Historia Económica y Social GeneralClase 1 Unidad 1
Profesora: Paula Núñ[email protected]
Ayudante: Alfredo [email protected]
http://www.historiaeconomica.ecaths.com
-Pensar la Historia Económica
-Economía, industria y capitalismo
-Modos de entender el cambio hacia la industrialización
Historia Económica
Historia Social
Tiempos y espacios centrales del capitalismo
Con referencia permanente a la constitución de otros espacios, sobre todo el latinoamericano
Vinculando formas productivas previas o alternativas
Discutiendo el relato “teleológico” del capitalismo
Unidad 1 – Introducción al estudio histórico de la economía. La “Europa precapitalista” y el mundo en conexión
Unidad 2 – Primeras formas de la organización económica posteriormente denominada capitalista.
Unidad 3- Capitalismo y Tecnología. Una mirada sobre el complejo siglo XIX
Unidad 4- Capitalismo, guerra y cambio
Unidad 5- Globalización en un mundo integrado
Evaluación
-Lectura previa del material solicitado en los prácticos
-Primer parcial: entre el 13 y el 20 de septiembre. Se entrega la nota el 27 de septiembre. Se recupera en forma presencial en el práctico siguiente.
-Segundo parcial: entre el 1° y el 8 de noviembre, Se entrega la nota el 15 de noviembre. Se recupera en forma presencial en el práctico siguiente
Nos han enseñando que existe una entidad llamada occidente, que aparece como una sociedad de civilización independiente y opuesta a otras.
Historia teleológica
Fundamentan a la sociedad tomada como referencia en los últimos 100 años. Los EEUU,
que encarnaron el derecho a la vida y a la libertad
GreciaRoma Cristianismo Europa Cristiana
RenacimientoIlustración
DemocraciapolíticaREVOLUCIÓN
INDUSTRIAL
Historia: la ciencia de los hombres en el tiempo
Relato de un pasado legítimo para sostener el argumento sobre el futuro necesario.
El antecedente fundamental para debatir el orden existente y la organización para el futuro.
La ilusión del destino de crecimiento es un ocultamiento de la desigualdad
No hay relatos prefijados.
Europa en el año 800 estaba fuera de todas las consideraciones en el escenario mundial.
En el 1400 es un escenario productivo y comercial
En Wolf vemos el paso de la rapiña hacia la producción artesanal y el intercambio.
La apertura de España y Portugal, la extracción como lógica en el siglo XVI.
El avance de Holanda e Inglaterra en el siglo XVII, la innovación como respuesta al cambio
•El crecimiento económico
•La innovación tecnológica y organizativa
•Las transformaciones sociales
Aspectos estructurales de la industrialización
El mundo no puede pensarse de la misma forma: la producción, las estructuras políticas, las ideas de naturaleza e incluso de humanidad cambian, la ciencia y la religión van modificando su jerarquía como discursos de poder.
Revolución industrial: historia del concepto
Arnold Toynbee (1880-1881). la revolución industrial desde las consecuencias sociales
del proceso de industrialización, sobre todo, en las condiciones negativas que tuvo la
industrialización sobre la clase trabajadora. Esta perspectiva prevaleció hasta la década
de 1920
Crack del ‘29. La revolución industrial se estudia desde los ciclos económicos. Desde
esta valoración positiva la nueva perspectiva focalizó la noción de “nacimiento de
industria moderna” que se despegó del contexto del XVIII y se aplicó a las sociedades
en forma general.
De los años ‘50 a los ‘70 la mirada sobre la revolución industrial de dirigió desde una
perspectiva que se preguntaba por el desarrollo económico. Se vincula a la expansión
de los países centrales en la posguerra y al reconocimiento del subdesarrollo. Rostow
La industrialización como modelo a seguir:
Rostow plantea que existen cinco etapas de desarrollo
•La sociedad tradicional
•Las condiciones previas al impulso inicial
•El impulso inicial
•La marcha hacia la madurez
•La era del alto consumo en masas
El punto que interesaba era el cambio en Inglaterra entre fines del XVII y
principio del XVIII para favorecer el paso hacia la sociedad industrial. La
revolución industrial es la etapa del impulso inicial o take off, considerara como
límite que diferenció a las sociedades modernas de las anteriores.
Crisis de los ´70. Necesidad de repensar la historia. la
revolución industrial no solo apelara a los éxitos sino
también a los fracasos, a los límites de crecimiento y
contradicciones que atraviesan las formas de producción
que hoy nos contienen.
La historia se relata desde contextos, desde preguntas que tienen sentido en esos contextos
Desarrollo y subdesarrollo
Renta per cápita
Tasa de natalidad
Tasa de mortandad
Esperanza de vida
Alfabetización
Prestaciones sanitarias
Variables cuantificables
La pregunta por la riqueza y la pobreza
Crecimiento ProgresoDesarrollo
Incremento sostenido
del productoIncremento asociado a un cambio
en el sistema
económico
Autoevidente
del desarrollo económico
Tierra – Trabajo - Capital
Mirada clásica
Deben incorporarse:
PoblaciónRecursosTecnologíaInstituciones sociales
Factores determinantes
Producción y productividad
Combinación de
los factores de
producción para
producir bienes y
servicios
Relación entre lo
obtenido y los factores
de producción
utilizados
¿Demografía?
Estructura económica y cambio estructural
Relaciones entre los
sectores de la economía:
- Primario- Secundario- Terciario
¿Salida de la agricultura?
¿Cómo pensar desde un espacio que no se cierre a su propio
proceso?
El mundo en expansión y la necesidad de sumar la mirada de otros espacios: oriente y el contrapunto del desarrollo
Siglo XVII
El extremo oriente estaba en mejores condiciones técnicas y mercantiles que Europa para iniciar el “despegue”.
La gran divergencia – No hay una salida lineal al desarrollo.
¿Por qué el capitalismo industrial se desarrolló en Europa Occidental y no en el
Asia Oriental, donde los procesos de formación de mercados estaban más
avanzados?
¿Por qué se relacionó la globalización del capitalismo industrial liderado por los
británicos con el agudo declive económico de la región de Asia Oriental, y en
especial de su núcleo chino, durante al menos un siglo? (desde mediados del XIX a
mediados del XX).
Dinámica de Adam Smith:
El progreso económico está impulsado por los beneficios de la
productividad, acompañado de una amplia y profunda división
del trabajo limitada únicamente por la extensión del mercado.
Mientras el progreso económico se da, aumentan los ingresos
y la demanda real, con lo cual crece la extensión del mercado,
creando de este modo las condiciones para nuevos círculos
de división del trabajo y progreso económico.
Sin embargo, con el tiempo, este círculo virtuoso tropieza con
los límites impuestos a la extensión del mercado por las
convicciones espaciales para nuevos círculos de división de
trabajo y progreso económico, así como por la escala espacial
y entorno institucional del proceso.
Cuando se alcanzan dichos límites, el proceso entra en lo que
se ha denominado una trampa del equilibrio de alto nivel.
Durante todo el siglo XVIII el mercado nacional chino superó
con gran diferencia en extensión y densidad a cualquier
mercado nacional de Occidente.
El gran alcance y densidad de mercado nacional chino fue
debido no sólo a la mayor densidad de población existente,
sino también a los niveles de comercialización, las
infraestructuras de transporte, la productividad agrícola, la
sofisticación de las manufacturas y una renta per cápita
equivalente, o incluso superior, a la de los países más
prósperos de Europa
China cayó en una trampa del equilibrio del alto nivel de
Smith precisamente debido a su propio éxito en el
desarrollo de un mercado nacional. El rápido aumento de
la producción y veloz crecimiento de la población había
agotado todos los recursos excepto la mano de obra, lo
que a su vez, dificultó cada vez más las innovaciones
rentables.
Era más rentable contratar a alguien para hacer algo,
además de favorecer el control social, que invertir en
innovación técnica.
Las pestes de los siglos XIV y XVII de Europa generaron la
necesidad de responder a la caída demográfica.
El problema de China no era la falta de población, sino el
exceso.
El gobierno centralizado de China se diferenciaba de los
estados fragmentados y en pugna de Europa.
La producción China favoreció el mercado interno y la
producción familiar a pequeña escala.
En Europa el comercio a larga distancia fue mucho más importante que en China.
En Europa el crecimiento fue desde la expansión, en China desde la introspección.
En el Asia Oriental, China encabezaba un proceso de desarrollo egocéntrico, enfocado más hacia la formación del estado que en la guerra, y más en el comercio doméstico que en el exterior. El resultado fue el Milagro Chino. Los pensadores europeos del siglo XVIII (entre ellos Adam Smith) se quedaron bastante impresionados con este logro. La paz, prosperidad y crecimiento demográfico notables que experimentó China durante gran parte del siglo XVIII fue fuente de inspiración de figuras destacadas del Siglo de las Luces europeo.
Esta imagen positiva de China se debilitó posteriormente, no
a causa de los logros económicos europeos, sino debido a
su superioridad militar de occidente. Los mercaderes y
aventureros europeos subrayaron durante mucho tiempo la
vulnerabilidad militar de un imperio gobernado por una clase
social formada por familias adineradas, mientras se
lamentaban amargamente por los obstáculos burocráticos y
culturales que encontraban al realizar negocios con China.
Estas críticas y quejas se tradujeron gradualmente en una
visión de China como un imperio burocráticamente opresivo
y militarmente débil.
Europa se lanzó a un ciclo de auto-refuerzo en el cual su organización militar
mantuvo, y era mantenida por, una expansión económica y política a expensas de
otros pueblos y estados de la tierra.
Como resultado, el comercio europeo se expandió mucho más rápidamente que en el
siglo XVII, hasta promocionar la división del trabajo con las Américas que permitió a
las regiones principales europeas especializarse en el ahorro de trabajo y el uso
intensivo de la tierra y la energía.
En contraste, los estados de Asia Oriental no mostraron ningún tipo de tendencia
hacia la construcción de imperios comerciales en el extranjero. Incluso los contactos
comerciales entre los países asiáticos dieron marcha atrás bruscamente a partir de
principios del siglo XVIII y no se recuperaron hasta que Occidente forzó a China y
Japón a abrir sus puertos al comercio exterior a mediados del siglo XIX.
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