CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
Proceso No 11679
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN PENAL
Magistrado Ponente:
Dr. FERNANDO E. ARBOLEDA RIPOLL
Aprobado acta No. 067
Bogotá D.C., veintiséis de junio del año dos mil dos.
Resuelve la Corte el recurso extraordinario de casación interpuesto por el
defensor del procesado ANTONIO TORRES ZARATE, contra la
sentencia del Tribunal superior del distrito judicial de Bucaramanga,
mediante la cual lo condenó por el delito de homicidio.
Hechos y actuación procesal.-
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
2
1.- Aproximadamente a la una de la mañana del 16 de octubre de 1994 en
el parque principal de Piedecuesta (Santander), donde se llevaba a cabo
un evento ferial, perdió la vida el ciudadano Martín Quintero Galvis a
consecuencia de haber recibido una herida en el abdomen producida con
arma cortopunzante, por acción ejecutada por ANTONIO TORRES
ZARATE. La investigación logró establecer que entre estos dos
intervinientes existían antecedentes de enemistad y de agresión física.
2.- Por estos hechos la Fiscalía cuarenta de la Unidad de reacción
inmediata con sede en Bucaramanga abrió la investigación (fl. 20 cno. 1),
y la Fiscalía diecinueve adscrita a la misma Unidad vinculó mediante
indagatoria a NELSON JAVIER BASTO GOMEZ (fl. 34), en tanto que
la Fiscalía tercera seccional, a donde fueron remitidas las diligencias,
hizo lo propio respecto de ANTONIO TORRES ZARATE (fls. 62), a
quienes se definió su situación jurídica con medida de aseguramiento de
detención preventiva (fls. 52 ss. y 77 ss.).
3.- Posteriormente, previa clausura del ciclo instructivo (fl 224), se
calificó el mérito probatorio del sumario con resolución de acusación en
contra de ANTONIO TORRES ZARATE y NELSON JAVIER BASTO
GOMEZ, el primero como autor y el segundo en calidad de cómplice, por
el delito de homicidio simple (fls. 256 y ss.), mediante determinación que
adquirió ejecutoria en esa instancia al no haber sido objeto de
impugnación (fl. 274).
4.- El trámite del juicio fue asumido por el Juzgado trece penal del
circuito de Bucaramanga, autoridad que llevó a cabo la audiencia pública
(fls. 77 y ss.- 3), y el 15 de septiembre de 1995 puso fin a la instancia
absolviendo a los procesados de los cargos imputados en el pliego
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
3
enjuiciatorio, al tiempo que les concedió la libertad provisional de
conformidad con el artículo 415-3 del decreto 2700 de 1991 (fls. 141 y
ss-3). Apelado el fallo por la Fiscalía, por pronunciamiento de segunda
instancia proferido el 27 de noviembre siguiente el Tribunal superior lo
revocó parcialmente, y en lugar de él condenó al procesado ANTONIO
TORRES ZARATE a la pena principal de veinticinco (25) años de
prisión, la accesoria de interdicción de derechos y funciones públicas por
el término de diez (10) años y el pago en concreto de los perjuicios
ocasionados con la infracción, a consecuencia de hallarlo penalmente
responsable del delito imputado en la acusación, al tiempo que confirmó
la absolución dispuesta a favor de NELSON JAVIER BASTO GOMEZ
(fls. 3 y ss. cno. trib.).
5.- Contra la sentencia de segundo grado, en oportunidad, la defensa de
ANTONIO TORRES ZARATE interpuso recurso de casación (fl. 50
ib.), el cual fue concedido por el ad quem (fl. 51) y presentó la
correspondiente demanda (fls. 54 y ss.), que la Sala declaró ajustada a las
previsiones legales (fls. 3 Corte).
La demanda.-
Con apoyo en la causal primera de casación, cuerpo segundo, el libelista
postula dos cargos contra el fallo del tribunal, en los que denuncia
violación indirecta de normas de derecho sustancial, a consecuencia de
errores de derecho y de hecho, respectivamente, en la apreciación
probatoria.
PRIMER CARGO. (Error de derecho).
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
4
Sostiene al efecto que el Tribunal incurrió en violación indirecta de la ley
sustancial por aplicación indebida de la disposición que tipifica el delito
de homicidio simple (art. 323 del decreto 100 de 1980, modificado por el
art. 29 de la ley 40 de 1993), y de la que define la culpabilidad dolosa
(art. 36 ejusdem). Asimismo, y por idéntica vía, transgredió los artículos
247 y 445 del Decreto 2700 de 1991, relativos a los requisitos para
proferir fallo de condena y la institución jurídica del in dubio pro reo,
respectivamente.
Respecto del error probatorio de derecho, cuya especie el actor no
identifica, manifiesta que su incursión por el Tribunal lo llevó a suponer
existente el grado de certeza exigido por la ley para proferir fallo de
condena en contra de ANTONIO TORRES ZARATE, pues si bien es
cierto que en el actual sistema se goza de libertad en la apreciación
probatoria, ello no lo autoriza para apartarse de las reglas de la sana
crítica, que fue lo que, en su criterio, ocurrió en este caso en relación con
la valoración de la prueba testimonial allegada a la actuación.
Luego de reproducir algunos apartes del testimonio de Gloria Isabel
Jurado León, manifiesta que si se analiza cuidadosamente dicha
declaración se puede observar que incurre en graves contradicciones no
observadas por el tribunal las que le restan eficacia probatoria, como la
que se relaciona con su presencia en el teatro de los acontecimientos,
pues de ser así, sería lógico suponer que no tenía obstáculos que le
impidieran la visibilidad, máxime si el lugar estaba iluminado y había un
número pequeño de personas.
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
5
Considera entonces que de las expresiones de la testigo de manera
inequívoca se establece que se enteró de los hechos por informaciones
que le suministraron terceras personas, lo que impide afirmar que haya
presenciado los hechos materia de investigación y, por el contrario sí, que
mintió con el único fin de perjudicar a los encartados, pues tenía un
móvil comprensible y humano fundado en que el occiso era el padre de
su pequeño hijo.
Además, de ser cierto que dicha declarante se hallaba a una distancia no
superior a un metro con relación al occiso, habría que concluir que pudo
apreciar las características físicas de los agresores. Sin embargo, da a
entender todo lo contrario, lo que indica que en realidad no presenció los
hechos en que falleció el padre de su hijo.
Del mismo modo, la citada declarante incurre en contradicción con lo
narrado por Ramiro Pedraza en torno a la identificación del agresor de
Martín Quintero, pues mientras aquella manifiesta que Ramiro fue el que
le contó que “Toño” había sido quien ocasionó la herida a la víctima, del
testimonio de éste se establece que fueron Gloria Isabel Jurado y sus
hermanas quienes le contaron lo ocurrido.
La señora Gloria Isabel Jurado León también incurre en contradicción
sobre las circunstancias en que resultó lesionado Nelson Javier Basto
Gómez, pues mientras refiere que el sujeto que según ella tomó a Martín
por la espalda también resultó lesionado en uno de sus brazos por la
misma persona que hirió a Martín, en el proceso se encuentra establecido
que fue un solo lance de cuchillo que dio en la humanidad de la víctima,
según lo aceptó Torres Zárate desde su primera injurada, y sin embargo
el Tribunal no se cuestionó sobre quién fue el que hirió a Basto Gómez.
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
6
Luego de sacar sus propias conclusiones probatorias de la necropsia al
cadáver de Martín Quintero Galvis y el reconocimiento médico
practicado a Nelson Javier Basto Gómez, considera que “es física y
lógicamente imposible que Antonio Torres Zárate con un solo lance de
cuchillo haya lesionado simultáneamente a Martín Quintero y a Nelson
Javier Basto, tal como lo pretende hacer creer la testigo Gloria Isabel
Jurado León”, lo que indica que faltó a la verdad en su declaración.
Considera entonces que si el tribunal hubiera valorado la prueba
siguiendo las reglas de la sana crítica, habría encontrado dichas
contradicciones y con base en ello llegado al convencimiento que el
mencionado medio no ofrece ninguna eficacia probatoria.
En relación con el testimonio de Myriam Jurado León, afirma el
casacionista que si el tribunal hubiese valorado correctamente este medio
de convicción, “hubiese encontrado que coincidía con el dicho de su
hermana Gloria Isabel Jurado León, en cuanto a describir la forma como
resultó herido Martín Quintero Galvis, lo mismo que sobre el número de
lances de cuchillo que ejecutó el victimario Torres Zárate, y que se
hallaban como a un metro del sitio donde sucedieron los hechos”, pero
asimismo que pese a estas coincidencias discrepan en un aspecto
fundamental atinente a la herida que, según Gloria Isabel, presentaba en
una de sus manos el sujeto que tomó a Martín.
De una de las respuestas ofrecidas por la testigo Myriam Jurado León,
infiere el casacionista que “efectivamente la víctima la noche de los
hechos sí portaba un cuchillo, lo cual echa por tierra la supuesta verdad
de las hermanas Jurado León en sus declaraciones”.
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
7
Con la misma tónica que imprime al desarrollo de la censura, se refiere el
casacionista a las contradicciones que, según afirma, presenta la testigo
Guillermina Jurado León, algunos de cuyos apartes reproduce, para
concluir que “Guillermina no se encontraba alrededor de sus hermanas y
a un metro de distancia de Martín Quintero, y por lo tanto ella no vio el
desarrollo de los hechos”, pues si Ramiro Pedraza se hallaba bailando
con su novia Guillermina a una distancia de ocho pasos del herido, es
lógico colegir que ésta no se encontraba a un metro y alrededor de sus
hermanas al momento del hecho, lo que indica que en realidad no vio
cuando hirieron a Martín, como tampoco lo hizo Ramiro Pedraza.
Sostiene que la deducción de que Guillermina Jurado León no estaba
presente la noche de los hechos, es respaldada con el dicho de Rubiela
Jurado León quien dijo que se encontraba con sus hermanas Myriam y
Gloria sin que para nada mencione a aquella.
Considera haber demostrado los errores de apreciación probatoria en que
dice incurrió el tribunal, y concluye que las declaraciones de las
hermanas Jurado León faltan a la verdad por tener un móvil determinante
consistente en que la víctima era el padre del hijo de Gloria Isabel y por
supuesto pariente de las otras dos.
A su criterio, merecen más credibilidad las declaraciones de Liliana
Saavedra, Martha Saavedra Gómez, y Raúl Méndez, cuando coinciden en
afirmar que la noche de los hechos Quintero Galvis hizo ademanes
provocadores a Torres Zárate, ante lo cual éste pidió a su compañero de
farra, Basto Gómez, que le cuidara la espalda para evitar que aquél lo
agrediera, y que Nelson Javier al ver que Martín Quintero armado de
cuchillo se dirigía hacia donde estaba Torres Zárate, quiso evitar el
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
8
problema tratando de detener a Quintero Galvis resultando herido por
éste en su brazo derecho, mientras que Quintero se dirigió hacia Torres
Zárate quien no vio más alternativa que defenderse del ataque de que era
víctima por parte del hoy occiso.
Estas declaraciones, continúa, en su conjunto se muestran concordantes
entre sí y se hallan respaldadas con otros medios de convicción como son
la necropsia al cadáver de Quintero Galvis, y el reconocimiento médico
legal practicado a Basto Gómez de los que se establece que Torres Zárate
no fue quien hirió a Basto Gómez.
Afirma que si el Tribunal hubiese apreciado las pruebas de acuerdo con
las reglas de la sana crítica, habría llegado a la conclusión que las testigos
Jurado faltaron a la verdad y que con tales medios de convicción no se
obtenía certeza necesaria para condenar. Sí en cambio resultaba plausible
que Torres Zárate actuó en legítima defensa de su integridad personal,
que el mismo no fue quien hirió a Basto Gómez, o, en el peor de los
casos, que la prueba aportada no conducía a la certeza del hecho punible
y la responsabilidad del procesado por las grandes dudas que de la misma
se desprendía.
SEGUNDO CARGO. ( Subsidiario. Error de hecho).
Considera el casacionista que el Tribunal incurrió en violación indirecta
de la ley sustancial a consecuencia de error de hecho por falso juicio de
identidad en la apreciación probatoria.
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
9
Luego de reproducir algunos apartes del fallo que censura, el actor aduce
que según el Tribunal, Torres Zárate no actuó en legítima defensa de su
integridad personal porque los hechos en que perdió la vida Quintero
Galvis fueron desarrollo de una riña, planteada por éste y aceptada por
aquél. Esta conclusión la considera errada a consecuencia de haber
tergiversado las declaraciones de los testigos presenciales de los hechos
como fueron Liliana Saavedra, Martha Saavedra y Raúl Méndez “pues
tales personas en sus exposiciones para nada hacen relación a una riña de
la magnitud y trascendencia de la que dedujo el tribunal”.
A propósito de demostrar su aserto, trae a colación apartes de los
testimonios de las hermanas Gloria Isabel, Myriam, Guillermina, y
Rubiela Jurado León, de las que concluye que ninguna de ellas da a
entender que hayan presenciado un hecho constitutivo de riña como para
que el tribunal deduzca la ocurrencia de un enfrentamiento querido y
aceptado entre Torres Zárate y Quintero Galvis, luego el Tribunal en
forma ostensible y manifiesta tergiversó la materialidad de la prueba para
dar por demostrado un hecho que nunca sucedió.
Esta misma consideración la formula respecto de los testimonios
rendidos por Martha Saavedra Gómez y Raúl Méndez, pues, a su criterio,
de ellos no se puede colegir “que ante las amenazas de Quintero Galvis,
Torres Zárate le haya aceptado la provocación”.
Afirma asimismo, que la tergiversación de mayor entidad en la
apreciación de la prueba, se presenta cuando el Tribunal, de dos grupos
de testigos a los que califica de inverosímiles por haber incurrido en
contradicciones, considera probada la existencia de una riña para, de
dicho modo, sostener que Torres Zárate no actuó en legítima defensa,
siendo ello, en su opinión, una “rara forma de apreciar la credibilidad y
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
10
eficacia de un medio de prueba, pues de unas mentiras dichas por los
testigos, según el Tribunal, fruto del afán de agravar o de favorecer, de
ellas deduce poseer la certeza para condenar”.
Concluye entonces afirmando que el Tribunal violó en forma indirecta
por falta de aplicación el artículo 29-4 del decreto 100 de 1980,
aplicación indebida de los artículos 323 y 36 ejusdem, y del artículo 247
del Decreto 2700 de 1991, a consecuencia de haber incurrido en error de
hecho por falso juicio de identidad en la apreciación probatoria “pues con
base en pruebas contradictorias e inverosímiles, fundamentó un fallo de
condena desconociendo por ello la figura de la legítima defensa a favor
de Torres Zárate”.
Con fundamento en lo anterior, solicita de la Corte casar la sentencia
materia de impugnación y, en consecuencia, absolver a su asistido de los
cargos imputados en la acusación.
Concepto del Agente del Ministerio Público.-
El procurador Segundo delegado en lo penal conceptúa de la siguiente
manera:
PRIMER CARGO.
Advierte, ab initio, que la censura así formulada y sustentada no está
llamada a prosperar, por ostensibles falencias de técnica.
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
11
El demandante invoca la causal primera de casación, cuerpo segundo,
para acusar la sentencia de ser violatoria en forma indirecta de la ley
sustancial, a consecuencia de “manifiestos errores de derecho en la
apreciación de las pruebas”, pero circunscritos a violaciones de las reglas
de la sana crítica, respecto de valoraciones que el Tribunal hizo de los
testimonios de Gloria, Myriam y Guillermina Jurado León, y Ramiro
Pedraza.
El censor simplemente plasma su particular criterio de apreciación
probatoria para anteponerlo al que realizó el Tribunal, con lo cual situó
sus libres cuestionamientos en los ámbitos del error de derecho por falso
juicio de convicción, modalidad que no ha lugar en sede extraordinaria
debido a que nuestro sistema de apreciación probatoria no es tarifado.
Así no lo hubiere manifestado expresamente, resulta claro que al haber
elegido la modalidad del error de derecho, y centrado sus alegaciones en
supuestos atentados a la sana crítica respecto de testimonios de cargo
que, a juicio del casacionista, carecen de eficacia probatoria, se establece
que traslada el cuestionamiento “hacia los casi intransitables carriles de
los falsos juicios de convicción”, que conducen al fracaso de la
impugnación.
En cuanto tiene que ver con los cuestionamientos formulados respecto
del desconocimiento de las reglas de la sana crítica, considera que la
alegación debió presentarse a través de la modalidad de errores de hecho
por falsos juicios de identidad y no por los senderos del error de derecho
por falso juicio de convicción, pues con esta postura el cargo reclama
desestimación.
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
12
SEGUNDO CARGO.
Anota que el casacionista se aproxima a una debida formulación del
cargo, en tanto enuncia su acusación al fallo como violatorio de la ley
sustancial por error de hecho en la modalidad de falso juicio de identidad.
Sin embargo, no obstante que de los testimonios referidos por el censor
no se establece que la noche de los hechos se hubiere dado una riña, el
Tribunal desestimando los dos grupos de testigos a los que calificó de
“parcializados”, e incursos en contradicciones, valoró que los insucesos
se dieron en desarrollo de una riña, entendida no como simple pelea sino
como suposición de riesgo para los contrincantes y por ello cierta.
El hecho de que los dos grupos de testigos no hubieren expresado con
singularidad lo relativo a la existencia de la riña, y que el Tribunal los
hubiese desestimado parcialmente, y siguiendo las reglas de la sana
crítica valorara y coligiera que los hechos en que perdió la vida Martín
Quintero se dieron en desarrollo de una riña propuesta y aceptada que
excluye la legítima defensa alegada e invocada por el sindicado Torres
Zárate, ello no implica que por parte del Tribunal se hubiere tergiversado
la prueba.
Por el contrario, la valoración del tribunal no fue resultado de una
inferencia conjetural o simple suposición sin soporte probatorio, sino que
llegó a ella a partir del supuesto de la antecedente enemistad o “vieja
rencilla” que existía entre los contendientes, de la actitud de preparación
o estado de alerta en que se colocara Torres Zarate al indicarle a Basto
Gómez que vigilara y le informara sobre la esperada presencia de
Quintero Galvis, quien por medio de ademanes lo había alertado para el
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
13
enfrentamiento, según así lo indicaron Martha Saavedra Gómez, Liliana
Saavedra Basto y Raúl Méndez.
Con apoyo en algún autor, sostiene que no toda riña tiene igual
significado jurídico, siendo necesario establecer su origen y razón en
orden a determinar su ilicitud y efectos. En principio, de una riña
voluntariamente aceptada no puede surgir motivo alguno de justificación,
ya que en tal evento las violencias recíprocas han sido queridas.
Desde dicha óptica, para la delegada la censura por falso juicio de
identidad por la inferencia de la riña que excluye la causal de
justificación, queda como simple enunciado que amerita desestimación
en la medida en que el casacionista sólo plasmó particulares criterios de
apreciación probatoria para anteponerlos a los que acorde con la sana
crítica efectuó el Tribunal.
Si lo que se pretendía era demostrar que no existió la riña como en tal
sentido fue inferido por el Juzgador, a partir del hecho cierto de que
efectivamente hubo una contienda, debió el casacionista acreditar que la
riña no fue voluntaria sino imprevista y por tal vía la trascendencia en la
configuración de la justificante de manera que fueran estos dos elementos
los supuestos de la discusión, tarea que al no abordar impide la
prosperidad del cargo.
Por lo anterior, sugiere a la Corte no casar la sentencia.
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
14
SE CONSIDERA:
PRIMER CARGO (Error de derecho).
En el desarrollo de la censura surge clara la confusión de conceptos en
que incurre el casacionista entre error de hecho por falso raciocinio
derivado de la transgresión de los postulados de la lógica, las leyes de la
ciencia, o los dictados de experiencia en los cuales se fundamenta la sana
crítica como método de apreciación probatoria, con los errores de
derecho relativos a la validez, el mérito o la eficacia de los medios de
convicción, donde lo que se transgrede no es la persuasión racional sino
la norma que establece los presupuestos para la aducción del medio (falso
juicio de legalidad), al atribuirle mérito a una prueba que los contraría en
su recaudo, o cuando se desconoce el valor prefijado a la prueba en la ley
o la eficacia que ésta le asigna (falso juicio de convicción).
Deja de considerar el censor que cada una de las especies de error de
hecho o de derecho en la apreciación probatoria, corresponden a una
secuencia de carácter lógico y progresivo así se concreten en el acto
históricamente unitario que es el fallo judicial de segunda instancia, pues
una cosa es el cumplimiento de las formalidades legales para la aducción
del medio, otra su contemplación material donde debe existir
correspondencia entre el objeto (la prueba) y la fijación del contenido
material que de él se haga; otra el mérito que acorde con la lógica, la
ciencia o la experiencia ha de corresponderle, y otra bien distinta el valor
o eficacia que la ley preestablezca a determinados medios.
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
15
Pero el actor no solamente enuncia una especie de error y trata de
desarrollar otra sustancialmente distinta, sino que finalmente no concreta
ninguna de ellas. Aún de llegar a suponerse que su pretensión es denotar
la transgresión de las reglas de la sana crítica en la apreciación del
material de prueba recaudado en la actuación, especialmente el de
carácter testimonial, es de decirse que la labor quedó incompleta, puesto
que se limitó a extractar algunos apartes de los testimonios de Gloria
Isabel, Myriam, Guillermina, y Rubiela Jurado León; para enfrentarlos a
los de Ramiro Pedraza, Liliana Saavedra, Martha Saavedra y Raúl
Méndez, pero sin concretar cómo dichos medios fueron ponderados por
el juzgador, cuál en concreto el mérito que se les atribuyó, en qué
consistió el desacierto, ni la repercusión de éste en la parte resolutiva de
la sentencia impugnada.
Tanto es esto, que en lugar de patentizar el error de apreciación
probatoria en que supuestamente incurrió el juzgador, a manera de
alegato de instancia y sin tomar como referente el fallo, el actor se dedica
a establecer particulares relaciones fácticas a las cuales atribuye
consecuencias jurídicas de la misma factura, como si en casación ello
resultare plausible, a no ser que se opte por considerar este instrumento
extraordinario de impugnación como de plena justicia, libre de rigor
conceptual, y no técnico y rogado como es de su esencia.
Se suma a lo anterior que pese a ser la pretensión el reconocimiento de
haberse actuado en legítima defensa, dentro del mismo contexto
argumentativo, contradictoriamente afirma que en el proceso no existe la
prueba suficiente para condenar, debiéndose aplicar en su favor el
principio de la presunción de inocencia o in dubio pro reo, alegación
simultánea que resulta incompatible, porque mientras lo primero requiere
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
16
que esté probado en grado de certeza que quien llevó a cabo la conducta
lo hizo al amparo de un motivo de justificación legalmente previsto, con
lo último lo pretendido es que se declare la existencia de duda probatoria
insalvable sobre alguno de los aspectos que integran el punible, nada de
lo cual puede suponer la Corte sin transgredir el principio de limitación
que rige su actuación.
Entonces, ante la falta de técnica y de fundamento en la postulación del
ataque, no cabe más alternativa que su desestimación.
SEGUNDO CARGO (Error de hecho).
Situado el cargo en punto del error de hecho por falso juicio de identidad,
por deformación de la prueba testimonial, al amparo de la causal primera
de casación, cuerpo segundo, para denunciar aplicación indebida de las
disposiciones sustanciales que definen el delito de homicidio y falta de
aplicación de aquellas que establecen la justificante de la legítima
defensa, sin perjuicio de las aclaraciones que más adelante se harán sobre
el falso juicio de identidad, lo primero es observar que el ataque como tal
se ofrece fáctica y jurídicamente completo.
En efecto, acorde con el entendimiento de la jurisprudencia para la época
de presentación de la demanda sobre el falso juicio de identidad por vía
indirecta, el casacionista trae a colación la expresión concreta de la
prueba, la coteja con lo declarado en el fallo respecto de ella, establece la
trascendencia del error -en cuanto a partir de la prueba recaudada el
juzgador infirió la existencia de riña como elemento que descarta la
legítima defensa-, y señala adecuadamente las normas de derecho
sustancial que se estiman conculcadas a consecuencia de la falta de
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
17
aplicación de la disposición que establece la justificante y la consecuente
aplicación indebida del tipo de homicidio.
Por manera que en tales condiciones, obligado resulta aprehender el
estudio de fondo de la censura, en cuanto la misma se ofrece formal y
sustancialmente completa, no obstante la apreciación de la Delegada en
el sentido de que el casacionista debió demostrar que la riña no fue
voluntaria sino imprevista, y además la existencia de la justificante.
Esta exigencia no sólo resulta exagerada sino que carece de sustento
dentro del marco del error en que se ubica el demandante. Ello por
cuanto, como bien lo anota la propia Delegada, “no toda riña tiene igual
significado jurídico” y para el caso de denunciar, como en este evento,
que el Tribunal se equivocó al declarar que TORRES ZARATE no actuó
en legítima defensa de su integridad personal porque la riña, propuesta
por el occiso, fue voluntariamente aceptada por el sindicado, conduce a
tener que reconocer que la omisión en la postulación del cargo a que se
refiere el representante del Ministerio público, resulta intrascendente
frente a lo que en realidad pretende denotar el casacionista, esto es, la
configuración de un motivo excluyente de responsabilidad penal, del cual
se ocupó el juzgador, para descartar su aplicación al caso.
De suerte que, no sólo porque ello fue objeto de tratamiento en la
demanda al predicar el casacionista que el juzgador erradamente dio “por
probado la existencia de una riña para de esta forma entrar a sostener que
Torres Zárate no actuó en legítima defensa”, sino porque fue este
precisamente el fundamento de la resolución de condena que el
demandante combate, se establece que el cargo es formal y jurídicamente
completo.
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
18
Cosa distinta, es que de lo contenido en la demanda y su cotejo con el
fallo se establezca que en realidad el juzgador no incurrió en falso juicio
de identidad en la apreciación probatoria desde una apreciación estricta
de esta especie de error, pues es lo cierto que no distorsionó la expresión
fáctica del material de prueba para hacerle producir efectos que no se
establecen de su contexto, sino que no empece contemplar los medios en
su exacta dimensión objetiva, les restó mérito persuasivo a partir de las
contradicciones en que los anotados testigos incurren, y por dicho camino
llegó a una conclusión o inferencia errada, en cuyo evento lo procedente,
acorde con los actuales desarrollos de la jurisprudencia sobre el tema, era
acudir al error de hecho por falso raciocinio y no optar por el ámbito en
que opera el yerro de distorsión probatoria.
No obstante, ha de precisar la Sala que en la formulación del reproche
ninguna incorrección se advierte, si se toma en cuenta que para la época
de presentación de esta demanda los errores de sana crítica eran
considerados por la jurisprudencia falsos juicios de identidad, cuando en
realidad se trata de desaciertos de naturaleza y momentos de producción
en el proceso de apreciación de la prueba distintos, pues una cosa es
tergiversar, cercenar o adicionar el medio en el acto de contemplación de
su expresión fáctica, y otra diversa es que pese apreciarlo en su exacta
dimensión, en la fijación de su mérito o alcance, resulten desconocidas
las reglas de la sana crítica y por dicha vía se llegue a conclusiones
equivocadas (falso raciocinio).
Si bien la demanda no emplea los términos técnicos propios del error de
hecho por falso raciocinio, es de gran precisión al denotar que el Tribunal
incurrió en error de inferencia al dar por demostrado algo que los medios
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
19
no revelan. Del contexto del cargo sin dificultad se establece que el
casacionista se esfuerza en demostrar, de una parte, que ninguno de los
testigos refirió haberse presentado riña y, de otra, que no empece lo
anterior y de haberles restado mérito persuasivo, el tribunal la dio por
acreditada y excluyó la legítima defensa, lo que indica que el error
noticiado es de inferencia en la labor de establecer la relevancia jurídica
del comportamiento llevado a cabo, pues el actor no discute la expresión
fáctica de la prueba testimonial a que alude, ni su ponderación por el
juzgador, sino la conclusión a que arribó para declarar probada la
existencia de riña voluntaria y excluir la legítima defensa, derivada de
una errada fuerza demostrativa atribuida al arsenal probatorio.
Entonces, por las anotadas razones, la Corte no puede menos que aceptar
el examen del cargo a pesar de aparecer ubicado en un tipo de error
distinto del que corresponde acorde con los desarrollos en torno al error
de hecho por falso raciocinio, por el que se ha decantado la
jurisprudencia de la Sala con posterioridad a la presentación de la
demanda.
La Corte tiene establecido que “el fenómeno de la riña implica la
existencia de un combate en el cual los contendientes, situados al margen
de la ley, buscan causarse daño a través de mutuas agresiones físicas. No
alcanza a configurarse, por lo tanto, a partir de simples ofensas verbales,
sino que se requiere la existencia de un verdadero enfrentamiento físico
entre los opositores” (Sent. Cas. dic. 16/99. M.P. Mejía Escobar. Rad.
11.099).
Esto no significa, desde luego, afirmar que en la comisión de los delitos
de homicidio y lesiones personales no haya agresión, pues de otra manera
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
20
no podría entenderse la forma en que se produce la afectación al bien
jurídico de la vida o la integridad personal. Lo que en realidad diferencia
la riña de la legítima defensa, no es la existencia de actividad agresiva
recíproca, ya que, es de obviedad entender, ésta se da en ambas
situaciones, sino además la subjetividad con que actúan los intervinientes
en el hecho, que en un caso, el de la riña, corresponde a la mutua
voluntariedad de los contendientes de causarse daño, y en el otro, el de la
legítima defensa, obedece a la necesidad individual de defenderse de una
agresión ajena, injusta, actual o inminente, es decir, no propiciada
voluntariamente.
De ahí que la Corte de antiguo tenga establecida dicha diferenciación
precisamente en el pronunciamiento que la delegada evoca en su
concepto, la cual se conserva vigente a pesar de la realidad jurídica
actual:
“...es obvio que una cosa es aceptar una pelea o buscar la ocasión de que
se desarrolle y otra muy distinta estar apercibido para el caso en que la
agresión se presente. Con lo primero pierde la defensa una característica
esencial para su legitimidad, como es la inminencia o lo inevitable del
ataque; pero ningún precepto de moral o de derecho prohibe estar listo
para la propia tutela, es más, elemental prudencia aconseja a quien teme
peligros, precaverse a tiempo y eficazmente contra ellos.
“…La riña es un combate entre dos personas, un cambio recíproco de
golpes efectuado con el propósito de causarse daño, de suerte que, como
dice el Ministerio Público, ni hay riña sin intención de pelear, ni en esa
pelea puede excluirse el propósito o intención dolosa de causar daño al
contrincante.
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
21
“En cambio, la legítima defensa, aunque implica también pelea, combate,
uno de los contrincantes lucha por su derecho únicamente, cumple con un
deber, obra de acuerdo con la ley al defender las condiciones esenciales
de su existencia personal y, las de la sociedad a que pertenece”
(Sentencia de casación de junio 11 de 1946. M. P. Dr. AGUSTIN
GOMEZ PRADA)
En este evento, es cierto que ninguno de los testigos referenciados por el
casacionista, da cuenta que hubiere existido enfrentamiento o contienda
entre sindicado y occiso. De una parte, Gloria Isabel Jurado León (fl. 14
vto. 126 vto- 128), Rubiela Jurado León (fl. 29, 33 vto.), Myriam Jurado
León (fl. 31, 129 vto.), Guillermina Jurado León (fl. 132 vto., 133) y
Ramiro Pedraza (fl. 229), quienes pretenden agravar la situación penal
del acusado aduciendo que NELSON JAVIER BASTO GOMEZ
inmovilizó de atrás a Quintero Galvis impidiéndole defenderse cuando
fue acuchillado por ANTONIO TORRES ZARATE; y de otra, Javier
Basto Gómez (fl. 123, 126), Liliana Saavedra Basto (fl. 139, 140 vto.),
Raúl Méndez (fl. 184-186 vto.), y Alvaro Ramírez Pedraza (fls. 45-46
cno. 3), quienes en términos generales predican que Quintero Galvis por
medio de ademanes amenazó a TORRES ZARATE, que en razón de ello
éste solicitó a Basto Gómez que le protegiera la espalda, en
cumplimiento de lo cual una vez observó que Quintero Galvis se dirigió
hasta donde estaba Torres, decidió detenerlo recibiendo una puñalada en
el antebrazo derecho que le impidió cumplir su cometido, al tiempo que
el agresor decidió arremeter contra Torres Zárate quien no hizo cosa
distinta a defenderse con el cuchillo que portaba lesionando a su agresor
en el abdomen, con cuyas versiones se pretendió corroborar las
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
22
explicaciones del procesado sobre las razones que lo condujeron a
proceder en la forma como lo hizo.
El tribunal, al valorar los anteriores medios de convicción consideró “que
los dos bandos se parcializan cuando narran sus modalidades, en claro
afán de agravar o de favorecimiento, por lo que incurren en
contradicciones, al punto de hacer inverosímiles los relatos de la parte del
suceso que coincidentemente quisieron tergiversar” (fl. 21).
No obstante haberles negado entero mérito persuasivo, concluyó: “lo que
hubo aquella madrugada del domingo 16 de octubre de 1994 en el parque
de Piedecuesta, fue un enfrentamiento buscado y querido, con arma
blanca entre el hoy occiso Quintero Galvis y el procesado Torres Zárate,
pues en sus intervenciones aluden los presenciales a una ‘pelea’
propuesta una vez se encontraron y alimentada en vieja rencilla, como
realizada con acciones materiales con intercambio de palabras y en
igualdad de condiciones”.
“Mutuamente esgrimieron armas blancas similares, obsérvese que Torres
Zárate se preparó para el encuentro y previno a Basto Gómez para que
vigilara e informara de la esperada presencia de su enemigo Quintero
Galvis, personaje que ya con ademán diciente de su mano lo alertó para
el combate, según expresa Martha Saavedra Gómez, Liliana Saavedra
Basto y Raúl Méndez, fuera de ser ratificada por el propio autor material
del homicidio de la inminencia de la contienda a sus amigos, así las
testigos de acusación, las Jurado León, nieguen dichas circunstancias,
inclusive la presencia de cuchillo en manos de Quintero Galvis, quien
según se dice bajo juramento, en oportunidad anterior había lesionado en
una extremidad inferior a Torres Zárate y si bien éste negó ese hecho,
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
23
acepta que esa noche esgrimió su instrumento cortante que llevaba, el que
hundió en la humanidad del adversario de primero, como lo anota la
testigo Liliana Saavedra Basto (fl. 139 v. primer cuaderno), dada la
habilidad de actuar que le adjudica Basto Gómez (f. 125 v. primero
cuaderno) y necesariamente, por la ventaja de la espera en su terreno y la
interceptación inicial de su compañero Basto Gómez, escogido para la
misión de prevención. Elemental que de no haber concurrido ese desafío
para la posterior riña, Quintero Galvis no se hubiera tomado el trabajo de
alertar a Torres Zarate, sino que lo hubiera agredido de una y con ventaja.
Pero no, lo alertó para mantener ese mal entendido prestigio de
‘machismo’ que su rival aceptó y se preparó. Duelo que debe ser
sancionado con el rigor de la ley por el daño y mal ejemplo que causa en
una sociedad organizada”.
“En esas condiciones ninguna legítima defensa se dio para Torres Zárate,
pues esperaba el lance y en forma rápida y de primero accionó el
instrumento cortopunzante, tal cual lo dijo la testigo Liliana. Es el mismo
defensor el que en un pasaje de su censura, acepta la existencia de una
‘pelea’, esto es de una riña con intercambio de golpes, al referirse a la
acción ejecutada por su asistido. En otras palabras, decidieron enfrentarse
por la enemistad que los separaba de antaño, modalidad imposible de
soslayar que obliga acudir a la posición de evaluación de vieja data, que
no ha sufrido cambio en la jurisprudencia de la Corte Suprema ni en la
doctrina, consistente en que se trata de acontecimiento que excluye la
legítima defensa, pues la pelea o combate que significa, requiere en los
contrincantes el propósito de emplear la violencia para lesionar al otro,
mientras que la defensa para ser legítima, de suyo tiene que excluir esa
intención de ocasionar daño, esta vez, a la integridad física de Quintero
Galvis y consumada esa agresión injusta, abandonó el escenario, para
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
24
luego retornar con pasmosa frialdad a recoger un adminículo
abandonado”.
“Propósito de riña o de pelea presente en Torres Zárate, se repite, si esa
noche previno a Basto Gómez que ‘le guardara la espalda’ de una parte y
de otra, si iba armado como lo aceptó en injurada. Intercambio de fuerza
propuesta y aceptada, entonces, que se debe perseguir por las autoridades
con el necesario rigor, porque representa un riesgo no sólo para la
incolumidad de los circunstantes que se hallen en el lugar como acá los
había, sino igualmente para la tranquilidad social” (fls. 31 y ss).
La falta del lógica en el razonamiento del Tribunal, resulta evidente.
Después de haber negado mérito persuasivo al conjunto de las
declaraciones que quienes se dicen testigos presenciales del hecho, de
esos mismos medios infiere la existencia de riña. Estas conclusiones del
juzgador son precisamente las que permiten a la Corte comprobar el error
de inferencia en que incurre por transgredir reglas de experiencia que la
vida social enseñan, en los siguientes términos de demostración:
La enemistad de vieja data entre víctima y victimario se establece de las
declaraciones rendidas por Gloria Inés Ortíz Rueda (fl. 136-1), Omar
Euclides Gómez Rodríguez (fl. 137-1), Héctor Ramiro León Sanabria (fl.
141-1), Pedro Cepeda Sanabria (fl. 144 vto.-1), Rafael Piloneta Jaimes
(fl. 146 vto.), Olga Torres Suárez (fl. 151-1), Luis María Torres Suárez
(fl. 152-1), Benito Sepúlveda Santiesteban (fl. 188-1), Luis Daniel
Villabona Martínez (fl. 190-1), Leonor Gómez Ardila (fl. 192 vto.), y los
hermanos Samuel y Jorge Torres Zárate (fl. 149 y ss.-1), quienes dan
cuenta sobre los antecedentes de agresión verbal y física entre el
procesado ANTONIO TORRES ZARATE y Martín Quintero Galvis, que
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
25
incluyeron las lesiones personales que éste causó a aquél con arma
cortopunzante.
De la enemistad narrada por estos declarantes, no cabe inferir que la
noche de los acontecimientos se hubiere presentado riña voluntariamente
acordada entre Martín Quintero Galvis y ANTONIO TORRES
ZARATE, sino sólo que dado precisamente dicho antecedente y de
agresión de que anteriormente había sido objeto, éste no sólo estuviera
prevenido de un nuevo posible ataque por parte de aquél, sino que
anduviera armado para una eventual defensa.
Inferir propósito pendenciero de la circunstancia de conservar un arma,
implicaría sostener que ante amenaza fundada contra la vida o la
integridad personal, acorde con el particular raciocinio del Juzgador,
quien la recibe debe abandonar toda actividad social y recluirse en su
morada para evitar cualquier encuentro con su enemigo, o correr el riesgo
y aventurarse a desarrollar sus actividades cotidianas bajo permanente
temor de verse agredido y sin posibilidad de proveer lo necesario para su
defensa ante una eventual agresión, que es tanto como dejar el curso de
los desenvolvimientos sociales bajo la dirección de quienes se atribuyen
posición de privilegio a través del uso de la fuerza o la violencia física o
moral en detrimento de la libertad de que han de gozar los demás
miembros del conglomerado, lo cual, a más de no corresponder a una
justa realidad de las relaciones sociales, repugna a cualquier
ordenamiento.
El procesado ANTONIO TORRES ZARATE refirió que luego de haber
llegado al Parque principal de Piedecuesta vio a Martín Quintero Galvis
que empezó a hacerle ademanes amenazantes. En igual sentido lo narró
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
26
Liliana Saavedra Basto: “primero de eso pasó MARTIN y empezó a
hacerle señas a TOÑO, con la mano, como de espere tantico”. De estos
ademanes amenazantes realizados por Quintero Galvis no se infiere que
el procesado se hubiere trenzado en combate físico. De ser así, una vez
recibida la amenaza, TORRES ZARATE habría aceptado el reto y, ya
que estaba provisto de un arma, se habría dirigido hacia su enemigo para
enfrentar la pelea. Pero no sucedió así. Ninguno de los testigos da cuenta
de ello; dicen por el contrario, que no se presentó discusión,
enfrentamiento físico o agresión mutua. Es tanto ello, que Guillermina
Jurado León, dijo: “…no hubo ni problema ni nada fue de un momento a
otro…”; y Myriam Jurado León en referencia a Martín Quintero expuso:
“No señor él no tuvo enfrentamiento con ninguno”.
Nelson Javier Basto Gómez, Liliana Saavedra Basto y Raúl Méndez
narraron cómo después de haber advertido la presencia de Martín
Quintero Galvis, ANTONIO TORRES ZARATE pidió a aquél que le
guardara la espalda.
De este hecho, declarado incluso por el Tribunal, no se infiere que
TORRES ZARATE voluntariamente hubiere aceptado involucrarse en un
duelo propuesto por Quintero Galvis. Por el contrario, que no empece los
antecedentes de enemistad y de agresión de que anteriormente había sido
objeto, y a pesar de encontrarse armado con un cuchillo, al advertir el
ademán amenazante, rechazó el reto y pidió a su amigo que le guardara la
espalda para precaver un ataque por sorpresa. De haber sido como lo dice
el Juzgador de alzada, acorde con la experiencia de la vida social
simplemente se habría enfrascado en la contienda sin que tuviera
necesidad de pedir la referida colaboración a su amigo Basto Gómez.
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
27
Si el tribunal encontró acreditado que al acto social desarrollado en el
parque principal de Piedecuesta, hicieron presencia MARTIN
QUINTERO GALVIS y ANTONIO TORRES ZARATE, quienes, en
palabras del juzgador, “concurrieron con el propósito de recrearse en el
curso de un evento ferial que allí se cumplía”, y que aquél al notar la
presencia de éste mediante ademanes dicientes lo amenazó, resulta
explicable y razonable, en el marco de los antecedentes que se dejan
expuestos, la preocupación que el procesado expusiera a su amigo
NELSON JAVIER BASTO GOMEZ en el sentido de que “le guardara la
espalda”, pues, dados los antecedentes de enemistad y de agresión física,
resultaba fundado prever que en el contexto de la reunión pudiera ser
víctima de una nueva agresión por parte del occiso.
Nelson Javier Basto Gómez y Liliana Saavedra Basto expusieron cómo
después de que aquél había sido enterado por TORRES ZARATE de la
presencia de Quintero Galvis y de los ademanes amenazantes de que
estaba siendo objeto por éste, le pidió a aquél que le guardara la espalda
“porque MARTIN me va a joder”. Además, que una vez Basto Gómez
vio a Quintero Galvis armado de cuchillo en mano se fue a detenerlo “a
decirle que no peliara (sic) entonces de una vez mandó el cuchillo y me
pegó una puñalada en el brazo derecho”. De este hecho, tampoco se
infiere que entre Quintero Gálvis y Torres Zárate se hubiere presentado
contienda con el propósito de causarse daño por medio de mutuas
agresiones físicas que es lo que caracteriza la riña, sino sólo que Basto
Gómez trató de cumplir su encargo de cuidarle la espalda a su amigo para
que no resultara siendo objeto de un ataque imprevisto y que en tal
cometido se interpuso en el camino iniciado por Quintero Galvis y fue
herido por éste.
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
28
No obstante que Quintero Galvis sí pudo haber tenido la intención de
enfrentarse en duelo con Torres Zárate dado que la enemistad entre ellos
surgió desde la noche en que éste lo sorprendió pretendiendo ingresar
clandestinamente al taller cuya custodia le había sido encomendada, y
que por razón de este sorprendimiento mantenía rencores al punto que la
noche de los hechos hizo ademanes amenazantes, esto no resulta
suficiente para entender acreditada la riña, pues no puede olvidarse que
ante las señas de amenaza, Torres Zárate lo que hizo fue pedir a su
amigo Basto Gómez que le guardara la espalda, significando entonces,
que no aceptó el reto que su enemigo le estaba planteando.
Lo único que podría inferirse de la intervención de Basto Gómez, a partir
de los medios recaudados, es que dicho ciudadano trató de cumplir el
encargo de “guardar la espalda” a TORRES ZARATE para que no se
viera sorprendido por un ataque imprevisto.
Contrario al razonamiento del ad quem, de la amenaza y la agresión de
Quintero Galvis a Basto Gómez, en lugar de riña, lo que se infiere es,
primer lugar que el temor del procesado de verse agredido en su
humanidad tenía las características de ser fundado; en segundo término,
que antes de dicho incidente en ningún momento TORRES ZARATE
intentó siquiera agredir a aquél; y, por último, que la agresión en contra
de Torres, ya se había iniciado.
Así resulta claro, que el juzgador de segunda instancia prescindió de la
valoración social y jurídica de los acontecimientos que encontró
acreditados y contrariando las reglas de la sana crítica, en especial las de
experiencia, infirió forzadamente que entre TORRES ZARATE y
QUINTERO GALVIS hubo una contienda voluntariamente acordada,
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
29
cuando lo cierto es que la realidad probatoria da lugar a establecer
inequívocamente que el procesado no se enfrentó con quien resultó
muerto, no se trabó en ninguna disputa física, no luchó, no combatió.
Simplemente ante el hecho antecedente de la enemistad, el ataque de que
había sido víctima en época anterior y la coincidencia en la reunión con
Quintero Gálvis, tomó las precauciones que consideró necesarias como
las de proveerse de un elemento físico de defensa y encomendar a su
amigo que “le cuidara la espalda”, que sin embargo no resultaron
suficientes para precaver la agresión, pues, de todas maneras, Quintero
trató de materializar la amenaza, no vio inconveniente en eliminar el
obstáculo generado por la interposición de BASTO GOMEZ
propinándole una herida en el brazo y lanzándolo al piso, y cuchillo en
mano se dirigió hacia TORRES ZARATE con el inocultable propósito de
materializar la amenaza.
El error del Tribunal radica fundamentalmente en dar por establecido que
entre Quintero Galvis y TORRES ZARATE hubo contienda
voluntariamente acordada, pues si éste aceptó el duelo como dice el
juzgador de alzada, algún sentido tendría que hubiere pedido a Basto que
le guardara la espalda?. La respuesta a este interrogante no puede ser otra
que negativa, pues es claro que el razonamiento del juzgador de alzada
orientado a establecer la existencia de la riña, no se infiere de la prueba ni
corresponde a lo declarado en el fallo respecto del temor originado en el
ademán amenazante, los antecedentes de enemistad y de agresión de que
había sido objeto, la solicitud de ayuda que hizo a su amigo, y la lesión
ocasionada a Basto Gómez.
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
30
Acreditado entonces el error de apreciación probatoria denunciado por el
casacionista, con el cual se descarta que la muerte de Martín Quintero
Galvis hubiere acaecido en el marco de una riña voluntariamente
acordada o aceptada por el procesado TORRES ZARATE, resta a la
Corte determinar su trascendencia a efecto de establecer si no obstante la
configuración del desacierto en el fallo, se da lugar a mantener o
modificar los supuestos fácticos a partir de los cuales fue proferido, y por
lo mismo la declaración de justicia contenida en su parte resolutiva.
Por esta vía, la Corte erigida como Tribunal de Instancia, procederá a
realizar una evaluación integral de los medios, tanto individualmente
como en conjunto siguiendo los postulados de la sana crítica, a fin de
establecer si en este caso se cumplen los presupuestos del tipo de
permisión de la conducta lesiva relativo a la legítima defensa que
constituye excluyente de responsabilidad penal.
La legítima defensa es el derecho que la ley confiere de obrar en orden a
proteger un bien jurídicamente tutelado, propio o ajeno, ante el riesgo en
que ha sido puesto por causa de una agresión antijurídica, actual o
inminente, de otro, no conjurable racionalmente por vía distinta, siempre
que el medio empleado sea proporcional a la agresión. Requiere, por
tanto, para su configuración, que en el proceso se encuentre acreditado la
concurrencia de los siguientes elementos: a). Que haya una agresión
ilegítima, es decir, una acción antijurídica e intencional, de puesta en
peligro de algún bien jurídico individual (patrimonio económico, vida,
integridad física, libertad personal). b). Que sea actual o inminente. Es
decir, que el ataque al bien jurídico se haya iniciado o inequívocamente
vaya a comenzar y que aún haya posibilidad de protegerlo. c). Que la
defensa resulte necesaria para impedir que el ataque injusto se
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
31
materialice. d) Que la entidad de la defensa, sea proporcionada, tanto en
especie de bienes y medios, como en medida, a la de la agresión. e) Que
la agresión no haya sido intencional y suficientemente provocada. Es
decir que de darse la provocación, ésta no constituya una verdadera
agresión ilegítima que justifique la reacción defensiva del provocado.
La Sala no encuentra reparo alguno en la ponderación por los juzgadores
de instancia de los testimonios rendidos por Gloria Inés Ortíz Rueda (fl.
136-1), Omar Euclides Gómez Rodríguez (fl. 137-1), Héctor Ramiro
León Sanabria (fl. 141-1), Pedro Cepeda Sanabria (fl. 144 vto.-1), Rafael
Piloneta Jaimes (fl. 146 vto.), Olga Torres Suárez (fl. 151-1), Luis María
Torres Suárez (fl. 152-1), Benito Sepúlveda Santiesteban (fl. 188-1), Luis
Daniel Villabona Martínez (fl. 190-1), Leonor Gómez Ardila (fl. 192
vto.), y los hermanos Samuel y Jorge Torres Zárate (fl. 149 y ss.-1), en
cuanto informan sobre los antecedentes de enemistad y de agresión
verbal y física entre el procesado ANTONIO TORRES ZARATE y
Martín Quintero Galvis, que incluyeron las lesiones personales que éste
causó a aquél con arma cortopunzante.
Hecha esta precisión, ha de advertirse por la Sala que a partir de lo
narrado por el procesado ANTONIO TORRES ZARATE en la diligencia
de indagatoria (fls. 62 y ss.-1), y corroborado en lo sustancial por Nelson
Javier Basto Gómez (fls. 123), Liliana Saavedra Basto (fl. 139), Raúl
Méndez (fl. 184) y Alvaro Ramírez Pedraza (fl. 45-3), en la actuación se
establece que el procesado ANTONIO TORRES ZARATE obró por la
imperiosa necesidad de defender su integridad personal y su vida, de la
injusta agresión de que fue objeto por parte de Martín Quintero Galvis, lo
que no resulta demeritado ni siquiera por los otros medios de convicción
allegados al informativo.
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
32
En efecto; el procesado TORRES ZARATE en su primera intervención
procesal, luego de referir los antecedentes de enemistad con Martín
Quintero Gálvis a raíz de que una vez, cuando estaba cumpliendo
funciones de celaduría en un taller de ornamentación, a eso de la una de
la mañana sorprendió a éste tratando de ingresar saltando el portón, con
ocasión de lo cual fue objeto de múltiples amenazas contra su vida y
atentados contra su integridad personal, en relación con los hechos
materia de investigación, comentó: “…llegué al parque me encontré con
unos amigos, NELSON, LILIA, MARTHA, ELIAS, RAUL nos tomamos
unas cervecitas como unas tres Clausen cuando vi a MARTIN y empezó
a amenazarme entonces yo le dije a NELSON que le echara ojo a Martín
no vay (sic) me atacara por la espalda, entonces Nelson lo vio que me iba
a atacar se fue a detenerle le echó el brazo por encima, le pegó una
puñalada en el brazo a Nelson, se le soltó y me atacó, como a los dos
metros de distancia no me quedaba otra solución que defenderme, tiré
una puñalada afortunadamente lo agredí, me fui caminando hasta la
esquina y volví por el bolso, en el bolso tenía unos tamales, cuando venía
por el bolso el cuchillo se me perdió, cogí el bolso me fui para la casa”.
Nelson Javier Basto Gómez, en diligencia de ampliación de indagatoria
explicó las razones por las cuales en su primera intervención negó los
hechos indicando: “…mi familia me dijo que sí que me presentara pero
que me fuera del niego (sic) porque era lo mejor para mi porque las
muchas (sic) las mujeres del difunto me nombraban a mí que yo fue el
que sostuve a ese man (sic) pero no es cierto”, y sobre lo acontecido
manifestó: “ Nosotros llegamos al parque de Piedecuesta con Liliana
Saavedra y Raúl y Elías y mi persona (sic), como a las once llegó Martha
Saavedra y a las doce llegó Toño y estábamos ahí reunidos cuando Toño
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
33
vio a Martín rodiando (sic) por el parque entonces de una vez Toño me
comentó el problema, como a las … de once a una fue que se vino
Martín con el cuchillo como de cinco metros a seis metros entonces yo
me fui a detenerlo a decirle que no peliara (sic) entonces de una vez
mandó el cuchillo y me pegó una puñalada en el brazo derecho entonces
Martín me empujó yo le grité a Toño entonces Martín dijo yo vengo es a
matar a Toño entonces ahí Toño le tocó defenderse entonces ahí mismo
me quité la camisa y me fui al Hospital y ahí llegamos a Urgencias me
atendieron y cuando salí como a la una y cuarto con mi mamá de la
Clínica de una vez la Policía me detuvo y me llevaron para el Palacio de
Piedecuesta”.
Liliana Saavedra Basto, narró lo siguiente: “Eran como las ocho de la
noche, salimos de la casa con RAUL, y con NELSON y ELIAS y mi
persona, nos fuimos para el parque de Piedecuesta, el parque principal,
llegamos allá, estábamos parados cuando nos encontramos con
ANTONIO, y nos estuvimos parados al frente de la tarima bailando y
tomándonos unas cervezas, después iban a ser como las once de la noche
cuando llegó MARTHA SAAVEDRA, seguimos bailando, estábamos
bien, cuando como faltando un cuarto para la una cuando llegó
ANTONIO y le dijo a NELSON, primero de eso pasó MARTIN y
empezó a hacerle señas a TOÑO, con la mano, como de espere tantico y
TOÑO le dijo a NELSON cuídeme la espalda porque MARTIN me va a
joder, cuando se le vino MARTIN con el cuchillo en la MARTIN (sic),
entonces NELSON cogió a MARTIN y lo empujó hacia atrás para que no
le fuera a hacer nada a TOÑO, cuando MARTIN le puñalió (sic) el brazo
derecho a NELSON y entonces MARTIN se le mandó a TOÑO, y
cuando eso, entonces TOÑO le mandó la puñalada a MARTIN, primero,
ahí había una muchacha con MARTIN, no sé cómo se llama, era una
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
34
muchacha delgada, estaba sola, con él, y ella fue la que lo recogió,
NELSON se fue para la esquina y cogió un carro y se fue para el hospital
solo, ANTONIO se fue y dio una vuelta y volvió por un bolso que había
dejado amarrado en un carrito y cuando él se fue nosotros nos fuimos
para la casa”.
En armonía con los anteriores declarantes, Raúl Méndez expuso:
“Nosotros Liliana, Elías, Nelson, Raúl salimos del barrio para el parque,
ese día era ferias, salimos y nos fuimos para el parque a bailes nos
tomamos unas cervecitas y después nos encontramos con Antonio y
después llegó la señorita Martha no recuerdo el apellido, nosotros
estábamos bailando cuando Antonio me dijo ‘marica tengo problemas’
entonces le dije ‘no le pare bolas a esa vaina y sigamos bailando’, yo
estaba bailando con Liliana cuando de pronto paramos y ya estábamos un
poquito separados, Antonio y Nelson sí estaban los dos, nosotros
estábamos un poquito lejitos pero sí estábamos de buena vista al punto
donde estábamos, no había gente, cuando nosotros vimos fue que el
muchacho el difunto se le vino y sacó una pala un cuchillo y el muchacho
Nelson se le fue como a detenerlo o sea a ponerle la mano para que no
peliara (sic) porque nosotros no queríamos nada de problemas cuando el
difunto llegó y le mandó una puñalada a Nelson y después lo empujó y se
le fue a Antonio entonces Antonio le tocó sacar el cuchillo y le metió una
puñalada también, no más fue una sola, de pronto Antonio se fue para
donde nosotros tranquilo y Nelson cogió un taxi y se fue para el Hospital,
después al ratico llegó Antonio porque se le había quedado una muchilita
(sic) que él cargaba y después nosotros sí nos fuimos para el barrio y él
Antonio se fue para la casa y no más”.
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
35
Y, Alvaro Ramírez Pedraza, ratificó el dicho de los testigos arriba
referenciados, en los siguientes términos: “Fue en una fiesta ahí en el
parque en Piedecuesta todo mundo estaba ahí bailando, yo me encontraba
ahí mirando bailar la gente y divirtiéndome, estaba yo solo y como a
unos cinco metros de donde yo estaba, estaba el difunto Martín y cuando
de pronto escuché que gritaron ‘que Antonio’, cuando voltié (sic) a mirar
vi que Nelson le puso el brazo en el hombro a Martín, Martín tenía un
cuchillo y lo cortó en un brazo, no sé decirle en qué brazo, entonces
Nelson se quitó la camisa y se envolvió el brazo con la camisa y salió en
carrera hacia abajo y Martín se le votó (sic) a Antonio, entonces el
difunto Martín le mandó una puñalada en la cara a Antonio y Antonio se
agachó y se la mandó por debajo y cayó, ya empezó a montonarse (sic) la
gente y después no volví a ver más a Antonio, después recogieron a
Martín y se lo llevaron y a lo que ya se lo llevaron y ya se acabó el baile
y todo mundo se fue para la casa y no fue más”.
Estos relatos coinciden en lo fundamental sobre las circunstancias en que
el hecho tuvo realización, esto es, que el autor de la lesión que ocasionó
la muerte de Martín Quintero Galvis fue precisamente el procesado
ANTONIO TORRES ZARATE; que previo a este episodio aquél hizo
ademanes amenazantes a éste; que en razón de ello y de los antecedentes
de enemistad y de agresión física y verbal de que había sido objeto,
TORRES encomendó a su amigo Basto Gómez que “le guardara la
espalda”; que Quintero, cuchillo en mano, se lanzó en contra de
TORRES en cuyo camino se interpuso BASTO GOMEZ a quien lesionó
en un brazo; y que luego se dirigió hacia TORRES para agredirlo con el
propósito de darle muerte con el arma que portaba, sólo que este
procesado se anticipó en el golpe y le propinó una herida en el abdomen
que le ocasionó la muerte.
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
36
Dichos testimonios, asimismo resultan concordantes con la descripción
que de la herida del occiso realizó el Instituto nacional de medicina legal
y ciencias forenses: “Herida abierta de 3x1 cms en epigastrio lado
derecho…por arma cortopunzante que penetra al abdomen, hiere el
hígado, la vena cava inferior y el polo renal derecho con hemorragia
masiva que produce shock hipovolémico y la muerte” (fls. 97 y ss. cno.
1); y con el reconocimiento médico legal practicado a Nelson Javier
Basto Gómez, quien presentó “cicatriz normocrómica elevada de 3 cm en
parte interna de la cara posterior tercio superior del antebrazo derecho
rodeada de zona blanda y elevada que corresponde a hernia muscular y
otra de 1.5 cm también normocrómica de la parte externa de la cara
anterior de antebrazo derecho en su tercio medio, ambas levemente
ostensibles pero que no afectan la armonía del cuerpo. Debido a la
anterioridad de los hechos y falta de historia clínica, teniendo en cuenta
la situación de las cicatrices se podría considerar la posibilidad de que se
hubiese tratado de una sola acción por un mismo objeto cortopunzante
pero no podemos descartar la posibilidad de tratarse de dos lesiones
diferentes” (fl. 43 cno. 3), y desvirtúan la información supuestamente
obtenida al siguiente día de los hechos por Gloria Isabel Jurado en el
sentido que ambas lesiones, la del procesado Basto Gómez y la del occiso
Quintero Galvis, hubieren sido ocasionadas en un solo acto por parte de
ANTONIO TORRES ZARATE.
En la actuación, como ya se anotó, obran las declaraciones de otro grupo
de testigos conformado por Gloria Isabel Jurado León (fl. 14 vto y 126
vto.), Rubiela Jurado León (fl. 29), Myriam Jurado León (fl. 31, 129),
Guillermina Jurado León (fl. 132) y Ramiro Pedraza (fl. 229), los cuales
no ofrecen crédito a la Corte, no sólo porque los dos últimamente
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
37
mencionados no aportaron mayores datos a la investigación, pues no
obstante referir encontrarse presentes en el teatro de los acontecimientos
adujeron no haberse percatado de lo realmente ocurrido, sino porque los
demás en su inocultable afán por descartar cualquier tipo de actitud
agresiva por parte de Quintero Galvis, pervierten la realidad de los
hechos y tratan de encubrir que éste se hallaba provisto de arma
cortopunzante, que hubiere lesionado a Basto Gómez o que hubiere
pretendido hacerlo con TORRES ZARATE.
Gloria Isabel Jurado León no sólo refirió tener vínculos afectivos con
Martín Quintero Gálvis, sino que manifestó también no haber
presenciado ninguna discusión entre víctima y sindicado, y atribuyó a
éste la lesión que en el brazo presentó Nelson Javier Basto Gómez a
quien no obstante le imputó haber tomado por la espalda a aquél para que
TORRES ZARATE lo agrediera a puñal: “Yo llegué allá al parque
principal de Piedecuesta sola con mis hermanas Miryam, Guillermina y
Rubiela, allá llegamos como a las ocho y media de la noche, y después
como a las diez y media llegó MARTIN ahí a donde nosotros estábamos
con otro amigo con (un) tal Fredy, él se estaba tomando una cerveza, el
amigo se fue de ahí y lo dejó ahí con nosotros, Martín había terminado de
bailar un disco con mi hermana Miryam y yo estaba más allacito y
entonces yo les dije que vinieran, entonces a lo que mi hermana echó de
para adelante, entonces Martín se quedó tantico ahí parado y entonces fue
cuando lo cogieron por la espalda, yo sinceramente no lo vi porque yo
pensaba que era un amigo y el difunto también pensó seguramente que
era un amigo, porque él comenzó a alzar la cara para ver quién lo tenía
pero se le veía contento, y ahí cuando ese lo cogió por la espalda el otro
le metió la puñalada, el que le metió la puñalada era uno mono alto,
llevaba una chaqueta azulita de esas de jean, no oí palabras de ninguna
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
38
clase, eso fue como a las doce o doce y media yo de los nervios no miré
hora ni nada, de ahí después de que él quedó herido yo lo saqué hasta
Santa Clara hasta la central por donde pasan todos los taxis y después al
hospital de Piedecuesta”.
A la pregunta del instructor de si alguna otra persona resultó lesionada
contestó: “No señora eso si no lo he escuchado ni vi tampoco, al otro día
que el tal ANTONIO le había cortado la mano al que lo tuvo por la
espalda, pero yo esa noche no me di cuenta de eso” y, agregó: “yo no oí
ninguna discusión entre ellos”.
Esta declaración no sólo contrasta con los medios de convicción atrás
referidos, sino con las que se reproducen a continuación, incurriendo de
tal modo en ostensibles contradicciones que demeritan su credibilidad,
como así fue reconocido incluso por el sentenciador de segunda
instancia. Tanto es ello, que en posterior ampliación manifestó que la
persona que tomó por la espalda a Martín Quintero “simplemente lo
cogió de los brazos y lo echó hacia atrás”, desvirtuando de tal modo la
información que dijo haber obtenido al día siguiente de los hechos en el
sentido que con una sola puñalada ANTONIO TORRES ZARATE
hubiere herido a Nelson Javier Basto Gómez en el brazo, y al mismo
tiempo en el abdomen a Quintero Galvis.
Rubiela Jurado León, hermana de la anterior, sobre lo acontecido dijo:
“Eso fue el día domingo como a la una de la mañana del día diecisiete de
octubre en el municipio de Piedecuesta pues nosotros estábamos en la
feria, en el parque principal frente a la tarima, estábamos MIRIAM y
GLORIA hermanas mías y estando ahí llegaron dos muchachos y uno de
esos muchachos cogió a Martín Quintero Galvis por la parte de atrás y lo
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
39
cogió de los brazos y le hizo los brazos hacia atrás y mientras tanto el
otro sacó el cuchillo y se lo metió y acto seguido mi hermano se llevó a
Martín para el hospital”.
Myriam Jurado León, hermana de las anteriores, manifestó: “Eso fue
como a la una de la mañana del día domingo diecisiete de octubre, eso
ocurrió en el parque de Piedecuesta, estábamos en ferias, estábamos
Gloria, Rubiela y mi persona, al lado de nosotras estaba Martín Quintero
Galvis, cuando llegó un muchacho y lo cogió a Martín de los brazos por
la parte de atrás y Martín miró hacia atrás al que lo había cogido
pensando seguramente que era un amigo porque Martín se sonrió cuando
lo miró, seguidamente llegó el otro muchacho y llevaba algo envuelto en
un papel y lo sacó y se lo metió por el lado del estómago a Martín,
llevaba era el cuchillo, después que ese le pegó la puñalada se fue con el
otro man (sic), seguidamente Gloria procedió a llevar a Martín al
Hospital de Piedecuesta y nosotros nos quedamos ahí en el parque
esperando a Gloria”. En posterior declaración, a la pregunta sobre si vio
que Martín Quintero hubiere tenido alguna discusión o enfrentamiento
verbal o armado con alguna otra persona contesto: “No señor él no tuvo
enfrentamiento con ninguno”.
Guillermina Jurado León, también consanguínea de las testigos que
preceden, dijo: “Lo único que vi fue que llegó un señor con cuchillo en
mano yo al verlo salí corriendo de los nervios, no sabía con quién era el
problema, no hubo ni problema ni nada fue de un momento a otro yo
como salí corriendo no supe de más, después volví y vi a Martín herido y
entonces lo llevaron al hospital y ahí nosotros nos quedamos en el parque
y no más”. Indicó asimismo que su novio Ramiro Pedraza en ese instante
se encontraba al lado suyo.
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
40
Y, por último, Ramiro Pedraza Figueroa, novio de Guillermina Jurado
León y quien supuestamente se encontraba al lado de ésta y sus
hermanas, dijo no haberse dado cuenta de las circunstancias en que se
produjo la lesión que ocasionó la muerte de Martín Quintero Galvis: “Si,
salimos con la novia como desde las 7 de la noche, nos pusimos a beber y
a bailar, ya como a la una de la mañana estábamos bailando cuando vi
fue tirado al otro muchacho, con nosotros estaba la hermana de mi novia,
ella gritó y entonces yo miré y fui a ayudarle a llevarlo al taxi, y lo
llevamos a urgencias, lo dejamos ahí en urgencias y fuimos a avisarle a
los papás, después con las hermanas del difunto nos fuimos para el
González (sic) y un cuñado”.
Descartado entonces, como así lo declaró el tribunal, el mérito persuasivo
de los testimonios de Ramiro Pedraza y las hermanas Gloria Isabel,
Rubiela, Miryam y Guillermina Jurado León, por las contradicciones en
que incurren sobre la manera en que ocurrieron los hechos, el interés de
pervertir los acontecimientos derivado de los vínculos afectivos que los
unen entre sí y con el occiso, y, por no guardar correspondencia con la
prueba técnica practicada por medicina legal donde se describe la herida
recibida por Basto Gómez que de suyo descarta que la lesión hubiere sido
ocasionada por el procesado TORRES ZARATE en un solo acto cuando
hirió en el abdomen a Martín Quintero Galvis, no existe posibilidad
probatoria distinta de reconocer que los hechos tuvieron realización
conforme fueron reseñados por ANTONIO TORRES ZARATE, Nelson
Javier Basto Gómez, Liliana Saavedra Basto, Raúl Méndez y Alvaro
Ramírez Pedraza, que desde el punto de vista jurídico se ubican en el
ámbito de operancia de la legítima defensa objetiva.
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
41
Contrario a lo declarado en el fallo objeto de censura, el portar el
procesado TORRES ZARATE un arma para precaver la materialización
de una amenaza que tenía todos los visos de llevarse a cabo; el hecho de
que ante la presencia de su enemigo -quien además le hizo ademanes
amenazantes-, pedir auxilio a su amigo para encargarle lo resguardara
cuidándole “la espalda”; y, finalmente, ante la actualidad de un ataque
contra su integridad personal y su vida hacer uso de un instrumento de
defensa, para la Corte constituyen supuestos que comprueban la agresión
actual e injusta de que aquél fue objeto, que por sí misma lo abocaba a
tener que defender su integridad personal y su vida anticipando el golpe y
lesionando a Martín Quintero Galvis, conforme lo hizo.
Debe la Corte desechar igualmente la ira o intenso dolor causado por
comportamiento ajeno grave e injusto, porque, como lo tiene acordado la
jurisprudencia, incluso desde el pronunciamiento mencionado por la
Delegada y que aquí se cita, en la legítima defensa se repele una agresión
injusta, actual o inminente, al paso que la provocación que genera la ira
tiene que estar ya consumada, y en este caso, TORRES ZARATE lesionó
a Quintero Galvis, no para reaccionar ante sus ademanes amenazantes, ni
para tomar revancha por la lesión que antaño le había producido, y ni
siquiera para zanjar sus diferencias, sino con el fin de repeler el ataque
actual de que era víctima, que por la magnitud establecida a partir de la
entidad del arma que portaba y el antecedente de agresión a quien se
interpuso en su camino, le hubiera ocasionado graves lesiones y muy
probablemente privado de su vida, de no haberse repelido.
Tampoco cabe predicar exceso en la defensa y sí en cambio
proporcionalidad de bienes y medios. Es claro que hubo un bien
jurídicamente tutelado con un medio proporcionado a la agresión, pues
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
42
una herida de cuchillo en la humanidad del sindicado le hubiera
producido grave lesión corporal, e incluso la pérdida de su vida, siendo
este mismo tipo de elementos el que utilizó para defenderse.
Así pues, descartado que ANTONIO TORRES ZARATE haya sido
provocador de una riña, o que voluntariamente se hubiere involucrado en
ésta, y estando acreditado, a partir de lo testimoniado por Nelson Javier
Basto Gómez, Liliana Saavedra Basto, Raúl Méndez, y Alvaro Pedraza -
quienes corroboran hasta en sus mínimos detalles la versión del
procesado en cuyo favor se recurre-, la agresión actual y el riesgo para la
integridad personal y la vida en que fue puesto por Martín Quintero
Galvis, para la Corte resulta procedente reconocer que actuó al amparo de
la causal excluyente de responsabilidad penal de la legítima defensa
objetiva.
Se casará entonces, de manera parcial la sentencia recurrida, y, en
consecuencia, la Corte erigida como Tribunal de instancia, acorde con la
motivación que en este fallo se expone, confirmará la absolución
dispuesta por el juzgador a quo respecto de ANTONIO TORRES
ZARATE por el cargo de homicidio imputado en el pliego enjuiciatorio.
Queda en firme la sentencia en lo que se refiere a la absolución de
NELSON JAVIER BASTO GOMEZ, dado que no fue materia de recurso
de casación.
En mérito de lo expuesto, LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA,
SALA DE CASACIÓN PENAL, oído el concepto del Procurador
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
43
Segundo Delegado en lo penal, administrando justicia en nombre de la
República y por autoridad de la ley,
RESUELVE:
1.- CASAR PARCIALMENTE la sentencia impugnada.
2.- CONFIRMAR la sentencia proferida por el Juzgado trece penal del
circuito de Bucaramanga en cuanto dispuso absolver al procesado
ANTONIO TORRES ZARATE del delito de homicidio imputado en el
pliego enjuiciatorio.
3.- Devolver el expediente al Tribunal de origen.
NOTIFIQUESE Y CUMPLASE.
ALVARO O. PEREZ PINZON
FERNANDO E. ARBOLEDA RIPOLL JORGE E. CORDOBA POVEDA
HERMAN GALAN CASTELLANOS CARLOS A. GALVEZ ARGOTE
CASACION . RADICACION. 1 1. 6 7 9
ANTONIO TORRES ZARATE Y OTRO
44
JORGE A. GOMEZ GALLEGO EDGAR LOMBANA TRUJILLO
CARLOS E. MEJIA ESCOBAR NILSON PINILLA PINILLA
No hay firma
TERESA RUIZ NUÑEZ
Secretaria
Top Related