trabajará con la red familiar, quienes deben llevar los
certificados médicos realizados para corroborar el tratamiento. Si los padres o el adulto
responsable no se hace cargo, de llevar al adolescente, se informa al organismo de
Protección de Derechos sobre la vulneración del derecho a la salud y el adolescente será
restituido”.
En las escuelas con respecto a la prevención en adicciones deben existir talleres para
padres. Las ferias educativas también tienen un gran impacto en la comunidad escolar,
por áreas se pueden realizar proyectos muy interesantes donde se retoma la importancia
del conocimiento del cuidado del cuerpo sano. Cada institución escolar podría incorporar
una revista institucional donde el tema de la prevención en adicciones sea trabajado
creativamente por los alumnos.
Se relacionan con el estudio previo de los factores de riesgo del grupo o sujeto con el que
vayamos a intervenir y pueden trabajarse desde diferentes estrategias:
-Relación del sujeto consigo mismo (fomento de la autoestima, trabajo sobre los valores)
-Relación del sujeto con su entorno social (presión de grupo, toma de decisiones)
-Relación del sujeto con su entorno sociocultural (promoción de alternativas saludables
respecto del tiempo libre, promoción de un discurso alternativo al consumismo)
-Relacionadas específicamente con las drogas (información sobre el uso de drogas,
actuación ante los primeros consumos)
Si analizamos esta sencilla definición, es posible observar que ella implica:
- Establecer una definición para el fenómeno que pretendemos prevenir, es decir “los
problemas relacionados con los consumos de drogas”.
- Definir los factores de riesgo que se supone intervienen en la creación de la
problemática que pretendemos prevenir, es decir los elementos que intervienen en la
“probabilidad de que en su seno aparezcan…”
- Determinar lo factores de protección que es necesario desarrollar para prevenir el
fenómeno, es decir el “conjunto de esfuerzos que una comunidad pone en marcha para
reducir de forma razonable..”
Todos podemos construir colectivamente, para que funcione como una eficaz herramienta
de apoyo para las escuelas, se deberá partir de su red local de capacidades y recursos
institucionales, y desde ahí ser ampliada con otros efectores y dispositivos de alcance
provincial.
Consideraciones para trabajar en prevención.
Necesitamos prestar atención a:
1-Saber escuchar para captar las verdaderas demandas.
2-Fortalecer nuestro criterio y el de todos aquellos que necesiten de este esfuerzo
preventivo.
- Reconocer la vida cotidiana en la escuela como ámbito privilegiado de intervención.
- Tener una actitud autogestora, que favorezca la autonomía y estimule la creatividad.
- Lograr que cada institución se asuma como actor de la prevención, facilitando el diseño
de un programa preventivo integrado a la vida de dicha institución.
En cada comunidad escolar encontramos distintas necesidades que requieren muchas
veces de la imaginación del docente como la organización de talleres que liberen a los
participantes de ciertos prejuicios y de microemprendimiento que canalice funciones
laborales. Esto no implica que dejemos de lado la respuesta a las preguntas concretas lo
que cambia es el marco, "las drogas no deben ser las protagonistas".
La prevención es el conjunto de esfuerzos que una comunidad pone en marcha para
reducir de forma razonable la probabilidad de que en su seno aparezcan problemas
relacionados con los consumos de drogas.
Cuando pensamos en la intervención primaria de la escuela proponemos desarrollar la
capacidad de escucha, es decir, dejar entrar la vida de los jóvenes a la escuela, saber que
piensan, que sienten, como son sus relaciones familiares y sociales, esto posiciona al
docente en un lugar de referencia y habilita la posibilidad de articular un discurso
preventivo.
Involucrarnos en la formación de los jóvenes, de nuestros alumnos, es inherente al rol
docente, por lo tanto debemos promover la construcción de proyectos
significativos para lograr sujetos autónomos, críticos, responsables, para constituir una
sociedad equitativa, que les permitan a los estudiantes adquirir protagonismo,
responsabilizarse de sus desempeños y fortalecer el trabajo en equipo.
Tenemos que brindar información clara, precisa y confiable despojada de prejuicios y
preconceptos para repensar nuestras prácticas. Además de propiciar un cambio de actitud
por parte de los educandos a través de la reflexión sobre las consecuencias del consumo
y trabajar en el apuntalamiento de factores protectores vinculados a la autoestima, el
autocuidado y la incorporación de conductas saludables individuales y grupales.
“Hacer prevención no requiere de estudiar una profesión, de estudiar libros o
adquirir nuevos conocimientos para transmitir. Hacer prevención es simplemente
vivir con los alumnos, jóvenes, hijos, padres, docentes; entrar en sus problemas,
tener experiencias en común, despertar su interés en un clima abierto y
participativo.”
INTEGRANTES
Esteban, María De Las Mercedes
Fernández, Fabiana Silvana
Gerez, Mabel
Larenas, Beatriz Alicia
Marioni, Ana Silvana
Noce, Marta Eugenia
Perez, Claudia Érica
Vercesi, Karina Micaela
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